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Sykes y Matza

El documento presenta la teoría de las técnicas de neutralización propuesta por Sykes y Matza, la cual sostiene que los delincuentes juveniles no necesariamente adhieren a una subcultura delictiva sino que utilizan técnicas que les permiten neutralizar la culpa y justificar sus acciones ilegales. Estas técnicas incluyen negar la responsabilidad de sus actos, culpar a las víctimas u otras circunstancias, y apelar a motivos mayores. La teoría busca explicar que los delincuentes
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Sykes y Matza

El documento presenta la teoría de las técnicas de neutralización propuesta por Sykes y Matza, la cual sostiene que los delincuentes juveniles no necesariamente adhieren a una subcultura delictiva sino que utilizan técnicas que les permiten neutralizar la culpa y justificar sus acciones ilegales. Estas técnicas incluyen negar la responsabilidad de sus actos, culpar a las víctimas u otras circunstancias, y apelar a motivos mayores. La teoría busca explicar que los delincuentes
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Gresham M.

Sykes, David Matza

TCNICAS DE NEUTRALIZACIN: una teora de la delincuencia1

Gresham MCready Sykes* David Matza**

* Doutor na Universidade de Northwestern. Professor of Sociology Emeritus da University of Virginia. ** Ph.D. Princeton University. Professor Emeritus do Departamento de Sociologia da Universidade de Berkeley (1960-1999). 1 Texto original na American Sociological Review . Columbus,OH, v. 22, n. 4, p. 664-670, ago., 1957. Traduo: Mara Florencia Vaquero. Delito y Sociedad, Buenos Aires, v. 13, n. 20, 2004.

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En un intento por descubrir las races de la delincuencia juvenil, los cientficos sociales abandonaron hace ya tiempo la bsqueda de demonios en la mente o de estigmas en el cuerpo. En la actualidad, se cree que el comportamiento delictivo, como casi todo comportamiento social, es una conducta que se aprende en el proceso de interaccin social. El planteo clsico que da cuenta de esta posicin se encuentra en la teora de la asociacin diferencial de Sutherland, que establece que el comportamiento criminal o delictivo implica el aprendizaje de: a) tcnicas para cometer delitos, y b) motivos, impulsos, racionalizaciones y actitudes a favor del incumplimiento de la ley (Sutherland, 1995, p.77-80). Desafortunadamente, se ha prestado poca atencin al contenido especfico de lo que

se aprende (en oposicin al proceso a travs del cual algo se aprende) tanto en la teora como en la investigacin. Tal vez, la nica escuela de pensamiento importante orientada a comprender la naturaleza de este contenido se haya centrado en la idea de una subcultura delictiva. La caracterstica principal de una subcultura delictiva, se sostiene, es ser un sistema de valores que representa la inversin de los valores de una sociedad respetable que se somete a la ley. El mundo del delincuente es el mundo del sometimiento a la ley puesto de cabeza, y sus normas constituyen un contrapeso dirigido contra el orden social que s cumple con la ley (Cohen, 1955). Cohen considera que el proceso de desarrollo de una subcultura delictiva es el resultado de la construccin, el mantenimiento y el reforzamiento de pautas de conducta que existen por oposicin a los valores dominantes y que estn en total contradiccin con stos, y en particular, con los de la clase media. El retrato de la delincuencia que dibuja Cohen presenta un alto grado de sofisticacin; cautelosamente, se evitan explicaciones simples, como aquellas que se basan en el principio de imitar al

