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Carta II A Santa Inés de Praga

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CARTA II A SANTA INS DE PRAGA [CtaCla2]

CARTA II A SANTA INS DE PRAGA [CtaCla2]


1

A la hija del Rey de reyes, sierva del Seor de seores (cf. Ap 19,16; 1 Tim 6,15), espo
dignsima de Jesucristo y, por eso, reina nobilsima, seora Ins, 2Clara, sierva intil (cf.
17,10) e indigna de las Damas Pobres, le desea salud y que viva siempre en suma pobrez
3

Doy gracias al esplndido dispensador de la gracia, de quien sabemos que procede toda d
ptima y todo don perfecto (cf. Sant 1,17), porque te ha adornado con tantos ttulos de virtu
ha hecho brillar con las insignias de tanta perfeccin, 4para que, convertida en diligente imit
del Padre perfecto (cf. Mt 5,48), merezcas llegar a ser perfecta, a fin de que sus ojos no vean
nada imperfecto (cf. Sal 138,16).
5

sta es la perfeccin por la que el mismo Rey te asociar a s en el tlamo celestial, dond
asienta glorioso en el solio de estrellas, 6porque, menospreciando las grandezas de un rei
terrenal y estimando poco dignas las ofertas de un matrimonio imperial, 7convertida en mu
la santsima pobreza en espritu de gran humildad y de ardentsima caridad, te has adherido
huellas (cf. 1 Pe 2,21) de Aquel a quien has merecido unirte en matrimonio.
8

Como he sabido que ests colmada de virtudes, renuncio a ser prolija en la expresin y no q
cargarte de palabras superfluas, 9aunque a ti no te parezca superfluo nada que pueda
proporcionarte algn consuelo.10Sin embargo, porque una sola cosa es necesaria (cf. Lc 10
sta sola te suplico y aconsejo por amor de Aquel a quien te ofreciste como hostia santa
agradable (cf. Rom 12,1): 11que acordndote de tu propsito, como otra Raquel (cf. Gn 29,
viendo siempre tu punto de partida, retengas lo que tienes, hagas lo que haces, y no lo deje
Cant 3,4), 12sino que, con andar apresurado, con paso ligero, sin que tropiecen tus pies, para
tus pasos no recojan siquiera el polvo, 13segura, gozosa y alegre, marcha con prudencia po
camino de la felicidad, 14no creyendo ni consintiendo a nadie que quiera apartarte de es
propsito o que te ponga algn obstculo en el camino (cf. Rom 14,13) para que no cumpla
votos al Altsimo (cf. Sal 49,14) en aquella perfeccin a la que te ha llamado el Espritu d
Seor.
15

Y en esto, para que recorras con mayor seguridad el camino de los mandamientos del Seo
Sal 118,32), sigue el consejo de nuestro venerable padre, nuestro hermano Elas, ministr
general; 16antepnlo a los consejos de los dems y considralo como ms preciado para ti
cualquier otro don. 17Y si alguien te dijera otra cosa o te sugiriera otra cosa, que impida
perfeccin o que parezca contraria a la vocacin divina, aunque debas venerarlo, no quiera

embargo, seguir su consejo, 18sino, virgen pobre, abraza a Cristo pobre.


19

Mralo hecho despreciable por ti y sguelo, hecha t despreciable por l en este mundo. 20
nobilsima, mira atentamente, considera, contempla, deseando imitarlo, a tu Esposo, el m
hermoso de los hijos de los hombres (cf. Sal 44,3), que, por tu salvacin, se ha hecho el m
de los hombres, despreciado, golpeado y flagelado de mltiples formas en todo su cuerp
muriendo en medio de las mismas angustias de la cruz.

