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2 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN
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De Cutral C a
Puente Pueyrredn
Una genealoga de los Movimientos
de Trabajadores Desocupados
Mariano Pacheco
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4 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN
Pacheco, Mariano
De Cutral C a Puente Pueyrredn. Una genealoga
de los Movimientos de Trabajadores Desocupados -
1a ed. - Buenos Aires : El Colectivo, 2010.
480 p. ; 21x15 cm.
ISBN 978-987-1497-26-3
1. Movimientos Sociales. I. Ttulo
CDD 303.484
Ilustraciones interior:
Pg. 21: Acampe, Daniel Magnati
Pg. 229: Del piquete al movimiento, Diego Turco Abu Arab
Pg. 315: Diana Nani Hernndez
Pg. 387: Incgnita del paragua, Aguja
Editorial El Colectivo
www.editorialelcolectivo.org
editorialelcolectivo@gmail.com
Copyleft
No comercial
Mantener estas condiciones para obras derivadas: Slo est autorizado el uso
parcial o alterado de esta obra para la creacin de obras derivadas siempre que estas
condiciones de licencia se mantengan para la obra resultante.
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Agradecimientos
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6 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN
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PALABRAS PRELIMINARES 7
Palabras preliminares
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PALABRAS PRELIMINARES 9
patistas, desde hace ya una dcada o ms, pugnan por gestar prcticas
de emancipacin. Por eso el deseo es una parte fundamental de esta ex-
periencia de escritura. Y digo experiencia porque no concibo este libro
de un modo representativo (por ejemplo, de la lucha), sino que lo entien-
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del accionar (colectivo) por revolucionar la sociedad en la que vivimos.
De alguna manera seguramente ambiciosa estas pginas pretenden
ser una suerte de genealoga de la izquierda autnoma en nuestro pas;
o al menos de su sector territorial (la genealoga es gris; pacientemen-
te documentalista, nos recuerda Foucault, y exige, por tanto, el saber
minucioso, gran cantidad de materiales apilados, paciencia). Hacer
genealoga, entonces, ser ocuparse de las meticulosidades y los azares
de los comienzos nada que se asemeje a la evolucin de una especie,
el destino de un pueblo.3
Deca que la demora, las interrupciones en la narracin, en la cons-
truccin de este relato, tuvieron que ver, en gran parte, con las urgen-
cias personales y polticas. En estos ltimos cinco aos me mud doce
veces; tuve, al menos, una docena de trabajos: fui, durante muchas
maanas, volantero en las puertas de distintas facultades de la UBA; en
otras tantas madrugadas en milongas de tango; fui mozo en un bar de
San Telmo; recepcionista y cajero en una Escuela de Tango; columnista
y locutor de programas de la Radio de la Asociacin Madres de Plaza de
Mayo; asistente de produccin para un programa de radio El Mundo;
desgrab entrevistas; me sumerg un verano entero en los archivos de la
hemeroteca del Congreso de La Nacin, recopilando informacin de dia-
rios para investigaciones de periodistas. Gracias a Claudio Mardones
nunca dej de dar una mano en los momentos fuleros trabaj durante
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a publicarse en una investigacin sobre los pelotones de Montoneros
que durante la ltima dictadura resistieron, dispersos y derrotados, en
la zona sur del Conurbano Y as llegu a los 27 aos.
En marzo de 2007, luego de cursar dos aos de secundario y el CBC,
ingres a la UBA a estudiar Filosofa, durante un cuatrimestre y luego
Letras, carrera que contino cursando. Simultneamente empec con
mi primer trabajo en blanco. Desde entonces contino como boletero-
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Aires (Metrovas). Vacaciones, aguinaldo, obra social. Otros territorios
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Desde hace unos aos, una nueva bandera bajo la cual marchar: la del
Frente Popular Daro Santilln. A mi lado, nuevas caras. Algunas jve-
nes y otras no tanto. Algunas que ya no estn o que slo veo de tanto
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10 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRLOGO 11
Prlogo
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PRLOGO 13
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PRLOGO 19
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PRIMERA PARTE 21
PRIMERA PARTE
Los pasos previos
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PRIMERA PARTE 23
I
El mircoles 26 de junio de 2002 el sol sali temprano. Soplaban
vientos leves y la temperatura era de las ms bajas del ao. As y todo,
alrededor de las 10 de la maana, la mayora de los integrantes del Mo-
vimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Almirante Brown se
encontraban en el playn de la estacin de trenes de Claypole. Varios
vecinos provenientes de las barriadas 2 de abril (Rafael Calzada), Cerrito
y Don Orione (Claypole), esperaban ansiosos que llegaran sus pares del
barrio de Ypona (Glew), para quienes el viaje se tornaba ms largo que
en otras ocasiones: la decisin era no arribar a la estacin de Avellaneda
con el va Temperley, sino dar toda la vuelta, con el va Quilmes (al
que en la zona llamaban La Chanchita, diferencindolo as del otro, El
Elctrico).
Por aumento general del salario y una duplicacin de 150 a 300 pesos
en el monto de los subsidios para los desocupados; alimentos para los
comedores populares; mejoras en salud y educacin; desprocesamiento
de los luchadores populares y en solidaridad con la fbrica ceramista
Zann, de Neuqun la que corra el peligro de ser desalojada luego
de haber sido recuperada por sus trabajadores, los movimientos de
desocupados por entonces denominado duros se proponan levantar
barricadas en los puentes de acceso a la Capital Federal.
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II
En el playn de Claypole, como siempre lo hacan antes de partir a
una medida de lucha, los desocupados de La Vern realizaron una
asamblea para repasar los objetivos de la jornada y los criterios de se-
guridad; para darse fuerzas colectivamente. En aquella oportunidad,
adems, deban darse un poco ms de nimo, ya que la situacin se
prevea difcil.
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PRIMERA PARTE 25
III
El viaje en tren se torn tenso. En cada parada, ms y ms piquete-
ros suban rumbo a la estacin Avellaneda. Al llegar a Quilmes, el tren
estaba tan lleno que ya no entraba nadie. Abajo, sobre los andenes,
Marcial del MTD de La Caada, toca la quena sin parar. El soplo del
aire convertido en viento o soplo del viento convertido en alma como
describen nuestros ancestros el sonido de la quena nos envolva con
su meloda entremezclndose con nosotr@s formando parte de la con-
centracin dispuestos a enfrentar y dar pelea por nuestros reclamos.9
Los muchachos y las chicas de seguridad conversan, arriba del tren, re-
pasan paso a paso el plan de un posible repliegue, ante la eventualidad
de que la represin avance sobre las columnas. Un grupo de Indymedia
Argentina10
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bios temblorosos de las conversaciones que cada tanto, slo cada tanto,
se intercalan con algunas sonrisas.
Al llegar a la estacin notaron que un helicptero sobrevolaba a es-
casos metros de altura. Hoy se viene complicado, coment Mariano a
Rafael, uno de los compaeros de la CTD de La Plata. Ante tamaa in-
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IV
Al llegar a la base del puente, quienes marchaban por Pavn pudieron
ver a los del Bloque Piquetero Nacional (BPN) y Barrios de Pie, llegando
por avenida Mitre. Adelante estaban todos los dirigentes: Nstor Pitrola,
del Polo Obrero (PO); Roberto Martino, del Movimiento Teresa Rodrguez
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PRIMERA PARTE 29
V
Corran, esquivando balas que, a esa altura, sospechaban ya, no eran
de goma. O no simplemente (uno de ellos era Sebastin Conti, Seba, del
barrio 2 de Abril, del MTD de Almirante Brown, quien minutos despus
ser herido gravemente, cerca del supermercado Carrefour. Seba corre,
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Pasaron fugazmente el Viejo Puente donde se encontraba apostada
la Prefectura, doblaron por Pavn y siguieron corriendo. Una chica, ate-
rrada, paralizada, lloraba en un costado de la avenida. Vamos cumpa, le
grit uno de los muchachos que pas a su lado. Yamila logr entonces
reaccionar, desclavarse del suelo y comenzar a correr, como todos los
dems. Algunos continuaban arrojando piedras, los palos con los que se
cierran las columnas...carteles publicitarios, bolsas de basura; todo lo
que encontraban al alcance de sus manos, intentando frenar lo que das
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mente como una verdadera cacera.
Las organizaciones intentaban marcar la calle con una valla de cuer-
pos y delimitar un territorio, lejano al corte del Puente Pueyrredn, pero
con el mismo sentido: hacer en la ordenacin social un lugar para la
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ta de un poder poltico, de un lazo que no se deja romper sin ofrecer
resistencia, ni aun en los peores momentos. Pero as como el corte no
fue tolerado y se impidi la transformacin del puente en un territorio
de lucha de los piqueteros por medio de su ocupacin policial, tampoco
se toler una retirada organizada. Podemos decir, que el territorio de la
organizacin mismo, en el que una muchedumbre de desocupados con
sus familias se constituye en movimiento piquetero, fue un objetivo de
la represin.11
Ofrecer resistencia, eso hacan los muchachos y las chicas de los
movimientos. Impedir que los lazos solidarios se resquebrajaran, que
los ms temerosos se paralizaran, que los ms arrojados perdieran la
serenidad, que la represin desarticulara el cuerpo poltico de la movili-
zacin en una multiplicidad de cuerpos individuales, como bien seala
Joaqun Gmez.
A las 12.50 horas del mencionado 26 de junio, los manifestantes se
replegaron por avenida Pavn y llegaron a la Estacin de Avellaneda.
Entre ellos Mariano, quien pas por la vereda, pero no entr: en esos
escasos segundos, en los que casi no se puede pensar, se le cruz por
la cabeza que, si cortaban el servicio de los trenes, seran fcilmente
detenidos en los andenes, donde no tendran lugar para correr. Por
eso sigui a un grupo que, delante de l, continuaba corriendo por
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otoo porteo con sus termos, con sus mates, esos con los que se com-
parte el da a da, en cada casa, en cada barriada.
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brn. Por trabajo y dignidad, ni un paso atrs, poda leerse en algunas
de ellas. Cuatro carteles, colgados del cuello de los pibes que marcha-
ban al frente agarrndose de las manos, formaban la siguiente frase: Es
preferible / morir de pie / y peleando / que de rodillas y de hambre.
Imagen publicada al da siguiente por el diario Crnica. Una bandera
argentina encabezaba la columna. Llevaba una inscripcin estampada
en aerosol negro: Movimiento de Trabajadores Desocupados.
El MTD no era una organizacin nica; tampoco un movimiento en
los trminos mas clsicos. En los hechos, era un conjunto heterogneo
de comisiones barriales que, sin vnculos entre s, se haban ido desa-
rrollando con el objetivo de agrupar a los desocupados.
Desde cada barrio, con la banderita de cada comisin, poda verse a
militantes sociales, ex militantes de partidos polticos, ex activistas sin-
dicales, curas tercermundistas, militantes cristianos. Los ausentes: los
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La jornada, que asuma el Da de los Trabajadores desde una concep-
cin que distaba del ritual montono de las efemrides, continu con
oradores que se dirigan a la multitud desde el camin. Estamos aqu
los que no tenemos trabajo, pero hoy ms que nunca tenemos digni-
dad, dijo Gabriel, dando inicio al acto. Palabras, las de El gallego, que
encendieron los nimos de los presentes que no dejaban de expresar
su bronca en cnticos contra Menem, mientras algunos hacan estallar
petardos y otros con sus instrumentos de percusin acompaaban con
ritmos de murga, melodas tpicas de las canchas de ftbol. Mariano
aplauda, entusiasmado: tena 15 aos y era sa una de sus primeras
movilizaciones.
El acto continu y, con l, sus oradores. Llegar a esta plaza y estar
hablando aqu arriba... se nos hizo muy difcil expres Lili de La Ma-
tanza, en ese encendido discurso que expresaba a tantas mujeres all
presentes. Luego agreg: Porque no estamos aqu para engaar, no es-
tamos para transar, no estamos para traicionar, no estamos para clau-
dicar, estamos aqu para confrontar. Hoy, cuando la miseria y el hambre
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los responsables de esta canallada, y no tenemos dudas compaeros,
los responsables son quienes sostienen a este inhumano sistema ca-
pitalista. Y nos pusimos de pie siguiendo el camino que nos marc el
Santiagazo, la resistencia de los trabajadores jujeos, las movilizaciones
de los desocupados de Neuqun, la confrontacin en defensa de la edu-
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Poker
El mircoles 26 de junio de 1996, al escuchar el sonido de la alarma,
todos en el pueblo salieron a la calle: haban llegado 400 gendarmes
para liberar los cortes de ruta que se daban en todos los accesos a la
ciudad. All, en Plaza Huincul-Cutral C (Agua de Fuego en lengua ma-
puche), dos poblados ubicados a la vera de la ruta nacional 22 y a unos
100 kilmetros de Neuqun, fue donde se produjo lo que podramos
denominar el primer piquete de la nueva resistencia.
Porque el piquete, como herramienta de lucha, fue utilizado por los
trabajadores durante ms de un siglo. Histricamente se apel a l en
las huelgas, cuando los patrones intentaban quebrarlas y quebrar la
voluntad de los trabajadores recurriendo a carneros (esquiroles, segn
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PRIMERA PARTE 35
otras jergas) para que cubrieran la actividad suspendida por los tra-
bajadores en protesta y garantizaran la continuidad de la produccin.
Cuando esto suceda, all llegaban los muchachos, dispuestos a instalar
el piquete en el acceso a los lugares de trabajo, para que a nadie se le
ocurriera ingresar, garantizando de este modo los objetivos de la lucha
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La
Patagonia rebelde, basado en el libro de Osvaldo Bayer).
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cin provocada por las polticas neoliberales implementadas durante el
gobierno de Carlos Sal Menem. Tengamos en cuenta, por ejemplo, lo
que implic la privatizacin de YPF y el recorte del gasto pblico en un
sitio en donde una de cada cuatro personas viva del empleo pblico, y
el resto, comerciantes, pequeos productores rurales, dependa de aquel
sector, en mayor o menor medida, para desarrollar sus actividades. Ima-
ginemos. En el contexto de un pas en donde la desocupacin pas del
10 por ciento de la poblacin econmicamente activa en 1993, al 18 por
ciento en 1995.
Las verduleras, los remises, los quioscos, todos aquellos negocios
que montaron los pobladores tras cobrar sus indemnizaciones, cunto
tiempo iban a durar? Cuntos, de los diez negocios por manzana que
haba, sobreviviran?
Tras casi una semana de lucha, la situacin pareca cerrase con el
envo de las tropas de gendarmera. Pero no. De las 45.000 personas que
habitaban aquellos dos pueblos, unos 20.000 se encontraron reunidos
en la protesta principal. Los cinco kilmetros que separaban al primer
piquete de la masa de manifestantes fueron tapizados con piedras, tron-
cos, chatarra y todo aquello que poda entorpecer el paso de la partida
policial. Aquel mircoles 26 de junio, las mujeres y los hombres, los
nios y ancianos de la Patagonia, estaban dispuestos a resistir.
Todo comenz el jueves 20. Recolectando las donaciones de verduras
y lea que ofrecan los vecinos, preparando los guisos en las ollas pres-
tadas por el hospital, organizando las barricadas para la autodefensa,
as, cooperando entre todos los presentes, se fue gestando el piquete
de Cutral C. Accin que no fue pensada como forma de interferir en
la produccin, como antao, sencillamente porque en el pueblo, la pro-
duccin, estaba atada a la empresa YPF. Por eso el piquete de Cutral
C centr su reclamo en la exigencia de trabajo. Un eje a la vez claro y
novedoso para una Argentina acostumbrada a un modelo de desarrollo
industrial.
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do poda vincularse a la de un desaparecido social, a un no sujeto, a
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Truco
Nueve meses ms tarde, con el paro por tiempo indeterminado que
los docentes lanzaron en marzo, comenz a gestarse el segundo Cutral-
cazo. Enfrentamientos en el puente que une las ciudades de Cipolletti y
Neuqun, entre polica y maestros, provocaron un reavivamiento de las
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Para abril de 1997, la desocupacin en Cutral C alcanz el 35 por
ciento. La nueva Ley Federal de Educacin fue la chispa que encendi
las nuevas luchas. ATEN (Asociacin de Trabajadores de la Educacin
de Neuqun) convoc a huelgas, movilizaciones, cortes de puentes y
rutas que fueron apoyados primero por estudiantes y luego por otros
sectores sociales.
El da 10 el movimiento recobra impulso: todas las ciudades se en-
cuentran con las rutas cortadas. Los docentes pretenden impedir que
la nueva ley provoque nuevos despidos. Los estudiantes se solidarizan y
suman sus reclamos como sector. Los desocupados exigen que se cum-
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de cada Parte del libro, a diferencia de las Notas indicadas slo con nmeros, que
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Vale cuatro*2
Argentina, al sur de Amrica Latina. Al norte del pas, Jujuy, una
provincia de unos 660.000 habitantes y una extensin de 53.000 km.
Sbado 31 de mayo de 1997. Piquete de la alegra.12 Luego de casi dos
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el gobierno, los 18 cortes de ruta que prcticamente mantienen sitiada
la regin. Los diarios muestran las fotos de los piqueteros del departa-
mento de Ledesma. En sus rostros agotados pueden verse, sin embargo,
amplias sonrisas. No es para menos: han torcido el brazo tanto del go-
bierno provincial como nacional.
Mientras los protagonistas de las jornadas de lucha preparan un
palco frente a la Catedral de San Salvador de Jujuy, el gobernador Car-
los Ferrara debe retirarse rodeado de los gorilas que lo protegen de los
insultos, empujones y escupitajos de un pueblo que, si bien celebra los
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conquistar los 19 puntos del acta. Ahora, los festejos. Han conquistado
12.579 puestos de trabajo, que sern administrados por ellos mismos. j
Con mediacin de la Iglesia, s, pero con las narices del gobierno afuera.
Si bien dos de los puntos ms importantes requieren leyes de la Legis-
latura provincial (se trata del recorte, en un 10%, de los salarios de los
funcionarios provinciales que ganan ms de $1.500, por un lado. Por el
otro, la desaparicin de los bonos con los que cobran, que les arrebatan
al menos un 10% del valor), todos estn contentos porque al menos de
palabra, el gobernador se comprometi a no obstaculizar dicho proceso.
Adems, el reclamo estuvo en boca de todos y lleg a los medios masivos
de comunicacin.
La torcida de brazo al poder poltico fue tal, que el gobernador justi-
cialista se vio obligado a avalar, por escrito, la propuesta de reactivacin
productiva del Frente de Gremios Estatales, conducido por la CTA-CCC,
y cuyo dirigente ms radicalizado es Carlos Perro Santilln, aquel pela-
do de vincha, de bigotes mostachos, que entr encabezando la marcha
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se haba dado hasta el momento en otras regiones. La unidad de los
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tantos) se trasladaron detenidos, desde los cortes de ruta hasta las co-
misaras. Como vemos, y como se ver con mayor claridad durante las
represiones que se sucedern en Salta unos aos ms tarde, la gendar-
mera no es ese cuerpo de buenos muchachos que cuidan las fronte-
ras. No, funcionan como un ejrcito de ocupacin de las zonas insurrec-
cionadas. Tan corrompidos como las policas provinciales, ponen sus
armas al mismo servicio que las otras fuerzas de represin del Estado.
Otra jornada de lucha librada en la periferia del pas. El camino hacia
el centro del pas comenzaba a ponerse en marcha, imperceptible.
Para los funcionarios de la Secretara de Accin Social de la Nacin,
en aquellos das, el Gran Buenos Aires no se encuentra en los primeros
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mos en la poltica de contencin del gobernador Duhalde,20 dicen. Con-
fan, y est bien. Pero olvidan que en poltica, como en ajedrez, en poker
o en generala, no se juega solo. La partida se construye de a dos. Por
lo menos de a dos. Claro, se estaban acostumbrando a ganar casi sin
tener oponentes.*6 O librando batallas en las que la desigualdad de fuer-
zas era tan grande que casi no se poda hablar de enfrentamiento. Pero
ahora no. El piquete se mostraba como un arma poderosa de los opri-
midos. Adems, operaba el factor sorpresa. Por eso no pudieron prever
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junto a varios militantes de la izquierda no partidaria, estaba haciendo
asambleas en diversas barriadas de Florencio Varela. Lo mismo, simul-
tneamente, suceda en Solano. Y tambin en Mar del Plata. Faltaban
slo dos meses para que el MTD Teresa Rodrguez hiciera su aparicin
pblica desde cuatro cortes de ruta en la provincia de Buenos Aires.
Escalera servida
Si bien estos piquetes fueron distintos al piquete histrico, como
suele suceder, en general, con las mejores tradiciones de lucha, existi
esa capacidad por parte nuestro pueblo de recuperarlo y reformularlo.
Distinto, en primer trmino, por su composicin social: si bien la mayo-
ra de los que ocuparon la ruta en aquella oportunidad haban trabajado
en YPF, ya no lo hicieron solos: sus mujeres, sus hijos, tambin fueron
protagonistas, con lo cual el ncleo familiar de conjunto asuma el com-
promiso en la lucha.
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rente: no es la puerta de la fbrica en cuyas entraas se producen las
riquezas. Ahora el mbito del piquete es la ruta, lugar a travs del cual
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PRIMERA PARTE 45
Genealogas
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Piqueteros autnomos
Cuando hablamos de las experiencias iniciales del movimiento pique-
tero y nos referimos al carcter autnomo de los grupos que las protago-
nizaron, no estamos aludiendo al sector que ms tarde se denominar
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carcter independiente de los primeros ncleos militantes. Indepen-
dencia orgnica de las clases dominantes y sus instituciones, pero tam-
bin de ciertas estructuras de la izquierda (en sentido amplio), que en
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espacios de militancia durante la segunda mitad de la dcada del 90, era
la de ser independientes: de los partidos polticos tradicionales, inclu-
so de los de izquierda; de los sindicatos, aun de los autodenominados
clasistas y los progresistas o reformistas; de las Iglesias, en tanto es-
tructuras (lo que no impidi que algunos MTD surgieran de parroquias
de barriadas populares) y de las Organizaciones No Gubernamentales
(ONG).
As, la diversidad de identidades polticas ser un rasgo distintivo de
aquella primera apuesta, de aquel primer intento de organizacin de los
trabajadores desocupados (nos referimos a los grupos que participaron
del acto del 1 de Mayo de 1996).
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nombre de Movimiento de Trabajadores Desocupados se encontraban
grupos como el de La Matanza, con Toti Flores como referente, quien
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mente dentro del Movimiento Al Socialismo (MAS).*9
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PRIMERA PARTE 47
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48 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
Por otro lado, el grupo de Mar del Plata, que provena de la Juven-
tud Guevarista de la ciudad. De la fusin de estas dos experiencias
surgi el Movimiento Guevarista, una organizacin poltica de orienta-
cin marxista-leninista, que se propona desarrollar herramientas de
organizacin de masas orientadas a elevar el nivel de conciencia y de
enfrentamiento de la clase obrera contra el rgimen burgus. Desde
esta concepcin cobraba importancia el desarrollo del movimiento de
trabajadores desocupados en las barriadas populares, como forma de
comenzar a organizar sectores de la clase con potencialidades de con-
frontacin. Esto en Florencio Varela y Mar del Plata.
En San Francisco Solano, en cambio, el tercer grupo del MTD Teresa
Rodrguez, nada tena que ver con la izquierda revolucionaria. Surgen de
la experiencia realizada por catequistas y vecinos vinculados a la parro-
quia Nuestra Seora de las Lgrimas, cuyo sacerdote, Alberto Spagnolo,
era un joven recin llegado a la zona, sin experiencia de militancia ante-
rior, pero con una profunda sensibilidad social y una formacin basada
en los ltimos coletazos de la Teologa de la Liberacin. Vale recordar
que esta vertiente de la Iglesia catlica tuvo un importante desarrollo en
la zona de Quilmes, a instancias del obispo Jorge Novak, por lo menos
hasta que se produce un cambio en la orientacin de la Iglesia, despus
de los hechos de La Tablada,*13 que involucraron al Movimiento Todos
por la Patria (MTP), con importante presencia en la zona de Quilmes, y
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nio Puigjan, militante de ese movimiento. Cambio de orientacin de la
poltica de la Iglesia, desde lo social hacia lo carismtico.
Como podemos ver, pocos son los puntos en comn entre los distintos
grupos autnomos que dieron origen al movimiento piquetero en esta
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poltica que, si bien por la negativa (la coincidencia en el rotundo recha-
zo a las estructuras partidarias, sindicales y eclesiales), los diferenciar
de la otra vertiente fundacional: la de los piqueteros de estructura.
Esta heterogeneidad seguir incrementndose ininterrumpidamente.
Otro sector que tempranamente se volc a la tarea de organizar a este
actor social, fue el ncleo de militantes pertenecientes a los grupos que
conformarn ms tarde el Movimiento Popular de Unidad Quebracho
(MPU-Q). Surgido durante el primer gobierno menemista, con un fuerte
componente universitario y de sectores medios, con el tiempo este agru-
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jvenes de clase media baja y de los sectores populares.
El MPU-Q, impulsado principalmente por militantes provenientes de
la Juventud Intransigente de La Plata, se fusion luego con otros pe-
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PRIMERA PARTE 49
Piqueteros de estructura
Mencionamos brevemente, como para contextualizar el proceso que
venimos narrando, el surgimiento de otra importante vertiente del mo-
vimiento: la Federacin de Tierra y Vivienda (FTV), encabezada por Luis
DEla y la Corriente Clasista y Combativa (CCC), conducida por Juan
Carlos Alderete, ambos con fuerte desarrollo en La Matanza.
Los antecedentes de la FTV los podemos encontrar en aquella zona,
durante la segunda mitad de la dcada del 90. Sus orgenes estn vincu-
lados al desarrollo de las redes asistencialistas y clientelares que el en-
tonces gobernador Eduardo Duhalde cre en el Gran Buenos Aires. Nos
referimos principalmente a las manzaneras: mujeres que en los barrios
ms humildes se encargaban de distribuir los alimentos entregados por
el Estado.
En el ao 1995, un grupo de manzaneras del partido de La Matanza,
disconformes con la forma en que el Estado provincial administraba los
planes asistenciales, decide realizar su propio censo. Despus de ser
aceptado por las autoridades municipales, se les permiti administrar
un determinado porcentaje de la ayuda social. Desde entonces y hasta
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PRIMERA PARTE 51
Reacomodamientos y crisis
Para los primeros grupos de piqueteros de la provincia de Buenos
Aires, 1998 fue un ao extremadamente duro. Mientras quienes esta-
ban vinculados a las centrales sindicales (FTV-CCC) comenzaron a cre-
cer, los sectores autnomos entraron en una profunda crisis.
Por un lado, el grupo de La Matanza encabezado por Toti Flores es-
taba condenado al aislamiento casi total. Un poco por la hegemona del
bloque sindical, pero sobre todo por su negativa a aceptar los Planes
Trabajar, a los que consideraba una limosna del Estado. Por otro lado,
algunas de las comisiones barriales que impulsaron el primer MTD (gru-
pos vinculados al MPV), se limitaron a organizarse en unas pocas ba-
rriadas, teniendo una escasa convocatoria y desarrollando medidas de
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de Trabajadores Desocupados, vinculadas al trabajo territorial de Que-
bracho, recin entonces cobraron impulso.
En ese contexto, el MTD Teresa Rodrguez comenz a sufrir persecu-
ciones, con distintas modalidades segn la zona en que se encontrara.
Sobre el MTD Teresa Rodrguez de Solano surgido a partir del tra-
bajo en la parroquia Nuestra Seora de las Lgrimas desarrollado por
el sacerdote Alberto Spagnolo y algunos catequistas comenzaron las
presiones por parte del Obispado de Quilmes, luego de la represin a
un corte que haba realizado sobre Camino General Belgrano y Avenida
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barriendo el piquete y todos los participantes en la crcel.
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El piquete, nos dice, es un arma sabia: logra fuerza para los que no tie-
nen casi ninguna. No es por nada, contina el antroplogo argentino,
que gracias a los piquetes, los sectores subalternos de Argentina, en
su poca de mayor debilidad histrica, consiguieron, a pesar de ello,
cambiar la agenda de una sociedad que tena por principio ignorar sus
demandas.
Si bien el Estado respondi con focalizados planes asistenciales al
reclamo de trabajo que naci en la barricada (polticas gubernamenta-
les destinadas a acallar los reclamos de los ms pobres y anticiparse,
frenando a los posibles levantamientos que, intuan entonces desde la
clase poltica, se avecinaban en un futuro prximo), surgi sin embargo,
a partir de all, un nuevo proceso de luchas populares. La trada cortes
de ruta-asambleas-planes trabajar inici un camino que sera recorrido
a lo largo y ancho del pas por vastos sectores de la militancia y de nues-
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acerca de los lmites que la lgica de los aos anteriores tena en la
construccin poltica: volcar los esfuerzos en construir pequeos grupos
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de constituir el Partido Revolucionario de la clase, en el mejor de los
casos. En otros, cobijarse bajo el ala de algn espacio institucional,
para realizar alianzas electorales, que se solan romper al otro da de la
eleccin, luego de sacar el 0, 2 % de los votos. Y volver a cobijarse tras el
ganador o tras algn perdedor pero progre y con posibilidades de sacar
tajada en la prxima.
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tagonizados por las poblaciones del interior del pas, generando las con-
diciones sociales que permitieron el surgimiento del denominado mo-
vimiento piquetero, que ser el actor sociopoltico ms dinmico del
perodo 2000-2003, y que permanecer hasta el da de hoy, organizado
y con capacidad de movilizacin, a pesar de las crisis, de las derrotas
y de las distintas formas que ir adquiriendo en los distintos perodos.
En este sentido, creo que no se puede dejar de reconocer el papel juga-
do por los pequeos ncleos de militantes sociales y polticos del Gran
Buenos Aires (y tambin de otros sitios del pas), que percibieron en
aquel momento nuevas condiciones favorables para el desarrollo de la
organizacin popular.
Resulta paradjico que all, donde se supona que nada poda surgir,
encontremos los primeros pasos en pos de la organizacin de lo que ms
tarde ser un movimiento de masas. All, en esa combinacin de base
social marginal y militancia golpeada y dispersa. Recordemos: tanto
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PRIMERA PARTE 57
los sindicatos como los partidos de izquierda, los socilogos (y otras es-
pecies), eran reacios a concebir una recomposicin del campo popular
desde tan abajo, desde lo que consideraban campo de la decadencia
absoluta y del lumpenaje.*18 Los cuestionamientos a los militantes po-
pulares que intentaban construir una poltica desde la dinmica social
se sucedan desde uno y otro campo del saber de los especialistas (sea
el de la academia o el de los revolucionarios con ciencia proletaria bajo
el brazo): que eran grupos marginales, que sin el aparato no se poda
comenzar a construir un proyecto, que el partido segua siendo la he-
rramienta ms adecuada para representar los intereses de la clase; que
terminaran en un radicalismo pequeoburgus y en aventurerismos
que provocaran la reaccin...
Sin embargo, fue a partir de aquellos piquetes, de todo ese recorrido
realizado por nuestro pueblo en forma espontnea y precaria, que se fue
instalando en el pas la posibilidad de organizar movimientos de masas
que lucharan por reivindicaciones elementales a la vez, y no luego, o
desde otra estructura diferenciada que se planteara transformar la so-
ciedad en su conjunto. A partir de esas experiencias, basadas en la
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en las potencialidades de los trabajadores desocupados.
Sostenidas por el protagonismo de todo un pueblo, hastiado de una
situacin econmica que se tornaba insoportable y apareca como des-
tino perpetuo y fatal, esas experiencias visualizaron a los poderes del
Estado, en particular al rgimen poltico, como responsables de la crisis;
a pesar de la desconcertante ausencia de herramientas organizativas
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de referencias pblicas permanentes.
Porque todas esas experiencias, no slo Cutral C y Plaza Huincul,
sino tambin Tartagal y Mosconi, Chaco, y los Cabildos de Autocon-
vocados en Corrientes permitirn sistematizar aprendizajes. De todas
ellas se extrajeron conclusiones, se revis lo que aportaban y lo que no,
y sobre todo, se pudieron asumir los lmites de toda accin de masas
que logra obtener conquistas inmediatas pero que no se articula con un
cuestionamiento de fondo al orden social vigente, causante de los males
que provocaron la situacin de necesidad.
Asimismo, aquellas luchas permitieron reconocer que cuando las ba-
tallas espontneas logran solucionar un problema del momento pero
no favorecen el desarrollo de organizaciones slidas y perdurables que
libren nuevos combates, que obtengan nuevas y mejores conquistas y,
sobre todo, que generen la posibilidad de construir una alternativa de
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PRIMERA PARTE 59
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PRIMERA PARTE 61
situacin de l@s trabajador@s era tal, que no haba ya nada, pero nada
que festejar. A pesar de aquella calamitosa situacin padecida por la
clase obrera, las centrales sindicales como la CGT continuaban con los
mismos rituales huecos, como si nada hubiera ocurrido. Claro que el
devenir empresario de gran parte de los dirigentes sindicales no puede
ser escindido de esta situacin.
Para quienes ya no tenan trabajo, podemos imaginarnos, la situacin
era mucho ms compleja. No slo ya no tenan nada que festejar, sino
que adems entraba en crisis su sentido social de pertenencia. Tenga-
mos en cuenta que los sindicatos no slo fueron corresponsables del
proceso de privatizacin, despidos masivos, etctera, etctera, sino que
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aquellos que se quedaban sin trabajo. La nica excepcin fue la de la
CTA y, de todas formas, organiz a los desocupados como parte de su
pata barrial y no en los sindicatos correspondientes (en realidad, su
lmite se encontraba en su propia base: los estatales y los docentes,
cuando la mayora de los desempleados pertenecan a ramas organiza-
das dentro de la CGT).
En cuanto a los movimientos de trabajadores desocupados, cabe des-
tacar que la prdida de los histricos derechos de los trabajadores haca
que la dignidad cobrara otra dimensin entre ellos. La dignidad, en
estos casos, era ms una consecuencia de la lucha que de las reivindi-
caciones materiales obtenidas. En el no resignarse a perder la condicin
de trabajadores a pesar del desempleo. Haba ah, en esa actitud, una
persistencia, una actitud de combate y resistencia.
En esos trminos se plantearon las discusiones, los debates en las
asambleas barriales de los MTD durante los das previos. No importa-
ba, decan los militantes, que muchos de nosotros no hayamos tra-
bajado nunca porque nuestra primera experiencia ha sido la de un gol-
pazo de puerta en la cara. No nos hace pertenecer a otra clase el hecho
de que no podamos acceder a nuestro primer trabajo. No importa que
muchas de ustedes, compaeras, no hayan trabajado como asalariadas
porque lo hacan sus maridos mientras ustedes criaban a sus hijos y
sostenan el da a da del hogar. Todos, repetan Lucas, Gaby, La
Negrita y los activistas del Teresa Rodrguez en cada asamblea, todos
y cada uno de nosotros somos parte de la clase de hombres y mujeres
que slo tenemos para subsistir nuestra capacidad de vender fuerza de
trabajo. Las amas de casa, los jvenes, los abuelos, los hombres que
quedaron sin empleo todos y cada uno de nosotros tenemos que sen-
tirnos hermanados con los que siguen trabajando. Por eso este da nos
pertenece. A todos.
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62 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
Las miradas, muchas veces, decan las cosas que tantos, que tantas,
no se animaban a transmitir con palabras. As eran las asambleas. Mu-
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con la cabeza, negando con los ojos. Participando con su silencio re-
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aplauda, era seal de que ese barrio no estaba muy convencido. Y eso
se vera claramente expresado en la capacidad de movilizacin. Por el
contrario, cuando la asamblea se entusiasmaba, comenzaban los aplau-
sos, algn grito de aliento, algn chiste o cometario cmplice hacia los j
referentes, esos muchachos y esas chicas que, da a da, peleaban
por legitimar en las barridas el rol de la militancia popular y, por sobre
todas las cosas, por diferenciarse de los punteros del justicialismo y sus
mtodos, sus prcticas polticas cotidianas.
Yo vengo porque ac me dijeron que daban planes. En poltica no me
meto. Si voy al corte me dan el plan o no?, pregunta una doa, una
y otra vez. Por lo bajo algunos comentaban que a un familiar le haban
dado una caja con mercadera luego de una movilizacin. Ac, compa-
eros, las cosas las conquistamos entre todos, con la participacin, con
la lucha, insistan. A pesar del pelo largo, de la capacidad de articular
un discurso y de saber, porque en el barrio esas noticias corran rpido,
que esos chicos venan de Mar del Plata, que eran zurdos, todos reco-
nocan en ellos, en los pibes, como le decan con cario las doas que
haca ms tiempo estaban en el movimiento, a jvenes luchadores, por-
que haban estado enfrentando a la polica en los cortes del 97. Porque
los vean ah, en el da a da, caminar hacia la asamblea desde la preca-
ria casilla de madera donde vivan juntos, cosa muy rara en la barriada:
dos hombres y una mujer, jvenes, conviviendo juntos en un espacio de
un ambiente no era de lo ms normal. Cada semana, en cada barrio,
una asamblea. Sea en el patio de una casa, en una esquina o un cam-
pito, cada barrio tena un da y un horario para juntarse y debatir los
temas del movimiento.
En aquella oportunidad, el tema del corte del 1 de Mayo fue el prin-
cipal. Hacer del Da del Trabajador una jornada de lucha se escu-
chaba decir una y otra vez. Como hicimos la semana pasada, cuando
se cumpli el tercer aniversario del asesinato de Teresa Rodrguez (el
12 de abril). Algunos se asustaron, insisti alguien desde el fondo.
Esas situaciones (un gran operativo policial, insultos, forcejeos y ame-
nazas soportadas por los manifestantes de parte de las fuerzas policia-
les) dividan aguas. Estaban quienes no volvan ms, por temor. Los que
anhelaban ahora incorporarse al grupo de seguridad, para la prxima
poder estar ah, con sus rostros cubiertos, garantizando que la ruta se
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PRIMERA PARTE 63
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I
El ao 1999 transcurri prcticamente sin sobresaltos.*20 El repudio
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de Carlos Menem, se mantena latente, pero era expresado ya no en
las calles, rutas y plazas, como ocurri durante el 96 y el 97, sino que
se canaliz por la va electoral. Muchos sectores depositaron sus espe-
ranzas de reformas (hay que decirlo, gran parte de la protesta social
fue impulsada por sectores reformistas que no buscaban desarrollar un
proceso de confrontacin que favoreciera transformaciones revolucio-
narias) en los posibles cambios que, dirigidos por una fuerza poltica
progresista, la Alianza UCR-Frepaso, se podran desarrollar dentro de
los marcos institucionales, desde esa institucionalidad que tiempo ms
tarde ser repudiada mayoritariamente, bajo la consigna Que se vayan
todos!. Pero todava falta para que la situacin se radicalice y la parti-
cipacin popular se extienda. Estamos recin en los prolegmenos de la
insurreccin de diciembre.
