Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Tema 57 El Movimiento Romántico (Aula de Lengua)

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 12

TEMA 57. EL MOVIMIENTO ROMNTICO Y SUS REPERCUSIONES EN ESPAA. 1. EL ROMANTICISMO: RASGOS RELEVANTES.

Elementos que retrospectivamente consideramos propios del Romanticismo aparecen en la literatura europea desde mediados del XVIII. El irracionalismo sentimental crece en el seno del siglo racionalista por excelencia. Rousseau, uno de los primeros en usar la palabra romntico, haba minado los sustentos tericos de la Ilustracin. En los ltimos aos del Siglo de las Luces, las connotaciones negativas de romntico (novelesco, irreal, fantstico, pintoresco...) van adquiriendo un valor positivo. Primero las literaturas germnicas (Inglaterra y Alemania), ms tarde la francesa y, unas dcadas despus, la espaola y la italiana descubren cmo la nueva esttica expresa cabalmente la sociedad que se est creando. Vctor Hugo en el prlogo de Cromwell (1827) mantiene que el Romanticismo no es ms que el liberalismo en literatura. Con ello parece excluir la posibilidad de un arte romntico tradicionalista o absolutista; pero los introductores de esta corriente en Espaa estn bien lejos del espritu revolucionario. Este es el caso de Bhl de Faber y de los editores catalanes del semanario El europeo (1823), Buenaventura Carlos Aribau y Ramn Lpez Soler. El romanticismo es, en efecto, el arte caracterstico de la poca de implantacin del liberalismo; pero hay amplias corrientes liberales ajenas a ese estilo. Adems, el Romanticismo se abre en dos frentes contrapuestos de parecida importancia: uno liberal y otro reaccionario. Existe un Romanticismo contemporneo, de barricada, comprometido en la lucha poltica, y otro, el Romanticismo de las ruinas, nostlgico, evasivo, encariado con un pasado de tradiciones piadosas y sociedades patriarcales. Aunque sean muchas veces contradictorios, no resulta difcil enumerar los rasgos dominantes del arte romntico. Sus propios partidarios se encargaron de definirlo a travs de mil manifiestos. La creacin es expresin de la subjetividad del artista y ha de presentar como marcas esenciales la sinceridad, la espontaneidad, la confusin del yo potico con el yo civil. Consecuencia de este principio es la primaca de la inspiracin individual frente a la autoridad de las reglas. La obra aspira a ser singular (nunca hubo singularidades tan reiterativas), fruto del genio que el propio artista no puede controlar. Al desdear lo que hay de artesano en la obra de arte, no es raro encontrar piezas faltas de coherencia interna o inconclusas. El fragmentarismo no es un accidente, sino algo consustancial a la nueva esttica. Los esfuerzos para captar la realidad en su variedad y sus contradicciones determinan la superacin de los moldes preexistentes (uso conjunto del verso y la prosa, polimetra, combinacin de elementos lricos, narrativos y dramticos) y la mezcla de lo excepcional y sublime con lo cotidiano y ridculo. La emocin pattica se antepone a la persecucin de la belleza. El sentimiento nacionalista, exacerbado por las guerras napolenicas y ms tarde por la rebelin griega contra los turcos, se ala con el fervor por el pasado. A la Edad Media van a buscar los poetas, si no las races, s los smbolos del mundo en que viven. En esos siglos oscuros encuentran el ideal heroico que la vida moderna ha arrasado. Para los tradicionalistas, encarnan la sociedad impregnada por la piedad

