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Sommer Doris - Ficciones Fundacionales - Las Novelas Nacionales de America Latina

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Doris Sommer
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FICCIONES
AntonioBenitezRajay
BettyTzafrir
FUNDACIONALES
In memoriam
Las nove1as nacionales de AmericaLatina
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BIBUOTECA . FLACSI- E
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Primera edicion eningles:FoundationalFictions. TheNationalRomancesofLatinAmerica.
UniversityofCalifornia Press,BerkeleyyLos Angeles, California. CONTENIDO
Primera edicion en espafiol: Bogota, 2004
Sommer,Doris, 1947 -
Ficcionesfundacionales:lasnovelasnacionalesdeAmerica Latina.
Doris Sommer; traduccionJose Leandro Urbina yAngela Perez. Bogota:
EdicionesFondo de Cultura Econornica,2004.
432p.;24em. -- (Tierra Firrne, Serie ContinenteAmericano)
Titulooriginal:FoundationalFictions.
ISBN 958-8249-007
1.Novelalatinoamericana - Historiaycritica- SigloXIX
2.Literarura ysociedad- America Latina3.Nacionalismo en la
literatura I.Urbina,Jose Leandro, tr, II.Tit. III. Serie.
868.99809 cd19ed.
AJA5405
CEP-BancodelaRepublica-Biblioreca Luis Angel Arango
Regents oftheUniversityofCalifornia, 1993
[Original English Edition published byarregenmenrwith TheUniversityof California Press
in1993]
Traduccion deJose Leandro Urbina yAngela Perez
Fondo deCultura Economica, 2004
Carretera Picacho-Ajusco, 227;14200Mexico, D. F.
Ediciones FondodeCultura Econornica Ltda.
Carrera 16No.80-18; Bogota,Colombia
Disefioydiagramacion:Miguel Suarez
Edicion: SoniaJaramillo yAdriana delaEspriella
Fotografiade cubierta:Carlos Benoit.MonumentoaMaria, Cali, Colombia
ISBN 958-8249-007
www.fondodeculturaeconomica.com
www.fce.com.co
Todos losderechos reservados.Esta publicacion no puede ser
reproducida, nien todo nien parte, por ningUnmedio inventado
opor inventarse,sinelpermiso previo,porescrito, delaeditorial.
Impreso enColombia- PrintedinColombia
PREFACIO 11
I
PARTEl
ROMANCEIRRESISTIBLE . 17
Unaarqueologfadel"boom" . 17
Lahistoriaen carneyhueso . 23
E1romancerealizado . 29
Hermosasmentiras . 44
PARTE2
AMORYPATRIA:
UNAESPECULACIONALEGORICA . 47
NotasI,parte1 70
NotasI,parte2 78
II
AUTENTICIDADPLAGIADA:
EL COOPERDE SARMIENTOYOTROS . . . . . . . . . . . . . . . . .. 85
Encrucijadasydesencuentros de raza ygenero 89
Los discipulos con autorizaci6n propia 95
LosCoopersde PierreMenard 108
Notas , 116
I
r"ij".,.1;,.+ 'r
.. " l: .. : ~ ~
PARTE 1
ROMANCE IRRESISTIBLE
por encima del distanciamiento del titulo,
de la fortuna y del color de la piel...
esta la atraccion de los sexos,
el poder irresistible del genio de la especie.
Mala/ache, Enrique Lopez Albujar
UNA ARQUEOLOGIA DEL" BOOM"
Cuando Gabriel Garcia Marquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa
y Julio Cortazar, entre otros, irrumpieron en el escenario del mundo
literario de los afios sesenta, insistieron, categorica y repetidamente, en
el poco valor que tenia la narrativa latinoamericana anteriori.
Recalcaron que solo en ese entonces el continente empezaba a cobrar
independencia cultural, "calibanizando" toda la gama de tradiciones
europeas, materia prima amasada y vuelta a moldear en las manos
intencionadamente ingenuas de los americanoss. Halagado con esta
vindicacion que dejaba entrever su escaso conocimiento sobre America
Latina, el publico de habla inglesa no sospecho los importantes pre-
textos del Boom: todo un canon de grandes novelas fue descartado de
forma solapada por quienes proc1amaban ser huerfanos literarios, y por
10 tanto, libres para ser aprendices en el extranjeror, Este libro esta
dirigido a ese publico confiado y tarnbien a una generacion de latino-
americanos que, con justificado entusiasmo por el Boom, pudo haber
tornado literalmente la proclamacion de orfandad.
DORIS SOMMER
Aunque algunos criticos sostengan que el Boom no fue
sino una explosion promocional y de ninguna manera un fenorneno
literario, las nuevas novelas tienen entre si un parecido de familia
unico, suficiente como para elaborar una lista de caracteristicas
comunes que inc1uyen una disrninucion 0 dispersion del control del
autor y una incesante experimentacion formal, tecnicas destinadas a
quebrantar la rigidez de la narrativa tradicional-, Los subtextos epicos
sobre el desarrollo de America Latina que uno puede releer a traves de
los escombros se convierten ahora en risibles simulacros. Si esto parece
una negacion, 10 es. Los nuevos novelistas trataron con sarcasmo de
negar el atractivo positivista y populista de proyectos que, para
entonces, se habian quedado atascados y eran un tropiezo historico, en
vez de ser un incentivo para avanzar. Si despues de haber alcanzado
este precipitado final nos volvemos a mirar la historia de America La-
tina, sentimos vertigo al comprobar que la palabra fin ha perdido el sig-
nificado de meta. En muchos paises, la productividad nacional crecio
desde mediados del siglo XIX hasta el periodo populista de la industria-
lizacion, como resultado de la politica de sustitucion de importaciones
puesta en practica durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las
potencias extranjeras estaban demasiado atareadas como para exportar
articulos de consumo e impedir asi el desarrollo local mediante el su-
ministro de bienes manufacturados. Pero, despues de la guerra, las
importaciones inundaron de nuevo los mercados, y la historia de
Latinoarnerica dejo de tener esa apariencia progresista: ya no se trata-
ba de una biografia nacional positivista del proceso de maduracion
paulatina que supera la infancia 0 la enfermedad cronica. Cuando la
Europa Occidental y, para entonces principalmente los Estados Uni-
dos, estuvieron otra vez listos para inmiscuirse en los asuntos internos
de America Latina, y para impulsar la produccion y exportacion de
bienes, el optimismo populista se desvanecio y la logica lineal del de-
sarrollo econornico se altere para ir a dar al callejon sin salida del
subdesarrollo permanente. Mientras tanto, las historias patrioticas se
marchitaban en los circulos viciosos que Carlos Fuentes considero
como rasgos tipicos de las nuevas novelass,
Sin embargo, cuanto mas se emperiaban los nuevos nove-
listas en ignorar la tradicion de la literatura latinoamericana, mas
curiosidad provocaba en mi la persistente atraccion hacia esos libros
que causaban tanta resistencia. ~ Q e era 10 que habia -me pregunta-
FICCIONES FUNDACIONALES
ba- en ese tipo de ficcion latinoamericana programatica y obviamente
obsoleta que tanto obsesionaba a los del Boom? <Q1Je lastre de habitos
narrativos, que premisas subyacentes pesaban en ella como para expli-
car este rechazo tan rotundo? La atraccion era practicarnente visceral y
provocada, en mi opinion, por un rasgo extremadamente llamativo que
habia pasado desapercibido: la retorica del erotismo que organiza las
novelas parrioticas. Con cada esfuerzo obsesivo por liberarse de la
tradicion positivista bajo la cuallos proyectos nacionales se entronca-
ban con un deseo productivo heterosexual, una persistente atraccion
volvia a inscribirse en la resistencia del Boom. Las lineas rectas de las
novelas "historicas" pueden ser c1aramente reconstruidas a partir de los
esfuerzos por retorcerlas. ~ Q e otra explicaci6n puede darse ala tragi-
comedia de la repetici6n autodestructiva en, por ejemplo, Cien atios de
soledad 0 a la frustraci6n y la vergtienza en La muerte de Artemio Cruz,
sino la de los malos acoplamientos entre los supuestos desarrollistas y
la historia latinoamericanai" Y podemos deducir, para dar otro ejem-
plo, que la realidad "positiva" era el idea1literario vigente, a partir del
alejamiento tan significativo que represento el estilo del realismo magi-
co del proto Boom.
Las parodias del Boom, sus refinadas ironias y su tono
ludico, son el caso tipico de una eterna negaci6n destinada a producir
el efecto contrario de reconocimiento, de tal manera que esos circulos
viciosos narrativos exponen la frustraci6n del escritor asi como la
desilusion con la idea del progreso. Cuanta mas resistencia se opone al
romance nacional, mas irresistible se vuelve. La unica manera de
escapar de esa circularidad pareceria ser el desplome escenificado por
Mario Vargas Llosa al final de La tia]ulia y el escribidor (1977). El te-
rremoto arrasa con la confusion barroca entre el romance escandalosa-
mente moderno de Vargas Llosa y las radionovelas de un escribidor
supuestamente "realista", que se intensifican a cada paso y se infiltran
mutuamente hasta que el proyecto multiple termina recargado y des-
figurado, para finalmente desmoronarse encima de el, de elIos, de
nosotros.
Para aquellos que sobrevivieron al Boom, inc1uyendo a la
mayoria de sus autores, es obvio que este no constituyo el colapso de
la historia. El tiempo pasa y nada altera el oscilar de los pendulos.
Algunos escritores que habian circunvalado la historia en las decadas
de los sesenta y setenta empezaron a experimentar con nuevas ver-
18
19
DORIS SOMMER
siones de la narrativa histories". Este retorno a una tradicion reprimi-
da puede haber despertado cierta curiosidad por las ficciones que el
Boom habia relegado deliberadamente, quizas incluso una voluntad
para entender y sentir esa cualidad apasionadamente politica de las
novelas latinoamericanas precedentes. Estas tenian, entre otras cosas, el
encanto de la promesa que termino en la amargura de ser percibida
como un fraude. Podemos tambien advertir que el pesimismo ludico
del Boom fue entendido como una serial de madurez literaria, 10 que
halagaba el gusto del Primer Mundo por 10 postmoderno, el placer casi
narcisista de ver reflejadas en el otro las nociones propias sobre el ideal
de Ia literatura.
Mi paradoja como lectora, que asume la negacion como
un sintoma de dependencia no resuelta, no solo me remitiria a las fie-
ciones fundacionales que el Boom resistia, sino tarnbien a toda una
tradicion de resistencias. Esta paradoja pone en evidencia la tipica
ironia de escribir en America, donde generaciones sucesivas suelen
negar sus semejanzas literarias hasta el punto de que la negacion
misma constituye una similitud. No era nada nuevo que los nuevos
novelistas de America Latina se imaginaran a si mismos nacidos en
plena madurez, puesto que ya otros escritores americanos habian ima-
ginado 10 mismos, En "La muralla y los libros", Jorge Luis Borges se
burla de la circularidad repetitiva y del orgullo irrealizable de comen-
zar de nuevo. Su protagonista, el emperador de China, erige la Gran
Muralla y lanza al fuego todos los libros escritos antes de su reinado,
solo para presentir que un futuro emperador desrnantelara 10 edificado
para instaurar su nuevo orden. Borges, el escritor americano, se divierte
y se fascina con la idea de una tradicion escrita sobre las tachaduras del
pasado.
Para apreciar esta tradicion contradictoria de negaciones
reiteradas es importante recordar cuan memorables fueron para gene-
raciones de lectores las "novelas nacionales" del siglo XIX. El concepto
de novela nacional apenas necesita explicacion en America Latina; se
refiere a aquellibro cuya lectura es exigida en las escuelas secundarias
oficiales como fuente de la historia local y orgullo literario. Quiza su
lectura no fue siempre un requisito obligatorio pero, sin duda, 10 fue en
la epoca en que los novelistas del Boom estaban en la escuela. A veces
aparecen en antologias en libros escolares de lectura, y han sido drama-
tizadas para el escenario, peliculas y series televisivas; las novel as
FICCIONES FUNDACIONALES
nacionales pueden identificarse con la misma facilidad con que se
reconocen los himnos nacionales. Los vinculos fundacionales entre esta
literatura y la legislacion, lazos que "no tuvieron el debido recono-
cimiento"? en la Inglaterra de Shelley, no eran ningiin secreta en
America Latina. Una prueba asombrosa de ello es la larga lista de
escritores hispanoamericanos que hacia finales del siglo XIX tambien
fueron presidentes en sus paises!". Un listado comparable de servicios
prestados en distintas ramas de la administracion publica podria pare-
cer infinito. A pesar de existir importantes paralelos, los escritores
norteamericanos, que para entonces estaban consolidando una literatu-
ra nacional, solian asumir una pose metapolitica, aparentemente desin-
teresada, tan poco cormin en el sur. Los latinoamericanos se veian mas
involucrados en querellas partidistas que en una critica social trascen-
dental.
Hacia el final del siglo XIX, cuando la prosperidad eco-
nornica y las politicas "cientificas" del Estado produjeron una division
intelectual del trabajo, el pendulo literario alejo a los escritores de los
asuntos relacionados con el Estado. Esto los eximio de responsabilida-
des politicas y les perrnitio desarrollar el preciosismo del modernismo,
sobre todo en la poesia, 0 exilic a los narradores hacia las fronteras
pesimistas del "naturalismo". Pero en 1941, cuando Pedro Henriquez
Urena ofreda en Harvard sus ahora clasicas conferencias sobre Las co-
rrientes literarias de Hispanoamerica, era obvio que el pendulo habia
hecho regresar a muchos escritores del continente hacia el compromiso
social. La generacion mas joven de escritores estaba dividida entre la
vanguardia poetica de Borges y la etapa inicial de Neruda, quien habia
heredado el "aislarniento esplendido'"! de los modernistas y un neorro-
manticismo exaltado 0 rebelde que gradualmente provoco el regreso al
"viejo habito de tomar parte en los asuntos polfticos'V, aunque la ma-
yoria de estos escritores no tenia ya ninguna esperanza de liderazgo
politico. Como era de esperar, escribieron desde una oposicion
"nativista" 0 reformista con el proposito de influir en la opinion del
publico, por ejemplo, en las relaciones raciales 0 la politica econornica.
Muchos se dedicaron a reformar a traves de la educacion, como 10
habia hecho antes Domingo F. Sarmiento, entre otros muchos posi-
tivistas que tuvieron la responsabilidad de construir una nacion, Sin
embargo, por citar tan solo tres ejemplos de la persistencia de esta
tradicion despues de la despedida en las conferencias de Harvard, en
DORIS SOMMER
1948 el novelista Romulo Gallegos fue el primer presidente elegido
democraticarnente en Venezuela; en 1962 el novelista Juan Bosch
obtuvo una victoria aplastante en las elecciones de la Republica
Dominicana, cuna de Henriquez Urena y, en 1990, Mario Vargas Llosa
estuvo a punto de ganar una campafia electoral para la presidencia de
Peru.
La periodizacion que hace Henriquez Urena de irnpor-
tantes escritores socialmente comprometidos, reformistas y de van-
guardia es, por supuesto, un primer bosquejo. Sin embargo, la riqueza
de detalles justifica la audacia del esquema como se ve en varios de sus
textos. Asi que no pretendo de modo alguno renovar su disefio; solo
afiadire que medio siglo despues se sentira nuevamente el peso de los
romances historicos y la historia romantizada sobre una tradicion que
los resiste. Por romance, entiendo una interseccion entre nuestro uso
contemporaneo del vocablo como historia de amor y el uso del siglo
XIX, que distinguia al genero como mas aleg6rico que la novela-''. Los
ejemplos clasicos en America Latina son las inevitables historias de
amantes desventurados que representan, entre otros factores, determi-
nadas regiones, razas, partidos e intereses econ6micos. Su pasionpor
las uniones conyugales se desborda sobre una comunidad sentimental
de lectores, con el afan de ganar tanto partidarios como corazones.
Poner al descubierto 10 inextricable que es la relacion que
existe entre la politica y la ficcion en la historia de la construccion de
una nacion es la principal preocupacion de este estudio. Ciertamente
no soy la primera en observar esta conexion. Leslie Fiedler, por citar un
nombre, se vale de ella para emprender un estudio sobre la propension
etica y aleg6rica de las novelas norteamericanasi-. Y mas reciente-
mente, Benedict Anderson puso de relieve las continuidades entre la
construccion de una naci6n y las comunidades ilustradas que se for-
maron en torno a los periodicos y las novelasis, Por muy sagaces y
provocatives que sean estos analisis, no responden el porque la novela
tradicional de America Latina sigue siendo tan inexorablemente
seductora.
La necesidad de encontrar una respuesta me condujo a
localizar el elemento erotico de la politica, para revelar como los ideales
nacionales estan ostensiblemente arraigados en un amor heterosexual
"natural" y en matrimonios que sirvieran como ejemplo de consolida-
ciones aparentemente pacificas durante los devastadores conflictos
FICCIONES FUNDACIONALES
internos de mediados del siglo XIX. La pasion romantica, segun mi
interpretacion, proporciono una retorica a los proyectos hegemonicos,
en el sentido expuesto por Gramsci de conquistar al adversario por
medio del interes mutuo, del "arnor", mas que por la coercionts. Las
resonancias amorosas de la "conquista' son absolutamente apropiadas,
porque era la sociedad civilla que debia ser cortejada y domesticada
despues de que los criollos conquistaron su independenciai". La retori-
ca del amor, especfficarnente de la sexualidad productiva en la intimidad
del hogar, es de una consistencia notable aunque pasada por alto, a
pesar de las taxonornias reguladoras que gustan de c1asificar las novelas
fundacionales como "historicas" 0 "indigenistas", "romanticas" 0 "rea-
listas"18. Sera evidente que muchos romances pugnan por producir
matrimonios socialmente convenientes y que, a pesar de su variedad,
los estados ideales que proyectan son mas bien jerarquicos, Sin embargo,
las diferencias de grado e inc1uso de estilo en estas novelas, cobraran
importancia al considerar ellegado politico y estetico del romance.
Otro texto fundacional exhortaba, despues de la creacion
de un mundo nuevo: "Fructificad y multiplicaos". Tal exhortacion es a
menudo todo 10 que se nos ofrece en las novelas que fundan nuevas na-
ciones, junto con un deseo contagioso de amor socialmente produetivo
as! como del Estado que 10 posibilite. Como sabemos, los asuntos ero-
rico-politicos suelen ser extremadamente frustrantes. Aun cuando ter-
minen en matrimonios satisfactorios, ese fin del deseo que la narracion
se niega a explorar, la felicidad se lee como una proyeccion anhelada de
la consolidacion y el crecimiento nacional: una meta hecha visible.
LA HISTORIA EN CARNE Y HUESO
Las novelas rornanticas se desarrollan mana a mano con la historia
parriotica en America Latina. Juntas despertaron un ferviente deseo de
felicidad dornestica que se desbordo en suefios de prosperidad nacional
materializados en proyectos de construccion de naciones que
invistieron a las pasiones privadas con objetivos publicos, No era sim-
plemente el caso de un genero que iba de la mana con el otro, porque
la relacion entre novelas y naciones tuvo la continuidad de un anillo de
Moebius, donde los planos publicos y privados, las causas aparentes y
los efectos putativos, se ligaban mutuamente. "Estas ficciones ---en
22
23
DORIS SOMMER
palabras de Djelal Kadir- ayudaron, desde sus inicios, la historia que
las engendro"!". El romance y la republica a disefiar con frecuencia
estuvieron unidos, como dije, a traves de los autores que prepararon
proyectos nacionales en obras de ficcion e implementaron textos fun-
dacionales a traves de campafias legislativas 0 militares
20.
Para el escritor/estadista no existia una clara distincion
epistemologica entre el arte y la ciencia, la narrativa y los hechos y, en
consecuencia, entre las proyecciones ideales y los proyectos reales.
Mientras que en la actualidad los teoricos de la historia en los centros
industriales apenas se han dado a la tarea de cuestionar las certezas de
los histori adores "cientificos", la practica literaria del discurso historico
latinoamericano ya habia, desde mucho tiempo arras, sacado partido de
10 que Lyotard habria de llamar "indefiniciones de la ciencia"21, 0 10
que Paul Veyne vendria a denominar "la indeterminacion de la histo-
ria"22. En las fisuras epistemologicas que la historia deja expuestas, los
narradores podian proyectar un futuro ideal. Esta labor tuvo lugar en
libros que se convirtieron en novelas clasicas de sus respectivos paises.
Los escritores fueron alentados en su mision tanto por la necesidad de
rellenar los vados de una historia que contribuiria a legitimar el
nacimiento de una nacion, como por la oportunidad de impulsar la his-
toria hacia ese futuro ideal.
Andres Bello, el poeta, legislador, gramatico y educador
venezolano que llego a ser uno de los arbitros culturales mas imp or-
tantes de Chile, propuso la conexion necesaria entre ficcion e historia
en un ensayo que titulo "Metodo historico'vs. Este defensor, aparen-
temente conservador del espafiol normativo (cuya Gramdtica, am-
pliamente acogida, hizo mas por preservar la coherencia del continente
que las arnbiciones politicas de Bolfvarj>, refuto 10 que otros (mal)
interpretaron como historiografia moderna. Bello alegaba que en su
pasion por el progreso, algunos jovenes radicales como Jose Victorino
Lastarria y Jacinto Chacon se descarriaron, y con ellos sus estudiantes,
cuando rindieron culto a modelos extranjeros, en este caso a los mode-
los franceses que se centraban en las pautas "filosoficas" de la historiass.
Reemplazar las costumbres espariolas con los caprichos de la moda
francesa era, para este juicioso anciano, un acto condenable. En Francia
las circunstancias se prestaban para desarrollar una historia "cientifica".
Es decir, una historia codificable de acuerdo con reglas predecibles con
base en una esmerada indagacion y docurnentacion, una especie de tra-
'1': \.
FICCIONES FUNDACIONALES
bajo preliminar que aun estaba por hacerse en las Americas. No es que
fuera invalido examinar el "espiritu" de los hechos, sino que simple-
mente era inapropiado 0 demasiado apresurado para un continente
donde los mas elementales datos historicos no existian. Bello apoyaba
una opcion narrativa que pudiera postergar las explicaciones hasta que
se conocieran todos los hechos, de ser necesario, indefinidamente.
"Cuando la historia de un pais no existe, excepto en documentos
incompletos y desperdigados, en vagas tradiciones que deben ser com-
piladas y juzgadas, el metodo narrativo es obligatorio. Reto al incredu-
10 a que mencione una historia general 0 particular que no haya
comenzado as!". El precavido maestro concluye con una posicion
osada: defiende la narrativa con una perspectiva personal consciente
(incluso interesada) contra la pretension de objetividad. Las inquie-
tudes de un escritor, las rnernorias 0 fabulosas leyendas de otro, todo
pareda expresar imageries mas autonomas y precisas que las ofrecidas
por una "ciencia" de la historia que carecia de forma definida. ~ e s e a s
saber como fue el descubrimiento de America, por poner un ejemplo?
Lee el diario de Colon, las cartas de Pedro de Valdivia y las de Hernan
Cortes. Bernal Diaz te dira mucho mas que Solis 0 Robertson'zs. Es
obvio que la preferencia por el rnetodo narrativo en la historia es mas
que una simple modestia ante la falta absoluta de explicaciones.
Despojada de la presuncion cientifica, la narrativa gozaba de una
mayor libertad para reconstruir la histori a a partir de las pasiones pri-
vadas. De esta manera, se deja entrever una audacia paradojica en las
advertencias de Bello que parece aclararnos que la narrativa es nece-
saria, no solo porque los espacios en blanco de nuestro conocimiento
historico hacen inaplicables los metodos mas modernos, sino tambien
porque el relleno representa una expresion independiente y local. Tal
vez sea esta la razon por la que Bello cambia el titulo de su ensayo a
"La autonomia cultural de America".
Algunos latinoamericanos parecen haber leido por entre
las line as del discurso de Bello una legitirnacion de la narrativa en la
historia, llegando a considerar que la narrativa es historia; otros
hicieron llamados urgentes ala accion literaria como parte de una cam-
pafia de construccion nacional. En 1847, el futuro historiador y presi-
dente de Argentina, general Bartolome Mitre, publico un manifiesto
con el que pretendia suscitar la produccion de novelas que sirvieran de
cimiento a la nacion, El escrito sirvio como prologo a su propia con-
DORIS SOMMER
tribucion literaria, Soledad, una historia de amor que tiene lugar en el
Altiplano boliviano, poco despues de las guerras de Independencia. En
el prologo, Mitre deplora que "Sudamerica sea la region mas pobre del
mundo en cuanto a novelistas originales". Mas que una deficiencia
estetica, el pensador apuntaba a una inmadurez social y politica, porque
las buenas novelas, en su opinion, representaban ellogro mas alto de
una naci6n. Dentro del espiritu idealista de la reforma ilustrada que
consideraba que una legislacion racional inspiraria conductas raciona-
les, Mitre estaba convencido de que las novelas de calidad promoverian
el desarrollo de America Latina. Las novelas ensefiarian a la poblacion
sobre su historia, sus costumbres apenas formuladas, asi como sobre
ideas y sentimientos modificados por sucesos politicos y sociales que
aun no habian sido celebrados. Llegarian a ser 10 que eran en Europa
yen los Estados Unidos de Cooper: "un espejo fiel en que el hombre
se contempla tal cual es, con sus vicios y virtudes, y cuya vista despier-
ta por 10 general profundas meditaciones 0 saludables escarmientos'vz.
Despues, tal vez con fingida pero apropiada humildad, Mitre ofrece su
propia historia como un estimulo para que otros escriban.
Jose Marti, otro notable propagandista de las novelas de
forrnacion nacional junto con Ignacio Altamirano y Alberto Blest
Gana, a quienes prestaremos debida atencion en el capitulo 6, admira-
ba las novelas europeas
28
. Pero Marti temia que su ironia y pesimismo
hicieran en este continente mas mal que bien
29
America necesitaba
histori as edificantes y autonornas, como la que Manuel de Jesus
Galvan escribi6 para la Republica Dominicana [Enriquillo, 1882], a
quien Marti euf6ricamente respondiera en una carta: "jQye Enriquillo
que parece un Jesus! iQye Mencia, casada mas perfecta que la de Fray
Luis!... Acaso sea esta la manera de escribir el poema americano'w, En
contraste, a Marti le inquietaba el deplorable estado de dependencia
literaria que existia en otras partes de nuestra America, en Mexico por
ejemplo: puede haber una vida nacional sin una literatura
nacional? puede haber vida para los artistas locales en una esce-
na que siempre ha estado dominada por debiles 0 repugnantes crea-
ciones extranjeras? que en esta nueva tierra americana debemos
vivir una vida al estilo de la vieja Europar?.
Todo esto supone que la literatura tiene la capacidad de
afectar la historia, de ayudar a construirlat-', Generaciones de escritores
y lectores latinoamericanos asi 10 entendieron. Pero desde la decada de
FICCIONES FUNOACIONALES
1960, del Boom narrativo postborgiano en America Latina y la ebulli-
cion autocritica de los estudios filosoficos y literarios en Francia, he-
mos tendido a concentrarnos en las divers as formas en que la literatura
deshace sus propios proyectos. Esto es, por supuesto, un sana antidoto
contra nuestro habito secular de ignorar 0 despreciar las aporias y las
ausencias que parcialmente constituyen la literaturav. Advertir este
cambio en el enfasis es, sin embargo, reconocer tambien que los
primeros escritosllecturas manejaron las tensiones de rnanera distin-
ta34 En el caso particular de las novelas "historicas" latinoarnericanas
del siglo XIX, la inseguridad cr6nica de los proyectos se deja ver en la
energia que pretende remediarla. Las tensiones existen, complican y
aumentan el interes en un canon de novelas en cierto sentido formulis-
tas. Sin embargo, no hubierarnos percibido esas tensiones sin la deter-
minacion con que los libros mismos niegan su existencia. Cuando el
oficio de escribir -como acto de crear America- parecia mas
urgente, la autoridad suprema se limite en favor de los autores locales,
quienes no se atormentaban ante la idea de escribir fabricaciones com-
pensatorias para llenar un mundo plagado de vacios. Los espacios
vacios eran parte constitutiva de la naturaleza dernografica y discursiva
en America. El continente parecia avido de inscripciones.
Dado el llamado a escribir y las respuestas entusiastas,
algunos criticos se sorprenden del surgimiento relativamente tardio de
la novela en America Latina. La razon mas obvia es tal vez la mas acer-
tada: en las disposiciones coloniales de 1532, 1543 Y 1571, Espana
proscribi6 la publicaci6n, e incluso la importaci6n, de todo material
novelesco. Sea por su visi6n catolica y utopica del Nuevo Mundo 0 por
razones de seguridad politica, Espana hizo 10 que pudo por controlar
la imaginaci6n criolla. Pero la repeticion de edictos y documentos
sobrevivientes que registran la existencia de una animada circulaci6n de
novelas prohibidas, demuestra la frustrada censura de la Corona. La
burocracia desmedida y literalmente incontrolable del imperio era una
red en la acepci6n que el doctor Samuel Johnson le otorga al vocablo,
es decir, un sistema de agujeros asidos por un cordel. Los negocios
administrativos y los acuerdos economicos generalmente se escurrian
junto con las novelas venidas de Espana, entre las que se distinguian La
Celestina, El lazarillo de Tormes, Orlando Furioso, rlmadis de Gaula,
Belianis de Grecia, El caballero del Febo, las Comedias de Lope de Rueda
y, sobre todo, era notable la importacion de abundantes ejemplares de
26
27
DORIS SOMMER
Don QUijote, desde su primera impresion de 1605, seguida en popula-
ridad por libros como la satira Fray Gerundio de Campazas (1758) del
padre Jose Francisco de Isla, el traductor del Gil Blas, Tarnbien
surgian excesos imaginativos escritos en el interior de la colonia en tex-
tos que escapaban la prohibicion impuesta a la ficcion apelando al
decoro de generos paraliterarios como el libro de viajes, la (auto)
biografia y la historiass.
AI mismo tiempo y como parte del movimiento de ernan-
cipacion desatado por Napoleon en 1808, comenzaron a aparecer
novelas de una ficcion provocadora. Su amenaza de desembarcar en
Lisboa envio a la corte portuguesa a Brasil, hasta que en 1822 el
monarca decidio regresar a casa y los criollos se empefiaron en susti-
tuirlo por el hijo como emperador de su propio imperio brasilefio. El
ejercito de Napoleon forzo Ia abdicacion de Carlos en Espafia; exile a
su heredero Fernando VII y dio a los colonos una excusa legitima para
rebelarse, en conformidad con una venerable ley que garantizaba a los
subditos el poder para autogobernarse en la eventualidad de que el
'regimen rnonarquico fuera interrumpido. Y gracias a la conveniente
arrnonizacion de la tradicion espafiola y la fIlosofia republicana de
los ingleses y franceses, la usurpacion napoleonica en Espafia hizo a los
americanos responsables, 0 al menos eso alegaban, de asumir la sobera-
nia popular. La que ha sido con frecuencia considerada como la
primera novela latinoamericana fue un ejemplo de esta amalgama cul-
tural y politica. El periquillo sarniento (1816, terminada en 1830), del
mexicano Jose Joaquin Fernandez de Lizardi, adapta la forma picaresca
al espiritu ilustrado en un libro que parece marcar el fin de una tradi-
cion literaria que iba desde Lazarillo hasta Lesage mas que iniciar una
nueva. Lo novedoso en Lizardi era 10 escandalosamente imaginativo de
su obra y el hecho de que pudo conquistar a un grupo de lectores
pequefio pero heterogeneo, pese a la predileccion del publico por
articulos periodisticos breves e informativos por sobre libros enteros,
asociados con el poder colonial. Parte del reto que pesaba sobre el
escritor era precisamente crear un publico lector que Use viera imposi-
bilitado de dejar de leer la novela", como Umberto Eco se expreso, a
proposito de Manzonis".
En America Latina, las novelas modernas, en ocasiones
denominadas romances, comenzaron a escribirse a mediados de siglo,
despues de haberse logrado la independencia (con la excepcion de
FICCIONES FUNDACIONALES
Cuba y Puerto Rico). Las guerras civiles resonaron durante toda una
generacion, y en el interin, los periodicos publicaban por entregas tanto
novelas europeas como arnericanasss. Los romances locales no solo
entretuvieron al publico lector con remiendos de una historia nacional
llena de agujeros, sino que desarrollaron una formula narrativa para
resolver conflictos que se venian arrastrando por afios, constituyendose
en un genero postepico conciliador que afianzo a los sobrevivientes de
las encarnizadas luchas, postulando a los antiguos enemigos como
futuros aliadosw. En los Estados Unidos, el pais y la novela practica-
mente nacieron de la manow; 10 mismo ocurrio en las naciones del sur,
siempre y cuando consideremos que fue la consolidacion, mas que la
ernancipacion, el momenta culminante de este parto. Podria arguirse
que, ademas de la prohibicion colonial que pesaba sobre las novelas,
existio otro motivo que contribuyo tarnbien a la aparicion relativa-
mente tardia de las novelas romanticas: me refiero a su proyecto paci-
fista. Los romances nacionales hubieran sido politica y socialmente
prematuros antes de mediados del siglo XIX. Fue entonces cuando el
liderazgo paso a manos de jovenes que habian sido preparados en las
escuelas liberales del periodo postcolonial para respetar la Razon
Natural. Tarnbien habian sido entrenados para anhelar las alianzas mas
apasionadas de la Naturaleza por medio de las novelas que leian con
arduo fervor.
EL ROMANCE REALIZADO
Despues de tres siglos de politica imperial, catolicismo inquisitorial y
monopolio economico, la Naturaleza se presentaba como una escapa-
toria a restricciones contraproducentes. Las guerras de Independencia,
ocurridas aproximadamente entre 1810 y 1825, fueron encabezadas
por blancos nacidos en America, criollos a quienes les fue negado el
acceso a las mas altas dignidades administrativas y a las oportunidades
econornicas. La iniciativa privada casi no tenia lugar dentro del desna-
turalizado Estado "corporative" del imperio en el que se reconocia a los
grupos antes que a los individuos y se imponia una estricta jerarquia de
color y de castasu, Asi, las nuevas sociedades experimentaron con el
liberalismo, adaptado de ejemplos que tomaron prestados de Gran
Bretafia (Bentham era uno de los favoritos), los Estados Unidos y tam-
DORIS SOMMER
bien de Francia. Es decir, experimentaron con un gobierno constitu-
cional representativo (monarquia constitucional, preferian algunos)
que suprimiera las "barreras artificiales" a la expresion y a la iniciativa
privadas. Los fundadores de las naciones latinoamericanas, privilegia-
dos como eran, seleccionaron del liberalismo 10 que les convenia.
Deseaban, por ejemplo, un comercio internacional ilimitado, pero se
negaban a abolir los aranceles. Se deshicieron de los monopolios
espafioles (para caer en ocasiones victimas de Inglaterra), mas siguieron
aferrandose a los monopolios domesticos, a sistemas de trabajo coerci-
tivos y mantuvieron restricciones sobre la propiedad de la tierra.
Socialmente "conservadores", su liberalismo a menudo terminaba con
la eliminacion de los intermediarios espaiioles y portugueses. "Sin
embargo, en el periodo que abarca desde la independencia hasta finales
del siglo XIX, elliberalismo fue, sin mucha duda, la ideologia domi-
nante", con el resultado de que la region logro una equidad mayor que
antes del proceso independenrista-a.
En el tercer cuarto del siglo XIX, los paises se sin-
cronizaron para suprimir fueros tradicionales, incluyendo los derechos
de la Iglesia a la tenencia de la tierra y a cobrar impuestos. Entre 1851
y 1854, la esclavitud fue abolida en Venezuela, Nueva Granada,
Ecuador, Peru, Argentina y Uruguay. Otros paises (excepto Brasil y
Cuba) siguieron el ejernplo pocos afios despues, La creciente iniciativa
privada y el rechazo al autoritarismo tendrian que haberse traducido en
una disminucion del poder estatal; sin embargo, los Estados republi-
canos obtuvieron nuevos poderes como consecuencia de la apropiacion
de las tierras y jurisdicciones de la Iglesia, la bonanza del comercio
exterior y la aprobacion de codigos civiles y comerciales que regulaban
las decisiones del sector privado.
