1991, 71
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1991, 71
CLAPVI
DePaul University Year 1991
1991, 71
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ENCUENTRO
DE
GUATEMALA
LUISA DE MARILLAC
1591 - 1991
...-
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-:;".'-
e L A PV I SALUDA
a la nueva sucesora de Santa Luisa:
a la Hermana
JUANA ELlZONDO
Elegida como SUPERIORA GENERAL
de las HIJAS DE LA CARIDAD.
Editor Responsable:
ALVARO J. QUEVEDO P. c.m.
Secretario de CLAPVI CONTENIDO
COR RESPONSA LI=S:
AMERICA CENTRAL:
Adrlan Bastiaense Presentacin 100
ARGENTINA: Del 21 9 Sucesor de San Vicente para los partici
Jeremas Gonnella :lantes del Encuentro de CLAPVI en Guatemala 101
BRASIL Curitlba: De la Madre General de las H.C , . 103
Jos Carlos Fonsatti
Una carta original . 105
BRASIL Fortaleza:
Geraldo Frencken (Vis.) Saludo de bienvenida . 107
BRASIL Ro de Janelro: Mensaje a los Vicentinos de Amrica Latina . 108
Clovls Duarte Passos
Compromisos del Encuentro ' . 110
CUBA:
Carlos Bernal (Vis.) Lneas biogrficas de Luisa de Marillac . 112
CHILE: El Espiritu Santo en la vida y obra de Santa Luisa
Vctor Rodrguez (Vis.) de Marillac . 125
COLOMBIA: Luisa de Marillac. sierva de Jesucristo y de sus
Daniel Vsquez
miembros, los pobres . 137
COSTA RICA:
Pedro Martn Gonzlez Santa Luisa de MarilJac y la Pastoral Social:
ECUADOR Educacin y salud . 149
Gonzalo Martnez Vicente y Luisa: Una amistad liberadora . 156
HONDURAS: Luisa de Marillac en el hoy de la mujer
Antonio Quetgls latinoamericana . . 168
MEXICO:
Vicente de Dios Santa Luisa de Marillac. La madre . 184
PANAMA: Luisa de Marillac, hija de la Iglesia . 198
John MacGillivray Santa Luisa de Marillac: Modelo de laico
PERU: comprometido . . 207
Jos Antonio Ubillus (Vis.)
Crnica del Encuentro de CLAPVI en Guatemala 218
PUERTO RICO:
Gregorio Alegra (Vis.) En honor de las mujeres indgenas de Guatemala
VENEZUELA: con ocasin del Encuentro de CLAPVI 224
Martiniano Len Galerra de Misioneros:
P. Alfonso Mara Donoso Rubio, C.M. 226
REDACCION: Centesimus Annus . Carta encclica en el
Carrera 30A No. 24-81 "Centenario de la Rerum Novarum" .. ' ..... ' 227
BOGOTA, Colombia
De los Boletines Provincales 232
Tarifa de suscripcin: Bibliografa . .. . ... 235
US$ 10.00 al ano.
Pre s en t a ci n
La Familia Vicentina del mundo entero est celebrando con entusiasmo y prove-
cho el IV Centenario del nacimiento de la gran colaboradora de San Vicente, Luisa
de Marillac.
CLAPVI en el mes de marzo celebr en Guatemala, su primer encuentro dedi-
cado a conocer y honrar a Luisa de Marillac. Gracias a Dios, <l la buena prepara-
cin de nuestros hermanos y hermanas anfitriones y a la activa participacin de
los delegados, este encuentro sobre Santa Luisa, organizado por CLAPVI, fue
excelente en todos sus aspectos.
Para la gran mayora de los participantes, Luisa era "un tesoro escondido'
que gracias alas conferencistas y al trabajo de asimilacin en grupos y plenarias,
se pudo encontrar y aprovechar.
Luisa, a quien Dios llev desde sus tiernos aos por el camino de la cruz, que
no conoci la dulzura de un hogar en su niez y juventud, fue esposa y madre
feliz. Luego en su viudez, la Providencia la asocia a Vicente de Pa!, se convierte
en la animadora de los laicos comprometidos en el servicio de caridad y de amor
al pobre. Entre Vicente y Luisa nace una bella amistad que los enriquece mutua-
mente. De todos es conocida la especial devocin de Luisa al Espritu Santo. Ella
es tambin hija de la Iglesia y trabaja por la dignificacin de la mujer pobre. To-
dos estos aspectos de la polifactica vida de Luisa, se estudiaron y reflexionaron
con gran inters, en ambiente de oracin y amor de familia, durante el encuen-
tro de CLAPVI en Guatemala ...
Todo sto es lo que trata de presentar, este nmero de nuestra revista vicen-
tina latinoamericana. Espero que el lector al recorrer las pginas, vaya aprove-
chndose tambin de "este tesoro escondido" y renovando su amor a Santa Luisa,
se entusiasme cada da ms por la vocacin vicentina, que vivi tan admirable-
mente esta gran mujer.
Adems de las ponencias, encuentran en esta revista, las palabras del P. Gene-
ral y de la Madre General a los participantes del encuentro. Igualmente hay una
carta que los participantes del encuentro envan a sus hermanos y hermanas de
la Familia Vicentina .Latinoamericana. para compartir en algo, las inquietudes
surgidas a la luz del estudio de Santa Luisa.
Los que han participado en los encuentros de CLAPVI. saben del clima de fra-
ternidad y alegra que reina en ellos y han experimentado que uno de los frutos
principales, es el salir fortalecidos y animados en el carisma vicentino.
La prxima cita de CLAPVI es en ASUNCION (29 de noviembre a 8 de diciem-
bre, 1991) para un nuevo encuentro sobre Santa Luisa. All trataremos de buscar
facetas nuevas de "ese tesoro escondido".
Un SALUDO FRATERNAL para todos en este ao del IV Centenario del naci-
miento de Santa Luisa de Marillac.
Curia Generalicia
101
catolicismo del pueblo latinoamericano ... su profundo sentido comunita-
rio, su anhelo de justicia social, su lidelidad a la fe de la Iglesia, su pro-
funda piedad mariana y su amor al sucesor de Pedro" (Carta a los Religio-
sos de Amrica Latina, 29.06.1990, No. 8).
La Comunidad Vicentina en Amrica Latina -estoy seguro- se ha dis-
tinguido en el pasado por estas caractersticas. La conservacin de stas
constituye un desafo, no slo para CLAPVI sino para cada uno de los que
miramos en San Vicente y Santa Luisa los primeros modelos en nuestra
tarea de evangelizacin y servicio de los pobres.
La Congregacin de la Misin y la Compaa de las Hijas de la Caridad
han iniciado ya la vigilia de sus Asambleas Generales; la de las Hijas de
la Caridad ser en 1991 y la de los Padres y Hermanos de la Misin
en 1992. Hemos empezado tambin, por as decirlo, las Primeras Vsperas
del quinto centenario de la evangelizacin del Nuevo Mundo. Casi cada
da el correo nos trae nuevos programas de evangelizacin, nuevas suge-
rencias para los mtodos de evangelizacin y nuevas expresiones de idea-
les de evangelizacin para el tiempo presente. No es posible -me pre-
gunto yo- que nos veamos ahogados por el papel y que nuestras nume-
rosas cor.ferencias y conversaciones se queden en mera palabreria?
De esta experiencia y del desnimo ante lo enorme de la tarea que te-
nemos por delante slo puede salvarnos el ahondar constantemente en
nuestra unin con Cristo a travs de su Palabra y de la celebracin de su
misterio pascual en los sacramentos, especialmente en los Sacramentos
de la Reconciliacin y de la Eucarista, as como tambin la constante
oracin. "Slo as -escribe el Papa Juan Pablo 11- podris ser autnticos
evangelizadores, capaces de satisfacer las necesidades espirituales del
pueblo de Dios con un corazn compasivo" (ib. No. 16). Nuestra tarea de
evangelizadores tiene que encontrar su fuente en ..... una profunda expe-
riencia de Dios" que nos lleve a buscar "comunitariamente la luz y el dis-
cernimiento para afrontar los problemas de la vida cotidiana" y que ser
"garanta de una eficaz y trasparente predicacin del Evangelio a los hom-
bres y mujeres de nuestro tiempo" Ob. No. 25).
Permtanme expresarles mi aprecio por el trabajo que estn realizando
cada uno de ustedes en su parcela de la via del Seor. Mis visitas de
estos aos a nuestras Provincias de Amrica Latina me han alentado con
nuevas esperanzas para nuestra Familia Vicentina. Comparto los sentimien-
tos de Santa Luisa cuando escriba:
"Alabo a Dios con todo mi corazn por las bendiciones que su bondad
derrama sobre su pequea Compaa, que se reconoce por el soporte,
la unin y la cordialidad que florecen entre ustedes. Espero que su fi-
delidad obtendr de la bondad divina que sea siempre as".
(Ses Ecrits, p. 629).
Me encomiendo y encomiendo la Congregacin a sus oraciones, y quedo,
en el amor de Nuestro Seor,
su afmo. Cohermano,
RICHARD Mc CULLEN, is C.M
102
DE LA MADRE GENERAL DE LAS H.C.
103
dora de la Compaa de las Hijas de la Caridad, con San Vicente de Pal
del que fue fa ms prxima colaboradora. Durante 35 aos Vicente de Pal
y Luisa de Marillac trabajaron juntos en la misin que Dios les haba con-
fiado. Una intensa y eficaz colaboracin se estableci entre los dos. Jun-
tos trataron de "entregarse a Dios en la manera que El quiere" (L.M. p.
603). En la unidad, la diversidad, la complementariedad, trabajaron por el
Reino, trazndonos la ruta para encontrar y servir a Jesucristo encarnado
en el pobre.
Por todo esto me parece conveniente, hoy, recordar brevemente uno de
los principales mensajes que nos ha dejado. Este mensaje puede resumir-
se en esta divisa que la colaboradora de San Vicente hizo suya:
"LA CARIDAD DE JESUCRISTO CRUCIFICADO NOS APREMIA"
Unirse a Jesucristo en su vida toda de amor y de entrega, tal es el tes-
timonio de Santa Luisa y esa es tambin la misin de los hijos e hijas de
San Vicente.
El amor a Cristo invadi en efecto toda la vida de Luisa. Como San Pablo,
fue "apresada" por El, y nos invita, a su ejemplo, a tomar a Cristo como
regla de vida y a imitarlo como: "Adorador del Padre, servidor de su de-
signio de amOr, evangelizador de los pobres" (Const. 1.5 de las Hijas de
la Caridad).
Invadidos por el amor de Jesucritso Crucificado, de ello se derivan para
cada uno de nosotros unas exigencias, entre las que citar en primer lu-
gar la GENEROSIDAD y la CONFIANZA. Nuestra vocacin es una respues"
ta de amor a una llamada de amor, y actuamos a travs de Cristo, con El
y en El.
Hemos de abandonarnos en Dios y entonces conoceremos, siguiendo a
Santa Luisa qu bueno es confiar en El.
La CONTEMPLACION de Cristo Redentor oermiti a Santa Luisa des-
cubrir el misterio del pobre, ese otro Jesucristo, y entonces se sinti
"APREMIADA" a ir hacia El. Con San Vicente descubri, reconoci, sirvi
y am a los pobres como a miembros de Jesucristo, como a sus "amos
y seores".
Interpelados por las pobrezas que se. multiplican en torno a nosotros,
nos vemos provocados a continuar el servicio a Jess, y a ser en cierta
manera "los sacramentos de su mansedumbre y de su ternura" (Padre
McCullen). Nuestro mundo actual necesita encontrar hombres y mujeres
que reflejen el verdadero rostro de un Dios-Amor, abriendo as a los hom-
bres caminos de liber.tad interior, de comunin, de esperanza.
Que Santa Luisa, en este ao del 400 aniversario de su nacimiento, nos
obtenga de Dios, segn su propia expresin:
"un amor fuerte que nos ocupe suavemente en Dios y caritativamente en el
servicio a los pobres . .. " (ef. L.M., p. 82).
Pars, 16 de febrero de 1991
Sor Anne Duzn, Supo Gen.
Hija de la Caridad
104
UNA CARTA ORIGINAL
105
"El Seor Vicente, nuestro muy Honorable Padre y el Seor Portail es-
tn bien de salud gracias a Dios y tambin todas nuetras querimas herma-
nas" (c. 410).
"Dn mis recuerdos a todas las hermanas, a las que abrazo con todo
mi corazn . .. Saludo respetuosamente . .. a los seores padres" (c. 404).
"Todas nuestras hermanas de aqui les saludan con afecto" (c. 406).
"Soy toda de ustedes en el amor de Nuestro Seor, su humilde hermana
y servidora" (c. 595).
LOUISE DE MARILLAC
P.D. "Acaban de decirme que hay contagio (c. 10); que en (Per) han muer-
to muchas personas de repente, y siguen muriendo (c. 578), deseo de todo
corazn que puedan salir pronto de esa atmsfera tan malsana" (c. 655].
Por mi parte me uno a ustedes por la dicha de pertenecer a esta gran
familia de San Vicente y Santa Luisa.
Con todo afecto les abrazo prometindoles mis pobres oraciones
106
SALUDO DE BIENVENIDA
DANIEL CHACON
Visitador Padres Paulinos (Vic8ntinos)
Guatemala, C. A.
107
Guatemala, 14 de marzo de 1991
Un saludo fraterno para cada uno de ustedes, desde este centro de retiro
"Cefas", a unos 20 kilmetros de la capital guatemalteca.
Estuvimos reunidos por unos diez das, en un "encuentro de CLAPVI",
dedicDdo a Santa Luisa de Marillac en este ao del cuarto centenario de
su nacimiento.
Les contamos algo de lo que fue este encuentro. Una hermana de Mxico,
un Misionero de Guatemala y una voluntaria vicentina de una colonia mar-
ginal tambin de Guatemala, se dirigen a cada uno de ustedes en nombre
de los 82 participantes.
La hermana: "Eramos de 15 pases: Chile, Per, Ecuador, Hait, Puerto
Rico, Mxico, Honduras, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica,
Panam, Cuba, Repblica Dominicana y Colombia, compartimos vivencias
y experiencias y profundizamos ms en el espritu de nuestra compaa y
la aplicacin de ese espritu en nuestras obras y realidades muy peculia-
res en nuestro querido continente.
En esta reunin, llena de un verdadero ambiente de fraternidad que
cada vez ms se profundiza entre las distintas ramas que componemos
esta numerosa familia, nos convertimos ms y ms en portadores de la
esperanza, el dinamismo y la superacin que tenemos que realizar e im-
pulsar con nuestros verdaderos amos y seores los pobres.
Pero al mismo tiempo comprendemos que para lograr responsabilidad
en esto, se necesita en todos y cada uno de los laicos, padres y Hermanas
de la Caridad, que nos pongamos al da y que seamos conscientes de lo
que Vicente y Luisa haran en nuestra poca de contradicciones. Pero ha-
br un resurgir, lleno de confianza. Caminaremos con nuestro pueblo ha-
cia una resurreccin, si sabemos poner en prctica todo aquello, que he-
mos tenido la suerte de reflexionar en estos das.
Creemos en verdad que Vicente y Luisa estn haciendo resurgir con toda
su fuerza su espritu en medio de los pobres de nuestro continente lati-
noamericano, para poder ser testigos del amor de Cristo a los pobres".
El misioneto: "Qu impresiones y vivencias llevo conmigo de este en-
cuentro? La alegra de haber conocido a nuevas hermanas y hermanos. que
me han dado un mensaje de esperanza y que han sido como una presenciu
del Seor en mi caminar.
La invitacin evanglica de una vuelta a la niez en las dinmicas y jue-
gos que han marcado las charlas y reuniones.
Una llamada del Seor para ponerme a caminar con el pueblo, entrando
en un continuo proceso de conversin, viviendo sus penas y alegras, al
estilo de Vicente y Luisa.
108
Al recordar las caras de Jos que hicieron su presentacin y se comuni
caron con nosotros, a travs de estos das pasados, me sentir de nuevo
interpelado y animado por el mensaje alegre de la Juventud Mariana y Vi-
cenClana, comprender mejor mi compromiso, al desplazarme en imagina-
cin a la lejana Mauritania en Africa, Hait. Cuba y otras regiones de nues-
tro continente, sobre todo en Amrica Central, donde sufre el pueblo y
gime por su liberacin, pero donde no faltan pequeos signos evanglicos
y vicencianos de un futuro distinto, ms hUmano.
Quedar grabado en mi memoria el mensaje de Luisa de Marillac, una
mujer entregada por entero a Dios, para ser su instrumento de amor en
medio de los pobres de su tiempo.
Fue un encuentro maravilloso. Que lo viva ahora en el barrio y con el
pueblo, donde me toca seguir los pasos de Vicente y Luisa".
La seglar vicentina:
"En este mundo en que VIVimos, descubrimos que nuestro carisma nos
compromete a una entrega directa con el pueblo sufrido y as vivir lo que
San Vicente deca: "Ellos son mis amos y seores".
Hemos descubierto la necesidad de trabajar en conjunto para solidari-
zarnos con nuestros hermanos y no mantenernos alejados de la realidad
de la injuticia en que vivimos.
El testimonio de Santa Luisa nos compromete a renovar nuestro caris-
ma para acompaar a nuestros hermanos en esta vida llena de miseria. El
compartir de experiencias vicentinas nos ayuda a mejorar nuestro trabajo
pastoral. Esto se logra poniendo en prctica la nueva evangelizacin que
nos exige nuestro pueblo.
No podemos decir que en Centroamrica reina la paz. Pero s estamos
en proceso de ella, porque Dios escucha a su pueblo y lo libera de sus
opresores.
Donde hay injusticia, no puede haber paz. Estamos comprometidos co-
mo vicentnos a promover un mundo de justicia y fraternidad".
Sentimos los tres que Luisa es una voz de aliento para caminar juntos
y en medio de nuestro pueblo, con valenta y fe en Dios.
Nos dirige ella una ltima recomendacin: "Tengan gran cuidado del
servicio de los pobres y sobre todo de vivir juntos en gran unin y cordia-
lidad, amndose los unos a los otros, para imitar la unin y la vida de
Nuestro Seor.
Pidan mucho a la Santsima Virgen que sea Ella su nica Madre".
"Su afectsima y humilde servidora en Cristo crucificado":
Luisa de Marillac
109
COMPROMISOS DEL ENCUENTRO
110
IV. COMPROMISOS DE LA FAMILIA VICENTINA
20 AOS DE CLAPVI
En este ao, el 24 de septiembre, da de Nuestra Seora
de las Mercedes se cumplen los 20 AOS de la fundacin
de la CONFERENCIA LATINOAMERICANA DE PROVINCIAS
VICENTINAS.
111
LINEAS BIOGRAFICAS DE LUISA DE MARILLAC
HERNANDO ESCOBAR A., C.M.
Provincia de Colombia
INTRODUCCION
VICENTE DE PAUL
112
y este hecho en el corazn del buen sacerdote es un signo de la futura
fundacin de la Congregacin de la Misin.
- En Chatllon-des-Dombes, pueblecillo que se encuentra en grave di-
ficultad pastoral, el caso de una familia necesitada y la respuesta gene-
rosa de los fieles, son el comienzo de las "Caridades". De ellas nacern
con el tiempo, como fruto feliz, la Asociacin de las Damas y la Compa
a de las Hijas de la Caridad (2).
Dejemos a Vicente para encontrar a Luisa y descubrir el plan providen-
cial de Dios que los va a relacionar. Estamos ms o menos en 1624.
LUISA DE MARILLAC
PROCEDENCIA
Luisa pertenece a la familia de los Marillac, quienes de siglos atrs han
figurado en la historia de Francia. Nos acercamos al abuelo Guillermo, que
de dos matrimonios tiene cinco hijos. Del primero a Mara, Miguel y Luis,
y del segundo a Juan Luis y Valentina. Detengmonos en Luis, padre de
Luisa. Se casa en 1589 con con Mara de la Roziere, de la cual no tiene
hijos, y posteriormente, en 1595, con Antonieta Le Camus. Luisa nace en
1591, o sea, en el intermedio de los dos matrimonios. El problema del se-
gundo matrimonio de ste merece captulo aparte, porque es un drama
familiar, oscuro y tenebroso, del cual por fortuna fue alejada providencial-
mente Luisa (3).
NACIMIENTO
El ao de su nacimiento -ella nace el 12 de agosto- coincide exacta-
mente con el sitio de Pars hecho por Enrique IV. No es del caso aqu ahon-
dar en las dificultades polticas y sociales que este hecho conlleva. Baste
decir que fue un momento dursimo en que la gente se vi obligada a co-
mer correas y animales, y hasta a sus propios semejantes. Calclese el
impacto que semejante realidad pudo causar en la madre y en la criatura
naciente (4). Ya puede comprenderse lo que ella misma dir despus: que
desde su propio nacimiento Dios quiso probarla con la CRUZ (5).
INFANCIA Y JUVENTUD
Los primeros aos de su vida no los conocemos del todo. Sabemos que
fue llevada al lujoso Monasterio de Poissy, que databa del tiempo de San
Luis, Rey de Francia. En l resida una comunidad de Religiosas Domini-
cas. Estas no desdeaban ciertas expresiones de mundanidad, como bailes,
vestir a la moda y recibir una suntuosa alimentacin. Sy existencia refle-
jaba sin embargo autntica piedad y profunda cultura. Algunas nias de
familias de alta alcurnia eran colocadas all para iniciarse en la vida. La
estancia en Poissy fue favorable para Luisa (6). Despus va a casa de una
seora pobre con otras jvenes, la ayuda y se educa a la vez en las labo-
res ordinarias. Segn Gobillon, el primer bigrafo, adems de facilitarle
el cultivo de la pintura, el padre le di posibilidad de profundizar la filo-
sofa (7). Es providencial para Luisa el hecho de que, adems de haber re-
113
cibido principios religiosos y de cultura muy hondos, que le van a servir
el resto de su vida para comprender a la alta sociedad, tambin desde
muy joven est situada en la cercana del camino de los pobres.
En 1604 muere Luis. Es indudable que le di todo su cario dentro de
las propias circunstancias dramticas en que se encontraba. Tal como l
se expresa, Luisa ha sido su consuelo en la vejez. Le deja lo que es posi-
ble para ayudarla a fin de que pueda defenderse en la vida con algn di-
nero. Al darle su nombre le asegura la pertenencia a la familia Marillac (8).
VOCACION?
Hacia 1606 se realiza la entrada solemne a Pars de las Capuchinas o
Hijas de la Pasin. En siglo tan religioso como el XVII, un acontecimiento
de esta naturaleza era indudablemente algo excepcional que entusias
maba el fervor popular y era presenciado por multitud de personas. La
impresin marcada en Luisa, jovencita de apenas quince aos, tuvo que
ser inmensa. Por este tiempo comenzaba a percibirse en ella la influencia
de Miguel de Marillac. El pertenece al grupo que rodea a Madame Acarie
y busca una entrega profunda al Seor.
Luisa experimenta inclinacin a la Comunidad de las Capuchinas. Qui
siera entregarse a esa vida y se siente feliz pensando en ella. Al consul-
tar al Padre Honorato de Champigny, Provincial de Jos Capuchinos, y por
tanto mxima autoridad, escuchar la respuesta: "Dios tiene otros planes
para usted". La joven aspirante encuentra en ello una gran frustracin,
que tendr repercusin en aos futuros (9).
MATRIMONIO
La familia Marillac -y por ella se entiende en este caso la tia Valenti
na con su esposo y Miguel- propone a Luisa un matrimonio de conve-
niencia con Antonio Le Gras, uno de los secretarios de la Reina Mara de
Mdicis. Este matrimonio se realiza el 2 de febrero de 1613. Segn el mo
do de pensar de la sociedad de esa poca no podra llamarse Seora sino
Seorita Le Gras por no pertenecer a la nobleza su marido. La representa-
cin del matrimonio por parte de la familia Le Gras es muy pequea; por
la familia Marillac es amplia. Luisa es presentada en pblico como hija
natural. As va comprendiendo ella un poco ms lo que es la vivencia de
la CRUZ. El 18 de octubre de ese ao nace prematuramente Miguel Anto-
nio, una gran ilusin para Luisa, pero tambin un camino de CRUZ a causa
de su situacin enfermiza. Hasta 1625 vivir la joven madre la poca de
su matrimonio, en general con alegra, por ser Antonio un hombre bueno
y ella una persona muy atenta a los acontecimientos y compromisos de
los otros. Ella y l se amaron de verdad (10).
DIRECTORES ESP!RITUALES
Sera equivocado imaginar que fuese Luisa alguien por naturaleza me-
lanclico. No podemos confundir la crisis por la que atraves en ese mo-
mento con su vida entera. Nos lo va a probar el modo que tiene de actuar,
de pensar, de influir en los dems extraordinariamente.
114
Al iniciar estos aos de matrimonio interesa pensar en el influjo que
han ejercido sobre ella sus directores esprituales. La Seorita Le Gras, a
travs del itinerario de toda su vida, consulta, pero no corno la persona
dbil que solo necesita apoyo, sino corno alguien que sabe que para rea-
lizarse no puede estar sola. Este va a ser precisamente el gran carnina
en el cual aparece San Vicente para indicarle lo que la Providencia quiere
de elia. Entre los directores de la poca. adems de Honorato de Cham-
pigny, se destaca el to Miguel, quien le presta ayuda de modo bastante
oficial. Quien se acerca a ella de manera ms concreta es Juan Pedro Ca-
mus, obispo de Belley. Es tambin un gran apoyo San Francisco de Sales,
e] "bienaventurado Padre" de quien hablar despus, cuyos libros le pres-
tarn gran ayuda y que por los aos 1618 y 1619 pasa una temporada en
Pars, dejando honda huella en la sociedad. Segn Gobillon, hubo direc-
cin cercana de su parte para Luisa a travs de visitas (11).
CRISIS
La accin de estos directores es importante en el momento de la "cri-
sis". Hay en ella una lucha interior, que se inicia con el pensamiento de
que el voto -o promesa?- hecho en 1606 la ha ligado a Dios, y de que
por lo tanto su vida actual es de infidelidad (12). En el libro que contiene
su correspondencia y escritos, el escrito No. 3, autgrafo suyo, presenta
los puntos claves de la crisis:
la incertidumbre sobre si deba dejar al marido,
- el apego a su director
- y una duda sobre la inmortalidad del alma.
Esta lucha es profunda y abarca todas las facultades de Luisa, conec-
tndose plenamente con el carnina de CRUZ que ha llevado desde su niez.
Entre sus escritos, el primero nos presenta una pena interior que la con-
mueve mucho, y en el segundo se advierte el ansia de buscar a Dios para
entregarse a El, sin que aparezca sin embargo el temor que la llena el da
de Santa Mnica de 1623.
Despus de varias semanas de intenso sufrimiento, el domingo 4 de
junio, da de Pentecosts -segn relata el Escrito No. 3- recibe una ilu-
minacin interior. Escucha de alguna manera la voz de Dios, y por ella
sabe con certeza que no debe dejar a su marido. Se le hace ver que llega-
r un tiempo en que har voto de pobreza, castidad y obediencia y estar
con otras personas que siguen el mismo camino. La segunda duda desa-
parece al sealarle Dios un nuevo director, hacia el cual experimenta re-
pugnancia pero a quien acepta para el futuro: ste ser Vicente de Pa!.
La tercera duda se desvanece al darse cuenta de que es Dios quien le ha-
bla y de que, si Dios existe, lo dems no la debe preocupar.
ViCENTE y LUISA
Es interesante comparar la resolucin de las CriSIS en Vicente y en
Luisa. En 1617, ante los acontecimientos, que han sido voz de Dios para l,
desaparecen en Vicente las oscuridades y se lanza sin temor, con la fuer-
za de Cristo, a encontrarlo en los hermanos pobres de mltiples maneras.
La iluminacin que Luisa recibe en 1623 no significa que desaparezcan las
luchas, pero s que sienta la seguridad del Espritu para afrontar todo lo
que venga, apoyndose en la oracin y en la direccir Bspiritual (13).
115
OI:UENTACION
I
116
PRUEBA
Hay un detalle que poco se comenta. Un caballero afirma que Luisa le
haba prometido matrimonio. Ella se angustia y consulta a su director,
pero l la tranquiliza. Qu bello y estimulante ver en ella a la mujer sen-
sible que supera las dificultades y encuentra siempre su fuerza eil el Se-
or! (19).
MIGUEL ANTONIO
Por esos das Luisa acude a San Vicente para hablarle del hijo, que pa-
rece inclinarse al sacerdocio. Es bastante inestable y se porta como un
muchacho adolescente. De hecho ahora lo es porque no ha llegado an
a los veinte aos. Vicente, ahora y ms tarde, le brindar su apoyo para
ayudarla a ella, al igual que a Miguel Antonio.
TRAGEDIA FAMILIAR
Al comenzar la dcada del treinta un terrible problema aflige a la familia
Marillac. Por conflictos con Richelieu, Juan Luis, Mariscal de Francia, es
llevado a juicio y decapitado en 1632. Miguel. a su vez, sufre destierro y
muere santamente. Dentro de las redes de la intrigatne Mara de Mdicis,
todo se deba a un complot para derrocar al poderoso Cardenal. Miguel
estaba involucrado, pero es Juan Luis quien aparece como el cordero ex-
piatorio. La historia disculpa en gran parte a Richelieu al juzgar que, en
unin con el Rey, acta por amor a Francia. El proceder contra el Mariscal
no es justo. De Miguel sabemos que acepta el acontecimiento como ex-
presin de la voluntad de Dios, se prepara para la muerte, prohibe que le
hablen de sus enemigos y redacta un libro acerca de la vida eterna. Luisa,
en unin con la familia, pero con temple muy cristiano, vive ese dolor
intensamente y a profundidad. Cuando acude a Vicente en medio de su
pena, l le responde que tal clase de muerte da mayor seguridad de llegar
al cielo, si es bien recibida. "No importa cmo -le dice- vayan nuestros
amigos al cielo, con tal que vayan a l" (20).
117
la seal para el nacimiento de la Compaa. Desde meses anteriores Luisa
senta la fuerte llamada a congregar alrededor suyo a esas muchachas.
Vicente no se decida, esperando la voz de la Providencia. En el retiro de
1633 comunica a Luisa con alegra que Dios ha hablado claramente. Y el
29 de noviembre de aquel ao nace la Compaa de las Hijas de la Cari-
dad (23).
Podemos afirmar que esta Compaa fue como San Vicente la quiso y
como Santa Luisa la hizo. sin olvidar el hecho de que Luisa nunca acta
sola. Margarita. que no alcanz a contarse entre los miembros del grupo,
es en cierto modo la sntesis de la Hija de la Caridad y Santa Luisa el an
lisis, porque se dedica, a partir de entonces y hasta su muerte, a formar
a las hermanas en el servicio de los pobres. "sus amos y seores", lle
vando a cabo, junto con San Vicente, la construccin de la Compaa. Ella,
que pertenece a uan familia de ilustre prosapia, se rodear, para bien de
sus "amos", de jvenes campesins, sanas y sinceras que, junto con ella,
se dirigen al mismo ideal.
FORMADORA
En 1634, Luisa comienza una nueva etapa en su vida espiritual, median-
te el compromiso. afianzado con el voto, de servir a los pobres hasta la
muerte (24). Desde ahora hasta el final de su vida ella ser la "formadora
de las hermanas", y en eso se condensa de aqu en adelante toda su exis-
tencia. El fin a que tiende es ia ayuda corporal y espiritual del que ms la
necesita. Desde la perspectiva de la fe, tanto San Vicente corno ella des-
cubren a Cristo en la "persona" del pobre, con todos los aspectos que
implica. Al contemplar sus mitiples obras vemos cumplidos en ellas los
bellos principios expresados en el Vaticano 11 ... "En la unidad de cuerpo
y alma, ei hombre, por su misma condicin corporal. es una sntesis del
universo material, que alcanza por medio del hombre su ms alta cima y
alza la voz para la libre alabanza del Creador" (25), "Es la persona del
hombre la que hay que salvar. Es la sociedad humana la que hay que re-
novar", Lo que interesa a la Iglesia "es por consiguiente el hombre, pero
el hombre todo entero, con alma y cuerpo, corazn y conciencia, inteli
gencia y voluntad" (26). Con la colaboracin de las hermanas, quienes
tienen que superar inmensas dificultades de carcter personal y comuni-
tario, cumplen los fundadores una preciosa accin de conjunto.
ENFERMOS
El Hotel<Dieu es el primer campo de formacin de la nueva CompaD.
Las hermanas cooperan con las damas para atender a los muchsimos en-
fermos que llegaban all y que se hallaban en situacin tremendamente
dolorosa. Algunos aos despus tomar, sin perjudicar la unidad de las
obras, una posicin independiente hasta llegar a considerarse una Com-
paa con propia personalidad.
