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Economías y Sociedades de Plantaciones en El Caribe Español
Economías y Sociedades de Plantaciones en El Caribe Español
Economías y Sociedades de Plantaciones en El Caribe Español
ECONOMAS Y SOCIEDADES
DE PLANTACIONES EN EL CARIBE
ESPAOL, 1860-1930'
VISIN GENERAL
Durante el siglo xvm y la primera mitad del xix, las pautas de produccin
de azcar y del comercio de este producto en el Caribe cambiaron muy poco,
y los cambios que se produjeron fueron o bien geogrficos (desplazamientos de
la produccin de una isla a otra) o estuvieron determinados por innovaciones
tecnolgicas de ndole limitada. Desde el decenio de 1860 hasta el de 1890, la
1. Una plantacin es una unidad de produccin organizada que produce una sola materia
prima de origen agrcola destinada a la exportacin (o, al menos, a ser enviada fuera de la regin) y que, por ende, es controlada por un mercado extranjero (o exterior), aun cuando la
plantacin propiamente dicha sea propiedad de una persona o grupo natural de la regin; la
plantacin debe encontrarse en un pas o una regin que posea una estructura econmica dependiente de carcter colonial o neocolonial; su eficiencia debe basarse en la economa de escala,
explotando grandes extensiones de tierra frtil (y, por lo tanto, apoyndose ms en las condiciones naturales que en factores tcnicos o tecnolgicos); y, finalmente, debe usar principalmente
mano de obra en masa y no especializada bajo la forma de esclavos, peones, hombres que trabajen para pagar deudas, o trabajadores con contrato, o una combinacin de las diversas formas
de proletariado agrario explotado. Adems, para que una unidad de produccin sea considerada
como una plantacin (en vez de, por ejemplo, una granja, un rancho o una hacienda), debe
poseer todas y cada una de estas caractersticas. A partir de la decadencia del caf como factor
importante en la economa cubana en el decenio de 1840 las nicas plantaciones que hubo en
Cuba eran de caa de azcar. En Puerto Rico, con la abolicin de la esclavitud en el decenio
de 1870, las plantaciones de caf y de caa de azcar se convirtieron en haciendas; el sistema de plantaciones fue restaurado con la ocupacin de la isla por los norteamericanos, pero
slo en las de caa de azcar. En la Repblica Dominicana existan nicamente plantaciones
de caa de azcar en este perodo. El presente estudio, por lo tanto, se limita de forma casi
exclusiva al azcar: para los pases y fechas que se estudian (Cuba, Puerto Rico y la Repblica
Dominicana, c. 1860 a c. 1930) las palabras plantaciones y plantaciones de caa de azcar son
virtualmente sinnimas.
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tigua oligarqua azucarera criolla de Cuba y Puerto Rico, que en su mayor parte
se vio obligada a dejar la vertiente manufacturera de la industria, en muchos
casos se qued en calidad de colonos, propietarios de plantaciones de caa, y
chocaba constantemente con los nuevos magnates industriales: los hacendados,
propietarios de las centrales.
A consecuencia del proceso de industrializacin, la productividad del trabajador industrial de la central aument mucho; pero la productividad del trabajador
agrcola, especialmente la del cortador de caa, sigui siendo la misma, toda vez
que los mtodos de cultivo y recoleccin no haban evolucionado. Adems, con
el fin de aprovechar la enorme capacidad de las nuevas instalaciones industriales,
las zafras o cosechas de azcar se hicieron cada vez mayores, pero se llevaban
a cabo en perodos ms cortos, que generalmente empezaban en enero y terminaban en abril. A su vez, esto cre dos problemas de magnitud trascendental: uno
relacionado con la mano de obra; el otro, con la amortizacin y la ptima utilizacin de la nueva y costosa maquinaria.
En lo que respecta a la mano de obra, la cantidad de caa que requera la
industria moderna haca necesario emplear a cientos de miles de trabajadores agrcolas (cortadores de caa) simultneamente durante un perodo de tres a cuatro
meses al ao. Ello plante, con todas sus dimensiones trgicas, el problema del
empleo estacional durante cuatro meses al ao, lo cual, para la mayora de los
trabajadores, significaba un desempleo estacional los restantes ocho meses. Esta
situacin no exista antes porque, con la mano de obra esclava y no especializada
(a la que, de todos modos, haba que mantener durante todo el ao), con mquinas rudimentarias, reducidas moliendas diarias y largas estaciones de recoleccin,
casi siempre haba trabajo para todos. Pero el funcionamiento ptimo de la plantacin moderna requera la existencia de un ejrcito de trabajadores desempleados, idealmente situados fuera de la central, pero sometidos a una presin econmica que les obligaba a vender baratos sus servicios, con un mnimo de beneficios
sociales, en calidad de cortadores de caa. Estos trabajadores formaban una masa
migratoria, y su migracin poda ser o bien interna (de una parte del pas a otra)
o externa (de un pas a otro). Una mezcla de ambas clases de migracin se convirti en la pauta.
El otro problema que cre la instalacin de maquinaria moderna fue la necesidad de encontrar fuentes complementarias de ingresos, no relacionadas necesariamente con la industria del azcar, que ayudaran a amortizar la enorme inversin econmica. Ciertas instalaciones de doble finalidad (ferrocarriles, centrales
elctricas, fundiciones, etctera), as como algunos servicios especficos, se convirtieron en empresas independientes, con una existencia econmica autnoma.
De esta forma, nos encontramos con que en las centrales tpicas el ferrocarril
que transportaba caa de azcar tambin ofreca servicios de pasaje, la central
elctrica suministraba electricidad para las instalaciones de la central y tambin
para los asentamientos prximos que estuvieran dispuestos a pagarla, y la fundicin fabricaba cosas para el municipio, desde bancos para el parque hasta tapaderas de cloaca; por todo ello, peda precios elevados porque la central gozaba
de un monopolio de estos servicios en su regin, adems de tener influencia decisiva de carcter econmico y poltico. La tpica central cubana del decenio de
1890 controlaba la tienda donde se vendan mercancas diversas, el hotel, casas
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polvo. Esta pltora de grados del azcar era la consecuencia lgica de elaborarlo
utilizando maquinaria primitiva, instalada de distintas maneras en cientos de pequeas fbricas repartidas por todo el Caribe, ingenios en los cuales la calidad
del azcar dependa de factores naturales (el grado de madurez de la caa) o
de la pureza del jugo de caa obtenido -por medio de operaciones manuales o
de la intensidad del fuego que calentaba las calderas (un fuego alimentado por
esclavos que podan echar ms o menos lea) y, en definitiva, de la pericia de
un maestro (generalmente analfabeto) que se guiaba slo por sus sentidos (olfato, gusto, tacto, odo), por su larga experiencia y por la tradicin transmitida
por va oral.
En cambio, los procesos industriales de las fbricas de azcar del decenio de
1890 eran estndares; los supervisaban profesionales con formacin tcnica que
contaban con la ayuda de mtodos analticos adoptados internacionalmente, y
se llevaban a cabo en modernas instalaciones de laboratorio. Gracias a estos controles, a finales de siglo, todas las fbricas del Caribe producan azcar centrfuga Pol 95. En los primeros aos del siglo xx una pureza de Pol 96 pas a
ser estndar. Los diferentes tipos de azcar que se producan en la etapa preindustrializada requeran, como mnimo, tres tipos de envase: la caja, el bocoy y
el saco. Este ltimo tipo se usaba poco en el decenio de 1860 (slo el 4 por 100
del total de ventas en el mercado de Nueva York). En 1890 la situacin ya haba
cambiado por completo; los Estados Unidos importaban ms del 95 por 100 de
su azcar en sacos; a comienzos de siglo, la caja y el bocoy eran prcticamente
piezas de museo.
Un tipo de azcar, un tipo de envase: estos factores influyeron en la transformacin del comercio azucarero. Como hemos visto, el azcar Pol 96 del nuevo
perodo industrial era un producto estandarizado, cuyo origen (caa o remolacha) o regin de procedencia (Cuba, Puerto Rico, Java, Australia, Mauricio, Brasil)
eran imposibles de determinar. Tambin era un producto muy duradero; envasado en sacos, era barato de amontonar y almacenar. En cambio, los azcares mascabados del decenio de 1860 presentaban grandes diferencias de calidad, se estropeaban fcilmente y los bocoyes en que se expedan slo podan apilarse de tres
en tres para evitar que los de abajo reventaran. Haba otras diferencias esenciales: el bocoy era caro, el saco era barato; el bocoy pesaba mucho (entre el 10
y el 14 por 100 del peso del azcar que contena), el saco era ligero (menos del
1 por 100); el bocoy era difcil de manipular y haca que los costes de expedicin
subieran enormemente, el saco era de fcil manipulacin.