Este auge en la reforma liberal y su consiguiente optimis-
mo se puede apreciar en las novelas de mediados de siglo que se
atrevian a realizar los suenos rornanticos y utilitarios del genero
europeo. La elite latinoamericana escribio romances para una clase por
definicion privilegiada (ya que la educacion de masas seguia siendo una
meta por alcanzar), propensa a ser halagada por los retratos personales
que constituian la moda en la pintura burguesa y en la narrativa cos-
tumbrista que enfatizaba el color local. QIiza tanto en la America
espanola como en la Espana de la que hablo Larra, la funcion del cos-
tumbrismo era "lograr que los diferentes estratos de la sociedad se
FICCIONES FUNDACIONALES
comprendieran mutuamente", 10 cual significaba promover un imagi-
nario cormin a traves de las capas medias de escritores y lectores,
quienes constituian la expresion mas autentica del sentimiento
nacionalu. AI identificarse con los heroes y las heroinas, los lectores
podian imaginar un dialogo entre los sectores nacionales, realizar rna-
trimonios satisfactorios 0, al menos, sonar con ese ideal fantasmagori-
co. A pesar de su variedad, las conciliaciones rornanticas parecian
arraigadas en la naturaleza humana, la cual era objeto de diversas inter-
pretaciones en este periodo optimista, aunque siempre se acepto de
antemano su indole racional y constructiva. La pasion erotica no era
ese exceso socialmente corrosivo que debia ser sujeto a disciplina en
algunas novelas europeas, sino mas bien la oportunidad (no solo retori-
ca) de mantener unidos a grupos heterodoxos, fueran estos regiones
competitivas, intereses econornicos, razas 0 religiones-s. Tambien en
Europa el amor y la productividad iban de la mana en el entorno
dornestico de la burguesia, donde, por primera vez en la historia de la
familia, el amor y el matrimonio debian supuestamente coincidir-s.
Pero a los ojos de Europa, America era el terre no ideal e imaginario-s
donde era posible hacer realidad el proyecto burgues de coordinar
juicio con sensibilidad, productividad con pasion. Esta era, por citar el
ejemplo especffico de Jeremy Bentham, una utopia realizable, ellugar
donde sus creaciones legislativas (prornovidas por admiradores ameri-
canos como Bolivar, San Martin, Rivadavia y Del Valle) podian brindar
"el mayor bien a las mayorias"47. Esta America aspiraba a una moder-
nidad vuelta metonimica por la otra America, la del norte. Y nadie
estaba mas dispuesto a trabajar para realizar esta posibilidad que aque-
llos europeos transplantados cuyas elaboraciones oniricas los convertia
en americanos. El suyo era un espacio para satisfacer los deseos de un
Viejo Mundo corrupto y cinico, un espacio donde las "novelas" domes-
ticas y los "romances" etico-politicos podian unirse en matrimonio.
Despues de ganar la independencia, los criollos volcaron
sus esperanzas hacia las conquistas internas. El militarismo intransi-
gente y heroico que expulso a los espafioles de la mayor parte de Ame-
rica constituia ahora una amenaza para su desarrollo. Lo que America
necesitaba en aquel momenta eran civilizadores, padres fundadores del
comercio y de la industria, no guerreros. Juan Bautista AIberdi, cuyos
Apuntes para fa Constituci6n Argentina de 1853 se convirtio en un mo-
delo para la filosofia politica de toda America Latina, escribio: "la glo-
30
31
........,,,-1.:::\.:;.'
DORIS SOMMER
ria militar era el objeto supremo de arnbicion. El comercio, el bienes-
tar material, se presentaban como bienes destituidos de brillo" (0 sea que
la prosa de ficcion domestica debiera obligatoriamente reemplazar la
grandilocuencia del verso epico)48. Alberdi y Sarmiento coincidieron, esta
vez, en la necesidad de poblar el desierto, de hacerlo desaparecer. ~ e
ventaja generaba reducir heroicamente cuerpos vivos a cadaveres, cuan-
do Alberdi proclamo que, en America, "gobernar es poblar"?49. Pocos
lemas han tenido tan buena aceptaci6n y han perdurado tanto como
este, Casate con la tierra y puebla sus comarcas, decia. Esta ya ha sido
conquistada, y precisa ahora ser amada y trabajada.
Alberdi hizo mas que inventar lemas; los explico y los
comento hasta la saciedad en programas practices destinados a incre-
mentar la poblacion, no solo por medio de una politica de inmigracion
por la que pasaria a la posteridad, sino mediante matrimonios entre los
industriosos anglosajones y el "ejercito" de hermosas mujeres argenti-
nas, eminentemente equipado para la carnpafia eugenesica de "rnejorar"
la estirpe local e "ineficiente" de los espafioles. En el capitulo 3
retornare la union fomentada por Alberdi entre asuntos del corazon y
del Estado. Durante los veinte afios en que se dedico a transformar
armas en arados, los novelistas se entregaron con igual fervor a conver-
tir una cosa en otra: valor en sentimentalismo, epica en romance, heroe
en esposo. Esto contribuy6 a resolver la problernatica legitimidad del
hombre blanco en el Nuevo Mundo, ahora que los ilegitimos conquis-
tadores habian sido expulsados. Sin una genealogia apropiada para
arraigarlos en la Tierra, los criollos se veian obligados a sentar los dere-
chos conyugales y despues paternos, estableciendo asi una pertenencia
mas generativa que geneal6gica. Debian ganarse el corazon y el cuerpo
de America para fundarla y reproducirse como hombres cultivados.
Para ser legitimo, su amor debia ser correspondido; si los padres daban
el primer paso, las madres debian recibirlo de manera favorable.
En el espacio que abarca una generacion, entre 1850 y
1880 aproximadamente, los romances idearon sociedades civiles
mediante parrioticos heroes, notablemente afeminados. Como
Werther, pero sin dejar que la pasi6n jamas ofuscara la razon, idealiza-
dos jovenes compartian la apariencia delicada y los sentimientos su-
blimes de sus tambien idealizadas companeras para poder fomentar
lazos intimos. Su heroismo productivo dependia de ello, sobre todo
cuando el machismo maton se convirtio en cosa del pasado en muchos
FICCIONES FUNDACIONALES
paises, por 10 menos en aquellos que crearon perdurables novelas de
consolidacion nacionalw, Advertiremos, a su debido tiempo, las finisi-
mas manos de Daniel Bello en Amalia, la fragilidad feme nina de Rafael
San Luis en Martin Rivas, y la facilidad con la que, a la menor provo-
cacion, los heroes se desatan en lagrimas en todas estas novelas. Esta
(con)fusi6n de generos produjo rambien heroinas romanticas, perseve-
rantes e ingeniosas que sin temor confrontan a las autoridades, conspi-
ran para escapar de la opresion y rescatar a sus indefensos heroesu. Los
amantes, igualmente admirables en virtud del romance, amenazan con
subvertir la logica vertical de los proyectos hegemonicos a 10 largo de
cientos de paginas sugestivamente democraticas, pero al final las
mujeres docilmente se veran sometidas ala voluntad de sus hombres.
A pesar de que las jovenes lectoras, que irresistiblemente fueron atrai-
das por este tipo de novelas sentimentales, se educaban en las virtudes
restrictivas de la maternidad republicana (en ocasiones bajo la tutela de
hombres con seudonimos femeninos como el del guatemalteco Jose
Millas, quien firmaba "Salome Gil"), estos libros habrian de complicar,
a mediados de siglo, nuestra nocion del ideal femenino, especifica-
mente el supuesto de que las pasiones domesticas resultan triviales
frente a los imaginarios patrioticossz.
Los modelos franceses e ingleses, tan admirados por los
latinoamericanos, fueron superados 0 corregidos por discipulos que se
manifestaron inconformes ante las tragicas aventuras amorosas extra-
maritales e improductivas en extremo, que los maestros presentaban
como romances, dado que constituian cimientos riesgosos para las
construcciones nacionales. Si la adrniracion de Sarmiento por las ciu-
dades europeas le incite a imaginar que Argentina las superaria, los
novelistas americanos no tardaron en encauzar las galanterias del Viejo
Mundo a conclusiones mas felices 0 mas prometedorasss. Bartolome
Mitre, por ejemplo, se jactaba de haber sobrepasado a Rousseau en
Soledad, donde una joven recien casada lee La nouvelle Heloise y se
identifica con Julie, como forma de evadirse cuando se ve condenada a
una vida junto a un rnarido viejo y defensor celoso de la monarquia. El
deseo del que se impregna por causa de la lectura esta a punto de arro-
jarla a una aventura adultera con un frivolo visitante de la ciudad. Pero
se salva del peligro doble del aburrimiento y la traicion gracias a la lle-
gada de su querido primo, quien regresa como heroe de la Indepen-
dencia y se une a ella en matrimonio, despues de que el arrepentido
DORIS SOMMER
esposo bendice ala pareja y muere oportunamente. El suefio imposible
e incestuoso de Julie de combinar el pudor con la pasion se cumpie en
el caso de Soledad54.
Martin Rivas, de Alberto Blest Gana (Chile, 1862), es
otro de los muchos casos en que el romance es enmendado satisfacto-
riamente. Reescribe Rojo y negro de Stendhal al unir en matrimonio a
Martin, el secretario provinciano, con la distinguida hija de un acau-
dalado burgues de la capital. En reconocida deuda tarnbien con Balzac,
para quien los matrimonios ideales entre la legitimidad y el poder se
visualizan en la imaginacion, el libro de Blest Gana celebra el deseo
consumadois. En estas versiones americanas (como en las historias de
amor mas convencionales de Europa y en 10 que podria denominarse
utopias "americanizadas" como la Indiana de George Sand), el amor
es sentimental, no es ni el exhausto bovarysmo que desea desear, ni es
el amor rornantico unilateral y no correspondido que marca impor-
tantes hitos literarios europeos del mismo periodo, 0 de cualquier otro
periodo, de acuerdo con Rene Girard. Recordemos que la futilidad,
segun Girard, es parte constitutiva del deseo. "La pasion rornantica es...
exactamente el reverso de 10 que pretende ser. No un acto de aban-
donarse al Otro, sino una guerra implacable que se libra entre dos
vanidades rivales'V. Cuando, por ejemplo, la aristocratica heroina de
Stendhal confiesa finalmente su pasion por Julien, la lucha por alcan-
zar el reconocimiento mutuo termina, y el ardor del joven se enfria, al
grado y manera en que ella fue indiferente a su declaracion de amor
inicial. Esta instancia de 10 que Girard denomina deseo triangulado
(imitacion del deseo atribuido a un rival idealizado y mas exitoso, y que
por 10 tanto cesa una vez que la heroina opta por el heroe) guarda
semejanza tambien con las novelas latinoamericanas mas recientes
escritas durante la brillante fosforescencia de los proyectos nacionales.
Podemos sefialar Rayuela y numerosos cuentos de Julio Cortazar, en
especial "Manuscrito hallado en un bolsillo". El romance en el metro
comienza con un flirteo triangular cuando el protagonista y su presa
miran su reflejo plasmados en la ventanilla del vagon y sienten deses-
peracion y alivio cada vez que la escalera hace desaparecer una nueva
conquistass,
Las novelas nacionales del siglo XIX insisten en simpli-
ficar el triangulo, en enderezarlo y aplanarlo para formar una pareja
que reconoce ser el uno para el otro sin que ninguna mediacion sea
FICCIONES FUNDACIONALES
necesaria y ni siquiera posible. Las tensiones que inevitablemente exis-
ten y que agudizan la tension de la historia son externas a la pareja:
restricciones sociales que subrayan la espontaneidad y 10 inevitable del
deseo transgresivo de los amantes. La triangulacion se produce, pues,
de un modo extrafiamente fecundo mas que frustrante, puesto que los
amantes deben imaginar su relacion ideal a traves de una sociedad
alternativa. Una vez que proyectan ese ideal como una imagen que
parece un retrato de boda, su union -y no el rival que se interpone
entre los amantes de Girard para unirse a ellos- se convierte en el
principio mediador que impulsa la narracion hacia delante como una
promesa.
El juego erotico infecundo no fue de modo alguno propio
de America durante esos afios formativos. No habia tiempo para
coquetear frivolamente cuando tenian ante si la responsabilidad de
engendrar nuevas naciones, como en los momentos de exaltado opti-
mismo de la Revolucion Francesa, cuando ellema rezaba ''Ahora es .el
tiempo de procrear''w. Pero los padres de las naciones no podian
irnponerselo despoticarnente a las madres, si anhelaban una prole legi-
timamente burguesa. Y mientras que los romances favoritos de Europa
acarreaban el riesgo de caer en la trampa esteril del narcisismos, el
deseo dornestico de los americanos subrayaba la interdependencia de
los amantes. Si autores como Rousseau y mas tarde Balzac, junto con
el Richardson de Clarissa, exponian las tensiones y, por ultimo, las grie-
tas de la familia burguesa ideal, los latinoamericanos tendian a reparar
tales fisuras ya sea con la voluntad de proyectar histori as idealizadas
que se volcaban hacia el pasado (espacio legitimador) y hacia el futuro
(meta nacional), 0 con la euforia de los exitos recientes.
Los exitos no deben subestirnarsest. En ocasiones guar-
dan una relacion mas que metaforica con el proyecto de coordinar
amor y matrimonio en las novelas fundacionales. La metafora del ma-
trimonio se desborda en una metonimia de consolidacion nacional en
el momento en que contemplamos sorprendidos como los matrimo-
nios acortaron distancias regionales, economicas y partidistas durante
los afios de consolidacion nacional. Me refiero especfficarnente a datos
sobre Argentina, Chile, Mexico y America Central que sugieren una
pauta aplicable a otros paises
62
Si las uniones amorosas en Amalia
(1851), que entrelazan la provincia agricola con el puerto comercial, en
Martin Rivas (1862), donde se unen los intereses mineros de Chile al
34 35
DORIS SOMMER
comercio de la capital, 0 en 1 Zarco (1888), que celebran el amor
incondicional de una mestiza por un heroe indio, eran indicadores de
veracidad historica al coincidir con la informacion estadlstica sobre
alianzas regionales, diversificacion econ6mica y coaliciones raciales,
otras novelas tambien pueden revelar algo sobre el proyecto -y el pro-
ceso- de consolidacion burguesa a traves del matrimonio literal 0
figurado. En el siglo XIX, las familias distinguidas representaban un
conjunto de intereses tanto publicos como privados y establecian lazos
esrrategicos mas fuertes que las meras afiliaciones partidistas. Estas
familias llenaban el "relative vacio de las estructuras sociopoliticas"
para construir una organizaci6n social que precedia a las instituciones
publicas, incluido el propio Estadoei.
Antes de la Independencia, estas eran familias tipicas de
cornerciantess-. Con las nuevas republicas y la separacion constitu-
cional de poderes en las decadas de 1820 y 1830, la nueva generaci6n
entrelazo los poderes ejecutivo, legislativo, militar y financiero por
medio de alianzas personales. Los ciudadanos respetables, la gente
decente, que por decoro excesivo 0 ambici6n insuficiente desaprovecha-
ba oportunidades, se subordino convirtiendose en clientes de quienes
habian ascendido a la categoria de notablesy mas tarde figurarian en la
oposicion al Estado oligarquico, como ocurrio en el caso de la Revolu-
cion mexicana. A mediados de siglo, cuando se configuraban las insti-
tuciones estatales, los osados vinculos familiares (en los cuales las
mujeres solteras con frecuencia representaban inversiones, 0 capital de
riesgo) eran tarnbien un resorte para econornfas nuevas y dinarnicasss.
Los que prestaban dinero (anteriormente un servicio eclesiastico) para
promover la circulacion de capital, diversificar el comercio hacia las
industrias y apoyar el gasto fiscal, realizaban tratos privados con evi-
dentes consecuencias publicas, Incluso en la tercera generacion, mientras
se instituian los poderes estatales, las familias mas notables continuaron
coordinando la diversidad de sus intereses mediante su liderazgo en los
bancos, el gobierno, el ejercito y las escuelas. Estes tratos privados eran
aparentemente mas flexibles, relativamente informales y abiertos a la
movilidad racial y social descrita (0 imaginada en una fantasmagoria
conciliadora) en los romances nacionales, que fueron los contratos de
la cuarta generacion, Tales contratos se firmaron despues de que las
instituciones publicas e idealmente impersonales se habian consolida-
do, y despues de que el optimismo liberal de las ficciones fundacionales
FICCIONES FUNDACIONALES
fuera reemplazado por un funesto positivismo determinista. En
muchos pafses los suefios de movilidad se habian convertido, para
1880, en el material nostalgico de una prehistoria originaria (vease el
capitulo 8), no en proyecto de alianzas futuras. Una vez que se solidi-
fico la red familiar, los negocios econornicos y politicos se establecerian
entre hombres de la oligarquia, y no por medio de las arriesgadas inclu-
siones llamadas matrirnoniosee.
Pareceria, siguiendo el argumento de los historiadores,
que las familias constituian una fuerza estabilizadora, una "causa" de
seguridad nacional. Pero podriamos tarnbien considerar que la excesi-
va importancia atribuida a los lazos familiares es un "efecto" de la
nacion, Sin una meta nacional, las alianzas y la estabilidad habrian sido
tal vez menos deseables. Desde cualquier perspectiva, la mutua depen-
dencia de familia y Estado en America Latina (la reciproca alego-
rizacion sera considerada en la segunda parte de este capitulo) estuvo
encaminada a mitigar la tension entre las alianzas publicas y privadas
que habian inquietado tanto ala filosofia politica de Occidente. Desde
Platon, cuya solucion en La Republica fue abolir la familia junto con los
antagonicos papeles de marido y mujer, a Aristoteles, para quien la dis-
tincion entre hombre publico/rnujer privada era conveniente siempre y
cuando fuera jerarquica, pasando por los teoricos del contrato Ingles y la
mas radical pero aun incompleta eliminaci6n de la familia en Rousseau
como rnodelo natural de la sociedad; la filosofla politica se ha visto
obligada a considerar que es 10 "natural" con relacion a la familia. De
ello ha resultado, entre otras cosas, un debate tan exhaustivo sobre su
naturaleza que el concepto se ha expuesto de manera continua como
una construccion socials".
La variedad de familias "naturales" celebrada en los
romances nacionales ofrece programas sociales tan radicalmente dis-
tintos que presentar estas novelas como reconciliaciones rornanticas es
atenerse solo a su contorno general. Leidas individualmente, las fie-
ciones fundacionales resultan ser muy diferentes. Pareceria dificil
referirse a una comunidad de libros, cuando los proyectos que defien-
den son tan variados, expandiendose del racismo al abolicionismo, de
la nostalgia a la modernizacion, del libre comercio al proteccionismo.
En Amalia (Jose Marmol, 1851), la civilizacion, asociada a la libertad
comercial y al europeizante Partido Unitario, se opone ala barbarie de
los "gauchos" federales que dominaban la provincia, de la misma mane-
DORIS SOMMER
ra que la piel blanca de los amantes de la ciudad contrasta con la piel
oscura de la masa ingobernable de federales. Martin Rivas (Alberto
Blest Gana, 1862) intenta mitigar las oposiciones al crear lazos entre
clases y regiones distintas. Resuelto a convencer a las familias de banque-
ros de Santiago que su desden por la burguesia minera "radical" de Chile
ha sido menos grato y rentable de 10 que seria una cooperaci6n fiscal,
el hijo de un minero arruinado se casa con la hija de un banquero.
Pero este esfuerzo por mitigar diferencias reclama un
cambio mas profunda en las tragicas novelas cubanas, escritas antes de
la Independencia y con la esperanza de acaso convocar ejercitos multi-
colores para obtenerla. La imposibilidad de consumar la aventura racial
(y amorosa) en un final feliz explica la tragedia de Sab (Gertrudis
Gomez de Avellaneda, 1841), donde el heroe (tambien Cuba) racial-
mente mezclado se esfuerza por ser digno del amor (y la legitimidad)
que su amada criolla puede concederle. Las esperanzas de Sab se
nublan con la aparicion de un deslumbrante rubio ingles quien se une
en matrimonio con la criolla y confirma 10 indiferentes que son los
extranjeros hacia las mujeres y los esclavos. Comparada con estos tonos
atrevidos, la frustraci6n en Cecilia Valdes (Cirilo Villaverde, 1882) es
endernica a un sutil sistema de color que los amantes jarnas olvidan. La
diferencia racial produce el privilegio de la explotacion en unos y el
deseo vengativo de privilegio en otros. Los desencuentros raciales son
tambien la causa de la tragedia de Aves sin nido (Clorinda Matto de
Turner, 1889) -una importante novela peruana a la que me referire
solo brevemente-e-es, esta vez entre indios y blancos. En contraste,
estas relaciones son la esperanza de una regeneracion nacional en EI
Zarco de Mexico (Ignacio Manuel Altamirano, 1888), donde el heroe
indio aprende a amar a su admiradora mestiza durante los mismos afios
en que los mexicanos aprendian a admirar a su presidente indigena
Benito Juarez. Y aunque el color no parece entrar en juego en Maria
(Jorge Isaacs, 1867), la novela mas popular de America Latina en el siglo
XIX, la disrincion racial asedia el libro en la identidad fracturada de
Maria, quien es de origen judio y encarna tanto a la aristocracia inces-
tuosa y autodestructiva como a los negros racialmente inasimilables.
El esclavista brasilefio Jose de Alencar estaba pensando en
la poblacion negra cuando narraba sus historias de indios sumisos.
o Guarani (1857) es el Brasil idilico, hecho posible solo euando indios
y europeos aprendieran a amarse; e Iracema (1865) es una historia pesi-
FICCIONES FllNDACIONALES
mista similar a la de Pocahontas, donde la princesa indigena hace el
mayor de los sacrificios por su amante portugues, En un malabarismo
similar, en un simulacra escrito que se consagro como una realidad
racial, Enriquillo (Manuel de Jesus Galvan, 1882) reemplaza a los
rebeldes negros por pacfficos indigenas, extintos ya hacia mucho, a
quienes convierte en los supuestos ancestros de las actuales masas
"indias" de la Republica Dominicana. La primera conquista de Espana
en el Nuevo Mundo se transforma aqui en una historia de amor entre
un principe indigena y su prima mestiza (el indio Chactas que con-
quista su Atala}; aquel lucha por proteger el honor de su amada esposa
y finalmente se somete a la rnagnanima autoridad de Carlos V.
Mediante un desplazamiento invertido Matalacbe (Enrique Lopez de
Albujar, 1928), significativamente subtitulada Novela retaguardista,
habria de sustituir a los personajes de los ya emancipados esclavos
negros peruanos por peones indigenas que le servian para resaltar los
continuos abusos raciales y la capacidad redentora de los romances
interracialessv. Como solucion retorica a las crisis en estas
novelas/naciones, el mestizaje, lema en muchos proyectos de consoli-
dacion nacional, con frecuencia es la figura empleada para la pacifi-
cacion del sector "primitive" 0 "barbaro". Los terrninos funcionan
como sinecdoques, y tambien como metaforas utilizadas para represen-
tar las relaciones politicas entre las facciones de la elite criolla. Las
alianzas que se volvian legitimas con la alquimia racial pueden, por 10
tanto, tener menos que ver con las relaciones entre razas que con los
encuentros politicos entre los liberales y los sectores conservadores do-
minantes. Esto puede ser aducido en los romances del Brasil, proba-
blemente en el Ecuador de Cumandd (Juan Leon Mera, 1887), donde
la heroina india resulta ser la hija desaparecida de un misionero, y tam-
bien en el Uruguay de Tabare (Juan Zorrilla de San Martin, 1888),
cuyo irresistible heroe indigena, posiblemente asociado con el imperia-
lismo de Brasil, debe ser resistido para garantizar la supervivencia de la
civilizacion blanca.
Con Dona Barbara (Romulo Gallegos, 1929), el padre
autoritario que se habia puesto al margen durante las negociaciones del
siglo XIX regresa otra vez al centro de la escena. Esta novela antiimpe-
rialista no estaba ni preparada para la conciliacion, ni 10 suficienre-
mente desesperada para postergar la soberania como ocurrio en
Enriquillo. En ella, el heroe aprende a mandar de la mujer desnaturali-
38 39
DORIS SOMMER
zada que luego reernplazara. El erotismo irresponsable de Barbara
no es solo inmoral, sino tan antipatriotico como 10 fue la lujuria
de los villanos de los primeros romances: Marino (Amalia), Loredano
(0 Guarani), Ricardo (Francisco), Valenzuela (Enriquillo), personifica-
dos en el aliado de Barbara, Mr. Danger. Estos hombres casi siempre
representan la autoridad prepotente, al macho mas que al varon, al
lujurioso mas que al amante. En revisiones populistas militantes de este
tipo, donde la confusion de generos propia del romance es aclarada por
razones de defensa nacional, una mujer sensual e ingeniosa trae consi-
go la degeneracion de la sociedad (tratarernos los caracteres de Dona
Barbara y Zoraida en el capitulo 9).
La diferencia entre masculinidad y machismo es en oca-
siones vaga; esta indeterrninacion deberia advertirnos de la existencia
de por 10 menos una trampa en el romance. En sus revisiones populis-
tas, posiblemente respuestas al severo positivismo que siguio a las
amalgamas ficticias de mediados de siglo, el romance nacionalista valo-
riza la virilidad a la vez que procura distinguir entre hombres buenos y
malos. Cuando un nuevo imperialismo amenaza con pasar por alto las
alianzas nacionales existentes, el imaginario erotico de la politica
pierde con frecuencia la flexibilidad que facilito esas alianzas funda-
cionales. En Dona Barbara, el regreso del padre destierra todo arreglo
de poder compartido que resulta ser ahora antiparriotico 0 econornica-
mente irracional. Desde 1920 en adelante, las novelas indigenistas 0
populistas que comparten rasgos defensivos coincidirian con los frentes
populares de los partidos comunistas recien fundados ~ y con el po-
pulismo de derecha?). Hasta cierto punto, la cultura patriarcal del
populismo aparece en narrativas que retoman los romances funda-
cionales para traer de vuelta a la historia al soldado-ciudadano. Este fue
el heroe de las guerras de la Independencia, e incluso de las guerras
civiles que siguieron. Luego los guerreros fueron llamados a casa para
ser padres; la independencia masculina cedio ante la domesticidad
negociada de familias notables que trocaron a sus diplomaticas hijas en
alianzas intersectoriales para garantizar la paz. Pero los hombres no
podian permanecer mucho tiempo en casa, despues de la impactante
intervencion de los Estados Unidos en la guerra por la Independencia
de Cuba en 1898, que pasa en ingles por Guerra Espanola-Americana
por Cuba y Puerto Rico. La realidad geopolitica del control territorial
de los Estados Unidos hace que un nuevo retorno a casa parezca remo-
FICCIONES FUNDACIONALES
to. Espana finalmente se da por vencida en su lucha por dominar las
Americas y regresa a su propia casa. El populismo, por 10 tanto, tiene
una importante carrera narrativa en Hispanoarnerica y una larga vida
futura, aun cuando la cultura politica cambie de nombre?e.
Se podria suponer que la diversidad de contextos
nacionales y la variedad de proyectos partidistas en las nove1as patrioti-
cas de los siglos XIX y XX sobrecargarian cualquier estructura comun
hasta el punto de reventarla. La integracion vertical de Chile, la inte-
gracion racial de Cuba, las campafias de codificacion racial en
Argentina, el idilio retrograde de Colombia, el paternalismo jesuitico
del Ecuador, la ferocidad con que se ahuyento a la vampiresa en
Venezuela, ~ q u espacio posible puede articularlos? Una respuesta muy
general es America, el espacio de los suefios bolivarianos de unidad
continental. Esto explicaria, por ejemplo, el que Andres Bello escri-
biera sobre Chile para promover un argumento sobre la autonomia cul-
tural del continente; y el que Mitre ubicara su historia en Bolivia al
escribir sobre su Argentina natal; 0 que el cubano Marti celebrara una
novela dominicana como modelo para los escritores americanos. Pero
la respuesta a la que he llegado es mas especifica que la meta de desa-
rrollar naciones vecinas sobre la base de principios panamericanos. Las
novelas comparten un espacio intimo, Leidas en conjunto, revelan
importantes puntos de contacto tanto en la trama como en ellengua-
je; producen un palimpsesto que no puede derivarse de las diferencias
historicas 0 politicas a las que se refieren, La coherencia nace de su
proyecto cormin de construir un futuro mediante las reconciliaciones y
amalgamas de distintos estratos nacionales imaginados como amantes
destinados a desearse mutuamente. Esto produce una forma narrativa
consistente que puede asimilar distintas posiciones pollticas pues esta
impulsada por la logica del amor. Con un final feliz, 0 sin el, los
romances invariablemente revelan e1 deseo de jovenes y castos heroes
por heroinas igualmente jovenes y castas: la esperanza de las naciones
en las uniones productivas.
El tildar estos libros de romances no significa menospre-
ciar su funcion publica; por el contrario, tradicionalmente en los
Estados Unidos la etiqueta ha distinguido el caracter etico-politico de
los libros de ficcion mas canonicos, Y en America Latina, el romance
no distingue entre la etica politica y la pasion erotica, entre el naciona-
lismo epico y la sensibilidad intima, sino que echa por tierra toda dis-
DORIS SOMMER
tincion. En Hispanoamerica los dos son uno, Walter Scott y Chateau-
briand en la misma olla, asi le pese a George Lukacsu. En La nouela
bistorica (1937)72, Lukacs separa al Scott historico del sentimental
Chateaubriand poniendo entre ellos una insalvable distancia estetica y
politica. Durante el Frente Popular, Lukacs atenuo su distincion ante-
rior entre epica y novela para defender la novela como constructora de
una coherencia social mas flexible que la epica
73
Las novelas, sostuvo,
podian ser objetivas e historicas, Fue Scott el que mas se aproximo a la
"gran objetividad historica del verdadero escritor epico" (Lukacs, 34),
el que respeto e inc1uso celebre la necesidad historica como progreso
(Lukacs, 58). Chateaubriand, en cambio, "cortaba y cambiaba su mate-
rial segiin le placia" (Lukacs, 290), "esforzandose por revisar la historia
clasica a fin de restar valor historico al viejo ideal revolucionario del
periodo jacobino y napoleonico" (Lukacs, 27). Como otros sentirnen-
talistas, Chateaubriand escribia nostalgicas historias que ahora denomi-
nariamos romances cuando, arguye Lukacs, debio haber escrito novelas.
Scott mira hacia delante; Chateaubriand hacia arras; los heroes de Scott
son hombres comunes participes del cambio historico; los de Chateau-
briand son hombres unicos y sensibles, victimas de la historia. ~ o o
era posible reconciliarlos?
La posibilidad parece aun mas remota desde la tradicion
angloamericana que opone la novela al romance en terrninos que ahora
parecen haberse invertido. La novela era el genero dornestico del deta-
lle superficial y de las intrincadas relaciones personales, mientras que el
romance era el genero de los acontecimientos audazmente simbolicos.
La tradicion probablemente se origino con la definicion aportada por
el doctor Johnson de romance como una "fabula militar de la Edad
Media; un cuento de intrepidas aventuras de amor y hazafias caballe-
rescas", en tanto que la novela era "un relato afable, en general de amor".
Pero Walter Scott enrnendo estas definiciones en su articulo sobre el
romance (1823), acentuando en las novelas "la sucesion ordinaria de
acontecimientos humanos [en] el estado moderno de la sociedad">, 10
cual ponia en evidencia su rango menor, mas apropiado para damas que
para fornidos caballeros. Scott rec1ama, y se le concede, la importancia
del historiador porque es un "rornancista", interesado no solo por "10
maravilloso y poco comun", sino tambien por las dimensiones sociales
y extrapersonales de un pasado cormin.
FICCIONES FUNDACIONALES
En los Estados Unidos, escritores como Hawthorne y su
admirador Melville retomaron esta distincion e insistieron en la eti-
queta de romance para sus libros dedicados al servicio de la patria'".
Cooper sugirio la conexion entre el bien publico y el deseo privado
cuando se vanaglorio de que la cualidad especial del romance era su
aspiracion de esparcir justicia poetica y alcanzar una verdad mas eleva-
da que la de las cronicas de matrimonios malogradosrs. Y el critico
Leslie Fiedler observe que entre los romances masculinos y las novelas
femeninas habia una cercania muy acentuada?", Cualquier distincion
seria precaria puesto que todas las obras de ficcion estadounidenses del
siglo XIX pueden considerarse una variedad de romance/e.
Inc1uso Lukacs, quien al servicio del Frente Popular for-
mulo la oposicion entre historia "heroica" y leyenda lacrirnogena,
mostro, a pesar de su teoria, como en la practica los generos se atraen
mutuamente?". Lukacs admitio que las novel as de los paises europeos
que podrian denominarse subdesarrollados eran inca paces de producir
la modernidad' de medio pelo de Scott, 0 su celebracion de eventos
pasados. Esto Ie fue posible a Scott porque Inglaterra ya habia conso-
lidado una burguesia "progresista". Y el feliz resultado de la historia
inglesa produjo toda una c1ase de heroes. Sin embargo en paises como
Alemania 0 Italia, donde la unificacion burguesa se frusrro, el proyecto
de escribir novelas celebradoras, a la manera de Scott, tambien fracaso.
Como en muchos paises de America Latina, las ficciones europeas
buscaban sobreponerse a la fragrnentacion politica e historica a traves
del amor. Lukacs nota la estrategia pero no repara en el Leitmotiv, ni
en su relevancia para con el mismo Scott. "Ast, mientras que la histo-
ria inmediata de Manzoni [en Los novios] es simplemente un episodio
concreto tornado de la vida popular italiana -el amor, la separacion y
la reunion de dos jovenes campesinos- su presentacion la transforma
en la tragedia universal del pueblo italiano en un estado de degradacion
y fragrnentacion nacional". La historia de los amantes de Manzoni se
convierte en "fa tragedia del pueblo italiano en su conjunto" (Lukacs,
70). Gogol, asimismo, se concentra en la caida de los cosacos en el
romance Taras Bulba. Es la tragedia de uno de los hijos del heroe,
quien, enamorado de una joven de la aristocracia polaca, se convierte
en traidor de su pueblo (Lukacs, 74).
Los "novelistas historicos" latinoamericanos se vieron a sf
mismos en una situacion premoderna similar, aunque, siguiendo a
42 43
DORIS SOMMER
Benedict Anderson, debemos decir que fueron anteriores a muchos
europe os a quienes ofrecieron modelos tanto de la ficcion como de la
fundacion
80
Como consecuencia, las historias latinoamericanas del
periodo de construccion nacional tienden a ser mas proyectivas que
retrospectivas, mas erotic as que fieles a los eventos. Vista desde los
rnargenes, la ejemplaridad de "medic pelo" de Scott resulta muchas ve-
ces inimitables'. Scott fue modelo de 10 que una cultura nacional inte-
grada podia aspirar a ser, como 10 eran los extraordinarios heroes de los
romances latinoamericanos. Para servir a sus complacientes herederos,
Scott tuvo primero que congeniar con Chateaubriand, 0 con Rosseau
o Stendhal. Era el ardiente sentimentalismo 10 que posibilitaba dar
cuerpo a historias que carecian de utilidad, es decir, de datos construe-
tivos y halagadores.
El aunar el destino nacional con la pasion personal era
precisamente 10 que conferia a los libros de los discipulos latinoameri-
canos sus rasgos especificamente americanos. Por un lado, casi nada
parecia determinar el rumbo del discurso historico desde mediados
hasta el final del siglo XIX, puesto que, como Andres Bello habia adver-
tido, faltaban datos basicos. Pero, por otro lado, la falta no era pretex-
to para ofrecer cualquier relleno narrativo. Supongo que el jubilo en la
exhortacion de Bello de imaginar el pasado se debe a la oportunidad
que percibia de proyectar una historia ideal a traves de 10 que Northrop
Frye llama el mas elemental y satisfactorio de todos los generos, el
romances-. ~ y mejor manera de debatir la polernica de la civilizacion
que convertir el deseo en la incesante motivacion para un proyecto lite-
rario/politico? El leer, sufrir y temblar con el impulso de los amantes
hacia el matrimonio, la familia y la prosperidad, para luego ser devas-
tado 0 colmado, es ya ofrecerse a servir un programa partidario.
HERMOSAS MENTIRAS
AI parecer, 10 que los novelistas del Boom ya no podian admitir eran las
fantasias interesadas en poblar los espacios vacios. Alli donde los cons-
tructores de las naciones proyectaron una historia inedita en un conti-
nente vacio y prometedor, los nuevos novelistas trazan la densidad
historica sobre un mapa atiborrado de proyectos entreverados y deshe-
chos. Cien aiios de soledad, por citar un ejemplo magistral, esta tan im-
pelida por la historia como las primeras novelas. Hace el recuento de
FICCIONES FUNDACIONALES
todo un siglo de la historia de Colombia como una serie de alianzas
eroticas entre familias notables. Pero son familias que rifien constante-
mente, que confunden el interes extranjero con la simple curiosidad y
resisten a talentosos forasteros a quienes el romance anterior habia acogi-
do calurosamente. Las grandes novelas del Boom re-escriben, 0 des-escri-
ben, las ficciones fundacionales como el fracaso del romance, la politica
erotica mal encauzada que no logro jarnas unir a los padres con las
madres nacionales, mucho menos ala gente decente con unas nacientes
clase media y popular. La novela que se desintegra de manera mas progra-
rnatica es tal vez La muerte deArtemio Cruz (1964), de Carlos Fuentesss,
En un principio, Artemio se presenta como la figura clasi-
ca del padre, no tanto por haber sido un oficial del ejercito de Pancho
Villa (Zapata era a todas luces una opcion demasiado extrema, tanto
para el como para los heroes liberales del romance), sino por haber sido
un amante apasionado. Artemio adoraba a Regina; se lanzo con teson
al frente de batalla con el proposito de llegar donde ella 10 esperaba. Y
ella le correspondia, adelantandose a la marcha del ejercito con el obje-
to de preparar un sitio acogedor y un refrigerio capaz de aplacar el
hambre de su hombre, como 10 hicieron tantas otras soldaderas de la
Revolucion, Mientras hacian el amor, Artemio y Regina recordaban el
coloquio amoroso de su primer encuentro, sentados en la playa, con-
templando su doble retrato reflejado en el agua. Un recuerdo tan magico
y un acto tan adecuado para desvanecer la escena original de violacion,
El idilio imaginado era
esa ficcion ... inventada por ella para que el se sintiera limpio, inocente,
seguro del amor... esa hermosa mentira... No era cierto: El no habia
entrado a ese pueblo sinaloense como a tantos otros, buscando la
primera mujer que pasara, incauta, por la calle. No era verdad que
aquella muchacha de dieciocho afios habia sido montada a la fuerza en
un caballo y violada en silencio en el dormitorio cornun de los oficiales,
lejos del mar
84
.
