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Implantado

Summary:

Pero este no es el momento de pensar en ello. Tiene asuntos pendientes con Cartman, y la ira que quema a fuego lento en su interior le es suficiente para ignorar el frío que carcome sus pies descalzos. Le pasa por dejarse endulzar el oído, piensa con saña, maldiciéndolo por lo bajo.

Kyle despierta tras un sueño, que es más bien una pesadilla, y está convencido de que Cartman tiene algo que ver.

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AO3 Favorite Tags Bingo 2024

Notes:

Tercer tag del 'Ao3 favorite tags bingo'

Etiqueta utilizada: Dinámica Alfa/Beta/Omega No Tradicional

Mirenme, terminando un fic a menos de dos días del último. Y este lo terminé hoy mismo jojo. Más Kyman omegaverse para el alma. Las advertencias tienen spoilers

Advertencias: No beteado (todavía), Omegaverse (Alfa!Kyle, Omega!Cartman), mención de embarazo masculino, mención de embarazo adolescente, susto de embarazo, comportamiento posesivo (un poquito no más), manipulación emocional, sugestión, lenguaje soez (es South Park y yo lo intenté)

PSD: A mi, particularmente, me gusta más Alfa Cartman, pero el tag es 'no tradicional' y dije... ¿por qué no?

PSD2: esté está más suavecito qué 'Casualidad orquestada', pero tiene lo suyo... espero

(See the end of the work for more notes.)

Work Text:

Implantado

—¡Hijo de puta! —grita Kyle lanzándose contra Cartman, quién, al no esperárselo, cae estrepitosamente al suelo por el peso de su cuerpo.

El pelirrojo no pierde el tiempo, y logra propinarle un par de puñetazos antes de que el castaño salga de su impresión y sostenga sus muñecas, procediendo a girarlos y dejarlo bajo él.

—¡¿Qué carajos Khal?! —grita Cartman de regreso, luchando por no recibir una patada en la entrepierna, luciendo más confundido que molesto.

Kyle no le presta mucha atención a ello, dejando escapar otro grito gutural, retorciéndose bajo el fuerte agarre del castaño, luchando por liberarse como si su vida dependiera de ello. No depende de ello, claro, pero en ese momento con la ira burbujeando bajo su piel, se siente como si lo hiciera. A lo lejos puede escuchar a Kenny y Stan debatir si deberían separarlos o no; al menos asume que eso es lo que están deliberando, considerando que con la sangre bombeando en sus oídos no puede escuchar sus palabras exactas, aunque espera decidan no intervenir.

Su objetivo es despellejar vivo al estúpido, imbécil, retrograda e hijo de puta…

—¡Con un demonio, quédate quieto! —Cartman alza sus brazos dejando caer casi todo su peso sobre él, lo que limita sus movimientos a tal punto de finalmente detenerlo. —¿Se metió arena en tu vagina de nuevo? Con un carajo, esta no es forma de tratar a tu omega.

—¡Voy a matarte! —vocifera ignorando sus palabras, y dado que no puede removerlo de encima suyo físicamente, lo mira con tanta ira como le es posible. —¿Qué es tan gracioso gordo de mierda? —gruñe cuando la única reacción del castaño es dejar escapar una carcajada.

—Quiero verte intentarlo —responde con un tono dulce, inclinándose sobre él hasta que sus narices se rozan. Deliberadamente, aprieta sus muñecas, gesto que sirve para recordarle al pelirrojo que es Cartman quién tiene el control en ese momento, y al mismo tiempo se siente como una caricia; atrapado como está, bajo el cuerpo del otro, no puede ocultar el estremecimiento que lo recorre y la satisfacción en los ojos de Cartman hacen que su bajo vientre se caliente—. Ahora, hablando en serio, ¿qué te tiene tan alterado? ¿estás en tu período o qué carajos?

Y como siempre, cada vez que su estómago se llena de mariposas, el imbécil tiene que decir algo que arruine el momento. En este caso, algo que le recuerda porque está tan molesto con él.

