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Delany, Samuel - Triton

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TRITN

Samuel R. Delany

Samuel R. Delany
Ttulo original: Triton Traduccin: Domingo Santos 1976 by Samuel R. Delany 1991 Ultramar Editores S.A. Mallorca 49 - Barcelona ISBN: 84-7386-615-0 Edicin digital: Gralycos R5 01/03

Para Isaac Asimov, Jean Mark Gawron, y Howard, Barbara, David, Danny, Jeremy y Juliet Wise

TRITN Algunas observaciones informales respecto al clculo modular, primera parte TRITN Una heterotopa ambigua El cuerpo social restringe la forma en que es percibido el cuerpo fsico. La experiencia fsica del cuerpo, modificada siempre por las categoras sociales a travs de las cuales es conocida, sustenta una visin particular de la sociedad. Hay un constante intercambio de significados entre los dos tipos de experiencia corporal, de modo que cada una refuerza las categoras de la otra. Como resultado de esta interaccin, el propio cuerpo es un medio de expresin altamente restringido... Para ser til, el anlisis estructural de los smbolos tiene que ser relacionado de alguna forma con una hiptesis acerca de la estructura del rol. Desde aqu, el razonamiento avanzar en dos estadios. Primero, el impulso de conseguir la consonancia en todos los niveles de la experiencia produce una concordancia entre los medios de expresin, de modo que la utilizacin del cuerpo es coordinada con otros medios. Segundo, el control ejercido desde el sistema social impone lmites al uso del cuerpo como medio. Mary Douglas/NATURAL SYMBOLS 1. PROBLEMAS SOBRE TRITN, O DER SATZ No hay dos de entre nosotros que aprendan nuestro lenguaje de la misma forma, ni, en cieno sentido, hay uno solo que termine su aprendizaje en el transcurso de su vida. Willard Van Orman Quine/WORD AND OBJECT Llevaba seis meses viviendo en la coop masculina (la Casa de la Serpiente). La cosa haba funcionado bien. De modo que a las cuatro, mientras cruzaba el vestbulo de la hegemona y sala a la atestada Plaza de la Luz (el da treinta y siete del parames quince del segundo aoN, anunciaban las luces alrededor de la plaza..., tanto en la Tierra como en Marte hubiera sido un da u otro de la primavera de 2112, como deban de indicar un buen nmero de documentos oficiales incluso aqu, dijeran lo que dijeran o rezaran lo que rezaran las idioteces polticas), decidi ir andando a casa. Pens: Soy un hombre razonablemente feliz. El escudo sensorial (alz los ojos: Grande como la ciudad) cambi a rosa, naranja, oro. Completamente redondo, como cortado por un gigantesco molde para pasteles, amaneca un Neptuno ridculamente turquesa. Agradable? Mucho. Camin relajadamente en la reforzada gravedad. Tetis? (No, no la pequea luna de Saturno, sino una estacin investigadora desde haca ciento veinticinco aos, pero s, la ciudad haba recibido de ella su nombre.) No demasiado grande, cuando pensabas en otros lugares; y haba vivido en un par de ellos. Pens bruscamente: Es slo que soy, felizmente, razonable? Y sonri, mientras se abra paso por entre la multitud. Y se pregunt hasta qu punto eso lo haca diferente de los que le rodeaban. No puedo (baj de la acera) mirar a cada uno para comprobarlo. A cinco, entonces? Tomemos a esa mujer, de unos agraciados sesenta aos -o ms vieja, si se haba sometido a tratamientos de regeneracin- que caminaba con una bota azul de tacn alto en la calzada; tiene labios azules, lleva ajorcas doradas en los pechos.

Un hombre joven (catorce? diecisis aos?) se abri camino a su lado, cogi su mano de uas azules en la de l, de uas azules, y le sonri (azulmente). Ella sonri tambin, con un guio de reconocimiento de sus prpados azules. Realmente, ajorcas para los pechos en un hombre? (Incluso en un hombre muy joven.) Slo estticamente: no eran las ajorcas para los pechos ms o menos recomendadas en pechos que, a) sobresalan, y b) se bamboleaban? Pero los de ella no hacan ninguna de las dos cosas. Y ahora tena los dos tacones azules en la acera. El joven caminaba con los dos suyos en la calzada. Se abrieron paso por entre la multitud multicolor. Y l haba observado a dos personas cuando slo pretenda mirar a una. Aqu: junto al quiosco de la estacin de transporte, un hombre alto, con un mono marrn y una especie de jaula sobre su cabeza, destacaba por encima de varias mujeres. Cuando se acerc a l se hizo evidente que tambin llevaba las manos envueltas en jaulas: a travs de la malla podan verse manchas de pintura; sus uas tambin estaban pintadas; sus nudillos eran callosos. Probablemente algn ejecutivo administrativo importante, con tiempo libre y suficiente crdito como para dedicarse a algn trabajo servil como aficin, fontanera o carpintera. Carpintera? Frunci el ceo y se apart a un lado. Una prdida de madera y tiempo. A quin ms poda observar en aquella multitud? Dando pequeos pasos con sus sucios pies, diez, quince -casi dos docenas- de murmuradores avanzaban hacia l. La gente se apartaba de ellos. No es, pens, la suciedad y los harapos lo que me molesta, sino las llagas... Haca siete aos, haba asistido realmente a las reuniones de los Pobres Hijos de la Luz Avestal y del Nombre Secreto Cambiante; a las tres sesiones de instruccin haba aprendido el primero de las Noventa y Siete mantras/murmullos Pronunciables: Mimimomomizolalilamialomuelamironoriminos... Despus de todo ese tiempo, no estaba tan seguro de las slabas trece y diecisiete. Pero casi la recordaba toda. Y, cada vez que los Pobres Hijos pasaban, se descubra a s mismo repitindola, buscndola en el turbio resonar de labiales y vocales. Entre ms de una docena de murmuradores, todos ellos murmurando diferentes cadenas de slabas (algunas necesitaban ms de una hora para ser recitadas en su totalidad), no poda esperar captar ninguna. Y qu murmurador digno de ese nombre estaa usando el murmullo pronunciable ms elemental en un lugar pblico, de todos modos? (Tenas que conocer algo as como diecisiete antes de que te permitieran asistir al Canto Unificado Supervisado en la Academia.) De todos modos, escuch. Los murmuradores, con sus aleteantes labios y sus prpados fuertemente cerrados, agitaban sucios cuencos de mendigo de plstico..., demasiado rpido, de hecho, para que nadie pudiera echar nada dentro. Mientras pasaban, observ en uno un conjunto de llaves antiguas, en otro una barra de Protyyn (con el envoltorio rasgado) y una ficha de cinco franqs. (Utilzala antes de que yo informe de que me la han robado, o la cosa te saldr cara, aconsej burlonamente alguien.) En el centro del grupo, algunos haban cubierto sus rostros con sucios harapos. Los deshilachados extremos se agitaban sobre una mal afeitada barbilla. Una mujer a un lado, con un cuenco amarillo cuarteado (era casi hermosa, pero su pelo estaba lo suficientemente apelmazado como para que se pudiera ver su casposo cuero cabelludo), tropez, abri los ojos, y le mir directamente. l le sonri. Con los ojos fuertemente cerrados de nuevo, ella inclin la cabeza y dio un codazo a alguien a su lado, que recogi su cuenco, adopt de nuevo su postura mendicante y sigui andando con los labios fuertemente apretados: ella (s, era su cuarta persona) se

desliz hacia un lado y se abri camino entre ellos, fue absorbida por ellos... Ms adelante, la gente ri. l mir. El ejecutivo se haba abierto paso por entre la multitud, agitaba sus enjauladas manos y deca con buena disposicin: Pero no podis verlo? Su voz era fuerte y estrepitosa. No podis verlo? Simplemente mirad! No podra daros nada ni aunque quisiera! No puedo meter las manos en mi bolsa para sacar nada. Simplemente mirad! El ejecutivo esperaba ser confundido con un miembro de alguna de las an severas, aunque cada vez ms raras, sectas que mutilaban cuerpo y alma..., hasta que un murmurador abri los ojos y se dio cuenta de que se trataba de moda, no de fe. Un murmurador que parpade (slo los miembros ms nuevos llevaban vendas sobre los ojos, que los apartaban de la codiciada posicin exterior de la Gua Divina) tuvo que entregar su cuenco y, como haba hecho la mujer, retirarse. El hombre sigui con su perorata; los Pobres Hijos se agitaron, murmuraron. Los murmuradores deban ignorar esas trivialidades; las cortejaban, se glorificaban en ellas: para eso haban sido instruidos en las reuniones, haca siete aos. Sin embargo, l hallaba la broma ms bien amarga. Los murmuradores, aunque dignos de risa, eran serios. (l haba sido serio, haca siete aos. Pero tambin haba sido perezoso..., por cuyo motivo, supona, hoy no era un murmurador sino un diseador de metalgicas de ordenador a la medida.) Probablemente, al fin y al cabo, el hombre no era un ejecutivo; lo ms probable era que slo se tratase de algn artesano excntrico..., alguien que trabajaba para esos ejecutivos que ni siquiera tenan el tiempo libre, o el crdito, necesarios para dedicarse a pasatiempos serviles. Los ejecutivos, no importaba lo bienintencionados que fueran, no iban por ah lanzando peroratas a las rdenes religiosas por la calle. Pero la multitud se haba cerrado en torno a los Pobres Hijos. Haba abandonado el que los incordiaba? O haba tenido xito? Ruido de pasos, voces, el rumor de la gente que pasaba, se mezclaba con, y ahogaba, el suave rumor de las plegarias. Y ahora haba mirado a... cuntos? Cuatro de cinco? Esos cuatros no eran muy buenas elecciones para un hombre razonable y feliz. Y quin como quinto? Seis cabinas realzaego caleidoscpicamente pintadas (conozca su lugar en la sociedad, repetan seis carteles en seis entradas) bordeaban el quiosco de transporte. Yo?, pens. Eso es. Yo. Era necesario algo divertido. Ech a andar hacia las cabinas, recibi un empujn en el hombro; luego cuarenta personas surgieron del quiosco y todas ellas decidieron caminar entre l y la cabina ms cercana. No me dejar desanimar, pens. No estoy cambiando de opinin: y empuj fuertemente con el hombro a uno que le empujaba fuertemente con el hombro. Finalmente, sin la menor elegancia, se aferr al borde de una de las cabinas. La cortina de lona (plata, prpura y amarillo) se agit. Entr. Haca doce aos, un miembro de los canales pblicos arm un gran revuelo porque el gobierno posea una media de diez horas videograbadas e informacin registrada de otros tipos sobre cada ciudadano poseedor de un conjunto de fichas de crdito gubernamentales y/o una tarjeta de identificacin gubernamental. Haca once aos, otro miembro de los canales pblicos seal que el noventa y nueve coma nueve nueve y varios nueves ms por ciento de esta informacin, a) nunca era revisada por ojos humanos (era tomada, procesada y catalogada mecnicamente), b) era de naturaleza perfectamente inocua, y c) poda ser fcilmente revelada al pblico sin que constituyera la menor amenaza para la seguridad del gobierno.

Haca diez aos, fue aprobada una ley por la cual cualquier ciudadano tena derecho a exigir el poder revisar toda la informacin que el gobierno tuviera sobre l o ella. Algn otro miembro de los canales pblicos arm un gran revuelo acerca de conseguir que el gobierno simplemente dejara de recoger esa informacin; pero tales sistemas, una vez iniciados, se insinuaban en el interior del sistema mayor segn un proceso predeterminado: de ellos dependan trabajos, se haba destinado un espacio para ellos, se estaban efectuando investigaciones acerca de cmo hacerlos con mayor eficiencia..., esos sistemas predeterminados, ya bastante difciles de revisar, eran an mucho ms difciles de abolir. Haca ocho aos, alguien cuyo nombre nunca fue mencionado vino con la idea de las cabinas realzaego, a fin de conseguir recaudar un crdito material menor (y, se esperaba, psicolgico mayor) para el Programa de Retencin de la Informacin del Gobierno: Bastaba que pusieras una ficha de dos franqs en la ranura (antes era medio franq, pero las fichas haban sido devaluadas de nuevo haca un ao), e introdujeras tu tarjeta de identidad gubernamental en el lugar apropiado, para poder observar, en la pantalla de treinta por cuarenta centmetros, tres minutos de videocinta de ti, acompaados por otros tres minutos de tus palabras grabadas, seleccionadas al azar de los propios archivos de informacin del gobierno. Al lado de la pantalla (en esta cabina, alguien, extravagantemente, haba derramado jarabe rojo encima de ella, parte del cual haba sido frotado con un pulgar, parte rascado con una ua), la placa informativa explicaba: Las posibilidades de que nadie excepto usted haya visto nunca antes lo que va a ver ahora son de un noventa y nueve coma nueve nueve y varios nueves ms por ciento. O -como segua alegremente la placa-, para decirlo de otra forma, hay ms posibilidades de que sufra usted un inesperado ataque al corazn cuando salga dentro de un momento de esta cabina que de que este material confidencial haya sido visto alguna vez por otros ojos humanos distintos de los suyos. No olvide recoger su tarjeta y su ficha. Gracias. l haba trabajado durante varias semanas en los canales pblicos (como recopilador de documentacin, mientras por las tardes segua su curso de entrenamiento metalgico) y, haca ocho aos, se haba sentido abrumado ante la institucin de las cabinas. Era como si (acostumbraba a pensar, y lo haba dicho un cierto nmero de veces, y haba recibido un cierto nmero de risas cuando lo haba dicho) los alemanes, durante la Segunda Guerra Mundial de la Tierra, hubieran decidido convertir Dachau o Auschwitz en un complejo turstico de pago, antes de que terminara la guerra. (l nunca haba estado en la Tierra. Aunque conoca a algunas personas que s haban estado.) Pero l no haba armado ningn revuelo; para l las cabinas simplemente se haban convertido en otra ms de las varias irritaciones que, para poder vivir en el mismo mundo que ellas, tienen que ser reducidas a diversiones. Durante dos aos, mientras consideraba que eran decisivamente divertidas en teora, nunca haba puesto el pie en una..., como protesta silenciosa. Se haba mantenido firme en su decisin hasta que se dio cuenta de que prcticamente nadie que conociera haba entrado en una de ellas tampoco: consideraban a los millones de personas que lo hacan, por todos los Satlites Exteriores habitados, como gente vulgar, que no pensaba, polticamente irresponsable y estpida..., lo cual haca deprimentemente fcil definir a la gente que no las usaba, aunque slo fuera por sus prejuicios, como perteneciente a una categora. Odiaba pertenecer a una categora. (Mi querido joven haba dicho Lawrence, todo el mundo pertenece a una categora. La autntica marca de la inteligencia social es lo poco usual en que podemos convertir nuestro comportamiento particular para el tipo particular de persona que somos cuando nos vemos sometidos a una presin particular.) As que finalmente (haca cinco aos?

No, seis), haba entrado en una, haba depositado su ficha de un cuarto de franq (s, haba sido un cuarto de franq, entonces) y su tarjeta, y haba contemplado tres minutos de s mismo de pie en una plataforma de transporte, cogiendo un folleto azul doblado en acorden que llevaba debajo del brazo, dudando evidentemente de si tena tiempo de echarle un vistazo antes de que llegara el transporte, mientras su propia voz, de lo que deba de haber sido una discusin telefnica acerca de su tercera recalificacin de crdito, iba y vena de la irritacin a la insistencia. Se haba sentido divertido. Y, sorprendentemente, tranquilizado. (En realidad -le haba dicho a Lawrence-, de hecho s he estado en ellas, un cierto nmero de veces. En realidad me siento orgulloso de m mismo por hacer ocasionalmente cosas contrarias a lo que todos los dems hacen. A lo cual Lawrence: setenta y cuatro aos, homosexual y no regenerado, haba murmurado ante el tablero de vlet: Eso es tambin una categora.) Tom su tarjeta de la bolsa en su cinturn suelto de cuerda, hall su ficha de dos franqs y la empuj con el pulgar en la ranura, luego meti la tarjeta en la otra ranura. En la parte superior de la pantalla apareci su nombre: BRON HELSTROM y debajo su nmero de identidad gubernamental de veintids dgitos. La pantalla parpade..., cosa que se supona que no deba de hacer. Una borrosidad llen la mitad de la derecha, ascendi, se inmoviliz un instante en la imagen de una puerta que alguien (l?) empezaba a abrir..., luego la borrosidad se puso en movimiento de nuevo, deslizndose (el negro profundo del borde; la fina lnea brillante del centro) a travs de la pantalla; lo cual significaba que la videocinta multipista haba perdido de alguna forma la sincronizacin. (Cuando ocurra en uno de los receptores del canal pblico en la coop, era seguido inmediatamente por un: Lamentamos que, debido a dificultades tcnicas... en los extraos caracteres de letra de ordenador de los aos 1980.) Snap!, restall el altavoz (que supuso -aunque no tena ninguna razn para estar seguro de ello- era el ruido de un trozo de videocinta de quinientas micro-pistas del banco de almacenamiento al romperse), y la pantalla se llen de confeti de colores. La rejilla del altavoz zumb y crepit, simultnea y estpidamente. Rota? Contempl la ranura de la tarjeta: Cmo hago ahora para recuperar mi tarjeta?, pens, con cierto pnico. Tirando de ella con mi ficha de cinco franqs? No poda alcanzarla con la ua. Era posible que el fallo estuviera aqu en la cabina y no en el banco de almacenamiento...? Dominado por la indecisin, se reclin contra la pared de atrs de la cabina y mir fijamente la tormenta de puntos en la pantalla. Se inclin una vez hacia delante y aplic el ojo a la ranura. Un centmetro ms all de los labios de aluminio, el borde de la tarjeta se estremeca como una lengua nerviosa al comps de algn zumbante mecanismo de relojera. Se reclin de nuevo contra la pared. Al cabo de tres minutos, la pantalla se volvi gris; el zumbido del altavoz ces. La tarjeta asom bruscamente por la ranura de metal (como una lengua impresa, s; con una foto de l en una esquina). Mientras la tomaba con sus manos de sus gruesas muecas cargadas de brazaletes, que hubieran tintineado en unas muecas ms delgadas (Lawrence haba dicho: Las muecas gruesas simplemente no son consideradas atractivas aqu, y haba suspirado. Bron, finalmente, haba sonredo), vio su reflejo en el muerto cristal. Su rostro (el jarabe manchaba su hombro), bajo un plido y rizado cabello, estaba alterado. Una ceja (desde la edad de veinticinco aos no haba dejado de crecer

constantemente, de modo que en la actualidad tena que recortarla a menudo) estaba revuelta: la otra la haba reemplazado, a los diecisiete aos, por un arco de oro incrustado en la piel. Poda habrselo hecho quitar, pero an disfrutaba con el tributo a una adolescencia ms salvaje (ms de lo que estaba dispuesto a admitir) en el Goebels de la Bellona de Marte. Ese arco de oro? Incluso entonces haba sido un pequeo aunque violento capricho. Nadie ahora, en Tritn, saba ni le importaba su significado. Francamente, hoy, ni siquiera nadie en el ms civilizado Marte. El collar de cuero que se haba hecho montar por su casa de alquiler de diseo, con hebilla y tachas de latn, era simplemente una nostalgia de la moda del ao pasado. La irregular telaraa coloreada que cubra su pecho era un intento de algo lo suficientemente original como para preservar su dignidad, pero bastante aproximado a la moda de este ao. Estaba devolviendo su tarjeta a su bolsa cuando algo cliquete: su ficha de dos franqs haba cado en la cazoleta de devolucin, reiterando lo que la cabina en s proclamaba en aquel lugar: el gobierno se preocupaba por sus ciudadanos. Recogi la ficha con el dedo (con la mquina estropeada, no sabra si los dos franqs haban sido o no cargados en su crdito hasta que se pusiera en contacto con el ordenador de su coop) y apart la cortina a un lado. Pens: Realmente, no he podido observar a mi ltima persona. Yo... La Plaza de la Luz estaba ahora, por supuesto, casi desierta. Slo una docena de personas se dirigan hacia esta o aquella calle lateral. En realidad, no haba ninguna multitud entre la que elegir una ltima persona. Bron Helstrom frunci el ceo en alguna parte detrs de su rostro. Se dirigi lgubremente hacia la esquina, intentando redibujar los puntos de colores que se desvanecan en su reflejo bordeado de jarabe. El escudo sensorial (Simplemente nos escuda de la realidad de la noche, de nuevo Lawrence) flua sobre su cabeza, trasladando a luz visible el radiocielo tras l. Neptuno (como explicaban frecuentemente los variados carteles tursticos y, menos frecuentemente, los variados folletos-seda y peridicos-ficha) no era tan intensamente turquesa, ni siquiera en la escala de traslacin; pero era un hermoso color para tenerlo all. Noche? Nereida? Desde Tritn, la otra luna de Neptuno nunca pareca ms grande que una estrella. En una ocasin haba ledo, en un libro con antiguas y brillantes fotos: ...Nereida tiene una rbita prcticamente con forma de salchicha.... Conoca la trayectoria tremendamente alargada de la pequea luna, pero frecuentemente se haba preguntado qu era una salchicha. Sonri al pavimento rosa. (El fruncimiento de ceo an estaba dentro, molestando a los msculos que haban adoptado ya su expresin para la multitud; aqu no haba multitud...) En la esquina, gir hacia el sector no restringido. No era el camino directo a casa; pero, de tanto en tanto, puesto que se trataba de otra cosa que los de su clase no hacan, se desviaba unas cuantas manzanas de su camino para ir a casa por el n-r. Desde su fundacin, cada ciudad de los Satlites Exteriores haba dejado a un lado un sector de la ciudad donde no rega ninguna ley oficial..., puesto que, como haba sealado el primer socilogo de Marte que haba abogado por ello, la mayora de las ciudades desarrollan de todos modos, por necesidad, ese tipo de vecindario. Esos sectores cumplan con un complejo abanico de funciones en: la ecologa psicolgica, poltica y econmica de las ciudades. Los problemas que unos pocos pensadores de talante conservador y apegados a la Tierra teman que se produjeran no llegaban nunca: la interface entre la ley oficial y la ausencia de ley oficial produjo, algunas leyes

no oficiales notablemente estables a travs de todo el sector sin ley. No era probable que los criminales menores se refugiaran all: los agentes encargados de hacer cumplir la ley podan entrar en el sector n-r como cualquier otro; y en el sector n-r no haba restricciones legales a los mtodos de arresto, uso de armas o agresin tecnolgica. Los criminales importantes cuyos crmenes -a resultas de la libertad contractual del lugar- existan principalmente sobre el papel, hallaban conveniente, mientras estaban all, mantener la vida en las calles bastante segura y los delitos menores al mnimo. Hoy era casi una perogrullada: La mayora de lugares en el sector no restringido son estadsticamente ms seguros que el resto de la ciudad. A lo que responda otra perogrullada: Pero no todos. Sin embargo, haba un ambiente definido y distinto en las calles n-r. Aquellos que decidan vivir all -y muchos lo hacan- lo hacan porque, presumiblemente, les gustaba ese ambiente. Y aquellos que slo deseaban pasear por ellas? (Bron vio el arco del paso inferior en la gris pared al final del callejn.) Aquellos que decidan pasear por all slo ocasionalmente, cuando sentan su identidad amenazada por la formalidad redundante del mundo ordenado y lleno de restricciones? Probablemente Lawrence tena razn: tambin pertenecan a una categora. La pared a la derecha del arco era desnuda y alta. En su marco brillaban una serie de nmeros y letras verdes sealando las coordenadas del callejn. Cuarenta o cincuenta pisos ms arriba, las ventanas se dispersaban irregularmente. Al nivel de sus ojos, alguien haba pintado un eslogan; alguien lo haba borrado. Sin embargo, la pintura del borrado segua lo suficientemente las letras originales como para que se pudiera leer lo que haba escrito debajo: siete..., ocho..., diez palabras; y la sptima, probablemente, era tierra. La pared de su izquierda estaba llena con capa tras capa de carteles relativos a la guerra. TRITN CON LA ALIANZA DE LOS SATLITES, era el requerimiento ms frecuente y fragmentado. Tres de ellos, bastante estropeados, preguntaban: QU, POR LA TIERRA, hemos hecho NOSOTROS para tener que preocuparnos?. Y otro: Hay que mantener TRITN fuera de esto!. se sera arrancado muy pronto por quien fuera que se ocupaba de arrancar los carteles; y, como demostraban los montones de tiras arrancadas que haba en el suelo, alguien se ocupaba. El paso inferior estaba iluminado a los dos lados con franjas de cadavrica luz verde. Bron entr. Aquellos que teman al n-r centraban su miedo claustrofbico a la violencia all (puesto que las estadsticas decan que simplemente no podas hallarla dentro) como su excusa. Su reflejo brill verdoso a lo largo de las baldosas. El asfalto chirri, granulento, bajo sus sandalias. Una corriente de aire hizo que sus ojos picotearan repentinamente y arrastr pedazos de papel (jirones de ms carteles) a lo largo del paso. Con los ojos semicerrados a la muriente brisa, sali a una casi completa oscuridad. El escudo sensorial estaba enmascarado en ese sector, el ms antiguo de la ciudad. Luces montadas sobre altos postes hacan que el negro techo fuera ms negro an. Rastros serpenteantes convergan en brillantes meandros cerca de la base de una farola, luego seguan serpenteando hacia las sombras. Un camin petarde a un centenar de metros de distancia. Tres personas, hombro contra hombro, cruzaron un paso elevado. Bron gir en la acera revestida de metal. Haba unas pocas cenizas cerca de la barandilla. Pens: Aqu puede ocurrir cualquier cosa; y lo nico que me asegura mi aprensin es que lo que ocurra no ser mucho... El sonido de pasos tras l slo atraves su odo cuando un segundo par, ms sordo y pesado, se le uni.

Mir hacia atrs..., porque se supone que hay que ser ms suspicaz en el n-r. Una mujer con pantalones y botas negros, uas y ojos dorados y una corta capa que no cubra sus pechos, se apresuraba tras l. Quizs a seis metros de distancia le hizo un gesto con la mano, camin ms aprisa... Tras ella, penetrando pesadamente en el crculo de luz de la farola, haba un hombre como un gorila. Terriblemente sucio. Iba desnudo, excepto cuatro franjas enrollados en torno a un musculoso brazo y un recio muslo; las cadenas colgaban de su cuello sobre un pecho hundido y velludo. Su cabello estaba demasiado enmaraado y sucio para poder decir si estaba teido de azul o de verde. La mujer estaba slo a dos metros de l cuando el hombre -no se haba dado cuenta de que estaba tras ella?- la alcanz, le hizo dar la vuelta sujetndola por el hombro, y le lanz un puetazo a la mandbula. Ella se llev las manos al rostro, trastabill contra la barandilla y, sobre todo para eludir el siguiente golpe que le roz la oreja, se dej caer de rodillas, apoyando las manos contra el suelo. De pie ante ella, con las piernas separadas, el hombre grit: Djalo! sealando a Bron con tres gruesos dedos, cada uno con un negro anillo de metal tranquilo, entiendes? Simplemente djalo tranquilo, hermana! Est bien, hermano... al parecer dirigindose a Bron, aunque el hombre no apart la vista de la rubia cabeza de la mujer, ya no te molestar ms. Pero ella no... empez a decir Bron. El enmaraado pelo oscil. Su rostro brill furioso: la carne de arriba y de la izquierda de su nariz estaba llena de cicatrices, hinchada y sucia. Bron fue incapaz de decir si el hundido punto que brillaba al fondo de ella era un ojo o una herida abierta. Agit lentamente la cabeza. Est bien, hermano. Yo hice mi parte. Ahora ocpate de ti mismo... Bruscamente, el hombre se dio la vuelta y se alej pesadamente, con sus desnudos pies resonando fuertemente sobre las cenicientas planchas del crculo de luz. La mujer se sent en la acera y se frot la barbilla. Bron pens: Los encuentros sexuales son ms frecuentes en el n-r. (Formaba parte el hombre de alguna loca secta puritana?) La mujer mir a Bron con el ceo fruncido; luego entrecerr fuertemente los ojos y los apart. Bron pregunt: Lo siento terriblemente, pero..., ests en la prostitucin? Ella le mir de nuevo, agudamente; empez a decir algo, cambi de opinin, y finalmente exclam: Oh, Jesucristo y sigui frotndose la barbilla. Bron pens: No estarn volviendo de nuevo los cristianos? Pregunt: Bueno, est bien? Ella sacudi la cabeza de una forma que, pens l, no significaba especficamente negacin. (Del mismo modo que su exclamacin, decidi, no significaba especficamente cristianismo.) Luego le tendi una mano. l la mir durante un momento (era una mano tan ancha como la suya propia, con ligamentos pronunciados, con la piel en torno a las doradas uas speras como la de un artesano): deseaba que la ayudara a levantarse. Tir de ella hasta ponerla en pie, notando, mientras ella se alzaba insegura, que en lneas generales era de huesos grandes y figura poco esbelta. La mayora de personas con este tipo de constitucin -como l mismo- tendan a cultivar amplios msculos (como l haba hecho); ella, sin embargo -cosa comn entre la gente de los

Asentamientos de baja gravedad o las Posesiones de mediana gravedad- no se haba preocupado al respecto. La mujer se ech a rer. l alz la vista de sus labios para descubrirla mirndole, an riendo. Algo se retorci hacia atrs dentro de l; ella se estaba riendo de l. Pero no como el artesano con los murmuradores. Era ms bien como si l acabara de contarle un chiste que le hubiera proporcionado un gran placer. Mientras se preguntaba de qu poda tratarse, inquiri: Duele? Ella dijo, con voz densa: S y asinti, y sigui riendo. Quise decir que pens que tal vez te dedicaras a la prostitucin dijo Bron. Aunque es algo raro por aqu refirindose a los Satlites Exteriores, es ms comn aqu refirindose al n-r. Se pregunt si ella captara la distincin. La risa de la mujer termin con un suspiro. No. En realidad me dedico a la historia. Parpade. l pens: Desaprueba mi pregunta. Y: Me gustara que riera de nuevo. Y luego: Qu he hecho para que dejara de rer? Ella pregunt: Te dedicas t a la prostitucin? Oh, no, en abs... Frunci el ceo. Bueno, supongo..., pero, te refieres a comprar o... vender? Te dedicas a alguna de las dos cosas? Yo? Oh, yo... Ahora fue l quien ri. Bueno, en realidad, hace aos, sabes?, s lo hice..., cuando era slo un adolescente..., hum, vendiendo. Luego estall: Pero eso fue en Bellona. Crec en Marte y... Su risa se convirti en un embarazado fruncimiento de ceo. Ahora me dedico a la metalgica... Estoy actuando como si viviera aqu (es decir el n-r), pens con desnimo; estaba intentando que no resultara evidente que viva fuera. Pero, por qu debera preocuparle? Pregunt: Pero, por qu debera preocuparte...? Metalgica dijo ella, ayudndole. Lees a Ashima Slade? que era el matemtico/filsofo de la Universidad de Lux que, haca unos veinticinco aos, haba publicado por primera vez (a una edad tan ridcula como los diecinueve aos) dos densos y gruesos volmenes delineando los fundamentos matemticos del tema. Bron se ech a rer. No. Me temo que esto est un poco por encima de mi cabeza. Una vez, en la biblioteca de la oficina, haba hojeado realmente el segundo volumen de la Summa Metalogiae (el primer volumen estaba en prstamo); las notaciones eran diferentes y ms complicadas (y toscas) que las que se empleaban ahora; estaba lleno de meditaciones densas y vagamente poticas sobre la vida y el lenguaje; y algunas de ellas estaban simplemente equivocadas. Me hallo en el extremo puramente prctico del asunto. Oh dijo ella. Entiendo. En realidad, no me ocupo de la historia de las cosas. Se pregunt dnde habra odo hablar ella de Ashima Slade, el cual de todos modos era ms bien esotrico. Intento mantenerme en el aqu y ahora. Has estudiado t alguna vez...? Lo siento dijo ella, slo estaba hablando para ser educada. Y, mientras l se preguntaba por qu ella le censuraba, la mujer se ri de nuevo: Para una persona confusa, eres muy directo. l pens: No estoy confuso. Dijo: Me gusta ser directo cuando puedo. Se sonrieron el uno al otro. (Ella piensa que ella no est confusa en absoluto...) Y l

disfrut de su sonrisa de todos modos. Qu ests haciendo aqu? Su nuevo tono sugera que a ella tambin le gustaba. No vivirs aqu dentro con nosotros los disidentes? Slo he tomado un atajo hasta casa. (La ceja alzada de ella era como un signo de interrogacin). Qu ests haciendo t? Quiero decir, qu estaba haciendo l...? Oh. Ella hizo una mueca y agit la cabeza. sa es la idea que tienen ellos de la excitacin. O de la moralidad. O de lo que sea. Quines son ellos? La Orden Rampante de las Bestias Silenciosas. Otra secta neotomista. Oh? Aparecieron har unas seis semanas. Si siguen desarrollndose as otra ms, quiz me vea obligada a volver a tu lado de la ciudad. Bueno, supongo se encogi de hombros que tienen sus argumentos. Movi la mandbula de lado a lado, la toc con la punta de los dedos. A qu se dedican ellos? A poner fin a la comunicacin sin sentido. O es a la con sentido...? Nunca puedo recordarlo. La mayora de ellos pertenecan a una secta realmente estricta, dedicada a la automortificacin y a la mutilacin..., viste ese ojo? Se desbandaron cuando algunos de sus chamanes consiguieron inmolarse por medios particularmente lentos y desagradables. Han renunciado completamente a la comunicacin verbal; y dos de las principales gurs femeninas, y uno de los masculinos, hicieron que sus cerebros fueran quemados en pblico. Fue ms bien horrible. S dijo l, al borde de ofrecer un pequeo estremecimiento de simpata. Pero ella no lo ofreci. As que l se contuvo. Al parecer, algunos de los antiguos miembros que sobrevivieron, ni siquiera se permitan un nombre entonces, slo un nmero: un nmero muy largo, al azar, creo..., algunos miembros se reunieron de nuevo alrededor de principios ms o menos similares, pero con, supongo que puedo llamarlo as, una interpretacin ms relajada: La Orden de las Bestias Silenciosas... Agit la cabeza. El hecho de que hablen, sabes?, es supuestamente considerado como una forma muy sutil de irona. sta es la primera vez que me han molestado. Son un engorro..., la prxima vez, yo tambin ser un engorro para ellos! Puedo imaginarlo dijo l, buscando un tema en aquella relacin de cosas desagradables para continuar la conversacin. No hall ninguno y permaneci all, en silencio. Ella le ayud de nuevo con: Vamos a dar un paseo y sonri, con un gesto de la cabeza. l le devolvi la sonrisa y asinti, aliviado; la sigui. Unos segundos ms tarde, ella gir (en una esquina que l haba visto a menudo sin pensar nunca en ella), y luego volvi de nuevo la vista hacia l. l dijo: Lo has observado? Conocer a una nueva persona aqu en Tetis es siempre como entrar en una nueva ciudad... Haba dicho eso antes tambin. En la estrecha va, con paredes grises a ambos lados (bajo el negro techo), ella le mir y medit. Al menos, siempre ha sido as para m. Un nuevo amigo, e invariablemente tienes una cita u otro amigo en alguna calle donde nunca has estado antes. Esto hace que la ciudad... cobre vida. La nueva sonrisa de ella era ligeramente burlona. Hubiera credo que para alguien como t todos los lugares en la ciudad parecan vivos y se volvi hacia otra callejuela an ms estrecha.

l mir los brillantes nmeros rojos (por el n-r) de las coordenadas de la calle en la pared mientras la segua. Luego el pensamiento: Pero, por qu la estoy siguiendo?, lo abrum. Para alejarlo, la alcanz. El joven al que Bron apenas haba visto abandonar la arcada antes que l se volvi bruscamente de espaldas a ellos, se agach, luego salt, agitando los brazos, y el cabello, hacia arriba y hacia fuera; sus pies -unos calcetines rojos llamearon entre deshilachadas perneras y zapatos a franjas- giraron en el aire en persecucin de sus manos: el cobrizo cabello barri el suelo. Luego estuvo de nuevo en pie. Luego otra voltereta. Luego otra. Luego salt, girando sobre s mismo, con los brazos extendidos para una breve reverencia. Sin camisa, con los pantalones muy gastados, jadeando un poco, el pelo colgando sobre sus hombros y enredndose ante su rostro (mucho ms limpio que el del gorila que haba rescatado a Bron de la mujer), hizo una irnica mueca. Y ella, de nuevo, estaba sonriendo. Oh, vamos! Sigmosle! Bueno, si quieres... l todava se estaba preguntando por qu la segua a ella. Pero ella cogi su mano! l pens en ello con una exclamacin. Y pens tambin: sta es la primera cosa que me ha ocurrido hoy que merece un pensamiento! Y ese pensamiento (pens) era el segundo...!, lo cual inici un infinito regreso del placer, slo interrumpido cuando ella lo cogi ahora por la mueca y tir de l doblando una esquina: en la pequea plaza brillaba intensamente un bidn, dentro del cual se haba encendido un fuego que arrojaba copos de luz sobre la guitarra de la muchacha del pelo negro; sta se volvi, rasgueando lentamente. La msica (el acrbata que les preceda dio una pirueta final y, tambalendose y riendo, qued de pie) se aceler. Algn hombre empez a cantar. Bron lo busc y vio el cartel -ms bien el mural- en la pared del fondo: Una bestia alada montada por un jinete, una mujer casi desnuda, se alzaba por entre azotantes ramas. La expresin del jinete era exttica, con sus flexionados brazos envueltos en bronce. Las riendas de cadena colgaban flccidas a la izquierda, tensas a la derecha, con la montura vuelta hacia ellos. Alguien haba colocado una lmpara de mano, de foco giratorio, sobre la gravilla; creaba un brillante charco de luz sobre el acuchillado muslo del jinete. Las escamas de la bestia estaban tensas all donde el cuello del animal se volva hacia fuera, y contradas all donde una de sus patas se doblaba. Haba una docena de personas cerca del fuego. Una mujer, sentada sobre una caja, daba de mamar a un beb: la tela de su blusa se alzaba y descenda al clido soplo del ardiente bidn. Bron vio la cuerda que descenda de las tinieblas sobre sus cabezas..., oscilando. Slo pudo seguirla durante unos diez metros; lo cual significaba que poda estar atada a un soporte oculto en la oscuridad a once metros sobre ellos, o a ms de cien. (Por la frecuencia de las oscilaciones, lo ms probable eran doce.) Una figura se estaba deslizando, lentamente, hacia abajo: cadenas de oro colgaban de los anillos de los dedos de sus pies. Al final de cada una de ellas, pequeos espejos giraban a la luz del fuego (puntos de fuego recorrieron el mural); la cuerda se deslizaba en torno a su tobillo, en torno a su cintura, en torno al brazo elevado por encima de su cabeza, mientras segua descendiendo al resplandor y observaba la compaa. Era una mujer. Cuando se detuvo..., haba sido ella el modelo para el jinete? Aquellos guanteletes de bronce, aquella falda de piel... La cabeza ms alta estaba a unos sesenta centmetros por debajo del espejo ms bajo. Algunos de los reunidos se bamboleaban al ritmo de la cancin del invisible cantante.

Acababa apenas de captar la ltima media docena de palabras cuando: Mira...! susurr, atrayendo hacia l a la mujer. No es se el hombre que te golpe...? Su compaera frunci el ceo hacia donde l haba sealado con la cabeza (sus hombros se agitaron bajo su corta capa gris), luego volvi a mirar a Bron (asentando los hombros) y susurr como respuesta: Mira de nuevo, cuando ella se balancee hacia el fuego... l haba considerado el ella como un desliz de la lengua, cuando la criatura musculosa con muslos y brazos cubiertos de vello, revuelto pelo y ojo ulcerado, bambolendose entre la docena de otros que se bamboleaban, cambi el peso de su cuerpo de una a otra pierna: Bron vio entonces, en los hirsutos pectorales, cicatrices de lo que poda haber sido una increblemente torpe mastectoma. Alguien frente a l dio un paso a un lado, de modo que una oscilante sombra desapareci: evidentemente de la misma secta bestial, aunque desnudo y mugriento, aquello era una mujer..., o un hombre castrado con cicatrices en los pechos. No era pues el gorila asaltante. La cancin prosigui. Cmo era posible (Bron apart la vista para no ser observado mirando) que la hubiera confundido a ella con aquel otro? (Algunos ms se haban unido a la cancin. Y algunos ms.) Su rostro era ms ancho; bajo la suciedad, su pelo era castao, no azul; de su cuello slo colgaba una nica y oxidada cadena. La cancin que cantaba (entre la docena de otros cantantes) era hermosa. Las voces eran speras; ms de siete, roncas, titubeantes, inseguras, desafinadas. Pero lo que cantaban... Bron sinti que alguien apretaba su mano. ...ascenda y ascenda, definiendo un acorde en el que la siguiente nota, en suspensin, encajaba maravillosamente. Sinti escalofros en su espalda y en su vientre. Dej escapar el aliento, inspir de nuevo, intentando inhalar las palabras, pero solamente capt: ...todo nice y fruncida sangre de paloma..., perdi una estrofa y aferr otra: ...amor como la tos de un motor helado..., lo cual, en trminos de la docena de palabras que haba odo primero, era profundo. La mujer en la cuerda empez a cantar en contrapunto, elevndose por encima de la meloda. Los estremecimientos lo invadieron. Sus prpados temblaron. El acrbata, con las piernas abiertas, los hombros y el largo pelo echados hacia atrs, el rostro alzado -una rala barba rojiza asomaba justo debajo de su mentn-, cant tambin. Las voces se entremezclaron, ascendieron. Sinti que sus orejas y su lengua hormigueaban. Su cuero cabelludo se eriz de placer. Algo estall en el bidn. Chispas rojas brotaron por encima del borde, se derramaron sobre la gravilla. Chispas blancoazuladas, arrojadas hacia arriba en una fuente de un metro, dos, cuatro... Bron retrocedi. No, mira... murmur la mujer, empujndole hacia delante. Su voz sonaba como si reverberara en una enorme cpula. Maravillado, l alz la vista. La fuente se elevaba a ms de siete metros! Las chispas golpearon el hombro de la mujer en la cuerda. Oy que estaba cantando algo: ...coma siete, uno, ocho, dos, ocho, uno, cuatro.... Hizo una pausa, se ech a rer, se solt de una mano para sacudirse las chispas. Por un momento (como si recitara alguna mstica cuenta atrs), pens que la imagen de ella en el mural se desprendera de l y, aleteando, se alzara en espiral en torno a la brillante columna de

chispas en direccin a la sagrada oscuridad. La guitarrista se inclin sobre su instrumento, martillendolo con su mano izquierda y arrancando furiosos acordes con la derecha. La gente empez a dar palmadas. l alz las manos y palme tambin..., dbilmente: pero ese acto agit todo su cuerpo; palme de nuevo, locamente desacompasado. Palme de nuevo..., haba terminado la cancin? Slo haba el suave canto de la mujer en la cuerda, su voz comedida, sus ojos fijos en los de Bron: ...cinco, nueve..., dos..., seis..., uno..., siete..., cinco.... Bron palme de nuevo, solo, y se dio cuenta de que las lgrimas resbalaban por una de sus mejillas. (Las chispas murieron.) Dej caer las manos, flccidas. El acrbata del pelo rojo inici otra pirueta..., pero se detuvo antes de abandonar el suelo, sonri y se puso de nuevo en pie. Ante lo cual la reaccin de Bron fue casi de nusea. De haberse completado la pirueta (en medio del silencio, el beb se apart del pecho de la mujer, mir a su alrededor en la plaza, parpade, luego se acerc de nuevo al pezn y sigui chupando), Bron se dio cuenta de que hubiera vomitado; e incluso el salto inacabado pareca, de alguna forma, increblemente correcto. Bron trag saliva, dio un paso, intent recomponerse: pareca como si fragmentos de algo se estuvieran esparciendo por toda la plaza. Respiraba pesadamente. Deba de estar increblemente sobreoxigenado! Se esforz en relajar el ritmo de su respiracin. Su cuerpo todava le hormigueaba. De todos modos, era excitante! Excitante y... hermoso!, incluso al extremo de la nusea. Sonri, record a su compaera, la mir... Se haba acercado a la gente junto al humeante bidn, y le sonrea. Le devolvi la sonrisa y agit la cabeza, un poco desconcertado, un poco alterado. Grac... Tosi, agit de nuevo la cabeza. Gracias... lo cual era todo lo que poda decir. Por favor..., gracias. Fue entonces cuando observ que todos ellos -la chica con la guitarra, la mujer en la cuerda, el an jadeante acrbata, la mujer sentada en la caja con el beb, la mujer del revuelto pelo con las cicatrices y aquel ojo, y la otra docena en torno al extinguido bidn (un hilillo de negro humo trazaba una segunda lnea vertical al lado de la cuerda)estaban observndole. La mujer que le haba trado hasta all mir a los dems, luego de nuevo a Bron. Gracias a ti! Alz las dos manos ante ella, asinti con la cabeza en su direccin, y empez a aplaudir. Lo mismo hicieron los otros. La mitad de ellos realizaron inclinaciones de cabeza, desordenadas; algunos repitieron el gesto. An sonriendo, Bron dijo: Hey, esperad un minuto... Alguna emocin negativa luchaba por dominar todas las dems. Mientras la mujer avanzaba unos pasos, l luch por retroceder y, por el momento, venci. Confuso, tendi la mano hacia la de ella. Ella la mir, un poco desconcertada, luego dijo: Oh... y le mostr la palma de la suya (haba un pequeo crculo de metal encajado en su centro) como explicacin; quiz debido a que l no pareci comprender, frunci el ceo un poco ms, luego dijo: Oh... de nuevo, pero en un tono distinto, y cogi la mano de l con su otra mano, torpemente; bueno, eso era mejor que nada. sta es una comuna teatral dijo. Actuamos con una Subvencin para las Artes del Gobierno para producir microteatro para audiencias nicas, de una sola persona... Tras ella, alguien alz la lmpara (el haz resbal por encima del mural), la apag. La mujer con los espejos colgando de los dedos de sus pies estaba trepando de nuevo por

la cuerda, sumergindose otra vez en la oscuridad. Espero que hayas disfrutado del espectculo tanto como nosotros. Los hombros envueltos en la capa gris se agitaron de nuevo en una suave risa. En realidad, eres el pblico ms apreciativo que hemos tenido ltimamente. Mir a su alrededor. Creo que todos estarn de acuerdo en eso... Por supuesto que s! exclam un hombre acuclillado delante del bidn. Se agarr a su borde, tir de l. El bidn se abri. El acrbata, al otro lado, cogi otra mitad, tir de algo y -clanc!, paf! clunc!- todo el artilugio se dobl hasta adquirir una forma que los dos hombres alzaron y transportaron hacia un callejn. La trepadora de la cuerda haba desaparecido: el extremo de la cuerda, agitndose locamente, ascendi, ascendi, ascendi hacia la oscuridad... Espero que no te haya importado la droga. ...y desapareci. La mujer mostr de nuevo su palma con el crculo de metal. Es slo el ms suave de los psicodlicos..., se absorbe a travs de la piel. Y lleva incorporado un comprobante alrgico por si acaso fueras... Oh, no importa protest l. Celusina, estoy familiarizado con ella. Quiero decir, s que... Slo dura unos segundos dijo ella. Proporciona a la audiencia un mejor acceso a los parmetros estticos en torno a los cuales nosotros... su mirada era interrogadora ... trabajamos? l respondi con un asentimiento, aunque no estaba seguro de cul era la pregunta. La mujer hirsuta y llena de cicatrices sujet uno de los postes que remataban por un lado el mural y lo separ de la pared, avanzando y enrollando al mismo tiempo la ahora chasqueante lona con enrgicos giros. En realidad... dijo Bron ... fue maravilloso! Quiero decir, no creo que nunca haya... tras lo cual, dndose cuenta que no sonaba como l haba pretendido, lo dej correr. Detrs del mural haba un palimpsesto de carteles. La ltima parte de la lona al ser enrollada dej al descubierto: Mira lo que la Tierra le hizo a su Luna! Nosotros no...!. El resto haba sido arrancado: ...queremos que nos lo hagan a nosotros!, complet mentalmente, irritado por saber el final pero no dnde lo haba ledo. Como la letra de una cancin, pens, dando vueltas por nuestra mente aunque no nos guste. La mujer inclin la cabeza, asinti de nuevo, se dio la vuelta y cruz la plaza, detenindose para mirar hacia la cuerda. Bron fue a llamarla pero tosi (ella volvi la vista) y complet: ...cmo te llamas? Ella dijo: Mis amigos me llaman la Pa. Uno de los hombres avanz, rode sus hombros con un brazo y le susurr algo que la hizo rer. La variedad de expresiones, pens, que adopta su rostro entre la suave duda y la alegra! Estaremos en este vecindario durante otro da o as. (El hombre se alejaba). Por cierto, la msica de nuestra produccin fue escrita por nuestra guitarrista, Charo... La muchacha del pelo oscuro, que estaba guardando su instrumento en una funda de tela, hizo una pausa, sonri a Bron, luego cerr la cremallera. El fondo y el vestuario son de Dian... Que, al parecer, era la mujer peluda que ahora cargaba el mural enrollado sobre su hombro: antes de que se metiera por el callejn, le ofreci una grotesca sonrisa con su nico ojo. Nuestros efectos especiales fueron todos diseados por nuestro acrbata,

Windy..., pero creo que ya se est preparando para dirigirse a nuestra prxima localizacin. El solo que escuchaste cantar al principio fue grabado por Jon-Teshumi. Una de las mujeres alz lo que se dio cuenta que era una pequea grabadora. La produccin fue coordinada por nuestra directora, Hatti. Esa tambin soy yo dijo la mujer con la grabadora, luego se apresur tras los otros. Y toda la produccin dijo ahora la guitarrista (Charo?) desde un rincn fue concebida, escrita, producida y dirigida por la Pa. La guitarrista sonri. La Pa sonri tambin. Gracias de nuevo... Y, con un brazo en torno al hombro de la guitarrista, desaparecieron por la esquina. Fue estupendo! grit l tras ellas. Realmente fue... Mir a su alrededor a la vaca plaza, a la pared llena de carteles, a las otras calles. Por qu lado haba venido? La emocin contra la que Bron haba estado luchando volvi a surgir de pronto. No grit: No...!En vez de ello se dirigi hacia el bajo arco y se meti por el callejn. Haba girado ya en dos intersecciones cuando su mente fue arrancada bruscamente de lo que estaba haciendo por la desastrada figura que, a treinta metros frente a l, cruz de una a otra esquina, le mir el ojo; las cadenas; el pecho hundido; las altas luces regularmente espaciadas convirtieron en una burlona sonrisa roja su velludo pecho; esta vez era el hombre/gorila y desapareci. En la esquina, Bron mir pero no pudo verle. Acaso las Bestias Silenciosas, se pregunt de pronto, formaban parte tambin de la charada? De alguna forma, la posibilidad era abrumadora. Recorrer el n-r hasta encontrarle? A l o a algn otro miembro de la secta? O de la casta? Pero, si el encuentro inicial haba sido un prlogo teatral, cmo iba a saber que la respuesta que obtuviera no sera igualmente algn eplogo teatral? Una comunicacin carente de significado? Carente de significado...? Qu era lo que ella haba dicho? Se volvi, inspir profundamente y se apresur hacia la izquierda..., seguro de haber tomado la direccin equivocada; hasta que sali a la familiar acera revestida de metal, a tres intersecciones de distancia de donde haba entrado. Y qu era lo que pasaba por su mente? Mimimomomizolalilamialomuelamironoriminos... Y mu y ro eran la decimotercera y la decimosptima silabas! Desde los detritos de su memoria haban reencontrado sus lugares, seguros y ciertos. Se trataba de la breve droga? O de alguna resonancia de la pieza teatral? O simplemente casualidad? Caminando con lentitud, extraamente pensativo, revis de nuevo el murmullo. Oscilando entre lo agradable y lo desagradable, la risa de la Pa regres, como algo que conduca a, o era, la transicin. El murmullo rod en su mente. Luego Bron frunci el ceo. La tercera silaba..., y qu haba que decir de la novena? Con el recuerdo firme de la decimotercera y la decimosptima, le lleg otro en el que no haba pensado desde haca aos: el Instructor, en la ltima reunin de los Pobres Hijos a la que haba asistido, haba permanecido de pie junto a su banco, corrigiendo su pronunciacin de esas dos slabas una y otra y otra y otra vez, y diciendo finalmente: Sigues sin pronunciarlas correctamente y pasando al siguiente novicio. La clase haba recitado el murmullo varias veces ms, al unsono: l haba podido or que sus propias vocales, en esas slabas, la tres y la nueve, estaban efectivamente fuera de tono. Finalmente se haba mirado las rodillas, murmurando confusamente toda la retahla; y no haba asistido a la prxima sesin. La verdad, que turbaba su actual

placer -la nueva sensacin (el rostro de la Pa parpade por un momento, en su memoria, riendo) formaba parte de algn modo de la primera negativa que haba intentado reprimir en la pequea plaza (el No...! que no haba gritado)-, era que, sin tener nada que ver con la decimotercera slaba, o la decimosptima, o la tercera, o la novena, en realidad nunca haba llegado a conocer el mantra. Todo lo que tena (una vez ms las slabas empezaron a entrelazarse) era algo con lo cual podra, como haba hecho en muchas ocasiones en su vida, desenvolverse. La comprensin (no era la droga; as era simplemente como eran las cosas) hizo estremecer su visin con obstinadas lgrimas que -no, no era de eso de lo que ella se haba redo...- reprimi confusamente, parpadeando. 2. JUEGOS RESOLUBLES La muerte en el centro de tal discurso es extraordinaria, y empieza a permitimos ver nuestra propia condicin. Robin Blaser/THE PRACTICE OF OUTSIDE Los cerrojos de bronce, con forma de garrudas bestias, saltaron bajo los arrugados pulgares de Lawrence, que abri la caja de un metro de anchura. Lo que quiero decir murmur Bron, mientras la tapa de madera de la caja, taraceada con marfil y nogal, golpeaba contra el tapete de la mesa de juego de la sala comn es: cmo puedes siquiera suponer que crees saber si te gusta o no algo as? Contempl el tablero: dentro del reborde de teca, en tres dimensiones, se extenda el paisaje: montaas a la izquierda, ocano a la derecha. La jungla entre ellos se vea cortada aqu por una estrecha carretera de dos carriles, all por un sinuoso ro. Una lengua de desierto avanzaba desde detrs de unos riscos escarpados a todo lo largo de una pedregosa cantera. Empujadas desde ms all del borde, pequeas olas agitaban el cristalino mar hasta que, cerca de la orilla, rompan espumeantes. A lo largo de la playa, la lnea de espuma avanzaba y retroceda, avanzaba y retroceda. Entiendes? insisti Bron. Quiero decir, comprendes mi punto de vista? El plateado ro, tras abandonar las montaas, caa en una pequea cascada, brillante como escamas de mica. Una agitacin de un verde ms oscuro cruz la jungla: una micro-brisa, sacudiendo las copas de los micro-rboles. Ah estaba ese hombre, sabes?, de alguna secta llamada las Bestias Silenciosas..., es decir, si existe una tal secta. Pero, considerando todo lo que ocurri, cmo puedes decir si algo de aquello era real? Yo no s lo grande que es su subvencin..., y quiz la subvencin tambin forma parte del teatro. Bueno, su nombre es ciertamente familiar... De veras? pregunt Bron en la silenciosa sala comn. La Pa? Exacto. Lawrence ensambl el cubo astral: los cuadrados de plstico de quince por quince, encajados en sus soportes de latn, formaron un espacio de juego tridimensional y transparente a la derecha del tablero principal, donde se libraran todas las batallas demonacas, mitolgicas, mgicas y astrales. T no sigues esas cosas. Yo s. Incluso creo haber odo algo acerca de las Bestias Silenciosas..., son los fragmentos de otra extraa secta que utilizaba como nombres un nmero muy largo. Ella me dijo alguna estupidez parecida. No puedo recordar dnde o acerca de ellos, no es el tipo de cosas que sigo normalmente, as que no puedo asegurarte la autenticidad de tus bestias. Pero la Pa, en cualquier caso, es completamente real. Siempre he deseado ver una de sus producciones. Creo que te envidio... Bien, ya est todo montado. Quieres sacar las

cartas del cajn lateral, por favor? Bron busc en el lado de la caja de vlet, tir de un largo y estrecho cajn. Tom el cubilete de cuero repujado; los cinco dados cliquetearon huecamente. Tres de ellos eran negros con puntos blancos, uno transparente con puntos diamantinos, y el quinto no era cbico, sino icosadrico y escarlata, con siete caras vacas (aunque normalmente benignas en el juego, podan resultar ocasionalmente desastrosas, si aparecan en un mal momento); las otras mostraban trece constelaciones aliengenas, estampadas en negro y oro. Bron deposit el cubilete y tom el grueso mazo. Abri la tela de seda azul que lo envolva. A lo largo de la tela haba bordado, con hilo de oro: Era el mdulo, ms bien complicado, a partir del cual se calculaba el an ms complicado sistema de puntuacin (Lawrence todava no se lo haba enseado; saba solamente que 6 era una medida de los ngulos estratgicos de ataque [sobre diferentes tipos de terreno N, M y A], y que los pequeos valan ms puntos que los grandes). Mientras echaba hacia atrs la esquina azul, dos cartas se deslizaron sobre la mesa. Las recogi -El Mago de las Rocas y la Emperatriz Nia- y las meti de nuevo en el mazo. Lawrence, el asunto es que, aunque l no fuera miembro de su compaa..., quiero decir, haba una mujer miembro de la secta que definitivamente estaba con ellos, a menos que eso tambin fuera un subterfugio. Era como si, de repente, yo no pudiera confiar en nada... Lawrence abri el cajn del otro lado de la caja y tom un puado de las pequeas pantallas, transparentes y de espejo (algunas grabadas con las mismas constelaciones aliengenas, algunas con otras distintas), las coloc de pie al lado del tablero, luego sac las piezas del juego: soldados de infantera y de caballera tallados, campamentos militares en miniatura; y, de aquel mismo cajn, dos ciudades tambin en miniatura, con sus pequeas calles, plazas y mercados: coloc una de sas en su lugar en las montaas, la segunda junto a la orilla. No s por qu te preocupas tanto en diseccionar todo esto Lawrence tom un soldado rojo de infantera, uno verde, se ech hacia atrs en su silla, se llev las piezas a la espalda, cuando me parece que todo lo que te ha ocurrido es que, en un da que de otro modo hubiera sido ms bien aburrido, has experimentado lo que, por la forma en que lo describes, puede considerarse como algo parecido a una experiencia esttica. (Bron pens que los viejos de setenta y cuatro aos deberan o bien de someterse a tratamientos de regeneracin corporal, o no sentarse en las salas comunes de las coops completamente desnudos..., otro pensamiento que decidi reprimir: Lawrence tena derecho a vestirse o no vestirse cuando lo deseara. Pero, por qu, se pregunt a s mismo, era tan fcil reprimir algunos pensamientos negativos, mientras que otros simplemente proliferaban?... Como todos aquellos que se haban estado formando acerca de aquella mujer de teatro, la Pa: de lo cual, esencialmente, era de lo que haba estado evitando hablar durante el ltimo cuarto de hora.) Lawrence continu: Si me estuvieras pidiendo mi consejo, lo cual no haces, te dira por qu simplemente no puedes dejar las cosas as. Si no te importan mis comentarios, lo cual supongo que no, porque pese a todos mis dems comentarios anteriores an sigues hablndome y no te has limitado a marcharte Lawrence junt los dedos por encima de las montaas, slo puedo sospechar que, debido a que no has dejado las cosas ah, la nica conclusin sostenible es que probablemente hay ms en ello de lo que parece. Al menos, en lo que a ti se refiere. Elige... Bron dio una palmada en la cerrada mano izquierda de Lawrence. El puo (Bron pens: Quiz simplemente sea porque Lawrence es mi amigo) gir, se abri: un soldado de infantera escarlata.

sos son los tuyos dijo Lawrence. Bron tom la pieza, adelant la mano hacia el otro lado de la caja y empez a coger las piezas rojas del terciopelo verde del cajn. Se detuvo con la pieza llamada la Bestia entre el ndice y el pulgar, la mir: la voluminosa figura en miniatura, con sus garras de metal y sus ojos de plstico, no era particularmente silenciosa: durante algunas jugadas, la rejilla del altavoz a un lado del cajn del cubilete de los dados dejaba or el rugir de la criatura, junto con los gritos aterrorizados de sus atacantes. Bron le dio vueltas entre sus dedos, meditando, sonriendo, preguntndose qu otra cosa poda decirle a Lawrence adems de s... Freddie dijo Lawrence al muchacho de diez aos, igualmente desnudo, que se haba acercado a la mesa para mirar (su cabeza estaba afeitada; sus ojos eran azules, muy abiertos; llevaba una mirada de anillos con brillantes gemas, tres, cuatro, cinco en un solo dedo; y se estaba chupando las de las dos primeras falanges; la piel a un lado de su boca brillaba con saliva), qu ests mirando? Eso dijo Freddie en torno a sus nudillos, con un gesto de la cabeza hacia el tablero. Por qu vosotros, los chicos, no vais a una hermosa coop mixta, donde podris encontrar a otros chicos y, quiz, otra gente que se ocupe de vosotros? A Flossie le gusta aqu dijo Freddie. Sus mejillas siguieron con su lento chupar mientras Flossie (una cabeza [tambin afeitada] y media ms alto, los ojos igual de abiertos [e igual de azules], las manos cargadas de ms anillos an) se acerc para detenerse justo detrs de los hombros de Freddie. Flossie mir. Freddie mir. Luego, la brillantemente anillada mano de Flossie retir la de Freddie de su boca. No hagas eso. La mano de Freddie descendi el tiempo suficiente para rascarse el estmago, luego volvi a subir: dos hmedos dedos, con casi una docena de anillos entre ambos, se deslizaron de vuelta al interior de su boca. Haca seis meses, Bron haba supuesto simplemente que los dos, que vivan en habitaciones adyacentes al extremo de su pasillo, eran amantes; ms tarde, haba decidido que eran simplemente hermanos. Lawrence, con su habilidad para extraer la verdad de las habladuras, haba revelado finalmente la historia: Flossie, que tena veintitrs aos y era el padre de Freddie, era retardado profundo. Haba trado a su hijo de diez aos con l desde una comuna de Puerto Callisto porque haba un instituto mdico y teraputico muy bueno para los retardados mentales aqu en Tetis. (Las gemas en aquellos anillos eran unidades de memoria ovenicas cristalinas que, aunque no compensaban por completo los defectos neurolgicos de Flossie, ciertamente ayudaban; Flossie llevaba diferentes anillos para distintas situaciones. Freddie llevaba el resto. Bron haba observado que Flossie los cambiaba a menudo con su hijo.) Quin era la madre, o dnde estaba, nadie pareca saberlo, y a nadie importaba. De comuna a coop y otra vez de vuelta, Flossie haba criado a Freddie desde la infancia. (Y l es realmente brillante -haba comentado Lawrence-, aunque, con ese chuparse constantemente los dedos, creo que sufre socialmente.) Los nombres haban sido una idea de Lawrence (Una arcana referencia literaria, tan incomprensible para ti como lo es para ellos, haba explicado Lawrence cuando Bron le pidi una aclaracin), y codificados cuando los dos haban empezado a usarlos tambin. De acuerdo, cules eran sus autnticos nombres, entonces?, haba preguntado alguien. Excepto sus nmeros de identidad de veintids dgitos del gobierno, nadie (explicaron) se haba molestado nunca antes en sugerir ninguno que les gustara particularmente. (Lo cual -dijo Lawrence- es simplemente un comentario a

la estrechez de miras de los pequeos mundos en los que vivimos.) Bien, si deseis mirar dijo Lawrence, id all y sentaos. Permanecer de pie tan cerca e inclinaros de ese modo sobre nuestros hombros me pone nervioso. Flossie apoy una resplandeciente mano sobre el hombro de Freddie; fueron al lugar indicado, se sentaron y miraron. Bron regres su vista al tablero e intent recordar a qu haba estado a punto de responder s... No...! Bron y Lawrence alzaron la vista. Aqu estoy, perdiendo el culo para llegar a tiempo a este Pozo de Serpientes, y aqu estis, metidos ya en materia! Desde el balcn, Sam les mir intensa y jovialmente con sus negros ojos por encima de la barandilla. Bien! Qu podis hacer? Quin gana? Descendi los estrechos escalones de hierro, dando una palmada a la barandilla con una ancha y negra mano. El golpe reson por toda la sala comn. Media docena de hombres sentados en cubculos de lectura, nichos de cinta o rincones de conversacin alzaron la vista, sonrieron. Tres de ellos saludaron. Hey, hola...! Sam devolvi los saludos y acab de descender la escalera de caracol. Posea un cuerpo recio y magnfico, que siempre llevaba (ms bien pretenciosamente, pens Bron) desnudo. Cmo van las cosas desde que me fui? Se acerc hasta detenerse junto al borde de la mesa y, con sus negros puos en las estrechas y negras caderas, contempl las alineadas piezas. Bron odiaba a Sam. Al menos, de las tres personas en la coop a las que consideraba, de tanto en tanto, sus amigos, Sam era la que ms le irritaba. Las cosas van bastante bien dijo Lawrence. Bron est ya bien dotado para el vlet, supongo. Tendrs que practicar un poco para atraparle desde la ltima vez. Todava no he alcanzado el nivel de Lawrence dijo Bron. En una ocasin haba rastreado el desarrollo de su desagrado. Sam era apuesto, expansivo, amistoso con todo el mundo (incluido Bron), aunque su trabajo lo mantena fuera once das cada dos semanas. Todas esas fanfarronadas y golpes en la espalda? Slo un tipo estndar e irritante, haba decidido Bron; pero eso se vea un poco mitigado porque, despus de todo, Sam era simplemente un tipo normal que quera estar a bien con todo el mundo (y, adems, se mostraba amistoso con Bron). Aproximadamente un mes y medio ms tarde -la revelacin lleg lentamente porque Sam estaba tanto tiempo fuera-, Bron empez a darse cuenta de que Sam no era tan normal. Bajo toda aquella jovialidad haba una mente ms bien sorprendente. Bron haba observado ya, de tanto en tanto, que Sam posea una gran cantidad de informacin exacta acerca de una serie de temas que, con cada nuevo ejemplo, creca imperceptiblemente, sorprendentemente. Luego, en una ocasin, mientras Bron estaba quejndose ausentemente de uno de los ms escurridizos programas metalgicos con los que estaba trabajando, Sam haba hecho una tranquila y ms bien brillante sugerencia. (Bueno, no, se record a s mismo Bron; no haba sido brillante. Pero s malditamente ingeniosa.) Bron haba preguntado: acaso Sam se haba dedicado en alguna ocasin a la metalgica? Sam haba explicado: No, pero haba sabido que Bron s, as que haca unas semanas haba cogido un par de cintas sobre el tema, unos cuantos libros; y haba hallado un texto programado en Info General que dejaba bastante claras las lneas principales. Eso era todo. A Bron no le gust aquello. Pero, por otro lado, Sam no era ms que un tipo apuesto, amistoso, inteligente, que cumpla con un trabajo parecido al de un abrumado vendedor/consultante que le llevaba de un lado para otro de Tetis a Lux en Titn a Lux en Japeto a Puerto Callisto, o incluso a los

miserables hoteles y dormitorios que se apiaban en los rincones ms populosos de Bellona, Puerto Luna y Ro. En una ocasin, Bron incluso le haba preguntado a Sam qu haca; la respuesta, con una sonrisa triste y un sacudir de la cabeza, haba sido: Remuevo la mierda realmente nfima. Sam, haba decidido Bron, era un oprimido por el sistema, como todos los dems. Bron le haba dicho algo parecido a Lawrence, y Lawrence le haba explicado que Sam no estaba en absoluto oprimido por el sistema: Sam era la cabeza del Departamento de Enlace Poltico entre el Cuerpo Diplomtico de los Satlites Exteriores y la Inteligencia de los Satlites Exteriores; y posea todos los privilegios (y el entrenamiento) de ambos: posea inmunidad gubernamental y prcticamente todo tipo de dominio poltico sobre el Sistema Solar habitado. Lejos de hallarse oprimido por el sistema, Sam dispona casi de todo el poder que una persona poda tener, dejando aparte unos pocos elegidos. De hecho, tena mucho ms poder que cualquier oficial elegido; y eso qued confirmado la prxima vez que Sam volvi a casa: alguna regulacin de zona pasada de moda haba estado amenazando a la coop y a otras tres cercanas desde haca ms de un ao (las coops mixtas para ambos sexos, en las que vivan tres sptimas partes de la poblacin, tendan a recibir un tratamiento ms razonable, haba gruido alguien; otro haba gruido que eso no era cierto), y los trabajos de tendido de los cables de un nuevo canal privado trajeron bruscamente a primer trmino la vieja planificacin de la zona. Una nueva amenaza de expulsin? Pero Sam, al parecer, haba acudido a cierta oficina, haba pedido ver tres archivos, y haba dado instrucciones de arrojar a la basura la mitad del contenido de uno de ellos; y con eso desaparecieron las partes contradictorias de las regulaciones de zona. Como dijo Lawrence: Al resto de nosotros nos hubiera llevado un ao de peticiones, requerimientos, juicios y lo que fuera conseguir que esas codificaciones de zona, que de todos modos eran ilegales, fueran arregladas. A Bron no le gust eso tampoco. Pero, aunque Sam fuera jovial, apuesto, brillante y poderoso, Sam segua viviendo en una coop no especificada (no especificada en lo referente a preferencias sexuales: haba una coop gay masculina en la esquina; una hetero a tres manzanas de distancia; s, un poco por encima de las dos quintas partes de la poblacin viva en coops mixtas, masculino/femenino/hetero/gay, y haba tres de sas alineadas elegantemente una calle ms all de sta, y una coop heterosexual de mujeres justo detrs de ellas). Si Sam tena alguna fuerte identificacin sexual, hetero o gay, entonces habra una docena de coops encantadas en recibirle. El hecho de que Sam eligiera vivir en una no especificada todo hombres significaba probablemente que, debajo de la amistosidad, la inteligencia, el poder, estaba probablemente podrido por las neurosis; detrs de l habra toda una hilera de destrozados intentos comunales y sexualizaciones fracasadas..., como la mayora de hombres cumplidos ya los treinta que elegan un lugar as para vivir. Esta ilusin dur otro mes. No, una de las razones de que Sam estuviera fuera tanto tiempo entre sus visitas (explic Sam una tarde) era que formaba parte de una prspera comuna familiar (el otro quinto de la poblacin) de cinco hombres, ocho mujeres y nueve nios en Lux (en Japeto), la ms grande de las dos ciudades de satlites que llevaban este nombre. Sam pasaba una semana all, tres das aqu en Tritn, y cuatro das en varios otros lugares, que era como se dividan generalmente sus quincenas. Ante eso, Bron (estaban todos: Bron, Sam y Lawrence, bebiendo en uno de los nichos de conversacin de la sala comn) haba desafiado a Sam (ms bien borracho): Entonces, qu haces colgado de una pandilla de gorrones, neurticos, retardados mentales y no afectivos como nosotros seis das al mes? Te hace sentir eso superior? Te recordamos lo maravilloso que eres? (Algunos otros en la sala haban alzado la vista; dos, pudo decir Bron, estaban

claramente no mirando.) Sam dijo, con el rostro perfectamente inexpresivo: En las coops no especficas unisexuales, la gente tiende a ser mucho menos politizada. En el trabajo, estoy en medio de las confusiones Satlites Exteriores/Mundos Interiores las veinticuatro horas del da. En una de vuestras coops comillas normales cierra comillas, con heteras, gays, mixtos u hornos, tendra que estar discutiendo sobre la guerra todo el da y no tendra ni un momento de paz. Quieres decir contraatac Bron que aqu en la Casa de la Serpiente estamos todos demasiado atados a nosotros mismos como para preocuparnos de lo que ocurre en el resto del universo? Eso es lo que crees? pregunt Sam, y consider: Siempre pens que tenamos un buen puado de categoras aqu. Y despus de eso, muy juiciosamente, Sam se haba disculpado y se haba retirado de la discusin..., que incluso Bron tuvo que admitir que se estaba volviendo estpida. Y, dos horas ms tarde, Sam -de una forma que Bron no pudo catalogar ni como juiciosa ni triunfante ni insinuante ni en absoluto desagradable- asom la cabeza en la habitacin de Bron, riendo, y dijo: Has visto esa cosa que tiene Lawrence en la sala comn? (Cosa que Bron, por supuesto, ya haba visto). Ser mejor que bajes a verla antes de que estalle o salga volando o cualquier cosa! Sam ri de nuevo y se march a alguna otra parte. En su camino de vuelta a la sala comn, Bron se pregunt, incmodo, si una de las razones de que no le gustara demasiado Sam no era simplemente porque Lawrence pensaba que Sam era el don que el universo le haba concedido a la humanidad. (Me siento realmente celoso de un homosexual de setenta y cuatro aos que, una vez al mes, se deja caer borracho por aqu e intenta metrmela?, se pregunt a s mismo en la puerta de la sala comn. No, era ms fcil mostrarse amistoso con Sam tres das cada dos semanas que albergar seriamente esa idea.) Lo que Lawrence haba depositado sobre el tapete verde de la mesa era el juego de vlet. Sam dijo: Sabes jugar a esto con la parrilla y baj una ceja a Bron, o has pasado ya ese nivel? Bueno, no s si... murmur Bron. Pero Lawrence adelant una mano hacia uno de los mandos en el cajn de las cartas. A travs del paisaje, puntos de luz delimitaron un esquema cuadriculado, treinta y tres por treinta y tres casillas. Supongo que Bron puede jugar an unas cuantas partidas ms con la parrilla dijo. Para los jugadores expertos (haba explicado Lawrence haca dos semanas, la ltima vez que Sam estuvo all), la parrilla era utilizada nicamente para la puntuacin final, para decidir quin haba tomado exactamente qu territorio. En el juego en s, sin embargo, los jugadores elementales la hallaban til para juzgar todos los importantes. Bron haba pensado sugerir que fuera omitida en este juego. Pero all estaba; y las ciudades se hallaban situadas, los campamentos desplegados. La Serpiente de Mar de plstico haba sido colocada, bamboleando la cabeza, en el mar. La Bestia se asomaba en su cubil; los soldados de Lawrence haban sido situados a lo largo de la orilla del ro, sus campesinos en sus campos, su realeza reunida tras las lneas, sus magos en sus cuevas. Bron dijo: Sam, por qu no juegas t sta? Quiero decir que yo he tenido las ltimas dos semanas para practicar... No dijo Sam. No, quiero mirar. Adems, he olvidado la mitad de los movimientos desde que Lawrence me los explic. Adelante. Dio un paso meditativo

hacia atrs y se desplaz hacia un lado para ver el tablero desde el lado de Bron. Bron ha estado preocupado por una nueva amiga recin conocida dijo Lawrence. Por eso se muestra tan hosco. Eso es. Bron se sinti irritado por el hecho de que su preocupacin fuera etiquetada como hosquedad. Ella no parece en absoluto muy amistosa conmigo. Tom el mazo de cartas y lo baraj, pensando: Si ese bastardo negro se queda ah de pie mirndome por encima del hombro durante todo el maldito juego... Y decidi no alzar la vista. La mano que se sirvi a s mismo era buena. Cuidadosamente, dispuso las cartas. Lawrence hizo rodar los dados sobre el desierto para empezar a jugar, anunci un cinco real, combin el Juglar con el Poeta, desech el tres de Joyas e hizo avanzar dos de sus naves de carga fuera del puerto a mar abierto. La tirada de Bron le ofreci un doble seis, un tres de diamantes, con el rostro de tres ojos de Yildrith mirndole desde el icosaedro. Cubri la combinacin de Lawrence con el siete, ocho y nueve de Tormentas, situ la pequea pantalla de espejo con el sonriente rostro de Yildrith grabado en ella cuatro espacios por delante de la nave de carga de cabeza de Lawrence, anunci un siete comn para cubrir el seis real de Lawrence, desech el Paje del Alba y tom el tres de Joyas de Lawrence con el As de Llamas; su propia caravana inici el viaje ro arriba hacia el paso de montaa que conduca al valle de K'hiri, donde, debido a la presencia de una Bruja verde, todos los puntos anotados all se veran doblados. Tras veinte minutos de juego, el Correo rojo estaba atrapado entre dos pantallas de espejo (con la cabeza cornuda de Zamtyl y Arkrol el de las muchas lenguas, reflejados a uno y otro lado hasta el infinito); el Hroe escarlata ofreca alguna ayuda, pero se hallaba bsicamente bloqueado con una pantalla transparente. En los dados, un as de diamantes brillaba entre unos y cincos negros, y Lawrence se hallaba un punto ms all de su anuncio; lo cual significaba una batalla astral. Mientras volvan su atencin al tablero tridimensional que dominaba las decisiones ms altas (y cada uno de los siete marcadores que jugaban all llevaba el ceudo rostro de una diosa), Bron decidi que era estpido permanecer sentado all echando humo por el hecho de que Sam estuviera de pie tras l. Se volvi para hacer algn comentario... Sam no estaba junto a su hombro. Bron mir a su alrededor. Sam estaba sentado ante uno de los lectores, en un nicho con Freddie y Flossie, eligiendo entre algunas microfichas. Bron hizo chasquear la lengua, disgustado, y se volvi hacia Lawrence con un: Realmente... ...cuando las lmparas de la sala comn bajaron a un cuarto de su luminosidad. (La arrugada barbilla de Lawrence, las puntas de sus dedos, y la base del Mago verde que estaba a punto de colocar, brillaron encima de la luz del tablero de vlet.) Un rugir creci sobre sus cabezas. Las lmparas parpadearon una vez, luego se apagaron por completo. Todo el mundo alz la vista. Bron oy a varios hombres ponerse en pie. A travs del domo de luz celeste, oscuro como la habitacin, brot un rastro de luz. Ahora Sam estaba de pie tambin. Las luces de la habitacin an seguan apagadas, y las luces de todos los lectores de la habitacin parpadeaban al unsono. Qu demonios...? dijo alguien que ocupaba arriba la habitacin contigua a la de Bron (y cuyo nombre, despus de seis meses, Bron an no conoca). Aqu no hay demonios dijo Lawrence, demasiado secamente incluso para Lawrence.

Cuando las luces de la sala regresaron, Bron se dio cuenta con horror, excitacin o anticipacin (no estaba seguro de cul de las cosas), que el cielo segua oscuro. Fuera, el campo sensorial segua apagado! Saben? dijo Sam jovialmente..., y con voz lo bastante alta como para que todos los dems en la sala le oyeran, mientras ustedes, amigos, siguen sentados aqu jugando a juegos de guerra, hay una guerra ah fuera, en la que Tritn est a punto de entrar. La jovialidad desapareci; se apart de su lector y habl para toda la sala comn. No hay nada de lo que preocuparse. Pero tenemos que emprender una importante accin defensiva no beligerante. El apagn fue un corte de corriente mientras la energa era desviada a nuestras fuerzas principales. Esas franjas que cruzan el cielo son rastros de vapor ionizado del equipo de reconocimiento de baja altitud... Nuestro o de ellos? pregunt alguien. Unos cuantos rieron. Pero no muchos. Podran ser las dos cosas dijo Sam. El parpadeo que notan es que nuestro sistema de alimentacin de energa domstico se ha puesto en marcha; y no llega muy bien..., los generadores necesitan un par de segundos para calentarse. Apostara... Sam alz la vista que el escudo sensorial permanecer desconectado por encima de la ciudad durante otros tres o cuatro minutos. Si alguien desea salir fuera y ver cul es realmente el aspecto del cielo desde Tetis, ahora es su oportunidad. Probablemente no habr mucha gente fuera... Todo el mundo (excepto tres personas en un rincn), incluido Bron, se levantaron y se encaminaron en tropel hacia las dobles puertas. Bron mir hacia atrs entre las voces que crecan a su alrededor. Los tres del rincn haban cambiado de opinin y venan tambin. Mientras sala al oscuro tejado, Bron vio que el tejado contiguo al suyo estaba ya atestado. Lo mismo le ocurra al siguiente. Cuando mir hacia atrs, la puerta de servicio del tejado detrs de ellos se abri; docenas de mujeres se apresuraron a salir, las cabezas hacia atrs, los ojos alzados. Alguien al lado de Bron dijo: Seor, haba olvidado que existen las estrellas! A su alrededor, la gente inclinaba el cuello a la noche. Neptuno, visiblemente esfrico, moteado, lechoso, y mucho ms apagado que la estriada extravagancia turquesa del campo sensorial, estaba bastante alto. El sol, bajo y quizs una docena de veces ms brillante que Sirio, pareca tener el tamao del fondo de un cubilete de vlet. (En el campo sensorial tena un resplandor mucho ms rosado que, aunque su centro bermelln era pequeo, enviaba pulsantes ondas a travs de todo el cielo.) La atmsfera encima de Tetis tena slo ocho mil metros de espesor; un campo altamente ionizado de plasma fro la cortaba en seco, justo debajo del escudo; con el escudo extinguido, las estrellas eran tan heladamente brillantes como vistas desde alguna luna desprovista de aire. La polvorienta franja de la Va Lctea cruzaba la negrura, (En el campo, era una banda de plata salpicada de verde.) El cielo parece ms pequeo, pens Bron. Parece seguro y cercano, como la seccin techada del n-r..., s, puntuada por una estrella aqu y un sol all. Pero, aunque saba que esas luces estaban a millones de kilmetros..., millones de aos luz de distancia, no parecan estar ms lejos de un kilmetro. Las brumas interpenetrantes pastel del escudo, aunque estaban a menos de un kilmetro de altura, daban una autntica sensacin de infinitud. Otra lnea de luz cruz por encima de sus cabezas: puls y difundi color en la oscuridad, como un arco iris fundido.

Vuelan tan bajo se era Sam, hablando desde cerca del borde del tejado, que su exhalacin de iones excita una porcin del escudo proporcionando descargas al azar: en realidad no es su rastro lo que estn viendo, sino slo una imagen ms abajo, en... Alguien grit. Y Bron sinti de pronto la cabeza ligera; el siguiente latido de su corazn reverber en su crneo, doloroso como un martillo. Luego, ante un repentino golpe contra las plantas de sus pies, su estmago dio un vuelco..., no, no vomit. Pero se tambale. Y su rodilla golpe contra alguien que haba cado. En alguna parte, algo se estrell contra algo. Luego hubo una creciente luz. Sus odos dejaron de palpitar. La oleada de rojo se disolvi de sus ojos. Y estaba de pie (Se haba dejado caer sobre una rodilla? Ni siquiera estaba seguro), jadeando en busca de aliento. Alz la vista. Los pasteles del atardecer del escudo, rodeados por un brillante Neptuno azul, brillaban de nuevo. La gente en su tejado (y en los tejados de su alrededor) haba cado. Se estaban ayudando unos a otros a ponerse de nuevo en pie. Su propia mano, mientras se volva, fue sujetada por alguien; lo ayud a levantarse. ...dentro de nuevo! Que todo el mundo vuelva dentro de nuevo! (Otra vez Sam; pero la seguridad haba abandonado su voz. Su autoridad estaba teida por un ligero miedo elctrico.). Todo est bajo control ahora. Pero vuelvan dentro... Se encaminaron en manada hacia el corredor inclinado que descenda en espiral al interior del edificio; las conversaciones brotaron ansiosas: ...cortado la gravedad... No, ellos no pueden hacer... ...si la energa fall! Incluso durante unos pocos segundos. Toda la atmsfera se hinchara como un globo y perderamos toda nuestra presin durante... Eso es imposible. No pueden cortar la gravedad... De vuelta a la sala comn, vieron que la tensin (si realmente la gravedad de la ciudad haba fallado por un segundo o as) haba destrozado uno de los paneles claraboya. Ningn trozo haba cado (al parecer, eran a prueba de roturas), pero el cristal, hecho aicos, colgaba del entramado que lo sujetaba. Las sillas estaban volcadas. Un lector haba cado, los archivadores estaban derramados; las microfichas sembraban la moqueta naranja. El cubo astral se haba soltado de su sujecin y estaba inclinado hacia un lado, con sus marcadores con rostros de dioses cados sobre el tablero de juego entre naves volcadas y soldados derribados. Sam estaba diciendo a aquellos que tena a su alrededor: ...no, eso no significa que Tritn tenga que entrar en la guerra entre los Satlites Exteriores y los Mundos Interiores. Pero la posibilidad ha sido muy real desde hace ms de un ao. Dudo que las probabilidades hayan cambiado en uno u otro sentido..., al menos supongo que no lo han hecho. Quizs este incidente lo que haya conseguido es que la posibilidad est ahora ms clara en sus mentes. Miren, pongan en pie algunas sillas... Ahora explique de nuevo eso de la gravedad dijo Freddie, un poco nerviosamente. Estaba sentado con las piernas cruzadas en el suelo, con una mano repleta de brillantes anillos sobre la rodilla de su padre. (Flossie estaba sentado en la silla tras l, con ambas manos brillantes sobre su desnudo regazo). Explquelo muy lentamente, quiere? Y muy claramente. Y de una forma muy simple. Freddie alz la vista, luego mir a los dems. Comprende ahora cmo tiene que hacerlo? Alguien dijo: Sam, esto es aterrador. Quiero decir, si hubiera estado interrumpida aunque slo

fuera durante quince o veinte segundos, todo el mundo en la ciudad estara muerto! Sam suspir, se inclin hacia delante con los codos en las rodillas y pareci coger con las manos los dos lados de una cuestin imaginaria. De acuerdo. Empezar una vez ms para aquellos de ustedes que an siguen sin comprender. Piensen de nuevo en su viejo modelo relativista. Cuando una partcula acelerada en lnea recta se acerca a la velocidad de la luz, su volumen disminuye en la direccin del movimiento, sus procesos temporales con relacin al observador se ven frenados, su masa se incrementa, y lo mismo hace su gravedad. Ahora supongan que la aceleracin es en lnea curva. Todo esto sigue siendo cierto, slo que no al ndice gobernado por la contraccin de Fitzgerald; supongamos que se trata de una curva muy cerrada..., digamos una curva tan cerrada como el cascarn de un electrn. Sigue siendo cierto todo eso? S. Y supongamos que la curva es ms cerrada an, digamos tan cerrada que su dimetro es ms pequeo que el de una partcula..., esencialmente esto es lo que queremos dar a entender cuando hablamos de que una partcula posee spin. El modelo relativista an sigue funcionando: se trata tan slo de que la superficie de la partcula posee una mayor densidad, masa y gravedad que el centro..., una especie de tensin superficial producida relativsticamente que impide que la partcula se haga pedazos en una nube de neutrinos. Ahora bien, mediante una muy sofisticada maniobra tecnolgica, que implica un magnetismo depolarizado de frecuencia ultra-alta, ondas magnticas sobreimpuestas y aceleracin alternada polaridad/paridad, podemos hacer que todos los nucleones cargados, que tericamente son slo protones pero que en la realidad resulta que incluyen tambin unos cuantos neutrones, incrementen, en algunos slidos cristalinos de alta densidad, empezando slo con su spin, el dimetro de sus rbitas interpenetrantes hasta casi el mismo tamao que los ncleos de un tomo de rodio uno cero tres, lo cual, por una variedad de razones, resulta ser, en este trabajo, la unidad estndar de medida, mientras an siguen movindose a velocidades prximas a las de la luz... Dijo usted antes, Sam, que en realidad no dan vueltas indic alguien, sino que oscilan, como trompos descentrados. S dijo Sam. La oscilacin es lo que cuenta para la unidireccionalidad del campo gravitatorio resultante. Pero ahora estoy intentando explicarlo para aquellos que no pudieron comprender esa ltima explicacin. En realidad, ni siquiera es una oscilacin; es un complejo cambio de onda en gradiente vertical... Lo que hay que recordar es que todos esos trminos, partcula, spin, rbita, oscilacin, onda, son simplemente metforas altamente fisicalizadas para describir procesos que se comprenden mucho mejor y se aplican ms fcilmente como un conjunto de abstracciones puramente matemticas. De todos modos, todas las partculas en un puado de hojas cristalinas de iridio/osmio tricapa, distribuidas espaciadamente por debajo de toda la ciudad, estn orbitando locamente en pequeos crculos de uno coma siete dos siete veces el dimetro de un ncleo de rodio uno cero tres. La resonancia magntica impide que los cristales se colapsen sobre s mismos. La masa resultante, y la gravedad generada con ello, es incrementada varios cientos de millones de veces... ...en una sola direccin, debido a la oscilacin dijo lentamente Flossie. Correcto, Floss. (Freddie, visiblemente relajado, dej caer la mano de la rodilla de su padre..., y desliz dos brillantes dedos dentro de su boca). El resultado es que todo lo que hay encima de ellos resulta limpiamente atrado hacia abajo. Esto, unido a la gravedad natural de Tritn, proporciona a Tetis, al nivel de la calle, un cero coma nueve seis dos de la gravedad normal de la Tierra, al nivel del mar en el polo magntico Sur. Quiere decir que la Tierra tiene un uno coma cero tres nueve cinco veces la

gravedad normal inducida a Tetis aclar alguien al fondo de la sala. Las negras cejas de Sam se fruncieron encima de una sonrisa. Un uno coma cero tres nueve cinco cero uno..., ms o menos. Mir al grupo de su alrededor. El atrapaatmsfera de plasma fro trabaja mediante una maniobra magntica similar, aunque no tiene nada que ver con la gravedad. Lo que hay que tener en cuenta, con ese milln doscientas mil lminas tricapa de cristal, es que cada grupo de diez posee su propia fuente de energa de emergencia. Entonces, no pueden desconectarse todas a la vez dijo Lawrence, Ni siquiera por unos pocos segundos. Es eso lo que quiere decir? Eso es lo que he dicho. Sam apoy la barbilla en sus oscuros nudillos y mir a los hombres desde debajo de unas cejas fruncidas. Lo que sospecho es algo mucho ms probable: fue inducido algn tipo de armnico sincrnico en la resonancia magntica... Inducido por quin? pregunt alguien. Sam alz la barbilla unos milmetros de sus nudillos. ...en la resonancia magntica, que hizo que el campo gravitatorio (recuerden, el campo magntico que controla el spin de las partculas es alternado literalmente miles de millones de veces por segundo) escuchara: todas las oscilaciones oscilaron a la vez hacia un mismo lado. Ni siquiera por un segundo; quiz tanto como una cienmilsima de segundo, o incluso menos. S, sufrimos una repentina hinchazn en nuestra atmsfera. Pero dudo que hayamos perdido mas que una libra o como mximo tres de presin; y sta se vio restablecida en segundos. De acuerdo, fue un gran shock, pero no creo que fuera nada realmente serio... Qu fue eso...? dijo alguien de pronto. Todos se volvieron hacia el balcn. Qu ocurri? Yo no... Alfred (diecisiete aos, ocupaba la habitacin directamente frente a Bron, y era la tercera persona en la coop en la que Bron, de tanto en tanto, pensaba como un amigo) estaba de pie, desnudo, junto a la barandilla. Una burbuja de sangre estall en una de sus fosas nasales. La sangre resbalaba por su cuello y cruzaba su huesudo pecho. Alz una mano, ya manchada, y esparci ms sangre por una ya ensangrentada mejilla. Estaba en mi habitacin, y entonces... Tuve miedo de salir! No oa nada. Excepto, al principio, algunos gritos. Qu...? Un hilillo se arrastr por su vientre, alcanz su vello pbico, se enred all durante tres silenciosas inspiraciones, luego sigui descendiendo por su muslo. Est todo el mundo...? Mir con unos aterrados y parpadeantes ojos verdes a la gente reunida en la sala comn. De alguna forma, veinte minutos despus de eso, las piezas fueron dispuestas de nuevo en el tablero de vlet; una docena de personas haban vuelto ya a los varios lectores en torno a la sala, y algunas otras (entre ellas Sam) haban llevado a Alfred a la sala de la consola, donde el terminal de la coop conectado con el ordenador de informacin de la ciudad le proporcionara un diagnstico mdico y todas las referencias necesarias. Luego alguien regres para informar, con sorpresa, que haba una espera de siete a diez minutos para el procesado de todos los programas mdicos, debido a una sobresaturacin en la ciudad! Apuesto a que buen nmero de gente se disloc un buen nmero de tobillos... fue el dubitativo comentario de alguien. Bron decidi bajar y verlo por s mismo. Al final de las escaleras, se meti en una habitacin atestada ya con otras personas. Entre dos hombros, pudo divisar el parpadeo de la pantalla: Habr una demora de tres minutos antes de que podamos.... Bien, eso era inquietante. Pero, aparte el susto y la nariz sangrante, Alfred pareca estar bien. Mientras Bron permaneca all, el aviso de demora fue reemplazado por el habitual: Su diagnstico empezar en un minuto. Por favor,

preprese para responder algunas preguntas sencillas. As que, mientras Alfred, con un nudillo apretado contra su labio superior, permaneca sentado delante de la consola, Bron y varios otros regresaron a la sala comn. Perdi la batalla astral por siete a uno. En qu estabas pensando? quiso saber Lawrence, reclinndose hacia atrs en su silla. Bron adelant una mano y retir su Asesino escarlata volcado y desliz la Duquesa verde de Lawrence en la casilla junto a la orilla de la cascada, para amenazar a la caravana que se preparaba a cruzar el ro a menos de tres casillas hacia el este. Con la pieza an en su puo (poda notar sus ngulos y protuberancias), tom sus cartas y examin sus menguados puntos. Esa mujer dijo. Slo era posible una combinacin, y le faltaban tres puntos para cubrir su ms reciente anuncio. Lawrence se ech a rer, se ech hacia atrs y volvi sus cartas hacia abajo sobre su huesuda rodilla. Pretendes decirme que, en medio de toda esta excitacin, ests pensando en una mujer? Si eres de ese tipo de hombres, qu estas haciendo en esta coop? Hay montones de lugares para albergar a las criaturas sobresexuadas y libidinosas como t. De hecho, la mayora de ellos. Por qu deseas venir aqu y permitir que tu desagradable id se mezcle con nuestras ascticas vidas? La primera vez que te vi dijo Bron, te lanzaste sobre m en el pasillo de arriba, borracho perdido, y me pediste que te enculara all mismo. Lo recuerdo muy bien asinti profundamente Lawrence. La prxima vez que me emborrache, puede que haga lo mismo: todava queda vida en el viejo pirata... La cuestin, sin embargo, es que cuando t te negaste, diciendo (como expresaste muy diplomticamente) que los hombres todava no te excitaban lo suficiente, yo no te borr de inmediato de la lista de mis relaciones; no te di un puetazo en la nariz en la zona del comedor la siguiente vez que nos cruzamos. Incluso, si recuerdo bien, te salud a la maana siguiente y me ofrec voluntario a acompaar al tcnico de reparaciones para que arreglara el circuito de tu canal mientras t estabas en el trabajo. Cul es entonces el asunto, Lawrence? Bron baj la vista a sus cartas. Varias veces en su vida, la gente le haba sealado que los amigos que tena tendan a ser personas que se haban acercado a l en busca de amistad, antes que personas con las que l hubiera dado el primer paso. Eso significaba que un buen porcentaje de sus amigos masculinos a lo largo de los aos haban sido homosexuales, lo cual, a este estadio, era simplemente un suceso familiar. T eres el libidinoso. Lo admito, mis relaciones con las mujeres nunca han sido de lo mejor..., aunque, por los dioses de cualquier secta que quieras nombrar, el sexo en s nunca ha parecido ser el problema. Pero es por eso precisamente por lo que me traslad aqu: para mantenerme alejado de las mujeres y del sexo. Oh, de veras! Alfred trayendo aqu a sus pequeas amigas despus de medianoche y despidindolas antes de que amanezca..., eso puede que sea joder, pero no es sexo. Y, de todos modos, no importa a nadie, aunque estoy seguro de que simplemente lo destruira si lo supiera. Ciertamente, a m no me importa dijo Bron. Como no me importan tus manejos dentro y fuera con tus amiguitos... Los celos! Los celos! Lawrence cerr los ojos y alz la mandbula. Ah, los celos. Si recuerdo correctamente dijo Bron, aquella noche en el pasillo, cuando dije no, me llamaste antihomo y quisiste saber qu estaba haciendo en una coop exclusivamente masculina si no me gustaba irme a la cama con nombres...

Los ojos de Lawrence se abrieron; su barbilla descendi. ...a lo que t me informaste educadamente que haba una coop masculina gay (ya sabes que, polticamente, de tanto en tanto, sta ha sido una palabra muy fea, hasta que esas estpidas series de los canales pblicos la desnaturalizaron de una vez por todas all en los aos setenta, al tiempo que le daban carta de naturaleza en el lenguaje comn) dos calles ms all que poda aceptarme por una noche. Bastardo! T seguiste insistiendo que te enculara. Y t seguiste insistiendo en que no deseabas irte a la cama con nadie, explicndome de paso, de la manera ms ampulosa, que yo no poda esperar que este tipo de comuna fuera ms de un veinte por ciento gay..., aunque ignoro de dnde sacaste esa absurda estadstica extravagante, y estoy seguro de que nunca lo llegar a saber; luego te pusiste a explicarme que, de todos modos, debido a tu desinters en aquellos momentos por las mujeres, te sentas polticamente homosexual. En cuyo punto t dijiste que no podas soportar a los homosexuales polticos. Lawrence, cul es el problema? Y sigo sin poder. El problema es simplemente Lawrence volvi sus ojos al tablero; en las montaas de Norhia se haba estado desarrollando desde haca un rato una situacin que Bron haba esperado que se volviera a su favor, si tan slo Lawrence hubiera mantenido las pantallas transparentes de Egoth y Dartor fuera de ella: las montaas de Norhia eran el lugar al que Lawrence estaba mirando ahora que mis sentimientos hacia ti, ms tarde aquella misma noche, mientras permaneca tendido sumido en la sobreestimulacin alcohlica, agitndome y dando vueltas en mi estrecha cama, donde turne habas dejado caer tan caballerosamente antes de irte, eran muy parecidos a los que ests evitando describirme respecto a esa mujer. Pens que te habas desvanecido... Los ojos de Bron se alzaron del tablero y se posaron en Lawrence. Me perdonas? He dicho: inmediatamente despus de que me depositaras consideradamente en la cama..., supongo que hubieras podido dejarme tirado en el suelo del pasillo. Desvanecido? Ja! Senta hacia ti ms o menos como t sientes hacia ella. Te odiaba, pensaba que tenas un corazn de piedra, eras insensible, ingrato y estpido; y pese a todo la criatura ms hermosa, incitante, misteriosa y maravillosa sobre la que jams hubiera puesto mis ojos. Slo porque deseabas...? Bron frunci el ceo. Ests sugiriendo que yo deseo..., con ella? Estoy simplemente sealando una similitud de reacciones. Nunca presumir de sugerir que ninguna de mis reacciones pueda ser aplicada como un modelo vlido para las tuyas..., aunque estoy seguro de que pueden. El fruncido ceo de Bron se pos en las micro-montaas, los minsculos rboles, la orilla donde las diminutas olas laman la brillante arena brbara. Al cabo de unos segundos dijo: Ella me proporcion una de las ms maravillosas experiencias de mi vida. Al principio slo pens que se haba limitado a conducirme a ella. Luego, de pronto, descubr que ella haba concebido, creado, producido y dirigido... Tom mi mano, sabes? Tom mi mano y me condujo... Lawrence suspir. Y cuando t pasas tu brazo en torno a mis dbiles y arrugados hombros... Bron alz de nuevo la vista, an con el ceo fruncido. Si todos hubiramos muerto esta noche, Lawrence, yo no hubiera muerto siendo la misma persona que era en caso de haber muerto esta maana. Es por eso que tus comentarios iniciales acerca de todo el asunto parecan sugerir..., antes de que empezaras a precisar lo fra, inhumana, sin corazn y poco

digna de confianza que era evidentemente esa dulce criatura. Slo estaba intentando recordrtelo. Lawrence suspir de nuevo. Y supongo que, al menos esa noche, yo tambin te amaba pese a... El ceo de Bron se profundiz. Hey, vamos... El arrugado rostro de Lawrence (bajo la corona de fino pelo blanco que rodeaba su moteado crneo) se volvi burlonamente irnico. Quin lo dira. Aqu estoy, metido en otro asunto apasionadamente platnico con un verdadero canalla. Vindola a ella, Bron dijo: Lawrence, mira, te considero mi amigo. De veras. Pero... El rostro de Lawrence volvi a su antigua expresin, con la irona an all. Pero mira, no tengo diecisiete aos. Tengo treinta y siete. Te lo dije antes, hice mi experimentacin cuando era un muchacho..., y bastante de ella, por cierto. Y estoy contento de atenerme a los resultados. Los resultados de esa experimentacin, que confirmaban que encajaba con el ochenta por ciento de la poblacin, segn esas extravagantes estadsticas, eran que poda funcionar bastante bien con cualquiera de los dos sexos; pero slo mediante una brutal e intelectualizada fantasa poda hacer que el sexo con hombres formara parte de su vida real. La ltima brutal intelectualizacin que haba efectuado haba sido su asistencia al Templo de los Pobres Hijos de la Luz Avestal y Nombre Secreto Cambiante; no estaba en absoluto dentro de la brutalidad. Me gustas. Quiero seguir siendo tu amigo. Pero, Lawrence, no soy un muchacho, y he estado ah antes. No slo eres un canalla. Eres un canalla presuntuoso. No tengo treinta y siete aos. He cumplido los setenta y tres. Yo tambin he estado ah antes. Probablemente ms veces que t. Lawrence se inclin y observ de nuevo el tablero, mientras Bron contemplaba (de nuevo) el fenmeno por el cual, entre la poca que denominaba el entonces (que contena sus experimentaciones tanto con el sexo como con la religin) y la poca que denominaba el ahora (que contena..., bien, todo esto), la gente vieja se haba metamorfoseado de criaturas de tres o cuatro veces su edad a criaturas de ms o menos dos. Lawrence dijo: Creo que mueves t. Y no te preocupes. Tengo intencin de seguir siendo tu amigo. Qu crees que debo hacer, Lawrence? Lo que sea que pienses que debes hacer. Puedes probar a intentar seguir jugando..., hola, Sam! que se haba acercado de nuevo a la mesa. Dime, por qu no jugis juntos contra m? Bron no deja de pensar en cierta mujer de teatro del n-r y no puede reunir el valor necesario para volver all y encontrarla, lo cual a m me parece esplndido. Pero todo esto ha enviado su concentracin al diablo, lo cual ya no me parece tan esplndido. Vamos, Sam. Sintate y chale una mano. A punto de tartamudear una protesta, Bron hizo sitio en el divn al jovial, brillante, poderoso... Deba simplemente abandonar e irse] Pero Sam pregunt algo acerca de su estrategia y, cuando Bron se la explic, lanz un silbido de felicitacin. Al menos Bron crey que era de felicitacin. Jugaron. La marea cambi de sentido. La puntuacin tambin. Cuando dejaron la partida por aquella la noche (los jugadores elementales, haba explicado Lawrence, no podan esperar terminar una partida en menos de seis meses), Bron y Sam se estaban palmeando los hombros y riendo y felicitndose y volvindose para felicitar a Lawrence y, por supuesto, volveran a reunirse maana por la tarde y reanudaran el juego all donde lo haban dejado. Mientras caminaba por el pasillo hacia su habitacin, Bron decidi clidamente que la paliza que le haba dado al viejo pirata, aunque hubiera necesitado la ayuda de Sam para ello, haba hecho que la velada valiera la pena.

