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Mikel Lejarza

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Mikel Lejarza
Información personal
Nombre de nacimiento Mikel Lejarza Eguía Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 1947 o 1952 Ver y modificar los datos en Wikidata
Villaro (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Información profesional
Ocupación Espía Ver y modificar los datos en Wikidata
Seudónimo Lobo/El Lobo y Gorka Ver y modificar los datos en Wikidata
Miembro de Euskadi Ta Askatasuna (hasta 1975) Ver y modificar los datos en Wikidata

Mikel Lejarza Eguía, más conocido como El Lobo (Villaro, c. 1951), es un operativo antiterrorista de los servicios de inteligencia españoles que logró infiltrarse en la cúpula de ETA político-militar a principios de la década de 1970. Proporcionó la información necesaria para desarticular la dirección de la banda, lo que resultó en la detención de unos ciento cincuenta etarras en 1975.[1]

Existe muy poca información fiable sobre su biografía. Lejarza provendría de una familia vascohablante de orientación carlista e ingresó en el Servicio Central de Documentación a principios de la década de 1970, en pleno tardofranquismo. Tras la operación de 1975, se convirtió en uno de los principales objetivos de ETA, por lo que se sometió a varias cirugías faciales para alterar su aspecto físico. Probablemente asumió una identidad falsa mientras continuaba al servicio de la inteligencia española.[2][3]​ Reapareció por primera vez en 2016, con fuertes medidas de seguridad.[4]​ En 2022 publicó sus memorias.[5]

Biografía

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Infiltración en ETA

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Nacido en 1947 o 1951 en Villaro,[6]provincia de Vizcaya, en el seno de una familia vascohablante de tradición carlista.

Fue reclutado en su juventud a principios de los años setenta (a finales de la dictadura franquista) por los servicios secretos españoles (Servicio Central de Documentación o SECED) con el fin de infiltrarlo en el núcleo dirigente de ETA. Esto ocurrió en los últimos años del franquismo, una época de desbordante ebullición política en el País Vasco, cuando sectores de la sociedad vasca veían en ETA un movimiento de resistencia ante un régimen dictatorial.

Lejarza llegó a ser uno de los máximos responsables de la infraestructura de ETA político-militar gracias a los medios materiales y económicos que los aparatos del Estado le proporcionaban. «Lobo» se dedicó a facilitar a los terroristas pisos repartidos por toda la geografía española, los cuales estaban permanentemente controlados por los servicios secretos. Así es como «Lobo» se ganó la confianza de ETA (p-m) y se convirtió con el tiempo en parte fundamental de la estructura organizativa.

Repercusión

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Proporcionó a las fuerzas de seguridad la información que hizo posible descabezar en 1975 la cúpula de ETA (p-m). Entonces fueron arrestados en Madrid y Barcelona los principales dirigentes, entre los que se encontraban Ezkerra y Wilson, así como más de ciento cincuenta etarras. Lejarza se opuso a que la operación se realizara en ese momento pues, a su juicio, de haber esperado un poco más se podía haber desarticulado definitivamente a ETA. Tras este golpe, su identidad quedó al descubierto.

Otra de las consecuencias de aquella operación fue que un intento de fuga de varios miembros de ETA encarcelados en Segovia quedara abortado en 1975, aunque unos meses más tarde sí se produjo con éxito. El 27 de septiembre de ese año fueron fusilados, en aplicación de las condenas a muerte tras consejos de guerra, los militantes de ETA p-m Juan Paredes Manot, alias Txiki y Ángel Otaegui, al igual que los militantes del FRAP José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y Humberto Baena. Estas ejecuciones, las últimas del régimen franquista, provocaron una campaña de protestas en numerosas capitales europeas.

Destapada la fuente de información, ETA puso precio a la cabeza de Mikel Lejarza y empapeló las calles con su fotografía bajo el lema «Se busca». Desde entonces «Lobo» fue objetivo prioritario de ETA. Según se ha afirmado en medios de comunicación, Lejarza se cambió la cara en una operación de cirugía facial y vive bajo una identidad falsa. Pese a haber concedido entrevistas a diferentes medios de comunicación, desde el año 1975 nada se sabe a ciencia cierta sobre Mikel Lejarza. En estas entrevistas suele aparecer un hombre con el rostro oculto que los entrevistadores presentan como «Lobo».[3]

Según el libro de Fernando Rueda (2019), desde 1975 ha estado persiguiendo a etarras durante catorce años en España y otros países como México y también ha participado en operaciones contra el terrorismo islámico y el narcotráfico; según Rueda, incluso se infiltró en grupos de comunicación e investigó a personas como Mario Conde cuando era director de Banesto para que no se quedara con grupos televisivos como Antena 3 o el grupo Godó.[2]

El «Lobo» en el arte

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Desde principios de siglo se viene produciendo una ingente cantidad de reportajes, libros, documentales e incluso una película, El Lobo, producida por Mundoficción -propiedad de Unedisa, editora del diario El Mundo- y protagonizada por Eduardo Noriega en el papel de «Lobo» (bajo el nombre del personaje «Txema Loigorry»).

Programas como Milenio 3 y Cuarto Milenio (ambos presentados por Iker Jiménez) han tratado en numerosas ocasiones sobre la vida del Lobo.

Bibliografía

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Véase también

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Referencias

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Enlaces externos

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