De La Torre Villar. La Importancia de Llamarse Ernesto PDF
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La importancia
de llamarse
Ernesto Vicente Quirart e
Cuando Ernesto de la Torre Villar sale de impartir su Edmundo O’Gorman, que no era pródigo en elo-
clase en nuestra Facultad de Filosofía y Letras, dar una gios, dijo en una ocasión que Ernesto de la Torre era un
conferencia o presidir un examen profesional, nunca se sabio. Lo es tanto de modo sustantivo como adjetivo,
dirige directamente al coche que lo conducirá a su casa pues no todos los hombres cultivados son sabios ni todos
en Olivar de los Padres, donde tantos trabajos ha fe- los sabios merecen ser llamados hombres. Si hubiera que
chado. Un impulso superior lo lleva a revisar las tenta- resumir en una fórmula el secreto de su obra rica y gene-
ciones que, diseminadas por el suelo, ofrecen los siem- rosa, éste se hallaría en su capacidad de ve rdadero maes-
pre heroicos y necesarios vendedores de libros usados. tro que utiliza las palabras para construir y modelar, para
Curioso y concentrado, repasa títulos, cubiertas y en- hacer del mundo un lugar más habitable.
cuadernaciones con asombro y apetito infantiles. Con Elogio y defensa del libro es el título que don Ernesto
la diferencia adicional de que, al contrario de los niños, dio al discurso de Juan Bautista Valenzuela Velázquez.
en caso de encontrar algún nuevo juguete, de inmedia- Elogio y defensa son la divisa de una existencia que en
to habrá de compartirlo. el servicio a los otros ha encontrado su satisfacción ma-
citado, año en que la Biblioteca Nacional celebró su pri- señalaba Eduardo Nicol. Álvaro Matute evoca sus “ase-
mer siglo de existencia, pronunció un discurso memo- sorías de pasillo”, esas lecciones que sólo es capaz de pro-
rable. Primero, porque no acudía a la retórica aprendida porcionar el auténtico maestro, que en el breve trayecto
en quien desea congraciarse con el príncipe en turno. desde la puerta del salón de clases hasta su siguiente des-
Segundo, porque en bre ves páginas demostró que la his- tino inmediato, traza directrices, genera inquietudes,
toria de la Biblioteca Nacional es la historia del México provoca desafíos. Arturo Gómez se refiere a la atención
moderno, al menos del México que en el pensamiento personalizada que don Ernesto tiene con sus alumnos,
constructivo cimenta sus razones más poderosas para ser. y en alguna ocasión tuve oportunidad de comprobar esa
Hoy, en el bicentenario del natalicio de Benito Juárez , c o rtesía cuando el maestro me hizo entrega de un gru p o
fundador de la Biblioteca Nacional, y ante los ataques de hojas sujetas por uno de esos legendarios y heroicos
que la institución ha sufrido más por ignorancia que por broches marca Baco que, herrumbroso y digno, parecía
mala fe, adquieren nueva vigencia sus palabras: provenir del mismísimo Titanic. Antes de que me dijera
algo más, reconocí el grosor y la marca del papel National
La República Mexicana salvada hace cien años por el Ledger, así como la inconfundible mecanografía, pulcra
esfuerzo nacional que la hizo triunfar, espera de nosotros y pareja, de su alumno Martín Quirarte. A lo largo de
acción semejante. Si hace una centuria, al triunfar la los años, don Ernesto había conservado el trabajo y me lo
República, la nacionalidad pudo consolidarse, sentemos entregaba con la misma generosidad y cuidado con que
hoy las bases para que el pueblo mexicano goce los bene- hace unos días cedió a nuestro Instituto su archivo per-
ficios de la cultura que promueven su transformación sonal que registra los trabajos y los días de su gestión.
total y que a él llegan a través de nuestras bibliotecas. No me hubieras buscado si antes no me hubieras en-
contrado, dice la sabiduría del clásico. En los trabajos
Dos son las principales categorías de alumnos que publicados en el libro que nos ocupa, Germán Viveros
tiene don Ernesto: los que él ha formado en el aula y y Víctor Sandoval se refieren al fervor y por tanto a la
aquellos que se han convertido en su familia alterna a identificación que nuestro homenajeado encuentra con
través de viajes y conversaciones, operaciones del espí- Juan José de Eguiara y Eguren y fray Pedro de Gante.
ritu que sólo puede llevar a cabo quien encuentra la feli- Ambos hombres de acción y de pensamiento, son arq u e-
cidad no sólo en pensar sino en enseñar a pensar, como tipos que contribuyeron a forjar el alma del investiga-