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Arenas. Tatuajes Chaco

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Los vegetales en el arte del tatuaje

de los indgenas del Gran Chaco


Pastor Arenas

2004

En: M.S. Cipolletti (ed.), Los mundos de abajo y los mundos de arriba.
Individuo y sociedad en las tierras bajas, en los Andes y ms all.
Abya Yala, Quito (Ecuador)
249

LOS VEGETALES EN EL ARTE


DEL TATUAJE DE LOS INDGENAS
DEL GRAN CHACO

Pastor Arenas

Resumen. Los tatuajes han sido ampliamente difundidos entre la mayora de los grupos indgenas del Gran
Chaco. Gente de la familia lingstica Guaycur (Abipn, Caduveo, Mbay y Toba) se caracterizan por su
abundante ornamentacin. Este documento describe productos de plantas que son utilizados como tintes,
escarificantes y tcnicas de trabajo, la informacin presentada aqu fue recogida de la literatura de fuentes
histricas y de investigacin de campo llevados con los grupos tnicos sobrevivientes.

Introduccin

El estudio de la prctica del tatuaje es un campo de mutuo inters para las ciencias
biolgicas y para las ciencias del hombre. Constituye uno de esos mbitos de la vida de una
sociedad como son la alimentacin, la medicina, el ciclo anual o el ciclo vital- que se prestan
especialmente para un anlisis a partir de la mirada y reflexin de ambas disciplinas. Pero la
temtica del tatuaje se enriquece an ms por los intereses de otras especialidades, como la historia
del arte, la medicina legal, la dermatologa, la infectologa y la fitoqumica, entre otros campos
del conocimiento.
En esta aproximacin centralizaremos nuestro aporte en una catalogacin preliminar de los
productos vegetales y las tcnicas que aplican en el tatuaje diversas etnias chaquenses. Situaremos
al tema en el mbito de la vida social y cultural de estas sociedades para enmarcarlo en la
perspectiva etnobotnica. Los resultados de este trabajo se basan en datos de fuentes bibliogrficas
y en informaciones y material obtenido durante trabajos de campo. En la actualidad los datos que
nos llegan son muy fragmentarios y estn completamente desdibujados en la memoria de estos
pueblos. En tal sentido, la informacin reunida nos brinda un panorama que ayuda a esclarecer un
tema poco conocido e indagado hasta el momento en la regin.
La importancia y difusin del tatuaje entre las etnias del Chaco en las primeras dcadas del
siglo XX an llamaron la atencin de numerosos observadores, quienes dejaron descripciones y
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251

detalles muy tiles, as como ilustraciones de los motivos (Boggiani1900; Karsten 1932; Lehman-
Nitsche 1904a, 1907; Nordenskild 1912; Palavecino 1928, 1933).
En las primeras dcadas del siglo XX esta prctica comenz a perder vigencia, siendo
abandonada progresivamente desde los aos 40 hasta nuestros das. Durante los aos 70 y 80 slo
era posible observar tatuajes en personas ancianas o entre aquellas que vivieron durante su niez
en poblados muy apartados. Pero, a fines de los aos noventa y en los principios del presente siglo,
pudimos observar que los jvenes toba-pilag nuevamente se tatan. Esto no resulta extrao por el
grado de generalizacin que tiene este fenmeno entre los jvenes actuales. En efecto, el acceso a
los medios de comunicacin grficos y especialmente a la televisin, les muestra a sus figuras
populares: cantantes, msicos, actores y sobre todo jugadores de ftbol, que llevan llamativos
tatuajes. Nada ms sencillo que revivir esta prctica, que no tiene ningn tipo de contravencin con
sus valores, y los sita en la moda. Lo llamativo es que los tatuajes se realizan con las tcnicas
tradicionales pero los diseos son los que provienen de la sociedad nacional: fechas, nombres,
iniciales, diseos figurativos, entre otros, que no tienen ninguna relacin con los que fueron
relevados por los etngrafos mencionados anteriormente. De destacar es que no se efectan
tatuajes faciales, que fue lo habitual en el pasado. En este trabajo trataremos de resear lo que
significaron para las sociedades del pasado. Resta por indagar el papel y sentido que tienen estos
ornamentos para los nativos de nuestros das, y cual es el grado de difusin de esta prctica entre
las dems etnias.
El tatuaje y la pintura corporal estuvieron ampliamente difundidos entre todas las etnias del
Chaco; la primera expresin no abarc a todas las etnias mientras que la segunda las comprendi a
todas. sta persiste an en nuestros das y, dada su importancia, en cualquier investigacin sobre
ornamentacin corporal requiere un tratamiento particularizado. En este artculo no lo hacemos,
pero la mencionaremos porque en aquellas sociedades donde el tatuaje se perdi tempranamente a
raz del contacto con el blanco, la pintura adquiri una forma que sugiere un papel sucedneo del
tatuaje.

Materiales y metodologa

Este trabajo se basa en los materiales obtenidos a partir de estadas de campo llevadas a
cabo entre comunidades nativas del Gran Chaco. Se investig tambin la documentacin contenida
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en fuentes escritas, sobre todo en aquellas anteriores a la segunda mitad del siglo XX. La
informacin original vertida en este artculo proviene de investigaciones de campo sobre
etnobotnica de indgenas del Gran Chaco (vase Fig. 1). stas se llevaron a cabo a partir de 1973
y trataron temas muy variados. Su finalidad especfica fue relevar el uso y los conocimientos que
tienen estos grupos humanos sobre su entorno vegetal.
La investigacin bibliogrfica se bas principalmente en la revisin de la literatura
etnogrfica, etnohistrica y etnobiolgica relativa al Gran Chaco, la cual se cita a lo largo del
trabajo. El mayor volumen de informaciones novedosas, sin embargo, proviene del obtenido del
campo. El tem relativo a tatuajes integra nuestro cuestionario etnobotnico (Arenas 1995) y
forma parte habitual de las encuestas y conversaciones, especialmente si el interlocutor es portador
de estas marcas. Se realizaron entrevistas con informantes calificados y ocasionales y se recolect
el material vegetal testigo. ste fue herborizado y se conserva en el Herbario de Plantas tiles del
CEFYBO, de Buenos Aires, cuya sigla es BACP (Holmgren et al. 1990). Las notas, cuadernos de
campo y cintas magnetofnicas se hallan depositados en el Instituto de Botnica Darwinion, San
Isidro, Argentina.

