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Elementos de Discusión Sobre La Cooperación para El Desarrollo en El Capitalismo Global
Elementos de Discusión Sobre La Cooperación para El Desarrollo en El Capitalismo Global
Elementos de Discusión Sobre La Cooperación para El Desarrollo en El Capitalismo Global
Para un anlisis de la evolucin histrica que han experimentado las justificaciones filosficas y
polticas de la intervencin humanitaria en cada momento, con especial nfasis en los cambios
experimentados a partir del fin de la guerra fra, se puede consultar: Ruiz-Gimnez Arrieta, I. (2005): La
historia de la intervencin humanitaria. El imperio altruista. Editorial La Catarata; y tambin es muy
ilustrativo de la misma autora (2004): Las buenas intenciones. Intervencin humanitaria en frica.
Icaria Editorial. De cmo se ha utilizado el derecho de injerencia humanitario para justificar
intervenciones militares occidentales, es demostrativo el artculo del co-fundador de Mdicos sin
Fronteras, Brauman, R. (2005): Injerencia humanitaria o misin civilizadora? Le Monde
Diplomatique, ediciin espaola, septiembre. Tambin resultan clarificadoras, las diferentes entradas
sobre Accin Humanitaria (Principios, Concepto y Evolucin, Debates Recientes, Fundamentos Jurdicos,
y tica de la Ayuda), contenidas en Prez de Armio, K. (dir.) (2000): Diccionario de Accin
Humanitaria y Cooperacin al Desarrollo. Icaria Editorial.
Ante esta panormica, consideramos que es de gran inters establecer ejes explcitos
para un debate sobre la cooperacin para el desarrollo en el capitalismo global, si es que
acordamos que otro mundo ms cooperativo y solidario ha de ser posible. Los anlisis o
discursos crticos sobre la cooperacin no pueden caer en la repeticin espordica ante
fenmenos recurrentes ni quedarse en la denuncia paralizante. Con esa intencin
formulamos las presentes tesis, remarcando que estn formuladas para poder ser
discutidas por separado, en grupo, o en su totalidad, aunque cada una provoca y justifica
la posterior y con la siguiente lgica: la primera tesis es de carcter general y definitorio
del marco conceptual en el que cabe definir la cooperacin, a saber, el capitalismo
global. La segunda y la tercera se refieren al predominio del carcter superestructural
(poltico e ideolgico) de las cuestiones que, por la globalizacin, se ponen en primer
plano en la cooperacin internacional, con el consiguiente abandono de facto de las
cuestiones de tipo estructural (el propio desarrollo socioeconmico). La cuarta y la
quinta recogen, respectivamente, las implicaciones prcticas de las anteriores tesis en
los sectores econmico y cientfico-acadmico, en tanto generan una nueva prctica y
un tambin nuevo discurso legitimador. La sexta, por ltimo, se refiere ya
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directamente a lo que pensamos que podran ser las lneas definitorias de la cooperacin
antisistema, capaz de recoger adems las prcticas de la cooperacin reformista,
reconduciendo lo que en ella es intencin al marco objetivo de la transformacin hacia
la desconexin. En definitiva lo que nosotros formulamos como cooperacin para la
desconexin, utilizando para ello el famoso trmino postulado por Samir Amin.
Rist, G. (2002): El desarrollo: historia de una creencia occidental. Libros de la Catarata, Madrid.
Lo que nos remitira a paradigmas antisistema de funcionamiento econmico y social. La necesidad de
desvincular el concepto de desarrollo humano de la idea de desarrollo nacional, as como de la necesidad
implcita de reconsiderar y ampliar la nocin de ciudadana, desprendindola de su carcter nacional, se
encuentra argumentado en Unceta, K. (2001): Perspectivas para el desarrollo humano en la era de la
globalizacin, en Ibarra y Unceta (coord.): Ensayos sobre el desarrollo humano. Editorial Icaria,
Barcelona.