—¡No estoy en mi período! —responde, con renovada energía ante la condescendencia en su tono, retorciéndose tanto como puede en un intento desesperado de sacárselo de encima—. Y todo es tu culpa, maldito… imbécil…. ¡quítate de encima!

—Na-ah, no hasta que me expliques cuál es tu maldito problema tan temprano en la mañana —Cartman se acomoda, para asegurarse que no pueda liberar sus piernas y patearlo como claramente quiere hacer—. Honestamente Khal, ¿Qué diría tu madre en estos momentos? Comportándote como un alfa incivilizado —niega chasqueando la lengua, en un claro gesto de desaprobación.

—Mi problema —dice entre dientes, halando sus brazos sin conseguir nada más que tensar sus músculos—, eres tú y tu calenturiento trasero.

—Khal, usa tus palabras de niño grande —canturrea, alzando una ceja—. No puedo ayudar si sigues insultándome de esa forma. Vamos, yo sé que tú puedes.

Gruñe bajo, furia encendiendo sus venas. Arquea su cuerpo en un último intento de liberarse de su agarre, y Cartman está tan concentrado en comportarse como el gran hijo de puta que es, que no tiene tiempo a reaccionar cuando logra patear su entrepierna. Deja escapar un grito adolorido, soltando sus brazos para rodar y cubrir sus partes nobles.

—¡Con un carajo Khal! —grita el omega, retorciéndose por el dolor.

—¡Es lo que te mereces por dejarme embarazado! —grita poniéndose en pie rápidamente, listo para darle otra patada.

—Oh bube, estoy tan feliz por ti —el aire se escapa de sus pulmones ante el fuerte abrazo de su madre, de lado para no aplastar su vientre semi abultado. Mira a su alrededor como puede, un poco desorientado, tomando nota de la decoración en la casa que no estaba ahí esa mañana… ¿ese día?

—Todo un adulto ya, formando su familia —comenta su padre a unos pasos, palmeando con algo de fuerza el hombro de Cartman, que rie nerviosamente a su lado.

Kyle está demasiado distraído con la pancarta encima del umbral que separa la sala del comedor, de un verde pastel con bordes dorados. Las palabras 'Baby Shower' escritas a mano con una letra elegante y delicada, caligrafía que reconoce como la de Cartman, siendo el único en el grupo que pondría tanto empeño en algo tan nimio. Alrededor, hay más cosas decorando el lugar en verde y dorado; ocupando el lugar que debería corresponderle al televisor hay una mesa, con un mantel blanco y un montón de regalos perfectamente envueltos.

—No voy a negar que me hubiera gustado esperaran un poco más —continua su madre guiándolo al sillón individual, haciéndolo sentarse—. Pero estoy orgullosa de ti, bube.

En el sofá, frente a él, están sentados Stan, Kenny y Butters. Sentados en el suelo, comiendo algunas magdalenas, están Tweek, Craig y Tolkien, parada cerca de la puerta está Wendy. Todos lucen emocionados de estar ahí, por alguna razón que no puede comprender. Su padre sigue hablando con Cartman, Liane entra a la sala desde el comedor llamando a su madre, algo sobre la comida. La mujer aprieta su mejilla antes de seguir a Liane hacia la cocina; Butters se ríe de algo que comenta Kenny, Stan se gira para hablar con Wendy, ofreciéndole su asiento, y los otros tres hablan entre ellos calmadamente.

—Hey, ¿puedo saludar al bebé? —la voz de Ike llega a su lado de pronto, sobresaltándolo. Se gira para ver a su hermano, que sonríe ampliamente, incapaz de ocultar su emoción.

—Ike… ¿qué? —parpadea bajando la vista, encontrándose conque lleva puesto un suéter rojo, más grande de lo que suele usar, por lo que asume le pertenece a Cartman, pero no lo suficiente como para ocultar su vientre.

Su vientre, hinchado y redondeado, que roza con la tela del suéter cada vez que respira. Siente su estomago revolverse y se sobresalta al sentir una presión desde el interior. No nota que ha dejado escapar un grito hasta que siente una mano sobre la suya, haciéndole girarse y encontrándose con la mirada preocupada de Cartman.