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lder, y generalizaciones livianas, que refieren a problemas emocionales. Asimismo, no acepta la subcultura delictiva como algo dado, sino que, por el contrario, sistemticamente analiza la funcin de los valores delictivos como una solucin posible a los problemas de los jvenes menores de clase baja en relacin con su posicin social. Sin embargo, y a pesar de sus virtudes, esta imagen de la delincuencia juvenil como forma de comportamiento basado en el contrapeso o la rivalidad de valores y normas, parece contener graves errores. Este artculo precisamente trata de la naturaleza de estos defectos y de posibles explicaciones alternativas o diferentes que den cuenta de gran parte de lo que implica la delincuencia juvenil. Las dificultades de considerar al comportamiento delictivo como el fruto de un conjunto de valores y normas desviadas (en otras palabras, como el resultado de una situacin en la que el delincuente define el delito que cometi como justo) son de carcter emprico y terico. En primer lugar, si de hecho existiera una subcultura delictiva en funcin de la cual el delincuente considerara su comportamiento ilegal como moralmente correcto, podramos suponer que el delincuente no manifestara sentimientos ni de culpa ni de vergenza en su detencin o encierro; por el contrario, la principal reaccin se manifestara como indignacin o un sentimiento de martirio.2 Si bien es cierto que algunos delincuentes reaccionan de este modo, el sentimiento de martirio, por lo general, parece basarse en el hecho de que otros zafaron, mientras que la indignacin parece dirigirse contra los acontecimientos y la falta de capacidades que lo llevaron al encierro. Sin embargo, resulta an ms importante el hecho de que existen numerosas pruebas que sugieren que muchos delincuentes s experimentan un sentimiento de culpa o vergenza y su manifestacin externa, no debe desestimarse como gesto puramente
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Esta forma de reaccin entre los miembros de una subcultura desviada, que creen en lo correcto de su comportamiento y que son capturados y castigados por los organismos del orden social dominante, puede ilustrarse, tal vez, por grupos como los Testigos de Jehov, por las primeras sectas cristianas, por movimientos nacionalistas en regiones que son colonias o fervientes opositores a la Primera y Segunda Guerra Mundial.

manipulador para apaciguar a las autoridades. Seguramente muchas de estas pruebas son de carcter clnico o derivan de opiniones impresionistas, y fueron proporcionadas por quienes deben tratar en forma directa con el joven delincuente. Si pretendemos asignarle cierto peso a estas pruebas, debemos ser cuidadosos; no obstante, no podemos ignorarlas si pretendemos evitar caer en el estereotipo burdo del delincuente juvenil representado como el gangster malo en miniatura. En segundo lugar, a travs de observaciones, se advirti que los delincuentes juveniles suelen profesar admiracin y respeto por las personas que cumplen con la ley. Los realmente honestos suelen ser venerados, y si el delincuente es muy perspicaz para detectar cierta hipocresa en quienes acatan la ley, probablemente la indiscutida honradez gane el reconocimiento del delincuente. Los vnculos fuertes con madres humildes y devotas, o con sacerdotes rectos y clementes (de acuerdo a muchas observaciones, el primer caso suele estar presente tanto en delincuentes jvenes como adultos), pueden ser descartados por considerarse expresiones sentimentales; sin embargo, esto demuestra que el delincuente no necesariamente concibe como inmorales a quienes se someten a las reglas jurdicas. De modo similar, puede destacarse que el delincuente juvenil puede manifestar un profundo resentimiento si se atribuye alguna conducta ilegal a otros miembros importantes dentro de su entorno social inmediato o a hroes del mundo del deporte y del entretenimiento. En otras palabras, si el delincuente adscribe a un conjunto de valores y normas que son totalmente opuestos a los valores y las normas de la sociedad respetable, su forma de observancia de estas normas reviste un carcter peculiar. An cuando supuestamente el delincuente juvenil acuerda por completo con el sistema desviado de la subcultura delictiva, en muchas circunstancias parecera reconocer la validez moral del sistema normativo dominante.3
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Como advirti Weber, un ladrn puede reconocer la legitimidad de las normas legales sin aceptar su validez moral Marx Weber (1947, p.125). Sin embargo, en este artculo argumentamos que el delincuente juvenil suele reconocer tanto la legitimidad del orden social dominante como su validez moral.

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Factor Fagin: modo de socializacin donde el mentor cumple satisfactoriamente las funciones de transmitir pautas de comportamiento pero que son inapropiadas. El trmino Fagin refiere a un personaje de la novela Oliver

Twist de Charles Dickens. Fagin es el jefe de una banda de delincuentes en la que se inserta Oliver y aprende el oficio de robar N. del T.

