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Emilio Carilla La Literatura de La Independencia Hispanoamericana

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Emilio Carilla

~~ /A~.
"'V--
L"a literatura
de la independencia
11ispanoalnericana

(I''1eoclasicismo y prerromanficismo)
Ofrezco aq [d la vision de una epoca literaria en His-
panoamerica. Epoca que, por diferentes motivos, suele
verse casi siempre en fundon dt, otros momentos litera-
rios. En alguE<lmedida (y a trav<:sdel subtitulo que pro-
p9ngo) pareci~:~Q.que tal fisononia no se altera mayor-
mente. No idero borrar del todo esa sospecha, aunque
espero que ,,~1contenido del tralHjo justifique la necesi-
dad de cierta ;:r..ltonomia particubrizadora.
El hecho de haber pensadJ ':11 un publico arni)}io
explica -crco -- laestructura df: L\ obra. He sacrificoldo
algunos mate~riales 0 pruebas er, los primeros capJtulos
(0 eapitulos g;e:lerales) y, por e1 eontrario, me he dete-
nido en las in6ividualidades que considero resaltadoras.
De tal manera,_ el libro tiene 'dos partes esenciales, sub-
rayadas, si se Lpiere, por la equivalencia euantitativa. .
Por otra parte, razones de limitaci6n me han obliga-
do a omitir Jl(}':asy bibliografia, caudal que espero mos-
trar en un tratamiento desarrollado del tema. Con todo,
me in teresa dedr que eada dato esta respaldado en un
conocimientc c.ireeto delos tu:tos y en 10 que considero
bibliografia fl1'ldamental sobre el tema. Con respect0 a
sectores comprimidos 0 evitados (sobre todo, aspectos ge-
nerales de las doctrinas, la lengua, la metrica), creo com-
pensar ciertas ausencias en 105 analisis de los autores es-
tudiados especialmente. No desIL1erezeo,por otra p::n:te,
la importancia del siempre fatigoso reeuento de las lee-
turas e influencias, pero quiero recordar, al mismo tiem-
po, que no ~e justifiea aqui un estudio minudoso de ellas.
En 10 que se reiere al titulo, es evidente que, en
principio, nombres como La Literatura de La tpoca revo-
lucionaria) 0 como La literatura de La Independencia)
nos producen una sensaci6n de rechazo. Una exclusiva
denominaci6n politico-social resulta siempre infiel al
apJ.icarIa a fen6menos culturales y, en particular, litera-
rios. Esto, aunque 10 politico repercuta tan directamen- ESCRITORES PR6CERES
te en las letras de la epoca. De ahi la necesidad del doble PERiODO Y NOllifBRES
titulo que -me parece- refleja de manera adecuada el
signa llamativo y personalizador del momento. En fin,
esto tendremos oportunidad de verlo con hdgura a 10
largo del estudio. .

Con los primeros afios del siglo XIX entramos en una


nueva y capital etapa en la vida de los pueblos hispano-
americanos. Nada menos que aquella que marc a el final
de la Colonia, las revoluciones de inde pendencia y sm
primeros afios como nadones. Y, unavez mas, los datos
politico-socialcs imponen su necesaria consideraci6n en
Hispanoamerica, si es que no se quicre (lebilitar 0 equi-
vocal' la comprensi6n del fen6meno literario.
Aim mas: es en este momento clonde mas estrecha-
mente se ligan 10 politico y 10 literario. Por razones ob-
vias. Sin exclusivismos que desorienten, y sin olviclar
otros factores, no puede desconocerse el peso que tiene Ia
obra escrita (clentro de un ampEo concepto de 10 (llite-
rario") en la predica revolucionaria; no puede descono-
cerse,como veremos, la significaci6n del libro y, SOble'
todo, del perioclismo, en aquellos afios. "if, por supuesto,
como raiz de tales manifestaciones, no puede descono
cerse que la mayor parte de los hombres destacados que
intervienen en la lucha emandpadora (y aun mucJIWl
de 10s militantes) tienen tambien relieve "cultural". Pm
otro lado, 1a mend6n de 10 "cultural" lleva implkito
entonces el contenido de escritor u hombre de lctras. No
hay, pdcticamente, otra situaci6n.
:rvluchosanns dt:spues, en el prologo a una obra de Ri- aval que la capaeidad y 1a adhesion a las ideas revolu-
cardo Palma, 1::scribi6Luis Benjamin Cisneros:
. .
Clonana 5.
Casi no hay en toda la cadena de republicas que bafia el Pa- D~ Esta manera, nos explieamos facilmente la aetua-
cifico un solo r,ombre literario que no sea al mismo tiempo un cion e importancia que, h. era de la patria, alcanza un
nombre politico. nutrido grupo de hombres: Simon Rodriguez, en Chile;
Heredia, en :rvlexico (estuvo tambien en los Estados Uni-
Esto 10 deda Cisneros bien ava:'"lZadoel siglo. Nos
dos); Bdlo, en Chile; :rvIiralla, en Colombia, Oloa y l\Ie-
otros agregarc-mos que era valido no solo para las reFu-
blicas del Pacifico sino tambien pa:::-alas del Atlantico. xico (estllvo tambien en 105Estados Unidos); ]\Tanuel del
Y que era singuiarmente valido para la epoca de la In- Socono Rodriguez, en CoJ.of.1bia;J. Cecilio del Valle, en
dependencia. IVIexic0;Rocafuerte, en l\Iexico; Juan Egaiia, en Chile;
Irisani, en Chile; Garda dd Rio, en Chile; Vera y Pin-
La coinc:ideneia 0 aproximaclSn de los pIanos se
impone con rO':uado peso. Las vicisitudes del momento tado, en i:hile; Camilo Hc:nriquez, en la Argentina; Pa-
obligaban a l()~;mejores. Mas aun, eran los mejores (con zos SiJva, en la Argentina; Blanco Encalada, en Chile ...
muy contadaE, excepeiones) 105 que perseguian ahinca- (Cast de inmediato se agregara, como ramificaeion
damente la irtdt:pendencia. Como van a ser los mejores especi'll, la protecei6n a eUJ'opeos de alglin prestigio que
los que, despnes de la Independe:'J cia, siguen ligados a llegan hasta el continente: lose Toaquin de ~lora, en la
las mil penurhls de 105nacientes pa~')es. La significaci en Argenth:;t, Chile, Peru y B~)livia: Pedro De }~.ng"elis,en
del momenta obliga a sacrificios y r:'nunciamientos, de 1a la Argent;na; Rafael l\:fonvic!1e,liberal espanol, en Chile.)
misma manen. q.le es licito admitir que la pasi6n poJi.
tica llego a en tlFbiar, con frecuenc ia, las ideas. En fin, Repnando en los americanos, la situaei6r: que ofre-
si es valido aceptu una epoca en que no hay lugar para cen n,) es otra cosa que eJ reconocimiento de una cerca-
los neutrales, creo que esa epoca no puede ser otra nia, de una hermandad americana con rakes comunes,
que esta. que sobrevive ahora en la independencia mas a11ade las
Por ultimo, quiero seiialar en aquellos tiempos una fronteras que se establecen. No oseurecida. 0 fuera, to-
consecuencia taifI:-tbien.previsible. ~Ie refiero a la sensa- davia; de resquemores nacionalistas que, afortunadamen-
cion, mas al1i~de limites nacionales que se establecen, a te y ~alvo contadas excepeiones, no han prevalecido en
la sensaci6n -repito- de una gran patria hispanoameri- Hispanoamerica.
cana. Por supue:;to, nada tienen que ver aqui enuncia- En Fn, no me parere inutil, al terminar estos pirra-
dos 0 ideales de :rvIiranda y Bolivar. En todo caso, est0s fos, tr2.c:l a coladon un rasgo social de la cercClnaepoca
eran la derivaci6n natural de una realidad palpable. C():.L colonial. Epoea en que la nocion del vocablo "paisano"
posterioridad, esa sensaci6n se' atenua 0 sufre diversas tenia una dimension geografica que, sin duda, despues se
alternativas, pero, en aquellos aiios, me parece evidente. estreeh6.(Recordemos que el santaferefio Velasco y Zo-
Y la prueba mas palpable es la facilidad con que unos rrilla, desde el Virreinato de Nueva Granadl., llamaba
americanos son recogidos 0 protegidos en otras regiones,
"paisana" a Sor Juana Ines de la Cruz, de la Nueva
en la rapida idcntificaei6n con la nueva tierra y hasta en
EspaiizL)
la posibilid.ad .de 10grar altos cargos publicos, sin otro
en u~ libro y a~ t~l~ar un mas ext.endido caracter de ge-
neraClOnes. (PnmItIvamente, conslderaba las generacio-
nes a partir de 1800.) De tal modo, el periodo cambio
Es posible que en el reconOCImlento de esta etapa asi: "1790-1822. Independencia: el patrieiado prerro-
literaria (que abarca aproximadamente el primer cuarto mantico".
del siglo XIX) influyan diversos factores. Es posible. Por ~?rique An~erson Imbert, par su parte, procurando
10 pronto, la penetracion decidida -y consciente- del concilrar generacIOnes y cronologias cambiantes, estable-
romanticismo, hacia 1830, marca "ya uno de los limites ~e esta etap~ desde ~808 hasta 1824. Y puntualiza que se
extremos. mcluyen alII 10s nacldos entre 1780 y 1800~
En el otro lado, result a quiza mas dificil marcar una Par ultimo, y para no abultar demasiado las citas
feeha. Por diversos motivos: nose trata, en primer lugar, Jose Juan Arrom establece en su Esquema generacional
de una irrupcion estetica, sino de Ulla continuidad en d.e [as tetras hispanoamericanas 10 que llama "La genera-
relacion a un neoc.lasicismo que llega a estas tierras can CIon de 1804", que extiende de 1804 hasta 1834. "La
algun retraso. Pero una creciente literatura politica apa- generacion de las libertades", aclara.
reee ya a fines del siglo XVIII y se acentlla en losprimeros Repito, pues, que hay coincidencia en 10 esencial.
anos del siglo XIX. " Sobre todo, teniendo en cuenta que es coincidencia de
De esta manera, no puede extranarnos que er: perio- fonda, centrada particularmente en los ailos de las revo-
dizaciones recientes (y, sabre todo, que ofrecen ciertos luciones. de indepen~encia. A eso se agrega el earacter
fundamentos) no haya coincidencias totales, autique s"i predo~,mante de la 1.Iteratura de la epocay la no diicil
ofrecen coincidencias que conviene llamar esendales. captacIO~ de los escntores que configuran, precisamente,
Pedro Henriquez Urena ("A tout seigneur, tout hon- este penodo.
neur") eseribio, sabemos, un libro fundamental sobre Las
Sin embargo, como no hay hechos nitidos que mar-
corrientes literarias en lo..America Hispanica. En el, si quen, sobre todo, la feeha inicial, creo que pueden man-
bien hace hincapie\ como corresponde, en las "corrientes
tene~se las fechas extrem~s que sefiala Pedro Henriquez
literarias", no deja de reparar en la evidente interpene-
yrena:. ~~00-1830. Las clfras redondas indican ya cierta
tracion que existe en el continente entre literatura y so- ImpreCIsIOn,pero es la imprecision que surge de las cau-
ciedad. Pues bien, Pedro Henriquez Urena senala un pe- sas apuntadas. Por otra parte, no conviene dar a tales
riodo 0 etapa que se extiende desde J~QQ"hasta 1~30y 10 fechas .mas importancia que la que realmente tienen: la
destaca con el nombre de "La declaracion "de la iridepen- de limItes un tanto provisionales, defendibles hacia aden-
dencia intelectual".. . tro (por c.aracteres que 105 personalicen) y hacia fnera
A su vez, Jose Antonio Portuondo establecio (aun- (en el conJunto de las etapas 0 periodos).
que no desarrollo fundamentaciones) una periodizaci6n
de las letras en Hispanoamerica siguiendo bastante de Tambie?- por las causas apuntadas, es posible que
cerca a Pedro Henriquez Urena. Prueba de ello es que~ algunos escntores (no muchos) se justifiquen muy vaga-
en un comienzo, coincidio con las fechas extremas (1800- mente en el recuadro de este momento. Pero esta es con-
J~~g2~" con solo el cambio del titulo. Llam6 a este-pe~ ~ingencia explicable en. todos los tiempos, y mas atm en
riodo "El patriciado pr~rrornantico". Este primer esbozo las letras hispanoamencanas, en razon de la amplitud
sufrio mas tarde algunas modificaeiones al reproducirse geografica que encierra su nombre.
Ademas, como no pretendo el absurdo de divisio- He aqui la serie que atiende, sobre todo, a la. con-
nes geometricas, creo que el cad.cter de esta epoca (en dicion de escritor: Gregorio Funes (1749-1829), Jacobo
relacion can las revoluciones de independencia y a la de Villaurrutia (1754-1833), Hipolito Unanue (l758-
literatura de h epoca, ligada, en buena parte, a esas 1833), fray Cayetano Rodriguez (1761-1823), Manuel de
luchas) permite ciertas incorporaciones, especialmente de Zequeira y Arango (1764-1846), fray Servando Teresa
10s que se perfil an hacia fines del sig10 XVIII y que alcan- de Mier (1765-1827), Rafael Garda Gcyena (1766-1823),
zan aproximadamente el primer cuarto del nuevo siglo. Cami10 Henriquez (1769-1824), Simon Rodriguez (1770-
Naturalmente, de hombres que ticHen que ver con los 1854), Damaso Antonio Larrz.rraga (1771-1848), Lui~:A.m-
rasgos literarios del momento. brosio :Morante (1772-1837), Mariano del Campo :La-
Con menos claridad resaltan los que inician su pro- rraondo (1772-1860), Carlos 1vIaria de Bustamante (17:14-
duccion en anos fronterizos, hacia adelante. En general, 1848), Francisco de Covarrubias (1775"-1850), Jose Joa-
es el romanticismo el que nos sirve de elemento escin- quin Fernandez de Lizardi (1776-1827), Jose P'er,;z de
didor. De todos modos, y fueni de estos problemas de Vargas (1/76-1855), fray Francisco de Paula Castaiieda
situacion (por otra parte, inevitables), son los abundantes (1776-1832), Lorenzo de Zavala (1778-1836), Jose lv~arIa
nombres que se marcan hacia el centro los que determi- Gruesso (1n9-1835), Vicente Pazos Silva (1779-3.8S~:),
nan y defienden con nitidez la etapa. Jose Joaquin de Olmedo (1780-1847), Jose Joaqu:n de
Circunscribiendonos a nuestro momento, conviene Larriva y Ruiz (1780-1832), Bernardo Vera yPbtarlo
agregar una circunstancia particular, aunque explicable (1780-182';,),Joaquin Maria del Castillo y Lanzas (178~.-
de sobra por tado 10 que hemos dichl). Si bien el pedodo 1878), And.res Bello (1781-18;,)5),Jose 1vlanuel Restrepo
10 constituyen t;picos "escritores", es injusto dejar de (1781-1863), Francisco Sanchez de Tagle (1782-1847),
lado a hombres que a1canzaron su ],:;!ievemas alto como Manuel l .. menzo de Vidaurre (1783-1841), Anastasio de
libertadores, gohernantes, militaTes, etc., pero que deja- Ochoa y Acuna (1783-18331 jose Joaquin de 110ra (1783-
ron tambien PIuebas de ~lguna virtud literarla. En de- 1864), Jose Maria Salazar (1785-1828), Luis Fern:ind;z
terminados casos, hasta suelen darse curiosos equilibrios. del Rincon (1785-1841), Vicente Lopez y Planes (1785-
Con todo, no resulta dificil separar a los escritores que 1856), Esteban de Luca (1786-1824), Antonio Jose d.e Jri-
logran su prestigio 0 deben hoy su supervivenciaa 1a sarri (1786-1868), Jose Maria Pando (1787-1840), And:ces
condicion de escritores, de los que, teniendo 0 mostran- Quintana Roo (1787-1851), P. Felix Varela (1788-:t85g),
do algunas condiciones, logran su mayor altura en otras Bartolome Hidalgo (1788-1823), Jose Fernandez Madrid
disciplinas 0 menesteres. (1789-1830), Jose Antonio Miral1a (1790-1825), Francit,co
Sobre e=..tabase, podemos ten tar ahora la nOmina Acuna de Figueroa (1790-1862), 1vIanuel Carpio (1791-
-sin pretensiones de agotar el repertorio de nombres- 1860), Mariano 1Ielgar (1790-1815), Lucas Alandn
que hace posible este periodo de la~ letras hispanoameri- (1792-1853), Juan Cruz Vareh (1794-1839), Jose 1'vI3::-ia
canas. La nomina y, al mismo tiempo, la elemental distin- Luis Moia (1794-1850), Juan Garda del Rio (1794-
cion (escritores 0 escritores pr6ceres, pr6ceres escritores) 1856), Juan Crisostomo Lafinur (1797-1824), Jose Anto-
que marcamos. De mas esta decir que la serle no tiene, nio Saco (1797-1879), Jose Trinidad Reyes (1797-1855),
en principio, ningun afan de mostrar categorias de valor, Jose de 1a Luz y Caballero (1800-1862), Jose Joaquin Pe-
y solo pretende un simple orden de acuerdo con las fe- sado (1801-1861), Luis Vargas Tejada (1802-1829), Jose
chas de nacimiento. :Maria Heredia (1803-1839).
del siglo XIX, hechos que tienen como actores a la mayor
Y, por otro lado, el caso de l~s pr~ceres (gobernan- parte de los escritores citados, clan un sello especial y
tes, militares, inspiradores revoluclOn.anos,. etc.) que al- caracterizador a la obra literaria.
canzan su culmina cion fuera de 10 hterano, aunque se
De ahi surgen tambien ecos paralelos a los episo-
ligan a ello: Francisco de Miranda (1750-1816), NIiguel
dios hist6ricos, sobre todo en los afios de las revolueiones
Hidalgo (1753-1811), Antonio Narifio (1765-1823), F;an-
y de las luehas mi1jtares. Y algo notorio: dentro de la
cisco Antonio Zea (1770-1822), NIanuel Belgrano. (1/70-
lista citada, no siempre los mas j6venes (salvo el easo de
1820), Jose Nufiez de Caceres (1772-1840), Caml10 To:
Heredia) son los que se aproximan mas al romanticismo.
rres (1776-1815), Jose Nlejia Leque:-ica (1777-1813), Jose
de San JVIartfn (1778-1850), Manano lVIoreno. (1/78~ En fin, ereo que la repercusi6n del momenta poli-
1811), Jose Cecilio del Valle (1780-1834), Bernardu~o RI- tico-social -moment.o de indudable trascendencia- aI-
vadavia (1780-1845), Simon Bolivar (1783-1830), Vlcen;e canza deeisivamente al fen6meno literario y expliea con
Rocafuerte (1783-1847), Bernardo NIonteag.udo (178/- claridad los rasgcs que apunto.
1825), Francisco Morazan (1792-1842), FranCISCOde Pau-
la Santander (1792-1840). .
Repito. No tendria aqui sentido pretender una sepa-
racion rigida. Por eso me parece valida, en general,. la
clistincion entre "escritores proceres" y "pr6ceres escnto- Si bien el libro no va a encontrar todavia, a traves
Tes". Es derto, tambien, que no todos 10s escritores alcan- de ediciones, una expansi6n mayor que la que habia
zaron la categoria de 'pr6ceres" (y no entro aqui a pre- alcanzado, en general, durante la epoca de la Colonia (y
cisar e1 concepto), pero tambien es cierto que nunea como no olvidemos que abarcamos su final), ~l gran medio
en esta epoca, y por las razo~es apuntadas: se. dan tanto,s para la difusi6n de las idea~y las letras s~r:~~~!_R~!~?~isIIl
ejemplos que concilian aJ?tltu~es (u obhgaclOneS! .poli- Ya el siglo XVIII europeo marcaba el ejemplo a se-
tico-militares y aptitUdes hteranas, en g:-ados.pre~lslbl~s. guir, ejemplo que se trasunta en Hispanoamerica a fines
Dentro de los nombres citados hay testlmomos bIen Slg- de la centuria. P'ero van a ser -repito-'- los primeros
nificativos de esa proximidad, si bien el encasilla.miento afios del siglo XIX los que nos muestren el punto de par-
aspira a una dimensi6n continental, mas, q~e naclOnal 0 tida de una nutrida serie de publicaeiones peri6dicas por
local. Asi, sin desconocer altos cargos pubhcos ocupados todas las regiones de America. Las mas de ellas, de vida
por un Olmedo 0 un Fernandez NIadrid, valgan los ejem- efimera, pero sin que tal sino desmerezca el valor con-
pIos, su relieve 0 super~ivenci,: mas ni~ida (aun en el junto que ostenta aquel trabajoso comienzo del perio-
caso de Fernandez 1Iadnd, escntor medlano) correspon- . dismo hispanoamericano.
de a] sector literario. '-- El momenta era, sin duda, propicio. El siglo XVIII
Dentro de otra perspectiva, una divisi6n cron?16gica europeo habia encontrado en la prensa peri6dica un me-
puede, a su vez, trazar particiones internas y dIsponer dio adecuado para difundir "cultura" popular, para ex-
dos 0 tres secciones sucesivas en la epoca que abarcamos. tender ideas, para haeer conocer obras literarias y nocio-
Con todo, veo que tal partici6n r;sponde a ~asgos exter- nes prieticas vinculadas alas artes y oficios, aparte de 10
nos y no a rasgos esenciales, tra~andose preClsamente d; que signifieaba como medio para la difusi6n de las noti-
escritores. La verdad es que los Importantes hechos. polI- cias inmediatas.
tico-militares que se desarrollan en Amenea a eomlenzos
'rales caraeteres se mandenen en ei perioclismo his-
pano2.mericano, y este vehi~ulo cre:e, de ~anera ext~a~
ordinari2., a partir de los pr~meros anos d.e; s.Iglo. En fIll.
es explicable que en estas tlerras los penodicos d~n par-
ticular importancia a to do . ~quello que s~ rehere. al
momento politico-social y rmhtar, al comero?, a la vIda
economica en general, pero no por ello olvidan, en la DEPENDENCIA E INDEPENDENCIA
medida de las posibilidades y espaeio disponible. las ma- CULTURAL
nifest 3.eiones Ii terarias. EDUCACI6N LITERARIA, LECTURAS
E INFLUENCIAS

Durante la epoca colonial, no hay (no puede haber)


lee ;araciones de inderendencia cultural, de americanis-
n~o literario. Bubieri sido ese fenomeno eontradictorio
con la situacion que Crecia America.
Lo que hay en 1a epoca colonial son mas bien testi
monios indirectos de una fisonomia amerieana en obras
(de amerieanos y espafioles) que se escriben en America.
o oien, como oeurre en el caso del mexieano Juan Jose
Eguiara yEguren, la deensa de 10s americanos, tacha-
(1.(15 en Europa de ignorantes. Defensa que determina en
Eguiara un copioso indice de nombres y de obras escritas
en ,estas regiones. Manifestaeion de calor patriotico, con
;)l}lor propio ameri~;lno, aunque -no sin cierta paradoja-
escdta en latin. Y antes de Eguiara, los ecos favorables
qu:: encuentran algunos .diseursos de Feijoo, estos, S1, en
defensa de 10s americ:mos.
Como vemos, resonancias amplias, sirnpaticas y nada
peligrosas, que hablan de un orgullo, de un deseo de
aLrmacion y de ansi2.s de fijar manifestaciones artisticas
o negadas por los eUfOpcoS (Feijoo y algun otro son la
c:..cepcion).
indepenclencia, E1 poema' se presenta asi como el nece-
No in teresa aqui que el ardor de la defensa llevara sario complemento de una epoca historica que, por cau-
por 10 comun a exagerar virtudes. En todo caso, era el sas de sobra eonocidas, no habia tenido oportunidad de
explicable abultamient? que s.e defendia asi del ext~emo plantearse tales problemas. Como si fnera me:nester pri-
opuesto: la tacha negatlva na,Cldaal otr,o lado del ocean~. meTO asegurar la independencia politica antes de aden-
Repito. Era esto 10 que la ~pgcapg<:ll_adar. No doctn- trarse en 10s mas dificiles vericuetos de la independencia
nas Ilacionalistas, ni ensayos ambiciosos, refirmadores de intelectual. .
la individualidad contiIlental. 51, hilos mas 0 menos su- Tampaco resulta casual que sea precisamente don
tiles, perceptibles desde los tiempos de la Conquista, que Andres Bello quien nos, introduzca en forma decisiva en
hablan ya de una expresion americana. tal planteo. '
. ~a A locuci6n a la poes{a es la profesi6n de fe ame-
ncamsta del poeta, AlIi pide a la Poesia que deie 1a
"culta Europa" y se diriia II mundo de Colon. En Ame-
Es natural que el planteamiento teorico del ameri- rica promete Bello a la musa la vistosidad de su cielo sus
canismo literario nazca como una derivacion de la inde- dimas, su paisaje primitivo, rico y varia'do:' '
pendenda politica de los paises hispar:oamerieancs., Y
mas natural aun, que fueran los romantlcos los que des- Divina Poesia, .
tu, de la soledad habitadora,
arrollaran con mayor frecueneia y fervor este atractivo a consultar tus cantos ensenada
topico, pOT 10 comlin ligado a obras que querian ser con e1 silencio de la s~lva umbria;
aplicacion de aquellos princi pios. tu a quien la verde wuta fue morada
Era -repito- la derivacion de la independencia poli- i e1 eco de los mont~s compania:
tiempo es que dejes ya la cult a Europa,
tica que buseaba los mas tenues y complejos hilos de la que tu nativa rustiquez desama,
independencia inteleetual, Y se afanaba por encontrar i dirijas e1 vuelo adonde te abre
la "expresion de Ameriea'~. Por otro lado, no cabe duda e1 mundo de Co16n su grande escena.
de que ideas e ideales del romanticismo europeo daban Tambien propido a1li respeta el cielo
la siempre verde rama
puntos de arranque feeundos. Reeordemos, sobre todo, con que al valor coronas; ,
un difuso herderismo Y aun t:;ID3Sde libros europeos. tambien am la florecida vega,
Recordemos, de manera mas restringida. manifestaciones e1 bosque enmaranado, el sesgo rio,
que ya habian aparecido en 105 Estados Unidos. colores mil a tus pinceles brindan;
i Cefiro revue1a entre las rosas;
Por supuesto, punto de arranque. Con el tiempo, la i fulgidas estrellas
blisqueda del "amerieanismo" pasa a ser tema desligado tachonan la carroza de la noche. , .
del eeo de obras europeas. - Razon de propiedad y, tam-
bien, de urgeneia. La A locuci6n a la poes{a es, sobre todo, el optimista
Un hecho augurador de indudable trascendencia 10 prog~ama-vati:inio ~e Andres Bello. Programa poetico
constituye la publieacion del poema de Andres Bello, y sOClal,al mlsmo tlempo, aunque el caracter de la obra
Alocuci6n a la poesia} que apareee en Londres, en 1823. coloca en primer Iugar al aspecto literario: el titulo cs
Reparemos en el ano. Casi en las visperas de Junin y ya bien elocuente.
Ayacucho, que clausuran el periodo de las guerras de
POl' entre los versos de Bello hay aleteos russonianos, De manera concreta, me refiero, por los afios de las
quiz,is tambien herderianos. Claro que, en caso de exis- Si~uasJa curiosos parrafos de JoseCecilio del Valle, de
tiT tales rakes, son menos facHes de fijar que algunas D:;mingo del lVIontey de Juan Cruz Varela.
remiEiscencias expresiV2.s;particularmente clasicas. Esctibio-Jbse Cecilio delValle, en 1822:
,Que deben cantar los poetas americanos? 0, mejor,
cque debe inspirar la poesia americana? Seg1'm Bello, sus La America sed. desde hoy mi ocupacion exc1usiva. America
de dia cuando escriba; America de noche cuando piense. El estudio
tierras, sus variados paisajes (virgenes de literatura), Sll mas digno de un americano es America.
rica historia, sus hechos de armas, la guerra emanci-
padora ... En una carta de Domingo del lVIonte a Heredia (fe-
Este poema se contimla y ejemplifica en La agricul- cLada el 14 de odubre de 1826) aparece tambien un
tura de la zona torrida (1826), verdadero "Elogio" de la intento de americanisTI1o. Del Monte recomienda a su
vida en el campo (campo americano) y canto de paz des- amigo que no traduzca mas a escritores franceses e italia-
pues de las luchas de emancipaci6n. Es que las Silvas de ncs, que se dedique al teatro y que bus que inspiracion
BeEo, repito, no constituyen unicamente un programa en Tenochtitlan, Tlascala y el Peni Y agrega:
literario: son tambien, ell no menor grad~, un programa
. .Forma tu Ia tragel!ia americana, que tu ing-enio Ia produzca,
social, aunque estoultimo suele pasar casi inadvertido al C;.;,dIda como s~s virger.es, Iibre como sus repllblicas, y terrible y
lado dd indudable peso del primero. En La agricultura bTillante cual SImon y (~uadalupe ...
de la zona torrida contra pone Bello la vida laboriosa y
honrac:.a del labrador al ruido y vido de las dudades (al Por ultimo, JUCl.nCruz Varela, en 1828, estableda
mismo tiempo que insta a la cesaci6n de las luchas civiles ya relaciones entre Lt poesia descriptiva y la naturaleza
qUE han sobrevenido a 1a Independencia, luchas que americana (mejor d;cho: una idealizada naturaleza ar-
cmpob:fecen los naciente~ paises). F:.entina), en parrafo; que despues desrcrtarian el entu-
W.lsmode Juan ~ifaria Gutierrez:
IOh, si al f2.hz ruido
la dicha al fin supiese verdadera La poesia descriptiva no ha dado aun un solo paso entre---- 7