—¿Estás bien? —pregunta el castaño con una suavidad antinatural, acariciando sus dedos. Todos los ojos en la sala están sobre ellos y siente sudor arremolinarse en la base de su cuello.

—El bebé pateo, me tomó por sorpresa —se escucha decir y eso le sobresalta de nuevo. ¿Cómo carajos sabe que es una patada del bebé? ¿por qué carajo su voz se oye tan alegre cuando su interior es una maraña de confusión y nervios?

La preocupación en el rostro de Cartman es reemplazada por una sonrisa enorme, felicidad brillando en sus ojos y puede sentir su cuerpo relajarse contra su voluntad. Sin mediar otra palabra, el castaño alza su suéter hasta la cima de su vientre, ignorando el chillido en protesta que se le escapa, y procede a colocar sus manos contra su abdomen. La presión de un segundo antes regresa con más fuerza, contra el punto justo en que las manos de Cartman hacen contacto con su piel. Para su completo horror, Cartman desliza sus manos por todo su vientre, inclinándose hasta apoyar su mejilla contra la parte más alta, y otras manos se unen a las suyas, las de Ike, que hace un comentario que, en otra circunstancia sería bien intencionado, sobre lo enorme que está.

A ellos se unen Stan y Kenny, y luego Butters, y su madre, y su padre, y Liane. Luego Wendy, luego Tolkien. Luego Tweek y Craig, y otras manos de alguien a quién no puede identificar que no estaba ahí un segundo antes.

Kyle no puede entender lo que están diciendo, una mezcla de felicitaciones y gruñidos suaves de aprobación. Alguien comenta lo fuerte que patea el bebé, otro dice que seguro se parecerá mucho a Cartman.

El aire empieza a faltarle, mira a su alrededor y solo puede ver rostros que se mezclan unos con otros, sonrisas que empiezan a deformarse y cuencas vacías. Sus ojos caen finalmente en Cartman, el único rostro que permanece normal, quién lo mira con tanta adoración que se atraganta.

Abre la boca, listo para gritar.

—Wow, deberías estar en cama reposando —se gira encontrándose con Cartman parado en el marco de la puerta, su ceño fruncido y de no ser por la bandeja que lleva en manos seguro estaría de brazos cruzados.

—Estaba inquieto y quería ver si es que tenía hambre —dice en voz baja, sus brazos moviéndose suavemente de arriba abajo, el peso en ellos duplicándose lo que lo hace consciente de este.

—Debiste esperar a que regresara, el médico dijo que te queda al menos una semana de reposo —la voz del castaño pasa a segundo plano cuando baja la vista encontrándose con un bebé en sus brazos.

El bebé le regresa la mirada, sus ojos heterocromáticos observándolo con curiosidad. Su corazón se acelera, podría jurar que se duplica en tamaño, y la respiración se le corta al examinar con detenimiento al bebé. Tiene la carita regordeta, aún enrojecida y cubierta de esa pelusa blanca que todos los bebés parecen tener en las primeras semanas de vida; sobre su frente cae una mata de rizos castaños, aunque puede ver algunos tonos rojizos por debajo así que tal vez, cuando sea mayor, el marrón se volverá rojo. Eso seguro que no le gustará mucho a Cartman, pero es su culpa por haberse casado con un pelirrojo.

Casarse…

Acomoda al bebé para alzar su mano izquierda, encontrándose en su dedo anular un anillo de bodas. Es una banda plateada, con múltiples piedras pequeñísimas de un suave verde. Es hermoso. Se siente caliente contra su dedo.

Vuelve la vista hacia el bebé, su corazón subiendo por su garganta. Es tan hermoso y adorable, ¿por qué se había opuesto tanto a que lo tuvieran? Una mezcla perfecta de ambos, mirándolo con más sabiduría de la que un bebé tan pequeño debería tener.

—Khal, deberías regresar a la cama —Cartman sostiene sus brazos con suavidad, guiándolo hacia allí. Sus pasos se siente titubeantes, desbalanceados, y al bajar la vista entiende el porqué, encontrándose con su vientre nuevamente hinchado y redondeado, cubierto por un suéter azul que huele como Cartman.