Todos estos factores dieron origen a una nueva costumbre comercial: el almacenamiento de grandes excedentes de sucesivas cosechas de azcar. A medida que
aument la costumbre de envasar en sacos el nuevo tipo de azcar centrfuga,
fue posible almacenarlo indefinidamente. Result el principio de una nueva dimensin del problema de las existencias iniciales (las visiblemente disponibles en
los almacenes al comenzar el ao azucarero) como factor que afectaba los precios
del azcar. Es importante sealar que los comerciantes del ramo siempre haban
tenido en cuenta las existencias iniciales al fijar sus precios, por lo que no era
en s mismo un fenmeno nuevo: lo que cambi fue su magnitud. Antes de 1860,
las existencias disponibles raramente llegaban a representar el 10 por 100 del consumo anual estimado; en el decenio de 1890 ya era comn que excedieran el 30
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ladas, lo que equivala al 0,72 por 100 del total de las exportaciones de azcar
cubano.
A los tres pases de habla hispana (dos de los cuales todava eran colonias)
les quedaba un solo cliente en lo que a su azcar se refiere: los Estados Unidos.
Java increment su produccin azucarera gracias al mercado holands protegido;
la India y Mauricio se beneficiaron, hasta cierto punto, del proteccionismo ingls, del mismo modo que Reunin (la antigua isla de Borbn) se benefici de
la poltica francesa. Cuba y Puerto Rico (y las Filipinas), en cambio, jams tuvieron un mercado protegido: de todos los pases coloniales de Europa, Espaa era
el que tena el consumo de azcar per cpita ms bajo y, adems, su deficiente
desarrollo comercial y martimo no le permita reexportar las materias primas
de sus colonias. El azcar de Santo Domingo tambin estaba en manos de quien
era casi su cliente exclusivo: los Estados Unidos.
En 1890, el mundo del comercio azucarero ya haba adquirido las mismas
caractersticas que conservara hasta 1960. En primer lugar, se encontraban los
productores europeos de azcar de remolacha, muy desarrollados y defendidos
por barreras proteccionistas. En segundo lugar, venan los pases coloniales que
producan azcar de caa para los mercados protegidos que sus metrpolis les
ofrecan (las colonias francesas britnicas, las Indias Orientales holandesas y Hawai). El tercer lugar lo ocupaban las colonias Cuba, Puerto Rico, Filipinas
y pases independientes, como Brasil y Santo Domingo, que no tenan mercados
protegidos a los que pudieran venderles su azcar. La diferencia entre el consumo total de azcar europeo y el abastecimiento de azcar de remolacha local
ms el azcar de caa procedente de las colonias protegidas constitua el precio
por el que competan Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo y Brasil, principalmente. Esta brecha mnima en la barrera proteccionista, irregular, inestable y residual, recibira, en el siglo xx, el nombre imponente de libre mercado.
A finales del siglo xix el mercado europeo de azcar importado se caracterizaba por su falta de elasticidad: puede decirse sin exagerar que slo en grado
muy limitado (en el mercado libre o residual que acabamos de mencionar) exista la competencia libre o la interaccin de la oferta y la demanda. El mercado
norteamericano posea caractersticas de libre mercado por cuanto sus productores locales, aunque se beneficiaban del proteccionismo, satisfacan un porcentaje
mnimo de las necesidades del pas. Cuba era su proveedor principal: en el decenio de 1860 las exportaciones de azcar cubano a los Estados Unidos atendieron
a ms del 60 por 100 del consumo norteamericano y la tendencia era hacia arriba.
El resto llegaba principalmente de Puerto Rico y Brasil y, en menor medida, de
Santo Domingo. Cuba y Puerto Rico, empero, eran pases coloniales, y la Repblica Dominicana, aun siendo independiente, debe considerarse como una colonia desde el punto de vista econmico. Eran pases pobres, atados a una sola
cosecha principal, a un solo producto principal de exportacin, a un solo mercado principal. Carecan por completo de medios de autodefensa econmica y tampoco tenan en aquel tiempo la menor probabilidad de formar una comunidad
de productores con el fin de salvaguardar los precios de sus materias primas.6
6. Fue en los crticos aflos del decenio de 1930 cuando los precios del azcar bajaban con
frecuencia hasta quedar por debajo del coste de produccin, que se celebraron las primeras con-
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Con los pases productores de caa de azcar prcticamente indefensos, el comercio del azcar pronto se vio dominado por poderosos intereses comerciales
internacionales que expulsaron incluso a los comerciantes locales, reducindolos
al papel de simples intermediarios de las grandes compaas internacionales. Se
produjo el correspondiente desplazamiento de la ubicacin de los mercados donde
se fijaban los precios: en 1884, por ejemplo, el precio de Hamburgo era ms importante, influa ms en las decisiones comerciales, que las cotizaciones de La Habana. Hubo, adems, otro acontecimiento fundamental que seal la llegada de
una nueva poca en el comercio azucarero. Hasta el decenio de 1860, los precios
del azcar se fijaban en el mercado. Y el concepto de mercado era estrictamente
fsico: se refera a los distritos geogrficos, urbanos, donde se hallaban situados
los almacenes y donde los comerciantes efectuaban sus operaciones. En Londres
era Mincing Lae; en Nueva York, la parte baja de Wall Street; en El Havre,
la gran plaza donde hoy se alza el edificio de la bolsa; en La Habana, la zona
portuaria cerca del Colegio de Corredores, donde estaban las principales compaas comerciales: Drake y Hermanos, Sama y Ca., Ajuria y Hermanos, y otras.
Y lo que se quera decir al hablar de precios de mercado eran los altibajos de
las ventas ms importantes del da, esto es, los mximos y mnimos precios que
se pagaban por el azcar para su entrega inmediata (rpida o pronta). El
pago de las compras se haca generalmente a la entrega. (Aunque tambin era
costumbre mandar azcar consignado a los mercados europeos o estadounidenses
para venderlo por medio de agentes, tambin en este caso para entrega inmediata.)
En este mundo de comercio, fsico y tangible, los parmetros que haba que
fijar eran igualmente objetivos y concretos, y requeran que el comerciante se
ocupara personalmente de resolver problemas especficos en vez de analizar tericamente las condiciones y tendencias del mercado. El comerciante haca sus clculos utilizando una aritmtica elemental, de ah la figura del comerciante en
azcar rico pero analfabeto. Del mismo modo que los viejos ingenios de azcar
con mano de obra esclava fueron barridos por la industria moderna, este tipo
de comercio (y, por consiguiente, este tipo de comerciante) sera sustituido por
empresas nuevas que emplearan mtodos tambin nuevos en los ltimos treinta
aos del siglo xix. Haba una sencilla realidad fsica: las antiguas organizaciones de comercio ya no podan hacer frente a los factores mltiples que ahora
intervenan en la firma de un acuerdo para la venta de azcar, o en el mercado
de futuros en las bolsas de Nueva York, Pars, Londres o Hamburgo.
En resumen, pues, la moderna industria azucarera de las postrimeras del siglo xix, intrincado complejo econmico con un enorme volumen de produccin
que tena que satisfacer criterios de calidad internacionales, naci en un mundo
que desde el decenio de 1860 era sacudido constantemente por fenmenos nue-
ferencias internacionales para limitar la produccin y fijar los cupos de exportacin. El Acuerdo
Internacional sobre el Azcar, firmado en la Conferencia de Londres del 5 abril al 6 mayo de
1937, fue el primero en incluir tanto a los pases importadores como a los exportadores, comprometindose aqullos a reservar para stos ciertas proporciones fijas de sus importaciones. Sin
embargo, hasta las conversaciones que precedieron al Acuerdo Internacional sobre el Azcar
de 1968, no pudieron los pases productores en vas de desarrollo hacer que prevalecieran algunos de sus intereses fundamentales.
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crear un mecanismo para la fijacin de precios que, al mismo tiempo que aparentaba respetar las reglas de la oferta y la demanda, hiciera posible acaparar el
mercado. En este aspecto, el papel de las lonjas de productos fue fundamental
e inaugur una nueva era en el comercio de productos coloniales. Para el Caribe,
sobre todo Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo, fueron especialmente significativas la London Sugar Exchange y la New York Produce Exchange (que ms adelante pasara a ser la famosa New York Coffee and Sugar Exchange).
