Henri Lefebvre - El Marxismo
Henri Lefebvre - El Marxismo
Henri Lefebvre - El Marxismo
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EL MARXISMO
Henri Lefebvre
Edicin: EUDEBA, Buenos Aire 1961.
Lengua: Castellano.
Digitalizacin: Koba.
Distribucin: Lluita Comunista. (Partit Comunista del Poble de Catalunya)
ndice
ADVERTENCIA .......................................................1
INTRODUCCIN .....................................................1
CAPTULO I. LA FILOSOFIA MARXISTA...........6
a) El mtodo dialctico..........................................6
b) La alienacin de hombre .................................10
CAPTULO II. LA MORAL MARXISTA .............14
CAPTULO III. LA SOCIOLOGA MARXISTA O
MATERIALISMO HISTRICO ............................17
CAPTULO IV. LA ECONOMA MARXISTA.....22
CAPTULO V. LA POLTICA MARXISTA .........27
CONCLUSIONES ...................................................31
a) El dominio filosfico.......................................31
b) El dominio econmico ....................................33
c) El dominio sociolgico ...................................35
d) El dominio poltico .........................................36
BIBLIOGRAFA SUMARIA..................................37
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EL MARXISMO
ADVERTENCIA
Este libro trata de condensar en un nmero
reducido de pginas, lo esencial de una doctrina muy
vasta y compleja.
Numerosos puntos importantes fueron omitidos o
apenas considerados.
Rogamos al lector, pues, que no busque aqu ms
que una introduccin al estudio del marxismo,
aligerada de todo detalle, igual que de todo aparato
de citas y referencias.
Para completar esta lectura conviene, por lo tanto,
dirigirse preferentemente y ante todo a los textos
mismos.
Esta exposicin sobre el marxismo es la obra de
un marxista. Ello significa que el marxismo ser
presentado en toda su amplitud y en toda la fuerza de
su argumentacin. Es necesario destacar que, al
tratar de responder a los argumentos de los
adversarios, nos esforzaremos por situar la discusin
en el nivel ms elevado, en el nivel de la
investigacin objetiva, racional y desapasionada de la
verdad?
En otras obras el autor de este estudio se esforz
por presentar la formacin del pensamiento de Carlos
Marx, la teora de la libertad en Marx, la aplicacin
de su mtodo a diversos problemas. Aqu se permite
remitir a esos trabajos ms desarrollados al lector
interesado en ellos.
INTRODUCCIN
Poco antes de la ltima guerra, la revista catlica
Archives de philosophie dedic al marxismo un
grueso volumen (n XVIII de esa publicacin). Desde
el comienzo de su exposicin, los redactores de esa
revista advertan a sus lectores que no se debe
considerar al marxismo como una simple actividad
poltica o un movimiento social ms. Una visin tan
estrecha falseara las perspectivas. El marxismo no es
solo un mtodo y un programa de gobierno, ni una
solucin tcnica de los problemas econmicos;
menos todava un oportunismo vacilante o un tema
para declamaciones oratorias. Se presenta como una
vasta concepcin del hombre y de la historia, del
individuo y de la sociedad, de la naturaleza y de
Dios; como una sntesis general, terica y prctica a
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del mundo se requiere estudiar las obras de quienes
la formularon, pero sin prestar atencin a los matices,
a los detalles; hay que esforzarse por captar el
conjunto. Pero si nos ocupamos de filosofa
propiamente dicha o de historia de la filosofa en el
sentido tradicional de esa palabra, buscaremos por el
contrario los menores matices que distinguen a los
pensadores" y expresan su originalidad personal.
Cules son las grandes concepciones del mundo
que se postulan actualmente? Son tres, y solo tres.
1) La concepcin cristiana, formulada con gran
rigor y claridad por los grandes tericos catlicos.
Reducida a lo esencial, se define por la afirmacin
de una jerarqua esttica de seres, actos, valores",
formas" y personas. En la cima de la jerarqua se
halla el Ser Supremo, el puro Espritu, el Seor-Dios.
Esta doctrina, que trata, en efecto, de dar una
visin de conjunto del universo, fue formulada con
mxima amplitud y rigor en la Edad Media. Los
siglos posteriores agregaron poco a la obra de Santo
Toms. Por razones histricas que requeriran un
estudio especial, la teora de la jerarqua se adecuaba
particularmente a la Edad Media (no porque la
jerarqua esttica de personas haya desaparecido
desde entonces, sino porque era ms visible, ms
oficial que posteriormente).2
Esta es la concepcin medieval del mundo, cuya
validez se postula an en nuestros das.
2) Viene a continuacin la concepcin
individualista del mundo. Aparece con Montaigne, a
fines de la Edad Media, en el siglo XVI; durante
cerca de cuatro siglos, hasta nuestros das, muchos
pensadores han formulado o refirmado esta
concepcin con numerosos matices. No agregaron
nada a sus rasgos fundamentales: el individuo (y no
ya la jerarqua) aparece como la realidad esencial;
poseera la razn en s mismo, en su propia
interioridad; entre esos dos aspectos del ser humano lo individual y lo universal, es decir, la raznexistira una unidad, una armona espontnea, lo
mismo que entre el inters individual y el inters
general (el de todos los individuos), entre los
derechos y los deberes, entre la naturaleza y el
hombre.
El individualismo trat de sustituir la teora
pesimista de la jerarqua (inmutable en su
fundamento y cuya justificacin se halla en un ms
all" puramente espiritual) por una teora optimista
de la armona natural de los hombres y las funciones
humanas. Histricamente, esta concepcin del
mundo corresponde al liberalismo, al crecimiento del
Tercer Estado, a la burguesa de la blle poque. Es
pues esencialmente la concepcin burguesa del
mundo (aunque la burguesa declinante la abandone
actualmente y se vuelva hacia una concepcin
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El marxismo
Se formul, adems, en relacin con una realidad
social nueva, que sintetiza en ella las contradicciones
de esa sociedad moderna: el proletariado, la clase
obrera. Ya en sus obras de juventud, Marx comprob
que el progreso tcnico, el poder sobre la naturaleza,
la liberacin del hombre respecto de ella y el
enriquecimiento general provocaban en la sociedad
moderna", es decir, capitalista, esta consecuencia
contradictoria: la servidumbre, el empobrecimiento
de una parte cada vez mayor de esa sociedad, o sea
del proletariado. Durante toda su vida continu el
anlisis y sigui el proceso de esta situacin; mostr
que esa contradiccin implicaba una sentencia de
muerte contra una sociedad determinada: la sociedad
capitalista.
De manera que el marxismo surgi con la
sociedad moderna", con la gran industria y el
proletariado industrial. Aparece como la concepcin
del mundo que expresa ese mundo moderno, sus
contradicciones y sus problemas, para los que aporta
soluciones racionales.
Son tres y solo tres las concepciones del mundo,
dijimos ms arriba. Ello significa que ciertas teoras
propuestas actualmente como concepciones del
mundo no tienen ningn derecho a ese nombre. El
existencialismo, por ejemplo, hoy de moda, sita en
el centro de sus preocupaciones la conciencia y la
libertad del individuo, tomadas como absolutos.
Desde este punto de vista, el existencialismo no es
ms que un ersatz tardo y degenerado del
individualismo clsico.
Se sabe que repudia el optimismo fcil del
individualismo clsico; se sabe tambin que a veces
se reviste de un barniz de marxismo, con el objeto de
modernizarse" y hacer pasar de contrabando temas
ya envejecidos. Eso no cambia en nada lo esencial,
que consiste en el esfuerzo por extraer una pretendida
verdad absoluta de una descripcin de la existencia"
y la conciencia individuales4.
Tres y solo tres concepciones del mundo. Ello
significa que el fascismo y el hitlerismo, a pesar de
sus pretensiones ridculas, no han podido ofrecer una
concepcin del mundo". Quisieron dar la ilusin de
una renovacin espiritual. Por encargo, los idelogos
del fascismo italiano intentaron escribir una
"enciclopedia fascista". Por encargo, los idelogos
del hitlerismo, como Rosenberg, ensayaron una
"interpretacin" de la historia. Si examinamos ms de
cerca estas mixtificaciones, no encontraremos ms
que un montn de detritus ideolgicos. As, los
idelogos hitlerianos tomaron del ms antiguo
judasmo la idea" de pueblo elegido y de raza, que
perfeccionaron" en nombre de consideraciones
biolgicas discutibles. Tomaron del marxismo la
nocin de proletariado", pero tergiversndola en
forma fraudulenta y hablando de pretendidas
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Se sabe por otra parte que todo el aspecto
econmico, jurdico y poltico del individualismo -el
liberalismo clsico, la doctrina del laissez faire- ha
fracasado prctica y tericamente. Y ello a pesar de
los desesperados esfuerzos de los "neoliberales".
Debido a sus contradicciones internas y a su
incapacidad para comprender las contradicciones en
general, el viejo racionalismo, el viejo liberalismo y
el viejo individualismo se han descalificado.
Quedan frente a frente, al menos en Francia, el
cristianismo (el catolicismo no "contaminado" por el
libre examen individualista protestante) y el
marxismo.
Nadie se atrevera hoy a negar -ni se esforzara en
probarlo- que el catolicismo es una doctrina poltica;
en otros trminos, que la iglesia tiene una poltica.
Pero no se hace notar suficientemente la naturaleza
de la conexin entre esa poltica y la doctrina.
Insistamos sobre esto. Se trata de una conexin
racional? No. A partir de proposiciones sobre la
muerte, la espiritualidad del alma y el ms all, es
imposible deducir racionalmente proposiciones
relativas al Estado y a la estructura social; lo mismo
ocurre si se pretende realizar esas deducciones a
partir de proposiciones abstractas (metafsicas) sobre
la jerarqua de las sustancias". La conexin no es ni
puede ser ms que una conexin de hecho, que deja
las aplicaciones polticas fuera de los principios
metafsicos. De hecho, la jerarqua abstracta es apta
para justificar abstractamente una estructura social
jerrquica actualmente dada, y sobre todo para
justificar el esfuerzo y la accin que consolidan la
estructura de esa sociedad. Una conexin indirecta, y,
en el fondo, irracional, se establece, pues, entre la
teora metafsica y la prctica a la cual ofrece un
vocabulario justificativo. A la recproca, sin esta
accin prctica la teora permanecera puramente
abstracta, simplemente especulativa, y por lo tanto
ineficaz. En otros trminos, y para decirlo con
claridad, la concepcin cristiana del mundo es hoy
esencialmente poltica; no vive ms que como tal, y
de ello depende su eficacia6. Y, sin embargo, la teora
se sita en otro plano que el de la prctica (poltica):
el de la abstraccin teolgico-metafsica. Entre los
dos planos no existe ninguna relacin que pueda
determinarse abierta y racionalmente, lo que por otra
parte tiene la ventaja de permitir una gran libertad de
maniobra.
Para el marxismo, como se ver ms claramente
en lo que sigue, la relacin de la accin con la teora
es por completo diferente. El marxismo aparece ante
todo como expresin de la vida social, prctica y
real, en su conjunto, en su movimiento histrico con
sus problemas y sus contradicciones, lo que incluye
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El marxismo
tarde Darwin dar el golpe de gracia al optimismo
fcil.
Pero, en lo que a esto se refiere, la obra esencial
fue y sigue siendo la de Hegel. Solo l revel y puso
a plena luz la importancia, el papel, la multiplicidad
de las contradicciones en el hombre, en la historia y
hasta en la naturaleza. El ao 1813 (Fenomenologa
del espritu) debe considerarse una fecha capital en la
formacin de la nueva concepcin del mundo.
5) Los grandes socialistas franceses del siglo XIX
plantearon problemas nuevos: el problema de la
organizacin cientfica de la economa moderna
(Saint-Simon); el problema de la clase obrera y del
porvenir poltico del proletariado (Proudhon); el
problema del hombre, de su porvenir y de las
condiciones de la realizacin humana (Fourier).
6) Finalmente, conviene no olvidar que la palabra
"marxismo", que ha pasado a ser de uso corriente,
contiene una especie de injusticia; el "marxismo"7
fue desde sus comienzos el resultado de un verdadero
trabajo colectivo en el que se despleg el genio
propio de Marx. La contribucin de Federico Engels
no puede ser silenciada y puesta en segundo plano.
Fue Engels en particular quien llam la atencin de
Carlos Marx sobre la importancia de los hechos
econmicos, sobre la situacin del proletariado,
etctera.
Todos estos elementos mltiples y complejos se
vuelven a encontrar en el marxismo.
Cul fue por lo tanto el aporte de Marx, su
contribucin original?
1) Los ms audaces descubrimientos del
pensamiento humano del siglo XVIII y la primera
mitad del siglo XIX permanecan dispersos, aislados
entre s. Adems, cada una de esas doctrinas tena un
carcter limitado y tenda a inmovilizarse en un
"sistema" incompleto, unilateral. As, el materialismo
inspirado en las ciencias de la naturaleza, el
materialismo francs del siglo XVIII, tenda hacia un
mecanicismo, es decir, hacia una reduccin de la
naturaleza a elementos materiales siempre y en todas
partes idnticos a s mismos. En Hegel, en cambio, la
teora de las contradicciones tenda a fijarse en un
idealismo abstracto que defina todas las cosas, de
una vez para siempre, por la presencia en ellas de la
contradiccin en general. Y los trabajos de los
economistas clsicos se hallaban detenidos en un
cierto punto, precisamente all donde para continuar
el anlisis se haca necesario tomar en cuenta las
contradicciones reales de la estructura econmica y
social, esas clases recientemente descubiertas por los
historiadores franceses. Incapaces, en fin, de dar un
fundamento terico y prctico a sus aspiraciones, los
socialistas seguan siendo utopistas, y construan
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contradictoria) que constituye esta economa: el
salario, la produccin de plusvala.
