Al encuentro de Dios en la Escritura: Estudios de teología bíblica
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Al encuentro de Dios en la Escritura - Félix García López
Siglas
AB: Anchor Bible, New York
ABE: Asociación Bíblica Española
AnBib: Analecta Biblica, Roma
ANET: Ancient Near Eastern Texts, Princeton (J. B. Pritchard, ed.)
AOAT: Alter Orient und Altes Testament, Kevelaer
ATD : Das Alte Testament Deutsch, Göttingen
AThANT: Abhandlungen zur Theologie des Alten und Neuen Testaments, Zürich
BAC: Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid
BASOR: Bulletin of the American Schools of Oriental Research
BETL: Bibliotheca Ephemeridum Theologicarum Lovaniensium
BI: Biblical Interpretation, Leiden
Bib : Biblica, Roma
BK: Biblischer Kommentar, Neukirchen-Vluyn
BS: Bibliotheca Salmanticensis
BTB: Biblical Theology Bulletin, New York
BWANT: Beiträge zur Wissenschaft vom Alten und Neuen Testament, Stuttgart
BZAW: Beihefte zur Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft, Berlin
CB: Cuadernos Bíblicos, Estella
CBQ: Catholic Biblical Quarterly, Washington
EB: Études Bibliques, Paris
EdF: Erträge der Forschung, Darmstadt
EstBib: Estudios Bíblicos, Madrid
EstTr: Estudios Trinitarios, Salamanca
ETL: Ephemerides Theologicae Lovanienses
EvTh: Evangelische Theologie, München
FAT: Forschungen zum Alten Testament, Tübingen
FRLANT: Forschungen zur Religion und Literatur des Alten und Neuen Testaments, Göttingen
HBS: Herder Biblische Studien, Freiburg
HSM: Harvard Semitic Monographs, Atlanta
IEB: Introducción al Estudio de la Biblia, Estella
JBL: Journal of Biblical Literature, Atlanta:
JBTh: Jahrbuch für Biblische Theologie, Neukirchen-Vluyn
JQR: Jewish Quarterly Review, Philadelphia
JSOT SS: Journal for the Study of the Old Testament, Supplement Series, Sheffield
JSOT: Journal for the Study of the Old Testament, Sheffield
NEB: Neue Echter Bibel, Würzburg
NRTh: Nouvelle Revue Theologique, Paris
OBO: Orbis Biblicus et Orientalis, Fribourg
OTG: Old Testament Guides, Sheffield
OTL: Old Testament Library, London
OTS: Oudtestamentische Studien, Leiden
QD: Quaestiones Disputatae, Freiburg
RB: Revue Biblique, Paris
RGG: Die Religion in Geschichte und Gegenwart, Tübingen
RivBibIt: Rivista Biblica Italiana, Bologna
RSB: Ricerche Storico Bibliche, Bologna
SB: Studi Biblici, Brescia
SBL: Society of Biblical Literatur, Philadelphia
SBS: Stuttgarter Bibel Studien
SET: Semanas de Estudios Trinitarios, Salamanca
TeD: Teología en Diálogo, Salamanca
ThB: Theologische Bücherei, München
ThLZ: Theologische Literaturzeitung, Leipzig
ThRu: Theologische Rundschau, Tübingen
TWAT: Theologisches Wörterbuch zum Alten Testament, Stuttgart
TWNT: Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament, Stuttgart
UF: Ugarit-Forschungen
UTB: Uni-Taschenbücher, Göttingen
VS: Verbum Salutis, Paris
VT: Vetus Testamentum, Leiden
VTS: Vetus Testamentum Supplements, Leiden
VuF: Verkündigung und Forschung, München
WMANT: Wissenschaftliche Monographien zum Alten und Neuen Testament, Neukirchen-Vluyn
ZAW: Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft, Berlin
ZThK: Zeitschrift für Theologie und Kirche, Tübingen
Prólogo
Quien lea la Biblia, de una u otra forma se encuentra con Dios. El Concilio Vaticano II expresa bellamente esta idea en la Constitución Dei Verbum: «En los libros sagrados, el Padre, que está en el cielo, sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos» (DV 21). En esa conversación, se realiza el encuentro de Dios con el hombre y de este con Dios.
