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Capítulo 1. Sistematización de Experiencias. Una Propuesta Enraizada en La Historia Latinoamericana - Oscar Jara H. - La Sistematización de Experiencias. Práctica y Teoría para Otros Mundos Posibles

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Sistematizacin de Experiencias: Una propuesta enraizada en la historia latinoamericana

(Extracto del libro La sistematizacin de experiencias, prctica y teora para otros mundos posibles, CEP Alforja- CEAAL- Intermon Oxfam, San Jos, mayo 2012)

el saber de la historia como posibilidad y no como determinacin. El mundo no es. El mundo est siendo. Como subjetividad curiosa, inteligente, que interfiere en la objetividad con la que dialcticamente me relaciono, mi papel en el mundo no es slo de quien constata lo que ocurre, sino tambin el de quien interviene como sujeto de lo que va a ocurrir. No soy slo un objeto de la Historia sino, igualmente, su sujeto. En el mundo de la historia, de la cultura, de la poltica, constato, pero no para adaptarme sino para transformar Paulo Freire Pedagoga de la Autonoma

El concepto de Sistematizacin de Experiencias ha sido creado histricamente en Amrica Latina como producto del esfuerzo por construir marcos propios de interpretacin terica desde las condiciones particulares de nuestra realidad. En 1959, la Revolucin Cubana abri un nuevo perodo histrico en Nuestra Amrica, como la llamaba Mart, demostrando que es posible romper el esquema de dominacin colonial que se impuso a nuestros pases desde la conquista espaola y, adems, que era posible pensar desde la realidad especfica de Amrica Latina, un proyecto distinto de sociedad basado en la bsqueda de justicia social y autodeterminacin. Este acontecimiento cuestion radicalmente los esquemas populistas y paternalistas con que los gobiernos haban intentado paliar durante los aos 40 y 50 las crecientes tensiones sociales y polticas creadas por el modelo dominante. Los programas de desarrollo de la comunidad recibieron un gran empuje con el apoyo financiero del gobierno estadounidense a travs de la llamada Alianza para el Progreso, creada para evitar que se repitiera en otros pases el ejemplo de Cuba. As, temas como desarrollo y modernizacin se pusieron de moda. Ellos venan acompaados de modelos de intervencin social y comunitaria, orientados a incorporar a la poblacin en estos proyectos que eran pensados y dirigidos desde afuera. Dichos modelos de intervencin pasaron a ser cuestionados y confrontados desde una perspectiva de transformacin social, lo cual gener una serie de procesos de crtica, replanteamiento y redefinicin, tanto de los paradigmas de interpretacin vigentes, como de los esquemas de accin social. El nuevo contexto histrico-social en Latinoamrica promueve, entonces, el surgimiento de un nuevo contexto terico en el que el trabajo de promocin, el trabajo educativo y el trabajo investigativo se enfrentan a una intensa interpelacin desde la dinmica de intensos y novedosos cambios sociales y polticos. As ocurre con el surgimiento en 1970 del gobierno de la Unidad Popular en Chile, presidido por Salvador Allende, el cual crea inditas condiciones y expectativas de viabilidad de nuevos procesos de transformacin social en nuestro continente. En este marco, y vinculadas a todas estas dinmicas de cuestionamiento y proposicin alternativa, surgen las primeras referencias a la sistematizacin de dichas prcticas.

De la Asistencia Social al Trabajo Social re-conceptualizado: se abren las primeras rutas Leticia Cceres y Mara Rosario Aylln1 ubican los antecedentes de la sistematizacin en el campo del Trabajo Social entre los aos 50 y 60, relacionados con la bsqueda de profesionalizacin de esta disciplina que en ese tiempo era llamada asistencia social o servicio social y estaba influenciada predominantemente por concepciones norteamericanas, que pregonaban el metodologismo ascptico, es decir, sin cuestionamiento de la sociedad en que se lleva a cabo y utilizando mtodos que buscaban, por el contrario, la adaptacin de las personas y grupos sociales a dicha sociedad: el caso social individual, el servicio social de grupo y el desarrollo de la comunidad, entre otros.2 Adems, en el campo de las Ciencias Sociales, el Servicio Social era considerado una disciplina de bajo estatus profesional y de dbil consistencia terica. Por ello, el sentido inicial con el que se us el trmino sistematizacin estuvo marcado por la intencionalidad de recuperar, ordenar, precisar y clasificar el saber del Servicio Social para darle un carcter cientfico-tcnico a la profesin y elevar su estatus ante otras especialidades. Posteriormente, el tema se vincular, en la primera mitad de los llamada Reconceptualizacin del Trabajo Social3, desde un enfoque en la realidad latinoamericana y que surge en confrontacin a neutralidad metodolgica y a la influencia desde otros contextos, tal Vicente de Paula Faleiros y J.P. Netto: aos 70, a la anclado ahora la pretendida como recalcan

En los aos sesenta, los movimientos y luchas sociales, el desarrollo de experiencias reformistas en Amrica Latina, el surgimiento de la Revolucin Cubana, la lucha de guerrillas y la reflexin en torno a los procesos de dependencia, acentuaron la insatisfaccin de muchos asistentes sociales que se vean como bomberos llamados a apagar pequeos incendios, a actuar sobre los efectos de la miseria, a establecer contactos sin contribuir efectivamente a mejorar la calidad de la vida cotidiana del pueblo () En Chile, la participacin del movimiento estudiantil en el enfrentamiento poltico global y especficamente en el Servicio Social, fue de altsima relevancia, lo que acarre la

L. (1991): Memoria del taller sobre la enseanza de la sistematizacin de Trabajo Social, Seminario Latinoamericano de Trabajo Social (ALAETS-CELATS), Lima, noviembre 1991, pp. 1- 3 en: Aylln Viaa M. (2002): Aprendiendo desde la prctica, una propuesta operativa para sistematizar, Asociacin Kallpa, pp. 17-27. 2 Ver: Servicio Social busca respuestas (julio-setiembre 1970) . Trabajo Social, Revista de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Catlica de Chile, editorial del No. 1, del ao 1 3 Se trata de todo un proceso terico-prctico de revisin y evolucin de los propsitos, funciones y mtodos de trabajo de esta disciplina en las dcadas de los sesenta y setenta del siglo XX: ver al respecto: Dupont Oliveira, R.(1971) Reconceptualizacin del Servicio Social, Bs.As: Humanitas,
1Cceres,

reorganizacin de la escuela de Servicio Social, cuyo objetivo fue de transformar las prcticas de Servicio Social iniciando e impulsando nuevas prcticas a partir de estancias en las instituciones que tenan un nuevo dimensionamiento terico y poltico. (FALEIROS, 1981, pp. 114 y 117). La principal conquista del Movimiento de Reconceptualizacin fue el rechazo de los asistentes sociales a caracterizarse exclusivamente como agentes tcnicos ejecutores de las polticas sociales. A travs del proceso de recalificacin, principalmente con el ingreso de estos profesionales en el mbito de la investigacin acadmica, fue posible romper con la divisin establecida de trabajo entre cientficos sociales (los tericos) y asistentes sociales (los profesionales de la prctica) (NETTO, 2005, p. 12). Ms an, la sistematizacin de las prcticas de servicio social va a aparecer como un factor fundamental para hacer la reconceptualizacin posible: Se persigue responder mejor a las exigencias que la realidad latinoamericana hace () Creemos que la reconceptualizacin es imprescindible, pero debe cumplir algunos requisitos para que realmente responda a Amrica Latina y sus necesidades de cambio. Entre ellos, nfasis en formacin cientfica que permita interpretar correctamente la realidad; anlisis profundo de la realidad nacional y latinoamericana; trabajo directo en terreno para vivenciar y compartir la problemtica de los trabajadores desde adentro, comprenderla crticamente y sistematizarla. 4 De esta manera, se atribuye a la Sistematizacin la misin de recuperar y reflexionar sobre las experiencias como fuente de conocimiento de lo social para la transformacin de la realidad, objetivo inherente a la naturaleza del trabajo social tal como era definido en ese perodo5, buscando extraer conocimientos de situaciones particulares con el fin de generalizarlas para fundamentar la intervencin profesional. La sistematizacin se ve como un factor que permitira superar la separacin entre prctica y teora, principalmente desde el lado de los profesionales prcticos (como seran los trabajadores y trabajadoras sociales), que al decir de Dupont: suelen darle mayor importancia al hacer que a la teora, sin comprender

