ANÓNIMO Atau Wallpa
ANÓNIMO Atau Wallpa
ANÓNIMO Atau Wallpa
ATAU WALLPA
PERSONAJES INCAS:
ENEMIGOS DE BARBA:
PIZARRO.
ESPAÑA.
ALMAGRO.
PADRE VALVERDE.
FELIPILLO.
ATAU WALLPA
Adorables y tiernas
princesas mías,
mi corazón se sume en honda pena,
una extraña ansiedad mi ser devora,
la razón me abandona.
He amanecido acongojado.
¿Por qué será que dos noches seguidas
el mismo sueño infausto
ha venido a turbarme?
Ambas veces he visto al Sol,
purificador Padre nuestro,
oculto en negro y denso humo,
y toda la extensión del cielo
y las montañas todas
ardiendo con el mismo rojo
que hay en el pecho de los pillkus (pájaros).
Quizá la muerte estará cerca.
Quizá el Sol y la Luna,
nuestros depuradores Padres,
de su presencia nos apartarán.
Ay, mi adorable
Qhora Chinpu,
ay, mi dilecta
Qúyllur T'ika,
tiernas princesas mías,
nos anega la pena,
amanecemos a la angustia.
Así se torna nuestra vida.
QHORA CHINPU
Amado y único señor,
Atau Wallpa, Inca mío,
dinos, pues, si en tu sueño
repetido en dos noches
viste algo más.
ATAU WALLPA
Ay, mi adorable
Qhora Chinpu,
ay, mi dilecta
Qúyllur T'ika,
tiernas princesas mías,
me ha dado un wak'a (hechicero)
un negro augurio,
dos veces ya me ha embrujado,
me ha mostrado en mis sueños
una escena increíble,
difícil de ser admitida,
imposible de ser narrada.
Tal vez sea evidente que hombres
vestidos de agresivo hierro
han de venir a nuestra tierra
a demoler nuestras viviendas,
a arrebatarme mi dominio,
Qhora Chinpu, princesa mía.
QHORA CHINPU
Amado y único señor,
Atau Wallpa, Inca mío,
fuera acaso veraz tu sueño.
Qué suerte entonces,
qué suerte nos aguardaría
a tus criaturas.
Convoca, pues, al sumo sacerdote,
tu primo hermano,
señor que sabe presagiar durmiendo,
a fin de que en su sueño aclare
debidamente lo que tú has soñado.
Si el albur se confirma,
llamarás a todos tus hijos
y a tus primos hermanos
para que ellos convoquen
a todos tus vasallos.
Y entonces sin ceder nuestros guerreros
al rigor de sus hondas
arrojarán a los osados.
Eso te digo, único señor,
Atau Wallpa, Inca mío.
Qué hermoso fuera si el Sol, nuestro Padre,
que purifica y es lumbre del mundo,
quisiera que así sea, que así sea.
ATAU WALLPA
Muy amad ó Inca Waylla Wisa,
señor que sabe dormir, dónde
están mis dos serpientes de oro,
dónde mi hacha de oro;
dónde está, Inca Waylla Wisa,
mi dócil y fiero anotara (oso. Nombre familiar),
dónde está mi honda de oro
de invencible poder.
Dónde están mis vasallos todos,
por qué no vienen a inquirir
por su Inca, Waylla Wisa.
WALLPA WISA
Venerado señor y poderoso
Atau Wallpa, Inca mío,
el Sol excelso, nuestro Padre,
que alumbra al mundo, bien te guarde.
ATAU WALLPA
Igual te guarde a ti también,
gran sacerdote que durmiendo agora,
mi primo hermano.
WAYLLA WISA
Tus dos serpientes de oro
tienes aquí,
tienes también aquí tu hacha de oro,
también tu honda de oro
de invencible poder,
aquí también está tu dócil
y feroz anutara.
ATAU WALLPA
Waylla Wisa, Inca que durmiendo agora,
mi primo hermano,
tú residiste solitario
antaño en las montañas
para hallarte más cerca del Sol,
nuestro Padre que lava.
Tú sabes lo que hablan
esas montañas.
Tú escuchas de la boca
áspera de las chullpas (sarcófago)
lo que nadie ha escuchado.
Acércate ahora y óyeme.
Dos noches sucesivas en mis sueños
no he visto nada lisonjero.
Al despertar, una turbia zozobra,
una ansiedad horrible me ha invadido.
Durante los dos sueños
hombres cubiertos de irritante hierro
innumerables han brotado
como de las entrañas de la tierra,
han arrasado nuestras casas
y han saqueado codiciosos
los templos de oro
de todos nuestros dioses,
y el cielo y las montañas
han ardido con llamas rojas,
rojas, como el pecho del pillku.
Ve, Inca Waylla Wisa,
ve, y duerme un poco
en tu morada de oro.
Puede ser que durmiendo
llegues mi sueño a descifrar.
Anda, pues, Inca Waylla Wisa,
mi primo hermano.
WAYLLA WISA
Bien, mi poderoso señor,
bien, mi Inca, el que me ordena,
cumpliré tu mandato.
Tal vez durmiendo un poco,
me sea dado interpretar tu sueño.
Iré con el valor del waychu (pájaro),
señor poderoso, Inca mío.
ATAU WALLPA
Padre sempiterno de todos,
el misericordioso Qhápaj Manko
hijo del Sol que purifica fue
honrado y venerado.
