F. Sherwood Taylor - Los Alquimistas
F. Sherwood Taylor - Los Alquimistas
F. Sherwood Taylor - Los Alquimistas
NDICE GENERAL
Prefacio ...............................................................
I. Introduccin ...............................................
II. Las ideas de los alquimistas .........................
III. El origen de la prctica alquimista..............
IV. Los primeros alquimistas ............................
V. Los primeros signos y smbolos alquimistas.
VI. Alquimia china .............................................
VII. Alquimistas del Islam....................................
VIII. Los alquimistas en Europa ..........................
IX. La alquimia en el siglo XIV..........................
X. Los alquimistas ingleses ..............................
XI. Simbolismo alquimista ................................
XII. Relatos de transmutaciones...........................
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PREFACIO
El propsito de este libro es dar a sus lectores una breve
y clara informacin sobre los alquimistas, su manera de
pensar y su contribucin a las conquistas de la
humanidad. Es sta una tarea no poco difcil; en primer
lugar, porque no conocemos todo lo que los alquimistas
hacan, ni todo aquello en lo que crean, a causa del
deliberado misterio que hacan de lo que consideraban
parte ms importante de su trabajo. La segunda causa la
constituye el hecho de que la manera de pensar de los
alquimistas sea totalmente diferente a la del lector
moderno; y la ltima, el existir tanto trabajo alquimista
sin estudiar y ser gran parte de lo conocido un campo de
controversias. Habiendo tantas dudas, el mejor proceder
sera presentar los argumentos de los distintos puntos de
vista; pero esto dara como resultado un trabajo slo
inteligible para aquellos entendidos en estas cuestiones;
en vista de lo cual he decidido exponer aqu mis propias
observaciones como resultado de unos veinte aos de
estudio; las que no considero sino aproximaciones a la
verdad, como si se tratase de un informe provisional.
Si, como ha dicho uno de sus historiadores, la alquimia es la historia de un error, por qu estudiarla?
Hay para ello tres razones segn mi parecer.
En primer lugar, la desesperanzada bsqueda de la
transmutacin prctica de los metales fue la causa principal de casi todo el desarrollo de la tcnica qumica
hasta mediados del siglo XIII, y adems condujo al descubrimiento de materiales muy importantes. sta es la
comnmente reconocida contribucin de la alquimia,
cristalizada por John Donne en unos versos de su Love's
Alchemy que vienen a decir ms o menos lo siguiente:
No hay qumico que haya encontrado el elixir, / aunque
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PREFACIO
I
INTRODUCCIN
Durante 1,500 aos y quizs ms, hubo en los principales centros de civilizacin un considerable nmero
de hombres que llevaban a cabo lo que hoy llamaramos
operaciones qumicas con el ostensible propsito de
transformar en oro los metales comunes. Estos hombres
son los llamados alquimistas, aunque la denominacin
sea muy posterior a su existencia. Todos hemos odo
hablar de los alquimistas y muchos de nosotros tenemos
estampas de ellos vagamente confundidas con las de
magos o brujos. Pero estamos en un completo error si
como tales los consideramos, porque los alquimistas se
esforzaban por realizar su trabajo mediante el
descubrimiento y utilizando las leyes de la naturaleza, y
nunca, o muy rara vez, intentaron obtener resultados
mediante procedimientos "mgicos", por encantamientos, hechizos, invocaciones al demonio, etc.
No tuvieron xito en su intento de descubrir las
leyes que gobiernan las transformaciones de las cosas;
no llevaban a cabo sus experimentos en la misma forma
que los modernos cientficos; el verdadero alquimista
era un hombre tranquilo, solitario y sincero investigador
de la naturaleza de las cosas. El aparente propsito
principal de la alquimia, la produccin de oro, era tan
enormemente atractivo que el camino del fraude estaba
abierto; en consecuencia, hubo en la Edad Media y aun
antes un gran nmero de charlatanes que sacaban el
dinero a las gentes engandolas con falsas
demostraciones; y fueron stos los que desacreditaron la
alquimia. Nuestro inters va dirigido al alquimista
verdadero y no a los fraudes, de los cuales nuestra poca
ofrece ejemplos excelentes para su estudio.
La alquimia floreci, segn hemos dicho, en los
principales centros de civilizacin; y sigui la corriente
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INTRODUCCIN
INTRODUCCIN
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INTRODUCCIN
INTRODUCCIN
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II
LAS IDEAS DE LOS ALQUIMISTAS
El propsito ostensible de los alquimistas era la transmutacin prctica de los metales en oro. En el siglo XIX
los metales estaban considerados como elementos
qumicos, y los elementos qumicos, a su vez, como
completamente inalterables, salvo en el caso de combinacin. Por lo tanto, se consideraba la transmutacin
como un absurdo. En el siglo xx sabemos que es posible, por lo menos en teora, pero se consigue slo
mediante un gasto de energa que est muy lejos de los
medios de que dispona el alquimista, quien trabajaba
con la ayuda de los calores suaves producidos por la
cama de estircol o el bao de Mara. Pero, sin embargo,
antes de Lavoisier incluso la palabra "elemento" no
exclua la posibilidad de transmutacin, y por lo tanto
no haba ninguna razn terica para suponer imposible
la conversin del mercurio en oro. Hasta mediados del
siglo XVII fueron pocos los que dudaron que fuese
posible, aunque muchos s dudaban de que los alquimistas la hubiesen conseguido de hecho.
Si hemos de penetrar en la mente del alquimista y
demostrar que sus singulares procedimientos eran
razonables, necesitamos comprender la ciencia de su
tiempo. Los griegos fueron los iniciadores de la ciencia
terica; y sus hiptesis y conjeturas acerca de la naturaleza de la materia fueron paralelas a la alquimia. As
en Alejandra, en Bizancio, en el Islam y en Europa,
antes del desarrollo de la qumica moderna, los intelectuales adoptaron las teoras sobre la materia y los cam
bios qumicos que haban sido sostenidas por los griegos, especialmente por Aristteles y sus comentadores,
as como por los escritos griegos sobre temas mdicos.
Semejantes teoras son, por supuesto, muy diferentes
de las de la ciencia moderna; y sus dos principales
doctrinas eran la de la materia y la forma y la del es14
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Estas ideas concernientes al "espritu" y sus funciones en la naturaleza eran muy familiares en la poca
en que se comienza a tener noticia de la alquimia. La
filosofa estoica estaba entonces en su apogeo. Los estoicos sostenan que todas las cosas eran cuerpo, materia, en el sentido de ocupar lugar en el espacio. Conceban todos los cambios en el mundo como resultado
de cambios en el cuerpo, logrados mediante el esfuerzo
del primer fuego, que puso en accin las potencias, a
manera de simientes de las cosas y fue causa de su desarrollo de acuerdo con el plan inherente a su naturaleza.
El agente que efectuaba todos esos cambios era un
"aliento", el pneuma. La filosofa hermtica, que
tambin prevaleca en el perodo primitivo de la alquimia, mantena puntos de vista muy semejantes en lo
concerniente a la universalidad y eficacia del espritu.
Luego la idea de una simiente en las cosas, desarrolla5
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III
EL ORIGEN DE LA PRCTICA ALQUIMISTA
Es interesante notar que aunque los griegos clsicos
tenan ideas tericas acerca del origen de los metales y
la naturaleza del cambio, no hay razn alguna para
suponer que practicaban la qumica o la alquimia. Es
probable que el estmulo de un xito parcial aparente en
la transmutacin fuese necesario para considerar que
vala la pena continuar con el estudio de la ciencia o arte
de la transmutacin de los metales. Es casi seguro que
antes de que hubiese ninguna teora sobre esta materia,
los tcnicos prcticos haban ya preparado metales
blancos semejantes a la plata y otros amarillos
semejando oro. Es difcil saber lo antigua que era esta
prctica. Campbell Thompson opina que en un fragmento de una tablilla asiria (s. VII a. c.) se haca referencia a la manufactura de la "plata", pero los mismos
alquimistas suponen el origen de su arte en Egipto. De
modo que el alquimista Zsimo, que escriba, hay que
recordarlo, por el ao 300 d. c. cuando la ciencia y la
mitologa egipcias no eran ya una tradicin viva,
comienza uno de sus libros as:
Aqu se establece el libro de la Verdad.
Zsimo te saluda oh Theosebeia!
Todo el reino de Egipto, seora, depende de estas dos artes, la
de las cosas estacionalesl y la de los minerales. En lo que se
refiere a aquella que llaman arte divina, sea por su aspecto
filosfico o dogmtico o por sus fenmenos en general, fue
dada a los que eran maestros en ella para que la custodiaran, y
no slo esta arte, sino tambin aquellas que son llamadas las
cuatro artes liberales y los procedimientos tcnicos, porque su
capacidad creadora es propiedad de los reyes. As pues, si los
reyes lo permiten, uno que haya recibido el conocimiento
como herencia de sus antepasados
l Se refera probablemente a la astronoma o la astrologa.
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mucho despus de los escritos de los primeros alquimistas. Es una deduccin lgica decir que estos papiros
nos revelan una antigua tradicin del trabajo de los
metales en Egipto, y que esta tradicin contribuy a la
alquimia.
IV
LOS PRIMEROS ALQUIMISTAS
El primer grupo de alquimistas de que se tiene noticia
vivi en las regiones de habla griega del mundo, en una
poca que no puede determinarse con precisin. Se
acepta generalmente que comenz en alguna parte, en el
gran perodo de la ciencia griega que se inicia hacia el
ao 300 a. c. en Alejandra y que decay
considerablemente hacia el ao 200 d. c. Todo lo que
queda de ellos es un cierto nmero de manuscritos que
contienen fragmentos desordenados de algunos de sus
trabajos. El manuscrito ms antiguo no es de antes del
ao 100 d. c. aproximadamente. Pero, as como por el
estilo, lenguaje y sentimientos, deberamos saber si un
poema se escribi en el siglo xvi, en el XVII o en el
XVIII, en este caso podramos aventurarnos a adivinar
en que pocas fueron compuestos estos trabajos.
Desgraciadamente no hemos podido encontrar
referencias a la alquimia en los trabajos de escritores que
podemos situar hasta el ao 500 d. c. aproximadamente.
De todos modos sabemos que Z-simo menciona el
templo de Serapis (en Alejandra) que fue destruido el
ao 390 d. c., y que por lo tanto l vivi antes de esa
fecha; como tambin que tena por autores antiguos a
"Demcrito" y a "Mara la juda".
De acuerdo con la opinin general, se llega a la
evidencia de que los trabajos ms antiguos fueron
escritos hacia el ao 100 d. c., aunque haya algunos
autores que siten los escritos alquimistas atribuidos al
llamado "Demcrito" en el ao 250 a. c. aproximadamente.
