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Catalogo Miradas Banda Oriental

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Miradas de la Banda Oriental

200 aos desde esta banda, entre un rincn de los reinos


de Espaa y l a formacin de l a Repblica Oriental

Miradas de la Banda Oriental

200 AOS DESDE ESTA BANDA,


ENTRE UN RINCN DE LOS REINOS DE ESPAA
Y LA FORMACIN DE LA REPBLICA ORIENTAL

EMBAJADA DE ESPAA EN URUGUAY


Centro Cultural de Espaa en Montevideo
Carlos Couto
DIRECTOR

Enrique Mrak
COORDINADOR INTERINSTITUCIONAL PARA ESTA MUESTRA

Daniel Rial
montaje e iluminacin

Cuando por Marzo de 2011 nos pusimos a trabajar en la Muestra MIRADAS DE LA BANDA
ORIENTAL supimos, desde el comienzo, que contaramos con la invalorable e insustituible
colaboracin del Museo Histrico Nacional del Uruguay, poseedor de un acervo nico.
Su directora, Mag. Ariadna Islas, design a un equipo de primer orden para esta realizacin,
mientras que el Centro Cultural de Espaa hizo lo propio. La gestin sostenible del patrimonio
cultural tangible e intangible es una lnea prioritaria de accin para el CCE en los prximos aos.
Este tipo de aventuras culturales son imposibles de realizar sin un trabajo codo a codo entre
instituciones e individuos comprometidos con un trabajo tan destacable como fundamental.
Los festejos por el Bicentenario del comienzo del proceso independentista del Uruguay
requeran que el CCE estuviera presente con una Muestra que celebrara la unin de nuestros
pases y ello fue-desde nuestras primeras reuniones- la premisa de trabajo.
Mostrar 200 aos de rostros en su mayora annimos, que vivieron en la zona de Montevideo
donde actualmente nos encontramos emplazados y sirviera, adems, para exhibir una mnima
parte del maravilloso patrimonio artstico uruguayo que por diferentes motivos no se encuentra
expuesto pblicamente en estos ltimos aos.
Y se logr!
Vaya pues nuestro agradecimiento al MHN y al grupo de curadores quienes, con el apoyo del
personal del CCE, hicieron posible este verdadero dilogo de sensibilidades que ya pas los
200 aos de existencia.
Las pginas que siguen dan fe de ello.

CARLOS COUTO
Director del CCE / Montevideo

MUSEO HISTRICO NACIONAL


Ariadna Islas

NDICE

DIRECTORA

Ernesto Beretta
Fernanda Gonzlez
Curadores invitados

Mirta Cazet
Colabora

Jorge Sierra
Fotografa de obra
Agradecemos la colaboracin de Paula Villalba

9.


17.

87.

PUNTOS DE VISTA
Ariadna Islas
OBRAS
OBRAS / MINIATURAS

Puntos de vista

Al comenzar a elaborar este proyecto que une al Centro Cultural de Espaa y al Museo Histrico
Nacional nos propusimos conmemorar conjuntamente el bicentenario de los movimientos
de independencia en el mundo iberoamericano. El desafo estaba implcito. Tras una larga
tradicin de historias nacionales que enfocaron el proceso de la crisis de la monarqua absoluta
en el mundo iberoamericano como un enfrentamiento entre naciones prefiguradas, la mera
iniciativa de una conmemoracin conjunta signific hacerse eco de una forma renovada de
ver esta historia.
Solo plantear la posibilidad de la exposicin y escoger el ttulo, expres un enfoque interpretativo
diverso de aqul. El nudo temtico que nos propusimos no se ubic en la representacin de una
gesta heroica para el surgimiento de una nacin en oposicin a las ambiciones de otros estados,
por largo tiempo calificadas casi como espurias. Por el contrario, el proyecto de esta muestra
de retratos se pregunt acerca de cmo se construyeron las distintas identidades sociales
en y desde este rincn del mundo iberoamericano. En el marco de este proceso histrico,
entre 1808 y 1830 y a uno y otro lado del Atlntico, emergieron nuevos proyectos estatales al
organizarse repblicas, confederaciones, monarquas constitucionales y monarquas absolutas
restauradas. Al emular o rechazar los modelos de tantas revoluciones, entre la lucha por el
deseado o tras la mscara de Fernando VII, en la admiracin del Gran Corso o en la lucha
contra Pepe Botellas, contra los afrancesados y la invasin napolenica, constitucionalistas
histricos, liberales e ilustrados ensayaron nuevas maneras de participar y de conducir al
interior de movimientos polticos de diversa orientacin.
Al enfocarse en las miradas y con ello, en ciertos puntos de vista sobre la formacin de las
identidades americanas, la exposicin interroga al espectador sobre su propia identidad. Este
conjunto de retratos lo interpela como integrante de un espacio cultural que comparte en
comn y que, en la variedad social y tnica que refleja, evoca mltiples vertientes de expresin
de distintas tradiciones culturales. Espaoles europeos, espaoles americanos, inmigrantes