Y fue de él descendiente
Wiraqucha (deidad blanca), Inca poderoso.
Fue él quien vio en su desdicha
enemigos de férreas vestiduras
y así supo él, ya en aquel tiempo
que a nuestra tierra ellos vendrían.
Y yo soy Atau Wallpa,
hijo del Inca Wayna Qhápaj.
Ahora con mi recio poderío
mil lagos de sangre
verteré por doquiera.
Por qué vienen a hollar mi tierra,
mis dominios aquellos hombres
vestidos de agresivo hierro.
Si habrá razón para pensar que es cierto
que han venido por mí
enemigos de barba roja
que sólo saben de victorias.
Quizá ellos piensan adueñarse
de nuestra tierra
después de darnos muerte.
Luego veremos, y sabremos
si el Sol que purifica y luz da al mundo,
nuestro Padre, querrá alejarse
de nosotros y abandonarnos,
o si al contrario, sin remedio
convertirá en ceniza
a aquellos que han venido codiciosos
de nuestro oro y de nuestra plata.
WAYLLA WISA
Venerables antepasados,
mis incas siempre recordados,
tengo transido el corazón.
Francamente no sé lo que presagio.
Temo que el sueño de nuestro señor
vaya a volverse realidad.
Iré a casa de mi único señor
y a él le informaré...
Ay, soberano mío,
dilecto y poderoso,
mi corazón se ha ensombrecido.
Algún grave peligro
se ha de cernir sobre nosotros.
Posible es que veamos
en realidad tu sueño convertido.
ATAU WALLPA
Ay, Waylla Wisa, viejo mago,
tú que durmiendo agoras,
primo hermano,
en qué triste lenguaje me hablas.
Cuéntame lo que has visto.
WAYLLA WISA
Ay, soberano mío,
dilecto y poderoso,
he visto cosas muy aciagas
y ninguna agradable.
Hombres de larga barba,
todos rojos, venían
por encima del mar
en navíos de hierro.
ATAU WALLPA
¡Ay Inca Waylla Wisa,
mi primo hermano,
qué cosa triste has visto,
qué cruel pronóstico me traes!
Anda, regresa, ve a saber
si es cierto que han de penetrar
en nuestro hogar, en nuestra tierra.
Ve, coge un anutara
y de sobre su lomo
observa un lado y otro lado,
observa todos los contornos.
Ve si es cierto que vienen
esos adversarios de barba.
WAYLLA WISA
Bien, mi señor, el que me manda,
cumpliré tu mandato,
volveré, iré e indagaré
con el más digno empeño.
Muy querida anutara,
mi anutarita, tú sabías
desde las cimas de los montes
bajar detrás de mí.
Tú que abarcas la lejanía,
deja que mire con tus ojos.
Por qué será que pienso
que hacia este sitio se dirigen
adversarios desconocidos
con cantos jamás escuchados,
golpeando grandes tambores
y soplando flautas de hierro.
Mas, observo por este lado
y mis ojos no encuentran nada,
miro por este lado,
y no hay nada que pueda verse.
Miro por todos los costados,
pero no se descubre nada;
ni el frío siquiera, ni el viento,
nada hay que se aproxime.
Una vez más he de dormir.
Quizás así podré ver algo.
SAIRI TÚPAJ
Ay de mí, mi dilecto
Waylla Wisa, ingenioso mago,
ya has dormido de sobra.
Despierta, pues, y escúchame,
y avísame lo que has podido
ver en tu sueño.
No es dable que sigas durmiendo
cuando el peligro nos acecha.
WAYLLA WISA
¡Qué hay, qué es esto, dónde es esto!
Creo que ciertamente están viniendo
hombres barbudos y agresivos
por encima del mar.
Vienen en roja muchedumbre.
He de dormir aún una vez
a fin de ver más claramente.
CHALLKUCHIMA
Waylla Wisa, ingenioso mago,
hasta cuándo piensas dormir.
Abre los ojos de una vez
y mueve ya los labios
y sin demora avísanos
qué nos estás trayendo
en medio de tu sueño.
Despierta, pues, levántate.
Muy amado Inca Khishkis,
mi primo hermano,
tan profundo es su sueño
que no me escucha.
Acércate tú cuanto puedas,
quizá consigas despertarle.
KHISHKIS
Me aproximaré entonces
a ver si a mí me es dado
de su sueño arrancarle.
Ay de mí, mi dilecto
Waylla Wisa, señor que duerme,
mi carísimo Inca,
a qué extremo te amarra el sueño.
Nuestro corazón se ha nublado,
la adversidad está sobre nosotros.
Despierta, pues, levántate,
avísanos aquello
que en tus sueños has visto.
WALLPA WISA
¡Qué hay, qué es esto, dónde es esto!
Evidente es que están viniendo
hombres barbudos y agresivos
por encima del mar
en grandes navíos de hierro.
Vienen en roja muchedumbre.
Llevan tres cuernos puntiagudos
igual que las tarukas (venados),
y tienen los cabellos
con blanca harina polvoreados,
y en las mandíbulas ostentan
barbas del todo rojas, semejantes
a largas vedijas de lana,
y llevan en las manos
hondas de hierro extraordinarias,
cuyo poder oculto
en vez de lanzar piedras
vomita fuego llameante,
y luego en los pies tienen
extrañas estrellas de hierro
que en resplandores se deshacen...
