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Manual de Metodología Semiótica
Manual de Metodología Semiótica
Manual de Metodología Semiótica
METODOLOGA
SEMITICA
Juan Magarios de Morentin
1 CONCEPTO DE SEMITICA
1.1 Concepto
Entiendo por semitica:
un conjunto de conceptos y operaciones
destinado a EXPLICAR
cmo y por qu un determinado fenmeno
adquiere, en una determinada sociedad
y en un determinado momento histrico de tal sociedad,
una determinada significacin
y
cul sea sta,
cmo se la comunica
y cules sean sus posibilidades de transformacin .
La intencin inicial de este enunciado es proporcionar, a quien se acerque a nuestra
disciplina, una perspectiva a la vez amplia y operativa. En este sentido, considero
que, a partir del concepto propuesto, la perspectiva amplia puede asentarse en la
propuesta de estudiar la significacin de un fenmeno social y la perspectiva
operativa en la de explicar esa significacin.
As pues, la semitica puede interesarle a los estudiosos e investigadores de los
fenmenos sociales, en la medida en que buscan explicar la significacin socialmente
atribuida a tales fenmenos y en la medida en que enfocan esta bsqueda de un
modo riguroso, que justifique las conclusiones a las que lleguen, y no de un modo
intuitivo, que se comprende pero cuya razn de ser se desconoce o sin que se pueda
establecer por qu se considera que es sa significacin (o, mas bien, conjunto de
significaciones) la que corresponde atribuirle a tal fenmeno y no cualquier otra.
Por tanto, el abogado, el socilogo, el psiclogo, el historiador, el licenciado en letras,
el crtico de arte, el lingista, el antroplogo, el gegrafo, el arquelogo, el licenciado
1.2 Signos y
metodologa.
Objetos
Semiticos.
Ciencia
sea una ciencia por el especial carcter del que sera su objeto de conocimiento: el
signo. Desde la perspectiva peirceana (a la que sigo, sin aceptaciones
dogmticas), todo es signo. Es muy rico el concepto de semiosis infinita que esto
ltimo implica, tanto (1) en lo relativo a la recurrencia semiotizante de cada una de
las partes del signo, que las constituye a su vez en signos, y a las partes de estos
nuevos signos, a su vez, en signos (o sea, de 3 partes de un primer signo se pasa a 9,
de stas a 27, de stas a 81, y as sucesiva y, al menos desde una perspectiva terica,
interminablemente[1]), como (2) en la productividad del signo en la mente de cada
interpretante[2] (que no lo percibe desde alguna exterioridad como un incidental
espectador, sino como parte constitutiva del signo que no est completo sin l), en
la cual, a partir del signo propuesto se crea un nuevo signo y as, para cada uno
de los posibles interpretantes, en la autorreflexin y/o en la comunicacin, contina
transformndose indefinida y creativamente aquel signo inicial, que ya no es uno
sino tantos como interpretantes lleguen a incorporarlo. Pero, si todo es signo, el
signo no puede ser objeto de conocimiento cientfico, ya que no tiene otro objeto de
conocimiento del cual diferenciarse (o al que utilizar dialcticamente
como definiens).
Pero, efectivamente, todo es signo? La significacin es un constructo de la
humanidad y todo cuanto somos capaces de verlo vemos porque significa y del
modo como significa; y de aqu uno pasa a decir que todo es signo. Pero, que algo
signifique quiere decir que por eso ya es un signo?
En principio, podramos decir que todo lo que vemos (o sea, percibimos, conocemos,
sentimos, intuimos, soamos, etc.) lovemos porque est semiotizado (o sea, porque
significa). Al admitir que efectivamente se produce un proceso de semiotizacin
como condicin necesaria que hace posible la identificacin de las entidades de
nuestro entorno, se est admitiendo que existen dos clases de objetos: los que
semiotizan y los semiotizados. En otros trminos: los signos y los objetos
semiticos. Pero los objetos semiticos no son signos. Los objetos semiticos reciben
ese nombre para indicar que ya estn semiotizados (un foucaultiano dira que ya
han sido dichos desde algn discurso; creo preferible, para aprovechar el aporte de
Foucault evitando la interferencia de la lingstica, decir que ya han sido
construidos desde alguna semiosis sustituyente: que puede ser no slo verbal, sino
tambin visual, comportamental, etc.) y aquellos objetos que no estn semiotizados,
no es que no existan (no planteo la duda ntica de si acaso nuestro entorno no ser
el sueo de un loco en un rincn de un manicomio); lo que ocurre es que no
podemos verlos (o sea, percibirlos, conocerlos, sentirlos, intuirlos, soarlos, etc.), ya
que no tienen identidad (en cuanto posibilidad de identificacin mediante su
significado) para nosotros.
