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El Mito de Pandora

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El mito de Pandora

Pandora es la primera mujer. Hefesto (dios del fuego) la model a imagen y semejanza de los inmortales con la ayuda de Palas Atenea (diosa de la sabidura). Zeus ordena su creacin para castigar a la raza humana, porque Prometeo se haba robado el fuego divino para drselo a los hombres. Cada dios le otorg a Pandora una cualidad como la belleza, la gracia, la persuasin y la habilidad manual, entre otras cosas; pero Hermes (mensajero de los dioses, e intrprete de la voluntad divina) puso en su corazn la mentira y la falacia. Todo comienza cuando Zeus le entrega a Pandora una jarra para que se la lleve a Epimeteo (hermano de Prometeo). Esta contena todos los males existentes, y por ende, se le prohbe abrirla; sin embargo, Pandora -quien posea una gran curiosidad- hace caso omiso de la orden de Zeus y abr la jarra. En ese momento, todos los males escapan y se alojan entre los hombres. Pandora asustada cierra la jarra dejando un solo elemento sin escapar, la Esperanza. Lo que llama la atencin es el porqu los antiguos griegos consideraban la esperanza como un mal. Si buscamos la definicin de esperanza nos encontramos con que es "el hecho de desear que algo se cumpla". Pero, qu podra haber de malo en desear algo y sentarse a esperar que ocurra? Bueno, de hecho, la mxima que se contrapone a la esperanza es: "Nadie puede hacer el trabajo por ti". T eres el constructor de tu propia vida. Es por esto que no podemos andar por la vida persiguiendo fantasmas para que cumplan nuestros deseos. Somos nosotros los que tenemos que trabajar para lograr nuestros objetivos. Nadie dijo que la vida es fcil y a veces la esperanza pareciera ser la mejor forma de enfrentar una realidad no deseada. No obstante, luego nos encontraremos que la esperanza no es ms que un recurso para evadir la realidad. Acaso, no es malo escapar de la realidad hacia mundos irreales en lugar de luchar por hacer de tu vida algo extraordinario, algo que tu te mereces? Es por esto que la esperanza se contrapone a la voluntad, anulndola y ahogndola en un bao de irrealidad. La esperanza torna al hombre en un nio al no dejar que ste asuma el control de sus actos. De esta forma, llegamos a la conclusin de que la esperanza es un estado de contemplacin, es un estado pasivo y, por ende, daino. Los seres humanos deben ser activos, y ser activos significa actuar con la fuerza de la voluntad. Finalmente, la duda que surge es: si la esperanza fue el nico mal que qued dentro de la jarra despus que Pandora la cierra, entonces, quin fue el que liber la esperanza de la "Caja de Pandora"?

"MITO DE EROS Y PSIQUE"

Este documento es una versin resumida del mito de Eros y Psique, presentada como base de discusin, en conferencia presentada en Bogot, el 1 de septiembre de 2007 en Bogot por Eduardo Carvallo, Mdico Psiquiatra y Analista Junguiano, miembro y Coordinador acadmico de la Sociedad Venezolana de Analistas Junguianos (SVAJ), y de la International Asociation for Analytical Psychology (IAAP). La charla se titul "Eros y Psique: iniciacin a lo psquico o el peligro de tener una vida de cuentos de hadas", y se bas en el relato que hace Apuleyo en su obra El Asno de Oro. Editorial Ctedra, Traduccin de Miguel Harruzi. E-mail del autor: eduardocarvallo@gmail.com

Eros y Psique

En una ciudad haba un rey y una reina que tenan 3 hijas a cual ms hermosas. La menor, Psique, era de tan deslumbrante belleza que multitud de paisanos y extranjeros acudan atrados por la fama de tan singular espectculo y la adoraban como si fuese la propia diosa Venus. Su reputacin creci tanto que ya nadie navegaba hasta donde se encontraban los templos para adorar a la diosa Venus, cuyos altares se empezaron a quedar sin ofrendas y cubiertos de fra ceniza. Esto convulsion el animo de la verdadera Venus quien se dijo a s misma: - Esa jovencita, quienquiera que sea, no va a usurpar por ms tiempo mis honores. Ya har yo que se arrepienta ella sola de su afamada belleza. E inmediatamente llam a su hijo Eros y se lo llev a la ciudad para mostrarle a Psique y contarle la historia de la rivalidad por su hermosura, despus de lo cual le pidi: - Por los lazos del amor maternal, te ruego que vengues a tu madre. Slo te pido que consigas que esa muchacha se abrase de amor por el ltimo de los hombres, alguien a quien la Fortuna le haya golpeado hasta el punto que no se pueda encontrar mayor desecho. Acto seguido lo cubri de amorosos besos y desapereci en el ocano. Mientras tanto, a Psique slo la contemplaban y admiraban y nadie se le acercaba como pretendiente, por lo que permaneca en casa llorando su soledad, resentida contra su cuerpo y odiando su belleza. El padre comenz a sospechar que tena malquerencias con los dioses por lo que se acerc alorculo de Apolo, quien le contest:

- En el monte ms alto, coloca a tu hija vestida de novia. No esperes a un humano como yerno sino a un verdugo cruel y alado. El rey volvi desconsolado a su casa para dar cumplimiento al orculo al cual Psique deba someterse. Se hicieron las ceremonias y parti el pueblo triste acompaando a su princesa y a sus reyes hasta la roca sealada en el ms alto de los montes. En el camino, Psique les reprochaba: - A qu viene golpearse el pecho y los senos y arrancarse las canas? Ah tenis el pago por mi belleza. Debisteis lamentaros cuando nos encomiaban con honores reservados a los dioses. Cuando me proclamaban como la nueva Venus. Slo ahora me doy cuenta que lo que me ha perdido es el nombre de Venus. Llegaron, por fin, a la roca donde dejaron sola a la muchacha. Estando Psique muerta de miedo y llorando, se levant un suave Cfiro, que la elev y la fue llevando por la ladera del monte abajo hasta dejarla reclinada sobre una pradera cuajada de csped en flor, donde se qued dulcemente dormida. Al despertarse, lo primero que vio fue un bello bosque con una fuente de agua, y en medio, una mansin regia construida con divino artificio. Inmediatamente, Psique se sinti atrada por la riqueza y magnificiencia de la construccin; se acerc un poco mas confiada y decidi cruzar el umbral. Lo que ms le llam la atencin es que tantas riquezas no estuviesen protegidas con rejas ni cadenas ni un guardin. Mientras observaba todo, le abord una voz sin cuerpo: - Por qu ests aturdida ante tantas riquezas? Tuyas son. Los de las voces que oyes somos tus criados y vamos a estar cerca de ti para servirte. Psique reconoci la llamada de la divina providencia. Se relaj, tom un bao y dio cuenta de un exquisito festn que le fue servido por la fuerza del viento, acompaada por el canto de melodiosas voces. Al terminar la agradable velada, se retir a dormir. Entrada la noche, oy llegar al marido secreto, quien se meti en su cama y la hizo su esposa. Al amanecer, poco despus de que el marido se alejara apresuradamente, unas voces la consolaron por la virginidad perdida. Las cosas fueron sucedindose de esa manera durante un tiempo, y como suele ocurrir cuando algo se hace habitual, la primera sorpresa se convirti en placer, y el sonido de las voces en consuelo a su soledad. Una noche, el marido se dirigi a Psique, quien aunque no poda verlo, s poda sentir el contacto de su piel y orle, y le dijo: - Mi dulce Psique, se acercan terribles peligros de los que tienes que protegerte. Tus hermanas te estn buscando para ver si ests viva y pronto llegaran a la roca del monte.