El hecho de que los ms antiguos alquimistas no sean
mencionados por sus contemporneos no alquimistas
nos ndica que durante sus dos o tres primeros siglos la
alquimia fue casi un secreto, aunque no se 32
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personalidad al autor del trabajo atribuido a "Demcrito", a Mara la juda y a Zsimo; mientras que el resto
no es sino un gran nmero de nombres puestos delante
de textos fragmentarios. Los alquimistas griegos
posteriores, que escribieron despus del 400 d. c., no
son sino comentaristas que tratan de explicar lo que los
viejos alquimistas se proponan y que al parecer saban
poco ms sobre la materia de lo que sabemos hoy da.
Al lector moderno le parecer raro que los alquimistas adoptasen tan a menudo como seudnimos nombres ms famosos que los suyos propios. Los alquimistas griegos que escribieron hacia el ao 200 d. c. ponan
a la cabeza de sus tratados nombres de personajes
mitolgicos tales como Hermes, Isis, Agatodemn; de
grandes filsofos que vivieron muchos siglos antes, tales
como Leucipo o Demcrito c incluso Moiss; de reyes y
reinas como Cleopatra y Cheops; atribuciones que
encontraran un paralelo si Darwin, sin intencin alguna
de modificar su estilo, hubiese publicado el Origen de
las especies como un trabajo perdido de Francis Bacon,
Santo Toms de Aquino, la reina Ana o Eduardo el
Confesor. La razn de estas atribuciones era
probablemente el enorme respeto que los antiguos
profesaban a los an ms antiguos, y su creencia de que
el mundo estaba degenerando de un estado de bondad y
sabidura a otro de impiedad y locura. Aquellos que
aceptaban semejante visin de la historia lgicamente
respetaban ms un viejo libro que uno nuevo, y
manuscrito con un importante nombre antiguo a la
cabeza era de mucho ms valor que uno en el que el
autor apareciese como un desconocido contemporneo
del lector.
El alquimista, a diferencia del qumico, no buscaba
el progreso de su arte mediante el descubrimiento de
nuevos mtodos, sino por el redescubrimiento y nueva
interpretacin de los antiguos escritores a los que crea
poseedores del secreto. Por lo tanto, deseaba que sus
libros apareciesen como antiguos. Esta tendencia per-
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y el producto que parecan defender esta regla. La principal de stas era el blanqueamiento del cobre mediante
arsnico blanco y la coloracin amarilla comunicada al
cobre y la plata mediante soluciones dbiles de polisulfuros amarillos obtenidos hirviendo cal con azufre o
incluso mediante soluciones de colorantes amarillos. En
caso de que el lector dude de que alguien tratase de
imitar el oro tiendo un metal blanco, puedo citar una
lnea de John Donne:
Y como viles piedras en estao azafranado
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arseniuro de cobre que eran blancas, lustrosas y aparentemente iguales a la plata. Los compuestos de arsnico podan tambin ser untados sobre el cobre, que se
calentaba despus formndose sobre l una capa superficial de la aleacin blanca de cobre y arsnico. Este
blanqueado del cobre no era considerado, segn parece,
como un verdadero procedimiento para hacer plata por
todos los alquimistas, pero era un ejemplo brillante de la
posibilidad de alterar el color de un metal; y este cobre
blanqueado se consideraba a veces como el primer paso
en el intento de hacer oro.
Para la obtencin del oro seguase un proceso en el
que era mucho ms difcil obtener incluso una apariencia de xito. Hasta donde podemos interpretar las
recetas, los primeros alquimistas empleaban cuatro mtodos:
1) La manufactura de aleaciones amarillas de metales comunes semejantes al latn.
2) La preparacin de oro rebajado.
3) El coloreado superficial de metales o aleaciones.
4) Una serie de procesos muy complejos en los que
se empleaban lquidos destilados o en los que los me
tales eran sometidos a la accin de vapores.
Los tres primeros de estos mtodos se parecen algo a
los viejos mtodos tcnicos que aparecen en los papiros.
Adems se han usado en pocas modernas para hacer
joyera artificial. El cuarto mtodo, aunque muy oscuro,
es el ms importante para nuestros propsitos, por ser el
antecesor de los procedimientos de los alquimistas
posteriores.
Las aleaciones semejantes al latn, incluyendo algunas de las aleaciones de cobre, estao y zinc, usadas
en pocas modernas bajo los nombres de ormolu,
oroide, oro de Manheim, etc., fueron ciertamente
preparadas por los alquimistas griegos. El zinc no era
conocido por los antiguos en forma metlica y estas
aleaciones semejantes al latn se preparaban fundiendo
mezclas de otros metales o sus minerales con cadmia,
que era una mezcla de xidos metlicos que contienen
una proper-
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Este aparato fue inventado por los alquimistas griegos o, al menos, est descrito por vez primera en sus
escritos y contina apareciendo en la lista de los catlogos qumicos hasta 1860! La primera descripcin es
de Mara la juda, aunque no se sabe si ella lo invent, y
aparece en un escrito de Zsimo:
He de describiros el tribikos. Porque as se llama el aparato
hecho de cobre y descrito por Mara, la transmisora del Arte.
Dice lo que sigue:
Hganse tres tubos de cobre dctil un poco ms gruesos
que los de una sartn de cobre de pastelero; su longitud ha de
ser aproximadamente de un codo y medio. Hganse tres tubos
as y tambin un tubo ancho del ancho de una mano y con una
abertura proporcionada a la de la cabeza del alambique. Los
tres tubos han de tener sus aberturas adaptadas en forma de
ua al cuello de un recipiente ligero,
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El tipo corriente de alambique lo describe un alquimista llamado Sinesio, al comentar un libro de Demcrito (hoy perdido), quien, segn parece, fue el primero en describirlo:
Lo que dice [Demcrito] oh Dioscorus!, es como sigue. . ." "Y pngase dentro un frasco en el lecho de ceniza
caliente, que es un kerotakis (p. 52). Durante la accin del
calor, se tiene adaptado al frasco superior un aparato de cristal
con un mastarion (un recipiente en forma de ubre) empalmado
a l. Y pngase esto en su parte superior y recbase el agua que
viene a travs de la ubre y gurdese y pdrase. sta es la
llamada agua divina."7
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casi imposible creer que la sustancia que nosotros llamamos azufre sea lo que ellos destilaban.
Sabemos que el producto de la destilacin se llamaba theion hudor. En griego la palabra hudor quiere
decir agua y theion significa sulfurosa o divina, una
coincidencia de significado de la, que nuestros alquimistas sin duda se alegraban. Las descripciones del proceso
indican ciertamente que el producto de la destilacin era
un "agua" y no un slido como el azufre. De acuerdo
con los textos haba numerosos "azufres" distintos y no
sabemos lo que los alquimistas queran decir con esa
palabra.
Pero hay dos recetas que nos dicen que hay que
poner algo ms que "azufre" en el cuerpo del alambique,
y en ambos casos el material en cuestin son huevos. El
lquido destilado se colectaba en tres fracciones;
primero, un destilado claro llamado "agua de lluvia";
despus, un lquido dorado plido llamado "aceite de
rbano" y luego un lquido oscuro verde amarillento
llamado "aceite de ricino". Ahora bien, si en realidad se
destilan huevos, obtenemos en primer lugar una gran
cantidad de lquido transparente, dbilmente alcalino;
luego, un destilado amarillo dorado, algo aceitoso, que
contiene sulfuro de amonio, amonaco y bases
piridnicas; por ltimo, un lquido espeso amarillento
muy oscuro que contiene bases piridnicas y productos
breosos. Esto corresponde muy de cerca a la descripcin
del alquimista y los productos hacen lo que l dice que
haban de hacer. As, el segundo destilado da amarillo de
arsnico, como nos informa, probablemente por razn
de los sulfuros que contiene.
Por qu querran destilar los huevos los alquimistas? Supongo que trataban de extraer el "aliento vital", el
pneuma, presente en el huevo que, entre todas las cosas,
tiene evidentemente la mayor potencia generatriz.
Adems, la yema del huevo tiene un prometedor color
dorado y, como ya hemos visto, los lquidos sulfurosos
que se obtienen destilando huevos tenan un color
amarillo y podan conferir ste a ciertos mate-
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dos que los representados en las figuras, pero el principio parece haber sido el mismo. Se deca que los procesos llevados a cabo en el aparato kerotakis implicaban
una serie continua de "ennegrecimiento, blanqueamiento y amarilleamiento" seguido algunas veces de iosis.
La ltima palabra es de significado dudoso; puede significar "empurpurecimiento"; comunicando el color de
una violeta (ion), pero puede significar simplemente
"extirpacin del orn y el moho" (ios).
Este fenmeno es difcil de explicar. La conversin
en sulfuros negros del cobre y los otros metales empleados se considera como el ennegrecimiento; y la fusin en un metal amarillo como el amarilleamiento.
Explicar el blanqueamiento es mucho menos fcil. Si,
como es probable, el producto negro se secaba antes de
fundirse, podra ser que se blanquease a resultas de la
eflorescencia de sales derivadas del "agua divina".
Alternativamente, alguna materia blanca, como compuestos de mercurio, arsnico o antimonio, pudo haber
sido aadida con objeto de conseguir la deseada blancura. La iosis no es probablemente ms que un tinte
final o quizs una limpieza del metal producido.
No podemos interpretar estas recetas complicadas y
fragmentarias lo suficientemente bien para decir definitivamente lo que ocurra, pero est claro que a los
alquimistas que las estudiaban les parecan
enormemente significativas, y que dieron lugar a
impresionantes escritos simblicos.
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El sistema podra
extenderse
para expresar la
composicin
de
las aleaciones poniendo juntos los
smbolos de los
metales que las
componen, igual
que se hace modernamente. As,
los siete smbolos
reproducidos en la
figura
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representan :
1) Oro (Representado como el sol con un solo
rayo).
2) Limaduras de oro.
3) Panes de oro.
4) Oro calcinado.
5) Electro (Smbolo del oro y la plata combinados).
6) Crisocola. Soldadura de oro (Dos smbolos de
oro juntos).
7) Malagma de oro (Mezcla de oro).
A la notacin para la aleacin de electro se lleg
combinando los smbolos del oro y la plata, sus consti-
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ban conectados causalmente con las actividades terrestres del metal. Esta nocin aparece con frecuencia en los
textos alquimistas, aunque no parece que hubiese
comnmente ningn intento de acomodar el tiempo de
las operaciones alquimistas a conjunciones favorables
en los cielos.
Sin embargo, en los trabajos alquimistas de cualquier poca encontramos que se empica un tipo de
simbolismo totalmente diferente para exponer el significado de la operacin al instruido a la vez que se oculta
la prctica al ignorante. Los cambios que se producan
en el contenido de las vasijas alquimistas causaban una
honda impresin en la mente de los que los
contemplaban. El metal brillante se converta en una
masa informe de color negro, una corrupcin apestosa;
luego otro proceso traa nuevamente al estado metlico
esta masa muerta y, as les pareca, quiz porque as lo
deseaban, que era un metal ms glorioso y excelente. El
proceso era de hecho un smbolo de lo que entonces se
buscaba, a semejanza de lo que exista en la cristiandad
y las religiones de misterio: muerte y resurreccin. En
esta vida uno debe sucumbir al pecado y volver a nacer;
el cuerpo, ahora metal comn, haba de morir y
corromperse hasta la negrura, pero se levantara de su
corrupcin nuevo, glorioso e incorruptible como el oro.