El Dios de la Biblia es uno de esos personajes que los críticos literarios califican de redondos y dinámicos, con rasgos muy variados, incluso conflictivos y contradictorios. Tan pronto se dice que «Yahvé es un guerrero» (Ex 15,3) como que «Yahvé es paz» (Jue 6,24). La Escritura no conserva un retrato homogéneo y uniforme de Dios. Cada autor, escuela o tradición ha ido dejando constancia de su particular experiencia y comprensión de Dios. De ahí que diversos escritos presenten la Escritura como una «sinfonía polifónica».
Nuestro estudio no pretende ofrecer una teología bíblica completa sobre Dios, sino más bien trazar una serie de pistas que conduzcan a su encuentro. Algunas las hemos recorrido hace tiempo, otras más recientemente; todas han sido revisadas y actualizadas, a la luz de los nuevos estudios bíblicos. Sin lugar a duda, la lectura teológica actual de la Biblia ha cambiado considerablemente en las últimas décadas y requiere una interpretación nueva, plural, que permita captar el carácter polifónico del texto.
El libro que el lector tiene en sus manos se divide en tres partes. La primera, de tipo introductorio (caps. 1-2), aborda dos problemas importantes: el de las teologías del Antiguo Testamento y de las teologías bíblicas, y el del lenguaje bíblico sobre Dios. La segunda, de tipo exegético-teológico (caps. 3-10), se centra en ocho aspectos del Dios de la Escritura: su identidad, su unicidad, su actuación ante la utopía, la esperanza y la salvación, su carácter pacífico, su naturaleza paterno-materna, su singularidad anicónica, su soberanía y su índole fontal, como Dios de vida. La tercera parte, de tipo conclusivo (caps. 11-12), trata del teocentrismo / cristocentrismo en el Antiguo y Nuevo Testamentos y de Jesucristo, «La Palabra de Dios».
En cuanto al subtítulo del libro, el término «Estudios» da a entender que se trata de trabajos originariamente independientes que han sido recopilados y actualizados en una obra de tipo monográfico. Todos gravitan en torno a un tema, «Dios», abordado desde la perspectiva de la «teología bíblica». (Sobre esta denominación, ver la Introducción al capítulo 1.) Aunque nos centramos preferentemente en el Antiguo Testamento, no descuidamos el Nuevo. Al contrario, este ocupa un lugar significativo a lo largo del libro. Las tradiciones bíblicas están relacionadas con el único Dios de Israel, el Creador del mundo y el Padre de Jesús.
Agradezco a Carmen Bernabé, presidenta de la Asociación Bíblica Española, y a Juan Chapa, vicepresidente y director de publicaciones de dicha institución, por su estímulo para la publicación de esta obra, y a los responsables de la Editorial Verbo Divino por la amabilidad con la que han acogido mi trabajo en la colección «Estudios Bíblicos».
Félix García López,
Pascua del 2018
Nota: Este trabajo ha sido realizado con la ayuda del Centro Español de Estudios Eclesiásticos anejo a la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat en Roma en el marco de los proyectos de investigación del curso 2016-2017.
PARTE I
1
Teologías del Antiguo Testamento y teologías bíblicas
1. Introducción
Desde el punto de vista etimológico, la teología es un discurso sobre Dios. Indudablemente, el tema principal de las teologías del Antiguo Testamento y de las teologías bíblicas es el Dios de la Escritura.
En los estudios bíblicos, no siempre se distingue entre «teología del Antiguo Testamento» y «teología bíblica». Esta última expresión puede servir para designar tanto la teología del Antiguo Testamento como la teología del Nuevo Testamento o la teología de ambos Testamentos¹. En consecuencia, el concepto de «teología bíblica» no es homogéneo y se presta a confusiones. Por eso, algunos autores prefieren hablar de «teología bíblica de conjunto» cuando se trata de la teología de los dos Testamentos². Quizá lo más sencillo sea hablar de «teología del Antiguo Testamento» y de «teología del Nuevo Testamento», reservando el título «teología bíblica» para el conjunto de la Biblia cristiana.