Las plantas y los tatuajes

La literatura botnica registra datos sobre el uso de plantas en tatuaje, ya sea como materia
prima para el colorante as como aquellas que sirven para efectuar las punciones. Johnson (1999)
proporciona datos sobre 15 plantas usadas en este rubro en distintas regiones del mundo, pero no
da ningn detalle sobre su modo de empleo ni sobre quienes los aplican. Las noticias a las que
pudimos acceder tratan de sociedades muy apartadas geogrficamente y con floras muy distintas,
como los apatani y sulung del Nordeste de la India 1 (Gangwe y Ramakrishnan 1990:97) as como
las que refieren el empleo de las semillas de Aleurites moluccana (Euphorbiaceae) para el diseo
de los notables tatuajes de los nativos de Samoa (Balick y Cox 1996:119-123).
La literatura sobre el Chaco dio informaciones muy generales sobre los colorantes y
escarificadores, pero la casi totalidad de los trabajos previos al de Martnez Crovetto (1964),
dedicado a los tobas del este del Chaco, no hacen referencias fidedignas sobre las especies
involucradas. En general no contamos sino con datos muy fragmentarios sobre el aspecto
naturalista de este tema, que no pasan de ser citas muy dudosas de las especies de las que se trata
(Susnik 1982:135). Las informaciones a este respecto se sintetizan en los cuadros 1 y 2.
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Cuadro 1. Espinas para escarificar

Especie Familia Grupo tnico Uso


Cereus stenogonus, Cactaceae Choroti 1 a 3 espinas
C. forbesii Mak 1 o ms espinas
Mataco 1 o ms espinas
Toba-pilag 1 o ms espinas
Harrisia bonplandii Cactaceae Mak 3 espinas
Opuntia quimilo Cactaceae Toba-pilag 1-3 espinas
Prosopis ruscifolia Leguminosae Toba* Espina
Stetsonia coryne Cactaceae Choroti 1 o ms espinas
Lengua 1 o ms espinas
Mataco 1 o ms espinas
Pilag 1 o ms espinas
Toba-pilag 1 o ms espinas

* Dato tomado de Martnez Crovetto 1964.

Cuadro 2. Plantas usadas como colorante de tatuajes

Especie Familia Grupo tnico Uso


Albizia inundata Leguminosae Choroti Tallo quemado
Achatocarpus praecox Achatocarpaceae Mak Corteza macerada
Lengua Corteza macerada
Pilag Tallo quemado, holln
Capparis retusa Capparidaceae Choroti Tallo quemado
Capparis tweediana Capparidaceae Mataco Tallo quemado
Elionurus muticus Gramineae Pilag Planta quemada
Euphorbia lasiocarpa Euphorbiaceae Lengua Ltex
Euphorbia serpens Euphorbiaceae Lengua Ltex
Toba* Ltex
Imperata brasiliensis Gramineae Toba-pilag Planta quemada
Mak Planta quemada
Lycium nodosum Solanaceae Toba-pilag Zumo de frutos
Prosopis nigra Leguminosae Toba-pilag Fruto macerado
Solanum glaucophyllum Solanaceae Mak Tallo quemado
Pilag Tallo quemado
Toba-pilag Tallo quemado
Stetsonia coryne Cactaceae Choroti Tallo quemado
Mataco Tallo seco quemado
Toba-pilag Tallo seco quemado
Tabebuia nodosa Bignoniaceae Mataco Tallo quemado
ta#etem Planta no identificada Lengua Ltex

* Dato tomado de Martnez Crovetto 1964.


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El tatuaje y los indgenas chaqueos

Mtraux (1946:279) afirma que el tatuaje es comn a todos los grupos tnicos del Chaco,
excepto los chamacoco. Sin embargo, los tatuajes de los ayoreo son diferentes en su naturaleza a
los que tratamos aqu, pues se trata de tatuajes cicatriciales segn la descripcin de Brmida y
Califano (1978:80) 2 .
Fueron los integrantes de la familia lingstica guaycur quienes lograron justa fama por la
profusin de sus ornamentos, destacndose por encima de otros pueblos vecinos y an por sobre
otros grupos tnicos de Sudamrica (Mtraux 1946:281). Contamos con descripciones y datos que
provienen de autores que pudieron observarlos cuando an estaban vigentes en la vida social de
estos pueblos. Las descripciones ms completas son las de los escritores jesuitas del siglo XVIII,
con respecto a los mbay, mocov y abipn (Snchez Labrador 1910, Paucke 1943, Dobrizhoffer
1968). Recurriremos a sus informaciones para incorporar elementos de juicio sobre aspectos hoy
completamente perdidos.
En la obra del padre Paucke, redactada a fines del XVIII, se ilustra con gran claridad la
prctica del tatuaje entre chaqueos probablemente por vez primera. Dos dibujos pintados con
acuarela (lminas XIV y XV) representan las modalidades generales del adorno del rostro (lm.
XV), mientras que la segunda ilustra especficamente escenas de tatuaje. La ltima se compone de
tres planos: en el superior se dan tres rostros y torsos tatuados, a la izquierda se representa un
escarificador y en la base una indgena tatuadora efectuando la operacin. 3