Como no se trata de agotar la abundante bibliografa a este respecto, baste citar los textos de: Guerrero
y Arriola (eds.) (2000): La nueva Economia poltica de la globalizacin . Servicio Ed. UPV, Bilbao;
Martnez Peinado y Vidal Villa (coords.) (2000): Economa Mundial. Editorial McGraw Hill, y Martnez
Peinado (1999), op.cit..
no
Lo cual no quiere decir que vayan a desaparecer los estados-nacin, sino que se va perdiendo su
funcionalidad histrica. Una buena expresin de todo esto, incluso desde el anlisis convencional, la
aporta Susan Strange (2001): La retirada del estado. Icaria Editorial-Intermn Oxfam .
La cooperacin prosistema proclama que la integracin en el proyecto modernizadorglobalizante del binomio mercado+democracia es justo lo que hay que hacer. La
cooperacin pretendidamente reformista (tercera va), ante los tremendos estragos
sociales, medioambientales y culturales de semejante proyecto, no puede sino
balbucear: porque el sistema genera tales efectos, hay que actuar para paliarlos,
hacemos falta!. La cooperacin antisistema arguye que hay que actuar, no para paliar,
sino para luchar contra el proyecto.
El marco y las coordenadas que definirn y en el que operarn una u otra vendrn
definidas,
en
primera
instancia,
por
la
propia
globalizacin,
puesto
que
productiva y comercial de EEUU, crisis del sistema monetario internacional , crisis del
modelo energtico, petrolero, y de los restos del sistema imperialista, crisis del modelo
fordista de crecimiento nacional,). Dicha crisis supone el punto de inflexin que sita
la globalizacin como precisamente el proceso que, desde entonces, intenta relanzar el
proceso de acumulacin a escala mundial ahora s, definitivamente, sobre la base de la
explotacin sin cortapisas de los recursos mundiales y la redefinicin de las relaciones
internacionales en un sentido supraestatal, es decir, eliminando o relajando las
regulaciones estatales (keynesianas y desarrollistas). Las relaciones intraestatales (en el
interior de los estados) entre las clases sociales, por su parte, se redisean tambin
mediante el ajuste y la gestin del desempleo (que segmenta y atemoriza a la clase
obrera) y de la poblacin inactiva (tanto en su tramo juvenil como en el de los
pensionistas-temerosos votantes). Es impresionante constatar la homogeneidad de los
discursos y las polticas econmicas y sociales aplicadas en el Centro y en la Periferia,
por gobiernos liberales, conservadores o socialdemcratas, sin distincin. El resultado
prctico ha sido la mundializacin de la infraestructura del sistema (explotacin global
de los recursos mundiales), y de su estructura (globalizacin de las clases sociales y
prdida de soberana nacional en las relaciones inter-nacionales), es decir, de la base
econmica del sistema de formaciones sociales.
Pero los problemas han aflorado al intentar establecer una superestructura capaz de
regular esa nueva base econmica mundializada. De la misma forma en que el Sistema
Imperialista, al cambiar la estructura sistmica con la derrota de los fascismos y la
descolonizacin,
tuvo
que
transmutarse
en
Sistema
Capitalista
Mundial
Torres i Prat, J. (2005 ): Consumo, luego existo. Poder, mercado y publicidad. Icaria Editorial.
Forster, J. (2005): From emergency relief to development cooperation, conferencia pronunciada en
la Reunin de Directores del European Association of Development Institutes (EADI), Ginebra (Suiza),
en febrero del 2005.
11
10
El capitalismo global se basa, como capitalismo que es, en el discurso del libre mercado
para imponer las relaciones capitalistas (en la produccin, el comercio y las finanzas),
reproduciendo la dicotoma centros-periferias, es decir, reproduciendo la diferenciacin
de ncleos productores-consumidores (autocentrados), es decir centros; y ncleos sloproductores (extravertidos), es decir periferias, de tal forma que los segundos aseguren
la viabilidad de los primeros. Mantener esta dicotoma exige la promesa permanente del
desarrollo que supuestamente tendr lugar a travs del doble mecanismo del derrame
y el alcance12. El discurso, entonces, es del tipo: si el mercado fuera libre el Tercer
Mundo se desarrollara. Por lo tanto, es fundamental hacer caso a la OMC y a las
ventajas comparativas, porque el libre comercio produce crecimiento y/o desarrollo. Los
frutos del mismo se desparramarn (por el efecto goteo o derrame) a los ms pobres
y atrasados y todos acabarn alcanzando un mayor bienestar. Incluso la nueva teora
(ortodoxa) del comercio internacional, que ha jubilado a las ventajas comparativas, las
sigue reivindicando para los pobres primario-exportadores.