En principio considero que la distincin entre signo y objeto semitico es importante
para conferir y mantener el rigor y la eficacia de la metodologa semitica. Pero es
una diferencia coyuntural y no sustancial, ya que lo que en un momento es signo en
otro puede pasar a ser objeto semitico y viceversa. Del mismo modo que, para el
del o de los entrevistados, o lo escrito en el o en los libros es lo que utiliza los signos
mediante los que la casa adquiere el significado de representar a la vida familiar y
el palacio de tribunales el significado de representar a la justicia. Pero si, de pronto,
nos encontramos ante una casa concreta, con sus corredores y piezas y puertas y
cocina y dormitorios y baos, y sus colores en las paredes y juguetes en el suelo y
olores en el aire, etc., podemos preguntarnos acerca de qu clase de vida familiar
est representando (construyendo) esa casa y, entonces, la casa es un signo (en rigor,
un discurso o contexto de signos) o una semiosis sustituyente y la vida familiar es el
objeto semitico o la semiosis sustituida. Mutatis mutandis, lo mismo sirve para el
edificio de tribunales; por eso, por lo general, se busca que sea un edificio de cierta
solemnidad arquitectnica, para construir un significado solemne de la justicia; sin
perder de vista que la solemnidad arquitectnica tambin es un objeto semitico
que se construye con recursos de la semiosis (sustituyente) de la arquitectura de
determinada sociedad, poca histrica y escuela arquitectnica, de un modo en el
diseo y de otro modo en la obra, los que as se constituyen en otros tantos signos.
Pero lo anterior no da lugar a la posible identificacin de dos objetos de
conocimientos, adecuadamente diferenciados: por un lado los signos y por otro
los objetos semiticos. En ambos casos estamos en presencia de signos, pero
que cumplen funciones semiticas diferentes; en un sentido prximo al de L.
Hjelmslev cuando (1971/1966: 49) optaba por hablar de funcin semitica y no
de signo). Cuando los denominamos "signos", atendemos a su eficacia para
producir lo que denominamos "objetos semiticos"; cuando los
denominamos "objetos semiticos" atendemos al resultado de esa eficacia
productora; pero, en ambos casos, se trata de signos. Por eso, un objeto semitico
puede cumplir una funcin de signo, cuando produce la identificacin de otros
objetos semiticos; y un signo puede ser considerado como objeto semitico, cuando
atendemos al signo que lo ha producido. Con lo cual, tampoco aqu tenemos un
criterio suficiente para admitir que exista una ciencia de la semitica.
Esto hace que esta interdependencia entre signo y objeto semitico, esta
necesariedad del vnculo, lleve a excluir la posibilidad de que tengamos dos objetos
suficientemente diferenciados como para poder hablar de ciencia al referirnos a la
semitica o si estamos ms bien ante dos funciones del mismo objeto, lo que cerrara
el universo conceptual sin la alteridad necesaria para constituirse en ciencia. Para
m, con la provisionalidad de todo pensamiento que se asume crticamente, lo
especfico es concebirla como metodologa rigurosa; reconociendo la validez de
quienes prefieran explorarla, utilizarla y construirla como ciencia.