Tatuajes y/o pinturas corporales

Como apuntamos en la introduccin, el uso de pinturas corporales fue generalizado entre


las etnias del Gran Chaco, aplicndose an aquellos que se tatuaban. Estas pinturas se ejecutaban -
y se ejecutan an- en determinados momentos de la vida social o del ciclo anual con finalidades
perfectamente estipuladas por cada grupo. Por su presencia en tales acontecimientos se puede
observar su valor ceremonial, teraputico, mgico (para prevenir, auspiciar o agradar), guerrero,
para emprender actividades econmicas (caza, pesca), entre otros, sumndose adems su carcter
ornamental.
El papel de las pinturas corporales fue interpretado como similar al de los tatuajes por
compartir un conjunto de significados que detallaremos ms adelante. As, Karsten (1932: 89-91,
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179-186) les adjudica a ambos contenidos mgicos, sealando que entre los nativos del Chaco
sirven como elementos de nexo de los individuos con el mundo sobrenatural. Como sealamos, los
chamacoco fueron los nicos que no se tatuaban, pero s se pintaban profusamente. Boggiani
(1900:106-108) resume los materiales usados por ellos, siendo algunos de estos mencionados
tambin como materia prima para tatuaje para otras etnias. 4
Ciertos autores no observaron tatuajes en determinados grupos tnicos entre los que est
documentado su uso, pero s consignan el empleo de pinturas. Tal es el caso de Boggiani (1900:43,
106) que no observ tatuajes pero s pinturas entre los maskoy, y Palavecino (1928:198) que not
que mujeres chulup no tatuadas se pintaban el rostro y lo consider como una imitacin del
tatuaje. Karsten (1993:95) observ en los aos 10 que los tobas del occidente chaqueo (en
Bolivia), ya haban abandonado esta prctica pero an se pintaban.
El achiote (Bixa orellana, Bixaceae) y el genipapo o andypa (Genipa americana,
Rubiaceae) son usadas por nativos chaqueos en sus pinturas corporales. Tambin se utilizan
Achatocarpus praecox, 5 Rivina humilis, Passiflora foetida, Portulaca spp. y Schinopsis lorentzii.
De todas estas especies mencionadas, en realidad slo serviran para tatuaje Achatocarpus praecox
y, segn las fuentes Genipa americana. 6

Los tatuajes y las pinturas de los caduveo

La singularidad de los diseos corporales efectuados por los caduveo merece un tratamiento
aparte. 7 Estos descendientes de los antiguos mbay, cuyos estratos sociales de baja condicin se
tatuaban, an lo practicaban de manera corriente en el siglo XVIII; tambin fueron muy afectos a
las pinturas. La costumbre de tatuarse todava fue observada en 1860, pero ya no exista a fines de
siglo (Baldus 1975:45). El arte de pintar el cuerpo y el rostro prosigui aunque fue decayendo al
promediar el siglo XX. Afortunadamente antes que se hubiera perdido sera descripto y admirado
por varios viajeros. Sin ninguna duda fue Boggiani (1975) 8 quien document de la manera ms
llamativa e impresionante la ornamentacin corporal de los caduveo, los que son recordados por
esta peculiaridad tanto como aquellos de la Polinesia. Cuando Boggiani los visit en 1892 9 seal
que no usaban ya tatuajes verdaderos, sino que sus pinturas corporales eran de corta duracin.
Describi las tcnicas aplicadas, dej asentado que el ingrediente principal era el genipapo, y
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realiz el esbozo de varios diseos (Boggiani 1975:198, 204, 208). Tres dcadas despus Lvi-
Strauss los visit en la ya inmortalizada Nalik matogrossense, y pudo estudiar sus dibujos y
pinturas con la misma meticulosidad que su antecesor (Lvi-Strauss 1973).

Gnero y edad de los tatuados

Como norma muy general podemos decir que entre las etnias del Chaco del pasado los
tatuajes se imponan desde criaturas; rondando los 6-7 aos reciban especialmente las nias- las
primeras imposiciones, las cuales aumentaban progresivamente en la adolescencia y llegaban a su
trmino a la edad de su matrimonio (Karsten 1932:89; Mtraux 1946:280; Palavecino 1928:198;
Susnik 1974:206, 208, 1982:132). Otros autores, como Snchez Labrador, manifiestan que deben
ser adolescentes quienes se sometan al procedimiento: No graban los nios hasta que ya tienen
fuerzas para sufrir el martirio, que es la edad de catorce dieciseis aos (Snchez Labrador
1910:285). Durante nuestros trabajos de campo ya no tuvimos ocasin de ver su ejecucin, pero de
las informaciones se infiere que se haca rondando la pubertad, pero no en nios menores.
Revisando las informaciones bibliogrficas as como los datos directos disponibles
reunidos, sin embargo, se nos revelan como mucho ms laxos los detalles sobre la materia. Por dar
un ejemplo concreto, mencionamos el caso de dos informantes toba-pilag, que eran casi
octogenarias en los aos 1980. Una cont que haba obtenido sus primeros tatuajes a los 9 aos, en
tanto otra que los recibi recin en su adolescencia.
Todas las referencias indican que quien realizaba la tarea era una mujer anciana, diestra en
la materia 10 . Es un dato que hemos escuchado entre los grupos relevados.
En el caso de los pilag, Palavecino (1933:551) y Filipov (1996:111 s.) refieren que eran
las mujeres las que llevaban los diseos ms profusos. Las chicas empezaban sus primeras marcas
cuando contaban alrededor de siete aos, completndose todos cuando estaban prximas al
matrimonio. Regehr (1987:176) sita a la edad de 7-10 aos los primeras imposiciones entre las
nias chulup. Palavecino (1928:203) seala que algunos diseos son exclusivos de cada sexo
segn la etnia. Entre los varones eran menos llamativos y la mayora de las veces estaban
circunscriptos a algunos pocos dibujos. Los tatuajes de los mujeres abipn parecan tapices turcos,
segn observ Dobrizhoffer (1968:359). Durante nuestras encuestas muchas veces los informantes
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de distintas etnias nos aseguraron que los varones no se tatuaban. Sabemos por los trabajos de
comienzos del siglo XX antes citados que s lo hacan.

Motivos de las ornamentaciones

Algunos autores reproducen representaciones grficas de los diseos observados in situ.