Se detuvo ante su puerta, frunci el ceo hacia la puerta del otro lado. Ni siquiera le haba preguntado a Sam cmo estaba Alfred. Deba llamar y averiguarlo? Un repentino recuerdo de una de las pocas cosas parecidas a una conversacin personal que haba tenido alguna vez con Alfred regres a l: en una ocasin, Alfred haba llevado realmente a Bron a un restaurante (recomendado por Flossie, al que haba sido recomendado por un amigo de Freddie), que result ser un lugar lleno casi enteramente por ricos (y ms bien lgubres) chicos de nueve a trece aos. (Los ms jvenes iban sencillamente envueltos en pieles!) Slo un puado de adolescentes que se acercaban a la edad de Alfred estaban presentes, y todos ellos parecan estar contemplando el lugar con patente buena voluntad y palpable nostalgia. Bron era el nico adulto all. Durante la cena, Bron haba hablado de esto y de aquello, hasta que de pronto Alfred se inclin por encima de la mesa y sise: Pero yo no quiero relaciones! Yo no quiero amistades! Quiero sexo..., a veces. Eso es lo que hago en la Casa de la Serpiente. Ahora, djame tranquilo! Dos nios sexualmente inidentificables, con las manos cerradas protectoramente en torno a sus bulbos de caf de despus de la comida, giraron hacia otro lado sus pequeos, calvos y morenos rostros para ocultar sus sonrisas en sus lujosos cuellos. Sin embargo, Bron segua considerando a Alfred como su amigo, porque Alfred, como todos los dems, haba venido a l, segua viniendo a l, pidindole si poda hacerle esto, o poda prestarle eso otro, o poda enviarle este cupn de ese anuncio, o esta carta de protesta acerca de lo que ese otro anunciante le haba enviado, o poda recogerle esto o aquello en su camino a casa, o si poda tirarle este cacharro, y, por supuesto, poda quedrselo si quera. Con diversos niveles de beligerancia, Bron cumpla con estas peticiones (para mantener la paz, se dijo a s mismo al principio), slo para descubrir que, cumpliendo con ellas, valoraba la relacin..., la amistad, se corrigi (porque l tena treinta y siete aos, no diecisiete). Supongo, pens Bron, de pie en el pasillo, que lo comprendo, lo cual tiene que ver con todo el asunto. Seguro que lo comprendo mejor de lo que comprendo a Lawrence. O a Sam. (O a esa mujer...? Su rostro volvi de nuevo a l, exhibiendo aquella deliciosa sonrisa.) Se gir hacia su puerta. Llamar a la puerta de Alfred? Si Alfred no se senta bien, Bron lo comprenda lo suficiente como para saber que no deseara que se supiera. Y si se senta bien, no querra ser molestado. (Si est bien, pens Bron, probablemente estar durmiendo. Eso es lo que hara yo con mi tiempo libre, si tuviera tan poco como ese pobre chico.) Bron abri su propia puerta y entr en una penumbrosa habitacin, con una cama ovalada (que poda ampliarse para albergar a tres personas: pese al secreto con que Alfred haca todas las cosas, no haba nada en las reglas de la casa coop que dijera que no podas joder con tantas personas como te apeteciera, siempre que lo hicieras en tu propia habitacin), un lector, un archivador de microfichas, una pantalla de televisin y dos diales debajo de ella para los setenta y cinco canales pblicos y sus tres privados, dos ventanas (una real, que daba al callejn detrs del edificio, la otra un diorama hologrfico intercambiable: unas cortinas azules estaban corridas ante ambas), cajones para la ropa, cajones lavabo y cajones water encajados en la pared, anillas de plstico aqu y all en la moqueta azul y de las cuales, con slo accionar un interruptor en el cajn de control, brotaran sillas hinchables. Era una habitacin como la habitacin de Alfred, como la de Lawrence, como la de Sam, de hecho como la docena de otras en las que haba vivido antes en un mundo y tres lunas; una habitacin confortable; una habitacin como diez mil veces diez mil otras. A las cuatro veintisiete de la madrugada, Bron despert bruscamente, preguntndose por qu. Tras cinco minutos en la oscuridad, se le ocurri una idea...,

aunque no estaba seguro de que fuera la idea que lo haba sacado de su sueo. Se levant, sali al pasillo y baj hasta la sala de la consola. Abandonados en la pantalla por la ltima persona que la haba empleado haba dos listados. (Normalmente era algo de Freddie o Flossie, relativo a sus tele-estudios.) Bron pas ausentemente los ojos por el de la derecha: tras media docena de entradas, se dio cuenta de que estaba leyendo nombres de antiguos presidentes de Marte. Sus ojos se posaron en el de Brian Sanders, la segunda de las dos (entre veinticuatro masculinos) presidentas femeninas. Haba sido bajo el mandato de Brian Sanders, la vieja y exaltada revolucionaria, que, haca cincuenta aos, la prostitucin masculina haba sido legalizada en Bellona; tambin, rezaba la historia, haba conseguido erradicar de la mayora de idiomas de la Tierra (donde sus discursos, por supuesto, haban sido televisados) y de Marte el trmino hecho por el hombre, refirindose insistentemente a todos los objetos blicos, as como la mayor parte de las creaciones de la cultura terrestre, como hechos por chiquillos. El listado de la izquierda (nombres masculinos y femeninos mezclados al azar y a partes iguales) era -resultaba evidente por su agrupamiento de siete en siete- nombres de los varios equipos de gobierno de la Federacin de Satlites Exteriores. S, el ltimo grupo corresponda a los que estaban en el poder ahora, durante la Alianza de Guerra: sus nombres estaban constantemente en todos los canales pblicos. (Los nombres masculinos y femeninos all, por supuesto, no significaban demasiado. Cualquiera poda adoptar cualquier nombre -como Freddie y Flossie-, en especial entre los ciudadanos de la segunda, tercera y cuarta generaciones.) Bron se pregunt qu apuesta o discusin haba sido resuelta por aquella informacin; y, sin siquiera sentarse, borr el programa. Haba otro programa mdico activado detrs de ste..., pero no era el de Alfred. Bron tecle Informacin General. Esperaba diez minutos de referencias cruzadas y bsqueda a travs de Info-Gen cuando tecle: La Pa: actriz (ocupacin). Cmo se archivaba la informacin sobre alguien as? La pantalla parpade por un segundo, luego comunic: La Pa - Nombre de trabajo de Gene Trimbell, productora, directora, dramaturga, actriz, administradora general de una comuna teatral itinerante (ver). Confirme:: biografa:: crtica:: descripcin:: obras publicadas. Bron frunci el ceo. Realmente, no estaba interesado en su biografa. De todos modos, puls Biografa. Biografa borrada bajo peticin. Eso le hizo sonrer. Saba cul era su aspecto: Descripcin no era necesaria. Puls Crtica, y la pantalla se llen de letras: La Pa es el nombre de trabajo de Gene Trimbell, considerada por consenso general como la ms sorprendente de las jvenes dramaturgas/directoras/productoras que han emergido al inicio de la dcada actual, muchas de las cuales estuvieron asociadas con el Crculo (ver) en Lux de Japeto. Atrajo pronto la atencin con sus sorprendentes producciones de clsicos tales como Britannicus, El gran dios Brown, Vatzlav y A.C./D.C., as como la produccin en videocinta para actriz nica Les paravents, en la que interpret todos los noventa y ocho personajes. Apenas cumplidos los veinte aos, dirigi el ahora legendario (y an controvertido) ciclo de peras de veintinueve horas de George Otuola Eridani (ver), que implicaba coordinar ms de trescientos actores, bailarines, cantantes, dos guilas, un camello, y el llameante geiser de treinta metros que le da ttulo. En su trabajo de direccin en las formas tradicionales ha tendido hacia lo ambicioso y monumental, y sus propias piezas de creacin estn caracterizadas por una gran compresin y brevedad. Hoy en da es conocida sobre

todo por su trabajo en microteatro, para el que form su propia compaa fluida hace tres aos. Sus breves, elpticas e intensas obras han sido frecuentemente comparadas a la msica del compositor del siglo XX Webern. Otro crtico, en otro lugar, ha dicho: "Sus obras no puede decirse que empiecen y terminen; ms bien empujan repentinamente objetos familiares, emociones y acciones, a menudo durante tan poco tiempo como un minuto o menos, hacia una deslumbrante luminiscencia surrealista, por medio de una asociacin de msica, movimiento, habla, luces, drogas, danza y decorado". Sus artculos sobre el teatro (recopilados bajo el ttulo de Escenas primaras y presentados como una serie de exhaustivas lecturas del ahora famoso prrafo de Lacan que encabeza cada pieza: "De hecho, la narracin dobla el drama con un comentario sin el cual ninguna mise en scne sera posible. Digamos que la accin permanecer, propiamente hablando, invisible desde la sala..., aparte el hecho de que el dilogo se hallar expresamente y por necesidad dramtica desprovisto de todo significado que pueda tener para una audiencia: en otras palabras, nada del drama puede ser aprehendido, ni visto ni odo, sin, nos atreveramos a decir, la iluminacin crepuscular que la narracin arroja en cada escena sobre el punto de vista que tienen los actores mientras lo representan") han dado a mucha gente la impresin de que es muy cerebral; sin embargo, es en el poder emocional de su obra donde reposa su actual reputacin. Pese a ello, muchos actores y dramaturgos jvenes (gran parte de los cuales admiten no haber visto nunca, o haber visto muy poco, de su obra), han tomado las Escenas como algo parecido a un manifiesto, y su influencia sobre el actual arte vivo del drama ha sido comparado con el de Mara Irene Forns, Antonin Artaud, Malina o Colton. Pese a esto, su compaa sigue siendo pequea, sus representaciones ntimas..., aunque raras veces confinadas en un espacio teatral formal. Sus piezas han sido representadas por todos los Satlites, sorprendiendo a ms de un transente que, un momento antes, ni siquiera saba de su existencia. El ndice a un lado y en la parte inferior de la pantalla listaba dos docenas de otros textos crticos. Ley tres de ellos al azar y, en mitad del cuarto, desconect la consola. Tir de la puerta de la habitacin a sus espaldas..., no se cerr completamente. Se volvi para examinarla, con el ceo fruncido. Una de las esquinas del dintel pareca haberse desencajado un centmetro o as de la pared. La oscilacin de la gravedad de antes? Contempl la consola a travs de la ahora permanente rendija de la puerta. Cmo poda hacerse una consulta a Informacin General sobre esto? Descalzo, ech a andar pasillo arriba, repentinamente cansado. Mientras se meta desnudo en la cama, pens: Artistas...? Bueno, no eran tan malos como los artesanos. Especialmente cuando tenan xito. De todos modos..., por supuesto, l no se sentira atrado por alguien que no fuera realmente famoso; sin embargo, pese a Lawrence, nunca haba odo hablar antes de ella. Deprimido, y preguntndose si llegara a volver a verla otra vez, se qued dormido. 3. EVITAR LOS CANGUROS Los filsofos que estn a favor de las proposiciones han dicho que las proposiciones son necesarias porque la verdad es inteligible solamente por ellas mismas, no por sus frases. Una respuesta antagnica es que podemos explicar la verdad de las frases a los proposicionalistas en sus propios trminos: las frases son ciertas cuando su significado constituye verdaderas proposiciones. Cualquier fallo de inteligibilidad a partir de aqu es ya su propio fallo. Willard Van Orman Quine/PHILOSOPHY OF LOGIC

Audri, la jefa que le caa bien, apoy una mano sobre cada uno de los montantes de la puerta del cubculo y, de pie y adoptando todo tipo de ngulos propios de ella, dijo (con una expresin que no le gust en absoluto): Esta es Miriamne... Bron, haz algo con ella y se fue. La joven que, un momento antes, haba estado detrs de ella (Miriamne?) era de piel muy oscura, pelo rizado, aspecto inteligente y expresin hosca. Hola sonri Bron, y pens: Tendr una aventura con ella. Fue una sensacin agradable, confortable, definitiva..., una gran relajacin: Eso debera de apartar de mi mente a esa loca criatura rubia con sus speras manos de uas doradas (y su suave y lenta risa). Se haba dormido pensando en ella; haba despertado pensando en ella. Incluso haba pensado (aunque, finalmente, haba decidido no hacerlo) ir andando al trabajo por el n-r. Miriamne, en la puerta, llevaba la misma capa corta color gris paloma que haba llevado la Pa, con los pechos al aire, como la Pa, y ms an, le record inmediatamente un formulario de trabajo que haba rellenado haca diecisiete aos: Describa el tipo fsico preferido con el que cree que podra encajar mejor. Su descripcin preferida haba sido, limpia y llanamente: Baja, morena, huesos pequeos, caderas anchas. Y Miriamne, baja, morena, huesos pequeos, y a un pelo de tener tambin unas caderas bien proporcionadas, estaba mirando algo a unos doce centmetros a la izquierda y cinco arriba de su oreja derecha. A su ceja? No... Bron se levant de su silla, an sonriendo. Era el tipo de mujer con la que poda ser infinitamente paciente en la cama (si ella necesitaba paciencia), ya que a menudo es mucho ms fcil ser pacientes con aquellos con los que ests seguro de complacer: experiment un agradable regreso de aplomo profesional. Afortunadamente, pens, ella vive en una agradable, amistosa, mixta coop, de modo que no le falta conversacin (la conversacin en sus relaciones sexuales no era su punto fuerte). Ocasionalmente se haba sentido muy atrado hacia las mujeres que aceptaban esto. Y haba algo en la expresin de ella que le aseguraba que nunca llegara realmente a sentirse demasiado implicado. Qu ms poda pedir? Recompensa para el cuerpo, desafo para el intelecto, y ninguna tensin en las emociones. Dio la vuelta, se sent en la esquina de su escritorio -interponindose entre ella y lo que fuera que estaba mirando ahora a sus espaldas- y pregunt: Tiene usted alguna idea de lo que esperan realmente que haga con usted? Dos semanas, decidi, como mnimo..., al menos ocupar mi mente. Incluso puede prolongarse hasta tres o cuatro meses..., como mximo. Quin sabe?, puede que incluso al final lleguen a gustarse el uno al otro. Ella dijo: Ponerme a trabajar, supongo y frunci el ceo hacia los memorndums que cubran el tabln de avisos. A qu se dedica usted exactamente? pregunt l. Ella suspir. Cibralgica. Lo dijo de una forma (segua mirando hacia el tablero de avisos) que sugera que ya lo haba dicho muchas veces aquella maana. De todos modos, l sonri y, con un aleteo de asombro en su voz, murmur: Cibralgica...? Y, cuando ella sigui sin mirarle, pregunt: Si su campo es la Cibralgica, por qu demonios la han enviado a metalgica? Sospecho su mirada se pos finalmente en l que porque tienen siete letras en comn, incluso en el mismo orden dentro de la palabra. Como todos estos carteles de guerra no dejan de recordarnos constantemente, no estamos en un mundo.

Estamos en la ltima luna importante del Sistema Solar, la nica que ha conseguido permanecer fuera de la ms estpida y ms cara guerra de la historia..., hasta ahora. Y, despus de lo de la ltima noche, una se pregunta cunto tiempo ms durar esto. Nuestros intercambios comerciales son tan precarios que llevamos un ao al borde de la crisis econmica..., abocados al peor de sus lados. Todo el mundo con una posicin de autoridad se halla histrico, y todos los dems fingen estar dormidos: Sabe usted de algo que funcione como debiera desde hace seis meses? Cualquier cosa? Quiero decir, despus de lo de la ltima noche... Oh, pens l, ella vive en el n-r. Bueno, eso no tendra que ser ningn problema; incluso poda hacer las cosas ms interesantes... Y alej con un parpadeo una risa rubia sobre los hombros color gris paloma. S, ese asunto de ayer por la noche. Fue ms bien alarmante, verdad? Un tipo en la coop donde estoy pertenece al Departamento de Enlace de Inteligencia. Despus de que terminara todo, intent explicarnos exactamente lo que haba ocurrido. No creo que nadie quedara convencido. (Eso debera de mostrarle que posea una cierta conciencia poltica. Y, ahora, algo para su ego...?). En realidad, s que Audri tiene que utilizar todo lo que consigue, especialmente en estos momentos, pero, cul es la utilidad de enviar a alguien con su entrenamiento a este departamento? Se volvi en la esquina del escritorio, recogi el arco metlico del intercom, se meti la pequea cuenta roja en su odo y la azul ante sus labios. Personal...? dijo, demasiado bruscamente; Miriamne le mir. Aqu Bron Helstrom... Sigui con los primeros diez dgitos de los veintids de su nmero de identificacin; para cuestiones de trabajo, eso era todo lo que se necesitaba. Tome nota de esto, por favor. No quiero tener que repetirlo. Nos han enviado aqu a metalgica a una tal Miriamne... No, no voy a pedirle a da su nmero: bsquelo usted. Ella ya ha tenido bastantes problemas hoy. Mir a Miriamne, que ahora estaba mirndole, aunque un poco inexpresivamente. Es cibralogista, y por alguna retorcida razn que ninguno de nosotros comprende ni aprecia, ha sido enviada a... Con quin desea hablar exactamente en Personal? respondi la voz, con comprensible irritacin. Usted servir. (Miriamne slo poda or su parte de la conversacin). Toda esta estupidez se ha producido porque las responsabilidades han estado pasndose de mano en mano desde estoy seguro hace ms de una semana. Y yo..., es decir, Bron Helstrom, de metalgica repiti una vez ms sus diez dgitos, supongo que ha anotado ya todo esto, as que ya sabe de dnde viene la queja..., no tengo intencin de que esto se pierda tambin en el lo. Han enviado ustedes a esa mujer a metalgica, un departamento que no puede utilizar ni su entrenamiento ni su talento. sta no es la primera vez que ocurre algo as; es la sexta. Eso es ridculo, una prdida de tiempo para todo el mundo, una interrupcin del trabajo de todo el mundo. Ahora decida usted quin debe saber todo esto, y llmelo... Oy una seca inspiracin, luego el clic de la comunicacin al ser cortada, y si alguien desea saber de dnde viene la queja, antelo bien. Dio de nuevo su nombre y nmero a la muerta esfera roja. Ahora piense en eso, cerebro de mosquito, antes de poner en un compromiso a alguien ms envindole a hacer un trabajo para el que no est entrenado. Adis. Deposit el arco del intercom, pensando: Lo de cerebro de mosquito va por haberme cortado. Mir a Miriamne (con el fantasma de la beligerancia flotando en su sonrisa): Bueno, supongo que hemos dejado las cosas claras..., si es que sirve para algo. Inclin la cabeza hacia un lado. El mismo fantasma se asom a la sonrisa de ella. Se frot el cuello con un dedo. Sus uas eran cortas y cromadas. Sus labios llenos y marrones. Soy cibralgica dijo. Por todo lo que s, no existe ningn cibralogista.

Bron se ech a rer. Oh. Bueno, ser sincero con usted. Yo nunca haba odo hablar de la cibralgica. Yo s he odo hablar de la metalgica... Mientras Bron rea, dentro de l el fantasma se hizo momentneamente real. Mire dijo, puedo hablarle un poco de la metalgica y, maana, probablemente encontremos algo que pueda hacer que no sea demasiado aburrido, aunque tampoco sea demasiado til. Alz las manos, con las palmas hacia arriba. O podemos tomar un poco de caf y simplemente se encogi de hombros hablar de otras cosas. Quiero decir que s lo agotadoras que pueden llegar a ser estas maanas de apresrate y luego espera. He tenido que pasar por muchas de ellas antes de conseguir llegar hasta aqu. Su sonrisa se convirti en una corta risa (aunque con aquel hosco fantasma asomndose todava). Por qu no tomamos el caf y me habla usted un poco de la metalgica? Bron asinti. Estupendo. Voy a pedir... Se puso en pie. Puedo sentarme en este...? Por supuesto. Pngase cmoda. Cmo le gusta...? Solo dijo ella desde la silla basculante como mi vieja y se ri de nuevo (mientras l meta la mano en el cajn junto a su rodilla y discaba. Un bulbo de plstico se desliz hacia fuera, golpe sus nudillos y quem su piel). Eso era lo que mi padre sola decir siempre. Apoy las manos en sus rodillas. Mi madre era de la Tierra..., de Kenia, para ser exactos, y yo he estado intentando vivir sin ese lugar desde entonces. Bron le devolvi la sonrisa, deposit un bulbo de caf sobre el escritorio, cogi el otro y pens: Tpico n-r..., siempre hablando de dnde han venido, de dnde empezaron sus familias. Sus propios padres haban sido recios, rubios, diligentes y (despus de aos de trabajar como operadores de ordenador en Marte, cuando su entrenamiento de la Tierra, pasado de moda antes incluso de su emigracin marciana, les haba prometido gloriosas carreras en diseo) melanclicos. Estaban en mitad de la cuarentena cuando lleg l, el ltimo de cinco hijos. (Estaba bastante seguro de haber sido el ltimo.) Era por eso, se pregunt una vez ms, por lo que le gustaban las mujeres de aspecto melanclico? Sus padres haban sido, como tantos otros que llegaba a ser incluso embarazoso, trabajadores en un nuevo mundo que necesitaba cada vez menos ese tipo de trabajo. No haba vivido con ellos desde los quince aos, no los haba visto desde los veinte, haba pensado raramente en ellos (normalmente cuando alguien se refera a los suyos), nunca hablaba de ellos (una concesin a un cdigo de educacin casi universal fuera del n-r que, una vez se haba dado cuenta de que exista, haba hallado inmensamente tranquilizadora). Bron tendi a Miriamne el segundo bulbo. De acuerdo. Metalgica... Desde detrs del escritorio? No, mejor situarse de nuevo en la parte delantera, para conseguir un mayor efecto. La gente ech hacia un lado un montn de desmoronantes papeles, cuando se dedica a resolver algn problema real, no utiliza una lgica estricta y formal, sino una especie de metalgica, de la cual las reglas de la lgica formal pueden ser consideradas, en ocasiones, como los parmetros generadores. Ya conoce el viejo problema: Si una gallina y media pone un huevo y medio en un da y medio... Alz una ceja (la autntica) y aguard a que ella bebiera. Su bulbo de plstico se arrug y se colapso en una bola ms pequea. Ella alz la vista. La pregunta es: Entonces, cuntos huevos pone una gallina en un da?

Uno? sugiri ella. ...sa es la respuesta comillas lgica cierra comillas que ha estado dando la gente desde hace ms de cien aos. Un poco de pensamiento sobre el tema, sin embargo, le mostrar que en realidad es dos tercios de un huevo... Miriamne frunci el ceo. La cibralgica utiliza los componentes de representacin del lenguaje/pensamiento... Soy ingeniera de hardware; no s mucho de lgica, ni meta ni de la otra. As que vaya despacio. Si una gallina y media pone un huevo y medio en un da y medio, entonces tres gallinas pondrn tres huevos en el mismo da y medio, correcto? En consecuencia, una gallina pondr un huevo en ese da y medio. De ello se deriva que una gallina pondr... Dos tercios de un huevo en un da asinti ella. Sorbi. El bulbo se colapso ms. Entramos en la metalgica explic Bron (Pensando: Con las inteligentes y melanclicas, esa expresin de atencin significa que estamos consiguiendo ms de lo que conseguiramos si sonrieran)cuando preguntamos por qu llamamos a ese uno la respuesta lgica. Conoce usted el axioma fundamental de prcticamente cualquier texto formal de lgica jams escrito, Negar que P es cierto es afirmar que P es falso? Recuerdo vagamente algo acerca de que negar que el Taj Mahal es blanco... La burbuja de Miriamne no era ms que un plstico arrugado entre sus brillantes uas es afirmar que no es blanco..., una idea con la que, slo intuitivamente, nunca me he sentido muy cmoda. Y con buenas razones. Bron bebi su propio caf y oy crujir el plstico. El significado de blanco, como el significado de cualquier otra palabra, es un abanico de posibilidades. Como el color en s, el significado se desvanece muy imperceptiblemente hacia un lado, a travs del gris, hacia el negro, y por el otro, a travs del rosa, hacia el rojo, y as, por todos lados, hacia cualquier otro color; e incluso hacia algunas cosas que no son en absoluto colores. Lo que el lgico que dice: Negar que el Taj Mahal es blanco es afirmar que no es blanco est diciendo realmente es: Si situamos un lmite en torno a parte del abanico de significados de un espacio cuyo centro todos estamos de acuerdo en llamar blanco, y si luego procedemos a llamar a todo lo que haya dentro de ese lmite artificial "blanco", y todo lo que haya fuera de ese lmite "no blanco" (en el sentido de "cualquier cosa menos blanco"..., y observe que hemos introducido una distorsin a lo que hemos dicho que haba realmente all), entonces cualquier punto en el abanico total de espacio significativo tiene que estar o bien dentro o bien fuera de este lmite..., una idea ms bien arriesgada, porque si ese lmite es cualquier cosa en el universo real, desde un muro de piedra a una simple onda pulsante, entonces tiene que haber algo debajo de ella, por decirlo as, que no est ni en una parte ni en la otra. Y es arriesgada tambin porque, si el Taj Mahal resulta que est hecho de losetas blancas sujetas a granito marrn mediante arcilla tostada, entonces no hay nada que le impida afirmar que el Taj Mahal es blanco y que el Taj Mahal es marrn y que el Taj Mahal es tostado, y afirmar que tanto el tostado como el marrn se hallan en el rea de espacio significativo que hemos sealado como no blanco... Espere un momento: Parte del Taj Mahal es blanco, y parte del Taj Mahal es marrn, y parte del Taj Mahal es... La solucin es mucho ms simple que eso. Entienda: Del mismo modo que blanco, las palabras Taj Mahal poseen un abanico de significados que se extiende, por un lado, al menos tan lejos como las puertas que rodean el lugar, de modo que una vez entras en l puedes decir sinceramente: Estoy en el Taj Mahal, y

que, por el otro lado, se extiende al menos hasta las losetas individuales en la pared, e incluso ms all a la arcilla entre ellas, de modo que, cuando cruzas las puertas del Taj Mahal y pasas slo la ua por la franja de no coloreado material entre dos losetas, puedes decir, con la misma sinceridad: He tocado el Taj Mahal. Pero observe tambin que los terrenos del Taj Mahal se desvanecen (hasta el punto de que son uno con ella) en el rea de significado de la superficie de la India, gran parte de la cual no es en absoluto los terrenos del Taj. Y la arcilla entre las losetas se desvanece tambin (hasta el punto en que es una con ella) con la arcilla de Vriamin..., la arcilla extrada de los pozos de arcilla de Vriamin, a cincuenta kilmetros al sur, parte de la cual fue a parar al Taj y parte de la cual fue a parar a otros edificios completamente distintos. El lenguaje es paramtrico, no perimtrico. Las reas de espacio significativo se entremezclan y se desvanecen una en otra como las nubes de color en un espectro tridimensional. No encajan entre s como ladrillos de cantos vivos en una caja. Lo que hace los lmites lgicos tan arriesgados es que la afirmacin del lgico formal de que puede establecerse un lmite en torno a una rea de espacio significativo no nos proporciona, en una situacin tan nubosa, ninguna forma de decir dnde establecer el lmite, cmo establecerlo, o si, una vez establecido, llegar a sernos til. Ni nos ofrece ninguna forma por la que dos personas puedan estar seguras de que han establecido sus lmites en torno a la misma rea. Tratar las interpenetrantes nubes de bordes blandos como si fueran ladrillos de afilados bordes no nos ofrece mucha ayuda si deseamos hablar realmente de cmo construir una autntica casa. El lenguaje normal, informal, no riguroso, supera todos esos problemas, sin embargo, con una bravura, una desenvoltura y una elegancia que deja al lgico formal jadeando y aplaudiendo. Bron se balance una sola vez en su escritorio. Visualice un rea de espacio significativo..., lo cual es difcil de conseguir en la mejor de las ocasiones, porque el modelo ms simple en el que podemos pensar tiene que ser representado en siete coordenadas (una para cada rgano de los sentidos), y el que utilizamos normalmente emplea veintiuna, algunas de ellas fraccionarias, lo cual en realidad no es ms difcil que trabajar con exponentes fraccionarios, y algunas polares, porque las lneas resultantes, no definibles, entre coordenadas bipolares modelan convenientemente algunas discontinuidades significativas que todava no hemos sido capaces de unir coherentemente: cosas como el deslizamiento entre lo denotativo y lo connotativo, o lo metonmico y lo metafrico. Es preciso tomar un poco de la teora de las catstrofes para comprenderlo... Incidentalmente, sabe usted que la teora de las catstrofes fue inventada en el siglo XX por el mismo toplogo del siglo XX, Rene Thom, que los neotomistas siguen venerando? Aunque no tanto como uno podra creer... Para delinear el modelo paramtrico del lenguaje, utiliz la extravagante analoga de los significados como nubes de colores llenando el espacio significativo, y las palabras como globos dirigidos que, una vez unidos en una frase, eran arrastrados a las diversas reas especficas de sus nubes de significado por los vectores de sintaxis resultantes, pero que, una vez soltados, derivaban ms o menos de vuelta hasta all de donde haban partido en sus campos nubosos. Ni siquiera estaba seguro de si haba obtenido la analoga de algo que haba ledo en la biblioteca de la oficina -quizs uno de los pasajes ms visionarios del segundo volumen de la Summa de Slade?- o algo que haba aprendido en su turno de entrenamiento. Posiblemente ambas cosas. Creo que ahora le sigo dijo Miriamne en un momento determinado. Slo que, hace un momento, mencion usted cosas en el universo. De acuerdo: dnde est en el espacio real este espacio significativo? Y de qu estn hechas en el espacio real estas nubes imprecisas o campos de significado de siete a veintiuna dimensiones? Bron sonri. Tiene que recordar usted que todas esas visualizaciones, incluso las a-

dimensionales, en s mismas no son ms que modelos abstractos para..., bueno, explicar cmo lo que es consigue realizar lo que hace. Lo que es, en este caso, es la matriz orgnica altamente compleja de los microcircuitos del cerebro humano en interface con un montn de frentes de onda distorsionados por objetos y energas dispersos por todo el cosmos. Y lo que hace, en este caso, es ayudar al cerebro a aprender lenguajes, producir razonamientos en esos lenguajes, y analizar esos razonamientos en trminos lgicos formales, as como en metalgicos. Si me permite usted desarrollar algunos vectores sintcticos entre esos globos, eso los desviar a travs de importantes deslizamientos metafricos: El espacio se halla en los circuitos del cerebro, y las nubes estn compuestas por lo mismo que las palabras una vez han pasado por el tmpano de nuestros odos, del mismo modo que est compuesta la imagen de este bulbo de caf una vez pasa la retina, del mismo modo que est compuesto el sabor de una barrita de Protyyn una vez pasa por las papilas gustativas, lo mismo podemos decir de los vectores que mantienen a los globos juntos, o las fuerzas direccionales que los anclan dentro de sus nubes ms o menos all donde las ha situado el aprendizaje: una serie de frentes de onda electroqumicos dirigidos. Miriamne sonri. Creo que sigo pensando que todava le sigo. Bien. Entonces eche a un lado todas las visualizaciones que ha estado formando hasta ahora, en primer lugar porque simplemente no hay ninguna forma de visualizar un frente de onda dirigido cartografiando un espacio de siete a veintiuna dimensiones lleno de abanicos de significado espectralmente relacionados, ya que lo es todo menos, por decirlo en pocas palabras, supersimplificado. Y en segundo lugar, porque vamos a empezar de nuevo con Afirmar P es negar no-P y vamos a subir un tramo completamente distinto de escaleras. Est preparada? Adelante dijo Miriamne. Voy inmediatamente detrs de usted. De acuerdo: las dos metas de la metalgica son: una) la delimitacin del problema, y dos) una exploracin de la interpenetracin entre los elementos del problema en el espacio significativo. En viejos trminos booleanos (vio usted el reportaje del canal pblico sobre eso hace unas semanas?), se puede llamar a eso un riguroso cartografiado del Universo del Discurso. Supongamos que estamos construyendo alguna exposicin o discusin acerca de los campos de hielo del granjero Jones; y la mayor parte de los elementos del problema sern las cosas que estn ya en las tierras o las cosas que pueden ser tradas a las tierras. Si decidimos llamar a todas las tierras al sur de la Vieja Grieta P, entonces, segn cmo y qu cosas afecten al problema, es decir, se interpenetren con l, puede no haber ninguna razn para no llamar a las tierras al norte de la Vieja Grieta no-P. O podemos desear llamar a todas las tierras del norte y las cosas que estn en todas las tierras del norte y del sur noP. O, con un tipo diferente de problema, podemos desear llamar a todas las tierras del norte y a todas las cosas en todas las tierras del norte y del sur y a todas las cosas que pueden ser tradas a las tierras no-P. O, de hecho, podemos, segn el problema, hacer algn otro tipo de divisin. Ahora recuerde que, en lgica formal, no-P tena que ser aceptada en trminos de no-P, lo cual (si P son las hectreas del sur del granjero Jones) incluye no slo las hectreas del norte sino tambin el problema de la cuadratura del crculo, el anillo interior de Saturno y el pesar..., sin mencionar el Taj Mahal. Pero, dado lo que sabemos del problema, resultara un poco estpido esperar que cualquiera de estas cosas diera como resultado una autntica solucin. Desecharlas de nuestra consideracin es una delimitacin metalgica, resultado de un examen del espacio significativo en torno de varios vectores sintcticos que conectan diversas palabras del problema. Esto significa que nuestra delimitada rea para P y noP puede ser llamada metalgicamente, si no lgicamente, vlida. En otras palabras:

Negar significativamente que el Taj Mahal es blanco, aunque ciertamente no es afirmarlo, s es, muy evidentemente, sugerir que el Taj Mahal es de algn color, o una combinacin de colores; y lo sugiere mucho ms enfticamente de lo que sugiere que el Taj Mahal es Brian Sanders, la libertad, la muerte, grande, pequeo, pi, una coma decimal o el cometa Halley. Tales sugerencias mantienen unido el espacio significativo y lo mantienen en orden. Tales sugerencias son las que resuelven los problemas reales. Ponindonos de nuevo tcnicos por un momento y regresando a nuestra pesadilla no dimensional... Y a partir de ah se desvi hacia las diversas representaciones topolgicas de las interpenetraciones metalgicas de P y no-P en cualquier volumen a-espacial donde las dos estuvieran representadas:...no-P puede arrancar una pequea parte de P, o puede ser una forma que perfore a P como un dedo una bola de masa, asomndose por ambos lados. Puede ser una forma que corte a travs de P y la parta en dos mitades..., en realidad tres, si consideramos el resultado como dos lados y la particin en el centro. Tenemos una relacin muy til P/no-P cuando decimos que, para cualquier espacio, no-P se halla completamente contenida en P, es tangente a ella en un nmero infinito de puntos, y la divide en un nmero infinito de partes..., es algo tan comn que tenemos un nombre especial para ello: decimos que no-P rompe P. Es por eso que la relacin metalgica de la gallina y media nos sugiere equivocadamente utilizarlo para responder rpidamente uno. Bron inspir profundamente y se dio cuenta de que sus ojos vagaban por el cubculo, haciendo una pausa en el tabln de avisos, las consolas de la pared y del escritorio, los archivadores, los estantes y los lectores. Y lo que hacemos aqu, en este departamento, es tomar los programas para algunos problemas muy complicados, sus sinopsis verbales y las especificaciones para las respuestas, a menudo los propios problemas contienen millones de elementos y millones de operaciones, y efectuar un rpido estudio por medio del cual intentamos cartografiar a qu espacio de una, dos o diecisiete coordenadas pertenece el problema/respuesta; y entonces sugerimos una interpenetracin topolgica adecuada para los constituyentes P, Q, R y S que componen la cosa, proporcionando una metalgica hecha a la medida que, cuando es pasada al ordenador, reduce todo el asunto a un tamao y forma manejables; sin embargo, no enviamos nuestros resultados directamente a la sala de ordenadores, sino que los remitimos a otro departamento denominado simplemente 70-E, que reelabora por completo nuestros resultados en otra forma distinta y los enva entonces a otro departamento conocido an como el Estudio de Howie (aunque creo que Howie ya no est entre nosotros desde hace ms de siete aos), donde se hacen con ellos cosas an ms misteriosas y arcanas, de las que no necesitamos preocuparnos aqu. Volviendo a lo que... y mientras su monlogo adoptaba de nuevo lentamente el aire de una discusin, descubri que muchos de los aspectos ms tcnicos (si no conseguimos generar un cartografiado coherente del problema en un espacio de n coordenadas, una indexacin cruzada del mapa en un espacio tridimensional a travs de una serie de matrices cruzadas representadas por Wi, W2, Ws,... Wn pueden sugerir a menudo dnde conseguir una aproximacin de coherencia en un espacio de coordenadas n + 1, n + 2, n + 3... n + r. Lo cual es estupendo, ya que todo lo que hay que hacer, para un mapa determinado, es tomar el volumen que nos permite determinar ciertos aspectos metalgicos de su traduccin que podemos modelar como una aceleracin regresiva con respecto a los productos especficos de la matriz no conmutativa, i, j y k...) le parecan familiares de otras aplicaciones. Las analogas fciles, definitivamente llenas de agujeros (las incoherencias que el tcnico intentaba llenar), eran situadas rpidamente por ella en su lugar. Empez a sospechar que, con anticipacin al trabajo, ella haba recurrido a un Sam. De tanto en tanto escuchaba con extrema atencin cuando l se desviaba hacia una elocuencia ms bien confusa. En

medio de una de tales desviaciones le golpe el pensamiento: En alguna parte en el espacio real exista el autntico Taj Mahal. Nunca lo haba visto: nunca haba estado en la Tierra. Eso y la lluvia y la luz diurna sin escudo alguno..., con la actual situacin poltica, probablemente nunca tendra oportunidad de ir. Luego, alzndose para reemplazar la inquietante sensacin (aunque por qu era inquietante no lo saba), surgi: Si realmente voy a iniciar una aventura con esta mujer, quiz me estoy excediendo un poco... Sus ojos volvieron a los de Miriamne. Aguard a que ella dijera, a lo que fuera que l acababa de decir, que comprenda, o que no comprenda, o que la visin desde la parte superior de aquella escalera era un poco mareante (l siempre lo hallaba as), o formulara una pregunta acerca de alguna parte de ella, o finalmente admitiera que su atencin se haba perdido y que haba perdido parte de su exposicin, y que por favor se la repitiese. Lo que ella dijo, despus de aplastar su bulbo de caf en su mano, mirar a su alrededor en busca de un lugar donde arrojarlo, no hallar ninguno, y arrojarlo finalmente a una esquina donde ya haba un montn de otros bulbos arrugados que l mismo haba tirado inelegantemente el mes pasado, fue: Sabe?, creo que ayer conoci usted a una amiga ma en el n-r. Dirige una comuna de teatro..., la Pa. Lo que ocurri a continuacin fue que su corazn empez a latir fuertemente. (El Taj se derrumb en un montn de granito, arcilla, losetas...) Mantuvo su sonrisa en su lugar y consigui decir, roncamente: Oh, quiere decir que conoce usted...? Eso s es una coincidencia! Los latidos eran tan fuertes que atronaban en sus odos. La Pa? La intensidad disminuy. Durante las siguientes seis horas, por medio de algn proceso lgico, metalgico o al azar, averigu que Miriamne viva en la coop del n-r (los Tres Fuegos) que haba ofrecido a la compaa de la Pa un conjunto vaco de habitaciones en el stano; que Miriamne haba hecho amistad con la Pa haca una semana; que la Pa le haba mencionado, la noche pasada, que haban efectuado una actuacin para alguien que probablemente trabajaba en la gran hegemona de ordenadores de la Plaza de la Luz..., no, la Pa desconoca su nombre, pero estaba en metalgica y llevaba una ceja de metal. Durante todo esto, Bron tom tablillas borrables de escritura de su cajn, borr algunas, las puso en otros cajones, se dio cuenta de que las haba puesto en los cajones equivocados, no dej de sonrer, le habl brevemente del proyecto Estrella del Da (con una explicacin que, cuando ya estaba a la mitad de ella, se dio cuenta de que no poda seguirla porque era simplemente incoherente, la termin de todos modos, y descubri que ella haba comprendido mucho ms de lo que l hubiera credo), supo que cuando ella haba sido contratada se le dijo que casi con toda seguridad no acabara en su propio campo sino que, dado el estado de las cosas debido a la situacin econmica, cada cual tena que conformarse con lo que sala; cuando le dijeron que probaran en metalgica, se pregunt si iba a conocer al rubio alto con la ceja de oro. S, se haba sorprendido cuando se dio cuenta de que l era la persona que estaba sentada detrs del escritorio y a la que haba sido asignada como ayudante. S, Tetis era una ciudad pequea. En medio de todo aquello lleg la hora de comer, y l le dijo dnde estaba la cafetera del edificio y la envi all arriba, tras decidir que l comera algo envuelto en plstico a solas en la oficina. Cinco minutos despus de que ella se fuera, record que estaba intentando tener una aventura con la mujer. Enviarla a comer sola no haba sido un buen movimiento si su meta era sa, as que se apresur tras ella. Justo detrs de las dobles puertas de la cafetera estaban las Siete Hermanas Ancianas (cuatro de las cuales, al menos, eran mujeres), con sus capas de cuentas y sus pauelos plateados. Haca un ao o as haban venido a trabajar a la hegemona;

durante unos meses, los rumores las haban convertido en algo parecido a un mito hegemnico. Eran las ltimas supervivientes de alguna secta a la que se haban unido a los tres o cuatro aos de edad, una secta que, durante las ltimas ocho dcadas o ms, haba eludido toda instruccin, regeneracin corporal y la adquisicin de habilidades matemticas. (Qu haca exactamente esa secta era algo de lo que Bron no estaba seguro.) Haca algunos aos, sin embargo, bajo las necesidades de la devaluacin de las fichas y el crecimiento de las demandas del crdito, se haba producido un cambio en la poltica de la secta. Utilizando nicamente los entrenamientos de la Informacin General y los programas de instruccin disponibles a travs de la consola de cualquier coop, las siete octogenarias haban conseguido, en un ao y medio, dominar no slo la lectura y escritura bsicas y los rudimentos de las matemticas, sino tambin varias tcnicas ms bien avanzadas de diseo paramatemtico; haban aplicado todo ello a su trabajo, haban superado los tests de eficiencia, y haban sido contratadas. Su secta an les prohiba compartir su comida con los no creyentes pero, basndose en un cierto sentido del decoro social, acudan siempre a la cafetera a la hora de la comida y permanecan junto a la pared, sonriendo, saludando, intercambiando frases banales con sus compaeros de trabajo que acudan a comer. Bron salud con la cabeza a la ms cercana, luego escrut la concurrida sala. Una docena de personas estaban reunidas en torno a (s, por supuesto) Tristn e Isolda, las dos hermanas gemelas de doce aos que, haca seis meses, haban sido ascendidas a directoras de toda el ala de Tetis de la hegemona (... ms tests de aptitud, ms puntuaciones fenomenales). Tristn, desnuda, estaba de pie rascndose el pie izquierdo con los dedos del derecho, contemplndolo todo sin ningn inters. Isolda, baada en difano escarlata de pies a cabeza, charlaba animadamente con una docena de personas a la vez. A los tres meses, las chicas haban pedido que se les librara de sus agotadores cargos ejecutivos. Dijeron que interferan con sus dems intereses. Ahora estaban trabajando de nuevo como evaluadoras de tcnicas de crdito. Pero, segn decan los rumores, retenan su aumento cudruple del crdito. Mientras miraba desde el mostrador vegetariano a la izquierda, al otro lado de la repleta sala, hasta la cola de la dieta especial de la derecha, Bron experiment por cienmilsima e irritante vez ese instante de incomodidad y alienacin; la mayor parte de aquella gente, por razonable y feliz que fuera, viva en las coops mixtas que l haba intentado una vez, pero haba hallado demasiado tediosas y demasiado irritantes para soportarlas. La mayora de ellos -aunque no necesariamente la misma mayora- vivan en coops donde el sexo era abierto y animado e insistentemente integrado en todos los aspectos de la vida cooperativa..., algo esplndido en teora, pero en la prctica su aspecto ms irritante y tedioso. (Muy pocos de entre ellos [ligeramente menos de uno entre cinco], como Philip -que estaba de pie al otro lado de la sala, frotndose la barba con la mueca y hablando con tres programadores jvenes, cuyo sexo Bron ni siquiera poda distinguir [aunque uno de ellos iba desnudo] debido a los hombres y mujeres que se cruzaban ante ellos-, vivan en comunas familiares complejas.) Philip era el jefe que, definitivamente, a Bron no le gustaba. Dnde estaba Miriamne, de todos modos? Durante el primer ao de Bron en los Satlites, en Lux, haba pensado que tal vez le gustara un trabajo fsico, trabajar con las manos, con el cuerpo..., despus de todo, vena de un trabajo fsico en Marte. Se haba entrenado, haba estudiado, haba hecho pruebas; y haba conseguido trabajo en un gran refectorio de metal ligero (los metales pesados eran cada vez ms raros a medida que te alejabas ms y ms del Sol). Haba odiado el trabajo; se haba sentido totalmente frustrado por la gente. De ah, haba pasado tres semanas en un programa de entrenamiento en un complejo de reciclado

de Protyyn..., result algo tan desagradable que decidi olvidar las lunas de Saturno a cambio de las lunas de Neptuno. (Jpiter estaba al otro lado del Sol; no alentaban la emigracin a Ganmedes aquel ao.) Luego haba venido aquel trabajo en el canal pblico. De todos modos, si permanecas de pie en las cafeteras de cualquiera de los cuatro lugares durante una hora, observando a la gente ir y venir, escuchando fragmentos de conversacin, revisando los temas de sus preocupaciones cotidianas, apenas podas distinguirlos, excepto por el hecho de que dos estaban en Japeto y esto era Tritn. Miriamne, con su bandeja, sala de la cola vegetariana. Se dirigi hacia ella, abrindose paso por entre los trabajadores que avanzaban de un lado para otro. Hola dijo ella. Ha cambiado de opinin? Luego mir por encima de su hombro. Bron mir tambin. Philip, descalzo como Tristn, vestido con un mono antispticamente blanco, avanzaba hacia ellos. Llevaba prendida al pecho con imperdibles de latn una V de plstico rojo. Oh, hola, Phil... se volvi Bron. sta es Miriamne, la nueva ayudante que Audri me trajo esta maana. Philip es mi otro jefe, lo cual lo hace en cierto modo su jefe tambin..., se conocan ya? Nos habamos encontrado dijo Philip. Como te dije antes, si Bron te trata mal, te lo repito ahora porque no me gusta decir las cosas a espaldas de la gente..., dale una patada Philip alz el pie y gir ligeramente los dedos hacia el tobillo de Bron (el tobillo de Philip era increblemente peludo) directamente aqu. Bron se lux la rodilla este mismo ao -lo cual era cierto-, y no creo que la haya cuidado como corresponda. Seguro que esto le causar un enorme dolor. Bron se ech a rer. Philip es un autntico cmico. No, no le gustaba en absoluto Philip. Miriamne dijo: O a alguien comentar que esas dos chicas de aqu eran los jefes de toda esta operacin hace unos meses... Aja respondi Philip. Y la cosa funcionaba mucho mejor de lo que funciona ahora. Por supuesto, puede que todo sea por culpa de las presiones de la guerra. Miriamne mir al grupo an reunido en torno a las gemelas y agit la cabeza con una ligera sonrisa. Me pregunto qu harn dentro de diez aos. Dudo que sigan siquiera en el negocio dijo Philip. Ese tipo de gente nunca lo hace. Si siguen, cuando tengan veinticinco aos probablemente habrn fundado una familia. O una religin, si no. Hablando de familias, algunos de nuestros chicos estn abajo aguardndome. Me disculpis? Philip se alej. Llevaba sujeta a la espalda, con imperdibles de latn, una N de plstico rojo. Bron lo contempl alejarse con el ceo fruncido y dijo: Ir a coger algo de comida. Busque un reservado. En torno a todo el saln haba una serie de cubculos donde comer y leer, comer y charlar, comer y meditar en silencio, reservados ntimos para cualquier cosa que uno deseara... Si ella elega uno de esos ltimos, Bron, con ese pequeo gesto de la mano, haba dejado bien claras sus intenciones. Pero ella eligi uno para conversacin. As que, durante el resto de la hora de la comida (se dio cuenta de que lo haba hecho dos minutos antes de que fuera la hora de regresar al trabajo), l le hizo preguntas acerca de la Pa, la comuna teatral, de nuevo la Pa..., no precisamente,

medit mientras bajaban la escalera hacia el Departamento de Metalgica en el segundo subsolano, la mejor forma de iniciar con el mejor pie una relacin. Bueno, an quedaba todo el resto del da. El resto del da sigui del mismo modo, hasta que, cuando ella le pidi si poda marcharse diez minutos antes porque, despus de todo, no haba realmente nada que hacer hoy y poda recuperar el tiempo una vez estuviera ms metida en el trabajo, y l dijo por supuesto, y ella mencion que iba a volver caminando a su coop, y Bron, recordando que despus de todo l estaba intentando iniciar una aventura con ella, le pregunt si le importaba que fuera con ella, y no, no se apartaba de su camino habitual, ya que frecuentemente tomaba aquel camino a travs del n-r, ella frunci el ceo y, un poco a regaadientes, accedi. Quince minutos ms tarde, cuando salieron de la Plaza de la Luz y entraron en el desierto callejn que conduca al paso inferior, l record de nuevo que estaba intentando iniciar una aventura con ella y apoy la mano en el hombro gris de su capa: quiz ya era tiempo de sealar abiertamente sus intenciones... Miriamne dijo: Mire, s que est sometido a mucha presin al tener que ensear a alguien a hacer un trabajo para el que no est entrenada, ni siquiera interesada, pero tambin tengo la sensacin, ms o menos cada media hora, cuando usted se acuerda de ello, de que intenta seducirme. Yo? Bron se acerc un poco ms y sonri. Qu le hace pensar eso? Quiz deba explicarme mejor dijo ella. La coop donde vivo es toda de mujeres. La risa de la Pa regres a l, pulsando al ritmo de su corazn, que por segunda vez empez a acelerarse. Oh, vaya... Dej caer la mayo. Hey, lo siento..., es gay? La coop no dijo ella. Pero yo s. Oh. Bron inspir profundamente, con su corazn haciendo arder todava la sangre y el aire en su pecho. Bueno, realmente, yo..., quiero decir, no lo saba. Por supuesto dijo ella. Por eso pens que deba decrselo. Quiero decir, en estos momentos no estoy interesada en los hombres en ninguna forma, sean de la forma o del color que sean. Comprende? Oh, claro, por supuesto. Y no quiero que me chille ms tarde porque le he dejado ir demasiado lejos, porque sa no ha sido nunca mi intencin. Simplemente he querido ser amable con alguien con quien tengo que trabajar y que parece una persona bastante agradable. Eso es todo. Por supuesto dijo l. Comprendo. La mayor parte de la gente que vive en coops no especificadas de un solo sexo no suele estar interesada ni en los hombres ni en las mujeres. Lo s. Yo vivo en una. Veo que lo ha captado. Sonri. Ahora, si desea volver a la plaza y coger su transporte... No. Honestamente, suelo ir a casa por este camino..., muchas veces. As es como conoc a Pa..., la Pa..., ayer. Miriamne se encogi de hombros y sigui andando, pero a una distancia que, a medida que se acercaban al arco del paso, se fue agrandando. No es que se muestre hosca, se dio cuenta de pronto Bron: Est tan preocupada como yo. Por qu?, se pregunt. Y, surgiendo dentro de su mente, tan opresiva como un iceberg y tan brillante como un cometa, estaba el rostro de la Pa. No (entrecerr los ojos hacia Miriamne, que estaba un paso ms adelante), ella dijo que la Pa era slo su amiga: Como yo y Lawrence, pens. Luego, la repentina pregunta: Acaso sus sentimientos hacia la Pa son los mismos que Lawrence siempre ha dicho que siente hacia...? Sus ojos se

entrecerraron ms hacia los hombros envueltos en la capa gris all delante. La matar!, pens. Le har que lamente el haber odo hablar alguna vez de la metalgica! Miriamne, tambaleante, borracha, en el pasillo de la coop, aferrada a la Pa, sujetndose a sus brazos, resbalando hasta el suelo del pasillo... Pens: Yo... Miriamne mir hacia atrs. Parece preocupado de nuevo. En? dijo l. Oh. Supongo que lo estoy. Sonri: La matar. La matar de una forma lenta y deliberada que le duela de una forma sorprendente y terrible y constante y que no parezca tener fuente alguna y dure aos y aos. Pero, sumida en sus propias preocupaciones, Miriamne volvi a desviar la vista. Fuera de la arcada, los papeles revoloteaban sobre el asfalto..., una docena de aleteantes pjaros impresos se pegaron a sus tobillos. Uno se aplast contra la pantorrilla de Miriamne. Ella intent soltarlo agitando la pierna, no pudo, as que finalmente se inclin y lo cogi. Cuando penetraron en la verdosa luz lo examin. Tras leer una cuarta parte de l, se lo pas a Bron con una irnica sonrisa. Para no mirarla a ella, Bron lo ley: ESTAS COSAS OCURREN EN SU CIUDAD!!! proclamaba el titular en gruesas letras oblicuas. Ms abajo, unas letras ms pequeas anunciaban: Hay Trece Cosas que su gobierno no desea que usted sepa. Debajo haba una lista de prrafos numerados: El corte de gravedad que arroj un manto de terror sobre todo el Asentamiento de Tetis la otra noche no es el primero que sacude la ciudad. Una zona tricapa en el sector no restringido cerca del anillo exterior, que incluye las alas C y D de los Servicios Hospitalarios Paramdicos, fue golpeada por un fallo total de la gravedad de dos minutos medio, el cual, aunque slo caus un descenso de media libra en la presin atmosfrica debido a que la zona era comparativamente pequea, produjo vientos de fuerza huracanada en la zona perifrica del n-r cuyo mximo de intensidad jams fue medido, pero que, cinco minutos y tres cuartos ms tarde, fue registrado que cay a doscientos kilmetros por hora! Las cifras de los daos an no han sido hechas pblicas. Se sabe que hubo veintinueve muertos..., entre ellos cuatro de los siete pacientes polticos (internos? prisioneros?) en el Anexo C de los Servicios Paramdicos. Podramos entrar en ms detalles sobre esto, pero hay demasiadas otras cosas que relacionar. Por ejemplo: Poseemos una copia de un memorndum del Departamento de Enlace entre el Departamento Diplomtico e Inteligencia, con un sello de circulacin que indica 4:00 P.A., y que en parte dice: ...la crisis de esta noche ser breve. La mayor parte de los ciudadanos ni siquiera se darn cuenta.... Disculpe dijo una voz ronca. Ser mejor que me d esto, seor. Bron alz la vista a la verde luz. Miriamne se haba detenido tambin. Ser mejor que me entregue esto..., seor. El hombre era corpulento. Un denso vello canoso (y un pezn diminuto) pareca querer asomarse a travs de una tela de red negra sobre su pecho. Llevaba un gorro negro en la cabeza, pantalones negros, zapatos abiertos por la punta sobre unos gruesos y peludos dedos. (Deban de estar abiertos por la parte de atrs tambin, saba Bron, sobre unos recios y callosos talones.) Sujetaba un saco de lona en una mano (ese brazo estaba enfundado en una manga negra), y en el otro (desnudo excepto un complicado guantelete negro, brillante con diales, protuberancias, pequeos estuches y proyecciones en forma de aleta) aferraba una masa de arrugados papeles. Algn grupsculo del n-r ha impreso como

unos quince mil de sos y los ha dejado caer en todas las malditas salidas. As que todas las malditas polizontas tienen que convertirse en consoladoras de la polucin! Mir a Miriamne que, con los brazos cruzados, haba apoyado un hombro contra las baldosas verdes. Su expresin hosca y preocupada haba desaparecido; haba sido reemplazada por una de muda pero clara hostilidad. Quiero decir que no podemos dejar que este tipo de basura vaya revoloteando por las calles. Sus ojos volvieron a los de Bron. As que vamos, deje que una chica haga su trabajo y dme... Su expresin vacil. Mire, si quiere leerlo, simplemente mtaselo en el bolsillo y llveselo. No hay ninguna prohibicin acerca de tener tantos de ellos como quiera en su propia habitacin..., pero se supone que debemos eliminarlos de toda la propiedad pblica con estrictas licencias publicitarias. Mire, a mino me importa que lo lea. Simplemente no lo deje tirado por ninguna sala comn, eso es todo..., ste no es ningn maldito estado policial. Dnde cree que estamos, en la Tierra? Yo vengo de la Tierra. All era polizonta, bueno, nos llamaban simplemente policas, all en Pittsburgh, antes de venir aqu y alistarme en la fuerza. En Pittsburgh podas ser arrastrado a resocializacin slo por algo as... Hizo un gesto con la cabeza hacia la pared de baldosas donde Miriamne se apoyaba. Alguien haba pintado en ella, en rojo luminiscente (que adquira tonalidades desagradables bajo las farolas verdes): PLANTE FIRMEMENTE LOS PIES EN EL SUELO! ESTA LUNA NO EST HECHA DE QUESO VERDE! Debajo, una serie de flechas torpemente dibujadas apuntaban hacia abajo. (Con tiza blanca, alguien haba garabateado, cruzando un lado del eslogan: eso es un poco difcil de hacer si siguen cortando la gravedad, con varias flechas negras apuntando hacia el ltimo signo de exclamacin luminiscente.) Crame, en Pittsburgh, as es como lo hacen. (Haca quince aos, los agentes de polica de Tetis eran casi todos mujeres, de ah el apodo de polizontas. Con el cambio de estndares, y las migraciones de la ltima dcada y media, en la actualidad casi un tercio de la fuerza era masculino. Pero el nombre haba persistido y, como haba explicado en una ocasin la Oficiala Jefa de Polica Phyllis Freddy a un sonriente locutor en una entrevista de un canal pblico, barriendo el ltimo asomo de humor de un chiste que nunca haba ido ms all de la mediocridad: Mire, una polizonta es una mujer, no me importa que sea hombre o mujer!). De veras, s de lo que estoy hablando. Ahora, gurdese eso o dmelo, quiere? Bron mir de nuevo a Miriamne (que estaba observando en silencio), luego tendi el trozo de papel. Sigui a los otros al interior del saco. Gracias. El agente vestido de negro empuj los papeles ms hacia el fondo del saco. Quiero decir, vienes a las lunas y aceptas un trabajo de chica porque eso es lo que sabes hacer, es para lo que te han entrenado..., y crame, es mucho ms fcil aqu de lo que era en Pittsburgh..., o en Nangking, lo s porque trabaj all tambin..., quiero decir que aceptas el trabajo porque deseas ser una chica... Avanz hacia Bron, se inclin y recogi otro puado de los papeles que revoloteaban junto al suelo, y cmo terminas? Recogiendo basura como un hombre! Miriamne ech a andar de nuevo, con los brazos an cruzados. Bron ech a andar tambin. El rumor del revolotear de papeles (y el sonido al ser arrugados y aplastados) reson tras sus pasos. En la oscura acera, junto a la barandilla, Miriamne gir hacia la izquierda. A la derecha, una mezcla de colores brillantes llam la atencin de Bron: Un realzaego se alzaba junto a una mugrienta pared a unos cuatro metros de distancia. Pero algo no iba bien all.

Disculpe dijo Bron. Puede aguardar un momento? Se dirigi hacia all. Alguien lo haba ensuciado..., probablemente con la pintura del mismo spray con el que haba sido escrito el eslogan del queso verde en las baldosas del paso inferior. Contra los tonos ya normalmente entremezclados, era difcil decir qu colores pertenecan an a los originales de la cabina; lo nico que an se distingua era el cartel encima de la entrada (slo se lean claramente su y la mitad de sociedad), lleno de grandes manchas rojas. La lona haba sido arrancada de sus sujeciones en un extremo; la corri hacia un lado. El interior estaba lleno de escarlata. Algn culto religioso haba elegido aquella cabina para realizar algn ritual de automutilacin? No, slo era vandalismo. La pantalla estaba hundida, y el rojo era demasiado brillante para ser sangre. La ranura para la ficha estaba tapada con Protyyn medio masticado o algo peor. Los labios de la ranura de la tarjeta haban sido forzados hacia dentro. Supongo murmur Bron que lo ocurrido ayer por la noche hizo que algunas personas se sintieran ms irritadas que nunca contra estas cosas... Miriamne, en alguna parte detrs de su hombro, dijo: Lleva ya cuatro meses as. No se haba dado cuenta de ello? Luego aadi: Mire, no quiero mostrarme poco corts. Pero una de las razones por las que deseaba marcharme unos minutos antes es que deseaba encontrarme con una amiga en la coop..., es importante para m. Sonri. Un asunto del corazn, si quiere llamarlo... Si no le importa, seguir... No dijo Bron, volvindose. Quiero decir, no me importa. Pero yo... Miriamne ya haba echado a andar de nuevo. Bron la alcanz. Quiero decir, pens que poda pararme un momento y ver si la Pa..., la Pa estaba all. Deseaba..., bueno, decirle lo mucho que me haba gustado su pieza de teatro..., a menos, por supuesto, que estn por ah actuando... No dijo Miriamne. No esta noche. Sin embargo, puede que estn ensayando. Descruz los brazos, clav un pulgar de cromada ua en su cinturn de hebilla cromada. Por un par de cosas que dijo, no me sorprendera que se alegrara de verle. Lo cual, mientras l se apresuraba a seguirla (a veces en silencio a su lado, a veces en silencio tras ella) le hizo burbujear de felicidad. Calles oscuras, acuchilladas aqu y all por una luz de sodio clavada a una pared (los centmetros inferiores de la mayora de las lmparas estaban recubiertos de suciedad), dieron paso a callejones ms estrechos. Los resplandecientes nmeros y letras rojos de las coordenadas, en sus pequeos marcos encima de l, tenan ahora tantos exponentes y subndices que uno necesitaba realmente una calculadora de pulsera para averiguar exactamente dnde estaba. Subieron unos resonantes escalones metlicos entre dos paredes separadas quiz medio metro hasta un tnel profundamente negro, fro, hmedo, y cuyo techo (Bron saba que estaba sucio) rozaba su pelo. Por aqu dijo Miriamne, con la voz ahogada por las oscuras paredes. S que le estoy llevando por un atajo ms bien desagradable. Pero tengo prisa. l la sigui por aqu, se golpe un hombro contra una esquina; mientras se lo frotaba, all delante se abri una lnea de luz anaranjada a un lado de Miriamne, recortando su silueta de amplias caderas. Entre... Se trataba de una sala circular con un solo poste de luz en el centro, que iba del suelo al techo. sta es la sala de visitas de los Tres Fuegos. S que est

ms bien desnuda... Haba camastros contra la pared, con sacos de dormir de plstico azul; unos cuantos almohadones en el suelo; algunas estanteras bajas con libros. (Qu extrao, pens. Qu n-r.) Haba un lector al lado de uno de los camastros, pero nada parecido a un archivador para una biblioteca. (Lo cual era tambin, reflexion, muy n-r. Los libros, por supuesto, deban de ser todos de poesa). No recibimos muchas visitas explic Miriamne. Dir a la Pa que venga..., me disculpar si yo no vuelvo. Pero realmente deseo hallar a mi amiga antes de que se vaya..., si an est aqu. Si la Pa no est, alguien vendr a decrselo. Le ver maana en el trabajo. Hizo un saludo con la cabeza. Gracias. Bron le devolvi el saludo y se sent en el camastro del fondo, dndose cuenta slo ahora de que su amiga no era, despus de todo, la Pa. La puerta de plstico naranja, con las guas chirriando, se cerr tras una imagen de su ondulante cintura, sus amplias caderas ms abajo y su desnuda piel ms arriba. Detrs de la sonrisa de Bron, una bruma de hostilidad, que haba estado con l desde que entraran en el paso inferior, asom, se mantuvo unos instantes y desapareci. Dej escapar el aliento, se ech hacia atrs en el colchn neumtico, medit de nuevo ahora que ella se haba ido y pens: No puedo tener a esta loca lesbiana en mi oficina. Mira cmo me hace sentir incluso sabiendo que vive en la misma coop que ella! Bron (como la mayora de la gente) crea que los celos eran una emocin irracional. Pero tambin era real. Y la experimentaba con la suficiente poca frecuencia como para respetarla cuando apareca. Le pedira a Audri (o a Philip? No, a Audri) que la transfiriera a otro departamento... Aprende rpidamente, y yo podra usar a alguien con su cerebro para poner en forma esa tontera de la Estrella del Da. Pero no es se el asunto, decidi. Una transferencia. S. Har que... Hola! dijo una voz familiar, directamente encima de l. Alz la vista. Encajado en el techo haba un altavoz. En..., hola? Ahora vengo... No tienes que apresurarte... Pero oy un rechinar, y baj la vista en el momento en que la puerta de color naranja brillante terminaba de meterse en la pared naranja mate. Oh... Hey, hola! Ella entr en la habitacin. Qu sorpresa. Unos pantalones rojos sueltos abofeteaban sus desnudos tobillos. Desde su cintura, unos tirantes negros cruzaban entre por sus pechos (tres imperdibles de latn sujetaban una gran R de plstico rojo..., no tena ni idea de por qu) y desaparecan hacia su espalda por sobre sus hombros. Se detuvo con las manos en las caderas, las uas desprovistas de oro ahora, ligeramente sucia y cautivadora, los labios sin nada de rojo y encantadores. Hubieran podido derribarme con un parpadeo cuando Miriamne me dijo que estabas aqu... Iba a pasar la velada leyendo cuarenta y seis micro-escenarios que s, sin necesidad de mirarlos, que no son en absoluto lo que buscamos. La gente no deja de enviarnos cosas que no son ms que chistes malos de un minuto de duracin, en vez de piezas de teatro de un minuto..., sabes lo que quiero decir? Es por eso por lo que terminamos creando nosotros mismos la mayor parte de nuestras obras. Pero siempre tengo la sensacin de que debo examinar pese a todo el material no solicitado que me llega, slo por si acaso. Mi error fue decirle a la gente de la subvencin que dedicara una cierta cantidad de tiempo y energa a ello. Algunas semanas sientes menos deseos de cumplir con tu palabra que otras. Y sta es una de ellas. Se sent en el camastro a su lado. Hemos estado ensayando toda la tarde una nueva pieza que entra en produccin maana. Lo dejamos hace escasamente media hora... y apoy afectuosamente su mano en la pierna de l, con el dedo meique y el anular juntos, el medio y el ndice juntos, formando una V entre ellos, lo cual en la Tierra, y en la Luna, y

en Marte, y en lo, y en Europa, y en Ganmedes, y en Callisto, y en Japeto, y en Galileo, y en Nereida, y en Tritn, en coops y comunas, parques, bares, paseos pblicos y fiestas privadas, era la forma socialmente aceptada para hombres, mujeres, nios y algunos de los animales superiores adaptados por la ingeniera gentica, de decir: estoy sexualmente interesado. Te parece que vayamos a mi habitacin? Por tercera vez aquel da, el corazn de Bron empez a latir alocadamente. Uh... dijo. Quiero decir..., s. Quiero decir, si t..., por supuesto. S. Por favor... Ella se palme las rodillas. l estuvo a punto de sujetar su mano y atraerla de nuevo hacia s. Bueno, vamos. Ella se puso en pie, sonriente. Comparto la habitacin con Windy, nuestro acrbata, y Charo, nuestra guitarrista. Probablemente a ti no te molestara que estuvieran all. Pero yo..., soy un poco peculiar. As que les ped que fueran valientes y se enfrentaran a las aceradas miradas de la sala comn durante un par de horas. Esas coops no especificadas unisexuales son como vivir en la punta de un iceberg! S dijo l, siguindola a travs de la puerta naranja, a travs de pasillos, escaleras, corredores. Yo tambin vivo en una de ellas. Quiero decir indic ella, detenindose junto a la puerta de una habitacin y volviendo la vista hacia l que es realmente encantador que los Tres Fuegos nos acepten a todos sin problemas..., ya sabes, la compaa tiene tanto hombres como mujeres, de todas las tendencias. Pero, huau! Las vibraciones psquicas! Y luego: T tambin vives en una de ellas? Bien! Apoy el pulgar sobre la placa circular de identificacin en la puerta (que pareca tan extraa como los libros en la sala de visitas). Quiero decir murmur, en un tono que le indic que estaba recogiendo educadamente otro hilo de pensamientos que si Windy y Charo se limitaran a sentarse y leer, supongo que la cosa no sera tan mala. Pero siempre estn practicando. Los dos. Y, personalmente, me altera. La puerta se abri. Ella entr. l la sigui. La cama era de tamao triple y estaba revuelta. Realmente, cuando Miriamne me dijo que t eras su jefe... l se ech a rer, absolutamente encantado. Qu es lo que dijo de m? Ella le mir, medit unos instantes..., con su lengua hecha un pequeo nudo en su mejilla. Que lo intentaste esforzadamente. Se volvi delante de la cama, solt uno de los tirantes, que colg contra sus pantalones rojos. Lo consider una recomendacin. Bron avanz hacia ella y se pregunt brevemente si poda llegar a ocurrir algo terrible. No ocurri. Hicieron el amor. Despus, ella hizo algunas lnguidas sugerencias acerca de volver a sus guiones. Pero, entre una cosa y otra, hicieron el amor de nuevo..., tras lo cual, ante su propia sorpresa, l se ech a llorar. Con las lgrimas brillando an en su rostro, intent borrarlas con una sonrisa, en realidad ms bien orgulloso de s mismo ante lo abierto de sus emociones..., cualesquiera que fueran, maldita sea... Evidentemente emocionada, ella hizo descansar su cabeza en el regazo de l y pregunt: Qu ocurre? Vamos, vamos, de qu se trata? An riendo, an llorando, l dijo: No lo s. De veras, no lo s. No me ocurre muy a menudo. De veras. Le haba

ocurrido exactamente dos veces antes, las dos cuando tena veinte aos, las dos con mujeres bajas, de piel muy oscura, huesos pequeos y caderas anchas al menos quince aos mayores que l. Hicieron de nuevo el amor. Sabes? dijo ella finalmente, estirndose en sus brazos, eres realmente encantador. Dnde y su brazo colg por un lado de la cama aprendiste a hacer eso? Bron se volvi boca abajo (recuperado ya de sus deseos de llorar) y sonri. En realidad ya te lo dije antes. Pero probablemente lo has olvidado. Hummm? Ella le mir. Probablemente perteneces a la categora de personas que me lo reprochar dijo l, sin creerlo ni por un momento. Todos los Satlites Exteriores aceptaban desesperadamente cualquier tipo de decadencia de los Mundos; sospechaba que les proporcionaban alguna especie de frisson que normalmente faltaba en sus vidas en aquellos pequeos mundos. Corazn ella rod contra l, todo el mundo pertenece a alguna categora. Bron alz su ceja y contempl el hueco entre los ligamentos del cuello de ella. Desde la edad de..., bueno, ms o menos entre los dieciocho y los, oh, veintitrs, mis servicios sexuales podan ser comprados en un lugar de Bellona llamado, y no bromeo, el Pozo de la Carne. Por quin? Ella inclin hacia un lado la cabeza. Mujeres? S. Mujeres... Oh, se trataba de un buen trabajo, de alto standing, gravado con fuertes impuestos y aprobado por el gobierno. Impuestos dijo ella. S. He odo hablar de mundos que son as... De pronto, ech un brazo sobre el hombro de l. Cmo era? Quiero decir, te sentabas en una jaula y eras elegido por criaturas que se arrastraban con las pupilas dilatadas, prpados pintados de plata y difanos velos? En absoluto. Bron se ech a rer. Oh, veamos algunos velos difanos, aunque en general estaban limitados en su mayor parte a las viejas pelculas y a las antiguas Annie-maciones sobre huerfanitas sexualmente maltratadas. No todas, sin embargo..., mi ceja dorada pareca excitar mucho a algunas de ellas. Pero eso quera decir que saban lo que significaba. Qu significa? Nada agradable. Vamos. Achuchmonos un poco. Se achucharon. Vivir en un mundo siempre me son tan romntico. Crec en los campos del hielo de Ganmedes. Prcticamente soy una chica provinciana comparada contigo. Deba de ser horrible..., ser un prostituto y pagar impuestos y todo eso? Horrible para tu psique, quiero decir. No... En cualquier caso, sexualmente, tras un par de formularios A-setenta y nueve, tenas una idea bastante aproximada de lo que eras realmente. Tenas que ir con todas las mujeres que te pagaban? l empez a sospechar que la idea la estaba excitando, y consider la posibilidad de iniciar un monlogo ertico que ya haba empleado con varias mujeres ah fuera y que (de hecho) slo contena unas cuantas fantasas por omisin: terminaba con l siendo utilizado por una docena de mujeres en una habitacin cerrada con llave, donde haba sido atrado contra su voluntad, y abandonndola al final lleno de hematomas, exhausto, vaco; normalmente, esto incitaba a hacer el amor otra vez. Pero ahora se senta curioso acerca de la curiosidad de ella. A todos los efectos prcticos, lo haca. Pero el Pozo estaba all pensando en sus clientes, de modo que eran muy eficientes con los chicos a los que contrataban.

Cuando te presentas para un trabajo as la primera vez..., bueno, tienes que llenar un montn de formularios de capacidad, pasar una serie de pruebas de aptitud, tanto de dar como de tomar, y eso te prepara. Quiero decir, no servira realmente de nada enviar una mujer a un hombre que simplemente no estuviera a su altura..., suponiendo que ella slo deseara joder con l, lo cual, en ms de una cuarta parte de la clientela, no era el caso. As que podas elegir irte a la cama slo con las mujeres atractivas, si queras... l neg con la cabeza, preguntndose si ella estara bromeando. Mira, si t fueras el tipo de chico que slo puede hacerlo con las ninfas nbiles que aparecen en las historias romnticas del vdeo de da, no es muy probable que te presentaras a ese trabajo. Cuando fui contratado, me especialic en todas las mujeres con deformidades fsicas. Por alguna razn, una cicatriz o un brazo o una pierna atrofiados me excitan; lo cual haca que resultara tremendamente til. Y las mujeres viejas, por supuesto; y las de piel muy oscura; y las de enormes caderas; y tambin me especializaba en lo que llamaban sadismo de segundo nivel. Seor dijo ella. Qu es eso? No, no me lo digas! Las prostitutas femeninas reciban el mismo tratamiento de lujo..., formularios de capacidad y todo eso? La prostitucin femenina es ilegal en Marte..., oh, por supuesto, haba gran cantidad de ella. Probablemente tanto como masculina, al menos en lo que a nmero se refiere. Pero, debido a que estaba muy controlada por las polizontas..., hum, los polizontes, si cualquier establecimiento alcanzaba las mismas dimensiones de una de las casas masculinas, era barrido y cerrado. As que no podas mantener las cosas al mismo nivel de organizacin. Pero yo obtena exenciones especiales de crdito e ndices preferenciales para los crditos estndar del gobierno por cada perodo de seis meses de trabajo ininterrumpido..., los cuales, incidentalmente, en tres aos y medio, slo fueron dos. Se trata de un tipo de trabajo en el que es necesario tomar frecuentes vacaciones. Apoy una mano en la nuca de ella, la frot suavemente. Ahora, en la Tierra, la prostitucin femenina est autorizada por el gobierno en muchos lugares y la prostitucin masculina es ilegal. Y lo ms extrao es que algunos de los tipos que controlaban el Pozo de la Carne, y casi la mitad de las otras casas en el Goebels, fueron a la Tierra y establecieron casas de prostitucin femenina autorizadas en varias ciudades de all, utilizando las mismas tcnicas que haban desarrollado en Marte para las casas masculinas..., seleccionando cuidadosamente a las prostitutas, sometindolas a ndices de capacidad y estableciendo formularios de preferencias. Al parecer, se forraron! La ms antigua profesin de la Tierra era una de las peor llevadas hasta que llegaron ellos..., o eso es lo que dicen a todo el mundo en Marte. Trabaj con un par de tipos que haban hecho el oficio por su cuenta en varios lugares de la Tierra, ilegalmente. Suspir. Me contaron algunas historias peculiares. Los Mundos deben de ser lugares peculiares suspir ella. A veces me pregunto si no ser sa la nica razn de que estemos en guerra con ellos. O a punto de estar en guerra con ellos. Tritn, al menos. La cabeza de la Pa se alz. Su pelo roz como una pluma el borde de la mano de l. Mujeres pequeas de piel muy oscura con grandes caderas y brazos atrofiados... Le mir. Algn da tendrs qu decirme qu es lo que ves en una rubia delgada y de huesos grandes como yo. Son reas mutuamente inclusivas, no mutuamente exclusivas. E incluyen muchas otras cosas... Roz su hombro con los labios y se pregunt lo mismo que ella acababa de preguntar; su mente, acostumbrada a tales meandros, slo haba sido capaz de llegar a una especie de incesto generalizado, o incluso narcisismo, cuya negacin era la razn de esos otros gustos, ahora (interesantemente) actualizados.

Por supuesto dijo la Pa, todo esto suena terriblemente extrao, el ser un prostituto y todo lo dems. Le mir de nuevo. Qu pensaban tus padres? l se encogi de hombros; ella acababa de rozar un rea incmoda; pero l siempre haba pensado que la honestidad era una buena cosa en asuntos del sexo. En realidad, nunca habl de eso con ellos. Ambos eran operadores de ordenador en construccin civil..., trabajadores de poca importancia para vosotros. Se sentan ms bien melanclicos acerca de todo, y supongo que eso no hubiera hecho otra cosa que ponerles ms melanclicos an. Mis padres dijo ella, con un bostezo, los nueve..., son granjeros del hielo en Ganmedes. No hay ciudades para ellos. Son buena gente, sabes? Pero no pueden ver ms all del siguiente deshielo de metano. Se hubieran sentido muy felices si yo me hubiera dedicado a los ordenadores, como t..., o como Miriamne. Pero me temo que el teatro est un poco ms all de su comprensin. No es que lo desaprueben, sabes?, es slo que... Agit la cabeza. Mis padres, y slo eran dos, no lo desaprobaron. Simplemente, no lo hablamos. Eso es todo. Pero, de todos modos, jams hablbamos de nada. Ella segua agitando la cabeza. Los trineos, comprobar los sellos hermticos de esta o esa otra pieza del equipo, contemplar siempre el mundo a travs de visores polarizados..., una gente buena y fuerte. Pero..., no s: limitada. Bron asinti, ms para terminar que para continuar. Aquella gente del n-r hablaba de su pasado y, lo ms inquietante, te incitaba a ti a hablar tambin del tuyo. (La escena arquetpica: La matriarca de los granjeros del hielo dicindole al joven terrestre de dudoso pasado [o el patriarca dicindole a la igualmente dudosa joven marciana]: No nos importa lo que hayas hecho, slo lo que haces..., e incluso eso, una vez hecho, lo olvidamos.) En el sector no restringido de la ciudad, esta filosofa pareca -y con razn- ser la base de todo. Pero, para qu exista el n-r, sino para hacer las cosas de forma distinta? Sabes? dijo Bron, me parece romntico el haber crecido en los pramos vrgenes y cristalinos. Sola acudir a todo los dramas del hielo que representaban en la Nueva Omoinoia; y, cuando volvan a representarlas por los canales pblicos, un ao o as ms tarde, mantena a un terrible puado de dientas aguardando abajo mientras yo descubra cmo Bo Nueveagujas acuda a salvar a los colonos de otro deslizamiento de metano. Ja! Ella dio un salto en la cama. Lo hacas? Mis viejos tambin. Les encantaban! Probablemente habrs visto parte de nuestra granja..., las compaas que los filmaban siempre estaban usando nuestras hectreas del sur para sus localizaciones. Era la nica granja dentro de un radio de mil kilmetros de Ciudad-G que tena un lugar con el aspecto que debera de tener en un drama del hielo! Quiz fue a causa de ese contacto con las compaas fumadoras que sent mi primera atraccin hacia el teatro..., quin sabe? De todos modos, bamos a enterrarnos en el Palacio de Diamante una vez al mes desde que yo cumpl los doce aos, todos nosotros. Era como asistir a una ceremonia religiosa, te lo juro. Luego ellos se quedaban hasta la una de la madrugada, bebiendo y quejndose acerca de los detalles que la gente de la filmacin haba hecho mal esta vez. Y volvamos para el siguiente episodio al otro mes..., eso es lo que los mos creen que es el teatro: el viejo y noble solitario Lizzie Nueveagujas salvando a los colonos del deslizamiento, o el viril y joven Peter Zapapico con sus cinco esposas y cuatro maridos extrayendo una fortuna de un abismo de metano... Se ech a rer. Era un hermoso paisaje donde crecer, al menos las hectreas del sur lo eran..., aunque nunca llegabas a verlas sin el visor frontal interpuesto entre t y el vaco. Si alguna vez llegara a dirigir un drama del hielo,

mis viejos pensaran que por fin haba llegado a la cima! Microteatro subvencionado por el gobierno, ja! Supongo que siempre he tenido el secreto deseo, desde mi da del nombre... Eleg el nombre de una de mis madres a la que nunca llegu a conocer, puesto que result muerta en un deslizamiento del hielo antes de que yo naciera. La Pa se ech a rer de nuevo. Apuesto a que t has visto eso en una docena de dramas del hielo! Yo, ciertamente, lo he visto. (Bron sonri. En los Satlites, a los nios se les daba slo un nombre de pila a su nacimiento..., casi la mitad de las veces el ltimo nombre de uno de sus padres genticos, puesto que los nmeros de serie del gobierno eran la nica identificacin oficial vlida. Luego, ya en la adolescencia, elegan un apellido por s mismos, a partir del nombre de pila de alguien famoso, o en honor de algn amigo, compaero de trabajo o maestro adulto, y ese momento era conocido como el da del nombre. La edad de elegir ese nombre era los doce aos en las lunas de Saturno, los catorce en las lunas de Jpiter; no estaba seguro de cul era aqu en Tritn, pero sospechaba que era antes de esas dos edades. En la Tierra los apellidos seguan sucedindose, en general, de padres e hijos. En Marte, podan pasar de la parte paterna o de la materna. El apellido de su padre era Helstrom; si, como ahora estaba seguro de que era completamente imposible, alguna vez se una a una familia ah fuera, Helstrom sera el nombre [de pila] de su primer hijo.) La Pa ri una vez ms, esta vez sofocando el sonido en su sobaco. Luego alz la cabeza. Sabes lo que dijo realmente Miriamne acerca de ti? Bron gir hacia un lado. No dijo que lo haba intentado esforzadamente? Dijo que eras un piojoso de primera clase pero que lo estabas intentando esforzadamente. Me cont esa terrible historia acerca de cmo t... Se detuvo. Sus ojos se abrieron mucho. Oh, querido! Lo olvid... T eres su jefe, no ella el tuyo. El ltimo trabajo que tuvo fue como jefe de equipo de un complejo de produccin cibralgico... Bueno, ya la he armado! Agit la cabeza. Nunca he trabajado en una oficina y... lo olvid. Bron sonri. Cul fue la terrible historia que cont? Poco antes de salir corriendo de aqu, me cont precipitadamente algo acerca de cmo incordiaste injustificadamente por telfono a una recepcionista de personal slo para impresionarla a ella como primer paso para meterte dentro de sus bragas. Bron se ech a rer. Apuesto a que conoca mi nmero! Si hiciste eso realmente, no debes de guardarle rencor. Oh, no se lo guardo. Se apret de nuevo contra ella, rodendola con sus brazos, Has odo hablar de que los prostitutos, debajo de todo lo dems, tienen un corazn de oro? Oh, pero el oro puede ser un metal muy pesado y fro. Gir la cabeza por encima del hombro de l. Crees que el haber sido un prostituto te ayud? l se encogi de hombros, sin dejar de abrazarla. Creo que te hace sentirte ms seguro de ti mismo cuando ests realmente en la cama; no necesariamente un mejor amante..., pero s un amante ms relajado. Tienes dijo ella, mirando hacia el techo un cierto estilo pirotcnico que, debo admitirlo, admiro tremendamente. Por otra parte, no s si eso me ha servido para nada en la parte de relacin de la sexualizacin. Quiz, por el hecho de haber tenido tanto sexo all, y no haber tenido ms que bajar las escaleras hasta el saln de las dientas para conseguirlo, y no haber tenido que pagar ninguna factura..., supongo que, cuando finalmente entras en el mundo real y descubres que la gente est tan interesada en ti como lo estn en tu

tcnica, y esperan que t ests interesado en ella tambin..., todo esto requiere un cierto ajuste. Quiz nunca lo haya tenido. Las sexualizaciones duraderas no son mi punto fuerte..., no! Baj la vista hacia el crneo de ella. No es as en absoluto como siento! No resulta divertido la forma en que decimos siempre el mismo clich, aunque no creamos en l! No. No creo que me duela en ningn sentido, en absoluto. Parte de ello fue agradable. Parte de ello fue desagradable. Y todo ocurri hace mucho tiempo. Pero aprend mucho de eso: acerca de m mismo, acerca de la gente. Quiz nunca sent mucha inclinacin hacia las relaciones, ni siquiera cuando era un nio; y se es uno de los primeros motivos por los que me met en la prostitucin. Pero, ciertamente, me hizo mucho ms tolerante hacia muchos ms tipos diferentes de gente que la mayora de los marcianos normales..., digamos que la mayora de mis dientas. Lo que aprend all es probablemente la nica cosa que hizo posible que me ajustara, por mal que lo haya hecho, a emigrar aqu fuera a los Satlites..., donde uno, cmo lo dicen?, no puede efectuar un contrato rescindible ni en temas sexuales ni sectarios. Eso es cierto murmur ella. El matrimonio es legal en Marte tambin. Por alguna razn, slo pensamos en eso en trminos de la Tierra aqu fuera. Asinti pensativamente. Aunque, si lo que dices acerca de que las relaciones no son tu fuerte es cierto, lo otro que has dicho tambin tiene sentido, aunque sea un clich. Bien, qu es lo que hace por ti cualquier tipo de vida que realmente encaje contigo hoy? Que me condene si s lo que la vida en el teatro ha hecho por... La puerta se abri de golpe y rebot contra la pared. Bron se alz de un salto sobre un codo, para ver dos pies desnudos sobre unas deshilachadas perneras que descendan por unas pantorrillas cubiertas de rojizo pelo, oscilando en el aire. El acrbata (Windy?) caminaba sobre sus manos. En el pasillo, alguien estaba tocando la guitarra. Bron estaba a punto de decir algo acerca de llamar primero cuando una niita (quiz seis aos? quiz siete?) con zapatos de suela muy gruesa y envuelta en un arrastrante y gastado velo de lentejuelas entr corriendo en la habitacin, salt sobre la cama (su rodilla roz la cadera de l), llorando, y se arroj en brazos de la Pa; la Pa chill: Oh, Dios mo...! y, ante el asombro de Bron (ahora estaba sentado al borde de la cama, con ambos pies sobre el clido suelo de plastiespuma), se ech a llorar, abrazando fuertemente a la nia de sucsimas manos. Hey, estaba preguntndome si t... sa era la mujer hirsuta y medio ciega con la mastectoma, reclinada contra la puerta. El asombro floreci por entre las cicatrices de su rostro. Oh, lo siento! Mientras retroceda, otras dos mujeres, una de ellas llevando una escalera, la otra una caja de herramientas, entraron. Mira dijo la de la caja, dejndola caer al suelo con un ruido resonante y alzando el cierre de la tapa con una bota muy puntiaguda, tenemos que hacer esto ahora. De veras. Lo siento. La tapa se abri con un golpe seco. Hey, qu...? empez a decir Bron (estaba de pie ahora, cerca de la pared) a la nudosa pantorrilla que se agitaba cerca de su hombro, quiero decir, es esto otra de vuestras malditas piezas de microteatro? Porque, si lo es... Hombre dijo la cabeza (que estaba ms o menos a la altura de sus rodillas, rodeada por una cascada de pelo rojo que barra el suelo, entre recias manos abiertas), nunca vivas en una coop todo mujeres a menos que todas ellas sean heteras, o todas ellas sean gays, hasta la ltima. Simplemente no vale la pena, comprendes lo que quiero decir? El pelo se agit hacia un lado lo suficiente como para dejar ver una oreja. Lo digo en serio! Las manos se agitaron. Los pies oscilaron. La niita, sentada ahora encima de la escalera, resopl.

Las ltimas dos mujeres en entrar estaban haciendo marcas en la pared con lpices negros. La Pa, en el borde de la cama ahora, se estaba poniendo sus amplios pantalones rojos, levantndose y girndose (en su espalda, sujeta con los mismos imperdibles de latn, haba una Z roja, tan misteriosa como la R de delante) al tiempo que se pasaba los tirantes negros sobre sus hombros. Se volvi de nuevo y, secndose los ojos mojados de lgrimas con un nudillo, se dirigi hacia Bron. Siento todo esto, de veras, yo... Pero, simplemente, tiendo a antropomorfizarlo todo! Una de las mujeres hizo girar un pequeo martillo contra la pared. El golpe abri una pequea grieta. La niita, encima de la escalera, se ech a llorar de nuevo. Lo mismo hizo la Pa: Oh, vamos! Vamos, por favor. De veras. Hizo un gesto tras ella con una mano. Las lgrimas resbalaban en tres regueros por una de sus mejillas, en uno por la otra. De pronto dio un manotazo al pie de Windy. Oh, deja de hacer el tonto y ponte de pie! Los pies del acrbata oscilaron locamente, los agit con violencia, recuper el equilibrio. Al nivel de las rodillas de Bron brot un torrente de exticas y especializadas maldiciones que le trajeron de vuelta, con increble claridad, el rostro de un terrestre en particular con el que haba trabajado en el Goebels: Si Windy no haba pasado algn tiempo en la Tierra como un prostituto extralegal, ciertamente haba pasado mucho tiempo con hombres que s lo haban hecho! Pero la Pa haba sujetado el brazo de Bron y tiraba de l hacia la puerta, donde la guitarrista (Charo?) permaneca de pie, con el instrumento alto bajo sus pechos, la cabeza pensativamente ladeada, la mano izquierda, ms arriba de su cuello, aferrando traste tras traste; el desarrollado msculo entre pulgar e ndice de su mano derecha pulsaba mientras sus uas rasgueaban notas en el pasillo. A las ocho...! dijo lacrimosamente la Pa, vuelta hacia la habitacin, haciendo un gesto con la mano que la envi trastabillando contra l. Lo prometo! De veras! A las ocho en punto, sabr lo que hago! El martillo golpe contra la pared. La Pa pas junto a la guitarrista. No, no por aqu lo cual, se dio cuenta Bron, iba dirigido a l, no a ella. La Pa dej escapar un profundo bufido. Por aqu! Agarr de nuevo el brazo de Bron y tir de l hacia el pasillo. En una vanidosa imitacin de Sam (cosa que se permita ms o menos una vez al mes), Bron haba ido a trabajar aquel da sin nada encima. Sin embargo, le hubiera gustado tener la posibilidad de lavarse o, a falta de esto, al menos dormir veinte minutos ms, apretado contra la ms bien huesuda espalda de ella. Pero la sigui doblando el recodo, all donde el pasillo estaba completamente oscuro..., y tropez con ella; se haba vuelto hacia l. Sus brazos se cerraron en torno a l. Su mejilla, an hmeda, roz la suya. Esto no es muy hospitalario, lo s. Podemos simplemente quedarnos aqu y abrazarnos durante unos minutos? En realidad, es slo que nuestra compaa es invitada de la coop..., y gratuitamente adems; hay que tenerlo en cuenta. l gru algo entre la irritacin y el asentimiento; y la abraz, y se dej abrazar por ella; y, excepto por la letra de plstico apretada contra su pecho, se sinti ms y ms cmodo. La gente pasaba de tanto en tanto. Tras la quinta persona, ella se solt. Salgamos fuera y demos un paseo. Creo que me he portado horriblemente.

l gru de nuevo, la tom de la mano; ella se la apret y (al sonido del roce de sus pantalones) echaron a andar por el pasillo. Iba a preguntarte dijo l, aunque la idea se le acababa de ocurrir en aquel momento si generalmente te llevas a la cama a todas tus audiencias, como una especie de bis. Ni siquiera me llevo a la mayora de ellos a la cama. Por qu? Bueno, yo..., es slo que a veces tengo una dificultad, contigo, en decidir lo que es real y lo que es teatro. De veras? dijo ella; pareca sorprendida; e intrigada. Luego se ech a rer. Pero todo teatro es realidad, y toda realidad es... teatro! Bron gru de nuevo, irritado ante algo distinto a la irnica banalidad. Tras caminar en silencio unos instantes, pregunt: Cundo saldremos fuera? Estamos fuera. Eh? Mir las paredes (marrn mate, sin puertas) y el techo; no haba techo. Las paredes suban y suban y desaparecan en una ignota negrura. Volvi a bajar la vista; delante resplandecan las letras rojas luminosas de las coordenadas de la calle . Oh. Me gustaste dijo ella al fin, como respuesta a la pregunta que l haba formulado haca un minuto. Al principio, tu aspecto. Luego, la forma como..., bueno, respondas a nuestro trabajo. Quiero decir, sabemos que es bueno. Hasta ahora lo hemos ofrecido quiz a una docena de personas, y a todas ellas les ha gustado. Pero tu respuesta fue tan abierta y..., bueno, intensa es la palabra que emple Dian, nuestro diseador, cuando hablamos sobre ello ms tarde. Hablasteis de m ms tarde? Oh, siempre hablamos de nuestras actuaciones ms tarde. Simplemente es parte de nuestro trabajo podramos decir entre bastidores, el que el pblico nunca ve. Lo ms probable es que la siguiente audiencia obtenga los beneficios de ello. Quiero decir, bsicamente nos preocupamos de conducir con suavidad a la gente a un nico momento de desorientacin verbal y espacial..., he dicho desorientacin: a lo que me refiero, por supuesto, es a liberar, a experimentar, un orden superior al que puede proporcionar lo cotidiano. Un momento de energa verbal, espacial y espiritual en resolucin. Es algo tan necesario en un mundo tan cerrado como el de una ciudad de cualquier satlite. En especial alz la vista hacia las altas y lisas paredes en un lugar tan claustrofobia) como el sector n-r. Quizs el deseo de romper con todo ello, aunque sea a travs del arte, sea de nuevo una herencia de mi entorno infantil en los campos del hielo. S, pas mi infancia correteando por los corredores de plstico de cabaa-burbuja a cabaa-burbuja, o por senderos del hielo mucho ms angostos que esto. De todos modos, lo importante es que esos corredores y chozas eran transparentes. Y ms all de ellos inspir profundamente estaba el cielo! Bron record las decepcionantes estrellas de la ltima noche. Pero lo que quena decir es: Te sorprendera la cantidad de gente que lucha contra ese momento de libertad, incluso bajo el impulso de la droga, durante todo el minuto y cuarenta y nueve segundos que tarda en desarrollarse la obra! T no luchaste: t te dejaste llevar por ella. Me gust eso. A todos nos gust..., y luego, por supuesto, haba el hecho de que tu personalidad tena algo atractivo, pese a su lado ms bien brusco. La mayor parte de la gente, a menos que siga seriamente el teatro, ni siquiera recuerda mi nombre..., ni siquiera me molesto en decrselo a la mayora; ni siquiera cuando me lo preguntan..., puedes imaginar lo que me sorprendi cuando Miriamne te trajo de vuelta con ella. Alcanzaron una va pblica ms ancha; los carriles se curvaban en el lado ms

alejado, dos resplandores rojos sealaban los carriles all donde se acercaban a una sealizacin. Ests realmente a cargo de toda la compaa? pregunt l. Lo escribes, produces, actas, diriges... todo? Incluso se sabe que coso el vestuario... Oh. La turbacin le hizo pensar en todas las dems turbaciones del da. La ms accesible era: Sabes?, durante todo el camino hasta aqu tuve la loca idea de que t y Miriamne mantenais una relacin. Sexual, quiero decir. Por qu? Supongo que estaba proyectando. Se ech a rer. Vivo en una coop no especificada totalmente masculina al otro lado de la Gran Divisoria. All tengo un amigo, sabes?, que est completamente loco: setenta y cuatro aos, no regenerado, que cada vez que se emborracha no deja de lanzar ftiles ataques a mi cansado y plido cuerpo; luego disfruta ms o menos con mi rechazo. Creo que esto le proporciona una especie de placer masoquista. En realidad, sin embargo, es un buen tipo... De hecho, por qu no vamos a mi casa ahora, y emborrachamos un poco al viejo Lawrence, y dejamos que te regale algunas de las aventuras de su larga y ajetreada carrera? T eres el tipo de persona..., quiero decir, estando en el teatro y todo eso..., que probablemente disfrutars realmente con ello. Todos pertenecemos... empez a decir ella. Pero eso ya lo dije antes. No creo que tenga que gustarme necesariamente. Siento muy poca simpata hacia los homosexuales polticos. Bron se ech a rer. Eso mismo es lo que me dijo Lawrence cuando le conoc. Luego frunci el ceo, Por qu le llamas homosexual poltico? Quiero decir que si, uno) no se siente feliz con ello, y dos) no deja de seguir mostrando su afecto hacia personas que no actan a la recproca, entonces simplemente cabe preguntarse por qu no hace nada al respecto. Quiero decir que no slo vivimos en una poca de tratamientos de regeneracin, sino que tambin disponemos de tratamientos de reorientacin. Puede conseguir que su sexualidad sea reorientada hacia alguna persona, o cosa, que realmente le responda. Y, como no dejan de decirnos en los folletos, cuanto ms viejo eres, mejor funciona. Oh, s murmur Bron. Pero creo que Lawrence simplemente intenta demostrarse algo. Por eso precisamente lo he llamado poltico. Y por eso no siento mucha simpata hacia l. El intentar demostrarse algo a nivel sexual es una prdida tan grande de tiempo. Sobre todo si tienes setenta y cuatro aos. Y los tratamientos de reorientacin son muy efectivos. Lo s. Los he utilizado. Bron frunci el ceo hacia ella por encima del hombro. Eras gay y lo dejaste? No. Pero en una ocasin hubo una mujer maravillosa que estaba muy encariada conmigo, tanto espiritual como sexualmente, y me deseaba de una forma terrible..., una actriz de la vieja escuela, como acostumbraba a llamarse. Sabes?, ha dirigido realmente un puado de dramas del hielo..., y adems algunos de los mejores. Sea como sea, me somet a una reorientacin..., dura slo cinco minutos, y te los pasas todos dormido. Fuimos muy felices juntas. Y, cuando todo termin, me somet a otro tratamiento para devolverme el inters hacia los rubios altos de pelo rizado y pmulos altos... Le gui un ojo. Me inclino ante ellos. Cualquiera que est preocupado acerca de las sexualizaciones y no sepa aprovecharlas por puro prejuicio, y te aseguro que no es ms que eso (tu amigo Lawrence suena como si procediera de la Tierra!)..., es un imbcil.