De alguna manera, a travs del reparto de numerosos planes asis-
tenciales, el menemismo en retirada haba logrado calmar un poco las
aguas. Calma que posibilit, tanto la reconstruccin de los grupos aut-
nomos, como el desarrollo de las estructuras vinculadas a los sindicatos
(FTV-CCC). Ambos procesos continuaron de manera lenta y silenciosa.
Es importante remarcar que si bien los sectores en lucha lograron
avanzar, tanto en trminos de niveles de confrontacin como en inci-
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PRIMERA PARTE 65
II
El Cabildo Abierto de Corrientes, experiencia organizativa surgi-
da luego de la rebelin del puente, es un claro ejemplo de ese cambio.
Luego de aquella lucha, el activismo correntino busc consolidar una
experiencia de base ms reducida en relacin a la cantidad de gente que
particip de la pueblada, pero que fuera slida en trminos de poder
sostenerse en el tiempo. De todas formas, aquella apuesta local no los
deslind de una apuesta ms amplia. Por eso, el Cabildo de Corrientes
impuls luego la convocatoria a construir un Gran Cabildo Abierto Na-
cional de Autoconvocados. Somos parte de ese gran torrente de luchas
nacionales que practica la democracia directa, basada en las decisiones
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III
El paso del menemismo al delarruismo encontr a una parte impor-
tante de las organizaciones de trabajadores desocupados del Gran Bue-
nos Aires gestando instancias de coordinacin. La hoja del desocupado,
por ejemplo, fue un pequeo ensayo en este sentido. Una humilde pu-
blicacin (una fotocopia de una hoja doble faz) que serva a la vez para
ir difundiendo las experiencias que se iban gestando, y para tener una
tarea y discusiones entre aquellos grupos.
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PRIMERA PARTE 67
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68 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 69
IV
El nuevo milenio, decamos, comienza con una realidad nacional dis-
tinta a la que muchos se haban imaginado. Estaban quienes insistan
en que, en el primer ao de gestin, cada gobierno suele tener un pero-
do de gracia. Para otros, en cambio, se anunciaban tiempos de intensi-
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En el 2000 nace el Polo Obrero. Ese mimo ao, tambin, los grupos
autnomos experimentan crecimientos y nuevas rupturas, nuevos re-
acomodamientos.
En marzo, ante el incumplimiento por parte de las autoridades del
conjunto de acuerdos alcanzados en diciembre, los MTD Teresa Rodr-
guez de San Francisco Solano y de Florencio Varela, junto a la Comisin
de Vecinos de los barrios La Fe y Villa Ofelia (Lans), y la Comisin de
Trabajadores Desocupados del barrio Kilmetro 35 de La Matanza, se
movilizaron al Ministerio de Trabajo de la Nacin. Y hasta ah llegaron.
La Coordinadora de Trabajadores Desocupados sufri una ruptura: por
un lado quedaron las comisiones vinculadas a Quebracho; y por el otro,
los MTD que organizaron el corte del Puente Pueyrredn para el 1 de
Mayo. Ese mismo espacio, cuatro das ms tarde, ser parte, junto con
muchos otros sectores populares, de aquella jornada de lucha desarro-
llada en el marco del paro activo nacional convocado por los sindicatos,
pero que mayoritariamente fue agilizado por el activismo organizado por
fuera de los gremios.
As, a solo cinco meses de asumir el gobierno, De la Ra tuvo que
enfrentar un paro que, al igual que el del 14 de agosto de 1997,*22 se
convirti en activo ms all de la voluntad de quienes convocaron a la
huelga. Las organizaciones sociales y polticas surgidas en los ltimos
aos, al margen de los partidos y los sindicatos tradicionales, transfor-
maron al paro en una jornada nacional de lucha contra el modelo.
Cabe destacar el nivel creciente de violencia presente en los paros,
en concordancia con el carcter de las luchas de la etapa, desde Cutral
C en adelante. Jornada que, dicho sea de paso, tampoco se salv de
la represin progresista del gobierno de la Alianza. En Congreso, por
ejemplo, fueron brutalmente golpeados por la Polica nada ms y nada
menos que los muchachos de Camioneros. Tiros contra tres colectivos
en Entre Ros; ataques a una empresa en Neuqun; pedradas contra
bancos en Rosario y Avellaneda; cortes de ruta y de calles en Cruz del
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deben atender a la relacin de fuerzas que exista en esa etapa y al posi-
ble desarrollo de las mismas.
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inalcanzables con las fuerzas que se dispone para llevarla adelante.
Tampoco ser revolucionaria la poltica que, dicindose tal, plantee ob-
jetivos mnimos, considerando la relacin de fuerzas como algo esttico,
una poltica que de respiro al enemigo permitindole su reorganizacin;
que no plantee afectar los resortes donde se asienta el poder del enemi-
go. Eso ser una poltica oportunista, reformista. Una poltica revolu-
cionaria es la que plantea lograr los objetivos mximos con las fuerzas
que posee, la que plantea objetivos posibles, la que paso a paso logra
aumentar las fuerzas del campo popular, destruyendo as el poder de las
clases dominantes. Paso a paso no quiere decir que el avance sea siem-
pre lento, gradual, evolutivo. Habr que combinar el desarrollo gradual
(cuantitativo) con los saltos (cambio cualitativo), teniendo siempre en
cuenta la relacin de fuerzas para no dar saltos en el vacio.
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zar cual es la relacin de fuerzas en esa situacin y descubrir, tenien-
do en vista los objetivos estratgicos, cules son los pasos, mtodos,
tcticas, tareas, que permiten avanzar, cambiar la relacin de fuerzas,
ubicar los objetivos posibles en cada etapa, saber aprovechar las contra-
dicciones del campo enemigo, estando siempre atentos a la evolucin de
la situacin para adaptarse a la misma y avanzar un poco ms o retro-
ceder, si ese fuera el caso, pero siempre con la mentalidad de ofensiva
permanente.28
Tambin Mao, en otro texto,29 seala los lmites del poder rojo, ins-
talado en pequeos poblados, pero incapaz de extenderse a todo el pas.
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en los 70, hablaban de campo popular, de poder popular, de resis-
tencia popular y no de poder rojo. Lo ms cercano a esa terminologa
fue el intento de poder obrero, impulsado por grupos como las Fuerzas
Armadas Peronistas (FAP), la Organizacin Comunista Poder Obrero
(OCPO), etctera. Un breve repaso, entonces, por lo popular.
Las FAR proponen a Montoneros cambiar la nocin de campo de la
nacin por la de campo popular. Y aclaran:
Est integrado, el campo popular, por la clase obrera industrial,
dems trabajadores urbanos y rurales, los sectores marginados del pro-
ceso de produccin (desocupacin abierta y encubierta), la mayora del
estudiantado y la intelectualidad, amplias capas profesionales y la pe-
quea burguesa urbana y rural (pequeos comerciantes, industriales
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manzana 32. Con los primeros fros del invierno comenzaron los prime-
ros comentarios. Y ahora, qu vamos a hacer? Nos vamos a seguir
juntando al aire libre? Las experiencias con mayor desarrollo servan
para poner de ejemplo de cmo, en lugares muy cercanos, personas
en situaciones similares resolvan esos interrogantes. Ocupamos un
pedazo de tierra y ya, insisti. Pareca sencillo, pero a pesar de contar
con amplios espacios de tierra libre, la mayora de quienes asistan a
las asambleas no se animaban a dar ese paso. Apenas si se animaban
a comentar a algn vecino que estaban participando de un movimiento.
Van a pensar que somos villeros, pens doa Julia. A Eleonora, que
vena de Orione y caminaba ms, la idea de contar con un lugar donde
reunirse y no pasar ese fro le pareca bien. Lo mismo doa Ofelia, que
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los primeros que haban entregado, haca como veinte aos, y que se
diferenciaban del resto por el color. Unos verdes. Otros, marrones.
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PRIMERA PARTE 85
Crnica de un desalojo
Ao: 2000. Da: jueves 22 de junio. "w $!
Parroquia Nuestra Seora de las Lgrimas es desalojada, alrededor de
las 9 de la maana. Cuando la Guardia de Infantera llega a la capilla,
se topan con un inmenso mural, pintado tiempo antes por Florencia de
Lans, que combina a un Cristo con los brazos abiertos arriba del por-
tn central, con dos dibujos en los laterales. Uno, de una movilizacin,
cuya bandera lleva el nombre de Movimiento de Trabajadores Desocu-
pados. Otro, con unas familias trabajando y la consigna: El hambre no
se tolera; la dignidad no se negocia.
Un fallo de la justicia le dio la cobertura legal necesaria al desalojo.
Una patota armada, constituida por conocidos punteros de la zona los
mismos que incendiaron casas y golpearon militantes del MTD en el
asentamiento La Matera acompaa a la partida policial.
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aunque desarmados representantes del obispado y sacerdotes de la
dicesis de Quilmes. Fue un golpe duro para el imaginario progresista
de la regin, ya que el obispo Jorge Novak se caracteriz histricamente
por su compromiso con la toma de tierras y la defensa de los derechos
humanos. Siempre dentro de la institucin, claro est. Y la ocupacin de
una parroquia, por ms progre que sea la gestin, se torna intolerable
para la jerarqua eclesial.
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ron que sucediera de un momento a otro: todos los ocupantes (las fami-
lias sin techo, algunos activistas del MTD y hasta el mismo cura Alberto
Spagnolo) terminaron en la calle.
Si bien muchas veces se haba barajado como hiptesis, no hubo nin-
gn tipo de resistencia al desalojo. Cuando los infantes entraron la ma-
yora estaba durmiendo, a excepcin de un grupo de doas que desde
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PRIMERA PARTE 91
Articulacin, coordinacin
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PRIMERA PARTE 93
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94 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
sido uno que inclua unos pequeos cuadros de Evita y el Che, junto
con unos desocupados que levantan sus puos izquierdos mientras
sostienen una bandera argentina. Imagen que culmina en un fondo de
casitas precarias. Aos despus, hablando sobre ese boceto, comenta-
rn: A los de Solano no les gust nada. Ni la bandera argentina ni el
cartelito de Evita. Pero nosotros venamos de ese palo, y apostbamos
a combinar tradiciones. Como hacan tambin otros sectores. Patria
Libre con Evita y el Che. O Quebracho, juntando la Estrella Federal y
la de Cinco Puntas.
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gidas de un anlisis de la realidad internacional y del proceso histrico
argentino (los puntos 1 y 2 se titulan En qu mundo y en qu momento
histrico estamos parados, y En qu pas y en qu realidad concreta
estamos parados, respectivamente), pero sobre todo, un intento de sis-
tematizacin de las prcticas que, en los ltimos aos, distintos grupos
haban desarrollado en la zona sur del Gran Buenos Aires. A Daro le
hacan sonrer las rimas del folleto montonero. Le parecan ingeniosas
(A la dictadura militar la goleamos en el mundial; Argentina campen,
Videla al paredn).36
Estas conceptualizaciones polticas explican, de alguna manera, el
impulso de estos militantes para promocionar el surgimiento y desarro-
llo de los MTD en Lans y Almirante Brown. Al menos en sus primeros
pasos
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terizacin de la actual etapa del proceso de lucha popular) son:
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PRIMERA PARTE 95
vimiento que imponga ese poder del pueblo para construir una
sociedad justa y solidaria
2. Generar instancias de coordinacin y organizacin que exce-
dan lo propio. El paso posterior al desarrollo de la base propia,
es generar instancias de coordinacin, y niveles de organizacin
que excedan lo propio: en base a una necesidad comn donde
se pueda, o en base a la necesidad de enfrentar a un enemigo
comn, donde las reivindicaciones sean dispares.
3. Formar cuadros y militantes que desarrollen la capacidad
de construir y reproducir esta poltica. La falta de formacin mi-
litante es uno de los rasgos que apareci con fuerza acompa-
ando la dispersin del conjunto del pueblo y en particular de
su militancia durante los 80 y 90. Esto deja a las claras el vaco
provocado por la derrota de la apuesta revolucionaria de los 70,
con la consecuente desaparicin y muerte de parte de esa ma-
ravillosa generacin, derrota que fue militar, poltica y lo ms
grave, en muchos casos tambin fue ideolgica. Este quiebre
histrico que padece la militancia de los 80 y 90, hace que la
formacin sea uno de los principales ejes de trabajo poltico,
para remontar la derrota producida en este terreno. Por eso, en
esta etapa de recomposicin de fuerzas, la formacin aparece
como una de las prioridades: necesitamos formar compaeros
que comprendan la lnea poltica, no en forma mecnica ni dog-
mtica, sino a partir del desarrollo del criterio propio, impres-
cindible para reproducir y recrear las lneas de accin. De poco
servir determinado nivel de formacin terica o incluso cierta
capacitacin prctica, si la militancia no va desarrollando ca-
pacidad de repensar la poltica en funcin de la realidad con-
creta*27
Todo proyecto poltico necesita ir formando sus cuadros capa-
ces de conducir, reproducir y recrear la poltica, formar nuevos
compaeros, etc. Cuando hablamos de formacin militante, po-
demos hacer referencia a distintos aspectos: la formacin te-
rica, ideolgica, poltica, la capacitacin para la conduccin, la
capacitacin tcnica. Todos estos aspectos son importantes, y a
la vez, todos ellos se apoyan e interactan permanentemente con
otro eje abarcador: la prctica
A la vez, de poco servira una prctica que no busque apren-
der de sus propios errores y no se nutra de las experiencias
de los dems, ya que reincidira en los mismos errores, des-
preciando todo el caudal acumulado por distintas generacio-
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96 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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resistencia a la etapa de lucha por la que atravesaba el campo po-
pular. Lucha popular, de masas, remarcaban, aunque sectorizada
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cin principal: el campo popular y el bloque de fuerzas enemigas del
pueblo. Es en este apartado, tambin, donde se sealaba al modelo
como enemigo inmediato y a los marginados del sistema laboral como
fuerza motriz principal del proceso de lucha, debido a su potencial de
confrontacin antagnico con el sistema, recalcaba.
Concluan esta parte del trabajo expresando:
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PRIMERA PARTE 97
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98 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
Aunque para eso todava falta un tiempo. Quedan aun muchas idas y
venidas. Muchas coordinaciones por andar y desandar.
Problemas de articulacin
Durante los primeros das de noviembre de 2000, los MTD Teresa Ro-
drguez de Florencio Varela y San Francisco Solano, y los MTD de Lans
y Almirante Brown se propusieron unir fuerzas y redoblar la apuesta de
lo que venan haciendo. Si en el transcurso de septiembre y octubre se
haban estado movilizando conjuntamente, exigiendo una solucin a las
reivindicaciones inmediatas, promoviendo acciones por la libertad de los
presos y agitando la necesidad de gestar un amplio movimiento popular
en lucha, ya con la coordinacin ms aceitada y habiendo ganado con-
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ruta por tiempo indeterminado en algn punto de la zona sur del Gran
Buenos Aires. El lugar elegido fue Florencio Varela. Un poco por la lo-
cala del movimiento con mayor capacidad de movilizacin, un poco por
la historia de cortes de ruta en el lugar. Los cortes de ruta del 97 an
eran un tema de conversacin en las barriadas. La fecha acordada fue
el 6 de noviembre.
Por esos das, la posicin del gobierno con los movimientos sociales
se endureci. Hay que encarar los temas con otra metodologa, no con
cortes de ruta, declar entonces Patricia Bullrich. De ahora en ms,
sostuvo la ministro de Trabajo de la Nacin, vamos a tratar slo con las
instituciones, con intendentes y gobernadores. Quiero que este mensaje
sea entendido con toda claridad: no vamos a trabajar bajo presin.
Mientras tanto, los movimientos se preparaban para llevar adelan-
te ese gran desafo que tenan por delante (para los MTD de Lans y
Almirante Brown sera su primer corte, para los de San Francisco So-
lano y Florencio Varela, el primero despus de la represin de 1998).
Entre reuniones de organizacin y asambleas en los barrios, los MTD
se encontraron con que La Matanza se hallaba con rutas cortadas, con
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de semana para que realicemos nuestro corte! En varios barrios, ante
cierta informacin difundida por los medios, comenz a producirse una
situacin de tensin: haba estallado un piquete en Florencio Varela.
Algunos vecinos que haban participado en alguna reunin de coor-
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aparecan hablando como voceros del piquete de Florencio Varela los
dirigentes del MTD Teresa Rodrguez del distrito. Son los que coor-
dinan con nosotros!, se escuch decir a ms de un vecino indignado.
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PRIMERA PARTE 99
Otros, mordindose los codos, rajaban alguna puteada en voz baja. Ten-
sin. Improvisaciones. Llamadas telefnicas a un lugar, a otro. Toda
una situacin complicada estall de repente en las manos de quienes,
sin prisa pero sin pausa, horas antes estaban preparando las banderas,
las ollas y todos los aprestos necesarios para el corte de ruta del lunes 6.
Una disyuntiva se deba resolver en ese momento: ir de apuro ese
mismo da, como se pudiera, al piquete de Florencio Varela? Esperar
hasta el lunes como si nada hubiera pasado, dejando las calenturas
para un balance posterior? Reunir a los delegados de cada movimiento,
esa misma noche, y evaluar la posibilidad de cambiar de lugar el pique-
te? Qu hacer?
La ltima opcin fue la que ms consenso tuvo en los distintos MTD.
Se mantuvo en pie la fecha para efectuar la medida de fuerza. El lugar
escogido fue la Rotonda de Pasco. En primer lugar, porque all era el l-
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desarrollo: Quilmes, Lans y Almirante Brown; en segundo trmino por-
que era el lugar ms cercano al MTD Teresa Rodrguez de San Francisco
Solano, que contaba entonces con mayor capacidad de movilizacin,
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que ese lugar garantizara contundencia a la medida.
Una reunin en Florencio Varela, en medio del piquete, durante la
noche del viernes 3, termin de fortalecer la postura tomada: los di-
rigentes del MTD Teresa Rodrguez de Varela explicaban, como nios
sorprendidos por la mam luego de robarse un chocolate, que la gente
en asamblea haba resuelto no esperar ni un da ms y cortar en el
momento. Los referentes del resto de los movimientos se retiraron del pi-
quete calientes, decepcionados. Todos tenan en claro que los chicos
de Varela eran compaeros, pero a esa altura, ya nadie poda ocultar la
bronca. La partida del lugar, aunque en buenos trminos, implic una
ruptura momentnea de relaciones entre los de Varela y el resto de los
movimientos. Justo en esa situacin?, pens Mariano al salir de la
reunin, mientras observaba la cara de odio de Neka y la decepcin de
Pablo. Justo en medio de un plan de lucha?
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100 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 101
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102 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 103
Los conoc, conviv con muchos de ellos todos estos canillitas eran
amigos, tambin, ocasionales, de malandras, de malandrines, de ese tipo
de ladrones, sentimentales que lloraban cuando el Malevo Muoz
recitaba Los parroquianos del caf japons, donde haba de todo:
obreros y malandras todos mezclados y todos por igual Vale decir
que, yo siempre digo: no creo en las teoras absolutas.
Ral Gonzlez Tun, conversando con el Tata Cedrn en una entrevista.
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104 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
De mano en mano
En el mencionado folleto conocido como Estrella Federal, Apuntes
para la militancia, el colectivo de militantes que nos encontrbamos en-
tonces abocados exclusivamente a la tarea de impulsar los MTD en las
barriadas de Monte Chingolo y Claypole, intentamos volcar por escrito
algunas discusiones que venamos teniendo. Una de las cuestiones de
ms debatidas fue la del sujeto.
La apuesta era a revalorizar las experiencias concretas de resistencia
que se venan dando en el pas y en el mundo, evitando los postulados
dogmticos de aquellos para quienes todo aquel que no viniera con un
Capital en el bolso, no sera admitido dentro de la lucha de clases El
ejrcito proletario, decamos, no existe ms tal cual era concebido en la
poca del capitalismo industrial: seguir manejando las mismas catego- j
ras, de la misma manera, sera dogmtico, y por lo tanto, antimarxista.
Sin embargo, podemos imaginar que nuestro ejrcito est hoy en los
marginados que constituyen las tres cuartas partes de la humanidad.
En este sentido, la mitad de la dcada del 90 es un momento de quie-
bre con las visiones ms tradicionales del marxismo, desde una pers-
pectiva que continuara en la bsqueda de un proyecto de emancipacin.
Ms all de la cada del Muro de Berln, de la derrota de los sandinistas
en Nicaragua y del repliegue del resto de las experiencias revolucio-
narias en Centroamrica. Tengamos en cuenta que, en esos aos, se
producen una serie de fenmenos que alteran la corta normalidad con
que se haba presentado el Nuevo Orden Mundial: en diciembre de 1993
la rebelin conocida como El santiagazo se produce en Argentina; en
enero de 1994 surgen los zapatistas en Chiapas, y en 1997, se produce
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texto internacional desolador: para 1998, 150 millones de trabajadores
estn desocupados en el mundo. El 80% de la humanidad sumergida en
la pobreza (el 20% ms rico concentra el 85% del PBI mundial). Sin los
pases socialistas como contrapeso a nivel internacional, la globaliza-
cin neoliberal retoma la lgica exclusiva del capital para el mundo en-
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fundizan la brecha entre la especulacin y la base material real. Esto,
en gran parte, es lo que llevar a caracterizar a la desocupacin como
crnica y estructural. Y a la exclusin como fenmeno que continuar
creciendo. En Argentina, la pobreza aument un 63,2% entre octubre de
1993 y 1998, segn cifras del INDEC. La brecha entre el 10% ms pobre
y el 10% ms rico, durante la dcada del 90, se duplic.
Sin embargo, por otro lado, comienza a verse resquebrajada la ten-
dencia hegemnica de pensamiento nico. El camino hacia la felicidad
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PRIMERA PARTE 105
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106 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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108 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 109
El librito naranja
Hagamos un breve recorrido por el captulo 23 de El capital.*28 Sabe-
mos: muchos ya lo han ledo. Algunos se dan el lujo de decir que saben
de memoria ciertos pasajes, como quien recita un salmo de la Biblia. No
importa. Transitar, al menos un poco, por el sendero de los clsicos, no
le hace mal a nadie. Ni siquiera a quienes lo re-transitan. Por otra parte,
este narrador no es como en breve se darn cuenta un especialista en
marxismo. Mucho menos en El capital. Pero como suelen decir algunos
educadores populares, nadie se ha muerto nadie, al menos, que sepa-
mos, hasta ahora, por una mala interpretacin realizada de un texto. O
por un mal taller de formacin.40
Por otra parte, con ms o menos lecturas, todos, como militantes,
hemos sido entrenados en estas teoras. Lo que no quiere decir que
debamos transformarlas en dogmas. Mucho menos aprenderlas para
repetirlas de memoria. Cuestin que nos impedira abordar las discu-
siones pendientes. Aquellas que favorezcan nuestra insercin crtica en
la realidad que pretendemos transformar. As que basta de rodeos. Y a
realizar, como dice un compaero, una lectura salvaje de estas mara-
villosas lneas.
Hay unas cuantas conceptualizaciones importantes de Marx sobre
la cuestin de los desempleados en estos pasajes. Es aqu donde dice,
por ejemplo, que los movimientos generales del salario estn regulados
exclusivamente por la expansin y contraccin del ejrcito industrial de
reserva, los cuales se rigen, a su vez, por la alteracin de perodos que
se operan en el ciclo industrial (p. 793).
La sobrepoblacin relativa, nos dice Marx, adopta tres formas: la
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PRIMERA PARTE 111
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PRIMERA PARTE 115
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116 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 117
Golpear juntos
El 2001 fue un ao clave para el desarrollo y la consolidacin del
denominado Movimiento Piquetero como un actor central en la escena
poltica nacional. El ao estuvo signado, desde sus comienzos, por una
profunda convulsin social. Desde los primeros das de enero, el Eje-
cutivo comenz a desarrollar un plan sistemtico de desgaste hacia las
distintas expresiones de la lucha popular, aunque centralmente hacia
los piqueteros. De esta forma, su intento por tomar la iniciativa, se
privaron del tradicional respiro poltico del que se suele gozar durante
el verano.
Si el ao 2000 haba terminado agitado, 2001 no tena por qu co-
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mircoles 22 de diciembre, a dos das de los festejos navideos, y a tan
slo un ao de asumir el gobierno, la Alianza tuvo que enfrentarse al
tercer paro nacional).*31
Patricia Bullrich Luro Pueyrredn, entonces ministra de Trabajo de
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de la tendencia revolucionaria del peronismo, devenida ahora ferviente
servidora del modelo neoliberal, pretenda, tras cierto maquillaje pro-
gresista, sostener las polticas reaccionarias de la Alianza UCRFRE-
PASO. El radical Federico Storani, entonces ministro del Interior, fue
otro de los progresistas al frente de la ofensiva del gobierno. A travs
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nes tales como los piqueteros viajan en avin, realizan encuentros
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PRIMERA PARTE 119
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PRIMERA PARTE 121
Avances en la coordinacin
El mes de mayo continu con un clima social cada vez ms propi-
cio para el enfrentamiento contra el gobierno. Los espectros del verano
aun rondaban los lugares de reunin de los desocupados. No haban
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nuevamente con sus bravuconadas. La estrategia, sostuvo en una nota
publicada en la seccin poltica de La Nacin, se mantiene desde hace un
tiempo: desgastar a los manifestantes. Esto es, dejarlos con el corte de
ruta hasta que la falta de respuesta y el paso de los das bajen natural-
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PRIMERA PARTE 123
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124 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
As, luego de cuatro das de fro y fuertes lluvias, cuando las organiza-
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voluntad de marchar hacia la Plaza de Mayo, el gobierno nacional, a tra-
vs del Ministerio de Trabajo, accedi a una parte de los reclamos de los
desocupados y se comprometi a garantizar la renovacin de los Planes
Trabajar ya existentes y a entregar nuevos cupos para todos aquellos
que venan participando de los cortes.
En cambio, la actitud del Ejecutivo provincial fue de total indiferencia.
Frente a ello, con mucha bronca, estos grupos de desocupados advirtie-
ron, a travs de un nuevo comunicado de prensa fechado el 2 de junio:
Estamos dispuestos a bloquear todos los accesos a La Plata para que
el gobierno de la Provincia se haga cargo de la crisis social y entregue
subsidios para herramientas de trabajo y alimentos a los desocupados.
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PRIMERA PARTE 125
Salta, la rebelde
La dignidad en 3 episodios
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126 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 127
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128 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 129
monte existe una distancia tan grande que haca imposible que cual-
quier bala pudiera llegar si era disparada desde all. De esta forma, la
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Otro rasgo fundamental a tener en cuanta seguramente el ms im-
portante, aunque lo mencionemos en segundo lugar, es el protagonis-
mo popular.
Fueron los propios pobladores quienes protegieron a los referentes
perseguidos, guardaron a los prfugos y transformaron a Mosconi en
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el propio pueblo de Mosconi fue el que resisti al cerco informativo,
puteando contra los canales nacionales, pidiendo al periodismo local
e independiente que dijera lo que estaba viendo: que era la Gendarme-
ra Nacional la que haba actuado encapuchada, con francotiradores,
utilizando fusiles FAL con silenciadores. Que haban sido ellos los que
asesinaron a los chicos.
Ese pueblo, dolido por las balas que mataron e hirieron a sus pares (y
que incluso llegaron hasta lo simblico, hasta las creencias ms arraiga-
das en la poblacin: destruyendo la imagen de la Virgen que sola acom-
paar las manifestaciones), fue ese pueblo, decamos, el que se rebel,
el que resisti heroicamente los embates del poder.
Guille, El Negro, el cura, los militantes de Buenos Aires que estaban
en Salta, no pudieron participar activamente de la resistencia, ya que se
encontraban, un poco lejos del lugar de los enfrentamientos. Pero apor-
taron lo que en ese momento estaba a su alcance: informacin. Pieza
clave durante las primeras horas para poder romper el cerco. Los salte-
os estaban metidos en una difcil. Quedaba claro: la solidaridad ya no
serva si era en papelitos. La consigna, entonces, era hacerse escuchar.
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PRIMERA PARTE 133
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134 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
Al otro da, los pocos militantes que haban podido llegar hasta la
Capital en la noche del domingo se pusieron a caminar las barriadas.
Aunque no fueran muchos, se proponan movilizar, nuevamente, sobre
la Casa de Salta en Buenos Aires.
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Padre y con una dinmica en la que los movimientos se movilizaban con
frecuencia, pero no de un da para el otro, la convocatoria fue difcil. Y
ms todava cuando se plantearon las caractersticas de la actividad.
Porque en eso las cosas siempre estaban claras. Si los referentes, los mi-
litantes, evaluaban que se poda poner complicado, lo planteaban. Que-
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a estar tranquilo, si sospechaban que poda haber represin. O andar
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PRIMERA PARTE 135
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136 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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Fue ah que la lluvia de piedras y bulones impact sobre los vidrios de
la Casa de Salta. Alguien hizo estallar una bomba molotov contra la fa-
chada, que enseguida ardi en llamas. Como brotado debajo de la tierra
sali el Cuerpo de Infantera de la Polica Federal. Con sus bastones,
sus lanzagases, sus balas de goma, respondiendo bien disciplinados a
las rdenes de quien diriga el operativo de represin, sali a la cacera.
Ms de uno se ri, a pesar de los nervios, por el saltito que pegaban
los infantes en su ceremonia de orden cerrado.
Las columnas se replegaron. Algunos, como el MTR, plegando sus
banderas. Otros, como el MTD de Almirante Brown, corriendo desorde-
nadamente, con bandera y todo. Los del MTD de San Francisco Solano
haban concurrido directamente sin bandera. Cuando se escuch sonar
el primer disparo, los partidos de izquierda se encontraban, casi, en la
Plaza de Mayo. El PO dispuso frreamente a sus militantes de la segu-
ridad no a enfrentar a la represin, sino a cerrar su columna; empu-
jando a bastonazos a todos aquellos que respondan a piedrazos la lluvia
de balas de la polica.
Al llegar a la Plaza las puteadas se cruzaron de un lado y del otro de
las columnas. Mientras tanto, algunos aprovecharon la ocasin para
arrojarles nuevamente piedras a los uniformados que se encontraban
tras los vallados de la Casa Rosada.
La movilizacin culmin dividida: los partidos de izquierda termina-
ron la marcha en la Plaza. Los MTD y el MTR se movilizaron hasta las
puertas de Canal 13 para realizar un escrache por el silencio cmplice
de ese multimedio. Parados all, lo putearon largo y tendido. Mariano
salud a Pini, a quien conoca de aos anteriores, de la militancia en los
colegios secundarios de la zona sur, cuando impulsaban la Coordina-
dora de Centros de Estudiantes para movilizar contra la Ley Federal de
Educacin. All estaba la Pini, con sus 20 aos, dirigiendo la columna
ms grande de la movilizacin. Megfono en mano, pauelo celeste al
cuello, La Pini era la referente ms importante del MTR en ausencia de
Martino. A excepcin de Martino y Cieza (ambos en ese momento en
Salta), que ya militaban en la dcada del 70, los referentes de los mo-
vimientos eran muy jvenes. El cura de San Francisco Solano, tal vez,
haba llegado a los 30. Pero no ms. Daro, Pablo, Florencia, Mariano,
Gaby, La Negra, Lucas, La Pini todos los referentes de los movimientos
de Lans, Florencio Varela, Almirante Brown y San Francisco Solano,
tenan entre 20 y 30 aos.
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PRIMERA PARTE 137
Luego del escrache a Canal 13, las columnas partieron hacia Plaza
Constitucin, para tomar el tren rumbo a la zona sur del Gran Buenos
Aires.
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138 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
j
Eplogo:
Al da siguiente, continuando con la dinmica de movilizacin per-
manente que acompa toda la semana, los piqueteros de la FTV-CCC
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das de la brutal represin, el departamento de General San Martn es-
taba ya en boca de todos los argentinos. El pueblo segua cercado por la
gendarmera, pero el gobierno nacional comenz a cambiar su actitud.
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progre a travs de la cual el Ejecutivo pretenda lavarse la cara.
En medio de las persecuciones y amenazas, el pueblo de Mosconi
recibi a la presidenta de la Asociacin Madres de Plaza de Mayo. Los
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ferentes a la justicia y se mostraban dispuestos a todo con tal de que no
se efectivizara la orden de captura que pesaba sobre ellos.
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mos muy tristes por lo que aqu pasaba, y nos debatamos qu hacer,
si una conferencia, una marcha, una reunin. A ltima hora decidimos
venir, como hacemos siempre, a poner el cuerpo, para decirles asesinos
a los asesinos, que los nicos terroristas son los que gobiernan, los que
nos sacan el trabajo, la comida, la vivienda, los que nos matan. Que el
pueblo reclama nada ms que lo que le pertenece, que es dignidad en el
trabajo. Que ustedes son valientes, y que estamos orgullosas de que el
pueblo se haya mantenido como se mantuvo.
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PRIMERA PARTE 139
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140 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 141
Distritos complicados
Primera parada
Durante el verano de 2001, el grupo de gente ms activa del MTD
de Almirante Brown los militantes, comenzar a decirse tiempo ms
tarde empez a discutir acerca de su proyeccin. Ya tenan un ao y
en la zona no haba otros grupos con los cuales coordinar actividades.
Eso les permita crecer, hacer poltica sin luchas al interior de la propia
izquierda. Pero tambin concentraba la rabia del municipio exclusiva-
mente sobre ellos.
En enero de 2000, un grupo de vecinos comenzamos a juntarnos en
el barrio ante una necesidad comn,61 tipe Mariano en la computado-
ra de Daro. Haban estado charlando algunas cosas y, aprovechando
la computadora, mientras uno se baaba el otro volcaba algunas de
las conversaciones en la mquina. De fondo, Oktubre, el disco de Los
Redondos, sonaba en el departamento del primer piso. Por el amplio
ventanal podan verse los autos y camiones que circulaban por la ruta.
La Monteverde, como le decan todos en el barrio.
A la vez que el movimiento conquista reivindicaciones materiales y
que las luchas populares se multiplican en todo el pas, la fuerza se du-
plica. A veces de una actividad a otra, en el lapso de semanas. Cuando
los movimientos crecen y ya no se organizan slo en un barrio, cuando
las tareas se multiplican aparece la necesidad de estructurar una di-
nmica que exceda la de la asamblea semanal. Ahora bien, la pregunta
que surge entonces es cmo organizarse sin reproducir todo lo que se
vena cuestionando desde la horizontalidad y la democracia directa. La
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142 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 143
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144 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 145
Villa Gobernador Glvez, Santa Fe, que son vctimas de continuas per-
secuciones y represalias.
Cada lucha zonal funcionaba, adems, como oportunidad para di-
fundir la experiencia y politizar las demandas. Creemos, insistan en
la difusin de la movilizacin convocada para el mircoles 27 y jueves
28 a los municipios de Almirante Brown y Lans, que el nico camino
para conquistar una sociedad justa y solidaria, es organizarse al margen
de las instituciones de este sistema, unirnos entre todos los sectores
afectados por estas polticas antipopulares, y luchar por conquistar y
defender nuestros derechos. Por eso buscamos articular un MTD de al-
cance nacional, que sume su fuerza a la de todos los sectores en lucha,
como los que se expresan hoy en los Cabildos Abiertos que se convocan
en distintos puntos del pas.64
Segunda parada
Manuel Quindimil muri en diciembre de 2008.*37 Siete aos antes,
durante el verano de 2001, vivito y coleando, era intendente de Lans.
Me van a matar de un infarto, amenazaba, victimizndose, cada vez
que las exigencias lo sobrepasaban. Lo van a matar al viejo, repetan
sus secuaces cada vez que la discusin suba de tono.
El mircoles 7 de febrero de 2001, a las 9.30 de la maana, las colum-
nas avanzaron desde las barriadas de Monte Chingolo, marchando por
avenida Centenario hacia la Municipalidad. Cuando llegaron cortaron
Hiplito Yrigoyen. Nos movilizamos al Municipio de Lans, para recla-
mar al intendente Manuel Quindimil que cumpla con las promesas in-
cumplidas, y atienda los reclamos de la gente, haban anunciado el da
anterior. Manolo haba prometido apoyar la construccin de una Guar-
dera Solidaria en el Barrio La Fe, aportando los materiales; la construc-
cin le dara trabajo a 17 personas. Esa promesa, al igual que la ayuda
a 80 familias recientemente asentadas que comenzaban a construir sus
viviendas, qued en la nada. A la vez, decan, el seor intendente
sigue apoyando a Cristina Paredes, presidenta de la Cooperativa del Ba-
rrio y empleada suya, quien tiene ya presentadas una denuncia penal
en su contra por estafas, y otras denuncias en el Plan Arraigo y ante
el instituto que controla las Cooperativas (INAES) por malversacin de
fondos Parece que el seor intendente slo apoya a quienes trabajan
para l, aunque sean ladrones!.65
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que, de manera simultnea, se presentaba como poltica y cultural. Ten-
gamos en cuenta que hasta el humorista Diego Capusotto lleg a gestar
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146 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 147
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denuncias bajo engao, ya que deca que era para anotarse en planes
de empleo estables, porque el Movimiento de Trabajadores Desocupados
sera desarticulado por el Municipio y sus referentes encarcelados.66
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148 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 149
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Uni/dad
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I
Otoo de 2001K$
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los elementos necesarios para la realizacin del taller: cinta, marcado-
res, papelgrafos, birome Casi se olvida la lista de reivindicaciones
resueltas en la ltima asamblea antes del corte, que imprimi en el lo-
cutorio el da anterior. Le espera una media hora de caminata, desde su
casa hasta el lugar donde se realizar el primero de una serie de talleres
que haban estado preparando desde este nuevo espacio de organizacin
del movimiento: el rea de formacin.
Al llegar, lo primero que hace Yolanda, junto con Marta que la acom-
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Trabajo-Dignidad-Cambio Social. Al lado, otro papelgrafo en blanco.
Yolanda est nerviosa. Nunca imagin que, pasados los 50 aos, su vida
dara un vuelco semejante. Primero fue arrimarse a la asamblea, des-
pus ir a una movilizacin y, ms tarde, participar de un corte de ruta.
Luego la incorporacin al movimiento, tanto de su hija como de su hijo,
ambos adolescentes. Y ahora, formndose polticamente para, a su vez,
aportar a la formacin del resto.