cristiana, vagamente colectivista y, en suma, ajena a la angustia que ha trado al mundo la revolucin. Para los liberales, la Edad Media es un universo mtico en que el esfuerzo individual y la libertad an no estn constreidos por las trabas que opone la sociedad actual. Para unos y otros, recrear los tiempos pretritos significa forjar con la imaginacin el reino de la libertad, dar vida a las quimeras del sueo. Sin embargo, el mismo nacionalismo despertar el deseo de reflejar la realidad concreta y prxima, y permitir el desarrollo del costumbrismo y las fisiologas (retratos y anlisis de tipos y situaciones). Cuando el relato costumbrista cobre vuelo y amplitud y muestre las interacciones de las figuras, estaremos en el camino de la novela realista, tempranamente anunciada en la obra de Balzac. El mismo sentido evasivo que sealbamos en la obsesin por el pasado histrico se encuentra en el exotismo y el orientalismo; el lujo, la sensualidad, el colorido son el antdoto frente a una realidad prosaica y burguesa, tejida de frustraciones. La generacin romntica o las generaciones romnticas (ya que la cadencia cronolgica no es la misma en todos los pases) convierten en emblema de la nueva poca el sentimiento trgico de la existencia. Las crisis histricas que efectivamente viven, y las que imaginan, dan como fruto envenenado la angustia. La libertad engendra la inseguridad y el miedo. Obras seeras de la revolucin romntica como Las cuitas del joven Werther de Goethe ensean el camino del suicidio, que se convierte en moda entre la grey literaria. En otros textos y autores la angustia engendra la melancola, el deseo de disolverse en la naturaleza, el culto a la noche... El placer del dolor (de lo que ms tarde se llamar masoquismo) es uno de los hallazgos estticos del Romanticismo: la complacencia en lo macabro, lo nauseabundo, lo ultraterreno y terrorfico. El miedo, que siempre ha estado en las races de ciertas manifestaciones artsticas, se postula ahora como ingrediente nuclear de muchas obras genuinamente romnticas. Edgar Allan Poe es el primer genio universal del terror. Este conjunto de tensiones anmicas tienen relacin con la historia y la sociedad, pero trascienden las coordenadas de lo tangible. El desnortado idealismo, siempre frustrante, aloja en su seno un sentimiento de intensa religiosidad que unas veces busca el blsamo de la piedad tradicional (la misericordia divina que acoge a los pecadores) y otras se vaca en el satanismo, la queja blasfema contra un mundo al que la providencia parece haber vuelto la espalda. La consecuencia esttica del satanismo es la forja de un arte expresionista que se complace en recrear lo que de monstruoso hay en el mundo. El ideal clsico de belleza pierde sentido para la sensibilidad que no busca formas en equilibrio sino conmociones anmicas. El Romanticismo trae a primer plano la moral del rebelde, la lucha titnica contra los poderes superiores, la atraccin de sucumbir frente a ellos. En el titanismo se amalgaman el deseo de ntima depuracin a travs del dolor y la lucha, la fe en el progreso que ha de dar al hombre el poder de los dioses y el anhelo de una libertad ilimitada que sacuda el yugo de la moral y afirme al individuo frente al mundo.

En suma, a pesar de las ocasionales cadas en la ingenua caricatura, el Romanticismo traa la sensibilidad del hombre moderno, de la que, en sustancia, nos nutrimos an en los albores del siglo XXI.

2. EL ROMANTICISMO EN ESPAA. El Romanticismo llega a Espaa en fecha tarda. Hemos sealado anuncios durante el reinado de Fernando VII: los artculos de Bhl de Faber sobre Caldern y la publicacin de El Europeo en Barcelona. A estos podra aadirse la labor filolgica de Agustn Durn, editor del romancero y defensor del teatro del Siglo de Oro. Sin embargo, hasta la vuelta de los liberales exiliados en 1833, tras la muerte de Fernando VII, no hay creaciones romnticas o no aparecen en pblico. En 1834 se estrena en Madrid La conjuracin de Venecia de Francisco Martnez de la Rosa y un ao ms tarde de Don lvaro o la fuerza del sino del duque de Rivas. En fechas inmediatas se agolpan los dramas legendarios, las novelas histricas, las leyendas y canciones y el aluvin costumbrista, en los que se sustancia la literatura romntica espaola. Hacia 1844 (estreno de Don Juan Tenorio de Zorrilla) se disuelve la capacidad creativa de la generacin romntica. Han muerto muy jvenes algunos de sus ms eximios representantes (Larra, Espronceda); otros se han pasado con armas y bagajes al conservadurismo (el duque de Rivas) y los ms, sencillamente, solo son capaces de repetirse. Sin embargo, las marcas de estilo del Romanticismo, su retrica y sus preocupaciones ideolgicas pervivirn a lo largo del siglo XIX. La burguesa conservadora de la segunda mitad ver complacida cmo la pera recrea los tpicos forjados durante la revolucin liberal. A partir de 1850, en Espaa se abrir paso la novela de costumbres, hija de la poca romntica pero anunciadora del Realismo.