Mencionamos brevemente esta iconografa. Destacan los trabajos de Palavecino (1928:198- 202) 11
quien presenta una serie que corresponde a chulup, choroti y toba, y en otra obra acrecienta el
stock con otros pertenecientes a los pilag (Palavecino 1933:549-551) 12 . Lehmann-Nitsche (1904a)
describe los tatuajes de 13 mujeres y un varn toba takshik, y proporciona ilustraciones de algunos
de los rostros. Hace lo mismo en una obra posterior presentando un total de 30 grficos y
descripciones 13 (Lehmann-Nitsche 1907). Nordenskild (1912:67 s.) reproduce una veintena de
tatuajes de ambos sexos pertenecientes a chulup, choroti y mataco. En general, la mayora de los
grupos tnicos se aplicaban los diseos en el rostro; stos eran lneas, rombos, crculos, tringulos,
cruces, entre otros diseos siempre geomtricos. Los motivos habran sido muy uniformes y
caractersticos dentro de un grupo de manera que las variaciones individuales pasaran inadvertidas
(Escobar 1993:106-110, Susnik 1982:136).

Heridas y cuidados

Poco sabemos de los tratamientos naturalistas aplicados a las heridas producidas por los
tatuajes. Sabemos que eran dolorosas y es fcil imaginarlo teniendo en cuenta las hrridas espinas
de los cactus utilizados, que habitualmente son reunidas varias a la vez. Entre los grupos guaycur,
el coraje, la valenta y la resistencia fsica eran altamente ponderados. Es as que a las jvenes
abipn se les reprochaban sus quejas ante el dolor de las heridas (Dobrizhoffer 1968:35; Furlong
1938:25-26; Mtraux 1946:281). Pese a las crticas de la gente vecina, sin duda las muchachitas
abipn sufran; un testigo de aquellas operaciones deca pero este salvaje adorno lo compran a
costa de no poca sangre y de no escasos ayes y quejidos (Furlong 1938:25). La anciana experta
no admita manifestaciones pusilnimes y las reprenda:

Acabemos, le dice la vieja airada, con tanta cobarda; tu eres la desgracia de nuestra nacin ya que al hacerte cosquillas
con unas espinitas te resulta casi intolerable. No sabes que desciendes de aquellos que tienen el placer y su gloria en
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tener heridas? Avergnzate, ya que eres una criatura tan tmida. Creerase que fueras ms blanda que el algodn. Tenlo
por cierto: sers una solterona toda tu vida. Porque Quin de nuestros hroes querra por esposa una nia tan balad?
Estate quieta y djame trabajar y har que seas una nia ms bella que la misma belleza (Furlong 1938:25).

Nos exime de comentarios el contundente poder de persuasin y la opinin esttica de la


anciana. Paucke (1943:141) nos da una descripcin rica en detalles de suma importancia:

La cara se hincha totalmente y la convalescencia se demora por tres o cuatro meses durante cuyo tiempo la mujer no
debe comer carne sino races y hierbas; ella debe tener un aspecto tan demacrado que se le conozca haber pasado por un
ayuno de cuatro meses. En caso de ser denunciada por haber comido carne, se le reprochara por las mujeres como la
mayor afrenta. Algunas viejas indias que por lo comn declaran ser brujas, tejen intern una red que es elaborada bien
espesa y aunque la pintada ya estuviera sana, no debe comer carne sin embargo hasta que esta red est terminada.

Tambin se describe el tormento de las abipn:

Como todas las espinas que usan parecen tener propiedades venenosas y con ellas estn las pobres tan cortadas y
pinchadas, resulta que hasta los ojos, labios y pmulos quedan horriblemente hinchados y amoratados a causa de las
negras cenizas. Cuando sale la pobre de la casa de belleza est en tal estado que parece una furia del Stigio (Furlong
1938:26).

La cantidad de pinchaduras recibidas es motivo de una estadstica por parte del padre
Paucke (1943:140-141):

Si yo cuento sobre cada raya cincuenta puntos el labio inferior junto con el mentn deben recibir seiscientos u
ochocientos cincuenta puntos.........[esta corresponde a los varones]. Una parte relativa a los diseos femeninos consta de
lo siguiente: El labio inferior hasta debajo del mentn recibe incisiones de manera de rayas como los hombres.......Deben
ser ms de mil......

Filipov (1996:112) informa que entre las pilag los tatuajes se efectuaban por partes; una
vez que las inflamaciones y las heridas curaban se completaba el trabajo. Durante nuestras
investigaciones de campo, informantes de ambos sexos destacaron lo doloroso de estas
experiencias, y algunas mujeres explicaron que no se las hicieron por este motivo. Algunas de las
informaciones recogidas entre los toba-pilag son elocuentes: dems se hincha la cara, no se
aguantaba; a veces hace un da de un lado y el otro luego (C. T.-P., 2: 195). A raz de esto
desistan muchas y slo tenan algunas marcas: segn lo que aguante el dolor de la espina puede
marcar toda la cara, y los que no aguanta se pone en una sola vez, porque es doloroso (C. T.-P.:
106-107).
259

Tcnicas del tatuaje

En la literatura hay en general pocos detalles sobre las tcnicas aplicadas; una de las ms
llamativas es la que proporciona Nordenskild (1916:70-71), quien se hizo tatuar por una anciana
choroti. 14 Palavecino (1928:198; 1933:548 s.) relata la secuencia de la operacin as como
menciona ciertos materiales utilizados, los cuales son coincidentes con nuestros datos. Dado que
en general estos aportes son muy fragmentarios, preferimos presentar los recogidos por nosotros.

