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Leonardo Mattos Cardenas PDF

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D urante el primer siglo de conquista y c o l o n i z a c i n andina ( 1 5 3 2 - 1 6 3 2 ) -influenciado por el

Humanismo, el Renacimiento y posteriormente por la Contrarreforma catlica europea- se aplicaron


importantes modelos ideolgicos y morfolgicos en la organizacin y en la fundacin de nuevas poblaciones,
cuya vigencia trataremos de demostrar.

A travs de una r p i d a visin histrica, se analizan componentes culturales, religiosos, estticos y


s i m b l i c o s que llevaron a l a i n t r o d u c c i n de esos modelos; presentes en la o r g a n i z a c i n de los
asentamientos espaoles e impuestos sucesivamente en la planificacin urbana para los indgenas'.

E l trazado que llamaremos " p r a g m t i c o " aplicado a gran escala en los temtorios americanos ha sido el
denominado ajedrezado o a cuadrcula indiferenciada; considerado casi el n i c o , refleja el pragmatismo
y ulitarismo que caracteriz la conquista y los primeros perodos de la colonizacin. Sin embargo
hemos individualizado otros modelos con contenidos y c a r a c t e r s t i c a s diferentes, utilizados en l a
organizacin de ncleos urbanos:
U n modelo " b b l i c o " basado en la idea dominante en aquel perodo de l a sociedad como Ciudad de
Dios o Nueva Jerusaln.
U n modelo ftincional y social de ciudad, que denominaremos modelo "comunitaro-agrcola", con
simples vecinos-ciudadanos: formando comunidades espaolas de agricultores no encomenderos de
indios; diferente de las ciudades gobernadas slo por vecinos-encomenderos. Poblaciones que lograron
sobrevivir a pesar de las crticas de algunos funcionarios idealistas; aunque fracasaron en su intento
de crear una comunidad de labriegos europeos, por la abundancia de mano de obra indgena dispon-ble,
y despus negra, en el Per.
Otro modelo que llamaremos "legal", imaginado por Fehpe I I en las Ordenanzas de Poblaciones
( 1 5 7 3 ) ; tuvieron poca resonancia p r c t i c a , porque llegaron cuando l a mayor parte de los

Este captulo es resultado de una investigacin efectuada en 1982. Partes fueron expuestas en Lima (CAP), 198:1; en
lecciones sobre Morfologa Urbana, en el I C C R O M , Roma, y en ICOMOS, Washington en 1987; en seminarios en 'talia
entre 1987 y 1992, y en Santiago de Chile en 2000. E l texto que aqu se publica -con notas y aportes adicionales- fue
editado por la lniversidad de Puerto Rico en 1989. En 1986 esta investigacin fue premiada por la V I Bienal de Arquitectura
del C A P de Lima, por la junta examinadora compuesta por J . Garca Bryce, J . Gunther. y V. Pimentel Consultar bibliografa
al final del capitulo. N.a.
asentamientos estaban y a trazados. L a s variantes de este modelo se inspiran en la tradicin clsica,
especialmente en el tratado de Vitruvio. Recogen, por ejemplo, la plaza rectangular y la propuesta
de calles que parten del centro de esa, no permitiendo as una posicin axial de la iglesia en el
trazado. E n ciudades que no fuesen puertos, ese modelo impeda inclusive la constmccin de la
iglesia en la misma plaza.
Bajo el nombre de modelos "jerarquizados" incluimos el que refleja un origen militar evidente, en el
cual la iglesia ocupa la posicin del antiguo Pretorio romuro de las Castramentatio, que como
fondo de perspectiva sostiene toda la composicin. Este modelo logr enriquecerse en el perodo
sucesivo denominado barroco, con el deseo de jerarqua, de movimiento y de otros valores nacidos
en la Contrarreforma^

launas ciudades, podran ser el resultado de simbiosis entre estos modelos. Ciertos elementos en el
)anismo andino, pueden ser enfocados a la luz de tradiciones prehispnicas, a pesar de estar en una
Ibca caracterizada por una violenta imposicin de la cultura dominante.
!
jestudio incluye elementos del sistema colonial de normas, informes y representaciones cartogrficas
actuaron como mecanismo de control en la aplicacin de criterios; delinendose el rol paradigmtico
!: L i m a "capital de esos reinos del P e r " en el rea cultural andina, al haber el autor identificado en su
(iC^formacin, tres sectores urbanos que sigue, cada uno, un modelo diferente; el modelo fundacional de
fjfearro "pragmtico", el modelo " bblico" en el pueblo de indios de L i m a , el modelo "jerarquizado" en
| 1 puevo barrio de San Lzaro; y sectores con calles que forman un "tejido conectivo" entre esos modelos^

Ver captulo siguiente. N.a.


Ver las dos ltimas notas, del presente captulo. N.a.

I|6
LA U R B A N I Z A C I N

EL PROCESO

Los conquistadores intentaron en cada momento de su empresa, que los habitantes del lugar "entiendan
que los espaoles pueblan a n de asiento y no de paso"".

Los primeros instantes de la c o l o n i z a c i n en el rea andina, son revividos por el funcionario incaico
Sebastin Y a c o v i l c a con estas palabras: "estando este testigo en la ciudad del Cusco en servicio del
1 loca Inca H u s c a r , J l e g all la nueva de como haban llegado a la costa del P e r ciertas gentes que llaman
Viracoclias que d e c a n "hijos del S o l " y que estos h a b a n desembarcado y poblado un pueblo en el
valle de Tangarara"\{5ofj|Q'^ . ,

E n efecto, los e s p a o l e s d e s p u s de haber visitado nuevamente el pueblo i n d g e n a de Tumbes - que


fue incendiado- fundaron en j u l i o de 1532 la primera ciudad e s p a o l a en esos vastos territorios. L a
bautizaron San M i g u e l y se l e v a n t a orillas del ro ChTFa (Piura) en una zona costera frtil, rodeada
de asentamientos i n d g e n a s que gravitaban alrededor del cacique local de nombre Tangarara, igual^

: ]ounl-{^'f^
que el valle.
furnia judal
o que dice E l grado y tipo de urbanizacin alcanzado por las poblaciones indgenas no fue h o m o g n e o y ha sido
objeto de diversos estudios. Se ha supuesto que la estmctura organizativa de aquellas comunidades
tuviese pocos puntos en c o m n con los criterios occidentales de vida urbana y que b s conjuntos edilicios
^rehispnicos, an si imponentes, eran polos de carcter regional, en los\que una gran masa acuda en
forrna43enduIar_parajgcibirjy ofrecer servicios comunitarios.

\l relato de Miguel de Estefe -miembro de la expedicin de Hernando Pizarro- ante la vista de una de
esas poblaciones incas nos da una vivida idea de^la estructura y funcionamiento de uno de ellos:
^ " E l pueblo de X a u x a [...] est hecho a manera de pueblo de Espaa, muy junto y sus calles bien traza das._
Hay a la vista de l otros muchos pueblos a l sujetos y era tanta la gente que apareci all del mismo
-..^Dueblo y sus comarcas, que otro semejante en un solo pueblo no se ha visto en Indias; porque al parecer
de cuantos espaoles lo vieron, se juntaban cada da en la plaza principal mas de 100,000 a l m i s y
estaban los mercados y calles del mismo pueblo tan llenos de gente que pareca cosa de maravilla su
grande multitud. H a b a hombres que tenan [enjcargo de contar aquella gente cada da para saber los que
venan a servir a l a gente de guerra, otros tenan [enjcargo de mirar todo lo que entraba en el d;cho
, pueblo" ^ . -

A pesar de sta y otras crnicas y del carcter evidentemente urbano de ciertos asentamientos -como el
Q i s c Q - se ha puesto en evidencia que_las viviendas no alternaban en un mismo tejido con los edificios
representativos y de servicios a la manera de las ciudades europeas^ y que el sistema organizativo
incaico se caracteriz por una mayor integracin con el medio rural

Los e s p a o l e s , en cambio, desde sus primeras fundaciones en el Caribe al terminar el siglo X V ,


evidenciaron la voluntad de controlar el territorio a travs de un proceso de urbanizacin masiva de la
poblacin. Esta poltica se aplic no slo a los indgenas que constituan la mano de obra, sino tambin
al sector que la dominaba. Cada lugar sometido deba depender de una ciudad espaola fundada; este
territorio se denominaba trminos de la ciudad.

'' Cfr. Encinas, I ) . de, 1596: IV, 244. L a palabra assiento de 1573 refleja bien el concepto de asentamiento estable. '
' Probanza hecha por el seilor fiscal (...) 757/; cfr Guillen, E . , 1973: 74
' Los restos de esta poblacin se conocan como hatun Jauja (vieja Jauja). E l puebl<) actual de Jauja corresponde i. una
fundacin espaola; cfr. texto Coleccin Urteaga y Romero V, T serie: 96-97
' Benvolo, L . , 1973: 476

17 I
fi
i A pesar de las proftindas diferencias entre la sociedad prehisprca y la colonial espaola, encontramos que el
r poder de la nueva sociedad urbana dependi tambin en gran medida del medio mral; diferente de regiones
ij europeas, donde la nueva clase urbana comenzaba a desarrollar intereses contrapuestos a los agrarios^ .

i POBLACIONES PARA ESPAOLES


l ' , .*
I L a s ciudades fiindadas en el "Nuevo Continente" han sido clasificadas con relacin a las funciones
II primordiales que d e s e m p e a r o n en el contexto regional'. Consideramos que una clasificacin de ese
tipo, aimque til, resulte insuficiente como instrumento de anlisis, m x i m e si en ese p e r o d o muchas
I funciones urbanas variaron sensiblemente. L o s espaoles fundaron poblaciones siguiendo categoras
\ y estrateTas regionales muy precisas que incluan obligaciones y derechos regulados por Capitulaciones,
Instrucciones, Provisiones,...firmadas por la autoridad competente.
;i ' "
iI Los primeros asentamientos fueron puntos de apoyo o centros logisticos m s o menos precarios, destinados
'A a servir a una sucesiva avanzada en el territorio, y al mismo tiempo, fiincionaron como importantes
'5 smbolos de la voluntad espaola de establecerse; ftie el caso de la fundacin de San Miguel (Piura),
; punto de enlace entre Francisco P i z a n d e P a n a r n durante la captura del Inca Atahualpa^
q en Cajamarca. ;r

i| L a decisin de establecer una ciudad a veces correspondi a la voluntad de crear un centro poltico y_
j adi)iinistrativode^arcj^er estable Fue l a intencin de la J m d a c i n ^ s p ^ q l a de J a ^ que se cumpli
:| realmente con la fundacin de L i m a . ,
I
;| Otros asentamientos fueron concebidos en lugares en que podan funcionar como verdaderos puntos de
I r e c o l e c c i n de potenciales tesoros y r i q u e z a s de una d e t e r m i n a d a z o n a , que d e b a contar
i imprescindiblemente con una poblacin indgena suficiente para ser explotada como mano de obra en
I; i esa tarea.
i
:l
;! Una vez dominado el ncleo del Imperio incaico, se crearon ciudades de espaoles en zonas de frontera,
\i colindantes con la "ceja de s^lva", que c u m p l a n con una funcin logsca de avanzada, intentando
I _controlar los gmpos indgenas qjae se haban desplazado o que ya existan en esas zonas y, simultneamente,
i! tratando de descongestionar social y polticamente las reas ya fiondadas y "encomendadas".
I , , . /. - - ' ' '^^
1,1 L a finalidad de esta ltima medida era aplacar las expectativas de los espaoles llegados por ltimo y de
r} los menos favorecidos en las precedentes reparticiones. Sirve de ejemplo, en 1539, el caso de Hunuco
;i en el N E del Per. L a creacin de los nuevos ncleos estuvo tambin estimulada por la posibilidad de
;r extraccin de riquezas fciles y del encuentro de probables tesoros; se puede apreciar en las motivaciones
l que dieron lugar a la fundacin de la ciudad de San Juan de la Frontera (Chachapoyas); "...as mismo,
I: \e al ennoblecimiento, conservacin y poblacin de estos dichos reinos que se vaya aumentando
|j y poblando la mayor cantidad de pueblos que en ellos se pudiere poblar y que se descubran todas las
i 11 tierras que se pudiere descubrir, porque estoy informado que por la dicha provincia de los Chachapoyas
tierra adentro, hay fierra de muchos caciques e indios ricos de oro y plata y otras tierras y provincias de
1:5 mucha gente que no han dado a su Majestad la obediencia, y que hay disposicin de fierra para que se
I! ( pueble con Crisfianos..."'. Estas motivaciones estaban contenidas en las Instrucciones para fundar dadas
i; por Francisco Pizarro a Alonso de Alvarado el 28 de junio de 1538.
I ' ;|
I t| Los asentamientos espaoles programados en la zona de Vilcabamba d e s p u s de su conquista en 1572,
\l deben relacionarse t a m b i n a intereses de este tipo, y a que all fueron descubiertas y denunciadas
;';| importantes vetas de plata".

Contreras, C , 1982:12
' Verbigracia Hardoy, J . , 1975: 331; Millones, L . , 1977: 6-9
Cfr. LC,1936; 104
" .AGI, Lima, 32

18
L a s nuevas poblaciones organizaron de tal manera una nueva red de drenaje econmico, que tena sus
_puntos temiinales hispanoamericanos en los puertos, A l aumentar las ambiciones polticas y econmicas
de las otras potencias europeas, los puertos se revelaron puntos vulnerables, dignos de ser defendidos
con asentamientos y fortificaciones adecuados^ se configuraron as la^ciudades-puerto. (Fig.L2)

Tambin existieronTetudades-intermedias, para suministrar servicios al nuevo sistema regional. Fue ste
uno de los motivos de la fundacin espaola de Huamanga (Ayacucho) en 1539 y, en cierto modo, el
m o v o de la fiindacin espaola de Arequipa, punto de articulacin de las comunicaciones con la costa.

Despus que el emperador Carlos V p r o m u l g las Leyes Nuevas (1542 -1543), la administracin espaola
c o m e n z a dar los primeros pasos para lograr un mayor control poltico y administrativo en sus aucvos
territorios, obtenidos con empresas que eran producto generalmente de iniciativas privadas, aunque
i(] reguladas por la Corona. Estos territorios haban pasado a manos de algunos ex-conquistadores que se
haban convertido en potentes Seores, beneficiados al recibir "encornieridas" de miles de i n d i o s j tieLTas^_

Superadas las protestas, guerras y pacificaciones provocadas por sta y otras medidas, as como el perodo de
restriccin de anexiones territoriales y defundaciones decretado por el Emperador (1550-1556), se pas a una
nueva etapa especiahnente durante el gobierno del virrey conde de Nieva (1561-1564). Entonces se apoy la
. a r m a d n de ghiemos locales con vecinos-ciudadanos y se trat de modificar el poder de los encomend ros,
_ creando villas de espaoles con mayor base agrcola. ' ,

Sin embargo la fiebre extractiva continu con la explotacin de los minerales aledaos de Potos, en la
^ actual B o l i v i a , y despus con los de Huancavelica y Castrovirreina en territorio peruano, que di<TOn
como resultado la formacin de las ciudades mineras h o m n i m a s , en 1571 y 1590 respecfivamente.
Estos centros mineros devinieron en polos gravitatorios importantes en la regin sur del pas y estimularon
el desarrollo de m s zonas Jfubsidiarias.
\
E n la costa frente a Huancavelica -de Caete a Nasca- se llev a cabo entre 1580 y 1590, un otorgamiento
masivo de "mercedes de tierras" agricolas a espaoles, que parece relacionarse con este f e n m e n o ' ' .

L a modificacin de los equiUbrios regionales produjo la declinacin de ciertas zonas como Hunuco, e
incluso la desaparicin de algunos poblados. E l descubrimiento en 1630 de los yacimientos de Cerro de
Pasco, en el centro del Per, constituy la semilla de una nueva etapa minera.

Decisiones geo-polticas hicieron germinar otras propuestas de nivel regional que contemplaban la creacin
de poblaciones formando cadenas. Este sistema tiene un precedente en 1518, cuando Bartolom de L a s
Casas propuso fortalezas-factoras, para establecerlas en la zona del Caribe cada 100 leguas. A Francisco
de Aguirre, gobemador del Tucumn, se le atribuye la idea de relacionar las costas del Pacfico con las del
Atlntico a travs de poblaciones espaolas, en la tierra de los indios comechingones y en lo que fueron
despus San Miguel de Tucumn y Santiago del Estero (Argentina). Posteriormente, al Virrey del Per,
Francisco de Toledo, parece debrsele un proyecto de levantar poblaciones fortificadas a distancias regulares
para cohesionar en esa zona una "lnea defensiva de civilizacin". Proyecto que m s tarde se reflej en las
fundaciones de L a Rioja (1591), Nueva Madrid y Jujuy (1593), en la actual Repblica Argentina. .

Razones logsticas y geogrficas fueron igualmente decisivas en la propuesta de fundaciones espaolas


en el Estrecho de Magallanes en los tiempos del Virrey del Per, Martn Henriquez; en 1582 se fund la
villa de Don Felipe o Philipopolis (despus, Puerto del Hambre) y sucesivamente se edific Nombre de
Dios. Hacia 1587, estos planes haban fracasado completamente.