avecindados en el pas provenientes de distintos espacios del mundo europeo escogieron la


forma para ser representados desde los distintos lugares del poder. Negros e indios naturales,
tanto como la poblacin ms pobre de la ciudad y del medio rural fueron representados en
aquellos trminos en los que la sociedad americana los coloc. Desde una posicin de dominio
que el pintor adopt o denunci a travs de su lenguaje, la sociedad americana expuso en la
representacin pictrica sus criterios de diferenciacin y de movilidad social.

El temor al olvido tras la separacin ms tajante y definitiva se hace pictricamente presente en


el retrato colectivo de la familia Tarabal: la base de la sociedad a ojos vista transida por el dolor
de una significativa prdida desafa a la Suerte al incluir en la escena el retrato de la madre
muerta. De igual manera, la representacin de la juventud en su esplendor intenta soslayar el
paso del tiempo en los retratos de las seoras que trasmiten con la seguridad de su belleza y
de su esmerado atuendo la satisfaccin de una posicin social expectable.

Como en toda seleccin, las decisiones que hemos tomado son parciales y discutibles. Sin
embargo, hemos querido mostrar retratos cuya representacin de distintos grupos sociales
y tnicos pusiera en evidencia los efectos del profundo mestizaje tnico, social y cultural
que gener las identidades americanas, orientales y uruguayas a lo largo de mucho
ms de dos siglos. Deliberada y deseablemente expresamos a travs de esta muestra una
interpretacin cosmopolita en la conformacin de nuestra identidad. La seleccin se inspir
en el concepto de que el conocimiento de nuestra historia y de nuestro patrimonio cultural
material e inmaterial nos permitir comprender las identidades como un espacio de libertad
en el encuentro: para reconocernos en aquellas mltiples formas en las que compartimos
comunidad y diversidad de hbitos culturales.

Es por este anhelo de eternidad que cada una de estas obras muestra a las personas con
aquellos atributos que la distinguen, al evocar la culminacin de una carrera pblica, el logro
de una posicin acaudalada, el dominio sobre otros hombres, la sugestin de la intimidad, el
orgullo por la prolongacin de la estirpe. Rodeados de los objetos que consagran el prestigio,
los retratos representan sobre todo a aquellos miembros de la sociedad colonial u oriental que
conformaron las familias vinculadas a los cargos de gobierno, a las jerarquas militares formadas
en las guerras de la independencia, al comercio, a la iglesia: europeos y americanos de distintas
edades cuyos retratos han hecho los diversos pintores que fueron encargados de realizarlos.