4) Pertenecen tambin a Marx, finalmente, el
descubrimiento del papel histrico del proletariado,
de la posibilidad de una poltica obrera independiente
(respecto de la burguesa) y de una transformacin de
las relaciones sociales por medio de esa poltica
independiente.
El materialismo histrico fue descubierto en
1844-45. La teora de la Plusvala (del salario), lo
mismo que el claro empleo del anlisis de las
contradicciones (mtodo dialctico) y la aplicacin
lcida de este anlisis al estudio del capitalismo,
datan de 1857. Finalmente, la poltica independiente
del proletariado fue definida por la experiencia de
los aos 1848-50, y profundizada ms tarde por el
anlisis de los acontecimientos de 1870-71 en
Francia (Comuna de Pars).
El marxismo, constituido por el movimiento de un
pensamiento sinttico, unificador, jams se ha
detenido e inmovilizado en su desarrollo. Se presenta
de este modo como un conocimiento racional del
mundo que se ahonda sin cesar, superndose a s
mismo. Este enriquecimiento no se ha interrumpido
hasta nuestros das. Prosigue y proseguir todava.
Cmo una ciencia, el marxismo se desarrolla sin
destruir por eso sus principios. Difiere en ello de las
filosofas clsicas. Sin embargo, como veremos, es al
mismo tiempo que una ciencia (la sociologa
cientfica, la economa racionalmente estudiada, etc.)
una filosofa (una teora del conocimiento, de la
Razn, del mtodo racional, etc.). Unifica en s
mismo esos dos elementos hasta entonces separados,
aislados, incompletos, del pensamiento humano: la
ciencia y la filosofa.
Considerado en toda su amplitud, como
concepcin del mundo, el marxismo se denomina
materialismo dialctico. Sintetiza y unifica, en
efecto, dos elementos que Marx hall separados y
aislados en la ciencia y en la filosofa de su tiempo:
materialismo filosfico, ciencia ya avanzada de la
naturaleza, por una parte; y, por otra, esboz de una
ciencia de la realidad humana, dialctica de Hegel, es
decir, teora de las contradicciones.
La denominacin de materialismo dialctico" se
ajusta a la doctrina as designada ms exactamente
que el trmino habitual de marxismo. Muestra mejor,
en efecto, los elementos esenciales de esta vasta
sntesis, y permite, sobre todo, captar mejor en esta
doctrina la expresin de una poca -no la de un
individuo- sin separarla por ello de la obra de Marx
propiamente dicha.
La exposicin que sigue deja expresamente de
lado la formacin, la historia y la prehistoria del
materialismo dialctico (que se remonta al
pensamiento griego, particularmente a Herclito).
En todo conocimiento racional, la exposicin de
los resultados alcanzados modifica y a veces invierte
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El marxismo
claro para que se lo admita sin mayores dificultades.
Pero de dnde provienen esas tesis opuestas que
se enfrentan? Aqu la cuestin se hace difcil. En
general se admite sin profundizar que las
divergencias entre individuos que piensan y se
expresan provienen de sus errores, de las
insuficiencias de su reflexin. Si tuvieran la
capacidad necesaria, si fueran ms lejos, si tuvieran
las facultades (la intuicin o el genio) indispensables,
aprehenderan de un golpe la verdad.
Esta teora, pues, adoptada por muchos filsofos y
tambin por el sentido comn, atribuye las
contradicciones en el pensamiento exclusivamente a
sus deficiencias, al carcter incompleto del
pensamiento humano. Es necesario rechazar esta
explicacin? No, ciertamente; en muchos casos (y la
prctica, es decir, la menor discusin real, lo
muestra) un examen ms profundo permite llegar a
un acuerdo y salir de las contradicciones. Sin
embargo esta teora no es satisfactoria, pues deja sin
explicar dos puntos importantes.
Ante todo, las tesis que se enfrentan no son solo
diferentes o divergentes. Son opuestas, y a veces
contradictorias. Y es en su conclusin de tales como
se enfrentan. Para tomar un ejemplo muy simple: si
uno dice "blanco" y otro "negro", se comprenden
porque discuten acerca de una misma cosa, el color
de un objeto. Y es cierto que un examen del objeto
permite decir si es blanco o negro; pero esto no es
siempre fcil si el objeto es gris, o tiene sombras, o
cambia, etc. Adems, para que haya discusin
tambin es necesario que haya objetos negros y
objetos blancos! En consecuencia, las tesis
contradictorias en consideracin no tienen su solo y
nico origen en el pensamiento de quienes discuten
(en su conciencia "subjetiva", como dicen los
filsofos).
En segundo lugar, la teora en cuestin olvida que
esta confrontacin de tesis no es un simple accidente
de la investigacin del que podra prescindirse. Es
cierto que en la imaginacin (es decir,
metafsicamente) el filsofo puede introducirse de
golpe dentro de las cosas mismas; puede soar que
conoce de golpe la verdad absoluta, como la
conocera un puro espritu que se trasladara al
interior de esas cosas. Pero no se trata ms que de
una imaginacin y de un sueo. En los hechos el
filsofo; como todo ser humano, est obligado a
buscar la verdad, a tantear, a avanzar paso a paso
confrontando las experiencias, las hiptesis, los
conocimientos ya adquiridos, con todas sus
contradicciones.
Se llega as, muy simplemente, a un resultado de
extraordinaria importancia.
Las contradicciones en el pensamiento humano
(que se manifiestan a cada instante y en todas partes)
plantean un problema esencial. Se originan, al menos
parcialmente, en las deficiencias de ese pensamiento,
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determinada, analiza los aspectos y los elementos
contradictorios de esa realidad (teniendo en cuenta,
por consiguiente, todas las nociones contradictorias
entonces conocidas, pero en las que no se saba ver la
parte de verdad que contenan). Despus de distinguir
los aspectos o elementos contradictorios sin
descuidar sus conexiones, sin olvidar que se trata de
una realidad, la vuelve a hallar en su unidad, es
decir, en el conjunto de su movimiento.
Importantes indicaciones metodolgicas se halla
en los prefacios de El Capital. No hay ms que un
punto importante, dice Marx: descubrir las leyes de
los fenmenos estudiados; descubrir, no solo la
relacin que liga a los elementos del fenmeno en un
cierto instante, sino la ley de sus modificaciones y de
su evolucin.
Para ello es conveniente, segn l, distinguir entre
el mtodo de investigacin y el mtodo de
exposicin.
La investigacin debe apropiarse en detalle" la
materia, el objeto estudiado; debe analizarlos y
descubrir las relaciones internas que ligan a esos
elementos. El mtodo de anlisis debe adecuarse al
objeto estudiado; es necesario evitar en economa
poltica el empleo de mtodos que permiten descubrir
leyes fsicas o qumicas. Ms todava: cada perodo
histrico posee sus leyes propias; el anlisis de los
hechos sociales muestra que entre los organismos
sociales hay diferencias tan profundas como entre los
organismos vegetales o animales y que un fenmeno
se hallar sometido a leyes diferentes, segn el
conjunto del que forme parte.
Estudiar cientficamente, analizar la vida
econmica, es pues descubrir en la formacin
econmica y social un processus naturel, aunque sui
generis, es decir, especfico y diferente de los
procesos fsicos, qumicos o biolgicos. Es tambin,
por lo tanto, descubrir las leyes particulares que rigen
el nacimiento, el desarrollo y la muerte de cada
conjunto social y su reemplazo por otro.
Despus del anlisis viene la exposicin. Una vez
hecha, la vida del objeto considerado y el
movimiento de la materia estudiada se reflejan en las
ideas expuestas. A tal punto que los lectores se
imaginan a veces que se hallan frente a una
construccin a priori8.
En el Discurso del Mtodo, Descartes haba dado
ya las reglas para el anlisis (llegar a los elementos
de la cosa estudiada) y la sntesis (reconstruccin del
conjunto).
Kant, Augusto Comte y muchos otros haban ya
insistido en la exigencia fundamental de la
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El marxismo
una teora general, a una verdad universal y por lo
tanto racional.
La aplicacin del mtodo universal y racional a
cada
caso
particular
no
puede
hacerse
mecnicamente. La teora lgica de las
contradicciones no permite decir qu contradicciones
se hallan en tal o cual objeto, en tal realidad
particular, en el ncleo de tal movimiento real. Nada
remplaza el contacto con el objeto, su anlisis, la
captacin de realidad, de su materia.
En esto es donde el mtodo dialctico empleado
por Marx difiere profundamente de la dialctica
hegeliana. Qu hizo, en efecto, Hegel? Despus de
advertir la importancia fundamental de la
contradiccin en todos los dominios (naturaleza e
historia)9, crey que poda definir abstractamente la
contradiccin en general; y a continuacin se esforz
en reconstruir las contradicciones reales, los
movimientos reales, mediante esa definicin lgica
(formal). Tal reconstruccin (aunque en el curso de
sus especulaciones Hegel tom en cuenta muchos
conocimientos adquiridos y hechos concretos) no
tena sentido ms que en la cabeza del filsofo; era
una reconstruccin especulativa, metafsica, de la
realidad. Todo lo que existe y vive no existe y vive
ms que por un movimiento, un devenir; pero Hegel,
a fuerza de abstracciones, lleg a una frmula
puramente abstracta, puramente lgica, del
movimiento en general; y entonces imagin que en
esa frmula posea el mtodo absoluto, que explicaba
todo e inclua el movimiento de todo.
Marx, por el contrario (no hay que dejar de insistir
sobre este punto esencial), afirma que la idea general,
el mtodo, no nos exime de aprehender cada objeto
en s mismo; provee simplemente una gua, un marco
general, una orientacin para la razn en el
conocimiento de cada realidad. Es necesario
descubrir las contradicciones propias de cada
realidad, su movimiento propio (interno), su calidad
y sus transformaciones bruscas; la forma (lgica) del
mtodo debe por lo tanto subordinarse al contenido,
al objeto, a la materia estudiada; permite, al captar la
forma ms general de esa realidad, abordar
eficazmente su estudio; pero nunca sustituye la
investigacin cientfica por una construccin
abstracta. Inclusive si la exposicin de los resultados
obtenidos tiene el aspecto de una reconstruccin del
objeto, ello no es ms que una apariencia: no hay
construccin o reconstruccin ficticia, sino
encadenamiento de los resultados de la investigacin
y del anlisis a fin de reconstituir en su conjunto el
movimiento (la historia) del objeto estudiado, por
ejemplo la historia del capital.
As, las ideas que nos hacemos sobre las cosas -el
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realidad nueva.
En segundo lugar esos economistas y socilogos,
al llegar a elementos simples (tales como la divisin
del trabajo, el valor de cambio y el valor de uso de
los productos, etc.) no vean en ellos ms que simples
conceptos abstractos. En este resultado detenan sus
investigaciones. No comprendan que su anlisis no
era ms que la primera parte de la investigacin
cientfica y que luego se hacia necesario sin
arbitrariedades, sin reconstruccin fantasiosa de la
realidad- rehacer el camino en sentido inverso y
volver a hallar el todo, lo concreto, pero ahora
analizado y comprendido.
Esta exposicin del todo concreto a partir de sus
elementos es segn Marx el nico mtodo cientfico.
El primer mtodo, el del anlisis abstracto, termina
por volatilizar el todo concreto en conceptos
abstracto. Solo el segundo mtodo permite reproducir
lo real (su estructura y su movimiento) en el
pensamiento. Sin embargo presenta un riesgo. Hegel
comprenda muy bien que lo concreto es concreto
porque es complejo, ricos en aspectos diversos, en
elementos, en determinaciones mltiples; de tal
modo que, para el conocimiento, no puede ser ms
que un resultado obtenido mediante el anlisis, a
travs de l y despus de l; y ello a pesar de que el
todo es el verdadero punto de partida, y su
conocimiento el nico fin del pensamiento. Pero
Hegel crey que podra alcanzar este resultado
mediante el pensamiento solamente, a travs de la
reflexin solitaria, por sus solas fuerzas, por su solo
movimiento. Al error hegeliano del anlisis abstracto
corresponde el error de la sntesis abstracta.
Cmo opera pues el mtodo dialctico? No
considera abstractamente los elementos abstractos
obtenidos por el anlisis, Sabe que, como elementos,
tienen un sentido concreto, una existencia concreta.
As, el anlisis del capital llega a un elemento simple
entre todos: el valor (desde que hay cambio, los
productos toman una valor de cambio distinto de su
valor de uso). El mtodo dialctico vuele a hallar las
condiciones concretas de esta determinacin simple,
en lugar de aislarla y considerarla separadamente;
consideradas en el movimiento real, esas condiciones
histricas, el valor de cambio ha existido
histricamente como categora real y dominante
desde los comienzos del capital comercial, en los
poros de la sociedad antigua y en la Edad Media. En
un momento dado, en ciertas relaciones determinadas
de produccin (artesanado, por ejemplo), con un
cierto tipo de propiedad, de comunidad, de familia y
de Estado -en tanto que aspectos entonces esencial de
un todo viviente- el valor de cambio apareci, no
como un concepto abstracto, sino como realidad
concreta.