S i bien muchas ciudades se levantaron p r e v i a a u t o r i z a c i n , proyecto y trazado, otras surgieron


paulatinamente en zonas con una especfica vocacin geogrfica (cruces de caminos, zonas de encomiendas

" Coleccin Rubn Vargas Ugarte, Papeles varios, T. 36, doc. 8; cfr. Contreras, C , 1982: 83

. 1 9
de indios, etc.) sin que para ello mediase acta de fiindacin alguna. Muchos de estos ncleos se consolidaron
\ regularizaron, fisica y jurdicamente, con el pasar del tiempo, como ocurr hacia 1597, en la costa peruana
! con el asentamiento de Huaura y con Chiclayo, cuya configuracin urbana se concret entre 1561y 1584.

I POBLACIONES PARA INDGENAS


L a conquista espaola alter los modos de vida de la poblacin indgena, que en pocos aos se vio
inmensamente disminuida debido a las nuevas enfermedades, a los trabajos forzados y principalmente a
I los traslados: " E n pasarlos de sus asientos a otros o hacer venir a servir los de la sierra a la costa o llevar
I los de la costa a la sierra, es notorio que reciben notable dao porque si no se mueren todos a lo mismo
* se muere la mitad, como lo he visto y s y todos los de esta tieixa saben.. . ' " ^ (Carta del obispo Vicente
^ Valverde al Emperador Carlos V. Cusco, 20 de marzo de 1539).

i r E l proceso no fue siempre sumiso, ni ciertamente pacfico. Algunas poblaciones indgenas incendiaron
i sus propios edificios antes de abandonarlos a los conquistadores. E l gesto se repiti en 1572 al caer el
i ltimo baluarte conocido de la resistencia: el pueblo inca de Vilcabamba'''.

i L a organizacin espaola utiliz la infraestructura territoral incaica. S i m u l t n e a m e n t e algunos ncleos


i| indgenas ancestralmente instalados en esa vasta red de caminos, abandonaron sus asentamientos y sus
\ centros ceremoniales asociados. Unos grupos se establecieron en zonas m s altas o m s apartadas de los
i circuitos de caminos, huyendo del nuevo sistema de dominio implantado, en busca de una relativa
;r tranquilidad. L a poblacin prehispnica de H u n u c o Pampa, abandonada durante la conquista, puede ser
: considerada un caso urbanstico e m b l e m t i c o de esta situacin. E n 1539 un asentamiento espaol
sobrevivi durante un breve periodo, en el espacio de la gran plaza. ( F i g . L 7 )

: L a dispersin poblagionaPs ocasionada se acentu con los movimientos insurreccionales, obligando a


la Corona a emanar Provisiones reales; sirva de ejemplo la dada a Blasco N e z de Vela el 28 de septiembre
; de 1543, en la que se estableca que los indios "sean trados a los pueblos donde solan vivir, para que all
residan..." "

L a organizacin introducida por los espaoles para los pueblos de indios en el Per, tiene su origen en
j previas experiencias mexicanas. Esta derivacin se mencionada explcitamente en la Real Cdula dirigida
i a la Audiencia de L i m a el 9 Octubre de 1549, que establece que los indios estn "en pueblos juntos y no
i derramados y que en todos los pueblos que estuviesen hechos y se hiciesen, era bien que se crease y
\[ proveyesen alcaldes ordinarios para que hiciesen jusficia en las causas civiles y tambin regidores
3 cadaeros [regidores elegidos por un ao] de los mismos indios que los eligiesen ellos; los cuales tuviesen
i cargo de procurar el bien c o m n y proveyesen as mismo alguaciles y otros oficiales necesarios;' como se
i : hace y acostumbra hacer en la provicia de T l a x c a l a y en otras partes""^.
;!| : ^ ...<v....
; E n efecto, hacia 1531, despus de los primeros planes en el Caribe de fray B a r t o l o m de L a s Casas-
; Cardenal Cisneros, se haban iniciado experimentos poltico-religiosos con un marcado carcter utpico
en la provincia mexicana de Michoacn, incenfivados por el obispo Vasco de Quiroga y otros intelectuales
: ;; y religiosos, especialmente franciscanos'''. :

I E n el Per, la dispersin de la poblacin indgena atentaba tambin contra la opcin poltica espaola de
l urbanizar, destinada a obtener un mayor control e c o n m i c o , administrativo, ideolgico y religioso del

" Torres Saldamando, E . , 1888: I I , 101


Guillen, E . , 1977: 144-155 ..\ .^^
'5 Encinas, D. de, 1596: IV: 278 . ' '
Encinas, D. de, 1596: IV: 274. Existen diferencias con el texto del A G I parcialmente cfr. en A . Mlaga, 1974: 150
" Quiroga fund Santa Fe en Mxico en 1531; se ha dicho que se inspir en la " / j / a /e [/op/'a" (1516-17). Obra de Toms
Moro basada en la abolicin de la propiedad privada en forma que "corresponde a un gobierno de gentes como la del
Nuevo Mundo". A los franciscanos se les atribuye as mismo "un organizado plan de implantacin de la Ciudad de Dios
en el Nuevo Mundo" (Baudot, G., 1983).
territorio. L a antedicha Cdula de 1549, estableci que con los indgenas del Per se "hiciese puebk'S de
muchas casas juntas en las comarcas que ellos eligiesen, porque estando como ahora estn, cada casa de
por s y an cada barrio, no pueden ser doctrinados como convena..."

A lo largo de todo el siglo X V I flie tomando cuerpo el sistema para la "reduccin" definitiva a vida urbai la de
esa poblacin; especialmente durante los gobiernos de los virreyes primer marqus de Caete (1556-15()1) y
el conde de Nieva. Se plante la reunin de los indgenas "en forma de pueblos de Espaa", aunque cirtos
sectores propiciaron la bsqueda de soluciones que proviniesen de un mejor anlisis de la estructura tradic/onal
andina. Con el gobierno del Presidente de la Audiencia, Lope Garca de Castro, 1564-1569 (fechas entie las
que se decidi fundar en L i m a el "pueblo de indios" de Santiago del Cercado), y principalmente despus, con
el del virrey Francisco de Toledo (1569-1581), se program la drstica y total reubicacin de la pobl^cin
indgena, imponindosele rgidos sistemas de vida y organizacin, tal cual la versin colonial de la mita y la
obligacin de trabajar en minas situadas frecuentemente muy lejos de sus ncleos de origen.

Las sucesivas p o l c a s de poblacin contaron con la contribucin ideolgica de fimcionarios de la talla


de Polo de Ondegardo, del Oidor Juan de Matienzo, del Licenciado Francisco Falcn, Procurador de
indios durante el Segundo Concilio de L i m a ; y de religiosos, como el mismo Bartolom de Las Casas a
pesar de no haber estado en el Per, el obispo Vicente Valverde, el dominico Domingo de Santo Toms,
fray Toms de San Martn, a quienes siguieron los jesutas R u i z del Portillo, Jos de Acosta y otros.

CONVIVENCIA Y MARGINLIDAD: "LAS DOS REPBLICAS"

Desde los primeros momentos de la colonizacin, en el Per se haban dictado normas para sepaiar la
.poblacin espaola de la indgena. L a s Ordenanzas de Francisco Pizarro y las ideas del padre Valv;rde,
ratificadas en 1536 por la Reina, establecan que "ningn espaol [...] demore ni est en pueblos de
indios por donde pasare mas del da que llegare y otro, y que al tercer da parta y salga del cucho
pueblo"'^

E l lmite al tiempo de pennanencia de blancos en los pueblos de indios tuvo su origen en la necesidad de
evitar los abusos. Como norma legal, a partir de este momento alcanz una inslita difusin; se encuentra
presente en Juli (meseta del Collao) en 1 6 8 2 " y fue empleado en mbito igualmente jesutico, en las
misiones del Paraguay. E l lmite de tres das de residencia perdi su vigencia con la expulsin de esos
religiosos en 1767.

E n el programa masivo de reubicacin de la poblacin indgena andina implementado por el virrey Toledo,
se encarg a funcionarios espaoles (el Visitador) la eleccin de sitios adecuados para las reducciones. E l
Visitador deba escuchar las necesidades de los indgenas, pero frecuentemente su decisin sobre el
emplazamiento favoreci los intereses de los espaoles, quienes pudieron as entrar en poseso de las mejores
tierras ya cultivadas. Esta situacin se verific tanto en el Sur, en Nasca, Pisco y Chincha, como en el
Norte, por ejemplo en Chrrepe en 1572^.

Un documento publicado por Rubn Vargas S. J . certifica que el virrey Toledo encarg el 9 de octubre de 1576
a Juan de Grajales, redactar un Memorial de los valles costeros de Nasca, Pisco y Chincha con todas las vias y
tierras de indgenas cultivadas que distaran ms de una legua de los pueblos de indios que haban sido reubicados
durante su gobierno. Este Inventario deba servir para la evaluacin de esas tierras en vista de su distribucin
entre espaoles, usando el sistema del remate; modahdad de adquisicin aparentemente nueva en el medio^'.

" Cfr.Mlaga, A., 1974; 147 :


" Gutirrez, R., 1978; 163 - .
Ramrez-Horton, S.E., 1978; 94
Vargas Ugarte, R., 1966;V, 311; doc.8. E l remate al mejor postor fue un nuevo "titulo originario para la adquisicin del
dominio privado de las tierras " en ese entonces. Sistema mencionado por Juan de Solrzano y Len Pinelo aunqtie Ots
Capdequi (1959: 32) lo consideraba aplicado en Amrica, slo poco antes de la "composicin de tierras" o de la que l
llama la "primera reforma agraria" de 1591. Sin embargo, encontramos evidencias de subasta de terrenos urbanos en
ocasin de la formacin del pueblo de indios de Lima en 1568.

21
j Por el contrario, en la alejada y vasta zona de Charcas (1574), Toledo haba decidido mantener el sistema
( rural de chacras debido a " l a poca comodidad que hay para reducirlos a pueblos para que de all pudiesen
;! salir a labrar las chacras de espaoles por su alquiler, por las asperezas de la tierra y porque haban de ir
a 6 o 10 leguas a las dichas labras, en algunas partes"-^.

I L a regin del Collao constituy as una excepcin, especialmente Chucuito que contaba con ganados,
ciertos cultivos e indgenas relativamente bien estantes, que se haba preferido hacer tributar directamente
a la Corona y no a encomenderos.
I
Los traslados de poblaciones indgenas en todo el tenritorio provocaron, en muchos-casos, la documentada,
; aunque sorda protesta de los naturales, del cronista Felipe G u a m n Poma, de religiosos y de algunos
; funcionarios espaoles.
i
'1

[i Desde el punto de vista organizativo se ftie implantando un esquema basado en la dualidad legal, territorial
y urbana, con "dos repblicas" que, obviamente, no contaban con prerrogativas simtricas.
i"
:i A l avanzar la dominacin, la parte de la poblacin indgena que se instal o fue instalada en zonas
perifricas de la ciudad de espaoles, form ncleos denominados barrios de indios, para diferenciarlos
: de los pueblos de indios, que fueron reducciones de carcter bsicamente rural.

!|: L a s diferencias en el significado de estos vocablos son relativas; lo haba ya notado el padre Bernab
ii Cobo, al comenzar el siglo X V I I . Inclusive, observamos el uso de la palabra pueblo en la zona de
\l Jayanca (Piura) en un documento de 1570, para denominar un ncleo cercado con esteras, formado por
I "cuatro moradas y dos yndios"^\
\\
i' E n L i m a 3e llam tambin pueblo a la "reduccin de indios" de S a n a g o del Cercado, en virtud quizs
de poseer uh propio cabildo indgena y de haber sido establecida ex-novo en terrenos entonces agricolas
de la ciudad; a diferencia de los barrios de indios, crecidos alrededor de conventos e iglesias situados en
los lmites de las ciudades,

i; E n Huancavelica se nota una rpida tendencia a la formacin de barrios de indios debido a la actividad
W minera que era la base de su existencia. Estos barrios se consolidaron en el siglo X V I I , conservando su
5 fisonoma y una autonoma formal, evidente en el plano del siglo X V I I I de esa ciudad^". E n ciudades
\o Huancavelica, cuya economa minera permita una mayor movilidad, sectores privilegiados de la
I poblacin indgena -descendientes de los antiguos curacas o caciques- llegaron a poseer propiedades
l dentro de la traza urbana-^ (Fig.1.3)

E n L i m a , antes de la fundacin del pueblo de indios de Santiago del Cercado, el Cabildo haba asignado
unos cuantos solares o lotes en manzanas perifricas para que vivieran los indios que los encomenderos
espaoles haban decidido transferir a la capital, para que les trabajasen all. Lotes que al formarse el
;: nuevo pueblo de indios, fueron subastados entre espaoles como demuestra el documento de 1568^^

a De otro lado, desde el primer siglo de colonizacin, a pesar de repetidas prohibiciones reales, se nota la
, M: tendencia de algunas categoras de espaoles a residir en los pueblos de indios y a los encomenderos de
: hacerse construir casa dentro de los pueblos de sus encomiendas indgenas.

Hacia 1567 el Oidor Juan de Mafienzo propuso en su obra Gobierno del Peni, que algunos espaoles
: casados residiesen en los pueblos de indios, asignndoles los solares privilegiados de la plaza principal".

:i
'[] " Cfr^ Gutirrez, R., 1979: 41
" Gama, S. de la, (1570)1974: 218
: i' " Cfr. A G N A , B . N . , pl.,3683, leg. 257 (266 x 175 cm), plano indito publicado por el autor, 1989: 52. N.a.
:} " Contreras, C , 1982: 65
, " Cfr Apndice Documental: Documento 1. iV. a.
;J " Matienzo, J . de, (1567) 1967: 50,52, 82,85.

22 '

:i .

!!! \ \

Este tipo de convivencia urbana constituy una de las causas de la alarmante disminucin de los indgenas.
En el documento temiinado al comenzar el siglo X V I I , La primer Nueva Cornica y Buen Gobierm, se |;;
propone al Rey como medida de buen gobierno, "echar de las provincias y pueblos de indios de este reino || I:
a los espaoles, mestizos, negros y mulatos zambaigos y que los dichos espaoles, mestizos y mulatos se !:;
vayan a las dichas ciudades [de espaoles] aunque sean casados con indios, se lleven a sus mujeres; y los |! \
jueces y justicias de su majestad echen de las ciudades y villas [de espaoles] a los indios e indias / los l
lleven a las dichas provincias y pueblos [de indios] y as aumentarn los dichos indios de este reino..."^^ |.

Los problemas de convivencia y marginalidad tocaron tambin a la poblacin negra, que estuvo pre;>ente !i i
desde las primeras horas de la conquista. Introducidos como esclavos, d e s e m p e a r o n a menudo roles [\
auxiliares en las actividades ciudadanas en calidad de pregoneros, albailes, ejecutores de sentencias
(parece que a un negro le fue encargada la ejecucin del inca Atahualpa). !

E n los primeros aos de la ftindacin de L i m a negros e inclusive indgenas formaron "corrales" al ocupar solares il
de espaoles que haban sido cercados con muros de adobe antes de ser edificados, cumpliendo con una oblig acin | \
establecida por el Cabildo al momento de su asignacin. Con el virrey Luis de Velasco se dio la Ordenanza del 12
de septiembre de 1598, reiterada al ao siguiente, imponiendo la eliminacin de los corrales de negros. A com :nzos i|
del siglo X V n , el padre Cobo nos deja entender que este tipo de corrales haba casi desaparecido, pues "no (jueda
cuadra entera dentro de la planta de la ciudad en que no haya edificio de espaoles"". ;;;

Las iniciativas contia la explotacin indiscriminada del indgena, el desarrollo de la minera y en general la insa :iable i
demanda de mano de obra, llev a organizar la participacin de esclavos negros, libertos vagabundos y mua tos en |
las actividades productivas. Muchos de ellos terminaron en Huancavehca y en otras minas. A l establecerse la nueva
ciudad de San Juan del Oro (Carabaya), hacia 1557, se dictaron normas como la Provisin de 1612, para que en el '
asiento de esas minas se inde pueblos de negros horros. i.