Eres realmente testaruda en tus opiniones! Ella se encogi de hombros. Slo cuando tengo razn. T tambin puedes ser testarudo en tus opiniones si as lo deseas. Con tu experiencia le mir con un parpadeo, hubiera imaginado que conoceras la reorientacin mucho mejor que yo! Quieres decir de cuando trabajaba como...? Bueno, s, algunos de mis compaeros la utilizaban. Yo nunca lo hice. Bron se encogi de hombros. Nunca lo necesit. No me atrae particularmente el sexo con hombres. Pero, cuando lo he practicado, no me ha resultado difcil. As que siempre imagin que poda conseguir una buena actuacin en caso necesario. Ah dijo la Pa, alzando un dedo. Pero la reorientacin es un asunto de deseo, no de buena actuacin. Y te aseguro, como especialista en actuaciones, que el deseo es algo completamente distinto. No agit una vez ms la cabeza, no creo que me gustara tu seor Lawrence. Es probable que l tenga sus razones..., y sa puede ser una de las razones de que viva donde lo hace... Eres una persona ms bien fra e inhumana dijo bruscamente. Te crees capaz de juzgarlo todo desde un principio. La Pa se ech a rer. Y quin es el que me ha juzgado tres veces en diez minutos? Parece que t tambin perteneces a la categora de los que juzgan apresuradamente. Lawrence siempre est diciendo que todos pertenecemos a alguna categora gru Bron de nuevo. Es concebible respondi la Pa con burlona deliberacin (o era deliberada burla?) que los dos estemos equivocados. Pero lo dudo. Luego, bruscamente: Por el Anillo Negro...! que era una exclamacin que hasta entonces slo haba odo en dramas del hielo, aunque haba habido un tiempo en el que haba esperado que sembrara las conversaciones de todos los Satlites Exteriores: no poda decir si era herencia o afectacin. Son las ocho menos cinco! Solt su mano, se apret la frente. (Un reloj colgaba alto en la oscuridad delante de ellos, con tenues nmeros amarillos y elaboradas manecillas). S lo que voy a hacer...? S! Le mir de frente con grandes y parpadeantes ojos, se apret las mejillas entre las palmas. Tengo que correr! La compaa me est aguardando. Has sido un amor, de veras. Adis! Se volvi. Y ech a correr. Sus pantalones rojos aletearon en la oscuridad. Bron se qued all de pie, desnudo y confuso, en la vaca calle del sector no restringido, donde cualquier cosa, cualquier cosa, poda ocurrir. Permaneci all durante un rato, pensando en lo que haba ocurrido, pensando en s mismo, mirando al reloj, o a la oscuridad por donde ella haba desaparecido. Cruzando los carriles, arrastrando los pies, se acercaban dos murmuradores. Uno de ellos, una mujer, con los ojos fuertemente cerrados, la cabeza inclinada, agitaba un cuenco azul de plstico. Conduca al otro, un hombre mucho ms viejo que ella, por la mano: sus ojos estaban cubiertos por un trozo de tela. Sus voces, bajas y susurradas, parecan retorcerse y entrelazarse, separarse y juntarse. El mantra de la mujer era largo, una sucesin de sonidos pronunciables e impronunciables. El del hombre, en una nota sostenida, desgranado con una voz raspante... Bron tuvo que escucharlo cinco veces antes de poder estar seguro: y, por aquel entonces, ya haba alcanzado el otro lado de la calle; y la voz de la mujer segua oscurecindolo, all en la tercera silaba, luego en la sptima: Mimlmomomizolalilamialomuelamlronoriminos... Las uas de Alfred (de las manos y de los pies) eran largas y sucias. Al igual que su pelo. Se inclin hacia delante en su silln de conversacin, con una K de plstico rojo sujeta con un imperdible de latn a los tirantes negros (Qu demonios...?, se pregunt

Bron. Qu, por los dos Mundos y los veinte Satlites, significaba aquello?) colgando floja sobre su pecho. No lo s, de veras, no lo s. Alfred agit la cabeza, y su voz son baja, rasposa e intensa. No lo s... Los tirantes retenan unos pantalones minsculamente cortos y ridculamente demasiado anchos para las huesudas caderas de Alfred: pero en el tipo de lugares que probablemente frecuentaba Alfred, se era precisamente el efecto que se pretenda. En una semana, me tiro a dos, tres, cuatro mujeres, y es estupendo. Luego, a la noche siguiente..., estoy caliente como un chivo y la mujer que recojo es una autntica maravilla. Pero, cuando llegamos aqu..., no puedo conseguir que se me enderece! No hay forma de levantarla! Y eso dura a veces tres, cuatro, cinco semanas, hasta que no puedo conseguir nada ni siquiera por m mismo, entiendes? Y sigo encontrando mujeres que estn malditamente dispuestas a cooperar. Y eso an lo hace peor. Luego, finalmente, cuando empiezo a recuperarme, y encuentro a otra, y la traigo aqu..., y esto ocurre siempre con aquellas que realmente deseas y tienes que esforzarte para conseguirlas..., y al final lo logras y... Puf! Alfred casi salt de pie, luego volvi a hundirse en su silln. Sacudi la cabeza. Tres segundos, cuatro segundos, quiz diez. Si tengo suerte! Parpade hacia Bron unos ojos verdes. Entonces transcurre una semana de eso, antes de que pueda conseguir de nuevo una ereccin decente de dos o tres minutos el prximo par de veces. Quiero decir, es por eso que vivo aqu, sabes? Si traigo a una mujer aqu y la cosa falla, puedo decir: Gracias por venir, seora. Lamento haberle hecho perder el tiempo. La prxima vez, quiz, y sacarla de aqu. Esas coops mixtas, donde viven juntos chicos y chicas, hacindolo unos con otros todo el tiempo... Prob seis de ellas cuando vine aqu por primera vez (y tenan algunas mujeres realmente de bandera, huau!); basta que falles un par de veces ah, y lo primero que quieren es hablar de ello! Y luego tienes que seguir hablando de ello. Lo prximo que sabes es que tienes que asistir a una maldita reunin con todos los dems hombres y mujeres que no han podido cumplir durante la semana... Cuando yo no cumplo, no quiero hablar de ello. Quiero dormir! Si tuviera que hablar cada vez que he fracasado con alguna mujer, no tendra tiempo ni de ir a mear! Y eso es otra cosa..., has intentado alguna vez mear en el fregadero mientras una mujer a la que no has satisfecho permanece tendida en la cama vindote? Quiero decir, aunque no est mirando! Alfred se sent hacia delante de nuevo, se apoy sobre sus rodillas, sacudi la cabeza. Simplemente, dej de hacerlo. De mear, quiero decir. Los verdes ojos se alzaron de nuevo. Hey. Encargu esa pomada de una de estas tiendas de la Plaza de la Luz, sa que venden a travs de las revistas... Alfred se inclin hacia l, y su tono se hizo repentinamente confidencial. La comprob con el ordenador, y ste dijo que no haba nada malo en utilizarla... Ya la he pagado. Pero me dijeron que no hay mucha demanda de ella, as que no tenan en stock. La recibirn maana..., slo que maana tengo que empezar con esas pruebas de aptitud vocacional. Mi consejero social dice que tengo que... T puedes ir a recogerla por m, Bron. La tienda est en la esquina sudeste..., no la grande. La pequea, dos puertas hacia la izquierda. Alfred hizo una pausa y parpade. La recogers por m, verdad, Bron? De acuerdo asinti Bron, sonri, y se sinti atrapado. Alfred haba emigrado de alguna luna menor (de Urano, pero..., cul de las lunas de Urano no era menor, si ninguna de las cinco tena ms de 900 kilmetros de dimetro?) siendo un hurfano de catorce aos; y no le gustaba hablar de su pasado. (Incluso esa informacin le haba llegado a Bron va Lawrence.) Bron imaginaba que emigrar a los catorce aos requera diez aos ms de coraje que emigrar a los veinticuatro, aunque fuera dentro de la Federacin de Satlites. Demonios, haca tres aos, la situacin haba sido tan tensa que slo Ganmedes y Tritn aceptaban

emigrantes de la Tierra y Marte. Y Tritn slo los aceptaba de Marte. Alfred, se te ha ocurrido alguna vez que tal vez seas gay? pregunt, porque tena la sensacin de que deba decir algo. Quiero decir, emocionalmente. (Alfred, tras haberle arrancado aquel favor, permanecera sentado en silencio durante la siguiente hora si se le daba la oportunidad.) Adems, fragmentos de la conversacin de la Pa no dejaban de regresar a su mente. Lo que hara yo, si tuviera ese tipo de problemas, sera irme a hacer un chequeo en una clnica de reorientacin. Hacer que cambiaran mis engranajes hacia los hombres para ver si as todo encajaba en su lugar. No dijo Alfred, sacudiendo la cabeza. No... Pero tanto el no como el sacudir la cabeza eran desesperacin antes que negacin. No... Quiero decir, ya lo hice en una ocasin, recuerdas? Eso fue lo que me recomend tambin mi consejero social. Me reorientaron. En una clnica del n-r. Lo intent durante seis meses. Y? Fue horrible. Quiero decir, me senta excitado ante los hombres, de acuerdo. Pero, cuando llegaba el momento de la verdad y los llevaba a casa, era exactamente lo mismo..., arriba, abajo, dentro, fuera, y: Qu, ya has terminado?... Y, adems, con complicaciones... Quiero decir, si son ellos quienes te penetran y t terminas en tres segundos, entonces duele, sabes? As que les pides que la saquen, y ellos quieren continuar, y a nadie le gusta eso! Hummm dijo Bron, porque no poda pensar en ninguna otra cosa. Finalmente, volv a la clnica y les dije: Hey, por favor, podran volver a dejarlo todo tal como estaba antes? Djenme al menos de modo que me guste lo que realmente me gusta..., tenga problemas o no. Quiero decir Alfred se ech hacia atrs en su asiento, se supone que es un problema muy comn. No es como si fuera algo raro o cualquier cosa as. Alfred frunci el ceo. Quiero decir que no es como si yo fuera la nica persona que ha tenido nunca ese tipo de problemas..., de modo que cabe pensar que ellos podran arreglarlo. Se reclin un poco ms. Has tenido t alguna vez este tipo de problemas? Bueno... Bron pens en ello. Dos de sus primeras tres experiencias sexuales importantes (todas ellas el mes antes de su catorce cumpleaos) podan ser consideradas, por definicin, como orgasmos prematuros, es decir, el orgasmo le haba sorprendido. Pero no a partir de entonces. Los problemas que tena ahora (si eran problemas) derivaban en otra direccin: e incluso sos tendan simplemente a anunciar una infeccin de prstata recurrente (y afortunadamente benigna) que haba surgido en l una vez cada ao o as desde que tena treinta. Si lo haces cada noche ofreci, no puedes esperar que todo vaya perfecto cada vez. Durante sus primeros aos profesionales, cuando, a razn de dos, tres y a menudo cuatro al da, haba jodido realmente (la primera vez que lo haba calculado, la cifra lo haba cogido por sorpresa tambin) a ochocientas mujeres o ms, se haba visto atacado por flaccideces algo as como una docena de veces; desde entonces, la frecuencia haba descendido sustancialmente. La nica forma en que poda concebir el problema de Alfred era suponer que ste era bsicamente asexual. Estaba seguro de que Alfred disfrutaba vagabundeando por los muchos lugares de reunin con su estridente msica y sus luces bajas, disfrutaba siendo mirado por las mujeres, dejando que entablaran conversacin con l (o quizs era Alfred quien entablaba conversacin con ellas. Bron saba que tenda a proyectar sus experiencias ms comunes, antes que sus preferencias, sobre todo el mundo), incluso disfrutaba llevndolas a su excntrica casa. (En una coop toda masculina? Y quieres decir que no es gay?) Quizs Alfred incluso disfrutaba encargando pomadas fuera de stock en pequeas tiendas. Sin embargo (Bron estaba convencido de ello), Alfred no poda disfrutar del sexo. Date un poco de tiempo y, bueno... Bron dud. Quiero decir, cuando yo tena tu edad...

Pero Alfred tena diecisiete aos. Y Bron era lo bastante poltico a sus treinta y siete como para saber que ninguna persona de diecisiete aos (especialmente alguien como Alfred, que haba elegido voluntariamente vivir completamente separado de los de su misma edad) deseaba que se lo recordaran. As que, educadamente, lo dej correr. Sabes?, la otra noche, despus de que el escudo se desconectara y a ti te sangrara la nariz, estuve a punto de llamar a tu puerta para decirte hola, pero imagin que t... Me hubiera gustado que lo hicieras murmur Alfred. Oh, de veras, me hubiera gustado que lo hicieras! Estaba completamente solo, no haba ninguna chica conmigo, nadie..., y de pronto pens que iba a morir, y casi me estallaron los odos, y empez a sangrarme la nariz, y poda or caer las cosas en las otras habitaciones..., cortaron la maldita gravedad! Alfred inspir profundamente. Me pusieron de nuevo en condiciones, ya sabes..., ese negro grande que siempre le est diciendo a todo el mundo lo que tiene que hacer y por qu. Pero no pude dormir durante el resto de la noche. Me hubiera encantado que alguien viniera a verme. De veras. Los verdes ojos de Alfred se clavaron en los de Bron. Irs a buscarme esa pomada, verdad? En ellos se reflejaban todas las viejas suspicacias, la muy antigua desconfianza. Bien..., estupendo. Entonces Alfred se puso en pie, se dio la vuelta (all donde sus tirantes negros se cruzaban entre sus sobresalientes omoplatos haba una Q de plstico rojo. Bron se pregunt: una Q?) y se alej. Comprender? Sintindose slo ligeramente culpable, Bron se pregunt: Qu es lo que no va? Y no obtuvo ninguna respuesta. Yo lo llamo amistad, pero es algo ms simple que eso. l me utiliza, y yo lo permito. El Seor sabe que preferira pasar cada una de mis horas en compaa de Lawrence o del gran negro. Sin embargo..., se trata simplemente de la existencia de algn tipo de lazo entre dos machos heterosexuales frustrados? l se siente frustrado en el xito de sus relaciones sexuales (y esas frustraciones, honestamente, me resultan menos comprensibles que las inclinaciones de un Lawrence, o una Miriamne), y yo..., cules son mis frustraciones? En cualquier caso, Bron dese que Sam o Lawrence bajaran en aquellos momentos a la sala comn, con o sin vlet. A la maana siguiente se puso ropa para ir a trabajar. Mucha ropa. Toda negra. Termin de revisar el dossier de la Estrella del Da, lo cerr, lo volvi a meter en el cajn de abajo, y decidi que simplemente habra que esperar otra semana antes de intentar escribir una validacin de coherencia. Estaba contemplando un dptico de programas de evaluacin multiestado, en el que por ms que lo intentara no poda desentraar en qu sentido se supona que funcionaban las tres direcciones del contexto modular, cuando Miriamne dio unos golpecitos en la jamba de la puerta abierta. Puedo hablar con usted un minuto? Bron se ech hacia atrs en su silla y se envolvi un poco ms en su capa. Por supuesto. Ella se detuvo justo en la parte interior del umbral, con aspecto incmodo; mir el tablero de avisos, luego la esquina del escritorio. Audri me dijo que haba pedido usted mi traslado a otro departamento. Con un ndice enguantado en negro, Bron empuj la negra mscara que cubra su rostro ms arriba de su nariz; haba resbalado un poco, lo cual era estupendo para leer, pero no para hablar con alguien de pie delante de uno que estaba sentado. Cuando volvi a apoyar sus enguantadas manos en el papel milimetrado gris que cubra su escritorio, resbal de nuevo; lo cual significaba que tendra que conducir aquella entrevista -sinti el nudo de su embarazo muy alto en su pecho (o muy bajo en su

garganta) y lo degluti-, con la cabeza de ella limpiamente cortada por el borde superior de los agujeros para los ojos de su mscara a la altura de la nariz. Es cierto dijo. Tras pensarlo detenidamente, llegu a la conclusin de que era una tontera que, con su entrenamiento, sobre cibralgica o sobre lo que sea, malgastara usted su tiempo y..., bueno, el mo tambin. Hummm dijo ella. Sin embargo, yo cre que estaba captando bien y rpido las cosas para alguien que no saba nada en absoluto del tema. Oh murmur l, en realidad, no es se el asunto... Me temo que el asunto es que estoy sin trabajo. Hummm? No supo exactamente a qu se refera. Bueno, no debe preocuparse. Le encontrarn provisionalmente algn lugar..., puede que tome uno o dos das. Pero hay muchas posibilidades de que sea algo ms prximo a su campo. Ella neg con la cabeza. Ya he pasado por cinco departamentos. En cada caso he sido transferida. La recepcionista de Personal me dijo esta maana, ms bien framente, que ellos, sean quienes sean ellos, simplemente no disponen de ningn trabajo en mi propio campo, y, puesto que lo han intentado en tres campos relacionados, y en otros dos en los que mis aptitudes eran altas, uno de ellos ste, simplemente se vean en la obligacin de calificarme como no empleable. Oh, vamos..., esto es un poco ridculo. Quiero decir, en una compaa como sta, con alguien como usted... Aunque he de reconocer que durante los dos ltimos meses hemos visto un montn de confusin por aqu dentro... Junt sus botas debajo del escritorio, separ un poco ms sus guantes. Por qu la transfirieron los otros departamentos? Tuvieron sus razones. Ella mir hacia la esquina del escritorio, hacia la otra esquina, hacia su rostro. Bron baj la cabeza (lo cual cort completamente la de ella), alz sus enguantados dedos, los cerr, apoy la barbilla en sus enfundados nudillos..., el velo negro que remataba la parte inferior de su mscara se apret contra sus labios. Bueno, yo tambin tengo mis razones. Hummm dijo ella de nuevo, en un tono diferente esta vez; haba colocado un oscuro dedo en el borde de la consola de la oficina y estaba haciendo girar su mano en torno a su cromada ua..., un gesto de nerviosismo que l consider increblemente irritante. Tena que transferirla, pens. (Sus propias manos, nerviosamente, volvieron al escritorio.) No podra trabajar todo el da en un espacio de tres por tres con alguien que, desde sus tendencias ms importantes hasta sus ms pequeos tics, me hace sentir, aunque sea irrazonablemente, tan incmodo. Ella dijo: Me estaba preguntando si esto no tendr algo que ver con aquella tontera de ayer por la noche. Bron alz una ceja interrogativa. Pero, por supuesto, ella no pudo verla detrs de la mscara. Qu quiere decir? Bueno, durante todo el da estuvo usted colocando sus manos sobre los distintos escritorios y mesas con los dedos dispuestos en esa posicin social ancestralmente identificable..., como ahora... l baj la vista. Oh... Cerr las manos sobre el papel milimetrado; aqul era uno de los desafortunados hbitos que le haban quedado de su profesin juvenil; a veces lanzaba seales sin siquiera darse cuenta de ello.

...y yo no fui muy receptiva. Simplemente pens que usted lo entendera. La mitad de las veces pens que as haba sido. Pero luego, planteamos directamente el asunto a medio camino de casa. Y yo hice esa observacin estpida a la Pa... Cuando volv, ella me indic que se lo haba dicho, como si quisiera disculparse por haberlo hecho. Supongo que la gente de teatro no es conocida precisamente por su discrecin. Su mano cay a un lado. Lo que dije era prcticamente una broma. l se ech a rer, se inclin hacia delante. La tnica tir incmodamente de su espalda. Los pliegues de la capa, al caer, rozaron el suelo. Y lo que dije yo tambin. Espero que no se tomara en serio nada de eso... Yo, por mi parte, no lo hice. La sonrisa de ella era preocupada. Bueno... Simplemente pens que deba preguntrselo. Me alegra que lo haya hecho. Me sentira terriblemente mal si usted se fuera pensando que todo era a causa de una estpida observacin como sa. Realmente, yo puedo ser..., cmo era?..., un piojoso que lo intent..., pero, honestamente, no soy un monstruo. Si eso la hace sentir mejor, haba decidido ya pedir su transferencia antes de que ocurriera nada de eso. De pronto sinti lstima por ella, entre la irritacin y el embarazo. Mire, sea honesta consigo misma. Aqu estaba yo, lanzndole constantemente insinuaciones..., quiero decir, no me haba dado cuenta de que usted no estaba interesada. Pero se es simplemente el tipo de hombre que soy. La encuentro muy atractiva. Pero, dada mi actitud, seguro que usted no esperaba seguir trabajando conmigo mucho tiempo... Quiere decir murmur ella, e incluso sin ver su rostro Bron estuvo seguro de que tena el ceo fruncido que ha pedido que sea transferida porque yo no estaba interesada sexualmente en usted...? Ser honesta: Eso no me haba ocurrido nunca! Oh, no...! Bron se dio cuenta de que su rostro empezaba a humedecerse detrs de su mscara. Slo quera decir que probablemente usted no querra..., realmente no querra eso, verdad? Porque, en caso contrario, est equivocada! Est muy equivocada! Hasta que Audri me par en el vestbulo esta maana, en todo lo que pensaba era en que usted haba hecho que la metalgica sonara como un tema muy interesante para m. Y en realidad contemplaba con inters la posibilidad de trabajar en el departamento. Bueno, gracias... Sin echarse ridculamente hacia atrs, le resultaba imposible ver nada ms arriba de su oscuro y delicado cuello. Al menos, me alegra que... En realidad, todo se reduce a: Hay alguna posibilidad de que cambie usted de opinin y me conserve a su lado? Una oleada de embarazo e irritacin cort toda simpata. Apart sus enguantadas manos del escritorio y las deposit sobre sus muslos, luego las dej caer de ellos, de tal modo que las voluminosas dobles mangas cubrieron sus muecas. Deba permitrselo? Deba permitir que le intimidara de aquella manera? No. Inspir profundamente, dej escapar el aliento. Me temo que no puedo. Alz la cabeza lo suficiente como para poder ver su barbilla: se agitaba de una forma extraa. No se puede llevar un departamento de esta forma. Lo siento por el trabajo, pero..., bueno, cualquier cosa que diga sonar ridcula en estos momentos. Mis razones tienen que ver con un montn de cosas que, puesto que no est usted ahora en este departamento, no son de su incumbencia. Tenemos el programa Estrella del Da para reelaborar donde, s, probablemente pudiera utilizarla. Pero acabo de revisarlo de nuevo todava no hace ni diez minutos y, por todo tipo de razones, que tienen que ver con otros proyectos igualmente importantes, no deseo ocuparme de l ahora. La cosa es muy simple y directa: en estos momentos no la necesito para los trabajos que

debo realizar. Inspir de nuevo profundamente y se sinti, ante su sorpresa, algo aliviado por su explicacin. En realidad, me alegra que haya venido a verme. Porque no me hubiera gustado que se fuera pensando que se trataba de algo personal. Esperando que nunca ms tuviera que depositar sus ojos sobre ella, ni siquiera sobre lo poco de ella que vea ahora, aadi: Quiz volvamos a vernos en su coop; algn da, hasta podremos tomar unas copas y rernos de todo esto. Me ha dicho usted que tena que ser honesta le lleg la voz de ella desde algn lugar por encima de sus hombros. Francamente, espero no volver a verle ni a usted y a ningn otro miembro de esta piojosa casa de la risa durante mucho, mucho tiempo. Y eso, me temo, es completamente personal! Bron encaj las mandbulas. Su mscara se desliz de tal modo que fue incapaz de ver ms arriba de sus amplias caderas ceidas de cromo: se volvieron (no secamente, no furiosamente, sino con lentitud y, si unas caderas podan sentirse por s mismas cansadas, cansadamente) en el umbral, salieron al pasillo. Senta arder las mejillas. Parpade, cada vez ms furioso ante su propia sensacin. Mientras haba estado hablando con ella, haba intentado recordar exactamente por qu haba deseado que se fuera. Pero ella le haba atacado con aquella increble insinuacin de que era porque no haba respondido a sus avances. En algn momento, ayer -y, s, fue antes de que la Pa le hubiera contado aquel estpido e insultante chiste acerca de ser un piojoso-, haba llegado a la decisin. Y, una vez tomada la decisin, la haba almacenado. Al entrar en el trabajo aquella maana, un torbellino negro, haba ido directamente a la oficina de Audri y se lo haba dicho. Audri haba contestado: Oh... Bien, de acuerdo. l haba ido a su cubculo, se haba puesto a trabajar; y se haba sentido bien hasta haca unos minutos... Haba sido una decisin lgica. Sin embargo, por mucho que lo intentara, no poda reconstruir la lgica, o la metalgica, que lo haba generado todo. Pens: Si alcanzas vlidamente una conclusin, no almacenas todas las notas de trabajo y dems elementos que has ido acumulando por el camino. Lo nico que das son las conclusiones! (Estruj un trozo de papel que, mientras contemplaba su gris esquina milimetrada asomando del nudo enguantado en negro, se dio cuenta de que probablemente necesitara ms tarde.) No le caigo bien a ella y ella no me cae bien a m. No puedes trabajar en una atmsfera as. Eso es lgico! Dej el papel milimetrado, se quit un guante y, con la punta de una plantilla para grficos, empez a limpiarse la ua del pulgar. En su adolescencia, y con el advenimiento de su profesin de efebo, haba empezado a morderse las uas, pero finalmente haba conseguido romper el hbito. Pero todas sus uas eran ahora ms anchas de borde a borde que de cutcula a corona, lo cual segua pareciendo un poco extrao. No le gustaban sus manos y, bajo ciertas drogas, evitaba mirarlas. Bueno, hoy al menos sus uas estaban cuidadas, laqueadas y con una longitud uniforme. A todos los efectos prcticos, parecan unas uas normales. Volvi a ponerse el guante, enroll su capa en torno al hombro izquierdo, luego al derecho, y, capaz al fin de usar ambas manos, se ajust la mscara. An le ardan las mejillas. Estaba seguro de que ambas estaran llenas de manchas rojas, que apenas empezaran a desvanecerse. En la cafetera, estaba sentado a la mesa de uno de los reservados slo-para-comer, pellizcando los pliegues de un medio colapsado bulbo de caf, cuando, al alzar la vista, vio a Audri con su bandeja. Hola dijo ella, y se sent ante l. Ah...! Apoy la cabeza, medio enmascarada en su parte izquierda (pulida y brillante como un huevo de plata con un ojo) contra el acolchado respaldo. Vaya da!

Bron gru. Exactamente lo que pienso! La plata cubra el lado izquierdo del cuello de Audri, su hombro, un pecho, cubriendo ms abajo (debajo de la mesa ahora) una cadera, formando una tensa piel plstica que hubiera sido enormemente esbelta en alguien con menos ngulos que Audri. Bron alz una mano, retir la mscara de su cabeza, la deposit sobre la madera de la mesa (una fibra celular artificial indistinguible de la madera ms all del nivel celular) y contempl la masa de oscuros velos, los agujeros para los ojos, las lentejuelas negras que damasquinaban el conjunto. Lamento lo de la transferencia de esta maana. Espero que no te haya dado tantos problemas como me ha dado a m. Audri se encogi de hombros. Bueno, ya sabes..., le dije que t no perteneces al tipo de los que cambian de opinin respecto a algo as. Ha ocurrido antes. Suspir, cogi de su bandeja algo largo y oscuro y espolvoreado con nueces, lo mir desaprobadoramente. Ella dijo que poda haber circunstancias atenuantes, sin embargo, y que quera hablar contigo. Intent sugerirle tan educadamente como me fue posible que tal vez fuera mejor no molestarte. Pero, al final, no pude decir que no. Sent pena por ella, sabes? Ha sido echada de toda la hegemona, y en realidad no por culpa suya. Es cosa de la confusin general. Bron gru de nuevo. No saba que sta fuera su ltima oportunidad. Nunca se me ocurri que fuera echada definitivamente del trabajo. Audri le devolvi el gruido. Por eso te ped que vieras si podas hacer algo con ella cuando te la traje. Oh. Bueno, s... Le haba hecho Audri alguna peticin especial acerca de la chica? Bron frunci el ceo. Ciertamente, no lo recordaba. Audri suspir. Retuve el formulario verde hasta que vino a verme de nuevo despus de hablar contigo... Bron alz la vista del estrujado bulbo. Quieres decir que no era definitivo? Dej que el fruncimiento de su ceo se hiciera ms profundo. Pens que todo el asunto estaba ya cerrado... De haberlo sabido, quizs hubiera podido... No, no estaba realmente mintiendo. No se le haba ocurrido en ningn momento que el formulario an no haba sido enviado. Ella hubiera debido decrmelo. Bueno Audri dio un mordisco a su barrita recubierta de nueces, ahora ya est enviado. Adems, las cosas estn tan liadas por todas partes aqu con la situacin entre nosotros y los mundos, que me sorprende que nosotros an sigamos aqu. Nuestros clientes estn por todas las lunas..., incluso la Luna. Y qu va a ocurrir all? Toda la gente sabe que pronto va a ver una gran cantidad de desempleados, y nadie sabe quines. Quin sabe siquiera lo que t y yo estaremos haciendo dentro de seis meses... Asinti como quien sabe de qu est hablando. Luego dijo: No te preocupes. No te estoy amenazando. No, no pens que lo estuvieras haciendo sonri l. T no eres del tipo amenazador. Cierto admiti Audri. No lo soy. Hey dijo Philip por encima de l, cundo vamos a ver algo de trabajo sobre la Estrella del Da, eh? Audri te envi una ayudante ayer, y hoy la devuelves. chate a un lado... Oh, vamos...! protest Bron.

La bandeja de Philip golpe la mesa al lado de la de Audri. No te preocupes, ni siquiera deseo sentarme a tu lado. Philip, hoy con pantalones ajustados, pecho desnudo (muy velludo) y una pequea capa gris sobre los hombros, se dej caer en el asiento contiguo a Audri. ste ha sido un da...! Apresrate y espera: espera porque tengo prisa. Frunci el ceo a travs de su rizada barba. Qu iba mal con ella? Mira dijo Bron al bajo y recio Philip, cundo vais a entregarme un ayudante que yo pueda usar? La especialidad de sta era..., cmo se llama? Criogenia o algo parecido. A Bron le desagradaba realmente Philip. Oh, vamos. No necesitas un ayudante especializado para eso. Los puos de Philip (tan velludos como su pecho) se apoyaron a cada lado de su bandeja. Sabis lo que pienso? Baj la vista, medit unos instantes, cogi algo grasiento con los dedos y se inclin para metrselo en la boca antes de que se deshiciera. Creo que a Bron no le gustan las bajitas. Masticando, hizo un gesto con la cabeza a Audri, mientras se chupaba ruidosamente los dedos, uno tras otro. No es as? Qu quieres decir? exclam Bron. Me gusta Audri, y ella... Entonces se sinti ridculo. Con una falta de tacto intencional, Philip haba maniobrado hasta obligarle a decir algo involuntariamente falto de tacto, y deba (sin duda) estarse anotando puntos tras aquella agradable risa. Bron mir a Audri (que realmente le agradaba), que en aquellos momentos estaba abriendo el pico de un bulbo de caf. Con amigos como t... dijo Philip, e hizo un gesto con la cabeza de saber de qu estaba hablando. Mira, en estos momentos todos estamos un poco desorientados aqu. De uno a otro extremo no hay ms que confusin. El pezn izquierdo de Philip era muy grande. Haba un anillo sin vello a todo su alrededor. Los folculos pilosos haban sido extirpados. La carne sobre aquel pectoral era un poco ms suelta que la del de la derecha. Peridicamente, cuando se esperaba el nacimiento de un nuevo nio en la comuna de Philip, fuera en el Anillo, su pecho se hinchaba (tres pldoras cada comida: dos pequeas blancas y una grande roja), y Philip se tomaba dos o tres das libres de lactancia a la semana. Bron haba asistido a la ltima fiesta del Da de la Soberana... Mira dijo Philip, chupndose un grueso dedo, luego otro (era una cabeza ms bajo que Bron). Soy un tipo muy franco..., t lo sabes. Lo que creo, lo digo. Si digo alguna cosa, sabes que no es por ninguna animosidad personal..., a menos que te lo admita francamente. Bien, yo tambin soy ms bien franco. Bron pas cuidadosamente su enguantado pulgar sobre la ltima lenteja aplastada en su bandeja, se lo llev a la boca y la recogi cuidadosamente. Al menos en lo que a mis emociones se refiere. Yo... Uno de los programadores ms nuevos, que llevaba un ajustado mono elstico con grandes rombos plateados, dijo: Hey, Bron... luego se dio cuenta de que estaba ocupado con una discusin, agit una cabeza de mirada romboide y se alej apresuradamente. No me gust dijo Bron. Yo no le gust a ella. sa no es una situacin en la que yo pueda trabajar. S, s... Cogi ms comida. La forma en que se est transformando toda la atmsfera emocional aqu con todo eso de la guerra est empezando a ser alarmante. Me siento sorprendido de que alguien pueda trabajar, punto. Bron es uno de nuestros mejores trabajadores tambin. Audri dio otro mordisco a la cosa larga con las nueces. As que simplemente deja de subirte a su espalda, Phil. (Haba ocasiones en las que su agrado hacia Audri se aproximaba casi a una especie de amor platnico.) Est bien. Est bien. Hey, llevas ya prcticamente seis meses en tu nuevo puesto.

Todava no ests atascado? Estoy bien dijo Bron. Ningn problema. Pens que terminaras sintindote aqu como en casa. En una de esas tte-tte que Philip estaba iniciando siempre sin que uno se diera cuenta de ello, cuando Bron an los soportaba, Philip le haba hablado realmente a Bron de la Casa de la Serpiente. Simplemente tuve la sensacin de que tal vez hallaras las cosas ms fciles aqu. Me alegra que haya sido as. Aparte el asunto de la Estrella del Da..., no, no lo he olvidado Phil agit un grueso, velludo y mojado ndice, yo no tengo ninguna queja sobre tu trabajo. No te preocupes, te encontraremos un ayudante. Le dije a Audri: un hombre, gay o normal, o una supermujer hetero..., a lo que Audri respondi, quiero que lo sepas: Bueno, yo le caigo bien! Philip se ech a rer. Te encontraremos uno; y con el entrenamiento adecuado. El tipo de persona con el que puedas relacionarte... Hablando de hombres gay...Philip trag lo que tena en la boca y su mano, al extremo de su hirsuto antebrazo, se meti por debajo de la mesa; el antebrazo se agit hacia delante y hacia atrs, y la mano volvi a emerger, un poco ms seca. Marny..., recuerdas a Marny de mi comuna? Pequea, negra...? La otra mano ascendi y, entre ambas, describieron una figura casi esbelta. (Desde la fiesta del Da de la Soberana, Bron la recordaba muy bien.) Philip dio un codazo a Audri, dirigi un guio a Bron. Es frigoingeniera..., sube y baja las superficies del hielo como un personaje de un maldito drama del hielo! Yo soy el padre de los dos ltimos chicos que tuvo. De todos modos, va a tener otro. Y nunca sospechars de quien..., de Danny! Se volvi hacia Audri, luego hacia Bron. Recuerdas a Danny? Bron frunci el ceo. (Recordaba a Danny, con cierto desagrado.) El fruncimiento de ceo de Philip se invirti. De todos modos, slo es el segundo hijo que l tiene en su vida..., y el primero en esta comuna. El puo de Philip cay sobre la mesa, relajndose..., como un saco de patatas derramado. Ya sabes lo importantes que pueden llegar a ser los hijos para los chicos gay..., quiero decir, la mayor parte del tiempo no dejan de pensar que jams tendrn ninguno, sabes? A m no me importan los hijos. Tengo seis aqu y..., Seor, debo de tener hijos repartidos por todo el Sistema Solar. Veamos, tres en lo, uno en Ganmedes, incluso uno all en la Luna, y un par en Nereida... Frunci bruscamente el ceo. T tienes hijos, Bron? Quiero decir, s los de Audri. Un par dijo Bron. All en Marte, una mujer le haba anunciado en una ocasin que tena intencin de quedar embarazada de l. El primer ao de su emigracin, una carta le haba seguido hasta all, con una foto de un beb..., un nio con doble papada mamando de un pecho mucho ms grande de como lo recordaba. Se haba sentido singularmente poco emocionado. En la Tierra aadi finalmente. La concepcin se haba producido en Marte, pero la carta le haba llegado de la Tierra. Hummm dijo Philip, con esa incomodidad sectaria n-r a la mencin de las cosas demasiado alejadas en el pasado. Yo nunca he tenido ninguno en un mundo..., de todos modos, le pregunt a Danny si l iba a ayudar a la lactancia. (La gente del sector no restringido, reflexion, no dejaban de hablar de las familias de las que procedan, pese a todo su apego al aqu y ahora. Bron consideraba a veces ambas cosas objetables). Quiero decir, porque Marny desea a alguien con quien poder alternarla. Sea como sea, sabis lo que me dijo? Lo sabis? Que estaba preocupada por su figura! Philip agit la cabeza, luego repiti: Preocupada por su figura! Bueno, ya sabis lo que eso significa para m. Alz la mano e hizo una sugerente curva delante de su pectoral derecho; sus prpados de pesadas pestaas descendieron ligeramente cuando se contempl as mismo. Dos pequeas blancas... ...y una grande y roja. Audri se ech a rer. Bueno, felicitaciones a todos. Su figura! Philip agit la cabeza, sonri tiernamente. Quiero decir que Danny

forma parte de mi maldita comuna y yo le quiero. Realmente le quiero..., aunque a veces me pregunto por qu. Bron decidi volver a ponerse su mscara; pero Philip puls de pronto el botn de plstico rojo de su esquina de la mesa. La bandeja de Philip, con sus revueltos restos, se agit, tembl, se disolvi, y fue sorbida a travs de la rejilla, que tena debajo: Whooosh! Mientras estaba whoooosheando, Philip se frot las manos encima de la rodilla, primero los dorsos, luego las palmas, y, satisfecho, se puso en pie. El whooosh ces. Mira, cuando vine aqu, imagin que estaba interrumpiendo una delicada situacin. Pens que tal vez necesitara ser interrumpida y corr el riesgo. Ya sabes que Audri se ha sentido muy trastornada por el hecho de tener que echar a esa mujer. Y, dirigindose a Audri: Quiero hablar contigo acerca de lo que les diremos a la gente de la Estrella del Da Ms respecto a la Estrella del Da Menos cuando tenga que explicarles que todava no tenemos ninguna reduccin metalgica. Y pronto. Se volvi hacia Bron: Y eso es una excusa para que Audri te eche los perros si las cosas se ponen demasiado difciles, comprendido? Todo claro y encima de la mesa. Y t..., quieres tu oportunidad de cerrarme la boca? Entonces ten la Estrella del Da fuera del camino antes de un mes! Hace una semana que llevo dicindoles a esa gente que no hay ninguna forma de que podamos tenerla lista antes de tres. Termnala dentro de este plazo, y mi rostro se pondr colorado en cuatro departamentos distintos. Ya nos veremos. Se desliz fuera de la mesa y se alej pesadamente (ni alto ni ancho, simplemente recio, Philip siempre daba la impresin de caminar pesadamente) por la cafetera. Bron mir a Audri. El pelo que descenda por la derecha de su cabeza era una cascada de verde, dorado, prpura y naranja. La parte visible de su rostro era tensa, hosca y preocupada. Hey dijo Bron, realmente te trastorn tanto el hecho de que yo...? Oh dijo Audri. Bueno, s lo cual eran palabras que usaban frecuentemente el uno con el otro, a veces socialmente, a veces no. Bueno, si t... El pensamiento lleg oblicuamente, se aposent unos instantes en el borde de su mente, amenazando con caer dentro o fuera como un absurdo Humpty Dumpty; luego, bruscamente, no pareci absurdo en absoluto: Hey, viste ayer a Miriamne ms tarde? Quiero decir, te encontraste con ella en alguna otra parte despus del trabajo? Los ojos de Audri volvieron a los suyos desde algn lugar detrs de l. No. Por qu? Nunca la haba visto antes de que Personal me la enviara ayer por la maana. Oh, es que por un momento pens... Bron frunci el ceo; de pronto recogi la mscara llena de velos y lentejuelas y se la puso. Con el pensamiento haba llegado el repentino recuerdo de exactamente cundo (en el callejn gris parecido a un can que conduca al n-r!) y por qu (aquella fantstica e infundada idea sobre la relacin entre Miriamne y la Pa!) haba decidido la transferencia de Miriamne. Ahora pareca ridculo, cruel (le gustaba Audri) y egosta. Si pudiera, ahora la conservara. Pero el formulario verde.... Supongo que ahora ya no... Su voz se ahuec bajo la oscura concha de la mscara. Hummm? dijo Audri, y dio un nuevo y profundo sorbo; su burbuja reson fuertemente, colapsada por completo. Si el pensamiento hubiera sido un mundo, el que ira con l, orbitndolo como un satlite, sera: Miriamne era la amiga de la Pa. Alguna versin de todo esto llegara probablemente hasta esta ltima. Qu pensara de ello? Audri? pregunt. S?

Cmo soy? Quiero decir, qu piensas de m...? Si tuvieras que describirme a alguien, cmo lo haras? Honestamente? l asinti con la cabeza. Dira que eres una combinacin muy normal, o muy especial, segn cmo lo miraras, de pereza emocional y bienintencionada, quiz un poco demasiado egosta para el gusto de algunas personas. Pero tambin tienes un montn de talento para tu trabajo. Quizs el resto sea simplemente los rasgos de personalidad necesarios que van con ello. Diras que soy un piojoso..., pero quizs un piojoso que...? Oh, no importa. Slo un piojoso. Audri se ech a rer. Bueno, quiz de tanto en tanto..., cada segundo martes de cada mes..., una cierta versin de ese pensamiento parpadea por mi vaco cerebro... Aja asinti Bron. Sabes?, sa es la tercera vez en tres das que alguien me llama eso. Un piojoso? Audri alz una ceja multicolor (y baj una plateada). Bueno, yo no soy ciertamente una de los que lo dicen... Quieres decir que Philip, hoy, antes, en algn momento, ha...? Ahora las dos cejas de Audri descendieron. No, querido. T lo hiciste..., exactamente ahora. Oh dijo Bron. Bueno, s. De vuelta a su oficina, Bron se sent y medit y arroj ms bulbos colapsados de caf al montn de la esquina. No comprendan, pens; luego volvi a pensar en ello. Philip y Audri y Sam y Miriamne y Lawrence..., ni siquiera Danny (al que recordaba) y Marny (a la que recordaba con cierto afecto) comprendan. Y Alfred probablemente era el que menos comprenda de todos..., aunque, desde otro punto de vista, probablemente Alfred fuese quien lo comprendiera mejor; es decir, seguro que Alfred no le comprenda a l Bron-, pero ciertamente Alfred comprenda por experiencia de primera mano la sensacin de no tener a nadie que lo comprendiera a uno; y -Bron poda permitirse esta autoflagelacin-, en un cierto sentido, el tipo particular de no pensamiento de Alfred estaba probablemente muy cerca del suyo. S, Alfred comprenda por experiencia, aunque no fuera consciente del todo de esa experiencia como un posible punto de agona para cualquier otro ser humano excepto l mismo. Y adems (estaba pensando todava Bron, cinco minutos despus de cerrar, mientras sala, entre susurros de mangas y capa, del vestbulo a la Plaza), la absoluta negativa de Alfred de ofrecer a nadie ms ninguna interpretacin -especulativa, tranquilizadora, preocupante o til- de su propio estado psicolgico, no representaba una especie de respeto, o al menos un comportamiento que era indistinguible de l? Alfred simplemente supona (pero, acaso no lo haca todo el mundo, hasta que se le daban motivos para pensar de otro modo?) que t sabas de qu se trataba... Miriamne! Y el tenso rostro adolescente de Alfred se borr de golpe. Haba deseado iniciar una aventura con ella! Era su tipo. Y ahora el contraespionaje que haba ejercido contra s mismo le haba hecho perder a ella el trabajo. Haba tomado sus propias respuestas, que hubiera debido utilizar como parmetros flexibles, como permetros rgidos y fijos. Miriamne! Por supuesto, ella tampoco lo haba comprendido. Pobre Miriamne! Cmo poda ella saber el cmo o el por qu que haba detrs de todo lo que le

haba ocurrido? Sufriendo la herida de haber herido, pens: Ayudadme. Avanz por la atestada plaza. El borde superior de los agujeros para los ojos de su mscara cortaba por completo el campo sensorial con una oscuridad tan completa como el techo del n-r. Envuelto en negro, se abri camino por entre la gente, pensando: Que alguien me ayude... Exactamente igual que Alfred (pens), solo en su habitacin, con su sangrante nariz ya diagnosticada, despus de que Sam y los dems se hubieran marchado, deseando desesperadamente, ahora que la catstrofe se haba alejado, que alguien, cualquiera, se parara ante su puerta y le dijera hola. La mandbula de Bron se tens. La mscara se desliz hacia abajo, de tal modo que -el pensamiento le lleg tan brutal como el dolor y, con l, se apret ms en su capa y apresur el paso- si alguien hubiera intentado cruzar su mirada, con ojos amistosos, provocativos, hostiles o indiferentes, l no hubiera sido capaz de darse cuenta de ello, puesto que todo el mundo excepto los ms bajos entre la multitud parecan ahora decapitados. Pero si deseas tan desesperadamente ayuda (rechin amargamente los dientes cuando alguien roz su hombro; se ech hacia un lado, y choc con alguien ms), y sigues sin poder obtenerla, lo nico que puede alejar tu mente de ello es ayudar t a alguien: Esta revelacin, puesto que era una de las raras veces que se le presentaba, le hizo detenerse en seco en medio de la plaza. Permaneci inmvil all, parpadeando: dos personas en sucesin chocaron contra su hombro izquierdo; una tercera golpe el derecho. Mientras se tambaleaba, alguien ms tropez con l en el rebote y dijo: Hey, vigile, quiere? Dnde se piensa que est? Y l sigui all, an parpadeando, en la medio velada oscuridad. Alguien ms tropez con l. Y alguien ms. El formulario verde estaba ya en camino. No haba nada que l pudiera hacer por Miriamne... Cinco minutos ms tarde, encontr la ms pequea de las sex shops en la esquina sudeste y, bien envuelto en su capa, pidi el paquete de pomada que tenan reservado y que ya haba sido pagado. Aqu estaba! Con su sentido de las obligaciones morales alejndose ya de su abrumada alma (y el paquete tubular en uno de los numerosos bolsillos secretos de su capa), sali de la (ahora casi desierta) Plaza de la Luz. Diez minutos despus de eso, con su corazn latiendo lentamente, penetr en las verdosas baldosas del paso inferior, y pas sin verlas junto a las advertencias de tiza, pintura y carteles garabateadas y pegadas a derecha e izquierda. Altas y apenas visibles en la oscuridad, las barrocas y arcaicas manecillas sealaban una el seis, la otra el siete. (Relojes decimales, pens. Curioso.) Cruz los carriles, el rechinante pavimento. Pas los altos soportes de una calzada elevada. Las luces de los carriles superiores arrojaban una telaraa de sombras hacia abajo. Subi por las siguientes escaleras -movido por un impulso-, apretando en torno a su cuerpo las aleteantes ropas. Lleg arriba. Estaban de pie en la barandilla opuesta, de espaldas a l, mirando hacia la oscuridad que bien poda ser una pared a tres metros o una noche cuajada de estrellas a aos luz de distancia. La reconoci por el rubio y plumoso cabello, los altos hombros (sin ninguna capa ahora), las largas curvas de su espalda que descendan hasta una falda sujeta baja a sus caderas: una prenda que descenda hasta el suelo y en la que las manchas

marrones y rojas y naranjas se superponan como una tarjeta postal de la ladera de una colina en otoo perteneciente a otro mundo. Bron retuvo el paso, a medio cruzar la acera. Las capas y velos y mangas y puos que se haban agitado tras l se colapsaron en torno a sus guantes y botas. El otro...? El enmaraado pelo tena un asomo de azul (o verde?). Excepto cuatro franjas que rodeaban uno de sus musculosos brazos y uno de sus muslos, segua desnudo. E igual de sucio. Bron se detuvo a tres metros, con el ceo fruncido detrs de su mscara (que, en algn lugar apenas salir del paso inferior, haba conseguido finalmente poner bien), y se pregunt de qu estaran hablando en voz baja. De pronto, ella volvi la vista. Lo mismo hizo el hombre. Dentro de la hinchada carne llena de cicatrices, aquel punto hundido (ni siquiera a aquella distancia estaba seguro de s poda o no ver) brillaba. Bron...? dijo ella, acabando de volverse para mirarle de frente. Luego: Eres t, detrs de esa mscara...? Tetis es una ciudad pequea! Fred (Fred se volvi tambin; los collares de cadenas colgaban sobre el costroso y muy musculado pecho con su hundido pozo central) y yo estbamos precisamente hablando de ti, lo querrs creer? Las uas visibles en los asquerosos dedos orlados de negro de Fred estaban mordidas. Cmo, se pregunt Bron, poda mordrselas con aquellas manos tan sucias? A lo cual, como si quisiera responderle, Fred alz una mano y empez a mordisquearse ausentemente una de ellas, con su ojo visible inyectado en sangre parpadeando. Fred me estaba diciendo precisamente que durante un tiempo vivi en Marte. Y en la Tierra tambin. Incluso has pasado algn tiempo en la Luna, no es eso lo que me estabas diciendo? (Fred sigui mordisqueando, sin dejar de mirar a Bron desde debajo de unas hirsutas cejas y por encima de unos negros nudillos). Fred me deca que conoca el Goebels..., no es as como dijiste que se llamaba el distrito de las luces rojas de Bellona, Fred? Fred me estaba diciendo lo que significa tu ceja dorada: Es realmente sorprendente! Bueno, no slo esta ciudad es pequea. El universo tambin es pequeo! Fred mordisque. Fred parpade. Y Bron pens: Las cosas que la gente puede llegar a hacer a sus cuerpos. Del mismo modo que esos msculos hiper-desarrollados fueron aumentados clnicamente (ninguna profesin en baja gravedad te proporciona esos muslos y esos bceps como globos, esos hombros, ese estmago, todo regularmente distribuido), de modo que la suciedad, las cicatrices, las llagas y las quemaduras que salpicaban los sucios brazos y piernas eran resultado de una negligencia consciente. Y nadie tena unos genitales de ese tamao, excepto como consecuencia de una enfermedad o de diseo (quirrgico). La Pa dijo: ...de veras, es sorprendente que estuviramos aqu hablando de ti, y que de pronto aparecieras t, justo detrs... Entonces Fred, an mordisquendose la ua, dio un brusco paso adelante (detrs de la mscara, Bron hizo un breve movimiento de retroceso), cruz frente a la Pa y ech a andar acera abajo: un suave golpear de pisadas, un tintinear de cadenas. Bron dijo: Tu amigo no es muy comunicativo.

Es su secta respondi la Pa. Me estaba diciendo que las Bestias estn atravesando por un montn de problemas recientemente. Acaban de reformarse, sabes?, de una secta ms antigua que se disolvi; y, tal como estn las cosas, parece que hay muchas posibilidades de que se disuelvan de nuevo. Dian, recurdala, est en nuestra compaa, haba pertenecido a las Bestias. Lo dej correr el mes pasado. Quiz mi opinin sea parcial, pero creo que es ms feliz con nosotros. El problema, supongo, estriba en que constantemente llegan al pobre Fred, o a cualquiera de las Bestias que an quedan, fragmentos de comunicacin que revisten una forma posiblemente significativa..., o es carente de significado? Me lo han explicado una docena de veces, y an sigo sin acabar de entenderlo... De cualquier forma, sus convicciones religiosas dicen que tienen que detenerlas o, rechazndolas, negarse a formar parte de ellas. Puedes imaginar lo difcil que deben de resultar as las decisiones ecumnicas durante un concilio religioso. Paseamos un poco...? Tendi la mano hacia l, luego frunci el ceo. O me estoy mostrando presuntuosa presumiendo que has venido a verme a m? Yo... vine a verte a ti. Bien, gracias. Su mano se cerr sobre la de l. Entonces vamos. Echaron a andar junto a la barandilla. l pregunt: Forma parte tambin Fred de tu pieza teatral? Esa primera maniobra con la que me helaste... Se trataba de una frase hecha de los granjeros del hielo que haba pasado, a travs de los dramas del hielo, al uso general: pero, apenas la estaba pronunciando, record su origen, le pareci una afectacin, y dese haber empezado de otro modo. Ah...! Ella le sonri. Y, quin puede decir dnde termina la vida y empieza el teatro...? Oh, vamos dijo l bruscamente, sintiendo que su vacilacin desapareca ante la suave burla de ella. De modo que ella dijo: Fred? y se encogi de hombros. Antes de esa noche, nunca lo haba visto en mi vida. Entonces, por qu estabas hablando ahora con l aqu? Bueno, porque bajaron unas escaleras estaba aqu. Y quiero decir, puesto que me golpe en la mandbula una vez, justo en el momento ms delicado en la produccin, cuando se establece el contacto inicial con la audiencia, pens que su oficio poda ser muy bien el de introductor formal. Al parecer, l haba presenciado ya algunas de nuestras piezas..., me dijo que le haban gustado. Yo intent descubrir cmo encajaba eso con la misin que su secta le haba impuesto. Eso condujo, por supuesto, a la poltica Bestial, y de ah a la historia de su vida..., ya sabes a lo que me refiero. Yo ya saba algo de l a travs de Dian, as que pude hacer algunos comentarios inteligentes; eso, naturalmente, lo predispuso hacia m; empezamos a hablar. Como puedes imaginar, la gente con esa apariencia no son individuos muy buscados socialmente. Creo que le falta conversacin civilizada. Realmente descubr que era un tipo muy astuto. El problema metafsico con la posicin de Fred, por supuesto, es que cualquier comunicacin implica como mnimo a dos personas..., ms o menos. Ahora bien mientras alcanzaban el nivel del suelo, dos personas pueden hablar intensamente, elocuentemente, o de cualquier otra manera entre esos dos lmites. Pero, en cualquier punto, lo que es significativo para una de ellas puede resultar una charla vaca para la otra. O la situacin puede invertirse. Y todo eso puede ocurrir una docena de veces en cualquier periodo de cinco minutos. Pobre Fred dijo Bron secamente. (Giraron hacia un callejn estrecho. El signo

rojo de la calle desliz sus letras, puntos y lneas en miniatura a travs de las crneas de la mujer cuando le mir). Bueno, me alegro de que no formara parte del circo. Y yo, como suele decirse, me alegro de que te alegres. Estaba pensando acerca de preguntarle si deseaba unirse a la compaa. Tienes que admitir que es un tipo colorista. Y su actuacin, cuando te recog, aadi ciertamente un je ne sais quoi. Si su secta se va realmente al diablo, sera trgico dejar que toda esa dedicacin se perdiera. Si slo pudiera determinar cul era su posicin vis--vis la propia comunicacin teatral..., piensa que es significativa o no? Todo aquello de lo que l, o Dian, hablan, resulta terriblemente abstracto. Quiz simplemente espere a que se haya salido de ello. Y puedes asegurar que le interesa el trabajo con slo mirarle. Bron estaba a punto de soltar su mano, pero de pronto ella le sonri. Y qu es lo que te ha trado aqu, interrumpiendo mis ensoaciones tericas sobre tu persona y tu personalidad con tu ser fsico? l sinti deseos de decir: Vine a decirte que, no importa lo que esa loca lesbiana diga, yo no soy responsable de que ella haya perdido su trabajo..., no importa qu tipo de piojoso piense que soy. Dijo: Vine a saber de ti, saber quin eres y lo que eres. La Pa sonri bajo unas fruncidas cejas. Completamente enmascarado y repleto de velos y envuelto en telas oscuras? Qu romntico! Entraron en un callejn an ms estrecho..., en realidad, se dio cuenta, era un pasillo, y estaban ya dentro de l. Espera un momento se detuvo delante de lo que, reconoci, era la puerta de su habitacin en la coop, y veremos lo que puedo hacer para ayudarte en tu bsqueda. Vuelvo dentro de un minuto y desapareci dentro: la puerta se cerr con un clic. Durante los siguientes seis minutos, Bron escuch abrir y cerrar cajones, resonar puertas de armarios..., algo volcado; una voz de hombre (Windy?) protest hoscamente; una guitarra vibr; el mismo hombre solt una carcajada; ms cajones; luego, la voz de ella diciendo, en medio de una risita (eso le hizo retroceder ligeramente de la puerta, luego tocarla, luego dejar que sus enguantados dedos cayeran resbalando por ella): Vamos, vamos! Para ya con eso! Para ahora mismo..., no estropees mi entrada! Luego, silencio durante una docena de inspiraciones y expiraciones. La puerta se abri; ella se desliz fuera; la puerta se cerr a sus espaldas con otro clic. Llevaba guantes blancos. Llevaba botas blancas. Su larga falda y su corpio de cuello alto eran blancas. Unas mangas largas blancas envolvan sus muecas. Alz las manos y se coloc la capa blanca sobre los hombros. Sus pliegues, ms plidos que el marfil, se agitaron a su alrededor. Sobre su rostro llevaba una mscara que le cubra toda la cabeza: blancos velos colgaban bajo sus ojos; el helado globo que cubra su crneo brillaba con lentejuelas blancas. Plumas blancas brotaban de l, como si fuera un pavo real albino. Ahora el velo se agit con su aliento podemos merodear por los laberintos de la honestidad y del engao, buscando los centros ilusorios de nuestro ser a travs de un detallado examen del brillo y las ondulaciones de nuestras propias superficies proteicas... Se volvi hacia la puerta y enton: No te preocupes. Estar de vuelta a tiempo para la actuacin. Ser mejor que as sea! grit la ahogada voz de una muchacha. La mscara blanca se volvi hacia l. Francamente... murmur. Un suspiro tembloroso, y los velos se aposentaron.

Ahora, insensibles a la luz y a su ausencia, podemos iniciar nuestro vagabundeo... Sus enguantados dedos cayeron de su garganta revestida de blanco, se adelantaron hacia l. l los tom. Echaron a andar a lo largo del corredor que, una vez ms, se convirti en una alta calle sin techo. Ahora, qu quieres saber de m? Yo... Al cabo de un momento, ella dijo: Adelante. Dilo como puedas. Unos momentos ms tarde, l dijo: Yo..., no me siento feliz en el mundo en que vivo. Este mundo ella agit un guante blanco abarcando la oscuridad ante ellos, que no es un mundo sino una luna? S, eso servir. Ellos..., ellos lo hacen tan fcil para ti..., lo nico que tienes que hacer es saber lo que quieres: no existe la opresin filosfica del siglo XXI; no existe la opresin sexual del siglo XX; no existe la opresin econmica del siglo XIX. No existe la opresin... Hubo opresin filosfica en el siglo XVIII, y opresin sexual en el XXI. Y todos tuvieron su cuota de opresin econmica... Pero estamos hablando de nuestro mundo. Este mundo. El mejor de todos los mundos posibles... Una enorme cantidad de gente que vive aqu est gastando una enorme cantidad de tiza, pintura, papel de multicopista y energa poltica en general intentando convencer a otra gente de que esto no es en absoluto lo mejor. Bron, hay una guerra... Y nosotros no estamos en ella..., todava. Pa, hay mucha gente all donde vivo, y el cielo en aquel lugar tiene un color muy distinto, que cree honestamente que si la gente de la que ests hablando se preocupara de sus propios asuntos, eso nos acercara un poco ms a ese mundo. La presa de su mano sobre la de l se afloj. Yo vivo en el sector n-r. T no. No hablemos de eso ahora. Su mano volvi a apretarse. De lo que estoy hablando es lo mismo en los dos lugares. Si t eres gay, encuentras una cooperativa gay; si eres helero, encuentras una de las cooperativas masculino/femeninas donde todo es absolutamente gemtlichkeit y conciencia comunitaria; y luego estn todas las combinaciones entre medio... Siempre he pensado que la divisin que usamos ah fuera de la humanidad en cuarenta o cincuenta sexos bsicos, que encajan vagamente en nueve categoras, cuatro de ellas homoflicas... Qu? Quieres decir que nunca tecleaste Sexo en Info General cuando tenas diez aos? Entonces t eres probablemente la nica persona de ms de diez aos que no lo ha hecho. Oh, pero t creciste en Marte... Homoflico significa que, no importa con quin o qu te guste joder, prefieres primariamente vivir y tener amigos de tu propio sexo. Las otras cinco son heteroflicas. (Por supuesto, l conoca esos trminos; por supuesto tambin, haba tecleado Sexo; francamente, la teora en s le haba sorprendido en un primer momento como muy ingeniosa, luego como totalmente artificial). Quiero decir, cuando dispones de cuarenta o cincuenta sexos, y dos veces ese nmero de religiones, los dispongas como los dispongas, resulta bastante fcil hallar un lugar donde puedas pasarlo bien. Pero tambin es un lugar muy agradable donde vivir, al menos a ese nivel.

Seguro. Si deseas encadenar a muchachos de dieciocho aos a la pared y perforar sus pezones con agujas al rojo vivo... S, mejor que sean al rojo vivo. Desde detrs de los velos y el brillo, la voz de ella proyect una sonrisa demasiado intrincadamente misteriosa como para poder imaginarla. De otro modo, puedes provocar una infeccin! Podran estar congeladas! El tema es que, despus del trabajo, siempre puedes dejarte caer por algn lugar donde los muchachos de dieciocho aos estn dispuestos a someterse a ese tipo de cosa..., agujas al rojo vivo en el segundo piso, agujas congeladas en el tercero..., todos ellos reunidos para formar una alianza mutuamente beneficiosa donde t y ellos, e incluso tu perro labrador, si es eso lo que te satisface, podis encontraros sobre una base de cooperacin, beneficio mutuo y respeto. Y la perrera del primer piso? Y hay un sitio as aqu en tu unidad, y uno en la ma, y probablemente una docena ms dispersos por toda la ciudad. Y si simplemente no ests satisfecho con la calidad media de los muchachos de dieciocho aos aquella semana, puedes concertar una cita para hacer que cambien tus preferencias. Y, mientras ests en ello, si consideras desagradable tu propio cuerpo, puedes hacerlo regenerar, teir de verde o de heliotropo, engrosarlo de este lado o adelgazarlo de ese otro... Otra interseccin los situ en una nueva calzada elevada. Y, si simplemente te sientes cansado de todo ello, puedes volverte haca el solaz de la religin y dejar que tu cuerpo sea mortificado de cualquier forma que desees mientras te concentras en cual sea la idea que tengas de las Cosas Elevadas, con la seguridad de que, cuando te sientas cansado de eso, ah tendrs un ordenador de diagnstico aguardando con todo lo necesario para volver a ponerte en forma. Uno de mis jefes, en la oficina, tiene una comuna familiar..., fuera en el Anillo. Suena elegante... Has dicho en el Anillo o sobre el Anillo? Porque el Anillo (que no era un anillo, sino una especie de endocicloide dentado a lo largo del borde externo de la ciudad) albergaba los ms suntuosos complejos comunales de Tetis. (Las familias que gobernaban Tetis, una vez elegidas, se trasladaban tradicionalmente al Punto Londres del Anillo.) Las venerables comunas seriales que se haban desarrollado con la ciudad durante cerca de noventa aos estaban localizadas en el borde exterior del Anillo..., antes que en el Anillo, que era el amorfo barrio que se extenda hacia dentro durante una o dos unidades urbanas, pero considerado an elegante por su proximidad. Sobre rectific. Superelegante! Y pertenece al tipo que nunca dara un franq pre-soberana por todos esos descontentos escritores de panfletos y consignas. Hay un tipo en mi coop que est metido realmente en el gobierno, y en lo que estoy seguro que consideraras el lado equivocado tambin; probablemente piensa ms en los descontentos de lo que lo hace Philip. Por encima de la barandilla, a su derecha, muy lejos en la oscuridad, reson un transporte. El ltimo Da de la Soberana, Philip dio una gran fiesta en su casa... Eso fue patritico! ...con todos sus colegas, y todos los colegas de todos los dems en su comuna. Hubieras debido verla... Un par de veces he sido bendecida con amigos en el Anillo..., que est slo a una calle o as de distancia, y fue algo realmente sorprendente. Son trece en su comuna... Un coven normal! ...sin contar los nios. Tres de las mujeres y dos de los hombres..., uno de ellos, un marica realmente detestable llamado Danny..., se hallan situados en la ranura de

crdito absolutamente ms alta. Me sorprende que no lo sean todos trece. Philip se halla tres ranuras por encima de m, y no deja de decir que el resto de la familia considera que es un fracasado. Tienen al menos dos docenas de habitaciones, la mitad de ellas grandes cosas circulares, con escaleras en espiral y paredes transparentes al oeste, dominando las torres de la ciudad con el escudo brillando sobre sus cabezas, y paredes transparentes al este, sobre el paisaje de los glaciares, con autnticas estrellas en un autntico cielo... Sombras del lugar que yo llamo mi hogar... Salas de recreo dplex; jardines invernadero; piscinas... Has dicho piscinas, con una s...? Tres, que yo recuerde. Una con su propia cascada, que se derrama de la piscina superior. Sus chicos son tan malditamente educados y precoces..., y un tercio de ellos tan obviamente de Philip, que te preguntas si no es nicamente por eso por lo que lo conservan con ellos. Y gente bebiendo y nadando y comiendo por todo el lugar y preguntando: Has contratado a algn cocinero con experiencia para ayudarte a preparar todo esto?; y alguna muy estilizada dama de la comuna, vestida con montones de perlas y muy poca cosa ms, contestando: Oh, no, sa no es la forma en que hacemos las cosas en el Anillo; y, con su deslumbrante sonrisa: As es como lo hacen ah fuera..., sealando en direccin al Anillo. Y una pandilla de chicos de siete y ocho aos vigilados por un pequeo oriental desnudo como un chivo, y alguien dice: Oh, usted es el que se encarga de ellos?; y l, con su enorme sonrisa oriental: No, yo soy uno de los padres, lo cual, supongo, hubiera resultado tan obvio como en el caso de Philip si uno se hubiera tomado la molestia de mirar ms atentamente. Y ese otro que se ocupa de gravitrica interestelar... El otro de la ranura ms alta? T lo has dicho. Y slo para intentar mostrarte rudo, le preguntas a otra dama de la comuna, que te ha sido presentada como Controladora Delegada en el Departamento Ejecutivo, si ella tambin se halla en la ranura de ms arriba... Dos por debajo, supongo... ...y ella dice: No, estoy dos por debajo de la de ms arriba. Y usted, en qu ranura est usted? En qu ranura ests t? Nunca he estado ms arriba de la decimoquinta contando desde la cima, y no veo ninguna razn para estar ms arriba. Slo que ella me est preguntando ya si no me gustara nadar un poco con ella. La piscina caliente est arriba; y si deseamos una zambullida fra, simplemente podemos emplear la de este nivel. Y la msica, es una orquesta alquilada? No, es de sus dos hijas mayores, que son terriblemente creativas cuando se trata de cosas como la msica y la cocina y la fsica automotora. Entonces te tropiezas con otra hermosa mujer con dos nios, uno de ellos a todas luces de Philip, que la llaman mam y juegan juntos en la arena, de modo que preguntas: Usted tambin forma parte de la comuna?, y ella se echa a rer y dice: Oh, no. As era hace unos aos, pero me he separado. Ahora estoy fuera, en Nereida. Pero hemos venido para la fiesta. No me la hubiera perdido por nada! Los chicos fueron siempre tan felices aqu!. Todo era tan sano y evidente y relajado y elegante que sentas deseos de vomitar..., en realidad yo lo hice, ms o menos despus de mi dcimo vaso de algo terriblemente fuerte; y encima de algn objeto de arte de apariencia extraa que imagin iba a ser difcil de reemplazar, y tanto peor para l. Y, por supuesto ah est Philip, con un chico al hombro, con su colgante teta izquierda y una de sus mujeres, Alice, con un chico de ella..., es la negra con los tatuajes..., sonriendo y sujetando mi cabeza y diciendo: Vamos, toma esta pldora. Te sentirs mejor en un minuto. De

veras. Oh, no te preocupes por eso! No eres el nico. Quiero decir, al cabo de un rato, deseas ser el nico..., de alguna manera, en alguna circunstancia... Tatuajes? Yo tena tatuajes cuando era chico. Me los hice quitar. A la manera dura. Hacia el final creo que me ca en la piscina, y algo as como cinco personas me sacaron, y supongo que simplemente me puse furioso..., sin mencionar que me emborrach de nuevo. Slo para hacer algo realmente ultrajante... Haba una mujer all llamada Marny que era realmente agradable..., empec a hablar acerca de cmo estaba dispuesto a joder con cualquiera de all por cinco franqs; slo por cinco franqs, y mostrarle lo que era realmente el cielo... Hummm dijo la Pa. Slo que, quin haba all, excepto ese maldito personaje Danny?; que, con una enorme sonrisa, va y me dice: Hey, yo tambin estoy en eso, de tanto en tanto. Cinco franqs? Lo tomo!. Me limit a mirarle, ya sabes, y le dije: No t, chupapollas. Qu te parece una de tus mujeres?. Quiero decir que simplemente deseaba provocar una reaccin, de alguna forma. Y, sabes lo que me dijo, con aquella mirada suya muy preocupada, como si yo le hubiera pedido que hiciera sonar uno de sus viejos discos de treinta y tres revoluciones, pero l supiera que estaba rayado? Me dijo: Bueno, en realidad, no creo que ninguna de nuestras mujeres est en eso en estos momentos..., excepto posiblemente Joan. Si quieres aguardar un momento, ir a preguntrselo; y va y se dirige a una de esas increbles escaleras con la increble vista al hielo de fuera. Por supuesto, Philip ha vuelto ya por aquel entonces, y yo estoy intentando decirles a esas mujeres: Realmente soy un buen jodedor. Calidad profesional..., fui profesional. Ni siquiera tenis profesionales aqu fuera! Quiero decir, poda hacer que funcionara para m. Y Philip, que deba estar tan borracho como yo, va y dice: S, yo tambin estuve en la prostitucin..., Marny y yo lo hacamos cuando ramos chicos e bamos de un lado para otro. La primera vez que ella estuvo en la Tierra y yo en la Luna lo hicimos durante unos cuantos meses. De forma ilegal, creo. Slo que no puedo recordar qu tipos de prostitucin son ilegales en la Tierra. Es estupendo para el cuerpo. Pero es un poco duro para la mente. Dijo que era como jugar al tenis todo el tiempo, sin tener nunca la posibilidad de hablar con nadie excepto par encima de la red. Quiero decir, puedes imaginar eso? De Philip? Si yo no hubiera estado tan borracho, probablemente me hubiera sorprendido. Tal como fueron las cosas, supongo que me di cuenta de que no era ms que otra irritacin con la que tena que vivir, y quiz rerme de ella de tanto en tanto. No importaba todo lo que hubiera vomitado. La acera los condujo siguiendo una suave curva. Despus de eso, tuve que irme. Ninguna lgica ni metalgica me hubieran hecho quedar. Era todo perfecto, hermoso, sin ninguna grieta ni costura. Cualquier golpe que dabas era absorbido y se haca uno con la estructura. Caminando de vuelta desde el Anillo, Philip me pregunt si no deseaba esperar a Joan y, cuando le dije que no, me hizo tomar otra pldora; funcionan..., en el camino de vuelta sent deseos de llorar. Por qu? Todo era hermoso, perfecto, armonioso, radiante, era una familia por la que hubiera dado mi testculo izquierdo, demonios, los dos, a cambio de convertirme en uno de sus hijos o hijas. Qu lugar para crecer, seguro de que sers querido hagas lo que hagas, seas lo que seas, y con todo el conocimiento y la seguridad en ti mismo que esto te proporciona mientras decides lo que quieres ser. Pero la gran mentira que enarbola esa gente, ya vivan en una comuna o en una coop..., y ste, supongo, es el motivo de que los odie, una vez ha sido dicho y hecho todo, incluso aquellos a los que quiero, como Audri (que es mi otro jefe), es: Cualquiera puede tener esto, ser parte de ello, baarse en su radiacin, y ser uno con el propio elemento radiante..., oh, quiz no todo el mundo puede tenerlo en un lugar tan cercano a Punto Londres, pero en alguna

parte, en algn lugar, te est aguardando..., si no en una comuna familiar, entonces en una comuna de trabajo como tu compaa de teatro, si no en una comuna, entonces en..., bueno, en una comuna heteroflica; si no en una comuna heteroflica, entonces en una homoflica. En alguna parte, en tu sector o en el mo, en esta unidad o en esa otra, ah est: placer, comunidad, respeto..., todo lo que tienes que hacer es conocer el tipo, y cunto de l, y hasta qu punto lo deseas. Eso es todo. Aquella maana casi se haba echado a llorar al volver a la coop de su sector restringido. Casi estaba llorando ahora. Pero, qu les ocurre a aquellos de nosotros que no lo saben? Qu les ocurre a aquellos de nosotros que tenemos problemas y no sabemos por qu tenemos los problemas que tenemos? Qu ocurre a aquellos de nosotros en los que la parte que desea ha perdido, por atrofia, toda conexin con un razonamiento articulado? Decidir lo que te gusta e ir a tomarlo? Bueno, qu hay acerca de aquellos de nosotros que slo sabemos lo que no nos gusta? S que no me gusta tu amiga Miriamne! S que no deseo trabajar con ella. Hice que la despidieran de su trabajo esta maana. Y no s cmo ocurri ninguna de esas cosas. Y no quiero saberlo. Pero no lo lamento, en absoluto! Quiz lo lament, por un minuto..., pero ahora no. Y no deseo hacerlo. Ah! dijo la Pa. Creo que hemos tocado fondo..., o al menos algn fondo. l mir fijamente su blanca mscara. Por qu? Todo tu tono de voz ha cambiado. La actitud de tu cuerpo ha cambiado. Incluso con tu mscara, se ha podido ver tu cabeza adelantarse y tus hombros echarse hacia atrs en posicin..., en el teatro, tienes que aprender mucho sobre lo que el cuerpo tiene que decir respecto a los movimientos de las emociones... Slo que yo no estoy en el teatro. Estoy en la metalgica. Qu hay con aquellos de nosotros que no sabemos lo que el cuerpo tiene que decir respecto a las emociones? O las trayectorias de los cometas? Ponlo en trminos que yo conozca! Bueno, yo no estoy en la metalgica. Pero pareces estar usando alguna especie de sistema lgico donde, cuando llegas cerca de alguna explicacin, dices: Por definicin, mi problema es insoluble. Ahora, esa explicacin de aqu tiene que resolverlo. Pero, puesto que he definido mi problema como insoluble, entonces, por definicin, esa solucin no se aplica. Quiero decir, realmente, si t... No. Espera. Quieres que diga lo que ocurre en tus trminos? Bien, por un lado, te haces dao. S, la gente como yo puede sentarse y cartografiar cmo consigues infligir una gran cantidad de ese dao sobre ti mismo. Sospecho que, en tus mejores momentos, tambin puedes... En tus trminos son mis mejores momentos. En mis trminos son los peores..., porque entonces es cuando el dolor parece ser ms inevitable. El resto del tiempo puedo al menos tener la esperanza, aunque sea falsa, de que las cosas irn mejor ms adelante. En tus trminos, entonces, simplemente te haces dao. Y suspir, de tanto en tanto..., quiero decir que s cunto deseaba Miriamne ese trabajo; ella se halla probablemente un buen nmero de ranuras de crdito por debajo de ti y de m..., haces dao a otras personas. Guardaron silencio durante una docena de susurrantes pasos. El otro da me preguntaste si el ser una prostituta me haba causado algn dao. He estado pensando en ello. Tu amiga Miriamne crey que la razn de que hiciera que la despidieran era porque ella no se haba mostrado interesada cuando yo hice mis avances. Bueno, quizs sa sea una de las cosas malas que me hizo la prostitucin. Sabes?, lo nico degradante que te ocurre una y otra y otra vez en ese tipo de trabajo es la gente: tanto los hombres que te emplean como las mujeres a las que tienes que

servir son gente que atribuye constantemente todo lo que haces, slo por el hecho de que lo ests vendiendo, a una especie de motivacin sexual. Cuando ests en el negocio, aprendes a vivir con ello. Pero sa es la diferencia entre ellos y t..., lo notas en los chistes, lo notas en las propinas, lo notas en los trabajos de los que eres rechazado. Y nunca tiene nada que ver con ninguna autntica razn de hacer algo real. Pregntale a tu amigo Windy, l te explicar lo que quiero decir: cuando vine aqu fuera, o de todo acerca de la libertad sexual de los satlites..., es el mito dorado de los dos mundos. Cuando abandon Marte, me promet a m mismo que era algo que nunca le hara a ninguna otra persona mientras viviera; me haba sido hecho a m demasiadas veces. Bueno, quizs el ser un prostituto me haya hecho supersensible, pero cuando Miriamne me dijo seriamente eso, a m, esta maana, que la haba hecho despedir porque ella no quiso doblegarse a m..., bueno, eso fue un autntico golpe! No es algo que puedas encontrar aqu fuera con tanta frecuencia, y s, representa una mejora en mi vida. Pero cuando ocurre, eso no lo hace en absoluto ms agradable. No es algo que yo pudiera hacerle a otra persona. No es algo que me gustara que me hicieran a m... Por mucho que no me guste Miriamne, durante todo el camino hasta aqu he sentido lstima por ella. Pero si ella es el tipo que le hara eso a otra persona..., demonios, que me lo hara a m, me pregunto si tengo derecho a sentir lstima por ella..., entiendes? A un cierto nivel admiti la Pa, con su voz proyectando una expresin de seriedad tan intrincada como la anterior sonrisa proyectada, todo lo que dices tiene perfecto sentido. A otro, uno muy profundo, no comprendo ni. una sola palabra. En realidad, no creo haber conocido nunca antes a nadie como t; y he conocido a mucha gente. La forma en que has contado todo eso, de Philip a Miriamne..., las mujeres de l?, los hombres de ella? De hecho, ni siquiera dijiste lo segundo; me pregunto si eso ser significativo..., simplemente suena como la visin de otro mundo! Soy de otro mundo..., un mundo con el que estis en guerra. Y s, hacamos las cosas de forma diferente all. Un mundo con el que espero ardientemente no llegar a estar nunca en guerra. De acuerdo, un mundo con el que no estamos en guerra todava, Crees que mi incapacidad de aferrar las sutilezas es slo otro ejemplo de mi confusin marciana? Creo que tu confusin hace dao a otras personas. l frunci el ceo detrs de su mscara. Entonces, la gente como yo debera de ser exterminada! Los enmascarados ojos de ella relucieron. sa podra ser una solucin; pens que la habas desechado desde un principio. l guard silencio, con el ceo an fruncido. Al cabo de unos cuantos pasos ms, la Pa dijo: Bien, ahora que lo sabes todo acerca de m, qu hars con esta preciosa informacin? Eh? Oh, dices esto porque no he hecho ms que hablar de m mismo? Bueno, estamos en el sector no restringido, no...? Yo dira que no has hecho ms que quejarte de tus subordinados y alardear de tus jefes, pero no importa. Pero yo lo s todo acerca de ti dijo l. Al menos, s mucho..., eres la menor de nueve hermanos, erais granjeros del hielo en Ganmedes; probablemente recibiste una educacin tan sana y completa como la que podras haber recibido entre el grupo de Philip... Oh, ms completa en algunos aspectos. Mucho ms neurtica en otros, estoy segura..., segn mis trminos. ...y ahora ests viviendo una vida romntica como productora teatral en el sector

no restringido y vanguardista de la gran ciudad, has conseguido fama y, si no fortuna, s al menos una subvencin del gobierno. Qu otra cosa hay que saber? El blanco crneo emplumado dej or una sola slaba de risa, casi un ladrido (Bron la hall intensamente desagradable): una cadena de otras ms suaves la sigui. Bueno, al menos sabes otra cosa acerca de m. Cul? Tengo una buena tolerancia como oyente. Dime, crees que la gente que pasa su tiempo, por la razn que sea, en el Goebels, tiene un tipo de personalidad particular? Lo pregunto porque debo admitir que he hallado, aqu y all, similitudes entre tu personalidad y la de Fred. Oh, nada especfico, slo un enfoque general de la vida. No creo que deba sentirme halagado. Oh, por supuesto que no! Debes conocerlo todo acerca de Fred tambin..., quiero decir que no creo que l tenga nada que ver personalmente con la prostitucin. l no fue uno. Y, de todos modos, ninguno de vosotros se parece en lo ms mnimo a Windy. l era..., pero, como has dicho muy bien, la Tierra es un asunto completamente distinto. No lo comprendes suspir Bron. Aydame. Tmame. Hazme entero. Primero tengo que averiguar algo acerca de ti. Su mirada era toda blanco satn y lentejuelas. Y te har el cumplido de suponer que an no he empezado. Apuesto a que pensabas que podras, cmo lo dijiste?, sentarte y cartografiar cmo consigo infligirme una buena cantidad de dao a m mismo. Tus presunciones acerca de lo que pienso son tan monumentales que emocionan. Sujetando an su mano, avanz ante l. De pronto mir hacia atrs y susurr: Djame ayudarte! Djame que te tome! Deja que te haga completo! Huh? Ella alz un enguantado ndice contra los velos delante de sus labios. Ven conmigo. Sgueme de cerca. Haz lo que yo haga. Pero no hables en absoluto! Qu pretendes...? Pero ella le hizo shhhhh de nuevo, solt su mano y, entre oleadas blancas, descendi por una escalera que haba a su lado. Entre oleadas negras, l la sigui. Ella cruz una franja cenicienta e, inmediatamente, empez a subir una mal reparada escalera entre paredes apenas lo bastante separadas como para que encajaran sus hombros. Se detuvo arriba. l se detuvo tras ella. Una lentejuela roz el borde de su ojo derecho y ti su visin con un reflejo escarlata. Y sus plumas blancas y su caperuza de satn se volvieron parpadeantemente rojos, ms brillantes de lo que hubiera podido teirlas jams cualquier seal de coordenadas defectuosa. Ms all de la entrada del callejn, media docena de personas -entre ellas la niita que haba visto en la habitacin de la Pa aquella noche, as como la enorme y mastectomizada Dian- que llevaban sobre sus hombros antorchas escarlatas, que siseaban y lanzaban chispas en todas direcciones. Windy, metido en un enorme artefacto parecido a una rueda de ejercicios para roedores, con cascabeles fijados en sus muecas y tobillos, rodaba cabeza abajo, cabeza arriba, cabeza abajo: Tena pintada una diana en torno a su ombligo, anillos rojos, azules y amarillos que se extendan hasta sus pezones y sus rodillas. La guitarra empez a tocar. Como si fuera una seal, dos hombres empezaron a desenrollar una inmensa alfombra sobre el suelo..., otro mural: ste de alguna antigua feria con arcaicos atuendos, charlatanes y gente que se diverta.

Desorientacin verbal, pens Bron, escuchando el catlogo surrealista de la letra: la meloda era en tono menor, rtmica, ms un salmo que una cancin. Quin (Bron mir a los espectadores que acompaaban con palmas el intenso e insistente ritmo) era la audiencia esta vez? Por aqu! susurr la Pa, cogiendo una prtiga apoyada contra la pared y arrojando otra a los guantes de Bron; alz la suya muy alta y corri sobre el carnaval extendido sobre el suelo hasta el crculo de los que llevaban las antorchas (que se apartaron para dejarle paso), agitando su prtiga por encima de la cabeza. Bron corri tras ella, agitando tambin la suya. Por el rabillo del ojo vio que Windy haba abandonado la rueda y daba lentas volteretas (las uas de sus manos y pies eran iridiscentes y de muchos colores) por entre los de las antorchas. La punta de la prtiga de la Pa entr en erupcin en una cascada de chispas azules. Alz la vista: la suya era una catarata de oro. Entonces, ms all del oro, vio el arco del trapecio descender hacia ellos. (A qu altura estaba el techo all?) Haba dos figuras en l. Una era la mujer, ahora con ropa normal de calle, que haba llevado espejos en los dedos de los pies la ltima vez que la haba visto. La otra era ms joven, ms alta, con pelo oscuro (descendieron hasta menos de dos metros de las resplandecientes puntas de las prtigas, luego volvieron a alzarse); sus rasgos, de tipo ocenico terrestre, reflejaron sorpresa mientras se inclinaba hacia atrs y se sumerga ascendiendo en la oscuridad. ...y regresaba oscilando hacia atrs, con las perneras de los pantalones y el pelo azotando. El canto cambi de clave y de timbre. Primero pens que la cancin se descompona en una polifona. Pero todo el mundo estaba simplemente cantando a su aire. Encima de ellos, las dos mujeres se balanceaban. La msica era una completa cacofona. La Pa alz su prtiga muy alta y la hizo girar, con aleteantes mangas, en un amplio crculo (l alz tambin la suya y le dio vueltas; sudaba tras su mscara), luego la arroj al suelo (su propia prtiga lo golpe un momento ms tarde). Inmediatamente, los cantantes guardaron silencio. Bron alz la vista, como hicieron todos los dems. El arco del trapecio ascenda y descenda, hacia delante y hacia atrs, cada vez ms lentamente. Alguien a su izquierda inici una nota. Alguien a su derecha empez otra, una tercera ms all. Otros se aadieron a ellas; el coro creci, consonante y menor, como las aguas de algn ocano aliengena rompiendo contra sus odos. De pronto se abri a un modo mayor..., que le hizo retener el aliento. El balanceo se detuvo en un oscilante alto. La mujer joven y de elevada estatura se aferraba a una de las cuerdas con ambas manos y miraba hacia abajo con sorpresa. El acorde muri. Las antorchas goteaban contra el suelo, rojas y azules y doradas y rojas... La mujer ms joven dijo: Oh... Oh, eso fue... Oh, gracias! La otra mujer en el trapecio dijo: Gracias a ti... Solt la cuerda y, equilibrndose con los tobillos cruzados, empez a aplaudir. Lo mismo hizo el resto de la compaa. La Pa se haba quitado su mscara y, con ella metida bajo un brazo, hizo una profunda reverencia, con las plumas blancas enhiestas, entre las irregulares reverencias de los dems actores. Bron termin su propia embarazada reverencia, se

quit tambin la mscara. La piel, hmeda tras sus orejas y en el puente de su nariz, se enfri. Eso fue maravilloso! dijo la mujer joven, mirando hacia abajo a los dems. Sois alguna especie de compaa teatral? Una comuna explic la otra mujer en el trapecio. Trabajamos con una subvencin gubernamental haciendo microteatro para audiencias nicas. Oh, espero que no te importe..., usamos algunas drogas..., celusina? Oh, por supuesto que no me importa! dijo la mujer joven, mirando hacia atrs y luego de nuevo hacia abajo. Realmente..,, fue slo... As que fuiste t! exclam uno de los hombres, recogiendo las antorchas. Todo el mundo se ech a rer. Algo palme el tobillo de Bron. Baj la vista. Tres personas estaban enrollando el mural. Bron se ech a un lado. Charlatanes y visitantes y carruseles desaparecieron en la tela enrollada. ...la cancin fue escrita por nuestra guitarrista, Charo (cuya guitarra llame por un instante en los ojos de Bron al ser metida en su caja; Charo sonri a las trapecistas), los decorados y murales son de Dian y Hatti, con la ayuda de nuestro acrbata, Windy. Esta produccin fue concebida, producida y dirigida por la directora de nuestra compaa, la Pa que asinti, hizo un gesto con la mano y fue a ayudar a Windy a desmontar la rueda, con apariciones especiales de Tyre, Millicent, Bron y Joey..., todos los cuales fueron espectadores nuestros tambin, en alguna ocasin. Oh... dijo la mujer joven, y mir a Bron y a los otros indicados. Bron mir a su alrededor, sorprendido, record sonrer hacia el trapecio. Gracias de nuevo por ser nuestra audiencia. Apreciamos realmente al pblico receptivo. sta fue nuestra ltima actuacin en Tritn. Dentro de poco, nuestra subvencin nos llevar a otro sitio. Llevamos en Tritn ocho semanas, en las cuales hemos ofrecido ms de doscientas veinticinco representaciones de diez obras, tres de ellas jams presentadas antes, a casi trescientas personas... Alguien recogi la prtiga que Bron haba arrojado, se la llev. Gracias de nuevo. Oh, gracias a vosotros! exclam la alta mujer joven. Gracias a vosotros...I El trapecio empez a elevarse hacia la oscuridad, con crujidos y sacudidas, tirado por una traqueteante polea. Gracias a todos! Quiero decir, no tena ni idea, cuando simplemente sugeristeis que nos sentramos en esta cosa, de que, de pronto... Oh, fue simplemente maravilloso! Cabezas, manos y rodillas se sumieron a sacudidas en las sombras de arriba, lejos del reloj decimal, apenas visible y distante en la oscuridad. La Pa, con la caperuza de la mscara an bajo el brazo, estaba hablando con la mujer que llevaba ahora a la niita en brazos. Las tres estaban riendo fuertemente. An riendo, la Pa se volvi hacia Bron. ste se quit uno de los guantes y se lo meti bajo el brazo junto con su propia mscara, slo por hacer algo. Estaba intentando pensar en algo que decir, y la furia de no hallar nada estaba minando su placer inicial. Lo hiciste maravillosamente! exclam la Pa. Siempre me gusta emplear tanta gente nueva como sea posible en las actuaciones. En este tipo de cosas, su concentracin y espontaneidad siempre proporcionan algo que ninguna cantidad de cuidadosos ensayos puede producir. Oh, qu maravilloso! Cogi de pronto su mano y la mir (las uas de Bron, recin laqueadas aquella maana, cuando se haba decidido por el atuendo negro, eran, como las de Windy, iridiscentes y multicolores). Me encanta el color en un hombre! Hago que Windy lo lleve siempre que puedo. Baj la vista a la mscara de l, luego a la de ella. El nico problema con estas cosas es que, a menos que te rompas el cuello, no puedes ver nada ms all de metro y medio!

Qu es eso acerca de vuestra ltima actuacin? Es cierto. La prxima parada... sus ojos se alzaron hacia la oscuridad del techo, Nereida, creo. Y despus de eso... Se encogi de hombros. Bron capt el movimiento en sus manos unidas. Por qu no me lo dijiste? Bueno..., estabas tan atareado intentando descubrir cosas acerca de m, que no me diste la oportunidad. Unas pocas slabas de risa se asomaron a su sonrisa. Adems, yo estaba tan atareada intentando hallar la forma de traerte aqu a tiempo para la representacin, que en realidad no pens en ninguna otra cosa. Te gust? S. Odio imaginar lo que hubieras dicho si no te hubiera gustado! Ha sonado como si estuvieras dando tu conformidad a tu ejecucin. En cuyo punto unos brazos pintados, con uas multicolores iridiscentes, aletearon junto a sus hombros. Un largo pelo rojo cay hacia delante sobre su tnica de satn; una voz baja gru detrs de todo ello: Vamos, cario, hagamos de esta noche una noche memorable! Ella apart a Windy (Bron desencaj los dientes) con: Ya recuerdo demasiadas noches contigo. Olvdalo, en? La cabeza que se haba hundido en su cuello se alz, ech hacia atrs el pelo rojo (era la primera vez que Bron vea su lado derecho durante ms de un segundo: benvolo, pecoso, con una rala barba) y sonri a Bron. Estoy intentando ponerte celoso. Lo ests consiguiendo, pens Bron, pero dijo: Mira, est bien as. Quiero decir, probablemente tus amigos habrn preparado alguna fiesta para celebrarlo... De alguna forma, un puado de uas multicolores estaba posado ahora sobre el hombro de Bron, otro an sobre el de la Pa. Windy estaba entre ambos. Mirad, os dejar solos, de acuerdo? All en la coop han dicho que podemos celebrar la fiesta en la sala comn hasta tan tarde como queramos. Agit su rojiza cabeza. Esas mujeres desean que salgamos de aqu en el peor de los estados! Las dos manos se alzaron y cayeron al mismo tiempo. Bron pens: Esto es poltica. Nos veremos all... No utilizaremos la habitacin durante toda la... Corazn dijo Windy, aunque t la utilizaras, yo he sido invitado a varias otras. Y Windy se dio la vuelta y se alej para ayudar a alguien a cargar el pequeo bulto en que se haba convertido la desmontada rueda. La otra mano de la Pa ascendi para coger la de Bron; sus ojos las miraron, una de ellas desnuda con uas coloreadas, tres enguantadas (dos en blanco, una en negro). Ven dijo suavemente. Djame llevarte... Ms tarde, cada vez que revisaba esos tres primeros encuentros, ste era el que recordaba ms claramente; y era, en su memoria, el ms decepcionante. Sin embargo, nunca pudo decir exactamente por qu se sinti decepcionado. Regresaron a la coop; ella tena un brazo apoyado en el hombro de l, y sus capas susurraban la una contra la otra; inclinndose hacia l mientras caminaban por las calles, la Pa le dijo: Sabes que he estado pensando en todas esas cosas que me dijiste, acerca de tu jefe y todo lo dems... (l se pregunt cundo haba tenido tiempo de pensar). En realidad, durante toda la actuacin. Simplemente no poda quitrmelo de la cabeza. Las cosas que pareces tener confusas me parecen a m tan claras. Las flechas que segn t van de B a A, para m van tan evidentemente de A a B que tiendo a desconfiar de mi propia percepcin..., no del universo, sino de lo que te ests refiriendo realmente en el universo. Pareces haber confundido poder con proteccin: Si deseas crear un grupo de

gente, nete a una comuna. Si deseas ser protegido por uno, ve a una coop. Si deseas ambas cosas, nada te impide dividir tu tiempo entre las dos. Pareces estar convencido de que fundar una familia es un derecho econmico que deseas pero que te es negado, antes que una admirable pero difcil empresa econmica. Al igual que en Marte, poseemos mtodos anticonceptivos tanto para mujeres como para hombres que hacen que la procreacin se convierta en un acto independiente del sistema. Tienes libre acceso a las pldoras conceptivas en un centenar de clnicas... S dijo l. Las tom una vez..., pagndolas. De una forma tpica de los satlites, ella no pareci registrar la menor impresin ante aquello. Bueno, estaban en el n-r, donde los comportamientos chocantes se hallaban a la orden del da, no? T slo tienes dos decisiones que tomar respecto a una familia sigui ella. En algn momento en las proximidades del da del nombre, decides si deseas tener hijos por accidente o por voluntad; si es por voluntad, cosa que hace ms del noventa y nueve por ciento de la gente, recibes tu inyeccin. Luego, ms tarde, tienes que decidir que los deseas: y los dos no tendris que hacer otra cosa ms que tomar la pldora. S todo eso dijo l; y ella apret su hombro..., para hacerle callar, se dio cuenta. Eso termin, al menos, es igual que en Bellona. S, s. Pero slo estoy intentando enumerarlo a fin de ver si puedo imaginar dnde te saliste del camino. Con las cosas establecidas de este modo, menos del veinte por ciento de la poblacin decide reproducirse. (Eso no era as en Bellona; pero Marte era un mundo, no una luna). En una ciudad de atmsfera cerrada, eso se halla justo por debajo de lo tolerable. En los satlites, intentamos disolver ese lazo jerrquico entre hijos y status econmico por el que es tan famosa la Tierra: educacin, mantenimiento y subsidio social..., a fin de que no te halles en la horrible situacin de que, si no tienes otro status, siempre hay nios. Y no importa lo bien que te desenvuelvas en la cama, no tengo ni la menor idea de qu es lo que confundes con el sexo. Por otra parte, cuentas tu historia de una forma perfectamente coherente..., slo que he asistido a fiestas en comunas familiares en, si no sobre, el Anillo. He estado en fiestas en coops no familiares, donde, entre cuarenta y cincuenta adultos, siempre haba dos o tres familias de un solo padre. He estado en fiestas dadas por comunas familiares adolescentes que, por razones religiosas, vivan en las calles. Todos ellos han recibido la misma educacin bsica disponible, y la alimentacin y el albergue bsicos que no pueden ser negados por ninguna coop... Sigui de este modo, apretndole un poco ms cada vez que l empezaba a preguntarse qu era lo que ella estaba intentando decir, hasta que dej de escuchar... y en vez de ello slo intent sentir. Por aquel entonces ya haban llegado a la fiesta. Una de las primeras cosas que capt fue la dbil hostilidad (Windy, que en el fondo era un muchacho encantador, decidi, y Dian, que al final de la velada era la persona ms encantadora, en lo que a l se refera, de la compaa -con nada de la fragilidad de la Pa y una actitud ms gentil, con su misma perspicacia astuta- dieron algunos sutiles ejemplos de ello) entre las mujeres que vivan en la coop y la comuna que se marchaba a la maana siguiente. Aunque supongo dijo Dian, apoyando unos brazos tan velludos como los de Philip sobre unas igualmente velludas rodillas que agotara la paciencia de cualquiera el tener a un puado de revoltosos actores aparcados en tu stano, yendo arriba y abajo a todas horas, mientras los rumores de plaga flotan en el aire... e hizo un gesto con la cabeza hacia un modesto cartel de tritn con la alianza ahora que haba en la pared. Habl con algunos otros miembros de la audiencia que haban sido congelados en la ltima produccin..., varias personas para quienes la troupe haba actuado y con las

que diversos miembros de sta haban hecho amistad. S, se haban sorprendido tanto como el propio Bron. Mientras hablaba con ellos, alz la vista y vio a Miriamne en la habitacin. Durante diez minutos dese desesperadamente marcharse, pero no pudo hallar ninguna forma de hacerlo discretamente. Luego, entre sorprendido y azarado, se descubri preguntndole, en medio de una conversacin en grupo de la que, de algn modo, ambos haban pasado a formar parte, cmo andaba su situacin laboral. Ella le explic, de una forma ms bien amistosa, que iba a empezar a trabajar como mecnica transportista en una granja del hielo no demasiado lejos de Tetis. Aquello no era cibralgica, evidentemente, pero al menos trabajara con las manos. l expres su alivio y sinti que algo se hunda an ms profundo dentro de l, algo invalidado, algo denegado. Se volvi hacia otro lado para escuchar una intensa discusin polisilbica acerca de las enormes dificultades de representar obras teatrales pre-siglo XX para un pblico del siglo XXII. Quieres decir a causa de la longitud? Algo hay de ello. Pero, primariamente, se debe a que el argumento gira de forma invariable en torno a los celos sexuales; eso es algo que realmente cuesta hacer comprender a una audiencia contempornea. Eso es una tontera dijo Bron. Yo puedo sentirme celoso..., oh, quiz no de una forma especficamente sexual. S que t a la Pa, que se reclinaba afectuosamente contra l, y Windy, y esa mujer que toca la guitarra, estis de algn modo relacionados. Quiero decir, he visto la cama... Incluso ha dormido en ella dijo la Pa, an reclinada. Sera estpido sentir celos de eso; pero, en lo que se refiere a la atencin, me siento tan posesivo respecto a la gente con la que tengo una relacin que es posible..., supongo. Eso hemos observado dijo la mujer que tocaba la guitarra, con una sonrisa ligeramente burlona (que recordaba la de la Pa) que le molest un poco porque, hasta entonces, no haba observado que Charo sujetaba la otra mano de la Pa. Y, en alguna otra parte de la habitacin, Windy se estaba riendo. La Pa le habla dedicado en realidad una sorprendente cantidad de atencin, del tipo silencioso y asiduo (haba estado en algn momento fuera de contacto fsico con l desde que haban entrado en la habitacin?), lo cual le haba hecho sentirse relajado, seguro y, tambin, prcticamente inconsciente de su presencia. (Probablemente ellos tres haban hablado de aquello la noche antes, y haban decidido que l perteneca a esa categora que, aunque no rompa la relajada seguridad superficial, clavaba una inquietante cua en el interior.) Dese que hubiera alguna razn evidente para que le desagradara la reunin. Pero no haba nada de la plstica buena voluntad que encostraba una reunin como la de Philip, que te haca desear romperla a golpes de maza. Las fiestas en este lado de la lnea n-r eran simplemente ms relajadas, ms informales, ms tranquilas. No haba nada que l pudiera hacer. Durante la siguiente media hora medit varias formas de pedirle a ella (a la que slo poda ver con el rabillo del ojo, pero que poda sentir encajada clidamente bajo su brazo) que abandonara su vida con la comuna y se fuera con l para... qu? Deseaba hacer algo por ella. Finalmente, se content con desarrollar una especie de cadencia sexual, una serie de caricias, actos, posiciones, de creciente intensidad, a realizar con ella cuando regresaran a su habitacin..., y en un momento de relajacin en el que nadie estaba hablando con ella volvi la boca hacia su odo: Ven..., deja que te tome. Qu? murmur ella. Ven conmigo. Sgueme de cerca. Haz lo que yo haga... y la condujo al vestbulo.