En el curso del desarrollo histrico el valor de
cambio fue incorporado, incluido en realidades y
determinaciones ms complejas. En el capitalismo
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El marxismo
vincularse con un pensamiento, una razn o un
conocimiento
sobrehumanos.
De
all
la
desvalorizacin sistemtica de lo humano (de la vida,
de la actividad, de la pasin, de la imaginacin, del
placer, etc.), confundido con lo inhumano.
La religin (el cristianismo) se niega a situar en el
mismo plano las virtudes humanas (la bondad, por
ejemplo) y los vicios. Sin embargo, a causa de su
inspiracin teolgica, confunden una misma
reprobacin esos aspectos del hombre, y rechaza lo
que, por otra parte, su moral se ve obligada a
rehabilitar: las virtudes. Profunda contradiccin que
la teologa no llega a resolver. Lo humano y lo
inhumano ya no se distinguen; lo humano en su
totalidad se halla afectado por una mancha
fundamental. Tanto la ciencia como la injusticia, la
rebelin como la violencia opresiva se sitan entre
las consecuencias del pecado original. Lo humano y
lo inhumano, aparecen como una alienacin de la
verdad eterna, como una decadencia de lo divino.
La metafsica y la religin ofrecen, pues, una
teora de la alienacin. Para un metafsico como
Platn, la vida, la naturaleza, la materia, son lo otro"
de la pura Idea (del Conocimiento), es decir, su
decadencia. Del mismo modo, para los estoicos toda
pasin, todo deseo es una alienacin de la pura razn;
por la razn, en efecto, el sabio estoico reina sobre s
y se desprende de todo lo que no depende de l, de
todo lo que no es l mismo; pero por el deseo y la
pasin, el hombre que no es un sabio se liga a "otro"
distinto de s mismo; depende de l; se aliena, es
decir, se vuelve loco, delirante, desdichado, absurdo,
y por lo tanto inhumano o demasiado humano.
Hegel retorn la nocin filosfica de alienacin,
pero Marx le dio su sentido dialctico, racional y
positivo. Es ste un aspecto filosfico esencial del
marxismo, poco comprendido a pesar de su
celebridad.
Ante todo, el hecho de que el hombre moderno
distinga lo humano de lo inhumano no prueba que
puedan definirse abstractamente, y menos an que se
pueda aniquilar lo inhumano mediante un acto de
pensamiento o de censura moral. Solo prueba que el
conflicto entre lo humano y lo inhumano (su
contradiccin) entra en un perodo de tensin
extrema, y se aproxima por lo tanto a su solucin;
penetra en la conciencia, y la conciencia urge, pide,
exige esta solucin.
Para expresarlo con mayor generalidad, la
dialctica muestra que lo humano debe desarrollarse
a travs de la historia. El hombre no hubiera podido
crecer "armoniosamente", adquirir nuevos poderes
por el solo esfuerzo de la buena voluntad,
desarrollando su historia sobre un plano por
completo moral o intelectual? Esta hiptesis idealista
no toma en cuenta la dialctica. Aplica al pasado el
mtodo de construccin abstracta y fantasmagrica
que los utopistas aplicaron al porvenir. Lo inhumano
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Henri Lefebvre
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los bienes producidos por ese poder, se hallan
acaparados, y la apropiacin de la naturaleza por el
hombre social se transforma en propiedad privada de
los medios de produccin. El dinero, smbolo
abstracto de los bienes materiales creados por el
hombre (es decir del tiempo de trabajo social medio
necesario para producir tal o cual bien de consumo),
domina como amo a los hombres que trabajan y
producen. El capital, esta forma de la riqueza social,
esta abstraccin (que, en cierto sentido, y tomado en
s mismo, no es ms que un juego de letras
comerciales y bancarias), impone sus exigencias a la
sociedad entera e implica una organizacin
contradictoria de esta sociedad: la servidumbre y el
empobrecimiento relativos de la mayor parte de sus
miembros.
De este modo los productos del hombre escapan a
su voluntad, a su conciencia, a su control. Toman
formas abstractas: el dinero, el capital, los que en
lugar de ser reconocidos como tales y de servir como
tales (es decir, como intermediarios abstractos entre
individuos actuantes), se convierten, por el contrario,
en realidades soberanas y opresivas. Y ello en
beneficio de una minora, de una clase privilegiada
que utiliza y mantiene ese estado de cosas. Lo
abstracto se convierte as, abusivamente, en lo
concreto ilusorio y sin embargo demasiado real que
abruma a lo concreto verdadero: lo humano.
La alienacin del hombre se revela as en su
temible extensin, en su real profundidad. Lejos de
ser solo terica (metafsica, religiosa y moral, en una
palabra, ideolgica), es tambin y sobre todo
prctica, o sea econmica, social y poltica. En este
plano real, se manifiesta en el hecho de que los seres
humanos se hallan sometidos a fuerzas hostiles que
no son, sin embargo, ms que el producto de su
actividad, pero que se han vuelto contra ellos y los
arrastran hacia destinos inhumanos: crisis, guerras,
convulsiones de toda clase.
Resumamos ahora esta historia del hombre,
considerada desde el punto de vista filosfico.
Ante todo hay verdadera historia del hombre, es
decir desarrollo, formacin activa, crecimiento hacia
la autorrealizacin. La especie humana sigue la ley
del devenir, que se manifiesta ya en las especies
animales: apareci, se desarroll y quiz se dirija de
este modo hacia su fin. Pero en la actualidad es
imposible preverlo, determinar las circunstancias en
que tal fin ocurrira, y, por consiguiente, tenerlo en
cuenta.
La antropologa, ciencia de los orgenes y del
desarrollo primitivo del hombre, puede investigar
cmo y por qu esta especie recibi el privilegio
magnfico y temible de actuar sobre la naturaleza en
lugar de seguir pasivamente sus leyes. Puede
investigar cmo y por qu el devenir humano (el
devenir de la especie humana) es un devenir social,
un devenir en el plano de la actividad y de la
conciencia -es decir, una historia propiamente dichaen lugar de seguir siendo un devenir biolgico y
fisiolgico, en el plano de la naturaleza y de la
evolucin natural. Esta ciencia debe proseguir sus
investigaciones sobre el papel del cerebro y de la
mano, del lenguaje, de las herramientas primitivas,
etctera, libre de toda hiptesis especulativa y
metafsica.
Cualesquiera que sean los resultados de esta
investigacin, un hecho es indudable: el hombre (la
especie humana), que lucha contra la naturaleza y la
domina en el curso de un devenir propio, no puede
separarse de ella. La lucha misma es una relacin y
un vnculo, el ms estrecho de todos. Debido a su
actividad, a su trabajo creador, la especie humana
multiplic las relaciones con la naturaleza, en lugar
de romperlas para lanzarse hacia un desarrollo
puramente espiritual. La relacin del hombre con la
naturaleza es una relacin dialctica: una unidad cada
vez ms profunda en una lucha cada vez ms intensa,
en un conflicto siempre renovado que toda victoria
del hombre, toda invencin tcnica, todo
descubrimiento en el conocimiento, toda extensin
del sector de la naturaleza dominado por el hombre
viene a resolver en su provecho.
El hombre no se desarrolla, pues, ms que en
relacin con este "otro" de s que lleva en s mismo:
la naturaleza. No ejerce su actividad ni progresa ms
que haciendo surgir del seno de la naturaleza un
mundo humano. Es el mundo de los objetos, de los
productos de la mano, y del pensamiento humano.
Tales productos no son el ser humano, sino solo sus
"bienes" y sus "medios". No existen ms que por l y
para l; no son nada sin l, por que son el producto
de su actividad; recprocamente, el ser humano no es
nada sin esos objetos que lo rodean y le sirven. En el
curso de su desarrollo el hombre se expresa y se crea
a s mismo a travs de este "otro" de s constituido
por las innumerables cosas elaboradas por l. Al
tomar conciencia de s mismo, como pensamiento
humano o como individualidad, el hombre no puede
separarse de los objetos, bienes y productos. Aunque
se distingue de ellos e inclusive se les opone, tal cosa
no puede suceder ms que en una relacin dialctica:
en una unidad.
Pero he aqu que, en el curso de este desarrollo,
ciertos
productos
del
hombre
adquieren
inevitablemente una existencia independiente.
Inclusive lo ms profundo y esencial de s mismo; su
pensamiento y sus ideas le parecen originados fuera
de l. Las formas de su actividad, de su poder
creador, se liberan del sujeto humano, y ste
comienza a creer en su existencia independiente.
Estos fetiches -que van desde las abstracciones
ideolgicas y el dinero hasta el Estado polticoparecen vivientes y reales, y lo son en cierto sentido,
ya que reinan sobre lo humano.
El ser humano que se desarrolla no puede, pues,
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El marxismo
separarse de este "otro" de s mismo constituido por
los fetiches. Adems los bienes sin los cuales no
existira ni por una hora, y que sin embargo no son
"l", se hallan indisolublemente ligados al ejercicio
de sus funciones y de sus poderes. La libertad no
puede consistir en la privacin de los bienes, sino,
por el contrario, en su multiplicacin. La relacin del
hombre con los bienes no es, pues, esencialmente una
relacin de servidumbre, salvo en una sociedad
donde los bienes son sustrados a las masas humanas
y acaparados por una clase que se apoya en una
organizacin y un fetichismo adecuados.
La relacin del ser humano con los fetiches difiere
por lo tanto de su relacin con los bienes. La relacin
dialctica del hombre con los bienes se resuelve
normalmente, y en todo momento, mediante una
toma de conciencia del hombre como vida propia y
goce apropiado de su vida, como poder sobre la
naturaleza y sobre su propia naturaleza. Pero la
relacin del hombre con los fetiches se manifiesta
como enajenacin de s y prdida de s; es esta
relacin la que el marxismo llama alienacin. Aqu el
conflicto no puede resolverse ms que mediante la
destruccin de los fetiches, mediante la supresin
progresiva del fetichismo y la recuperacin por el
hombre de los poderes que los fetiches dirigieron
contra l: mediante la superacin de la alienacin.
La historia humana aparece ahora en toda su
complejidad. Es un proceso natural en el cual el
hombre no se separa de la naturaleza y crece como
un ser de la naturaleza. Pero es el proceso de un ser
que lucha contra la naturaleza y conquista, a travs
de este conflicto y en una lucha incesante, a travs de
contradicciones, obstculos, crisis y saltos sucesivos,
grados cada vez ms altos de poder y conciencia.
El hombre no se hace humano ms que al crear un
mundo humano. Llega a ser l mismo en y por su
obra, sin confundirse con ella y sin embargo sin
separarse de ella.
La produccin activa por el hombre de su propia
conciencia interviene en el proceso natural de su
crecimiento, sin quitarle por eso el carcter de
proceso natural, hasta el momento en que, mediante
un salt decisivo, el ser humano llega a ser capaz de
organizar su actividad de manera consciente y
racional.
En el curso de este desarrollo, de por s complejo,
surge otro factor de complejidad: el mundo
inhumano (falsamente humano) de los fetiches. Por
consiguiente, la historia humana muestra la
interpenetracin, e interaccin incesantes de tres
aspectos o elementos: el elemento espontneo
(biolgico, fisiolgico, natural); el elemento reflexivo
(la conciencia naciente, dbilmente diferenciada en
sus comienzos, pero sin embargo ya real y eficaz); el
elemento aparente, ilusorio (lo inhumano de la
alienacin y los fetiches).
Solo el anlisis (dialctico) puede distinguir estos
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previsible (aunque probablemente no deba ser la
ltima), etapa que por una definicin justificable y
justificada lleva desde ya el nombre de comunismo.
En primer lugar la especie humana (all donde
encuentra condiciones favorables o pude crearlas)
tiende como toda especie viviente, pero con sus
caractersticas propias, y por un proceso espontneo
y natural, hacia un cierto grado de realizacin. Y ello
a pesar de las dificultades y obstculos y a pesar de
los elementos de regresin, de decadencia, de
destruccin interna que se revelan durante este
proceso; es decir, a pesar de las contradicciones y las
formas de alienacin o ms bien a travs de ellas.
La conciencia y el pensamiento se integran en este
proceso; no lo condicionan, pues se ve claramente
que son, por el contrario, condicionados por l,
aparecen y crecen naturalmente, en el curso del
proceso natural. El conocimiento, la razn, nacen y
son al principio inseguros, dbiles, impotentes;
despus se afirman, se confirman, extienden el sector
dominado, se formulan. Llega finalmente un
momento decisivo, un punto crtico, con complejos
problemas: el momento en que la razn debe y puede
dominar todas las actividades humanas, a fin de
organizarlas racionalmente.
En el momento en que deben ser criticadas,
denunciadas y superadas las mltiples ilusiones
ideolgicas. Y con ellas todos los fetichismos, todas
las formas de la actividad humana alienadas y vueltas
contra el hombre.
El comunismo se define, pues:
1) Como el momento histrico en que el hombre,
habiendo reencontrado conscientemente su conexin
con la naturaleza (material), se realiza en su actividad
natural, pero en las condiciones de un poder ilimitado
sobre esa naturaleza, con todo el aporte a una larga
lucha y todo el enriquecimiento de una larga historia.