Esta analoga se encuentra en la alquimia desde sus
primeros tiempos y los alquimistas de pensamiento ms
mstico parecan considerar esto como su parte ms
importante. Ciertamente parece que algunos autores
tomaron las apariencias fsicas reales como el smbolo
de un proceso ms universal de muerte y regeneracin,
mientras que los ms inclinados a la qumica tomaban
muerte y regeneracin como una explicacin simblica
del proceso qumico.
De esta clase de simbolismo se hablar con ms
detalle en el captulo XI, pero su carcter se expresar
mejor citando dos famosos pasajes alegricos, uno de
El Dilogo de Cleopatra y los Filsofos, el otro de los
trabajos de Zsimo.
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aquellos que ya lo conocan. Por qu entonces escribirlo? La explicacin est, probablemente, en que dicho
trabajo es en realidad una especie de poema, que expresa
las maravillosas analogas que ve el autor entre el mundo
con sus estaciones y el crecimiento, la muerte y la
regeneracin, y el proceso del trabajo alquimista.
Expresa sin duda este escrito, religioso y tcnico, una
especie de regocijo ante los maravillosos fenmenos de
los cambios qumicos y, al mismo tiempo, los hace an
ms maravillosos asimilndolos a los grandes sucesos de
la naturaleza que encuentran sin falla su respuesta en el
corazn humano. El prrafo que sigue a esta cita compara al filsofo contemplando su trabajo con la madre
contemplando el fruto de su vientre y compara las aguas
qumicas a su leche. El simbolismo en su forma ms
desarrollada llega a ser una alegora, vindose el proceso
qumico en los trminos de una historia humana
paralela.
El ejemplo ms completo lo constituyen las Visiones
de Zsimo, contenidas en su tratado De la virtud.
Leccin I
1. La composicin de las aguas, el movimiento,
creci
miento, eliminacin y restitucin de la naturaleza corprea,
la separacin del espritu del cuerpo y la fijacin del espritu
en el cuerpo no son apropiados a naturalezas extraas, sino
a una sola naturaleza que reacciona sobre ella misma, una
sola especie, as como los cuerpos duros de los metales y los
hmedos jugos de las plantas.
Y en este sistema, simple y de muchos colores, est comprendida ma investigacin, mltiple y variada, subordinada a
las influencias lunares y a la medida del tiempo, que regula el
final y el aumento de acuerdo a aquello en lo que la sustancia
misma se transforma.
2. Diciendo estas cosas me fui a dormir y vi un sacer
dote del sacrificio de pie ante m en la cumbre de un altar
en forma de cuenco. Este altar tena quince escalones que
conducan a l. Entonces el sacerdote se levant y o una
voz de arriba que me deca: "He logrado el descenso de los
quince escalones de la oscuridad y el ascenso de los escalo-
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O de Cinabrio.
Berthelot, Collection
texto
griego, pp. 107-112; 115-118.
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VI
ALQUIMIA CHINA1
Es notable el hecho de que, en una poca dos o tres
siglos anterior a los primeros escritos griegos sobre
alquimia, aparecieron en China relaciones de creencias
y procesos que debemos llamar alquimistas. Al mismo
tiempo, justo es decir que no hay evidencia suficiente
para decidir si la alquimia china se deriv de la occidental o viceversa, o si ambas surgieron de una misma
fuente, aunque no hay que olvidar por completo ninguna
de estas hiptesis acerca de su origen. En el estado
presente de nuestros conocimientos trataremos de esta
primitiva alquimia china considerando en ella un
paralelismo notable con la alquimia occidental pero sin
considerarla conectada con sta por ningn vnculo conocido.
Segn veremos, la alquimia de China se preocupa
principalmente de la prolongacin de la vida. La idea de
una droga que pueda actuar como un elixir de inmortalidad aparece en la literatura india antes del ao
1000 a. c. y hay algunos indicios de la idea de la
alquimia en el Atharva-veda- que pertenece al mismo
perodo. Es posible, pero de ninguna manera seguro,
que fuese sta la fuente de la alquimia china.
La primera evidencia de alquimia en China es una
indicacin de que era practicada por Dzou Yen ya en el
siglo iv a. c. Es cierto que en el ao 175 a. c. se
promulg una ley contra la prctica de la falsificacin
del oro por mtodos alquimistas y es obvio que la al1 Esta seccin debe mucho a un artculo del Prof. Homer H.
Dubs, "Los principios de la Alquimia" (Isis, vol. 38, Partes 111112, p. 75) que el lector puede consultar.
2 Veda, la literatura sagrada ms antigua de los hindes, com
prende ms de 100 libros que se conservan; el Atharva-veda es el
cuarto veda y el apcrifo, compuesto principalmente de encanta
mientos que se conservan en dos versiones.
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ALQUIMIA CHINA
ALQUIMIA CHINA
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ALQUIMIA CHINA
If even the herb ch-sheng can make one live longer, Why not
try putting the Elixir into the mouth? Gold by nature does not
rot or decay;
ALQUIMIA CHINA
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ALQUIMIA CHINA
ALQUIMIA CHINA
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ALQUIMIA CHINA
VII
ALQUIMISTAS DEL ISLAM
Incluso cuando la ciencia griega estaba en su cenit,
existieron otras culturas cientficas en el Cercano y Medio Oriente. En India y en Persia, y entre los sabacos de
las partes orientales de Siria, se prestaba mucha
atencin a la astronoma y a las matemticas, de las que,
sin embargo, no quedan ms que escasos restos. Lo
importante para la posteridad es que, durante los cinco
siglos despus del nacimiento de Cristo, haba en estos
pases un cuerpo de filsofos de la naturaleza
preparados para recibir y cultivar conocimientos
nuevos. El centro ms vital de stos era Siria, un
verdadero punto de confluencia de lenguas y culturas.
Eran lenguas corrientes el latn, el griego, el sirio, el
persa y. despus del surgimiento del Islam, el rabe; as
pues, el conocimiento griego poda echar races all y
esbozar una nueva vida partiendo de la mezcla fecunda
de culturas y atravesar el Cercano Oriente.
La causa inmediata fue la expulsin de Constantinopla del sector culto de los nestorianos en el ao 431 d.
c. Formaron una escuela activa del conocimiento griego
en Edesa, al norte de Siria. De all fueron expulsados
por el emperador griego en 489. Entonces se trasladaron
a Nisibis, en Mesopotamia y finalmente se instalaron,
poco despus del 500 d. c. en Jundai Shapur, la gran
escuela mdica persa, un poco al norte de Basora. Los
ncstorianos conservaron durante mucho tiempo su
conocimiento del griego y pronto comenzaron a traducir
al sirio trabajos griegos. En el siglo siguiente los
cristianos monofisitas fueron tambin expulsados de
Constantinopla y emigraron a Siria y Persia. Por lo
menos algunos de los trabajos griegos sobre alquimia
fueron traducidos por ellos al sirio.
Entre los aos 622 y 750 d. c. los Estados y tribus
errantes rabes se unieron en el entusiasmo religioso
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FIG.
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Cual. internas
ORO
caliente-hmedo
fro-seco
PLATA
fra-seca
caliente-hmeda
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res. De la misma manera, los alquimistas griegos hablaban de la "medicina" (pharmakon) que haba de
aadirse a una mezcla con objeto de causar transmutacin. Geber desarroll ampliamente la idea del "elixir
supremo", la medicina de los metales, e invent el
mtodo de la balanza, una forma muy sistemtica de
atacar el problema de la transmutacin.
Primero consideraba que el alquimista deba ser
capaz de descubrir las proporciones de tierra, agua. aire
y fuego en cualquier cuerpo y luego alterar esas
proporciones hasta convertirlo en otro cuerpo, aadiendo un elixir hecho de los elementos puros combinados
en la proporcin adecuada para suplir y corregir las deficiencias o excesos del metal. Esta idea cuantitativa
suena muy cientfica y moderna, pero no fue realmente
encontrada en medidas de laboratorio, porque los
metales no pueden descomponerse en nada parecido a la
tierra, agua, aire y fuego y, por lo tanto, no podan
medirse las proporciones de estos supuestos elementos.
Por otra parte los cuerpos orgnicos podan analizarse mediante la destilacin, y probablemente tambin
sta es una idea griega. As como Zsimo destilaba
huevos, Geber destilaba toda clase de productos animales y vegetales. Es as como probablemente pudo
separarse la sal amonaco del excremento seco de los
animales. Destilando cualquiera de estos cuerpos orgnicos obtena en cada caso: 1) un lquido, que era el
elemento del agua (fro y hmedo); 2) una cosa que
llamaba aceite o grasa, un cuerpo inflamable que
identifica con el elemento del aire (caliente hmedo) y
que probablemente era una mezcla de lquidos y gases
orgnicos voltiles y combustibles; 3) una sustancia
coloreada combustible llamada fuego o tintura
(probablemente un cuerpo breoso) que identifica con el
fuego (caliente y seco); 4) un residuo mineral seco,
principalmente carbn vegetal, que identifica con el
elemento de la tierra (fro y seco).
Ahora bien, cada uno de estos supuestos elementos
tiene dos cualidades y la idea de Geber es hacer
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Este trabajo, enigmtico evidentemente, da a entender al lector que la operacin del sol (el smbolo del
oro) era manejada por un "espritu" universal, la fuente
de todas las cosas, que tena el poder de perfeccionarlas.
Su virtud es integral (es decir, tiene el poder de convertir
lo diverso en una sola sustancia), si se convirtiese en
tierra (es decir, se solidificase). Esto da a entender que la
"piedra" tena que ser un pneuma solidificado. Pneuma
era el enlace entre la tierra y el cielo, que tena la virtud
de las regiones celestiales y subterrneas; el poder de
todo el cosmos desde las es trellas fijas hasta el centro
de la tierra. Somete a toda naturaleza y penetra todo
slido. Es la fuente de todo el mundo y as puede servir
para cambiar las cosas de manera maravillosa. Las tres
partes de la filosofa del mundo entero son
probablemente las de las regiones celestial, terrestre y
subterrnea.
Este documento se tradujo al latn antes del 1200, y
es una de las fuentes ms importantes de la alquimia
medieval. Las ideas que hay en l concuerdan con la
ciencia de la poca y aunque no dan una idea clara de
cmo se fija el pneuma como slido, lo consideran un
triunfo. Gran parte de la alquimia medieval consista de
hecho en variaciones sobre este tema.