Mas tarde, en combate, Artemio enfrenta su cobardia;
pero antes que tuviera tiempo de inventar su propia ficcion, tal vez
sobre su ardorosa pasion por Regina que hacia impensable la muerte,
ella muere y Artemio se convierte en un desertor y un oportunista,
Para ellector, la desercion se convierte en una desilusion
etica; asimismo, el fracaso erotico de este deshilado romance se rnani-
[
DORIS SOMMER
!
fiesta en elmomentaque elpersonajeemprendeunanueva conquista.
CuandolaRevolucionllegaasufin,ArtemiotratadeganarseaCatali-
I
naBernal,lahijadeun acaudalado terratenienteque bendiceeldesigual
matrimonio,afin de asegurarsuspropiedadesuniendosusfuerzas alas
de los victoriosos revolucionarios. Catalina se niega, 0 es incapaz de
idear las consabidas mentiras rornanticas que habrian de legitimar su
union. Sospechala traicion de Artemiohaciasu hermanoyle ofende
elconsentimientode supadre,cuandoella es10 suficientementeorgu-
llosapara resistirlaalianza.Pero sobre todo duda que elamorinteresado
pueda salir del corazon, Mientras que en Dona Barbara se muestran
atisbos de culpabilidad ante el matrimonio entre la hija mestiza de
Barbara,Marisela,yelcivilizado Santos,un matrimonioque procura-
baencubrirlahistoriadeusurpacionyguerracivilmedianteunaunion
legitima,Artemio Cruz redirige la culpaparahacerlaimplacablemente
autoconsciente. Aqui,los amorios fundacionales propiosdelromance
serevelan comoviolaciones,0 comojuegosdepoderen losque setrafi-
ca con mujeres. Si Catalina solo pudiera hacer por Artemio 10 que
Marisela habia hecho por Santos, suspirariamos aliviados. La pareja
'parece perfecta: una joven y hermosa aristocrata y un ingenioso
muchachodeprovinciacon credencialesheroicas.Fuentesdespiertaen
nosotroseldeseo ynos arrastrahacia elardorrornanticoque habiamos
aprendido en los romances nacionales.Mas,si Catalinahubiese cedi-
do, ~ s habriadistinguidoArtemiocomoun hombre honestoyadmi-
radoporreconstruirMexicosobre bases populares?~ habriasido mas
genuinoque reprodujeralaestructurapopularde claseque los explota-
dores sin escnipuloslegaronaldistinguidopadrede Catalina?
Comolectores nos forjamos pocas ilusiones sobre elexito
de la posible carrera de Artemio en un pais que "institucionalizo" la
revolucion como estrategia de control.ss Es posible que las mentiras
piadosasdelromancenacionalsean estrategiascon igual intencionpara
controlarlos conflictos raciales, regionales, economicos ysexuales que
amenazaban el desarrollo de las nuevas naciones latinoamericanas.
Despues de todo, estas novelas eran parte del proyecto general de la
burguesiapara lograrla hegemoniade esta cultura que aun se encon-
trabaen estado de formacion,Idealmenteseria unacultura-acogedora,
un tantosofocante,que enlazarialasesferas publicayprivadade modo
que habrialugarpara todos, siempreycuandotodos supierancual era
ellugarque les correspondia.
PARTE 2
AMOR Y PATRIA:
UNA ESPECULACION ALECORICA
Vale la pena preguntarse por que las novelas naciona1es de America
Latina,aquellas que institucionalizaronlos gobiernosen las escuelasy
que resultanahoraindistinguiblesde las historiaspatrioticas,son todas
historias de amor. Unarespuesta facil, porsupuesto, es que todas las
novelas del sigloXIXenAmericaLatinafueronhistoriasde amor;pero
esto llevajustamentealapreguntade que tieneque verelamorcon los
requerimientosde una educaci6ncivica.Hayque seiialar que las nove-
lasnoseincluyeroninmediatamenteenlosprogramasde estudiodelas
escuelas publicas, excepto quizas en la Republica Dominicana,donde
Enriquillo apareci6 mas bien tarde y donde el nurnero de estudiantes
habrasido 10 bastantelimitadocomoparaproporcionarlesla cantidad
adecuadade Iibrost.Enotroscasos, las novelas porentregas 0 las sen-
timentales no eran en principio apropiadas para la escuela e incluso
apenasllegaban a ser propiamenteliteratura,ajuzgarporsu exclusion
en las primeras histori as literarias nacionales. Escritas en el mismo
periodoque las novelas de mediadosde sigloycon una buenadosis del
mismoimpulsolegitimador, los autores de estos libros tenian creden-
ciales politicas comparables pero un criteriomas clasico que los nove-
f
listas consagrados. Loshistoriadores de la literaturaseleccionaronuna
suertede prehistoriade la elite que sirvieraalas consolidaciones"con-
servadorasprogresistas"que asumianlatareade definirelequilibriode
los nuevos Estados-, pero omitieron las obras que eran tal vez las re-
presentaciones mas utiles de aquellas consolidaciones opuestas: los
46
DORIS SOMMER
romances que celebraban 0 predecian una identificacion entre la
Naci6n y su Estados. La centralidad programatica de las novelas vino
con generaciones posteriores; en que preciso momenta y bajo que par-
ticulares circunstancias se dio en cada pais son preguntas que merecen
un estudio aparte-, Pero en general, se puede suponer que ella se pro-
dujo despues de que las renovadas oposiciones internas desenrnas-
cararon al Estado existente, al quitarle la careta de "nacion ideal". En
el momento en que el nacionalismo lleg6 a ser entendido como un
movimiento politico en contra del Estado5, las novelas nacionales del
siglo XIX prometian a los ministros de educaci6n un modo de cerrar la
brecha entre el poder y el deseo. Estos libros, tan seductores para esa
elite de lectores cuyos deseos privados se confundian con las institucio-
nes publicas, podian devolverle a cada futuro ciudadano los deseos fun-
dacionales (naturales e irresistibles) hacia y del gobierno en el poder.
Las retlexiones que aqui propongo acerca de por que el
erotismo y la politica se conjugan, nada menos que en el aula de clase,
surgen de la comprobacion de que este fen6meno sucedio practice-
mente en toda America Latina. Una novela particular sera celebrada en
su ambito nacional como producto autoctono, caracteristico y de algu-
na manera inimitable; sin embargo, hemos visto que cada romance
comparte con los otros mucho mas que su estatus institucional. Las
semejanzas son sintornaticas de la paradoja general del nacionalismo;
es decir, rasgos culturales que parecen ser unicos y dignos de una (auto)
celebracion patriotica son con frecuencia tipicos tambien de otras
naciones e incluso disefiados segun modelos extranjeross, Casi como la
intimidad sexual, aquello que parece ser 10 mas privado resulta a final
de cuentas de un dominio vergonzosamente publico?
En esta secci6n, me gustaria considerar en primer lugar
por que el erotismo y el nacionalismo se convierten en figuras recipro-
cas dentro las ficciones modernas y, a continuaci6n, analizar como la
relacion ret6rica entre la pasi6n heterosexual y los Estados hegernoni-
cos funciona como una mutua alegoria, como si cada discurso estuviera
arraigado en la supuesta estabilidad del otro. Para encontrar ejemplos
de la probable conexi6n constitutiva entre las pasiones privadas y las
politicas, uno puede remitirse, sin vacilar, a los capitulos siguientes.
Pero antes, quiero especular sobre 10 que podria estar detras de la cohe-
rencia generica que las lecturas individuales necesariamente pasan por
alto.
F,CC,ONES FUNDACIONALES
Desde nuestra perspectiva hist6rica, tanto el amor roman-
tico como el patriotismo tienden a pasar por naturales, aunque sepa-
mos que estes han sido el producto, quiza, de las novelas mismas que
solo parecen representarlos. Admitir esta posibilidad significa pregun-
tarse si 10 que pudo ser un efecto del ambiente cultural en la novela
(por ejemplo, la representaci6n del amor rornantico 0 de un naciona-
lismo conciliador) no habra sido tambien una causa parcial en la
creacion de esa cultura. Si bien es verdad que los heroes y las heroinas
de las novelas latinoamericanas de mediados del siglo XIX se deseaban
apasionadamente segun los esquemas tradicionales, y deseaban con la
misma intensidad el nacimiento del nuevo Estado que habria de unir-
los, en ningun caso estaban representando afectos atemporales 0 gene-
rales. Esas pasiones no hubieran prosperado en la generacion anterior.
De hecho, los amantes "rnodernos" estaban aprendiendo a hilvanar el
suefio de sus fantasias eroticas en la lectura de los romances europe os
que anhelaban realizar.
La idoneidad de la ficcion europea a juicio de los fun-
dadores latinoamericanos quiza tambien pueda leerse en el sentido
opuesto (en un gesto aprendido de Benedict Anderson)s, 10 cual sig-
nifica que esta idoneidad responde a una coincidencia cultural que
debe ser tan facilmente identificable desde la perspectiva de America
Latina como desde la europea. Asi pues, mis observaciones mas bien
locales sobre un momenta y un genero literario particulares de
America Latina me llevan a aventurar algunas conjeturas sobre las
implicaciones mas generales. ~ s posible, digamos, que fuera del con-
texto de America Latina la pasi6n politica tambien se cimentara en 10
erotico? El deseo sexual entendido como el esbozo preliminar de toda
asociacion humana ~ l l g o a convertirse en "la explicacion de todo",
como 10 asegura Foucaultr? Tal aseveracion dista de ser hiperbolica e
incluso original. Hacia 1865 en Inglaterra, John McLean consideraba
en su influyente libro Primitive Marriage que la "atraccion sexual era el
principio subyacente de todas las formaciones sociales", concordando
asi con otros textos iniciales de antropologia cultural como los de
Herbert Spencer, quien gozaria de mucha popularidad entre los posi-
tivistas larinoamericanostc. Por 10 dernas, si no hubiera una carga eroti-
ca 0 sentimental en el Estado, si nuestras identidades, como sujetos
modernos sexualmente definidos no tuvieran al Estado como objeto
primordial y por ende como una pareja de quien depende nuestra iden-
DORIS SOMMER
tidad, otra cosa podria explicar nuestra pasion por "la patria"?l1
posible que los romances sean en si mismos sinecdoques del matri-
monio entre Eros y Polis que se celebraba bajo el amplio palio de la
cultura de Occidente? Iba a decir cultura burguesa, pero me abstuve
por considerar que esta pudo ser en igual medida la causa 0 el efecto de
dicha union. El provocativo estudio de Nancy Armstrong sobre Ingla-
terra, Desire and the Domestic Fiction: A Political History of the Novel,
encaja aqui a las mil maravillas: "Mas que examinar el surgimiento de
la nueva clase media en terrninos de los cambios econornicos que con-
solidaron su predominio en la cultura", la misma Armstrong postula
"que la forrnacion del Estado politico moderno, en Inglaterra por 10
menos, se logro ampliamente a traves de la hegemonia cultural," sobre
todo a traves de la novela domesticarz. Esto quiza tarnbien valga en el
caso de America Latina, donde las novelas,junto con las constituciones
y los codigos civiles, ayudaron a legislar las costumbres modernas. Pero
a diferencia de los libros ingleses que potenciaban el lenguaje de la
domesticidad femenina al "desernbarazarlo" de la politica masculina,
las novelas latinoamericanas se sirvieron del embrollo para producir un
grupo resistente de hombres sensibilizados por el sentimiento.
Las varias posibilidades de lectura que ire sugiriendo en el
caso de estas novelas no (solo) significan un esfuerzo por poner de
manifiesto que los latinoamericanos podrian tener algunas lecciones
generales que ensefiar, Estas posibilidades tambien se derivan de una
inspiradora coincidencia entre dos importantes libros -uno acerca del
deseo y el otro del nacionalismo-- que parecen no tener relacion entre
si. Se trata de la Historia de la sexualidad de Michel Foucault y de
Comunidades imaginadas de Benedict Anderson. Ambos serviran para
ubicar el contexto del patriotismo apasionado. A pesar de sus dife-
rentes puntos de partida, sus line as de investigacion coinciden en dos
puntos evidentes. Uno tiene que ver con las fechas: al final del siglo
XVIII, cuando se produce el discurso originario (el sexo para Foucault y
el patriotismo para Anderson)13. La otra coincidencia es una negacion:
estos dos discursos historicamente cifrados apuntan hacia su atempo-
ralidad y a su condicion humana (Foucault, 105: Anderson, 14). No
importa cuan paradojicas y provocativas sean sus observaciones (en
cuanto a que la sexualidad es una funcion de la estructura del poder que
aparece para reprimirla y que el nacionalismo es siempre un fenorneno
programado mas no por ello menos autentico), la cronologia de Ander-
FICCIONES FUNDACIONALES
son y Foucault es mas bien convencional y dificilmente despierta
escepticisrnoi-. haber una significacion reciproca en este cruce
de caminos? Para averiguarlo habria que invitar a Anderson y Foucault
a un tete atete, 10 cual nos ayudaria a clarificar algunos de estos dilemas.
Para Foucault el problema reside en encontrar la razon
que explique por que 10 que parece estar reprimido genera tanta dis-
cusion; esto 10 lleva a demostrar como la "prohibicion" en contra de la
discusion de las "irregularidades" sexuales ha generado una serie de dis-
cursos institucionales para controlarlas. Las patologias no existian an-
tes de que las autoridades las inventaran y las desplegaran. Tal vez con
el afan estrategico de subrayar la importancia de las practicas sexuales
"marginales" y argumentar, sin duda correctamente, que estas han sido
tanto la causa como el efecto del poder juridico y clinico, Foucault
tiende a pasar por alto 10 que podriamos llamar la "otra" sexualidad y el
"otro" discurso. Foucault parece indiferente ante el despliegue mas
obvio de la sexualidad burguesa, la legitima opcion conyugal sin la cual
no podria haber perversion alguna, y su indiferencia se hace extensiva
al genero literario mas vendido del discurso burgues: las novelas que
tanto hicieron por la construccion de la hegemonia heterosexual en el
contexto de la cultura burguesats. Foucault defiende su relativo silen-
cio sobre el fenorneno masivo diciendo que este fue de por si discreto
y decoroso:
La explosi6n discursiva de los siglos XVIII y XIX provoc6 que este
sistema basado en la alianza legitima sufriera dos modificaciones. Por
un lado, ... de la monogamia heterosexual... se habl6 cada vez menos...
Esta tendi6 a funcionar como norma, norma que tal vez era mas estric-
ta, pero menos escandalosa. Por otro lado, 10 que comenz6 a cues-
tionarse fue la sexualidad de los nifios, de. los locos y las locas, y de los
criminales. (Foucault, 38)
Sin embargo, sabemos que el amor heterosexual se volvio
escandalosamente exhibicionista a raiz da la preocupacion que provo-
caron las masas de jovenes lectoras de novelas sentimentales. La ausencia
de un ars erotica en Occidente no necesariamente habla de un aburri-
miento discursivo con la heterosexualidad, como supone Foucault, ya
que existe una cantidad increible de literatura sobre cortejos y ernocio-
nes sexuales. Es verdad que las novelas rornanticas rara vez nos invitan
a pasar a la alcoba, pero logran alirnentar nuestro deseo de estar ahi.
50
51
DORIS SOMMER
Debido a que Foucault limita su corpus discursivo a los sistemas medico-
juridicos que ejercen el poder en forma mas bien directa, concibe el
deseo como el producto de una red de poder que se muestra represivo.
De haber considerado a la novela, el deseo tarnbien se hubiera mostra-
do como el efecto de una educacion menos paradojica, algo asi como
el aprendizaje de la paternidad republicana. Tal exclusion ayuda a
explicar pOl' que la insistencia casi defensiva de Foucault en que el
poder puede experimentarse en terrninos positivos carece en realidad
de ejemplos convincentes. Las "espirales del placer y del poder" que los
profesionales y los clientes derivaban el uno del otro (Foucault, 44-45)
no pod ian tener la misma resonancia que el poder cautivador de los
lectores que querian poseer 0 ser poseidos pOl' los heroes y las heroinas
de las novelas.
Poniendo de cabeza la observacion de Foucault se puede
decir que, aparte de la ubicuidad de la "perversion", en la Europa
Occidental existe un discurso mas obvio y publico: el del amor conyu-
gal "normal". Este debio ejercer una enorme atraccion como para man-
tcner la vigencia de todos los otros discursos. No tanto una atraccion
emocional (sin menospreciarla) sino mas irnportante aun, una atrac-
cion legitimadora, que es el argumento de Foucault. Pero cuerpo
monumental necesitaba afirmarse con tanta desesperacion como para
explicar la clase de atraccion sexual que la novela evidentemente
poseia? fue el impulso defensivo que genero las espirales del
poder y del placer en los dernas discursos? Solo puedo pensar en un
cuerpo 10 bastante inclusivo e inseguro a la vez: el Estado, de tenaz
cepa antimonarquica, que necesitaba (0 necesitaria, segun los casos de
"subdesarrollo" europeo que vimos en Lukacs) un discurso legitimador
y 10 encontro en el deseo erotico. El arnor sexual era el tropo de la con-
ducta asociativa, de las relaciones del mercado libre y de la Naturaleza
en general. Si las jerarquias tradicionales iban a ser desplazadas legiti-
mamente, la base ideologica tenia que cambial'; y la opcion que era de
esperarse, segun este replanteamiento ideologico, no era solo la avidez
intrinseca del ser humano, sino tambien su deseo de reproducirse, el
prurito socialmente irreprimible de compafiia heterosexual y de fami-
lia. POl' alguna razon, Foucault descalifica la busqueda republicana de
legitimidad al establecer una curiosa continuidad entre la monarquia y
FICCIONES FUNDACIONALES
timon despues de describir la ruptura en la historia de la sexualidad y
explica el surgimiento de las repiiblicas aduciendo una gene alogia mas
bien inconsutil (Foucault, 115). El Estado moderno, dice el filosofo
frances, no es cualitativamente distinto de la monarquia; el uno hereda
un sistema juridico practicamente intacto del otro. "En el fondo, a
pesar de las diferencias en las epocas y en los objetivos, la represen-
tacion del poder ha permanecido bajo el influjo de la monarquia. En 10
que se refiere al pensamiento y al analisis politico, aun no hemos cor-
tado la cabeza del rey" (Foucault, 88). Las objeciones a los monarcas
eran en realidad objeciones al abuso de leyes perfectamente razonables.
que, pues, insiste Foucault en que la nueva clase (universal) inven-
to un nuevo lenguaje (universal)?
La burguesia identific6 [el sexoJcon su cuerpo, 0 al menos subordino
el segundo al primero al atribuirle un poder misterioso e indefinido;
aposro su vida ysu muerte al sexo haciendolo responsable de su bien-
estar futuro; puso sus esperanzas futuras en el sexo al imaginar que este
tendria efectos ineluctables en las generaciones por venir; subordino su
alma al sexo al concebirlo como la parte mas secreta ydeterminante del
alma. (Foucault, 124)
Los libros que iluminan el camino hacia este santuario
interior son sobre todo las novelas que Foucault pasa pOl' alto. Las no-
velas tendieron a desterrar las sexualidades alternativas y a construir
modelos legitimos. Asi y todo, una educacion erotica -ya fuese natu-
ral 0 no- se encontraba oficialmente mas alla del alcance de las jove-
nes, no porque ensefiara la perversion, sino porque hacia que incluso el
sexo legitimo pareciera divertido. Los novelistas reiteraban incansable-
mente que sus obras eran "historia", no ficcion, y pOl' 10 tanto, ni ocio
ni pabulo de fantasias!e. Pero las protestas de inocencia se convirtieron
en el mismo tipo de sefiuelo retorico que las tramas sentimentales. Los
lectores de Foucault ya pueden empezar a adivinar el impacto que esta
"represion' tuvo en las ventas. En el siglo XIX todo el mundo estaba
leyendo los textos prohibidos, 10 cual es una razon de que el mexicano
Ignacio Manuel Altamirano, entre muchos otros, los usara para realizar
proyectos patrioticos. "Las novelas son sin duda el genero que mas
gusta al publico", escribio en 1868; "son el artificio que permite a los
los Estados burgueses. Aunque no es exactamente silencio 10 que guar- mejores pensadores de hoy llegar a las masas con doctrinas e ideas que
da Foucault respecto a la construccion de los Estados modernos, vira el
de otro modo serian diflciles de difundir"!".
I
,.."
DORIS SOMMER
Gracias a Foucault, parte del resabio hornofobico ha sido
eliminado de las discusiones sobre la sexualidad, y ahora podemos
reparar en 10 deliberadamente laconico que fue con respecto a la he-
terosexualidad y a la novela. Lo que sigue siendo curioso es, sin embar-
go, el modo en que parece dar por sentado el concepto de "poder
estatal" que le sirve para sustentar muchos de sus argumentos sobre
politica sexual y control de la poblacion (ej, Foucault, 25). 2Resulta
concebible, a pesar de Foucault, que el Estado haya obtenido parte de
su emblematico poder gracias a su labor como garante (0 dispensador)
de derechos, servicios y orgullo nacional y a que, actuando como un
amante celoso, castigue los afectos desleales? Con todo, las hipotesis
de Foucault no reconocen realmente un momento de seduccion en la
sexualidad auspiciada por el Estado (la motivacion para engendrar mas
patriotas y para asegurar su devocion), como si todos los estimulos
institucionales fuesen indirectos 0 represivosrs, Para resumir, la predi-
leccion de Foucault por la paradoja, su enfoque que para algunos sera
excentrico y el ritmo seductor de su poderoso discurso no pueden sino
producir placer en ellector. Pero tanto sus hipotesis como sus impor-
tantes observaciones son generadas alrededor de una serie de puntos
ciegos, entre los que se encuentran el exhibicionismo heterosexual, la
novela y la invencion de los Estados modernos.
Algunos de estos puntos saltan a la vista en el texto de
Benedict Anderson. Una de las preguntas que estructuran su libro
[Comunidades imaginadas, FeE, 1993] es precisamente como fueron
construidos los Estados-nacion, y sus especulaciones 10 llevan sin
rodeos al discurso "ficticio" de los periodicos y las novelas. En especial,
Anderson se pregunta como se explica la gran carga pasional que ha
tenido el nacionalismo, inclusive -0 especialmente- en los regime-
nes marxistas que supuestamente superaron los limites de la cultura
nacional burguesa. En parte esto sucede porque e1 nacionalismo no esta
"alineado" con ideologias abstractas tales como el liberalismo 0 el
marxismo, sino que es una derivacion mistica de los sistemas culturales
religiosos "de los cuales -asi como contra los cuales- surgio" (Ander-
son, 19). Una cierta carga espiritual de la Cristiandad se disernino en
un territorio limitado y en consecuencia se intensifico, una vez que la
hegemonia del latin se fragmento a 10 largo de las fronteras en que se
habian dividido las lenguas vernaculas (no eclesiasticas). Las fisuras se
ahondaron despues de que las burguesias locales desarrollaron un capi-
FICCIONES FUNDACIONALES
talismo basado en lenguas vernaculas impresas. La comunidad ima-
ginada de una nacion, sugiere Anderson, hereda 0 se apropia de un
espiritu de sacrificio que seria inimaginable si se tuviese como base el
calculo de los costos y beneficios que asumen las ideologfas conscientes
de si mismas, y que Foucault parece presuponer cuando se queda per-
plejo ante la demencia de las masas de gente que mueren para salvar al
"pueblo" (Foucault, 137). El nacionalismo hace posible que "tantos mi-
llones de personas no solo maten sino, sobre todo, esten dispuestas a
morir por imaginaciones tan limitadas" (Anderson, 16). Limitadas,
porque el Estado moderno "opera de forma plena, llana y uniforme so-
bre cada centimetro cuadrado de un territorio legalmente demarcado",
muy al contrario de las monarquias, que "estaban definidas por sus cen-
tros" y donde las "fronteras eran porosas e indistintas" (Anderson, 26).
La plenitud y la visibilidad inexorable de estos nuevos
Estados que proliferaron particular y universalmente en Occidente,
traen a colacion una clase distinta de cuerpo que iba construyendose de
forma simultanea. Al tiempo que las naciones se estaban construyen-
do, demarcando meticulosamente sus fronteras y sus recursos, 10
mismo sucedia con los cuerpos sexuales que llamaron la atencion .. de
Foucault. En 10 que se refiere al perfodo temprano de la consolidacion
de la burguesfa, Foucault advierte que el sexo fue ligado por la fuerza a
una econornia productiva que distinguia un reino legftimo de la sexua-
lidad en la relacion conyugal claramente demarcada y que "desterro" los
placeres esporadicos de una sexualidad polimorfa (Foucault, 36). En
los margenes, "el aislamiento, la intensificacion y la consolidacion de las
sexualidades perifericas... controlaban el cuerpo y penetraban los modos
de conducta" (Foucault, 48, las cursivas son mias). En consecuencia,
Foucault interpreta su proyecto como una "historia de los cuerpos"
(Foucault, 152), cuerpos sin genero, fieles a esa convencion duradera
que confiere a los territorios un caracter femenino, en igual medida que
el de Anderson es un estudio sobre los cuerpos nacionales. Como si
ambos hubieran acordado que el discurso del otro era tarnbien el pro-
pio, Foucault traza el mapa de los cuerpos sexuales como si fuesen los
lugares de la produccion nacional y de la vigilancia gubernamental,
mientras que Anderson se pregunta por el vinculo libidinoso que te-
nemos con los cuerpos politicos. El siglo XVIII no solo es recordado por
la racionalizacion del sexo (Foucault, 23-24) sino tambien por trazar
mapas como ellogos (2Y tambien el locus?) del deseo. En una doble
54
55
DORIS SOMMER
paradoja, la represion era la causa del deseo y los grandes imperios eran
los promotores de un ardor patriotico por el territorio 10ca12o. Aun asi,
Foucault no se cuestiona acerca del modo en que se engendra una
nacion y Anderson no menciona que los contornos definitivos de los
nuevos cuerpos (nacionales) estaban convirtiendolos en el objeto del
deseo de la codicia burguesa.
Considerando la relevancia de los romances nacionales
para America Latina, debo referirme a los muy diferentes valores que
Foucault y Anderson asignan a la territorializacion. Para Foucault, es
siempre prohibitiva, como cuando establece la conexion entre la sexua-
lidad supervisada por el Estado y el racismo. "Las obras, publicadas en
grandes cantidades al final del siglo XVIII, libros sobre higiene, etc., el
perfeccionamiento de la especie atestigua... la correlacion de esta preo-
cupacion por el cuerpo y el sexo con un tipo de 'racisrno'" (Foucault,
125; cf. 26). Pero Anderson se percata del potencial redentor atribuido
al cuerpo nacional y contempla un mapa de cuerpos entrelazados
mucho mas alla de la Europa occidental de Foucault. Hace notar que
fa sexualidad supervisada por el Estado fue vista como la "solucion" al
racismo, a veces con resultados similarmente nefarios. Anderson elige
un ejemplo sorprendente, tipico de America Latina: la sugerencia de
Pedro Fermin de Vargas de que la manera de extermlnar a los ociosos
y degenerados indios que habia en Colombia a principios del siglo XIX
era mezclarse con ellos y garantizarles la propiedad privada de la tierra
(Anderson, 21). El mestizaje era el camino hacia la perdicion racial en
Europa, pero era la via hacia la redencion en America Latina, una
manera de aniquilar la diferencia y construir el suefio profundamente
horizontal y fraternal de la identidad nacional. Era un modo de irna-
ginar la nacion a traves de una historia futura, como un deseo que con-
serva su vigencia con el paso del tiempo y a la vez deriva su irresistible
poder gracias a un sentimiento natural y sin historia. "El hecho es que
el nacionalismo piensa en terminos de destinos historicos, mientras
que el racismo delira con eternas contaminaciones, transmitidas desde
los origenes del tiempo a rraves de una secuencia interminable de
copulas fuera de la historia y detestables" (Anderson, 136).
A diferencia de la ardua busqueda de Foucault por los ori-
genes de la sexualidad en una clerecia de moralistas y seudocientificos,
Anderson localiza el foco del nacionalismo precisamente en el espacio
de nuestra imaginacion democraticarnente compartida, el espacio inau-
FICCIONES FUNDACIONALES
gurado por las novelas que nos unen de forma sucesiva y horizontal
gracias a una "comunidad basada en la imprenta". Los periodicos, por
supuesto, eran el eje de la informacion mercantil y politica para una
burguesia en ascenso, pero hubieran sido inconcebibles, sugiere
Anderson, sin la existencia previa de una comunidad de imprenta que
en un principio se consolido por medio de los libros, especificamente
de novelas. Las novelas fueron pioneras de 10 que Walter Benjamin
llamo "tiempo hornogeneo, vacio", hecho ala medida de todo el mundo
con base en un mismo calendario, de tal suerte que unifico a una
sociedad entera a traves de la simultaneidad. Este es radicalmente dis-
tinto del tiempo figurado 0 "mesianico" en el que no hay un "mientras
tanto", sino solo una relacion paratactica con la verdad revelada-t. Asi,
en lugar de considerar las novelas (con frecuencia publicadas por entre-
gas allado de las noticias) como funcion de los periodicos, Anderson
sostiene que los periodicos se derivaron de las novelas, y que en el pro-
fundo caracter "ficticio"de sus yuxtaposiciones calidoscopicas entre per-
sonas y acontecimientos, los periodicos eran en efecto los "best-sellers
de un dia" (Anderson, 39). Y las comunidades imaginadas de leetores
producidas por estas yuxtaposiciones ficticias se convirtieron en las
naciones modernas. Este proceso que Anderson describe de manera
brillante cobro primero forma entre las elites lingiiisticamente
homogeneas del Nuevo Mundo que llegaron a ser los modelos practi-
cos, conforme con la trayectoria llena de vueltas del nacionalismo, para
esa Europa que imagine primero las naciones modernas (Anderson,
49, 78-79). Por 10 tanto, no sera demasiada presuncion afirmar aqui
que las novelas de America Latina parecen estar "corrigiendo" los
romances europeos 0 por 10menos dandoles un buen uso, quizas ejem-
plar, al realizar sus deseos frustrados.
Pero estos deseos son precisamente la cuestion sobre la
que Anderson guarda un extrafio silencio. Respecto de la novela, como
del periodico, valora su sincronizacion, la comunidad horizontal y
democratizadora de su tiempo, mas que su dinamismo a traves del
tiempo que deja fundamentalmente "vacio". Asi, la vision general de la
sociedad colonial mexicana que ofrece el picaresco Periquillo sarniento
(1816) de Fernandez de Lizardi parece ideologicamente indistinguible
de las novelas rornanticas que pronto se aduefiarian de las columnas de
los periodicos (Anderson, 35). Esas novelas se proponian animar el
transcurso del tiempo al espaciar sus entregas en mimeros consecutivos
DORIS SOMMER
de los diarios, pero sobre todo mediante la construccion de un deseo
por ciertos desarrollos narrativos. Podemos deducir de las observa-
ciones de Anderson que ademas de compartir informacion nueva, las
comunidades de imprenta se iban consolidando con todos aquellos que
leian el periodico, porque reian 0 (generalmente) suspiraban y lloraban
con la misma entrega de la novela seriada. Por alguna razon, Anderson
no discute las pasiones construidas mediante la lectura de novelas, 0 el
ideal de sus modelos genericos, los cuales estaban ensefiando a los
futuros republicanos a ser apasionados de un modo racional y seduc-
toramente horizontal.
Aqui es donde Foucault entra en escena. Para Foucault,
ellugar donde se encuentra la mayor inversion social moderna es en el
cuerpo sexual, que quiza puede interpretarse como un cuerpo nacional.
Tambien es donde el propio Anderson hace una digresion sugerente al
tiempo que analiza la pasion del sentimiento patriotico, Despues de
que 10 explica mediante una analogia con la religion, Anderson men-
ciona la centralidad constante de nuestras identidades sexuales (casi
entre parentesis y sin desarrollar el concepto) en una observacion acer-
. ca de cuan universales son hoy dia tanto la nacionalidad como los
sexos. "[En] el mundo moderno, todos pueden, deben y 'tendran' una
nacionalidad, asi como el 0 ella 'tienen' un sexo" (Anderson, 14). 0
dicho a la inversa, todo el mundo no solo "tiene" una nacionalidad y un
sexo en el mismo sentido imaginado, sino que estas imaginaciones nos
constituyen como sujetos modernos. A diferencia de la cornparacion
antagonica entre el nacionalismo y la religion, la posicion intercambia-
ble entre la nacion y el sexo se refuerza en este caso mutuamente. Y es
posible, a traves de analogias superpuestas con la religion, ver al sexo y
a la nacion ayudandose mutuamente con el fin de desplazar vinculos
anteriores. Por 10 menos esta reciproca incitacion de amor y pais se
siente en las novelas latinoamericanas que contribuyeron a formar ge-
neraciones de patriotas segun las pasiones apropiadamente productivas
de la relacion liberal.
AI suponer una cierta posibilidad de traducir deseos
romanticos a republicanos, los escritores y los lectores del canon de
novelas nacionales en America Latina han estado suponiendo de hecho
una relacion alegorica entre narrativas personales y politicas. Esta es la
relacion que mi lectura tiene el proposito de subrayar. AIegoria es un
terrnino discutible, pero inevitable cuando se quiere describir como
FICCIONES FUNDACIONALES
un discurso representa constantemente al otro e invita a una doble
lectura de los hechos narrativos. De modo que si voy y vengo de las
intrigas rornanticas a la consideracion de los designios politicos es
porque, en aquel tiempo, todos hacian 10 mismo.
La dificultad con el terrnino alegoria es que el ir y venir no
es aqui simplemente una cuestion de idas y vueltas entre los mismos
dos puntos 0 lineas, sino que el vaiven es mas parecido a un tejido en
el que el hilo de la historia se dobla al dar con un material ficticio y
despues retoma el proceso de hilvanar hechos reales. Las historias de
amor y la trama politica no dejan de superponerse la una a la otra. En
vez del paralelismo rnetaforico entre, digamos, la pasion y el patrio-
tismo que los lectores podrian anticipar de una alegoria sencilla, vere-
mos aqui una asociacion metonimica entre el amor rom antico, que
necesita la bendicion del Estado, y la legitimidad politica que necesita
fundarse sobre el amor. Walter Benjamin ofrece una salida a este ato-
lladero terrninologico al establecer una heterodoxa correspondencia
entre alegoria y dialectics, una salida que nada tiene que ver con las ale-
gorias mas bien convencionales de Fredric Jameson ni con las asceticas
de Paul de Man
22

No hace mucho, Jameson descubrio los encantos de la
"literatura del tercer mundo" conternporanea gracias a la alegoria.
"Todos los textos del tercer mundo son, en mi opinion, necesariamente
alegoricos, y esto de un modo muy especifico: tienen que leerse como
10 que llarnare alegorias nacionales'o, Perderemos 10 que es de interes en
la literatura del tercer mundo, dice Jameson, si perdemos de vista la ale-
goria, "una forma muy desacreditada en occidente yel objetivo especi-
fico de la revolucion romantica de Wordsworth y Coleridge, aunque se
trate de una estructura lingiiistica que parece experimentar un notable
resurgimiento del interes en la teoria literaria conternporanea"
(Jameson, 73). Con este gesto, Jameson se une a un buen mimero de
criticos que lamentan el desprestigio de la alegoria y que tratan indi-
vidualmente de rescatar y apropiarse del termino, como si hubiera una
"hipotesis represiva" en su contra que garantiza su lugar como tema de
nuestro interes crftico>. Si solo pudieramos saber como, nos exhorta
Jameson, entonces podriamos ir mas alla de la intrascendente superfi-
cie narrativa y ubicarnos ante "un desvelamiento 0 descubrimiento de
la realidad dantesca de las cosas, un desnudamiento de nuestras ilu-
siones 0 racionalizaciones convencionales acerca de la vida diaria"
58
59
DORIS SOMMER
(Jameson, 70). Esta lectura paradigmatica es gratificante para los que
hemos refrescado el interes de Jameson por la alegoria, y un bienvenido
recordatorio para otros acerca de la manera en que mucha gente sigue
leyendo y escribiendo, de forma que no es posible desdeiiar sin mas la
correspondencia entre nacion y alegoria
25
Pero Jameson afirma con
ello demasiadas cosas (ya que claramente algunos textos del "tercer
mundo" no son "alegorias nacionales") y a la vez muy pocas (ya que las
"alegorias nacionales" aun se escriben en el Primer Mundo: el caso de
Pynchon y Grass, entre otros). Tarnbien me pregunto si suponer que
estas alegorias "revelan" la verdad de una manera casi transparente, en
vez de construirla con todo el descontrol epistemologico que implica el
uso dellenguaje, no predispone a Jameson a distinguir de forma exce-
sivamente tajante entre las literaturas del Tercer y del Primer Mundo.