EDUCACION
Ya desde los comienzos, inseparablemente del serVICIO a los enfermos,
aparece como propia de la Compaa la dedicacin a la educacin de las
118
nlnas. No habr en general ninguna obra que no abarque estos dos fren-
tes (27). Y en 1641 Luisa de Marillac pedir permiso al Chantre de la Ca-
tedral de Pars para dedicarse a la educacin de jvenes pobres. Se inge-
niar tambin para conseguir mtodos nuevos en materia de educacin,
dentro de las limitaciones de fa poca. Nos quedar como bello recuerdo
el catecismo redactado por ella (28). No hay que olvidar que, adems de
la enseanza doctrinal, catecismo en la Compaa significaba ap!icacin
a otros diferentes conocimientos.
NIOS EXPOSITOS
GALEOTES
ANGERS
11 9
verdadero Director Diocesano de las Hijas de la Caridad, no solamente
buscando vocaciones para la Compaa, sino apoyando a las hermanas con
sus oportunos consejos. Al tomar las decisiones necesarias, en el trato
con los administradores, Luisa demuestra su rectitud de juicio y su gran
intuicin. Esta obra ser un campo de servicio a los pobres y de formacin
de las hermanas (34).
NANTES
TRABAJO Y FUNDACIONES
SIGNO PROVIDENCIAL
Por los aos 1641 y 1642, notan los bigrafos, la relacin entre Vicente
y Luisa se hace un poco distante, como ocurre en cualquier amistad (38).
Este hecho coincide con el regreso de La Chapelle y con el emplazamien-
to de las hermanas cerca de San Lzaro. Por este tiempo las ocupaciones
de Vicente son mltiples. Pero la vspera de Pentecosts de 1642 un nue-
vo acontecimiento es visto por los fundadores como providencial: la cada
del piso de un saln que hubiera podido causar la muerte, no solo a Luisa
sino tambin a Vicente y a algunas Seoras de la Caridad (39). Por esta
misma poca el P. Portail est actuando como Director de las hermanas.
Es seguro su nombramiento oficial, aunque no pueda determinarse la
fecha
120
DEVOCION A MARIA
En el mes de octubre de 1644 organiza Santa Luisa la peregrinaclOn al
Santuario de Chartres, durante la cual no solo pide a la Vi,-gen proteccin
para el hijo, sino para toda la Compaa, y declara a Nuestra Seora como
"nica Madre" de la Comunidad naciente (42). En su espiritualidad. el
arnor a Mara es una devocin fundamental. No la considera aislada en
sus privilegios. sino integrada siempre al misterio de la Redencin de Cria-
to, escogida por Dios para participar como instrumento en la realizacin
de la historia de la salvacin. Cristo es el centro del mundo, de la Iglesia
y de la Compaa, y Mara el medio y camino para llegar a El (43).
CRISIS
A partir de este hecho, que es importantsimo para Luisa, y como una
coincidencia misteriosa, se presenta una serie de problemas que le cau-
san honda angustia.
- Miguel Antonio entra en una crisis profunda de inestabilidad afec-
tiva_ Se enamora de una joven y se ausenta de la madre sin decrselo.
Ella piensa mucho en la salvacin eterna de su hijo. Las cartas a Vicente
nos la muestran desolada y con inmensa preocupacin. Es significativo el
detalle de enviar a San Vicente un cuadro de la Virgen para pedir perdn
por las faltas de Miguel Antonio e implorar proteccin para l (44).
- Simultneamente hay una crisis en la Compaa, que se deja ver,
no solo en la muerte de hermanas, sino tambin en el descuido de las Re-
glas y en las deserciones. Con ayuda de Vicente, Luisa va encontrando en
ello un camino de formacin para la compaa y confirma una vez ms para
s misma que Dios ha querido que vaya siempre a El por la CRUZ (45).
El 18 de enero de 1650 Miguel Antonio contrae matrimonio con la Seo-
rita Gabriela Le Clerc. Luisa lo comunica a las hermanas (46) y Vicente la
saluda (47).
ESTABLECIMIENTO DE LA COMPAIA
Desde 1646 se haba logrado la ereccin de la Compaa, sometida al
Arzobispo de Pars. Despus de orar mucho y por un camino misterioso,
logra Luisa que San Vicente acceda a que se establezca la Compaa bajo
la direccin de Vicente y de los futuros Superiores Generales de la CO:1-
gregacin de la Misin. El Acta la firman Vicente, Luisa y un grupo de
hermanas el 8 de agosto de 1655. Se tendr ia real patente en noviembre
de 1657 y el registro del Parlamento en diciembre de 1658. La aprobacin
pontificia se obtendr en tiempo del P. Almeras diez aos despus (48).
POLONIA
El ao de 1652 es importante. Sale de Francia por primera ve'z un grupo
de hermanas con destino a Polonia, por peticin formal de la Reina Mara
Luisa de Gonzaga. Pronto les llegar el sufrimiento, no solo a causa de la
peste y de la guerra, sino por la muerte del P. Lamberto, quien las haba
acompaado y sostenido. Otro grupo parte despus. pero tiene que re-
gresarse. Ms adelante volvern y se fundar una Casa Central (49).
GUERRAS DE "LA FRONDA"
Entre los aos 1648 y 1653, las Hijas de la Caridad, junto con los padres
121
y hermanas de la Congregacin de la Misin, despliegan gran actividad
por las provincias devastadas, y tanto en ellas como en Pars son el apoyo
de inmensas multitudes de pobres que sufren toda clase de miserias. Las
cartas de Luisa en esa poca reflejan profundo dolor por los males de la
guerra e intensa preocupacin por la suerte de su hijo, de San Vicente, de
los nios expsitos y de las hermanas. Tal situacin coincide con algunas
dificultades provenientes de la poca colaboracin de las Seoras de la Ca-
ridad y con todos los problemas presentados por el mantenimiento y aten-
cin del castillo de Bicetre (50).
HOSPICIO DEL "NOMBRE DE JESUS"
El ao 1653 es el de la creacin del Hospicio del Nombre de Jess. Lo
funda San Vicente con una donacin de cien mil libras hecha por un per-
sonaje annimo. Es una verdadera obra de promocin que alberga a vein-
te ancianos y a veinte ancianas, quienes aportan su trabajo para el soste-
nimiento de la casa. Luisa da su opinin y se encarga de la organizacin,
ayudada por Vicente, quien se consagra a la evangelizacin de los ancia-
nos. Al conocer la obra, varias Seoras de la Caridad aportan dinero para
la fundacin de un Hospital General en el predio de La Salpetiere que
albergue a todos los mendigos de Pars. Las hermanas se ven forzad3s
a prestar alguna colaboracin, pero tanto Vicente como Luisa rechazan
la obra porque, como lo demuestran los aps siguientes, va a convertirse
ms en actividad policaca que en expresin de caridad cristiana (51).
"LAS CASITAS"
En 1656 Luisa cae en grave enfermedad y se teme por su vida. Escribe
al Abad de Vaux. "Ha sido del agrado de Dios sacarme casi de la agona,
concedindome todava un poco de tiempo para que piense ms seria-
mente en su juicio ... Aydeme con sus santas oraciones" (52). Pero ya
desde fines del ao anterior la Compaa haba recibido la gracia de es-
tablecerse en "Las Casitas", obra del Gran Consejo dedicada al cuidado
de los dementes. Junto con el trabajo del Hospicio del Nombre de Jess
Vicente la elogia como muy propia del espritu de la Compaa, en la
Conferencia del 18 de octubre de 1655 (53).
DEDICACION
Las cartas de Luisa en la ltima dcada de su vida nos la muestran de-
dicada totalmente a las hermanas y a los pobres. Sor Brbara Bailly, quien
la acompa de cerca en sus ltimos aos, seala que en tal tiempo se
sinti ms libre por haberse serenado fa situacin de su hijo y porque ya
la Compaa haba adquirido suficiente estabilidad y se haba extendido
a muchos lugares.
RESUMEN
Al acercarnos al final de la vida de la Santa Fundadora, podemos desta-
car retrospectivamente el crecimiento de la bella amistad que la uni con
Vicente, expresada en el mutuo apoyo espiritual y en la preocupacin mu-
tua por la salud, y su accin conjunta en bien del pobre, visible en la pro-
liferacin de las casas, en la elaboracin y explicacin de las Reglas de
122
la Compaa y en la magnfica unin obtenida entre la Compaa y la Con-
gregacin de la Misin (54).
AO CRUCIAL
1660 es un ao doloroso para la Compaa. El 14 de febrero muere el
Seor Portail, el 15 de marzo deja de existir Santa Luisa y Vicente culmina
su peregrinacin terrestre el 27 de septiembre. A comienzos de ese ao,
en carta a Sor Juana de la Croix, Luisa haba insistido en que las herma-
nas, aunque sean muchas sus obras externas, deben dedicarse sobre todo
a una verdadera vida interior, sin la cual su vocacin no tendra sentido (55).
ULTIMaS OlAS
Al agravarse en marzo la salud de la Santa, Miguel Antonio, su esposa
e hija la visitan y ella les da su bendicin, recomendndoles la perseve
rancia en su vida cristiana. Como ltima voluntad para la Compaa dice
al grupo que se hace presente: "Mis queridas hermanas, sigo pidiendo
para ustedes a Dios su bendicin y le ruego les conceda la gracia de per-
severar en su vocacin para que puedan servirle en la forma que El pide
de ustedes. Tengan gran cuidado del servicio de los pobres y sobre todo
de vivir juntas en una gran unin y cordialidad, amndose las unas a las
otras, para imitar la unin y la vida de f\Juestro Seor. Pidan mucho a la
Santsima Virgen que sea Ella su nica Madre" (56).
Luisa deseaba recibir unas lneas escritas de Vicente como consuelo
en el momento final. El, gravemente enfermo y muy impedido, le enva
un sacerdote para decirle que ella va primero al cielo, y que l, si Dios !e
perdona sus pecados, se encontrar con ella en la eternidad ...
El funeral de Luisa, segn su deseo, se realiza como el de todas las
hermanas, y una CRUZ sobre su tumba va acompaada de unas palabras
sealadas por ella misma, y que enmarcan toda su existencia: SPES UNICA.
Pero el mejor resumen de la vida de Luisa de Marillac lo hace el ancia-
no Vicente en conferencia a las hermanas el 24 de julio de ese ao:
"Qu hermoso cuadro, Dios mo:
qu humildad, qu fe, qu prudencia, qu buen juicio
y siempre con la preocupacin de conformar sus acciones
con las de Nuestro Seor!
Hermanas mas, os toca ahora a vosotras conformar vuestras
acciones con las suyas a imitarle en todas las cosas" (57).
NOTAS
1. CL Fliche - Martin, "Historia de la Iglesia, XIX, Trento", Edicep, Valencia.
2. CL Dodin, Andr, "Saint Vincent de Paul et la Charit", Editions du Seuil, 1960.
Rops, Daniel, "La Iglesia de los tiempos clsicos. El gran siglo de las almas", Lucas
de Taralt editor, \, Un arquitecto de la Iglesia moderna.
3. Cf. Dirvin. Joseph, "Santa Luisa de Marillac", Editorial CEME, Salamanca.
4. Cf. Poinsenet, Marie-Dominique, "De I'anxit a la saintet", Bibliotheque Ecclesla,
43, p. 7 ss.
5. Cf. Luisa de Marillac, "Correspondencia y Escritos", Editorial CEME, Salamanca,
E. 19, 57.
6. Cf. Dirvin, op. cit., p. 21 ss.
7. Cf. Gobillon, .. La vie de Mademoiselle Le Grass, fondatrice et premiere suprieure
de la Compagnie des Filies de la Chart, servantes des pauvres malades", tome
12::l
premier, libre premier, p. 6.
8. Cf. Dirvin, op. cit., p. 26 ss.
9. Cf. Calvet, Jean, "Louise de Marillae par elle-meme, Portrait", Aubier, p. 32.
10. Cf. Dirvin, op. cit., p. 33 ss.
11. Cf. Baunaurd, Luis, Vida de la Venerable Luisa de Marillae, fundadora de las Hijas
de la Caridad de San Vicente de Pa/", Madrid, 1904, p. 15 ss. Gobillon, op. cit.,
p. 11 ss.
12. Cf. Calvet, op. eit., p. 32. Dirvin, op. cit., p. 32.
13. Cf. Poinsenet, op. cit., p. 36 ss.
14. Cf. Calvet, op. cit., p. 48 ss.
15. Cf. GobiJlon, op. cit., p. 26.
16. Cf. Calvet, op. cit., p. 51; p. 206 ss. Dirvln, op. cit., p. 66 ss.
17. Cf. Dodin, Andr, "S. Franc;ois de Sales, Vineent de Paul, les deux amis". OEtL, Pa-
rs, 1984, p. 7.
18. 18. Cf. Poinsenet, op. cit., p. 77 ss. Cf. Dirvin, op. cit., p. 84 ss. Coste, Pierre, tome
1, p. 73.
19. Cf. Dirvin, op. eit., p. 108-109.
20. Cf. Ibidem, p. 100 ss. Coste, Tome 1, p. 153-154. Cf. Bordonove, Georges. Les Rols
qui ont fait la Franee. T. 11. Luis XIII. Pygmalion, Pars, 1981, p. 203-210.
22. Cf. San Vicente de Pal, Conferencias Espirituales a las Hijas de la Caridad", Con-
ferencia No. 12, de julio de 1642, p. 80.
23. Cf. Dirvin, op. cit., p. 121. Cf. Rops, Daniel, op. cit., p. 42.
24. Cf. Calvet, op. cit., p. 207.
25. Consto "Gaudium et Spes", 14 a).
26. Ibidem, 3 a).
27. Cf. Luisa de Marillae, Correspondencia y Escritos, ce. 15, 45, 615. Cf. Flinton, Mar-
garet, Santa Luisa de Marillae, el aspecto social de su obra", Editorial CEME, Sala-
manca, p. 137 ss.
28. Cf. Luisa de Marillae, op. cit., E. 29.
29. Cf. Dirvin, op. cit., p. 164. Cf. Flinton, op. eit., p. 85 ss.
30. Cf. Dirvin, op. cit., p. 204 ss. Cf. Flinton, op. cit., p. 163 ss.
31. Cf. Luisa de Marillae, op. cit., e. 15.
32. Cf. ibidem, e. 167 bj.
33. Cf. San Vicente de Pal, op. eit., Conferencia No. 142. de 11 de noviembre de 1659,
pp. 956, 958.
34. Cf. Dirvin, op. cit., p. 186 ss.
35. Cf. Luisa de Marillae, op. cit., e. 171.
36. Cf. Dirvin, op. cit., p. 150 ss.
37. Cf. Luisa de Marillae, op. eit., e. 477 bj.
38. Cf. Charpy, Sor Elizabeth, Contra vienro y marea, Luisa de Marillae". CompaIa de
las Hijas de la Caridad, p. 154; p. 45 ss.
39. Cf. Dirvin, op. cit., p. 222. Cf. Charpy, op. eit., p. 154.
40. Cf. San Vicente de Pal, op. cit., Conferencia No_ 13. p. 82.
41. Cf. Luisa de Marillae, op. cit., e. 86.
42. Cf. Ibidem, c. 121.
43. Cf. Ibidem, E. 5; 6; 38; 39; 106.
44. Cf. Ibidem, e. 134, e. 143. Cf. Charpy, op. cit., p. 69 ss.
45. Cf. Ibidem, ce. 198, 199. Cf. Charpy, op. cit., p. 77 ss. Cf. Dlrvln, op. cit., p. 261 ss.
46. Cf. Ibidem, e. 315, P. D.
47. Cf. Coste, tome 111, p. 544.
47. Cf. Dirvin, op. cit., p. 337; pp. 358-359.
49. Cf. Dirvin, op. cit., pp. 314-315,322-323,331,333. Cf. Luisa de Marillae, op. cit., c. 429.
50. Cf. Luisa de Marillae, op. cit., ce. 275, 277, 279, 294, 302. 308.
51. Cf. Dirvin, op. cit., p. 321. Cf. Luisa de MariJlae, op. cit., e. 428.
52. Luisa de Marillae, e. 535, ej. Cf. Dayd, Leandro, Santa Luisa de Marillae, su vida,
SllS obras, sus virtudes, su posteridad", Librera Litrgica Rafael Casulleras, Madrid,
1934, p. 319.
53. Cf. San Vicente de Pal, op. cit., Conferencia No. 71, p. 588.
54. Cf. Luisa de Marillae, op. cit., E. 8, E. 9; ce. 23, 181, 228, 374, 634. Cf. Dirvin, op. cit.,
p. 337, p. 383.
55. Cf. Luisa de Marillae, op. eit., e. 722.
56. Luisa de Marillae, op. elt., E. 111, 302.
57. San Vicente de Pa!. op. cit., Conferencia 119, g. 994.
1?4
EL ESPIRITU SANTO EN LA VIDA Y OBRA
DE SANTA LUISA DE MARILLAC
Sor CARMEN GLORIA ALAYON, HC
Provincia de Puerto Rico
INTRODUCCION:
y Santa Luisa nos invita en este cuarto centenario a abrir nuestros cora-
zones a la efusin de ese Divino Espritu para que la Pequea Compaa
y cada uno de sus miembros se mantenga fiel a jos designios de Dios
sobre ella.
125
En esta ponencia har uso del conocido mtodo de VER, JUZGAR Y
ACTUAR.
". JUZGAR
A. Confrontacin del carisma vicenciano ante la vida de la santa en
nuestra real idad cotidiana.
B. El hoy del Espritu Santo en nuestro obrar vicenciano.
111. ACTUAR
A. Fidelidad al patrimonio neumatocntrico adquirido de nuestros san
tos fundadores.
B. Urgencia de la renovacin.
C. Obstculos al espritu.
D. Animar a la purificacin.
IV. CONCLUSION
l. VER: EXPERIENCIA DE PENTECOSTES 1623
Escuchemos una vez ms el testimonio de esta experiencia de la pluma
de la misma Luisa, experiencia que la marc para siempre ...
"El da de Pentecosts oyendo la Santa Misa o haciendo oracin en la
iglesia, en un instante, mi espritu qued iluminado acerca de sus dudas.
y se me advirti que deba permanecer con mi marido, y que llegara un
tiempo en que estara en condiciones de hacer voto de pobreza, de cas-
tidad y de obediencia, y que estara en una pequea comunidad en la que
algunas haran lo mismo. Entend que sera esto en un Jugar dedicado a
servir al prjimo; pero no poda comprender como podra ser, porque de-
ba haber (movimiento) de idas y venidas. Se me asegur tambin que de-
ba permanecer en paz en cuanto a mi director, y que Dios me dara otro,
que me hizo ver (entonces), segn me parece, y yo sent repugnancia en
aceptar: sin embargo consent parecindome que no era todava cuando
deba hacerse este cambio. Mi tercera pena me fue quitada con la segu-
ridad que sent en mi espritu de que era Dios quien me enseaba todo lo
que antecede, y pues Dios exista, no deba dudar de lo dems".
Sin duda Santa Luisa est en la misma lnea de los profetas, de los
apstoles, de Mara Santsima, de Jess de Nazareth .. , de todos los co-
laboradores y misioneros del Padre. Es norma en la pedagoga divina to-
mar EL la iniciativa en la economa de la salvacin. Todo es "gratuidad",
126
don del Dios altsimo. Los grandes momentos de la historia de la salvacin
se caracterizan por una efusin de gracia, de luz, de ESPIRITU SA.NTO,
Qu aconteci en la vida de aquella mujer?
Veamos ... qued baada, saturada, plenificada de Espritu Santo
" ... mi espritu qued inundado ... "
de dones: luz, segurida, paz, sere_nidad, servicio, gobierno, etc ....
Uno de los efectos de esa infusin del Espritu en el alma es la actua-
lizacin de los dones recibidos en el Bautismo. Ella misma escribe aos
ms tarde:
"Una de las mayores prdidas que pueden sobrevenir a las almas que no
participan en la venida del Espritu Santo es que los dones infusos en el
Bautismo no tienen su efecto . (Escritos 258, pp. 808).
" . .. esto me ha hecho ver que todos los desrdenes de la vida vienen
por falta de darse a Dios para recibir al Espritu Santo, y faltando sus do-
nes se aprecia una sorprendente diferencia en el obrar entre las personas
que estn animadas de ellos y las que no lo estn ... " (Escritos 258, pp. 808).
127
el Espritu la llen y bautiz en el Pentecosts de 1623. Cuando digo ple-
nitud "quiero decir que su accin, su amor, su gracia, su poder, su luz ...
se comunican a todo su ser y no a algunas zonas solamente ... va desa-
pareciendo la mujer vieja para dar paso a esta mujer nueva, renovada
con la fuerza y poder del Espritu Santo, que todos conocemos.
Pentecosts es don, gratuidad, an el esfuerzo ms tenaz ser siempre
efecto y no causa de la salvacin. Pentecosts ayer, hoy y siempre lo de-
cide absolutamente Dios, el Padre, es El quien establece el cmo, cuando
y a quin.
Mujer de fe:
Todos recibimos la fe en el bautismo. Esta virtud nos lleva a creer y ad-
herirnos a las verdades reveladas; resulta que muchas veces no la vivimos
en su radicalidad y dudamos de la accin de Dios en nuestras vidas. Esa
fe que llamamos teologal viene a ser como "la madre" de la fe; don y
fruto del Espritu (Gal. 5.22). La fe carismtica como suele llamarse a ese
fruto del Espritu Santo, consiste en una confianza ilimitada en la divina
providencia que nos permite abandonarnos en los brazos del Padre. No se
vacila, ni se duda, se ve claramente la voluntad de Dios. Es a la que se
refiere Jess en Mc. 11,23 ... "Yo les aseguro que quien diga a ese monte
128
qutate y arrjate al mar y no vacile en su corazn sino que creo que ha
de suceder lo que dice, lo obtendr".
Es capacidad de riesgo con la certeza de que Dios ya est obrando. Es
la fe de Mara en Can de Galilea, la de Pedro y Juan en los Hechos de
los Apstoles, la de Santa Luisa en su actividad visitando las cofradas ...
sin escatimar esfuerzos, cansancios, riesgos viajar kilmetros a pie, a
caballo, en diligencia fiada de la voluntad de Dios que le enva. La tena-
cidad en la fundacin de la Compaa de las Hijas de la Caridad. La cer-
teza de lo que es la compaa en los designios de Dios y la direccin que
ha dado la misma.
"En nombre de Dios, Seor, no permita usted que se haga nada que abra
una posibilidad por pequea que sea, de separar la Compaa de hallarse
siempre, sucesivamente bajo la direccin que la Divina Providencia le ha
dado, tanto en lo espiritual como en lo temporal; y en ella (en la oracin)
he credo haber visto que sera ms ventajoso para su gloria que la Compa-
a llegara a desaparecer por completo que estar bajo otra direccin, ya que
esto parece sera contrario a la voluntad de Dios". (C. 181, 1646, p. 189).
.. . . . Ias almas verdaderamente pobres y deseosas de servir a Dios deben
tener una gran confianza en que al venir a ellas el Espritu Santo y no en-
contrar resistencia alguna, las dispondr convenientemente para cumplir la
santsima voluntad de Dios ... " lE. 87).
" ... Ias siervas de Dios no deben temer nada con tal que sean fieles ... " .
.. . . . permanezcan fuertemente adheridas a lo que disponga la divina provi-
dencia, amando esas disposiciones y abandonndose de nuevo a ellas, con
la seguridad de que si somos fieles hasta ese punto, su bondad no nos
abandonar ... " (C. 324).
129
Hasta entonces Santa Luisa quera y buscaba a Dios, era ella quien in
dicaba la forma de entrega y consagracin, era ella quien quera poseer a
Dios. Ahora todo cambia, es Dios quien la posee a ella, es Dios quien le
indica la MISION, es Dios quien le dice como ha de consagrarse a El ...
en el servicio al prjimo con idas y venidas. "Sus caminos no son nues-
tros caminos como nos dice el profeta. No ir por ah la autntica reno-
vacin que tanto buscamos? No estaremos dando palos a ciegas por no
dar lugar, paso, al agente principal de la renovacin y creer que somos no-
sotros con nuestras fuerzas y proyectos que lo vamos a lograr?
"Mi tercera pena me fue quitada con la seguridad que sent en mi es-
pritu de que era Dios quien me enseaba ... oo.
Las circunstancias que rodean la concepcin, nacimiento, infancia, ado-
lescencia y juventud de Santa Luisa hieren su corazn de tal forma que
la enferman fsica y sicolgicamente. Las heridas que heredamos o reci-
bimos consciente o inconscientemente, los recuerdos dolorosos del pasado
dificultan el crecimiento humano y espiritual. Estos se ocultan en el fon-
do de nuestro corazn ejerciendo toda clase de dominio que se expresan
en actitudes negativas y poco evanglicas, tales como: miedo, temores,
celos, dudas, envidias, complejos de culpa, resentimientos, etc .... , esa
es la situacin del alma de Santa Luisa, donde el rechazo, la falta de amor
maternal, del calor de un hogar y una familia, sumados a los sentimientos
de culpabilidad por faltar a su voto o deseo de consagrarse al Seor y ha-
berse casado, la hunden en un mar de angustias. As se encontraba en
aquella maana de gracias ... y de aqu que se hacen realidad las palabras
del salmista:
"Nuestro Dios sana los corazones destrozados
y venda sus heridas". (Salmo 147).
Con frecuencia muchos de nosotros y de nuestros hermanos (a) de co-
munidad estamos sumidos en una serie de problemas interiores de tipo
sicolgico, a los que nunca se da una solucin radical. Pasan los aos, y
se suman los cambios o destinos y la situacin permanece o se agudiza.
Los conflictos internos de falta de paz. tristeza, inclinaciones al pecado,
escrpulos, sentimientos de culpabilidad, temores, miedos, resentimientos,
odios. rebeldas fuertes y constantes, inestabilidad emocional, deseos de
venganza, cansancios y celos apostlicos, ... y la lista se podra extender
de toda esta miseria que hacen imposible una vida comunitaria autntica
y evangelizadora. Estas ataduras, hermanos, impiden definitivamente vivir
la vocacin como Dios manda, y todos sabemos que eso se da y es verdad.
Para liquidar esos conflictos de orden interno y derribar sus enormes
barreras, no basta con la confesin sacramental, a veces la misma direc-
cin espiritual resulta ineficaz. Ou hacer entonces?
Santa Luisa nos responde desde su experiencia ... ella qued curada,
sanada, liberada interiormente con aquella efusin de VIDA DIVINA. Slo
Dios puede curar de verdad algunos corazones. La Escritura es rica en tex-
tos donde el Seor es el gran liberador y sanador de los corazones.
130
"El perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias" (S. 103).
"Ensancha mi corazn oprimido y scame de mis tribulaciones. Mira mis
trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados. Mira cuantos son mis
enemigos, que me detestan con odio cruel, guarda mi vida y lbrame".
(S.25, 15-20)
"Venid a mi todos los que estis cansados y agobiados y Yo los aliviar".
(Mt. 11,28)
Conviene distinguir sanacin del corazn de crecimiento espiritual. Sa-
nacin interior significa el proceso a travs del cual lo que est herido
interiormente queda totalmetne sano. Es sanacin del ser interior, mente,
voluntad, corazn, emociones, alma y espritu. Jess la realiz durante su
ministerio:
Quin no recuerda el episodio de la Samaritana? (Jn. 4,9 ... ).
La curacin de los COrazones destrozados de los discpulos de Emas?
(Le. 22,61)
El corazn destrozado de Pedro despus de la triple negacin? y otros.
En Santa Luisa se realiza una sancin interior de todo lo acumulado des-
de el inicio de su vida, el amor de Dios la baa y desencadena en ella un
proceso de crecimiento espiritual que termina el 15 de marzo de 1660.
De ahora en adelante Santa Luisa tendr que continuar enfrentndose a
dificultades de todo gnero: su hijo, la Compaa, las hermanas, su yo;
sin embargo ya no habr rupturas sino que de cada prueba sale crecida,
serena, fortalecida, pacificada en Dios, ms santa.
131
ciencia, fidelidad, mansedumbre, dominio de s ... (Ga. 5,22). Basta acer-
carse a su correspondencia y escritos para comprobar como la vida de
Santa Luisa es rica en buenas obras, en obras del Espritu. Su vida es
transparencia, hasta en Iqs ojos se le nota. Posea un encanto tal que ates-
tiguan las mismas hermanas que cualquiera que se le acercaba era siem-
pre recibido con una sonrisa.
"Cuando estbamos enfermas y vena a vernos nos pareca que con
solo su presencia ya nos haba curado", tena el don de sanar porque quien
posee el Espritu de Dios despide una fuerza especial que sana, comu-
nica vida a los cuerpos y a las almas.
4. DOMINIO DE SI MISMA. Tiene su temperamento bajo control, bajo
la gua sabia de su directo! espiritual. La mansedumbre, dulzura, toleran-
cia, afabilidad que daban a su feminidad ese encanto, ese conservar y
adornar santamente todos los atributos con que Dios ha adornado nuestro
ser de mujer. Ese toque femenino tan necesario en la obra del Seor y que
El quiere que mantengamos y lo dejemos divinizar a semejanza de las san-
tas mujeres de la historia de la salvacin, entre las que se encuentra San-
ta Luisa. Conservando santamente el don de agradar, persuadir, crear inti-
midad, dar gusto, de modo que quien se acerca a sus cartas y escritos, se
siente a gusto, se siente bien.
5. Pero el fruto que da valor a todos los dems, el que tiene la prima-
ca, es el Amor, la caridad Amor fuerte y tierno a Nuestro Seor que
la lleva a la unin con El a una vida de oracin profunda, a un deseo
continuo de Dios, de su Reino, de su gloria. Oracin que es ms de con-
templacin que de razonamiento... "con gran atractivo por la humi Idad
santa de Nuestro Seor y el deseo de honrarle e imitarle ... " Oracin que
se expresa en oraciones espontneas en sus cartas y escritos: "Alabo D
Dios querida hermana!" ... "Ah, cuantas maravillas se ven en el cielo
a este respecto en las almas que han dado a Dios ese ellas mismas".
"Bendito sea Dios por todas las gracias que concede a esta pequea
comunidad ... " (c. 187).
Amor que se traduce en: devociones, reglamentos de vida, en una ac-
titud de adoracin constante; vive en la presencia' de Dios an en medio
de la ms intensa y cargada actividad. .. quin no recuerda su famosa
oracin enviando a su ngel de la guarda a todos los sagrarios de los pue-
blos por donde pasaba en sus visitas. En su oracin antes de la comunin:
"Espritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, ven a purificar y embellecer
mi alma para que sea agradable a mi salvador!" (E. 110, p. 827).
133
"Tena mucha presencia de Dios en todas sus acciones y elevaba siempr~
su espritu a Dios". (Conf, s.v. 3-7-1660).
11. JUZGAR
"CONFRONTACION DEL CARISMA VICENCIANO ANTE LA VIDA
DE LA SANTA EN NUESTRA REALIDAD COTIDIANA".
Vivimos un momento privilegiado del Espritu dijo Pablo VI en la Evangelii
Nuntiandi, nm. 75. La Lumen Gentium nos ensea que:
"El Espritu Santo, no slo santifica y dirige al pueblo de Dios mediante
los sacramentos, y lo adorna con virtudes sino que tambin distribuye gra,
cias especiales entre los fieles de cualquier condicin; sus dones, con los
que los hace aptos y prontos para ejercer las diversas obras y deberes ti-
les para la renovacin y edificacin de la Iglesia". (L.G. 12.2).
Los carismas, gracias, dones, habilidades, que Dios reparte gratuitamen-
te son innumerables pues corresponden al amor y creatividad de Dios.
'134
Conviene aprovechar este centenario para confrontar nuestro carisma
vicenciano ante la vida de Santa Luisa en nuestro diario vivir. Lo que po-
dramos llamar el HOY DEL ESPIRITU SANTO EN NUESTRO OBRAR VI-
CENCIANO.
-Nos abrimos sencilla y humildemente al Espritu de Dios?
-Nos dejamos iluminar y guiar por EL?
-Conocemos los dones que nos ha regalado por el bien comn?
-Nos dejamos sanar, liberar por EL?
-Somos agentes del Espritu Santo?
-Qu obstculos le ponemos?
-Nos cerramos a su accin?
-Lo apagamos en nosotros? En los dems?
-No creemos que estamos viviendo una poca tremendamente ml(-
cada por su accin?
Nuestras comunidades adolecen de vida autntica, falta de pobreza,
humildad, profetismo, fraternidad, oracin ...