¡Ay de mí! Iré por este lado.
¡Ay de mí! Iré por aquel otro lado.
Se me entorpece todo el cuerpo,
y los pies se me enredan,
y se me ata la lengua.
Iré volando, informaré
a mi solo señor, a mi Inca,
a mi dilecto soberano.
Aunque no he visto nada,
una voz interior me dice
que hacia este sitio se dirigen
esos hombres barbudos y agresivos,
aquellos que en grandes navíos
encima del agua vinieron...
ATAU WALLPA
Ay de mí, Waylla Wisa,
hábil mago, mi primo hermano,
qué amargura me traes,
qué adversidad me anuncias!
Mas, tú no te atribules.
Siempre podremos más los Incas.
Ve tú al encuentro
de esos enemigos de barba,
pregúntales a qué han venido
y con qué fin me buscan.
WAYLLA WISA
Muy bien, mi solo señor, mi Inca,
muy bien, conductor mío,
cumpliré tu mandato.
Iré al encuentro
de esos enemigos de barba,
indagaré el objeto
con que a buscarte vienen
y qué es lo que contigo quieren...
FELIPILLO
Waylla Wisa, señor que duerme,
este rubio señor te dice:
"Por el señor más poderoso
del mundo venimos enviados.
Todos los hombres a él le deben
ciega obediencia."
Mensajero, dime quién es
el Inca que a ti te gobierna.
WAYLLA WISA
¿Acaso tú no sabes
que es Atau Wallpa, el único señor,
el señor poderoso?
¿Acaso tú no sabes
que él es el único que incluso puede
con el Sol y la Luna?
¿Acaso tú no sabes
que las montañas y los árboles
y todos los seres vivientes
su voluntad acatan?
¿Acaso tú no sabes
que con su fiero y dócil anulara
suele hacer devorar
muchedumbres enteras?
El con su invencible honda de oro
heriría inclusive a las estrellas.
WAYLLA WISA
¡Barbudo enemigo, hombre rojo,
qué oscuro torbellino
pudo haberte traído
a nuestro país, a nuestra tierra!
FELIPILLO
Este fuerte señor te dice:
"Nosotros hemos venido
en busca de oro y plata."
FELIPILLO
Dice este sacerdote:
"No. Nosotros venimos
a hacer que conozcáis
al verdadero Dios."
WAYLLA WISA
El Sol, que es nuestro Padre,
es de oro refulgente
y la Luna, que es nuestra Madre,
es de radiante plata,
y en Qurikancha (templo del Sol) ambos están.
Para acercarse a ellos
hay que besar antes la tierra.
FELIPILLO
Dice este sabio sacerdote:
"Nosotros tan sólo en presencia
de Nuestro Señor Jesucristo,
de la Virgen María, nuestra Madre,
y de los santos
nos ponemos de hinojos."
WAYLLA WISA
Antes de que me ponga a voltear
esta mi honda de oro
piérdete, regresa a tu tierra,
hombre rojo que ardes como el fuego.
FELIPILLO
Este fuerte señor te dice:
"No te propongas provocar
pelea con nosotros.
Mejor será que vayas a entregar
a tu señor este mensaje."
WAYLLA WISA
Adversario barbudo, hombre rojo,
qué chala (hoja de maíz) blanca es esta.
Aguárdame un momento,
iré a casa de mi señor,
y a él le mostraré esta chala
que has traído...
ATAU WALLPA
Waylla Wisa, señor que duerme,
esta chala que has traído
no me dice nada.
WAYLLA WISA
Dámela, dilectísimo
y único señor, Inca mío,
a fin de que yo le interrogue.
Quién sabe qué dirá esta chala.
Es posible que nunca
llegue a saberlo yo.
Vista de este costado
es un hervidero de hormigas.
La miro de este otro costado
y se me antojan las huellas que dejan
las patas de los pájaros
en lodosas orillas del río.
Vista así, se parece a las tarukas
puestas con las cabezas abajo
y las patas arriba.
Y si sólo así la miramos
es semejante a llamas cabizbajas
y cuernos de taruka.
Quién comprender esto pudiera.
No, no; me es imposible,
mi señor, penetrarlo.
ATAU WALLPA
Hermano mío, Waylla Wisa,
volando si es posible como el viento
ve y entrega esta chala
al Inca Sairi Túpaj,
nuestro primo hermano.
Pregúntale, tal vez él sepa
lo que esta chala avisa.
WAYLLA WISA
Bien, mi señor, el que me ordena,
he de llevarle entonces
volando como el viento
al Inca Sairi Túpaj,
nuestro primo hermano...
SAIRI TUPAJ
A ti lo mismo, Waylla Wisa,
máximo sacerdote,
padre mío, padre mío.
WAYLLA WISA
Nuestro señor te manda aquí esta chala
que los guerreros de barba le enviaron,
a fin de que tú puedas
desentrañar lo que ella dice.
SAIRI TÚPAJ
Waylla Wisa, señor que duerme,
qué chala blanca es esa.
Dámela, tal vez pueda
saber lo que ella avisa.
No; no alcanzo a entender
lo que quiere decir.
No puede decir nada bueno.
En mis sueños he visto a Túkuy Jallp'a
y he oído de sus labios que ella quiere
a esos barbudos enemigos.