Cuando oigas sus lamentos, no respondas, porque me daras un gran disgusto a m y te acarrearas la ruina. Asinti ella, pero al da siguiente no hizo sino llorar y lamentarse de estar en una crcel de oro alejada de todo contacto humano. Al llegar la noche y entrar el marido en la cama, la encontr llorosa an. Despus de incansables ruegos respondidos por advertencias de ste, consigui que accediera a sus deseos de ver a sus hermanas, para calmarle la pena que sentan al creerla muerta y hablar con ellas. Adems de acceder a los ruegos de la recin casada, le permiti que les llevara el oro y las alhajas que ella quisiera, pero le volvi a advertir de que no se dejara persuadir por el consejo de intentar ver la imagen de su marido, porque de suceder eso, se desmoronara su afortunada situacin y se quedara sin sus caricias. A lo que ella respondi: - Muera yo antes de renunciar a esta dulce compaa, porque quienquiera que seas, te amo apasionadamente, por lo que no te cambiara ni por el propio Cupido. Cuando las hermanas llegaron a la roca donde fue dejada Psique, comenzaron a lamentarse ruidosamente. Psique sali de su casa y le pidi a Cfiro que las trasladara sin dao y pudieron gozar de la emocin de volver a abrazarse, despus de lo cual las invit a entrar. Despus de la bienvenida les fue mostrando la opulencia de la casa, la cantidad de voces a su servicio, y las obsequi con un suntuoso bao y una mesa digna de dioses. Las hermanas comenzaron a incubar una gran envidia en sus corazones y no dejaron de interesarse con malsana curiosidad por el dueo de todas aquellas maravillas. Psique, coment que era un joven apuesto que se dedicaba la mayor parte del tiempo en ir de caza. Para no cometer ningn descuido, las carg de oro y de piedras preciosas y le pidi a Cfiro para que las llevara de regreso. Consumado el regreso, aquellas hermanas corrodas por la hil de la envidia, hablaban entre ellas: - Te has fijado hermana la cantidad de joyas y de cmo brillan los vestidos y la cantidad de oro que descubres a cada paso? Y si encima, tiene un marido tan apuesto como ella dice, no habr una mujer ms feliz en todo el Urbe. Si te has fijado, adopta ademn y superioridad de diosa una mujer que tiene a voces por sirvientes y manda en los mismos vientos. En cambio, a m me ha tocado un marido ms viejo que mi padre, ms calvo que una calabaza; y por si fuera poco tiene todas las cosas de la casa guardadas bajo llaves y cadenas. A lo que anadi la otra: - Pues yo tengo que aguantar a un marido lleno de achaques y jorobado, con el que hago ms el papel de una curandera que de complaciente esposa. Yo no voy a aguantar la suerte tan afortunada que le toc a la que menos se lo merece. Recuerda con cunta arrogancia y soberbia nos trataba, con que pequea cantidad de riquezas nos ha comprado y cmo cuando se cans de nosotras nos ech con viento fresco. No me tendr por mujer si no logro descabalgarla de su opulencia. Que se de cuenta de que en nosotras no tiene unas criadas sino sus hermanas mayores. Vaymonos ahora a casa, sin decirle a nuestros padres ni a

nadie que la encontramos con vida, para no pregonar el bienestar del que dispone, y cuando hayamos madurado nuestras ideas hemos de volver decididas a castigar su soberbia. En las siguientes conversaciones nocturnas, el marido le segua advirtiendo: - Esas prfidas arpas estn maquinando cmo persuadirte de que llegues a verme la cara, y ya sabes que no volvers a verla, si lo consigues una sola vez. As pues, si esas vulgares vuelven, que vendrn te lo aseguro, no des odos ni contestes a ninguna pregunta que te hagan sobre tu marido. Porque sabes que vamos a tener familia y ese nio que se est gestando en tu vientre ser divino si sabes cuidar nuestro secreto en silencio, pero si lo divulgas, ser mortal. Con la noticia de su embarazo, Psique se vio desbordada de felicidad. Tal como lo anunci el marido, las hermanas regresaron, al igual que la primera vez, por peticin de Psique. Apenas se instalaron, comenzaron a preguntarle cmo era su familia, a qu alcurnia perteneca, a qu se dedicaba. Y Psique, que tena olvidada su primera versin les dijo que su marido era un comerciante de la regin, de mediana edad. Nuevamente las llen de ricos y regalos y tas devolvi en el vehculo airoso. Las hermanas, mientras volvan a la casa. comentaban: - No cabe duda hermana, que no sabe cmo es su marido. Cualquiera que sea la verdad, tenemos que despojarla cuanto antes de sus riquezas, porque si no sabe cmo es la cara de su marido seguro se cas con una divinidad, y que en su estado de embarazo nos va a parir un dios. Pasaron la noche en vela y muy temprano, al da siguiente, se marcharon hasta el precipicio del cual volvieron a bajar con la ayuda del viento ya habitual. Al llegar le dijeron a Psique: - En tu ingenuidad te vemos tranquila ante tanto peligro. Sabemos de buena fuente que quien est durmiendo contigo es una serpiente feroz que te devorar cuando tu embarazo llegue a la plenitud de su madurez. Psique record la insistencia de su marido de no descubrir su rostro y, llenndose de desconfianza, se dej arrebatar por el horror de aquellas sombras palabras y cay en la trampa de las hermanas, a pesar de las advertencias que haba recibido. Oy como le aconsejaban que al quedarse l dormido, ella se acercara con una navaja y una lmpara que le alumbre para poder, de un tajo, separar la cabeza del cuerpo de la repugnante serpiente. Psique se qued abandonada a la soledad de su tristeza, sintiendo que en un mismo cuerpo odiaba profundamente a la fiera y amaba con igual intensidad al marido. Y esa noche, tal como estaba planeado, al quedarse dormido su esposo, se acerc a l con navaja y lmpara. Al alumbrar los secretos del lecho, descubri al propio dios Cupido hermosamente dormido. Se puso a contemplar por largo rato la perfeccin del divino rostro y el resto del cuerpo del cual blanqueaban unas alas hmedas. Se abalanz sobre l apasionadamente, y en la excitacin, la lmpara dej caer sobre el hombro derecho del dios una gota de aceite

hirviendo. La quemadura despert al dios que, desembarazndose de los abrazos de la esposa se separ en silencio y levant el vuelo hasta las alturas. Psique, al ver desaparecer a su marido, se ech de cabeza a un ro cercano quien, por miedo al dios, no permiti que se hiciera dao, depositndola en una amable ribera. El dios Pan, viendo el abatimiento de Psique, se le acerc y le dijo: - Deduzco que te ves atormentada a causa de un gran amor. Hazme caso: no te eches a perder lanzndote al vaco, ni con ninguna otra forma de cita con la muerte. Abandona el dolor y la tristeza e invoca suplicante al mayor de los dioses. Cupido, y mustrate dulcemente sumisa. A partir de este momento, las cosas se mueven a otro mbito. Psique comienza a deambular enloquecida. Lo primero que hace es llegar al reinado de sus hermanas y, engandolas, hace que se precipiten a la muerte, una primero y otra despus, desde la misma roca en la que supuestamente ella perdera su vida. Despus de esos encuentros, camina perdida, como suele suceder cuando se pierde al Amor. Mientras tanto, una gaviota aliada de Venus se le acerc a sta para informarle de la herida de su hijo y de cmo ste haba decidido instalarse en el lecho materno mientras se recuperaba. La diosa le pregunta si es verdad que su hijo anda enamorado, a lo que la gaviota contesta afirmativamente y, acto seguido. Venus oye el nombre de su odiada Psique como responsable de ese amor. Se lanza encolerizada a buscar a su hijo, encontrndolo en su dorado tlamo donde lo increpa con humillantes improperios y amenazas; tal era la ira que senta ante su traicin. Al salir de su casa, se encuentra con Ceres y Juno quienes, conociendo la situacin, abogan por Cupido, recordndole que ya ste haba crecido y que lo esperado era que se enamorase, y terminan dicindole: - Qu dios o qu hombre puede entender que, sembrando pasiones como acostumbras por todas partes, pretendas reprimir ahora en tu casa los amores del Amor?. Venus con coraje las deja plantadas. Mientras tanto, Psique no paraba de ir de un lado a otro buscando desesperada rastros de su esposo. Entr al templo de Ceres y luego al de Juno. En ambos les suplic a las diosas que la ayudaran pero stas, le informaron de la furia de Venus y se negaron a or los ruegos de la desdichada aconsejndole que se entregara. Al tiempo se enter de que Venus, utilizando a Mercurio como pregn, haba ofrecido recompensa para quien le informara de su paradero, por lo que finalmente decidi dirigirse al encuentro de la diosa. Fue recibida por una de las criadas, Costumbre, quien insultndola, la llev a la presencia de Venus. Ella la entreg a otras dos criadas, Soledad y Tristeza, para que la martirizaran an sabiendo de su embarazo cuyo fruto no reconoca como parte de su familia. Al devolverla a presencia de su seora, sta se le ech encima y le hizo trizas los vestidos. Mezcl gran