Hicieron esplndidamente el amor..., aunque, slo a mitad de la lista, ella le implor que parara. Es maravilloso susurr. Es realmente magnfico. Pero me ests matando! l se dio cuenta de que haba dejado volar su imaginacin. Unos minutos ms tarde, l tambin estaba exhausto. Intrincadamente abrazados, con el brazo de cada uno bloqueando el aliento del otro, Bron aguard el sueo..., flot hacia arriba en direccin a l, un poco a sacudidas (como aquel anodino trapecio alzndose en la oscuridad) a cada inspiracin. Y an la decepcin..., ciertamente, ambos se sentan fsicamente satisfechos. Se trataba tan slo de que no haban completado el escenario? Haba algn estpido fallo esencialmente esttico, alguna rplica errnea, alguna entrada fuera de tiempo, algn accesorio no esencial que funcionaba mal y de lo que nadie de la audiencia poda llegar a darse cuenta? Pero la audiencia era de slo una persona..., y qu haba hecho ella para que l la viera cada vez menos y menos claramente, mientras pensaba en ella ms y ms en trminos de su trabajo, en palabras que su propia lengua haba saboreado la primera vez en la boca de ella? Inspir profundamente otra vez y se vio sumergido en el sueo, inmovilizador como el hielo de metano..., y despert de ello dos horas ms tarde, presa de una energa manaca, increblemente ansioso de marcharse (tena que ir a casa a cambiarse; no podas llevar un atuendo como aqul dos das seguidos a la oficina), lo cual le pareci bien a ella, le explic mientras l se pona los guantes, la mscara, enrollaba la capa en torno a sus hombros, porque ella deseaba prepararse tambin antes de... Pero l estaba ya en la puerta, desendole Buena Suerte en su viaje. Y ella segua an en la cama, riendo con su suave risa, y desendole a l Buena Suerte en el suyo. Bron se apresur a travs de las tranquilas calles no restringidas. En el desgarrado suelo elstico de la vandalizada cabina realzaego (por qu se haba parado a mirar dentro de ella de nuevo? Todava no estaba seguro) haba trozos de papel. Sabiendo ya lo que haba en la otra cara (la tinta traspasaba), tom uno, dej caer la cortina y meti la hoja en uno de sus bolsillos secretos (donde, a travs de su guante, capt el bulto del paquete para Alfred que haba llevado de un lado para otro toda la noche), entr en las garabateadas baldosas iluminadas de verde y sali a las coordenadas callejeras verdes (restringidas) y al pavimento rosa restringido. Entre los altos techos, el escudo sensorial, azul oscuro, estaba salpicado aqu y all de plata. Intent recordar lo que haban dicho de su partida y lo hall sorprendentemente confuso..., y fue entonces cuando se dio cuenta de lo claramente que recordaba todo lo dems, empezando con la actuacin y terminando con aquel momento en el que, entrelazados, se haban dormido. La Pa se marchaba. Hoy. As que era estpido seguir pensando en ello. Pero cada incidente de la noche, con su decepcin an intacta, as como su seguridad, su relajacin, su casi insoportable placer, volva con tanta claridad que algo se aferraba a su garganta a cada imagen. (Slo los olores traan normalmente a l recuerdos tan vividos.) Tres veces, en su camino a la estacin de transporte abierta toda la noche de la Plaza de la Luz, se detuvo en medio de la calle. Y cuatro veces, mientras se sentaba, contemplando a travs de la ventana la galaxia de estrellas preamanecer de Tetis hundirse detrs en el azul (como algn vuelo a Nereida, y luego a...), estuvo a punto de echarse a llorar. ...molestarte a esta hora, pero simplemente deseaba entregrtelo lo antes posible, mientras an lo tena fresco en la memoria, sabes? En caso de que t... Bueno, ahora ya lo tienes. En la parte de arriba de la rendija de un par de dedos de la puerta apareci una franja color piel. Encima de ella haba un revuelto pelo y un solo ojo verde orlado de rojo; ms abajo, tras varios moteados, franjas y pliegues, se vean gruesas

venas y los dedos de uas sucias de un pie. De acuerdo. La puerta se cerr con un clic. Bron se dio la vuelta en el silencioso corredor, cruz hasta su habitacin mientras se quitaba los guantes -por un momento contempl sus propios dedos de cuidadas y coloreadas uas-, retir su mscara, y empuj la puerta con el hombro. 4. LA GESTA DE HELSTROM Creo que un mosquito filosfico podra afirmar que la sociedad de los mosquitos es una gran sociedad, o al menos una buena sociedad, puesto que es la ms igualitaria, libre y democrtica sociedad imaginable. Karl R. Popper/OBSERVE KNOWLEDGE La melancola lo abandon despus de otras tres horas de sueo. La energa (y la vivacidad) duraron todo el camino al trabajo, hasta que, a las tres (se haba saltado el almuerzo), mientras examinaba de nuevo las especificaciones del preprograma de la Estrella del Da, la idea le golpe: P debera intersectar menos de la mitad de No-P (as como elementos de Q, R y S, al tiempo que se una a T); tambin deba rodear ms de su mitad; y ser tangente a l en no menos de siete (lo cual tena que ser evidente por s mismo) y no ms de cuarenta y cuatro (lo cual sera un problema!) puntos. Eso llevaba a alguna parte. Inmensamente complacido, se dirigi a la oficina de Audri con su hallazgo. Estupendo dijo Audri, alzando la vista de su escritorio. Como recompensa, tienes dos semanas de vacaciones. Hummm? dijo Bron. Audri se reclin en su asiento y se llev las manos detrs de la cabeza. He dicho que tienes dos semanas de vacaciones, a partir de maana. No comp... De pronto record unas vagas palabras que ella haba dicho ayer acerca de amenazar. Hey, espera! Esa chica consigui otro trabajo. Quiero decir, la vi ayer mismo, ms tarde, y est bien! Audri frunci el ceo. De qu chica ests...? Oh, no me llores, Bron! No me vengas con tus historias de tiempos difciles. Sus manos volvieron sobre el escritorio. Hoy no podra soportarlo. La gente est siendo despedida por todas partes de la hegemona. Si hubieras acudido al almuerzo, te habras enterado! Bueno, no deseaba almorzar protest l automticamente. Deseaba trabajar. Gracias a eso consegu... Ella lo detuvo con los prpados ligeramente entrecerrados. Mira. Los abri. Puedes tomarte dos semanas de vacaciones con un ocho por ciento de reduccin en el crdito durante ese tiempo... Un ocho por ciento! ...o puedes renunciar. Media docena de personas lo han hecho. Yo misma he tenido que aceptar diez das. Y voy a tener que pensar en qu hacer con los chicos. Aunque a Bron le gustaba Audri, no le gustaban sus tres hijos. Cuando, de tanto en tanto, venan a la oficina, los hallaba precoces, presuntuosos y tercos. Ella viva con ellos en una coop de mujeres gay (no una comuna: las disposiciones de alojamiento, comida y trabajo eran amistosas pero formales) en una torre en espiral sin pretensiones a una unidad de distancia del achaparrado y cuadrado edificio de Bron. Sin nada de la laminada ostentacin de la residencia multisexual de Philip sobre el Anillo ni el insistente y frvolo desorden de un domicilio del sector n-r, era el hogar ms confortable

que haba visitado en Tetis. De hecho, sus tres visitas le haban dejado extraamente relajado y extraamente deprimido..., pero haba necesitado las tres visitas para darse cuenta de que eran dos reacciones. Bron trag (y olvid) su siguiente protesta. Supongo que todava no tenemos que ponemos histricos dijo Audri. Es slo un ocho por ciento..., esta vez. Y nicamente por dos semanas. Quieren hacer que todo parezca como que se trabaja a plena capacidad, slo que la gente resulta que est trabajando en estos momentos en otras cosas. Qu tipo de lgica, o metalgica, es sa? Poseo tres diplomas sobre este tema y estoy a punto de obtener un cuarto, lo cual es tres ms que t..., y sigo sin tener ni la ms remota idea. Audri apoy las palmas de sus manos en el borde del escritorio. Mira. Simplemente mrchate de aqu. Si vienes con algo ms acerca de la Estrella del Da esta tarde, mtelo por debajo de la puerta de Phil o la ma. Pero no nos molestes. De acuerdo? Y no vuelvas maana. Pensativo, dijo (no lo pretenda, pero son un poco beligerante): De acuerdo... y regres a su oficina. Su mente estaba llena de confusos pensamientos, y ni siquiera se molest en abrir de nuevo el dossier de la Estrella del Da. La energa estaba cortada cuando regres a la Casa de la Serpiente. Sentado en la sala comn, a solas en un nicho de conversacin, reley el folleto que haba recogido aquella maana del suelo de la cabina realzaego. ESTAS COSAS ESTN OCURRIENDO EN SU CIUDAD!!! Pero, mientras absorba cada una de las atrocidades polticas, no dejaba de pensar en otras cosas que no ocurran en la ciudad: como las actuaciones de la pequea compaa de microteatro; y su directora, que ya no era una residente. De una forma que no se atreva a definir, eso haca las atrocidades an peores. Deseas continuar donde lo dejamos? Sam deposit la caja sobre la mesa y se sent. Lawrence dijo que situramos las piezas del mejor modo que recordramos, y que l bajara dentro de diez minutos y hara las correcciones necesarias. Sam solt los cierres de latn y abri el tablero. Bron dijo: Sam, cmo reconcilias el hecho de trabajar para el gobierno con la abrumadora situacin poltica en Tritn? Sam alz una ceja. Entre ellos las micro-olas lamieron las costas, las micro-brisas soplaron, los microrboles se inclinaron y los micro-torrentes chapotearon y susurraron sobre las microrocas. Quiero decir, t ests en..., cmo se llama? El Departamento de Enlace? El compromiso poltico no es un permetro, Sam; es un parmetro. Nunca te haces preguntas? Nunca tienes dudas? Qu gran crisis metafsica acabas de atravesarla producirte toda esta angustia repentina? No estamos hablando de m. Te he hecho una pregunta. Como si no quisiera enfrentarse a la respuesta, Bron abri el cajn lateral de la caja, extrajo las placas transparentes del cubo astral y empez a ensamblarlas en sus sujeciones de latn. Cuando alz de nuevo la vista, Sam estaba contemplndole muy serio, con las cartas inmviles a medio barajar en sus oscuros dedos. Bron divis una esquina del Novicio Blanco, curvada contra la palma rosa oscuro de Sam. S. El Novicio Blanco cay. Tengo dudas. Otras cincuenta cartas cayeron en cascada tras ella. Frecuentemente. Por un momento, una pequea risa se agit, en silencio, tras el rostro de Sam; los ojos de Sam volvieron a las cartas. Reuni

de nuevo el mazo, sigui barajndolas. Vamos. De qu dudas? Dudo de que alguien como t pueda hacerme realmente esa pregunta por razones que no sean puramente personales. Bron abri el otro cajn lateral de naves, guerreros, jinetes, pastores y cazadores envueltos en terciopelo. No hay razones personales. Sea lo que sea lo que ha suscitado esa pregunta en mi mente, el hecho de que est en mi mente la convierte en mi pregunta. Sigue siendo vlida. Cogi la pantalla que mostraba la cabeza cornuda de Aolyon (con las mejillas hinchadas con vientos huracanados) y la deposit, sobre su pequea base, encima de las aguas..., que inmediatamente se oscurecieron a su alrededor; grandes olas verdosas de espumeantes crestas se agitaron en la pequea extensin del mar. Sam deposit el mazo, tendi la mano hacia el cajn de control y accion el interruptor de supervisin. Del altavoz lateral brot un crujir y un chasquear por encima del sonido del viento, seguido por un murmullo como de una avalancha de rocas. Eso es una buena tormenta..., haba monstruos marinos por ah? No recuerdo... De qu dudas? Bron tom su propia Bestia escarlata y la coloc en el saliente rocoso que dominaba un estrecho camino que serpenteaba hasta el abismo de abajo. Est bien. Sam se reclin en su asiento y observ a Bron colocar sus pequeas figuras. Una de las cosas que me ha preocupado desde la ltima noche que jugamos a este juego... ...la noche que se cort la gravedad. Bron pens: la noche del da que la conoc. Tom una serie de piezas verdes y las situ junto al ro, las rocas y la carretera. En el Departamento sabamos que iba a ocurrir algo esa noche. El corte no fue una sorpresa. Supongo que qued bastante claro tambin para el resto de vosotros que yo no estaba sorprendido por ello... Pero nos dijeron que slo unas pocas personas iban a salir para ver. Bron alz la vista: Sam estaba dando vueltas a un dado transparente entre su ndice y su pulgar. Lo tenan todo calculado: estadsticas, tendencias, y un mdulo de prediccin realmente extrao llamado el ndice de histeria deca que prcticamente nadie deseara salir para ver el cielo... Por todo lo que se puede decir, el ochenta y seis por ciento de la poblacin de Tetis estaba fuera, de una forma u otra, al cabo de un minuto y treinta segundos de producirse el corte. Qu es lo que hay que dudar de aqu? Estaban equivocados. Sam adopt una expresin extraa. Supongo que no me hago ilusiones acerca de que nuestro gobierno sea una institucin particularmente moral. Aunque posee mucha ms moral que un buen nmero de muchas otras en las que he estado en el pasado. Como tampoco pienso ni por un momento que ninguna de las acusaciones de ese trozo de basura que has estado leyendo hace unos momentos hizo un gesto con la cabeza hacia el panfleto, que haba cado a la moqueta naranja; de alguna forma, la pata de la mesa haba pisado una de sus esquinas (o el papel se haba metido debajo) sea particularmente exagerada. Lo peor que puedes decir es que estn fuera de contexto. Lo mejor que puedes decir es que son emblemas del contexto poltico que les proporciona cualquier significado que tengan. Pero hasta ahora, y esto probablemente te sorprender como algo muy ingenuo, nunca se me ocurri que el gobierno pudiera estar equivocado..., respecto a sus hechos y cifras, sus estimaciones y sus predicciones. Hasta ahora, cuando llegaba un memorndum indicando que iban a producirse incidentes en tal momento, en tal lugar, implicando a tal gente, el hecho ocurra tal como haba sido anunciado. El ltimo memorndum deca que menos de un dos por ciento de la poblacin iba a salir. Estaran demasiado

asustados. Ms de un ochenta por ciento sali. Eso es ms que un margen de un noventa y cinco por ciento de error. Puedes decir que no se trat de un error acerca de algo importante. Pero, cuando ests al borde de la guerra, un noventa y cinco por ciento de error sobre cualquier cosa simplemente hace que pierdas la confianza en tu lado. As que tengo dudas. Sam, la Tierra ha cometido grandes atrocidades en la Luna, y se ha aliado con Marte para la total dominacin econmica de las lunas de Jpiter y Saturno, grandes y pequeas. Nereida ha dicho ya que se pondr de nuestro lado; y Tritn permanece al borde de todo este asunto, aguardando hundirse en uno de los ms insensatos y destructivos conflictos en la historia humana... Nos hemos visto salpicados ya con sangre y barro de cien maneras distintas: la noche del corte de la gravedad hubiera podido ser la ms importante de esas salpicaduras... Dudo que ninguno de nosotros, ni siquiera t, pueda evaluar el dao comparado con... Bueno dijo Sam, con una rala ceja bajada, una comisura de su gruesa boca alzada, no es como si todo el mundo estuviera usando soldados y dej que su expresin se quebrara en una burlona y silenciosa sonrisa. Algunos de tus mejores amigos probablemente son judos tambin dijo Bron. El clich acerca de los soldados se haba devaluado (le haba explicado en una ocasin una excntrica vieja a la que Bron acostumbraba a visitar en el n-r) casi del mismo modo que la ley y el orden se haba devaluado dos siglos antes. As que esta guerra es toda botones y espas y sabotajes, y slo los civiles resultan muertos, aquellos que no han sido arrojados de sus trabajos por la crisis econmica o no han cado de los tejados durante un corte de gravedad, porque eso es todo lo que son, civiles. Sabes? Sam se adelant de nuevo para colocar una caravana escarlata, una pieza tras otra, sobre el sendero que cruzaba la jungla, una de las razones por las que me traslad a este lugar fue para no ser importunado durante ms de seis horas al da con interrogatorios polticos. Bron cogi el ltimo carguero del cajn y lo situ al borde de la tormenta..., empez a bambolearse inmediatamente. De veras? El gobierno te dijo que tenas un noventa y nueve coma nueve nueve nueve por ciento de probabilidades de hallar solamente tipos no polticos en una coop de esta clase? Bueno, quiz sea que yo pertenezco a ese extrao e inexplicable cero coma cero cero cero cero cero uno por ciento que ellos llaman un individuo... No. T eres un tipo como el resto de todos nosotros. ...o quizs el gobierno, simplemente... Bron gir las palmas de sus manos hacia arriba y se encogi de hombros, se ha equivocado de nuevo. Pretenda ser irritante. Pero, al parecer, Sam haba dejado de sentirse irritado por esas cosas. Dej escapar una carcajada. Quizs... y empez a colocar las pantallas. Hola, Alfred. La voz de Lawrence les lleg fuerte y alegre desde el centro de la estancia. Bron y Sam alzaron la vista. Al otro lado de la sala comn, Alfred se apresuraba hacia las escaleras del balcn. He dicho, hola, Alfred repiti Lawrence (que al parecer se diriga a integrarse al juego). Un puo lleno de arrugas descansaba sobre su cadera plida como el pergamino. Alfred, al pie de las escaleras, con una mano en la barandilla, se volvi en redondo. De sus tirantes negros, delante y detrs, colgaban grandes letras rojas. Hum... dijo. Oh... Hummm... Asinti a medias, luego empez a subir, con

una Q escarlata entre sus omoplatos. Lawrence avanz hacia ellos. Lo ms horrible es que est mejorando. Llevo soportndolo desde hace..., cunto tiempo? Cuatro meses? Ahora, si hablis con l dos veces, fuerte y claramente, os mirar realmente. Incluso quiz se pare. A veces, hasta grue un poco. Y el sndrome de comportamiento general ya no es el de un completo terror inarticulado. Las primeras treinta veces, segn mi cuenta, simplemente apunt su nariz hacia delante y corri ms aprisa. A este ritmo, estimo, puede que alcance el estado de un animal humano aceptable..., no notable, entendedlo; slo aceptable..., en, oh, quiz doscientos cincuenta aos. Lawrence rode la mesa, contemplando el tablero. Incluso con tratamientos de regeneracin, l no va a durar tanto. Hummm..., veo que hay en curso una guerra. Bron se ech hacia atrs en su silla. Por qu simplemente no lo dejas correr..., le dejas tranquilo? Lawrence gru y se sent al lado de Sam, que le hizo sitio. Sam y yo somos los mejores amigos que cualquiera de vosotros dos, reas de desastre social ambulantes, hayis tenido nunca. Por cierto, cundo piensas decidirte a joder conmigo? Haces la misma proposicin a Alfred, de la misma forma clida, sincera y amistosa, de tanto en tanto? El cielo lo impida! Lawrence conect un interruptor; la parrilla parpade encima del tablero. Eso se halla al menos a trescientos aos de distancia. Yo espero no vivir tanto! Lo cual hizo que Sam se echara a rer, aunque Bron no crey que fuera tan divertido como eso. Lawrence tir de los arrugados pliegues de debajo de su barbilla, luego adelant una mano y ajust dos Reinas. Creo que en realidad se hallaban aqu. De otro modo, vosotros dos os las hubierais arreglado mucho mejor. Bien, ahora... Aprtate de m! Aprtate...! a Sam, que todava estaba riendo. Los dos jugis contra m ahora..., no creas que insinundote as vas a conseguir ninguna ventaja. Bron se descubri recordando el comentario de la Pa acerca de los homosexuales polticos..., Sam cambi de asiento. Lawrence tom el mazo de cartas y reparti. Con todas las chicas que Alfred desliza furtivamente sin parar en su habitacin..., y porqu cree que debe deslizaras furtivamente es algo que yo nunca he llegado a comprender..., debera de abandonar ese ridculo curso de ordenadores que su asistente social le est haciendo seguir desde hace dos meses..., quiero decir, no le gusta y no va a terminarlo..., y marcharse a la Tierra o a algn otro lugar donde sea legal y convertirse en prostituto. Lawrence hizo un gesto de entendimiento a Bron con la cabeza. Hacer eso durante un tiempo, sobre unas bases aceptadas, es exactamente lo que necesita, no crees? Aquello era lo primero que oa Bron del curso de ordenadores, y lo consider irritante. Por otra parte, haba algunas cosas acerca de Alfred que Lawrence no saba (si Lawrence pensaba seriamente que Alfred poda convertirse en un profesional), y eso le complaci. El conflicto entre complacencia e irritacin produjo un gruido no comprometedor. Sabes? dijo Sam, agitando sus cartas como si fueran un abanico, eres un maldito bastardo condescendiente, Lawrence. Lo cual increment el placer de Bron. Supongo que Marte es el nico lugar donde es legal a la escala que l necesita prosigui Lawrence, sin hacer caso de aquellas palabras. Y, por supuesto, no puede ir ni a Marte ni a la Tierra ni a ningn otro lugar como stos a causa de la guerra. Bron contempl la mano que l y Sam tenan en comn, adelant un brazo y volvi

dos cartas. Sam dijo: Lawrence, tengo que hacer un viaje oficial a la Tierra; me marcho maana. Quieres venir? Es por cuenta del crdito del gobierno: tendrs que compartir mi cabina. Seor! protest Lawrence. Quieres decir estar encerrado en un mismo espacio de dos por dos contigo mientras caemos hacia el Sol, con la esperanza de que un ocano muy pequeo de un mundo muy pequeo d la casualidad de estar en nuestro camino? No, gracias! Me subira por las paredes! Sam se encogi de hombros y mir a Bron. Quieres venir t? No contigo. En realidad, Bron estaba pensando en el trabajo..., cuando, con una punzada, record que, durante las prximas dos semanas, no tena ningn trabajo. Un viaje lejos de aquella pequea luna deprimente? Qu mejor forma de borrarla a ella de su cabeza?. Siempre puedes llevar a Alfred. Dese que Sam volviera a pedrselo. Ja! dijo Sam, sin humor. Dejemos que Lawrence lo trabaje durante otros doscientos cincuenta aos. No..., la experiencia sera buena para el muchacho. Pero tengo una cuota de acompaamiento en este viaje..., y hay que tener en cuenta el resto del grupo. Necesito a alguien presentable, que al menos pueda mostrarse vagamente social; y que tambin sepa divertirse si llega la ocasin. Vosotros dos, s. Alfred, me temo... Sam agit la cabeza. Por qu no vas, Bron? pregunt Lawrence. Por qu no vas t? respondi Bron, intentando sonar sociable; sus palabras tenan un vago tinte lgubre. Yo? Encerrado junto con este cuerpo? Lawrence estudi el tablero. Ya es bastante difcil intentar mantener mi autocontrol mientras lo veo ir de un lado para otro en la sala comn. No, me temo que el masoquismo ya no me interesa. Bueno, no es (Sam separ tres cartas, tras haber decidido al parecer hacer su primera combinacin) como si hubiera nacido con ello. No, ve t con l, Bron dijo Lawrence. Yo simplemente soy demasiado viejo para ir dando tumbos por el Sistema Solar. Y adems en tiempo de plaga. Si yo voy, quin jugar a tu estpido juego? Lawrence puede ensear a Alfred dijo Sam. Aleja de m ese pensamiento..., hay tantas posibilidades de que le ensee a Alfred el vlet como de que Sam se lo lleve a la Tierra. Creo que nuestras objeciones son ms o menos las mismas. Partiremos maana por la maana dijo Sam. Estaremos de vuelta dentro de doce das. Todava te quedarn un par de das libres aqu para no hacer nada, antes de que tengas que volver al trabajo y... Cmo sabes...? Hey! dijo Lawrence. No tienes que tirar el tablero al suelo! Volvi a colocar dos piezas que Bron, en su sobresalto, haba volcado. Sam, mirando an las cartas, mostr aquella sonrisa burlona. A veces el gobierno no se equivoca. Su mirada ascendi. Vienes? Oh, de acuerdo. Bron adelant una mano y sac la combinacin de cuatro cartas altas de Llamas que Sam haba previsto; lo cual, durante la primera media hora de juego al menos, les dio una clara ventaja..., antes de que Lawrence, con una hbil manipulacin de todos los dioses y potencias astrales, recuperara su acostumbrado dominio.

Fue como si alguien hubiera desconectado bruscamente el escudo sensorial. A la izquierda, las dentadas superficies de metano hacan que el escenario pareciera tan salvaje como el de un millar de dramas del hielo. A la derecha, las desmenuzadas rocas, que hacan del noventa y seis por ciento de Tritn uno de los paisajes ms lgubres del Sistema Solar, se extendan hasta el horizonte. Aceleraron por en medio, dentro del tnel transparente de transporte. Punta Londres se alej rpidamente tras ellos. Ntidas estrellas atravesaron la oscuridad. Aposentado en su silla, con los dos curvados doseles de plstico transparente sobre ellos (el estacionario del coche, y el del tnel ms arriba retrocediendo a ciento setenta y cinco kilmetros por hora), Bron se volvi hacia la izquierda (Sam estaba sentado a ese lado), pens en los granjeros del hielo y dijo: Todava sigo preguntndome por qu decidiste llevarme. Para que dejes de incordiarme dijo Sam con afabilidad. Quizs eso te lleve a algn razonamiento poltico que desafe seriamente mi propia posicin. En estos momentos, sin embargo, el tuyo es tan inmaduro que no hay nada que pueda decirte, excepto pronunciar sonidos educados..., por mucho que esos sonidos puedan parecerte ideas. De esa forma tendrs una oportunidad de ver de cerca aunque slo sea la ms minscula fraccin del gobierno y comprobar lo que est haciendo. Normalmente, el gobierno tiene razn. Segn mi experiencia, ese normalmente significa un noventa y nueve por ciento con montones de nueves ms detrs de la coma decimal. No lo s: quiz ver un poco de la realidad te haga olvidar tus miedos y cerrar tu boca. O quiz te enve huyendo sin parar de gritar. Gritos o silencio, en cualquier caso estars mejor informado. Personalmente, contigo, hallar ambas cosas un alivio. Pero t ya tienes tu educada opinin acerca de en cul direccin ir probablemente, no? sa es una suposicin no educada. Bron contempl los riscos del hielo arrancarse de los riscos del hielo, kilmetros ms all del hombro de Sam. Y al gobierno no le importa realmente que me lleves contigo? Supn que descubro alguna informacin confidencial de alto secreto. Esa categora ya ni siquiera existe dijo Sam. Confidencial es lo ms restringido que puedes obtener; y puedes verlo en cualquier cabina realzaego. Bron frunci el ceo. La gente ha estado destrozando las cabinas dijo pensativamente. No te ha dicho eso el gobierno? Probablemente lo hubiera hecho si yo se lo hubiera preguntado. Cristal roto; caucho rasgado; su propio rostro distorsionado en la doblada ranura cromada: la imagen regres, lo bastante intensa como para sobresaltarle. Sam, de veras..., por qu desea el gobierno a alguien como yo en un viaje como ste? Ellos no te desean. Yo te deseo. A ellos simplemente no les importa que te lleve conmigo. Pero... Supn que descubres algo..., aunque no s lo que pueda ser. Qu puedes hacer con ello? Correr chillando por las calles de Tetis, desgarrndote la carne y frotando cenizas en las heridas? Estoy seguro de que hay alguna secta que ya lo hace. Simplemente vivimos en lo que los socilogos llaman una sociedad de baja volatilidad poltica. Y, como creo haber dicho: la volatilidad poltica de la gente que vive en coops de un solo sexo y preferencias sexuales no especificadas tiende a ser particularmente

baja. En otras palabras: dada mi categora particular, mi tipo psicolgico general, he sido declarado seguro. Si quieres mirarlo de ese modo... Sin embargo, tal vez prefieras expresarlo de una forma un poco ms halagadora para ti mismo: Confiamos que la mayora de nuestros ciudadanos de esta poca no hagan nada demasiado estpido. Ambas expresiones modelan la misma situacin dijo Bron. Metalgica, recuerdas? Hey, sabes?, antes de irme de Marte y venir a Tritn para convertirme en un metalgico respetable para una gigantesca hegemona informtica, fui un prostituto en los burdeles del Goebels en Bellona. Pero luego obtuve esos papeles, sabes?... Qu piensa tu gobierno, ah fuera donde tanto la prostitucin como el matrimonio son ilegales, acerca de eso? Sam meti sus botas de suela blanda altas hasta la rodilla en el espacio entre los asientos vacos. Antes de que llegara a Tritn, yo era una ms bien infeliz camarera rubia de rostro cetrino y ojos azules (terriblemente miopes) en el Lux de Japeto, con una clara inclinacin hacia otra camarera cetrina, rubia y de ojos azules que, por todo lo que pudo descubrir el joven e inmaduro yo que era entonces, estaba pirada por los altos emigrantes de Wallunda y Katanga que haban infestado absolutamente los alrededores; yo tena este CI muy alto y muy til, y estaba trabajando en un deprimente agujero lleno de grasa. Pero entonces me somet a esa operacin, sabes?... Bron intent no parecer impresionado. Sam alz una ceja, asinti brevemente. Encontraste satisfactoria la transicin? Los cambios de sexo eran algo bastante comn, pero debido a que (como Bron recordaba que haba explicado alguien en un canal pblico) parte del xito de la operacin poda verse viciado por la admisin de la misma, uno no oa con demasiada frecuencia hablar de los detalles especficos de ellas. Sam dej escapar una tenebrosa risita con los labios apretados. Mucho. Por supuesto, por aquel entonces yo era mucho ms joven. Y los gustos de uno evolucionan, aunque no cambien exactamente. De todos modos, sigo visitando aquel viejo vecindario... (Bron pens: Un hombre de familia ese poderoso, robusto, negro y apuesto Sam...?). El asunto es: el gobierno sigui Sam, con un tono perfectamente razonable (en el que Bron se dio cuenta que estaba intentando distinguir los leves armnicos solapados bajo aquella voz de bajo que derramaba seguridad) simplemente no est interesado en mi ms bien comn historia sexual o en la tuya ms bien peculiar. Y t me habas hablado de tus das de prostitucin. Lo admito, me sorprendi la primera vez. Pero el shock disminuye con la repeticin. Nunca me lo dijiste a m dijo Bron hoscamente. Sam alz la otra ceja. Bueno..., t nunca preguntaste. De pronto Bron no sinti ms deseos de hablar, sin saber exactamente por qu. Pero Sam, al parecer cmodo con los malhumorados silencios de Bron, se reclin en su asiento (ella? No, l. O al menos sa era la forma que sugeran los canales pblicos) y mir por la ventanilla. Siguieron viajando velozmente a travs del brillante paisaje entrevisto de hielo verde, roca gris y estrellas. Quizs un kilmetro ms lejos, Bron vio algo que le pareci que era el espaciopuerto pero que Sam dijo que no. Un minuto ms tarde, Sam seal algo que dijo que s lo era. Dnde? Bron no poda ver.

All. Apenas puede verse el borde, exactamente en medio de esos lo que sean. Sigo sin ver dnde ests... En aquel momento penetraron en un tnel cubierto; las luces del vehculo se encendieron. El zumbido del motor penetr en la conciencia de Bron con un descenso de tono. Disminuyeron la velocidad. Se detuvieron. Luego todo fueron corredores verdes y pastel y opulentas salas de espera que, mientras reciba una bebida y era presentado a la gente (el resto del grupo de Sam), se deslizaron suavemente sobre invisibles rales y fueron izadas por invisibles ascensores... La gente rea y bajaba la vista hacia el dibujo geomtrico de la moqueta cuando, una sola vez, el suelo tembl..., y todos fueron guiados hacia la puerta adecuada por las pequeas luces de color y la gente del grupo que evidentemente estaba ya acostumbrada a ese tipo de cosas. (No haba nadie parecido a una azafata por los alrededores; pero Bron no estaba seguro de que aquello fuera un viaje turista estndar o estrictamente gubernamental.) Estaba contndole entusisticamente a alguien que pareca escucharle entusisticamente acerca de su propio viaje de emigracin a los Satlites Exteriores haca doce aos, el cual: ...djeme decrselo, fue un asunto completamente distinto. Quiero decir, los tres mil que ramos fuimos drogados hasta las pestaas durante todo el proceso: y, qu hay en esta bebida, de todos modos...? cuando se dio cuenta, en mitad de una risa, de que dentro de seis meses..., de seis semanas, probablemente no volvera a pensar nunca ms en aquellos afables George y Angela y Aroun y Enid y Hotai. Quiero decir, pens, que sta es una misin poltica: y nadie ha mencionado en ningn momento la poltica! Ni siquiera le he preguntado a Sam cul es la misin! Es eso, se pregunt mientras caminaban a lo largo de otro corredor (algunos del grupo se dejaban llevar suavemente por la cinta rodante a uno de los lados del corredor; otros caminaban a su lado, charlando y riendo), lo que Sam quera decir con baja volatilidad poltica? En una de las habitaciones ms grandes, opulentas y mviles, con lujosos sillones reclinables en sus varios niveles enmoquetados, haba ms bebida, ms msica, ms conversacin... Todo esto es maravilloso, Sam! exclam alguien. Pero, cundo vamos a subir a la nave? Otro alz su tobillo para comprobar un complejo cronmetro que llevaba sujeto all. Creo que llevamos aqu al menos dos minutos y cuarenta segundos lo cual despert un Ooooh! del grupo y ms risas. Despegaremos dentro de diecisiete minutos. Sam descendi por la escalera en espiral. sta es mi cabina. Que cada uno ocupe el divn que quiera. Durante los siguientes diez minutos, Bron averigu que la mujer rubia de ojos azules en el divn contiguo al de Bron formaba parte de la comuna familiar de Sam, y que la muchacha regordeta y bronceada que iba de un lado para otro diciendo: Drogas? Alguien quiere drogas? y dando palmadas a un lado del cuello de cualquiera que le sonriera y asintiera era su hija. Quieres decir que realmente puedes hacerlo sin drogas? pregunt alguien. Bueno, Sam desea que contemplemos el despegue dijo la mujer rubia, echndose hacia atrs en su divn y torciendo el cuello para ver quin haba hablado . As que sugiero que las tomis..., de otro modo, puede resultar un poco trastornante. Por eso exactamente lo pregunt dijo el que haba hablado antes. Cuando la muchacha regordeta lleg junto al divn de Bron, ste, movido por un impulso, sonri y agit la cabeza. No, gracias... Pero la mano de la muchacha palme su cuello de todos modos; luego se ech hacia atrs y pareci apenada: Oh, lo siento terriblemente. Dijo usted No...

Hummm, est bien murmur Bron. Bueno, quiz no haya recibido mucha... y se apresur hacia el siguiente divn. Un zumbador son por toda la cabina. Una gran cantidad de las cosas ms opulentas -lmparas, esculturas murales, estanteras, mesas ornamentales- se doblaron hacia arriba o hacia abajo o hacia los lados dentro de las paredes, suelo y techo. Varios de los divanes giraron en redondo de modo que todos quedaron orientados en la misma direccin en el espacio ahora casi institucional. La pared ante ellos zumb y se abri. Lo que antes haba sido un corredor era ahora una ventana del tamao de una pared que reflejaba una noche salpicada de estrellas, cortada por unas pocas jceas, con la parte superior de unos cuantos edificios visibles al fondo. Una pantalla se desenroll desde el techo, iluminada por una minada de cifras, rejillas y grficos. Bron record que nunca se haba producido un accidente de nave espacial pasados los treinta segundos del despegue que no hubiera sido fatal en un cien por ciento..., lo cual probablemente significaba que no haba recibido la cantidad suficiente de droga. Siempre he hallado estos viajes tan excitantes... dijo alguien, no importa las veces que los haya efectuado. No tengo la menor idea de por qu... Los nmeros azules (que se iban haciendo ms y ms abundantes en la pantalla) eran, saba Bron, las verificaciones finales de navegacin. Los nmeros rojos (una gran cantidad estaban pasando del azul al rojo) significaba que aquellas cifras haban sido aceptadas y alimentadas al ordenador de despegue. Ahora ya no hay forma de volver atrs dijo alguien solemnemente. Espero que la cubierta de la piscina sea hermtica y est bien asegurada murmur alguien ms (y todo el mundo ri quedamente). No me gustara tomar un bao demasiado pronto. Bron se acomod en el acolchado de su divn. Algo empez a rugir -ms bien lejosa su derecha; luego, algo ms -mucho ms cerca- a su izquierda. Slo haba dos nmeros azules ahora, en medio de un campo lleno de rojo; y parpadeaban de una forma extraa, lo cual le hizo suponer que algo no iba bien. Una voz dijo: Creo que esos nmeros azules sealan que hay problemas... Otra aadi: Sam, te lo dije, tendras que haber tomado una cabina gubernamental. El gobierno nunca se equivoca. La gente ri otra vez. Luego, la parte superior de los edificios y las rejillas desaparecieron. Y las estrellas empezaron a moverse. La cabina oscil. Huau! exclam alguien. La gente ri de nuevo. El abajo se haba establecido brusca y desconcertantemente en alguna direccin prxima a sus pies. Bron se sinti deslizar en el divn. Las estrellas saltaron hacia un lado de la ventana panormica; un momento ms tarde fueron barridas por completo por el paisaje, que se mova demasiado aprisa para que Bron pudiera decir si estaban a diez metros o a diez kil..., ah! Un entramado de luces, y ms luces, pasaron rpidamente: la propia Tetis. Todo el mundo dijo Oooooh! de nuevo. Al menos estaban a diez kilmetros de altura. Ahora haba estrellas..., ahora paisaje..., pero movindose ms lentamente..., al menos a cuarenta. Cuando el moteado horizonte pas de nuevo, Bron pudo distinguir una distante curva. Luego la cabina oscil fuertemente hacia atrs..., o mejor, hacia abajo, restableciendo el suelo normal.

Era la droga..., o que no haba recibido la cantidad suficiente de una de las varias drogas, o demasiado de otra...? Permaneci en su divn durante un tiempo, contemplando las girantes estrellas. Los hombres de la antigua Tierra haban intentado extraer imgenes de esos puntos blancoazulados. Intent sobreimponer el rostro de ella; pero ni las estrellas, ni su memoria, se mantuvieron el tiempo suficiente. Cuando finalmente se levant, la gente ya estaba yendo de un lado para otro. En el nivel superior, en la parte de arriba de las escaleras, la cubierta de la piscina se haba retrado sobre s misma. Algunos chapoteaban ya en ella. Lmparas, barra del bar, esculturas y mesas estaban de nuevo fuera; y se haba abierto una trampilla con peldaos descendentes que conducan a la seccin de cada libre de la cabina: un tambor tan grande como ste y justo debajo del provisto de autntica (es decir, slo en aceleracin) gravedad. (Se ruega que los pasajeros no pasen lquidos de uno a otro nivel, deca el cartel en el panel junto a la escalera, cuyos anillos de plstico blanco mostraban ya cuatro o cinco bebidas por terminar.) Tras completar su circuito de la piscina, Bron descendi los enmoquetados escalones, con una bebida en las manos ahora, mientras tres personas suban riendo histricamente acerca de cualquier tontera. Su divn de aceleracin result contener un nmero interminable de cajones, compartimientos y huecos entrelazados e interconectados, cuya utilidad un pelirrojo huesudo y charlatn, casi lo bastante bajo como para ser un enano, se apresur a demostrarle. Se trataba de una cama, por supuesto; simplemente tire de esta palanca de aqu, y una burbuja de intimidad a prueba de sonidos -bueno, casi a prueba de sonidos- caer sobre toda esa cosa. Puede hacerla opaca o transparente con ese interruptor de aqu. Y esto es un temporizador, preajustado para ayudarle a sincronizar sus horas de sueo durante las noventa horas del viaje de modo que no sufra demasiado agudamente la desincronizacin espacial..., aunque nadie lo utiliza en un viaje tan corto como ste. Aqu est su lector, aunque las selecciones de la librera crame- son tremendamente aburridas. Yo de usted ni siquiera las mirara, a menos que desee rerse un poco. (Aunque en una ocasin hall una conectada simplemente a un archivo de ciencia ficcin del siglo XX..., ha ledo usted algo de eso? Es realmente fascinante!) Haga girar esta mitad del divn-cama y hallar donde lavarse; esa otra mitad es para defecar. Y aqu debajo -espere un segundo; ya est!- tiene su equipaje. Que Bron haba metido, siguiendo la sugerencia de Sam, en una pequea bolsa de plstico. Sam haba dicho que no llevara mucha cosa; todo iba a ser ms bien informal. Pero, paseando por la cabina, capt un atisbo ocasional de algunos otros compartimientos de equipaje donde alguno de los pasajeros estaba rebuscando algn efecto personal, y vio que al menos tres personas haban trado consigo una enorme cantidad de bolsas, paquetes, maletas, que prcticamente rebosaban de sus divanes. Aquello le hizo sentir al principio ligeramente aprensivo. Pero, a medida que pasaban las horas, comprob que nadie pareca vestirse. Pas mucho tiempo abajo, en la dbilmente iluminada cmara de cada libre, contemplando las estrellas a travs de la ventana. Hey le llam Sam desde la trampilla, en algn momento del segundo da de viaje. Sube un momento. Tienes que ver esto. Bron abri la red en la que haba estado flotando, se empuj hacia la escalerilla, se iz hacia arriba, emergi a la cmara con gravedad..., una extraa experiencia, notar como tu cabeza, luego tus hombros, luego tus brazos y tu pecho, adquiran repentino peso (como salir de la piscina, slo que muy distinto; los haba comparado un par de veces durante el viaje, slo para ver), y acudi al lado de la piscina. Ven, chale una mirada a esto Sam sujetaba un vaso en una mano mientras guiaba a Bron por el hombro con la otra. Vamos.

Junto a la piscina, en una de las mesas de la pared, estaba sentado el bajo y huesudo pelirrojo; frente a l se sentaba una igualmente diminuta mujer oriental de pelo negro irregularmente recortado. Entre ellos haba un tablero de vlet. Tena slo una cuarta parte del tamao del de Lawrence. (Una versin pequea de viaje?) El paisaje era simplemente una fotografa tridi laminada, no la superficie hologrfica animada de Lawrence. Las piezas no eran figuras cuidadosamente talladas y pintadas sino simplemente smbolos clavados sobre bases de plstico rojas y verdes. El cubo astral no tena su propio soporte. Pero Bron pudo ver, en el despliegue de los dioses, los detritos de una encarnizada batalla astral que los verdes (el lado del pelirrojo) haban evidentemente ganado. Cinco combinaciones haban cado ya. La mujer arroj los dados y, de una forma ms bien sorprendente (y hbil tambin, pens Bron tan pronto como fue completado el movimiento), consigui adelantar sus Guardias de la derecha justo en el momento en que la caravana verde cruzaba la fragua, para sacarla de la influencia del Mago escarlata, sustancialmente multiplicado por tres pantallas reflectoras. El pelirrojo arroj sus dados, desech una Llama baja, dispers las pantallas a las esquinas del tablero en un solo movimiento (que dej a Bron, entre la media docena de espectadores del juego, con el ceo fruncido) y se volvi para redisponer una matriz en el tablero astral. Eso ha sido hbil!, pens Bron. La mujer tendra que responder a ello, extrayendo parte de sus poderes del Mundo Real, lo cual dejara algunas de sus piezas ms fuertes sin proteccin. El borde del tablero de juego, la mesa y la mejilla de la mujer parpadeaban con los reflejos de la piscina. Sam dio un ligero codazo a Bron y sonri. Estaba pensando que tal vez pudiramos desafiarles a una partida de dobles, t y yo. Pero supongo que estn un poco por encima de nosotros. La mujer gan la batalla en tres movimientos. Algn tiempo ms tarde jugaron una partida de dobles..., y fueron barridos fuera del tablero en veinte minutos. Bueno, puede que no hayamos ganado, pero apuesto a que hemos aprendido algo! dijo Sam. Ser mejor que Lawrence vaya con cuidado cuando volvamos, eh, Bron? Bron asinti, sonriendo (con el recuerdo de ella parpadeando con cada destello en el techo de mosaico de encima), y se retir a la cmara de cada libre, decidido a no volver a jugar nunca ms a aquel estpido juego, con nadie, en ningn mundo o entre ellos, estuvieran sus contrincantes por encima o por debajo de l. Estaba cruzando centenares de millones de kilmetros para olvidarla: se encerr en la red y se envolvi en aquella idea. Las estrellas derivaban junto a la oscura cmara. Quieres probar un poco de esto? Oh, no, nunca puedo comer en estos viajes..., no tengo ni idea de por qu... Sabes?, a m nunca me ha importado la comida sinttica, siempre que no intenten hacer que sepa como alguna otra cosa..., algas o plantas marinas o lo que sea. Creo que la razn de que la comida sea tan terrible en estos vuelos es porque esperan que te emborraches hasta reventar. Habras imaginado nunca a Sam como un borracho? Seor, lo que est tragando! Bueno, se supone que sta es una misin poltica. Probablemente se encuentra bajo una gran presin. Qu se supone que vamos a hacer cuando lleguemos all? Oh, no te preocupes. El gobierno se ocupa de sus,.., estamos decelerando?

Creo que s. No tendra que haber alguna luz o algo que se encendiera para que supiramos que debemos volver arriba cuando eso ocurre? Me sorprende que esta cabina no vuele en pedazos. Nada parece funcionar correctamente! Bueno, hay una guerra. A lo largo de las noventa horas, Bron escuch, y tom parte en, noventa y nueve de esas conversaciones. Estaba en la cabina de cada libre cuando las luces se encendieron. Creo que eso significa que ser mejor que subamos arriba. A su alrededor, la gente estaba abriendo sus redes. Caeremos hacia la Tierra aproximadamente dentro de una hora. Por qu no se encendieron cuando giramos cerca del Cinturn? pregunt alguien. Creo que slo se encienden cuando aceleramos o deceleramos ms all de un cierto punto. Oh. La pared se cerr delante de la ventana para el aterrizaje (en la pantalla, bajada una vez ms, los dos nmeros azules seguan parpadeando), lo cual era normal, decan todos, en los descensos atmosfricos. Fue agitado de lado a lado en su divn, con golpes y sacudidas que hubiera considerado realmente intranquilizadores de no haber tomado su dosis completa de drogas. Pero los descensos en los mundos eran notablemente rudos. Hubo algunos chistes no demasiado serios acerca de si estaban todava en el aire o no; o incluso dentro de la nave, puesto que las sacudidas empezaron de nuevo. Luego, la ventana-pared se abri de nuevo: no haba cristal tras ella ahora..., y algunos de los pasajeros se mostraron visiblemente ms relajados, riendo y hablando ms y ms alto; algunos, inexplicablemente, parecan ms taciturnos (entre ellos Sam); penetraron en otro corredor verde pastel. (Bron pens en el Taj Mahal..., pero era una misin poltica.) Habr alguna visita turstica en este viaje? pregunt alguien. Lo dudo. El gobierno no cree en las visitas tursticas para los luneros. Ah! Pero, qu gobierno? Durante los das siguientes, aunque fueron a suntuosos restaurantes, efectuaron largos recorridos en dispositivos mecnicos a travs de interminables y oscuros tneles, incluso fueron a varios conciertos sinfnicos, y pasaron una tarde en un museo en el que al parecer eran los nicos visitantes (la coleccin era particular; subieron en una escalera mecnica desde algn profundo nivel; por la noche regresaron por diferentes escaleras mecnicas a sus suntuosas habitaciones separadas), Bron tuvo la sensacin de que en realidad no haban abandonado el complejo del espacio-puerto de la Tierra. No haban visto el cielo. Y, aparte la asistencia a los conciertos (su grupo siempre tena un palco privado) u otras cenas (sus mesas estaban siempre agrupadas aparte) no haban visto a otra gente..., aunque, como el bajo pelirrojo se apresur a explicar con evidente deleite, si calculaban el tiempo que haban pasado en los transportes mecnicos y consideraban su velocidad media como de unos ciento cincuenta kilmetros a la hora, podran estar muy bien a dos mil kilmetros de su punto de llegada, una distancia considerable en una luna, pero no tanto si se tena en cuenta que estaban en la Tierra. Fue un tiempo suntuosamente agradable y totalmente montono..., de hecho, los nicos momentos de inters fueron proporcionados por los pocos instantes en los que pudo pensar en lo montono que era todo. Una maana (al menos crey que era por la maana), mientras pensaba si podra

encontrara alguien que se hubiera levantado tarde como l para compartir un desayuno tardo, Bron sali de su habitacin, y cruzaba ya por entre masas de lujuriante vegetacin bajo un alto techo de espejo cuando vio a Sam avanzar apresuradamente hacia l, con aire preocupado. Y dos desconocidos con uniformes negros y rojos avanzaban tambin hacia l desde donde haban estado al parecer aguardando junto a un rbol de grueso tronco. La mujer sujet a Bron por el hombro. El hombre dijo: Es usted un lunero, verdad? Venga con nosotros! Y, a seis metros de distancia, Sam se inmoviliz, con una expresin perfectamente alterada. 5. IDILIOS EN MONGOLIA EXTERIOR Podemos observar que, en estos experimentos, el signo = puede reemplazar las palabras es confundido con. G. Spencer Brown/THE LAWS OF FORM Empez a decir: Soy un lunero. Pero dudo que sea el lunero que ustedes... Pero lo arrastraron brutalmente fuera de la selva de imitacin. Se vean asomos de metal oxidado a travs de la pintura gris de la puerta: el sorprendente artilugio de cierre tena realmente un agujero para llave; unas letras de color rojo brillante rezaban: SALIDA. Entraron en el pozo de una escalera de cemento. Protest una vez, y como nica respuesta recibi un empujn; le hicieron subir aprisa. Las paredes y escalones y barandillas estaban grimosos, con una suciedad para la que ni su juventud en Marte ni su madurez en Tritn lo haban preparado. Ms aprensivo a cada tramo, no dej de pensar: La Tierra es un mundo viejo..., un mundo viejo, viejo. Lo arrastraron, jadeante por la ascensin, hasta una estrecha acera donde un buen nmero de personas cruzaban de un lado para otro (que, decidi en los menos de quince segundos de que dispuso para verlas, llevaban slo tres estilos clsicos de atuendo); slo una le mir. Encima de los irregulares techos de los edificios (nunca hasta entonces haba visto techos irregulares de edificios), el aire tena un color gris rosceo granuloso, como un escudo sensorial mugriento (era aquello el cielo? Con atmsfera incluida...?). Un olor clido y maloliente flotaba en la calle (algo igual de asombroso). Mientras lo empujaban hacia el vehculo, una sorprendente brisa (era la primera brisa que senta que no era producida por conveccin desde la rejilla de algn ventilador a unos pocos metros de distancia) trajo consigo una docena de contradictorios y desagradables olores. Entra aqu! Abrieron la portezuela de un vehculo y lo empujaron a un asiento; un relleno color cielo asomaba por una costura. Los dos desconocidos uniformados (una especie de polizontas) dieron la vuelta hasta el otro lado, dejndole momentneamente solo con sus agitados pensamientos (Podra echar a corren Podra echar a correr ahora!), pero el aspecto no familiar de todo a su alrededor (y la conviccin de que haba algn error en alguna parte) lo paralizaron: luego ellos tambin entraron; las puertas se cerraron con un golpe: el vehculo se puso bruscamente en marcha, y se meti y fue atrapado por un flujo de trfico subterrneo con la ms brusca aceleracin que, aparte el aterrizaje en la Tierra, hubiera sentido nunca. Diez minutos ms tarde era sacado de un tirn (Est bien! No intento resistirme!)

del vehculo y arrastrado ms all de una serie de imponentes edificios y finalmente introducido en uno que poda tener ochenta, o ciento ochenta, u ochocientos aos de antigedad (la estructura ms antigua en Bellona tena ciento diez aos de antigedad; en Tetis, no ms de setenta y cinco). Esta vez ni siquiera observ si haba cielo fuera o no. Un ascensor con una puerta de latn muy sucia les hizo subir tres pisos (lo cual pareca estpido, ya que al menos haban subido ocho a pie en el hotel): fue conducido por un pasillo y empujado (una de sus sandalias se desliz de su pie, y cay sobre una rodilla desnuda; slo llevaba unos pantalones cortos y una camiseta ligera) a una habitacin con suelo de cemento y paredes de yeso con la pintura descascarillada. La puerta se cerr a sus espaldas; mientras se pona en pie, frotndose la rodilla (s, la que se haba distendido el ao pasado), oy fuertes clics y clangs mientras eran corridas barras y cerrojos y cerraduras. La ventana estaba demasiado alta para mirar por ella, ni siquiera aunque saltaras (cosa que no hizo porque le dola la rodilla). La puerta de metal era gris mate, rayada y desconchada... al nivel de las patadas! La estancia tendra quiz tres metros por dos y medio. No haba ningn mueble. Permaneci all casi cinco horas. Finalmente, cuando ya empezaba a sentir hambre y sed, tuvo que ir al bao. Al lado de la puerta, en una esquina del suelo de cemento, haba un pequeo desage de metal verde. Orin en l y se pregunt dnde se supona que deba de hacer todo lo dems. Estaba sentado en la esquina contraria a l cuando la puerta hizo sonar todos sus cierres y se abri. Dos guardias uniformados de rojo y negro entraron, lo pusieron en pie de un tirn y lo sujetaron aplastado contra la pared, tras lo cual un hombre robusto y calvo, vestido con el en apariencia menos confortable de los tres estilos, entr y dijo: Est bien. Qu sabe usted de esa gente? Bron pens que se refera a los guardias. La delegacin lunera! ...nada...? dijo Bron, sin acabar de comprender. Dganoslo, o se lo arrancaremos de todos modos..., y los lugares de su cerebro de donde se lo arranquemos no volvern a servirle para nada debido al tejido cicatricial..., suponiendo que tenga usted alguna posibilidad de utilizarlos de nuevo all donde lo enviaremos para el resto de su vida cuando hayamos terminado. Bron se sinti bruscamente furioso y aterrado. Qu..., qu es lo que quieren saber? Todo lo que usted sepa. Empezando por el principio. Yo..., slo s que se trata de una misin poltica de..., de alguna clase. De veras, no s nada ms sobre ello. Sam es... Sam simplemente me pidi que le acompaara como parte de..., del grupo. Es curioso dijo uno de los guardias, a nadie en particular. Los luneros siempre se sientan en un rincn tan pronto como los dejas solos. Los marcianos y los terrestres siempre se sientan en el centro de la pared. Siempre me he preguntado por qu. El hombre robusto mir de reojo, murmur: Mierda... y de pronto uno de los guardias golpe a Bron, duramente, en el costado, y se fueron..., mientras l se derrumbaba resbalando por la pared, jadeante y parpadeando. La puerta se cerr con un seco ruido. Los cierres resonaron. Los dos guardias eran mujeres. Tres horas ms tarde los cierres resonaron de nuevo.

Mientras los dos guardias entraron, Bron se puso trabajosamente en pie (del lugar en el centro de la pared donde finalmente, tras mucho ir de un lado para otro, haba decidido sentarse). Lo sujetaron, tiraron de l todo el resto del camino hacia arriba hasta que estuvo finalmente en pie, aplastaron su espalda contra la pared. (Los guardias eran los dos hombres esta vez.) Otro hombre, menos robusto y con ms pelo, entr y le hizo a Bron las mismas preguntas..., palabra por palabra, se dio cuenta al mismo tiempo que se daba cuenta (y eso empez a preocuparle) de que sus propias respuestas eran formuladas de un modo ligeramente distinto. Al final, el hombre se sac del bolsillo lateral algo que pareca un reloj con colmillos. Se acerc a Bron y se lo clav en el hombro... Bron se retorci contra el dolor, lo cual no le sirvi de mucho pues estaba bien sujeto por los guardias. No te crispes! dijo el hombre. Se supone que ha de doler. Por ridculo que fueran la orden y la explicacin, Bron se dio cuenta de que intentaba obedecer. El hombre retir el instrumento y lo mir. Quin lo creera. Dice la verdad. Vamos. Bron bajo la vista para ver dos manchas gemelas de sangre en su camiseta. Dentro de ella, algo resbalaba lentamente por su pecho. Es curioso dijo uno de los guardias, a nadie en particular. Los luneros siempre se sientan en el centro de la pared tan pronto como los dejas solos. Los marcianos y los terrestres siempre ocupan los rincones. Y cuando Bron se volvi para protestar, porque aquella pareca la ltima y absurda gota de agua, el otro guardia le dio un puetazo en el costado: se derrumb pared abajo, jadeante, parpadeando. El hombre abri la puerta, se march; los guardias le siguieron. El que le haba golpeado hizo una pausa, con una mano en el borde de la puerta, y frunci el ceo ante lo que el tiempo y el miedo y el dolor en sus entraas haba obligado a Bron a dejar en el suelo junto al drenaje del rincn. Jesucristo... Mir a Bron. Vosotros los luneros sois realmente animales, eh? Sacudi la cabeza y cerr tras l de un portazo. Cuarenta minutos ms tarde, el mismo guardia volvi, solo. Bron envar los hombros y se aplast contra la pared. El guardia se acerc, tom a Bron por el brazo y lo alz de un tirn. Un amigo tuyo est abajo aguardndote. Todo ha terminado, muchacho. Bron era una cabeza ms alto que el guardia, que pareca, se dio cuenta de pronto, como un Philip algo orientalizado y sin barba. Qu es lo que van a...? empez a decir Bron. Lamento que tengamos que zurrarte un poco cada vez. Es simple rutina..., para estar seguros, sabes? Pero, si estuvieras conectado de algn modo con lo que pensamos que podas estar metido... Agit la cabeza, ri quedamente. Djame decrtelo! Slo dos guardias aqu dentro? Me hubiera sentido como un asustado hijo de puta. Tir de nuevo de Bron, que finalmente se separ de la pared. Estuviste un tiempo en el mercado de carne en Marte, no? El guardia sujet firmemente a Bron mientras ste consegua recuperar al fin el dominio de sus piernas. Yo tambin..., cuando era demasiado joven para saber mejor lo que me convena. Agit de nuevo la cabeza. Les dije: Nosotros los prostitutos no somos el tipo de hombres que terminan metidos en lo que ellos pensaban que estabas. Yo les dije que ni siquiera se molestaran contigo cuando lleg el informe. Pero soy marciano. En la Tierra nadie escucha a los marcianos. En Marte, nadie escucha a los terrestres. Eso hace que te preguntes por qu infiernos luchamos en el mismo lado, no? Contempl las heces al lado del sumidero. Realmente, sois animales. Todo lo que tenis que hacer es leer las malditas instrucciones; estn impresas justo dentro de... S que no te conducas as en Marte. Basta con tirar hacia arriba de... Pero quiz los luneros no estn

acostumbrados a las mismas cosas que usamos aqu, eh? Salieron al pasillo. La voz del guardia era amistosa, su presa firme. Bueno, he sacado cosas peores que eso de ese maldito suelo. Y de esas malditas paredes. Y de ese maldito techo. Hizo una mueca. Y ese maldito techo est malditamente alto. Condujo a Bron a travs de otra puerta, a una amplia e indefinible oficina con varios escritorios, varias sillas y algunas docenas de hombres y mujeres sentados, de pie, yendo de un lado para otro, algunos de rojo y negro, algunos otros no. Sam sentado en una de las sillas, se puso en pie. Su rostro pareca estar apenas recuperndose de la expresin que Bron haba visto por ltima vez en l haca trece horas. Aqu est dijo el guardia; y a otro guardia: Larry, deja que el negro firme por l y que se larguen de aqu, eh? Mientras Sam se inclinaba sobre el escritorio para firmar, Bron dej para el momento siguiente preguntar qu iba a ocurrirle a continuacin. l y Sam estaban a medio camino pasillo abajo cuando se le ocurri que haba sido soltado bajo la custodia de Sam. Eso era un cierto alivio, s. Pero, ms inmediata, la sensacin de miedo descendi hasta lo aprehensible desde las imprecisas alturas a las que haba ascendido, para aposentarse finalmente, como algo venenoso, en la parte de atrs de su lengua, refrenando el centenar de preguntas que haba intentado soltar. Un centenar de rotas luces azules parpadearon en el cerebro de Bron. Sam abri la puerta de cristal del embaldosado vestbulo y pregunt finalmente: Ests bien? Fuera en los escalones de piedra, Bron inspir profundamente. Sabes lo que me han hecho! Sam, sabes lo que ellos... No lo s dijo suavemente Sam. No deseo saberlo. Y, si te importan algo mi vida o tu propia libertad, nunca describas nada de lo que te ha sucedido, ni a m ni a nadie, mientras siga esta guerra. De hecho, eso hace un nunca definitivo. El miedo -parte de l, al menos- cuaj; y se convirti en furia. Pero an segua habiendo miedo. Finalmente sali, tan venenosamente como le fue posible (abandonaron el fondo de las escaleras y giraron hacia la esquina): Supongo que simplemente el gobierno se equivoc otra vez. Sam le mir. Nuestro gobierno estaba en lo cierto. Es el de ellos el que estaba equivocado. En la esquina, Sam se detuvo y se volvi hacia l. No, no previmos eso. Lo siento. Las luces penetraban en las cuatro direcciones en la reluciente oscuridad. Bron observ que la calle estaba mojada. Haba permanecido encarcelado durante una de esas lluvias de las que hablaban las fbulas y que algunas regiones de la Tierra sufran an de tanto en tanto? De pronto, se pareci el ms increble aspecto de la injusticia. Sinti, a travs de la debilidad y el hambre y la sed y el miedo y la rabia, deseos de echarse a llorar. Lluvia...! Sam, con una mano sobre el hombro de Bron e inclinado hacia l, estaba diciendo: Mira, aun sin conocer los detalles, s que ha sido muy duro para ti. Pero tambin ha sido duro para m. Haba cuarenta y cinco razones por las cuales podan haberte arrestado, por cada una de las cuales, caso de haberse demostrado, ahora estaras muerto: de una manera simple, rpida, perfectamente ilegal, y sin hacer ninguna pregunta. Tuve que ir corriendo de nuestra gente a su gente y viceversa, intentando descubrir cmo sacarte de cada una de esas cuarenta y cinco situaciones al tiempo que evitaba descubrir si alguna de ellas estaba justificada. O si, de algn modo, ellos podan llegar a justificarla. Hay cosas que se supone que no debo saber. Si llegara a averiguar algo sobre ellas, me volvera intil aqu y toda la misin sera un fracaso. Es

por eso por lo que no deseo or nada acerca de lo que te hicieron o dijeron. Aunque nada de eso signifique nada para ti, podra muy bien significar algo para m..., en cuyo caso lo mejor sera arrojar la toalla y volver todos a casa, suponiendo que nos dejaran. Tu vida, mi vida, las vidas de todos los que trajimos con nosotros, y muchos ms an, estaran en un grave peligro a partir de entonces. Entiendes? Sam dijo Bron, porque tena que decir algo, comprobaron todo lo que dije con..., con una especie de detector de mentiras! No saba si haba elegido eso debido a que lo consideraba el mayor ultraje o el ms pequeo. Fue hacia atrs a lo largo de las horas, intentando localizar exactamente cules eran los otros. Su garganta estaba seca. Algo se aferraba a ella, impulsndole a toser. Sam cerr los ojos, inspir profundamente y acerc an ms a l su cabeza de recio pelo. Bron, ellos me comprobaron a m con uno de ellos aproximadamente cinco veces al da, slo como un asunto de rutina. Mira... abri los ojos. Intenta olvidar que ocurri, de acuerdo? Fue malo para ti; fue malo para m; pero, a partir de ahora, simplemente lo olvidaremos. Trag saliva. Vayamos a alguna parte..., sin el grupo, slo t y yo. Llamar a Linda cuando estemos all. Quizs ella y Debby se renan con nosotros. O tal vez no. De todos modos, no hay ninguna necesidad de seguir con los otros. Nos reuniremos con ellos ms tarde. Bron sujet bruscamente a Sam por la mueca. Supn que nos estn escuchando en estos momentos...! Si es as, hasta ahora no hemos dicho nada que ya no sepan que s. Mantengamos las cosas de este modo... Por favor? Sam... Bron trag de nuevo saliva. Yo..., debo ir al bao. Tengo hambre. No puedo andar bien porque an me duele el costado derecho..., y mi rodilla, recuerda que me la distend el pasado... Pero se supone que no debo decir... Y me duele el hombro tambin... Sam frunci el ceo. Luego, su fruncimiento de disolvi en una expresin innombrable. Dijo suavemente: Oh, Seor... Se ocuparon de la primera necesidad junto a una puerta al fondo de un callejn (como un animal, pens Bron, acuclillado en la semioscuridad, limpindose con un trozo desechado de papel. Pero al parecer no haba servicios pblicos en aquella parte en particular de aquella ciudad en particular); la segunda la remediaron en un lugar atestado cuyas sucias paredes sin pintar le recordaron a Bron el pozo de la escalera a la que le haban arrojado despus de su detencin. La comida era irreconocible, primariamente grasa, y cuando Sam extrajo su certificado de crdito turstico el camarero le lanz una mirada que Bron estuvo seguro de que significaba problemas; pero acepto el documento de todos modos. Fuera, caminaron unas cuantas manzanas (Bron dijo que se senta un poco mejor), subieron unos cuantos escalones de metal hasta lo que Bron crey que era un techo entre los edificios; pero result ser el soporte de algn tipo de arcaico medio de transporte pblico sobre rales. En la griscea negrura encima de ellos haba un brillante disco blanco que, explic Sam, era la luna llena. Bron se sinti asombrado. La primera lluvia. Ahora, una luna llena. Y lluvia...? Eso sera toda una historia! Salir del viejo edificio a la clida (o sentan ellos fro?) lluvia de la Tierra. Luego la luna encima de ellos... Tomaron el siguiente transporte, viajaron en l durante un tiempo, hicieron varios cambios en estaciones tan sucias que las brillantemente iluminadas eran ms

deprimentes que aquellas en las que los elementos de sodio eran simplemente parpadeos a travs de los tiznados cristales. Su impresin de la Tierra como un planeta casi despoblado se invirti repentinamente (durante un tramo del trayecto tuvieron que permanecer de pie, sujetndose a correas en el techo, apretados contra docenas de terrestres) a una sucesin interminable de multitudes vestidas de gris/verde/azul/marrn. Bron se senta agotado. Su ltimo pensamiento articulado fue la repentina comprensin, en la derivante fatiga, de que, de los tres estilos bsicos, uno estaba aparentemente reservado a las mujeres, el otro a los hombres, y el tercero a los jvenes y/o a cualquiera que pareciera dedicarse a un trabajo fsico..., la mayor parte de los cuales parecan ser hombres, todo lo cual le pareci tan arbitrario que simplemente intent desconectar su mente y no tomar en consideracin ningn otro aspecto de aquel superpoblado y desagradable mundo. Siempre que pudo, cerr los ojos. En una ocasin de pie, y en otras tres sentado, durmi. Luego se hallaron en otro amplio y atestado vestbulo, y Sam, ante un mostrador, estaba comprando ms billetes. Le pregunt dnde iban ahora. A un avin. Lo cual result ser un procedimiento mucho ms aterrador que el viaje espacial..., posiblemente debido a que el aparato era mucho ms pequeo, o posiblemente porque la nica droga disponible era el alcohol. Aun as, mientras miraba a travs de la ventanilla ovalada a la casi estacionaria capa de nubes de abajo, con el amanecer convertido en una mancha marrn entre el brumoso azul, se durmi de nuevo. Y no despert por completo hasta que Sam lo condujo a un traqueteante vehculo de superficie con asientos para dos docenas de personas: aparte el conductor, ellos eran los nicos pasajeros. Descendieron junto a una cabaa, con mucha hierba y rocas que se extendan hasta un horizonte aparentemente infinito. A kilmetros de distancia, una ola gris se estrellaba por encima del borde del mundo..., montaas? S, y lo blanco a lo largo de su parte superior deba de ser nieve! Aparte de la cabaa, rocas y hierba y arbustos se extendan sin solucin de continuidad bajo un cielo estriado de blanco. Sabes? dijo Sam, cada vez que vengo aqu (el autobs se alej bambolendose, pas de la grava al asfalto con un cambio de crujir a sisear, se hizo pequeo a lo largo de una carretera que pareca hundirse en el paisaje, volvi a aparecer, diminuto, a lo lejos, volvi a hundirse), imagino que este lugar no ha cambiado en un milln de aos. Luego miro a mi alrededor y me doy cuenta de todo lo que es diferente desde la ltima vez que estuve aqu, hace seis meses o un ao. S que ese sendero no estaba aqu la ltima vez que vine... Los afilados tallos de hierba se agitaban bajo el ligero viento junto a las tablas de la cabaa, a lo largo de las roderas que se alejaban serpenteantes. Y esos grandes pinos colgantes que puedes ver ah... (Bron haba credo que eran arbustos y estaban mucho ms cerca; pero, como haba estado haciendo a cada parpadeo desde que abandonaran el autobs, la perspectiva se reajust). Bueno, el cuidador me inform de que son histricamente indgenas de la regin, son secoyas, pero fueron plantados justo el ao pasado. Bron alz los ojos, mir de reojo lo que no era ms que cielo. Es... por la maana? Aqu es por la tarde. Dnde estamos? En Mongolia. Esta seccin en particular se llamaba antes la Mongolia Exterior. Pero eso no significa mucho a menos que sepas en qu direccin se halla la Mongolia Interior, no? Sam se sac las manos de los bolsillos de su largo gabn de piel e inspir profundamente, haciendo dilatarse la malla dorada que llevaba debajo. Supongo que dnde ests no importa mucho a menos que sepas dnde has estado

antes. De dnde hemos venido? Sam sonri, con las cejas fruncidas. De Tetis. En Tritn. Bron se llev la mano al cuello, se frot el hombro bajo las manchas de sangre. Estoy cansado, Sam. No haba demasiadas manchas. Vamos dentro dijo Sam. En la cabaa, se sentaron ante una mesa de araada madera, y les sirvieron un caldo salado, de gusto amargo y color amarronado en cuencos de dentado latn. El hombre salado, de aspecto amargo y color amarronado que se lo sirvi (de una dentada olla de latn) llevaba una camiseta rota y un delantal deshilachado, ambas cosas manchadas y salpicadas con..., eso era sangre! Procedente de alguna matanza ritual de ganado? Incmodo, con el clido cuenco sujeto con ambas manos, Bron bebi un poco ms de caldo. Las excavaciones arqueolgicas estn por aquel lado. El centro del pueblo est por ese otro. El salado ndice de color marrn apunt vagamente hacia una ventana a la que le faltaba uno de los cristales superiores. Pueden hallar acomodo por ah. Bron tuvo la impresin de que el ngulo entre excavaciones, centro y acomodo era de menos de un segundo de arco. Lo cual qued resuelto con: Simplemente sigan un trecho ese camino sealando en la misma direccin y llegarn a los tres sitios. No hay mucho que hacer aqu, pero probablemente ya lo saben; por eso han venido..., al menos por eso es por lo que dicen que vienen la mayora de los turistas. Fuera, echaron a andar por un lado del camino. Hay tan poco aqu coment Sam, feliz, y sin embargo es tan fuerte! La hierba susurraba a su alrededor. Un insecto revolote zumbando entre ellos. La brisa tamborileaba contra ellos, y una bandada de cosas con alas de papel, azules como el acero a la media luz, se alz de entre sus rodillas y alete por el prado..., mariposas, se dio cuenta, tras recordarlas de algunas fotos de su infancia, alguna visita adolescente a un museo. Haba tantos olores (y tan extraos) como en la ciudad. La mayora de ellos parecan pertenecer a diversos grados de descomposicin..., productos de una lenta podredumbre antes que la rpida que se haba acostumbrado ya a asociar con las zonas ms densamente populosas de aquel mundo. Fuera donde fuese el lugar al que iban, deba de estar bastante lejos, puesto que en todo aquel espacio abierto Bron fue incapaz de verlo. (Todava estaba mortalmente cansado.) Pero el paisaje contena barrancas y lomas y montculos que, debido a que nunca haba andado realmente entre ellos antes, no vea hasta que estaba encima, o debajo, o delante de uno. Dos personas venan por el centro del camino. Desde su trenzado pelo hasta sus encostradas botas, eran la gente ms sucia que Bron haba visto desde Fred. Una de ellas no dejaba de meterse el dedo medio bajo los cristales de una especie de cosa parecida a unas gafas perchada sobre su nariz. (La suciedad, sin embargo, no era negra o gris, sino ms bien amarronada.) La otra llevaba un sombrero, con el ala (!) echada hacia atrs sobre su cabeza. Fue realmente curioso le oy decir Bron, con una voz muy seria. Haba pensado que todo iba a reducirse a cepillar y lacar. Eso es lo que haba odo decir. Me temo la otra frunci el ceo y hurg que no se trata de ese tipo de excavacin. (Gafas, se dio cuenta Bron). Habr que seguir allanando hasta que nos digan.... (No haban desaparecido las gafas antes de que el hombre alcanzara la Luna? En alguna parte en la Tierra, la gente an segua llevando gafas), a menos que nos digan que sigamos picando. Supongo que, si tropezramos con algo lo bastante delicado como para cepillar,

Brian nos echara fuera. Oh, probablemente Brian te dira cmo tenas que hacerlo. Slo que, en el estrato al que hemos llegado, nadie est haciendo nada tan delicado. Los excavadores pasaron junto a ellos. Bron, unos pasos detrs de Sam (el cansancio le haba ganado a su rodilla), subi una elevacin que rodeaba un montn de rocas desmenuzadas: pareca una ajetreada construccin que se extenda unos doce metros tras haberle dado un buen mordisco al propio camino. Una serie de postes pintados a rayas haban sido clavados sobre bases de plstico amarillo o hundidos en el suelo. Algunos llevaban cmaras. Otros empujaban carretillas. Muchos, la mayora sin camisa, iban de un lado para otro por entre cuidadosamente cavadas zanjas, examinando las paredes. En alguna parte en todo aquel cielo, el gris se haba desgarrado, mostrando grandes copos de azul y derramando una luz color mostaza. Sam se detuvo junto a las cuerdas. Bron hizo lo mismo a su lado. Una mujer que llevaba una caja de cartn pas por su lado. Bron mir a su interior..., ella se detuvo, sonri, e inclin la caja para dejarle ver: crneos y trozos de crneo mirando en esta o aquella direccin, con pequeas tiras de cinta adhesiva marcada en este o aquel lado. Todos le confi la mujer, sealando con la cabeza hacia su derecha de esa parte de ah, justo dentro, o justo debajo, de la Morada M-3..., si era una morada. Brian ya se ha equivocado, l mismo lo ha reconocido, tres veces con respecto a este sitio. Sopes la caja. Quiz nos veamos maana? Todo el mundo se marcha ya. Mientras se volva y se alejaba, un grupo de excavadores se reuni a su alrededor, pasando por encima de las cuerdas, cruzando junto a Sam y Bron. Mira dijo uno de ellos, si no dejas de incordiar respecto a ese trozo de teja, voy a estrellrtela contra tu cabeza! Los excavadores se alejaron por el reluciente camino negro al sorprendente sol del atardecer, mientras Bron pensaba de nuevo en imgenes del Taj. En uno de los montculos, una mujer, con su desnuda espalda vuelta hacia ellos, estaba sentada sobre una caja de madera, tocando una guitarra. En los intervalos entre el susurrar de la hierba y las voces, la msica llegaba hasta ellos, lenta y experta, perezosamente arrastrada de sptima a arcaica sptima. Su voz sonaba tan familiar como extraa sonaba la msica. Bron frunci el ceo. Empez a decir algo. Pero, de todos modos, no iba a significar nada para Sam. Estaba tan cansado que necesit todo un minuto para decidirse: pero de pronto pas una pierna por encima de las cuerdas, ech a andar por el terreno lleno de cascotes, casi choc con otro grupo de excavadores: uno apoy una mano en su hombro y, sonriendo por entre una polvorienta barba, dijo: Hey, vamos..., tienes que andar por ese lado de la lnea de tiza si quieres pasear por aqu..., cosa que de todos modos no deberas hacer! Lo siento... Bron se apresur por la suelta tierra, que se meta en sus sandalias. Rode el montculo. Charo, la de los pequeos pechos, cantaba soadoramente, contemplando sus dedos, bajo el cielo blanco y dorado: Od la ciudad cantar como un coro de sirenas. Algn imbcil intent incendiar el sol. El predicador de la tele grita: Venid todos! Me siento como Fay Wray cara a cara con King Kong. Pero mam desea pasar toda la noche de taberna en taberna...

Charo levant la vista de las cuerdas, frunci el ceo al fruncimiento de ceo de Bron, alz de pronto la cabeza, se ech a rer, le hizo un signo de asentimiento y sigui tocando. Tras l, un hombre dijo: Eres t? Bron se dio la vuelta. Eres t! Windy, con su rala barba, polvoriento por el trabajo, trep al montculo, sujetando contra su cadera un saco lleno de cosas y agitando la otra mano para mantener el equilibrio. Por los mundos, qu ests haciendo aqu? Yo..., simplemente estaba paseando. Y yo... Qu estis haciendo vosotros...? La ltima vez que te vi fue en una maldita luna a doscientos cincuenta millones de kilmetros de distancia. Y ahora simplemente ests paseando por aqu, dices! Qu estis haciendo todos vosotros? pregunt Bron. En la Tierra? Lo de siempre. Microteatro para audiencias pequeas o nicas. Con una subvencin del gobierno. Eso es lo que dice el contrato que nos ha trado aqu. Bron mir a su alrededor. Es esto una de sus...? Eh? Oh, Cristo, no! Simplemente, un grupo de miembros de la compaa decidimos ofrecernos voluntarios para echar una mano en las excavaciones. Esto es muy excitante. Windy se ech a rer. El mayor hallazgo de hoy, querrs creerlo, es todo un conjunto de antiguas herramientas para cavar. Al parecer, alguien en el pasado inmemorial tambin intentaba hacer excavaciones en este lugar. Detrs de Bron, el tempo de Charo se anim, se hizo ms rpido. Brian est intentando decidir si encontraron realmente algo prosigui Windy, o simplemente lo dejaron correr y se fueron a otra parte..., sin mencionar cunto tiempo hace de eso. Charo cant: Estuve en el Parlamento; estuve en la escuela; estuve en la crcel y aprend la Regla de Oro; estuve en el correccional; pagu mi pena en esos venerados lugares. Lo nico que s es que los azules tienen al mundo por los cajones. Pero, qu estis haciendo aqu? pregunt Bron de nuevo. Porque, de pronto, todo aquello pareca demasiado ridculo. Parpadeando al borde de sus pensamientos haba todo tipo de planes preparados por Sam, arcanos y misteriosos, de los que esto era slo un diminuto fragmento en un esquema cuyo alcance y dimensiones jams llegara a conocer..., bajo amenaza de ejecucin o encarcelamiento. En realidad es un programa muy intelectualizado. Muy clsico: una serie de las Asimetras de Jackson MacLow. El hombre escribi centenares de esas cosas. Estamos actuando sobre todas ellas, y el ciclo final de siete. Los sesenta, quiero decir los novecientos sesenta, estn muy de moda por aqu. Nosotros, ya sabes, preferimos los contemporneos. Pero... Windy mir a su alrededor, en realidad, este planeta debe de tener la audiencia ms conservadora de todo el sistema. Es increble! Charo estaba cantando: He estado en la tundra y en las montaas tambin. He estado en Pars, haciendo lo que hacen los franceses. He estado en Boston, donde los edificios crecen tan altos. Y, all donde mires, los azules tienen al mundo por los cajones.

Est..., est aqu la Pa? pregunt Bron, lo cual pareca una pregunta muy estpida y, a la vez, desesperadamente importante. Quiero decir, aqu refirindose a la excavacin, lo cual no era en absoluto lo que quera decir: no la haba visto. En este lugar? Oh, se pase por aqu un par de horas ayer. Pero esas MacLow son jodidas, amigo. Adems, creo que est trabajando en otra de sus doble-bam-zap-pum! especiales..., para mostrarles a los indgenas de qu va la cosa. Windy deposit su saco en el suelo. Probablemente ser para una audiencia de un espectador nico. Sonri. Y t ya tuviste la tuya, me temo. Pero si te quedas por aqu unas cuantas horas ms, quiz puedas vernos en la representacin de noche de las MacLow. Estn abiertas para cualquiera que pase por aqu. Sabes? Windy mir de nuevo a su alrededor, recogi su saco, Brian dice que hace un milln de aos, creo que era un milln, este lugar era todo un desierto. Imagina, nada excepto arena! Puedes orlas del predicador, o de cualquier truhn, hallarlas en el manual de buena educacin, o leerlas en las paredes de los urinarios pblicos: All donde mires, los azules tienen al mundo por los cajones. El tempo cambi de nuevo, descendi hasta la meloda que haba odo al principio: A veces me pregunto qu soy. Tengo la impresin de estar viviendo en un holograma. No parece importar lo que est bien o mal. Todo el mundo intenta sacar la mejor tajada de todo. Pero mam simplemente desea pasar toda la noche de taberna en taberna. Charo dej de tocar, se puso en pie, camin de medio lado hacia Bron, sujetando la guitarra por los trastes. Tienes alguna idea de dnde est Boston? No creo que exista ya ningn Boston dijo Windy. Recuerdo que, en una ocasin, haciendo autostop por alguna parte de este condenado planeta, alguien me dijo: Estamos exactamente donde antes haba estado Boston. Al menos, creo que era Boston. Windy se encogi de hombros. Hey, mira. Tenemos que irnos. Todava debemos de preparar la actuacin... Dio unos cortos pasos de baile; su pelo rojo y el saco se agitaron; un soplo de brisa, y el pelo se alborot; el saco reson. Cantemos unas cuantas canciones, hagamos algunas piruetas: siempre felices y alegres. Inclin la cabeza y sonri, mientras Charo le coga del brazo, con la guitarra colgando de la otra mano. Se alejaron. Bron regres, pensativo, a las cuerdas. Mientras pasaba por encima de ellas, Sam pregunt: Gente a la que conoces? S. Yo... Por un momento, Bron consider la posibilidad de preguntarle a Sam si tena alguna idea de por qu el grupo teatral estaba all. Pero aquello era estpido, y ridculo, y los detritos paranoides de su encuentro con las polizontas terrestres..., o como fuera que los llamaran aqu. Mientras hablabas con ellos, yo charl un rato con alguien llamado Brian, que me cont que, sabes?, hace como un milln de aos, este lugar era todo cuevas y gargantas y caones. No es sorprendente? Bron inspir.

Dnde... est Boston con respecto a este lugar, Sam? Boston? Regresaron, junto con los excavadores que volvan a paso lento, al camino. Djame ver. Boston..., espera a que me represente el globo..., s, supongo que deba estar ms o menos por esa Sam seal hacia el suelo, en un ngulo notablemente desviado de la vertical direccin..., quiz a tres o cuatro mil kilmetros..., si todava existe un Boston. El pueblo apareci tan repentinamente como la excavacin. Una pequea casa estaba construida en la cara rocosa; la rodearon para hallar ms casas a ambos lados del camino. Giraron otro recodo. Cerca de una fuente pblica, la calle estaba de nuevo pavimentada. Con escalones. Es bastante alto..., pero la vista vale la pena. Compartiremos una habitacin doble..., es todo lo que tienen. De acuerdo. Pero creo que voy a dormir un poco tan pronto como lleguemos all. Me levantar en un par de horas. Hay algo que no quiero perderme en la ciudad. Estupendo. Saldremos a comer algo cuando te despiertes. Y (despus de subir, y cambiar de direccin, y subir de nuevo) entraron por una puerta de madera (en una pared de mortero blanco) con flores verdes pintadas en ella y autnticas flores azules en una jardinera de madera a su lado. Una mujer que muy bien poda ser la hermana mayor del hombre que les haba servido en la cabaa les condujo escaleras arriba hasta una habitacin donde, a los pies de una cama con un cobertor azul, estaba, al lado del de Sam, la bolsa de equipaje de plstico amarillo de Bron. Fue incapaz de recordar haberse echado en la cama. Tampoco pudo recordar el haberse preguntado, ya medio dormido, si deba o no pedir la ayuda de Sam para buscar dnde se alojaba la compaa, y si deba hacerlo antes o despus de comer. Cuando despert, haba algo blando bajo su barbilla. Baj la vista..., al borde de rayn de una sbana azul, con una luz blanco-dorada en el lmite de su visin. Volvi los ojos hacia ella; y los cerr rpidamente contra el deslumbrante brillo. Apart las sbanas y se puso en pie, parpadeando. A travs de las contraventanas abiertas de par en par de la habitacin, tras la pulsante imagen residual, una serie de tejados de tejas rojas se extendan ladera abajo. En el horizonte, una cua de sol llameaba entre dos montaas. El atardecer? Record que haban llegado a ltima hora de la tarde. Mucho menos dolorido, tuvo la impresin de haber dormido unas buenas tres horas. Sam permaneca echado al otro lado de la cama en medio de un revoltijo de sbanas, con los desnudos pies asomando de ellas, un brazo desnudo colgando a un lado, la boca abierta y roncando ligeramente. Sam...? dijo Bron, suavemente. Sam..., ser mejor que nos apresuremos si queremos cenar algo. Sam... Huh...? dijo Sam, y se alz sobre un codo, con los ojos fruncidos. El sol se est poniendo... No s cunto tiempo he dormido, pero dijiste que deseabas cenar algo, y yo quera... Son las cinco de la maana! exclam Sam, y se dej caer de nuevo sobre la almohada, se dio la vuelta y se enred un poco ms en las sbanas. Oh. Bron mir de nuevo a la ventana. La cua del disco del sol estaba ascendiendo. ...Oh repiti; mir a su alrededor por toda la habitacin, luego volvi a meterse

en la cama, tirando un poco de las sbanas que envolvan el inerte cuerpo a su lado. Permaneci tendido all, sintindose muy alerta, preguntndose si no debera levantarse de todos modos y explorar por s mismo la ciudad al amanecer. Se qued dormido preguntndoselo todava. En se! Llevaban ya quince minutos buscando un lugar donde tomar un desayuno tardo. Est bien dijo Sam, sorprendido. Pero Bron ya empujaba las puertas de madera. El cielo se reflej en los largos paneles. Sam lo sigui al interior. Al principio Bron pens que era simplemente porque formaban una compaa teatral que parecan tan multicolores entre las dos docenas de personas que coman en la sala. Pero l (con sus pantalones cortos plateados, su camisa negra y sus guantes rojos) y Sam (con sus botas altas y su toga azul corta) eran tan llamativos como los actores. Todos los dems llevaban (de los tres estilos bsicos) el que estaba formado (bsicamente) por pantalones de color neutro hasta los tobillos y camisas de color neutro hasta las muecas..., aunque algunos llevaban las mangas enrolladas. Sin embargo, todos parecan animados, incluso amistosos. La mayora eran trabajadores de la excavacin. La Pa estaba reclinada hacia atrs en su silla, con las manos tras la nuca, riendo. Unos tirantes negros cruzaban sus desnudos hombros, sujetos con un imperdible de latn a la Z roja. Extrada de su entorno, era inmediatamente reconocible: una letra de plstico rojo de un signo de coordenadas callejeras n-r. Bron dijo: Hola... La Pa se volvi. Hola! Y su suave risa. Alguien dijo que te vio vagando por ah ayer. Qu haces aqu? Seguirme todo el camino desde Tritn, desafiando las escaramuzas fronterizas y el peligro de la batalla para alcanzarme? Ven, sintate..., t y tu encantador amigo..., y comamos algo. Una mujer joven (la de las gafas que haba visto frotarse el ojo en el camino; su rostro y sus manos estaban mucho ms limpios, pero sus ropas seguan igual de sucias) sujetaba su taza de t con ambas manos formando copa, con las negras uas arqueadas contra la gruesa y blanca asa, y estaba dicindole a Charo, que equilibraba su barbilla sobre sus nudillos: Creo que es tan maravilloso que los tuyos puedan venir y estar con nosotros, pese a esta guerra. Es una guerra horrible! Simplemente horrible! Bueno, al menos (por la voz, Bron pens por un momento que se trataba de Windy; era un terrestre barbudo con montones de anillos, en sus orejas y en sus dedos), nadie lucha en ella con soldados. Sintate anim Sam a Bron desde atrs. Y, a la gente del banco, cuando pareci que nadie estaba dispuesto a hacerles sitio, con la ms afable de sus sonrisas: Qu os parece si os corris un poco y nos dejis algo de espacio? Tres personas volvieron bruscamente sus cabezas, como sorprendidas. Se miraron vacilantes entre s..., una incluso intent sonrer y, finalmente, se desliz hacia un lado en el banco: dos movieron sus sillas. Como si, pens Bron, sus tiempos de respuesta, reaccin y demora fueran distintos. Es sa, se pregunt, la razn por la que ellos creen que nosotros somos brbaros pretenciosos y nosotros que ellos son demasiado refinados y mezquinos? Se sent en el extremo del banco y se sinti como un aliengena en un mundo aliengena, mientras Sam tomaba una silla de alguna parte, se dejaba caer en ella y se reclinaba hacia atrs tambin. Vas a ir a cavar esta maana? pregunt alguien a la Pa.

Ja! respondi sta. Aqulla era la parte brutal de su risa. Hizo golpear las patas delanteras de su silla contra el suelo. Quiz dentro de un par de das. Pero la organizacin de la compaa me ocupa demasiado tiempo en estos momentos. Ella tiene que trabajar para que el resto de nosotros podamos ir a cavar indic el hirsuto Dian desde alguna parte al extremo de la mesa. La muchacha le estaba diciendo a Charo: ...sin impuestos de ninguna clase? Eso simplemente me parece imposible. Charo gir la barbilla sobre su puo. Bueno, nosotros fuimos educados con la idea de que los impuestos son simplemente una especie de extorsin efectuada por los grandes estafadores que viven ms cerca de ti. Aunque le den la vuelta a la cosa y digan de acuerdo, gastaremos el dinero en cosas que t puedas usar, como un ejrcito o carreteras, eso simplemente no es ms que glorificado dinero de proteccin, en lo que a nosotros se refiere. Yo tengo que pagarte a ti dinero para que yo pueda vivir en mi propiedad; y t me rehabilitars socialmente si yo no...? Lo siento, no, gracias. Aunque vayas a usarlo para hacer pasar una carretera junto a mi puerta, o financiar tu programa de rehabilitacin social, sigue siendo extorsin... Espera un momento dijo la Pa, y se inclin hacia delante, con los dos codos sobre la mesa. Espera..., nosotros no estamos luchando esta guerra con soldados: no hay ninguna razn para empezar a usar actores y arquelogos. Se apoy contra Charo. Simplemente, nosotros tenemos un sistema mucho ms condensado y altamente informatizado que vosotros aqu. Todos nuestro; servicios, por ejemplo, funcionan por suscripcin, a un grado que vosotros simplemente no podrais practicar en la Tierra. Ni siquiera en Marte... Pero vuestras suscripciones son una especie de impuesto... En absoluto dijo Charo. En primer lugar, son legales. En segundo lugar, todas son contribuciones por servicios recibidos y tarifados. Si no los usas, no tienes que pagar nada por ellos. Se dice que tenis algo menos de una quinta parte de vuestra poblacin en familias que producen hijos seal el hombre con la barba y los anillos, y que, al mismo tiempo, algo ms de otra quinta parte de vuestra poblacin est congelada en la asistencia social... Asinti con la cabeza e hizo un sonido de suficiencia a base de m que son tan absurdo que Bron se pregunt, mientras contemplaba las piedras multicolores en sus anillos y dedos, si no sera un retrasado mental. Bueno, en primer lugar dijo Sam desde el extremo de la mesa, hay muy poca superposicin entre esas dos quintas partes..., menos de un uno por ciento. En segundo lugar, puesto que el crdito sobre la comida bsica, el albergue bsico y el transporte limitado es automtico..., si no obtienes ningn crdito por el trabajo, tus fichas son automtica e inmediatamente asumidas a cargo del estado..., nosotros no soportamos las enormes organizaciones de asistencia social de investigadores, entrevistadores, organizadores y administradores que son el principal gasto de vuestros diversos servicios de bienestar social aqu. (Bron observ que incluso la inagotable afabilidad de Sam haba desarrollado un tono cortante). Sostener nuestro muy eficiente sistema cuesta una dcima parte por persona de lo que cuesta el ms barato, nacional, ineficaz y totalmente inadecuado sistema de aqu. Nuestro nico coste de albergar y alimentar a una persona a cargo de la asistencia social es el coste de la comida y el albergue en s, que es mantenido con cargo al crdito del estado por el mismo sistema de ordenadores que mantiene el control de las compras de cualquiera con cargo a su propio crdito laboral. En los Satlites, en realidad cuesta un poco menos alimentar y albergar a una persona a cargo de la asistencia social de lo que cuesta alimentar y albergar a alguien que vive bajo los mismos estndares de crdito y

que trabaja, porque el mantenimiento contable es mnimamente menos complicado. Aqu, con todos los cargos ocultos, cuesta entre tres y diez veces ms. Tambin tenemos una rotacin ms alta de gente a cargo de la asistencia pblica que en la Luna o en cualquier otro de los mundos soberanos. Nuestra asistencia social no constituye una clase social que ha nacido en ella, vive de ella y muere en ella, reproducindose la mitad en la siguiente generacin. Prcticamente todo el mundo pasa algn tiempo en la asistencia social. Y difcilmente nadie ms de unos pocos aos. Nuestra gente a cargo de la asistencia social vive en las mismas coops que los dems, no en ghetos separados y econmicos. Prcticamente nadie tiene hijos mientras est en ella. Todo el conjunto tiene un valor social tan diferente, se interrelaciona en el entramado de nuestra sociedad de una forma tan distinta, es esencialmente un proceso tan diferente, que en realidad no puedes compararlo con lo que tenis aqu. Oh, yo s puedo. El hombre se llev un dedo a una oreja llena de gemas. En una ocasin pas un mes en Galileo; y estuve en ella! Pero se ech a rer, lo cual pareci una forma bastante eficiente para hacer olvidar un tema que la insistente ignorancia terrestre haca desagradable. Otro terrestre al que Bron no poda ver se ech a rer tambin: Diferentes tipos de impuestos; diferentes tipos de asistencia social: y son esos emblemas de la diferencia general desarrollada entre ambas economas lo que nos ha llevado a un callejn sin salida econmico que nos ha conducido a..., cmo acostumbran a llamarla en los peridicos? La guerra fra ms caliente de la historia... Hasta que dejaron de llamarla as y simplemente empezaron a llamarla guerra. Es una guerra horrible dijo de nuevo la muchacha. Horrible. Y yo creo que es maravilloso que, pese a ella, podis estar vosotros aqu, con nosotros, de esta manera. Creo que es maravilloso que nos mostris vuestro teatro... Quiero decir, MacLow, Hanson, Kaprow, McDowell, todos eran de la Tierra. Y, quin est representando sus obras en la Tierra hoy? Y creo que es maravilloso que estis aqu ayudndonos con las excavaciones. Bron se pregunt dnde poda conseguirse algo de comida. Sam, al parecer, ya la haba pedido, porque en aquellos momentos volva del otro lado de la sala con dos bandejas, una de las cuales desliz delante de Bron con una sonrisa, tras lo cual deposit la otra en su propio sitio. Bron cogi una taza de lo que pens que era t, dio un sorbo: caldo. El resto del desayuno eran trozos de algo que saba medio como carne y medio como bizcocho..., una especie de Protyyn terrestre. Dio otro mordisco y dijo: Disculpa, pero... La Pa se volvi hacia l. ...quiero decir que me doy cuenta de que estars atareada con la compaa, pero si tuvieras algunos minutos, quiz pudiramos vernos... Quiero decir que podramos ir a dar algn paseo. O algo. Si tienes tiempo. Ella le observ, mientras algo ilegible transpiraba pro fundamente en los msculos de su rostro. Finalmente dijo: De acuerdo. l record respirar. Y se volvi de nuevo a su bandeja. Bien dijo, lo cual son raro. As que aadi: Gracias lo cual tampoco quedaba bien. As que dijo: Bien de nuevo. Sonri con cada una de las tres palabras. El resto del desayuno fue dominado por la impaciencia por acabar; la conversacin, toda tangencial a la guerra, le encerr como las paredes de la celda terrestre donde haba pasado..., pero no poda hablarle a ella de nada de eso!