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Servicio Social busca respuestas, ya citado, p. 4 (negrita aadida). Idem, p. 20.

cabalmente los esfuerzos que otros llevaron a cabo para crear el saber disponible. Sin darse cuenta en qu medida la teora que ya poseen, los ordena, los gua y los clarifica y cmo ellos mismos la evalan, la rectifican y la amplan, partiendo de ella y volviendo a ella una y otra vez. Pero los prcticos de cualquier profesin, que generalmente saben mucho ms de lo que ellos mismos comprenden, y lo que colegas quiz ms brillantes tienden a aceptar, casi nunca llegan a trasmitir todo lo que poseen, porque no lo ordenan, lo concretan y lo sistematizan6. En esta corriente podramos ubicar los importantes aportes de Teresa Quiroz y Diego Palma, de la Universidad Catlica de Chile, en sus trabajos: Nueva etapa en Trabajo Social y La praxis cientfica en el Trabajo Social respectivamente, los cuales aparecen en la mencionada revista de la Escuela de Trabajo Social, en sus nmeros 2 y 3 del ao 1971. Quiroz menciona como referentes importantes de esta poca los trabajos presentados en el Seminario de Escuelas de Trabajo Social organizado en 1971 por el Instituto de Solidaridad Latinoamericana en Ambato, Ecuador. El tema de este seminario es muy indicativo: El trabajo de campo como fuente de teora. Por ello, probablemente el primer documento producido en Amrica Latina que lleva en su ttulo el trmino de sistematizacin utilizado en el sentido que estamos sealando, es el llamado: Sistematizacin de las prcticas como fuente de teora, presentado por Ana Mara Quiroga y Leila Lima, de la Escuela de Servicio Social de Belo Horizonte, Brasil, en dicho Seminario de Ambato.7

Por su parte, Quiroz y Palma van a incorporar directamente su reflexin y propuesta terico-prctica a los desafos que vive Chile con el Gobierno de la Unidad Popular y consideran que ste abre una coyuntura favorable para el Trabajo Social en la medida que se vinculen dialcticamente los cambios del contexto con los cambios dentro de la profesin: .. el hecho que Chile est entrando en una diferente coyuntura poltica favorece de partida la participacin de los sectores populares tanto en la gestacin del poder poltico como en los beneficios de la sociedad, y a la vez, permite al Servicio Social ir ms all de los pequeos cambios locales que no tocan a la estructura global de la sociedad () capacitacin, organizacin social, planificacin social en sus diferentes niveles; el campo de la salud, de la educacin, de la vivienda, de la economa, de la organizacin, son reas de accin del Trabajo

Para una mayor profundizacin en los debates de este perodo ver: Dupont OliveiraR.(1971) De la Reconceptualizacin al Trabajo Social Crtico, seleccin de documentos en: www.ts.ucr.ac.cr 7 Citado por Quiroz T. (1971): Nueva etapa en Trabajo Social en Revista Trabajo Social # 2, Universidad Catlica de Chile. pp. 39-42.
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Social.8 Este proceso retoma, segn Palma y Quiroz, el antecedente de la influencia de Paulo Freire en la Escuela de Trabajo Social en los tiempos de Frei (64-70): una epistemologa que ligaba el conocimiento corriente con el conocimiento cientfico, que iba en contra del positivismo y del marxismo ortodoxo; que le dio mucha importancia a la prctica e hizo un esfuerzo sistemtico por ordenar lo que se iba encontrando. As, la Escuela de Trabajo Social estaba metida en las fbricas, en los cordones industriales, en las zonas rurales, en los campamentos. El nfasis estaba en la prctica () los alumnos y alumnas iban escribiendo todas las semanas el proceso que se desarrollaba en la prctica no terminaba en un informe de lo que haban hecho, sino un ensayo de reflexin sobre la prctica.9 Segn Aylln, este nuevo abordaje de la sistematizacin se vincula a la preocupacin por una intervencin ms rigurosa, es decir, sustentada, controlada, verificable y sobre todo, tambin a la posibilidad de extraer conocimiento de las experiencias. En este momento, la sistematizacin intenta demostrar que los problemas y las necesidades de este lado del mundo tienen caractersticas particulares propias de contextos subdesarrollados y por tanto ameritan dar al servicio social un contenido y un sentido autnticamente latinoamericano.10 De all que el Seminario Latinoamericano de Servicio Social realizado en Porto Alegre en julio de 1972, llevara por ttulo: Sistematizacin de la actividad prctica en Servicio Social constituyndose en un evento latinoamericano donde se coloca la reflexin crtica sobre la prctica de Trabajo Social como instrumento fundamental en la formacin de los y las trabajadoras sociales. No podramos dejar de mencionar tambin, como hecho relevante, que Teresa Quiroz haya coordinado el equipo que elabor el proyecto de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Catlica de Valparaso surgido de un auto cuestionamiento y un replanteamiento total de las Escuelas de Educacin Familiar y de Servicio Social por alumnos y docentes, y que fuera aprobado por unanimidad el 27 de junio de 1971. Este proyecto incluye la sistematizacin como uno de los componentes esenciales ya que se busca pasar de una prctica social espontnea a una praxis cientfica11: Praxis cientfica significa igualmente participar en la transformacin de la realidad y buscar la forma que esta vivencia o experiencia

Escuela de Trabajo Social de la Universidad Catlica de Chile (dic 1970- marzo 1971). Editorial. En Revista Trabajo Social No. 2, Chile: autor. p. 3. 9 Entrevista de Mariluz Morgan a Teresa Quiroz y Diego Palma, Santiago de Chile, 8 de setiembre, 2010. 10 Aylln Viaa M. (2002).p.20 11 Quiroz, T. (y otros). (marzo 1972). La nueva escuela de Trabajo Social en Valparaso en: Trabajo Social n.4-5, revista de la escuela de Trabajo Social de la Universidad Catlica de Chile, pp. 36-37; 38, 39.
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enriquezca el conocimiento, para que la accin transformadora sea cada vez ms dinmica y eficiente. Tarea que implica buscar y crear los instrumentos adecuados: metodologa, tcnicas y categoras de anlisis, que nos permita captar la complejidad y la dinmica del proceso y elaborar las formas que nos lleven a registrar estos hechos para llegar a generalizaciones y leyes bsicas a travs de una sistematizacin o teorizacin del proceso de transformacin en el que se ha actuado comprometidamente() La estructura y el proceso metodolgico considera la experiencia directa, el discurso, el lenguaje, la sistematizacin de la accin en distintos momentos a travs de aproximaciones sucesivas () Al trmino de estos contenidos, el estudiante debe sistematizar su proceso de aprendizaje, contribuyendo a la conformacin de una teora del Trabajo Social Es interesante identificar cmo este perodo histrico de 15 aos de intensos cambios y tensiones en Latinoamrica (entre 1959 y 1975: la Revolucin Cubana, programas de Alianza para el Progreso y el consiguiente impulso de una visin desarrollista; surgimiento de movimientos revolucionarios, as como del gobierno de la UP en Chile, y otros gobiernos progresistas, populistas y nacionalistas y, en contraposicin, el proceso contrainsurgente que impuls la posterior instauracin de dictaduras militares basadas en la doctrina de seguridad nacional) represent un perodo convulso, pero enormemente frtil para el surgimiento del pensamiento crtico, el cuestionamiento a los patrones conceptuales y metodolgicos predominantemente estadounidenses y la bsqueda de un pensamiento propio desde Latinoamrica. Todo ello se expresa con mucha nitidez en el campo del Trabajo Social, en particular a lo largo de la creacin de la Asociacin Latinoamericana de Escuelas de Servicio Social, ALAESS, bajo la influencia organizativa y conceptual del Servicio Social norteamericano, la OEA y los organismos Panamericanos vinculados a esta disciplina, particularmente entre los aos 1961 y 1965. Posteriormente, se inicia el proceso ya mencionado de la reconceptualizacin que se liga a la creacin del Centro Latinoamericano de Trabajo Social, CELATS en 1976. Este proceso de redefiniciones lleva a que se cambie en 1977 el nombre de la Asociacin por: Asociacin Latinoamericana de Escuelas de Trabajo Social, ALAETS, la cual contaba con el CELATS como uno de los centros propulsores de esta nueva visin comprometida con las nuevas realidades de nuestro continente: una nueva visin poltica, un nuevo

enfoque epistemolgico y nuevas aproximaciones metodolgicas, entre las que la sistematizacin de prcticas es notoriamente relevante.12