anteponer, que del umbral Ie llama 1'(setros a pesar de que el suelo de la America parece que convida
del labrador sencillo, a los poetas a desplegar su genio en esta c1ase de composiciones. :
lejos'del necio i vano l;")a vege~acion rapida y prodigiosa, un suelo siempre verde y fIori- :
fasto, el mentido brillo, co. un clIma dulce y templado, un cielo sereno y despejado. donde :
el ocio pestilente ciudadano! ... fl8xece que e1 sol brilla con mayor ostentacion, una cadena de mon-
te~. cuyas cimas propiamente se esconden en las nubes, y donde todo
En Bello hay, pues, un program a amplio, programa es grande, nuevo y portentoso ... Todos estos objetos son propios
pa.:a inflamar la irn..lglnaci6n de los poetas y producir bellas y
que ei no alcanzo a realizar sino fragmentariamente, f:r~'.ndiosas descripciones. Pero hasta ahora los poetas argentinos
pero que desarrollaran, de manera mas dilatada, los ~.<Jlohan pulsado la lirn, 0 in flamados por el entl:siasmo nacional en
romanticos. . los grandes triunfos de !a patria, 0 deseosos de mostrar al muncIo
AI. mismo tiempo, me parece adecuado meneionar su esplendor, sus instituciones y progresos... _"'
:?qui otros testimonios conternporineos, muy escuetos 0 En fin, tales testimonios, si bien muestran que 1a
que no tuvieron la difusion y prestigio de 10s versos de preocllpaci6n par la independeneia intelectual, por las
Bello. Sin embargo, creo que co.ntribuyen a fijar asi, tern- [;eiiales de arnericanismo, es propia de mas de un nombre
pranamente, plante os similares. y corresponde a diferentes latitudes, muestran tambien
que se trata apenas del tanteo inieial que pretende irrum- tro de 10 que Espana podia dar (pasado y presente) a
pir en las vicisitudes de aquellos momentos. Y, sobre comienzos del siglo XIX.
todo, nos senala que, en efeeto, Ia unica manifestaei6n EI ejemplo de Espana se completa con eI reconod-
que aleanza a llegar con cierta nitidez y desarrollo a 10s miento del pes()_g1:~~_ mantienen autores de la antio-uedad
~' __ '_ .- -.-..--._ _ . _._ 0.
eontemporaneos y a 'Ia primera generaei6n romantica es cLa~lc:;L(no olvidemos que Ia: tencfencia estetica precl~mi-
Ia de Andres Bello. nante entonceses el neoc1asicisrilo)y:on I(t'ciifusi6n de
algunas obras e ideas mQdernasnoespanolasqu-e-Ir~gan
a . traves de Espana. El conjunto precedente (parcial,
como verem?s) ofrece pocas variantes con respeeto a 10
que era cornente en Ios siglos coloniales. PartieuIarmen-
Estos primeros intentos de bus car una "expresi6n" te, a 10 que era corrienteen e1 sig-IoXVIII, aunque cambien
americana aparedan rotundamente justifieados. Por su- nombres yperspectivas.La diferencia surge al advertir
puesto, una cosa suelen ser los program as y las aspiracio- que, antes, ese conjunto (Espana, autores c1asicos de la
nes, y otra (a veces bastante diferente) la realidad lite- antigiiedad, modernos no espanoles llegados a traves de
raria. Espana) llenaba todo el cuadro. En ca~bio, ahora dejara
Como es bien sabido, S1 por un lado esta etapa se sectores que ocuparan, sobre to do, lecturas y modelosque
recorta con nitidez dentro del marco politico-social, no JJ~garan d.ir.~ctament:desde otros parse~s(FiaI1cia,tngla-
ocurre 10 mismo con el perfil Iiterario. Es, 'este, un mo- terra, Itaha, Alemama; Estados UI1idos) en numero cada
mento en que tendendas esteticas del siglo XVIII sobrevi- vez mas creciente y fuera ya 'del tamiz 0 Ia importacion
yen y aun dan eI sello particularizador al pedodo. Es, de Espana. Ademas, cobraran importaneia obras e ideas
este, momenta de predominio neoclasico (ese neoclasieis- extranjeras de tema politico-social. Y, en fin, el recono-
mo que llega a America con cierto retraso), neoclasicismo cimiento explicable de que hay visible diferencia entre
que da -repito- el sella caracterizador a la literatura de 10s testimonios que pueden senalarse en 16s primeros
los primeros treinta afios del siglo XIX en Hispanoame- anos (hasta 1810, por ejemplo) y los que pueden sena-
rica, a despecho de sefiales auguradoras de otra epoca larse cerca de 1830. No son 5010 diferencias de unos anos,
artIs6ca que a1canzan a marcarse. sino tambien alternativas y conseeuencias que van dejan-
No hay, pues, un paralelismo cefiido entre el mo~ -rl.olas revoluciones de independencia y 105 cambios este-
menta po1itico~social y el momenta literario, y esta ele- tlcos que, Ientamente, llegan hasta America.
mental comprobaci6n nos situa, una vez mas, en el espe- ~ara que estas afirmaciones no aparezcan en elaire,
conVlene puntualizar ahora, con nombres propios, el fun-
cial ambito de las manifestaciones espirituales, mas aun
damento que me ha servido para enunciarlas. Como no
(los ejemplos abundan) si eUos se refieren a sectores his- siempre result a evidente hablar de "influencia", me pa-
panicos.
reee mas exacto, para evitar los peligrosos extremos de
Son, por supuesto, las obras, las propias obras lite- parentesco, la denominaci6n de "educaci6n Iiteraria, Iec-
rarias, las que refleian esencialmente esos rasgos, pero turas, influencias", denominaci6n mas ampIia y flexib'le.
tambien lecturas e influencias nos muestran, .desde su Y un complemento inevitable: el de Ias abundantes tra-
angulo particular, tal situacion. Lecturas e influeneia.s ducciones de obras extranjeras.
que muestran, todavia,vigorosos modelos espanoles, den-
[altan 0 escasean, en parte porque 10s escritores america-
nos (salvo alglm casa especial, como el de 1vlelgar) son
b~ancos, y no notamos una i.dentificaci6n entre poesia y
VIda. De tal modo, las aluslOnes, abundantes alusiones
Repito: aunque ya se noten cambios apreciables, Es- tiene~ un car~cter circunstancial y tienen, por 10 comun:
pana mantiene aun ellugar de modelo principal, modelo un valor de slmbolos.
que no tieneque ver mucho con la importaneia extrana- Con todo, ere? conveniente establecer una excepci6n
donal de las Ietras espanolas en la epoca. Por otra parte, con 103Comentanos Reales dd Inca Garcilaso, que gana
vemos que dicho predominio ccmienza a vacilar por esos por aquellos afios renovada actualidad. A fines del si-
anos en diferentes regiones hispanoamericanas. glo XVIII, hasta se Ie habia encontrado vinculacion con el
cQue autores son los que gozan de mayor aceptaci6n levantamiento de Tupac Amaru. San 1-fartin -es sa-
entre 105 americanos? Sin mayores sorpresas, 10s que bido- quiso reeditar la obrd., pero su proyecto no se
cuentan tambien con mayor aceptaci6n en Espana. En concret? Y es curiosa la coincidencia que nos ofrecen
primer termino, los lirieos, y, entre eIlos, !vlelendez Val. do~ fralles famosos. de la ePcoca,fray Servando Teresa de
des,'Quintana, Cien!l1egos,Ardaza y. G:<lga.l~_Q_(este ul- M:er y fray FranCISCOde Paula Castaneda (los dos, con
timo con desbordes sabre 10 linco) en' primer plano. En mas .~e un punto comun), que mostraron particular esti-
un segundo plano, Jovellanos, Gallego y los fabu.1istas maClon haCIa el Inca Gareilaso.
lriarte y Samaniego, a quienes debemos considerar, como Otros historiadores, como los indigenas mexicanos
corresponde, dentro de la abundaneia de fibulas que en- Fernando de Alba y Chimalpai:l (sin entrar en proble-
tonces se escriben. mas sobre este ultimo), fueroa conocidos en la {:,'Joca.
Dentlo de Ia literatura dral.l~.Jtica, Leandro FerEin- CI~vijero y. Carlos Maria Bustc'~mante(ver HEI Reper-
dez de NIoratin en primer termino. Despues, Quintana, tono AmerIcano", III, Londr~s, 1827) dieron notic:as de
Jovellanos, Ram6n de la Cruz, Martinez de la Rosa. Sin el.l<:s.Claro .que, a pesa:: de la novedad que entollees sig-
embargo, considerando enconjunt.o fama, representacio- mfIcaban, dlstan de la lmportancia y difusi6n que tuvo
nes e imitaciones, la lista se reduce pricticamente a 1Vlo- el Inca Garcilaso.
ratin, unico nombre de alguna altura frenteal alud de En fin, mas adelante Pesado tradujo los Cantos del
representaciones de obras extranjeras. Moradn eneuen- emper~do; Netzahualcoyotl, y otras manifestaciones lite-
tra en eI mexicano Gorostiza (que vuelve a 1iexico ya ranas mdlgenas fueron conociendose, lentamente, al avan-
famoso) uno de 105adeptos mas capaces. zar el siglo.
Despues de la menci6n de les escritores espafioles,
y de manera paralela, una pregunta se hnpone: csignifica
algo, sobre todo en 105 tiempos revolucionarios, la tradi-
cion literaria indigena? .
. La verdad es que, si aparece a menu do en versos pa- , Dentro, ~e los ideales artisticos que dan sello a la
tri6ticos el recuerdo de los incas, 10s aztecas y otros anti- epoca, es facI1 ~omprender la importancia que, muchas
guos habitantes de America, tal recuerdo constituye mas veces superpome~dose a modelos espafioles, tienen 105
bien. un elemento ret6rico y no se apoya mayormente en autor~s de l~ an.tIgiiedad. En especial, aquellos que eran
tradiciones literarias. En parte porque esas tradicio.ueg, paradIgma mevItable en las clases de retorica: Horacio,
Vl!giIio, . Qvidio, Homero, P'indaro, Anacreontc, Lucre- l\Jejor dicho, tal creaci6n no es sino 13 consecuencia
cio~ ,. En otro extrema, La Biblia. del mismo ambiente. Y es curioso reparar que est,o ocu-
~.,... Dos, sobre todo (HoTIicio'y .Yi~gili()),.se destacan de ne cuando en otras ciudades de America, mas en conso-
manera rotunda, y esto nohace sino refirmar una pro- nancia con Ios tiempos que alborean, nacen, en cambio,
10nga'da tradici6n. Cuando el padre de Heredia Ie es~ saciedades para el fomento de la agricultura, la gana-
cribe a su mujer, en 1815, y Ie recomienda que uide las deria, el comercio, etcetera.
lectu:r'as de' Jose' Maria (de once afios' de edad), Ie re-
cue:rda !:is infaItables 'lecturas: La Biblia, elArte poetica
de Horacio, Virg-ilio... Y estas obI-as pueden conside-
r'arse,' as!, comobasicas en la educacionliteraria de mu-
chos ~jovenes de entonces, aunqueno todos las alcancen Francia aparece como la incorporaci6n mas visible
a"la temprana edad de Heredia. y espectacular de los nuevos tiempos, si bien cabe decir
; En I~s principales ciudades de Hispanoamerica, a aqui que Espafia habia ido preparando el camino a 10
fi.nes "del siglo XVIII y comienzos del XIX (pens emos .e;J largo del siglo XVIII. ~os .<i'llt()~esfranceses (tanto los per-
Mexico, Lima, Bogota, La Habana, Caracas, Buenos ,Ai- niitidos como 10sprohibidos) comenzaran a llegar a Ame-
res), no podia medirse de la misma manera la importan- rica a traves(ie.E:sp<ifia, aunque, naturalmente,no nece-
cia de tales lecturas. Sin embargo, es visible la trascen'- sitaron slespues salvaconductos especiales para llegar a
denda que tiene la cultura humanistica (humaI1ismo en manos de 10s Iectores americanos ..
su acepcion mas corriente) en ciudades como l'vlexico, y Los. eS.<::ri
tores franceses ..del sigloxvllL.son.Jeidos.en ...
aun como Caracas y Bogota. Hispanoamerica en traducciones hechas en Espafia 0 por
. Sostenesimportaptes d~ esa cuItpra habian sido.l05 espafioles (105 mas) y en su lengua. origin<i1 (los menos).
ie~l:ti!.~?:
.._A pesar de 105 ahibajos que produio su exnul- A comienzos del siglo XIX dedael pintorescofray
sion, otras ordenes religiosas sostenian tambien dicha Se:r:vandoTeresa de Mier:
tradici6n, aparte de nitidas ramificaciones culturales des- Casi todas las obras que se publican en Madrid son traduc
ligadas de la tutela religiosa. Mas aun, a' comienzos del dones, espedalmentc: del frances; traducciones malisimas hec;has a
siglo XIX... Pero' esparticularmente1vUxico -repito- desta jo por algunos pretendientes hambrientos, a q uienes 10s libre.
ros pagan alguna ra teria ...
la !egi6n queostenta una mayor riqueza en este sentido
(riqueza Que era, en mucho, consecuencia de la impor- Sin necesidad de aceptar totalmente las palabras de
tancia cultural que ostentan los siglos coloniales de ]a fray Servando (muy suyas, por otra parte), sus afirma-
Nueva Espafia). Recordemos, as!, que a comienzos del ciones son exactas en cuanto a la abundancia de tradue-
sig-Io XIX viven, en Mexico, Ochoa y Acufia. Navarrete, ciones y <i que, en su gran mayoria, esas traducciones
Quintana Roo. EI P. Sartorio, Sanchez de Tagle y mu- eran flojas ....:Revelan tambien 1a expansiOn que iban ga-
chos otros que no siempre firman sus traducciones 0 imi- nando los libros franceses en Espafia.
taciones (como ocune con varios de 105 colaboradores L~~.gllerras de indep~ndencia acentuaron en Hispa-
del '''Diario de 1'vIexico"). Es tambien significativo el he- noarrierica la penetraci6n de obras francesas (en su len-
cho de que en 1808 se forme la Arcadia de Mexico, a in i- gua original 0 traducidas), dentro de una variedad aear
ciativa de Jose lVlariano Rodriguez del Castillo, y dela de,casi siempre, con las necesidades de losnacientes
que forman parte' Navarrete, Ochoa, Lacunza y Barazabal. paises. Consecuencia tarnbien .de la importancia de las
l .~ r _ ~.; ! '. . .

lQe~straneesas, de la expanSIon de esta lengua, de Ia eelu- franceses. Can toclo, es Justo dedr que ~ste es momenta
~aClon, de. la moda, aunque en principia no tenga la de irradiacion evidente, a pesar de una lengua alga me-
ImportanCla 9-ue tendd al avanzar el siglo. nos accesible, y aunque tambien. aqui el punto de par-
, L~s e~~ntores ~~anceses d,e~siglo XVIII que tuvieron tida esta en las traducciones hechas en Espafia opor es-
ma.s dI!,uSI?n ~n Hlspanoamenca (y 10 de difusion no pafioles.. Por eso, y par 10 qu.e signific~n .escritores ingle-
qmere aeClr slempr,~ adhesion total) fueron, sin duda, ses del s!glo XVIII como antIclpoS romantIcos, no nos ex-
Rousseau y Voltaire.
trafia que empiece aqul, de manera lema pero visible,
En una orbita mas restringida: lVIontesquieu, el aba- un conocimiento que despues no hizo sino acrecentarse.
t:; Raynal, A. Chenier (Vargas Tejada -se 10 llamo "el
Sabemos que, en su primera etapa de Londres, Jose
(;.henier colomb.iano"-, .Juan Dieguez, Juan Cruz Varela), Joaquin de l'tIora (!o mismo que ,Blanco vVhite) pensa-
\ olney (HeredIa, tvfanano l'tIoreno, Bolivar Unanue ba en una renovaClon de la poesla en lengua espanola
Castafied~,Carpio; l'tIie: refuto ideas de Voiney sobr~ a traves de un ID;Iyor conocimiento y contacto can la
Jesus), l'tfI11evoye(HeredIa, Lafinur), De1ille (que eneuen- ;Joesia inglesa, al mismo tiempo que propugnaba el aban-
l:,ra traductores corno Fernandez lVIadrid y Bello), y aun
dono de los modeJ.os franceses. Podemos sospechar, fun-
nraI~laturgos de categoria secundaria como Crebillon y cladamente, que esas ideas las mantuvo cuando paso a
DuCls. .. .
America, y alguno<i frutos salieron de su predica.
Dejando a un 1<.tdola e~tonces importante presencia Pasando ahora a los nombres pro pi os, dire que~'\lilton.
de, poetas como DeLlle y l'thllevoye, nos in teresa mucho y.EDp~_?parecen ..con aIgun retras()~.. Una traduccion
mas, ~eparar en la novedad y expansion que ganan en anonima de fragm~ntos del Paratso j)erdido se publico
AmerIca, par aquellos afios, escritores como Chateau- en "La Miscelanea" de Lima, en 1830,> Camilo Henri-
i?Ti~nd, lVIme.. de Stain, Victor Hugo y LamaiT[ne~-Vale 'iuez citaba la Areopagitica. Olmedo~hizo una tradllc-
clEcIr,presenCl~ ~ets~ritores romanticos que muestran- ya, don parcial del En.;ayo sabre el hombre, de Pope (I, 1823;
de manera deCldIda, ~I1~ nueva eEQca artistica. En razon II Y III, 1840) Y 10 imito en el poema El arbol.
de una obra literaJ:iarealizada en granpa-rte~-y
tambien Se acercan mas al momento escritores como Young
J~or el tem.a de algunas de esas obras. (sobre todo A tala), o Gray y, sabre todo, el falso Ossian.
~lh_ateaubnan? es, con mucha, la fIgura de mayor re- Como avances mas notorios, aparecen entonces 'Val-
hl:ve. ~,n pnm_er data important~ se liga a la primera ~.LS<,:ott}, score-todo, Byron. 'Valter Scott, empinado
~;r:ducClon e.spanola de Atala, pubhcada en Paris en 1801. en el entusiasmo que despierta con sus novelas histori-
1~1romanClto 0 poema de la americana Atala" como cas, novelas que comienzan por esos alIOSa expandirse
~ice Mier; obra que, por 10 que hay sabemos, ,habria pOl' Hispanoamerica. .
~ldo t~rea de .Simon.Rodriguez solo (y no de l'tEer, como Este breve panorama de relaciones literarias entre
es::eafIDna, ill de Mier y Rodriguez, como afirman otros). Inglaterra y la region de Hispanoamerica debe comple-
tarse con la menci6n a que obliga, entonees, el contacto
inicial con obrasde 10s Estados Unidos.P'or supllesto,
no se' trata de obras estrictamente literarias, sino politi-
cas: Thomas Paine, Adam Smith,. Jefferson, Hamilton,
La difusion c influenci~ de los escritores ingi~ses no Madisoii~Jay, J. Quincy Adams, Franklin. En rodo caso,
pllede compararse -cs ObVlO- con la de los escritores Franklin es el que abre el camino fuera de los severos
Hmltes del tratado.. CL, Unanue, Sanchez Carrion, VI-
daune, Simon Rodriguez, N arino, fray Servando Teresa
de lVIier.Rivadavia tenia las obras de Franklin, y las
tenia tambien el peruano Luna Pizarro. La 1iteratura alemana constituye, S1 se quiere, la in-
. No hay mayores noticias acerca de Fen~moreCoop~r corporacion mayor, puesto que, en consonancia con la
en Hispanoamerica. antes de 1830. "La uillca re~erenCla trascendencia que adquieren las letras alemanas a 10 lar-
en lengua espanola parece ser la de El Repertono Ar;;e- go del siglo XVIII, se produce entonces la natural irradia-
rica no" (1, de. Londres, 1826), donde se 10 llama el cion. Llegan asi a ser conoeidos en Europa y en Ame-
vValter Scott de America". rica 10s primeros escritores alemanes.
El desconoeimiento de Ia lengua original 110 es un
gran impedimento. Siguiendo una modalidad que va a ser
caracteristica del siglo XIX, los a~utQresalemanes Began
hasta 105 lectores hispanoamericanos ~traves de versio-
ItaFaprese~ta, compa.,rativamente, alguna importan- nesfrapcesas y, excepcionalmente, de 'versiones inglesas.
c:ia. Aqui tambien podemos distinguir, sin la pretension Raro sera, entre los hombres de la epoca revolueionaria,
de grupo,s radicales, dos sectores. Por un lado, escritore.s el que pueda leer obras alemanas en su lengua.
como Metastasio y Alfieri.Por otro, Foscolo y~E_~_~!:!-l._ .~os autores alemanes que penetran primero en estas
. M.etastasio pe.J;'tenece a esa serie de escritores qLH;, regiones son los dramaturgos~ lVlejor dicho: son obras
por diferentes motivos,akanzan ,una fama contempora- dramiticas (de Kotzebue, de Schiller, de Lessing) las que
nea que 1a .posteridad no acepta. Y -con raz6:n. Claro primero revelan aquella literatura.
que en l\:Ietastasio 10 estrictamente .literario apareda real- El .~Q!lQiJPi~nt()
..~~ (;.oethees ::t!gQ.rgas.tardiQ, pero
za~o por la musica. En versos escritos en lengua espa- ya en esta epoca empiezan aoifundirse en Hispanoame-
nola ,. su descendencia mas frecuente se ve en estrofas
. . rica vVerther y algunas poesias liricas del gran escritor
con alternancia de finales esdrujulos. (Posteriormente, el aleman. Heredia tradujo el poema La novia de Corinto
poem a Cinco de l\layoJ de l\Ianzoni, impone .otro tipo y demuestra haber leido Werther. Cita esta ultima
con alternancia de esdrujulos.) obra Domingo del Monte, con palabras que ratifican mis
, "En cuanta a lVIanzoni, su conocimiento correspon- consideraeiones sobre la literatura aleman a en Hispa-
dio, en realidad, a los romanticos. Lo menciono aqul, noamerica:
sin embargo, porque hay ya constancias de primeros lec-
tores e imitadores circunstanciales: Juan Cruz Varela Esta novela [Werther] es una de las pocas producciones de
(AI 25 de lVIayo de 1838) y quizas Heredia. Pesado tra- la literatura alemana que ha logrado llegar hasta nosotros, y aun
gozar de una popularidad que rara vez' se alcanza sin mucho
dujo posteriormente la famosa poesia de lVIanzoni Il Cin- merito ...
que lVIaggio, que tantos t,raductores iba a teneren
America. En fin, el dato importante de que Jose de la Luz y
Algo parecido, pero en una orbita mas restringida, Caballero conocio personalmente a Goethe y este cit6 el
o<;:urrecon Silvio Pellico.Por 10 pronto, Francisco Acu- nombre del cubano en una carta a Varnhagen.
n~lde Figueroa hizo una traduce ion amplificada del puc. Dentro de mas restringidos limites,--Herdery Alejan-
rnaA Ia VirgenlVIaria. dro de Humboldt. En el caso de Humboldt (y aunque
solo tenga una vinculacion tangenei ~1.1 o.:>nel tables, 105 modelos europeos eran (entonces mas que hoy)
literario) no podemos olvidar que estuvo, desde estimulo y atadura al mismo tiempo. No se trata de ne-
hasta 1804, en "regiones equinocciales del nuevo gar feeundidad alas inflllencias (y hay influencias e in-
nente". Aqui, no solo reeogio materiales para importan- fluencias~. Lo que ocurre primordialmente en la'epoca
tes libros: tambien desperto inquietudes y estimulo can es que, sm mayores despuntes originales, las sombras de
su presencia. Un nombre como el de Bello puede ligarse, 10s modelos llegan a ser (y seguiran siendo) demasiadc
fundadamente, a incitaciones despertadas por el sabio absorbentes. Contra ese poderprocuraban reaccionar los
aleman en el ambiente caraquefio. De lvIexico poseemos mas capaces, sin pretender (~c6mo podrian hacerlo?) nc-
varios testimonios. gaciones radicales. '
En fin, circunscribiendonos al ;imbito estricto de las
i~fluencias y lecturas, hemos visto que lecturas e influen-
ClaSnos muestran, en aquel10s afios, apreciables cambios
de acue~~o co.nnuevas sit1;1aciones.Una mayor varied ad y
Creo haber reflejado, sobre una base apreciable de un debI1Itamlento ~e la mfluencia espafiola, annque es-
noticias, un indiee valorativo de las keturas e influencias ta mantenga todavla fuerza considerable. Los modelcs
mas notorias en Ia epoea. fndieeal que, por razones c1asicos tienen aun vigencia visible, sobre todo en virtud
comprensibles, no puede exigirsele -agui- una minu- de los ideales esteticos predominal1tes. Las novedades
ciosa aeumulaci6n de pruebas. ,Para 1m fines persegui- apuntan hacia la ya notoria presencia de 105 escritores
dos, el panorama basta y sobra. , franceses, en Frimer termino, y de los;:scritores ingleses.
El peso de la influencia europea per aquello~ afios, en segundo lugar. .
sea espafiola 0 de otros paises, es indude.bIe. Cabe dedr
que es casi abrumador. La Iista precedente 10 prueba,
aunque la leetura asidua ,de un autor (0 su simple dta)
no siempre signifiea influenciao modelo. .
Por otro lado -10 hemos visto-- notamos que co-
mienzan' a plantearse entonees Ios primeros. programas,
mas 0 men os organieos, de independencia inteleetual, del
"americanismo" literario. De mas esta dedr que hay
evidente coherencia en tal situaci6n: el ansia de inde-
pendenda intelectual es eonsecuencia de 10 anterior. AJ.l-
sias de personalidad, de "presencia", sin que tales aspi-
raciones signifiquen cortar totalmente tradiciones lite-
rarias y model os. La intenei6n aparece, asi, muy justa.
Claro que, en este terreno, no bastan las buenas inten-
dones. La concreci6n constituye un fenomeno complejo,
d}ficil, aunque teorfas y aspiraciones sean ya signos de
madurez. .
Aparte de que resaltan como moles realmente inevi-
existencia, entonees, de nutridos gropos de eseritores en
Mexico y el Peru, por ejemplo (como existieron desde los
primeros tiempos de la Colonia). Sin embargo, al hablar
ahora de abundancia, destaco el numero dentro de una
presencia mas extendida y pareja. Es como si la proximi-
dad de la independencia, primero, y el logro despues, des-
PANORAlvIA LITERARIO pertara tambien entusiasmos literarios en regiones que no
GENEROS Y TEl'IIAS se habian distinguido mayormente, durante los siglos co-
loniales, por esas inclinaciones.
Ejemplo tipico: el Rio de la Plata, aunque -repito-
n0 restrinjo a esta region el creeimiento. Alga parecido
podemos dedr de otros lugares que ofredan antes caracte-
ristieas comunes. Y como, por otra parte, se mantiene el
fervor en Ivfexico y el Peru, la conclusion a que llegamos
es la de un aumento apreciable en cuanto al numero. No
me oIvido de diY~sos faetores (periodismo, sociedildes lite-
. El ana:is.is sereno de las obras literarias eseritas en rarias, etc.) que con1ribuyenenbllena medida al fen6me-
I-I1spanoamenea
I d' durante la epoea de la s revo l'uelOnes d e
no. Aqui solo ql1iero fija.r eI heeho, aun con e1 reeonoci-
n ependenCla no nos muestra, sino excepcionalmente iniento de que, una vez mas, la eantidad no guarda rela-
ot~ras recordabl~s, aunque nos muestre abundaneia de es~ cion con Ia calidad. Pero este es otro asunto.
c:ltore~ ~'. tamblen~ el hecho explicable de que la aetua-
Clan En eI otro aspecto, el efeeto es tambien visible. Esta
. l'pohtIca contnbuye ' en alto grado , a 1a supervlven-
.
es la primera etapa literaria en relacion con la indepen-
CIa (el escntor. En fin, podemos agregar que, en todo
C~SO, es la s~:na de elementos (obras, resonancias atrio- den cia politiea. Sin pedir un ajuste total, es mas exaeto
decir que eI momenta literario precede brevemente, ayuda
~Icas, ac~~.aclOnpublica, ete.) 10 que casi siempre ~ontri-
despues y coincide con los comienzos de la independencia
uye. a. IFr un renombre 0 un prestigio. Renombre 0
frestI~lO, a pesar de que son hoy muy eseasas las obras politiea.
1t~rl~~Ias.de aquella epoca que sobreviven 0 resisten un Dentro de proximidades temporales evidentes (hoy
ana ISIS nguroso. estamos apenas a ciento cincuenta aiios de esas revolucio-
Otras partieularidades derivan del hecho d nes), y dentro tambien de 10 que ayudan feehas rotundas
un l~do: es laprimera etapa Iiteraria que co:r~~e~~J~ (que se impone en periodizaciones en casilleros), la epoea
(0 comC1d~,practicamente) a la vida independiente ~e los de las revolueiones de independencia aparece, asi, con mas
nuevos paises, con las conocidas excepciones. Y de ue nitidez 0 con mayores precisiones que aquellas en que se
~~~~:ro lado, el ?u:nero de escritores ereee consideratle~ presentan los periodos de la dilatada etapa colonial.
. E? este ultImo aspeeto, conviene reparar en la Cercania, aeumulaeion, mayor conocimiento (esto ul-
abundanCla de nombres que se conocen, en especial si los timo debido, en gran parte, a razones puramente patri6-
:i~~a~a~lO~ con aquellos que aparecen en la segunda tieas), todo contribuye a dar mayor precision, a limitar
a e siglo XVIII. AcIaro que seria ingenuo negar la mejor en el tiempo, esta etapa literaria.
No oIvidemos que ya I .
P robl '.' en e pasado sIglo se pIante6 eI
em~, espeClalmente en el Rio de 1a P1atd r
ratura hlspanoamericana que deb' . . a, e ~na. l.te-
del siglo XIX, junto con la inde la com;nzar a pnnc::PlOS
colonias. (Cf Fl' . r pendencla de las antlguas En consonanda con eI neodasicismo, que -como
., orenclO \- arela Ec}-.t,'vprria Ad' L bien sabemos- da el sello a la epoca; son particularmente
mas.) Planteamient 0 ,,- , '-<, n res a-
inusitado resurcr 0 qu,-, ~unque hoy resulte un tanto generos y temas dentro de esa tradicic)il 105 que predomi-
ces Robe;t Baz be en un reClente manual del critieo fran-
. In. nan. Lo cnal, a su vez, no significa U~l.(l acomodaci6n de-
ga ni un simple reeoger de eeos.
Claro que estos son casos extremos a arte do Sobre esta base, podemos comprender perfectamen:,A
e.
~;aedol'cql'6une
sm)usti1fiqduen. CoIocandonos' e~ una ;cJ~dnyO que, entre. las obms que se escriben en Hispanoamerica a
. as va P era qu .
temente ace t - - , . e es, porotro 1ado, 1a corrien- comienzos del siglo XIX, predominan odas, himnos heroi-
de Ia literat~r~:~/m~ refleropor I? pronto a Ia inc1usi6n cos, elegias, madrigales,epigramas, Jabulas, por un lado~
riodizaciones reflej~~laI), .v~1TIOS alII que 1as diferentes pe- Por otro lade, tragedias, y comedias dasicistas. La abun-
demos com .' , caSI s:empre, la,s diferencias. Recor- dancia suele corresponderse can las obras mas perdura~
Pedro'H ? eJen;plo:. eI slempre fundamental Iibro de bles del neodasicismo hispanoamericano .
.la epoca e~~~~~~~lU~f~na,.que. ~istingue etapas "amplias en Par supue;to queestan presen1es, en tales tributos,
[1492-1600] El ~.~_.C1.eaczon de unCi. sociedad nueva normas yparadigrnas de las Poeticas allls() (:HQrado, Bpi:
1800]) Y fl::Jee-lmzento del mundo colonial [1600- leall; ..'Luzan, Ratteux, Blair) .... El-neoclasicisI11o alcanza
1800 '(l~e~eca,mb~?;,.verdadera~ generaciones a partir de
c arauo,. dp la tnde' d '. . .
aqui su reflejoinas cabal en fa lirica ... La !idea nos da el
[1800-1830] R
.. ' d
,.
,?ma.n,zGzsmo
1< ~ pen enCla zntelectual
y anarqu{a [1~30-1860] El p.
mejor testimonio de la eseuela,. y a ella pertenecen la:-,
1lO 0 de organzza l' '1860 .. ' e- obras que han lle.'ado con mas vigor hasta nosotros. .
1920] ... ). con L-1890], Lzter'lCura pura [1890- No podemos decir 10 mismo de los generos dramad-
De igual manera - f'l' . cos neoc1asicos (tragedia y eomedia),;i bien es importante
res. Con posteriorid:td e~l l~cbl cldtar otros mtentos simila- destacar que este momenta corresponde a una epoca don-
- E'' < a I ro e Pedro Henrique U de aumentan considerablemente las representaciones tea-
na, nnque Anderson Imbert y Jo~e Juan A h z b re-
cado generacioneso eta _ , ~ rrom an us- trales, y donde se considera a la escena como un campo
colonial .pa~ ill.as breves en la larga etapa propicio no solo para los fines morales, sino tambien para
reneias ~i~~~~s ta~es~er~d:zacl~mes no invalidan las dife- la predica patri6tiea.
Benr' lquez U rena9 epa <"n ~. "erermmado. la partici6n de Pedro En cuanto a la epopeya, praetieamente habia desapa-
perdido fuerza f; "' rnClOn. que -J;rsto es decirIo- no ha recido,o estaba en plena deeadencia. En realidad, pregun-
todo por las dificu ellt~at(eI,a 10s e:tuhdlOS posteriores. Sobre tar por la epopeyaa comienzos del siglo XIX solo supone
d ~ .meritorios trabajos . .es que aun oyaeo
(como eI d A
-
_.m)pan~n, a pesar un simple recuento apoyado en las divisiones de las Poeti-
dllucidar las generaciones coloniaI~s. rrOl~1, al mtento de cas 0 preceptivas. Por 10 que sabemos (y sin entrar a rus-

Por eso, creo que d testi . d ' tinguir tonos "epicos" en muchas poesias patri6ticas), no
nos sirve adecuadamentmOillo .e Hennquez Urena apareci6 en este continente el poeta que se atreviera a
tiva en 1a periodizaci6n~ ~~~~emarcar u~a dobleperspec_ resucitar 0 remozar la epopeya clasicista y sus octavas
-hacia adelante y h~cia at' pelrspectlva que se marea reales. Como variante, podemos anotar la slipervivencia
<.t < ras- en a etapa que estudiamos. de la epopeya burlesca, con algun ejemplo no excepcional
38
pero si recordable, como el de La Nlalambrunada, de Fran-
cisco Acufia de Figueroa. Luis Varaas Tejada (Sugamuxi, Doraminta), J ose Fern,i~.
N? podet;Ios decir, en cambio, que Ia tragedia y la dez lYfad~id (Atala y Guatimoc), Jose Maria lVforeno (Xl-
comediaestuviesen muertas, aunque ofrezcan escasas m~les- cotencatl). Aunque hay diversos precedentes, los tem~s
tras de valor. Como he dicho, las representaciones abun- americanos pueden considerarse, sabre todo, como refleJo
daron y el teatro fue bastion por excelencia de las ideas del momento. .
neoc1asieas, con proyecciones sobre el particular momenta Dentro de la comedia, sin duda el ejemplo mas seg~ll-
politico.
do fue el que en Espana habia impuesto Leandro Fernan-
. Heredia, al analizar la obra de Byron eloa-iaba la dez de lVloratin. l\Ioratiniano fue Manuel Eduardo de
. ., 0
Tayor par~e de sus poemas, pero desmerecia Ias tragedias. Gorostiza, que alcanz6 prestigio en Espana y que al volver
Desatendio en ellas -decia- las unidades, y no supo sos- a su patria (ya independiente) p:osigui6 su fecunda ?bra.
tenerse a Ia altura de Ia dignidad tragi ca." Claro que su influenda en MeXICC:escapa a es~eyenodo.
~~ fundon docen.te del teatm es un lugar comtin en Como comedi6grafos que escnben en Amenc.a debe-
las ::ntlc~S y comentanos de la epoca. Sirve, entre muchos mas mencionar al cubano Francisco de CovarrubIas y al
testl~no~los, un articulo publicado en el "lYlensajero ar- hondurefio Jose Trinidad Reyes. Y, a~nque no sea~ ele-
gentmo de Bu;nos ~i;es (nQ.35, del 11 de mayo de 1826). mentos fundamentales en sus respectlVas producclOnes,
Por su parte, aSl escnbla Camllo Henriquez: conviene dtar un tinieo sainete de Heredia, en verso (El
campesino espantado) y un ju~enil sainete de Juan Cruz
Yo considero el teatro unicamente como una escueIa publica ... Varela (A ria revuelto, ganancla de pescadores), exhuma-
~~ rnu,a dramatica es Un grande instrumento en las manos de la po.
lItleLl... ("Aurora de Chile", 10 de setiembre de 1812.) do recientemente.
Una variedad delgeIl~lo. ciral1laticoen la epoca, que
F.~lfin, un adecuado reflejo de las ideas predorninan- no puede omitirse (poeser alga parEculariza.dor del mo-
tes 10 ~ncontra~os en una resefia del Teatro escogido de mento) e~_~Lllamado:'u.~~P~E~?-IlaE'.En reaIIc1ad, 10 que
Gorostlza, pubhcada en "EI Repertorio Americano" y fir- H
despues se llam6 iiionologo (pero no exactam:~t; 10
~ada por "P. IvI." [Pablo IHendibil]. He aqui como con- que hoy se llama, ':mQnodra:na", de mayor amblclOn y
sldera el caracter del "teatro moderno":
contextura). Escnbleron ulllpersonales, er:tre otr~s, LI-
... sus mas~aras han de represen.tar perS?najes perfectos 0 ~Clrdi (El unipersonal de do.n Agustl:z Iturblde).e_Hldalgo
n:c:nstruosos,-segun el rumba de premlar la vlrtud 0 castigar el (Serl:JimientQ~(k,_!1:.p~trl_?~;_ulllpe.rsona1. , I~?meneo,
VlZlOque se d.e al a:-gumento de la pieza;este debe ser perceptible, atribuida). El ulllpersonal tellla caSl slempre L3L,::ter po-
daro, sobresahente, I' por 10 mismo sencillo, unico i desnude- de va- litico. Era alao asi como la puesta en escena 0 drama-
riedad en episodios i lances: distraigan 10 menos posible la aten.
ci0.r; del <:bj~to principal, i para eso no se mude la escena, si es tizaci6n" de discursos y arengas. Repito: era un genero
~~slble, 111 aun. a o~ro aposento de la misma casa; no dure la ac. muy ligado a la epoca.
Clan m~s .de Velllt~ 1 cuatro: horas, i mejor salas doze, para concen.
trar '?:las 1 mas eI In teres; flllalmente, COllJa grail mira de enseiiar,
~orreJlr, s~rmonear, entra la decIamacion can sus prolijidades, sus
lllsulcezes 1 SUsespresiones favoritas del nuevo vocabulario bilingiie.

Tragedias a Ia manera neochisica escribieron Heredia, Sin habermelo propuesto, nota que 105 g~er:eroscita-
Juan Cruz Varela (Dido, Argia, e Idomeneo, fragmento), dos precedentemente (salvo la comedia m?ratllll~~a y al-
guna otra excepci6n, no abultada) son generos en ver-
so". Lo que se explica en gran parte teniendo en cuentaj" Las poeas novedades corresponden a poetas que, como
que son generos a 103qEe el neoclasico procp.ra reaIzar a 1j Heredia, ya miran -antes de 1830- hacia adelante, tanto
traves dela linea corta v medida. EI verso era asi realcei\. en Ias lecturas como en los intentos renovadores. Predsa-
ydistincion; camino q~le el romantieo no alter;ra ma- -=g$, mente, en Heredia hay que sefialar el verso eneasilabo y
yormente. ..~ el endecasilabo de gaita gallega; en Heredia yl3~ll()!.}a
'. ~~nviene destacar, pues, en los neoc1asicistas, el pre-I! Hamada "estrofa berrnudina"; en Juangrll~Yarela, el

I
d.~mlnlO,d~l verso socr~ ,1a prasa, ya q~le la notoria ambi- ~iil, dodecasilabo y la estrofa manzoniana;-fla pol1nH~tiia,a la