Incluso a llegar al extrema de incluir a Dostoievski, junto con Proust y
Joyce, como una de las fuentes de las satisfacciones literarias del Primer
Mundo.
En todo caso, los textos que me preocupan aqui datan de un
periodo anterior a esa desastrosa clasificacion geoliteraria, antes de esa
preocupacion cargada de culpa de Jameson por nuestras decepciones de
lector con la literatura del "subdesarrollo" (Jameson, 65). Cuando se
estaban escribiendo las novelas latinoamericanas, no habia ni Primer ni
Tercer mundo, sino solo un Viejo Mundo que producia textos mode-
los y un nuevo Mundo donde aquellos modelos sirvieron de materia
prima para construir la nacion, Tal vez este conjunto de novelas
explique mi apropiacion abiertamente heterodoxa mas no del todo
original del terrnino alegoria. Cuando Walter Benjamin define la ale-
goria barroca como el vehiculo del tiempo y la dialectica, describe, de
hecho, una estructura narrativa en la cual cada linea es una huella de la
otra, en la cual cada una de estas dos instancias ayuda a la otra a
escribirse. De manera parecida, detecto vasos comunicantes entre los
discursos de Anderson y Foucault. Una interpretacion mas conven-
cional define la alegoria en terrninos de una narrativa que observa dos
niveles paralelos de significacion, Estos niveles estan temporalmente
diferenciados, de manera que un nivel revela 0 "repite' el nivel de sig-
nificado anterior (tratando desesperadamente de convertirse en el otro
o mirando, desde una distancia metanarrativa, la futilidad de cualquier
intento de acceder a un significado estable). La percepcion de Jameson,
que el nivel personal revela la prioridad de 10politico, parece ajustarse
FICCIONES FUNDACIONALES
a los limites de esta interpretacion. Pero va mas alia cuando observa
que la estructura estatica podria "ponerse en movimiento y volverse
compleja si esruvieramos dispuestos a considerar la nocion mas inquie-
tante de que tales equivalencias estan en sf mismas en constante cam-
bio y transforrnacion en el presente perpetuo del texto" (Jameson, 73).
De haber querido registrar la sucesion de estos cambios, Jameson
hubiera podido aprovechar la pista dada por Benjamin, como me pro-
pongo hacer ahora al describir las alegorias de las novelas nacionales
latinoamericanas no como una relacion paralela, sino entrelazada entre
el erotismo y la politica.
La combinacion de la alegoria y la dialectica sera sin duda
insolita para aquellos lectores que gustan de las definiciones conven-
cionales, pero fue el punto de partida del esfuerzo de Benjamin por sal-
var la alegoria en beneficio de la literatura historica y probablemente
por salvar la historia misma de ese amor rornantico tardio por 10
inmediato, tan caro a la cultura nazi. El ensayo de Benjamin sobre
"Alegoria y Trauerspiel", en Iorigen del drama tragico aleman (1928)26,
entabla una polemica en contra de los criticos rornanticos que prefieren
el simbolo por encima de la alegoria. Esto era 10 mismo que preferir un
"conocimiento resplandeciente pero en Ultima instancia un conoci-
miento irresponsable de un absoluto" por sobre la conciencia de que el
lenguaje, como la alegoria, funciona en el tiempo como un sistema de
convenciones (Benjamin, 159-160). Benjamin explica de un modo
protoposrmoderno que la alegoria es sensible a la dialectica entre la
expresion y el significado por ser "una forma de expresion, tal y como
el habla es expresion y, de hecho, tal y como la escritura es expresion"
(Benjamin, 162). La alegoria trabaja a traves de los resquicios, mientras
que los simbolos "organicos" sacrifican la distancia entre el signa y el
referente y se resisten al pensamiento critico a fin de producir mas
entusiasmo que ironia.
A Benjamin aparentemente le impacientaba la pereza
filosofica de los rornanticos. Con el simbolo, los rornanticos cortan el
circuito estetico y saltan a la apoteosis de 10 bello, incluso 10 sagrado
del individuo. "En contraste, la apoteosis barroca es de orden dialecti-
co", pues su asunto no podia detenerse en el individuo sino que tenia
que incluir una dimension politico-religiosa, "esa amplitud mundana e
histories" que es "de caracter dialectico" (Benjamin, 160, 166). Su
ejemplo principal de dialectica aleg6rica es la relacion entre la historia
DORIS SOMMER
humana y la naturaleza, que era, por supuesto, la instancia de las co-
rrespondencias sirnbolicas favorita de los rornanticos. Pero Benjamin
tiene el cuidado de serialar una diferencia estrategica entre tales figuras:
en el simbolo, la naturaleza es un indicio de eternidad y parece inde-
pendiente de la cultura; en la alegoria, es un registro de la historia
humana y su decadeneia (Benjamin, 167). Este registro dialectico es 10
que distingue la alegoria secular moderna, que tuvo su origen en la li-
teratura barroca, de la concepcion medieval de que la naturaleza es el
inmutable telon de fondo de la historia que ella contiene (Benjamin,
171). No obstante, el mismo Benjamin llego a matizar la distincion en
1938, cuando escribio las notas para el ensayo "Baudelaire como ale-
gorista"; en estas notas identifica al poeta como un rezagado del "pen-
samiento alegorico" del siglo XVII, aunque afiade que Baudelaire
suprimio la dialectica (barroca) de su nocion de historiav.
La distincion de Benjamin entre las alegorias medievales
y barrocas pudo por 10 tanto haberle parecido desdefiable a Paul de
Man, 0 quizas omitio deliberadamente la diferencia historica, asi como
el respeto de Benjamin por la dialectica, en favor de sus "nuevos"
propositos "criticos"28. Si me detengo a mencionar a De Man es para
despejar cierto espacio teorico, ya que su version de la alegoria como el
inevitable fracaso de las palabras en el afan de significar (sorprenden-
temente convencional en su inflexible estructura paralela que hace una
reminiscencia ironica de la candorosa intemporalidad rornantica) ha
llegado a ser tan general que practicamente ha anulado la proposicion
dialectica de Benjamin-s, Afios despues de la publicacion del libro
sobre el Trauerspiel, De Man parecia revivir en "La retorica de la tem-
poralidad" (1969)30 la preferencia de Benjamin por la pausa de la ale-
goria sobre la premura del simbolo. Sin embargo, desde el titulo
mismo, De Man anunciaba una polernica que acabaria por descalificar
la temporalidad historica de Benjamin asociada con la alegoria como
ficcion retorica. El grito de batalla es el tiernpo, pero 10 que esta en
juego es la dialectica.
Curiosamente, sin embargo, Benjamin nunca dejo que su
dialectica formara parte de nada constructivo. Tan solo se desplaza hacia
abajo y hacia arras en una infinita regresion donde "la historia no adop-
ta tanto la forma del proceso de una vida eterna como el de una inevi-
table decadencia ... Las alegorias son, en el reino de los pensamientos, 10
que las ruinas son en el reino de las cosas" (Benjamin, 177-178)31.
r; , :
FICCIONES FUNDACIONALES
Irresistible, tambien, seria el tragi co sentido de la vida resultante para
aquellos de nosotros que tendemos a sufrir mas de una doble vision
alegorica que de exlimplosiones sirnbolicas. Pero antes de que nos con-
suma un reconfortante pesimismo, podriamos considerar la posibilidad
de que este dependiera del ambivalente adios de Benjamin a la alegoria
teologica cuando afirma que el tiempo humano, historico, es solo una
oportunidad para distanciarse de la naturaleza, de la decadencia. En el
ensayo de Benjamin (como en el de De Man) la alegoria es la trayec-
toria de un fracaso filosoficamente afortunado, como el recurrente des-
pertar de un suefio interminable de presencia absoluta.
Si quisieramos malinterpretar voluntariamente a Benja-
min para asirnos a unos terrninos mutuamente constructivos sin
volvernos a mirar la desfalleciente estructura de desajustes, llegariamos
a formular una idea de como funcionan las ficciones fundacionales. Mi
lectura posterga conscientemente las preguntas que se refieren al pro-
blema de la significacion en ultima instancia, pues me preocupa mas
sugerir como estos libros llegaron a alcanzar su poder de persuasion, que
determinar si realmente tenian derecho a tal cosa. Las ficciones funda-
cionales son modestas, incluso descuidadas, desde el punto de vista
filosofico. Carentes del rigor que podria mantener los niveles de signi-
ficados separados 0 mostrar la imposibilidad de hacerlo, en estas no-
velas el deseo es la hipostasis de la verdad y luego el uno y la otra se
intercambian con facilidad. Qpizas con la excepcion de Maria, estas
novelas no caen en la trampa de un callejon sin salida improductivo.
No se preocupan activamente de la distancia desproporcionada que
separa la Verdad de la Justicia, la aporia que De Man localiza en
Pascalv, porque tienen conciencia de estar actuando y seduciendor'. Su
proposito es ganar en el amor y en la politica, no anclar la narracion 0
calcular el costa del triunfo. Satisfechas de construir discursos persona-
les y publicos "uno encima del otro en un circulo sin fin", como Pascal
describiera su propia forma mundana de alegorizar>, y sin ninguna
base filosofica estable que transgredir 0 que desear, las novelas funda-
cion ales son precisamente aquellas ficeiones que tratan de hacerse
pasar por verdad y convertirse en el terre no de la asociacion politica.
Si los novelistas hubieran seguido de cerca un modelo
popular como el de Rousseau, quizas se habrian preocupado por 10 que
estaban haciendo. Rousseau se inquieto ante el "error referencial" de la
palabra amor. Intuia que el amor no era la causa del deseo sino su efec-
62
63
DORIS SOMMER
to. "El amor es una mera ilusion: modela, por decirlo asi, un Universo
para si mismo; se rodea de objetos inexistentes 0 de objetos cuya exis-
tencia se debe (mica y exclusivamente al amor; y ya que enuncia todos
sus sentimientos por medio de imageries, la lengua del amor es siern-
pre flgurada"35. Y la figura sustituye a la realidad una vez. que "Lo
patetico se plantea como un poder ciego... estabiliza la sernantica de
la figura procurando que 'signifique' el patetismo de la revocacion... la
figuratividad dellenguaje del amor implica que 10 patetico en si mismo
ya no es una figura sino una substancia" (De Man, 198-199). Pero los
novelist as que construian naciones no se ocuparon de semejantes cosas.
La posibilidad de que la pasion hipostasiada fuera considerada como
una realidad empirica no representaba un "peligro" sino precisamente
la oportunidad de construir una cultura nacional legitimadora.
Mientras que la Julie de Rousseau oponia la pasion a la piedad de un
modo que debio haberles parecido anacronico a los escritores lati-
noamericanos desde mediados del siglo XIX, estos hacian del amor una
virtud. Para Rousseau, la pasion erotica bien pudo haber sido patolo-
gica; para ellos, era la cura a la patologia de la esterilidad social.
A pesar de su adrniracion por los estilos franceses e ingle-
ses en boga, notamos que los latinoamericanos se atrevieron a hacer
ajustes en los patrones importados, En Martin Rivas, el discipulo
chileno de Balzac acomoda de manera explicita los enunciados del
maestro conforme al material local: "Los franceses ... dicen: l'amourfait
rage et l'argent fait mariage, pero aqui el amor hace de los dos: rage et
mariage"J6. Esta "rnejora" no significa que las novelas nacionales repre-
senten un avance literario respecto a obras como Julie; por el contrario
son mucho mas predecibles. El genero mantiene a todos sus "perso-
najes en una siruacion de tragedia sentimental, perseguidos por las
desigualdades sociales que traen consigo la riqueza y la clase y por los
caprichos de un padre tiranico" que Julie pone en tela de juicio. El
espiritu de los novelistas latinoamericanos esta mas cerca de 10 que
Paul de Man dijo sobre "Werther 0 el capitulo de Mignon en Wilhelm
Meister 0 Sylvie", que de La nouvelle Heloise, la cual "seria un texto muy
diferente (y mucho mas corto)... si se hubiera permitido que la na-
rracion se estabilizara" (De Man, 215). Mas predecibles, y considera-
blemente menos dificiles de leer, estas novelas instauran una dialectica
entre el amor y el Estado, como sucede con Julie en la primera parte,
FICCIONES FUNDACIONALES
pero jamas se detienen, como 10 haceJulie, para volverse (en el sentido
agustiniano de conversionja? y mirar hacia arras,
Los novelistas latinoamericanos miran invariablemente
hacia delante, como los mortales que Benedict Anderson deja dando la
espalda al nostalgico Angel de la Historia de Benjamin (Anderson,
147), y por tanto no desvian el deseo hacia la nostalgia inevitable en la
alegoria
38.
En cambio, ubican el deseo en un movimiento espiral 0
zigzagueante dentro de una doble estructura que no deja de proyectar
la narracion hacia el futuro mientras el erotismo y el patriotismo se
arrastran el uno al otro durante todo el proceso. Mas que deplorar su
caracter artificioso, estas novel as celebran su estatus artesanal como un
punto de partida revolucionario. No hay ninguna crisis asociada con la
perdida/castracion que genera el relato. AI contrario, la perdida inau-
gura un espacio fecundo ya que es el padre el que ha sido castrado, no
el heroe de la obra. Lo que voy sugiriendo es que algunas alegorias,
como las que tratare en los proximos capitulos, no tendran un nivel de
referencia preexistente 0 eterno, pero, como apunta Nietzsche a pro-
posito de la ficcion de los anclajes empiricos, se forman a si mismas
tratando todo el tiempo de producir una ilusion de estabilidad.
AI percibir una estructura correspondiente y doble entre
el romance personal y la desiderata politica, no asigno prioridad a
ningun registro en particular. Lo que quiero decir es que Eros y Polis
son efectos el uno del otro, algo parecido a la explicacion del Marques
de Sade del deseo sexual como el efecto de la conmocion del otro
(aunque la analogia ciertamente habria escandalizado a los fundadores
latinoamericanosjw, El interes erotico que imbuye estas novelas debe
su intensidad a la prohibicion en contra de la union de los amantes por
prejuicios raciales 0 regionales. Y las conciliaciones politicas, 0 los
convenios, resultan urgentes porque en los amantes existe el deseo
"natural" de acceder a la clase de Estado que habra de unirlos. Por
ejemplo, los historiadores aun no se ponen de acuerdo sobre la perso-
nalidad politica de Juan Manuel de Rosas. ~ u e un sanguinario y un
barbaro vengativo, dedicado a aterrorizar y torturar a los representantes
de la intelligentsia argentina? ~ fue un sagaz defensor de la autonomia
cultural y econornica de los argentinos, no mas sanguinario que sus
oponentes, igualmente extravagantes, que querian europeizar el pais
tan pronto como fuera posible? Si "aprendemos" por la lectura de
Amalia que Rosas era un dictador sin escnipulos, nuestro conocirnien-
DORIS SOMMER
to es en gran medida una articulaci6n politica de la frustraci6n er6tica
que compartimos con Amalia y Eduardo. Y sentimos la intensidad de
su frustracion porque sabemos que su obstaculo es el terrible dictador.
En el romance nacional, un nivel representa al otro y tam-
bien 10 alimenta, 10 que equivale a decir que ambos son inestables. La
pasi6n no correspondida de la historia de amor produce un exceso de
energia, justo como 10 advirtio Rousseau-e, un exceso que crea la espe-
ranza de eliminar la interferencia politica entre los amantes. AI mismo
tiempo, la gravedad del abuso social, el poder amoral del obstaculo, le
confiere a la historia de amor un sentido casi sublime de propositos
trascendentales. Conforme avanza la historia, la intensidad del sen-
timiento se eleva junto con el grito de compromiso, de manera que el
estrepito hace aun mas dificil distinguir entre nuestras fantasias eroti-
cas y politicas para lograr un final feliz.
Lo que me parece ingenioso, de veras brillante, de esta
productividad novelesca es que la inversi6n en una instancia de nues-
tra libido incrementa el valor de la otra. Y cada obstaculo que los
amantes encuentran a su paso intensifica el amor, suyo y nuestro, por
el posible surgimiento de una nacion donde el enlace pueda con-
sumarse. Los dos niveles de deseo son diferentes, 10 cual nos permite
hablar de una estructura alegorica, aunque no esten separadosu. El
deseo se imbrica entre la familia publica y la privada de un modo que
pone al descubierto la contigliidad de los terrninos, su caracter exten-
sivo y no meramente analogico, Y el deseo no deja de imbricarse, 0
simplemente de duplicarse a si mismo en los niveles personal y politi-
co, porque los obstaculos que encuentra a su paso amenazan ambos
niveles de felicidad. Estos obstaculos son casi siempre una convenci6n
social 0 un atolladero politico; es decir, son publicos e interpersonales
mas que diferencias intimas y particulares entre los amantes. El hecho
de que los amantes casi nunca peleen entre si probablemente tenga
algo que ver con los resabios aristocraticos de estos romances; sus
heroes y heroinas se muestran en plena florescencia, inmutables y facil-
mente distinguibles de las masas de sirvientes y personajes secundarios.
Los heroes romanticos no se desarrollan del modo que esperariamos en
las novelas; mueven la narrativa como el iman mueve los metales suel-
tos, selectivamente y hacia el centro. Cuando las novelas europeas
fueron importadas por los latinoamericanos, el genero sufrio una
infinidad de cambios, al igual que la ideologia de la democracia liberal
FICCIONES FUNDACIONAI.ES
que 10 caracterizaba-c, Es cierto, la elite latinoamericana queria
modernizarse y prosperar, pero ademas queria retener el privilegio
practicamente feudal que habia heredado de tiempos coloniales.
Logicarnenre, una aristocracia en buen estado querria verse representa-
da en los terminos incorruptibles e ideales que Northrop Frye encuentra
caracteristicos del romance, "el corazon estructural de toda ficcion'<'.
Pero para el privilegio recien conquistado por la burguesia latinoame-
ricana, los galanes heroicos de Frye, los viles villanos y las hermosas
heroinas del romance estan fuera de lugar. En sus novelas, los estereoti-
pos de c1ase, sexo y raza son transgredidos de modos inconcebibles para
los romances europeos. Sin embargo, las observaciones de Frye acerca
de los ideales masculinos y femeninos si vienen al caso en este contexto:
apuntan hacia los romances medievales de caballerias donde la victoria
significaba la restauracion de la fertilidad, la union de los heroes hom-
bre y mujer-s. Podriamos decir tambien que los romances moderni-
zadores estan escritos de acuerdo con esa perspectiva, partiendo de un
supuesto sagrado, como en el discurso religioso 0 mitico, y recons-
truyendo una trayectoria de regreso a ese mismo punto de partida. La
narracion comienza conceptualmente desde una solucion del conflicto,
sin importar que esa solucion se cumpla 0 no, y sirve como vehiculo
para el amor y el pais que parecen, despues de todo, haber preexistido
a la escritura. Por una razon a todas luces cautelosa y normativa, sus
heroes no son los protagonistas reflexivos que los teoricos europeos
esperan encontrar en la novela. AI contrario, son infaliblemente nobles,
por nacimiento y virtud propia. Los amantes no blancos son las mas de
las veces de la nobleza indigena 0 importada, como la madre de Sab, el
Guarani de AIencar, Enriquillo, Tabare y los amantes africanos de
Maria.
Mencionar el caracter "aristocratico" de los heroes bur-
gueses latinoamericanos tiene el proposito de hacer enfasis en una parti-
cular carencia narrativa en estas historias; la carencia de un antagonismo
personal 0 de disputas personales entre los amantes (excepto quizas par
la lucha erotica de poder en Martin Rivas) es la materia de que aparen-
temente esta hecho el romance sentimental. Los unicos problemas pa-
recen aqui ser externos a la pareja. El hecho de que estos problemas
puedan frustrar el romance es algo que alimenta nuestro deseo de verlo
florecer. De modo que no solo es el deseo que se duplica en el nivel
publico y privado; tambien es el obstaculo publico que impide (e inci-
66
67
DORIS SOMMER
ta) los proyectos eroticos y nacionales. Una vez que la pareja afronta el
obstaculo, el deseo se refuerza junto con la necesidad de superar el in-
conveniente y consolidar la nacion, Esa promesa de consolidacion cons-
tituye otro nivel de deseo y subraya el objetivo erotico, que es tambien
una expresion microcosmica de la nacion. Este movimiento en zigzag
describe un tipo de alegoria que funciona sobre todo mediante asocia-
ciones metonimicas entre la familia y el Estado, mas que mediante el
paralelismo de 1a analogia metaforica-s. No es que haya aqui una insis-
ten cia en traducir de un discurso a otro, digamos por ejemplo del Buen
Pastor de la alegoria cristiana, aDios mismo. En estas epicas sentimen-
tales un significado no solo apunta a otro registro inaccesiblemente su-
blime, sino que depende del otro. La aventura rornantica necesita de la
nacion, y las frustraciones eroticas son desafios al desarrollo nacional.
Del mismo modo, el amor correspondido es el momenta fundacional
en estos romances dialecticos, Esta es una razon por 1a que no incluyo
aqui la alegoria mucho mas convencional de Alberdi, La peregrinacion
de I" luz del dia, 0 los viajes y aoenturas de la uerdad en el Nuevo Mundo
(1871), cuyos propositos alegoricos se anuncian ya desde el titulo. La
razon principal, no obstante, puede que sea result ado de la primera: el
libro no fue tan popular ni (por tanto) tan productivo, desde el punto
de vista institucional, como para haber contribuido a reforzar el amor
patrio. Albcrdi habra tornado prestado su titulo de La peregrinacion de
Bayodn (Puerto Rico, 1863) de Eugenio Maria de Hostos, una curiosa
tentativa de consolidar la alianza (arnorosa) pancaribefia que no resulta
tan esquernatica como las "fatigas de la verdad" de Alberdi. No obstan-
te, Bayodn se muestra abiertamente didactico en vez de seductor al
poner de relieve distintos registros alegoricos, y sus lances contradicto-
rios con 1a politica y 1a pasion acaban convirtiendose en una competencia
entre el erotismo y el deber que poco tiene que ver con el americanis-
mo fecundo de las ficciones fundacionales. Sea cierto 0 no que los ras-
gos convencionalmente alegoricos y puritanos de las peregrinaciones
sentimentales y politicas de Hostos mantuvieron a Bayodn fuera del
canon de los romances nacionales del que aqui me ocupo; la novela
dificilmente pudo haber corrido otra suerte. que pais pudo haber
celebrado, a que gobierno concreto podria haber apoyado cuando el
suefio de Bayodn era precisamente internacional y ajeno a las futuras
instituciones que, en otro contexto, 10 hubieran requeridor-s.
FICCION s s FUNDACIONA LES
Por supuesto que las alegorias apelaran en forma retorica a
cierto principio legitimador a priori. Siendo una justificacion de los
proyectos modernos y antiautoritarios, ese principio es con frecuencia la
Naturaleza que ha sido redefinida, convenientemente, en terrninos mas
interactivos que jerarquicos desde los dias de la Independencia ilustra-
da. Si el deseo erotico parecia ser la base natural y por 10 tanto eterna de
los matrimonios felices y productivos (incluyendo por extension las fa-
milias nacionales), esto se dio gracias a tales redefiniciones. La Natura-
leza ya no era el reino clasico de una ley predecible, sino el reino del
flujo donde la energia podia enfrentar obstaculos y convertir la frustra-
cion en exceso. Era un mundo que producia angeles y monstruos, no un
mecanismo de relojeria. Las alegorias se opondran en ciertos momentos
a estas nuevas definiciones. Por un lado, 1a elite de los escritores se
negaba a renunciar a sus privilegios jerarquicos en favor de proyectos
conciliatorios, y por el otro, los personajes principales a veces quedan
cortos como modelos ideales cuando el romance cede a la tentacion de
novelar.
Sin embargo, mas alla que cualquier dernostracion de los
fracasos parciales de la alegoria esta su desmedido exito, En muchos
casos, el doble trato de pasion y patriotismo en el romance contribuyo
de hecho a brindarles una expresion cognoscitiva y un asidero ernotivo
a las formaciones sociales y politicas que articula, y a convertirnos en
sujetos modernos. Los romances historicos llegaron a ser en sus respec-
tivos paises novelas nacionales, un terrnino que no se refiere tanto a su
popularidad comercial, aunque a decir verdad muchas de estas novelas
fueron inmediatamente populares, sino al hecho de que se convirtieron
en lectura obligatoria en las primeras decadas del siglo xx. Tal vez su
promesa de un abrazo que nacionalizara era particularmente atractiva
despues de que la inrnigracion masiva en algunos paises parecio poner
en peligro el nucleo cultural, y despues de que los regimenes lati-
noamericanos se decidieron por programas patrioticos para fomentar el
desarrollo econornico y civico como respuestas a la Depresion y a la
competencia representada por las ideologias "extranjeras". En otras
palabras, dichos Estados aceptaron tacitamente las fabricaciones lite-
rarias de siglo XIX como las ficciones fundadoras donde se forjo el
deseo de un gobierno autoritario a partir de la materia aparentemente
prima del amor erotico.
Notas
I.
PARTE 1:
ROMANCE IRRESISTIBLE
1. Vease Carlos Fuentes,La nUMJa nooela latlnoamericana (Mexico: JoaquinMortiz,1969), y
laencantadoraindulgenciade suadmiradorJose Donoso:"esta omnipresencia monumen-
talde losgrandes abuelos [literarios] engendro...una generacionde padres debilitados por
el ensimismamiento en su corta tradicion", La generacion siguiente se quedo "sin padres
pero, debido a ese eslabon que se perdio, sin una tradicion que nos esclavizara", Jose
Donoso, Historia personal del Boom (Madrid: Alfaguara, 1999): 23. Cortazar, al menos,
admirio modestamentelacontinuidaden suentrevista"Un gran escritorysusoledad:Julio
Corrazar",Lift en Espanol33, 7 (Mexico, abriI1969):43-55.
2. Julio Cortazar,"Para llegar a Lezama Lima", en Vuelta al dia en ocbenta mundos (Mexico:
SigloXXI,1967): 41-81.
3. Joyce, Faulkner y Kafka son sus maestros mas citados. En cuanto a deudas al siglo XIX,
Vargas Llosa por ejemplo dedico un libro entero a sus multiples relecturas de Flaubert,
donde nunca rnenciona laestimulacionque seguramenteexperirnenro alleerMaria uotros
libros escolares clasicos, Vease La orgia perpetua: Flaubert y Madame Bovary (Barcelona:
SeixBarra!, 1975).
4. Vease Severo Sarduy,"EI barroco yel neobarroco",en .dmerica Latina en su literatura, ed.
CesarFernandezMoreno(Mexico: Siglo XXI,1972): 167-184.
5. En La nueua nooela latinoamericana, Fuentes explica la circularidad, 0 la condensacion de
la eternidaden un momentoen la novela,gracias ala calidad mitica de la nueva narrativa
que, segUndice, hace que sevuelvauniversa!,pag. 64.
6. La novedad queda obviadesde elprefacio-manifiestode Alejo CarpentieraEI reinode este
mundo (1949), dondesequejaba deque el"realismo magico"estaba en toda la historialati-
noamericana menos en su literarura, Vease su "De 10 real maravilloso americano", en
Literatura y concienciapolitica en Am&ica Latina (Madrid: Alberto Corazon, 1969): 116-
117.
7. Vease Doris Sommery George Yudice, "The Boom in Spanish American Literature: A
General Introduction", en Postmodern Fiction: A Bio-Bibliographical Guide, ed. Larry
McCaffery(Westfield: Greenwood Press, 1986): 189-214;yFredric Jameson,"OnMagic
Realism inFilm",Critical Inquiry 12,2(Chicago:lnvierno1986):301-325,donde compara
la "debilitada" historia posmoderna de las satinadas peliculas nostalgicas en los Estados
Unidos con elcine latinoamericano historicarnentedenso que elllama "realista magico",
FICCIONES FUNDACIONALES
8. Vease"TheBoom TwentyYearsLater: An Interviewwith MarioVargasLlosa", en Latin
American Literary Review 15, 29 (enero-junio 1987): 201-206. "Cuando escribi mis
primeras novelas, queria mucho ser moderno. Qteria difereneiarme de los escritores
latinoamericanosanteriores.Los dernas escritores latinoamericanosyyoestabarnosen una
especiedeguerra contra10 que eralanarrativa latinoamericanaenesaepoca.Iacualeramuy
convencional,yescrita porescritoresque no prestabanmucha arencion alosproblemasfor-
males. Qteria ser distinto. Muchos escritores latinoamericanos todavia quieren lIevar a
cabo una revoluci6n formal.Yesto sehavuelto en algunos casosunaespeciede nuevatradi-
cion, la rradicion de la experimenracion y de 10 moderno", pag, 202. Emir Rodriguez
Monegalllega ala misma observacion en "Tradiciony Renovacion", en Am&ica Latina en
SlI Iiteratura, ed. Cesar FernandezMoreno yJulio Ortega (Paris: UNESCO, 1972): 139-
166.
9. Percy B. Shelley,"Los poetas son los legisladores no reconocidos del mundo". "Defensade
la poesia"(1821).
10. Pedro HenriquezUrena, CorrientesIiterariasen la America Hispdnica, "Las conferencias de
la caredra Charles Eliot Norton del ario acadernico 1940-1941", trad. Joaquin Diez-
Canedo(Mexico: FCE, 1969): 239.
11. HenriquezUrena, pag. 185.
12. HenriquezUrena,pag.187
13. VeaseRichardChase,La nooela norteamericana, trad. LuisJusto(BuenosAires: Sur, 1958).
14. Este es el primer argumento de Leslie Fiedler en Love and Death in the American Novel
(New York:Steinand Day,ed. rev.1966): 23.
15. Benedict Anderson, Comunidades imaginadas: Reflexiones sobre el origen y la difusion del
naaonalismo (Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread ofNationalism),
trad. EduardoL. Suarez (Mexico: FCE, 1993).
16. Vease eI principiode lasNotas sobre la bistoria italiana de Gramsci. Vease rambien Gramsci
and Marxist Theory, ed. ChantalMouffe (London: Routledge & Regan Paul, 1979): 18l.
"[Una] c1asehegernonica ha sido capaz de articular los intereses de otros grupos sociales
conlossuyosmediantelalucha ideologies.Esto, segUnGramsci,esposible solosiesta c1ase
renuncia a una concepcion estrictamente corporativista, ... y presupone ciertoequilibria, es
decir que losgrupos hegem6nicos haran unos sacrificios de naturaleza corporativa".
17. Neil Larsenescribe que eI problema,inverso alque Gramsciestudioen Italia, era que con
la lndependencia latinoarnericana, la burguesia se apoder6 de un Esrado al euallos ciu-
dadanos no sentianpertenecerdeverdad. Modernism and Hegemony: A Materialist Critique
ofAesthetic Agencies (Minneapolis: UniversityofMinnesotaPress, 1990), capA.
18. Una version reciente y tipicamente reexaminada es Origen y evoll/cion de la nouela his-
panoamericana de Samuel A. Arango (Bogota: TercerMundo,1988).
19. Djelal Kadir, Questing Fictions: Latin Amtricas Family Romance (Minneapolis: Minnesota
UniversityPress, 1986): 4.
20. Antesde los"desencuentrosmodernistas"del ultimocuartode siglo,laliteraturaerapoliti-
ca,talcomo 10planteaatrevidamenteJulio Ramos.La literaturaproveiael"codigo"civiliza-
dor que conquistarialabarbariede forma tan cierta como loscodigos civilespromulgados
por los mismos autores. Julio Ramos, Desencuentros de Ia modernidad en America Latina:
Literatura y Politicn ttl eI siglo XlX (Mexico: FCE, 1989): 62-63.
21. jean-Francois Lyotard, La condition postmodema: informe sobre eI saber; trad. Mariano
Antolin Rato (Madrid:Caredra,1989).
22. Paul Veyne, en Como Sf escribe la bistoria: emayo de efistemologia, trad. Mariano Munoz
Alonso (Madrid:Fragua,1972) en el capitulo"La historia no existe",planrea un argumen-
to similar al de Bello, pero de forma mas general, al afirmar que la ciencia es de hecho
incompletay que solo a la historia se Iepermite tener brechas porque no es una tela, no
tiene tejido.
71
DORIS SOMMER
23. AndresBello,"Autonomiacultural deAmerica"(l848),en Conciencia intelectual de America,
ed.Carlos Ripoll(Nueva York:EliseoTorres, 1966):48-49. Una nota deleditor nosinfor-
rnaque el titulo presente "ha sido usado envariasAntologiaspara presentar una seleccion
del misrno",
24. Lagramatica representaba un ladodel debate can lasjuventudes romanticasque prefedan
variacionesautonomasdelespafiol, Existe unrepasoacertado deesta notanaguda polerni-
ca,sabre todo can DomingoFaustino Sarmiento, hecho parJulio Ramos, Desencuentros. ..,
cap. 2. Vease rarnbien Allan Wall, A Functional Past: The Uses ofHistory in Nineteenth
Century Chile (Baton Rouge: Louisiana State University Press,1982).
En su prologo a la Gramdtica de la lengua castellana, dedicada al uso de los americanos
(Santiago, 1847), reproducido en Obra literaria, ed. Pedro Grases (Caracas: Biblioteca
Ayacucho,1979):553-558,Belloarguyeafavordeloscontornosgramaticales 10 suficien-
tementeflexiblescomoparapermitirle alespanolsuvitalidadenAmerica, pero10 suficiente
solidos como para salvaguardar la cornunicacion y la conrinuidad. EI balance evitaria la
fragil pedanteria del latin (que se desintegro a 10 largo de las fronteras nacionales en
Europa) asicomo laproliferacion consecuente de lenguajesmutuamenteincomprensibles.
Para tener una ideadelavasraobra fundacional, veanselosvolurnenespublicadosen honor
del bicentenario de su nacimiento, Bello y Chile, Bello y Londres,y Bello y America Latina
(Caracas: Fundacion La Casa de Bello,1981-1982),
25. La informativa "Filosofla de la Historia, Novela y Sistema Expresivoen la ObradeJ. V.
Lastarria(1840-1848)"de Bernardo Subercaseaux,en Ideologies and Literature 3,11(nov-
dic 1979):56-83,traza laslineaspolernicassugiriendo claramente, talvezacertadarnente,
que lapreferencia de Bellopar la narrativa equivaleaI empirismo.
26. Comosi prestara atencion aeste consejo,10 supiera a no,eI embajador espanol de Chile
escribio una biografia/historia de Valdiviay la llamo una novela.Jose M. Doussinague,
Pedro de VtJldivia: 0 la nooela de Chile (Madrid: Espasa Calpe, 1963).
27. Bartolome Mitre,"prologo"aSoledad, veaseLos nooelistascomo criticos, camp. Norma Khlan
yWilfredaH. Corral(Mexico,coedicion del Fonda deCulturaEconomicayEdiciones del
Norte, 1991):43.
28. Para una coleccion util de estos manifiestos, veaseLos nouelistas como criticos, ed. Norma
Khlan yWilfrido H. Corral (coedicion del Fonda de Cultura Economics de Mexico y
Edicionesdel Norte, Hanover, N. H.).
29. Jose Marti, Obras completas (La Habana: EditorialCiencias Sociales,1975), 23:290.
30. MartiaGalvan, 19de septiembre de 1884,como prefacioaEnriquillo (Mexico: Editorial
Pornia, 1976):5.
31. Jose Marti, Obras completas, 6:227.
32. VassilisLambropoulosorganiza, paraeIcasode Grecia, unavariaciondeesta intervencion
literariaen Literature as National Inuimtion: Studies in the Politics ofModem G,'uk Critici.rm
(Princeton: Princeton University Press,1988). Asume que lacritica que trata lasobrasde
ficcion instrumenralrnente,como proveedores posiblesde"10 griego",produce larradicion
nacional.Aunque esto esverdad hasta cierto puntaparaAmerica Latina, talcomo Beatriz
Gonzalez Stephan arguyeen La historiografia literaria dtlliberalisnto hispanoanw'ic,mo del
siglo XIX (La Habana: Casa de lasAmericas, 1987), tambien esverdad que los principales
propagandistasnacionalesdiseminabansusideas medianteuna ficcionlibidinosa.
33. Para un importanteestudio del modo en que lasbrechas yauseneias constituyen en parte
incluso laliteratura aparentemente programatica, veaseRoberto GonzalezEchevarria, La
voz de los maestros: eseritlll." y autoridad en la literatura latinoamericana modema (Madrid:
Editorial Verbum,2(01).
34. D.A.Miller plantea un argumentoparalelorespectoalasnovelasvictorianasenInglaterra,
dadasuhistoriadisciplinaria ylosefectospersistentes enotros medias.En cuanto aI poten-
cialdcsestabilizador en que laslecturas modernas prefierenenfocarse,Miller arguyequela
FICCIONES FUNDACIONALES
funcion del"escandalo"esinscribir la norma par contraste. Vease The Novel and the Police
(Berkeley,Los Angeles, London:UniversityofCalifornia Press,1988).
