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Zoé Valdés

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EL IMPACTO DE LA POLTICA EN LOS PROCESOS LITERARIOS

HISPANOAMERICANOS: EL CASO FEMENINO


(A PARTIR DE LOS SETENTA)
Mariola Pietrak
Universidad de Granada, Espaa
Universidad Maria Curie-Skodowska de Lublin, Polonia
mariola_pietrak@yahoo.es

RESUMEN
El presente trabajo reflexiona acerca de la necesidad de modificar los criterios
tradicionales con respecto a la metodologa de investigacin de la literatura de los pases
subdesarrollados, que debera englobar, necesariamente, los estudios en materia de ciencias
sociales y polticas. La base de nuestro postulado la constituye la descollante presencia del
tema poltico en la novela hispanoamericana de los ltimos decenios, sobre todo aquella
escrita por mujeres. Representativa, en este sentido, nos parece Te di la vida entera, de Zo
Valds.
Palabras clave: discurso poltico, literatura de mujeres

En su ensayo Hiptesis sobre el tema Escritura femenina e


hispanidad, Susana Reisz sealaba la presencia de dos tipos de registros,
que en ningn caso se excluyen, sino que se complementan, en la creacin
femenina hispana ltima. Entre las latinoamericanas, especficamente, el
primero de ellos sola corresponder, en opinin de esta crtica, a una
historia de amor, sin grandes pretensiones literarias o de originalidad, con
alguna dosis de crudo erotismo, contada, a menudo, en gran formato
telenovelesco, que sola venir enmarcada en una problemtica de
violencia poltica o sexual. El otro registro, latente pero erosionante,
permitira a un lector reflexivo y crtico entrever un cuestionamiento []
de la rigidez de los roles sexuales en la sociedad patriarcal hispana y,
particularmente, [de] los aspectos represivos del lenguaje como
comportamiento social [S. REISZ (1990): 208].
Reducida su hiptesis al plano de lo poltico, muchos crticos han
coincidido en que la exploracin del impacto que los procesos polticos
tienen en la vida e identidad de la mujer, si bien se ramifica en diversas
vertientes temticas (la sexualidad, la tortura, la maternidad, conflictos
intergeneracionales, etc.), siempre bordea la denuncia de la injusticia
social experimentada por ella y la propuesta de alternativas al modelo
tradicional de comportamiento femenino. En este sentido, en la obra de la
argentina Luisa Valenzuela, por ejemplo, se llama la atencin sobre la
constancia de referencias explcitas a la presin ejercida durante la
Argentina de la Junta Militar (1976-1984) sobre los individuos, y su
abordaje narrativo a travs del tratamiento desinhibido del erotismo [M. I.
LAGOS-POPE (1987), B. GMEZ MADRID (2005)]. Su relato, un clsico ya,
Cambio de armas (1976) se centra en las relaciones sexuales que el
coronel Roque mantiene, dentro de un simulacro de matrimonio, con una
disidente poltica, Laura, amnsica a consecuencia de la tortura a la que
fue sometida por el aparato de poder con el fin de reformarla (coartarla),