En la cama hay un niño, acurrucado entre las mantas, que alza la vista cuando el castaño lo hace recostarse. Inmediatamente el pequeño se desliza por la cama, hasta apoyar su mejilla contra su vientre, sus manitas envolviéndose a su alrededor. Kyle pasa su mano por su cabello, sus dedos enredándose en los rizos rojizos, sonriéndole con cariño. El pequeño alza la vista, sus ojos heterocromáticos mirándolo con intensidad, y una enorme sonrisa se expande por su carita, mucho más amplia de lo que debería en un rostro tan pequeño.

No tiene tiempo para pensar demasiado en ello cuando un llanto se escucha a la lejanía. Lo suficientemente apartado como para no identificar de donde viene, pero lo suficientemente cerca para saber que se trata de un bebé. Su bebé. ¿Dónde está su bebé?

Cartman besa su frente, acaricia suave su vientre y se pone en pie, haciendo un comentario que no escucha del todo, sus oídos vibrando, inundados con el sonido del llanto que acelera su corazón. Las manos alrededor de su vientre se vuelven más pesadas, siente una presión en los bordes y al bajar la vista el pequeño lo mira atentamente, la sonrisa en sus labios torciéndose hasta que es una mueca irreconocible, sus manitas terminan en afiladas garras que se aprietan con fuerza, como advirtiéndole que no se mueva.

Mira a su alrededor cuando Cartman regresa, dos bebés más acunados tiernamente en sus brazos. El castaño lo mira, sus ojos brillan y la sonrisa en su rostro es… errónea. Es extraña, antinatural. Todo a su alrededor es antinatural, las paredes parecen derretirse, la presión contra su vientre aumenta, el llanto de los bebés lo ahogan y por un segundo se siente desfallecer.

Abre los ojos sentándose de golpe, sudor perlando su frente. Desorientado, su primer instinto es mirar alrededor en busca de sus cachorros. Pánico se apodera de su corazón al encontrar la habitación vacía, aparte de sus cosas para la escuela en una esquina y su escritorio en tora. Su segundo instinto, cuando su respiración empieza a calmarse y el pánico disminuye, su mente recordándole que no hay ningún bebé en la habitación porque no existe, es llevar una mano a su vientre, otro tipo de miedo embargando su interior.

Sin pensar demasiado, patea sus sabanas y se apresura a levantarse, corriendo hacia su espejo de cuerpo completo encendiendo la luz de su lámpara en el camino. Con la respiración agitada, se detiene frente al espejo alzando la camiseta que usa para dormir, exponiendo su vientre. Lo encuentra tan plano como esa mañana, y la mañana anterior, y la anterior a esa, cubierto por nada más que algunas pecas difusas y su monitor de insulina a un costado. No sabe si el sentimiento que fluye por sus venas en ese momento es alivio o decepción.

Respira hondo, tanto como le es posible y sostiene la respiración unos segundos antes de dejarla escapar. Repite el proceso hasta que su corazón regresa a su ritmo normal y puede pensar con claridad.

Es entonces que cae en cuenta que fue un sueño. O una pesadilla, depende de como quiera verlo. Se sintió realista, sin embargo. Aún puede sentir el peso del cachorro en sus brazos, el calor de sus manitas alrededor de su cintura y sus ojos mirando el fondo de su alma.

Unos ojos muy parecidos a los de…

—Cartman —gruñe entre dientes. Por supuesto que tenía que ser culpa de Cartman.

—Estúpido… —masculla entre dientes regresando a su mana, pero en lugar de subir en ella busca algo bajo la almohada—… omega calenturiento —al encontrar lo que estaba buscando, escala su cama hasta alcanzar la ventana, abriéndola con más fuerza de la necesaria.

Aún mascullando entre dientes, se desliza fuera de la ventana, cuidando lo mejor que puede dónde pisa. Con practicada facilidad, se cuelga del borde de la ventana, respira hondo y se deja caer a los arbustos debajo, agradeciendo brevemente que su madre no se haya desecho de ellos todavía. Ciertamente, si descubriera que suele usarlos para escaparse de la casa cuando no tiene la escalera, que Cartman tiende a usar para meterse a su habitación, la mujer se desharía de ellos en un santiamén.