No es fcil calcular lo que el mundo musulmn hizo
por la alquimia y la qumica. No sabemos cunto recibi
de los alquimistas griegos, pero seguramente
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FIG.
ratoristas de hacer oro a partir de los materiales ordinarios mediante procedimientos qumicos y los apodaba
"cocineros de Geber". Otros, sin embargo, fingan encontrar en Geber un autor que conoca el secreto y lo
esconda bajo una masa de instrucciones prcticas que,
interpretadas al pie de la letra, no conducan a nada.
Aunque los trabajos de Geber estn muy lejos de ser los
primeros textos alquimistas asequibles a la Europa
occidental y aunque la mayora de ellos no han
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VIII
LOS ALQUIMISTAS EN EUROPA
Pasamos al siglo XII. Rpidamente Europa se iba
organizando y tranquilizando. Las ciudades se iban haciendo centros importantes; el aumento del comercio
traa nueva riqueza y comodidad. En el mundo intelectual surga la aurora de una era nueva. El Occidente,
cuyos conocimientos y actividad intelectual haban sido
casi en su totalidad teolgicos, comenzaba a producir
filsofos. Hombres tales como Berengario, Roscelino,
Anselmo, Abelardo, Hugo de San Vctor, se ejercitaban
en problemas filosficos, principalmente a travs de la
tradicin platnica que haba decado en el Occidente.
Las universidades comenzaban a tomar forma; exista
un apetito de conocimientos y una sed de material
nuevo. Semejante material estaba en las manos de los
rabes y los judos que vivan en el mundo musulmn.
Lo que el mundo occidental requera del Islam eran
sus conocimientos de filosofa y ciencias; y es notable la
gran proporcin de libros cientficos entre los primeros
que se tradujeron. La Europa occidental apenas conoca
nada de medicina; su astronoma y matemticas eran
rudimentarias; la qumica y la fsica apenas existan para
ellos. Los nicos trabajos concernientes a algo
semejante a la alquimia eran ciertos libros de recetas
tcnicas, tales como los Compuestos para colorear, La
clave de la pintura y el Libro de los fuegos, que venan
directamente, a travs de la tradicin bizantina, de las
recetas de los papiros de Leyden y de Estocolmo.
Proporcionaban informacin sobre toda suerte de
asuntos prcticos, tales como el teido, la confeccin de
pigmentos, tratamiento de los metales, etc. No son
exactamente alquimistas pero estn relacionados con
asuntos que interesaron a los primitivos alquimistas.
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Era evidente para aquellos que estuvieron en contacto con las fronteras de los mundos arbigo y latino en
Sicilia, el sur de Italia y Espaa, que los rabes eran
enormemente superiores a los "francos" en todo
conocimiento y asuntos relacionados con la habilidad y
destreza; y lo ms sencillo era procurarse traducciones
de sus libros. Los hombres de Occidente no conocan ni
el griego ni el rabe, los rabes generalmente no
conocan el latn; pero haba muchos judos instruidos
que conocan cierta lengua que entendan los "francos".
Mediante su ayuda se llegaron a hacer las traducciones.
Haba una escuela mdica en Salerno, en el sur de Italia,
donde se preparaban las traducciones o, quiz, eran
empleadas ya en el siglo XI, pero la primera versin
conocida de un trabajo alquimista se debe a un tal
Roberto de Chester en 1144. Hacia 1200 haban sido
traducidos una media docena de textos, incluyendo el
Libro sobre alumbres atribuido a al-Razi y la Tabla de
esmeralda. El inters por el asunto comenz a crecer y
en el siglo XIII ya se discuta seriamente sobre alquimia
y se practicaba con intensidad.
Las mejores cabezas de la poca dudaban si la
alquimia era realmente una ciencia o un fraude. San
Alberto (Alberto el Magno), Rogerio Bacon y Santo
Toms de Aquino, todos discutan la cuestin. Alberto,
quien escribi un excelente trabajo sobre minerales y
haba ido a los distritos mineros para ver l mismo los
procesos, llev a cabo el experimento prctico de probar
un pretendido oro alquimista, pero encontr que 6 o 7
tratamientos en el horno lo reducan a cenizas. Un caso
similar se relata de al-Razi; se dice que parte de su oro
alquimista se enmoheci al cabo de muchos aos y tuvo
que reconocer que no lo era. Sin duda muchos de estos
llamados oros eran aleaciones de latn como los
modernos ormol * y similor o probablemente mezclas
de stos con algo de oro.
Alberto el Magno se inclinaba por lo tanto a pensar
* Otra variedad de similor a base de cobre con 6 a 17 % de estao
y cantidades variables de zinc. [T.]
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En su comentario sobre el libro tercero de la Meteorolgica (Lectio IX ad finem) de Aristteles, hay una
larga discusin sobre el punto de vista de Aristteles
respecto a la generacin de los metales bajo tierra a
partir de un vapor seco o fuliginoso y un vapor hmedo
(o exhalacin). Acepta este punto de vista pero le aade
algo que no se encuentra en Aristteles, es decir, que
esta mezcla o combinacin requiere una
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Evidentemente debi haber observado una gran variedad de reacciones qumicas al llevar a cabo la preparacin de numerosas sustancias coloreadas, productos
destilados y tambin sales cristalinas (porque nos dice:
De Mercurio y Metales hice Piedras Cristales).
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dentro del mercurio; como aumentaba el calor el mercurio se volatilizaba y dejaba la plata o el oro derretido
en el crisol. Qu ms haca falta como prueba? El
incauto se desprenda fcilmente de grandes sumas para
la adquisicin de materiales de laboratorio y mercurio, o
pagaba una gran suma por la receta para hacer la piedra,
despus de lo cual no se vea ms al fraudulento
alquimista.
Lo caracterstico de un alquimista fraudulento era su
vida errante y su verborrea. Los alquimistas autnticos
pasaban al parecer largos aos en sus laboratorios y, si
creemos a aquellos que pretenden haber tenido
experiencia, tenan gran cuidado en disponer de su oro
en secreto y no deseaban ser conocidos como alquimistas.
Podra redactarse un captulo bastante divertido sobre los estafadores, pero es la alquimia lo que tratamos
de comprender y no las extravagancias del engaabobos
medieval. El lector que tenga ms inters en esto puede
leer el Cuento del criado del cannigo de Chaucer o esa
obra deliciosa, El alquimista, de Ben Johnson. Ambos
autores tenan buenos conocimientos de la alquimia y
sin duda conocieron de visu muchos alquimistas o
pretendientes a la alquimia.
IX
LA ALQUIMIA EN EL SIGLO XIV
Los libros asequibles en el siglo XIII (traducciones y
parfrasis de los rabes) eran en su mayor parte muy
oscuros y estaban llenos de una jerga innecesaria. Los
mejores trabajos asequibles eran los de Geber (pp. 9395) cuya Summa perfectionis y otras obras eran versiones latinas de las mejores ideas prcticas de la alquimia
rabe y contenan las preparaciones qumicas y mtodos
tipo usados por autores posteriores. Pero stos eran
trabajos muy superiores a la mayor parte de las
traducciones rabes, que generalmente son tediosas y
confusas.
El pensamiento de finales del siglo XIII y del XIV
era excesivamente claro y racional y tena el hbito escolstico de querer presentar cualquier asunto de una
manera sistemtica y lgica. As, por esta razn, o por
otras, encontramos en el siglo XIV una serie de libros
alquimistas escritos por autores europeos y en un tono
completamente diferente de las traducciones rabes.
La dificultad comn estriba en descubrir si estos
libros tenan alguna conexin con los que figuraban
como autores. Arnaldo de Villanova y Raimundo Lulio
figuran como autores de los escritos alquimistas ms
importantes de principios del siglo XIV; pero es casi
seguro que slo unos pocos de los textos atribuidos a
Arnaldo de Villanova fueron escritos por l y es probable que ninguno fuese escrito por Raimundo Lulio.
Sin embargo, estos escritos, que pertenecen a los albores
del siglo XIV, sus contemporneos o la inmediata
posteridad los crea genuinos. Por lo tanto, hablaremos
de Arnaldo o Lulio refirindonos con el nombre a los
tratados aceptados posteriormente como suyos.
El grupo ms interesante de escritos de esta poca lo
constituyen aquellos a los que va adscrito el nombre de
Raimundo Lulio. Muchos de ellos estn fechados
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que pueden ser identificados, pero termina con la asercin de una transmutacin que no puede resultar posible
con el empico de este material.
Cul es la explicacin de este fenmeno en que los
alquimistas describen lo que, de acuerdo con la ciencia
moderna, no puede haber ocurrido? El alquimista, si
podemos tacharlo de tal, podra, desde luego,
preguntarnos si nosotros habamos probado la receta; y
por cierto ningn cientfico moderno lo ha hecho. Antes
de que nadie se decida a emplear semanas o meses en
determinado trabajo debe tener alguna esperanza de que
resulte algo de l. A menudo omos historias de gente
que dice que el arca de No est en la cumbre del monte
Ararat; pero no se ha formado ninguna expedicin para
estudiar esta notable reliquia. El suceso de un diluvio, de
17,000 pies de profundidad, que habra sido necesario
para que llegase all, no parece lo suficientemente
probable para inducir a nadie a gastar tiempo y dinero en
investigar la cuestin. As pasa con la alquimia. Estas
recetas podran ser probadas, pero nadie cree
suficientemente en ellas para pensar que vale la pena
hacerlo.
Si creemos que estas recetas no son aprovechables
para hacer oro, qu habremos de pensar? Inventaron
acaso los alquimistas recetas de las que pensaban que
daran resultado pero que no ensayaron por completo?
Esto no es del todo improbable. Mucho despus, en el
siglo XVI, encontramos libros con ilustraciones de
mquinas que no podan haber trabajado y que evidentemente nunca fueron construidas, y reseas de experimentos fsicos que, de haberse realizado, no hubieran
tenido xito. Por esto, no es ni mucho menos imposible
que sobre la base de algunas seales de xito (v. gr. el
blanqueamiento o amarilleamiento de algn metal)
ideasen mtodos de los que supusiesen candidamente
que deban tener xito, pero que los frecuentes
accidentes de laboratorio impidieron llevar a cabo.
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rior tuibia, que haba que tirar, y una superior transparente y azul celeste que era la quintaesencia. Cuando
se abra la vasija, exhalaba una maravillosa fragancia
que atraa a los pjaros y haca que la gente acudiera a
montones a la casa. Por supuesto no podemos pensar en
ningn cambio posible que la "circulacin" pudiese
verificar sobre el alcohol. Debemos clasificar esta parte
del relato con el resto de las maravillas inexplicables de
la alquimia, notando, sin embargo, la analoga con el
ancho mundo en el que el "argent vive" original se
divida entre el azul del firmamento y la masa pesada y
turbia de la tierra.
Sin embargo, el resultado de esta circulacin, aun
sin llegar al patrn de la receta, con ser slo un ejemplo
de alcohol casi puro, era verdaderamente una maravilla.