Marta y Yolanda explican la decisin del MTD de crear espacios donde
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y luchas, nuestros sueos, dicen. Ante el silencio de la mayora, luego
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II
Las primeras conceptualizaciones que desarrollaron los MTD que tra-
bajaron desde la EP (San Francisco Solano, Lans y Almirante Brown),
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III
Luego de la dinmica de distensin, Marta y Yolanda comienzan a
formar, al azar, parejas de compaeros. Les plantean que la idea es con-
versar acerca de las diferencias y similitudes entre los dos. Luego, una
vez que cada pareja le cont al resto sobre lo conversado, se hace una
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las dos coordinadoras. Hay uno de un hombre trabajador y otro de un
joven hablando por telfono; uno de una movilizacin del MTD y otro de
una familia de clase media. Tambin uno de las fuerzas represivas y otro
de una mujer desocupada, sola, caminando por una calle.
La dinmica consiste en poder diferenciar claramente quienes, se-
guro, no son ellos. Y ver qu cosas los diferencian. El problema surge
cuando una mujer, una desocupada, una piquetera, se emociona, iden-
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Lucrecia. Una luchadora.
Cuando se juntaron a preparar los talleres con el panadero, como le
decan algunos al compaero del Grupo Sur que se haba ido a vivir al
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problema, ese imprevisto. La mayora eran mujeres. No se sentan un
trabajador, en trminos clsicos (un obrero metalrgico de la UOM,*39
pongamos por caso; o uno de esos obreros dibujados por Ricardo Carpa-
ni en los 60). Tampoco parte de la clase media. Mucho menos integrando
las fuerzas represivas, aunque varios de sus familiares, seguramente,
fueran de la Polica Bonaerense. Estaba claro, para el equipo de coor-
dinacin, que quienes se organizaban y luchaban no estaban solos. Lo
que no se haba previsto era que para muchas mujeres su peregrinaje
de desocupadas sostenedoras del hogar haba sido vivenciado como una
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litaria entre comillas es porque entre vecinas, casi siempre, se establece
un cdigo muy claro de cooperacin.
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IV
Desde sus inicios, estos movimientos realizaron Talleres de Educa-
cin Popular no slo para formar a sus militantes, sino tambin para
entablar dilogos, discusiones, debates con el conjunto de la base social
organizada. Claro que las asambleas de base, los plenarios de la militan-
cia, los proyectos de trabajos productivos y comunitarios, las medidas
de accin directa, de alguna manera se constituan tambin en espacios
de formacin. Un vnculo dialgico se va construyendo con esfuerzo en
todas estas instancias.
Segn Paulo Freire, la concepcin bancaria de la educacin es aquella
educacin tradicional que no reconoce la dignidad de los hombres, sino
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conocida frase no hay nadie que sepa todo, ni nadie que no sepa nada.
El problema, para estas concepciones, aparece cuando los diferentes
saberes no interrelacionan. Por eso la puesta en comn de los saberes
se transforma en un desafo permanente y no de un momento dado.
Porque si hay algo que caracteriz a la Nueva Izquierda Autnoma fue
su vocacin por multiplicar los cuerpos y las voces en la participacin.
Cuestin que no niega los diferentes roles que se ponen en juego en las
prcticas polticas (El aprendizaje lo construimos entre todos y todas
desde roles diferentes).
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do en el andar? Una posibilidad era decir: Bien, ac las cosas son de
esta manera, al que no le gusta se va. El que se queda, tiene que acatar
estos criterios. Claro que cuando las situaciones llegaban a su lmi-
te, en muchas oportunidades hubo que apelar a la disciplina, o a los
principios polticos del movimiento. Pero en todo caso, sobre la base
de unos acuerdos colectivos trabajados con anterioridad. Me estoy re-
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compaeros; no subestimar a los otros; escucharnos cuando hablamos;
no maltratarnos; compartir las tareas de limpieza, orden y arreglo de los
lugares habitados por todos; no consumir alcohol y drogas en las activi-
dades del movimiento, etc.
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de haber hecho una evaluacin sobre la actividad y el rol de la coordina-
cin, Marta y Yolanda plantean que es importante que en la semana se
conversara en los grupos de trabajo sobre esta actividad; que la idea es
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por la parte de atrs, sin ser vistos por la multitud. Hugo Moyano fue
quien se llev la peor parte: silbado y abucheado de manera unnime
por los asistentes, nadie (con excepcin de Vctor De Gennaro de la CTA)
sali en su defensa. No nos equivoquemos, dijo el lder camionero, que
no estaba para nada acostumbrado a situaciones de ese tipo, nosotros
fuimos los que hicimos seis paros nacionales contra este modelo econ-
mico. Aunque busc generar alguna simpata diciendo, Esta CGT esta
del lado de los piqueteros, no pudo evitar su macartismo y lanzar, al
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* $ 7-
ciales. Custodiado por una docena de camioneros, Hugo declar ante
algunos medios presentes en el Encuentro: Yo apoyo a los piquetes,
pero ac hubo gente de esos que rompen cabinas telefnicas y vidrieras
en nuestros paros.75
Por supuesto, al otro da la frase fue publicada en el diario de los
Mitre. Otra frase del da, un poco ms feliz para los que cortaban rutas
y acompaaban con la accin directa los paros de Moyano, fue la del
padre de Teresa Rodrguez. Ver que tantos movimientos de desocupa-
dos llevan el nombre de mi hija me alegra,76 dijo Miguel Segundo Rodr-
guez desde el escenario. Otra presencia importante en el Encuentro fue
la de Juan Nievas, referente piquetero de General Mosconi.
La asamblea aprob, junto con el plan de lucha que empezara en
esos das, un paquete de medidas para asegurar el xito de los cortes.
Una de ellas era crear coordinadoras en las principales ciudades del
pas. Otra, la conformacin de un cuerpo de abogados, que tendra la
misin de atender los eventuales embates legales del gobierno, tras el
anuncio de la realizacin de los cortes simultneos.
El gobierno nacional no asumi de entrada que la batalla estaba per-
dida, y se dispuso a contraatacar la iniciativa piquetera. Al da siguiente
del Encuentro, los medios de comunicacin comenzaron a difundir las
posiciones del Ejecutivo. Durante toda la semana, los medios promocio-
naron el discurso del gobierno, que intentaba, por un lado, convencer a
los piqueteros para que no realizaran actos y movilizaciones. Ofrecan a
cambio una negociacin directa con Patricia Bullrich, a travs del Minis-
terio de Trabajo. Por otro lado, difundan a diestra y siniestra la amena-
za de que utilizaran la fuerza pblica para garantizar el cumplimiento
de la ley. El ms duro en sus posiciones durante esos das fue Juan
Pablo Baylac, entonces vocero presidencial. Fue l quien habl de sedi-
cin, ideologa vetusta, unirse para generar situaciones de anarqua
y para violentar. Fue l quien expres ante la prensa: El Estado tiene
el poder de la ley y deber ejercerlo.
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De hecho, fue por esos das que el poder del Estado comenz a tomar
medidas preventivas. Luego de los cortes coordinados, no sera tomado
por sorpresa nuevamente. Unos 250 efectivos de la Guardia de Infante-
ra, Caballera, Delegacin Departamental de Investigaciones (DDI) y del
Comando de Patrullas se apostaron el 17 de julio sobre los accesos a la
Capital Federal. Por las protestas contra el ajuste,77 remarcar La Na-
cin, describiendo la cantidad de mviles y personal policial que monta-
ra guardia en el Peaje Dock Sud de la Autopista Buenos Aires-La Plata,
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Con un clima social caldeado por el recorte que haba afectado a los
empleados pblicos (que incluy a las fuerzas de seguridad, las subas
de tarifas y el crecimiento del desempleo), el gobierno estaba realmente
preocupado ante la protesta piquetera que se avecinaba. El panorama
es muy complicado, resumi ante la prensa un alto funcionario de la
Rosada. Por aquellos das, el movimiento piquetero se haba transfor-
mado en el nico sector con capacidad de confrontacin y ante el cual
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tar, integrar. De todas formas, la actitud progresista del gobierno con-
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travs de su secretario de Seguridad Enrique Mathov, hizo una presen-
tacin ante el juez federal Jorge Ballestero para poner en su conocimien-
to una larga lista de piquetes, solicitndole, de paso, que se lo autorizara
para emplear las fuerzas de seguridad nacionales en el despejo de las
rutas. Estas agrupaciones (por los piqueteros) seal Mathov traen
aparejadas la comisin de diversas acciones delictivas. Y en el texto de
denuncia las enumera: alteracin del orden pblico; intimidacin y vio-
lacin de derechos, como el impedimento a la libre circulacin de bienes
y personas; apologa del delito; utilizacin de armas de fuego contra las
personas; amenazas de muerte; atentados al orden institucional y a la
vida democrtica.
La cuestin de los derechos comenz a ser un tema de debate y ge-
ner polmica entre los juristas. Debemos asumir que no era un tema
menor impedir el normal funcionamiento del transporte pblico, si era
premeditado como en el caso de los piquetes poda ser penado con tres
meses a dos aos de prisin.
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Seman. El piquete nos dice pone en cuestin las jerarquas de los de-
rechos que se ocultan bajo el aparentemente neutral, pero socialmente
interesado e insidioso los derechos de uno terminan donde empiezan
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unen, las jerarquas que los organizan?).78 Por qu, nos preguntamos,
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La ofensiva Bullrich
Retomando sus bravuconadas de enero y mayo, durante el mes de
agosto el Gobierno Nacional se dispuso a acelerar el proceso de ofensiva
sobre los piqueteros, aislando polticamente, demonizando socialmente
y reprimiendo con total impunidad la lucha popular, segn las palabras
de la CTD Anbal Vern.84 Cabe destacar que la ofensiva Bullrich se
desarroll en el marco de la Segunda Jornada Nacional de Lucha. Se
les quitar el control de los planes a quienes se les comprueben irregu-
laridades por presionar a la gente para que vaya a los cortes de ruta, sin
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el mismo lunes 6. La sancin ser contra quienes los administran,
insisti. Ni lentos ni perezosos, sus contrincantes rebatieron, irnicos:
Desde el sentido comn, cabra preguntarse cmo podran ser obliga-
das diez mil personas a movilizarse en La Matanza, o cmo explicar que
la heroica resistencia del pueblo de Mosconi, enfrentando con gomeras
o con la Virgen a una gendarmera militarizada, dispuesta a matar, pu-
diera haberse dado bajo coercin por parte de la UTD hacia el conjunto
del pueblo.85
Tardaron poco los funcionarios del Ministerio de Trabajo en ir per-
diendo el progresismo inicial: se propusieron, rpidamente, desandar
sus propios pasos. La autogestin de la ayuda social haba generado,
por parte de los movimientos de desocupados, un desarrollo social y po-
ltico que ahora tenan que anular. Tal como se seal en su momento:
As, ponamos en marcha pequeas panaderas familiares, talleres de
herrera, construamos salones comunitarios, hacamos mejoras para el
barrio, dbamos alfabetizacin y educacin para adultos, en contraste
con poner a 20 personas a barrer una vereda o a pintar cordones, como
suelen hacer los municipios con los planes que ellos administraban.
Esta labor comunitaria fue la que gener el prestigio del que hoy goza-
mos en los barrios los movimientos de desocupados.86
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yectos aprobados por la cartera laboral, para que los desocupados desa-
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Ministerio haba realizado 32 inspecciones a los proyectos mencionados,
todas con resultado positivo.
Si de cuestiones legales se trataba, entonces, los organismos respon-
sables denunciados iniciaran acciones legales contra la ministra, ya
que sus denuncias, decan, eran puramente mediticas y difamatorias
y constituan una grave violacin a los ms elementales derechos cons-
titucionales (movilizarse, como trabajadores, en defensa de los propios
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la supuesta coercin sobre quienes se movilizaban, porque lo que se
buscaba era sancionar a los organismos que permitieron que quienes
quisieran hacerlo se movilicen libremente, principal motivo de las ina-
sistencias registradas en los lugares de trabajo.89
Resultaba evidente que la iniciativa piquetera de los ltimos meses
comenzaba a verse fuertemente golpeada por la ofensiva del gobierno.
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organizaciones que decan luchar por la transformacin radical del sis-
tema capitalista? Organizaciones que crecan a costillas del Estado,
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para sacar esas conclusiones no haba que ser un gran estadista, no?
El Pelado Csar rea, comentando a El Gordo Nica que sera una cosa
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7 -
ran a sus enemigos de clase.
Estara bueno, boludo. El que re ahora es Mariano, luego del bo-
ludo que pronuncia El Gordo.
Mientras tanto, el diario de los Mitre insista, cada vez que poda, con
lo de la caja piquetera. Para La Nacin, el manejo de los planes sociales
por parte de los grupos de desocupados constitua el principal foco a
contraatacar, si el gobierno no quera quedar ahogado por la marea del
$
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Es ste el contexto en el cual se acrecientan los debates acerca de
la urgencia y viabilidad de los proyectos productivos alternativos, y la
posibilidad de desarrollar otros ejes de acumulacin poltica en el te-
rritorio, ms all de los planes. Sin embargo, los movimientos quedan
atrapados en la coyuntura ms que nunca, presos de la lgica que les
dio nacimiento. Se instala as una dinmica que implica, de forma casi
semanal, la realizacin de asambleas, la movilizacin permanente para
recuperar los derechos perdidos, para garantizar la continuidad de lo
conquistado hasta entonces. Cuando no para recuperar los planes que
mes a mes el gobierno bajaba de a puchitos, como para no hacer de-
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masiadas olas. Y esto en el mejor de los casos. Cuando las cosas se com-
plicaban demasiado, se pasaba totalmente a la defensiva: a movilizar
por los compaeros detenidos, contra la represin, en repudio por las
muertes, contra los procesamientos Pero as eran los movimientos: as
era su lgica interna; en esa dinmica podemos hallar tanto su potencia
como sus lmites.
Por esos das de debate sobre los planes de empleo, el MTD de Lans
intent explicar, a travs de un artculo cules eran las perspectivas
que la militancia vislumbraba entonces sobre estas nuevas experien-
cias. Buscaba, de alguna manera, sacar afuera esos debates que el mo-
vimiento se vena dando y extender a otros sectores la valoracin de los
logros alcanzados hasta entonces. Como desocupados deca siempre
tuvimos presente la necesidad de reconstruir los valores y aprendizajes
histricos de la clase trabajadora, aun a partir de los subsidios mise-
rables que implican estos planes. Ms all de la desocupacin y mar-
ginacin estructural en que gran parte de los habitantes de las barria-
das populares nos encontramos, nunca dejamos de concebirnos como
trabajadores desocupados. As fue que, de movida, los movimientos de
desocupados autnomos que fuimos surgiendo a partir de estas luchas,
nos apropiamos de los valores histricos que, algunos de nosotros con
militancia sindical o poltica previa, conocamos. Empezamos por lo or-
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planes, elige uno o dos delegados, y en cada barrio, dependiendo de la
cantidad de planes conquistados y de grupos de trabajo, se conforma un
cuerpo de delegados, que es el mbito donde se van tomando las deci-
siones; semanalmente, adems, se realiza la asamblea del Movimiento
en cada barrio, en la que participa el conjunto de los compaeros que
ya estaban incorporados en algn plan y los vecinos desocupados que
se acercan. As fuimos recreando la organizacin de base que sustenta
a todo el Movimiento. Y nos fuimos dando cuenta de que el desafo era
aun ms grande: en los proyectos de empleo conquistados por el MTD,
no hay patrn ni jefe de cuadrilla, que ordene las tareas a realizar: al ser
responsabilidad de cada grupo de trabajo que el proyecto salga adelante,
son los mismos compaeros los que discuten las tareas y las necesi-
dades para realizarlas, y la organizacin juega un rol preponderante,
ya que a diferencia de una fbrica, ya no se trata solamente de organi-
zarse para defender nuestros intereses gremiales, sino que recae sobre
nuestra propia responsabilidad como trabajadores que el trabajo salga
adelante. En el corto tiempo, fuimos notando que para que esto funcio-
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El martes 4 de septiembre del 2001 se realiz la Segunda Asamblea
Nacional de Organizaciones Sociales, Territoriales y de Desocupados. Al
encuentro se lleg con un clima poltico realmente caldeado: las diferen-
cias metodolgicas estaban ya expuestas pblicamente. En aquella oca-
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el encuentro, reparti un documento en el cual planteaban que quienes
provocaban el hambre en Argentina eran unos criminales. El pueblo los
condenar,91 decan.
La libertad y desprocesamiento de los luchadores populares, el retiro
de la gendarmera de Mosconi, la derogacin del ajuste, la prohibicin
de despidos y suspensiones, y ms planes de empleo y alimentos para
los desocupados, volvieron a ser los planteos principales de la Asam-
blea. Agregaron, en aquella oportunidad, reivindicaciones vinculadas a
las problemticas de los pequeos y medianos chacareros.
Se convoc a continuar con los cortes de ruta: primero por 24 horas y
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y en las principales plazas de cada provincia, en una gran tribuna de
lucha por la derogacin del ajuste, del presupuesto de hambre y por la
libertad y desprocesamiento de los luchadores.92
A diferencia de la asamblea anterior, los grupos ms radicalizados,
aquellos a los que los medios de comunicacin empresariales comen-
zaban a ponerle el mote de duros, lograron imponer algunas de sus
posturas: entre ellas, la convocatoria a que los piquetes tambin se rea-
lizaran en los accesos a las plantas industriales, para exigirles puestos
genuinos de trabajo a los empresarios, y no slo planes de empleo al
gobierno.
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Por otro lado, el MTR (encabezado por Roberto Martino), recorri es-
pacios habidos y por haber: estaban dispuestos a reclutar aliados y dis-
putarles la Asamblea a los jetones de los aparatos. Para ser honesto, no
le fue tan mal. De hecho, por fuera de Buenos Aires, los nicos movi-
mientos con una construccin genuina en el resto del pas (la UTD de
Mosconi, en Salta y el MTD 17 de Julio, en Chaco) se alinearon enton-
ces con el MTR. En aquella ocasin, junto con CUBA y el Polo Obrero,
que recin entonces comenz a tener alguna capacidad de movilizacin
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una medida fuerte y sin concesiones, como el bloqueo de los puen-
tes. Si decidimos esta medida, tenemos que ir bien organizados, con
la seguridad preparada, los compaeros de los piquetes con el rostro
tapado, porque sabemos que la presin del gobierno va a ser grande y
pueden intentar una accin represiva. En ese caso es importante que
los compaeros de los piquetes resistan, para poder organizar el re-
pliegue con tranquilidad con todas las mujeres y los pibes, y despus
ver qu pasa. Opiniones de este tipo se fueron escuchando en cada
barrio, en cada comisin organizativa. Con este clima llegamos, en tre-
nes desde las distintas localidades o contratando micros y camiones en
los barrios donde no haba trenes, sin avisar previamente a la prensa
para garantizar el efecto sorpresa y controlar la situacin antes que
las fuerzas represivas, en forma coordinada, alrededor de las 11 de la
maana, ms de 5.000 compaeros a los 7 puntos de corte que esta-
ban programados.
Si reproduzco de forma extensa estas lneas, es porque sospecho que
aqu hay un nudo central de diferencias que trascendern el momento
puntual en el cual fueron redactadas. Marcarn la posicin de cada
sector en coyunturas ms intensas, como el 19 y 20 de diciembre de
2001 y el 26 de junio de 2002. Coyunturas donde no slo se pondrn en
juego las distintas posiciones polticas, sino tambin la vida de quienes
las sostienen.
Por ltimo, expresan que en momentos en que el Gobierno Nacional
es quien lleva la mayor responsabilidad sobre la crisis, la falta de coor-
dinacin nacional de las luchas les quita fuerza y las deja reducidas a
marcos locales. Crtica dirigida claramente a quienes, librando impor-
tantes luchas desde los movimientos de desocupados del interior, se
quedaban anclados en las posiciones locales, como si la coyuntura y los
lineamientos nacionales no los afectaran.
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combatividad cada uno de los cortes programados durante el plan de
lucha del mes de agosto. Algunos referentes del movimiento, incluso, han
hecho el esfuerzo por conocer personalmente los movimientos del Gran
Buenos Aires, participaron en los encuentros de La Matanza, buscando
mayores niveles de articulacin a nivel nacional. De la misma manera,
hemos compartido la estada de los compaeros de Mosconi todo el tiem-
po que estuvieron en Buenos Aires. La referencia del MTD de Neuqun,
empieza a circular entre los distintos sectores en lucha, por los infor-
mes de la Red Patagnica en distintos encuentros, de la mano de los
trabajadores de Zann con quienes nos solidarizamos en su estada en
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Buenos Aires, y por sus propias luchas, como cuando fueron detenidos
50 compaeros en un corte de ruta hace una semana. Esta situacin se
repite con otras tantas organizaciones de base a lo largo del pas, que sin
subordinarse a ninguna estructura nacional, tampoco encuentran con-
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periencia como movimientos de base. Recorrido que, por otra parte, los
llevar a fundar la Coordinadora Anbal Vern. Sabemos sealan que
estos procesos de coordinacin son slidos cuando avanzan despacio, y
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solidaridad concreta y no discursiva. Por eso creemos que es imprescin-
dible no seguir demorando el necesario proceso de articulacin a nivel
nacional de los movimientos de desocupados y sectores en lucha que
compartamos los criterios aqu planteados.
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Paula pens entonces que no haca falta avanzar hacia la luz humilde,
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de cerciorarse que all estaba el nombre de Mario Cseres. Estaba segura
de que l estaba all, esperndola, acampando en la memoria de quienes
lo repartiran por todos los caminos del pas. Sobreviviendo al olvido,
pronosticando nuevas rebeldas. Seguramente, a fuerza de andar su
historia sera menos reconocible, pero igualmente bella. Vendran mejores
tiempos y sera bueno contar lo que pas. Y entonces tambin habra que
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Anita y de ella misma. Tena la vida por delante.
Guillermo Cieza, Veteranos de guerra
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El Gordo Nica siempre usa un jean con cinturn y camisa adentro del
pantaln. No usa zapatos, sino zapatillas Topper. Pero un poco por la
edad (unos veinte aos ms que Mariano, Daro y el resto de los mu-
chachos y las chicas que empiezan a despuntar como referentes), otro
poco porque se sabe que es profesor de historia, en Claypole comienzan
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a llamarlo el seor de Glew. El resto son los cumpas del otro barrio
o a lo sumo, los de Glew. Ese da, junto a otro compaero del barrio
que no era historiador, pero que haba estudiado esa carrera en la uni-
versidad, prepararon un taller sobre los anarquistas que, en Argentina,
haban dado los primeros pasos de organizacin sindical. Un tipo de
organizacin distinta, remarcaban, y volvan a aparecer palabras como
asamblea, mandatos rotativos, accin directa
Pareca que los MTD, que tantos crean que estaban haciendo algo
nunca hecho en la historia, copiaban todo de otros. Pareca que ya es-
$$K "! !
de todo eso cuando empezaron a utilizar esas palabras. Ni del clasismo
cordobs, ni de los de la FORA de hace cien aos. Nada. Pero por alguna
extraa razn as era. Ellos se sentan hermanados con todos aquellos
que haban peleado, tambin, por un cambio social que hiciera ms fe-
lices a los hombres. Y a las mujeres, insista una gordita de Glew, que
cada vez que se haca una referencia en masculino, ella, instantnea-
mente, le agregaba el femenino.
- Ac es donde dan planes?, pregunt un vecino que se haba arri-
$ ' K
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siempre que alguien se acercaba hablaba con Daro, esa vez fue doa
Mirta quien contest. No, ac damos un puesto de lucha, dijo, mien-
tras miraba a Daro y sonrea. Otro que sonri al escuchar la frase, fue
El Negro Cena. Seguramente habra recordado la frase del Programa del
1 de Mayo de 1968: La CGT de los Argentinos no ofrece a los trabaja-
dores un camino fcil, un panorama risueo, una mentira ms. Ofrece
a cada uno un puesto de lucha.
Ninguno fue compinche con Cena. Ni doa Mirta, ni Mariano, ni
Daro, ni ninguno de los que estaban all saba que lo del puesto de
lucha haba sido una frase de aquellos aos. El que sonri tambin fue
el vecino recin llegado. Seguramente con irona. Quin sabe. A l no le
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los piqueteros te dan el plan. Hay que ir a hacerle un poco de quilombo
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PRIMERA PARTE 201
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202 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 203
I
Entonces, la EP, en qu consiste? Para qu sirve? Cmo se hace?
De donde surgi?
En primer lugar, se reivindica a la EP como una invencin de la iz-
quierda latinoamericana durante las dcadas del 60 y del 70. Una iz-
quierda nutrida de la teologa de la liberacin, del proceso de la Re-
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no sovitica ni encuadrada en los ismos internacionales (estalinismo,
maosmo, trotskismo). Ubicada entre el basismo y el vanguardismo,
la concepcin de la EP busca profundizar los procesos de participacin
popular, sin desconocer por ello como ya se ha dicho, pero vuelvo a
remarcar que hay siempre un ncleo ms dinmico que participa del
proceso.
De all que la EP consista en desarrollar acciones de formacin (car-
tillas, talleres, cursos), no aisladas sino articuladas, en las cuales los
saberes y deseos, los pensamientos y las prcticas de los participantes
se pongan en juego, se compartan, para fortalecer la capacidad de in-
tervencin poltica.
Hay, entonces, una concepcin del socialismo que pone nfasis en
la participacin, que cuestiona la lgica de la representacin (aun la de
la ciencia de la clase y su exponente: el Partido Revolucionario). Una
concepcin que critica la idea del militante-especialista, imprescindible,
inquebrantable, es decir, una concepcin antiburocrtica. Una concep-
cin que hace de la participacin masiva la condicin de profundizar
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204 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
El Pelado Csar le pide al grupo que retomen lo que se acuerden del
taller anterior, centrado en la cuestin del trabajo. Luego lee la consigna
del da: Qu otros derechos tenemos?. La idea es que surja un de-
bate acerca del derecho a la salud, la vivienda, la educacin Cuesta,
al principio, tomar la palabra, emitir una opinin. De todas formas, el
Panadero tiene experiencia y comienza generar, poco a poco, el clima
propicio para entrar en conversacin. Lali, que tambin coordina los ta-
lleres, hace un movimiento que genera la distraccin de algunos mucha-
chos. Cuando pega los dibujos sobre la parte superior de la pizarra se
le sube la remera. Inmediatamente, surgen por lo bajo los comentarios
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las tantas pibas de barrio que, apenas terminado el colegio secundario
se encontr con la situacin de no encontrar trabajo y decidi ingre-
sar al movimiento. Ahora es una piquetera. Una activista del MTD. Es,
tambin, joven y bonita, situacin que genera, muchas veces, discordia
entre sus pares.
El Pelado aprovecha para hacer un comentario jocoso y separar en
varios grupos a los presentes. Cada grupo tiene un dibujo (un hospital;
una escuela; una vivienda, etc.) y una hoja para ir anotando las con-
clusiones. Luego se hace una ronda y se ponen en comn los temas
conversados en cada grupo. Se hace hincapi en los derechos que se
tiene como pueblo. Tambin en que, adems del MTD, hay otros grupos
que luchan por los derechos populares. Se pregunta cules y se anotan
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PRIMERA PARTE 205
III
Desde esta concepcin, la EP entiende que no hay cambio social
si no es a condicin de la participacin de las masas en el pro-
ceso. El protagonismo popular es indispensable para romper con
la lgica de la representacin (de los partidos burgueses o de los
clasistas).
Claro que en los procesos de lucha se van destacando referentes,
gente siempre ms dispuesta a asumir responsabilidades colectivas.
Esto no lo niega la EP Por el contrario, que los activistas puedan
profundizar su formacin es fundamental. Pero tambin que esa for-
macin implique una bsqueda permanente por achicar esa brecha
entre los que ms participan y los que menos. A mayor participacin
de las bases en la construccin del proyecto, mayor fortaleza, y no
a la inversa. De ah la necesidad de que la participacin comience
a ponerse en prctica en la formacin. Si no, se corre el riesgo de
hablar de la participacin como de un asunto terico y no prctico-
terico.
La EP destaca ya lo he mencionado, pero vuelvo sobre ello la impor-
tancia de los pequeos logros. Sobre todo en trminos de la rebelda
subyacente en el lema zapatista del Ya Basta! De ah que la indignacin
y el entusiasmo sean tan importantes como la conciencia de las injus-
ticias y su necesidad de erradicarlas. Razones, s, junto con deseos y
sentimientos. La EP incita a las personas a comprender la situacin en
la vive, a imaginar y desarrollar proyectos, partiendo de que saber, se
sabe. Quien es explotado sabe de la explotacin; quien lucha sabe de la
lucha. Por eso el punto de partida, para la EP, es el de las personas que
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a fondo la realidad. La comprensin de la realidad tiene siempre dos
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de actuar mejor sobre la realidad. Otro es el lado ideolgico: conocer
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nosotros y la in-
dignacin frente a lo que hacen ellos.100
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206 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
IV
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slo porque es el ltimo del ciclo que prepararon, sino porque el tema
del cambio social es un poco ms complicado de abordar que el resto.
Se pone los anteojos y queda contemplando los recuadros: Tiempo: 20.
Objetivo: plantear la necesidad de que para que terminen las injusticias,
tengamos nuestros derechos y podamos vivir dignamente debe darse
un cambio social. Marta invita a todos a conformar distintos grupos y
conversar sobre las consignas que tiene en la cartilla. Reparte una para
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mensaje televisivo y radial que apunta permanentemente a convencer-
nos de que nada puede cambiar ha calado hondo en los sectores popula-
res. Aun de aquellos que se organizan y libran luchas para mejorar sus
niveles de vida. Pero de ah a convencerse, de tener fe en que la tortilla
se vuelva
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Marta repasa la cartilla y comienza a comentar que, de producirse un
cambio social, las riquezas que producen millones de trabajadores se
deberan repartir entre esos millones de trabajadores y no como ahora,
que la plata se la llevan los empresarios. Tambin subraya que valores
como justicia, libertad, solidaridad, cobraran mayor importancia. Para
esto dice los trabajadores, el pueblo, los explotados tenemos que tener
el poder. Porque slo cambiando esta sociedad podremos alcanzar ple-
namente la dignidad. Respira hondo y mira a sus compaeros. Todos
escuchan sus palabras con atencin. Se siente un poco ms tranquila.
Tiene dudas, como todos, pero ya aprendi que si se detiene en sus
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social (quien habla ahora es Yolanda) es necesario que el pueblo y sus
organizaciones (como el MTD) tengan mucha fuerza. Y que los que hoy
tienen el poder (los empresarios, polticos, los ricos) ya no lo tengan
ms.
La gente ms grande recuerda que cuando estaba Evita y Pern en
el gobierno los laburantes no se dejaban pisotear. Los ms jvenes
retrucan que el peronismo es cosa de viejos. Otros plantean que los
peronistas llevaron al pas a la miseria, con Menem. Otros que cuan-
do Duhalde era gobernador de la provincia los casos de gatillo fcil
se multiplicaban en cada barriada. El panadero, que es anarquista,
dice que de un militar como Pern mucho no se poda esperar. Don
Ignacio, que es piquetero pero por sobre todas las cosas, peronista,
los calla a todos planteando que cuando l fue delegado de fbrica,
los que siempre iban al frente eran los muchachos de la JP. Maria-
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PRIMERA PARTE 207
V
La apuesta por construir una sociedad sin explotadores ni explota-
dos pone por delante muchos desafos. Uno de ellos, el principal tal
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la EP se propone accionar para que las personas piensen ms all de
todos los das, se animen a pensar que se puede vivir de otra manera y,
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saber es importante. Sin embargo, hay toda una lnea de intervencin
de la EP que tiene que ver con combatir la idea de que la poltica es cosa
de gente instruida, de una minora. Que ante situaciones cotidianas
desagradables no se puede hacer nada. No hay que ser sabio ni leer
muchos libros para soar un mundo mejor.101 Slo cabe recordar al
Che y su expresin en relacin a este tema: sentir indignacin ante las
injusticias, es eso lo que nos hace compaeros.
Las subjetividades y las expresiones culturales que se ponen en juego
en las luchas populares son, tambin, de vital importancia para una
prctica de EP. La importancia que van adquiriendo los discursos, len-
guajes, smbolos, modos de festejo y enfrentamiento.102 La subjetividad
y la mstica. La mstica consiste en hacer que la gente se sienta bien
en la lucha y a la vez, que se vivencie colectivamente el deseo de cam-
biar las cosas. En este sentido, es el Movimiento de los Sin Tierra el que
mayor aporte ha hecho en relacin a esto. En este punto, la EP choca
con el imaginario hegemnico de la izquierda revolucionaria. La peronis-
ta y la marxista. La cristiana y la del resto de ismos que pulularon a lo
largo y ancho del continente.
Porque muchas veces se olvida que la lucha es tambin alegra. Tal
como se insiste en el documento-borrador citado: La alegra de quien
obtiene lo que es suyo y la alegra del que levanta la cabeza y encuentra
a un compaero. La alegra de quien est luchando Muchas experien-
cias de lucha son slo problemas para las personas involucradas. No
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208 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
VI
Ahora dice Lali, la idea es que podamos conversar acerca de
a quines les interesa que haya grandes cambios y a quines no.
Pasarn otros cinco minutos hasta que repita la frase y recomience
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cuestiones informales, cotidianas. Algunas cuentan de sus hijas, de
sus hijos chicos que van al colegio. Otros de sus amoros y desen-
cuentros. Mariano y Csar cuentan algunas ancdotas de su barrio
que provocan la risa de varios. Desde hace unos meses, ambos viven
junto a un amigo en una casilla de madera de dos pequeas habita-
ciones y una mini cocina en la ltima manzana que hay en el barrio
contiguo a Don Orione. Despus: el campo. Cuentan que los vecinos
los miran raro. En general, los muchachos jvenes viven con sus
padres y se mudan cuando se juntan con una chica y enseguida co-
mienzan a tener hijos. Es un poco la regla. Nadie vive solo. Mucho
menos entre varios amigos. Los dos son de pelo oscuro, tienen mi-
litancia en el movimiento y hablan de modo similar al de sus pares.
Aunque se nota que tienen cosas raras. Pero el otro, que tambin
vive en la casa pero no es el del MTD, es de pelo claro y cursa ma-
gisterio. Proviene de una familia un poco ms acomodada y ciertas
palabras no encajan con las de la barriada. Eh, rubio, le gritan para
saludarlo los muchachos de la esquina. Pero no es rubio, comenta
alguno que lo conoce. Todos se ren
La idea es que podamos conversar acerca de a quienes les interesa
que haya grandes cambios y a quienes no repite Lali.
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de un dibujo que est pegado en la cartelera, en el que puede verse
a unas personas conversar. Mariano observa que, entusiasmados,
algunos participan del taller opinando o tomando nota. Otros senci-
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varios de los que suelen irse antes de las asambleas, los que cada
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nada; los que nunca quieren salir a la calle a movilizar o cortar la
ruta, sin embargo, intervienen en los debates planteando que los que
padecen las injusticias deben rebelarse, luchar por cambiar la so-
ciedad y un largo etctera. Se pregunta, Mariano si les servirn para
algo los talleres a esos compaeros. Se aprendieron el versito y lo
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PRIMERA PARTE 209
VII
La EP no busca sustituir la lucha, ya que slo sta puede cambiar la
realidad. En todo caso, la EP busca fortalecer la lucha a travs de pro-
ceso educativos, de formacin, sin desconocer que la propia lucha ya es
educativa, formativa.
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nalidad de los procesos de formacin. Es muy importante entender a la
formacin como un proceso, encuadrada dentro de los marcos de cons-
truccin de la organizacin. Por eso la formacin no se entiende slo en
trminos tericos, sino tambin prcticos. Por ejemplo, apostar a que
cada vez ms gente pueda contar con las herramientas y la experien-
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bin organizar reuniones, movilizaciones, entablar negociaciones con el
poder poltico, hablar con los medios de comunicacin
Otra cuestin central de los procesos de formacin es el punto de
partida: del grupo y no del coordinador o equipo de coordinacin. Del
grupo, pero tambin de cada uno de quienes lo integran. Es importan-
te, para la EP, que cada persona pueda vincular su propia experiencia
individual con el devenir grupal, para no trazar objetivos que estn por
encima de las posibilidades reales del colectivo. De ah la labor de coor-
dinacin. Problematizacin, as se llama esta tarea en EP, que incluye al
grupo pero tambin a la coordinacin. En este sentido, no todo taller de
EP es, por s mismo, bueno. Es bueno si conmovimos a las personas,
ayudamos a la organizacin, provocamos indignacin y rebelda frente
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herramientas para entender mejor lo que pasa.103 Poltica y pedaggica-
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210 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 211
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212 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 213
suben un referente y ellos, tienen que subir a dos. El Viejo Lista (de la
CTD de Lans) hace algunos comentarios chistosos: est sorprendido
por la gomera inmensa que han montado sobre el escenario. Apunta a
la Casa de Gobierno, dice, como un nio que ha sido sorprendido en
una travesura.
Florencia, del MTD de Lans, conversa con Daro. Observan las fotos
de los 30.000 desaparecidos y varias de las tiras de pauelos blancos
que cruzan desde lo alto de la Pirmide hasta el borde de la reja circular.
Tambin, de frente a la Avenida de Mayo, en una de las puntas de la
Plaza, las Madres han levantado una monumental construccin, de la
que cuelga una bandera de varios metros cuadrados con la consigna Ni
un paso atrs, junto al tpico pauelo blanco.
Pens mucho cmo iba a empezar. Pens mucho qu iba a decir.
Las palabras de Hebe lograron captar la atencin de todos los presentes.
Hoy vino aqu y est aqu otro hombre que nos ense mucho, que es
Osvaldo Bayer. l nos ense lo que pas en la Patagonia rebelde, l
nos ense de los fusilamientos, de l aprendimos los que no sabamos
cmo los radicales haban fusilado. Y hoy con la Alianza, el Frepaso, el
ARI o lo que sea, nos siguen fusilando, siguen matando cien nios por
da de hambre. Los fusilan. Si trajramos cien cadveres de nios a esta
Plaza, qu tendramos que decir, compaeros, pero eso es lo que hacen
estos hijos de mil puta: matan cien nios de los nuestros por da. Son
asesinos.
