Acoso Escolar
Acoso Escolar
Acoso Escolar
La violencia que viven niñas, niños y adolescentes en sus planteles educativos no es más que un
reflejo de lo que están expuestos día tras día. Venezuela siendo uno de los países de la región más
violento del mundo, donde la impunidad gana terreno libremente y se cobra más víctimas, es
definitivamente un mal ejemplo del ambiente que necesitan los menores de edad para crecer de
forma adecuada e integral.
La violencia entre compañeras y compañeros de clase, mejor conocido como acoso escolar o
“bullying”, es un fenómeno que ha estado silente dentro de las aulas de clases por mucho tiempo,
que hoy ha tomado dimensiones tan contraproducentes que está haciendo que, en el peor de los
casos, las niñas, niños y adolescentes piensen en quitarse la vida o agredir de forma mortal a sus
pares. Tales son los casos, que en la prensa nacional han salido a la luz horribles asesinatos entre
compañeros y compañeras de clases. Carlos Trapani, coordinador General de Cecodap
(organización que trabaja por los derechos de niñas, niños y adolescentes), denunció que tienen
efectivamente conocimiento de la comisión de homicidios en el ámbito escolar ocurridos en los
últimos años.
Trapani, criticó el poco interés que ha demostrado el Estado sobre la implantación de programas
articulados y sostenidos en el tiempo que reduzcan este fenómeno en los centros de estudio.
Aseguró que estas iniciativas deben ejecutarse como un trabajo mancomunado que requiere el
concurso de todos, es decir, la participación del alumnado, profesorado, familia y funcionarios del
gobierno nacional. “Se hace cada vez más inminente la necesidad de diseñar políticas públicas
efectivas, oportunas y que cuenten con recursos técnicos, humanos y financieros para su ejecución y
sistematización; que además requiere el compromiso del Estado y las autoridades”.
La cifras de acoso escolar son tan altas que las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (Unesco) anunció en un informe publicado este año que dos de cada diez alumnos en el
mundo sufren acoso y violencia escolar, es decir, que más de 240 millones de menores sufren este
tipo de violencia.
A pesar de no contar con cifras oficiales que estimen el nivel de acoso escolar existente, Venezuela
no escapa de este mal y algunos entes del Estado lo saben. Por ejemplo, el Instituto Autónomo
Consejo Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (IDENA), guiados por un estudio
llevado a cabo por la organización civil Centro Gumilla, indica en su portal web que uno de cada tres
niñas y niños venezolanos son víctimas del acoso dentro de sus centros educativos. [3] Este instituto
del Estado venezolano asegura estar implementando un programa de sensibilización y prevención
de este tipo de violencia en todo el territorio nacional.
Lo cierto es que el acoso no desaparece en las escuelas y liceos venezolanos, más bien se va
introduciendo dentro de las aulas de clase como un comportamiento recurrente e inevitable que trae
para la y el menor de edad graves consecuencias. “En la mayoría de los casos, los niños y
adolescentes que experimentan acoso pueden sufrir de depresión, soledad, ansiedad, baja
autoestima y otras formas de angustia”, explica el informe Decidamos cómo medir la violencia en las
escuelas [4] de la UNESCO.
El riesgo no solo lo viven las víctimas, el estudio afirma que los estudiantes acosadores, también
padecen alarmantes consecuencias que ponen en peligro su salud y sus vidas ya que son más
vulnerables a participar en peleas, robos, consumo de alcohol y drogas y actos de vandalismo.
Para Trapani es indispensable que los maestros y la familia trabajen en común para que la niña, niño
y adolescente no recurra a la violencia como una válvula de escape de los problemas personales o
una manera de buscar atención. El experto recomienda[5]:
-A nuestros jóvenes es necesario dedicarle tiempo de calidad, para que se sientan importantes en la
familia, queridos y en confianza.
- Pese a lo atareado que pueda llegar a estar, siempre esté atento a cualquier señal que refleje una
situación de violencia, ya sea no querer ir a la escuela, cambios de rutina o ánimo en el niño o
adolescente.
- Reafirme los lazos comunicativos entre el pequeño o joven, para que el sienta la confianza de
expresar cualquier situación.
- Manténgase informado acerca del tema. Los Consejos Municipales de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes constantemente realizan talleres sobre los deberes y derechos de nuestros pequeños.