cantidad de diferentes granos y le aclar que deba separarlos y distribuirlos por clase antes del anochecer, y dndole la espalda se alej. Psique, desesperada, ni siquiera intent acercarse al montn de granos. Entonces, una hormiga, al darse cuenta de la dificultad del trabajo, se compadeci de la muchacha y fue de un lado a otro convocando a las hormigas de los alrededores, diciendo: - Compadezcmonos de esta hermosa muchacha. esposa del Amor y salvmosla del peligro que corre. Una tras otra se pusieron en movimiento, y ai tenerlas clasificadas, desaparecieron sin dejar rastro. A la cada de la tarde apareci Venus, quien al ver terminado el trabajo, le dijo: - Ni t ni tus manos hicieron este trabajo, sino aquel a quien sedujiste para tu desgracia y la suya Y se fue a dormir despus de arrojarle un trozo de pan. En la maana del da siguiente, Venus llam a Psique para encargarle otro trabajo: deba traerle un velln de lana dorada de unas ovejas que pastan en un bosque cercano. Y hacia el bosque se dirigi Psique con la intencin de arrojarse al ro que lo atravesaba. Al llegar a la orilla del ro, una cana verde le dijo: - No manches con tu desventurada muerte la santidad de mis aguas, ni se te ocurra acercarte a esas terribles ovejas porque mientras reciben el calor del sol suelen ser posedas por una fiera excitacin y atacan a los hombres dndoles muerte. Cuando se haya aplacado la luz del medioda y las ovejas estn distendidas, podrs recoger la lana dorada que se engancha en el follaje. As fue como esta sencilla cana le mostraba a Psique el camino a su salvacin. Ni siquiera el peligro de esta segunda accin mereci el reconocimiento de Venus quien apenas vio llegar a Psique con el encargo, la mand a su tercera tarea: traerle una vasija de cristal llena con agua del manantial, que se encuentra en lo alto de una escarpada montana, que da origen a las lagunas Estigias. Empez a subir la altsima montaa, con la seguridad de que en lo alto encontrara el fin de su vida, pero la angustia de aquella alma inocente no pas desapercibida porque, de repente, acudi a su lado el ave real del supremo Jpiter ,el -guila, quien le quit la jarra llenndola con el agua solicitada. Y as fue como Psique consigui volver con la tarea cumplida. Pero ni as se apacigu la crueldad de la diosa, quien de inmediato le entreg una cajita dicindole que deba ir hasta el Orco y decirle a Proserpina: "Venus te ruega que le pongas en sta caja un poco de tu hermosura, pues la que ella tena la ha perdido cuidando a su hijo enfermo, y se le ha marchitado". Entonces fue cuando Psique sinti ms de cerca su destino final al comprobar que se le estaba llevando a una muerte segura. Sin pensarlo ms. se subi a una torre

altsima desde la cual pensaba arrojarse, pero la propia torre le habl haciendo que desistiera de su idea y explicndole, paso a paso, cmo podra llegar directamente al encuentro con la diosa de los infiernos. Psique emprendi su carrera siguiendo al pie de la letra lo que la torre le haba recomendado, con tanta minuciosidad que finalmente lleg a los pies de Proserpina para transmitirle el mensaje de Venus y salir de los infiernos con la caja rellenada y cerrada a escondidas. Al volver a ver la luz se sinti tentada por la curiosidad de abrir la caja y colocarse un poco del desconocido contenido para gustarle ms a su amado. Y diciendo esto, destap la caja de la cual sali una adormidera, posterior a lo cual la invadi un sueo estigio que la dej sin sentido sobre el propio camino. Mientras tanto, Cupido ya se haba recuperado de su herida y se march volando hasta Psique. Al encontrarla, recogi la adormidera, la volvi a colocar en la caja y despert suavemente a su esposa para que siguiera su camino hasta Venus, mientras l se dirigi a hablar con Jpiter para exponerle su caso. Jpiter, tomando partido por Cupido, mand a Mercurio a convocar la asamblea de los dioses donde inform de su deseo de que se celebrase el matrimonio entre Cupido y Psique. Para tranquilizar a Venus le coment que hara inmortal a su nuera, para lo que mand a Mercurio a que raptara a Psique y le ofreciera una copa de ambrosa. Inmediatamente se sirvi una copiosa cena de bodas celebrada por todos los dioses incluyendo a Venus quien danz al ritmo de una suave meloda. Psique qued en poder de Cupido y a su tiempo naci una hija a la que llamamos Voluptuosidad.

El mito de Prometeo
Segn la mitologa griega, la primera generacin mstica (las divinidades primordiales) cre la raza de los Titanes. Estos, en la persona de Cronos, el dios del tiempo, destronaron al Cielo (Caelus, Urano). Despus, Zeus, hijo de Cronos, sucede a su padre, venciendo a la antigua estirpe despus de una guerra sangrienta que lleva a los olmpicos al poder. El nombre Prometeo tiene su origen griego y significa el Pre-Vidente o que se anticipa a los hechos. Prometeo no es un dios olmpico; es un titn (hijo de Japeto y Climene). Prometeo saba que en el suelo de la tierra reposaba la simiente de los cielos, por eso recogi arcilla, la moj con sus lagrimas y la amas, formando con ella varias imgenes semejantes a los dioses, los Seores del Mundo. Los Hombres. Atenea, diosa de la sabidura, que era su amiga, admir la obra del hijo de los titanes e insufl en las imgenes el espritu o soplo divino. Enseguida, les dio a ellos para beber de un nctar mgico para que pudiesen recuperar su pureza, regenerarse, en el caso de que un da la perdiesen. Fue as que surgieron, segn la leyenda, los primeros seres humanos, que poblaron la tierra. Aunque por mucho tiempo ellos no supieron hacer uso de la centella divina que haban recibido, no teniendo siquiera conocimiento de cmo trabajar con los materiales de la naturaleza que estaban a su disposicin por todas partes.