Sus efectos sobre el organismo humano eran muy
evidentes. Aun hoy permanece en pie la reputacin del
aguardiente como un tonificante. Su efecto sobre los
miembros congelados y las fuerzas decadentes del
anciano era de lo ms impresionante para los hombres
de la poca. As lo encontramos en siglos sucesivos
empleado como una medicina contra la vejez. Su poder
de preservar la materia orgnica de la putrefaccin
probablemente ayudaba tambin a sostener la idea de
que conservara al cuerpo humano "hasta el trmino
fijado por Dios". Adems la nocin de que esta
medicina era la misma quintaesencia, el espritu activo
del mundo, apoyaba la presuncin de que se revelara
como la ms perfecta de las medicinas. Como
quintaesencia constitua el enlace entre nuestros cuerpos
terrestres y los celestes y poda transmitirnos su influencia benfica.
Pero este alcohol tena tambin una propiedad qumica nueva para el mundo, puesto que era el primer
disolvente lquido para muchos compuestos orgnicos
insolubles en agua; tales como grasas, resinas y aceites
esenciales. Era por tanto el primer lquido conocido que
poda extraer las sustancias aromticas voltiles de las
plantas. Estos aceites esenciales voltiles con su
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FIG.
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traba en la parte celestial de la planta, en su quintaesencia, y esta quintaesencia poda ser extrada
mediante la quintaesencia del vino. As los tratados
lulianos y otros trabajos del siglo XVI sobre el mismo
tema tratan, entre otras cosas, de la extraccin de la
quintaesencia de las plantas mediante solucin o
destilacin con alcohol. El resultado desde luego difera
slo de un licor moderno en que no era dulce, y bien se
le poda haber aadido azcar o miel para hacer la medicina ms grata al paladar.
El licor ms viejo que conocemos es el benedictino,
inventado en 1510 por Dom Bernardo Vincelli, que se
dedicaba a trabajos qumicos. Este admirable licor se
hace macerando un gran nmero de hierbas en alcohol,
y es razonable suponer que era sealado como una
quintaesencia extrada de una gran variedad de plantas,
conteniendo todas las influencias celestes que las hacan
crecer. Nosotros no podemos considerar que este licor,
con sus excelencias, sea lo qu pretendan los
alquimistas.
Desde la poca de los tratados lulianos esta "quintaesencia del vino" o "circulatum" era una sustancia
importante tanto en medicina como en alquimia. No es
necesario decir que pronto encontr el mundo que no
era slo una buena medicina sino una buena bebida.
Miguel Savonarola, abuelo de Jernimo Savonarola, el
futuro reformador, escribi un libro (hacia 1430) sobre
el tema, en el que nos habla de un amigo que beba sus
ocho onzas diarias y juraba que sta era la nica razn
por la que haba llegado a los ochenta. Savonarola, sin
embargo, desaprueba por completo el que se hable con
tanta ligereza de esta maravillosa medicina. Deberamos
tomarla, dice, como otro sacramento y no meramente
como una panacea. Medio siglo despus, cuando se
utilizaba ya la imprenta, apareci una multitud de
"libros de destilacin" con recetas para hacer toda clase
de licores destilados, pero tratan-
122
dolos todava como medicinales; el uso general de licores destilados con fines convivales parece datar del
ltimo cuarto del siglo XVI.
Los tratados lulianos no son, desde luego, los nicos
textos importantes de principios de la Edad Media.
Tenemos el Espejo de la alquimia del que figura como
autor Rogerio Bacon y La derecha senda, atribuido a
Alberto el Magno, que siguen una lnea de pensamiento
algo diferente de la de los escritos lulia-nos. Pero la falta
de espacio nos impide la discusin de muchos de estos
textos. Creemos que la idea lulia-na de la alquimia fue
histricamente la ms significativa y fructfera, tanto
para el desarrollo de la filosofa natural alquimista como
para conducirnos, a travs del trabajo de Paracelso y sus
seguidores, a la qumica.
X
LOS ALQUIMISTAS INGLESES
No es posible en un libro como ste hacer la historia de
la alquimia medieval en todos los pases en que floreci.
La historia de la alquimia inglesa es, sin embargo,
bastante bien conocida y, aunque no es tan extensa
como la de la francesa o la de la italiana, nos sirve bien
para indicar algunos de los rasgos generales. Tenemos
dos fuentes principales de conocimiento; los archivos
pblicos y los escritos de los alquimistas. Los primeros
son escasos pero fehacientes, los ltimos voluminosos
pero de ms dudosa veracidad. Ambas fuentes indican
que la alquimia inglesa comenz en el primer cuarto del
siglo XIV.
En los archivos pblicos estn las referencias al
hombre prctico, honesto o falaz, que trataba de hacer
oro o plata en cantidad, mientras que los escritos de los
alquimistas nos dan las reflexiones y teoras de los que
pudiramos llamar filsofos alquimistas, los hombres
que fueron conocidos por las generaciones posteriores
como los grandes maestros del Arte.
El primer archivo del primer tipo se encuentra en
Patent Rolls (Registro de patentes)1 de 1329. Johan-nes
de Rous y Willielmus de Dalby, de los que se deca que
"saban cmo hacer metal de plata y que haban hecho
ya metal de esta clase", fueron convocados para
presentarse ante el rey Eduardo III con sus instrumentos
y otras cosas necesarias para demostrar un arte que
claramente prometa tanto bien para el pas. No se sabe
ms del asunto y, ciertamente, la alquimia desaparece de
la escena inglesa hasta el final de siglo, poca en la que
fue claramente un motivo de escndalo.
Geoffrey Chaucer, en la ltima dcada del siglo
XIV,
l Thomas Rymer, Foedera, Londres, 1727, vol. IV, p. 384.
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haya dejado ningn escrito, porque aunque he encontrado los Daulton's Degrees of Fire como ttulo, el texto
que sigue era el sptimo captulo del Ordinall de
Norton. Pero los detalles que da Norton respecto a l
son interesantes.
Thomas Daulton, nos dice, era un buen hombre, que
tena un gran acopio de medicina roja. Uno de los
escuderos de Eduardo IV, Thomas Herbert, lo encontr
en una abada en Gloucestershire y lo llev ante el rey.
Daulton haba sido "amanuense" de Sir John Delves, que
tambin era "escudero de confianza" del rey. Delves, a
pesar de haber jurado guardar el secreto, dijo al rey que
Daulton le haba hecho 100 libras de buen oro en menos
de medio da. Entonces Daulton dijo al rey que haba
tirado la medicina a un lago para evitar una repeticin de
los problemas que ya le haba ocasionado. El rey lo dej
en libertad, pero Thomas Herbert que lo esperaba lo
llev al castillo de Gloucester y despus a su propia sede
en Troy, en Monmouthshire, donde lo retuvo durante
cuatro aos. Daulton se resisti a revelar el secreto aun
ante la amenaza de que lo ajusticiaran inmediatamente y
muri poco despus de su liberacin. Norton nos dice
ciertamente que Herbert muri poco despus y Delves
perdi la vida en la batalla de Tewkesbury.
Est muy claro en las fuentes histricas usuales que
Sir John Delves y Lord Herbert of Troy fueron personas
reales y puesto que el primero fue muerto en la batalla
de Tewkesbury en 1471, Daulton debe haber muerto por
aquella poca. Norton escribe acerca de sucesos sobre
los que no han pasado arriba de diez aos y debemos
presumir que se basan en hechos reales.
Sobre Thomas Charnock sabemos muchsimo ms, 8
porque su trabajo fue en parte autobiogrfico y porque
Elias Ashmole recogi un buen nmero de interesantes
anotaciones de libros y manuscritos de su propie8 F. Sherwood Taylor, "Thomas Charnock", Ambix, vol. II, pp. 148
ss.
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despus, a su vuelta a Inglaterra, parece haberse dedicado por entero a largos trabajos para conseguir la
piedra, que ocuparon la mayor parte de su vida. Si tuvo
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LOS ALQUIMISTAS
INGLESES
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ver una analoga general entre el procedimiento establecido en las pp. 114-115 y los doce pasos de Ripley,
As podemos intentar indicar los pasos siguientes en la
teora y en la prctica.
1) Calcinacin
La reduccin de las materias empleadas a una condicin
no metlica. Esto puede corresponder a la primera
reaccin de los cidos con el oro y la plata y la destilacin a sequedad.
2) Solucin
La accin del licor destilado de ambas soluciones sobre
las sustancias secas, disolvindolas de nuevo.
3) Separacin
La destilacin posterior del lquido de los residuos metlicos. Este lquido tiene que ser destilado siete veces
(cf. p. 115).
4) Conjuncin
El compuesto de oro tiene tres partes de su "agua", el de
plata nueve; se mezclan, se cierra la vasija y se calienta
suavemente durante meses.
5) Putrefaccin
La materia se vuelve oscura y espesa, burbujea, se sedimenta y se "putrifica". Se desarrollan colores brillantes
como el arco iris.
6) Coagulacin
Los colores desaparecen y la materia se vuelve seca y
blanca; sta es la piedra blanca y el fin de la primera
etapa.
7-12) La confeccin de la piedra roja La segunda etapa
est destinada a cambiar la piedra blanca en la roja y es
mucho ms difcil darle ninguna interpretacin fsica.
Puede decirse que el proceso es una repeticin de los
pasos anteriores (excepto la calcinacin que no hace
falta) terminando con la proyeccin, la adicin de la
piedra roja a mercurio caliente, transmutndolo as en
oro.
142
El proceso no es, creo, susceptible de ninguna explicacin fsica porque slo los primeros pasos correspondan a cambios fsicos. Creo que no deberamos
buscar ninguna explicacin en trminos de composicin
qumica, sino ms bien el significado que las cosas que
vea tenan para l alquimista.
Los alquimistas, sin duda, llevaron a cabo una gran
cantidad de operaciones qumicas sobre la materia, porque, al parecer, cada uno de estos pasos comprenda un
cierto nmero de "circulaciones". En estas operaciones,
realizadas ciertamente con materiales qumicamente
impuros, deben haber visto gran cantidad de apariencias
que el qumico de hoy en da despreciara. As, el
qumico moderno, cuando destila una solucin, no se
interesa en las apariencias incidentales; si el vapor es
transparente o turbio, si hay espuma en la superficie; o
en los detalles exactos de la apariencia del lodo del
residuo slido. Pero esto parece haber sido lo que
interesaba al alquimista; concentraba su atencin en la
forma, color y olor de la materia y se propona observar
todo lo que ocurra, relacionndolo, no con los cambios
qumicos (encontrndose an lejos de una comprensin
racional) sino con las analogas derivadas del mundo
viviente que observaba y, especialmente, de la vida del
hombre.