La cooperacin pro-sistema, o bien se alinea directamente en el discurso y adecua a la
vez su prctica a la estructura centro-periferia, o bien, en el mejor de los casos (la
cooperacin reformista), se ve encerrada en las contradicciones del capitalismo
realmente existente (no el terico del neoliberalismo, sino el real de los monopolios, la
injerencia, etc.).
En el primer caso, el alineamiento tiene lugar a travs de varias frmulas: la
financiacin discriminada por intereses geoestratgicos muy presentes ya en los
primeros programas de cooperacin en los inicios de la guerra fria, y ms que
evidente en la actual guerra contra el terrorismo-, la ayuda condicionada al ajuste
estructural y las correspondientes polticas de desregulacin y privatizacin, y sobre
todo, la ayuda ligada.
En este ltimo caso, la prctica de ligar la ayuda a la adquisicin de bienes y servicios
producidos o suministrados por el propio pas donante encubre una forma de apoyo a las
exportaciones de este ltimo, en lugar de centrarse en las prioridades o necesidades de
12
12
IEPALA /Plural
los pases receptores. Y no slo eso: implica un evidente incremento de los costes
relativos de transaccin de la ayuda (entre el 15 y el 20% segn las estimaciones ms
habituales); supone la imposicin de determinadas tecnologas que no tienen porqu ser
ni adecuadas ni sostenibles; e impone unos productos con caractersticas y sistema de
consumo que por calidad, modificacin de hbitos y sustituciones/complementariedades
con otros bienes y servicios locales, a menudo son inadecuados13. Todo ello ha hecho
que incluso el CAD reitere frecuentemente sus crticas sobre esta modalidad de ayuda
(los informes de evaluacin del programa de cooperacin espaol son un buen ejemplo
de ello), aunque se ha seguido practicando bajo la excusa de garantizar la llamada
tasa de retorno (o rentabilidad) de la ayuda: la cooperacin, la ayuda, no puede salirse
del ring capitalista del retorno, del beneficio. La relacin extralucrativa es,
sencillamente, incomprensible en el sistema. Es ms, el motivo de la relativa reduccin
del peso de esta modalidad de ayuda en los ltimos aos se ha debido ms a las propias
limitaciones y condicionantes establecidos por la OCDE (en el llamado Paquete de
Helsinki de 1991) que a una voluntad poltica de la comunidad donante por reducir esta
figura de sus agendas nacionales de cooperacin, ya que lo que sienta mal a la OCDE
es la competencia desleal (entre sus socios) que supone la ayuda ligada, o sea, que la
crtica viene por no adecuarse al fair play capitalista: el maestro tiene que vigilar el
patio (o hacer como de rbitro imparcial).
Y este mismo discurso de lo que debera ser un buen mercado libre es el que ata a la
cooperacin reformista, cuando ataca con razn, en otro sentido- el proteccionismo
comercial de los centros. Cabe situar aqu las contradicciones del comercio justo
(cuando reproduce la especializacin perifrica en vicios, postres y artesana), de los
microcrditos (en la medida que introduce la lgica de la dependencia financiera, la
hipoteca de la vida) o del turismo etnolgico-solidario, como instrumentos de la
cooperacin bienintencionada. En la medida en que simplemente integre las
actuaciones de este tipo en la consolidacin del crecimiento de los mercados y en la
asignacin mercantil-lucrativa de los recursos, no dejar de ser pro-sistema. Y, por lo
tanto, generar diferencias y competitividad entre los receptores por recibir los
proyectos de crecimiento y los ingresos, generar insostenibilidad y, por qu no
13
Para un repaso sobre la problemtica, implicaciones y el largo debate sobre esta modalidad de ayuda,
se puede consultar el captulo 3 de Intermon (2004): La realidad de la ayuda, 2004-05
13
En el aluvin de autocrticas procedentes de los execonomistas del Banco Mundial que, como
estupendos adolescentes, han redescubierto la plvora siguiendo los pasos del jefe de la banda, Stiglitz,
cabe destacar el magnfico resumen de la unhelpful help que hace D. Ellerman (2005): Can the World
Bank be fixed?. PAE Review, n 33. www.paecon.net.