para presentar una alegora de las relaciones de poder entre el hombre


(rgimen poltico opresivo) y la mujer (representacin del oprimido).
As mismo, En voz baja (1996), de Alejandra Costamagna, constituye
una reescritura del violento y traumtico pasado del Chile pos-golpe (19731989), tomando como punto de partida las experiencias de dos
generaciones de mujeres, madres e hijas, ligadas a la prdida, por motivos
polticos, de maridos y padres Gustavo y Ramn, y sus respectivos
recursos para enfrentarse a ello. En contraste con las madres, cuyas
decisiones marcan la manera de relacionarse con el pasado por medio del
callar, olvidar y refugiarse en la relacin con otro hombre, Amanda y sus
pares rechazan los modelos tradicionales del comportamiento femenino,
aunque eso signifique la autodestruccin (Amanda exhibe los sntomas de
la anorexia, y su prima, Camila, se auto-mutila cortndose los pezones).
Esta oposicin, en un primer momento inconsciente, inscrita en el cuerpo y
la sexualidad femenina disfuncional, es llevada paralelamente a la
necesidad de relatar su historia para as desvelar lo no-dicho del discurso
oficial y superar el duelo, pero tambin para auto-conocerse, para concebir
otra forma de ser mujer: como una entidad singular e independiente de la
masculina, como hija de la vida. Desde lo hondo de esta construccin a
base de una serie de dicotomas olvido/ memoria, callar/hablar,
mentira/verdad, hombre/mujer que se vienen a sumar a una dicotoma
mayor: madre/hija y a fuerza del impacto de los procesos polticos,
emergen nuevos tipos de mujer cuya capacidad reflexivo-crtica, junto con
su actividad creativa y productiva, abren puertas al proceso de
configuracin de la identidad femenina autodefinida, por un lado, y de
reinvencin de la de un pueblo en escombros tras el fracaso de las utopas,
por el otro.
Desde este punto de vista, Te di la vida entera, de Zo Valds1, no
constituira una excepcin. Situada su accin en vsperas revolucionarias y
luego en plena Revolucin, hasta los aos recientes, cuenta las vivencias de
una muchacha, llamada Nia Cuquita, que decide abandonar su pueblo
natal junto con un bagaje de experiencias completo a pesar de su corta
edad de diecisis aos (fracaso matrimonial de sus padres y la consecuente
ausencia de ambos, un intento de violacin por parte del hijo de su madrina
afrocubana, y el traumtico presenciar del acto homosexual considerado
por ella tambin como violacin entre aqul y su hermano), y reanudar su
vida de cara al futuro aun fuese el de criada en La Habana. El buscado
cambio de vida le llega nada ms instalada en la ciudad con un beso de
duracin de tres boleros y una historia de amor para toda la vida que, sin
embargo, en nada se parece a un cuento de hadas como lo haba soado la
Nia Cuquita: el prncipe no sale en busca de la princesa, sino que es la
princesa quien, tras ocho aos de fiel espera, encuentra al prncipe; el
reencuentro amoroso, en vez de desembocar en una larga y dichosa vida
junto al hombre de su vida, se transforma en un desenfrenado ao y
medio de pasin marcado por el constante ir y venir de l, y las
desesperadas esperas de ella, para, finalmente, derivar, con la desaparicin
definitiva de Uan, en una lucha solitaria por sobrevivir junto a una hija,
Todas las citas de este libro de Zo Valds pertenecen a la edicin del ao
2000 (Barcelona, Planeta) e irn sealadas subsiguientemente en el texto con
la sigla VE.
1

fruto de la relacin: Mara Regla. Haba llegado la Revolucin y, con ella, el


desabastecimiento, la degradacin y la miseria. En 1959, el cuento de
hadas de la Nia Cuquita termina irremediablemente en la cruda realidad,
al filo del absurdo, y una vida entera de espera (treinta y seis aos): la vida
de Cuca Martnez.
Si bien la novela tiene pretensiones de ser la biografa de la
protagonista recogida por su hija, Mara Regla, o, tal y como se lo pide la
misma Cuca Martnez, una telenovela, pero de las que hacen los
brasileos [] con bastante intriga, suspense, largusima, de trescientos
captulos y ms tambin, un escandalito! [VE: 360], constituye, en
realidad, la crnica del frente revolucionario diario cubano, escrita a letra y
ritmo de bolero, e inscrita en el cuerpo de Cuca y sus iguales. Se convierte
as en el siguiente captulo de un libro de la historia contempornea de
Cuba abarcador de la Cuba castrista, del libro cuyas primeras pginas
corresponden, seala la misma autora, a Beatriz de Jstiz y Zayas, y que
datan del ao 1762:
T Habana capitulada?,
t en llanto?, t en exterminio?
T ya en extrao dominio?
Qu dolor! Oh Patria amada! [VE: 362]

De acuerdo con la lectura que se acostumbra a hacer de la creacin


femenina ltima (e, incluso, contra ella), la historia del amor de Cuca
Martnez por Juan Prez (Uan, por la asociacin con el ingls one:
number one), ambientada en la desgarradora realidad poltica de la Cuba
revolucionaria, es, en toda su evidencia, una audaz exhibicin de la
perpetuacin de los modelos patriarcales en la sociedad cubana,
coadyuvada por los regmenes autoritarios y ciertas actitudes femeninas
tradicionales. Y lo es incluso contra tal lectura, porque la evidencia con la
que Valds transparenta este registro, segn la teora de Reisz, slo
legible en forma intermitente y con un odo suplementario, funda
ciertas sospechas de la existencia de una tercera lectura [S. REISZ (1990):
208]. Lo que esta autora cubana parece susurrar al odo suplementario
del lector es que este libro, adems de un captulo de la historia de Cuba,
es tambin la conclusin de otro libro de historia, el del sueo de la
autonoma, del territorio liberado, que desde su origen mismo haba
soado utpicamente la intelligentsia ltima hispanoamericana, y que
haba conformado y sigue conformando, en sus consecuencias siniestras, el
trasfondo de la literatura y de la cultura del continente. Desde estos
presupuestos, interesa examinar cmo van alternando e interactuando los
registros en funcin de las diferentes significaciones que se puedan dar a
los principales componentes de la novela: la revolucin, la mujer y el billete
de un dlar, para conseguir una lectura completa.
En un magistral juego con el lector, Valds va dejando que ste crea
estar leyendo una denuncia, a ratos abiertamente feminista 2, de la histrica
2
Con ello nos referimos a frmulas de un feminismo explcito, a ciertos
comentarios de la narradora resaltados con los signos de exclamacin o
interrogacin y su uso en los primeros prrafos de la novela: la Nia Cuca
aprendi a lavar, fregar, cocinar, planchar y todo tipo de labores propias de su
sexo (qu mal me cae usar esta formulita!) [VE: 15], si me salen las cosas
como yo quiero [], te voy a hacer muy feliz toda la vida Me cacho en diez!