~~~~l~~~E~}~~n:p~~r:~1~:~~~:~~i:Fc~=~r
zos del ~ig:o x~-:cambios-extraordina~ios con respecto a II".
manera de Hugo, en las traducdones e imitaciones de
Bello. En todos los casos, ejemplos aislados 0 centrados
en uno 0 muy pocos peetas. Y, en todos 105 casos, con ra-
mificacion que esta ya 0 que entra en plena epoca TO-
caractenstlcas tlplca~ del verso en el siglo XVIII, y, en ge- '(j: mantica.
nera1,al neoclasicismo del siglo XVIII. I j Al detenernos ahara en la prosa de comienzosdeI si-
, La metrica de 10; poemas de esta epoca l1Qse distin- .~l\i glo, nosencontramos con ciertas novedades valiosas. En
gue; por 10vis to, porsus afanes innovacloTt:'s. POI' el con- ~ J primer Iugar (yen relacion con Ia feeundidad e impor-
t:a:io, eSllna metrica apoyada en una largL1.tra,dic:ioncIa- f' tancia que adquirid. el genero) conviene destacar, enton-
5~<;ls~a1conlas muy pocas incorporaciones validas del si-
glo XVIII espafiol(salvo, quizas, el caso especial de lriarte).
fl
,11 ;
ces, el verdadero nacim:;ento de la novel a en Hispanoame-
rica,' en manos de Jose Joaquin Fernandez de Lizardi, que
POl' otra parte, serb. in justo no decir que tal Tasgo j: no eneuentra ecos inml~:liatos, pero que pwntolos encon-
responde a ideales c1asicistas, al deseo d~ rehuiLCDllibin..a-il trara despues de I 830 (modelos europeos mmados).
don(;~espectacu1ares 0 pxo usadas, 0, simplemente, que ~: Destacar Ia importancia de 1a novela su fecundidad
j

n() se apoyan en una tradicion de grandcs modelos. En y desarrollo posterior, resuIta hoy obvio. Bien se que las
fin, la aspiraci6n" a c()l1siderar la metrica wmo una poyo noveIas que se escLoen en Hispanoamerica despues de
y. no como un artificio. 1830 derivan, por 10 comlin, de Teconocibles model os euro-
peos (VValter Scott, Alejandro Dumas, Victor Hugo,La-
. Losversos Illascilitivados son el endecasHabo, el de-
martine, Eugenio Sue, etc.), pero tal comprobaci6n no in-
c~si1abo (himnos), el octosilabo, el he'ptasilabo (anacreon-
valida el claro sentido inaugural que tiene la obra del
t:cas) y el hexasilabo. EI endecasilabo pre domina osten-
slblemente sobre el octosilabo. En general, la poesia gra- "Pensador 1Iexicano".
ve usa e1 endecasilabo (0 endecasilabos y heptasilabos);)a Sin establecer una separadon total con_15~?:!9:i!_ hay
poesia burlesca 0 epigramatica,versos cortos. . -- otra Rros<1; abundante en la epoca. Es la prosa de los es-
tro critos, manifiestos, pror1amas, ensayos, etc. (prosa con in-
. Q<:.Tl cie la rima, rcpararnos en el verso blanco (es-
peClalmente, en Ios safieos adonieos) y en las alternancias tendon mas 0 men os literaria) de los "escritores pro ceres"
de esdrlijulos y graves, ala manera de l\Ietastasio. o "proeeres eseritores". Es el parrafo que procura servir
a los ide ales de libertad, a la Iucha politica, alas urgen-
Como estrofas mas utilizadas: el soneto, la decima, e1 cias de la hora, y que encuentra su cauce mas adecuado
~er~eto, Ia oetava real, Ia cuarteta, el quinteto, la silva, y rapido en una frase de movimiento ampEo, oratorio, con
Ia lIra, la estancia, eI romance, la letrilla el safieo adonieo mas de un acierto expresivo. Lo prueban, Bolivar, Mejia
Ia "anacreontica". ' , , ,
l,equerica, Valle, Moreno, lVfonteagudo, Vidaurre ... ', y
preficro dejar aqui a un lado a aquellos que tienen un
mas nitido perfil de "escritores". descubren can facilidad los versos ajenos. Asi, el acierto
rotundo de Quintana ("jantes la muerte jque consentir
jamas nin~un tirano!") y_econoci!Jle,e.n mas de un
poema escnto por aquellos anos en Amenca. .
Tema y caracteres se imponen, pues, de manera l,n.
Con respecto a los ternas, si bien ya he anticipado dudable. Entre muchos ejemplos, respaldan 10 que nfll'
algo, corresponde aqui ampliar notidas y caracteres. mo dos colecciones del Rio de la Plata. Se trata de la
En u.n primer momento (antes de 1810) encontra- primera antologia poetica argentina (La lira argenti.na,
~lOs,.partlcul~rmente, t~ma.s como el progreso y la civi- 1824) __LEa,rnaso oriental, primera antologia. ~echn en
hzaC1on, el fllantropismo ("humanitarismo"), .la. refle- ~l Uruguay (I835-d837), que recogen compoSlclOnes de
xion mDral, la escena arcidica, el amor anacre6n tieo, Y la epoca y que muestran con holgura los rasgos senalados.
u.na abun?ancia notoria de fabulas, s<itiras y composi-
EI tema patriotico aparte, los dema.s ternas (espec:ial-
Clones.festIvas. Temas ~ue, mas adelante y por las causa,
mente despues de IS30) sirven mas bIen para matlnr
conocldas, no desaparecen, aunque dejan gran parte del
aquel predominio, 0 como ramificaciones y complemento.
terreno al. tema ~e~ momento (tema y ramificaciones):
el homenaJe patrI()tlc() (canto a Ia Iibertad, a los triun- Asi,el terna del iI1dio,de las antiguas culturas 0 pu~-
'Iosmilitates,'-aJos h-eroes, a los nuevos paises; Ia execra- blos"-ahaiidos porIa Coriquista, que comienza a maill-
cion de Ia tirania,dela antigtlamettgpoli). festarse aqui, pero que ~~,"expaJ1clira,sobr~ todo, c~n el
. . En 18I~, Ie escribia fray Cayetano Rodriguez a su RomanticisJ1lO. En la epoca de las revoluclOnes se VInCU-
amIgo eI ObISpOlYIolina: "La Patria es una nueva musa la, claroesta, al tema de Ia Independencia. Veamos
q~e inf!~ye divinamente". Y no cabe duda de que tal ejemplos: Heredia (A l?s habitantes de A~dhuac) Place-
afirmaclOn se ve respaldada en los hechos con amplitud. res de la melancolia) Hlmno al Sol) A Bolwar) tema par-
A su vez, el tema patriotieo, en consonancia con la cial), Olmedo (Canto a Iunin) tema parcial~, Bello (Alo-
tendenda estetica de Ia epoca, recurrio a 2revisibles mo- cuci6n -a la Poesia) tema ocasional), FlorenclO Varela (AI
delos y lengua poetica. IHejor dicho, -extendio a este 25 de lvIayo de 1830, tema parcial), Car l~s G. Vil1a~e-
t~ma mucho de Ia retorica en boga. Como modelos, par- moros (En el 25 de lvlayo de 1836), Fer~andez Madr.leL
ticularmente, los clasicos grecorroman05 y espafioles, y (Eleaias nacionales peruanas -1825-, Guat:moc, tragedl 3. ,
una expresion an.ejamente aceptada. Entre otras cosas, -1827-), Vargas Tejada (Sugamuxi.,. Doramznta: tragedl3.s),
con 105 nombres famosos: Jove, ]\Tarte, Febo, l\Iavorte, Camilo Henriquez (Lautaro) Camzla 0 la pat~'l?ta de S:l.d-
Belona, Olimpo, Helicona, Parnaso, Pindo, Aqueronte, america) dramas), Jose :Maria :N~oreno(Amenca mex.lca-
musas, numen, Grecia, Roma ... na libre -1823-, Xicotencatl) lVllxcoac -1823-, tragedlas),
Tal desfile de nombres no es exclusivo, como dio-o Luis Ambrosio :NIorante (T1.lpaC Amant) Siripo y Yara en
de Ia vena herOlca,
pero era alli, evidentemente, donbde' el Campo de la lvlatanza, dramas), ]ose ..l\!anuel Sanchez
t~nia mas propicio ambito. Por 10 demas, las compos i- . (Arauco libre -ISIS-,. El nuevo ~aLtP.olzcan -1815-), Ma-
ClOnespatrioticas se_!!meven dentro de motivos limitados nuel Belgrano (lv[ olma) drama, Insplrado en Marmon-
yreiteradores. lYlejor nicho, es el escaso vuelo de los ver- tel). Tambien, las diferentes i~itaciones .de Atala (Ol-
sificadores que se protegen con formulas retoricas 0 que medo, Heredia, Fernandez l\tladnd). En fIll, y mas que
como tema, el acento indigena de 10s YaratJles de Melgar.
,.~~~4.as.
. .'.raramente
1tClOmsmo .. .... aparec'"'"' ent onces el t . d
y, en general. el moti' . '. ema el abo- i\Ias exactamente aim, podemos decirque, en este
dentro de Ia amplitud" va socIa1. POI' 10 menos
. " en que debe' t d ' rnomenw (entre el 20 Y el 30), el tema del paisaje se
mmaClon de "social" 'El en en erse Ia deno~ anuneia con c1aridad en aquellas dos direcciones que,
.. . tema del n '
ell~uell[ra, tempranamenT- ".. egro .apenas SI se a traves de los rornant.icos, ofreceran tantos tributos.
fia de Figueroa y de D~ e,. en versos de Francisco Acu-
omm r,'O del 1\1 nte Me reEero, por un lado, al sentimiento de la natura-
casas, poetas blancos ue en; l' c: . En los dos leza (con 105 ejemplos nitidos de Heredia) y, por otra
problema de la escIav%ud A~:~n, sentl~entalmente, el
parte, a la descripci6n mas narrativa y colorida que
en forma separada a 10: a de FIgueroa atiende
'd ' p1I1toresco y 1 d ' . ' sentimental, pero apoyada en un paisaje pl'opio, paisa-
VI. a del negro. Veam d" a ramatIco de la je "americano" (con los ejemplos nitidos de Bello).
orzental: os 0., poemas de El parnaso
De la misma manera hay que considerar ...~JteI1la
,Compafielo di cardombe
sentimental, que, en parte, ya hemos anticipad.o.~Ias
pIta p~-?go e bebe chicha, bien'despllnte, que se af,arta 0 procura apartarse' del
ya Ie SIJOque tienlTuemo enfasis .IleocTasiC6,. tal como puede verse en Heredia,
no se puede se Catlva' Ivlelgar, Gruesso, Miralla y el Lizardi de N oches tristes
Po Ies,a 10 Camundi .
10 Casanche, 10 Cabinda
y dia. alegre.
10 Banguela, 10 Manyo1; El tema religioso se c:entra, como es fadl adivinar,
tu10 canta, tu10 glita .. , ' en comentarios, transcripeiones 0 exegesis biblicas, en
(Canto patri3tico de los negros)
particular de los Salmos (d., Navarrete, Valdes, Acuna
de Figueroa, Pesado, Carpio y, ocasionalmcGte, Bello,
c Y zsi cru;! pirata, asi te alejas en su elapa chilena). No 1j,~ trata de un sector que tenga
..robandome, tirano, mayor fignificacion.
h5 hlJOSY el es . .
en dtsamparo y ~~~. '1'? cA.S1, ~nhumano, Si bien la abundancia es mas palpable, por razones
A 1 0 or me deJas?
comprensibles, antes de la epoca revolucionaria, consti~
I y, vu.e ve, vue1vel En mi infeIiz caba-
SIll consuela y sin vida na, tuye una ofrend a muy nutrida la que presenta~eLl~m~,
Ve cual me dejas; como deb'I' _
del h . . 1 cana burlesco,~ Tema que va desde el inocente epigrama que
. .uracan vlOlento combatida'l, ..
se complace en el simple juego.dcYQcablos hasta la in-
(La madre africana) tencionada satira que apunta hacia aspectos .candentes
de la realidad social 0 que fustiga a personas y perse-
Pero, posiblemente, 105 al' , . najes. Una buena parte de las obras eran an6nimas, y
en favor de la abolici6n d 1 egatos. mas contmuados
n

tambien considerar en rel~ci~nesc1avItud (qu~ debemos dabOlD el consabido (y, a veces, aguardado) especticulo
ponden al cubano Jose' A t Scon su patna) corres-
->'
en 105 peri6dicos (ver Mexico, Peru, Rio de la Plata).
. 1 .tema del '.' n on~o aco y su prosa. En Mexico nos topamos con la figura de fray Servan-
teaIidad inmediat~aI~aJe a~~ncano, paisaje visto en Ia do Teresa de l\Iier, de extraordinarios aciertos satiricos,
con Barazabal, Ochoa y Acuna, Lizardi; en Guatel'nala, can
l?e inmedia to recordam~:n; Ian te, .~~oIllai"tin:idamen te.
tImulo y eJ'emplo- u presenCIa mas vIsible -es- Irisarri; en el PerlI, de lejana tradicion burlesca, con Jose
.. representada po I f Joaquin de Larriva y Ruiz ("El fraile Larriva"), de pun-
am.erzcanas de Andres Bello. r as amosas Silvas zante ingenio, con Jose Perez de Vargas, con Felipe Pardo
46 y AIiaga, en sus comienzos literarios; en el Rio de la
Plata, can Francisco Acuna de F'igueroa, Prego de Oli-
ver, Lafinur, Juan Cruz Varela, el padre Castaneda.,.
En un Iugar especial, por filiaci6n y por las cone-
xiones que es necesario establecer, Ia tabula. Su aporte
es igualmente nitido (d., Navarrete, Garcia Goyena, Li-
zardi, l\tIeIgar, Azcuenaga, fray Cayetano Rodriguez, :tvlo-
ra (espanol y americano), Perez de Vargas, Bello y otros. TRES ESCRITORES:
Aun estableciendo diferencias, como digo, entre 105
primeros anos del siglo y 10s anos de las revoluciones de LIZARDI, BARTOLOJ.1:IE HIDALGO Y lvIELGAR
independencia, esta vena no se interrumpe. En todo ca-
so, y para marcar cambios perceptibles, let nueva etapa
se caracteriza por Ia irrupci6n de Ia scitira politiea, espe-
cie nueva que nacia, sobre todo, en medio de abultados
tanteos, indecisiones y fracasos de 105 nacientes gobier-
nos. Los tiempos exigian, es indudable, tributos mas
severos que aquellos que nacian del humor y del ingenio, N' trata de una simple distribucion matematiea,
lose . d' la que nle
pero de ninguna manera el tema burleseo desaparece. sino de una casual coincidenCla e nu~eros, e se des-
... parte tres esentores qu
hace dlstmgi~~~ef(~~~Y: Olm;do y Heredia), y, por otra,
taean con n, 'ue se les acercan, que -me
un nuevo conJunt~a~~i~~s l~ sitio de privilegio, en Ull
parece-
decoroso merecedll
segun oplano (me rdiero a Lizardi, a Barto- .
lome Hidalgo y a Melgar), te JItimo grupo pueclen ser
Por supuesto que ell es " ,. 1 hecho de que,
, Hasta puede Hamar la atenclOn e C .
mas. . H'd 1 . no a Juan ruz
V Porl
e jem(p lO'frPayre~l::V~J~o
aTerles: gde ~1ier, 0 a j\~iraHa,

' are a n. tan
a extendidas resonanClas'. amencanas ) .. 5111 em-
este, co ,
s1as Tb' bli<>ana compreslOnes en
bargo, las ar: ~e eqUl 1 r~~e~e s~brevivir hoy a traves
una etapa hterana quednbol En fin aunque no creo
d muehas obras recor a es. , , f d
q~e despierte grandes sorpres~s, eorrespondera de en er
la seleecion en el Iugar aproplado,