Comenzaron los aplausos. Algunos tenan los ojos brillosos. El dis-
curso de La Gorda les calaba hondo. Hoy cuando vimos las Madres
entrar a los piqueteros continu Hebe sentimos que la Plaza era inva-
dida de una manera increble por nuestros hijos. Nos sentamos alegres
y amorosamente invadidas. Gracias, compaeros piqueteros por sentir
a nuestros hijos en ustedes! Sabemos que no es fcil la lucha. Sabe-
mos que es difcil cuando el hambre nos acompaa todos los das, pero
ustedes tienen una gran dignidad y son la mejor representacin de los
trabajadores
Algunos de los muchachos de las barriadas no prestaban mucha aten-
cin al discurso. Estaban ah porque siempre marchaban, porque les
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iban a ir a la Capital si no? Muchos se divertan, no lo sentan como una
carga. A pesar del calor, del cansancio de andar subiendo a un colectivo,
a un tren y luego a otro tren, para recin llegar a Constitucin y tomar
el subte. Eso s, cuando las doas armaban un quilombo impresionan-
te, bien porque no podan subir por la escalera mecnica, bien que se
caan, todos se cagaban de risa. No por maldad, porque las ayudaban,
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pero de todas formas se cagaban de risa. Era como una joda asegurada:
cada vez que iban a Capital, alguna tena un problema con la mecnica.
A pesar de todo, en general, les gustaba salir a marchar, o ir de pi-
quete. Pero discursos, eso les resultaba ajeno. Sin embargo, cuando
Hebe nombr al salteo Anbal Vern, ah prestaron atencin.
Anbal Vern seguro que est aqu espindonos, y tantos otros com-
paeros, y sobre todo los 30.000, nuestros hijos, que inundan esta
Plaza Porque ustedes no se imaginan lo que queran, por qu lucha-
ban, y les estoy hablando a los pibes que son ms jvenes. Eran alegres,
vivan, queran vivir, amaban la vida. El nico terrorismo es el del Es-
tado, ellos se hicieron revolucionarios y tuvieron que tomar las armas
porque no haba ms nada que hacer, y cuando un pueblo se harta y se
pudre, no le dejan otro camino que la revolucin.
El discurso era largo y, sin embargo, no se haca largo. Qu es que-
mar cubiertas frente a la Casa de Gobierno o la Municipalidad o en un
corte de rutas? Qu es un piquete? Pareca una obviedad la pregunta.
Pero no. Hebe sigui emocionando a varios. Es encender un fuego, ese
fuego que nos tiene que acompaar y sin el que no podemos vivir, la
sstole y la distole del corazn, la sangre que nos corre por las venas,
roja como la de nuestros hijos..
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PRIMERA PARTE 215
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216 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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PRIMERA PARTE 217
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PRIMERA PARTE 219
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220 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
Aclaraciones:
*2. La narracin de este apartado fue posible gracias a Carlos Eichelbaum, que me
arrim su archivo con los diarios de todos esos das, recordndome as la impor-
tancia de los cortes en Jujuy, totalmente borrados de mi memoria y ausentes en
los archivos que tena.
*3. La teora de los dos demonios fue instalada en Argentina con el advenimiento de
la democracia, en la dcada del 80. Pretenda equiparar el terrorismo de Estado
con la violencia ejercida por las organizaciones populares armadas. Se preten-
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fuerzas armadas, pero que se habran cometido como respuesta a una violencia
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instituciones.
*4. En declaraciones a la prensa, Juan Carlos Martnez, uno de los referentes del
piquete, dijo: Al privatizarse, la empresa siderrgica se hizo cargo de 5.600 em-
pleados, pero luego la empresa aplic un ajuste y se despidieron 4.880 empleados,
y de los 720 que quedan hoy, slo 320 trabajan permanentemente. Rematando
luego: Aqu hay 5.000 nios desnutridos, 25.000 personas sin cobertura social,
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PRIMERA PARTE 221
y 1.600 hogares sin energa elctrica y gas por falta de pago. Clarn, domingo 25
de mayo de 1997, p.14.
*5. El otro piquete con fuerza fue el de San Pedro. Ambos fueron citados por el gobier-
no, quien propuso que se repartieran las reivindicaciones entre los dos pueblos,
buscando quebrar la unidad de la lucha y, de paso, ahorrarse gastos, achicando
el presupuesto destinado a la ayuda social prometida luego de los cortes. Por su-
puesto, la oferta fue rechazada por ambos.
*6. En las ltimas cinco elecciones nacionales, haba triunfado el Justicialismo casi
sin oponentes debido al deterioro del podero del Partido Radical, principal fuerza
poltica de oposicin. Durante este mismo perodo, la Central General de Traba-
jadores (CGT) y las Fuerzas Armadas, dos poderes importantes en nuestro pas,
mantuvieron roles relegados, no resultando en un factor de preocupacin para el
Gobierno menemista.
*7. En el corte de Cutral C los piqueteros se negaban a dialogar con cualquier auto-
ridad que no fuera el gobernador, en aquel entonces Felipe Sapag, y estaban dis-
puestos a no deponer su actitud hasta que no se visualizaran soluciones concretas
a los reclamos presentados.
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aunque con metodologas de construccin rural, intentando en teora, slo en teo-
ra, desarrollar una experiencia similar a la del MST de Brasil. El paso de los aos
cambiaron a Toti sus concepciones. Su impronta trotskista fue desdibujndose y
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rante el perodo de auge de los movimientos (2000-2003) el MTD de La Matanza,
ya un reducidsimo grupo sin insercin social, termin siendo un grupo dedicado
a la gira internacional, sobre todo de la mano de las Madres de Plaza de Mayo
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en adelante), Toti terminar vinculado al ARI de Elisa Carri. Una paradoja impor-
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en la lgica estatal, pendiente de los subsidios y los personajes de la poltica tradi-
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Primer Mundo (hay autonoma cuando los proyectos de la periferia se sustentan
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Carri.
*10. Con fuerte insercin barrial durante la dcada del 80, las CEB se desarrollaron
en vnculo estrecho con las tomas de tierra, experiencia muy importante en el sur
del Conurbano, y respaldadas por la Dicesis de Quilmes, encabezada entonces
por el obispo Jorge Novak. Agustn Ramrez fue un activista cristiano de la zona
de San Francisco Solano, Agustn estuvo comprometido con los procesos de or-
ganizacin y lucha de los asentamientos. Luego de ser amenazado en diversas
oportunidades por la Polica de la Provincia de Buenos Aires, fue asesinado en
plena calle en junio de 1989.
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222 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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habl de independencia del Estado, de la patronal, de la burocracia el movi-
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niciones. Reivindicamos el clasismo En el 96 venamos de un largo debate
donde concluimos que la clase obrera industrial por mucho tiempo no iba a ser
la vanguardia en las luchas argentinas. sta iba a ser desplazada por los traba-
jadores desocupados. Nunca nos propusimos como algo al margen de la clase
trabajadora, no hacemos distincin entre trabajadores y desocupados.
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PRIMERA PARTE 223
*17. El mtodo de los escraches, que supo ser marca distintiva del agrupamiento
H.I.J.O.S., fue incorporado luego por otros sectores en lucha, que se plantearon
otras reivindicaciones, pero que sacaron las mismas conclusiones: Si no hay
justicia, hay escrache. Cabe destacar que el surgimiento de H.I.J.O.S. es una
bisagra para nuestra generacin. Como supo decir alguna vez Esteban Rodr-
guez, fueron ellos los que pusieron a la militancia en otro lugar y la impregnaron
de otro temperamento, pero tambin de otras lgicas, otros colores. Abrieron la
militancia a otras experiencias, dice, y seala los ejemplos del rock, de las mur-
gas y teatros y radios y revistas... Sospecho que el autor platense da en el blanco
cuando seala que los H.I.J.O.S. le devolvieron la risa a la militancia. Porque: no
acierta, con Julio Cortzar, al descreer de los revolucionarios de caras largas
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Notas sobre la risa, la militancia. De todas formas, no quera dejar de destacar
la importancia de HIJOS en estas cuestiones. Los textos citados son: La palabra
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terica y subjetividades emergentes de John Holloway, Fernando Matamoros y
Sergio Tischler y Peter Pan y Bob Dylan. Juventud divino tesoro, publicados
respectivamente en www.dariovive.org y www.Rodrguezesteban.blogspot.com.
*20. Tal vez las excepciones hayan sido el encarcelamiento sufrido por Ral Castells,
el 29 de enero, acusado de extorsin por exigir a los grandes supermercados ali-
mentos para los hambrientos, y la rebelin del pueblo correntino en diciembre.
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224 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
*22. La jornada de 1997 cont con el corte del Tringulo de Bernal como una de las
actividades ms importantes de la zona sur, junto con los cortes realizados en
Florencio Varela y los incidentes entre la polica y Quebracho en La Plata. Todos
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ciparon militantes que luego fundaran los MTD de Lans y Almirante Brown, y
se acercaron con una bandera que esgrima la consigna La violencia en manos
de los trabajadores no es violencia, es justicia quienes ms tarde conformaran
el MTD de La Caada.
*24. Uno de esos muchachos que Pablo menciona como lo mejor del barrio fue Sil-
vio, quien comenz su militancia en el barrio Urquiza. Muere en octubre de 2002,
de una dolorosa enfermedad. Es ese tipo de pibes que termin el secundario
que tiene una conciencia determinada Cuando se est muriendo le pide a su
hermano Carlos que siga, que l se muere. A l y al padre, a Macario, que estuvo
como un ao en el MTD, relata El Pelado.
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levantbamos a las seis de la maana a desayunar y estudibamos todo el da,
parando nada ms que a comer y descansar un rato. Leamos y discutamos
nuestras posturas, pero tambin hacamos ejercicios de desarrollo del criterio
propio. Por ejemplo: comparbamos dos textos de organizaciones que plantearan
cosas diferentes entre s y distintas tambin a nuestra postura. Les hacamos
crticas desde nuestra perspectiva, y pensbamos en las posibles rplicas que
esos sectores nos haran. La formacin, para nosotros, no consista en repetir
una lnea.
*28. Marx, Karl, El capital, Cap. La ley general de la acumulacin capitalista, tomo I,
vol. 3, Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2008, pgs. 759 a 890.
*29. Las referencias mencionadas pertenecen a los textos Post-scriptum a las socie-
dades de control y la entrevista titulada Control y devenir. A diferencia de las
sociedades de disciplina donde el individuo pasa de un crculo a otro: familia,
escuela, cuartel, fbrica las sociedades de control no funcionan mediante el
encierro sino mediante, precisamente, un control continuo y una comunicacin
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PRIMERA PARTE 225
*30. Segn los autores, las lneas de fuga, son aquellas que escapan a la segmen-
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ven imperceptibles. Aquello que genera una ruptura con el poder hegemnico,
fundando un nuevo campo de intervencin. Es difcil resumir y encasillar en
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destacar al menos en una nota al pie, para no irnos de tema- ya que lo hemos
citado, que no proponemos para nada, en esta interpretacin, una lnea del estilo
hagamos cosas copadas en donde podemos. O: lo importante es lo que hace-
mos entre nosotros, en nuestro grupo, por fuera de los tiempos que nos imponen
desde afuera. No, una lectura, no erudita pero s atenta, nos sugiere otra cosa.
Todo es poltica, pero toda poltica es a la vez micropoltica y macropoltica.
Y tambin: ... las fugas y los movimientos moleculares no seran nada si no
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segmentos, sus distribuciones binarias de sexos, de clase, de partidos.
*31. Al igual que en los dos paros anteriores, hubo un alto nivel de acatamiento por
parte de los trabajadores, adems de la presencia del activismo garantizando la
medida. Segn el diario Clarn del jueves 23, hubo agresiones contra unas 100
unidades de colectivos en Capital y Gran Buenos Aires. Y uno de los coches fue
quemado.
*32. La discusin sobre la economa popular solidaria ser tratada en la ltima parte
de este trabajo. Por ahora, slo quiero insistir en que, en medio de la crisis, los
proyectos autogestivos de produccin, en los barrios, y aunque en pequea esca-
la, jugaron un rol que permiti dinamizar procesos de micropoltica cotidiana, y
desde ah abordar otro tipo de discusiones.
*33. Segn el Censo Nacional de Poblacin del INDEC 2001, los habitantes de la Lo-
calidad de Mosconi alcanzaban los 16.267, incluyendo las localidades de Cam-
pamento Vespucio, Coronel Cornejo y las comunidades indgenas wich, mocov,
curupes y guaran aledaas.
*34. En la ubicacin de El caso Satanowsky, Rodolfo Walsh dice: Denunciar los me-
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los servicios de informacin), preparar su destruccin, es tarea que corresponde
a los trabajadores de prensa en el marco ms amplio de las luchas del pueblo.
*35. Este sector es uno de los que protagoniz la jornada en Plaza de Mayo el Da del
Trabajador del ao 1996.
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logrado despertar gran sensibilidad en la poblacin.
*37. Muri de cncer, a los 84 aos. Resulta paradjico que un tipo como l, que
fuera 8 veces intendente municipal de Lans (del 25/5/1973 al 30/5/1976; del
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226 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
*40. Tambin a los gremios amenazar la ministra. En el diario Clarn del 27 de agos-
to de 2001, Bullrich los responsabiliza por cualquier violacin a la intimacin,
bajo advertencia de las sanciones previstas por la ley (una podra ser el quite de
la personera), sin desmedro de las acciones penales por daos y perjuicios que
pudieran corresponder por afectar la visa, la seguridad, la salud y la propiedad
de la poblacin.
*41. No existen hechos, slo interpretaciones, escribi Nietzsche alguna vez. Tal el
lema principal del perspectivismo, para quien la voz de la interpretacin est ne-
cesariamente situada. Es decir, aquella voz capaz de fundar una verdad, pero li-
gada a una determinada relacin de fuerzas. En los discursos, insistir Foucault
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como arma para una victoria que es explcitamente partidaria (Michel Foucault,
Genealoga del racismo, Editorial Altamira, La Plata, 19996, p. 48.
*42. Impulsado por el Partido de los Trabajadores por el Socialismo (PTS), principal
referencia poltica dentro de la ceramista Zann.
*44. Tosco vuelve a Crdoba, pero su salud empeora y debe volver a la Capital Fede-
ral. Sale nuevamente burlando los retenes de la represin. Esta vez, con barba
crecida y pelo ms largo, en ambulancia. Muere el 5 de noviembre de 1975. Va
Rosario, los conspiradores trasladan su cuerpo a Crdoba. El da 7 es velado
en el Club Redes Cordobesas, en el barrio General Paz. Camino al cementerio,
los gases y las balas policiales intentan capturar el fretro rodeado, de miles de
mujeres y hombres trabajadores. Bajo la lluvia, los conspiradores logran, nue-
vamente, hace invisible el cuerpo de Tosco. Hasta que llegan al cementerio y
depositan all su cuerpo.
*45. Las Fuerzas Armadas Peronistas fueron de las primeras organizaciones de la de-
nominada Tendencia Revolucionaria. Luego, un sector promovi la denominada
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PRIMERA PARTE 227
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por Ediciones de la Flor en 1993. Es una de las emblemticas historias de la mili-
tancia popular de nuestro pas. Azucena fue una de las pioneras de la Asociacin
Madres de Plaza de Mayo. Fue secuestrada en Sarand, el 10 de diciembre de
1977. Su hijo, Nstor De Vincenti, y su compaera Elsa Martnez, desaparecieron
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arrebatados por la ferocidad de las patotas de la Junta Militar que usurp el pode
r el 24 de marzo de 1976.
*48. En esos das tambin aparece por primera vez el Movimiento Sin Trabajo Teresa
Vive, intentando cubrir as uno de los baches que el MST tena como partido:
eran el nico de la izquierda tradicional que no tena, todava, su movimien-
to piquetero. Esta organizacin integrante de la coalicin electoral Izquierda
Unida al igual que el resto de la izquierda piquetera, ostentaba prolijos gorros y
chaquetas en todas sus intervenciones, aunque tena escasa capacidad de movi-
lizacin. En diciembre tambin se constituy el Bloque Piquetero Nacional, inte-
grado por Cuba, el MTR, el PO, la FTC y el MTL.
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SEGUNDA PARTE 229
SEGUNDA PARTE
Lucha de calles, lucha de clases
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230 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 231
Un da muy particular
I
Che gordo, viste qu quilombo?
S, boludo, la verdad que estoy sorprendido.
Ni Mariano ni el resto de sus compaeros (incluido Nica) se haban
imaginado que el pas amanecera as, con tal grado de convulsin po-
ltica y social.
Mir gordo, ac en Cerrito hicimos una asamblea a la maana y que-
damos en estar alertas, en contacto pero nada ms. Algunos cumpas
se llevaron los bolsones de mercadera y otros nos quedamos viendo la
tele, todos juntos. As que ahora nos vamos a la Plaza, los que estamos.
Hablaron con Lans, con Solano?
S, en Lans tienen asamblea general a las 2 y seguro se mandan
para Capital. A los de Solano no los pudimos ubicar, pero igual corto con
vos y los vuelvo a llamar.
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232 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 233
II
A las 14 horas se desarrollaron enfrentamientos en Mar del Plata,
Crdoba, Ro Negro, Mendoza, Neuqun y Chubut. La marcha piquetera,
que estaba programada para realizarse a Plaza de Mayo, fue levantada
por la FTV-CCC. La direccin de la CTA, por su parte, orden el replie-
gue de sus militantes: primero al local del FRENAPO (Frente Nacional
contra la Pobreza) a dos cuadras del Congreso y luego al de ATE Ca-
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La abuela, que medio que no ve ni escucha y medio que no entiende,
pregunt cuando nos vio salir: esta lucha es para defender los Planes
de Empleo? . Y le contest Marisa Esta lucha es por el cambio social,
compaera!.
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SEGUNDA PARTE 235
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236 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
III
Estamos todos dijo Mariano. Al instante escuch una voz hosca que
le contest:
S, todos, menos los pibes de Florencio Varela, que estn ocupados
conversando con Georgina. Todos rieron, menos Mariano y Griselda,
que en ese momento no entendieron. Al observar sus caras de sorpresa,
alguien del grupo les pregunt:
No saban? Ambos movieron la cabeza, dando a entender que no
tenan ni idea de a que se referan.
Los dirigentes del MTD de Florencio Varela estn en el programa de
Georgina Barbarosa, mientras ac el pueblo est combatiendo, dejando
el pellejo dijo nuevamente la voz de un militante de Quebracho.
En aquel instante un colectivo qued atravesado en la interseccin de
las dos avenidas: la multitud corri a refugiarse tras l. Como en una
guerra de posiciones, se ganaba un tramo sobre el enemigo. Todos co-
menzaron los aplausos: un joven arrojaba una bomba molotov sobre el
colectivo. Y luego otro aplauso y otro hasta que ya nadie aplaudi:
ninguna de las molos se haba encendido. Nuevas corridas, nuevos
piedrazos y nuevos aplausos: esta vez para los motoqueros que, enco-
lumnados, avanzaban sobre las fuerzas de seguridad y tras ellos, toda la
multitud, enardecida y a los gritos, hostigando nuevamente a la polica
que, otra vez, deba retroceder.
A las 16.10 De la Ra convoc a la unidad nacional y le pidi apoyo al
PJ. A las 17, las dos CGT (en sintona con la estrategia del PJ de darle el
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do ya das atrs. A esa hora ya se sumaban a la lista cuatro jvenes muer-
tos en las cercanas a Plaza de Mayo. A las 17.30 el presidente del Senado
Ramn Puerta, aclar que el PJ no se sumara al Gobierno de unidad.
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SEGUNDA PARTE 237
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238 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
IV
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cuando De la Ra intent asumir un gesto de autoridad y anunci por
cadena nacional la implementacin del estado de sitio por 30 das.
Tan solo 24 horas. Pareca una pelcula pero era real. En dos horas
el pas entero se haba puesto de pie: a los cinco minutos del anuncio
presidencial comenzaron a sonar las cacerolas. Primero en Belgrano y
Barrio Norte. Luego se sumaron Palermo, Flores, Chacarita, Liniers y
Villa Crespo. A los diez minutos ya empezaban las juntadas en diversas
esquinas y a la hora el Congreso y la Plaza de Mayo estaban repletos de
gente.
Increble, pero as fue. 122 supermercados y comercios del Gran Bue-
nos Aires y 17 de la Capital Federal fueron saqueados durante el da 19.
A las 0 horas del 20, 100 mil personas entonaron el Himno Nacional
en Plaza de Mayo y a los veinte minutos caravanas de manifestantes
se concentraban simultneamente en la Quinta de Olivos y en Palermo,
frente al domicilio del ministro de Economa que, media hora mas tarde,
ya no lo sera. A las 0.50 comenz la represin en Plaza de Mayo y ah
lo inesperado: cientos fueron los que resistieron a cascotazos las balas
de goma y gases lacrimgenos. Minutos ms tarde empezaba el fuego. Al
comenzar a arder las palmeras de la Plaza ya estaba todo dicho el pas
entero se encenda: se haba iniciado la insurreccin.
No tenemos ninguna expectativa en el gobierno que pueda venir, por-
que como mucho har un poco de asistencialismo y tambin, seguro, va
a reforzar la represin, porque esto de otra manera no cierra. Un grupo
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SEGUNDA PARTE 239
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240 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
I
Cules fueron las potencialidades y los lmites de las jornadas del
19/20? Se produjo una situacin revolucionaria?pre revolucionaria?
Cules fueron los motivos por los cuales el rgimen pudo recomponerse
en tan poco tiempo? Muchas de estas preguntas todava estn, an, sin
respuestas. La diversidad de opiniones vara, crece con cada ao que
pasa. En este apartado destaco, sobre todo, algunas de las posturas
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posicin desde hoy (2009), sino compartir algunas de las apreciaciones
que varios actores tuvimos en aquel momento.
Podramos comenzar con algunos de los anlisis realizados por Ral
Zibechi. Sobre todo, quisiera destacar eso de que durante los aos pre-
vios a la insurreccin de diciembre de 2001, las luchas sociales argen-
tinas experimentaron cambios notables. Es importante subrayar esto,
porque de alguna manera, el verano de 2002 multiplica una dinmica
que ya se vena dando desde antes.
El autor uruguayo seala tendencias o aspectos a resaltar.
Uno: la irrupcin de nuevos movimientos, sobre todo el piquetero pero
tambin el de derechos humanos, dice, que le fueron cambiando la
cara a las luchas sociales. Dos: el creciente rechazo a la poltica de
privatizaciones. Tres: el entrelazamiento de diversas formas de lucha,
estrechamente vinculado con la creacin de nuevos lazos entre sectores
sociales. Cuatro: el movimiento, remarca, no presenta objetivos, o sea,
no enarbola un programa y metas a cumplir.115 El periodista de Brecha
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SEGUNDA PARTE 241
II
Realicemos un breve recorrido por los distintos sectores sociales que
se involucraron en la gesta insurreccional. Hagamos un recorte*54 sobre
la situacin de los estudiantes y de los trabajadores (ocupados y des-
ocupados).
Para algunos sectores de la izquierda independiente, como el MTR, el
fracaso del 19/20 se debe a la marcada ausencia de trabajadores ocu-
pados en aquellas jornadas.
Si entendemos de manera tradicional a la clase obrera (como pro-
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participacin fue casi nula. Sin embargo, tanto el rol protagnico de
los docentes y estatales el da 19 en La Plata y Crdoba, como el rol
destacado de los motoqueros*55, y los cientos de trabajadores preca-
rizados que pululaban por las calles de microcentro al momento de la
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determinados sectores de trabajadores ocupados en la revuelta. Aunque
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242 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 243
III
Decamos que hubo sectores (prcticamente todo el arco de partidos
de la izquierda tradicional) que caracterizaron los acontecimientos de
diciembre como situacin revolucionaria o pre revolucionaria. Muchos
llegaron hasta el punto de publicar convocatorias para que brigadas in-
ternacionalistas vinieran a Argentina a protagonizar la revolucin que
haba estallado en esos das.
Nosotros preferimos hacernos eco de las palabras que escribieron
entonces unos amigos rosarinos: Quienes hoy caracterizan la situa-
cin como revolucionaria o como pre revolucionaria, slo consideran a
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una solucin sistmica a la crisis, o confunden dicha situacin con el
engorde de sus organizaciones, pero respecto de la marcada fragmenta-
riedad de la representacin que la clase tiene en la actualidad no dicen
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partidarias y sindicales que desde el reformismo hasta la ultraizquierda
permanecen en la postulacin de dicha representatividad.119
Insistamos con algunas conceptualizaciones tradicionales: las lu-
chas populares, del Santiagazo en adelante, se libraron de manera frag-
mentada, guiadas por intereses corporativos (econmico-reivindicati-
vos), inscriptas en un camino que denominamos de resistencia y que
en trminos estructurales (estratgicos) se dieron siempre dentro de un
marco defensivo para las clases subalternas y, por lo tanto, ofensivo
para las clases dominantes. Y si bien estas luchas permitieron impor-
tantes momentos de acumulacin, no lograron cambiar la relacin de
fuerzas*57 '
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proyectos en disputa no dejaron de ser los de distintas fracciones de
la clase dominante. Con intereses contrapuestos, es cierto, pero siem-
pre al interior de una misma clase. Hay que decirlo tambin, una de las
caractersticas principales de las luchas populares posdictadura fue la
ausencia generalizada de vocacin por disputar el poder real.*58
En este sentido, comparto que cuestionar la accin de los rganos
representativos y presionar por demandas no es lo mismo que ejercer
un contrapoder en competencia directa con el poder del Estado.120 De
todas formas, no ser una concepcin de doble poder la que irn ma-
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244 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
IV
Si entendemos que la lucha poltica es ante todo una lucha por de-
terminar objetivos comunes y organizarlos en una voluntad colectiva,
comprenderemos mejor por qu la rebelin del 19/20 no se inscribi en
una poltica que desembocara en una revolucin.
En este sentido, pienso que la revuelta instituy nuevos interrogan-
tes, acordes con las nuevas prcticas que se venan gestando desde
abajo. Para decirlo con las palabras de Ral Cerdeiras: Las jornadas de
diciembre de 2001 instituyen una experiencia a partir de la cual se vuel-
ve imperativa la pregunta olvidada: qu es la poltica?. Deca entonces,
asistimos a una cierta conciencia generalizada de la impotencia de la
vieja poltica () y en su lugar aparecen formas organizativas, modos de
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lo que ser la poltica que viene, que no puede ser otra que la que ya es-
tamos haciendo cada quien desde lugares muy diversos (...). El porvenir
dir, retrospectivamente, si estas apuestas dan lugar a algo que tambin
merece llamarse poltica, es decir, la poltica de emancipacin (...).121
Resaltamos aquello de que lo nuevo ser lo que ya estamos gestando,
porque por aquellos das algunos sectores comenzaron a ver lo nuevo
por todos lados. As, en nombre de lo nuevo se hizo y se dijo cualquier
disparate. En todo caso, desde una perspectiva revolucionaria, lo nuevo
que adquirir importancia ser la poltica. Consigna que, de todas for-
mas, ser tomada luego por los partidos reformistas. Y aun por expre-
siones del rgimen. Por eso, cabe destacar que la nueva poltica no ser,
desde el punto de vista que se viene sosteniendo en estas lneas, aquella
que descarte de antemano todo el pasado, renegando de las experien-
cias que nos antecedieron, sino aquella que sea capaz de apropiarse
para s todo lo que crea necesario. Sin medallas... y sin prejuicios. En
ese sentido coincidimos con Miguel Mazzeo, cuando plantea que en la
lucha por la emancipacin humana slo hay que ser originales cuando
corresponde, y que no se puede asumir la originalidad como principio
o como meta y plantearla como cuestin esttica.122
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SEGUNDA PARTE 245
Otra postura, tambin muy en boga por aquellos das, fue la de hacer
un fetiche del concepto de resistencia. Si bien coincido en que en la
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tambin creo importante entenderla como momento de un proceso ms
amplio. Porque alguna vez habr que dejar de estar a la defensiva para
pasar a la ofensiva. O estar preparados para los embates que la clase do-
minante ejercer contra las fuerzas en lucha. La actitud de resistencia
en s introduce un cambio, que constituye un salto cualitativo frente a
la pasividad, la indiferencia, el individualismo. Pero el resistente puede
decir su NO y luego venir la fuerza represiva del Estado y acribillarlo a
tiros y borrar hasta la memoria del acto de resistencia.123
Por eso es importante no negar el papel que el Estado juega y dejar
de pensar a la resistencia como un ente abstracto, alejado de toda po-
sibilidad de contaminacin; ya que el Estado-nacin es la cspide del
sistema de relaciones sociales capitalistas [y los] rganos que la clase
dominante articula para la defensa de su dominacin econmica, polti-
ca y cultural no pueden obviarse, porque estarn ah de todos modos.
El Estado nos guste o no desorganizar, dispersar, desalentar, co-
optar a los contestatarios, siempre, indefectiblemente124.
Muchas de estas posiciones del autonomismo ingenuo se fundaban
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terme en tema, ni de ponerme en abogado del diablo, es justo reconocer
que no en todos los casos las fuentes se correspondieron con las tra-
ducciones. Por ejemplo, cuando se hablaba de Toni Negri como nuevo
pensador. O cuando se deca que el concepto de revolucin no iba ms,
que ahora la onda era el de la rebelda, escudndose en los planteos
de John Holloway. Digo, porque el italiano vena desde haca dcadas
dndole vueltas al asunto. Tambin el irlands. Es ms, cuando Ho-
lloway habl, en esos agitados das, fue categrico. Sostuvo que, a pesar
de estar pasada de moda, la palabra revolucin era importante, ya que
la revuelta slo poda sobrevivir si culminaba en una transformacin
social, es decir, en revolucin. Desde esta visin se preguntaba: Signi-
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una forma diferente de sociedad?, e inmediatamente se responda: Se-
guramente no, pues el capitalismo es un movimiento de represin de la
revuelta, de represin de la dignidad. La revuelta o rebelin no puede ser
mantenida a menos que se dirija a la revolucin, a menos que se dirija a
la transformacin social radical.125 Ms claro echale agua.
Porque forzar a renunciar a un presidente puede ser importante pero
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246 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
V
Dos apostillas:
En el bienio 2001-2002 el lugar de Pern fue marginal. La apelacin
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y formatos la posibilidad de una democracia participativa Lo funda-
mental fue la dinmica participativa que entonces emergi como una
posibilidad concreta (Omar Acha, La nueva generacin de intelectuales,
incitaciones y ensayos, p. 76).
Archipilagos antes que archipilago. Reescribirlo en plural, desde lo
mltiple Un archipilago es un conjunto de islas unidas por aquello
que las separa (I) Ya no bloque macizo del continente enmesetado;
pero tampoco la isla inhspita en el ocano de la nada. Incluso cuando
esa isla sea el mismsimo continente. (III) (Esteban Rodrguez, Archi-
pilagos: identidad y diferencia, Diez tesis, en La invariante de la poca,
p. 119).
VI
La falta de discusin sobre la violencia lleva, en muchos casos, a
idealizar los procesos de transformacin social. Porque hablar de la re-
volucin es una cosa. Prepararse consecuentemente para garantizar, al
menos, que no sea aplastada, es otra. Porque mas all de reivindicar la
heroica resistencia ejercida contra las fuerzas del orden, no podemos
dejar de tener en cuenta que, si bien la Polica Federal agot entonces su
caudal de municiones llegando al extremo de tener que utilizar gases
lacrimgenos vencidos, no intervino la gendarmera, como en rebelio-
nes populares del interior del pas. Mucho menos el ejrcito, como en
aos anteriores. O acaso con gomeras y piedras se pensaba frenar la
represin?
Seguramente se sea uno de los grandes temas que quedaron en la
cuenta de la discusin de las organizaciones populares. Porque est
claro que si el poder capitalista se ve seriamente amenazado, intentar
destruir a sus enemigos, los acusar de terroristas, los vincular a la
comisin de delitos comunes, tratar de hacerlos aparecer como enemi-
gos de toda forma de civilizacin, de desmoralizarlos de mil maneras, de
expandir a su alrededor un crculo de miedo. Puesto en el lmite, hasta
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SEGUNDA PARTE 247
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248 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
El rgimen en crisis
I
Se dijo mucho que el justicialismo promocion los saqueos para de-
rribar al gobierno de la Alianza. Por supuesto, no negamos que una
mano invisible estuvo jugando sus intereses detrs de los saqueos en
muchas zonas del Gran Buenos Aires; pero ello no quita que tambin
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en la protesta social y la movilizacin misma se mezclaba la resistencia
genuina contra el rgimen con tropa de ambos bandos de las fracciones
monoplicas que pugnaban por hacerse de lo que quedaba de la torta
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con la resistencia anti-neoliberal y la alimentaba, a la vez que su versin
estatal la reprima.128
De todas formas, el ro revuelto de la crisis no se llev puesto slo a
un gobierno que, convengamos, ya estaba medio condenado de antema-
no, sino tambin a toda la dirigencia poltica y sindical tradicional.
En cuanto a la gestin De la Ra, qu podramos decir? Desde que
asumi su mandato se desliz por una pendiente de errores, aun desde
una concepcin populista, progresista, bien-pensante. La Alianza se
crey, equivocadamente, al menos dos cuestiones: 1, que se posicionaba
por fuera de la lgica bipartidista impuesta por el Menemato. 2, estaba
promoviendo un Proyecto Nacional, con base en la burguesa. Es im-
portante sealar estas polticas ilusorias, porque aos ms tarde, en otro
contexto totalmente distinto, volvern a repetirse, de todos modos, las
ilusiones de transversalidad y proyecto con respaldo en la burguesa
nacional.
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SEGUNDA PARTE 249
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250 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
Los diarios despus de la revuelta.
La Vanguardia (Espaa): Una catstrofe anunciada.
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ciera ante un nuevo escenario. Como siempre, esperan que los mayores
costos los paguen los otros.
Clarn: Renunci De la Ra. El PJ analiza la devaluacin; Militantes
de izquierda y policas se cruzaron con furia por un rato. La gente que
pasaba por el lugar qued atrapada en un espiral de violencia.
Una caricatura: No abandonar la casa de gobierno dice De La Ra.
Alguien pregunta: Qu? Se decidi a tomar el toro por las astas? No
responde Don Fernando es que si salgo esta gente me mata.130
III
Durante los ltimos diez das del ao Argentina estuvo sumergida en
una crisis sin precedentes en su historia. El ltimo da del ao, Alberto
Camao era el tercero que asuma como presidente de La Nacin, en tan
solo diez das.
En trminos sociales, la situacin no dej de mantenerse tensa: a slo
dos das de la revuelta, el estado de sitio se reimplant nuevamente en
territorio bonaerense, en Entre Ros y San Juan, por pedido de sus res-
pectivos gobernadores. Y todava haba alrededor de 45.000 detenidos
en todo el pas.
Si bien el acuerdo alcanzado en el seno del PJ era fundamental para
quienes pretendan recomponer la institucionalidad ante una situacin
de profundo descrdito del conjunto de la clase poltica este proceso
no fue para nada fcil. Era, nuevamente, el nico en condiciones de
conducir el Ejecutivo. Eso estaba claro, pero no el nombre de quin lo
hara. Al da siguiente de la revuelta comenzaron a desarrollarse los en-
tretelones que llevaran a El Otro a la presidencia.
IV
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SEGUNDA PARTE 251
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252 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 253
V
Argentina en el mundo: breve recorrido por los peridicos de otros
pases.140
El populismo descafeinado regresa a la Argentina.141 Argentina
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luacin.142 El nuevo Presidente, Rodrguez Sa, declara la suspensin
de la deuda argentina; El viva Pern volvi a invadir la Casa Rosada;
Radicales y peronistas apoyan al capitalista. La solucin, la revolucin.
Argentina es tu hora.143
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254 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 255
Huellas
I
Jueves 20 de diciembre de 2001. La polica se ve sobrepasada por
los manifestantes que, en la zona de Avenida de Mayo y 9 de Julio,
avanzan, retroceden y vuelven a retomar la iniciativa. Arrojan sobre
los uniformados piedras, palos, botellas, todo lo que encuentran a
su alrededor. Entre los policas que retroceden, dando rdenes, se
encuentra el jefe del Cuerpo Operaciones Federales (COF2), integra-
do por la Infantera de la Polica Federal. El mismo que hace minu-
tos noms, disparaba contra los manifestantes; el mismo que, horas
antes, ordenaba avanzar contra las Madres en la Plaza de Mayo. Se
trataba de Ernesto Sergio Weber, el hijo del subcomisario retirado de
la Federal conocido como 220, Rogelio o Armando y cuyo ver-
dadero nombre es Enrique Ernesto Frimon Weber. Durante los aos
1976-1978, estuvo en Operaciones de la ESMA. Fue responsable del
secuestro de Graciela Vicky Daleo, Alicia Milia y Norma Gaby Arros-
tito*61. Tambin integr el grupo de tareas que embosc a Rodolfo
Walsh en San Juan y Sarand, el 25 de marzo de 1977. Dicen que fue
l quien le dispar.144
II
Los tres das siguientes a la revuelta. Los rumores de saqueos comen-
zaron a expandirse por aqu y por all. Los pobres contra pobres. Ya se
comenta el tema del levantamiento de barricadas en los barrios, para
defenderse de saqueadores de otros barrios.145
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256 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
Como sucedi en 1989, tras los saqueos y la crisis, una ola de rumo-
res se expandi por el pas. Patotas de civil algunas veces, o directa-
mente la polica uniformada, recorriendo las barriadas del Gran Buenos
Aires, advirtiendo a los vecinos que se cuidaran de los saqueadores que,
se saba, ya haban arrasado en otros barrios. Pnico entre la gente por
rumores de saqueos. Para el gobierno bonaerense hay una psicosis co-
lectiva. Pero en los barrios del Gran Buenos Aires la gente se arma con
palos.146 La guerra de rumores ya estaba en marcha.
Doce aos atrs un diario titulaba: La guerra de los machetes. El
periodista Sergio Ciancaglini comentaba que en una villa llamada La
Mitre, los vecinos haban decidido armarse, montando barricadas en
todas las esquinas y organizndose por manzana. En las barricadas
podan verse prolijas hileras de bombas molotov; hombres armados
con cuchillos y machetes de medio metro de largo y en algunos techos
haba otros con escopetas. Contina Ciancaglini: En las otras villas la
situacin era idntica. Trincheras, armas, miedo, pero les adjudicaban
la posible invasin a los de la villa Mitre. Claro que la polica jug un
papel importante en el delirio paranoico de la poblacin. Una de las
polticas que tuvieron entonces, fue ir por los barrios atrincherados y re-
comendarles que usaran distintivos: a unos los incitaron a quedarse en
cueros; a otros utilizar brazaletes, y a otros, vinchas. As los reconoce-
mos y no tiramos contra ustedes, decan. Finalmente, tras das de caos
y violencia (un colectivero asesinado fue la gota que rebals el vaso) el
rgimen impuso su orden. En todas las villas aplaudan el paso de los
policas, que indefectiblemente seguan viaje a otra parte.147
Sin embargo, y a pesar de que en 2001, en relacin a 1989, el pro-
tagonismo popular y los niveles de conciencia expresados en la movili-
zacin fueron cualitativamente superiores*62 (para decirlo con una frase
dialctica que huele mal), la memoria colectiva, de todas formas, fue
la gran ausente. Se pas as, en tan slo dos das, del cuestionamiento
profundo al orden social vigente, a la ms elemental de las actitudes
desarrolladas por un ser humano: la defensa de lo ms cercano (en
este caso lo individual-familiar; o a lo sumo, la defensa del barrio... del
ataque de otros barrios). El atrincheramiento en los territorios de Co-
nurbano posibilit que la Capital Federal estuviera limpia de moviliza-
ciones populares para la Navidad.