Prometeo entonces se aproxim a sus criaturas y les enseo a controlar el fuego, a subyugar a los animales y usarlos como auxiliares en el trabajo; les mostr como construir barcos y velas para la navegacin, les enseo a observar las estrellas a dominar el arte de contar y escribir, a que descubriesen los metales debajo de la tierra y hasta como preparar los alimentos nutritivos, ungento para los dolores y remedios para curar las dolencias. En cierta ocasin, estall una disputa sobre que partes de un animal sacrificado deban ser ofrecidas a los dioses y con que partes deban quedarse los hombres. Prometeo fue designado juez en la disputa. El titn sacrific un animal e hizo dos bolsas con su pellejo, en una deposit la carne del animal tapado por las vsceras y en la otra puso los huesos cubiertos con la grasa atractivamente colocada. Una vez hecho esto, le pidi a Zeus que eligiese una bolsa. Zeus eligi la que contena los huesos con la grasa, que resultaba ms agradable a la vista. A partir de aquel momento se le ofrecieron a los dioses los huesos y la grasa del animal, mientras que los hombres se quedaban con la carne. Zeus tuvo que conformarse con el veredicto, pero enfurecido por la artimaa en la que haba cado exclam "Que coman la carne cruda", quit el fuego a los hombres y se neg a proporcionrselos. Prometeo decidido a favorecer a los hombres, entr a hurtadillas en el Olimpo, rob el fuego sagrado y se lo entreg a sus protegidos. Esto lo hizo con el palo de una rama seca, se dirigi al carro de Helios (el Sol) donde a escondidas tom un poco de fuego sagrado, trayndolo para los seres humanos. Solo cuando por toda la tierra se encendieron las fogatas es que Zeus tom conocimiento del robo de Prometeo, pero ya era tarde. Puesto que ya no poda confiscar el fuego a los hombres, decidi castigar a los hombres que haban aceptado el regalo de su benefactor, inventa la forma ms rpida de destruir el paraso de los hombres: la mujer. Zeus llama a Hefestos, el habilidoso dios artesano, y le pide confeccione una imagen de bronce. Deber parecerse al hombre, pero, en alguna cosa deber diferenciarse, de forma que lo encante y lo conmueva, atrasndole el trabajo y trastornndolo. Atenea (Minerva) que ya no se considera amiga de Prometeo pues ste ha desafiado a sus compaeros divinos, entrega a la mujer recin creada un hermoso vestido bordado, las Gracias la enjoyaron, la Horas la cubrieron de flores, Afrodita le ofrece la belleza infinita y los encantos que sern fatales a los indefensos hombres. Sucesivamente los dioses le fueron otorgando todos los dones, y finalmente Hermes introdujo en ella la semilla de la maldad. La mujer fue llamada Pandora (la que tiene todos los dones). Antes de enviarla, Zeus le dio un cofre y le dijo que contena muchos bienes y presentes para Prometeo, pero le advirti que no la abriera (ya que verdaderamente contena males y pestes). Hermes la condujo hasta Prometeo, quien, astuto y precavido, la rechaz, y advirti a su hermano Epimeteo (el creador de todos los animales) que, tal como el haba hecho, no aceptara regalo alguno de Zeus. Zeus, enfurecido al ver como sus planes fracasaban, castig a Prometeo, que fue encadenado a unas rocas en el Caucaso, donde un guila iba y le coma el hgado, y al ser inmortal, se regeneraba y se repeta la tortura cada da. Epimeteo se enamor perdidamente de Pandora, y acept la caja como dote. Pandora no pudo contener su curiosidad por la caja, y la abri. Salieron todos los males y dolores que hoy asechan a la humanidad. Pandora trato de cerrarla, pero no pudo, y al salir todos los males, mir dentro y solo quedaba lo nico positivo de la caja, la Esperanza. Zeus observaba la evolucin del hombre, y no le gustaba lo que vea. Y temiendo que algn da esa

nueva raza lo derrocara, decidi destruirla, y tom uno de sus rayos para lanzarlo hacia la tierra y as destruir a los hombres mediante el fuego, pero se dio cuenta de que una conflagracin as pona en peligro los propios cielos y al Olimpo. Finalmente decidi borrar a la humanidad mediante un gran diluvio. Provoc una gran tormenta, y llamo a su hermano Poseidn, el que movi su tridente con tal fuerza que provoc olas gigantescas. Castillos, hombres y animales fueron barridos por las aguas embravecidas. Deucalin (hijo de Prometeo y la Ocenide Clmene) que haba visitado a su padre en el Caucaso anteriormente, fue advertido por Prometeo que deba construir un arca para sobrevivir a la inundacin. Deucalin y su esposa Pirra (hija de Epimeteo y Pandora) sobrevivieron al diluvio, que dur 9 das y 9 noches, el arca se pos en el Monte Parnaso que se levantaba sobre las aguas. Una vez en tierra hicieron sacrificios en honor a Zeus. Satisfecho de su actuacin, por mediacin de Hermes, Zeus les comunic que podran solicitar lo que quisieran, pues les sera concedido. El matrimonio pidi que fuese renovada la raza humana. Entonces Temis (la Titnide de la ley y del orden) se present ante ellos dicindoles "Cubrios la cabeza y arrojad hacia atrs los huesos de vuestra madre". No comprendieron la indicacin, ya que ambos posean distintas madres, y no deseaban profanar los restos de ninguno de sus padres. Despus de mucho cavilar, la pareja coincidi en que Temis se refera a Gea, la madre tierra, por lo que empezaron a coger piedras y ha arrojarlas por encima de sus hombros. De las piedras que lanzaba Deucalin surgan hombres, de las de Pirra mujeres. Y as la tierra fue poblada por una nueva raza de hombres. Pas el tiempo, pasaron siglos, y los gritos de Prometeo seguan llenando los aires. El sufrimiento de ste despertaba compasin, pero nadie se atreva a aliviarlo. Un da Hrcules pasando por all con los argonautas, al ver al guila devorando el hgado de Prometeo, tomo su flecha lanzndola sobre la misma. Enseguida solt las cadenas y llevo a Prometeo consigo. As termin el castigo del titn que rob el fuego para los hombres.

MITO DE APOLO
APOLO-LETO (MADRE DE APOLO) JUEGOS PITIOS FLECHA DE AMOR Y DARDO DE DESAMOR HOJAS DE LAUREL PERSONIFICACION DEL SOL Y DE LA LUZ VALLE DE TESALIA LA HERMOSURA DE APOLO ARISTEO

PROMESA DE CASANDRA APOLO Y TALIA APOLO/FEBO Y LEUCOTOE ARBOL DE INCIENSO Y HELIOTROPO PODER CURATIVO DE APOLO LA LEYENDA DE UNA HERMOSA FLOR EL RIO DE LA IRA APOLO EN EL ARTE

APOLO-LETO (MADRE DE APOLO)

El origen y nacimiento del dios Apolo se halla rodeado de un halo legendario que se presta a ser descrito por los cantores de mitos de una manera bastante lrica. Se deca de l que conduca el carro del sol, con lo cual se quera indicar que era la deidad de la luz y de la claridad. Y, tambin, que haba sido trado al mundo por su madre Leto en una lejana isla de nombre Delos (= "brillante"). Despus de recorrer lugares y sitios en los que sus gentes la acogieran para dar a luz, Leto, perseguida por la celosa diosa Hera, por haber accedido aqulla a las pretensiones afectivas de Zeus, arrib a una isla hasta entonces mvil y errtica. Segn cuentan las leyendas, en el nico rbol de su terreno yermo, se agarr Leto para aguantar los dolores del parto, los cuales le duraron nueve das. De este modo nacieron Apolo y su hermana Artemisa/Diana. Desde entonces, la isla qued para siempre fijada en el lugar exacto en el que acogi a Leto y su hermoso fruto, ya que el poderoso Zeus, padre de las criaturas, construy unas hermosas y profundas columnas mediante las cuales aquel terreno qued para siempre amarrado al fondo de los mares. Y convertido, adems, en uno de los ms idlicos lugares que imaginarse pueda la mente humana, ya que su arquitecto y hacedor fue el

gran Zeus, rey del Olimpo y de cuantos en l habitan. Nunca ms la oscuridad cubrira el cielo que limita la isla de Delos, denominada, a partir de entonces, la "brillante". Y es que en ella no slo haban estado todas las deidades del Olimpo para ser testigos del nacimiento de Apolo, sino que, adems, ste, considerado como la verdadera luz y el mismo Sol, vino al mundo en tal recndito y, hasta entonces, desconocido lugar.