En todo caso, estos retratos expresaron una esperanza de eternidad. Ilusorios conjuros contra
la muerte y el olvido, recuerdos amables y complacientes del slido tejido de la red social
de una elite emergente, inquisidoras y quizs algo amenazantes presencias que obligan a
interrogarse sobre las bases del poder, paradojalmente hacen evidente lo efmero de la vida,
de la gloria, de la juventud.
De parte del retratado o del comitente, el retrato evoca materialmente una voluntad de
permanecer en la memoria de quien observa. Alejado de su familia por los vaivenes de su
carrera poltica, Nicols Herrera no olvidaba la conduccin de su casa, que comparta con
su esposa Consolacin Obes, en intenso dilogo epistolar en el que se mezclaron los asuntos
pblicos con aquellos detalles ms ntimos de la vida cotidiana. El 16 de agosto de 1815 le
escriba desde Ro de Janeiro para trasmitirle las noticias sobre la situacin europea. Al hacerlo
le prevena: para que veas que no te trato como a mujer. Le contaba tambin la razn de su
propsito al decidirse a encargar un retrato: Hace das que ando con la tentacin de hacerme
retratar, para que tengas una memoria ma en caso que la Suerte quiera separarnos para
siempre; pero el retrato con el medalln de oro, todo bueno, cuesta cinco onzas y esto me
retrae; porque veo el tiempo muy nublado, y temo que se acabe lo poco que hay.

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En los rostros de los retratados, emergen excepcionalmente los rasgos de los pueblos originarios
de este lugar del continente en una frontera difusa entre el retrato y la estampa de texto de
estudio y de los negros que en medio de las peripecias polticas que conmovieron a la regin
encontraron un lugar para obtener su libertad. Distintos soldados de la patria reflejan las
diversas formas de la participacin poltica de los sectores populares en la conformacin del
Estado Oriental, figuras que con su presencia inquieren al espectador a propsito de las bases
del poder poltico. En este sentido se destaca de manera singular el retrato del hachero que
Miguel Pallej dedic a Segundo Flores. En l quizs la intencin del pintor o la mera casustica
ofrecen una oportunidad para la interpretacin del historiador sobre las alternativas y las
formas de participacin poltica de los distintos grupos sociales y tnicos en un dilogo entre
el ejercicio de la autoridad del poder y la determinacin por la libertad.
Al mismo tiempo, aun al reconocerse el predominio de la sociedad urbana y sus modismos en
el nmero de los retratados, bajo diversos ropajes y en distintas caracterizaciones se muestran
al espectador atento los signos rurales de la formacin de la sociedad colonial y oriental as
como los rasgos de un antiguo mestizaje. Un pedagogo y varios soldados prestan su fisionoma
para testimonio de este proceso.

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Si los hombres fueron retratados con los objetos propios de su carrera pblica como ponchos,
armas y uniformes, levitas y relojes de cadena, diarios, libros, libros de cuentas, cuadernillos,
plumas y tinteros, distintivos de sus ocupaciones y posicin social, las mujeres reinaron sin
discusin en los espacios del interior de la casa Lujosa expresin de lo ntimo, seoras y
nios resultaron tambin un trofeo de los seores, como garantes y representantes del linaje al
lucir joyas, juguetes y vestimentas que anticipaban la promesa de la continuidad de la estirpe,
de la prolongacin de un status ilustre. Al mismo tiempo, el retrato no dejaba de ser un recelo
y quizs el nico recurso de memoria ante aquella vida que poda ser trgicamente efmera
El gozo se infunde en el espectador ante la representacin del nio Bartolom Quiones tanto
como ante el tcito orgullo que se desprende de la miniatura que representa al jovencsimo
Prudencio Vzquez y Vega, desde la representacin de Ramona junto a su padre, el escribano
Joaqun de la Sagra y Priz tanto como ante el temerario Silvio Santurio empuando su trabuco
de juguete y a travs de los rizos de su joven madre, suspendidos ambos en la labilidad de la
atmsfera que les otorg un desconocido virtuoso del pastel sobre papel. Jos Pedro Barrn
describi estos matices en las variaciones de la sensibilidad social hacia la maternidad y hacia
los nios y la ambivalencia entre la alegra, la inquietud y el miedo que estas representaciones
de las dcadas finales del siglo XIX trasmiten: esta aprehensin de la singularidad de cada
hijo, de su imposible sustitucin por otro [] sentimentaliz el vnculo padres-hijo y torn
en angustia la vieja comprensin de la inevitabilidad de los antes tan frecuentes decesos
infantiles. Tanto como los retratos que exponemos en esta ocasin, son ilustrativas de estas
mutaciones las palabras de Alfredo Vsquez Acevedo ante la muerte de su pequea hija Pepita,
ocurrida en 1875, cuando tena dos aos y dos meses: Era una criatura monsima, de una
inteligencia notable [] La lloramos mucho y por largo tiempo he conservado inalterables
en la memoria las palabras afectuosas que usaba para llamarnos a su madrecita y a m, as
como la entonacin especial con que las pronunciaba [] Por una desgraciada casualidad
no conservamos ningn retrato de ella.
La muerte en plena niez y juventud no era un hecho excepcional en esta sociedad antigua
Infantes, nios, madres y hombres deban sortear con xito enfermedades cuya etiologa era
desconocida e infecciones incontrolables antes de que las grandes obras de saneamiento, la
difusin de las vacunas, la preocupacin por la asepsia, la prctica de la ciruga y, mucho ms
tardamente, el uso de los antibiticos redujeran tanto como fuera posible la muerte temprana
que multiplicaba los angelitos, las viudas y viudos, los hurfanos. Esa Suerte que segaba
ilusiones y esperanzas, que atribua responsabilidades desmedidas a la mayor de las nias
o que cargaba de expectativas al mayor de los nios En la misma carta que antes citamos