Posiblemente muchos de nuestros retrasos en la vida de entrega al Se-
or, en la vida comunitaria y apostlica tienen sus races en traumas, re-
sentimientos, recuerdos y heridas del pasado, causadas por el pecado o
por circunstancias de la vida, y estn ah ... mantenindose paralizados,
enfermos, raquticos, con actitudes poco evanglicas arrastrar:rlo un mi-
nisterio pobre y limitado.
111. ACTUAR
"LLAMADA A LA FIDELIDAD"
El momento presente marca la urgencia de "un nuevo Pentecosts", que
ya comenz en la Iglesia de Dios a todos los niveles. Urgencia que pide
una respuesta de:
1. Fidelidad al patrimonio neumatocntrico de nuestros santos funda-
dores. Sencillamente eran Santos que se dejaban guiar por EL PODER DEL
ESPIRITU SANTO.
El quiere regalarnos como a ellos un encuentro personal con CRISTO:
"Un encuentro personal vivo, de ojos abiertos y corazn palpitante con
el resucitado"; segn palabras de Juan Pablo 1I en Santo Domingo.
2. Renovacin de mentes y corazones por la fuerza del Espritu Santo,
para hacer comunidades nuevas. (Rom. 12). La vida cristiana es una con-
tinua renovacin. Dios es renovacin ... "he aqu que hago nuevas todas
las cosas", y nos quiere renovar constantemente para ser imgenes de
JesLIS. Que quien se acerca a nosotros sienta a Dios. Cmo lograrlo?,
orando: en la medida en que se ora, Dios se nos da ms y nos usa con
su poder. La oracin continua a la que nos invitan los fundadores, de modo
que no salgamos de ella. Oracin que lleva consigo un deseo grande de
Dios y de su Reino. Donde encontraremos la solucin para cada situacin
difcil.
135
Deseando vvamente la venida del Espritu Santo. Lo importante es orar
al Espritu Santo para que venga; cuando lo tengamos lo tenemos todo.
Santa Luisa nos ensea que en la vida espiritual lo ms importante es pe-
dir este Don del Dios Altisimo. Cuando llega el Espritu Santo, se esta-
blece la paz, y con la paz todas las cosas cambian. Acabemos con todo lo
que paraliza al Espritu de Dios en nosotros. Para Dios nada es imposible.
Dios lo puede todo.
3. Invitacin a la purificacin: Esa fidelidad nos exige una continua
purificacin ... seguimos con el programa trazado por la carta a los Ro
manos en el captulo 12:
- no os estimis ms de lo que conviene ...
- siendo muchos no formamos ms que uno solo cuerpo, en Cristo ...
- teniendo dones diferentes ...
- bendecid a los que os persiguen ...
- tened un mismo sentir los unos para con los otros ...
- no devolver mal por mal ...
- no tomen la justicia por su cuenta ...
no te dejes vencer por el mal antes vence al mal a fuerza de bien ..
CONCLUSION
Esto y mucho ms se puede decir de la accin del Espritu Santo en la
vida y obra de Santa Luisa de Marillac.
La celebracin del cuarto centenario de su nacimiento en nuestros das
en que la Iglesia vive una intervencin y un impulso incontenible del Es-
pritu de Pentecosts quiere decir a cada vicenciano, a cada Hija de la
Caridad:
1. Apertura a esa nueva efusin del Espritu Santo, para que nuestras
vidas se transformen; derribando los obstculos que nos impiden vivir
el "Dmonos a Dios para el servicio de los pobres".
2. Para que se realice "una verdadera conversin a Dios" y una renova-
cin interior de nuestro carisma vicenciano en la Iglesia. Los primeros
que hablamos de "opcin preferencial por los pobres" somos nosotros
y est bien... pero, y hoy? hay quienes nos superan, asumimos
tareas donde estn los mas pobres? o una excesiva prudencia huma-
na nos paraliza en revisiones y opciones en concreto?
3. Experimentamos una relacin nueva, un encuentro personal con Cristo.
4. Una conciencia de que la comunidad, la Compaa al igual que la Igle-
sia slo puede ser y es creacin del Espritu Santo y slo EL continua-
r crendola.
S. A tener hambre de la Palabra de Dios y gusto por la oracin personal
y comunitaria. .
6. Un amor grande a la Santsima Virgen Mara, la mujer nueva y renova-
da por el poder del Espritu Santo.
7. Experimentar el gozo y la paz nos har testigos, portadores cualifica-
dos del Poder de Dios ante los poderes del mundo, del mal, de las ti-
nieblas '" ante los cuales no hay tcnica que valga, lo nico que
cuenta es el Poder del Padre, del Hijo, y del Espritu Santo. "De El, por
El y para El, son todas las cosas, a El la gloria por los siglos de los si-
glos, AMEN".
136
LUISA DE MARILLAC, SIERVA DE JESUCRISTO
V DE SUS MIEMBROS, LOS POBRES
P. ADRIAN BA5T1AN5EN, C.M.
Provincia de Centro Amrica y Panam
137
fases de la vida por las que pas fueron las siguientes: vida matrimonial
con maternidad, perodo de viudez en una fase de transicin, visitadora y
organizadora de las cofradas de la Caridad en Pars y en la campia fran-
cesa, formadora de las primeras Hijas de la Caridad en una vida consa-
grada de votos religiosos, pero guardando un carcter seglar.
Creo que son cuatro los rasgos principales del perfil de su personalidad:
1. Una excesiva angustia interior, resultante de un complejo de culpa,
sin duda a consecuencia de traumas en su niez. Sufra de perodos de
depresin.
2. Cierta vehemencia e irritabilidad de carcter, que dificultaba a veces
el cultivo de relaciones humanas serenas y armoniosas. "Caa alguna vez
en algn movimiento de viveza o impaciencia", observa el mismo San
Vicente .. " "a veces en la Seorita Le Gras aparecan algunos prontos
de nimo", reacciones fuertes, espontneas que le costaba un poco
controlarlas. (Cfr. Contra Viento y Marea. p. 135). Tena un "tempera-
mento vivo y rpido" ... con "juicios un tanto severos", una "tenden-
cia a dramatizar". (a.c. pp. 158-159). Era ste un rasgo heredado de
sus antepasados paternos?
3. Una rica ndole por su inteligencia y ciertas dotes artsticas y organi-
zativas que la distinguieron como una persona con capacidad de diri-
gente. Son cualidades que le vendrn muy a propsito para sentar las
bases de la naciente Comunidad de Hermanas. Tambin en esto se nos
presenta como una verdadera Marillac, con el temple del lder y la
capacidad de organizar empresas.
4. El cuarto rasgo principal de su personalidad y el ms importante fue
su ardor de espritu, su deseo de entrega total, su disposicin de ir
hasta las ltimas consecuencias en la bsqueda de Dios y de su Reino.
Esta cuarta lnea del perfil de su personalidad va a prevalecer sobre
las dos primeras en el combate espiritual de su vida.
138
Los cuatro aos entre 1625 y 1629 son llamados por sus bigrafos, aos
de viudez. Los pas Luisa "entre tanteos, esperas e impaciencias. Es el
largo noviciado que traer la orientacin definitiva eJe su vida y la paz".
(Corpus Juan Delgado - Luisa de Marllac y la Iglesia, p. GO).
"He deseado mucho estos das pasados, que se acordara usted de ofre-
cerme a Dios y le pidiera la gracia de que su santa voluntad se cumpla
por entero en m, no obstante las oposiciones de mi miseria. As pues.
Padre, le hago con toda humildad esta splica y le pido perdn por impor-
tunarlo tanto, siendo por la bondad de Dios, su muy agradecida servidora
e indigna servidora, Luisa de Marillac". (Carta a Vicente, 5 julio, 1627).
Son estos aos del llamado noviciado de Luisa el perodo en que logr
un nuevo rumbo en su vida, un camino hacia el pobre. Con esto da un
gran paso de superacin de sus angustias.
El envo por Vicente a visitar las "Caridades" (Cofradas, Hermandades
de la Caridad) mayo 1629. "Vaya pues, Seorita, (desde su matrimonio su
ttulo es seorita Le Gras), en nombre de Nuestro Seor. Ruego a su di-
vina bondad que ella le acompae, que sea ella su consuelo en el camino,
su sombra contra el ardor del sol, el amparo de la Juvia y el fro. lecho
blando en su cansancio, fuerza en su trabajo y que, finalmente, la devuel-
va con perfecta salud, y llena de obras buenas". (San Vicente de Pal,
Obras Completas 1, pp. 135-136).
Se pone en camino Luisa de Marillac: el xodo hacia el pobre. "Esto le
va enseando tolerancia, paciencia, las dificultades del servicio a los po-
bres ... " (Corpus Juan Delgado, a.c., p. 61); una nueva apertura en su
vida: el cuidado de los enfermos y la asistencia a los necesitados (1629
1633).
139
- El 15 de diciembre de 1645, Luisa escribe su testamento... "y des-
pus de la muerte de mi hijo, todos los bienes que le dejo pertenecern
a los pobres, a quienes despus de l nombro por mis herederos ...
Siendo mi intencin y voluntad que, cuando no hubiere descendientes
suyos legtimos, sean los pobres los herederos de lo poco que Dios
me ha dado ... (Cfr. Corpus Juan Delgado a.c., p. 103).
- El 8 de enero de 1650, el hijo de Luisa, Miguel Le Gras, contrae matri.
monio. Con esto Luisa entra en un estado de mayor tranquilidad. Tam-
bin se haban superado algunas crisis en la recin fundada Compaa.
El 8 de diciembre de 1658, consagracin de la Compaa a la Virgen.
1660 Testamento espiritual para las Hijas de la Caridad.
"Mis queridas Hermanas: Sigo pidiendo para ustedes a Dios su ben-
dicin y le ruego les conceda la gracia de perseverar en su vocacin
para que puedan servirle en la forma que El pide de ustedes.
Tengan gran cuidado del servicio de los pobres y sobre todo de vivir
juntas en una gran unin y cordialidad, amndose las unas a las otras,
para imitar la unin y la vida de Nuestro Seor.
Pidan mucho a la Santsima Virgen que sea Ella su nica madre". (Santa
Luisa de Marillac, Correspondencia y Escritos, p. 835).
" ... ruego que se acuerde (el Seor Vicente) de que le he manifesta-
do tener un gran deseo de ser puesta a lo largo de un muro, debajo
de la Iglesia de San Lzaro ... Suplicndole tambin que se ponga in-
mediatamente en el mismo lugar contra el muro una gran cruz de ma-
dera con un Crucifijo y un letrero al pie en el que haya esta inscrip-
cin: Spes Unica" (mi nica esperanza). (Correspondencia y Escritos,
p. 832).
A Luisa agonizante, Vicente enva este mensaje de palab~a' "Ud. marchJ
primero, Seorita; si Dios me perdona mis pecados, espero ir a reunirme
pronto con usted en el cielo". (Contra Viento y Marea, Luisa de Marillac,
Sor Elizabeth Charpy, p. 165).
Muere, recogida en su cuarto el 15 de marzo de 1660, a la edad de 68
aos.
"Qu cuadro ms hermoso, Dios mo"!, exclam Vicente en la confe-
rencia del 24 de julio sobre la vida de Luisa.
140
Tres caractersticas principales: Luisa fue una contemplativa, en una
constante actitud de adoracin, unida a Mara. Vivi con Mara un amor en
traable para Jesucristo. Descubri el rostro de Jess en los pobres.
El lenguaje que usa (p.e. "honrar" los "estados" del Verbo Encarnado,
las "operaciones" de la Santsima Trinidad, las "mximas" de la Prov
dencia, hacer "actos de amor" y otras expresiones) y la importancia de
los misterios de la Trinidad y la Encarnacin en su piedad, la sitan cla-
ramente en el medio ambiente de la Escuela Francesa del siglo XVII. Lo
mismo vale para su amigo Vicente. Los dos son representantes de la mis-
ma escuela de espiritualidad (Esta afirmacin debe tomarse con el si-
guiente matiz: Luisa dirige su atencin ms hacia los misterios de la Tri-
nidad y Encarnacin y Vicente se fija ms directamente en la persona y
vida de Jesucristo. Lase al respecto la ponencia de Juan Patricio Prager
sobre la amist<ld de los dos santos). Siendo Vicente su director por mu-
chos aos (unos 35 aos), tuvo una influencia decisiva en su camino es-
piritual. Pero la experiencia de Luisa, su caminar hacia el encuentro con
el Seor, tiene sus propias caractersticas muy suyas, muy originales.
Distingo aqu tres clases entre los constitutivos de su experiencia: ras-
gos de la Escuela Francesa, rasgos tomados de San Vicente y rasgos pro-
piamente suyos.
Conste que todos los rasgos en su espirituaiidad estuvieron integrados
en un conjunto armonioso.
Rasgos vicencianos:
141
Rasgos particulares propios:
142
CITAS INSPIRADORAS
Quiso Luisa asociar su vida a "esa misteriosa aventura del Verbo En-
carnado". (Segn una expresin de Andrs Dodin). (Cfr. Un Camino
de Santidad, Luisa de Marillac - Sor Elizabeth Charpy, p. 3).
"Qu amor, qu inventiva ha tenido la divinidad en este hecho", (de
la Encarnacin del Verbo). (1657). (Correspondencia y Escritos, p. 808).
143
"Trabajar sin brillo, sin ruido, en el servicio de los pobres, (1659) (Co-
rrespondencia y Escritos, p. 636).
"Consagrar el resto de mis das a honrar la santa vida oculta de Je-
ss en la tierra". (1633). (Correspondencia y Escritos, p. 695).
"Una vida oculta en las entraas de Mara" (1646) (Correspondencia
y Escritos, p. 146).
"Aprender a mantenerme oculta en Dios" (1633). (Correspondencia y
Escritos. p. 694),
"Todo eso (apostolado de las hermanas en los hospitales) se ha llevado
a cabo en silencio. " siguiendo el ejemplo y los mandatos del primer
institutor de la Compaa, Jesucristo, como servidoras suyas, para hon-
rar su santa vida oculta" (1660, poco tiempo antes de su muerte). (Co-
rrespondencia y Escritos, p. 826).
3. Un servicio atento y delicado a los pobres
"Sean muy amables y bondadosas con sus pobres; ya saben que son
nuestros Seores, a los que debemos amar con ternura y respetar pro-
fundamente" (1650). (Correspondencia y Escritos, p. 316).
"Trabajemos pues, queridas hermanas, en el servicio corporal y espi
ritual de Jos pobres enfermos por amor a Jess crucificado. (i 656).
(Correspondencia y Escritos, p. 500).
"Ah! qu dicha si la Compaa ... no tuviera que ocuparse ms que
de los pobres desprovistos de todo". (1660, ao de su muerte). (Co-
rrespondencia y Escritos, p. 826).
Pregunta Luisa: "Tienen servi lletas en las camas de los enfermos?
Las tienen limpias", (1646). (Correspondencia y Escritos, p, 184).
Otra observacin: "No s si tienen ustedes la costumbre de lavar las
manos a los pobres; si no lo hacen, les ruego se acostumbren a ello".
(1650). (Correspondencia y Escritos, p. 324).
Admrese la delicadeza lucana de Luisa en su servicio a los pobres;
-comprase su actitud con la del Buen Samaritano (Lc. 10:34-35). "Les
llevaba dulces, mermeladas, galletas y otras golosinas. Los peinaba,
limpindoles la sarna y los parsitos; (y llegado el caso de un falleci
miento) los amortajaba". (Cfr, Contra Viento y Marea, Luisa de Mari
llac, p. 6). As actuaba a la edad de unos 22 aos. A los 68 a menos de
dos meses y medio de morir, el 4 de enero de 1660, se dirige a su an-
ciano amigo Vicente, que sufre de la hinchazn de sus piernas. Le
manda una estampita de Jess, rodeado de espinas y le agrega una
carta.
"El pensamiento que me presentaba a su amada persona en medio de
grandes dolores, me inspir el de que nada podra mitigarlos como ese
ejemplo, junto con una medalla que la buena seorita que ha estado
aqu enferma, me ha enviado con unos rosarios... Permtame, por
amor de Dios, que le pida noticias de su salud. si va en aumento la
144
hinchazn de sus piernas, si no disminuyen sus dolores, si no tiene ya
fiebre. .. Me parece absolutamente necesario el que se purgue con
frecuencia, pero con purgas suaves ... ; y que se alimente como en-
fermo, sobre todo por la noche, a excepcin del pan y del vino; las
hierbas, en cambio son malas para generar buena sangre. Mucho que-
rra saber noticias suyas, pero como son en verdad; me parece que
Nuestro Seor me ha puesto en estado de poder llevarlo todo con su-
ficiente paz ... " (Correspondencia y Escritos, p. 645). Pensando en la
salud de Vicente, preocupada por l, estando ella misma enferma y en-
caminndose a la muerte, est plenamente en paz.
"i Dichoso el que cuida al pobre y enfermo!
En el da de la desgracia lo liberar el Seor!"
Vicente orient a Luisa hacia un servicio efectivo y organizado a los
pobres y enfermos. Y ella supo prodigarles cario y ternura, de la que
estaba lleno su corazn.
La diacona fue una experiencia liberadora en la vida de los dos ami-
gos, que juntos trazaron el camino para todos nosotros (1).
1. En otra charla Sor Imelda Barrera presentar el tema de las diferentes clases de ser-
vicio ni pobre que promova, practicaba y organizaba Luisa.
11\5
3a. La diacona sigue dos cauces:
a) el de la promocin de la justicia a nivel de estructuras y como exi-
gencia de conversin personal, y
b) el cauce de la praxis del amor y de la ternura en relaciones huma
nas realmente personal izantes.
146
manos. El serVICIO llegar a ser un estmulo a la autopromocin. Las
obras se organizarn desde la base y comenzndose "en pequeo".
segn el concepto de la "revolucin" de las tres eles: lenta, larga y
local.
Se fomentarn mtodos participativos.
Los pobres sern los agentes de su propia promocin.
La mstica vicenciana, sin embargo, enriquecer y fecundar este pro-
ceder en medio del pueblo con una visin abierta al mundo y una
disposicin de "xodo" y solidaridad, que traspase fronteras y ba-
rreras.
6a. Finalmente. resuene siempre en nuestro odo y en nuestro corazn el
iUlIla paulina de Luisa de Marillac: "La caridad de Cristo Crucificado
me mete prisas".
El servicio al pobre ha de ser tambin en nuestra vida el secreto de
Uflt beracin del alma que me ha de preparar para el encuentro con
el Seor.
LA DIACONIA Et\J AMERICA LATINA - EXIGENCIAS Y VALORES
1. "Caminar con ellos" - Solidaridad, paciencia, actitud de escucha, orar
con ellos, meditar juntos sobre la Palabra de Dios, no precipitarnos en
nuestros compromisos y obras, no agotarnos en reuniones, sino guaro
dar tiempo para conversar y descubrir los valores del pueblo. (p. e.: en
visitas domiciliarias).
2. Toda clase de diacona es oportuna y necesaria tambin en el mbito
latinoamericano. Lo dicho arriba sobre diferentes formas de diacona
vale tambin para nosotros.
Lo que tiene especial importancia es la inculturacin y el descubrir
los valores, sobre todo religiosos y morales que caracterizan a los po-
bres.
Los estudiosos de la realidad latinoamericana tienden a ser algo pe-
simistas a causa del atraso socio-econmico que padecemos, pero este
pesimismo no debe cerrarnos a una visin de fe y esperanza en base
a la gran riqueza espiritual que encontramos en nuestro pueblo. Todos
los que se dedican al servicio de los pobres en Amrica Latina en un
espritu evanglico. deben dejarse evangelizar por ellos, para que el
servicio sea personalizante.
3. Valores religiosos y morales que se destacan con nuestro pueblo:
Intento aqu sealar algunos de estos valores, que son como "peda-
citos" del kerigma, el mensaje central de la predicacin evanglica.
Aunque la religiosidad popular necesita de una iluminacin y correc-
cin por medio del anuncio de Cristo muerto y resucitado, sin embar-
go, el pueblo guarda y vive en su memoria ancestral algunas verdades
bsicas del Evangelio.
al La conciencia de los pobres que son un pueblo peregrino, caminante.
"Somos un pueblo que camina". La condicin peregrinante, el per-
tenecer a "los del camino", -as se llamaban los primeros cr:stia-
147
nos- es algo que vive nuestro pueblo; por eso les gustan tanto
las procesiones.
b) Jess fue un pobre, un caminante como ellos y los entiende muy
bien y ellos se sienten muy a gusto con El. Al padre que les viene
a decir la misa, a la trabajadora social que viene a dar una pltica,
al tcnico y al estudioso que hacen encuestas, no los sienten a
menudo como uno de ellos, stos son "de arriba", de fuera, pero
Jess, el que muere en la cruz s es de ellos.
c) Guardan la memoria del pasado, de la injusticia que sufrieron sus
antepasados, reclaman un cambio, aunque su protesta quede sofo-
cada en su garganta y en su corazn. Pero s la tienen presente esa
protesta. Se trata de una protesta legtima y el mismo Dios la hace
suya. Haremos bien en tomarla en serio en todo nuestro servicio
y nuestra presencia en medio de ellos.
d) Pero ms profunda que la protesta es la esperanza. El pueblo guar-
da tambin en su memoria la esperanza de una vuelta a formas de
convivencia ms fraternales, que ser a la vez una proyeccin al
futuro en que se respetarn sus derechos. S, es cierto, hay mucho
fatalismo, resignacin, pasividad. no slo en los ms pobres, que
solo procuran sobrevivir, sin esperanzas para el futuro, en "un mun
do sin maana". Pero a la vez es verdad que la memoria del pueblo
latinoamericano est marcada de una profunda esperanza, la de 103
profetas y "humildes de la tierra, de la biblia, que un da ha de
suceder el milagro de un mundo en paz y fraternidad.
"Caern los opresores, exultarn los siervos, los hijos del oprobio
sern tus herederos; sealars entonces, el da del regreso, para
los que coman su pan en el destierro".
e) Lo ms valioso en la vida de los pobres es la vivencia del amor y
la ternura, los valores de la acogida, la hospitalidad, la alegra, la
ayuda mutua, la experiencia que "Dios es lindo", "Dios es gran-
de". "Amn, aleluya, hermanos".
Cualquiera que se dedica a fa diacona, que tenga presente esa rique-
za humana y cristiana del pueblo. Todo servicio ha de acompaarse de
un profundo respeto a la persona, una apertura del alma al Dios, que
se manifiesta en ellos porque "de ellos es el Reino", un afn de soli-
daridad, y un caminar con ellos. Es sa la verdadera autopromocin:
juntos de camino al Seor, de camino a la comunin en el amor.
148
SANTA LUISA DE MARILLAC y LA PASTORAL
SOCIAL: EDUCACION y SALUD
SOR IMELDA L. BARRERA PEREIRA, H.d.l.C.
Provincia de Amrica Central
149
direccin de su fundadora, cuya delicadeza la hace entrar en detal!es nlll\{
pequeos. As, en el reglamento de 1640, sobre la forma de cuidarlos. r-
comienda a las Hijas de la Caridad, que, hacindose ayudar de las mucha-
chas que trabajan con ellas, tengan el cuidado de vestir a los nios de lim-
pio, apenas los levanten (1).
Hay que tomar en cuenta que, los hbitos higinicos ayudan a la per-
sona a que tome conciencia de su dignidad, y, se deben inculcar a tem-
prana edad para que se arraiguen en la personalidad del nio. Es una for-
ma de promover, que Luisa tena gran cuidado de que se aplicara en las
casas donde estaban internados los nios abandonados.
Una vez que los nios iban creciendo, las Hermanas les enseaban <3
leer, escribir y los instruan en la doctrina cristiana; porque si ieen y es-
criben. al llegar a la edad adulta sern personas menos dependientes, y,
como cristianos tendrn una visin de fe.
La ignorancia esclaviza al hombre y le impide tener un mejor desenvol-
vimiento en la sociedad en que vive; por ello se considera que, una forma
de promover a la persona es ayudaria a que domine esos dos medios de
comunicacin valiosa, como son: la lectura y la escritura; y esta ensean-
za-aprendizaje, ha de ser de calidad. y por ello, Luisa pide, que a los nios
se les haga repetir las lecciones. no en una forma negligente o de cual-
quier modo, sino con atencin (2).
En carta a Sor Isabel Turgis en 1646, la fundadora le pide que ponga gran
cuidado en la instruccin de las nias y en llevar buen orden en la es-
cuela (3).
Esta recomendacin va a permitir que los nios reciban una educacin
de calidad. segn la poca. Nada ms lejos que pensar en un trab:ljr; edu
cativo indo/ente y conformista, pensando que, por ser nios c8I"entes d"
padres y/o de fortuna, cualquier tipo de educacin basta.
Esa calidad de la educacin, deba darse tambin en as relaciones hu-
manas entre educador y educando, y as lo demuestra en la carta que la
fundadora dirige a Sor Ana Hardemont en 1647. instndola a que en el
trato con las nias que instruye. haya mucha dulzura (4). Una actitud tal,
va a permitir que los educandos se sientan bien y se estimulen a apren-
der lo que se les ensea. porque hay una verdadera empata.
1.1 la metodologa
Los mtodos del aprendizaje de la lectura siempre es una preocupacio:l
para los maestros que estn en bsqueda de cmo sacar a los nios de
la ignorancia y ensearlos a leer. En el siglo XVII Luisa busca mtodos
que permitan a las hermanas encargadas de las escuelas, realizar mejor
su tClrea, y, es as como se ocupa de obtener los carteles alfabticos que
utilizan las religiosas ursulinas en sus escuelas para las nias ricas (5).
1.2 Promocin espiritual
En lo que se refiere a la doctrina cristiana, la fundadora recomienda
que ha de hacerse en forma sencilla pero convincente, para llevar al hom
150
bre a una toma de conciencia de su ser trascendente, que, por designio
divino est llamado a una vida perfecta y feliz al dejar este mundo. Esta
visin lo sublimiza e impulsa a liberarse del pecado, que esclaviza y reba-
ja su dignidad. Para que las primeras hermanas ejercieran su trabajo de
catequistas con mejores resultados, Luisa redacta un sencillo y ameno
catecismo de la doctrina cristiana. Tambin les recomienda que lo hagan
con puntualidad (6); instruyendo a los pobres en los misterios de la fe
cristiana y en las buenas costumbres (7); es decir, en los valores espi-
rituales y morales. Para ello haba que dar las clases utilizando un len-
guaje comprensible adaptado a los nios y teniendo la habilidad de pre-
guntarles lo enseado de diferente manera, para que lo comprendieran y
asimilaran mejor (8). De esa forma no haba lugar para un aprendizaje ru-
tinario y superficial.
1S1
Podra pensarse que, el aprendizaje de artesanas y manualidades era
una meta poco ambiciosa, que, Luisa pretenda para la promocin de los
educandos que atendan las hermanas en las escuelas e internados; pero
hay que tomar en cuenta dos cosas:
1. Que los centros educativos vicentinos fueron fundados para aten-
der a la niez sumamente pobre y abandonada, que, si no se le capacitaba
para ganarse la vida ejerciendo un oficio, con facilidad poda caer en la
mendicidad o en el pillaje. Estos vicios eran comunes en la poca.
Los pobres de la clase baja no podan aspirar a ms; con saber un ofi-
cio artesanal y dominar la lecto-escritura ya tenan bastante. Lo que hoy
llamaramos clase media alta, no era una poblacin que asistiera a las
escuelas vicentinas porque estas fueron fundadas exclusivamente para ia
niez pobre.
En el documento que autoriza la fundacin de las escuelas dirigidas por
Luisa de Marillac, queda claramente expresado por el Seor Chantre de
Notre Dame que dice textualmente "que concede a Luisa de Mari/iac, la
facultad de ensear, solamente a las nias pobres y no a otras, porque
a eso se ha comprometido ella al hacer la solicitud de fundacin el 29 de
mayo de 1641" (16). A esta primera escuela siguen otras que se fundan
en la periferia de Pars. Luego en los pueblos y aldeas donde se establecan
las hermanas. Luisa recorre todo el pas fundando escuelas, animando a
las hermanas maestras y supervisando la tarea docente, y, en ese trabajo
de animacin lo fundamental era, transmitir, contagiar ms bien esa pa-
sin por sacar de la ignorancia y de la pobreza, ms bien de la miseria,
a los hijos de los pobres, o a los hijos de nadie que dejaban tirados en las
calles o en la orilla de los templos.
Ante un ejemplo tan motivador e impactante, cabe preguntarse, si en
nuestros das, los que seguimos las huellas de Luisa de Marillac practi-
camos lo que ella nos ha dejado como herencia: La pedagoga del amor y
de la ternura; que debe rradiarse en cada uno de los centros vicentinos
donde la voz de esta gran educadora, sigue diciendo a travs de sus es-
critos y cartas, la forma cmo debe educarse a cada uno de los nios que
llegan a nuestras manos para que los eduquemos como a hijos de Dios;
instruyndolos bien y ensendoles los medios para vivir como buenos
cristianos (17).
2. Luisa de MarBlac en el campo de la salud y el trabajo social
En el trabajo pastoral con los pobres y los enfermos, la promocin que
buscar Luisa es, que no slo mejoren su salud y su condicin socio-eco-
nmica; es tambin lograr que las personas se sientan tratadas como
alguien importante, puesto que para ella son los miembros vivos. de Jesu-
cristo. Tuve hambre y me diste de comer, estuve enfermo y me visitas-
te ... , es decir, considerar al hermano necesitado, como otro Cristo vi-
viente.
Estos sentimientos de identificacin con el pobre van a ser el motor que
dinamice el trabajo pastoral de las Cofradas de la Caridad en primer lugar
y posteriormente el de las Hijas de la Caridad. La gran colaboradora de
Vicente de Pal recibir de l esta doctrina y la harR suya.
152
2.1 Con los miembros de las Cofradas
El trabajo con los enfermos y los pobres exige a las hermanas estar
compenetradas de la doctrina de la fundadora para tratarlos bien. La orien-
tacin no les falta, ya sea personalmente o en forma escrita.
Las hermanas Brbara y Mara, reciben una carta de la fundadora el 24
de junio de 1644, en la cual las exhorta a portarse con la mayor manse-
dumbre que puedan con todas las pobres gentes de las que estn encar-
gadas de servir (21).
No basta darles el pan, darles dinero o cualquier otra cosa material. Los
ricos pueden dar tambin, ya sea porque les sobra o porque tienen senti-
mientos altruistas.
A las hermanas y a los miembros de las Cofradas de la Caridad, Luisa
les pide actitudes que revelen amor profundo hacia los pobres. Las moti-
va de diversas formas para que atiendan a los necesitados como a "seo-
res y amos".
En carta las hermanas que trabajan en el hospital de Angers en 1644,
las interpela dicindoles: "Dnde estn, la dulzura y la caridad que han
de conservar tan cuidadosamente, hacia nuestros queridos amos los po-
bres enfermos? .. " (22).
En este cuestionamiento que hace Luisa a sus hijas, se entrev, que, las
hermanas se haban apartado de las enseanzas recibidas para atender a
los enfermos y a los pobres; por ello les plantea esos interrogantes que
son una especie de sacudida a su negligencia, rutina o acomodamiento.
Estas interpelaciones son vlidas para todos los miembros de la fami-
153
lia vicentina de nuestro tiempo, para que no caigamos en el conformismo
de creer que todo lo estamos haciendo bien.
Los reglamentos para las hermanas que servan en los hospitales, con-
tienen detalles tan delicados y humanos, que parecen hechos por una ma-
dre amorosa, que encarga a otras personas el cuidado de sus hijos enfer-
mos: como ejemplo de esos detalles delicados se presentan los siguien-
tes extractos:
"Darn de desayunar a los ms graves un caldo o un huevo crudo y a
los menos graves, mantequilla fresca o manzanas cocidas; a unos y a
otros a las siete (23). Y para los enfermos que no toman carne, ms caldo
que a los dems y huevos crudos; por lo menos cuatro caldos al da y
tres huevos" (24).
"Sera de desear que las hermanas tuviesen a su disposicin, para po-
derlo dar a los enfermos, confituras, fruta, azcar, algo de vino y para evi-
tar que los enfermos, fuera de las comidas, lo tomen por su cuenta, agrio,
cuando necesiten beber un trago" (25).
lfi4
social. Su gran talento de organizacin que Dios le otorg para beneficio
de la humanidad, supo emplearlo con s<lbidura para dirigir a los miem-
bros de las Cofradas y formar y capacitar a las primeras Hijas de la Cari-
dad como siervas de los pobres necesitados.
Ya se tratara de los nios abandonados, de los enfermos, de los ancia-
nos, o de los prisioneros condenados a las galeras.