Esta actitud, sin embargo, fue tomada como positiva por algunos
sectores del campo popular -como el PCR-, ya que, segn evaluaron
entonces, les permita organizar la autodefensa popular de ciertos ba-
rrios matanceros, donde la CCC haba desarrollado una importante
presencia.
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SEGUNDA PARTE 257
III
Viernes 28 de diciembre. Maximiliano Tasca (25 aos), Cristian Gmez
(25), Adrin Matassa (23) y Ernesto (sin datos de apellido y edad), luego
de haber participado del cacerolazo, se fueron a tomar algo por ah.
Mientras miraban los sucesos del Congreso por Crnica TV, comenzaron
a festejar las trompadas que un polica reciba de un grupo de mucha-
chos que participaban de la movilizacin. En ese momento apareci un
ex sargento 1, entonces custodio de la estacin de servicio ubicada en
la esquina de Baha Blanca y Gaona, en el barrio de Floresta.
El ex polica increp a los jvenes que se encontraban tomando unas
cervezas. Y luego les dispar. Maxi (un tiro en la sien), Cristian (un dis-
paro en la nuca) y Adrin (un impacto en el estmago) quedaron tendi-
dos en el lugar. Ernesto fue el nico que logr escapar. Eran aproxima-
damente las 4 de la madrugada del sbado.
Mientras tanto, en otros sitios an continuaban las protestas: algu-
nos frente a la residencia de Olivos; otros, frente a la Casa de Gobierno.
Fue all donde la polica empez la represin, luego de que parte de la
multitud comenzara a patear sus puertas. Al dispersarse, tras los gases
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258 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 259
IV
Lunes 31 de diciembre de 2001. Si bien aquel caluroso da transcurra
normalmente, un suceso producido en Comodoro Rivadavia alter la
(in)tranquilidad de los preparativos que cada familia suele realizar para
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cedimientos de protesta tan habituales en aquellos tiempos: ni piquete,
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sencillo asalto. Pero como casi todo en aquella semana, tuvo caracters-
ticas bastantes peculiares.
El acontecimiento fue protagonizado por tres muchachos que en-
traron a un comercio y tomaron rehenes. Cuando comenzaron a llegar
los medios de comunicacin, lo primero que hicieron fue darle $ 7.000
a un camargrafo para que los repartiera entre la gente que se haba
congregado en el lugar.
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ciaban de asaltantes realizaron una accin inesperada: dejaron caer del
negocio salamines y quesos, mientras cantaban la Marcha Peronista...
Exaltados,*65 agitaron contra el gobierno nacional y el de la provincia.
Lo ltimo que se les escuch decir en esa tarde, mientras disparaban
sus armas al aire, fue: Somos todos vctimas de una crisis sin igual.
Con el correr de las horas, los que festejaron la actitud de los ban-
didos que regalaban salamn y queso, se fueron a sus casas a cenar
y festejar... Fue entonces cuando la polica aprovech y entr al lugar.
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260 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
j
... el jefe se parece ms a un lder o a una estrella de cine
que a un hombre de poder, y siempre corre el riesgo de ser
repudiado, abandonado por los suyos.
Guilles Deleuze y Flix Guattari, Mil mesetas, capitalismo y esquizofrenia
I
Por la cultura poltica dominante en nuestro pas durante las lti-
mas dcadas, estamos muy acostumbrados a delegar en otros, a ver en
quin se encarga de cuestiones colectivas, bien a un ladrn, bien a un
ingenuo, segn los puntos de vista. La poltica, en todos estos aos, ha
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eso las nuevas experiencias se empecinan tanto en construir un tipo
de vnculo distinto al habitual, aun de las construcciones de izquierda.
Una relacin distinta entre las bases y la militancia. En principio,
buscando conjurar todo el tiempo esa divisin. Que en el movimiento
prime una relacin basada en la solidaridad, el compaerismo, la ca-
maradera. Juntarse no para que te lleven sino para participar, no
para que nos den sino para conquistar. sos fueron los primeros
pasos...
Porque de entrada se concibi que fortalecer la autonoma de los tra-
bajadores (desocupados) era un desafo central para un proyecto que
aspirara a cambiar la sociedad. En este sentido, que la direccin poltica
deba ejercerse desde las asambleas de base fue un principio sostenido
a capa y espada. Por ms que al principio las asambleas fueran espa-
cios formales en los que la militancia pasaba informes. Claro que esta
cuestin no pretendi negar las mediaciones necesarias.
Porque desde un principio cada barrio comenz a coordinar luchas
con otros barrios (sea del mismo distrito, conformando un movimiento,
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SEGUNDA PARTE 261
II
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$Estrella Fe-
deral, que en su momento sirvi como gua para la accin de un co-
lectivo de compaeros y compaeras. Destaquemos ahora la visin que
por entonces tenamos sobre el rol de la militancia. La vanguardia, se
insista, concebida como el destacamento de avanzada del movimiento
popular, continuaba siendo un concepto vlido, si se pretenda esqui-
var las visiones espontanestas. Se adverta sobre las desviaciones de
las orgas en las ltimas apuestas de transformacin, es cierto. Aunque
todava pueden verse resabios de ciertas concepciones tradicionales en
aquellas posiciones.
De todos modos, quiero concentrarme en cmo esta concepcin de
vanguardia se haca carne en el da a da: el rol de la vanguardia tiene
que ver con el objetivo estratgico, pero tambin determina el tipo de
militancia y el tipo de construccin necesarios en cada etapa. Cuando
la orga suplanta al pueblo como sujeto de cambio; cuando las orga-
nizaciones de masas son utilizadas como correa de transmisin de la
poltica del partido, generando un paternalismo que desvirta la exis-
tencia de herramientas propias del movimiento de masas, como asam-
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262 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 263
III
Sin el rol activo de un ncleo de militantes, los MTD no existiran.
Fueron los activistas, con una lnea determinada (aunque ms no sea
genrica, planteando la necesidad de organizarse, de desarrollar asam-
!
las propias fuerzas y no en los polticos que siempre mienten, etc., etc.),
los que impulsaron la conformacin de los movimientos.
Mabel Thwaites Rey dice a propsito de esta cuestin, que el riesgo
del vanguardismo no est presente slo en trminos tradicionales (los
partidos de izquierda que se autoerigen en portadores de verdades esen-
ciales, en conductores inapelables de las masas), sino tambin en las
nuevas experiencias, en aquellos que comienzan a pregonar el autono-
mismo como verdad absoluta. En este sentido, comparto su posicin:
hay otra forma de concebir el ncleo de avanzada o ncleo dinami-
zador, como se los denominaba al interior de los MTD. El grupo ms
activo, ms dispuesto a asumir responsabilidades, a comprometerse en
la organizacin colectiva, en trascender lo inmediato y a ejecutar accio-
nes para el conjunto.153
En el mismo sentido, aos ms tarde Guillermo Cieza pensar y es-
cribir algunas lneas al respecto. Tanto en su librito azul como en el
naranja.154 Cieza plantea que aunque no se puede hacer una poltica de
transformacin sin asambleas de base, la poltica no se reduce exclu-
sivamente a eso. Claro, hay decisiones que requieren un anlisis de la
situacin, de las relaciones de fuerza, de las posibles tendencias, etc.,
etc. No todos estn, muchas veces, en condiciones de realizar esos an-
lisis. De ah la insistencia testaruda de la formacin poltica: de los mi-
litantes y de todos los integrantes del movimiento. Guillermo pone como
ejemplo a los zapatistas y los Sin Tierra. Dos experiencias que combinan
el peso de las decisiones tomadas en instancias de base con el aporte
de ncleos de militancia con cierta experiencia y capacidad de anlisis.
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264 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
IV
Durante la dcada 1995-2005 las referencias ms fuertes para la iz-
quierda autnoma fueron el MST de Brasil y el EZLN de Mxico. Elijo ese
perodo no por capricho, sino por dos motivos: 1. es el perodo narrado
en este trabajo; 2. en los ltimos aos se produjo un desplazamiento
en las referencias latinoamericanas. Tanto el caso boliviano como el ve-
nezolano (que a mi humilde entender tienen mucho para aportar como
procesos de masas), han provocado en ciertos sectores autnomos o
independientes un repentino viraje. Sea hacia la negacin de que el
elefante existe, como dice Mazzeo, o bien hacia la heteronoma*67, en
una suerte de edipizacin*68 simblica de las construcciones sociopo-
lticas. Pero eso, como deca, es parte de otro perodo. En el ciclo que se
abre con Cutral C y que comienza a cerrarse con la Masacre de Puente
Pueyrredn, tanto los Sin Tierra como los zapatistas son quienes tienen
la palabra en este asunto.
La de James Petras fue una de las pocas voces que por esos aos,
desde las entraas mismas del imperio plantearon otra cosa. Cuando
visit nuestro pas, a principios de 2001, se arrim hasta San Francisco
Solano para tener una conversacin con varias centenas de compaeros
y compaeras que nos reunimos en un Galpn. Una de las cosas que
salieron fue la de los liderazgos al interior de los movimientos. l pre-
sent entonces sus hiptesis.155
Comenz criticando los estudios sociolgicos de los 80-90, por pos-
modernos, y plante que le resultaba sospechoso que ninguno pusiera
el foco en el rol de los liderazgos, siendo stos tan importantes en los
movimientos sociopolticos estudiados. Petras vea en el caso MST una
lnea que iba a contrapelo de lo sucedido en el resto de Amrica Latina. A
saber: mientras las guerrillas abandonaron la lucha por transformar la
sociedad y sus lderes se integraron al sistema, los Sin Tierra fortalecie-
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cia por todo Brasil. l atribua este proceso de retroceso de los aos 80,
fundamentalmente, a dos factores: 1. el origen pequeoburgus de los
comandantes guerrilleros (quienes retornan a sus posiciones de clase);
2. el funcionamiento verticalista de sus organizaciones.
Luego pas a detallar los diez puntos que consideraba centrales a
la hora de evaluar como exitosos esos liderazgos. Haca hincapi en
el lazo orgnico de los lderes con su base social; en el compromiso de
fomentar la formacin y la educacin al interior del movimiento; y la
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Tal vez esta ltima cuestin haya sido una de las grandes diferencias
con respecto al proceso experimentado por las organizaciones autno-
OLEURSUXHEDLQGE SP
SEGUNDA PARTE 265
V
El concepto de referente fue utilizado desde un principio en los movi-
mientos. Serva para designar a quienes a diferencia de los vecinos que
se acercaban a ver de qu se trataba eso de los piqueteros, ya fuera por
su capacidad de oratoria o por su compromiso con las tareas a desarro-
llar, lograban ejercer una suerte de liderazgo sobre el resto. En algunos
casos eran los militantes que haban comenzado a organizar el mo-
vimiento; en otros casos, vecinos que se acercaban por una necesidad
y comenzaban a politizarse, a asumir responsabilidades, compromisos
con la organizacin. Los activistas, en otras palabras. O ms bien, los
activistas ms carismticos (en la mayora de los casos, se deba ms
que nada a la capacidad de hablar en pblico, en una asamblea barrial,
una reunin de coordinacin con otros movimientos o de negociacin
con el gobierno, una entrevista ante los medios de comunicacin, etc.).
Est claro que muchos activistas garantizaban tareas cotidianas, pero al
ser retrados no eran considerados referentes por sus pares.
Siempre se busc esquivar la denominacin de lder o dirigente,
por la connotacin negativa que tena para una construccin que pro-
mova la horizontalidad y la democracia directa como lemas, como
estandartes de una poltica autnoma.*70
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266 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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autores de Antiedipo en el apartado del texto citado en el epgrafe, donde
homenajearon al antroplogo Pierre Clastres [Problema I: Existe algn
medio para conjurar la formacin de un aparato de Estado (o de sus
equivalentes en un grupo)? Proposicin II: La exterioridad de la mquina
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de rganos de poder. El Estado se preocupa de conservar. Se necesitan,
pues, instituciones especiales para que un hombre pueda devenir hom-
bre de Estado, pero tambin se necesitan mecanismos colectivos difu-
sos para impedirlo. Los mecanismos conjuratorios o preventivos forman
parte de la chefferie, e impiden que cristalice en un aparato diferente del
propio cuerpo social. Clastres describe esa situacin del jefe cuya nica
arma instituida es su prestigio, cuyo nico medio es la persuasin, cuya
nica regla es el presentimiento de los deseos del grupo....156
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SEGUNDA PARTE 267
Cross a la mandbula
Si bien ningn sector del movimiento piquetero se posicion con el
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tomar caminos divergentes a quienes, desde entonces, comenzaron a ser
denominados como los duros y los blandos. Por supuesto, esa diviso-
ria de aguas, fomentada por los medios empresariales de comunicacin,
fue aprovechada por las clases dominantes cada vez que pudieron.*71
La crisis en la provincia: advertencia de tres intendentes bonae-
renses. Temen nuevos estallidos en el Conurbano. As titul el dia-
rio de los Mitre una de sus notas de principios de ao. Las comunas
de La Matanza, Florencio Varela y San Martn denuncian que existen
agitadores que promueven protestas. Los jefes comunales recibieron
informes sobre activistas que movilizan a desocupados. Incitan a la
gente, segn la denuncia, con falsas promesas de planes de traba-
jo.157 Ante esto, Luis D Ela reconoci: Hay grupos organizados que
responden a Ral Castells, al Polo Obrero y a la Coordinadora de Des-
ocupados Anbal Vern, que (...) van a salir a la calle para tratar de
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<K158 Por supuesto, como no poda
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Alderete, de la CCC.
Ante estas declaraciones La Vern replic: Una nueva operacin pol-
tica del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires, consistente
esta vez en lanzar versiones mediticas buscando demonizar a quienes
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sectores del pueblo le damos una direccin comn a nuestra lucha,
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piqueteros de La Matanza se prestan a la maniobra, sealando con el
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268 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 269
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270 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
Efecto contagio
Decamos que los nuevos grupos incorporados a la Coordinadora le
permitieron a La Vern desplegar, durante el verano, un abanico impor-
tante de cortes de ruta en distintos lugares. De donde provenan estos
nuevos grupos?
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una ruptura con la CTA (estuvo impulsado en sus inicios por militancia
independiente y por Quebracho, quienes posteriormente se retiraron del
movimiento). El MTD de Quilmes naci de la unidad de distintos barrios
que venan organizndose en esos meses con militancia independiente
de la zona. El MTD de Ro Negro apareci en ese verano, de la mano de
militantes setentistas y jvenes estudiantes universitarios.
En Almirante Brown, el corte territorial organizado por el MTD del
distrito cont con la presencia de otros tres movimientos: el de Jos C
Paz zona Oeste; el de Lugano Capital Federal y el de Berisso Gran
La Plata. Tambin se hicieron presentes HIJOS, FUBA, CICOP, ATE-
Sur*74 y docentes de La Verde.
El MTD de Jos C Paz haba comenzado a organizarse a mediados de
2001. El MTD de Lugano que es el primer MTD de Capital Federal
tuvo en ese corte de ruta su bautismo de fuego, al igual que el MTD de
Berisso. Destaco que el surgimiento del MTD de Berisso tiene toda una
historia previa que, creo, vale la pena contar. Al menos brevemente.
En 1984 surge el Taller Infantil en el Centro Cultural de la calle Nueva
York. En 1989 este espacio se traslada a Villa Progreso, con el nombre
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SEGUNDA PARTE 271
Te vamos a ir a buscar
El jueves 24 de enero, en el marco del plan de lucha de La Vern, el
MTD de Lans moviliza con grupos de la zona*76 para escrachar al
intendente. El motivo: denunciar el ataque perpetrado contra Antonio
Gutirrez, vecino y referente del PUC, una organizacin social de Monte
Chingolo. A vos te vamos a ir a buscar, le dijo Omar Lpez, en plena
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272 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 273
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274 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 275
Al convocar con ejes muy sentidos por la poblacin (centralmente por
las reivindicaciones de planes y alimentos), el plan de lucha piquetero
lograba aglutinar a gran nmero de personas. De all que el debate acer-
ca de cmo crecer y cmo contener se haya tornado fundamental en ese
perodo. Por supuesto que los caminos y metodologas no eran homo-
gneos al interior del conjunto del denominado Movimiento Piquetero.
En algunos casos (como el del PO), la poltica era poner mesas en los
barrios y censar (anotar en planillas) a quienes se encontraban sin tra-
bajo. En el caso de La Vern, no exista una poltica nica con respecto
al tema, ya que su carcter de coordinadora de lucha posibilitaba que
cada movimiento distrital tomara sus decisiones.
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zona con la consigna: Quers un plan?; y convocaba a sus asam-
bleas generales en el playn ubicado frente al la estacin de trenes.
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276 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 277
Cartas
Daro se encontraba entre los compaeros con mayor responsabili-
dad dentro de uno de los 7 cortes que protagonizaba La Vern en el
Conurbano. Pablo Solana, principal referente del MTD de Lans, estaba
entonces en Ro Negro, junto a su compaera Florencia, acompaando
la consolidacin del MTD de Allen, recientemente incorporado a la coor-
dinacin con los MTD del Conurbano bonaerense.
En medio del plan de lucha, en medio de estas prcticas y estos de-
bates, Daro Santilln y El Pelado Pablo intercambiaron correspondencia
por correo electrnico. Quiero destacar algunos prrafos que, si bien ex-
tensos, ayudarn a comprender muchas de las posiciones polticas plan-
teadas en el momento en que se desarrollaron estos acontecimientos.
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278 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
de lucha de la CTD Anbal Vern (). Veo que el plan de lucha no est
para nada bien encaminado, un plan de lucha muy varelista.*80 Falta
un anlisis de la situacin y saber movernos dentro de lo que analiza-
mos (...). Habra que verlo en profundidad y proponer un camino de sali-
da al pantano en el que estamos metidos desde adentro y desde afuera.
Un Abrazo, Daro.
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SEGUNDA PARTE 279
Antes de la lluvia
Recin el lunes 11 de febrero el plan de lucha obtendr su primera
victoria, luego del bloqueo a los accesos a la Capital Federal.*81 La Vern
mantuvo cortada la autopista Buenos Aires-La Plata. Los piqueteros,
todos con los rostros cubiertos por remeras y palos en sus manos, to-
maron el lugar, controlando absolutamente todo el territorio: las ba-
rricadas, armadas con carteles publicitarios, ya eran un clsico en los
cortes de aquellos das.
En medio de la jornada una camioneta logr sortear la barricada y
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lo que cada uno tena a mano, volaron sobre la camioneta que, a los
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280 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
pocos metros, se encontr con todos los vidrios rotos y los neumticos
estropeados por los miguelitos. A pesar de que el vehculo tena pedido
de captura (segn se supo ms tarde por los fotgrafos de Indymedia,
quienes lograron captar la patente), la polica dej partir al tipo que ma-
nejaba como si nada hubiera sucedido
A pesar de que aun por la noche las agencias de noticias contabili-
zaban dos cortes de ruta que no haban sido levantados (el de Florencio
Varela y el de La Plata), el da culmin con una victoria parcial para los
MTD. Por eso, a pesar de la lluvia torrencial y tras un mes y medio de
luchas sin resultados la alegra brot entre los presentes. Casi todos
comenzaron a cantar y a bailar en medio del viento y la tormenta. Un
poco de fresco, luego de tanto sol, de tanto calor, no vena nada mal. El
agua se transform en una suerte de bendicin para quienes se encon-
traban cortando la autopista.
Finalmente, un poco de distensin nos merecemos, no? le dijo Jo-
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una sonrisa en el rostro. As es pens Mariano. Hemos pasado todas
las vacaciones en las rutas.
Apostilla: En femenino
Ellas. Piqueteras es el nombre con el que los medios masivos de co-
municacin comenzaron a presentarlas ante la sociedad. Compaeras
es como se llamaban, justamente, entre ellas, cuando se tratan de igual
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SEGUNDA PARTE 281
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282 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
I
Las cacerolas,*82 que hicieron su aparicin masiva el 19 de diciem-
bre de 2001, jugaron un rol fundamental a la hora de quebrar el miedo
impuesto por la declaracin del estado de sitio. Por eso creo inoportuno
reducir esta forma de protesta slo a un factor coyuntural, centrado en
lo econmico (incautacin de los depsitos bancarios). Hay algo de tipo
tico-poltico en el rechazo al autoritarismo y la represin. No es que
vea un soviet en cada esquina en la cual se juntan un grupo de vecinos.
Tampoco es cuestin de depositar esperanzas exageradas en los vacilan-
tes (cuando no reaccionarios) sectores medios porteos. Pero creo que es
justo reconocer que durante el primer semestre de 2002, estos sectores
se incorporaron de una u otra manera al proceso de resistencia contra el
modelo neoliberal. En un proceso indito de participacin y movilizacin
de estos sectores.
Por otra parte, los cacerolazos no se agotarn con la cada de De la
Ra. Una semana mas tarde aparecern nuevamente para expulsar a
Adolfo Rodrguez Sa; y unos das despus volvern a las calles para
advertir a El Otro que en Argentina algo haba cambiado. Luego, al ruido
de las cacerolas se le acoplar la palabra compartida en los distintos
barrios. Es el surgimiento de las Asambleas Populares.
De manera muy distinta a lo que sucedi durante la dcada mene-
mista, el verano ser, para los sectores medios, un perodo en el cual lo
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SEGUNDA PARTE 283
II
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el clima poltico de aquellos das. Se trata de una fotogtrafa en la cual
puede verse a todos los bancos blindados: en vez de vidrios, tenan
chapones. Un texto publicado en esos das en un sitio web, da cuenta
de esta imagen:
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284 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 285
gente; Hay un crecimiento que a todos nos pone bien, pero a la vez
vuelve ms difcil ponernos de acuerdo; La regla es que el Parque sirva
para coordinar y las asambleas barriales acten como soberanas.
Mas all de algunas trabas, los procesos de coordinacin comenzaron
a dar sus frutos, y el viernes 25 de enero se realiz el primer cacerolazo
nacional. Bajo una intensa lluvia, miles de manifestantes bailaron, gri-
taron y saltaron en la Plaza de Mayo. En Puente Pueyrredn, el corte que
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una columna de caceroleros de la zona Sur, no pudo llegar a la Plaza.
Luego de la represin al cacerolazo y de que les impidieran a los piquete-
ros de La Vern avanzar desde la zona Sur del Gran Buenos Aires hacia
la Capital Federal, los medios masivos de comunicacin siguieron ha-
ciendo eje en que el problema central eran los dscolos que se metan
en las jornadas de protesta que ciudadanos bien desarrollaban en los
marcos de la legalidad. La democrtico-burguesa, claro est.
III
Por esos das, amplios sectores medios, progresistas, que se ha-
ban entusiasmado primero, y desilusionado despus con el gobierno de
la Alianza, golpeaban sus cacerolas en la ciudad, concurran a asam-
bleas y hasta miraban con simpata cuando una columna de los barrios
bajos ingresaba a la ciudad a protestar. Lo que no toleraban era que
las luchas se radicalizaran; que quienes haban sido violentados se vio-
lentaran. Reproduzco unas palabras del artculo titulado Rebeldas,
que Pasquini Durn escribi por aquellos das. Camus sostena que el
movimiento de rebelin no es, en su esencia, egosta. Puede haber, sin
duda, determinaciones egostas. Pero la rebelin se hace tanto contra
la mentira como contra la opresin. Desde aquellas jornadas del 19 y
20 de diciembre, buena parte de la ciudadana nacional est en desobe-
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predeterminado, por momentos las actitudes y los discursos hasta pier-
den racionalidad, aunque a la vez el desborde tumultuoso va encontran-
do cauces nuevos, como son, por ejemplo, las asambleas vecinales, las
conexiones interbarriales, que podran ser un indito punto de partida
hacia formas ms complejas de organizacin.
Luego de hacer toda una reivindicacin democrtica, progresista,
el periodista asevera: La violencia atemoriza a los ms dbiles o, si se
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agresin o los motivos que se invoquen para cometerla. Es legtimo, por
lo tanto, que los ciudadanos aslen a los violentos. Siguiendo las ob-
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286 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 287
I
Viernes 25 de enero de 2002. Desde el inicio del da el ritmo polti-
co estuvo marcado por el tenor que tomara la protesta social. Esta-
ba anunciado el primer cacerolazo nacional y un importante sector del
movimiento piquetero se encontraba en medio de un plan de lucha que
inclua cortes de rutas y bloqueos de puentes. Desde la maana los ti-
tulares de los diarios e informativos radiales anunciaban: Cuidado con
los violentos; El gobierno prev incidentes; Fuerte dispositivo policial;
Asueto desde la tarde para empleados de los organismos del Estado;
Temen un viernes negro ().178
Ante esta situacin, cada sector social, cada agrupamiento se posi-
cion de distinta manera. Los pequeos empresarios del comercio, por
ejemplo, llamaron durante la tarde a no movilizarse a Plaza de Mayo.
Si bien haban participado en anteriores cacerolazos, ahora decidan
pronunciarse por hacer sonar las cacerolas en los balcones o las es-
quinas de sus casas, para no dar lugar a los violentos. La CTA pareca
hacerle el juego al gobierno, convocando a movilizarse... otro da. Los
grandes medios como el grupo Clarn y Radio 10 insistan en diferen-
ciar la legtima protesta de las cacerolas, de los piquetes, que tienen
otros mtodos ms violentos. Se dedicaron todo el da a machacarlo
una y otra vez.
Por su parte, Tlam expres: Organizaciones de desocupados, jubi-
lados, empresarios del transporte, abogados y productores agropecua-
rios encabezaron diversas protestas, en la Capital Federal y en loca-
lidades del interior del pas, para reclamar la creacin de fuentes de
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puntos. En otro cable, la misma agencia seala: Los integrantes de la
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288 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
A las 20 horas del mencionado viernes 25, mientras la Asamblea ve-
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puente... alrededor de 2.000 personas deciden sumarse a la marcha a
Capital...algunas mujeres con chicos preparaban el regreso, en trenes,
a sus barrios del Gran Buenos Aires.179
Tengo informacin que los manifestantes del Puente Pueyrredn
resolvieron suspender la protesta y la situacin est tranquila all,
declar, a las 21 horas, el secretario de Seguridad del gobierno nacio-
nal, Juan Jos lvarez. Sin embargo, no es sta la informacin que
circula en los medios. Un medio radial, por ejemplo, expres: En esos
momentos en que un triple cordn de Infantera cubra todo el puente,
los pertrechos represivos estaban listos para entrar en accin. Lan-
zagases, itakas y todo lo dems, intimidaban a los manifestantes que
intentaban, valga la redundancia, manifestarse.
Las motos haciendo rugir sus motores detrs, el helicptero sobrevo-
lando, y un disparo al aire en momentos en que una mujer increpaba con
insultos al jefe del operativo, completaban el panorama.180
El puente que une a la ciudad bonaerense de Avellaneda con la Ca-
pital Federal, sin embargo, no era el nico del pas que se encontraba
militarizado. En Crdoba, en el marco de un operativo preventivo, se
haban afectado 1.500 efectivos en los puentes y accesos al centro de la
capital provincial.
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SEGUNDA PARTE 289
III
Alrededor de las 21 hs, antes de que se largue la tormenta, los mani-
festantes anuncian la retirada del Puente. Las luces del Pueyrredn se
apagan. Si generaban un apagn en toda la zona, era la seal de que
reprimiran aunque la gente estuviera con intenciones de retirarse, re-
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la decisin de participar en el cacerolazo permaneca inquebrantable.
... Mientras tanto, la columna que se mantena organizada y dejaba el
Puente, se dirigi al otro puente ms cercano, a unas pocas cuadras: al
llegar ah, otro cordn de infantes interrumpa el paso, con el inmediato
refuerzo de carros de asalto y lanzagases. Quedaba una sola alternativa
para llegar a la Capital: el tren.181
Claro que en la Argentina neoliberal, el trptico gobierno-empresas
privatizadas-fuerzas represivas funciona de una manera por dems ar-
ticulada. Quienes primero llegaron a la estacin de Avellaneda compro-
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290 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
IV
El lunes 28 de enero, la FTV y la CCC marcharon desde La Matanza
hasta la Plaza de Mayo. De la movilizacin participaron alrededor de
40.000 personas, que recorrieron a pie unos 40 kilmetros. Cuando los
desocupados ingresaron a la Capital Federal, las Asambleas Populares
los recibieron con mate cocido.
Das antes, el Bloque Piquetero Nacional, al culminar la jornada pro-
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SEGUNDA PARTE 291
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292 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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SEGUNDA PARTE 293
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ro al tema de la mstica. Para aclarar, es importante sealar que mstica
es una palabra que tiene origen en la religin.186 De todos modos, vere-
mos aqu un enfoque poltico de la cuestin.
Si es importante el tema de la mstica, es porque se constituir en uno
de los rasgos distintivos de la Nueva Izquierda (Autnoma) de nuestro
pas. Analizndolo, Joaqun Gmez subray que no es comn que fuera
del contexto de lucha callejera la mstica tenga tanta centralidad. En
el mismo sentido, podemos decir que tampoco es usual, aunque no sea
indito, que tenga un grado de preparacin previa.187
Dado que la mstica cobrar fuerza en los MTD Anbal Vern que con-
formarn, a partir de 2004, el Frente Popular Daro Santilln, y como
ese perodo no entra en este libro, he preferido no ahondar aqu en la
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pio. Por eso, estas lneas se centran en la experiencia brasilea, ya que
constituyen una referencia insoslayable en este aspecto. Constituye, por
decirlo de alguna manera, el antecedente primario de estas experien-
cias. Porque es el MST de Brasil el que, adems de desplegar toda una
prctica, ha sabido tambin tematizar y desarrollar una labor terica al
respecto.
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294 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
I
Joao Pedro Stedile sostuvo alguna vez que incorporaron al movimien-
to la mstica como una prctica social que tiene que ver con que las
personas se sientan bien al participar de la lucha. La mstica, insiste el
dirigente ms reconocido de los Sin Tierra, es una forma de manifesta-
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en direccin a un ideal, que no sea una obligacin. Nadie se emociona
porque recibe la orden de emocionarse, se emociona porque est motiva-
do en funcin de algo. Y tampoco se trata de una distraccin metafsica
o idealista, de que todos iremos juntos al paraso... los carismticos
usan la mstica en pro de un ideal inalcanzable....188
En el caso que estamos analizando, la mstica juega otro papel: se
encuadra en una estrategia de confrontacin, en el marco de un mo-
vimiento que, a la vez que lucha por el socialismo, rompe de alguna
manera con ciertas trabas por decirlo de modo agradable, o con ciertas
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Si bien es justo reconocer que Karl Marx hizo un aporte importante al
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mento (del cielo a la tierra) y ver a la religin como opio de los pueblos
(en el sentido de adormecimiento de las conciencias, postulando que la
felicidad, la libertad, etc. deban dejarse para un ms all inteligible),
tambin lo es que Nietzsche aport lo suyo. No importa que no hablara,
precisamente, desde la izquierda. Lo que me interesa es destacar que el
loco de Turn haba sealado ya que el cristianismo, sea por cansancio
de la vida o por temor a la belleza y la sensualidad, invent un ms all
para calumniar mejor el ms ac.189
Sin embargo, cabe decirlo, el planteo marxista al menos en sus ver-
siones ms dogmticas, ms teleolgicas continuaba preso a de una
cierta lgica del mas all: la lucha hay que comenzarla hoy, en la tie-
rra, pero debemos emprender una batalla tras otra; transitar un ex-
tenso sendero de penurias, renunciamientos, para luego (de la toma del
poder; de la dictadura del proletariado; de la transicin del capitalismo
al socialismo primero, y de ste al comunismo despus) construir el pa-
raso terrenal: la sociedad sin clases.
II
Veamos qu nos dice el diccionario respecto a los trminos, a los con-
ceptos que se vienen trabajando en este apartado.
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SEGUNDA PARTE 295
III
Continuemos con la mstica, segn el Movimiento de los Sin Tierra.
Como energa vital, fuerza, animacin, como impulso que nos acompaa
en el da a da, en todo el proceso de organizacin y de lucha, la mstica
no puede dejar de tenerse en cuenta en un proyecto que apueste a la
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296 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
IV
Depende del sentido con el cual se trabaje, lo mstico puede tanto
distraer la emancipacin terrenal como potenciarla.
Apelar a la mstica, trabajar con mitos en el seno de las organizacio-
nes populares, puede ser tan reaccionario como revolucionario. Como
bien seala Esteban Rodrguez, una cosa es el mito y una cosa muy
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SEGUNDA PARTE 297
V
Para el MST, la mstica no puede burocratizarse (la rutina es enemi-
ga de la mstica la mstica no se hace, se vive).197 Debe estar presente
en todos los momentos del proceso, y fundamentalmente, no puede rea-
lizarse si no hay seriedad, sensibilidad y conviccin. Es decir, si no est
encarnada en cada uno. Por eso la insistencia en que la mstica no sea
slo un momento de la accin directa, de la lucha en las calles (moviliza-
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que tambin exista un esfuerzo por sostener una mstica en los lugares
de trabajo y de convivencia: necesitamos crear ambientes agradables y
orientados hacia nuestros ideales. El lugar de trabajo es la visualizacin
de nuestra mstica. Por eso necesita estar adornado con motivos bonitos
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298 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
Por ultimo, destacar que para MST, la mstica debe contener los valo-
res promovidos por la organizacin:
Los smbolos (ya sean banderas, consignas, cantos, himnos o can-
ciones).
La memoria histrica (no slo recordando a los luchadores cados,
sino tambin conmemorando las fechas importantes: cumpleaos, ani-
versarios, etc.).
La prctica cotidiana del movimiento.
Los objetivos de la lucha (el cambio social).
La valoracin de los logros y las conquistas obtenidas.
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SEGUNDA PARTE 299
El otro
I
La asuncin de Eduardo Alberto Duhalde como Presidente de la Na-
cin, el 1 de enero de 2002, se produce en medio de un proceso de grave
crisis social y descrdito del rgimen. Seguramente lejos del escenario
que imagin cuando era gobernador de la provincia de Buenos Aires y
aspiraba a llevar en sus manos el bastn de mariscal. Con tal grado de
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pero las elecciones implicaban riesgos aun mayores. sta es la prueba
de la crisis de representatividad que se vive en el pas.199
Duhalde asumi la conduccin del Ejecutivo en medio de cacerolazos
y movilizaciones populares que lo repudiaban; pero tambin con una
clara disposicin a poner orden. Ejemplo de esto fue la actitud tomada
por la tropa aquel 1 de enero, frente al Congreso. Mientras la buro-
cracia poltica asuma sus funciones pblicas, afuera, en las calles, los
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300 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
El 7 de enero se anunci pblicamente la devaluacin. Despus
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SEGUNDA PARTE 301
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302 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
III
En medio de tal crisis, la gestin Duhalde busc dar algunas mnimas
respuestas a las necesidades inmediatas de los sectores de la poblacin
ms golpeados econmicamente, y por lo tanto, potencialmente ms pe-
ligrosos en un eventual levantamiento popular. De ah la necesidad de
crear un plan social de carcter universal, que mantuviera manso a
gran parte de ese sector; y a los que no, a aquellos que no se conforma-
ran, tenerles preparada la salida represiva, fuera estatal o paraestatal.
O ambas, si fuese necesario.
Segn Claudio Lozano el Plan Jefas y Jefes de Hogar Desocupados
constituy un intento de las prcticas del sistema poltico tradicional
de fortalecer su estrategia de intervencin poltica sobre la poblacin en
situacin de indigencia a efectos de evitar un mayor deterioro sobre su
averiada estructura territorial y electoral.204
Nuevas polticas de asistencia social o ms bien sus anuncios, luego
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Duhalde desde la primera semana de su gestin. El gobierno imple-
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lln de jefes de familia con la entrega de subsidios de hasta 200 pesos
mensuales... El programa se llama Jefes de Hogar y para su puesta en
marcha se crear un consejo consultivo integrado por las autoridades
locales, representantes de la Iglesia y de las organizaciones sociales de
la comunidad.205
Dos semanas despus el gobierno declar la emergencia ocupacional.
Para vrselas con la situacin social, el ministro de Trabajo, Alfredo
Atanasof, comenz a instrumentar un plan que pretende llegar a 500
mil jefas y jefes de hogar desocupados con un subsidio de hasta 200
pesos mensuales. La ayuda es por un perodo de tres meses, renovable
por el plazo previsto para la emergencia laboral: un ao.206
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SEGUNDA PARTE 303
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304 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
IV
Lo que intentaba el gobierno era blanquear a su tropa desprestigia-
da; fortalecer el aparato de los municipios, que al menos en la provincia
de Buenos Aires estaba controlado exclusivamente por el Partido Justi-
cialista; y aislar socialmente al movimiento piquetero. Sin embargo, que
los intendentes y sus punteros tuvieran el poder exclusivo de designar
quienes iban a recibir el y quienes no, no les era totalmente funcional,
ya que, despus de una situacin de crisis como la potenciada a partir
de diciembre, la clase poltica permaneca permanentemente en la mira
de la poblacin.
Por eso se crearon Consejos de Emergencia para la asignacin de los
planes sociales; consejos de crisis integrados por funcionarios muni-
cipales, representantes de la Iglesia, empresarios y ONG que, supues-
tamente, garantizaran la justa distribucin de la exigua ayuda esta-
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ocasiones, los punteros del PJ; pero tambin actores sociales como el
movimiento piquetero. Astutamente, el gobierno reconoci como ni-
cos interlocutores a los dirigentes Luis D Ela (FTV-CTA) y Juan Carlos
Alderete (CCC), quienes participaron de las negociaciones previas y, al
conocerse pblicamente la propuesta, expresaron palabras de elogio,
mostrndose proclives a la participacin en la co-administracin de
los subsidios. Esto se traduca en que, por distrito, el representante de
todos los grupos de desocupados era algn miembro de la CCC o de la
FTV, sin importar la cantidad de movimientos existentes en cada zona,
ni su grado de desarrollo real en el seno de los barrios de esos distritos.