2) Como el momento en que la razn emerge
decididamente, organiza el grupo humano y supera
(sin suprimirlo sino conservando, por el contrario, lo
esencial de sus ricas conquistas) el largo proceso
natural, contradictorio, accidentado, doloroso, que
fue la formacin del hombre.
3) Como el momento en que la alienacin
mltiple (ideolgica, econmico-social, poltica) de
lo humano se halla poco a poco superada,
reabsorbida y abolida (sin que por ello -repitmoslosea suprimida la riqueza material y espiritual
conquistada a travs de esas contradicciones).
Esta definicin filosfica de comunismo no puede
separarse de las otras determinaciones que
encontraremos ms adelante.
La superacin de la alienacin implica la
superacin progresiva y la supresin de la mercanca,
del capital y del dinero mismo, como fetiches que
reinan de hecho sobre lo humano.
Implica tambin la superacin de la propiedad
privada: no la supresin de la apropiacin personal
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El marxismo
costumbres del pasado, con algunas pocas
excepciones (la moral epicrea, por ejemplo) fueron,
pues, teolgicos o metafsicos. La regla prctica se
present siempre como el resultado de un imperativo
trascendente. La accin concorde con la disciplina
adquiri el prestigio misterioso del mrito, de la
gracia y de la virtud. En cuanto a la accin no
concordante con ella, fue igualmente valorada segn
un baremo de origen oscuro y recibi los curiosos
nombres de pecado, falta, mancha, entidades difciles
de definir claramente, a la vez materiales
(brutalmente materiales) y msticas.
Y ahora el mecanismo de la alienacin moral se
halla desarmado. En primer lugar, los hbitos y los
sistemas morales tendan siempre a fijar e
inmovilizar la sociedad, pues condenaban lo
excepcional y lo nuevo. Al rechazar toda iniciativa,
la del criminal y la del genio, la del destructor y la
del creador, la moral y las costumbres reinantes
sancionaban necesariamente el status quo, ya se
tratara de las virtudes del ciudadano antiguo, del
guerrero feudal o del comerciante capitalista. Frente
a la moral, las iniciativas criminales o creadoras se
confundan necesariamente, en una confusin que
dura todava. La reprobacin moral comenz siempre
por castigar al individuo audaz, alcanzndolo con
frecuencia en lo ms ntimo de su pensamiento,
llenndolo de escrpulos, de duda, de mala
conciencia. Tanto la historia de los actos como de los
pensamientos humanos pueden dar prueba de ello.
En segundo lugar, los sistemas morales
confirieron a las acciones y a los pensamientos un
coeficiente ilusorio, una resonancia mistificadora.
Por ejemplo, la simple paciencia ante los lmites de la
actividad individual o ante el sufrimiento tom la
apariencia de una virtud: la resignacin estoica o
cristiana. Una situacin muy simple, una pasividad
inevitable adquirieron entonces, para el moralista y
para el individuo de formacin moral, una
importancia y un valor enormes. De all a sufrir
voluntariamente o limitarse para experimentar esta
impresin de importancia moral, no hay ms que un
paso, dado rpida y frecuentemente. El hombre se
precipita entonces hacia sus cadenas, creyendo
encontrar all su libertad. Y cuando tropieza con sus
lmites y experimenta dolorosamente el carcter
finito y limitado de su ser, cree hallar el infinito
moral. La expresin "grandeza moral" es engaosa,
porque la moral no hace nunca ms que codificar y
legalizar -en lo interior del individuo, bajo la forma
de conciencia moral; en lo exterior, bajo la forma de
sancin y predicacin- la prctica social media en un
momento dado.
En el curso de la historia, pues, todo progreso solo
ha podido realizarse a pesar de los sistemas morales
reinantes o contra ellos. Cuando las condiciones de
existencia cambiaban, la moral vigente trataba de
frenar o disimular esos cambios. Hasta el da en que
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Henri Lefebvre
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y de la alienacin ideolgica; se niega a establecer
valores fuera de lo real. Y por lo tanto busca en lo
real el fundamento de las valoraciones morales.
Ante todo, en la sociedad moderna dividida en
clases una de ellas juega un papel privilegiado, en el
sentido profundo de esa palabra. Es el proletariado.
Solo l puede, mediante su accin, poner fin a la
alienacin humana, porque la vive y la sufre por
entero. Solo l puede liberar a la sociedad y al
hombre liberndose a s mismo, porque soporta todo
el peso de la opresin y de la explotacin. En su
condicin de clase oprimida, el proletariado acept
largo tiempo los valores morales que le fueron
impuestos y lo mantenan sometido: resignacin,
humildad, aceptacin pasiva, etctera. Como parte
integrante de la clase sojuzgada, el proletariado
hallaba en la moral una compensacin ficticia y una
recompensa ilusoria: era un pobre meritorio", un
"bravo y honesto trabajador", siempre que aceptara
sin discusin los estrechos lmites de su actividad. El
proletariado no llegaba, como clase oprimida, a crear
sus valores propios, y menos an a hacerlos admitir.
El trabajo, y sobre todo el trabajo material, era
despreciado. De igual modo, y en un plano anlogo
aunque un poco diferente, las mujeres continuaban
sojuzgadas o explotadas, y por lo tanto la maternidad
no fue jams reconocida plenamente como funcin
social y como valor, ni el trabajo domstico como un
trabajo social.
El proletariado ascendente se comporta de un
modo por completo distinto. Marx y los marxistas
comprobaron este hecho y mostraron sus razones, es
decir, su racionalidad profunda. La clase ascendente
se libera de los valores ilusorios y crea sus valores
propios, su herosmo, sus virtudes. Como trabajador
explotado y oprimido, el proletario solo necesita
paciencia y resignacin. Pero como individuo
consciente de su clase, y por lo tanto del papel
histrico de esta clase, tiene necesidad de coraje, de
sentido de las responsabilidades, de entusiasmo; debe
adquirir conocimientos mltiples y considerar como
valores, la lucidez en la accin y la comprensin de
las situaciones.
Oprimido y sumiso, el proletario considera la
obediencia como una virtud. Pero cuando acta -en la
lucha econmica y poltica- la iniciativa, la
disciplina, el sentido de las responsabilidades se
convierten para l necesariamente en valores. Debe
adquiridos; para l es una cuestin de vida o muerte.
Tiene as acceso a una esfera superior de actividad;
su aporte consiste especialmente en una tica nueva,
que resuelve -sea dicho al pasar- problemas en
apariencia insolubles; por ejemplo, la necesidad de
unir la disciplina colectiva con la iniciativa
individual resuelve prcticamente, en el dominio
limitado pero profundamente real de la accin, el
viejo conflicto entre lo individual y lo social.
Marx afirm, en un artculo acerca de estos
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17
El marxismo
actuales (superacin que se ha hecho posible debido
a las contradicciones internas y a los problemas que
stas plantean). Respecto del sentido dialctico,
bastante complejo, de la palabra "superacin", que
significa a la vez abolir esas condiciones y elevar a
un nivel superior lo real que ellas limitan, conviene
consultar los tratados especiales de lgica y
remontarse a las fuentes del pensamiento dialctico:
Hegel y Marx.
La superacin concebida de este modo implica un
imperativo social, y tambin un imperativo -es decir,
una tica- en la escala individual. Que el individuo,
que cada individuo, se supere! Esta superacin
dialctica en nada se parece a una libertad arbitraria;
el individuo que creyera sobrepasar sus lmites
mediante su propia fantasa se encerrara, por el
contrario, ms estrechamente en ellos (como ocurre
con demasiada frecuencia en la fantasa, en la
especulacin abstracta y en la invencin
fantasmagrica). Superarse es ir en el sentido del
devenir, hacia el hombre total. Es, por lo tanto,
participar cada vez ms ampliamente en este
devenir, en sus posibilidades en todos los dominios.
La superacin implica por lo tanto un imperativo de
conocimiento, de accin, de realizacin creciente.
As concebido, el imperativo no interviene en la vida
y en lo real. Emerge de la realidad; no es ms que la
expresin tica del devenir. Es un ideal sin ilusin
ideolgica o idealista12.
El individuo, como la especie humana, se
desarrolla, y ello en un doble sentido. La
individualidad se desarrolla en el individuo mismo,
durante el curso de su vida; pero la individualizacin
del hombre se desarrolla en la historia; es un hecho
social e histrico. Cada poca tuvo su tipo dominante
de individualidad.
En este desarrollo social del individuo vuelven a
hallarse el entrelazamiento y los conflictos de tres
aspectos o elementos: un elemento natural, vital y
espontneo
(herencia,
raza,
"temperamento"
fisiolgico y psicolgico, dones naturales, etc.); un
elemento reflexivo (cultura, educacin, formacin,
experiencia individual y social), y finalmente un
elemento ilusorio (errores respecto de s mismo,
compensaciones morales y metafsico-religiosas,
consuelos, trasposiciones ideolgicas, imaginacin,
quimeras, abstraccin, etc.). En cada poca el
elemento ilusorio, particularmente moral, completa
en apariencia la realidad y da a los individuos la
impresin de una realizacin total que no es ms que
un engao.
Qu es lo que hubo hasta ahora? Esbozos de
individualidad plenamente humana, esbozos ms o
menos logrados segn las pocas, las circunstancias,
los dones espontneos.
12
Cf. Especialmente el Manuscrit conomicophilosophique, escrito por Marx en 1844, Euvres Phil., d.
Costes, t. VI.
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Henri Lefebvre
18
grupos. Son sas cualidades ocultas, imaginadas por
socilogos que se crean cientficos y eran
metafsicos. Bajo el nombre de Sociedad" en
general elevaban al rango de verdad absoluta ciertos
caracteres, o todos los caracteres de la sociedad
existente. Por lo tanto eran de hecho, y a veces con
las mejores intenciones del mundo, los apologistas de
esta sociedad, sus idelogos. No comprendan el
devenir de la sociedad concreta, ni su estructura real,
ella misma cambiante.
Los seres humanos hacen su vida (social), su
historia, y la historia general. Pero no hacen la
historia en condiciones elegidas por ellos,
determinadas por un decreto de su voluntad. Es cierto
que desde los orgenes de la humanidad el hombre
(social e individual) es activo, pero de ningn modo
se trata de una actividad plena, libre y consciente. En
la actividad real de todo ser humano hay una parte de
pasividad ms o menos grande, que disminuye con el
progreso del poder y la conciencia del hombre, pero
jams desaparecer por completo. En otros trminos,
es necesario analizar dialcticamente toda actividad
humana. Actividad y pasividad se consignan en ella.
El individuo modifica, mediante su accin, la
naturaleza y el mundo que lo rodean, pero soporta
condiciones que de ningn modo ha creado: la
naturaleza misma, su propia naturaleza, los dems
seres humanos, las modalidades ya establecidas de la
actividad (tradiciones, herramientas, divisin y
organizacin del trabajo, etc.). Debido a su misma
actividad los individuos entran pues en relaciones
determinadas, que son relaciones sociales. No
pueden separarse de estas relaciones: su existencia
depende de ellas, de igual modo que la naturaleza
misma de su actividad, sus lmites y sus
posibilidades. Lo que equivale a decir que su
conciencia no crea esas relaciones, sino que est, por
el contrario, comprometida en ellas, y por lo tanto
determinada por ellas (aunque la conciencia
interviene realmente y puede a veces liberarse de
esas relaciones, no lo hace ms que para precipitarse
en lo imaginario y la abstraccin). As, las relaciones
en las cuales entra necesariamente, ya que no puede
aislarse, constituyen el ser social de cada individuo;
y es el ser social quien determina la conciencia, no la
conciencia quien determina el ser social. El
campesino tiene conciencia e ideas de campesino; es
evidente que ni su conciencia ni sus ideas crean
ntegramente su relacin con la tierra, la organizacin
de su trabajo, sus instrumentos, sus relaciones con
sus vecinos, con su comuna, su regin, su pas, etc.
Los ejemplos se podran multiplicar. Aunque es
verdad que en el curso de su desarrollo la conciencia
y el pensamiento se liberan de las relaciones
inmediatas y locales (relaciones simples con el
medio), jams se separan de ellas. Admitido sera
aceptar la ilusin ideolgica e idealista! La extensin
y la profundizacin de la conciencia, la aparicin y el
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19
El marxismo
hombres entre s en el trabajo.
Qu es lo que revela este anlisis? Ante todo,
condiciones naturales, ms o menos profundamente
modificadas por el hombre. Es ste el dominio de la
ciencia que se denomina con frecuencia geografa
humana, ciencia que tiene un objeto real y solo se
engaa cuando asla ese objeto y deja de lado la
historia. El anlisis estudia entonces el suelo, el
clima, los ros y las aguas, su influencia sobre el
poblamiento, el subsuelo, la flora espontnea o
importada, etctera.
Luego el anlisis estudia las tcnicas, los
instrumentos. Es ste el dominio de una ciencia que
se denomina con frecuencia tecnologa, ciencia que
tambin tiene un objeto real, pero se equivoca
cuando lo asla. La herramienta, el instrumento, no
puede, en efecto, separarse de su empleo. La
descripcin tecnolgica del instrumental no debe
hacer olvidar que implica una divisin del trabajo, y
que, adems, esta organizacin del trabajo puede en
cierta medida evolucionar de manera autnoma y
reaccionar sobre el empleo, el rendimiento, el
perfeccionamiento de ese instrumental.
