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CAPÍTULO 4 Galatas
CAPÍTULO 4 Galatas
CAPÍTULO 4 Galatas
En el versculo precedente (3,29) Pablo haba mostrado que los que son de
Cristo recibirn la herencia; ahora se esfuerza por mostrar qu significa para
ellos la herencia. La imagen que usa para explicarlo procede del derecho
civil. No hay que aplicar rigurosamente cada uno de los elementos de la
imagen, pero conviene observar que, al aplicarla a la realidad, Pablo la
agudiza. Se presupone un heredero cuyo padre ha muerto. Esto no se dice
expresamente porque este rasgo de la parbola no tiene correspondencia
en la realidad a la que se aplica. Lo que le interesa al Apstol es sobre todo
la minora de edad del nio, que transforma su existencia en una especie de
esclavitud. Est, adems, el hecho importante de que este perodo de
minora de edad termina en la fecha que el padre ha fijado para que el hijo
pase a poder disponer plenamente de la herencia.
Qu son esos elementos del mundo? Este trmino (stoikheia tou kosmou)
designa, en primer lugar, los elementos del mundo, pero aqu se refiere a
los espritus elementales que, segn la concepcin de los crculos gentiles,
representaban las fuerzas elementales del mundo, sobre todo los astros. Se
les compara con seres personales, con tutores y administradores (4,2), que,
en los tiempos anteriores al cristianismo, mantenan a los glatas bajo el
yugo de la esclavitud. Exigan la observancia de das, lunas nuevas,
festividades y aos 47. Los glatas les sirvieron como a dioses sin que Io
4 Pero cuando lleg la plenitud del tiempo envi Dios a su Hijo, nacido de
mujer, nacido bajo la ley, ...
El tiempo de la tutela, que era para los hombres como una esclavitud, deba
terminar por voluntad de Dios en un momento concreto, que estaba
prefijado. La fecha sealada tena que llegar. Con el correr de los aos se
cumpli el plazo establecido y el tiempo de este mundo lleg a su fin. Ha
llegado el tiempo del Mesas, que libera de la ley a los hombres y los coloca
en la situacin privilegiada de Hijos de Dios.
pobre, siendo rico, para que vosotros por su pobreza os hagis ricos (2Cor
8,9).
E1 Hijo de Dios estaba sometido a la ley. No slo comparti con los hombres
la naturaleza humana, sino incluso la situacin histrica. Fue colocado bajo
la misma ley que los hombres. Aunque era Hijo de Dios al ser enviado pas
a ser sbdito de la ley. Lo que hizo posible la liberacin de los que eran
esclavos fue el hecho de que el Hijo de Dios se hiciera igual a ellos en todo,
excepto el pecado.
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48. Sobre la preexistencia de Cristo, cf. Rm 1,3s; 8,3.29.32; 1Co 8,6; 2Co
8,9; Flp 2,6-8; Col 1,15-18.
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... 5 para que liberase a los que estaban bajo la ley, y as pudiramos recibir
la adopcin filial.
7 As que ya no eres esclavo, sino hijo, y si eres hijo, eres tambin heredero
por voluntad de Dios.
Volver a servir a los elementos sera volver a la esclavitud. Quin puede ser
tan irreflexivo que quiera cambiar la adopcin y la filiacin de Dios por Ia
esclavitud? La nueva esclavitud sera peor que la antigua, pues habiendo
sido hijo recordara con dolor y con amargura su situacin anterior.
El Apstol no teme por s mismo; teme por las comunidades. Si los glatas
se rinden a las pretensiones de los agitadores, apostatan de la gracia y se
precipitan hacia la perdicin. Deben pensar en el trabajo generoso que el
Apstol realiz entre ellos. Esto contribuir a apartarles de la apostasa
inminente.
Todo esto lo dice Pablo para que aparezca claramente la comunin fraterna.
El agravio personal que los glatas han hecho al Apstol no afecta en nada
a esta comunin. A l, no le han hecho agravio. No le han herido
personalmente. Por eso Pablo no quiere tampoco mostrarse ofendido. Su
exhortacin no brota de resentimiento, de ira escondida. Es la importancia
del asunto la que le lleva a exhortarlos. No es al Apstol a quien hacen
agravio los glatas cuando prestan odo a los falsos maestros, sino al
Evangelio de Dios.
Para mostrar a los glatas que hasta ahora no le han hecho ningn agravio
expone Pablo las relaciones cordiales que antes le unan con ellos. Recuerda
los das en que les predic el Evangelio por primera vez. Este recuerdo debe
impedir que ahora le agravien. Deben tener presente -es fcil que con el
correr de los aos puedan haberlo olvidado- que recibieron con alegra la
buena nueva del Evangelio. Cun fcilmente se acostumbra el cristiano al
gozo del mensaje de Jess y cun fcilmente pasa a ser para l algo
Es bueno ser objeto de celo en lo bueno. Esto es lo que Pablo desea para s.
