La Creacion Del Arquetipo de La Vampires
La Creacion Del Arquetipo de La Vampires
La Creacion Del Arquetipo de La Vampires
Carme.agusti@ucv.es
Abstract
De la misma manera que ser Polidori quien perfile las caractersticas del
arquetipo del vampiro masculino en su obra El vampiro, la innovacin de Le Fanu reside
en asentar las caractersticas del arquetipo de la vampiresa, creando una anti-herona en
oposicin al Lord creado por Polidori. Un personaje femenino el de Le Fanu, que en este
caso, es una bella joven casi adolescente que encarnar tota la maldad de la vampiresa.1
1
Wayne Bartlett and Flavia Idriceanu, Legends of Blood. The Vampire in History and Myth. Sutton:
Publishers Praeger, 2005, p. 31.
Desde el primer momento, Le Fanu atribuir unas caractersticas a su personaje
que quedarn marcadas en la posterior evolucin del arquetipo de la vampiresa: Carmilla
tiene libertad para decidir su vida y sus actos, es autnoma de la potestad de un hombre.
En una sociedad, la victoriana, donde la mujer era relegada al hogar y a la maternidad, la
creacin de un personaje como Carmilla representaba una provocacin a la moral
establecida; por eso, transformando el personaje en vampiresa y atribuyndole toda una
serie de connotaciones malignas, la historia de Carmilla podr ser aceptada porque al final
prevalecern el orden establecido y la destruccin del monstruo.
Hay una atraccin/repulsin constante entre las dos protagonistas del relato a lo
largo de toda la historia. La interpretacin ms arriesgada de esta atraccin irremediable
tiene un claro componente sexual, (las vctimas de Carmilla son siempre mujeres jvenes).
Por tanto existe una velada inclinacin lsbica respecto a la relacin de los dos personajes,
ya que la obra desborda una sexualidad lujuriosa que no volver a estar presente en
ninguna otra obra del autor.
2Antonio Ballesteros, Vampire Chronicle. Historia natural del vampiro en la literatura anglosajona.
Zaragoza: Unaluna, 2000, pp. 67-68.
La amistad entre Carmilla y Laura es ms que amistad, y la ambigedad sexual est
muy presente en la redaccin de algunos pasajes:
[...] Me miraba con ojos ora lnguidos, ora de fuego. Su conducta se pareca demasiado a la de un enamorado, lo cual
produca en m un intenso desasosiego. Deseaba evitarla, y al mismo tiempo me dejaba dominar. Ella me tomaba entre
sus brazos, me miraba intensamente a los ojos, mientras sus labios ardientes recorran mis mejillas con mil besos [].3
Tras dirigirme una extraa y tmida mirada, ocult su rostro en mi cuello, entre mis cabellos, respirando agitadamente;
pareca a punto de estallar en sollozos y me apretaba la mano, temblando. Su mrbida mejilla quemaba contra la ma.
Murmur.
Mi querida amiga, yo vivo en ti y t morirs en m. Te quiero tanto!4
Ser el personaje del barn de Vordenburg, otro claro antecedente del Van Helsing
de Drcula, quien defina las caractersticas de la vampiresa y quien dar una primera
informacin detallada sobre estos seres: el vampiro por su naturaleza necesita reposar su
sueo cotidiano en la tumba; depende de la sangre de la vctima para seguir viviendo; a
veces, desarrolla pasiones que pueden confundirse con el amor; para poder conseguir a
sus vctimas utilizar diversas estrategias basadas en su poder de seduccin; tiene una
fuerza superior a la normal, cosa que le ayudar a vencer y devorar a sus vctimas; y por
ltimo, cuando se alimenta de la sangre de los vivos y una vez los ha matado, crear
nuevos vampiros porque stos, despus de ser enterrados, pueden tambin convertirse en
no muertos y salir de sus tumbas.5
Se abri la tumba de la condesa Mircalla. [] A pesar de que llevaba enterrada ms de ciento cincuenta aos, sus
facciones estaban llenas de vida. Tena los ojos completamente abiertos. El cadver no pareca haber sufrido el proceso
de descomposicin. [] El cadver respiraba [] era posible escuchar los leves latidos de su corazn, [] su carne era
elstica. El fretro de plomo estaba lleno de sangre, que emanaba del cadver. Se trataba de un caso irrefutable de
vampirismo.6
6
Joseph Sheridan Le Fanu, ed. cit., p. 58.