dominacin de la mujer por el hombre, que se vio agravada durante la


dictadura castrista. Entre otras cosas, por la muy sugerente temperatura
histrica del momento ms ansiado en Hispanoamrica, la vida de Cuca
Martnez en los meses inmediatamente posteriores a la huida pattica y
poltica de Uan [VE: 99] podra entenderse como un acelerado proceso de
liberacin femenina. Una vez concluida la relacin, embarazada y
abandonada a su suerte, Cuca decide extraerse su dentadura Colgate,
como confiesa, porque: No quera ser bella, no quera que nadie me viera
bonita [VE: 100]. Este acto de auto-mutilacin, realizado en protesta ante
la impotencia de conseguir que el amor de [su] vida volviera a besar[la]
[VE: 99], constituye, aun de modo inconsciente, una reaccin contra la
tradicional retribucin de los roles las ausencias del mtico Ulises
guerrero, el mandato de belleza y mesura impuesto a las princesas,
principalmente, y, por tanto, un vago indicio de la incipiente adquisicin
de la conciencia femenina. Por otro lado, el carcter igualitario del
movimiento revolucionario y su necesidad de que todos los ciudadanos
participasen en la construccin del futuro de Cuba, le ofreca a Cuca y sus
pares la posibilidad de participar activamente de la vida pblica del pas,
de su Historia (la campaa de alfabetizacin, de formacin de maestros,
etc., VE: 105-7).
Sin embargo, la participacin en las campaas organizadas por el
Estado, hay que subrayarlo, no se deba al libre albedro de Cuca, sino a
una obligacin impuesta desde el gobierno: a las exigencias de el glorioso
perodo especial [VE: 201], un prolongado perodo de sacrificios, crisis y
reformas econmicas, debidos a la mala gestin poltica estatal y los
sucesivos fracasos de los proyectos agrarios implantados, de aquellos
booms del caucho o el caf, las bananas o la minera La subordinacin del
acceso a los derechos y servicios sociales (como pueden ser la
alimentacin, los bienes materiales, la atencin mdica, etc.) a la actividad
(o la productividad) cvica, apunta claramente al carcter obligatorio,
incluso de explotacin, de esos trabajos, que se tildaban eufemsticamente
de trabajo voluntario productivo. Cuando Cuca, la trabajadora
destacada permanente [VE: 105], ante la cada vez ms problemtica
relacin con su hija, decide abandonar, no slo no recibe el reconocimiento
correspondiente, sino que incluso pierde todos los mritos ganados, es
decir, el derecho a comprar una lavadora, un refrigerador, un ventilador
La nica repercusin que tiene su ejemplar entrega a la causa es a nivel
personal-corporal. Compaginada sta con otra lucha, la de una madre por
sacar adelante a su hija en medio de un desabastecimiento y una pobreza
acuciantes, de un ambiente de paranoia nacional (Se hablaba de zafras
descomunales, de dar hasta la ltima gota de nuestra sangre, de hundirnos
en el mar, si era necesario, VE: 112), realidad patente tras el bloqueo
Pero por qu siempre tenemos que estar prometindole felicidad al gnero
ms infeliz del mundo: el masculino? Como si de nosotras dependiera hacerlos
jefes de alguna empresa []. Cundo acabaremos de comprender que la
felicidad de la gran mayora de ellos, desdichadamente, depende del poder, y
muy pocas veces, del amor? [VE: 87-8], a las referencias a Un cuarto propio,
de Virginia Woolf [VE: 58], y Buenos das, tristeza, de Franoise Sagan [VE:
91], al que siguen situaciones que apuntan a la violencia sexual (el intento de
violacin que sufri la Nia Cuquita a la edad de apenas diez aos, la presunta
violacin de su hermano, en realidad, coito homosexual), etc.