35. Luis Alberto Sanchez, en su Proceso y contenido de la nouela hispanoamericana (Madrid:
Gredos, 1953): 70-73, arguye en contra de la afirmacion de Henriquez Urena de que la
colonia estuvo privada de ficcion(pag, 71).Vease tambien Nancy Vogeley, "Defining the
'Colonial Reader': EI Periquillo Sarmento", PMLA102,5(octubre 1987):784-800; 785.
36. Vease Beatriz Gonzalez S., "Narrativa de la 'estabilizacion' colonial: Peregrinacidn de
Bartolome Lorenzo (1586) de Jose de Acosta, Infortunios de Alonso Ramirez (1690) de
Carlos de Sigiienza y Gongora", Ideologies and Literature, nuevas series,2, 1 (Primavera
1987):7-52. En n.2ellacitaaPedro HenriquezUrena comolavoz solitariaentre loscriti-
cosqueen 1927 desafiaron lasuposicion de que no habiaficcionenlacolonia.
Estas novelastempranasprepararon 10 que Roberto Gonzalez Echevarria llamalastresna-
rrativas maestras de America Latina: legal, de viaje, antropologica. Vease su "Redescu-
brimiento del mundo perdido: EI Facundo de Sarmiento", en Rruista Iberoamericana 143
(abril-junio 1988):385-406.Qpieroargiiirque,can laconsolidacion nacional,sedesarrol-
loun cuarto codigo maestroerotica inmensamente popular.
37. Vogeley, pag, 787, la cirafilesacada de Postscript to The Name ofthe Rose de Eco (Nueva
York:Harcourt,1983):50. Exisre una traduccion dellibrode Eco alespafiol:Apostillas al
Nombre de la rosa, trad. Ricardo Pochtar (Barcelona:Lumen,1992).Mexico fileuna colo-
niaexcepcionalmente prospera, Porcontraste, Adolfo Prieto nos reprende parasumir que
hasta un publico lector de pericdicos era estable a considerable en Argentina a Chile.
"Sarmiento: Laforjadel lector"(MS.).
38. VeaseJorge B. Rivera, EI Follettn y la nouela popular (Buenos Aires: Centro Editor de
America Latina,1968). Los adelantos tecnologicos de la prensa yuna incorporacion ere-
cientedelos"secroresmarginados",sabre todo lasmujereslectorasdenovelaspar entregas,
explican un aumento dramatico en el consumo de periodicos en Europa durante losafios
1820 y 1830 (15)."Los folletines inglesesyfranceses son conocidos casiinmediatamente
en toda Europa y pasan rapidamente a America, donde son consumidos can identica
fruicion y lIegan a afirmar una verdadera hegemonia" (D). Vease tambien Elizabeth
Garrels, "EI Facundo como follerin",Reoista Iberoamericana 143 (abril-junio 1988): 419-
447;436-437.MientrasSarmientodaba par entregas supropio Facundo (10de noviembre
de 1824-4 de ocrubre de 1845), en EI Progreso de Santiago aparecieron diez tirulos de
Alejandro Dumas. Otrofolletinista popular eraEugene Sue,de cuyanovelaLos misterios de
Paris, Sarmientoincluyo a1gunasmuestras en rnarzode 1844yfuepublicado enteramente
porEI Mercurio deValparaisoparalossuscriptores en 1845.
39. EI romance, escribe Fredric Jameson, resuelveeIdilema de la diferencia can "alga similar a
una evaporacion sernica"(pag, 118), una"resolucionimaginaria deuna contradiccion real"
que Levi-Strauss considero como elefectogeneral de lanarrativa individual,en suensayo
"EIestudio estrucrural delmito"(1963),en The Political Unconscious: Narrative as a Socially
Symbolic Act (Ithaca: Cornell University Press, 1981): 77.Hay una traduccion alespaiiol:
Documentos de Culmra, Documentos de Barb"rie, trad.Tomas Segovia(Madrid: Visor,1989).
40. Leslie Fiedler, Love and Death ill the American Novel (Nueva York:Stein and Day,ed.rev.,
1966):23.
41. David BushnellyNellyMacaulay,The EII"'gence ofLatin America in the Nineteenth Centllry
(Oxford yNuevaYork:OxfordUniversity Press,1988):7.
42. BushnellyMacaulay,pags.12,53.
43. Susan IGrkpatrick,"TheIdeology ofCostumbrismo",Ideologies and Literature 2,7(l978):
28-44; 37.EIcultivodeestegenero par parte delaburguesfaespanolaenlosperiodicosde
los1830desarrollo ysirvioaun publicolectorque queriaconsumir nuevasimagenesde si
mismo.
44. Ludmilla Jordanova, ed., Languages of Nature: Critical Essays on Science and Literature,
prologode Raymond Williams(London:Free Association Books,1986),veasesabre todo
DORIS SOMMER
ladiscusion acerca de Sade y Laclos en A. E. Pilington,"Nature'as EthicalNorm in the
Enlightenment", pags. 51-85, y "Naturalizing the Family: Literature and Bio-Medical
Science in the Late EighteenthCentury"deJordanova,pags. 86-116.
45. MichaelMitteraueryReinhardSieder, The European Family: Patriarchy to Partnershipfrom
the Middle Ages to the Present, trad. Karla OosterveenyManfredHorzinger(Chicago:The
UniversiryofChicagoPress, 1983). .
46. Jacques Lacanacunoeste uso en Escritos, trad. Tomas Segovia .Slglo XXI, 198?).
Fascinado por su imagen, el nino humano se para ante el espeJo.para.Juga:..1 escondire
consigo mismo. Esto es amora primeravista, la diada de la auroidentificacion puede,
repetidaentreelninoyla madre, un sistemacerradoyreciprocoque Lacanllama eledenr-
co reino Imaginario. .
47. VeaseMiriamWilliford,Jeremy Bentham on Spanish America: An Account ofHis Letters and
Proposals to the New World (Baton Rouge: StateUniversiry.
48. Juan Bautista Alberdi,"Las bases y puntos de partida para la orgamzacion pohtica de la
RepublicaArgentina"(1852). VeaseTulio Halperin Donghi,Proyectoy construcaon de una
nation (Argentina, 1846-1880) (Buenos Aires: Espasa Calpe Argentina, 1995): 192-233;
202 (enfasis mio).
49. Alberdi,107.
50. Enotros paises, elmilitarismotuvo una vida subsiguiente mas larga (0 una historia cultu-
ralmenosinterrumpida)ysiguio presentandoun valor politicoen lasnovelas. Inelusocuan-
do el matrimoniocivilyel heroismodomesticado,feminizado, representabanel ideal de un
escritor, otto escritor se habria opuesto con una celebracion de la masculinidad agresiva.
Vease, por ejemplo, Covarrubias en Mexico,Acevedo DiazyJavierde Viana en Uruguay,
Pic6nFebres en Venezuela,Leguizarnonen Argentina,entreotros novelistas.
51. Vease Asuncion Lavrin, ed., Las mujeres latinoamericanas: perspectivas bistoricas, trad.
Mercedes Pizarro de Parlange (Mexico: FCE, 1985) con unos ensayos pioneros sobre la
parricipacion activa de las rnujeres. Y K. Lynn Stoner recopilo una bibliografia de doce
paginassobre historias recientes, muchas de ellas sobre el siglo XlX. Vease "Directions in
Latin American Women's History, 1977-1985", Latin American Research Review 22, 2
(1987): 101-134.
52.
Jean Franco,Compiradorm: La representaaon de 10mujeren Mexico, trad,MercedesCordoba
(Mexico: feE,1994), describe una "virilizacion"de laliteratura, como respuesta compen-
satoria al lugar humilde de America Latina en el sistema mundial, para que las mujeres
quedaran sorprendidas por la trivialidad de sus propias preocupaciones (pag, 94). Pero
duranteel apogeo de la victorialiberal en Mexico, la distincion se borropor 10menosen
las historias de amorsumamentepatri6ticasde IgnacioAltamirano.
53.
Domingo F. Sarmiento, Facundo: Civilizacion y barbarie (Buenos Aires: Espasa-Calpe
Argentina,8"ed., 1970): 12-13.
54.
Vease Tony Tanner, "La Maison Paternelle", en Adultery in the Novel' Contact and
Transgression (Baltimore:Johns HopkinsUniversiryPress, 1979):120-132.
55.
Jameson,The Political Unconscious, cap. 3,"Realismand Desire:Balzac and the Problemof
the Subject": 151-184.En laesrructura"aleg6rica" de la narrativacornica de La vieillefille,
elsexodebe leersecomofigura que representatantoelanheloporelretiro del terrateniente
comopor laresoluciondeuna contradiccionsocial ehistorica(pag. 158). La historiaocurre
en 1816, pero fue escrira en 1836, despuesdel fracaso de la Restauracion debido al derro-
camientode los Borbones en 1830 porlasfuerzas de laclase medialiberal. EI retorno del
CondedeTroisville parece seruna breve "solucion"(aristocraricay militar)asusproblemas;
pero el ya esta casado. Es el personaje en el horizonte de la narrativaque esbozaun espa-
cio para laRestauracionverdadera.
56.
La heroinadel tituloessalvada aqui, aligual que Soledad,por un guardiande su nifiez con
quien escapa de un marido abusivo y un amante oportunista hacia una isla remotadonde
reina lajusticia. En cuanto a las historias de amor convencionales, vease las que Paul de
F,CCIONES FUNDACIONALES
Man menciona en contraste con Julie. Vease Allegories ofReading: Figural l.anguage in
Rousseau, Rilke, Nietzcsbe and Proust (NewHaven:YaleUniversiryPress, 1979):215.
57. Rene Girard, Mentira romdntica y oerdad nouelesta, trad. Guillermo Sucre (Caracas:
Edicionesde la Bibliotecade la Universidad Centralde Venezuela,1963):81.
58. Julio Cortazar,"Manuscrito halladoen un bolsillo", en Octaedro (Madrid:A1ianza, 1999):
49-63.
59. EnRobertDarnton,"WhatWas RevolutionaryAboutthe French Revolution?"New York
Review ofBooks 35, 21 Y22 (19 de enerode 1989): 4.
60. Girard,pag. 82.
61. Tampocodeberiamosdejardever objetivamentelasdemorasalasque los fundadores de la
nacionse enfrentaron en mediode las ruinas de la coloniay las agotadoras guerras.Vease
TulioHalperinDonghisobre esta cuesrionyen general."Unalarga espera",en Historic {on-
tempordnea de America Latina (Madrid:Alianza Editorial,7"ed., 1977):134-206.
62. DianaBalmori,StuartF.VossyMilesWortman,Notable Family Networks in Latin America
(Chicago: UniversiryofChicagoPress, 1984) traducidacomoLas alianzas defamilial y 10
formacion del pafl en America Latina, trad. Dorothy Ling (Mexico: FCE, 1990). Tambien
Diana Balmori y Robert Oppenheimer, "Family Clusters: Generational Nucleation in
Nineteenth-Century Argentina and Chile", Society for Comparative Stlldy ofSociety and
History (1979):231-261.
63. Balmori,VossyWortman,pag. 4
64. EI comercio era un oficio abierto a los criollos en el periodo colonial tardio cuando una
reformade los Borbonescoloc6 alos intendentesnacidosen Espanaacargo, en general,de
10economico, 10burocrarico y10militar en los gobiernos provinciales que habian sido igno-
rados en la estrucrura administrativa mas temprana y relajada. Vease John Lynch,
Administracion colonial espanola, 1782-1810: el sistema de intendencias en el Virreinato del Rio
de 10Plata. trad. GermanO. E.Tjarks(BuenosAires: Eudeba,1962).
65. Parala discusi6n de las mujeres comocapital de riesgo, vease Voss,"The GenreDetente in
the Latin American Foundational Fiction and Historical Realiry: Some Observations",
ponenciapresentadaen el congresode LASA, dic. 1989.
66. Balmori,VossyWortman,pag. 19.
67. Jean Elshtain,ed., The Family in Political Thought (Amherst: UniversiryofMassachussets,
1982),"Introduction": 1-30.
68. Aves sin nidos de ClorindaMattodeTurner(1889). Para lecturas informadasy cautivado-
ras de esta novela, veaseAntonio Cornejo Polar, La nouela indigenilta (Lima: Editorial
Lasontay, 1980) y La nouela pemana: Siete estudios (Lima: Editorial Horizonre, 1977).
Senalaque el proyecto de Marro de Turnerconsiste en civilizary educar a los indios, no
salvaguardarsu cultura,lacual, presuntamente,habia sido corrompidasin remedio.
69. En la carta abierta a Ramiro de Maezru, que aparece como prologo a la edicion de
Matalacbe, preparadoporJuanMejiaBaca y P. L.Villanueva (Lima: Ediciones Populares,
sin fecha), LopezAlbujar afirmaque por encimadel distanciamientodel titulo, de lafor-
tunaydel color de la piel esra la atraccion de los sexos,eI poderirresistible del genio de la
especie... EI amor salva todabarrera(pags, 10-11).
70. Fuentes se despidi6 prematuramente de la narrativa populista en La nueva nouela Iati-
noamericana (Mexico: Joaquin Mortiz, 1969). Una buena indicacion es un renacimiento
cubano de Dona Barbara; La liltima mujer y el proximo conibate de Manuel Coflno Lopez.
Publicadaoriginalmenteen Cubaen 1971,esta novela tuvo catorceedicionesen diez afios,
recibiendograndeselogiosen AmericaLatinayen la Union Sovietica.
71. Los exiliados argentinos en Chile, sin embargo, sf intentaron mantenerlos aparte en sus
deelaraciones. Vicente Fidel Lopezescribio que el culto al pasado, muy parecido a la ve-
neracionde Chateaubriandpor la EdadMediaen Ginie du cbristianisme (1802).no podria
favorecer al futuro de Chile. Vease Allen WolI, A Functional Past: The Uses ofHiltory in
Nineteenth-Century Chile (Baton Rouge: Louisiana State Universiry Press, 1982): 17,
74
75
DORIS SOMMER
donde se refiere al "Clasicismo y rornanticismo" de LOpez, Revista de Valparaiso, no. 4
(mayo de 1842).
72. GeorgLukacs,La nove/a instdrica, trad.Jazmin Reuter (Mexico: Era,1966):67. EIenfasis
es de Lukacs, Las demas referencias de pagina se encuentranen el texto.]'M. Bernstein,
The Philosophy ofthe Novel: Lukacs, Marxism and the Dialectics ofForm (Minneapolis:
University ofMinnesota Press, 1984) argumenta de modo persuasivo la continuidad
hegelianaentre Teoria de la nove/a yLa nove/a bistorica.
73. GeorgLukacs, Teoria de 10 nove/a, trad. JuanJose Sebreli (Buenos Aires: Ediciones Siglo
Veinte, 1966):55.
74, WalterScott,"Essay on Romance"en Essays 011 Chivaby, Romance-and the Drama (London:
FrederickWarne,1887):65-108.
75. En su prefacio aLa casa de los siete tejados (The House of Seven Gables, 1851), Hawthorne
planteaque "Cuandounautorllama asu obra un romance,no es necesario subrayar que 10
que rcclama es cierta holgura de movimientos, tanto en su tecnica como en sus materia-
les, que no se creeria autorizado a disfrutar si pretendiera escribir una novela" (51). Sin
duda, Hawthornedistinguiaasisusambiciososysusabarcadoresproyectos sociales deesas
novelassentimentalesde las"escritorzuelas",Y Perry Milleresta convencidoretrospectiva-
mentedeque losromances americanosnoeran precisamente novelasporquenoeran histo-
riasde arnor. "[La] verdadera carga del Romanceen America,...no erapara nada lahistoria
de amor.Todos ellos trataban basicamenre del continente,del patrimoniode America, de
lanaturaleza".PertyMiller,Natures Nation (Cambrdige,Mass.: Belknap Press, 1958):252.
76. Miller, pag, 250. Y Scott, en sus reflexiones tardias, parecio no darles importancia a las
diferencias genericas. En 1829, cuando publico de nuevo sus Nove/as de Waverley (The
Waverley novels) bajo su propio nombre, Scott hizo poca, si la hizo, distincion entre el
romance ylanovelaen su"Advertencia", "Prefaciogeneral" y"Prefacio alatercera edicion",
Los terrninos parecen intercambiables. Scott,de hecho, ayudo a domesticar el romance,a
llevar alheroe aventurerodevuelta alatierra yalacasa.Ylacasaera Rowena, no Rebecca;
era la familia legitima,pre-serita.
77. Algunos anos antes de escribir sus grandes romances, Cooperse entrenabacomoescritor
imitando,no alvaronil autorde romanceshistoricosWalterScott,sino aesadama ymaes-
tra inglesa de la novela psicologica domestics, la senoritaJane Austen. La primeranovela
deCooper,intituladacomo una delassuyas,Persuasion (Permasion, 1820),nofueuna paro-
dia sino un intentoserio de estudiarelproblemadel matrimonio,yeste "primercreadorde
los mitos arnericanos" siguio haciendose pasar por una mujer con el seudonimo deJane
Morgan hasta 1823.Vease Leslie A. Fielder, Love and Death in the American Nove/ (New
York: Stein and Day, ed. rev., 1966): 186, 190. En general, Fiedler muestra como los
generossefunden los unos en los otros, incluso en los propios terrninos del sigloXlX.La
trama"neo-cornica"idealizadoradel romancehistorico (eljoven obtiene,pierde yrecupera
ala mujer) esobviamente una historiade amor, mientrasque los cuentos sentimentalesde
seduccion, arrepentimiento,y triunfo femenino en Norteamericason casi tan alegoricos y
moralmente ideales como los romancespatrioticos,
78. Meyrajehlenarguye que cl uucleo de la etica estadounidenseestable y trascendentales la
familia burguesa, la cual "inspire la masculinidad estridente y hasta el celibato de sus
heroes". La dornesticacion,0 "burguesificacion",del romance en las Americas suponeque
elhemees un amanteconvertidoen esposo, 0que 10 deberia ser.Yaseaque nos fijemos en
una nocion de romance como la busquedaeroticade un amor estable 0 labusquedade la
libertadque aparentementerenuncia alaestabilidad,los ejemplos norteamericanos terrni-
nan trayendo alos heroes de vuelta a casa 0 los miran autodestruirse."New WorldEpics:
The Novel and the Middle-Class in America", en Salmagundi, a Qgarterly of the
Humanitiesand Social Sciences, no. 36(Invierno 1977):49-68.
79. Georgi Dimitroff, probablernenre el teorico cultural principal de laTercera Internacional
del PartidoComunistaen 1935,defendiouna posturaparecida de frente popular. Anuncio
FICCIONES FUNDACIONALES
que era un errorpara los comunistas abandonara los heroes nacionales ylastradiciones a
las manipulaciones de los fascistas;llego aser legitimoy deseable dirigirse alas masas en
una retorica familiar de la tierra y la sangre (Ia nacion y la familia), a pesar de su
ambigiiedad politica, en 10 que era un llamamientodesesperado delpartidoalapoyode la
masa. Georgi Dimitroff, The United Front (San Francisco: Proletarian Publishers, 1975):
78.Existe una traducciondeeste libro alespanol: Frente popular ell todo el mundo (Santiago
de Chile: Uslam, 19?).
80. Anderson, pag. 49 en el original en ingles. Sobre los Esrados americanos, escribe que
adernas de ser los primeros en aparecer, por 10 cual pueden ser elevados al nivel de ver-
daderos modelos,tarnbien su nurnero ysuemergenciaconremporaneahacenque sepresten
a unestudiocomparativo.
81. Richard Chaseconsidera esta diferenciaen el registro como fundamental para destacarla
literatura inglesa: los escritores americanos, dice, son 0 "intelectuales"0 "incultos",a dife-
rencia del "nivelcultural rnedio"de laliteraturainglesa, a10 mejor launica en toda la his-
roria.Vease Chase,pag, 10en el original en ingles.
82. Northrop Frye, La escruura profana (The Secular Scripture: A Study ofthe Structure of
Romance), trad. EdisonSimons (Caracas:MonteAvila Editores,1992):14.
83. En sunovela Una familia lejana (1980), Fuentesinrentarecomponerlafamilia burguesa en
forma transnacional.James Romanoafirrnaque estainvocacion delafamiliaactua como un
torniquetepara ladesintegracion nacional en una dimensiontantocultural como histories.
(James V. Romano, "Authorial Indentity and National Disintegration", Ideologies and
Literature 4,1(Primavera 1989).
84. CarlosFuentes,La muertc de Artemio Cruz (Mexico: FeE,1962):82.
85, EI partido dirigente de Mexico a partirdel fmal de la Revolucion fue llamado el Partido
RevolucionarioInstitucional(PRJ).
Notas
I.
PARTE 2:
AMOR Y PATRIA:
UNA ESPECULACION ALECORICA
1. FranklinJ. Franco nos dice que Enriquillofue"elevadodesde elsiglo pas ado alacalidadde
lecrura obligatoriapor el sistema de ensefianzaoficial". Trujillismo: Genesis y rebabilitacidn
(Santo Domingo: Editora CulturalDominicana,1971): 67. Pero otras novelas nacionales
lIegaron aser lecrura obligatoria5610 mas tarde,despues de que losgobiernosruvieron fon-
dos para la publicacion masivade casi todo, menoslibros de texto (a menudode ley naru-
ral,filosofia,literarura,a travesde seleccionesde los clasicos larinos, y de historiareciente).
Como en los Estados Unidos, la literarura americana no ruvo una legitimidad academics
inmediata. EI primer "Programa de literarura espanola y de los Estados hispanoameri-
canos"de que se tiene noticiafue,en Argentina,el curso impartidopor el ProfesorCalixto
Gyuelaen 1884, para el cuarto afio en el Colegio Nacional de la Capital (Buenos Aires:
ImprentaBiedma,1884). En lapag, 16,Amalia figura juntoa La Cautiva y lapoesia gau-
chesca. Pero lalirerarura,como partede laeducaci6n patri6tica,todaviaera defendidapor
Ricardo Rojas en La restauracidn nacionalisra (BuenosAires: Librerlade la Facultad,1922;
originalmente 1909). En Mexico los primeros cursos universitarios de literarura fueron
instiruidos en 1912, con el principio de la Revoluci6n (antipositivista). Vease Alfonso
Reyes, "Pasado inrnediaro" (1939), Obras completas (Mexico: FCE, 1960), 12: 214. Hacia
1933, las lecruras obligatorias yaincluian, desde hacia bastante tiempo, a Altamirano as!
como a FernandezLizardi,Payno, Sierra,yotros. VeaseProgramas dctallados para los escue-
los secundarias (Mexico: Secretariade Educaci6n Publica,1933):54.
EI ejemplode Chiletiene un conocidoanalogoen laensefianzade la historianacional. Es
el culto tardio de Arturo Prat, el heroe de la Guerra del Pacifico de 1879. Ivan Jaksic
especul6 para mi que Martin Rivas fue impuesto como texto obligatorio por los mismos
lideres nacionalistas y educadores que respondieron a las demandas civicas durante la
Depresi6n (y como manera de enfrentar ideolog!as "foraneas") instirucionalizando el
heroismode Prat,convirriendoloen un modelode esfuerzoyreconciliacion nacional.Vease
William F. Sater, The Heroic Image i71 Chile: Arturo Prot, Secular Saint (Berkeley; Los
Angeles: Universityof CaliforniaPress, 1973).
FICCIONES FUNDACIONALES
2. Vease BeatrizGonzalezStephan,La historiografia literaria del liberalismo hispanoamericnno
del siglo XIX (La Habana:Casade las Americas, 1987),sobre todo 193 y 159. La mayoria
de los historiadores literarios ruvieron una formaci6n religiosa rigurosa,y algunos de ellos
esrudiaron para ser curas. Tomaronprestadossus criteriosesrericosde Arisroteles,Boileau
y Luzan, y trabajaron en partidos politicos como abogados, profesores universitarios 0
decanos; la mayor parte de ellos eran senadores, diputados, ministros y diplornaticos. EI
proyecto era a menudo mas un desideratum que un registroya que los nuevos pafses, tan
resistentes asu pasadocolonial,tenian poca Jiteraruraque exhibir,siendoBrasil una excep-
ci6n.
3. Las literarurasindigenas,laliterarurahispanicaoral, muchascr6nicasyvarias formas hibri-
das fueron exduidasde las primeras historias literarias. GonzalezStephan,pags. 191-192.
4. En prevision a tal sociologfa de la literarura, una manera de leer la historia de la instiru-
cionalizacionessintomaticamente,apartirdel registrode las publicaciones. Les agradezco
aAntonioCornejoPolar esta sugerenciay aLudwigLauherhausde labibliotecade UCLA
su consentimiento. Esre registro es a menudo magro hasta los afios 1920y 1930,cuando
lasgrandesedicionesseguinln casi de maneraanual. Enlasentradasdaramentedesiguales
de The Notional Union Caltllog Pre-1956 Imprints, algunas ediciones de Amalia aparecen
antes de ladecadade 1930(mas en Europaque en BuenosAires, ydos ediciones para los
esrudiantesamericanos, con norasyejercicios). Pero a partirde 1930,Sopena (primeroen
Barcelonay luego en BuenosAires) empiezaa producirimpresiones cada dos 0 tres afios,
incluso en esta lista incompleta. Espasa-Calpe en Madrid y Buenos Aires, yEstrada son
impresores simultaneosde Amalia. EI Zarro de Altamirano (otrode los libros favoritos de
los profesores de espanol americanos,comoefectivamente10erancasi todas estas novelas
nacionales) apareci6 en 1901 y muestra tres impresiones en esta lista hasta 1940. En la
decadasiguiente,Espasa-Calpede BuenosAiresyMexicola reedit6cuatroveces,alasque
seagrega laEditoraNacionalde Mexico en 1951. Tabare, de Zorrillade San Martin,para
dar solo un ultimo ejemplo del cntdlogo, ruvo con el tiempo un mimero excepeional de
impresiones y ediciones, sobre todo desde la decada de 1920 (dos paginas completas del
catalogo s610para este Iibro). Y el Martin Rivas de Blest Gana parece haber sido lecrura
estandardesdefecha temprana(para los chilenosaSIcomopara los esrudiantesamericanos
mediante la edicion de D. C. Heath). La "Bibliografia anotada de y sobre Alberto Blest
Gana" de Jorge Roman-Lagunas, Reuista Iberoamericana, nos. 112-13 (julio-diciernbre
1980):605-647,informa que duranteel siglo XIXla novela ruvo cinco impresiones; en el
XX, hacia 1980,ya habia tenido treinta.
5. Estaesladefinici6ngeneraldeJohnBreuillyen Naaonalismo y Estado (Natiollnlism and the
State), (Barcelona: Ediciones Pomares-Corredor,1990).
6. Vease Breuilly, pag,342. Segunel autor, elquererun Esrado-nacioncon muchosde losras-
gos de otrosesdiffcil de reconciliarcon Iajustificaci6nde que una nacion singularnecesi-
ra su propiu forma de independencia.
7. BeatrizGonzalez Stephan sefiala repetidas veces (porejemplo, pag. 184) que esta era una
de las contradicciones que enfrentaron las elites fundadoras de la nacion en el siglo XIX.
Puesto que eran la elite.irnitaban a Europa;y puesto que eranlos fundadores americanos
de la uacion,celebrabansu entornopremoderno.
8. Benedict Anderson, Comunidades imaginadas: Reflexiones sabre eI origen y In difusio71 del
nacionalismo(Imagined Communities: Reflections 071 the Origin and Spread ofNationalism},
trad. EduardoL. Suarez(Mexico,FCE, 1993). Las referencias a paginas postcrioresapare-
ceran en el texto.
9. Michel Foucault, La bistoria de In sexualidad, vol. 1. Introduction, trod. Ulises Guinazu
(Mexico: Siglo Veintiuno, 1996). Las referencias a paginas posteriores apareceran en el
texro,
10. Vease AnitaLevy,"Blood,Kinship,and Gender",Genders, no. 5 (verano 1989): 70-85;75.
79
DORIS SOMMER
11. La pasion patriotica tiene obviamente una Iarga historia, la cual Ernst H. Kantorowicz
trazo magistralmente como una reconquista progresiva del patriotismo clasico en "Pro
Patria Mori in Medieval Political Thought", Selected Studies (Locust Valley, N. Y.: J.J.
Augustin Publisher, 1965): 308-324. Se puede resumir muyesquernaticamente laprogre-
sion de lamanera siguiente:laAlta Edad Mediarechazaba una parria terrestre; despues
lahizo paralela a[erusalen(Franciaessuejemplo principal);desplazo el cuerpo mistico
delaIglesiaal cuerpocorporativo delEsrado;cornprendiolacorporacioncomoelcuerpo de
la nacion con elreyasucabeza;ypor fin dejo alreyarras.Pero en este retorno, laantigua
patria (ciudad, polis)essustituida por laidea de lanacion inclusivatalcomo sedesarrollo
durantela Edad Media.
12. Nancy Armstrong,Deseayjiccion domestica (Desire and Domestic Fiction: A Political History
ofthe Novel), trad. Maria Coy (Madrid:Catedra,1991): 17.
13. Respecto al perlodo, Foucault prefiere darle importancia a la era victoriana antes que al
sigloXVII,que coincidiria con yseriaexplicado poreI ascensodelcapital.
14. Un ejemplo reciente del consenso eseI articulo de HenryAbelove,"Towards aHistoryof
'Sexual Intercourse' During the 'Long Eighteenth Century' in England", Gender; no. 6
(noviembre 1989):125-130, donde arguyeque eI culto alaproduccion burguesa coincidio
con un gusto creciente por eI amor reproductivo que redefinio lasotras practicas sexuales
como mero preludio.
15. D.A.Miller scfialaque"lareticenciamasnotableenlaobrade FoucaultpaIecerelacionarse
alaIecturade textos literarios einstitucionesliterarias",como sinopudieran serlegitimos
objetosdeanalisis.VeaseThe Novel and the Police (Berkeley:UniversityofCalifornia Press,
1988):viii,no.1.
16..Michael Davitt Bell, The Development ofAmerican Romance: The Sacrifice ofRelation
(Chicago: Chicago University Press, 1980):xii.
17. Ignacio M. Altamirano,"La literaturanacional"(1868), La literatnra nacional, ed.yprolo-
godeJose LuisMartinez(Mexico: Pornia, Col. deEscritores Mexicanos, no.52,1949):9-
40;17.
18. George L. Mosse tambien afirmaquelasexualidadesreprimida 0 deformada,noconstrui-
da, por el Estado. Nationalism and Sexllality: Middle-Class Morality and Sexual Norms in
Modem Europe (Madison: University ofWisconsin Press,1985).
19. Mary Louise Pratt ofrecealgunoscornentarios deadvertencia sobrelapremisaporparte de
Anderson de la existencia de comunidad a traves de los idiomas nacionales, pueden ser
exclusionistasycodificadores decastaenun mapa internodediferencias dialectales.Vease
su "Utopias linguisticas", en La Lingilistica de 10 escritura: debates mire lengua y lueratura
(The Linguistics ofWriting: Arg/lll/Cllfs Betuseen Lang/lage and Literature], ed. Nigel Fabb,
Derek Attridge, Alan Durant y Colin MacCabe; trad. J. Yague Bosch (Madrid: Visor,
1989).
20. En un ensayoreciente,Benedict AndersonlIegaauna observacion parecidasobreelsudes-
tedeAsia.Segun el,aunque"e1rnodelonacionalistaoficialvinodeEuropa,elEstado colo-
nialfuemucho masimportante",Puede que hayasidoviolentamente antinacionalista, pero
debajo de la rerorica hay una "gramatica",una cuadricula, de una especificidad territorial
que los nacionalistasheredaron. "Census, Map, Museum: Noteson the Origins ofOfficial
Nationalism inSoutheastAsia",borradorde enero de 1989.
21. "Mesianico" comoopuesto a"tiempo homogeneo, vacio" (en elcual,segun Anderson,esta
basada"todaconcepcion modernadeirnportancia"pag,30)sonconceptossacadosde"Tesis
de FilosoHade la Historia" de Walter Benjamin, Illuminations, ed. Anna Arendt (Nueva
York:Schocken, 1969):253-264. Existe una rraduccion enespanol:Discursos interrumpidos
1,trad.JesusAguirre(Madrid:Taurus, 1973).HomiK.Bhabha arguyequelalecturautopi-
ca erronea que hace Anderson del tiernpo hornogeneo pasa por alto lasprevenciones de
Benjamin sobre nuestras diferencias inconmensurables al experimentar eI tiernpo.
"Introduction",Nation and Narration (Londres: Routledge, 1990).
FICCIONES FUNDACIONALES
22. Desarrollo estoen"Allegoryand Dialectics:AMatchMade inRomance".Boundary 2,18,
no.1(enero 1991).
23. FredricJameson, "Third-World Literaturein the Era ofMultinationalCapitalism", Social
Text 15(orono 1986):65-88; 69.Segunjameson,en lostextosdelTercerMundolahisto-
riadeldestino individualsiempreesunaa1egoriadelaprecariasiruaciondelaculturapubli-
cayla sociedad. Anade que es precisamente esta particular proporcion de 10 politico a10
personal10 quehaceque talestextosresistananuestros habitos delecturaoccidentales.Las
siguientes referenciasalaspaginas deeste ensayoapareceran entre parentesis,
24. Vease Stephen Melville, "Notes on the Reemergence of Allegory, the Forgetting of
Modernism, the Necessity of Rhetoric, and the Conditions of Publicity in Art and
Criticism", October 19 (invierno 1981): 55-92. Se trata de una respuesta a una serie de
ensayospublicadosen October. Incluyen"Pictures"deDouglas Crimp, October 8(Primavera
1979):75-88; "On the Museum's Ruins", October 13 (verano 1980):41-57;Joel Fineman,
"TheStructureofAllegorical Desire", October 12(primavera 1980):47-66;Craig Owens,
"Einstein all the Beach: The PrimacyofMetaphor",October 4(orono 1977):21-32; y"The
Allegorical Impulse: Toward aTheory of Postmodernism", October 12 (primavera 1980):
67-86, yparte 2,no. 13(verano 1980):61-80.
25. Esto es 10 que hace Aijaz Ahmad en su respuesta, que por 10 dernas essabia,"Jameson's
Rhetoric ofOthernessand the'NationalAllegory'", Social Text 17:3-25.
26. Publicado originalmente como Ursprung des deutscben Trauerspiels. Se usarala traduccion
espanola deJose MunozMillanes (Madrid:Taurus, 1990) como referenciade laspaginas
puesrasentre parentesis eneI texto.
27. Walter Benjamin, "Central Park", rrad. Lloyd Spencer, New German Critique, no. 34
(invierno de 1985):32-58; 47-48. Segun Benjamin, lacorrespondencia entre laantigtiedad
ylamodernidadeslaunicaconcepcionconstructiva delahistoriaenBaudelaire.Anade que
este excluiauna concepcion dialectica.A pesarde lairade Baudelairecontra eI sistema de
produccion de mercancias, su alegoria es un registro de la decadencia, tan extranamente
alienada del procesocomo10 son las(otras) mercanciasproducidas asualrededor.
28. Jonathan Arac sefiala un "poderoso patron de ornision" en la adaptacion de Foucault y
Benjamin que hace de Man para "La retorica de la temporalidad", la omision de la
genealogia 0 periodizacion que habia "ubicado" al Mallarme de Foucault en el episteme
posrclasicoyalBaudelairedeBenjamin auna distancia formalycontextualdelosalegoris-
tas barrocos.Jonathan Arac,"Afterword: Lyric Poetry and the Bondsof New Criticism",
Lyric Poetry: Beyond New Criticism, ed. Chaviva Hosek y Patricia Parker (Ithaca, NY:
CornellUniversity Press,1985):345-355;351.
29. Otros lecrores, desde luego, pueden y han interpretado esta intervencion como la aclaracion
por parte de De Mande laimposibilidad que Benjamin anuncia. Pueden serenteramente
justificados; pem desde miposicioninteresada a1go sehaperdido. Eslapromesa dequelas
asociaciones heterodoxas de Benjamin conrribuiran aun vocabulariocritico para describir
un genero corriente ycanonico pero muypocoentendido.
Porejemplo,Geoffrey Hartmanesuno deesoslectoresqueaplaudelalecturaquehaceDe
Man de la alegoria como una liberacion de las connotaciones tragicas que Benjamin
atribuye al terrnino (que aqui son consideradas erroneamente como independientes de Ia
historia). "LookingBackon Paulde Man", Reading De Mall Reading, ed. LindsayWaters
and Wlad Godzich (Minneapolis: Universityof MinnesotaPress,1989):3-24, sobretodo
8-9. En elmismovolumen, KevinNewmark explicaen"Paul deMan'sHistory", 121-135,
que la aparente impaciencia de De Man con la historia era con lahistoria "organics",no
lingiiistica y empirica. Una alternativa que empezara desde las relacionestropologicas y
desde lalectura de la historia atravesde,yno como, metaforas,era mucho maspromete-
dora parael,
Y Lindsay Waters ofrece una prolongada lectura cornparativa en su ensayo introductorio
"PauldeMan: LifeandWorks",parael volumen PauldeMan,Critical Writings 1953-1978
01
DORIS SOMMER
(Minneapolis: University of MinnesotaPress, 1989): Su ubica "L:
retorica de la temporalidad"en el puntoculminantede su y mas etapa d
escrituraacademics: presagia un enfasis deliberado en lareroncayellenguaje, I
' "C I P k" t mente ee a
Llo d Spencer el traductor y comentarista de entra ar,.aparen e
B
t'ma10que De Man diria deel.Para el,"lasalegorias,incluso lasque procla-
enpmm y re 0 . . . d) d
I t bilidad y la plenitud del significado en el uruverso (jerarquiza 0 , se pue en
man a es a I I . .. ,,(. 63) Y
deconstruir a si mismas, revelando 10eontrario de 10que qUleren msmuar... pag. .