Es necesario que el Estado brinde políticas sociales donde la niña, niño y adolescente se sienta
seguro propiciando un ambiente en el que garanticen todos sus derechos, sin exposición a ningún
tipo de violencia y se atienda de manera rápida y adecuada en el caso de que sea víctima de alguna
trasgresión , tal como lo establece el artículo 32 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes: “El Estado, las familias y la sociedad deben proteger a todos los niños, niñas y
adolescentes contra cualquier forma de explotación, maltrato, torturas, abusos o negligencias que
afecten su integridad personal. El Estado debe garantizar programas gratuitos de asistencia y
atención integral a los niños, niñas y adolescentes que hayan sufrido lesiones a su integridad
personal”.[6]
La violencia en el ámbito escolar es una realidad que deniega cada día a millones de niños y jóvenes el derecho
humano fundamental de la educación. El Plan Internacional estima que 246 millones de niños y adolescentes
podrían ser víctimas de la violencia al interior y alrededor de sus escuelas. Este fenómeno afecta
desproporcionadamente a las niñas, así como a aquellos que presuntamente no se ajustan a las normas sexuales y
de género predominantes.
Las escuelas que no son inclusivas o seguras violan el derecho a la educación proclamado por la Convención
sobre los Derechos del Niño adoptada por las Naciones Unidas, e incumplen con la Convención relativa a la Lucha
contra las Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza cuyo objetivo es eliminar cualquier discriminación, así
como impulsar las medidas que garantizan la igualdad de oportunidades y de tratamiento para todas las personas.
Una prioridad estratégica de la UNESCO consiste en garantizar que todos los niños y jóvenes tengan acceso a
ambientes de aprendizaje seguro, inclusivo y sano. Los resultados principales que la UNESCO espera obtener en
este ámbito son:
Eliminar la violencia y el acoso escolar, incluida la violencia escolar por motivo de orientación sexual, y
Prevenir la discriminación de alumnos y docentes por razones de salud o de género
El educador, filósofo y escritor, Antonio Pérez Esclarín, considera que el bullying “es un
tipo de violencia que pocas veces se condena por parecer menos peligrosa, pero
que con frecuencia lleva a otros tipos de violencia más evidentes y sangrientos”.
Como ejemplo, recordó que a finales del año pasado un menor recibió una paliza de sus
compañeros y, en consecuencia, tuvo una fractura en la pierna; por lo que tuvo que
someterse a una operación.
Otro caso resaltante es el de un menor de primer grado que, en 2016, “molestaba” a una
niña en la escuela Barrio El Progreso, de la capital zuliana, y al ser regañado por las
docentes, su respuesta fue: “Páguenme 100 bolívares y le dejo de hacer burla”.
En otros estados del país también se recuerdan otros sucesos graves, como uno
ocurrido el 25 de enero de 2016, cuando Julio César, que para entonces tenía 6 años,
recibió una golpiza de sus compañeros de clase, en la escuela Bolivariana Rafael
Villavicencio, de Punta de Mata, en Monagas. Tres días en UCI por una fisura en el
pulmón, fractura de clavícula, traumatismo de tórax y fractura de fémur fueron los
daños físicos que por poco le arrebatan la vida al pequeño.
El desenlace no fue el mismo para una joven de 14 años que encontró una forma
trágica de terminar con la “decepción de su entorno escolar”: el suicidio. La
desgracia tuvo lugar el 16 de febrero del año pasado, en uno de los salones de la
Escuela Comunitaria de San Antonio de Los Altos, en Miranda.
La violencia en el ámbito escolar es una realidad que deniega cada día a millones de niños y jóvenes el derecho
humano fundamental de la educación. El Plan Internacional estima que 246 millones de niños y adolescentes
podrían ser víctimas de la violencia al interior y alrededor de sus escuelas. Este fenómeno afecta
desproporcionadamente a las niñas, así como a aquellos que presuntamente no se ajustan a las normas sexuales y
de género predominantes.
La psicoanalista, Carolina Hernández, explica que el bullying
está ligado a la psicopatía o a la paranoia. “En el primer caso,
se trata de un trastorno de la personalidad antisocial que
responde al deseo de agredir y afectar a los demás, sin
ninguna clase de empatía o remordimiento. En el segundo, el
acosador paranoide maltrata porque busca defenderse de
ataques imaginarios, delirantes”.
Delis Romero, Misionera Agustina Recoleta (MAR) y directora del colegio Santa Rita,
ubicado en la avenida Sabaneta, de Maracaibo, considera que para revertir la
situación es indispensable asumir y promover una mirada de misericordia. “Todos
somos imagen de Dios y necesitamos respetar al otro como un templo. No
podemos alterar la presencia Santa en el hermano”.
Otra recomendación de la religiosa es hacer una revisión espiritual para detectar los
rencores y la falta de perdón que se traducen en violencia. “Es necesario sanar y
aprender a vivir con nuestro pasado”, enfatizó.