Deja que los que estn libres de la ley le hagan objeto de su celo y desea
tambin experimentar este celo por parte de los glatas. Cuando estaba
entre ellos le llevaban en palmas. Deben seguirle tambin ahora, aunque no
est entre ellos. A pesar de la distancia, debe aparecer patentemente que
dependen de Pablo.
Los glatas son hijos de Pablo. El Apstol se dirige a ellos con insistencia
paterna y suplicando. Su amor es el amor doloroso de una madre que da a
luz a su hijo. Cristo debe ser formado en ellos. Esta es la razn de ser de los
nuevos dolores de parto que Pablo sufre por su comunidad. Consisten en
que hay que predicarles de nuevo la verdad del Evangelio. Hay que repetir
el parto, en cierto modo, pues los glatas estn a punto de caer fuera de la
gracia, de separarse de Cristo (5,4). Cuando recibieron el bautismo se
revistieron de Cristo (3,27). Se hicieron uno en Cristo (3,28). Por eso ahora
Cristo debe ser formado en ellos. Las comunidades deben aparecer ante el
mundo como cuerpo de Cristo. Este es el objetivo final de la predicacin de
Pablo. Por razn de ese objetivo soporta Pablo los dolores, como una madre.
Les dice la verdad, por doloroso que sea para l.
Pablo resume lo que el Gnesis dice de los hijos del patriarca (Gn 16,15;
21,1-21), mostrando que la Escritura habla de dos hijos de Abraham, que se
distinguen esencialmente por su origen. Uno, Ismael, es hijo de Agar, la
esclava que Abraham haba tomado como concubina; el otro es Isaac, el hijo
de Sara, la esposa libre. No slo las madres de ambos son esencialmente
diversas. Tambin la forma en que nacen y viven es fundamentalmente
distinta. Ismael fue llamado a la vida por el camino natural de la generacin;
Isaac, en virtud de la promesa.
Pablo pasa ahora a explicar lo que la Escritura quiere decir al hablar de las
dos mujeres y de sus hijos. El Apstol ve en ello un significado que va ms
all de sus personas histricas. La Escritura le habla simblicamente, en
alegora; significa e indica algo ms. Las dos mujeres de la historia del
Antiguo Testamento son figuras de realidades nuevas del Nuevo Testamento.
Se refieren simblicamente a dos Testamentos que rivalizan entre s. Son,
expresados simblicamente, dos rdenes distintos decretados por Dios. El
de la mujer que dio a luz primero es la alianza del monte Sina, la antigua
alianza, desde el punto de vista de la nueva. Esta mujer, que representa la
alianza del Sina, cuyo contenido esencial era la ley, engendra para un
estado de esclavitud. Agar, la esclava, no puede dar a luz un ser libre;
tampoco el Testamento que ella significa puede dar a luz hijos libres. Quien
est sometido a l vive en esclavitud, en servidumbre.
Pablo expone a continuacin las razones por las que Agar simboliza la
alianza del Sina. El nombre de Agar es, probablemente, de origen rabe. Se
la consideraba madre de los ismaelitas, que vivan como nmadas y
comerciantes en las estepas situadas a oriente del Jordn y en el norte de
Arabia (cf. Gn 21,21). Agar, pues, hace referencia a Arabia, donde se
encuentra el monte Sina.
Pablo, sin terminar del todo el paralelo de Sara, pasa al verdadero objetivo
de su argumentacin: la libre es nuestra madre. No alude expresamente a la
idea de que Sara -el nombre significa princesa- representa el decreto de
Dios que engendra para la libertad, simboliza la nueva alianza que ha
comenzado con Cristo y con la llegada de la fe. Esta nueva alianza de la
libertad no se asienta en una ciudad terrena.
Esto lo confirma la Escritura. Dios no quiere que haya dos herederos, pues la
herencia slo puede corresponder a uno. La orden que da Sara de expulsar a
la sierva est de acuerdo con la voluntad de Dios (Gn 21,12). El judasmo
legal no puede heredar lo que Dios ha prometido. Igual suceder a todos
aquellos que han recibido o viven su vida segn la carne. Ntese que la
intimacin a expulsar a la sierva no se dirige a los glatas. No se les
conmina a expulsar de la comunidad de Dios a los perseguidores; el Apstol
no alude a ellos, ni siquiera indirectamente. Tampoco en la cita recae esa
intimacin sobre Sara o Isaac, que son figuras de los hijos libres. Los glatas
deben tener confianza, a pesar de la persecucin de que la sinagoga hace
objeto a la Iglesia, pues la herencia, por voluntad de Dios, pertenece a los
perseguidos.
No somos hijos de una esclava. Los cristianos somos hijos de la libre. Esta es
la consecuencia de la alegora de Agar y Sara. Puesto que los rasgos de la
figura alegrica de Isaac convienen a los escritos, ellos son los verdaderos
hijos de Abraham, los herederos de la promesa, los hijos de la libre. Han
recibido su nueva existencia en virtud de la promesa, en virtud del
Espritu de Dios. Por eso estn libres de la carga de la ley.