La teología del Antiguo Testamento y la teología bíblica son disciplinas básicamente cristianas, lo que explica en buena parte el escaso interés de los judíos por este tipo de estudios hasta hace bien poco³.
2. Reseña histórica
Para comprender el estado actual de la teología del Antiguo Testamento conviene recordar algunos de los problemas con que se ha ido encontrando esta disciplina a lo largo de su historia. Sus orígenes guardan relación con el nacimiento de la teología bíblica. Esta remonta al conocido discurso de 1787 de J. P. Gabler (De iusto discrimine theologiae biblicae et dogmaticae regundisque recte utriusque finibus) en el que se distingue la «teología bíblica», de tipo histórico, de la «teología dogmática», de tipo doctrinal y didáctico. El reconocimiento de su carácter histórico llevó muy pronto a G. L. Bauer a distinguir una teología del Antiguo Testamento (1796) de una teología del Nuevo Testamento (1802).
Debido asimismo a su carácter histórico, la teología del Antiguo Testamento no tardó en adoptar la forma de una Historia de la Religión de Israel y la teología del Nuevo Testamento la de una historia del cristianismo primitivo. Por estos derroteros, la Historia de la Religión terminó reemplazando a la teología. En consecuencia, para sobrevivir, la teología del Antiguo Testamento tuvo que emanciparse de la Historia de la Religión de Israel⁴. A ello contribuyeron de modo decisivo la Teología del Antiguo Testamento de L. Köhler (1933) y, sobre todo, la de W. Eichrodt (1933-1939).
Desembarazada de la teología dogmática, por un lado, y de la Historia de la Religión de Israel, por otro, la teología del Antiguo Testamento tuvo que enfrentarse aún a otros problemas. En el Prólogo a la primera edición de su Teología del Antiguo Testamento (vol. I de 1957), G. von Rad constata que «no se ha logrado llegar a un acuerdo sobre el objeto propio de esta ciencia». Y tampoco sobre el método a seguir. Un buen ejemplo lo ofrecen las teologías de Eichrodt y de von Rad, las dos teologías más influyentes del siglo XX: la primera es más estructural y sistemática; la segunda, más dinámica e histórica. Eichrodt hace de la «alianza» la categoría estructurante por excelencia del Antiguo Testamento; von Rad, en cambio, piensa que no existe tal categoría o un «centro» en el Antiguo Testamento.
La etapa entre 1930 y 1960 representa la «edad de oro» de la teología del Antiguo Testamento⁵. Al final de los años sesenta, se aprecia cierto decaimiento⁶ y en los ochenta un nuevo florecimiento⁷ , que durará hasta nuestros días⁸. En las últimas décadas, se ha intensificado la búsqueda de una teología bíblica del Antiguo y Nuevo Testamento⁹. La obra más representativa en este género es la de Childs (cf. § 3.1), que ha suscitado un animado debate entre los especialistas¹⁰.
Aunque muchos de los problemas reseñados corresponden a etapas anteriores a 1990, todos ellos se reflejarán de uno u otro modo, como enseguida veremos, en los estudios teológicos recientes. Solo estos serán el objeto directo de nuestro análisis en los próximos apartados.
3. Las teologías de los últimos 25 años
Entre 1990 y 2015 han visto la luz un buen número de teologías. Aquí nos centraremos principalmente en una docena: diez, del Antiguo Testamento, y dos, del Antiguo y Nuevo Testamentos. Para facilitar su comprensión, las clasificaremos en cinco grupos de acuerdo con sus presupuestos hermenéuticos y metodológicos más salientes: de tipo canónico (Childs, Rendtorff y House), de tipo pluralista (Brueggemann y Gerstenberger), de tipo sistemático (Kaiser y Preuss), de tipo mixto (Gunneweg, Anderson y Scobie) y de tipo excéntrico (Fischer y Andiñach)¹¹.