Los bozales, esclavos negi-os apenas llegados de frica, continuaban siendo remitidos a Lima, y alojados en ;:
locales especiales, donde permanecan aislados en cuarentena sanitaria antes de hacerlos ingresar a la ciudad
para ser vendidos. Por consiguiente, en una zona perifrica'de San Lzaro hacia 1618, el Cabildo ccntaba y';
enti-e oti-as propiedades con una pulpera y cuati-o casas para el hospedaje de los esclavos. E n 1619 y 1()33 se
dictaron ms medidas relativas a estos alojamientos-"'; y parece que en la segunda mitad del siglo ya se haba ii;;
configurado bien un ncleo de este tipo en el lado del ro Rmac, donde se encuentira San Lzaro-". ];,

L a convivencia entre la variada poblacin negra y el resto de la ciudad fue igualmente dificil. A menos de un =; i
ao del establecimiento del Cabildo espaol de Lima, se pidi que ni cristiiino ni negro entre en el tiai igez: i i
palabra centi:oamericana trada por los espaoles para denominar el mercado indgena. Posterionmente se us ;: i
ms, en la zona andina, la palabra quechua catu o gatu. Hacia 1545 se orden "que no entren negros ni negras i
en el tianguis ni en casas ni ranchos de los indios"-'^. |j

E n 1572, y despus en 1598 con la ya mencionada Ordenanza del virrey Velasco, los espaoles trataron ' ' '
de impedir que los negros y mulatos "que vagaban por la ciudad", vivieran en casa aparte "de por sf'; la :; i
Real Cdula del 23 de septiembre de 1580 intent igualmente"que los negros no vivan entre indios ni
tengan contratacin con ellos porque los tratan muy mal y se sirven de ellos". E n fin, e n l 6 0 1 se orden h
inclusive que "en las estancias de la ciudad no se tenga negros ni moriscos cuando no haya e s p a o l " " . *\
]

A comienzos del siglo X V I I tanto por la Nueva Cornica y Buen Gobierno como por uno de los escritos del : ]
padre Cobo sabemos que ciertos indgenas bien estantes llegaron a poseer esclavos. Algunos de los cuales
residan en el pueblo de Santiago del Cercado de L i m a donde, segn E . Harth-Terr, haba unos ochenta^^ (|

M
:i
^' Guarnan Poma, F.,1980-. 441. En los ltimos aos .se est discutiendo ( I I L A , 1999) la posibilidad que Felipe Guamn Pjma sea ';
.slo uno de los autores, inclusive que el hermano jesuta y artista, Gonzalo Ruiz, sea el autor de los dibujos que la ilustian. N.a.
" Cobo, B . (1639) 1956: I I , 305 - - . : i;
' Cabildos de Lima, V I H , 9 1 , 124; I I I , 184, 343 . .
Bemales Ballesteros, L , 1972: 186 ' '|
" Cabildos de Lima, I I I , 137 . i
" Encinas, D. de (1596); IV, 341; Cabildos de Lima, I I I , 364; V I I I , 90 '
Cobo, B., ('639) 1956; I I , 353; Harth-Terr, E . , 1961 I
23
MITOS Y MODELOS ' ^ i

TRANSMISIN DE MODELOS URBANOS . . v

E n el siglo X V I , al comenzar la colonizacin, Europa estaba en pleno Humanismo y Renacimiento.


E s p a a conservaba rezagos feudales que revitaliz en A m r i c a y que modularon los sistemas de
repartimientos de tierras, de "encomiendas" de poblaciones, de impuestos y la mita: sistema incaico de
trabajo social peridico.

E l mundo occidental, al volcar sus ambiciones y sus expectativas en el primer encuentro con Amrica,
transport su idiosincrasia y valores de tres maneras:

1- Confirmando antiguas creencias y teoras con el fin de "integrar una herencia c o m n a toda la
humanidad". E l Paraso terrenal, el pas de las Amazonas, la ciudad de los Csares, la ciudad de
Utopa y, en fin, la Atlnfida -trasmitida desde Platn- fueron localizados en este Continente.
Algunos murieron buscando la Fuente de la eterna juventud en la Florida (Juan Ponce de Len),
otros estaban convencidos que la bblica tierra de Ophir "donde navegaban las flotas del rey Salomn
y volvan cargadas de oro y otras riquezas era este reino del P e n i " " .

2- Describiendo lo que encontraban con paradigmas occidentales. E l adoratorio inca de Pachacamac


sobre la costa del Pacfico se consider semejante a " l a Meca para los moros" y "grande como
Roma"; as como " e l Cusco en su Imperio fue otra R o m a " su distribucin arquitectnica similar
al Templo de S a l o m n " y sus murallas como las de Babilonia. Durante la Colonia, hasta la poblacin
de Potos fue identificada con esta ciudad. (Fig.I.4,5)

E l padre Valverde en 1539 refirindose a la flamante iglesia constaiida en el Cusco escriba que
la cosa que m s contentamiento me dio en esta ciudad, fue la iglesia, que para las Indias, es harto
buena cosa, aunque s eg n la riqueza [que] ha habido en esta tierra, pudiera ser m s semejante al
templo de S a l o m n de lo que e s " " . L a cita sirve para introducimos a l a l t i m a manera de
trasmisin cultural.

3- Concretizando mitos y modelos en sus proyectos. E n este esrdio nos detendremos a individuarlos
en la arquitectura y especialmente en el urbanismo. Para esto el Occidente se vali de categoras
muy eficaces contenidas en los escritos de la antigedad y en los nuevos criterios de la poca.
Muchas fundaciones respondan inclusive a la astrologa. E l padre Antonio de la Calancha en la
Crnica Moralizada (1638) expona que "influyendo los signos i planetas varios efectos, mostrando
Dios en sto las correspondencias de sus obras [...] pues dicen que el que predominase a la ora e
punto que se comienza a edificar el pueblo ese es el que siempre influye con eficacia de sus
influencias, dicen los astrnomos [...] que en da de la luna o en su ascendiente se comienzan a
edificar las ciudades, porque dice que sern sus habitadores en muchas cosas dichosos [...] estas
influencias que dejamos dichas tienen los signos i planetas que predominan en L i m a " " .

A l describir la fundacin de L i m a , Calancha hace mferericia a la existencia de un horscopo, como los


"utilizados en el siglo anterior para la expansin de la ciudad de Ferrara en Italia y, en el siglo X V I , para
decidir el momento de colocacin de l a primera piedra del'Escorial en Espaa. Siempre en el siglo X V I

" "Qui Ophir constituant in Indiis Occidentalibus ul sit Peruana regio " De Pineda De Rebus Saiomonis Regis. 1V,XVI,III;
cfr. Cobo, B., (1639) 1956.
; " Las citas son del presunto Astete, Mena, y.Garcilaso de la Vega. Para aspectos relacionados, ver del autor (2001).//.a.
I " Palm, W., 1979: 126. A ese prototipo, dado a conocer en 1556 por Ramusio en Delle navigationi et viaggi,. I I I , Venecia,
I .siguieron las versiones de Braun y Hogenberg de 1574 (Bayn, D. 1969:142-151). Se puede agregar a ellas la versin de
! Francisco Valeggio de 1579 publicada en Raccolta delle pi illustri et famose citt di tutto il mondo: republicada en 1713
por V.G Lasor, Universus Orbis lerrarum, Padua.
" Torres Saldamando, E., 1888: 111,91
, " Calancha, A . , (1638): 239, 240

24
se utiliz el mismo criterio en tenitorio de los Mdicis para fundar la ciudad de L i v o m o (Liorna) / un
sector nuevo de Florencia. ( F i g . I . l ) ' j
11
^1
L a publicacin en 1979 de una versin de un manuscrito (1550) de Cieza de Len nos permite notai que Ii
entre los modelos que influenciaron en el siglo X V I las organizaciones americanas estaba presente el
mito de Venecia. S e g n este cronista, durante la fundacin de L i m a " m a n d Pizarro a Juan Tello que
repartiese los solares por la borden que estavan sealados en la traza y dizen que dezia este Juan '"ello
quando entenda en esto que avia de ser aquesta tierra otra Italia y en el trato segunda Venecia^ porque
tanta multitud de oro e plata avia hera imposible que no fuese as""". Esta versin de Cieza confirma el '
rol de Juan Tello como protagonista en la asignacin de solares en la traza"*', y corrobora la difusin del
rol paradigmtico de Venecia en el siglo X V I . . . . '
i
Venecia era sede de un inmenso trfico martimo-mercantil y probablemente se deseaba que tambin lo |
fuese L i m a . Esa ciudad era ejemplo de organizacin y buen gobiemo. L a poblacin de Saaca, en Hungra,
hacia 1569 estaba considerada una "pequea Venecia en cuanto al gobiemo'"'^ ,'

E l mito de Venecia"^ inclua un ideal constitucional dado por el equilibrio de un gobierno mixto y un
ideal poltico de libertad y responsabihdad civil en los ciudadanos de esa Repblica; contrapuesto, en un
cierto modo, al sistema m o n r q u i c o .

No se puede dejar de lado estas apreciaciones en un perodo en que " parte'de la tradicin de las ciucades
libres y behetras castellanas se diindi en las ciudades peruanas inicialmente""''. poca en que los espaoles
no mostraban una unidad de ideas sobre el sistema que se deba instaurar en las tierras apenas conquistadas''^

x E n ocasiones, Venecia haba sido recordada por su aspecto fsico, semejante a algunas zonas del "Nuevo
Mundo". E n 1500, A m r i c o Vespucio al desembarcar en una zona de Maracaibo (Venezuela), escribi
que "trovamo una grandsima popolazione che tenevan le lor case fondate nel mare come Venetia con
molto artifizio e meravigliati di tal cosa acordamo d'andar a vederli" (encontramos una poblacin
grandsima, tenan sus casas con cimientos en el mar como Venecia, hechas con mucho ingenio; y
maravillados por ello decidimos ir a verlos)"*. Existe otra versin que p o d r a m o s traducir as: "fuimos a
tierra a un puerto donde encontramos una poblacin fundada sobre el agua, como Venecia, eran cerca de
44 grandes casas con forma de cabanas apoyadas sobre palos gruessimos..."'*''

Tambin la Informacin de B a r t o l o m Coln sobre el cuarto viaje denomina esa regin Vercida (Venecia;
segn Juan Ruysch, Venicida). E l nombre de Venezuela dervara de esa evidente "pequea Venecia", lo
afirma fray Pedro S i m n alrededor de 1626; a pesar que autores c o n t e m p o r n e o s lo hacen derivar de un
nombre nativo. A n l o g a m e n t e Bartolom de las Casas recuerda que " l a ciudad de M x i c o est fundada
en el lago o laguna como V e n e a e'^t en la mar""l L a interpretacin "veneciana" de Ciudad de Mxico
(Tenochtifin) se ve ratificada en \s grabados de la poca. . .

Diferentes creencias p o l f i c o - r e l i ^ s a s , exigencias socio-econmicas y organizativas, adems de normas


legales y de la memoria, ayudaron a definir modelos ideolgicos y morfolgicos m s especficos, que
pasamos a analizar. (Fig..S)

Cfr. Cieza de Len, P. de, (1550), 1979: 372. Ms. identificado por la Prof. F. Cant.
" Menndez-Pidal, G , (1944: 115) que tuvo como fuentes los escritos de Lpez de Velasco, Vargas Machuca y Lizrraga,
tambin refiere que la capital fue "trasladada por Juan Tello al valle de Lima por orden del mismo Pizarro".
''^ "...il guale spendendo il nome, quanto al governo , di picciola Venegia, ma veramente essendo ricetto di ladri.. " cfr.
plano Dissegr.o del Castello di Saaca in Ongaria; en Ballino, G., 1569, Parte I .
" Pecchioli, R., 1983: 47-51
Basadre, J.,1980; 53. Ver tambin G Menndez-Pidal, 1958: 82. Behetras son poblaciones o seoros que elegan a su .Seor;
en el medioevo eran poblaciones libres dueas de sus tierras. Las behetras reciban como Seor a quien ms bien les hiciere.
Reforzara sto el hecho de no haberse encontrado hasta ahora menciones al mito de Venecia en las oti'as versiones conocidas de
la Crnica de Cieza; quizs por su evidente inoportunidad geopoltica.
Versin de Piero Vaglienti (1438-1514) de la carta de Vespucio a Pier Francesco de Mdicis en julio de 1500; cfr. BR, Ms, 1910
B R , Ms, 2112, b.
Las Casas, B . de Apologtica Historia Sumaria (Ms.: BAV.Regesta Lat.659, f.l9). Sartor, M . (1984: 335-343) no nicluye
estas referencias.

25
MODELO P R A G M T I C O

I TRAZADO ORTOGONAL Y CUADRICULA INDIFERENCIADA '

E l trazado ortogonal, calles rectilneas formando ngulos rectos entre s, ha sido objeto de innumerables
: estudios. Algunos autores lo relacionan a la mentalidad utilitarista del conquistador y al pragmatismo
tpico del Renacimiento. E l modelo tuvo una amplia aplicacin en Amrica y se le ha considerado un
aporte al urbanismo.

Este trazado fue llamado moderno por V z q u e z de Espinosa (1629) al referirse a Lima""; ya Aristteles
haba usado el trmino para definir, poblaciones organizadas ortogonalmente por Hipodamos de Mileto
en Asia Menor (Poltica, X ) . L a cita de V z q u e z evidencia la diferencia con las tortuosas tipologas
urbanas mozrabes, y en general medioevales, de donde provenan la mayor parte de los espaoles; de
otro lado, testimonian un renacimiento de la experiencia clsica.

E n p o ; a romana encontramos el trazado ortogonal inclusive en la pennsula ibrica. L o s asentamientos


: romanos en Espaa, y los espaoles en A m r i c a fienen un c o m n denominador: el haber sido fundados
en proc esos rpidos y hasta violentos de ocupacin y usufiricto del territorio. '

i Durante el perodo romnico -especialmente en los siglos X I I y X I I I - algunos trazados ortogonales se


|i emplearon en ciudades de Espaa, del sur de Francia y del norte de Italia, verbigracia Gattinara^.
i

l L a c o n c e p c i n ortogonal a d q u i r i auge en el Renacimiento, debido a la renovada popularidad de


;| textos clsicos de Polibio, Vitruvio, etc., quienes haban estudiado los sistemas c a r d o - d e c u m n i c o s de
'; las casiramentaciones y de las no menos importantes centuriaciones territoriales romanas. E l desarrollo
de la imprenta en los siglos X V y X V I p o p u l a r i z estas interpretaciones grficas y literarias. Por
consiguiente los trazados coloniales espaoles en A m r i c a no se relacionan con los casos ortogonales
! existentes en la tradicin urbanstica precolombina en Meso A m r i c a y. en el P e r de C h a n - C h n ,
|; Incahuasi en Cabete, Pikillacta y sectores del Cusco. E n el mejor de los casos los espaoles aprovecharon
parcialmente el*trazado^ex)stente.

ji Tampoco imponen una forma urbis, las alusiones de F e r n n d e z de Oviedo de 1525 de calles "a cordel y
; regla" refirindose a Santo Domingo, ni las Ordenanzas de Carlos V de 1526 para trazar "con regla y
'Comps", ni otras leyes anteriores a 1561, que slo definen l a ortogonalidad de las vas, pero no una
forma del permetro urbano.
/ . 4''
|;A pesar de ello hubo fundaciones en Hispanoamrica en que, al emplearse este trazado ortogonal, se
i; impuso a d e m s una forma urbana perfectamente cuadrada, a la manera del tablero de ajedrez, que
llamaremos modelo pragmfico.

Se ha supuesto que el Consejo de Indias despus de su establecimiento en S e v i l l a en 1524, m a n d


, elaborar un prototipo grfico de tal modelo. S i n embargo debemos anotar que en Amrica se impuso
coriio forma urbis, sin que ningn texto lo mencionase explcitamente. No obstante, una "traza conforme
al estadal de Sevilla" fue mencionada, por lo menos en dos documentos de 1526, refirindose a la
fiindacin de la V i l l a de la Frontera de Cceres (Honduras).

E l modelo pragmtico se sigui en poblaciones mesoamericanas, antes de ser empleado en la gran mayora

VzquezdeEspinosa, A. (1629) 1948:400


Esta ciudad, cuna del Canciller de Carlos V, Mercurio Arborio de Gattinara, no es un ejemplo del Renacimiento ya que su
trazado ortogonal, inscrito dentro de un permetro rectangular amurallado, se remonta al periodo romnico. Las
reestructuraciones renacentistas en tiempos de Carlos V no alteraron este modelo: ver Marconi, R , 1978: 80

26 ' ^
de ciudades del Peni; L i m a (1535), Tnijillo (1535?), Arequipa (1540), etc. Todas ellas se diferencian de
poblaciones precedentes que tuvieron un trazado m s o menos ortogonal, pero no un modelo a damero,
como la vieja P a n a m , Portobelo e Isabela, fundada por Cristbal Coln en el Caribe, en 1492, donde se
construy un Palacio Real. .

E l Castillo-Palacio residencia del Seor, era el perno generador de l a ciudad feudal europea. Esta tipologa
se c o n t r a p o n a a l a de los burgos-francos: libres comunas municipales coevas, cuya v o l u m s t r a
arquitectnica h o m o g n e a ha sido parangonada a la que produjo el modelo pragmtico en Amrica.

Se ha querido asociar este modelo al tablero del ajedrez -cuyo juego con torres y cimpos de batalla era
muy difundido en el mundo rabe y cortesano-^', cosa que y a parece proponer fray Francesc Eixinienis
en el siglo X I V . E s una tesis que podra reforzarse si se constata la existencia en Amrica de trazados de
8x8 cuadras, igual a las divisiones de ese tablero (Arequipa?). S i n embargo, la modulacin impar de 5
X 5 es m s frecuente; la encontramos en Mendoza (Argentina), Caracas y muchas m s ciudades, cuya
modulacin permite el emplazamiento central de la plaza; a diferencia de la de 8 x 8.

Despus de la conquista las primeras distribuciones de solares asignaban a la iglesia slo la mitad dt; uno
de los frentes de la plaza, negndosele de hecho la posibilidad de una posicin axial; cosa que lo difemncia
de los modelos jerarquizados, que veremos m s adelante.

Muchos autores sostieneri que L i m a fue concebida en 1535 con 117 manzanas, 9 x 13 m d u l o s " , pero
Juan Melndez en TesorosWerdaderos de Indias de 1681 dice que las primeras manzanas de esa ciudad
eran 36: "de los n g u l o s / o esquinas de la dicha plaza salen 8 calles que [...] corriendo derechas se
terminan en el campo; coil que l a plaza viene a tener, desde el medio de la ciudad, en ellas 8 ventanas en
que alegrar su vista con l a hermosura de sus huertas; son estas calles tiradas a cordel y as desde el
principio de cualesquiera se ve su fin. Son as mismo muy capaces teniendo de ancho cada una 12 varas
y media [...] L a s cuadras de las casas tienen 150 varas por cada uno de sus ejes [...] las primeras que se
fundaron fueron 36 [cuadras], 22 entre Oriente y Occidente y 14 entre el Austro y el Septentrin, de
modo que en su primera planta fue el circuito de las cuadras que comprenden esta ciudad de 19,320
pasos"". Sin embargo, en L i m a existen indicios topogrficos e histricos que nos llevan a pensar que su
primera traza pudo ser tambin de 5 x 5 manzanas.