econmico de Cuba por los Estados Unidos, la salud de Cuca, tanto fsica
como mental, se resiente. Luchadora desde muy joven, con la llegada de la
Revolucin se convierte en Luchera, esto es, especialista en coger
lucha, en enfermarse de los nervios, enfermedad que no se calma sino con
las pastillitas y el roncito [VE: 105], y que terminara, en el caso de
Cuca, en un cncer de mama, una epilepsia y una arteriosclerosis.
En estos trminos, se hace evidente que lo que prometa ser el
advenimiento de la liberacin de la mujer no es sino un proceso lento pero
irremediable hacia la aniquilacin de la identidad femenina. La prdida de
la identidad, que est representada, en el caso de la generacin de Cuca,
por su muerte cerebral enajenacin como un buen recurso para la
salvacin [VE: 338], comenta la narradora, en el caso de la generacin
joven se manifiesta en el patente deterioro de las relaciones entre la madre
y su hija:
Una noche llegu a la casa, y hall a Reglita con una lata de leche
condensada rusa en la mano. Pregunt a qu jugaba, y me respondi que
preparaba un cctel molotov para matarme. Contaba siete aos, y no me
deca mam; yo era t o Cuca. [] Cuando le pregunt, as, tierna y banal,
cul era la razn por la que ella poda tener inters en asesinarme, dijo,
inalterable:
Porque no tengo pap. Es un enemigo. Y los enemigos de la nueva
sociedad no pueden tener hijos revolucionarios como yo: el hombre nuevo. Y
la culpa la tienes t, por haberme puesto un padre enemigo [VE: 109-11].

A diferencia de la tensin entre Amanda y Cali, de En voz baja, la de


Mara Regla con Cuca se produce en el pequeo intersticio entre la
truncada identidad de la madre y la distorsionada de la hija, cuyo
desarrollo personal se vio interferido por la manipulacin ideolgica del
sistema educativo. sta es tambin la gran paradoja del sueo femenino de
la liberacin: su mayor logro result ser, en el fondo, el caballo de Troya.
En primer lugar, porque tanto el socialismo como su modelo sovitico eran
ideologas que conceban al individuo esencialmente segn el lugar que
ocupaba en la produccin, por lo que no tuvieron en cuenta a la mujer en
cuanto mujer (ser humano siquiera), sino en funcin de lo que aportaba a la
nueva sociedad. La enseanza sujeta a tales pautas, por defecto,
reproduce-perpeta valores patriarcales; por tanto, es coercitiva para la
conformacin de una identidad femenina:
In theory Socialist ideology, based on a conception of the human being as
determined by its place in production and the relations of production, did not
take into consideration this same human being according to its place in
reproduction, on the one hand, or in the symbolic order on the other.
Consequently, the specific character of women could only appear as nonessential or even non-existent to the totalizing and even totalitarian spirit of
this ideology [J. KRISTEVA (1986): 196].

En segundo lugar, la democratizacin de la enseanza bajo los


sistemas comunistas tiende a oscurecer el hecho de que, si bien con el
principio marxista de igual derecho para todos a la educacin como
consigna, constitua el principal medio de la propaganda agitadora, de la
misma manera que los centros educativos constituan los focos de difusin
de la ideologa del rgimen. El paso del tiempo ha revelado que la
inculcacin de los valores comunistas, la inoculacin de sus prejuicios, la

