Protágoras
5/5
()
Información de este libro electrónico
Platón
Platon war ein antiker griechischer Philosoph. Er wurde 428/427 v.Chr. in Athen oder Aigina geboten und verstarb 348/347 v.Chr. in Athen.
Lee más de Platón
Diálogos I Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Obras de Platón [Diálogos socráticos, Diálogos polémicos, Diálogos dogmáticos y La República] Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Obras de Platón: Biblioteca de Grandes Escritores Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Relacionado con Protágoras
Libros electrónicos relacionados
Fedón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Sofista Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDiálogos II Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Diálogos IV Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDiálogos V Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDiálogos III Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHipias mayor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPrimer Alcibíades Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHipias Menor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El banquete o del amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Platón II: Gorgias, Menéxeno, Eutidemo, Menón, Crátilo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLisis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Fedro o del amor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ética a Nicómano Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Parménides Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl fedón Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFedro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl banquete o del Amor (Anotado) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Metafísica Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Obras Completas de Platón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Eutidemo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGran moral Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Acerca del Alma Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Colección de Platón: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Diálogos VII Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La República Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas leyes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTeeteto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Edipo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesObras Inmortales de Aristóteles Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Clásicos para usted
El libro de los espiritus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Yo y el Ello Calificación: 4 de 5 estrellas4/550 Poemas De Amor Clásicos Que Debes Leer (Golden Deer Classics) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Principito: Traducción original (ilustrado) Edición completa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Meditaciones Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Arte de la Guerra - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Viejo y El Mar (Spanish Edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los 120 días de Sodoma Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Política Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Ilíada y La Odisea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El sobrino del mago: The Magician's Nephew (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El lobo estepario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL Hombre Mediocre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La ciudad de Dios Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poemas de amor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las 95 tesis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Don Quijote de la Mancha Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La interpretación de los sueños Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El conde de Montecristo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5To Kill a Mockingbird \ Matar a un ruiseñor (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los hermanos Karamázov Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL PARAÍSO PERDIDO - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La vuelta al mundo en 80 días Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El leon, la bruja y el ropero: The Lion, the Witch and the Wardrobe (Spanish edition) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Ilíada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Introducción al psicoanálisis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La ultima batalla: The Last Battle (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Protágoras
4 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Protágoras - Platón
PROTAGORAS
Un amigo, Sócrates
Amigo.– ¿De dónde sales, Sócrates? ¿No es evidente que de andar a la caza de los favores de Alcibíades? Por cierto, el otro día, al verle, me pareció, en verdad, un hombre hermoso todavía y, con todo, un hombre, Sócrates, dicho sea entre nosotros, y apuntándole ya una espesa barba.
Sócrates.– Bueno, ¿y qué? ¿Acaso no eres tú admirador de Homero, el cual dijo que la edad más agradable es la de la primera barba, precisamente la edad que tiene ahora Alcibíades?
Am.– ¿Y cómo están ahora las cosas? ¿Vienes de estar con él? ¿En qué disposición se encuentra el joven contigo?
Sóc.– En buena, me pareció, y especialmente hoy, pues habló mucho en mi favor, prestándome apoyo. Precisamente vengo de estar con él. Sin embargo, voy a decirte algo inimaginable: Pese a estar él presente, no le prestaba atención, y muchas veces me olvidaba de él.
Am.– ¿Y qué cosa ha podido pasar entre tú y él? Porque, indudablemente, no habrás encontrado en esta ciudad otro más hermoso.
Sóc.– Pues sí; y con mucho.
Am.– ¿Qué dices? ¿Es de aquí o es extranjero?
Sóc.– Extranjero.
Am.– ¿De qué país?
Sóc.– De Abdera.
Am.– ¿Y tan hermoso te ha parecido ese extranjero como para resultarte más hermoso que el hijo de Clinias?
Sóc.– ¿Cómo no ha de ser, mi buen amigo, que lo más sabio me resulte lo más hermoso?
Am.– ¿Pero es acaso un sabio, Sócrates, lo que acabas de encontrarnos?
Sóc.– Pues sí; y, sin duda, al más sabio de los que actualmente viven, si es que Protágoras te parece el más sabio.
Am.– ¡Oh! ¿Qué dices? ¿Ha llegado Protágoras?
Sóc.– Hace ya tres días.
Am.– ¿Y vienes ahora de estar con él?
Sóc.– Así es. Y hemos mantenido una larga conversación.
Am.– Entonces, si no tienes inconveniente, ¿por qué no nos la cuentas? Siéntate aquí; ocupa el asiento de este esclavo.
Sóc.– De acuerdo, y lo haré con mucho gusto, si queréis escucharme.
Am.– Y nosotros te lo agradeceremos, si nos la cuentas.