Estas lonjas de productos eran de origen antiguo, al menos en teora: algunos
estudiosos afirman que descendan directamente de las bolsas medievales. Pero
fuera cual fuese el parentesco, la similitud slo era superficial. Antes de esta revolucin comercial, las lonjas de productos eran organizaciones constituidas de
forma conjunta por compradores y vendedores, una especie de mercado organizado donde las fuerzas de la oferta y la demanda se encontraban para llevar a
cabo transacciones comerciales. Pero las lonjas nuevas se caracterizaban por una
diferencia esencial: los productos no se vendan realmente de forma directa y
las transacciones que se efectuaban eran slo especulativas. En pocas palabras,
las operaciones consistan en firmar contratos de venta en los cuales una de las
partes se comprometa a suministrar cierta cantidad de azcar en cierta fecha;
esto es, se haca una venta al precio del da para su entrega futura. Cuando llegaba la fecha de entrega, no se entregaba azcar, pero entonces el precio del azcar
que constaba en el contrato se recalculaba basndose en el precio que estuviera
vigente en el da de la entrega, y la diferencia entre los dos precios era pagada
por una de las partes a la otra en efectivo, menos una comisin que se pagaba
a la lonja por sus servicios. Como cada da se llevaban a trmino muchas operaciones de esta clase, la lonja proporcionaba el medio de liquidar la transaccin,
es decir, actuaba como cmara de compensacin. De hecho, el azcar pasaba
de unas manos a otras en menos del 1 por 100 de las operaciones. As pues,
la lonja no sustituy al mercado fsico, en el cual se venda y compraba azcar
de verdad: sencillamente lo dominaba, imponiendo precios y condiciones. Se comprende que en el decenio de 1890, Economic Journal, la prestigiosa publicacin
londinenese, dijese que la Produce Clearing House era ... una mesa de juego,
un Montecarlo en Mincing Lae.9
No obstante, segn ya hemos mencionado, las lonjas no eran solamente lugares donde se jugaba con los precios de los productos, sino que tambin las inventaron grupos econmicamente dominantes con el propsito exclusivo de ampliar
y consolidar su control del mercado. En 1897, al comparecer ante una comisin
del senado norteamericano que investigaba el gran escndolo del trust del azcar,
Theodore Havemeyer, presidente de la American Sugar Refining Co., afirm que
utilizaba con regularidad la bolsa de valores para sobornar a funcionarios del
gobierno y la lonja de productos con el fin de imponer sus precios a los azcares
sin refinar de Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico.10
Sugar refining as a case study, Baltimore, 1969, y Jack Simpson Mullins, The Sugar Trust:
Henry O. Havemeyer and the American Sugar Refining Company, tesis doctoral indita, Universidad de Carolina del Sur, 1964.
9. Vase A. Ellis, Does speculation raise prices?, The Economic Journal, 1 (1891), p. 197.
10. Vase Mullins, The Sugar Trust, cap. VII.
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1900
Durante el siglo xix, la produccin de azcar de Cuba aument ininterrumpidamente, ao tras ao, hasta 1875, momento en que las plantaciones de esclavos, que desde haca algn tiempo mostraban claras seales de crisis, empezaron
el descenso hacia su desintegracin definitiva al abolirse la esclavitud en el decenio de 1880. Reflejadas en un grfico, las peripecias de la industria del azcar
mostraran grandes fluctuaciones, sobre todo en el perodo comprendido entre
1876 y 1880, lo cual reflejara la transicin del antiguo ingenio a la moderna
central. En el decenio de 1890, sin embargo, Cuba ya haba recuperado su posicin como mayor productor de azcar del mundo, con cinco cosechas sucesivas
de ms o menos un milln de toneladas, slo para sufrir luego la gran cada
provocada por la guerra de independencia (1895-1898).
Puerto Rico, en cambio, mantuvo su tendencia econmica hacia arriba slo
hasta el decenio de 1850, momento en que empez una serie de altibajos que
reflejaba la inestabilidad de su produccin basada en la esclavitud. En 1873, se
aboli la esclavitud durante un perodo de cosechas abundantes. Sin embargo,
la abolicin en Puerto Rico no fue acompaada de un proceso general de modernizacin y la produccin descendi mucho en el decenio de 1890.
Diversos factores contribuyeron al desarrollo desigual de estas dos colonias
que tenan la misma metrpoli y, por consiguiente, la misma forma de gobierno,
adems de compartir el mismo clima y hallarse en la misma regin geogrfica.
En primer lugar, los antecedentes histricos de las dos islas eran distintos.
Desde el siglo xvi hasta el xvm y los dos primeros decenios del xix, Cuba fue
un centro para la defensa del imperio espaol, la principal base martima tanto
para la flota de guerra como para la mercante y una importante regin productiva. Estos factores permitieron el crecimiento de una oligarqua que lleg a ejercer
un poder poltico casi nico y que desde el principio acumul grandes sumas de
capital derivadas de servicios, tales como el comercio, la construccin naval, la
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construccin de fortificaciones, etctera. Este capital fue invertido luego en recursos agroindustriales: tabaco, caf y azcar. La oligarqua cubana pudo aprovechar las condiciones favorables para el comercio exterior que en 1791 cre la
revolucin de Hait, que hasta entonces haba sido el principal productor de azcar del mundo. Cuba era poseedora de un importante complejo azucarero que
en 1840 ya produca ms que todas las Indias Occidentales britnicas juntas.
En Cuba, a diferencia de las colonias francesas o inglesas de las Indias Occidentales, los ingenios de azcar eran financiados por inversiones nativas y, con
muy pocas excepciones, nunca pertenecieron a propietarios absentistas. Al contrario, sus dueos vivan en Cuba y, por regla general, al empezar cada recoleccin se instalaban en sus ingenios para vigilar y administrar sus intereses directamente. Cual empresarios modernos, se mantenan al corriente de los avances de
la tecnologa mundial y adoptaban sin demora las mquinas y las tcnicas que
podan mejorar la capacidad o la rentabilidad de la industria azucarera cubana.
Ya en 1796 estos hombres de negocios nativos haban llevado a cabo los primeros experimentos para adaptar la mquina de vapor al ingenio de caa de azcar; en 1837, inauguraron el primer ferrocarril del mundo dedicado al transporte
de azcar y melaza desde los ingenios hasta los puertos (y, de hecho, el primer
ferrocarril de la clase que fuera que hubo en Amrica Latina); en 1842, empezaron a usar tachos al vaco para obtener azcar; en 1844 (en el mismo ao que
los Estados Unidos), tendieron los primeros hilos telegrficos; en 1849, instalaron centrfugas para elaborar azcar. Cuba, que era una posesin colonial, se
adelant a todos los dems pases latinoamericanos, en lo que se refiere a avances
tecnolgicos, durante el siglo xix. Bajo la doble influencia de privilegios legislativos y de una dinmica clase empresarial, y con la ayuda de condiciones naturales extraordinariamente favorables (tierras muy frtiles, clima ideal, grandes recursos forestales, etctera), es comprensible que Cuba fuese el mayor productor
de azcar del mundo desde 1840 hasta 1883. Puerto Rico, que no posea estas
caractersticas, era un productor mucho ms modesto.
Sin embargo, en el decenio de 1860, tanto las plantaciones cubanas como las
puertorriqueas empezaron a mostrar los primeros sntomas de crisis. Era una
crisis estructural, provocada por el descenso continuo de la rentabilidad de la
mano de obra esclava y por las dificultades nacidas de la adopcin de las nuevas
tecnologas."
As pues, empez un perodo de inestabilidad en el cual el problema principal
con que se encontraban los productores y, por ende, los crculos oficiales
era dar con una frmula que permitiese resolver la transicin de la esclavitud
a la mano de obra asalariada. El objetivo de los productores era obtener de Espaa una ley de abolicin que los indemnizase y permitiera recuperar el capital que
haban invertido en esclavos con el fin de reinvertirlo en maquinaria moderna.
Tambin tenan la esperanza de que se promulgaran otras leyes que proporciona11. Las conclusiones que se sacan aqu acerca de la rentabilidad de la esclavitud para el
propietario de esclavos se basan en un anlisis economtrico de fichas contables de ingenios
de azcar cubanos. Vase Manuel Moreno Fraginals, El ingenio, vol. II, La Habana, 1977, cap. 1.
Para ms comentarios acerca de la industria azucarera cubana en el perodo anterior a 1870,
vase Thomas, HALC, V, captulo 5.
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sen una reserva barata y constante de trabajadores libres, es decir, semiesclavizados, a los que obligaran a trabajar doce o catorce horas diarias por un salario
de hambre y despediran luego, al finalizar la recoleccin.