Escarificadores

Los escarificadores que se aplican an hoy son espinas de plantas de la zona, especialmente
cactceas (vase cuadro 1). Un aspecto que se nos resalt es que deben ser espinas adultas,
jvenes; aquellas muy tiernas o muy viejas no sirven porque son quebradizas. La literatura
histrica menciona el uso de huesos; as, sabemos que los mocov aplicaban huesos de raya
(Paucke 1943:142), mientras que los mbay usaban los de dos peces llamados en su lengua nela
y omagaladi (Snchez Labrador 1910:285). En el caso de los abipones slo sabemos que eran
espinas, sin aclarar su origen (Dobrizhoffer 1968:32). Tambin Karsten (1932:89) menciona el
uso de huesos agudos, y Susnik (1974:207) consigna que los hombres chulup reciban las
punciones con un hueso. Es llamativa tambin la referencia que da Susnik (1976:87) con relacin a
15
la presencia de unas agujas de caraguat para el tatuaje entre las colecciones del museo
etnogrfico de Asuncin. Aunque no tuvimos oportunidad de observarlas ni tampoco escuchamos
informaciones sobre este tipo de material durante nuestras investigaciones de campo, no sera
imposible que los aguijones de las puntas de las lminas foliares de algunas bromeliceas
chaqueas sirvieran para este fin.

El tinte

La materia prima para preparar los colorantes suelen ser tallos o cortezas, a veces sirve la
planta entera; estas porciones son habitualmente quemadas. Hay casos en los que el elemento
usado es el ltex solidificado de algunas especies, en otras ocasiones son frutos o la corteza del
tallo raspada, entre otros, que se aplican de diversa manera (vase cuadro 2). El material se coloca
en el cuenco de una cuchara, en el pasado en conchas del molusco bibalvo 16 , junto con un poco de
agua, producindose de este modo una suspensin de color negro. En el caso del ltex, ste se
260

rene en el recipiente y se ennegrece al contacto con el aire, luego se aplica el lquido sobre las
heridas. El caso del palo tinta (Achatocarpus praecox) es diferente; se raspa la corteza y se
coloca dentro de un tejido, que se introduce en un recipiente con un poco de agua. Luego de
dejarlo macerar un tiempo se extrae el atado y se gotea el tinte en una cuchara. Seguramente este
proceso es similar al que se aplica con los frutos del genipapo (Genipa americana), dato que no
tuvimos ocasin de relevar personalmente. Los frutos carnosos, oscuros, de Lycium nodosum se
aplastan y se disuelven con un poco de agua.
El material tintreo se aplica de distintas formas: antes de las punctuaciones, marcando la
base del dibujo; con el escarificador mojado en la tinta, o aplicando directamente el tinte encima de
las heridas recin hechas. En este ltimo caso puede ser el holln o polvo de carbn, o bien ste
diluido en agua o saliva, el que entra en contacto directo con la herida y penetra en ella a travs de
la sangre.

Diseos

Parte de los datos sealan que primero se marcan o pintan los dibujos sobre la parte a tatuar
con un palillo fino, o una caa o inflorescencia de una gramnea. Sin embargo, las informaciones
reunidas ms bien indican que las maestras diseadoras trabajaban con las espinas directamente
sobre la piel, escarificando con toda solvencia los dibujos.

Escarificacin

Se procede a la puncin de la piel con la ayuda de los escarificadores, embebidos o no con


el tinte. Una vez escarificados, si fuese el caso, se untaban las heridas con el tinte.

Friccin

La finalidad de esta accin es lograr que la sustancia tintrea penetre profundamente, se


adhiera ya sea con sangre y/o saliva. Tanto en la literatura como en la informacin de campo se
refiere la friccin de cenizas en las heridas. En realidad no se trata de ceniza, 17 sino de carbn
pulverizado de color negro, la nica manera de lograr el tono buscado. Ciertos datos indican
fricciones con carbn o ceniza, indicando que esto facilita la cicatrizacin; es muy probable que
estos materiales tengan esta cualidad.
261

Significado y funcin del tatuaje

Son diversos los autores que reflexionaron sobre este tpico y han intentado comprender el
sentido de estas prcticas. 18 De ningn modo las pinturas, y menos los tatuajes, son meras
ornamentaciones de carcter esttico; stos conforman complejos cdigos de comunicacin visual,
en los que se inscriben signos que representan variados datos sociales. Susnik (1982:134) sintetiza
la funcin que cumpliran estos tatuajes entre los distintos grupos tnicos chaqueos: ornamental,
sociotribal y mtico recordatorio. Karsten (1932:89; 1993:95) les adjudica un valor eminentemente
mgico, considerando que les sirve para evitar los maleficios y contraponerse a los malos espritus.
Escobar (1982:36 s.) tambin atribuye a las pinturas y tatuajes sentidos mgico-teraputicos,
262

rituales, ceremoniales, mticos y sociofestivos; a los tatuajes no obstante- les reserva funciones
ms bien centradas en su etnomedicina as como manifestaciones de su universo mtico. Pero este
autor reconoce que es en el planteo de hacer notar su identidad y en definir sus funciones sociales
donde el nativo se expresa a travs de los medios visuales y es all donde estas ornamentaciones
tienen su mayor relieve ( Escobar 1982:36-39; 1993:99-100). En uno de sus trabajos, Escobar
(1993:99- 101) reflexion sobre los sentidos del arte y la ornamentacin entre los indgenas del
Chaco. A propsito de su papel en el cuerpo, sostiene que lo emplea a ste como soporte
privilegiado de su expresin cultural: se pinta y se tata para distinguirse y resaltarse, y as
establecer la diferencia de los otros, que es uno de los ms fuertes mviles de la cultura.
Hay ciertas alusiones sobre los vnculos del tatuaje chaqueo con mitos; tales son las
escuetas anotaciones de Escobar (1993:109), Karsten (1932:89-91) y Susnik (1982:132-136 ). No
las comentamos aqu, porque no parecen especialmente esclarecedoras.
Sin embargo, su papel como distintivo social es muy notorio. 19 En el caso de los mbay
del siglo XVIII, entre quienes exista estratificacin social, las personas de alta condicin no
apreciaban el tatuaje facial pero s la pintura 20 ; slo las mujeres de baja condicin lo llevaban en
el rostro pero de modo muy discreto (Snchez Labrador 1910 II:453). Contrariamente, entre los
desaparecidos abipn, la profusin de tatuajes estaba relacionada con su pertenencia a una clase
superior, mientras que las cautivas llevaban apenas algunas lneas (Furlong 1938:25; Dobrizhoffer
1968:36).
Palavecino (1933:550-551) refiere que cada vez que preguntaba a los pilag la razn del
tatuaje facial le respondan que era una marca pilag. Distinta era la respuesta para las de los
brazos, de las que relataron que les servan contra la peste, y segn le aclararon, las mujeres se
tatuaban cada ao para inmunizarse; el objetivo de este tratamiento era claramente teraputico.
Entre los toba-pilag pudimos observar este tipo de tatuajes en otras partes del cuerpo, siempre con
una forma de cruz, cuyo fin era exclusivamente el de combatir una dolencia. 21
Con relacin al sentido de marca grupal de los diseos, los primeros etngrafos del
Chaco tambin hicieron hincapi sobre el particular; as, Palavecino (1928:202-203) interpret que
haba motivos internacionales por la presencia de determinados diseos en varios grupos, en
tanto que haba otros nacionales que no se repiten ms all de un estrecho mbito, que se reduce
a veces a una comunidad aldeana.
263