La combinacin de dos cuerpos era vista como un
matrimonio; la prdida de su actividad caracterstica
como una muerte; la produccin de algo nuevo como un
nacimiento; el desprendimiento de vapores como un
espritu abandonando el cadver; la formacin de un
slido voltil como la confeccin de un cuerpo espiritual. Estos conceptos influan en su idea de lo que haba
de ocurrir y por esto decida que el fin de las sustancias
con que operaba deba ser anlogo al trmino del
hombre: un alma en un nuevo cuerpo glorioso, con las
cualidades de claridad, sutileza y agilidad.
Podemos, creo, considerar la alquimia de esta poca
como la bsqueda prctica y el cultivo intelectual de la
145
Algunos hombres perseguan la renovacin y glorificacin de la materia, guindose por esta analoga;
otros, la renovacin y glorificacin del hombre usando
la misma analoga. Nos encontramos, pues, con que la
alquimia es a la vez un oficio y un credo.
Adems, puesto que las operaciones de la alquimia
eran consideradas en trminos de los fenmenos de la
vida, podran ser mejor simbolizadas en estos trminos,
cuya actividad inspira las numerosas c interesantes series de pinturas alquimistas.
XI
SIMBOLISMO ALQUIMISTA
El uso de dibujos o pinturas simblicos en los textos
alquimistas se remonta a los primeros tiempos de la
alquimia, pero entonces no estaba muy desarrollado. La
figura de la serpiente o dragn es el primer smbolo que
encontramos, y representa la materia en su imperfecto
estado, sin regenerar. Hay que matar al dragn, lo que
significa que los metales que son el tema de la alquimia
tienen que ser reducidos a una condicin no metlica y
hacerlos susceptibles de recibir un nuevo espritu. As,
recordamos que Zsimo escriba ya en el siglo iv:
Y que yo no puedo escribirte muchas cosas, amigo mo,
construye un templo de una piedra, como cerusa en apariencia,
como alabastro, como mrmol del Proconeso, sin que haya
principio ni fin en su construccin. Deja que tenga dentro de l
un surtidor de agua relampagueante como el sol. Perctate del
lado en que est la entrada del templo, y, tomando tu espada en
la mano, busca as la entrada, por estrecho que sea el lugar al
que el templo se abre. Una serpiente est ante la entrada
guardando el templo, cgela y sacrifcala. Desullala y,
tomando su carne y huesos en la entrada del templo, haz un
escaln con ellos, pasa sobre l y entra. All encontrars lo que
buscas.1
SIMBOLISMO ALQUIMISTA
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SIMBOLISMO ALQUIMISTA
SIMBOLISMO ALQUIMISTA
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La hermana del dragn es Mercurio. Siendo el dragn materia, metal, cuerpo; su hermana es espritu,
mercurio metlico, alma. Continuamente omos "que el
dragn no muri sino con su hermana" que es el agente
de la operacin alquimista.
148
SIMBOLISMO ALQUIMISTA
Y de la misma manera:
Necio, lo que t siembras no se vivifica, si no muriere
antes. Y lo que siembras, no siembras el cuerpo que ha de
salir, sino el grano desnudo, acaso de trigo, o de otro grano:
Mas Dios le da el cuerpo como quiso, y a cada simiente su
propio cuerpo.
(I Cor. 15, 36-38) 3
SIMBOLISMO ALQUIMISTA
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SIMBOLISMO ALQUIMISTA
SIMBOLISMO ALQUIMISTA
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SIMBOLISMO ALQUIMISTA
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SIMBOLISMO ALQUIMISTA
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SIMBOLISMO ALQUIMISTA
SIMBOLISMO ALQUIMISTA
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SIMBOLISMO ALQUIMISTA
pretarlos nos envolvera en un palabreo que seguramente sera intil, porque estos cuadros son para vistos,
ms que para explicados. Nuestro propsito es, ms
bien, comprender la razn de esta forma pictrica de
expresin.
En primer lugar, estos smbolos alquimistas no pretenden, como los smbolos qumicos de hoy da, ser un
medio breve para expresar algo concerniente a los
cuerpos simbolizados que puede tambin expresarse en
palabras. Es cierto que Sol, o el Rey, puede ser interpretado confidencialmente como oro, Luna como plata y as sucesivamente, pero las pinturas alquimistas
significaban mucho ms que eso. Eran, desde luego, una
forma de entender los cambios qumicos, de tomarlos en
un esquema mental. El moderno cientfico puede
comprender un fenmeno qumico considerndolo en
trminos de las clases de cuerpos a que se refiere y de su
composicin qumica; el fenmeno, por ejemplo, del oro
disuelto en agua regia, encaja en el cuadro de la ciencia
moderna y al mismo tiempo est ligado de mil maneras
a otros fenmenos con puntos similares, incluso puede
representarse en trminos de movimientos de partculas.
Nada de esto era asequible al alquimista, quien no
haba concebido la idea de una clasificacin de las
transformaciones qumicas, ni posea, a nuestro entender, asomos de lo que pudiera llamarse una ciencia
qumica, en la que pudiese encajarlas. Tena que explicar
lo que vea encontrando analogas con sus propias ideas
del mundo. Para el hombre de la Edad Media, las cosas
importantes en la vida eran sus relaciones con Dios y el
prjimo relaciones de religin y humanas y el
proceso alquimista se le haca inteligible cuando lo
expresaba en tales trminos. El dar a la combinacin de
dos sustancias, para hacer una tercera, el nombre o
smbolo de un "matrimonio y nacimiento", era encajar el
fenmeno en su mundo y darle as sentido. Entonces
podra actuar partiendo del principio de que el fenmeno
era un matrimonio y
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XII
RELATOS DE TRANSMUTACIONES
En poca posterior a 1600, cuando se haba extendido el
escepticismo respecto a la posibilidad de la
transmutacin mediante operaciones alquimistas, aparecieron un cierto nmero de relaciones acerca del experimento, que fortalecan grandemente la creencia de
aquellos que se inclinaban favorablemente al Arte. Es
difcil determinar el verdadero valor de tales relatos,
especialmente cuando se trata de referir algo sin paralelo
en la experiencia del lector. Si un moderno presidente de
la Royal Society publicase el relato de una
transformacin conseguida mediante un ejemplar de la
piedra filosofal, antes de aceptar la historia nos
preocuparamos por su salud mental. Cunto menos
crdito concederemos a narraciones de unos trescientos
aos de antigedad! Aun sin tener en cuenta su antigedad, estos relatos no son extremadamente convincentes; pero s son muy interesantes, aunque slo sea
porque nos ensean lo que pensaban, aquellos que los
escribieron, sobre la transmutacin. Las tres relaciones
incluidas en este captulo se cuentan entre las ms slidas, es decir, son en parte confirmadas por sucesos
externos o por la veracidad del autor.
I. El relato de Nicols Flamel
La narracin siguiente fue publicada primero en francs
en 1612 y la versin inglesa aqu transcrita en una
traduccin hecha en 1624 por alguien que tom el
seudnimo de Eirenaeus Orandus. La ortografa y
puntuacin estn algo modernizadas.
Aunque yo, Nicholas Flamel, Notario, residiendo en Pars,
en este ao de] mil trescientos noventa y nueve y habitando en
mi casa de la calle de los Notarios, cercana a la
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fue sobre mercurio del cual saqu media libra, o algo as, de
plata pura, mejor que aquella de la mina, segn la ensay yo
mismo e hice otros ensayos muchas veces. Esto fue un lunes,
el diecisiete de enero, hacia el medioda, en mi casa, estando
presente slo Perrenela, en el ao del Seor, 1382.
Y, despus, siguiendo siempre mi libro, palabra por palabra, hice proyeccin de la piedra roja sobre una cantidad
semejante de mercurio, con la nica presencia igualmente de
Perrenela, en la misma casa, el vigsimoquinto da de abril
siguiente, el mismo ao, hacia las cinco de la tarde, lo que
transmut realmente en algo casi tan puro como el oro, ms
ciertamente que el oro comn, ms suave y maleable. Puedo
decirlo con certeza, lo hice tres veces, con la ayuda de Perrenela, que lo comprenda tan bien como yo porque me ayudaba
con mis operaciones y, sin duda, si se hubiese propuesto
hacerlo sola, hubiese alcanzado el fin y la perfeccin de ello.
Tena ciertamente bastante cuando lo haba hecho una vez,
pero encontr extraordinario placer y gozo en ver y
contemplar los admirables trabajos de la Naturaleza en las
vasijas.
Para expresrtelo a ti entonces, como lo hice tres veces,
vers en este Arco, si tienes alguna habilidad para reconocerlos, tres hornos, como aquellos que sirvieron a nuestras operaciones. Me tem durante algn tiempo, que Perrenela no
pudiese ocultar el gozo extremo de su felicidad, que meda por
la ma misma y menos que dejase caer alguna palabra entre su
parentela, de los grandes tesoros que poseamos, porque el
gozo extremo quita el entendimiento tanto como la gran
pesadumbre, pero la bondad del ms gran Dios no slo me
llen con esta bendicin de darme una esposa casta y prudente
(porque adems no era slo capaz de razonar, sino tambin de
hacer todo lo que era razonable), y ms discreta y secreta que
lo son otras mujeres ordinarias. Sobre todo era
extremadamente devota y vindose sin esperanza de hijos y
ahora bien entrada en aos, comenz, como yo, a pensar en
Dios y nos entregamos a trabajos misericordiosos.
Por esta poca, cuando escrib este Comentario, en el ao
1413, al final del ao, despus del fallecimiento de mi fiel
compaera, que lamentar todos los das de mi vida, ella y yo
habamos encontrado ya y dotado con beneficios, catorce
hospitales en esta Ciudad de Pars, habamos construido tres
capillas nuevas, habamos enriquecido con grandes presentes y
buenas rentas siete iglesias, con muchas reparaciones en sus
cementerios, adems de aquella que habamos hecho en Bo-
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que haba otros gases adems del aire, y la misma palabra "gas" es de su invencin. Prob experimentalmente que slo una pequea proporcin de una planta
en crecimiento provena de la tierra, haciendo crecer un
esqueje de sauce en una cantidad de tierra que pes
previamente y demostrando que la disminucin del peso
de la tierra era despreciable comparndola con el
aumento de peso del sauce. ste fue un estimable
trabajo de experimentacin, cuyo valor no disminuye
por el hecho de que supusiera que la sustancia de la
planta estaba constituida casi en su totalidad por agua,
mediante una especie de transmutacin, sin darse cuenta
de la parte importante que tena el aire en su formacin.