Con justa razn Santa Luisa fue proclamada patrona de cuantos se de-
dican a las obras sociales cristianas, por el Papa Juan XXII', el 10 de fe-
brero de 1960.
NOTAS BIBLlOGRAFICAS
1. E. 41, No. 126, Pg. 723. 15. E. 43. No. 132, Pg. 727.
2. E. 47, No. 162, P. 747 16. C. 48, Mayo 1641, Pg. 59.
3. C. 175,29-10 . 1646, Pg. 183. 17 C. 204, 1647, Pg. 210.
4. C. 204, 1647, Pg. 210. 18. E. 18, No. 52, Pg. 685. .
5. C. 210, 22-08-1647, Pg. 217. 19. E. 71, No. 207, Pg. 776.
6. C. 204, 1647, Pg. 210. 20. E. 18. No. 50, Pg. 684.
7. C. 204, 1647, Pg. 210. 21. C. 112. 24-06, 1644. Pg. 116.
8. E. 48, No. 162, Pg. 748. 22. C. 115. 26-07, 1644, Pg. 117.
9. E. 44, No. 136, Pg. 730. 23. E. 45, No. 140, Pg. 733.
10. C. 211, Agosto 1647, Pg. 218. 24. E. 45, No. 140, Pg. 734.
11. C. 408, 20-04, 1652, Pg. 385. 25. E 45, No. 144, Pg. 735.
12. C. 658, 11-11, 1658, Pg. 596. 26. E 43, No. 133, Pg. 728.
13. C. 407, 31-03, 1652, Pg. 385. 27 C. 607. 12-10. 1657. Pg. 555.
14. E. 76, No. 217. Pg. 782.
155
VICENTE V LUISA: UNA AMISTAD LIBERADORA
JUAN PATRICIO PRAGER. C.M.
Panam (Filadelfia)
15ft
Las circunstancias del nacimiento ilegtimo de Luisa estn bien conoci-
das (5). Aunque su padre dijera que ella es su "nico consuelo en este:
mundo", tuvo una manera rara de expresar su agradecimiento (6). Incapaz
de admitirla en la casa de los Marillac, mand a la nia al convento de
Poissy. Las monjas la trataron bien y le dieron una educacin excelente
Pero a Luisa le falt el elemento clave del desarrollo infantil: el amor' id-
miliar. Un convento no es sustituto adecuado por el hogar.
No sabemos si Luisa conoci o an habl con su madrastra y hermanas-
tra Isabel. Sus tos famosos no la toman en cuenta. Al morir el padre, Isa-
bel entra a la casa de Miguel de Marillac, y Luisa se traslada a una pen-
sin. Los historiadores mencionan que la seora de la pensin ense a
Luisa a coser y cocinar (7). Pero creo, que es ms importante saber los
efectos en una joven del rechazo de su familia. Luisa escribir ms tarde:
"El me ha dado tantas gracias como la de darme a conocer que su santa
voluntad era que yo fuese a El por la Cruz, que su bondad ha querido que
yo tuviese desde mi nacimiento y no habindome dejado casi nunca en
mi vida sin ocasiones de sufrimiento" (8). Este tema de rechazo contina
cuando en el convento de las capuchinas no la aceptan.
Es slo al momento de su matrimoino que los Marillac entran en su
vida. Es posible que sus tos arreglaron el matrimonio por motivos polti-
cos (9). Sea lo que sea el motivo, parece que Luisa empez a experimen-
tar una vida familiar por primera vez con Antonio Le Gras. La pareja joven
estaba profundamente enamorado. Aunque no fueron ricos vivieron la co-
modidad respetable de un oficial menor de la corte. La felicidad se com-
plet con el nacimiento de su hijo Miguel en octubre de 1613 (10).
La alegra no dur mucho. Los Marillac cayeron del poder con el fracaso
de su protectora, Mara de Medici, en 1617. Antonio Le Gras agot sus
propios bienes cuidando los siete nios de los difuntos Octavio Doni de
Attichy y Valence de Marillac. Aos ms tarde Luisa escribi a uno de
estos nios, ya un adulto ingrato: "Mi difunto marido consumi todo, su
tiempo y su vida cuidando los negocios de su casa abandonando comple-
tamente los suyos propios" (11). El golpe ms fuerte fue la enfermedad
de su querido esposo.
Luisa sufri mucho en este perodo de su vida, pero no fue una mujer
sin recursos. Haba estado orando por muchos aos. Haba buscado la
direccin espiritual de algunos de los maestros ms importantes de la
poca. Benito de Canfeld, Honorato de Champigny y Lorenzo de Pars vi-
vieron en la casa de los capuchinos que Luisa frecuentaba. Su to Miguel
y Juan Pedro Camus le ofrecieron consejos segn el modelo de la Escue-
la Abstracta (12). Ella fue formada en la mstica renanoflamenca.
El sufrimiento espiritual de Luisa dur tres largos aos ms o menos de
1622 a 1625. Fue afligida con dudas, sentimientos de culpabilidad. Dios est
castigando a su marido porque ella no haba cumplido su voto de ser re-
ligiosa. Pasa por una noche muy obscura (13).
En la vigilia de Pentecosts de 1623 Luisa recibi una iluminacin que
abri el camino de la paz. Ella describe la experiencia as:
... en un instante mi espritu qued iluminado acerca de ciertas duo
157
das. Y se me advirti que deba permanecer con mi marido y que lle-
gara un tiempo en que estara en condiciones de hacer votos de po-
breza, de castidad y de obediencia, y que estara en una comunidad
pequea en la que algunas haran lo mismo. Entend que sera esto un
lugar dedicado a servir al prjimo; pero no poda entender como po-
dra ser as, porque deba haber idas y vueltas.
Se me asegur tambin que deba permanecer en paz en cuanto a mi
director y que Dios me dara otro, que me hizo ver, segn me parece
y yo sent repugnancia en aceptar; sin embargo consent parecindo-
me que no era todava cuando deba hacerse este cambio.
Mi tercera pena me fue quitada con la seguridad que sent en mi
espritu de que era Dios quien me enseaba todo lo que antecede, y
pues Dios exista, no deba dudar de lo dems ... " (14).
Esta experiencia no termina la crisis de Luisa, pero le da una orientacin
y resuelve unas dudas. Basta decir que cuando Luisa conoci a Vicente
fue una mujer con mucho dolor y muchas dudas. Estas experiencias, co-
menzando con su niez y su juventud, dejaron sus huellas en Luisa. Era
una mujer sensible con una falta de confianza en sus propias capacida-
des. Tena la tendencia de pegarse a las figuras importantes en su vida
(sus directores, su hijo). Sufri miedo y sinti una necesidad fuerte de
aprobacin.
Este lado obscuro de su carcter no debe esconder lo positivo. Su sen-
sibilidad la hizo muy capaz de amar y ser cariosa. Su sufrimiento le
ayud a entender las debilidades de los dems. Si dudaba de sus capacida-
des, esto no quiere decir que no las tena. Fue inteligente y tena talen-
tos de organizar y guiar.
En el transcurso de los aos estas caractersticas nunca desaparecen.
Con la ayuda de Vicente ella aprende a manejar lo negativo y dejar salir
lo positivo.
159
dre". El escucha sus dolores y sus dificultades y ella se revela poco a
poco. Vicente nunca obliga a Luisa o le impone su espiritualidad. Sin em
bargo comparte algo de sus experiencias y quiere orientarla principalmen-
te en tres cosas:
1) La aceptacin de sus sufrimientos
2) Controlar su afectividad excesiva
3) Sacarla de ella misma (24).
El enfoque estar en el amor de Jess y la Providencia de Dios.
E\ retiro de 1628 muestra las diferencias y la orientacin de la direccin
en estos aos. Vicente propone temas de Francisco de Sales. E!la intenta,
pero entiende los temas en un sentido muy metafsico. Ella reflexiona la
esencia de la divinidad y la necesidad de honrar [no imitar) l Cristo. Cris-
to aparece como el juez (25).
Todo el lado obscuro de Luisa sale en estos aos: sus dudas, sus mie-
dos, sus faltas de confianza. Ella siente terror cuando Vicente sale de
Pars. An Camus tiene que escribirle:
"He ah al seor Vicente eclipsado y la seorita Le Gras fuera de s
y desorientada. Est bien ver a Dios en nuestros guas y directores
y a estos verlos en Dios, pero algunas veces es necesario mirar a
Dios nicamente ... " (26).
Por su parte, Vicente es paciente y la afirma. Entiende SiJS dificultades
y acepta su dependencia. Reconoce lo bueno y le ayuda vera tambin.
160
cente empieza a compartir el centro de su vida con Luisa. Le manda a ser-
vir a los pobres a travs de las visitas de las Cofradas de la Caridad.
Esto muestra un nivel nuevo de confianza y se hace la base de una amis-
tad ms profunda.
"Vaya, pues, seorita, en nombre de Nuestro Seor. Ruego a su di
vina bondad que ella le acompae, que ella sea su consuelo en el cami-
no, su sombra en el ardor del sol, el amparo de la lluvia y del fro,
lecho blando en su cansancio, fuerza de su trabajo y que, finalmente,
la devuelva con perfecta salud y llena de buenas obras" (32).
Con estas palabras Vicente enva a Luisa a su primera misin. Pron-
to ella le ensea que tena razn, al darle su confianza. Le manda informes
detallados de sus visitas (33). Arregla problemas con tacto y diplomacia.
Su talento de administradora crece ms y ms. Creo que an ms impor-
tante es que ella empieza a salir de s misma. Se preocupa menos de sus
propios problemas y dolores y piensa en las necesidades de los pobres.
Empieza a encontrar a Cristo no en sus devociones privadas sino en ros
marginal izados de los campos.
La experiencia de los pobres del campo clarifica la vocacin de Luisa.
Ella la reconoce rpido, quizs recordando las palabras de su iluminacin
de 1623. Vicente es ms lento. Por tres aos va a frenar sus deseos de for-
mar una comunidad de mujeres. No es ste el lugar para contar toda la
historia de la fundacin de las Hijas de la Caridad (34). Sabemos que Luisa
logr c0!1vencer a Vicente.
La fundacin de las Hijas de la Caridad se hizo una oportunidad nuev'~
para trabajar juntos. Ella fue la responsable por la vida diaria de la nueva
comunidad; Vicente se encarg de la espiritualidad de las hermanas. Sin
embargo, la divisin de las labores no fue tan clara. Se consultaron acerca
de todo. Encontramos a Luisa dando consejos espirituales a sus hijas y
Vicente tomando las decisiones finales sobre varios asuntos. La colabo
racin de los dos santos es el testimonio ms claro de su amistad. La
situacin de compartir el liderazgo de la comunidad se prest a la posi-
bilidad de conflictos, o peor, juegos de poder. Es un milagro, o mejor, se
al de la confianza mutua, que no vemos nada de esto en los fundadores.
No queremos decir que Vicente y Luisa siempre estaban de acuerdo.
El tom decisiones lentamente. Ella quiso decidir con ms rapidez. A ve-
ces no tienen la misma opinin. Por ejemplo Luisa quiso dar el gobierno
de la Compaa al superior general de la Misin y no slo a Vicente per-
sonalmente como la Regla de 1646. Vicente no quiso actuar. Ella le escri-
bi varias veces mencionando sus razones (35).
Parece que la lentitud de Vicente frustr a Luisa a veces. Alrededor de
1640 ella empieza a mandarle cartas dejando espacio para sus respuestas.
Se nota la humanidad del santo cuando, aparentemente para molestar A
Luisa, contesta en el margen y no en los espacios (36). Sin embargo los
fundadores saban tratarse con respeto en estos momentos de desacuerdo
sobre la Compaa.
Cualquier amistad, an las de los santos, tiene sus momentos difciles.
Sor Charpy dice que de 1640 a 1642 Vicente y Luisa sintieron una dis-
161
tancia (37). Aunque no todos aceptan esta interpretacin hay que admitir
que a veces ser amigos no fue fcil. Hay momentos que la preocupacin
de Luisa por su hijo molesta a Vicente y el pierde su paciencia. "No he
visto a una madre que sea tan madre como Ud. No es casi una mujer en
otra cosa. En nombre de Dios deje a su hijo al cuidado de su Padre, que
lo ama ms que Ud.... " (38). Cerca de este regao Vicente le escribe
que: "Me he puesto la ley de no ir a verla, sino se me llama para algo
necesario o muy til" (39). Meses despus Vicente le pregunta si est
molesta con l por no haberle escrito.
Creo que es importante no exagerar o leer ms de lo que hay en los datos.
Me parece que Vicente buscaba algo de espacio en la relacin. Luisa ex-
perimentaba muchas dificultades con las Hijas de la Caridad y con su hijo.
Sinti la necesidad del apoyo de su amigo. Las necesidades personales
de los dos caus una tensin. Pero nunca dejaron de ser amigos. Las car-
tas de este tiempo estn llenas de su preocupacin mutua.
Aqu no tenemos tiempo para entrar en todas las obras de caridad que
los dos amigos realizaron. Los galeotas, los hospitales, las nias expsi
tas, visitas en las parroquias empezaron en estos aos (40). En todo los
dos se apoyaron.
162
ranza de verle cuando sea posible, cuando sea posible sin peligro pa
ra la poca salud que Dios le da ... " (44).
Vicente nunca logr concederle a Luisa su peticin de ir a verla. Su
enfermedad lo haba debilitado tanto que no pudo levantarse de la cama,
ni pudo alzar la mano para escribirle una nota. Le mand un mensaje ver-
bal diciendo que la vera en el cielo (45).
San Vicente no se revel con facilidad y no sabemos mucho de su re-
accin a la muerte de Santa Luisa. Sus cartas de las semanas siguientes
no muestra ninguna emocin. Sabemos que una vez Luisa tuvo que em-
pujarlo a expresarse por la muerte de un amigo. Slo en las conferencias
sobre las virtudes de Luisa nos indican algo de la profundidad de su dolor
y la importancia de su amistad. Pero an estas conferencias no llegan a
captar los treinta y cinco aos de compartir y luchar juntos para amar a
Dios, servir al prjimo y ser amigos fieles (46).
163
ella recibi amor, y apoyo. Lo apoyaba en todo; a veces con cosas peque-
as como tarjetas o recetas para sus enfermedades.
Se entiende esta amistad ms por lo que compartieron que por Jo que
recibieron o dieron como individuos. En el compartir. su relacin toma su
verdadera importancia para los dos.
Vicente sola terminar sus cartas a Luisa: "soy en el amor de Dios su
humilde servidor", Este amor a Dios fue la fuerza de su amistad. Amarse
en el seor no niega su amor humano. sino que lo fortaleca. Creo que
amaron ms a Dios porque se amaron como amigos. Y se amaron ms
como amigos porque amaron a Dios.
Es importante recordar que, a pesar de tener espiritualidad distinta, en
los apsectos claves, son iguales. Esto se nota, sobre todo, en el encuen
tro de Dios en los pobres. La sacramentaidad de los pobres como el eje
de la espiritualidad vicentina se debe a las experiencias de los dos San
tos. Ambos encontraron la liberacin de sus dudas y su egosmo y encon-
traron a Cristo en los rostros de los pobres. Creo que esta experiencia
formativa para los dos es uno de los fundamentos de su amistad.
Como cualquier amistad sana, la de nuestros fundadores no slo se en-
contr en s. Compartieron su amor, con los dems, con los pobres. En
esto su relacin logr su elemento liberador ms profundo. Esta amistad
los liber para liberar a otros. Hubieran sido tan creativos sin el apoyo
mutuo? Colaboraron en tantos proyectos, cada uno llamando al otro a un
compromiso ms concreto. A veces Vicente vi la necesidad y pidi el
apoyo de su amiga. En ocasiones Luisa tuvo la visin y tuvo que empujar
a Vicente. Pero el resultado fue una vida ms digna y menos miserable
para muchas personas.
Para los hijos y las hijas de Vicente y Luisa, su amistad nos dice mu-
chas cosas. Me gustara ofrecerles algunos ideas sobre lo que puede
significar para nosotros.
164
prcticas que nos llevan a un compromiso ms profundo con los pobres.
La espiritualidad de Dios en el pobre, liber a Vicente y Luisa para ser-
vir a los pobres en el siglo XVII. Creo que a veces no hemos promovido
una renovacin de esta espiritualidad que nos libera y conduce a la libe-
racin de los pobres. En vez de meternos en el mundo de los marginali-
zados, nos hemos quedado en prcticas y estructuras que ms bien son
obstculos. Creo que Vicente y Luisa nos llaman a superar esto.
Hoy en da una espiritualidad vicentina nos invita a reflexionar no slo
la presencia de Dios en el pobre como individuo sino experimentar su
presencia en el caminar del pueblo. Nuestra oracin y lectura bblica sir-
ven para discernir los rasgos evanglicos en los movimientos popudares.
y las luchas justas del pueblo por una vida ms digna y ms humana (48).
165
c} Una lectura del Evangelio "desde abajo"
Como evangelizadores tenemos que compartir el Evangelio con los po-
bres. Este es nuestro aporte especfico al proceso de la liberacin. La
palabra clave aqu es compartir. No somos los sabios dando algo a los
gnorantes. Buscamos el mensaje del Reino desde la realidad de los po-
bres y con los pobres. Desde la periferia tratamos de discernir las exi-
gencias del Evangelio en un momento historico (51). Las acciones pasto-
ra/es especficas surgen de esta lectura de la realidad y el evangelio "des-
de abajo".
CONCLUSION
NOTAS
1. Vicente de Pa!, Obras completas, (Salamanca: Sgueme, 1972), Tomo 1, p. 106. Se
sealar por OC.
2. Charpy, L, Contre Vents et Marees, Louise de Marillac (Pars) 1988, p. 14. Este li-
bro sali en espaol en Ecos de la Compaa, (enero 1987, noviembre 1988).
3. Portal, F. Vicent de Paul et Louise de Marillas (Pars, 1926).
4. Algunas biografas de Sta. Luisa: Calvet, J., Luisa de Marillac: Retrato, (Salaman-
ca: CEMI:, 1982); Flntom, M., Santa Luisa de Marillac: el Aspecto Social de su
obra (Salamanca: CEME, 1974); Delgado, C. J., Luisa de Marillac y la Iglesia (Sala.
manca, CEME, 1981).
5. El P. Martnez menciona que quizs Luis de Marillac no fuera su padre, d. "Santa
Luisa de Marillac", Vicentina, 28 (1984), p. 488-49-50.
6. Gobilln, The Life of MUe Le Gras, London: 1984), p. 3.
7. Ibid. Calvet dice que la mujer fue la madre de Luisa, pero admite que no tiene nin-
guna prueba, Calvet, p.
8. Santa Luisa de Marillac: Correspondencia y Escritos (Salamanca: CEME, 1985, p.
687). Se sealar por SLM.
9. Kelly, M. J., "Louise de Marillac: The Gentle Power of Liberation", Vicentian Heri
tage (1988), p. 29.
11. Martnez, .. Sta. Luisa", p. 494.
12. Martnez B., "San Vicente de Pal: la Inspiracin Permanente", (Salamanca: CEME,
1982), p. 323-326.
13. Martnez, "Sta. Luisa", p. 500.
14. SLM, p. 667
15. OC, p. 336.
16. OC 1, 88.
17. OC X,
18. Corera, J., "La Noche Obscura de Vicente de Pal" en Diez Estudios Viceneianos,
(Salamanca: CEME, 1983), p. 13-40.
19. Morin, J., "M Vicent: un Gascogne", Vicentina 25 (1981), p.
20. Martnez B., "El Cristo de Santa Luisa", Vicentiana 30 (1986), p. 282.
21. Martnez, "S. Vicente y la Oracin", p. 331.
22. Martnez, "Sta. Luisa", p. 511.
23. Kelly M. JJ., "The Relationship of Sto Vicent and Louise from her Perspective", Vi-
centian Heritage (1990).
24. CM Donnell, H., "The Relationship between St. Vicent and St. Louise from his
perspective", Ibid., p. 63-64.
25. SLM, p. 693-69-5.
26. Martnez "Sta. Luisa", p. 496.
166
27. Ibld.
28. OC J, 127.
29. Ibid, 126.
30. Ibid, 132.
31. Ibid, 225.
32. bid, 135.
33. Kelly, "The Relationship", 87.
34. Las biografas de Vicente y Luisa contienen mucha informacn sobre el tema.
35. SUvl, p. 356.
36. Kelly, "The Re/ationship".
37. Charpy.
38. OC, 1, 566.
39. Ibid, 508.
40. Vea Flinton.
41. Charpy, cap. 7.
42. SLM, p. 133.
43. Ibid.
44. Ibid, 638.
45. Dirvin, ltmo captulo.
46. OC., X.
47. SLM, 405.
48. Prager JP, "The Renewal of Vicentiana Spirituality" Vicentiana (1981l, p.
49. Segunda J .L., La Liberacin de la Teologa. (Buenos Aires 1973]. primer cap.
50. Casaldliga, P., El vuelo del Quetzal: Espiritualidad en Centroamrica (Panam, 1988),
p. 170-175.
51. Galilea, S. El Camino de la Espiritualidad (Bogot, 1990), p. 190-191.
167
LUISA DE MARILLAC EN EL HOY
DE LA MUJER LATINOAMERICANA
HIJAS DE LA CARIDAD
Provincia de "Santo Domingo'
INTRODUCCION
ESQUEMA
PRIMERA PARTE:
"LUISA DE MARILLAC, MUJER SUPERADA POR LA FUERZA DEL ESPIRITU"
168
3. Huellas que dejaron en ella esos acontecimientos.
4. Naturaleza y gracia en la superacin personal.
5. Aportes de Luisa, como mujer, ala sociedad de su tiempo.
SEGUNDA PARTE:
TERCERA PARTE:
METODOLOGIA
169
El siglo XVII, fue tiempo de gran miseria. Apenas terminadas las gue-
rras de religin, dos conflictos sangrientos: la guerra de los treinta aos
y la guerra civil de )a Fronda, destrozaron al pas. Aldeas destruidas, fa-
milias rotas, epidemias, hambre, mendicidad ... se aadieron y agravaron
la situacin ya precaria de las gentes humildes. Esta situacin repercuti-
r, por supuesto, en la infancia y, muy particularmente en las nias que ya
desde temprana edad, van a ser marginadas.
En este siglo, apenas se ve la utilidad de instruir a las nias. Nueve de
cada diez mujeres son completamente analfabetas. En las escuelas gratui-
tas, abiertas en las ciudades y pueblos, slo se recibe a los muchachos;
el rey y los obispos prohiben la escuela mixta. A las nias slo se les
ensea a leer y a coser.
La educacin femenina cuidaba ms de hacer amas de casa, respetuo-
sas de las conveniencias sociales, que mujeres instrudas. Siendo ste
el caso de la clase burguesa, no es sorprendente que Santa Luisa haya
visto ms an, la necesidad del elemento prctico en la enseanza de las
jvenes pobres; por eso, insistir en que se les ensee a leer y escribir.
Esta situacin tendr sus repercusiones en la compaa naciente, con-
templndose, en las Reglas Comunes, un tiempo, dentro del horario. para
que las Hnas. se preparen, aprendan a leer y escribir bien.
La mujer, tena dos alternativas: el monasterio o el matrimonio. No habr
otra forma de ministerio para las mujeres.
Se consideraba nulo todo contrato hecho por una mujer casada si no
estaba autorizado por su esposo. Sin embargo, en la primera mitad del
siglo XVII, se ve surgir en el suelo de Francia, un buen nmero de rde-
nes y congregaciones religiosas nuevas; una de las razones es que la mu-
jer est adquiriendo una importancia excepcional en todos los rdenes,
son ellas quienes deben asumir la administracin, salvaguardar las otras.
170
una enorme soledad, por un sentimiento de abandono. Est sola en la vida
Su to, Miguel de Marillac, pasa a ser su tutor, pero se muestra distante,
lejano.
Al morir su padre, se ve precisada a abandonar el convento de Poissy.
Se la coloca en un pensionado, en manos de una seorita hbil y virtuosa
para que aprenda las labores propias de su clase social. Es ahora cuando
tendr la primera experiencia de su pobreza real. En esa pensin el estilo
de vida es completamente diferente al de Poissy. All recibir una educa-
cin prctica, todo cuanto una mujer de su condicin deba saber.
Ms tarde, Luisa experimenta la inquietud de hacerse capuchina, a lo
que recibe una negativa tajante, tanto del to Miguel como de su Direc-
tor el P. Champigny. Este ltimo zanja la cuestin afirmndole: "Dios tie
ne otros designios para t". Esto constituye para ella un nuevo y profun-
do desgarrn, con la impresin de que traiciona la promesa hecha a Dios.
Para distraerla la llevan a vivir con su ta Valence y, entre tanto, el to
Miguel tratar de buscar con quin casarla.
El matrimonio. En el siglo XVII no existe matrimonio por amor: son los
padres quienes preparan y arreglan las alianzas de los hijos. La eleccin
de la familia Marillac recae sobre Antonio Le Gras, uno de los secretarios
de la Reina Mara de Mdicis. El matrimonio se celebra el 5 de Febrero
de 1613. Ciertos detalles ocurridos en el momento de la firma del contra-
to matrimonial hacen que Luisa sienta una vez ms el punzante sufrimiento
y soledad de su juventud.
A los 22 aos, pues, comenzaba Luisa una nueva etapa, esta vez de
esplendor y esperanza.
Aun cuando Luisa y Antonio no se eligieron, entre ellos nacer un amor
verdadero. Junto a su marido, ella descubre la alegra y el calor de un
hogar familiar.
Muy pronto, experimentar la alegra de ser madre: el 18 de octubre
de 1613, Ilace el pequeo Miguel, en quien vuelca todo su cario y ternura.
171
Luisa, fue vctima de una sociedad recelosa del honor de una familia
noble, hasta la hipocresa:
"Los Marillac, la aceptaran, pero a regaadientes, con desaprobacin y
frialdad" (Idem).
A este origen oscuro alude la propia Luisa cuando ya, en plena madurez
reconozca y asuma su realidad con estas palabras:
"Su bondad quiso que yo estuviese marcada por la cruz, desde el nacimien
to, y a ninguna edad me dej sin ocasiones de sufrir" (4).
Dirvin da sus razones para opinar as. Explica, que la neurosis es com-
pleja y que, en uno u otro grado, nadie se libra de ella, pero rechaza total-
mente lo de escrupulosa y, al respecto, nos dice:
"La escrupulosidad es una dolencia espritual muy desagradable, .que vuelve
locos por igual a director y dirigido. Motiva y alimenta sta, el orgullo: en
la pedantera moral del escrupuloso, late el secreto deseo de que Dios no
tenga sobre l cargo alguno. Puede coexistir y, a menudo coexiste, con el
pecado mortal.
No slo equivocaramos a Luisa, asocindola con esta miserable forma de
inmadurez espiritual; denigraramos, adems, su buen nombre" (7).
172
azarosas que acompaaron los primeros aos de Luisa, la marcaron y de-
jaron plasmada en su personalidad, unas caractersticas con las que tendr
que luchar hasta acanzar su madurez espiritual. El P. Benito Martnez se-
ala unos rasgos que definen bien a Luisa en los primeros aos de su
vida adulta: Veamos:
Afectividad hiper emotiva.
Miedosa.
Insegura.
Complejo de culpabilidad.
1. Afectividad hiperemotiva: Es fruto natural de una infancia sin cari-
o. Marginada por su nacimiento, apenas fue querida por nadie, a excep-
cin de su padre, que compelido por las rigurosas leyes de aquel tiempo,
por mucho, puede darle un apellido y una modesta pensin en calidad de
donativo, no como heredera legal. Este padre la deja desamparada a causa
de su temprana muerte, cuando Luisa ms le necesita. Ella misma escri
bir ms tarde:
"No puedo tener ayuda de nadie en este mundo, y ni casi nunca la he teni
do, a no ser de su caridad" (8).
173
da de tantos nios, la satisfaccin que de ella tiene, con el cuidado que
podr de su hijo; no podr Usted superarlo en bondad" (12).
Basta ojear sus cartas para encontrar mil pruebas de lo cariosa, deli-
cada y detallista que es con los que la rodean, particularmente con las
Hermanas.
El P. Benito seala:
"Es una vida de ascensos y descensos, de adelantos y retrocesos, de xi-
tos y fracasos, ilusiones y desengaos", y, concluye:
"Es una mujer miedosa, con miedo a lo desconocido, miedo por el porvenir
del hijo, miedo a la destruccin de la Compaa, miedo a su condenacin",
174
una temprana experiencia de Dios que la marca profundamente.
Formacin doctrinal.
Formacin humana; organizacin de vida; inteligencia despierta.
El Padre Benito afirma: "Todo en su vida parece estar dirigido como por
una mano misteriosa: Dios lo quera as. Ella, cuando contempla su his-
toria. parece tiene un sentido determinista, o como si la Providencia la
condujera" .
San Vicente, en su fina intuicin, se fij en e1l2, vi la vida y el poten-
cial que exista en esta mujer y se di cuenta de que era la que necesi-
taba para la obra que tena en mente. Era, sin embargo, una mujer tremen
damente marcada por el dolor, con fuertes secueias en su ser y forma de
conducirse.
Cmo podr Luisa salir de ese estado? .. del encerramiento en s? ..
Cmo podr liberarse internamente ... ?
Se impona la apremiante necesidad de un gua espiritual que le ayudase
a salir de s y a hacerla una mujer nueva, al contacto con los Pobres.
Sus otros directores. en una u otra forma le prestaron la ayuda para el
momento ... San Vicente le ayudar l liberarse por completo.
Cuando empieza a ser dirigida por San Vicente, (nos dice Poinsenet)
"Luisa, no se da cuenta de que un orgullo sutil puede mezclarse con la
avidez de penitencias rigurosas, con la sed heroica de perfeccin. No ha
descubierto que, un egosmo latente, una enfermiza preocupacin por el
"YO", puede deslizarse en una introspeccin inacabada" (13).
Busca a Dios en espritu y en verdad, pero choca con el complejo hu-
mano que se le presenta como un obstculo para su progreso espiritual:
complejo de culpabilidad, temores, dudas sobre s misma; se muestra
severa, impaciente consigo misma.
Experimenta la necesidad de tener cerca, de retener a su gua espiri
tual, tal vez, como fruto de la marginacin y soledad en que vivi ... Ceno
trada as en ella, lo dems est ajeno.
Esta realidad inicial la descubrimos en su correspondencia con San Vi-
cente, especialmente en los aos entre 1627-1634... ms expresamente
en las cartas que le dirije San Vicente (es una pena que no se conserven
todas las de Santa Luisa a l en este perodo).
La primera carta que se conserva de ella a San Vicente, del 15 de junio
de 162'{, es una radiografa de su ser en esos momentos: una mujer joven,
de 36 aos de edad ... Aunque la luz de "su Pentecosts" (1623), ya ha-
ba hecho impacto en ella, serenndola, llenndola de esperanza ... mucho
le quedaba por hacer, por crecer en la necesaria liberacin de s misma.
Sus palabras son la mejor expresin (carta 3, primero y ltimo prrafo).
Veamos cmo se repiten estos trminos:
- Impaciencia de mi espritu por su larga ausencia pasada.
- Temor del porvenir. por no saber a dnde se dirigir despus ...
- En mi pereza, a veces los das se me hacen meses.
17.5
- Sigo con mis imperfecciones ...
- Cuando deje de poner impedimentos ...
- ... las oposiciones de mi miseria ...
- Es mi indignidad la que la retrasa (la hora de Dios)
En resumen: IMPACIENCIAS, TEMOR ANTE El PORVENIR, ante la idea
de sentirse sin apoyo, lo que puede denotar que, en cierta forma localiza
su apoyo fuera de s, porque an no se valora y tal vez no conoce todo el
potencial de gracia con que ha sido enriquecida.
Existen, sin embargo, en Luisa, unos valores profundos que San Vicente
descubri rpido y que son los que la irn fortaleciendo:
- Sinceridad en su bsqueda de Dios: en cuanto piesa que Dios le
pide algo, se lanza en su busca, sin detenerse ... Explicar sto,
en cierta forma, su impaciencia por conseguir id perfeccin ... ?
- Sinceridad en la comunicacin de su interior y en su esfuerlO p;}r
conocerse.
Sumisin total y apacible al Espritu y a las mediaciones (directores).
Gran tesn y constancia en el trabajo consigo misma.
Es simple, sencilla en su ser y bsqueda de Dios (aunque atraves
un perodo de ofuscacin, escrpulos, tras el cual recobr, con Id
serenidad, fa simplicidad de alma propia de los santos).
Su gran capacidad de reflexin e interiorizacin, le ayuda a progra-
marse internamente, asimilando la ayuda espiritual que se le presta.