En sntesis, los primeros abordajes que surgen sobre la temtica de la Sistematizacin en Amrica Latina, provienen del campo del Trabajo Social, desde su propio proceso de constitucin como disciplina cientfica y profesional. Estos abordajes tienen como base cinco afirmaciones: a) la referencia a la particularidad del contexto latinoamericano y, por tanto, a la influencia de las perspectivas de transformacin social que pasan a ser predominantes en el contexto terico de ese perodo; b) la negacin de una metodologa neutra, que era lo que sostenan las corrientes norteamericanas dominantes en el perodo anterior; c) la centralidad de la prctica cotidiana y del trabajo de campo profesional como fuente de conocimiento; d) la necesidad de superar la dicotoma entre formacin terica y aprendizaje prctico; e) el inters por construir un pensamiento y una accin sustentados y orientados con rigurosidad cientfica. Esta ruta abierta por el campo del Trabajo Social, fue cortada brutalmente por los procesos dictatoriales en los pases del Cono Sur, pero en los aos que siguieron va a ser ampliamente proyectada en otros pases gracias a la influencia de trabajadoras y trabajadores sociales que tuvieron que refugiarse en ellos. Es ms, ser profundizada por empeos como los de Teresa Quiroz y Mara de la Luz Morgan, del rea de modelos prcticos del Centro Latinoamericano de Trabajo Social, CELATS, quienes impulsarn un replanteamiento de la formacin profesional de trabajadoras y trabajadores sociales en los aos ochenta, y llegan, incluso, a identificar la sistematizacin como el factor que servira de base o materia prima para elaborar un

12 Una muestra palpable de ello es lo profusamente documentado que ha sido este proceso, as como el empeo puesto en reconstruir su historia e interpretarlo crticamente. Gracias a ello, contamos con importantes esfuerzos sistematizadores de esta experiencia, realizados por sus mismas protagonistas, que apuntan a fundamentar sus bsquedas hacia el futuro. Ver, en particular los interesantes aportes: Vega, Guzmn, M.C. (2004): ALAETS y la universidad latinoamericana del siglo XXI y Molina, M. L. (2004). Contribuciones al debate sobre el futuro de ALAETS-CELATS, en: La cuestin social y la formacin profesional en Trabajo Social en el contexto de las nuevas relaciones de poder y la diversidad latinoamericana, XVIII Seminario Latinoamericano de Escuelas de Trabajo Social, julio, San Jos, Costa Rica. Buenos Aires. Espacio editorial.

cuerpo tcnico, conceptual y terico propio de esta disciplina.13 Por su parte, en ese mismo perodo, Mercedes Gagneten va a desarrollar toda una propuesta polticometodolgica de sistematizacin basada en una larga experiencia de trabajo social antes y despus de la dictadura militar en Argentina.14 Veamos ahora cmo durante las dcadas de los ochenta y noventa, el tema de la sistematizacin comenzar a recorrer otros dos caminos paralelos a la ruta marcada por el Trabajo Social: a) el de la educacin de adultos (principalmente la investigacin sobre las prcticas de educacin de adultos), y b) el de la educacin popular (principalmente las reflexiones tericas de los educadores y educadoras populares). El caminar de la sistematizacin desde la Educacin de Adultos Para la dcada de los setenta, la Educacin de Adultos ya tena varios aos de haberse puesto en prctica en Amrica Latina. Luego de la II Guerra Mundial, en el marco del modelo de sustitucin de importaciones y de expansin de la influencia de Estados Unidos en nuestro continente, se promueven un conjunto de programas de extensin agrcola, que implicaban la realizacin de programas de educacin no formal de adultos, con el fin de contribuir a acelerar el desarrollo econmico capitalista. Con la idea de que el incremento de los niveles educativos determinara mayor nivel de desarrollo econmico, la mayora de los gobiernos impulsan campaas masivas de alfabetizacin. El ideal de extender el alcance del sistema de instruccin pblica a toda la nacin -tarea incumplida desde la poca de la independencia de Espaa y Portugal- se convierte ahora en meta fundamental, por lo que esas visiones, que tenan al pueblo como destinatario de la educacin, se consolidan fuertemente. En este marco, la UNESCO fomenta y difunde un nuevo concepto: la Educacin Fundamental y crea en varios pases del llamado Tercer Mundo centros dedicados a promoverla.15

CELATS (1983): Trabajo Social en Amrica Latina, balance y perspectivas, Lima. Ver tambin: Quiroz Martn T. y Mara de la Luz Morgan (1988): La sistematizacin, un intento conceptual y una propuesta de operacionalizacin, en: VVAA: La sistematizacin en los proyectos de educacin popular, Santiago. CEAAL, 2.ed. 14 Gagneten, M. (1986): Hacia una metodologa de sistematizacin de la prctica, Bs.As. Humanitas. Su propuesta se ha continuado proyectando hasta la actualidad con mucho impacto a travs de la Red de prcticas sistematizadas, Reprasis (www.reprasis.org).
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En nuestro caso, el CREFAL, originalmente Centro Regional para la Educacin Fundamental en Amrica Latina, en Ptzcuaro, Michoacn, Mxico, el cual luego de sucesivas actualizaciones de su misin ha pasado a

Es en los aos sesenta y setenta del siglo XX en los cuales la Educacin no formal de Adultos tiene en Amrica Latina su desarrollo ms importante y significativo, orientado por la perspectiva del llamado Desarrollo de la Comunidad y otras corrientes de promocin social existentes en ese perodo.16 Surgen as una gran diversidad y riqueza de experiencias, lo que motiva a realizar esfuerzos de investigacin del campo de la educacin de adultos, debido a la necesidad de identificacin e intercambio de lo que ocurra con dichas experiencias y sus innovaciones. Estos esfuerzos de investigacin se centrarn en recopilar, clasificar, catalogar y organizar repertorios de experiencias, tarea que recibir el nombre de sistematizacin.

En esta direccin, algunos de los esfuerzos ms conocidos fueron, por ejemplo: la recopilacin de experiencias realizada con ocasin del Simposio Mundial de Cartagena, Colombia, sobre Crtica y Poltica en las Ciencias Sociales, en 1977, promovido por Orlando Fals Borda. El proyecto de consolidacin metodolgica, sistematizacin y apoyos a la educacin no-formal de adultos rurales, coordinado por el Centro de Estudios del Tercer Mundo, CEESTEM, de Mxico, dirigido por Flix Cadena, en 1979; la sistematizacin de proyectos en varios pases centroamericanos realizados por el Instituto Latinoamericano de Pedagoga de la Comunicacin, ILPEC, de Costa Rica, coordinados por Francisco Gutirrez y Edgar Cspedes en 1981; la recopilacin realizada por el proyecto de Investigacin y evaluacin de experiencias de innovacin en educacin de adultos, del Centro de Estudios Educativos, CEE, de Mxico en 1982, coordinado por Humberto Barquera; el importante trabajo de recopilacin y establecimiento de una tipologa, hecho por Pablo Latap en torno a las principales tendencias de la Educacin de Adultos en Amrica Latina, publicado por el CREFAL en 1984; asimismo, el trabajo pionero en el mapeo, identificacin y anlisis de experiencias de Educacin de Adultos (incorporando ya experiencias de Educacin Popular), de Patricio Cariola, Juan


llamarse actualmente: Centro de Cooperacin Regional para la Educacin de los Adultos en Amrica Latina y el Caribe, jugando siempre un papel referente en nuestra regin. 16 Ver: La Belle, T.(1980): Educacin no formal y cambio social en Amrica Latina, Mxico. Nueva Visin. Tambin: Puiggrs, A. (1984): La educacin popular en Amrica Latina: orgenes, polmicas y perspectivas, Mxico. Nueva Imagen.

Eduardo Garca Huidobro y Sergio Martinic del Centro de Investigacin y Desarrollo de la Educacin, CIDE, de Chile, entre 1980 y 1983.17

El caminar de la sistematizacin desde la Educacin Popular Por otro lado, en ese mismo perodo asistimos al surgimiento de la Educacin Popular, que con el nombre inicial de Pedagoga de la Liberacin marcara en adelante una nueva manera de entender lo educativo. Como seala Carlos Rodrigues Brando, los caminos cruzados (parentescos y diferencias) entre ambas corrientes se prolongarn a lo largo de las dcadas que siguen.18 El trmino sistematizacin acompaar ese recorrido, hasta nuestros das.