censura, la tergiversacin de ciertos hechos histricos y la omisin de otros


a instancias de la ideologa, estaban entre las asignaturas troncales de su
programa. De ah que no produzca extraeza (y s estremecimiento) el
hecho de que, segn el informe del centro escolar frecuentado por Mara
Regla, sus deseos matricidas sean considerados como indicio de la
efectividad de la labor del centro, y no como sntomas de un
comportamiento manaco-delictivo: La compaerita Mara Regla Martnez
se comportaba absolutamente normal: era combativa, obediente e
inteligente [VE: 110, subrayado nuestro]. De la efectividad de la
enseanza y el discurso oficiales da prueba tambin el hecho de que tan
slo post mortem, y slo despus de haber escuchado el testimonio de su
madre (en este preciso orden), Mara Regla reconociera que la identidad
que ella crea suya era, en verdad, el espejo de aquella ideologa que la
haba conformado: Con el tiempo he corroborado que [] la historia se
cuenta a lo comoquiera, a conveniencia de los que la cuentan [VE: 60].
En este contexto, ninguna duda cabe de que Te di la vida entera,
contra todas las expectativas que el ttulo y la portada, con sus resonancias
del bolero y de la novela rosa, puedan crear, se puede y debe leer como una
radiografa, un estudio antropolgico de las relaciones de poder, en
general, y de su proyeccin en los regmenes dictatoriales (la figura del
dictador como padre), en particular, as como de sus efectos degenerativos
sobre el individuo, y sobre la mujer doblemente. Ms que un libro de
ficcin, es la exploracin, desde una perspectiva femenina, del socialismo
cubano en funcin de los desajustes entre los valores defendidos y la
realidad. Con la claridad meridiana de una desilusin furibunda compartida
con otras intelectuales hispanoamericanas3, Valds va desmantelando una a
una las falacias del socialismo sovitico, bien enmascaradas tras la faceta
de aquel ambicioso proyecto, nacido all por los aos de 1830, de una
sociedad ideal, reino de la abundancia y de la igualdad: la no-esencialidad y
la no-existencia de lo femenino no slo en la realidad comunista sino
tambin para sus metas finales, para sus intenciones reales. Las tan citadas
legislaciones progresistas4, las sonrientes camaradas participando
activamente en la construccin de un futuro mejor econmica, poltica y
La Revolucin Cubana, como se viene subrayando a lo largo de estas
pginas, era apoyada por gran parte de las intelectuales hispanoamericanas:
como proyecto original y autnomo del socialismo, en tanto que
hispanoamericana, y como un camino viable para conseguir la anhelada
igualdad de los sexos, en tanto que mujer. La desilusin tras la alineacin de
Fidel Castro con la Unin Sovitica, as como los cada vez ms evidentes signos
de opresin de ndole dictatorial ha dejado su huella en la vida y obra de
muchas escritoras. La crtica y novelista argentino-colombiana Marta Traba,
por ejemplo, cuyas convicciones socialistas y fuerte compromiso con Amrica
Latina le haban acarreado el intento de expulsin por parte del gobierno
colombiano y la negacin del visado por el gobierno estadounidense, se haba
alejado resueltamente de la ideologa izquierdista y centrado en las
problemticas relaciones del poder: Escribo confes en ms de una ocasin
esta escritora algo que sea verdad, que siento la imperiosa necesidad de
comunicar[lo] y que tiene una gran carga de rabia, de clera revanchista ante
las injusticias y las atrocidades que nos rodean. El tema profundo de la
Homrica [Latina] y de la Conversacin [al sur] es, justamente, el del abuso del
poder y la aspiracin a la libertad dentro de ese poder triturador. [M. GARCA
PINTO (1984): 43 y 41].
3

socialmente, las tractoristas en medio del campo realizando trabajo de


hombres reproducidas en la pintura, medios propagandsticos
convincentes en un primer momento, en ltima instancia no hacen ms que
subrayar el contraste: la equiparacin est en vigor slo en teora. En la
prctica se desmiente con la explotacin especfica y de carcter
marginado, con la desigualdad de trato y de retribucin de las trabajadoras
femeninas con la esclavitud, en palabras de la escritora, de la poca
colonial [VE: 109], para anularse rotundamente con las persecuciones de
los homosexuales como agentes del imperialismo americano5.
Al contrario de lo que se haca creer desde el Kremlin, la poltica de
la Unin Sovitica y de los Estados por ella formados y dominados [era]
cosa de hombres, acusacin formulada por Hans Mayer ya en 1975 [H.
MAYER (1977): 416-7], que la novela de Valds ampla y matiza: A Talla
Super Extra [nombre con que se alude a Castro] le andan diciendo la
cebolla: por su culpa las mujeres cubanas lloran en las cocinas. Se darn
cuenta de que unas veces Talla es Extra, y otra es Super Extra Larga;
depende del volumen [VE: 97]. En otras palabras, el poder es
falocntrico. Independientemente de los valores propugnados, doctrinas de
base, el color de la casa del gobernante de turno, las relaciones de poder
siguen sujetas a la tradicional configuracin de los roles, que incluye a la
mujer (el oprimido) slo de forma puntual, peridica, y slo con la licencia
de las exigencias del centro.
Pero el poder es, tambin (ante todo?), econmico: La historia de la
humanidad est llena de amores, dolores y dlares. No menospreciar que,
en 1626, el holands Meter Minuet [] compr Nueva York, en aquel
entonces Nueva msterdam, por veinticuatro dlares, alega Valds, y en
lneas anteriores aclara: Cuquita [] no lleg a la licenciatura, pero
estuvo a punto. No pudo entrar en la universidad por culpa de un tipo, su
La constitucin de la Repblica Popular de Polonia del 22 de Julio de
1952, por ejemplo, estableca que: La mujer en la Repblica Popular Polaca
tiene los derechos iguales al hombre en todas las actividades de la vida del
Estado, poltica, econmica, social y cultural [art 66/1]; Las garantas de la
igualdad de los derechos de la mujer constituyen: 1. igual derecho al trabajo
que el hombre y la remuneracin segn la regla: igual sueldo por igual
trabajo, el derecho al descanso, a la seguridad social, a la educacin, a la
dignidad y distinciones, a ocupar puestos pblicos [art. 66/2], y 2: El derecho
de voto lo tiene cada ciudadano que haya cumplido los 18 aos, sin importar su
sexo [art. 81], Las mujeres tienen todos los derechos electorales al igual que
los hombres [art. 83]. [Traduccin de la autora del presente trabajo].
5
El homosexual es tambin un gran tema de la novela de Valds, siendo
desarrollada ms su variante lsbica/bisexual (la Mechunguita y la
Puchunguita, amigas de Cuca y tas postizas de Mara Regla). La denuncia de
las actitudes represivas del gobierno de Castro respecto a los homosexuales es
abordada a travs del hermano de Cuca, a quien la presin social y el miedo al
encarcelamiento le hizo refugiarse, como fue habitual en los pases de
influencia comunista, al amparo de la Iglesia catlica (se hizo monaguillo de la
iglesia, ayudante principal del cura del pueblo, VE: 129). A la presin social
una especie de paranoia social, en cuya creacin la enseanza no estuvo al
margen se vieron sometidas tambin la Mechunguita y la Puchunguita [VE:
113-4]. Asimismo, se hacen referencias a los reformatorios, centros de
reclusin de los homosexuales con el fin de, mediante trabajos forzados,
corregir su actitud afeminada, y, en realidad, alienarlos de la sociedad.
4

