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Pec 2017 Textos Del Siglo de Oro

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PEC 2017

PEC TEXTOS LITERARIOS DEL


SIGLO DE ORO
RESPUESTAS
PEC TEXTOS LITERARIOS DEL SIGLO DE ORO: RESPUESTAS

PRIMERA PARTE

TEXTO 1
Este extracto pertenece a la obra titulada Diálogo de la dignidad del hombre que
fue escrita por Hernán Pérez de Oliva a principios del siglo XVI, durante el
Renacimiento. El fragmento ha podido ser identificado por el tema que trata, que
es la condición miserable del hombre, y la forma en la que está expresado, pues
plantea la vida como una lucha contra la tristeza y la inutilidad que esta tiene. En
el texto destaca la presencia de palabras con connotaciones negativas: ‘cruel’,
‘trabajo’, ‘penar’, ‘miserias’, ‘errados’… Además, cuando aparecen palabras
positivas, éstas son negadas o presentadas como condenas: ‘ningún descanso’,
‘viles deleites’, ‘la fortuna todos los confunde’… Esta idea se corresponde con la
percepción medieval del paso del hombre por el mundo, que era definido como
un valle de lágrimas y del que la muerte era la salvación.
En Diálogo de la dignidad del hombre hay dos interlocutores: uno es
Aurelio, a quién pertenecen las palabras de este extracto, y el otro es Antonio,
que da la réplica a las ideas de Aurelio y presenta al hombre en todo su
esplendor, defendiendo así las nuevas ideas del Humanismo y el Renacimiento.

TEXTO 2
Este fragmento pertenece a la obra de teatro La vida es sueño de Calderón de
la Barca, publicada en 1625 y perteneciente al Barroco. El texto aparece en la
escena primera de la segunda jornada de las tres que componen la pieza
dramática. En este extracto, se observa hablar a Clotaldo con el rey Basilio. Le
está relatando lo que ocurrió antes de dar la poción adormecedora a Segismundo
para sacarlo de su cárcel por orden del propio rey, que es su padre. El texto ha
sido identificado por el tema que trata, que es el de la fuerza de la voluntad del
ser humano: ‘si estoy sujeto, lo estoy por fuerza, porque voluntariamente a otro
hombre no me rindiera’. Además, en el texto aparece una referencia a la
concepción del universo de Ptolomeo, según la que la tierra estaba rodeada por
una esfera de aire y otra de fuego: ‘despreciando la esfera del viento, pasaba a
ser, en las regiones supremas del fuego’. Esto también ha sido relevante al
ubicar el texto, pues es en el Barroco cuando los contenidos de El sueño de

2
Polífilo, de Francisco Colonna, se popularizan entre los escritores. Asimismo, en
el extracto está presente un tópico de la literatura europea del barroco: la pócima
cuyo efecto simula la muerte. Para ilustrar esta afirmación, basta con pensar en
Romeo y Julieta, del dramaturgo inglés William Shakespeare, en la que Julieta
bebe una pócima similar que la sumerge en un profundo sueño que le hace
parecer muerta.
Entre los temas que trata La vida es sueño se puede destacar el libre
albedrío del hombre, cuyo destino no está escrito en las estrellas, y la vida como
sueño, que resalta el propio título de la obra.

TEXTO 3
Este fragmento pertenece a la novela bizantina Los trabajos de Persiles y
Sigismunda de Miguel de Cervantes. Está novela fue publicado en 1617 y
cumple con las características renacentistas de las novelas helenísticas. El texto
ha sido identificado porque, además de ser prosa, en él aparecen los nombres
de los protagonistas antes de contraer matrimonio cristiano, que son Periandro
y Auristela. El tema que trata este fragmento es el poder de la sensualidad, que
en el extracto aparece representada con forma humana en el estilo de los dioses
griegos en la mitología clásica, y de la belleza. En el primer párrafo se describe
a través de las palabras de Periandro la llegada de la Sensualidad sobre un carro
y con un cortejo de hermosas mujeres tocando instrumentos de música, lo que
se corresponde con la idea renacentista de que la música alimenta al amor. En
el segundo párrafo aparece un motivo de la literatura occidental cuyo más
conocido exponente es el episodio de La Odisea de Homero, en el que Ulises y
sus marineros son atraídos por el canto de las sirenas, que les hacen perder el
raciocinio. Aquí, Periandro pierde siete u ocho de sus marineros, que marchan
con el cortejo de jóvenes músicas de la Sensualidad. Esto puede servir para
ilustrar la influencia de los clásicos en la literatura renacentista española.
Asimismo, se aprecia otra influencia clásica en el título de la novela de Miguel
de Cervantes que hace referencia a los trabajos de Heracles.