Por si acaso lleva esta chala
a nuestro Inca Challkuchima:
puede ser que él alcance a descifrarla.
WAYLLA WISA
La llevaré también entonces
a nuestro Inca Challkuchima...
CHALLKUCHIMA
Te dé su luz a ti igualmente,
Waylla Wisa, Inca mío.
WAYLLA WISA
El Inca Sairi Túpaj
esta chala te envía
viendo que le es difícil penetrar
esa criatura de los enemigos.
CHALLKUCHIMA
Dámela, pues, entonces.
Pero qué chala blanca
me alcanzas, Inca mío.
Y esto con qué negrura
está pintarrajeado y rasguñado.
Me hallo incapaz de descifrarlo.
Llévale, pues, al Inca Khishkis,
nuestro primo hermano.
Tal vez podrá él saber qué dice aquí.
WAYLLA WISA
Le he de llevar también entonces
a nuestro Inca Khishkis...
Mi muy amado Inca Khishkis,
el Sol que purifica y luz da al mundo,
nuestro Padre, su luz te otorgue.
KHISHKIS
Te dé su luz a ti igualmente,
Waylla Wisa, señor que- duerme,
padre mío, padre mío.
WAYLLA WISA
Nuestro Inca Challkuchima es quien te dice:
"Que él descifre esta chala
que el barbudo enemigo
le remitió a nuestro señor."
KHISHKIS
Waylla Wisa, hechicero,
cómo hemos de poder interpretar
esto que se nos muestra impenetrable.
Pero tal vez, si nuestra Madre Luna
me iluminase, alcanzaría
a comprender lo que esta chala encierra.
Yo ya sabía que debían
venir los enemigos.
Hace ya más de cuatro meses
nuestra Madre Luna, en mis sueños,
por tres veces me dijo
que la existencia de nuestro señor
estaba cerca de su fin,
que iba a quedar pronto concluida.
No tengo para qué ver ya esta chala.
Todo mi ser está abatido
y destrozado tengo el corazón.
Ya cae la aflicción sobre nosotros,
nos llega el día de la desventura.
Señor que duerme, Inca, padre mío,
lleva, pues, esta chala
al hijo de nuestro Inca.
Tal vez podrá él interpretarla.
WAYLLA WISA
La he de llevar también entonces
y se la daré al hijo de nuestra Inca.
WAYLLA WISA
Nuestro Inca Khishkis cree
que tal vez tú lograras
descifrar esta chala blanca
que le enviaron los enemigos
a nuestro Inca, único señor.
INKAJ CHURIN
Waylla Wisa, hombre mago,
dámela, pues, acaso
pudiera yo desentrañarla.
¡Ay de mí!, qué es, de dónde es esto,
con qué negrura está rociada
y rasguñada la chala esta.
Quién hay capaz de comprenderlo.
Anda, pues, y devuelve
a nuestro Inca, único señor,
y avísale que todos nuestros Incas
se han mostrado incapaces
de entender esta chala.
WAYLLA WISA
Le llevaré de nuevo entonces
a nuestro Inca único señor...
Pero quiero llevarle antes
a mi Inca Sairi Túpaj...
SAIRI TÚPAJ
Waylla Wisa, hombre mago,
es menester que la devuelvas
a nuestro Inca, único señor.
WAYLLA WISA
Sairi Túpaj, Inca mío,
ayúdame tú a devolverla.
SAIRI TUPAJ
Bien, Waylla Wisa, sumo sacerdote,
así sea. Camina, pues...
Mi muy amado y único señor,
hijo de nuestro Padre Sol,
me visitó en mis sueños anteanoche
Túkuy Jallp'a, tu madre,
y en mis sueños me dijo:
"Yo quiero a ese Pizarro,
mi enemigo de barba roja."
Acaso su palabra
en esta chala está, pero no quiere
manifestársenos.
Ordena a Waylla Wisa,
señor que duerme, nuestro amauta (sabio),
que nos revele qué infortunio
ha de caer sobre nosotros.
ATAU WALLPA
Waylla Wisa, sumo sacerdote,
mi primo hermano,
te ordeno que nos digas
lo que ha de suceder.
WAYLLA WISA
Dilectísimo y único señor,
Atau Wallpa, Inca mío,
aquel tu sueño ha de volverse
un hecho claro y cierto.
Qué desventura es esta,
qué ha de ser de nosotros
los Incas todos,
y de los hijos tuyos
y de los nietos nuestros.
Así será que nuestro término
ha de llegarnos.
ATAU WALLPA
Waylla Wisa, señor que duerme,
puede ser que así no suceda.
Convendría que duermas otra vez,
quizás entonces aclarar lograras
lo que ha de acontecer.
WAYLLA WISA
Bien, Inca mío, el que me manda,
cumpliré tu mandato...
ATAU WALLPA
Waylla Wisa, hechicero,
¿hasta cuándo vas a dormir
Amado Sairi Túpaj,
Inca mío, mi primo hermano,
haz que despierte
este mortal, señor del sueño.
SAIRI TÚPAJ
Waylla Wisa, gran sacerdote,
levántate, levántate,
mira que todos esperamos
tu serena palabra.
Waylla Wisa, hombre mago,
¿hasta cuándo vas a dormir?
ATAU WALLPA
Mi muy amado Challkuchima,
capitán de capitanes,
tal vez a ti te fuera dado
hacer que este mago despierte.
