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Cuando La Pachamama Se Vuelve Tangible

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Cuando la Pachamama se vuelve tangible

Mara de Hoyos y Lorena Rodriguez1


INTRODUCCIN
En el marco de un programa de promocin turstica que abarca valles y
quebradas del noroeste argentino, la Secretara de Cultura y Turismo de la
Ciudad de Santa Mara, ha encarado una serie de obras monumentales. Santa
Mara se ubica en el noroeste de la Provincia de Catamarca, a 1800 msnm y a
pesar de formar parte de los Valles Calchaques, no integra el circuito ms
frecuentado por el turismo. Este circuito parte de la ciudad de San Miguel de
Tucumn, pasa por Taf y luego de cruzar los nevados del Aconquija, suele
soslayar la ciudad de Santa Mara para dirigirse directamente a las ruinas de
Quilmes y luego continuar hacia Cafayate. Conocedora de este aspecto, la
Secretara de Cultura y Turismo local, decidi implementar algunas polticas
con el fin de convertir a Santa Mara en un destino atractivo.
Entre los primeros emprendimientos se encarg al escultor de la capital de
Catamarca, Ral Guzmn, la creacin de un monumento que representara a la
Pachamama. Cuando la Pachamama de piedra comenz a elevarse, en
palabras del artista, desde el centro del crculo terrenal, despert una
encendida polmica. En realidad la polmica no fue entre los santamarianos,
sino entre los funcionarios locales y los habitantes de la ciudad. Si bien los
jvenes le dedicaron comentarios humorsticos, la mayora de la poblacin,
incluso aquellos olvidados de la Pachamama y afectos al Halloween, se
mostraron sumamente indignados.
El monumento, ubicado en la rotonda del acceso norte de la ciudad, sobre la
Ruta 40, consiste en una escultura de 8 metros de altura que representa una
mujer, voluptuosa, desnuda, en estado de gravidez, con las manos sobre su
vientre y la cabeza orientada hacia el cielo. La escultura emerge de un
montculo hecho en piedra y est rodeada parcialmente por un semi-crculo del
mismo material. En la plataforma aparecen adems representadas algunas
imgenes relacionadas con la iconografa santamariana, por ejemplo el suri o
and, la serpiente y los sapos. Esta es la visin de la Pachamama que inspir
al artista Guzmn. Nosotras no vamos a analizar la problemtica desde el
punto de vista esttico, sino el hecho de que la escultura fue encargada y
aprobada por un grupo de funcionarios cuya visin coincide con esta imagen de
la Pachamama como una joven mujer, embarazada, fruto de la fertilidad que
emerge de la tierra.

PRIMER EJE DE DISCUSIN


Por qu protestan los santamarianos?
1

Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofa y Letras, Instituto de Ciencias


Antropolgicas, Seccin Etnohistoria.
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Las numerosas entrevistas realizadas durante nuestra estada en Santa Mara,


sumado a las protestas emitidas en programas de la radio local, nos indican
que para los santamarianos, la imagen del monumento no representa la figura
que ellos tienen de su Pachamama.
La Pachamama intangible es concebida como una mujer anciana, de largos
cabellos, de pequea contextura, que viste con pollera y camisa y que puede
usar un sombrero o pauelo en la cabeza. Esta imagen no slo proviene de la
tradicin oral, es decir, de una idea de Pachamama que se viene recogiendo de
generacin tras generacin, sino que adems existen muchos habitantes de
Santa Mara que en algn momento vivieron en el cerro y que aseguran
haberla visto. Este es el caso de Carmen, antigua pastora que nos dijo:
Cuando era joven yo vi a la Pachamama, era una mujer de pelo largo, bien
puesta con pollera (tipo jean), blusa y un pauelo rojo en la cabeza. Haba unas
escaleras en la tierra y ah abajo animales enfermos (mal cazados). La
Pachamama me dijo que los iba a curar...
Otros testimonios tambin aluden a la presencia de la Pachamama como
protectora de la fauna:
...Mi mama me contaba que la Pachamama se le haba aparecido a un hombre
que no tena necesidad de andar cazando las vicuas... y la Pachamama le
deca que no cace las vicuas, que eran de los pobres, que l no necesitaba
cazarlas. El hombre no le haca caso y segua cazando no ms y despus le
ha contado a todos los que encontraba que se la haba aparecido la
Pachamama, muchos los seguan para verla y la han visto en ese cerro
mismo....Algunos no creen en ella, pero yo s creo en la Santa Tierra, tambin
algunos hablan cosas malas...
A su vez, otro informante nos cont que una noche lleg una viejita a su casa
en pleno cerro, pidindole hospedaje. Esta persona la recibi, la acerc al
fuego, le dio de comer, un lugar donde dormir y a la maana siguiente cuando
la viejita se despidi, le dijo que ella era la Pachamama y como haba sido
bondadoso, ella lo iba a recompensar. Como era de esperar ese ao no le falt
pasto para sus cabras y ovejas.
Retomando las causas por las cuales los santamarianos no reconocen a la
imagen del monumento como su Pachamama, encontramos por un lado,
motivos explcitos: para ser la Pachamama, tiene que ser una persona mayor,
porque en este caso la vejez se asocia con la experiencia y la sabidura. Por
otra parte, nosotras consideramos que el artista quiso representar una madre
idealizada, absolutamente generosa y fecunda pero, en general, para los
pobladores del mundo andino, la generosidad es parte de las relaciones de
reciprocidad que rigen variados aspectos entre los hombres y entre estos y las
divinidades. La Pachamama, como el to en las minas y los apus o seores
de los cerros, adquieren necesidades y vicios humanos como beber, fumar,
coquear, que las personas deben satisfacer si quieren recibir a cambio la
generosidad de cualquiera de estas divinidades.
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Entonces, la Pachamama s es concebida como generosa, pero a la vez