. se nos haee instlsti


Lizardi es autor euya preSe?ela
tuible. Insustituible por el earaeter de su obra, por su
abundancia y variedad, por el sentido de testimonio y, teriales (del pasado y del presente) al servicio de una
naturalmente, por su valor. Annque, a prop6sito de va- ideologia que, en 10 esencial, reconocemos como in con-
lor, si bien es justo consideraruna obra por 10 que real- fundible de fines del siglo xvm y comienzos del XIX. De
mente fue y no por 10 que pudo ser, en el caso de Lizardi ahi su profusa serie de panfletos y su incansable labor
caben ciertas justificaciones. Es includable que la ablln- periodistica; de ahi su acierto en ver a la novela como
dancia, y aun la pasion reformaclora y progresista (esa una proyeccion de la labor periodistica (no olvidemos el
pasi6n que Ie hizo escribir miles y miles de paginas en su creciente desarrollo que ganaba la novela en Europa); de
no muy prolongada vida) conspiraron contra una obra ah!, hasta el cultivo de la {cibula, que, si hoy nos muestra
mas pareja 0 m,1.sen consonancia con meritos que aso- por 10 comlin debiles ofrend as de Lizardi, tambien 10
man parcialmente en ella. situa dentro de una muy nutrida serie de fabulistas (con
Es ya un Iugar comun obligac1o referirse a la fe- intencion politico social los mas) que entonees aparecen
cundidad de Lizar:di. Esa fecundidad que se trasunta en en America.
incontables folletos, en numerosos peri6dicos, en un buen La significacion literaria de Lizardi se a1can-za en
numero de libros y, ligada a tales tributos, en una serie- sus novel as. ::Mas exactamente, en sus cuatra novelas.
de ideas, particularmente educativas y de ilustraci6n, que Crono16gicamente: El Periquillo Sarniento (lB16, 1820-
tomaron cuerpo en la epoca. 1831), Noches tristes y dia alegre (1818), La {~uijotita
Por un lado, Lizardi vive en los ultimos afios de la y su primClJ (1819, 1831). Don Catrin de la Fachenda
dominaci6n espafiola en lVIexico. Por otro lado, as_~ste (que, aprobada por el cemor, en 1820, apareci6, pastu-
(y colabora dentro de sus fuerzas) alas luchas de inJe- ma, en 1832).
pendencia. Por ultimo, Lizardi viYe unos pocos afios de
la patria rndependiente, afios no rnuy alentadores, pero La base del prestigio de Lizardi fue, desde ]os alios
que no ocultan en Lizardi el e/ltusiasmo ni la contlnui- de su publicaci6n, El Periquillo Sarniento. En nuestro
dad de su predica. tiempo, 1a critica ha reparado en el valor de las otras no-
En relaci6n con la epoca en que vivi6 (1776-1827), velas, particularmente, en Don Gatrin de la Fachenda.
pocas obras hay como la de LizarJi que nos sirvan tanto Yo cree que las cuatro obras son dignas de mend6n, que
para penetrar, para comprender el momento. Y, por des- hay entre ellas (sobre todo, entre el Periquillo) La Quijo-
contado, esa obra es el reflejoEd de los ideales que bu- tita y Don Catrin) numerosos elementos comunes, esos
Uian en su autor: su progresismo, su filantropismo, su elementos a que me refer! antes (afan moral, reflejos so-
providencialismo, su predica de libertad, su fe en las ciales, providencialismo, etc.). Con toclo, me pareee justo
Iuces de la inteligencia, sus ansias de reformas sociales, reparar en e1 papel inicial y vertebrador del Periquillo)
su confiaI1za ciega en la educaci6n ... en su elaboraci6n accidentada, y tambien (subsidiaria-
La ocra literaria de Lizardi nos muestra acabada- mente) en 1a fama de la novela, fama que, por diferentes
mente tales intenciones. Aclaro que, al hablar de "obra motivos, no a1canzan las otras novelas.
Iiteraria", pienso en aquellas paginas que tuvieron una EI Periquillo es un intento de fusi6n de picaresca y
definida ambician literaria: novel as, poemas y "fabulas", moralidad (que ya se manifiesta en algunas tipieas obras
obras dramaticas. picarescas de la Edad de Oro). Pero, mas aun, es un me-
Tambien la obra de Lizardi nos muestra otras cosas: dio de educaci6n, vinculado a la epoca en que Lizardi
la posibilidacl de aprovechamiento de muy distintos ma- escribe. En fin, cabe decir que es una novel a picaresca,
escrita en America a comienzos del siglo XIX, y por un 1vlayor novedad -y valor- hay en la pintura social
autor que, como Lizardi, releja en ella ideales y lecturas. y costumbrista que la novela trasunta, y que nos intro-
Como obra picaresca, un punto explicable de arran- duce en 1,m media virgen 0 casi virgen dentro del mundo
q?e esti en el Gil Bias, de Le Sage. Punto explicable, literario picaresco (d., EI donado hablador).
dlgO, de acuerdo con las lecturas de Lizardi. En 10 demas, Es Mexico, con sus nombres propios, sus cosas, su len-
sigue las lineas generales de la picaresca: relato autobio- gua, sus particulare~ tipos humanos (recordemos una vez
grifico, serie de amos y aventuTas, ambiente tipico. Sigue mas 1a humanidad recortada, parcial, de la picaresca), can
tambien la linea en la satira con que envuelve a la ma- ]a presencia del "pelado", del picaro y del HUpero", 10
yo.r parte d~ l.os p~rsonajes que desfilan por el libro (es- que concede al Periquillo la "mexicanidad" defendida.
cnbanos, medIcos, Jueces, boticarios, poetas). par Agustinyafiez. Al mismo tiempo, realidad cronol6
gicamente centrada en los ultimos afios de 1a Colonia,
La moralidad del Periquillo (sin olvidar aqui el mo-
pero que puede extenderse, sin mayor esfuerzo, hasta log
delo de Fenelon) surge, desde el punto de vista del re-
dias en que Lizardi da cima a la novela.
lato, ~omo u~ comentario hecho a la- distancia. El pro-
En fin, el viaje a las Filipinas, el posterior naufragio.
t~gomsta escnb~ postrado en la cama, para que su vida
1a isla, la inusitada presencia del chino Limahoton, apa-
Slrva de. escarmlen to a los hijos (d., Guzman de A l[ara-
recen como notas no muy corrientes dentro de la tradi-
che). Fmalmente, y para cerrar el cielo, es el editor el
ci6n picaresca. Y la pintura social crece aqui, de nuevo,
que cuenta los ultimos momentos del Periquillo.
al marcar el autor el contraste entre l\Iexico y las Fi-
En~ramos en IDS ambitos mas personales de 1a obra
lipinas .
.1.1 consIderar los rasgos costumbristas V sociales (vincu-
La lengua del Periquillo no es -no puede ser- un
lados, claro esta, a Mexico), las digresiones de variado modelo de prosa cuidada. Es la prosa que trasunta 10
asunto y, por supuesto, al considerar la lengua del Pe- que era esencialmente Lizardi: un periodista. De ahi,
riquillo Sarniento,
virtu des y defectos del periodismo.
Los frecuentes comentarios con que Lizardi matiza EI prologo del autor ya nos advierte sobre su especial
la novela dan a esta un caracter muy particular. Es sobre factura:
todo su abundancia 10 que hace que a veces se superpon-
gan al desarrollo y avance del argumento. Son comenta- _.. par haber escrito "casi currente calamo", abundari la pre-
rios de los mas variados asuntos, pero relacionados los sente en mil defectos...
mas con sus ansias de educacion: universidades, hospita-
les, carceles, la justicia, la esclavitud. " Basta la poesia Y, por suparte, la deelaraci6n del protagonista, en
y el luto pasan por el tamiz racionalista de Fernandez el capitulo primero, nos anticipa la variedad de "estilos",
de Lizardi. Y, es curioso, can frecuencia el comentario cuando nos previene sabre alternancias entre 10 serio y
o digresion aparece no tanto como acotacion novelesca, sentencioso, par un lado, y 10 trivial y bufonesco, por
sino con cita de trataclo y can la correspondiente Hamada otro; entre retazos de eru:dici6n y rasgos de elocuencia .
. a pie de pagina. Si el procedimiento es discutible descle Y "un estilo popular mezelado con los refranes y papa-
el punto de vista artistico, no cabe duda de que constitu- rruchadas del vulgo".
ye un buen indice (a complementarse con otras) de las Fuera de deelaraciones y pudores mas 0 menos sin-
lecturas de Lizardi. ceros, creo que 1a lengua del Periquillo ostenta como sc
110 partieularizador y, sobre todo, como reflejo l1nitario En cuanto a La Quijotita y su prima y alas Noches
en relaeion con el mundo que presenta, un cohel'ente tristes y dia alegre, aunque no han faltado intentos reha-
repertorio de mexicanismos y un mas amplio aprovecha- bilitatorios, su situaei6n es diferente de la (rue nos ofrece
mientJ de la lengua popular. Don Catrin. Situaci6n yvalores 1iterarios.~ Una eosa es
considerar el earacter homogeneo en relaeion con el Pe-
5i e:i Periquillo constituyo durante mucho tiempo el 'rz'Juillo y Don Cafrin (sabre todo, La Quijotita) y otIa,
unieo sosten de la supervivencia de Lizardi, conviene ad- tl pretender realzar un relata desmayado 0 menos noto-
vertir hoy la altura ganada, ultimamente, por Don Cat-rin
rio. Por supuesto, !as dos obrasampHan y co:airman da-
de la Fachenda. El avance es merecido, especialmente si tos sabre inc1inaciones literarias y leeturas de Lizardi, y
atendemos a la sombra que pudo significar el Periquillo contribuyen a fijar sus titulos mas ambicioso;;. Sin em-
para Don Gatrln. Tambien, en relal':'ion a la factum de bargo, no me parecen superiores a algunas de: las "Fan-
la obra, de caracter mas lineal, a una lengua mas cuidada ta,las aleg6rico-morales" publicadas en El pensador me-
y a un desarrollo que, elaborado a posteriori, mas de una :dcano (Breve sumario y causa formada a la muerte y al
vez n01: haee recordar persona jes y situaciones del Pe- diablo) y en Alacena de frioleras (Los paseos de la ver-
riquillcl. d'u!), de clara influencia quevedesca, y Las sombras de
CO.-TIo en Lizardi hay una doble raiz evidente -la h'erdclito y Democrito.
ele 105 Lbros y la de la vida- no cuesta mucho encontrar Como digo, La Quijotita, can el desarrollo paralelo
de nue\o aqui precedentes literarios, en particular den- dE. las dos mujeres (la bien educada, la mal educada) nos
tr.o del F'.utrido m:mdo ,de 11. picaresca (como aqt'el falso situa clara.mente en (l..~rivacionespintorescas d,' ideas rus-
hIdalgo del Lazanllo, 6 como el Buscon puesto a simn- scnianas. Las N oches tristes, en huellas de Young y de
l~dor, 0 como Guzman ya c:-ecido). Pero hay que conve- C'ldalso. Pero tales jJentificaciones -claro esta- no al-
nIr que el personaje suele darse en la vida diari2. (ayer, G'.nzan por S1 salas para elevar el valor lit::'Cario de las
hoy y manana) Con abrumadora frecueneia. 5i pienso en cbras.
modcfos literarios es porque el propio Lizardi sude in- Termino. Otros nombres famosos de aq nella epoca,
dicarnos este transitado camino. apoyados partieularmente en factores hist6ricos 0 en la
Yo veo a I)on Gatrln de la Fachenda como un des- defensa patri6tiea, se han atenuado 0 des\lanecido. No
arrollo con mucho de paralelo al Periquillo, y tambien ereo que oeurra 10 mismo can Lizardi, cuyos c:scritos go-
con variantes intencionales con respecto a este. En el zan hoy, por el eontrario, de una difusi6n mas amplia
Periquillo es inmediato al episodio el comentario moral que el que tuvieron durante muehos anos. Y pienso, so-
o la digresion. En Don Gatrin, el comentario moral se bre todo, en un publico mas ampEo que d de l\Iexico.
remplaza con b. ironia que pone ininterrumpidamente Como vimos, no se trata solo del Periquillo que, eso si,
J

en labios del protagonista. . continua siendo, con gran ventaja, 1a obra mas difun-
La vida de don Catrin es la vida de la simulacion dida de Lizardi.
y el arribismo, rapid a vida sin oeasion 0 sin deseo de NIas aHa del vaiven de escuelas y de moc1as literarias,
arrepentimiento. 1Iejor dicho, a los golpes de la vida, mas alla de paginas muertas, de tributos ocasionales
don Catrin contesta con cinismo y amargura. As!, hasta ntos!) que eseribi6 El pensador mexicano) mas alla
(;t...
llegar a! trance postre~o, sin asomos de arrepentimiento. de 10calismos y limitaciones, es justo decir que varias de
En reahdad, la moraleJa corre mas por cuenta del lector. sus obras mayores y algunos de sus escritos mcnores l1egan
hasta nosotros con un vigor y con resonancias humanas ".literatur~"),~i~~lg~~ llega hasta nosotros can un sen-
que no siempre a1canzaron escritores hispanoamerieanos t~~o. <ieslllsluandad, de.personalidad, que no alcanza
coetineos, mas famosos, hoy, que Lizardi. Jua~ Cruz y ~rel~. E,n resumen, estasson las razones que
exphcan ml L';cllr:aCl6nhacia Hidalgo.
'. Bartolome ~ld~lgo, verdadero poeta rioplatense (pa-
la no caer en comIcas prerrogativas de jurisdiccion) es,
a despecho de su ~seas~,~bra y su significaeion poco es-
Contrastando con la fecundidad de Lizardi, pocas
pe~t~c.ular, un escntor VIVO". Este caraeter es digno de
composiciones Ie han bastado a Bartolome Hidalgo para anallSls, ya que suelen abundar en aquella epoca escrito-
darle un lugar de alguna importancia en las letras de res eneumbrado:5 por diferentes motivos, peroque hoy
aquella epoea. s?lo se recuerdan a traves de rasgos extraliterarios y, par-
Por supuesto, la importancia de Hidalgo surge de tlcularmente, por faetores patri6ticos. Esto 10 sabemos
la obra en sf. Dentro de esa obra, no podemos olvidar de sobra.
que Hidalgo es el primer nombre importante (el primer
E~trando ya en la obra de Hidalgo, hay que decir
nombre propio importante) vinculado a la llamaq.a poe- que, sm estar resueltos todos los problemas de atribucion,
sia gauchesca, que el entusiasmo de lVIenendez y Pelayo esa.obra es P?CO abultada. Al pasar, quizas convenga
CiesTacaDa~a fines del siglo pasado, como la poesia "que establecer aqm un mu~ externo paralelo con el pe~uano
ha producido las obras. rnasoriginales de la literatura
j\felga.r. Los d~s, de_:Vldabreve; .los doscge produccion_.
sudamericana" . No es~erc:asode detenemos aqui a con- es.casajclos_.9:Q~v.rIlcul~_dosalas luchas. de lalpoca (si bien
siderar la mayor 0 menor verdad de la afirmaci6n (y esto era 10 cornente); y los dos con especial siO"nificaci6n
siemprefiguraran entl'\~ las obras "mas ori~inales"), s~r:o en las letras de esos .afios,' t>
de subrayar el entusiasmo del famoso critleo y el SIno . Lo que lbIll3. laatenci6n en Hidalgoes que su re-
que, dentro de esa literatura, tiene Bartolome Hidalgo.
dUCld,aobra ,(aun con agregados dudosos), se empequefie-
Es muy posible que alguno cuestione la situaci6n de
ee mas en numero al.s~parar ,de ella sus 'poesias "cultas" .
. privilegio que establezco para Hidalgo. aun dentro del
22.?s.,s.~.ct?res.def1111dostlene, pues, esa produceion:
segundo plano en que 10 coloco. Es muy posible tambien la.~'p()~~la~gauchescas.y .1Cis .. poesias cuItas. Estasultiinas
que se 10 sustituya por el nombre, indudablemente mas estan completamente olvidadas, v con razon, l\lejor di-
ostentoso, de Juan Cruz Varela. Y este ultimo nombre cho, el conocimiento de tales obl~asnos enfrenta con tri-
surge, sobre todo, por los representaciones "regionales" butos e~tonces muy frecuentes y sin mayor personalidad.
que, si no de manera cefiida, estan indirectamente pre- Tan. leJos estan esas "poesias" de lospopularesCielitos
sentes en el breve cuadro de valores que comportan Li- yDzdlogosdeHidalgo. ..... -.. .
zardi, Hidalgo y lVIelgar, por un lado, y, en escalones
,A~ena, a.sf, leer ve~~os~omo 10s que corresponden a
mas altos, Bello, Olmedo y Heredia. la A~a;ch(l 9nental 0 al umpersonal" Sentimientos de un
Reitero, pues, para no apareeer como injusto, que, patnota. Estas son dos estrofas de la 1vlarcha oriental:
hoy, me parece mas valedera la obra de Hid~lg? que l~
de Juan CnlZ Varela, sin desmerecer a este ultlII~O, NI Las cenizas de las almas libres
Hidalgo ni Juan CnlZ Varela son poetas excepclOnales al gran SaIto fl.1(~ronsea esconder,
(~que poeta 10 es en la epoca?). Con todo, y mas alIa del n:uere el padre, la hermana, el amigo.
SIll que el Banto se mire verter.
perfil mas nutrido de Varela (en obras, en generos, en
mas esta dedr que Hidalao entra a ui
Salve loh, SaItoI Mansi6n destinada traves de la conodda Rel l.
b.,
aczon d e 1a"q f1"'sta
.' sobre todo,h a
a 105 libres que el sol via nacer. c a por Ramon Contrera .,;) '- s mayas, e-
h
iJusto asilo de una acci6n heroica dad, estas dos lineas se encs a Jacmto Chano.) En reali-
quien tus timbres pudiera tenerI uentran ya en Hid 10-0
remarca el papel inaugural .. a 0 , y esto
Y estos versoS -tambien "musicales"- de 105 Senti- de los precedentes citados. que en ngor tlene, mas alH
mientos de un patriota: En el caso
de caracter soci~1de HidalabO, Cleo
- que, meJor. que hablar
Patricios constantes, social La ad d., ;?rresp~:mde hablar de caracter politico-
sud _americanos, . araClOn se Impone por el hecho d
amigos, hermanos l1evar alverso las circunsta' ," e que, al
en cordura y valor siempre triunfantes; parte de ell t' nClas mas cerca,nas, una buena
heroicas legiones dencia, cona~osle~~~ que ver, con la predica. de indepen-
que al Peru victorias, in,<:lependencia 10 ra~;os de las armas patnotas, con la
libertad y glorias paises no solo eng 1'. ~on la defensa de los nadentes
llev:Us, dando por leyes condiciones ...
relaci6n can 105 re aCIOncon Espana, sino tambien en
Claro que la superviveneia. de Hidalgo no se apoya Banda Oriental ~ortu~u;ses y sus ambiciones sobre la
Hidalao (de . or ult:mo, aparecen en 105 versos de
en tan deleznables versos (naturalmente, de:leznables co-
mo poesia, no como sentimiento patri6tico). La supervi- la me~cion d~uf:so'dfsefleJ~s de. ~ondiciones inmediatas)
ven..::iade Hidalgo se basa, 51, en el mas diundido con- deferisade1 aUf co.rdlas CIVIlesy, p.or supuesto la J