21

Si sufres con l, reinars con l; si lloras con l, gozars con l; si mueres con l en la cr
la tribulacin, poseers con l las mansiones celestes en el esplendor de los santos (cf. Ro
17; 2 Tim 2,12.11; 1 Cor 12,26; Sal 109,3), 22y tu nombre ser inscrito en el libro de la vida
Flp 4,3; Ap 3,5), y ser glorioso entre los hombres. 23Por lo cual, participars para siempre
los siglos de los siglos, de la gloria del reino celestial a cambio de las cosas terrenas y
transitorias, de los bienes eternos a cambio de los perecederos, y vivirs por los siglos de
siglos.
24

Que te vaya bien, carsima hermana y seora, por el Seor tu esposo; 25y procura
encomendarnos al Seor en tus devotas oraciones, a m y a mis hermanas, que nos alegram
los bienes del Seor que l obra en ti por su gracia (cf. 1 Cor 15,10). 26Recomindanos tam
y mucho, a tus hermanas.
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CARTA II A SANTA INS DE PRAGA [CtaCla2]

A la hija del Rey de reyes, sierva del Seor de seores, esposa dignsima de Jesucristo y, po
reina nobilsima, seora Ins, Clara, sierva intil e indigna de las Damas Pobres, le desea sa
que viva siempre en suma pobreza.

Doy gracias al esplndido dispensador de la gracia, de quien sabemos que procede toda d
ptima y todo don perfecto, porque te ha adornado con tantos ttulos de virtud y te ha hec
brillar con las insignias de tanta perfeccin, para que, convertida en diligente imitadora del
perfecto, merezcas llegar a ser perfecta, a fin de que sus ojos no vean en ti nada imperfec

sta es la perfeccin por la que el mismo Rey te asociar a s en el tlamo celestial, donde
asienta glorioso en el solio de estrellas, porque, menospreciando las grandezas de un rein
terrenal y estimando poco dignas las ofertas de un matrimonio imperial, convertida en mu
la santsima pobreza en espritu de gran humildad y de ardentsima caridad, te has adherido

huellas de Aquel a quien has merecido unirte en matrimonio.

Como he sabido que ests colmada de virtudes, renuncio a ser prolija en la expresin y no q
cargarte de palabras superfluas, aunque a ti no te parezca superfluo nada que pueda
proporcionarte algn consuelo. Sin embargo, porque una sola cosa es necesaria, sta sola
suplico y aconsejo por amor de Aquel a quien te ofreciste como hostia santa y agradable:
acordndote de tu propsito, como otra Raquel, y viendo siempre tu punto de partida, reteng
que tienes, hagas lo que haces, y no lo dejes, sino que, con andar apresurado, con paso liger
que tropiecen tus pies, para que tus pasos no recojan siquiera el polvo, segura, gozosa y ale
marcha con prudencia por el camino de la felicidad, no creyendo ni consintiendo a nadie
quiera apartarte de este propsito o que te ponga algn obstculo en el camino para que
cumplas tus votos al Altsimo en aquella perfeccin a la que te ha llamado el Espritu del S

Y en esto, para que recorras con mayor seguridad el camino de los mandamientos del Se
sigue el consejo de nuestro venerable padre, nuestro hermano Elas, ministro general; antep
los consejos de los dems y considralo como ms preciado para ti que cualquier otro don.
alguien te dijera otra cosa o te sugiriera otra cosa, que impida tu perfeccin o que parezc
contraria a la vocacin divina, aunque debas venerarlo, no quieras, sin embargo, seguir s
consejo, sino, virgen pobre, abraza a Cristo pobre.

Mralo hecho despreciable por ti y sguelo, hecha t despreciable por l en este mundo. R
nobilsima, mira atentamente, considera, contempla, deseando imitarlo, a tu Esposo, el m
hermoso de los hijos de los hombres, que, por tu salvacin, se ha hecho el ms vil de lo
hombres, despreciado, golpeado y flagelado de mltiples formas en todo su cuerpo, murien
medio de las mismas angustias de la cruz.

Si sufres con l, reinars con l; si lloras con l, gozars con l; si mueres con l en la cru
la tribulacin, poseers con l las mansiones celestes en el esplendor de los santos, y tu no
ser inscrito en el libro de la vida, y ser glorioso entre los hombres. Por lo cual, participar
siempre y por los siglos de los siglos, de la gloria del reino celestial a cambio de las cos
terrenas y transitorias, de los bienes eternos a cambio de los perecederos, y vivirs por los s
de los siglos.

Que te vaya bien, carsima hermana y seora, por el Seor tu esposo; y procura encomenda
al Seor en tus devotas oraciones, a m y a mis hermanas, que nos alegramos de los bienes
Seor que l obra en ti por su gracia. Recomindanos tambin, y mucho, a tus hermana

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