Es un hecho que en la Cuba de 1863 ms del 95 por 100 de todas las propiedades azucareras estaban hipotecadas. Los estudios econmicos del perodo indicaban que los 300 millones de pesos invertidos en azcar soportaban una carga
hipotecaria de 200 millones de pesos, es decir, dos tercios de la industria del azcar estaban en manos de comerciantes que, en Cuba y Puerto Rico, cumplan
las funciones de banqueros.12
En el decenio de 1860, esta situacin crtica en las dos islas se vio aliviada
bruscamente por una serie de acontecimientos externos de signo favorable, los
cuales, ms que resolver las dificultades estructurales inherentes (pues la plantacin con esclavos haba agotado toda posibilidad de reforma interna), lo que hicieron fue prolongar la vida del sistema. Durante aos, la guerra de Secesin
en los Estados Unidos y la francoprusiana en Europa crearon el clsico efecto
de trastornar las condiciones del mercado, incrementando la demanda y haciendo
subir los precios. En la propia Cuba, la guerra de los Diez Aos (1868-1878),
primera lucha en gran escala por la independencia, tambin intensific el pnico
en el comercio del azcar y ampli las condiciones favorables del mercado. Hubo
casi diez aos de buenas cosechas y precios altos (aun cuando en Cuba la mayor
parte de ellos coincidieron con la guerra de los Diez Aos) que permitieron a
los productores de azcar cubanos amortizar gran parte de sus hipotecas y a sus
colegas portorriqueos comenzar la mecanizacin de sus ingenios, que, en general, iban a la zaga de los cubanos en ese sentido. Pero este perodo fue una excepcin de la tendencia y, una vez transcurrido, la crisis se hizo sentir de nuevo,
con ms fuerza que nunca.
En Puerto Rico, la desintegracin de las plantaciones de caa de azcar de
estilo antiguo, fue rapidsima. En 1870, haba 550 ingenios con una produccin
total de 96.000 toneladas; en 1880, las cifras haban descendido hasta 325 y 50.000,
respectivamente. Debido al gran atraso de las tcnicas, la crisis de la produccin
fue acompaada de una crisis de la calidad, y muchos importadores estadounidenses se negaron a comprar los azcares crudos de Puerto Rico que los refinadores rechazaban. Pero haba una razn an ms significativa para la crisis de
la isla: el problema fundamental estribaba en que no haba ninguna infraestructura fsica y econmica que pudiese utilizarse a modo de base de la industrializacin. Sin capital de inversin ni un sistema de ferrocarriles adecuado, y sin una
accin concertada por parte de los productores, los pocos esfuerzos que se hicieron eran de carcter individual y, en su mayor parte, se limitaron a la adquisicin
de mquinas (que no siempre se instalaban de forma eficiente) y a la construccin
de unas cuantas centrales que, hasta finales del siglo, alternaron los aos buenos
con los malos y, generalmente, acabaron muy endeudadas. Por citar un solo ejemplo: la Central San Vicente, en Vega Baja, fundada por Leonardo Igaravidez,
marqus de Cabo Caribe, en 1873 haba absorbido las plantaciones mayores que
la rodeaban, con el fin de tener garantizado el abastecimiento de caa para su
12. Ral Cepero Bonilla, Azcar y abolicin, La Habana, 1971, pp. 39 y ss. (otra ed.:
Crtica, Barcelona, 1976).
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ingenio, y tena empleados a varios cientos de cortadores. Pero en 1879 sus deudas
ya haban ascendido hasta superar el milln de pesos (1 peso= 1 dlar), cantidad
increble para aquella poca. Adems de la San Vicente, haba en 1880 otras cuatro
centrales: la Luisa, la San Francisco, la Coloso y la Canovanas. Desde el punto
de vista econmico, sus historias fueron parecidas durante todo el siglo xix.
Otro factor clave que limit el desarrollo de la industria azucarera puertorriquea fue que la transicin de la esclavitud a la mano de obra libre no sali
bien. Suele decirse que la esclavitud fue abolida en Puerto Rico en 1873; pero
esto slo es cierto en el sentido jurdico. De hecho, la institucin de la esclavitud
se haba derrumbado mucho tiempo antes y, en el decenio de 1870, la isla ya
careca de una poblacin activa que pudiera someterse a las condiciones que los
propietarios de plantaciones consideraban necesarias. A diferencia de Cuba, en
Puerto Rico no hubo una afluencia significativa de mano de obra inmigrante.
Muy pocos peones llegaron de China; los esfuerzos por crear un sistema de trabajadores migrantes de Espaa (que a la sazn recibieron el pintoresco nombre de
golondrinas) no tuvieron ningn xito, y el experimento consistente en importar peones de las Indias Occidentales britnicas termin con un puado de grupos
que se instalaron en la isla de Vieques y en los ingenios de azcar de Ponce,
Humacao, Loiza y Carolina.13
El caso cubano fue diferente. El gran auge del azcar tuvo lugar en regiones
que tenan fcil acceso a puertos que, a mediados de siglo, ya eran servidos por
una excelente red de ferrocarriles. En general, este sistema de ferrocarriles, pensado en un principio para transportar bocoyes y cajas de azcar, result tilsimo
para transportar caa desde los campos hasta los ingenios. En lo que se refera
a la poblacin activa, en 1847 empez una impresionante inmigracin de peones
chinos, que probablemente ya eran 150.000 a finales del siglo. Otra fuente de
mano de obra tuvo un origen poco habitual. Como el ejrcito regular espaol
haca falta en la metrpoli para las guerras carlistas, las guarniciones de Cuba
estaban formadas principalmente por quintos. Una serie de ordenanzas cubanas
que, huelga decirlo, eran consideradas totalmente ilegales en Espaa permitan al quinto elegir entre servir en calidad de soldado hasta el final o trabajar
de pen en un ingenio de azcar. Dado que en aquellos momentos se estaba librando en Cuba la guerra de los Diez Aos, es natural que muchos quintos prefiriesen cortar caa. Y en el decenio de 1880, los propietarios de las nuevas centrales pudieron crear un movimiento eficiente de trabajadores migrantes, que llegaban
a principios de enero y se marchaban a finales de abril. Estos trabajadores procedan de las islas Canarias y de las provincias espaolas de Galicia y Asturias,
donde los niveles de vida eran bajsimos, haba un exceso de poblacin y mucho
desempleo.
Disponiendo de grandes sumas de capital, muchos comerciantes espaoles y
algunas familias pertenecientes a la vieja oligarqua criolla (nacida en Cuba) in13. Sobre la industria azucarera puertorriquea, vanse Andrs Antonio Ramos Mattei, The
influence of mechanisation in the system of sugar production in Puerto Rico, 1873-1898, tesis
doctoral indita, Universidad de Londres, 1977, y La hacienda azucarera, su crecimiento y crisis
en Puerto Rico (siglo XIX), San Juan, 1981. Tambin Jos Curet, De la esclavitud a la abolicin, San Juan, 1979.
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virtieron en centrales, sobre todo a partir del decenio de 1880. En este sentido,
es til sealar que, desde el punto de vista econmico, la sangrienta guerra de
los Diez Aos por la independencia fue rentable para la industria azucarera modernizada. La guerra, que se hizo principalmente en el extremo oriental de la
isla, destruy ms de cien antiguos ingenios de azcar, todos ellos tecnolgicamente atrasados y apenas productivos. La parte occidental del pas, donde se
encontraban los nuevos ingenios gigantescos y que produca el 80 por 100 del
azcar cubano, no sufri los estragos de la guerra.14
Por otra parte, el Banco Colonial y el Banco Espaol de la Isla de Cuba,
controlados ambos por los grandes comerciantes espaoles y tambin por algunos miembros de la oligarqua cubana, haban recibido del gobierno espaol el
encarga de financiar la guerra, lo cual result enormemente rentable. Barcos cubanos y espaoles, y compaas de ferrocarriles, se encargaban de transportar
tropas y pertrechos. Con una administracin colonial militar, y bajo presiones
psicolgicas de estado de guerra, se hicieron toda suerte de negocios turbios,
y enriquecerse ilcitamente pas a ser la norma. Es evidente que al finalizar la
guerra estos grupos dispondran del capital lquido necesario para invertir en la
magnfica y nueva (es decir, modernizada radicalmente) industria del azcar.
An haba otros factores. Con su experiencia en el comercio del azcar y en
la poltica, bien organizados y unidos por intereses comunes durante mucho tiempo, los productores locales conocan muy bien las necesidades de la poca y comenzaron a crear una serie de instituciones con el fin de dirigir la nueva industria. As naci la Asociacin de Hacendados de la Isla de Cuba en 1879, cuya
finalidad era coordinar los actos de los principales cerebros (y mayores inversionistas de capital) del mundo del azcar. Desde sus comienzos, la asociacin gui
las actividades de los productores, foment proyectos destinados a traer trabajadores inmigrantes, fund escuelas de formacin agrcola e industrial, patrocin
la investigacin, instal comunicaciones directas con las lonjas del azcar de Nueva
York y Londres, public una revista que era muy leda y form un poderoso
grupo de presin para defender los intereses de la industria. Durante este perodo
nacieron muchas asociaciones similares pero locales de colonos o plantadores de
caa.