E n la mayora de las ciudades el modelo se plante con manzanas perfectamente cuadradas a dameio, tal
cual L i m a (1535). E n raros casos se trazaron manzanas rectangulares; Saa, en la costa peruana, parece
que sigui en 1563 este prototipo; ver el modelo siguiente.

" Marconi, R,1978: 80


" Torres Saldamando, E . 1888: I I
Melndez, I , 1681:111, 667

27
MODELO C O M U N I T A R O - A G R C O L A

VILU\ ESPAOUS NO ENCOMENDERAS . /

E n la " R e l a c i n de los naturales que hay en los repartimientos del P e r " hecha en 1561 se refiere
que antes de 1556, 17 pueblos y el valle de Jauja estaban poblados por espaoles que contaban con
"repartimientos de indios". Estos eran: " l a ciudad del Cuzco, la ciudad de L a Plata [hoy Sucre, Bolivia],
la ciudad de J>a Paz, la ciudad de Arequipa, la ciudad de Guam.anga [Ayacucho], la ciudad de Truxillo, la
ciudad de L o s Reyes [ L i m a ] , la ciudad de Guanuco, la ciudad de Quito [actual Ecuador], la ciudad de
San Miguel [Piura, Per], la ciudad de Puerto Viejo [Ecuador], la ciudad de Guayaquil [Ecuador], la
ciudad de L o x a [Ecuador], la ciudad de Chachapoyas, [...] la ciudad de Zamora [Ecuador], la ciudad de
Jan no est tasada [y] la ciudad de Santiago de los Valles [Moyobamba, Per] no est tasada...""

E l documento pasa a referir que, entre 1556 y 1561, haban sido m d a d o s "otros pueblos de espaoles
que no tienen indios, que pobl el M a r q u s de Caete Vicerey , que son los siguientes: la villa de la
Parrilla en el valle del Santa, la v l a de Caete en el valle del Guarco, la v i l l a de Rivera en el Valle de
C a m a n , la villa de San Juan del Oro en Carabaya, la ciudad de Cuenca en Tumebamba que cae sobre
Guayaquil , la ciudad de Baeza est poblada en el principio de la G o b e r n a c i n de los Quijos y Canela
que es junto a Quito"".

L a villa de Caete, indada en 1556 a 22 leguas de L i m a y trasladada al ao siguiente donde era el pueblo del
cacique Coayllo, estuvo compuesta por "unos 30 vecinos, todos labradores por ser Villa de la jurisdiccin de
la ciudad de los Reyes y no haber, por tanto, ningn repartimiento de indios".

Des pu s de las Leyes Nuevas, las ciydles~que se ftmdaron dentro de las jurisdicciones territoriales de
las ciudades existentes obedecan a liina poltica de descongestin; estaban destinadas a contrarrestar el
poder de los espaoles encomenderos\titulares de abundantes tierras e indios, que en la ciudad actuaban
como nicos representantes en el Cabildo y en el campo se comportaban como potentes feudatarios.

U n documento de 1558 testimonia la evolucin paralela del rol de la iglesia en el trazado de estas nuevas
poblaciones. Alonso Beltrn declar que l "hizo la traza de la villa de Caete e [...] que de la dicha traza se
sac para la Iglesia una cuadra de 4 solares [...] y en todos los pueblos que en estas partes se fundan, se saca
una cuadra de 4 solares para la iglesia y que ha visto la iglesia catedral de esta Ciudad de Los Reyes [Lima]
la cual no tiene ms de un solar; a cuya causa la iglesia es muy pequea y de una sola nave, tanto que en [...]
fiestas solemnes la [...] gente no cabe"'^

j E n 1561 el nuevo virrey conde de Nieva establece en un primer esquema de sus Instrucciones para estas
; nuevas pobladores, que la traza "ser como la de esta ciudad de los Reyes [...] en medio de ella sealaris
|: una plaza que sea como las 2 partes de la de esta ciudad. Y en una cuadra de ella sealaris 4 solares en
j redondo para que se haga la iglesia mayor"; incluyendo la casa del cura y sus d e m s pertenencias.

Para los vecinos propuso "solares que tengan 150 p e s e 200 de fi:ente- quadra"^'.

E l Virrey program as tres nuevos asentamientos espaoles que podan servir ta mbi n como puertos en
i la costa del Per, ubicndolos en zonas dedicadas antes a la agricultura de los indgenas^''. Estas ciudades

Cfr. Hampe, T., 1979: 9


I" Cfr. :Hampe, T., ibidem
i" "Informacin del 23 de marzo de 1558 de Alonso Beltrn. que junto con la de Juan de Grajales y otras, fueron alegadas
j al Memorial en el que el cannigo Agustn Arias pedia, a nombre del arzobispo Loayza, el local de a crcel de Lima para
\ la Catedral" ( A G I , A. de Lima,1634) cfr. Harth-Terr, E . , 1949: 13
i " Copia de las Instrucciones del Conde de Nieva, Virrey del Per, a los descubridores y pobladores, 1561; cfr. Martiia
V1906:51,52

" Carta del conde de Nieva, Lima, 30 Abril 1562, en que informa al rey que ha fundado una villa de espaoles en el valle
de Chancay y su proyecto de fundar otras dos entre Chincha y Pisco. {.\Gl, .A. de Lima, 509, Lima, 28)
no difieren grandemente de las ciudades encomenderas en cuanto a su trazado, aunque se diferencian
fundamentalmente en sus objetivos: estaban constituidas por simples vecinos-ciudadanos, no
encomenderos, que deban desaiToUar libremente una mediana actividad agrcola-comercial y podan
tener una participacin en el gobierno local.

E l programa contempl el otorgamiento de mercedes de solares dentro de las nuevas villas, de mercedes
de tierras agrcolas en sus alrededores y l a asignacin a espaoles de algunos indios de servicio para el
trabajo del campo. S i n embargo estas "mercedes" fvieron asignadas tambin dentro de las ciudades
encomenderas ya existentes cual Trujillo''.

L a primera de estas nuevas poblaciones no encomenderas fue la v i l l a de espaoles de Amedo (Chancay), |


fundada a comienzos de 1562^obre un trecho del que era Camino Inca de la Costa; ese sector se conv irti
en la Calle Mayor de la ciudati. L a s manzanas, aunque no suficientemente regulares, contenan 4 solares; ;
cada uno de unos 200 pies (56 metros). L o s pobladores levantaron su vivienda de un solo piso y destinaron
un espacio en el mismo lote para almacenar las propias cosechas. L o s terrenos agrcolas se distrbuyeron \
en concesiones (mercedes) que\no superaron las 40 fanegadas (116 hectreas) por familia*". E l Virrey
pens tambin al traslado de la universidad en la nueva poblacin, queriendo alejar los estudiantes de
los atractivos y distracciones con que y a contaba la capital*'. '

Siguiendo este programa, al ao siguiente, el 24 de noviembre de 1563, se levanta al sur ei primer


emplazamiento de la villa de Valverde en el Vall de lea. Sucesivamente Jernimo L u i s de Cabrera, que
fue su fundador, se traslad a los Charcas y a la Gobernacin de T u c u m n fundando la ciudad de Crdoba
(Argentina) en 1573, durante el gobiemo del virrey Toledo. E n el mismo mes, noviembre y ao, 15()3 se
funda Santiago de Miraflores, en la costa norte, en el valle conocido por los naturales con el nombre de
Saa; nombre que, como fire costumbre, prevalecer sobre el espaol. Cada una de las poblaciones cont
con tres o cuatro decenas de vecinos: ncleos familiares espaoles.

L a traza ortogonal de Saa puede haber sido compuesta originariamente por manzanas rectangulares de
400 por 300 pies, formadas por cuatro solares de 200 por 150 pies cada uno, como parecen establecer las
primeras Instrucciones del conde de Nieva. L o s terrenos dados en merced a los nuevos colonos -segn
Ramrez Horton- fueron dedicados a cultivos diversificados en contraste con la tendencia a la mono-
cultura del trigo, que comenzaba a interesar a los grandes encomenderos*^ (Fig.I.lO)

L a idea de formar comunidades espaolas dedicadas directamente a la agricultura se remonta a los


primeros aos de la colonizacin antillana y al mismo plan de B a r t o l o m de L a s Casas y del Cardenal
Cisneros. Esta idea no prosper grandemente en el Per, debido a la mayor disponibilidad de mano de
obra indgena; diferente a Chile donde pudieron establecer comunidades de labriegos espaoles m s
desarrolladas.

E l modelo comunitario no encomendero encontr fuertes opositores inclusive dentro de los funcionarios
espaoles que consideraban que con esas poblaciones se desvirtuaba el motivo central de la colonizacin:
esto es la evangelizacin de los indgenas. E l licenciado Francisco Falcn present un Memorial al I I I
Concilio Provincial de L i m a de 1582 (presidido por el arzobispo Toribio de Mogrovejo) considenmdo,
en su sptimo punto: "que no se puede ni debe poblar en estos reinos m s pueblos de espaoles de los
que son necesarios para sustentar y hacer espaldas a los predicadores del Evangelio; ni consentir ni dar

" Ramrez-Horton, S.E., 1978: 82


Como la concesin a Lpez de Figueroa; cfr. Vargas Ugarte, R., 1966: 303, documento 3
" Intencin comentada por Hiplito Ruiz en el siglo XVTIl y por Sebastin Lorente en el siguiente.
" Ramrez Horton, S.E.,1978: 82. Una investigacin de L.Huertas (1993) considera que en Saa se dedicaron principalmente
al cultivo del maz. E l mismo autor propone otras hiptesis de parcelacin en base a las Provisiones especficas del 4 de
noviembre de 1563 y de las de Garca de Castro del 6 de diciembre de 1564; errando, a nuestro parecer, en la reconstniccin
de la traza y por consiguiente en la atribucin de los solares, ya que es evidente que yendo hacia el norte, la iglesia y la plaza
se encontraban a la izquierda de la calle principal que era un trecho del camino real, y no al contrario como un trabajo de D.
Angulo (1920) lo lleva a suponer; ver plano de Martnez Compan del siglo X V I I I y de E . Harth-Terr del 1965. N.a.

29
agar a que pasen a ellos espaoles algunos para otro efecto, ni ms de los que para esto son necesario;
que se deberan despoblar los que sin esta necesidad se han poblado, como la villa de Arnedo
jthancay] que S, M . por su cdula ha mandado despoblar por haberse poblado en tierras de indios y de
il villa de Valverde en el valle de lea [...] y otros poblezuelos que se han fundado en estos
(anos, de que vienen grandes d a o s a los indios". Pedido que, como sabemos, fue desatendido"*^

;on relacin a los estratos mas pobres de origen peninsular en el Per encontramos adems en 1609,
nstrucciones reales pidiendo que "procure el Virrey hacer que los espaoles y criollos se ocupen en los
ifabajos del campo y serviles, para evitar los inconvenientes a que da lugar su ociosidad y mal ejemplo"*".

cfr. B N M . Ms. J.89, sin fecha. N.a.


* Hanke.L., 1977: 240

JO
MODELO B B L I C O

ANTECEDENTES . . - ^ . :

Si bien muchos espaoles en A m r i c a se dedicaron a ia explotacin indiscriminada y ai enriquecimiento


veloz, hubo algunos convencidos paladines de la verdadera fe que se e m p e a r o n en una cmzada no ya
contra los "infieles moros" (que acabaran siendo alejados de E s p a a ) , sino contra los indios " i d l a x a s
naturales de esas tiejras". E 17 de marzo de 1559 se expidi una Real Cdula ordenando proseguir ;on
las reuniones que Iraban comenzado a efectuarse cada viernes en L i m a , con el objeto de "proveer para el
bien y ia utilidad de los dichos indios". Ante... " l a necesidad que los naturales de esa i e m tenan de ser
favorecidos y amparados, as espiritual como temporalmente [...] pues era cosa tan importante al bien de
los naturales de esa tierra y al descargo, de Nuestra conciencia"". Estas reuniones o juntas, propuestas
por primera vez por el arzobispo, entre ei virrey marqus de C a e t e , ios miembros de la Real Audiencia
y los prelados de las Ordenes religiosas dieron inicio, a nuestro parecer, a un decenio caracterizado -lo
anota Lohmann- por una "redoblada atencin a la estructura s o c i o - e c o n m i c a tradicional andina", que
produjo interesantes estudios de carcter retrospectivo, revisionista y an proyectista.

E n este mbito religioso fue importante el Segundo Concilio Provincial de L i m a , celebrado en 1567 / en
1568; esto es bajo ei clima contraneformista del Concilio de Trento (1545-156.3). E n las resoluciones de
la segunda parte, destinada a los indios, se encuentran medidas para regular la vida de esas poblaciones,
para alejarlas de "prcticas y actos supersticiosos" incluyendo la destruccin de sus centros de culto y
reconociendo al jefe indio, o curaca, un rol decisivo en este proceso de aculturacin**. All se establece
que los indios que vivan dispersos fuesen reducidos a pueblos ( y a lo haban pedido algunas instrucciones
reales), concentrndolos en reducciones, reducantw ad populas y organizndoios en pan'oquias t;ada
400 personas. Algunas de las resoluciones o Constituciones de la primera parte, destinada a os espaoles,
son igualmente importantes para nuestro anlisis ya que es la Constitucin 82 de esta primera parte que
establece que t a m b i n se funden pueblos de indios en la periferia de las ciudades espaolas.

E n mbito civil, el licenciado Juan de Matienzo estudi paralelamente aspectos similares en esos ao;;, en
su obra Gobierno del Pir (1567), considerada "un bosquejo de repblica platnica"*-. Sobre las propuestas
de Matienzo regresaremos al estudiar e modelo que llamamos jerarquizado.

E n la poca pro.speraban iniciativas con marcado carcter utpico, como las de Francisco de la Cruz en
L i m a que terminaron en 1571 bajo proceso de la Inquisicin. De la Cruz se inspiraba en teoras milenaristas
que tendan a la construccin de una sociedad ideal, similares a las teoras desarrolladas siglos ante s en
Italia por Joaqun de Fiore. Segn se deduce de las acias del Tribunal de la Inquisicin, De la Cruz
anduvo proclamando entre 1560 y 1570 (antes'de la victoria cristiana de Lepanto, en 1571) que a Roma
y a Espaa "Dios las destruir por mano del turco y fundar su Iglesia en las Indias y que esto est dicho
en el Apocalypsis y en muchos profetas y que si Dios destruye a Europa, que sea la cabeza de la Iglesia,
L i m a " ' ' ^ l estaba convencido en efecto*', que los indios siendo descendientes de las tribus perdidas
descritas por la B i b l i a , eran el nuevo Pueblo de Dios.

LA NUEVA JERUSALN Y LA CRUZ

E l modelo bblico de la Nueva Jerusaln tiene una larga trayectoria literaria que va desde lo expresado en
el Antiguo Testamento (Ezequiel: 44,45), pasando por h versin de San .Juan en el Nuevo Testaniento

Cdula que manda a la Audiencia de los Reyes provean como se prosiga la Junta que se comenz sobre lo tcame a la
reduccin, doctrina y conversin de los indios del Per; cfr. Encinas, D. de, 1596; I , 273.
" Para'el texto ver R. Vargas Ugarte, 1951, y Mateos, 1950.
" Lohmann ViUcna, G , 1966:15
" Documentos de la Inquisicin en C . Vidal Abril, 1992; I , 169; cfr. del autor, 2000: 84. N.a.
" Palma, R., 1897; Bataillon, M,, 1976; 297

31
(Apocalipsis: 21) y posterioiTnente por las de los padres de la iglesia, por ejemplo San Agustn en De
Civitate Dei. Como ha sido subrayado por eminentes autores " l a Jerusaln terrestre ya que no acogi al
Mesas haba dejado el paso a una Jerusaln simblica, celeste, escatolgica". " L a Jerusaln terrestre
ser el smbolo de la esclavitud, de una e c o n o m a superada y por consiguiente desaparecer an si es
Santa; por el contrario la Jerusaln Celeste se expandir sobre la Tierra y se identificar con la Iglesia"
(Calatas: 4, 21-27). " L a Jerusaln Celeste *drno ciudad de Dios vivo es as la meta de todo cristiano"
(Hebreos: 13, 14). Criterios stos vivos durante todo el medioevo, revitalizados con el Concilio de
Trento y con el Catecismo tridentino (Roma, 1566) que exaltaban la Nueva Jerusaln cual smbolo de la
iglesia viviente y unitaria; paradigma de organizacin y de vida cristiana.

E n Amrica, ya en tiempos de B a r t o l o m de las Casas y de los experimentos comunitarios, se haba


decidido llamar Nueva Jerusaln a la Vera Paz: nuevo asentamiento para los indgenas mesoamericanos.
Don Juan de Castellanos, en Elegas de varones ilustres y Pedro Simn nos narran que el conquistador
Gonzalo Jimnez de Quesada al fundar en 1538 la villa espaola de Santa Fe de B o g o t (Colombia),
m a n d levantar 12 casas pajizas; queriendo relacionar esa fundacin con las doce casas o tribus de
Israel que constiman el pueblo elegido de Dios y con los doce ancianos de la tradicin bblica.