Sus trabajos fueron recopilados y publicados en
1648 por su hijo, Francis Mercurius van Helmont, que
era mucho menos cientfico y ms supersticioso que su
padre. Por consiguiente no podemos estar seguros de
que J. B. van Helmont escribiera este relato de
transmutacin tal y como ha llegado hasta nosotros,
pero no puede decirse que no conserve en gran parte el
carcter del escrito primitivo. Adems, Francis Mercurius van Helmont declara su incredulidad en la alquimia en los Paradoxal Discourses concerning the
Macrocosm and Microcosm (1685), y si sta era su
opinin en 1648, no es de creer que haya inventado la
historia que sigue:
Verdaderamente lo he visto varias veces y lo he manejado
con mis manos; era de color, semejante al azafrn en polvo,
pero pesado y brillante como vidrio pulverizado. Una vez me
dieron la cuarta parte de un grano (entendiendo por un grano
la sexacentsima parte de una onza): proyect este cuarto de
un grano, enrollado en un papel, sobre ocho onzas de azogue
calentado en un crisol; y en seguida todo el azogue,
produciendo un cierto ruido, se fij y dej de ser fluido y
coagulndose, se qued convertido en una masa amarilla:
despus de verterla, soplando con los fuelles, encontr all
ocho onzas y poco menos de once granos del ms puro oro.
Luego un solo grano de aquel polvo haba
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gota en la cabeza a la dicha viejecita, la que qued inmedia tamente curada y permaneci sana durante algunos aos, lo
cual yo atestiguo. Yo estaba pasmado como si se hubiese
convertido en otro Midas, pero sonriendo me dijo:
"Mi ms querido amigo, a menos que t llegues a ser
capaz con un solo remedio de curar cualquier mal, permanecers en tus principios, por muy viejo que llegues a ser."
Asent fcilmente a esto, porque haba aprendido eso de los
Secretos de Paracelso y ahora estaba ms convencido por lo
que haba visto y por lo que an esperaba. Pero confieso de
buena gana que esa nueva manera de curar era desconocida y
desacostumbrada para m. Y ahora dir que, un joven prncipe
de nuestra Corte, el Vizconde de Gante, hermano del prncipe
de Epifuoy, de una gran casa, estaba tan postrado por la Gota
que en lo futuro yacera sobre un solo costado, siendo
desdichado y deformado por muchos nudos; tomando mi mano
derecha me dijo: "Quieres que yo cure eso buen hombre?, lo
curar por amor de Dios". Pero yo repliqu: "Pero l es tan
obstinado que preferira morir a beber una sola pocin
medicinal." "As sea", dijo Butler, "Porque yo no quiero otra
cosa, sino que todas las maanas toque la pequea Piedra, que
t ves, con la punta de la lengua. Durante tres semanas a partir
de aqu, djale lavar los nudos dolorosos y no dolorosos todos
los das con su propia orina, y pronto lo vers curado, sigue
seguro tu camino, y dle lo que he dicho."
Alegrndome por esto, volv a Bruselas y le dije lo que
Butler haba dicho.
Pero el Potentado respondi. "Ve a decir a Butler que si me
sana, como has dicho, le dar tanto como pueda pedir,
pregunta el precio y deseoso lo pondr en depsito para su
seguridad." Y cuando declar aquello a Butler, un da despus,
se enfad y dijo: "Ese Prncipe est loco, o es necio y
miserable y por esto no lo ayudar nunca, puesto que no
necesito su dinero, ni suplico ni soy inferior a l." As, nunca
pude inducirle a llevar a cabo lo que haba prometido primero,
por donde empec a dudar menos que las cosas antedichas,
que haba visto, fuesen como si fueran sueos.
Por el mismo tiempo sucedi que un amigo dueo y encargado del horno de vidrio de Amberes, que estaba excesivamente grueso, pidi a Butler con urgencia ser liberado del
problema de su gordura. Butler le ofreci una pequea parte
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3. El testimonio de Helvetius
Juan Federico Schweitzer,* quien, segn era costumbre
entonces, latiniz su nombre cambindolo en Helvetius,
naci en Kothen en el Ducado de Anhalt. Era un
conocido mdico de renombre, autor de uno o dos libros
mdicos y botnicos y mdico del Prncipe de Orange.
Parece no haber duda de que fue el autor del trabajo
titulado El becerro de oro, del que fue tomado, en una
traduccin abreviada, el siguiente relato de una
transmutacin. Parece que en este relato no hay lugar a
ninguna duda o ilusin: Helvetius, o transmut plomo
en oro, o ha mentido descaradamente:
El ventisiete de diciembre de 1666, por la tarde, vino un
extranjero a mi casa en La Haya, con aspecto plebeyo, ho
nesta gravedad y seria autoridad; de mediana estatura, cara un
poco larga, con unas cuantas seales de viruela y el pelo negro
en su mayor parte, no rizado del todo; desprovisto de barba, de
unos cuarenta y tres o cuarenta y cuatro aos de edad (segn
supuse) y nacido en Holanda del Norte. Despus de los
saludos, me suplic con gran reverencia que perdonase su
inesperada visita; dijo que era un gran entusiasta del Arte
Pirotcnico; aadi que primero trat de visitarme con un
amigo suyo, y decirme que haba ledo algunos de mis
pequeos tratados y, particularmente, aqul contra el Poder
Simptico de Sir Kenelm Digby y que haba observado mi
duda sobre el misterio filosfico, lo que le llev a aprovechar
su oportunidad y me pregunt si yo no poda creer que se
encontrase en la Naturaleza una tal medicina que curase todas
las enfermedades, a menos que las partes principales (como
por ejemplo los pulmones, el hgado, etc.) pereciesen, o
llegase el tiempo predestinado para la muerte.
A lo que yo repliqu: "No he encontrado nunca un Adepto
* Schweitzer en alemn, as como Helvetius en latn, quiere decir
"suizo". A pesar de sus prcticas alquimistas y de la fama de charlatn
que le ha quedado en la historia, a Helvetius le corresponde el mrito
de haber introducido en Europa el tratamiento de la disentera
amibiana mediante la raz de Ipecacuana que reciba del Brasil. (T.)
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algo, que, habiendo superado los rudimentos, yo pueda encontrar el resto con poca dificultad, de acuerdo al viejo
dicho: Es ms fcil aadir a una fundacin, que comenzar
una nueva.
l contest: En este arte es completamente de otro
modo; porque a menos que conozcas la cosas de pies a cabeza, de los huevos a las manzanas; esto es, del mismsimo
principio al mismsimo fin, no sabes nada y aunque te he
dicho bastante, con todo t no sabes cmo los filsofos
hacen para romper y abrir el sello vtreo de Hermes, al cual
el Sol enva un gran esplendor con sus rayos metlicos
maravillosamente coloreados; y en cuyos lentes los ojos de
Narciso contemplan los metales transmutables, porque de
estas formas los verdaderos filsofos adeptos recogen su
fuego; mediante cuya ayuda los metales voltiles pueden
fijarse en los metales ms permanentes, ya sea oro o plata."
"Pero ya es bastante por ahora; porque quiero (Dios me
diante) encontrarte una vez ms maana, a la novena hora
(como dije) y discurrir ms sobre este tema filosfico; y te
mostrar la manera de la proyeccin." Y habiendo marcha
do, me dej esperndole tristemente; pero al da siguiente
no vino, ni nunca ms desde entonces. Solamente envi una
excusa a las nueve y media aquella maana, por causa de
su mucho trabajo y prometi venir a las tres de la tarde,
pero nunca vino, ni s nada de l desde entonces; a partir
de entonces comenc a dudar de todo el asunto.
Sin embargo a altas horas de aquella noche mi mujer
(que era una estudiante curiossima y una investigadora del
arte del cual aquel hombre poderoso haba discurrido) vino
solicitndome y hostigndome a que hiciese experimento
con esa pequea chispa de su liberalidad en aquel arte, para
estar lo ms seguro de la verdad; dicindome: "A menos
que esto se haga, no tendr descanso ni sueo esta noche".
Pero le ped que tuviese paciencia hasta la maana
siguiente para esperar a este Elias; diciendo:
"Probablemente vendr de nuevo para ensearnos la
manera correcta."
A la postre (estando ella tan decidida), mand hacer un
fuego, pensando para mis adentros que ahora este hombre
(tan divino en su discurso) iba a ser descubierto como im
postor, y adems le achacaba el que mi proyeccin del
polvo
que le haba robado en mi ua no hubiese transmutado el
plomo aquella vez; y, finalmente, que me dio muy pequea
proporcin (como yo pensaba) de su referida medicina para
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XIII
DE LA ALQUIMIA A LA QUMICA
Hay quien da como seguro que la alquimia en cierta
etapa de su desarrollo vino a ser la qumica. Esto es un
resumen demasiado simple de lo que ocurri en los dos
siglos transcurridos entre las pocas de, digamos,
Paracelso y Boerhaave. La verdad es que una parte de la
alquimia se convirti, con algn cambio, en parte de la
qumica y la parte que fue as traspasada fue la tcnica
de laboratorio. Pero no se puede insistir mucho en que la
intencin de un conocimiento investigador de las cosas
particulares, que es vital para la qumica, el mtodo
cientfico que la hizo ser ciencia y las especulaciones
atmicas que caracterizan sus explicaciones, viniesen de
otras fuentes.
As, la alquimia se distingue de la qumica primero
por sus propsitos y luego por sus mtodos. El propsito
de la alquimia es la perfeccin de todas las cosas en su
gnero y muy especialmente de los metales; el de la
qumica es la adquisicin de conocimientos respecto a
diversos tipos de materia y el uso de estos
conocimientos para toda clase de fines.
El mtodo de la alquimia consiste en, primariamente,
el estudio de los textos alquimistas de cuyos autores se
presuma que haban conocido las operaciones que sus
lectores trataban de descubrir; despus, es una reflexin
sobre la Naturaleza, segn el sentido comn, para descubrir sus leyes generales y aplicar stas al problema
alquimista; en tercer lugar y con mucha menos importancia, es experimento, que en todo caso estaba limitado
a los esfuerzos para encontrar las condiciones en que las
apariencias sealadas en los textos podran ser alcanzadas. El mtodo de la qumica es la descripcin
cuidadosa de los cambios en toda clase de materias y la
clasificacin de tales cambios con el fin de descubrir
leyes generales. Para el qumico, los libros son alma185
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desarroll a partir de las tradiciones alquimistas y tcnicas. La verdadera teora de la qumica, por otro lado,
estaba completamente divorciada de la alquimista. En el
siglo xvi se daba mucha importancia al meca-' nismo y
al proceso que exista detrs de los cambios qumicos y,
en muchos autores que no eran alquimistas,
encontramos el desarrollo de lo que en realidad fueron
las ideas alquimistas. Uno de los primeros de stos es
Bernardino Telesio, quien, en 1565, public un trabajo
sobre La naturaleza de las cosas. Como todos sus
contemporneos, no pudo resistir a la tentacin de construir un sistema completo del mundo partiendo de
materiales bien poco adecuados. Pero proclama que el
mundo no debe ser investigado por razonamiento, sino
percibido a travs de los sentidos dirigidos hacia las
cosas mismas. Examina la necesidad de las ideas de
materia y forma, elementos y mezclas. El cielo y la
tierra son los nicos elementos y la tierra se transmuta
en minerales, jugos, metales, vapores, por el poder del
sol. La transmutacin, no la combinacin o la mezcla, es
la explicacin que da del cambio qumico.