Los orgenes de una nueva nocin de educacin popular19 se gestan en Brasil en las experiencias del Movimiento de Educacin de Base y los Centros Populares de Cultura, desde cuya prctica y propuesta, Paulo Freire formula una filosofa educativa que plantea una renovadora forma de establecer las relaciones entre ser humano sociedad - cultura y educacin; con el concepto de concientizacin como smbolo principal y en contra de una educacin bancaria y domesticadora, surge as la nocin de una pedagoga liberadora20 En la accin y en la reflexin de los educadores y educadoras populares latinoamericanos de los aos setenta, Freire pas a ser una referencia fundamental. La nocin de una pedagoga liberadora, inicialmente vinculada slo a una propuesta y un mtodo de alfabetizacin, se extiende a otros campos de la prctica y la teora

17 Ver: Latap, P. (1984): Tendencias de la Educacin de Adultos en Amrica Latina. Ptzcuaro, CREFAL. Cadena, F. (1987): La Sistematizacin como creacin de saber de liberacin, CEAAL. Barquera, H. (1982): Investigacin y evaluacin de experiencias de innovacin en educacin de adultos. Mxico. CEE. Garca Huidobro, J.E. (1980): Aportes para el anlisis y la sistematizacin de experiencias no formales de educacin de adultos, Santiago. UNESCO-OREALC. 18 Brando, Carlos Rodrigues (1981): Los caminos cruzados: forma de pensar y realizar educacin en Amrica Latina,(Rev. Educacin de Adultos, INEA, Mxico, vol 2, No 2, pp. 28-41), all recorre esta temtica introduciendo la relacin entre Educacin permanente, Educacin de adultos y Educacin Popular. 19 A fines del S. XIX se extendi el uso del trmino educacin popular para referirse a lo que hoy conocemos como instruccin pblica; a comienzos del S. XX se llam educacin popular a algunos programas de formacin poltica y proyeccin cultural dirigidos a las clases trabajadoras. 20 Las principales obras de este perodo fundacional son: (1969) La Educacin como Prctica de la Libertad, Montevideo. Tierra Nueva; (1968) Accin Cultural para la Libertad, Santiago, ICIRA. (1971) Extensin o Comunicacin? La concientizacin en el medio rural, Tierra Nueva-Siglo XXI, Montevideo-Buenos Aires. y su obra ms significativa: (1970) Pedagoga del Oprimido, Tierra Nueva, Montevideo.

educativa e incluso impacta otros campos como la comunicacin, el teatro, la investigacin social y la reflexin teolgica.21 Ejemplos de ello son la articulacin de la concepcin Freiriana con la propuesta edu-comunicativa de comunicacin popular, dialgica y participativa elaborada por el uruguayo Mario Kapln, que revolucion la visin predominante en ese tiempo de una comunicacin unidireccional, para plantear la bi-direccionalidad de la misma22 Asimismo, en un campo cercano, la revolucin en la dramaturgia producida por el Teatro del Oprimido del brasileo Augusto Boal, cuya propuesta tiene por objeto transformar las personas de espectadoras en protagonistas de la accin teatral, lo que les prepara para actuar en la realidad que viven con una perspectiva de liberacin de las opresiones;23

Por otra parte, el impacto de la Teora de la Dependencia en el campo de las ciencias sociales y de la Teologa de la Liberacin en el campo de la renovacin de las formas de vivir y pensar la fe, contribuy, definitivamente a conformar un contexto terico coherente y afirmativo para un sector creciente de activistas sociales y polticos. En particular el pensamiento de autores como Ruy Mauro Marini, Agustn Cueva, F.H.Cardoso y Enzo Falleto en las Ciencias Sociales (en el marco de la Teora de la Dependencia) reafirmaron la necesidad de construir teora desde las condiciones propias de la realidad latinoamericana. Ello implic poner mayor atencin a las experiencias y procesos innovadores u originales que se estaban llevando a cabo en nuestro continente, con lo que se revaloriz el campo de las acciones sociales y polticas transformadoras, as como la construccin de pensamiento propio desde esas experiencias, lo cual reforz la importancia de la sistematizacin.

En el campo de la Teologa de la Liberacin, inspirados principalmente por autores como Gustavo Gutirrez, Juan Luis Segundo y Leonardo Boff, se genera un enfoque

Lamentablemente, durante mucho tiempo, se ha difundi ms una identificacin del aporte de Paulo Freire con un mtodo de alfabetizacin, que con toda su revolucionaria y profunda filosofa educativa. 22 Kapln, M.(1983): Hacia nuevas estrategias de comunicacin en la educacin de adultos, UNESCO, Santiago y su obra principal: El Comunicador Popular, CIESPAL, Quito, 1985, as como programas radiales que tuvieron en esa poca gran difusin en toda Latinoamrica: El Padre Vicente Diario de un cura de barrio, y el famossimo Jurado No.13. 23 La propuesta conceptual de Augusto Boal, y sus tcnicas, tales como el teatro peridico, el teatro legislativo, el teatro invisible, el teatro imagen y el ms conocido, teatro foro, tienen influencia del Teatro pico de Brecht y de la Pedagoga del Oprimido de Freire. Entre sus textos se destaca: (1985) Teatro do Oprimido e Outras Poticas Polticas. Rio Civilizao Brasileira.
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teolgico popular vinculado a la construccin de Comunidades Eclesiales de Base, las cuales realizan procesos de reflexin crtica sobre la accin (ver- juzgar-actuar), en los que se realiza un ejercicio de recuperacin de la memoria personal y colectiva, as como la elaboracin de narraciones testimoniales y anlisis del contexto histrico. Muchas de las tcnicas y dinmicas utilizadas por las Comunidades de Base sern compartidas por experiencias de educacin popular realizada en otros mbitos y muchas de ellas llegarn a constituir herramientas afines a la sistematizacin de experiencias.24

El pensamiento desde la propia prctica Durante los aos setenta y ochenta, se produce una multiplicacin impresionante de experiencias de educacin popular a lo largo y ancho de Amrica Latina. Junto con ella, comienza a surgir el inters por conocer, analizar, caracterizar y debatir en torno a este fenmeno social y su concepcin educativa. Estas investigaciones, reflexiones, anlisis y polmicas se realizan en dos mbitos: el de la investigacin en educacin de adultos/educacin popular y el mbito de la prctica y reflexin de los mismos educadores y educadoras populares. En el primer mbito, trabajan el tema varios autores y autoras importantes, quienes divulgan sus investigaciones ampliamente.25 En este panorama, resaltamos la siguiente anotacin de Juan Eduardo Garca Huidobro, quien indica, refirindose a la Educacin Popular, que: ... se hace ver la realidad de un nuevo paradigma en la educacin en la regin, emergente a travs de una multiplicidad de experiencias entre las cuales, sin duda, las experiencias no formales en el medio rural ocupan un lugar destacado (...) experiencias que se dan en contextos diversos, de cara a modelos de desarrollo dominantes diversos, con orgenes y manifestaciones diversas, es claro que podemos hablar de

de los pocos autores que trabaj explcitamente los vnculos entre Educacin Popular y Teologa de la Liberacin, es Giulio Girardi, por ejemplo, en: (1988) Los desafos tico-polticos de la educacin popular en la transicin al siglo XXI, La Paz, Movimiento de Educadores Populares de Bolivia, y (2008) Educacin integradora y educacin liberadora, Ed. Laboratorio Educativo, Caracas. Otro trabajo interesante que aborda el tema es: Preiswerk, M. (1994): Educacin Popular y Teologa de la Liberacin, San Jos. DEI.
25 24Uno

Picn, C. (1983): Educacin de adultos en Amrica Latina, una visin situacional y estratgica, Ptzcuaro. CREFAL; Paiva, V. (1973): Educao Popular e educao de Adultos, So Paulo. Loyola,; Gajardo, M. (1983): Educacin de adultos en Amrica Latina. Problemas y Tendencias, Santiago. UNESCO; Wanderley, L.E. (1979): Apontamientos sobre a Educao Popular, Cultura do Povo, So Paulo Cortez; Pinto, J. B. (1982): Siete visiones sobre Educacin de adultos, Ptzcuaro. CREFAL.