Mientras que Pérez Esclarín sostiene que “se debe comenzar por dejar de pensar que
‘todo ésto es normal entre estudiantes’, ‘que se trata tan solo de bromas de
muchachos’, y trabajar todos (familia, educadores, políticos, comunidad) por una cultura
del respeto y el buen trato que combata, con decisión, todo insulto, maltrato,
humillaciones y ofensas”.
Dos de cada diez alumnos en el mundo sufren acoso y violencia escolar, indicó este martes la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), advierte de que el
hostigamiento verbal es el más típico, pero que también ha aumentado el ejercido a través de internet y las
redes sociales.
Su estudio calcula que cada año hay 246 millones de niños y adolescentes sometidos a una forma u otra de
violencia en el entorno escolar.
El análisis, presentado en Seúl con motivo de un coloquio internacional al respecto, añade que un 34 % de
niños de entre 11 y 13 años dicen haber sido acosado a lo largo de los meses precedentes al mismo, y que un
8 % de ellos dice sufrir acoso diario.
El informe demuestra que la violencia en la escuela, en ocasiones ejercida por el personal educativo, está
provocada por "relaciones de fuerza desiguales a menudo reforzadas por estereotipos ligados al género, la
orientación sexual y otros factores que contribuyen a la marginación, como la pobreza, la identidad étnica o
el idioma".
Un sondeo sobre el acoso recogido por la organización y efectuado en 2016 entre 100.000 jóvenes de 19
países señala que un 25 % de los encuestados dijo haber sido acosado por su apariencia física, otro 25 % por
su género u orientación sexual, y otro 25 % por su origen o nacionalidad.
Dos de cada diez alumnos en el mundo sufren acoso y violencia escolar, indicó hoy la UNESCO,
que advierte de que el hostigamiento verbal es el más típico, pero que también ha aumentado el
ejercido a través de internet y las redes sociales.
Su estudio calcula que cada año hay 246 millones de niños y adolescentes sometidos a una
forma u otra de violencia en el entorno escolar.
El análisis, presentado en Seúl con motivo de un coloquio internacional al respecto, añade que un
34 % de niños de entre 11 y 13 años dicen haber sido acosado a lo largo de los meses
precedentes al mismo, y que un 8 % de ellos dice sufrir acoso diario.
Un sondeo sobre el acoso recogido por la UNESCO y efectuado en 2016 entre 100.000 jóvenes
de 19 países señala que un 25 % de los encuestados dijo haber sido acosado por su apariencia
física, otro 25 % por su género u orientación sexual, y otro 25 % por su origen o nacionalidad.
Uno de los colectivos más afectados es el de la comunidad LGBT (lesbianas, gay, bisexuales y/o
transgénero), entre la que la prevalencia de la violencia es de tres a siete veces superior que
entre el resto de alumnos.
La UNESCO cree además que uno de los motivos principales del aumento del ciberacoso se
debe al mayor acceso a internet y otras tecnologías de la información.
En Europa, donde más del 80 % de los que tienen entre 5 y 14 años usan teléfonos móviles, la
proporción de gente de entre 9 y 16 años que ha sido acosada ha pasado del 8 % en 2010 al 12
% en 2014, particularmente entre las chicas y los más jóvenes.
El organismo afirma que, en general, gran parte de las víctimas no comenta su situación, y que la
violencia y el acoso a menudo se mantienen invisible a los ojos de profesores y padres, que
también pueden llegar a minimizarlo.
La UNESCO reclamó una respuesta "eficaz" basada en un enfoque "global", centrado tanto en la
prevención como en la disminución del problema.
Entre las soluciones, figuran un liderazgo político sólido, un entorno escolar "seguro e inclusivo",
la puesta en marcha de mecanismos de alerta y comunicación y de servicios de apoyo
apropiados, la recopilación y tratamiento de datos sobre la violencia y una formación específica
del personal educativo.
Pese a que muchos países ya han lanzado iniciativas para combatirlo, "aquellos que aplican un
enfoque global son relativamente poco numerosos", advierte la UNESCO, que alerta de que las
víctimas presentan un mayor riesgo de ansiedad, depresión, marginación, autodestrucción y
pensamientos suicidas.