"Notesofthe ReemergenceofAllegory" de StephenMelville empieza
C una rererencia a De Mancomo la figura mas importantede tal reemergencIa en la crinca
literaria. Vease no.24. ...,
En otro esfuerzo para rescatar la alegorfa, EmpireForLiber'Y.: andthe Poetics'!J
Indioidualismde Wai-cheeDimock(Princeton: PrincetonUniversityPress, 1989): 22-25,
laconvierte enundesarrollofuncional de lapersonificaci6n.Laautora parte desde la
ci6n del tiempo de De Man a un efecto de retorica aleg6rica, asurr:'iendo que la VISIOn
retrospectiva de Benjaminsobre lasruinas del tiempoviene aser10rmsrno,yc.oncluye.que
"elorden aternporal de laalegoria"eselespacio que gobiernaalavezlas autono-
masde Melville yelgobiernosocial en los EstadosUnidos de lapreguerra CIVIL .
30. Publicado originalmente en Interpretation: The01JandPractice,ed. Singleton
(Baltimore:Johns Hopkins University Press, 1969): 173-210,y luego en y
emayos sabre10retoricade10 crttica contempordnea(BlindnessandInsight: m theRhetoric
ofContemporary Criticism) de De Man, trad. Hugo Rodriguez Vecchini yJacques Lezra
(Rio Piedras: Universidadde Puerto Rico, 1991l.
31.
Vease Michael W. Jennings, Dialectical Images: Walter Benjamin's Theory ojLiterary
Criticism (Ithaca: Cornell UniversityPress, 1987). Seiiala cuidadosamenteel uso ambiva-
lente queBenjaminhacedelaalegoria.No fuesoloelregistro de laautoalienacion,elresul-
tado ruinoso de los esfuerzos totalizadores, sino tambien un marco para las "imagenes
vivas",una vezque los proyectos historicosson leidos desde las ruinas (pags, 172-173).
32.
Paul deMan,"Pascal'sAllegory ofPersuasion", en StephenJ.Greenblatt,ed.,AI/egory and
Representation (Baltimore: JohnsHopkinsUniversityPress, 1981): 1-25; 23.
33.
Gracias a Richard Rorty, puedo llamar a estas maniobras pragmaticas y "posrfilosoficas"
(por haber renunciado al terreno estable de la naturaleza humana) antes que descuidadas.
SegUnRorry; "sien vez de considerar la novela como un tratado teol6gico 0 cientlfico 0
filos6ficolaconsideramoseldepositoparadigrnarieodelasabiduria,envezdedecir que 'la
filosofia y la democracia nacieron al mismo tiempo y en el mismo lugar', estarernos mas
inclinados adecir que lajieeion ylademocracia son cognados". (Vease sus"Commentson
Castoriadis's 'TheEnd of Philosophy"', Salmagundi. no. 82-83 (Primavera-Verano 1989):
24-30;28.
34.
De Man,"Pascal'sAllegoryofPersuasion", pag.17.
35.
SegundoPrefacio aJulie, citado por Paul de Man,AI/egories oj Reading: FiguralLanguage
in Rousseau,Rilke, Nietzschey Proust(NewHaven:YaleUniversity Press, 1979): 198. Las
referencias alas paginas deAI/egoriesapareceran entre parentesis,
36.
Alberto Blest Gana,MartinRivas(Novela decosmrnbrespolttico-sociales),Prologo, Notasy
CronologiadeJaime Concha(Caracas: BibliotecaAyacucho, 1977): 249.
37.
Kenneth Burke, TheRhetoricojReligion:Studies illLogology(Boston: Beacon Press, 1961):
51. Hay una traducci6nde este libro alespaiiol: Retoricade 10religion: Estlldiosdelogologra,
trad. MaryRoman Wolff(Mexico: FeE, 1975).
38.
Joel Fineman,"TheStructureofAllegoricalDesire", en Srephen], Greenblatt,ed.,Allegory
and Representation (Baltimore: Johns HopkinsUniversityPress, 1981): 26-60; 46.
39.
Vease Leo Bersani, "Representation and Its Discontents"en Greenblatt, pags, 145-162.
Describelaconcepcionsadeana delaexcitacion sexualcomo una "conmoci6ncompartida".
SegUn el, la excitaci6n es la consecuencia del sexo mas que su motivo. Por 10tanto, la
82
FICCIONES FUNDACIONALES
excitacion sexualdebe ser representadaantes de ser sentida;"masexactarnenre,esla repre-
senracion de una conmoci6nalienada": 145.
40. Le debo este comentario provocativo aJean Bethke Elshtain.
41. Catherine Gallagher, en Industrial Transformations ill the Ellglish Novel (Chicago:
University ofChicago Press, 1985), desarrolla una doble lectura similar. Le agradezco a
MarshallBrown por seiialarmeeste libro.
42. Vease Roberto Schwarz, "Misplaced Ideas: Literature and Society in Late Nineteenth-
CenturyBrazil", ComparativeCivilizationsReview5 (1979): 33-51.
43. Northrop Frye, La escrituraprofana (The Secular Scripture: A Study ojthe Structure oj
Romance); trad. Edison Simons (Caracas: MonteAvila Edirores, 1992): 14,63.
44. Northrop Frye, AnatomyojCriticism (Nueva York:Atheneum, 1968): 193-195. Hay una
traducci6n de este Iibro al espanol: Anatomiade10crttica, trad. Edison Simons (Caracas:
MonteAvila Editores,1991).
45. Fineman,pag,32. Despuesde una resefiade Iacritica, concluye que Iaalegoria funciona de
dos maneras posibles: perpendicularmente,caso en cual Ia metafora la organiza (como Ia
gran cadenadel seryotrosmodelos visuales, apenas narratives)yhorizontalrnente,organi-
zada por la metonimiaque producela narrativa.Jakobson, segUndice, ve la merafora, sin
embargo,como centralen ambos casos: segUnel,"esIaestructurade la merafora laquese
proyecta sobre Iasecuencia de Iametonimia,no al reves,yes por eso que laalegoria siern-
pre es un modojerarquizante,indicativo de un orden aternporal, a pesar de 10subversivo
que pueda ser su contenido; es una figura inherentemente politica y,por ende, religiosa,
porque aldiferir la estructura insinua el poderde Iaestructura,10que podemosllamar el
efecto estructural".
Desde mi perspectiva,esto separece a un argumento tautologico, que seconsidera el
nivelpoliticocomonecesariamentesagrado?
46. En elPrologode 1873, Hostosenfarizolaintenci6ncornbarivadellibrocontraeldespotis-
mo continuode EspanaenlasAntillas. Para asegurar una Iecturaaleg6rica, Hostospresenra
las cartas de esta novela epistolar con una clave. Explica que los protagonistas Bayoan,
MarienyGuarionexson rambien Puerto Rico, Cuba (su amada) eHispaniola (su padre).
Vease Eugenio Maria de Hostos, La peregrination de Bayodn (Rio Piedras: Ediciones
Edil, 1970): 37. EnIapag, 251, el protagonista repite suIamentocaracteristico respecto a
la lucha entre amor ygloria en que el primerodomina a Iaultima. Les agradezco aJulio
Ramos yaRuben Riossussugerencias sobre elcasoespecial de Hostos,Veaserarnbien los
Desencuentrosde Ramos: 52-57.
83
II
AUTENTICIDAD PLAGIADA:
EL COOPER DE SARMIENTO Y OTROS
jPobre Cora! ~ r que tuvo James Fenimore Cooper que matarla en El
tiltima de los mobicanos (1826)? Despues de discurrir largamente sobre
su heroismo, generosidad, ingenio y cabal fuerza etica (por no hablar
de las atracciones fisicas en las que Cooper se detiene) la muerte de
Cora parece cruelmente inmerecida. Y pobres de nosotros, ~ r que
hacer que Cora sea tan admirable solo para negarnos la continua fan-
tasia de poseerla, 0 de convertirnos en ella? Esto resulta sumamente
desconcertante tratandose de un romance, 0 novela sentimental, que
por principio deberia unir al heroe con la heroina despues de hacerlos
sortear todo tipo de obstaculos en apariencia insalvables.
Uno de los problemas aqui es que Cora no es en absoluto
la heroina. Y mucho men os el mohicano Uncas su heroe, Cora es una
mujer marcada por un pasado mestizo que ponia en entredicho el claro
orden que Cooper deseaba para los Estados Unidos. Y por este preciso
motivo tiene que quitarle la vida tragicarnente: para frenar en seco
nuestros devaneos sentimentales y dejarnos solo con los amantes legi-
timos, quienes deben ganar nuestra simpatia definitiva. Ellos son la
infantil Alicia, medio hermana de Cora, y su apuesto pretendiente
ingles, el mayor Heyward.
Debo confesar de una vez que mis reacciones ante Coo-
per, una desilusion rornantica seguida de una resignacion practica, estan
marcadas por mi propio pasado como lectora de los herederos lati-
noamericanos de Cooper. Ellos 10 releyeron y 10 reescribieron, ya fuese
para defender la muerte de Cora arguyendo un sacrificio necesario, 0
para redimirla como la heroina americana mas pintoresca y convin-
DORIS SOMMER
cente. Considerando los inevitables afios y libros que han mediado
entre Cooper y yo, no puedo leerlo sino a traves de estos escritores,
justo como Jorge Luis Borges leyo Don Quijote a traves de la reescritu-
ra de Pierre Menard. Como Menard en e1 cuento de Borges, los lati-
noamericanos produjeron textos contemporaneos con cada relectura de
Cooper. Borges nos dice que "el texto de Cervantes y el de Menard son
verbalmente identicos, pero el segundo es casi infinitamente mas rico.
(Mas ambiguo, diran sus detractores; pero la ambigiiedad es una
riqueza}"1.Cuando Cervantes escribio, por ejemplo, que la historia es
madre de la verdad, era un simple "genio lego" proponiendo un mero
e1ogioretorico de la historia. Pero cuando Menard 10 rescribe, a Borges
le parece que "la idea es asombrosa. Menard, conternporaneo de
William James, no define la historia como una indagacion de la reali-
dad sino como su origen. La verdad historica, para el, no es 10 que
sucedio; es 10 que juzgamos que sucedio", Borges lIega a entender que
esta brillante puesta al dia del texto no debe ser motivo de sorpresa ya
que, aun en el supuesto de que la propia version fetichista de Menard
quiera ironicamente reinscribir una estabilidad textual que le fue nega-
da a Cervantes, la sola practica de la reescritura ya ha dejado abierta la
posibilidad de manipulaciones posteriores. Esto lleva a su resefiador
posrumo a razonar 10 siguiente:
...Pensar, analizar, inventar (... ) no son actos anomalos, son la normal
respiracion de la inteligencia" (...) Menard (acaso sin quererlo) ha
enriquecido mediante una tecnica nueva el arte detenido y rudimenta-
rio de la lectura: la tecnica del anacronismo deliberado y de las atribu-
ciones erroneas, Esa tecnica de aplicacion infinita nos insta a recorrer
la Odisea como si fuera posterior a la Eneida (...) Esa tecnica puebla de
aventura los libros mas calmosos-'.
que no, pues, leer a Cooper a traves de los escritores
latinoamericanos que 10 leyeron primero? Cada lectura es original
porque ninguna realmente 10 es, ya que la mera pretension de origina-
lidad se ve enfrentada por una infinita sucesion de re1ecturas. Dicho de
otro modo, la originalidad es precisamente 10 inestable, aquello que se
descompone y recompone a sf mismo con cada lectura. La leccion que
se desprende de la quiza involuntaria desestabilizacion de la escritura
instrumentada por Menard, inc1uida la suya propia es que, inc1uso si
pudiemmos dejar de lado todos los textos que median entre Cooper y
nosotros, estariamos fetichizando su nove1a al asumir que "pensar,
FICCIONES FlJNDACIONALES
analizar e inventar" son actividades discretas. Y 10 que es peor: per-
deriamos de vista una serie de "audaces" revisiones latinoamericanasi.
El mismo Cooper sin duda se habria opuesto a este tipo
de manejos a la hora de explotar para ellos su novela El ultimo de los
mobicanos. Todas esas libertades enturbiarian ciertamente su proyecto
fundacional, un libro que se convirtio en el "gimnasio del coraz6n"
norteamericano, segtin e1 siglo y medio de testimonios autobiograficos
aportados por "politicos, empresarios y soldados, pero tambien por
quienes llegaron a ser sus historiadores, predicadores y escritores'<,
Para no faltar a la verdad, pocos constructores de naciones hubieran
permitido que otros escritores vinieran a meter mana a sus
construcciones. Tampoco les hubiera gustado la falsa humildad de
Walt Whitman a1 escribir "alejense de mi", un gesto liberador que a
todas luces promete una obediencia paradojica al garantizar e1 derecho
a desobedecer: "pero puede alejarse de mi?"5. Y Cooper parece
estar especialmente a la defensiva en 10 que respecta a su texto fun-
dador para America. Manipular equivalia a entrometerse con la provi-
dencia, porque e1 pretexto de Cooper para escribir era (defender) la
mismisima creacion de Dios, los limpidos y naturales contornos de los
Estados Unidos. No denuncia huellas de escritura sino que revela una
creacion perfecta que una elite espiritual puede heredar. Mas ver-
dadera, sin duda, que aquellas historias escritas "cobardemente", cuyos
ausentes autores rehuyen la crlticas, y mas verdadera inc1uso que la
Biblia, donde las intenciones de Dios estan matizadas por ellenguaje
falible de los hombres (Cooper, 107). La vastedad virginal de Estados
Unidos es la escritura transparente del Autor Supremo. Cuando David
Gamut no comprende la referencia de Ojo de Halcon al unico libro
digno de leerse, e1 guia explica:
Esta abierto frente a rus ojos... y quien 10posee no es avaro. He oido
decir que hay hombres que leen libros para convencerse a si mismos de
que existe un Dios. Es posible que el hombre deforme sus obras en los
asentamientos, de tal manera que convierte eso que es tan claro en la
selva en materia de dud a entre comerciantes y sacerdotes. Si acaso
hubiera uno de estos hombres, y me siguiera de sol a sol, a traves de los
recodos del bosque, verfa 10suficiente como para darse cuenta de que
es un tonto, y que la peor de sus tonterias radica en tratar de ponerse
al nivel de Aquel a quien jarnas podra igualar, ya sea en bondad 0 en
poder. (Cooper, 138)
86 87
DORIS SOMMER
Sin embargo, la misma novela que tenemos ante nosotros pone de
manifiesto que Cooper es su propio Menard, que toma a la naturaleza
imperecedera como excusa para ornamentos aventureros e historicos,
Si Dios ya se ha tornado la molestia de escribir, es el hombre
para reescribir la creaci6n hasta el punto que la naturaleza le ceda el
paso a la civilizaci6n? Esta contradicci6n parece irritar a Cooper a
medida que reduce la obra divina a materia prima de la escritura.
Unicamente el autorrefrenamiento del Autor y la rnision puritana de
hacer visibles las senales de Dios, pueden resolver la contradicci6n.
Cooper parece estar consciente del problema y hace esfuerzos notorios
por escribir una extension de la naturaleza, con el fin de proveer a sus
heroes de una prehistoria legitimadora. Pero el extender, el interpretar,
el escribir, inevitablemente produce suplementos. Y en Cooper estos
pasan de una pretendida plenitud estatica a convertirse en un proyecto
vivo de interminables reescrituras.
En el hecho de que los latinoamericanos reescribieran los
libros de Cooper de tan variadas maneras, subyace el porque se le presto
tanta atencion a este escritor. que 10 hicieron, pues? Domingo
Faustino Sarmiento (1811-1888) da mas de una pista. Probablemente
el personaje mas destacado de la naci6n argentina como periodista,
ide6logo, general y presidente, Sarmiento provey6 un argumento para
explicar la utilidad del norteamericano a otros autores nacionales que
practicamente establecieron un club de admiradores de Cooper. Sus
razones fueron 10 suficientemente poderosas como para hacer que el
propio Sarmiento se refiriera a las novelas de Cooper con gran detalle
al comienzo de Facundo (1845), libro traducido por la esposa de
Horace Mann como Lift in the Argentine Republic in the Days oj the
Tyrants [La vida en la Republica Argentina en la epoca de los tiranos]",
Algo en los escritos de Cooper garantiza la resefia de multiples escenas
de EI ultimo de los mohicanos y de La pradera (1827) que sirve como
punto de partida al argentino para su propio libro, un libro que parece
tener muy poco en cornun con la ficci6n y menos aun con
Norteamerica. seria la conexion, quizas, el valor emblernatico de
Cooper entre los lectores europeos como el escritor americano de su
tiempo? Estos lectores considerablemente civilizados 10 admiraban, y
este es el argumento de Sarmiento, porque Cooper habia desarrollado
una formula para escribir sobre America que le sacaba provecho a la
originalidad del continente y que por 10 tanto debia tomarse como un
FICCIONES FUNDACIONALES
modelo de la escritura del Nuevo Mundo. Esto equivalia a que Cooper
"transporto la escena de sus descripciones fuera del circulo ocupado por
los plantadores allimite entre la vida barbara y la civilizada, al teatro de
la guerra en el que las razas indigenas y la raza sajona estan combatien-
do por la posesion del terreno" (Sarmiento, 24).
ENCRUCIJADAS Y DESENCUENTROS
DE RAZA Y GENERO
Esto sugiere que Sarmiento entendi6 que Cooper marca al heroe y a la
heroina naturales y legitimos, mas bien como una falta de signo, como
un pristino incoloro en el sentido original de la blancura, 10 cual deja a
la perfecta Alicia y a Heyward sin mancha alguna
8
. A diferencia de
Cora, cuyo pelo negro y maneras aristocraticas denuncian una historia
complicada, y a diferencia de Uncas cuya raza esta marcada por su tez
salvaje, sobre Alicia 0 Heyward no pesa marca 0 traza alguna de un
pasado comprometedor, no hay "cruce" de sangre. Son estes los que
sobreviven y tambien, presumiblemente, prosperan y pueblan la
inocente y benigna America. Herederos de la tierra en virtud de un
amor reciproco que no exhibe cruce alguno del pasado, emprenden una
vida juntos, el para inscribirse en un territorio virgen, y ella para ser
inscrita por el, igualmente inescrutables.
La heroina de la novela es, pues, tambien America, a un
tiempo madre y consorte de los padres fundadores blancos. Por la mis-
rna razon, visto desde otro lado, las mujeres pueden ofrecer el terre no
legitimo para la sociedad solo si parecen no tener marcas ni historia, tal
y como America se aparecio a los colonos que la llamaron tierra virgen.
Figuras retoricas como el "bosque virgen" y su "seno" son tan conven-
cion ales aqui que uno puede pasar por alto el acto evanescente de un
lenguaje que vaporiza a la mujer por medio de la sustitucion, La nove-
la de Cooper ofrece un tono dornestico a 10 que ha sido llamado el
suefio pastoral de America y ayuda a mitigar cierta ambiguedad 0 culpa
respecto de la conquista por el hombre blanco de una Tierra Virgen
9

podia ser mas legitimo que cortejar y conquistar a una virgen? Si
la penetracion del hombre amenazaba con destruir 10 virgen, cierta-
mente esta violaci6n quedaba cancelada toda vez que la conquista se
planteaba en terrninos de un amor reciproco. no? La conquista
DORIS SOMMER
domestica de la mujer no fue del todo benigna, como vemos en el caso
de Cora. podia serlo cuando, por razones
e historicas, las mujeres debian ser terreno inerte para la actividad
humanar!". Aquellas que pueden servir no actuan, Y aquellas que no
pueden servir son eliminadas. .
Reducir a la mujer a una pagina en blanco, que llevara
mejor la inscripcion del hombre, significa, entre otras
no sera la adecuada. Su defecto no solo radica en una discontinuidad
racial sino tarnbien en una cierta ambigiiedad de genero evidente en su
dignidad varonil (Cooper, 119). Junto con ella, Uncas es vic-
tima de este romance fundador, no solo porque su presencia amenaza
con complicar las mezclas raciales de Cora, sino tambien porque en
masculinidad hay cabida para esa gracia y sensibilidad que se asocia
con las mujeres. Ambos personajes atraviesan las rigidas barreras
raciales y sexuales, aunque los lectores hayan notado con mayor fre-
cuencia la defensa de Cooper de la pureza racial que su ernpefio
simultaneo por no transgredir las fronteras entre los generos. Los
resquemores con respecto al mestizaje devenian en misoginia. Al decir
esto no pretendo ignorar la penosa ambivalencia que uno siente cada
vez que, como angel exterminador, Cooper dirige su rabia critica a los
b1ancos puros, 0 cada vez que prefiere a las mujeres con pasado. Por el
contrario, quiero subrayar el dolor, el sacrificio catartico de las seduc-
toras impurezas sociales, que se hace necesario siempre que la nacion
qui ere ser establecida en los terminos mas claros posibles.
Uno podria imaginar, partiendo de la lectura de Michel
Foucault, que la defensa que hace Cooper de la pureza racial y de
genero concuerda con el "mapa" 0 "cuadncula" de conocimiento del
siglo XVIII. Foucault asume que la epistime clasica postula una plenitud
universal, cada una de cuyas partes se ajusta perfectamente dentro de
una tabla de categorias; todo desbordamiento de una categoria sobre
otra debia entenderse como un simple error 0 como un sintoma de los
limites temporales del conocimiento humano. La ciencia, en una forma
u otra, era taxonornica. Aun asi, Cooper muestra que esta vision del
siglo XVIII es innecesariamente estatica 0 que esta atrapado entre una
afirrnacion clasica del conocimiento y la desenfadada busqueda deci-
mononica de nuevas categorias. Las taxonomias, continua Foucault,
estaban dando paso a las historias, y la atencion se volcaba de las partes
estaticas a los organismos inestables, combinaciones mudables que
FICCIONF.S FlJNDACIONALES
desequilibraban y finalmente desarticulaban las minuciosas redes del
conocimiento clasicou. Charles Brockden Brown ya empezaba a ocu-
parse de las mezclas en Arthur Mervyn (1799), donde el matrimonio
del heroe con una viuda judio-portuguesa hace que el orden social
parezca posible mas por inclusion que por eliminacioniz, Pero el.junto
con Cooper, se preocupaba par 10 apropiado de ciertas mezclas para
America. Cierta variedad de europeos podia mezclarse, como sucede
en Los pioneros (1823) de Cooper, pero con cautela.
En ellibro mas defensivo, EI ultimo de los mobicanos, escri-
to tres afios despues, tanto Sarmiento como sus extraviados lectores
latinoamericanos hallarian un respaldo a unas hipotesis alternativas
acerca del orden y el progreso. Desde el punto de vista de Sarmiento,
cada uno de los personajes de la novela puede ser localizado en una
grafica estable de utilidad, de la utilidad en el lenguaje (siendo el
frances inferior al ingles, por ejemplo); de la musicalidad y la religiosi-
dad (un exceso en David Gamut en contraste con la parquedad de los
iroqueses), de las practicas dornesticas (la com ida cocida de los rnohi-
canos y la comida cruda de los iroqueses), y del genero (la feminidad
idealmente infantil de Alicia, la masculinidad de Heyward y los des-
concertantes excesos de Cora y de Uncas). Estas jerarquias tienden mas
a establecer una red de valores que a motivar la novela. La motivacion
viene precisamente del compromiso de mantener estas categorias puras
contra los trastornos de genero y, mas relevante quizas, contra las mez-
clas raciales. Si es bastante malo aqui ser indio 0 incluso frances,
mucho peor es ser una mezcla que trastorne las posiciones en la
escalera racial. Esto explica el porque Ojo de Halcon se defiende otra
vez como hombre sin mezcla de sangre; asi como Chingachgook tam-
bien se siente tentado a llamarse a si mismo "un hombre sin rnezcla"
(Cooper, 37)13. En 10 que se refiere a Cora, su tragedia es haber naci-
do de una sobrecarga sanguinea. Su sangre era tan robusta que "parecfa
lista para romper sus ataduras" (Cooper, 21). Su sangre la mancha, la
hace literalmente imposible de clasificar, esto es, la convierte en un
error epistemologico para el gusto clasicoi-, Heyward esta de acuerdo
en que esto es una "desgracia", porque a pesar de que no haya nada que
reprocharle a Cora, hay una mancha que "oscurece" su valia (Cooper,
308). En contraste, Alicia es pura, asi llamada en honor a la verdad eti-
mologica y por la madre que sacrifice su juventud con tal de per-
manecer fiel a Munro.
90
91
DORIS SOMMER
Pero por el otro lado (del novelista rornantico), la novela
de Cooper parece a punto de romper las cadenas del conocimiento
clasico mediante sus personajes mas vitales y admirables. Gracias a
ellos, America y el siglo XIX prometen practicarnente ser ellugar y el
tiempo para nuevas posibilidades e historias aun sin trama. Si America
es diferente de Europa, como el nacionalismo de Cooper y Sarmiento
insiste que es, sus hijos deberian someter las categorias del Viejo
Mundo a una nueva reflexion al igual que a nuevas combinaciones.
~ m o podia ser de otra manera, si en vez de la Naturaleza en forma
historica de Europa, America era la encarnacion de la Vastedad, esto
es, de una tierra desconocida y sorprendente? Por 10 tanto, junto con su
mapa de la civilizaci6n, Cooper y Sarmiento nos ofrecen sendas guias
para viajar hacia 10 desconocido: un conocedor llamado Ojo de Halcon
y toda una prosapia de exploradores mestizos argentinos. Y allado de
estos personajes que son la quinta esencia de 10 "americano", cuya
nobleza nistica se atreve a entremezclar distintas categorias sociales,
tenemos a Cora, una cornbinacion de dignidad "masculina" y sensuali-
dad "femenina".
Sin embargo, no nos acompafian por mucho tiempo, tal y
como Sarmiento se apresura a reconocer. Cooper introduce estas figu-
ras anornalas para dar fe de que America puede ser original ofrecien-
dose ella misma como escenario para las diferencias, las variaciones y
los cruces. Pero mas adelante los rechaza, como si fueran inadaptados,
monstruos. Si Ojo de Halc6n parece redimible en el marco de la lectu-
ra clasica porque a diferencia de los gauchos es un hombre sin mezcla,
en definitiva lleva sobre si la misma condena que todos los otros debido
a la obsesion de Cooper con la pureza social. Ojo de Halcon enturbia
las jerarquias ideales que Sarmiento y su Cooper tienen en mente,
porque ni la cuna ni la lengua pueden equipararse a su valia. Y Cooper
deja arras al explorador, como seguramente sus dernas personajes dejan
arras sus identidades cruzadas despues de la mascarada carnavalesca de
las escenas finales del rescate. Chingachgook no puede seguir siendo un
castor en el mismo sentido en que Heyward no puede ser un bufon ni
Alicia una india. Y Cora, delatada en su papel de muchacha blanca,
dificilmente puede seguir siendo la amada de un mohicano. En el
funeral de su hija mayor, Munro le pide a Ojo de Halcon que consuele
a los dolientes con la promesa de que "llegara el dia en que podamos
reunirnos alrededor del trono [de Dios] sin distincion de sexo, clase 0
FICCIONES FUNDACIONALES
color". Este hombre mas "natural" discrepa: "Decirselos... seria como
decirles que no habra nevadas en invierno" (Cooper, 411). Ser bella,
vital, virtuosa e ingeniosa no era suficiente para Cora. Mas bien, era ser
demasiado para una mujer.
En el entierro, algunos lectores lloran junto con las indias.
Sarmiento tambien habra llorado, pero con esas lagrimas de gratitud
catartica del que siente la profunda injusticia pero tambien la "necesi-
dad" de 10 que ya era una politic a de expulsion 0 genocidio de los
indigenas tanto en los Estados Unidos como en Argentina. Para Sar-
miento, el compromiso de Cooper con el progreso hada que el sacri-
ficio fuera inevitable. Sin duda, Cooper no pudo haberse tornado en
serio la imagen de America ya realizada como un orden racional e
incorrupto de las cosas. Por el contrario, America estaba simplemente
disponible para los hombres que le impusieran claridad y racionalidad.
Aparentemente leal a la ipisttme del siglo XVIII, Cooper pareda defen-
der la pureza de la vastedad natural americana, de la misma manera
como insistia en la simplicidad transparente de su heroina virginal.
Pero 10 que a el realmente le interesa, segun la lectura de Sarmiento, es
defender la naturaleza de la sociedad, para que asi, la naturaleza abrace
la civilizaci6n. Allector argentino no le incomoda la posible paradoja
de amar la vastedad hasta la muerteu, 0 la relativa paradoja de amar a
virgenes como Alicia. Basta amar a una virgen para que deje de serlo;
basta con habitar la pristina vastedad americana para mancharla. La
violacion de la pureza que parece legitimar a America desconcert6 a
algunos lectores norteamericanos, pero la paradoja de pureza produc-
tiva era precisamente 10 que Sarmiento apreciaba: engendrar a los colo-
nos civilizados que conquistarian la tierra que aun era abrumadora.
Sarmiento no tenia la intenci6n de preservar la virginidad
o la totalidad de America, todo 10 contrario, los espacios vacios eran el
problema en sf: "El mal que aqueja a la Republica Argentina es la
extension". La naturaleza discursiva y dernografica del pais era un vacio
que "se le insinua en las entrafias" (Sarmiento, 9)16 y que invitaba a la
escritura del hombre y al suplemento que juntos podian producir. Esto
significaba, por supuesto, cuerpos para poblar la pampa y sistemas
modernos de producci6n e intercambio. Pero el suplemento inmediato
de Sarmiento era, de hecho, su propia reescritura nativa de textos
"exoticos", relatos de viajeros que proveyeron la (mica pampa que el
conocfal? Ante el peligro de que las objeciones ala naturaleza parecie-
DORIS SOMMER
ran blasfemias Sarmiento afirma con arrogancia: "Debieramos quejar-
nos, antes, de ,;Providencia, y pedirle que rectifique la configuracion de
la tierra" (Sarmiento, 12). La mala traduccion piadosa de la senora
Horace Mann dice: "Esto seria quejarse de la Providencia e invocarla
para cambiar los contornos flsicos"), Sarmiento y.su Cooper proceden
entonces a tomar a la providencia de la mana; resienten el temor reve-
rencial que produce una tierra tan inmensa y que
incontrolable. El horizonte indistinto de una pampa sin fin bien podia
servir de inspiracion a 10 sublime americano y ser una fuente de orgullo
nacional, como ocurre con el americano de Sarmiento que "cuanto mas
hunde los ojos en aquel horizonte incierto, vaporoso, indefinido,
mas se aleja, mas 10 fascina, 10 confunde y 10 sume en la conternplacion
y la duda" (Sarmiento, 26). Pero ese mismo paisaje obstinado vence a
la razon y a la industria.
Dicho mas precisamente, aquel horizonte se burla de el
bajo la figura de una provocacion abrumadora: una virgen insolente y
tentadora que no acaba de tener la forma de una mujer porque nadie
hasta ahora ha sido capaz de hacer de ella una mujer. A diferencia de
la tierra virgen de Cooper, la pampa argentina es casta solo en el sen-
tido mas tecnico, Exige ser admirada como es, con su caracter salvaje e
inforrne, pero aguarda al hombre que ose hacerla productiva. Mientras
tanto, "ostenra su lisa y velluda frente, infinita, sin limite conocido, sin
accidente notable; es la imagen del mar en la tierra...; la tierra aguar-
dando todavia que se la mande producir las plantas y toda clase de
simiente" (Sarmiento, 10-11). Lo sublime americano es una respuesta
conflictiva a la cornbinacion de responsabilidad e insuficiencia: el deber
de intervenir y la impotencia ante un enorme cuerpo herrnetico, En
cualquier caso, 10 que Sarmiento reclama para Argentina es un cuerpo
manejable y demarcado de forma reconocible que un individuo moder-
no pueda arnar, porque la pasion verdadera del procer era el progreso.
Por eso, los consortes improductivos de la tierra, los indios
y los gauchos tan indolentemente a gusto en la naturaleza irredimible,
tuvieron que ser eliminados por el proyecto nacional. Tanto los unos
como los otros son racialmente incapaces, en el lenguaje protoposi-
tivista de Sarmiento, de establecer una conducta asociativa. Aprender
sobre el positivismo europeo en America Latina era como aprender
que la gente hablaba en prosa. Este ya era un habiro del pensamiento
que se habia desarrollado, como habia sucedido en Europa, a partir de
FICCIONES FUNnACIONALES
ciertas desilusiones con el idealismo revolucionario. En un sentido
amplio, el positivismo en America Latina resulta ser, con frecuencia,
una tradicion eclectica que combina una reverencia por 10 positivo 0
"cientffico", que en el presente contexto significa el dato empirico, jun-
to con el supuesto de que las ciencias sociales emergentes debian tomar
a las ciencias naturales, sobre todo a la biologia, como sus modelos. Los
males sociales se diagnosticaban como era debido y los remedios se
prescribian en consecuencia. El organicismo de Herbert Spencer era
especialmente popular y ya para entonces se concertaba con el esque-
ma comptiano de las etapas progresivas de la historiais. Ya que el ere-
cimiento significaba modernizacion y europeizacion, los ideologos mas
extremos defendian una politica que combinaba la inrnigracion blanca
con la rernocion de indios 0 negros, al tiempo que otros se conforma-
ban con redimir a las razas "primitivas" por medio del mestizaje y la
imposicion ideologica de 10 blanco. Los lectores de Cooper de la Ame-
rica Latina del siglo XIX se distinguian entre los que defendian las
categorias de Sarmiento y, como veremos mas adelante, los que desa-
rrollaban una mas conciliatoria y rornantica.
LOS DISCIPULOS
CON AUTORIZACION PROPIA
Ellibro en el que Sarmiento elogia las novelas de Cooper parece seguir
con diligencia la pauta del maestro. En Facundo, Sarmiento de hecho
estaba escribiendo America a traves de sus conflictos raciales y cultura-
les; y produjo el que probablemente sea ellibro mas leido e influyente
de los libros que Cooper pudo haber inspirado. Curiosamente, sin
embargo, Sarmiento secunda a Cooper con admirable sutileza e inclu-
so le toma ventaja. Despues de haber establecido la America de Cooper
como modelo para Argentina, Sarmiento diflcilmente sacrificara su
propia particularidad 0 la de su pais; es un escritor demasiado astuto
como para subordinarse, el 0 la nacion que espera encabezar, frente a la
autoridad de otro. Sarmiento tenia la costumbre de abismarse en lee-
turas intensas, 0 como Sylvia Molloy 10 demuestra, de traducir la obra
de otros en una operacion que se relacionaba con el plagio
I 9
. Lo que
quiero sugerir es que, en el caso de su version de Cooper yen multi-
ples casos tornados de Recuerdos deprovincia (1850), el gesto aparente-
94
95
DORIS SOMMER
mente deferente de Sarmiento, su respetuoso listado de maestros y
modelos, es una estrategia para marcar distancia. Esto constituye el
segundo movimiento de una rnaniobra que funciona como un bume-
rang que finalmente regresa a las manos trayendo como botin una
autoridad prestada. El primer paso, logicamenre, consiste en esgrimir
el bumerang retorico, asumir el control total, anunciar el objetivo y
pronosticar el premio.
Cualquier lector de literatura 0 historia 0 politica hispa-
noamericana sabe 10 que Sarmiento se propone con Facundo. Practi-
camente nos dice cual es el premio en el subtitulo dellibro: cioilizacion
y barbarie. Esta oposicion construye una diferencia normativa entre 10
que Argentina debiera ser y 10 que ahora es, entre el control producti-
vo y el exceso esporadico, una diferencia que redunda en un programa
donde 10 uno se consigue mediante la eliminacion de 10 otro, Es evi-
dente a todas luces que Sarmiento desprecia la Argentina presente al
verla como un derroche improductivo. Lo hace repetidas veces y con
pasion, cada vez que menciona a un gaucho que descuartiza a una vaca
solo para comer su lengua, 0 a un caudillo regional como Facundo
Quiroga, quien sacrifica ejercitos enteros para su gloria personal y a
decenas de mujeres para satisfacer su apetito lujurioso.