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dirigida a su esposa Consolacin, Nicols Herrera dispona desde su exilio las materias que
deba seguir quien se transformara ya adulto en Ministro de Estado: A Manuel hazle ensear la
Gramtica Espaola, y el Francs o el Ingls; y al bobo que lo vaya instruyendo en los elementos
de matemticas. Dale mil besos y otros tantos a Miguel. Dios me conceda volverlos a ver algn
da. [] con el corazn de tu apreciado Negro. Retratos alejados quizs por su esttica de
nuestros gustos superficiales, tal vez estas expresiones que acompaaron el encargo de su
hechura nos hablen en lo profundo en un lenguaje que nos es casi contemporneo
Conjurar la muerte, atrapar y perpetuar la imagen de una juventud eterna es an una
preocupacin de nuestro tiempo. Hombres y mujeres construyen hasta el lmite, en denodado
ejercicio de la disciplina, del sacrificio y del martirio, cuerpos y rostros sin edad. Los comitentes
de estos retratos lo intentaron a su manera: desafiaron al tiempo y a su propia apariencia
Intentaron conservar para s y para quienes los vieran la persistencia de una imagen prstina
con la que cada uno quiso ser recordado. Incluso ensayaron la ilusin de la apropiacin de una
belleza con la que quizs no contaran en la imagen creada por el pintor. El nieto de Amadeo
Gras conservaba en el archivo familiar la carta de una cliente en la que la seora detallaba las
varias correcciones que demandaba al artista para su retrato: Le devuelvo el retrato para
que me haga el favor de ponerle pechos pues varios amigos de mi marido le han dicho que
parezco santo. Tambin me achica la boca que no me agrada tan grande y me pone un poco
ms de colores en la cara porque estoy muy plida. Tambin tiene que ponerle un lacito al
cordn y un palito para abajo a la flor. Tambin dice que podra hacerme un poco ms ancha
de hombro a hombro, como un geme ms as no parezco tan flaca. Tambin me har el favor
de agrandar la joya del collar para que luzca ms
Finalmente, es simblico el optimismo y la confianza satisfecha de s misma que la imagen
triunfante de una hermosa seora trasmiti a una poca dorada en el Uruguay de 1950. Quizs
esta sensacin que form parte de la identidad de todos los uruguayos no poda reflejarse de
mejor manera que con este retrato de Mara Elena Lang que de alguna forma cierra la muestra.
Despus de varias crisis estructurales y cclicas, de la emergencia de gobiernos dictatoriales,
de conmociones sociales derivadas de la pauperizacin de amplios sectores de la poblacin
por citar algunos ejemplos de las fisuras que alteraron aquella imagen del pas, otras muestras
debern enfocar nuevas formas de entender la identidad de los uruguayos.