El P. Benito, opina: "Ir a la oracin, saldr de esa situacin por la ora-
cin; llegar a ser una gran mstica. No hablar nunca de la oracin, pero
le dir a San Vicente cmo la hace. LA ORACION SERA LA SALVACION
DE SU VIDA.
Esas actitudes o valores en ella, son, a la vez DON Y RESPUESTA PER
SONAL y, en este sentido, vemos su caminar, su peregrinacin en la fe,
su fidelidad, en paralelo con el recorrido de fe de la Santsima Virgen,
quien, llena de gracia, por Don de Dios, supo vivir una respuesta fiel:
"dichosa T que has credo".
Son DON, en Santa Luisa, esos valores con los que pudo salir de su
noche oscura y afrontar la causa ms profunda de esa situacin de depre-
sin que con frecuencia la envolva: las huellas de una cruz presente des-
de su nacimiento, que, al ser reconocida y aceptada en fe, pas de ser
un peso, un condicionamiento negativo, a ser un incentivo para su creci-
miento espiritual: "un paso a la luz", a la redencin y resurgimiento vigo-
roso de su ser.
Es bella, su expresin, en 1653, reconociendo que, en los diferentes es-
tados de su vida, ha sido dirigida por Dios:
"T sabes, Dios mo, que soy toda tuya y que tu Providencia, por tu bondad,
ha sido la directora de todos los estados de mi vida, de lo que te doy gracias
muy humildemente, pidindote, sinceramente perdn con todo mi corazn,
por mis olvidos e ingratitudes. Te ofrezco esta pequea disposicin, como
movida por tu voluntad, renunciando a cualquier otra consideracin" (14).
El DON, fue tambin una LLAMADA, pues sus valores de mujer excep-
176
cional, con los que hoy la d8scubrimos, fueron una conquista lenta, fruto
de aos de trabajo consigo mismo y de su docilidad al Espritu.
Esa actitud de sumisin leal al Espritu, que la transformar, la vive e
inculca a las Hermanas. Tenemos un bello ejemplo en su carta a Sor Clau-
dia (Brgida) primera, en Angers:
"Muy querida Hermana: la compadezco en la pena que s sufre Usted con
sus decaimientos de espritu y su tristeza; espero que interiormente haga
buen uso de ellos y le pido a Dios de todo corazn, le conceda esa gracia.
Ouisiera, querida Hna., que pudiera Usted comunicrmelos as como los
pensamientos que suscitan en Usted, y tratara de ayudarla, porque, quizs
tenga yo iguales trabajos. Le ruego intente distraerse de ellos, ms bien
que fomentarlos; nuestro enemigo mortal ... aprovecha con frecuencia esas
ocasiones paja sugerimos esos desdichados pensamientos y, su fin prin-
cipal es el de desalentarnos, sin que lo sospechemos, en el servicio de Dios,
ms especialmente, para impedirnos que perseveremos en nuestras buenas
resoluciones y su maldad llega hasta procurar hacemos perder nuestra vo
cacin, que es lo que ms tenemos que temer y lo ms peligroso para nues-
tra salvacin. Por eso, querida Hna., le aconsejo que se esfuerce lo ms
que pueda en superar tan enojosa tentacin, pidiendo al Espritu Santo el
gozo, que es uno de sus siete dones, estando lo ms ocupada que pueda, de
dicndose a la prctica exacta de sus reglas, y, sobre todo, teniendo una
confianza grande y cordial en los consejos de nuestro buen Seor Abad y
en nuestra buena Sor Magdalena" (15).
177
nes, se aprecia una sorprendente diferencia en el obrar entre las personas
que estn animadas por ellos y las que no lo estn, cuyo obrar es terreno y
fuera de razn, como tantas veces, por mi miseria, lo he experimentado
con los desrdenes de mis sentidos y pasiones" (16).
178
En sus visitas a las Cofradas, estableca siempre una escuela, visitaba
las ya existentes, las sustentaba o las organizaba, si era preciso.
San Vicente, en una carta de 1631, cita el ellorme bien que ha hecho "la
Seorita" en Montmirail y en Vllepreux, en la instruccin de las nias.
"Pide al seor cura que advierta a sus parroquianos en la homila y que los
incite a que enven sus hijas a casa de dicha seorita" (18).
179
verdadero sentido de responsabilidad y en un real espritu de colaboracin
con Vicente de Pal.
Es ella quien elabora y redacta el reglamento de vida que somete al
parecer de San Vicente ... Detecta las necesidades, pide orientacin, pro-
pone los temas de formacin; recuerda con frecuencia a San Vicnte la
obligacin que tiene con las que "tambin son sus hijas". Prev. con visill
de futuro. lo necesario para que, esta obra. fruto del amor de Dios, se
conserve en fidelidad a sus orgenes. por el servicio de los pobres. As.
podemos decir. que la Compaa. en los orgenes y hoyes "LO QUE SAN
VICENTE QUISO Y LO QUE LUISA REALIZO".
180
En la actividad industrial, la mujer ha ampliado su participacin, sobre
todo a partir de la instalacin de zonas industrializadas, como: zonas fran-
cas, donde ms del 70% de los trabajadores son mujeres.
La mujer, en la industria, trabaja horarios que exceden a lo que mandan
las leyes. Ms del 60% de las trabajadoras de zonas francas, laboran ms
de 10 horas diarias, con muy poco descanso y bajo estricta vigilancia.
De las mujeres que trabajan, son pocas las que logran ascender signi-
ficativamente de puesto, ya que los de mayor responsabilidad, general-
mente son ocupados por hombres.
En lo que respecta a la situacin de la mujer en la familia, diremos que,
en general, la familia se concibe como una unidad de consumo y produc-
cin, adoptndose la divisin interna por sexo y edad.
Para la mujer que se dedica por entero a la admirable tarea del hogar,
velando por el bienestar de la familia, existe una re'didad que se torna
muchas veces agobiante, donde slo estimula la alegra del nio que nace
y crece repartiendo esperanzas. La angustia de tener que atender mlti-
ples necesidades, con muy pocos recursos econmicos; la infidelidad del
esposo, tradicionalmente "machista" y las influencias negativas del me-
dio social sobre los hijos, hacen de la mujer, en la familia, la piedra don-
de rebotan todos los conflictos.
La unin consensual prevalece sobre la unin legal, sobre todo en Cu-
ba, El Salvador, Guatemala, Panam y Repblica Dominicana.
En los casos de familias incompletas (falta uno de los cnyuges), es
tres veces mayor el porcentaje de mujeres como cabeza de familia.
En el caso de Panam, afecta al 17.3% de la poblacin femenina.
En estos casos, la mujer madre tiene que jugar un papel preponderante,
pues, adems de ser jefe de familia tiene que suplir los roles que le fal-
tan. As, se ve obligada a cumplir doble jornada de trabajo, (de lo que,
por lo general est exento el hombre), para solucionar el problema de la
supervivencia personal y la de sus hijos.
Santa Luisa, experiment en carne propia lo que significa para una
mujer, el llevar sola las riendas de un hogar y las exigencias que lle-
va consigo la educacin y el cuidado de unos hijos, con tantos pro-
blemas como la misma madre.
Esto, ocasiona cansancio y tensiones, que repercuten en trato inade-
cuado a los hijos. Si a ello se suma el tiempo en que los abandona para
dedicarse al trabajo remunerado, el resultado es que los nios ~recen sin
el amor que requieren y presas de los vicios que engendra la f(Jlta de edu-
cacin materna.
En el caso de Luisa, como ya hemos visto, no conocer nunca la ter-
nura ni el apoyo de una madre, que podemos asegurar es insustitu-
ble; la presencia de su padre, tampoco fue significativa, regular.
En el acceso a la Educacin hay igual oportunidad para hombres y mu-
181
jeres, pero no existen las mismas posibilidades de empleos y salarios;
siendo favorecidos los hombres.
Hemos de hacer referencia, adems, a la mujer en el sector rural, que
est realmente marginada.
Si hablamos de la mujer indgena y de la campesina, podemos afirmar
que sufre una triple marginacin no slo en el sector educacin, sino en
todos los servicios: como pobre, como mujer, y como indgena. En efecto,
la mujer indgena tiene un papel fundamental en la economa de autosu-
ficiencia campesina y, adems, tiene la responsabilidad en los trabajos
del hogar. Por ello, todos los servicios que son difciles de conseguir para
las dems, resultan, casi imposibles para sta. La educacin en su rol es
innecesaria. Slo debe aprender lo que ha de utilizar en su vida, y esto
lo aprende con la prctica.
Recordemos qu limitada era la educacin para la mujer en el siglo
XVII francs.
Esta campesina indgena, sin embargo, representa un fuerte potencial
para incorporarse a la lucha de liberacin del pueblo latinoamericano.
Luisa de Marillac, en cuanto puede, intenta la formacin de las jve-
nes de los campos, para que, con su promocin se conviertan a la
vez en agentes de cambio en su medio.
Respecto a la accin poltica vemos que, en la mayora de los pases
est reservada casi exclusivametne' a los hombres. Existe la contradiccin
de que, salvo raras excepciones en los C"timos tiempos, son ms muje-
res que hombres para votar y muy pocas las elegidas.
Si nos fijamos en la religiosidad, constatamos que la mujer tiene un
profundo sentido de fe. Es uno de sus rasgos ms caractersticos.
La profunda y probada fe de Luisa de Marillac, que logra acrisolar en
los embates de la vida, la acercan, tambin en este aspecto a nues-
tras mujeres en L. A.
Cree en Dios y lo alaba fervientemente; es naturalmente dada a la de-
vocin mariana. Con su presencia y su actitud, la mujer latinoamericana
ha contribuido a mantener la fe cristiana del pueblo. Pese a estos valores
la mujer ha sido relegada en su misin dentro de la Iglesia. A este res-
pecto, recurdese las palabras de M. Guillemn cuando fue nombrada au-
ditora en el Concilio Vaticano 11, expresando que un Cardenal, despus de
las primeras sesiones de trabajo, haba dicho:
"A nuestra Teologa le faltaba algo, le faltaba el toque y el complemento
de una mente de mujer". Y sto se puede decir que es general en toda
1a pastora 1.
Recordemos la participacin tan efectiva de Luisa en la organizacin
y animacin de las caridades.
En Amrica Latina, a partir de los aos previos al Concilio Vat. 11, se
produce un despertar social: varios centros de estudios sociales que in
vestiQan las causas de las pobrezas, surgen por inicitiva de la Iglesia
(CEPAL, DESAL, ILADES, IPLA ... etc.). Irn conocindose las causas de
la marginacin de la mujer y se despiertan inquietudes que cristalizan
despus del Vat. 11, en la promocin de diferentes tipos de organizaciones:
COMITES DE AMAS DE CASA, CLUBES DE MADRES, etc., y otros de
orientacin cristiana.
En nuestros das, la integracin a estas organizaciones es lenta, aunque
progresiva.
En casos de organizaciones tipo sindicatos, su presencia es baja, casi
siempre la dirigen los hombres.
Se puede decir que, gracias a la Iglesia, en gran parte de los pases
latinoamericanos, la mujer ha entrado en un proceso de maduracin en
su conciencia social y se integra, paulatinamente a programas de promo-
cin, organizacin y desarrollo.
Se advierte una preocupacin social por la mujer y su situacin, que se
manifiesta en el surgimiento de Instituciones corno: MUDE (mujeres en
desanollo), Mujeres aplicadas a la Industria, Centro de Investigacin para
la accin femenina, (CIPAF) y otras.
Aunque estas Instituciones son extra-eclesial es, como han sido promo-
vidas poro iniciativas de la la Iglesia, casi todas se inscriben dentro del
proceso global de liberacin en Amrica Latina y acuden a la Iglesia re-
clamando su apoyo.
En este proceso de liberacin, nosotros, que por Carisma hemos hecho
una opcin preferencial por los Pobres, tenernos un reto y un cuestiona-
miento para acompaar y alentar las organizaciones de la mujer, como
lo hizo Santa Luisa.
BIBLIOGRAFIA
1. En este punto cf.: Corpus J. Delgado, C.M. "Luisa de M. y la Igl.", Ed. Ceme, pg. 55.
Sor Elizabeth Charpy, H.C. "Contra Viento y Marea L. de M.", pg. 2-6.
J. 1. Dirvin, C.M., "Sta. Luisa de Marillac", Ed. Ceme, pg. 18.
,.,2. Jean Calvet, "Luisa de Marillac", Ed. Ceme, pg. 21.
.:J.
4. "Sta. Luisa de M. Correspondencia y Escritos", Ed. Ceme, E. 19 prrafo 57.
5. Benito Martnez, C.M., "Anales", marzo 1973, T. 82, N. 3, pg. 2.
6 J. 1. Dirvin, C.M., "Sta. Luisa de Marillac , Ed. Ceme, pg. 47.
7. Idem.
8 "Sta. Luisa de Marillac. Correspondencia y Escritos", Ed. Ceme, 2 Dic. 1644.
9. Jean Calvet, "Luisa de Mariliac", Ed. Ceme, pg. 41.
10. J. 1. Dirvin, C.M., "Sta. Luisa de Marillac", Ed. Ceme, pg. 72.
11. Sgueme, T. 1, mayo 1631 ("Obras completas")
12. Obras completas", Sgueme, T. 111, carta 1155 de 1649.
13 M. D. Poisenet, "De la angustia la santidad", pg. 41.
14. "Sta. Luisa de M. Correspondencia y escritos , Ed, Ceme, E. 111, prrafo 299.
15. dem, carta 72 (Hacia junio 1642).
16. Idem, E. 98, prrafo 258.
17. Idem, carta 5, de 4 septiembre (hacia 1634).
18. Sor M. Flinton, "Sta L. de M. Aspecto Soco de su obra", pg. 142.
19. Idem, pg. 144.
20 Idem, pg. 145.
21. Para esta segunda parte, libros consultados:
-- .. Para entender Amrica Latina", aprte colectivo de los cientifcos sociales en
Puebla. Ed. Ceaspa - Panam.
- "Documentos de las Conf. Episcopales de Medelln a Puebla, o Prxis de los po-
bres de A. L.". Jos Marins - Teolide M. Trevisn y Carolee Chanona. Ed. Paulinas.
- "Jess y el despertar de los oprimidos". Jos Ramos Regidor. E. Sgueme, Sala
manca, 1984.
- "Fe cristiana y compromiso social". CELAM sllflervisin. Redaccin: Pierrl) 8i<1,
S.J .. Fernando [lastos de Avila, S.J.
183
SANTA LUISA DE MARILLAC. LA MADRE
HERNANDO ESCOBAR, C.M.
Provincia de Colombia
Para nadie es un misterio el hecho de que, en los cuatro siglos que hao
corrido hasta el centenario que en esta fecha estamos celebrando, ha sido
muy escaso el conocimiento que la familia vicentina ha tenido de la gran
personalidad de Luisa de Marillac. Sin ahondar en esta realidad negativa,
es preciso insistir en el momento privilegiado que estamos viviendo y
en el deber que tenemos de conocer a esta gran Santa, para lo cual ac-
tualmnte tenemos todos los medios.
En Luisa de Marillac encontramos ante todo a la verdadera MUJER que,
en su contexto humano, vive plenamente su cristianismo. Es la hija que
amada por su padre, en su niez sufre sin embargo, por la carencia dei
amor materno. Es la esposa que ama hasta el sacrificio. Es la madre que
se entrega a la educacin de su hijo y suhe por l. Es la viuda que perma
nece fiel en el gozo y en la pena; a la vez que dedica 26 aos de su vid')
a la formacin de la Compaa que Dios coloca en sus manos. Es la mu-
jer que se compromete totalmente hasta la muerte para el servicio de
Cristo en los POBRES.
LA MATERNIDAD
Toda mujer es madre. El Creador ha puesto en su corazn de manera
especial el sentido del otro. Posee una inmensa capacidad de amor, que
se traduce en entrega y sacrificio.
La maternidad se expresa en una doble dimensin: espiritual y fsica.
Esta ltima no puede nunca considerarse aisladamente, porque la primera
es una propiedad innata y propia del ser femenino. La mujer sabe que su
sexo es frgil, pero lleva en s el germen de una fortaleza que magnifica
lo humano. Bellamente lo canta el poeta:
Todo lo que hay de triste sobre el mundo
en tu espritu, madre, resumiste,
porque no se dijese que lo triste
no es, adems de mstico, fecundo.
En tu intenso mirar meditabundo
tal emocin de trasparencia diste
como para explicar por qu coexiste
lo difano en el mar con lo profundo.
y hay tal valor en tu actitud sumisa
tal decisin en tu palabra lenta
y tanta austeridad en tu sonrisa,
por que la humanidad se diera cuenta
de por qu se estremece ante la brisa
el bamb que resiste a la tormenta (1).
184
y los padres del Vaticano 11, en su mensaje a las mujeres les dicen con
sincera profundidad:
" ... Ha llegado la hora en que la vocacin de la mujer se cumple en
plenitud.
Vosotras, las mujeres. tenis siempre como misin la guarda del hogar,
el amor a las fuentes de la vida, e! sentido de la cuna. Estis presentes
en el misterio de la vida que comienza. Consolis en la partida de la muer-
te ... Velad, os lo suplicamos, por el porvenir de nuestra especie.
Esposas, madres de familia, primeras educadoras del gnero humano en
el secreto de los hogares. transmitid a vuestros hijos y a vuestras hijas
las tradiciones de vuestros padres. al mismo tiempo que los preparis
para el porvenir insondable. Acordaos siempre de que una madre perte-
nece, por sus hijos, a ese porvenir que ella no ver probablemente.
Vosotras sobre todo, vrgenes consagradas, en un mundo donde el egos-
mo y la bsqueda de placeres quisieran hacer su ley, sed guardianas de
la pureza, del desinters, de la piedad. Jess, que di al amor conyugal
toda su plenitud, exalt tambin el renunciamietno a ese amor humano
cuando se hace por el amor infinito y por el servicio a todos.
Mujeres del Universo todo, cristianas o no creyentes, a quienes os est
confiada la vida en este momento tan grave de la historia, a vosotras toca
salvar la paz del mundo" (2).
Estas palabras nos hacen recordar la plegaria que con gran hondura
espiritual, diriga Luisa de Marillac, a Mara, en el comienzo de su viudez:
"Dgnate tomar a mi hijo y a m bajo tu proteccin y ten como grata
la eleccin que de esa proteccin hago para servirme de Jess: recibe
mis votos y splicas, junto con mi corazn, que te entrego por entero.
para glorificar a Dios por la eleccin que su bondad hizo de t para ser
madre de su hijo.
Que las personas unidas por voluntad de Dios en el santo matrimonio.
honren el tuyo Pursimo, con la sumisin, dependencia y confianza en la
Providencia de Dios ... (y) que las viudas aprendan de t, lo que Dios pide
de ellas, para honrar en la prctica y con el ejemplo la dulce serenidad de
tu alma en los sufrimientos y en la muerte de tu Hijo ... " (3).
Antes de entrar en el misterio de la maternidad de Luisa y de examinar
los diversos aspectos quenas presenta, conviene tener presente un prin-
cipio fundamental presentado con mucha claridad por la Iglesia en esta
poca del Vaticano 11: "Nunca se puede separar lo humano de los cristia-
nos". Porque la madurez que se adquiere aplicando la razn al so de las
facultades, adquiere nuevas perspectivas a la luz de la fe. No puede ima-
ginarse la santidad si la separamos de las realidades de la vida de una
persona. El estudiar las cartas y escritos de Luisa, con lo que sabemos de
su vida, nos descubre un formidable crecimiento interior que va forjando
en plenitud su personalidad. Este crecimiento se apoya en su espritu de
oracin y en la docilidad a la orientacin de sus directores espirituales,
en especial a San Vicente de PaCiI, que le sirve de gua en las principales
etapas de su vida.
185
De acuerdo con Calvet. su camino de santificacin se va efectuando:
- desde la superacin de su crisis en 1623, con la "luz" de Pentecosts;
en el comienzo de su ascensin a Dios por los otros (1629);
en su compromiso de consagracin en 1634 y en el pleno desarrollo
de su entrega en el Pentecosts de 1644;
y hacia 1651 con el despojo total y el abandono.
Ella se realiza como madre:
- con su hijo Miguel Antonio;
- con sus hermanas, las Hijas de la Caridad;
- y con los pobres.
El equilibiro que va logrando entre su sentimiento y su voluntad en estos
tres aspectos la forja como santa.
En este artculo nos vamos a detener en su relacin con el hijo.
186
libertad a la Madre Superiora, quien me ha aconsejado lo ponga sencilla-
mente como alumno interno con esos buenos sacerdotes" (6).
Vicente escribe:
"Qu le dir a su hijo? Djelo totalmente al querer y no querer de Nues-
tro Seor. A El pertenece dirigir estas pequeas y tiernas almas. El tiene
ms inters que Ud. porque le pertenece a El ms que a Ud ....
En carta del 19 de febrero de 1630 "Vicente tuvo que aplacar una vez ms
la ansiedad de Luisa por su hijo, motivada tal vez por su primera ausencia
prolongada de Pars. En cuanto a su hjo, no le perder de vista, aseguraba,
pero ruego a usted se calme, pues puede considerarle bajo la proteccin
especial de Nuestro Seor y de su bendita Madre, habindoselo usted ofre
cido tantas veces, y siendo l amigo de gente devota; nada ocurrir, pues.
Qu diremos de esa ternura tan grande? Tengo por cierto, seorita, que
debiera usted luchar ante Dios por desembarazarse de ella, pues no hace
sino preocupar su alma y privarla de la paz que Nuestro Seor desea para
su corazn con la ausencia de todo afecto que no sea el de El. Hgalo as,
se lo ruego, y honre a Dios, que cuida del bien absoluto y soberano de su
hijo, y no quiere que usted intervenga, si no es de manera dcil y tranquila.
Es lenguaje de santos, pues, quin si no, osara escribir en tono tan libre
a una mujer que trabajaba abnegadarnente por Dios, o qu otra mujer lo
consentira?
Unos das ms tarde la correccin era suavizada con una extraordinaria fe-
licitacin y promesa. Vicente escriba con exaltado alborozo: iQu hermoso
es ser hijos de Dios, seorita! Pues ama El ms a los que son tales, que
usted ai suyo, aunque echo de ver la mayor ternura que usted siente por
El, con cuyos hijos hace usted de madre. Maravilloso. Hablaremos de ello
a su regreso. Entre tanto tenga plena confianza en que, si Nuestro Seor
ha dado a usted tanto amor por los hijos de otros, El tendr un amor muy
especial por el de usted ... " (7).
Por estos mismos das del pequeo Miguel daba noticias tranquilizadoras.
Hace dos o tres das que le vi ir caminando de la escuela, y est bien.
187
En el verano de 1634 "Miguel-Antonio, que haba dejado tranquila a su
madre durante algn tiempo, comenzaba a mostrarse inestable. Tena vein-
tin aos, y sentiase una vez ms adverso a la vida clerical. Hablar con
Monsieur vuestro hijo, promete Vicente. No debe dejar a la ligera el traje
talar. Si lo hace, tendr motivos para sentirlo. Aun as, importaba ms a
Vicente el apaciguamiento de Luisa: Dios, que todo lo hace p.ara bien, har
que redunde en gloria suya. Resgnese a su voluntad en todo. Es ms fiijo
de Dios que de usted. lo que acontezca ser para bien. Preprese, pues,
para cualquier eventualidad, y no ceda ante l fcilmente. Si deja los h
bitos, dar ocasin a burlas, aun en el colegio, y lo perdera todo, si fuese
a otro lugar, o al menos lo arriesgara" (10).
Hacia 1636, con ocasin del traslado de Luisa con las hermanas a La
Chapelle, Luisa est preocupada por la inestabilidad de Miguel Antonio
que trata de buscar un puesto. Vicente y Luisa lo persuaden a hacer un
retiro. El est decidiendo entre la milicia y la corte.
"Es natural que el joven propendiese a lo segundo, atrado por el brillo de
una vida de corte: esa es, al menos, la conclusin que su madre parece
haber anticipado, pues Vicente dirige a sta una severa reprimenda, cuando
Miguel-Antonio concluye el retiro: Para echar ciertas cosas a mala parte,
nunca he visto a otra como usted, comienza con patente exasperacin. Di-
ce que Monsieur su hijo es una prueba de la justicia de Dios para con
usted. Anda muy equivocada abrigando semejante pensamientos, no diga.
mas manifestndolos. He rogado a usted otras veces que cese de hablar
en esa forma. En nombre de Dios, Mademoiselle, corrjase de ello y sepa
de una vez por todas que tan amargos pensamienteos provienen de malig-
no, mientras que los de Nuestro Seor son dulces y suaves; piense que
las faltas de los hijos nunca se imputan a los padres, en especial cuando
stos han instruido y dado buen ejemplo a aqullos; asi lo ha hecho, a Dios
gracias; Dios, en su admirable Providencia, permite que santos padres y
madres sean interiormente desgarrados ... Eso no ha acontecido a usted.
gracias a Dios. Por el contrario, tiene razn para alabar a Dios por lo que
Monsieur Holden ha dicho a usted, que es la verdad. Su seor hijo de us-
ted ver hoy a Monsieur de Sergis, se confesar con l y dir positivamen.
te que ha decidido servir a Dios en el estado eclesistico, adems de cier
tas otras cosas que me han consolado mucho -y una vez la ha reducido a
un dolido remordimiento, aade con una despreocupacin quiz deliberada,
pero atormentadora, pero no recuerdo ahora cules.
Seguro de que esta spera correccin sera recibida con igual enterezEl,
vuelve con calma su atencin a cuestiones de negocios y termina invocando
sobre ella la paz de Nuestro Seor. Luisa, sin embargo, era lo bastante
humana como para sentir el escozor del castigo, pues, a los pocos das Vi-
cente la cerciora de que puede ciertamente escribirme acerca de su hijo" (11).
183
cin de las almas que ha dado a su madre, y la gracia de que, a este fin,
El la ha revestido, pese a lo pobre y humilde que es (12).
189
usted. Que Dios conduzca el asunto, pues sabe el modo de llamarle en
otro momento, si lo desea, o darle un quehacer apto para su salvacin. A
menudo recuerdo a un sacerdote que estuvo con nosotros; haba recibido
las rdenes en ese estado espiritual. Dios sabe dnde estar ahora ... ! Con-
fiando en las luces de la oracin, Vicente recomendaba en una nota adicio-
nal hiciese sta sobre la mujer de Zebedeo y sus hijos; Nuestro Seor ha-
ba dicho, cuando era apremiado por ella para que los estableciese: No sao
bis lo que peds.
La aterrada madre qued abrumada, fsica y moralmente, bajo el peso de
la insensibilidad del hijo y el de su propio indiscreto celo. Vicente !a con-
sol con gran ternura: Doy mil gracias a Dios por la entrega con que sobre
lleva su cruz y le ruego preserve en usted una salud perfecta (15).
190
a salir de la gran dificultad en que creo est. Se compadecera Ud. gran-
demente si viera las cosas como yo. Hago cuanto puedo por entrar en
los pensamientos que Ud. tuvo a bien sugerirme" (19).
Hacia 1643, proponen a Miguel-Antonio un puesto de ayudante del fu-
turo Cardenal de Retz. Para esto Luisa pide apoyo a San Vicente. Le dice:
" ... Como la cosa no ha salido en manera alguna de m, me parece Seor,
que no debo descuidar tomarme la libertad de preguntar a usted cmo
debo comportarme en esto, y si le parece que es factible, suplicarle muy
humildemente. nos haga la caridad de ayudarnos. Creo que si mi hijo tu-
viese alguna ocupacin que le distrajera de la melancola, que, a mi juicio.
es la causa de todas las dificultades, stas se disiparan; siempre me ha
parecido que tena temor de Dios y voluntad de cumplir puntualmente lo
que se le encomendara. Si quiere usted que yo tenga el honor de hablarle
sobre esto, haga el favor de decrmelo ... " (20).
No conocemos la respuesta de San Vicente, pero, como opinan algunos
autores, el santo, no poda aceptar ese riesgo.
Luisa, mientras tanto, contina buscando colocacin para su hijo. En
1643 Luisa cuenta a Vicente la defensa que ha hecho de Miguel-Antonio
ante los mismos familiares.
"Habindome encontrado (con el Padre Attichy) ... me reproch, al mis-
mo tiempo que se informaba de la fortuna de mi hijo. que yo no hiciera
nada por l. A lo que se uni la seora de Maure para decirme que yo co-
noca lo suficiente al seor de Noyers como para haberle podido hablar
ya. Todo lo que hice fue escribir dos das despus al padre de Attichy para
decirle que en lo que nicamente reconoca haber faltado a mis deberes
de buena madre para con mi hijo, era en no haberle informado de que mi
difunto marido lo haba consumido todo, su tiempo y su vida, en cuidar de
los asuntos de su casa, descuidando por completo los suyos propios, y
que para reparar esa falta, le rogaba. ya que le vea dispuesto a intere-
sarse por l a espaldas mas, que se tomara la molestia de decir a dicha
seora que el seor de Noyers me conoca por haberme visto con frecuen-
cia en casa del seor de Marillac, el guardasellos, y que tena la seguri-
dad de que usted dara informes de mi hijo si se los peda. En presencia
de Dios, esa es toda mi intervencin en este asunto; le ruego muy humil-
demente que as lo crea, y no lo hubiera hecho en manera alguna sin esa
ocasin inopinada preparada por estas personas, de la que mi hijo nada
sabe" (21).
Entre los aos de 1643 y 1644, pide con frecuencia a Vicente oraciones
por su hijo y le pide apoyo: "Le suplico humildemente -dice en carta del
19 de agosto de 1643-- que me conceda el honor de poder hablarle lo an-
tes posible acerca de mi hijo. Creo que es necesario, as como que su
caridad vea en presencia de Dios sus necesidades y en la forma en que
usted sabe. Es su Divina Providencia la que ha puesto este alimento de
carga a todas las caridades que ha hecho usted y sigue haciendo a la que
es, por su amor, su humilde hija y obediente servidora ... " (22),
Y escribe tambin el Abad de Vaux con fecha de febrero de 1644: "Siem-
pre tengo alguna caridad que pedirle, la necesidad muy grande de cierta
191
persona que me es allegada (Miguel-Antonio) me apremia a suplicarle !3
tenga presente en el Santo Altar ... " (23). El relato que hace Luisa de la
peregrinacin a Chartres en octubre de 1644, muestra la necesidad de
consagrar su corazn a la Virgen Mara entregndole todo lo que le llega
ms hondo: su hijo y las hermanas. "La (devocin) del domingo que fue
por las necesidades de mi hijo" (24).
Pero es despus de esta poca, a partir de diciembre de 1644, cuando
comienza la ltima crisis fuerte que tiene Miguel-Antonio, y que afecta
a la madre.
El se fuga con una joven. Veamos la reaccin de Luisa en carta que es-
cribe a Vicente el 2 de diciembre de 1644.
"Seor:
Estoy preocupadsima por mi hijo, que lleg con la seora Condesa de Mau-
re el sbado; ella me ha dicho que le entreg el domingo una esquela y
que l qued en venir a estar conmigo, pero que no tiene idea de donde
puede estar. Ou hago? No s si habr ido a Bons Enfants, mando a pre-
guntar all o mejor usted, seor, querra tomarse esa molestia? quiero
decir la de mandar a alguien que se informe si ha estado all y qu ha hecho.
Se lo pido muy humildemente por amor de Dios. Bien sabe usted que mi
dolor y mis temores son grandes, y que soy, seor, su muy obediente y
agradecida hija y servidora.
P.D. No puedo tener ayuda de nadie en el mundo, ni la he tenido nunca
ms que de su caridad" (25).
El cambio de conducta de Miguel-Antonio se debe en gran parte a la in-
fluencia de algunos amigos.
A los pocos meses de la fuga se les recupera. A la joven se la recluye
en un monasterio para muchachas arrepentidas. Miguel-Antonio regresa a
San Lzaro.
Algunos meses despus Luisa se decide a hablarle, y Miguel-Antonio
se escapa de nuevo. La madre atribulada escribe a Vicente una carta lle-
na de angustia.
"Seor -le dice-: El cradito de mi hijo acaba de decirme que ayer
lo despidi y que no sabe donde est; puede usted imaginar mi dolor, para
el que pido a su caridad alivio y ayuda ante Dios, encomendando a su
misericordia el estado en que pueda hallarse en el presente y en el porve-
nir. Si quisiera usted hacerme la caridad de enviar a alguien de su casa
para enterarse si ha dicho algo o qu ha hecho, pero sin que trascendie-
sen mis aprensiones ni las disposiciones que le he comunicado a usted ... ;
sera para m un gran alivio saber algo. Como lo temo todo, me ha venido
al pensamiento que quizs se lleve el mueble de la habitacin para mar-
charse del todo sin que yo sepa donde. No sabe cunto siento darle tanta
molestia, pero me es imposible buscar consuelo en nadie ms; y no solo
esto: terno mucho que llegue a conocerse mi disgusto y que alguien quie-
ra venir a traerme noticias, lo que aumentara mi pesar. Qu dolor tan
grande! Si Dios no tiene piedad de m, no s lo que har. Aydeme usted
a permanecer fuertemente unida a Jess Crucificado, en quien soy, Seor,
su muy humilde hija y agradecida servidora.