El bullying o acoso escolar es la exposición de un estudiante, en forma repetida en el tiempo, a acciones negativas que
causen daño o incomodidad por parte de otro o varios estudiantes (Olwes, 1993). Para el abogado Carlos Trapani,
Coordinador del Proyecto Buen Trato de Cecodap, el bullying es cuando un estudiante más fuerte y poderoso daña o
amenaza con hacerlo a alguien más pequeño o débil de manera deliberada una y otra vez. “Estas agresiones pueden
manifestarse en infinitas formas como: golpes, empujones, amenazas verbales y/o físicas, exclusión intencional de un
grupo, gestos de amenaza, insultos, esparcir rumores, entre otros”.
El especialista explica, que este fenómeno social es causado por una asimetría de poder y dominio, donde una persona
utiliza su poder (fuerza u otra condición) para intimidar u hostigar a otra. Trapani asegura que: “Es una forma de violencia
que se da en cualquier ámbito de socialización donde se encuentren los niños, no sólo se limita a la escuela.
Evidentemente la escuela es el lugar donde mayor tiempo están, pero también se pueden dar situaciones de acoso en
grupos deportivos, culturales y comunitarios”.
Aunque en Venezuela no hay datos oficiales sobre el acoso escolar, Cecodap realizó en el año 2008 un análisis
cualitativo con 300 estudiantes de los últimos niveles de educación básica y diversificado de la ciudad de Caracas, en el
que se constató que un 40 por ciento de los encuestados tenía conocimiento de este tipo de maltratos en sus salones de
clase.
El bullying no debe confundirse con peleas ordinarias entre niños o adolescentes con características más o menos
similares, ya que en los casos de intimidación escolar hay abuso de poder, que difícilmente termina sin la intervención de
un adulto.
• El agresor o victimario: Generalmente son niños que quieren liderar grupos, ser reconocidos, el acoso escolar se da
indistintamente del sexo. Generalmente, ese victimario es una persona que busca reconocimiento y aceptación. En
muchos casos tiene antecedentes de abuso en su núcleo familiar.
• La víctima: En relación a las víctimas son generalmente niños muy sumisos, callados, introvertidos, con problemas de
autoestima que probablemente también provienen de entornos violentos. Al igual que el victimario el género no es
determinante.
• Los observadores o testigos: es toda persona que no está involucrada ni como víctima ni como victimario en el acto
de la agresión, pero que lo presencia.
¿Cómo prevenirlo?:
Recuerde que ninguna forma de violencia es justificable. A continuación le ofrecemos una serie de
recomendaciones para evitar el acoso escolar:
• Conocer y escuchar a los niños, niñas y adolescentes para abordar adecuadamente temas como el bullying.
• Dedicarles tiempo de calidad para que se sientan importantes en la familia, queridos y en confianza.
• Estar atento a cualquier señal que refleje una situación de violencia, ya sea no querer ir a la escuela, cambios de rutina
o ánimo en el niño, niña y adolescente.
• Orientar al niño, niña o adolescente para que se comunique con sus padres o con su representante en caso de sufrir
acoso, e informarle donde debe acudir para buscar ayuda.
• Canalizar ante los Consejos de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes cualquier caso de amenaza o violencia a
sus derechos.
La mayoría de los niños en edad escolar ha vivido este fenómeno social, ya sea como víctima, victimario o testigo. Lo
importante es que cualquier tipo de intimidación, por inofensiva que parezca, debe ser definida como inaceptable por
todos.
Trapani argumenta que la principal solución es reconocer que la violencia es prevenible. “Hay que darle espacio
a los problemas afectivos de los niños y adolescentes. Los padres deben estar alertas y muy atentos al
comportamiento de sus hijos. Asimismo, la formación del docente es clave para identificar este tipo de violencia
y es fundamental que la escuela disponga de mecanismos para abordar estas situaciones”.
El objetivo principal de la educación es potenciar al máximo el desarrollo integral de los alumnos
atendiendo así a los diferentes ámbitos o dimensiones del desarrollo: motor, afectivo, cognitiva,
comunicativa y social. Es necesario educar a personas completas, no solamente en lo académico,
sino también educar en lo personal y social. Así pues, la educación persigue dos finalidades básicas
en el alumnado; por un lado, la formación humana orientada hacia la socialización y formación en
valores, normas y actitudes para desarrollarse como miembro activo y participativo de la sociedad en
pro de su mejora; por otro, la formación cognitiva o académica orientada a la capacitación del
individuo.
Hoy se concibe la escuela como una institución social que se constituye en una comunidad educativa
dentro de la cual se integran tanto los alumnos y profesores como la familia y las propias entidades
del entorno.
Por lo tanto, la escuela es uno de los principales agentes socializadores ya que en ella el niño
adquiere una serie de normas y valores para su posterior integración en la sociedad como adulto.