Por consiguiente las relaciones de produccin
revelan al anlisis tres factores o elementos: las
condiciones naturales, las tcnicas, la organizacin y
la divisin del trabajo social. Es evidente que la
estructura de una sociedad, la actividad de los
individuos que la constituyen, su distribucin, sus
situaciones recprocas, no pueden comprenderse si no
se comienza por este anlisis.
Estos tres elementos constituyen lo que el
marxismo llama las fuerzas productivas de una
sociedad determinada.
Es igualmente claro que cada uno de estos
elementos puede perfeccionarse, desarrollarse.
Las fuentes naturales de una regin pueden ser
cada vez ms explotadas; se descubren recursos
nuevos, o, inclusive, objetos naturales que no eran
susceptibles de ser usados por el hombre llegan a
serlo; es as como todas las materias primas de la
industria han sido descubiertas, dadas a conocer,
utilizadas en el curso del desarrollo econmico.
De igual modo, el instrumental se perfecciona. La
conciencia interviene incesantemente en la invencin
tcnica, sin poder por otra parte separarse del proceso
total porque la invencin no hace nunca otra cosa que
resolver los problemas planteados por la tcnica
existente.
El nuevo instrumental reacciona sobre las
relaciones sociales. Exige una nueva distribucin de
las fuerzas humanas que lo animan. Adems estas
exigencias de la tcnica tienen continuamente
consecuencias imprevistas que escapan a la
conciencia, a la voluntad, al control de los hombres;
lo mismo ocurre con toda modificacin en los
productos cuando, por ejemplo, hay un lanzamiento
de mercados y centros de produccin, individuos o
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Henri Lefebvre
20
grande; las fuerzas productivas ms o menos
desarrolladas no estn desvinculadas del nivel de
civilizacin alcanzado por una sociedad dada. Lejos
de ello. Si toda cultura presenta una originalidad
cualitativa, no deja de suponer tambin una cierta
cantidad de riquezas. La relacin del hombre con la
naturaleza, es decir, su poder sobre ella, condiciona
su independencia relativa respecto de ella, tanto su
libertad como su manera de gozar de la naturaleza.
Las relaciones superiores y complejas que se
expresan en la cultura implican y presuponen las
relativamente simples relaciones de produccin; esas
relaciones complejas no pueden introducirse desde
afuera en la estructura de una sociedad; no pueden
por lo tanto separarse de ella y estudiarse
aisladamente.
El desarrollo de las fuerzas productivas, sus
grados, los niveles alcanzados, tienen por lo tanto
una importancia histrica fundamental: constituyen
el fundamento del ser social del hombre en un
momento dado, y, por consiguiente, de las
modalidades de su conciencia y de su cultura.
Examinemos ahora en s mismo este hecho cuya
importancia fue ya demostrada: la divisin del
trabajo.
Determina una consecuencia inmediata o, ms
exactamente, se vincula con un fenmeno social de
gran importancia. Al establecerse en el curso del
desarrollo histrico, la divisin del trabajo implica la
propiedad privada. Marx ha mostrado que ambos
trminos son correlativos. En efecto: los
instrumentos, los medios de produccin caen, al
diferenciarse, en poder de grupos o individuos
tambin diferenciados. El territorio y la tierra, como
medios de produccin, siguen la misma suerte. En
esta etapa, adems, la divisin del trabajo significa
desigualdad de los trabajos. Las funciones de mando,
por ejemplo, se distinguen de los trabajos materiales.
Esta diferenciacin de los trabajos en "superiores"
e "inferiores" no involucrara ningn inconveniente
grave si se tratara de un desarrollo individual, si las
funciones superiores pertenecieran a los individuos
mejor dotados para tales trabajos (lo que todava
ocurre con frecuencia en las sociedades llamadas
primitivas). Pero estando unida la diferenciacin de
los trabajos a la formacin de la propiedad privada,
ambos fenmenos actan el uno sobre el otro en el
curso del desarrollo histrico. Las funciones
superiores permiten el acaparamiento de los medios
de produccin; se hacen hereditarias y se transmiten
como la propiedad misma y junto con ella. Los
trabajos inferiores (materiales) se hallan excluidos
tanto de la propiedad como de las funciones
superiores. En cuanto a stas, ya no pertenecen a los
individuos de acuerdo con sus dones naturales o
cultivados, sino a los grupos (y a los individuos que
los integran) segn su lugar en la organizacin de la
propiedad. Lo que equivale a decir que los individuos
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21
El marxismo
condiciones histricas, o sea en Europa occidental.
Los modos de produccin siempre coexistieron y
coexisten todava, actuando y reaccionando los unos
sobre los otros, sin lmites estrictos, aun siendo
diferentes. Y un modo de produccin puede presentar
matices y variantes innumerables como ocurre, por
ejemplo, con el feudalismo: el feudalismo asitico
difiere de feudalismo europeo. etc.
Cada modo de produccin tuvo un perodo de
crecimiento, de apogeo, de declinacin, y sufri una
crisis final (sin contar las crisis internas,
momentneas o ms profundas, en el curso de este
desarrollo).
En el anlisis de las fuerzas productivas una
contradiccin, una lucha, un conflicto se coloca en
primer plano: la lucha del hombre contra la
naturaleza.
En el anlisis de los modos de produccin
aparecen mltiples conflictos y contradicciones;
primero y sobre todo los conflictos entre clases
sociales. Aqu lo que llama la atencin y se revela
como el fenmeno esencial es la lucha del hombre
contra el hombre y la explotacin del hombre por el
hombre.
La historia de cada modo de produccin se ha
desarrollado, pues, de manera dramtica, a travs de
mltiples conflictos. En cada poca los individuos
actuaron, inventaron, vivieron su vida individual,
realizaron ciertas posibilidades, quedaron en retraso
o superaron el nivel medio de su tiempo y de su
clase, etc., pero siempre en el marco del modo del
produccin, en las condiciones que les ofreca la
estructura social. De las interacciones de las
iniciativas individuales (que, en general, y salvo el
caso de los grandes hombres, se neutralizan en un
conjunto global y estadstico) resulta la historia.
Marx llama formacin econmico-social al
proceso concreto que se realiza sobre la base de un
cierto desarrollo de las fuerzas productivas. El
estudio de cada formacin econmico-social revela la
accin eficaz -poltica, administrativa, jurdica,
ideolgica- de los grandes hombres, pero en las
condiciones y lmites del tiempo y del lugar, es decir,
del modo de produccin y de la clase.
Nos quedan todava por sealar algunos puntos
importantes, puestos en evidencia por la sociologa
cientfica.
El proceso histrico tiene un carcter natural y
objetivo (aunque la conciencia humana, o sea la
individualidad, consciente, se forme y se manifieste
en l). En todos los momentos de la historia las
fuerzas sociales y las realidades escapan al control y
a la voluntad de los hombres. Las consecuencias de
sus actos sobrepasan a los hombres, sobre todo a los
ms grandes,
Este carcter objetivo condiciona el fetichismo,
pero no se confunde con l. El ferichismo
propiamente dicho solo aparece cuando existen
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Henri Lefebvre
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estas relaciones, inclusive, y particularmente, cuando
las apariencias ideolgicas cumplen la funcin de
disimuladas.
Tambin aqu, pues, existen tres elementos:
fuerzas productivas, modo de produccin,
superestructura. Estos aspectos o elementos de toda
formacin econmico-social son distintos aunque se
hallan ligados, es decir, en conflicto e interaccin
permanentes. El derecho moderno, por ejemplo,
elabora las relaciones capitalistas de propiedad e
intenta deducidas a partir de principios abstractos,
morales, ilusoriamente superiores y universales,
confundiendo ahorro y capital, propiedad privada y
propiedad de los medios de produccin, libertad de
trabajo y libertad de explotacin el trabajo,
explotacin del hombre y explotacin de la
naturaleza, etc. Codifica las relaciones que se dan en
este modo determinado de produccin; tiene as una
cierta vida propia y reacciona sin cesar sobre la
estructura de la que forma parte.
De dnde procede el devenir que conduce a cada
modo de produccin, a travs de contradicciones,
conflictos e interacciones complejas, hacia su
crecimiento, su apogeo y su declinacin?
Los elementos del proceso total no son iguales.
No se trata solo de tres aspectos, cada uno de los
cuales, aunque diferente, estara en el mismo plano
que los otros. Entre esos aspectos o elementos hay
uno que es el esencial, y constituye la razn del
devenir. Es la relacin del hombre con la naturaleza,
el grado de su poder sobre ella, es decir, el desarrollo
de las fuerzas productivas. El modo de produccin no
es ms que modo de organizacin, en un cierto
momento, de las fuerzas productivas. La
superestructura elabora, codifica o transpone
(ideolgicamente) las relaciones humanas en un
modo de produccin dado; reacciona sobre las
relaciones de produccin, ya sea para hacerlas
avanzar (por ejemplo, mediante el Estado poltico);
ya sea, por el contrario, para conservarlas (poltica
"reaccionaria"), pero nada crea por s misma;
presenta una maraa contradictoria de conocimientos
e ilusiones sobre la realidad, pero no es una realidad
autnoma.
Durante todo el proceso de su crecimiento, las
fuerzas productivas proveen la base sobre la cual se
establecen las relaciones de produccin y se elabora
la superestructura. Cuando las fuerzas productivas
(debido especialmente a los progresos tcnicos) dan
un salto hacia adelante, es superado el modo de
produccin correspondiente. Desaparecer ste de
manera natural? S, y sin embargo no. S, en un
sentido: entra entonces necesariamente, por un
proceso objetivo, natural, que escapa a las
conciencias y a las voluntades, en la decadencia y la
crisis final. Y sin embargo, no, porque la
superestructura y la ideologa muestran entonces su
independencia relativa. En la medida en que los
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23
El marxismo
adentro, sin dominarlo, como un hecho dado,
inevitable e insuperable; todos tienden a atribuir una
importancia determinante a los fenmenos
"econmicos" subjetivos: las iniciativas de los
individuos (particularmente la de los capitalistas), las
intenciones de los compradores o vendedores, las
necesidades y los deseos de los individuos, los
sacrificios que hacen para satisfacer sus deseos,
etctera.
Se ve claramente, sin embargo, que si un objeto
econmico, un bien, suscita iniciativas, deseos,
preferencias, esos estados psicolgicos no han creado
el objeto. Adems, la necesidad y el deseo mismos
deben explicarse y se explican por la historia social
del hombre.
Todo idealismo se origina en el hecho de que el
pensamiento no dialctico asla y separa el sujeto del
objeto, el pensamiento de la naturaleza, la razn del
devenir, la conciencia de sus condiciones objetivas.
Los economistas de la escuela idealita aslan la
economa y la ciencia econmica; la desvinculan no
solo de toda metodologa general, sino tambin del
resto de lo humano, y de la historia humana. Y es
precisamente porque aslan "hechos econmicos",
mediante una descripcin o un anlisis superficial,
que su labor tiene tan poco que ver con la economa
poltica cientfica.
El marxismo afirma, por el contrario, que no hay
hechos econmicos aislables, definibles como tales, y
por lo tanto psicologa econmica. Segn Marx (y
aunque ello sea muy distinto de las ideas que se le
atribuyen generalmente), la economa poltica no
tiene ningn derecho al ttulo de ciencia autnoma,
independiente, que se ocupara de pretendidos hechos
econmicos. Qu es la economa poltica? Es una
ciencia histrica, que descubre leyes histricas (es
decir, leyes del devenir), y estudia una formacin
econmico-social determinada, el capitalismo, en su
estructura y su devenir.
Si el capitalismo no es ms que un fragmento de
una trayectoria ms amplia recorrida por los
hombres, si es un proceso histrico, social, objetivo,
se comprende por qu la descripcin psicolgica de
los individuos no pasa de la superficie y de la
apariencia. No es falsa, sino solo superficial. Llega a
ser falsa cuando pretende y cree tener valor
explicativo.
Se comprende tambin por qu esta formacin
econmico-social particular solo puede ser conocida
racionalmente por quienes la vuelven a situar en el
devenir, en la historia; es decir, por quienes estudian
su nacimiento, su crecimiento, su apogeo, su
decadencia, su desaparicin, y por lo tanto la
determinan en el conjunto (la totalidad) de su
proceso.
La estructura dialctica (contradictoria) del
capitalismo se descubre desde el momento en que
dejamos de aislar ciertos hechos, bautizndolos con
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Henri Lefebvre
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produccin, o inclusive a disminuir. Es cierto que el
capitalista que ha perfeccionado su maquinaria y
obtenido un sobrebeneficio momentneo puede, a
veces, aumentar los salarios. Pero el capital invertido
aumenta, y por lo tanto la imperiosa necesidad de
rendimiento. Adems, cuando sus competidores lo
alcanzan el capitalista en cuestin pierde el
sobrebeneficio momentneo. En este momento, si
consideramos el conjunto de los capitalistas, el
capital
global
invertido
ha
aumentado
considerablemente, y por lo tanto han desaparecido
los sobrebeneficios; para mantener al mismo nivel
sus beneficios medios los capitalistas se hallarn
frente a la misma necesidad que al principio:
intensificar el trabajo o perfeccionar de nuevo la
maquinaria. Y as, sucesivamente. Es ste un aspecto
del verdadero "ciclo infernal" (infernal debido a su
carcter contradictorio) del capitalismo, que no es el
ciclo infernal de los salarios y de los precios, cuya
inexistencia fue probada por Marx, sino el ciclo
infernal de la carrera por la obtencin de ganancias.