El pensamiento le lleg repentino y impresionante. Sam dijo que no deba mencionarle esto a nadie! Por supuesto, eso debe significar ella tambin..., especialmente ella, si estaba aqu con una invitacin del gobierno. A partir de entonces sus pensamientos se hicieron ms extraos e inconexos. De qu poda hablarle entonces, qu poda contarle para pedir su apoyo, su simpata, su opinin? Era lo ms importante que le haba ocurrido desde que la haba conocido; y la loca paranoia de Sam lo haba situado fuera de los lmites de cualquier conversacin. Las patas de madera de las sillas y los travesaos de los bancos rasparon contra las planchas del suelo; los excavadores se pusieron en pie para irse. Bron sigui a la Pa hasta el porche, preguntndose qu decir. Sam estaba an dentro, an hablando, an comiendo, an explicando..., exactamente como en la coop. La puerta se cerr tras ellos. Bron dijo: Simplemente no puedo creer en la coincidencia: tropezarme de nuevo contigo de esta forma! Cunta gente hay aqu actualmente? Tres mil millones de personas, en toda la Tierra? Quiero decir que habernos encontrado en Tetis, y luego, al otro lado del Sistema Solar, en una simple visita turstica a..., dnde estamos? Mongolia! Tropezarme de nuevo contigo..., simplemente as! Las posibilidades deben de ser de miles de millones contra una! La Pa inspir profundamente, mir a su alrededor en la plaza, a las montaas ms all de los tejados de las casas, al cielo salpicado de nubes que, de da, era infinitamente mucho ms alto que el techo nocturno salpicado de estrellas. Quiero decir exclam l que podran ser de un billn a una! De un trilln! Ella empez a bajar los peldaos del porche, le mir. Mira, se supone que t eres una especie de matemtico. Le ofreci una dbil sonrisa, con el ceo dbilmente fruncido. Con la guerra, slo hay una docena..., no, nueve en realidad..., de lugares en la Tierra donde un lunero puede ir oficialmente..., a menos que pertenezcas a una de esas estpidas misiones polticas de las que no dejan de hablar los folletos subversivos y nunca oyes mencionar en los canales. Todos estos nueve lugares estn tan fuera del camino como ste, al menos a ochocientos kilmetros de distancia de cualquier centro importante de poblacin. Nuestra compaa forma parte de un programa de intercambio entre mundos en guerra, o, en el caso de Tritn, casi en guerra, a fin de que no quede cortado todo contacto cultural: El primer lugar al que sugirieron que furamos fue un pequeo pueblo encantador justo al sur del Paso de Drake..., lo cual significa que la temperatura anual media es de menos diecisiete grados centgrados. Francamente, dudo que ms de tres de las zonas especificadas sean siquiera habitables en cualquier momento del ao terrestre. Ninguna de las nueve posee una poblacin de ms de mil quinientas personas. Y, en un pueblo de mil quinientas almas, es difcil que dos extranjeros que hayan acudido all no sepan de la presencia del otro dentro de un plazo de seis horas desde su llegada. Dado el hecho de que los dos estamos en la Tierra al mismo tiempo, y que los dos somos luneros de nuestro particular tipo y temperamento, dira que las posibilidades de que tropecemos el uno con el otro son de..., cunto? Cincuenta-cin-cuenta? Quizs un poco ms? l sinti deseos de decir: Pero yo estoy en una de esas misiones polticas! Y he sido hecho prisionero, interrogado, golpeado, abusado... Por cierto, qu ests haciendo t aqu? pregunt ella. Oh, yo... La confusin creci en su interior mientras recordaba las palabras de Sam. Bueno, estoy aqu... con Sam. Ms excavadores bajaron los peldaos del porche.

Y por qu est Sam aqu? Bueno, l... Yo... Se senta oprimido por el millar de secretos que ni siquiera estaba seguro de retener, y cuya revelacin de cualquiera de ellos poda enviar rodando mundos y lunas a la vez hacia alguna desastrosa carambola csmica. Bueno, Sam es una especie de... Qu poda decir sobre Sam que no los devolviera al tema prohibido? Sam es un amigo? Una mujer que sufri cambio de sexo? Un ejecutivo de enlace en el Departamento de Inteligencia de los Satlites Exteriores... ...con el gobierno? sugiri la Pa. Bueno, entonces no voy a preguntar ms al respecto! Cada vez que haces una pregunta en este mundo, sobre cualquier cosa..., siempre hay alguien junto a tu codo que te indica educadamente que, de veras, por tu propio bien, es mejor que no lo sepas. Incluso hay parte del trabajo de Brian que, aparentemente, no se supone que deba polucionar las pequeas y delicadas mentes luneras. Y, por lo que puedo suponer, no es nada ms insidioso que el hecho de que, hace un milln de aos, todo esto estaba al borde de un mar interior. Me gusta ms mi primera suposicin..., que me has seguido por todo el Sistema Solar porque simplemente no podas soportar el estar sin m. Eso es ciertamente ms halagador que el que seas un agente oficial enviado como observador. La menos comprometida, por supuesto, es que simplemente se trata de una coincidencia. Aceptar eso. Bron camin al lado de ella, con la cabeza cargada de datos fantasma, sonriendo desdichadamente. Bueno, sean mil millones contra una o una contra mil millones, me alegra que nos hayamos encontrado. La Pa asinti con la cabeza. Supongo que yo tambin. Es agradable ver un rostro familiar. Cunto tiempo llevas aqu? En este lugar? Slo desde la ltima noche. En la Tierra? Supongo que unos pocos das. No es..., bueno, no es un lugar muy amistoso. Ella hundi los hombros. Te has dado cuenta? Todos parecen intentarlo tan esforzadamente. Ser amistosos, quiero decir. Pero parece como si no supieran la forma de conseguirlo. Suspir. O quiz slo sea que, viniendo de donde venimos, reconocemos y respondemos a emblemas de amistad distintos. Crees que puede ser eso? Pero ella estaba hablando de algo completamente distinto de lo que l quera decir: uniformes negros y rojos, celdas desprovistas de muebles, pequeas mquinas con colmillos... Quiz murmur. Nosotros llevamos aqu dos das. Dentro de unos pocos ms partiremos para Marte. Te encontrar de nuevo all, quiz? Yo... Frunci el ceo. No creo que vayamos a Marte. Oh. Originalmente eres de Bellona, no? l asinti. Qu lstima. Hubieras podido hacernos de gua por el lugar..., aunque supongo que las zonas permitidas en Marte estarn tan lejos de los caminos como aqu. Probablemente no se nos deje acercar a menos de siete leguas de Bellona, o de cualquier otro lugar semejante. Bellona es el nico lugar de Marte que conozco realmente dijo l. Durante mi adolescencia, no creo que saliera de ella ms de una docena de veces. Ella murmur algo conciliador. Pero Marte es ms amistoso que la Tierra. Al menos, lo era cuando me march. Eso es comprensible. Quiero decir, aunque el gobierno est muy cerca del de la Tierra, la textura de la vida cotidiana tiene que estar ms prxima a la vida en los

Satlites. Las proporciones y el tipo de las cosas, desde los objetos femeninos hasta el paisaje, tienen que estar ms prximas de como son ah fuera en las lunas. Se ech a rer. Con todo ese espacio que tienen aqu entre la gente cada vez que uno vuelve la espalda..., por cierto, va a ser una autntica aventura cuando intentes encontrar de nuevo a tu amigo..., supongo que es comprensible que la gente no sepa cmo relacionarse con los dems aqu. Bueno, la Tierra es el lugar de donde procedemos todos. Recuerda eso. Recuerda eso, no dejo de decirme a m misma. Recuerda eso. Unas cuantas veces, en casa, he conocido a terrestres, incluso he hecho una buena amistad con algunos de ellos, en especial antes de la guerra: siempre los consider un tanto extraos. Pero atribu eso al hecho de que se hallaban en un lugar extrao y poco familiar. Creo que lo ms extrao que he observado, en los dos das que llevo aqu, es que realmente todos son muy parecidos a todos los terrestres que he conocido antes! Toman un objeto, y de alguna forma nunca parecen estarlo tocando realmente. Dicen algo, y sus palabras nunca se envuelven por completo en torno a sus ideas. Entiendes lo que quiero decir? l respondi en un murmullo con las m apropiadas. La Pa se ech a rer. Supongo que sta no es la mejor manera de promover la comprensin y la buena voluntad interplanetarias, no? Quiz, si todo saliera del mar y de la tierra y del aire tan fcilmente como se supone que lo hace aqu, simplemente no habra que pensar. Qu te parece la vida bajo un cielo abierto? No tienes la sensacin de haber vuelto a casa, de haber regresado al fin a los viejos terrenos del desove racial? Y te sientes tan ansioso de volver a casa como yo? Supongo que estoy bastante ansioso. Doblaron una esquina. Cundo regresars t? Ella inspir ligeramente. Fue una confortable y relajada inspiracin: l la imit. Todos los pequeos olores, pens; si te gustan, probablemente te gustar la vida al aire libre. Si no te gustan, no podr gustarte nunca. Dudaba que fuera ms complicado que eso. Nuestro viaje a Marte explic ella no tiene una duracin establecida. Si lo examinas atentamente, son mucho ms liberales ah, en particular en cosas como los intercambios culturales. Y, segn los informes, el pblico posee unos gustos ligeramente ms eclcticos. Admito que siento curiosidad por ir. A m me gustara ir tambin. Doblaron otra esquina. Ella dijo: Aqu es donde estamos. El edificio era bajo, amplio y mal encalado. La Cooperativa Cultural del Pueblo. Los excavadores ocupan la mayor parte de l, pero tenemos cuatro habitaciones en el ltimo piso. Siempre os meten en el stano o en el tico de alguien. Recuerdos de salas de concierto, compartimientos de transporte, un desage verdegris en un sucio suelo de cemento, piezas de juego de cristal en tableros que no eran ni de go ni de vlet. Sigo pensando en la coincidencia, no importa lo pequea o lo grande que sea... Puedo entrar un momento? porque ella se haba parado en la puerta de madera, pintada de amarillo y apreciablemente torcida con respecto al marco. Ella sonri. Realmente, tengo un montn de trabajo que hacer esta maana. Inmediatamente despus de comer debo ajustar parte de los ensayos de nuestra prxima obra.. Es una de las ms ambiciosas, y al menos cuatro segundos de ella quedan an muy sueltos. Yo... Me gustara verla! Ella sonri de nuevo. Es una lstima que no vieras la ltima representacin del ciclo de MacLow la otra

noche. El acceso estaba abierto a todo el mundo. Me encantara hacer sta para ti, pero en realidad queda ms o menos sobreentendido como parte de las condiciones de nuestra venida aqu que nuestras actuaciones seran principalmente para la poblacin local. Excepto las MacLow, ni siquiera hemos hecho ninguna representacin para los chicos de la excavacin. Estamos intentando limitarnos a los habitantes del lugar. Excepto el hombre en la cabaa y la mujer en el albergue, Bron no estaba seguro de haber visto a ningn otro habitante del lugar. Bueno, supongo que... Se encogi de hombros, sonri, y se sinti desesperado. Ella le ofreci su mano. Adis entonces. Aunque volvamos a vernos... Podemos volver a vernos? estall l, tomando su mano entre las dos suyas. Quiero decir..., quizs esta noche. A ltima hora, despus de tu actuacin. Iremos a alguna parte. Haremos..., haremos algo! Algo hermoso. Por favor. Yo..., lo deseo! Ella le mir. La desesperacin que senta Bron era violentamente abrumadora. Empez a soltar la mano de ella, luego la apret ms fuerte. Un movimiento se agit tras la piel del rostro de la Pa. Era piedad hacia l? Odi aquel sentimiento. Estaba examinndose a s misma? Pero, qu tena que examinar? Estaba pensando en qu decir a continuacin? Por qu simplemente no deca s? Est bien dijo ella. S. Ir contigo esta noche. Despus de nuestra ltima actuacin. l casi dej caer su mano. Por qu ella no haba dicho simplemente...? Te parece bien? pregunt ella, con aquella ligera sonrisa familiar. l asinti, preguntndose bruscamente: Adonde podan ir? Al albergue de l? A la casa de ella? No..., tena que llevarla a alguna parte. Primero. Y estaban a un centenar de millones de kilmetros de cualquier lugar que l conociera. Renete conmigo aqu dijo ella. A las nueve. Est bien? Eso es slo media hora despus de la puesta del sol, si recuerdo correctamente. S dijo l. E iremos a alguna parte. l asinti. Bien. Ella retir su mano, le mir de nuevo, dud. Hasta las nueve entonces? Abri la puerta. Nos encontraremos aqu. Es muy gentil por tu parte... record decir l. En absoluto respondi ella. Ser divertido. Y cerr la puerta. l permaneci en la estrecha acera, pensando que haba algo terriblemente equivocado. No fue exactamente una aventura encontrar de nuevo a Sam. Pero, en la hora y cuarto que le tom, decidi que quienquiera que hubiese planificado el pueblo deba de haber estado certificablemente loco. Y, aunque haba algunos trabajos que los certificablemente locos podan hacer perfectamente, y aunque la metalgica, como acostumbraba a decir Audri bromeando, era uno de ellos, la planificacin urbana, definitivamente, no lo era: Aqu haba un conjunto de viviendas -La Coop del Pueblo-, y all, a su izquierda, haba una especie de zona comercial; y doblando la esquina desde ah haba un pequeo restaurante. Todo muy bien. Paseando por las pequeas calles, hall otra coleccin de pequeas tiendas: Haba un restaurante doblando la esquina de su

derecha? No. Haba un grupo de vivienda -de algn tipo- a su izquierda? No! Desde un principio estaba preparado para hallar las unidades urbanas dispuestas de una forma diferente a las de Tetis, puesto que las de Tetis eran diferentes de las unidades de Lux, o de Bellona. (De hecho, Tetis empleaba siete tipos distintos de unidades urbanas, aunque en la prctica slo tenas que familiarizarte con dos de ellas para hallar cualquier cosa que desearas en la mayor parte de la ciudad; y Bellona, aunque slo una era comn, empleaba nueve.) Al cabo de media hora empez a darse cuenta de que no haba ninguna disposicin en las unidades urbanas de aquel pueblo. Media hora ms, y empez a preguntarse si tena unidades urbanas. La nica lgica que pudo aplicar a la disposicin del conjunto -tras recorrer algunas calles varias veces y ser incapaz de descubrir otras por las que saba que haba pasado- era que la mayor parte de las tiendas y restaurantes parecan hallarse en una zona, dentro de las tres o cuatro calles en torno a la plaza central. Para lo dems, era atrapa-lo-que-puedas. Hall la calle con los escalones de piedra slo por accidente. En el patio de atrs de la posada, Sam estaba sentado ante una mesa esmaltada de blanco, con un vaso alto de algo naranja junto a su codo con una pajita metida en l y hojas verdes asomando por el borde. Contemplaba un lector porttil, con el pulgar accionando una y otra vez la palanca de paso de pantalla. Sam, qu se puede hacer aqu por la noche? Clic. Mirar las estrellas, oler el limpio aire, pasear por entre las colinas y los prados. Clic-clic-clic. Eso es lo que planeo hacer yo, al menos. Cuando ests metido en las lejanas extensiones de la Mongolia Exterior, incluso en esta poca, no hay mucho que hacer, excepto imaginar formas ms y ms interesantes de relajarte. Hacer con alguien. Tengo que invitar a alguien esta noche. Clic; Sam tendi la mano hacia su bebida, fall, prob de nuevo, la cogi, y maniobr la pajita hasta metrsela en la boca. Clic-clic. La mujer tras la que saliste corriendo despus del desayuno? Volvi a depositar la bebida sobre la mesa (Clic); el vaso qued justo en el borde. Bron entrecerr un ojo, preguntndose si deba apartarlo de all. Dije que la llevara a algn lugar excitante. Esta noche. No puedo pensar en ningn lugar donde podis... Sam alz la vista, con el ceo fruncido. Espera un segundo. Meti el vaso ms adentro de la mesa. Bron dej escapar un suspiro. Sam rebusc entre los bolsillos de un lado de su toga, extrajo un fajo cuadrado de papeles de color y lo abri hasta convertirlo en un rectngulo. Sabiendo muy bien lo que era, Bron pregunt: Qu es eso? Dinero dijo Sam. Lo has usado alguna vez? Por supuesto que s. Haba bastantes lugares en Marte que an lo aceptaban. Sam cont billetes del fajo. Hay un lugar donde estuve un par de veces en otras ocasiones que pas por aqu..., a unos ciento diez kilmetros al norte. Cont ms billetes. Toma, esto debera ser suficiente para llevaros a ti, a tu amiga y a la mitad de su comuna teatral. Mientras Sam separaba los billetes, Bron se pregunt cmo saba Sam que ella estaba en el teatro. Quiz lo haba averiguado en el desayuno. Y Sam estaba diciendo: Es un restaurante..., donde an aceptan estos papeles. Algunas personas lo consideran ms bien elegante. Quizs a tu amiga le gusta. Si no, siempre ser divertido. Sam le tendi los billetes. Oh. Bron los tom. Eso ser suficiente, si recuerdo bien. Es un lugar bastante antiguo. Data de la

poca de la China Popular Capitalista. Bron frunci el ceo. Crea que slo haba durado diez aos o as. Seis. De todos modos, es algo que merece echarle una mirada, si ests por ah. Se llama El buche del cisne..., siempre me he preguntado por qu. Pero es China Capitalista para ti. Has dicho ciento diez kilmetros? No recuerdo exactamente cunto es un kilmetro, pero sospecho que es demasiado lejos para ir andando. Bron dobl de nuevo los billetes y se pregunt dnde guardarlos. Ms bien s. Le dir a nuestra casera que haga una reserva. Enviarn un transporte a buscarte..., sabes todo lo relativo a las propinas y dems? En los crculos en los que me mova de joven, aprendas la etiqueta del dinero junto con tu chequeo mensual sobre enfermedades venreas y extraas. El billete que se vea era de mil algo..., lo cual saba que poda ser tanto una miseria como una fortuna. Cul es la propina habitual aqu? pens en preguntar. El quince por ciento? El veinte? El quince, me dijeron la primera vez que fui; nadie pareci disgustado cuando me fui. Estupendo. Bron no tena bolsillos en aquella ropa en particular, as que dobl el dinero de nuevo, se lo puso en la otra mano, luego lo transfiri a la original. Tal vez planeabas ir t. Quiero decir, si lo necesitas para ti mismo... Estaba planeando definitivamente no ir dijo Sam. He estado media docena de veces antes. En realidad prefiero las rocas y la hierba al aire libre, la noche, las estrellas. Traje el dinero especficamente para librarme de ti al menos durante una noche mientras estuviramos aqu, esperando que t te divirtieras tambin. Oh dijo Bron. Bueno..., gracias. Busc un bolsillo o una bolsa de nuevo, record una vez ms que no tena ninguna de las dos cosas. En..., dnde hay que ir a buscar el transporte? No te preocupes. Sam sonri ligeramente. Ellos te recogern. Ahhh...! exclam Bron, y se sinti al cabo de la calle. Es ese tipo de lugar... porque no haba tales lugares en los satlites. Elegante repiti Sam, volviendo a posar la vista en el lector. Clic-clic-clic. Espero que te guste. Clic. En la habitacin, Bron se sent en la cama y se pregunt qu hacer hasta las nueve. Tras varios minutos sumido en sus meditaciones, entr la casera con una bandeja en la que haba un vaso alto lleno con algo naranja, una pajita y hojas. Va a ir usted al Buche esta noche, con una amiga? Es un lugar muy agradable. Le gustar. Ya estn hechas las reservas. No se preocupe por nada. Si usted, o su amiga, desean vestirse de poca, slo tienen que decrmelo... A mucha gente le gusta hacerlo. Oh dijo Bron. Por supuesto... sintiendo que regresaban a l una docena de recuerdos de su juventud en Bellona (mientras la casera se retiraba): Saba exactamente qu vestido deba ponerse una prostituta de categora que fuera a un establecimiento similar en Marte. Ciertamente no uno de poca (el perodo precrdito, cuando el dinero estaba an en uso). Eso te sealaba inmediatamente como uno de esos horribles turistas que visitaban tales lugares una, dos, quiz tres veces en toda su vida, y que avanzaban dejando una estela de suaves sonrisas y risitas medio sofocadas. Ibas en traje de poca si poseas uno propio y este hecho era conocido por el establecimiento; cualquier otra cosa te haca entrar en la categora del desprecio aterciopelado hacia aquellos que hacen cosas que No Se Hacen. Adems, la Pa no saba dnde iban a ir. Su propio traje sera probablemente algo moderno e informal.

Por otra parte, no deseaba ir con el aspecto de uno de esos burdos patanes que entraban en esos lugares sin darse cuenta de que estaban realmente en una institucin histrica. No importaba lo inapropiado que fuera el vestido de la Pa: si el suyo, involuntariamente, realzaba ese hecho, ella, aunque no se ofendiera, no se sentira ciertamente impresionada. Y esto era la Tierra..., no Marte. Su experiencia de tales lugares no era slo de otro mundo: era de quince aos en el pasado. Pero, se sorprendi pensando, la esencia de tales lugares era el anacronismo. Aunque los propios estilos en tales establecimientos cambiaran, la estructura del despliegue estilstico permaneca constante. De hecho, una dienta ya mayor (con prpados plateados y difanos velos, que lo haba llevado en una ocasin a uno de tales lugares, donde ella misma haba estado yendo durante veinte aos) le haba dicho en una ocasin algo parecido en Bellona. (Recordaba sus velos y sus prpados, pero su nombre y su rostro se le escapaban...) Con estas meditaciones y ensoaciones ocup el resto de la maana: Sus propias ropas, decidi, las que haba trado, le proporcionaran su atuendo, fuera el que fuese. Bebi su bebida, sali al jardn en busca de Sam..., que se haba ido. Regres a su habitacin. Bien, sus propias ropas y las de Sam; estaba seguro de que a Sam no le importara. Y haba salido en su busca para preguntrselo. Durante la tarde pas al menos dos horas sentado en el jardn, intentando relajarse. De tanto en tanto, la casera apareca con una bebida. Supuso que contena algn tipo de droga..., cafena, alcohol, azcar? Pero, a juzgar por todos los efectos, era metablicamente neutra. (Record vagamente algo acerca de una ley de la Tierra que prohiba la administracin de drogas de ningn tipo sin un complicado anuncio y consentimiento previos.) A las ocho tena preparada su ropa. Una manga plateada con un fleco que llegaba hasta el suelo (Sam tena dos en su bolsa, pero slo un prostituto ira a un lugar as tan llamativamente simtrico: dos seran correctas para el desayuno, apenas aceptables para la comida. Pero, para la cena...?) y un arns de plata (el suyo) casi como una polizonta de Tetis, y los pantalones muy cortos plateados que hacan juego con l: una bolsa de cintura negra (de Sam) para el dinero. Ninguna bolsa en absoluto (lo cual implicara bolsillos secretos) lo marcara (de nuevo) como un prostituto. Su propia bolsa, con sus espejos bordados y luces destellantes, lo hubiera identificado en una situacin as como el cliente de una prostituta. Dud agnicamente durante media hora sobre el calzado, hasta que de pronto tuvo una brillante idea: primero sus propias botas, negras y suaves..., luego rebusc en la caja de maquillaje de Sam sacada del fondo de su bolsa y, con la laca plstica, pint cuidadosamente su ceja dorada (detenindose ocasionalmente para frotarse la autntica con el pulgar) de negro. Haba sacado tambin el disolvente para laca, seguro de que tendra que rehacer el trabajo media docena de veces; nunca lo haba hecho antes (al menos, no en negro), y estaba seguro de que iba a terminar con toda la cara pintada. Le bast tan slo inclinar el cuello y mirar de reojo al espejo de aumento, sin embargo, para conseguir, con tres golpes, un trabajo perfecto. Listo! Equilibrio, pens; asimetra y coherencia. Todos los ideales de la moda cumplidos, sin tener que someterse a ninguno de ellos. Y faltaban diez minutos para las nueve. Se visti con la ropa elegida, se apresur escaleras abajo, al exterior, al atardecer de un azul oscuro, y descendi los escalones de piedra (orlados por una cascada de luz), dicindose: No pienses en unidades urbanas. No lo hagas. No hay ninguna aqu! Primero dese llegar un minuto o dos antes de que ella saliera; luego, que ella estuviera ya all a fin de no tener que esperar.

Mientras daba la vuelta a la esquina de la Cooperativa del Pueblo, la puerta amarilla se abri; tres personas salieron. Dos eran excavadores. La persona a la que dijeron adis y que agit la mano tras ellos, y que ahora se reclinaba contra la jamba de la puerta para esperar, vestida con algo sin mangas y largo hasta los tobillos y negro, con su corto pelo plateado ahora como los flecos de la manga de Bron (o ms bien de Sam), era la Pa. Los excavadores pasaron. Uno sonri. Bron asinti con la cabeza. La Pa, an reclinada contra la puerta, los brazos cruzados, exclam: Hola! Vaya exactitud! y se ech a rer. Suavemente. En un antebrazo llevaba un guantelete plateado, damasquinado con intrincados smbolos. Mientras Bron se acercaba, se irgui, tendi sus manos. Con plata colgando de su mano izquierda, Bron tom las manos de ella entre las de l y ri. Qu alegra verte de nuevo! sintiendo por un momento que tena veinte aos y ella treinta y que sta era una cita en otro mundo. Espero indic ella que no vayamos a ningn lugar donde necesite mis zapatos... Si es as, subo rpidamente y cojo... Vamos a ir a un lugar donde alguien tan sorprendente como t puede llevar... Haba un final ritual para la frase:...cualquier cosa que pueda permitirse, incluso mi corazn en tu manga. Pero l no tena veinte aos: esto era aqu, esto era ahora... cualquier cosa que quieras. Sus manos se unieron en un cudruple nudo. En realidad, haba pensado en un pequeo lugar a unos ciento diez kilmetros al norte de aqu..., El buche del cisne. Sonri. No, no te ras. Es slo China Capitalista para ti. No dur mucho, as que tenemos que ser tolerantes. Ella, sin embargo, no estaba riendo; estaba radiante. Sabes? Tena el ms ligero presentimiento de que bamos a ir precisamente a ese lugar. Se inclin conspiradoramente hacia l. Sin embargo, me temo que no tengo nada de dinero. Y, aunque lo tuviera, no sabra qu hacer con l. Nunca he estado cerca de ningn lugar que lo haya usado nunca. Windy y Charo fueron el primer da que llegamos, yo tena trabajo con los asuntos de la compaa; y, aunque tenamos montones de crdito, me temo que agotaron la cuota de billetes de los tres. l pens cariosamente: Haras una mala puta: sa es la frase que usas despus. Pero probablemente ella deca la verdad, lo cual le hizo, momentneamente, sentir ms cario hacia ella. Esta noche es ma..., en realidad de Sam. Est en el gobierno. Dinero? Dispone de una provisin ilimitada, y nos ha invitado a que nos divirtamos. Qu amable por su parte! Por qu no ha venido con nosotros? l odia estas cosas. Bron se volvi, tom su brazo. Echaron a andar calle abajo. No ira nunca. Cuando se halla en los viejos terrenos del desove racial, todo son rocas y hierba y estrellas para l. Entiendo... Has estado t alguna vez antes? Se detuvo. S honesta, es mi primera vez... No, no he estado. Y Windy y Charo fueron exasperantemente vagos en sus descripciones. Entiendo... Frunci el ceo a su plateado pelo. Pero, cmo sabas dnde iramos? Su risa le hizo andar de nuevo con la ms ligera presin de sus brazos unidos..., como si l tuviera veinte aos y ella fuera de otro mundo) era tan plateada como su pelo. Cuando ests en la Mongolia Exterior, incluso en esta poca, sospecho que no hay demasiados lugares donde ir.

Un susurro que, durante unos segundos, haba permanecido en el borde de su conciencia, centr de pronto su atencin. Bron alz la vista. Algo oscuro cruz la ms plida oscuridad entre los techos y, zumbando an ms fuerte, volvi a elevarse, luego a posarse al otro lado de la calzada. Era liso, sin alas, aproximadamente del tamao del vehculo que l y Sam haban tomado para el ltimo tramo de su viaje hasta all. Uno de los lados se abri..., descendi como un puente levadizo sobre una recia cadena pulida, con su acolchado prpura retenido por botones prpuras de quince centmetros. Hey! exclam la Pa, eso debe ser para nosotros! Me pregunto cmo nos ha encontrado. Creo que es para nosotros. Pero, con una presin slo un poco ms firme de la que ella haba empleado al echar a andar, la retuvo para que no saltara hacia delante . Alguien me dijo en una ocasin que funcionaban a travs del sentido del olfato, pero nunca he llegado a entenderlo realmente. Cmo fue tu espectculo esta noche? Mantuvo su paso comedidamente lento. Fue apreciativa la afortunada audiencia de esta vez? Tengo entendido que trabajaste muy duro en sta, tanto por lo que t dijiste como por lo que Windy... En cuyo momento la Pa susurr: Oh...! porque cuatro lacayos haban salido del aparato y se haban situado en las cuatro esquinas de la bajada plataforma..., cuatro desnudos, dorados, atractivos cuerpos de... mujer? Bron sinti un momento de desorientacin: en Marte, los lacayos hubieran sido masculinos, normalmente prostitutos (o ex prostitutos), puestos all para delectacin de las damas que pagaban la factura. Pero la prostitucin masculina era ilegal en la Tierra. Probablemente las mujeres eran prostitutas, o lo haban sido en uno u otro momento; y estaban all para la delectacin de l... Bueno, s, pens, oficialmente, l era quien pagaba..., lo cual, en s mismo, no le trastornaba. Pero la inversin de papeles era extraa. Despus de todo, era la delectacin de la Pa lo que buscaba l esta noche. Y, Charo aparte, ella haba dejado bien claro que sus inclinaciones lesbianas eran ms bien intelectuales. Dijo: Me gustara saber qu es lo que piensas del pblico de la Tierra ahora que has realizado otra actuacin. Bueno, yo... Alcanzaron la plataforma. Hum..., buenas noches! dijo a la mujer a su lado, que sonri e hizo una inclinacin de cabeza. Bron sonri tambin, pensando: Est hablando con ellas! Lo cual, de nuevo (se dio cuenta, al tiempo que toda una parte de su juventud parpadeaba y se desvaneca) sera correcto si ella pagara y hubiera conocido al joven... a la joven en una ocasin anterior... Cruzaron la mullida rampa, entraron en la cmara con sus almohadones rojos y cobrizos, sus ventanas viseras, sus cortinas de felpa, sus paredes tapizadas en escarlata. Mientras guiaba a la Pa a uno de los divanes, ella se volvi hacia l. No hay ningn lugar donde puedas averiguar cunto cuesta todo esto? Lo cual le hizo soltar una carcajada. Por supuesto dijo. Si realmente te gusta saberlo... Aquel momento de su juventud regres de nuevo..., la dienta que lo haba llevado por primera vez a un lugar as; su propia demanda de la misma inoportuna informacin. Djame ver..., sintate. Aqu... Se sent a su lado, a su izquierda, tom el brazo del divn y tir de l. Nada. (Acaso todo en este planeta est al revs?, se pregunt). Disculpa... Tendi el brazo por delante de ella, tir del brazo de su derecha. Se alz, revelando en su parte

inferior, en un cuadro de cristal, una carta impresa en un tipo de letra terriblemente pequeo, encabezada: Explication de Tarlf. Ah puedes encontrar explic el salario de cada persona con la que tendremos algo que ver esta noche, ya sea directamente o sus servicios, el coste de todos los objetos que veremos o usaremos, o que sean usados para nosotros, el coste de los gastos de mantenimiento, y cmo son calculados y cargados los precios... No me sorprendera, teniendo en cuenta que esto es la Tierra, que incluso estuvieran reflejados los impuestos. Ohhh... jade ella, volvindose en el confortable asiento para leer. La rampa se estaba alzando y cerrando. Los lacayos, dentro ahora, ocuparon sus lugares. Bron contempl los hombros de la Pa, inclinados en concentracin. Reprimi la siguiente risita. No haba nada que hacer: durante toda la velada ella debera ser simplemente la prostituta, y l debera representar el papel de cliente. Ella era la joven e inexperta puta, cometiendo todas las vulgaridades y torpezas naturales a la situacin. l debera mostrarse encantador, ser indulgente, seguro en su propio conocimiento de lo que era adecuado. De otro modo, pens, nunca podr acabar esta noche sin rerme directamente de ella. Se dio cuenta de que la Pa estaba leyendo todo el impreso..., lo cual, francamente, era ms propio de un diligente turista. El autntico placer, por supuesto, se hallaba en las cantidades, y sas podan apreciarse a primera vista: estaban impresas en negrita. Los lacayos, en las cuatro esquinas de la estancia, se haban sentado ante pequeas mesas desplegadas de la pared. Mesas? Sentarse? Aquello era extrao. Para qu serva un lacayo si no permaneca de pie, fuera l o ella? La estancia se bambole. Las cortinas ondularon. Toc el brazo de la Pa. Creo que estamos de camino... Ella alz la vista, mir a su alrededor y se ech a rer. Se sacudieron, se bambolearon. En una de las ventanas, una oscuridad, nubes o montaas, se mova. Esta cosa debe datar de cuando se control por primera vez la gravedad! exclam ella. Dudo de haber estado nunca antes en un medio de transporte tan viejo como ste! Apoy una mano sobre la de l, apret. Unos momentos ms tarde estabilizaron su rumbo; el bamboleo ces. Como si aquello fuera una seal, uno de los lacayos se levant, camin hacia ellos, pisando cuidadosamente por entre los almohadones, se detuvo ante ellos, inclin la cabeza y pregunt: Desean beber algo antes de cenar...? Y, por un horrible momento, Bron se dio cuenta de que no poda recordar el nombre de aquella carsima bebida! Lo que acuda a su mente era el nombre de aquella otra, ciertamente de sabor ms agradable pero ms barata..., y con la cual el cliente quedaba inmediatamente clasificado como Definitivamente de Segunda Clase (con mucho el tipo ms habitual), si la peda o incluso la sugera. La Pa estaba leyendo la Tarif de nuevo. Ocultando su incomodidad -estaba seguro de haberla ocultado-, toc una vez ms el brazo de ella. Querida, quiere saber si deseas alguna cosa. Los ojos de la Pa se alzaron. Sonriendo, ofreci un pequeo y azarado encogimiento de hombros. Oh, no... Bueno..., realmente... Bron haba esperado que el nombre que no recordaba hubiera pasado ante los ojos de ella, que su enorme precio hubiera llamado su atencin. Ella parpade hacia l, an sonriendo, an confusa.

No lo haba visto. (Hara una torpe puta, pens, un poco menos cariosamente.) Bron dijo: Tienen algo de... Nctar de Flores Doradas? Se le humedeci la nuca; pero era el nico nombre que poda recordar. (Su frente se humedeci tambin). No... No... Creo que hay algo ms caro. Quiero decir, tiene que haber algo ms caro que... Bueno, no sabe...? Tenemos Nctar de Flores Doradas dijo la joven, asintiendo con la cabeza. Les traigo dos? Una gota de sudor resbal brazo abajo, dentro de la manga prestada de Sam. Tras unos segundos de silencio, la Pa dijo, mirando del lacayo a Bron: S! Eso suena maravilloso. El lacayo sonri, empez a volverse; luego, con una expresin inquisitiva, pregunt: Es usted de Marte, verdad? Bron pens: Cree que soy un pobre tipo vulgar de Bellona y que la Pa es realmente una puta tonta! Una gota de sudor cay de su patilla y resbal mejilla abajo. La Pa se ech a rer de nuevo. No. Me temo que somos luneros. Formamos parte del programa de intercambio cultural. Oh. La mujer asinti, sonri. Guardamos el Nctar de Flores Doradas principalmente para los clientes marcianos..., realmente es muy bueno eso directamente a Bron, con un guio. Los terrestres casi ni siquiera conocen su existencia! Hizo una nueva inclinacin de cabeza, se volvi, y regres entre las cortinas hasta su mesa. La Pa sujet ahora a Bron del brazo, se inclin hacia l. No es eso maravilloso? Pens que ramos de un mundo! Ri en voz baja. Por un momento su frente toc la mejilla de l. (l casi retrocedi). S que todo es una actuacin, pero resulta realmente excitante..., aunque slo sea como teatro. Bueno dijo l, intentando sonrer, me alegra que lo ests pasando bien. Ella apret su mueca. Y la forma en que pareces saber exactamente lo que est ocurriendo, realmente eres la persona perfecta con la que ir! Bueno..., gracias dijo l. Gracias porque no poda pensar en otra cosa que decir. Dime y se inclin una vez ms. No es lacayo una palabra exclusivamente masculina..., quiero decir en la Tierra? Aunque l ya no estaba transpirando, se sinti miserable. Su intento de cambiar de conversacin simplemente le irrit. Se encogi de hombros. Oh, bueno..., acaso polizonta no es femenina? S dijo ella, pero esto es la Tierra, donde tradicionalmente esas cosas, segn tengo entendido, an cuentan. l se encogi nuevamente de hombros, deseoso de que ella simplemente le dejase tranquilo. El lacayo regres, con las bebidas sobre una bandeja de espejo. Bron tendi a la Pa la de ella, cogi la suya. Por qu no le pago esto ahora? sugiri. Sera ms conveniente si pagara usted al final dijo el lacayo, sonriendo an, pero un poco menos. Aunque, si lo prefiere... La Pa dio un sorbo a su bebida. Por lo que he odo en casa, se supone que la conveniencia es algo muy importante en la Tierra. Por qu no lo hacemos de ese modo? Entonces mir a Bron, y ste asinti. El lacayo asinti tambin.

Gracias... y se retir a su mesa. Bron dio un sorbo a su bebida, cuyo sabor era todo nostalgia, todo recuerdos, al tiempo que anunciaba estrepitosamente que no era haca quince aos (cuando lo haba probado por ltima vez), que aquello no era Marte: que aqu haba lacayas en vez de lacayos; que la conveniencia era la tradicin (Entonces, por qu, se pregunt, momentneamente furioso, someterse a una institucin cuyo nico propsito era una inconveniente extravagancia?), y que l no era ms que un turista no iniciado. No! Puede que aquello no fuera ms que una comedia! Pero se era un papel que no poda aceptar. Tanto el temperamento como la experiencia, por inadecuados y pasados de moda que fueran, lo negaban. Se volvi hacia la radiante Pa. Todava no me has dicho cmo fue la actuacin de esta noche. Oh... dijo ella, reclinndose hacia atrs y cruzando sus pies desnudos sobre los almohadones ante ella, la actuacin... Tres veces (Bron temi cada una de ellas), los otros tres lacayos les ofrecieron (a la Pa le gustaba el Nctar de Flores Doradas..., bueno, a l le gustaba tambin. Pero no era se el asunto) otra bebida, la segunda con las tradicionales nueces, la tercera con pequeos frutos: olivas, que record como la marca distintiva de los mejores lugares. Les ofrecieron tres tipos tambin: negras, verdes y amarillas. Se sinti impresionado, y eso lo deprimi an ms. El trabajo del cliente era impresionar, no ser impresionado. El trabajo del cliente era supervisar los efectos, controlar, dirigir la excelencia de la actuacin. Su lugar (el de ella, el de l) no era, en este punto, dejarse arrastrar. Con la siguiente bebida les fue ofrecida una bandeja de pescaditos y exquisiteces de carne, servidos sobre sabrosas bases de pasta. Con la ltima les fueron ofrecidos dulces, que Bron rechaz. Despus le explic a la Pa probablemente nos ofrecern algunas exquisiteces increbles, de modo que podemos pasar de stas con toda tranquilidad. Ella asinti apreciativamente. Luego vieron luz a travs de la ventana. Excitada, la Pa se inclin contra l para mirar. La estancia empez a sufrir sacudidas y bamboleos. Bruscamente, todo ces: haban aterrizado. La pared-rampa acolchada en felpa con botones prpuras descendi sujeta por sus cadenas. Fuera, las luces llameaban en la distancia y la oscuridad. Los lacayos se levantaron para ocupar sus posiciones en las cuatro esquinas de la rampa. Mientras caminaban entre los dos primeros (las dos primeras), Bron dijo (haba estado pensando varias veces en cmo expresarlo exactamente): Creo que fue presuntuoso suponer que ramos de Marte..., o de los Satlites. O de cualquier lugar. Cmo podan saber, simplemente por lo que pedimos, de dnde procedamos? No lo dijo en voz alta. Pero tampoco en voz baja. Al final de su afirmacin, su mirada, que haba barrido con una lentitud calculada la noche, alcanz la Pa..., que tena el ceo fruncido. Con los brazos cruzados, retuvo su paso al borde de la acolchada superficie (junto al ltimo lacayo). Sospecho dijo, con una ceja ligeramente alzada que fue porque las llamaste lacayos. En la Explication de Tarif son llamadas azafatas. Probablemente lacayos sea el trmino marciano. Bron frunci el ceo, preguntndose por qu ella haba elegido esa afirmacin para reducir su paso. Oh... dijo, bajando del extremo de la rampa, con sus ojos barriendo de nuevo las rocas, la barandilla, la cascada. Oh, bueno..., por supuesto. Bien, quiz ser mejor que... Pero la Pa, caminando tambin, iba ya un paso por delante.

Ms all de los cordones de terciopelo rojo que formaban una barandilla a ambos lados del curvado sendero, las rocas se desplegaban hasta perderse de vista. Los focos, iluminando este rbol o ese arbusto, convertan el cielo en algo tan negro y cercano como un techo n-r. No resulta extrao dijo la Pa, con su afirmacin extraamente tangente a los pensamientos de Bron que no puedas decir si es abierto o cerrado...? Todo este espacio, quiero decir. Bron mir por encima de otra barandilla, donde chapoteaban los torrentes. Arriba estaba la luna. Creo dijo (ella se volvi para mirar tambin) que es abierto. Oh, nunca haba visto eso! Su brazo roz el de Bron cuando lo rode en direccin a la cuerda. Es realmente...? Mira dijo l, sin referirse al paisaje. Ella volvi la vista hacia l. Creo que, conveniencia o no, debo pagarles ahora..., aunque slo sea para el teatro. Y, antes de que ella pudiera hacer ningn comentario o protestar, regres a la plataforma prpura. Bron se detuvo delante de la ms cercana azafata (lacayo) de dorada piel, con una mano en su bolsa. Usted nos ha servido la ltima bebida, verdad? Y fue realmente maravillosa, teniendo en cuenta mi sed y el agotador da que he tenido. Cunto dice en el men..., diez, once? Doce...? (Deca ocho cincuenta.) Meti los dedos en el cuello de piel del bolso. Bien, slo su sonrisa hizo que valiera el doble de su valor y extrajo dos billetes, el de encima el de veinte que haba esperado. Lo quieres...? Los dorados labios del lacayo se abrieron. De veras lo quieres...? Separando el billete de veinte del otro (que era de treinta), Bron subi a la plataforma, lo alz por encima de su cabeza. Entonces aqu lo tienes..., salta a cogerlo! Salta! El lacayo vacil un momento, se mordi su dorado labio inferior, los ojos an alzados; luego salt, sujetndose al hombro de Bron. ste solt el billete. Mientras caa revoloteando, se liber de la mano en su hombro y avanz hacia el siguiente lacayo, con el siguiente billete entre sus dedos. Pero usted, querida... Se sinti ridculo dedicndose a aquella comedia, por muy formalizada que fuera, con mujeres, usted proporcion la primera, la que alivi la apergaminada sed con la que llegamos. Slo eso triplica el precio! Toma, mi energtica amiga... Baj el billete hasta ms abajo de su rodilla. Lo quieres? Aqu est. Repta a por l! Repta...Dej que el billete revoloteara hasta el suelo y se volvi de nuevo, mientras la mujer se zambulla tras l. Y ustedes dos... Extrajo otros dos billetes, uno en cada mano, no piensen que he olvidado los servicios que nos han prestado. Sin embargo, pese a que quiero recordar, no puedo distinguirlas. Aqu hay uno de veinte y uno de treinta. Podis pelearos acerca de cul de vosotras se merece cul de ellos. Lanz los dos billetes al aire, y pas por encima de una de las mujeres que estaba ya de rodillas, persiguiendo uno de ellos. Tras l oy a la segunda que intentaba quitrselo. Bron baj de la plataforma (gritos; forcejeos; ms gritos a sus espaldas) y camin hacia la Pa. sta permaneca con las palmas apretadas contra su barbilla, los ojos muy abiertos, la boca tambin..., de pronto estall en una carcajada. Bron mir hacia atrs donde, en el acolchado prpura, los cuatro lacayos forcejeaban, riendo y puendose unas a otras. Eso... empez a decir la Pa, pero se interrumpi de nuevo. Esto es maravilloso!

Bron tom su brazo y la hizo echar a andar camino adelante. An riendo, ella dobl el cuello hacia atrs para mirar. Si no fuera tan perfecto en s mismo, lo usara en una produccin! Sus ojos volvieron a los de l. Nunca pens que el dinero todava pudiera hacer eso... Bueno, considerando la mitologa que hay tras l, y su rareza... La Pa ri de nuevo. Supongo que s, pero... Yo tambin pas un corto tiempo como lacayo, en una ocasin dijo Bron, lo cual no era exactamente cierto: en una ocasin haba compartido una habitacin en Bellona con otros dos prostitutos que lo haban sido; y le haban ofrecido un trabajo..., pero antes haba surgido algo distinto. Te marca. Eso es realmente increble! La Pa agit la cabeza. Me sorprende que no se hagan pedazos unas a otras! Oh, aprendes dijo Bron. Y, por supuesto, como todo lo dems, bsicamente esto no es ms que una especie de..., bueno, Annie-macin. Hizo un gesto hacia las rocas, el cielo, las cascadas que caan bajo la seccin transparente del camino por el que cruzaban (musgo, espuma y claros torbellinos verdes pasaban por debajo de sus botas negras y los pies descalzos de ella) hacia las columnas de cristal verde que formaban la entrada del Buche. La Pa frot un dedo contra su guantelete. Esto, si lo miras de cerca..., son escalas logartmicas. La banda central gira, de modo que puedes usarlo como una especie de regla de clculo. Se ech a rer. Por lo que siempre he odo, se necesitaba un ordenador para calcular casi todo lo que se haca con dinero. Pero supongo que alguien acostumbrado a ello puede salirse con bien sin ninguna dificultad. Ahora fue Bron quien ri. Bueno, ayuda el saber lo que ests haciendo. Es peligroso. Es adictivo, sin discusin. Pero creo que el que los Satlites lo hagan ilegal es ir demasiado lejos. Y, simplemente, no puedes construir nada a esta escala en el n-r. Las columnas, poda ver setenta u ochenta de ellas, se alzaban quizs hasta unos treinta metros. Adems, dudo que llegara a tener xito. Simplemente... tenemos el temperamento equivocado ah fuera... Quiero decir, me gusta vivir en una sociedad voluntarista. Con el dinero, sin embargo, supongo que poner las manos sobre l una o dos veces al ao es suficiente. Oh, por supuesto... La Pa cruz los brazos, mir de nuevo hacia atrs entre ellos dos. Bron rode su hombro. Tambin mir hacia atrs. La rampa se haba cerrado; los lacayos haban desaparecido. Haba otros senderos, otros vehculos, otra gente caminando por entre las rocas. Otro lacayo, pechos y caderas y pelo bronce mate, estaba de pie junto a lo que pareca una cabina realzaego de color verde, cuya cortina eran lentejuelas multicolores. Bron apret un billete pequeo en la palma bronce mate. Por favor...? Ella se volvi, corri la cortina. El interior era de esmalte blanco. El hombre que avanz hacia ellos llevaba el tradicional traje negro con solapas de seda negra, una faja ancha negra y un pequeo lazo negro en el cuello de su camisa blanca blanca. Buenas noches, seor Helstrom. Avanz unos pasos, sonri, hizo una inclinacin de cabeza. Buenas noches, seora. Sonri, inclin la cabeza a la Pa, la cual, cogida ligeramente por sorpresa, dijo: Oh..., hola. Qu agradable verles esta noche. Nos sentimos encantados de que hayan decidido venir. Djenme conducirles; por aqu... Estaban caminando ya juntos entre

las primeras columnas de marmreo verde. Veremos lo que podemos hacer acerca de hallarles una mesa. De qu humor estn ustedes esta noche? Agua? Fuego? Tierra? Aire? Quizs alguna combinacin? Qu es lo que prefieren? Bron se volvi, le sonri a la Pa. T eliges... Oh, bueno, yo... Quiero decir, no s lo que... Bueno, no podramos tener todas cuatro? O eso sera...? Mir interrogativamente a Bron. Se puede... El mayordomo sonri. Pero creo dijo Bron que tal vez sea un poco aturdidor. (Ella era encantadora... Todos cuatro? Estupendo, de veras!). Nos quedaremos con la tierra, el aire y el agua; y dejaremos el fuego para otra ocasin. Mir a la Pa. Te parece bien? Oh, por supuesto dijo ella rpidamente. Muy bien entonces. Sganme por aqu. Y estuvieron ms all de las columnas. El mayordomo, decidi Bron, aunque agradable, se limitaba a las puras necesidades. Aquellos pequeos extras de personalidad y entusiasmo que individualizaban el trabajo, la velada, la experiencia (... cosas por las que nunca puedes pagar, pero que sin embargo pagas, como le haba dicho en una ocasin otra dienta inspirada), faltaban. Por supuesto, era algo que podas conseguir por ti mismo revisitando frecuentemente un lugar as..., no siendo un turista. Pero Bron estaba seguro de que pareca acostumbrado a esos lugares; y la evidente cualidad nefita de la Pa ante todo aquello hubiera debido de provocar alguna reaccin ms humana. Ciertamente, parecan dispuestos a volver. Es ah arriba. El mayordomo les condujo por la hierba... S, estaban dentro. Pero el techo, algo brillante y negro y multicapa y entrecruzado, estaba muy lejos. Disculpe..., por aqu, seor. Eh? Bron baj la vista. Oh, por supuesto. La cosa era muy simple, se dio cuenta Bron: no le gustaba el hombre. Esta hierba...! exclam la Pa. Es tan maravilloso andar sobre ella! Corri unos pocos pasos ladera arriba, se volvi y, con un exttico encogimiento de hombros, regres a ellos, radiante. Bron sonri, y observ que la sonrisa profesional del mayordomo se haba suavizado un poco. Lo cual apag un poco la suya. Le pasamos el rodillo una vez al da y la recortamos dos veces por semana dijo el mayordomo. Es agradable cuando alguien se da cuenta de ello y se molesta en comentarlo. La Pa tendi su mano a Bron, que sigui subiendo y la cogi. Es un lugar encantador! dijo ella; y al mayordomo: En qu direccin dijo...? El mayordomo, an sonriendo, y con una ligera inclinacin de cabeza: Por ah..., empez a subir la ladera, en una direccin que Bron observ que no era la inicial. La cascada que terminaba all fuera naca al parecer aqu dentro, varios niveles ms arriba. Durante casi diez minutos pudieron orla. Ascendieron entre altas rocas... Oh... susurr la Pa. ...y lo vieron. Les gusta aqu? El mayordomo extrajo una de las sillas de felpa, rode la mesa sobre la hierba, extrajo la otra. Estaban prcticamente en la cima del inmenso recinto. El agua espumaba a su lado y se alejaba por entre las rocas, tanto delante como detrs de ellos. Tenan una esplndida vista de la mayor parte del restaurante. Es un lugar que quita el aliento...! exclam la Pa.

A algunas personas no les gusta caminar hasta tan lejos explic el mayordomo. Pero ustedes parecan disfrutarlo. Personalmente, considero que vale la pena. La mano de Bron estaba en su bolsa, preparada para ofrecer el billete ritual y la peticin ritual de una mesa mejor. Pero sta se hallaba estupendamente situada. En realidad, pens, nunca debas aceptar el primer lugar que te mostraban..., los clientes nunca lo hacan en Marte; adems, deseaba hacer trabajar al hombre. Seor...? El mayordomo alz una expectante ceja. Bueno... murmur Bron. No s... Oh, sentmonos aqu! Fue un paseo tan encantador, despus de un viaje tan encantador. No puedo imaginar un mejor destino. Bron sonri, se encogi de hombros, y por segunda vez not que la embarazosa transpiracin despuntaba en su nuca. La Pa estaba pasndose. Hubieran debido ofrecerles primero algn otro lugar, y luego ste. sa era la manera correcta de hacerlo. Quines pensaban esa gente que eran? Est bien dijo Bron secamente. Oh..., tome. Apret el billete contra la mano del mayordomo..., hubiera sido ridculo buscar otro ms pequeo. Gracias, seor. El asentimiento de cabeza y la sonrisa fueron breves. Les gustara beber algo mientras les traigo el men? S dijo Bron. Por favor. Estaban bebiendo...? Y Bron record al fin el nombre de aquella otra bebida: Chardoza. Nctar de Flores Doradas. Es delicioso! La Pa se dej caer en su silla, apoy los codos en los altos brazos y entrelaz las manos, de forma poco elegante, bajo su barbilla, estir los pies debajo de la mesa y cruz los tobillos. La risa del mayordomo fue, por unos momentos, casi sincera. Las hojas metlicas de la pieza central de la mesa se abrieron. Las bebidas rodaron sobre bandejas de cristal verde marmreo. Bron frunci el entrecejo..., pero, por supuesto, el mayordomo deba de haber sabido lo que haban estado bebiendo antes incluso de que Bron lo llamara de su gabinete. Bron se sent en su silla frente a la de la Pa y pens: Es absolutamente deliciosa y absolutamente enervante. De alguna forma, sin embargo, la comprensin haba cristalizado: Aunque siguiera jugando al cliente, no haba forma alguna en que pudiera hacerla encajar a ella en el papel de su yo adolescente. Sus torpezas, entusiasmos y excentricidades simplemente no tenan nada que ver con sus propias visitas, haca aos, al equivalente del Buche en Bellona..., por una parte, ella simplemente no le despreciaba de la forma en que l haba despreciado a aquellas que lo haban escoltado hasta all, de modo que ella no jugaba al juego de deslumbrar e impresionar al que se haba dedicado l con ansias de anotarse puntos. Qu estoy haciendo aqu?, se pregunt de pronto. Dos veces ya se haba visto reducido al sudor de la mortificacin..., y probablemente se vera reducido de nuevo antes de que terminase la velada. Pero al menos (sigui pensando) yo s de qu me siento mortificado. Tanto las incomodidades como los placeres le aseguraban que aqul era su territorio. El sudor se sec. Tom el fro vaso, bebi. Y se dio cuenta de que, durante el desarrollo de sus pensamientos, la Pa haba permanecido en silencio. Ocurre algo? Ella alz las cejas, luego alz la barbilla de sobre sus entrelazados dedos. No... Sonriente, l dijo: Ests segura? Absolutamente? No hay nada en mi actitud, en mi

comportamiento, en mis ropas, que desapruebes? No seas tonto. T sabes comportarte en lugares como ste..., lo cual lo hace dos veces ms divertido. Evidentemente te has tomado mucho tiempo con tus ropas..., lo cual aprecio mucho: Es por eso por lo que no vine con Windy y Charo. Ellos insistieron en ir con sus ropas cotidianas, inmediatamente despus del trabajo. Bueno, el inters de un lugar como ste es que puedes acudir a l vestido tan formal o tan informalmente como desees. Pero, si quieres jugar al anacronismo, debes hacerlo hasta el final. Realmente sonri, si yo perteneciera al tipo que se irrita por las ropas que lleva alguien, Windy me hubiera curado hace mucho tiempo. Ahora frunci el ceo. Supongo que la razn de que no fuera con ellos es que saba, en lo ms profundo, que parte de sus razones de venir era ser escandalosos, o al menos atreverse a dejar que los dems se escandalizaran. Lo cual puede ser divertido, si ests de humor. Pero yo tengo otras cosas que hacer en estos momentos... Ya sabes que vosotros dos, en vuestra juventud, compartisteis una misma profesin. S, lo s admiti Bron, pero por el momento no pudo recordar cmo lo saba. Haba aludido ella al tema alguna vez? O haba sido Windy? l tiene algunos recuerdos muy desagradables asociados con lugares como ste. Entonces, por qu vino? Ella se encogi de hombros. Supongo..., bueno, deseaba exhibirse. Y ser escandaloso? Con su labio inferior metido en su boca, la Pa sonri. Charo dijo que se lo pas muy bien. Ambos dijeron que realmente debera intentarlo y venir, si me era posible. Entonces espero que te lo pases tan bien como ella, o ms incluso. Ella asinti con la cabeza. Gracias. El mayordomo, junto al hombro de Bron, anunci: Su men. Madam...? Oh! La Pa se envar en su asiento, tom la gruesa carta de numerosas pginas encuadernada en terciopelo. ...seor? Bron tom la suya, intentando recordar si, en Marte, ofrecan primero el men al hombre y luego a la mujer, o era primero al ms joven y luego al mayor, o era primero al cliente y luego al... Quiz deseen un poco ms de aire? El mayordomo alz una mano, hizo chasquear los dedos. Los espejos entrelazados (tras su ascensin de diez minutos por la ladera, slo a cuatro metros sobre sus cabezas ahora) empezaron a alzarse, giraron, volvieron a descender de las estrellas. Una ligera brisa les roz. El borde del mantel se agit junto a la cadera de Bron. Les dejo un minuto para que tengan tiempo de hacer su eleccin. Cuando hayan decidido una sonrisa, una ligera inclinacin de cabeza, volver. Y desapareci detrs de una roca. La Pa agit la cabeza, maravillada. Qu lugar tan sorprendente! Gir su silla (el asiento era giratorio) para mirar por la cercana pendiente. Quiero decir, no creo haber estado nunca en un espacio cerrado tan grande antes! Al menos haba seiscientos metros hasta la parte superior de la otra ladera que tenan enfrente. Parte del espacio intermedio estaba lleno con grandes rocas, diminutas montaas, montculos de hierba, rampas artificiales,

plataformas y superficies en terrazas donde, aqu y all, se vean otras mesas, empequeecidas con la distancia, con o sin comensales inclinados sobre sus platos. Podan ver una docena de hornos donde, utilizando el equipo dispuesto a su alrededor, se cocinaban los platos ms rsticos. Otros clientes, solos o en grupos, acompaados por sus propios mayordomos vestidos de negro, recoman los senderos y las rampas. La otra ladera, acuchillada en tres lugares por cursos de agua, pareca un campo de batalla nocturno, iluminada por dispersos fuegos de campaa sobre las oscuras, negras e irregulares pendientes. El multiespejado techo, tan pronto como sus ojos iban ms all de los diez metros de distancia, se converta en un interminable parpadeo, con un milln de veces las estrellas que podan verse en cualquier cielo normal. La voz de la Pa lo devolvi a la realidad: All de donde venimos, supongo que nunca hemos tenido tanto espacio para desperdiciar. Bueno... abri su men, qu demonios y alz la vista hacia l, por debajo de unas fruncidas cejas, con una semisonrisa cuyo significado poltico no capt hasta unos segundos ms tarde pedimos para cenar? Y, mientras l intentaba recordar el nombre de aquel plato que haba tomado en su primera visita a ese tipo de establecimiento en Bellona, la Pa empez a leer varias recomendaciones, con sus descripciones adicionales, las descripciones de las guarniciones tradicionales, los pequeos ensayos sobre la organizacin de las comidas tradicionales de diversas cocinas. Mientras, Bron volva las pginas: ...salchicha austriaca llam su atencin; contempl el nombre, intentando recordar por qu le intrigaba. Pero luego ella dijo algo tan divertido que dej escapar una carcajada. (Dej caer la pgina.) Luego los dos se echaron a rer. Ley tres recomendaciones..., todas ellas histricamente divertidas. De alguna manera, con tanta hilaridad (y otra ronda de Nctar de Flores Doradas), elaboraron un men que empezaba con un ligero suomono, seguido por ostras Rockefeller, codorniz a la parrilla, boeuf au saucisse en chemise..., y en algn momento durante todo esto, un humeante carrito de verduras frescas lleg a un lado de su mesa y un carrito fro de crudits al otro; los vinos empezaron con un Champagnoise para las ostras, luego un Pommard con la codorniz, y un Macn con el asado. Bron hizo una pausa con su tenedor ensartado en un trozo de la corteza entretejida que haba chemise el boeuf. Te quiero dijo. Abandona el teatro. Une tu vida a la ma. Convirtete en una conmigo. S ma. Djame poseerte totalmente. Eres un loco maravilloso... Cuidadosamente, con sus palillos chinos, ella alz un tronco de brcoli de la parte superior del burbujeante caldo: las brasas a travs del enrejado del humeante carrito brillaron en su guantelete. Ni lo suees. Por qu no? Te quiero. Deposit su tenedor sobre la mesa. No es eso suficiente? Ella dio un elegante mordisco a su brcoli. Ser pregunt, inclinndose hacia delante que no soy exactamente tu tipo? Quiero decir fsicamente? Tan slo te excitan las pequeas criaturas enanas que pueden dar volteretas, no es as? T eres completamente mi tipo dijo l. Por eso estoy aqu. A nivel animal, y creo que debes apreciar esto, eres realmente de lo ms espectacular. Pienso que las grandes rubias escandinavas son absolutamente las cosas ms espectaculares del mundo. Pero sigo sin ser una mona que puede balancearse por los rboles con su cola, o que acude a lugares como ste con sus ropas de excavadora. l se dio cuenta de que se senta ofendido por su observacin tan slo a medio

camino de su respuesta: O, en cuanto a eso, una joven dama de cabello largo que se sienta en cualquier lado y desgrana canciones folklricas. Esper que la sonrisa con la que acompa sus palabras mitigara algo lo que, a sus propios odos, sonaba un poco duro. Bueno, qu puedo hacer respecto a esos pequeos defectos? La sonrisa de ella era ligeramente reprobadora. T tienes tu propio encanto. Y tus numerosos puntos difciles..., pero tambin encantadores. Lo bastante encantadores como para venir conmigo para siempre? Ahora es mi turno de decir: Bueno.... Sujet el resto de su brcoli entre los dientes, retir los palillos de marfil. No. l dijo: Entonces, nunca has estado enamorada. Es eso. Tu corazn es todo piedra. Nunca has sentido el calor de la autntica pasin fundirte a la vida. De otro modo, sabras que digo la verdad y te rendiras. Que me maldiga si lo hago, y que me maldiga si no lo hago, eh? Dej los palillos a un lado, cogi su tenedor y cort un trozo de su buey. Si quieres saberlo, he estado enamorada. Quieres decir de Windy y Charo? No. Con ellos simplemente soy feliz..., un estado, por cierto, que valoro enormemente, por simple que sea. Te refieres entonces a la dama por la que te sometiste a la refijacin? No. Ni siquiera ella. Eso fue slo un asunto de la vieja y vulgar qumica con la que nac. Dio otro mordisco y, con el nudillo, limpi los restos que haban quedado adheridos a su labio inferior. De hecho, creo que voy a hablarte de ello. En realidad, he estado enamorada. Y, lo que es ms, fue un amor autntica y dramticamente no correspondido. S, voy a contrtelo. As que simplemente escucha..., no lo he ensayado nunca, de modo que puede que resulte algo confuso..., quin sabe, incluso desagradable. Y no tengo ni la menor idea de si eso significar algo para ti. Pero estoy segura de que los sentimientos exactos, si no las palabras, estarn ah. Como El libro de los muertos, o algo as: basta con que lo leas una vez, y luego, cuando lo necesitas, cuando puedes utilizarlo, tienes que confiar en que la informacin necesaria volver a ti, si tan slo dejas que todo fluya a tus odos, aunque slo sea una vez. Hubo un tiempo en que di clases..., o, mejor dicho, visto el xito de la compaa, durante los ltimos daos estuvimos dando una especie de seminario de solsticio en la Universidad de Lux. Sobre teatro. Y yo... La historia era confusa. Y embrollada. Tena algo que ver con ella entrando en la clase de su seminario la primera noche, haca tres o cinco aos, y viendo a un estudiante que llevaba tan slo una chaqueta de piel y un cuchillo..., sujeto a su tobillo; luego haba algo acerca de una gran cantidad de drogas. l las venda o las compraba... Oh, s, ella se haba sentido prcticamente prendada por l desde el momento mismo en que entr en la sala. Bien, entonces, cmo diste las clases? Oh, explic ella (en medio de explicar algo distinto), siempre haba sido muy buena en eso. (En que? Pero ella ya prosegua.) l y otro de los estudiantes, algo mayor, le haban pedido, al finalizar la clase, que contribuyera en una colecta a favor de los fabricantes de cerveza. (Estaban elaborando cerveza en la parte de atrs de la habitacin de alguien.) Luego, de algn modo, ella se qued en la habitacin de l. Luego ms drogas. Y l la llev, primero con un grupo de amigos que fabricaban velas, a or a un cantante en un club ntimo, luego a visitar una comuna fuera en el hielo..., en su deslizador, por el que al parecer se haba sentido an ms impresionada que por l,

y luego a ver a algunos amigos de ella ms lejos -las clases, por aquel entonces, ya haban terminado-, y al parecer l era el sobrino de algn famoso naturalista y explorador cuyo nombre Bron haba odo realmente en conexin con los campos del hielo de Callisto, donde exista un bosque de hielo y una playa de hielo que haban recibido su nombre; pero esta historia haba tenido lugar en Japeto, no en Callisto; y: ... cuando se hizo evidente que la cosa no iba a funcionar, y yo haba pasado dos semanas, como mnimo!, sin dejar de volar ni un solo minuto, caba pensar que sa era su religin..., realmente era como ir de un lado para otro con tus sesos hechos una pasta blanda y tus meninges al aire libre y cada impulso de cada sensacin en el Sistema Solar detonando en todo tu cerebro..., ya sabes, el sexo haba sido absolutamente fabuloso en lo que a m se refera. Pero la cosa fsica no era lo suyo (era uno de tus tipos msticos)..., bueno, a m no me quedaba otra cosa ms que largarme. Porque le amaba absolutamente ms que cualquier otra cosa en el mundo. Dorm la ltima noche en la misma habitacin que l, sobre una sbana en el suelo. Creo que en una ocasin intent violarle. l dijo que te jodan en otro lado. Y eso es lo que hice, y ms tarde l dijo que yo poda tenerle si eso me haca sentirme mejor, y entonces me di cuenta de que yo no deseaba eso. De modo que dije gracias, no. Brunilda en su lecho de llamas no hubiera ardido ms que yo! (l dijo que yo era demasiado intensa...!) Permanec tendida all toda la noche, en el suelo al lado de l, completamente sola conmigo misma, aguardando un amanecer que estaba completamente segura de que nunca iba a venir. Y, aquella maana, l me tom; y luego me llev a la lanzadera. Y me dio un bloc de notas..., la tapa era de plstico azul, llena con los dibujos ms sorprendentes. Y yo me sent tan feliz que casi me mor all mismo. Y no dej de escribirle cartas hasta que l me respondi..., sabes?, uno de mis amigos haba dicho: Entindelo, has destrozado su vida. Nunca haba conocido a nadie como t antes, que pensara que l era tan importante!. Y eso fue hace aos. Recib una carta de l la semana pasada; dice que yo soy una de las personas a las que ama] Comprendes...? Si realmente amas a alguien, y resulta obvio que es imposible, haces eso. Incluso eso. Entiendes? l no tena la menor idea de lo que era eso. Mientras escuchaba, se dio cuenta que recordaba de nuevo lo que le haba ocurrido a l all en la celda terrestre. Cul haba sido realmente la razn de todo aquello? Tendra la Pa alguna sugerencia al respecto? Deseaba ardientemente interrumpir su monlogo para preguntrselo. Pero Sam haba dicho que el tema era verboten..., un asunto de vida o muerte, y que lo sena siempre. Sin embargo, era algo que le haca sentir tremendamente romntico..., si tan slo pudiera reprimir la frustracin. Y, de alguna forma, ella estaba de vuelta a lo que pareca ser el centro de la historia, explicando, entiendes?, que l era mayor que los otros estudiantes, que a ella no le gustaban los nios como regla general, aunque una tena que hacer una excepcin con Charo, que tena diecinueve aos, porque Charo era, en muchos aspectos, excepcional. Luego hubo algo acerca de un montn de fotos tomadas en un reborde del hielo, desnuda en el deslizador con el Libro de las horas de Catherine de Clves... Quin, se pregunt l, era Catherine de Clves, y qu tena que ver el reborde del hielo en toda aquella historia? Realmente, estaba intentando seguirla. Pero, durante los ltimos momentos, haba observado, justo a su izquierda, a otro grupo pasando un poco ms abajo, con su mayordomo conducindoles por los senderos y rampas hacia su mesa elegida. Mientras contemplaba caminar a los cuatro hombres y tres mujeres, Bron frunci de pronto el ceo y se ech ligeramente hacia delante. Sabes? dijo. Disclpame, pero..., te has dado cuenta de que, entre todos los clientes que hemos visto en este lugar, no hay ninguno que lleve zapatos? La Pa frunci tambin el ceo.

Oh... Bueno, s. sa es la nica concesin que hizo Windy a la moda, cuando vino aqu con Charo. De hecho, justo antes de que yo me fuera, me record que me quitara los mos, en caso de que furamos aqu; pero, en realidad de pronto se ech a rer y meti los pies debajo de su asiento (Dentro de sus botas, los dedos de los pies de Bron empezaron a hormiguear), son terriblemente informales aqu. Windy dijo que los pies desnudos son..., bueno, alentados para poder disfrutar de la hierba, pero que de hecho no les importa lo que lleves! Oh. Bron se ech hacia atrs; el mayordomo acudi para flambear los pltanos Foster: una camarera vestida de rojo trajo un llameante hornillo, otra un carrito donde estaba la fruta, el brandy, la crme brule fra. Los diversos platos haban sido servidos por aquellas mujeres de alto peinado y uniforme rojo. (Tenan mujeres para servir tambin! En un lugar como ste!) Durante sus primeros meses en Tritn, Bron se haba acostumbrado a ver frecuentemente a personas de un sexo inesperado en posiciones de autoridad. Pero la gente en posiciones de servicio era algo completamente distinto. La mantequilla chisporrote en la sartn de cobre. El mayordomo hizo correr su cuchillo en torno a un anillo de piel de naranja, otro de piel de limn: lo meti todo con el pralin, el azcar; luego pel hbilmente los blancos pltanos, cuya piel ya estaba negra por la coccin; y, despus de rociar el brandy e inclinar la sartn, un whoooosh! de llamas. Lo ven? dijo el mayordomo, riendo, manejando expertamente la sartn. Despus de todo, la seora termina con fuego, agua, tierra y aire! La Pa aplaudi, con los ojos brillantes. Es toda una produccin dijo. Con sus tacones apretados muy juntos debajo de su silla, Bron meti su cuchara entre las diminutas llamas que ahora se perseguan unas a otras en su plato de postre y empez a comer la elaboracin ms suculenta que jams hubiera probado, mientras el sudor resbalaba de nuevo por su cuello y espalda. Lo ms horrible de todo (la Pa estaba ahora charlando alegremente con el mayordomo vestido de negro y una de las camareras de rojo -por supuesto, camarera era la palabra, aunque pareciera tan fuera de lugar en un sitio como aqul-, que se mostraban evidentemente regocijados por lo que les estaba diciendo) era que ellos saban exactamente (por un segundo escrut los rostros del mayordomo y la camarera en busca de algn signo, expresin o gesto que confirmara su conocimiento; pero no era necesaria ninguna confirmacin: resultaba evidente por la situacin misma. Bron se hundi hasta el fondo de su silla), saban exactamente lo que ellos eran: Que la Pa era nueva en todo aquello, lo cual consideraban delicioso; y que l era alguien que, en otro mundo, haba sido llevado probablemente a algn establecimiento similar algunas docenas de veces bajo dudosas circunstancias, pero que no se haba acercado a un lugar as desde haca al menos quince aos. Sintindose miserable, hundi la cuchara en el dulzor que era una caricia para la lengua. Para terminar haba quesos. Y caf. Y brandy. De alguna parte extrajo una reaccin al relato de la Pa acerca de su aventura con el estudiante. Se dio cuenta de que lo que le haba estado contando era importante para ella. Probablemente muy importante. Pero no haba sido claro. Y, ms an, era triste. Se llega a un punto, decidi Bron, donde, por tu propia seguridad, tienes que tomar esa tristeza como una estupidez. Lo cual, se dio cuenta de pronto, poda aplicarse a la mayor parte del universo. Lo ves? pregunt ella. Lo ves? l dijo: Creo que s tan sinceramente como pudo conseguir. Ella suspir, incrdula.

l acompa su suspiro. Despus de todo, ella era la actriz. Ella dijo: Espero que s. La factura fue enorme. Pero, tal como haba dicho, Sam le haba proporcionado el dinero suficiente como para cubrirla varias veces. Veo que no tendrn que lavar los platos esta noche dijo alegremente la camarera que ayudaba ahora al mayordomo, mientras Bron contaba el dinero. La Pa no lo entendi. De modo que Bron tuvo que explicarle el arcano chiste de la mujer. Mientras descendan por la herbosa ladera (No podemos tomar el camino largo?, exclam la Pa; el mayordomo asinti con la cabeza: Por supuesto que s), las cascadas chapoteaban contra las rocas a su izquierda. A su derecha, en un fuego rodeado de piedras, otra camarera vestida de rojo haca girar un espetn donde una carcasa siseaba y crepitaba y reluca. La Pa mir, oli. Cuando pienso en todas esas cosas que no hemos probado... El mayordomo dijo: Tiene que traer de nuevo a la dama, seor. Pero no estaremos aqu el tiempo suficiente! exclam ella. Abandonamos la Tierra dentro de..., bueno, demasiado pronto! Oh, eso es triste. Bron dese que el mayordomo se limitara a conducirles fuera. Pens en darle una propina absurdamente pequea. Al final de las grandes columnas, sin embargo, le dio una absurdamente grande. (Gracias, seor!) La Pa consideraba la agotadora velada como algo maravilloso. Pero, no era eso lo que l haba pretendido? Bron se senta muy borracho y muy deprimido. Por un momento -tropez al extremo de la rampa prpura- pens (pero ste era su territorio) que iba a echarse a llorar. No lo hizo. El viaje de vuelta fue tranquilo. El nico lacayo que les acompa permaneci sentada en silencio ante su pequea mesa. La Pa dijo que era maravilloso sentirse tan relajada. Y sugiri que aterrizaran en las afueras del pueblo. En realidad dijo el lacayo, sonriendo ante la generosidad final de Bron, eso no es necesario. Ha sido usted ms que generoso! Oh, trnelo dijo Bron. S, hgalo! insisti la Pa. Por favor! Es todo tan divertido! Bajaron de nuevo la rampa. Amaneca? No; la luna estaba casi llena. El aparato se elev, arrastrando su sombra a travs del gran mordisco de la excavacin en el camino. Sabes? los brazos de la Pa estaban cruzados; pate el borde de su vestido mientras caminaban, hay algo que he estado intentando introducir en una de mis producciones desde que llegu aqu... Lo vi ocurrir el primer da que llegu. Fue al final de algn viaje organizado de tres das, y el lugar hormigueaba con turistas terrestres..., me alegra que te lo perdieras! Alguno de los chicos de la excavacin se haban reunido precisamente aqu, junto al camino, y empezaron a trabajar sobre una roca. Quiero decir, era simplemente un viejo trozo de roca, pero los turistas no lo saban..., seguan ah fuera, arracimados, observando. Los chicos trabajaban en torno a la roca con cepillos, laca, cintas medidoras, haciendo dibujos y tomando fotografas: hubieras pensado que se trataba de la piedra de Rosetta o algo as. Sea como sea, los chicos

siguieron con esto hasta que tuvieron un crculo de veinticinco o treinta personas a su alrededor, con la boca abierta y murmurando. Entonces, a una seal, todo el mundo retrocedi muy decorosamente, y una de las chicas ms vigorosas se adelant y, con un solo golpe de su pico, hizo pedazos la piedra! Y, sin una palabra, todos ellos se fueron a hacer cosas ms importantes, dejando atrs a un puado de turistas muy confusos. La Pa se ech a rer. Eso es autntico teatro! Te hace preguntar en qu ests perdiendo tu tiempo. Junto a la cuerda, le mir. Pero, cmo podemos representar algo as? Actores fingiendo que son estudiantes de arqueologa fingiendo que son actores...? No, es un crculo demasiado vicioso. Sonri, tendi una mano. Ven. Caminemos un poco entre las ruinas. Pas por encima de la cuerda. l la sigui. El polvo y la tierra cayeron de sus botas a un pequeo hueco lleno de agua y rodeado de ladrillos tres metros ms abajo. Una cicatriz en la tierra dijo ella, puesta al descubierto para mostrar otras cicatrices an ms antiguas. No he estado aqu desde la primera maana. Deseaba realmente echar una nueva mirada al lugar antes de irnos. Lo condujo haca abajo por una empinada y guijarrosa cuesta. Haba planchas de polietileno apoyadas contra el suelo. Alguien haba marcado unos peldaos improvisados con tablones. Me gustan las cosas antiguas dijo, las viejas ruinas, los viejos restaurantes, la gente vieja. No tenemos mucho de nada de eso ah fuera donde vivimos, no? Pero estamos aqu objet ella. En la Tierra. En Mongolia. l pas por encima de un montn de tablones. Creo que me gustara este mundo, si pudiramos librarnos de los terrestres. En una noche con luna como sta la Pa pas un dedo sobre la pared de tierra al lado de ellos, deberas de ser capaz de pensar en algo ms original que decir... y frunci el ceo. Retir su dedo. De la pared cay una pequea cascada de tierra. ...qu es eso? Tir de algo que haba en la pared, mir, tir de nuevo. l dijo: No habra que dejar esto a...? Pero ella estaba rascando tierra y guijarros con sus dedos, tirando con la otra mano. Me pregunto qu puede... Sali en medio de una lluvia de piedrecitas (Bron las vio caer entre los desnudos dedos de los pies de ella, vio esos dedos flexionarse sobre la tierra), dejando un nicho ms grande de lo esperado teniendo en cuenta lo que ella sostena: Un disco de metal de color gris verdoso, de unos ocho centmetros de dimetro. Bron, al lado de ella, lo toc con un dedo. Parece como una especie de... astrolabio. Un qu? S, esa parte de aqu, con todas esas ranuras; eso es el rhet. Y esa pequea protuberancia en el centro se llama el caballo. Dale la vuelta. Ella lo hizo. Y eso son..., supongo que escalas de fechas. Ella lo alz a la luz de la luna. Para qu sirve...? Tir de algo en la parte de atrs, que gir con un chirrido. Ser mejor no forzarlo. Es una combinacin de mapa estelar, calendario, instrumento de localizacin, regla de clculo, y sirve tambin para un montn de otras cosas.

Vaya, debe de tener millones de aos de antigedad! Bron frunci el ceo. No... Miles? Ms bien dos o trescientos. Brian dijo que este suelo era muy alcalino. La Pa hizo girar el instrumento, observando sus delicadas inscripciones orladas de verde. El metal se conserva durante..., bueno, un tiempo increblemente largo. En una ocasin o a Brian decir alz la vista hacia los montculos que les rodeaban que en algn momento en el pasado todo esto era montaas y caones y rocas... Tengo una idea...! Tendi a Bron el disco y empez deslizar su guantelete hacia su mano. Esto es tambin un instrumento con muchas utilidades, en la lnea del calendario/regla de clculo. Voy a hacer un intercambio. Dnde aprendiste todo lo que sabes sobre..., cmo lo llamaste? Astrolabios? Los tenais en Marte cuando eras pequeo? No, yo slo... No lo s. No deberas...? El guantelete, con sus anillos calibrados, encajaba justo en el nicho. Lo cubri con tres puados de tierra. Eso no parece muy... Espero que no! Le mir brevemente. No sera muy divertido si no lo encontraran. Se inclin, recogi una paleta metida en un cubo a sus pies, y meti unas cuantas piedras ms en el agujero. Ya est... Se volvi de nuevo hacia l. La paleta reson en el cubo. Ahora, ven conmigo... Lo condujo una vez ms entre las excavaciones. Hubo una conversacin, mucho ms complicada que el pequeo laberinto por el que caminaban, en la que l explic que se lo haba pasado maravillosamente pero que no (cuando l pas un brazo alrededor de su hombro), no se ira a la cama con l esta noche; al parecer estaba hablando en serio, lo cual le hizo sentirse furioso al principio, luego culpable, y luego simplemente confuso... Ella sigui evocando motivaciones que l fue incapaz de seguir. Intent abrazarla de nuevo, pero la segunda vez (cuando se senta ya realmente excitado), ella le dio un codazo en las costillas, duramente, y se fue. Durante tres minutos l pens que se haba ocultado. Pero se haba ido realmente. Regres al pueblo y subi los estrechos escalones de piedra, con cuchillas de luz lunar procedentes de entre las pequeas casas barrindole cada veinte pasos. El Taj Mahal, no dejaba de pensar. Y: salchichas...? El Taj Mahal... Llegara a verlo despus de todo? Tena que preguntarle a Sam lo lejos que estaba de all..., eso sena mucho ms interesante que Boston. Pero, aunque lo saba todo acerca de los pozos de arcilla al sur de l y la historia de la reina que muri al dar a luz enterrada en l, no estaba seguro de en qu continente se hallaba..., uno que empezaba con A. Asia? frica? Australia? La Pa haba dicho algo, antes de que empezaran a pelearse, acerca de darle a l el astrolabio... Creyendo que lo tena, mir sus manos, pero (durante todo el camino de vuelta haba supuesto que la hmeda cosa que apretaba en su puo izquierdo era un billete arrugado que haba tenido la intencin de alisar y volver a meter en su bolso) ambas estaban vacas. 6. CONOCIMIENTO OBJETIVO Cuando un hombre que conoce el juego observa una partida de ajedrez, la experiencia que recibe cuando se efecta un movimiento difiere normalmente de la de

alguien que lo observe sin comprender el juego. Pero esta experiencia no es el conocimiento de las reglas. Ludwig Wittgenstein/PHILOSOPHICAL GRAMMAR Te lo pasaste bien esta noche? Oh..., s. Seguro. Bien, ven conmigo dijo Sam. Solamente nos quedan cinco horas para volver. Acabo de hablar con Linda. Nos estarn esperando. Dnde? pregunt, sooliento. No importa. Simplemente vstete y ven. Recuerda, un mundo es un poco ms grande que una luna, as que se necesita un poco ms de tiempo para ir de uno a otro lado. Sin embargo, en el restaurante cerca de la plaza del pueblo, pasaron una buena media hora desayunando; el nico excavador que estaba comiendo tambin all inici una conversacin particularmente estpida: Las noticias siempre estn hablando de todos esos centenares de partidos polticos que tienen ustedes en cada satlite, ah de donde vienen. No son centenares dijo Sam, mientras beba su caldo. Slo unos treinta a treinta y siete, depende del satlite en que est uno. Y, cuando celebran elecciones, ninguno de ellos gana nunca? Bron observ a Sam, que decidi echarse a rer. No. Todos ganan. Cada cual est gobernado, durante el perodo de su mandato, por el gobernador del partido por el que haya votado. Todos ellos desempean su cargo simultneamente. Y uno obtiene los diversos beneficios de la plataforma que haya presentado su partido. Eso establece una competencia entre los partidos que, en nuestro sistema, es a la vez individualizadora y estabilizadora. Suena ms bien confuso. El excavador, que tendra unos cuarenta aos e iba muy sucio, sonri. La nica razn por la que Bron no dijo nada insultante fue porque no consigui pensar en nada. Sam dijo: Bueno, no es en absoluto tan confuso como algunas de las excusas del gobierno que tienen ustedes aqu. Pero sigui sonriendo. Diez minutos ms tarde echaban a andar por el camino. Bron frunci el ceo ante la excavacin arqueolgica. Como una docena de excavadores estaban apiados en torno a una seccin (el sol no era el disco amarillo sobre azul que siempre haba imaginado, sino una mancha blancodorada sin lmites definidos a la que no podas mirar directamente), pero no era el lugar, decidi finalmente Bron, donde la Pa haba ocultado su guantelete. De hecho, en aquella seccin estaba trabajando una pequea excavadora. El sol se reflejaba en la burbuja de la excavadora. Creo dijo Sam, que dentro de poco esto va a ser, como dicen en la Tierra, un horno..., un da tremendamente caluroso! De qu sirve tener el sol tan ardiente y tan cerca si no puedes disfrutarlo? Sam se limit a rer. Ascendieron la colina. En algn momento en la conversacin de la otra noche entre las ruinas, haban hablado acerca de cundo l volvera a verla. La Pa haba dado varias respuestas, todas ellas negativas, todas evasivas, y la mayora ms all de su comprensin. Caminaron un poco ms. Luego siguieron en un vehculo de superficie.

Despus tomaron un avin. Ms tarde tomaron otro avin. Este vuelo no termin al aterrizar. Su compartimiento fue transferido a unos rales que avanzaron por un tnel subterrneo. Luego recibieron instrucciones a travs de un altavoz para que entraran en otro compartimiento; y, tras recorrer una distancia indeterminada a cierta velocidad en ste, les fue indicado que salieran por la puerta B, lo cual les situ en un largo y bajo corredor verde, con una cinta rodante a un lado. Creo que se es nuestro grupo. Sam hizo un gesto con la cabeza hacia una docena de personas que avanzaban muy por delante de ellos. Ser mejor que nos apresuremos. Pese a caminar a buen paso por la acera rodante, les tom otros dos minutos alcanzarlos. Ah, hola, Sam! dijo Linda, con una sonrisa mucho ms sorprendida de la que Bron pens que requera la situacin. Empezbamos a preocuparnos... Pareca muy cansada. Al igual que los dems. Algunos tenan un aspecto absolutamente exhausto. Era por eso por lo que algunas de las personas le parecan tan poco familiares? Mientras cruzaban la puerta a la opulenta cabina, con sus enmoquetados niveles y sus divanes reclinables, Bron se dio cuenta de que al menos tres personas eran sin lugar a dudas nuevas. Sam pareca tambin bastante cansado pero, sonriente, mantena un brazo sobre los gordezuelos hombros de Debby. Alguien le tendi una bebida, y Bron fue dejado con la desconcertante cuestin puesto que todos los divanes estaban ocupados de qu tres personas faltaban. El despegue fue muy brusco. Y era una cabina distinta..., o de otro modo las luces azules averiadas de la pantalla de despegue haban sido reparadas. Hubo conversaciones, risas, chismorrees, todo ello envuelto en una cierta tensin. Bron se pregunt si todos ellos tenan secretos como el suyo. Su permanencia en la celda terrestre haba vuelto a l con una apremiante claridad en el momento mismo en que las puertas de la estancia se cerraron. A las diez horas del despegue se dio cuenta de que dudaba ya de si la gente que haba credo que era nueva era nueva despus de todo. Nadie hizo ninguna referencia particular relativa a ellos, todo el mundo pareca conocerles. Pero, cinco horas ms tarde, despus de comprobar en la cabina de cada libre, y luego observar a los nadadores en la piscina, identific definitivamente a una de las personas que faltaban. Tras volver a llenar su vaso, Bron se dirigi al pelirrojo que se haba mostrado tan charlatn antes. El hombrecillo estaba sentado en su divn, sujetando su propia bebida en sus huesudos dedos. Bron dijo: Por cierto, qu le ocurri a esa encantadora mujer oriental con la que jugaba usted al vlet en el viaje de ida? El pelirrojo alz bruscamente la cabeza. Frunci el ceo. Luego sus hombros se hundieron, y el agotamiento al que Bron haba empezado a acostumbrarse en los rostros de su alrededor se abri camino entre sus rasgos. Sospecho el bajo pelirrojo hundi la cabeza, hizo girar su vaso que las probabilidades ms abrumadoras son de que est muerta. Lo cual sobresalt a Bron. (Alguien que pasaba les mir, luego desvi la vista.) Sinti un estremecimiento recorrer su espalda. El pelirrojo alz los ojos. sta era una misin poltica. Su voz era suave y tensa. Muchos de nosotros

corrimos un gran peligro. Todos estuvimos sometidos a presin. Y..., bueno, estamos en guerra. Inspir profundamente, mir las estrellas al otro lado de la ventana, y luego se puso a hablar de algo completamente distinto, salpicando su charla con ancdotas enteramente insustanciales, un estilo que Bron haba observado ya dos veces antes. Aquella vez hizo un comentario al respecto, un poco irritado. El pelirrojo se ech a rer y explic que haba desarrollado ese estilo de charla cuando haba estado trabajando realmente para la Inteligencia. Se emplea cuando todo lo que dices es usado en tu contra. Y luego masacr a Bron en tres partidas seguidas de vlet en el pequeo tablero de viaje; afortunadamente, ninguna de las partidas dur ms de cuarenta minutos. Pero creo explic el pelirrojo como para apaciguarle que la prxima vez que juegue usted contra alguien descubrir que su propio juego ha mejorado mucho. Bron haba reconocido ya el inicio de otra de aquellas irritantes amistades en las que caa tan frecuentemente cuando caa en algn tipo de amistad. El esquema qued confirmado cuando el pelirrojo, en una de sus ancdotas, mencion algo peculiar acerca de la vida en alguna comuna homosexual masculina que tena una historia tambin peculiar. Y el pelirrojo, se dio cuenta Bron, era uno de esos tipos que ni siquiera te formulaban abiertamente su proposicin y te proporcionaban la satisfaccin de decirle que se fuera a joder a otra parte. No era que Bron dijera siempre que se fueran a joder a otra parte; l simplemente deca, tan educadamente como permita la situacin: No. Un par de veces, cuando era un muchacho en Marte, alguien haba tomado su cortesa como una invitacin a seguir fsicamente adelante, de modo que en esta ocasin Bron haba tenido que darle un buen codazo en las costillas para hacerse entender. (La imagen de la Pa, dndole un codazo aquella noche, cuntas noches haca de ello?, en las ruinas de la Tierra, volvi a su mente e hizo una mueca.) Pero la insinuacin fsica -especialmente cuando uno tiene una altura de ms de metro ochenta- se vuelve rara a medida que envejeces. (Y, de alguna forma, la sensacin obsesiva respecto a ella haba empezado a disiparse...) Todos esos pensamientos, por supuesto, no fueron consecutivos, sino que se extendieron a lo largo de las siguientes setenta horas. En torno a ellas y entre ellas, Bron averigu, escuchando otras conversaciones y mantenindose al borde auditivo de algunas ms (intentando pensar en una pregunta importante, aterrado de formular una estpida), que, mientras Sam haba estado mantenindole fuera de todo dao en Mongolia, se haban producido indescriptibles atrocidades, cometido inexpresables represalias, y que, aunque nadie poda realmente sorprenderse por ello, el nosotros que estaba en guerra era, s, Tritn. Sam estaba explicndole a Bron, entre otra media docena de conversaciones simultneas, que no, l no iba a volver a la coop hoy; l, Linda y Debby estaban ansiosos por regresar al descanso de la familia en Lux. Una voz crepit sobre sus cabezas, con una fidelidad sorprendentemente baja: Se ruega a Bron Helstrom que vaya a una de las cabinas telefnicas azules. Se ruega a Bron Helstrom... Bron se disculp. Y dile hola por m al viejo pirata cuando llegues a casa dijo Sam a sus espaldas. Espero que le hagas poner de punta los pocos cabellos que le quedan en su calva cabeza... En el telfono (S, de qu se trata?), le dijeron que haba una carta para l y... Oh, disculpe: al parecer haba sido enviada ya a su coop. De hecho, haba venido de la Tierra con l en el mismo cohete en que l... De la Tierra? Correcto, y lo lamentaban terriblemente; lo nico que intentaban era que le llegara lo ms rpidamente posible, pero al parecer haba habido alguna confusin...