TEXTO 4
Este texto pertenece a la obra Diálogos de amor de León Hebreo, cuya fecha
de composición se sitúa en torno al 1502, y fueron impresos en 1525. Esta obra

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es clave para el Renacimiento, pues trata el amor como estética y pensamiento.
El fragmento ha sido identificado como perteneciente a esta obra dialogada por
el tratamiento del tema, que es la definición del amor. Por lo tanto, el extracto
presente pertenece al primer diálogo de los tres que contiene el libro y, de los
dos personajes que aparecen, Sofía y Filón, quién habla es el último. La obra
sigue una estructura de pregunta respuesta y, en este caso, vemos la respuesta
de Filón.
En el fragmento se articula la ideología renacentista respecto al amor, que
es equiparado con lo bueno, lo deseado y lo gozoso. La obra de Hebreo y sus
ideas estaban en consonancia con el neoplatonismo propio de la Academia de
Ficino, cuna del Humanismo que más tarde dio lugar al Renacimiento.

TEXTO 5
Este fragmento escrito en verso pertenece a la Canción III de Garcilaso de la
Vega, el poeta más importante del Renacimiento español y perfecto ejemplo del
cortesano, hombre de letras y armas. Esta canción fue compuesta cerca de
1530, cuando el autor estaba desterrado en una isla del Danubio. El fragmento
ha sido identificado por su forma poética y por la mención que hace a este río.
El tema del poema es el arrepentimiento, pues el poeta pide al río que se encarge
de sus razones: ‘entiérrelas siquiera / porque su error s’acabe en tu ribera’. En
el extracto vemos la personificación que el poeta hace del río Danubio, dotándolo
de capacidad para ahogar los pensamientos del poeta que él mismo considera
errores. La naturaleza toma en este texto el papel de confesora del artista, quien
le cuenta sus penas y busca consuelo en ella, y a la que describe con admiración
en los primeros versos (‘Danubio, río divino, / que por fieras naciones / vas con
tus clara ondas discurriendo’). Esto hace que la canción recuerde a las églogas
del mismo Garcilaso de la Vega, en las que los pastores lloran en la naturaleza
sus penas de amor.

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SEGUNDA PARTE
El tema del texto a comentar es el amor, específicamente, el dolor que este
puede llegar a provocar. En el segundo cuarteto de la composición el poeta
afirma que el Amor dejó su razón y sentido deshechos en llanto y, más tarde,
define esta experiencia como su mal y tormento. En el poema destaca la
presencia de palabras con connotaciones claramente negativas: ‘enemiga’,
‘falso’, ‘quebradas’, ‘llanto’, ‘mal’, ‘tormento’, ‘desdichado’… Esto contribuye a
crear un ambiente de tristeza y desesperación que favorecen al tema. El lamento
amoroso tiene una larga tradición en la literatura castellana, aunque
normalmente se presenta la causa de la pena: puede ser la muerte del amado,
o el hecho de no ser correspondido. Sin embargo, en el poema a comentar no
aparece de manera explícita la causa exacta del sufrimiento amoroso expresado.
Este poema es un soneto italiano, compuesto por cuatro estrofas: dos
cuartetos y dos tercetos de versos endecasílabos y de arte mayor con rima
consonante ABBA ABBA CDE CDE. Es importante mencionar que en el segundo
verso del último terceto la grafía de ‘violento’ invita a pensar que se mantiene el
diptongo, pero entonces el cómputo de sílabas métricas quedaría en diez,
rompiendo la armonía del resto del soneto. Por lo tanto, en el cómputo se ha
considerado ‘violento’ como si hubiese sido escrito ‘vïolento’, aplicando una
diéresis que convierte el diptongo en hiato y, por lo tanto, añade una sílaba más
que transforma el verso en un endecasílabo para que el soneto mantenga la
homogeneidad en el cómputo silábico en todos sus versos. El empleo del soneto
para expresar los sentimientos de la pena amorosa aporta un sentido racional,
pues al ser una composición con una forma cerrada a la que el artista debe
ajustarse, el poeta tiene que emplear su ingenio y maestría para lograr transmitir
en este esquema un sentimiento tan intenso como el dolor por causa del amor.
El soneto se compone de cuatro estrofas y el poeta las aprovecha para
organizar su mensaje. En el primer cuarteto, el poeta busca el consuelo del
silencio nocturno (‘Sigo, silencio, tu estrellado manto…’) identificando así a su
confesor. En el segundo cuarteto se especifica el origen de las penas del poeta
y la causa de que busque el consuelo del silencio. Por último, en los dos tercetos
restantes, se expresa el desahogo del poeta en el que interpela al amor y al
silencio.