Tal como nos demuestran los distintos puntos de vista reseados, parece que la razn
profunda de los tatuajes resida en resaltar la singularidad de la persona y la de su grupo social. Un
relato mtico recopilado por Chase Sardi recoge testimonios de los chulup, en los cuales expresan
su idea de los otros grupos con los que confrontaban y los referidos a ellos mismos. Este relato se
titula Nosotros, los nivacl . De los mataco dicen:

todos son sucios, asquerosos y feos, brutales, rencorosos y traicioneros. Son muy peligrosos por la fuerza que tienen
con los espritus malignos. Sus chamanes son muy malos y siempre nos han hecho mucho dao. Son piojosos, harapientos
e ignorantes. Pero muy de temer por su amistad con los espritus malignos. Sus tatuajes estn muy mal hechos. Ninguna
mujer, ningn hombre de los nuestros, se casara jams con uno de ellos. No hay matrimonios con los matacos. (Chase
Sardi 1983:19 s.)

Vemos pues, cmo los chulup daban importancia a esta seal junto a otras de enorme
gravitacin en definir la manera de ser. En oposicin, hemos escuchado tanto de los mataco
como de los choroti comentarios admirativos sobre los profusos y trabajados tatuajes de los
chulup.
Es evidente el papel relevante de los tatuajes en la vida espiritual de los pueblos del Chaco.
En el relato del padre Paucke (1943:141) sobre las mocov y los que rene Furlong (1938:25-26)
pudimos advertir que su imposicin se vincula claramente con los ritos de pasaje, si tomamos en
cuenta los cuidados y las precauciones alimentarias a los que estaba sujeto el individuo recin
tatuado. Tan solcitas atenciones se brindaban slo a dolientes y a personas que se encuentran en
un estado de vulnerabilidad, para quienes se sancionan normas precisas y convoca el cuidado de
su comunidad.

Discusin y conclusiones

Este trabajo es el resultado de numerosas campaas de prospeccin y relevamiento


etnobotnico entre nativos del Gran Chaco, a partir de 1973. Como la temtica del tatuaje no fue
encarada como investigacin especfica, al revisar los cuadernos de campo y las grabaciones en
cintas magnetofnicas hallamos que no tenemos ningn dato de algunos grupos investigados, pese
a que sabemos que los usaron, como los chulup. Ocurre lo mismo con gran parte de las tribus
mataco. De stos ltimos slo contamos con datos de una parcialidad del Pilcomayo salteo, pese a
que hicimos muestreos y estudios en numerosas localidades de su amplia zona de dispersin. Las
causas de estas omisiones son: no averiguamos sobre el tema, no conocan el dato, o respondieron
264

que no los usan. Investigaciones que encaren de manera concreta el tema darn sin duda una
calidad de datos muy superior a lo obtenido hasta el momento.
Uno de los implementos vinculados con el tatuaje que seguramente se perdi
tempranamente fueron los punzones de hueso, que son citados por la literatura histrica (mbay y
mocov) (Paucke 1943:214, Snchez Labrador 1910:285) y modernamente por Palavecino
(1928:198). En la actualidad slo se recuerdan como escarificadores espinas de plantas y son las
que usan todava los jvenes para tatuarse.
Nuestras investigaciones no abarcaron indgenas asentados en las inmediaciones de los ros
Paraguay y Paran, lmite oriental del Chaco, que por sus caractersticas climticas constituye el
Chaco Hmedo. Las fuentes histricas, justamente, tratan sobre estas naciones (mbay, abipn,
mocov). En nuestra zona de investigacin, en las porciones ms secas del Chaco, proliferan las
cactceas en mucho mayor medida que en el Chaco Oriental Hmedo. Podra ser esta la causa de
que no hayamos reunido datos del uso de huesos, que parece fue ms comn entre las parcialidades
del litoral Paraguay-Paran. No sera improbable que las poblaciones aledaas al mbito fluvial y
propias del Chaco hmedo usaran preferentemente huesos, mientras que los de la porcin seca
recurrieran ms a las espinas vegetales. Tampoco puede soslayarse la posibilidad de que algunas
parcialidades de la regin hmeda obtuvieran espinas de los grupos asentados en el territorio
xerfilo. Es muy importante el aporte de Fric (1906:219) a este respecto, ya que pudo documentar
la venta de espinas de "cardn" (Stetsonia coryne) por parte de los pilags a los tobas. 22
En primera instancia, cualquier observador pensara que la materia prima en forma de
carbn, ltex y espinas podra provenir de cualquier planta. La situacin es diferente, porque, en
efecto, el nmero de plantas involucradas para este fin es sumamente reducido. Por los estudios
etnobotnicos realizados entre distintos grupos tnicos del Chaco, se nos revela que cada uno de
ellos cuentan con registros que van desde 173 especies entre los ayoreo y 396 entre los toba, con
un promedio de alrededor de 250 especies aplicadas para diversos fines 23 (Arenas 1981, 1983,
1993; Filipov 1993; Martnez Crovetto 1964, 1965; Schmeda-Hirschmann 1998); las que se
utilizan en el tatuaje no superan las cinco especies en cada grupo tnico. Deducimos que hay una
gran especificidad vinculada con las cualidades intrnsecas tanto de las espinas, del carbn o del
ltex. Si bien carecemos de conocimientos sobre la fitoqumica de estos productos, sin duda debe
265