Bueno, entonces, por qu me han hecho venir hasta...? Iba l a volver directamente a su casa? S! Bien, si se trataba de una emergencia y l pasaba por delante de un terminal postal, con slo presentar su tarjeta de identificacin le sera entregado inmediatamente un facsmil gubernamental de... Y qu hace el gobierno con un facsmil de mi correo privado? (Los servicios postales eran una empresa cooperativa, no del gobierno.) Estamos en tiempo de guerra, le explicaron irritadamente. Y, adems, acababa de regresar de una Misin de Alta Vigilancia; como sin duda saba, esa vigilancia seguira siendo Alta durante al menos setenta y dos horas despus de su regreso, para su propia proteccin. Ahora, quera aprovechar esa ventaja y recoger su carta antes de llegar a casa? S! dijo Bron. Gracias! Colg y se volvi, furioso, del telfono. El bajo pelirrojo (que haba expresado sus dudas acerca de compartir un transporte hasta Tetis) era el nico que aguardaba. Parece que acabo de recibir una carta de mi amiga explic Bron, dndose cuenta mientras lo deca que tambin poda ser muy fcilmente (de hecho, esperaba que lo fuera) una disculpa oficial de las polizontas (o como demonios se llamaran all) de la Tierra por la forma en que haba sido tratado. Pero, al parecer, la han enviado por delante de m por accidente. Una disculpa de la Pa? Sonri. Bueno, era de esperar. Pero, realmente, no crea que tuviera mucha cosa de la que disculparse. Tendr que pararme a recoger la carta. Realmente me gustaron esas partidas. Espero que volvamos a encontrarnos de nuevo: Tetis no es una ciudad tan grande y, una vez conoces a alguien, prcticamente no puedes librarte de l. Probablemente no volvamos a encontrarnos dijo el pelirrojo con una sonrisa maliciosa. Yo no vivo en Tetis. Oh dijo Bron. Cre que haba dicho que viva en una... Oh, quiere decir que su coop no est en la ciudad. Correcto. Y el pelirrojo empez a hablar animadamente de otra cosa, hasta que alcanzaron el transporte. Esto, puedo pedirle un favor ligeramente embarazoso? Puede pagar usted mi transporte con una de sus fichas? Es slo medio franq de su crdito; s que parece estpido, pero... Oh, por supuesto dijo Bron, abriendo su bolsa y rebuscando su pieza de medio franq. Meti la ficha con forma de moneda en una de las ranuras de cambio al lado de la entrada. (Todava le haba quedado algo de dinero; pero Sam pareca haberlo olvidado.) La luz verde parpade, y la ficha rod de nuevo a la palma de Bron. Gracias dijo el pelirrojo, y cruz la puerta. Bron volvi a meter la ficha; la luz verde parpade de nuevo; la ficha le fue devuelta otra vez (y en alguna parte fueron cargados dos derechos de transporte contra su crdito de trabajo en alguna cinta gubernamental altamente vigilada); volvi a meter la ficha en su bolso y sigui al pelirrojo a la plataforma de transporte, construyendo esquemas de paranoica complejidad acerca de por qu el pelirrojo no deseaba que su presencia en la ciudad fuera conocida. Despus de todo, el transporte bsico era un servicio no rehusable (lo que los estpidos terrestres llamaban una asistencia social). Fueron un rato juntos. Luego el pelirrojo dijo adis y sali. (Las fantasas de Bron haban ido por aquel entonces hasta el otro extremo: el pelirrojo era probablemente un manitico que quena ahorrar su propio crdito. Un ex de Inteligencia, por supuesto!) Bron se dio cuenta mientras se cerraban las puertas que realmente no tena la menor idea de dnde viva el hombre (en alguna otra ciudad? en alguna otra luna?); ni siquiera saba su nombre. Haba dicho realmente que viva en la coop homosexual, o

simplemente que alguien haba vivido all? Todo haba sido demasiado arteramente ambiguo. Olvdalo!, pens Bron: Oh, olvdalo. Se puso en pie mientras el suelo vibraba, y se situ delante de las puertas. Si iba a recoger su carta en un terminal postal antes de llegar a casa, mejor que lo hiciera aqu. El transporte entr en la estacin de la Plaza de la Luz. Esperaba que su carta apareciera en la pantalla visora encima de la ranura de la tarjeta (puesto que haba una pantalla visora). En vez de ello, una ranura larga al nivel de sus rodillas expuls lentamente el borde negro y oro de un sobre de correo espacial. Tir de los ltimos centmetros. (Dentro, algo hizo chunc, como si fuera un reproche.) A travs del finsimo papel-seda gris, cubriendo una esquina de su nmero de identidad, grandes letras rosas proclamaban: FACSMIL GUBERNAMENTAL En la esquina de la izquierda deca: Gene Trimbell (la Pa), pero, debajo, en vez de un nmero de identidad (que debera contener el cdigo postal de donde estuviera ahora en el Sistema Solar), haba un remitente al antiguo estilo: Lahesh, Mongolia 49-000-Bl-pz Asia, Tierra Bron recogi su tarjeta y cruz el vestbulo, que formaba un nebuloso mosaico con la luz de las adornadas lmparas de la pared de cristal coloreado al otro lado de l. Sali del arco, entr en la plaza, hall un banco y se sent. Frente a l, al otro lado, se sentaban dos mujeres de aspecto muy nervioso (una de ellas iba desnuda). La plaza, como era habitual a aquella hora de la tarde, estaba casi desierta. Abri el sobre a pequeos pellizcos, desdobl la carta (estampillado en la parte superior, con el mismo color rosa: facsmil gubernamental). Reconoci la impresin errticamente puntuada y con las maysculas mal colocadas de un primer borrador de una vocoescritora. Dado lo mal alineado e impreso del tipo, era probable que se tratara tambin de una vocoescritora vieja. Apoy los codos en sus rodillas y ley: Bron, y aqu creo que sera mejor poner una coma y no un guin - el mundo cursiva es un lugar pequeo. Y las lunas son an ms pequeas. Encontrarte de ese modo ah fuera me ha hecho darme cuenta de lo cursiva pequeas que son. En un mundo pequeo, cuando llegas a esa desagradable eleccin de ser rudo o bien educado, despus de intentar los buenos modales y ver que no parecen funcionar supongo que tienes que ser rudo punto rudamente coma no deseo tener una aventura contigo punto y coma ni siquiera deseo particularmente ser tu amiga punto y aparte. Si fueran las siete de la tarde en vez de las dos de la madrugada simplemente firmara aqu y enviara la carta pero son las dos de la madrugada con una autntica luna derramndose sobre las montaas Lahesh y haciendo cosas maravillosas a la lluvia que ha estado cayendo contra la ventana durante los ltimos tres minutos guin vaya, acaba de parar guin y autnticos grillos en alguna parte en los aleros puntos suspensivos un momento que conduce a explicaciones esperanzadoramente tranquilas y presumiblemente racionales punto y coma y quiz la ilusin de que, por dolorosas que sean inicialmente, esas explicaciones pueden ayudar. Qu es lo que deseo explicar? Que no me gusta el tipo de persona que eres. O que el tipo de persona que yo soy no va a gustarte a ti. O simplemente: Yo cursiva no te quiero. He puesto los dos puntos ah? S. Y esto no es altruista, en absoluto. Estoy furiosa -contra el universo por producir una persona como t- y deseo atizar las brasas. Quiero que ardan. Lo que me frustra es que -y eso result evidente esta noche- t te cursiva adhieres a algn tipo de cdigo de

buenos modales, comportamiento adecuado, o lo que hay que hacer, y sin embargo eres tan emocionalmente perezoso que resultas incapaz de poner en prctica la nica razn vlida para la que fue creado un cdigo as: para que la gente se sienta tranquila, para hacerla sentirse mejor, para promover la comunin social. Si alguna vez consigues eso, ser nicamente gracias a quienquiera que dise el cdigo de comportamiento hace un centenar de aos. La nica forma en que parecas capaz de criticar tu propia conducta parntesis hubo un momento en el que observ el pensamiento avanzar a travs de tu rostro; no eres muy bueno en ocultar tus sentimientos; y la gente as simplemente no puede permitirse contar con las apariencias cierra parntesis es que tu versin del cdigo estaba diez aos pasada de moda. Lo cual es alejarse tan monumentalmente del problema que casi sent deseos de llorar. Pero de nuevo me estoy poniendo irremediablemente abstracta. Yo aparte. no aparte. te aparte. quiero porque: Me sent ofendida ante tu suposicin de que simplemente porque yo estaba en el teatro iba a gustarme automticamente tu amigo homosexual: Me sent divertida/furiosa ante tu insistencia en hablar de ti mismo todo el tiempo y de tu regocijo-a-irritacin ante la idea de que yo deseara hablar alguna vez de m. Creo que hacerle perder a Miriamne su trabajo fue algo horrible. Ella decidi finalmente que deban de existir circunstancias atenuantes. De las tres explicaciones que pude imaginar, la ms generosa es que pensaste que ella estaba liada conmigo y se trat de alguna extraa especie de celos. Ni siquiera voy a explicar las otras dos. Todas tres te convierten en una persona horrible. S, disfrut yendo contigo al restaurante esta noche y tener una posibilidad de hablar. Pero -la ofensa ms pequea, pero quiz la paja fatal que deslom al camello- tener que rechazar fsicamente a alguien que desea abrazarte cuando t no lo quieres es algo para lo que tena bastante tolerancia cuando tena veinte aos (Y cuntas veces me ocurri entonces? Tres? Cinco? Cinco y media?). Tengo ahora treinta y cuatro aos y la tolerancia se ha terminado. Al menos no con gente de mi propia edad! S, eres mi tipo, y por eso fuimos tan lejos como fuimos. Slo he conocido a otra persona en mi vida vagamente parecida a ti guin no mi tipo guin pero otro hombre de Marte y metido en la metalgica qu te parece. Pero eso fue hace mucho tiempo y casi lo haba olvidado. Emocionalmente perezoso? Cul es la diferencia entre eso y emocionalmente mutilado? Emocionalmente tullido? Emocionalmente atrofiado? Quiz no sea culpa tuya. Quiz no te mimaron lo suficiente cuando eras un beb. Quiz simplemente nunca tuviste a tu alrededor gente que te diera un ejemplo de cmo preocuparse por los dems. Quiz debido a que t comillas crees que me quieres cierra comillas tengas la impresin de que debera aceptarte y ocuparme de ti. No voy a hacerlo. Porque hay otra gente, alguna de la cual quiero y otra no, que tambin necesita ayuda y, cuando se la proporcionan, parece alcanzar algunos resultados que yo puedo ver. Sin mencionar las cosas para las que yo necesito tambin ayuda. En trminos de las energas emocionales que poseo, t eres irremediable. Dices que me quieres. Y s, yo he querido a otros y s cmo se siente: cuando amas a alguien, deseas ayudarlo en cualquier forma que puedas. Deseas ayudarme a m? Entonces simplemente permanece fuera de mi vida y djame sola y // Hey, qu ests haciendo? // Escribiendo una carta, vuelve a dormirte // Cmo fue tu velada en el Buche? // Estuvo bien, ahora buenas noches, por favor // Hey, mira..., por qu simplemente no te libras de l, le dices pirdete quiero decir: para alguien que no

dejas de insistir que te cae tan bien has pasado ms horas quejndote de todo lo que te ha hecho que en preparar tus ltimas tres producciones // Eso es precisamente lo que estaba haciendo ahora as que vuelve a dormirte he dicho // Dile que todo se ha acabado // Te he dicho que esto es precisamente lo que estoy haciendo // Oh, bueno, hey, lo siento. No quera hum tu carta parece ms bien un primer borrador, quiero decir que la pasar por el corrector si quieres y // Oh esta maldita cosa an funciona // Mira, la corregir y t puedes echarte y dormir un poco // No, no te molestes, voy a enviarla tal cual, simplemente no tengo el Eso era todo. El primer prrafo haba producido una especie de estremecimiento entumecedor. Ley el resto ateridamente..., no con una sensacin de reconocimiento, sino como si estuviera leyendo algo que haba odo que le haba pasado a algn otro. Termin el ltimo prrafo preguntndose una y otra vez si era Charo o Windy con quien haba estado hablando (de alguna forma, le pareca importante saberlo); luego, la frustracin le abrum bruscamente. Qu demonios les haba estado diciendo acerca de l? Sin mencionar al resto de la compaa? La furia creci. El tipo de persona que era l? l saba el tipo de persona que era ella! Cmo poda presumir de saber que haba habido algo personal en el hecho de que hubiera despedido a aquella loca lesbiana? Todo el mundo era despedido. Incluso l! Acaso no se daba cuenta de que todo se estaba haciendo pedazos? Haba una guerra en curso! Y ofenderse porque l haba deseado presentarle a un tipo que probablemente era su mejor amigo! Y luchar fsicamente con l? Bien, pens: Entonces, si no deseas que alguien te haga proposiciones, djalo claro desde el primer momento! Y esa tontera acerca de quejarse: qu haba hecho l de lo que ella pudiera quejarse? Haba sido arrestado; y prcticamente torturado... Prcticamente? Haba sido torturado! Y l se haba quejado a ella acerca de lo que le haban hecho a l? (Aquella mierda de no ser capaz de ocultar sus sentimientos! Ciertamente, haba ocultado eso para s mismo!) Ella no era ms que una estpida actriz que probablemente no haba sentido jams una autntica emocin en su vida! Y l haba amado a alguien as? Eso s era una locura! Cmo poda alguien en su sano juicio amar a alguien tan superficial, y presuntuoso, e insignificante, y vanidoso...? Respirando fuerte, se sumergi de nuevo en la carta. La primera parte? Esta vez simplemente pareca una locura desde el principio. Ella tena que estar loca! En primer lugar, si pensaba realmente que l haba hecho todas esas cosas de las que le acusaba en la segunda parte, por qu haba pasado el tiempo con l? Evidentemente, no poda creer en las cosas que deca. Por qu las deca, entonces? Por qu siquiera las sugera? Todo no era ms que locura, maldad! Todas aquellas estupideces acerca de la luz de la luna y ayudar a los dems. (Y luego ella le haba rechazado con un codazo, para meterse en la cama con alguien a quien pudiera contarle lo horrible que era l!) Cmo poda l haberse encaprichado de una persona tan evidentemente trastornada y enferma como...? Fue entonces cuando la mujer que iba vestida en el banco al otro lado frente a l se puso en pie, se tambale un paso hacia delante, se aferr la garganta y emiti un sonido estrangulado. Bron alz la vista y efectu una profunda inspiracin para dominar su ira: no le alivi. Y sus odos estaban dolorosamente taponados. En algn lugar al otro lado de la plaza, alguien grit. Entonces not crecer una brisa en tomo a su cuello. Y crecer. Y crecer. Y crecer... Bron se puso tambaleantemente en pie. La guerra!, pens. Tiene que ser...! El fuerte

viento tras l le empuj tres pasos hacia delante. La carta le fue arrancada de las manos con un seco chasquido. Golpe, como una placa de pizarra gris, contra el quiosco de la estacin de transporte, el cual, como ante el impacto del papel-seda, se sacudi. Un trozo del techo del quiosco fue arrancado y se alej girando sobre s mismo, rebotando contra el suelo de la plaza, golpe a un hombre, que cay de rodillas sujetndose la cabeza, y destroz el cristal de un escaparate. Y las paredes del quiosco estaban cayendo, estaban siendo arrancadas, se deslizaban a travs del suelo. Y se estaba haciendo oscuro. Tambalendose al fuerte viento, Bron alz te vista. Los colores del escudo, formando manchas, se desvanecan hacia el negro..., un negro que pareca de pronto mucho ms vaco que ninguna otra cosa que hubiera visto nunca. Las luces horarias en torno a la plaza se haban apagado tambin. Y las estrellas...! (Una cuarta parte del cielo estaba oscuro; ms de una cuarta parte!) Parecan como las brillantes puntas de largas agujas, apuntadas hacia l, a tan slo unos centmetros de distancia. Y el rugir! En alguna parte, algo se estaba acumulando e hinchando, y luego... se desat! Bron fue empujado hacia atrs. Sus rodillas golpearon el banco; cay, aferrndose al asiento, sinti que algo golpeaba el banco con la suficiente fuerza como para hacerlo vibrar. Se dej caer al suelo, tan plano como le fue posible. Alguna otra cosa golpe el banco y se hizo pedazos. Bron abri bruscamente los ojos al mordiente viento. En alguna parte la gente coma y gritaba. Luego, el rugir del viento clav una cua entre ellos y l; el banco se estremeci encima de l. Un extremo se desprendi del suelo. Y Bron se puso en pie; y corri. El viento que creca a su izquierda cambi de direccin, casi noventa grados, cuando apenas haba dado media docena de pasos, y lo arroj al suelo sobre sus palmas y rodillas. Se puso de nuevo en pie, dio otro paso y... cay, en un movimiento lento, mientras el aire era expulsado violentamente de sus pulmones. Su rostro y sus ojos y sus odos ardan. Se dej caer al suelo que se alzaba, lentamente, bajo l; y se abra (lo not) no muy lejos de l. Luego, todo el aire volvi a caer, rugiendo. El pavimento bajo su palma se abri..., slo un poco. Cosas pequeas golpearon sus mejillas, orejas, piernas y manos. Sus ojos apenas eran dos ranuras. Y al momento siguiente estuvo de pie y corriendo. Haba golpeado algo su cadera? Le dola miserablemente. Sigui corriendo, pese al dolor. Las luces, aqu y all, en sus lagrimeantes ojos, iluminaban fragmentos de una ciudad irreal. Se detuvo. El viento segua soplando rabioso pero -se dio cuenta de pronto- no a su alrededor. En algn lugar, lejos, algo inmenso se derrumb, y se tom un largo tiempo para hacerlo. Algo as como una docena de personas aparecieron de pronto corriendo a su alrededor -se volvi para observarlas- en busca de un portal. Corri de nuevo. La calle estaba llena de cascotes bajo sus pies. Al principio pens que el suelo se estaba haciendo pedazos. No (tropez con pedazos de plastipuntales, estiroplacas rotas y desmoronada espuma), slo la pared del edificio a su lado haba cado. Pis un trozo de estiroplaca ladeada, se desliz bajo sus pies. Baj la vista. Un brazo asom por debajo de ella..., y esto le hizo detenerse. Deba de tratarse de un maniqu de una casa de diseo, o posiblemente un... La mano, con la palma hacia arriba, se convirti bruscamente en un puo (con uas multicolores iridiscentes). Bron ech a correr. Veinte metros ms all se detuvo, se gir: Vuelve, pens. Tienes que volver... Primero los oy, luego los vio, cruzando a la altura de la esquina..., quiz veinte, quiz cincuenta. Lo rodearon. Luego uno lo agarr, le hizo dar la vuelta:

Loco! Estpido loco! No puede ir en esa direccin! le grit al rostro. Esa es la direccin donde se ha producido la rotura. Luego sigui andando, con paso vacilante. Lo mismo hizo Bron, preguntndose qu era exactamente lo que se haba roto, y dnde. Se senta aterrado, con un helado y crudo terror que haca que le dolieran la garganta y la parte de atrs de las rodillas. All delante, la gente se estaba parando. Alguien grit en voz muy alta: No por aqu! Lo siento! No por aqu! La gente se arracim. Entre los cuerpos apiados Bron vio el cordn de las polizontas cortando el camino. (La que haba hablado era una mujer.) La gente se apretuj tras l. No pueden entrar en esta zona! Es demasiado peligroso! Retrocedan! Algunas personas, con expresiones de frustracin, echaron a andar hacia la derecha o la izquierda. Bron se dirigi a la derecha. El signo de la calle (aqu en la parte restringida de la ciudad, donde los nmeros de las coordenadas eran verdes) le dijo que estaba a dos unidades de su coop; lo cual le sorprendi; no se haba dado cuenta de que hubiera ido tan lejos. Seguir la calle en la que estaba, sin embargo, lo llevara al sector no restringido..., lo cual le pareci de pronto la cosa ms ridcula imaginable: En medio de una crisis militar, no era el mejor momento para pasear por el n-r! (El viento soplaba de nuevo, aunque a un nivel estable..., lo cual, cuando pensabas en ello, era ms alarmante en sus implicaciones que un repentino viento que hubiera parado.) No, no era simplemente que... Entonces los oy, acercndose; la gente empez a retroceder, pero Bron avanz. La idea no era ni completa ni verbal. La experiment simplemente como un anhelo de ir a casa, sin reflexionar en el mtodo para conseguir su meta. Intentando desentraar la telaraa de sonido en sus cadenas silbicas, alcanz el borde de la multitud. Los murmuradores, en harapos y encorvados, avanzaban arrastrando los pies a la dbil luz. Anticipando su embarazo, avanz unos pasos, se abri camino entre ellos, cerr los ojos (El olor!, pens, asombrado. Haba olvidado el acre olor de no lavarse!), inclin la cabeza, y empez a andar arrastrando los pies al comps de los de ellos. Inici su Mimimomomizolalil..., pero a la docena de slabas se perdi; as que, al ritmo del arrastrar de sus sandalias, hizo rodar su lengua en torno a cualquier tontera que se le ocurri. En una ocasin, entre sus apretados prpados, mir hacia un lado para ver otros ojos en un escamoso rostro cerca de l: la mujer reinici su murmullo. Lo mismo hizo Bron. Y sigui arrastrando los pies. La sensacin era de ligereza, casi de alegra, de razones y responsabilidades, explicaciones y expiaciones rechazadas, abandonadas. No es esto, pens (sabiendo que un autntico murmurador no deba pensar), lo que hubiera debido estar haciendo todo este tiempo? Acaso era simplemente la clase de estpido para el que era necesaria alguna belicosa catstrofe para traerle la iluminacin? Murmur sus absurdas slabas, intent no respirar a travs de la nariz, y pens: Me convertir en un novicio! Estudiar, renunciar al mundo sensorial por el viaje ciego hacia la eternidad. Algo ms cay a su derecha. Varas personas le empujaron por aquel lado. Sus hombros haban empezado a dolerle..., a fuerza de estar curvados. Los agit, intent envararse un poco, ech la cabeza hacia delante..., lo cual envi una pulsacin a todo lo largo de la base de su nuca, obligndole a frotrsela. Un autntico murmullo,

por supuesto, le hubiera proporcionado algo en lo que concentrarse. Si esto era la muerte de Tetis, qu mejor forma de morir que tener su mente despejada de todas las preocupaciones cotidianas? (Aunque, pese a los sonidos inconexos a su alrededor, as como el polvo de los cascotes de la ciudad metido en su boca, senta su mente de cualquier manera menos despejada): llevaba repitiendo las mismas tres slabas desde haca ya varios minutos, y pas a algo distinto. (Parpadeando, vio sus propias sandalias, y los sucios pies envueltos en harapos de la mujer que estaba a su lado, dando pequeos pasos.) Qu distancia haban recorrido? Alguien se apret tras l. Otro intruso? Ms probablemente alguien que acababa de renunciar a la Divina Gua a cambio de poder ver a su alrededor. Bron sigui caminando, su voz perdida en la resonante maraa de sonido de su alrededor, intentando calibrar su lento avance. No conseguira quitarse el dolor del cuello sin tensar la cabeza hacia arriba y (sospechaba) detenerse. Sus tobillos empezaban a dolerle tambin. Su cadera, de todos modos, estaba mejor. Y su Mimimomomizo... haba degenerado (se dio cuenta) a un Blablablablabla... Alguien al otro lado tropez, se tambale hacia l; con los ojos an fuertemente cerrados (y violando algn canon de la secta, estaba seguro), aferr los huesudos hombros (Bron no estaba seguro de si pertenecan a un hombre o a una mujer) para ayudarle a mantener el equilibrio. Uno de ellos estaba hmedo, caliente y pegajoso; y su mano dud en el momento de retirarse, mientras Bron se preguntaba cmo poda tener alguien unas vrtebras tan nudosas. Por encima del rugir de los mantras -cuntos haba en el grupo? Treinta? Cincuenta? Setenta y cinco?-, otras voces gritaban tambin. Capt la frase chillada: ...mutilacin de la mente! Mutilacin del cuerpo.... Las palabras: ... catstrofe... y ... catstrofe definitiva del sptimo estadio... se destacaron de las dems. Y: ...pero la mutilacin de la mente! La mutilacin del cuerpo.... Los murmuradores dominaron de nuevo. De pronto, Bron abri los ojos y alz la cabeza. La oscuridad le sorprendi. Haban penetrado en el n-r? Mir. No: se trataba solamente de que el escudo an segua desconectado. Las verdes letras de las coordenadas brillaban altas en una pared al frente. Otro murmurador se apoy contra l. Fuera del grupo, la gente estaba gritando y... luchando con los murmuradores al borde del grupo! Y haba un olor gredoso entre los cuerpos sin lavar. No, no arda nada. Pero su garganta tena un escozor extrao. ...en la estela de la catstrofe definitiva, la del sptimo estadio, no tenemos otro recurso excepto la mutilacin de la mente, la mutilacin del cuerpo... le lleg claramente, desde ms all de los murmuradores. Todo el bienestar de Bron le abandon, reemplazado por el miedo. Se abri camino entre los murmuradores, apartndose de donde eran ms fuertes los gritos..., aunque haba gritos al otro lado tambin. A tres metros de distancia, entre dos harapientos murmuradores que seguan obcecadamente su tambaleante camino, vio la hiper-musculosa, sucia y peluda figura, acuclillada y con su mutilado rostro crispado en una sonrisa que era casi una mueca (una mujer, por las horribles e irregulares cicatrices de una mastectoma), la vio golpear a uno de los murmuradores (que cay de rodillas), luego volverse, con las cadenas oscilando de su cuello, y gritar: ...slo la mutilacin del cuerpo, la mutilacin de la mente... Cul se supona que era su significado? O acaso no tena ningn significado? Se abri paso entre ellos. Un costroso puo golpe su mandbula. Nadie ms le golpe

directamente, pero tuvo que abrirse camino por la fuerza entre dos sudorosas criaturas desnudas que, se dio cuenta a su tercer empujn, se apretaban la una contra la otra simplemente para cerrarle el paso. Una gru, a pocos centmetros del rostro de Bron, con unos dientes carcomidos y una mandbula hmeda de baba y pus. Consigui pasar. Detrs, los gritos y los murmullos formaban un horrible rugir. Alz la vista, vio un conjunto de coordenadas verdes... Estaba en la misma unidad que la Casa de la Serpiente! Las polizontas, enfrentadas a una secta que no respondera de todos modos, sin saber qu hacer, la haban dejado cruzar el cordn! De una forma tan oblicua como el miedo, le lleg la repentina conviccin de que haba sido increblemente listo. Jams hubiera conseguido pensar en una forma ms ingeniosa de cruzar el bloqueo! Alguien se tambale y choc contra su espalda. Oy a alguien ms gruir rtmicamente, al comps de unos golpes. No mir, sino que ech a correr hacia delante, dobl una esquina..., para hallar la calle al otro lado mojada, luego an ms mojada; finalmente estuvo chapoteando, con sus sandalias metidas en cinco centmetros de agua. Cuando cruz la interseccin, el viento deshizo la oscura cellisca que cubra las cinco calles que convergan all, borrando las ondas concntricas que nacan de ella; por un momento amenaz con hacerse lo bastante fuerte como para derribarle de rodillas. Chapoteando y tambalendose, alcanz el otro lado. Pero el viento haba empezado ya a morir. Las luces no se encendieron automticamente cuando cruz la puerta, ni siquiera cuando encontr la caja de interruptores -la tapa estaba abierta, como si alguien ya lo hubiera intentado- y accion toda la hilera en su interior. Haba basura por todo el suelo de la sala comn; y el resplandor de la noche desprovista de escudo all arriba le dijo que la abertura del cielo era varias veces ms grande, y su forma distinta. Del otro lado de la habitacin le lleg un sonido que muy bien poda ser un gemido. Bron avanz un paso, luego otro, luego otro..., y se golpe duramente el tobillo, la sangre empez a manar de l. Haba chocado con algo que no poda ver. De todos modos, otro objeto que s poda ver, grande y negro y sin forma definida, le bloqueaba el camino. Se ech a un lado sobre la moqueta llena de cascotes, sinti la pared rozar su hombro. Oy de nuevo el sonido..., tambin poda ser algn objeto deslizndose, resbalando; no sonaba mucho como un gemido... Un repentino movimiento furtivo, y algo se desliz junto a l. Bron se volvi, aterrado, a tiempo para ver a alguien correr hacia la puerta..., una mano golpe la jamba, hubo un resplandor de gemas; luego, los dedos cubiertos de anillos desaparecieron. Flossie...? llam Bron, tras contar hasta cinco. Freddie...? No llam muy fuerte. Despus de todo (inspir de nuevo y dio otro paso), quienquiera que fuese deba de estar ya, probablemente, a una unidad de distancia. Avanz un nuevo paso... En el quinto escaln su rodilla golpe bruscamente contra lo que (probablemente) era la pata de una silla volcada. Retrocedi de nuevo hasta la pared. Aquel sonido de nuevo... No, no era un gemido. Un resplandor anaranjado, arriba..., parpadeando? No. Pero estaba en la puerta del balcn. Su pie golpe el peldao inferior. Sujet la barandilla, que cedi bajo su mano, demasiado suelta. Bron empez a subir. Algo pequeo rod bajo su pie y cay, cliqueteando, escaln tras escaln. Debajo de su hmeda suela, en el siguiente peldao, otra cosa, igualmente pequea, cruji. Alcanz el balcn, mir a travs de la puerta. Alguien haba colgado un cubo de luz justo dentro, el cual, por alguna razn, brillaba con un apagado color naranja en vez de amarillo. All delante, la pared del corredor de la izquierda estaba increblemente

combada. En el suelo, obstaculizando el umbral (el altavoz a un lado emita todava los microgritos de los micro-ejrcitos que combatan en la ladera de la micro-montaa), abierta y boca abajo, se hallaba la caja de vlet..., alguien la haba pisoteado al menos una vez, ya que su tapa estaba cuarteada, los cajones sueltos, las pantallas, cartas, hombres y dados esparcidos. El cubo astral era ahora tan slo plstico roto entre los doblados montantes de latn. Bron cruz con cuidado (y con el ceo profundamente fruncido) el umbral. La combada pared le haca sentir dudas acerca del suelo. Fuera oy un rugido sordo acompaado de unos cuantos silbidos..., de nuevo el viento! A medio subir el primer tramo de escaleras vio que aquellas manchas oscuras en la moqueta eran sangre..., que ascendan o bajaban por los escalones, segn la hemorragia hubiera disminuido o ido en aumento. (Slo se haba araado el tobillo, y estaba empezando a formarse una costra.) A mitad de camino de su propio pasillo, se pregunt de repente por qu, en medio de toda aquella ruina, regresaba a su habitacin. Frente a la puerta de Bron, la de Alfred estaba entreabierta. De ella brotaba una franja de luz que oscilaba sobre la moqueta naranja del corredor. Bron fue hasta la puerta, dud, la empuj..., chirri contra los restos que cubran el suelo. Una pared haba cado, y la mitad del techo; la luz colgaba de sus cables, oscilando, unida todava a una buena parte del techo. Dos de las patas de la cama estaban rotas, o se haban hundido en el suelo. La cama estaba inclinada hacia un lado. Haba dos personas en ella. (Bron trag saliva, abri la boca, empez a retroceder, no lo hizo, empez a avanzar, no lo hizo tampoco, cerr la boca.) Una seccin de la pared haba cado sobre ellas y se haba hecho aicos. El primer pensamiento de Bron fue: la mujer tiene mi edad! La pared no pareca tan pesada! No pareca en absoluto tan pesada! Era una oriental de piel muy oscura, desnuda, tendida de espaldas, con un brazo atrapado. El otro haba intentado apartar la pared. Su cabeza haba cado hacia un lado, su boca y uno de sus ojos estaban abiertos. Alfred yaca boca abajo a su lado, los brazos doblados bajo su mejilla. Bron avanz hacia ellos. Bajo su alborotado pelo, la oreja de Alfred estaba llena de sangre, en su mayor parte seca ya. Haba resbalado hasta su mentn, rodeado la boca, cruzado su mueca, hasta formar una oxidada mancha sobre la sbana, del tamao de la mano de Bron. El borde de la pared cada haba partido la Q roja. La parte superior yaca sobre el hombro izquierdo de Alfred, con los tirantes negros arrugados en torno a ella. (Cmo, se pregunt Bron, poda un trozo de pared de plstico de menos de tres metros -bueno, quiz de algo ms de tres metros-, ser lo bastante pesado como para hacer todo eso?) Las piernas de Alfred eran visibles (los talones al aire, los dedos hundidos) desde los muslos hacia abajo; las de la mujer (los dedos hacia arriba, todos inclinados hacia la izquierda), slo desde las pantorrillas. La parte inferior de la sbana estaba completamente empapada de sangre, en parte an fresca. Bron retrocedi bruscamente hacia la puerta, se golpe el hombro, dio la vuelta y sali al pasillo. No lo cruz hasta su propia habitacin. La puerta de Lawrence era la sexta ms all de aqulla. Bron la alcanz, la golpe con los puos. Retrocedi, preguntndose si debera

probar las puertas de la derecha y la izquierda (Unos cincuenta y tantos hombres vivan en aquella coop, pens Bron. Cincuenta!), luego golpe de nuevo porque crey or algo dentro. La puerta se abri. Lawrence, desnudo, con su barbilla y sus rodillas llenas de arrugas, su pelo grisceo y sus ojos acuosos, dijo: S, qu puedo...? Bron! Lawrence! Alfred est muerto! Y una chica! S. Lawrence termin de abrir la puerta. Es cierto. Y tambin Max. Y Wang. Y hay otros dos al final del pasillo a los que ni siquiera conozco. Pienso que tal vez sean visitantes. No los conozco a todos. Nunca antes los haba visto... Qu hay acerca de Freddie y Flossie? Nadie los ha visto desde esta maana. Oh dijo Bron. Oh, es que cre ver... No, est bien. No importa. Cmo...? Slo en el lado izquierdo del pasillo dijo Lawrence, con el ceo de nuevo fruncido. No es extrao? La desviacin de la gravedad que nos alcanz debi detenerse a medio camino debajo del edificio. Los canales pblicos han estado diciendo que algunas de las desviaciones de la gravedad que golpearon partes de la ciudad fueron tan grandes como trescientas veces la normal de Tritn durante tanto como siete segundos completos. Siete segundos a trescientas gravedades! Eso es realmente increble. Me sorprende que esta parte del edificio an se mantenga en pie. Pero, qu hay de todos los dems? Lawrence parpade. Oh, han sido evacuados. Eso es lo que los canales pblicos han dicho que debamos hacer. Los intentos de sabotaje han sido increblemente efectivos. An no saben cundo volvern a tenerlo todo bajo control. Evacuar. Su nudoso dedo se frot la mejilla sin afeitar. S, eso es lo que... Entonces, qu demonios ests haciendo aqu? Oh...? Lawrence frunci el ceo, baj la mano para rascarse la rodilla. Bueno, yo... He estado escuchando algunas piezas de mi suscripcin a la serie de composiciones aleotricas de finales del siglo xx. Pas el Friends de Bette Milder, que dura Lawrence alz de nuevo la vista y parpade con unos hmedos ojos, no llega a dos minutos y tres cuartos. Luego puse el Aus Den Siegen Tagen de Stockhausen, que dura un poco ms de cinco horas y tres cuartos. (De dentro de la habitacin llegaban los familiares clics, los glissandos de la viola elctrica y las notas del piano, espaciados con resonantes silencios). Por supuesto, ya los he odo antes. Ambos. Pero simplemente pens que deba... Lawrence se ech a llorar. Oh, Seor, lo siento... Sus huesudas manos aferraron los brazos de Bron. Oh, vamos... dijo Bron, intentando sostenerle. Mira, ser mejor... Estn muertos..., Max y Wang y Alfred y... El rostro se hundi contra el hombro de Bron, hmedo como el de un beb. Y yo soy un viejo y no tengo ningn lugar donde ir! Vamos dijo Bron, con su brazo en torno a la flccida y floja espalda. La irritacin luch contra el miedo. Ven conmigo. Vamos... Lo siento... Lawrence se apart, frotndose las mejillas. Estar bien. Pero todos han muerto. Y yo sigo con vida. Y no soy ms que un viejo sin... Inspir profundamente, sus enrojecidos ojos parpadearon. Lo siento..., pero no tengo ningn lugar donde ir. Ahora ya estoy bien. Yo... Qu ests haciendo t aqu? Bueno, slo... Bron se frot el hombro, mojado por las lgrimas de Lawrence, Deseaba volver y..., bueno, asegurarme que estabais todos bien. Saber cmo estaban mis cosas; cmo estabas t. Y Alfred... Y entonces record a Alfred; decidi que no deseaba entrar en su habitacin. Si estaba como la de Alfred (Trescientas veces la

gravedad normal? Eso era casi tanto como en la superficie de Neptuno!), simplemente no deseaba verla. Lawrence se frot los ojos. No s por qu debera de ser as, pero esto hace que un cuerpo viejo como el mo sienta... Bueno, es agradable ortelo decir, aunque no sea cierto. Si todo el mundo ha sido evacuado, ser mejor que nosotros nos marchemos tambin. Hay montones de escombros por todas partes. Deberas ponerte unos zapatos. No he tenido un par de zapatos desde que tena setenta aos dijo Lawrence. No me gustan. Nunca los llevo. Bueno, yo tengo otros pares. Quiz alguno te vaya bien. Mira, ponte algo, slo como proteccin..., y ahora vamos. Tir del delgado brazo de Lawrence hasta el pasillo. Realmente, Bron no deseaba entrar en su habitacin. Empuj la puerta. La habitacin estaba perfectamente en orden. Como si esperara a que alguien se mudara a ella, pens. En el suelo, al lado de la pared, estaba su saco de viaje de plstico amarillo, entregado por tubo neumtico desde el espacio-puerto. Sobre su escritorio, al lado del lector, haba un sobre orlado de negro y dorado..., ste, presumiblemente, no un facsmil. Toma dijo, abriendo un armario. Se agach, rebusc entre las zapatillas, botas y zapatos en el suelo. Aquel par verde que le iba demasiado pequeo...? No, no los haba devuelto a la casa de alquiler de diseo. Ponte stos. Calcetines? pregunt Lawrence con voz dbil, mientras se sentaba en una esquina del escritorio. Ah dentro. Bron se puso en pie, rebusc entre la ropa que colgaba del perchero circular. Mira, ponte esta capa tambin. Ah fuera te caen cosas encima, sabes? Envulvete en ella, y te ser de alguna ayuda. Amarillo brillante? Lawrence sujet la capa en su percha y sacudi los pliegues con su otra mano. Con franjas iridiscentes rojas y azules..., por supuesto. Puede que no sea a la ltima moda, pero servir. Lawrence dej caer la capa sobre un brazo y sigui ponindose los zapatos. Los calcetines que haba escogido eran de color lavanda y llegaban hasta la rodilla. Siempre he pensado que la ropa era una obscenidad. Oh, querido, a veces es til. Bron cerr el armario. Vamos. Muvete! Est bien... Lawrence se puso en pie, se ech la capa sobre los hombros y frunci el ceo all donde rozaba la moqueta. Supongo que, en tiempo de guerra... Alz la capucha, frunci el ceo de nuevo, volvi a echarla hacia atrs. En la puerta, Bron dijo: Es la guerra, verdad? El arrugado rostro de Lawrence se frunci an ms. Eso es lo que han estado diciendo los canales pblicos durante la ltima hora. Se apret la capa en torno al cuerpo. Ahora que estoy adecuadamente vestido, dnde propones ir? Bueno, lo primero es salir de aqu. Bron sali al corredor. Los nimos que haban vuelto a l se haban visto invertidos por el desastre en la habitacin de Alfred. Dnde est Sam? se acord de preguntar Lawrence, tras l. Acaso no volvisteis juntos? Slo hasta el espacio-puerto. Luego l se fue a alguna otra parte. Cmo fue tu viaje a la Tierra? Bron lanz una carcajada monosilbica.

Recurdame que tome un montn de celusina y te lo contar algn da. Salimos justo antes de que fuera declarada oficialmente la guerra. Bueno, eso es algo, supongo dijo Lawrence, apresurndose tras l. Los primeros dos das pareci como si nada hubiera cambiado; luego, de pronto, esto! Bajaron las escaleras, cruzaron el vestbulo; y Bron sali de la luz anaranjada al oscuro balcn. Tras l, Lawrence dijo: Oh, Seor...! Bron mir hacia atrs. Lawrence, de pie en el umbral, estaba inclinado sobre la caja de vlet. La he tenido desde hace prcticamente treinta aos. La cerr, apret los cierres de latn. Los gritos en miniatura de hombres, mujeres y nios, como distantes murmullos, se apagaron y, en un jadeo de esttica, murieron. Lawrence pas un dedo por la cuarteada madera. Me pregunto si podr ser reparada. La apoy contra la pared y empez a recoger las piezas. Hey, vamos! exclam Bron. Slo un momento. Quiero ponerlo todo a un lado a fin de que nadie lo pise. Lawrence recogi los dados, el cubilete. Cuando empez todo ech a correr hacia arriba, y cuando llegu arriba hubo como una especie de choque. Supongo que deb dejarla caer. Sacudi la cabeza. Treinta aos. Era mayor que t la primera vez que vi el juego; pero tengo la sensacin como si hubiera sido mo toda mi vida. Coloc un puado de figuras contra la pared, al lado de la caja. Ve con cuidado cuando bajes los escalones. Algunas de ellas pueden haber rodado escaleras abajo. Se rompen muy fcilmente. Claro dijo Bron, impaciente. Pero la creciente conviccin de que, pese a sus deseos de estar en alguna otra parte, l tampoco tena ningn lugar donde ir, le hizo aguardar al viejo. No recuerdas dnde se supone que fueron los otros? pregunt a Lawrence, que alzaba la vista entre los edificios. Al otro lado de la interseccin se ergua un arco decorativo que, con todas sus luces apagadas, pareca como dos costillas carbonizadas de alguna incinerada carcasa. Se vean unas pocas estrellas. Me gustara que volvieran a conectar el cielo dijo Lawrence. En realidad, no se trata de agorafobia o..., cmo lo llaman? Anaurafobia? El miedo a perder la atmsfera? Es slo que, con todo ese lo gravitatorio..., bueno, sera agradable tenerlo de vuelta. Creo que al menos se han producido un par de agujeros. Bron mir con los ojos entrecerrados acera abajo, ms oscura ahora que el sector no restringido. El viento fue ms bien fuerte durante un rato..., pero parece haber cesado. No es aquello un incendio? Si lo es murmur Lawrence, vayamos en la otra direccin. Bron ech a andar calle abajo, y Lawrence lo atrap unos momentos ms tarde. Audri vive ah abajo dijo Bron. Quin es Audri? pregunt Lawrence. Mi jefa..., uno de mis jefes. El otro es una especie de bastardo que nada en crdito y cuya comuna se asienta en medio del lujo sobre el Anillo. Si vive ah abajo, dudo que nade en mucho ms crdito que t. Oh, ella no. Slo l. Ella tiene tres hijos realmente insoportables y vive con un puado de lesbis en una coop gay. Oh dijo Lawrence. Y luego, tres pasos ms adelante: Ya es bastante malo encontrarse en todo este fregado siendo uno solo. Puedo imaginar lo que debe de ser con chicos! Bron gru.

Las instrucciones de evacuacin eran tan confusas dijo Lawrence, que me pregunto si eran correctas. Bron gru de nuevo. Si sufrieron el mismo tipo de interferencias que tuvimos nosotros..., y con nios! Lawrence se apret la capa un poco ms. Oh, querido. Eso debe de haber sido realmente terrible. Bron se sinti incmodo. Lawrence estaba refrenando el paso. Crees que deberamos ir a ver si estn an all y necesitan que les echen una mano? Las instrucciones murmur Lawrence eran tan confusas... Quiero decir, Wang fue la nica persona que fue capaz de comprender que estaban diciendo que debamos evacuar. Haba un cordn de polizontas en torno al sector cuando llegu dijo Bron. Tuve que cruzarlo como pude. Con la gravedad subiendo y bajando al azar por todas partes, es ms bien peligroso indic Lawrence. Estoy seguro de que ser ms seguro fuera que dentro. Por otra parte, si el ms pequeo fragmento de cornisa cae sobre tu cabeza a trescientas gravedades, es lo mismo que si te cayera encima toda la pared. Qu es una cornisa? pregunt Bron. Vaya dijo Lawrence. El chico ni siquiera sabe lo que es una cornisa. Por dnde vive tu jefa? Al otro lado de la calle, una unidad ms all. Eso debera de ser por all murmur Lawrence. Qu es eso...? En aquel momento se produjo una explosin en alguna parte a su izquierda. Bron encaj los hombros. No s... No eso dijo Lawrence. Aquello... seal a un hombre que gritaba en alguna parte al extremo de la manzana, en direccin a la casa de Audri. Curioso (y an ms inquieto), Bron cruz la calle; Lawrence, a su lado, dej que su capa se abriera de nuevo. Estaban en el mismo lado de la calle que la coop de Audri. El hombre -Bron poda verlo ahora- grit de nuevo. En su voz Bron oy dejes de histeria y de rabia. (Por qu, se pregunt, estoy dirigindome por la calle hacia un hombre desconocido, furioso y posiblemente loco, en medio de una guerra? Esta situacin no es ni razonable ni feliz.) Pero Lawrence no se haba detenido, as que Bron no lo hizo tampoco. Era un hombre corpulento, vestido con un mono marrn con un gran corte en el hombro. Dejadme entrar! aullaba. Maldita sea, dejadme entrar! O dejadles salir! Su voz se quebr en su garganta. Al menos enviad fuera a los malditos chicos si vosotros sois tan estpidas como para... Se tambale. Dejad salir a mis malditos chicos u os juro...! Se tambale de nuevo. Os juro que destrozar el lugar con mis propias manos, as que aydame, Jess! Se frot el estmago, se dobl sobre s mismo unos momentos, luego ech hacia atrs la cabeza. Enviadlos fuera, u os juro que entrar y... De pronto se lanz hacia delante, subi los escalones y empez a aporrear la puerta (s, era la coop de Audri) con los dos puos. Bron haba estado a punto de susurrarle a Lawrence que se metieran en un portal, para darles tiempo a librarse de aquel loco, cuando el hombre que retroceda de nuevo de la puerta, con los puos y el rostro alzados mir hacia ellos y se volvi. Oh, Jesucristo... Sacudi la cabeza. Su rostro estaba sucio y manchado de

lgrimas. Lo que ms impresion a Bron fue que el corte en el hombro de su mono no era algo puesto all por una casa de diseo. La piel debajo estaba horriblemente magullada. Oh, por... Jesucristo! Las malditas putas no lo comprenden. Simplemente no comp... Sacudi de nuevo la cabeza, luego se volvi hacia el edificio y aull: Simplemente dadme mis malditos chicos! No me importa lo que hagis con los dems, pero enviadme aqu fuera a los mos! Ahora! Hablo en serio! De cada una de sus muecas colgaba una jaula de alambre que aparentemente poda cerrarse sobre sus manos moteadas de pintura. Otra jaula (Bron se dio cuenta de que lo haba visto antes, pero no poda recordar dnde, lo cual se aada a su inquietud) se bamboleaba en sus hombros. Las malditas putas no comprenden ni una mierda de tosi violentamente, retrocedi, con un puo contra su boca, los ojos lagrimeantes los sentimientos de un hombre hacia sus chicos! Se volvi de nuevo para gritarle al edificio, pero su voz le fall. Se volvi de pronto, trastabill, lleg al centro de la calle, se detuvo, se tambale, trastabill de nuevo. Alcanz la embocadura de un callejn y se meti por l. Bron y Lawrence se miraron con el ceo fruncido, luego dirigieron de nuevo sus ojos hacia el hombre. El artesano haba recorrido unos seis metros del callejn cuando todo ocurri muy aprisa: Primero se derrumb de rodillas, luego cay de bruces sobre su rostro, pero no fue una cada normal. Fue como si l fuera de metal, y un imn, conectado bruscamente debajo de l, lo hubiera atrado. Al mismo tiempo, toda la pared de su derecha del callejn, y parte de la de la izquierda, se derramaron -o ms bien se precipitaron- sobre l. Bron frunci los ojos. Su pelo restall en su cabeza. La capa de Lawrence azot hacia atrs, luego hacia delante, sus piernas, arrastrando con ella al hombre unos cuantos pasos. Bron tuvo que inclinarse contra el repentino viento para evitar ser empujado. Al cabo de un segundo o as el polvo, que hasta entonces slo haba creado ondulaciones bajas y redondeadas, densas y movientes como el agua, se alz de pronto, girando, como si bueno, no como si, se dio cuenta Bron: eso era realmente lo que ocurra se hubiera convertido en cientos de veces ms ligero; mucho ms ligero que el polvo. El callejn estaba recubierto ahora por tres metros de cascotes. El polvo deriv. Bron mir a Lawrence (que tosi), al edificio de Audri, al callejn, al edificio, a Lawrence. Supongo que no hay nadie dentro dijo, cuando el polvo hubo pasado. Luego, dndose cuenta que aquello sonaba estpido, aadi: Pero quiz sea mejor comprobarlo. Esper que Lawrence no sugiriera comprobar tambin el callejn. Alfred ya haba sido suficientemente malo; esto slo poda ser peor. Podemos ir por el lado? pregunt Lawrence, y evidentemente (y afortunadamente) se refera a la coop. Entre el edificio de la coop y el edificio contiguo haba una estrecha puerta que, cuando Bron la alcanz y alz la aldaba (Yo nunca hubiera pensado en eso, dijo Lawrence), se abri. Quiz podamos descubrir una ventana o algo as y echar una mirada dentro. La piel de Bron hormigue con recuerdos del callejn que acababa de ver derrumbarse. Pero Lawrence entr delante de l, de modo que tuvo que seguirle: ni siquiera haba espacio para darse la vuelta. Estaba preguntndose cmo poda haber una ventana que diera a un callejn de apenas algo ms de medio metro de ancho cuando lleg a una, con dos rostros sorprendidos al otro lado..., que fueron bruscamente echados a un

lado por tres ms. Mientras se iniciaba una acalorada conferencia entre las mujeres detrs del cristal, otra mujer se abri paso entre ellas para mirar: y era Audri, que sonri, le hizo un rpido gesto con la cabeza a Bron, luego se dio la vuelta para unirse a la conferencia. Bron hizo gestos de que salieran. Ellas respondieron con gestos de impotencia. Bron hizo gestos de que abrieran la ventana. Ellas hicieron ms gestos de impotencia. Alguien hizo cuidadosamente mmica de algo que Bron crey que quera dar a entender que la puerta delantera estaba bloqueada. Entonces les hizo gestos de que se apartaran, se quit una sandalia, luego se lo pens mejor y le dijo a Lawrence que le diera uno de los zapatos verdes, e hizo gestos de lanzarlo contra la ventana. Algunas de las mujeres de dentro parecieron inquietas. Otras rieron. Todas se apartaron. As que Bron lanz el zapato, con el tacn por delante. El cristal se hizo aicos en una opaca telaraa..., que qued colgando all. Estaba reforzado con una pelcula plstica, de modo que tuvo que arrojar el zapato varias veces ms, y finalmente desgarrarla con la mano, cortndose los dedos en varios lugares. Vamos, tienen que salir! Qu? Hay que evacuar esta zona grit a la oscura habitacin llena de mujeres. Audri? Hey, Audri, tenis que salir todas de aqu. Os dije que eran instrucciones de evacuacin estaba gritando una de las mujeres a un grupo en la parte de atrs de la habitacin, antes de que los canales pblicos dejaran de funcionar. Audri, ser mejor que traigas a tus chicos y... Audri? Pero ella haba abandonado la habitacin con varias otras. Bron se meti por la ventana (una mujer que no haba visto le ayud al otro lado), mientras Lawrence iba a la parte delantera, y Bron dedujo ms o menos por los fragmentos de conversacin que ellas no haban deseado abrir la puerta principal a causa del hombre que Bron y Lawrence haban visto gritar. En cuyo momento una docena de chiquillos penetraron en la habitacin con varias madres, entre ellas Audri (que llevaba un ajustado mono elstico escarlata brillante con un montn de cosas plumosas colgando de la banda que cea su frente). Hey! Se abri camino hasta ella, la sujet por el hombro. Ser mejor que renas a tus chicos para que podamos salir de aqu... Ella le mir, parpadeante. Y qu crees que estamos haciendo? Dijiste que tenamos que evacuar el lugar, no? Todo el mundo estar abajo en un segundo. Oh dijo Bron. Oh, s. Claro. Entraron ms nios. Dos mujeres estaban dando instrucciones. Hummm... dijo Bron. Hey! Ser mejor que todos lleven zapatos. Hay montones de cascotes por las calles. Los nios salieron corriendo de la habitacin para ir a buscarlos. Una mujer que pareca estar a cargo de todo se volvi hacia Bron. Realmente fue un noble gesto por su parte el que viniera a decrnoslo. Nadie saba absolutamente nada de lo que estaba ocurriendo desde las represalias de esta tarde. Y luego, con Mike el Loco ah fuera..., bueno, parece que ahora ya se ha ido. Pero no sabamos si haba hecho algo o no para interferir con nuestro canal de recepcin, o si todo esto formaba parte de la confusin general. Con esos terribles vientos yendo y

viniendo nadie deseaba salir, en especial con los chicos. Freddie y Flossie eran la nica familia de un solo padre en la Casa de la Serpiente; pero en una coop sexualmente especfica, helero o gay, uno poda esperar unos cuantos ms. Adems, por supuesto, aqulla era una coop de mujeres. Y, como haba dicho en una ocasin una encuesta efectuada por un canal pblico: Mientras las mujeres den a luz el 70 por ciento de los hijos, uno no puede sorprenderse de que cerca del 60 por ciento de las familias de un solo padre tengan una mujer a la cabeza. Mientras abandonaban el edificio (uno de los chicos de Audri se haba pegado a Lawrence, junto con otro al que Bron nunca haba visto), Bron pregunt: Quin era ese tipo Mike el Loco? Audri mir a su alrededor, comprobando, luego dijo confidencialmente: Acostumbraba a vivir con John seal con la cabeza hacia una mujer vestida con algo delgado, difano y de color crema que, hasta ahora, haba supuesto que era slo uno de los chicos mayores. Ella ha tenido dos hijos de l. Es una especie de artesano excntrico, pero desconozco de qu tipo. Por qu no le dejasteis entrar? Audri hizo un gesto inconcreto con los hombros. Las ltimas tres veces que lo hizo, tan pronto como estuvo a solas con ella le dio una paliza; luego la hizo sentar durante la siguiente hora y le explic por qu era culpa de ella que l se hubiera visto obligado a hacer aquello. En realidad, John es una chica muy dulce, pero no es muy brillante. Intentamos ponernos en contacto con las polizontas, pero las comunicaciones del lugar estaban totalmente cortadas. Oh dijo Bron. S..., bueno. Supongo que, quiz porque se trataba de sus hijos... Audri volvi a hacer su gesto con los hombros. Esta repentina revitalizacin de su inters no empez hasta hace un ao, cuando se volvi cristiano. Al parecer, no se mostr muy interesado en ellos cuando ella los tuvo, o en los dos aos inmediatamente despus. Audri escrut el grupo mientras doblaban una esquina. Quiero decir, si quiere hijos suyos, hay al menos diez formas en que puede conseguirlos..., aqu, quiero decir. Y al menos veinticinco en el n-r. Bron sigui al tropel de mujeres al otro lado de la esquina. Pens que poda ser cristiano. Se encaminaban hacia la Plaza de la Luz. Por algunas de las expresiones que us. Alz la vista hacia la no familiar e inquietante noche. Sabes?, crean casi tantos problemas como los judos. Hey, vamos, chicos dijo Audri. Dejad de ir de un lado para otro. Por aqu. Adonde fue, de todos modos? Normalmente permanece por aqu mucho ms rato antes de darse por vencido. Casi se ha convertido en un personaje para todo el vecindario. Oh dijo Bron, sintindose incmodo de nuevo. Bueno, nos vio a Lawrence y a m, y luego..., se fue. Audri le mir. Le asustasteis? Os merecis un voto de agradecimiento por eso! Personaje o no, estaba empezando a convertirse en una molestia. Un nio se acerc para preguntarle a Audri algo que Bron no comprendi, a lo que ella le respondi algo tambin incomprensible (para Bron), mientras Bron se preguntaba si deba decirle a Audri el destino final de Mike el Loco. No importaba lo incmodo que le hiciera sentirse, deba hacerlo. Audri dijo: Fue absolutamente heroico el que vinieras a echarnos una mano. Todas estbamos terriblemente asustadas. Algunos de los sonidos que llegaban de fuera..., y no me refiero solamente a Mike... Bueno, no eran del tipo que la animen a una a salir a

la calle. Bron se estaba preparando para decir: probablemente Mike est muerto, cuando el cielo (o ms bien el escudo) se conect. Los nios vitorearon..., lo cual trajo a una docena de polizontas a la carga desde un callejn contiguo: Qu crean que estaban haciendo en un sector restringido? Hacer todo lo posible para salir de l! Acaso no saban que haba un serio fallo de gravedad por todo este sector de la ciudad? Ya se haba informado de ms de ciento seis personas muertas! Por eso precisamente estaban intentando irse! Hacia dnde tenan que ir? Bueno, en realidad, el que el escudo sensorial hubiera sido conectado de nuevo era la seal oficial de que todo volva a estar bajo control. Podan volver a casa si queran. Lo cual trajo ms vtores, y risas de las mujeres. Otras personas estaban apareciendo tambin en la calle. Bron se volvi para decirle algo a Audri, slo para encontrar a Lawrence junto a su hombro. Volvamos a casa dijo Lawrence. Por favor? Volvamos a casa ahora mismo. Bron no deseaba volver a la Casa de la Serpiente. Deseaba regresar a la de Audri, y conseguir que la mujer le diera un poco de caf y algo de comida y charlara un rato y le sonriera y riera con l, bromeara acerca de la forma en que l haba roto la ventana y le diera las gracias por haber acudido a su rescate y por la forma en que haba asustado a aquel loco cristiano. Pero estaran los nios. Y las mujeres estaban ya... ...a trabajar la semana prxima! le estaba diciendo Audri, agitando la mano por entre montones de cabezas. Oh, s! Bron le devolvi el saludo. Ya nos veremos en el trabajo. Vamos dijo Lawrence. Por favor? Bron empez a decir algo irritado, pero fracas. Claro suspir. Y, cuando ya llevaban recorridas dos unidades y media: Han sido unas buenas vacaciones! La carta de la Pa (no facsmil) le aguardaba sobre la mesa. En su limpia habitacin (la puerta del armario todava estaba abierta, pero estaba demasiado cansado para cerrarla), se sent sobre su cama y la reley. Luego la ley una vez ms. A mitad de la ltima lectura se dio cuenta de que ni siquiera estaba oyndola dentro de l en la voz de la Pa, sino en la de la mujer de la coop de Audri que haba estado dando instrucciones a las dems mujeres. La empez de nuevo, esta vez oyendo las acusaciones en el electrnicamente tenso tono de la recepcionista de Personal de la hegemona. La ley una vez ms, finalmente en la voz de la polizonta que le haba estado diciendo que no poda cruzar el cordn, y a la que haba engaado unindose a los murmuradores. Hey dijo Lawrence, empujando la puerta con el hombro, de nuevo desnudo, sujetando con las dos manos su rota caja de vlet. He encontrado casi todas las piezas! Slo cuatro resultaron pisoteadas, y estoy seguro de poder conseguir otro cubo astral de... Lawrence? Bron alz la vista del papel-seda orlado de negro y oro. Lawrence, sabes?, l tena razn. Esto no es demasiado malo, no? Lawrence pas una amarillenta ua por la cuarteadura de la caja. Haba una maravillosa artesana all en el sector no restringido especializada en juegos. Estoy seguro de que ella podr arreglar ste y dejarlo como nuevo..., si an est all. Los canales pblicos estn diciendo que el n-r fue el ms duramente castigado. Pero, no es eso tpico? Lawrence, l tena razn.

Quin? Lawrence alz la vista. Ese cristiano..., el que vimos frente a la coop de Audri. Mike el Loco. Razn acerca de qu? Acerca de las mujeres. Bron estruj bruscamente la carta entre engarfiadas manos. Ellas no comprenden. Quieres decir que no te comprenden a ti? Algunos de nosotros, querido, nos entendemos de maravilla con las mujeres. Incluso yo, de tanto en tanto. Nada de malentendidos de ninguna clase: slo pura simpata y comprensin a lo largo de toda la lnea. Por supuesto, conmigo no dura mucho. Pero, acaso dura para siempre con alguien? Ellas no comprenden a los hombres. No t, Lawrence. Me refiero a los hombres normales, heterosexuales. No pueden. Es una imposibilidad lgica. Soy un lgico, y lo s. Lawrence se ech a rer. Mi querido muchacho! Te llevo observando ntimamente desde hace seis meses, y eres una criatura dulce y familiar..., oh, mucho ms familiar de lo que seis meses podran hacerte. Djame decirte un secreto. Hay una diferencia entre los hombres y las mujeres, una diferencia pequea, minscula, que me temo que probablemente ha convertido gran parte de tu vida adulta en algo miserable y probablemente seguir hacindolo hasta que mueras. La diferencia es simplemente que las mujeres tan slo han sido tratadas realmente, por esa extraa abstraccin durkheimiana que es la sociedad, como seres humanos desde los ltimos..., oh, digamos sesenta y cinco aos; y, realmente, slo en las lunas; mientras que los hombres han gozado del lujo de ese tratamiento durante los ltimos cuatro mil. El resultado de esta anomala histrica es simplemente que, sobre una base estadstica, las mujeres estn slo un poco menos dispuestas a enfrentarse a ciertos tipos de mierda que los hombres..., simplemente porque el concepto de un universo libre de cierto tipo de mierda es, en esa igualmente extraa abstraccin jungiana, el inconsciente colectivo femenino, demasiado nuevo y demasiado precioso. Las cejas de Lawrence se anudaron; frunci el ceo a los retorcidos puos de Bron. Vaya, apuesto a que eso es una carta de una dama..., confieso que, cuando estaba comprobando el lugar en busca de cadveres, ech una ojeada aqu dentro y vi el nombre y el remitente. Tu problema, sabes?, es que esencialmente eres un pervertido lgico, que busca una mujer con una perversin lgica mutuamente compatible con la tuya. El hecho es que la perversin mutua que ests buscando es muy, muy rara..., si no inexistente. Ests buscando a alguien que pueda gozar con un tipo determinado de masoquismo lgico. Si fuera solamente sexual, no tendras ningn problema en absoluto en hallar una pareja..., como sin duda te ha informado ya tu experiencia mundana. Culgalas del techo, quema sus pezones con cerillas, clava agujas en sus posaderas y aztalas hasta que sangren! Hay montones de mujeres, del mismo modo que hay montones de hombres, que se sentiran encantados de tener a un iceberg rubio de metro ochenta como t para jugar con l a esos juegos. Puedes conseguir una lista de los lugares que frecuentan simplemente tecleando Informacin. Pero, aunque ella sea una fantica religiosa como Mike el Loco, que cree que los hijos de su cuerpo son una misma cosa con los objetos de su mano, o un socipata como el pobre Alfred, que no se permite emitir un juicio sobre nadie, correcto o incorrecto; ya sea una monja o una ninfmana, una excitada panfletista que recorre el sector n-r o un pilar de la sociedad que vive elegantemente sobre el Anillo, o cualquiera entre todos esos extremos, o cualquier otra combinacin, lo nico que ella no va a hacer es aceptar t corre-y-espera, t baila-unzapateado-mientras-ests-cabeza-abajo, t corre-en-crculos-mientras-sigues-en-lnearecta, especialmente cuando todo esto es fuera de la cama y simplemente no tiene la

menor esperanza de obtener ninguna satisfaccin de ello. Afortunadamente, tu perversin peculiar es hoy extremadamente rara. Oh, podra decir que quizs un hombre de cada cincuenta la sufre..., algo muy sorprendente, considerando que hubo un tiempo en que era tan comn como la habilidad de dejarse crecer la barba. Simplemente compralo con algunos de los dems tipos sexuales principales: la homosexualidad, uno de cada cinco; la bisexualidad, tres de cada cinco; el sadismo y el masoquismo, uno de cada nueve; las distintas variedades de fetichismo, uno de cada ocho. As que ya ves, en una situacin de uno sobre cincuenta, realmente te hallas en una situacin difcil. Y lo que lo hace ms difcil, incluso trgico, es que la perversin correspondiente que buscas en las mujeres, gracias a esa pequea anomala histrica, tiene una recurrencia muy probable de una cada cinco mil. S, siento, creme, una platnica curiosidad hacia las vctimas tanto masculinas como femeninas de esta desviacin. S, exploto la soledad de la espera de los no realizados ofrecindoles mi amistad. Vampirismo psquico? Creme, hay en m tanto del donante de sangre como lo hay del Vlad Tepes. No s nada de la mujer responsable de esto hizo un gesto con la cabeza hacia la estrujada carta ms all de su reputacin pblica. Pero he vivido mucho tiempo. Puedo hacer unas cuantas especulaciones respecto a ella. Bron, segn tus trminos, ella simplemente no existe. Quiero decir, cmo puede existir? T eres un sdico lgico buscando a una masoquista lgica. Pero t eres un lgico. Si redefines la relacin entre P y No-P ms all de un cierto punto..., bueno, entonces ya no ests hablando de lgica. Todo lo que has hecho, realmente, ha sido cambiar de tema. Soy un metalgico dijo Bron. Defino y redefino la relacin entre P y No-P cinco horas al da, cuatro das a la semana. Las mujeres no comprenden. Los maricas no comprenden tampoco. Lawrence alz la caja de vlet, se reclin contra la pared y alz una ceja. Explcate. Bron hundi los hombros. Mira, yo... Los enderez. Tiene algo que ver con, no s, quizs una especie de valenta... La valenta es simplemente hacer algo grande para conseguir lo mejor para el mayor nmero de personas. El nico problema es que el mismo proceso por el cual hacemos algo grande normalmente nos ciega para ver cul es el nmero de gente lo suficientemente numeroso como para que la cosa valga realmente la pena... Si lo nico que sabes hacer es permanecer de pie aqu y decir cosas estpidas que pretenden ser inteligentes... Bron estaba furioso. Ests furioso. Lawrence alz la caja una vez ms. Lo siento. Sigue. Bron contempl sus entrelazados dedos, los bordes negros y dorados que asomaban entre ellos. Sabes?, el viaje de Sam a la Tierra fue bsicamente una misin poltica. Puedes alegrarte de no haber ido. Durante su transcurso, algunos de nosotros fuimos capturados. Algunos resultaron muertos. Yo me sal bastante bien. Solamente fui torturado. Me mantuvieron sin comida. No se me permiti ir al bao. Me clavaron garfios. Me golpearon, hacindome todo el tiempo las mismas preguntas, una y otra vez... Lo s, hubiera podido ser peor. No me rompieron ningn hueso y, demonios, estoy vivo. Pero algunos de nosotros... no lo estn. No fue agradable. Lo realmente malo fue que no se nos permiti hablar de ello..., los de nuestro lado no nos lo permitieron..., ni entre nosotros ni a nadie. Cualquier cosa que dijramos poda causar que uno de nosotros, o incluso todos, resultramos muertos, simplemente as! Y entonces fue cuando tropec con esta alz la arrugada carta, mir su puo, lo dej caer mujer. Por supuesto, tienes razn. Ella no existe. Al da siguiente de que me soltaran, la llev a cenar. Fue tan curioso, sentarse all en aquel restaurante

increblemente caro, donde an usan el dinero, y al que ella haba deseado ir, pues algunos de sus amigos ya haban estado y les haba odo y le haba entrado el deseo de probarlo..., y darse cuenta de que una sola palabra por mi parte acerca de lo que haba ocurrido poda significar mi muerte, o la muerte de una docena de otros, o incluso la de ella, mientras que todo lo que a ella le preocupaba era comportarse como corresponda a la moda... Te hubiera gustado; es uno de esos lugares donde ir descalzo es de rigueur, pero, francamente, yo no poda preocuparme de ello, o de que ella estuviera causando la impresin correcta a las camareras y al mayordomo, como una encantadora e ingenua inocente, y menos cuando ella se pona a hablar de lo maravilloso que haba sido este o aquel asunto amoroso que haba tenido en el pasado. Quiero decir, no es que hubiera debido sorprenderme de ello. Ya sabes, me haba encontrado algunas veces con ella antes, aqu en Tetis. Habamos hecho el amor unas cuantas veces, de una forma casual y..., bueno, yo crea que con xito. Pero slo un ejemplo: la primera vez que la conoc le habl de ti, dije que tena que conocerte. Ella no se lo tom a bien; al parecer, no le gustan los homosexuales. No los aprueba o algo as. Todava sigue hablando de ello aqu... Bron alz la carta. Se ofendi gravemente de que yo pudiera pensar que ella deba tener alguna relacin con alguien que lo era. Quiero decir, puedes imaginarlo? En esta poca? No es que ella est por encima de practicar un poco de amor homosexual de tanto en tanto y muy alegremente, o eso afirma al menos, cuando se suelta el pelo. Pero, al parecer, eso es diferente. En realidad, una posicin lgicamente consistente se halla simplemente ms all de ella..., aunque, como t, habla bastante de lgica. En realidad, la nica razn que da de no desear conocerte es porque result que yo mencion que eras gay! Echa una mirada... Bron le tendi la arrugada carta. Lawrence alz la barbilla. Realmente, ests consiguiendo hacer que suene como alguien por quien yo jams tendr el menor inters..., y ciertamente no en su injuriosa correspondencia. Bron volvi a colocar las manos entre sus rodillas. Bueno, sa es la categora a la que pertenece. De todos modos, all estbamos, en el restaurante. Las cosas haban sido realmente duras para m, con el arresto y el interrogatorio. Y simplemente tena la sensacin de que necesitaba algo..., no sexo; algo ms que eso, alguna especie de... No s: apoyo, amistad, calor, compasin... Sin embargo, creme, una vez ella tuvo la ms ligera nocin de que yo deseaba algo ms que sexo, decidi que el sexo quedaba descartado tambin. A partir de entonces todo fue un enorme y plano rechazo. Quiero decir, yo no poda hablar de lo que me haba ocurrido, de todo aquello por lo que haba pasado; era demasiado peligroso. Pero ella ni siquiera comprenda que algo no iba bien. Simplemente no haba ninguna comprensin en absoluto... Ninguna de ellas comprende. No pueden comprender. Los hombres simplemente han de arreglrselas por s mismos. Dijiste algo acerca de valenta? Lawrence alz la caja de nuevo. Bueno, s. Quiero decir que no quiero hacer toda una historia de ello; pero bueno, cuando dese volver aqu, para saber cmo estabas, y Audri, y los chicos, lo primero que tuve que hacer fue atravesar un cordn de polizontas. Realmente no fue tan difcil; simplemente me mezcl con una multitud de los Pobres Hijos de la Luz Avestal y el Nombre Secreto Cambiante. Hace aos sola asistir a su instruccin, as que pude falsificar un mantra..., lo bastante bien como para seguir con ellos, al menos. Y cruc de ese modo. No estoy diciendo que eso requiriera un montn de ingeniosidad; pero s necesit un poco. Y, en unos momentos de crisis social, alguien tiene que poseer ese tipo de ingeniosidad, aunque slo sea para proteger la especie, las mujeres, los nios..., s, incluso los viejos. Y esa ingeniosidad surge de la soledad, de esa particular soledad masculina. Ni siquiera es consciente. Quiero decir que ni siquiera lo intent tan

duramente. Pero, en tiempos de crisis, algunas cosas simplemente deben hacerse. A veces se trata de mantener tu boca cerrada, o no hacer algo que deseas pero que puede poner en peligro a otros. A veces se trata de hacer algo que no haras normalmente, como cruzar un cordn policial, o una ventana, o incluso las ideas realmente estpidas de alguien. Bron se ech a rer. Slo estoy intentando imaginar a esa loca zorra con la que sal a cenar, con todas esas cosas acerca de su amante y etctera, incluidos los dos que tena en ese momento, manteniendo la boca cerrada acerca de todo lo dems! Un asunto de vida o muerte? Eso no la hubiera detenido! O hallar su camino a travs de los cascotes de la calle ah fuera. Tiene que pasar todo un da decidiendo si lleva o no la ropa adecuada para una excursin. Oh, no estoy diciendo que las mujeres no puedan ser valerosas. Pero se trata de un tipo diferente de... Bueno, supongo que las mujeres, o la gente con amplios componentes femeninos en su personalidad, son demasiado sociales para tener esa necesaria soledad que les permita actuar fuera de la sociedad. Pero, mientras tengamos una crisis social, ya sea producida por el hombre o por esta guerra, o incluso natural como un temblor del hielo, pese a lo que dicen los dramas del hielo, necesitamos esa soledad particularmente masculina, aunque slo sea por la ingeniosidad que alimenta, a fin de que el resto de la especie pueda sobrevivir. Supongo, en cierto sentido, que las mujeres son sociedad. Quiero decir, se reproducen, no? O al menos el setenta por ciento hoy en da, al menos. No es que me queje de que, como t dices, en los ltimos ciento setenta y cinco aos les haya sido dado... La caja de vlet se desliz de las manos de Lawrence, golpe contra el suelo y se abri. Dos de los cajones laterales salieron disparados, esparciendo sobre la moqueta cartas, dados y figuras rojas y verdes. Bron se puso en pie. Lawrence, con una pequea exclamacin, cay de rodillas, murmurando: Oh, vaya... y: Eso me pasa por... y se puso a recoger las piezas, con aspecto ms y ms trastornado. Hey dijo Bron al cabo de un momento, no te preocupes... Espera, te ayudar a recoger... Eres un estpido dijo Lawrence, de pronto y roncamente. Y yo estoy cansado. Estoy cansado de todo esto, sa es la razn. Estoy cansado. Eh? Lawrence coloc secamente dos dados en su lugar, tendi la mano hacia un tercero... Hey... Bron oy la hostilidad en el clac e intent retroceder en lo que haba dicho hasta hallar la causa que lo haba generado. Oh, hey; cuando dije maricas no comprend, slo estaba siendo..., no s, malintencionado. Mira, te guste joder o que te jodan, sigues siendo un hombre. Has estado solo. Despus de todo, vives en este lugar, no? Hiciste tanto como yo para asegurarte de que Audri y los chicos estuvieran bien. Quiero decir que, en realidad, fue idea tuya el que... Lawrence se sent hacia atrs; unas manos plidas y llenas de arrugas rastrillaron sus oscuros y arrugados genitales. Eres un estpido! Eres un estpido! Eres un estpido! Me hablas de valenta? Una mano salt hacia arriba y seal la puerta. Ah est tu valenta. Ah est tu ingeniosidad. Justo al otro lado del pasillo, en la habitacin de Alfred..., no, todava no la han vaciado. La gente que les ha hecho eso, y que se afana en hacer todo lo que debe hacerse para la supervivencia de la especie, y con tanta eficacia! Sin la prdida de un solo soldado. De ningn lado. La mano de Lawrence cay al suelo, por entre las piezas. Lo que vine aqu a decirte... Lawrence inspir profundamente, dej escapar el aliento en un largo suspiro. Sus hombros se hundieron es que la guerra

ha terminado. Lo anunciaron hace poco por los canales pblicos. Al parecer, hemos ganado..., signifique eso lo que signifique. Lux en Japeto no tiene supervivientes. Cinco millones de personas..., todas muertas. El sabotaje fue completamente efectivo all. Perdieron toda la gravedad y la atmsfera. La prdida de vidas est por debajo del ocho por ciento en Europa y Callisto. Las cifras de Ciudad-G en Ganmedes an no se saben, lo cual puede ser bueno o malo. Tritn, el ltimo en entrar, es al parecer el que ha salido mejor librado. Por otra parte, nosotros hemos carbonizado un dieciocho por ciento de la superficie emergida de la Tierra. Ochenta y dos horas despus de que Tritn se uniera a la guerra, los dos lados jugaron todas sus cartas. Oficialmente Marte se ha rendido, con prdidas por debajo del milln de vidas, la mayor parte en pequeos asentamientos urbanos fuera de Bellona. Lawrence tom una Bruja roja, la mir, la dej caer por entre sus dedos a su palma, dej que su puo cayera al suelo, Al parecer no hay ninguna comunicacin oficial de la Tierra, pero estamos tomando eso como una rendicin: todo el mundo que podra formalizarla oficialmente est muerto. Ya estn mostrando fotos areas de algunas de las secciones que golpeamos: la mayor parte en el norte y el sur de frica, Amrica central y Asia oriental. Aunque intentaron mantenerse lejos de los ms importantes centros de poblacin, estiman que entre un sesenta y un setenta y cinco por ciento de la poblacin de la Tierra ya est muerta o, como dijeron eufemstcamente, estar muerta dentro de las prximas setenta y dos horas. Debido a la confusin resultante, lo llamaron. Lawrence sacudi la cabeza. Confusin...! Valenta en tiempo de crisis! Mir a Bron. Yo nac en Sudfrica. No me gustaba. Me march de all. No tena intencin de volver. Pero eso no les da derecho a ir y simplemente quemarlo todo! Oh, s que no se supone que uno deba hablar de cosas embarazosas como de dnde procede. Sueno como cualquier loco poltico del n-r, hablando de mis orgenes. Pero ellos siguen sin tener derecho! Se inclin hacia delante y, con un barrido de la mano, recogi varias piezas dispersas. Siguen sin tenerlo... Un setenta y cinco por ciento! T estuviste hace muy poco en la Tierra. Supongo que en algn momento, en algn lugar, conociste a alguien..., slo una persona que te cayera bien, o que despertara en ti algn sentimiento..., negativo o positivo, no importa. Las posibilidades ahora son de tres sobre cuatro de que esa persona, en las prximas setenta y dos horas, muera. En la confusin. Y, cuando hayan muerto, simplemente estarn tan muertas como esos dos muchachos al otro lado del pasillo... No, no te preocupes por sos! Yo puedo ocuparme de ellos. Simplemente cruza el pasillo y comprueba lo muertos que estn! Pero Bron no haba hecho intencin de arrodillarse. Mientras contemplaba la estrujada carta an en su puo, una imagen de la Pa, en la Tierra, en la confusin, le haba golpeado tan vividamente como una escena recuperada a travs de un olor casual: se tambale. Su corazn golpe hacia delante y hacia atrs en sus costillas. Los pensamientos que fluyeron a su mente eran demasiado violentos para ser calificados como tales (al menos, ese pensamiento era claro); observ a Lawrence seguir recogiendo las piezas. Finalmente -Haba pasado un minuto? Cinco?pregunt, con voz ronca: Realmente piensas que es una entre... cinco mil? Qu? Lawrence alz la vista, con el ceo fruncido. Acerca de... las mujeres? Lawrence suspir y empez a recoger ms piezas. Podra equivocarme de un millar, como mucho..., en cualquier direccin! Bron arroj la carta al suelo (Hey, adonde vas...?, llam Lawrence) y salt al pasillo. No fue a la habitacin de Alfred. Abajo, en la sala del ordenador, media docena de hombres aguardaban fuera y,

cuando pas entre ellos, intent explicarles que haba al menos una demora de veinte minutos para conseguir cualquier programa de diagnstico mdico. Yo no deseo ningn diagnstico! dijo, pasando delante de todos. Yo s lo que est mal! Yo slo deseo Informacin Clnica! Entr en el cubculo y cerr la puerta tras l. No estaba seguro de poder conseguir Informacin Clnica si haba una saturacin de diagnosis. Pero, cuando tecle su peticin, la direccin apareci inmediatamente en la pantalla. Puls el botn prpura, y la direccin fue impresa en una tira de papel-seda de dorso violeta. Lo arranc de la ranura donde haba emergido y sali a paso de carga del cubculo. Haba una pequea multitud fuera del quiosco de transporte. Retrasos? Dobl la esquina, decidido a caminar. La direccin estaba en el sector no restringido. Lo cual era tpico. Aqu y all pas junto a zonas desmoronadas. Grupos de trabajo se haban reunido ya en algunos emplazamientos. Se descubri comparando los brillantes monos amarillos que llevaban los hombres y las mujeres all con las sucias ropas de trabajo de los excavadores terrestres. (Setenta y cinco por ciento...?) Pero eso lo dej con un sentimiento de torpor, otra irrelevancia, antes de llegar a su destino. Rezara por ellos, pens, e intent recordar su murmullo; todo lo que acudi a su mente fue el altisonante grito de las Bestias: La mutilacin de la mente, la mutilacin del cuerpo! Hundi los hombros, frunci los ojos ante el polvo que torbellineaba a la verde luz -la tira de luces de la izquierda estaba apagada- del paso inferior embaldosado. Al salir a la ms oscura va, se hizo evidente que el n-r, ciertamente, haba sido golpeado con dureza. Lo cual, por supuesto, tambin era tpico. Estara abierta la clnica? Lo estaba. La sala de recepcin azul estaba vaca, excepto una mujer sentada en un complicado silln en una esquina, con una complicada consola en uno de los brazos del asiento. Con los ojos junto a los binoculares de un lector, tecleaba algn input ocasional en las teclas de la consola. Bron se dirigi hacia ella. Ella apart el lector a un lado y sonri. Puedo ayudarle? Quiero ser una mujer dijo Bron. S. Y de qu sexo es usted ahora? Lo cual no era la respuesta que l esperaba. Bueno, cul es mi aspecto? Ella hizo una pequea mueca. Podra ser un hombre que est a medio camino de uno de un cierto nmero de procesos posibles de cambio de sexo. O podra ser una mujer que se halla muy adelantada en un cierto nmero de otras operaciones de cambio de sexo: en cualquiera de estos dos casos, usted deseara que completramos un trabajo que ya ha empezado. Yendo ms al fondo del asunto, podra haber empezado usted como una mujer, ser cambiada a hombre, y ahora desear ser cambiada a... otra cosa distinta. Eso podra ser difcil. Pero, debido a que en un contexto completamente distinto l haba usado una consola como aqulla durante tres meses, Bron vio que ella haba tecleado ya Hombre. O concluy la mujer podra ser una mujer muy bien travestida. Soy un hombre. Ella sonri. Djeme su tarjeta de identidad. l se la tendi, y ella la meti en la ranura al fondo de la consola. Gracias. Bron mir a su alrededor, a las sillas vacas que rodeaban la sala de espera. Hay alguien ms aqu...? Bueno dijo secamente la mujer, ya sabe usted que acabamos de tener una

guerra esta tarde. Las cosas se han frenado un tanto. Pero seguimos adelante..., slo tiene que ir hacia all. Bron cruz la pared azul a una habitacin ms pequea, de un rosa intestinal. El hombre detrs del escritorio estaba extrayendo en aquellos momentos la tarjeta de Bron de la ranura de su consola. Sonri a la tarjeta, a Bron, a la silla rosa frente a l, a la tarjeta de nuevo. Se puso en pie, tendi su mano por encima del escritorio. Encantado de conocerla, seora Helstrom... Soy hombre dijo Bron. Acabo de decirle a su recepcionista... Pero usted desea ser mujer dijo el hombre. Tom la mano de Bron, la estrech, la dej caer y tosi. Creemos en empezar inmediatamente, en especial con las cosas ms fciles. Sintese. Bron se sent. El hombre sonri, se sent tambin. Ahora, una vez ms, seora Helstrom, puede decirnos qu es lo que desea de nosotros? Bron intent relajarse. Deseo que me conviertan en una mujer. Decirlo por segunda vez no fue tan duro como la primera. Entiendo dijo el hombre. Es usted de Marte..., o posiblemente de la Tierra, correcto? Bron asinti. De Marte. Eso cre. La mayor parte de nuestros beneficiarios lo son. Es terrible lo que ha ocurrido all esta tarde. Simplemente terrible. Pero imagino que eso no le afecta a usted. Sorbi aire entre sus dientes. Sin embargo, de algn modo, la vida bajo nuestro sistema en particular no genera tantos tipos seriamente insatisfechos a nivel sexual. Sin embargo, puesto que est usted aqu, sospecho que pertenece al tipo que est prcticamente harto de que la gente le pregunte a qu categora pertenece o no pertenece. El hombre alz una ceja y tosi de nuevo interrogativamente. Bron guard silencio. As que quiere ser usted una mujer. El hombre inclin la cabeza. Qu tipo de mujer desea ser? O, ms bien, una mujer hasta qu punto? Bron frunci el ceo. Si desea usted simplemente lo que en esencia podra ser llamado ciruga cosmtica, podemos hacer un esplndido trabajo; y uno completamente funcional. Podemos proporcionarle una vagina funcional, un cltoris funcional, incluso una matriz funcional en la que pueda albergar un beb hasta su nacimiento y alumbrarlo, y pechos funcionales con los cuales pueda alimentarlo una vez nacido. Ms que eso, sin embargo, y deberemos abandonar el reino de la cosmtica y entrar en lo radical. El fruncimiento de ceo de Bron se hizo ms profundo. Qu es lo que pueden hacer, ms all de eso? Bien. El hombre apoy las manos sobre la mesa. En cada una de sus clulas..., bueno, no en todas: una notable excepcin son los glbulos rojos de la sangre..., hay cuarenta y seis cromosomas, largas cadenas de ADN, cada una de las cuales puede ser considerada como dos molculas gigantes entrelazadas, en las cuales se hallan asociados cuatro nucletidos: adenina, timina, citosina y guanina, para ser ledos secuencialmente en grupos de tres. El orden de esos grupos determina el orden de los aminocidos a lo largo de las cadenas de polipptidos que crean las protenas y enzimas que, una vez formadas, proceden a interactuar unas con otras y con el entorno de tal modo que, al cabo de un tiempo y con un reaprovisionamiento... Bueno, el proceso es demasiado complicado como para resumirlo con un solo verbo:

digamos simplemente que ellas estn all, y usted est aqu. He dicho cuarenta y seis: esto sena completamente cierto si fuera usted una mujer. Lo que lo convierte en un hombre es el medio cromosoma llamado Y, que est emparejado con un cromosoma completo llamado X. En las mujeres, hay dos de esos cromosomas X y ningn Y en absoluto. Y, sorprendentemente, siempre que tenga usted al menos un cromosoma Y en las clulas (normalmente no importa cuntos X posea, y ocasionalmente se doblan...), el organismo es masculino. Ahora, la pregunta es: cmo le convierte este cromosoma Y en un hombre, cuando al principio se dividen las distintas clulas y su pequeo globo de tejido va sufriendo diversas catstrofes tomistas y doblndose y contrayndose hasta convertirse en usted? El hombre sonri. Pero supongo que simplemente estoy recapitulando lo que usted ya conoce... La mayor parte de nuestros beneficiarios han efectuado una buena cantidad de investigacin por su propia cuenta antes de acudir a nosotros. Yo no lo he hecho dijo Bron. Simplemente me decid..., quizs hace una hora. Bien admiti el hombre, algunos toman sus decisiones rpidamente. Y puede que le interese saber que muchos entre ellos son nuestros casos de mayor xito..., si son del tipo adecuado. Sonri, asinti. Ahora, como iba diciendo: cmo consigue todo eso el cromosoma Y? Tiene impresa en l la huella del orden de los aminocidos para las hormonas sexuales masculinas? aventur Bron. Oh, tiene usted que arrojar de su mente la idea de la huella impresa. Los cromosomas no describen directamente nada acerca del cuerpo. Prescriben, lo cual es un proceso completamente distinto. Adems, ese cromosoma Y es, para todos los fines prcticos, slo la cola de un cromosoma X. No, es ms complicado que eso. Una de las formas en que trabajan los cromosomas es que una enzima creada por un segmento activar, por as decir, la protena creada por otro segmento, ya sea en el mismo cromosoma o en otro completamente distinto. O, a veces, activar otro producto de otro segmento. Si desea usar usted el concepto ms burdo de genes..., y, realmente, el concepto de gene es slo una abstraccin, porque no hay genes delimitados, tan slo son cadenas de nucletidos; no tienen ninguna estructura, y empezar a leer los tripletes en el punto adecuado puede ser un autntico problema..., si desea usted emplearlo, digo, podemos decir que algunos genes conectan, o activan, otros genes, mientras que algunos genes inhiben la actividad de otros. Se trata de una complicada interrelacin de conexiones y desconexiones entre los X y los Y: por ejemplo, una clula con mltiples cromosomas Y y ningn X no puede hacer esto y simplemente muere..., y eso nos deja con varios genes tanto X como Y activos, los cuales a su vez activan otros genes a todo lo largo de los cuarenta y seis que controlan las caractersticas masculinas, mientras que los genes que controlan algunas caractersticas femeninas no son activados (o en otros casos son especficamente desactivados). El intercambio que ocurre entre dos cromosomas X dejar diferentes genes activados sobre todos los cromosomas X, los cuales, a su vez, activarn aquellos genes que controlan y desactivan los masculinos a lo largo de todo el resto de los cuarenta y cuatro. Por ejemplo, hay un gene que es activado en el Y que desencadena la produccin de andrgeno..., en realidad partes del propio andrgeno son diseadas a lo largo de una seccin del cromosoma X..., mientras que otro gene, que el Y activa en el X, hace que otro gene, completamente distinto, prepare el cuerpo de modo que pueda responder al andrgeno. Si este gene, de alguna forma, no es activado, como ocurre ocasionalmente, entonces tenemos lo que se llama feminizacin testicular. Las hormonas sexuales masculinas son producidas, pero el cuerpo no puede responder a ellas, de modo que en ese caso tiene usted un Y y de todos modos un cuerpo femenino. Esta situacin entre el X y el Y hace que resulte lgicamente difcil decir si

consideramos al hombre como una mujer incompleta o a la mujer como un hombre incompleto. La disposicin en las aves y los reptiles, por ejemplo, es tal que el medio cromosoma es llevado por las hembras y el completo por los machos: los machos son X-X, y las hembras son X-Y. En cualquier caso, una de las cosas que podemos hacer por un hombre es infectarle con una sustancia vrica especial relacionada con algo llamado un episoma, que lleva la longitud de X que falta y la deposita en todas las clulas de tal modo que el Y, por decirlo as, se ve completado y todas aquellas clulas que eran X-Y se convierten ahora, a todos los efectos, en X-X. Y qu consigue esto? En realidad, sorprendentemente poco. Pero hace que la gente se sienta mejor al respecto. Muchas de estas cosas deben entrar en juego en determinados momentos del desarrollo del cuerpo para producir un efecto apreciable. Por ejemplo: el cerebro, dejado a sus propios medios, desarrolla una hormona mensual cclica cuya descarga excita los ovarios, en una mujer a intervalos regulares, para producir las hormonas femeninas que hacen que ovule. La introduccin del andrgeno, sin embargo, hace que parte del bulbo raqudeo se desarrolle de forma distinta y el ciclo mensual es eliminado. El bulbo raqudeo es visiblemente distinto durante la diseccin..., en las mujeres, el bulbo raqudeo es apreciablemente ms grueso que en los hombres. Pero lo que importa es que, una vez este desarrollo se ha producido y el ciclo mensual es suprimido, aunque el andrgeno sea dejado de administrar, el cerebro no revierte a su estado anterior. Las cosas de este tipo son muy difciles de invertir. Necesitan diez o doce minutos de microciruga de burbujas. Pero as es como hacemos la mayor parte de lo que hacemos. Probamos de utilizar clones de su propio tejido para todo lo que ha de ser desarrollado..., el uterus masculinus para su tero; y utilizamos autntico plasma germinal de sus testculos y hacemos crecer unos ovarios a la medida de l..., lo cual es una autntica hazaa. Ha considerado usted alguna vez la diferencia entre su equipo reproductor y el de ellas? El femenino es mucho ms eficiente. Al nacer, la mujer tiene formados ya como unos quinientos mil vulos, los cuales, a travs de un proceso de absorcin y generacin comparativamente no violento, se reducen a doscientos mil a la pubertad, cada uno de ellos aguardando a ser liberado en la matriz..., sabe?, prcticamente el noventa y nueve por ciento de los datos acerca de lo que va a ocurrirle a usted, una vez los genes del padre se encuentran con los de la madre, se halla contenido en el resto del vulo que es no cromosmico. Por eso el vulo, comparado con el espermatozoide, es tan grande. Usted, por otra parte, produce aproximadamente trescientos millones de espermatozoides cada da, de los cuales, si posee usted material reproductor de primera, quizs un centenar o as puedan realmente fertilizar algo. Los otros doscientos millones novecientos noventa y nueve mil novecientos son mutaciones letales, puro esfuerzo desperdiciado, contra el cual la mujer posee (afortunadamente) un sistema de anticuerpos que trata a los malos como grmenes. De hecho, estimular ms este sistema de anticuerpos, que usted tambin posee, es la base de nuestro sistema de control de la natalidad. Tosi. Topolgicamente, hombres y mujeres son idnticos. Algunas cosas son simplemente ms grandes y ms desarrolladas en uno que en el otro y se hallan situadas de forma diferente. Pero empezamos completando sus cromosomas X. Digo completando..., pero no debe pensar usted que quiero alentar algn supuesto prejuicio por su parte en el sentido de que, puesto que desea ser una mujer, estoy suponiendo que piensa que los nombres son criaturas inferiores y estoy rebajndolos... No creo que los hombres sean inferiores dijo Bron. Simplemente, deseo ser una mujer. Supongo que me dir usted que eso es tambin una categora. La sonrisa del hombre sufri una ligera inflexin. S, seora Helstrom. Me temo que lo es. Pero no me corresponde a m juzgar. Yo

slo estoy aqu para informar y aconsejar. El dar a luz es slo una de las cosas que pueden hacer la vida de una mujer ms complicada que la de un hombre..., pero, por supuesto, cuatro de cada cinco mujeres deciden hoy no tener hijos; le interesa particularmente la maternidad? No. Bien, al menos sabr usted que es libre de cambiar de opinin. Bsicamente, sin embargo, obtendr usted un cuerpo mucho mejor diseado y ms complicado. Trtelo bien, y se sentir bien con l. Trtelo mal, y me temo que, debido a que es ms complicado, habr ms cosas que irn mal en l. Esto puede ser un problema, en especial para una mujer carente de experiencia, una mujer como usted, seora Helstrom, que es..., cmo dira? No nacida en el mtodo. Bron se pregunt cuntas veces al da deca el hombre exactamente aquello. Pero espero que aceptar la ayuda que puedo ofrecerle, aunque slo sea la informacin referente a las posibilidades puramente biolgicas. El hombre inspir profundamente. Por supuesto, han sido diseados otros mtodos para los transexuales mujer-a-hombre. Pero probablemente eso no le interesar... Tena un amigo dijo Bron. l..., ella..., bueno, antes era una mujer. Ahora tiene una familia, y al menos un hijo. Cmo funciona eso? Oh, hay un buen nmero de posibilidades. El hombre uni las puntas de los dedos y asinti. La ms simple, por supuesto, es la adopcin. Luego, existe un complicado proceso mediante el cual el plasma germinal es inducido a formar un espermatozoide todo-X, similar al del ave o el reptil machos. Se trata de una hija? Bron asinti. Entonces es posible. Pero estbamos hablando de usted. Qu es lo que le gustara que hiciramos? Todo. El hombre inspir de nuevo profundamente. Entiendo. Pero estaba sonriendo. Quiero ser genticamente, hormonalmente, fsicamente, una mujer... Se dio cuenta de que tena las manos fuertemente apretadas la una contra la otra. Las solt y dijo, en voz ms baja: No desea saber mis razones? Si hubiera una escala de sonrisas, el hombre delante de Bron hubiera hecho descender la suya a una segunda menor. Seora Helstrom, aqu somos consejeros..., no jueces. Suponemos que tiene usted sus razones, y que las ha meditado lgicamente a su propia satisfaccin. Yo slo poseo informacin, en su mayor parte biolgica: si esto encaja con sus razones, estupendo. Si le hace sentirse insegura al respecto, entonces es necesario que se tome tanto tiempo como precise para reconsiderar su decisin: cinco minutos, cinco das, cinco aos..., si cree que son necesarios. El hombre se inclin bruscamente hacia delante. Seora Helstrom, sera completamente fatuo por mi parte pretender que no soy consciente de que, incluso en esta poca, una decisin como la que usted ha tomado puede causar una cierta consternacin en sus colegas cooperativos, si no comunales. Es difcil no descubrir que esta consternacin es trastornante..., sin mencionar esas actitudes sociales sin nombre que uno ha internalizado durante una menos iluminada juventud en un mundo con una cultura diferente, y que son, muy a menudo, las mismas actitudes de insatisfaccin que lo impulsan a uno a tomar la decisin a la que nos enfrentamos ahora. Y, aunque poseemos nuestro compromiso emocional para sostenernos, esos prejuicios externos nos asaltan pese a todo, presentndose invariablemente con el disfraz de la lgica. Djeme intentar ofrecerle un poco de apoyo, seora Helstrom. Posee usted por casualidad algn conocimiento sobre un rea de las matemticas informticas llamada

metalgica? Bron alz su ceja autntica. De hecho, s. Eso es lo que pens. La sonrisa del hombre ascendi a una quinta. La lgica slo puede hablarnos de las posibles relaciones de elementos ya conocidos. No nos proporciona herramientas para analizar ninguno de esos elementos en conocimientos o desconocimientos ms bsicos. No nos ofrece ninguna forma de extrapolar a partir de elementos fuera de los que conocemos. El anlisis y la extrapolacin son conseguidos a travs del razonamiento..., del que la lgica es slo una parte muy incompleta. Lo importante es que, con la vida encerrada entre dos enormes parntesis de no ser y limitada a ambos lados por un inevitable sufrimiento, no hay ninguna razn lgica para intentar mejorar nunca ninguna situacin. Hay, sin embargo, muchas razones de otros tipos para conseguir tantas mejoras como uno razonablemente pueda. Cualquier proceso de razonamiento, en el momento en que se desva de la estricta lgica deductiva, es metalgico. No hay ninguna forma lgica en que usted pueda llegar a saber que yo estoy sentado aqu al otro lado de este escritorio, o ni siquiera que..., bueno, que sta es su propia mano. Ambas cosas pueden ser ilusiones: poseemos la tecnologa necesaria, abajo, en el ala oeste, para producir ilusiones que implican a la vez la creencia y el conocimiento de que esas creencias son ciertas, y eso es lo ms complicado de todo, actuando directamente sobre el cerebro. Cules son nuestras responsabilidades sociales cuando se dispone de una tecnologa como sa? La respuesta a la que parecen haber llegado los satlites es intentar conseguir que la realidad subjetiva d cada uno de sus ciudadanos sea tan inviolable polticamente como resulte posible, hasta el punto de la angustia destructiva..., y la destruccin debe ser denunciada por otro ciudadano; y usted debe denunciar esa angustia. Ciertamente, estn aquellos que creen, en lo ms profundo de sus corazones subjetivos, que la guerra que acabamos tosi de ganar esta tarde se luch para preservar esa inviolabilidad. Soldados o no, no estoy de acuerdo con ello. Pero, bsicamente, nuestra cultura permite, apoya y alienta un comportamiento que, simplemente en las calles tanto del sector no restringido como del restringido, hubiera producido algunos encuentros con alguna institucin restrictiva si hubiera tenido lugar en la Tierra hace un centenar de aos. Frunci una ceja, la desfrunci. La situacin de su vida en el mundo es tal que usted cree que sera mejor si fuera una mujer. S dijo Bron. Muy bien. El hombre se ech hacia atrs en su silla, apoy las manos en el borde del escritorio. Podemos empezar en cualquier momento que usted desee. Y la parte psicolgica? La sonrisa descendi una octava, lo cual lo dej colgado en el umbral de un fruncimiento de ceo. Perdn? Qu hay acerca de la parte psicolgica? El hombre se sent de nuevo hacia delante y recobr su sonrisa. La verdad es que no compren... Usted desea convertirse fsicamente en una mujer. Y usted... Entonces cay en la cuenta. Quiere decir usted en trminos de... Bien tosi de nuevo, en realidad, seora Helstrom, acaba de presentar usted una situacin que realmente es muy inhabitual. La mayor parte de nuestros... clientes masculinos desean la operacin fsica debido a que, de una u otra forma, tienen la sensacin de que ya se hallan, en un cierto sentido, psicolgicamente ms adaptados a un cuerpo femenino y a una situacin femenina, tal como ellos la perciben. Pero, por lo que veo... sus cejas parecieron unirse, usted no? No. Y, despus de que el hombre no dijera nada durante prcticamente medio

minuto, Bron aadi: Ustedes se dedican a efectuar refijaciones sexuales y cosas as en esta clnica, no? S, claro... El hombre tosi de nuevo, y Bron se dio cuenta de que se trataba de un autntico resfriado, no de una forma de puntuar sus palabras (lo ms probable es que sea otro fantico religioso, suspir). Bueno, abajo, en el ala oeste. S, lo hacemos. Pero... Ahora se ech a rer. Bueno, son muy raras las veces que los dos departamentos tienen que trabajar en el mismo caso..., en realidad, ni siquiera hay una puerta entre nuestra oficina y la de ellos. Quiero decir, ellos se ocupan de un tipo de casos enteramente distinto: amigos, de cualquier sexo, que desean introducir un elemento sexual en su relacin debido a que uno, o los dos, tienen dificultades en hacerlo de una forma natural; diversos problemas funcionales; personas que simplemente desean probar algo nuevo; o gente que lo que quiere es que el elemento sexual sea completamente suprimido, a menudo por razones religiosas. La risa volvi de nuevo. Me da miedo librarle a sus servicios, literalmente va a tener que estar entrando y saliendo constantemente. Bueno..., ha sido un largo da. Permtame acompaarle. El hombre ech hacia atrs su silla, se puso en pie. La habitacin era octogonal y estaba moteada de verde: luces color pastel brillaban en sus marcos dorados a todo lo largo de las paredes. Al parecer era un departamento mucho ms grande y ajetreado: guerra o no, una docena de hombres y mujeres aguardaban su turno. Bron pens que, aunque fuera un departamento distinto, haba la suficiente conexin como para que, viniendo con su consejero, fuera introducido directamente en un cubculo color marfil con dos tcnicas y varias bancadas de equipo. Podran establecer una parrilla de fijacin rpida del desarrollo del patrn sexual de este caballero? (Bron observ el restablecimiento del sexo masculino). Slo por curiosidad..., pueden ahorrar la parte de la entrevista. nicamente deseo ver las cifras. Cualquier cosa por ti, corazn dijo la tcnica ms joven, y sent a Bron en una silla, coloc sobre su cabeza un casco que cubri sus ojos con almohadillas oscuras y que (oy el accionar de un interruptor en alguna parte) sujet su crneo suave pero firmemente con unas abrazaderas. Intente relajarse y no piense en nada..., si ha efectuado alguna vez meditacin de ondas alfa, intente acercarse lo mximo posible a ese estado..., s, estupendo. Perfecto..., perfecto..., mantenga ese estado mental..., aja, mantngalo. No piense. Ya est! Estupendo! Y, cuando el casco se alz con un zumbido sobre sus dos brazos gemelos, vio que las dos tcnicas y el consejero que lo haba trado hasta all contemplaban varias hojas grandes (Bron se puso en pie, avanz tras ellos) de nmeros, impresos sobre una especie de papel milimetrado; los nmeros tenan tonos diferentes, formando nubes de color que aqu se interpenetraban, aqu se entremezclaban, como un campo sensorial analizado numricamente. La consola extrajo una ltima hoja por entre sus labios de plstico. Bien, qu piensa? Qu es lo que dicen? pregunt Bron. La mujer ms joven, con los labios fruncidos, estudi las otras cuatro hojas. Ignore los nmeros amarillos y los que hay al borde de las configuraciones; reflejan las conexiones de su sexualidad con otras reas de su personalidad..., que, por cierto, tiene un aspecto sorprendentemente normal. Las configuraciones bsicas azules, rojas y violetas..., no son ms que una comprobacin visual de la superposicin cromtica de los nmeros nicos sobre los nmeros triples y una rpida ojeada al despliegue par-impar de las cifras triples..., pero parece como si se hubiera desenvuelto usted muy bien con parejas de ambos sexos, con una abrumadora preferencia hacia el femenino... ...aqu hay una lnea nodal dijo la otra tcnica que va desde las mujeres bajas

y morenas con amplias caderas a las rubias altas de abundante pecho. Y a partir de ese corte transversal, que refleja el cuarto nivel de profundidad de su corteza cerebral gir otra pgina y coloc un dedo sobre una confusa mancha de nmeros rojos y anaranjados con hileras de decimales tras ellos, sospechara que tuvo usted, en un determinado momento, algunas experiencias estadsticamente ms bien impresionantes con mujeres mayores, que estaba camino de desarrollarse a una preferencia pero que, observo, se cort bruscamente hace... diez, doce aos? Alz la vista. Fue usted un profesional cuando joven? Correcto. Eso parece que lo hizo muy seguro de s mismo en conjunto. Dej caer las hojas. Cmo encaja esta configuracin bsica con el resto de la poblacin? pregunt el hombre. Es la misma configuracin que la mayora, no? No hay ninguna configuracin de la mayora dijo la tcnica ms joven, un poco secamente. Los dos vivimos en la misma coop le explic a Bron. A veces an tienes que recordrselo, o la vida puede convertirse en algo muy deprimente. Contempl las pginas. Es la configuracin pluralista masculina habitual..., es decir, el esquema base. Los ndulos de preferencia son enteramente individuales, as como cualquier despliegue experimental dentro de ellos. Es el que, dada nuestra sociedad, tiene ms probabilidades de ser el ms fcil de ajustar..., aunque prcticamente cualquier otra persona con la que se encuentre argumentar que el mnimo esfuerzo aadido para ajustarse a los dems resulta ampliamente compensado por la satisfaccin extra de hacer algo con un mnimo de dificultad. Es usted un hombre normal, bisexual, orientado hacia las mujeres..., sexualmente, quiero decir. El hombre dijo a Bron: Y debo entender que usted desea que esta configuracin sea cambiada a... digamos la habitual configuracin pluralista femenina? Qu es eso? pregunt Bron. Su interpretacin matemtica es idntica a sta, con una inversin en la situacin de los nmeros dobles y triples. En trminos no cientficos: la habilidad de funcionar sexualmente de forma satisfactoria con parejas de cualquier sexo, con una abrumadora propensin hacia los hombres. S dijo Bron; entonces, eso es lo que quiero. La tcnica ms joven frunci el ceo. La configuracin pluralista habitual, masculina o femenina, es la ms difcil de cambiar. En realidad es extremadamente estable... Y, por supuesto, generalmente dejamos que los ndulos de preferencia, una vez implantado el esquema bsico, se desarrollen por s mismos dijo la tcnica mayor, a menos que tenga usted una preferencia particular hacia el tipo de persona que usted desee preferir... Si quiere, podemos dejar su deseo hacia las mujeres tal como est y simplemente activar el deseo hacia los hombres... No dijo Bron. No es sa mi preferencia. Tambin hay que tener en cuenta, aunque podemos jugar con los resultados de pasadas experiencias, que no podemos borrar las experiencias actuales..., sin quebrantar la ley. Quiero decir, su experiencia profesional, por ejemplo, ser algo que usted seguir recordando tal como la recuerda ahora, y eso ser, afortunadamente, un beneficio para usted. De todos modos, podemos imprimir algunas matrices experimentalmente orientadas. Tiene usted en mente alguna? Pueden hacerme virgen? pregunt Bron. Las dos tcnicas se sonrieron la una a la otra. La ms mayor dijo:

Me temo, por su edad y experiencia, que eso es en s mismo una contradiccin..., al menos dentro de la configuracin pluralista femenina. Podemos hacerle virgen, completamente satisfecha y feliz de seguir sindolo; o podemos hacerle virgen dispuesta a perder su virginidad y seguir desarrollando las cosas a medida que se produzcan. Pero nos ser un poco difcil hacer de usted una virgen que ha tenido ya relaciones sexuales satisfactorias con parejas de ambos sexos pero que prefiere a los hombres..., incluso para nosotros. Entonces tomar la configuracin pluralista femenina... Bron frunci el ceo. Sin embargo, dijo usted que iba a ser difcil. Est segura...? Por dificultad dijo la tcnica ms mayor queremos decir que tomar aproximadamente diecisiete minutos, con quiz tres o cuatro chequeos y tal vez otra sesin de fijacin a los tres meses, para asegurarnos que todo prende correctamente..., en vez de la sesin estndar de tres minutos y cuarenta segundos que toma el efectuar la mayor parte de los cambios. Disculpe, seora Helstrom dijo el hombre, apoyando ligeramente una mano sobre el brazo de Bron, pero, por qu no nos ocupamos primero de su cuerpo? Las drogas que le dieron la hicieron sentir terriblemente mal. Vuelva andando a casa le sugirieron, por incmodo que le parezca. A fin de que pudiera congelarse en su nuevo cuerpo. Mientras caminaba a la primera luz de la maana, por entre las calles del sector no restringido, Bron pas junto a uno, luego otro, y luego otro, lugares en reconstruccin. Cuerdas amarillas delimitaban los daos. Los vehculos de mantenimiento, los aseos porttiles a rayas (como exticas cabinas realzaego), aguardaban a los trabajadores matutinos. Los destrozos seguan evocando en ella mal enfocados recuerdos de la excavacin mongola; de alguna forma, la frase: Los horrores de la guerra... segua dando vueltas por su mente, como el estribillo de alguna cancin cuyas estrofas eran los asomos de destruccin que sus pupilas dilatadas por las drogas conseguan enfocar tras su velada visin. Atraves el paso inferior -la tira de luces haba sido reparada: la nueva tira era ms brillante que la antigua-, y sali al otro lado frunciendo el ceo al escudo sensorial que, aqu y all, por entre el violeta, resplandeca naranja, plata y azul. La pared del callejn, un palimpsesto de carteles polticos y pintadas, haba resultado daada por la gravedad. Haban instalado ya un andamiaje. Varios trabajadores, con sus monos amarillos, estaban por los alrededores bebiendo bulbos de caf. Uno de ellos la mir y sonri (pero era tambin una mujer. Una pensara que algo tena que haber cambiado) mientras Bron se alejaba apresuradamente. Si su aspecto era igual a como se senta, tena suerte de haber obtenido una sonrisa. Los horrores de la guerra cruzaron su mente por millonsima vez. Notaba las piernas rgidas. Le haban asegurado alegremente que, tan pronto como desapareciera el anestsico, se sentira tan dolorida como despus de un parto natural moderadamente difcil. Le haban asegurado un montn de otras cosas: que sus hormonas se ocuparan por s mismas de la redistribucin de la grasa (as como de su ceja demasiado poblada) en un par de semanas. Haba pedido ms ciruga cosmtica para eliminar parte de la fibra muscular de sus brazos; y, podan hacer sus muecas ms delgadas? S, podan, por supuesto..., pero espere, le haban dicho. Vea cmo se siente dentro de una o dos semanas. El cuerpo ya haba sufrido suficiente trauma en una sesin de seis horas..., o, para ser ms exactos, de seis horas y diecisiete minutos. Con una mano en la puerta emplomada verde y roja de la Casa de la Serpiente, sinti que dentro de ella naca una conviccin, junto con una alegra embrumada por las drogas que la condujo hacia las lgrimas: No pertenezco aqu; y que terminaba, como una copla que esperaba que rimara: pese a los horrores de la guerra. Pero no rimaba.