3.1. De tipo canónico: Childs, Rendtorff y House
Tras constatar la crisis de la teología bíblica en los años setenta (cf. § 2), Childs aboga por un nuevo tipo de teología bíblica¹². En su opinión, el objeto adecuado de la reflexión teológica es solo la forma canónica de un texto bíblico, leído dentro de una comunidad creyente e interpretante. Si, antes de esta obra, la palabra clave de la teología bíblica era la «historia», ahora es el «canon».
En el corazón de la teología bíblica, según Childs, late el problema de la sutil relación canónica de los dos Testamentos dentro de la Biblia cristiana. Por un lado, el canon cristiano afirma la integridad del testimonio del Antiguo Testamento, que debe ser escuchado en sus propios términos; por otro, el Nuevo Testamento da su propio testimonio: la nueva intervención de Dios en Cristo Jesús. Cada Testamento ha sido colocado dentro de una secuencia histórico-literaria diferente: el Antiguo Testamento, en el contexto de la historia de Israel; el Nuevo Testamento, en el del ministerio de Jesús y de la Iglesia de los orígenes. La unidad de los dos Testamentos es primariamente teológica, pues ambos se refieren a la misma realidad divina. En la perspectiva cristiana, el Antiguo y el Nuevo Testamento están unidos cristológicamente, es decir, cada uno a su manera da testimonio del Dios revelado en Jesucristo. Es más, «el Antiguo Testamento funcionó como Escritura cristiana porque da testimonio de Cristo» (cf. pp. 64 y 78).
En las secciones centrales de su obra, Childs examina por separado primero los distintos bloques del Antiguo Testamento (desde la creación hasta los Salmos, pasando por los profetas y la apocalíptica: cap. 3) y luego los del Nuevo Testamento (Pablo, Evangelios, Hechos y otros escritos tardíos: cap. 4) para centrarse a continuación en dos ejemplos: Gn 22,1-19 y Mt 21,33-46 (cap. 5). Finalmente, el párrafo más extenso, titulado «Reflexión teológica sobre la Biblia cristiana» (cap. 6, pp. 349-716), se ocupa de los grandes temas teológicos: 1. identidad de Dios; 2. Dios creador; 3. alianza, elección y pueblo de Dios; 4. Cristo el Señor; 5. reconciliación con Dios; 6. ley y evangelio; 7. humanidad; 8. fe bíblica; 9. reino y gobierno de Dios; 10. ética. Más que en ningún otro capítulo, aquí se puede apreciar el esfuerzo por tender un puente entre la teología bíblica y la teología dogmática. Acá y allá se discuten temas relativos a la Trinidad, la Cristología, la justificación, etc. En el punto 9 sobre el reino de Dios, se plantea el reto de tender un puente entre la investigación crítico-bíblica y la dogmática (p. 629).
En su teología del Antiguo Testamento, Rendtorff se aproxima más a la teología bíblica de Childs que a la teología del Antiguo Testamento de su maestro von Rad¹³. Basta ver el subtítulo de la misma: Un esbozo canónico. La obra consta de dos volúmenes: en el primero, se ponen los fundamentos canónicos y en el segundo, se hace un desarrollo temático. Las cuestiones relativas a su concepción de la teología del Antiguo Testamento las expone al comienzo del vol. 1, en la Introducción: «El Antiguo Testamento como canon» (pp. 1-9) y al final del vol. 2: «Para una hermenéutica de una teología del Antiguo Testamento» (pp. 280-317). Una y otra comienzan con la misma frase: «El Antiguo Testamento es un libro teológico» (pp. 1 y 280).
Rendtorff parte del canon tripartito de la Biblia hebrea (Torá, Profetas y Escritos), atestiguado ya en el Prólogo al libro de Jesús Ben Sira. Según él, la sucesión de las tres partes corresponde a su significado teológico: la Torá es el fundamento de la vida y del pensamiento de Israel; las otras dos partes guardan relación con la Torá (cf. Dt 34,10; Mal 3,22; Sal 1,1-2). En cada parte del canon se aprecia un modo diferente de hablar de Dios y con Dios: en la Torá, Dios actúa; en los Profetas, Dios habla; en los Escritos, los hombres hablan a Dios y de Dios. Este modo de interpretar la Biblia canónica difiere del de Childs, pues no es lo mismo partir de la Biblia hebrea que de la Biblia cristiana.