un sentir comn, de una aproximacin compartida al problema de la educacin del pueblo (...) Estas experiencias y programas educativos buscan partir de la realidad de los participantes, de su situacin histrica concreta, propiciando una toma de conciencia con relacin a su ubicacin econmica y social (...) La forma de proceder es normalmente grupal, cooperativa, organizada, democrtica. Se busca el crecimiento personal a travs de la relacin con otros (...) Se tiende hacia una relacin pedaggica horizontal entre educador y educando. El maestro es ms bien orientador, monitor de un proceso en el que el grupo tiende a una autonoma cada vez mayor; muchas veces recurren a promotores o animadores de la misma comunidad. Se habla de auto aprendizaje, autodisciplina, auto evaluacin, autogestin (...) La educacin est estrechamente ligada a la accin... en este sentido, el enfoque es inevitablemente poltico o tiene implicaciones polticas en el sentido general del trmino (...) Finalmente cabe hacer notar que la naturaleza participativa de los programas, objetivos que persiguen y los planteamientos tericos en que se sustentan estn conduciendo a un cuestionamiento de los mtodos ortodoxos de investigacin, planificacin y evaluacin de la educacin. 26 Precisamente, la sistematizacin de experiencias desde la educacin popular, va a significar uno de los instrumentos privilegiados de cuestionamiento y de bsqueda alternativa a esos mtodos ortodoxos, en general positivistas, que dominaban el campo de la investigacin y evaluacin educativa. En el segundo mbito, el de la prctica y la reflexin de educadores y educadoras populares, se destacan las afirmaciones que sustentan una postura terica sobre lo que se concibe como Educacin Popular; sobre su rol de cara a los desafos polticos, ticos y organizativos; sobre el sentido y carcter de su metodologa y de las tcnicas y procedimientos que utiliza, entre otros temas. La gran mayora de dichas afirmaciones surgieron, de alguna manera, de sistematizaciones de experiencias, producto de reflexiones colectivas e individuales realizadas en eventos de encuentro entre educadores y educadoras populares, sea en sus mbitos nacionales o a escala continental. Entraba en la escena del debate educativo latinoamericano una nueva modalidad de produccin de conocimiento: las reflexiones provenientes no de teoras

26 Aportes para el anlisis y la sistematizacin de experiencias no formales de educacin de adultos, UNESCOOREALC, Santiago, 1980 (negritas aadidas). El mismo autor profundiza estos temas en otras publicaciones realizadas con Sergio Martinic (1980): Educacin Popular en Chile, algunas proposiciones bsicas, PIIE, Santiago y en: (1980) Fundamentos tericos y peculiaridades de la educacin popular en Amrica Latina, Lima. CELADEC.

o parmetros predefinidos, sino surgidas del encuentro entre sus protagonistas, quienes aportan una mirada crtica a las experiencias vivas, reales y en construccin en las cuales participan. Se pone as de manifiesto una nueva vinculacin entre la teora y la prctica: en lugar de aplicar en la prctica lo que se haba formulado previamente en la teora, se construyen aproximaciones tericas teniendo como punto de partida la sistematizacin de las prcticas educativas.27

El encuentro con la investigacin-accin participativa Finalmente, adems de vincularse con todas estas nuevas iniciativas que se producen en estos aos, la sistematizacin se va a emparentar con una bsqueda que viene del mbito de las Ciencias Sociales en pos de un nuevo paradigma epistemolgico para la produccin del conocimiento cientfico de la realidad. El colombiano Orlando Fals Borda, es el pionero de esta nueva bsqueda, cuando con su texto fundacional: Ciencia Propia y Colonialismo intelectual y otros documentos sucesivos28 dio base desde la realidad latinoamericana al surgimiento de una nueva corriente en la investigacin social: la Investigacin-Accin-Participativa, entendida como un enfoque investigativo que busca la plena participacin de las personas de los sectores populares en el anlisis de su propia realidad, con el objeto de promover la transformacin social a favor de estas personas: oprimidas, discriminadas, marginadas y explotadas. Con la IAP, se trata, como dice Emma Rubn, de afirmar otra forma de hacer investigacin cientfica cuya caracterstica principal es que el pueblo se auto-investiga y cuyo objetivo central es el cambio social a partir de la organizacin de las clases dominadas 29

En particular: Martinic, S. y Walker, H (1984): La reflexin metodolgica en el proceso de sistematizacin de experiencias de educacin popular, Santiago. CIDE; Martinic, S. (1984): Algunas categoras de anlisis para la sistematizacin, CIDE-FLACSO. Cadena, F. (1988): La sistematizacin como creacin de saber de lucha en: CEAAL: La sistematizacin en los proyectos de Educacin Popular, Santiago. CEAAL. 28 Ed. Nuestro Tiempo, Mxico, 1970; y (1972) Ciencia Popular, Causa Popular- una metodologa del conocimiento cientfico a travs de la accin, Bogot. Ed. Fundacin Rosca de Investigacin y Accin Social, y su memorable presentacin en el Simposio Mundial de Cartagena 1977 titulada: Por la praxis: el problema de cmo investigar la realidad para transformarla, (ver Simposio Mundial Crtica y poltica en Ciencias sociales- el debate Teora y Prctica Tomo II, Bogot, 1978) as como: (1980) La Ciencia y el Pueblo, ponencia presentada en la Conferencia Internacional de Ljubljana. 29 Rubn de Celis, E. (1981): Investigacin cientfica vs Investigacin Participativa, reflexiones en torno a una falsa disyuntiva, en: Investigacin Participativa y Praxis Rural, Francisco Vio Grossi, Vera Gianotten, Ton de Wit, (Eds). Lima. Mosca Azul.
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Esta nueva corriente circulara rpidamente al interior de varias disciplinas, entre ellas la investigacin educativa y se entrecruzara con esfuerzos similares en varias partes del mundo, todos interesados por superar la separacin entre sujeto y objeto en la investigacin, por recuperar el saber de los sectores populares, por vincular la teora con la accin, por convertir la bsqueda de conocimiento en un proceso creador vinculado con una perspectiva de transformacin social y personal. Por ejemplo, el Consejo Internacional de Educacin de Adultos (ICAE), con la animacin de Budd Hall promueve activamente la discusin en torno a la investigacin participativa; organiza una reunin clave en Toronto en julio de 1977, la cual dara lugar a nuevas iniciativas y propuestas que llevaron, por un lado, a constituir el Consejo Latinoamericano de Educacin de Adultos (CEAAL) y por otro, promovera una reflexin crtica que llegara a un punto de maduracin y proposicin muy grande en nuestro continente cuando se realiza el I Seminario Latinoamericano sobre Investigacin Participativa, en Ayacucho, Per, 1980. Otros autores como Anton de Schutter, Paul Oquist, Guy Le Boterf, Gerrit Huizer, Joao Bosco Pinto, Marc Lammerink, Carlos Rodrguez Brando, Joo Francisco de Souza, marcaron durante los aos ochenta rutas fundamentales por donde esta corriente gan perspectiva y proyeccin en Amrica Latina.

En esta dinmica de bsqueda, la IAP confluye con los intereses renovadores de las otras corrientes latinoamericanas mencionadas anteriormente, llegando incluso a concebirse como una actividad educativa, de investigacin y de accin social.30 En esa confluencia, durante los aos ochenta algunas personas identifican a la sistematizacin como una modalidad de IAP o, incluso, como un mtodo o hasta un instrumento particular de la misma. El debate sobre este aspecto ser retomado ms adelante en el captulo cuarto.

En sntesis, durante los aos setenta y comienzos de los ochenta, en Amrica Latina, el inters por el tema de la sistematizacin, surge y se alimenta de estas ocho corrientes terico-prcticas renovadoras, que buscan redefinir desde la particularidad de la realidad latinoamericana, los marcos de interpretacin y los modelos de intervencin en la prctica social que haban primado hasta entonces: el Trabajo Social reconceptualizado; la Educacin de Adultos; la Educacin Popular; la Comunicacin Popular, el Teatro del Oprimido, la Teologa de la Liberacin, la

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ICAE (1977): Resumen de la reunin internacional sobre investigacin participativa, Toronto.

Teora de la Dependencia y la Investigacin Accin Participativa. A su vez, estas corrientes se estimulan, retroalimentan y convergen entre s, al punto que muchas veces algunas se entrecruzan y hasta confunden. Por ello, al ser la sistematizacin de experiencias un concepto y una propuesta tan profundamente enraizada en nuestra historia, no podemos entenderla ni asumirla sino dentro de este marco comn y sus desafos.