nico amor, y de un billete: un dlar [VE: 60-1]. El billete de un dlar de


1935 que Cuca tuvo en su poder, escondido en una maceta, durante ms de
treinta y seis aos, el mismo que Uan haba colocado en [su] mano
izquierda, la del corazn, la de la meloda, antes de partir [VE: 269],
dndole el valor de nuestro destino [VE: 96], y que luego ella le entreg
en prueba de su amor. De ah que Valds concluya: un mundo mejor. Ese
mundo que no fuimos capaces de construir porque nos amarraron las
manos y nos inmovilizaron las mentes, el mundo que nos depredaron con
las garras de la locura, y con las manas de poder y de grandeza [VE:
112].
Ahora bien, ya de por s el smbolo del poder econmico (dinero,
moneda estadounidense), el dlar con la fecha de 1935 1953, en el
idioma de Orwell se convierte en la representacin simblica del
mapamundi de los cincuenta, desgarrado entre dos potencias polticas,
econmicas y militares: los Estados Unidos en Occidente y la Unin
Sovitica en Oriente. Adems de ello, se le infiere el valor de la escritura:
As fue su bautismo con un billete americano, al cual no dio tanta
importancia. Al fin y al cabo, no era tan diferente del peso nacional, era
slo un papel en otro idioma [VE: 96]. Ms an, el nmero de la cuenta
ilegal de la mafia que llevaba inscrito el dlar la llave secreta de la
abundancia, pues, hace concebirlo como escritura sagrada, o, por su
magia comprometida, por la trascendencia que se le haba conferido para
la redencin de Hispanoamrica, la creacin novelesca del boom.
La conjuncin de estas dos significaciones adjudicadas por Valds al
billete de un dlar de 1935 deja traslucir las intenciones encubiertas, la
tercera lectura, de Te di la vida entera, y hace que sus elementos
principales se recompongan en un nuevo orden. En primer lugar, la
estrecha relacin que se guarda entre ste y Juan Prez, esto es, su
custodia encomendada por el Viejo a Uan, seala claramente a ste como la
representacin de los grandes maestros del boom, planteamiento reforzado
por su sobrenombre alusin clara al trmino mercantil-editorial number
one, y por el hecho de que ejerciera, en los aos anteriores a la
revolucin, de relaciones internacionales con la exitosa organizacin de un
recital de Edith Piaf en La Habana en su haber profesional. En estos
trminos, el abandono de Cuca embarazada de su hija, si bien, en el orden
de lo privado, hace ver la figura de Uan como la personificacin de la
estructura patriarcal, llevado al gora, se traduce en una de las principales
acusaciones de Valds contra los intelectuales latinoamericanos y
occidentales: al abandono del pueblo cubano:
As fue, y sa es mi vida. Toda una vida Vida que he dado entera. Porque
haba que defender el sueo revolucionario, eso nos reclamaban los
izquierdosos occidentales y los latinoamericanos: resistan, resistan. Y
nosotros [] jodindonos por tal de defender la ilusin de los otros, el sueo
de los otros. Me pregunto, por qu algunos de esos turistas ideolgicos que
tanto exigen y que tan contentos estaban con este proceso, y que hoy
abandonan al pueblo cubano, por qu no se asilaron aqu, y vivieron aqu, en
las mismas condiciones que nosotros? Porque no es menos cierto que
muchos de ellos se instalaron en esta ciudad, y gozaron de barrios
residenciales donde ninguno de nosotros poda poner los pies, y consuman
en tecnitiendas, sin libreta [VE: 107-8].