JUEGOS PITIOS La niez del dios Apolo transcurri con cierta rapidez y apenas existe en ella dato alguno digno de encomio, aunque se adivinaba en sus gestos el talante activo y guerrero que, con posterioridad, le llevara a resolver determinadas situaciones haciendo uso de tiles como el arco y las flechas, los cuales quedaran como significativos atributos de su personalidad y de su poder. La primera de las hazaas que Apolo realizar es aquella que tuvo como desenlace la muerte de un reptil que se mova por los campos de Tesalia y causaba entre sus moradores miedo y pnico. Segn la leyenda, este fiero animal formaba parte de los diferentes monstruos que se generaron de la confluencia del limo o barro, producido por las aguas de la tierra y el calor reverberante desprendido por el Sol. De entre todos esos monstruos, el ms bestial era el feroz reptil que ya hemos citado. Se trataba de una enorme serpiente a la que todos teman debido a su terrorfica presencia y a los desmanes que produca en tre los humanos y sus cosechas y propiedades. Reciba el nombre de serpiente Pitn y, segn nos cuenta Ovidio en "Las Metamorfoss", cay muerta y destrozada bajo las flechas de Apolo "y por cuyas mil heridas sali la venenosa sangre. Mucho tiempo despus, el recuerdo de esta singular victoria dio origen - por voluntad del mismo Apolo, enorgullecido por su valerosa hazaa - a unos solemnes juegos que recibieron el nombre de Pitios y en los cuales el vencedor, bien en la lucha, bien en la carrera pedestre o en la conduccin de carros, mereca una corona de hojas de encina porque an no las haba de laurel, y

porque las coronas con que Apolo se adornaba estaban hechas con las hojas del rbol ms cercano al lugar en el que l estaba". La fuerza y destreza de Apolo fueron debidas a los cuidados que la diosa Temis le prodig desde nio. Merced a ello, se convertira pronto en un joven apuesto, fuerte y gil de movimientos. La diosa le aliment con la ambrosa y el nctar que constituan el manjar propio de los dioses del Olimpo. Adems, en el momento de nacer Apolo, la tierra de la itinerante isla de Delos se cubri de una amplia capa de grnulos de oro y a ella acudieron los cisnes sagrados enviados por Zeus, y que dieron siete vueltas a la isla, y condujeron el hermoso carro que transportara al dios Apolo hasta el grandioso territorio de Delfos, lugar en el que se asentar, desde entonces, el orculo de Delfos que se hallaba, guardando la vetusta y oscura gruta que haca de en trada al territorio del Orculo, la serpiente Pitn que Apolo acribillara con sus temibles dardos. Segn cuentan los narradores de mitos, el nombre "Pitn" significa "pudrir" y el clebre Himno de Apolo recoge el sentido de este concepto: "Pdrete ahora ah donde ests sobre la tierra nutridora de los humanos". Tambin por entonces fue cuando Zeus puso en manos de Apolo la mitra y la lira, que se constituiran en sus smbolos visibles y reconocidos.

FLECHA DE AMOR Y DARDO DE DESAMOR No obstante la destreza y tino que Apolo haba demostrado con su arco, y el efecto que sus flechas causaron en aquel monstruo que impeda con su sola presencia horrorosa la entrada a la gruta del orculo de Delfos; sin embargo, y debido a una especie de arrogancia y prepotencia que, tan real como la vida misma, siempre acampana a quienes se creen superiores a los dems, o a quienes detentan determinados poderes, polticos o sociales... Lo cierto es que Apolo, envalentonado por la hazaa realizada al dar muerte a la serpiente Pitn, no se par en mientes y un nefasto da para l insult al dios del Amor, al certero Cupido, pues nadie como l sabe dirigir las flechas al lugar deseado. Oigamos, al respecto, la narracin de Ovidio: "Porque Apolo, presuntuoso de su xito sobre la serpiente Pitn,

viendo a Cupido con el apercibido carcaj, le amonest: Dime, joven afeminado: qu pretendes hacer con esa arma ms propia de mis manos que de las tuyas? Yo s lanzar las flechas certeras contra las bestias feroces y contra los feroces enemigos. Yo me he gozado mientras vea morir a la serpiente Pitn entre las angustias envenenadas de muchas heridas. Contntate con avivar con tus candelas un juego que yo no conozco y no pretendas parangonar tus victorias con la mas. Srvete t de tus flechas como mejor te plazca -respondi el Amor- y hiere a quienes te lo pida tu nimo. Mas a m me place herirte ahora. La gloria que a ti te viene de las bestias vencidas me vendr a m de haberte rendido a ti, cazador invencible". Despus de terminar su discurso, Cupido se dirigi hacia el monte Parnaso y, una vez all, carg dos flechas con el fruto del amor y la pasin en una, y en la otra, por contra, el abultado desdn. Las lanz con gran tino y la primera se clav en el pecho de Apolo, mientras la segunda alcanz a la ninfa Dafne. De este modo, la pasin de uno -en este caso Apolo- se estrellara siempre contra el desprecio -latente en Dafne- del otro. Ante los requerimientos del dios, la ninfa responda indefectiblemente con el repudio y la huida. "Esprame, hermosa ma! - clamaba Apolo -. Esprame! Que no soy ningn enemigo de funestas ideas! Hyale el cordero al lobo, el ciervo al len y la paloma al guila, porque sus enemigos son; pero no me huyas, porque nicamente el ms inmenso amor me impulsa! " -En vano clamaba Apolo; intiles resultaban sus splicas y sus ruegos, pues Dafne -debido a la influencia del certero dardo de Cupido- no repar en l ni un instante siquiera. Las lamentaciones de Apolo no parecan propias de un dios tan valeroso y victorioso como hasta entonces se haba aparecido ante l mismo y ante los dems. La flecha del desamor, que Cupido le haba clavado en el centro mismo de su corazn, estaba produciendo el efecto deseado por el certero arquero.

HOJAS DE LAUREL Reflexionaba Apolo sobre todas las cualidades de las

que estaba adornado, y no hallaba fallo ni tacha ninguno en su propia persona. Acaso ya no se acordaba de su arrogancia para con el "afeminado Cupido". Cuanto ms se miraba a s mismo, menos vea sus posibles fallos. Finalmente, y muy a su pesar, Apolo no pudo conseguir el amor, ni el afecto de Leto, la cual se transform en rbol, concretamente en un laurel que, por otro lado, se convirti en el smbolo de Apolo y sus victorias, El relato de Ovidio nos da cuenta exacta de los avatares del dios y de la ninfa: "Hijo de Jpiter soy, y adivino el porvenir y soy sabio del pasado. Yo invent la emocin de acotar el canto al son de la lira; mis flechas llegan a todas partes con golpes certeros. Mas, ay!, que me parece ms certero quien me dio en mi blanco. Siendo el inventor de la medicina, el universo me adora como a un dios bondadoso y benefactor. Conozco la virtud de todas las plantas.... pero qu hierba existe que me cure la locura de amor? Se conoce que mis mritos, tiles para todos los mortales, nicamente para m no tienen poder ni prodigio. Mientras hablaba as logr Apolo acortar la distancia que les separaba: pero Dafne de nuevo huy ligera... con hermosura acrecentada. Sus vestidos volados y semicad os... Sus cabellos dorados y flotantes... Divina, s. Debi pensar Apolo que ms le valan que las melodiosas palabras, en aquella ocasin, los pies ligeros... y arreci en su carrera. Y fue aquello... como una liebre perseguida por un galgo en campo raso, espectacular y definitivo. La alcanza? No la alcanza? Ya los varoniles dedos rozan las prendas femeninas... Y cmo palpita el corazn entonces...! Lleg Dafne a las riberas del Paneo, su padre, y le dijo as desconsolada: " Padre mo si es verdad que tus aguas tienen el privilegio de la divinidad, ven en mi auxilio... o t, tierra, trgame... porque ya veo cun funesta es mi hermosura... " Apenas termin su ruego, fue acometida por un espasmo. Su cuerpo se cubre de corteza. Sus pies, hechos races, se ahondan en el suelo. Sus brazos y sus cabellos son ramas cubiertas de hojarasca. Y, sin embargo, qu bello aquel rbol! A l se abraza Apolo y hasta parece que lo siente palpitar. Las movidas ramas, rozndole, pueden ser caricias. "Pues que ya - solloz no puedes ser mi mujer, sers mi rbol predilecto, lau rel, honra de mis victorias. Mis cabellos y mi lira no

podrn tener ornamento ms divino. Hojas de laurel! (...) Cubriris los prticos en el palacio de los emperadores y reyesjarn de aparecer verdes".