CHALLKUCHIMA
Waylla Wisa, hombre mago,
con qué corazón duermes,
¿acaso tú no ves que nuestro Padre
el Sol, que sabe depurar, se envuelve
en nubes de tristeza?
Waylla Wisa, señor que duerme,
¿hasta cuándo vas a dormir?
ATAU WALLPA
Mi dilecto Inca Khishkis,
sin par en el combate,
acércate, tal vez a tu llamada
este hombre mago despertara.
KHISHKIS
Mi dilecto señor que duerme,
hombre mago, Inca Waylla Wisa,
¿por qué, por qué es que tanto duermes?
Levántate, levántate,
estamos esperando tu palabra.
¿Acaso tú no adviertes
que el infortunio se derrama
sobre nosotros cual ceniza?
Waylla Wisa, hombre mago,
¿hasta cuándo vas a dormir?
ATAU WALLPA
Renuevo de mi vida,
muy amado hijo mío,
aproxímate tú también, quién sabe
hacer pudieras que despierte
este hombre hechicero que duerme.
WAYLLA WISA
Mi muy amado Waylla Wisa,
mi primo hermano,
camina, pues, un poco,
un poco acércate,
y escucha mi mandato.
WAYLLA WISA
Dilectísimo y único señor,
Atau Wallpa, Inca mío,
aquí me tienes, aquí vengo,
ordéname, ordéname.
ATAU WALLPA
Ve, pues, volando a casa
de Sairi Túpaj, nuestro primo hermano,
y dile que yo ordeno
que él, como hombre arrojado vaya a verse
con los enemigos barbudos
y hable con ellos en lenguaje digno
y les pregunte
qué es lo que en nuestra tierra quieren.
WAYLLA WISA
Bien, mi señor, el que me manda,
cumpliré tu mandato,
iré volando,
volando iré a llamarle
a nuestro primo hermano el Inca Sairi Túpaj...
SAIRI TÚPAJ
Waylla Wisa, señor que duerme,
padre mío, padre mío,
te pido que me digas sin tardanza
el motivo de su llamada.
ATAU WALLPA
Nuestro único señor el Inca
te dice: "El, como hombre arrojado
vaya a hablar en lenguaje decoroso
con los enemigos de barba."
SAIRI TÚPAJ
Entonces iré, volaré,
me aproximaré a su palacio.
Mi venerado y único señor,
Atau Wallpa, Inca mío,
el Sol que purifica y luz da al mundo,
nuestro padre, te guarde.
ATAU WALLPA
Te preserve igualmente
a ti, Inca Sairi Túpaj,
mi primo hermano.
He aquí tu clava de oro
y tus serpientes de oro,
he aquí tu honda de oro
de invencible poder
y tu anutara bravo y obediente.
Eres tú quien debe ir a verse,
como el más fuerte entre los fuertes
con los enemigos de barba;
anda, pues, a saber lo que hacen
en nuestra tierra,
ve, pues, a preguntarles
con qué objeto me buscan.
SAIRI TÚPAJ
Bien, mi señor, el que me ordena,
cumpliré tu honroso mandato.
Partiré, sin descanso
andaré hasta encontrarme
con los enemigos de barba...
¿Dónde, por dónde andáis,
rústicos hombres rojos?
¿Dónde, por dónde andáis,
enemigos de barba?
¿Dónde, por dónde andáis, vosotros
que buscáis a mi único señor?
FELIPILLO
Sairi Túpaj, Inca que manda,
este rubio señor te dice:
"¿Qué necedades vienes
a decirme, pobre salvaje?
Me es imposible comprender
tu oscuro idioma.
Pero yo te pregunto
dónde se halla tu señor Inca.
Yo vengo en busca de él
y me propongo conducirlo;
si no, obtendré siquiera su cabeza
o bien su insignia real, para que vea
el poderoso señor, rey de España."
Eso te dice este guerrero,
Sairi Túpaj, Inca que manda.
SAIRI TÚPAJ
Barbudo enemigo, hombre rojo,
tampoco yo a entender alcanzo
ese tu idioma. A la morada
de mi señor acércate,
acaso él pueda comprenderte.
Encuéntrate con él y con él habla
como con quien más potestad posee.
ATAU WALLPA
Nada hay que hacer entonces.
Mis muy amados Incas,
todos vosotros competid
sea con la honda o con la clava;
hacedlos volver a su tierra;
por el sitio por donde aparecieron,
por ahí mismo que regresen.
No os dejéis derrotar
con los enemigos de barba.
WALLPA WISA
Mis muy amados Incas,
acudid sin tardanza.
Vamos a competir todos en uno
con los barbudos enemigos.
Los venceremos y los echaremos
hasta su pueblo, hasta su patria.
WARMA
Solo señor que a todos miedo infunde,
que vence a todos y gobierna,
Atau Wallpa, Inca mío,
hombres barbudos y agresivos
manchando de rojo el trayecto
hacia aquí se dirigen.
ATAU WALLPA
Barbudo enemigo, hombre rojo,
¿de dónde llegas extraviado,
a qué has venido,
qué viento te ha traído,
qué es lo que quieres
aquí en mi casa, aquí en mi tierra?
En la ruta que has recorrido,
¿no te abrasó el fuego del sol,
y el frío no te atravesó,
y el monte, retirándose a tu paso,
no te aplastó bajo sus peñas,
y, abriéndose a tus pies, la tierra
no pudo sepultarte,
y el océano, envolviéndote,
no te hizo desaparecer?