3. LA POESA ROMNTICA. La exaltacin del yo, el intimismo y el desbordamiento afectivo hallan su mxima realizacin en el lirismo. Los poetas romnticos dan salida a su frenes vitalista y a sus frustraciones. Las descripciones son abundantes y los sentimientos hallan marco adecuado en la noche, los lugares apartados, los cementerios... Tambin adquiere especial desarrollo la poesa narrativa, frecuentemente inspirada en temas histricos, legendarios o exticos. Ahora bien, es difcil trazar una frontera entre lo narrativo y lo lrico: el lirismo lo impregna todo. En lo formal se advierte el desprecio por la creacin meditada y pulida. Se endiosa la inspiracin, la espontaneidad. Se logran as tonos sinceros, autnticos, pero a veces, la misma falta de contencin hace inevitables las impurezas. En la versificacin realizaron una notable ampliacin de formas: rehabilitaron estrofas casi olvidadas (como el romance) y, sobre todo, crearon muchas otras. Acudieron a nuevos ritmos acentuales e inventaron nuevas combinaciones de versos, con un marcado gusto por

los poemas polirrtmicos. Con un gran sentido musical, lograron variadsimos efectos, sea vaporosos, sea retumbantes. La mtrica romntica es un claro antecedente de la modernista. La figura ms representativa del lirismo romntico es JOSE DE ESPRONCEDA. Su obra potica es corta: tres poemas narrativos que son El Pelayo, El estudiante de Salamanca y El Diablo mundo, 50 poemas lricos de ndole, sobre todo amorosa y poco ms. Aunque comienza siendo un autor neoclsico, por la influencia de su maestro Lista, su exilio en Londres le permiten el contacto con el movimiento romntico que all se estaba dando. Fecha clave en su carrera es 1835, ao en el que inaugura la etapa ms personal, ms romntica de su produccin. Destacamos Himno al sol, poema de tono arrebatado y ampuloso en que el autor, como mortal efmero que es, canta su envidia y admiracin por el astro rey, pero le advierte que tambin a l le llegar su fin. La Cancin del pirata inicia la serie de composiciones en que exalta los comportamientos antisociales. El corsario fanfarrn, con su vida aventurera y llena de peligros, aparece a nuestros ojos como smbolo de la libertad, de una existencia plena, al margen de las cortapisas que todos sufrimos. Ocupan un lugar de honor en su produccin dos poemas extensos. El estudiante de Salamanca funde dos viejas leyendas muy del gusto romntico: la del burlador y la del pecador que presencia su propio entierro. El protagonista es Flix de Montemar, un estudiante apuesto, cnico y pendenciero que abandona a Elvira, su enamorada, que muere de pena, y mata luego al hermano de ella, que va a pedirle cuentas. Culmina la obra con la escena en que Montemar, mientras est persiguiendo por la calle del Atad a una misteriosa tapada, ve pasar un entierro que dicen que es el suyo. Cuando, por fin alcanza a la dama, este resulta ser un espantoso espectro, el de Elvira, que lo besa y abraza. Flix muere tras esta boda macabra. De este poema ha llamado la atencin el manejo del tiempo narrativo: se inicia con la muerte del protagonista, que en el momento de su agona vive fantasmagricamente la aventura de sacrlego donjun. La tcnica de descomposicin de la accin, elipsis, sugerencias imprecisas... anuncia formas del arte moderno. La polimetra y las escalas mtricas acompaan al ritmo alucinado del argumento. El estudiante de Salamanca es paradigma del Romanticismo en su novedad estructural, en sus abundantes descuidos expresivos y en la moral, ms all del bien y del mal, del protagonista, cnico, destructivo, encarnacin de la rebelin titnica contra el orden humano y divino. El diablo mundo es un ambicioso poema simblico inconcluso, del que se conservan casi 6 mil versos polimtricos. Su protagonista es Adn, un anciano que por arte de magia ha recobrado su juventud. Sin conocer su identidad, se ve arrojado a un mundo donde andar desnudo es ya ser delincuente. Asistimos al proceso por el que la sociedad pervierte su inocencia y lo conduce a la marginalidad. La accin se sita en el Madrid contemporneo. Ms que ante un poema pico, estamos ante una extraa novela en verso, de estructura abierta, en la que el hilo narrativo se ve interrumpido por las reflexiones y comentarios del autor. La variedad de tonos, violentamente contrastados, marca el sentido del texto. Pasajes patticos, sentimentales, simblicos o trascendentes se alternan con apostillas burlescas, parodias de los tpicos literarios y morales, situaciones grotescas, pasajes

humorsticos e irnicos, alusiones a la vida cotidiana del Madrid de este siglo que llaman positivo, referencias a acontecimientos de actualidad... Las oscilaciones estilsticas (desde la exaltacin al extraamiento cmico, desde lo lrico a lo prosaico y vulgar) convierten al poema en la ms original creacin de nuestra literatura romntica. En el canto II, sin que guarde relacin alguna con el resto del poema, Espronceda incluye el Canto a Teresa, en el que, en tono pattico, llora la amarga muerte de su amada que pone fin a una vida llena de sinsabores y fracasos. El desbordamiento expresivo, la gesticulacin teatral y el sarcasmo sacrlego dan su peculiar tono a esta elega amorosa.