Este proceso se revela a la investigacin que,
abandonando el punto de vista del hecho o del
individuo aislado, considera el conjunto, el devenir,
el proceso objetivo. No se revela, pues -repitmosloms que al anlisis dialctico, que penetra bajo las
apariencias subjetivas y las ilusiones ideolgicas.
Notemos primeramente, al pasar, que nunca se
trata ms que de tendencias, es decir, de procesos, de
desarrollos particulares en el conjunto del proceso
total. Esta nocin de tendencia, de devenir que lleva
en s mismo su orientacin y su ley, es una nocin
esencial y completamente extraa a los no
dialcticos.
Notemos tambin que el ejemplo anterior
corresponde a un anlisis del capitalismo normal,
clsico: el del perodo ascendente o del capitalismo
en su apogeo. El capitalismo monopolista presenta
fenmenos originales; los marxistas muestran cmo
surgi necesariamente del capitalismo de la libre
competencia, y por qu es un capitalismo en
declinacin, o, ms exactamente, la declinacin
necesaria del capitalismo.
Dicho esto, abordemos el problema ms general,
al que ya nos hemos referido en la parte
metodolgica de esta exposicin.
El anlisis del todo complejo considerado (el
capitalismo) descubre en l una forma celular, la
forma mercanca del producto del trabajo, o la forma
valor de la mercanca.
Esta forma entra en seguida en procesos que la
transforman y la modifican, pero que, sin embargo, la
presuponen y la implican. El capital trata de
funcionar como una entidad absolutamente
independiente cuando el dinero produce directamente
dinero y el capital produce capital: en el capital
financiero y la especulacin. Sin embargo a pesar de
sus esfuerzos (de los esfuerzos de los capitalistas) el
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25
El marxismo
consumidor o del comerciante se quedan en la
superficie del fenmeno. Lo que describen es real,
pero llega a ser falso en la medida en que pretenden
captar el conjunto del fenmeno, pues lo esencial, o
sea el proceso social, se les escapa.
En segundo lugar, el valor no representa un
tiempo de trabajo individual, sino un promedio
social, global y estadstico, en un momento dado, en
una sociedad dada, con cierto grado de desarrollo de
las fuerzas productivas, es decir, con una
productividad media del trabajo, determinada por el
conjunto de las tcnicas empleadas, por la
organizacin del trabajo, etc. Quienes atribuyen a
Marx la determinacin del valor por el tiempo de
trabajo individual del artesano o del obrero realizan
(concientemente o no) una falsificacin de su teora;
la caricaturizan con el objeto de refutada, lo que les
cuesta poco, ya que comienzan por convertirla en una
teora absurda.
Se dir entonces: "Pero este tiempo de trabajo
social medio no es ms que una abstraccin, una
cantidad pura!" Precisamente: Marx ha mostrado en
detalle cmo la mercanca, en su condicin de tal, se
despoja de sus cualidades para adquirir una
existencia abstracta y cuantitativa; cmo el trabajo
social medio no es ms que una abstraccin
cuantitativa; pero cmo estas abstracciones
cuantitativas se forman necesariamente y adquieren
una existencia independiente en el curso del proceso
social de cambio. Esta especie de existencia
independiente no es ms incomprensible que los
promedios estadsticos globales que la ciencia
descubri en todas partes despus de Marx; se trata
de cantidades, y existen en cierta medida
independientemente de los procesos individuales
elementales, sin poder, por supuesto, separarse de
ellos.
Marx, finalmente, ha mostrado cmo esta
abstraccin cuantitativa se realiza, se materializa en
el dinero (la moneda). Desde entonces el producto de
la mano del hombre (la mercanca) y el producto del
cerebro humano (la valoracin) adquieren en forma
decidida una existencia de apariencia independiente.
Volvemos a hallar aqu, desde el punto de vista del
anlisis econmico, la teora general del fetichismo.
Sin embargo la produccin de mercancas (el
cambio) no puede aislarse. Supone un cierto grado de
desarrollo social, y por lo tanto slo aparece en un
cierto momento de la historia. Implica ms
precisamente una divisin del trabajo; para que haya
cambio se requiere que los productores estn ya
especializados en el empleo de tcnicas diferentes;
necesitan entonces intercambiar los productos de su
trabajo. Por el cambio, el trabajo social dividido en el
interior de un grupo dado, de un pas, de una
sociedad, se restablece como totalidad bajo la forma
de un trabajo social medio. Por el cambio, por la
competencia entre los productores, (que arruina a los
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Henri Lefebvre
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entre el carcter necesariamente social del trabajo
humano y la propiedad privada de los medios de
produccin. Debido a que esta contradiccin existe,
de manera inconsciente y objetiva, las relaciones
sociales adquieren una forma en s misma exterior a
la conciencia y brutalmente objetiva; escapan al
control del hombre, aun siendo la obra del hombre
activo y creador.
3) De este modo se determinan positivamente, en
el plano de la ciencia econmica, el fetichismo y la
alienacin del hombre.
Es el proceso social en su totalidad lo que
conserva una realidad natural, objetiva, exterior a la
conciencia y a la voluntad, y eso en el momento
mismo en que el poder acrecentado del hombre sobre
la naturaleza, en que el progreso en la tcnica y la
organizacin del trabajo permiten el progreso del
conocimiento y de la conciencia. Es ste un proceso
inevitable, histricamente necesario: una ley interna
del devenir humano.
La existencia independiente adquirida por las
abstracciones prolonga y contina el dominio de la
naturaleza exterior sobre el hombre, en el momento
en que se afirma el poder del hombre sobre la
naturaleza.
Dicho esto, cules son las consecuencias
especficamente capitalistas del valor, consecuencias
que se desarrollan con un carcter objetivo,
determinado, fuera de la conciencia y de la voluntad
de los hombres, incluidos los capitalistas? La forma
del valor apareci con el cambio (con la economa
mercantil); qu modificaciones y transformaciones
trajo a ella la economa capitalista?
Marx ha mostrado en el tomo I de El Capital (vol.
1 a 4 de la traduccin Molitor) cmo los precios de
las diferentes mercancas oscilan alrededor de sus
valores (determinados por el tiempo de trabajo social
medio necesario para su produccin), segn las
fluctuaciones de la oferta y de la demanda. El valor
de un producto representa pues el promedio social
(estadstico) de los diferentes precios, y el producto
no es vendido jams en su valor, aunque el valor
determina el precio, salvo en el caso excepcional en
que la oferta y la demanda se equilibran.
Marx muestra igualmente en el tomo I que el
capitalista compra en su valor en el mercado -y por lo
tanto honesta y normalmente en la estructura
capitalista- una mercanca particular: la fuerza de
trabajo del asalariado. El asalariado (la clase de los
asalariados) se halla privado de los medios de
produccin y separado de ellos aunque juega un
papel importante en el proceso del trabajo social, y
no tiene ms recurso que vender al capitalista su
fuerza de trabajo. El capitalista (la clase de los
capitalistas) compra esta mercanca en su valor (al
precio del mercado, que oscila alrededor del valor),
el que est determinado, como ocurre con todas las
mercancas, por el tiempo de trabajo necesario para
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27
El marxismo
que cada capitalista agrega normalmente a sus costos
de produccin para calcular el precio de venta al que
desea ceder la mercadera producida por su empresa.
Marx analiza minuciosamente las relaciones entre el
valor de los productos, los costos de produccin y la
tasa media del beneficio. Establece que el "precio de
produccin" capitalista no es ms que una
consecuencia del valor, pero traducida en el lenguaje
de las apariencias capitalistas, que disimulan el
origen real de la ganancia, es decir, la plusvala.
Establece tambin que la carrera por la obtencin de
ganancias, el aumento de la maquinaria, de la
productividad y del total de ganancias, provocan, y
simultneamente disimulan, la tendencia hacia la
disminucin del beneficio medio. Esta ltima
contradiccin, que es una de las ms profundas,
condena al capitalismo, no a un hundimiento
automtico, sino a una agravacin de sus
contradicciones internas, a una crisis general
inevitable.
De modo que en la sociedad capitalista la
tendencia hacia el equilibrio se halla en perpetuo
conflicto con la tendencia opuesta, que busca su
ruptura. Esta ltima tendencia predomina
momentneamente durante las crisis cclicas clsicas,
y despus decisivamente en la crisis general. La
crisis general sacude al capitalismo en el momento
mismo en que la concentracin del capital (los
monopolios) producen la apariencia y la ilusin
ideolgica de una organizacin interna del
capitalismo.
La sociedad burguesa se form, pues, en un
momento dado de la historia, sobre la base de un
cierto desarrollo de las fuerzas productivas. La
burguesa tuvo una misin histrica: desarrollar las
fuerzas productivas quebrando las trabas del modo de
produccin anterior. Luego el modo de produccin
capitalista se convirti a su vez en una traba para el
desarrollo de las fuerzas productivas; entra con ellas
en un conflicto permanente que debe resolverse. La
misin histrica de la burguesa ha terminado ya;
clase en decadencia, solo se defiende mediante la
violencia y la astucia; las condiciones que
permitieron su dominacin desaparecen y son
superadas. Le corresponde al proletariado activo la
misin histrica de resolver el conflicto: poner el
modo de produccin de acuerdo con el desarrollo
prodigioso de las fuerzas productivas.
Desde este punto de vista, el comunismo restituye
el carcter social del trabajo, el cual aunque no puede
perderse, entra en contradiccin con la propiedad
privada de los medios de produccin.
Supera la divisin parcelaria del trabajo; o, ms
bien, esta divisin parcelaria que condiciona la
propiedad privada de los medios de produccin se
halla ya superada por el maquinismo moderno y la
gran industria; tiende hacia nuevas formas, que solo
la accin liberadora del proletariado puede descubrir
y realizar.
Es as cmo las leyes internas del capitalismo son
leyes histricas y dialcticas, las leyes del devenir
que conducen a la sociedad moderna, a travs de
mltiples conflictos, hacia una superacin decisiva.
CAPTULO V. LA POLTICA MARXISTA
Marx no profes jams el igualitarismo sumario
que se confunde tan frecuentemente, ya sea para
exaltarlo, ya para denigrarlo, con el espritu
democrtico y con el comunismo. Acepta la
desigualdad de las funciones, pero establece una
distincin entre las funciones de direccin, de
mando, de organizacin, y las funciones polticas.
Las primeras son funciones tcnicas y aparecen
espontnea y necesariamente. En todo grupo actuante
se impone una organizacin, a cuya cabeza se
colocan ciertos individuos. Nada hay de criticable si,
como resultado de un proceso espontneo o de una
seleccin, stos son los mejor dotados. En ciertas
sociedades primitivas o muy antiguas, el mejor
guerrero se converta en jefe de guerra y regresaba en
seguida a la comunidad; este proceso espontneo de
organizacin no afectaba en forma alguna el carcter
democrtico de esas sociedades. En la sociedad
socialista, la atribucin de funciones dirigentes a los
individuos mejor dotados no afecta en nada la
democracia: realiza la democracia, dejando como
nica jerarqua la jerarqua cambiante de los talentos
individuales. Una seleccin organizada y reflexiva
deber, en la sociedad racional, hacer consciente el
proceso natural por medio del cual toda accin social
(colectiva) revela a ciertos individuos como capaces
de tomar la direccin.
La infelicidad (la alienacin) no se origina en este
proceso natural o consciente, sino en el elemento
ilusorio que se le superpone.
Las funciones dirigentes (mando, organizacin y
administracin) se desvincularon de las necesidades
concretas a las que correspondan; se han fijado
aparte, y por consiguiente se erigieron, fuera y por
encima de la sociedad. Se convirtieron en funciones
polticas.
El proceso de fijacin que acabamos de
mencionar acompa en la historia la divisin del
trabajo, la separacin entre los trabajos material e
intelectual, la formacin de la propiedad privada y de
las clases. En ciertas condiciones histricas las
funciones dirigentes se hacen hereditarias, porque
estn ligadas a la situacin de los individuos en la
estructura social, a su riqueza individual, y no a su
talento. Una vez fijadas, estas funciones se
convierten en propiedad de las castas y de las clases
dominantes. De este modo se ha formado el Estado;
"las funciones polticas se separaron de las otras
funciones, fijadas aparte; entonces, las castas o clases
econmicamente dominantes las acapararon o
intentaron hacerlo, y librse una lucha encarnizada
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Henri Lefebvre
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por apoderarse de los honores y de los beneficios
particulares vinculados a las funciones polticas.
Qu representa por lo tanto el Estado? A la
descripcin o al anlisis superficial aparece como
una emanacin de la sociedad entera; pero es ste un
error grave, una confusin entre las funciones
dirigentes y las funciones polticas. Solo en ciertas
condiciones ocurre que las primeras suscitan las
segundas. Cules son esas condiciones?