Mientras caminaba por el pasillo se dio cuenta, con una especie de regocijo secundario, que no saba adonde perteneca. Todo delante de ella era una aventura aguard un pequeo estremecimiento de terror-, como partir de Marte hacia los Satlites Exteriores, entre otros tres mil; entonces haba sentido miedo... Ahora no era miedo, sin embargo. Slo un confuso placer general, junto con la incipiente incomodidad fsica que se mezclaba con l. En la habitacin se quit todas las ropas, abri la cama, se tendi en ella y se sumi en el sueo... Hola, vi tu puerta abierta y la luz encendida, as que... Lawrence, a medio cruzar el umbral, se detuvo, frunci el ceo. Bron se apoy sobre un codo y le mir con ojos soolientos. Oh, lo siento. Pens... Bron? Qu ocurre? Bron, qu demonios...? Oh, no... No has ido a... Lawrence acab de entrar. Qu te has hecho? Quiero decir, por qu...? Bron dej caer su cabeza sobre la almohada. Tena que hacerlo, Lawrence. Hay ciertas cosas que tienen que hacerse. Y, cuando llegas a ellas, si eres un hombre... las drogas la hicieron rer, entonces simplemente las haces. Qu cosas? pregunt Lawrence. De veras que vas a tener que dar algunas explicaciones, joven..., joven dama! Bron cerr los ojos. Supongo que fue algo que t dijiste, Lawrence..., acerca de que slo haba una mujer de cada cinco mil. Bueno, si estabas en lo cierto tambin en el porcentaje referente a los hombres, una mujer de cada cinco mil no es suficiente. Bron cerr apretadamente los ojos, luego intent relajarse. Te lo dije, ese loco cristiano tena razn; al menos en lo referente a que las mujeres no comprenden. Bueno, yo s comprendo. Porque yo... antes era un hombre. As que, entiendes?, puedo comprender. La soledad de la que hablaba es algo demasiado importante. Sabr cmo conservarla lo suficiente como para no destruirla, y al mismo tiempo saber lo que puedo hacer. He tenido una experiencia de primera mano, te das cuenta? Ests drogado dijo Lawrence. Debes de haber tenido algn tipo de autnticas razones para hacer esto. Cuando hayas eliminado el anestsico, quiz puedas explicrmelo. Los ojos de Bron se abrieron. Ya te lo he explicado. Yo..., los horrores de la guerra. Lawrence, ellos me hicieron descubrir algo. Llamamos a la raza..., qu? Humanidad. Cuando fuimos a rescatar a los nios, en la coop de Audri..., a salvar a esos nios y a sus madres. Realmente pens que lo estaba haciendo para salvar a la humanidad..., ciertamente, no lo estaba haciendo para m mismo. Me sent incmodo, dese dar media vuelta, dejarlos all, abandonar..., pero no lo hice. La humanidad! Acostumbraban a decir el Hombre. Y recuerdo haber ledo en una ocasin que algunas mujeres objetaron que eso era demasiado exclusivo. Bsicamente, sin embargo, no era lo bastante exclusivo! Lawrence, independientemente de la raza humana, lo que le proporciona a la especie el nico valor que posee son los hombres, y particularmente aquellos hombres que pueden hacer lo que yo hice. Cambiar de sexo? Lo que hice antes..., antes, cuando era un hombre. Ahora ya no soy un hombre, as que no necesito ser modesto al respecto. Lo que he pasado durante la guerra, y la tortura y el terror que han conducido a ello, la valenta exigida all..., todo ello. Eso me mostr lo que es el autntico hombre.

Y es la cosa ms importante de lo que la especie puede aprovecharse. Oh, ya s que para muchos de vosotros todo eso son tonteras. S, Alfred est muerto. Como ese loco cristiano. Y eso es terriblemente trgico..., para ambos. Es trgico cuando los hombres mueren; es as de simple. Pero, incluso delante de tal tragedia, aunque no puedes pensar en ninguna necesidad lgica para salir y salvar una casa llena de nios y sus madres, s las hay metalgicas: razones, se llaman. Supongo que el hecho de hacer eso o mantener la boca cerrada bajo tortura probablemente te parezca muy estpido. Pero te juro, Lawrence, que s, del mismo modo que s que sta es mi propia mano, con cada tomo subjetivo de mi ser, que no es estpido; y que es la nica cosa que no lo es. Y, del mismo modo, s que tan slo la gente que lo sabe como yo lo s, los autnticos hombres (porque no hay otra forma de hacerlo; eso es parte de lo que s), merecen realmente ms que ser miembros de segunda clase dentro de la especie... Bron suspir. Y la especie se est muriendo. Tena la boca seca, y el fantasma de un calambre pulsaba entre sus piernas. Tambin s que ese tipo de hombre no puede ser feliz con una mujer normal, del tipo que hay hoy por ah. Cuando yo era un hombre, lo intent. No puede hacerse. Sacudi la cabeza. Una de cada cinco mil no es suficiente... Por qu lo hice? Bron abri los ojos de nuevo y frunci el ceo al ceo fruncido de Lawrence. Lo hice para preservar la especie. Bueno, debo decir, querido..., querida, que tienes el valor de tus convicciones. Pero no se te ha ocurrido que...? Lawrence, estoy cansada. Mrchate. Debo ser cruel? De acuerdo. No estoy interesada en los viejos homosexuales chochos. Nunca lo estuve, y particularmente no estoy interesada en ellos ahora. Eso no es cruel. En tu posicin, es solamente estpido. Bueno, nunca cre que tu sentido del tacto personal fuera algo ms que una zona de desastre. Evidentemente, eso no ha cambiado. De todos modos, sigo siendo tu amigo. Sabes, por supuesto, que no podrs quedarte aqu ahora. Quiero decir, excepto como invitada. Te registrar como ma tan pronto como salga de aqu. Estoy seguro de que te permitirn conservar tu habitacin durante un tiempo, pero si reciben alguna peticin de algn otro tipo, tendrs que salir. Si ocurre eso y por aquel entonces todava no has hallado otro lugar, puedes alojarte conmigo..., hasta que uno de los dos amenace al otro con asesinarle. Ha transcurrido mucho tiempo desde que dorm castamente al lado de una hermosa muchacha, pero bueno, nunca... Lawrence, por favor. Lawrence se dirigi a la puerta, se volvi. Como he dicho, volver para hablar contigo tan pronto como hayas dormido un poco y te hayas librado de las drogas. Lo cual fue aproximadamente a las siete de aquella tarde. Bron se despert con la sensacin de que sus entraas iban a carsele si se pona en pie. Quince minutos ms tarde entr Lawrence, anunciando: Vamos a mudarte esta tarde. Ahora no te quejes. No aceptar protestas. He estado toda la tarde corriendo de un lado para otro, y he conseguido una habitacin para ti en la prisin de mujeres..., perdona, as es como la llamo..., quiero decir Cheetah, la coop de mujeres inmediatamente detrs de nosotros. Luego voy a bucear en mi fondo geritrico de viudedad y te llevar a cenar a un lugar tranquilo y discreto, invitando yo con mi crdito. No empieces a protestar. Quiero que sepas que ya me he ocupado antes de otras tres personas que sufrieron la misma operacin, y que todas decs las mismas estupideces bajo la anestesia..., aunque el Seor sabe que sus razones parecan mucho ms sensatas que las tuyas. En realidad, es como tener un beb, slo que el beb, como coment uno de mis amigos ms razonables cuando pas por tu misma situacin todava no har veinte aos, eres t. Vas a tener que

caminar mucho y hacer tanto ejercicio como puedas tan rpido como te sea posible, o de otra manera te arrepentirs terriblemente. Vamos, arriba y al trabajo. Apyate en m si quieres. Ella no quiso. Pero protestar le resultaba tan doloroso como someterse. Y adems -no se dio cuenta de ello hasta que estuvieron sentados cenando tras la separacin de cristal emplomado del reservado de un restaurante (los dos primeros lugares a los que fueron estaban cerrados, a causa de la guerra) que Bron no conoca pese a que estaba tan slo a treinta metros de la puerta del Pozo de la Serpiente (pero las cuatro quintas partes de la clientela eran de la edad de Lawrence o ms viejos, y la desnudez pareca ser de rigueur)-, pese a su edad y sus predilecciones, despus de todo Lawrence era un hombre. Y una autntica mujer tena que renunciar a ciertos derechos, No era sa, se dijo en silencio a s misma, una de las cosas que haba aprendido honestamente de su vida anterior? La cena fue sencilla, sin pretensiones, y vegetariana. Y, pese a todos sus dolores, gracias a la gentil charla de Lawrence fue mucho ms agradable que cualquiera de las comidas que haba tomado en la Tierra. 7. EL DESCENSO DE TIRESIAS, O PROBLEMAS EN TRITN Pensando en ello de nuevo, a la luz de lo que hemos tenido que hacer para convertirlo en aceptable, vemos que nuestro viaje fue, en su preconcepcin, innecesario, aunque su transcurso formal, una vez lo iniciamos, fue inevitable. G. Spencer Brown/THE LAWS OF FORM Desde el momento mismo en que volvi al trabajo, Bron se sinti muy nerviosa. Haba considerado vestirse toda de negro. Pero no, eso no hara ms que retrasar las cosas. La tarde antes, ella y Lawrence haban ido a la casa de alquiler de diseo de Lawrence (!) y haban pasado dos divertidas horas durante las cuales Lawrence haba hecho que la casa elaborara (entre otras cosas) un par de cadenas para el pecho l-yella que relucan carmeses con docenas de pequeos espejos que colgaban de oscilantes antenas. Lawrence haba protestado ella, no pertenezco al tipo de las que llevan estas cosas! Lawrence haba contraatacado: Pero yo s, querida. Al menos en la intimidad de mi propia habitacin. Son encantadoras! Ella se haba llevado la suya a casa y la haba guardado en un cajn como un recuerdo del da. Excepto la corta capa gris, no haba alquilado ninguna ropa nueva con su nueva imagen en mente. Bron se puso la capa para ir al trabajo. Llevaba como una hora en su oficina cuando Audri entr, apoy un codo en la jamba y dijo: Hey, Bron, puedes...? Se detuvo, frunci el ceo. Bron? S? Alz nerviosamente la vista. Audri empez a sonrer. Ests burlndote de m...? Sobre qu? Ahora Audri ri francamente. Y tiene tambin buen aspecto! Hey entr, lo que deseaba era obtener esa

informacin acerca de la Estrella del Da menos. Rode el escritorio, deposit un dossier sobre l. Oh, viste ese memorndum del Departamento de Arte...? que Bron hall finalmente en el suelo, al lado de su escritorio. Alguna escultora haba llegado a la cafetera aquella maana con un montn de grandes, delgadas y pulidas placas de metal, pidiendo que se construyera una escultura, del suelo al techo, all y entonces. El Departamento de Arte haba pasado un memorndum, que inclua una incomprensible declaracin de la artista, explicando cmo las placas se moveran dentro del espacio escultrico mediante pequeos motores, de acuerdo con una arcana serie de nmeros msticos. Se pretenda que todo el conjunto fuera una especie de monumento a las vctimas de la guerra. Y, por favor, desearamos que nos diera usted una respuesta s o no antes de las diez y media, puesto que la artista deseaba ver su trabajo completado antes de la hora de la comida. Supongo que me siento positivamente dispuesto al cambio hoy le dijo Bron a Audri, y envi al Departamento de Arte un s a travs de la consola..., aunque siempre haba sentido una cierta desconfianza hacia el arte mstico. De vuelta al escritorio, con Audri, se dedic al examen de toda una serie de especificaciones lgicas/topolgicas. En la puerta, a punto de marcharse, Audri se detuvo, mir hacia atrs, sonri de nuevo y dijo: Mis felicitaciones, supongo. Hizo un guio y se march, golpeando con su hombro contra la jamba. Bron sonri, aliviada. Pero siempre le haba cado bien Audri. La comida? Se debati entre ir o no ir hasta el ltimo minuto. Permanecer alejada, por supuesto, no hara ms que retrasar las cosas. Justo entonces, la consola empez a parpadear y a emitir ruiditos. Otro memorndum del Departamento de Arte: Apenas la escultura haba sido completada, tres artistas de una escuela rival, enmascarados en turquesa pero aparte esto completamente desnudos, haban entrado en tromba en la cafetera y, con lanzallamas, haban destruido la obra, carbonizando y fundiendo las planchas. El memorndum contena una declaracin de los asaltantes an ms incomprensible que la de la artista. (Bsicamente, parecan atacar las matemticas de la primera artista.) La escultura, que tena ochenta y dos aos, haba sufrido un ataque sictico (segua el memorndum) y haba tenido que ser hospitalizada, quiz para varios aos, segn el diagnstico inicial. Las posibilidades de su eventual regreso al arte, sin embargo, eran esperanzadoras. Los restos de su obra podran ser vistos durante la comida, tras lo cual la escultura sera retirada y llevada al museo de la hegemona, encima de la cafetera, donde permanecera en exhibicin permanente. El memorndum terminaba con una confusin de disculpas y estaba firmado (tpicamente) por Isolda, con una nota entre parntesis diciendo que Tristn disenta de la sugerencia propuesta y que, si se presentaban las suficientes alternativas antes del cierre, se efectuara una votacin al da siguiente. Una zona del suelo de la cafetera, ennegrecida y sembrada de metal quemado, haba sido aislada con cuerdas. A cada minuto, una de las Siete Hermanas Ancianas, vestidas con cuentas verdes y plateadas, abandonaba su posicin junto a la puerta de la cafetera y recorra andando lentamente la ampollada zona acordonada (Bron se apart de la cuerda para dejar pasar a la Hermana), detenindose a cada sptimo paso para efectuar signos sagrados y purificadores, y luego, tras completar su circuito, intercambiar serias palabras y asentir pesarosamente hacia uno u otro de los espectadores. (Exactamente como en la cafetera de aquella planta recicladora de Protyyn en Lux, reflexion Bron. Sin ninguna diferencia en absoluto]) Algunos de los motores de la estatua, que an funcionaban dedicadamente, hacan aletear de tanto en tanto un chamuscado mun de aluminio a lo largo de los seis metros del soporte

central (que se agitaba y resonaba y se estremeca del suelo al techo), mientras, en alguna otra parte entre los soportes laterales que an seguan en pie, otra placa de metal intentaba desprenderse de alguna forma retorcida a la que haba quedado soldada, con lo que todo el conjunto atestiguaba en su carbonizado horror, quiz mejor de lo que pretenda la plateada creacin original, la oscura y terrible importancia del arte. Bron retrocedi, intentando imaginar la obra no daada, mientras otros avanzaban a ocupar su lugar junto a la cuerda. Haba decidido ya que aquella comida iba a ser carnvora, de modo que se dirigi hacia la izquierda, lejos del mostrador vegetariano, cuando alguien apoy una mano en su hombro. Se volvi. Hermoso! exclam Philip, con una sonrisa hendiendo su barba. Audri me lo dijo, pero por supuesto no poda creerlo hasta ver... Philip hizo un gesto con el dorso de sus hirsutas manos hacia los pechos de Bron. Esplndido... Es ya permanente? S dijo Bron, deseando que no estuvieran en medio de la cafetera. Vamos dijo Philip. Salgamos de en medio. Y apoy de nuevo su mano en el hombro de Bron, cosa que Bron dese que no hiciera, para guiarla hacia los reservados. Pero Philip, haba observado ya antes Bron, a veces con envidia, a veces con irritacin, acostumbraba a toquetear a todas las empleadas. (Tambin toqueteaba a los empleados, lo cual, antes, haba sido simplemente irritante). Y esto, hum..., va hasta el fondo? pregunt. Bron ni siquiera suspir. Exacto. Simplemente maravilloso. Philip dej caer su mano, pero inclin el cuello para mirar, No puedo apartar los ojos de esas tetas! Estoy verde de celos! Cubri su ligeramente colgante pectoral con una mano con los dedos extendidos. (Philip haba acudido a trabajar desnudo hoy). Yo tengo que contentarme con uno; y, adems, salta constantemente arriba y abajo como un globo medio deshinchado. Bron, quiero que sepas que me siento realmente impresionado. Creo que probablemente te has hallado a ti mismo..., a ti misma. Creo que has llegado. Tengo esa impresin, sabes?... Bron estaba a punto de decir: Lrgate, Philip, quieres?, cuando Audri dijo: Hey, aqu. Te est molestando Philip? Por qu no dejas en paz a Bron y permites que vaya a buscar su comida, eh? Oh, s dijo Philip. Por supuesto. Ve a buscar tu comida. Estamos sentados ah. Hizo un signo hacia un reservado en alguna parte ms all del ennegrecido desastre. Te veremos cuando vuelvas. Mientras avanzaba en la cola, Bron record su pensamiento con Lawrence: Todos los hombres tienen algunos derechos, y medit en ello frente a su irritacin con Philip. Philip estaba ciertamente ms cerca de la categora de hombre por la que ella debera sentirse interesada que, digamos, Lawrence. Cmo sera Philip en la cama, se pregunt? Sus fanfarronadas se transformaran en firmeza. La honestidad se convertira en consideracin. Philip (pens, con desagrado) nunca pensara en echarse encima de alguien ms ligero que l sin haber sido invitado a ello. Y deba de tener algn capricho menor particular (como excitarse realmente lamiendo tu oreja) en el que esperaba que colaboraras al tiempo que te irritaba insistiendo en cooperar con los tuyos. En pocas palabras, lo que saba de la informacin que haba retenido de su vida precedente era que Philip era tan sexualmente seguro de s mismo como lo haba sido Bron. Lo haba reconocido antes. Lo reconoca ahora. Y Philip segua siendo (con su mano al hombro y su imparable franqueza) la persona ms irritante que conoca..., configuracin pluralista femenina o no, pens hoscamente. No era que no sintiera

ninguna atraccin; pero, ciertamente, poda comprender que, con hombres como Philip a tu alrededor, una pudiera llegar a sentir que no le gustaba la sensacin. Disculpe... dijo alguien. Oh respondi ella, lo siento... y tom su bandeja y se dirigi a la cafetera. Vio el reservado, avanz hacia l. Mientras se acercaba, estuvo segura de or a Philip decir: ...sigue sin gustarle el contacto fsico y pens, mientras ocupaba su lugar frente a l, que aunque no haba odo a quin se refera, si se refera a ella lo matara. Pero la conversacin deriv hacia la Estrella del Da y cmo la guerra pareca haber mejorado las personalidades de dos de los representantes, y qu le haba ocurrido al tercero? No, no haba sido una vctima de la guerra, eso haba quedado establecido. (Y no era lo de Lux simplemente terrible? Cinco millones de personas!) Uno de los programadores jvenes, una mujer, dijo con voz morosa: Yo viva en Lux lo cual, incluso para un n-r, era increblemente grosero. En torno a la mesa, los ojos de la gente se cruzaron, luego descendieron a sus bandejas, hasta que alguien recogi el hilo de la conversacin: Pero haba desaparecido... En medio de esas especulaciones, Philip apoy los codos sobre la mesa y pregunt: Dime, dnde vives ahora? Bron le dio el nombre de la coop femenina. Hummm respondi Philip, y asinti. Estaba pensando que precisamente, cuando estuve casado..., mi segundo matrimonio, en realidad..., mi segunda esposa era una transexual... Cundo estuviste casado? pregunt la programadora joven, que llevaba un ajustado mono elstico plata de la cabeza a las puntas de los pies, con grandes crculos negros por todas partes, y se sentaba encajada contra la pared. T no eres terrestre. Ya ni siquiera hacen esto en Marte, ahora. La programadora, se dio cuenta Bron, era probablemente de Marte. Oh, pas mucho tiempo en vuestro n-r; all puedes firmar cualquier tipo de contrato que quieras: por eso lo tenemos... Pero fue cuando no era ms que un muchacho muy tonto y muy idealista. Como estaba diciendo, mi esposa empez como hombre... Tena tantas curvas como la vieja Bron de ahora? pregunt la programadora. Yo finjo ser crudo dijo Philip, inclinndose hacia delante y hablando por un lado de Audri, pero t realmente lo eres! No estaba mal... Se ech hacia atrs. El matrimonio, sin embargo, fue tres o cuatro veces tan malo como deca que sera absolutamente cualquier socilogo que haba ledo sobre el tema cuando era estudiante en Lux. Y, sabes?, todava tuve que hacerlo dos veces ms antes de aprender mi leccin. Pero entonces era joven..., fue en mi fase religiosa. De todos modos, despus de que rompiramos y ella abandonara la coop mixta donde vivamos, se traslad durante un tiempo a una coop de mujeres helero..., quiero decir, era tan heterosexual como puedas desear, lo cual puede que fuera parte del problema, pero pese a todo luego se traslad a una coop femenina que era no especfica. Recuerdo que dijo que era mucho ms agradable..., quiero decir, en lo que a ella se refera. Quiero decir que aceptaban mucho mejor las excentricidades generales no sexuales y todas esas cosas, sabes? Era un lugar llamado el guila, si recuerdo bien. Todava funciona. Si tienes algn problema donde ests ahora, recurdalo. Lo har dijo Bron. Al da siguiente lleg otro memorndum del Departamento de Arte. Al parecer, de una forma independiente, veintisiete personas haban acudido con la sugerencia de que la escultura conmemorativa, en su nueva versin, fuera titulada Los horrores de la guerra y mostrada as en el museo de la hegemona. Esta sugerencia haba sido trasladada a la escultora en el hospital, la cual, al parecer, estaba lo bastante

consciente como para responder: No! No! Lisa y llanamente, no! Es un ttulo demasiado banal. Lo siento, pero el arte no funciona de ese modo! (Si debis darle algn nombre, dadle el del ltimo responsable de vuestro horrible establecimiento!) Mi trabajo es hacer obras de las que podis extraer lo que queris. Ato es mi trabajo ensearos cmo hacerlas! Dejadme sola. Ya me habis hecho bastante. Y, as, Tristn e Isolda: Un homenaje a las vctimas de la guerra fue transferida escaleras arriba, donde de tanto en tanto Bron, en su camino a la biblioteca de la oficina, se detena para contemplarla entre la otra docena de obras en exhibicin, Los fragmentos quemados y rotos estaban todos metidos en una gran caja de cartn cerca de una de sus bases, desde donde la miraban como cenicientos crneos en los que no podas hallar los ojos. Bron conserv el memorndum en su cajn. Recort las palabras de la vieja escultora en el delgado papel-seda para llevrselas a casa y colgarlas de la pared. Haban pulsado algn acorde en ella; era la primera cosa en su nueva vida que pareca indicar que tal vez hubiera algo por lo que vivir en el mundo, adems de ser razonable o feliz. (No necesariamente en el arte..., como tampoco en la religin!) Y, dos semanas ms tarde, con Lawrence llevando los paquetes pequeos, Bron se traslad de la hetero Cheetah a la no especfica el guila. Oh, esto es mucho ms agradable dijo Lawrence cuando finalmente tuvieron las cosas organizadas en la habitacin. Quiero decir, todo el mundo parece mucho ms relajado aqu que en el lugar que encontr para ti. Siempre que no intenten ser demasiado amigables murmur Bron y se me cuelguen del pelo, es realmente una mejora. Despus de que Lawrence se fuera, Busc el trozo de papel-seda para clavarlo en la parte interior de su puerta. Pero se haba extraviado o se haba cado en alguna parte; en cualquier caso, no pudo encontrarlo. Ya llevaba seis meses viviendo en la coop femenina (el guila). sta haba funcionado estupendamente. Al catorce da del decimonoveno parames del segundo aoN, a las cuatro (anunciaban las luces en torno a la plaza), se lo pens una vez ms, mientras sala del vestbulo de las oficinas a la atestada Plaza de la Luz para volver caminando a casa... y, una vez ms, se decidi en contra: Inmediatamente despus de comer, Audri la haba parado en el pasillo, con un dedo alzado y cejijunta: Me temo que tu trabajo ha desmejorado, Bron. No, no es nada serio, pero pens que sera mejor que te lo mencionara antes de que se vuelva serio. Tu ndice de eficiencia parpadea de una forma un tanto temblorosa en los tableros. Mira, todos sabemos que tienes mucho a lo que ajustarte... Dijo algo Philip al respecto? pregunt Bron. No. Y no lo har al menos durante otras dos semanas..., por eso yo te lo menciono ahora. Mira, simplemente piensa un poco en ello, ve si hay algo que te pueda ayudar a mantener las cosas en orden. Y hzmelo saber. Incluso si se trata de algo fuera del trabajo. De acuerdo? Audri sonri. De vuelta al cubculo de su oficina, Bron medit sobre ello. Una o dos veces haba pensado conscientemente que deba de estar preparada a que su trabajo significara para ella menos que antes; pero eso se supona que ocurrira solamente ante la materializacin del hombre adecuado..., y ese hombre an no haba llegado a materializarse. Examina cuidadosamente la situacin, decidi. Qu dira su consejero clnico sobre esto? Mrchate una hora antes quiz; vuelve caminando a casa. Slo que, mientras pensaba en ello, haba llegado ya la hora de la salida. Se conformara con tomar su transporte habitual y se limitara a meditar sobre la situacin.

Fue al quiosco de la estacin de transporte y descendi hasta el tercer nivel, que se rumoreaba que era (fraccionalmente) ms caluroso y, en consecuencia (se rumoreaba), fraccionalmente menos atestado: el transporte entr con un siseo y, mientras las puertas se abran, un cartel se desenroll a todo lo ancho de ella (simultneamente, dentro, algunas personas desplegaron pancartas contra las ventanillas: ASOCIACIN DE AYUDA A LA LUNA en letras rojas sobre tela blanca). El que ocupaba todo el ancho de la puerta (naranja sobre negro sobre verde sobre rosa) deca: Atravesando la frgil tela, hombres y mujeres empezaron a distribuir folletos; los primeros pasajeros detrs de ellos empezaron a salir, rozando con sus hombros y cabezas los jirones anaranjados. Realmente dijo un hombre que llevaba varios discos de caucho antimultitud en torno a su cabeza, brazos y piernas, uno pensara que confinaran ese tipo de cosas al sector no restringido. Quiero decir: para eso lo tenemos, no? Una mujer al otro lado de l (al parecer no con l) dijo irritada: Simplemente piense en ello como teatro. Bron mir. El disco que llevaba el hombre en torno a su frente cortaba el perfil de la mujer a la altura de la nariz. El hombre sigui avanzando entre ellos dos; Bron se detuvo de pronto, contuvo el aliento, mir. La Pa le devolvi la mirada, frunci el ceo, empez a decir algo, apart los ojos, volvi a mirarle, frunci de nuevo el ceo; luego, una sonrisa educadamente azarada: Lo siento, por un momento me record usted a un hombre que... Frunci de nuevo el ceo. Bron? Hola... dijo Bron en voz muy baja, porque su garganta se haba vuelto terriblemente seca; su corazn lata lo suficientemente lento y fuerte como para hacer que todo su cuerpo temblara sobre sus sandalias. Hola, Pa..., cmo ests...? Cmo ests tu? respondi la Pa. Bueno, esto, ciertamente parpade en direccin a Bron es una sorpresa! Hubo un creciente sisear de aire. Oh dijo la Pa. Ah viene mi transporte! Pasajeros que llegaban se arracimaron a su alrededor. Bron dijo de pronto: Pa, ven conmigo! Quieres que salgamos de aqu y caminemos una parada o dos? La Pa estaba considerando obviamente varias respuestas. La que eligi fue: No. No deseo hacerlo, Bron... Recibiste la carta que te envi...? Oh, s. S, la recib! Gracias. De veras, gracias por explicarme todas aquellas cosas. Te la escrib en previsin de lo que poda ocurrir si volvamos a encontramos de nuevo, como ahora. Porque saba que iba a suceder. Oh, no quiero decir... Pero de veras; no, no deseo caminar unas cuantas paradas contigo, comprendes? Pero he cambiado! Ya me he dado cuenta. Entonces sonri de nuevo. Tu carta fue parte de eso tambin. Bron estaba intentando recordar exactamente qu haba habido en la carta, aparte su extravagante tono general. Pero eso formaba parte de su vida que, da tras da, haba parecido menos necesario recordar, ms fcil olvidar. Por favor, Pa. No soy la misma persona que era. Y yo... Simplemente tengo la sensacin de que... Debo hablarte! La Pa dud; luego su sonrisa se convirti en una risa, que tena tras ella, como una docena de ecos, algunas docenas de otras veces en las que se haba redo y Bron se

haba estremecido. Mira... Supongo que has sufrido algunos cambios. De acuerdo, ir contigo hasta la prxima parada. Entonces separaremos nuestros caminos, de acuerdo? Mientras alcanzaban los escalones al corredor peatonal, a Bron le lleg un recuerdo de otro da en que haban caminado juntos, riendo, y en el que de pronto la Pa haba empezado a quejarse de que l estaba siempre hablando de s mismo... Bueno, Bron haba cambiado, y ya no era l. Se pregunt de qu poda hablar para demostrarlo. En un lado del corredor, justo antes de la calle, se ergua (Conozca su lugar en la sociedad) una cabina caleidoscpicamente coloreada. Has estado realmente en una de stas? Qu? dijo la Pa. De tanto en tanto, yo entro en una de ellas para ver lo que tiene el gobierno sobre m, sabes? Pasaron junto a la cabina, salieron a la calle, bajo el plido girar del escudo sensorial. Mucha gente se enorgullece de no haber entrado nunca en una. Yo, en cambio, siempre me enorgullezco de pertenecer a la categora de los que hacen las cosas que nadie deseara ser atrapado haciendo. Calculo que la ltima vez que entr en una de ellas fue hace un mes..., o quiz seis semanas. No s si lo hacen a propsito o no; Brian, es mi consejera en la clnica, sabes?, dice que es ms o menos la poltica del gobierno, aunque ha habido excepciones que ella piensa que son simplemente deslices del gobierno, cosa que dudo. Quiero decir, lo apruebes o lo desapruebes, generalmente el gobierno tiene razn. De todos modos, slo muestran fragmentos tomados desde mi operacin. No es sorprendente? Quizs sta sea su propia y extraa forma de mostrarme que se preocupan... Bron se detuvo, porque la Pa estaba contemplando a otro grupo de la Asociacin de Ayuda a la Luna: al otro lado de la calle, una serie de brillantes carteles proclamaban: la luna es una luna tambin!. No veo ninguna Asociacin de Ayuda a la Tierra por aqu dijo la Pa de pronto, con la misma amargura que Bron haba odo en su comentario dirigido al hombre all en la plataforma de transporte. Despus de todo, es ah donde causamos los daos. Es cierto, no se ve admiti Bron. Y luego: Debiste de salir de all justo a tiempo. Ella frunci el ceo. O tuviste que pasar por todo ello? Sal dijo la Pa. De qu queras hablar? Bueno, yo... Supongo que no era nada especfico, pero... Bueno, simplemente deseaba... Y Bron se dio cuenta de que no tena nada que decir; nada en absoluto que tuviera importancia, Qu ests haciendo ahora, Pa? Supongo que la compaa debe de ir bien ahora. En realidad, estamos en una especie de hibernacin. Quiz volvamos a juntamos algn da; pero, cuando se termin la subvencin, ms o menos nos desbandamos. Oh. En estos momentos estoy dando clases, en circuito de rotacin, para Lux. La universidad? Exacto. Ya sabes que la ciudad fue completamente barrida. Pero la universidad forma prcticamente un suburbio separado, bajo un escudo separado, con una atmsfera separada y un control de gravedad separado. El sabotaje la dej completamente de lado. Tal vez la Tierra quera demostrar que les importaba? Bron no pudo pensar en nada que responder. Supongo que el hecho de que ests trabajando para la universidad es el motivo de que ests aqu en vez de en tus habituales merodeos por el n-r. Hummm dijo la Pa. Estoy dando un mes de conferencias sobre Jacque Lynn Colton. Cuando termine aqu y en Nereida, ir de vuelta a lo, Europa, Ganmedes... Se encogi de hombros. Es la rotacin habitual. De alguna forma, sin embargo, la

universidad, incluso en un circuito como ste, no es el mejor lugar para hacer un trabajo creativo. Al menos, no para m. Me han prometido alguna direccin tan pronto como vuelva. Estoy trabajando en planes para producciones simultneas, integradas, de La vida es sueo, Fedra y El tirano..., una sola representacin para las tres, todas en el mismo escenario, con actores y pblico utilizando las mismas drogas concentradoras. La universidad las ha utilizado ya para permitir a la gente escuchar cuatro o cinco conferencias a la vez, pero nadie ha intentado usarlas para nada estticamente interesante. Pens..., hum, que el macro-teatro no era tu campo dijo Bron, preguntndose de dnde le haba llegado la informacin, incluso si era correcta. La Pa se ech a rer. El macro-teatro no es ms que un montn de producciones de micro teatro coordinadas, representadas una inmediatamente despus de otra, sin ninguna pausa. Oh dijo Bron de nuevo. Tres obras a la vez sonaba demasiado confuso incluso para preguntar sobre ello. Sigues todava con Windy y cual-sea-su-nombre? Charo. No, no realmente. Charo est aqu en Tritn; y nos vemos, nos emborrachamos juntas y recordamos viejos tiempos. Es una muchacha realmente espectacular. Dnde est Windy? La Pa se encogi de hombros. Bueno sonri Bron, debo admitir que siempre me pareci del tipo vagabundo. Probablemente est muerto dijo la Pa. Toda la compaa abandon Lahesh el mismo da que lo hiciste t, pero Windy quera quedarse en la Tierra otros seis das. Windy naci en la Tierra, sabes? Haba planeado hacer autostop hacia no s donde para ver a una de sus familias, y reunirse con nosotros ms tarde. Slo que la guerra... Mir la calle. El ochenta y ocho por ciento de la poblacin, segn los ltimos informes... Se supone que la confusin all todava es horrible. Dicen que no esperemos ninguna informacin digna de confianza de ningn lugar al menos durante otro ao. Luego estn aquellos que dicen que nunca ms llegaremos a tener ninguna informacin de all digna de confianza. Vi un reportaje en un canal pblico acerca de canibalismo en ambas Amricas. Bron sinti crecer la inquietud. Y eso fue slo hace un mes... La Pa inspir profundamente. De modo que eso significa que las posibilidades son..., cuantas? Cuatro sobre cinco de que est muerto? O, en la actualidad, tal vez nueve sobre diez. La nica respuesta que se le ocurri a Bron fue un chiste macabro acerca de las posibilidades que tena Windy de haber sido devorado. Entonces en estos momentos no ests ligada con nadie... Y la inquietud sigui subiendo; su corazn empez a golpear de nuevo su caja torcica. Qu es esto?, se pregunt. Ciertamente, no puede ser sexo! Era el terror, o la preocupacin, de la muerte? Pero Bron apenas haba conocido a Windy; y, de todos modos, su muerte era slo una probabilidad, no una certeza. Luego, sorprendindose a s misma, dijo: Pa, djame venir contigo. Todo lo dems es ridculo. Mir al pavimento. Abandonar todo lo que tengo, ir donde t quieras, har todo lo que quieras. Has tenido mujeres como amantes. mame. Me har una refijacin esta noche. Te deseo. Te quiero. Ni siquiera lo saba, pero al verte de nuevo... Oh, Bron... La Pa apoy una mano en su hombro. Bron sinti que algo dentro de su pecho vibraba fuertemente, y se estremeci al contacto. Lo que siento..., nunca antes lo haba sentido..., con nadie. Me crees? S dijo la Pa. Te creo. Entonces, por qu no puedes...?

Antes que nada, s estoy ligada con alguien. En segundo lugar, me siento emocionada, me siento halagada..., incluso ahora; pero no estoy interesada. Con... con quin ests...? La desesperacin se acumul tras el rostro de Bron como una slida placa de metal que empez a calentarse, a arder, a fundirse y derramarse por sus ojos. No estaba llorando. Pero el agua resbal por una de sus mejillas. La Pa dej caer su mano. En realidad lo has conocido..., aunque probablemente no lo recuerdes. Fred? Creo que, la primera vez que lo viste, l me golpe en la mandbula. l? Bron alz la vista, parpade. Espero que haya tomado un bao desde que... La Pa se ech a rer. En realidad, no creo que lo haya hecho. Siempre estoy al borde de los problemas con la universidad por causa de l..., otra razn de que me sienta feliz de salir de la enseanza y volver al trabajo. Le llev a una de mis conferencias..., atado con una cadena. Hice que algunos estudiantes le arrojaran carne cruda..., le encanta eso. Fue slo teatro, naturalmente. Pero me temo que la mayor parte de los tipos de la universidad simplemente nunca han conocido a nadie como Fred antes. Quiero decir de cerca. No saben qu hacer con l. Es una lstima que nunca hayas tenido la oportunidad de hablar con l..., aunque, por supuesto, muchas de sus ideas se han desarrollado desde que nos conocimos. Pero, qu demonios hacis vosotros dos...? Fred est interesado en algunas cosas ms bien extraas..., sexualmente, quiero decir. Y no, todava no he decidido si realmente me atraen. Con franqueza, eso no es exactamente mi idea de la sexualizacin ideal, pero es la que en estos momentos ms me interesa, y... Mira, no hablemos de eso, de acuerdo? Mir a Bron y suspir. Desea otra mujer? pregunt Bron. Ir con l. Har todo lo que desee, siempre que t ests tambin con l, y yo pueda estar cerca de ti, hablar contigo... Bron, no captas la situacin dijo la Pa. El que l te pueda desear o no, no tiene nada que ver con eso. Yo no te deseo. Ahora dejmoslo. Ah est ya la estacin del transporte. Vete. Yo tengo otras cosas que hacer. No crees que eres la nica persona por la que alguna vez he sentido algo as? Ya te lo he dicho: lo creo. He sentido as hacia ti desde el momento mismo en que te vi por primera vez. Y he seguido sintiendo as desde entonces. Ahora s que siempre sentir as, no importa lo que suceda. Y resulta que yo creo que sentirs de una forma completamente distinta tres minutos, si no treinta segundos, despus de que yo me haya ido. Pero yo... Bron, existe un cierto punto en una comunicacin sin significado tras el cual, simplemente, tienes que... De pronto la Pa se detuvo, hizo una mueca furiosa, empez a darse la vuelta, luego vacil. Mira. Ah est tu transporte. Tmalo. Yo voy a ir por ese otro lado. Y, si intentas seguirme, te dar una patada en las pelotas. Lo cual, mientras Bron observaba a la Pa alejarse a grandes zancadas por la calle, con su desnuda espalda desapareciendo entre los dems peatones, pareci tan absurdo que ni siquiera intent correr tras ella. El ardor detrs de su rostro prosegua: bajo ese calor poda sentir secarse sus ojos, casi dolorosamente. De pronto se volvi y ech a andar hacia el quiosco de la estacin. Sentirse diferente en treinta segundos! Temblando de rabia y azaramiento, Bron pens: Cmo puede una mujer as saber lo que siente alguien? Acerca de todo! Debo de estar loca (pas un quiosco, se subi a la acera rodante y sigui caminando),

completamente loca! Qu puede haberme posedo para desear a una mujer as? Y eso no tena nada que ver con el sexo! Porque, pese a todo el miedo, y el golpear de su corazn, y aquel horrible mareo, no haba habido nada de aquel vago calor en las ingles, ni siquiera la ms vaga expectativa de l, que haba sentido muchas veces simplemente paseando por la calle, viendo a algn empleado del transporte, o quizs algn trabajador de otra oficina, o incluso un ocasional polizonta masculino. Si acaso, era la absoluta ausencia de sexo lo que haba hecho que todo resultara ms trastornante. Loca!, se dijo a s misma. Aqu estoy yo, dispuesta a arrojar por la borda todo aquello en lo que creo, mi trabajo, mis ideales, todo lo que quiero, todo aquello en lo que me he convertido, a causa de alguna reaccin residual que ni siquiera tiene la excusa del placer en ella, a menos que sea slo un recuerdo del sexo..., y cules otras emociones hay, de todos modos? Una idea que la haba atormentado durante todo el medio ao regres a ella: De alguna forma, ahora estaba ms a merced de sus emociones de lo que nunca haba estado. Dnde infiernos me hallo?, se pregunt bruscamente, y dobl una esquina. All delante haba otro quiosco, pero, qu estacin? Alz la vista a las coordenadas verdes de la calle, contuvo el aliento, y empez a bajar la rampa. Brian, pens. S: Brian, su consejera... Sera su tercera sesin, la primera opcional. Deseaba desesperadamente que todo aquel deprimente encuentro no hubiera ocurrido precisamente ahora. Haca que toda la sesin pareciera demasiado necesaria. Las inquietantes ensoaciones de Bron la envolvieron por completo hasta que alcanz su coop. Al otro lado de la sala comn, dos mujeres mayores estaban inclinadas sobre un juego; otras ms jvenes permanecan de pie en silencio, observando. Bron haba planeado ir directamente a su habitacin, pero ahora mir hacia la mesa. Entre las jugadoras, sobre un tablero plano cuadriculado en negro y rojo, haba una serie de figuras talladas. Haca aos, en Marte, Bron haba ledo algo acerca de un juego as..., incluso haba sabido cul era su nombre. Pero eso era el pasado; no le gustaba pensar en el pasado. Adems, era algo demasiado abstracto y complicado. Tal como lo recordaba, cada pieza (al contrario que el vlet) tena una forma fija y exclusiva de moverse: Por qu Lawrence no haba venido a visitarla recientemente? (Una jugadora, con los dedos llenos de anillos con brillantes piedras, movi una pieza y dijo, en voz baja: Jaque.) Bron se alej. No haba visto a Lawrence desde haca meses. Por supuesto, siempre poda visitarle ella a l. Al plantearlo de este modo, sin embargo, se dio cuenta de que no deseaba verle. Lo cual, despus de todo, bien poda ser el motivo por el que l no hubiera venido a verla a ella. Entonces Prynn, una muchacha de quince aos realmente irritante que haba tomado (de una forma habitual) a Bron por confidente (no porque Bron la animara, sino porque todava no haba conseguido imaginar cmo desanimarla) entr violentamente en la habitacin y anunci a todo el mundo: Sabis lo que ha hecho mi asistente social? Lo sabis? Lo sabis!. Esto ltimo iba dirigido ms o menos a Bron, que mir a su alrededor, sorprendida: una enhiesta trenza de recio pelo negro asomaba por un lado de la cabeza de Prynn. Su rostro an no tena las manchas suficientes como para sugerir la necesidad de un tratamiento cosmtico. Uh... no dijo Bron. Qu? Y Prynn, casi temblando, se dio la vuelta y sali huyendo de la habitacin. Una de las mujeres alz la vista de su lector, capt la mirada de Bron y se encogi de hombros.

Cinco minutos ms tarde, cuando Bron, tras demorarse un poco por la sala comn para examinar las nuevas cintas que haban llegado aquella tarde -la mitad de las cuales (probablemente todas las buenas) ya haban sido alquiladas-, subi al pasillo donde estaba su habitacin, y vio a Prynn sentada en el suelo al lado de su puerta, con la barbilla entre sus rodillas, un brazo rodeando las sueltas vueltas de sus pantalones negros desteidos (haba algo que no pareca estar bien en una de las uas de sus pies), la otra mano blandamente apoyada en el suelo a su lado. Cuando Bron se acerc, Prynn dijo, sin mirar: Dijiste que deseabas saberlo: pero te tomaste tu tiempo para venir aqu. Lo cual fue el principio de una larga enumeracin, que dur toda la tarde, de curiosos insultos, malentendidos y abusos generales del Departamento de Orientacin Social que, puesto que Prynn haba dejado al padre que le quedaba en Lux (en Titn) y venido a Tetis en Tritn, se ocupaba de supervisar su educacin. La comparacin con Alfred haba sido inevitable..., e, inevitablemente, se haba desmoronado. Los intereses sexuales de Prynn no tenan nada de la histrica futilidad de los de Alfred; sin embargo, los persegua de una manera igual de obstinada. Una vez a la semana iba a un establecimiento que se ocupaba de las necesidades de las chicas de menos de diecisis aos y de los hombres de ms de cincuenta y cinco. Invariablemente, Prynn regresaba con uno, dos o en ocasiones tres de tales caballeros, que se quedaban con ella toda la noche. Pero, a tenor de los imperturbables relatos que haca ella de sus veladas, la mecnica de aquellos encuentros se desarrollaba normalmente a satisfaccin de todo el mundo. Alfred era de una luna de Urano. Prynn proceda de una luna de Saturno. Alfred haba cumplido los dieciocho aos. Prynn tena solamente quince... En medio de una de aquellas narraciones, Bron haba dejado deslizar en una ocasin su propia profesin adolescente, y luego, para hacer que tuviera sentido, haba tenido que revelar su anterior sexo. Prynn haba considerado ambos hechos como carentes en absoluto de inters..., lo cual era una de las razones por las que probablemente su relacin continuaba. Pero ellos nunca vuelven a verme aqu haba dicho Prynn (y lo estaba diciendo de nuevo ahora; de alguna forma, mientras la mente de Bron vagaba, lo mismo le haba ocurrido al monlogo de Prynn). Les digo que lo hagan. Pero nunca lo hacen. Los muy mamones! Al parecer, aquello la haca sentirse miserable. Prynn empez a explicar exactamente cuan miserable. Durante los primeros meses, Bron haba dicho (para s misma) que su actividad sexual era casi igual a la que haba tenido antes de la operacin, es decir, infrecuente. Pero, ahora, tena que admitir (a Prynn) que en realidad haba sido nula..., despliegue sexual pluralista femenino o no; ante lo cual Prynn interrumpi su propia narracin el tiempo suficiente para decir que aquello era perverso, luego se lanz a ms monlogos acerca de la indiferencia del universo: de tanto en tanto, imgenes del encuentro de Bron con la Pa aquella tarde volvan para bloquear el discurso..., que bruscamente termin. Prynn acababa de cerrar la puerta, con todas sus fuerzas, tras ella. Esto es demasiado, pens Bron. Llamar pidiendo una sesin de orientacin social. Maana. Necesito consejo. Cree que puede ser algo hormonal? A cul de las varias cosas que acaba de contarme se refiere? pregunt Brian desde su amplio y profundo silln de felpa verde. Era una mujer delgada, de unos cincuenta aos, con el pelo y las uas plateadas, y le haba dicho a Bron en su primer encuentro que era (s, estaban en el n-r) de Marte. Realmente, Brian era lo que muchas de las damas marcianas que en su tiempo haban alquilado a Bron, haca quince aos, haban aspirado ser, y a lo que aquellas que podan permitirse el mantenerse en buena forma fsica se acercaban ocasionalmente. (Bron recordaba sus interminables consejos maternos. Ahora, por supuesto, Bron era el cliente: pero, de otro modo -y tanto Bron

como Brian haban comentado, o ms bien se haban regocijado, con la irona de todo ello durante la primera media hora de la primera sesin-, poco haba cambiado.) No s dijo Bron. Quiz sea psicolgico. Pero simplemente no me siento como una mujer. Quiero decir todo el tiempo, cada minuto, una mujer total y completa. Por supuesto, cuando pienso en ello, o algn hombre me hace avances, entonces lo recuerdo. Pero la mayor parte del tiempo me siento simplemente como un... Se encogi de hombros, hizo girar su propio silln, tan amplio, tan profundo como el otro, tambin de felpa pero amarillo. Brian dijo: Cuando era usted un hombre, era consciente de ser un hombre a cada segundo del da? Qu le hace pensar que la mayora de las mujeres sienten como mujeres a cada...? Pero yo no deseo ser como la mayora de las mujeres... Y entonces dese no haber dicho aquello, porque la tcnica consejera bsica de Brian era no responder a las preguntas que no podan responderse..., lo cual significaba frecuentes silencios. Durante un tiempo Bron haba intentado gozar de ellos, como hubiera hecho antes, si hubieran ocurrido en cualquier conversacin normal. Pero, de alguna forma, durante el dcimo o as de aquellos silencios, se haba dado cuenta que no hacan ms que revelar su propio azaramiento. Quiz ms hormonas... dijo al fin. O tal vez deberan de haber situado unos cuantos cromosomas X ms en unas cuantas clulas ms. Quiero decir, quiz no infectaron las suficientes. Creo dijo Brian que, en trminos de cromosomas, hay unas cuantas cosas que deberan de quedar claras en su mente. Hace ciento cincuenta aos, algunos genetistas hallaron una ciudad en los montes Apalaches con un elevadsimo ndice de consanguinidad, y donde todas las mujeres posean unas dentaduras perfectas; hubo todo tipo de especulaciones acerca de haber descubierto algo importante, un gene ligado al sexo para la perfeccin dental. El asunto, sin embargo, es que cualquier pequea cadena de nucletidos que se pueda aislar es en realidad tan slo una seccin de una interface tremendamente complicada, tanto interna como externa. Considere esto: tener la cadena adecuada de nucletidos para una dentadura perfecta no le va a servir de mucho si ocurre que le falta a usted la cadena que controla, digamos, el hueso de su mandbula. Puede que tenga usted los nucletidos que controlan la protena azul que colorea el iris de sus ojos, pero si ocurre que no tiene la cadena que controla los aminocidos de la protena blanca para el cuerpo del ojo en s, no tendr usted ojos azules. En otras palabras, es un poco tonto decir que tiene usted la cadena para los ojos azules si no tiene la cadena para los ojos en s. Hay que tener en cuenta tambin la parte externa de la interface, que acta al mismo tiempo: la cadena que le proporciona a usted una dentadura perfecta, suponiendo que todas las dems cadenas estn adecuadamente dispuestas en torno a ella, sigue proporcionndole tan slo una dentadura perfecta dentro de un entorno particular..., es decir, con ciertos elementos abundantemente disponibles, y otros completamente ausentes. Las cadenas de nucletidos no fabrican el calcio que entra a formar parte de sus dientes; un buen nmero de cadenas se asocian para construir diversas partes de la maquinaria a travs de la cual es extrado ese calcio del entorno y cristalizado en la estructura adecuada y en el lugar adecuado de su mandbula a fin de que crezca algo hacia arriba y hacia abajo en una forma que luego reconocemos como dientes perfectos. Pero, no importa cul sea el orden de sus nucletidos, esos dientes perfectos pueden verse estropeados por cualquier otra cosa, desde la falta de calcio en la dieta hasta una relacin alta cidos/bacterias en la boca o un golpe con una tubera de plomo en plena mandbula. Por el mismo motivo, el ser una mujer es tambin una interface gentica complicada. Significa tener ese cuerpo suyo desde el nacimiento, y

crecer en el mundo aprendiendo a hacer lo que uno hace, ser consejera en mi caso, metalgica en el suyo, con y dentro de ese cuerpo. Ese cuerpo ha de ser suyo, y suyo toda su vida. En ese sentido, usted nunca ser una mujer completa. Podemos hacer muchas cosas aqu: podemos convertirla en una mujer a partir de un momento determinado. No podemos conseguir que haya sido una mujer durante todo el tiempo en que fue un hombre. Qu hay acerca de..., bueno, mi ineficacia en el trabajo? No creo que sea una cuestin de hormonas..., ni que ellas puedan ayudarla en eso. Qu, entonces? Es posible que se trate simplemente de que usted es alguien que cree que las mujeres son menos eficientes. As que, simplemente, est viviendo de acuerdo con su propia imagen. Pero eso es ridculo. Bron se sent erguida en su silla. No creo en nada de eso. Nunca lo he credo. La ineficiencia, como la eficiencia, no es ms que otra interface. Brian se llev una mano a su regazo. Djeme plantearlo de esta manera. Usted piensa que las mujeres son diferentes de muchas formas sutiles..., ms emocionales quiz, probablemente menos objetivas, posiblemente ms egocntricas. Francamente, sera muy difcil ser ms emocionales... Pero yo no creo que las mujeres sean necesariamente ms emocionales que los hombres... ...ms emocionales que usted cuando usted era un hombre, menos objetivas que usted, y ms egocntricas que usted, sin ser menos eficientes en el trabajo. Brian suspir. He examinado todas sus parrillas de despliegue, tanto las sexuales como las otras. Todo est escrito muy claramente en ellas; y todo es tan desesperadamente marciano. Usted dice que no desea ser como la mayora de las dems mujeres. No se preocupe: no lo es. Se lo estoy diciendo un poco brutalmente; pero, con franqueza, eso es algo por lo que usted nunca tendr que preocuparse..., a menos que desee trabajar ms bien duramente en ello. En cierto sentido, aunque es usted una mujer tan real como resulta posible, en otro sentido es una mujer creada por un hombre..., especficamente por el hombre que era usted antes. Cuando Bron permaneci en silencio durante treinta segundos, Brian pregunt: En qu est pensando? Cuando era nio Bron estaba pensando en la Pa, recuerdo que, en una ocasin, encontr un viejo libro, lleno de fotos antiguas. De parejas. En las fotos, las mujeres eran todas ms bajas que los hombres. Resultaba muy curioso ver a todas las mujeres en todas las fotos como enanas. Dije algo al respecto al tutor de mi grupo de estudio. Me respondi que, haca cientos de aos, en la Tierra, todo el mundo acostumbraba a pensar que las mujeres eran realmente ms bajas que los hombres, porque todos los hombres salan solamente con mujeres que eran ms bajas que ellos y todas las mujeres salan solamente con hombres que eran ms altos que ellas. Recuerdo que incluso entonces me pregunt por qu, porque imagin que, si se era realmente el caso, entonces tena que existir un montn de mujeres altas muy infelices y un montn de hombres bajos muy infelices. Por lo que sabemos dijo Brian, as era. Bueno, s. Por supuesto, ms tarde averig que era ms complicado que eso. Pero siempre me he preguntado si, quiz, por aquel entonces, las mujeres no eran realmente ms bajas; quiz se ha producido alguna especie de cambio evolutivo en la humanidad desde entonces que ha incrementado la estatura de las mujeres. Quiero decir: si hubo uno, cmo lo sabramos?

Francamente dijo Brian, no lo sabramos. Los cromosomas humanos no fueron cartografiados por completo hasta bien entrado el siglo XXI. Conoce usted la relacin uno-dos-dos-uno dominante / hbrido / recesivo para las caractersticas heredadas? Bron asinti. Bien, algo muy pocas veces tomado en consideracin en la teora de la evolucin de la seleccin natural, pero que tiene mucho que ver con ella, es simplemente que: para que un rasgo recesivo se convierta en algo permanente en la especie, tiene que proporcionar unas grandes expectativas de supervivencia a aquellos que lo muestran..., unas expectativas que, al menos a lo largo de un cierto perodo de tiempo, igualen como mnimo en tres a uno las posibilidades de alcanzar la edad de la reproduccin con respecto a aquellos que no lo poseen. Pero, para un rasgo dominante, la historia es ms bien distinta. Para que un rasgo dominante no se difunda entre la poblacin, ha de ser extremadamente antisupervivencia..., de hecho, tiene que ser lo suficientemente antisupervivencia como para proporcionarle al portador, a lo largo de un cierto perodo de tiempo, unas expectativas de tres a uno contra alcanzar la edad de la reproduccin. Y cualquier rasgo dominante menos antisupervivencia que esto seguir desarrollndose, de una forma sutil e inexorable. Y, si un rasgo dominante est totalmente orientado hacia la supervivencia, entonces, a la menor oportunidad, se disparar a travs de toda la especie. Sabe?, la raza humana ha realizado una evolucin mucho ms grande y tangible desde el principio del siglo xx que posiblemente en ninguna otra poca a lo largo de los anteriores diez mil aos. Sola existir una anomala dental llamada tubrculo de Carabelli, que se manifestaba como una tendencia de los molares a partir del tercero y hacia atrs a desarrollar una quinta prominencia vestigial en su cara interna. Era algo universal de toda la especie a principios del siglo XX, evidente en los africanos y escandinavos y asiticos, y particularmente pronunciada en los malayos, donde produca una gran cantidad de problemas dentales, porque la prominencia extra no estaba bien suplida de tejido dental vivo. Al parecer se inici una mutacin dominante, en algn momento en la primera mitad del siglo, que elimin completamente el tubrculo de Carabelli e hizo que los molares posteriores fueran completamente regulares. En el siglo XXI, el tubrculo de Carabelli ha seguido el camino del arco ciliar neandertal y el casco de tres dedos del eohippus. La raza humana ya no lo posee. La habilidad de doblar los msculos de la lengua lateralmente adems de ventralmente se difundi en la especie an ms aprisa, en el mismo periodo. Y la zurdera, que en definitiva es un rasgo recesivo heredado (y de la que desconocemos el rasgo de supervivencia al que est ligada), ha crecido de un cinco por ciento de la poblacin a casi un cincuenta. Por cierto, hasta el ao mil novecientos cincuenta y nueve todos los textos de biologa decan que los seres humanos tenan cuarenta y ocho cromosomas..., hasta que alguien los cont de nuevo y descubri que eran slo cuarenta y seis. Tradicionalmente, esto ha sido explicado simplemente como un burdo error cientfico..., sin embargo, es posible que la humanidad estuviera simplemente terminando un cambio evolutivo de una especie de cuarenta y ocho cromosomas a otra de cuarenta y seis, y algunas de las primeras cuentas se hubieran efectuado sobre los ltimos vestigios de cuarenta y ocho cromosomas en trance de desaparecer. As que es posible que haya ocurrido alguna mutacin relacionada con el sexo que haya incrementado la estatura de las mujeres. Aunque los dems factores, sin embargo, son tan abrumadores que es poco probable. Tenemos estudios efectuados en la misma dcada en la que dos hombres caminaron por primera vez por la superficie de la Luna que muestran que una nia de esa poca, durante su primer ao de vida, poda esperar recibir menos de la mitad del contacto fsico con sus padres del que recibira un nio. Sabemos por dolorosa experiencia el

efecto que tiene el contacto fsico en la infancia sobre todo, desde la fuerza futura hasta la autonoma psicolgica. Tenemos estudios de esos aos que muestran que el padre medio norteamericano pasaba, por trmino medio, menos de veinticinco segundos al da jugando con sus hijos de menos de un ao, y los padres europeos de clase media an menos..., as que la identificacin intersexual necesaria para lo que consideramos una madurez sexual, no importa la forma en que las proclividades sexuales adolescentes se fijaran finalmente, es difcil que se haya producido nunca excepto por accidente. Inmediatamente despus de la Segunda Guerra Mundial, hubo una insidiosa supersticin acerca de que los nios solamente deban tener relacin ntima con un adulto durante sus primeros tres aos. Pero las estadsticas muestran que esto no produjo ms que algunos individuos enormemente celosos y posesivos..., con madres esquizoides. Nuestra actual supersticin, y que parece funcionar, aqu fuera, es que el nio debera disponer al menos de cinco relaciones ntimas, es decir, vida, amor, alimento y cambio de paales, con adultos..., preferiblemente con cinco sexos distintos. La mutacin es posible, pero la equiparacin de la valoracin social entre hombres y mujeres, una vez se inici realmente la colonizacin de la Luna y Marte, es ciertamente la explicacin ms fcil al hecho de que hoy en da hombres y mujeres parezcan iguales en estatura y fuerza fsica; y, con los registros de las Olimpiadas Intermundos de los ltimos sesenta aos, nadie puede realmente cuestionarlo. Acostumbraban a pensar que las hormonas sexuales masculinas hacan que tus msculos fueran ms fuertes, verdad? La testosterona hace la membrana de la clula muscular menos permeable dijo Brian, lo cual significa que, dados dos msculos desarrollados hasta una fuerza equiparable, el que no posea testosterona para, por decirlo as, taponarlo, puede funcionar al mximo de su eficiencia un tiempo marginalmente ms largo debido a que puede difundir las toxinas de la fatiga a travs de la pared de la clula de una manera marginalmente ms rpida. Bron suspir. Es tan extraa la forma en que imaginamos el pasado como un lugar lleno de injusticia, desigualdad, enfermedad y confusin; y, sin embargo, de alguna forma, las cosas eran... ms simples. A veces deseara haber vivido en el pasado. A veces deseara que los hombres fueran todos fuertes y las mujeres todas dbiles, aunque se hiciera no cogindoles y hacindoles las suficientes carantoas cuando eran bebs, o no ofrecindoles fuertes figuras femeninas con las que identificarse psicolgica y socialmente; porque, de alguna forma, sera ms simple esta forma, slo para justificar... Pero no pudo decir lo que justificara. Tampoco poda recordar haber pensado alguna vez en todas aquellas cosas antes, ni siquiera cuando era nio. Se pregunt por qu haba dicho lo que haba dicho. Pensando ahora en ello, pareca extrao, incmodo, innatural. Sabe? dijo de pronto Brian, la nica razn de que podamos tener ahora esta conversacin es porque ambas somos marcianas..., y ni siquiera escandalosas muchachas con velos difanos y prpados de plata, sino simplemente damas marcianas. Cualquiera que estuviese ah fuera escuchando esto pensara que estbamos locas, las dos. Sus prpados (que eran de plata!... pero slo pintados) descendieron, proyectando una dbil irritacin de aquella manera tpica marciana. S que es la cspide de la rudeza, pero realmente, hablar con usted me hace siempre recordar lo que me alegr de abandonar Marte. Voy a ser brutalmente sincera. Brian inclin la cabeza hacia un lado. Como dije antes, es usted una mujer hecha por un hombre. Es tambin una mujer hecha para un hombre. Simplemente, considerando quin es usted, sospecho que sera mucho ms feliz si consiguiera un hombre. Despus de todo, es una mujer atractiva e inteligente, con las urgencias normales de

una mujer. Ciertamente, no hay nada equivocado en tener un hombre; a su propia manera tranquila, usted acta usted como si ya lo tuviera. Las rodillas de los pantalones de Bron estaban apretadas juntas. Desliz sus manos sobre ellas y se sinti muy vulnerable ante la ms vieja y ms sabia Brian. Slo dijo finalmente que el hombre que deseo no se sentira muy feliz conmigo si yo saliera en su busca. Bueno dijo Brian, entonces, puede tomar en consideracin el conformarse con lo que haya disponible hasta que se presente la perfeccin. Un mes ms tarde (le tom todo ese tiempo decidirse), Bron se sinti como una perfecta estpida preguntndole a Prynn que sugiriera un lugar donde ir. La posibilidad, sin embargo, de ser reconocida en los lugares que ella misma haba visitado antes, de mes a mes, le hizo sentirse incmoda. Despus de todo, la Pa -alguien que era prcticamente una perfecta desconocida- la haba reconocido simplemente de pie en la plataforma de un transporte. No era que ella hubiera ido a tales lugares tan a menudo que cualquiera pudiera reconocerla de cuando era un hombre. Sin embargo... Y, por supuesto, Prynn no poda simplemente sugerir unos cuantos nombres y luego dejarla. No, Prynn tena que pasar la siguiente semana ... preguntando por ah.... Bron intent imaginar sus palabras: Hey, conozco a esa extravagante cambiasexo, sabes?, que est dispuesta a.... Soy demasiado vieja, decidi Bron, para sentirme azarada por ello: lo cual significa bsicamente olvdalo, piensa en otras cosas. Una de las cosas en las que pens fue por qu no le haba contado a Brian su encuentro con la Pa. Pero la sesin era slo de una hora, no una sesin de terapia al estilo arcaico, adelante, cuntelo todo, honestidad o nada. Y, no haba dicho Lawrence en una ocasin (Cmo estaba Lawrence, se pregunt; haca una eternidad que no vena a verla) que la nica forma de tratar con una mujer como la Pa era tratarla como si no existiera? Y, de todos modos, la sugerencia de Brian (ligeramente modificada: Bron no se contentara con dejar hacer, sino que se pondra en el camino de lo que deseara) respondera a eso tambin. Si ella se senta tentada simplemente a abandonarlo todo, poda ser un poco ms razonable asegurarse de que la prxima persona que se lo pidiera fuera al menos del sexo adecuado. Prynn abri la puerta sin llamar y dijo: Est bien, he pensado dnde puedo llevarte. Entonces mir al techo, hizo un sonido muy desagradable (que se supona expresaba lo ms definitivo en aburrimiento sofisticado) y se dej caer contra la pared. La puerta del armario retembl. Bien, de qu se trata? Bron apart el lector (pero dej que su mano permaneciera sobre el botn de paso de pantalla). Una franja de luz de uno de los lados de la caja marcaba su mueca. Ya sabes, no tienes por qu ir conmigo. Lo comprendo: t ests con los hombres ms viejos. Dudo que haya demasiados en el tipo de lugar que me lleves... Mi consejero social dijo Prynn dice que lodo, con exclusin de todo lo dems, es una perversin. As que, una vez cada seis semanas, hago algo diferente. Slo para demostrar que soy normal. Este lugar simplemente hormiguea con hombres de veinte aos y de treinta aos y de cuarenta aos. Me sentir como una maldita persiguenios. Pero a ti te encantar. Ven, vstete. Te lo juro, necesitas ms tiempo envestirte que cinco personas juntas elegidas al azar de las que conozco. Sal de aqu dijo Bron Te ver abajo en la sala comn. El lugar al que llegaron estaba agradablemente plastificado (lo cual significaba que no se haca ningn intento por conseguir que el plstico se pareciera a piedra, hielo o madera), con una clientela de aspecto bastante decente a la que, decidi Bron, probablemente le gustaba que las cosas se resolvieran rpido. (Los lugares que Bron haba frecuentado antes cuando viva en la coop de hombres tendan a ser lugares

donde la gente beba mucho y se demoraba ms.) Formaban una coleccin de razonablemente felices hombres y mujeres... Este es el lado activo del bar, es decir, si deseas comprobarlas bellezas que languidecen en ese otro lado sin ser molestada explic Prynn. Ese otro lado es por si deseas ser abordada por alguien que ha tomado su decisin desde este lado. Y aqul de all es territorio libre. Aqu nadie es estricto con las reglas..., por eso vengo. Pero slo te estoy diciendo lo que est escrito en el boletn mensual. ...razonablemente felices hombres y mujeres, pens Bron, mientras Prynn se alejaba. Toma cinco cualesquiera de ellos... Pero no deseaba mirar demasiado fijamente a nadie. No todava. All, un hombre con una camisa de tela marrn/verde/naranja; aqu, una mujer con una cadera desnuda, el hombro de otra envuelto en piel. Y ms all, en un asomo de la prxima moda, Bron vio en la espalda de alguien que se alejaba entre los reunidos en el bar, una Y de plstico verde sujeta a unos tirantes azules... Pero no se enfocara en ningn individuo, lo cual la situaba en una precaria situacin..., aunque estaba lo suficientemente familiarizada con tales lugares de otro mundo, otra poca, otra vida. Empez a moverse hacia el otro lado del bar para aguardar a que alguien se le acercara..., y experiment la ms extraa de las reacciones. Si alguien le hubiera preguntado, entonces, de qu se trataba, hubiera respondido, sorprendida: Terror!. Diez segundos sumergida en la sensacin, sin embargo, y se dio cuenta de que era algo ms sutil que eso. Era ms bien como una irritacin insistente, sealndole desde algn lugar al borde de su conciencia que algo extremadamente peligroso estaba cerca. Luego se perfil: Estaba all para ser abordada. Pero no estaba all para invitar a que la abordaran. Ciertamente, no poda quedarse mucho tiempo en el lado activo del bar donde estaba ahora. No era se el tipo de mujer por la que deseaba ser tomada. Si el hombre que estaba buscando estaba all (Uno de cada cinco...?, pens irrelevantemente. Ahora no se atreva a mirar a ninguna parte excepto a la base de la barra, entre los pies de la gente que estaba ante ella, a dos metros de distancia), el hecho de ser vista en aquel lado lo estropeara todo. Se volvi y se encamin hacia la zona libre, pasando junto a Prynn que, con los codos sobre la barra, tena slo ojos para el ms viejo de los dos hombres que trabajaban al otro lado..., ciertamente la persona ms vieja del lugar, probablemente al nivel de Lawrence. (Y probablemente, pens Bron, compartiendo los mismos gustos de Lawrence.) Cuando Bron alcanz la zona libre, pens: Lo que necesitan aqu, por supuesto, es tres barras: Una para los que desean abordar, y luego una para la gente que desea ser abordada, y luego una para la gente a la que no le importa ser abordada...; pero no, sa no era la respuesta. No haba ninguna diferencia entre no-importar y desearlo-pero-slo-desearlo-un-poco-menos. Bueno, entonces: cuatro...? Con la visin de una regresin infinita de barras, cada una con menos y menos gente, hasta que ella, sola, pudiera plantarse delante de la ltima, Bron ocup su lugar en el centro del territorio libre, donde, efectivamente, se haba reunido toda una pluralidad de los razonables y felices hombres y mujeres del lugar. Se acerc tanto a la barra como pudo, con el aspecto, saba, de una mujer que no estaba interesada en absoluto en nada sexual. Y en un lugar como ste (saba), eso probablemente significaba que nadie la abordara porque haba demasiada gente all. Oh, haba la posibilidad de que algunos, cansados de la caza, quisieran simplemente dedicarse a algn... S dijo un joven de aspecto agradable de pie cerca de ella, apoyando los codos en la barra. Realmente, hay veces en las que es simplemente as. Inclin la cabeza, sonri, asinti. Bron dijo:

Hay otras ciento cincuenta personas aqu a las que puedes abordar y que estarn ms interesadas en esto que yo. Ahora pirdete. Y, si no lo haces, te patear en los cojones. Y lo digo en serio! El joven frunci el ceo, luego dijo: Hey, lo siento...! y se alej, mientras alguien abra cua para ocupar su lugar. Y Bron pens, un poco histricamente: Estoy aqu en la posicin en que estoy para ser abordada, y no puedo aceptar que nadie me aborde de ninguna manera: de otro modo, alejar a la persona para la que estoy aqu. Esto es ridculo!, pens, sacudiendo la cabeza por tercera vez a la ms joven de las dos camareras, que acababa de preguntarle de nuevo qu deseaba beber. Qu demonios me reporta eso? En otra poca, en otro mundo (o, de hecho, en otro bar, con las reglas cuidadosamente deletreadas en el boletn mensual), ser violada. Y eso no era la respuesta tampoco, porque en una ocasin en Marte (haba sido la noche despus de su decimonoveno aniversario) haba sido violado, por una pandilla de cinco mujeres con duros prpados metlicos, tan banales como la letra de todas las miles de Annie(la huerfanita)maciones que haban lanzado la moda, aullando por los callejones apenas iluminados por el amanecer del Goebels y furiosas por el smbolo encima de su ojo derecho; y aunque, durante algunos meses, haba fantaseado realmente a nivel sexual acerca de una de las cinco que no haba tomado parte (realmente) y que (durante los primeros minutos) haba intentado detener a las otras, haba sabido incluso entonces que aquello no era ms que una estrategia para salvaguardar algo de una experiencia absolutamente desagradable que le haba dejado con una luxacin en la cadera, un hombro dislocado y un tmpano perforado que (en otro mundo, en otra poca) podra haberle dejado sordo de un odo para toda su vida. Recordndolo, pas un nudillo a lo largo de su ceja de oro..., completamente sin significado en una mujer, por supuesto; pero aqu fuera nadie lo saba. Ni a nadie le importaba. Simplemente no debera estar all, pens Bron. Se dio cuenta de que lo nico que la haba retenido all tanto tiempo era el miedo a que, de algn modo, fuera del sexo en s de lo que tena miedo. (Y, se dio cuenta tambin, haca casi una hora!) Pero era todo lo dems que rodeaba el sexo lo que la mantena encerrada, aprisionada, y -era algo por lo que deba de sentirse agradecida?- de alguna forma pura. Bron apart sus manos de la barra, retrocedi, se volvi... l estaba de pie en el lado activo del bar, entre los hombres y las mujeres de all, recin acabada una conversacin, con su rostro apenas recuperando, tras su risa, la acostumbrada dignidad, la acostumbrada fuerza. (Haba soado ella en eso...? S!) Sus ojos barrieron la sala -cruzndose con los de ella y siguiendo su camino, pero su vientre se contrajo cuando lo hicieron- para dirigirse hacia el an ms tumultuoso bar pasivo. Adelante, pens ella. Adelante! Realmente, ya era hora de irse! Pero l estaba all, como todo lo que ella poda recordar haber imaginado, tan nuevo como el ahora y tan familiar como el deseo. Observ, murmurando para s misma, sabiendo que lo haba conocido mientras rea entre sus amigos bebedores, las oscuras cejas concentradamente fruncidas sobre un problema cuya solucin poda hacer rodar mundos fuera de sus rbitas, relajadamente dormido en una cama que haban compartido para aquella noche, sus ojos cruzndose con los de ella con una expresin que abarcaba toda la indiferencia del ahora pero respaldada por la compasin de lo inexpresablemente fuerte, lo inefablemente sabio, y el conocimiento de medio ao de camaradera. Se apart del bar y ech a andar hacia l, pensando: No debo! Yo..., y se abri camino rpidamente entre dos personas, con su garganta seca por el temor de que, mientras ella se volva para disculparse aqu, pedir perdn all, l pudiera marcharse.

Ella no poda hacer esto! Todo esto era terrible y desesperadamente equivocado. Pero ya se estaba abriendo camino entre los dos ltimos ahora, ya lo alcanzaba, ya poda tocar su desnudo hombro. El se volvi, le frunci el ceo. Bron susurr: Hola, Sam... y entonces (por qu hizo aquello? No lo saba) sinti que una sonrisa temblaba en su boca, Necesitas alguna nueva esposa en tu comuna, Sam? O no tengo la estatura adecuada...? Por un momento la boca de gruesos labios de Sam se comprimi en una gran ciruela negra, con una expresin de shock, casi de dolor. Luego, sus ojos abandonaron el rostro de Bron para descender a lo largo de su cuerpo; y volvieron a subir lentamente, con una sonrisa que era casi burlona. Bron...? Esperemos que haya algo ms aparte de la burla en su sonrisa, susurr ella en silencio; sus ojos se cerraron ligeramente ante aquello. Sam, yo... No debera estar aqu... Quiero decir, en este lado del... Quiero decir... Bron parpade. Las manos de Sam descendieron sobre sus hombros, como negras charreteras (a la media luz, la piel de Sam era realmente negra, con un dbil realce broncneo bajo su barbilla, un mbar oscuro enroscado en su oreja), y ella tuvo la loca visin de que, de alguna forma, haba ascendido de rango (pensando: Y no un simple soldado...), al tiempo que pensaba: Y todava no es sexo! S demasiado bien lo que es el sexo para engaarme pensando en eso. Sam estaba diciendo: Hey, aqu! Y: Bien! Y luego: Lo admito, estoy... Luego, asinti simplemente con la cabeza, con aprobacin (!) y (an) con la sonrisa. Cmo ests, eh? El Viejo Pirata mencion que de pronto habas decidido cruzar la gran divisoria. Ests bien? Y, debido a que ella sinti de pronto que su corazn iba a romper su caja torcica, quebrar las articulaciones repentinamente quebradizas de su cadera, rodilla y codo, reclin la cabeza contra el cuello de l, se sujet a l. Si l hubiera sido una columna de metal negro un grado por debajo del rojo blanco, no hubiera sido ms difcil de sujetar. Hey dijo Sam suavemente. Sus manos se deslizaron por la espalda de ella, la sujetaron. Sam... dijo ella. Scame de aqu. Llvame a otro mundo..., a cualquier parte..., no me importa. Ni siquiera deseo saber si puedo moverme an por m misma... Con un brazo firmemente apretado contra su espalda, con su otro brazo suelto, Sam dijo (y ella oy su voz retumbar en alguna parte dentro de aquella gran forma masculina, mientras la sonrisa se retiraba hacia el interior): Parece como si siempre tuviera que llevarte a algn lado u otro... Ven, vamos a dar un paseo. Y apret su hombro, con su brazo sujetndola an firmemente, y la arrastr consigo a travs de la multitud. Ella pens por un momento en mirar a su alrededor en busca de Prynn. Pero ya estaban cruzando la puerta, recorriendo una oscura rampa entre altas paredes. Slo recuerda sigui Sam que el ltimo mundo al que te llev no result ser una gran idea, antes de que me lo pidas de nuevo. Quiero decir, t nunca sabrs dnde terminas con el viejo Sam... La rampa dobl un recodo y les deposit al borde de una zona escasamente iluminada, con extraas formas aqu y all y un techo destellante, aqu a tan slo dos metros o dos y medio de altura, rozando las cabezas de algunos de los hombres y mujeres ms altos que caminaban por debajo de la luz naranja y azul; en otros lugares

se alzaba hasta la altura de tres o cuatro pisos: ste era el paseo del bar, donde podan acudir aquellos que lo desearan, podan caminar por entre una especie de sendero de obstculos en persecucin de su placer, podan ser perseguidos o simplemente caminar. Sam, lo siento... No pretenda... Sam apret afectuosamente su hombro. A veces puede resultar un viaje ms bien rudo de aqu a all. Lo s. Yo mismo lo hice. Cmo lo ests llevando? Yo... Bron dej escapar el aliento, sinti los msculos de su espalda, que se haban tensado hasta casi el calambre, relajarse un poco. Bueno, yo..., supongo que t debes de comprender... Un hombre all delante mir dos veces hacia atrs, luego rode una inmensa forma parecida a una escultura, bajo una luz roja, y desapareci al otro lado en la sombra. Algo de ello dijo Sam. Una mujer, con las manos profundamente hundidas en los bolsillos, camin en la oscuridad tras el hombre (Bron vio un codo desnudo doblarse cuando una mano sali de su bolsillo, con tres anillos de oro brillantes como carbones a la luz roja; luego ella tambin desapareci en la oscuridad). Y ya estaban demasiado lejos para ver. Has estado alguna vez en uno de esos lugares durante las horas que no hay nadie? Y quin no? Son tan deprimentes cuando nadie los est usando. Lo mismo ocurre con una cafetera abierta toda la noche en el nivel de la primera ranura de crdito. (En realidad se trataba de lugares de asistencia del servicio social donde, fuera cual fuese tu nivel de crdito, siempre eras servido). Hay una a dos manzanas de aqu que proporciona tan buen servicio, o casi tan bueno, en comida como este lugar lo hace en sexo. Pasaron junto a un serpenteante banco donde estaban sentadas un cierto nmero de mujeres (y un escaso puado de hombres). Un hombre que pasaba junto a l vacil, mir, luego se sent cerca de una de las mujeres que, como si su propio movimiento fuera una derivacin del de l, se levant y se alej, para volverse unos segundos ms tarde, cerca del extremo de otro banco donde los sentados eran en su mayor parte hombres; retuvo el paso y empez a observar las figuras sentadas del mismo modo que, unos momentos antes, haba hecho el hombre que la haba impulsado a moverse con las figuras del banco donde haba estado ella. De aqu y de all les llegaba el sonido de una dbil risa o una dbil conversacin. La mayora, sin embargo, guardaba silencio. Giramos y giramos y giramos y giramos dijo Sam, y aadi su suave retumbar bajo a las derivantes voces. Avanzando hacia ellos, cogidos de la mano, una mujer rea alegremente, llevando tan slo una compleja chaquetilla de malla metlica y unos pantalones cortos, mientras el hombre, desnudo excepto una enjoyada careta, alzaba sta hasta su frente y sonrea. La pareja se separ para pasar a ambos lados de Sam y Bron; las risas derivaron alejndose tras ellos. Y de pronto dijo Sam, para ellos, todo esto vale la pena. Mir hacia atrs, aadi de nuevo su propia risa. La gente en el banco sonri. Bron intent no apartar la vista y fracas. No te ha aconsejado nadie que permanecieras alejada de lugares como ste hasta que estuvieras un poco mejor aclimatada? pregunt Sam. Malos consejeros. Es como participar en un torneo de frontn a cuatro paredes una semana despus de

haberte entablillado una fractura en la pierna. Quiero decir, aunque antes fueras el mejor jugador del mundo, la cosa no dejar de ser un tanto deprimente. Han pasado seis meses desde que yo..., desde que me curaron la pierna. Mi consejera no ha dejado de decirme que ya ha pasado el tiempo suficiente como para que pueda acudir aqu e intentarlo. Oh. El brazo de Sam se afloj sobre su hombro. Entiendo. La desesperacin haba empezado de nuevo. Sam, por favor. Djame ir a vivir contigo y con tu familia. No ser ninguna molestia. Me has conocido como amigo durante casi un ao; correr el riesgo de dejar que me conozcas como amante. Te o la primera vez, querida dijo Sam. Si me lo pides de nuevo, tendr que darte una clara, firme y en absoluto ambigua respuesta. Y eso no har ms que herir tus sentimientos. As que hazme un favor y olvida eso. No vas a...? y not que sus sentimientos se desgarraban como si una sucesin de cuchillos atravesara su hgado. Oh, por qu, Sam? Mis mujeres nunca querran or hablar de ello. Tenemos un acuerdo, sabes?, para traer nuevo material joven a mi harn. Yo escojo una, ellas escogen uno. Esta semana es el turno de ellas. Sam, te ests burlando de m! Es todo lo que me dejas... Recuerdas dnde estaba mi comuna? No..., no lo recuerdas. Mejor. Porque, cuando me hablaste por primera vez antes, pens que sta era tu idea de un chiste. Oh, t no..., no puedes... Corazn, ests razonando a la inversa. La triste verdad es que podra..., pero no quiero. Es as de sencillo, duro y desagradable. Soy tu amigo, pero no soy tan buen amigo como eso, ahora, esta noche. El nico consejo que puedo darte es que, por duro que resulte ah donde ests ahora, y s que debe de serlo, an ests cambiando, an sigues avanzando. Finalmente, incluso desde aqu, llegars a algo distinto, tambin s eso. Ahora ven aqu... y no aguard, sino que la atrajo hacia l; y, en sus brazos, ella se dio cuenta de que se echaba a llorar, no poda llorar, se dio cuenta de que empezaba a gritar, no poda gritar, se dio cuenta de que empezaba a derrumbarse. Pero eso era estpido. As que se apret contra l, pensando: Sam... Sam...! Un siglo ms tarde, Sam la solt y, con las manos sobre sus hombros, la apart un poco de l. Est bien. Ahora tendrs que desenvolverte por ti misma, mi joven dama. Sam es simplemente demasiado grande y negro y perezoso como para seguir paseando por aqu. Voy a volver abajo, donde est toda la gente. Esta noche he salido para joder. Y resulta que soy uno de esos tipos que se desenvuelve mejor entre apretujones. Sonri, palme su hombro, se volvi. Y desapareci. No puedo moverme, pens ella. Pero se movi, camin casi normalmente, hacia uno de los asientos individuales tallados en el lado de una gran forma inconcreta de cermica. Sam, pens de nuevo; y de nuevo; y luego de nuevo; hasta que la palabra se hizo misteriosa, extraa, ominosa, un mantra de una sola silaba. Luego: ...Sam? De alguna forma, en su centsima, o cienmilsima repeticin, su mente se aclar de pronto. Por qu haba abordado a Sam? Sam no era ms hombre que ella era... No. Tuvo que detener ese pensamiento; no poda conducir a ninguna parte. Sin embargo, una vez ms, haba estado a punto de sacrificar todos sus ideales, su plan entero, slo por un... capricho emocional! Sin embargo, mientras estaba ocurriendo, haba parecido que esos ideales eran exactamente lo que haba estado persiguiendo...

Sam? Eso era tan ridculo como el azaramiento y la clera a la que se haba sometido a s misma con aquella mujer del teatro! Piensa!, se dijo: En un momento determinado haba habido una cosa que haba pensado que ella poda hacer mejor que otras mujeres..., porque ella haba sido un hombre, conoca de primera mano las fortalezas de un hombre, las necesidades de un hombre. As que se haba convertido en una mujer para conseguirlo. Pero la consecucin, como haba sospechado y saba ahora, era preminentemente una cuestin de ser; y serse haba convertido especficamente, cada vez ms, en un asunto de no hacer. Y, a partir de las restricciones, una serie de fuerzas subterrneas y poderosas parecan haberse vuelto locas en ella y, como resultado, amenazaban con corromper todo lo que ella deseaba realizar. En su trabajo en la hegemona, en sus amistades -con Lawrence, con Prynn-, la fuerza era la apata, tangible e inexorable como una cascada de hielo estrellndose ladera abajo en el clmax de un drama del hielo. Luego, cada vez que alcanzaba una situacin incluso cercana a una en la que su feminidad estaba en juego, todo lo que haba reprimido creca y se hinchaba en un torrente tal que era incapaz de distinguir la desesperacin del resentimiento, el deseo de la necesidad, y eso le haca prorrumpir en estupideces y contrasentidos en vez de lo que, un momento antes o un momento despus, reconocera como una respuesta racional. Qu estaba intentando hacer?, se pregunt a s misma Bron. Y hall la cuestin tan clarificadora como el nombre de Sam un minuto antes. Tena algo que ver con salvar la raza..., no; tena algo que ver con salvar o proteger... a los hombres? Pero ella era una mujer. Entonces, por qu...? Fren tambin aquel pensamiento. No sus pensamientos, sino sus acciones estaban siguiendo una concatenacin lgica o metalgica hasta su final. Intentar formular, y mucho menos responder, cualquiera de aquellas preguntas la polucionara, la destruira, la descompondra en un entramado de contradicciones inexpresables. Saba que lo que ella deseaba era cierto y real y correcto por el acto mismo de desearlo. Aunque lo que deseara fuera todo... Un hombre se haba parado a unos pocos metros y se apoyaba en un saliente cermico. No la miraba a ella, pero ella vio la posicin de su mano en la cermica esmaltada de verde. Todo un insulto!, pens, con tristeza y desesperacin. Por qu simplemente no vienen y te abofetean en plena boca? No sera ms considerado, menos daino que lo que ella estaba intentando proteger? Y l poda ser el que buscaba!, sigui pensando. Simplemente, no tengo ninguna forma de sospecharlo, de preguntarlo, de averiguarlo. Si tuviera que responderle de cualquier manera, nunca sabra como hacerlo, porque, aunque fuera l, cualquier respuesta procedente de m podra causar que l pusiera ese lado de s mismo aparte para siempre en lo que a m se refiere, convertirse todo l en fingida razn y racionalidad. l podra venir aqu, podra sentarse y aguardar, podra sondear y buscar, como ella se haba sentado y sondeado, buscando a la mujer que supiera, que comprendiera. Los hombres podan hacer eso. Ella lo haba hecho cuando era un hombre, y haba encontrado, sondeando o siendo sondeado por quinientas? cinco mil? mujeres. Pero ella no tena forma de mostrar que saba, porque cualquier indicacin de conocimiento negara la existencia de ese conocimiento en ella. Y no haba forma alguna de superar la paradoja, a menos que existiera un nmero infinito de tales bares, tales arenas, tales paseos, a menos que ella pudiera interponer de alguna forma una distancia infinita, un milln de veces la que exista entre la Tierra y Tritn, entre ella misma y l, y luego aguardara a que l la cruzara, la llevara de vuelta al otro lado, tan fcilmente como Sam la haba llevado a Mongolia y... No! No, no Sam... Bron alz la vista y parpade, porque el hombre haba dejado caer su mano, caminaba ms all de ella, se alejaba.

Lo observ, y las lgrimas amenazaron con desbordar sus prpados. El pensamiento la golpe, insistente como un conocimiento absoluto: Lo que deseo hacer es simplemente... Cerr con fuerza sus ojos y su mente contra ello. Dos lgrimas se derramaron sobre una de sus mejillas. Parpade. Un dbil caleidoscopio de tenues luces y enormes esculturas apareci y desapareci en un destello; parpade de nuevo. Lo que saba era que, simplemente, nunca volvera a un lugar como ste. S, l poda estar aqu, incluso poda estar buscndola a ella aqu; pero sta no era la forma en que l poda encontrarla a ella aqu, en que ella poda encontrarle a l. No hubiera debido venir nunca aqu; no debera estar aqu ahora. Deba ponerse en pie, deba ponerse en pie ahora, y marcharse. Otra media docena de hombres (y dos mujeres; s, el lugar tena reglas informales) se acercaron y se detuvieron de pie cerca de ella, hicieron seas o no hicieron seas, luego se alejaron. Pasaron las horas..., ya haban pasado. Y, durante las ltimas, mucha menos gente se detuvo cerca de ella. El rumor de su indiferencia estaba siendo difundido en susurros por todo el lugar? O alz la vista, tras haber derivado unos momentos lejos de all era simplemente que ahora haba menos gente? Poda ver a menos de una docena de personas en toda la arena. El equipo de limpieza haba encendido unas potentes luces en el extremo ms alejado; serpientes de cable se enroscaban sobre la moqueta dorada, detrs de las zumbantes mquinas... Antes de irse a casa, se detuvo en la cafetera abierta toda la noche a dos manzanas de distancia, que, mientras ella estaba all, empez a ser limpiada tambin. Sentada en un reservado de la parte de atrs (despus de que el pequeo altavoz de encima de la mesa le hubiera rogado educadamente que se apartara a fin de que pudiera limpiar), bebi dos bulbos de caf, el primero con montones de azcar, el segundo sin. Nadie la molest en absoluto. En su escritorio, cuando despert, haba el sobre orlado de rojo y plata de una carta intersatlites. El recuadro del remitente deca D. R. Lawrence, y debajo haba un nmero de veintids dgitos. Debajo de l, entre parntesis: Nereida. Bron frunci el ceo. De pie desnuda sobre la clida moqueta -una de las sillas globo al lado de su taln pulsaba en su collar, intentando decidir si deba hincharse o no-, Bron lo abri y extrajo su contenido: Bron mejor colocar un punto y coma no una coma he estado tentado de venir a verte desde hace meses cursiva - meses pero luego de pronto pas todo eso y como sin duda sabrs ya ni siquiera estoy en el viejo pozo de serpientes ni siquiera en Tritn sino en Nereida de modo que pens que lo menos que poda hacer era escribir. Adivnalo. Veinte aos de inters en aleatrica han dado sus frutos. He sido contratado por una comuna musical ambulante y no lo creers una noche despus de no s cuntos cientos de horas de meditacin y ensayo todos tuvimos simultneamente una revelacin religiosa acerca de que haba llegado el momento de difundir nuestra msica a los dems y as ahora estamos cantando para la gente prcticamente cada noche no s si podrs imaginarlo con mi voz pero parece que les gusta. Yo me dedico sobre todo a A-&-R pero me siento enormemente feliz en ello. Y creo que estamos llevando alegra a un montn de gente. La audiencia de la ltima noche fue de veintisis mil. Se volvieron locos coma pero me estoy recuperando estupendamente gracias a los cuidados esta maana de un encantador amigo que simplemente estaba entre la audiencia y se peg a m y que en este momento acaba de traerme el desayuno a la cama. Es tan estupendo averiguar a mi edad que hay juegos mucho ms complejos y elegantes que el vlet aunque me encantara poder jugar una partida contigo si la msica de las esferas nos suspende de nuevo del mismo acorde. A continuacin

iremos a la desagradable pequea luna de Plutn parntesis donde ni siquiera hay veintisis mil personas en total pero supongo que eso es la religin para ti parntesis y de todos modos esto es tan slo una nota para hacerte saber que todava queda vida en el viejo muchacho como si eso pudiera importarte despus de que te has convertido en una belleza sin corazn pero yo soy hey Wiffles qu demonios ests haciendo oh para ya eso Wiffles para estoy intentando dictar una carta oh eso hace cosquillas oh ven querida criatura no pienso dejar Eso era todo. Sonriendo, dej a un lado la carta. Pero, detrs de aquella sonrisa, haba algo de pesar. Mientras buscaba en el armario qu ropa ponerse, creci hasta que la sonrisa se disolvi ante l. De todos modos ya llegaba tarde, y se senta exhausta de la noche anterior; cerr el armario y decidi tomarse el da libre en el trabajo. Y el da despus de ste, en la hegemona, se sumergi en los tres nuevos informes que haban llegado, como una venganza. (Qu otra cosa poda hacer mientras esperaba?) Durante la siguiente semana mantuvo el mismo ritmo, preguntndose ocasionalmente qu poda hacerle aquello a su ndice de eficiencia, pero ahogando el pensamiento al menor asomo de placer... con ms trabajo. El trabajo no era ahora para el placer o el orgullo o la recompensa; haba renunciado a todo aquello. Lo que quedaba era simplemente un gesto frentico y casi religioso de respeto hacia el tiempo; no ms. Una semana ms tarde, una maana, cuando llevaba en su oficina quizs una hora, Philip se detuvo ante la puerta, mir dentro, entr. Audri me pidi que me parara y te echara un vistazo. Hace ocho meses no parabas de protestar diciendo que necesitabas un ayudante..., en cuyo momento, si recuerdo bien, te enviamos algo as como seis en sucesin, que, por una u otra razn, no resultaron: campo equivocado, temperamento equivocado..., dilo como quieras. Philip mir al suelo, volvi a alzar la vista hacia Bron. No es que tengamos a nadie en estos momentos, pero estaba pensando..., bueno, Audri piensa que, puesto que las cosas se han relajado un tanto por aqu en los ltimos meses, tal vez todava desees... No. Bron sigui rebuscando otra carpeta en un cajn..., y observ que Philip se haba detenido a examinar los papeles que ella haba dejado encima de la consola mural. No los desordenes, por favor dijo. Encontr la carpeta. Oh, lo sietito murmur Philip. Y entonces, ante la creciente sorpresa e inquietud de Bron, se entretuvo por all durante el siguiente cuarto de hora, enfrascado en el tipo de conversacin intrascendente de la que no podas librarte, sobre todo cuando el otro es tu jefe. Luego se fue. Bron suspir, aliviada. Diez minutos antes de la hora de comer volva. Hey, djame invitarte con mi crdito hoy..., no, no digas que tienes otro compromiso. S que no es cierto. Mira... La barbuda sonrisa de Philip trajo de vuelta la negra de Sam en el bar, una capa de su amistad, otra capa de su burla, y algo que era totalmente de Philip y absolutamente desagradable resplandeciendo entre las dos.... S que en ocasiones nos crispamos los nervios el uno al otro. Pero de veras, me gustara charlar contigo esta tarde. Lo cual, dicho por tu jefe, era otra cosa a la que no te podas negar. Philip la llev no al comedor de la compaa, sino a un lugar al otro lado de la plaza, donde se sentaron en una burbuja cerrada de cristal opalescente, con la mesa entre ellos bordeada de negro y oro, como si fuera un sobre de correo interplanetario; y ante una comida notablemente buena, aunque un tanto liqunica, Philip se lanz a una serie

de interminables especulaciones sobre los rumores acerca de dos de los programadores jvenes, acerca de Audri, acerca de l mismo... Su comuna estaba pensando en mudarse a lo largo del Anillo, lo cual dejara libre el lugar que ocupaban ahora; Audri tena derecho a una recalificacin de su crdito, y realmente ella era mucho mejor en su trabajo que l, y quiz valiera la pena pensar en cederle su casa, si ella poda hallar a alguna gente compatible para conseguir que otra familia fuera con ella y proporcionar as el resto de nivel de crdito necesario. Cundo se mudaba su grupo? Bueno, todava no estaba del todo seguro, pero... Cuando se fueron, Philip an segua hablando, y por aquel entonces Bron, cansado de su propio aburrimiento y agotado por el fingir constantemente que no exista, se estaba preguntando ociosamente si quiz todo aquello no era ms que un inefablemente gentil prlogo para decirle que estaba despedido..., o al menos una seria reprimenda. Record la advertencia de Audri haca dos semanas. Con todo su nuevo celo, era probable que hubiera cometido alguna torpeza realmente asombrosa que simplemente hubiera salido a la luz. Era eso posible? En la confusin general de su vida actual, se descubri pensando que poda haber hecho cualquier cosa. Bueno, si era as, estaba preparada... Y Philip, ante la puerta de su oficina, estaba sonriendo, asenta, se daba la vuelta para marcharse. Y una hora ms tarde estaba de vuelta, an sonriendo, preguntndole si las nuevas especificaciones de topoformas que ella le haba entregado ayer le haban dado algn problema en particular (no), si Audri se haba pasado por all (tambin no), si la comida haba estado bien (fue esplndida, gracias). Slo se qued cinco minutos esta vez, pero, unos segundos despus de marcharse, a Bron se le ocurri repentinamente..., y le hizo apoyar las dos manos planas sobre el escritorio, alzar la vista, abrir la boca, cerrarla de nuevo, luego dejar caer las manos sobre su regazo: Philip se estaba preparando para hacerle proposiciones! La idea hubiera debido de ser horrible. Pero era demasiado regocijante! Lo nico realmente horrible era lo regocijante que resultaba! Cul era el asunto con Philip?, se pregunt. Luego record: No haba sido en una ocasin lo bastante indiscreto como para mencionar que una vez se haba casado con un transexual?; oh, estoy densa!, pens. Es probable que sienta inclinacin hacia ellos! No te das cuenta? Tras lo que he hecho, me he convertido en su tipo! Densa...? Esa no era la palabra adecuada si haba necesitado tanto tiempo para darse cuenta! Y cuando finalmente se decidiera y le hiciera francamente la proposicin? No har, pens, absolutamente nada! Si me hace alguna seal, fingir no verla! Si habla, no le oir! Si cae de rodillas ante m, abandonar la habitacin! No estoy aqu para este tipo de mierda!, pens, al borde de la furia. Y, reteniendo tanto la irritacin como la risa, se sumergi de nuevo en el trabajo. Veinte minutos antes de la hora de cerrar, Philip estaba de nuevo ante su puerta. Hey, Bron con una sonrisa congraciadora, la voz de terciopelo, Audri quera hablar contigo. Creo que todos podramos salir un poco antes hoy. As que os dejar que os marchis los dos... Hizo una inclinacin con la cabeza y desapareci. Y Audri, con aspecto muy nervioso, estaba de pie all donde Philip haba estado. Bron dijo, te importa volver caminando conmigo? Quiero decir hasta mi casa. Al menos durante un trecho. Quiero hablar contigo. Y sigui all de pie, sin mirar a Bron, con las manos agitndose junto a las caderas de sus pantalones negros. Sorprendido, Bron dijo: De acuerdo. Porque le gustaba Audri, y Audri era su jefe tambin, y porque la ausencia de Philip era un alivio tan grande. Slo un momento. Guard las cosas en

el cajn, lo cerr, se puso en pie. Salieron juntos del edificio, con Bron cada vez ms consciente del silencio. A medio cruzar la Plaza de la Luz, Audri dijo: Philip piensa que estoy loca, pero tambin piensa que, est loca o no, simplemente debo mirar las cosas de frente y seguir adelante con ello. Lo cual va a ser muy duro. Pero supongo que tengo que hacerlo... Inspir profundamente, tens la boca, dej escapar lentamente el aire, luego dijo, casi en un susurro: Ven conmigo a casa. Haz el amor conmigo. Vive conmigo mir a Bron, con el aleteo de una sonrisa para siempre. O durante un ao. O seis horas. O seis meses... Inspir de nuevo profundamente. Philip tiene razn; sta es la parte ms dura. Qu? dijo Bron. He dicho..., bueno, no me has escuchado, verdad? S, pero... Bron se ech a rer, pero ella misma no se oy. Bueno..., yo no... Audri le sonri al pavimento rosa mientras caminaban. Tambin hay una parte fcil. Mi ndice de crdito ascender dentro de dos semanas..., el boom de la posguerra. Philip dice que hay una buena posibilidad de que pueda conseguir su unidad coop sobre el Anillo si consigo reunir la gente suficiente. Ya he hablado con otras cuatro mujeres de alto ndice de crdito que han dicho que estaban interesadas. Juntas reuniremos cinco chicos entre todas. Hay espacio para ti si t... Hizo una pausa. Bueno, ya sabes cmo es la casa de Philip. Es encantadora. Incluso aunque slo quisieras intentarlo, ver si puede funcionar..., suena demasiado como si estuviera intentando atraerte a mi cama con promesas de beneficios materiales? No, pero... Bueno... Bron, ya sabes que siempre me has cado bien..., te he querido mucho... Y yo tambin, por supuesto... Pero siempre haba, quiero decir antes, la cosa fsica. Necesit haber cumplido los veintitrs aos, con mis primeros dos chicos, para darme cuenta de que lo mo no eran los hombres. Algunas personas aprenden muy fcilmente esa leccin. Conmigo lleg tarde y de la manera dura. Quiz por eso nunca me sent particularmente interesada en desaprender... Pero bueno..., realmente, siempre hubo algo en ti hacia lo que me senta clida y protectora. Luego, el da de la guerra, cuando cruzaste la barricada policial para llegar hasta nuestra coop y ayudarnos a salir de la zona de peligro, eso fue tan... sacudi la cabeza increblemente valiente! Quiero decir que siempre haba sabido que te gustaba..., resulta muy fcil adivinar tus sentimientos; de una forma no verbal, supongo que eres una persona abierta..., pero, cuando viniste a buscarnos, me di cuenta de que quiz tu afecto hacia m tena una fuerza que nunca antes haba sospechado. Que pusieras tu vida en peligro por la ma y la de mi familia..., quiero decir, nunca te lo dije, pero hallaron el cuerpo de Mike el Loco al da siguiente. Haba resultado muerto por una cada de la gravedad, cuando una pared se derrumb encima de l. De modo que s lo peligroso que fue ah fuera. Realmente, cuando pens en lo que habas hecho, me sent simplemente... aturdida! De veras. sa es la nica forma en que puedo decirlo. Sabes que yo acostumbraba a... Se ech a rer, de pronto y suavemente, luego mir de nuevo a Bron. Acostumbraba a decirle a Philip, incluso antes de la guerra, que si t fueras una mujer, yo podra... Se ech a rer de nuevo. Quiero decir, era como un chiste. Pero luego, al venir el da despus de la guerra y descubrir que eras una mujer... Que eres una mujer... Audri inspir profundamente una vez ms. No soy el tipo de jefa que ande persiguiendo a sus empleados en torno a sus escritorios. Pero, bueno... Solt lentamente el aire; de nuevo la mirada, la sonrisa, los ltimos seis meses han sido un tanto difciles. Bron apoy una mano en el desnudo hombro de Audri. Y sinti a Audri estremecerse

una vez, sin interrumpir su paso; Audri miraba fijamente el suelo a unos cinco pasos por delante de ellas. Mira, Audri, yo... En realidad no espero que digas que s murmur Audri, rpida y en voz baja. Y, no importa lo que decidas, nada va a cambiar en el trabajo ni en ningn otro sitio. Te lo prometo. Lo decid firmemente antes incluso de abrir la boca. Me dije a m misma que ni siquiera iba a mencionar los tratamientos de refijacin; pero creo que acabo de hacerlo... Quiero decir que el asunto es que he decidido ser abierta contigo, y yo... Segua mirando al suelo, slo a tres pasos por delante ahora, en este momento me siento mejor... Audri, no puedo decir que s. No seria justo. En realidad, me siento absolutamente halagada y..., bueno, emocionada. No saba que sintieras de ese modo y yo..., pero bueno, yo..., t no comprendes. Haba habido una oleada de miedo al principio; la record ahora, tan slo unos segundos despus. Luego haba sentido una oleada de compasin; y despus, abrindose camino entre las dos, irritacin. No deseaba sentirse irritada, no con Audri. Quiero decir, ni siquiera sabes nada de por qu me convert en... Se ech a rer, e intent que su risa sonara tan clida como la sonrisa de Audri, pero capt un filo que no pretenda que estuviera all. Dej caer su mano. Audri, una de las razones de que me convirtiera en mujer fue..., bueno, huir de las mujeres. Bron frunci el ceo. De una mujer, al menos... Oh, sa no fue la nica razn. Mir a Audri que, con la cabeza baja, las manos contra sus costados, estaba simplemente andando, escuchando. Pero ciertamente fue buena parte de ello..., aunque no creo que sirviera de mucho. Bron mir tambin al frente. Recuerdas cuando me avisaste que mi ndice de eficiencia estaba cayendo? Fue por aquel entonces. Probablemente fue porque mi mente estaba tan preocupada acerca de todo esto que no poda pensar en lo que haca en la oficina. Bron pens: Pero Audri la haba avisado antes de que se encontrara de nuevo con la Pa, no? Bueno, de todos modos.... Ella me trastorn terriblemente. Es increble que haya podido seguir acudiendo a la oficina durante todo este tiempo. Ella era... La mir. Bueno, un poco como t. Quiero decir lesbiana..., gay. Simplemente no me dejaba tranquila. Espera, pens Bron; espera... De qu estoy hablando? Audri la mir ahora. Bron dijo rpidamente: Se haba hecho una refijacin, sabes?, para poder responder sexualmente a los hombres. Por supuesto, no me dijo nada de eso hasta despus de que yo hubiera cambiado. Fue completamente deshonesta. Acerca de todo. Y, por supuesto, lo que lo hace todo tan terrible ahora es que sus sentimientos hacia m son reales, no importa lo desagradables, horribles o inconvenientes que sean. Para m. Y para cualquier otro. Ella implicar a cualquiera que se meta en ese horrible asunto tan pronto como hable con l. Ella no es la persona ms considerada del mundo, ni en la mejor de las ocasiones. Bron mir a Audri, que asinti, sin dejar de escuchar. No puedo odiarla dijo Bron. Como tampoco puedo odiarte a ti. Quiero decir, me gusta, sabes?, cuando no estoy al extremo de mi resistencia. Pero ella simplemente no tiene ninguna idea de lo que es real y lo que es fantasa..., no te lo he dicho ya? Est en el teatro. Quizs hayas odo hablar de ella. Tena su propia compaa..., tena una compaa. Se hace llamar la Pa. Es ella gay? pregunt Audri. Bron la mir rpidamente. La conoces? O conoces a alguien que la conozca? Quiero decir, Tetis es una ciudad tan terriblemente pequea, no me gustara que nada de esto llegara hasta ella. Slo te lo estoy diciendo porque t eres mi amiga, Audri... No dijo Audri, no la conozco. Vi una de sus micro-producciones har un ao o

as, eso es todo. Me sent impresionada. Esa confusin fantasa/realidad sigui Bron es lo ms maravilloso de su trabajo. Quiero decir que es prcticamente como lo que nosotros hacemos, la fantasa actuando como una especie de metalgica, con la cual ella puede resolver autnticos problemas estticos de las formas ms increbles... Yo estuve realmente en algunas de sus producciones el ao pasado; una especie de miembro invitado de la compaa. Pero finalmente tuve que dejarlo. Porque, cuando esa fantasa se infiltra en la realidad, ella se convierte en una persona increblemente horrible. Siente que puede distorsionar cualquier cosa que ocurra con cualquier finalidad que ella desee. Sea lo que sea lo que sienta, eso es lo que es, en lo que a ella se refiere. Pero bueno, supongo... Bron le ri al suelo, luego alz la vista; acababan de abandonar la plaza que es para conservar ese derecho que luchamos en esta guerra. Pero Audri, cuando alguien abusa de ese derecho, puede hacer que las cosas resulten tremendamente horribles para el resto de nosotros. La ltima vez que la vi Bron baj de nuevo los ojos haba disuelto la compaa..., ahora tiene una especie de trabajo provisional con la universidad. Me dijo que incluso dejara eso si yo me converta en su amante, la llevaba conmigo, la alejaba de todo. Bron se ech a rer. Como si yo tuviera algn lugar donde llevarla! Y, por supuesto, el hecho de que me haya convertido en una mujer hace que ahora las cosas sean peores para ella. Sin mencionarme a m... Quiero decir que si ella simplemente hubiera sido honesta conmigo al principio, todo esto hubiera podido ser... Mir de nuevo a Audri, que parpade hacia ella. Por un momento se sinti aterrada de que Audri dijera algo que hiciera aicos el conjunto de la sorprendente ficcin que estaba tejiendo y tejiendo. Audri parpade de nuevo. Lo entiendes? dijo Bron. Simplemente no puedo decirte s, no cuando an estoy liado con ella, con todo este folln..., y lo estoy, lo estoy hasta la coronilla. Tendi la mano para tocar de nuevo el brazo de Audri, no lo hizo. Lo entiendes...? Audri asinti. Yo... Bron dej que sus ojos se apartaran, lo siento. Esto es lo que siento... Oh, mira, ya hemos hablado demasiado de esto. Si sigo hacindolo, me sentir como la terrible estpida que soy... Oh, no... dijo Audri. No... Lo cual cort en seco a Bron. Porque, de alguna forma, el hecho de que Audri creyera en todo aquello era algo que en ningn momento haba considerado como una posibilidad. Bueno, esto es... empez Bron, es como lo que t dijiste de aprender una leccin difcil y tarde..., es lo que me ense esa mujer. Acerca del universo, incluso acerca de m dentro de ese universo. Audri, no puedo decirte que s, del mismo modo que no pude decirle que s a ella. Mir sin parpadear a Audri, que le devolvi la mirada, tambin sin parpadear. Bron pens: No puedo creer que esto est ocurriendo . No me odies por ello. Oh, no dijo Audri. Es slo que resulta tan difcil de creer... Parpade de nuevo. Mira, no va a haber..., no va a haber ningn cambio en la oficina. Te lo aseguro. Es slo que..., bueno, Philip, en su papel de gran hermano del universo, pens que me sentina mejor si al menos preguntaba. Supongo que s. Pero pienso..., pienso que ser mejor que nos veamos maana. Hasta entonces..., nos veremos maana! Y Audri se volvi rpidamente y se alej por la calle. Bron sinti que la tercera gota de sudor se detena, a medio camino espalda abajo, luego segua rodando. En la esquina pens: Dnde estoy...? Dnde...? Presa de su propia explicacin, no haba observado la calle por la que haban girado. Mir el signo de la calle, inspir profundamente, y camin hasta la prxima esquina antes de detenerse.