Asimismo, el destino final del billete, las manos a las que fue a parar,
las del Viejo, el cabeza de la mafia y el jefe de Uan, y la fotografa en la que
aparecen, abrazados, llenos de vida y de buen humor, en la Sierra
Madrastra, XXL, Luis en el centro, y el Viejo [VE: 315], exhiben en su
plenitud an otra verdad y el blanco principal de la denuncia de Valds: la
implicacin de la literatura en la utopa y su extincin, en convertir a Cuba
en el campo de batalla de una guerra que no era la suya, que nunca es la
nuestra:
Ah, la fotico! S, es Luis. Y [el Viejo] contina como si nada palmeando
carioso el hombro de Uan. No crey en nosotros, t sabes. Dejemos el
pasado que no nos reporta nada. Analicemos el presente, o el futuro. Como
nico podremos llegar a la inmortalidad ser con Super Talla Extra Larga.
Nos hemos peleado mucho, durante aos. Nuestras ideologas, si es que las
tenemos, son diferentes, pero hemos llegado a la conclusin de que debemos
hacer las paces, tenemos intereses comunes [VE: 316].

Por otro lado, la condicin de mujer y madre de Cuca, bajo la


proyeccin de la carga simblica de Uan, la convierte en la encarnacin de
Cuba, y viceversa, el deterioro de La Habana simboliza la degradacin
fsica y psquica de Cuca. En este sentido, la siguiente declaracin: En
cada uno [de los orgasmos que han tenido, Uan] jur que se mora de amor
por ella. Y por su ciudad. Como si mujer fuera sinnimo de ciudad. Y la
ciudad tuviera tero [VE: 90], si bien constituye una exaltacin
(denunciadora) de la funcin de la sexualidad en la configuracin de las
relaciones sociales de poder, es tambin, en cierto modo, un gesto burln
de Valds hacia la misma, hacia la cultura masculina y sus referentes
simblicos. En cierto modo, porque por encima de todo ello, la mujer, para
esta escritora, es, en tanto que soporta el peso, a nivel cotidiano, de todas
las acciones blicas, decisiones polticas, la representacin del pueblo
cubano.
Podemos afirmar, pues, en tercer y ltimo lugar, que Mara Regla, hija
bastarda de Cuca y Uan, fruto del amor y de la proyeccin futura en el
orden de lo real, en lo simblico asume el rol de aquel proyecto del
socialismo utpico, de ese sueo de territorio liberado, en fin, de la
Revolucin. Y ms an, como su nombre (Mara Regla: marea roja) y la
situacin de hija bastarda sealan, encarna ese inesperado viraje que dio el
proceso revolucionario a lo largo del gobierno castrista, llegando a la
asimilacin plena del modelo sovitico del socialismo: el comunismo.
Interesa destacar, en este sentido, cmo Valds alude al sueo
revolucionario latinoamericano, su visin de ello a travs del cuerpo
femenino: la nia de Guatemala, la que se muri de amor, aunque algunos
lenguaetrapo dicen que en realidad fue de un aborto [VE: 241]6. Mara
Regla muere tambin, no abortada por la intervencin estadounidense,
como en el caso de la nia de Guatemala, sino bajo su propio peso. El solar
donde viva, ciento cincuenta aos de historia, ciento cincuenta aos de
vida, se desploma, y con l Mara Regla. Todos los vecinos mueren mientras
duermen. Un siglo y medio de camino media entre el primer socialismo
utpico, nacido, por los aos 1830, del deseo de resolver la cuestin social
Alusin al golpe, alentado por Estados Unidos, contra el presidente
Arbenz, que haba ensayado una poltica de control de los recursos del pas, lo
cual, naturalmente, lo haba enfrentado a la poderosa United Fruit Corporation.
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en contrapunto al desarrollo del capitalismo, y confiado en la razn y