Destaca tambin ANGEL DE SAAVEDRA, ms tarde DUQUE DE RIVAS. Tiene una larga etapa neoclsica y conoce las nuevas corrientes estticas durante el exilio en Londres o Pars en tiempos de la reaccin fernandina. Al volver a Espaa escribe poemas histricos de indudable sabor romntico: El moro expsito, Romances histricos. Su poesa expresa una romntica glorificacin del pasado, especialmente, de la Edad Media y del perodo de los Reyes Catlicos. Esa actitud, propia de los escritores romnticos, estaba tambin a tono con la ideologa de los liberales espaoles que deseaban restaurar la grandeza de Espaa. Sus poemas ms conocidos son sus romances sobre asuntos histricos, con claros antecedentes en Scott.

Autor tambin reseable es JOS ZORRILLA. Adems de dramaturgo, fue fcil y prolfico poeta, que alcanz la celebridad al leer una pattica elega en el entierro de Larra. Escribi piezas lricas de acento romntico y, ms tarde, de aires prosaicos y realistas. Lo ms celebrado de su produccin son las leyendas. El verso fcil, las descripciones giles y certeras, el colorido se ponen al servicio de la tradicin piadosa y milagrera (Margarita la tornera, A buen juez, mejor testigo) o de la recreacin del pasado histrico (El montero de Espinosa, Las justicias del rey don Pedro), de los mitos titnicos, con arrepentimiento y conversin final (El capitn Montoya), o del orientalismo nazar (Granada).

En los aos posteriores a la mitad de siglo se desarrolla en el mundo hispnico una corriente potica que participa de algunos supuestos romnticos, sobre todo la importancia que concede al sentimiento y la predileccin por lo lgubre y misterioso. Difiere, sin embargo, del Romanticismo en la renuncia al tono grandilocuente y retrico y a las imgenes deslumbrantes. Es una poesa ms autntica y personal, de tono difuminado y etreo, toda contencin y sugerencia. Su fuente de inspiracin son los lieder (canciones) de Henry Heine y los cantares populares que venan recopilndose desde finales del siglo XVIII, con muestras como El libro de los cantares de ANTONIO DE TRUEBA, en el que hallamos un sentimentalismo dulzn expresado con un estilo sin pretensiones.

En este camino de depuracin encontramos interesantes poetas como AUGUSTO FERRN o ARSTIDES PONGILIONI, precursores de los hallazgos que cristalizan definitivamente en los versos de Bcquer.

GUSTAVO ADOLFO BCQUER. Naci en Sevilla en 1836. Su vida estuvo marcada por una serie de desdichas y contrariedades: se qued hurfano siendo nio, no parece que tuviera fortuna en sus amores ni en su matrimonio, contrajo la sfilis y en sus ltimos aos tuvo que luchar contra la enfermedad, de la que muri en 1870. Quiz estas circunstancias expliquen su carcter melanclico y su extremado idealismo. Fue tradicionalista. En su obra se trasluce el fervor religioso y el gusto por el misterio. Reuni sus poesas, publicadas en revistas desde 1857, en un manuscrito al que puso el ttulo de Libro de los gorriones, hoy conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid. Muerto el poeta, en 1871 sus amigos las publicaron, junto al resto de su obra, con el ttulo de Rimas. El orden establecido en esta edicin pstuma, que probablemente no se debe al autor, permite vislumbrar una evolucin temtica. En las once primeras rimas brinda interesantes sugerencias sobre qu es la poesa. La que encabeza la serie (Yo s un himno gigante y extrao...) habla de la insuficiencia del lenguaje humano para aprehender la emocin, el sentimiento y la belleza. La III (Sacudimiento extrao...) gira en torno a la lucha del genio por aunar inspiracin y razn. En la IV (No digis que agotado su tesoro...) expone su tesis sobre la existencia de la poesa en el mundo externo que sirve de inspiracin al creador. De la XII a la XXI presenta los encantos de la mujer y la cara risuea del amor. Tiende a concebirlo como una aspiracin ideal, rodeado de misterio, inalcanzable. Presenta claras reminiscencias neoplatnicas. La belleza de la amada es objeto de un canto sentimental y delicadsimo en la clebre rima XIII (Tu pupila es azul y cuando res...) y en la XIX (Cuando sobre el pecho inclinas...). Existen, sin duda, races autobiogrficas en el cambio de tono que se produce en las ltimas rimas. Frente a lo nebuloso y difuminado de las anteriores, estas tienden ms a lo concreto y preciso. El tono sarcstico configura un nuevo estilo. El amor ha perdido su idealidad y el poeta refleja su actitud mediante imgenes descendentes. El mejor Bcquer lo vamos a hallar cuando nos pinta la trgica experiencia del desengao, sin alzar la voz, mordiendo los sarcasmos. En ese sentido, es magnfica la rima XLII (Cuando me lo contaron sent el fro...). En otras se acenta ms el tono desgarrado, bronco, dolorido. Hay una obsesin por el envejecimiento prematuro(LVII). El desamparo es tambin nota dominante. El poeta ve el mundo como un desierto y la realidad le resulta insufriblemente montona. Expresa su sentimiento de fracaso vital. Asistimos por ltimo a una desesperada bsqueda de la muerte. Sobrecogedora es la imagen de la muerte como desamparo que nos brinda la rima LXXIII (Cerraron sus ojos...).