Al hablar, en el concepto inicial, de conjunto de conceptos y operaciones tampoco
pretendo referirme a un conjunto de conocimientos finales, en cuanto verdades ni
sustanciales ni procedimentales alcanzadas mediante, en este caso, la semitica, y
que as planteados tendran una pretensin universal de validez, en completa
oposicin con lo que los propios anlisis semiticos pueden evidenciar. Con ello
aludo a los conocimientos previos que se requieren para poder llegar a formular los
resuelva esa limitacin que, sin que se supiera antes de usarla, contena la semitica:
el conocimiento de su propia negatividad, con la que se construir una nueva
metodologa; para que, en definitiva, ese nuevo conocimiento ingrese, tambin, en
un nuevo proceso de agotamiento respecto de esas nuevas respuestas que mostrarn
otras preguntas que, a su vez, quedarn sin resolver, y as indefinidamente,
construyndose de este modo la superacin histrica (no necesariamente el
progreso) del conocimiento humano[6].
Hay que tener en cuenta que existe una etapa pre-discursiva (en cuanto todava no
significativa) que es fundamental en este conjunto de operaciones y que puede
identificarse como la etapa de construccin del texto, en cuanto resultado,
puramente sintctico, de la combinatoria que permite(n) el(los) sistema(s)
utilizable(s) por los miembros del grupo en cuestin. Quienes estn leyendo este
texto, por una parte lo identifican como resultado de una semiosis lingstica
permitida por el sistema de la lengua (castellana), en cuanto conjunto de prrafos
sintcticamente correctos; por otra, lo reconducen a un sistema de conceptos
preexistente y buscan situar los efectos de sentido que tales prrafos van
produciendo cerca de, en sustitucin de, como expansin de, en contradiccin
con, otros conceptos preexistentes y posedos por ellos (en funcin de lo cual,
aceptan, modifican o rechazan los conceptos que estos prrafos proponen; todo ello,
no de un modo procesual sino con el sistema neuronal trabajando en paralelo).
Slo mediante este conjunto de operaciones, el texto se transforma en discurso, al
menos en el sentido que aqu les confiero a estos trminos; entendiendo
por discurso: un texto semantizado, y por texto: un discurso desemantizado (o
un desarrollo sintctico que todava no ha sido semantizado). Definiciones
recursivas que tienen como eje diferencial, para el texto, la atencin puesta en el
cumplimiento de las reglas de contextualizacin de la semiosis de que se trate (en
algunos casos de muy difcil determinacin, al menos hasta el momento), y para el
discurso, la atencin puesta en el cumplimiento de las reglas de semantizacin
vigentes para esa semiosis en esa sociedad, o sea, las caractersticas de los
significados o el argumento peirceano, que pueden construirse con tales
contextualizaciones (por lo general, de muy difcil determinacin, al menos hasta el
momento). Si todo se agotara en esta produccin de determinados discursos a partir
de determinados sistemas la consecuencia sera trgica: no existira la historia (lo
que no deja de ser una pista para comprender, aparte de su falsedad, el autoritarismo
e incluso la esclavizacin de la mente humana implcita en la mera idea de que la
historia o algn aspecto de la historia, haya terminado).
Hasta aqu, en este aspecto dialctico de la relacin entre sistemas y discursos
mediados por los textos, estn dos de las operaciones que vengo comentando: (1) la
atribucin que construye textos contextualizando, o sea, poniendo a las formas de
un determinado sistema en una determinada relacin fsica, material, existencial (e
insisto, formas ya bien significantes, si slo se toma en consideracin la
contextualizacin que el propio sistema, en s mismo, le confiere a las formas de los
signos que lo constituyen, ya bien representmenes, si se toma en consideracin el
valor, provisionalmente sintctico, que el interpretante conferir a esas formas
contextualizadas) y (2) la sustitucin que construye discursos por la interrelacin
de dos sistemas: el de los signos y el de los objetos semiticos; interrelacin que, con
sus precisiones, ambigedades y desplazamientos constituye lo que denominamos
semntica, la cual, referida a los signos da lugar a los enunciados (incluso en sentido
foucaultiano; M. Foucault, 1969: 116) o semiosis sustituyentes y referida a los objetos
imaginable desde la anterior semiosis sustituyente (salvo que no haya habido tal
construccin, sino una mera reconstruccin). A mi criterio, ni el significado en
cuanto interpretacin textualizada de los fenmenos sociales, ni la potica en
cuanto posibilidades semiticas de produccin del significado de los fenmenos
sociales, son patrimonio de la lingstica, sino que se comparten entre todas las
semiosis socio-histricas disponibles. En este sentido, toda semiosis tiene su propia
potica.