PERSONIFICACION DEL SOL Y DE LA LUZ Hay otras versiones ms poticas del pasaje que muestra al dios Apolo acabando con la serpiente Pitn. Tales interpretaciones conciben semejante suceso siempre en relacin con una especie de simbolismo que habra que desvelar, en cuyo caso llegaramos a una explicacin un tanto atractiva del mito y, en todo caso, hasta ms real. En tal sentido se dice que ese monstruo, esa enorme serpiente Pitn era una forma antropomrfica, elaborada por los propios mortales, para explicar las crecidas del rpi do torrente que cruzaba, con ensordecedor ruido, toda la regin en donde se desarrollaron los mticos sucesos. Al finalizar la estacin invernal, y con la llegada de la primavera, el caudal del hasta entonces insignificante arroyo que, naciendo en la cumbre del monte Parnaso, cruzaba los valles y montaas de Delfos, aumentaba considerablemente, en parte debido al deshielo. Formaba cascadas de gran altitud y se introduca con estrpito por entre las terrazas del propio anfiteatro de Delfos y, al propio tiempo, describa mil vericuetos visibles unos, ocultos otros-; todo ello contribua a la formacin de un cauce irregular e incontrolado. El lecho del torrente se hinchaba sobremanera y, desde una perspectiva lrica, se asemejaba al despertar de una enorme serpiente dispuesta a no dejarse dominar por ningn mortal. Solo la presencia del Sol, all arriba, lograra mermar, con el poder calorfico de sus rayos, el desbocado caudal del torrente. Nos hallamos ya en el esto y Apolo -la personificacin del Sol y de la luz- se dispone a frenar, hasta agostarlo, aquella movilidad exacertada del torrente y de sus desbocadas aguas. El dios, Apolo, ha vencido a la serpiente Pitn, pues donde haba un crecido ro, apenas ahora se distingue un insignificante regato. Los rayos del sol simbolizaran las flechas que Apolo enva con fuerza inusitada, lo cual indicara que nos hallbamos ya en pleno verano, contra las, hasta aqu, abundantes aguas del torrente. El resultado ser

la muerte de ste -el torrente- a manos de aqul -el Sol, es decir, la personificacin del dios Apolo-; y, as, se cumplen los vaticinios de los cantores de himnos, cuando se refieren a la muerte de la Pitn por Apolo: "No; la muerte cruel no podr ser apartada de ti (...), te pudrirs ah, bajo la accin de la tierra negra y del brillante Sol".

VALLE DE TESALIA Lo cierto es que la muerte de la serpiente Pitn hizo que el protagonista de semejante suceso, es decir, muy especialmente el dios Apolo, tuviera que purificarse. La muerte de la serpiente Pitn confiri al dios cierta impureza de espritu, pues, a pesar de las muchas interpretaciones en favor de la actuacin del dios, sin embargo, existen autores que piensan que Apolo mat a la Pitn por un inters personal -y no porque hiciera dao a hombres y ganado-, derivado de la querencia del dios por tener un orculo propio; cosa comprensible dadas las dotes de adivino que indudablemente posea. Puesto que la serpiente era hija de la madre Tierra, posea la virtud de emitir veredictos ante determinadas cuestiones que se le plantearan. Por lo mismo, al decir de ciertos mitlogos, desarrollaba tareas de orculo. Esto converta al monstruo en enemigo y rival del dios Apolo, de aqu la lucha entre ambos y la posterior victoria de este ltimo. Por lo dems todas las sociedades an cestrales han tenido muy en cuenta el mito de la serpiente -representando el mal y el dao, la oscuridad y el abismo- y el dios poderoso que logra darle muerte, y que simboliza la lucha del mal contra el bien, de la luz contra la oscuridad, del amor contra el odio... Para cumplir con el rito de su purificacin, Apolo sube al carro tirado por blancos cisne -la blancura de los cisnes simboliza la luz y la claridad irradiadas por Apolo- y, aunque en un principio se dirigir hacia Delfos, sin embargo terminara por asentarse en un plcido y verde valle situado entre las dos mticas montaas de Ossa y Olimpos. Aqu llev a cabo el dios Apolo su purificacin y, desde entonces, ese idlico y paradisaco lugar ser conocido con el nombre de "Valle de Tesalia".

LA HERMOSURA DE APOLO Cuentan las leyendas que el dios Apolo era muy bello y siempre se le representaba en plena juventud. Adems, su atractivo no slo era fsico, sino que tena tambin cier tas cualidades de tipo moral y, en cualquier caso, llamaba la atencin por su gracia y su prestancia. "Era un dios semejante al ms bello y viril de los mortales, pleno de savia y vigor, siempre joven; una cabellera abundante se esparca por sus anchos hombros" (Himno a Apolo). No obstante toda su belleza y fortaleza, Apolo no pudo enamorar, como ya hemos visto, a la ninfa Dafne, aunque no le sucedi lo mismo con la hermossima Cirene, a quien Apolo conoci cuando guardaba los rebaos de su padre, rey de los lapitas, que se hicieron clebres por luchar contra los centauros. Esta ninfa tesalia prefera cazar a cualquier otra diversin, con lo que ya tena algo en comn con Apolo, reconocido como un gran cazador. En cierta ocasin, la ninfa Cirene se enfrent a una peligrosa pieza. Nada menos que a un len, y ni siquiera utiliz en la refriega arma alguna. Apolo observaba la feroz lucha y vio como la ninfa logr matar al len. Al instante se enamoro de ella, y siguiendo el consejo de un veloz centauro, decidi subirla en su carro de oro y raptarla. Huy con ella hasta el norte de Africa y, una vez en la regin de Libia, regal el dios Apolo a la cariosa ninfa un terreno que, desde entonces, se denominara la regin de Cirene. Adems, ambos tuvieron un hijo, al que sus padres confiaran a las Musas.

ARISTEO En una legendaria tierra, baada por las aguas marinas, naci Aristeo. La venturosa tierra haba acogido en su seno a dos ilustres personajes, es decir, a Apolo y a la bella ninfa Cirene. De su unin nacera Aristeo. Desde muy nio fue educado por las Musas, quienes le ensearon todo lo concerniente al arte de la prediccin y de la adivinacin; tambin le mostraron el poder curativo de las plantas y todos los lenitivos y remedios contra las diversas enfermedades.

Mas adelante, tambin las Ninfas colaboraron en la tarea de hacer de Aristeo un hombre de provecho. Merced a todo ello, conoci la tcnica de la apicultura y las diferentes formas de cultivo de los olivos: adems, le ensearon los variados modos de cobrar piezas, con lo que se convirti en un experto cazador y dominador de la prctica de la cinegtica. En cierta ocasin, Aristeo libr a los habitantes de las islas Cclades de la terrible enfermedad de la peste. Mas, curiosamente, para esto no utiliz su sabidura curativa, sino que, armndose de paciencia, cumpli diariamente con un ritual en honor de Zeus. El dios, agradecido, envi un viento fresco y bonancible a aquel lugar de desahucio y la terrible enfermedad se alej para siempre de all.

PROMESA DE CASANDRA Apolo tambin se enamor de la joven Casandra, quien le prometi que accedera a sus peticiones s el dios le conceda el don de la profeca. Hzolo as Apolo, pero Casandra no cumpli la promesa de casarse con l, por lo que el dios se sinti engaado y utilizado. Entonces decidi confundir, de aqu en adelante, toda prediccin hecha por Casandra. Las leyendas cuentan que Apolo, una vez que descubri la burla de Casandra, mont en clera y escupi en sus labios, con lo que, a partir de ahora, Casandra nunca sera tenida en cuenta. Nadie, por lo dems, dara crdito, en lo sucesivo, a sus palabras. Y as, Casandra, con ocasin del sitio de Troya por los griegos, y habiendo ideado stos el famoso caballo de madera en el cual ocultaran a sus hombres para tomar la ciudad, advirti que si entraban en Troya sta quedara destruida. Pero, por mor de la forma de venganza de Apolo, nadie la crey; el resultado fue la destruccin de la ciudad.