bondad humanas, y su realizacin terrenal en forma de comunismo y su
consiguiente extincin con la disolucin de la Unin Sovitica.
A partir de tales presupuestos, Te di la vida entera se superpone a sus
lecturas anteriores para abordar una ambiciosa historia intelectual de
Amrica Latina en los aos de acero de la Guerra Fra, con las miras en las
implicaciones recprocas del arte y de la poltica, el reverso de la tensin
entre la universalidad propugnada por la derecha, que muchas veces
enmascara intereses estadounidenses, y el nacionalismo de corte
combativo e izquierdista. Proyecto ambicioso, en cuya representacin fsica
(cuerpo) se convertan primero Guatemala, despus Cuba y Nicaragua, y
finalmente Chile: una poderosa fantasa del territorio liberado, una
esperanza de liberacin, de autonoma tras siglos de esclavitud colonial e
imperialista. Se superpone, hemos dicho, pero no las abandona ni excluye.
Al contrario, slo el entramado del conjunto de los registros permite
vislumbrar lo que, a nuestro parecer, sera la verdadera naturaleza de esta
novela valdesiana: la condicin femenina de Cuba en la configuracin de
relaciones de poder en los aos de la Guerra Fra.
Con todo, y atendiendo a esta multiplicidad de la lectura de Te di la
vida entera, podramos concluir con un interesante debate mantenido, en
las pginas del artculo de Lagos-Pope, entre Jean Franco y Susan Sontag:
En la opinin de Jean Franco [] la mujer slo puede liberarse por medio
de la accin poltica, por una nueva orientacin hacia el futuro, hacia la
Utopa. Pero, como Sontag seala, para que las mujeres obtengan el poder
poltico y una intervencin efectiva en la evolucin de la sociedad, necesitan
tener un papel importante en la economa [M. I. LAGOS-POPE (1987): 82].

Si la alineacin de Valds con la segunda de las autoras citadas queda


bien patente a la luz de lo expuesto a lo largo de estas pginas, sera
sostenible argir que su novela constituye la anttesis de la posicin de
Franco? Las declaraciones de Valds Los sueos, sueos son. Ya lo dijo
Caldern de la Mierda. Que la vida es una barca. Perdn, no es a la
inversa? [VE: 109], Eso de futuro y futuro y futuro, a qu viene? T no
ves que aqu la caa se ha puesto a tres trozos, y el mambo muy duro, para
que te pongas a exigir que la gente, tan sacrificada, reflexione en el futuro.
Aqu de lo que se trata es de resolver el presente! [VE: 358], aparte de
dilucidar su oposicin a la autoridad textual de los Maestros (de la
Cultura, del boom), apuntan claramente a su desilusin respecto a la
revolucin como medio para conseguir la redencin de la mujer y la de
Cuba. Ms an, revelan el profundo descrdito de cualquier accin poltica,
de todo tipo de utopa que no las tenga por impulso primario y objetivo
final, lo cual la remite de nuevo a la posicin de Sontag: La conciencia de
las mujeres cambiar slo cuando piensen en s mismas y se olviden de lo
que conviene a sus hombres [M. I. LAGOS-POPE (1987): 82].
En resumen, el espritu de la utopa sobrevive, la redencin de Cuba,
el territorio liberado es posible, pero slo a condicin de que se
fundamente en su propia historia, sus orgenes y sus objetivos, cuando se
olvide de los intereses extranjeros, utopas ajenas, y atienda a su propio
desarrollo econmico:

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No soy escritora de esta novela. Soy el cadver. Pero eso no tiene la ms


mnima importancia. Lo imprescindible ahora es contar, tal vez con la boca
llena de gusanos, semejante al muerto que va narrando de cabo a rabo mi
pelcula preferida, Sunset Boulevard, de Billy Wilder. Ms tarde, en otro
captulo, presentar mis cartas credenciales de muerta oficial. Ahora paren
las orejas, o mejor, zambllanse en estas pginas a las cuales, no sin amor y
dolor, en tanto que espritu he sobrevivido [VE: 13].

Bibliografa:
COSTAMAGNA, Alejandra (1996), En voz baja, Santiago de Chile, LOM.
GARCA PINTO, Magdalena (1984),
Hispamrica, 13 (38), pgs. 37-46.

Entrevista:

Marta

Traba,

GMEZ MADRID, Benito (2005), Las relaciones de poder en Cambio de


armas de Luisa Valenzuela, Alba de Amrica, 24 (45-46), pgs. 233-247.
KRISTEVA, Julia (1986), The Julia Kristeva Reader, New Cork, Columbia
University Press.
LAGOS-POPE, Mara-Ins (1987), Mujer y poltica en Cambio de armas de
Luisa Valenzuela, Hispamrica, 16 (46-47), pgs. 71-83.
MAYER, Hans (1977), Historia maldita de la literatura. La mujer, el
homosexual, el judo, Madrid, Taurus.
REISZ, Susana (1990), Hiptesis sobre el tema Escritura femenina e
hispanidad, Tropelas, 1, pgs. 199-213.
VALDS, Zo (2000), Te di la vida entera, Barcelona, Planeta.
VALENZUELA, Luisa (1982), Cambio de armas, Mxico, Martn Casillas.

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