Pero este no es el momento de pensar en ello. Tiene asuntos pendientes con Cartman, y la ira que quema a fuego lento en su interior le es suficiente para ignorar el frío que carcome sus pies descalzos. Le pasa por dejarse endulzar el oído, piensa con saña, maldiciéndolo por lo bajo; le pasa por casi dejarse convencer de pasar su siguiente celo[1] con el omega. Nunca ha creído que los sueños sean señales de algo, pero este se siente como una advertencia y todo es culpa de Cartman. De alguna forma, no sabe cómo, pero le queda claro que es así, y ser su novio no va a salvarlo esta vez. Rumeando por lo bajo, tiene cuidado de por donde pisa, considerando que está descalzo, hasta alcanzar la acera frente al hogar de los Cartman.

En lugar de colarse por la ventana, como otras veces, decide probar suerte con la puerta trasera, sabiendo que cuando Liane sale muy tarde en la noche la deja abierta para no despertar a Cartman usando la principal. Tal y como pensó, al girar la perilla esta cede sin problema. Tan silencioso como puede se desliza al interior de la casa y rápidamente va hacia las escaleras, subiéndolas de dos en dos, sabiéndose de memoria donde pisar para no hacer rechistar la vieja madera; mientras menos tiempo le dé a Cartman de reaccionar, mejor.

Se detiene frente a la puerta del castaño, aprieta sus manos y respira hondo. Si no lo soluciona ahora, ese sueño podría hacerse realidad en cualquier momento. El problema no es, claro, que le moleste la idea de tener hijos con Cartman; no sabe que piensa el castaño al respecto para para él, a la larga, es lógico que terminarán casados y con cachorros.

El problema es que tienen 17. No quiere ser padre a los 17. No quiere convertirse en una estadística.

Abre la puerta de la habitación, entrecerrando los ojos un poco por lo oscura que es, las gruesas cortinas colgadas contra la ventana impidiendo que la luz de la lampara de fuera pueda entrar en la habitación. Pero no lo necesita, conoce el espacio de memoria, y sobre todo conoce perfectamente como suele dormir el estúpido omega: en el centro de la cama, explayado como estrella de mar al menos que la temperatura sea demasiado baja, o estén en una pijamada. Cuando sus ojos se acostumbran a la oscuridad lo ve tal como esperaba, incluso sus mantas están arremolinadas en sus tobillos, en algún punto se habrán deslizado ahí con todo lo que se mueve el joven.

Entra con mucho cuidado, cierra la puerta tras de sí y, sabiendo que se necesitaría más que eso para despertar a Cartman, se detiene junto a su escritorio un segundo para encender la lámpara, antes de seguir su camino hasta los pies de la cama del castaño. Lo observa largamente, su rostro relajado por el sueño haciéndole ver como el ángel que sabe no es, su respiración tranquila, desprevenido de lo que pasa a su alrededor.

Por un momento su determinación se tambalea, su parte más racional susurrando que es ilógico lo que quiere hacer. Que debería esperar al día siguiente, o mejor aún dejarlo pasar; es sólo un sueño, un sueño que no significa nada, perturbador e intenso sí, pero insignificante al final del día. Debería regresar a su cálida cama, aprovechar las pocas horas de sueño que le quedan antes de tener que empezar un nuevo día; y Cartman se ve tan pacifico, ¿realmente va a perturbar su descanso por un tonto sueño?

—Hmm, Khal —murmura entre sueños el castaño y eso lo saca de sus pensamientos.

No, debe hacerlo ahora antes de que el culón pueda endulzarle el oído de nuevo o quiera salirse con la suya.

Sube a la cama, arrodillándose entre las piernas de Cartman, su concentración puesta en sus acciones. Aprieta con fuerza el objeto en su mano, un cuchillo de caza que el tío Jimbo le había regalado hace mucho tiempo, cuando lo había llevado y a Stan al bosque para enseñarle a cazar. La otra mano la lleva a la cadera de Cartman, sus dedos envolviéndose en su ropa interior con toda la intención de bajarla.