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La exposicin exhibe parte de la produccin retratstica de diversos artistas que integran la


coleccin del Museo, distribuida en varias categoras: desde los europeos, emigrados temporal
o definitivamente a nuestro medio y los nativos sensibilizados hacia el lustre de la cultura
europea, convencidos del valor del arte como elemento civilizador, hasta aquellos que, sin
haber llegado a pisar estas tierras, fueron contratados en sus respectivos pases durante alguno
de los largos viajes que emprendan los miembros de la lite local.
En el primer grupo se ubican Amadeo Gras, Cayetano Gallino, Juan Manuel Besnes e
Irigoyen, Baltasar Verazzi y Pedro Valenzani. El segundo grupo destaca especialmente en
esta exposicin, en un rincn que rene varios autorretratos de figuras fundamentales de la
pintura nacional: Digenes Hquet, Miguel Pallej, Domingo Laporte y Juan Manuel Blanes
hacen un guio al espectador al mostrarse como los constructores de estas imgenes. Juan
Manuel Blanes resume su carrera en dos telas. Sus dos autorretratos separan al hombre joven,
anterior al pasaje por el taller de Cseri, del hombre maduro con slida formacin acadmica,
por la que toma partido. En el tercer grupo encontramos a Manuel de Ojeda y Siles, pintor
afincado en Espaa que acerca a los americanos su composicin firme y de finos contrastes
cromticos, en el retrato de Isabel Caravia de Castro, como tambin lo hace Jos Galofre en
los retratos de Francisco Antonino Vidal y su esposa, Juana Silva de Vidal, pintados en Roma,
acompaados de un fondo de arquitectura romana y renacentista que da un marco clsico,
casi universal y atemporal, al prestigio del retratado, figura poltica y antiguo miembro de la
Asamblea Constituyente y Legislativa que estructur el Estado Oriental.
Finalmente, un pequeo nmero de retratos se mantiene a media luz. An desconocemos los
autores de varias de las obras expuestas. Quin pint con sobrios refinamientos dieciochescos
al Virrey Joaqun del Pino? Puede atribuirse a Gallino la imagen del nio Felipe Gonzlez Vallejo
que posa en la quinta familiar acompaado de su carnero, en el cual montaba? Y quin realiz
los cuatro valos de distintos miembros de la familia Garzn de factura quizs ms reciente?
Slo un trabajo de investigacin en el rea de conservacin del acervo puede ahondar en la
interrogacin y en la construccin del conocimiento sobre las colecciones. Sin embargo, sin
respuesta inmediata y quizs eventualmente imposible, estas preguntas ponen de manifiesto
aquellas rupturas en la secuencia de la informacin en las que el paso indocumentado del
tiempo ha fragmentado la memoria. Ellas son inherentes a la vida cotidiana y tal vez al misterio,
y al encanto- del trabajo en el Museo.

Como toda investigacin al interior de un acervo, la seleccin de obras para esta muestra
puso de manifiesto tesoros y falencias que por igual, mostramos hoy al pblico. Muchas de
estas obras fueron objeto de un arduo trabajo de recuperacin por haber estado en depsito
a lo largo de aos, sin ser objeto de ningn tratamiento de conservacin. Limpieza, tensado,
consolidacin y reconstruccin de molduras y marcos estuvieron en la base de la posibilidad
de realizar esta muestra. Una presentacin de la calidad con que se han expuesto estas obras
no hubiera sido posible sin el esfuerzo de todos aquellos que colaboraron con los curadores
Ernesto Beretta y Fernanda Gonzlez. Entre ellos debemos destacar el trabajo de Mirtha
Cazet, Esther Furest, Jorge Sierra, Jorge Quintana y Sonia Ferradini del Museo Histrico. Con
entusiasmo, debemos agradecer el profesionalismo del equipo del Centro Cultural de Espaa
que ha contribuido decisivamente en las distintas etapas para el xito de esta exposicin.
Realizar la investigacin en el acervo del Museo Histrico para generar la seleccin de obras
que se exponen puso en evidencia la escasa proporcin que la poblacin rural y los sectores
ms pobres de la sociedad tienen en el conjunto de retratos que conforma la coleccin. De
igual forma, buscar los rostros del Uruguay contemporneo nos hubiera obligado a romper con
la unidad esttica de la exposicin: la fotografa instantnea, artstica o periodstica se impone
como sostn de la imagen de los protagonistas de nuestro tiempo. Se delinea as como un
proyecto futuro avanzar en una muestra de los distintos procesos fotogrficos que enfocaron
el retrato como una forma de registro de la vida social en los siglos XIX y XX.
Por ltimo, solo resta agradecer al Centro Cultural de Espaa en la persona de su director,
Carlos Couto y en particular a Enrique Mrak por haber diseado la oportunidad para este
trabajo conjunto. Su generosa iniciativa ha permitido poner a consideracin del pblico en
un espacio que lo realza, un acervo valioso cuya exposicin tiene por objeto promover la
reflexin, el intercambio de ideas y opiniones. Quisimos que esta muestra se transformara en
una experiencia esttica tanto como en un momento de encuentro enriquecedor con otros y
con nosotros mismos, en la intimidad de lo que nos es tan extrao, opaco y al mismo tiempo
cercano como nuestra propia historia.