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Al exponer su sufrimiento en este orden, el poeta logra crear cierta intriga,
pues el lector sabe que sigue al silencio, pero aún no conoce sus motivos.
Además, al mencionar el cielo estrellado consigue evocar una imagen del cielo
nocturno lleno de estrellas, predisponiendo la escena hacia la confesión que
tiene lugar en los siguientes versos. En el segundo cuarteto, se especifica el
culpable de la desdicha del poeta, solucionando el misterio creado
anteriormente. Finalmente, los dos tercetos finales son el clímax del soneto, pues
aluden directamente a un ‘tú’ que es el amor y sirven como catarsis para la pena
del poeta, pues finalmente expresa su dolor abiertamente y alude al culpable.
Asimismo, en el soneto se pueden encontrar una serie de recursos
estilísticos. Sin ir más lejos, en el primer cuarteto se identifican tres metáforas
que contribuyen a dotar de fuerza a la descripción de la noche, como se ha
mencionado en párrafos anteriores. Estas metáforas son, en primer lugar,
‘estrellado manto’ para referirse al cielo nocturno plagado de estrellas; en
segundo lugar, ‘transparentes lumbres’ hace referencia a la luz de las estrellas;
y, por último, ‘ave nocturna de agorero canto’ que es el silencio nocturno. Sin
embargo, la creación de este ambiente propenso a la confesión no se limita a
estas metáforas, pues en el primer verso el autor personifica al silencio,
empleando un vocativo para llamarle y así dotarle de animación.
En el segundo cuarteto del soneto también encontramos una
personificación tomada de la tradición clásica latina, pues se refiere al Amor, que
al escribir la primera letra con mayúscula se identifica con el dios alado de la
mitología latina que disparaba las flechas que provocaban enamoramientos. Al
emplear este recurso el poeta dota a un sentimiento de agencia propia y se
presenta a sí mismo como supeditado a su fuerza.
Estas dos personificaciones son importantes dentro del poema, pues
vuelven a ser relevantes en los dos tercetos finales, donde aparece repetido el
pronombre personal de sujeto ‘tú’. El primer ‘tú’ aparece al principio del primer
verso del primer terceto: ‘Tú, que sabes mi mal’. Se puede referir tanto al Amor
con al silencio, pero el segundo pronombre que también aparece en el primer
verso del primer terceto (‘y tú, que fuiste / la ocasión principal de mi tormento’)
despeja esta duda, pues tiene que referirse al Amor. Sin embargo, esta
ambigüedad vuelve a aparecer en el uso del pronombre en el segundo terceto
(’oye tú solo mi dolor, que al triste’). En conjunto, la semántica del poema es clara

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por lo que esta ambigüedad debió de ser intencionada para causar el efecto de
que el Amor no es tan sólo causante de penas, si no que también puede ser
quién las cure.
Un último recurso literario que ha sido identificado es la antítesis del último
verso del primer terceto: ‘por quien fui venturoso y desdichado’. Si se tiene en
cuenta la ambigüedad comentada en el párrafo anterior, el autor presenta una
vez más dos versiones opuestas del Amor: una de ellas le hace sentirse
inmensamente afortunado mientras que la otra le provoca un sentimiento de
desdicha. Caracterizando al Amor de esta manera el autor logra dejar constancia
del enorme poder que este tiene. Emplear la antítesis para definir o describir este
sentimiento y sus efectos es común en el Renacimiento y en el Barroco, pues
Lope de Vega lo hace en uno de sus sonetos en el que lo describe (‘mostrarse
triste, alegre, humilde, altivo’) y también Francisco de Quevedo (‘Es hielo
abrasador, es fuego helado’).
Tras haber identificado el tipo de composición, el tema, la métrica, la rima
y los recursos literarios empleados, se puede concluir que este soneto pertenece
a un autor del Renacimiento español en el siglo XVI. La forma del soneto fue
introducida en España por Garcilaso de la Vega, que vivió durante el primer
cuarto del siglo XVI, y tratar el tema del amor es característico de este periodo
literario. Asimismo, la utilización de una referencia clásica como es el dios latino
Amor también es pertinente con esta época de la creación literaria. Es más, por
la falta de artificio de su lenguaje y la claridad de su expresión, es un poeta que
pertenecía a la escuela salmantina, y no a la sevillana. Siguiendo esta línea de
razonamiento, se puede relacionar el uso de la noche como confesora con la
poesía de Fray Luis de León, unos de los exponentes de la escuela salmantina,
que en su obra cantó a la oscuridad de la noche como el momento ideal para
desahogarse y reflexionar.
El autor de este poema es Francisco de la Torre, poeta del que no se
pueden confirmas sus datos biográficos y no se sabe si existió como tal. Su obra,
hasta entonces no publicada, fue editada por Francisco de Quevedo porque el
poeta barroco admiraba el estilo sencillo y libre de artificio de Francisco de la
Torre.

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