Los rasgos que mejor definen la poesa de Bcquer son la sencillez y la naturalidad. La expresin se ha puesto al servicio del sentimiento. Sus versos buscaban la sugerencia vaga, los perfiles difuminados, no la expresin rotunda. Manifiesta una clara predileccin por la asonancia. No debe confundirse esta voluntad de desnudez con el descuido. Usa abundantes recursos estilsticos, cuyo mayor encanto consiste en enriquecer el poema sin que se advierta apenas su presencia; felizmente ocultos, disimulados, trasmiten al lector una sutil emocin. Bcquer aparece hoy a nuestros ojos como un anunciador del Simbolismo, como un representante del camino que lleva desde el Romanticismo a la poesa de fin de siglo.

ROSALA DE CASTRO. Esta poetisa gallega profundiza en el lenguaje lrico intenso y directo del intimismo y lo ajusta a la expresin de sus doloridas vivencias. Sus versos, escritos en buena parte en gallego, estn muy influidos por Bcquer y revelan tambin la huella de la poesa popular, que imita en muchas ocasiones. Procura en todo momento exaltar las bellezas de su tierra y poner sobre el tapete sus graves problemas. Conmueve la ternura con que habla del dolor de las pobres gentes condenadas al hambre y al arraigo. Es una poesa social teida de los sentimientos ntimos de la autora. Otro tema clave es la expresin de su angustia y soledad, de su desasosiego. En sus versos, sencillos e inmediatos, campean una eterna saudade y un pesimismo sin fondo. Los recursos estn supeditados siempre a la expresin de su sentir. Utiliza mucho la comparacin para hacer comprender mejor las sensaciones que trasmite. Prefiere la rima asonante y las estrofas ms populares: romances, soleares, coplas... Su primera obra importante es Cantares gallegos, escrito en su lengua nativa. Son poesas de sabor popular, cuyo mayor encanto reside en su delicadeza y su dulce morria. Follas novas, tambin en gallego, nos presenta una visin de la vida ms personal y subjetiva y tambin ms desesperanzada. El dolor de la gente, en especial de los emigrantes y sus familias, est expresado de forma desgarradora. En las orillas del Sar, en castellano, vuelve a reflejar tanto las penas propias como las ajenas, en un tono que resulta sobrecogedor.

4. EL TEATRO ROMNTICO. 4.1. El drama histrico. Jos Zorrilla. Tras un tercio de siglo en que pervive la tragedia neoclsica, triunfa, entre polmicas, el drama histrico romntico. Quedan abolidas las unidades de tiempo y lugar, se mezclan el verso y la prosa, lo trgico y lo cmico. La accin se fragmenta en una serie de cuadros que requieren abundantes cambios de escenografa. Los argumentos son muy complejos y se buscan recursos efectistas.