¿De qué modo has venido
y qué quieres conmigo?
Vete, regresa a tu país
antes de que levante esta mi clava
de oro y vaya a terminar contigo.
Enemigo barbudo, ya te he dicho
que a tu tierra te vayas.
FELIPILLO
Señor Inca Atau Wallpa,
te dice este señor que manda:
"Es inútil que digas cualquier cosa
y te desates en palabras
que no os pueden comprender.
Yo soy un hombre pertinaz
y todos ante mí se humillan.
Te concedo un instante
a fin de que te alistes
y te despidas
de estos prójimos tuyos.
Prepárate, que has de partir
junto conmigo a la llamada
ciudad de Barcelona.
Del mismo modo que en tus manos
humillaste a tu hermano
el Inca Wáscar, asimismo
ante mí te doblegarás."
SAIRI TÚPAJ
Barbudo enemigo, ¿por qué
al Inca, mi único señor,
tan rudamente le maniatas?
El nació libre y suelto,
igual que la taruka;
él es tan fuerte como el puma.
Otro hombre tan notable
y generoso como él, no existe.
FELIPILLO
Sairi Túpaj, señor que manda,
este rubro señor te dice:
"Ya dije a qué he venido a esta tierra:
Tengo que conducir
a este señor a la presencia
de mi señor omnipotente.
Y no he de decirlo otra vez."
ATAU WALLPA
¡Ay de mí!, mi amadísimo señor
a Wiraqucha parecido,
ya me encuentro en tus manos,
¿por qué te encolerizas ya?
Quizás te sientes fatigado,
descansa un poco;
acaso vienes por el sol vencido,
toma un poco de sombra
debajo de este mi árbol de oro.
Ya me hallo doblegado
a tus pies, bajo tu dominio.
FELIPILLO
Único Inca Atau Wallpa,
este fuerte señor te dice:
"Hoy día mismo partirás
a donde yo te diga."
ATAU WALLPA
Ay, señor wiraqucha,
no muestres ese continente.
Si oro y plata deseas
te los pondré inmediatamente
hasta cubrir todo el paraje
que abarque el tiro de mi honda.
FELIPILLO
Solo señor, Inca Atau Wallpa,
este fuerte señor te dice:
"Deseo que recubran
esta llanura de oro y plata."
SAIRI TÚPAJ
Mi muy amado y único señor,
Atau Wallpa, inca mío,
iremos corriendo, volando
igual que el wauchu
y para estos barbudos enemigos
traeremos oro y plata
hasta cubrir esta llanura.
FELIPILLO
Solo señor, Inca Atau Wallpa,
este fuerte señor te dice:
"Yo vengo con el fin irremisible
de llevar tu cabeza
o por lo menos tu imperial insignia
para que mi soberano la vea."
ATAU WALLPA
Ay, barbudo enemigo, wiraqucha,
en nuestra entrevista de ayer
pudiste verme en medio
de mis innúmeros vasallos,
honrado, conducido en alto
en regia litera de oro.
Y ahora, viéndome a tus plantas
humillado,
me hablas con arrogancia.
¿Pero acaso tú ignoras
que de mi voluntad depende todo,
que la plata y el oro
a mi mandato están subordinados?
Pídeme aquello
que llevarte deseas,
te lo alcanzaré con mis manos.
He aquí mi llaut'u de oro (insignia real),
he aquí también mi clava de oro,
he aquí también mi honda de oro.
Te lo daré también todo eso.
No me quites, pues, la existencia,
poderoso señor.
FELIPILLO
Señor Inca Atau Wallpa,
este fuerte señor te dice:
"No es por tu condición de poderoso,
no es buscando oro y plata que he venido,
sino a conducir tu persona;
pero si te resistes
a partir en mi compañía,
hoy mismo todo acabará,
y tu cabeza o tu imperial insignia
a mi regio señor le llevaré."
ATAU WALLPA
¡Ay de mí!, wiraqucha mío,
mi señor, en tal caso
espérame un momento,
lamentaré aún mi tragedia,
y después de esto a donde quieras
conducirme podrás.
Hombres barbudos, enemigos,
de hoy en adelante
mucho tendréis que padecer;
el oro y la plata que hubiere
escóndanse en la entraña de la piedra
y si sobrase un algo
conviértase en ceniza.
Ocúltate, opulencia;
pobreza, hazte presente.
Aquel que oro ambicione
que lo halle con su esfuerzo,
haciendo fluir sudor de esclavos.
FELIPILLO
ATAU WALLPA
Ay, mi amada y tierna princesa,
es en verdad que quieren
arrebatarme la existencia
estos barbudos enemigos.
¿Y qué recuerdo he de dejarte ahora?
Te dejaré mi llaut'u de oro.
A él toda su tristeza
le has de contar. El te dará
su protección en todo instante.
ATAU WALLPA
Ay, tú, mi otra tiernísima princesa,
tú, preferida de mi corazón,
deleite de mis ojos,
¿y ahora a ti, princesa mía,
qué he de poder dejarte?
Te dejaré esta mi honda de oro.
Si te ves en algún conflicto
te has de quejar tan solo a ella.
En mi lugar, en todo instante
ella te asistirá.