haber sustancias que las califican por encima de otras especies. En nuestras averiguaciones, por el
momento, lo nico que se nos seal fue que se trata de leos blandos y de rpida combustin.
El color de los tatuajes chaqueos es negruzco segn la mayora de las fuentes, y coincide
con lo observado por nosotros. Parte de las referencias (Mtraux 1946:281) sealan tambin el
color rojo, proveniente del achiote o uruc (Bixa orellana, Bixaceae), como sustancia
colorante; en el material reunido por nosotros en ningn caso esta planta fue mencionada como
materia prima. Al respecto, Schmidt (1949:205) hace notar que el color rojo nunca aparece entre
los tatuajes de los nativos de Sudamrica, y agrega que las noticias que suelen consignarlo son
malas interpretaciones de pinturas temporarias. Nosotros compartimos este punto de vista.
El papel de los frutos del genipapo o andypa (Genipa americana) en la pintura y
tatuaje de los nativos del Chaco habr estado circunscripto a su porcin perifrica oriental y, tal
vez, occidental. En efecto, este rbol est muy difundido en el Neotrpico y es posible hallarlo en
los bosques del Paraguay Oriental y muy limitadamente en el ecotono de los ros Paraguay y
Paran, lmite oriental del Chaco, extendindose al sur apenas hasta la provincia argentina de
Chaco. De manera que los grupos asentados en el rea litoral y en sus cercanas pudieron acceder a
dichos frutos, mientras que los que habitaban tierra adentro no tenan posibilidades de emplearlos
(Arenas 1983:186; Bernardi 1985:177-180; Steyermark 1972:346-353). Susnik (1974:207)
consigna tambin el empleo de genipapo entre los chulup del occidente chaqueo; segn estos
datos ellos lo obtenan mediante sus intercambios comerciales con los tapiet, guaranes del
pedemonte andino. No hay ninguna documentacin que registre la presencia de Genipa americana
en el Noroeste argentino ni en el Chaco serrano y sus inmediaciones en Bolivia (Bacigalupo y
Cabral 1999, Killen et al. 1993). Sin embargo, no hay que descartar la posibilidad que se halle esta
planta en esta regin an insuficientemente explorada botnicamente.
Las plantas destinadas como materia prima tintrea as como para escarificadores son
comunes en los ambientes cercanos a los distintos grupos indgenas. Su colecta no resulta ningn
esfuerzo especial y estn disponibles en cualquier momento. Un caso especial representa el
material identificado como Prosopis nigra, usado por los toba-pilag. Por su morfologa se trata de
un tipo de algarrobo negro, no comestible, que da frutos de color morado oscuro. stos sirven
para teir hilos y son tambin usados segn algunos datos- para el tatuaje. Su presencia en el
Chaco Centro Occidental es muy escasa, y hasta un tanto excepcional. Slo contadas veces
266

aparecen individuos que responden a estas caractersticas. Desconocemos el estatus taxonmico y


biolgico de este vegetal; podra tratarse de un hbrido, o de una variedad. Su nombre en idioma
toba-pilag es qoyaGa poleo; para el tatuaje se machacan los frutos y se maceran en un poco de
agua, y en este jugo se introducen los escarificadores para clavarse. Los mataco-lhukutax, vecinos
de esta zona, tambin lo conocen y lo llaman wusucetax, usan lo frutos para teir hilos, pero no
tenemos noticias de que lo hayan usado en la ornamentacin corporal.
Los tatuajes fueron muy mal vistos por los conquistadores, y queda manifiesta la
desaprobacin en los escritos de los padres de la Compaa de Jess. Ya en el siglo XVIII la
prdica de los misioneros abogaba por su erradicacin. El padre Dobrizhoffer deca:

Cuando las ideas cristianas comenzaron a tomar fuerza en las Reducciones de los Abipones, esta vil costumbre fue
abolindose gracias a nuestros esfuerzos y ahora conservan las mujeres su aspecto natural sin agregado alguno (en
Furlong 1938:26).

El cambio en sus normas de vida tradicionales as como la adquisicin de una idea diferente
de la esttica y del comportamiento ante las sociedades nacionales, despoj a los tatuajes de
contenido y fue perdindose poco a poco. Habrn sido muchas las razones que operaron para que
se hayan esfumado casi completamente con el correr del siglo XX. Las pautas de conducta y la
ideologa que imponan las naciones que fueron conquistando sus territorios han tenido que ver en
sus consecuencias. En este sentido, reflexiona Escobar (1993:110) que aquellas marcas, que
significaron una etiqueta altiva, se convirtieron en estigma. Ante el nuevo orden social, el sello que
los diferenciaba era innecesario, pues sus propios rasgos de indio ya los identificaba y era un
motivo para que se los segregara. Y en efecto, entre los primeros atributos visibles que el nativo
trata de disipar para que su condicin de tal pase inadvertida fue su apariencia. Los impresin de
ferocidad que produca su atavo y las caractersticas de su alimentacin fueron los que
resultaban ms revulsivos para sus dominadores.
267
268