El nmero de comparsas que aparecen en escena es muy elevado. Sobre ellos destaca la figura del protagonista, que se caracteriza por sus orgenes misteriosos, su nobleza y generosidad y su amor apasionado, que le hace afrontar toda serie de obstculos. Sufre un destino aciago que lo arrastra a un final trgico. La mujer, por lo general, desempea un papel pasivo. La caracterizacin de los personajes es simplista y estereotipada. Domina el tono angustioso y violento. Las noches de tormenta son el marco idneo; por doquier aparecen rayos, truenos y relmpagos, as como escenas de ultratumba con sombras ensangrentadas, cadveres y otras figuras macabras. El lenguaje es pattico y exaltado. Las dramas que gozaron de mayor xito y asentaron definitivamente el gnero fueron La conjuracin de Venecia de FRANCISCO MARTNEZ DE LA ROSA, Don lvaro o la fuerza del sino de NGEL SAAVEDRA, DUQUE DE RIVAS, El trovador de ANTONIO GARCA GUTIRREZ, Los amantes de Teruel de JUAN EUGENIO HARTZENBUSCH... JOS ZORRILLA. El valor de las obras de este autor hay que buscarlo en la musicalidad de los versos, las escenas coloristas y brillantes, las apariciones fantsticas, el dominio de la estructura... Aparte del Tenorio, Zorrilla tiene en su haber otros ttulos significativos: El zapatero y el rey, El pual del godo, Traidor, inconfeso y mrtir... Don Juan Tenorio se estrena en1844 cuando la moda romntica est ya expirando. Se trata de una feliz recreacin de dos viejos mitos, el del burlador y el del convidado de piedra, sabiamente combinados, como en El burlador de Sevilla de Tirso de Molina, su ms ilustre precedente. Los materiales de procedencia ajena se insertan en una estructura completamente nueva, producto de su genial intuicin. El drama se divide en dos partes que, manteniendo la unidad de tiempo, recogen dos momentos distintos de la vida del protagonista, en el escenario nico de Sevilla; cada una de ellas desarrolla uno de los mitos. Se crea entre ambas un vivo contraste: pasamos de los desaforados lances amorosos a las apariciones de ultratumba; de un don Juan Joven, impetuoso y arrollador, al galn maduro, aunque todava apuesto y pendenciero, que, a su vuelta de Italia, arrastra el peso de la nostalgia. Frente al bullicio de las primeras escenas, el sosiego del panten en que Tenorio contempla las estatuas de sus vctimas; frente a la desbordante vitalidad de antao, el vrtigo de la muerte, precedida del arrepentimiento que abre las puertas de la salvacin eterna. Con una extraordinaria concentracin de tiempo y espacio se nos ofrece un amplio panorama de esa agitada existencia, presentando tan solo en escena hechos cruciales. Zorrilla no ha forjado una criatura compleja; la tradicin de que parte le ahorra esfuerzos caracterizadores. El pblico acepta la esencial superficialidad del hroe, sus interminables listas de muertes y seducciones, la osada con que sigue los impulsos ms elementales. A esa depravacin se contrapone su entrega al amor de doa Ins y no dejamos de lamentar el aciago destino que le obliga a quitar la vida al padre de su amada precisamente cuando estaba dispuesto a regenerarse. As aparece ante nuestros ojos como un joven rebelde e individualista que no llega a

sentar la cabeza por la intransigencia de don Gonzalo de Ulloa. A diferencia del don Juan de Tirso, cuya agresividad destructiva merece unnime rechazo, este cuenta con nuestra simpata, no se le descalifica moralmente, de forma que se abre la puerta al amor salvador. Su satanismo es superficial; por eso puede concebir un sentimiento puro y ganar la gloria. Se han sealado algunas imperfecciones en esta pieza, pero su vala queda fuera de toda duda, como lo demuestra el hecho de que haya pervivido a despecho del tiempo. Cualquier posible yerro queda compensado por la musicalidad de los versos y la esplndida estructura dramtica. Se dice que esta obra cierra la etapa de romanticismo revolucionario y exaltado, y abre una fase eclctica, donde los contenidos se moderan en cuanto a la ideologa y las formas estn ya consagradas. El romanticismo se va extinguiendo. Se dice que el Romanticismo cae porque el pblico se cans de lo que tena de excesivo, pero JOS ECHEGARAY va a seguir cultivando ese dramn efectista y pattico hasta principios del siglo XX.

4.2. El drama neorromntico: En la segunda mitad del XIX pervive el drama histrico, en unos autores como excusa para la reflexin potica y moral (ADELADO LPEZ DE AYALA) y en otros como expresin de una teatralidad desmesurada, gesticulante y grandilocuente (JOS ECHEGARAY). La ms interesante de las piezas espaolas del momento es Un drama nuevo de MANUEL TAMAYO Y BAUS, que se desarrolla en el teatro del Globo en tiempos de Shakespeare. Una pareja de jvenes enamorados ha de representar en escena el mismo conflicto de amor adltero que estn viviendo en la realidad. La vida y el teatro se superponen y la muerte real del protagonista es interpretada por los espectadores como un lance ms de la funcin.