ARIADNA ISLAS
DIRECTORA DEL MUSEO HISTRICO NACIONAL

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15

Manuel Villagrn Artigas


leo sobre tela de Cayetano Gallino, ca. 1836 1848
76 x 100 cm
MHN. Adquirido a la familia Villagrn, 1975

16

17

Isabel Caravia de Castro


leo sobre tela de Manuel DE Ojeda y Siles, 1884
93 x 131 cm
MHN. Donacin de EMma Castro de Staricco, 1975

18

19

Luis Baena
leo sobre tela de Cayetano Gallino, ca. 1836-1848
75 x 100 cm
MHN. Donacin de Mara Esther Baena de Goessens, 1929

20

21

Rosala Artigas DE FERREIRA


leo sobre tela de NICOLS PANINI, ca. 1880
129 x 199 cm
MHN. Donacin testamentaria de Ferreira, 1900

22

23

Joaqun de la Sagra y su hija Ramona


leo sobre tela de Amadeo Gras, 1833
87 x 113 cm
MHN. Donacin de Norma Odicini de la Sagra, 1955

24

25

Jos Antonio Fernndez Braga, Pedagogo


leo sobre tela de Pedro lzaga, 1857
105 x 136 cm
MHN. Donacin de Carolina Lara de Richthofen, 1918

26

27

Juana Silva de Vidal


leo sobre tela de Jos Galofre, 1846
95 x 134 cm
MHN. Donacin de Juana y amelia garbiso Vidal, 1947

28

Francisco Antonino Vidal


leo sobre tela de Jos Galofre, 1846
96 x 133 cm
MHN. Donacin de Juana y amelia garbiso Vidal, 1947

29

Quintn Correa
leo sobre tela de Baltasar Verazzi, 1864
85 x 107 cm
MHN. Donacin de Elisa Portillo de Benzano, 1941

30

Carlota Barbat de Correa


leo sobre tela de Baltasar Verazzi, 1864
85 x 107 cm
MHN. Donacin de Elisa Portillo de Benzano, 1941

31

Familia Tarabal
leo sobre tela de Pedro Valenzani, 1864
245 x 176 cm
MHN. Donacin de la familia Tarabal, 1943

32

33

Joaquina Requena de Narvaja


leo sobre tela de Baltasar Verazzi, 1863
72 x 93 cm
MHN. Donacin de Mercedes Narvaja de Moyano, 1941

34

35

Bartolom Quiones Chilaber, sobrino nieto del pintor J. M. Blanes


leo sobre tela de Juan Manuel Blanes, ca. 1890
67 x 88 cm
MHN. Adquirido a Batista Rius, 1973

36

37

FELIPE Gonzlez Vallejo


leo sobre tela atribuido a Cayetano Gallino, ca. 1840
106 x 142 cm
MHN. Adquirido a LUIS PEDRO GONZLEZ Vallejo, 1953

38

39

Matilde Regala de Roosen


leo sobre tela de Daniel Hernndez, ca. 1910 - 1920
85 x 118 cm
MHN. Donacin de la familia Roosen Regala, 1951

40

41

Germn Roosen
leo sobre tela de M. Rapoport, 1928
61 x 80 cm
MHN. Donacin de la familia Roosen Regala, 1951