Finalmente, es necesario sealar otras dos cosas importantes. La primera se
refiere a la abolicin de la esclavitud, que en Cuba se llev a cabo en 1880 (siete
aos despus de Puerto Rico). La abolicin, empero, no signific que una masa
de personas, bienes sometidos a todos los caprichos de sus amos, de pronto se
vieran libres y en plena posesin de derechos y responsabilidades civiles. De haber sido as, la abolicin hubiera provocado el derrumbamiento total de la industria azucarera, puesto que todava en 1877 (el ltimo ao del cual disponemos
de estadsticas de confianza acerca de la esclavitud en Cuba) ms del 70 por 100
de la produccin de azcar se basaba en la mano de obra esclava. Que no ocu14. Slo se llevaron a cabo dos censos del azcar en Cuba durante el siglo xix. Se encuentran en Carlos Rebello, Estados azucareros relativos a la produccin azucarera de la isla de
Cuba, La Habana, 1860 (en el libro no aparece ningn pie de imprenta y, adems, en realidad
se imprimi en Nueva York); Noticias de las fincas azucareras en produccin que existan en
toda la isla de Cuba al comenzar el presupuesto de 1877-1878, informe publicado en La Revista
Econmica (La Habana, enero de 1877), pp. 60 y ss.
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go, durante estos decenios finales del siglo xix, la concentracin de la produccin en ingenios menos numerosos pero mayores no tuvo un equivalente en el
sistema de tenencia de la tierra. Posiblemente, los gravmenes y otras obligaciones de la condicin de terrateniente (en especial el tipo de censo irredimible e
indivisible) conspiraban contra todos los esfuerzos por llevar a cabo una consolidacin de tierras que complementase la concentracin industrial. El resultado de
ello fue una amplia discrepancia entre la agricultura y la industria, y explica en
parte el atraso de la plantacin de caa de azcar en un perodo de avances industriales y tecnolgicos.
Desde el punto de vista de la propiedad directa, y fuese de tierra o de ingenios, hay pocas seales de la presencia de capital estadounidense en la industria
azucarera cubana del siglo xix. Haba, por supuesto, propietarios de ingenios
que eran norteamericanos, del mismo modo que los haba que eran franceses,
canadienses y alemanes. Las cifras de las fuerzas estadounidenses, que ocuparon
la isla en 1898, indican que en aquel entonces el 93,5 por 100 de los ingenios
perteneca a cubanos y espaoles; slo el restante 6,5 por 100 era propiedad de
extranjeros, incluyendo, desde luego, ciudadanos de los Estados Unidos. Convendra sealar, adems, que muchos de los ingenios que en las listas constaban
como norteamericanos, en realidad, pertenecan a cubanos y espaoles que poco
antes haban adquirido la ciudadana estadounidense.
Hasta ahora hemos hablado principalmente del comportamiento de los factores
internos que dieron forma al desarrollo de la industria del azcar en Cuba durante
los ltimos decenios del siglo xix. Pero en el proceso tambin intervinieron decisivamente factores externos. Por ende, la afirmacin de que los Estados Unidos tenan slo una presencia limitada en la industria azucarera de Cuba se refiere exclusivamente a la propiedad de ingenios de azcar. Pero desde el punto de vista del
comercio internacional, los Estados Unidos ejercan la hegemona desde haca mucho tiempo. En el decenio de 1870, la edad de oro de la competencia ya haba
concluido en los Estados Unidos, al menos en lo que se refera al azcar; exista
una estructura oligopolstica. El Sugar Trust se fund legalmente en agosto de 1887,
fecha en que se constituy la American Sugar Refining Company, a la vez que en
octubre veintiuna compaas refinadoras de siete ciudades norteamericanas acordaron entrar en el trust. En la prctica, el trust haba nacido un decenio antes.16
La Sugar Act de 1871 fue el primer instrumento legislativo de dominacin neocolonialista forjado en los Estados Unidos, bajo la presin de los refinadores de la costa
oriental, con la finalidad especfica de dominar econmicamente a Cuba, Puerto
Rico y Santo Domingo. En el decenio de 1880, las tres islas ya vendan virtualmente
todo su azcar a los Estados Unidos y comerciaban con una sola empresa en el
mercado, la American Sugar Refining Co.; su azcar era embarcado en buques
norteamericanos; los precios del azcar los fijaba el Produce Exchange de Nueva
York; los plantadores y propietarios de ingenios de las islas reciban sus precios
de mercado y clculos de produccin de Willet & Grey, en noticias que daba la
Associated Press y transmita la Western Union. Sin invertir directamente en tierra
ni en ingenios, la anexin econmica de las tres islas estaba en marcha: la anexin
fsica por la fuerza tendra lugar unos aos despus.
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porte de la caa. Mejor an: todo el complejo industrial poda ser embarcado,
montado, puesto en marcha, manejado y administrado por norteamericanos, ya
fuera solos o con la ayuda de personal nativo preparado tcnica y culturalmente
por ellos.
El taln de Aquiles de tales inversiones era la caa misma, que necesariamente tena que ser plantada, cultivada y recolectada en estos pases por mano de
obra nativa, o por peones importados de islas cercanas. Las grandes mquinas,
su instalacin, el enorme complejo de edificaciones, transporte, fuerza, telfono
y telgrafo, talleres de reparaciones, etctera, suponan una gran inversin de
capital que deba amortizarse durante un largo perodo, cuya rentabilidad dependa de la certeza absoluta de contar con un abastecimiento ininterrumpido de
caa a un coste determinado y en la cantidad, la calidad y los perodos de entrega
necesarios. Por lo que se refiere a esto, la caa es un producto infinitamente
ms delicado que la remolacha azucarera. Mientras que la remolacha puede recogerse y almacenarse para su tratamiento posterior, la caa debe cortarse en las
cantidades exactas y triturarse antes de que transcurran veinticuatro horas: no
se puede almacenar.
Por estas y otras razones, la vertiente agrcola de la industria (que, como se
ha visto, es bsicamente manual y en la que intervenan hasta 300.000 trabajadores en Cuba sola durante el decenio de 1920) tena que estar a la altura de la
vertiente industrial en precisin y ritmo. Pero, para complicar las cosas, al finalizar la recoleccin de la caa de azcar, que por trmino medio duraba cuatro
meses, ms de la mitad de los trabajadores agrcolas eran despedidos inmediatamente; los despidos subsiguientes se hacan de forma gradual, pero slo el 10
por 100 de los trabajadores estaban empleados todo el ao.
A causa de todo ello, la moderna industria del azcar afront dos problemas
fundamentales desde el principio: el abastecimiento garantizado de caa y el nmero suficiente de trabajadores para cada recoleccin. Del sistema de la mano
de obra hablaremos luego. En lo que respecta al cultivo de la caa, cabe describir
tres etapas distintas en la historia de Cuba y Puerto Rico, pero no de la Repblica Dominicana. Durante la primera etapa, correspondiente a los sistemas primitivos, basados en la esclavitud (cuyos restos duraron hasta el decenio de 1880),
el ingenio era bsicamente una empresa agrcola, ya que los dos componentes
principales del activo o capital eran sus tierras y sus esclavos (es decir, trabajadores agrcolas). En una empresa as, donde era preciso mantener a los esclavos
durante todo el ao, es natural que hubiera que hacerles trabajar a lo largo de
todo ese perodo, plantando y cultivando la caa durante la estacin muerta. Por
consiguiente, el propietario de un ingenio cultivaba la caa que se mola l.
En la segunda etapa, posterior a la abolicin y que podemos considerar como
de transicin, se efectu la divisin en sectores independientes, uno industrial
y otro agrcola. Esta etapa, llamada de divisin del trabajo, tuvo lugar durante
el perodo de desarrollo de los grandes centros industriales (las centrales) en las
zonas donde ya existan los campos de caa pertenecientes a los antiguos ingenios
atendidos por esclavos. El rasgo caracterstico de esta etapa de desarrollo era
que la central grande no trataba slo la caa cultivada en sus propias tierras, que
nunca era suficiente, sino que, para satisfacer sus necesidades, tambin compraba caa a las colonias o fincas productoras que la rodeaban.
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mismo ao, la South Porto Rico Sugar Co. hizo lo propio con Russell and Co.
Huelga decir que tanto Luce como Russell eran subsidarias de las dos compaas
azucareras. En 1936, las cuatro compaas azucareras norteamericanas de mayor
importancia que operaban en Puerto Rico posean 29.646 hectreas y controlaban otras 20.902: un total de 50.584 hectreas, lo que equivala a ms del 10
por 100 del total de tierra mejorada en Puerto Rico.19
La produccin de azcar en la Repblica Dominicana vena creciendo de forma lenta pero ininterrumpida desde comienzos de siglo (53.000 toneladas en 1900;
126.058 en 1915). La Romana (que segua siendo la mayor central azucarera del
pas) se fund en 1911 y otras como la Consuelo, adquirida por los intereses
Bartram, la Santa Fe, la Quisqueyn y la San Isidro (tambin Bartram) ya pertenecan a sociedades annimas en 1916. No obstante, la produccin recibi un estmulo ms durante la ocupacin norteamericana (1916-1924). En ese perodo se
pusieron en marcha las centrales Barahona y Las Pajas y Boca Chica. La historia
de la adquisicin de tierras por parte de las sociedades annimas azucareras norteamericanas est llena de acusaciones de fraude, extorsiones y otras ilegalidades.