Desde, el punto de vista morfolgico, el modelo de la Nueva Jerusaln se ha relacionado tambin a


trazados de ciudades como la propuesta en el siglo X I V por Francesc Eiximenis: amurallada y de planta
cuadrada con doce puertas. Aunque las versiones de l a Jerasaln Celeste son mucho m s variadas: con
recintos, sea cuadrados que rectangulares. A este propsito sera interesante ver si existe una relacin
con la descripcin contenida en el Viejo Testamento (Levtico: 45, 5) de una ciudad rectangular para la
tribu de los Levitas, pueblo de "servidores", igual que los indios. E l trazado y construccin de este
modelo se asocia en efecto a n m e r o s "sagrados" mencionados en la B i b h a , entre los cuales el 12 y sus
mltiplos, el 24, el 36 y especialmente el 144 (Apocalipsis: 2 1 , 17).

L a iconografa de la Jerusaln Celeste sufri una interesante evolucin, integrndose a versiones del
Paraso Terrenal y especialmente a la craz: "Nuestra cruz de cuatro brazos que ha llenado los jardines de
claustro medioevales y que persiste tenaz en la moderna geometra jardinera, tuvo probablemente orgenes
tambin muy remotos. L a s palabras con que el Gnesis describe los cuatro brazos de ros que regaban el
Paraso Terrenal.son interpretadas por m s de un exgeta, como suponiendo que en el centro del jardn
primordial, surga una fuente, origen de los cuatro brazos fluviales que en forma de cmz, dividan en
cuarteles el espacio entero del Paraso"''". Este esquema se aprecia en el medioevo desde el siglo X I en
dibujos y miniaturas, en tapas cuadripartidas de evangeliarios y en otros tipos de figuraciones,
especialmente en Flandes. E n Gante, en una de las ilustraciones del Liber Floridus (Apocalipsis) de
Saint Omer y, en el siglo X V , en el cuadro La adoracin del Cordero Mstico de V a n E y c k .

C o n t e m p o r n e a m e n t e , en mbito militar aparece un trazado en cruz con plaza central, que se puede
interpretar como nacido de una especie de duplicacin del a n g u o campamento romano (Castramentatione
A n t i c a ) " . L a disposicin en c m z fue llamada Campamento m i t a r actual (Castramentatione d'hoggi)
por Pedro Cataneo en Dell' Archiettura (1554-1567), porque r e s p o n d a mejor a las exigencias de
agrupar "naciones" diferentes; fue difundido hacia 1545 por Carlos V en los campamentos que levant
para enfrentarse al " A n g l a v i o " y a las potencias de la " M a g n a " " ; lo e m p l e igualmente su hermano, el
emperador Ferdinando, para alojar tropas alemanas -divididas por .las regiones de procedencia- en el
_ asedio de la ciudad de lavarino, H u n g r a " . E l libro / Carichi Militari de F r a ' L e l i o Brancaccio, hace
parte de una serie de publicaciones de la poca que confirman que segua vigente lo enunciado por
Cataneo: "en nuestros das se acostumbra dar al Castro otra divisin y otra forma que aquella de los
romanos". E l trazado lo podemos reconocer igualmente en poblaciones medioevales que respondan a
exigencias militares: Gattinara, en Italia; Villarreai, en Espaa. (Fig.I.11-13)

Rubio y Tudur, N . , 1981:52.


" E l campamento romano lo estudiamos en el titulo dedicado al "modelo jerarquizado"
" Cataneo, R , 1567: X X I I t .
" Traza cmciforme del asentamiento militar frente a lavarino, copiada en Venecia, 1566 y publicado por G. Ballino. 1569.

32
E l modelo crucifomie de raz religiosa se puede captar tambin en La visin de San Juan de la Jerusalr
Celeste, del pintor flamenco Martn de Vos. E l leo original, pintado entre 1560 y 1570", fue enviado ;
Mxico, donde se conserva en Tepoxtotln, ex reduccin jesutica. E l cuadro de De Vos, a nuestro parecer,
marca un hito importante en la morfologa de este modelo. L a versin all representada de una Nueva
Jerusaln -con recinto amurallado rectanguiaT^ con calles principales en cruz y plaza central fonnada por el
recorte de las cuatro esquinas centrales- se ve confirmada por grabados de los siglos X V I y X V I I , que
difunden el prototipo". (Fig.1.14-17)

EL CERCADO DE INDIOS DE LIMA : = ,i

E n el clima de este decenio del siglo X V I se decidi que los indgenas forasteros que haban sido obligados
a trasladarse a la capital para trabajar donde residan sus encomenderos, fuesen reunidos en un pueblo
en la periferia de la ciudad. Se daba as cumplimiento a la Constitucin 82, primera parte del Segundo
Concilio Provincial de L i m a . Este Concilio, como ha sido dicho, puede "graduarse como el frvido anhelo
de implantar la ciudad de Dios"'*. E n efecto, el 25 de mayo de 1568, se procedi a la compra del terrero
en virtud de la Provisin dada por el Gobemador Garca de Castro, habiendo sido seleccionado un lug ir
y huerta por el camino a Ate dentro de la jurisdiccin de la ciudad para reunir a los indios con el objetivo
de mejorar su i n s t m c c i n y supervisarlos (Ver A p n d i c e documental, doc. l ) . E l 1 de agosto de 1569,
Juan de Grajales se compromete a entregar m i l caas de Guayaquil para constmir las puertas, ventanas
y dems elementos necesarios al pueblo que se levantaba".

Los jesutas llegaron a L i m a en 1568, durante todo el ao siguiente las autoridades civiles y eclesisticas
les pidieron hacerse cargo de ese nuevo pueblo; aceptaron en 1570, celebrando all la primera misa ese
ao, el 25 de julio, da del apstol Santiago. A l iniciar el ao de 1571, en L i m a el padre Juan G m e z
escribe al Superior de la C o m p a a Francisco de Borja... "hace hecho en esta cibdad, [sic] fuera de ella,
un pueblo de indios cercado" (Egaa, A . , 1954: 416). sta es la fecha m s temprana (1571) en que
obsei-vamos la d e n o m i n a c i n "cercado" y se refiere slo a este pueblo de indios de L i m a .

A la r e d u c c i n se le puso el nombre de Santiago y se le c o n o c i frecuentemente como "pueblo cercado


de indios" de L i m a : amurallado y con dos puertas que se cerraban al terminar el da, al igual que er el
ghetto para los j u d o s , edificado por decreto de 1555 del Papa Paulo I V , solo aos antes, en R o r i a .
Ambas iniciativas urbanas tuvieron como fundamento un mejor adoctrinamiento a la verdadera fe. L a
concepcin y trazado original de esta r e d u c c i n -cercenada un siglo d e s p u s por las murallas de L i n a -
refleja a nuestro parecer la morfologa de la J e m s a l n Celeste''' que aparece por primera vez er el
cuadro de Martin de Vos; curiosamente, la idealizacin pictrica y la m a t e r i a l i z a c i n urbana coinciden
cronolgicamente. (Fig.I.l8)

E l pueblo de Santiago del Cercado tena las siguientes caractersticas: : -

Permetro amurallado y trazado vial dirigidos a los cuatro puntos cardinales, ejes csmico-litrgicos
caractersticos de la Ciudad de D i o s ' ' . (Diferente de L i m a y de otras poblaciones cuya orientacin
v i a l se basaba en consideraciones p r c t i c a s ; consideraciones p r c t i c a s animaban tambin las
propuestas urbanas de D e re aei/caora de L e n Batista Alberti).
36 mdulos que sir>'ieron de base para trazar las manzanas, cada una dividida en 4 unidades que
definieron los primeros solares. L a multiplicacin de 36 x 4 nos da 144, n m e r o asociado por l a
Biblia a la Nueva J e m s a l n . ( E l trazado sufri alteraciones r e d u c i n d o s e los 36 m d u l o s originales

' L a M a z a , F. de, 1971:32.


Existen grabados con plaza central formada por lados en diagonal, como el trazado del pueblo de indios de Santiaf o del
Cercado en Liina.
Lohmann ViUena, G , 1966: 15 .
" L C H a r k n e s s Collcction, Doc. 866, 869.
Ver del autor, i984 - A y 1984-B
" Algunos aiios despus, Toms CampancUa imagm igualmente su Ciudad del Sol con calles, que desde un ceno-o se
dirigan a los cuatro puntos cardinales.

33
a 35 manzanas. Por otro' lado, en 1571 se obsen'a que una primera reestructuracin haba dividido
en cambio "cada cuadra en 36 solares del tamao conveniente para un indio casado"^).
Composicin en cruz de las calles principales y plaza central obtenida por el recorte diagonal de sus
cuatro manzanas centrales; que derivan de los grabados que a su vez descienden de la iconografa
de De Vos. ( L a presencia de la cruz adquiere m s significado cuando sucesivamente en una de las
cuatro manzanas que delimitan la pla2a<'se construye la "casa cercada" o crcel de la Santa Cruz,
destinada a la " r e e d u c a c i n " de los indgenas^'. Hay que considerar ta mbi n la sucesiva instalacin
de una fuente en el centro de la plaza que coincida con el centro del pueblo; agua fuente de vida y
Jerusaln Celeste).
L a plaza del Ochavo en Valladolid, construida a raz del incendio de 1561, podra haber sido un
modelo formal paia la del Cercado. E s oportuno recordar que en la Chancillera de Valladolid,
antigua capital espaola, haban trabajado Matienzo y Garca de Castro presidente de la Audiencia
de L i m a y promotor del proyecto. Podra ta mbi n haber influido en el trazado de la plaza de Santiago
del Cercado el hecho que algunos religiosos, funcionarios e inclusive "luteranistas", que estaban
L i m a , eran de esa ciudad. R u i z de Portillo, cabeza de los jesutas que llegaron al Callao el 28 de
marzo de 1568, era t a m b i n de Valladolid. L a plaza ochavada vallisoletana -aunque no alarg sus
brazos en cruz- tuvo como fondo de perspectiva la iglesia de la Veracaiz. L a devocin a la Verdadera
C r u z se h a b a encendido en L i m a con la llegada de una reliquia del lignuni crucis y con la
reorganizacin de la cofrada de la Veracruz (1570), que edific su capilla al lado de la iglesia de
Santo Domingo, en los mismos aos que en R o m a , Giacomo Della Porta terminaba el Oratorio del
Santo Crucifijo para la h o m n i m a congregacin.

OTRAS APLICACIONES Y SIMBIOSIS

D e s p u s de haberse usado en L i m a la crux viarum, se propone en R o m a en dos calles (cruce entre va de


las cuatro fontanas y va del Quirinal) trazadas durante la reestructuracin urbana de Sisto V (1585 -
1590), con inmediata rep ercu s i n en el urbanismo de Palermo y Mesina, ciudades virreinales espaolas
en la isla de Sicia. ( F i g . I . l 9 )
' ' .

E l proyecto que defini la ciudad de Palermo a finales del siglo X V I y principios del siglo X V I I , es
idntico al precedente l i m e o , debido a la inclusin del ochavo y de la cruz de calles dentro de un
permetro amurallado rectangular. Sus relaciones con la Nueva Jerusaln son probadas por publicaciones
de la poca y estudios recientes'-. . ^ v '

E n H i s p a n o a m r i c a se han encontrado t a m b i n ejemplos de aplicacin de esquemas iconogrficos


relacionados a Jerusaln y a la Jerusaln Celeste en proyectos de iglesias (Manquir, B o l i v i a ) " , en claustros,
jardines y en ms obras de esos a o s . Muchos hospitales, siguiendo una tipologa lanzada al comenzar el
siglo X V I por Enrique de E g a s en E s p a a , haban adoptado una estructura cruciforme; tal tipologa
colocaba en el cmce de los dos ejes un altar: se una as el valor simblico al funcional porque los
enfermos podan seguir desde los cuatro brazos los oficios rehgiosos. E n el mundo cristiano tuvo una
amplia difusin. E n el Per la hallamos en el hospital de San A n d r s de L i m a , construido al comenzar la
segunda mitad del siglo X V I , y en otros que el arquitecto historiador E m i l i o Harth-Terr individualiz'^

*" Cfr. Documento 2 del Apndice Documental. E l 36, como mltiplo de 12, es tambin un nmero considerado sagrado por
la tradicin bblica.
" E l Concilio de Lima estableci que los "ministros del demonio" sean encerrados lejos de los dems indios y cerca de la
iglesia parroquial (Constimcin 107 para los indios); se levant asi la "Casa de la Santa Cruz", que Anello Oliva llama en
1610, ms apropiadamente "Crcelde la Santa Cruz", situada con la iglesia en una de las manzanas centrales del pueblo
de Santiago del Cercado. All fueron encerradas 40 indgenas "brujaspeligrosas", ocupndoseles en trabajos forzados y
en recibir catcquesis obligatoria, (carta del Virrey al Rey, Lima 27 de mayo de 1619; Vargas Ugarte, R., 1935-1953; V I ,
26-30); as mismo, doce "maestros dogmatizadores", provenientes de otros tantos pueblos, fueron all desterrados, para
poder "dilatar la Gloria de Cristo N.S. y el triunfo de la Cruz y el Imperio de Nuestro Catlico Rey", segn carta del
arzobispo de Lima al rector del Colegio de la Compaa de Jess de Sevilla, 6 de octubre de 1626.
*^ Por ejemplo, L a Mnica , G . , 1982; fig. 100
" Gisbert, T., 1978; 75, 131
" Harth-Terr, E . , 1963 , " '

34
I

Hemos encontrado que exista en el hospital de Huaura, que ha desaparecido; se podran enumerar ms.
Segn algn autor, se encuentran influencias de la Jerusaln Celeste en las Ordenanzas de Poblacin ce
Felipe I I de 1573, especialmente en lo que se refiere al esquema de doce calles que deban partir de a
plaza mayor; esquema empleado en el siglo X V I I I para un proyecto con doce calles intituladas a los 12
Apstoles en Manajay, Cuba*', que no s e j l e v a cabo.

Existen hechos que enfatizan la importancia en el espritu hispnico, del modelo bblico, dentro del
panorama general de la Contrarreforma:

Francisco de Quiroz funda la ciudad de Nueva Jerusaln a mediados de 1606, junto a un ro que bautiz con
el nombre Jordn, en una de las islas conocidas hoy xomo-Nuevav-HtiridtrsT-cerca de las Islas del rey
Salomn, llamadas as por M e n d a a en 1568. Esta empresa, preparada en L i m a , interes a Quiroz desde
1600 y con tal propsito visit en 1602 al Papa Clemente V I I I . L a expedicin parti del puerto del Callao
en 1605 y estaba aco m p a ad a por seis franciscanos de la Provincia de los doce apstoles, de Lima"*.

Un dibujo manuscrito de la Nueva Cornica y Buen Gobierno incluye una versin de la Jerusaln
Celeste, representndola amurallada y simtrica, con una plaza y una fuente al centro emanante "agua
de vida /causay uno hanacpacha (agua de sabidura del cielo)". L a imagen est a c o m p a a d a del siguiente
texto en castellano y quechua: " C o n s i d e r a c i n / ciudad del cielo para los buenos, pobres pecadores, [,..]
guaccharuna Dios pacimin uacay chacpa hanacpacha Dios pallactan (para los pobres que guardan :;us
mandamientos ser la ciudad de Dios) Ciudad de Dios para los hombres"'-. (Fig.1.20)

E n ese mismo manuscrito se llama "socorro del pueblo de Dios de Jerusalem" a Potos, y al descrbir las
ciudades del Virreinato, se insina que una organizacin y limpieza de ellas es la consecuencia de una
- vida espiritual correcta: "Que como en el mundo en las ciudades y villas pueblos se crea, hay p e s l e r c i a
y enfermedades, y mucha muerte, es por la causa que no tiene limpio su nima ni hace penitencia y
limosna y limpieza en las calles y plaza llena de [...] aquesta suciedad causa pestilencia y para ello
quieren [...] penitencia y limosna cada jueves en la semana como [...] limpiar acequias y corrales, calle,
plaza, estircol al ro, todo el mundo vivir sano con la ayuda de D i o s " ' ^

Juan M e l n d e z en 1681 en Tesoros Verdaderos de Indias refiere que " L a ciudad que vio San Juan en su
Apocalipsis estaba puesta en cuadro y la ciudad de L i m a est compuesta en cuadras y aunque aquella
era del cielo y sta de la TieiTa -diferencia que las disfingue mucho- la figura por lo menos es la misma,
en partes de la gran ciudad de L o s Reyes y en todo en la Jerusaln Revelada y y a que se parecen en la
forma bien puede presumirse que la dise Dios para que la fundasen los espaoles por cabeza de las
nuevas tierras y cielos que se descubrieron y conquistaron. E s pues la planta de la ciudad de L i m a
perfecfisima...""

L a cita precedente, producto del periodo barroco (1681), encuentra en-ese trazado influencias de la
Nueva Jerusaln. Nuestro estudio nos lleva a pensar que el trazado de la L i m a de Pizarro sigui criterios
estrictamente p r a g m t i c o s . Todo esto confirma cuanto un solo objeto es susceptible de v e r a s
interpretaciones.