42

43

Mara Elena Lang


leo sobre tela de S. Masino, 1947
109 x 198 cm
MHN. Donacin testamentaria de Mara E. Lang, 1987

44

45

Margarita Garzn, nieta del Gral. Eugenio Garzn


leo sobre tela de autor desconocido, sin fecha
valo, 48 x 58 cm
MHN. Donacin de la familia Garzn, 1968

46

Josefa Pieiro de Garzn, esposa de Vicente Garzn


leo sobre tela de autor desconocido, sin fecha
valo, 48 x 58 cm
MHN. Donacin de la familia Garzn, 1968

47

Toms Casares
leo sobre Tela de JACOBO Fiorini, ca. 1840
69 x 86 cm
MHN. Donacin de Elvira Nin Casares, 1919

48

49

Brigadier General Francisco Ordua


Acuarela y tinta sobre papel de Juan M. Besnes e Irigoyen, ca. 1810-1820
10 x 16 cm
MHN. Donacin de Francisco San Romn, 1902

50

51

Juan Carlos Gmez


Acuarela sobre papel de Sulzmann, 1857
14,5 x 19,5 cm
MHN. Adquirido a Librera del Plata, 1954
Jos Ellauri
Acuarela sobre papel de Carlos Pellegrini, 1837
26,5 x 33,5 cm
MHN. Adquirido a Luis Baitler, 1967

52

53

Josefa Areta de Cavailln


leo sobre tela de autor desconocido, sin fecha
67 x 82 cm
MHN. Adquirido a Carlos Villarnobo Arru, 1977

54

55

Mara del Carmen Correa de Magallanes de Possolo


leo sobre tela de autor desconocido, 1800
38 x 51 cm
MHN. Adquirido a Margarita Escal Possolo, 1954

56

57

Virrey Joaqun del Pino


leo sobre tela, pegado en tabla, de autor desconocido, ca. 1770-1780
valo, 38 x 44,5 cm
MHN. Donacin Museo Histrico Nacional de Buenos Aires, 1911

58

59

Retrato de Dama
Dibujo a lpiz sobre papel de J. Peluffo, 1901
39 x 59 cm
MHN. Adquirido a Ana Ins Williman Meier, 1997

60

61

Paulina Garzn, hija de Eugenio Garzn


leo sobre tela de autor desconocido, sin fecha
valo, 48 x 58 cm
MHN. Donacin de la familia Garzn, 1968
Vicente Garzn
leo sobre tela de autor desconocido, sin fecha
valo, 48 x 58 cm
MHN. Donacin de la familia Garzn, 1968

62

63

Miguel Pallej, autorretrato


leo sobre tela, ca. 1880
33 x 34 cm
MHN. Adquirido a Margarita Pallej, hija del Pintor, 1942
Digenes Hquet, autorretrato
leo sobre tabla, ca. 1890
31,5 x 41 cm
MHN. Adquirido a Julio Rodrguez Viera SRL y Galera Moretti, 1973
Domingo Laporte, autorretrato
leo sobre tela, 1903
37 x 45 cm
MHN. Donacin de la Comisin del Patrimonio Histrico, Artstico y Cultural de la Nacin.
Adquirido a Remates Corbo, 1983

64

65

Juan Manuel Blanes, autorretrato


leo sobre tela, ca. 1850-1860
valo, 35 x 44 cm
MHN. Donacin de Mara Cantero, 1915
Juan Manuel Blanes, autorretrato
leo sobre tela, 1875
valo, 43 x 59 cm
MHN. Donacin de Mara Cantero, 1915

66

67

Soldado
Acuarela sobre papel de Juan Sanuy, 1893
15 x 21 cm
MHN. Adquirido a Remates Ituzaing, 1971
Soldado
Acuarela sobre papel de Juan Sanuy, 1893
15 x 21 cm
MHN. Adquirido a Remates Ituzaing, 1971

68

69

Soldado de la Patria
leo sobre tela de Miguel Pallej, 1883
14 x 41 cm
MHN. Adquirido a Julio Rodrguez Viera, 1973