15
En referencia al Informe del Banco Mundial (1997): Assessing Aid, segn el cual la ayuda deba usarse
de manera selectiva para premiar a los pases que aplicaran reformas con eficacia, hasta el PNUD seala
(aunque sin citar explcitamente dicho informe) el peligro de que tales recetas dividan a los receptores en
preferidos y hurfanos de donantes sobre la base de pruebas poco contundentes respecto de su
capacidad para hacer buen uso de la ayuda. PNUD(2005): Informe sobre el Desarrollo Humano, Captulo
3.
16
Artculo de Cinco Dias, entrevista a un cooperante de CODESPA (octubre 2005).
14
QUE
ENMASCARA
EL
PROFUNDO
GLOBALIZADOR,
Aunque de forma bastante simplista, podran caracterizarse las distintas etapas del
mainstream de las teoras del desarrollo como las del (i) crecimiento (ii) necesidades
bsicas (iii) ajuste y (iv), y actual, la de las instituciones. En trminos de la variable
estratgica, en la primera etapa el foco estaba en el capital fsico, en la segunda en el
capital humano, en la tercera en el capital inexistente para pagar la deuda, y en la
cuarta, en el capital social. Hay que tener presente esta secuencia para entender la
necesidad y las caractersticas del nuevo paradigma terico que debe enfrentarse a una
realidad perifrica esquilmada econmicamente por los planes de ajuste estructural, y de
creciente inestabilidad social y poltica ante la falta de soluciones que los pueblos
observan de sus dirigentes. Las dictaduras no pudieron sostenerse, pero la alternativa no
poda ser el vaco de poder durante el proceso de integracin al proceso globalizador.
Por supuesto que en dicho proceso queda claro que el poder es transnacional, pero las
polticas de desregulacin, privatizacin y liberalizacin haban de ser implantadas y,
sobre todo, legitimadas ante las poblaciones, a escala nacional, por gobiernos votados y
amigos del mercado. Conclusin: hay que dotarlos de la parafernalia terica pertinente.
Porque los pueblos ya no se creen que el crecimiento econmico les beneficie
directamente, porque han comprobado que la cobertura de sus necesidades bsicas fue
flor de un da, porque ya no aceptan que dejen de (o no lleguen a) tener servicios
pblicos bsicos por el pago de la deuda externa,... Y por todo ello la promesa de
desarrollo, de crecimiento, etc. ya no puede ser como las de antes. Los proyectos de
ingeniera civil, de ingeniera social, de ingeniera financiera, no han dado ms resultado
que la pervivencia del subdesarrollo y el despilfarro. As que ahora le ha llegado el
turno a la ingeniera institucional.
Siguiendo esta lgica, de la etapa del desarrollismo la periferia heredaba actores
incompetentes para la buena prctica de la teora: el estado interventor y el
proteccionismo no competitivo, y del subdesarrollo persistente heredaba instituciones
atrasadas en la sociedad civil. Conclusin: hay que cambiar los actores institucionales
15
que malgastaron los esfuerzos en desarrollo por unos nuevos agentes e imponer
instituciones modernas que definitivamente integren a la sociedad en el proyecto
modernizador global. Dicho proyecto es homogneo en trminos econmicoestructurales, pero todos tienen derecho a l desde sus heterogeneidades (socioculturales). Se trata, entonces, de disear un camino nico pero variado. Es el
neoinstitucionalismo17.