La semitica propone respuestas al problema de la produccin del significado a
partir del supuesto de que lo que identifica constitutivamente a un grupo social es
el uso que hace de sus semiosis sociales para la construccin de los significados de
los fenmenos de su entorno, que slo con ese uso adquieren ese significado.
La semitica propone respuestas al problema de la produccin del significado a
partir del supuesto de que cada grupo social es libre en el uso que hace de sus
semiosis sociales, sin tener que cuidarse de respetar verdades metafsicas, verdades
cientficas o eficacias tcnicas de ningn tipo. Esto proviene de que la metafsica, la
ciencia y la tcnica son los resultados del uso de las semiosis sociales (por tanto,
locales e histricos) y no principios vlidos previos a toda semiosis.
La semitica propone respuestas al problema de la produccin del significado a
partir del supuesto de que la libertad en el uso de sus respectivas semiosis sociales
tiene como lmite la necesidad de comunicacin. As, la creatividad individual tiene
como lmite externo la interpretabilidad por otro, en algn momento; y tiene como
lmite interno la posibilidad de alcanzar, en algn momento, la consistencia de la
propia interpretabilidad. Fuera de estos lmites, hacia el interior o hacia el exterior,
comienza la alienacin: el individuo tiene que dejar de ser l para s mismo, para
empezar a ser l para otros; hacia el exterior se encuentra con la alienacin que le
exige la sociedad para integrarlo; hacia el interior se encuentra con la alienacin que
lo conducira a ser un alienado de s mismo (reaparece el sueo de un demente en
el rincn de un manicomio).
El problema de la identificacin de los usos a los que las distintas semiosis son
sometidas en un determinado grupo social y en un determinado momento histrico,
con el objetivo de construir el significado del entorno, es lo que encuadro bajo la
denominacin de los mundos semiticos posibles.
Con lo que vengo diciendo y atendiendo a que, desde otras perspectivas semiticas,
pueden adoptarse criterios diferentes, no pretendo entrar en polmica, sino que,
respetando profundamente los diversos criterios al respecto, trato de mostrar las
posibles ventajas que puede aportar el hecho de adoptar las que aqu enuncio, como
eventuales pautas operativas para la investigacin semitica.
Los criterios de los que he formulado un pequeo resumen (que slo vale en cuanto
punto de partida y que requiere, todava, de los consiguientes desarrollos
operativos), me han dado buenos resultados (en cuanto a la obtencin de
explicaciones plausibles acerca de la produccin, circulacin y transformacin de las
APNDICES
Apndice 1: Otra vez, qu es la semitica?
He partido de un concepto esttico de semitica. Lo considero vlido y eficaz. No
obstante, siguindolo a Foucault, tampoco pretendo que una definicin construya el
contenido nico de una disciplina, sino que podr identificar un punto dedispersin,
a partir del cual se despliegan perspectivas distintas desde las que se construyen
interpretaciones diferentes.
Precisamente, la semitica se impone, como uno de sus objetivos o
finalidades, explicar desde qu perspectiva se ha construido determinada
interpretacin; sin que la semitica se reduzca a esto.
La actitud diferencial de la semitica, al menos en lo que a m me interesa, es
que excluye el supuesto de una situacin inicial en la que un sujeto se encuentra ante
un objeto. La excluye porque su inters consiste en establecer las caractersticas
del instrumento social mediante el cual se construye un sujeto al involucrarse en la
tarea de construir un objeto; proceso a cuyo trmino recin podr decirse que ese
sujeto
se
encuentra
en
presencia
de
ese
objeto.
Y
ahora dispersemos: losinstrumentos sociales que hacen posible esa relacin son
mltiples; los sujetos que se construyen al manejar cada uno de tales instrumentos
sociales son mltiples; y los significados que resultan construidos, segn el manejo
que esos sujetos hagan de tales instrumentos, tambin son mltiples. Por su parte,
sta es la tarea que har percibibles a los objetos y quepermitir percibir tantos
objetos cuantos significados se construyan, con lo cual estoy afirmando que la
percepcin es posterior al conocimiento que tenemos de su posibilidad, y est
condicionada por ste.