7 Joseph Sheridan Le Fanu, ed. cit., pp. 58-59.
8 Joseph Sheridan Le Fanu, ed. cit., p. 27.
9 Antonio Ballesteros, ed. cit., pp. 77-78.
El tpico de la seduccin. Seduce, es persuasiva, con voz suave y muy dulce.
Simptica y hbil conversadora. Es inteligente, no slo atrae por su belleza fsica, sino que
Carmilla es inteligente. La vampiresa seduce a sus vctimas y les anula su voluntad,
dejndolas a merced de sus intenciones ms secretas.
No come ni bebe. Necesita reposar en su tumba para reponer fuerzas. Por eso
Carmilla estar la mayor parte del da durmiendo, y puede vivir a la luz del sol, aunque
preferiblemente sale de noche.
Tiene una fuerza superior a la de un humano, lo cual hace que pueda dominar a
las criaturas que la alimentarn.
Con Visita de tinieblas, Jos Mara Latorre nos presenta un relato de vampiros en el
cual el narrador y el principal protagonista masculino de la historia son el mismo
personaje. Narrado en primera persona, este relato mantiene desde el primer momento la
intriga, para poco a poco introducirnos en un universo de terror creado por el autor. La
vampiresa se introducir en la vida de Gonzalo el protagonista a travs de su padre.
[] La figura sin rostro y sin nombre de mi madrastra volvi a instalarse en mi mente desplazando otros pensamientos.
La idea de ver a mi padre casado y el hecho de que una mujer joven la imaginaba joven: no poda ser de otra forma se
hubiera instalado en el casern familiar me atraa tanto como me repela. Qu habra visto mi padre en esa mujer para
pedirle que se casara con l?10
[] Era un rostro de facciones perfectas: cabellos negros, ojos verdes como esmeraldas, labios rojos y sensuales, frente
y cuello blancos, tersos como los de una madonna en una pintura renacentista Lo ms hermoso del rostro, y a un
tiempo lo ms inquietante, era su sonrisa, tras la cual afloraban unos dientes nveos, inmaculados, que brillaban ms
que los ojos en la negrura de la estancia.11
10
Jos Mara Latorre, Visita de tinieblas. Madrid: Valdemar, 2008, p. 27.
11
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 28.
12
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 33.
anticipa el mal que ha de surgir. Las premoniciones de este personaje alteran al
protagonista/narrador que transmite sus inquietudes a un pblico lector inmerso y
atrapado en el misterio de la obra.
El exterior haba sufrido una transformacin: los peldaos de la escalinata, hasta entonces limpios a diario, se haban
convertido en un depsito de hojas secas que parecan transmitir su putridez a la fachada [] y las macetas que la
coronaban, [] como guardianes de piedra, no contenan sino flores marchitas que desprendan el dulzn olor de la
putrefaccin vegetal. [] Lo lgubre y lo srdido haban usurpado el puesto a lo triste y lo melanclico.16
13
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 41.
14
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 44.
15
H.P. Lovecraft, El terror en la literatura. Barcelona: Planeta, 2010, p. 3.
16
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 45.
17
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 46.
mujer delicada, necesita descansar.18 El cambio que se ha producido en la casa,
deteriorndose, el abandono y el mal olor que percibe el protagonista en volver al hogar;
todo apunta a una transformacin negativa del ambiente, de su realidad conocida y de la
persona de su padre: era la misma casa de siempre [] pero la vea distinta: los rincones
parecan haberse multiplicado, haca fro, haba ms zonas de sombra y, lo ms
desconcertante, ola mal: ms bien apestaba a una mezcla de basura y descomposicin
orgnica.19
Mi padre y su esposa se hallaban sentados de frente a la puerta y mi mirada choc, inevitablemente, contra la de la
mujer. Estuve a punto de quedarme paralizado por la sorpresa, porque el rostro que tena ante m se asemejaba en todo
al que haba credo ver en la oscuridad de la habitacin de la Posada de las Brujas: los mismos ojos verdes que parecan
taladrar el alma, los mismos labios rojos, los mismos cabellos negros, el mismo cuello blanco realzado por un vestido a
juego con los labios. [] Su sonrisa le permita mostrar unos dientes perfectos y de inmaculada blancura.20
18
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 47.