De ahí que en las consideraciones hermenéuticas del vol. 2 aborde el problema de la «teología judía y cristiana de la Biblia hebrea / del Antiguo Testamento» (pp. 301-317). Entre la Biblia hebrea y el Antiguo Testamento existen diferencias significativas, sobre todo en la disposición de los libros. En el Antiguo Testamento, se sigue el orden de la versión griega de los Setenta y sobresale la perspectiva profética; en la Biblia hebrea, la perspectiva dominante es la de la Torá. En este sentido, se comprende que, de los diez temas desarrollados en el vol. 2, ocho estén directamente tomados de la Torá: 1. creación; 2. alianza-elección; 3. patriarcas; 4. tierra prometida; 5. éxodo; 6. el centro de la vida de Israel: la Torá; 7. el lugar de la vida ante Dios: el culto; 8. Moisés. Los otros dos tratan del reino de David y de Sión. A pesar de ello, Rendtorff reconoce que las diferencias entre la Biblia judía y el Antiguo Testamento cristiano no menoscaban la conexión teológica fundamental existente entre ambas. La teología bíblica no ha de preguntarse tanto por las diferencias entre los dos Testamentos o por el cumplimiento del Antiguo en el Nuevo cuanto por el significado del Antiguo Testamento para la comunidad cristiana y para sus propias Escrituras, esto es, para el Nuevo Testamento.
Como los dos autores anteriores, House¹⁴ sigue una aproximación de tipo canónico. Como nota especial, cabe destacar la importancia que concede a la «unicidad de Dios», por considerarla el principal elemento de unión de las diversas representaciones de Dios en el Antiguo Testamento.
3.2. De tipo pluralista: Brueggemann y Gerstenberger
Aunque desde presupuestos distintos, Brueggemann y Gerstenberger coinciden en subrayar el pluralismo de los textos bíblicos, que, como es lógico, se ha de reflejar en la interpretación de la teología del Antiguo Testamento.
En la última parte de su teología del Antiguo Testamento¹⁵ , titulada «Perspectivas para una interpretación teológica» (pp. 705-750), Brueggemann escribe: «Propongo un cambio contextual de una interpretación hegemónica (reflejada aún a mediados del siglo XX por Walter Eichrodt y Gerhard von Rad y más recientemente por Brevard Childs) hacia un contexto interpretativo pluralista (reflejado en los textos bíblicos, en sus intérpretes y en la cultura en sentido amplio)» (p. 710). Con esta propuesta, Brueggemann intenta desmarcarse de los autores señalados, aunque es consciente de que no se puede avanzar en la materia sin tomar en consideración los estudios previos (p. 1), especialmente los de Eichrodt («el primer modelo importante de teología del Antiguo Testamento»: p. 27), von Rad («el segundo modelo importante de teología del Antiguo Testamento»: p. 31) y Childs («el mejor exponente de la teología bíblica»: p. 89).