Sóc.– En ese caso, el gusto sería doble. Así que, ea, escuchad: Anoche, antes de amanecer, Hipócrates, hijo de Apolodoro y hermano de Fason, picó insistentemente con su bastón a mi puerta y, una vez que alguien le abrió, al punto entró precipitadamente y, dando grandes voces, dijo: «Sócrates, ¿velas o duermes?». Entonces yo, reconociendo su voz, me dije: «Este es Hipócrates», y le pregunté «¿Qué nuevas me traes?». «Ninguna que no sea buena», replicó. «Enhorabuena, pues –repuse–, pero ¿de qué se trata y por qué vienes a esta hora?». «Protágoras está aquí», dijo, parándose ante mí. «Desde anteayer –repuse–. Pero ¿es que acabas de enterarte?». «¡Por los dioses! –exclamó–, que no me enteré hasta ayer tarde». Y, palpando la cama en la oscuridad, se sentó a mis pies y añadió: «Como te lo digo, que fue ayer tarde, a última hora, a mi llegada a Oinoe. Pues mi esclavo Sátiro se había escapado y, si bien pensaba comunicarte que iba a ir a buscarle, sin embargo, me olvidé, no sé por qué. Una vez de vuelta, después de cenar, al ir a acostarnos, fue cuando mi hermano me dijo que Protágoras estaba aquí. Lo primero que pensé fue venir a decírtelo; pero, luego, me pareció que la noche estaba ya demasiado avanzada. Sin embargo, tan pronto como el sueño me libró de la fatiga, me levanté rápidamente y vine para acá». Entonces yo, reconociendo su valentía y su excitación, le dije: «¿Pero en qué te incumbe esto? ¿Te ha ofendido en algo Protágoras?». El, riéndose, contestó: «¡Por los dioses!, Sócrates, ¡Claro que sí! Ya que sólo él es sabio y a mí no me hace tal». «Pero, ¡Por Zeus! –repliqué–, si le ofreces dinero y le convences, te hará sabio». «Si por eso es –dijo–. ¡Por Zeus y todos los dioses! que no escatimaré mi dinero ni el de mis amigos. Y por eso precisamente acudo ahora a tí: Para que le hables de mí, pues yo soy aún demasiado joven y nunca he visto ni oído a Protágoras, ya que la primera vez que vino aquí yo era aún un niño. Pero todos le ensalzan, Sócrates, y dicen que, hablando. es el más sabio. ¿Por qué no vamos a su casa para cogerle dentro? se aloja, según he oído, en casa de Calias, el hijo de Hipónico. Vayamos, pues». «Todavía no, buen amigo –repuse–. Es temprano para ir allí. Salgamos, entretanto, al patio, y esperemos, mientras paseamos, a que amanezca. Y, después. vamos. Protágoras pasa mucho tiempo en casa; de modo que, tranquilízate, le cogeremos, seguramente, dentro».
Después de esto, nos levantamos y salimos al patio. Yo, para tantear el ánimo de Hipócrates, le pregunté, al tiempo que le observaba atentamente:
– Dime, Hipócrates; ahora pretendes acudir a Protágoras y gastarte con él tu dinero, pero ¿a qué clase de hombre te diriges? ¿En qué piensas salir convertido de sus manos? Supón que te diera por acudir a tu homónimo, Hipócrates de Cos, el de los Asclepíades, y gastarte con él tu dinero; si alguien te preguntase: «Dime, Hipócrates, ¿piensas gastar tu dinero con Hipócrates en tanto que es qué?». ¿Qué responderías?
– Respondería –dijo–, que en tanto que es médico.
– ¿Y para convertirte en qué?
– En médico –dijo.
– Y si te diera por acudir a Policleto de Argos o a Fidias de Atenas y gastarte con ellos tu dinero, y si alguien te preguntase: «¿Piensas gastar tu dinero con Policleto y con Fidias en tanto que son qué? ¿Qué responderías?
– Respondería que en tanto que son escultores.
–¿Y para convertirte en qué?
– En escultor, evidentemente.
– Pues bien –repuse–, ahora es a Protágoras a quien acudimos tú y yo. Y estamos dispuestos a pagarle por tu instrucción, si es que alcanza nuestra fortuna para con ella convencerle, y, si no, echando mano de la de los amigos. Si alguien, al vernos tan empeñados en este propósito, nos preguntase: «Decidme, Sócrates e Hipócrates, ¿pensáis gastar vuestra fortuna con Protágoras en tanto que es qué?». ¿Qué responderíamos? ¿Por qué otro nombre oímos llamar a Protágoras? Así como a Fidias le llaman escultor y a Homero poeta, a Protágoras ¿qué nombre se le da?
– A este hombre, Sócrates. Le llaman sofista.
– Entonces, ¿vamos a gastar nuestra fortuna con él en tanto que sofista?
– Exactamente.
– Y si alguien te preguntase: «Acudes a Protágoras para convertirte ¿en qué?»
Entonces él se ruborizó (ya empezaba a amanecer, por lo que