Cartman se remueve, murmurando entre dientes e intenta girarse, pero al no poder abre sus ojos lentamente. Lo primero que nota es que su lámpara está encendida y en estado medio dormido, piensa que no debería estar así considerando que se aseguró de apagarla antes de irse a dormir. Lo segundo que nota es el cuerpo entre sus piernas, la luz permitiéndole ver la maraña pelirroja que tanto ama, lo que evita que se tense al reconocer que se trata de Kyle. ¿Qué hacia Kyle en su habitación? No tiene ni la más mínima idea, podría ser un sueño por lo que sabe, pero le importa muy poco. Una sonrisa tonta se desliza por sus labios y está por llamarlo cuando el brillo de algo más llama su atención.

Desvía la vista, aún adormilado, y le cuesta unos segundos reconocer de que se trata. En la mano, su alfa tiene un cuchillo. Un cuchillo que obviamente no es de cocina. Un cuchillo que apunta a su entrepierna.

De forma instintiva patea a Kyle antes de que pueda hacer lo que sea que está planeando hacer con ese cuchillo, ahogando un grito cuando, al caer de la cama de forma tan estrepitosa, el objeto se desliza de sus manos y por muy poco roza su piel. Eso es suficiente para despertarlo por completo. Kyle se pone en pie gruñendo bajo, mirándolo con una furia que hace años no presencia dirigida a su persona, el cabello cayendo alrededor de su rostro dándole un aspecto aún más aterrador.

El pelirrojo se lanza contra él y para lo único que tiene tiempo es para patear el cuchillo fuera de la cama, antes de que su novio pueda acordarse de que lo tenía, y girarse para sostenerlo antes de que sus manos se puedan envolver alrededor de su cuello. Forcejean con algo de torpeza, porque de alguna forma el bóxer que usa para dormir ha terminado enredado en sus rodillas, Kyle diciendo cosas que no puede entender del todo, preocupado con no lastimarlo demasiado.

En algún punto ambos caen de la cama, el pelirrojo emitiendo un gemido de dolor cuando su hombro choca con la pata del escritorio. Cartman se olvida por un momento que hasta hace un momento su adorado estúpido alfa estaba por matarlo, o castrarlo no lo tiene muy en claro, e inmediatamente sostiene sus hombros apartándolo del suelo, revisándolo rápidamente.

—¿Estás bien? ¿estás herido? —pregunta soltando sus hombros para pasar sus manos por su cuello, subiendo a la base de su cabeza, suspirando aliviado al no encontrar ninguna herida, pero grita cuando Kyle golpea su pecho y muerde su antebrazo. —¡¿Qué carajos Khal?!

—¡No me toques! —el pelirrojo trata de apartarse y, a la vez, golpearlo, lo que termina en que vuelva a golpear su hombro contra el escritorio. —¡Carajo!

—Ok, ok, tiempo —sostiene sus muñecas con fuerza impidiéndole apartarse más o que pueda volver a lastimarse. Esto resulta ser una mala idea porque Kyle se retuerce como un animal salvaje hasta que logra zafarse de su agarre y procede a levantarse.

Cartman también se levanta, con algo de torpeza porque aún tiene los bóxeres abajo, apresurándose a subirlos repentinamente avergonzado.

—¿Se puede saber qué diablos te pasa? —cuestiona cruzándose de brazos, entrecerrando los ojos tratando de procesar porque Kyle está tan molesto con él. ¿Qué carajos hizo? Hasta dónde sabe en los últimos días se ha comportado como un ciudadano respetable y no hay forma que el pelirrojo se haya enterado de lo que planea hacer para arruinar el baile de invierno.

No va a permitir que le impida ejecutar su plan. Se lo tienen merecidos por negarles participar en la coronación de los Reyes del Baile del invierno. Imbéciles.

Tú… tienes la culpa y… —Kyle respira hondo, pasa una mano por su cabello halándolo suavemente en el proceso y empieza a caminar alrededor—. Estábamos peleando y luego… todos se veían muy felices y… supongo que yo también, pero… y ahora no está y… ¡estoy seguro es tu culpa! —dice, mascullando algunas palabras entre dientes, antes de detenerse y señalarlo acusatoriamente.