El inters por el tema de la sistematizacin surge y se alimenta de manera diversa- de ocho corrientes terico-prcticas renovadoras, que buscan redefinir desde la particularidad de la realidad latinoamericana, los marcos de interpretacin y los modelos de intervencin en la prctica social que haban primado hasta entonces: El Trabajo Social reconceptualizado; la Educacin de Adultos; la Educacin Popular; la Comunicacin Popular, el Teatro del Oprimido, la Teologa de la Liberacin, la Teora de la Dependencia y la Investigacin Accin Participativa.

Otra manera de pensar es posible: ALFORJA, CEAAL y las nuevas dinmicas en la Educacin Popular en los aos ochenta Es importante recalcar que todas estas corrientes renovadoras surgidas en nuestro continente no aparecieron por casualidad ni por consecuencia de su propio dinamismo interno, sino porque los procesos sociales, polticos y culturales en Amrica Latina pusieron en cuestin toda la lgica de interpretacin colonial y subordinada que haba sido predominante hasta los aos cincuenta. La ruptura de esos paradigmas conceptuales fue posible gracias a las rupturas producidas por los movimientos sociales y polticos revolucionarios que abrieron los cauces a la imaginacin y a la conquista de la posibilidad de lo nuevo. La Revolucin Cubana en los aos sesenta y el gobierno de la Unidad Popular en Chile a comienzos de los setenta, fueron acontecimientos detonantes que incentivaron en todos los rincones de nuestro continente el desarrollo de muchas nuevas experiencias en el campo de la organizacin, educacin, promocin y participacin popular, que requeran conocerse, compartirse y comprenderse. Dichas experiencias, en particular en el Cono Sur, tuvieron que pasar en dos dcadas por duros perodos de resistencia ante la fuerza de la censura y la represin de las dictaduras, as como por fases de progresiva conquista de espacios democrticos. As, a mitades de los aos ochenta todas estas corrientes renovadoras se nutren, por una parte, del dinamismo de los nuevos espacios conquistados en Sudamrica y por otra, de los profundos cambios que se gestan en Centroamrica, en particular por el triunfo de la Insurreccin Popular en Nicaragua. Todo ello generar nuevas exigencias y propuestas de sistematizacin, tanto prcticas como tericas y metodolgicas.

El contexto producido por la Revolucin Sandinista, jug un nuevo rol convocador y dinamizador de las perspectivas polticas y pedaggicas que animaron mltiples prcticas en todo el continente, y ello explica, en parte, el intenso intercambio, desarrollo y bsqueda comn de la segunda mitad los aos ochenta.31 Es el perodo

31 Entre los primeros materiales de reflexin terico-metodolgica sobre Educacin Popular, vinculados a la sistematizacin y producidos a partir de la experiencia sandinista y centroamericana, tenemos: Ministerio de Educacin de Nicaragua(1989): Elementos Fundamentales de la Concepcin de Educacin Popular Nicaragense, Ministerio de Educacin, Nicaragua; Nez, C, (1984): Educar para Transformar, Transformar para Educar, Guadalajara. IMDEC; Leis, R. (1986): El Arco y la Flecha, San Jos. Alforja; Jara, Oscar (1981): Educacin Popular, la dimensin educativa de la accin poltica, Panam. CEASPA ALFORJA; (1984): Los desafos de la educacin popular, San Jos. Alforja; (1986:) Aprender desde la prctica, San Jos. Alforja. Ver tambin: Fals Borda, O.(1982): Conocimiento y Poder, Mxico. Siglo XXI; Brando, Carlos Rodrigues (1984): Lies da

de surgimiento de la Red Mesoamericana ALFORJA32, la cual incorpora la sistematizacin de experiencias como componente esencial de su propia constitucin como red. Con base en el convencimiento de que las experiencias de Educacin Popular que se estaban viviendo en esos aos en Centroamrica estaban proporcionando inditos aprendizajes, la Red ALFORJA convoc todos los aos, a partir de abril de 1982, a un Taller Regional de Sistematizacin y Creatividad. Para esto, cada equipo de la Red se preparaba previamente recopilando y ordenando los registros de su quehacer formativo durante ese perodo y as, en conjunto, se formulaban interrogantes de fondo, cuyas respuestas y aprendizajes se compartan, debatan y profundizaban en los talleres regionales. Se realizaron, hasta 1998, 15 talleres regionales de Sistematizacin y Creatividad, los cuales, sin lugar a dudas, constituyeron el principal espacio de intercambio organizado, anlisis crtico, reflexin terica y construccin colectiva de propuestas de accin de la Red ALFORJA. Estos aportes fueron compartidos con educadores y educadoras populares de todo Amrica Latina y que hasta hoy continan siendo una referencia importante en este campo. Fue al calor de este proceso que surgi, especficamente, una propuesta terica, metodolgica y prctica de sistematizacin de experiencias desde la Educacin Popular, que es la referencia fundamental de este trabajo. En esos aos se consolida tambin el Consejo de Educacin de Adultos de Amrica Latina, CEAAL, organizacin a la que en pocos aos se afilian la mayora de instituciones que trabajaban en Educacin Popular en el continente. Nunca antes se haba generado tal nivel de intercambio, reflexin y bsqueda de aprendizajes conjuntos como en este perodo en el que se suceden importantes e inolvidables encuentros latinoamericanos que dan lugar a la conformacin de importantes redes de educadores y educadoras que trabajan en todos los rincones de nuestra regin.


Nicaragua, Rio de Janeiro. Vozes; Torres, R.M (1982): Los Cep: Educacin Popular y Democracia Participativa en Nicaragua, Managua. CRIES. 32 Originalmente llamado Programa Regional Coordinado de Educacin Popular ALFORJA, constituido en mayo de 1981 con la participacin del Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario, IMDEC, de Mxico; el Centro de Estudios y Accin Social Panameo CEASPA y el Centro de Capacitacin Social CCS, de Panam; el Centro de Comunicacin Popular de Honduras, CENCOPH; el Centro Educacional para la Promocin Agraria, CEPA, de Nicaragua y un equipo permanente de coordinacin en Costa Rica que constituira el Centro de Estudios y Publicaciones Alforja, CEP. Posteriormente se incorporaran Servicios Jurdicos y Sociales, SERJUS, de Guatemala; la Fundacin Promotora de Cooperativas, FUNPROCOOP de El Salvador. Ms adelante, el Centro de Comunicacin y Educacin Popular CANTERA, de Nicaragua, sustituira al CEPA y el CCS de Panam se retirara.

En este perodo se destacan particularmente dos redes latinoamericanas: la REPEM, Red de Educacin Popular entre Mujeres y la Red de Educacin Popular y Derechos Humanos. Ellas reflejan, por una parte, la vitalidad de las nuevas formas organizativas que surgen en Amrica Latina, en la perspectiva de ir tejiendo redes a partir del establecimiento de vnculos y compromisos conjuntos en una prctica ms bien horizontal y no tanto por la pertenencia a una estructura formal y, por otra, muestran el surgimiento de nuevas temticas que orientan perspectivas de accin comn, basndose en el sentido de pertenencia a un espacio que convoca: es el caso de los movimientos de mujeres y de derechos humanos, los cuales fueron calificados, en su momento, de nuevos movimientos sociales propios de esta poca. Los movimientos de mujeres y las perspectivas feministas ya venan desde los aos setenta rompiendo esquemas tradicionales de organizacin (como las tpicas secretaras de la mujer de los sindicatos, cooperativas u organizaciones de productores rurales) e irrumpiendo en la historia latinoamericana con un mpetu irreversible, tal como ya lo haban hecho en pases del norte geopoltico. En el caso del CEAAL, la conformacin de la REPEM (Red de Educacin Popular entre Mujeres), en 1984 reflejar la existencia de cada vez mayor nmero de experiencias de educacin popular entre mujeres y del crecimiento de la reflexin, el debate y la generacin de propuestas surgidas de ella. Es el caso de la Rede-Mulher en Brasil, el CIPAF en Repblica Dominicana, Flora Tristn y Manuela Ramos en Per; GEM y CIDHAL en Mxico; IFFI en Bolivia y muchas otras. La sistematizacin de estas experiencias innovadoras permiti generar un mayor intercambio de aprendizajes entre distintas organizaciones de mujeres del continente, posibilit comenzar a identificar perspectivas tericas y metodolgicas feministas que sustentaran el movimiento de mujeres desde sus condiciones particulares en Amrica Latina e inici un proceso de incidencia de sus aportes en las organizaciones de educacin popular y otros espacios. Crecientemente fueron surgiendo sistematizaciones de experiencias de organizaciones de mujeres, de redes, de proyectos con enfoque de gnero, de experiencias marcadas por orientaciones feministas en muy distintos campos del trabajo, las cuales iran progresivamente construyendo paradigmas de reflexin terica y epistemolgica desde otras miradas. Los movimientos de defensa de los Derechos Humanos tuvieron en los aos setenta y ochenta su prueba de fuego y el desafo mayor para su surgimiento. Experiencias profundamente innovadoras de educacin y promocin de los Derechos Humanos, primero relacionadas con los tradicionales derechos civiles y polticos, y luego de los derechos econmicos, sociales y culturales, as como de los ambientales, tienen en