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En tercero lugar, varias pruebas demuestran que el delincuente juvenil, por lo general, traza una lnea tajante entre quienes pueden ser victimizados y quienes no. A ciertos grupos sociales no se los percibe como jugadores honestos dentro del juego de las prcticas delictivas supuestamente aprobadas, mientras que, por otro lado, se justifica una gran variedad de ataques en otros grupos. En general, la potencialidad de victimizacin parecera ser una funcin del distanciamiento social entre los delincuentes juveniles y los otros, y, por lo tanto, encontramos mximas explcitas dentro del mundo de la delincuencia tales como no robarse entre amigos o no cometer actos de vandalismo contra una iglesia de tu propio credo. Esto parece obvio, pero sus implicancias no han recibido suficiente atencin. El hecho de que el comportamiento supuestamente basado en ciertos valores tienda a dirigirse contra otros grupos sociales cuyos comportamientos no se basan en valores sugiere que los delincuentes reconocen la maldad de su comportamiento delictivo mucho ms ampliamente de lo que la literatura da cuenta. Los casos en los que se limita el conjunto de vctimas en funcin de relaciones de parentesco, amistad, grupo tnico, clase social, edad, gnero, entre otros, nos permiten pensar que, en realidad, las ventajas de la delincuencia nunca son indiscutibles. En cuarto lugar, existen dudas respecto del hecho de que muchos de los delincuentes juveniles sean totalmente inmunes a las demandas de conformidad del orden social dominante. Es muy probable que la familia del delincuente est de acuerdo con la sociedad respetable acerca de que la delincuencia es algo malo, an cuando dicha familia probablemente est inmersa en varias actividades ilegales. Es decir, la postura de que los padres conducen a la delincuencia no puede ser un impulso absoluto. Cualquiera sea la influencia que ejerce el ejemplo de los padres, lo que podramos denominar el patrn Fagin4 de

socializacin, que conduce a la delincuencia, no es frecuente. Incluso, como lo indic Redl, la idea de que ciertos barrios sean totalmente delincuenciales y ofrezcan a los jvenes un modelo de comportamiento delictivo, sin excepcin, simplemente no se sostiene por la informacin obtenida (Kobrin, 1951, p.653-661). El hecho de que un chico sea castigado, por su comportamiento delictivo, por sus padres, en el colegio o por los organismos del sistema legal, puede sugerirle que la prxima vez debe ser ms cuidadoso para que no lo atrapen, tal como recalcaron muchos observadores con cierto cinismo. Sin embargo, hay una probabilidad mayor o igual de que el chico internalice las demandas de conformidad. Esto no significa que dichas demandas no puedan ser neutralizadas. De hecho, como veremos ms adelante, entender cmo se neutralizan las demandas internas y externas de conformidad puede ser crucial para entender el comportamiento delictivo. Pero esto significa que es improbable que se produzca una negacin completa de la validez de las demandas de conformidad y que se las sustituya por un nuevo sistema normativo, en virtud de la dependencia del chico o del adolescente respecto de los adultos y de su vinculacin con ellos, inherente a su posicin dentro de la estructura social. No importa cun inmerso est en los patrones de conducta delictiva, ni tampoco importa el grado en que dicho vnculo pueda pesar ms que sus vnculos con quienes cumplen con la ley, el joven no deja de condenar las conductas desviadas. Cualquiera sea el modo, las demandas de conformidad deben ser satisfechas y se les debe dar una respuesta; no pueden ignorarse por pertenecer a un sistema extrao de valores y normas. En suma, la postura terica que considera que tanto la delincuencia juvenil como el comportamiento de obediencia de la ley se basan en normas y valores de una subcultura delictiva y de la sociedad en su conjunto, respectivamente,