La perspectiva de la llamada Nueva Economa Institucional (NEI), adems de alimentar
las ms recientes versiones sobre el desarrollo, e incluso estar en proceso de
convertirse en el nuevo dogma sobre el desarrollo, pretende convertirse en la
herramienta
conceptual
fundamental
de
la
poltica
pblica
en
los
pases
No podemos dejar de denunciar aqu el abuso tergiversador que conlleva la utilizacin de este trmino
por la academia actual, despreciando las aportaciones del institucionalismo histrico de la escuela de
Veblen y el verdadero neoinstitucionalismo de autores como Galbraith (para el capitalismo desarrollado y
Myrdal (para el capitalismo subdesarrollado), sin contar con otras heterodoxias. El olvido es explicable
porque estas escuelas eran sumamente crticas con el papanatismo neoclsico de su poca, y el
neoinstitucionalismo actual puede ser visto como precisamente un intento neoclsico para salvar los
muebles ante el nuevo fracaso neoliberal.
16
No es este el lugar de entrar en el anlisis crtico del paradigma del desarrollo humano, que ya de por s
ha generado varios congresos internacionales. Pero no est de ms citar la polmica que se est llevando
en la PAE Review sobre si el liberalismo de Sen va a favor o en contra del orden establecido.
19
Banco Mundial (1997): Informe sobre el Desarrollo Mundial 1997: El Estado en un mundo en
transformacin, especialmente la Parte III: Revitalizar la capacidad institucional. Suponemos que su
nuevo presidente introducir tambin la lucha antiterrorista para acabar de paso fsicamente con unos
17
supuestamente incontestable, de que los mercados son fundamentales para mejorar las
condiciones de vida de los pobres, enfatiza el papel que las instituciones tienen
(entendiendo por ellas tanto las reglas y normas de comportamiento, como las
organizaciones encargadas de aplicarlas) a la hora de determinar la forma en que los
mercados influyen en los niveles de vida de la poblacin y la ayudan a proteger sus
derechos. Desde este punto de vista, las instituciones son vitales a la hora de promover
mercados inclusivos e integrados20.
Ms que de una autocrtica, consideramos que estamos en presencia de un ejercicio,
indispensable para la legitimacin del sistema, de relegitimacin. NO es que lo que se
ha hecho antes se haya hecho mal, No es que de aquellos polvos vienen estos lodos.
Simplemente, la realidad se niega a adaptarse a la teora, y hay que ir mejorando esta
ltima para mejorar la primera. Y as el engao sigue sine die, porque las bases
objetivas de la degradacin social, de la insolidaridad intergeneracional o de la
profundizacin de la polarizacin se mantendrn intocadas e intocables.
En estas condiciones y con estos discursos, el sistema y sus apologetas tericos se han
dotado de nuevos contenidos y objetivos del desarrollo, y por tanto, de la
cooperacin. La cooperacin del y para el capitalismo global est salvada.
Entonces,
LA
COOPERACIN
PARA
UN
DESARROLLO
ENTONCES
COMO
UNA
COOPERACIN
PARA
LA
18
externas a las necesidades internas, cambiar la lgica de la extraversin por la lgica del
autocentramiento. Los exdependentistas latinoamericanos han formulado la misma
cuestin con el concepto de crecimiento endgeno, capacidad interna, etc. En suma,
cualquiera que mire honestamente la historia no puede albergar ninguna duda sobre la
poca consistencia cientfica del postulado de que amoldarse a la racionalidad del
mercado internacional conllevar crecimiento y progreso, entre otras muchas cosas
porque esa supuesta racionalidad no es sino el conjunto de estrategias e intereses del
capital multinacional, institucionalizado en monopolios de oferta y demanda que
pretenden ocultarse bajo el eufemismo del mercado mundial.
La desconexin, como estrategia viable (y nica posible, desde nuestra perspectiva)
supone un cambio estructural de dos patas, y si no se van apoyando la una a la otra el
proceso no puede avanzar. La primera pata es el cambio estructural externo, y la
segunda el cambio estructural interno.
-
de
las
finanzas
internacionales,
condonacin
de
la
deuda,
la
perversa
superconsumidor
dicotoma
despilfarrador22)
entre
y
Centro
Periferia
(miniproductor
(superproductor
caro,
barato,
19
de que
20
son la
22