APOLO Y TALIA La prestancia de Apolo le impeda a relacionarse con todas las bellezas que iba conociendo. Tal es el caso de sus amores con Tala. Cuentan las crnicas que Apolo tuvo con ella unas relaciones amorosas de las que

derivara el nacimiento de los famosos Coribantes. Estos eran deidades que acompaaban siempre a Dioniso, pues formaban parte de su squito. Tala era una de las nueve Musas y personificaba lo festivo, lo ldico y la comedia. Por lo comn se la representaba con la cara cubierta por una mscara cmica; aunque tambin apareca, en ocasiones, con los atributos que hacan referencia al pastoreo y al verdor del campo. Por ejemplo, se la representaba cubierta de hiedra y portando un cayado. Su figura siempre apareca llena de juvenil encanto y en actitud risuea. Cuentan las ms clebres leyendas que Tala era la inventora de la geometra y de la agricultura y que se le atribua el cuidado de la vegetacin y el crecimiento de los rboles.

APOLO/FEBO Y LEUCOTOE Una narracin, llena de poesa, que Ovidio introduce en su obra "Las Metamorfosis" muestra cmo Apolo provoca, con su anhelo amoroso, un lamentable suceso. Sin embargo, antes, si se me permite, voy a intentar una disgresin respecto del nombre con el que, en ocasiones, se denominaba al dios Apolo, por parte de algunos narradores clsicos, como por ejemplo es el caso de Ovidio. Me refiero al epteto Febo, el cual se utilizaba para referirse al dios Apolo y tiene una etimologa no suficientemente conocida, ni aceptada, por los estudiosos de la mitologa. No obstante, parece que existe la convencin de considerar al nombre Febo como relacionado semnticamente con los significados de los conceptos "claridad", "brillante", "transparente" y "resplandeciente". En todo caso, los antiguos lo utilizaban con relativa frecuencia para nombrar a Apolo, De aqu que hayamos encabezado este apartado con los apelativos APOLO/FEBO. Lo cierto es que Febo, segn nos cuenta Ovidio, es el propio dios Apolo, cuando personifica al Sol. Y hubo un tiempo en que Apolo/Febo se enamor de la hija del rey persa Orcamo. Llambase la joven Leucotoe, y cedi a las pretensiones de Apolo/Febo porque ste, transformndose en la madre de aqulla, consigui sus propsitos de conquista. Cuando el padre de Leucotoe se enter de que su hija haba sido seducida por el dios Apolo, mont en clera y castig a sta por consentir y

doblegarse a tan ilustre enamorado. Haba sido Clitia, celosa porque no fue elegida ella por Apolo/Febo para formar pareja con el dios, quien puso al corriente de todo al furioso Orcamo. El castigo fue tan severo que, segn nos narra Ovidio, Leucotoe qued enterrada y cubierta con arena: "Con la noticia, el rey, loco de furor, ordena que Leucotoe sea enterrada viva y que sobre su cuerpo se acumule un enorme montn de arena". Apolo/Febo quiso ayudar a su amada y por medio de sus rayos se dispuso a abrir rendijas en la arena que cubra el cuerpo de Leucotoe pero, a pesar de su poder, no logr devolverla a la vida. "Desde la muerte de su hijo Faetn no haba sentido Febo un dolor tan vivo", nos cuenta Ovidio.

ARBOL DE INCIENSO Y HELIOTROPO La compasin de Febo por su amada fue tal que -sigue dicindonos Ovidio- se dispuso a "ungir de nctar oloroso los despojos mortales y asegurar que tocarn en el cielo como si se hubieran convertido en una columna de quemado incienso". Por contra, el odio experimentado, a partir de ahora, por el dios, hacia la acusona Clitia, har posible que Apolo/Febo la desprecie y la enve un ejemplar castigo. Oigamos de nuevo a Ovidio y reparemos en la descripcin que de tales hechos nos hace en su obra ya citada: "Como el amor haba sido causa de la indiscrecin de Clitia, Apolo jams volvi a tener unin carnal con ella, y hasta la despreciaba cada da hacindole saber sus amoros. La ninfa Clitia no pudo sufrir tales desdenes. Mir al Sol con sus ojos clamorosos y tornse lvida. Poco a poco sus pies se transformaron en tallo y su cuerpo violado en las flores olorosas de la violeta y del heliotropo". Tambin Homero llama Febo al dios Apolo en algunas ocasiones, y el propio Zeus - rey del Olimpo y padre de aqul - se dirige a l en los siguientes trminos que "La Ilada" recoge: "Ve ahora, querido Febo, a encontrar a Hctor, el de broncneo casco". Aparece con relativa frecuencia el apelativo Febo en la obra de Homero: " ... y Febo Apolo, que iba delante, holl con sus pies las orillas del foso profundo, ech la

tierra dentro y form un camino largo y tan ancho como la distancia que media entre el hombre que arroja una lanza para probar su fuerza y el sitio donde la misma cae. Por all se extendieron en buen orden; y Apolo, que con la gida preciosa iba a su frente, derribaba el muro de los aqueos, con la misma facilidad con que un nio, jugando en la playa, desbarata con los pies y las manos lo que de arena haba construido. As t, flechador Febo, destruas la obra que haba costado a los aqueos muchos trabajos, es fuerzos y sacrificios, y a ellos los ponas en fuga". La faceta guerrera de Apolo/Febo es resaltada en numerosos pasajes de la mitologa y, en toda ocasin, nunca deja de obedecer y ayudar a su padre Zeus, lo cual redundar siempre en beneficio del hijo, quien ver, as, extenderse su poder a otros campos opuestos a lo blico.

PODER CURATIVO DE APOLO Son muchos los hroes y luchadores que saben de los poderes que Apolo tiene sobre los distintos males que aquejan a la salud y sobre la forma en que cura las diferentes heridas infligidas en los campos de batalla. Por esto mismo, en cuanto se encuentran heridos por el enemigo, enseguida claman a Apolo/Febo para que, mediante su poder sobre la enfermedad y el dolor, sane sus cuerpos malheridos. Homero nos ofrece varias muestras de esa capacidad curadora que el dios Apolo/Febo posea, y en la que crean a pies juntillas, por as decirlo, los ms renombrados guerreros. Tal es el episodio que muestra el arrojado guerrero Glauco que cae herido, durante la guerra de Troya, al intentar socorrer a su amigo Sarpedn. Al momento dirige sus splicas al dios Apolo, y tambin, al instante, son atendidas por el dios, con lo que Glauco queda curado de sus heridas, las cuales haban sido causadas por las armas de su oponente Teucro. Aunque logra rescatar el cadver de su compaero Sarpedn; sin embargo, como prosiguiera luchando, con posterioridad -en actitud temeraria- y defendiendo otras causas -entre ellas el intento por rescatar el cadver de Patroclo, compaero del renombrado Aquiles y artfice directo de la muerte de Sarpedn-, hall el final postrero. Fue muerto a

manos de Ayax, el ms fornido y alto de los guerreros griegos, que portaba las ms temibles y pesadas armas, as como el famoso escudo compuesto por una plancha de bronce forrada de al menos siete pieles de buey. Tras la muerte de Glauco, el dios Apolo se preocup de que su cadver no pudiera ser exhibido por ninguno de sus verdugos; para ello, llam a los vientos y les orden que lo llevaran hasta Licia, la tierra que le haba visto nacer y en la que haba gobernado su rey Sarpedn. El propio Zeus orden, tambin, a Apolo que trasladara el cadver de Sarpedn hacia la tierra de Licia: "Ea, querido Febo ! Ve y despus de sacar a Sarpedn de entre los dardos, lmpiale la negra herida cubierta de oscura sangre; condcele a un sitio lejano y lvale en la corriente de un ro; ngele con ambrosa, ponle vestiduras divinas y entr galo a los veloces conductores y hermanos gemelos: el Sueo y la Muerte. Y stos transportndolo con presteza, lo dejarn en el rico pueblo de la vasta Licia". He aqu, por otra parte, la forma en la que Glauco clam a Apolo/Febo para que lo curara: "Oyeme, oh soberano, ya te halles en la opulenta Licia, ya te encuentres en Troya; pues desde cualquier lugar puedes atender y ayudar al que est afligido, como yo lo estoy ahora. Tengo esta grave herida, padezco agudos dolores en el brazo y la sangre no se seca; el hombro se entorpece, y me es imposible manejar firmemente la lanza y pelear con los enemigos (...) Crame, oh soberano, la grave herida, adormece mis dolores y dame fortaleza para que mi voz anime a los licios a batallar y yo mismo luche en defensa del cadver de Sarpedn". Tal fue su plegaria, oyle Febo/Apolo y en seguida calm los dolores, sec la negra sangre de la herida e infundi valor en el nimo del teucro. Glauco, al notarlo, se holg de que el gran dios hubiese escuchado su ruego. En seguida fue por todas partes y exhort a los capitanes licios para que combatieran en torno a Sarpedn.