5. LA PROSA ROMNTICA. 5.1. La novela histrica. En torno a 1830 triunfa el gnero ms genuinamente romntico: la novela histrica, que recrea un pasado mtico y legendario, poblado de apuestos y valerosos galanes y virtuosas doncellas de belleza sin par, donde privan los valores caballerescos, la devocin exaltada y el amor. El gran modelo extranjero es, sin duda, el escocs Walter Scott, de cuyas obras se hicieron unas 80 traducciones entre 1825 y 1851. Entre el aluvin de novelas que se publicaron, destaca El seor de Bembibre de ENRIQUE GIL CARRASCO, que desarrolla una historia de amor frustrado por la incomprensin y el odio; este plano narrativo discurre en perfecto paralelismo con lo referente a la cada de los poderosos caballeros del Temple. El libro est impregnado de lirismo. Otras obras significativas son Los bandos de Castilla o El caballero del Cisne (1830) de Ramn Lpez Soler, El doncel de don Enrique el Doliente (1834) de Larra...

Hacia 1836 comienzan a divulgarse en Espaa los ideales del socialismo utpico y surge una nueva inquietud que desemboca en la novela social, con la que se pretende crear una conciencia colectiva y mejorar las condiciones del proletariado. Son obras sentimentaloides, llenas de patetismo y calamidades. Influirn en la creacin de la novela realista. Figura destacada es WENCESLAO AYGUAL DE IZCO, con su celebrrima Mara o La hija de un jornalero, que tiene todos los ingredientes del tpico folletn melodramtico. Junto a las modalidades descritas, hallamos novelas que pueden calificarse de prerrealistas pues, aunque se quedan por lo general, en lo puramente costumbrista, intentan ofrecer una pintura ms o menos fiel de la realidad. La evolucin de los personajes se va haciendo algo ms compleja y elaborada. El primer relato costumbrista que tiene mayor consistencia y que suele considerarse como punto de partida de la moderna novela realista es La Gaviota de CECILIA BHL DE FABER, conocida por el seudnimo de FERNN CABALLERO. Lo ms interesante es la descripcin del ambiente, la evocacin del mundo popular y del aristocrtico y el reflejo de la realidad espaola cotidiana. Abundan las digresiones: sermones moralizantes, cuentos folclricos, canciones... Algo parecido ocurre en otras obras de la autora: La familia de Alvareda, Clemencia, Un verano en Bornos...

5.2. El costumbrismo. El costumbrismo tiene un desarrollo extraordinario durante la poca romntica. La observacin minuciosa y atenta de la vida cotidiana est en la base de su pintura de tipos y ambientes. El cuadro de costumbres no suele tener una trama compleja ni una estructura cerrada. Con frecuencia domina la visin caricaturesca e hiperblica. A veces adopta una actitud crtica respecto a la actualidad poltica y social. Una de las colecciones costumbristas ms interesantes es Los espaoles pintados por s mismos. En cada cuadro encontramos la descripcin de un tipo social. Ofrecen una extraordinaria variedad que abarca tanto los ambientes urbanos como los rurales, aunque faltan representantes de la aristocracia, la alta burguesa y la jerarqua eclesistica y militar. Especialsimo relieve adquiere RAMN DE MESONERO ROMANOS, que centra su atencin en la vida de la corte, llevada a Panorama matritense y Escenas matritenses. Son cuadros especialmente descriptivos que nos dan una visin apacible y risuea del mundo. Se ocupa sobre todo de la clase media. Su prosa es gil, elegante y natural, sin exageraciones. Igualmente clebre es SERAFN ESTBANEZ CALDERN, el costumbrista andaluz por excelencia, entusiasta de lo castizo y popular. Su principal obra es Escenas andaluzas, un conjunto de cuadros pintorescos y chispeantes, llenos de colorido, de estilo barroco y retorcido. Figura tambin destacable es MARIANO JOS DE LARRA, de quien hablaremos en la siguiente seccin. 5.3. El ensayo.