Sin embargo, el exceso es precisamente 10 que caracteriza
la escritura de Sarmiento en este exorbitante texto, mitad ficcion,
mitad biografia, mitad historia politica, mitad manifiesto, un libro
genericarnente inmoderado que obviamente es mucho mas que un solo
libr0
20
Sarmiento escribe en el marco de 10 que pudo haber sido para
el un estilo americana, y al mismo tiempo contra este; escribe en con-
flicto sabre el conflicto. Sarmiento funda una peculiar retorica politica
americana al resistir, de manera simultanea, su entorno anarquico y las
restricciones artificiales de los generos europeos que marcarian una dis-
tincion entre la poesia y la politica y que continuarian ignorando la
especificidad de la vida americanau. Facundo desborda las categorias
genericas establecidas. Incluso parece estar escrito fuera del control li-
terario de Sarmiento; se lee como un producto febril de una inspiracion
que jamas estaria dispuesta a someterse al trabajo de depuracion edito-
rial. Con solo releer el titulo mismo uno se percata de que la relacion
entre el titulo y el subtitulo hace una equivalencia entre Facundo y los
dos terrninos opuestosse. Alberdi debio haber estado entre los primeros
en notar que este libro bicefalo proponia argumentos a favor y en con-
FICCIONES FUNDACIONALES
tra de los mismos asuntosu, Una presion retorica explosiva mantiene la
amenaza de hacer estallar (en ambos sentidos, exagerar y destruir) la
dicotomia inicial de civilizacion versus barbarie, y las que se despren-
den de ella: el futuro versus el pasado; europeos versus indios; sedenta-
rios versus nornadas; y, en general, prerneditacion versus pasion, Estas
oposiciones tienden a entrecruzarse unas con otras hasta el punto que
el mismo Sarmiento admite cuan imitil resulta tratar de mantenerlas
en ellugar correspondiente. Un ejemplo notorio es la forma en que
trata al "salvaje" dictador Rosas, a quien se le da el credito de haber
logrado la unidad nacional que los civilizados unitarios solo acaricia-
ban en suefios. Las mejoras que habrian de operar sobre el regimen de
Rosas ciertamente no tendrian el objetivo de eliminar su forma autori-
taria de gobernar, sino de reemplazarlo en la cima con una elite mas
legitima
24
Lejos de querer destruir el trabajo de este autentico "bar-
baro", Sarmiento quiso apropiarselo, del rnismo modo en que quiso
apropiarse del mas minimo resquicio de 10 salvable en el caracter sin-
gular de Argentina. (A nadie sorprende que Alberdi pensara que elli-
bro debia haberse llamado Faustino en lugar de Facundoj-". Despues de
todo, habia que defender la originalidad del pais como la justificacion
de la Independencia y del patriotismo que Sarmiento debia atribuirse
a si mismo para ganar el apoyo necesario a su propio liderazgo.
Su canto a esa originalidad viene desde el comienzo,
mucho antes de que aparezca Rosas, incluso antes del grueso dellibro
donde esboza la figura del tirano nacional en los rasgos regionales
menores de Facundo. Se da en la primera seccion, despues de que
Sarmiento apura a su lector a traves de la vasta y vacia extension del
pais que gauchos nornadas e indios dejaron esteril, una ausencia que
incita a escribir. El capitulo 2 es donde Sarmiento hace una pausa en
su propia dicotomia y se detiene, con cierto orgullo lugareno, a consi-
derar la "Originalidad y peculiaridades del pueblo argentino". La seno-
ra Mann termina ahi su traduccion del titulo, pero Sarmiento afiade
una lista de tipos intraducibles: "El Rastreador. El Baqueano. El
Gaucho malo. El Cantor". Reconocer las loables peculiaridades de los
argentinos, dentro de una carnpana sin tregua a favor de la civilizacion,
es un movimiento particularmente sarmentino. Muestra como su yo
americano desborda los gustos, valores y estructuras emocionales euro-
peas. Diferentes de los europeos por una parte, y de los n6madas
natives por otra, los arnericanos son asimismo extensiones de ambos;
DORIS SOMMER
son culturalmente dobles y diferentes de si mismos: un exceso violen-
to. Por 10 tanto, una verdadera literatura americana necesariamente
tendria que ser heterodoxa segun las normas europeas; dada lugar a
"escenas tan peculiares, tan caracteristicas y tan fuera del circulo de
ideas en que se ha educado el espiritu europeo, porque los resortes
dramaticos se vuelven desconocidos fuera del pais donde se toman, los
usos sorprendentes, y originales los caracteres" (Sarmiento, 24).
Esos inimitables personajes argentinos ocupan a Sar-
miento en este segundo capitulo, donde es necesario establecer su legi-
timidad como lider especificamente argentino. Y, sin embargo, el
modelo literario de Sarmiento para describir el drama indigena y sus
extravagantes actores es, como he dicho antes, el norteamericano
Cooper. Resulta extrafio que Sarmiento se refiera a un extranjero pre-
cisamente cuando esta celebrando 10 mas caracteristico de su pais,
como si Ia diferencia entre el yo dornestico y el otro importado no
tuviera relevancia a la hora de poner a la venta su identidad politica
nacional. Una de las explicaciones que ofrece Sarmiento es su percep-
cion de los fermentos de una estetica local, propiamente americana, en
la obra de Cooper, una estetica barbara de 10 sublime (probablemente
tomada mas de viajes por los Estados Unidos, como el de
Chateaubriand, que de Cooper)26 que a un tiempo era deferente y des-
denosa de Europa. "Los accidentes de la naturaleza producen costum-
bres y usos peculiares a estos accidentes, haciendo que donde estos
accidentes se repiten, vuelvan a encontrarse los mismos medios para
controlarlos, inventados por pueblos distintos" (Sarmiento, 25). Pero
para ofrecer esta explicacion, Sarmiento ha tenido que enmendar a
Cooper para adecuarlo a la Argentina; ignora deliberadamente las
diferencias territoriales entre las novelas de Cooper, que segun el deter-
minismo geografico de Sarmiento serian significativas. Por mas que Ia
inmensidad de Cooper semeje un vientre protector en EI ultimo de los
mohicanos, La pradera muestra una expansion deslumbrante. Y este
paisaje expansive es el que Sarmiento elige para la universalizacion de
America. "La poesia para despertarse ... necesita el espectaculo de 10
bello, del poder terrible, de la inmensidad de la extension, de 10 vago,
de 10 incornprensible.... De aqui resulta que el pueblo argentino [ ~ y el
norteamericano?] es poeta por caracter, por naturaleza. ~ como ha de
dejar de serlo, cuando en medio de una tarde serena y apacible, una
nube torva y negra se levanta sin saber de donde, y se extiende sobre el
FICCIONES FUNDACIONALES
cielo mientras se cruzan dos palabras y de repente el estampido del true-
no anuncia la tormenta que deja frio al viajero, y reteniendo el aliento
por temor de atraerse un rayo de dos mil que caen en torno suyo?"
(Sarmiento, 26).
Es muy posible que la identidad nacional aparentemente
excentrica de Sarmiento, es decir reflejada y de segundo grado, fuera
prograrnatica para un hombre que queria modernizar su pais al
"europeizarlo" 0 "nortearnericanizarlo". Lo que interesa aqui no es tan-
to la derivacion que hace Sarmiento de la originalidad de Cooper sino
el modo en que se las ingenia para invertir los terminos y las deudas
implicitas. Sarmiento 10 consigue ape1ando a una logica de doble filo,
que comienza, como ya hemos visto, anunciando oposiciones progra-
maticas entre civilizacion y barbaric, y volviendo despues a un modelo
de escritura que aborda las oposiciones americanas, un mode1o por una
norma europea (es decir, exotica) que supuestamente glorifica la con-
quista de la tierra. La tierra habfa resistido al embate de etiquetas que
pretendfan domesticarla, tanto para Cooper como para Sarmiento,
pues el Galan adecuado y su herramienta de escritura no habian apare-
cido aun por esos lares. ~ n t e la autoridad de quien se rendira la
virtuosa y obstinada Tierra? ~ quien Ie permitira inscribir su nornbre,
para marcar asi un derrotero? Ciertamente no a los indios. Ellos ya
habian tenido su oporrunidad, y obviamente no estuvieron a la altura
del desafio, sobre todo porque fueron designados como "nomadas", de
esos que han poblado e1 discurso de America desde e1 asentamiento
de Roanoke en el siglo XVI y La tempestad de Shakespeare. Y dado que
para los europeos civilizacion significaba asentamientos estables, decir
indio era practicamente un sinonimo de barbaro. Desde el "descubri-
miento" europeo, pasando por el periodo de rivalidades imperialistas y
de conquistas internas, America fue nombrada y renombrada en honor de
los padres que pelearon en y por ella. Cooper sigue una de esas histo-
rias de conflicto sobre 10 que, por 10 menos hasta ahora, se conoce
como e1 Lago George. Los jesuitas Ie habian conferido el "titulo de
lago 'du Saint Sacrernent'. Los ingleses, menos fervorosos, pensaban
que le habian conferido suficiente honor a sus inmaculadas aguas dan-
dole e1 nombre de uno de sus principes gobernantes". Ambos habian
eliminado el "nombre original de 'Horican'" (Cooper, 12).
Si Cooper estaba en efecto convencido de que America
era digna de ser amada por ser pristina e intocada por la historia, en
98
99
DORIS SOMMER
este acto buscaba establecer su legitimidad de esposa. Reconocer a sus
consortes anteriores hubiera sido como poner en duda la permanencia
de los actuales. Cooper, de hecho, se las ingenia para escribir con una
mana la prehistoria "erotica" de la tierra respecto a los indios y a los
franceses y para borrarla con la otra. Como sucede con Alicia, cuya his-
toria familiar no deja huella alguna de experiencia, el paisaje que rodea
ellago George sigue siendo virgen porque no muestra traza de rivali-
dades ni de intrigas previas. Estas se convirtieron en la historia de sus
pretendientes, no la de ella. "Se erigieron fuertes en los diferentes pun-
tos que dominaban la ruta, y fueron tornados y recuperados, destruidos
y reconstruidos, mientras la victoria favorecia a los hostiles estandartes"
(Cooper, 13). Tal vez su inocencia, tal vez su caracter salvaje, le permi-
tieron resistir a sus esfuerzos por rnarcarla-". De cualquier modo, las
huellas de sucesivas inscripciones habrian sido problematicas para
Cooper, si esperaba convcncernos de que la tierra salvaje era pura y vir-
ginal. El Padre pudo haber estado dispuesto a compartir a su nina
virgen con un marido digno, para que fueran fecundos y se multiplica-
ran. Pero su castidad y la transparencia de su lenguaje no podfan sobre-
vivir al matrimonio.
Con muchas menos muestras de culpa 0 de nostalgia,
Sarmiento ejecuta un "ninguneo" similar, esto es, se niega a reconocer
la figura de un alguien arnenazante-s. Llamar a los indios y a los gau-
chos mestizos "beduinos arnericanos" en Facundo (Sarmiento, 14)29
basta para eliminarlos de la historia, ya que "no puede haber progreso
sin la posesion permanente del suelo, sin la ciudad" (Sarmiento, 18).
Esto seria suficientemente embarazoso para los lectores de hoy si el
nomadismo en realidad cancelara los derechos "conyugales" a la tierra.
Despues de todo, el Antiguo Testamento prornetia la tierra a los pa-
triarcas y a los profetas, una pro mesa tan preciada por los colonizadores
puritanos como inspiradora para Sarmiento (Sarmiento, 8). La vida
nornada de indios y de gauchos era el unico salvoconducto espiritual en
un mundo de asentamientos decadentes. Pero algunas investigaciones
recientes han mostrado que los indios norteamericanos, que Sarmiento
no sin regocijo vio exterrninados, no eran nomadas todo el tiempo. De
hecho, la palabra que empleaban los algonquinos para referirse a la
tierra conocida en la actualidad bajo ellimpido nombre de "Virginia"
significaba "densarnente poblado". Los algonquinos, por regIa general,
vivian en pueblos adonde los colonizadores ingleses iban periodica-
FICCIONES FUNDACIONALES
mente a refugiarse cuando sus propios recursos se agotabanw, Los pre-
tendientes que obviamente se adjudicaban el triunfo eran los europeos,
aquellos que sabian como escribir en superficies suaves. Sarmiento no
escamotea palabras, pues aqui se adjudica a si mismo ni mas ni menos
que el papel de principe azul al escribir una epica de la (pro)creacion. Ni
mas ni menos hubiera podido atribuirle a su modelo putative, Cooper.
El tercer paso en la tortuosa trayectoria retorica de
Sarmiento es, por supuesto, acortar la distancia entre los modelos
importados y la manufactura local. Su Cooper apoyaba evidentemente
una posicion racista extrema y le servia de respaldo a Sarmiento en
contra de algunos criticos de su pais
3
! , Si se hubiera detenido a consi-
derar que la lucha de Cooper por la tierra probablemente tenia tanto
que ver con su defensa desde la retaguardia de los derechos "feudales"
en el Estado de Nueva York (acosados por la legislacion antiarrenda-
taria de las "masas" democratizadoras) como con la politica de despla-
zar a los indios formulada por Monroe en 1824, Sarmiento 10 habria
admirado aun mas
32
Era tan facil para el argentino como para el neo-
yorquino fusionar en una sola las clases "anarquicas" no propietarias
con los "salvajes". Lamentablemente para Cooper, las "rnasas" estaban
ganando terreno, mientras que los indios mas serviciales seguian
perdiendolo, Jane Tompkins subraya cuan tlpica era en aquellos afios,
como en el caso de Cooper, la celebracion cargada de culpa de tal per-
dida. "Entre la Guerra de 1812 y la Guerra Civil, los norteamericanos
escribieron sesenta y tres novelas sobre las relaciones indio-blanco....
Con pocas excepciones, el heroe y la heroina blancos se casaban al
final, a los indios.... malos se les mataba y el indio bueno bien moria 0
se eclipsaba?. Estas novelas purificadoras de la sangre lamentaban el
sacrificio, como Sarmiento aparentemente 10 lamenta en el segundo
capitulo de Facundo, pero no tan abiertamente como para que los lee-
tores pasen por alto el apenas disimulado respiro de alivio.
El Cooper de Sarmiento es extrafiarnente parecido a un
Cooper marxista, como el que Lukacs recuerda a traves de Gorky, uno
que le da un triste pero necesario adios a un mundo primitivo que el
Capitalismo vendra a reernplazarw, Ni Lukacs ni Sarmiento podian
darse el lujo de sentir preocupacion alguna por la posicion posible-
mente ambivalente de Cooper, entre los signos clasicos claramente
definidos, y un evolucionismo romanticoo. Sarmiento "sabra" que
Cooper era un hombre moderno dedicado al progreso y al cambio.
DORIS SOMMER
Tambien "sabia" que el progreso dependia de mantener los signos cla-
ros; dependia de distinguir al indio del blanco, al hombre de la mujer,
de tal suerte que en la batalla por America el mejor de los hombres
seria el vencedor. El Cooper de Sarmiento no solo estaba poniendo en
orden los signos descuidados que excedian el marco de las categorias
ideales. Tambien estaba c1arificando la cuestion americana allimpiar el
espacio sobre el que los colonos anteriores habian garabateado antes de
que los escritores ingleses ideales hicieran su aparicion, Asi, a diferen-
cia del lector promedio norteamericano, y a diferencia de los novelistas
latinoamericanos que vendrian despues, Sarmiento no permite que el
sentimentalismo 10 distraiga. Nos asegura que el genocidio es la condi-
cion necesaria para el progreso; y afirma que este es el mensaje mas
profundo y significativo que subyace en las novelas de Cooper.
Y despues de establecer a Cooper como el modelo de las
proezas literarias y militares que Argentina haria bien en imitar,
Sarmiento hace e1 cuarto y ultimo movimiento de acuerdo con su logi-
ca magistralmente circular. Con todo atrevimiento, pone en duda la
originalidad del maestro despues de notar que sus "descripciones de
usos y costumbres... parecen plagiadas de la Pampa". Notese que dice
"plagiadas", no inspiradas, 0 sugeridas, 0 inc1uso copiadas. (Qye pudo
haber querido decir Sarmiento con esa palabra? (Nos esta simplemente
diciendo que la experiencia norteamericana es muy similar a la
sudamericana? Si este fuera el caso, (por que no entonces sefialar esta
relacion desde otro angulo y decir que el Sur evidencia similitudes con
el Norte? Esto mantendria el orden cronologico (y ontologico) entre e1
texto de Cooper y el comentario de Sarmiento, entre el centro y la peri-
feria. En otras palabras, (por que no decir que la pampa parece una
copia de la pradera? Despues de todo, el solo hecho de las referencias
a Cooper, por no mencionar los proyectos nacionales de Sarmiento,
pone de manifiesto que los Estados Unidos proporcionaron el modelo
a seguir por Argentina y no a la inversa. Por supuesto que su comen-
tario podria pasar por una espontanea 0 ironica forma de enfatizar las
similitudes y por ende de establecer la posibilidad de que Argentina se
podia desarrollar tal como 10 hicieron los Estados Unidos. Quizas esto
podria pasar por levedad, si no fuera por la naturaleza de los detalles
que Sarmiento encuentra tan apropiados y apropiables en las novelas
de Cooper, y que preceden de manera inmediata al comentario sobre el
plagio. Esos detalles, que he mencionado como la medida de la
FICCIONES FlJNDACIONALES
admiracion de Sarmiento por Cooper y que ahora debemos tomar en
consideracion, representan ciertas escenas significativamente predeci-
bles para ellector argentino:
Cuando leia en EI liltimo de los Mobicanos, de Cooper, que Ojo de
Halcon y Uncas habian perdido el rastro de los Mingos en un arroyo,
dije: "Van a tapar el arroyo". Cuando en La Pradera, el Trampero
mantiene la incertidumbre y la agonia mientras el fuego los amenaza,
un argentino habria aconsejado 10 mismo que el Trampero sugiere, al
fin, que es limpiar un lugar para guarecerse, e incendiar a su vez, para
poderse retirar del fuego que invade sobre las cenizas del que se ha
encendido... Cuando los fugitivos de La Pradera encuentran un rio y
Cooper describe la misteriosa operacion del Pawnie con el cuero del
bufalo que recoge, va a hacer la pelota, me dije a mi mismo: "Lasrirna
es que no haya una mujer que la conduzca, que entre nosotros son las
mujeres las que cruzan los rios con la pelota tomada con los dientes por
un Iazo", EI procedimiento para asar una cabeza de bufalo en el desier-
to es el mismo que nosotros usamos para batear una cabeza de vaca 0
un lomo de ternera. En fin, otros mil accidentes que omito prueban la
verdad de que modificaciones anaIogas del suelo traen analogas cos-
tumbres, recursos y expedientes. No es otra la razon de hallar en
Fenimore Cooper descripciones de usos y costumbres que parecen pla-
giadas de la pampa. (Sarmiento, 25-26)
Sarmiento puede decir, anticipandose a 10 que Cooper cuenta, como
los personajes mas caracteristicamente americanos habran de (0 en el
caso de los paunies, tendrian que) comportarse. Y este despliegue
sostenido de presencia tiene un efecto peculiar. Sugiere que el verda-
dero Cooper era el mismo Sarmiento, sobre todo si la redundancia de
pub licar 10 que el publico argentino ya sabia, se le hubiera ocurrido a
el, Sarmiento practicamente se jacta de haber anticipado muchas pagi-
nas de Cooper antes de haberlas leido. Y cualquiera puede imaginarse
como 10 leyo, casi preparando emboscadas y trampas textuales para el
pobre Cooper, para ver si el admirado autor americano podia salir
airoso de sus aprietos aplicando las soluciones americanas correctas.
Qyiza, ya consciente de su reputacion de jactancioso
inveterado, Sarmiento evade astutamente toda imputacion de arrogan-
cia al evitar compararse a si mismo con Cooper. Sarmiento no estaba,
tal y como el mismo 10 implica, compitiendo con Cooper, ni mucho
menos mejorandolo. Y el norteamericano no copia de Sarmiento sino
de la pampa, ya que el plagio que le atribuye no es de un texto en par-
ticular, ni, en todo caso, del principal interprete de la pampa: e1 mismo
102 103
DORIS SOMMER
Sarmiento. La grandeza de Cooper estriba en haber imitado delibe-
radamente a la Tierra, la creacion de Dios, el texto divino que el arneri-
cano dice respetar. Y la atribucion de Sarmiento de una inspiracion
divina en e1 plagio de Cooper es aun mas astuta que la calculada mo-
destia de quedar fuera de toda cornparacion posible. Salvaguarda el
valor del modelo como un artista americano. Si Cooper, a pesar del
plagio, no hubiera tenido tambien el valor de ser el honorable retratista
de la realidad americana, no habria sido util para Sarmiento ni como
punto de partida ni como mentor.
Aqui, la doble intencion de Sarmiento es reducir la
estatura de su modelo y, al mismo tiempo, mantenerlo como modelo.
Esto responde a un dilema caracteristico de ciertos autores nacionales
en America Latina; es decir, a una cierta reticencia para compartir la
autoridad, incluso con los modelos que otorgan dicha autoridad a sus
discipulos y quienes, por 10 tanto, deberian ser respetados como legiti-
mos. En el caso ejernplar de Sarmiento, Cooper constituye una opor-
tunidad tanto de mejorar el modelo, como de mejorarse a si mismo. De
no haber sido por el exito de Cooper y el exito del pais que ayud6 a
fundar, <que base habria tenido Sarmiento para escribir sobre America?
Y si Sarmiento se hubiese permitido a si mismo convertirse en una
mera copia de Cooper, 0 si la pampa fuese una imitaci6n de la pradera,
<de d6nde habria venido su propia autoridad, y de donde la soberania
de su propio pais? El estratega militar que hay en Sarmiento segura-
mente entendio que la mejor defensa es a veces un movimiento ofensi-
vo. En consecuencia, obedeciendo a una tactica disefiada para liberarse
a si mismo y a su pais del ignominioso cargo de ser meras copias (que
el estaba mas que dispuesto a reconocer, si uno se atiene a sus argu-
mentos en pro de la modernizacion en este mismo libro), Sarmiento
lanza la primera descarga sobre Cooper. Por supuesto que tenia e1
proposito de hacer el menor dafio posible, porque sin su oponente
como contrapartida, sin un espejo que fuera capaz de reflejar un nom-
bre legitimamente americana, Sarmiento no podia albergar la esperan-
za de hacerse un nombre para si misrno,
Entonces, <que espera conseguir sembrando la duda acer-
ca de la originalidad del modelo norteamericano, sugiriendo que
podria tratarse de la copia de su propia imitaci6n de la Argentina?
Sarmiento quiso, estoy sugiriendo, cosechar una originalidad
irrefutable que estuviera bien arraigada en el terreno estable de los pre-
FICCIONES FUNDACtONALES
cursores. Su deseo de una autoridad incuestionable es tan grande, que
en vez de simplemente canibalizar el texto de Cooper como si se tra-
tara de un subtexto, un pretexto para su propio trabajo (una forma de
consumirlo que habria puesto en evidencia la prioridad del rnodelo),
Sarmiento prefiere jugar con el, como si el tiempo y la linealidad fue-
ran ilusorios, y como si un lector pudiera erigirse como la maxima
autoridad sobre el texto de otro.
Este desplazamiento 0 inversion rnetaleptica entre texto y
comentario, entre maestro y discipulo, se repetira en los Recuerdos de
provincia (1850), donde en un momento revelador Sarmiento hace la
afirmaci6n paradigmaticamente circular y autopromotora de que "para
mi progenie, yo soy mi propio sucesor've. En general, la logica auto-
rreflexiva del libro, 10 cual en este caso qui ere decir que siempre se
tuerce para reflejar bien a su autor, propondra necesariamente una
revaluacion del plagio. Hace esto de manera explicita cuando menciona
al canonigo Funes, acerca de quien Sarmiento escribe: "Sobre el dean
Funes ha pesado el cargo de plagiario, que para nosotros se convierte,
mas bien que en reproche, en muestra clara de merito"37, el merito de
la erudici6n y del buen gusto. Esta indulgencia, que raya en entusias-
mo por los plagiarios, libera a Sarmiento de cualquier escnipulo que
pudiera tener por escribir su propia biografia plagiando la de Benjamin
Franklin: "... libro alguno me ha hecho mas bien que este". "Yo me sen-
tia Franklin", dice, para preguntarse a si mismo inmediatamente
despues, de manera ret6rica y un tanto defensiva, "<y por que no? Yo
era pobrisimo, como el, estudioso como el". Esto es, ya era un ver-
dadero "Franklincito" antes de descubrir su propia personalidad en el
libro de otro. Un poco mas adelante afiade: "y dandome mafia y
siguiendo sus huellas, podia llegar a formarme como el ... y hacerme un
lugar en las letras y en la politica americana'vs. Esta adulaci6n de
Sarmiento probablemente tiene el proposito de dramatizar su apoyo al
libro de Franklin frente a los estudiantes argentinos. En general,
Sarmiento nos dice en uno de los apendices, donde lista algunas de sus
publicaciones y promete otras, que: "La biografia es ellibro mas origi-
nal que puede dar la America del Sur en nuestra epoca, y e1 mejor
material que haya de suministrarse a la historia", Este es el genero, de
acuerdo con Sarmiento, al que pertenece Facundo, 10 mismo que los
Recuerdos de provincia que estamos leyendo, siendo ambos libros histo-
rias personales acerca de personajes ejemplares.
1f\C"
DORIS SOMMER
Pero la celebracion que hace Sarmiento de los logros de
Franklin da una pauta para el elogio de sus propios y aun mas grandes
exitos, Sarmiento habra estado saboreando ya la satisfaccion de haber
superado a Franklin, tanto en logros literarios como en la brillante ca-
rrera politica que estos mismos Recuerdos ayudaban a establecer.
Mientras los escribia, a manera de curriculum vitae narrativo 0 de
autorretrato politico-", hacia circular una fotografia con una leyenda
que decia: "Sarmiento, futuro presidente de Argentina"40. Si su
losa y deferente disminuci6n de Franklin parece una osada apropla-
cion, Sarmiento ya la habia anticipado en sus lineas sobre Cooper; y
tambien la habia llevado considerahlemente mas lejos en uno de los
primeros capitulos de Recuerdos. Se trata de aquel dedicado a Domingo
de Oro como "el modelo y el tipo del futuro argentino"41. Pero este
futuro modelo es historia pasada para el profetico Sarmiento que con-
cluye en la siguiente pagina: "La vida de Oro es una prueha de mi rna-
nera de comprender su rara elocuencia", podemos separar aqui
al sujeto de su representaci6n? podemos saher donde reside la
prioridad? la profecia, en la prueha?
Esta inversion tactica ya nos es familiar por el trahajo de
Pierre Menard. Si bien parece un tanto anacr6nico malinterpretar a
Sarmiento por intermediaci6n de Borges, es por 10 menos una estrategia
que ambos nos ensefian, Seria casi perverso equivocarse leyendo a Sar-
miento como si fuese el Menard de Cooper, de Franklin y el de Oro.
Si hubieramos tratado de estabilizar respetuosamente algunas de sus
fuentes, como las novelas de Cooper, la biografia de Franklin y la vida
de Oro, estariamos confundiendo "pensar, analizar e invenrar" con
actividades discretas. Y si quisierarnos ser todavia mas anacr6nicos, po-
driamos mencionar que Jean Baudrillard hace una observacion similar
acerca de la producci6n en el mundo "postmoderno", una observaci6n
que deberia tener muy poca relevancia para un escritor del siglo XIX
que se daba cuenta de que su pais ya estaba retrasado en el tiempo.
Aduciendo que la cultura occidental solia estar 0 que se percibla a sf
misma mas solidarnente fundamentada, Baudrillard se queja de que
todo 10 que podemos producir hoy dia son simulacros, copias de mode-
los que en si mismos carecen de autenticidad. Incluso 10 que llamamos
realidad no es sino una serie de construcciones ficticias, ni mas ni
menos genuinas que sus "re-presentacionesve.
FrCCIONES FUNDACIONALES
Baudrillard comienza su meditaci6n con un gesto que, sin
lugar a dudas, se ha puesto de moda en la filosofia francesa contempo-
ranea. Comienza con una parabola borgeana, aquella sobre los
cart6grafos que estan tan decididos a hacer una representacion cienti-
ficamente exacta de la realidad que producen un mapa tan grande
como el imperio. Empieza con Borges para enseguida descartar a su
modelo, seiialando con condescendencia que la ironia de Borges
depende de una nocion ingenua de 10 Real, de un imperio que precede
al mapa
43.
Baudrillard lee entonces sin mencionar la circularidad
proverbial de Borges, el torbellino textual que derrumba cualquier pre-
tension de originalidad estable y que tiene tan mala reputacion entre
sus seguidores franceses. Independientemente de que esta lectura le
haga 0 no justicia al pensamiento de Borges, al menos uno tiene que
conceder que la lectura de Baudrillard es una lectura estrategica (en el
mismo sentido en que Sarmiento malinterpreta estrategicarnente a
Cooper). El teorico de la simulaci6n y del fracaso de la referencialidad
seria inconsecuente si se refiriera respetuosamente ala autoridad que Ie
dio base para elaborar sus teorias. Baudrillard opta a todas luces por la
orfandad intelectual, quizas con la intencion de dramatizar su propio
tema: la imposibilidad de un linaje y de la relacion entre el origen y 10
que le sigue. Si todo es (y todos nosotros 10 somos) inautentico, seria
absurdo seguir los pasos de cualquiera.
Pero esto no era absurdo para Sarmiento que se inclinaba
por una opci6n diferente. He dicho opci6n porque imagino, en mi
necesaria lectura menardiana, que tuvo mucho de donde escoger. Por
ejemplo, pudo resignarse a renunciar a la originalidad, con la misma
ironica y altiva modestia que Baudrillard y Borges. Tambien pudo
asumir una originalidad absoluta, practicamente divina, como de hecho
10 hizo en Mi defensa (1843) y, por un aparente desliz retorico, como 10
hace en Recuerdos. "Cuando hube terminado esta obra [un libro de
pedagogia], pude decir en mi regocijo que habia producido algo digno:
et vidi quod esset bonum. Entonces me aplaudi a rni rnismo'x-. Una ter-
cera opci6n pudo ser 10 que llamo el efecto bumerang: atribuir a otro
la originalidad, y la autoridad que ello implica, de modo que ambas
puedan ser arrancadas de las manos del modelo en un relampagueante
juego del "ahora 10 Yes, ahora no 10 ves", Si la estrategia que Sarmiento
desarrollo con Cooper es caracteristica, como parece serlo dados los
usos subsecuentes que hizo de ella con Funes, Franklin y Oro entre
106
107
DORIS SOMMER
otros, entonces claramente prefiere esta ultima opcion, Sarmiento pro-
pone rnodelos, los reduce a un tarnafio manejable, y se vanagloria en su
aprobacion supuesta (0 explicita), incluso cuando estos modelos tienen
credenciales dudosas. El capitulo sobre Oro, por ejemplo, critica la mal
encaminada perspicacia del modelo, la cual termina por despejar los
obstaculos politicos para la victoria de Rosas. Sin embargo, el capitulo
termina citando enteramente una carta de alabanza que Oro habia
mandado al autor.
Sarmiento se distancia de sus modelos solo 10 suficiente
para rezagarlos, no para hacerlos a un lado ni despreciar su ofrecimien-
to de legitimidad. Aqui, la ambiguedad es verdaderamente ingeniosa
viniendo de alguien que deberia haber "sabido" que la historia puede
ser una ficcion, un simulacro. Si 10 sabia, esta ficci6n fue muy oportu-
na para el escritor que se atrevio a inventarla. Asi, Sarmiento consigue
atribuirse a si mismo la autoridad y el privilegio de un pensador fun-
dacional. AI rnisrno tiempo, su demanda de legitimidad se basa en la
aprobacion implicita proporcionada por un origen establecido; estable-
cido con el prop6sito de despejar cualquier duda y por el simple hecho
de que el lo considera un modelo. Facundo, despues de todo, tiene algo
que ver con el estatus ejemplar de Cooper entre los latinoamericanos que
10 admiraron, imitaron y adoptaron como el mas destacado de los na-
rradores estadounidenses.
LOS COOPERS DE PIERRE MENARD
A pesar de ser lectores rnenardianos, los novelistas latinoamericanos no
siguieron muy de cerca ni al modelo extranjero ni a su proveedor
argentino, a rnenos que, por supuesto, seguir a Sarmiento signifique
aprender a dar un paso whitmaniano que se aleje 10 suficiente como
para encontrarle usos comparativamente oportunos a Cooper. Tarnbien
aprendieron (y despues 10 heredaron) el paso hacia arras del discipulo,
poniendo al modelo detras de la copia: "Tu eres como los escritores
rornanticos", Marito Ie comenta ingenuamente a su heredero guionista
en La tia]ulia. "Para ser sincero, effos son como yo... Nunca he plagia-
do a nadie"45. Estos rornanticos eran los autores nacionales, en el
mismo sentido plurivalente que se describe a Sarmiento. El10s nos ocu-
paran en los siguientes capitulos, de modo que bastaran aqui pequerias
menciones mientras consideramos las posibles repercusiones del elogio
FICCIONES FUNDACIONALES
de Sarmiento a Cooper. Como novelistas, dichos autores se sentian
obligados a desafiar las hipotesis de Sarmiento acerca del potencial
didactico y socialmente constructivo de las vidas individuales ejem-
plaresw, Escribir novelas era ya un pronunciamiento sobre la naturaleza
-colectiva y creadora de parejas- de la construcci6n de la naci6n. Si
una de las metas principales del programa nacional argentino era po-
blar la pampa desierta, si para la cultura modernizadora burguesa que
las elites sudamericanas estaban tratando de adoptar el deseo sexual se
habia convertido en efecto en 10 que Foucault caracterizo como la
"explicacion de todo", las biografias heroicas dificilmente serian
(re)productivas en la medida necesaria-". Por regia general, los novelis-
tas suponian estar "corrigiendo" a Cooper, 0 por 10 menos estar leyen-
dolo correctamente. La mayoria sabia, por ejemplo, que el autor de EI
ultimo de los mobicanos realmente preferia, 0 debio haber preferido, a
Cora como la madre arquetipica de America. Mas que conservar a
America racialmente pura, un Cooper latinoamericanizado y romanti-
co les advertia a sus compatriotas que la esperanza de paz y progreso
del pais no debia sacrificarse a un ideal de pureza tan anacronico y
autodes tructivo como el heroismo militar. La consolidacion nacional
requeria de la reconciliacion de las diferencias, no de su exclusion, El
proyecto hegemonico de la clase dominante tuvo que ganarse el apoyo
de otros igualmente interesados (por 10general) en un proyecto liberal
nacional que los beneficiaria a todos, tal y como el heroe del romance
gano a la heroina a traves del amor y de una preocupacion practica por
su bienestar. Una elite blanca, casi siempre de las grandes ciudades
porteftas, tenia que convencer a todo el mundo, desde los terratenientes
y mineros hasta las masas de indigenas, negros y mulatos, de que un
liderazgo liberal uniria razas y regiones tradicionalmente antagonistas
en una nueva prosperidad.
En la practica politica, los argentinos evidentemente eran
maridos mucho menos celosos que Cooper. En la introduccion vimos
al prudente Juan Bautista AIberdi reconocer sus propias deficiencias
nacionales y hacer de la necesidad de compartir su patrimonio con los
extranjeros una virtud. (Importar sementales anglosajones para desa-
rrollar una raza superior y manejable, como diriamos segun la logica
ganadera que prevalecia en aquel1a epoca). El amor sexual haria el
resto, una vez que el ejercito argentino de mujeres deseables conquis-
tara a los futuros conquistadores blancos. Pero Cooper, convencido de
DORIS SOMMER
su propia superioridad, no habia visto ninguna ventaja en la amalgama.
Despues de todo, el es el Principe anglosajon encantador a quien
desean las morenas argentinas.
<Es posible que la erotica 0 la retorica de cuento de hadas
que le atribuyo al teorico politico Alberdi provenga de las novelas con-
temporaneas latinoamericanas mas que de su propio discurso juridico?
<Es tarnbien posible que yo hubiera entendido al Cooper de Sarmiento
como un defensor de la inscripcion ilustrada, 0 del beso civilizador, a
traves de este mismo embrollo entre el romance y la construccion de la
nacion? Qpizas Sarmiento era insensible a la historia de amor entre
la tierra y los hombres que la harian prosperar. El drama de la seduc-
cion puede resultarle superfluo al hombre acostumbrado a dar ordenes.
Si me yeo atrapada en esta confusion retorica se debe tanto a una tradi-
cion de literatura latinoamericana como a mi lectura tardia. Sarmiento
se convirtio en el pretexto de otros Pierre Menards en America Latina.
Sin embargo, para defender esta posible lectura "romantics' e inapropia-
da de Sarmiento, debo desracar la inevitable resonancia del romance en
ellector de hoy. Referirse a Cooper como a un romancista, podria pare-
cer simp1emente un ga1icismo para decir "novelista"; y 1a senora Mann
10 traduce indistintamente como "romancer" y como "novelist"
(Mann, 24). La diferencia entre estos dos terrninos corresponde a una
tradicion angloamericana, no a la de las lenguas romances-e. Pero cuan-
do Sarmiento usa romance en un comentario sarcastico sobre el abuso
de Facundo de su novia ("<No es este un lindo romance?", Sarmiento,
126), la palabra adquiere la precoz cualidad de historia de amor, inclu-
so aunque ese significado probablemente haya aparecido un siglo
despues, quizas en Hollywood. Mediante un anacronismo consciente,
pues, me encuentro a mi misma leyendo el epiteto de Sarmiento como
un reconocimiento del asunto erotico en la obra de Cooper.