este perodo su principal desarrollo, como es el caso de los Comits de Justicia y Paz de Brasil, la Vicara de la Solidaridad en Chile, CODEHUCA en Centroamrica, la Comisin Ecumnica de Derechos Humanos de Ecuador, el IPEDHEP en Per, el Servicio Paz y Justicia y las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, entre muchos otros. Sus experiencias de denuncia, defensa jurdica, documentacin de violaciones y acciones de presin nacional e internacional, se diversifican y se llevan a cabo con enormes dificultades y riesgos en medio de amenazas y ataques. A partir de todo ello surge la necesidad de sistematizar esas experiencias para fortalecer la coordinacin e intercambio, por lo que de esa manera se pudo contribuir desde esos aprendizajes a la realizacin de varios encuentros latinoamericanos, entre los que se destaca el I Seminario Latinoamericano de Educacin para la Paz y los Derechos Humanos, realizado en Caracas en setiembre de 1984, en el que se buscaba partir de las distintas experiencias de los movimientos de Derechos Humanos, referidas a muy diversos contextos, intercambiar aprendizajes y construir una propuesta conceptual y metodolgica de educacin en este campo, tarea que se desarrollara con mucha fuerza los aos siguientes.33 En todo ese perodo tambin se conformaron en el CEAAL otras redes y grupos de trabajo: de Comunicacin Popular, de Salud, de Investigacin Participativa, de trabajo con Pueblos Indgenas, de Formacin de Educadores y Educadoras, etc. En ese marco, se cre el Programa de Apoyo a la Sistematizacin y Autoevaluacin de la Educacin Popular, el cual realiz en 1986 y 1987 varios talleres de difusin de una propuesta metodolgica de sistematizacin, que result interesante, pero demasiado compleja para ser puesta en prctica por las organizaciones integrantes del CEAAL como un componente normal de sus prcticas institucionales cotidianas.34 A finales de la dcada de los ochenta, cuando ya pertenecan al CEAAL ms de doscientas organizaciones de todos los pases de la regin, se ve la importancia de

Ver CEAAL (1984): Programa de Educacin para la Paz y los Derechos Humanos: I Seminario Latinoamericano, Venezuela. En especial la ponencia: Los movimientos de derechos humanos en Amrica Latina: identidad, diversidad y estrategias de accin, presentada por Hugo Frhling de Chile. 34 La propuesta originada en el CEESTEM y el Centro Latinoamericano de Apoyo al Saber Popular, CLASEP, de Mxico, e impulsada por Flix Cadena, se basaba en la aplicacin de un Esquema Formal de Anlisis, que estaba compuesto de diez componentes (1.Caracterizacin y naturaleza del proyecto, 2. Ideologa- principios y propsitos 3. Estrategia metodolgica, 4. Contexto histrico y social global, 5. Contexto local, 6. Historia y caracterizacin de los miembros de la organizacin o grupo popular, 7. Caracterizacin del equipo promotor, 8. Contexto institucional, 9. Instrumentacin y desarrollo del proyecto, 10. Resultados e impactos). A su vez, cada componente se sistematizara por separado, pues se desglosaba en seis o ms categoras particulares, con orientaciones especficas para cada uno. Todo esto haca muy difcil la operacionalizacin de esta propuesta, que quedaba, as, reservada para ser llevada a cabo por especialistas o teniendo que suspender el trabajo cotidiano por un buen tiempo, lo que motiv que muchas organizaciones del CEAAL buscaran otras propuestas metodolgicamente ms viables. Ver Cadena, F. (1987): La sistematizacin como creacin de saber de liberacin- Gua para la consolidacin de procesos de sistematizacin y autoevaluacin, Guanajuato. CEAAL.
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impulsar dos consultas para sistematizar y para investigar de forma participativa la visin de los y las practicantes de la Educacin Popular. Dichas consultas marcaron un hito como procesos participativos de identificacin de temticas, problemticas y perspectivas, surgidas de la revisin de las propias experiencias. 35

El CEAAL mapea en los aos noventa el trayecto recorrido por la sistematizacin Como respuesta a la inquietud creciente por identificar el rol que estaba jugando y podra jugar la sistematizacin de experiencias de educacin popular, el CEAAL encarga al especialista chileno Diego Palma, un estudio que diera cuenta de lo que ocurra en este campo, gracias al cual hemos podido contar con un claro panorama de cmo se abordaba esta temtica a inicios de los aos noventa. Dicho trabajo titulado: La sistematizacin como estrategia de conocimiento en la educacin popular. El estado de la cuestin en Amrica Latina, es desde entonces- una referencia obligada sobre este tema.36 Palma concluye en: a) Que efectivamente existe una prctica especfica que merece el nombre propio de sistematizacin y que, por tanto, se puede distinguir de otros esfuerzos referidos al conocimiento de los hechos sociales, tales como la investigacin o la evaluacin. b) Que el trmino sistematizacin es utilizado de manera ambigua por educadores/as y promotores/as y que entre los autores y autoras no existen acuerdos plenos con respecto a los contenidos que se le adjudican. c) Que, entre las distintas propuestas, aun con distintos enfoques y nfasis particulares (de concepcin y de mtodo) existen influencias mutuas y filiaciones mestizas. d) Que la fuente de unidad fundamental, manifestada en la coincidencia de los objetivos generales, se encuentra en un marco epistemolgico comn: todas las propuestas de sistematizacin expresan una oposicin flagrante con la orientacin positivista que ha guiado y gua a las corrientes ms poderosas en ciencias sociales () Todo esfuerzo por sistematizar, cualquiera que sea su traduccin ms operacional, se

35 Estas consultas, impulsadas por el Comit Directivo y ejecutadas por un equipo multidisciplinario coordinado por Carlos Nez Hurtado, devinieron en informes y sus conclusiones fueron publicadas: (1989) Desde Adentro la educacin popular vista por sus practicantes, Santiago. CEAAL y (1993) Nuestras prcticas... perfil y perspectiva de la formacin de educadores populares en Latinoamrica, Mxico. CEAAL. 36 Palma, D. (1992). Papeles de CEAAL, n.3, Santiago.

incluye en esa alternativa que reacciona contra las metodologas formales. La sistematizacin se incluye en esa corriente ancha que busca comprender y tratar con lo cualitativo de la realidad y que se encuentra en cada situacin particular. Unos la explicitan y otros no, pero la oposicin a la reduccin positivista de toda sistematizacin, se funda en una epistemologa dialctica.37 Pese a lo anterior, Palma seala que las fuentes principales de diferenciacin se encuentran en: Los objetivos especficos que se persiguen prioritariamente con la sistematizacin; es decir, si se sistematiza para: favorecer el intercambio de experiencias; para tener una mejor compresin del equipo sobre su propio trabajo; para adquirir conocimientos tericos a partir de la prctica, o para mejorar la prctica. El objeto concreto que se sistematizar: o sea, si lo que se quiere sistematizar es fundamentalmente: la prctica de los educadores y educadoras; la prctica de los grupos populares; la relacin entre educadores/as y educandos/as. Finalmente, Diego Palma ubica la principal debilidad de dichas propuestas en su metodologa, lo que deja abierto un campo de preocupacin importante sobre este tema, que ser retomada posteriormente por varios esfuerzos coincidentes en lo fundamental, con matices interesantes en lo particular, como por ejemplo: el Taller Permanente de Sistematizacin del Per38; la Red Mesoamericana ALFORJA39; Dimensin Educativa, de Colombia40, entre otros.