19
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 48.
20
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 55.
21
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 60.
22
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 67.
Fue espantoso Y todas haban sido madres.23 El misterio del convento incluye dentro del
relato un hecho fantstico y terrorfico. Un hecho horroroso no se sabe provocado por
quin y que se entremezcla con el terror del detalle del relato que hace que el protagonista
quede asombrado e intrigado, al igual que el lector:
Lo que vieron en el interior les hizo vomitar: una monja yaca muerta en su lecho; su cuerpo, en avanzado estado de
descomposicin, estaba cubierto de moscas, las cuales levantaron el vuelo con la entrada de los intrusos. Sin embargo,
lo que ms les impresion, segn manifestaron luego, ms que el estado del cadver, ms todava que las moscas que
revoloteaban en grupo por la celda como si se tratara de un enjambre congregado all, fue la boca abierta de la monja,
detalle que les hizo sospechar que estaba gritando al morir.24
Latorre consigue una magnfica descripcin del paisaje que antecede a la llegada al
convento, que presagia la desolacin y la tragedia. El mal tiempo, har que el protagonista
se cobije en una cueva de la montaa, en la cual descubrir dos cadveres que
incrementarn todava ms el terror que se trasladar al lector. Llegados a este punto de la
trama, Latorre vuelve a captar la mirada del lector hacia el personaje de Lucilla a travs de
la reflexin que efectuar Gonzalo. Y todos los tpicos del vampiro vuelven a aparecer en
la mente del joven:
Esa mujer dorma por el da y sus apariciones eran nocturnas. Yo haba ledo varios cuentos de vampiros, y la puerta
cerrada me sugiri la disparatada idea de que Lucilla pudiera ser uno de ellos: guardaba en la penumbra de su
dormitorio un arcn semejante a un fretro, se dejaba ver a la cada de la tarde, jams la haba visto comer y su mirada
era tentadora, perversa. No poda olvidar que sus ojos se haban convertido por unos segundos en oquedades llenas de
una mancha verdosa posada con malignidad sobre mi persona.25
23
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 77.
24
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 80.
25
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 96.
aparicin de la vampiresa una bella dama acompaada por dos jvenes criados que
busca una casa para vivir en Galicia, tierra de brujas y meigas, ser desvelada en esta parte
de la historia. Aqu el autor recurre a la tradicin y al folclore al identificar la figura de la
bruja/vampiresa. Introduce tambin la tesis del satanismo y la presencia del diablo
apoyndose en la tradicin y en las creencias populares de la zona.
La muerte de las monjas del convento a causa del miedo confiere al relato una
perspectiva de puro terror. El recurso narrativo del diario se ver interrumpido en el
mismo momento en que Lucilla, como invitada del padre de Gonzalo, se introduzca en el
casern; a partir de ese momento su padre dejar de escribir en el diario. Gonzalo llegar a
la conclusin de la malignidad de su madrastra; sus sospechas se vern plenamente
confirmadas. Continuar con sus investigaciones y decidir retornar al convento para
encontrar una explicacin a estos hechos. Su racionalidad no puede aceptar estos
acontecimientos tan terrorficos, pero la presencia de la vampiresa en las tumbas del
cementerio confirmar todas sus sospechas. El terror ser constatable cuando presencie el
resurgir de los cadveres de las monjas y el llanto de los nios:
En ese momento advert que se remova la tierra de una de las sepulturas, [] como si alguien se esforzara por salir de
ella, a la vez que el jadeo y los araazos se hacan ms fuertes. [] Una mano astill la tapa de un fretro para emerger a
la noche. La tumba contigua estaba y en el fondo yacan dos nios sobre la tierra. [] Abrieron a la vez sus ojos y sus
bocas. Era una locura26
Ser en ese preciso instante cuando la vampiresa se muestre tal y como es: su
rostro haba sufrido una transformacin: [] sus rasgos haban perdido toda hermosura y
sus ojos desprendan un fulgor bilioso que no recordaba en nada su antiguo brillo
esmeralda.27 Y ser tambin el momento en el cual comience a esclarecerse la historia.
