Slow Food
«Si un gastrónomo o un agricultor no es ecologista, es estúpido»
En 2003, Carlo Petrini paseaba por la Puerta del Sol de Madrid y descubrió la primera edición de Milenio Carvalho, la novela póstuma de su amigo, el escritor barcelonés Vázquez Montalbán (ver entrevista en el número 105 de la revista). No podía tener una sorpresa mayor que la de encontrarse convertido en un personaje admirado por el detective más gourmet de la historia de la novela negra. Carvalho, al igual que su creador, hacía suya la filosofía de Slow Food, el movimiento ecogastronómico internacional creado por Petrini a finales de la década de 1980 para defender un sistema alimentario – tal como dice su lema–bueno, limpio y justo.
Petrini no es vegetariano, pero más de treinta años después, sus ideas a favor de los pequeños productores y de la biodiversidad, así como de un hedonismo responsable, se muestran más vigentes que nunca. Hace poco pasó por Barcelona para explicarlas en una mesa redonda organizada por la Cámara de Comercio Italiana. Nuestros amigos de la revista –y movimiento de productores y consumidores–Arrels (Raíces) aprovecharon la ocasión para entrevistarlo. La conversación comenzó hojeando un dossier dedicado a los huertos.
Usted dijo, hace pocos años, que tener un huerto es un símbolo de resistencia. ¿Todavía así, en 2021?
Trabajar directamente con la tierra puede ser un cambio de modelo muy importante. Durante mucho tiempo nosotros pedíamos a la tierra una producción más intensiva y ahora más bien necesitamos una reconciliación con ella, una regeneración de los suelos, para recuperar su
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