caractersticas como el rencor y la venganza forman parte de su personalidad,
teniendo un poder tal que es capaz de otorgar grandes beneficios o causar
enormes desgracias. Si las ofrendas (coca, chicha, comida, etc.) no se realizan
como corresponde, es decir el 1 de Agosto o se ignora una apacheta
(montculo de piedras ubicado en cruce de caminos o zonas de transicin en
donde los viajeros dejan sus ofrendas), y la Pachamama se queda con hambre,
a lo largo del ao se lleva todo lo que no pudo comer: cosechas, ganado e
incluso el alma del ofensor mediante un susto.
Por otro lado, son varios los artistas locales, como Enrique Salvatierra, que
consideran que la obra no respeta la esencia del mito de la Pachamama, al
tratarse de una deidad cosmognica abstracta. Coincide con esta apreciacin
Gustavo Bravo Figueroa, uno de los organizadores de la Fiesta de la
Pachamama que se realiza en Amaicha del Valle, quien sostiene que la
Pachamama no tiene forma, es todo un simbolismo cuyos rituales
trascendieron los tiempos y se afianzaron de generacin en generacin.2
Los defensores de esta Pachamama
De nuestras entevistas con funcionarios y gente vinculada a algunas
instituciones culturales (como el Taller de Rescate y Reafirmacin de la Cultura
Aborgen), hemos recogidos testimonios en los que se afirma que la imagen
popular de la Pachamama, no es la verdadera:
...Hay una falta de conocimiento profundo de la gente, el festival de Amaicha
de donde viene esa imagen que la gente tiene de la Pachamama, es un festival
folklrico, una versin aculturizada, tiene que ver con lo gauchesco, con lo
hispnico, se revaloriza el acervo folklrico pero no del aborigen...Hay que
retomar otro sentido...
Cul sera el sentido propuesto desde estos sectores? La revalorizacin del
pasado indgena no estara asociada a la historia diaguita sino al prestigioso y
homognneo pasado imperial incaico. El remate del monumento a la
Pachamama tiene justamente una serie de ventanas trapezoidales que imitan
la arquitectura netamente cuzquea. En este mismo sentido, hacen una
encendida defensa del idioma quichua argumentando que cuando los Incas
establecieron sus colonias militares en el Tucumn, quichuizaron a los indios
de la regin, que el quichua sigue siendo una lengua viva con una academia
Mayor de la Lengua en el Cuzco, con diccionario y normas fontica y
etimolgicas, por lo tanto factible de ser recuperado, en contraposicin al
kakn3 que es una lengua desaparecida4. Por otra parte, existe la idea de la
Secretara de remodelar la terminal de omnibus decorndola con iconografas
incaicas. Finalmente, como parte del proyecto ms amplio, afirmaron los
Intendentes locales que se intenta que este corredor se integre con el camino
del Inca, por sus bellezas naturales y por la comunicacin de culturas
2

La Gaceta, 11 de Agosto de 2001. Tucumn.


Lengua hablada por los Diaguitas.
4
Arq. Maturana en Folleto de la Secretara de Cultura y Turismo de Santa Mara.
3