Escolarizarse significa integrarse debidamente en un grupo social; se va a la escuela para obtener
autonomía y status en la vida cotidiana y aprender lo que se precisa para vivir en sociedad.
Al vivir en sociedad, es necesario sistematizar una parte significativa del patrimonio cultural, para
garantizar su transmisión a las nuevas generaciones, en un cierto espacio de tiempo y dentro de un
determinado sistema, considerado como el más conveniente en ese momento histórico y dentro de
determinado cuadro cultural. La escuela como institución social creada, específicamente para educar
y enseñar.
La escuela es el agente socializador sin dudas por excelencia dentro de una comunidad,
complementando la labor familiar, que también es imprescindible, sin poder suplirse ni la una ni la
otra. En la escuela, los niños y adolescentes pasan gran parte de sus días, y se impregnan de los
valores culturales que los dirigentes eligen transmitir. Es además un lugar donde se aprende a
compartir, y donde nacen lazos afectivos que en muchas ocasiones acompañan durante toda la vida.
La violencia en el ámbito escolar es una realidad que deniega cada día a millones de niños y jóvenes
el derecho humano fundamental de la educación. El Plan Internacional estima que 246 millones de
niños y adolescentes podrían ser víctimas de la violencia al interior y alrededor de sus escuelas. Este
fenómeno afecta desproporcionadamente a las niñas, así como a aquellos que presuntamente no se
ajustan a las normas sexuales y de género predominantes.
El complejo problema de violencia escolar está siendo definido, fundamentalmente,
desde dos puntos de vista bien diferenciados. Por un lado, se identifica con las
agresiones físicas directas entre personas y, por el otro, como un conjunto de
fenómenos que afectan la buena convivencia del centro. Desde nuestro punto de vista,
entre éstos podemos diferenciar cinco categorías (Ortega, 2001): vandalismo, o
violencia contra las pertenencias del centro; disruptividad, o violencia contra las tareas
escolares; indisciplina, o violencia contra las normas del centro; violencia interpersonal
y la violencia que puede convertirse en criminalidad cuando las acciones tienen, o
pueden tener, consecuencias penales (Ortega, 2003).
En la definición de Ortega menciona un punto de vista de los problemas de conducta en el salón de
clases, también son formas de violencia. Sin embargo, a pesar de que desde cierto punto de vista
todas estas manifestaciones puedan considerarse violentas, es fundamental que la investigación se
realice a partir de definiciones muy claras ya que los diferentes conceptos remiten a marcos teóricos
diferentes, a metodologías específicas y a problemáticas sociales relacionadas pero diferentes. Por
ejemplo, la etiología de la conducta antisocial es muy diferente de la del fenómeno bullying.
La psicoanalista, Carolina Hernández, explica que el bullying está ligado a la psicopatía o a la paranoia.
“En el primer caso, se trata de un trastorno de la personalidad antisocial que responde al deseo de
agredir y afectar a los demás, sin ninguna clase de empatía o remordimiento. En el segundo, el acosador
paranoide maltrata porque busca defenderse de ataques imaginarios, delirantes”.
Un buen clima escolar se reconoce por la calidad de las relaciones interpersonales entre estudiantes,
docentes y el resto del personal (Tsui & Cheng ,1999; Hoy et al, 1990). Los miembros de la institución se
sienten bien, disfrutan de la amistad, se apoyan unos a otros y les resulta grato asistir todos los días al
trabajo (Uline et al., 1998). En este ambiente, se tienen altas expectativas de los estudiantes y se pone
un fuerte énfasis en el logro académico (Sweetland & Hoy, 2000). De este modo, la organización está
mejor preparada para enfrentar los cambios del entorno y los internos (Tsui & Cheng, 1999), generando
así altos niveles de logro estudiantil, independientemente del nivel socioeconómico de su población
escolar (Hoy et al, 1990).
Una institución escolar con un buen clima, también se reconoce por la autenticidad y el estilo de
liderazgo del director, el compromiso y la ausencia de frustración de los docentes, y la ausencia de
frondosas reglas y regulaciones. (Sweetland & Hoy, 2000; Hoy et al, 1990; Hoy & Clover, 1986).
La violencia se presenta con mayor frecuencia en la etapa de la secundaria, debido a que los
estudiantes de esta edad son adolescentes que requieren reafirmar su identidad y su entorno, y por lo
tanto tienden a repetir los patrones sociales de los que están rodeados.
En términos generales se puede decir que la violencia en las escuelas es resultado de un entorno social
agresivo. Los estudiantes de secundaria establecen papeles de dominio y sumisión en la escuela,
porque eso es lo que se les ha enseñado en casa, los medios, con los amigos, etc.