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genera varias dudas. El hecho de que el mundo del delincuente encaje en el mundo de quienes cumplen la ley no se debe pasar por alto, as como no se puede situar al delincuente juvenil en el mismo nivel de un adulto que ya ha sido socializado en un modo de vida diferente. Por el contrario, el delincuente juvenil parecera al menos acordar con el orden social dominante en tanto suele manifestar culpa o vergenza cuando viola las prescripciones de este orden, o al aprobar ciertas representaciones de aceptacin, y distinguir entre objetos apropiados e inapropiados de su desviacin. Ahora nos dedicaremos a tratar de encontrar una explicacin para este aspecto de la delincuencia aparentemente paradjico. Como sostiene Morris Cohen, uno de los problemas ms fascinantes del comportamiento humano es el por qu los hombres violan la ley en la que creen. Este problema es el que se nos presenta cuando tratamos de explicar por qu surge la delincuencia, a pesar del compromiso, mayor o menor, con los modos usuales de conformidad. Una gua fundamental nos la proporciona el hecho de que las reglas o normas sociales que exigen un comportamiento conforme a valores casi siempre, sino siempre, se formulan en trminos categricos e imperativos. Es ms, los valores y las normas se presentan como guas para la accin contextualizadas y de aplicabilidad limitada en funcin del tiempo, del espacio, de otros individuos y de las circunstancias sociales. El principio moral que desaprueba el acto de matar, por ejemplo, no rige para el enemigo en combate en tiempos de guerra, a pesar de que la prohibicin se vuelve otra vez vlida para un enemigo que se toma prisionero. De manera similar, muchos consideran justo la apropiacin y distribucin de bienes escasos en tiempos de profunda necesidad social, a pesar de que, en otras circunstancias sociales, la propiedad privada se considere inviolable. Por lo tanto, el sistema normativo de una sociedad se caracteriza por lo que Williams defini como flexibilidad; no consiste en un conjunto de reglas que se consideran de cumplimiento obligatorio en todas las circunstancias (Williams Jr, 1951, p.28).

Esta flexibilidad, de hecho, es inherente al derecho penal, en el sentido de que existen atenuantes de culpabilidad que pueden promoverse en las declaraciones de culpabilidad o inocencia del acusado, como, por ejemplo, minora de edad, necesidad, demencia, ebriedad o defensa propia, entre otros. Se puede evitar la declaracin de culpabilidad moral por un delito y, de este modo, evitar las sanciones negativas de la sociedad si puede probarse la falta de intencin. Creemos que gran parte de los delitos se basan en lo que constituye esencialmente una prolongacin de los atenuantes de culpabilidad que se manifiestan como justificaciones de la desviacin que son vlidas para los delincuentes, pero no para el sistema legal ni para la sociedad en su conjunto. Estas justificaciones comnmente se describen como racionalizaciones. Se considera que surgen con posterioridad al comportamiento desviado, como un modo de proteccin del individuo contra su propio sentimiento de culpa o contra la culpa de otros luego de haber cometido el delito. No obstante, existen razones para creer que, en realidad, preceden al comportamiento desviado y lo hacen posible. Sutherland menciona al pasar esta posibilidad, la cual an tampoco ha sido analizada por otros tericos desde una perspectiva sociolgica. La desaprobacin que resulta de la internalizacin de las normas y que satisface a otros, en el entorno social, se neutraliza, se da vuelta o se aparta de antemano. Los controles sociales que sirven para controlar o inhibir patrones motivacionales de desviacin resultan ineficaces, y un individuo puede entrar en la delincuencia sin que se deteriore la imagen que tiene de s mismo. En este sentido, el delincuente no puede tenerlo todo, tiene que elegir, en tanto contina entregado al sistema normativo dominante, pero restringe los mandatos de este sistema y considera que las violaciones son aceptables, si no correctas. Por lo tanto, el delincuente no representa una oposicin radical con la sociedad que cumple la ley, sino que parece ms un fracaso por el que hay que arrepentirse y que suele ser condenado por los otros, ms que por el mismo delincuente.