70

71

Hachero de la poca de Santos


leo sobre tela de Miguel Pallej, 1885
82 x 112 cm
MHN. Donacin de MARA FLORES Reissig Y ELINA FLORES DE BLIXEN, 1950

72

73

Soldado
Impreso acuarelado sobre papel a partir de dibujo original de Juan Sanuy, 1887
23 x 36 cm
MHN. Donacin de Mara C. Mndez de Pietracaprina, 1942

74

75

Los Tres Chiripaes


leo sobre tela de Juan Manuel Blanes, 1881
100 x 80 cm
MHN. Donacin de Rosina Prez Butler de Blanco Acevedo, 1942

76

77

Adolfo Basez
leo sobre tela de Juan Manuel Blanes, ca. 1880
38 x 48 cm
MHN. Donacin de Lola Daz Basez, 1950
Mercedes de la Fuente de Basez
leo sobre tela de Juan Manuel Blanes, ca. 1880
38 x 48 cm
MHN. Donacin de Lola Daz Basez, 1950

78

79

Telsfora Somellera de Lamas


leo sobre tela de Juan Manuel Blanes, ca. 1870
valo, 90 x 112 cm
MHN. Donacin de la familia Lamas, 1923

80

81

Gervasia Urioste de Santurio


Pastel sobre papel de autor desconocido, 1868
valo, 43 x 55 cm
MHN. Donacin de la familia Urioste, 1961
Silvio Santurio
Pastel sobre papel de autor desconocido, ca. 1870
valo, 56,5 x 68,5 cm
MHN. Donacin de la familia Urioste, 1961

82

83

Jos Buschental
leo sobre tela de autor desconocido, sin fecha
48 x 58 cm
MHN. Adquirido a Carlos Villarnobo Arru, 1977

84

85

Ventura Argent de Mula


Miniatura de Josefa Gmez de la [Gndara ?], ca. 1853
valo, 5,5 x 7,5 cm
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998

LAs medidas de las obras son sin marco.

86

Martina Garca de Ziga de Unquera


Miniatura de autor desconocido, sin fecha
valo, 4,5 x 5,5 cm
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998

87

Jos DOliver Nery


Miniatura de autor desconocido, sin fecha
5,5 x 6,5 cm
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998
Mara de los Dolores Estevan de Rossi
Miniatura de autor desconocido, sin fecha
valo, 7 x 8,5 cm
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998

88

Mara Rita Calvo de Gmez


Miniatura atribuida a Secundino Odogerti, 1850
valo 7 x 9 cm
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998

89

Jos Gir
Miniatura de autor desconocido, sin fecha
valo, 4,6 x 5,7 cm
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998
Jacinta Palomeque de Villademoros
Miniatura de autor desconocido, sin fecha
4 x 5 cm
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998
Julin lvarez
Miniatura de autor desconocido, sin fecha
Crculo, 7,5 cm de dimetro
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998

90

91

Joaqun de la Sagra
Miniatura de autor desconocido, sin fecha.
valo, 6,4 x 7,8 cm
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998
Jos Catal y Codina
Miniatura de Henri Herv, sin fecha
9,5 X 11,5 cm de dimetro
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998
Prudencio Vzquez y Vega
Miniatura de Brioso, 1847
5,8 x 7,2 cm
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998

92

93

Rosa Cleland de Ponte


Miniatura de autor desconocido, sin fecha
valo, 10 X 13 cm
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998

Coronel Rafael Zipitra


Miniatura de autor desconocido, sin fecha
6 x 7,3 cm
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998

Personaje desconocido
Miniatura de autor desconocido, sin fecha
2,3 x 2,8 cm
MHN. Adquisicin. Ex coleccin Schulkin, 1998

Juan Benito Blanco


Miniatura de autor desconocido, sin fecha
valo, 8,5 x 11 cm
MHN. Adquisicin. Ex Coleccin Schulkin, 1998

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95

Catlogo publicado en ocasin de la exposicin


Miradas de la Banda Oriental
Diciembre, 2011.
Centro Cultural de Espaa
Rincn 629, Montevideo, Uruguay
Tel. (05982) 9152250 / www.cce.org.uy
L a finalidad de los impresos del C CE es la difusin y documentacin de las actividades.
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