—Eh, Khal, te voy a pedir amablemente que vocalices, no entendí ni una mierda de lo que acabas de decir —lo mira confundido, retrocediendo alarmado cuando el pelirrojo se lanza hacia él, pero no tiene a donde escapar cuando este sostiene la parte delantera de su camiseta, halándolo con fuerza y gruñendo contra su rostro.

Dios, ¿es su imaginación o hace calor? Concéntrate Cartman se dice, agitando suavemente la cabeza.

—¡Me embarazaste! —grita el pelirrojo y eso lo hace pausar.

Parpadea, pasmado.

Parpadea aún más rápido. Kyle parece darse cuenta de lo que acaba de decir porque su rostro enrojece y retrocede un paso, balbuceando cosas incomprensibles.

—Khal —su sorpresa se convierte en diversión, no puede evitar sonreir con malicia cuando el rostro del contrario enrojece aún más—, hasta dónde sé de nuestras clases de educación sexual, nos falta una parte muy importante como para que eso haya pasado. No porque no lo haya intentado, por supuesto, mojigato —bromea posando sus manos en su cintura.

—¡No me toques! —protesta el alfa, pero no se molesta en apartarse, soltando su camiseta y cruzándose de brazos tercamente.

—No te veo quejándote —señala, bajando sus manos a sus caderas y subiéndolas lentamente, deslizándolas bajo su camiseta hasta alcanzar la piel por encima del borde de sus pantalones, deleitándose con el estremecimiento que recorre a su novio—. Ahora, ¿serías tan amable de explicarme que haces en mi habitación a las…? —mira por encima de su hombro el reloj digital en su escritorio, haciendo una mueca al ver la hora. —¿tres de la mañana?

—Vine a solucionar el problema antes de que pase —responde el pelirrojo, negándose a mirarlo.

—¿Y esa solución es? —alza una ceja, mirando furtivamente hacia los pies de la cama, el cuchillo brillando inocentemente bajo la luz de su lampara.

—Castrarte, por supuesto —Kyle bufa, mirándolo.

—Carajo Khal, no hemos cogido y ya quieres… —el pelirrojo golpea su abdomen, haciéndolo atragantarse. —¡Con un demonio! —protesta, soltando su cintura para abrazarlo contra su cuerpo y así resguardarse de más golpes.

—¡Suéltame culón! Todavía estoy enojado contigo —Kyle se retuerce en sus brazos, pero su enojo debe de estar disipándose porque si realmente quisiera que lo suelte, le pondría más empeño.

—Vamos a empezar por tomar una respiración profunda bebé —dice suave, como si hablara con un niño pequeño y eso le gana una mordida en el hombro, que ignora lo mejor que puede—, explícame porque quieres… castrarme —gruñe bajo—, a las tres de la mañana.

Kyle vuelve a apartar la vista, apoyando su mejilla contra su hombro en el proceso, dejando escapar un suspiro largo y sufrido. Jodidamente dramático si le preguntan.

—Tuve un sueño —dice lento, tan bajo que Cartman debe concentrarse en lo que le está diciendo para no perdérselo—, en qué… estaba embarazado —gruñe bajo, removiéndose un poco, y el castaño le permite apartándose—. Mi mamá organizó un baby shower, creo —frunce el ceño mirando el techo, los detalles del sueño escapándosele como agua entre los dedos—. Y luego ¿el bebé estaba en mis brazos? Pero estaba embarazado de nuevo y tú… ¿fuiste por otros dos bebés?

Cartman asiente despacio, digiriendo sus palabras, dándole vueltas lentamente a lo que está contándole.

—Ok… ¿cómo por qué es mi culpa que hayas soñado con eso? —pregunta, ganándose otro golpe contra el pecho. —¡Khal! Deja de agredirme —protesta apretando sus brazos por un segundo, antes de soltarlo y hacerlo sentarse en su cama. Considera si es seguro o no sentarse a su lado, pero decide mejor ocupar la silla de su escritorio, seguro de que al día siguiente estará cubierto de moretones.