Ricardo Palma tn Anales de la Inquisicin de Lima, encontr que la solidez organizativa de esa insUtucin
en el siglo X V I I I era parangonada al "muro inexpugnable de la Jerusalem Celestial" y que paia fijar el

85 Fagiolo, M., 1975: 49


6 Quiroz pidi autorizacin al Papa para llevar franciscanos en la colonizacin de "5,000 [leguas] por descuhrii y la
religin de la cruz de Chrislo y algunas leyes y las gracias pedidas en el Memorial que a V. Santidad present, porque yo
me quiero ir el sbado: que hace 17 meses que estoy en Roma [...pidi adems] conceder indulgencia ple.naria [ . . ] a/
hospital de los hermanos de S. Juan de Dios que ahoraJundan en a ciudad de los Reyes ". (Roma, 27 de febrero dei 602);
cfr ASV, Seccin Brev., C C C X I X , 76 r-v,
Guamn Poma, F.,1980: 321
Guamn Poma, F.,1980: 414 ' '
Melndez, .1., 1681: I I , 155 " '

35
da de un tenrible "Auto de Fe"se escogi el 23 de diciembre, "conmemorando que en l, erigi Judas
Macabeo los muros de Jerusalem"'".

L a cruz en su versin en X , o de San A n d r s , usada universalmente en ritos de consagracin de altares e


iglesias, parece tambin inspuadora desde el siglo X V I I de algunas ubicaciones de elementos urbanos en
misiones jesuticas entre guaranes, mojos ^ C h i q u i t o s " . E n el Per pudo haber seguido este esquema la
misin de Sin fundada por los franciscanos del Convento de Ocopa, a juzgar por levantamientos tardos
y esquemticos, como el mandado efectuar por el obispo de la dicesis de Trujillo, Baltasar Martnez
C o m p a n , a fmes del siglo X V I I I , y el dibujo del viajero Eduard Poepping, hacia 1830. (Fig,1.21,22)

Palma, R.,]897; 87
F.agiolo, M., 1975: 52-55

36

4
MODELOS JERARQUIZADOS

MATIENZO, SU CIUDAD PARA INDGENAS Y EL MODELO MILITAR

E l Licenciado Juan de Matienzo termin de escribir Gobierno del Pir hacia 1567. L a obra constitua
una interesante sntesis de su experiencia burocrtico-estatal y del contacto directo con la realidad espaoia
e indigena'^ l propuso una organizacin de los pueblos de indios, ilustrndola con un trazado urbano
ideal, que asignaba a^la iglesia una posicin preponderante: que "tenga una cuadra entera" y que es.
aislada completamente de otras construcciones, inclusive de la residencia de los padres, a ios que asigna
dos solares en una manzana fuera de la plaza. Propuesta diferente a la del virrey conde de Nieva, que los
integra en la misma manzana.

Esta intencin se ve enfatizada en el esquema original de Matienzo con la colocacin axial y frontal de
la iglesia con relacin a su manzana, a la plaza y a todo el trazado urbano; que se predispone a damero.
L a posicin axial se confirma viendo la interpretacin grfica de G . Lohmann de 1967 y una versin del
siglo X V I que se conser\'a en el Vaticano'^ (Fig.1.23,24)

E l esquema jerarquizado responde a una simetra bilateral que se aplic en el urbanismo europeo del
siglo X V I , en el trazado de L i v o m o (Ducado de los Mdicis), y en cierta forma en parte del trazado
originario de L a Valeta, nueva capital de la isla de Malta en 1 5 7 1 ' \)

Podemos observar el esquema jerarquizado influenciando ilustraciones del franciscano mexicano


Diego V a l a d s , publicadas en " R h e t o r i c a C r i s t i a n a " ( 1 5 7 9 ) , que representan magistralmeiite
estructuras divinas y humanas del tiempo: j e r a r q u a e c l e s i s t i c a , j e r a r q u a temporal, cadena de la
c r e a c i n ' ^ (Fig.1.28)

A nivel arquitectnico este esquema orient el proyecto del monasterio de E l Escorial que, por voluntad
de Felipe I I , copiaba igualmente las versiones del Templo de S a l o m n ; difundidas en el e m p o .

Esta disposicin jerarquizada no fue exigida e xplc ita me nte por ninguna ley urbanstica anterioi ni
posterior, aunque la apreciamos en Juli y la vemos difundirse en otros pueblos de indios, como el de
SanUago en el Cusco y despus del sptimo decenio del siglo X V I en el resto del Collao durante la
construccin de numerosas iglesias especialmente en 1590. E l modelo fue ta mbi n aplicado en el trazado
de la ciudad de San Carlos de Puno, destinada a ser la capital de esa regin de la Audiencia de Charcas,
curiosamente recorrida por el autor de ese modelo, Matienzo, en calidad de funcionario'*.

E n otras poblaciones esa jerarq u a se ve reforzada porque la calle principal est sobre el eje de simetra
que atraviesa la plaza y remata en la iglesia como fondo escenogrfico. L a consideramos una tercera
variante (ver grfico de "Modelos Morfolgicos": Fig.1.8), la mas evolucionada, del "modelo jerarquizado";
es el caso de los pueblos de indios de San Jernimo, en el yalle del Cusco, y de Chivay y L a r i , en el \e

" Las propuestas de Matienzo (1967: I I , Cap. 28). como refiere G. Lohmann (1966:110-111), "recogen y amplan las
Instrucciones sobre Nuevos descubrimientos y Poblaciones comunicadas al Marqus de Caete por Cdula del J3 nayo
1556y transmitidas de nuevo a ta Audiencia de Charcas", en 1563. Ellas fueron reiteradas al virrey Francisco de Toledo
el 30 de noviembre de 1568 (ver Encinas, D. de, 1596; IV, 229-232) y confluyeron finalmente en las Ordenanzas de
Poblaciones de Felipe I I de 1573.
" BAV, Barberini-Latino, 3585, r 6 r . Un grfico de R. Guticncz (1979: 426) no recoge esta importante caracterstica.
'* Recientemente han sido descubiertas representaciones de Mateo Prez de Alesio de la ciudad de La Valeta, donde n:sidi
antes de pasar a Espaa y establecerse en el Penj. No seria raro que en futuro se ie puedan atribuir otras planimetras
peruanas. '
" Valads, D., 1579
" R. Gutirrez, (1979:136) opina, sin embargo, que ios pueblos de Santa Rosa y San Carlos de Puno no aportaron inno\n
urbanstica, y que "las ciudades del Collao vivieron su experiencia urbana al margen de teoras, como una retdidad
/activa".

37
del Coica (Arequipa)". Siglos despus, cuando en L a r i se construy el primer cementerio l\iera del \
pueblo (siguiendo criterios ilustrados), ste fue ubicado en el extremo opuesto del eje, aumentando su
significado ritual: iglesia-cementerio, vida y muerte. (Fig.I.29,30)

Encontramos igualmente ese tipo de "modelo jerarquizado" en ncleos espaoles, como en el barrio de
San Lzaro en L i m a , donde luego de hab^^4esalojado a los indios se realiz en 1590 un trazado orientado
s e g n los puntos cardinales (ejes csmico-litrgicos). E l eje principal, actual j i r n Trujillo, remata
visualmente en la preexistente iglesia de San Lzaro. (Fig.I.31)

Este tipo de modelo con iglesia, plaza y calle principal sobre un mismo eje, lo denominamos militar,
porque tiene su origen en el campamento romano, donde el Templo cristiano sustituye al Pretorio romano.
E l modelo militar descrito por Polibio, interpretado por Maquiavelo en Arte de la Guerra (1525), por
Serbo, en el V I I I libro indito, fue denominado Castramentatione Antica por Pedro Cataneo (1554-
1565). Se us en A m r i c a en los campamentos del ejrcito espaol; lo atestigua el plano del campamento
levantado frente a Angol, en Chile, hacia 1621; que se conserva en el A r c h i v o de Indias'*. (Fig.1.32)

Por otra parte, Polibio en la Historia y el rey castellano Alfonso X el Sabio en las Siete Partidas,
consideraban que los campamentos deban reflejar una organizacin urbana ideal. E l modelo jerarquizado
se desarroll ulteriormente en el perodo barroco. 4f

U n a posible variante del primer "modelo j e r a r q u i z a d o " mencionado ( v e r gr fic o de "Modelos


Morfolgicos", aqu publicado) est constituida por poblaciones simtricas trazadas a cuadrcula, donde
sobre el eje, en el frente principal de la plaza se encuentra la iglesia, pero posicionada a lo largo de su eje
mayor: es el caso de los trazados de Arequipa y el del pueblo de indios de Pisac (Regin del Cusco),
donde hasta hace algunos decenios se poda aun observar, en esa posicin, su antigua iglesia de adobe,
antes que una construccin en cemento y ladrillo la partiese por la mitad. ( F i g . L 9 ) .

, " Los pueblos de indios de Chicoalapa en 1579, Tenango del Valle en 1582 y otros de esas fechas siguen una disposicin
similar; ver Palm, W., 1968
" Cfr. Plano A G I , M . y P., Per y Chile, 175

38
MODELOS LEGALES

/ .
LAS ORDENANZAS DE FELIPE II Y SUS APLICACIONES "

Las Ordenanzas de Nuevos descubrimientos, poblaciones y pacificaciones promulgadas por Felipe


I I el 13 de julio de 1573, recogen vastas experiencias e incorporan normas precedentes. E n sus postularos
se han encontrado influencias de la Biblia, del Tratado del aire, las aguas y los lugares de Hipcrates,
de los Diez libros ce Arquitectura de Vitruvio, del Epitoma Rei Militaris de Vegecio, del De regi.ne
Principum de Santo T o m s de Aqumo, de las "Siete Partidas" de Alfonso X el Sabio, de El Cresti, de
Francesc Eiximenis, de un tratado militar (1454) de Snchez de A r v a l o y de otros m s " .

E l tratado de Vitnjvio, "redescubierto" en el siglo X V , haba sido objeto en los aos que precedieron a
estas Ordenanzas, de m s de una edicin latina e italiana, ampliamente difundidas an en ambientes
ibricos. Tanto es que en E s p a a el libro Medidas del Romano, publicado en 1526, tiene inspiracin
vitruviana; y que los Diez libros de Arquitectura de Vitruvio aparecieron en 1564 en una traduccin de
Lzaro de Velasco a c o m p a a d a de grficos nuevos'"".

E n lo referente a la morfologa urbana, las Ordenanzas de 1573 propugnaban una plaza mayor rectangular,
"preferiblemente con un lado una vez y medio del lado menor"'"', anloga a la propuesta por Vitruvio es
decir, la longitud del lado mayor vez y media la del lado menor. De la plaza asi trazada deban partir 12
calles ortogonales: dos desde cada esquina, y una desde el centro de cada lado de la plaza. Tambin esta
disposicin de calles, negaba al templo la posibilidad de una posicin axial.

E n poblaciones no costeras, las dichas Ordenanzas prohibieron la c o n s t m c c i n de la iglesia en los lotes


de la plaza mayor, la que adquira as un carcter exclusivamente cvico. S i n embargo, el templo sr.ra
valorizado sobreelevndolo y destinndole un solar entero en otra plaza, que adquira un carcter religioso.
sta plaza y la Mayor estaban articuladas entre ellas, siguiendo un criterio presente en poblaciones
bastidas del medioevo europeo. . -

Las Ordenanzas de Felipe I I llegaron al Per, y en general a Amrica, cuando se encontraban ya trazadas
- la gran mayora de poblaciones espaolas. N i siquiera en las fundaciones posteriores a 1573, fecha de su
,: promulgacin, se encuentra una aplicacin integral de los criterios propugnados por esa ley. Por ejemplo
en 1590, con las Instmcciones dadas por el virrey Garca Hurtado de Mendoza a Antonio de Cabrera
para que ste funde un pueblo de e s p a o l e s en la zona minera de Vilcabamba, se permite seguir
constmyendo el templo en la plaza mayor, junto con la casa del Cabildo, las Casas reales y la crcel;
prevaleciendo asi la costumbre sobre la l e y ' " l Vemos prevalecer estos mismos criterios en el proyecto de
1594 para la villa de San Julin de Cuenca y Figueroa, junto a Caraz, que hemos podido copiar de un
plano del Archivo de Indias de Sevilla. (Fig.1,34)

Algunos criterios de las Ordenanzas los hallamos aplicados parcialmente en poblaciones coloniales para
indgenas, con plazas a cuyas calles que salen de las esquinas, se agregan otras que parten de la mitad de
la cuadra. E s el caso, en el rea andina, de llave y Pucar en la regin del Collao, de Surite en el Valle de
Anta, reg i n de Cusco, y de otras reducciones en el valle del ro Coica (Arequipa). E l pueblo de
Huamachuco presenta una distribucin similar. Encontramos igualmente esta propuesta foirnal en el
plano de 1579 para Nueva Zamora de Maracaibo (Venezuela). Reiteramos que el modelo legal de las
Ordenanzas de Felipe I I en sus aspectos morfolgicos, j a m s fue aplicado totalmente, y slo se encuentran
vestigios de utilizacin de algunos de sus postulados.

Sobre algunas de estas influencias ver las obras de W. Palm y de G Guarda.


M.A. Duran (1978:32) opina que se pudo tomar poco de Vitruvio, ya que laedicin de Juan Gracin apareci en 1 )82.
Cfr.Encinas, D, de, 1596: I V
Duran, M.A., 1978: 120 '

39
E l esquema geomtrico de la plaza propuesto por las Ordenanzas presenta una curiosa analoga con
sectores urbanos prehispnicos de Pikillacta (Cusco) e Incahuasi (valle de Caete): se trata de simples
paralelismos formales. . i : -

E l ejemplo tardo propuesta para la Nueva P ^ p a m en 1673 muestra igualmente calles que parten del
centro de los lados de la plaza como dictan las Ordenanzas de 1573; pero a diferencia de lo que establecen
esas leyes, la iglesia se encuentra en la misma plaza mayor'". (Fig.1.33)

>

103 Por su fecha, y por la jerarqua obtenida con diferentes anchos de calle, este ejemplo lo mencionamos en el captulo
siguiente, dedicado al urbanismo barroco. N.a.

40
D I F U S I N Y M O D I F I C A C I N DE MODELOS

MODELOS Y REALIDADES ^>

J obispo Vicente Valverde cumpliendo un pedido del monarca desde el Cusco escribi al Rey el 20 de
marzo de 1539. E n el documento se hace una interesante evaluacin de las ciudades peruanas, de la
difusin en la poca de ciertos criterios urbanos y de las limitaciones e influencias ambientales en su
aplicacin. Se analizan las nuevas poblaciones espaolas a la luz de una base terica (Aristteles) y de
una base prctica, constituida por exigencias tcnico-logsticas del momento; verbigracia, caballera,
comercio, puertos.

Infomna Valverde que "de la calidad de esta tieira y de la manera de la gente, pueblos, trajes, edificios y OTas
cosas yo escribir muy poco a poco y lo significar a Vuestra Majestad por escritura e figuras lo mejor que yo
pudiere, y lo enviar, ahora solamente digo que si se hubiera mirado mejor " L a Poltica" de Aristteles en la
fiindacin de los pueblos de cristianos, no se habra perdido nada [en las batallas] porque esta ciudad [ C u c o ]
debera de estar m s apartada de la sierra, que no est y en un lugar a donde la gente a caballo pudiese pe ear
alrededor de ella, porque toda la fijerza de los espaoles en estos lugares es los caballos. Y por causa del mal
sitio que tiene, si Dios particularmente no la hubiese defendido en el cerco de los indios se la hubiesen llevf do;
que por no tener donde coner los caballos ahededor de ella llegaron los indios a quemarles todo el pueblo y a
tenedos cercados todos en la plaza, tenindoles tomado todo el pueblo y segn dicen, si no hubiesen aflojado
al tener noticia que vena el Adelantado [Pizarro], hubieran salido con su victoria".

Con relacin a la flamante capital opina que " l a ciudad de L i m a est mal situada porque -pudiendo estar
junto a la mar donde habra tenido muy buen sitio y no habra habido trabajo en entrar las mercancas-
est dos leguas buenas de la mar y a d e m s de esto est situada sobre el rio que va muy tendido y hace
muy gran cascajal y la gente a caballo no la puede defender por aquella parte. Y as cuando vinieron los
indios sobre ella, llegaron por aquella parte del ro, ponindola en muy gran necesidad, porque entrando
los caballos en el ro se mancaban muchos y no podan pelear; y si estuviera situada en llano como
convenia, la pudieran defender 50 de a caballo contra todos los indios del mundo [...] L a ciudad de
Trujillo est en buen sitio pero pudiera estar cerca del puerto [...] L a ciudad de San Miguel [Piura| no
tiene agua sino algo lejos y pudiera estar en sido a donde viniese el agua por medio del pueblo"'"" D e
todas estas observaciones, la ltima tuvo un peso determinante y Piura c a m b i ubicacin. A lo largo del
siglo no faltaron otras propuestas de traslado de ciudades.

L a experiencia fundacional en el Per, y en particular la de L i m a , en 1535, constituy a pesar de todo un


punto de referencia en fundaciones espaolas posteriores: Santiago de Chile, etc. E l virrey conde de Nieva
al ordenar nuevas fundaciones, tanto para los espaoles cuanto para los naturales, dispuso que stas
siguiesen el modelo de L i m a , y en alguna ocasin el de Trujillo: a damero, con cuadras de 4 solares y
plaza interior. E n las misiones jesuticas del Nuevo Reino de Granada se pide igualmente que "el pueblo
se trace al modo de los del Peai, con sus calles y cuadras, dando una cuadra a cada cuatro indios, un
solar a cada uno y que cada casa tenga un p e q u e o huerto y la casa de los V . V . R . R . [Religiosos] en la
plaza; dando a la iglesia y casa el sirio necesario para e l cementerio y la casa pegada a la iglesia de
manera que por ella se pase a s t a " ' " \

EN POBLACIONES PARA ESPAOLES ^

L a ocupacin violenta del lemtorio produjo el deterioro de importantes asentamientos prehispnicos en


Cusco, Ollantaytambo, Cajamarca, H u n u c o , q u i z s Chucuito, y en otros lugares. Pero la fuerte
consistencia que caracterizaba las constnicciones incas, hizo que fuesen aprovechadas en algunos casos

Cfr. Torres Saldamando, E . , 1888:11, 112


Cfr. Martnez, C , 1967: 152

41
por los espaoles. L o s muros de piedra sirvieron frecuentemente como almohadillados, a la manera
renacentista, en la planta baja de las nuevas fachadas en la zona de Cusco y Ollantaytambo.