Los otros agrupamientos piqueteros tomaron distancia del gobierno
y expresaron su oposicin a los Consejos. El plan, que dejaba afuera a
todos aquellos que no tenan hijos, tambin exclua a quienes los tenan,
pero mayores de 18 aos. Por otra parte, los que cumplan con los requi-
sitos exigidos por el Estado eran muchsimos ms de los que el aparato
estatal estaba en condiciones de subsidiar. Si tenemos en cuenta que
los movimientos de trabajadores desocupados (en sentido amplio, mas
all de las siglas utilizadas por cada agrupamiento) estaban compues-
tos en su gran mayora por mujeres (muchas con hijos menores, pero
muchas otras solas o con hijos mayores de 18, tambin incorporados
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SEGUNDA PARTE 305
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306 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
I
La escalada de violencia contra las organizaciones populares comenz
a tomar estado pblico. Disparen a la Anbal Vern; las agresiones con-
tra la Coordinadora de Trabajadores Desocupados,216 un artculo que
Laura Vales public por aquellos das, da cuenta de la serie represiva
que desde principios de ao llevaba adelante la gestin de El Otro: el
apriete a Luis Zalazar, del MTD de Lans, a principios de enero; el ase-
sinato de Javier Barrionuevo el 6 de febrero, en un piquete del MTD en
Esteban Echeverra; el ataque contra Orlando Rivero, del MTD de San
Francisco Solano, en marzo; y los disparos ejecutados por un peniten-
ciario el 15 de abril, que hiri a Juan Arredondo del MTD de Lans, en
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La periodista detalla cada caso. La amenaza de muerte a Zalazar, una
noche que volva de una protesta en Puente Pueyrredn, fue ejecutada
por dos desconocidos, que lo interceptaron a metros de su casa y le
hundieron un arma en el estmago. Viste qu fcil?, le susurr uno
de los matones al odo. Si te la damos ac nadie te ve, dijeron antes
de marcharse. El caso de Orlando fue similar al de Luis: le dieron una
golpiza y una advertencia cuando iba camino a la panadera comunita-
ria del movimiento, a las 5 de la madrugada: Ten cuidado con lo que
ands haciendo, dijeron los agresores.
Pero eso no era todo. La nota continuaba comentando otros sucesos,
denunciados con anterioridad por la CTD Anbal Vern. El 23 de enero, en
el Puente Pueyrredn, un hombre a bordo de un BMW se larg a cruzar a
travs de la protesta, mostrando su arma por la ventanilla. Los manifes-
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pas el 11 de febrero con una camioneta blanca en un reclamo sobre la
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SEGUNDA PARTE 307
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308 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
Que ya no es el reclamo espontneo de gente sin nada, sino activida-
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desocupados a ir a los cortes, bajo amenaza de quitarles el plan; que
les sacan una suma de la poca plata que cobran del subsidio para man-
tener los celulares de los lderes; que stos entregan parte de la ayuda
social a quienes no la necesitan; que no puede ser que quien tiene mu-
chos hijos, pero no protesta, no reciba ayuda estatal y que quienes no
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can a los trabajadores que llegan tarde a sus tareas; que no se cumple
con las leyes al permitir ese tipo de actos; que el reclamo puede llegar a
ser justo, pero que se ve opacado por los mtodos empleados; que, que,
que...
La lista de cuestionamientos a los piquetes, que formulaba la dere-
cha y buena parte de los medios de comunicacin lleg a sus picos ms
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SEGUNDA PARTE 309
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310 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
Aclaraciones:
*50. Planes Barrios Bonaerenses, subsidio estatal para desocupados. Su monto era
entonces de $ 160 por mes.
*51. Nombre con el que algunos MTD denominaban a los salones comunitarios que
construan en cada barriada.
*53. Quiero resaltar, en este punto, poner en duda las posiciones de Zibechi, ya que
la falta de programa y de metas a cumplir, constituye slo un momento, en la
situacin inicial de los movimientos. Luego, cada sector fue desarrollando una
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general y no de cada sector en particular. Pero habra que ver, en la medida en
que el proceso avanza, hasta qu punto se puede hablar de un movimiento de la
sociedad, as en abstracto. Sospecho que el teln de fondo de estos planteos se
basa en el toninegrista concepto de la multitud. De todas formas, el horizonte
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SEGUNDA PARTE 311
del cambio social y una serie de puntos, de acuerdos, siempre estuvieron presen-
tes. Estos aspectos, insisto, son fundamentales para avanzar en un proceso de
transformacin revolucionaria de la sociedad capitalista.
*57. Segn Antonio Gramsci la relacin de fuerzas depende del grado de organizacin,
autoconciencia y homogeneidad de una fuerza social. El mismo autor seala que
la conciencia poltica colectiva tiene tres fases: la corporativa (solidaridad gru-
pal); la de clase o popular (visin conjunta pero slo econmica) y la poltica (que
constituye la vocacin revolucionaria).
*58. Las guerras sucias fueron una batalla decisiva en el marco de la Guerra Fra y
su victoria, lograda a base de terror, permiti la apertura incondicional de nues-
tra Amrica, a la vez que la marc en sus formas econmicas, polticas y, lo que
es ms fuerte aun, en sus horizontes de pensamiento, recortando lo pensable
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Poltica y/o violencia. Una aproximacin a la guerrilla de los 70, Grupo Editor
Norma, 2005, Buenos Aires, p. 190).
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312 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
cuando las luchas de los trabajadores han alcanzado un grado de desarrollo tal
que es posible pensar en derrocar a la burguesa y establecer un nuevo poder).
La diferencia entre el concepto de situacin revolucionaria y crisis revolucionaria,
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de la insurreccin de masas respaldada por un ejrcito revolucionario, siempre
segn las conceptualizaciones marxistas-leninistas, en clave santuchista.
*66. Estas discusiones fueron centrales cuando, en 2003, se rompi en dos el MTD
Anbal Vern conformado por todos los MTD luego de que las CTD-Quebracho
se retiran del espacio.
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lcidas al respecto. Sintticamente, podramos decir segn su perspectiva- que
la heteronoma se vincula con el conformismo ante un imaginario social institui-
do, sostenido en una tradicin a la cual no se pone en cuestin. Situacin que
produce individuos que se viven y se piensan en la repeticin. Por el contrario, la
autonoma individual y colectiva que aparece en germen en las luchas inaugura
el momento de la creacin y ya no de la repeticin de lo existente. Un hacer co-
lectivo, efectivo, que pone en tela de juicio a la ley. La autonoma aparece como
germen porque es un proyecto.
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dor del psicoanlisis, Sigmund Freud, sino ms bien a su derivacin poltica: la
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del lder como aquel que otorga sentido a la experiencia de las masas, las cua-
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depender de l.
*69. Ms all de que La Vern misma termin siendo slo una parcialidad del mo-
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fundacin fue un paso importante de unidad de grupos que, hasta entonces,
funcionaban de manera dispersa.
*71. Desde los inicios mismos de la presidencia Duhalde, las aguas parecan estar
bien diferenciadas hacia el interior del campo piquetero. De hecho, la CCC-FTV
fueron las nicas dos organizaciones piqueteras que participaron del Consejo
Consultivo Nacional.
*72. Cabe remarcar que, al ser coordinados, los cortes de ruta generaron mejores
condiciones para la comprensin de que la lucha no poda librarse slo a nivel
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SEGUNDA PARTE 313
local. Sin embargo, en lo territorial (local), los cortes dejaron en claro quines se
resignaban y quines pujaban por la esperanza.
*73. Adems de los cortes de la CTD Anbal Vern, otros piquetes fueron protagoni-
zados por distintos grupos aquel da en Buenos Aires. El Movimiento Barrios de
Pie nucleados entonces en la CTA cort Puente La Noria y la interseccin de la
ruta 3 y las vas, en Isidro Casanova, partido de La Matanza; el MIJP, liderado por
Ral Castells, cort la avenida 9 de Julio y Mrquez, en la localidad bonaerense
de Billinghurst. tambin se registraron cortes de ruta en Mar del Plata y en los
accesos al puente interprovincial General Belgrano, entre Corrientes y Chaco.
*74. HIJOS: Hijos por la Identidad la Justicia contra el Olvido y el Silencio; FUBA:
Federacin Universitaria de Buenos Aires; ATE: Asociacin de Trabajadores del
Estado.
*75. La Multisectorial del distrito estaba conformada por el MTD de Almirante Brown;
ATE-Sur; Cicop (agrupacin de mdicos de la provincia de Buenos Aires; s/d
sobre la sigla); La Verde (agrupacin docente); Centro de Estudiantes del ISFD N
41; Grupo Cultural Al Borde; Comisin de Vecinos en Emergencia Hdrica Sani-
taria; Federacin de Entidades Fomentistas; Sociedad de Fomento Parque Ipona;
Polo Obrero; Movimiento Independiente de Jubilados y Pensionados (MIJP);
Frente Obrero Socialista (FOS); Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS);
Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST); Frente de Comerciantes de Al-
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*76. La Asamblea Vecinal de Lans Centro, el Centro Popular Pueblo Unido nico Ca-
mino (PUC) y la Unin de Trabajadores Desocupados, Ocupados y Changarines
(UTDOCH).
*77. Una nueva movilizacin en repudio por la muerte de Javier Barrionuevo fue rea-
lizada el sbado 23 de febrero. Primero, escrachando la comisara. Luego mar-
chando por la ruta hasta la parrilla del asesino, para garantizar que no se re-
abriera, como haba sucedido das anteriores.
*78. Slo como ejemplo, cabe mencionar que de 85 personas movilizadas en diciembre
se pas a 450 en febrero.
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314 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
*82. Nada tendrn que ver estos cacerolazos con aquellos que, aos ms tarde, des-
ate la furia reaccionaria de los sectores medios y medios altos que apoyar a la
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intento de la burguesa agraria apoyada por los medianos productores rurales
nucleados en la Federacin Agraria por continuar acaparando de manera exor-
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timedios empresariales de comunicacin. Las cacerolas del 2008 se parecieron
ms a las ya tradicionales cacerolas de Nuestra Amrica, que suelen hacer ruido
para tapar las voces de los que, hartos de miseria y explotacin, suelen revelarse
y decir ya basta. Ejemplo claro de estos cacerolazos son los antichavistas en
la Venezuela Bolivariana.
*83. Conrad y Camus no son slo representantes de algo tan elevado como la con-
ciencia europea sino de la dominacin europea en el mundo no europeo Por
qu fue Argelia el paisaje de esas obras [El Extranjero, 1942; La Peste, 1947 y
El exilio y el reino, 1957], cuya referencia principal, al menos en el caso de las
dos primeras, ha sido atribuida a Francia en general y a la Francia ocupada
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esa eleccin no es inocente, y que buena parte de los relatos consiste en una
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intento ideolgico de embellecerla. Said, Edward, Camus y la experiencia impe-
rial francesa, en: Cultura e imperialismo, Editorial Anagrama, Barcelona, 1996,
pp. 275-277.
*84. Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la consultora Hugo Haime
y Asociados, que entrevist a 400 personas en Capital y Gran Buenos Aires. La
encuesta fue domiciliaria, al azar y respetando proporciones de edad, sexo y nivel
econmico-social. Debe tenerse en cuenta que el estudio se hizo en el mbito me-
tropolitano, epicentro del fenmeno de los cacerolazos y las asambleas barriales.
*85. Con la devaluacin, las empresas exportadoras duplicaron el monto de sus ga-
nancias.
*87. Los Lecop fueron una moneda acuada por el Estado Nacional, junto con los
Patacones de la provincia de Buenos Aires y otros papeles-monedas a modo de
bonos equivalentes al peso argentino, luego de la crisis de diciembre de 2001.
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TERCERA PARTE 315
TERCERA PARTE
Resistencia y creacin
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316 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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TERCERA PARTE 317
I
Lunes 15 de abril de 2002, al medioda, frente a la sede municipal
de Lans. Unos 700 manifestantes esperan, ansiosos, que termine la
reunin que los delegados de la CTD Anbal Vern y el BPN mantie-
nen con el intendente Quindimil. Juan Arredondo, 41 aos, de origen
campesino, albail y piquetero, se encuentra entre la muchedumbre.
Partcipe directo del grupo de vecinos que en febrero ocuparon tierras
improductivas, Juan se dispuso a construir la casa donde albergarse
junto a su mujer embarazada y sus dos hijos. Y comenz a participar
activamente en el MTD.
De repente escucha un tiroteo. Es la Guardia de Infantera, que co-
menz a disparar balas de goma sobre la multitud. El primer disparo
del motociclista fue al aire. Claro, quiso pasar, provocando al piquete, y
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sac una Bersa 9 mm segn se sabra despus y comenz disparar.
Juan cay herido; qued inmovilizado sobre el piso, con un charco
de sangre que se extenda a su alrededor. Los muchachos, que creyeron
muerto a su compaero, estallaron en clera: destrozaron la motocicle-
ta y la arrojaron sobre una de las fogatas. En ese momento, la polica
se acerc a detener al hombre que haba efectuado los disparos, quien
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camaradas de armas lo llevaron dentro de la Municipalidad, protegin-
dolo de los manifestantes que, furiosos, intentaban lincharlo.
Aquella maana, Juan fue a la esquina de Donato lvarez y Con-
darco, Monte Chingolo, junto a Graciela, su mujer, y su hijo de 3 aos.
Haca dos meses ya que esperaban cobrar el subsidio estatal de $ 150
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318 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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TERCERA PARTE 319
II
Una semana despus, La Vern y el BPN, junto con otras organiza-
ciones, volvieron a manifestarse frente a la Municipalidad de Lans.
Cuando los piqueteros llegaron, acompaados por abogados, legislado-
res y las Asambleas Vecinales de Gerli y Lans, se toparon con 200
efectivos de la Guardia de Infantera, fuertemente pertrechados, que los
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320 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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TERCERA PARTE 321
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322 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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TERCERA PARTE 323
OLEURSUXHEDLQGE SP
324 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
I
Las organizaciones autnomas del campo nucleadas en Va Campe-
sina Internacional as como determinados sectores de las asambleas
populares y el estudiantado universitario, eran vistos por los MTD como
sus primos hermanos. Por sus caractersticas de construccin polti-
ca; por cierta mirada sobre el mundo y las perspectivas de los cambios,
estos sectores aparecan a los ojos de los trabajadores desocupados
como potenciales aliados en una construccin ms amplia que superara
las instancias poltico-reivindicativas.
Por eso fue que ciertos MTD continuaron haciendo su bsqueda de
articulacin (un ejemplo puede ser el de los MTD de Lans, Almirante
Brown y San Francisco Solano). Producto de esa bsqueda se realiz,
durante los das 2 y 3 de marzo, la Segunda Asamblea de la Coordinado-
ra de Organizaciones Populares Autnomas (COPA), en San Francisco
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TERCERA PARTE 325
II
Durante la segunda quincena de febrero se realiz un nuevo encuentro
de la Asamblea Nacional de Trabajadores (ANT). El 16, en Plaza de Mayo,
una vez terminada la lista de oradores de los representantes piquete-
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confes sentir que la revolucin, inexorablemente, se acerca, cuando
escuchamos a los compaeros con tanta precisin hablar de organiza-
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su intervencin, la presidenta de las Madres dedic unas palabras a
los desaparecidos, a quienes reivindic por su lucha. Dirigindose a los
piqueteros, seal: En cada uno de ustedes ha nacido nuevamente uno
de nuestros queridos y amados guerrilleros revolucionarios, que fueron
y son nuestros hijos.
El 17, ltimo da del Encuentro, los participantes acordaron una serie
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TERCERA PARTE 327
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328 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
I
Brukman y Zann*95 fueron, seguramente, los dos grandes casos, los
dos grandes ejemplos de autogestin de los trabajadores que, durante
todo el primer semestre de 2002, no dejaron de dar sorpresas y mues-
tras de combatividad e imaginacin.
La textil Brukman, ubicada en el barrio porteo de Once, fue tomada
desde el 18 de diciembre de 2001. Desde entonces, los trabajadores y
trabajadoras debieron enfrentar los ataques de la patronal, que intent,
por todos los medios a su alcance, abortar el proceso de autoorganiza-
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ban abandonado, sosteniendo que les generaba prdidas.
Marzo y abril fueron meses de disputa permanente por ver cul de los
sectores en pugna primaba sobre el otro. El 8 de marzo, en un nuevo
homenaje a las 129 obreras textiles de la empresa Cotton (Nueva York,
EE.UU.), que en 1908 fueron quemadas vivas dentro del establecimiento
por el propietario de la empresa, l@s trabajador@s de Brukman cortaron
la avenida Jujuy y realizaron un festival para sostener el fondo de huel-
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TERCERA PARTE 329
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330 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
Mientras tanto, en la provincia de Neuqun, los trabajadores de Zann
que haban sido despedidos en octubre de 2001238 y que desde entonces
se mantenan acampando frente a la fbrica, decidieron ingresar al es-
tablecimiento y ponerlo a funcionar: con la ocupacin de la fbrica, el 2
de marzo de 2002, se inicia el proceso de gestin obrera mas importante
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de lucha, de las 331 que eran cuando empezaron los despidos.239
Como bien ha sealado Ariel Petruccelli en el prlogo al libro de Ai-
ciczon, en el marco de una izquierda diezmada y confundida, su lucha
reactualiz la presencia de los obreros industriales como un actor social
de peso; y los logros de la gestin obrera reavivaron las esperanzas en
un orden productivo ajeno al control del capital, al tiempo que reinsta-
laron y replantearon viejas discusiones.240
Los cuatro meses previos a la ocupacin haban sido intensos para
los obreros. Su lucha era parte de una realidad nacional convulsiona-
da por la crisis. El 30 de noviembre haban sido brutalmente reprimi-
dos en una movilizacin a la Casa de Gobierno. Tuvieron un saldo de
19 ceramistas detenidos (liberados ms tarde, luego de una masiva
movilizacin). El 19 y 20 de diciembre los encontr en las calles de
Neuqun, junto al resto de los sectores populares en lucha que comen-
zaban a gestar la revuelta.
Haca ya ms de dos dcadas que Zann se haba instalado en la
provincia (la fbrica fue abierta en 1979 por el empresario italiano
Luigi Zann). Como en muchos otros casos, durante la dictadura, la
construccin de la fbrica se realiz sobre terrenos pblicos, utilizando
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gobierno provincial como del nacional). En la ceremonia inaugural,
por ejemplo, Luigi Zann felicit al gobierno militar por mantener la
Argentina segura para las inversiones.241 Durante la presidencia de
Carlos Menem y la gobernacin de Jorge Sobisch, y la correspondiente
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TERCERA PARTE 331
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332 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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TERCERA PARTE 333
I
Guillermo Cieza es un tipo que ha sabido experimentar esta forma de
narrar de la que habla el autor de "
. Su ltima nove-
la, Estado de gracia, es un hecho paradigmtico de la literatura que ha
surgido desde abajo. Esa que supo dar cuenta de la experiencia que se
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remos aqu slo un fragmento; una conversacin entre dos personajes:
Dorita y Blanca, de una barriada de Berisso, integrantes del MTD. Su
charla podra haber sido la de cualquiera de esas mujeres que libraron
imperceptibles batallas cotidianas que, poco a poco, fueron transfor-
mando sus vidas.
Por Dorita, Blanca se enter de que Juan juntaba los papeles, pero
que l no daba los planes. Los daba el gobierno, o mejor dicho haba que
sacrselos.
Ac es al pedo que forrees con nadie, el plan te lo gans vos le ase-
gur Dorita.
Pero no me vas a decir que Juan insisti Blanca.
Mir piba, te explico clarito. Vos quers encamarte con Juan? Date
el gusto. Pero despus l te va a decir: Estuvo muy lindo pero si vos en-
trs o no, lo decide la asamblea. Viste que en la bandera dice Trabajo,
Dignidad y Cambio Social Bueno, Dignidad es eso, ac no es como con
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334 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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TERCERA PARTE 335
II
Nos decimos compaeros, dice Daniela Castellano, en una maana
de otoo. Hay partidos polticos que se dicen compaeros, otros cama-
radas, otros correligionarios, nosotros nos decimos compaeros, aun-
que algunos de otros partidos se digan igual, nos decimos compaeros
porque compartimos todo, no?; compartimos la lucha, compartimos el
hambre, la miseria, un plato de comida, compartimos todo, todo. Estas
palabras las pronunci en 2002, cuando tena 19 aos. Al calor de un
protagonismo social que se expanda, viejas palabras empezaron a tener
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TERCERA PARTE 337
vecinos; gest nuevas amistades. Y eso, para ella, era de vital importan-
cia. En su vida, algo haba cambiado.
III
Si al de al lado le falta un pedazo de pan, no importa, yo tengo el
mo, o sea eso es lo que nos impone este sistema,248 remarca Daniela.
Mariano da vueltas por el Galpn del barrio Cerrito, en la localidad de
Claypole. Hay mucho por hacer: el lugar es inmenso. Si bien el MTD ha
ocupado slo una parcela de las varias manzanas de descampado, sos-
tener el lugar no es fcil. Hay que cortar el pasto, mantener la huerta,
garantizar que la zanja est a cierto nivel, para que no rebalse. El lugar
se est armando, de a poquito. Antes era un basural, lleno de ratas,
oscuro, nadie pasaba de noche por all. Ahora est limpio, con el pasto
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a una bandera del MTD. Mariano pasa y observa a Daniela, que cada
tanto se toca el piercing de la nariz y se acomoda los cabellos. Sonre. La
conoce desde que ella tena 14 aos y siempre le caus un poco de gra-
cia su corte carr. La entrevistadora las mira. A ella y a Marta, La Tota,
que se encuentra a su lado y es quien ahora toma la posta: Hoy ands
caminando en la calle, por otro lado donde no te conozcan, te encontrs
gente en un ascensor y no te saluda, gente en un colectivo te empuja, y
ac por ejemplo estamos en el comedor, estamos en una asamblea, las
mujeres grandes, las doas vienen, te hablan, preguntan, charlan, hay
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lo que les pasa en la casa con un hijo, nos sentamos en la mesa y salen
lindas conversaciones, por ah vens y la abrazs a una vieja, le decs
cmo te va compaera y le das un buen abrazo....249
As es, dice doa Marta por lo bajo, mientas escucha a las chicas
como se van soltando en la medida que la conversacin avanza. Algo
importante estaremos haciendo, piensa, y mueve la cabeza con gesto de
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ella no quiso hablar. Que hablen las chicas dijo yo no s hablar
Tal vez, en ciertas circunstancias, un comentario, una palabra o una
frase valgan mucho. Frases de esas que resuenan en las barriadas, en
los Galpones de los MTD; o en los cortes de ruta y las movilizaciones.
Palabras como aquellas que se haban apropiado los punteros y que los
movimientos sociales, poco a poco, se las fueron arrebatando. Palabras
que permiten, por un instante, volver a sonrer. Cuando el que tenemos
al lado, por ejemplo, nos pega un grito: Compaero!, y somos capaces
de experimentar junto a l, junto a ella, ese extrao silencio. Y compren-
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338 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
Punteros y piqueteros
I
Un signo concreto del estado en que se hallaba la relacin de fuerzas
en el perodo en una determinada zona era ver si las reivindicaciones
las administraba el movimiento social o la autoridad estatal. Eso no
implica, de todas formas, tener slo una mirada del plano superestruc-
tural, ya que esa disputa se expresaba tambin y sobre todo por abajo:
barrio por barrio; manzana por manzana; cuadra por cuadra... aunque
parezca exagerado, esos eran los trminos en que se expresaba, en mu-
chos casos, la disputa entre los movimientos y el Estado.
Veamos algunos ejemplos de la accin llevada adelante por los pun-
teros del PJ. 1. Recorrer las casas de los vecinos que en cada barrio
integraban los movimientos,*100 dicindoles que si no se pasaban de los
proyectos de los movimientos a las cuadrillas municipales se les cae-
ra el plan, ya que a partir de entonces slo los Municipios podran
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cin laboral; 3. Realizar visitas en las que expresan amenazas, aprietes
y otros mtodos de intimidacin, cuando no directamente apaleando a
los activistas de algn barrio.
La cuestin de la contraprestacin laboral no fue un tema menor. Por
un lado, los municipios intentaron cortar todo ese trabajo comunitario
que se vena gestando desde abajo: los emprendimientos productivos; la
creacin de lugares de reunin y de realizacin de actividades vecinales.
Por otro lado, el Gobierno propuso que para mejorar los ingresos los
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TERCERA PARTE 339
II
Anunciado como universal, el Plan Jefas y Jefes, como ya se ha
mencionado, tard en implementarse. Los movimientos piqueteros, que
contaban entonces con gran capacidad de presin, lograron que sus in-
tegrantes fueran tenidos en cuenta a la hora de ingresar a los padrones,
evitando las innumerables trabas burocrticas. Todas esas ventajas
tenan, sin embargo, grandes riesgos polticos. Cmo no terminar sien-
do un empleado indirecto del Estado? Cmo no terminar empleando
las fuerzas militantes en resolver aquello que debera solucionar el Es-
tado a travs de personal que cobre para ello?
Los riesgos de caer en la trampa asistencialista del Estado siempre
permanecieron latentes. Es cierto que muchos movimientos demostra-
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nes sociales. Pero tambin es cierto aquello que ha sealado Maristella
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340 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
III
Volvamos a la cuestin de la mediacin: cuando sta obstaculiz los
planes gubernamentales, cuando gener organizacin colectiva de los de
abajo, rpidamente se propusieron erradicarla. Dicen algunos socilo-
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TERCERA PARTE 341
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342 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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TERCERA PARTE 343
I
A las movilizaciones en La Plata y Buenos Aires; los cortes de puentes
y autopistas y otras luchas libradas por la Coordinadora Anbal Vern,
se le sumaban las medidas de fuerza que cada MTD desarrollaba a nivel
local.
Durante todo el primer semestre de 2002 los MTD de San Francisco
Solano, Lans y Almirante Brown libraron luchas en sus respectivos
distritos. Algunas ya han sido mencionadas en captulos anteriores.
Veamos ahora algunas ms.
El MTD de San Francisco Solano, por ejemplo, realiz un corte de la
Avenida Calchaqu distrito de Quilmes, el 20 de febrero, en repudio a
la suba indiscriminada de precios en los alimentos bsicos y al aparato
represivo que tiene montado el gobierno del PJ. Tambin manifestaron
su solidaridad con los compaeros de Salta, por la brutal e injusta re-
presin sufrida el pasado 18 de febrero y con la lucha de los compae-
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344 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
De San Francisco Solano a Lans, un paso. El mismo mircoles 20
de febrero, pero no por la maana sino por la noche, el MTD de Lans
ocup tierras en Monte Chingolo.
La CTD Anbal Vern denuncia intimidaciones y apremios de desalo-
jo en terrenos ocupados por familias sin techo de Monte Chingolo que
reclaman tierra para habitar. La polica utiliza brutales apremios para
intimidar.262
Al da siguiente, la Agencia DYN emiti un cable informativo en el cual
los voceros del MTD de Lans expresaban: Hay mucho apoyo de los
vecinos porque esto es una chatarrera, lleno de ratas y basura, y ellos
saben que vamos a construir viviendas... vinieron tambin represen-
tantes de otros sectores para solidarizarse con nosotros como el MTD de
Almirante Brown y estudiantes de msica de Avellaneda.
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TERCERA PARTE 345
Apostilla: La zona
Como en la narrativa de Juan Jos Saer, en la de las experiencias
autnomas argentinas, como es el caso de algunos MTD, lo local se ar-
ticula con el cosmopolitismo.
Tantos gringos me tienen podrido, dice Mariano, fastidiado por la
presencia de alemanes, italianos, norteamericanos y cualquiera medio
rubio o pelirojo a quienes haban decidido llamar los gringos. Daro
no piensa lo mismo, insiste Florencia; sobre todo de las gringas. Si
no preguntale a la tana esa que anda con la camarita en la mano todo
el da, remata Pablo. Y El Cabezn desde cundo habla italiano?,
pregunta Mariano. Qu italiano ni italiano, replica Flor, sos hablan
el lenguaje del amor. Todos sonren. Luciana, entre risitas, agrega: O
a Oscar, preguntale, si no; que con lo poco que aprendi de ingls en
el secundario se las rebusc para chamuyar con la yanqui esa que vino
la semana pasada. Y pensar que con la nica tana que anduve es
con una de Parque Patricios!, dice Mariano, ni abuelos tanos debe
tener...!. Tiene, insiste Pablo, el Tano este tiene bocha de conoci-
mientos tcnicos. Todos lo miran al Pelado, porque es el nico que en-
tiende no slo el italiano, sino las cosas rebuscadas de computacin que
dice el grandote de pelo largo. No se muere de calor vestido todo de
negro?, pregunta doa Marta. Hace como 40 grados!. Lo que pasa
es que es anarquista, comenta Pablo, con paciencia. Yo soy peronista
y ando en chancletas y bermuda todo el da, Pelado, qu carajo tiene
que ver!, contesta Carlos, que hasta el momento se haba mantenido
callado. Todos comienzan a rer a carcajadas.
El martes 19 de febrero, en un barrio humilde de las afueras de Bue-
nos Aires, compaeros de Indymedia de Italia, Estados Unidos y Argen-
tina organizaron la presentacin de videos sobre la resistencia global al
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346 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
III
El 5 de mayo le llegar el turno al MTD de Almirante Brown: marcha-
r desde la estacin de trenes de Mrmol hasta la Municipalidad. Para
denunciar extorsiones, sabotajes al trabajo autnomo y exigir el correcto
empadronamiento y el pago de los planes atrasados, segn expresaron
entonces.265
Los desocupados hicieron hincapi en las intimidaciones sufridas en
esos das: un patrullero anunciando el desalojo de un grupo de trabajo
en una huerta comunitaria; el apriete realizado por el matn Pato Dol-
dn, amparado por la intendente Hebe Maruco y el continuo recorrido
de los punteros por las casas de los integrantes del MTD, anuncindoles
que de seguir participando en el movimiento los planes se les caeran.
Cuanto ms alejados de la Capital Federal, ms pesados se ponan
los punteros del PJ. No es que vinculemos directamente geografa con
poltica, pero en Almirante Brown las cosas se complicaban ms, por
ejemplo, que en Avellaneda. Y en Presidente Pern, mucho ms aun que
en Almirante Brown o Lans.
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TERCERA PARTE 347
Autonoma y autogestin
I
Es difcil abordar el tema de la produccin autogestiva en una pers-
pectiva histrica (aun de historia al interior de los MTD). Es complicado
por varias cuestiones. Una, porque las experiencias fueron muy dispa-
res en cada distrito, en cada regin. Es ms, dentro de cada distrito,
no se desarroll de manera similar en todos los barrios. Por otro lado,
no existe una sistematizacin escrita al respecto. Adems de que, de
algn modo, el planteo de gestar una economa popular solidaria, con
todo un circuito de distribucin alternativo, fracas. Digo: cuando hubo
changas o trabajos ms formales, la gran mayora fug de los movi-
mientos. En muchos casos se mantuvo el vnculo, se continu partici-
pando polticamente, pero a la hora de resolver la problemtica del
trabajo, la reivindicacin central que aglutinaba a tod@s, se opt por la
salida individual. Salvo honrosas excepciones, que fueron algunas de
las experiencias, acotadas, que se mantuvieron y se desarrollaron con
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348 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
Remarcar algunas cuestiones sobre los proyectos de autogestin.
Varias de ellas centrales: las formas de estructurar cierto tipo de relacio-
nes sociales (al interior de cada grupo pero tambin con los consumido-
res); cmo distribuir el trabajo y la ganancia de forma equitativa; cmo
gestionar de manera transparente, participativa, libre y compartida los
asuntos comunes; y un largo etctera. Todo eso, digo, fue quedando du-
rante esos aos en manos del movimiento social.
Sin patrn, ni jefe de personal que ordene qu hacer; intentando re-
vertir las posturas individualistas, escpticas, basadas en la ley del
menor esfuerzo que muchas veces prima como lo normal, estas expe-
riencias intentaron abrirse paso a partir de decisiones colectivas, toma-
das en asambleas. La socializacin de los conocimientos; la autoforma-
cin poltica; la reconstruccin de valores y una cultura propia de los
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quehacer cotidiano.
Tengamos en cuenta, de todos modos, que a diferencia de la orga-
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TERCERA PARTE 349
intereses propios frente a organismos patronales (en los casos en los que
el Estado compra sus productos o subsidia maquinaria, infraestructura,
movilidad), sino que adems, tienen sobre sus espaldas la responsabili-
dad de sacar el trabajo adelante, sin chantas que lucren con el esfuerzo
de sus pares, pero tambin sin mandos jerrquicos que vigilen. Por eso
estas experiencias se parecen ms a las de las fbricas recuperadas que
a las de los sindicatos o gremios combativos. Aunque a diferencia de las
recuperadas, las cooperativas y grupos autogestivos parten de niveles
de precariedad muy altos: no hay una infraestructura, con maquinarias
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parte sin ellos los patrones, lo cual puede ser una ventaja, pero tam-
bin sin la base material y la experiencia que poseen sus trabajadores.
Una dcada de neoliberalismo ha carcomido, en gran parte, muchos de
los saberes de los trabajadores retransmitidos de generacin en gene-
racin.
De todos modos, al comps de las huertas para abastecer comedores
y merenderos y paliar el hambre en los momentos ms agudos de la
crisis, fueron surgiendo otros proyectos, como la fbrica de bloques de
cemento para la construccin (La Bloquera); y los talleres de serigrafa.
Algunas de estas iniciativas son el germen de aquello que ms tarde se
conocer como las cooperativas: de construccin de viviendas; de elec-
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carpintera, herrera) y culturales (msica, plstica, teatro, comunica-
cin, etc.). Estos intentos de produccin autogestiva se complementa-
rn con el desarrollo de Redes de Comercio Justo en algunas ciudades,
como Buenos Aires y La Plata.
Al igual que cuando los MTD formaron asociaciones civiles para poder
garantizar la autogestin de la ayuda estatal (planes de empleo; subsi-
dios para comedores y merenderos), la conformacin de cooperativas de
trabajo no alter la dinmica de participacin popular autogestiva, ba-
sada en asambleas y talleres de formacin, y con los criterios igualitarios
que he mencionado. Tal vez sea una indicacin puntillosa, pero quienes
conocen las experiencias de cooperativas punteriles, aquellas que res-
ponden al aparato del Partido Justicialista, que en realidad son pan-
tallas para extraer dinero y desviarlo; o las cooperativas empresariales
que bajo ese nombre contratan trabajadores que se ven sometidos a
peores condiciones que en cualquier otra empresa, pero que implican el
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cualquiera que lea estas lneas y conozca esas experiencias dir: cmo
es que han conformado cooperativas?
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350 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
III
Como en muchos otros temas, en este tambin
de Brasil ha sido de fundamental importancia. Si bien de base campe-
sina, algunas de las ideas de los Sin Tierra fueron claramente apropia-
das por las experiencias de autonoma urbana de nuestro pas. Veamos
algunos de sus planteos.
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ma de personas que se unen voluntariamente para satisfacer aspiracio-
nes y necesidades econmicas, sociales y culturales comunes. Lo que
distingue a sus cooperativas de otros organismos sociales es el carcter
colectivo de la propiedad y que se rigen por principios democrticos,
de adhesin libre, voluntaria y responsable de sus integrantes. En este
sentido, las experiencias se constituyen en espacios de convivencia, de
aprendizaje mutuo.
La importancia de la subjetividad vuelve a mostrar, en este caso, su
impronta ms fuerte. Los valores con los que se construyen las relacio-
nes sociales en la cotidianidad no son una cuestin menor. La solida-
ridad, el compaerismo, la preocupacin por el otro (sea alguien que
integra el grupo de trabajo, un miembro de la familia, vecinos o amigos
de la zona en donde se encuentra la cooperativa) hacen a una tica de
lo comn, de lo comunitario. La prctica de la cooperacin es, para el
MST, un gran instrumento pedaggico para la construccin del ser so-
cial, dicen en una cartilla.
Al igual que el MST, los colectivos y movimientos autnomos urba-
nos de Argentina que despliegan prcticas de autogestin del trabajo,
sostienen que su desarrollo no puede estar desvinculado del proyecto
estratgico de cambio social. Los elementos de socialismo prctico des-
plegados en la cotidianidad, en pequea escala, aspiran, como ya se ha
remarcado, a extenderse socialmente. Y para ello es necesario participar
de la lucha poltica. Buscando formas de intervencin en las coyuntu-
ras, aspirando a cambiar las relaciones de fuerzas, pero tambin encon-
trando las maneras de organizar una presin colectiva tal que posibilite
un mayor apoyo a estas prcticas.
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TERCERA PARTE 351
IV
Por ltimo y si bien el perodo 2003 en adelante no entra en este
trabajo, destaco la posicin de alguno de los MTD ante las polticas de
$ $ $ ' $
gestin de los Kirchner. Me parece importante hacerlo, ya que fue en ese
momento cuando la cuestin de cooperativas de los movimientos socia-
les tuvo mayor repercusin pblica. Ms all de que, por supuesto, mi-
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listas, bien a dividir a quienes estaban especulando con mantener una
distancia crtica hacia el nuevo gobierno, el tema es que hubo, adems
de esos grandes operaciones polticas, toda una micropoltica destinada
a desgastar a las organizaciones ms contestatarias, aislarlas, dividirlas
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interior de los MTD Anbal Vern.
el gobierno exige que los movimientos de trabajadores desocu-
pados sean un poco de todo, sin tener en cuenta la situacin desde la
cual nos organizamos (altos ndices de desocupacin que al Estado no
le interes resolver hasta que las cosas se le fueron de las manos) y las
penurias diarias con las que sobrevivimos al desempleo (un subsidio
menor a los 40 dlares, cada vez menor valor para satisfacer algunas de
nuestras necesidades, falta de todos los derechos de un trabajador, ca-
rencias alimentarias, de vivienda, de salud, entre otras). Ocultando esto,
el gobierno pretende que nosotros sepamos
en marcha, hacer rentable, distribuir ganancias, poner en orden nuestras
situaciones jurdicas como si furamos contadores, gerentes de em-
presas, analizadores de marketing, maestros panaderos, vendedores con
experiencia en el mercado y abogados.