La aplicacin de la ley de registro de tierras de 1900, a la que sigui la primera
medicin de la tierra en la historia moderna de la Repblica Dominicana, provoc el desposeimiento de muchos agricultores modestos que no tenan ningn ttulo de propiedad de la tierra en que sus familias venan viviendo desde haca aos.
Las nuevas centrales y la expansin de los ingenios existentes permitieron doblar
la produccin durante los aos de la ocupacin: de 128.000 toneladas en 1916
a 233.000 en 1924. En este mismo perodo la tierra propiedad de las compaas
azucareras se multiplic por tres: de 56.420 hectreas en 1916 pas a 159.913
en 1924. El proceso de inversin y control por parte de compaas norteamericanas puede verse en los datos siguientes: en 1900 haba 14 ingenios en la Repblica
Dominicana, y ninguno perteneca a una gran sociedad annima estadounidense;
al finalizar la ocupacin norteamericana, haba 22 centrales, de las cuales 12 eran
norteamericanas. An ms significativo es el hecho de que estas 12 centrales poseyeran el 81 por 100 de la tierra productora de caa del pas y representaran
el 82 por 100 del capital declarado de la industria. Y solamente tres de ellas,
la Romana, la Consuelo y la Barahona, representaban casi el 50 por 100 de la
produccin de azcar dominicana.
La enorme expansin de la industria azucarera cubana se interrumpi bruscamente en 1929 con una cosecha de 5.352.585 toneladas. Al cabo de slo tres aos,
la produccin haba descendido en un 61 por 100 y se cifraba en 2.073.055 toneladas. La ltima central azucarera construida en Cuba haba sido la Santa Marta,
en Camagey en 1929, cuyo copropietario y administrador era el general Mario
Garca Menocal, que fue presidente de Cuba en 1912-1920 y, durante muchos
aos, simultneamente, director general de la sociedad annima norteamericana
Cuban American Sugar Co. Transcurriran cincuenta aos antes de que empezara a construirse otra central azucarera en Cuba.
Durante el siglo xx las inversiones en la industria del azcar cubana se haban hecho con los ojos puestos en un solo mercado principal: los Estados Unidos. Pero el mismo mercado era el objetivo de los inversionistas que haban pues19.
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Es posible identificar ciertas tendencias regulares en la evolucin de las plantaciones. La primera que se hace visible, debido al coeficiente tierra-mano de
obra, es siempre el anhelo insatisfecho de los plantadores de contar con gran
nmero de trabajadores baratos y sumisos. Un folleto de 1714, publicado en Londres, deca: ... Si las colonias no son abastecidas de negros, no pueden elaborar
azcar; y cuanto ms numerosos y baratos sean sus negros, ms y ms barato
ser el azcar que elaboren.20 Esa era la filosofa de los plantadores del siglo
xvui y esa era tambin la filosofa de los plantadores del siglo xx. Los requisitos de mano de obra de las plantaciones modernas de Cuba, Santo Domingo
y Puerto Rico tenan, como es natural, caractersticas especficas. Durante el siglo xix, los rendimientos del azcar (la cantidad de azcar extrado de determinado peso de caa) aumentaron de alrededor del 2,5 por 100 en 1800 al 10 por
100 en 1900. En cambio, puede calcularse que la productividad del trabajador
industrial del azcar aument en no menos del 1.500 por 100 durante el mismo
perodo, como consecuencia de instalarse maquinaria moderna y adoptarse avanzados mtodos de elaboracin. Pero el cortador de caa medio de 1900 usaba
las mismas herramientas y los mismos mtodos, y tena la misma productividad
baja, que su antecesor de 1800. Se haba abierto un abismo tecnolgico entre
el sector agrcola, que plantaba, cultivaba y recolectaba la caa, y el sector industrial, que la converta en azcar.
Ahora bien, aunque, en sentido estricto, el proceso industrial no elabora azcar, sino que extrae el que ya se encuentra en la caa, es obvio que hay un lmite
superior a la cantidad en que pueden aumentar los incrementos, un lmite que
fija el contenido total de sacarosa que hay en la caa. Al acercarse los rendimientos industriales a este lmite, la parte relativa de los costes de produccin que
deban cargarse al esttico sector agrcola se hizo mayor, reflejando el hecho de
que el coste de la caa estaba ntimamente vinculado al precio del trabajo manual, no especializado. Como los plantadores no podan provocar una revolucin
agrcola al menos a corto plazo, su solucin al problema del incremento de
los costes de la caa en relacin con los costes totales de produccin fue mantener los salarios agrcolas, especialmente los de los cortadores de caa, en un mnimo absoluto.
Teniendo presente esta situacin, deben interpretarse las quejas constantes de
los modernos plantadores de caa en el sentido de que escaseaba la mano de
obra. No se trataba, en general, de una escasez absoluta, sino de una escasez
especfica, que puede definirse del modo siguiente: la falta de un nmero suficientemente grande de trabajadores en paro, a los que pudiera obligarse a emigrar a las regiones productoras de caa de azcar, para que trabajaran cortando
20. Annimo, The Present State ofthe Sugar Plantations Consider'd; but More Especially
that of the Island of Barbadoes, Londres, 1714, p. 27.
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y que a esas alturas ya eran partidarios entusiastas de que los Estados Unidos
se anexionaron Cuba. (Andando el tiempo, las confrontaciones econmicas y raciales se intensificaron, pero los sentimientos nacionalistas se fortalecieron y no
fue posible llevar a cabo la anexin.) La oposicn de los Estados Unidos a que
se introdujeran trabajadores con contrato (negros de las Indias Occidentales y
peones chinos, principalmente) tena un precedente jurdico: desde el decenio de
1880 la entrada de esta clase de trabajadores en los Estados Unidos estaba prohibida por la ley y, ahora que Cuba se hallaba ocupada por el ejrcito norteamericano, se arga que la misma legislacin era vigente en la isla. A pesar de todas
las dificultades, empero, se encontraron hombres suficientes para replantar miles
de hectreas y para cortar la caa en cada una de las cuatro cosechas que tuvieron lugar durante la ocupacin norteamericana (1899-1902). El proceso de recuperacin dio tan buenos resultados que, en 1902, Cuba ocup el segundo lugar
entre los productores de azcar del mundo, con una cosecha de 876.000 toneladas frente a las 897.000 de Java.
El crecimiento espectacular de la industria azucarera cubana entre 1900 y 1925
la produccin, que aument a un ritmo anual del 12 por 100, subi de las 300.000
toneladas a los 4,5 millones de toneladas estuvo vinculado a un cambio simultneo del centro geogrfico de la industria, que se traslad, como hemos visto,
de las densamente pobladas regiones occidentales de la isla a las poco pobladas
Camagey y el norte de Oriente, en el este. La construccin de nuevas centrales
azucareras no requera slo un volumen muy grande de inversiones de capital,
sino tambin el empleo de miles de trabajadores que edificaran las centrales e
instalasen la maquinaria. En esta tarea desempearon un papel decisivo los inmigrantes espaoles, que, como hemos visto, contaban con el favor oficial. Entre
1902 y 1911, llegaron a Cuba 322.878 inmigrantes, de los cuales el 77,26 por 100
eran espaoles. Al mismo tiempo, el nmero de cortadores de caa que se necesitaban para llevar a cabo la recoleccin aument de unos 30.000 en 1900 a 315.000
en 1925. La necesidad de mano de obra barata para trabajar en las tierras de
caa recin inauguradas en Camagey y en Oriente acab triunfando sobre la
poltica discriminatoria de los aos de la ocupacin norteamericana, y Cuba abri
sus puertas a la inmigracin procedente de las Indias Occidentales.
Parece ser que la importacin legal y regular de trabajadores con contrato
empez en 1913, al concederse permiso a la ipe Bay Company para traer a mil
peones jamaicanos. (Antes de esa fecha ya haba entrado en Cuba un grupo de
cinco mil, pero su llegada, que aparece en las cifras de emigracin jamaicanas,
no consta en los registros cubanos.) Entre 1913 y 1929, entraron en Cuba alrededor de 280.000 haitianos y jamaicanos. Como se trataba de una migracin estacional, muchos de estos trabajadores volvieron a su casa al terminar la recoleccin. Pero gran nmero de ellos se qued en Cuba, trabajando en la siembra
y el cultivo de caa, y procurando luego salvar de algn modo el bache entre
la temporada de recoleccin del caf (septiembre-noviembre) y la recoleccin de
la caa de azcar (enero-mayo). La gran mayora de los que no volvan a su
pas se quedaban en Cuba ilegalmente, y esa ilegalidad los haca ms vulnerables
a la explotacin. Viviendo en los campos, hacinados, estos trabajadores de las
Indias Occidentales, especialmente los haitianos, constituan un cuadro de la miseria ms denigrante. El censo de 1933 daba un total de 79.838 haitianos y 40.471
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el nmero real de haitianos deportados fue inferior a 10.000: la presin que las
compaas azucareras ejercieron para proteger sus reservas de trabajadores en
paro puso fin a la escandalosa medida.