E n ocasiones excepcionales la Corona mostr inters estratgico en ciertas construcciones precolombinas.


U n proyecto de 1556 quiso "renovar y reedificar" el imponente asentamiento inca en piedra tallada de
Guarco, sobre la costa de C a e t e , con el objrf de convertirlo en depsito blico y fortn. De ese mismo
lugar se trasladaron bloques de piedra para edificar la catedral de L i m a .

Se salv adems parte del trazado pre-hispnico, al reutilizarse sectores de ciudad, especialmente en Cusco;
de todos modos, no faltaron objeciones a esa reulizacin urbana, como la que formul el obispo Valverde.

L a escasez de madera, arcilla y piedra adecuados a los mtodos constructivos espaoles, la presencia de
materiales y tcnicas nativas y diferentes condiciones climticas, hizo que algunas ciudades fiindadas
ex-novo ostentasen un cierto carcter local (genius loci). Esto se dio a pesar de disposiciones que, por
ejemplo, imponan a los encomenderos construir sus casas con piedra, en zonas donde se empleaba el
adobe y techar con tejas de cermica, donde se usaba ancestralmente la paja.

Hacia 1619, Vzquez de Espinosa nos refiere que en L i m a , donde no llueve, las casas espaolas en su mayora
estaban hechas con torta de barro y paredes de quincha,(o bahareque como se denomina m s anriba del
Ecuador); se perpetuaba la manera de edificar de ese valle. Hace notar, sin embargo, que otras poblaciones
espaolas ostentaban un aspecto m s "a la manera de Castilla", por ejemplo Chachapoyas, en la cual se
construyeron hornos para la fabricacin de tejas de arcilla de tipo mediterrneo. Leyndolo, deducimos que
estas arquitecturas coexistieron con pueblos levantados con materiales y tcnicas indgenas. E s el caso del
pueblo de Luya, frente a Chachapoyas, con sus caractersticas casas circulares "a media naranja"'"*.

EN PUEBLOS PARA INDGENAS ,

E l trazado de los pueblos proyectados por los espaoles para los indgenas fue producto de una imposicin.
Por lo tanto resulta ardua la identificacin de l a supervivencia de criterios p r e h i s p n i c o s de diseo
urbano. Sin embargo, en ciertas poblaciones se aprecian aportaciones de sensibilidad indgena, tales
como:

a) U n a tendencia a encerrar con muros espacios urbanos y enteras poblaciones, a la manera de los
grandes ncleos ceremoniales. Sin bien resulta dificil atribuir a esta tendencia un origen genuinamente
prehispnico, porque encontramos tipologas anlogas en otros lugares. Reflejan tal caracterstica:
el pueblo de Surite en la zona de Cusco, los espacios encerrados formando plazas en Acomayo y
Cupi en la meseta del Collao'"', y en Coporaque en la regin del Cusco'"'; los muros cerrando
espacios los encontramos igualmente en los sectores no religiosos de numerosas plazas andinas:
Chinchero, Tinta, Cocharcas (Fig.1.37). A ellos se puede agregar Yanahuara en Arequipa'"', en la
I segunda mitad del siglo X V I I I , el pueblo de Caima, tambin en la zona de Arequipa, en que se
levantaron "cuatro arcos a cada lado de la plaza" para cerrarla"".

b) L a presencia en algunas de esas plazas, de un sector religioso con un amplio atrio amurallado o
^ circundado de arcos, articulado con cuatro capillas - posas en las esquinas y a veces con una capilla
miserere; el todo presidido por la iglesia. Segn Teresa Gisbert "estos conjuntos ceremoniales
( tienen antecedentes en la arquitectura p r e h i s p n i c a " ' " , algo muy notorio en poblaciones para indios

Vzquez de Espinosa. A . , (1629) 1948; 379 '


Gisbert, T., 1978; 82;
Gutin-ez, R., 1981
Ver el plano de Arequipa existente en el B M .
E l cura de Cayma, I D . Zamcola (1789) 1958; 39, ftie el autor de estas iniciativas. Los cerramientos de plazas en los
Andes parecen difundirse en ese siglo.
' " Gisbert, T., 1978; 110 ' ' "
^' . ,
en Centroainrica (Tepoxtotln, etc.). No obstante, sera necesario encontrar una motivacin para
los ejemplos existentes tambin en Europa desde el medioevo; se trata posiblemente de un caso de
simbiosis.

c) L a coexistencia de un atrio religioso y una plaza civil contiguos creando una doble plaza, que "es
una de las modalidades de los pueblos de indios""^ Estas plazas-dobles han sido detectada;; en
Tinta, Chinchero, Lampa, A z n g a r o , Umachiri y Macan'. A e l l a s se sumaran los trazados primit vos
de las plazas de Sicuani, Marangan, Yanahuara, Pisac (sobre todo antes que se demoliera la originaria
iglesia que era longitudinal a su plaza) y quizs Cocharcas. E n esta lista hay sin duda ejemplos
tardos que la investigacin precisar. Debemos notar que en ciertos casos resulta difcil distinguir
la diferencia entre una plaza doble y un espacio abierto fonnado por una plaza contigua a un itrio
religioso muy dilatado.

d) L a presencia del culto cristiano en un lugar donde precedentemente se desarroll uno "pagano"
(platafomras, edificios, o dolos) produjo en algunos ca.sos, continuidad de tradiciones y sincretismos " \
Son ejemplos de esta presencia, la gran plaza de Chinchero con su estructura dual casi competitiva
remarcada por elementos parietales y diferencias de nivel, los casos de Vilcashuamn, Huayiar,
San Marcos de la Totora en Umasuyos (Bolivia), el templo de Santo Domingo construido sobie el
templo inca del Sol en el Cusco y la capilla que se levant en la huaca o adoratorio denominado
tambo de Hurin-Jauja, an en pie en la segunda mitad del siglo X I X . (Fig.1.6)

e) L a divisin del territorio en dos zonas, alta y baja (hanan y hurin) como arquetipo normativo mea
de la estmcturacin espacial y social del Cusco aplicado a los d e m s territorios y poblacioies,
descrito por el padre Bernab Cobo a inicios del siglo X V I I . Son ejemplos en tiempos de Pizerro,
los hurin y hanan lea de la costa, los hurin y hanan Jauja, los hurin y hanan Yauyos, as come los
hurin y hanan Saya de Cluicuito y mltiples poblaciones actuales que la investigacin confina a
detectar. L a plaza-doble parece haber materializado en la ciudad esta continuidad espacial y soci 1"".

E n el Imperio de los incas, la integracin territorial fue ejercida por interacciones como el transplantc de
ncleos familiares, e inclusive enteras poblaciones, y la incorporacin de nuevos cultos. U n a interaccin,
que a nuestro parecer, tuvo su refuerzo en ceremonias que contemplaban el traslado ritual de berra de
una poblacin a otra. Tierra llevada desde Chincha, en el valle costero del Per a la huerta sagrada que
exista en la Casa del Sol en Cusco; desde Quito hasta el valle de Barranca, en la costa peruana, paia la
construccin de un centro ceremonial ( h u a c a ) y de arena trada de la costa para su e,sparcimiento en la
plaza principal de la capital inca; ceremonias anlogas se llevaron a cabo en la costa, en el adoratorio de
Pachacamac.

Los espacios, la c o n s t m c c i n de casas y el ambiente andino en general, reflejan una compleja cosmogona,
todava no bien entendida. Recurdese el rol de las huacas (montaas, piedras, apachetas, pacarinas)
que integraron "ceques" o caminos rituales desdt el Cusco (como refiere Polo de Ondegardo) y el de
rboles sagrados como los "3 4 molles" descritos por Cieza de Len al visitar el templo de Guarivilc i '

E l rol paradigmtico del Cusco capital, se vio reforzado conceptualmente denomrnando "otro Cuscc", a
ciertas poblaciones. R e c i b i este nombre el asentamiento de Incahuasi, levantado por los incas e r la
costa de Caete, en el seoro de H u a i c o ' " . Durante la Colonia subsistieron testimonios mticos: los

Gisbert, T., 1978; I I I


En el interior de altares cristianos andinos se han descubierto dolos prehispnicos.
"'' T.Gisbert (1978 78) considera la divisin de algunos pueblos andinos en cuatro parcialidades, una "varame cuadripartita
derivada del dualismo social y de la concepcin indgeno del universo [que] hace pensar que tal vez el sistema de atrio
y posas malemaiiza estos conceptos". La divisin dual andina ha sido estudiada desde T. Zuidema, en 1964, hasta Palomino
Flores en 1970, Fonseca Marlel en 1974, etc. :
Espinoza, W., 1972:127 ,
'" Sobre jardines incaicos ver del autor, 1987-B./V.a.
. Para otros ejemplos ver del autor, (2001)2004. A'.n. '

43
indgenas de Cecoropuna, 'en la provincia de Majes, Per, hablaban de la existencia de "una ciudad
cuyos edificios son de oro y plata""', y en la actual B o l i v i a ya hacia 1610, se murmuraba sobre una
regin que por su gran prosperidad llamada Paititi [se] saca piedras de todos colores en gran estima".

L a supervivencia en el mundo andino de sistemas y valores prehispnicos en la Colonia constituye una


realidad que la investigacin est develandJi"

Las jurisdicciones territoriales de las reducciones de indgenas ordenadas por los espaoles, en muchos
casos no abarcaron enteros ncleos socio-productivos o ayllus, lo que permiti la supervivencia de
interrelaciones por niveles o pisos ecolgicos, base de la e c o n o m a prehispnica que apreciamos en el
valle del Coica (Departamento de Arequipa). E l sistema incaico de mitimaes, n c l e o s i n d g e n a s
trashumantes, que subsisti en la Colonia, al desplazarse c o n n u a m e n t e , y ofrecer bienes y servicios,
logr consei-var esa organizacin regional prehispnica; tocando a los jefes o curacas la comercializacin.
Tal es el caso de la zona de H u n u c o V i e j o " ' .

L a infraestmctura vial se reutiliz. E n los caminos el Virreinato revitaliz la red prehispnica de posadas
rurales o tambos, que desde los incas servan tambin para la red de correos; baste recordar las "Ordenanzas
de Tambos: distancias de unos a otros, modos de cargar los indios y obligaciones...", dadas por Vaca de
Castro en Cusco, el 31 de mayo de 1543.

Ms. sobre costumbres indigenas, atribuido al viajero peruano Juan Gastel (104 pliegos), Biblioteca de la Sociedad
Geogrfica de Lima (ex-archivo Raimondi); cfr Palma, R., 1897: 236-243
Pease, F., 1983

44
R E P R E S E N T A C I N Y CONTROL

E n la primera fase (descubrimiento y conquista) recogemos dos testimonios emblemticos del uso de
representaciones;
Hernn Corts llev consigo a Espaa l a planimetra de la capital azteca y cuando tuvo necesidao
de describir a la Corona el accidentado tenitorio por l conquistado, se narra que arrug un pergamino.
Pedro de Candia, miembro de la segunda expedicin de Francisco Pizarro, llev a su regreso a
P a n a m en 1528^ un p a o pintado con l a / g u r a de l a poblacin prehispnica de Tumbes, primeni
encontrada en territorio inca antes de su conquista'-".

E n una segunda fase, los dibujos sirvieron para trazar ciudades y tuvieron adems funciones administrativas
y fiscales, al anotarse en muchos planos el nombre de los beneficiarios de los solares. L a mayora ds
los planos ha desaparecido; quedan unos relativos a fundaciones tardas; Mendoza (Argentina), Caraca.s,
etc.

Desde las primeras exploraciones, Carlos V solicit que se remitieran al Consejo de Indias descripcione s
de las tierras conquistadas. E l 7 de Julio de 1536 las Instrucciones reales dadas al obispo Valverce
establecan en efecto que:
Captulo 7; "Cuando estis informado de las calidades de la dicha Provincia y extraezas de ella y
de los puertos y pueblos, ros y montes, dehesas y animales que hay en ella, nos habis de eriviir
una relacin larga y particular de ello".
Captulo 8: "vos informad qu pueblos de cristianos hay edificados [y] convena edificarse en la
dicha Provincia, y en que partes y sifios estn y si a d e m s de los que estuviesen edificados convenia
edificar otros, y en que sitio y que partes que tengan mejor aparejo para la p o b l a c i n y
ennoblecimiento de los tales pueblos".
Captulo 9; " A s mismo os informad que poblaciones de indios hay en la dicha tierra y que manera
tienen en su poblacin, organizacin y pulica, y que ritos y costumbres tienen, y que arte de casa,
y como tratan sus familias, y de que viven, y de sus maneras de granjerias; y si son ricos y que
manera de hacer haciendas tienen y de sus ritos, ceremonias y creencias y de su capacidad y oue
heredades son las que fienen, y ^n que cosas se han ocupado hasta aqu y se deben ocupar en
adelante para v i v i r en pulica segn su habilidad"'^'.

Estas instrucciones fueron el origen de la promesa contenida en la carta de 1539 del obispo Valverde de
mandar m s "escritura y figuras" de las ciudades.

E n una tercera fase los planos sirvieron dentro del programa de consolidacin del enorme territorio ijue
se encontraba en una situacin dificil por el surgimiento veloz de asentamientos incontrolados en la
segunda mitad del siglo X V I y por la aparicin de amenazas extranjeras. Felipe I I decidi dar impul.'^o a
las descripciones literarias y grficas del Imperio, cual demiento esencial de conocimiento e instmmento
de gobierno de tieiras que ningn monarca espaol visit.

L a Real Cdula de Felipe I I de 1572 establece el envo de "Relaciones desde las Provincias de Indias".
E l Consejo d e l u d a s e n c a r g a L p e z de Velasco -despus de los trabajos hechos por Nicols de Ovar do-
la "Instruccin y memoria de las relaciones que se han de hacer para la descripcin de las Indiis":
formulario remifido en cientos de copias con Real Cdula del 25 de mayo de 1577.

Dicho documento presenta 50 preguntas que cubren aspectos m o r f o l g i c o s , e s t t i c o s , h i s t r i c o -


ambientales y geogrficos del teiritorio. . ^
L a Pregunta 10 estableca la obligacin de describir e! sifio y dibujar la planta: " E l .sido y asiento
donde los dichos pueblos [de espaoles] eshiviesen, si es en alto o bajo o llano, con la traza de ellees..."

Pon-as, R., 1967; 22


Torres Saldamando, E . , 1888: 11, 86

45
CONSIDERACIONES GENERALES Y E S P E C F I C A S

Partiendo de una sntesis de los p r e c e d e n t ^ . ^ n l i s i s podemos llegar a las siguientes reflexiones de ordm
general:

A pesar de la aparente unidad conceptual del proceso de u r b a n i z a c i n , en la ciudad colonia!


hispanoamericana es posible individualizar aspectos culturales, legales, religiosos y organizativos
que confluyen 9n "modelos" ideolgicos y morfolgicos. E n ciertos casos, partes de estos modc os
pueden ser complementarias entre s; en otros, son incompatibles.
E l factor mstico-religioso en el urbanismo, no ha sido analizado suficientemente en los estudios
"racionales" del pasado. L a historiografa c o n t e m p o r n e a est demostrando la importancia que este
factor ha tenido para influenciar los campos sociales y del arte, y por ende el urbanismo.
Desde el punto de vista morfolgico se pueden individualizar familias conceptuales en las cuales
confluyen categoras heterogneas:
La Jerarqua: la divina y la humana. L a primera, reflejo y justificante de la segunda. Donde la
iglesia jerarquiza la ciudad, como el Pretorio jerarquizaba el campamento romano.
La cruz: la crux viarum de los antiguos sistemas c a r d o - d e c u m n i c o s de las centuriaciones
romanas, la citiz de Santiago, la Exaltacin de la Cruz, l a Veracruz, captada inclusive en los
cuatro ros del Paraso Terrenal, en el Paraso Celeste y, finalmente, en la Ciudad de Dios que
debera implantarse en el mundo: la Nueva Jerusaln.
E l modelo bblico de la Ciudad de Dios o Jerusaln Celeste fue utilizado por la Iglesia para
conceptualizar su condicin de comunidad viviente. E n A m r i c a estuvo presente en los' rituales
para la fundacin de Santa F e de Bogot. Revitalizado con la Contrarreforma, en L i m a , despus del
Segundo Concilio Provincial lo hallamos en propuestas de organizacin social que repercuten en el
urbanismo.
Muchos modelos u r b a n s t i c o s comparten una matriz i d e o l g i c a y formal con los modelos
arquitectnicos, y se influencian recprocamente.
E l modelo de ciudad propuesto por las Ordenanzas de Poblacin de Felipe I I no se aplic totalmente.
Slo se conocen casos en los cules se hicieron efectivos algunos de sus artculos.
E l inters por la p r o d u c c i n cartogrfica se mantuvo constante en el siglo X V I I ; si bien por mot.vos
de defensa se limit su divulgacin.