}mto de 105 CielitosJ 105 Didlogos y la Relacio,,;. Veamos ejem~los~o, olvidado, menosFre':lado 0 atacado.
Una vez mas conviene repetir que Hidalgo no es e1
creadgr 0 inieiador de la "poesia gauchesca". Que, ant~~. . Cielos de los orgulloso5,
s Clelo de Montevideo
.cle.Hi<ialgo _y no muy 'lejos-~ncontramos los obligado piensan librarse del ~itio
i-'t:e.c~det1tes(lVIazielJEE amor de la estancieraJetc.). Pero y se hallan can el bloqueo ...
10 que hay que dedr tambien es que Hidalgo aparece (Cielito a la aparici6n de la es-
como el primer "poeta" autentico dentro de la corriente. cuadra patriotica en el Puerto
Y esto no solo porque ostenta ya un nombre propio re- de Montevideo [1814])
conoeible en el tiempo. La obra de Hidalgo (de aqui, Cielito, delo que sf,
en otra perspectiva, su importaneia) se transformara en no se necesitan reyes
e1emento tradieional consciente e inconseiente, Y como I:ara gobe~nar los hombres,
tal 1a reconoceremos -versoS, vocabulario, rasgos de la smo beneflcas leyes...
lengua poetica, etc.- en 105 escritores de alguna dimen- (El Gaucho de la Guardia del
sion que vienen despues: Ascasubi, Del Campo, Hernan- Monte contesta al Manitiesto de
Fernando VII... [1820])
dez, ' Lussich. . . ' '
, La poesia gauchesca reeibe su nombre de la conjun- [Chano] Pu~~ bajo de ese entender
cion que forman personaje, ambiente Y lengua. 'NUs empnesteme su atencian
y Ie dire cuanto siente '
hondamente, del definido caracter social que, desde un este pobre carazan
comienzo, toma, aunque de alIi derive tambien una q'ue como t6rtola ;mante
linea que enila hacia 10 pintoresco 0 la paroclia. (De
Las poesias gauchescas de Hidalgo revelan, pues, diM
que a su consorte perdi6,
y que anda de rama en rama ferentes facetas del momento en que nacen. Y, por SUM
publicando 5U dolor, puesto, revel an en primer termino al autor. .gnJ_~su
allsi yo de rancho en rancho manera, .documentos, pero "documentos poeticos", limi.
y de tapera en. galpon tados por una parte, en su localismo, pero realzados, por
ando triste y sm reposo
cantando con ronca voz otra, con reiterados aciertos expresivos.
de mi patria 105 trabajos, Sentimos tales composiciones como productos ameri.
de mi destino el rigor ... canos, que nacen consustanciados con determinados tipos
En diez arros que llevamos
de nuestra revoluci6n
y lugares. Pero su americanismo no sup one un producto
por sacudir las cadenas que nace de Ia nada 0 por gerieraci6n espontanea. Ob-
de Fernando el baladr6n servemo, que ~idalgo utilizaensuspoesias gauchescas
qUe ventaja hemos sacado? el metro octosilabo. En los Didlogos y la Relaci6n es el
l
Las dire can su per d'on.. propi{)nietro del romance. "Son" romances particulari-
robarnos unos a otros,
aumentar la desuni6n, zados, con desarrollo dramatico. Los Cielitos se apartan
querer todos goben:~r: algo, aunque no mucho, del tipico esquema del romance.
y de faici6n en falClon Dentro de una intenci6n "musical", la composicion se
andar sin saber que an~amos. divide en estrofas de cuatro versos y cambia la rima en
R.esultando, en conclusIon, .
que hasta el nombre de palsano cada estrofa. Cambio que no altera fundamentalmente el
parece de mal sabor, esquema metrico del romance, si bien deja de ser, por
y en su lugar yo no veo eso, el romance tipico.
sino un eterno rencor
EI romance (como la decima y .. la estrofa hernan-
y una tropilla de p?br~s
que metida en un nr:con dina)-fueforma corriente enlos versos gauchescos. El
canta al son de su mIrada ... romance se prestaba, sobre todo, a la narraci6n, al avan-
INo es la miseria mal so~1 ce rapido del tema, a la sencillez y claridad del dialogo
(DidlolYo patri6tico mteresante de Hidalgo. Y, pOl' otro lade, la division en estrofas se
b [1821])
acomoda, sin cambios fundamentales, al caracter mas
musical de los Cielitos.
Al leer los romances de Hidalgo, mas de una vez
Como Hidalp'o muri6 en 1822, es in teresante reptartar
;;:> b exi ua abarcamos una 0 a- me recordaron, por ciertas coincidentes situaciones, ro-
en esto: para una 0 ra t.an g, d Ias vicisitudes que mances del siglo xv, particularmente 105 referidos a la
Iidad abrazadora y sugestlva, dentro e , Tra- Guerra de Granada y colocados en labios de los moras
- 1 rimeros pasos de Ios nuevos palses. .. ,
acomp.anan os P re etida en divers os escritores coeta- sitiados. Y, no sin sorprendente singularidad, hasta pue-
yectona que vemos ~ . J'unto a caracteres in- den establecerse algunas coincidencias entre aquellos vie-
neos y que no hacen smo marcar, . casi obli- jos romances y 105 Cielitos de Hidalgo. Hablo de coinci-
f d'bIes de Ia epoca, su correspondlent~ y dencia (que, entre otras cosas, alcanzan al nombre del rey)
~~~ou~e:Iejo littrario. En verdad, Ia de~:~~n~~llc::S~~~ y no de derivaci6n. Reparo, adem,is (distancia aparte), en
canto, nos parecen prematuros, aunque - me- el diferente tone que resulta de estar escrito, uno, pOl' un
reza, desconcierto y hasta caos en Ios pocos anos que espanol que se coloca, practicamente, en el bando mora;
dian entre 1810 y 1821.
. otro por un poeta identificado con 10 que e~'cribe. Con Bartolome Hidalgo es posiblemente mas citado co-
~odo, ,es util reproducir versos del romance a que me mo antecesor-precedente de poetas gauchescos posterio-
refiero: res (repito: Ascasubi, Del Campo, Hernandez, Lussich .
sobre todo) que pOT e1 valor de su obra en sf. Aceptan-
Un moro tras una almen<l. do, valga el ejemplo, que los poem as de Hidalgo apa-
comcnz6le de fablar:
vete, el rey Don Fernando, recen modestamente al lado de un poema como el lvla'r-
non queras aqui envernar, tin Fierro, tal reconocimiento no arri"engualos valores in-
que los fIi0S de la tierra dividuales del cantor de los Cielitos y los Didlogos, mas
no los podras comportar. alIa de raices, tradiciones y trayectori as lineales.
Pan tenemos por diez arros,
mil vacas para salar; Es cierto que no podemos olvidar 10 que significa
veinte mil moras hay dentro la poesia gauchesca a 10 largo d~ las letras argentinas
todos de armas tomar, (0, mejor, rioplatenses), dentro de extendido desarrollo.
ochocientos de caballo
para el escaramuzar; Pero tal comprobaci6n no anula, como digo, los meritos
siete caudillos tenemos personales que ofrece la obra de Hidalgo. Y, sobre todo,
tan buenos como Roldan, ese caract,er de singularidad que resalta" de manera mas
[y] juramenta tienen fecho visible atm, en la epoca en que vivi6.
antes morir que se dar.
La singularidad crece, en nuestro caso, ya que con-
Comparemos ahor:.: sideramos esa obra dentro del mas dil2tado mapa con-
temporaneo' que constituyen las letras hispanoamericanas
EI otro fiia un amigo, de comienzos del siglo XIX. Hidalgo, e~ Lizardi del Fe-
hombre ele letras, por derto, riquillo (y de atras obras). son manifes~aciones popula-
del rey Fernando a nos?t.ros res que asoman en la literatura de una epoca escasa en
nos leyo un gran Mamflesto.
tales tributos. Los dos, (Hidalgo y Lizardi) fueron hom-
Cielito, delo que S1i'
este reyes medio zonzo
bres cultos, como se prueba a traves de diferentes testi-
y en lugar de Don Fernando monios. En el caso de Hidalgo~ es interesante sefialar
debiera llamarse Alonso. tambien que, como va ser caracteristica posterior, no era
61 tampoco un verdadero gaucho, aunque logre instalar-
EI Conde cree que es suyo
nuestro Rio de la Plata:
se -animica y poeticamente- dentro del personaje.
IComo se conoce, amigo,
que no sabe con quien tratal
............
. . ~iir~ 'q~~ grandes trabajos
no apagan nuestros ard?res; ,
ni hambres, muertes, nl mlsenas, Una figura atractiva como la de !vfariano !vlelgar se
ni aguas, frios y calores. nos oculta hoy un tanto en mas 0 menos gratuitas dispu-
Cielito, cielo que 51, tas 'sobre si fue un romantico antes de tiempo, 0 si es
10 que te digo, I-em,ando:
confiesa que somos hbres, ya un poeta "de la mujer", 0 si su tdgica muerte se
y no andes remolineando. sobrepone al valor de su obra ...
Apoyandonos en datos concretos, no cabe duda de caci6n entonces corriente, sobre todo tratandose de un
que su temprana muerte repercute en una produccion seminarista. De las aulas naci6 su admiraci6n hacia Vir-
exigua, producci6n que, al mismo tiempo, permitia espe- gilio, Ovidio y Anacreonte. Y muy posiblemente tambien,
rar quizas rutos mas maduros del autor de la Carta a rutos de las aulas fueron sus traducciones de Viro-ilio
o
Silvia. Lo de "quiz as" es aqui obligatorio, puesto que si (Ge6rgicas, IV, versos 450 a 530) y del Remedia Amoris
Melgar anticipa algunos rasgos romanticos (cosa que acep- de Ovidio.
tamos) tambien pudo parecerse en la breve vida que ca- De igual manera, corresponden a una extendida mo-
racteriza a tantos poetas romanticos. Breve vida, aunque cIa de la epoca las cinco fabulas escritas por 1\Ielgar (El
el sino de NIelgar esta marcado por la lucha revolucio- cantero y el asno, Las abejas, Las cotorras y el zorro) Las
naria, y nG por la enfermedad. tres domesticas y El asno cornudo).
En fin, 10 tangible es que Melgar ha dejado un cau-
dal muy exiguo de poesias, y son ellas las que nos permi- Ya conocemos la abundancia casi increible de Hbulas
ten ocuparnos de l\;lelgar escritor y, naturalmente, las que que se escriben por aquellos anos. Fue raro el versificador
nos dan la medida de su obra. (y no distingo entre buenos, medianos y malos) que no de-
La base para el conodmiento de Ios escritos de Mel- j6 alguna fatula, y, a su vez, esa fecundidad parece co-
ga,.rsigue siendo aim el tomito de Poesias publicado en rresponderse can una casi general aceptaci6n. Las de :i\Iel-
1878 por J\fanuel Moscoso Melgar, con una introducci6n gar no se diferencian mucho de las que predominan en-
de F. Garda Calder6n. Aparece alIi toda la obra atri- tonces, aunque en alguna de ellas -El cantero y el asno-
Luida a J\lelgar, tanto en 10 que se refiere a poesias ori- aparece una defensa del indio.
ginales como a traducciones (Virgilio, Ovidio). EI hecno Tambien el clasicista resalta en las Odas) en 105So-
de que el libro sea el resultado de una recopilacion apo- netos) y hasta se ve en las Elegias y Yaravies como tratare
J

yada en peri6dicos de Arequipa y de Lima, permite de explicar.


esperar todavia algun tributo olvidado. Con todo, es de
rigor agregar que nada esencial se ha sumado alas com- Sabre las Odas no hay mayores dudas. He aqui versos
de la Ocla primera:
posiciones de las Poesias de 1878.
Yo veo en Melgar, como en una buena parte de 10s Tu, Neptuno, al momento
escritores de este momenta (por 10 menos, los mejores), yo que el hijo de Mercurio y de Astrea
veo ene1, repito, al poeta afirmado hacia atras, pero tam- en tu imperio se Yea,
bien proyectado hacia adelante. Mejor dicho, el signa de da al voraz elemento
10 que nuestra naci6n tanto desea.
los mejores aparece, en cada uno, tefiido por una especial
~ituaci6n de transici6n 0 pugna. A tal rasgo, Melgar su- Nereidas y tritones ... [etc.]
ma otras resonancias dignas de recuerdo. Tales, el peso
que tiene en el la tradici6n indigena (esa tradici6n de la Mas importancia ofrece el analisis de los Yaravies de
cual era parte y que qui ere reflejat literariamente), y un Melgar. En efecto, y sin desconocer 10 que el metro breve
sentimiento que percibimos diferente del inconfundible puede acercar, yo encuentro en 105Yaravies de lVlelgareeas
sentimiento neodasico. elaros de cierto tipo de poesia corriente a fines del si-
Claro que en Melgar 10 neochisico tiene alm induda- glo XVIII y comienzos del XIX) en especial de las poesias
ble significaci6n. Como que era el resultado de una edu- "musicales" y de las anacre6nticas de J\Telenclez Valdes.
Vuelve, que ya no puedo
vivir sIn tus caricias; qUlzas su mas recordac1o poema, de cierta extension, y
vuelve, mi palomita, clonde los aciertos se diluyen entre nutridos versos. Pienso,
vuelve a tu dulce nido. sobre todo, en las Eleg[as primera y segunda, en el soneto
Mira que hay cazadores A Sil-uia. He aqui estrofas de la Elegia primera:
que, can afan maEgno,
te pondran en sus redes
,Por que a verte volvI, Silvia querida?
morta1es atractivos;
iAy, tristel cpara que? Para trocarse
y, ruarcdo te hayan preso mi dolor. en InaS triste despedida.
te daran cruel martirio; Quiere en ni mal mi suerte deleitarse;
no sea que te cacen: me presenta m;'ts dulce el bien que pierdo.
huye t2llto peligro;
iAr! IBien que va tan pronto a disiparse!
vuelve, mi palomita,
vuelve a tu dulce nido.
(Melgar, Yaravi, Vl) Lloro ... no puedo mas ... Silvia querida,
dejame que en torrentes de amargun
IComo se van las horas, saque del pccIto mio el alma herida.
y tras dlas 10s dias,
y los floridos alios EI negro Iute de 1a noche oscura
de nueftra fragil vida! sea en mi llanto el solo companero,
ya que no n:stz, mas a mi ternura.
Ven lay! csue te detienes? Tu., cielo santo, que mi amor since:o
ven, veIl, paloma mia, miras y mi dol:r, dame esperanza
deba jo de e,tas parras, de que vere otn vez el bien que quitro.
du lene eI \ iento aspira, En sola tu pic dad tiene confianza.
y entre brir.dis suaves mi perseguicb "mar ... Silvia amorosa,
y mimosas delicias, el cielo nuestra,.; dichas afianza.
de la nifiez gocemos,
pues vueb tan aprisa. Lloro, si, pero mi alma asillorosZi,
unicla a t! con phkida cadena,
(Mel~ndez Valdes, A Dorila) en Ia dulce eSj)vranza se reposa,
y ya presieme e1 fin de nuestra pena.
NIejor dicho: considero que dentro del ritmo carac-
teristico del yaravi indigena, Melgar introduce a menudo
elementos inconundibles de la poesia culta de su tiempo.
Dejando a un lada factores extraliterarios (que sue- Bien puede el mundo entero conjurarse
len pesar en los juicios sobre los yaravies de Melgar), no contra mi dulce amor y mi ternura,
y el odio inbm~: y tirania dura
pas an de medianas poesias. El libro recoge diez composi- de todo su rigor contra mi armarse;
ciones de este tipo, de las cuales destaco, en el conjunto, Bien puede eI tiempo rapido cebarse
las que llevan 105 numeros VIII y X (Ya en triste desuen- en Ia gracia y primor de su hermosura,
tura ... , y Ya que para ml no vives ... ). para que cual si fuese llama impura
Yo creo que el nivelmis alto en la poesia de Melgar, pueda el fuego de amor en mi acabarsc;
y, en consecuencia, su mejor tributo, 10 constituyen las Bien puede, en fin, 1a suerte vacilante,
Elegias y algun soneto. Por encima de su Carta a Silvia; que eleva, abate, ensalza y atropella,
alzarme y abatrrme en un instante;
Que al mundo, ai tiempo y a ml varia estre1ia, debe prcocuparnos, mejor, el reconocimiento de que l\lel-
mas fino cada vez y mas constante, l:!'ares una de las figuras destacadas de aquel comienzo del
les dire: Silvia es mia y yo soy de ella. ~iglo. Para serlo, no necesit6 una producri6n muy feeun-
da, sino unas pocas poesias recordables (que son las que
Poesias como Ias eitadas, que tienen una visible pre- he subrayado). Y si episodios biograficos agrega~ a su
sencia dentIO de la breve produeci6n de Melgar, son las bma nuevas resonancias, especialmence en su patna, esos
que muestran mas acabadamente las dotes liricas del pe- cpisodios no tienen mayor peso en el Iugar que aqui Ie
ruano, al trasmutar "sinceridad" en poesia. (Por supuesto, asignamos. El analisis que hemos hecho de su obra es Ia
el "amor sincero" que declara en el verso no basta, por S1 clara prueba de tal intenei6n.
solo, para transformarse en poesia.)
Con respecto a 10 que puede anticipar de rasgos ro-
mantieos, vemos que Melgar se eneuentra dentro de ese
grupo de poetas que, en Espafia y America, ofrecen m<ls.
de un rasgo anuneiador. Naturalmente, es ese caracter re-
cordable, mas aun en el cuadra de Ia poes1a peruana, p~ro
siempre que no se pretenda haeer de tal particularidad,
.como con frccuencia se ha hecho, el signa capital 0 exclu-
siva de valor.
l\'1enos perceptibles me parecen, con Ias infaltables
refereneias a 10s Yarav{es~ las relaciones establecidas (sobre
to do, en el Peru) entre el origen de Melgar y su poesia.
El hecho de que las composiciones se llamen efectivamente
yaravies es digno de menci6n. Sin embargo, conviene no
olvidar que Ia letra nos acerca a tipicas composiciones
"musicales" del siglo XVIII. (Recordemos que tambien sor
luana escribi6 letras sobre ritmos populares mexicanos.)
0, en to do caso, que hay en el poeta un deseo de dar cade-
tel' mas universal a un tipico ritmo musical ind1gena.
A l\lelgar 10 vemos can derta nitidez en este momento
de Ias Ietras hispanoamericanas. Momenta mareado pOl'
ansias de despegues, si bien 10 mas notorio es el .avan:c
timido 0 poco pronunciado, ante la fuerza 0 vl~cnCla
de ideales esteticos que vien en de atras y q ltC OfrCCCll
a LlI1 vida.
En fin, mas alla de esa perspectiva (a menudo, falsa
JlL'lspectiva) que identifica, sin mas ni mas, sefiales pre-
lTlllldnticas y rotundas muestras de valor, me parece que
mos un seO"undoplano) en relacion a Bello, Olmedo y
Heredia, y ~al como he procurado defender en el capitulo
anterior.
Centd.ndonos ahara en Bello, Olmedo y Heredia, sur-
ge, a manera de anticipo, un desarrollo paralelo con alga
de paradoja. Comunmente (y par las camas conocidas.:
LOS TRES GRANDES": revoluciones, luchas militares, nacientes paises) se conSl-
BELLO~OLMEDO~HEREDIA dera que esta etapa literaria no ofrece v<llores muy pr?-
nunciados. Pero, por otro lado, se destaca la presenCIa
de estos tres. ~Contrasentido? No. La explicaci6n est{l
-me parece- en que se mira una prodnccion abundante,
ligada casi siempre al momenta politico-social, can pocos
o escasos siO"nosque sobrevivan. Ademas, la especial y
conjunta co~slderacion de Bello, Olmedo y Heredia (es.
pecial comideracion muchas veces yinculada con su ca
. Las l~tras dd primer tercio del sig10 XIX, 0, si prefe-
racter de "precursores" del romanticismo, como ocurre,
nmos, la hteratura de este cambiante y dramatico momen-
sobre toCIo,can Heredia y Bello) daba un caracter nota-
to que. corresponde alas revoluciones de independencia,
ble a la di~;tinei6n y separaei6n que con eUo se establecia.
sc cmpman con tres nombres de reliev...:indiscutible: Bello,
Olmedo y Heredi~,'. Aunque sea necesario en ocasiones establecer las pel-
tinentes sahedades, es natural que a nosotros nos interese,
Lo curioso es ~r':leeste ~riunvi:rat() aparece ya impues-
to, de manera can Inamovlble, en la segunda mitad del aqui, la sig!lificacion total de 105 tres escritores. Los tyes,
sigI? XIX. Es dedr, desde la epoca en q~le pudo mirarse con pies fuertemente apoyados en la epoca, annque no de-
jen, par eso, de mirar hacia adelante ...
haeIa atras con alguna perspectiva, pesar meritos, deslin-
dar ctapas literarias ...
. ~ Hay, con mucho mayor perspectiva, contando tam-
h.len eo.n esa suma de faetores que contribuyen a la espe-
CIal "Vida postmortem" de los prestiO"ios literarios hoy

-replto-
b,
no encontramos camas valederas para desmere- Pocas figuras hay en las letras hispanoamericanas que
cer el tradicional valor asignado a estos tres nombres fa- ofrezcan un prestigio tan respetado como el de don All-
mosos. . l\'{as bien, dres Bello. Demasiado sabemos que si hay algo intocable
. .el mayor ahondamiento en sus obras , (sobre todo, en nuestros paises) no es el renombre de 105
un meJor conOClillIento de las respectivas personalidades,
agrega nuevos motivos para destacaflos, si cabe, con re- escritores. Pero tambien sabemos que Bello, despues de
saltante nitidez. . su muerte, ha acrecentado su fama. Esa fama que 10 acom-
pafio en vida, en su dilatada vida, hasta darle perfil extra-
No es esta la situacion que acompafia (10 hemos vis-
to) a 10s demas escri tares de la epoca. Para estos ultimos ordinario, yque no ha desmerecido, ciertamente, des-
pues de 1865. .
caben, 51, rescates y restituciones. Por 10 pronto, en el
grupo de escritores inmediatos (0 para los cuales asigna- A proposito de la vida de Bello, la simple mencion
de las fechas extremas (1781-1865) ya nos muestra que su
Dejando a un lado obra.; perdidas (yen los ultimos afios
se han. predsado otras obras juveniles de Bello), cree
l'vIeparece c1aramente revelador el hecho de que 105 que, sin abultamientos postizos, esos tributos poco dicen
poem as mas importantes de Bello -las Silvas americanas- o anuncian. La Oda a la vacuna) Al Anauco; A fa nave
sean, por una parte, buen ejemplo de poesia descriptiva, (imitacion de Horacio y Lope), eI soneto A la 'uictoria de
y, no menos, programa de libertad intelectual, y aun ma- BCiilen) una egloga virgiliana nos muestran, 51, un buen
nifiesto politico-social. Como si 105poemas mas ambicio- 2prendiz, sobre la base de inconfundibles modelos lati-
sos que escribio relejaran tambien algunas de las princi- n05 y, men os, espafioles.
pales direeciones de su vida. Es explicable, repito, el deseo de realzar composicio-
No sera, pues, equivocado, el criterio de determinar nes juveniles de los escritores famosos. Desgraciadamen-
y considerar las lineas importantes que dan los relieves a te, son muy pocos Ios que Iogran temprana madurez.
la obra literaria de Bello: su obra Cfitica (y tanto en 10 Bello, por temperamentQ y cultura, es persona poco afin,
que sus opiniones 10 muestran ell relacion con los demas, en todo sentido, a des~ellos inesperados (por ejempl0, a
como en relaeion a si mismo), sus juicios sobre Ia realidad esos destellos que fulguran en algunos romantieos). Su
social americana (juicios dentro de una realidad en la cual obra, como las ideas estedcas que la diri!?:en,tiene mucho
vivia, y de la cual no podiasepararse), y, naturalmente, de Ia tarea de asimilacicn, de trabajo Iento y meditado,
su esencial sector poedeo, aunque no siempre resuIte aeil de mesura y equilibrio. Revela la preparaci6n cuidadosa
separaT.
para algo que aIcanzara de;;.Juesapreciable ple:i1itud.
En Bello, el poeta y el critieo siguen un camino pa-
La etapa de Londres nos muestra ya al poeta ma-
ralelo, con entrecruzamientos. C)mienzan casi al rnismo
duro. Como, en general, LJS muestra la plellitud total
tiempo, en epoca juvenil, y siguea despues, con alternati-
del hombre. Esa es la ~poca de su fonnaci6n integral
vas diversas, hasta el final de su larga vida.
(filosofia, pedagogia, jurisprudencia, etc.) y de contacto
Los comienzos literarios de Bello, bien 10 sabemos, con hombres destacados, tanto ingleses como espafioles
estan en su ciudad natal. En la Caracas colonial de
y american os emigrados. Es, esa, epoca de importante
fines del siglo XVIII. Recordando una vez mas la c1asica Jabor periodistica (Censor americano) Biblioteca ameri-
division tripartita de l'vIiguel Antonio Caro (1, Caracas
canal Repertorio americano), y, claro esd, la epoca de
f178l-l810]; II, Londres [1810--1829]; III, Chile [1829-
las Silvas americanas y de un prestigio gue repercute
I ~6~]), la primera corresponde, por supuesto, a la ini-
cada vez con mayor eco en America y que explica 105
Claclon y los tanteos. No desconocemos que lIeg6 a ha-
intentos de diferentes paises por lograr los servicios
cerse un renombre local por algunas traducciones, imi- de Bello.
taciones y poesias originales (mas 0 menos originales).
Tampoco ignoramos que lIego a ser apreciado por sus Si bien ya nos hemos ocupado de las Silvas ameri-
buenas dotes criticas. Pero to do esto poco significa, si canas en relaci6n con su fundamental valor dentro de Ia
tenemos en cuenta que aquel ambito no era, por derto, trayectoria del americanismo literario y con 10 que repre-
muy exigente. sen tan como verdadera dec1araci6n de independencia in-
~a posterior dimension adquirida por Bello ha de- telectual de Hispanoamerica, me parece conveniente re-
termmado que .s~ ;repare en esta etapa de los comienzos. parar una vez mas en 105 caracteres y meritos de las Silvas)
sin. n.ece~idild de repetir en forma fatigosa 10 ya dicho.
Quiza se~ es.te el sit~? oportuno para puntualizar gunos precedentes coioniaies (fuera de ,los previsibl~s
(IUC, en apanenCIa paradQJlcamente, las Silvas constitu- cronistas, Silvestre de Balboa, Juan de NlIramontes Zua-
ven. u.n m~nifies~~ americanista, pero con abundantes zola, Peralta Bernuevo y no muchos mas). En ese tema
rerrumscenClas claslCas y espafiolas. Virp-ilio (Georcricas hizo hincapie, especialmente, Bello, y en el y en ramiE-
e~ ,especial, libro, III), Horado, Garcilas~, fray Luis d~ caciones ostensibles defendio el motivo esencial de sus
L0n, ~e~rera, Gongo.ra, Lope, Calderon, Quevedo (EPfs- poemas. Pero, al lado de tal rasgo, encont~amos fr~c~en-
tola S(1 tznea y censorza), Arriaza (Emilia 0 Las A rtes) y tes lazos (de fuentes y estimul.os, lengua Ideas este~I~as,
Maury (La agresion britdnica) se trasuntan en versos de expresion y metrica) que 10 vmculan con una tradlclon
Jos d~s poemas. Algunos de eUos ya seiialados con fre- literaria.
Cllel1CIa,.en razo?- ~e. su mayor nitidez 0 peso. Tal, el caso Para la lenruCl, conocemos de sobra el ideario fun-
ell,,;l ::tdmlrado VIrgIlIo, cuyas Gedro-icas constituyen punta .
clamcntal de Bello, ideario que no se aItera mayormentc
de referenda infaltable. Otros, en cambio (fray Luis, con el correr de 105 ailos. Su defensa de la gramatica
Lop~, Herr~ra, Gongora, Calderon), son mas bien refe- (pero no <;Ieuna gramatica estatica, ~nquilosada), s~ buen
ren~Ia~ ocaslOnales, 0 se reducen a vagos mode1os de pro- sentido, que 10 aleja tanto del punsta como del mnova-
cedimientos.
dor a toda costa. Bello aparece como defensor de un
Agreguemos incitaciones que, en la epoca de Bello, sistema, de una tradicion, pero can un sentido de sabia
a~arecen. en obras de naturalistas y filosofos (Saint-Pierre flexibilidad, sentido que Ie permite innovaciones y apor-
'~ney),sm. olvidar el E'itimulo que pudo significar par~ tes adecuaclos.
BellI) el eJemplo general de Alejandro de Humboldt. Y este sentido es tambien el que prevalece en la ex-
Volvamos a~~ra a 1a aparer;te ~ontradiccion que su- presion literaria, en su concepci6n de la originalidad, en
P??e una p!OfeSlOn de fe amencamsta construicla sobre su concepto del arte. Aceptando, si, que son bases cIa-
vlsibles re~miscencias europeas. Una declaracion de in- 'sicistas las que clan el apoyo principal a sus ideas este-
d.e~enden.Cla que recnrre a modelos de los que, por prin- ticas v a su labor creativa.
ClplO, qUlere desligarse. J '

,
I

.l?igamos, en primer lugar, qne Bello, hombre de Siempre nos ha parecido injusta la crit~ca que niega el ~itulo
Lle jenio creador al que, tomando asuntos aJenos, sea que baJo su
eqUlhbrado saber, empapado de literaturas antiguas y
tipo primitivo tengan 0 no la grandezJ. i hermosura que solas dan
modernas, .no concibio nunca la utopica idea de una in- el laura de b inmortalidad alas producciones de Ias artes, sabe
depende~Cla total, sabre todo en regiones de la cultura.
r: e la mIsm~ manera que consideraba alas revoluciones
hlspanoamencanas como fenomenos "ibericos" (y de esta
revestirlas de formas nuevas, bellas, caracteristicas, interesantes, ..

Pero, a su vez, no cierra la puerta al espiritu nuevo,


manera defendia las rakes coloniales capaces de fructifi- siempre que 10 nuevo no constituya la puerta del caos a
car e?- las luchas emancipadoras), de la misma manera del desborde:
-repIto- no con:ebia la n:gacion de un vaEoso pasado
cultu!al, en partIcular el hterario, que Grecia, Roma y Elecci6n de materiales nuevas, i Iibertad de formas, que no
reconoce sujeci6n sino alas leyes imprescriptibles de la inteIije.ncia,
Espana ofredan. (Como renunciar a ese precioso pa- i a los nobles instintos del corazan humano, es 10 que constltuye
sado en 10 que aun apareda como vivo? . la poesia lejitima de todos los siglos i paises .. ,
, ~1 tema de la naturaleza americana se presentaba ... Creo que hai un arte funclado en las relaciones iIl1p~lpa-