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Denominamos a este tipo de justificaciones del comportamiento desviado como tcnicas de neutralizacin. Creemos que dichas tcnicas constituyen un componente esencial de las definiciones favorables para el incumplimiento de la ley de Sutherland. Es a travs del aprendizaje de estas tcnicas que un joven se convierte en un delincuente juvenil, y no a travs del aprendizaje de imperativos morales, valores o actitudes en total contradiccin con aquellos de la sociedad dominante. Al analizar estas tcnicas, nos pareci conveniente dividirlas en cinco grandes tipos. La negacin de la responsabilidad. Mientras el delincuente no se defina a s mismo como responsable de sus acciones desviadas, la desaprobacin de uno mismo o de otros pierde efectividad como influencia represiva. Como el juez Holmes mencionara, incluso un perro distingue un tropiezo de una patada; y la sociedad moderna no es menos cuidadosa al trazar la lnea entre aquellos daos que son culposos (no intencionales), por ejemplo, cuando falta la responsabilidad, y aquellos que son dolosos (intencionales). Como tcnica de neutralizacin, no obstante, la negacin de la responsabilidad se extiende ms all de alegar que los actos desviados son un accidente, o incluso ms all de cualquier otra negacin de la responsabilidad personal similar. Tambin puede mencionarse que las acciones del delincuente se deben a fuerzas ajenas y que estn fuera de su control, como, por ejemplo, la carencia de afecto de los padres, las malas compaas o vivir en barrios bajos. De hecho, el delincuente propone una concepcin de s a travs de la cual se percibe como impulsado inevitablemente a nuevas desviaciones. Desde un punto de vista psicodinmico, esta orientacin hacia los actos personales puede representar una profunda alienacin respecto del propio yo, pero es importante recalcar que dichas interpretaciones de la responsabilidad son construcciones culturales y no una cuestin de idiosincracia. Sin lugar a dudas, es evidente que existe una similitud entre este modo de justificar el comportamiento ilegal que asume el delincuente y las implicancias

A travs de numerosas observaciones, se advirti que muchos delincuentes parecen tener un conocimiento sorprendente de explicaciones sociolgicas y psicolgicas de su comportamiento y son hbiles al destacar el rol causal de su entorno de pobreza. Es posible, por supuesto, que ciertas estructuras de la personalidad puedan aceptar algunas tcnicas de neutralizacin con ms facilidad que otras; sin embargo, este punto an no ha sido estudiado en profundidad.

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de un marco de referencia sociolgico o una filosofa del derecho humana.5 No es la validez de esta orientacin lo que nos interesa desarrollar en este artculo, sino su funcin de desviar la culpa que implica toda violacin de normas sociales, y su relativa independencia respecto de la estructura de la personalidad.6 Al aprender a reconocer que no acta libremente sino por la influencia de factores externos, el delincuente prepara el terreno para su desviacin del sistema normativo dominante sin necesidad de un ataque frontal a las normas. La negacin del dao. La segunda tcnica de neutralizacin se centra en el dao que implica un delito. El derecho penal establece la distincin entre delitos que son mala in se y aquellos que son mala prohibita, es decir, entre actos que son en s mismos malos y aquellos que son ilegales pero no inmorales. El delincuente puede hacer la misma distincin al evaluar la maldad de su comportamiento. Para el delincuente, no obstante, la maldad de un acto puede depender del hecho de si alguien sufri o no algn dao por su desviacin, lo cual puede ser interpretado de muchas maneras. Un delincuente puede definir un acto de vandalismo, por ejemplo, simplemente como una travesura; despus de todo, puede argumentarse, los dueos de los bienes que se destruyeron pueden soportar los daos ocasionados. De modo similar, el robo de autos puede considerarse un prstamo, y las peleas callejeras, discusiones privadas o duelos acordados voluntariamente por las partes, y por lo tanto, de ninguna incumbencia para la sociedad. No pretendemos sugerir que esta tcnica de neutralizacin, denominada la negacin del dao , implique explcitamente una lgica determinada. Por el contrario, sostenemos que el delincuente, frecuentemente y de un modo confuso, siente que