En seguida denuncian que el gobierno cumple
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pero no de protector de los derechos de los trabajadores nos exige
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lizados de trabajo (los planes no cubren licencias, riesgos de trabajo,
obra social, etc.), ya que nos piden usar solamente las facturas con los
papeles al da como comprobantes de las compras. De esta manera,
nos obliga a gastar el subsidio dentro del mercado, y no nos posibilita
(aun sabiendo de los miles de movimientos que estn siendo subsidia-
dos y necesitaran de este dinero para crecer) obtener materiales com-
prando a otros pequeos emprendimientos. En realidad, el mtodo es la-
varse las manos: el gobierno no niega la posibilidad de vendernos entre
cumpas de movimientos, pero no subsidia ni resuelve (con la autoridad
que tiene por ser gobierno) nuestros numerosos trmites burocrticos e
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352 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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TERCERA PARTE 353
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TERCERA PARTE 355
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356 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
I
Si durante todo el ao 2001 los debates polticos al interior de los
movimientos sociales comenzaron a profundizarse, con las jornadas
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consigna de los MTD: Trabajo-Dignidad-Cambio Social. En trminos
generales, la cuestin del trabajo apareca como demanda y la dignidad
como actitud tica ante la situacin de pobreza extrema. La dignidad
est en luchar, se deca, en ir obteniendo conquistas parciales que
nos permitan estar un poco mejor. Bien, la cuestin del cambio social
apareca hasta el momento como una generalidad, un concepto con el
cual designar un anhelo y una posicin poltica no reformista, pero nada
ms. Luego del 19/20, deca, la cuestin de las estrategias para un pro-
yecto de transformacin, comenz a trazar nuevos horizontes. Tambin
perspectivas diferentes.
En el caso de algunos MTD, sobre todo los de San Francisco Solano,
Lans y Almirante Brown, la cuestin pasaba por entender la transfor-
macin social como un proceso, que comenzaba en el presente y no con
la toma del poder del Estado. Hasta ah, los acuerdos eran slidos. No
compartan esta perspectiva ni las CTD, vinculadas a Quebracho, ni el
MTD de Florencio Varela. Tal vez por esta generalidad en los acuerdos,
se hablaba de poder popular o contrapoder como sinnimos. Aunque
implicaban apuestas diferentes, en su momento sirvieron para delimitar
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TERCERA PARTE 357
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358 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
Otra de las consignas clave de los MTD, deca, fue la de Dignidad.
Aqu tambin la diferencia entre estos tres MTD se ir incrementando
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ban, reformulando un planteo zapatista, no esperar nada del Estado, ni
de sus representaciones alternativas, los MTD de Lans y de Almirante
Brown sostenan que la dignidad*104 est en luchar por los derechos
elementales de las personas, como trabajo, salud, educacin, vivienda,
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terial y la realizacin cultural. Planteo ya formulado por el Movimiento
de los Sin Tierra de Brasil, que comprende la lucha como un proceso
indivisible de carcter reivindicativo, popular y poltico. En su caso, por
la Tierra, la Reforma Agraria y la Transformacin. En los trminos del
MTD, por trabajo, dignidad y cambio social.269 Por otra parte, defender
el derecho de algo no implica, necesariamente, reivindicarlo como se lo
conoce hasta el momento.270
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se adscribe. Ya se ha mencionado que tanto el MST de Brasil como los
zapatistas fueron las referencias ms importantes para Nueva Izquierda
Autnoma en Argentina. Mucho menos se trata de frases. Todos pode-
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en toda su multiplicidad y en toda su unidad. El tema son las conse-
cuencias prcticas que se desprenden de cada interpretacin. En este
caso, en la interpretacin ms vinculada al MST, la dignidad implica
una lucha que s espera algo del Estado: al menos, que cumpla con sus
leyes y garantice el acceso a los derechos por parte de todos los habi-
tantes del pas.
III
Ahora bien, como se dice popularmente, una cosa es una cosa y otra
cosa es otra cosa. No es lo mismo asumir que se parte de una situa-
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TERCERA PARTE 359
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360 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
IV
La insistencia de los militantes de los MTD por incentivar esa relacin
social alternativa fue (es) una preocupacin permanente. Cmo hacer
para que las luchas reivindicativas, expresadas en mejoras econmicas
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saldos de conciencia crtica?
En ese desafo, la accin directa, la lucha en las calles, tuvo un rol de-
terminante en la construccin. En primer lugar por su funcin pedag- j
gica: poder partir de la vivencia para analizar cuales eran las contradic-
ciones fundamentales de la sociedad; cmo se comportaban los distintos
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ese sentido, desde los comienzos de la experiencia, los sectores ms di-
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prctica, sin estudio, sin un debate colectivo y un anlisis de las situa-
ciones, esa prctica por s misma no generaba un cambio subjetivo. Por-
que la autonoma no brota espontneamente de las relaciones sociales
[sino que] hay que gestarlas en la lucha y, sobre todo, en la comprensin
de esa lucha.274
Tampoco bastaba con tener las patas en el barro, como sola decir-
se. Que el ncleo dinamizador de la experiencia compartiera la vivencia
cotidiana con su base social, fue sin duda uno de los elementos que hi-
cieron de los piqueteros un movimiento genuinamente constituido desde
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TERCERA PARTE 361
V
Hay algunos antecedentes de estos intentos de construccin de un
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ha denominado el MST de Brasil. Uno de ellos puede ser el concepto
elementos de socialismo prctico, de Jos Carlos Maritegui, que en el
caso peruano designa la realidad actuante de la comunidad campesino-
indgena y de sus histricos lazos sociales, sus hbitos de cooperacin
y sus modos de relacionarse los seres humanos entre s y con la natu-
raleza.277 En el caso piquetero, queda claro, esos componentes comuni-
tarios sern una invencin acotada a determinada parcela del territorio
urbano.
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362 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
VI
Si insisto en las micropolticas de la vida cotidiana es porque veo ah
todo un campo de intervencin que los MTD desarrollaron de manera
realmente creativa. En el intento por gestar autonoma, nuestra dis-
puta territorial con el aparato punteril que representa al Estado en los
barrios, no es ni por la cantidad de gente, ni por la ocupacin de lugares
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TERCERA PARTE 363
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364 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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TERCERA PARTE 365
I
Una noche de verano del ao 2009. Ciudad de Crdoba. Transcribo
unas notas de un cuaderno azul de tapa dura.
Tras la Masacre de Avellaneda, durante todo el segundo semestre de
2002, las tareas de formacin al interior de los movimientos tomarn un
nuevo impulso. Si bien los efectos de la represin perdurarn por mu-
chos meses (al menos en el caso de La Vern); si bien los movimientos
perdern masividad y cada vez ms el aspecto poltico primar por sobre
el reivindicativo, tambin es cierto que nuevas personas se acercarn a
las asambleas en los barrios. Es decir, se produce, simultneamente, un
proceso de consolidacin de una nueva camada de activistas surgidos
de las barriadas (que profundizarn su politizacin), con un recambio
de una parte importante de la base social. Tambin nuevos militantes
de extraccin media se arrimarn o profundizarn sus niveles de parti-
cipacin al interior de los MTD.
As, las tareas de formacin antes asumidas por un pequeo pua-
do de personas, se revitalizarn, incorporando nuevos integrantes. Para
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para formar formadores, estar en la agenda de los nuevos desafos.
Un espacio general de formacin (bsico, con participacin de todos los
integrantes del movimiento) se comenzar a combinar con otro, no su-
perior sino distinto, donde los activistas que ya haban realizado esos
talleres pudieran compartir sus dudas, sus problemas cotidianos y pro-
yectar las actividades, incorporando nuevas herramientas.
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366 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
Ao 2002. Una maana cualquiera de invierno. Barrio Don Orione, lo-
calidad de Claypole, en Almirante Brown.
Compaeros: en el taller pasado vimos cmo nos organizamos en el
MTD. Tienen la cartilla?*107 Bueno, repasando: en cada barrio, tenemos
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trata el tema y lee para adentro: es el lugar donde todos podemos opinar,
proponer, debatir, y entre todos resolver cosas y criterios generales. Es
decir, acordar juntos qu vamos a hacer.286 Mariano insiste en que las
asambleas y los grupos de trabajo que se arman con los planes, todo ese
trabajo cotidiano en los barrios, son la base del movimiento. Contina:
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equipos de trabajo que los compaeros organizan para llevar adelante
las tareas generales del movimiento (seguridad, trmites, prensa, articu-
lacin y formacin). Finalmente est la mesa general del MTD, integra-
da por los coordinadores de los cuatro barrios y los coordinadores de la
reas. Se hace un silencio. Algunos cruzan miradas
En el barrio discutimos que hay que darle ms bolilla a eso que dice
la cartilla de los coordinadores, porque algunos se la tiran de no s
qu. Algunos, algunas con ms tiempo en el movimiento intervienen.
S, sobre todo a los nuevos hay que aclararles que ac, las cosas las
resolvemos entre todos. Te acords Mariano, cuando te quisieron echar
de coordinador porque no eras un buen jefe?. Todos se ren, pero en-
tonces la cosa no haba sido nada fcil. Mejor no hablemos dice Mirta,
una de las fundadoras del MTD que aquella vez nos tuvimos que ir del
Galpn. A ver, retomemos, dice Mariano, incmodo, tratando de cam-
biar de tema, qu conversamos en el taller pasado?. Todos miran la
cartilla, en la parte en donde hay una asamblea, dibujada por Florencia,
del MTD de Lans. Los coordinadores, lee Daniela en voz alta, no son
ni jefes ni patrones, sino compaeros que acompaan, ayudando a la
organizacin.
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TERCERA PARTE 367
Bueno, si les parece, ahora nos dividimos en dos grupos. Uno lee el
primer artculo de la cartilla y el otro el segundo, y despus cambiamos.
La idea es que conversen sobre las consignas que estn en la contratapa,
ven? Csar es muy pedaggico, habla pausado y siempre intercala con
algn chiste, o algn comentario ms ntimo. Cuando se suena la nariz
Graciela dice su frase favorita: Otra vez durmiendo con culo destapao, eh!.
III
Barrio Cerrito, localidad de Claypole, en Almirante Brown. Una maa-
na cualquiera de invierno. Ao 2002.
El coordinador presenta al espacio de formacin de formadores como
una actividad que se va a desarrollar desde la concepcin y la prctica
de la EP. Reparte, a cada una de las chicas, una hoja con tres puntos
que prepar para el taller. Recin despus le da una a Mariano. Bendito
t eres entre todas las mujeres, dice Csar. Mnica, Cecilia, Daniela y
Griselda comienzan a matarse de risa. Luego aclara que si alguien no
quiere contestar, est bien, porque es parte de los acuerdos.
Al rato realizan una actividad, que consiste en responder a las cl-
sicas cuatro preguntas: Qu es? Para qu sirve? Cmo la hacemos?
Con quines? Algunas de las respuestas que surgen son:
La EP es una herramienta, es un intercambio de experiencias, es un
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democratizar los espacios de participacin La hacemos con charlas,
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respeto y alegra, en una prctica distinta del capitalismo La hacemos
con vecinos, compaeros, con las organizaciones y el pueblo.287
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ciones de la EP. Tambin cinco ejes. La participacin, porque el prota-
gonismo popular es esencial para el desarrollo de un movimiento. Y el
protagonismo se construye haciendo. Luego la lucha, porque con ella
trabajamos, cortamos, nos formamos, nos relacionamos. Conseguimos
cosas, crecemos, nos liberamos. Vamos construyendo nuestra identi-
dad. Tambin el anlisis, de lo que venimos haciendo y por qu, de lo
que decimos y pensamos. La cuestin del sentido, por si no queda claro,
tiene que ver con tener objetivos, saber hacia dnde vamos. Por ltimo,
con quines, es decir, con qu sujeto: madres, jvenes, nios, trabajado-
res, DESOCUPADOS. La idea es que en la prxima podamos profundizar
la discusin de estos temas y luego, pasar a ver un poco el tema de la
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balance de cada actividad.
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368 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
IV
Una maana cualquiera de invierno. Ao 2002. En varios barrios de
Monte Chingolo, quienes integran el MTD de Lans discuten sobre los
ocho puntos de la nueva cartilla. Estas preguntas dice El Pelado Pablo
buscan que podamos comprender mejor nuestro movimiento, nuestras
luchas, anhelos y esperanzas. El grupo en el que est Carlos debate los
dos primeros puntos: Por qu cada vez hay ms necesidades en nues-
tros hogares y nuestros barrios? Se puede cambiar esto? Se puede
vivir sin necesidades en este pas?.288
Susana mira los dibujos de Florencia que estn en la cartilla. Observa
a todas esas mujeres tomadas de los brazos, haciendo un cordn bajo
la bandera del MTD que lleva la consigna Trabajo-Dignidad-Cambio
Social, y piensa en ella. En ella, que hace un ao, no se imaginaba par-
ticipando de un piquete ni loca. Piensa en su vida hace un ao y se sor-
prende de cuntos fueron los cambios. Se pregunta si algo de eso tendr
que ver con el cambio social, pero no dice nada. Si hablo capaz que se
ren piensa as que mejor me callo. Marcela le comenta por lo bajo
que los dibujos se parecen a los que hace su hija, que est en segundo
grado. Se ren, y casi en un susurro, comienzan a buscar en los dibujos,
en los rostros cubiertos por pauelos, si alguno se parece a ellas.
En otro grupo debaten los puntos 3 y 4: Quin puede enfrentar a
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cuando queremos cambiar la sociedad?.
Susana mira la pregunta cinco (Y si algunos vecinos se conforman
con los Planes de Empleo o la Copa de Leche para los chicos?), y piensa
que ella, hace un ao, era de las que se conformaban con eso, pero que
ahora no, que desde hace un tiempo, sobre todo desde que lo mataron a
Daro, ella ya no se conforma ms. No se resigna a vivir en la miseria,
como dice la cartilla. Qu carajo vamos a hacer!, dice Marcela, respon-
diendo a la pregunta 6 (Qu podemos hacer cada uno de nosotros?).
Ramona se indigna y le contesta que qu tiene en la cabeza, que si no
sabe leer o qu.
Jorge se entusiasma, porque l se acerc al movimiento no tanto por
la falta de laburo, porque changas, l, nunca dej de hacer (Si me arri-
m al MTD fue porque vi que ah poda volver a militar, despus de
tantos aos de no encontrar a nadie en el barrio con quien poder hacer
algo). Lee el punto 7 (Y cmo vamos a hacer para generar un cam-
bio social y una sociedad sin gobernantes ladrones ni privilegios para
nadie?), jugando un poco un rol de coordinacin. Comenta que la idea
es debatir un poco sobre lo que dice la cartilla, lo que le parece a cada
uno. Y cada a una, remarca Florencia, que anda con ganas de que en
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TERCERA PARTE 369
V
Una noche de invierno. Ao 2009. Ciudad de Buenos Aires. Transcribo
unas notas de un cuaderno verde de tapa dura. En Almirante Brown se
sumarn, a partir de abril de 2003,*108 actividades de formacin espec-
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temticas y otra frecuencia.
ste es un proyecto que va a ocupar todo el ao. Es un ciclo de ta-
lleres que se van a realizar cada 21 das en Glew, a las 14 hs. Vamos a
trabajar a travs de la Educacin Popular, es decir un laburo colectivo,
para lo que es necesario la continuidad. Va a haber material de lectu-
ra en el medio289 dice El Gordo Nica. Hace una pausa para tomar un
vaso de agua. Siempre que habla ante muchas personas se queda medio
afnico. De todas formas lo hace muy seguido: es claro, conciso, tiene
capacidad de sntesis y no anda ni con rodeos ni utiliza esas palabras
raras que nadie entiende. Y cuando las utiliza, justamente, dice luego:
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pero no lo expresa, porque es muy tmida. Qu bien que habla el seor
de Glew!, piensa.
El ciclo de talleres inclua una serie de temticas que hasta el mo-
mento nunca se haban abordado de manera sistemtica. Estaba orga-
nizado en dos grandes bloques, con dos puntos cada uno. Primero, el
proyecto, los mecanismos de dominacin: los yanquis y sus polticas en
Medio Oriente, en Amrica Latina y en Argentina. Incorporando en esta
parte el ALCA, la deuda externa, la apropiacin imperial de los recursos
naturales, etc., y luego la estructura econmica y los grupos dominantes
en el pas. Segundo, el plano latinoamericano de las resistencias: expe-
riencias como las del MST y el zapatismo, y una perspectiva histrica
de los movimientos sociales como los MTD en Argentina. Despus, se
tomarn con mucho ms fuerza los ejes del proyecto poltico de los MTD
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Estero (MOCASE), y expresiones autnomas urbanas que fueron que-
dando del proceso del 19/20, como asambleas populares, espacios cul-
turales, agrupaciones universitarias. La consigna, el concepto de Poder
Popular tomar cada vez ms fuerza.
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370 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
VI
Ao 2003, barrio Don Orione, localidad de Claypole, distrito de Almi-
rante Brown. Una tarde cualquiera de primavera.
Csar: Quisiera recordar, antes que nada, que esta actividad que rea-
lizamos es en homenaje a Javier Barrionuevo. Ahora, repasar un poco
las herramientas que acordamos en el primer taller: actores, intereses,
coyuntura, marco estructural, se acuerdan?
Mariano: La idea ahora es trabajar un poco en grupos. Es importante
tener en cuenta algunas cosas. 1. Que los actores no tienen posiciones
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TERCERA PARTE 371
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372 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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marco de accin comn que reforzara su capacidad de disputa.
En su riqueza y multiplicidad estas experiencias plantean una doble
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formas que podra adoptar la construccin de una estrategia
articuladora del conjunto de los sectores en lucha.
Jos Seoane!"$ \
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las disputas sociales ante la crisis
I
El primer semestre de 2002 estuvo plagado de luchas en las calles
(A lo largo de los cuatros primeros meses de 2002... el nmero de he-
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el ltimo cuatrimestre de 2001).291 Distintos sectores sociales hicieron
or sus reclamos a travs de movilizaciones, cortes de rutas y de calles,
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ron sitios para realizar actividades comunitarias. Se hicieron festivales,
charlas, radios abiertas, talleres de debate poltico y de arte. Se pasaron
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popular.
Tomemos, a modo de ejemplo, el mes de abril. El viernes 5 de abril La
Vern sale nuevamente a las calles con un nuevo plan de lucha.*110 Ur-
gente-El corte es por tiempo indeterminado, anuncia el comunicado.
La CTD Anbal Vern corta la rotonda de Alpargatas contra la creciente
represin y persecucin a los sectores populares y contra las amenazas
de desalojo a la fbrica Brukman. Denuncian que el Gobierno Nacional
slo ha creado falsas expectativas con planes sociales que no ha cum-
plido.292 Tres das mas tarde cortan el Puente Pueyrredn, en rechazo
a la presencia de Anoop Singh, enviado del FMI al pas. Cada visita de
un funcionario del fondo es una nueva pualada por la espalda de miles
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TERCERA PARTE 373
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374 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
Luchas y represiones se extendan entonces por todos los rincones del
pas. No slo en las grandes periferias urbanas. Tambin en los rincones
silenciados, aquellos que no suelen ser tapa de los diarios. Tal el caso
del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE), que se vio
expuesto a hostigamientos por parte del poder econmico-poltico-policial
de la regin.*112 Cuando las familias se negaban a abandonar sus luga-
res, como pretendan los terratenientes que llegaban a las comunidades
con ttulos falsos de propiedad de la tierra, irrumpan las topadoras: ma-
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jueces de la zona. Otras veces, policas de uniforme y de civil, portando
armas de grueso calibre (por ejemplo, ametralladoras), ingresaban vio-
lentamente, deteniendo miembros de la organizacin y atemorizando a la
comunidad. As, mltiples, combinadas de acuerdo a las circunstancias,
fueron siempre las estrategias para desalojar a las familias de sus tierras
ancestrales. Pero si las topadoras son el smbolo del despojo, las carpas
levantadas por los campesinos son el nuevo smbolo de la resistencia.295
El ataque a las organizaciones autnomas del campo no era una
cuestin menor para los sectores de poder provincial; es que la lucha
de grupos como el MOCASE, comenz tempranamente a adquirir un
carcter integral: se ponan en juego no solamente aspectos reivindica-
tivos, sino toda una forma de vida. Porque para el campesino, la tierra
siempre fue mucho ms que un medio de produccin: es la vida misma.
Porque el monte cumple en sus vidas un lugar central: como barrera
natural contra la contaminacin y las enfermedades; como lugar del
cual poder extraer elementos medicinales, lea y obtener sombra para
los animales. Y junto al derecho a la posesin de la tierra, el movimiento
planteaba otros derechos: a la soberana alimentaria, la salud, la educa-
cin, el acceso a crditos y a tecnologa, a obtener precios justos por sus
productos y a estar representados democrticamente.
III
El 25 de abril, La Vern, el BPN, el MIJD, las Asambleas Populares
nucleadas en la Interbarrial de Parque Centenario, los trabajadores de
las fbricas bajo control obrero Brukman y Zann, los trabajadores de
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TERCERA PARTE 375
IV
El 17 de mayo, La Vern denunci que medio millar de integrantes de
la CTD no estaba siendo inscripto en los Planes Jefas y Jefes de Hogar,
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376 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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TERCERA PARTE 377
V
El 5 de junio, la Coordinadora Anbal Vern junto al MIJD, el Movi-
miento Barrios de Pie y el BPN, cortaron de forma coordinada los puen-
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Se han detectado tropas de Infantera y carros hidrantes bajo Puen-
te Pueyrredn, denunciaron las organizaciones. No cesaremos en
nuestros reclamos y no permitiremos que el Gobierno oculte nuestras
necesidades imponiendo una polmica sobre si deben o no ocurrir los
piquetes, insistan, enfatizando que las amenazas y los despliegues
policiales de las ltimas horas son una clara coaccin hacia nuestras
organizaciones y la ciudadana en general, amedrentando nuestros de-
rechos constitucionales de peticin, es decir del Estado de Derecho, ante
la grave emergencia social en la cual nos encontramos miles de ciudada-
nos argentinos, cuando en realidad deberan estar preocupados por los
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Pasado el medioda y sorteando las intimidaciones, la CTD Anbal
Vern anunci que ya estaba cortado el Puente Pueyrredn. Los tra-
bajadores desocupados repudian y condenan la derogacin de la Ley
de Subversin Econmica y exigen la derogacin de la Ley de Conse-
jos Consultivos Municipales.311 Por aumento salarial y del monto de
los subsidios acorde a la canasta familiar; implementacin de un plan
alimentario, de vivienda y de salud; contra la municipalizacin de la
educacin; por becas para los estudiantes; por el no pago de la deuda
externa y el acuerdo con el FMI; en solidaridad con los trabajadores
de la Ceramista Zann, amenazados de ser desalojados de la fbrica y
por el cese de la persecucin y represin contra los luchadores popula-
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dems agrupamientos permanecan en los otros cinco puentes. Entrada
la tarde, un nuevo comunicado de prensa anuncia: Urgente: el corte se
mantendr hasta las 18. La CTD Anbal Vern esperaba que el Minis-
terio de Trabajo cumpla con la entrevista prometida hace 15 das.312
Finalmente, y ante la falta de respuestas por parte de la ministra de
Trabajo el corte es levantado a las 18 horas. Condenamos esta actitud
indiferente donde queda demostrada la pobre vocacin de dilogo del
Gobierno Nacional ante las situaciones de extrema gravedad que viven
los trabajadores desocupados,313 denunciaron.
Cinco das mas tarde retornaron a las calles. Esta vez en la capital
provincial. La CTD Anbal Vern mantiene tomado el Consejo de Desa-
rrollo Humano de La Plata desde las 13. Exigen respuesta inmediata por
las trabas burocrticas sufridas por 450 desocupados. Repudian ame-
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378 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
VI
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WPgina/12 a una de sus notas. La
salida del corralito y el hipottico acuerdo con el FMI aumentan las es-
peranzas en el gobierno de una tregua econmica y social. De no mediar
una hecatombe se llamar a elecciones: internas abiertas para todos los
partidos el mismo da de octubre y generales en noviembre o diciem-
bre.318 Luego agregaba: De no mediar una hecatombe. Corran los
primeros das de junio. Pretender que en la Argentina no mediara una
hecatombe era como pedirle peras al olmo.
La posicin de las organizaciones de desocupados ante la crisis, como
en casi todos los otros temas, no era unnime. Tres semanas despus
de las declaraciones del gobierno y tres das antes del relanzamiento del
plan de lucha piquetero a nivel nacional (y en coordinacin con estata-
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TERCERA PARTE 379
VII
La tregua econmica y social esperada por el gobierno pareca no
querer llegar. Durante el mes de junio, las luchas populares en general,
y la de los trabajadores desocupados en particular, continuaron inin-
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380 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
VIII
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cesitaba ir poniendo orden: se calcula que durante los primeros cinco
meses del ao 600 mil personas participaron de 11.088 manifestaciones.
El mircoles 19 de junio, por segundo da consecutivo, el gobierno advir-
ti que no se iba a permitir cortes de ruta y que el intento de bloquear
los accesos a la Capital Federal de forma simultnea sera considerado
una accin blica.322 A la semana siguiente, todos los medios de comu-
nicacin hablaban del corte de los accesos a la Capital Federal que los
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TERCERA PARTE 381
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382 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
Aclaraciones:
*89 - Los manifestantes fueron detenidos en un colectivo de la lnea 354, cuando se di-
rigan desde sus barrios al lugar de concentracin. Finalmente fueron liberados,
luego de la intervencin de los abogados de la Coordinadora Contra la Represin
Policial e Institucional (CORREPI).
*90 - El viernes 13 de mayo de 2005, Gustavo Cabrera fue condenado por el Tribunal
Oral N 5 de Lomas de Zamora a cinco aos y seis meses de prisin efectiva, ms
accesorias legales y costas. Causa N 107/5. Fuente: envo informativo de la
Agencia de Noticias Prensa De Frente, jueves 12 de mayo de 2005.
*91 - Detenido y encarcelado por la Gestapo alemana, Fucik fue torturado, aislado y
condenado a muerte el 25 de agosto de 1943 por un tribunal en Berln y ejecu-
tado el 8 de septiembre de ese ao. En ese contexto se da el Reportaje al pie del
patbulo.
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TERCERA PARTE 383
*96 - La Comisin Interna, que se encargaba de las relaciones polticas con otras
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como vocera, y tomaba algunas resoluciones ms cotidianas; la Comisin de
Ventas, que se encargaba de la comercializacin al por menor, al por mayor,
y con organizaciones autogestivas; la Comisin de Fiscalizacin, que llevaba la
contabilidad; tambin existan una Coordinacin del sector, que se dedicaba a
organizar el trabajo.
*97 - En 2005, FaSinPat vot a favor de construir una clnica de salud comunitaria
en Nueva Espaa. Los habitantes de esta barriada venan reclamando, desde
haca dos dcadas, una clnica al gobierno provincial; FaSinPat la construy en
tres meses. El apoyo de la comunidad ha sido muy importante para proteger a la
fbrica de las amenazas sufridas, que se transformaron en agresiones, cuando
una trabajadora fue secuestrada y torturada en marzo de 2005.
*99 - Con el tiempo, algunos de estos trabajos se irn perdiendo; otros, por el contra-
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*100 - No podemos dejar de tener en cuenta que, como forma de garantizar la con-
tinuidad del cobro de los planes de empleo, luego de la asuncin de Duhalde,
cada movimiento tuvo que entregar un listado con los datos personales de cada
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los Municipios tener un listado con el nombre y la direccin de los integrantes
de cada movimiento.
*102 - Tambin es importante no dejar de tener en cuenta las consecuencias de las po-
lticas neoliberales: asistimos a una generacin que, en la mayora de los casos,
no ha visto trabajar bajo relacin de dependencia a sus padres y familiares, con
todo lo eso implica. Una generacin que si consigue un trabajo, ste es precario,
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(desaparecieron las escuelas tcnicas, por ejemplo). Todos estos aspectos y se-
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384 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
guramente otros ms, implicaron para los movimientos una apuesta muy fuerte
a la hora de desarrollar la autogestin.
*104 - Estas conceptualizaciones estn en estrecha relacin con los temas planteados
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*105 - Denominacin otorgada por la empresa Metrovas a los coches que transporta-
ban manifestantes, evitando as el espacio comn entre piqueteros y pasajeros,
slo estos ltimos considerados ciudadanos.
*106 - Puede ser que al momento de la publicacin de este trabajo, algunos aspectos
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*107 - Las cartillas de ese momento eran una hoja A 4 doblada en dos, con tapa, con-
tratapa y slo dos carillas con textos, acompaados de algn dibujo.
*108 - Durante el segundo semestre de 2003, y sobre todo, durante todo el ao 2004,
la situacin ser muy diferente. No slo por los cambios en el pas (nuevo go-
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internos. En medio del proceso de ruptura del MTD Anbal Vern, una serie de
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posturas de tipo ms autnomas. En ese marco, se realizarn actividades
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militantes de distintos distritos). La mstica comenzar a ser una parte funda-
mental de las actividades de formacin.
*110 - Unos das antes, el 27 de marzo, el MTD 23 de julio de Allen realiz en la provin-
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nicipalidad y luego la Secretaria de Accin Social), a travs de la cual obtuvieron
las reivindicaciones por las cuales venan luchando desde haca un tiempo.
*111 - Dos das antes, Juan Arredondo de La Vern haba sido herido en una pro-
testa frente al Municipio de Lans. Ver captulo: Juan, el albail piquetero. Al
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TERCERA PARTE 385
*112 - El 15 de marzo fue uno de esos das de represin y resistencia en los montes
de Santiago. Tras mucha presin internacional, ejercida telefnicamente y por
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$ !
$!
K-
redero de las luchas de las comunidades campesinas, el MOCASE surgi for-
malmente el 4 de agosto de 1990, despus de la Primera Marcha por la Tierra,
realizada en 1989. Desde 1996 comenzaron a participar de la Mesa Nacional de
Organizaciones de Productores Familiares, junto a campesinos e indgenas de
Jujuy, Crdoba, Misiones, Formosa y otras provincias. Ms tarde se incorpora-
ron a la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y
a la Va Campesina Internacional, junto a movimientos campesinos de todo el
mundo. Varios aos despus, ya entrado el perodo kirchnerista, darn naci-
miento al Movimiento Nacional Campesino Indgena, el MNCI.
*114 - Sebastin ser herido con una bala de plomo en el pulmn durante la represin
del 26 de junio de 2002. Salv su vida prcticamente de milagro.
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386 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 387
CUARTA PARTE
Junio
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388 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 389
Operacin masacre
I
El ya mencionado mircoles 26 de junio de 2002*115, luego de decirles
a sus compaeras y compaeros del barrio vayan, que yo me quedo,
Daro le da una mano a Maxi. Extiende la otra hacia los policas, que in-
gresan al hall de la estacin con sus escopetas. Nuevamente el gesto del
lmite, la muralla, la resistencia ahora reducida a una palma abierta.325
Faltan escasos minutos para que Daro Santilln sea asesinado. Ahorro
la descripcin de su sangre esparcindose sobre el suelo; del gesto de
sus verdugos arrastrndolo hasta subirlo y tirarlo sobre la camioneta
policial.
En esos momentos, Sergio Kowalewski toma las famosas fotografas
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piqueteros se mataron entre ellos. Imgenes que ms tarde, Florencia
Vespignani inmortalizar en dibujos que se reproducirn por miles.*116
Tal vez podamos imaginar que, en ese momento, Daro escuch reso-
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! !
El
seor de los anillos: Quizs llegue el da en que el valor del hombre le
falle. En que olvidemos a los amigos y rompamos todo lazo de amistad.
Pero ste no ser el da! Una hora de lobos y escudos deshechos, cuan-
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390 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
do la era del hombre ser hecha aicos. Pero ste no ser el da! Por
todo lo que aman en la tierra, hoy deben resistir.
Resistir, eso hicieron ellos, por ms que la Parca viniera pisndoles
los pies; por ms que su amistad se gestara recin ah y se mantuviera
slo por unos escasos minutos. Porque Daro y Maxi nunca haban ha-
blado. Y sin embargo, se encuentran ah, compartiendo sus ltimos mi-
nutos de vida juntos. Imagen de compromiso y solidaridad. Insistamos:
en qu pensara Daro para quedarse? En el ejemplo laburante de
sus padres, ambos enfermeros? En los valores profundamente cristia-
nos con los que fue criado? O en la concepcin guevarista del hombre
nuevo que haba forjado en sus aos de militancia estudiantil? Nunca
lo sabremos.
Lo que s sabemos es que la mayora de los del grupo que iba con l
pas de largo la estacin y, al hacerlo, varios se preguntaron por qu la
polica se haba detenido ah, en vez de ir tras ellos, que iban arrojando
piedras y palos contra los agentes.
Luego de unos minutos alguien propuso, directamente, acercarse
hacia los patrulleros, y tirarles piedras, para tratar de sacarlos del lugar.
Es el momento en que otro colectivo se incendia y es utilizado como ba-
rricada. Van a entrar y meter presos a todos los que estn all. Seguro
que hay gente mayor, dijo un muchacho al que slo se le vean los ojos.
Lo que nunca sospecharon, fue que en vez de llevarlos presos, los poli-
cas comenzaran a disparar a sangre fra
II
Las camionetas policiales avanzan. No nos dispersemos!, grit uno
de los referentes de La Vern. Pero nadie lo reconoci, salvo los ms
"K $W
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$
cubierto. Otro grit: Apuren que vienen las lanchas!, y casi todos
salieron disparando en direccin opuesta. Mientras tanto, otro grupo,
ms pequeo, se qued armando barricadas. Nos estn partiendo el
grupo!, volvi a gritar el referente, y se acomod sus largos cabellos
tras la capucha. Pero nadie lo escuchaba.
Continuaron corriendo por Pavn: cruzaron unas vas abandonadas
y un puente, y continuaron corriendo. Estaban casi acorralados. Las
camionetas policiales les iban pisando los talones (Otra vez las lan-
chas). En una esquina de Pavn, pasando una gomera, doblaron a la
izquierda. Hicieron dos cuadras y se toparon con un alambrado de las
vas del ferrocarril. Ya no tenan escapatoria. (Perdimos, cumpa, ac s
que perdimos). En ese momento, lo inesperado: una moto pasa por all.
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CUARTA PARTE 391
III
A las 15 horas del 26 de junio la situacin era extremadamente grave.
Tito y Mariano tomaron un colectivo hacia la estacin de trenes de
Lans. Al llegar se encontraron con varios de sus compaeros. A las
15.15 decidieron repartirse: un grupo quedaba all, esperando por si lle-
gaba alguien ms. Otro, a los barrios. Y un tercero parti rumbo al Hos-
pital Fiorito. A las 15.20 ANRED larg el tercer comunicado: Urgente,
deca, Continan las detenciones en Avellaneda. Hay persecuciones y
reducen a pequeos grupos alrededor del Hospital Fiorito. Hay 2 muer-
tos asesinados por la espalda, 2 heridos graves en quirfano, 90 heridos,
54 detenidos en la 1 de Avellaneda.
Todo estaba fuera de control y sobrepasaba cualquiera de los planes
previstos. Se produca descaradamente aquello que Eduardo Rinesi ha
llamado la tragedia de la accin poltica. Es decir, la imposicin del ca-
rcter irremediablemente contingente de las cosas, que hace que nau-
fraguen incluso nuestros proyectos ms sabiamente elaborados y ms
enrgicamente conducidos.326
Llevados dentro del patrullero, los muchachos y las chicas del rea de
seguridad del MTD de Almirante Brown sonrean irnicamente: si bien
marchaban presos, lo hacan unidos, tal como lo haban programado.
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392 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
IV
A las 17.20 horas del mencionado 26 de junio ya eran varios los que
se preguntaban: dnde carajo est Daro? No estaba ni en el listado de
los presos ni en el de los heridos. No apareca ni llamaba por telfono.
ANRED lanza el cuarto comunicado del da, anunciando que la repre-
sin continuaba en silencio. La CTD Anbal Vern denuncia que hay un
virtual estado de sitio en el sur del Conurbano bonaerense: hay razzias
y muchos desocupados no pueden volver a sus hogares. Hubo disparos
de bala de plomo en Gerli y varios cayeron heridos en las vas de la es-
tacin. Alrededor del Fiorito siguen las detenciones y la polica an no
$ $ <K
A las 19 horas, en la Universidad Popular de la Asociacin Madres de
Plaza de Mayo, La Vern realiza una conferencia de prensa. Son escasos
OLEURSUXHEDLQGE SP
CUARTA PARTE 393
los medios. Crnica TV y algn que otro canal de cable. Algunos medios
alternativos y unas pocas radios. Si bien gran parte del pas ya conoce
la identidad de los asesinados, los militantes que estn en la conferencia
todava no. Hacen una denuncia generalizada: sobre la ilegalidad de los
procedimientos de las fuerzas policiales, sobre la responsabilidad del
gobierno como mando poltico de la represin
A las 23.30 horas, una de las tareas ms difciles: pronunciarse p-
blicamente sobre la matanza. La polica bonaerense asesin a dos jve-
nes integrantes de los Movimientos de Trabajadores Desocupados enro-
lados en la Coordinadora Anbal Vern. As fue titulada la tragedia por
ANRED. ltimo comunicado del largo da, en el que ninguna palabra
K $
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dia, escribi alguna vez Rinesi: mirar al cielo, preguntar por qu?, y or
cmo los dioses callan.
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394 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
Daro nos ayudar a sostener la ira para que las lgrimas se nos
hagan escorpin o ltigo, para pegar justo en el centro de la magia a la hora
de la rebelin, para que la piedra se haga palabra y las canciones se hagan
suburbio, para que la conciencia se encuentre con la dicha y viceversa.
Miguel Mazzeo!7 <
I
Pensamos en Kosteki e imaginamos Guernica. Pensamos en Guernica
y recordamos a Picasso. Recordamos el Guernica de Picasso y pensamos
en los vascos; en los aviones nazis bombardeando la ciudad. Pensamos
en Kosteki, pensamos en Guernica, recordamos los aviones nazis, los
bombardeos, los cuerpos despedazados, el cuadro. Los cuerpos sobre
el tapiz. Los pedazos, las partes que no encajan, la pintura. No encajan
pero s. Pensamos en Kosteki, en el MTD de Guernica, en su militancia y
en sus dibujos. Recordamos el ngel piquetero pintado por Maxi. Recor-
damos una foto, una cancin, un dibujo de los republicanos espaoles.
Pintado en 1937, el Guernica de Picasso permaneci, por expresa di-
rectiva de su autor, cuatro dcadas fuera de Espaa. Los aos del fran-
quismo. Encargado por el gobierno de la Repblica espaola, Picasso
se puso a pintar. Mientras lo haca, en 1937, declar: expreso cla-
ramente mi repulsin a la casta militar, que ha sumido a Espaa en un
ocano de dolor.