Los novelistas nacionales ciertamente 10 leyeron como si
fuese erotico, Su Cooper alegorizo la ret6rica seudocientifica de
Sarmiento sobre la civilizacion y 1a barbarie, colonizadores blancos
encarando la pampa, en una historia de amor correspondido. Por 10
tanto, los matrimonios nacionales ideales se proyectaban con frecuen-
cia en romances entre blancos e indias (los personajes que dan nombre
a 0 Guarani [1857] e Iracema [1865] del brasilefioJose de Alencar, son
ejemplos de ello) 0 mestizas, inspirados sin duda en la Atala de
Chateaubriand (como dona Mencia en Enriquillo [Republica
C'
FICCIONES FUNOACIONALES
Dominicana, 1882] de Manuel de Jesus Galvan y Marisela en Dona
Barbara [Venezuela, 1929] de Romulo Gallegos). El ideal del mestiza-
je, acufiado de manera tan peyorativa en ingles como miscegenation
(entrecruzamiento), tenia su base en la realidad de una mezcla racial a
la que se le atribuian diferentes virtudes y defectos, y que tenia que cua-
jar en algunos paises si habia de producirse algo parecido a la unidad
nacional. Unidad, de acuerdo con la retorica positivista, no era tanto un
concepto politico 0 econ6mico como biologico, Jose Vasconcelos for-
mulo la que probablemente sea su variante mas famosa y utopica en La
raza c6smica (1925), un libro escrito despues de la Revolucion Mexi-
cana, cuando las masas indigenas irrumpieron en los debates en tomo
a la nacion y al progreso. Pero ya desde la epoca del famoso discurso de
Simon Bolivar en Angostura, los latinoamericanos han asumido, al
menos retoricarnente, una identidad racial mixta. "Es imposible asig-
nar con propiedad" decia el Libertador, "a que familia humana
pertenecemos... Nacidos todos del seno de una misma madre, nuestros
padres, diferentes en origen y en sangre... "49.
Solo una novela atipica como Maria (Colombia, 1867) de
Jorge Isaacs, su "cancion del cisne" en favor de la esclavocracia, podia
permitirse revivir el pesimismo, al estilo de Cooper, respecto al mesti-
zaje. Como la mestiza Cora, esta Maria de origen judio nacio en las
Indias occidentales (Jamaica) y, pese a ser completamente inocente y
admirable, tam bien lleva la mancha de la diferencia racial. La suya es
una mancha judia y sirve como un signo a la hora de apuntar las dife-
rencias aun mas perturbadoras entre los negros y los blancos. Como en
Enriquillo y en 0 Guarani, la amenaza real que se cieme sobre la
sociedad de una plantacion se vuelveinexpresable para Isaacs. Lo que
parece estar diciendo es que ninguna amalgama, por mas inocente 0
sincera que sea, puede ser productiva en la sociedad aristocratica que el
afiora, Aunque mas programatico quizas, Tabar! (1888) del uruguayo
Juan Zorrilla de San Martin resulta tambien atipico por su sacrificio de
la diferencia racial en la persona del heroe mestizo. El indio de ojos
azules esta fuera de lugar tanto en la sociedad blanca como en la india,
al igual que 10 estaba Ruth, la tragic a mestiza cultural de Cooper, la
cautiva de The Wept ofWisb-Ton-Wisb (1829). No obstante, una canti-
dad aun mayor de escritores latinoamericanos tendieron a ser pro-
gramaticos en un sentido mas sintetico. Cuando en el romance los
enamorados son ambos blancos, es seguro que provienen de areas hos-
110
111
DORIS SOMMER
tiles entre si, como en Amalia (1851) de Jose Marrnol, donde el heroe
es un muchacho de Buenos Aires y su heroina una joven viuda sin hijos
de la provincia de Tucuman, Lejos de dejarse disuadir por el pasado de
su heroina, como habria sido el caso de un Cooper mal asirnilado,
Marrnol admitio que Argentina adolecia de una historia improductiva
que el romance nacional subsanaria. Igualmente, Alberto Blest Gana
une en Martin Rivas (1862) al hijo de un empresario minero en banca-
rrota en el norte de Chile con la hija del usurero de Santiago que habia
adquirido la mina. El heroe finalmente convence a los banqueros de
Santiago de que la union sera mutuamente satisfactoria, al mismo
tiempo que algunos sectores de las elites de Chile sellaban tratos politi-
cos y financieros. Donde las diferencias raciales y regionales mantienen
separados a los amantes, como en las novelas abolicionistas de Cuba,
Francisco (1839) de Anselmo Suarez y Romero, Cecilia Valdes (1839;
1882) de Cirilo Villaverde y Sab (1841) de Gertrudis Gomez de
Avellaneda, la culpa de la tragedia personal y nacional recae en los
habitos arcaicos y antiamericanos del orden social. El programa
impiicito 0 explicito en favor del cambio salva a estas novelas de la
crueldad del Cooper de Sarmiento y del pesimismo de la tragedia de
Isaacs. Esto no significa que el racismo y la parcialidad economica
dejasen de existir entre los novelistas. Para ver el prejuicio en accion,
uno solo tiene que observar que los amantes indio y mestizo aparecen
en libros como 0 Guarani y Enriquillo para posibilitar que los negros
desaparezcan; 0 que el Tucuman de Amalia no pasa de ser un produc-
tor secundario para las decisiones comerciales que se tomaban en
Buenos Aires. La hegemonia, despues de todo, no es un proyecto
igualitario sino un proyecto que legitima el liderazgo de un sector
social que ha conseguido el consentimiento de otros. El romance, por
10 tanto, servia para darle un aspecto carifioso a la unidad nacional, no
necesariamente para igualar a los amantes.
Los latinoamericanos se deben haber sentido aliviados al
ver que Cora Munro fue redimida en su pais cuando se relajo el nervio-
sismo defensivo con respecto a la codificacion racial y de genero; es
decir, despues de que el trabajo del hombre estuvo concluido y el Oeste
conquistado. Cora vuelve para ser celebrada en el periodo tardio y
"decadente" de las novelas baratas. El mismo Cooper preparo el
camino para liberar al menos a una heroina legitima, Ellen Wade en
The Prairie (1827), de la paralisis inhumana que el nacimiento noble
FICCIONES FUNDACIONALES
hace caer sobre sus mujeresw, en especial sobre la "autosuficiente"
Mabel Dunham en The Pathfinder (1840). De hecho, los Menards del
norte, engendrados por Cooper, que escribieron novelas baratas, se
entusiasmaron celebrando a heroinas mestizas e incluso sustituyendo a
los gallardos heroes tradicionales por mujeres salvajes como protago-
nistas. La gran diferencia con Sudamerica es que la produccion masi-
va de novelas del Oeste, empezando por la industria literaria de
Beadles en 1858, no era una empresa que buscara establecer una con-
ciencia estadounidense y un proyecto nacional, sino mas bien queria
desarrollar esos primeros esfuerzos para abastecer el creciente mercado
del sensacionalismo. La heroina amazonica por excelencia de finales de
siglo, segun Henry Nash Smith, representa una innovacion ejemplar
que marca la decadencia de las novelas rnelodramaticas del Oeste que
aprendieron a complacer a un publico estadounidense siempre avido de
mas aventuras gratuitasn. Pero si hacemos una lectura mas generosa,
estas heroinas tan poco refinadas significan el retorno de la reprimida
Cora. Cooper pudo haberse sentido obligado a condenarla porque era
demasiado capaz y estaba demasiado llena de sorpresas para el gusto
tan convencional del heroe, Su autornotivacion complicaba aun mas el
derecho que el tenia de motivarla y, por extension, de manipular la tie-
rra. Pero para los Menards del Sur, Cooper tambien pudo haberla
preferido. En ese caso, su novela puede ser vista como una tragedia,
junto a la Marfa de Jorge Isaacs y las desgarradoras novelas antiescla-
vistas de Cuba. Para demostrar la profunda predileccion de la tradicion
por Cora, estos Menards surefios pudieron haber sefialado toda su linea
dornestica de descendientes: las pistoleras, bebedoras empedernidas,
Calamity Janes que conseguian a sus hombres de la forma que fuera.
Lo que sugiero, tal vez provocadoramente, es que los cam-
bios de rol de genero son tan propios de los romances fundacionales
latinoamericanos como 10 son los cruzamientos raciales y regionales.
Incluso en un romance tardio, defensivo y "populista" como Dona
Barbara, escrito cuando los hombres volvieron a ser hombres y las mu-
jeres mujeres, el heroe aparentemente ideal tiene, de nuevo, una parade-
jica leccion que aprender de la mujer. Tiene que enamorarse
perdidamente de la mujer apropiada para asi poder mantener su condi-
cion de amo.
Estos romancistas entendieron por que Cooper tenia que
hacer del impresionable Heyward un padre fundador, y no del ideal-
DORIS SOMMER
1
O' de Halcon Tambien sintieron la tragedia de tener
. mente mascu mo )0.
que sacrificar a un hombre tan agraciado y sensible como Uncas, a.qUlen
Alencar revive como el heroe de 0 Guarani. Algunos inclu-
vendo a Sarmiento, pudieron haber pensado que la Ideal Ide
'Cooper se basaba en categorias precisas de raza.y de pero .os
rornancistas latinoamericanos reconocieron la distancia irnproductiva
que los opuestos ideales tienen que mantener para permanecer puro;.
Si de alguna manera es un amante, Ojo de Halcon esta de a
vastedad igualmente pura, que es de una simpleza tan como
la de Alicia, 0 del impasible Chingachgook, la de. D.
Lawrence. D
e hecho
,
su afecto reciproco es mas convmcente
,
Sl consi-
deramos que a los dos hombres los une un mismo respeto, mas un
amor erotico, por la naturaleza. Su version casta deseo
adquiere forma de un menage a trois donde nadie vIOla, a
nadie. Nadie tiene hijos tampoco. Esta pureza categonca es una razon
de por que Natty tiene que evitar a Judith Hutter en The Deerslayer
(1841). Lo que otras lectores han definido como su castidad es tam-
bien el orgullo de Natty de ser un "hombre sin cruzamiento alguno",
tan libre de inclinaciones femeninas y domesticas, como de sangre
india. Los leetores norteamericanos pueden inquietarse por 10 que
parece ser la doble lealtad sin resolver entre la civilizacion y la barbarie
que se aprecia a traves de las contradicciones de Ojo de Hakon. Es
obvio que este traiciona a Chingachgook al servir de guia a los otros
hombres, aquellos que "crvilizan"la vastedad, se casan con virgenes y las
convierten en madres. Pero el Cooper que los romancistas latinoame-
ricanos decidieron leer es ese que se despide de la masculinidad ideal y
obsoleta de Ojo de Hakon, al tiempo que le daban la espalda, durante
este rnomento apacible, a los heroicos Bolivar y San Martin.
Esta impresionante cadena de lectura y escritura de Cooper
ciertamente tuvo su origen en un texto especifico. Pero despues de 1a
juguetona observacion de Sarmiento sobre el plagio, despues de ad-
vertir que es el quien hace de Cooper un hito en la literatura de Ame-
rica del Sur, debemos preguntarnos de quien es el texto originario. Es
el de Cooper 0 es la apropiacion de Sarmiento? el padre quien hace
al hijo 0 es gracias al hijo que el padre se reconoce como tal? Con este
simil, quiero sugerir el caracter edipico de esta inversion entre el rno-
delo y el comentarista, y, como consecuencia, incorporarlo a la estrate-
gia que Beatriz Sarlo y Carlos Altamirano han identificado de manera
114
FICCIONF.S FUNIlACIONALF.S
tan convincente en Recuerdos de provincia. Me refiero a la repetida
negacion de Sarmiento de su linaje paterno y a la importancia perso-
nal de su padre. El hijo parece haberse engendrado a si mismo sobre el
cuerpo y la genealogia de su madre, cuya identidad a veces se confunde
intencionalmente con la de la tierra materna. El superfluo padre es
pueril, 0 afeminado, 10 que termina siendo la misma cosa, de manera
que Sarmiento puede reemplazarlo en el texto familiar53.
Sin embargo, a pesar del posible paralelo entre su padre y
Cooper (0 cualquier otro modelo en Recuerdos) la rivalidad de Sarmiento
con los mentores adoptivos permite algo distinto que la pura negacion,
algo que debio haber servido de inspiracion para otros autores naciona-
les. Le perrnitio subordinar al maestro, cuidadosamente y sin eliminarlo,
de tal suerte que no se perdiera la legitimidad de su aprobacion, que
Sarmiento se atribuye a si mismo. Esta diferencia (que Tulio Halperin
Donghi tarnbien sugirio al contrastar la autocreacion de Sarmiento en
Mi de.ftnsa con el respeto por ellinaje en Recuerdosy manifiesta un patron
estrategico que he tratado de rastrear aqui. Este podria ser paralelo al
parricidio, pero esta ingeniosamente restringido, quiero decir, en la
practica de Sarmiento que hace pasar el plagio como la originalidad mas
eficiente a traves de la inversion de la prioridad entre modelo y revision.
Felizmente para imitadores autorizados como Sarmiento,
y para sus lectores menardianos, la irnitacion con frecuencia sobrepasa
al modelo, inc1uso al punto de llegar a constituirse en el modelo mismo.
Esto es, para resumir, doblemente fundacional: primero por establecer
el origen y segundo por mejorarlo. Y si este desplazamiento tiende a po-
ner en duda cualquier pretension de originalidad, el aspecto liberador de
esta duda para los que vienen despues en el campo de la escritura y de la
historia, es que deja sin resolver la cuestion de la prioridad entre el
maestro y el discipulo. Sarmiento resulta ser un sacerdote protobor-
geano que los une a los dos con un anillo de Moebius en el cual el anverso
y el reverso, el origen y la trayectoria, son solo ilusiones de perspectiva.
Despues de este matrimonio, seria mas bien indigno recordarle a
Cooper su distancia con Argentina, de la misma forma en que resultaria
mal intencionado recordarle a Sarmiento sus deudas como discipulo.
115
Notas
II.
AUTENTICIDAD PLAGIADA:
EL COOPER DE SARMIENTO Y OTROS
1. jorge Luis Borges, "Pierre Menard, autor del Quijote", Fiaiones (Buenos Aires: A1ianza
Emcee,1982).
2. Borges,59.
3. Estas oportunidades para hacer lecturas erroneas, incluso en una novela tan didactica e
imperiosa como la de Cooper, son quiza eI unico punto en eI cual me aparto de Jane
Tompkins, en Sensationai Designs: The Cnttura} Work of Americon Fiction, 1790-1860
(NuevaYork yOxford:OxfordUniversity Press, 1985). Su defensa,generalmenteconvin-
cente,de Ins"best-ullen" como indicadoresy arbirros de nuestra cultura politica, tiende a
subestimarla prubabilidadde que losmensajes sean procesadosde maneradistinta,inclu-
so cuandoeste mensajese expresa apasionadamente.Vease pag. xviii.
4. MartinGreen, The Great American Adoentur (Boston: BeaconPress, 1984):23.
5. WaltWhitman,"SongofMyself": 47. The Portable Walt Whitman, seleceion y notas por
MarkVan Doren,rev.Malcolm Cowley(NuevaYork: Penguin Books,1981):92.
6. jamesFenimoreCooper.El uttimo moblcano, traduccionde Hector1". Engel(BuenosAires:
ACME Agency, S. R. Ltda., 1947). Las referencias de pagina que aparecen en el texto se
refieren a esta edicion.
7. Domingo 1". Sarmiento, Facundo: Civilizacion y barbarie (Buenos Aires: Espasa-Calpe
Argentina,8'ed., 1970). Las referencias de pagina que aparecen en eItexto se refieren a
est" edicion.juan BautistaA1berdi acuso a Sarmiento de publicarsu libro en los Estados
Unidoscon el respaldode unatraductoraque necesariamenteseria confundidacon su ilus-
tre marido porlos lectores hispanoparlantes, Vease el Proceso a Sarmiento de A1berdi, pro-
logo de Leon Pomer(BuenosAires: EdicionesCalden,1967):13.
8. Nina Baym, "The Women ofCooper's Leatherstocking Tales", American Qllarterly 23
(1971): 696-709.Baymseiiala (698) que las mujeresson los"signosprincipales,ellengua-
je de I" cornunicacion social entre los hombres",y,por 10 tanto, la base de la civilizacion
masculina. Para desarrollar esto podriamos decir que la base ideal de la civilizacion de
Cooperem ellenguaje transparente,sin rnarcas, que Alice representaba, mas que las hue-
llas polivalentesque revelaba Cora.
FICCIONES FUNDACIONALES
9. AnnetteKolodnyexplorala met:iforade la tierracomomujerylas relacionescontraprodu-
centes de los americanos con ella. Vease su The Lay of the Land (Chapel Hill: North
CarolinaUniversityPress, 1975). Seiiala que debido al miedoa la castraciony al encierro
seproduceun deslizamientoinevitablede nuestrodeseo pastorilde volveraun amoredlpi-
co y"pasivo" porla tierra comoMadre, hacia un deseo agresivo posedipico de dominarla,
un deseoque yo identifico con el romance.A pesarde esta movida repetida(cadavez mas
hacia el Oeste), Kolodnysigue abogando porunaAmericapastori!. La escena en Glenn's
Falls muestra la extendidacompaiiiade heroesy ayudantes que se escondenen lascuevas
de la Naturaleza,las cuales se abren convenienternente pordelante y arras (The Last ofthe
Mohicans: 63-66,96-97en eI originalen ingles), Vease tambienCeciliaTichi,New World,
New Earth: Environmental Reform in American Literature from the Puritans to Whitman
(NewHaven:YaleUniversityPress, 1979): 173.
10. La suposicion de la estabilidad de la mujerque "da base" a la actividad masculinaes desa-
rrollada provocativamente por Luce ltigaray en Speculum: esplculo de la otra mujer, trad,
BaralidesA1berdi Alonso(Madrid: EditorialSaltes,1978).
Vease sobre todo el ensayo "Toda teoria del 'sujeto'se ha adecuado siempre a10'rnasculi-
no'": 149-164."Lanegacionde una subjetividadala mujer, esta es sin dudala hipotecaque
garantizatodaconsritucion irreductiblede objeto:de representacion,de discurso,de deseo.
Imaginad que la mujerimaginay eI objeto perderaen el acto su caracter(de idea) fijo(a).
De referencia,en suma,mas ultimaque elsujetomismo,que solo se mantieneen pie gracias
alos efectos retroactivos de ciertaobjetividad,de cierto objetivo. Cuandoya no existe 'tie-
rra' que pisar(reprimir),que trabajar,que representarlse),y tarnbien-unavez mas- que
desearapropiar(se),materiaopacaque no se conocieracomo tal, ~ u cimientoquedaa la
existenciadel 'sujeto'?Si la tierragirase, en especialsigirase sobre si misma,laerecciondel
sujetocorreriael peligro de verse desorientadaen su elevacionyen su penetracion": 149.
11. "Taxonirnia"es como Foucault 10expresa. Michel Foucault, Las palabras y las cows: una
arqueologfade las ciencias bumanas, trad. Elsa CeciliaFrost(Mexico: Siglo Veintiuno,1971).
12. Tompkins,en Sensational D"igm, essin dudaun lectornorteamericanorecienteque podria
estar de acuerdo con la lectura brutalmente lucida que Sarmiento hace de Cooper. En la
pag. 94, seiiala que rlrthur Mervyn de Charles Brockden Brown es sobre el matrimonio
entreculturas como resolucion de la tension social; eIheroe se casa con una viudajudio-
portuguesa. Este es el tipo de mezela que no ocurre en EI ultimo mobicano. Afirmaque la
mayoriade loscriticosintentanpedirdisculpasporlasintrigasypersonajesde Cooper,pero
Tompkinsseocupasabiamentedel racismoobvio yconvencionalen Cooper.EI tema de EI
';Itimo mobicano es el mestizajecultural(114).Y la leccion,sobre todoen eI fuerte William
Henry,es que cuandolos controlessociales empiezana fallar, la consecuencia final es una
carniceria(117).
13. Vease LeslieA. Fiedler,Love and Death in the American Novel (NuevaYork:Steinand Day,
ed. rev.1966)ysulecturade The Wept comolaprimeranovela antimestizajeen nuestralite-
ratura.Anadeque El uttimo mobicano debeser releidoalaluz de esta, yserefiere aloscon-
temporaneosde Cooperque lamentabanlarnuerte de CoraFiedler(204) (traduccionnuestra).
14. Su padre Ieconfiesa aHeywardque en las Antillassu destinofue casarse con lamujerque
seria la madrede Cora,hija de un caballerode esasislasyde una damaque tuvo ladesgra-
cia de descenderde esaclase que es esclavizadaparaatendera laalta sociedad.Segunel,se
tratade larnaldicionque pesa sobreEscociaporsu uniondesnaturalizadacon cornerciantes
extranjeros (187-188en eI originalen ingles).
EI capitulo de Jane Tompkins, "No Apologies for the Iroquois", presenta argumentos
demasiadosimplespara justificarlablancurade Cora(Sensational D"igns: 119).EIpeligro
de suconfrontacioncon Maguaseve agravado,en mi opinion,porel hecho de que ella ya
es unacategoriacorrupta, porusaa su efecto oscurecedor.Wayne Franklin incluso supone
que ella sienteunaatraccioneroticapor Magua.Vease su The New Worldof}am" Fenimore
Cooper (Chicago: ChicagoUniversityPress, 1982):224.
DORIS SOMMER
15. Annette Kolodny muestra que la relaci6n de Coopercon la rnerafora de 10
pastoril americanoofrece un argumenroconvincentepa:"leer alavezla. contra-
producentede la tierra comomujer y la dimensioncosificada mUJercomo
como muchos de los autores que Kolodnyestudia, Cooperparncipa de la culpa ecologica
que predice 0 bien la esterilidad 0 bien la venganza de la naruraleza al entrampara los
saqueadoresen su sene: 90-97. .. .
16. Esra es una imagenque la senora Mannsustituyeprudenternenteen con
muertas:"penerra su mismocorazon", Vease Sarmiento:"El mal a la
Argentinaeslaextension:eldesiertolarodea portodas partes,seIemsinuaen lasentranas,
lasoledad,el despobladosin una habitacion humana". .
17. Roberto GonzalezEchevarria nos recuerdael nativismode mano Sarmientoy
d II argumentosobre el parentesco de Facundocon los libros de vlaJes,el cual, al
esarro a un id if " I
igual que otros Iibros de este genero, se preocupa por produciruna I icacion os
lecrores civilizados delpafsde origen distanciandoalnarradorde lasextrana.symaravillosas
escenas que se contemplan.Vease su mundopreferido: EI Facundo
de Sarmiento" Reoista Iberoamericana, no. 143 (abril-junio 1988):385-406.
18. V I ob clasica de Leopoldo Zea, EI pensamiento latinoamericano. (Barcelona:
ease a r ... I'
Editorial Ariel, 1976) y su Prologo ala antologia que edit6, Pensamiento POSltlvlSta ati-
noamericano (Caracas:BibliotecaAyacucho, 1979).
19. Veaseelexcelente articulode SylviaMolloy, "Sarmiento,lectorde sfmismoen Recuerdos de
Provincia", Reoism Iberoamerlcana 54, 143 (abril-junio 1988): 407-418,sobre rodo 415 y
417.
20.
Para la gufa mas apasionadayjuguetonaparaescucharesa multiplicidad yelconflicto con
el generode poesfa gauchescoque tarnbienconstituyenelFacundo, vease[osefinaLudmer,
EI ginero gaucheseo: Un tratado rob,.ela patria (BuenosAires: EditorialSudamericaoa,1988):
24.ElizabethGarrelssenalaque Sarmientodecidi6publicarelFacundo durante 1845 en la
nueva secci6n para novelas en serie, en EI Progreso, elperiodicoque ediro en Santiagoentre
1842 y 1845. Encontraste,publico su quiza comparable biografiade Aldaoen la"Seccion
Correspondencia".Vease"EI Facundo COmofollenn",Reuista Iberoamericana, no. 143 (abril-
junio1989):419-447;426.
21.
Deboesta observaci6npoderosaalaponenciade CarlosAlonso,"ReadingSarmiento:One
MoreTime,withPassion", presentadaen la conferenciadel MLA en 1988. Vease tarnbien
Julio Ramos,Desencuentros... , cap.I,"Saberdel otro: Escriturayoralidaden el Facundo de
D. F. Sarmiento": 19-34.
22.
Ludmerhace una observacionparecida: "Labarbarie no solo dramatiza el enfrentarnienro
con 'Ia civilizacion' sino un segundo enfrentamiento, interior, consigo misma... La doble
tension, hacia fuera y adenrro de si es la mejor definicion de Facundo, el texto de
Sarmiento":26.
23.
Alberdi,Promo a Sarmiento: 16."Es el Facundoun libro que tiene dos caras ComolaJano
de la una eslade lacivilizacion; la otraeslade la barbarie...Tienedos conciencias,
dos morales. Esta porel pro ypor el contraen las mismascuestiones de su pais".
24.
Sarmiento mencionaesto ya en la pag. 6; pero es explicito en la pag. 217. "Laidea de los
unitarios realizada; s610estade el tirano;eldia que un buen Gobiernoseestablez-
ca, hallan\ las resistencias localesvencidasy todo dispuestopara la union".
25.
Alberdi en elPromo a Sarmiento, afirmaque lasideasylosintereses que motivabanaFacun-
do comoagente de Rosas, eran las mismas que motivan aI biografode Facundo(pag. 30).
26.
que de Cooper, Sarmientoprobablementeaprendio sobre 10sublime"americano"del
capitulo sobre America de de Chateaubriand, en sus Memorias, trad.
Aurelio Garzoo del Camino (Mexico: Cia. General de Ediciones, 1961). Respecto a la
Catarata del Niagara, por ejemplo, escribe que no pudo expresarlos sentimientos que 10
conmovieron al contemplarun desorden tan sublime.
118
FICCIONES FUNDACJONALES
27.
Aunqueesciertoque en suPrefaciode 1826 Cooperlamentabala"corrupcion"delos nom-
bres de lugares, rarnbienlamentala muerte de Cora, el exterminio de los mohicanos y la
alteracion general del paraiso. Pero la narrativa 10muestra como dispuesro, por ahora, a
pagar el precio para establecer su familia americana. Luego, el Cooper mas cauteloso y
menosoptimistade The Deerslayer (1841) intentaponerfin alaviolenciadel nombramien-
to, incluso cuandoescribe sobre Glimmerglass0 el LagoOtsego.Para Deerlayer,los bau-
tizos hechosporel hombre blancosiemprepredicendesperdicioy destruccion,
28.
Octavio Paz, Ellaben'nto de la soledad (Mexico: FeE, 1980; original mente 1959): 40. "EI
ninguneo es una operaci6n que consiste en hacer de Alguien, Ningllno.... Seria un error
pensarque los dernasIeimpidenexistir, Simplementedisimulan su existencia,obranCOmo
si no existiera, Lo nulifican,10anulan,10ningunean".
29.
Una cosa es que Sarmiento10 diga Yes completamente otra cosa que 10 diga el briranico
Walter Scott, quien muestra una adrniracion reacia: "'Las vastas llanuras de Buenos Aires
--dice-- no estanpobladassinopor cristianossalvajes, conocidos bajo el nombrede gua-
cbos(pordecirGauchos), cuyoprincipalamueblado,consisteen craneosdecaballos,cuyoali-
mentoescamecrudayagua ycuyo pasatiempofavorito esreventarcaballos en carrerasfor-
zadas. Desgraciadamente-r-afiadeel buengringo- prefirieronsu independencia nacional
a nuestrosalgodonesy muselinas', [Seria buenoproponerleala Inglaterra,por ver, no mas,
cuantaspiezas de muselinadariaporposeerestas llanurasde BuenosAires!": 16; 12.
30.
PeterHulme,"VersionsofVirginia:CrossingCulturesio EarlyColonialAmerica". Vease
su Colonial Encounters (London:Methuen,1987).Vease tarnbien MichaelRogin,quiense
refiere a las diferencias entrelas tribus del norteylas del sur. Segun el, las tribus nortefias
eran mas pequenasy mas numerosas que las cinco confederacionesde indios del sur;esta-
ban menosestablecidasque lastribussurefias, ynuncadesarrollaronuna agriculruradegran
escala 0 una estrucrura social tan complejamente estratificada como las de aquellas, Para
ubicar a Cooperen un movimiento general de eliminacion de los indios, vease Mich-el
Rogin, Fathen and Children: Andrew Jackson and the Subjugation ofthe American Indian
(NuevaYork: Knopf,1975): 166-167.
31.
Su critico mas feroz era Juan Bautista Alberdi, uno de los miembros fundadores de la
Generaci6n de 1837, llamada mas tarde "[oven Ceneracion Argentina". Estos jovenes
rornanticosyrebeldes habianprometidosuperarelantagonismofratricidaentreloscentra-
listas europeizantes llamados Unitarios, basados en Buenos Aires, y los federalistas mas
auroctonos,quienesestabanentoncesen controlbajo eldictadorRosas. Cuandoladictadu-
rase convirtioen terror, casi toda laGeneracionde 1837 se retiroa un sectarisrnounitario,
exceptoAlberdi.Y su cririca del Facundo de Sarmientoresucitael principiode flexibilidad
yconciliacion.Veanse sus Cartas quillotanas dondeAJberdi seoponealaformulacion binaria
deciudadycampodesierto,"un errorempiricoe histori co,yfuente de laantipatiaartificial
entre los sectores que se necesitan y complernentan". Citado en Historia de la literatura
argentina/l (BuenosAires: CentroEditorde AmericaLatina,1967): 308.
Sarmiento,porsupuesto,sabia que era esquematieD. Admite,porejemplo, que los negros
se integraron bien, pero tambien se a1egra de su exterminacion casi total en las guerras.
Vease el ensayo sugerentede William H. Katra,"ReadingFacundo as Historical Novel",
The Histon'cal Novel in Latin Ammca, ed. DanielBalderston(Gaithersburg,Md.:Ediciones
Hispamerica,1986): 31-46.
32.
Vease BrookThomas,Cross-Examination ofLaw andLiterature: Cooper, Hawthome, Stowe,
and Melville (Cambridge: Cambridge University Press): 23. La elite dirigente (a la que
Cooperpertenecia)era sostenidapor su posicionsocial ylas relaciones de familia. Cuando
Van Buren habloen contrade la"aristocracia"de NuevaYork,en vez de reivindicarel go-
bierno popular, querfa reemplazarla con un nuevo liderazgo de los poderosos emergentes,
o sea con la Regenciade Albany.
33. Tompkins (Op. cit.) 110.
119
-
DORIS SOMMER
34. GeorgLukacs,La nouela bistorica, trad. Jazmin Reuter (Mexico: Era, 1966). ...[djelher-
moso analisis que hace MaximoGorkide las novelasde Cooper...sedesprendeclararnente
la actitud ambigua de los autores clasicos de novelas hisroricas, Tienen que aplaudir la
exterrninacion de los nobles indigenas americanos,del sencillo, decentey heroico Leather
Stocking como un paso necesario para el progreso, pero no pueden dejar de ver y de
describirla mediocridad hurnanade losvencedores.Y este es eldestinoineludiblede roda
culturaprimitivaque entraen contactocon elcapitalismo":437.
Katra (39) lee luego a Lukacs a traves de Sarmiento y conduye de rnanera bastante
apresuradaque ambos celebrabanesta "rnarchadespiadadadel progreso",cuando,de hecho,
Lukacsintentaestableceruna distincionentrelasnovelashistoricasclasicasylasdel Frente
Popularque puedenadaptarse al'comunismoprimitive". Comparecon Lukacs: 438.
35. Merefiero aqui a la disrincion posiblemente esquernatica de Michel Foucaulten Las pa-
labras y las COIns: una arqueoloyta de las ciencias bumanas, trad, Elsa Cecilia Frost (Mexico:
Siglo Veintiuno, 1971).
36. Veasc ladiscusion maravillosamente perspicazde SylviaMolloy, pag. 416.
37. Domingo Faustino Sarmiento, Recuerdos de provincia (Buenos Aires: Biblioteca de Ia
Nacion): 151. EI pasaje continua:''Aquello, pues, que lIamamos hoy plagio, era entonces
erudiciony riqueza",
38. Sarmiento,Recuerdos: 229.
39. WilliamJ. Nowakarguye que elgesto para llegar a ser representativo de la Argentina,la
sinecdoque para un pais entero, significaba que el autorretrato de Sarmiento era resuel-
tarnente impersonal. Vease 'Lapersonificacion en Recuerdos de provincia: La despersona-
lizacionde D. F.Sarmiento",Reoista Iberoamericana, no. 143 (abril-junio 1988): 585-601.
40. Carlos Altamirano y l3eatriz Sarlo, "La estrategia de Recuerdos de prouincia", en su
Literatura/Sociedad (BuenosAires: Hachette,1983): 163-208;165.
41. Sarmiento,Recuerdos de provincia: 68. Una cita exrensa aparece en elcap. 3, ycorresponde
ala nota 26.
42. Jean Baudrillard,Cuitura y simulacro, trad. Vicens A. yRovira P.(Barcelona: Kairos, 1993).
43. Baudrillard:2.
44. Sarmiento,Recuerdos: 142.
45. MarioVargas Llosa, La tiaJIt/ia y el escribidor (Barcelona: Seix Barral, 1977).
46. Los historiadores de este periodo, notablemente Bartolome Mitre, tarnbien escribian
biograflas, las cuales considerabancomo uno de los tipos de historia mas precisas,
47. Michel Foucault, La bistoria de la sexualidad; vol. 1. Introduaion, trad, Ulises Guinazu
(Mexico: Siglo Veintiuno, 1996).
48. Vease elcap. 1,parte 1,notas 76-80.
49. Simon Bolivar,en Pensamiento politico de la emancipation, ed.Jose Luis Romero (Caracas:
BibliotecaAyacucho, 1977): 114.
50. Henry Nash Smith, 'The Dime Novel Heroine", en Virgill Land: The American West as
Symbol and Myth (Cambridge:Harvard University Press, 1950): 126-135.
51. Baym (Op. cit.) continuasu observacion,pag. 706.
52. Para Iaforrnulacion definitiva de esta idea, vease Eve Kosofsky Sedgwick, Bet-uxen Men:
English Literature and Male Homosocial Desire (Nueva York: Columbia University Press,
1985).
53. Vcase Carlos Altamiranoy BeatrizSarlo: 168.
54. Tulio Halperin Donghi, en "Intelectuales, sociedad y vida publica en Hispanoarnerica a
traves de la Iitcratura autobiografica", que aparece en EI s p ~ o de la bisroria: Problemas
argentinas y perspectivas iatinoamericanas, cuenta que una vez enunciado como hombre de
origen modesto, Sarmiento extrema la acusacion y la transforma en reivindicacion.
Sarmientoda de nuevo cuentade simisrno en Remerdosde provincia, que abre literalmente
con su drbol genealogico. Halperindefineeste esfuerwcomo elde adaptarla tradicion de
1.elite letradaaldimasocial e ideologicode la era republicana(pag. 58).
III
AMALIA:
EL VALOR DEL CORAZON Y DE LA CASA
"El4 de mayo de 1840,a las diezy mediade la noche, seis hombres
atravesabanelpatiodeunapequeriacasadelacalleBelgrano,en laciu-
dad de BuenosAires" (Marmol, 11)1. Los leetores de Amalia deJose
Marrnol(1851,publicadaporentregasen La Semana de Montevideo)
quiza recuerden esta ominosa primera oracion. Es la fecha 10 que la
hace ominosa, ya que marca la intensificacion del terror de Rosas en
contra de la elite tradicional, y tambien la hora tardia, tipicamente
conspiratoria.Cincode los seis hombresestan,de hecho,conspirando
paraunirsealaresistenciaen Montevideo.El sexto,suguia, resulta ser
un infiltrado que los entrega a la Mazorca,el escuadron de la muerte
de Rosas. Estatraicion,y elresto de la laberintica novela de Marrnol
sobre el terror y las frustradas campafias en su contra, practicarnente
requiere que los lectores aventuren una interpretacion politica que
redundaraen unatomade partido. Para muchos,Amalia es un folleto
maniqueo cuya segunda impresion en las columnas de 1 Parana fue
debidamentesuspendidaen 1852, duranteelperiodoposterioraladie-
tadurade Rosas en el que no habia"ni ganadores ni perdedores">, La
novela era tanto un panfleto en contra del Federalismo que abogaba
porunalibre asociacionde provinciassemiautonomas,como un himno
al ideal Unitario de regimen centralizado bajo la tutela intelectual y
comercial de Buenos Airest. La ciudad le torno gusto al regimen
Unitario con Bernardino de Rivadavia, el pensador utopico que fue
elegidopresidentedelasProvinciasUnidasen 1826. Rivadavia propor-
cionocierto respiro durantelasguerras civilesde Argentina(la"deca-
da de la anarquia", 1820-1830) y una promesa de liberalizaci6n del

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