LA LEYENDA DE UNA HERMOSA FLOR Los devaneos y amoros de Apolo fueron innumerables. No slo se relacion con las ms bellas ninfas y muchachas, sino que tambin fue protagonista de

episodios en los que aparecan como actores principales efebos de gran hermosura. Tal es el caso de Jacinto/Hiacinto, del cual se prend e dios. Segn unos, Jacinto/Hiacinto era descendiente del rey de Esparta Amiclas. Aunque otra versin le hace hijo de la hermosa musa Clo. No slo Apolo se haba fijado en el bello efebo, sino tambin un joven poeta, llamado Tmiris (del que se dice fue el primero que se enamor de alguien que perteneca a su propio sexo, por lo que se le tiene por el introductor de la Sodoma en la historia de los mortales) quien, adems de su gallardo porte y de su atractivo fsico, reuna cualidades, por ejemplo, relacionadas con la msica no igualadas por nadie hasta entonces. Su mismo padre haba sido un renombrado msico y, por lo mismo, haba traspasado esta aficin a su hijo Tmiris. Cuentan las leyendas que, en cuanto Apolo se constituy en rival suyo -puesto que ambos se disputaban la amistad del efebo Jacinto/Hiacinto-, se dedic a lanzar infundios con el fin de desacreditarle ante otros msicos y ante el propio efebo. Las calumnias del dios estaban muy bien urdidas, pues mencionaban la superioridad de la voz y el canto de Tmiris sobre la propia entonacin de las Musas, cuando es sabido que nadie puede competir con ellas en ningn aspecto artstico. Las Musas tomaron represalias ante semejante atrevimiento y, en unos instantes, descargaron cruel castigo sobre el desventurado Tmiris. Este -por haber propalado, segn el infundio de Apolo que l era capaz de vencer a las Musas con su melodiosa voz- fue alcanzado por los males que aqullas le enviaron y perdi la vista, el habla y hasta la memoria. De este modo, el dios Apolo se quit de en medio limpiamente, por as decirlo, a un peligroso rival y, en lo sucesivo, podra gozar de la ansiada compaa de su amado amigo Jacinto/Hiacinto. Mas su recin estrenada alegra pronto se volvi tristeza y pena ya que cierto da se hallaban ambos practicando el lanzamiento del disco, cuando sobrevino la catstrofe. El disco que haba lanzado el dios choc aparatosamente contra una dura roca, y desvi peligrosamente su trayectoria viniendo a estrellarse, con inusitada violencia, contra la cabeza de Jacinto/Hiacinto. El hermoso efebo muri al instante y

ni siquiera el dios Apolo pudo socorrerle: slo tuvo tiempo de transformar la sangre que manaba de la cabeza del muchacho, en una hermosa flor de color rojo prpura que, desde entonces, para perpetuar su nombre y su recuerdo, pasara a llamarse la Flor del Jacinto.

EL RIO DE LA IRA Algunos relatos nos presentan el dios Apolo, no slo cargado de la animadversin que ya hemos descrito hacia sus adversarios, como es el caso del poeta y cantor Tmiris, sino tambin revestido de una crueldad cuando menos impropia de un dios con los poderes y las cualidades de Apolo. Valga, al respecto, como paradigma de lo que acabamos de apuntar, el brutal final del sileno Marsias, a manos del cruel Apolo. Marsias era de ascendencia frigia, y segn cuentan las diversas crnicas, haba confeccionado un instrumento musical que emita melodiosos sonidos: se trataba de una flauta de dos tubos. Otras leyendas nos hablan de que fue Atenea/Minerva quien haba inventado el instrumento musical descrito; pero, al mirarse en un manantial y ver su cara hinchada por tocar la flauta, la arroj lejos de s y profiri toda una sarta de maldiciones para quien la encontrara y la recogiera. La casualidad hizo que el sileno Marsias pasara por el lugar en donde se encontraba la flauta. La recogi y, al decir de las diferentes narraciones, muy pronto logr sacar toda una serie de sonidos y notas que le hicieron clebre. Su virtuosismo lleg a odos del mismsimo Apolo, quien se qued sorprendido ante lo que l consideraba atrevimiento gratuito por parte de Marsias. Este haba propalado que dominaba todos los sonidos de la flauta mejor que Apolo su singuIar lira. Ambos se retaron y convinieron que quien ganara podra hacer con el otro lo que deseara. Apolo se sirvi de ardides tales como tocar el instrumento al revs aunque eso no entraba dentro de lo pactado por ambos, ya que la flauta no puede tocarse por el extremo opuesto a su lengeta - y, de esta manera tan desleal, logr proclamarse vencedor. Se dice que algunos de los personajes presentes durante la singular justa entre participantes de tan desproporcionada catadura no

aprobaron el resultado satisfactorio al dios y por lo mismo, Apolo los castig al instante. Tal fue el conocido caso del rey Midas, quien manifest su oposicin al resultado que dar la victoria a Apolo; ste, a manera de castigo, le coloc dos orejas de asno sobre su cabeza. Lo ms grave del caso fue el trato que el vencido, en este caso el sileno Marsias, recibi del vencedor, es decir, de Apolo. El cruel dios, despus de que las Musas -en cargadas de dilucidar la cuestin entre Marsias y Apolo- proclamaran la superioridad de Apolo, ste ni corto ni perezoso cogi a Marsias, le at a un olivo que haba en el lugar y le infligi una cruel muerte; lo desoll vivo. Al parecer, el propio dios se arrepinti de su cruel actuacin y convirti al desgraciado Marsias en un ro de aguas cristalinas que naca en las races del citado olivo.

APOLO EN EL ARTE Los artistas y entendidos siempre dicen de Apolo que pertenece a la segunda generacin de los Olmpicos. Esto significaba, al menos para los clsicos, y siempre desde una perspectiva esttica, que tal deidad poda esculpirse con todos los materiales nobles -lo cual era considerado un privilegio reservado slo a los dioses del Olimpo y a los dioses superiores, stos eran veintids y, de ellos, doce componan la corte celestial y las otras diez deidades se denominaban elegidas o selectascomo, por ejemplo, oro, plata, bronce, marfil... Apolo, por lo dems, era representado como un dios revestido de valor y victorioso "Apolo Ptico". Pero, adems, existan otras imgenes en las que apareca en una postura erecta, en actitud de marcha, con su corta capa - clmide - echada hacia atrs y su cabeza erguida. Tambin es frecuente representarlo en plena juventud, casi como un adolescente. O, en otros casos, aparece apoyado en una columna; con su brazo derecho sujeta su cabeza y toda la figura irradia cierta clase de serenidad de nimo. Tal sera el caso del Apolo de Praxiteles, que se apoya en el tronco de un rbol en el cual se destaca la figura de un lagarto. Una piedra cnica o redonda era, en los primeros tiempos, la nica representacin del dios Apolo. Luego,

apareci revestido de evocaciones musicales, sobre todo en la poca clsica. Tambin son numerosas las ocasiones en las que aparece representado desnudo, o bien cubierto con una amplia capa o tnica, pero siempre portando la lira entre sus manos. Con frecuencia se le representa revestido de otros atributos distintos de la lira, que tambin definen al complejo dios, tales como el arco y las flechas, el trpode y el cetro, el laurel y los rayos solares, la mitra..

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