Aparecern de nuevo toda la seduccin y la lascivia de Lucilla para conquistar a la vctima.
El sentimiento de amor/odio volver a atrapar a Gonzalo: con ella slo caben dos
sentimientos: el rechazo total o la atraccin irresistible; dicho de otro modo, el amor o el
odio.28 De igual manera que Laura se senta atrada por Carmilla en el relato de Le Fanu.
26
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 143.
27
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 149.
28
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 157.
Conforme avance la historia, el recurso clsico de la lucha contra el vampiro que es
el poder de la religin, ser presentado de manera bastante escptica por Latorre. Hacer
del personaje principal un ex seminarista que abandona su vocacin por una crisis de fe,
ya nos da datos de que el autor no confiere al poder de la religin toda la eficacia que le
haban otorgado los clsicos. Concretamente el barn de Vordenburg concentrar toda su
lucha en destruir a Carmilla apoyndose en la fe y la creencia de Dios, y la destruccin del
monstruo ser obra del poder divino. Latorre no puede, no obstante, a pesar de su
pragmatismo, negar este poder en la lucha contra la vampiresa, y recorrer al crucifijo
para frenar su poder, pero el escepticismo del protagonista aparecer repetidas veces a lo
largo del relato.
Tena la cabeza levemente inclinada a la derecha, y en su cuello, a la altura de la yugular, descubr dos pinchazos
ensangrentados, semejantes a la mordedura de un animal, alrededor de los cuales la piel hinchada haba adquirido un
tono violceo. Su camisa estaba abierta y tena un boquete a la altura del corazn; todo su pecho era una mancha de
sangre.29
[] Cuando el sol rompi, [] su cuerpo fue presa de violentas convulsiones, lo cual aprovech para recuperar el
cuchillo. Lo clav a ciegas en su cuerpo [] y el rugido que profiri Lucilla fue tal que habra sido capaz de ahuyentar a
los pjaros del bosque si los hubiera habido. Cay de rodillas, con el rostro vuelto hacia la tierra, y cuando lo gir de
nuevo hacia m sus ojos no eran ms que unas cuencas vacas, negras como el subterrneo. Su cuerpo desapareci en
cuestin de minutos, presa de la disolucin, y lo nico que qued de su visita fue el vestido de muselina escarlata
cubriendo un puado de polvo.31
Como podemos observar, Latorre ha continuado con el canon clsico del arquetipo
vamprico femenino creado por el movimiento conocido como literatura gtica y
concretado, como ya hemos visto, por Le Fanu. La vampiresa de Latorre representa a la
perfeccin todos los tpicos descritos por estos autores y que caracterizaron la figura
29
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 179.
30
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 188.
31
Jos Mara Latorre, ed. cit., p. 210.
literaria de la vampiresa como la femme fatale, la mujer seductora, sexualmente activa,
lasciva y provocadora y de una belleza extraordinaria. Caractersticas de las cuales
participan tanto Carmilla como Lucilla.
Por tanto y para concluir nuestro anlisis llegaremos a las siguientes conclusiones
respecto a los personajes de Carmilla y Lucilla:
Es tambin, como ya hemos visto, la femme fatale, la que hechiza y cautiva a los
hombres (en el caso de Carmilla, a las jovencitas) con la magia del amor y el juego de la
seduccin. Porque es Afrodita, la ms bella de las diosas griegas, y porque la belleza de la
vampiresa es el arma de su poder de seduccin. Carmilla y Laura representan, por tanto, la
belleza de la maldad que es la belleza de la muerte. No hay misericordia para sus vctimas,
son fras y calculadoras, hechiceras y brujas. Y para conservar su belleza y su inmortalidad
no se detendrn ante nada. Seres presentados como depredadores que alimentndose de
la sangre de sus vctimas alcanzarn la vida eterna.
BIBLIOGRAFA
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