Cuando las clases se separan y se oponen se hace
necesaria la aparicin de un poder superior e interior,
al menos en apariencia, situado sobre ellas. Para
impedir que la clase dominante abrume a la clase
oprimida y la haga desaparecer, suprimiendo as las
condiciones de su propia dominacin; para proteger a
los oprimidos contra los excesos de algunos
opresores; para mediar en los conflictos entre los
individuos y los grupos, se requiere el poder del
Estado. Este poder se erige por encima de la
sociedad, pero solo porque la comunidad social se
halla dividida en clases. Parece superior a la
sociedad y, sin embargo, emana de ella, pero solo es
as debido a la escisin de la sociedad. Se presenta
fcilmente como juez, representante de una justicia
superior, rbitro imparcial, etc. De hecho, el Estado
que expresa una sociedad dada, la expresa tal como
es, es decir, traduce y sanciona su estructura de
clases, y por lo tanto la dominacin de una clase.
Inclusive cuando parece proteger a los oprimidos o
explotados, y cuando realmente los protege contra
ciertos excesos, conserva las condiciones de la
dominacin de clase.
En la formacin del Estado poltico intervienen,
pues, tres elementos:
1) Un elemento espontneo: el proceso natural a
travs del cual aparecen funciones dirigentes.
2) Un elemento reflexivo: cuando la sociedad se
diferencia y se complica, las funciones de direccin
exigen un cierto conocimiento (emprico hasta el
advenimiento del marxismo) de la estructura social,
de las necesidades, de los intereses existentes, de las
obligaciones y derechos recprocos; en sntesis: del
conjunto social. Mediante este conocimiento
confuso, las funciones espontneas de direccin se
elevan a la categora de funciones administrativas,
jurdicas, etctera.
3) Un elemento ilusorio, de importancia capital.
Siempre bajo el velo de humo de la ideologa, el
poder del Estado se ejerci en un sentido
determinado,
aparentando
imparcialidad
e
independencia. Las funciones administrativas y
jurdicas se realizaron de acuerdo con los intereses de
la clase dominante. Las necesidades del conjunto
social eran perpetuamente desviadas, interpretadas en
ese sentido, baj la mscara de una imparcialidad
superior. (De este modo los reyes que opriman y
explotaban a sus pueblos pasaban por "padres del
pueblo", y as se autotitulaban con frecuencia.)
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El marxismo
pared y constreirla a no relegar esas teoras a la
esfera ideolgica; esta accin, en sntesis, vuelve
contra la burguesa -legtimamente, segn Marx- las
ideas lanzadas por ella misma durante su ascensin
poltico y su propia revolucin. La historia de la
democracia muestra este doble aspecto del Estado
democrtico, y solo por l puede ser explicada. En
todos los pases y en la historia de cada pas, las
instituciones democrticas reflejaron la forma
momentnea del compromiso, es decir, la
momentnea relacin de fuerzas en el interior de la
nacin (y tambin en el plano internacional).
Resulta de ello que la democracia burguesa es un
rgimen inestable. Involucra la existencia de una
derecha y de una izquierda que luchan por el poder.
Es un rgimen de partidos. stos representan las
clases existentes: propietarios territoriales feudales,
capitalismo industrial, capitalismo financiero, clase
media, pequea burguesa, campesinado, clase
obrera. Pero esta clasificacin de los partidos no
puede considerarse de manera esttica. Los
fenmenos polticos son ms complejos. Entre las
clases, y sin que ello las prive en absoluto de su
carcter real, existen zonas de transicin,
formaciones intermedias que encuentran su expresin
en hombres, matices polticos y pequeos partidos.
Las grandes crisis provocan reagrupamientos. El gran
capitalismo, sobre todo, tiende a reunir bajo su gida
a los representantes de la burguesa y a reagrupar -no
sin hallar resistencias- a los partidos feudales con los
de las clases medias, de la pequea burguesa e
inclusive de la aristocracia proletaria. Por otra parte,
los partidos proletarios constituyen un polo de
atraccin para los representantes de todas las clases
populares (campesinos, pequea burguesa, etc.).
Surge as una vida poltica compleja, agitada y
polarizada cada vez ms claramente, que Marx
describi y analiz en sus obras especficamente
polticas.
La democracia burguesa se dirige, pues, ms o
menos rpidamente pero de manera necesaria, hacia
una crisis de transformacin. La forma, el momento y
la salida de esta crisis dependen de acontecimientos
exteriores o interiores, de los individuos
representativos -de su inteligencia, de su habilidad,
de su prestigio- pero tambin y sobre todo de la
relacin de fuerzas en el momento decisivo.
La crisis se resuelve o bien de manera
reaccionaria, o bien por un salto hacia adelante en
direccin al socialismo y el comunismo. En el primer
caso tiene lugar un retorno a la monarqua, o ms
frecuentemente al bonapartismo (analizado por Marx
a propsito de Napolen III). Se trata siempre de una
dictadura ms o menos declarada, ms o menos
brutal y corrompida, sobre las masas, las clases
populares y el proletariado (el fascismo, por
ejemplo...).
En el segundo caso la democracia cambia
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Henri Lefebvre
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grandes etapas sean necesarias.
Marx ha disipado, respecto de un punto capital,
una confusin muy extendida en su tiempo (y quizs
an en nuestros das): el socialismo no es todava el
comunismo.
Involucra un estado, un aparato de Estado, y por
lo tanto tambin una burocracia, un aparato represivo
y un aparato jurdico. Aunque el sentido del Estado
haya cambiado, arrastra todava en rededor de l como la sociedad entera- las supervivencias de
pocas concluidas. La influencia de la clase antao
dominante contina, y por lo tanto la lucha contra
ella. Subsisten diferencias (trabajo intelectual y
material; campesinado y proletariado, etc.).
Desde el punto de vista poltico el comunismo se
define por la liquidacin definitiva de esas
supervivencias, de esa prolongacin. Como muchas
personas ignoran este axioma del pensamiento
marxista, es necesario decir y repetir que la expresin
"Estado comunista" carece de sentido. El
comunismo, en efecto, se caracteriza por la supresin
del Estado, por su superacin17.
Durante el perodo socialista, perodo de
transicin hacia el comunismo, el Estado se
transforma progresivamente. La funcin poltica
desaparece tal como apareci. Las funciones de
gestin, espontneas y necesarias en toda sociedad,
se sitan de nuevo en primer plano. Un sistema
selectivo cuyas modalidades deben determinarse
segn los pases, permite que surjan y se formen los
individuos mejor dotados para tales funciones. Las
masas mismas son llamadas a proveer esos
individuos, a comprender los mecanismos de la
sociedad y las tcnicas administrativas. Entonces el
Estado como tal se debilita; no es que degenere, pero
se reabsorbe en la sociedad por desaparicin de la
funcin poltica, despus de haber elevado a la
sociedad entera -en la persona de los individuos ms
capaces- al nivel de conciencia y conocimiento que
implican las funciones de organizacin.
La desaparicin del Estado anuncia la sociedad
comunista. Implica, por lo tanto:
1) La desaparicin completa de las clases y de sus
supervivencias.
2) Un prodigioso desarrollo de las fuerzas
productivas (la "era de la abundancia ya
tcnicamente posible en el siglo XIX).
3) La desaparicin de la divisin del trabajo en
trabajos subordinados (materiales) y trabajos
superiores (intelectuales).
4) Un florecimiento del individuo libre en una
sociedad libre, donde lo individual, en lugar de
oponerse a lo social, halla en l las condiciones de su
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El marxismo
accin, el marxismo no abandona la razn, el
conocimiento, el dominio cientfico. Estos dos puntos
de vista -el del conocimiento y el de la accin- slo
son separados por una doctrina esttica y no
dialctica.
El anlisis de las formaciones econmico-sociales
del pasado es ya un anlisis del devenir histrico. Y
es tambin de este anlisis que la dialctica marxista
obtiene previsiones, apreciaciones y consignas.
Para la dialctica lo posible no se separa de lo
realizado, ni los valores se separan de lo real, ni el
derecho del hecho. Esos aspectos diferentes se hallan
contenidos en el devenir; lo posible no es ms que la
tendencia profunda de lo real.
As la poltica marxista se funda en el
conocimiento. Las normas de accin se basan en el
anlisis de las situaciones. Si cambian es porque la
situacin, siempre cambiante, no es ya la misma.
Se trata, finalmente, de una ciencia poltica, la que
la burguesa haba anunciado y a veces presentido,
pero que, aprisionada en sus justificaciones e
ilusiones ideolgicas, no pudo alcanzar.
Quien dice ciencia poltica dice tambin y
recprocamente "poltica cientfica", es decir;
fundada en un mtodo racional: el mtodo dialctico.
Al trmino de esta breve exposicin, y desde un
punto de vista nuevo -concreto, prctico- volvemos a
encontrar el comienzo: el mtodo.
CONCLUSIONES
Hace un siglo que Carlos Marx -poco antes de la
revolucin de 1848 y en estrecha relacin con la
fermentacin revolucionaria de Europa- percibi las
grandes lneas de este vasto sistema terico que
llevara el nombre de marxismo.
La historia del marxismo, de su desarrollo, de su
influencia, de las polmicas respecto de l, sera tema
suficiente para una larga obra.
Primero Marx desarroll y profundiz sus tesis
fundamentales, en medio de una indiferencia casi
general y en un aislamiento casi absoluto.
Particularmente durante los trabajos preparatorios de
El Capital y mientras realizaba el descubrimiento de
la plusvala (1852-1859), Engels fue casi el nico en
sostener a su amigo, material y espiritualmente.
Desde que la influencia y el reinado del marxismo
comenzaron a imponerse, desde la poca de la
Primera Internacional, se multiplicaron las
interpretaciones errneas o tendenciosas.
He aqu, por ejemplo, un divertido fragmento del
artculo dedicado a Marx en el Larousse du XIX
sicle, aparecido alrededor de diez aos antes de la
muerte de Marx. Contiene una descripcin animada y
benvola de la persona del "Doctor Marx" y de su
vida patriarcal en el seno de su familia:
a) El dominio filosfico
El error ms extendido (voluntariamente o no)
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Henri Lefebvre
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consiste en la confusin entre el materialismo
histrico (dialctico) y el materialismo vulgar
(mecanicismo). Este ltimo, reduce la naturaleza a la
materia brutalmente definida por sus propiedades
mecnicas (volumen, densidad, elasticidad, etc.);
reduce los seres de la naturaleza a combinaciones
mecnicas de esas propiedades elementales
(combinaciones de partculas, de corpsculos;
atomismo). Reduce el pensamiento a una secrecin, y
la conciencia a un epifenmeno de los procesos
fisiolgicos o fisicoqumicos. Reduce lo humano a
necesidades elementales (comer, beber, etc.). Esta
reduccin de lo complejo a lo simple, de lo superior a
lo inferior, termina en una concepcin
extremadamente pobre del mundo y del hombre.
Es necesario observar que esta teora, superada
hace mucho por la fsica, por la ciencia de la
naturaleza, es an sostenida en ciertas ciencias
humanas (el conductismo de Watson, el organicismo
sociolgico de Spencer, Schaeffl y sobre todo Ren
Worms.
Histricamente el materialismo vulgar fue el del
siglo XVIII. Pero desde esa poca los grandes
materialistas como Diderot, d'Holbach, Helvtius,
trataron oscuramente de superar el mecanismo
elemental, aunque hayan vuelto a caer en l casi
siempre; a veces conceban la naturaleza como un
todo infinitamente complejo, ms bien que como una
suma o un conglomerado de partculas aisladas y
definidas mecnicamente. Aunque esto no era
todava claro para l, y (aunque la influencia de
Lucrecio se encuentra en su obra tanto como la de
Spinoza) d'Holbach vio ya en la naturaleza un "gran
todo"; segn l el hombre es tambin un todo,
caracterizado por una esencia, una organizacin, lo
que lo sita "en un orden, en una clase aparte, distinta
de la que corresponde a los animales" por las
propiedades que se descubren en l; porque "las
naturalezas particulares" tienen su organizacin
propia, aunque dependan "del sistema general, de la
naturaleza universal" de la que forman parte y "con la
cual todo lo existente se halla necesariamente
ligado"18.
Ms claramente todava, Diderot ha escrito:
"Todo cambia, todo pasa, slo el todo permanece. El
mundo comienza y termina sin cesar; a cada instante
se halla en su comienzo y en su fin. Nunca fue el
mismo ni volver a serlo. En este inmenso ocano de
materia no existe una molcula que se parezca a otra
molcula, ni una molcula que se parezca a s misma
un instante. Rerum novus nascitur ordo, he aqu su
inscripcin eterna19".
De su materialismo, que ya presentaba por
momentos y por partes elementos de dialctica,
Diderot extrae una doctrina de la sociabilidad, de la
18
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33
El marxismo
pretende resolverlo mediante un decreto absoluto y
postula una sustancia espiritual; el materialismo se
contenta con el estudio de los hechos, y, aqu como
en otros dominios, toma los hechos en sus relaciones,
en su mutua conexin y en su devenir.
Sin embargo el pensamiento es real, real hasta el
punto que aparece desde el principio como funcin
de ilusin al mismo tiempo que como funcin de
verdad. El nmero y la variedad de las metafsicas,
de las religiones, de los sistemas morales, de las
doctrinas polticas, muestran con suficiente claridad
que existi en el hombre una verdadera funcin
ideolgica, una funcin social cuyo nacimiento,
desarrollo y desaparicin tambin conviene estudiar.
