El Amor Es Un Regalo de Dios
El Amor Es Un Regalo de Dios
El Amor Es Un Regalo de Dios
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
7Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a
quien el padre no disciplina?
8Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces
sois bastardos, y no hijos.
9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los
venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus,
y viviremos?
Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les
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parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su
santidad.
11Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido
ejercitados.
Abres tu mano,
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Dios ama a seres que se han hecho inmerecedores del amor y que no
pueden ser amados, pero el amor de Dios es libre, espontaneo,
incausado. Dios ama a los hombres porque a elegidos amarlos.
6.- El amor de Dios para con los pecadores se expresó mediante el don
de su hijo para que fuese su Salvador. La medida del amor de cuanto da
y la medida del amor de Dios es el don de su hijo único para hacerse
hombre y morir por los pecadores. Esta es una medida de amor que
Efesios 2:4-5Reina-Valera 1960 (RVR1960)
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
5aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo
(por gracia sois salvos),
Efesios 3:19Reina-Valera 1960 (RVR1960)
y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para
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7.- El amor de Dios para con los hombres alcanza su objetivo, en cuanto
los lleva a conocerlo y a gozarse en Él en una relación basada en un
pacto-
Génesis 17:1-7Reina Valera Contemporánea (RVC)
Es como Dios dijera; “ Mi gracia será tuya para perdonarte y mi poder será tuyo
para dirigirte y mi bondad será tuya para aliviarten y mi misericordia será tuya
para proveerte y mi gloria será tuya para coronarte . esto es lo que hace el Señor
a quienes ama.
Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que
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El propósito de la ley
Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta
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que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de
ángeles en mano de un mediador.
20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.
21¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la
ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.
Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en
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Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para
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promesa.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Copyright © 1960 by American Bible Society
Así es como es Dios, y los cristianos tienen que hacer de éste su meta (aunque
siempre en proceso). La más grande expresión del amor de Dios nos es
comunicada en Juan 3:16 y Romanos 5:8 “Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna.” “Mas Dios muestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Podemos ver
por estos versos que el deseo más grande de Dios es que nos unamos con Él en
Su hogar eterno, el cielo. Él hizo posible este camino, pagando el precio por
nuestros pecados. Él nos ama, porque así lo decidió como un acto de Su
voluntad. “Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.”
(Oseas 11:8b). El amor perdona. “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y
justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan
1:9)
Esta breve descripción del amor, revela una vida sin egoísmo, en contraste con la
vida egoísta del hombre natural. Asombrosamente, Dios ha otorgado a aquellos
que reciben a Su Hijo Jesucristo como su Salvador personal del pecado, la
habilidad de amar como Él lo hace, a través del poder del Espíritu Santo (ver
Juan 1:12; 1 Juan 3:1, 23, 24). ¡Qué privilegio y desafío tenemos!