Desde este enfoque, ninguna caracterstica de determinado objeto, ni general ni
particular, es identificable si no es como resultado del modo en que se utiliza
determinado instrumento social, utilizacin y aplicacin concreta de la que resultan
las caractersticas identificadoras del concreto sujeto que as lo ha utilizado.
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Apndice 2: Concurrencia y no contradiccin
Como deca, el concepto dinmico de semitica, sobre el que reflexion en el
apndice anterior, no pretende todava quitarle eficacia al concepto relativamente
esttico formulado al comienzo de este trabajo. Y el "todava" no lo puse para
implicar que en algn momento va a quitrsela, sino asumiendo la propia hiptesis
de variabilidad con que est construido el contenido del concepto de semitica que
he ido elaborando y que supone que, efectivamente, en algn momento, ambos (el
esttico y el dinmico) van a perderla; lo que consagrar la eficacia de la disciplina
semitica que habr, as, cumplido su cometido, iniciando una nueva forma de
pensamiento, de discurso y de mundo, que seran impensables antes de haber
agotado el que la misma semitica propona. Pero como puede prestarse a algn
equvoco, quiero aadir una reflexin ms.
Los dos conceptos de semitica, el formulado al comienzo de este trabajo y el que
acabo de formular en primer apndice, no se contradicen sino que responden cada
uno a una mirada diferente.
Con el ltimo creo haberme referido (al menos sa ha sido mi intencin; oh, los
implcitos del hbito del interpretante productor!) a las caractersticas de
la variabilidad de los modos operativos (con cierta semejanza a un
proceso fractal[14]) que la semitica le atribuye al sujeto, al instrumento, al objeto y
a la interrelacin de estos tres elementos, en cuantoprctica socializante.
Con el primero pretenda describir las caractersticas metodolgicas que seran
especficamente aplicables, en cada situacin concreta, de entre la permanente
variabilidad de cada uno de aquellos elementos, a la tarea de explicar la significacin
de determinado fenmeno, ya que el trabajo de investigacin requiere explicar (y
explicar requiere un mtodo) la concreta eficacia con la que, en un momento
determinado, un sujeto determinado aplica una semiosis social determinada, para
constituir, mediante un determinado significado, la posibilidad de
identificar un determinado fenmeno social.
Pero vimos cmo esta explicacin tiene que dar cuenta simultneamente (aunque
eso se despliegue en una sucesividad enunciativa) de la diferencia que ese conjunto
de operaciones as descrito establece con respecto a la eficacia con que en el mismo
u otro momento determinado, el mismo u otro sujeto determinado aplica el mismo
u otro instrumento social determinado, para constituir de la misma u
otra determinada manera el mismo u otro significado determinado del que ser el
mismo o habr pasado a ser otro determinado fenmeno social. O sea, estoy
afirmando que la investigacin semitica tiene que dar cuenta rigurosa y racional
(es decir, explcita y, por ahora, conforme a las exigencias de alguna de las corrientes
acadmicas vigentes en el momento de su aplicacin) de cundo, quien, con qu y de
qu modo se constituye un determinado fenmeno social y tambin tiene que dar
cuenta rigurosa y racional acerca de cul es ese otro cundo, quien, con qu y de qu
modo, respecto del cual el que se est estudiando constituye una desde variacin
hasta contradiccin y que, con determinados requisitos, es la condicin necesaria y
suficiente para que haya historia. Aspecto que he planteado en Los fundamentos
lgicos de la semitica y su prctica, bajo el nombre de operacin
de superacin; slo que entonces, 1996, la restringa a la variabilidad del instrumento
social utilizado para conferir determinado significado a un fenmeno social y
ampliando, ahora, el concepto propuesto por el trmino superacin al sujeto que
lo utiliza, al fenmeno social resultante y a la interrelacin de los tres elementos,
que siendo los mismos (en cuanto eventual permanencia de su denominacin), ya
no son los mismos (en cuanto efectiva transformacin de su significado).