practlCamente virgen, annque, hoy~ podamQs ~ctqcir al- bles, etereas, de ]a belleza ideal; relaciones deIicadas, pero acceslblc:s
a la mirada de lince del jenio com'-etent
hai un arte que guia a la imajinaP" emente 1;reparado; creo que
tes; creo que sin ese arte la fantas,~lon en s~s mas fogosos transpor-
mente otras inclinaciones 0 disciplinas (gramatica, Ie-
el tipo de 10 bello, aborta eSfinj~s en ve~ e enc~rna~ .en sus obras gislacion).
t~uosas. Esta es mi fe literaria. b~:~~~nes emgmatlcas i mons- Ademas, la mayor parte de los poemas que publica
hbertad, sino embriaO"uez licencl'o~ 1 en .~odo; pero no vea corresponden, en rigor, a tradueciones. Aun con el ca-
,',(
CIvn." (D'zscurso pronunciado.
0 "a
I en
. ~ as "orJlas d e 1a ImaJlna-
. "
de Chile.) en a zn~talaczon de la Universidad racter especial que tienen algunas de esas traducciones
(1' que obliga a rechazar la simple denominacion, como
E,n fin, no hace faIta reiterar citas .r< ,
ocurre con La oraci6n par todos), es indudable que Bello
1110 panafo, que pertenece . t~reo que eI ultr- no se sintio tocado por la inspiracion, y por eso no per-
o " por otra parte a u
, d 1 sistio en 1a obra lirica. Indirectamente 10 prueba la cir-
paglllas mas recordadas de B II ' na e as
. e 0, nos da de maner cunstancia de que, en plena madurez, sean esas obras
ta .su perfIL. Concepto~ plat'" a exac-
. ,. ., omco-anstotelico ('d traducciones 0 imitaciones, vale decir, ofrend as en que
nw, tecmca 0 preparaci6n)' s I ~as, ge-
('quilibrio, 1ibertad limitada p~:sla /e 1a coherenCla y e1 el poeta necesita apoyarse direct a y estrechamente en el
monstruoso. . . ' pu sa a 10 exagerado 0 poema ajeno. Aun considerando el valor que tiene el
Todo ello puede apIicars 1 S"l modelo para el escritor clasiCista, son aquellas aetos de
ne!;pondan ya a' parrafos de sue a... aSd l va~ (aunque co- adhesion, y, como creacion, mas apegadas al ejemplo
.., .. . s an os e ChIle) pa que toma.
i] arnos que, efectlVamente predi b' . ra mos-
pOl' eI mismo camino ' ca y a ra lban en Bello En Chile, pues, no nos dio Bello ning-un poema equi-
Inayor mella con Ios alids.
que este paraIelismo no sufri6 valente a las Silvas arn,ericanas. El incendio de la Com-
pa.fiia "canto elegiaco" [1841J, que se publico primero
J

como anonimo, es recordado hoy en la bibliografia de


DESPUES DE LAS ,ILVAS" Bello y pot ser de Bello. Es recorchdo tambien por el
elogioso comentario de Sarmiento, pero no creo que 10
EI exito y rapida repercusi' d I' sea por su estricto valor literario. Algo mas alto con-
una produccion poetica m h on e as Sllvas anunciaba viene poner a la leyenda El proscTipto, poema byroniano.
puh nos dio Bello E . uc 0 mayor que la que des- Bello no a1canzo a terminar el poema: 10 interrumpio
. . s Clerto que otras'
e lntereses se Iio-an a su vuelt A" preOC?paClOnes en el canto quinto, alguna laguna aparte.
en Chile, caro-o~oficiales m~.a me~lca. Es Clerto que, La influencia de Byron no se ve aqui unicamente
con amplitul su 6rbita d Y l~l,ones dlversas extendieron
de que, por 10 visto, no r:.aacclo.n. ~odo :sto'y el. hecho
en los epigrafes de los cantos primero y cuarto. ]\lIas
claramente se ve en la estructura general del poema, en
cia 1a lirica puede " I' ntuvlera 19ual mcllnaclon ha- la alternancia de gravedad y burla, y, en fin, en diversos
. . ' tXP lcarnos 1aescasa d'o
poetll:a que caracteriza a Bell d ' . pro UCCI n rasgos que haeen inconfundibles el estilo del poeta in-
. ,
QUlza 0 espues de 1829
sea mas exacto decir B II '. gles, aunque no siempre penetren en 10 esencial de su
de sus etapas fue un poeta muy f~::d e ~ en nlllguna caracter.
natural esperar ue . 0, on todo, era En un articulo dedicado alas Leyendas espafiolas,
las Silvas, pero tat cos~un~~c~uc~:on creci~ra despues de de Mora, Bello puntualizo en parte la "manera" byro-
etapa de Chile, su lirica manti~no .. En C~lle, en su 1arga niana, la que distingue "por el estilo alternativamente
gua,. mientras que en propor r:;
19ual ntmo 0 se amen- vigoroso i festivo, por las largas digresiones, que inte-
, Clon, crecen considerable-
Humpen a cada paso la narraci6n (i no es la parte en
que brilla menos la vivaz fantasia del poeta), i por el des- 1 sentimiento alas confidencias... Dentro de las
enfado i soltura de la versificacion, que parece jugar con ~euilles d'auto:nne} una de las poesias mas recordable.s, y,
las dificultades ... ". Si bien no estei aq ui "todo" Byron al mismo tiempo, la poesia mas extensa de la colecclOn,
(faltan los sign os mas intimos: inclividualismo exacerba- era La priere pour tous. . .
do, melancolia, escepticismo e irreligiosidad, panteismo), El poema impresiona a Bello. 0, meJor dIC~O, v~o
es bueno reparar que El proscripto responde en forma en el un soplo de poesia que senda como proplO. Sm
adecuada a los rasgos senalados por Bello) que eran los duda, porque alIi se reflejaban ta~~o un ~ema car? a
mas facilmente aprehensibles. Bello como ide ales poeticos que el cntlco habl~ defendldo.
Otra comprobacian surge del renovado movimiento Emprendia, asi, en medio de tare as alepda~, de 1a
que adquieren las octavas reales en el poema de Bello, , d d'a ma's ab"orbentes la traducclOn del
octavas que Acuna de Figueroa (La lliIalambrunada) y, Poesla y ca a 1 ~' d
d H go. Claro que mas exacto que hablar . ~
despues, algunos romanticos utilizaron en poemas bur- poema e u .', . l'b "" 111
"traduccion" es hablar de "traducclOn 1, r~, amp. -
lescos. El asunto, hasta don de p.uede se(Tuirse
b ,
nos situa .,,, en fin "imitacian". Con este ulumo nombre
en.la epoc.a de las guerras de independencia (el canto caClOn , 0, .' 1 . ,d' "EI Cre
se publica por primera vez. en e peno lCO -
qUlnt~ se trtula La derrota de Rancagua), con toques cos- pllsculo", de Santiago de Chile (1, 1843). .
tu:nb~:stas locales, .y ofrece la figura simpatica del "pros- Vale la pena detenernos en un breve coteJo. ~e 105
cnpto Everaldo hgado al sentimiento de Isabela. dos oemas, ya que, por 10 com un, la cou:paraClO? no
De la epoca de El incendio de la CompaFiia son las suel! pasar de 10s simples datos y del so~or~ldo e10g1~ el~
diversas traducciones de Victor Hugo. Traducciones que, :Miauel Antonio Caro (" ... en ella el lllutador meJoro
entre otras cosas, .prueban la admiracion de Bello hacia extraordinariamente
D
el angma
1... ") , aun que_ no
. ,se sepa
cl poeta frances, que, por aquellos anos, ganaba ya di- dande estan las diferencias y dande esta la meJona. "
fL~s~onuniversal. Hispanoamerica era singularmente pro- En primer lugar, es necesario dedr que Bello t~a-
plCla a la obra de Hugo, y, en particular, a sus poesias. l1ujo" (0 amplifico) solo las cuatro primeras de Ias dlez
Traducciones, imitaciones, homenajes y hasta repercusio-
partes que tiene el poema de Hugo. .
nes extraliterarias son testimonios firmes elF. esa adhesion.
A veees, Bello traduce, y a veces, no. Eso explIca
l?entro de las t:aduccionese imitaciones hispano-
amencanas,. con nutndos nombres, pocos (0 ninguno) al- que, en las cuatro partes que pueden tomparar~e, ~as 27
canzan el myel de Bello. Recordemos titulos: Los tantas- estrofas de Hugo suben a 32 en Bello. Alga. mas ent~o
de estas exterioridades. Las estrofas de selS versos e
mas .(1842), A Olimpio (1842), Los duendes (1843), La
HU(To (I, II Y IV) son estrofas de ocho versos ~n Bello
oraczon por todos (1843), J.\;Ioises salvado de las a(J'uas
(la inconfundible estrofa bermudina). En camblO, en la
(1~44). Con el lU~'ar especial que, en el grupo, hay "que
parte tercera, la estrofa de diez versos de Hugo se com-
aSlgnar a La oraCton por todos} version libre que alcanza
]a altura de la recreacion. prime, aparentemente, en la de ocho. de Bell?. la
. En 1831 publico Victor Hugo sus Feuilles d'automne} Veamos las primeras estrofas de la pnmera y
11bro que significaba un cambio apreciable en relacion cuarta parte:
con las. Orientales (de 1829). La imaginacion, el brill 0, Ma fille, va prier. Vois, la nuit est venue.
el exotlsmo que caracterizan a las Orientales dejaban Dne planNe d'or la-bas berce la nue;
lugar al tono melanc6lico, a las evocaciones de infancia, la brume des coteaux fait trembler Ie contour;
a. peine un char lontaine glisse dans l'omb
Tout rentre et se repose', et l'arb~A
:....dIre ...
e a route se trata de un esfuerzo consciente de compreslOn y ar-
secoue au vent du soir la poussiere du jour. (1) monia. Bello se centra en el ambito domestico y logra,
Ve a rezar, hija mia. Ya es la hora asi, evitar peligros y desbordes de Hugo (desviaciones
de la conciencia i del pensar profundo' del tema central y poco [elices variantes metricas; d.,
ceso el trabajo afanador, i al mundo .
la sombra va a colgar su pabellon. partes IX y X). Deahi la unidad evidente del poema de
SanIde el polvo el arbol del camino Bello, unidad desvaida en las partes finales del poema
al soplo de la noche; i en el suelto ' de Hugo.
manto de la sutil neblina envuelto
se ve temblar el viejo torreOn. (I)' Por supuesto que asistimos aqui no solo a un cons-
cieIite ejercicio de recreacion (en el que entran, claro
~ geno~x, a genoux, a genoux sur la terre est<!,resonancias personales --Lola, etc.- del propio Be-
o,u ton pere a son pere, ou ta mere a sa mere
~b!out ee qui vecut dart d'un sommeil profond'
110),sino tambien a un testimonio revelador del sentido
. Ime ou la poussiere est melee aux poussieres' artistiCo de Bello. El poeta americano "traduce", 0, mejor,
au sous son. pere encore on retrouve des peres' "imita" a un romantico, pcro impone a esa obra un
comme l'onde sous l'onde en nne mer sans fondi (IV) equilibrio, una armonia que e1 poema frances no tiene.
IH'"
1)3.. reza tambien par 10s que eubre Con otras palabras, Bello tiene a la vista el poena de laS
la soporosa piedra de la tumb':l, .
j,'euilles dJautomne) pero d poema crece, se transforma
profunda sima adonde se derrumba
la .turba de 105 hombres mil a mil: 8 traves desus propias resonancias y de sentimi=rrtos ge-
~blsmo en que se mezcla polvo a polvo nerales {el crepusculo, la or2cion, los seres queridos, los
1 pueblo a pueblo; cual se ve a 1a hoja ' muertos).'~l
de q~e el afioso bosque abril desp0ja,
mezrlar las suyas otro i otro ahriL Tenemos as!' pues, una c,bra de indudable valor poe-
tico. Y~ no menos, una obra reveladora de les ideales
Arrodilla, arrodiIlate en la tierra esteticos de Bello. Recreaci6n, a la manera c1isica, sabre
donde segada en flor yace mi Lola
coronada de anjelica aureola' ' un modelo compacto, visible. Y, sin cortar ecosemotivos
do helado ~uerme e~anto fue ~ortal; al tema, un alarde de contencion y equilibrio que -re-
dande cautlvas almas piden pieces pito- nose encuentra en el poema de Hugo. De esta
9ue las res~auren. a su ser primero, manera, cobra nuevo sentido la escueta y no siempre ilus-
1 purguen Ias rehqui3.s del grosero
vaso, que las contuvo, terrenal. (IV) tradora mencion que muestra a Bello como traductor de
Hugo (y de Byron).
Es interesante destacar como Bello h Por ultimo, un poema como La oracian por todos
en el. endecasiI~bo eSl?anol Y en la estrof~ ~~~:~~~~~ se anuda con ideas caras a Bello, ideas que venian de
apropladas eqUIvalenClas aI pausado alejand . . muy atras. En un recorclado juicio acerca ~de la primer a
membre de Hugo y a su estrofa. nno te\.ra- edicion de las Poesias de Heredia (la de Nueva York,.
H Pudiera pe~sars~" ~n relacion can las otras partes de
0'
1825), Bello manifestaba e1 deseo de que 1a poesia en
UbO~que Bello deja mconclusa su obra Sin e b America debia inclinarse mas hacia "105 afectos domes-
conoClendo a Bello, su sentido del arte' margo, ticos e inocentes, i menos [hacia] los del jeneroer(>tico,
la estructura de La oracion por todo b' Y'l sobre todo, .de que tenemos ya en nuestra lengua una perniciosa
s) len c aro esta que ."
supera bun danem
82
Dieciseis'" afios despues ' La oraci An por tod Yo creo que el peligro esta en el trastrueque de pIa-
. u os apare-
rc. (con ramlflcaclOnes meditativas) como bue . 1 nos. No, precisamente, en el tratamiento del problema,
I 'do . n eJemp 0
( e su pre lca. Con el agreo-ado
I. .) b ,
sl'n que est 0 sea atn- 0
necesario, sin duda alguna, pero no hasta el extremo de
ulll )le enteramente a Bello de que el tema d ,. l"educir personalidades literarias tan atractivas y valiosa3
.. .'. omestlco es
tClya de alg~na lmportancia en la lirica romantica de a ese t'mico (0 casi linico) enfoque.
HISpano:lIDenca. A traves de Bello, a traves de H Una razon elemental de justicia nos obliga a pene-
(.l a t.raves de otras ralces, el tema domestico 0 fam~f~; trar en la obra de un escritor atendiendo al mayor nu-
(;Ons~ltuyeun sector que no puede desconocerse, aun ue mero posible de elementos, y, por supuesto, a aquell05
no fIgure entre ~o~ mas llamativ9s 0 espectaculares que que tienen mayor validez artistica. De esta manera, sera
nos da el romantlClsmo en estas regiones. q tambien mas Hcil desentrafiar problemas (y falsos pro-
, La lab~r de Bello en Chile alcanzo dimensiones de blemas) que tienen que ver con las epocas artisticas y
RObr~conoCldas. Fue una obra extraordinaria, que debe con la situacion del escritor dentro de tales epocas.
~edirse, para comprenderla adecuadamente, dentro de Claro que -como veremos- no es tanto en e1 caso
,tquella epoca. Verdadera labor magistral. de Bello donde "conmayor frecuencia se ha planteado la
:- ya que hablamos de magisterio, si bien este no se disputa. En este sentido, Heredia es ejemplo por exce-
man~festo -10 vemo?-:- mediante una continuada labor lencia, con bibliop;rafia crecida considerablemente en 10s
poetlc~, tuV? tal actlvldad notoria presencia y estimulo. ultimos afios. Bello es tambien tema corriente, pero
~\demas, es Justo recordar que Bello realizo en Chile no ha detemlinado -reconozcamos- mayores oposiciones.
tecUI?da.labor de critica literaria (tal como 10 buna Algo hem os visto ya en las pag-inas precedentes, y solo
T)ubl . l' . prue an
.r IcaClOnespenolisticas, en especial las de HEI A _ cabe aqui reiterar 10 dicho, anudar ciertos lazes y mostrar
cano" , "El Crepu3Cu ' 1"
0 , la "Revista de Santl'ao-o" 1
rau en forma clara 10s testimonios correspondientes.
"A na 1es d e Ia U mversidad . b , os
h . de Chile") y de au t"entico La larga vida de Bello presencio -es sabido- la
uman.Ista. Y damos al nombre "humanista" un 1 expansion y triunfo del romanticismo en estas tierras.
contemdo. rea Por otra parte, su alerta sentido critico tiene oportunidad
Bello, ~o fue amigo de polemicas y disputas, en una de manifestar, en varias ocasiones, juicios acerca de la
ep?Ca .prodiga ~n ellas. Por razones de temperamento corriente.
~as bIen las evIto y s~lo salio a la palestra en casos ex~ Bello no es e1 rigido defensor de modelos y teorias
tlemos .. Fueron ~us ~hscipulos los que lidiaron por el, cIasicistas. Aunque su formaci6n, lecturas preferidas y
<.?,nsus Ide~s. ~enal mdudable, inequivoca de prolono-a- su sentido del arte 10 inclinen hacia determinadas moda-
c,lOn.y magl.steno, que tantas manifestaciones y desc;n- lidades poeticas, las ideas y 10s- poemas de Bello nos
aenCia -repIto- tuvo en Chile. muestran en el una flexibilidad y un espiritu de adapta-
cion innegables. Flexibilidad y espiritu abierto, tal co-
mo, en forma paralela, palpamos frente al problema de
la lengua.
Comb ate, si, excesos y desbordes romanticos (10 que
r . A menu~o, el estudio de escritores como Bello y He- en un famosa discurso llama las "orjias de la imajina-
edlla se reahza sobre la consideracion c2si exclusiva de cion"; y 10 que en otro lugar considera falta de respet?
su ugar dentro de las escuelas 0 epocas esteticas. a la lengua y al sentido comlin, a la moral y a la rell-
gion), pero, de la misma manera, con igual fervor Bello
combate las limitaciones de poeticas y retoricas, esas Iimi-
j

Shakespeare i Calderon ensancharon aSl la esfera


i mostraron que d arte no estaba todo en las obras .de
~~i
j~nio,
oc es
0 0
taciones que se imponian con el aval de nombres famosos. de Moliere, ni en 10s preceptos de Arist6teles 0 de BoIleau.

Yo no encuentro el arte -deda- en los preceptos esteriles de No es necesario traer mas citas. Es eVi.denteque ta-
la escuela, en las inexorables unidades, en la muralla de bronce
entre los diferentes estilos i jeneros, en las cadenas con que se hOl. les testimonios, aqui en relaci6n co?-,cuestlOnes que en-
querido aprisionar al paeta a nombre de Arist6te1es i Horacio, tonees se pIanteaban, guard~n relaCl~n co~ I~s pondera-
i atribuyendoles a veces 10 que jamas pensaron ... das virtudes de nuestro escntor. Y, JO mas Important:;
ta Ies JUlClOS
... n)( haeen sino " 5ubrayar ..10 que susd Hobr_ (j

Estas palabras --bien conocidas- corresponden a su poeticas muestran. TradueclOnes e IffiItaclOnes e uoo
recordado discurso de 1843, con motivo de Ia instalaci6n y Byron (valga eI ejemplo) se alte::nan eI?-~e:lo con tra~
de la Universidad de Chile. (Eso 5i, no olvidemos que ducciones e imitaciones d~ HoraCIa y VIrgIlIO,.con -lfa_
estamo5 ya en 1843.) IvIuestran tambien e1 deseo de Bello ducciones de Plauto y BOlardo, aunque HoraclO y Ir
de defenderse de rotulos estrechos que 5e Ie habian apli- gilio se recorten mejor antes de 1830, y Hugo y Byron
cado ("habra algunos que me coloquen entre 105 par- despues de ese ana-.
tidarios de las reglas convencionales"), ;~otulos entre 105 Ahora bien, la frecuentaci6n y adhesion a 105 ro-
cuales quiza sea fadl descubrir un perceptible ataque manticos (roma.nticos como Hugo y Byron) no altera~
de Sarmiento. .
tse perfil fundamental que defendeDlo~,en Bello. Prec~
En rigor, el analisis mas extenso que BeIIo dedica samente, e1 breve analisis de La om.cwn por to~os m~
al romanticismo corresponde al articulo q lIe escribi6 50- arece que sirve, de manera inequ{voca, para sItuar. a
bre Ios Ensayos de List8. (articulo publica do en Ia "Re-
vista de Santiago", en 1848). ~el1o dentro del vaiven y sucesi6n de las tendenCIas
esteticas.
En general, muestra Bello su coincidencia con Lista, Es que para Bello, la belleza poetica estaba por. en-
pero el estudio Ie pe1mite exponer su propio pensamien- , .
.ma de escuelas y epocas artistleas, Sl. b'1en. no deJaba
to sobre el romanticismo, pensamiento que ratifica, por CI . I . "Qmtandole la
de reconocer el camblO de os tlempo:,. .
10 comlin, 10 que ya conocemos 0 hemos visto antes. Des-
pues de consideraciones de tipo hist6rieo sobre el origen ironia de Ios dos ultimos versos, Bell? pudo deCIr como
de la palabra "romantico" y sus vinculaciones medieva- habia dicho Cervantes en El rufidn dlChoso:
les, distingue BeIIo un romanticismo de todos 105 tiem-
Los tiempos mudan las cosas
pos y un romanticismo de escuela. Acepta eI romanti- y perfi~ionan ~as artes_
cismo como "Ia poesia de 105 tiempos modemos", pero y afiadlr a 10 mventado
siempre que no alteren, con absurdos y con monstruosas no es dificultad notable.
exageraciones, dertos principios universale~ del arte.
Al analizar el entonces debatido problema de las Todo 10 expuesto, en fin, no es un obstaeulo para
tres unidades, reacdona tambien Bello contra las limi- ue ace temos que el esencial B~llo. estaba mas ~er.ca
taciones de las ret6ricas aI uso, y defiende, en cambio, ~or te!peramento, lecturas, incllUa~ouesiJe~~~~::,':
poderes e innovaciones del autentico creador: nes) de aquellos rasgos que -ayer y .Oy ,.
con 10 mas valiow y perdurable del arte dasIco.
que, mas de una vez, Olmedo anora una vida mas reti-
rada, menos "publica", una vida en cont2cto permanen-
te con sus Iibros 0 de "ocio fecundo".
Jose Joaquin de Olmedo es, de los tres altos nombres
La situad6n de su pais no Ie permiti6 esa franqui.
de nuestro triunvirato poetico, el que alcanzo mas con-
cia. El momenta no permitia excepciones, y as! 10 com-
tinu~do reli;;:e po1itic~ en su tiempo. Achremos: la ac-
prendio Olmedo. Este es el perfil elemental del guaya-
tuaClon 1?ohtIca era tnbuto obligado en aquella epoca,
quilefio que nos sirve de introducci6n para situarnos en
y los meJores no podian permanecer ajenos a las solid-
1a epoca y para shuar al propio oIm.edo. . ,.
t~ldes de la. patria .. Lo que ocurre es que no siempre las Subrayando una vez mas 10. actlva VIda publIca d;
Cl.rcllilstann.as son Iguales, y eso determina las correspon-
Olmedo, actuacion quese extiende en compacta contI-
dlentes vanantes. Asi, y restringiendonm a Bello, 01.
nuidad, y reiterando tambien 10 que. conoce~os de su
medo y Heredia, quiz as fue Heredia el que, por tempera- temperamento y de sus ansias de escntor,. es mdudabl~
J~ent~, mostro mas ardo: en 1a predica. Sin embargo, la que aquella actividad .quit~ tiempo. al escntor.~e podra
situaclon de Cuba, bastIon rea~Ista, fue menos propida arguir que las obras hteranas mas ~n:portantes .de <?lme-
(de. sobra 10 co~ocemos) a 10s Ideales que alentaba He- do estan vinculadas a sucesos polItICOS(La vlctona. de
redIa .. De Bello, ya conocemos su caracter, su actuacion ]un{n) Al general Flores) para cit~r las m~s .not~nas),
y predIca.
perono se trata aqui de temas, smo de dlstmgmr un
No se trata -cosa absurda- de poner en duda'las tiempoque el escritor pudoafiorar, como ba~e de u~;-
r.~mvi;dones patrioticas de Bello y Olmedo, sino de dis- producci6n mas considerable que la .que, enreahdad, deJo.
tl~gUlr su vcrdadero lugar en relacion conlos aconted-
DiO'o esto porque la prodncCl6n total de Olmedo
!luentos de la epoca. Junto a otros hombres mas activos
(aun inc1uyendo alIi su epistolario). consti.tuye un~. obra
mas beligerantes, eIlos son, sobre todo, los' hombres .d~
exigua. Ultimamente, el P.. Aure~IO ~5rmosa P~llt ha
1eyes y de letras,los espiritus moderadores, los encauza.
acrecentado, a _traves de sus InvestIgaCIOnes)ese numero.
dores, los que deb en limar asperezas y extremismos ...
En fin (y si bien las compo~icione? .agregadas no al-
. Y esnatural que asi sea, si bien no cuesta encontrar teran en 10 mas minimo el perfIl tradIclOnal del poeta),
dIVer~i?ad de ejemplares. La epoca era especialmente no cabe duda de que todos 105 aportes ~ue se hagan,
propICla para que el hombre de acdon encontrara su aun 105en apariencia insignificantes, contnbuyen a com-
c~uce a~e.cuado en la l~cha militar, en Ia incesante pre- pIe tar su semh1anza literaria.
dIca poh~Ica, en 'poco afIrmados cargos pUblicos, que ape.
nas SI delaban ~Iempo para las sosegadas labores intelec-
tuales. En partIcular, para la labor intelectual tal como
1a entendian hombres como Bello.
Det,engamonOS"~hora en Olmedo, posiblemente el La ya c1asica distinci6n de la critica acerca de 10sdos
case: mas caractenstIco, porque los acontecimientos 10 sectores en 1a poesia de Olmedo es una de ~sas verdades
ob1Igaron, hasta el final de su vida, a un papel de pri- que se imponen de manera rotunda. Efectlvamente, co-
mer p'lano en su patria (diputado a las Cortes de Cadiz 10cando a un lado 10s dos famosos Cantos) y al otro las
cI?bajador, t~iunviro, vicepresidente del Ecuador, can~ l'estantes composiciones, se marca una pri.mera y funda-
dIdato a presIdente, etc.). Y no cuesta mucho adivinar mental clasificaci6n valorativa. Ademas, 51en el caso de
los Cantos hay tambien cierta proximidad entre enos, Vale decir, borradores, con algtm verso Hrrne (y can
las demas obras ofrecen mayor variedad tematica, metri- reconocibles fuentes: Horacio,Herrera), pero que no al.
ca, ete., y hasta la particularidad de damos una trayecto- canzan a anunciar una mas continuada serie de adertos.
ria que abarca, con las altemativas conoddas, toda la La cronologia de la obra de Olmedo, en 10 que ha
vida literaria de Olmedo. podido precisarse, tampoco nos ofrece grandes sorpresas.
Sobre esta base, pues, y por tratarse de una verdad A un lado, de nuevo, 105 dos Cantos, perfilados hacia mo-
incontrovertible, que sera inutiI pretender borrar, man- mentos de plenitud, la cronologia de las cornposidones
tendre la clasificacion citada. .Es cierto que en el caso de de Olmedo muestra estos rasgos nitidos. Olmedo comien-
Olmedo, como en general en el caso de poetas famosos za, como tantos versificadores de su epoca. muy cercade
<'l traves de un reducido numero de composiciones, hay determinados modelos, cercania quese trasuntaen ana-
un natural deseo de 1a critica porbuscar. fuera de las creonticas, madrigales y odas. Par otro lado, y en re~a"
poesias famosas, la huella del genio, la muestrao el des- cion con sucesos politicos' coetaneos, como el cantor fie!
tello que antieipe 0 corrobore 10s aciertos de 1a obra de Espana, de sus reyes y virreyes, de sus glorias arne-
consagrada. nazadas. . . 'j

Ahora bien, ,que nos muestra esa busqueda en Ol- R.epito: es explicable que aqui resalten, sobre todo,
medo? Repito: poco 0 nada de valioso. En todo caso, 10s modelos: Horacio, Virgilio, Ovidio, Pindaro' y, espe~
algun verso (no muchos) que se aproxima a versos de eialmente, lVlelendez Valdes:
105 .C?"!tos~ c::>mo si el poeta ensayara tanteos y midiera
... y a ti (01', Valdes! loh, tierno
poslblhdades. Algo de eso podcmos sefialar en poemas amigo de las Musas, .
tales como eXBr~n~is a ~an Martin y 1a Parodia epica mi amor y mi embeIesol
(a pesar de este ultImo tItulo y 105 versos finales de esa (Mi retrato)
misma produccion).
'1arnbien es explicable que, de acuerdo con la for.
.. y aun par la tierra es fama rnacion literaria de Olmedo, can sus Iecturas y ejemplos
que de los Incas las cenizas frlas
se animan en sus tumbas y se inflaman, reconocidos, abunden inconfundibles nombres mitologi"
.y a San Martin par vengador aclaman. cos y bucolicos (Diana, Cupido, Venus, Nise, etc.). Pero,
(Brindis a San Martin) insisto, en vano buscamos aqui la poesia qu= anuncia
eVes cual se precipita en Igneo sulco, "algo" 0 que nos muestra ya a un poeta. Son composi-
de la ominosa nube desprendido, dones construidas sabre calcos mas 0 menos perceptibles,
el raro asolador, de ronco trueno y '::O!1 abundante retorica. La poesia A una arniga es de
y luz deslumbradora precedido;
y de las enriscadas, desiguales las mas recordables:
sierras derroca las enormes masas
de portentosa, horrible pesadumbre, Arroyo cristalino,
qUe desraigando 10s afiosos robles, que con susurro blando
fuertes encinas y sublimes pinos, vas del monte a la selva
en derredor los valles asordando, y de la selva al prado;
con fracaso espantable por las faldas travieso cefirillo,
asperas y fragosas saItan, ruedan que con tu aliento grato
y aI1a en el hondo abismo se despeiian .. mueves hojas y flores
. (Parodia epica) que son gala del campo ...
Dentro de las composiclOnes "patri6ticas" de este
momento, vemos en prosaicos versos un Olmedo que can- Por ultimo, conviene mencionar las afirmaciones es-
ta a "Espana (que acata y elogia a reyes y virreyes), que teticas que, sobre todo relacionadas can el teatro,escri-
escribe versos de circunstandasy que refleja episodios bio Olmedo. Aparecen en versos de inscripciones 0 con
de la metr6poli con la adhesion del mas amante de sus motivo de representaciones escenicas. Las ideas de Olme-
hijo~. Claro que Olmedo no constituye en esto una ex- do al respeeto responden al mas neto cuno neoclasico,
cepClon. . . . tal como puede probarlo la Inscripci6n para el teatro
Si tenemos en cuenta que La victoria de ]unin es de de Lima:
1825 (de ese ano es la primera edici6n, de" Guayaquil) y En.:;alzola virtud, abato el vido,
que. e~ Canto al general Flores es de 1835, pocas poesias y al pueblo deleitando,
escflblO Olmedo entre ambos cantos .. Can el agregado en la sana moral Ie voy guiando.
de que, salvo la Cancil:>n indiana, nada hay digno de
mendon. Y este juicio no cambia al considerar las com- Y la posterior Descripci6n para el teatro de Gua-
posiciones de Olmedo posteriores a 1835. Grupo nada yaquil:
memorable, en el que.predominan maximas en verso,
Espejo de costumbres ell la escena
homena jesy composiciones de album. quien la huye teme verse retratado,
Ya de por si, el caractc:r y destino de tales ofrendas quien la inculpa a si mismo se condena.
no antidpan testimonios de. valor. Y la realidad confir-
rt,1:l tales sospechas. Quiia~ merezca recordarse, de este ,Para que mas? Aqui estan compendiadas, ya como
fma: tributo, la composicit'n satirica escrita contra Iri- lugares comunes, poeticas de la epoca. En otra composi-
sarn, porque revela en Olmedo ciertas condiciones para cion (con motivo de la apertura del teatro de Guayaquil)
la Satlra .. En algunas poesias de juventud (especialmen- no deja Olmedo de disparar dardos contra 10s que, en
te, en Mz retrato) mostrabaprimicias en tal direcei6n. tiempos pasados, al olvidar reglas y ret6ricas, llevaron la
Lo c?ncreto es que Olmedo no persistio, salvo estos ra- degeneraci6n alas convenciones teatrales. Claro que con
ros eJemplos, o~ mejor, este raro ejemplo, en eI genero. mayor dureza aun combate a 105 que soocaron "prensa,
tribuna, teatro, academias", aunque tal recriminaci6n ex-
No se ha visto todavia cede ya limites esteticos. En fin, de nuevo, los estereoti-
maldiciente descarado
que no sea favorito pados conceptos:
comensal, meicurio alado,
sacerdote y monaguillo Todos rien y todos se corrigen.
de ricos y potentados ... El seductor infame, el mentiroso,
(Sdtira contra Irisarri -en el avaro, el hip6crita, el ingrato,
boca del mismo) sin querer rien mirando su retrato.
Mas dandonos placer, 0 acerba pena,
. Creo que, sin dar al dato mas importancia de la de- con ffiagiCOpoder triunfa la escena,
blda, esta vena de Olmedo, apenas perfihda en tan esca- haciendo la virtud faciI, amable,
" y el vido siempre odioso y detestable.
sas muestras, presenta un matiz si se qui ere inusitado en
su semblanza. Esa semblanza construida con rasgos gra-
ves y medidos. A un lado los dos Cantos~ a un lade, explicablemen-
te, las traducciones (Pope, Polignac, Horacio, y en redu-
se ahogaba 0 Ie faitaba aire ... En fin, no creoque con-
dda muestra), no cree que se pueda, ni convenga, dedr
mas de Ias composiciones poeticas de Olmedo. El afan venga dedr nada mas al respecto.
deahondamiento me ha llevado a precisiones casi mi- En La victoria de ]unin~ sabre todo, y en e1.Canto
nusculas. De todos modos, bien patente esta que 10 visto al general Flores se cifra la supervivencia poetica de Ol-
hasta ahora no alcanza para conformar un poeta.Se tra- medo. Desde la epOca en que estas poesias se elaboraron,
ta de muestras comunes en Ia epoca, productode la re- Olmedo fue conocido y ensalzado. La victoria de ]unin
torica y los lugares comunes. Por supuesto, el hecho de Ie dio relieve continental y fue pronto materia ineludible
ser obras de Olmedo, el hecho de completar e1 cuadro de antologias y estudios. El Canto al general Flores tuvo
lAn ambito mas restringido, en razon de su propio tema,
de sus producciones, y hasta e1 atenuante de constituir
un numero relati\,'-amente escaso,' obliga it detenerse en y aun de Jas limitaciones del tema, ya que tal consecuen~
elIas, si bien con las salvedades apuntadas. cia surge de una obra relacionada con las dolorosas lu-
chas civiles en America. Precisamente, la posterior situa-
cion de Olmedo can respecto al general Flores nos mues-
tra 10 resbaladizo 0 delicado del enfoque, si bieneste
pudo justificarse cuando see:;cribio. De todos modos,
y mas al1<ide exceleneias poeticas indiscutibles (como ve-
Alguna vez se ha pretendido explielr e1 desigual va-
lor de Ia lirica de Olmedo considerandoque la vena "pa- remos), no cabe duda de que La, victoria de ]unin es, ni-
triotica" era Ia que mejor se identificadacon el, y que, tidamente, el "poema" de Olmedo.
por 10 tanto, las debilidadeseran atribaibles a los otros . .La historia de las versione:.; de este poema ha sido
tcmas cultivados. aclarada porel critico cubano Enrique Piileyro. Hay una
Un conocimientc elemental de las obras de Olmedo primera eaicion publicada en CuayaquiI, en 1825, y una
~egunda --) definitiva. ocasi definitiva- publicada pOl'
nos muestra que el lema "patriotico" (0, mas bien, el
tema "pq.triotico americano") no se reduce en Olmedo a Olmedo en Londres un ano despues, y repetida en Pa-
La victoria de ]urdn y al Canto al general Flores, en esta ris, ese misfilo ano. Cuando Juan wI aria Gutierrei pre-
paraba su America pottica (l?- ed., Valparaiso, 1846),
ultima con salvedades sobre el tema. POl' el contrario,
Olmedo Ie hizo conocer al critico argentino dos cambios
Olmedo escribio diyersos himnos y ofrend as, que, la ver-
de cierta importancia en el poema: una supresion (dos
dad, nada muestran de excepcionales, y si de corrientes versos) y la compresion de otros 'dos en uno. Estas son
tributos en una epoca prodiga en elIos. las vieisitudes sufridas por el texto del poema, si bien
Esto nos dice que, mas que a 1005 temas, las diferen- -como veremos- es la edicion de Londres la base indu-
cias deben achacarse a ot1'osfaetores: a 10s hondos y com- dable. Paralelaniente, interesa la correspondencia cam-
plejos de la creacion poetica. biada entre Olmedo y Bolivar, cuando el paeta estaba
Dent1'o de este general panorama comparativo, cabe daborando la obra. Por descontado, y mas aun que las
lma ultima acotaci6n. Tanto La victoria de ]unin como cartas de Olmedo, atraen los comentarios de Bolivar; que
el Camto al general Flores son, de manera apreciable, 10s ratifican su reconocida cultura y capacidad critica, aun-
dos pocmas mas extensos escritos par Olmedo. De ahi que aqui inte1'venga tambien, pOl' razones comprensibles,
podrfamos dcducir que la inspiraci6n del pbeta necesi- cierto humorismo queprocura atenuar referencias per-
tab a amplitud para manifcstarse; que, en la brevedad, sonales.
.Como ilustraeion, cabe decir que, en determinado Me pareee ya redundante ,iI.lsistir.en. que los valores
momenta, Olmedo penso escribir un segundo canto: se 10 del Canto son esencialmente hncos, S1bIen aparecen. en
dice el poeta a Bolivar en una carta escIlta el 14 de ene- el esporadicas descripciones. Ligadoa s~ plan, 0, m~Jor,
ro de 1827. Sabemos, par el propio Olmedo, cu,D iba a en unidad con este, hay recuentes aoert05 expreS1Vos,
ser el contenido posible de ese segundo canto: escenas esos aeiertos que llegan a adquirir vida propia y m~chas
de paz, vision euf6rica del campo y su gente, S;,1,5 tareas, veces son recordados fuera ya del poema. Tono, ntmo,
SU$ juegos, danzas y cantos, un nuevo vaticinio ... En metrica. vocabulario contribuyen a esos aci~r.tos, aunque
fin, algo asi como e1 adecuado contraste con Jas escenas en ocasiones nos parezcan quiz is menos onglllaies de 10
de guerra y de violencia del primer canto. Notemos, par que realmente son. Es que el. poema. d~ Olmedo, ~ue.ra
10 pronto, derto paralelismo con las Silvas de Bello. Pe- de reconociblesfuentes parClales aSImIladas (HOIaclO,
IO 10 concreto es que Olmedo se centro en el primero, y Virgilio, Pindaro, Homer~, Lucrecio, Herrera, ~~~pe?),
el segundo canto nunca aparecio. fue posteriormente ~ocorndo modelo en composICIones
Volviendo alas dos versiones fundamentales del americanas de este tlpo. .
. Ca.nto (las. de 1825 y 1826), conviene puntualizar que la Destaquemos el impetu, el sosteni~o vigor, q~le ape~
pIlmera t1ene 824 v~rsos, y la segunda. 909. Pero no nas si dec1ina a 10 largo del poema. lmpetu Y VIgor de
solo hay agregados sino tambien modificaciones, algunas buena ley, puesto que el analisis detallado de los versos
de ell as -expresivas- determinadas par 10s comentarios no desmerece la impresi6n de solidez que surge de una
de Bolivar. Sin embargo, el rasgo fundamental de la ver- primera lectura conida de la obra, 0 de la lectura 0 reCI-
sion de 1826 es su sentido mas continental, tanto en rela- tado en voz alta. Y hasta los ripios se atentian ante la
cion con el pasado como con el presente del poeti: asi, tuerza que predomina ostensiblemente en 10sversos.
la evocacion de Guatimozin, :Moctezuma y el imperio
azteca; asi, la referencia a los Estados Unidos. El trueno horrendo que en fragor rcvienta
La victoria de ]unin tiene -a mi ver- una cuidada y sordo retumbando se dilata
y defendible estructura. Al hablar de estructura. no pre- par la inflamada esfera, . .
a1 Dios anuncia que en el ClelO1l11pera.
tendo replantear la ya superada CIitica acerca de la
aparicion del Inca, de la importancia de este en el poe- Ya el formidable e~truellc!o
ma y del mayor 0 menor acierto del Doeta al reunir del atambar en uno y otTObando
-en boca del Inca- la evocacion de JunIn y el vaticinio y el son de las trompetas clamoroso,
de Ayacucho. y el relinchar del ~lazan f~goso, .
que erguida la cerVlZ~ el oJ? ardlendo
Yo creo que, en su conjunto, dene un desarrollo ar- en belico furor, salta ImpaClente
monico y justificable. Por 10 pronto, es practicamente do mas se encruelece la pelea ...
el unico poema en que las guerras de la Independencia
'Son esos los garzones delicados
americana han que dado fijadas con valores poeticos, y enire seda y aromas arrullados? .
no solo sentimentales 0 patrioticos. (La Alocuci6n de (Los hijos del placer son esos Heros?
Bello toea el tema en parte yes, alIi, menos feliz). Re- 5i, que los que ames desatar no osaban
105 duIces lazos de jazmin y rosa
sulta tambien significativa la presencia de Huayna Capac,
con que amor y placer los enredaban.
como necesario enlace y simbolo buscado por laepoca. hay ya con mana fuerte
Ia cadena quebrantan ponderosa
que ato sus pies ... Sin embargo, esta obra tiene en el tema su propia
limitacien. Y en esto, S1, es licito destacar la importancia
IAtroz, horrendo choque, de azar lIenor que debe tener el tema en poemas patri6ticos, aunque
Cual aturde y espama en su estallido
de horrida tempestad el postrer trueno.
la autentica poesia no se reduzea, por supuesto, al tema.
Arder en fuego el aire. En este Canto, Olmedo exalta un momenta en la
en hurno y polvo oscurecerse el cie10 historia del Ecuador. Su elogio al general Flores (par
y, con Ia sangre en que rebosa el sudo,
se vera al Apurimac de repente otro lado, hombre de dimension humildC' y di.scutida) se
embravecer su rapida corriente. comprende, 0 puede comprenderse, en el instante en que
Olm'edo escribe el poema. Pero no tiene relieve -en
Lo grande y peligroso . razon. de la materia historica que evoea- para sobrevivir
hie1a al cobarde, irrita al animoso.
vinculado al heroe 0 al mito del heroe. De ahi la esen-
IQue intrepidez! lque 8ubito coraje
el brazo agita y en el pecho prende cial contradiccion que aeompafia a este poema, rasgo que
del que su patria y libertad defiendeL .. leduce su ambito y que 10 relega, justifieadamente, frente
a La l/ictoria de ]unin.
En fin, acierto es tambien el haber sabido disponer De ah1, tambien, qUl: el eje del paema, vinculado
Olmedo lEl poema relativamente breve en reIaden con mas estrechamente al Ecuador, alas discordias civiles,
los acontecimientos contados. 1 poema es extenso (ya al general Flores, se desdituje para nosotros. En cambio,
10 he didlO) dentro de 10 corriente en Olmedo, pero
perman ~cen, se recuerdan, sabre todo, el ccn.tienzo y el
tiene en potencia una fecundidad que anuncia mucho final del poema.
mas de 10 que el poeta realizo. Este sentido de conten-
ci6n(0 esto que me parece a TIli sentido de contend6n),
Cual aguib. inexperta, que impelida
esta limitad6n que domina posibles brillos y ramifiea- del regio instinto de su estirpe clara,
cionci, pero tambien acechanzas y peligros evidentes, apa- ernprende el precoz vuelo
reee hoy como un nuevo merito de la obra. ?vleritoque en atrevido ensayo,
no se desmerece ante el data conocido de una segunda y elevandose ufana, envanecida,
sobre 13.snubes que atormenta el rayo,
parte proyectada, que Olmedo no llev6 a cabo. Entra- no en el peligro de su ardor repara,
mos con estas acotaciones en el terreno de 10 supuesto. y a su ambicioso anhelo
Es cierto. Con todo, me pareee conveniente exponerlas. estrecha viene la mitad del cielo...
Si bien La victoria de ]unin alcanza para mostrar Ias
excelencias Uricas de Olmedo, es justo dedicar algunos Y, en especial, aquella hiperbole de las postrimerias,
parrafos al Canto al general Flores. de reconocido valor antologico:
Como vio bien Menendez y Pelayo, el valor poetico
de este ultimo canto no desmereee junto al Canto a Bo- Rey de los Andes, la arclua frente inc1ina
que pasa el vencedor..
livar. Aun mas, l\!Ienendez y Pelayo 10 considera, en algu-
IlOS aspectos, superior. Ac1aremos que el Canto al gene-
ml Flores es un poema mas breve, pero, la verdad, re- Podemos agregar una tercera menei6n, igualmente
oparecen aqui las mejores virtu des del poeta. muy citada: la descripcion del caballo, en el interior
del paema ..
cesitaba de necesidad quince dias de campo, y no puede ser por
ahora. (Olmedo, carta a Bolivar, fechada el 31 de enero de 1825.)
Siempre he dicho yo que Ud. tiene una imaginaci6n singu-
lar; y que si se aplicara Ud. a hacer versos, excederia a Pindaro
Una~ breve menci6n merece .Ia obra en prosa de Ol- y a Ossian. Las imaginaciones ardientes encuentr2.n relaciones t!\
medo. .N 0 se trata ~e. un matenal que agregue mayores los objetos mas diversos entre si... (Carta de Olmedo a Bo!ivJr,
luces nl mayor preStlglO al a1canzado pOl' Olmedo como fechada el 15 de abril de 1825)
P?~ta. Practicamente, su obra en pros a se reduce a ma-
mhe~tos y me~saj:s politicos (como el lvlanifiesto del En segundo lugar, destaco la correspondencia cam-
Gobze:no P~ovzsorlO ~el Ecuador, Guayaquil, 1845) y a biada entre Olmedo y Bello: Dnlan a los dos vinculos
un eplstolano. EI pnmer grupo, en simaci6n fronteriza de amistad y ann rasgos comunes de caracter. Olmedo
a 10 literario. En cuanto alas cartas conservadas, no era padrino de una hija de Bello; Bello escribi6 a Olme-
constituyen un material muy nutrido. Entran en este do una carta en tercetos ("Es fuerza que te diga, caro
gr~po die~iseis cartas familiares de su juventud y otras, Olmedo ... ").
mas conoCldas, que corresponden a epocas posteriores (a Estas cartas son utiles, sobre todo, para conocer los
Bolivar, Flores, Fernandez Madrid, Bello). afi05 de Olmedo en Paris. Ademas, nos muestran sus
~alvo. las que tienen que ver con la elaboraci6n' de preocupaciones por las cosas de America, ofrecen algu-
La metana de juntn y algunas cartas diria-idas a Bello nos juicios criticos y hasta una vena humoristica y fa-
Ias d'emas no 0 f'recen ~n mteres especial, aunque
b'
sirvan miliar que, es explicable, no suele ser corriente en su
para ahondar en la blOgrafia del escritor y tambien en obra mas difundida.
su vida politica.
. No cabe duda de que, en su conjunto (es decir, con- Madrid [Fernandez Madrid] esta imprimiendo sus poesias.
(Aquf, entre nosotros, 10 siento.) Sus versos tienen merito, pero les
sld~rando tanto hechos estrictamente politicos como lite- falta mucha lima. Corren como las aguas de un canal; no como
Tanos) la correspondencia de Olmedo diria-ida a Bolivar las de un arroyo, susurrando, dando vueltas, durmiendose, preci-
es la que ofrece mayor relie~e. Lo re:rr;tarcabn la jerarquia pitandose y siempre salpicando las flares de la ribera. Le daiia su
d.e los dos ho~bres y las ClTCunstanClasque los distan- extrema facilidad en componer. En una noche, de una sentada,
traduce una Meseniana de Lavigne 0 hace todo entero ... el quinto
Claron y .aproxlmaron,. circunstancias en las que -repi- acto de una tragedia... (Carta de Olmedo a Bello, fechada en
t?- no slempre es poslble separar rasgos civiles y litera- Paris, marzo de 1827.)
nos. Por descontado, interesan las cartas de los dos Bo- EI necio soy yo que, sabiendo que 105 carros no andan sino
livar Y, Olmedo, aunque aqui hagamos la explicable se- con dos ruedas, que 10s hombres no al1dan sino can dos pies y
que las aves no vuelan sino can dos alas, he esperado hasta ahara
paraClOn. Dnos pocos ejemplos: una contestacion de Ud. no habiendole escrito dos cartas. Luego
que he vuelto en mi, me apresuro a remediar el dano que me he
Siento que Ud. me recomiende Cantar nuestros ultimos triun- ocasionado por mi distraccion. IQue had. Ud. conmigo cuando
fos. Mucho .tiempo ha, mucho tiempo ha que revuelvo en la mente este mas distantel... (Carta de Olmedo a Bello, fechada en Paris,
este pensamlento. el 9 de febrero de 1827.)
Vino. JU?in,y empece mi canto. Digo mal; empece a formar
planes. y prdme.s; pero n~da ~delante en un meso Ocupacioncillas Es cierto que no poseemos aun una edici6n que reuna
qu.e, Sl~ ser de ImportanCla, dlstraen; atencioncillas de subsistencia la prosa de Olmedo. Aunque 10 conocido no anticipa
cUIdadI110sdomesticos, ruidiIIos de ciudad, todo contribuy6 a tene;
la musa estaciona;ia. Vino Ayacucho, y desperte lanzando un sorpresas extraordinarias, y aunque no se altere mayor-
trueno. Pero yo mlsmo me aturdi can el, y he avanzado poco. Ne- mente el perfil conoddo, creo qr(e va siendo ya tiempo
de emprender esta tarea, ahora que contamos con una trioticos donde el enfasis, el ardor, se superpone a mo-
bu:na edicion de la obra lirica del poeta y procer ecua~ delos y fuentes perceptibles, y donde se alcanza, en de-
tonano. terrninadas circunstancias, la mayor proximidad con 10
romantico (con un rasgo definidor de 10 romantico!. Re-
saltan, asi, imprecaciones e hiperboles no muy dlferen-
tes de tipicas expresiones romanticas. Y tal es el caso
que vemos en 105mejores poemas de Olmedo.
Sin alcanzar Ia Iarga vida de Bello, Olmedo (1780- Pero, por 10 demas, Olmedo se mueve c6mo~amente
1.847) tuvo oport.u~idad de presenciar el triunfo y expan- dentro de 10s moldes c1asidstas y procura ser fIel a sus
SIon del romanticismo en Hispanoamerica. Pero Olme- reconocidos modelos. Ni siquiera en rasgos mas 0 menos
do es -de 10s tres importantes escritores que estudiamos externos, como la metrica, nada hay que escape a la in-
en Ingar preferente- el que men as tiene quever can el confundible metrica neoc1asicista.
romanticismo. Y adaro que, si no hay mayores anticipos Volviendo a puntualizar el enfasisde Olmedo, no
en su obra anterior a 1830, tampoco aparecen rasa-os de- me parece adecuado reducirlo, como comunmente se ha-
fin:dos en Ia que escribio despues de ese ano. t:>
ce, a un "enfasis oratorio". Hay retorica, abundante re~
. E1 sensato critico Enrique Pifieyro estampo un pa- torica, en el (como negarla?), pero tambien una fuerza
:r:.rafoque podemos anaIizar aqul. Dice Pifieyro: "Olme- que pal pam os como nueva y que reperCl~te en s~ verso.
do be poeta c1<.isico,pura y unicamente clasico. A pesar Y es esa fuerza, ese vigor, el que se reflep en aClertos y
de la fecha en que escribio sus mejores obras, una en liradas perdurables, en hiperboles felices. Aunqu: en ul-
1825, otra en 1835, no se descubre en ellas ninQllnO de lima instancia -conc1uyo- sea siempre perceptible en
esos ~estellos ~e luz extr:lna y nueva que, ya de;de fines Olmedo el hombre que micle y pesa, que evita desvios 0
del s:glo antenor, se vdan iluminar y tefiir con matices desboques. Ese hombre que, por 10 que sabemos, tanto
antes desconocidos algunos versos y pasajes, de Cienfue- a traves de sus propias dec1araciones (en verso yprosa),
gas, par ejemplo. En cambia, esta como reunido en como par 10 que deducimos de sus obras en general, aca-
ellas en profusion admirable, con esplendor insupera- ta 10s principiosesteticos del neoc1asicismo,
ble, cuanto de mas alto habia a1canzado y desplegado
Dunca el arte neodasico en Iengua castellana".
En 10 esencial, y despuntando algunos adjetivos, me
parece acertado el juicio del critico cubano. Par 10 pron-
t?, ~)lmedo es el que menos anuncia rasgos romanticos, Jose Maria Heredia es eI testimonio incontestable
Sl bIen es precis a hacer ac1araciones. de como las circunstandas pueden llevar a fijar un des-
El neoclasicismo, que llega can algun retraso a His- tino. Dentro de la obligada serie de parale1os, proximi-
pa;noamerica, ofrece, agui, ciertasdiferencias entre un clades y diferencias entre Bello, Olmedo y Heredia, este,
pnmer momenta (fines del siglo XVIII) y un segundo mo- que nace ya en el nuevo siglo, tuvo una vida mucho mas
menta (entre 1810 y 1830, aproximadamente). Este ulti- breve que los otros dos (no alcanzo Ios treint~ y. seis
mo, apIicado en gran parte, como ocurre en Olmedo, a afios) y tampa co tuvo la fortuna de ver a su 1?~t~I~h?re.
canta.: la~ Iuchas ~mancipadoras, sus heroes y los prime- Sin embargo, 0 quizas par ello, el tema patnotlco t:ene
1'OS anos mdependlentes. Es sabre todo en 10s cantos pa- en Heredia una persistenda que, naturalmente, no tlene
en Bello y Olmedo. Bien es cierto que e1 tema patriotico mlmos de bandos, permitian 1a esperanza de alejamien-
aparcce en Heredia como nostalgia. como corriente mo- tos menos prolongados. Siquiera, 1a esperanza ...
ti YO para execrar a 105 tiranos (politicos y re1igiosos), co- Dentro de tales caracteristicas, la obra literaria de
11IO ansia de 1ibertad para Cuba. Agreguemos, en fin, Jose j\Iaria Heredia es una obra con valiosas resonan-
till tem peramento ardiente, que. ante la imposibi1idad de cias y con interesante varieclad. Noes una obra muy
(~xito, por un 1ado, y obligado, por otro, debe resio-narse fecunda. Conspiraron wntra ella su vida breve y los in;-
a vivir fuera de 1a patria. Fuera de ella, pero si~mpre portantes cargos desempenados en su larga etapa meXI-
cerca (Estados Unidos y Mexico), como si, aun en las cana (1825-1839, salvo el corto viaje a Cuba de 1836).
circunstaneias adversas, en la dureza de los dimas y en la Par eso: deda en 1832, al publicar en Toluca la segunda
Raluel delicada. alentara siempre la esperanza de una edicion de sus poesias:
indcpendencia que, por 10 visto, debia obtenerse mu-
rhos afios despues. El torbellino revolucionario me ha hecho recorrer en poco
tiempo una vasta carrera, y con mis 0 menos. fortu?~ he si~o
La relativamente breve vida de Heredia es la vida abogado, solchdo, viajero, profesor de lenguas, ~lplomat~co, pe~lO-
de un hombre a quien las circunstancias -:"'repito- obli- dista, magistrado, historiador y poeta a los vemte y cu:-c.oanos.
~'aron desde temprano al camino del destierro. El des- Todos mis escritos tienen que resentirse de la rara volublhdad de
mi suerte ...
t ierro, sobre todo en 10s largos afios de IVlexico,hace que
alH pueda desarrollar una fecunda campafia de magis- Sin embargo, como en Heredia bullia, sabre todo,
trado, ja10nada. con cargos de importancia en la naeiente el escritor pudo sobreponerse a dificultades que resta-
J

Republica l\1exicana. Sin embargo, su pensamiento estu- ban energias a su vocacion hasta dejarnos una obra de
vo siempre en Cuba, en su patria, tal como se trasunta visible presencia. Dentro de su produccion, es hay justo
en sus poesias] y tal como se ve con daridad en 1as nu- hablar de variedad (por 10 menos, de variedad generi-
tridas paginas de su episto1ario, aparte de otras mues- ca), y hasta de una nutrida labor periodistica, no siempre
tras menos persistentes. identificacla con c1aridad, si bien 10 dudoso no resta mu-
Otro rasgo definidor de 1a vida de Heredia es su cho a Ia verdadera obra de Heredia. El conjunto es,
salud vacilante, en especial durante e1 tiempo que reside pues, una perceptible serie de escritos qu~ permiten re-
en los EstadosUnidos, cuyo invierno no resistia. En Me- construir una individualiclad de singular nqueza.
xico encontro un c1ima men os duro, aunque 1a anoranza POT supuesto, la supervivencia literaria de Heredia
de Cuba es en el permanente. se apoya en sus obras poeticas, particularmente en 10 que
Si~ pretender uniformidades, es Heito afirmar que si(rnifican como difusion las dos ediciones publicadas en
H~,recha fue de los primeros americanos eminentes que su- vida del autar (l~ edicion, Nueva York, 1825; 2;;1. edieion,
fno de ese mal que han sufrido tantos otros en el "corregida y aumentacla", Toluca, 1832, 2 tomos). Aun-
siglo XIX y, algo menos, en nuestro siglo. l\:Ie refiero a la que este fundamental sector sigue siendo Ia base de su
"~usen~ia forzada y nostalgia de la patria". Con la par- prestigio, mucho se ha hecho recientemente p.or Hamar
tlcu~andad, e~ el .caso de Heredia, de que su ausencia Ia atencion sobre Ias virtucles criticas de HeredIa. De tal
se hga a 1a srtuaclon en que permanec~ Cuba, bajo el manera, no resulta en nuestros dias exagerado asignarle
p.ode~espafio!. Destierro distinto (por 10 menos en apa- un lugar de privilegio entre Ios criticos de lengua espa-
r~enCla) de aquel otro, mas corriente, 1igado alas vici- nola anteriores a Menendez y Pelayo. Perosobre esto
sltudes de Ios nuevos paises, que, en Ias 1udus y predo- volveremos despues.
Los artkulos criticos de Heredia nos Bevan, claro
E:3tasfechas remarcan can nitidez 10 que digo. Permi-
esta, a su prasa. Y dentro de Ia prosa, aunque en lugar
ten, a su vez, comprender por que no hay en su poesia
inferior, hay que colocar sus discursos y escritos po1i~
cambios fundamentales, aunque haya diferencias e in-
ticos, asi como su interesante epistolario.
corporaciones que no pueden olvidarse. En este sen-
En cambia, no hasobrevivido mayormente la pro- tido, las dos ediciones mencionadas (Ia de Nueva York,
ducci6n dram<itica de Heredia. Dejemos a un Iado el de 1825, y la de Toluca, de 1832) constituyen elementos
hecho de que esa Iabor se reduce, practicamente,a tra- ine1udibles para el estudio. La son porque, como digo,
ducciones y "arreglos" (algunos de elIos, perdidos). La abarcan la casi totalidad y 10 esencial de su obra, y por~
concreto es que este sector no se diferencia de Ia letra que, sin mostrar cambios rotundos, permiten mostrar,
muerta de tantos otros ensayos contemporaneos de los de aparte de las incorporaciones, variantes en relacion can
Heredia.
las poesias publicadas en la edici6n de IS25. Tal el caso,
Par ultimo, diversas traducciones de poesias y hasta importante en razon de Ia trascendencia de Ios paemas,
la traducei6n de una novel a de '\-Valter Scott (Waverley de Ai Niagara y En el teocalli de Cholula.
o ahora sesenta anos) 3 vols., l\1exico, 1883) que, si no Los comienzos literarim de Heredia, conocidos a tra-
agregan lustre particular a sus meritos, completan, jun- yeS de manuscritos y de un intento de edici6n mexicana,
to a alguna otra traducci6n, el cuadro de las obras vincu- en 18:W, no se diferencian mayormente de Ios de tantos
ladas al nombre de Heredia. incipientes versificadores de Ia epoca: abarcan Hbulas,
Como vemos, y mas aHa dediferencias de valor, la Ietrill as, epigramas, versos de circunstancia y a19una tra-
simple enundad6n de los diferentf:s generos a sectores duccion de Horacio ... TamDoco faIt a el elogio a Espana .
.l

conforma ese cadcter de variedad que asignamos ala pro- La madurez literaria (madurez y plenitud) es pos-
ducci6n Iiteraria de Heredia. terior. Es la que se palpa a partir de 1820, tol como se
ve en 1a primera version de En el teocalli (no la mejor,
de 1820), en el Niagara (de 1824), en los Placeres de la
melancolla (de 1825), en La vuelta al sur (de 1825).
Tambien alIi estan representados temas y form as ca-
ras a Heredia. Particularmente, entre los temas, los que
_ La obra ,lirica deH~redia se centra en unos pocosl
se refieren a la evocaci6n de Cuba, a su nostalgia, a su
anos. De 1817 son los pnmeros poemas conocidos, alas
predica de libertad, al amor, al sentimiento de la natu-
que el ~~tor confiere alguna madurez. (Esto deja fuera
composlclOnes escolares -alguna de 1813~ y primeros raleza (sobre todo, en relacion con el mar y los cre-
pusculos), a la meditaci6n y el comentario mo~al. .. Ca-
ens~y.osy fabulas.) Pero de 1817, 0, mejor aun, de 1819.