Las condiciones en el sector industrial de la industria azucarera cubana eran
completamente distintas. Ya se ha indicado que la agricultura de la caa, desde
la siembra hasta la recoleccin, mostraba las mismas pautas que en los siglos
precedentes, y que el cortador de caa tena virtualmente la misma productividad
en 1914 que en 1814. Pero este sector industrial, el sector que trataba esta caa
obtenida con medios primitivos, era el ms moderno, el de tecnologa ms avanzada y el ms productivo del mundo. Una agricultura primitiva con predominio
de peones negros, una industria moderna con trabajadores blancos: la estructura
desequilibrada de la industria del azcar, piedra angular de la economa de Cuba,
subrayaba la dicotoma existente en la sociedad.
El trabajo industrial creaba oportunidades para que los obreros se uniesen
que difcilmente podan darse en el sector agrcola. En 1917, el movimiento laboral de la industria ya haba avanzado hasta el punto de poder convocar una huelga generalizada que afectara a varias centrales de la regin de Cienfuegos, que
a la sazn produca un poco ms del 30 por 100 del azcar cubano. Los huelguistas pedan fundamentalmente salarios ms altos y la jornada laboral de ocho horas. (Esta jornada ya estaba vigente en muchos centros urbanos, pero las centrales azucareras seguan aferrndose a su tradicional jornada de doce horas dividida
en dos cuartos, es decir, dos turnos de seis horas.) La huelga de Cienfuegos tuvo
repercusiones profundas a escala nacional. La agitacin obrera y los paros laborales en centrales individuales ya eran comunes antes de la huelga, pero esta era
la primera vez que este tipo de accin concertada afectaba a toda una regin
azucarera importante. Aunque no obtuvieron todo lo que pedan, los trabajadores conquistaron la jornada de diez horas, un aumento salarial del 10 por 100
y la eliminacin del pago en tokens o vales (aunque en ciertas centrales la costumbre perdur hasta el decenio de 1930).22
Despus del auge del azcar en 1914-1920, y especialmente despus del acusado descenso de sus precios durante el perodo 1929-1933, la agitacin laboral
aument en la industria azucarera de Cuba. La unidad del movimiento laboral creci en proporcin directa con el empeoramiento de la crisis econmica.
Se form el Sindicato Nacional de Obreros de la Industria Azucarera (SNOIA),
que celebr su primera convencin en diciembre de 1932, despus de una oleada
de huelgas. No obstante, segn el anlisis efectuado por los propios lderes laborales, estas huelgas no afectaron a Camagey y a Oriente, las dos provincias que
representaban conjuntamente el 56 por 100 de la produccin total de azcar de
Cuba, y no fue posible persuadir a la gran masa de trabajadores haitianos y jamaicanos inmigrantes a secundar las huelgas. Si se tiene en cuenta que era precisamente en estas dos provincias orientales donde trabajaba el 90 por 100 de estos
inmigrantes, el hecho viene a subrayar el argumento que ya hemos recalcado:
la masa de trabajadores inmigrantes, adems de proporcionar mano de obra ba22. Una interesante crnica de esta huelga se encuentra en John Demoulin, Azcar y lucha
de clases, La Habana, 1980.
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unidad agrcola media tenda a ser pequeo (la mayora tena entre 40 y 120 hectreas) y los trabajadores estaban vinculados a sus haciendas por consideraciones
salariales, por acuerdos de aparcera, por un acuerdo de pago parcial en efectivo
y otra parte en conucos, es decir, parcelas para su propio usufructo, por lazos
de familia o por alguna combinacin de estos factores.24 El censo de 1899 mostraba que el 50 por 100 de las tierras cultivadas de Puerto Rico pertenecan a
granjas de menos de 20 hectreas. Podra decirse, pues, que en este sentido no
exista una verdadera escasez de mano de obra; la poblacin activa estaba dispersa y desunida, y no haba una masa de trabajadores agrcolas disponibles para
entablar con ella relaciones salariales de tipo contractual. La presin demogrfica era aliviada por la migracin. Ya en el decenio de 1870 grupos de trabajadores
puertorriqueos empezaron las migraciones estacionales a las zonas azucareras
de Santo Domingo. En el decenio de 1880, la Asociacin de Hacendados de la
Isla de Cuba logr desviar esta migracin hacia las plantaciones cubanas. Y en
los primeros aos del siglo xx, cuando Puerto Rico ya era una colonia norteamericana, tuvieron lugar las infortunadas migraciones para participar en la recoleccin de caa de azcar en Hawai.
Como hemos visto, la ocupacin norteamericana de Puerto Rico en 1898 trastorn por completo las condiciones econmicas y sociales en la isla. La transformacin fue tan repentina que la parte correspondiente al azcar en las exportaciones totales de la isla subi del 30 al 63 por 100 en slo tres aos. El resultado
natura] de este desplazamiento en el centro de la economa de la isla fue un movimiento inmediato de migracin interna que era exactamente lo contrario del de
los anteriores treinta aos: el movimiento de la poblacin se alejaba de las regiones montaosas del centro y el oeste para acercarse a las llanuras donde se cultivaba caa de azcar, especialmente en la regin costera del sur. En algunos de
estos lugares la poblacin se multiplic por ms de dos en pocos aos. Ahora
que la economa de la isla responda principalmente a los intereses azucareros,
la presin demogrfica existente se convirti en un problema de exceso de poblacin, es decir, una superpoblacin relativa creada deliberadamente para posibilitar la construccin de grandes centrales.
La redistribucin de propiedades agrcolas, la aparicin de latifundios azucareros (descritos en la seccin precedente) y la necesidad de explotar al mximo
las posibles tierras productoras de caa de azcar, todo ello tenda a disminuir
la falta de equilibrio entre la cantidad de tierra que se tena y la cantidad que
realmente se cultivaba, a suprimir la tierra destinada a conucos para la agricultura de subsistencia y a incorporar en las plantaciones modernas lo que quedaba
de los antiguos ingenios atendidos por esclavos. Al mismo tiempo, las haciendas
de caf estaban en decadencia (a causa, de hecho, de fuerzas naturales), y a un
ritmo tan acelerado, que en 1930 el caf ya representaba slo un 1 por 100 de
las exportaciones portorriqueas. Sus seculares relaciones laborales se disolvieron y, sin acceso a parcelas de tierra para la agricultura de subsistencia, los campesinos desposedos se convirtieron en simples trabajadores agrcolas.
24. Para un estudio de las haciendas y los conucos en Venezuela durante este perodo, vase
Gastn Carvallo y Josefina Ros de Hernndez, Notas para el estudio del binomio plantacinconuco en la hacienda agrcola venezolana, Caracas, 1977.
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cipios en las elecciones de 1920.26 Esta correlacin indica que cierto grado de
conciencia de clase empezaba a ser evidente en una serie de acciones obreras que
eran cada vez ms generalizadas y radicales. Durante la depresin, las protestas
del movimiento laboral contra las malas condiciones de trabajo se intensificaron,
como es natural: en 1931-1932, hubo 10 huelgas en las que participaron 3.355
trabajadores; en 1932-1933, las cifras fueron de 14 huelgas y 13.594 trabajadores, y en 1933-1934 un total de 33.333 trabajadores participaron en 18 huelgas.27
La firma en 1933 de la National Industrial Recovery Act una de las medidas
clave del New Deal para hacer frente al aumento de la agitacin laboral en los
Estados Unidos, con disposiciones que establecan salarios mnimos, nmero
mximo de horas de trabajo y reconocimiento de los sindicatos laborales, etctera, dio origen a una tregua cautelosa entre los trabajadores y las compaas azucareras y, en el ao siguiente, ambos bandos firmaron el histrico Convenio General, el primer acuerdo en gran escala que regulaba las condiciones de trabajo
en la industria azucarera de la isla. Al amparo del convenio, los salarios aumentaron del 20 al 69 por 100 para diferentes tipos de trabajo, pero la aplicacin
de la Recovery Act en los Estados Unidos haba provocado una fuerte subida
de los precios de los alimentos, y los gastos en concepto de alimentacin del trabajador agrcola medio de Puerto Rico aumentaron en un 58 por 100. En conjunto, sin embargo, no hay duda de que las condiciones de estos trabajadores mejoraron, en especial cuando el precio del azcar subi durante la segunda guerra
mundial.