En definitiva, el concepto actual explora las caractersticas semiticas intervinientes
para la produccin del significado de los fenmenos sociales.
El concepto anterior exploraba las caractersticas metasemiticas necesarias para
la explicacin del proceso de produccin del significado de los fenmenos sociales.
Ninguno contradice al otro y ambos concurren en la produccin del conocimiento
acerca de cmo el hombre construye el significado.
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REFERENCIAS
Foucault, Michel (1969). Larchologie du savoir. Paris: Gallimard.
Hanson, Norwood Russell (1977/1971). Patrones de descubrimiento. Observacin y
explicacin. Madrid: Alianza.
Hjelmslev, Louis (1971/1966). Prolgomnes a une thorie de langage. Paris : Minuit
Jackendoff, Ray (1989). Consciousness and the Computational Mind. Cambridge: MIT
Mac Cormac, Earl & Stamenov, Maxim I. (Editors) (1996). Fractals of brain, fractals of
mind. In search of a symmetry bond. Amsterdam: John Benajamins
Magarios de Morentin, Juan (1996). Los fundamentos lgicos de la semitica y su
prctica. Buenos Aires: Edicial.
Rastier, Franois (1991). Smantique et recherches cognitives. Paris: PUF.
Varela, Carlos (1996). What is Visual in the Visual Anthropology of Human
Movement? Visual Anthropology 8 (2-4): 155-170.
[1]
[7]
Quiero formular una breve observacin acerca de esta mencin, en forma conjunta y equivalente, del par
significante/representamen, ya que puede despertar ciertas suspicacias entre los cultores de Saussure y los de
Peirce. Dicha observacin se refiere a que el aspecto perceptual de los signos necesitan del contexto con otros
para que adquieran significacin (al margen, por supuesto, del significado histrico que su uso, o sea, su
contextualizacin precedente les haya ido atribuyendo). En este sentido, me interesa ms cuando Peirce se
refiere al representamen como ese aspecto perceptual, que vincula con la idea de representacin (y que
habr de llevarle a la posibilidad de plantearlo como semejante a la relacin entre el abogado y su cliente), que
no es todava el juicio perceptual, y en el que se basa su concepto de primeridad y en el que, por tanto,
predomina la categora de forma/posibilidad; digo que me interesa ms este enfoque, que cuando lo construye
como signo y parece una entidad en un conjunto frente a los otros dos aspectos: su objeto y su interpretante.
Al representamen en cuanto forma, que requiere del contexto para fijar su capacidad representativa, lo
considero prximo al significante saussureano, cuyos valores, en el sistema de la lengua (que l asume como
ya dados en un momento determinado, desinteresndose de explicar su proceso de produccin, y limitndose a
sealar un estado de tal sistema: sincrona, o a constatar la diferencia entre dos o ms estados: diacrona), son
el resultado de su uso o contextualizacin, en los sintagmas del habla; mbito de conocimiento que Saussure
elude y que Peirce anticipa en su dicisigno, en cuanto proposicin o contexto existencial, y en su terceridad,
en cuanto conclusin provisional, en ese objeto mental que denomina interpretante, del proceso semitico,
con lo que ofrece una base analtica a los actuales enfoques cognitivos de la pragmtica y de la recepcin. En
este sentido, configuro la atribucin como la operacin que le confiere valor a una forma como resultado de su
integracin en determinado contexto.
[8]
Estas tres operaciones semiticas estn propuestas y desarrolladas en Magarios de Morentin, 1996.
[9]
A semejanza de la designacin pardica de materialismo de secano utilizada por N. R. Hanson,
1977/1971: 26
[10] [11] [12]
Las tres expresiones provienen del esquema ya mencionado Pensamiento-Semiosis-Mundo,
accesible en http://www.centro-de-semiotica.com.ar/gio.htm
[13]
[14]
De modo similar, Carlos Varela (1996: 155) afirma que ver es creer, en cuanto prctica de la creencia.
Ver, sobre el concepto de fractal, Mac Cormac, Earl & Stamenov, Maxim I., 1996