ATAU WALLPA
Mi muy amado Sairi Túpaj,
mi primo hermano,
y ahora a ti, Inca,
¿qué te puedo dejar?
Será esta clava de oro.
De todo le darás conocimiento
y en mi lugar en todo
ella te asistirá.
SAIRI TUPAJ
Ay, mi dilecto
Atau Wallpa, Inca mío,
con qué ánimo he de recibirte
esta tu clava de oro.
Cómo podré olvidarte
a ti, Inca y único señor.
Ahora tendré que refugiarme
en el seno de la montaña
acompañado de tu clava de oro.
ATAU WALLPA
Muy amado Inca Khishkis,
mi primo hermano,
¿y a ti qué he de dejarte?
Tendré que dejarte estas
mis dos serpientes de oro.
Cuídalas con ternura
y recuerda siempre que fueron
por tu Inca y señor domesticadas.
Has de contarles cuanto te suceda
y en el lugar mío
te han de asistir ellas en todo.
KHISHKIS
¡Ay de mí, dilectísimo
señor que rige a todos,
Atau Wallpa, Inca mío,
cómo hemos de quedar
los Incas, hijos tuyos,
cuando haya de extinguirse tu existencia,
cuando tu mando haya concluido, cuando
en manos de los enemigos
barbudos nos hallemos, cuando veamos
que nuestra tierra y nuestro hogar gobiernan ellos!
Así será que el término
de tu existencia está ya cerca.
Reconociendo tus cuidados
nos alejaremos de aquí
y nos iremos a lo más lejano
de nuestras tierras, conduciendo
a la totalidad de nuestros vasallos,
y allí conservaremos la memoria
de tu poder, el modo cómo acabas
y las palabras que de ti escuchamos
en el momento de tu muerte.
CHALLKUCHIMA
Mi muy amado y único señor
Atau Wallpa, Inca mío, el Sol
que purifica y luz da al mundo,
nuestro Padre, te guarde.
ATAU WALLPA
Así también a ti te guarde,
mi muy amado Challkuchima,
el primero entre todos mis vasallos,
el que jamás cae vencido.
El que nunca se humilla,
tú que siempre a vencer llegabas.
Fue por vosotros,
por vuestra condición de fuertes,
por vuestro invencible poder
que conseguí llevar mi señorío
de un territorio a otro.
Y todo esto reconociendo,
a ti, Inca, ¿qué puedo
qué puedo yo dejarte?
Será esta mi rodela de oro.
La tristeza que tengas
cuéntale a ella, y ella en todo
podrá velar por ti.
Cuando te veas en peligro
con tu pesar vuelve los ojos a ella
diciendo: "Es la rodela de oro
que el Inca, mi único señor,
dejóme al ver la muerte cerca."
CHALLKUCHIMA
Mi muy amado y único señor,
Atau Wallpa, Inca mío,
qué doloroso es que me entregues
tu rodela de oro;
con qué angustia mi mano
te la recibe.
¿Acabará siendo evidente
que los barbudos enemigos
te han de quitar la vida?
¿Cómo hemos de vivir
privados de ti, nuestro padre?
Será así que debemos refugiarnos
en el seno de la montaña,
guardando tu rodela de oro
y recordando que por mi Inca
y mi padre Atau Wallpa fui criado.
ATAU WALLPA
Mi muy amado y tierno Inca,
hijo que crié con todo mi cariño,
¿dónde te encuentras, por dónde andas?
Ven, acércate a mi presencia.
ATAU WALLPA
Así también a ti te guarde,
mi hijo mimado y único.
¿En qué trance nos vemos,
realidad o sueño es esto?
Nos desampara nuestro Padre Sol
y permite la ruina
de todos nuestros súbditos.
Ya casi nada de vida me resta,
he de acabarme sin remedio;
ya todo el ser se me quebranta
y el corazón se me destroza;
desapareceré por siempre
abandonando esta mi tierra,
y a los Incas, mis hijos,
los dispersaré en la tristeza.
Y solo los barbudos enemigos
quedarán en mi tierra
sojuzgando a mis hijos.
Pero mis hijos, los que vengan,
en el futuro recordando
que este fue el país de Atau Wallpa,
su Inca, su padre y su único señor,
arrojarán de aquí,
conseguirán que vuelvan a su tierra
cuantos barbudos enemigos hayan
venido codiciosos
de nuestro oro y de nuestra plata.
ATAU WALLPA
¡Ay, hijo mío! ¿Y qué
voy a dejarte a ti?
Te dejaré este claro,
este luminoso diamante.
Llevándolo contigo
aléjate de aquí
y refúgiate en Willkapanpa
acompañado de los Incas,
tus primos hermanos,
y de todos tus súbditos,
sin consentir a ningún enemigo
de barba cerca de tu residencia.
Ser él pudiera
quien te quitase la existencia.
ATAU WALLPA
Mi muy amado Waylla Wisa,
mimado primo hermano mío,
¿y a ti qué he de dejarte?
A nuestro Padre Sol será
y a nuestra Madre Luna.
En medio de tu pena
has de recurrir a ellos.
Cuando se acabe tu existencia
te sumergirás en el seno
del mar junto con ellos.
WALLPA WISA
Mi muy amado y único señor,
Atau Wallpa, Inca mío,
cómo voy a olvidarte
cuando, árbol corpulento, caigas.