Cuba y Puerto Rico presentan dos variantes caribeas del mismo problema
de la mano de obra en la industria del azcar. La Repblica Dominicana ofrece,
a su vez, una tercera variante que en estos momentos llama la atencin de los
cientficos sociales: la de un pas con una tasa de desempleo elevadsima, una
acentuada tendencia de su poblacin a emigrar en busca de trabajo y, al mismo
tiempo, una afluencia de trabajadores extranjeros que venan a trabajar en las
centrales azucareras del pas.
No siempre ha sido as, por supuesto. A finales del siglo xix, la Repblica
Dominicana tena una densidad demogrfica baja: alrededor de 610.000 habitantes en una extensin de 48.442 kilmetros cuadrados, lo que equivale a 12,6 habitantes por kilmetro cuadrado. La estructura agraria se basaba en las granjas
pequeas y los campesinos tenan mltiples formas de acceso a los ttulos o propiedad de la tierra.28 En general, los autores econmicos del pas en aquella po26. ngel Quintero-Rivera, Conflictos de clase y lucha poltica en Puerto Rico, San Juan,
1977. Vase tambin Quintero Rivera, HALC, IX, captulo 6.
27. Gayer, Sugar economy in Puerto Rico, p. 223.
28. Cuba y Puerto Rico tienen caractersticas agrcolas adecuadas para el perodo que estamos estudiando. Hasta el decenio de 1920, sin embargo, la Repblica Dominicana no tuvo un
registro de tierras que pudiera servir de base para analizar la tenencia de la tierra. Por esto
todos los estudios que se han efectuado hasta ahora se basan en investigaciones parciales que
recogen datos relativos a alguna regin o actividad econmica en concreto, pero que, en general,
se caracterizan por su falta de precisin. En todo caso, la misma falta de tal registro de tierras
es en s misma indicio de una situacin en que la tierra no era un factor econmico decisivo.
No obstante, desde los comienzos de la ocupacin norteamericana, cuando la expansin de las
zonas de caa caus conflictos de propiedades con pequeos terratenientes, los modernos catastros agrcolas se hicieron indispensables.
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ca hablaban de una economa natural, campesina o de agricultura de subsistencia (conuquera), sealando siempre la superioridad numrica de los pequeos agricultores; incluso haba tendencia a destacar las ventajas que podan derivarse de la diversificacin agrcola (tabaco, azcar, caf, cacao, madera, frutas
y verduras, etctera). Era frecuente que en los escritos de la poca se hiciese hincapi en que estos campesinos independientes no tenan necesidad de vender
su trabajo a las incipientes compaas azucareras o, si trabajaban para ellas, no
era de forma regular. Es comprensible, en vista de ello, que el renacimiento de
la industria azucarera dominicana dependiese de la mano de obra extranjera desde el principio.
En el extremo occidental de la isla de La Espaola se encuentra la repblica
de Hait, con su elevada presin demogrfica y una de las economas ms pobres
del mundo. Estos dos factores han hecho de Hait, durante todo el siglo xx, fuente de la mano de obra ms barata de las Amricas. Por consiguiente, los plantadores de azcar dominicanos tenan en sus fronteras el tipo de mano de obra
que ms convena a sus intereses. Pero la Repblica Dominicana y Hait estaban
separados por un conflicto social y poltico que vena de siglos.29
Por otra parte, diferencias culturales hicieron que en un principio se descartara todo intento de introducir trabajadores haitianos en la Repblica Dominicana:
as pues, los plantadores dominicanos buscaron la mano de obra que necesitaban
para sus centrales azucareras en las Indias Occidentales britnicas. Por lo tanto,
hasta el comienzo de la ocupacin norteamericana en 1916, la mayora de los
trabajadores extranjeros de la industria azucarera proceda de las Pequeas Antillas de habla inglesa. Debido a la falta de registros oficiales, no disponemos de
cifras dignas de confianza relativas al nmero total de trabajadores inmigrantes:
hasta el decenio de 1920 no empezaron a llevarse registros oficiales que permitan
hacer estimaciones con un margen de fiabilidad aceptable.30 No obstante, entre
1912 y 1920 es probable que la cifra media fuese de unos 6.000 inmigrantes al ao.
Pero con la gran expansin industrial producida por la creciente afluencia
de capital norteamericano durante el perodo de ocupacin (1916-1924), dio comienzo una inmigracin creciente e ininterrumpida de haitianos, tanto legal como
ilegalmente, que constituyeron el ejrcito de trabajadores baratos y sumisos que
buscaban todos los plantadores. Como es natural, el choque entre valores culturales nacionalistas y las realidades econmicas que imponan la importacin de
mano de obra extranjera dispuesta a trabajar por salarios que estaban por debajo
del nivel de subsistencia del campesino dominicano (y, especialmente, que proceda de un pas al que durante aos se haba considerado enemigo) produjo conflictos internos constantes y duraderos.
Al igual que ocurri con la ley del 50 por 100 en Cuba, naci un movimiento fuerte que exiga slo nacionales en las centrales de azcar, y este movi29. Sobre las relaciones entre la Repblica Dominicana y Hait en el perodo anterior a
1870, vase Moya Pons, HALC, V, captulo 4.
30. Vanse Jos del Castillo, La immigracin de braceros azucareros en la Repblica Dominicana, 1900-1930, Cuadernos del Centro Dominicano de Investigaciones
Antropolgicas,
7 (Universidad Autnoma de Santo Domingo, 1978), y Patrick Bryan, v<The transformation of
the economy of the Dominican Republic, 1870-1916, tesis doctoral indita, Universidad de Londres, 1977.
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CONCLUSIN
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produca un grado muy bajo de azcar mascabado. Se caracterizaba por su generalidad funcional, esto es, los esclavos trabajaban indiscriminadamente en cualquier tarea, ya fuese en los campos de caa o en el ingenio propiamente dicho.
Adems de esclavos, entre los trabajadores poda haber peones chinos (mano de
obra contratada) y un nmero muy pequeo de peones alquilados. En segundo
lugar, la plantacin moderna, que produca la caa pero no la trataba, estaba
asociada con una central muy eficiente, de tcnica avanzada, que produca un
azcar en bruto estandarizado y presupona una gran inversin de capital. La
plantacin de nuevo modelo era exclusivamente agrcola, la consecuencia lgica de su especificidad funciona], a su vez resultado de la divisin del trabajo.
En este tipo de plantacin, aunque aparentemente adaptada a las condiciones
posteriores a la esclavitud, seguan predominando modos de explotar al pen alquilado, ya fuera sencillamente por el hambre o mediante salarios de subsistencia
que se pagaban en tokens que slo podan usarse en almacenes de la compaa,
etctera. Desde el punto de vista tecnolgico, no se haba registrado ningn avance: sus mtodos y aperos agrcolas eran tan primitivos como los de la plantacin
de estilo antiguo, y su productividad era casi igual de baja. La central no era una
plantacin; desde el principio fue el eslabn industrial intermedio enre la plantacin y las refineras extranjeras. La central suministraba a stas una materia prima estandarizada y semitratada (azcar no refinado Pol 96) que, tras ser tratada en ellas, se converta en diversas formas de azcar refinado. Desde luego,
la central y la plantacin no eran independientes la una de la otra, sino que estaban vinculadas por la propiedad comn o por lazos contractuales, pero en uno
y otro caso era la central la que dominaba a la plantacin. Las grandes centrales
modernas, con sus plantaciones asociadas, eran negocios extremadamente rentables, sobre todo para las sociedades annimas extranjeras que empezaron a invertir en ellas en los primeros aos de este siglo. Pero, debido a la naturaleza
estacional del trabajo que proporcionaban, las conictivas relaciones laborales
que se daban en ellas, su tendencia a crear latifundios, su deliberada continuacin de formas primitivas de cultivo extensivo en sus plantaciones asociadas, la
dominacin econmica y social que ejercan en toda la zona donde se desarrollaban sus operaciones, etctera, las centrales creaban problemas polticos y laborales de tal magnitud que, inevitablemente, acabaron vindose rechazadas por todos los sectores de la poblacin, incluso cuando eran la fuente principal de mano
de obra e ingresos para el pas en que se hallaban establecidas. El rechazo era
an ms perceptible en tiempos de crisis econmica, debido a la franca oposicin
de los movimientos nacionalistas y las organizaciones campesinas que exigan que
se pusiera fin a la constante huida de capital, a los latifundios y al poder de
las sociedades annimas extranjeras. Por otra parte, desde un punto de vista puramente econmico, el contraste entre el atrasado sector agrcola la plantacin
y el sector industrial la central originaba dificultades cada vez mayores que
acabaron destruyendo la elevada rentabilidad que la inversin tuvo en un principio. Los nacientes movimientos laborales, al aumentar su unidad y su fuerza,
representaban un obstculo en lo que se refiere a continuar las toscas formas
de explotacin de la mano de obra: por consiguiente, hubo que subir los salarios.
Para compensar los incrementos, fue necesario mejorar las tcnicas agrcolas primitivas recurriendo a medios tales como los fertilizantes, el riego y la mecaniza-
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