Pero es consciente, asimismo, de que para avanzar no basta con volver la vista a los grandes intérpretes, sino que se requiere además tener en cuenta «las nuevas cuestiones que surgen de contextos contemporáneos» (p. 1). Para Brueggemann, la interpretación teológica de la Biblia se halla en una situación nueva, que califica de «postmoderna», aunque –según él– lo más importante no es el calificativo, sino el hecho de estar ante «una comunidad interpretativa pluralista que nos permite ver el carácter polifónico del texto»¹⁶. (En realidad, postmodernismo y pluralismo son dos conceptos afines, ya que «la conciencia de pluralismo es uno de los rasgos más característicos atribuidos a la postmodernidad», como nota Bauman.)¹⁷
En opinión de Brueggemann, la teología del Antiguo Testamento gira en torno al lenguaje / discurso de Israel sobre Dios: «...what we have in the Old Testament is speech, nothing else» (p. 713). Su acercamiento al texto bíblico es el de la crítica retórica: el estudio del lenguaje en cuanto tal (estilo, estructura, simbolismo, asonancia, etc.). En él, se advierte también la influencia de la filosofía del lenguaje de P. Ricoeur y la sociología del conocimiento de N. K. Gottwald, a quienes cita reiteradas veces. Este último le ayuda a comprender la dinámica bipolar de la teología del Antiguo Testamento: Dios está en el proceso social, pero también por encima de tal proceso (en la palabra revelada). El lenguaje crea el mundo en el que se presenta a Dios. El teólogo tiene que analizar el lenguaje de Israel acerca de Dios en las múltiples formas que reviste en los textos bíblicos, esto es, tiene que analizar el testimonio de Israel en las palabras bíblicas. La metáfora central de la teología del Antiguo Testamento es testimonio. Esta metáfora hace justicia a la naturaleza variada de los textos, a la amplia pluralidad de voces / testimonios que rivalizan en el texto (p. 713). La tarea no es comprender la intención de los autores bíblicos, sino escuchar el testimonio del texto, entrar en el mundo de la Biblia y descubrir el nuevo ser que ella nos ofrece.
Brueggemann organiza el lenguaje del texto bíblico en cuatro categorías de discurso o cuatro tipos de testimonio, que dan título a las cuatro primeras partes de su teología: 1) El testimonio central de Israel, que es lenguaje de alabanza y gratitud. El testimonio sobre Dios aparece en las sentencias verbales (que proclaman a Yahvé como el Dios que crea, promete, libera, manda y guía), en los adjetivos (que caracterizan a Yahvé como misericordioso, fiel, amoroso, justo y recto [Ex 34,6-7 es «un credo de adjetivos»], términos todos relacionales, no absolutos) y en los substantivos (que presentan a Yahvé como Dios protector [juez, guerrero, rey, padre] y providente [artista, alfarero, curandero, jardinero, madre y pastor]). Tomados todos juntos, estos atributos testimonian la pasión, el celo y el sentimiento de Yahvé por Israel. 2) El contra-testimonio de Israel, con que los israelitas lamentan las penas y tragedias de sus vidas, dejando traslucir el lado oculto, ambiguo, oscuro y negativo de Dios, sobre todo en el lenguaje de los sabios, de los profetas y de los salmistas. En su conjunto, el contra-testimonio mantiene una tensión con el testimonio central de Israel. 3) El testimonio no solicitado de Israel, que incluye testimonios indirectos sobre la naturaleza de Yahvé derivados de las relaciones de alianza y de otras formas de relación entre Yahvé e Israel. 4) El testimonio personificado de Israel, que se centra sobre aquellas formas de mediación (la Torá, el rey, el profeta, el culto, el sabio) que permiten al pueblo experimentar a Yahvé en diversas manifestaciones intelectuales y culturales. Todos median la vida que procede de Yahvé.
En unas «Observaciones preliminares», Gerstenberger¹⁸ sostiene que el Antiguo Testamento no posee unidad teológica, sino pluralidad de teologías, correspondientes a las diferentes experiencias de Dios y al contexto en el que se desarrollaron. Su obra se basa en una serie de conferencias dadas en Brasil y en Alemania. (Yo me atrevo a añadir: también en España, concretamente en Salamanca. Efectivamente, en el XXI Simposio de Teología Trinitaria [20-22/10/1986], Gerstenberger tuvo una ponencia sobre «El Dios de Israel y la realidad social del pueblo» [cf. El Dios cristiano y la realidad social, SET 21 (Salamanca 1987) 35-57], en la que ya se contenía en germen –según su propia confesión– la que un día esperaba que sería una teología del Antiguo Testamento. Una comparación de aquella ponencia con su teología actual lo confirma plenamente. En el fondo de su ponencia, latía «el problema de la interrelación entre Dios y la sociedad» o, dicho con otras palabras, «las transformaciones de Dios en la historia de Israel» debidas a los cambios sociales [p. 36].) Después de un «Esbozo de la historia social de Israel» (cap. 2), al comienzo del cap. 3 de su obra Teologías en el Antiguo Testamento, Gerstenberger escribe: «Los cinco principales capítulos que siguen (sobre Dios en la familia, en la aldea, en la confederación tribal, en la monarquía y en las comunidades postexílicas) tienen todos una orientación sociológica. Intento mostrar las ideas características de Dios y otras conformaciones teológicas en cada uno de sus contextos sociales»¹⁹.