A quién he de acudir,
a quién he de volver los ojos,
a qué puerta me he de acercar,
a quién he de contar mis penas.
Ahora, para qué ya vivo,
junto con nuestro Padre Sol
y nuestra Madre Luna
tendré que refugiarme
en el seno del mar.
FELIPILLO
Solo señor, Inca Atau Wallpa,
este fuerte señor te dice:
"Ya se han cansado mis oídos
oyendo todo lo que este Inca
ha estado hablando.
No me es posible ya
una vez más oírle."
ATAU WALLPA
Enemigo de barba, wiraqucha,
yo no he ido a ninguna parte,
yo no acostumbro presagiar
la desgracia de nadie.
En este memorable día
me arrebatas la vida;
mas viviré en tu pensamiento;
llevarás la mancilla de mi sangre
eternamente.
Jamás podrán mis súbditos
posar en ti los ojos.
¿Y todas mis criaturas
encontrarán bien lo que has hecho?
Y aún el ave que no tiene
sentimiento, doquiera
te augurará desgracias.
Y caminarás sin reposo,
y adversarios feroces
te destrozarán con sus manos,
y has de tener que maldecir
la condición inconmovible
de mi poder, eternamente.
FELIPILLO
Poderoso Inca Atau Wallpa,
este fuerte señor te dice:
"Hablar con este necio
es simplemente perder tiempo.
Quiere tal vez adormecerme
a fin de hacerme presa de algún juego.
Ya no quiero escucharle
ni una sola palabra."
ATAU WALLPA
No me dice absolutamente nada.
FELIPILLO
Este prudente sacerdote dice:
"¡Hijos del Todopoderoso,
acercaos y prestadme auxilio!
¡Este hombre necio ha blasfemado!
¡Castigadle! ¡No debe
quedar impune su pecado!"
KHISHKIS
Tarukas de los páramos,
cóndores de alto vuelo,
ríos y roquedales,
venid y llorad con nosotros.
Nuestro padre y señor el Inca
nos ha dejado solos,
en honda congoja sumidos.
¿Qué sombra vamos a buscar
y a quién hemos de recurrir?
¿En qué martirio viviremos
y en qué lágrimas nos anegaremos?
Atau Wallpa, Inca mío,
quizás debemos refugiarnos
en las entrañas de la tierra.
Padre mío, Inkaj Churin,
acércate, camina,
ayúdanos a conducir
a nuestro Inca y único señor,
no nos mires indiferente.
Se han perdido el oro y la plata.
La grandeza de nuestro
Inca y solo señor llegó a su término.
Nuestro Inca poderoso murió en manos
de los enemigos de barba.
PIZARRO
Venerable señor de España,
vengo de haber ejecutado
tu real voluntad.
Aquí te traigo la cabeza
y el llaut'u de ese Inca.
ESPAÑA
¿Qué me dices, Pizarro?
PIZARRO
Mi poderoso y único señor,
tu justo y real mandato
ya está cumplido y consumado.
Aquí está la cabeza y aquí el llaut'u
de ese Inca ignorante.
ESPAÑA
¿Qué me dices, Pizarro?
¡Atónito me dejas!
¿Cómo has ido a hacer eso?
Ese rostro que me has traído
es igual que mi rostro.
¿Cuándo te mandé yo
a dar muerte a este Inca?
Ahora serás ajusticiado.
PIZARRO
¡Ay de mí, ay de mí, Jehová!
¡Ay de mí, ay de mí, señor de Israel,
de tal manera he delinquido,
he escarnecido al cielo
y a ti también te he escarnecido!
Fui con mis propios pies
a tejer las intrigas más sutiles
para apoyar la muerte
de ese animoso y noble Inca.
Con esta mi maldita espada
llegué a verter la sangre
de ese Inca limpio de conciencia.
Maldito sea el día, el día aquel
que tan aciago vino para mí.
ESPAÑA
¡Ay de mí, excelsa Madre mía,
qué visión tengo ante los ojos!
¿No había habido entonces ya
ni creencia, ni justicia,
ni bienaventuranza?
¡Ay, este pecador desenfrenado,
este hombre envenenado por el oro
ya se está desplomando!
¡Ay, Pizarro, Pizarro,
cómo eres tan abyecto traidor!
¡Corazón nacido al pillaje!
¿Por qué fuiste a cortarle
a este Inca la cabeza?
¿Acaso tú no viste
que en su país gobernaba
a sus innumerables súbditos
en medio de la dicha y la alegría
y la más sólida concordia,
con su palabra siempre afable?
¿Tú no escuchaste acaso
su acento siempre reposado?
Era como una canción de alegría.
¿Acaso tú no viste
su palacio exornado de oro?
Allí clareaba el día para el Inca,
en medio de árboles floridos,
por los pájaros arrullado.
Ocupaba su trono de oro,
venerado por sus vasallos.
Nunca a ningún hermano
contra su hermano puso en guerra,
daba su aprecio a los que merecían
y castigaba a los culpables.
¿Dónde están mis guardianes?
ALMAGRO
Mi noble y único señor,
aquí, a tus pies, me tienes.
ESPAÑA
Pues mira a este vasallo.
Paréceme que está ya muerto.
ALMAGRO
Mi noble y único señor.
ciertamente está muerto ya.
ESPAÑA
Lleváoslo si es así.
Id a entregarlo al fuego
y que perezca y con él
su descendencia toda.