A estas consideraciones se puede agregar otras apreciaciones de carcter mas especfico:

E l pueblo de indios de Santiago del Cercado en L i m a , es la respuesta a un proyecto social, religioso


y morfolgico que se relaciona con la ciudad ideal: la Nueva Jerusaln, destinado a unir bajo Cristo
diferentes "tribus" (indios de encomienda de diferentes etnias), desarroll la tipologa de la "cruz
de calles" recogiendo en su proyecto organizador influencias ideolgicas y morfolgicas qre se
relacionan a la ciudad ideal: la Nueva Jerusaln.
E l espacio urbano cuadripartido por la cruz de calles orientadas hacia los cuatro puntos cardinales,
remarcan una matriz cosmolgica, frecuente en ciudades ideales.
Los modelos jerarquizados se pueden reconocer en muchas poblaciones hispanoamericanas, sobre todo
a partir del ltimo tercio del siglo X V I , aunque ninguna ley urbanstica los propuso.
L i m a , capital del Vineinato del Per, a fines del siglo X V I contaba con tres zonas, planificada cada
una siguiendo un modelo diferente'": (Fig.1.35,36)
E n la traza fundacional de PizaiTo y Juan Tello se aplic un modelo p r a g m t i c o , a damero,
indiferenciado; probablemente no super las 36 manzanas.

C. Pacheco Vlcz, (1986:16,17) debiendo analizar el presente texto para su eventual publicacin por ia Universidad del
Pacifico, tuvo "la oportiinidad de revisar sin mucho deenimieno " su contenido (cfr. cita 15). Transcribi en su obra los
pargrafos que siguen a esta nota sin referir la proveniencia; involuntariamente por cierto. N.a

Al
E n la reduccin de indios de Santiago del Cercado se aplic el modelo bblico, cmciforme, de
la Nueva J e m s a l n .
E n el nuevo barrio espaol de San Lzaro en L i m a se aplic un modelo jerarquizado.
Estas tres zonas se integraron a travs de un tejido vial conectivo, no preconcebido, que
integr antiguas acequias que irrigaban el valle y viejos caminos. Pensamos que la primera
traza de Pizarro, no se s o b r e p u s f f l importante Camino Inca de la costa'^', al m x i m o lo
tocaba uno de sus ngulos. Poco despus la ciudad lo integr y es perceptible en un trecho del
Paseo de la R e p b l i c a y en el sector antes llamado callejn de la Recoleta, compuesto
actualmente por la cuadra del jirn Tambo de Beln que corre a un lado de la plaza Francia y
prosigue formando las cuadras 11 y 10 del jirn Rufino Torrico, as como en la orientacin de
edificios com'o el p ab ell n inclinado al fondo del patio central del Colegio de L a Inmaculada
(actual sede de la Universidad Federico Villan-eal).

L a ciudad de L i m a y en general los primeros trazados espaoles en el Per difundieron sus modelos
en el resto del rea andina llegando basta las poblaciones de Casanare en la actual Colombia. E l
trazado del pueblo de Santiago del Cercado ayud a la consolidacin del modelo urbano basado en
la cmz de calles que en e l siglo X V I comenzaba a difundirse y que sucesivamente encontramos en
Roma, Palenno y Mesina. De otro lado algunos autores consideran las mismas plazas cuadrangulares
surgidas despus en Espaa (Madrid, Valladolid), directas descendientes de la experiencia fundacional
en Hispanoamrica.
Las poblaciones del rea culUiral andina tuvieron diferentes suertes y orgenes: ^
Algunas cambiaron varias veces su ubicacin, antes de establecerse definitivamente.
Unas decayeron y unas desaparecieron al modificarse los polos regionales de atraccin econmica.
Otras se formaron e s p o n t n e a m e n t e cual producto de coyunturas infraestmcturales (puentes, etc.),
rituales (centros de d ev o ci n ) y s o c i o - e c o n m i c a s .
A cada asentamiento le fue reconocido, o confirmado con el tiempo, los privilegios correspondientes
a su rango de ciudad, v i l l a o pueblo.
L a vialidad y en general la infraestmctura territorial incaica se r e u t i l i z en el programa de
planificacin colonial espaol:
Ciertas ciudades fueron trazadas a la vera del camino real incaico, entre ncleos y adoratorios
indgenas; es el caso de la L i m a fundacional.
Varias se levantaron perfectamente " a caballo" del Camino Inca; sucedi por ejemplo con la villa
espaola de Amedo (Chancay) en Per.
Unos asentamientos se desarrollaron sobre restos de centros ceremoniales preexistentes: Cajamarca,
Vilcashuamn, etc.
Ciudades e s p a o l a s como el Cusco se fundaron directamente sobre una ciudad inca, o sobre
asentamientos indgenas menores despus de haberlos desplazado (Caete) o incendiado (San Lzaro
en Lima).
L a plaza-doble es un elemento que se repite en el urbanismo andino, cuya concepcin tiene una
innegable relacin ideolgica y formal con aspectos relacionados al sistema dual social y territorial
incaico: hanan y hurin. E l mayor conocimiento de la c o s m o g o n a andina, y en general americana,
ayudar idenfificar mejor-los elementos vigentes de esas antiguas culturas.
E n las ciudades coloniales e s p a o l a s y en las reducciones de indios parecen conservarse o recrearse
interrelaciones " e c o l g i c a s " ya existentes en la poca pre-hispnica, especialmente en lo que se
refiere al sistema vial, agropecuario y religioso-ceremonial. . . .

En 1982 ubiqu el trazado del Camino Inca de la costa en la planimetra de L i m a colonial. Ese trazado, no ubicado
hasta entonces, habia dado lugar a reconstrucciones erradas o incompletas de la ciudad, como las de Harth-Terr, la de
Bemales Ballesteros y las televisivas de J . Gunther hasta 1983. Comuniqu mi hallazgo a los estudiosos, entre los
icuales los arquitectos J . Baracco y J . Gunther E n diciembre de 1983 el dato apareci en la Introduccin y en la Nota
al Plano I de la obra de este ltimo. Planos de Lima 1612-1983, sin citar fuentes; C. Pacheco Vlez (1986: 16,17)
confirma mi hallazgo. N.a.

48' . - .
> M H V . 9
Arx Flortntbc fundii^Tufru DocbAtrxandH Mdicti FlortiKte.

I . ] : H o r s c o p o en piedra para una fundacin. Florencia, 1534.

1.2; Paila, Per. Ataque de Spilbergen en 1615. Una palizada y un canal protegan la poblacin.
Frankfurt, ] 631 {En Historia Antipodum Oder Newe Welt de M e n a m y Gottfried).

49
'HS?r3iVrlla de GuiTicibelicAr^

1.3: Huancavelica, Per, X V I I I . Los "barrios de indios" de L a A s c e n s i n (n 11), San Cristbal (n 12)
y Santa A n a (n 8) existan y a en el siglo X V I . N t e s e el desarrollo linear de Yananaco (n13) sobre el
canaino a la mina ( D ) ; y el mercado al abierto o gato situado detrs de la crcel, y a la derecha de las casas
reales, a diferencia de la reconstruccin hecha por Contreras, 1982. Publicado indito en 1989 por el
autor. (Foto A G N A ) . - .

E O R V N D E M
C A S T R O R V M
; DISPOSITIO. MVNDVM
rcferens, & Templum.
'*

m
1.4: O r g a n i z a c i n a s t r o l g i c a del templo de
11 H S a l o m n , 1604. ( E n Villalpando).

50
1.5: Cusco, Peni, 1556. Trazado imaginario que se considera inspirado en un prototipo iconogrfico
dei Templo de S a l o m n . Venecia ( E n Delle navigaoni el. viaggi de G . B . Ramusio),

1.6: Tambo de Hurin-Jauja, Per, 1880. E l adoratorio Inca sirvi de base a la capilla cristiana. (-2n
Wiener).
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1.7: H u n u c o Pampa, Per, (1539). P o b l a c i n inca. H a r t h - t e r r (1964) hizo los levantamientos


e identific como e s p a o l a s las construcciones de la plaza. Morris (1976) sugiri la traza vial del
asentamiento central e s p a o l ; Gasparini p l a n t e l a u b i c a c i n de la iglesia sobre el ushno inca y de la
efmera plaza e s p a o l a . ( E n Gasparini, 1977). -. - - '

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modelo m i l i t a r " nOOFlO -lEGAl-
1.8: Modelos m o r f o l g i c o s en el
urbanismo andino del siglo X V I .
nOOELDS JERARQU1?AD05'
(Grfico del autor, 1986)
1.9: Pisac, Per, ( X V I ) . Reduccin indgena con iglesia paralela a la plaza (como en Arequioa) antes de
construirse una peipendicular en cemento que desvirtu el modelo. (Foto de inicios del X X ) ^

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G, r.'i.'.l'inio i!c ! j v l ( , T , r t t Q C a n i l .,0 n'f j^F-.J.lv.'^u.i.
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M U twit it,,>m- .fr.iitir

1.10: Saa, Dptc de Trujillo, Per, 178.5 ca. Levantamiento con L a guadras que componan la Cmdad
antes de la nana. Q- Camino de Lambayeque o camino real de la costa; OA?co que avia a la entrada
(En M a r t n e z C o m p a n : B P R , M s 343). . . ,

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Dell Architettura de Cataneo).
(Campamento antiguo). 1567 ( E n
^

n ^ ' ' ' ^ ^ S i : (Campamento de h o y ) . 1567 ( F n


Arc/zrerura de Cataneo). . , ^tn
A- fjjicriA.

G Qucriicro rl

4 ^oturte'

.13: Campamento militar con trazado


cruciforme, 1626. ( E n Brancaccio)

1.14: Jerusaln Celeste. D c a d a de L''60.


Martn de Vos. Convento jesutico-mi seo
de Tepoxtotln, M x i c o . Pintura al leo
(Foto L a Maza).

55
1.15; Jerusaln Celeste, X V I . M. De Vos invent.
A. Collaert sculp.z. Amurallada con calles en cruz
y plaza como el original de Vos existente en
Mxico ( A L M C ) .

1.17; Jerusaln Celeste, X V I . Prototipo cruciforme de M . de Vos amurallado con brazos en cruz y plaza
ochavada, como el pueblo de indios de L i m a . ( A L M C )

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Q.

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1.19: P a l e r m o , 1 6 7 1 . A m u r a l l a d a con
trazado c r u c i f o r m e y p l a z a ochavada
construida finalizado el X V I , veinte aos
ms tarde que la peruana. ( E n Viriclariuin
Bonherbae).

. COMSEBERACIOI/I

II II il (I



i 11

1.20: Jerusaln Celeste. Inicios X V I I . G u a m n


Poma de Ayala ( E n La Nueva Cornica y Buen
Gobierno).

58

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1.21: S,n (Prov^ de Pataz), Per, 1823-1832. Misin creada por los franciscanos. Cruces enlas esquraas
de la plaza. ( E n Poeppig Rejse in C h e , Per und auf de Amazonasstrorae, Leipzig.)

frxpi.rc^ciiiN
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1.22: Sin (Prov. de Pataz), Per, 1783^1785. Misin franciscana de Ocopa. Planta mandada hacer oor
Martnez C o m p a n , obispo de Trujillo ( B P R , Ms 343).

59
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1.23: Pueblo de indios, (1567). Matienzo. E n Gobierno del Pir ( B V , Ms. Barb. L a l . 3585).

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del crcel Del padre
Corregid OT


Casa . de

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Casa
de.
Casa.

de
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1.24; Pueblo de indios, (1567). Matienzo. E n Gobierno del Pir (De


Lohmann, 1967).

1.25; Liorna, Itaua, ( X V I ) . Plaza principal (Grabado, X I X ) .

61
1.26: L a Valeta. Malta, X V I . Prez de Alesio. Pintado a nuestro parecer durante su permanencia en esa
capital (1576-81) cuando trabaja los frescos que celebraban la toma de dicha ciudad ocumda en 1565.
De regreso a Roma en 1581 c o m e n z a grabar esos frescos para su publicacin, antes de pasar a E s p a a
y Per, goceto al leo (National Maritime Museum, Greenwich, U . K . ) .

1.27: L a Valeta, Malta, 1582. Prez de Alesio. Difiere de la versin pintada conservada en Greenwich.
aunque es idntico al fresco de la Galera de Cartas Geogrficas del Vaticano: si no fue el autor de este
fresco estuvo en contacto con Ignacio Danti a quien se le atribuye la autora entre 1580 y 1583. Roma.
Foglio Dcimo quinto. Primera edicin de un l b u m de 16 l m i n a s hoy dispersas. Roma.

6?
1.28: Jerarqua temporal, 1579. Diego Valad( s,
Perusia ( E n Rhetorica Cristiana).

1.29: L a r i , Pueblo de indios. Valle del Coica,


Per. Modelo jerarquizado de fines del siglo X V I
inspirado en el castrum romano, con c a le
central, eje de la plaza y de la iglesia (en lugar
del pretorio). Dos siglos d e s p u s , el cemente-io
levantado fuera de la p o b l a c i n al lado opuesto,
c onfirm la funcin simblica de ese eje (Foto
# J M G. Johnson, 1930).

11
il

63
1.30: Chivay. Pueblo de indios. Coica, Per. Plaza. Modelo "jerarquizado" con calle axial a la plaza
principal y a la iglesia (Foto G. Johnson, 1930).

1.31: L i m a , 1611. Abajo.- Parroquia


de San Lzaro, sobre e l eje del
manzaneo del nuevo barrio ( A G I , M y
P, Per y Chile, 6)

64
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1.32: Alojamiento del exrcito, Angol, Chile, 1637. Campannento


militar e s p a o l frente a la p o b l a c i n . A G I , M y P, Per y Chile,
175 (Grfico del autor, 1986)

1.33: Nueva P a n a m , en el sitio donde se est mudando, 1673


(AGI, M y P, P a n a m , 84),- , '
^
tierras que lindan con los de malo

Mesn que se
da a la V i l l a
por propios
de

csmiccns

/ < . 2WJU3 ap B[ uoD uapu] anb tBi9ii .

(Mi, 315 X 434 mm; pluma y cij'-boLciJlo: A G ! , M y Pciij y Cliilc, 2 3 6 ) . Copiacodc; originoL Scviia, g. 03,1984, LM-C

^ EB gris los Simares asignados a poblfldoris

'' 1.34: Traza de la Villa de San Julin de Cuenca y Figueroa, junto a Caraz el Viejo en la provincia de
, Huailaspor el Gobemador Diego Nez de Figueroa, 1595. E s t a V i l l a que tuvo corta vida, fue edificada
por orden del virrey Garca Hurtado de Mendoza (1589-1596), al haberse descubierto importantes
yacimientos de plata en COLQUE POCRO (pozo de plata); ordenando adems que trabajasen^en las
minas, como mitayos: 350 indios de la provincia de H u a y l a s y 250 de l a provincia de Conchucos. Este
tfazado fue enviado a la Corona con documento de ] 596. E s un ejemplo tangible de la reiteracin del
"tnodelo p r a g m t i c o " a pesar de y a existir- como hemos anaUzado- el "modelo legal" desde 1573, que
estableca otra distribucin urbana. ( A G I , M y P, Per, 236). Grfico hecho por el autor en base al
original localizado en Sevilla, 1984.

i .

66 . ' V ;

.. . , . .

>
L i m a y sus tres modelos urbanos trazados a oriente del camino inca de la Costa:
A - E l modelo " p r a g m t i c o " hecho trazar por F. Pizarro en 1535 ... .
B - E l modelo " b b l i c o " cruciforme del pueblo de indios de Santiago del Cercado hacia 1571
C - E l modelo "jerarquizado" con eje central del nuevo barrio de espaoles de San Lzai-o en 1590.
D-Tejido " c o n e c t i v o " que sigue antiguas acequias y caminos incas; se han s e a l a d o como
r e ctn g u lo s de color gris los restos de "huacas" o promontorios idendficables an bien avanzada
la Colonia (Grfico del autor, 1983). .,

67
Il flili . iLi llrlifilliiti^

IJ36: L i m a , 1 7 5 L John Andrews. S e a l a m o s con lnea entrecortada el trazado del camino Inca y a en
desuso y cortado por las murallas. A l centro en gris, el modelo " p r a g m t i c o " de 1535. Abajo, en negro, el
n'iodelo "bblico" del pueblo de indios de Santiago cercenado en 1687, al constmirse las murallas de la
capital. A l centro a la derecha, el modelo "jerarquizado" de San L z a r o (1590) con la iglesia del mismo
njombre al fondo de la perspectiva. Grabado. E n "Plans of the principal cities in the world". John
Stockdale. Londres. 1771 ( A L M C ) . n
/

1.37: Virgen de Cociiarcas, X V I I I . E l pueblo tiene una plaza-doble. E l sector c i v i l tiene una fuente
y un rbol, con evidente funcin simblica, bajo el cual se encuentra reunido un grupo de personajes.
E l sector religioso esta constituido por el amplio at)-io cercado de l a iglesia; con cuatro "cepillas-
posas"'^' en las esquinas. Pintura al leo. Detalle. Propiedad particular. (Foto del autor, Roma. 1980)

Se denomina "Capillas-posas" a las Capillas exteriores en las que se efecta funciones religiosas, especialmente
durante las marchas procesionales. N.a. . _

69
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