Las huellas de los republicanos espaoles presentes en Argentina du-
rante los agitados das de diciembre de 2001. Angelus Novus. Un da
cualquiera de 1940. Benjamin vierte unas lneas sobre un cuaderno,
a propsito del cuadro de Klee. Pretende correr el eje de la discusin
al interior del marxismo: la idea de redencin, para los trabajadores,
no puede estar en el futuro. Deben nutrir su fuerza, dice, de la imagen
de los antepasados esclavizados. El pasado como inspiracin, no como
autoridad.
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CUARTA PARTE 395
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396 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
La Marcha de la Resistencia y Piquetera, en diciembre de 2001, haba
sido la ltima que vez que nos habamos puesto a conversar. Como de-
jando a un lado ciertos rencores y diferencias que supimos tener. Sin
embargo, no retomamos aquella charla. Habamos, eso s, compartido
varios recorridos juntos esos ltimos meses: las jornadas del 20 de di-
ciembre de 2001; el plan de lucha del verano de 2002; reuniones de
Coordinadora y con funcionarios del gobierno; con otras organizaciones
piqueteras. Entre los MTD de Lans, San Francisco Solano y Almirante
Brown. Pero no retomamos una relacin ms amistosa, como en los
aos anteriores.
Recuerdo haberlo visto contento las ltimas veces, siempre junto a
Claudia, su nueva compaera. Saba que se haba adaptado bastante
bien a la nueva dinmica de militancia en Chingolo, luego de su paso
del MTD de Almirante Brown al de Lans. All haban tomado tierras y
Daro estaba construyendo su casa. Trabajaba en un emprendimiento
de fabricacin de bloques de cemento (La Bloquera) y haba comenza-
do a participar del rea de formacin. Los talleres de Educacin Popular
eran algo que Daro no terminaba de asimilar. Ah tenamos, o habamos
tenido, en algn momento, una de nuestras diferencias. Aunque s com-
partamos que deban servirnos para formarnos polticamente. Y tam-
bin nos cagbamos de risa, ambos, de ciertas dinmicas de algunos
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experiencia de alta impresin visual por la que habamos pasado, en un
Galpn del MTD de San Francisco Solano, una vez que entramos y lo
vimos al Cura Alberto (principal referente del movimiento), haciendo de
mono, en una representacin que entonces coordinaba Sur, un grupo
de EP vinculado a los movimientos.
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CUARTA PARTE 397
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398 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 399
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400 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 401
rescatar esa decisin, que Daro llev hasta sus ltimas consecuencias,
de compromiso con determinados valores ticos. Estamos hablando de
6$ !
WK
Nos referimos al hecho de estar siempre en la necesidad del otro y a una
integridad que desafa la apata, la mezquindad, la idiotez moral y la
mediocridad reinante. Aludimos al acto eminente de liberar la libertad
ejercindola en el riesgo y la pasin.333
Hablar de eticidad, al menos en este caso, implica referirnos, no a
conceptos abstractos, sino a la vida cotidiana. Porque Kosteki y Santi-
lln, como otros tantos annimos, pertenecieron a esa clase de personas
que en lo cotidiano trabajan, piensan, estudian, sienten, peleantienen
aciertos y errores. Daro y Maxi pertenecieron a esa clase de hombres y
mujeres que cotidianamente sufren, se divierten, lloran, ren, se enamo-
ran por eso fueron sencillos y extraordinarios. Porque fueron capaces
de indignarse ante las injusticias y rebelarse; porque tuvieron voluntad
de luchar.
Por todas esas cosas y seguramente muchas otras es que Kosteki y
Santilln son expresin de esa tica que las nuevas generaciones*119 de
militantes fuimos construyendo al calor de las luchas de la ltima dca-
da. Generacin que, tal como remarc Maristella Svampa, tiene como
imperativo insoslayable la des-burocratizacin y democratizacin de las
instancias de participacin. Jvenes que nos nutrimos de una narra-
tiva autonomista, basada en un ethos militante334 que subraya esas
caractersticas.
Ahora bien: qu es esto del ethos? No quedamos en situarnos en
medio de la vida cotidiana y no en conceptos abstractos? Por supuesto.
Aunque ciertos conceptos, tal vez, puedan ayudarnos a explicitar mejor
una serie de ideas, de opiniones.
tica es una palabra que deriva del griego ethosK " !"#-
al Martn Heidegger, estancia, lugar donde se mora. La palabra, in-
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es para el hombre su demonio. Aunque Heidegger sugiere una traduc-
cin alternativa: El hombre, en la medida en que es hombre, mora en
la proximidad de Dios. Finalmente, hace referencia a un relato de Aris-
tteles, que es el siguiente: Unos forasteros, que iban de visita a la casa
de Herclito, al ver a ste calentndose junto a un horno, se detuvieron
sorprendidos. Sobre todo porque l, al verles dudar, los invit a entrar,
dicindoles: Tambin aqu estn presentes los dioses.335
"!
W$ tica, tal como podemos encon-
trarla, por ejemplo, en un diccionario, no es sta, sino la de costumbre.336
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402 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 403
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404 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 405
poltica. Te acords?. Resistes por una accin solidaria. Con las co-
munidades que sostienen principios y con los desobedientes: aqu y por
doquier. Del presente. Del futuro.344
No me jodas, que a la Sontag te la hice leer yo.
Bien, demos otra vuelta de tuerca a la cuestin de la importancia de
la literatura en todo esto. Retomemos las palabras de esta norteame-
ricana tan atpica. Una de las tareas de la literatura, dice, es formular
"$
$
$ $K
Y convengamos que, en nuestra realidad, tal vez ms que nunca, los
lugares comunes abundan por doquier. Todo parece venir servido en
bandeja. De esas de comida rpida. Y ah, la literatura tiene, o ms bien
puede, jugar un papel importante. Ofreciendo mitos que se contrapon-
gan a los fetiches; construyendo contra-experiencias insurgentes; inten-
tando comprender algo del mundo, para contarlo. Aprendiendo, como
remarc Sontag, a relacionarnos con la maldad de la cual son capaces
los seres humanos, sin corrompernos, convirtindonos en cnicos o su-
!
<K345
Si, como decamos, una de las funciones de la literatura es profeti-
zar, el vnculo con el accionar de la militancia es estrecho, muy estre-
cho. Porque tanto el escritor como el lector y el militante, son personas
que estn atentas, que buscan descubrir y mostrar aquello que a simple
vista no est. El policial podra ser un buen ejemplo. Rodolfo Walsh, su
"K
En este sentido, una de las tareas de la militancia es anunciar
(no en el sentido de quien describe las leyes de la historia, sino
ms bien como quien persiste en la posicin de que las situaciones
no son inmutables. Tal vez la imagen de un brujo sea ms eficaz que
la de un cientfico). Anunciar a la vez que construir, aqu y ahora, la
idea de que otro mundo es posible (y los ejemplos que en la prc-
tica lo adelanten, al menos en pequea escala). Donde se pueda y
como se pueda (es decir, en medio de la mierda). El vnculo entre
literatura y poltica no parece ser tan lejano. De all la importancia
del concepto de socialismo o prcticas prefigurativas. Es decir,
que el socialismo del siglo XXI ser desde ahora o no ser. Ser en
la medida en que podamos alejarnos de lo que quieren imponernos
como poltica (la poltica como gestin). Y una buena poltica: aque-
lla que evita la corrupcin. En la medida en que podamos hacer de
la poltica una prctica de invencin, que construya otras formas de
habitar este mundo.
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406 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 407
que no tanto en Marx, quien supo apelar a la irona cada vez que lo
consider necesario. Lo mismo con los guevaristas y la idea del hombre
'K[$$
$
$!
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nes X: Notas sobre Guevara y la izquierda por venir. De todas formas
quiero destacar, en relacin a esto, dos fotografas: una de Guevara,
otra de Daro Santilln. En las dos fotos ambos aparecen riendo. Si las
rescato es porque sospecho que nos devuelven de ellos una imagen ms
vital, ms entusiasta.
Guevara re. Luce su uniforme y su boina. Sabemos que descansaba
poco y trabajaba mucho. Que asuma mltiples tareas: de trabajo in-
telectual y manual; de combate y diplomacia; que promova el trabajo
voluntario, que haca del predicar con el ejemplo un lema inclaudicable.
Y sin embargo, a pesar de todo eso (y de su asma), lleva una sonrisa
sobre su rostro. Daro, con los brazos abiertos y luciendo una remera de
Hermtica, camina junto a sus compaeros. Todos tienen entre 15 y 18
aos. Es del ao 1998; 1999 tal vez. Sobre la Calle 844, en San Fran-
cisco Solano, a media cuadra del colegio donde estudiaba (El Piedrabue-
na). Puede verse humo de neumticos encendidos sobre el asfalto. La
Coordinadora de Estudiantes Secundarios protagoniz en esos das una
serie de medidas de lucha en la zona. Entre ellas, la toma del colegio de
la otra cuadra, la Tcnica N 3. Hacia all va Daro, marchando junto a
otros estudiantes, con una amplia sonrisa en su rostro.
Por todo esto, desde una perspectiva generacional, la creacin de mu-
jeres y hombres nuevos es pensada desde otro lugar. Tal vez la relec-
tura que Deleuze realiza de Nietzsche en los 60 pueda servirnos como
*
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7
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escritos.*121 $ $ $-
ciones. Un extremista de la narrativa, un provocador. Tal vez por eso
su Zaratustra es la muestra crtico-creadora por excelencia: porque su
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la vez que se propone aniquilar la tradicin. De un solo y mismo golpe
de martillo.
Figura del escultor, que destruye la piedra y crea su obra, en el mismo
movimiento. La crtica es al mismo tiempo lo ms positivo, dir De-
leuze. La crtica no ha sido jams concebida por Nietzsche como una
reaccin La crtica no es una reaccin del re-sentimiento, sino una
expresin activa de un modo de existencia activo: el ataque y no la ven-
ganza.347
Deleuze encuentra en Dionisos, el dios que naci riendo, la posibili-
dad de entablar una polmica con la tradicin dialctica; de contraponer
la idea de la diferencia a la de la contradiccin. Al elemento especulativo
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408 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 409
$! !7$
'"a pesar
de.349
Efectuar, entonces, algo de la propia potencia, eso sera algo bueno.
El pensador francs, sin embargo, va ms all. Dice que toda potencia
es buena. Lo malo sera lo ms bajo de una potencia. Muy en la lnea
'
$ $K$ -
vas o negativas. Las acciones activas o reactivas. El teln de fondo ser
siempre el devenir.
La maldad sera impedir a alguien que haga lo que puede hacer, que
efecte su potencia. Sea obstaculizndoselo materialmente o instigando
con el discurso. Porque a decir de Spinoza, ni siquiera sabemos lo que
puede un cuerpo.
En este sentido, y aunque suene ilgico, puede haber dice Deleuze
alegras tristes. Son aquellos que se regocijan porque sacan su poder de
la tristeza. Podramos pensar en los punteros, por ejemplo. Son tipos
que, en algn punto, gozan con su situacin de privilegio con respecto
al resto de sus vecinos. Aunque formen parte de la base de una pirmide
que tambin los oprime.
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410 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 411
Somos los que encendimos el amor para que dure para que sobreviva
a toda soledad. Hemos quemado al miedo, hemos mirado frente a frente al
dolor antes de merecer esta esperanza.
Juan Gelman, Madrugada
I
El mircoles 26 de junio de 2002, por la tarde, cuando me diriga hacia
Universidad Popular de la Asociacin Madres de Plaza de Mayo para una
conferencia de prensa que La Vern realizara all recib la llamada de
Ral Cerdeiras: estaba preocupado, deca, porque los acontecimientos
del da parecan hacer retroceder al pas al menos tres dcadas. Un sim-
ple llamado que logr, por breves minutos, sacarme de la pesadilla en
la que se haba transformado la jornada. Sus palabras fueron como una
leve brisa en una tarde de calor.
W
!
hermana, que por entonces viva a unas cuadras del Congreso. En el
camino son (nuevamente!) el telfono celular. No era, esta vez, nin-
gn medio de comunicacin. Tampoco algn militante de otra de las
organizaciones que protagonizaron la jornada. No, era El Pelado Csar,
uno de mis compaeros del MTD de Almirante Brown.
Mariano?
Si!
Que hacs boludo! Viste la tele?
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412 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
El jueves 27 de junio de 2002, durante las primeras horas de la ma-
ana, nos concentramos en la Guardera de La Fe. Estbamos todos: los
de los MTD de San Francisco Solano, Florencio Varela, Almirante Brown
y Lans. Los de la CTD y de Quebracho. Vecinos del barrio y un montn
de gente que ni sabamos quines eran. Apoyados sobre un auto, con-
versbamos con Pablo. De cualquier cosa, no importaba el tema en ese
momento. Cada tanto, El Pelado haca un chiste, rea. Es increble la
fuerza que puede dar una sonrisa en un momento tan difcil como se.
Al rato, antes de que se llevaran el cuerpo al cementerio de Rafael
Calzada, hicimos una reunin de coordinacin de La Vern. Ah noms,
en una casa de Condarco al 100. Casi nadie haba dormido en su casa.
Estbamos todos muy preocupados.
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CUARTA PARTE 413
OLEURSUXHEDLQGE SP
414 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
III
El 3 de julio de 2002, por la tarde, mientras hojeaba un peridico del
da, se me dio por preguntar cunta gente habra. Y, unas 20.000 me
dice El Pelado Pablo. Al llegar a Plaza de Mayo ramos unos 50.000. Me
sorprendi que, durante el trayecto, los vecinos salieran de sus casas
para aplaudirnos, o arrojaran papelitos desde los balcones. Cmo ha-
ban cambiado las cosas en tan slo una semana! Si no hubieran apa-
recido las fotos, pens, quin sabe dnde estaramos ahora. El material
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mansalva. No haba habido ningn enfrentamiento entre piqueteros de
distintas tendencias, como durante las primeras 24 horas insistieron,
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Salimos de la estacin de Avellaneda, donde Leo Santilln dijo unas
palabras que todos habamos dudado si iba a poder decirlas. Daro era
un sostn emocional muy importante para su hermano: estaba destro-
zado. Todava recuerdo su mirada y la de su padre, Alberto, cuando hici-
mos la asamblea general del movimiento, por la maana, en los andenes
de la estacin de trenes de Temperley, y decidimos entre todos, y con su
permiso, rebautizar al MTD de Almirante Brown llamndolo, de ah en
ms, MTD Daro Santilln.
Cuando marchamos sobre Puente Pueyrredn fue impresionante. As
como no nos esperbamos que nos reprimieran como lo hicieron, tam-
poco nos imaginbamos que la respuesta popular sera tan categrica.
Durante los primeros momentos, evalubamos que iba a haber una
marcha de los partidos de izquierda, de algunos sectores, y fue una
reaccin muy buena del conjuntoLo que nos comentaban compae-
ros de Capital es que la gente de las asambleas que no iba ms a las
marchas, con esto sali a las calles, que el lugar de referencia fueron de
nuevo las asambleas.352
Impresionante. Toda esa gente, los cordones de seguridad cara a cara
con la polica y, a pesar de la bronca de los compaeros, de las com-
paeras; a pesar de la provocacin policial, ni un incidente. Todos es-
tbamos preocupados porque haban baleado a un militante en una
situacin confusa, ah noms, a unos kilmetros de la concentracin.
Adelante iba una bandera de amigos y familiares, con la consigna Jui-
cio y castigo a los responsables materiales, polticos e ideolgicos de los
asesinatos. Juicio por Daro y Maxi. Estaban todos. Nuestros compa-
eros y compaeras de los barrios, familiares, amigos, y miles de des-
conocidos. Reencontr a gente que no vea hace aos. Algunos porque
haban militado alguna vez; otros porque conocan a los chicos; otros,
simplemente, motivados por sentimientos de indignacin, de solidari-
OLEURSUXHEDLQGE SP
CUARTA PARTE 415
IV
Aquel jueves 26 de junio de 2003 el Puente estaba lleno.*124 Como
nunca, dijo alguien por ah. Muchos no podan creer que hubiera tanta
gente. Unas 20.000 personas, se estima. Mariano est nervioso. Tiene
que hablar. Como en otras ocasiones anteriores le haba tocado ser uno
de los oradores de La Vern. Como en las otras oportunidades, no haba
preparado nada. Tejera algunas ideas generales, mentalmente, ah,
unos minutos antes de hablar.
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416 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 417
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418 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 419
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420 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 421
I
Luego del entierro de Daro en el cementerio de Rafael Calzada y la
movilizacin de Congreso a Plaza de Mayo el jueves 27 de junio, luego
de la inmensa movilizacin, bajo la intensa lluvia, desde Puente Puey-
rredn hasta Plaza de Mayo, el mircoles 3 de julio de 2002, las orga-
nizaciones que protagonizaron los cortes del 26 de junio, rodeados de
la solidaridad de artistas, organizaciones estudiantiles, polticas y de
derechos humanos, organizaron una jornada de homenaje, a un mes
de la Masacre de Avellaneda. Jornada cultural y de lucha, que incluy
el corte de la bajada del Pueyrredn, donde se montaron las distintas
actividades.
Esta actividad marca el inici de una intensa lucha por justicia y con-
tra la impunidad.*125
Lucha que contemplar mensualmente los cortes del puente mien-
tras se pueda, porque tanto la gestin Duhalde como la de los Kirchner
intentarn sistemticamente impedir los cortes del Pueyrredn; los es-
craches, como los que se le hicieron a Duhalde (en su casa de en Lomas
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y junio de 2005; tambin en el club donde juega al tenis, en junio de
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422 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 423
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424 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
II
Estbamos en la Jornada Cultural y de Lucha del viernes 26 de julio.
Desde el escenario, ubicado de espaldas al denominado Puente Viejo,
se leen las consignas de denuncia contra la impunidad y reivindicacin
de justicia. Desde all, distintos msicos convidan sus canciones. Entre
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nadas de lucha anteriores al 26. Tambin de las distintas actividades
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CUARTA PARTE 425
III
A pocas cuadras de all, frente a la Plaza Mitre, en un restaurante
que ahora tiene nombre italiano, pero que hasta hace pocos aos se
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dos trabajadores que vivan de changas: Blajaquis y Zalazar. Blajaquis,
como Daro, era militante, dice Guillermo Cieza en uno de sus escritos.
Zalazar, como Maxi, era nuevito, recin se acercaba a la lucha.363
Fue Rodolfo Walsh quien investig esos asesinatos y los plasm en un
libro magistral: Quin mat a Rosendo? Tambin fue l quien supo hur-
gar, como nadie, en la vida cotidiana de aquellos militantes populares. Se
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426 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
hace difcil, desde hoy, no vincular los pasos del viejo Blajaquis con los
del joven Santilln, ya que ambos caminaron por las mismas cuadras.
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"El Griego como llamaban sus com-
paeros a Blajaquis porque segn narra Walsh, el viejo Domingo fue
un smbolo de la resistencia. Un tipo perseguido, pero que lograba huir,
y reapareca siempre con una sonrisa y un chiste malo, con su chaque-
ta de cuero y su gorra, con su aspecto de obrero que no pudo perder
ni leyendo a Hegel. El Griego, segn le contaron al autor de Operacin
Masacre en una barriada de la zona sur, siempre que haba paro se caa
a laburar toda la noche: fabricando miguelitos para sabotear a los
saboteadores, a los carneros. Las huelgas de una dcada al sur del Ria-
chuelo llevan el sello de Domingo Blajaquis. Walsh recoge un volante
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Griego
como un tipo militante y estudioso. Un hacedor en las prcticas auto-
didactas, con conocimientos de qumica, historia, revoluciones mun-
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grupo. Un hermano asesinado a mansalva un militante ms del ejr- j
cito invencible del pueblo trabajador, un autntico revolucionario.364
Cuando las huellas del pasado pueden detectarse en el presente,
como ciertas caractersticas de Domingo en Daro, o de las prcticas del
sindicalismo clasista o del peronismo de base en los MTD, cuando las
temporalidades se cruzan, cuando esas cosas suceden, podramos decir,
es indicio de que algo se est moviendo en los de abajo. A veces son
nombres, otras veces fechas, o tan slo lugares, que nos hacen estable-
cer asociaciones entre las luchas pretritas y las actuales. Asociaciones
arbitrarias, por supuesto; libres, dira Freud. Tal vez disociaciones.
Como sea. Quiz slo yuxtaposicin de imgenes, como en el montaje
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El 26 de junio, por ejemplo. Una fecha que es marca de identidad de
un sector del campo popular en el nuevo milenio. De la Nueva Izquierda
Autnoma, por denominarla de alguna manera. Retrocedamos unas
tres dcadas. Estamos ahora en 1969. Todava no ha pasado un mes
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K
Un grupo de jvenes con aspiraciones revolucionarias realiza su primer
operativo poltico-militar. Es el surgimiento de las proto FAR.
El destacamento, encabezado por Carlos Olmedo, atenta contra los
supermercados Mnimax el da en que David Rockefeller visita nuestro
pas. El mandato de la rebelin se hace escuchar, piensan al realizar el
operativo. A partir del 30 de julio de 1970, cuando ocupen la ciudad bo-
naerense de Garn, ese destacamento pasar a llamarse Fuerzas Arma-
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$ Libres o
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CUARTA PARTE 427
IV
El to Guille, como llamarn a Cieza sus compaeras y compaeros,
cuando se conforme el FPDS, recuerda que los 26 de julio, siempre,
haba un acto. Sea por Evita, o por el Che. Legal o clandestino. El 26 de
julio, dice, en el puente, van a cruzarse el pasado y el futuro, los meta-
lrgicos de Raimundo y los desocupados de La Vern. Blajaquis, Zala-
zar, Maxi y Daro. Evita y el Che. Y habr un momento mgico, donde
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vuelve a empezar.365
Los ms jvenes tal vez podamos decir que, a partir de la Masacre de
Avellaneda, comprendimos un poco (tan slo un poco ms), el dolor que
se siente por el desgarro que provoca que los conocidos de siempre arre-
baten la vida de un ser querido, de alguien que comparte con nosotros
la cotidianidad. De un compaero que lucha codo a codo con nosotros.
Como Daro. Como Maxi. Como Carlos Olmedo. Jse, como le decan sus
cumpas de militancia, fue primero alumno y luego preceptor del Colegio
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de la fundacin Gillette y en calidad de tal, particip un da del programa
Almorzando con Mirta Legrand. Ironas de la historia, quiz. Poco tiempo
despus, perseguido por la dictadura de la Revolucin Argentina, debi
pasar a la clandestinidad. El 3 de noviembre de 1971, a los 28 aos, muri
en la provincia de Crdoba, en el denominado Combate de Ferreira.
Maxi, sobre todo Daro, nutrieron sus das de militancia con el en-
tusiasmo provocado por el fuego de los piquetes, por el ruido de las
cacerolas, por el murmullo de las actividades en las barriadas: un pro-
yecto productivo o comunitario, un taller de formacin o de recreacin.
Una pea, un asado (ms bien un guiso en el comedor). Una mateada
entre cumpas, entre amigos o familiares (a veces, una misma persona
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428 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 429
No basta con que nuestra causa sea justa. Es necesario que la justicia
penetre en nosotros. Nosotros necesitamos ser justos.
Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil,
Cuaderno de formacin N 24
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430 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 431
I
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enhebradora de distintos hilos generacionales. El Che articul las expe-
riencias de quienes comenzamos a militar en los 90 con quienes venan
desde antes: de los 80, pero tambin de los 70, de los 60
La movilizacin por los 20 aos del golpe; los recitales de Daniel Vi-
glietti y los actos por los 30 aos de la cada del Comandante en Bo-
livia; los escraches de los HIJOS; las nuevas batallas que lentamente
comenzaron a librarse en Argentina, y en otras latitudes, encontraron
en Guevara una cara a travs de la cual poder dialogar. Marxistas en
todas sus vertientes, peronistas revolucionarios, cristianos de la Teolo-
ga de la Liberacin y piqueteros a secas, sin experiencias de luchas
previas, nos vimos interpelados, seguramente por distintas razones, por
el ejemplo del Che.
En cuanto a la izquierda por venir, como la ha llamado Miguel Ma-
zzeo, o la Nueva Izquierda Autnoma, como se la suele denominar, si
hay algo aqu por destacar, es su carcter plural, su vocacin mltiple
y abierta. Porque como nos recuerdan los zapatistas, muchos son los
colores y los pensamientos. Por tanto, el mundo ser alegre si todos los
colores y todos los pensamientos tienen su lugar.
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432 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 433
II
Veamos ahora las posibles aristas guevaristas a recuperar por parte
de las organizaciones inscriptas en la nueva izquierda autnoma. De-
cimos aristas, porque hoy, evidentemente, slo podemos rescatar para
nosotros una parcialidad del comportamiento y las ideas del Che.
La izquierda por venir concibe al campo popular como un bloque
histrico... cuya fuerza y capacidad para la transformacin social pro-
viene de la autonoma,369 K \ 7
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de la autonoma, por su parte, obliga a pensar la construccin poltica
en trminos de articulacin... concebida como estrategia. Se parte as
de una certeza: ningn sector puede reivindicar hoy la capacidad de
funcionar como centro o foco (real o potencial) exclusivo. Como vemos,
no es precisamente la idea del foco irradiador de conciencia lo que ms
nos seduce de Guevara.
S, en cambio, su permanente atencin por los problemas subjetivos
y los valores. En este sentido, quisiera rescatar unas palabras que el
telogo brasileo Frei Betto escribi en octubre de 2007, unos cuantos
aos ms adelante de la historia que estamos narrando.
Nos ha faltado destacar con mas nfasis los valores morales, las
emulaciones subjetivas, los anhelos espirituales, dice en su Carta abier-
ta al Che. Quizs all radique el legado que ms nos interesa de Guevara.
La preocupacin por las emulaciones subjetivas, la pasin y los anhelos
espirituales. Tal vez podamos retomar, entonces, la apuesta literaria de
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tica. Aspirando a reunir con nosotros un equipo blico entrenado en la
costumbre potica del coraje como nos insta Megafn.
Porque, tal como escribi Esteban Rodrguez alguna vez, hablando de
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el socialismo ser una cuestin de iniciados, quiero decir, una prctica
que atae a especialistas que rozan el fundamentalismo. Se necesitan
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434 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 435
III
Establezcamos, de una buena vez, una lnea de dilogo con Guevara.
Con algunas de sus preocupaciones, que son tambin las nuestras. De-
camos que una de las preguntas que se hizo el comandante fue la de los
estmulos morales. Cmo contraponer un tipo diferente de subjetividad
a la regla capitalista fundada en la materialidad y el inters. Tomemos
algunos de sus textos. Qu debe ser un joven comunista, Sobre la cons-
truccin del partido y El socialismo y el hombre en Cuba. Tres textos clave
del pensamiento guevariano.
Guevara es un marxista, se sabe. Pero tambin que su praxis excluye
el dogmatismo. Huye de l como quien escapa de la peste. No anda, pre-
cisamente, con un manual sovitico bajo el brazo. De ah que tomemos
sus palabras. Porque somos jvenes, pero adems, porque nos convocan
a ser parte; a tomar partido. Una juventud que no crea es una anoma-
la, dice. Actuar permanentemente preocupados de nuestros propios
actos. Hace hincapi en la capacidad de estar abierto, siempre, a las
nuevas experiencias. Actuar, seala, con una gran sensibilidad frente a
la injusticia. Espritu inconforme cada vez que surge algo que est mal,
lo haya dicho quien lo haya dicho. Queda claro, no? No hay intoca-
bles. Mucho menos incuestionables. Por tanto, no usar sus palabras
como cita de autoridad, es clave para pensar los problemas contempor-
neos. Tomar sus palabras como disparadores (as suele decirse desde
la Educacin Popular).
Podemos encontrar en sus palabras a los jvenes comunistas las mis-
mas preocupaciones. Se plantea a todo joven comunista ser esencial-
mente humano, ser tan humano que se acerque a lo mejor de lo hu-
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del ejercicio de la solidaridad continuada con el pueblo y con todos los
pueblos del mundo, desarrollar al mximo la sensibilidad hasta sen-
tirse angustiado cuando se asesina a un hombre en cualquier rincn
del mundo y para sentirse entusiasmado cuando en algn rincn del
mundo se alza una nueva bandera de libertad. Construirnos a nosotros
mismos como obras de arte, entendido desde esta perspectiva, no parece
una idea tan alejada.
Crear las herramientas necesarias de acuerdo a las circunstancias.
He ah el quid de la cuestin. Porque, como seala el Che cuando se
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ser igual; todas tendrn caractersticas peculiares. Algo similar a lo
que dice en El socialismo y el hombre en Cuba: La revolucin se hace a
travs del hombre, pero el hombre tiene que forjar da a da ese espri-
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436 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
IV
Pasemos entonces a ver ahora la nocin del hombre nuevo. A pro-
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de Nazaret. Ustedes, compaeros dice a los jvenes deben ser la
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<K373 En el mismo sentido, el
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cin, por predicar con el ejemplo y, por ltimo, estar dispuesto a dar, en
cualquier momento, su vida por la revolucin. Todo eso para ingresar
al partido. Claro, el tipo al que le proponen eso responde que si sa va
a ser su vida en la revolucin, encantado, dice, entrega su vida! Para
qu la quiero?.
Es raro, porque el Che toma ese comentario que escuch. No se enoja,
no mira para otro lado. No es un incondicional que slo escucha lo que
le conviene, lo que lo deja tranquilo. No. Tal vez tambin l se re. Sin
embargo, saca sus conclusiones. Que son polticas, pero tambin mora-
les. Haba mucha moralina en la izquierda revolucionaria de entonces.
Tal vez esa moralina persista an hoy en muchas construcciones que
apuestan por un cambio.
Hay un contenido contrarevolucionario, remarca Guevara. Porque el
chiste no tiene en cuenta que el revolucionario cabal est dispuesto al
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no impuesta. Pero, no s Tal vez sea una cuestin generacional.
De todas formas, ya en los 70 hubo tipos que insistieron en salirse de
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revolucionarias de caras largas. Habra que hurgar un poco ms en
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CUARTA PARTE 437
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438 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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CUARTA PARTE 439
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440 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
Apostillas inconvenientes:
El burgus ve en su mujer un mero instrumento de produccin. Oye
que los instrumentos de trabajo deben ser explotados en comn y, na-
turalmente, no puede imaginar sino que el destino de la comunidad de
bienes afectar tambin a las mujeres. No intuye que se trata, precisa-
mente, de suprimir la posicin de las mujeres como meros instrumentos
de produccin. Karl Marx,
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mensaje y otro cdigo: cada uno es bisexuado, cada uno posee los dos
sexos, pero compartimentados, incomunicados; el hombre es tan slo
aqul en el que la parte masculina domina estadsticamente, la mujer,
la parte en la femenina domina estadsticamente. De tal modo que al
nivel de las combinaciones elementales es preciso hacer intervenir al
menos dos hombres y dos mujeres para constituir la multiplicidad en la
que se establezcan comunicaciones transversales, conexiones de objetos
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con la parte femenina de una mujer, pero tambin con la parte mas-
culina de una mujer, o incluso con la parte masculina de otro hombre,
etc. Ah cesa toda culpabilidad, pues sta no puede introducirse a esas
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ya de las combinaciones y permutaciones en el que las diferencias
vuelven a lo mismo sin cesar de ser diferencias. Estadstica o molar-
mente somos heterosexuales, pero personalmente homosexuales, sin
saberlo o sabindolo, y por ltimo somos trans-sexuados elemental o
molecularmente, Gilles Deleuze y Flix Guattari, Anti-Edipo, capitalis-
mo y esquizofrenia.
Nos reconocemos en las corrientes que viven, sienten y crean un
feminismo latinoamericano, mestizo, desobediente, insumiso; aut-
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mo inconveniente, que se propone como parte y aporte a una cultura
emancipatoria, que rechaza tanto la normatividad heterosexual como el
esencialismo biologicista. Un feminismo rebelde, nacido de los cuerpos
histricamente estigmatizados, invisibilizados y/o ilegalizados, por un
sistema basado en el disciplinamiento, el control, la domesticacin, y el
orden que garantiza su propia continuidad y reproduccin / Participa-
mos de los movimientos populares que desafan ese orden impuesto
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CUARTA PARTE 441
Aclaraciones:
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442 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
voces por los barrios. Mabel haba perdido otro hijo, arrebatado por las balas de
la misma polica que luego mat a Maxi.
*119. Rescato las palabras de Omar Acha, cuando sostiene en La nueva generacin de
intelectuales, incitaciones y ensayos, que nuestra generacin no se caracteriza
por la dcada de nacimiento (p. 52). Una generacin, dice, es la asuncin gru-
pal de una situacin histrica (p. 53). Y no hace falta que sea inexorablemente
homognea. Puede articularse alrededor de una serie de temas comunes, sin
por eso aspirar a posiciones unnimes (p. 101).
*121. Estas lneas forman parte de un trabajo en preparacin: Nietzsche por la venta-
na. Notas sobre la risa, el juego, la danza.
*124. A pesar del fro, de los fuertes vientos, el da anterior, el mircoles 25 de junio
de 2003, las organizaciones cortaron el Pueyrredn, desde las 16 hasta las 17
horas. Despus, los manifestantes se instalaron en la base del Puente para ini-
ciar la vigilia. Horas ms tarde, el ex cine de Avellaneda alberg a centenares de
personas que se refugiaban del fro y la tempestad de la noche. Fernando Pino
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las imgenes del velatorio de Daro, en el saln comunitario del MTD de Lans,
en el barrio La Fe de Monte Chingolo, lograron emocionar a toda la audiencia.
*125. Para ampliar este tema se puede consultar el prlogo a la segunda edicin (2005)
del libro Daro y Maxi, o El diario del juicio, en www.masacredeavellaneda.org.
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CUARTA PARTE 443
*126. Los cacheos consistan en una barrera de policas instalada sobre el puente. La
Guardia de Infantera con sus perros, sus escudos, lanzagases y carros hidran-
tes, pretenda revisar, de a uno por vez, a cada uno de los 5.000 manifestantes
que solan nuclearse en las actividades.
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CUARTA PARTE 445
Eplogo
Cotidianidad militante,
orgullo, autocrtica, maduracin
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446 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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NOTAS 447
Notas
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448 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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NOTAS 449
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450 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
65. Asamblea de vecinos de los barrios La Fe, Villa Urquiza, Chingolo y Las Torrecitas,
Ms de 400 vecinos de barrios de Monte Chingolo marchan a la Municipalidad
de Lans a exigir respuestas, comunicado de prensa del 6 de febrero de 2001.
66. Carta abierta de los Desocupados de Lans al Sr. Intendente Don Manuel Quin-
dimil, febrero de 2001.
67. Documento del MTD Lans, Toma de tierras en Lans. El gobierno propone
hambre y represin, el pueblo dispone ms lucha y organizacin, martes 19 de
junio de 2001.
68. Ibdem.
69. MTD Lans, Reclamo de trabajadores desocupados y vecinos de cinco barrios de
Monte Chingolo, comunicado de prensa,3 de septiembre de 2001.
70. Programa para el plan de lucha nacional, julio de 2001.
71. Documento de la Coordinadora Sur, Nacionalizar, profundizar y multiplicar la
resistencia a las polticas neoliberales que hambrean al pas, lunes 23 de julio
de 2001.
72. Documento MTD-Grupo Sur, Qu es la EP?, documento de trabajo, s/d.
73.
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das del documento citado en el epgrafe.
74. Ver captulo: La poltica est en otra parte.
75. La Nacin, mircoles 25 de julio de 2001.
76. Pgina/12, mircoles 25 de julio de 2001.
77. La Nacin, 17 de julio de 2001.
78. Seman, Pablo, Memorias, en: Pgina/12, 9 de abril de 2007, versin digital.
79. El Gobierno teme a la violencia, La Nacin, 30 de julio de 2001.
80. Pagina/12, 1de agosto de 2001.
81. La Nacin, 4 de agosto de 2001.
82. La Nacin, 6 de agosto de 2001.
83. Diario La Nacin, mircoles 8 de agosto.
84. Campaa de denuncias, difamacin y represin sobre los piqueteros: Dnde
apunta la estrategia del gobierno?, comunicado de prensa, agosto de 2001.
85. Ibdem.
86. Ibdem.
87. Ibdem.
88. MTD Lans, Manejo de los planes de empleo: organismos acusados iniciarn
acciones legales en contra de la ministra Bullrich, comunicado de prensa del 14
de agosto de 2001.
89. MTD Lans, Instituciones sociales presentan acciones legales contra Patricia
Bullrich por falsas imputaciones, comunicado de prensa del 13 de agosto de
2001.
90. Qu hay detrs de los piquetes y los planes trabajar, en Tantas voces, tantas
vidas, revista de la Asociacin de Ex Detenidos-Desaparecidos, Buenos Aires,
mayo de 2002.
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NOTAS 451
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NOTAS 453
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454 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
171. Ibdem.
172. ANRED, comunicado de prensa del 6 de febrero de 2002, 14:30 horas.
173. Pgina/12, jueves 7 de febrero de 2002.
174. Clarn, jueves 7 de febrero de 2002.
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vienen, lunes 28 de enero de 2002. Escrito distribuido por correo electrnico.
179. Solana, Pablo, op. cit.
180. Solana, Pablo, op. cit.
181. Ibdem.
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DIARIOS
Clarn
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2002: 10 y 12 de enero; 7 de febrero; 8 de abril; 18 de mayo.
Pgina /12
1989: junio (s/d).
2001: 21; 24 y 27 de diciembre.
2002: 5, 7, 8, 13, 16, 19, 22, 23, 26 y 27 de enero; 1, 7, 12 y 21 de febrero; 7, 23, 27
de enero; 12 de mayo; 2, 9, 16, 23 y 25 de junio.
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La Nacin
1998: 5 de enero.
2002: 10 y 12 de enero de 2002; 12 de febrero; 24 de mayo.
Crnica
2002: 18 de mayo.
Diario Popular
2002: 12 de febrero; 18 de mayo.
La Prensa
2002: Sbado 18 de mayo.
La Razn
19 de junio de 2002.
El Mundo (Espaa)
24 diciembre de 2001.
La Vanguardia (Espaa)
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ABC (Espaa)
24 diciembre de 2001.
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BIBLIOGRAFA CONSULTADA 475
FOLLETOS-BOLETINES
VIDEOS Y PELCULAS
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476 DE CUTRAL C A PUENTE PUEYRREDN. UNA GENEALOGA...
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ndice
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Palabras preliminares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Prlogo, por Eduardo Rinesi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
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Elecciones, medidas de gobierno y resistencia popular . . . . . . . . . . 187
Veteranos de guerra? Dos apostillas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 196
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. . . . . . . 203
Los caminos invisibles de la insurreccin de diciembre . . . . . . . . . . . . 210
OLEURSUXHEDLQGE SP
La poltica est en otra parte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 356
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[ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 365
Todos los fuegos... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 373
Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 447
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