Proyecto de Nacion Benito Juárez
Proyecto de Nacion Benito Juárez
Proyecto de Nacion Benito Juárez
Enrique Florescano
era un pas independiente, haba
adoptado la forma de Repblica federal
y se rega por una constitucin liberal
que reconoca la igualdad de todos los
ciudadanos ante la ley. Es decir, en el
transcurso de su vida el pas dej atrs
la subordinacin colonial, la estructura
estamental y el predominio de la Iglesia
y construy un Estado laico asentado en
leyes. Fue ste un trnsito marcado por
la prueba de fuego de los aos 1846 a
1867, cuando la nacin experiment la
irrefrenable lucha faccional de los
partidos, la invasin de potencias
extranjeras, una cruenta guerra civil y la
prdida de ms de la mitad del
territorio.
Otras imgenes de Jurez que es obligado recordar en los desamparados das que corren
es la del poltico y la que dibuja la estatura del estadista. Desde su nacimiento hasta que
cumple 43 aos Jurez se forma en su estado natal. Abogado, profesor y ms tarde
director del Instituto de Ciencias y Artes, magistrado de la Suprema Corte, diputado y
gobernador interino y constitucional de su estado, Jurez aprende las artes de la poltica
en la arena local y regional. No participa en el Congreso Constituyente de 1856-57. Sin
embargo, cuando ocurre el golpe de estado de Ignacio Comonfort en 1857, Jurez, que
pocos das antes haba sido nombrado presidente de la Suprema Corte de Justicia, asume
la primera magistratura y se transforma en baluarte y escudo de la Constitucin de 1857.
Jurez percibi con claridad que el mayor defecto de la carta constitucional era la
disminucin de las facultades del Poder Ejecutivo y las enormes atribuciones que le
ceda al Legislativo. Pero para corregir esas debilidades en lugar de acudir a la revuelta
opt por la va poltica, constitucional, y dedic un ao tras otro al empeo de
restablecer el equilibrio entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Imagen de Benito Jurez estampada en
un plato que celebra el Centenario de la
Independencia. Tomada de la coleccin
de Carlos Monsivis. Foto: Adalberto
Ros
Cuando Benito Jurez lleg a ocupar la Presidencia de la Repblica los personajes del
Partido Liberal que entonces brillaban con luz propia eran Melchor Ocampo, Ignacio
Manuel Altamirano, Ignacio Ramrez, Miguel y Sebastin Lerdo de Tejada, Guillermo
Prieto, Francisco Zarco, Jess Gonzlez Ortega, Vicente Riva Palacio. Eran actores que
haban labrado un nombre en la arena poltica nacional por sus habilidades como
representantes en el Congreso, o por su participacin en las leyes, las armas o las letras.
Jurez careca de esos talentos. Sin embargo, frente a esa plyade de "hombres que
parecan gigantes", como los llam Justo Sierra, Benito Jurez construy su propio
camino para alcanzar uno de los lugares ms altos en la memoria nacional. Como dice
Daniel Coso Villegas, "En Jurez se dieron, en una proporcin muy finamente
equilibrada, el estadista y el poltico, es decir, el hombre de Estado, capaz de concebir
grandes planes de accin gubernamental, y el hombre ducho en la maniobra poltica".
Con esas virtudes Jurez puso en acto las leyes de Reforma que cambiaron el destino de
la Repblica. Basta recordar aqu las sustantivas:
* Separacin de la Iglesia del Estado
* Nacionalizacin de los bienes de la Iglesia
* Registro civil de los nacimientos, casamientos y defunciones
Otro ejemplo del talento poltico de Jurez es su capacidad para amalgamar y mantener
unido al grupo de fuertes y contrastadas personalidades que componan el Partido
Liberal. As, a pesar de las divisiones internas y las rivalidades personales, Jurez
condujo a su partido a metas nacionales, a logros que trazaron el rumbo futuro de la
nacin. Brian Hamnett dice que la coherencia poltica de Jurez estaba regida por tres
principios. Primero, su apego al gobierno constitucional, al estado de derecho. Segundo,
su conviccin de que la ley debera imperar sobre cualquier otro inters. Tercero, su fe
en la primaca del poder civil como sustento de todo el edificio poltico.
Jurez fue siempre fiel a estos principios liberales. Pero su lealtad esencial no era
partidista, como lo mostr su actitud en los das aciagos de la intervencin francesa y el
imperio de Maximiliano. Cuando los ejrcitos de Napolen III invadieron el territorio,
Benito Jurez asumi a plenitud el cargo de jefe de la defensa nacional, convoc a todas
las fuerzas disponibles para combatir al agresor extranjero, y bajo condiciones hostiles y
adversas, impuso la derrota al usurpador. La victoria de las armas nacionales decret
entonces la muerte del invasor extranjero y de sus corifeos mexicanos. La condena de
fusilar a Maximiliano suscit presiones en el exterior y en el interior, algunas hechas por
reconocidas celebridades europeas, como Vctor Hugo y Garibaldi. Jurez fue
inflexible. Sostuvo que Maximiliano haba sido condenado a la pena de muerte por los
crmenes cometidos contra una nacin independiente; su condena era el castigo
merecido a las potencias imperialistas y a las monarquas absolutas, acostumbradas a
avasallar a los pases dbiles. Nosotros, deca Jurez en el documento que justificaba su
determinacin, "heredamos la nacionalidad indgena de los aztecas, y en
correspondencia con ese legado no reconocemos soberanos, ni jueces ni rbitros
extranjeros".