Cmo se forma la razn? En una doble lucha:
por una parte contra la naturaleza exterior y la
existente en el hombre mismo, contra el instinto
primario, contra la espontaneidad; y por otro contra
la ilusin, contra la ideologa, desde la magia hasta la
imaginacin metafsica. Este conflicto no es, sin
embargo, eterno: se resuelve por una parte mediante
la victoria de la razn sobre la ilusin ideolgica, y
por otra mediante su victoria sobre la reconciliacin
con ella. La razn no domina la naturaleza existente
en el hombre y fuera de l ms que conocindola y
reconociendo su propia ligazn con ella, de la cual
surgi en el curso de un desarrollo natural.
El materialismo dialctico muestra as de qu
modo une la dialctica (estudio de los conflictos y de
las contradicciones en la relacin interna de los
trminos considerados) y el materialismo. Los une
indisolublemente, y los vuelve a hallar en los hechos,
en el desarrollo del hombre, desarrollo cuyo carcter
a la vez material (condiciones orgnicas, tcnicas,
econmicas) y dialctico (conflictos mltiples) se
revela a toda investigacin que evite metdicamente
aislar los hechos entre s o separados de la totalidad
del proceso.
El materialismo dialctico contina el antiguo
racionalismo, pero superndolo, eliminando sus
aspectos limitativos y negativos. Abandona la
concepcin estrecha de la razn universal como
interior al individuo, y la presenta en su
universalidad concreta, como razn humana,
conquista histrica y social del hombre. Deja de
separar la razn de la naturaleza, de la prctica, de la
vida. Se niega a conferir preeminencia a tal o cual
aspecto del hombre total y a definir lo humano por
uno solo de sus aspectos. Qu es una ciencia? Es el
hombre tomando conciencia de la naturaleza exterior
y de su propia naturaleza, y descubriendo un aspecto,
un elemento, un grado de realidad. Qu es por lo
tanto el hombre total? No es de naturaleza fsica, ni
fisiolgica, ni psicolgica, ni histrica, econmica o
social exclusiva y unilateralmente; es todo eso, y ms
todava que la suma de esos elementos o aspectos: es
su unidad, su totalidad, su devenir. El hombre se
define por el conocimiento, por las ciencias, por lo
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Henri Lefebvre
34
media de los individuos que lo constituyen, este
grupo considerado en su conjunto dispone de una
cierta productividad. Los recursos naturales (riqueza
o pobreza del suelo, del subsuelo, fuentes naturales
de energa) entran igualmente en esta nocin de
productividad. Hemos analizado ya estos tres
aspectos (el natural, el tcnico, el social). Cada
objeto representa un fragmento del tiempo de trabajo
social, un resultado de la productividad del grupo
considerado en su conjunto.
La teora marxista del valor solo se aplica, pues,
cuando el carcter social del trabajo se une con su
aspecto individual y cualitativo. No es una teora
mecnica, aplicable segn sus promotores a no
importa qu objeto, producido en no importa que
condiciones. Es una teora histrica, que se aplica
particularmente a la produccin industrial, al mostrar
cmo nace y se desarrolla, a partir de la produccin
familiar, artesanal, etctera. He aqu por qu los
adversarios del marxismo extraen sus argumentos de
la produccin artstica o de la pequea produccin
familiar y artesanal, en las cuales el carcter
individual y cualitativo del trabajo se destaca o es
ms perceptible que su carcter social, cuantitativo y
general.
Pero mientras los tericos puros se obstinan en
oponer al marxismo concepciones psicolgicas del
valor, en los pases de gran produccin industrial los
hombres prcticos y los tcnicos no se engaan.
Aplicando, probablemente sin saberlo, los resultados
del anlisis marxista, hallan en el tiempo de trabajo
medio (tiempo de trabajo socialmente necesario para
la produccin de tal o cual objeto) la medida comn
aplicable a los diferentes trabajos y productos. De
este modo comparan y calculan las relaciones entre
los productos. He aqu lo que puede leerse en un
libro reciente sobre la economa americana: "Tengo
ante mis ojos un estudio sobre la industria del
automvil en EE.UU... En cuadros muy completos, el
autor compara el precio por kilo de las principales
materias en los dos pases (Amrica y Francia), del
mismo modo que nosotros lo hacemos continuamente
para los gastos de la vida diaria, en minutostrabajo..." Este procedimiento permite calcular la
diferencia entre la productividad del trabajo en
EE.UU. y en Francia. La relacin es a veces de 5 a 1
(en lo que se refiere a las materias primas, en cuya
extraccin juegan un gran papel la riqueza natural y
el perfeccionamiento de la maquinaria). "Si dirigimos
nuestra atencin a los productos manufacturados,
vemos que las diferencias se atenan... El kilo de
automvil necesitaba en 1939, 2 h. 25 de trabajo en
Francia contra 0 h. 68 en EE.UU., o sea una relacin
de 3,3, que en 1946 pas a ser de 6,15." En este
ltimo dominio, indica el autor, la diferencia de
productividad del trabajo entre EE.UU. y Francia no
se debe a la riqueza natural, ni inclusive, slo a una
diferencia en los procedimientos tcnicos; se debe
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35
El marxismo
la copa de oro cincelada. Marx mostr como los
metales preciosos representan precisamente el valor
en general, se convierten en el equivalente general de
todos los valores mercantiles. Por qu? Porque ellos
mismos tienen un valor. Y no lo tienen por ser bellos
o raros, sino porque son el resultado de un trabajo
social. La extraccin de un gramo de oro, su
transporte, etctera, representan ms trabajo social
medio que la extraccin y el transporte de un gramo
de hierro. (La contraprueba de este anlisis puede
hallarse en el estudio de la variacin de los valores
mercantiles, expresados en oro, como consecuencia
de las variaciones en la productividad del trabajo en
las minas de oro.)
Sealemos al pasar una confusin muy frecuente
entre el dirigismo y la planificacin en el sentido
marxista de la palabra. El dirigismo econmico es
atribuido con frecuencia al marxismo, lo que
constituye un error. La planificacin se aplica a la
produccin; implica la supresin de la propiedad
privada de los medios de produccin, su integracin
en el Estado, y, sobre todo, la gestin del Estado en
el sentido de los intereses de la clase trabajadora. Tal
es, segn Marx, la nocin marxista de planificacin
en una economa socialista que desarrolla
racionalmente las fuerzas productivas y la
productividad del trabajo al mismo tiempo que el
poder de compra de las masas. Se sabe, por el
contrario, merced a una costosa experiencia, que el
dirigismo se limita a organizar burocrticamente la
distribucin; que integra en un Estado administrado y
controlado de manera no democrtica un aparato de
control de la distribucin; que termina sometiendo la
distribucin a los intereses privados, y por lo tanto
organizando la escasez y la caresta de los productos
en detrimento de los que trabajan y producen.
c) El dominio sociolgico
Los adversarios del marxismo oscilan entre dos
posiciones contradictorias que no llegan a formular
claramente, y an menos a probar.
Unos reducen la realidad social a las relaciones
subjetivas entre las conciencias individuales; es la
interpsicologa (representada particularmente por
Tarde); otros se representan la realidad social como
una realidad objetiva, y por lo tanto independiente, o
inclusive independiente respecto de las conciencias
individuales, es decir, como una sustancia, un ser
metafsico; es la concepcin de Durkheim. Ahora
bien: el marxismo plantea correctamente y resuelve
racionalmente el problema de la realidad sociolgica.
Analiza las relaciones prcticas de los hombres con
la naturaleza y de los hombres entre s. Como son de
carcter prctico, tales relaciones no dependen de la
conciencia de los individuos; no son subjetivas; pero
no poseen, por otra parte, la objetividad elemental y
completamente exterior de una cosa, de una
sustancia. No son extraas a los individuos actuantes
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Henri Lefebvre
36
El marxismo escapa a este dilema y resuelve la
contradiccin. Aporta una nocin ms elevada y ms
profunda de la objetividad. La objetividad del
conocimiento no implica la eliminacin del hombre
actuante y pensante; al contrario. Es en y por su
relacin activa con las realidades que el hombre las
penetra, las capta en su devenir integrndose en l y
comprende las cosas transformndolas. De hecho, la
nocin primaria de objetividad corresponde a un
mecanicismo, a un determinismo simplista; da lugar,
en la bsqueda del hombre viviente, a todas las
fantasas especulativas, por el solo hecho de excluir
la conciencia del hombre de un mundo cientfico
reducido a un mecanismo muerto. Esta concepcin
fue ya superada por las ciencias de la naturaleza. El
materialismo dialctico lo comprueba, y extiende a la
historia y a la sociologa esta conquista del
pensamiento moderno.
d) El dominio poltico
En el plano poltico las polmicas son demasiado
apasionadas, demasiado actuales, demasiado
importantes para que resulte til considerarlas aqu.
Es en verdad toda la historia poltica de los ltimos
setenta y cinco aos lo que debera estudiar el lector
que quisiera ponerse al tanto de las discusiones
acerca del marxismo.
Una sola observacin: en general los adversarios
de la accin poltica inspirada en el marxismo
consideran esta accin aisladamente y solo rara vez
intentan comprenderla en funcin de sus argumentos
doctrinarios. Este error de mtodos vicia casi todas
las discusiones.
Por ejemplo: la dialctica (teora del devenir) dice
que las realidades cambian, y por lo tanto las
situaciones histricas: muestra que la accin que no
se inserta en el devenir, en un momento dado,
tomando en cuenta la situacin, es una accin
destinada al fracaso. Por consiguiente la accin
poltica inspirada en el marxismo presenta por una
parte una profunda continuidad en el mtodo de
anlisis y en los fines (se trata siempre de actuar
sobre las relaciones humanas, en el sentido de su
devenir y de sus posibilidades, para transformarlas y
organizarlas racionalmente); pero muestra, por otra
parte, una variacin permanente en los medios, en las
consignas momentneas El historiador sabe que
todo hombre de accin procedi siempre de este
modo, con ms o menos sutileza en la comprensin
del devenir y de las situaciones cambiantes; sabe
tambin qu muchos fracasos se explican por la
incomprensin, por la rigidez ante el devenir, por el
mantenimiento de directivas superadas por los
acontecimientos: Continuamos admirando en
Napolen o en Richelieu su comprensin, su
flexibilidad: y censuramos -demasiado tarde- sus
errores, su rigidez, sus inadaptaciones. Pero estos
hombres de Estado solo conocan emprica y
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37
El marxismo
en Marx; pero no se deben tomar los textos de Marx
literalmente, como textos muertos; no se debe buscar
en Marx un sistema cerrado y acabado. La
concepcin del mundo a la cual Marx dio su nombre
est ella misma en desarrollo, en un proceso de
enriquecimiento permanente y de profundizacin. Y
es precisamente as que no aparece como una
corriente aparte de la cultura en general y de las
diversas culturas del mundo actual.
Adems, los adversarios del marxismo han
abandonado actualmente la idea de refutarlo parte
por parte, fragmento por fragmento. El proyecto
actualmente de moda es superar el marxismo.
Este proyecto significa ante todo que la poca
misma de las polmicas fragmentarias est superada.
Lo que ahora debe ser examinado es el marxismo
como conjunto, como concepcin del mundo.
Qu se quiere decir con la frmula: superar el
marxismo?" No basta con lanzarla. Sera tambin
necesario realizar el proyecto. Dnde se encuentra
la concepcin del mundo que superara el marxismo?
No se la ve por ninguna parte. Solo la concepcin
cristiana del universo tiene una amplitud que le
permite oponerse doctrinalmente al marxismo. Pero
no se ve bien en qu y cmo el tomismo supera el
marxismo! De hecho, los que prometieron superar el
marxismo han comprendido una necesidad
ideolgica: la de terminar con las chicanerias
respecto de los detalles; pero no han podido realizar
su programa y en los hechos han vuelto a las
polmicas fragmentarias...
Pero acaso quiere decirse con ello que no todo ha
sido dicho por Marx? Solo se puede estar por
completo de acuerdo con esta afirmacin. Por
ejemplo, Marx analiz el capital; pero quedaron y
quedan todava por analizar los capitalismos en los
diferentes pases del mundo, con sus estructuras
particulares, sus caracteres concretos, su grado de
desarrollo, sus diferentes sectores, las formas de
Estado con que van unidos, etc. Queda todava por
analizar, en la situacin presente, la crisis del
capitalismo, esta crisis que Marx anunci pero cuyas
modalidades concretas no pudo describir y
comprender, porque la previsin cientfica no se
confunde con no se sabe qu don de profeca.
Por lo tanto, si es en este sentido que se quiere
"superar" el marxismo -mediante el anlisis de los
fenmenos y acontecimientos nuevos- no puede
hacerse objecin alguna. Pero cmo analizar el
devenir del mundo moderno, en lo que tiene de
original, sin partir de Marx, sin emplear su mtodo,
mientras no se descubra un mtodo nuevo, lo que no
parece haberse hecho, ni en vas de realizarse?
El proyecto de superar el marxismo no tiene quiz
ni mucho sentido ni mucho porvenir, porque el
marxismo es la concepcin del mundo que se supera
a si misma. Se supera, no en lo superficial de este
trmino -con una revisin incesante y apresurada de
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Henri Lefebvre
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Thories sur la plus-value (ltima parte de El
Capital, publicada por Kautski, 1910, Stuttgart; trad.
Molitor con el titulo de Histoire des doctrines
conomiques, 8 vol. (ed. Coste).
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