Se abren nuevos y mltiples caminos: la sistematizacin en el nuevo milenio

Misma referencia, p. 13. Barnechea, M.M., Gonzlez, E y Morgan M. L. (1992): Y cmo lo hace? Propuesta de mtodo de sistematizacin, Lima. Taller Permanente de Sistematizacin-CEAAL Per. 39 Jara, O. (1994): Para sistematizar Experiencias, San Jos. ed. Alforja,; Antilln, R. (1995): La Sistematizacin: qu es? y cmo se hace?, Guadalajara. Imdec,; Torres, A.F. (2005): Sistematizando experiencias de mujeres para el empoderamiento: Una propuesta desde la prctica, San Jos. CEP Alforja. 40 Cendales,L. (2004): La Metodologa de la sistematizacin: una construccin colectiva, Rev. Aportes # 57, Bogot. Torres, A. (1996): La sistematizacin desde la perspectiva interpretativa, en Rev. Aportes, n. 44, Bogot; y en: (2004)Sistematizacin de experiencias de organizacin popular en Bogot, en: Revista Aportes # 57, Bogot,
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Por otra parte, es importante sealar que ms all del mbito de la Educacin Popular, surgieron otras iniciativas tericas, metodolgicas y prcticas sobre la sistematizacin de experiencias, las cuales abrieron an ms los campos de bsqueda y de reflexin sobre este tema. Es el caso, por ejemplo, de la Escuela para el Desarrollo en Per, la cual lleva muchos aos capacitando en el tema e impulsa concursos de sistematizaciones, publicndolas.41 El CREFAL en Ptzcuaro, Mxico que ha impulsado durante largo tiempo programas de formacin en sistematizacin para educadores y educadoras.42 En el campo del desarrollo rural se destacan la plataforma internacional sobre planificacin, seguimiento y evaluacin PREVAL, asociado a la conocida ONG peruana DESCO y al Fondo Internacional para el Desarrollo Agrcola FIDA43. Asimismo, el Grupo CHORLAV, que es una red de promocin del intercambio de aprendizajes en el medio rural latinoamericano y del Caribe, que posee un fondo llamado Minka, que anualmente convoca a concursos para financiar proyectos de investigacin y sistematizacin.44 Recientemente se conform tambin la Red de Seguimiento, Evaluacin y Sistematizacin en Amrica Latina y el Caribe, RELAC, que agrupa a personas dedicadas a la evaluacin y sistematizacin en distintos pases, realizando eventos internacionales sobre el tema.45 Incluso, las agencias de cooperacin han venido a ser impulsoras importantes de algunas iniciativas de sistematizacin de experiencias: desde el gubernamental Fondo para la Igualdad de Gnero de la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional que las impuls tanto en Sudamrica como Centroamrica46, hasta la Organizacin Catlica Canadiense para el Desarrollo y la Paz, quien apoy la sistematizacin de experiencias de reconstruccin post-huracn Mitch en Centroamrica47 y, posteriormente, de experiencias latinoamericanas de resistencia, cuidado de recursos naturales y alternativas, con enfoque de gnero48 o la coordinacin de agencias catlicas de cooperacin solidaria, CIDSE, quien apoy la sistematizacin de experiencias latinoamericanas de estrategias indgenas y

www.escuela.org.pe www.crefal.edu.mx 43 http://preval.org 44 http://www.grupochorlavi.org 45 http://www.relacweb.com 46 Ver, por ejemplo, las publicaciones elaboradas FIG-ACDI en varios pases: Plena Ciudadana... ciudadana plena! (Colombia); Identidad y ciudadana de las mujeres (Ecuador); Sistematizando Caminhos (Brasil); A m me pasa lo mismo que a usted (Reflexiones del TPS sobre la sistematizacin en Per); Enlazando experiencias en gnero, ciudadana y desarrollo local (Bolivia), etc. 47 Publicadas con el ttulo: Otro desarrollo es posible- reconstruccin post-Mitch. http://www.devp.org 48 Desarrollo y Paz (2010): Voces que cuidan y Resisten Sistematizacin de experiencias de organizaciones indgenas y campesinas en Amrica Latina, San Jos.
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campesinas frente al modelo dominante de industrias extractivas (minera y petrleo).49 Tambin la agencia de cooperantes canadienses CUSO quien promovi la sistematizacin de las experiencias de sus cooperantes en varios pases latinoamericanos,50 o la agencia de cooperacin Albon del Pas Vasco, que promovi la sistematizacin de diez experiencias de construccin de ciudadana en el estado espaol, Colombia y Costa Rica,51 y la agencia internacional Action Aid quien proyect la sistematizacin de experiencias en Brasil, Guatemala y Estados Unidos52, slo por sealar algunas de las ms relevantes. Un caso a destacar constituye el creciente inters y despliegue de proyectos de sistematizacin de experiencias realizados en el contexto de la revolucin Bolivariana en Venezuela en los ltimos aos por universidades, instancias gubernamentales y organizaciones sociales. Es el caso de la Universidad Bolivariana de Venezuela, que transform su direccin de investigacin en una direccin de creacin y recreacin de saberes impulsando proyectos de sistematizacin de las experiencias de trabajo comunitario que constituyen un componente fundamental del currculo acadmico. Tambin es el caso de la Red de Infocentros, que promueve la sistematizacin de experiencias comunitarias realizadas por estos centros tecnolgicos que buscan democratizar el acceso a las tecnologas de informacin y comunicacin. O de la cooperativa Centro de Estudios para la Educacin Popular, que ha formulado una propuesta terico-metodolgica y desarrolla amplios procesos de formacin en sistematizacin.53

Finalmente, queremos sealar que en la ltima dcada, a travs de la Biblioteca Virtual del Programa Latinoamericano de apoyo a la Sistematizacin del CEAAL www.cepalforja.org/sistematizacion se ha generado un importante espacio de contacto, intercambio y reflexin, que cuenta con una amplia participacin de muchas personas y entidades que trabajan la sistematizacin de experiencias en reas rurales y urbanas, en muy distintos campos como la educacin y la salud, el enfoque de gnero, la proteccin del medio ambiente, la innovacin agrcola, la participacin de las mujeres, la organizacin popular, la economa solidaria, la gestin del riesgo y reconstruccin post-desastres, la participacin juvenil, la

Ver: Amrica Latina: riqueza privada, pobreza pblica en: http://www.cidse.org Ver Caminos y encuentros: experiencias de accin de la cooperacin humana en Amrica Latina y el Caribe. www.cuso.org 51 www.alboan.org 52 Ver: Advocacy for change: lessons from Guatemala, Brazil and USA http://www.actionaid.org 53Ver: http://www.ubv.edu.ve, tambin: www.sistematizacion.infocentro.gob.ve y www.cepep.org.ve
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formacin ciudadana, etc. En este espacio participan ONGs, organizaciones sociales, universidades, centros de investigacin, etc. Felizmente, por todo lo sealado, podremos decir ahora a Diego Palma, que aunque todava el trmino de sistematizacin sigue siendo utilizado de manera ambigua, hay mucho consenso alrededor de una nocin ms interpretativa y crtica y no en torno a una nocin utilitaria, descriptiva y de registro o documentacin. Podramos decirle que efectivamente est confirmado que existe una prctica especfica que merece llamarse as y diferenciarse de otros esfuerzos similares o complementarios; que el marco epistemolgico predominante definitivamente no es positivista y s ms dialctico, interpretativo, crtico e histrico; que ya la metodologa no es una debilidad insalvable, pues se han producido varias propuestas viables, consistentes y efectivas que han dado resultados importantes, aunque siguen en proceso de enriquecimiento y profundizacin permanente. Este proceso ser el que, definitivamente, permita superar la tendencia a tener la sistematizacin como una moda que hay que aplicar acrticamente en los proyectos de trabajo. Este proceso y los aprendizajes que obtengamos de l, ser el que permita ahondar en pistas de reflexin epistemolgica incorporando nuevas vertientes del pensamiento contemporneo. Tambin permitir identificar pautas de interpretacin desde las nuevas prcticas sociales y polticas, que expresan nuevas lgicas y sentidos tal vez no comprensibles por los esquemas analticos y tericos tradicionales. Que permita, finalmente, hacer de este ejercicio una forma de aproximacin al conocimiento y transformacin de la prctica, no restringida a especialistas, sino apropiada por una gran cantidad de educadores y educadoras, promotores y promotoras, dirigentes sociales, etc., que desde los distintos rincones de nuestro continente nos esforzamos cada da en conquistar nuevas capacidades transformadoras y nuevos espacios de poder democrtico y equitativo.

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