Notas
1
Emplean como escarificadores las espinas de Berberis asiatica, B. wallichiana, Cirsum lepskyle, Rubus
insignis y R. paniculatus. Como colorante usan carbn pulverizado mezclado con almidn de arroz o extracto
de rizomas de Hedychium gracile.
2
Los hombres y las mujeres ayoreo se sometan a escarificaciones, tatuajes cicatriciales y quemaduras, cuya
finalidad rebalsa lo ornamental. Las primeras consistan en heridas producidas con el escoplo-cuchillo, sobre las
que se esparcan cenizas. Las quemaduras se producan aplicando sobre la piel un tizn, brasas, llamas o el
hornillo caliente de una pipa. Estas prcticas estn asociadas al duelo, o son demostraciones de coraje y
resistencia al sufrimiento, as como de solidaridad por el dolor de un allegado (Brmida y Califano 1978: 80;
Fischermann 1976: 84-85). Schmeda-Hirschmann (1998), en su minucioso estudio etnobotnico sobre este
grupo tnico, en coincidencia con lo expuesto antes, no menciona colorantes usados en tatuajes.
3
Esta lmina tiene un alto inters iconogrfico y enriquece la descripcin que da el autor en el texto.
4
El mencionado autor refiere que aplicaban las siguientes materia prima: genipapo, bixa, hematites, caoln,
ceniza, polen de alguna cactcea y carbn de hojas de palma.
5
Achatocarpus praecox es un rbol pequeo, cuyo sugerente nombre vernculo es palo tinta, palo tinto,
tala negro o yvyra h (palo o rbol negro en guaran), justamente porque se ennegrece completamente una
vez cortado. El material de herbario conservado adquiere una tonalidad oscura, negruzca.
6
Filipov (1996:116) proporciona una interesante lista de especies usadas para pintura corporal entre los pilag.
Son ellos: Rivina humilis, Lycium cuneatum, L. morongii, Prosopis affinis, Bixa orellana, Ipomoea carnea ssp.
fistulosa, Solanum glaucophyllum, Chamaechrista nictitans, Ruellia hygrophylla, y Euphorbia hypericifolia.
Estas pinturas se usaban durante festividades y ceremonias diversas y en particular en el cortejo amoroso. Hay
plantas que se emplean en la pintura corporal exclusivamente para obtener los favores amorosos de la persona
deseada, como se document entre los toba del este del Chaco (Arenas y Braunstein 1981:157-159).
7
Los caduveo son una parcialidad sobreviviente de los antiguos mbay, que viven an en el Mato Grosso
brasileo (Kersten 1968: 64-75; Susnik 1971: 80-100; 1972: 89-91).
8
Imposible no dedicarle una nota especial a Guido Bogggiani (1861-1902), artista, viajero y etngrafo que
retrat y describi la vida de los indgenas del Chaco Boreal. Sus dibujos y fotografas lo convirtieron en uno de
los grandes retratistas etnogrficos. Sus fotografas son de enorme valor en la documentacin de la
ornamentacin corporal de los caduveo y los chamacoco. Algunas de sus ilustraciones fueron publicadas por l
mismo (Boggiani 1975) y sus fotografas por Lehmann-Nitsche (1940b) y por Fri y Friov (1997), as como
varias de ellas fueron tambin reproducidas por Fri (1946). Sobre Boggiani existe una rica literatura que
refiere su vida y su obra as como comentarios y anlisis sobre su produccin cientfica y artstica (vase Daz-
Prez 1977; Leigheb 1986; Leigheb y Cerutti 1992).
9
Los resultados de esta expedicin y lo escrito en su diario de viajero es la publicacin (Boggiani 1975) que
mencionamos en el texto.
10
Datos escuchados de nuestros informantes, as como otros registrados por la bibliografa destacan el papel de
las mujeres de edad en esta tarea (Vase Dobrizhoffer 1968: 35; Furlong 1938: 24; Karsten 1932: 89; Lehmann-
Nitsche 1904a; Susnik 1974: 207).
11
Son un total de 54 figuras, de las que 40 representan tatuajes.
12
Vase Fig. 41, p. 540; lm. X y XI.
269

13
Los diseos corresponden a los siguientes grupos: choroti (10), mataco (7), toba occidental (1) y toba
oriental (12).
14
Nordenskild (l.c.) recuerda aquel evento, consistente en un tatuaje que se hizo practicar sobre el brazo. La
operadora puso en el cuenco de la mano polvo de carbn y escupi encima; esta mezcla fue la base de color con
el que dibuj la figura en la zona elegida. Para tal fin se sirvi de un palo y una vez listo el diseo clav a lo
largo del dibujo con espinas de cactus. Finalmente escupi encima de la herida y frot con el dedo para hacerlo
penetrar. Su compaero de viaje Carl Moberg se hizo tatuar en el cuerpo dibujos de todo tipo usando las
mismas tcnicas.
15
caraguat es una voz guaran que designa plantas arrosetadas como cardos; en el Chaco suele aplicarse a
varias especies de bromeliceas.
16
Se trata del molusco bivalvo Anodontites trapesialis susanae (Mycetopodidae, Pelecypoda), comn en las
aguas quietas del Chaco.
17
Las cenizas son producto de la combustin completa del material vegetal. Su color gris claro- es tan
cacterstico que di lugar a su designacin propia: ceniciento. Este color, naturalmente, no puede teir de
negro.
18
Vase una sntesis sobre el tema en Maertens (1978).
19
Lvi-Strauss (1973: 175-188) dedica un interesante anlisis a los dibujos y pinturas corporales de los
caduveo, resaltando su papel sociolgico.
20
Sin embargo, tambin se tatuaban el brazo desde el hombro hasta las muecas (Snchez Labrador 1910: 285;
Susnik 1982: 135-136). La finalidad en este caso sera ms bien teraputica.
21
Si bien pueden aplicarse en distintas partes del cuerpo, se los realiza sobre todo en las articulaciones, en las
piernas u otros huesos. Es muy posible que se usen para tratar reumatismo, artrosis u otras dolencias afines.
22
En efecto, Fri (l.c.) apunta En la otra ribera (del ro Pilcomayo) encontr una planta que nunca haba
visto....Es una especie de cactus, Cereus coryne (es un nombre en desuso), provista de fuertes espinas. Las
espinas son usadas para el tatuaje y son muy buscadas por los indgenas tobas, que las tienen que comprar a los
pilags.
23
Una sntesis de los registros etnobotnicos conocidos arroja: ayoreo (173 spp.), lengua (268 spp.), mak ( 269
spp.), pilag (232 spp.), toba (396 spp.) y toba-pilag (315 spp.).
270

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