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su comportamiento, en realidad, no ocasiona daos importantes, a pesar de que contradice la ley. As como el vnculo entre el individuo y sus actos puede quebrarse mediante la negacin de la responsabilidad, tambin puede quebrarse el vnculo entre los actos y sus consecuencias, mediante la negacin del dao. Puesto que la sociedad a veces coincide con el delincuente, por ejemplo, en cuestiones como hacerse la rata o hacer una jugarreta, entre otros, se confirma la idea de que la neutralizacin de los controles sociales que hace el delincuente por medio del apartarse de las normas es una prolongacin de prcticas comunes ms que un gesto de oposicin. La negacin de la vctima. Incluso si el delincuente acepta la responsabilidad de sus actos desviados y est dispuesto a admitir que estos implican un dao, la indignacin moral con uno mismo, y la de los otros, puede neutralizarse al insistir en que, a la luz de las circunstancias, el dao no es un mal. El dao, puede sostenerse, no es realmente un dao. Por el contrario, es una forma justa de retribucin o castigo. A travs de un proceso mgico, el delincuente asume el rol de vengador, y la victima se transforma en el delincuente. Ataques a homosexuales, o a quienes se sospecha que lo son, ataques a miembros de minoras que se dice estn fuera de lugar, actos de vandalismo como venganza contra un maestro o una autoridad del colegio a los que considera injustos, robos al dueo deshonesto de un negocio, todos pueden percibirse como daos que, a los ojos del delincuente, se infligen a un transgresor. Como dijo Orwell, el tipo de criminal admirado por el pblico en general probablemente ha cambiado a lo largo del tiempo y Raffle ya no es un hroe7 , pero Robin Hood, y sus derivados en nuestros das, como, por ejemplo, un detective tenaz que busca que se haga justicia por fuera de la ley, an atraen a la imaginacin popular, y el delincuente puede ver sus actos como parte de un rol similar a ste.
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George Orwell, Dickens, Dali, y otros, New York: Reynal, 1946.

Negar la existencia de la vctima, entonces, al transformarla en una persona que merece sufrir un dao, es una forma extrema del fenmeno que acabamos de mencionar, a saber, el reconocimiento por parte del delincuente de los objetos adecuados o inadecuados de sus actos delictivos. Sin embargo, y en otro sentido, el delincuente tambin puede negar la existencia de la vctima, de acuerdo con las circunstancias del acto delictivo. Hasta tanto la victima no est fsicamente presente, sea desconocida o de una vaga abstraccin (como suele suceder en los casos de delitos contra la propiedad), el conocimiento de la existencia de la victima se debilita. Las normas internalizadas y las anticipaciones de las reacciones de los otros deben activarse de un modo u otro, en tanto vayan a funcionar como patrones de conducta. Es posible que un conocimiento vago de la vctima juegue un papel importante en determinar si este proceso se activa o no. La condena a quien condena La cuarta tcnica de neutralizacin parecera implicar la condena a quienes condenan o, como lo parafrasearon Corkle y Korn, el rechazo a quien rechaza (McCorkle; Korm, 1954, p.88-98). El delincuente traslada el foco de atencin desde sus propios actos desviados a los motivos y el comportamiento de quienes desaprueban su violacin de la ley. El delincuente puede alegar que quienes lo van a condenar son hipcritas, desviados encubiertos, o que el rencor personal los incita a actuar as. Esta orientacin respecto del mundo que cumple la ley puede resultar particularmente importante cuando se endurece y transforma en un encarnizado cinismo contra quienes tienen la funcin de hacer cumplir o expresar las normas de la sociedad dominante. Por ejemplo, puede decirse que los policas son corruptos, estpidos o crueles; los maestros siempre tienen sus favoritos y los padres siempre se desquitan con sus hijos. A travs de una sutil prolongacin, la recompensa por cumplir con la ley (por ejemplo, el xito material) se convierte en una cuestin de tire o afloje o de suerte, y, de este modo, disminuyen an ms la importancia de

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quienes estn del lado de quienes cumplen con la ley. La validez de este punto de vista no es demasiado importante, ya que su funcin consiste en dar vuelta o desviar las sanciones negativas que conlleva la violacin de las normas. El delincuente, en realidad, cambia el tema de conversacin en el dilogo entre sus propios impulsos de desviacin y las reacciones de los otros; y, al atacar a los otros, lo malo de su propio comportamiento se reprime o se pierde de vista con mayor facilidad. La apelacin a lealtades superiores. Quinto, y ltimo, el control social interno o externo puede ser neutralizado mediante el sacrificio de las demandas de la mayora de la sociedad en pos de las demandas de grupos sociales ms pequeos a los que pertenece el delincuente, por ejemplo, sus hermanos, su pandilla o su crculo de amigos. Es importante recalcar que el delincuente no necesariamente repudia los mandatos del sistema normativo dominante, a pesar de que se niegue a seguirlos. Por el contrario, el delincuente puede verse inmerso en un dilema que tiene que resolver, por desgracia, a expensas de violar la ley. Un aspecto de esta situacin ha sido estudiado por Stouffer y Toby en su investigacin sobre el conflicto entre las demandas particularistas y universalistas y entre los reclamos de amistad y las obligaciones sociales de carcter general. Sus resultados demuestran que es posible clasificar a los sujetos conforme a la predisposicin que tengan a elegir uno u otro de los componentes del dilema (Stouffer; Toby, 1951). Para nuestros propsitos, sin embargo, lo ms importante es que la desviacin respecto de ciertas normas puede surgir, no porque se rechacen dichas normas, sino porque otras, aquellas que se juzgan ms urgentes o implican una lealtad superior, se consideran superiores. Es ms, el hecho de que se crea en ambos tipos de normas es lo que le confiere sentido a nuestros conceptos de dilema y conflicto de roles. El conflicto entre las demandas de amistad y las demandas de conformidad, o cualquier otro dilema similar, por supuesto, ya fue reconocido por los cientficos sociales (y tambin por escritores) como un problema comn de la humanidad. El delincuente