P.D. Una palabra que dije a mi hijo en medio de mi gran pena" (26).
En este tiempo Luisa sufre mucho por causa de su hijo. Sus cartas a
San Vicente reflejan su preocupacin.
Escuchmosla:
"Le suplico muy humildemente haga el favor de decirme si su caridad
ha dado dinero a mi hijo, y tambin si le parece que vaya esta maan<l
a las Hijas de Dios" (el convento de las jvenes arrepentidas). (27).
Le dice en julio de 1645 que teme que al salir la joven de ese convento
se junte de nuevo con su hijo, y aade: "le pido muy humildmente. perdn,
seor, por hablarle de este asunto que para m es tan reciente como el
primer dia y en algunos momentos se me hace tan doloroso como no puedo
ni expresarlo. Sigo teniendo presente el pensamiento de que se acerca
mi muerte, y aunque yo acepte, si tal es la voluntad de Dios, dejar todos
mis asuntos deshilvanados y en mala situacin, si Dios lo qiuere, no dejo
por ello de sufrir a este respecto" (28).
El 28 de octubre de 1645 al Abad de Vaux: "Hgame la caridad de pe-
dirle (a Dios) misericordia para m y para una persona que me toca de
cerca, respecto a la cual tengo muy grave afliccin por una serie de mo-
tivos humanos y ms an por temor de su salvacin ... " (29).
En 1646 Luisa manda a Vicente un cuadro de la Virgen para pedir perdn
y asistencia para su hijo, de quien no tiene noticias en el momento.
En carta a Sor Juana Lepintre dice: "Si ven ustedes a mi hijo les ruego
le digan que estoy sorprendida de que no me d noticias suyas ... Ruego
a Dios le conserve" (30).
Pregunta a Sor Isabel Hellot, a quien agradece la solicitud con su hijo,
quien est convalesciente, por un tal conde de Mauny con quien l va a
hacer un viaje". Es conocido de las seoras con las que est, o es una de
sus amistades antiguas que yo no conozco? Le ruego a usted que no le
diga que estoy preocupada por ello ... : es de temer que si ahora, recin
restablecido, sale al campo, vuelve a recaer en peores condiciones que
la primera vez" (31).
Lo ms importante estos aos es ver -hasta donde alcanzamos- que
en la medida en que se hace agudo el sufrimiento. en esa misma medida
se aumenta la unin de Luisa al Seor. A manera de ejemplo tomemos
una parte de su carta al Sr. Vicente de 3 de junio de 1645: "Ah, Dios mo!
Cuntos motivos tengo para confesar y reconocer que no hago nada que
merezca la pena! Mi corazn no se liena, sin embargo, de amargura, aun-
que tendra motivos para temer que la misericordia de Dios se' canse de
ejercerse en un sujeto que le desagrada simpre".... "Maana (es el
aniversario) de aquel da en que nuestro buen Dios me di a conocer su
voluntad y en el que mucho deseara que su santo amor se diese a mi
corazn como su ley perpetua" (32).
193
Primero se intenta con la seorita Juana Portier, pero hay obstculos
por parte de la familia de ella.
Despus se concierta el casamiento con la seorita Gabriela Le Clerc.
que viene a realizarse el 18 de enero de 1650.
Vicente dice: "Ruego a Nuestro Seor bendiga a los novios y le d a us-
ted las disposiciones que di a la Santsima Virgen cuando asisti con su
Hijo a las bodas de Can" (33).
En postada del 13 de enero, Luisa haba escrito a Sor Juana Lepintre:
"Les ruego a todas, queridas hermanas, que ofrezcan la sagrada comu-
nin por mi hijo que creo va a recibir el sacram~nto del matrimonio en
estos das. Dios parece haberle escogido una seorita joven que no es
de Pars" (34).
En los ltimos meses de 1651 naci una nia de este matrimonio. Las
hermanas comenzaron muy pronto a llamarla "La Hermanita". Leamos lo
que dice Luisa a Sor Jul iana Loret el 7 de enero de 1652. Despus de sa-
ludarla, en agradecimiento le comenta: "En cuanto a sus excelentes pas-
teles, la comunidad la tendr a usted presente al comerlos, pero la herma-
nita no tiene todava dientes para hacerlo" (35).
En el testamento de Luisa, y en los dos codicilos (36), aparece por todas
partes el nombre de su hijo Miguel-Antonio. El testamento fue escrito el
15 de diciembre de 1645, en tiempo de la 'Jltima crisis aguda de Miguel-
Antonio, y los codicilos en 1653 y 1656 respectivamente. Hay que tener en
cuenta estas fechas para entender lo que afirman estos escritos.
Al comienzo afirma:
"Protesto ante Dios y todas las creaturas que quiero vivir y morir en la
Iglesia Catlica, Apostlica y Romana y recomiendo a mi hijo, en tanto en
cuanto puedo, que haga lo mismo, ya que es el nico camino del Paraso
para el que hemos sido creados. Y en la esperanza que tengo de que Dios
le conceder esta gracia, suplico a su bondad que tome plena y entera
posesin de cuanto l es para hacer en l y de l su santsima voluntad, y
que roce con sus gracias eficaces para el tiempo y la eternidad la Bendi-
cin que como a madre suya me ha dado poder de darle y que le doy. En el
nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo. Amn. Suplicando a la
humanidad santa de Jess nuestro Salvador que tenga piedad de nuestras
almas pecadoras en el instante de nuestra muerte".
194
Espero con toda certeza de la bondad del seor Vicente que nunca te negar
su asistencia en tus necesidades tanto en lo temporal como para lo espi-
ritual. Sabes lo obligados que t y yo le estamos? Esto me hace suplicar-
te que, si tienes la dicha de tener ocasin de servir a su Compaa te em-
plees en ello a fondo, ya que ests obligado a ello muy particularmente, no
slo por el reconocimiento de los beneficios que de ella hemos recibido,
sino tambin por el servicio que ellos hacen a la santa Iglesia, nuestra Ma
dre; haz, te ruego, lo mismo por los seores de la Comunidad de San Ni-
cols du Chardonnet, por las mismas razones.
Ruego a mi hijo que se acuerde con frecuencia de pedir a Dios por el des-
canso del alma de su padre y de traer a la memoria de su buena vida, pues
era muy temeroso de Dios y exacto en ser irreprochable, y sobre todo de
su paciencia en sufrir los grandes males que le sobrevinieron en sus lti.
mos aos, en los cuales practic muy grandes virtudes.
Hijo mo, acurdese siempre de honrar a los seores de Marillac y servirlos
de corazn, si Dios te da ocasin; como tambin al seor Conde y a la se-
ora Condesa de Maure y a todos aquellos a los que tengo el honor de per-
tenecer; s que unos y otros te tendrn siempre afecto en tanto en cuan-
to te comportes como hombre de honor, no te negarn nunca su ayuda en
tus necesidades, como muy humildemente se lo suplico, acordndose de
que los seores sus predecesores nos han obligado siempre en este modo
hacindonos el honor de reconocernos por allegados suyos: esto que digo.
oh Dios mo, T sabes que es por la necesidad que creo que este hijo que
me has dado tiene de ello".
y aade:
"Doy un escudo anual a perpetuidad a las Hijas de la Caridad, mis muy que-
ridas hermanas, comenzando el primer ao de mi muerte; a condicin de
que una de ellas rece todos los aos cinco veces el Rosario por mi hijo, a
saber: en la fiesta de la Presentacin de la Santsima Virgen, en la de su
Concepcin Inmaculada, el tercer viernes de febrero, y el Viernes Santo y
el viernes de las cuatro tmporas de la Exaltacin de la Santa Cruz. Y esto
entre las siete y las ocho de la tarde de los susodichos das; yeso para
obtener de nuestro buen Dios alguna gracia particular para los que reciben
los rdenes sagrados.
Mi hijo gozar de mis bienes despus de mi muerte como nico heredero,
despus de pagadas mis deudas y legados; y, despus de su muerte, todos
los bienes que le dejo pertenecern a los pobres a quienes sustituyo mis
herederos despus de l. Y en el caso de que l llegue a casarse y tenga
hijos, de ellos gozar l y sus hijos del modo acostumbrado en las suce-
siones sustitutivas; entendiendo y queriendo que los pobres sean herede-
ros de lo poco que Dios me ha dado en cuanto El no le d descendientes
legtimos. Y para ello, suplico muy humildemente al seor Vicente de Pal,
Fundador y General de los Sacerdotes de la Misin y a sus sucesores des-
pus de l que se tomen la molestia de prestar atencin a esta disposicin;
para que, si la sustitucin hubiera de tener lugar, ellos la manden recoger
para hacer anualmente su distribucin, sabiendo que su principal ejercicio
es trabajar por la salvacin de los pobres a la que yo quisiera, si pudiera,
contribuir con mi propia vida".
195
El primer codicilo, con fecha 28 de diciembre de 1653, hacia el comienzo
afirma:
"he revisado mi testamento, que he credo estar hecho en la mejor forma
en que yo lo poda hacer para surtir su pleno efecto. Y por tanto lo con-
firmo y apruebo en todos sus artculos. Y por cuanto ha habido cambio en
mi hijo, al que la divina Providencia creo que tena destinado al matrimo-
nio, y que por su contrato le he dado quinientas libras de renta constituidas
por diversos contratos que le he entregado en mano, asegurndome de l
verbalmente, poco antes de su matrimonio, que l no sufrira nada por la
sustitucin de mi pequea herencia no causndole ningn perjuicio ni a sus
hijos si l los deja; he pensado que estoy obligada en conciencia a declarar
lo que sigue para la ejecucin de mi testamento; deseando con todo mi
corazn que, si Dios da a ello algn mrito, que su bondad lo aplique para
la salvacin de toda la familia y para tener misericordia de mi pobre alma",
196
NOTAS
La Compafia de las
HIJAS DE LA CARIDAD
est en 75 pases.
197
LUISA DE MARILLAC, HIJA DE LA IGLESIA
JULIO ALBERTO LAVADO. C.M.
Provincia del Per
198
era demasiado pronto para abordar los retos que venan de la pobreza del
mundo. Sin embargo, se insisti en la necesaria conversin de la Iglesia
hacia el pobre. Esta conversin requera un cambio substancial en el
estilo de vida y en la manera de entender su propia misin. Es en soli-
daridad con los desposedos donde se verifica, se hace verdad, en la his-
toria, la condicin de la Iglesia comunidad de los segidores de Jess.
La perspectiva de la Iglesia de los pobres contaba poco en el Concilio
Vaticano Ii. Los problemas eran otros. No por esto la intuicin de Juan
XXII dej de abrirse camino. El decreto Ad Gentes, expres con estas
palabras, la tarea de )a Iglesia en el mundo: "Como esi.a rnisin contin.]
y desarrolla en el decurso de a historia la misin del propio Cristo, que
fue enviado a evangelizar a los pobres, la Iglesia a impulsos del Espritu
Santo, debe andar por el mismo camino que Cristo; es decir, por e! carn-
no de la pobreza, a obediencia, el servicio y la inmolacin propia hasta
la muerte, de la que surgi victorioso por su resurreccin' .
La invitacin a la apertura al mundo trajo consecuencias eciesioigC8S
importantes. La autocomprensin de la Iglesia como sacramento univer-
sal de salvacin marc un punto importante: la accin de Dios en el mun-
do. Por otra parte, qued suficientemente claro, que una eclesiologa sir;
encarnacin en el mundo (en nuestro caso latinoamericano) resulta vaca.
Esta relacin con la prctica es fuente de numerosas dificultades. La Igle-
sia de los pobres perturba los intereses de los grandes de este mundo.
Por este motivo, ella se encuentra con la Cruz de su Seor en el camino.
Supuestas estas intuiciones del Vaticano 11, veamos ahora las intuicio-
nes eclesiales de Santa Luisa. Digamos de entrada que Luisa de Mariilac,
ve en los pobres a los miembros privilegiados de la Iglesia. Efectivamen-
te, la pobreza, est muy presente en su carnina. Sealamos cuatro mo-
mentos de su vida, que le servirn para este "descubrimiento" de los
pobres.
a) Sus aos en el monasterio de Poissy, donde conoce de cerca las obras
de Santa Catalina y Santo Domingo.
b) Ei tiempo que permaneci en la pensin de la "seorita pobre", donde
experimenta serias dificultades y la necesidad de trabajo.
c) Su matrimonio, tiempo en el que inicia su atencin a los pobres que
llegan hasta su casa.
d) Sus primeras visitas a las Caridades: a partir de este momento queda
marcada su orientacin espiritual .. , los pobres son sus seores.
En 1652, Luisa dirige una carta al P. Berthe que se encuentra. en Rom8.
Pide la bendicin apostlica y hablando de s misma dice: "viuda hace
veintisiete aos, Sierva de Jesucristo y de sus miembros los pobres, ms
con la voluntad que de hecho" (1). Escribiendo a la superiora de las Be-
nedictinas de Argenteuil, Luisa explica la vocacin de las hijas en estos
trminos: "ellas son buenas doncellas que, sin ningn inters, se consa-
gran a Dios para servir espiritual y temporalmente a esas pobres creatu-
ras a quienes plugo mucho su bondad tener por miembros suyos" (2). A
Sor Claudia Brigida, destinada para Angers, le subraya: "esfurzence por
19~)
dar gusto a Dios, sirvindole con devocin, mansedumbre y humildad en
la persona de vuestros seores (los pobres), que son sus miembros pre-
dilectos" (3). Cuando Luisa tiene que orientar el cumplimiento de los ofi-
cios dentro de la comunidad, y toca el turno a la cocinera, y le recuerda:
"que a las once y cuarto prepara los potajes, haciendo siempre primero
el del pobre para honrar en esto a Nuestro Seor" (4). De lo propuesto an-
teriormente se puede concluir que siendo los pobres los miembros de
Cristo (sus miembros predilectos) no importar dejar a Dios por Dios
cuando se deja alguno o algunos de los ejercicios de piedad por servir
a los pobres.
Para Santa Luisa, la vocacin de la Hija de la Caridad est al servicio
de los pobres. En efecto, "una de las principales gracias que Dios os ha
hecho, carsimas hermanas mas, para el adelantamiento de vuestras al-
mas en la perfeccin cristiana es la vocacin a la Compaa de la Cari-
dad. Con ustedes Dios ha usado de tanta bondad que os ha Iamado a la
profesin de vida en la cual no tienen otra cosa que hacer. Es verdad que
ustedes son unas doncellas muy pobres y que de ustedes mismas no
tienen medio alguno para hacer el bien, y, no obstante, lo hacen y pueden
hacerlo incomparablemente ms que las seoras ms distinguidas y opu-
lentas del mundo, porque stas dan sus bienes que son nada en compa
racin de darse a s misma y emplear todos los momentos de Sl: vidr:
hasta exponerla por amor a Dios sirviendo a los pobres, como hacen us-
tedes" (5). Luisa conoce, previene, y corrige a sus hijas, cuando lo consi-
dera necesario les recuerda que "son las criadas de los pobres, por tanto,
no sera razonable que, despus que lo han dejado todo, se aficionen a
atesorar bienes, y que las criadas lleguen a ser ms ricas que sus seores
(los pobres)". Incluso cuando deban elegir casa, buscarn aquella que con-
viene a la condicin de unas pobres doncellas. Con palabras muy transpa-
rentes, se dirige Luisa a Sor Brbara en Bernay: Y qu dir de esa he:--
masa casa que habitan? no les inspira a veces temores vuestra profe
sin de pequeez y pobreza? Si es as, estoy cierta de que interior y ex-
teriormente harn actos heroicos de virtud en tal grado que sentir'l
verguenza de que las vean por la ltima de aquella pobilcin" (6).
Las hijas debern acercarse a los pobres para atenderlos, as lo mani-
fiesta Santa Luisa a sor Juliana Loret: "Le ruego amada hermana, que
alternen en el desempeo de la escuela, llevando al mismo tiempo el
cuidado de la casa, y la que quede libre vaya a cuidar a los enfermos de
fuera, como lo hacen nuestras hermanas, excepto ah, en Chars, siendo
una de mis mayores pesadumbres el que las hermanas de ah no se vayan
acostumbrando a servir a los pobres enfermos de los pueblos prximos,
lo cual me hace temer que esa fundacin sea para nuestra confusin" (7).
La persona del pobre es tan importante que debe ser atendida integral-
mente. Cuando Luisa se dirige a las hijas destinadas para Arras, lo hace
con estos trminos: "Van all para, servir l los pobres corporal y espiri-
tualmente. .. pero sin olvidar que su principal ocupacin ha de ser el
servicio de los pobres, que deben preferir a toda cosa ... Y si tiene:l
tiempo, ensearn el catecismo a los pobres" (8). El servicio al pobre se
manifiesta en las diversas actividades de Santa Luisa tambin se percibe
en su correspondencia con S8n Vicetne: "La hermana que tenemos en
los galeotes vino a verme ayer inundada en lgrimas porque no poda
200
conseguir pan para sus pobres, tanto por la deuda que tiene pendiente
con el panadero, como por la escasez de pan. Pide prestado y de limosna
por todas partes y con mucho esfuerzo y, para colmo de su dolor la se-
ora duquesa de Aiguil!n le ha pedido que le presente una lista de tod03
los que crea que podran mandar fuera. Yo veo en ello graves dificulta-
des" (9).
Para servir a los pobres, miembros privilegiados de la Iglesia, Luisa
cre un nuevo estilo dentro de la Iglesia: las Hijas de la Caridad. Como
sabemos, los intentos previos por unir servicio y perfeccin evanglica,
chocaron contra la legislacin cannica, y es correcto decir que para la
mentalidad de aquella poca, un estilo as (como el de las hijas) era ini-
maginable. Santa Luisa intent por todos los medios que no hubiera nada
en la nueva Compaa de las Hijas de ia Caridad que pueda hacerlas pa-
recer religiosas. En una de sus cartas al Abad de Vaux, leemos: "Os agra
decera que tuviseis la bondad de decirme si el primer artculo del re-
glamento de nuestras hermanas hay algo que indique comunidad regular
y diferente del de Angers, porque jams ha sido esa mi intencin: antes
por el contrario, habl dos o tres veces con el Vicario General para ha-
cerle saber que nosotras no somos ms que una familia seglar, y por
estar unidas entre nosotras por la Cofrada de la Caridad, tenemos por
nuestro director al Seor Vicente como General de esas Cofradas" (10).
Si es cierto que las hijas evitan los signos externos, propios de las re-
ligiosas, esto no significa que no deban buscar como ellas la perfeccin
evanglica. Dirigindose a sor Genoveva Doinel, afirma Santa Luisa: "Las
Hijas de la Caridad estn obligadas a trabajar por ser ms perfectas que
las religiosas". Por otro lado, aquellas jvenes que pretendan ingresar
a la Compaa de las Hijas, debern saber que no van a ser religiosas:
"es necesario manifestar a las jvenes de Saint-Fargeau que pidan ser
admitidas en la Compaa, que no es una religin, ni un hospital del que
no hay que salir, sino que hay que ir a diversos lugares y, haga el tiempo
que haga, salir a buscar a los pobres enfermos. Que visten y comen muy
pobremente, sin jams llevar en la cabeza ms que una cofia de lino en
caso de necesidad" (11).
Prolongado fue el camino que llev a la aprobacin de las Hijas de la
Caridad. Se inicia el 2 de noviembre de 1633. Luisa ha reunido a aquellas
jvenes que desean servir a los pobres. El 20 de noviembre de 1646 el
arzobispo de Pars aprueba a las Hijas de la Caridad como Cofrada dis-
tinta de las damas. En 1647 el Papa recibe de Ana de Austria, la peticin
de que las Hijas queden bajo la direccin de San Vicente de Pal y suce-
sores. El 10 de enero de 1655, el arzobispo de Pars vuelve a aprobar la
Cofrada de las Hijas de la Caridad y su reglamento. En 1659 se envan
los documentos a Roma. La aprobacin llegar el 8 de junio de 1668.
Estas idas y venidas tan prolongadas, le mostraron a Luisa, que diver-
sas asociaciones femeninas haban acabado siendo religin por depender
de los seores obispos. Santa Luisa dese vvamente evitar este impase.
As lo manifiesta a San Vicente: "este trmino tan absoluto de depen-
dencia del seor obispo no nos podr perjudicar ms adelante al darnos
la libertad de poder salir de la direccin del Superior General de la Mi-
sin? No ser necesario que nos den a su Caridad como director per-
201
petuo en esta fundacin? En nombre de Dios, padre, no permita que se
cuele lo ms mnimo que pueda dar pie para que salga la Compaa de
la direccin que Dios le ha dado; est seguro que entonces dejara de
ser lo que ahora es y que los pobres enfermos se quedaran sin socorre"
y creo que entonces ya no se cumplira la voluntad de Dios sobre noso-
tras" (12).
Ahora bien, si nos fijamos en el tema de los votos en la Compaa u:;)
las Hijas, tenemos que asumir que ellas no son religiosas. En mayo de
1623, Luisa hace voto de permanecer viuda en el caso de morir el Sr. Le
Gras. Una vez viuda, renov dicho voto. El 25 de marzo de 1634 hace voto
de entregarse totalmente a la formacin de las hijas para el servicio de
los pobres. En marzo de 1642, Santa Lu i S8 y cuatro hermanas hacen va
tos perpetuos. A partir de entonces, otras hermanas emitirn sus votos,
unas por un ao, otras perpetuos. Ya en 17'j 8, si nl!ramos os Estatutos y
Reglamentos Generales. encontramos la prctica de los votos anuales.
Es destacado el pensamiento de Luisa sobre los votos de las Hijas de
la Caridad. Podemos subrayar los siguientes aspectos:
dichos votos se inspiran en la muerte de Cristo en la cruz.
dichos votos son un ejercicio de entrega de la propia voluntad de Dios.
dichos votos permiten entrar en un dilogo con Dios muy familiar y en
la participacin de todos sus bienes.
Santa Luisa reflexiona los votos en los s:guientes trminos: "estos tie-
enn su origen en la muerte de nuestro Seor sobre la cruz, por la cLlal
nos compr enteramente para Dios, su Padre, siendo este uno de los efec-
tos de la promesa que hizo como enigma cuando dijo: "Si yo fuera levan-
tado sobre la tierra todo lo atraer hacia m". iOh Dios mo! no se veri-
fica esta promesa en aquellos a quienes hacis la gracia de darse a Vos
por medio de los votos? Porque, qu le queda a quien lo hace? Nada aQ-
solutamente: pues al darse a Vos, pasa a ser vuestro en propiedad, Verdad
es, Seor, que mi vida entera, corporal y espiritual, os pertenece a Vos
por ser Vos mi Dios y mi Creador, y que, mientras me la conservis mi
voluntad es libre, porque as la cresteis; pero por ello puedo ofrecrosla,
sacrificndola en vuestro honor y alabanza, dejando de ser ma para ser
toda vuestra desde el momento en que por ellos os la entrego" (13).
Los votos de las hijas se entienden a partir del Bautismo. Esto queda
expresado claramente, en la frmula de emisin del tiempo de Santa Luisa:
"Suscribo en presencia de Dios las promesas del Bautismo y hago votos
de pobreza, castidad y obediencia". Los votos de las Hijas de la Caridad,
estn directametne relacionados con la misin, con el servicio a los pobres.
La Hija de la Caridad es doblemente Hija de la Iglesia, por su' Bautismo
y por su consagracin al servicio de os pobres: "el primer motivo para
apreciar nuestra vocacin es su excelencia y dignidad, pues ella es para
nosotros un medio para practicar los dos principales mandamientos de
la ley de Dios y nos obliga a consagrar todo el tiempo al ejercicio de l
caridad, la cual podemos practicar no slo con los actos exteriores que
prestamos a los cuerpos, sino principalmente COil lo que hacemos l las
almas, hablndoles de Dios y ayudndoles a conocerle a amarle eterna-
mente" (14).
202
Las Hijas de la Caridad trabajarn en estrecha colaboracin con la je-
rarqua de la Iglesia. Santa Luisa se dirige a las hermanas destinadas a
Montreuil sur-mer, con esta recomendacin: "Tendrn muy presente que
deben tributar un gran respeto a los sacerdotes, particularmente al del
hospital, con el cual sin embargo, no deben tener ninguna familiaridad,
y si encesitan hablarle, lo harn siempre estando las dos juntos o acom-
paad",s de alguna persona" (15). Cuando las hijas se dirigan a trabajar
a una llueva parroquia, lo primero que harn es recibir la bendicin de
los prrocos. As consta en el reglamento de 1655: "cuando fueren envia-
das a parroquias, irn a recibir la bendicin de los seores prrocos, y la
recibirn de rodillas; y todo el tiempo que estuviesen en las parroquias,
les tributarn toda clase de honor, de respeto y obediencia en lo que res-
pecta a la asistencia a los enfermos" (16).
Otro aspecto de la prctica de Santa Luisa como Hija de la Iglesia, es
la elaboracin de su catecismo. Luisa tiene una fuerte conviccin, que
se puede expresar as: los pobres deben ser los miembros privilegiados
de la Igiesia. Hace falta ayudarlos en su formacin cristiana. Este es el
origen de su catecismo. Podemos afirmar que la catequesis y la instruc-
cin escolar, en los tiempos de Luisa, caminan generalmente unidos. Has-
ta el punto que en no pocas oportunidades, ambas se imparten en los
mismos lugares y por las mismas personas. Ya el Concilio de Trento se
haba detenido en el aspecto de la formacin religiosa. Establece la obli-
gatoriedad de impartir todos los domingos el catecismo a los nios. Los
catecismos ms utilizados durante el siglo XVII son los de Pedro Casia-
no y el de Trento.
Gracias a sus primeros contactos con la gente del campo, Luisa des-
cubri la inmensa necesidad de formacin del pobre pueblo, as cay en
la cuenta de que la caridad hay que acompaarla de la instruccin. Fij-
monos en la peticin de Luisa para abrir una escuela.
"El gran nmero de pobres que hay en el arrabal de Saint-Dennis le ha
inspirado el deseo de ocuparse en su instruccin, previniendo que si las
pobres nias quedan en la ignorancia es de temer que esta fomente la
malicia que las haga incapaces para cooperar con la gracia a su eterna
salvacin, y, en atencin a esto, seor (se dirige al Chantre de Pars).
otorgar a la suplicante la licencia qLJe el caso requiere, esperando que, si
los pobres pueden gratuita y libremente enviar a sus hijos a la escuela,
sin que puedan impedirles este bien las personas ricas, por oponerse <1
que los maestros de sus hijos los reciban y tengan en sus clases con
tanta libertad, estas almas redimidas con la sangre del Hijo de Dios se
tendrn, seor, por obligadas a rogar por Vos en el tiempo y la eterni-
dad" (17).
La preocupacin de Santa Luisa, por la instruccin de las pobres gentes,
pasa por la formacin de las hijas. Ellas instruirn a los pobres. No pocas
de las jvenes que ingresaron a la Compaa eran analfabetas. Este era
un grave problema. En alguna oportunidad San Vicente lo alude: "iMi
Dios Cunto deseo que sus muchachas se apliquen a leer y entender el
catecismo que Ud. les ensea. Fue un error el que la pobre Germana (tra-
baj como maestra en Villepreux) no permaneciera junto a usted, hubiera
sido una valiosa auxiliar en esta empresa" (18).
203
No sabemos con exactitud cundo redact Luisa de Marillac el cate-
cismo, ni el alcance que este lleg a tener. Parece que se vi impulsada
a redactarlo, por los inconvenientes que traa consigo, la explicacin de
los contenidos, sin tener ningn libro delante. Destaquemos finalmente,
que los Misterios de la Trinidad, la Encarnacin y la Eucarista son las ba-
ses sobre las que se fundamenta el catecismo.
Santa Luisa, ya desde sus primeros aos se vj marcada por el dolor-
cruz. Estas experiencias marcaron profundamente su vida. As lo descu-
brimos en sus meditaciones.
"Las almas a quienes Dios llama al sufrimiento deben amar mucho este
estado y creer que, sin una asistencia muy particular suya, no pueden
serie fieles. Dios me ha hecho la gracia de conocer que es su voluntad
que vaya por el camino de la cruz. En efecto, plugo a su bondad que desde
mi cuna estuviese marcada con ella, no dejndome casi nunca, en todas
las pocas de mi vida, sin ocasin de padecer" (19). En su correspondencia
alude frecuentemente al Misterio de la Cruz. En efecto, se despide "en
el amor de nuestro Buan Jess Crucificado", "en el amor de Jess Cruci-
ficado", "en el amor de Jess, nacido y Crucificado por nosotras", o tam-
bin "en el amor de nuestro Seor Crucificado y resucitado por nuestro
amor". Luisa lleg a comentar las palabras de Jess en la cruz. Hablando
con propiedad, no coment la cuarta palabra, pero en otros lugares alude
al papel de la Virgen, junto a la cruz.
Apreciamos que el significado liberador de la Cruz de Jesucristo, tiene
en Luisa, diversos aspectos. As por ejemplo, Jess Crucificado es quien
le impulsa a ejercer la caridad: "Amado Salvador mo, nuestro modelo,
Jess Crucificado, de Vos han tenido principio todas las maravillas, vues-
tro amor es quien introducindose en los corazones de vuestros siervos
ms queridos, los ha transformado en fuego ardiente que los impulsa a
ejercer la caridad; fuego que no consume, pero que arde y abraza con el
celo de vuestro amor y el deseo de que todas las criaturas participen de
ese amor, luego que en s mismas han sentido sus efectos con las gracias
y bienes que de Vos han recibido" (20).
Los escritos de Santa Luisa nos hablan de una experiencia crucificad8.
La muerte en cruz, es el testimoino supremo de amor: "Dios nos ha man-
dado que le amemos con todo nuestro corazn, escribiendo el mismo este
gran mandamiento en las tablas de la ley que promulg por medio de Moi-
ss, y nos envi a su Hijo para que nos explicara con su misma palabra
y nos ensee a practicarla con el ejemplo de sus acciones: ejemplo que
el mismo Hijo firm y sell con su sangre que derram sobre la cruz, al
dar en ella su vida a Dios, su Padre, en testimoino de su perfecto amor".
Para Luisa de Marillac, las Hijas de la Caridad son llamadas a honrar con
su vida el Misterio de la Cruz: "estamos llamadas a honrar la santa cruz,
es decir, toda clase de padecimientos para imitar a Nuestro Seor y con-
formarnos con las enseanzas de su santo Evangelio" (21).
Santa Luisa va descubriendo que para morir con Jess, es preciso vivir
como El, al servicio de los pobres. El siglo XVII nos muestra una devocin
muy extendida hacia la Pasin de Nuestro Seor Jesucritso. Esta devo-
cin se afinc especialmente en los ambientes campesinos. Luisa vivi
204
tan cercana al Crucificado; que se vi impulsada a realizar la experiencia
de ubicar a los pobres en el centro de la vida de la Iglesia.
A lo largo de los escritos de Santa Luisa, se alude repetidas veces al
Espritu Santo. Como sabemos, dos acontecimientos cobraron especial
significado:
Pentecosts del ao 1623: "el da de santa Mnica del ao 1623 me
hizo Dios la gracia de hacer voto de viudez, si El llamaba a mi marido. El
da de la Ascencin tuve un gran abatimiento de espritu, que me dur
hasta Petnecosts por la duda que me asalt de si deba dejar a mi ma-
rido, como lo deseaba grandemente. Dudaba tambin si el apego que tena
a mi director, ausente haca mucho tiempo, me impidiera tomar otro, cre-
yndome, sin embargo, obligada a dejarle. Tena una gran pena, causada
por la duda de la inmortalidad del alma. Esto me hizo estar desde la As-
cencin hasta Pentecosts en un sufrimiento increble.
El da de Pentecosts, estando oyendo misa o haciendo oracin en la
iglesia de San Nicols des Champs, en un instante fue ilustrado mi esp-
ritu sobre estas dudas y se me advirti que deba seguir viviendo con mi
marido y que vendra un tiempo en que me hallara en estado de hacer
voto de pobreza, castidad y obediencia, y que esto sera en alguna pe-
quea comunidad, en la que algunas haran lo mismo. Parecime entonces
hallarme en un lugar destinado a servir al prjimo; ms no poda enten-
der cmo podra hacer esto, puesto que haba de ser yendo y viniendo
de un lado para otro" (22).