Ms tarde, apoyado en su victoria sobre el imperialismo europeo y el conservadurismo
nativo, Jurez traza las grandes lneas de la poltica exterior. Declara una moratoria para
la deuda exterior y se compromete a pagar las deudas justamente pactadas y reanudar
las relaciones rotas si las potencias afectadas manifestaban su deseo de renovarlas y si
estaban dispuestas a negociar nuevos tratados sobre una base de estricta igualdad. Para
todos los pases latinoamericanos, asiticos, africanos y europeos oprimidos por las
potencias imperiales, Mxico fue entonces ejemplo de soberana y dignidad.
***
Un plato presenta en el centro a Porfirio
Daz y a Benito Jurez enmarcados por
la bandera nacional. Tomadas de la
coleccin de Carlos Monsivis. Foto:
Adalberto Ros
Para finalizar quiero sealar porqu hoy la obra y la vida de Benito Jurez siguen siendo
lecciones permanentes. El es, en la mitad crtica del siglo XIX, como lo advirti Ignacio
Manuel Altamirano, el ejecutor de la segunda Independencia de Mxico. Su figura
encarna la independencia poltica ante las agresiones del exterior y la defensa moral de
los principios de autodeterminacin de los pueblos.
Importa recordar a Jurez en el ao 2006, el ao del bicentenario de su nacimiento,
porque hoy nuestra poltica exterior es sinnimo de miopa ante la amenazadora
situacin internacional que nos rodea, cuando vuelve a imperar la fuerza sobre el
derecho y la autonoma de los pueblos, cuando nuestra poltica exterior se sujeta a los
poderes imperiales y olvida nuestras responsabilidades en el hemisferio y en el
escenario mundial. En contraste con la poltica internacional independiente y visionaria
de Jurez, hoy se nos considera en la esfera diplomtica un apndice de la poltica
estadunidense, fieles seguidores de un rumbo que nunca nos fue consultado y no es el
nuestro.
Recordamos hoy a Jurez porque con l culmina la larga batalla liberal contra el
fanatismo religioso, porque su poltica abri el horizonte del laicismo, cerr las puertas
a la religin de Estado y sembr las bases para conjurar las luchas de religin y los
fundamentalismos que hoy resucitan en diversas regiones del mundo. Reivindicamos la
memoria de Jurez porque hoy, desde la misma Secretara de Gobernacin se apoyan los
intereses religiosos que ayer escindieron a la nacin y provocaron la guerra fratricida
entre los mexicanos.
Recordamos hoy a Jurez por su conocimiento profundo de la diversidad social del pas
y su esfuerzo tenaz por darle unidad al cuerpo poltico. As, cuando Benito Jurez
restaura la Repblica, en su manifiesto del 15 de julio de 1867 tiende una mano
conciliadora al Partido Conservador derrotado y convoca a la unidad de la nacin. En
ese manifiesto asent: "No ha querido ni ha debido antes el gobierno, y menos debiera
en la hora del triunfo completo de la Repblica, dejarse inspirar por ningn sentimiento
de pasiones como los que nos han combatido [...] encaminemos ahora todos nuestros
esfuerzos a obtener y a consolidar los beneficios de la paz..."
Recordamos hoy a Benito Jurez porque frente al elenco de hroes derrotados que
celebra la memoria popular y la coleccin de mitos perpetrados por la historia de bronce
y la izquierda petrificada en el dogmatismo populista, l configura la imagen de un
hroe victorioso. Como dice Carlos Monsivis, "Jurez es un vencedor inslito, mucho
ms un contemporneo de vanguardia que un precursor. Vence al racismo ancestral, a
las imposibilidades y dificultades de la educacin en un pas y una regin asfixiados por
el aislamiento, a los problemas de su carcter tmido y cerrado, a las divisiones de su
partido, a la ira y las maniobras del clero integrista y los conservadores, a la
intervencin francesa, a las peripecias de su gobierno nmada, al imperio de
Maximiliano, a la oposicin interna de varios de los liberales ms extraordinarios, a sus
terquedades en el mando. Se le persigue, encarcela, destierra, calumnia, veja y
ridiculiza". No obstante, a pesar de la saa que lo combati ayer y la desmemoria
poltica que lo olvida hoy, Jurez "permanece por la congruencia de su ideario y vida, y
por defender con razn y pasin las ideas cuyo tiempo ha llegado".
Recordamos hoy a Jurez porque su vida es el reverso exacto de los escandalosos casos
de corrupcin y deshonestidad cotidiana que nos brindan los polticos por mediacin de
cada uno de sus partidos. Admiro a Jurez, deca don Daniel Coso Villegas, "por una
ltima razn, que en su tiempo poco o nada significaba, pero que en los nuestros parece
asombrosa, de hecho increble: una honestidad personal tan natural, tan congnita, que
en su poca no fue siquiera tema de conversacin y mucho menos de alabanza". Por
esas razones, y por muchas ms contenidas en sus obras, es un deber moral recordar
hoy, en el bicentenario de su nacimiento, el legado eminente del patricio Benito Jurez.
17 de marzo, 2006