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Ver Redl; Wineman, 1956. Ver Cressey, 1953.

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juvenil, por lo general, resuelve su dilema al insistir en que siempre hay que ayudar a un compaero, o nunca se delata a un amigo; e incluso, an cuando esto lo ponga en serias dificultades con el orden social dominante, su eleccin sigue siendo conocida para quienes supuestamente cumplen con la ley. Tal vez no es comn que el delincuente sea capaz de percibir que, en realidad, actuar en nombre del grupo social ms pequeo al que pertenece es un modo de justificacin de la violacin de las normas de la sociedad. Pero esto es una cuestin de grado ms que de clase. No quise hacerlo. No lastim a nadie. El se lo mereca. Todos se meten conmigo No lo hice yo solo. Podemos hipotetizar que estos slogans, o sus variantes, preparan a los jvenes para cometer delitos. Estas definiciones de la situacin representan golpes tangenciales o colaterales al sistema normativo dominante, ms que la creacin de una ideologa contraria, y constituyen una prolongacin de patrones de pensamiento prevalecientes en una sociedad ms que algo creado de la nada. Las tcnicas de neutralizacin pueden no ser lo suficientemente poderosas como para proteger totalmente al individuo de la fuerza de sus propios valores internalizados y de las reacciones de quienes cumplen con la ley, ya que, como mencionamos, los delincuentes juveniles suelen padecer sentimientos de culpa o vergenza cuando deben dar cuenta de su comportamiento desviado. Y algunos delincuentes pueden estar tan aislados del mundo que cumple con la ley, que las tcnicas de neutralizacin ni siquiera entran en juego. De todos modos, creemos que las tcnicas de neutralizacin son decisivas para disminuir la eficacia del control social y descansan detrs de gran parte del comportamiento delictivo. La investigacin emprica en esta rea es fragmentaria y dispersa, pero el trabajo de Redl8 Cressy9 y otros proporcion informacin significativa que sirvi para aclarar cuestiones tericas y aumentar la