si siempre, temas enlazados, entre los cuales deben desta-
es lICIt? hablar de decoroso comienzo, tal como el propio
carse, par su persistencia, los vinculados con Cuba y la
HeredIa 10 reconocio a1 reunir la edicion de Nueva York. exaltaci6n de la libertad.
~or otro lado, la edicion de Toluca, en 1832, nos da prac-
tIcamente toda su obra lirica: faltan solo los (jltimos La edici6n de 1832 presenta como aportes valiosos,
versos, pubIicados en el "Noticioso y Lucero", de La- Ha- en cotejo can la primera edieion, algunas poesias como
las tituladas La vuelta al sur y A la estrella de Venus.
b.a,na (25 de octubre de 1839) y alguna otra compos i-
CIOn suel ta. Pero, en general, no ofrece, repito, novedade~ extraordi-
narias. En este sentido (y fuera de las correCClonesapun-
tadas) solo merece destacarse 1a relativa abundancia de aqui no aparecen, a aparecen de manera tangencial) res-
traducciones e imitaciones: Ossian, Byron, Goethe, La- paldamos el parrafo precedente. .. ..
martine, Beranger, :Millevoye, Volney, Chateaubriand, El NiaGara es el poema que meJor bnlla en la eell-
Foscolo, Pindemonte... Este ultimo sector, si bien no cion de 1825, pero creo -de acuerdo con :Menendcz .y
agrega meritos excepcionales a favor de Heredia, sirve Pelayo, Chacon y Calvo, y fiuchos ?tros-:, que la poes~a
para aquilatar lecturas (lecturas, a su vez, tras'.mtadas que nos da mas acabadamente la dmlenslOn de Heredia
en las poesias que l1amamos originales), a la par que es En el teocalli de Cholula, tal como la leemos en la
contribuyen, como veremos, a situar mas ajustadamente version definitiva (la de 1832). Con to.d?, y para no
a Heredia en el debatido problema de "su" romanticismo. perdernos en gratuitos torneos, c~be admItlr q,:e los dos
Cuando lVIenendez y Pelayo escribio a fines del pa- relejan las mejores virtu des poetlcas ~e Heredia. ,
sado siglo sus orientadores prolog os para la Antologia El NiaGara fue escrito por HeredIa en 1824, despucs
de poetas hispanoamericanos, caracterizo a Heredia co- de conocer 010s famosos saltos. Esta probado que, ent~e
mo "poeta de sentimiento melancolico y de exaltacion otras cosas, influyo en la curiosidacl y deseo de He~edla
imaginativa, combinada con un modo propio y peculiar la lectura de Atala, de Chateaubriancl, en cuyo epilogo
suyo de ver y sentir la naturaleza".Contra este intento aparece una muy conocida descripcion de las catarata~.
de definicion que omite -injustamente- la abundante Pero la contemplacion de los saltos: alsuperar osteusi-
produecion de tema patriotieo, reacciono el critieo euba- blemente la vision literaria, determma un rapto de en-
no Enrique Pifieyro. Porsupuesto, Pifieyro tenia nutri- tusiasmo y la inmediata elaboracion del poema.
dos ejemplos para mostrar, sobre todo en eomposiciones El punto de arranque y leitmotiv de lac:bra e,stzt,
que tienen para los cubanos tan especiales resonancias. claro, en la descripcion del torrente y su postenor calda.
Y, sin embargo, la caracterizacion de lVIenendez y Para tal motivo, encuentra Heredia palabra, verso y.fuer-
Pelayo no restilta infiel, si atendemos a una estricta va- za adecuaclas, como si las ce1ebradas cataratas hubleran
loraci6n estetica y a 10s poemas mayores, es decir, a aque- esperaclo a que un hispanoamericano y la lengua espa-
lIos que han determinado la supervivencia continental fiola fijaran, definitivamente, su grancllOsa belleza:
del poeta. Una parte de las poesias de Heredia, con el
Teocalli y el Niagara en primer lugar, muestra, por un Torrente prodigioso, calma, calla
tu true no aterrador: disipa un tanto
lade, una deseripcion (direeta 0 sentimental) de la na- las tinieblas que en tome te circundan ...
turaleza, que anuncia, inmediatamente, la naturaleza ro-
IVedl i1legan, saltan! el abismo horrendo
mantica, y, por otro, la reflexion 0 el comentario mas 0 devora los torrentes despefiados:
menos filosofico, apoyado en esa naturaleza que Ie sirve crUzanse en el mil iris, y asordados
de pun to de partida. Ramificaciones corrientes son, tam- vuelven los bosques el fragor tremendo.
bien, la nostalgia de Cuba y la predica de libertad, cen- En las rigidas perras
r6mpese el agua: vaporosa nube
trada casi siempre -es explieable- en la situacion de con elastica fuerza
su patria. 1lena el abismo en torbellino, sube ...
Las poesfas que han cimentado el prestigio literario
de Heredia son, indudablemente, En el teocalli de Cho- Pero, no menos, el canto al Niagara es la visi6n,
l~da y Al Niagara. Pensando, sobre todo, en ellas (pero la presencia de Dios reflejada en aquella maravilla de ]a
sm negar la persistencia en Heredia de ciertos temas que naturaleza. Presencia sin nubes, para oponerla a 105 que
el poeta llama blasfemos y falsos invocadores. En la so-
va, de nuevo, a aquellas VISlOnescrepusculares (ligadas,
ledad, ante la inmensi~ad. de la tier~a y la voz del agua,
por 10 comlin, al mar) que tanto personalizan poesias de
el poeta celebra la autentlca presenCIa de Dios. Heredia.
A~ri6 el Senor su mano omnipotente, Sabido es que el Niagara dio tema a innumerables
c~bno su faz de nubes agitadas, composiciones poeticas. Solo en lengua espanola, ofre-
dIO su voz a tus aguas despenadas
y orno can su arco tu terrible frente ... ce nada men os que un nutrido repertorio (Manuei Car-
pio, Gertrudis Gomez de Avellaneda, Rafael Pombo,
Estos son ~os ~os ejes que ~ostienen el poema. Liga- Perez Bonalde, Calixto Oyuela, Jose Santos Chocano y
do a ellos, la meVItable evocaClon de la patria distante, alglin otro). Sin minusculas competiciones, queda el poe-
de sus palmas: ma de Heredia como el tributo par excelencia dentm del
tema que canta. Y no en vano es Heredia, par excelen-
cia tambien, el que mejor merece el titulo (buscado titu-
lo) de "El cantor del Niagara".
En el teocalli de Cl:olula es no solo un gran poema
.. lAy! IDesterrado de Heredia, sino que constituye un ejemplo, no muy
sin patria, sin amores,
s6lo mira ante mi llanto y dolores!
comun en la epoca, de elaboracion literaria. El poema
que nosotros conocemos no es exactamente el poema es-
Ellogrado adios y final del poema nos sitlia ante una crito en 1820, que llevaba hasta otro tkulo: Fragmentos
original variante de un tema famoso. Escribe Heredia: descriptivos de un poema mexicano.
Esta primera versi6n, de 94 versos, es la que apa-
INiagara poderoso!
IAdios! Iadios! Dentro de pocos anos
reee en la primer a ediei6n de las poesi2.s. .En la edici6n
yadevorado habra la tumba ma de 1832 aparece ya con el titulo definitivo y con 150
a tu debil cantor. IDuren mis versos versos. Esta diferencia anticipa previsibles variantes y
cual tu gloria inmortall ...
novedades. De tal manera, la versi6n definitiva es una
obra trabajada sobre un primer esquema y concrecion,
Antes (el magnifico soneto A Elena de ROl1sard
puede servir de pun to de arranque) los ~oetas nos ha~ si bien conviene decir que en la primera version estan
bian dich~, en sus propios versos, que el arte puede enunciados la mayor parte de los elementos del poema.
veneer al tlempo. Y, con mas frecuencia, el arte vencedor Espacio y tiempo determinan las dos direcciones fun-
se fijaba en la pintura. Heredia, humane cantor ante damentales En el teocalli. En primer lugar, la visi6n de
la sobrecogedora belleza del Niagara, no pretende sobre- la naturaleza pr6xima a la piramide. El paisaje descrito
poner su poema ante un posible limite de la maravilla por Heredia va, gradualmente, de la enumeracion bri-
que ~anta. Par el. contIano, y en Iimites de comprensible llante de las especies vegetales:
humlldad, solo plde para su poesfa la vida del torrente
de su gloria "inmortal". ' ... sus llanos
Es tambien digna de recuerdo, ya en Ios versos cubren~ a par de las doradas mieses,
postreros, Ia men cion de la cafda del sol, porque nos lIe- las canas deliciosas. El naranjo
y la pifia y el ph'ttano sonante ...
a mis ojos at6nitos. Veia
hasta los picos nevados de 10s volcanes que dominan 1a entre la muchedumbre silenciosa
region, y que aun se ven nitidos en la tarde, entre ful- de emplumados caudillos, levantarse
el despota salvaje en rico trono,
gores crepusculares. de oro, perlas y plumas recamado;
Despues, los colores se apagan y la noche trae la y al son de caracoles belicosos
meditacion. Al espesarse las sombras, el poeta sientese ir lentamente caminando al templo
mas apegado al reducto que el templo indigena ofrece. la vasta proces~6n, do 10 aguardaban
El teocalli, ruina erguida del antiguo monumento indi- sacerdotes hornbles ...
gena, es el vehiculo para su viaje a traves del tiempo. Es
. ~?r ultimo, un. rasgo que 'apunta hacia la particular
el teocalli el que dirige la meditacion, meditacion evoca-
pOSICIOnde HeredIa en las corrientes literarias de su
tiva del pueblo que 10 1evanto y, particular y explicab1e-
tiempo. El poeta cu~a.no, que se acerca tanto, en algu-
mente, de su religion. nos rasgos, al romantlClsmO, es, en otros, dpico represen-
En el teocalli de Cholula fija artisticamente e1 tema
tante del siglo .XVIII. En el teocalli} por eso, no puede
de 1a meditacion ante las ruinas. En 1825 -yen ver-
sorprender .s"?-fmal comentario ejemplarizador. Despues
sos de un ambicioso poema, Place res de la melancolia;
de un ~qUlhbrado peso en 10s versos, la obra termina
que qued6 inconcluso- Heredia explico, junto a planes
con una moraleja de debil acento poetico:
fn turos, e1 poder evocador de los monumentos y las ruinas
de la antigliedad. Debemos sospechar que la lectura re- A nuestros nietos ultimos, empero,
ciente y repetida de Volney (Las ruinas de Palmira) y se lecci6n saludable ... [etc.]
de Chateaubriand (sobre todo, El genio del Cristianis- pero sobre esto volveremos mas adelante.
mo) es en el, corne en otros contemporaneos hispanicos, EI analisis mas 0 menos detallado de IDs dos poemas
estimulo importante. mayores de Heredia no nos muestra, claro esta, toda la
Por otra parte, la rememoracion historica de los az- linca de Heredia. Ni siquiera refleja, como he dicho,
tecas (y, en general, del indio americano) tuvo en Here- la pers~ste~~ia ~: ciertos. te~a5 (como el patri6tico) que
dia dos fases: una, marcada por el Teocalli .. en que fusti- tanta sIgmhcaclOn cuantltatlVa tienen en sus versos. Sin
ga la superstici6n y la cruel dad indigena; otra, posterior embargo. es evidente que la poesia de Heredia no a1can-
y con mas abtlncbntes ejemplos, en que se exalta .a los z6 a cuajar en un fundamental poema patriotico, en un
reyes aztecas y su raza, como simbolo de la libertad, de la poema realmente logrado en queeste tema fuera eje fun-
lucha contra Espafia. Testimonio valioso es la oda A Los damental, y no simple ramificaci6n a comentario ... Eso
habitantes de Anahuac. 5i, casi todos 105 demas temas de Heredia aparecen de
Pero En el teocalli de Cholula es poema en que pre- manera adec~ada (tema y" e.xpresion personal) en los dos
valece el cristiano sobre el patriota. El cuadro se anima poemas anahzados, obras VIvas, perdurables en la mejor
en los persona jes que el poeta coloca aIrededor de la pi- antologia, de la lirica hispanoamericana.
ramide. Sus lecturas juveniles cobran vida en ese mundo
centrado en el teocalli: reyes, sacerclotes, victimas, mu-
chedumbre. Todos resucitan en los versos de Heredia,
que aclquieren alIi perceptibles matices plasticos:
La prosa de Jose ]\;Iaria Heredia constituye un sec-
... la agreste pompa tor en general poco conocido. Y eUo se explica porque
de los reyes aztecas desplegose
la mayor parte de la obra en prosa d;; Heredia compren mentariosc~rc~nstanciales, de noticias de libros, que res-
de breves TIotas critieas, discursos y escritos politicos, y pon~en caSI slempre a un caractersimplemente infor-
cartas. Par un lado, e1 prestigio del pacta se superpuso, matIvo 0 de ~ulgariza~i6~ (ver Libros j;ldios, Biografia
desde un comienzo, alas posibles virtudes del prosista. de ]uanBautlsta Castl) BlOgraf!a de Alelchor Cesarotti).
Y, por otro, el caracter de esta prosa, eneerrada 0 rele- Por supuesto, y como los buenos crfticos no abun-
gada en peri6dicos de la epoca 0 en archivos de amigos dan. durante ~l siglo :ClX. (~as aim, en la epoca en que
y familiares, no fue el medio mas propicio para que se escnbe HeredIa), la JUStlClaobliga a tener presente el
reparara en estas faeetas de la labo:, literaria de ~ered~a. nom?re del cub~no cuando se mencionan 105criticos de
Quizas convenga haeer una excepclOn can e1 epistolano, ese sigio.. Esto dIcho ~?n la, ~alvedad de la irregular y no
pero esto, mas bien, por haber servido a la biografia muy nutnda producclOn cntlCa de Heredia.
del poeta.
El olvido se ha atenuado en los ultimos alios. Sobre : Unestudio pormenorizaclo de Heredia oblizaria a
todo porque a traves de su Ensayo sabre fa novela (pu Cl.taraqui, com? sector~s.dif.erenciados de su pros~, a 10s
blicado por Heredia en "La 1'IisceU.nea", de Tlalpam, discursos y escntos polItlcos, y. al interesante epistolario.
1832), Allison Peers, Amado Alonso y Julio Caillet-Bois, Por 10 pronto, yo los he estudiado en otras paginas. En
y Jose 1\ilaria Chacon y Calvo, han destacado los valores este l~gar, .conviene repetir que las obras politic as de
de la critica de Heredia. Aun mas, Amado Alonso y Ju HeredIa refuman 10 que ya sabemos a traves de svs ver-
lio Caillet-Bois consideran a Heredia, apoyandose espe- sos: la pred~ca de lib~rtad, su ataque a la tirania, aun-
cialmente en una parte de dicho emayo, como "el pri- q~e lo~ escntos se reheren a :l\1exico,mas que a Cuba.
mer critieo de nuestra lengua en el 5i;10 XIX, hasta la No olvldemos que se trata, en sn mayor parte, de m:ticu-
Ios periodisticos (de "EI Fanal", "EI ReformadOl" "EI
aparici6n de l\lenendez y Pelayo". Un conoeimiento mas
completo de los articulos criticos de Heredia, tal como Iris", "La MisceIanea", de Tlalpam, "EI Conservador",
tuve oportunidad de mostrar hace afios,pnleba que tal d: Toluca), y que corresponden a su larera etapa de 1\ile-
XICO,verdadera "patria adoptiva" del c~bano tal como
juicio (can todo el respeto que, en particular, me merece
este 10 proclam6 con orgullo. '
Amado Alonso) es, sin duda, exagerado. Recordemos que
antes de 1'Ienendez y Pelayo estan ]vIila y Fontanals, Be- . Por ultimo, el epistolario de Heredia es testimonio
llo, y hasta un Lista y un Juan 1\iIariaGutierrez, mas va- Impo~tante para conocer la intimidad del hombre, sus
liosos, parejos y abundantes que Heredia. reaCClOnesante los sucesos que ve de cerea 0 Ie apasio-
El Ensayo sobre la novela (y, sobre todo, el ultimo nan ... Y, por supues.to, porque contribuyen tambien
articulo, Cledicado a la novela historiea y es una excelente par~ ahondar en 1as vIrtu des 0 condiciones de Heredia
muestra de critica. Las virtudes que muestra Heredia en escnto::. Son cartas er:viadas a sus familiares (su madre,
el Ensayo se encuentran tambien en estudios como 10s su mUJer) y a sus amigos (Del }\tronte, Silvestre Alfonso,
. titulados Poetas ingleses contempoTdneos (ver, especial- BIas Oses).\
mente, la parte dedicada a Byron), Versos de ]. Nicasio Este. epistolario se utiliza a menudo para documen-
Gallego~ y en un ensayo sobre Rousseau, en estos ultimos, tar la vIda del poeta. Es sobre todo siernificativo para
de manera menos llamativa. PeTo la verdad es que las rastrear sus afios de 105 Estados U nido~ y de 1\ilexico.
exceleneias del Ensayo no se repiten roayormente en 105 }\tIuchas veces, sus versos se a':1aran 0 cobran especial
otros estudios y notas. Se trata, por 10 comun, de co- sentido a traves de parrafos de las cartas.
En fin, sin ser remarcado ejemplo de proia episto-
lar.. las cartas de Heredia tienen, fuera del aceptado va-
lor autobiogrifico, la importancia de mostrar nuevas pro-
yecciones de su estilo en una obra de ton a menor, no
dedicada, en su mayor parte, a la imprenta.
T enemos, as!, una vision general de la obra de Jose
:Maria Heredia. Aun con el reconocimiento de sectores HEREDIA Y EL ROA1ANTICISlvIO
diferentes y del lugar indiscutible de la Iirica (lugar que ALBORES DEL ROlvIANTICISlvIO
no alteraremos), es valida hoy reparar en otras partes de
su ob1;'a, aunque no nos. ofrezcan cambios ni descubri-
mientos espectaculares. De esa manera tendremos tam-
bien un conocimiento menos fragmentario y mas justo
de este importante escritor del pasado siglo.

En 10s ultimos afios se ha debatido con renovados ar-


gumentos el problema de la situacion de Heredia en re-
l~::ion con el rom,anticismo. l\Iejor dicho, la justifica-
CIOnde esos estudlOs (que van desde una breve afirma-
cion de Torres Rioseco hasta un entero libro de lVIanuel
Pedro Gonzalez) consiste en querer mostrar que Heredia
no es un escritor que esta a mitad de camino entre cla-
s~cismo y romanticismo (una mitad de camino que no
tlene por que estar en el medio exacto), sino que esta
en una ya decidida posicion de iniciador. Jose Marla
Heredia) primogenito del romanticismo hispano) se titu-
la la obra de lVIanuel Pedro Gonzalez. Y, antes, habia
escrito Arturo Torres Rioseco: "Cronologicamente, el
[Heredia] fue no solo el primer poeta romantieo de His-
ean~~merica, sino. ~am~ien el primero en lengua espa-
nola . (La antelaClon tlene, a su vez, la Heil referencia
a Echeverria.)
Manuel Pedro Gonzalez nos da una ofrend a deta-
llada, y su planteo se acompafia can esta salvedad: Here-
dia es. romantico ent~e 1820 y 1825, ya que despues se
produJo en el, par dlferentes motivos, una reaccion an-
tirroman tica.
Por ultimo, Jorge Maiiach procura mostrar que He- ~or s~puesto, ae~ptamos que Heredia es el "precursor"
Inmedlato, y, repIto, el que mas se acerca al romanticis-
redia es, dcsde mucho antes de poder hablarse de un ro-
mo "de escuela" que prevalece rotundamente en Hispa-
mantieismo de escuela en estas regiones, "un romantieo
noamerica despues de 1830.
acabado". Aun considerando el pedodo 1820-1825, vemos que
Reducicnclome a estos clos ultimos estudios, como
aJ lado de poesias como En el teocalli de Cholula (1820),
traba jos m:'tS cletallados, veo en enos un fervor que, des-
graciaclamcntc, 10s testimonios no siempre subrayan. l!royecto (1824) y el Niagara (1824), escribe poesiasde
mdudable cuno neoclasico como Caracter de mi padre
Tambien, cierto tono radical de descubrimiento que no
se justifica a esta altura de 10sestudios heredianos. Des- (1,822), Poesia y la serie de sonetos (Roma) Socrates} Ca-
ton} etc.).
pues de tado, se propane el remplazo de "Heredia, pre-
Tambien por esos anos escribe (0 traduce, 0 imi-
cursor" (ta). como es comunmente aceptado) por el de
"Heredia, iniciador del romanticismo". Algo as! como ta) las tragedias neoclasicas siguientes: Pirro (1820),
un escalOn adelante y mas alto, dentro de una particu- :4treo (1.822),!-'~ muerte de Cesar (1823) y Sila (1825).
YmenClOno umcamente las que han podldo precisarse
lar (y di:3cutible) escala de valores.
Se obidan u omiten elementos que no contribuyan en la cronologia. \ ~,
Las traducciones liricas de Heredia (en su mayor
a la tesis. Y, por otra parte, se llega (como ocun:e en
F,arte, S1, de poetas romanticos, aunque no siempre se
M.P. GOllzalez) al reconocimiento de la "ambivalencia
estetica" d.e Heredia (es decir, eIasicismo y romanticis- :marque -10 hemos visto- al verdadero Rutar) se publi-
c<::.ronen la edicion de Toluca (1832). .
mo) en p(Jf~masdecisivos. ~Y no es esto 10 que proc1ama
Heredia es, antes de 1830, el poeta que.. en su epoca
la critica mas corriente?
. CuanJo se defiende, por ejempl0, a Echeverria en y en Hispanoamerica, muestra mas clara:; i:-movaciones
letricas. Asi, usa Heredia la Hamada- octava bermudi-
el Iugar de inieiador (0 como primer nombre en 1a cro~
rLa (ver La vuelta al sur, de 1825). CuriosamJ~nte, Here-
nologia del mov.imiento), se atiende al caracter total de
su obra, a su romanticismo conseie.nte, "de escue1a", a la dia, en America, y Espronceda, en Espana, la utilizaron
cohesion entre ideario y obra. Y esto, sabemos, no oeu- antes que Bermudez de Castro, de quien h estrofa to-
. rre en el caso de Heredia, poeta muy superior a Echeve- mo nombre.
En Heredia encuentra Tomas Navarro, por primera
rria, si bien no es elvalor 10 que esta aqui en litigio.
vez, el quinteto endecasilabo con rima ABCDD. Heredia
Detengamonos en Her~dia. Yo veo que en Heredi~.
uso tambien el verso eneasilabo (Desesperacion y Dios
luchan, pugnan, ideales y. modelos neoclasicos can lee-
al hombre, traducciones de Lamartine), asi como el en-
turas y modelos romantieos (lecturas mas cercanas y, .na-
decasilabo de gaita gallega (Himno de guerra) 1826).
turalmente, novedosas). La irnportancia que adqmere
Por supuesto, no es "novedacl" romantica el verso
esto ultimo hace que Heredia sea, sin ninguna duda, el
escritor de comienzos del siglo que mas seaeerca a 10s decasilabo de tres acentos, tan frecuentemente ligado a
105 himnos y canciones patrioticas de la epoca de la Re-
tipicos romanticos. Pero, como esas inclinaeiones se con-
trapesan con obras decididamente neoclasicas (obras que; volucion (Cr, Vicente Lopez y Planes, Olmedo y mu-
sabemos, escribe al mismo tiempo 0 cerca de aquellas de- chos otros).
claradas "romanticas"), la obra total de Heredia nos pro" Heredia no plantea criticamente en su prosa (y tie-
duce esa sensacion de pugna 0 lucha, a que me referi. ne una nutrida serie de ensayos y de cartas) el problema
c1asicismo-romantieismo. Hay, si, una acotacion de pas- a conciliarse. Entre esas aproximadones y simpatias es-
trimerias, en 1839, poco halagadora para e1 romanticis- taban Ias que se ligaban a romanticos europeos (como
mo que, si norecuerdo mal, es la unica mendon que el Byron y Lamartine, por ejemplo), si bien no Ie permi-
poeta hace de la escuela. Por 10 demis,los comentarios tian desalojar en el vivencias y model os de finne raigam-
o reflexiones de Heredia que pueden rastrearse en su bre neoclasica.
obra nos Bevan hacia conceptos c1asicistas de poeticas y , Ademas, no todo debe explicarse a traves deposi-
retoricas, y no hacia 10s alegatos rominticos. Veamos bles modelos. Yo veo que el mejor ejemplo que nos
muestra esa clara actitud de Heredia (pugnas esteticas
ejemp16s.
En 1826, al ocuparse de Byron entre 10s Poetas in- e indecisiones, miradas hacia ade1ante, pero, no men os,
apoyos hacia atris) siguesiendo su poema En el teocalli
gleses contemjJordneos, Heredia elogia, en general, su
lirica, y, dentro de ella, 1a sensibilidad, 1as descriptio- de Cholula, de tanalta significacion en su lirica.
nes. Pero dice de 1as obras dramiticas: Como yahemos visto, se conocen dos vers-iones del
paema: la publicada en la edicion de Nueva York con el
Sus tragedias Marino Faliero, Los dos Foscari, Sardandpalo y titulo de Fragmentos descriptivos de un poema mexicano,
Werner no son sus obras mas admirables. Desatendi6 en ellas las y la'l~e~unda, que, con el tit,!lo tradicional, aparece en
unidades, y no supo sostenerse 'a la altura de Ia dignidad tragica. la 'eCllclon de Toluca. Pues bIen, la segunda version nos
da no solo un poema mas "completo", sino tambien mas
Y en 1832, al ocuparse de Rousseau y su obra, dice, logrado artisticamente. En otro lugar heplanteado la
a proposito de h Nueva Elofsa: posibilidad de que fueran los consejos de Bello los que
contribuyeran a mejorar la obra, pero aqui solo quiera
Examinando ahora e1 caracter de Rousseau como escritor, Ie hacer ~incapie en las diferencias y en el hecho de 'que
fonnariamos un completo panegirico, si la severa verdad no nos
obligase a decir que sus obras abundan en Ias doctrinas n:as pes- la versIon de 1825 es, sin duda, mas romintica que la
tilentes propaladas en 1enguaje tan bello y elocuente, que hsonJean de 1832. Sobre todo, porque la de 1832 incorpora, a ma-
la imacrinaci6n y preocupan e1 juicio. La Julia, modelo inimitable nera de moraleja clasicista, una extensa parte final. Lo
de gra~ia y temura, esta llena de una sencillez fascinadora, que cua~, a su vez, no es cbstaculo para que aparezca, en su
parece la pura inspiraci6n de la naturaleza. Mas inculca principios
falsos, a saber, que la modestia y la virtud son compatibles en las conJunto, mas logrado que eI poema primitivo. De don-
mujeres con afectos inmorales, que el vida es tal [solo] cuando se de -y esto tiene su importancia- razones de peso poeti-
manifiesta, y que el coraz6n es la mejor guia moral de la vida. co, y no simples datos cronoIogicos, son los que nos lIe-
Esta doctrina extravagante es contraria a los principios fundamen- van a comprender Ia verdadera situacion de Heredia.
tales de la sociedad, y conservadores de su decoro y armonia; em-
pero, es la clave para descifrar 10s misterios de la Nueva Heloisa.

Es cierto que no siempre hay cohesion entre las ideas


esteticas y la obra de un poeta, y ya e1 Hamarlo poeta
nos sefiala el incuestionable predominio. Pero es evi- Por todo 10 expuesto, creo que el verdadero Iugar de
dente que en Heredia los anticipos romanticos de sus Heredia, sin desmerecer sus anticipos renovadores, est:i
poemas no encuentran mayor respaldo en conceptos de en Ia epoca que estudiamos. En la que 10 hemos es-
su prosa. Reitero que Heredia se sentia un tanto en me- tudiado.
dio de aproximaciones y simpatias que no a1canzaban Estamos de acuerdo con que el nombre de "precur-
sor" suele ser de engafiosa dimension, pero bien sabemos
que tal Hombre soloes valido dentro de una perspee-
tiva limitadora. Y algo parecido oeurre, entonees, con
Andres Bello.
La verdadera estatura de Heredia y de Bello supera
en mueho un simple papeLde "escritores de transici6n".
ereo comprender losdesvelos de algunos criticos de He-
redia, cOl1vencidos, sin duda, de una "ley del progreso"
literaria. 'Situaci6nque, por otra parte, reproduce ejem-
plosparctle1os en otros momentos de iniciaei6n. Para
aquelloscriticos, el posible rorrianticismo de Heredia. su- Indico aqui una serieCle obras que aportan mate-
p6ne,. ,por 10 comun ysin mas explieaciones,mayor je- riales utiIes para ahondar en diferentes aspectos de esta,
tarquia estetica que' elneoc1asieismo que puedaobser- epoca literaria. Y, I)or otra. parte, algunos trabajos que
varse en el, sin entrarahora a distinguir dudosos rasgos se mencionan como puntas de referenda (y, no siempre,
de eseue1a. c9incidencia) en rni estudio.
" : NOte repara en que un buen neocIasico vale mas
que untlJ,ediano fomaIitico, en que un buen .romantieo
vale mas que un mediano modernista. Y, porsupuesto,
que Hercdi,lesta muy por eneima de Echeverria, 'sivale 1',[DRO HENRiQUEZ UREl\A: Literary Currents in Hispanic America
'(Cambridge, Mass., 1945). Hay traducci6n espanola, de Joa~
el ejempJv ... Estecomentario. elemental yredundante, quin Diez Canedo (l<J.ed., Mexico, 1949). '.
se justifica --repito-:-ante Ia identificaei6n que se esta- Jc,d: ANTONIO PORTU6~m(',: La historia y [as ge77eraciones (Santiago
blece a menudo entre valores poeticosy prioridades ero- de Cuba, 1958).
no16gicas. ,Identificaci6n, sabemos, harto diseutible. l~:'iRIQUE ANDERSON IMBHT: Historia de la literatura hispanoameri-
. En fin, IIegamos, por ultimo, a otra consideraci6n cana (ver 2<J.ed., :Mexico, 1957).
necesaria: ~,;te ir y venir acerea del neoclasicismo y ro-: Jf)~E JUAN ARRol\I: Esquema generacional de las letras hispanoame.
manticismo de poetas como Heredia es valida siempre ricanas (en Thesaurus) de Bogota, 1961, XVI, nQ 3,pags.
, 650-663). "
que no distorsione 10s valores esenciales desu obra, di-
Iuidoscon freeuencia -10 vemos- en Iineas y frondosi-
rlades.que solo de manera tangeneial tienen contacto con
aquellos valores. M. MENENDEZ' Y Antologfa de poetas hispaniJa'mericanos
PELAYO:
(4 tomos, veredici6nde :Madrid, 1927-1928).
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