El texto que precede nos recuerda, el estado en que se encontraba el
alma de Santa Luisa, jalonada por tres tentaciones, la iluminacin ocurri-
da en la fiesta de Pentecosts trajo sosiego a su espritu. Refirindose a
este suceso, escribe Luisa aos ms tarde: "La gran fiesta que pronto
celebraremos, es para m una ocasin especial para reconocer las gracias
tan sealadas que Dios ha concedido a su Iglesia, y, por m especialmen-
te, la que me concedi hace veintids aos, cuando me di la dicha de
entregarme a El de la forma que usted sabe. Siento en mi interior no s
qu disposicin que, segn creo, me quiere unir a Dios ms fuertemente;
pero no s cmo" (23).
La cada del techo en el ao 1642: Un acontecimiento, que pudo
tornarse en desgracia, determin el afecto de Santa Luisa hacia Pentecos-
ts. San Vicente habla de l, cuando se dirige a las hermanas, ponindolo
como prueba de la Providencia de Dios para con aquellos que se dedican
al servicio de los pobres: "Es maravilloso que se haya roto una viga en
un lugar como ste, y que no haya cado nadie debajo de ella. La seorita
Le Gras estaba all; una hermana la oy crujir y le dijo que no estaba all
muy segura. No hizo caso. Se lo repiti otra hermana mayor. Tuvo con-
sideracin de su edad y se retir. Apenas se haba retirado a la habitacin
de al lado, fjense hermanas que no hay ms que tres pasos. cuando la
viga se rompi y se cay al piso.
Vean si acaso se hizo sto sin una intervencin especial de Dios. Aque-
lla misma tarde yo tena que estar aqu, tenamos que reunirnos para al-
gunos asuntos importantes. En medio del ruido que hay en una reunin,
205
nadie se hubiera dado cuenta que esta viga cruja. No habra estado all
aquella hermana, porque las hermanas no estn en esas renuiones, y todos
nos habramos visto aplastados en aquel sitio; y Dios hizo que surgiese
otro asunto que me detuvo y que impidi acudir all a todas las damas" (24).
Este acontecimiento se ubica en la vspera de Pentecosts de 1642. Esta
experiencia y la de 1623 son muy significativas para Luisa:
La primera significa para Luisa iluminacin especial, y se realiza
en Pentecosts de 1623.
- En la segunda experiencia, Luisa descubre la proteccin especial
de la Providencia Divina para la Compaa de las Hijas y se realiza en /a
vspera de Pentecosts de 1642.
El Espritu -segn el pensamiento de Luisa- interviene activamente
en la vida de la Iglesia, lo hace tambin en la vida de las Hijas de la Cari-
dad. Es El quien saca las hijas del mundo, y las dedica al servicio de los
pobres: "Es menester que, sin temor alguno, se dejen guiar por el Espritu
Santo, para ser tratadas como el Hijo de Dios. Porque, quin si no ese
Espritu os sac del mundo para que viviseis retiradas en reducidas ha-
bitaciones para servir a los pobres, donde estis expuestas a mil tenta
ciones"? (25). Es el mismo Espritu quien comunica a la Hija de la Caridad
el gozo en el servicio a los pobres, frente a las dificultades y desalientos:
"Os exhorto, amada hermana, a que trabajis con todo empeo en vencer
esta peligrosa tentacin, pidiendo para este fin al Espritu Santo el gozo,
estando siempre lo ms ocupada que os sea posible, y, sobre todo, tenien-
do grande y sincera confianza en los consejos del seor Abad y en sor
Magdalena" (26).
Es particularmente interesante el carcter prctico de la meditacin so-
bre el Espritu Santo. Hemos apreciado que su reflexin no se pierde en
lo abstracto. El Espritu, como Luisa lo entiende es operativo y de su con-
templacin e impulso se deducen la dedicacin y servicio a los pobres.
el T A S
206
SANTA LUISA DE MARILLAC:
MODELO DE LAICO COMPROMETIDO
JUAN JOSE MUfilOZ
(Provincia de Mxico)
207
santos y santas del pasado, desde su existencialidad cristiana. Los estu-
dios bblicos, patrsticos, litrgicos y eclesiolgicos nos han abierto la
puerta para conocer con ms veracidad la vida cristiana y de la Iglesia, en-
carnada en personas vivas y concretas que vivieron tambin entornos his-
tricos muy concretos que condicionaron, empujaron o retardaron el com-
promiso de fe que Dios les pidi a cada uno para su tiempo. Especial-
mente el cristiano latinoamericano busca trascender el estrecho horizon-
te de llenarse de conocimientos del pasado, para buscar, preferentemen-
te, motivaciones, inspiracin y cauces para vivir su vida cristiana como
una respuesta a su fe en Cristo, salvador de todos y servidor sobre todo
de los ms pobres.
Partiendo de este supuesto, voy a centrar la exposicin presente en
aquellos pasos o momentos que van condicionando, retardando y empujan-
do definitivamente la vocacin de Santa Luisa a la vida apostlica laical
y a su compromiso de entregarse totalmente, libre y por siempre, al ser-
vicio de los pobres. No insistir mucho en el compromiso concreto e his-
trico en las obras de caridad, sino ms bien en el proceso que sigut::
su vida para salir del estrecho margen en el que sus tendencias persona-
les y las circunstancias externas propenden a encerrarla como mujer
"cristiana, catlica y con deseo de ser devota", como ella declara en su
"Reglamento de vida en el mundo". Por ltimo quiero sealar que la ex-
posicin que, en seguida comienzo, no se desarrollar en forma de tesis,
sino en forma narrativa.
208
reforma, como haba sido el caso de Espaa, por ejemplo. En cambio, ter-
minadas las guerras religiosas, se mostr generosamente receptiva de
todas las corrientes espirituales extranjeras, de los nuevos Institutos que
iban surgiendo en la Iglesia y de aquellos otros que haban emprendido
con vigor la reforma de sus cuadros.
Tan fuerte entr y cal el renacimiento espiritual en Jos albores del si-
glo XVII francs, que se ha calificado a este fenmeno como de "invasin
mstica". Alrededor de 1600, cuando Santa Luisa tiene 9 aos de edad y
se encuentra como interna en el monasterio real de Poissy, circulan por
Pars numerosas obras de espiritualidad como "La Perla evanglica", obra
representativa de la espiritualidad renano-flamenca; la "Imitacin de Cris-
to", el ejemplar clsico de la "Devocin Moderna"; la "Gua de Pecado-
res" del P. Granada se haba traducido al francs en 1575; Juan de Ouin-
tanadueas, noble francs de origen espaol, tradujo en 1601 as Obras
de Santa Teresa de Jess. En 1609 apareci la primera obra importante de
la espiritualidad francesa, "La Regla de perfeccin" del capuchino Benito
de Canfe/d, abanderado de la espiritualidad renano-flamenca. En el mismo
ao se public la "Introduccin a la vida devota" y, aos ms tarde, en
1616, el "Tratado del Amor de Dios". Con estas dos obras entr en Fran-
cia el "humanismo devoto" y su autor, San Francisco de Sales, revolucion
los alcances de la espiritualidad. Desde el predominio de los monjes de
la edad media, se haba hecho corriente la idea de que la vida de perfec-
cin era campo privilegiado de los que "huan" del mundo. Las obras de
San Francisco propalaron la idea de que la vida de perfeccin y la santi-
dad eran campo abierto al hombre y a la mujer de la calle y que lo esencial
de este camino de perfeccin era el amor de Dios, afectivo y efectivo.
Tambin de Italia se lea a varios autores como a Scupoli en su "Comba
te espiritual". San Juan de la Cruz lleg tardamente y con menos estr-
pito que Santa Teresa. En 1621 se comenz la traduccin de sus obras.
Ms importantes que los libros, fueron os grupos O crculos espiritua-
les que fueron surgiendo. El ms importante, el de la seora Acarie, lo
formaban el cartujo Dom Beaucausin, Berulle, el Dr. Duval, el P. Gallemant,
el capuchino Benito de Canfeld y los laicos Miguel de Marillac y Juan de
Ouintadueas. Este grupo de devotos hizo las gestiones y los preparativos
para que en 1604 entraran a Pars, en nmero de 7, las carmelitas de Teresa
de Jess. Dos aos antes, 1602, haba llegado por primera vez el espiri-
tual Francisco de Sales y dej una huella perdurable y alentadora entre
grupos y personas. Pero el hecho que masivamente removi a todo Pars
fue la instalacin de las religiosas capuchinas, tambin llamadas Hijas
de la Pasin. Dirvin cuenta as aquella jornada:
"En la maana del 2 de agosto de 1606 salan del Hotel Mercoeur, las
doce novicias, descalzas y asistidas cada una por una princesa, con una
comitiva de 48 capuchinos. Una gran muchedumbre las sigui hasta la
iglesia de los capuchinos, donde aguardaba el cardenal Pedro de Gond,
acompaado de su sobrino Enrique, auxiliar de Pars. Tras unas palabras
de bienvenida y exhortacin, el cardenal puso simblicamente a cada no-
vicia una corona de espinas en la cabeza. De all fueron. la Asamblea en
pleno y la absorta multitud, a la nueva capilla de las monjas, donde se
impuso a stas el hbito y el clebre mstico capuchino, Fray Angel Jo-
209
jeuse pronunci un sermn". (Joseph 1. Dirvin. "Santa Luisa de Marillac",
Ceme, 1980, p. 30).
Cuando comenzaba la "invasin de los msticos", Luisa de Marillac vi-
va como interna -como qued ya dicho- en el monasterio real de Poissy
de religiosas dominicas y en donde moraba una ta suya del mismo nom-
bre. Sus bigrafos, desde Gobilln, coinciden en que en aquel monasterio,
lujoso pero con una comunidad culta y de alta espiritualidad, Luisa ad-
quiri una slida cultura, el hbito de leer y una cuidadosa iniciacin en
la vida de piedad. Abandon Poissy a los 13 aos y entre los 15 y 16 co-
menz a frecuentar a las religiosas de la Pasin y a practicar la oracin
y sucesivamente se puso bajo la direccin espiritual del muy capaz Ho-
norato de Champigny, de la orden capuchina, de su to Miguel de Marillac
y de Pedro Camus, obispo de Beley y familiar suyo por parte de su ma-
drastra, Antonieta Camus. Luisa comenz a empaparse en la mstica de
los renano-flamencos, progres en la prctica de la oracin y el "Dios ab-
soluto" de los msticos comenz a llenar su vida y a redimir su connatu-
ral fragilidad. En algunos momentos de fuerte desolacin --lo escribe
la Santa-, recobraba la paz con el solo pensamiento de saber que "Dios
es El que es". Esta expresin denota la tendencia metafsica y telgica
con la que se expresar siempre en sus pensamientos y en sus reflexio-
nes hechas en los retiros y ejercicios espirituales. Denota, sobre todo,
su hermandad con los msticos de su tiempo, especialmente su preferen-
cia por los msticos de la escuela llamada abstracta, tambin llamada
"mstica de las esencias" por su aspiracin a llegar a la unin del alma
con la esencia de la Divinidad, salvada toda confusin.
Hay que destacar que la "piedad" siempre acompa a Luisa sin des-
viaciones, aunque acompaada de pruebas, de crisis dolorosas y de una
lnea casi continua de desolacin y abandono. Dios quiso -confiesa ella-
que la cruz fuera su compaera casi inseparable. Esta piedad fiel fue el
peldao que la ayud a escalar en la vida contemplativa hasta la expe-
riencia del desposorio espiritual en plena campaa de la visita a las Ca-
ridades (Saint Cloud, 1630) y al despojo total con el que vivi sus ltimos
aos hasta su muerte. Esta piedad profunda, de ansias de ser toda de Dios
segn los "designios de su voluntad", jug un papel central en la deci-
sin que tom en 1632 de entregarse totalmente al servicio de los pobres,
como veremos ms adelante.
210
El convento de las monjas capuchinas se encontraba en la calle de San
Honorato, enfrente del convento de los padres capuchinos y cerca del pa-
lacio de los Attichy, tos de Luisa, con los que sta se fue a vivir antes
de casarse. Dirvin cuenta la facilidad y famiiiaridad con las que Luisa vi-
sitaba el locutorio, el comedor y la capilla de las capuchinas y afirma que
perteneca al grupo selecto de las dirigidas del P. Champigny. Muchos de
los Marillac eran afectos a la familia capuchina, comenzando por el to
Miguel. En este clima espiritual decide su ingreso en el convento de las
Hijas de la Pasin, como el camino que ella consideraba ms adecuado
para su entrega al amor y al servicio de Dios. Pero en la consulta al di-
rector Champigny, ste fue rotundo en negar o desaconsejar el proyecto
por no cuadrar con la salud frgil de la santa y "porque el Seor tena
otros planes para ella". Esto debi suceder, tal vez, por el verano de 1612.
Cerrada esta eleccin de Luisa, el cian Marillac se moviliz y le hizo ver
la nica alternativa que le quedaba, segn aquello de que, para la mujer
del siglo XVII slo haba dos alternativas: "Aut murus, aut maritus". O el
camino del claustro o el del matrimonio. Luisa se cas al ao siguiente,
el 5 de febrero de 1613. Tena 21 aos.
La nueva vida no era una vocacin elegida por Luisa, pero comenzaba
con buenos augurios. En octubre les naci el hijo, Miguel. Humanamente,
socialmente, todo pareca muy promisorio: el clan Marillac estaba muy
bien situado en la corte. Los bigrafos descubren entre 1613 y 1617 un
aliento catlico, emprendedor en la nueva pareja. Sin embargo, pasados
estos cuatro aos, las desgracias se les vinieron encima con crueldad ini
maginable. Entre 1614 y 1617 murieron los esposos Attichy, probablemente
los ms cercanos a Luisa. Y algo ms Jrgico: en 1617 cae en desgracia
la reina madre y comienza a reinar Luis XIII. Con aquello, se cay, se
desmoron el apoyo de los Marillac, aunque slo salieron perdiendo An-
tonio Le Gras y Luisa. Mientras los jefes fuertes del clan siguieron a la
reina, Antonio y Luisa hubieron de ocuparse de la hacienda y de la forma-
cin de los hurfanos Attichy, con prdida de tiempo y merma de la pro
pia fortuna. Vino a coronar esta serie de infortunios, la enfermedad grave
de Antonio que lo postr desde 1622 hasta la muerte en diciembre de 1625.
Luisa ha dejado constancia de cmo le cost remontar aquellas pruebas
y en alguna de sus cartas deja en claro que ella entr a aquel estado del
matrimonio no por eleccin propia, sino por componendas familiares.
De su proceso espiritual y vocacional en este perodo escribe el P. Be
nito Martnez:
"Durante 17 aos, los directores que tuvo, todos seguidores de la ms-
tica abstracta, ia fueron centrando en la divinidad inmonsa ms que en la
humanidad de Cristo Redentor ... Es una direccin apropiada ~contina
Benito Martnez-, para una vida de dolor, de angustia, de desprendimien-
to. En estas circunstancias, Luisa va asumiendo la idea de un Dios de la
antiguedad, el Dios justiciero ms que el Dios miseiicordioso. A veces
queda invadida por un complejo de culpabilidad. Los males que suceden
a su hijo ... son debidos a sus pecados. La primera vez que aparece este
complejo es en 1623, cuando est. convencida de que Dios ha dado la en-
fermedad a su marido, como castigo, por no haber cumplido el voto que
ella hizo '" Ayudada por sus directores, la oracin la puso en contacto
211
con Dios y Dios la llev a superar todas las dificultades de su mundo.
La oracin ser en ella la dinmica para caminar en esta tierra. Durante
15 aos se esforz en la oracin mental en forma de meditacin y el 20
de enero de 1622, seguramente con los inicios de la enfermedad de su
marido, Dios se le presenta sin que ella lo reconozca. Se le presenta duro
y terrible para purificarla de todo lo que ella no puede sola por s mis-
ma ... Es la noche pasiva de la que hablan los msticos. Este Dios al
estilo de los renano-flamencos y San Juan de la Cruz, entre claridad y os-
curidad, la purificar hasta junio de 1623 y acaso hasta diciembre de 1625,
terminando con la muerte de su marido. Aqu ya est fortalecida y sere-
na ... ", concluye Benito Martnez. (Benito Martnez, C.M., "Santa Luisa
de Marillac. Primera etapa de su vida, 1591-1633", Vincentiana, 1984, 498-
499).
3. Encuentro con San Vicente
A los 34 aos de edad Luisa queda viuda y, paradjicamente, ahora que
ha recuperado la libertad tanto anhelada, no sabe qu hacer con su vida.
La invaden las inquietudes. El obispo de Belley le reprocha sto ltimo
con cierta sorna. Pero Luisa de Marillac fue, y lo ser por el resto de sus
das, una mujer insegura y llena de temores y, adems, muy dada a escu-
driar los "eternos designios de Dios" sobre su vida. Una de sus conse-
jeras circunstanciales, la superiora de la Visitacin, le aconsejaba que to-
mara las cosas en paz y que no insistiera tanto en los "porqus" de su
vida.
Buscando, pues, ayuda en este trance, llega Santa Luisa y se pone bajo
la direccin de Vicente de Pal, como ya qued dicho, a finales de 1624
o principios de 1625.
Vicente de Pal tiene 44 aos. Ha llegado a ellos despus de un largo
viaje de luchas denodadas por salirse del crculo del proletariado sacer-
dotal y escalar en su promocin social. Vicente de Pal haba credo muy
sinceramente en la bondad de sus proyectos. Pero Dios se haba encarga-
do de obstaculizrselos una y otra vez, machaconadamente, hasta que le
hizo descubrir el nico proyecto vlido para l ante sus ojos: "Darse a
Dios por entero ... ", para el servicio del otro. San Vicente ya tena ideas
claras sobre su misin y la de todos aquellos que quisieran, con l, traba-
jar como obreros evanglicos en la Iglesia. El campo apostlico estaba
diseado y tanto misioneros como laicos trabajaban ya en las misiones
y en las obras de la caridad. Pero el santo no abri de inmediato las puer-
tas a Santa Luisa. O quizs sea ms preciso afirmar, que fue la santa la
que no pidi entrar de lleno, e inmediatamente, en el grupo laical creado
por San Vicente. Lo que ella le plante, sin duda, fue que la ayudara a
resolver la antigua duda: entrar en el claustro como habfan sido sjemore
sus deseos ms sinceros o permanecer en el mundo en su condicin lai-
cal. Adems, la santa tena prisa; siempre haba tenido prisa de encon-
trar el camino de Dios.
212
Dios" (J. M. Romn, "San Vicente de Pal", 1, Biografa, Bac. 1981, p. 176).
En este comps de espera, el santo se dio a la tarea de ir desmontando
muy suavemente, como aconsejaba el santo de obispo de Ginebra, el in-
menso enredo que la santa traa en el alma: sus miedos, sus inquietudes,
sus prisas. Le escribe en varias ocasiones:
"Consrvese alegre"
"Procure vivi r contenta"
"Honre siempre el no-hacer y el estado desconocido del Hijo de Dios"
"All est su centro y lo que El espera de usted para el presente y
para el porveni r por siempre".
"Lea el libro del Amor de Dios, especialmente donde trata de la vo-
luntad de Dios y de la indiferencia".
"Por qu no va a estar su alma llena de confianza, si es la hija que-
rida de Nuestro Seor por su misericordia?". (Romn, a.c., p. 199).
Esto ltimo era lo ms importante: que el Dios del temor cediera el
paso al Dios del amor para que el alma pudiera emprender el camino llena
de confianza, libre de todas las ataduras internas y tambin de las exter-
nas, que no eran pocas las que la misma santa se haba echado encima.
Por eso San Vicente le escribe en otra ocasin:
"En cuanto a los 33 actos de la santa humanidad y los dems, no se
apene si falta a ellos.
"Dios es amor y quiere que vayamos a El por el amor.
"No se juzgue, pues, obligada a todos esos buenos propsitos". (Ro-
mn, a.c., p. 200).
Mientras tanto, como en retaguardia, Luisa fue entrando en las tareas
apostlicas de San Vicente. El y sus misioneros andaban ordinariamente.
en las misiones del campo y en la fundacin de las Caridades. Desde Pa-
rs enviaba a Vicente telas, camisas, dinero, alimentos para ayuda de los
lugares ms pobres. Escribe el P. Romn: "Por fin, (San Vicente) la crey
suficientemente madura para lanzarla a las visitas. Empezaron los viajes.
A fin de prepararla para el primero, Vicente le dirigi una carta, que es,
al mismo tiempo, itinerario y gua espiritual.
"Le envo las cartas y la memoria,
que sern menester para su viaje.
"Vaya, pues, seorita, en el nombre de Nuestro Seor" (lb.).
Las palabras de San Vicente, as de simples, as de evanglicas, no en-
gaan. En el alma de Luisa se haba despejado el bosque, se haba desmoA-
tado la tramoya y se iba haciendo cada vez ms cercana y profunda la luz
de Dios, la experiencia de luz de la fiesta de Pentecosts de 1623. Libre
de muchas ataduras (tanto mirarse a s misma, tanto discutir los "porqus"
de la vida), se echa a andar decidida y, quizs hasta sonriente y gozosa,
como visitadora de las Caridades del campo. A comienzos de la primavera
de 1629 emprendi un programa intenso de visitas. "Eran viajes incmo-
dos, en diligencias destartaladas, en hospedajes de fortuna, no siempre
seguros; en villorrios abandonados. UN AIRE DE ALEGRIA TERESIANA
213
EMPIEZA A ILUMINAR EL ROSTRO GRAVE DE LUISA DE MARILLAC y SUS
ACOMPAf\lANTES, porque casi siempre viajaba con ella una criada y, con
frecuencia. alguna otra dama amiga, singularmente su prima Isabel du
Fay ... " (Romn, a.c., 201).
Durante unos cuatro aos Luisa visit las Cofradas fundadas en las
tierras de los Gond; y en otros lugares cercanos a Pars o lejanos como
Beauvais. No eran visitas meramente administrativas. Eran mucho ms:
visitas a los enfermos; catequizar a los nios; dejar alguna maestra de
escuela; apuntalar organizativamente las Caridades; imbuir el espritu de
la caridad en las socias... Baunard y otros la llaman, con toda razn,
"misionera". Un da, cuenta Abelly, "recibi en la oracin el impulso in-
terior de consagrarse de por vida al servicio de los pobres". San Vicente,
al enterarse de la noticia, contest con este bellsimo texto:
"Si, por fin, mi querida seorita; me parece muy bien. Y cmo no,
si ha sido Nuestro Seor el que le ha dado ese santo sentimiento?
Comulgue, pues, maana y preprese para la revisin saludable que
se propone, y despus de ello, comience los santos ejercicios que
se ha impuesto. Me siento incapaz de expresarle cmo mi corazn
desea ardientemente ver el suyo para saber cmo ha sucedido esto,
pero deseo mortificarme por el amor de Dios, que es el nico en
que deseo est ocupado el de usted.
"Me imagino que las palabras del Evangelio de este da le habrn
impresionado profundamente. Tan apremiantes resultan para el co-
razn que ama con .~Jtl amor perfecto! Oh, qu rbol habr parecido
hoy usted a los ojos de Dios, por haber producido semejante fruto!
Que pueda ser siempre un hermoso rbol de vida que produzca fru-
tos de amor" (Romn, a.c., p. 203).
En la datacin de este acontecimiento y de la carta de San Vicente, si-
go a Romn quien piensa que todo esto sucedi a finales de 1632 o a
principios de 1633. Por fin, en estas fechas, Luisa de Marillac rompi sus
viejos barcos de navegar hacia Dios: la empedernida idea de ser monja
y el pesado cargamento que se haba echado encima en su vida devocio-
na!. Los nuevos barcos estarn ms desprotegidos, pero sern ms Iije-
ros y estarn mejor disponibles para la inmensa y hermosa labor laical
que ahora empieza en serio hasta su muerte. Queda ah refrendado for-
malmente el envo que Vicente le haba dado en 1629, y cambia de rumbo
existencialmente la vida cristiana de esta nueva mujer que ir a Dios como
siempre ha querido, pero a travs de los otros: a travs del amor a Cristo
crucificado que se le ha revelado en los pobres, inspirada en su propia
experiencia de visitadora de los pobres y en la conviccin de San Vicente
de que "servir a los pobres es servir a Dios".
214
los laicos sus contemporneos, incluidas las Hijas de la Caridad. Pascal
tena una hermana que rezaba por su conversin. En la clebre noche de
"fuego" (23/24 de noviembre de 1654), leyendo la Pasin, experiment la
presencia del Dios de Abraham, es decir, el Dios de Jesucristo. Despus
de aquella experiencia mstica escribi: "Renuncia total y dulce". Se re
tir a Port-Royal y ya no ces de orar y meditar en los misterios de la
Pasin. Escribia a este propsito: "Jess estar en agona hasta el fin
del mundo". El 23 de enero de 1656, apareci la primera de una serie de
sus 1'7 cartas provinciales, encabezada con estas palabras: "Estbamos
equivocados. Slo ayer dej de estarlo". Con estas palabras, Bias Pascal
di la vuelta y se encerr, por jos pocos aos que le quedaban, con ios
"solitarios de Port-Royal"; y el hombre se dedic a ia paz idlica de la lec
tura de los Padres de la Iglesia, de la meditacin de los misterios de la
Pasin y del trabajo manual. "Jess estar en agona hasta el fin del mun
do". Pero la Pasin de Jess no es un absoluto. Est en funcin del alllor
misericordioso de Dios para con el hombre cado. Parece que Pascal no
lo advirti. Junto con la "agona eterna de Jess", se encerr con su pro-
pia agona en el viejo convento de Port-Royal, en la tranquilidad del cam-
po, en las cercanas de Pars.
San Vicente confesar, alguna vez, que siempre haba sentido miedo de
caer en alguna hereja. Y posiblemente el santo pensaba no slo en la
aberracin de la hereja, sino en las consecuencias prcticas para llevar
adelante los planes de Dios, porque tambin l acostumbraba decir: "Dios
n05 ha elegido para este tiempo y no para otro". Esto era lo trgico. Si
se pierde el rumbo, se pierde para siempre, Se deja pasar la oportunidad
y. con ella, el verdadero "paso de Dios".
Luisa de Marillac, ayudada de la oracin y de su director, acert en la
eleccin. Abandon la idea del claustro, no porque esto fuera malo, sino
porque la concepcin estrecha de su funcionamiento ya no cuadraba con
las exigencias de su tiempo. Eligi la vida laical porque esto era como
una nueva gracia de Dios concedida a la Iglesia, despus de siglos en los
que stos haban sido hL.Jmillantemente relegados y los que andaban en
activo eran pocos y aislados. Eligi alinearse con aquella porcin de Igle
sia que renovaba lo ms csico de la cultura cristiana de occidente: el
amor hecho obras y la misin itinerante. En una sociedad piramidalmente
estructurada, eligi la causa de los ms aplastados por el sistema polti
ca que buscaba /3 hegemona de! Estado (el rey) y de Francia, a costa
del empobrecimiento de los ms dbiles.
La fe que no se encarna y se hace historia, es como la semilla que no
se siembra. El compromiso, la decisin de entrega de Luis8 de Marillac,
se hizo historia encarnada hasta el fondo de la miseria de los nios exp-
sitos, de los galeotes, de los mendigos, del acogimiento, de la formacin
y de! acompaamiento de las jvenes cristianas que se reunieron en torna
1 ella para ser sirvientas de los pobres. Cada uno de estos campos tiene
lila historia de entrega, de amor total, de entrega hasta el extremo de la
muerte, como en el caso lmite y ms audaz, el de la atencin a los heri-
dos de la guerra, a donde los fundadores enviaron a las hermanas. All se
puso de manifiesto toda la grandeza y desprendimiento de los fundadores
y toda la entrega obediente de las Hijas de la Caridad. Algn telogo qu~
215
ha estudiado someramente la trayectoria del laicado en la Iglesia, desde
los documentos del Vaticano 11, se refiere a la actuacin de los laicos vi-
centinos del tiempo de San Vicente como a un "activismo caritativo". El
calificativo es completamente desafortunado y saca de foco el origen y
el trabajo comprometido de aquel movimiento laica!. En el origen est un
fuerte sedimento mstico del ms puro amor a Dios. Cuando este amor de
Dios conect con la revelacin de Jess en el pobre y en todas sus mise-
rias, nadie lo contuvo. Se hizo prjimo de todos los alejados y margina-
dos. Esta es una ley interna de todo amor autnticametne cristiano y se
confirma en la historia de la Iglesia. No es activismo lo que provoca el ver-
dadero amor de Dios, sino urgencia. "No me basta amar a Dios, si mi
prjimo no le ama", deca San Vicente. Y tambin deca que "se va a re
mediar las necesidades del pobre como quien va a apagar un incendio".
El emblema de las Hijas de la Caridad y de las Voluntarias Vicentin3s re-
vela la hondura teolgica del "Cristo crucificado" que se les revela en los
pobres y marginados de todos los tiempos.
Otra cosa es si consideramos la accin de Santa Luisa, de San Vicente
y de los laicos en su tiempo, de una m3nera sociolgica. Fueron tiempos
de emergencia y de ausencia de instituciones gubernamentales. A los cris-
tianos ms lcidos y generosos de aquel tiempo, no les qued otra OPCiil
que la de echar toda la carne al asador. Pero cuidado. Que podemos caer
en el engao. Sobre la marcha, se improvisa la formacin ms elemental
de los elementos que van a hacer frente a una situacin de emergencia;
se da todo el apoyo espiritual y se redactan los reglamentos. Nada se hi-
zo al desgaire del activismo. Se parti de cuadros institucionales y, en
su momento, se busc institucionalizar los servicios en donde fue posi-
ble y en la medida en que ello fue posible: como fue el caso de los nios
expsitos con las 13 "guarderas" que para ellos construy S. Vicente; con
el establecimiento del asilo del Nombre de Jess para los ancianos po-
bres, etc. Otro condicionamiento que merece la pena no olvidar es que
Santa Luisa y San Vicente y los laicos no trabajaron desde lo que hoy lla-
mamos "Iglesia de los pobres". No lo era la Iglesia ni mucho menos la
sociedad de su tiempo. Lucharon porque fueran, al menos, una Iglesia y
una sociedad "para el servicio de los pobres" y fUe mucho lo que logra-
ron, por eso se ha dicho que" lograron cambiar casi el rostro de la Igle-
sia" de su tiempo.
216
gal, gracia y don del Espritu Santo y, en definitiva, amor total a ejem-
plo del Hijo de Dios.
b) el rescate de la accin evangelizadora a ejempio y segn el estilo de
Jess, el misionero del Padre,
c) y que San Vicente resuma como la obra mxima de "hacer efectivo el
Evangelio" .
Esta revolucin provocada por San Vicente, Santa Luisa y los laicos, es
la que segn Menabrea pas desapercibida y segn Carera es perdi, pron-
to, tanto en los horizontes de la Iglesia de Francia, como en el de nues-
tras comunidades. Los espirituales franceses diluyeron su fuerza en las
peleas entre jansenistas e iluminados a finales del siglo XVII y se perdi
del horizonte la revolucin de San Vicente, apenas medio siglo atrs. Las
dos grandes comunidades del santo, misioneros e hijas de la caridad, se
enclaustraron mucho ms de lo conveniente y se perdi el vigor de lo
revoiucionario. Carera imagina a San Vicente en el escenario de la Fran-
cia de Ana de Austria, Mazzarino y Luis XIV y rodeado de toda la sociedad
francesa que lo quera y en la que era popular. Y en un momento de expec-
tacin de todos por esperar de aquel hombre una palabra de salvacin,
Vicente, como recordando y resumiendo toda su "experiencia y su fe", les
dira esta palabra: "Vamos, hermanos, a hacer entre todos efectivo el
Evangelio". No s lo que hubiera hecho el grueso de aquella asamblea
imaginaria. Pero estoy seguro de que Santa Luisa y sus Hijas y las Damas
y sus misioneros, se hubieran puesto en primera fila. Era tan fiel y recia-
mente vjcentina Santa Luisa de Marillac, que me imagino que si ella se
hiciera presente entre nosotros, en estas jornadas del 40. centenario de
su nacimiento, nos dira la misma palabra que San Vicente: "Vamos, her-
manos y hermanas, a hacer entre todos efectivo el Evangelio", ahora mis-
mo, en este continente de Amrica Latina, porque Dios nos ha llamado
para este tiempo y para estos lugares.
JI. * ..
Sugerencias por si hubiera lugar para el dilogo en mesas redondas.
Intentar una reflexin sobre el compromiso laical vicentino de Santa
Luisa de Marillac, a partir de:
1. La esperanza que nos brinda la experiencia de las nuevas democracias
en toda o casi toda A. L. Qu compromisos se desprenden para los
laicos y toda la Familia Vicentina?