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cantidad de elementos que sirvan como pruebas. REFERNCIAS Dos lneas de investigacin parecen ser cruciales Albert K. Delincuencia juvenil. Glencoe, Illinois: en este punto. Primero, es necesario obtener ms COHEN, The Free Press, 1955. 202p. Ttulo original: Delinquent conocimiento sobre la distribucin diferencial de boys. tcnicas de neutralizacin como patrones de CRESSEY, D.R. El dinero de los otro. Glencoe: The Free Press, 1953. Ttulo original: Other peoples money. pensamiento operativo, por edad, gnero, clase KOBRIN, Solomon. Conflito de valores en distintos associal, grupo tnico, etc. Puede sostenerse a priori pectos de la delicuencia. American Sociologial Review, Columbus,OH, n.16, p.653-661, oct., 1951. Ttulo origique estas justificaciones de la desviacin sern nal: The conflict of values in delinquency areas. comprendidas con mayor facilidad por los segmen- McCORKLE, Lloyd W.; KORN, Richard. Resocializacin meuos adentros. The Annals of the American Academy of tos de la sociedad a quienes les resulta evidente la Political and Social Science, [S.l.], n.293, p.88-98, mayo, diferencia entre los ideales sociales comunes y las 1954 Ttulo original: Resocialization within walls. Fritz; WINEMAN, David. Chicos que odian Glencoe: prcticas sociales. Tambin es posible, sin embar- REDL, The Free Press, 1956. Ttulo original: Children who hate. go, que el hbito de manipular el sistema STOUFFER, Samuel A.; TOBY, Jackson. Conflito de roles normativo dominante o incluso quebrarlo y personalidad. En: PARSONS, Talcott; SHILIS, Edgard A. Hacia una teoria general de la accin. Cambridge: contradiga nuestras categoras sociales ms Harvard University Press, 1951, p.494. Ttulo original: Role conflict and personality / Toward a general theory of imperfectas y haga referencia principalmente a los acting patrones de interaccin social dentro el crculo fa- SUTHERLAND, E.H.; CRESSES, D.R. Principios de 5.ed. Chicago: Lippincott, 1955. p.77-80. miliar. Segundo, es necesario que se llegue a una criminologa. Ttulo original: Principles of criminology. mejor comprensin de la estructura interna de las WEBER, Max The theory of social and economic tcnicas de neutralizacin, en tanto sistema de organization. Trad. A.M. Henderson y Talcott Parsons. New York: Oxford University Press, 1947. p.125. creencias y actitudes, y su relacin con varias WILLIAMS JR, Robin M. American society: a sociological clases de comportamiento delictivo. Algunas tc- interpretation. New York: Knopf, 1951, p.28. nicas de neutralizacin parecen adaptarse mejor a determinados actos desviados que a otros, como hemos sugerido, por ejemplo, en el caso de delitos contra la propiedad y la negacin de la vctima. No obstante, esta cuestin an no resulta muy clara y requiere mayor informacin. De todos modos, las tcnicas de neutralizacin parecen ofrecer una lnea de investigacin prometedora para incrementar y sistematizar el bagaje terico acerca de la delincuencia juvenil. Cuanta ms informacin se obtenga respecto de las tcnicas de neutralizacin, sus orgenes y sus consecuencias, mejor ser para comprender tanto la delincuencia juvenil como la desviacin de los sistemas normativos.

(Recebido para publicao em junho de 2007) (Aceito em abril de 2008)

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RESUMOS, ABSTRACTS, RSUMS

TCNICAS DE NEUTRALIZAO: uma teora da delinqencia

TECHNIQUES OF NEUTRALIZATION: a delinquency theory

TECHNIQUES DE NEUTRALISATION: une thorie de la dlinquance

Gresham M. Sykes David Matza Este artigo apresenta evidncias que sugerem que os delinqentes geralmente no aprovam a delinqncia. Eles se envolvem na delinqncia por meio do emprego de certas tcnicas de neutralizao. Embora eles acreditem que a delinqncia seja m, eles pretendem que seus atos so justificveis por diferentes tipos de razes. Estas justificativas so utilizadas antes do ato delinqente, fazendo com que este seja possvel pela neutralizao da crena dos indivduos que eles so ruins.

Gresham M. Sykes David Matza This article presents evidences that suggest that criminals do not usually approve of delinquency. They end in the delinquency through certain neutralization techniques. Although they believe delinquency is bad, they say that their actions are justifiable for different types of reasons. These justifications are used before the deliquent action, making it possible by the neutralization of the individuals beliefs that they are bad.

Gresham M. Sykes David Matza Cet article met en vidence des lments qui indiquent quen gnral les dlinquants ne sont pas pour la dlinquance. Ils entrent dans la dlinquance en utilisant certaines techniques de neutralisation. Mme sils croient que la dlinquance est mauvaise, ils prtendent que leurs actes sont justifiables pour diverses raisons. Ces justifications sont utilises avant les actes de dliquance, permettant ainsi que celles-ci soient utilises pour neutraliser lide des gens quils sont mauvais.

WORDS KEY: delinquency, learning, moral PALAVRAS CHAVE: delinqncia, aprendiza- justifications, beliefs, neutralization MOTS-CLS: dlinquance, apprentissage, gem, justificativas morais, crenas, tc- techniques. justifications morales, croyances, nicas de neutralizao. techniques de neutralisation.

CADERNO CRH, Salvador, v. 21, n. 52, p. 185-190, Jan./Abr. 2008

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