Un sistema algo similar fue sostenido por William
Gilbert (m. en 1603), que escribi acerca del imn. En
su poco conocido trabajo postumo, A New Philo-sophy
of our Sublunary World, dice que la existencia de los
elementos es una fbula. La accin del sol sobre la tierra
genera todo. La Naturaleza no hace un compuesto por
mezcla, como un budn, sino por crecimiento, como una
planta; los minerales crecen de los jugos de la tierra, la
gran procreadora. La Naturaleza hace cuerpos, no
elementos y mezclas. Todo est guiado por la atraccin
natural. El de Gilbert es un trabajo correcto, pero
contiene gran cantidad de teora para muy pocos hechos.
Anselm Botius de Boodt adopta un punto de vista
bastante similar en su trabajo sobre gemas (1609). La
tierra se troca en una piedra o una gema. La causa eficiente prxima del cambio es un "espritu petrificador";
la causa eficiente remota es el calor celestial que pone
en
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Estos ensayos tendientes al atomismo fueron eclipsados por Ren Descartes. No era un qumico en ningn
modo, pero al sacar a la luz la primera filosofa atmica
sistemtica de los tiempos modernos influy en cada
autor subsiguiente. En sus Principios de la Filosofa
Natural (1644) establece su sistema. La materia es
atmica, los tomos son simplemente extensin;
extensin y movimiento constituyen y explican todos los
fenmenos. La cuestin de una materia primera no se
plantea, sin embargo.
Como todos los primeros
atomistas piensa en sus tomos como diferenciados en el
pequeo nmero acostumbrado de los elementos. "La
primera clase es aquella que tiene tanta fuerza de
agitacin que, entrando en otros cuerpos, se divide en
minucias de pequeez indefinida y acomoda su forma
como para llenar los rincones ms estrechos. La segunda
es aquella que, estando dividida en partculas esfricas
minsculas... son sin embargo de cierta y determinada
cantidad y divisibles en otros an ms pequeos. .. una
tercera que consiste en partculas o ms toscas o menos
adaptadas a la mocin. El sol y las estrellas estn
compuestos de la primera; los cielos de la segunda; la
tierra y los planetas de la tercera." As, Descartes retiene
realmente la nocin de "espritu" en su primera y segunda
materia, pero entonces da el paso principal de disociarlos
de la mente que l considera como enteramente
inmaterial.
Esta hiptesis, aunque no de base muy firme, era al
menos una explicacin fsica y mecnica. Descartes
aplic su teora atmica a la explicacin de fenmenos
qumicos pero no con gran xito. He aqu un pequeo
ejemplo:
Por qu el espritu del vino arde
muy rpidamente
Ciertamente el espritu del vino nutre muy fcilmente la llama,
porque est formado por entero de partculas muy ligeras y
sobre ellas hay ciertas ramitas en verdad tan cortas y flexibles,
que no se adhieren unas a otras (porque entonces
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XIV
LA FILOSOFA HERMTICA
En el captulo anterior vimos de qu manera la qumica
tom forma como algo diferente de la alquimia;
diferente en sus fines, en sus mtodos y en su tcnica.
Los fines de la qumica consistan en investigar las
diversas clases de materia y sus cambios, para constituir
a la manera baconiana una historia natural de los
cuerpos, para elaborar a partir de ella una filosofa
natural con la ayuda de "experimentos de arte
mecnico"; y al mismo tiempo para dar direcciones
claras a los mejores mtodos de hacer las sustancias
requeridas para las artes prcticas. Los propsitos esenciales de la alquimia, a saber, la perfeccin de la materia
y el entendimiento de sta en trminos de un mundo
espiritual eran totalmente ajenos a la qumica. El mtodo
de la qumica era experimental, consista en el registro
de los cambios provocados por el tratamiento de
laboratorio y en el bosquejo de hiptesis como resumen
de ellos. El mtodo esencial de la alquimia, su
interpretacin de los antiguos y el considerar a la
Naturaleza a travs de smbolos humanos, no tuvo parte
en ello. La tcnica de la qumica era amplia y variada y
notablemente cuantitativa; fue mucho ms all de las
digestiones y destilaciones de los alquimistas.
Todos pudieron ver que la qumica era un medio de
obtener conocimientos reales acerca de las cosas; no
prometa el hecho deslumbrante de la transmutacin y la
comprensin de la ltima naturaleza de las cosas, pero
lo que prometa lo llevaba a cabo. As, el hombre del
siglo XVII, interesado en los cambios que se verificaban
en las diferentes clases de materia, se inclinaba a la
qumica ms que a la alquimia. Un hombre como
Robert Boyle, aunque no consideraba la transmutacin
como imposible, era enteramente un qumico y lleg
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HYANTHE
It was scarce Day, when all alone
I saw Hyanthe and her Throne.
In fresh, green Damascs she was drest.
And o're a Saphir Globe did rest.
This slipperie Spheare when I did see,
Fortune, I thought it had been Thee.
But when I saw shee did present
A Majestie more Permanent,
I thought my Cares not lost, if I
Should finish my Discoverie.
Sleepie shee look'd to my first sight, As if
shee had Watch'd all the Night, And
underneath, her hand was spread,
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de manera muy semejante; y en el siglo XVIII encontramos muchos libros alquimistas que parecen ser mucho ms msticos que prcticos.
Esta tendencia culmin en 1850, cuando la seora
Atwood, antes seorita South, en compaa de su padre,
el Sr. Thomas South, escribi un notable trabajo, que
todo el que estudie la alquimia debe leer antes que nada,
si consigue obtenerlo, A Suggestive Enquiry into the
Hermetic Mystery. Este libro es muy impresionante y
est escrito evidentemente con el fuego del entusiasmo.
El estilo es extrao y arcaico, imitando el de Thomas
Taylor, el platnico. El libro compara la alquimia con
los misterios de los antiguos; y sostiene que es un
proceso mental. La materia prima es el elemento medio
del filsofo hermtico; el Ter-narius, la regin de la
existencia fantstica e imaginativa del hombre, la regin
"astral" de los tesofos; la vasija es igualmente el
hombre y el trabajo es la purificacin y exaltacin de
esta parte ms baja de la mente, para realizar as el
trabajo mstico y juntar el hombre a Dios. Ella crea que
el trabajo era "manual", tal como dicen a menudo los
trabajos alquimistas. Pero, mientras que la interpretacin
corriente de esta palabra nos lleva a pensar en la
alquimia como la manipulacin en el laboratorio de
vasijas y materia con las manos, tal como en la qumica,
la Sra. Atwood interpret la palabra "manual" como el
uso de las manos en la induccin del trance hipntico,
que haba sido recientemente descubierto y era de gran
inters.
Supona que es posible influir y manipular en la
parte inferior de la mente del hombre mediante las manos del adepto. Esta influencia haba de permitir a la
materia prima salir del hombre para ser usada en el
proceso alquimista que, al decir de ella, deba tambin
efectuarse en el hombre como vasija. No nos ha causado
impresin la evidencia del proceso "manual". Adems,
no tenemos razn alguna para creer que Thomas South,
la Sra. Atwood o quienquiera que sea, en poca
moderna, realice otra cosa que la mera in-
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XV
RELACIONES DE LA ALQUIMIA
CON LA CIENCIA
El hombre de ciencia que ve por primera vez un texto
alquimista espera encontrar algo parecido a un texto de
qumica, aunque mucho menos desarrollado y exacto.
Pero, de hecho, lo que encuentra se parece muy poco a
la ciencia. Vale la pena examinar aqu la raz de las
diferencias entre alquimia y ciencia natural para
descubrir por qu la alquimia no es slo una qumica
rudimentaria y hasta qu punto intenta algo de que la
ciencia moderna no se ocupa.
La ciencia moderna, y con ella la qumica, hace
observaciones, las refiere claramente y sin secreto, deduce de ellas leyes generales, las explica en trminos de
teoras y deriva otras leyes de stas. Adems, comprueba cada paso en sus inducciones y deducciones
probando sus aseveraciones con objeto de descubrir en
cunto aquello que ha sido registrado e inferido corresponde a lo que se observa, experimentalmente o de otras
formas. La ciencia natural no admite nada que no pueda
ser observado, claramente establecido y comprobado de
alguna forma. Aspira a interpretar el mundo en trminos
de unos cuantos principios simples, inexplicados ellos
mismos. As, podemos considerar la qumica como
capaz de ser totalmente expresada en trminos de unos
cuantos principios simples; v. gr.: electrn, protn,
neutrn, relatividad, ley cuntica, etc. Con todo, el
pequeo nmero de principios requeridos todava
permanecer inexplicado. He aqu la primera diferencia
entre la intencin de nuestra ciencia y aquella de los
antiguos filsofos naturales.
La ciencia se ocupa de aquella parte del mundo que,
usando sus mtodos, es investigable, y no hace intento
alguno para considerar el resto. No investiga sobre la
causa final de la existencia de las cosas; no
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o esquema general, en trminos del cual fuesen inteligibles los procesos naturales.
Ms an, la alquimia careca de la estrecha unin
con la industria que ha estado siempre presente en la
qumica. La alquimia trataba ciertamente de ser til.
Constantemente omos que el alquimista pensaba usar su
oro para construir puentes o iglesias, para financiar
cruzadas o para socorrer al pobre; o que acaso tratara de
usar la piedra como un elixir para curar enfermedades.
Pero no se propone nunca el uso pblico de tales cosas,
la revelacin de sus conocimientos para beneficio del
hombre. El mismo alquimista aplicara el oro o curara a
los pocos que quisiera curar. No hay que echar
margaritas a puercos. Cualquier revelacin del secreto
alquimista se consideraba completamente improcedente
y era casi seguro que acarreara un castigo impuesto por
las autoridades. La razn que se daba generalmente para
semejante secreto era el probable abuso que podan
cometer unos malvados del poder que les confiriera el
secreto alquimista, y esta razn merece nuestra
aprobacin. Los alquimistas sentan ciertamente una
gran responsabilidad moral por el resultado de su
trabajo, una responsabilidad que no siempre corre
parejas con los cientficos actuales.
El propsito material de los alquimistas, la transmutacin de los metales, ha sido ahora cumplido por la
ciencia y la vasija alquimista es la pila de uranio. Su
xito ha tenido precisamente el resultado que los alquimistas teman y contra el que se guardaban: el que se
encuentre un poder gigantesco en manos de personas
que no tienen un entrenamiento espiritual para recibirlo.
Si la ciencia, la filosofa y la religin, hubiesen
permanecido asociadas como lo estaban en la alquimia,
hoy no tendramos que afrontar este temible problema.
As como haba una diferencia de objetivo entre la
alquimia y la qumica, haba tambin amplia diferen-cia
de mtodo y prctica.
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LA ALQUIMIA Y LA CIENCIA
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LECTURAS DE AMPLIACIN
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LECTURAS DE AMPLIACIN
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