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indgenas...5 Por otro lado, en el discurso de los guas tanto del Complejo
Cultural La Pachamama de Amaicha del Valle como de las Ruinas de Quilmes,
se resalta el rol civilizador de los Incas sobre las culturas locales, en un
desconocimiento absoluto de los datos arqueolgicos. Es decir, para estos
sectores el rescatar el pasado indgena, o como ellos lo denominan la identidad
de los santamarianos y los vallistos en general, es recuperar el pasado incaico.
En esta lnea, el monumento de la Pachamama representara, entonces, la
deidad de la fertilidad tal como ellos consideran que los Incas la imaginaban.
SEGUNDO EJE DE DISCUSIN
El da de la inauguracin del monumento, 9 de agosto de 2001, el Gobernador
de Catamarca, Oscar Castillo, brome al Gobernador Miranda de Tucumn
dicindole que por unos das le hemos robado la Pachamama a Tucumn,
muy molesto el Gobernador Tucumano dijo a la Gazeta que si bien es
excelente la integracin de los pueblos del Valle Calchaqu, deben respetarse
sus culturas. Poner un monumento en Santa Mara, es una imprudencia,
porque todos saben que Amaicha del Valle es la tierra donde histricamente es
venerada la Madre Tierra. (Debemos aclarar que la distancia que separa
Amaicha del Valle de Santa Mara es de aproximadamente 20 km.) A su vez,
otra nota de la Gaceta sostena que el Gobernador Miranda pensaba convocar
a los Intendentes y delegados comunales de los valles, para plantear una queja
formal ante el Intendente de Santa Mara y otras autoridades catamarqueas.
Aparentemente, esta queja apunta a denunciar a los santamarianos por
usurpacin de identidad.
Esto que parece anecdtico pero que es calificado por el peridico de Tucumn
como la gota que rebals el vaso, en realidad est haciendo referencia a
conflictos que van ms all de a quin corresponde el derecho de ubicar la
Pachamama en la entrada del pueblo. Estos problemas tienen que ver en parte
con distintas pertenencias polticas de los gobernadores, antiguas
discrepancias en los lmites interprovinciales, y recientes conflictos por
explotaciones mineras de la zona.
Ms all de la disputa entre gobernadores, los santamarianos no cuestionan su
derecho a creer en la Pachamama, imaginarla tal como lo reproduce la
tradicin oral o la describe la gente que dice haberla visto e incluso utilizarla
como elemento fundante de su identidad. Ellos sostienen que la Pachamama
creada por el artista catamarqueo no la representa. Lo que es interesante
rescatar de este fenmeno es que la construccin del monumento, reaviv todo
un sentimiento que estaba latente en la poblacin urbana de Santa Mara, que
hasta ese momento se asociaba primordialmente a los habitantes de los cerros.
Frente a la imposicin surgi la agitada polmica que hemos desarrollado en
este trabajo.
Nosotras pensamos que las actuales instituciones polticas pretenden formar o
tipificar una identidad que no necesariamente coincide con la identidad que
construyen los santamarianos. En este sentido la respuesta de Guzmn al
Gobernador de Tucumn se torna significativa no quisimos ofender a nadie,
5

La Gaceta, 10 de Agosto de 2001, pg. 7. Tucumn.

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pero tenemos toda la libertad de mostrar nuestra identidad y mostrarla como la


vemos y como la sentimos. Nos llama la atencin el uso del nosotros inclusivo
que emplea el artista al hablar de la identidad.
CONSIDERACIONES FINALES
Esta inusual tangibilidad de la Pachamama ha generado una serie de
controversias y discusiones que podemos analizar en diferentes niveles:
1/ El problema institucional entre Tucumn y Catamarca. Por motivos ajenos a
la propia Pachamama, las autoridades polticas de ambas provincias se
arrogan el derecho de reservar para s la propiedad exclusiva de la Madre
Tierra en tanto fundante de su identidad. A pesar de que en los discursos de
inauguracin del monumento se resalta el tema de la unidad regional, las
autoridades no logran superar sus intereses polticos.
2/ Para los pobladores locales y estudiosos del tema, no se plantea la discusin
en torno a los lmites polticos. La Madre Tierra es la madre de todos, de los
cerros, de los animales, de las plantas y en este sentido quien mejor la venere
y siga sus preceptos ser retribuido por ella.
3/ El rescate del pasado indgena. Hemos observado que las polticas locales
tienden a recuperar un pasado indgena, pero como ya lo hemos dicho se trata
especficamente del pasado incaico. Se lo presenta como idlico, a-conflictivo,
esttico, cristalizado tanto en las ruinas arqueolgicas de la zona como en las
piezas expuestas en el museo. Se ignora por lo tanto a la cultura calchaqu prehispnica y sus vnculos indudables con actuales poblaciones y sus reclamos.
As por ejemplo, en el folleto entregado por la Secretara a los turistas, en
ningn momento se habla de la feroz resistencia de los calchaques contra el
inca o contra los espaoles (resistencia que en este ltimo caso dur ms de
130 aos).
Lo que puede reprocharse a las instituciones polticas, tal como lo dice Todorov
en su libro Los abusos de la memoria, no es que retengan ciertos elementos
del pasado en lugar de otros ... sino que se arroguen el derecho de controlar la
seleccin de elementos que deben ser conservados. (1994:16) Partiendo de
estas reflexiones, se impone una distincin entre la recuperacin del pasado y
su utilizacin subsiguiente.
4/ La tangibilidad de la Pachamama. Los artistas pueden representar la
Pachamama o cualquier otra deidad segn sus propia imaginacin, estilos o
particular inspiracin. Sin embargo, nos preguntamos si un grupo de
funcionarios pueden decidir arbitrariamente que una determinada imagen se
transfome en un cono tangible y verdadero pero alejado de la concepcin
popular. De hecho, los santamarianos reclamaban que no fueron consultados
antes de erigir el monumento.
Ajenos a estas controversias, los turistas que se acercan a Santa Mara se
detienen frente a la escultura y se retratan junto a ella, convencidos que se
trata de la Pachamama.
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