Por qu le he mentido a esa mujer? Se detuvo all, mirando con el ceo fruncido el siguiente conjunto de letras y nmeros verdes de las coordenadas ante ella, sin captar su significado tras su concentracin. Por qu le he mentido a Audri? Me gusta Audri! Por qu he inventado esta increble patraa acerca de la Pa dispuesta a abandonarlo todo por m? De todos modos (ech a andar de nuevo) no era que hubiera dicho nada acerca del personaje de la Pa que no fuera plausible. Sin embargo, por qu haba elegido ilustrarlo con una ficcin tan estpida? En especial cuando la verdad era tan simple. Maana, en el trabajo, probablemente Audri volvera a la normalidad..., o, si no maana, entonces dentro de una semana a partir de maana, un mes a partir de maana. Pero, qu hay acerca de m? Por qu mentir, directa e inequvocamente? Sinti deseos de hablar con alguien. Brian? Pero le haba ocultado cuidadosamente el hecho mismo de la existencia de la Pa! Lawrence...? No, era demasiado viejo; no deseaba sus envejecidas y custicas homilas. Adems, Lawrence estaba en otra luna, en otro mundo. Y Prynn, por supuesto, era demasiado joven. A quin ms haba hablado nunca de tales cosas? A Audri, a veces. Pero, evidentemente, no poda hablar con Audri de esto! Cruz la calle, hall la estacin de transporte; durante todo el camino a casa, la irritacin hiri sus pensamientos; a veces estaba irritada con Audri, a veces con ella misma, a veces con la traidora Pa. En el guila, en su habitacin, cerr por dentro la puerta y se sent en un lado de su cama..., no respondi cuando Prynn llam a las siete y media, no respondi cuando Prynn volvi a llamar gritando a las nueve. A las diez, fue a la cafetera de la unidad contigua para evitar el encontrarse con alguna de las mujeres de la coop, comi algo, regres, entr en su habitacin y volvi a cerrar por dentro. Por qu le he mentido a esa mujer? Llevaba una hora en la cama. Haba conectado los canales pblicos, los haba desconectado, haba vuelto a conectarlos y a desconectarlos de nuevo. Se volvi de lado, luego de espaldas. Pero por entonces todos sus pensamientos sobre el tema haban sido revisados un centenar de veces, repitindolos cuando ya no se desarrollaban ms. Haca tres horas, haba recordado por primera vez que haba maquinado mentalmente casi la misma historia durante las primeras dos semanas despus de su traslado all, a la espera de una proposicin de aquella extraa rubia con los mechones negros en su pelo que viva en el segundo piso y era definitivamente gay; se haba mostrado tan insistentemente generosa con Bron, invitndola a cenar, ofrecindole ropa, cintas, fotos (era peor que la coop heterosexual de mujeres de la que se haba mudado!), el sexo era la nica explicacin. Bron lo haba rechazado todo menos la primera cena. No haba habido ningn avance; la mujer se haba mudado a otro sitio. El subterfugio haba sido olvidado. Pero lo importante, pens Bron, era que, aunque hubiera estado pensando en decirle todo aquello, si la mujer me hubiera dicho algo, seguro que yo no lo hubiera usado. La hubiera tratado de la misma forma que trat a Lawrence; honesta, directa. Quiero decir que si aprend algo siendo un prostituto fue que, al menos en asuntos de sexo, compensa el ser sincero. No hubiera podido contarle una historia as a una completa desconocida! Por qu se la cont a alguien que realmente me cae bien? No haba empezado como un intento de no herir los sentimientos de Audri, aunque fuera de una forma extraamente retorcida? Qu ridculo, pens. Los sentimientos de los dems, ms all de mantener una educacin general, nunca haban sido una de sus principales preocupaciones. Como tampoco tena en gran estima a la gente que s se preocupaba. La gente se ocupa de sus propios sentimientos; yo me ocupo de los

mos. Adems, si simplemente le hubiera dicho No a la peticin de Audri, hubiera sido mucho ms considerada que lanzarse a toda aquella complicada elaboracin teatral! Aquello era ms bien propio de una actriz como la Pa! Oh, vamos; la Pa no tena nada que ver con aquello! Absolutamente nada! Pero Bron se daba cuenta tambin, y eso era casi igual de irritante, que de alguna forma haba conseguido, diciendo aquella mentira, algo que deseaba: Lo primero que haba sentido (cuando todo hubo terminado, antes de aquel estpido e imparable interrogatorio al que ella misma se haba sometido) era satisfaccin. Ahora, sa era la pregunta: Por qu? Bron se volvi nuevamente de lado y pens: Puedo decir que sta va a ser otra de esas noches... ...y so con el bar, el lugar al que Prynn la haba llevado; pero era diferente, porque slo haba presentes mujeres. Qu sueo ms extrao, pens. Por un lado, la mayora de las mujeres le eran completamente desconocidas. All, apoyada contra la pared, estaba la lesbiana rubia que haba vivido en el segundo piso. Por qu, se pregunt Bron, deba soar ahora con ella? Pero bueno, haba pensado en ella, no? Una muchacha no muy mayor que Prynn estaba sentada en una mesa de un rincn tocando una guitarra. Charo? En otro lado se sentaba una mujer de sesenta aos con uas azules, zapatos azules de tacn alto, labios azules y ajorcas azules en los pechos. Bron estaba seguro de que, si la haba visto alguna vez antes, haba sido simplemente cruzndose con ella por la calle. Sin embargo, todas aquellas extraas mujeres la hacan sentir incmoda. Mir de nuevo a su alrededor en busca de algo ms familiar y vio, para su sorpresa, a la Pa sentada a una de las mesas, escribiendo concentradamente sobre la hoja de reborde dorado y negro de una carta interplanetaria. Y all estaba Audri, sentada no muy lejos detrs de ella, con Prynn cerca; inmediatamente detrs de ellas haba una mujer de pie a la que no reconoci en absoluto: una mujer oriental de piel muy oscura... Era aquella Miriamne que le haban querido colocar como ayudante? No; demasiado joven. Ms bien era alguien que haba visto una vez con Alfred. La estaban todas mirando? O mirando ms all de ella? Bron se volvi, pensando que era estpido hallarse en un bar de citas con nada ms que mujeres. Pero la puerta se estaba abriendo. Un hombre con un mono marrn entr de espaldas por ella. Al parecer todava estaba hablando con un puado de amigos fuera. Se detuvo unos instantes en la puerta, dicindoles algo, riendo con ellos. Bron mir a las mujeres. Algunas la estaban mirando ahora definitivamente a ella. Charo sonrea, asintiendo con la cabeza al ritmo de sus rasgueos. La Pa haba llenado ya al parecer varias hojas. De hecho, la hoja en la que estaba escribiendo ahora tan concentradamente era mucho ms grande que una carta normal. Prynn y una muchacha negra se haban detenido detrs de la Pa y estaban inclinadas sobre su hombro para leer. Prynn alarg una mano para sealar algo; la Pa hizo inmediatamente una correccin. No estaba escribiendo en absoluto una carta! Deba de estar tomando notas para una nueva produccin. Bron se volvi para mirar al hombre (estaba en la barra ahora, pero an mirando hacia otro lado) y pens: Aqu debe de ser donde empieza mi parte. Me s el papel? En cualquier caso, estoy segura de que las frases vendrn a m una vez empiece. Mir de nuevo: varias de las mujeres, con grandes marcadores de color, estaban inclinadas sobre el hombro de la Pa para aadir notas propias. Esto va a ser todo un espectculo, pens Bron. La mujer con los labios azules y las ajorcas alz la vista hacia ella, sonri, hizo una inclinacin de cabeza. Bron se volvi hacia el hombre, que estaba apoyado con un antebrazo sobre la barra, mirando an a la puerta..., como si, pens inmediatamente Bron, pudiera echar a andar hacia sus amigos de fuera en cualquier momento y perderse toda la produccin! Nerviosamente, se dirigi hacia l. l se volvi hacia ella.

De alguna forma, haba esperado que fuera Mike el Loco, el cristiano. Pero el rostro, bajo el plido y rizado pelo, era el de alguien distinto. Una ceja era gruesa y de pelo alborotado. La otra haba sido reemplazada con un arco de oro incrustado en la piel. Cuando lo reconoci, pens: Oh, no...! Aquello era simplemente demasiado..., bueno, banal! Para un sueo o para el teatro! Con esto, no era posible ninguna mise en scne! Encontrarse de aquel modo con su viejo yo..., bueno, simplemente era demasiado absurdo. Era un clich tan gastado como..., bueno, esperar el amanecer o los horrores de la guerra. Acaso el teatro no tena nada que ver con las creencias? Cmo poda alguien creer en una coincidencia tan absurda? Simplemente tropezar con uno mismo de esa forma, bueno, las posibilidades eran de cincuenta a una, de cincuenta mil millones a una...! Tena que haber habido algn error! Esa no era la forma en que poda haber sido planeada la produccin! La accin, propiamente hablando, sera invisible desde la platea... Mir a la Pa de nuevo. Casi todas las mujeres estaban escribiendo ahora, empujndose unas a otras, tendiendo la mano por encima del hombro de las dems. Con plumas de brillantes colores, llenaban con nmeros de brillantes colores los grandes papeles cuadriculados esparcidos sobre la mesa..., con slo mirarlas, supo que estaban llenando la configuracin del despliegue pluralista femenino. Qu irremediablemente banal! Iba ella a tomar parte realmente en aquel absurdo drama? Se volvi de nuevo hacia Bron..., permaneca de pie junto a la barra, sonrindole agradablemente a ella, si bien un poco nervioso, pero completamente ajeno a todo lo dems. Ella alz tentativamente la mano hacia su rostro, luego chill: Tengo que destruirte! Clav las uas en su ceja de oro y sise: Tengo que destruirte, destruirte, lo oyes? Sus uas, observ, no eran las cuidadosamente afiladas, quirrgicamente estrechadas por la ltima sesin de ciruga cosmtica, ni siquiera las anchas y limpias que tena antes de la operacin, sino las mordidas de su adolescencia. Tengo que destruirte..., como t me has destruido a mil Las palabras desgarraron su garganta. Se apart, jadeante. Todo haba terminado! Algunas de las mujeres aplaudieron educadamente. Hizo otra jadeante inspiracin, dominada por las emociones. Un espantoso guin! Desprovisto de todo significado significativamente? para ningn tipo de pblico! Pero mi actuacin fue brillante. Debo de haberme dejado arrastrar por mi papel. Completamente. Sus ojos lagrimeaban. Alcanz una silla para derrumbarse en ella, pero estaban todas all, en el tercer bar. As que se tambale otros cuantos pasos. Seor, cuntos bares haba all? Pero en alguna parte, detrs de todos ellos, tena que haber una silla. Sigui tambalendose hacia delante, dominada todava por las emociones que la actuacin haba despertado, con slo un fragmento de su mente an desprendido y objetivo: Por emocionada que me sienta por ello, sigue siendo un papel espantoso! Quiero decir jade en busca de otra bocanada de aire, mientras las emociones se hinchaban; era como si toda la produccin hubiera sido algn deslucido melodrama crepuscular que el intelecto no pudiera soportar pero que el corazn no pudiera resistir que yo hubiera podido ser ese tipo de hombre. Pero no soy ese tipo de mujer! Ardientes, azotantes, embarazosas, sus emociones giraban y hervan. Oh, debo sentarme, pens, y busc una silla de nuevo... ...y despert, bruscamente, por completo, e (irritantemente) con la misma pregunta con la que haba derivado hasta el sueo: Por qu le he mentido a Audri? El estpido sueo -con sus detritos emocionales desprendindose an de las

imgenes- no sugera ciertamente ninguna respuesta. Se volvi una vez ms, con dos preguntas ahora, igualmente desconcertantes. La primera: De dnde haba surgido la mentira? La segunda: Por qu estaba tan obsesionada con ella? Por qu ment? Qu es lo que la desencaden? Permaneci tendida, fra y claramente despierta: Nunca ment cuando era un hombre. Pero, pensando por centsima vez lo que le haba dicho a Audri, crey captar resonancias que se filtraron hacia atrs a lo largo de su vida, de la totalidad de ella, en Tritn, en Marte, como hombre, como mujer. Y no pudo relacionar ninguna de ellas. Deberas decir siempre la verdad, pens, no porque una mentira conduzca a otra, sino ms bien porque una mentira puede conducir muy fcilmente a esa terrible posicin desde la cual, con slo la ayuda de un sueo al azar, puedes ver, tanto hacia delante como hacia atrs, el cenagal donde verdad y falsedad son simplemente, para ti, indistinguibles. Oh, esto es una locura, pens bruscamente Bron. Por qu estoy tendida aqu, flagelndome a m misma con culpabilidad? Nunca acostumbraba a mentir: ni con Audri, ni con Philip, ni con nadie. Si se presentaba una situacin, me enfrentaba a ella! Bueno, si poda hacerlo antes, tambin puedo hacerlo ahora. Esto ha sido slo un desliz. No hay ninguna razn para empezar a convertirme en una perfeccionista moral ahora. se no es tu trabajo. Eran simplemente las mujeres menos sinceras que los hombres? De acuerdo: Era ella menos sincera como mujer de lo que haba sido como hombre? Muy bien, entonces, eso es simplemente una razn ms por la que necesito un hombre..., para que diga la verdad por m! Ahora date la vuelta y durmete de nuevo! Se volvi de lado, luego de espaldas de nuevo, con una mano contra su barbilla. Se mordi un trocito de piel muerta en su labio; y se sinti terriblemente vaca. Aqu estoy, pens, como haba hecho de tanto en tanto desde que haba venido de Marte: Aqu estoy, en Tritn, y de nuevo estoy perdida en alguna irremediable maraa de confusin, trastorno e inquietud... Pero esto es tan estpido! Inspir profundamente y se volvi del otro lado. As era simplemente la vida, y no haba nada lgico que una pudiera hacer al respecto; y si el sueo le era negado por aquella noche, entonces no haba nada que hacer tampoco al respecto excepto aguardar el amanecer, que -de pronto e impresionantemente!-, estuvo segura, segura durante treinta y siete segundos enteros (cada uno contado con un latido de su corazn cada vez ms y ms fuerte que finalmente bloque su garganta con terror), segura de una forma que implicaba volmenes sobre la rotacin de los planetas, sobre la entropa de la qumica del propio sol (avanzando e hirviendo en alguna parte en el universo real ms all del escudo sensorial), segura con una seguridad que, si era subjetivamente perfecta, tena que ser objetividad (y no era sa la razn por la cual, enlaz su atormentada mente, incapaz de detenerse incluso por el terror, en esas lunas ligadas al hielo y a las rocas, lo subjetivo se haba convertido en algo polticamente inviolable; y, no haban matado ellos a tres de cada cuatro, o a cinco de cada seis, para mantenerlo as...? Entonces, con la misma brusquedad, la seguridad desapareci; y se hall tendida de lado, temblorosa, con el corazn y la respiracin agitados, mordindose su sangrante labio, con un recuerdo de algo que ahora slo pareca... Pero..., no, no si ella haba sentido de aquel modo al respecto; haba estado segura!), segura de que nunca llegara. Londres, noviembre de 1973/julio de 1974

APNDICE A DEL PERIDICO TRITN: Notas de trabajo y pginas omitidas Recuerdas dijo Sam pensativamente esa explicacin ma de esa noche, acerca del asunto de la gravedad? Estaban de pie en la clida semioscuridad del comedor de la coop. Si tuviera que ser traducida a algn idioma del siglo XX, se hubiera convertido en un completo batiburrillo. Oh, quizs un lector de c-f hubiera podido comprenderla. Pero cualquier cientfico de la poca no hubiera dejado de rer durante todo su camino hasta el bar. C-f? Bron se inclin sobre la barra. Cientificcin? Ci-fi? Ciencia ficcin? C-f? sa es la progresin histrica de los trminos, aunque varios de ellos vuelven a la superficie de tanto en tanto. No hubo algn reportaje en los canales pblicos acerca de...? Cierto dijo Sam. Siempre me ha fascinado, ese siglo en el que la humanidad puso el pie por primera vez en la primera luna. No hace tanto tiempo de eso dijo Bron. No nos separa tanto de ellos como los separaba a ellos de cuando el hombre puso el pie por primera vez en las costas americanas. Lo cual hizo que los gruesos labios de Sam se fruncieran tan intensamente que Bron sinti que sus sienes ardan. Pero Sam se ech bruscamente a rer. La prxima cosa de que me hablars ser de que Coln descubri Amrica; de las campanas de San Salvador; del hijo enterrado en la Repblica Dominicana... Bron se ech a rer tambin, a la vez aliviado y confuso. Lo que quiero decir la mano de Sam, grande, caliente y hmeda, aterriz sobre el hombro de Bron es que mi explicacin hubiera sido incomprensible hace doscientos aos. Hoy no lo es. El epistema ha cambiado tan totalmente, tan completamente, que las palabras llevan cargas absolutamente distintas, aunque los significados sean ms o menos los mismos que debieron de ser en... Qu es un epistema? pregunt Bron. Vaya, vaya. No has estado viendo las emisiones adecuadas del canal pblico. Ya me conoces. Bron sonri. Las Annie-maciones y los dramas del hielo..., siempre en la vanguardia intelectual. Nunca en las reas de retaguardia. Un epistema es una forma sencilla de hablar acerca de la forma de descomponer la totalidad... Suena como el hroe secundario de algn drama del hielo. Melony Epistema, coprotagonista con Alona Liang. Bron se rasc la ingle, ri, y se dio cuenta de que estaba ms borracho de lo que pensaba. Ah dijo Sam (estaba Sam borracho tambin...?), pero el epistema era siempre el hroe secundario de las novelas de c-f..., exactamente de la misma forma que el paisaje era siempre el primario. Si hubieras estado viendo los canales pblicos adecuados, lo sabras. Pero se haba echado a rer de nuevo. II Todo en una novela de ciencia ficcin debera de ser mencionado al menos dos veces (al menos en dos contextos distintos). III Texto y textus? Texto, por supuesto, procede del latn textus, que significa tejido, trama, web en ingls. En la imprenta moderna, la palabra web designa tambin ese

gran rollo de papel continuo que, en muchas prensas, tarda ms de una hora en desenrollarse de extremo a extremo a travs de la enorme mquina que entinta en l lneas y lneas de letras, convirtindolo en un texto. Todos los usos de la palabra tejido, trama, red, matriz, y muchas ms, por su etimologa circular, se convierten en puntos de entrada a un textus, que es ordenado por todo el lenguaje y todas las funciones lingsticas, y en el que es encajado el propio texto. Las innovaciones tecnolgicas en la imprenta al principio de los aos sesenta, que produjeron la actual revolucin del libro de bolsillo, son probablemente el factor individual ms importante relativo al texto de la ciencia ficcin moderna. Pero el nombre ciencia ficcin, en sus varios avalares c-f, ficcin especulativa, ci-fi, cientificcin-, retrocede a esos primitivos avances tecnolgicos en la impresin que dieron como resultado la proliferacin de las revistas pulp durante los aos veinte. Nombrar es siempre un proceso metonmico. A veces es la pura metonimia [1] de asociar un grupo abstracto de letras (o nmeros) con una persona (o cosa), de modo que pueda ser recordada (o relacionada en orden metonmico con otros nombres de entidad). Frecuentemente, sin embargo, se trata de una metonimia ms complicada: las viejas palabras son extradas del lxico cultural para nombrar la nueva entidad (o para renombrar una antigua), as como para integrarla (sea vieja o nueva) como parte de la presente cultura. La relacin entre entidades as nombradas se halla entretejida en esquemas mucho ms complicados de lo que cualquier listado alfabtico o numrico puede sugerir: y el encuentro entre objetos-que-son-palabras (por ejemplo, el nombre ciencia ficcin, un texto crtico de ciencia ficcin, un texto de ciencia ficcin) y procesos-puestos-de-manifiesto-por-palabras (otro texto de ciencia ficcin, otro texto crtico, otro nombre) es tan complejo como la interfase en constante disolucin entre la cultura y el propio lenguaje. Pero podemos tomar un modelo del proceso de nominacin de otra imagen: Considere un nio, en una esquina por la noche, en una de las grandes ciudades de la Tierra, que oye por primera vez el ulular de las sirenas, que ve los flancos rojos y brillantes doblar la esquina ms alejada del edificio, que observa los grandes aspiradores de diez centmetros de dimetro forrados de caucho y rematados con boquillas cromadas alineados a lo largo de esos flancos, que ve las luces de la calle reflejarse en los cristales de los manmetros y las vlvulas de descarga de acero inoxidable en el alojamiento rojo de la bomba y la manguera de tela enrollada en el
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1 Metonimia es, por supuesto, la figura retrica por la cual una cosa es denominada

con el nombre de otra cosa asociada con ella. El historiador que escribe: Al final, la corona estuvo segura en Hampton no est preocupado por la tiara metlica, sino por el monarca que, de tanto en tanto, la lleva. El despachador de una agencia de transportes que informa a su jefe: Tres chferes entraron este fin de semana est comunicando bsicamente la llegada de tres camiones cuyos conductores llevaron sus cargas hasta el interior de los almacenes. Metonmico/a es una construccin adjetival ligeramente forzada para etiquetar tales procesos asociativos. Metnimo es una construccin nominal forjada a partir de una semejanza espuria (etimolgicamente hablando) con sinonimia / sinnimo y antonimia / antnimo. De todos modos, evita la confusin. En un texto prcticamente desprovisto de precisin, distingue la metonimia-cosa-asociada (corona, chofer) de la metonimiaproceso-de-asociacin (corona a monarca; chofer a carga). La forma ortodoxa de referirse a ambas es con ese nico trmino.

cilindro trasero, que observa a los hombres con cascos negros y vestidos de caucho agarrados a sus escaleras, con las botas encajadas en la pasarela lateral de rasposa superficie. El nio puede muy fcilmente denominar esta entidad, mientras avanza en la noche, como un Aullador Rojo. Ms tarde, el nio transmite este nombre a un grupo de otros nios..., que lo adoptan, de una forma fcil y alegre, en sus conversaciones secretas. Esos nios crecen; otros nios ms pequeos se unen al grupo; otros nios mayores lo abandonan. El nombre persiste..., por supuesto, para nuestro propsito, la localizacin de cules nios utilizan y cules no utilizan el nombre corresponde a como leamos los lmites del grupo en s. El grupo persiste..., persiste semanas, meses, aos despus de que el nio que le diera su nombre secreto haya olvidado tanto el grupo como su lenguaje. Pero, un da, un nio ms pequeo le pregunta a uno mayor (mucho despus de que el nombre, dentro del grupo, haya sido santificado por el uso): Pero, por qu es un Aullador Rojo?. Supongamos que el nio mayor (que es de mente analtica) responde: Bueno, los Aulladores Rojos tienen que ir a su destino rpidamente; por esta razn llevan sirenas que chillan muy fuerte, a fin de que la gente pueda orlos venir desde lejos y apartar sus coches a un lado. Estn pintados con ese color brillante por la misma razn: para que la gente pueda verlos venir y apartarse de su camino. Pero la pintura roja es tambin algo tradicional: sirve para identificar que se trata, sin lugar a dudas, de un Aullador Rojo lo que uno ve entre los intersticios del trfico y no simplemente un viejo camin. Por satisfactoria que sea esta explicacin, sigue siendo ms o menos una ficcin. Aquella tarde estbamos presentes en la esquina. Sabemos que el primer nio lo llam un Aullador Rojo por pura aprensin metonmica: aquella tarde haba, entre los varios aspectos percibidos, el color rojo y los aullidos, los cuales, va una especie de camino-de-menor-resistencia morfolgico, se unieron para formar una frase fcilmente pronunciable / recordable. Sabemos, desde nuestra privilegiada posicin con relacin a este texto, que no hay nada explcito en nuestra historia que hubiera impedido al nio llamarlo un Rojo Gritador, un Pu-P, un Parpadea-Parpadea o un Susan-Anne McDuffy..., si no hubieran existido otras circunstancias no especificadas aparte las que la simple lectura de nuestra ficcin sugiere. La explicacin del adolescente, en lo relativo a que un Aullador Rojo es un Aullador Rojo, es satisfactoria debido a que toma los dos metnimos que forman el nombre y los encaja en una trama de discurso funcional..., satisfactoria debido a la naturaleza funcional del epistema [2] adulto, cuyas dos cosas generan el discurso y de la que, una vez emitido el discurso, la explicacin (tal como es absorbida en la memoria, tanto del interrogador como del explicador, puesto que es all donde el textus se halla encajado) pasa a formar parte. La ciencia ficcin fue llamada as del mismo modo que el Aullador Rojo: de una manera parecida, los metnimos que forman su nombre pueden ser relacionados funcionalmente: La ciencia ficciones la ciencia ficcin porque varias expresiones del discurso tecnolgico (real, especulativo o pseudo) -es decir la ciencia- son utilizadas para sostener varias otras expresiones del discurso meramente metafrico, o incluso carente de significado, por descripcin/presentacin denotativa del incidente. A veces, como en la frase La puerta se dilat de la novela Ms all del horizonte de Heinlein, el
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El epistema es la estructura de conocimiento leda a partir del textus epistemolgico

cuando es descompuesto a travs (normalmente con ayuda de varios textos) de un momento cultural determinado.

discurso tecnolgico que la sostiene -en este caso, el discurso sobre la ingeniera de las aperturas en iris de gran tamao; y el discurso sociolgico que una tecnologa as puede sugerir respecto a toda una cultura- no se halla explcito en el texto. Se halla entonces implcito en el textus? Todo lo que podemos decir seguro es que, encajado en el textus de cualquiera que pueda leer adecuadamente la frase, se hallan los emblemas a travs de los cuales puede reconocer ese discurso cuando le es manifestado en algn texto explcito. En otros casos, como en las frases de la novela Las Estrellas Mi Destino [3] de Bester: El fro era el sabor de limones, y el vaco era el rasgar de garras contra su piel... La caliente piedra ola como terciopelo acariciando su piel. Humo y cenizas eran dura tela raspando contra su piel, casi la sensacin de la lona mojada. El metal fundido ola como agua goteando por entre sus dedos, el discurso tecnolgico que las sostiene para la descripcin/presentacin denotativa del incidente es explcito en el texto: La sensacin lleg hasta l, pero filtrada a travs de un sistema nervioso retorcido y cortocircuitado por la explosin del PyrE. Estaba sufriendo sinestesia, esa rara condicin en la cual la percepcin recibe mensajes del mundo objetivo y reexpide esos mensajes al cerebro, pero all en el cerebro las percepciones sensoriales se confunden unas con otras. En la ciencia ficcin, ciencia -es decir, frases que exhiben emblemas verbales de discursos cientficos- es usada para literalizar los significados de otras frases para uso en la construccin del primer plano de la ficcin. Frases tales como Su mundo estall, o Ella conect su lado izquierdo, puesto que contienen el discurso tecnolgico adecuado (econmico y cosmolgico en uno; de conexin de circuitos y ciruga protsica en el otro), abandonan la banalidad de la metfora emocionalmente vaga, abandonan la trivialidad de la agitacin insomne y, a travs del laberinto de la posibilidad tcnica, se convierten en imgenes posibles de lo imposible. Se unen al repertorio de frases que pueden propulsar el textus al interior del texto. sta es la relacin funcional de los metnimos ciencia y ficcin que fueron escogidos por Hugo Gernsback para dar nombre a su nuevo gnero pulp. l (y nosotros) percibi que, en los textos de ese gnero, exista un aspecto de ciencia y un aspecto de ficcin, y que, debido a la ciencia, algo acerca de la ficcin era diferente. He localizado especficamente esta diferencia en un conjunto de frases que, con la forma particular en que han sido transformadas en denotativamente significativas por la existencia de otras frases no necesariamente nicas a la ciencia ficcin, son en s mismas y en general nicas a los textos del gnero de la c-f. Hay que sealar aqu un aspecto obvio: esta explicacin de la relacin de esos dos metnimos onomales Ciencia/Ficcin no define (o agota) la empresa-cienciaficcionstica ms que nuestra explicacin adolescente de los dos metnimos onomales Aullador/Rojo define (o agota) el asunto del coche contra incendios. Nuestra explicacin funcional del Aullador Rojo, por ejemplo, debido a los metnimos de los cuales arranca la explicacin, no menciona en ningn momento la funcin primaria del Aullador Rojo: apagar incendios. Y, puesto que la funcin de la ciencia ficcin es de un tipo mucho ms complejo que la del Aullador Rojo, uno puede dudar desde un principio en utilizar tales metnimos -funcin y primaria- para nombrarla. Sea como sea como uno decida nombrarla, no puede expresarse, como puede el Aullador Rojo, con dos puntos seguidos por un nombre-ms-adjetivo..., del mismo modo que uno no puede expresar la funcin primaria de la empresa-potica, la ficcin-mundana, la cinemtica, la musical, o la crtica. Como tampoco puede nadie exigir seriamente una tal expresin
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Publicada tambin en espaol como Tigre, tigre. (N. del T.)

para ninguno de esos otros gneros. Para conseguir algn concepto de lo que, primariamente, hace la ciencia ficcin, como con otros gneros, debemos basarnos en una explicacin ms profunda, compleja y funcional. El enormemente incrementado repertorio de frases que la ciencia ficcin tiene que extraer (gracias a su relacin entre la ciencia y la ficcin) deja la estructura del campo ficcionstico de la c-f de una forma notablemente distinta del campo ficcionstico de aquellos textos que, eludiendo el discurso tecnolgico en general, sacrifica su campo incrementado de frases no tecnolgicas..., o al menos las sacrifica en el modo particular del primer plano. Debido a que las frases aadidas en la ciencia ficcin son primariamente frases de primer plano, la relacin entre primer plano y segundo plano en la ciencia ficcin difiere de la de la ficcin mundana. La distribucin del peso entre paisaje y sicologa vara. El despliegue de estas nuevas frases dentro del marco tradicional de la c-f de el futuro no slo genera la obviamente nueva panoplia de posibles incidentes ficcionsticos; genera tambin un conjunto enteramente nuevo de posturas retricas: las visiones-futuras-del-presente forman un eje contra el cual pueden ser desarrolladas estas posturas; las visiones-aliengenas-de-lo-familiar conforman el otro. Todas las historias parecen desarrollarse como una progresin de datos verbales que, a travs de su relacin entre s mismos y su relacin a los datos fuera de s mismos, producen en el lector expectativas de otros datos. Los nuevos datos llegan, satisfaciendo y/o frustrando esas expectativas y, a su vez y en concierto con los viejos, producen nuevas expectativas..., y el proceso contina hasta que la historia queda completa. Las nuevas frases disponibles a la c-f no slo permiten al autor presentar datos excepcionales, abrumadores o hiperracionales, sino que tambin, a travs de su interrelacin entre s mismos y con otras frases ms convencionales, crean un textus dentro del texto que permite que panoplias completas de datos sean generados en sorprendentes puntos sintagmticos. As, Heinlein, en Tropas del espacio, a travs de una descripcin del reflejo de un espejo y la mencin de la nacionalidad de un antepasado, en medio de un pasaje sobre maquillaje masculino, genera los datos necesarios para que sepamos que el narrador, que habla en primera persona, y con el que hemos estado viajando ya a travs de doscientas cincuenta y tantas pginas (de un libro de trescientas cincuenta), es negro. Otros han argumentado la vaciedad superficial de esta novela, desacreditado sus interminables discursos sobre las glorias de la guerra y sus lamentables errores sobre los temas de la homosexualidad sublimada. Pero quin, un ao despus de haber ledo el libro, puede recordar los argumentos en favor de la guerra..., excepto alguien que coleccione conscientemente los ejemplos de la ilgica humana? Esos argumentos son estpidos; no se relacionan con nada que sepamos sobre la guerra como autntica interface de la humanidad con la humanidad: no se quedan grabados en la mente. Lo que me ha quedado, casi diez aos despus de leer por primera vez el libro, es el conocimiento de que he experimentado un mundo en el cual la situacin de la informacin acerca del rostro del narrador es una prueba de que, en un mundo as, el problema racial, al menos, ha desaparecido. El libro como texto -como objeto en la mano y ante el ojo- se convirti, por un momento, en el smbolo de ese mundo. En ese momento, signo, smbolo, imagen y discurso se colapsan en una experiencia no verbal, catapultada desde alguna parte ms all del textus (va el texto) en la trayectoria peculiarmente potente que slo la c-f puede proporcionar. Pero, a partir de aqu, la descripcin de lo que es nico a la ciencia ficcin y cmo funciona dentro del textus de la c-f, que, a su vez, se halla encajado en el propio textus del lenguaje -y se parece al lenguaje- de nuestra cultura se convierte en una lista de pasajes especficos o conjuntos de pasajes: mejor dejar que el lector compile los suyos propios. Tengo la sensacin de que la empresa ciencia-ficcionstica es ms rica que la

empresa de la ficcin mundana. Es ms rica a travs de su extendido repertorio de frases, su consecuentemente mayor abanico de posibles incidentes, y a travs de su ms variado campo de organizacin retrica y sintgmica. Tengo la sensacin de que es ms rica en el mismo sentido que la msica atonal es ms rica que la tonal, o la pintura abstracta es ms rica que la realista. No, la aparente ingenuidad de la ciencia ficcin no es la misma que ese efecto superficial a travs del cual las pinturas abstractas individuales o las piezas atonales particulares aparecen frecuentemente empobrecidas cuando son comparadas a las obras convencionales, en su primera exposicin (expuestas a, y comparadas por, esa gente que ha absorbido solamente el textus convencional con el cual leer su arte o msica). Este empobrecimiento es la necesaria simplicidad de la sofisticacin, lmite para la mucho ms amplia red de posibilidades que tales obras pueden hacer resonar. De todos modos, pienso que la ingenuidad de la ciencia ficcin puede, al final, poseer el mismo peso esttico que el empobrecimiento del arte moderno. Ambos son manifestaciones de la mayor parte de las obras del gnero..., no las mejores obras. Ambos, tras una repetida exposicin a las mejores obras, se desmoronan -por el mismo proceso por el cual la mejor obra carga el textus- a la red de posibilidades..., con un contorno claro. La red de posibilidades no es simple..., ni para la pintura abstracta, ni para la msica atonal ni para la ciencia ficcin. Es el esquema dispersivo de los elementos de miradas de formas individuales, en todas tres, lo que proporciona a sus respectivas redes sus densidades, sus inclinaciones, sus austeridades, sus encantos, sus contigidades, sus convenciones, sus clichs, sus tropos de gran originalidad aqu, sus aplastantes banalidades all; su mapa slo puede ser aprendido, como es aprendido cualquier otro lenguaje, a travs de la exposicin de una mirada de palabras, simples y complejas, extradas del lenguaje de cada. Los contornos de la red controlan la experiencia del lector en cualquier texto de c-f dado; mientras la lectura de un texto dado de c-f redefine, aunque sea ligeramente, la propia red, ese texto es absorbido dentro del gnero, juzgado, recordado u olvidado. Con maravilla, sorpresa y deleite, el nio que, aquella noche, vio al juggernaut aullar en la oscuridad, lo llam el Aullador Rojo. Sabemos que el nombre no lo agota todo; es tan slo un punto de entrada al textus, a fin de recuperar de l algn texto u otro sobre el contorno, formado y modelado a partir de nuestra experiencia de las entidades nombradas por, con y organizadas en torno a esos metnimos onomales. El textus no define; es, aunque ligeramente, redefinido con cada nuevo texto encajado sobre l, con cada nuevo texto recuperado de l. Tambin sabemos que el nombre no implica necesariamente, en el nio, una comprensin de ese textus que ofrece sus metnimos y en la cual se hallan encajados esos metnimos. La maravilla, sin embargo, puede iniciar en el nio ese proceso que, resuelto en el adulto, lo hace imaginarse a s mismo vestido con un casco y un impermeable de caucho, aferrado a las escaleras laterales, o accionando el volante de delante o de detrs, mientras el Aullador Rojo avanza a toda velocidad hacia otro incendio. Puede imaginarse incluso como un ingeniero, escribiendo un texto por el cual, a partir de ahora, los Aulladores Rojos sean pintados de azul, o una campana reemplace a esa irritante sirena..., la maravilla y el deleite, atrapados puros en la red, cargan cada una de sus palabras (desde las propias palabras hasta los planos y hasta el nuevo objeto azul y campanilleante) con conviccin, autenticidad y correccin. IV Todo en una novela de ciencia ficcin debera de ser mencionado al menos dos veces (al menos en dos contextos distintos), con la posible excepcin de la ciencia ficcin.

V El Titn de Saturno ha demostrado ser la luna ms difcil de colonizar. Mayor que el Tritn de Neptuno, ms pequea que el Ganmedes de Jpiter, haba parecido la luna ideal para la humanidad. Hoy, slo haba en ella estaciones investigadoras, algunas minas de propano, y Lux..., cuyo mayor orgullo era que llevaba el mismo nombre que la mucho ms grande ciudad en la mucha ms pequea Japeto. El despliegue de artefactos de la humanidad por la superficie de Titn se pareca ms al despliegue en una de las lunas capturadas gigantes de gas..., los pedazos de rocas y hielo de menos de seiscientos kilmetros (como el Febe de Saturno, el Nereida de Neptuno, o la ms de media docena de pequeos satlites de Jpiter) que una teora afirmaba que haban derivado fuera del cinturn de asteroides antes de ser atrapadas en sus actuales rbitas. Titn! Su anaranjada atmsfera era ms densa (y ms fra) que la de Marte, aunque en absoluto tan densa como la de la Tierra. Su superficie estaba surcada por pozos, ros y mares de metano y sedimentos de amonaco. Sus extraas formas de vida (la nica otra vida descubierta en todo el Sistema Solar) combinaban los ms inquietantes aspectos de los virus muy grandes, un liquen muy pequeo y un moho. Algunas variedades, en sus modos ms organizados, formaban estructuras parecidas a arbustos de coral azul con, durante ms de una hora consecutiva, la inteligencia de un pulpo desarrollado. Se haba desarrollado todo un subgnero de dramas del hielo en torno al paisaje de Titn. Bron los despreciaba. (Y a sus fans.) Por una parte, el Personaje Principal de estas producciones era siempre un hombre. De un modo similar, el Personaje Atrapado en los Tentculos Coralinos Azules era siempre una mujer (Deseada Sexualmente por el Personaje Principal). Esto significaba que la tradicional Escena de la Masturbacin del drama del hielo (en la cual el Personaje Principal se Masturba mientras Piensa en sus Deseos Sexuales) resultaba siempre, para Bron, un Tanto Aburrida. Y quin deseaba contemplar a otra experta shindo extraer otra lanza de hielo y abrirse camino fuera de otro arbusto de coral azul, de todos modos? (Haba otros dramas del hielo experimentales hoy en da en los que el Personaje Principal, identificado con unas pequeas PP en el hombro, apareca slo cinco minutos en todas las cinco horas de duracin de la extravagancia, Escena de la Masturbacin incluida -una influencia de las Annie-maciones marcianas-, mientras que el resto estaba dedicado a una increble matriz entrelazada de aventuras de los Personajes Secundarios.) Y las mujeres que iban a verlos tendan a ser extraas..., aunque muchas personas realmente inteligentes, incluido Lawrence, juraban que los dramas de Titn eran la nica forma de arte selecto que le quedaba a la cultura. Los autnticos dramas del hielo -mejor hechos, ms autnticos y con ms que decir va un completo vocabulario de convenciones reales y surreales, incluidos los tres tropos formales de abstraccin clsica con los que el drama del hielo clsico empezaba, terminaba, y tena que desplegar al menos una vez gratuitamente en el centro- dejaban a Lawrence y a los suyos (aquellos que nunca entraban en las cabinas realzaego) bostezando en el vestbulo. APNDICE B ASHIMA SLADE Y LAS CONFERENCIAS HARBIN-Y: Algunas observaciones informales sobre el clculo modular, segunda parte Una ficcin crtica para Carol Jacobs & Henry Sussman Las utopas permiten el consuelo: aunque no poseen una localizacin real, existe sin embargo una regin fantstica y no alterada en la que son capaces de desarrollarse; abren ciudades con vastas avenidas, soberbiamente plantados jardines, pases donde la vida es fcil, pese a que el acceso a ellos sea quimrico. Las heterotopas son

inquietantes, probablemente porque hacen imposible nombrar eso y aquello, porque descomponen o enmaraan los nombres comunes, porque destruyen la sintaxis por anticipado, y no slo la sintaxis con la que construimos las frases sino tambin esa otra sintaxis menos evidente que hace que las palabras y las cosas (prximas y al mismo tiempo opuestas las unas a las otras) se mantengan unidas. Es por eso que las utopas permiten las fbulas y los discursos; avanzan con el mismo ncleo del lenguaje y forman parte de la fbula fundamental; las heterotopas..., desecan el habla, detienen las palabras en su camino, contestan la posibilidad misma de la gramtica en su fuente; disuelven nuestros mitos y esterilizan la lrica de nuestras sentencias. Michel Foucault/LES MOTS ET LES CHOSSES [A propsito de Ashima Slade y su Conferencia Harbin-Y Sombras, publicada por primera vez en el peridico filosfico de la Universidad de Lux Fundacin, nmero seis y el doble nmero siete/ocho.] Hace algo ms de un ao, en Lux de Japeto, murieron cinco millones de personas. Individualizar una muerte entre esos cinco millones como algo ms trgico que otra sera de una presuncin monumental. Una de las muchas, muchas personas en morir, cuando la gravedad y el escudo atmosfrico fueron arrancados de la ciudad por un sabotaje de la Inteligencia Terrestre, fue el filsofo y matemtico Ashima Slade. La Universidad de Lux, donde enseaba Slade, fue inexplicablemente preservada por los saboteadores terrestres. Por el hecho de formar un asentamiento y un suburbio independiente al sur de la ciudad, con sus propios controles de gravedad y escudo de plasma, la universidad fue capaz de sellarse hasta que pudo llegar ayuda de los asentamientos y granjas del hielo de los alrededores, y la gravedad y la atmsfera pudieron ser restablecidas en la ciudad, que se haba convertido, en unos pocos minutos, en un matadero y una necrpolis. La universidad albergaba treinta y cinco mil tutores y estudiantes. La guerra no la dej sin daos. En el campus murieron ciento ochenta y tres. Los informes de lo que ocurri all son plidos al lado de la devastacin de la ciudad de la que, oficialmente, formaba parte. Ashima Slade no viva en el campus sino en una habitacin libre en la parte de atrs de una coop dirigida por el Sygno, una secta religiosa practicante del silencio y la castidad, en el amplio sector no restringido de Lux. Slade, que no era miembro de la secta, viva all como husped del Sygno. De tanto en tanto se rumoreaba que Slade era un agente del Sygno, un sacerdote o gur. Esto no era cierto. Varios miembros del Sygno haban sido estudiantes de Slade, pero la residencia de Slade en la coop era simple generosidad sectaria hacia un excntrico y solitario filsofo durante la ltima docena de aos de la vida de Slade (y del Sygno). Una vez al mes, Slade visitaba la universidad para dirigir su seminario de Filosofa de la Mente. Una vez a la semana, desde su habitacin, ofreca, a travs de un canal privado, una sesin de una hora cuyo ttulo era simplemente su nmero de catlogo universitario: BPR-57-c. Durante esas sesiones, Slade hablaba de su trabajo actual u, ocasionalmente, lo desarrollaba en la pizarra que tena al lado de su escritorio. Esas sesiones eran observadas en simulacin hologrfica por cerca de trescientos estudiantes que vivan en la universidad o en la ciudad, as como por los observadores especiales registrados en el programa de rotacin universitario. Esas sesiones eran difciles, tentativas y, a menudo -segn la extensin de los intereses de uno- tediosas. No haba preguntas ni debate, punto. Todas las respuestas eran por correo, y se producan muy raras veces. Sin embargo, los estudiantes no dejaban de afirmar una y otra vez que se sentan interminablemente iluminados, si no por el tema, s por el

mtodo, si no por el mtodo, s por el estilo lgico. II Las Conferencias Harbin-Y fueron establecidas cuarenta aos antes como una serie anual y honoraria ... dadas por un pensador creativo en las artes conceptuales o ciencias que presenten una visin de su campo. Siete aos antes, Slade fue invitado por primera vez a dar las Conferencias Harbin-Y de aquel ao. Declin la invitacin, diciendo (un poco demasiado modestamente) que su visin de su propio campo era con mucho demasiado idosincrtica. Dos aos ms tarde, fue invitado de nuevo. Esta vez acept tentativamente, a condicin de que pudiera dar las conferencias desde su habitacin, por simulacin hologrfica, como haca para el programa BPR-57-c. El seminario mensual de Slade (que conduca l en persona) tena solamente una audiencia de seis personas. El procedimiento tradicional de presentacin de las Conferencias Harbin-Y es una charla personal desde el estrado del Auditorio K-Harbin a una audiencia invitada de varios miles de personas. Veinte aos antes, Slade haba grabado un soberbio curso programado titulado Los elementos de la razn: una introduccin a la metalgica, que an se halla almacenado, sin revisar, en la Red de Ordenadores de Informacin General del Satlite (y es considerado como la mejor introduccin a la obra anterior y ovular de Slade, la Summa Metalogiae en dos volmenes). Slade, que se senta cmodo ante cualquier tipo de dispositivo grabador o mecnico, tena la sensacin de que se sentira incmodo delante de una amplia audiencia en directo. La confusin acadmica sobre la no abiertamente excepcional peticin de Slade sufri, sin embargo, una escalada de proporciones desmesuradas. Slade era una figura excntrica en la universidad, cuyas rarezas personales en el campus haban originado algunos mitos extraordinarios (y extraordinariamente idiotas). Muchos de sus colegas, sinceramente, teman que llevara a cabo simplemente una sesin BPR-57-c, completamente inaccesible a su audiencia. Nadie estaba seguro de cmo solicitarle con tacto que presentara su trabajo a un nivel adecuado para la ocasin. Cmo se resolvi finalmente todo eso no es algo que deba discutirse aqu. Pero, una vez ms, Slade no dio las Conferencias Harbin-Y de aquel ao. Slade no fue invitado a dar las conferencias del ao siguiente; se dice que expres un gran alivio al respecto a algunos de sus colegas con quienes mantena correspondencia, as como a los estudiantes de su seminario. Los informes, sin embargo, sobre el trabajo de Slade en el Clculo Modular (a partir de sus trabajos anteriores en metalgica) se filtraron a travs de sus devotos del BPR-57-c, haciendo inevitable una nueva solicitud: una vez ms le fue hecha llegar la invitacin. Slade acept. Esta vez discuti las lneas generales de las tres conferencias que deseaba presentar con los fideicomisarios de Harbin-Y, de una forma que les condujo a creer que las charlas, al menos, se acercaran un poco a lo comprensible. Fue preparada una simulacin hologrfica en el auditorio. Los ttulos de las conferencias fueron anunciados: Algunas observaciones informales respecto al Clculo Modular. Sombras Objetivos Iluminaciones Las tres conferencias fueron previstas para la habitual hora de la tarde. Fueron enviadas las habituales invitaciones. Gracias a cinco aos de confusin, haba mucho ms que la habitual curiosidad. Mucha gente -mucha ms de la que hubiera sido de esperar para un tema tan difcil- se interes por los trabajos anteriores de Slade, la seria para prepararse, la curiosa para tener algn indicio de lo que iba a venir.

Un examen de cualquier docena de pginas de la Summa revela que la presentacin filosfica formal de Slade se divide en tres modos ampliamente distintos. Estn los argumentos cuidadosamente razonados y cristalinamente lcidos. Estn las secciones matemticas en las cuales los smbolos predominan sobre las palabras, y las palabras empleadas se hallan casi restringidas a: ... en consecuencia, podemos ver que..., ... podemos considerar que esto equivale a..., ... siguiendo estos mandatos, es evidente que..., y as. El tercer modo comprende esas secciones de intensamente condensada (si no impenetrable) metfora, en un lenguaje ms reminiscente del mstico religioso que del filsofo de la lgica. Incluso para el estudiante informado, es discutible cul de esos ltimos mtodos, matemticos o metafricos, es el ms desconcertante. Uno de los preceptos de la filosofa de Slade, por ejemplo, explcito en sus primeras obras e implcito en las posteriores, es una creencia en la absoluta distincin entre la expresin de proceso / relacin / operacin por una parte y la expresin de materia / material / sustancia por la otra, a fin de conseguir una claridad racional, tal como es establecida en el epistema contemporneo; as como una creencia en su absoluta e inseparable interface en el universo real. Al respecto, Slade ha observado: ...Esta interface permanecer inseparable durante tanto tiempo como sea irreversible. De hecho, slo podemos modelar separadamente los elementos de cualquier lado con los instrumentos -memoria, pensamiento, lenguaje, arte- con los que podemos construir tambin modelos de tiempo reversible [4]. Como ha observado uno de los comentaristas de Slade, en un nmero del Boletn de estudios especulativos: Dicho de este modo, o es comprendido o no lo es. Realmente, la explicacin, aqu, se halla fuera de lugar. La confusin subsiguiente a las anteriores invitaciones a Slade a dar las conferencias era un recuerdo muy vivido para buena parte de la audiencia de aquel ao. La gente que se congreg en el Auditorio K-Harbin aquella tarde acudi con curiosidad, impaciencia y -muchos de ellos- excitacin. Las puertas del auditorio fueron cerradas. A la hora esperada, Slade (con su escritorio y su pizarra) se materializ en el estrado -bajo, de huesos pequeos y anchas caderas-, en una simulacin hologrfica ligeramente temblorosa. La audiencia guard silencio. Slade empez..., haba alguna dificultad con el sonido. Tras unos cuantos ajustes por parte del estudiante ingeniero, Slade repiti condescendientemente sus primeras frases, que se haban perdido en la mala conexin. A la hora y veinte minutos de exposicin de Slade, el primer corte de gravedad golpe el sector no restringido de Lux. Dos minutos despus de eso, hubo una prdida total de gravedad. La ciudad fue despojada de su atmsfera. Y (entre otros cinco millones de personas) Ashima Slade, an en simulacin hologrfica en el estrado del Auditorio K-Harbin, muri. III
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Todas las citas atribuidas a Slade pertenecen a las notas de sus estudiantes. Las

afirmaciones expresadas en un discurso indirecto proceden de reminiscencias personales tanto de estudiantes como de los compaeros tutores de Slade y -en un caso- de notas sobre un comentario cuya formulacin exacta el autor no puede precisar, puesto que las notas fueron tomadas apresuradamente hace diecisiete aos. El editor agradece profundamente la ayuda de todos aquellos que han colaborado en la preparacin de este apndice.

Ashima Slade naci en Bellona, en Marte, el ao 2051. Poco se sabe de su infancia; parte de ella la pas aparentemente en el Asentamiento Fnix, un suburbio justo en las afueras de la ciudad, y parte en el famoso Goebels (que algunos han comparado a los sectores no restringidos de las principales ciudades de los satlites; la comparacin ser suficiente para aquellos que nunca han estado en Bellona, pero ha provocado discusiones en todas partes, ftiles y prolongadas, y en ambos lados). A los diecisiete aos, Slade emigr a los satlites, llegando junto con otros dos mil quinientos a Puerto Callisto. Dos meses despus de su llegada se convirti en mujer, se mud de nuevo a Lux, y durante seis meses trabaj en una de las refineras de metales ligeros de la ciudad: fue all donde conoci a Blondel Audion, cuando el famoso poeta baj, junto a una docena de otros, para una andanada, o intercambio ritual de insultos poticos, a la cafetera de la refinera. Al final de los seis meses (cuatro das despus de la andanada), Slade entr en la Universidad de Lux. Dos aos y medio ms tarde publicaba el primer volumen de su Summa Metalogiae, que le trajo acadmicamente prestigio y notoriedad; y que le condujo, a lo largo de los siguientes aos (cuando apareci el segundo volumen de la Summa), al desarrollo del programa de anlisis metalgico, proporcionando a Slade un ndice de crdito permanente del nivel ms superior. La reaccin de Slade al xito comercial de lo que haba empezado como consideraciones puramente abstractas fue en ocasiones regocijada y en ocasiones amarga. Indudablemente su xito material prejuicio a muchos de sus colegas en aquellos primeros aos..., y en distintas direcciones. Algunos lo tomaron como una vindicacin de la erudicin pura. Otros lo tomaron como una degradacin de la misma. Otros an lo vieron como una evidencia de que el trabajo de Slade era, en el mejor de los casos, hbil antes que fundamentalmente profundo. El propio Slade dijo en una ocasin (en un seminario, tras una maana pasada revisando parte del trabajo comercial efectuado sobre anlisis metalgicos que le haba sido enviado para que revisara): Lo ms triste para m es que, aunque estamos trabajando bajo los mismos principios y parmetros, descubro que ellos estn convirtindolo en algo trivial, mientras que ellos descubren que yo lo estoy convirtiendo en algo incomprensible, o sin significado aunque ellos puedan comprenderlo. Ms o menos por la poca de la publicacin del segundo volumen de la Summa, Slade se asoci ntimamente al Crculo (como ha empezado a ser comnmente conocido desde los varios estudios en la primera dcada de este siglo), una coleccin de artistas y cientficos de extremado talento, algunos de los cuales estaban conectados tambin con la universidad, algunos no, aunque todos vivan y trabajaban (a veces juntos, a veces en franca oposicin) en Lux. A lo largo de veintitantos aos, el Crculo incluy a George Otuola, cuyo ciclo operstico de veintinueve horas Eridani es an considerado, veinte aos despus de su produccin inicial, una de las mayores influencias en el arte contemporneo; incluy a los matemticos Lift Zolenus y Saleema Slade (ninguna relacin con l), los poetas Ron Barbara, Corinda, Blondel Audion y Foyedor Huang-Ding, as como la venerable actriz Alona Liang y su por aquel entonces protegida Gene Trimbell, ms conocido en el mundo del teatro de hoy como la Pa, que a la edad de veintids aos dirigi aquella primera y legendaria produccin de Eridani Algunos comentaristas han empleado grandes energas e ingeniosidad en mostrar que todos los trabajos de esos varios artistas y (particularmente) bilogos, asociados a lo largo de los aos al Crculo, giraron en torno a los parmetros de la filosofa de Slade..., de tal modo que Slade poda ser considerado como el centro del Crculo. Si bien nadie lo ha conseguido por completo, uno de los motivos reside en el hecho de la complejidad del trabajo de Slade. Tambin hay que hacer notar que el pensamiento de Slade por aquella poca se halla disponible tan slo a travs de los informes de sus estudiantes. Lo nico que Slade lleg a publicar en aquellos aos fue

su traduccin, del ingls americano del siglo XX ... al dialecto magiar-cantons, con sus nebulosas distinciones entre genitivo y asociativo, personal o polticamente reforzadas, que nos sirve como idioma en los Satlites, en Marte, as como en ms de un ochenta por ciento de la Tierra... (introduccin del traductor), de la obra Mente de Susanne K. Langer. Sus estudiantes a lo largo de ese periodo fueron animados a tomar notas y ...construir modelos alternativos de esas ideas tan ampliamente desviantes como sea posible. Pero sus charlas no pudieron ser grabadas, puesto que Slade consideraba que sus sesiones BPR-57-c eran ...simples esbozos, llenos de inexactitudes..., lo cual hace la afirmacin de sus autnticas ideas ms bien difcil..., hasta que la recopilacin de sus notas, rescatadas de aquella pequea habitacin trasera del stano, dos semanas despus de la guerra, las ha hecho disponibles. Otros comentaristas, con menos xito, han intentado mostrar que todo el trabajo de los principales miembros del Crculo, incluido el de Slade, se apoya sobre los preceptos msticos del Sygno. Como sabe todo el mundo que haya ledo la historia del Crculo, esa historia se halla ntimamente conectada con el Sygno: Barbara y Otuola fueron ambas miembros de la secta durante su adolescencia, y no rompieron con ella (en el caso de Barbara pacficamente, en el de Otuola ms bien violentamente) hasta pasados los veinte aos. El primer libro de Barbara, Reaprendizaje del lenguaje, trata ms bien directamente con sus forcejeos religiosos durante su muda adolescencia. Y la Secta de los Cantantes Silenciosos, que aparece de una forma tan prominente en la accin de los actos quinto, sptimo y decimosptimo de Eridani, es un retrato bastante directo, aunque poco halagador. La residencia final de Slade en la cooperativa Sygno no es ms que otro ejemplo, entre la mirada de otros que se pueden citar. La dificultad de probar nada aqu, sin embargo, es la dificultad de averiguar algo ms que fragmentos superficiales del dogma del Sygno. Aquellos que se salieron de la secta, incluso aquellos fuertemente crticos como Otuola, se mostraron muy respetuosos hacia sus misterios: la secta renuncia al habla, a la escritura, a toda publicidad y al sexo. Esto hace la averiguacin de sus dogmas fundamentales durante esos aos slo ligeramente ms difcil que averiguar la letra de la filosofa de Slade. El veredicto ms probable es, probablemente, el ms conservador: se produjo una gran cantidad de interrelaciones personales, sociales y espirituales entre miembros del Crculo y miembros (y ex miembros) del Sygno. Pero es lo que esos hombres y mujeres le aportaron, antes que lo que recibieron de l, lo que en definitiva haca del Crculo un momento tan fascinante en la vida intelectual de la Federacin de Satlites. Slade tena cincuenta y cuatro aos. La Summa Metalogiae estaba a dos docenas de aos en el pasado. La triunfante apertura de Eridani (que para muchos representa la cspide de la creatividad del Crculo) se haba producido haca dos aos. Slo tres meses antes, la octava coleccin de poemas de Corinda, Circuitos impresos, haba hecho que recibiera el Premio Nobel de Literatura, convirtindola no slo en la persona ms joven en recibirlo (tena por aquel entonces treinta y seis aos) sino tambin en la primera persona nacida en una luna que era honrada por la Academia Sueca de la Tierra. (Muchos tuvieron la impresin, justificada, de que el premio le era concedido en realidad, en retrospectiva, por su magnfico libreto de Eridani, escrito cuatro aos antes. Aun as, muchos consideraron el premio como un faro cuya luz poda esperarse que barriera alguna de las sombras que, da tras da, oscurecan las relaciones entre la Tierra y la Federacin de Satlites.) En el treceavo parames del segundo aos, Ashima Slade, Gene Trimbell (entonces con veinticuatro aos), Ron Barbara (con veintinueve), junto con dos hombres que recientemente haban roto con el Sygno, Sven Holdanks (diecinueve) y Pedar Haaviko (cincuenta y ocho), decidieron formar una comuna familiar. Otuola fue, al parecer, invitada a unirse a ellos. Por varias razones, sin embargo, lo rechaz.

La comuna dur tres meses. Lo que ocurri exactamente durante este tiempo no se sabe, y probablemente no llegar a saberse nunca..., a menos que se halle grabado en algn Banco de Memoria de Informacin del Gobierno, disponible slo a los participantes. Su carcter evidentemente penoso, sin embargo, es probablemente una razn de que las biografas de todos los supervivientes no se hallen en Informacin General y hayan sido borradas a peticin. Debido a que algunos de los miembros an siguen con vida, las especulaciones deben ser ms bien circunspectas. Al final de los tres meses, a las diez de la noche, el edificio cerca del centro del n-r de Lux que albergaba las diecisis habitaciones de la comuna se incendi, a causa de un furioso fuego qumico. Holdanks, el miembro ms joven de la comuna, se haba suicidado aquella misma tarde en una habitacin de prcticas musicales en el campus de la universidad, colgndose con una cuerda de piano. Un da ms tarde, la seorita Trimbell fue admitida en una clnica de descanso aquejada de una depresin extrema (alucinaciones, agotamiento e histeria), donde permaneci varios meses. Ron Barbara simplemente desapareci; su paradero no fue conocido hasta tres aos ms tarde, cuando, en rpida sucesin, aparecieron cinco delgados volmenes de poemas (Sintaxis I, Sintaxis II, Rima, Themos y Sintaxis III), editados por una pequea editorial experimental en Bellona, donde al parecer haba estado viviendo desde haca algn tiempo, despus de emigrar tras haber vagado durante casi una dcada por los hielos de cuatro lunas. Los poemas eran abstrusos, casi incomprensibles, contenan ms smbolos matemticos que palabras, y se hallaban en amplia discordancia con su anterior estilo, extremadamente lcido, directo y esencialmente verbal, que le haba proporcionado tanto popularidad como aprobacin critica con otros trabajos como Katlisis y Flujo de hielo. Los nuevos poemas eran ms frustrantes an puesto que contenan (o al menos eso afirmaba la gente asociada al Crculo) muchas referencias a los acontecimientos de aquellos tres meses. El da de la disolucin de la comuna, Haaviko se uni al Sygno y se sumergi en sus secretos y silenciosos rituales. La maana despus del holocausto, Slade fue hallado, inconsciente, en un callejn a dos unidades de la casa, cegado, severamente lacerado y adems lisiado..., con la mayor parte de las heridas, al parecer, autoinfligidas. En algn momento durante aquel intervalo de tres meses, se haba convertido de nuevo en un hombre. Slade fue llevado a una clnica, de la que sali dos meses ms tarde, frgil, ciego, con el pelo blanco, prematuramente envejecido, con una redonda fotoplaca plateada de cinco centmetros encajada de forma descentrada encima de las cicatrices de sus rbitas, y que utilizaba ahora para ver. (La fotoplaca estaba descentrada porque Slade no deseaba bloquear su tercer ojo, o glndula pineal, una excentricidad que los clnicos visuales no tuvieron ningn problema en aceptar..., otra cosa que ha conducido a algunos crticos a sospechar que la conexin de Slade con el Sygno era mucho mayor de lo que era: el Sygno depositaba una gran fe en este tradicional emplazamiento de la conciencia csmica. El propio Slade, sin embargo, dijo en una ocasin que su decisin perteneca ms bien a la naturaleza de la apuesta de Pascal, que, en otra ocasin, mientras hablaba de Pascal [y en absoluto de s mismo], calific como ...el arquetipo de la irresponsabilidad moral del yo. Ocurriera lo que ocurriese durante aquellos tres meses, slo podemos suponer que trastorn a Slade a todos los niveles en que el ser humano puede ser trastornado.) Slade abandon la clnica presumiblemente curado, pero muchos de sus amigos, que se encontraban ocasionalmente con l, caminando descalzo, con su rada capa gris, por los callejones del n-r de Lux, evitando las calles principales porque le hacan sentirse incmodo, tenan la sensacin de que no era enteramente responsable, en especial durante aquellas primeras semanas.

Algunos de los miembros ms jvenes del Sygno (Haaviko haba sido transferido a otra ciudad por la secta) invitaron a Slade a vivir en la coop del Sygno, invitacin que l acept, permaneciendo sin embargo, con su consentimiento, alejado de sus rituales y prcticas. Finalmente, Slade reanud sus actividades en la enseanza. Raras veces abandonaba su habitacin, excepto por la noche, o en su visita mensual a la universidad para su seminario. Las nicas personas con las que Slade se relacionaba actualmente eran unos cuantos de los otros viejos excntricos que se reunan en las cafeteras del n-r de Lux abiertas toda la noche, en cuyas conversaciones rechinantes y muy a menudo quejicosas introduca de tanto en tanto algn comentario. La mayora de aquellos hombres y mujeres nunca llegaron a saber que l no era un poseedor ms de una ltima ranura inferior no rehusable de crdito como ellos, sino una de las mentes ms respetadas del Sistema Solar. La mayor parte de ellos murieron sin llegar a saberlo..., entre los cinco millones. IV En los nmeros seis y siete/ocho de Fundacin, publicamos el nico fragmento existente de Sombras, la primera de las tres Conferencias Harbin-Y que Ashima Slade tena que dar sobre el clculo modular..., y nuestros pedidos de suscripciones, nunca particularmente abundantes, se triplicaron. Este inters popular (si el hecho de pasar de cinco a quince mil suscripciones puede considerarse como un emblema de popularidad) nos ha impulsado a incluir este comentario. Una dificultad con Sombras, aparte el hecho de ser incompleta, es que Slade eligi presentar sus ideas no como una argumentacin continua, sino ms bien con una serie de notas separadas y numeradas, cada una de las cuales constituye una idea ms o menos completa..., cuyo conjunto forma una galaxia de ideas que se interrelacionan e interiluminan entre s, no necesariamente de una forma lineal. Consideren, sin embargo, estas tres afirmaciones extradas de la media docena de notas que Slade nos entreg: 42) No se puede penetrar en el pensamiento filosfico contemporneo excepto por las puertas gemelas de la locura y la obsesin. 45) El problema del clculo modular, de nuevo, es: Cmo puede un sistema relacional modelar otro? Lo cual se descompone en dos preguntas: (Una) Qu debe pasar del sistema-B al sistema-A para que nosotros (sistema-C) seamos capaces de decir que el sistema-A contiene ahora algn modelo del sistema-B? (Dos) Admitido el paso adecuado, cul debe ser la estructura interna del sistema-A para que nosotros (o l) digamos que contiene algn modelo del sistema-B? 49) No hay ninguna clase, raza, nacionalidad o sexo que no ayude a ser slo la mitad. Aunque ninguna de estas afirmaciones ofrece mucha dificultad en s misma, sigue siendo razonable preguntar qu estn haciendo las tres en la misma galaxia. Un crtico simpatizante podra responder que juntas sugieren el alcance de las preocupaciones de Slade. Uno no simpatizante podra sostener que slo sugieren; ciertamente no demuestran; la naturaleza fragmentaria de la exposicin es un obstculo a la autntica profundidad; para ser significativamente significativo, las preocupaciones deberan de ser presentadas ms profundamente y con un mayor enfoque: en el mejor de los casos, tenemos tan slo unos cuantos aforismos ms o menos interesantes. Un tercer crtico podra simplemente desechar muchas de las notas como ejemplo de la conocida excentricidad de Slade y sugerir que nos preocupemos solamente de aquellas notas, si hay alguna, que se refieren directamente

al proceso modular. Nuestro propsito en este artculo, sin embargo, es explicar, no juzgar. Y, ciertamente, los tres hilos a partir de los cuales est tejida la coleccin de observaciones, como sugieren estas tres notas, son el psicolgico, el lgico y el poltico. Slade tom el ttulo de su primera conferencia, Sombras, de un texto de no ficcin escrito en el siglo xx por un escritor de ficcin ligera y popular; emple la misma presentacin galctica, y el trmino clculo modular aparece (una vez) en ella. Ms all de ello hay muy poco parecido, sin embargo, y seria un grave error tomar ese antiguo texto como un modelo para el de Slade. En una ocasin, Slade lo parafrasea, en su nota diecisiete: ...desconfo de separar demasiado los hechos del paisaje que los ha producido...; pero, para Slade, el concepto de paisaje es ms poltico de lo que lo era para el autor de la anterior obra. Considrese la nota treinta y cinco de Slade: Nuestra sociedad en los Satlites proporciona a sus emigrantes de la Tierra y Marte, al mismo tiempo que la instruccin sobre la que basarse, los materiales con los que destruirse, tanto psicolgica como fsicamente..., todo ello bajo la misma etiqueta: Libertad. Si no se adaptan a nuestras costumbres, existe una sutil desviacin: los materiales de instruccin son separados un poco ms, al tiempo que los materiales de destruccin son acercados correspondientemente. Puesto que las formas de instruccin y las formas de destruccin no son lo mismo, sino que se hallan sutil y secretamente ligadas por el lenguaje, aqu hemos determinado simplemente otra forma en la que el resto de nosotros podemos permanecer inconscientes al dolor de los dems. En un entramado de pequeos mundos como los nuestros, que profesan el ideal de la primaca de la realidad subjetiva de todos sus ciudadanos, esto es un abrumador crimen poltico. Y, en esa horrible guerra, podemos muy bien ser destruidos para l, si no por l. Aunque la mayor preocupacin de Slade era la lgica, y sus principales contribuciones fueron hechas a travs de las exploraciones del micro-teatro de las conexiones lgicas nicas, Slade valor el papel del Filsofo como Crtico Social. Cmo encajan entre s las dos preocupaciones, la poltica y la lgica? Puesto que la conferencia es incompleta, no tenemos ninguna forma real de saber si Slade hubiera llegado a darnos alguna afirmacin de su concepto de la relacin en las otras dos. Quiz, sin embargo, su idea de la relacin quede sugerida por la advertencia que nos ofrece en la nota nueve de la conferencia: Supongamos que tenemos un molde que produce ladrillos imperfectos, y la imperfeccin en cada ladrillo puede modelarse con las palabras tiende a abrirse por la izquierda; si construimos una pared con esos ladrillos imperfectos, esa pared puede o no puede ser imperfecta; del mismo modo, la imperfeccin puede ser o no modelable con las palabras: tiende a abrirse por la izquierda; pero, aunque as sea, sigue sin ser la misma imperfeccin que la de cualquier ladrillo dado; o la imperfeccin en el molde. Si mantenemos todas estas afirmaciones claras y bien delimitadas, pese a las redundancias accidentales del lenguaje que podamos usar para referirnos a ellas, podremos escapar a la mayor parte de las antinomias. Lo que est sugiriendo Slade, aparte lo que tenga que decir de las antinomias, es que, aunque hayamos descubierto la forma de una micro-imperfeccin comn a cualquier elemento de nuestro pensamiento, creer que hemos descubierto necesariamente la forma de una macro-imperfeccin en nuestras estructuras mentales ms grandes -digamos nuestra poltica- es simplemente caer vctimas de nuevo de una micro-imperfeccin. Esto no significa decir que esas macro-imperfecciones no puedan relacionarse con las micro-imperfecciones -normalmente lo hacen-, pero es un error suponer que esa relacin es directa y se halla necesariamente incluida en el mismo

modelo verbal. Slade, como hemos dicho, se halla preocupado tambin por la sicologa..., especficamente la sicologa del filsofo. Cmo relaciona esto a sus exploraciones lgicas? Hay poco en el texto existente de Sombras, ms all de la ms bien espectacular nota cuarenta y dos ya citada, que nos lo diga..., aunque puedo conducir al lector interesado al captulo VI, seccin 2 del primer volumen de la Summa Metalogiae, donde Slade expone errores de razonamiento, bajo los cuales incluye muchos que ...otra generacin hubiera llamado simplemente locura. La nota veintids podra parecer la afirmacin ms accesible y detallada referente a las preocupaciones modulares de Slade: Que debe pasar del sistema-B al sistema-A para que el sistema-A modele el sistema-B? Volvmonos hacia los organismos animados y los sentidos. Primero tenemos lo que podemos llamar modelos materiales. Con los sentidos del Olfato, el Gusto y el Tacto, la materia debe pasar de un sistema al otro, o al menos entrar en interfase fsica directa con l, para que el sistema-A empiece a construir un modelo de la situacin a partir de la cual vino el material. En el caso de los dos primeros, los racimos de nervios responden a la forma real de las molculas para distinguir la informacin acerca de ellas; en el ltimo, las variaciones de presin generan la informacin dentro del sistema nervioso a fin de determinar una superficie sobre la que podemos pasar nuestra mano y decidir si es lisa o rugosa, dura o blanda. Lo siguiente que tenemos es lo que podemos llamar modelos de onda reflejada. La vista es el principal ejemplo: un frente de ondas comparativamente catico y no diferenciado se origina en algn sistema-Z relacional (digamos el filamento de una bombilla cuando la corriente pasa a travs de l, o los gases en fisin cerca de la superficie del sol) y atraviesa el universo hasta que incide e interacta con el sistema-B relacional (digamos una coleccin de molculas que forman un martillo, un clavo), y entonces es enviado, por esta interaccin, en otras direcciones. La naturaleza de esta interaccin es tal que el frente de ondas no slo ve cambiada su direccin -o ms bien dispersa en direcciones exactas por la superficie de la coleccin de molculas-, sino que muchas de las frecuencias no diferenciadas han sido completamente absorbidas. Otras han sido arrojadas hacia arriba o hacia abajo. Tambin se han producido otros cambios. La distorsin del frente de ondas recin dirigido es tan grande, de hecho, que en este punto podemos llamar fcilmente a esa distorsin organizacin. Cuando una extremadamente angosta seccin de este frente de ondas distorsionado / organizado pasa a travs de la crnea, el iris y el cristalino del ojo -parte del sistema-A relacional-, se ve an ms distorsionado. En la retina, es detenido por completo; pero, en la retina, el esquema que ha sido distorsionado / organizado excita los bastoncillos y los conos que hay all para que emitan impulsos quimio-elctricos que recorren los millones de fibras del nervio ptico hacia el cerebro. Ahora el esquema en la retina ya no est en el frente de ondas que se expande a travs del aire. Resulta que una fraccin de un segundo de arco de ese frente -se ve doblado un poco ms, de tal forma que el noventa y nueve por ciento de l se cancela totalmente a s mismo, de un modo muy parecido a como las crestas y valles que ondulan la superficie de un agua en reposo, cuando se encuentran, se cancelan unos a otros cuando se cruzan. Pero, una vez dentro del nervio ptico, mucho antes de que lleguemos al cerebro (el organizador central del sistema-A relacional), ya no estamos tratando con el frente de ondas original. Se ven implicados nuevos fotones. Y la frecuencia de los impulsos en las fibras del nervio ptico se halla enormemente por debajo de la frecuencia de la luz que era nuestro frente original, por distorsionado que estuviera; esas nuevas frecuencias ni siquiera se hallan relacionadas como simples mltiples de las frecuencias originales. En este punto, incluso antes de que alcancemos el cerebro, debemos preguntarnos de

nuevo: Qu ha pasado realmente del sistema-B al sistema-A? Si somos honestos, tenemos que estar preparados para responder: Muy poco. De hecho, nada ha pasado de B a A..., ciertamente, no en el sentido en que hubieran pasado las cosas (por ejemplo las molculas), si el sistema-A estuviera oliendo el sistema-B en vez de verlo. Las ondas no proceden del sistema-B, simplemente han rebotado en l, y se han visto transformadas por el encuentro. Lo que podemos decir, con modelos de onda reflejada, es que el frente de ondas original pertenece a un cierto orden de azar; las distorsiones que el sistema-B sobreimpone a ese frente de ondas pertenecen a otro orden de azar tan mucho ms bajo que, cuando se produce algn cambio en ese segundo orden de azar (digamos que el sistema-A y el sistema-B se mueven el uno con relacin al otro; o que ambos se mueven con respecto a la fuente de la onda), el cambio panormico en el orden de azar puede nicamente conservar los cambios en el orden inferior a travs de una serie de operaciones simplificadoras que el ojo y el nervio ptico (y finalmente el cerebro) del sistema-A imponen. En otras palabras, el orden visual es un registro de los cambios en el orden del azar (como opuesto tanto al orden como al azar) de una serie de frentes de ondas. O, ponindonos ligeramente metafricos, todo orden es al menos la cuarta o la quinta derivada del caos. Un tercer tipo de modelo puede ser llamado un modelo de onda generada. El sonido es nuestro principal ejemplo. Aqu trabajamos tambin con frentes de ondas, pero esos frentes de ondas tienen su origen dentro del sistema-B, el sistema que el sistema-A est intentando modelar, y llevan consigo su distorsin / organizacin desde su nacimiento. Atencin: Una vez atravesamos el tmpano y entramos en el nervio auditivo, se produce mucha menos distorsin que, digamos, con la luz, una vez ha estimulado sus impulsos en el nervio ptico. Los impulsos en el nervio auditivo son casi de la misma frecuencia que las ondas que atraviesan el aire. Sin embargo, son los cambios en el orden los que nos permiten distinguir entre, digamos, las tres notas de un acorde que suena slo durante un segundo. En ese segundo, lo que ha sido simplificado en tres tonos cantables se halla en el orden de mil quinientos bits de informacin. Y es la redundancia y las diferencias entre esos bits los que nos proporcionan, finalmente, un modelo mental primario (por ejemplo, una experiencia) de, digamos, un acorde en La menor. Incluso la simple nota La, sonando durante un segundo, implica ochocientos ochenta cambios de presin en el tmpano. Hay que sealar dos puntos aqu: (Uno) Cuando hablamos de modelos de frente de ondas, la nica diferencia entre distorsiones y organizaciones -entre ruido e informacin- es la habilidad del sistema receptor de interpretarlas. En trminos de sicologa clnica, las respuestas a esta primera cuestin del clculo modular proliferan interminablemente y se convierten en la sicologa / fisiologa de la percepcin. Podemos dejar esta cuestin a los sico-fisilogos con nuestro siguiente punto: (Dos) Dentro del organismo humano -de hecho, dentro de cualquier sistema nervioso animal-, una vez se ha producido el paso adecuado entre el sistema-B y el sistema-A, sea material u ondas (reflejado o generado), y dentro del propio sistema nervioso, todo ha sido traducido a la forma de modelos de onda generada. En otras palabras, el sonido es la forma modular de toda la informacin dentro del propio sistema nervioso, y eso incluye el olfato, el gusto, el tacto y la vista. El estetista Pater escribi: Todo arte aspira a la condicin de msica. S, y as hace todo lo dems. Pero nuestra respuesta a la primera cuestin del clculo modular ha alterado de tal modo la segunda cuestin que empieza a ser cuantificable, o al menos topolgica: Cul es la estructura necesaria de una serie de modelos de onda generada dentro del sistema-A que nos permita conocer / experimentar aspectos del sistema-B que excit en primer lugar esas ondas, ya sea por ondas reflejadas, ondas generadas o materiales? Las respuestas a esta cuestin reformulada, algunas de las cuales relaciona Slade,

con todos los smbolos y terminologa acompaantes, llenan las siguientes seis notas; presumiblemente, sas y otras notas parecidas forman el meollo del clculo. Cmo lleg a algunas de esas soluciones deba ser expuesto, presumiblemente, en las dos conferencias que no lleg a dar. Afortunadamente, los estudiantes de Slade del BPR57-c han sido capaces de llenar muchos huecos, y esto es sin duda exactamente lo que Slade haba pretendido durante las sesiones de trabajo originales a lo largo de tres aos. Algunos de sus trabajos aparecern en nmeros posteriores. Desde Liebnitz, o incluso Aristteles, los lmites entre matemticas y lgica, y entre lgica y filosofa, han sido siempre extraamente confusos. Intente definirlos demasiado cuidadosamente, y desaparecen. Cambie su posicin slo una fraccin de grado, y parecen estar claramente presentes una vez ms. Empezamos a definirlos de nuevo desde este nuevo ngulo..., y el proceso se repite. Se trata, pues, tan slo de las afirmaciones descamadas que nuestro tercer crtico afirmaba que Slade se haba limitado a esparcir a travs de su exposicin de la lgica de los modelos, lo que nos tienta a tomar lo que parece esencialmente una exposicin sobre los fundamentos de una disciplina limitada y matemtica y llamarla filosofa? Este editor cree que no; tenemos la sensacin de que, pese a toda la excentricidad de su presentacin, la obra de Slade es filosficamente significativa..., aunque ya han aparecido artculos (una situacin que existi en torno a la obra de Slade desde la publicacin de la Summa) que afirman lo contrario. El emblema de una filosofa no es que contenga un conjunto de pensamientos especficos, sino que genere una forma de pensar. Puesto que la forma del pensamiento es simplemente as, no puede ser completamente definida. Y, puesto que las conferencias de Slade son incompletas, no podemos saber si l hubiera intentado aunque slo fuera una descripcin parcial. Este editor tiene la sensacin de que los parmetros para una forma de pensar han sido, al menos en las notas existentes de Sombras, parcialmente generados. Antes que intentar describirlos, creemos que es mejor cerrar esta limitada exgesis con un ejemplo extrado de la conferencia de Slade. La nota con la que terminamos -la nota siete-, junto con la nota veintids, completan la ms clara explicacin no matemtica del clculo que Slade intentaba describir. (En la nota seis, Slade habla de la eficiencia de los sistemas de modelado mltiple, o modelos paralelos, por encima de los lineales, o modelos en serie: su uso de las imgenes, en la nota siete, para distinguir entre las palabras acerca de la realidad y la propia realidad, es un ejemplo evidente en s mismo de lo que expone en la seis. Slade traz esas imgenes apresuradamente en su pizarra con tiza azul, y las sealaba cuando se refera de nuevo a ellas en el fluir de su charla.) sta es la nota siete: Hay situaciones en el mundo. Y hay palabras..., que son, para decirlo circularmente, lo que utilizamos para referirnos a ellas. Lo que lo hace circular es que la existencia de las palabras, y su relacin con los significados, y las interrelaciones entre todos ellos, son tambin situaciones. Cuando hablamos acerca de cmo las palabras hacen lo que hacen, podemos meternos en problemas porque estamos maniobrando a travs de una compleja casa de espejos, y casi no hay forma de evitar esos problemas, a menos que recurramos a imgenes..., lo cual no me importa hacer. Muchas situaciones en el mundo poseen aspectos que pueden ser definidos como relaciones binarias dirigidas. Algunos ejemplos de frases acerca de esas relaciones que iluminan la relacin binaria dirigida son: A Vivan le encanta el Taj Mahal. Alicia construy una casa. Chang arroj la pelota. Triste significa infeliz. El martillo golpea un clavo.

Tomemos la ltima frase, El martillo golpea un clavo, y considermosla junto con la situacin en la que comnmente puede ser utilizada, y exploremos con algn detalle el proceso de modelado que se produce. En primer lugar tenemos una cosa, la proposicin el martillo, que representa una cosa, . Dentro de esa proposicin , y tenemos otra tenemos una cosa, la palabra el, que indica una actitud hacia cosa, la palabra martillo, que representa el objeto en s. A continuacin tenemos una cosa, el verbo golpea, que se refiere a una relacin Despus de eso tenemos an otra cosa, la proposicin un clavo, que se refiere a otra cosa,. Como en la primera proposicin, dentro de la segunda tenemos una cosa, la palabra un, que indica una actitud hacia el objeto y diferente de la actitud modelada por la palabra el. Y, como en la proposicin el martillo, tenemos una cosa, la palabra clavo, que se refiere al objeto en s. Tambin tenemos una relacin, compuesta por qu cosa (es decir, palabra) es puesta delante del verbo y qu cosa (es decir, palabra) es puesta detrs de l, representando un aspecto de la relacin no completamente aclarada por el verbo golpea a solas, es decir, qu objeto es el comparativamente activo y cul es el comparativamente receptivo..., o cul puede calificarse como la direccin de la relacin binaria. Pero la direccin de la relacin es, en s misma, una relacin; as que tenemos una relacin entre nombre, verbo y nombre, que refleja un aspecto de la relacin Hay tambin otras notables relaciones en la frase El martillo golpea un clavo que atraen nuestra atencin. Dentro de la proposicin el martillo, por ejemplo, que hemos dicho que consiste en dos cosas, la palabra el y la palabra martillo, es necesario que las cosas aparezcan precisamente en ese orden. De un modo parecido, la proposicin un clavo necesita conservar su orden, si queremos que la frase nos suene adecuada. Para qu son necesarias esas relaciones particulares? Qu hay de malo con la frase Martillo el golpea clavo un, o Martillo golpea clavo un el, o Martillo un el golpea clavo, o El un martillo golpea clavo? En todas sas, seguimos teniendo dentro de la frase las cosas que reflejan las otras cosas en la situacin, y en todas ellas la relacin entre martillo, golpea y clavo, que modela direccin de la relacin en la situacin, es conservada. Acaso la relacin entre el y martillo, o un y clavo, modela alguna cosa dentro de la situacin que se pierde o queda oscurecida de pronto si se pierden esas relaciones? En tanto que nuestras actitudes hacia los objetos en una relacin no se hallan en esa relacin, la respuesta simple es no. La relacin entre el y martillo y entre un y clavo son necesarias para conservar la integridad del modelo en s; son necesarias si queremos reconocer el modelo como algo adecuado para modelar. Pero esas relaciones, entre el y martillo y un y clavo, no modelan nada en la situacin expresada por la frase. Destruirlas, sin embargo, puede impedir que otras relaciones (que pueden estar modelando algo en la situacin, o pueden estar conservando la integridad del modelo) aparezcan claramente. Esta respuesta simple, sin embargo, est ms bien demasiado simplificada. Lo que muestra que la situacin es mucho ms complicada que nuestra exposicin

hasta ahora es que lo mismo puede decirse acerca de la relacin entre, digamos, las tres a de la frase. Acerca de la relacin, podemos decir con exactitud: En la frase El martillo golpea un clavo tiene que haber once letras y un espacio entre la primera a y la segunda, y cuatro letras y dos espacios entre la segunda y la tercera. Aunque puede existir un cierto nmero de otras frases que posean tambin esta relacin entre tres a, si hay adems alguna otra relacin entre tres a en una frase, entonces esa frase no ser la frase adecuada El martillo golpea un clavo. Usando simplemente letras, y el nmero de espacios y otras letras entre ellas, resulta interesante intentar elaborar un nmero mnimo de tales relaciones que describan completamente una frase dada. (Uno tiene que recurrir finalmente a distancias especficas entre letras distintas.) Observen, sin embargo: Si consideramos la frase El martillo golpea un clavo como formada por sus letras y las relaciones entre ellas, entonces una sola cosa entre sus elementos, la letra a, es la que efecta el modelaje. La enorme mayora de las cosas, as como la enorme mayora de las relaciones, que forman y describen la frase, son no modulares. Observen tambin: La forma en que decida dividir la frase en cosas va a determinar qu tipo de relaciones, sean modulares o no modulares, debo relacionar para describirla, ya sea parcial o completamente. S, por ejemplo, en vez de dividir la frase en letras tal como las escribira una mquina de escribir, la dividiera en los trazos que forman dichas letras en la pantalla de un ordenador, donde cada letra est formada por una serie de lneas en una matriz cada una con un nmero dado, entonces su lista mnima de cosas y relaciones (mnima porque algunas letras pueden formarse de dos formas: Ser muy diferente a la lista de la que hemos hablado antes. Pero resumamos el modelaje efectuado sobre la frase El martillo golpea un clavo. Estamos modelando actitudes, objetos, y varios aspectos de una relacin entre ellos; para efectuar este trabajo estamos utilizando, entre un amplio grupo de cosas y relaciones, varias de esas cosas y relaciones para que representen los objetos, actitudes y relaciones que deseamos modelar. Un ltimo punto separa ms o menos el lugar donde el clculo modular se separa de la lgebra modular: Supongamos, considerando las frases como un conjunto de letras, que finalmente hallamos una lista de relaciones que las describan completamente, tales como: Tres a deben estar separadas por, respectivamente, once letras y un espacio y cuatro letras y dos espacios. Trece letras y dos espacios separan las dos nicas e. 3) La r tiene que estar seguida por una t. Etctera... Aunque, al final, obtengamos una lista de relaciones que describan completamente la frase (a fin de que, digamos, un ordenador pueda traducir nuestra lista a la matriz de una pantalla, por ejemplo una lista de nmeros), todava no puede decirse que ninguna relacin, o siquiera grupo consecutivo de relaciones en nuestra lista, signifique ninguna cosa, actitud o relacin en la situacin que la frase modela. Sin embargo, la frase se halla completamente descrita por esta lista. Observen tambin: La lista de nmeros para la matriz de la pantalla describe tambin completamente la frase. Sin embargo, aqu, puede decirse que algunos grupos consecutivos de nmeros representan cosas, actitudes y relaciones en la situacin..., puesto que algunos grupos de nmeros representan algunas palabras y algunos grupos de palabras. Observen tambin que, aun cuando en esta lista habr un nmero consecutivo de nmeros que representen la relacin de el y martillo, y de un y clavo, no

hay ningn grupo consecutivo que represente slo la relacin de martillo, golpea y clavo: porque los nmeros que sealan las palabras intermedias quedarn fuera del camino. Podemos llamar a la matriz de ordenador en la pantalla una descripcin modular, porque conserva algunas de las propiedades modulares de la frase en una lista que describe la frase. Podemos llamar a la lista de letras en relacin unas con otras una descripcin no modular, porque no conserva ninguna de las relaciones modulares de la frase en una lista que describe la frase. Como hemos visto con nuestro ejemplo del ordenador, las descripciones completas de modelos pueden ser traducidas de descripciones no modulares a modulares y a la inversa y permanecer a la vez completas e intactas. La primera utilidad que nos ofrece el clculo modular es la siguiente informacin: Consideren el lenguaje como una lista de relaciones entre sonidos que modelan las distintas formas en que esos sonidos pueden relacionarse unos con otros..., o, si lo prefieren, una lista de frases acerca de cmo unir frases, por ejemplo una gramtica. El clculo modular nos permite saber, sin ninguna incertidumbre, que, aunque una lista as estuviera completa, seguira siendo una descripcin no modular. Posee el mismo orden modular (la prueba no es difcil) que nuestra descripcin de la frase El martillo golpea un clavo como un conjunto de letras espaciadas y divididas con precisin. El clculo nos proporciona tambin herramientas con las que empezar a traducir una lista as en una descripcin modular. Las ventajas de una descripcin modular tanto de un objeto de modelaje, como una frase, o un proceso de modelaje, como un lenguaje, son evidentes con relacin a una descripcin no modular. Una descripcin modular nos proporciona caminos de referencia para volver a los elementos en la situacin que est siendo modelada. Una descripcin no modular es no modular precisamente porque, por completa o incompleta que pueda ser, destruye esos caminos de referencia; en realidad, es una cifra. El problema que an le queda al clculo, pese a mi trabajo, y que ser examinado en posteriores conferencias, es la generacin de algoritmos formales para distinguir los sistemas descriptivos modulares incoherentes de los sistemas descriptivos modulares coherentes. De hecho, el clculo nos ha proporcionado ya descripciones parciales de muchos de esos algoritmos, as como ha generado algunos para determinar la totalidad, parcialidad, coherencia e incoherencia..., procesos que hasta ahora haban tenido que ser considerados, como en la literatura, a la que mucho de esto se parece a distancia, asuntos de gusto. Pero este examen deber ser dejado para la ltima conferencia. FIN

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