La lista de autores es extensa:

a) El primer grupo de estos ensayistas estara formado por los emigrados. La importancia de estos intelectuales obligados a emigrar en tiempos de Fernando VII fue decisiva en la conformacin del Romanticismo en Espaa. Debemos destacar al grupo de exiliados en Londres, ciudad en la que lleg a haber ms revistas publicadas en espaol que en toda Espaa (El Espaol constitucional, Correo literario y poltico de Londres, El Espaol...). En este grupo destaca el sevillano Jos Mara Blanco Crespo, ms conocido como Blanco White, y los gaditanos Jos Joaqun de Mora y Antonio Alcal Galiano.

b) Un segundo grupo estara formado por los autores dedicados a la crtica e investigacin literaria. En este caso citaremos a los que permanecieron en Espaa, pues en el grupo anterior tambin se desarroll una importante labor en este terreno. ste fue probablemente el campo ms cultivado de la prosa ensaystica en el Romanticismo: el carcter estticamente revolucionario de los postulados romnticos y su laboriosa difusin dieron lugar a gran cantidad de artculos. En cualquier caso, la aportacin crtica no fue grande, siendo el subjetivismo la caracterstica dominante en estos ensayistas. Los ms destacados: Bartolom Jos Gallardo, Agustn Durn y Eugenio de Ochoa. c) Este ltimo grupo estara integrado por aquellos autores dedicados al pensamiento en general, es decir, a las manifestaciones de la prosa ensaystica en las distintas ramas del saber. Aqu se hallan Juan Donoso Corts y Jaime Balmes.

Tenemos que hablar tambin del artculo de costumbres, gnero creado por el Romanticismo en el que podemos hallar en muchas ocasiones los rasgos definitorios del ensayo: el mejor ejemplo es, sin duda, el de MARIANO JOS DE LARRA. Los ms de 200 artculos que public durante 8 aos (bajo seudnimos) en la prensa pertenecen claramente al gnero que nos ocupa. No olvidemos tampoco la importancia del periodismo en el desarrollo del gnero ensaystico. Convencionalmente, la abundante produccin de Larra se suele dividir en 3 apartados:

* Artculos de costumbres: Costumbre no es para Larra tipismo o stira sino un medio para efectuar consideraciones filosficas y sociales, extraer conclusiones sobre el carcter de un pueblo o meditar sobre la vida en general. En estos artculos, Larra trasciende el puro costumbrismo, dotando a sus visiones de una fuerte carga crtica. En su caso es preferible hablar de artculos de crtica social y moral. En la sociedad espaola, en general, fustiga el atraso, la ignorancia, la ramplonera. Rechaza un burdo casticismo y pone al descubierto la pereza, la chapucera, la despreocupacin por el trabajo bien hecho (La vida en Madrid). Y es famosa su crtica a la lentitud o

ineficacia de la Administracin (Vuelva usted maana). Muchos de sus artculos se ocupan de aspectos concretos de la vida espaola, mientras que otros se alzan a un plano existencial y expresan aquella concepcin desengaada y trgica de la vida a la que antes nos hemos referido (La Nochebuena de 1836).

* Artculos de crtica literaria, que interesan sobre todo como testimonio de las letras del momento y de la evolucin de los gustos del autor. Atencin especial le mereci la vida teatral. Le preocupa la decadencia de este gnero y proponen en sus artculos la creacin de una Escuela de Arte Dramtico, la educacin del pblico y la aparicin de dramaturgos con criterios (Reflexiones acerca del modo de hacer resucitar el teatro espaol). En sus primeros artculos literarios se nota su formacin neoclsica de raz francesa. Pero a partir del Discurso de A. Durn comienza a valorar ms positivamente el Romanticismo. Su gran manifiesto literario se halla en el artculo titulado Literatura, en el que propugna la naturaleza cultural de la literatura y defiende la libertad de creacin literaria.

* Artculos polticos. En ellos se percibe la controvertida ideologa de este periodista. Dentro de lo posible, Larra fustig, ante todo, al absolutismo y a los carlistas. Pero tambin dej constancia de su desacuerdo con cierta poltica liberal. En conjunto, estos artculos nos dan un panorama de la poltica de su tiempo. Sobresalen dos: El da de difuntos de 1836, en el que Larra une el destino de Espaa al de su propio corazn (no hay esperanza ni para Espaa ni para el propio Larra); Fgaro dado a los redactores del Mundo, en donde critica el gobierno de Calatrava y aborda la cuestin colonial.

La mayor dificultad reside en delimitar qu artculos deben incluirse en cada grupo: Larra, como buen periodista, mezcl diversos temas en sus escritos, y as no es infrecuente que en textos no especficamente polticos se introduzcan reflexiones sobre la sociedad o alusiones a la situacin poltica. En cuanto a los artculos llamados de crtica literaria, tambin en stos se entremezclan las cuestiones estticas, sociales o polticas con las especficamente teatrales o literarias en general.

También podría gustarte