2. El nuevo proyecto de modernidad: el neoliberalismo econmico de una
economa de mercado. Desde lo ms propio de nuestras culturas, ca-
bra otro proyecto? Admitida la globalidad o la regionalizacin de las
economas, podramos como vicentinos, pensar en otras alternativas,
en frenos que nacen de nuestras propias races contra una simple tras-
lacin de la economa de mercado: elitista y acumuladora? .
3. La estadstica de 183 millones de pobres ca!culados en 1990 en A. L..
88 de los cuales viven en la "ms absoluta pobreza", cmo empuja a
hacer ms dinmico y opertico el Documento Base: "Contra las po-
brezas actuar juntos?". No hay un campo inmenso pa,a la asistencid
alimentaria y sanitaria y la promocin ms agresiva del laieado, y partir
de esta base para lo promocional y la lucha por la justicia?
4. Englobar las tres reflexiones en lo que dice Christifideles laici, No. 3,
particularmetne sobre la "magnfica y dramtica hora de la historia".
217
CRONICA DEL ENCUENTRO DE CLAPVI
EN GUATEMALA
218
horas de la tarde se nos presenta de En las horas de la tarde nuestras
una manera sinttica y objetiva la rea queridas hermanas de Repblica Do-
Iidad centroamericana. especialmente minicana nos presentan de una mane
de Guatemala. Momento de suma im- ra muy ordenada y completa el tema:
portancia pues ese es el mundo en que "Santa Luisa en el hoy de la mujer
debemos implantar el Reino y trabajar latinoamericana" Gracias Sor Ana Ma-
como vicentinos. Unas preguntas para ra y Sor Eisa Francisca.
mirar desde la fe esa realidad nos ayu- En las horas de la noche empeza-
dan al trabajo en grupo. mos a escuchar las experiencias ecle-
En las horas de la noche por sepa- siales y vicentinas de los pases re
rado. los laicos, las hermanas y los presentados. Nos sentimos ms cerca
padres. se renen para conocerse un de nuestros hermanos y hermanas de
poco ms y saber de su trabajo apos- Cuba. de Hait. de Repblica Domini-
tlico. La creatividad de los laicos ter- cana y valoramos el trabajo de la "Fa-
mina en una animada tertulia de can- milia Vicentina" en esos lugares.
tos y bailes latinoamericanos. "Hicieron mucho revuelo
Fue da muy importante y muy bien desde anoche las hermanas
aprovechado. tenemos un gran consuelo
como don del mismo cielo
"San Vicente nos saluda nos llegaron las cubanas".
por la voz del sucesor
y la Santa Fundadora VIERNES 8
por su nueva sucesora
nos infunde ms valor".
El trabajo de hoy se centr en "San
Nuestro buen amigo Julio
Vicente y Santa Luisa". tema presenta-
del Per nos ha llegado
do por nuestro ca hermano Patricio
pero no teman el clera
Prager, que trabaja en Panam y que
porque ya lleg Lavado".
pertenece a la provincia de Filadelfia
(EE.UU.). Qu hermosa amistad de
JUEVES 7 estos dos grandes santos de la carl
dad! Cmo el servicio al pobre los une
La celebracin del IV Centenario del y los enriquece mutuamente! Realmen-
nacimiento de Santa Luisa de Marillac, te fue una bella amistad la que vivie-
es el tema de nuestro encuentro vi- ron Vicente y Luisa.
centino. El P. Hernando Escobar, gran
conocedor de la santa, "y como se- Hoyes el da de la foto del grupo:
gundo suplente", nos presenta de una "Para tomar una foto
manera muy clara e interesante los con mucha calma y en paz
datos biogrficos de Santa Luisa. Re haba cuarenta cmaras
calcando la madurez y seguridad a la y un fotgrafo no ms",
que lleg Luisa, despus de superar
las crisis de su vida. En las horas de la tarde continua
mas enriquecindonos con las expe-
Nuestros anfitriones nos tienen riencias de los pases hermanos: Ecua-
agradabels sorpresas. A la hora del dor; Per, Chile. Puerto Rico. Por to-
almuerzo llega un conjunto de marim- das partes hay problemas de pobreza,
ba del Instituto Guatemalteco de Tu- de injusticias, de carencia de agentes
rismo y nos da un precioso concierto de pastoral, pero al mismo tiempo hay
de marimba, instrumento caractersti grandes esfuerzos por parte de la "Fa-
ca de Guatemala. milia Vicentina" de estar al lado de
219
los pobres acompandolos en su ca- ras de la noche son los laicos vicen-
minar hacia la liberacin. tinos de Guatemala, quienes nos pre-
sentan su trabajo pastoral. As en es-
La pelcula sobre Mons. Osear Ar- te encuentro vamos conociendo un po-
nulfo Romero, mrtir de Amrica nos co la realidad de nuestra "Patria gran-
hace pensar en los riesgos que conlle- de" e iluminando el trabajo evangeli-
va el estar comprometidos con los po- zador de la 'Familia Vicentina".
bres y su causa. Llevando no slo en
las pupilas sino el corazn la imagen
DOMINGO 10
de Mons. Romero, terminamos este
da. Da del Seor, da de descanso con
paseo a la Antigua, ciudad de una be-
SABADO 9 lleza colonial, con el encanto de sus
ruinas, testigos de una grandeza y
El P. Hernando Escobar, de la provin- prosperidad del ayer. Todo est pre-
cia de Colombia,adems de ser un visto por nuestros anfitriones. Fue un
gran especialista en Santa Luisa, nos da inolvidable. En la iglesia de San
ha deleitado con "coplas", llenas de Francisco, donde estn los restos del
gracejo que han hecho la alegra del Beato Hermano Pedro de Betancur,
grupo. Sor Edith por su parte nos ha concelebramos la Eucarista, acampa
sorprendido con su CLAVITO, peridi- ados por el pueblo de la ciudad, con
co mural diario, en donde aparecen las quien compartimos la vivencia vice n-
cosas graciosas de cada da: el an- tina que nos trajo a Guatemala.
damio de Sor Josefa, la NO lavada de Imitando a Jess, hubo alguno que
platos del P. Aurelio, las ocurrencias se perdi, no precisamente en el tem-
de Toa, etc. plo, pero que fue encontrado, afortu-
"Santa Luisa mujer y madre" es el nadamente, frente al templo... Estos
tema de hoy. El P. Hernando nos fue eventos, como es de suponer, los re
descubriendo las relaciones entre Lui- gistr Clavito y el mismo "coplero",
sa y su hijo Miguel Antonio. Un as- "El coplero se perdi
pecto de la vida de Luisa que no es dando en esto mal ejemplo
muy conocido y que refleja un aspec- menos mal que sus hermanos
to muy importante de su caminar hacia lo encontraron en el templo".
la santidad.
Hoy hay alegra y juventud en el LUNES 11
ambiente pues tenemos la visita de
Paty de Nava, vicepresidenta de la
un grupo de jvenes de las J.MV. que
A.f.C., ha venido de Mxico a acom-
aprovechando que no tienen clases,
paarnos unos das. Hoy, ella nos pre
han venido a estar este da con sus
senta con la competencia que la ca-
hermanos mayores vicentinos.
racteriza, las lneas fundamentales. y
"Hoy las lindas juventudes proyectos de la A.f.C. Tambin escu-
vienen a participar chamos a las Voluntarias' Vicentinas
con un aplauso creciente guatemaltecas: Mara Helena, Gichi-
en Luisa y en San Vicente ta, y el testimonio emotivo y cuestio-
las queremos saludar". nante de Julita, una voluntaria de uno
de los sectores ms marginados de la
Continuamos conociendo el trabajo ciudad. Escuchando a Julita, y cono-
de la "Familia Vicentina" en otros ciendo su testimoino y valor, vemos
pases: Mxico, El Salvador, Nicara- que es una real idad aquello de que
gua, Honduras, Panam. Y en las ho- "los pobres nos evangelizan".
220
Sor Griselda Ros, visitadora de las de pronunciarlo al revs.
H.C. de Centro Amrica, est con las Habl de madona Gusn
hermanas consejeras, saludando al la seorita Dif
grupo y participando en el tema de Honorato Champin
este da, que es presentando por el y Miguel de Marill".
P. Adrin Bastiaensen, de la provincia
anfitriona. El tema que nos presenta Para este da nuestros queridos y
el P. Adrin es: Santa Luisa y el ser- recursivos anfitriones nos tienen nue-
vas sorpresas. El almuerzo es hoy en
vicio al pobre en Amrica Latina. Des-
de la vivencia de su servicio al pobre, el IRTRA, hermoso lugar campestre
el P. Adrin nos hace reflexionar en dentro de la ciudad, y all estn los
algo que es la esencia de nuestro ser nios de Nebaj y las nias de un co-
vicentino, y que adems es la princi- legio de nuestras hermanas, para dar-
pal opcin de la Iglesia latinoamerica- nos durante el almuerzo un alegre y
na. Sor Imelda Barrera, salvadorea, variado concierto de marimba. Gracias
nos presenta en las horas de la tarde una vez ms por tantas atenciones.
a Santa Luisa y la pastoral social, refi- En la tarde, divididos en tres grupos,
rindose especialmente a la educa- visitamos algunas de las obras y si-
cin. tios de trabajo de "Familia Vicentina"
En la noche vemos un video muy guatemalteca. El Hogar para anciani-
hermoso sobre Guatemala y otro muy tos los Talleres, la Colonia Buena Vis-
ta, 'nos indicaron la vitalidad de la la-
completo del trabajo de las Hijas de
la Caridad en Centro Amrica. bor de las hijas e hijos de San Vicen-
te en Guatemala.
"Segn el padre Bastiaensen Imposible visitar a Guatemala, tan
dicho con irona rica en artesanas y folklore, sin "ir
tenemos muchas palabras de compras" por el mercado del Par-
pero falta DIACONIA". que Central y dejqr all a cambio de
lindos tejidos, los ahorros del voto de
MARTES 12 pobreza ...
221
Debemos anotar que durante el en- JUEVES 14
cuentro, el Consejo Ejecutivo de CLAP-
Hemos llegado al ltimo da en CE-
VI, representado por el presidente P.
FAS y al final de nuestro encuentro.
Aurelio Londoo, el Secretario P. Al-
En las horas de la maana, Colombia,
varo J. Quevedo y el P. Vctor, ha es-
Ecuador, Panam y Costa Rica, dan
tado sesionando continuamente, ha-
una visin global del estado de la
ciendo evaluacin de los aos ante-
"Familia Vicentina" en sus respecti-
riores y programando los prximos,
vos pases. Luego se empieza el tra-
especialmente e encuentro de no-
bajo de "'conclusiones y compromi-
viembre en Asuncin, y la prxima
sos", que se llevar el resto del da.
Asamblea General de CLAPVI, en Ro-
Se da un tiempo para la reflexin per-
ma en junio de 1992.
sonal y luego en grupos homogneos
y en plenaria se asumen los compro-
MIERCOLES 13
misos que estn publicados en esta
misma revista.
Hoy han venido a participar en las
conferencias, varias Hermanas del Sa- En las horas del medio da otra
natorio del Hermano Pedro y del Hos- agradable sorpresa. El Instituto' Gua
pital General. temalteco de Turismo, presenta un
fantstico desfi le de trajes tpicos de
El Espritu Santo en la vida y obra Guatemala. La marimba no poda faltar.
de Santa Luisa, es el tema que nos
presenta con conviccin y competen- "El grupo organizador
cia, nuestra hermana de Puerto Rico, en gesto sencillo y grato
Sor Gloria Alayn. El tema suscita nos trajo marimba bella
gran inters en la reflexin de grupo. pa' divertinos un rato ...
pero el padre Rafael
En la 'ltima tarde de trabajo de con- no pudo quedarse quieto
ferencias, el P. Julio Lavado, del Per, y termin mareado
expone sobre Santa Luisa y la Iglesia. de mover el esqueleto".
As con estos dos temas tan propios
de Santa Luisa, terminamos el estu- En las horas de la noche una vela-
dio y reflexin de nuestro encuentro, da de despedida y fraternidad en que
que nos hizo descubrir en Luisa de se celebraron los 20 aos de CLAPVI,
Marillac una mujer admirable, que con cantos y velas y el consabido pas-
desafortunadamente conocemos muy tel, y coplas de cumpleaos.
poco. (Con msica de Guadalajara en un
llano).
Los secretarios de los grupos y la
comisin de sntesis trabajan a mar- "El nio CLAPVI famoso
chasforzadas para entregar a tiempo dicen que sigue creciendo (bis)
el resultado de los grupos y plenarias. pues ya en el noventaiuno (3)
veinte aos est cumpliendo".
"Mara Elena pone en sntesis
lo que dan los secretarios "Sin descansar en el tiempo
ms con tntos jeroglficos siempre camina y camina (bis)
tiene que usar diccionario". por el grandsimo mapa (3)
de la Amrica Latina.
En las horas de la noche el P. VIsi-
tador y algunos ca hermanos nos pre- Nadie le puede cambiar
sentan el trabajo pastoral de la Con- su situacin peregrina (bis)
gregacin de la Misin en Centro desde Mxico al Per (3)
Amrica. y del Per a la Argentina.
222
Con un aplauso sincero estuvo tambin nuestro cohermano
brindemos con emocin lbis) Mons. Avila. La predicacin estuvo a
porque a CLAPVI lo llevamos (3) cargo del P. Aurelio Londoo Presiden-
en el propio corazn. te de CLAPVI.
Para los participantes de otros pa- Al terminar esta evocacin de lo
ses no poda faltar el carioso recuer- que fue el encuentro de CLAPVI en
do de parte de los anfitriones. Lindas Guatemala, se impone un agradecimien-
estolas, preciosos tejidos fueron el to de todo corazn a nuestros herma-
"sacramento" de fraternidad y amis- nos y hermanas guatemaltecos, espe-
tad de los hermanos y hermanas gua- cialmente a la comisin preparatoria
temaltecos. Y a media noche un coro del encuentro. A ellos se debe en un
de "ngeles" recorre toda la casa en gran porcentaje el xito de la reunin.
una serenata de despedida ... Hay que decir tambin que el encuen-
tro adems de las conferencias y tra-
VIERNES 15 bajos de reflexin, fue supremamente
rico en fraternidad vicentina, en cono-
FELIZ FIESTA DE SANTA LUISA!, fue cimiento de las otras provincias, en
el saludo maanero. Oracin de la ma- celebraciones litrgicas.
ana en honor de Santa Luisa, y des- Realmente como deca uno de los
pus del desayuno, con ma'letas, hacia participantes, "este encuentro me ha
la capital, a la casa provinciai de las hecho amar ms mi vocacin vicenti-
Hijas de la Caridad. All reunida y au- na y regreso con alegra a continuar
mentada la "Familia Vicentina", se al lado de los pobres".
clausura este inolvidable encuentro de
CLAPVI, con la Eucarista en honor de La palabra final es de ACCION DE
Santa Luisa. Presidi el Sr. Nuncio y GRACIAS A DIOS.
223
En honor de las mujeres indgenas de Guatemala
con ocasin del Encuentro de CLAPVI
224
con sandal as o tacones, o andes descalza, ya sea que tu respondas
a mi saludo con una sonrisa reluciente y perfecta, o con una sonrisa,
igual de reluciente, sin dientes o con dientes de oro;
Tu belleza es incomparable!
Oh Joven Madre y Viuda de Santiago Atitln,
qu pesada tu cruz, que fuerte tu espritu; qu valerosos y determi-
nantes tus ojos oscuros, parada hombro a hombro con otros parien-
tes mrtires, demandando la expulsin de tus calles del ejrcito ms
poderoso en Latinoamrica!
Oh Mujer Madura del mercado de Chichicastenango,
adornada t misma en la gloria y esplendor del arco IriS de colores
que vendes, qu amable eres cuando te tratan con el respeto que me
reces. T exiges tal respeto con tu timidez natural. Y es tu silencio
que habla volmenes de sabidura, hacindonos creer que la timidez
viene de adentro, porque t y tu mujer interior saben que no eres
un objeto para ser vista, sino una persona ntegra para ser honrada
y reverenciada!
Oh Hermana Perseguida del Quich, Mujer de Luto,
lU dominio del idioma espaol nunca sera ms que bsico para com-
prar y vender tus cosas, pero tu huipil floreado y tus cintas de colores
hablan ms claramente de tu esperanza y orgullo que cualquier licen-
ciado pudiera expresar; tu quijada determinada y tus valientes pmu-
los resaltados proyectan tus convicciones que tu bien amada cultura
y tus bien amados desaparecidos, sern vengados!
Oh Hija Preciosa de las Diosas Maya,
qu agradable ver tu cara sonriente, cuando ests con el hermanito
en tus brazos; qu bueno verte parada, orgullosa y tranquila, con tu
hijo a un lado y tu esposo sonriente al otro ... , si slo ms maridos
pudieran acompaar a ms de ustedes con tanto honor y orgullo como
este!
Oh Mujer maya si slo tu supieras qu radiante y noble eres,
qu elegante y graciosa, qu hermosa y valerosa!
Yo te he visto muy joven y muy anciana, pero siempre alerta.
Yo te he visto muy gorda y muy flaca, pero siempre viva.
Yo te he visto muy amable y muy dura, pero siempre mujer.
Oh Mujer de la cultura y del valor Maya, de tu idioma y traje tpico!
Si slo tu supieras!!
225
P. ALFONSO MARIA DONOSO RUBIO, C.M.
(12,1, 1908-24,XII, 1991)
226
CENTESIMUS ANNUS
CARTA ENCIClICA EN EL "CENTENARIO DE LA RERUM NOVARUM"
227
que constituye la trama y en cierto modo la gua de la encclica y en ver-
dad, de toda la doctrina social de la Iglesia, es la correcta concepcin de
la persona humana y de su valor nico (11).
En el captulo 11 "Hacia las 'cosas nuevas' de hoy", el Papa hace alusin
a los acontecimientos de fines de 1989 y primeros de 1990. Len XIII
previ el fracaso de las soluciones comunistas (12).
El error fundamental del social ismo es de carcter antropolgico ... ya
que el bien del individuo se subordina al funcionamiento del mecanismo
econmico-social (13). Esa falsa concepcin del hombre tiene como caUSR
principal el atesmo (13, c).
Las guerras de 1914 y 1945 fueron originadas por el militarismo, por
el nacionalismo exagerado, por el totalitarismo (17). Desde 1945 las ar-
mas estn calladas en el Continente europeo; sin embargo la verdadera
paz no es resultado de la victoria militar, sino algo que implica la supe-
racin de las causas de la guerra y la autntica reconciliacin de los
pueblos (18) Los grupos extremistas encuentran fcilmente apoyos mili-
tares y polticos, son armados y adiestrados para la guerra, mientras que
quienes se esfuerzan por encontrar soluciones pacficas y humanas, per-
manecen aislados y caen a menudo vctimas de sus adversarios (18).
El captulo 111 analiza lo ocurrido sobre todo en Europa central y orien-
tal en 1989 y sus repercusiones en el resto del mundo, especialmente en
el Tercer Mundo. Esos cambios tuvieron "una ayuda importante e inclu-
so decisiva" por parte de la Iglesia "con su compromiso en favor de la
defensa y promocin de los derechos del hombre" (22). Otro factor par::!
la cada de los regmenes opresores es la "violacin de los derechos del
trabajador", Merece ser subrayado el hecho de que se hicieron esos cam-
bios, "a travs de una lucha pacfica". "Ojal los hombres aprendan a lu-
char por la justicia sin violencia" (23). El hombre ha sido creado para la
libertad, y tiende hacia el bien, pero es capaz tambin del mal (25). En
algunos pases, los acontecimientos de 1989, han tenido como consecuen-
cia el encuentro entre la Iglesia y el movimiento obrero (26). El tiempo
presente lleva a reafirmar la positividad de una autntica teologa de la
liberacin humana integral (26).
Los pases ex-comunistas deben ser ellos los artfices de su propio
desarrollo, pero necesitan ayuda de otros pases. Esta exigencia, sin em-
bargo, no debe inducir a frenar los esfuerzos para prestar apoyo y ayuda
a los pases del Tercer Mundo, que sufren a veces condiciones de insu-
ficiencia y de pobreza bastante ms graves (28). Ser necesario aban-
donar una mentalidad que considera a los pobres -personas y pueblos-
como un fardo o como molestos e importunos... "la promocin de los
pobres es una gran ocasin para el crecimiento moral, cultural e incluso
econmico de la humanidad entera" (28).
El desarrollo no debe ser entendido de manera exclusivamente econ-
mica, sino bajo la dimensin humana integral (29).
El captulo IV: "La propiedad privada y el destino universal de los bie
nes" Al hablar del derecho a la propiedad privada, recuerda que no es
un derecho absoluto (30). "Dios ha dado la tierra a todo el gnero humano
228
para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni pri-
vilegiar a ninguno" (31). La tierra es un don de Dios para el sustento de
la vida humana. Pero la tierra no da sus frutos sin el trabajo ... En nues-
tro tiempo es cada vez ms importante el papel del trabajo humano en
cuanto factor productivo de las riquezas inmateriales y materiales. Hoy
ms que nunca, trabajar, es trabajar con otros y trabajar para otros: es
hacer algo para alguien (31).
Adems de la propiedad de la tierra existe hoy otra forma de propiedad
es la propiedad del conocimiento, de la tcnica y del saber. En este tipo
de propiedad se funda la riqueza de las naciones industrializadas (32).
"El principal recurso del hombre es, junto con la tierra, el hombre mis-
mo". Si en otros tiempos el factor decisivo de la produccin era la tierr:l
y luego fue el capital, entendido como conjunto masivo de maquinaria y
de bienes instrumentales, hoy da el factor decisivo es cada vez ms el
hombre mismo (32). ... Ia lucha por el salario es absolutamente priori-
taria (33). "Es un estricto deber de justicia y de verdad impedir que que-
den sin satisfacer las necesidades humanas fundamentales y que perez-
can los hombres oprimidos por ellas (34). La finalidad de las empresas
no es solamente producir beneficios sino ms bien la existencia misma
de la empresa, como comunidad de hombres que, de diversas maneras,
buscan la satisfaccin de sus necesidades fundamentales y constituye un
grupo particular de servicio de la sociedad entera (35). Hay que romper
las barreras y monopolios que dejan a tantos pueblos al margen del desa-
rrollo (35). "Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser
pagadas. No es lcito, en cambio exigir o pretender el pago, cuando este
vendra a imponer de hecho, opciones polticas tales que llevaran al ham-
bre y a la desesperacin a poblaciones enteras. No se puede pretender
que las deudas contradas sean pagadas con sacrificios insoportables. Es
necesario en estos casos -como por lo dems est ocurriendo en parte-
encontrar modalidades de reduccin, dilacin o extincin de la deuda,
compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia
y al progreso" (36).
La encclica habla de la "educacin de los consumidores", de la droga,
de la pornografa ... "No es malo el deseo de vivir mejor, pero es equivo-
cado el estilo de vida que se presume como mejor, cuando est orientado
a tener y no a ser" (36). La caridad es un deber de ayudar no slo con lo
superfluo, sino a veces incluso con lo propio "necesario". para dar al po-
bre lo indispensable para vivir (36). La "cuestin ecolgica" es preocupan-
te y ms preocupante es la "ecologa humana", "la ecologa social" del
trabajo (38). La primera estructura fundamental a favor de la "ecologa
humana" es la familia ... "Con la llamada cultura de la muerte, la familia
constituye la sede de la cultura de la vida" (39).
Despus del fracaso del comunismo, puede haber la tetnacin de consi-
derar al capitalismo como el sistema vencedor. El Papa aclara. "Si por 'ca-
pitalismo' se entiende un sistema econmico que reconoce el papel fun-
damental y positivo de la empresa, del mercado, de la propidad privada
y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de produccin,
de la libre creatividad humana en el sector de la economa, la respuesta
es ciertamente positiva.. Pero si por 'capitalismo' se entiende un siste-
229
ma en el cual la libertad, en el mbito econmico, no est encuadrada en
un slido contexto jurdico que la ponga al servicio de la libertad humana
integral, y la considere como una particular dimensin de la misma, cuyo
centro es tico y religioso, entonces la respuesta es absolutamente ne-
gativa" (42) "La solucin marxista ha fracasado pero permanecen en el
mundo fenmenos de marginacin y explotacin, especialmente en el Ter-
cer Mundo. As como fenmenos de alienacin humana, especialmente
en los pases ms avanzados; contra tales fenmenos se alza con firme-
za la voz de la Iglesia (42). " ... existe el riesgo de que se difunda una
ideologa radical de tipo capitalista ... " (42). "La Iglesia no tiene mode-
los para proponer ... La Iglesia ofrece una orientacin ideal e indispen-
sable" (43).
"Estado y Cultura", es el ttulo del captulo V. Al "Etsado de derecho",
en el cual es soberana la ley y no la voluntad arbitraria de los hombres,
se opone el totalitarismo, que nace de la negacin de la verdad en sentido
objetivo. Si no se reconoce la verdad trascendente, triunfa la fuerza dei
poder" (44). "La raz del totalitarismo moderno hay que verla, por tant0,
en la negacin de la dignidad trascendente de la persona humana, imagen
visible de Dios invisible, y precisamente por esto, sujeto natural de de-
rechos que nadie puede violar" (4). "La Iglesia aprecia a la democracia,
en la medida en que asegura la participacin de los ciudadanos en las op-
ciones polticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y
controlar a sus propios gobernantes (46).
La Iglesia tampoco cierra los ojos ante el peligro del fanatismo, o fun-
damentalismo. .. La Iglesia utiliza como mtodo propio el respeto a la
libertad (46). Hoy, hay preocupacin por derechos humanos: a la vida; a
vivir en familia; a madurar la propia inteligencia y la propia libertad; a
participar en el trabajo; a fundar libremente una familia y educar los hijos.
y fuente sntesis de estos derechos es la libertad religiosa ... (47).
Conviene tambin pensar en los prfugos, en los ancianos y enfermos,
en los drogadictos. En este campo ha estado siempre presente la Iglesia.
" ... Ia caridad operante nunca se ha apagado en la Iglesia. " A este res-
pecto es digno de mencin especial el fenmeno del voluntariado, que
la Iglesia favorece y promueve, solicitando la colaboracin de todos para
sostenerlo y animarlo en sus iniciativas" (49).
El ltima captulo: "El hombre es el camino de la Iglesia". La nica preo-
cupacin de la Iglesia en los ltimos cien aos, ha sido el hombre, "el
hombre real, concreto e histrico: se trata de cada hombre". "Las cien-
cias humanas y filosficas ayudan a interpretar la centralidad del hombre
en la sociedad. " Sin embargo, solamente la fe le revela plenamente su
identidad verdadera, y precisamente de ella arranca la doctrina social de
la Iglesia... La doctrina social tiene de por s valor de un instrumento)
de evangelizacin" (54). "La antropologa cristiana es en realidad un cap-
tulo de la teologa, por esa misma razn la doctrina social de la Iglesia,
pertenece al campo de la teologa y especficamente de la teologa moral"
(54). "La Iglesia cuando anuncia al hombre la salvacin ... , contribuye al
enriquecimiento de la dignidad del hombre" (55). "El amor por el hombre
y, en primer lugar, por el pobre, en el que la Iglesia ve a Cristo, se concre-
230
ta en la prcmoclOn de la Justicia" (58). La Iglesia ha permanecido fel en
la defensa del hombre en estos cien aos. "Despus de la segunda gue-
rra rnundiJi, ha puesto la dignidad de la persona en el centro de sus men-
sajes sociales, insistiendo en el destino universal de los bienes materia-
les, sobre un orden social sin opresin basado en el espritu de colabora-
cin y solidaridad" (61). Tambin en el tercer milenio la Iglesia ser fiel
en asumir el camino del hombre ... (62). "Que Mara acompae con ma-
ternal intercesin a la humanidad hacia el prximo milenio ... ".
5ECCION INFORMATIVA
231
DE LOS BOLETINES PROVINCIALES
BRASIL
VENEZUELA
BOLETIN PROVINCIAL No. 117, abril 1991
Adems de las correspondencia del Visitador, de CLAPVI, del organizador de la
Misin de Honduras, trae las experiencias en promocin vocacional que realiza-
ron diferentes equipos, por varias casas de la comunidad. Lo ms sobresaliente
de este nmero, es la entrevista que se le hizo al P. General.
232
PUERTO RICO
BOLETIN PROVINCIAL No. 151 (enero-febrero 1991)
Adems de la tradicional seccin de correspondencia y noticias, se da cuenta
de los cursos de formacin que han tenido los seminaristas de parte de coher-
manos de otras provincias. sobre "Vida de comunidad" ... Los votos" y .. Espiri-
tualidad vicenciana". Se recoge tambin la actividad misionera de los seminaris-
tas en el Puerto y se resea la reunin de "superiores" en febrero de este ao,
y de la 11I semana de reflexin tolgico-pastoral, organizada en Santo Domingo,
para estudiar el tema "La Eucarista pan de vida: hambre de Dios hambre de pan
Hay fotografas de la ordenacin como dicono de Francisco Ramrez C.M. y en
la parte musical estn las partituras de cantos religiosos del P. Tulio Cordero C.M.
a la "Familia de Nazaret"; y del P. Javer ligo a San Vicente y Santa Luisa.
PERU
EVANGELIZAR. BOLETIN PROVINCIAL No. 37 (enero-febrero 1991).
Ocupa una parte central del boletn el "Proyecto comunitario de la parroquia
San Vicente" de Surquillo. Igualmente se registra con alegra la ordenacin como
dicono de Vctor Hugo Sebastin Garca, C.M., en Villa Mara del Triunfo. De
las casas de formacin se da tambin una visin del ao pasado: "Somos cons-
cientes que tuvimos logros, pero creemos que, conjuntamente, las tres comuni-
dades estudiantiles podemos dar mucho ms si nos lo proponemos".
CHILE
BOLETIN PROVINCIAL Nos. 128; 129; 130.
(Diciembre 1990marzo-abril1991).
Se narra la visita del P. General a Chile entre los das 7 al 15 de diciembre
Hay una breve resea sobre el P.Alfonso Mara Donoso Rubio, C.M., quien mu-
ri a los 82 aos, con 67 de vocacin y 60 de presbiterado.
Entre las noticias que presentan estos nmeros destacamos la entrevista (re-
produccin en francs) a Luis Ricardo Chaves, seminarista C.M. chileno que es-
tudia en Pars; el viaje de dos seminaristas a Buenos Aires para iniciar su Se-
233
minario Interno; la bendicin de la nueva Casa Provincial, con la participacin de
varios seores obispos: el encuentro vocacional de oracin de la familia vicenti-
na; la celebracin del "Da de la provincia". Estos boletines traen abundante in-
formacin sobre los trabajos de los misioneros en las diferentes casas de Chile
COLOMBIA
AVANCE No. 227 (enero-febrero de 1991)
Dedica dos artculos al trabajo misionero en el Bajo Cauca donde se est tra-
bajando "Hacia la madurez de las CEBs". Villa Pal, el teologado vicentino, fue
sede de un encuentro de "Exgesis intercultural" y en l participaron por parte
de la C.M. el P. Gabriel Naranjo y dos diconos.
En Tierradentro, se inaugur el "1 nstituto David Gonzlez" en memoria de un
gran misionero, que dedic su vida a esa misin. Avance trae tambin elemen-
tos sobre el tema de la Asamblea General, preparados por la Comisin prepara-
toria de la Asamblea Provincial, y noticias de los estudiantes colombianos que
estudian en Pars: igualmente la ordenacin de un nuevo vicentino para la Vica
provincia de Costa Rica: Walter Vega.
234
BIBLIOGRAFIA
235
Entre las ponencias sealamos la del P. Jos Mara Romn, conocido historiador
vicentino, que presenta el contexto histrico de la llegada de las Hijas de la Ca-
ridad a Espaa. Por su parte la M.H. Madre General, Ana Duzn present "Los
valores permanentes en el servicio de las Hijas de la Caridad ayer, hoy y siem-
pre". El obispo de Canarias Mons. Ramn Echarren, habl de "Qu pide la Igle-
sia hoy, a las Hijas de la Caridad en Espaa?". Se encuentran tambin en este
Jigra dos homilas del P. General.
236
11 111
Nuevas formas de pobreza
El amor que te apremi en este mundo aparecen
en tus Hijas alentaste ensijanos por amor,
Con ternura y con paciencia, a estar dispuestos y atentos.
forjando en ellas las siervas Aydanos desde el cielo
que el pobre necesitaba. a hacer ms bella la tierra.
CORO CORO
LETRA Y MUS/CA
Sor E/vira Garcia, H.C.
Sor Concepcin Pegudo. H.C.
Provincia rle Cuba