Pero Gerstenberger no se conforma con mostrar las transformaciones sociales en los tiempos del antiguo Israel, sino que desea relacionar los conceptos básicos de las Escrituras hebreas, en los que se perciben dichas transformaciones, con la situación social actual. Tomando como base el Antiguo Testamento, trata de buscar una «imagen de Dios para nuestro mundo globalizado del tercer milenio d.C.» (p. 224). «Nuestras concepciones sobre Dios no son en sí mismas muy importantes. Lo realmente importante es la dinámica desarrollada por la fe, para que sea efectiva en la historia del mundo. Una creencia en Dios que se precie de «contemporánea» debería estar orientada hacia unos objetivos cristianos y humanos, hacia la justicia, la paz y la preservación de la creación» (p. 242).
En suma, tanto Brueggemann como Gerstenberger subrayan el carácter pluralista de los textos veterotestamentarios –enfatizando, el primero, las cuestiones del lenguaje y, el segundo las cuestiones sociales– a la par que intentan mostrar su valor para el mundo actual.
3.3. De tipo sistemático: Preuss y Kaiser
La orientación sistemática del estudio teológico del Antiguo Testamento ha estado presente en las teologías del Antiguo Testamento desde sus orígenes hasta nuestros días. Muchos exégetas –Preuss y Kaiser, entre ellos– se han preguntado por la existencia de una idea, un tema, un principio o un centro en torno al cual se puedan aglutinar los contenidos del Antiguo Testamento. Pero las propuestas han sido tan diversas que hacen dudar de la existencia de tal centro.
Preuss²⁰ opta expresamente por un modelo de teología sistemática, principalmente por dos razones: primera, porque «una exposición de carácter sistemático se presta mejor a la visión de conjunto» (p. 40); segunda, «porque, en definitiva, el AT tiene, sin duda, un centro» (p. 41). En su opinión, «el AT da testimonio en primer lugar de la acción de Yahvé, y no de su «ser». Por consiguiente, quien busque su centro ha de hablar de sus «acciones» (p. 47). En consecuencia, propone como centro del Antiguo Testamento «la elección de Yahvé que opera en la historia de Israel para llevarlo a la comunión con su universo» que al mismo tiempo es una acción que obliga a este pueblo (y a las naciones)» (p. 49). De ahí, el subtítulo de cada volumen (1. Yahvé elige y obliga; 2. El camino de Israel con Yahvé) y las cuatro partes de su teología: 1) Los fundamentos de la elección; 2) Yahvé es el que elige (Yahvé y su mundo); 3) la elección originaria y su elaboración posterior, y 4) las consecuencias de la elección (antropológicas, éticas, apocalípticas...).
Una exposición sistemática, según Preuss, ayuda a «captar la relación del AT con el NT, en la que tiene que basarse la teología cristiana» (p. 40). Pero, en realidad, las referencias al Nuevo Testamento en su teología son mínimas. Tan solo un par de guiños al final del segundo volumen: «El carácter abierto
del AT no significa ni directa ni solamente su apertura al NT. De esta última solo puede hablar el teólogo que arranca del NT» (p. 510). «Si al final hay que acudir al NT [...] para el propósito (cristiano) de construir una teología bíblica
, a la hora de reinterpretar [...] los testimonios del AT, este se encargará él mismo de que su mensaje no se minimice» (p. 512).
Kaiser, en el Epílogo de su Teología, afirma: «Quien lee el Antiguo Testamento tiene que vérselas continuamente con su Dios» (vol. 3, p. 425). Precisamente, el Dios del Antiguo Testamento salta a primer plano en el título, desplazando a un segundo lugar (a diferencia de lo que es habitual en los demás autores)²¹ el de teología del Antiguo Testamento. En el original alemán,