El alfa no jugaba limpio cuando realmente quería hacerle daño. Maldito judío. Dios cuanto lo ama.

Se quedan un largo rato, así, sentados en un silencio que se hace más pesado con cada segundo que pasa. Cartman no aparta la vista de Kyle, escudriñándolo con atención, esperando a que sea el primero en romper el silencio con practicada paciencia, mientras el pelirrojo fija su mirada en cualquier rincón de la habitación menos en él, intentando a toda costa evadir la situación que lo llevó ahí. El castaño sabe que va a lamentar las horas de sueño que va a perder de seguir así, pero ahora que está más despierto no puede evitar sentir curiosidad por lo que esté pasando por la cabeza de su novio.

No todos los días Kyle se mete en medio de la noche a su habitación para tratar de castrarlo.

No todos los días Kyle se mete en medio de la noche a su habitación, punto.

—¿Estás más tranquilo? —pregunta luego de un rato, en vista de que en verdad no piensa romper el silencio, y cuando el pelirrojo asiente, deja escapar un suspiro dramático—. Cuéntame exactamente que soñaste.

Kyle aprieta los labios con fuerza, su expresión una mezcla de vergüenza y terquedad. Finalmente, tras un suspiro cargado de derrota, se deja caer hacia atrás en la cama, con la mirada fija en el techo, evitando por completo hacer contacto visual con él, y empieza a contarle el 'absurdo sueño', en voz más baja de lo usual, como si al susurrarlo pudiera quitarle importancia, o evitar que Cartman lo escuché. Lastimosamente para él, el castaño tiene toda su atención en su persona, colgado en cada palabra que sale de sus labios, su vista perdida en la forma en que las manos del pelirrojo se mueven de forma inconsciente a medida que avanza su diatriba.

Le gustan mucho sus manos; Kyle es tan expresivo siempre, y cuando trataba de no mostrar lo que sentía en su rostro, sus manos eran lo segundo a lo que Cartman solía mirar para tratar de adivinar que pasaba por su mente. Quizá por eso había ganado varias veces los concursos de debate, cuando dejaba que sus manos hablaran por él sus discursos eran más fáciles de digerir.

Por supuesto, también se las imagina todo el tiempo alrededor de su…

—Kyle, no entiendo como nada de eso es culpa mía —dice, acomodándose en la silla e ignorando el sonrojo que se extiende por sus mejillas, agradecido de que el alfa estuviera más concentrado en querer hacerle hoyos a su techo—. Como yo lo veo, me parece que tu subconsciente está tratando de decirte algo.

Esto llama la atención del pelirrojo, que se alza un poco apoyándose en sus codos, mirándolo con ojos entrecerrados.

—Que quieras tener mis cachorros no significa que yo tenga algo que ver —dice bajo, con un suave arrullo que hace enrojecer al pelirrojo. No tiene tiempo a disfrutar de la reacción cuando Kyle lanza una almohada contra su rostro.

—¡No quiero…! —se atraganta antes de poder terminar, apartando la vista, completamente avergonzado.

—¿No? —vuelve a arrullar, poniéndose en pie, considerando que ya es seguro acercarse a la fierecilla de jersey. —¿No dijiste que en tus sueños habíamos tenido… cuatro cachorros? —se sienta a su lado, ahogando una risa cuando Kyle trata de apartarse, pero termina rodando hacia él cuando la cama se hunde bajo el peso de su cuerpo.

—Fue un sueño absurdo, y tu tienes la culpa —protesta el pelirrojo, moviéndose con la total intención de levantarse, pero no lo consigue. No lo hace porque Cartman es más rápido, atrapándolo por la cintura, envolviéndola en sus brazos, y guiándolo con firmeza hasta subirlo a su regazo. El contacto es tan repentino y sólido que, por un segundo, Kyle se queda sin palabras, demasiado sorprendido como para luchar contra él.

Aprovechando esto, Cartman lo acomoda en su regazo tal y como lo quiere, luchando por no reír cuando el pelirrojo finalmente reacciona, pero en lugar de apartarse se deja acomodar, mascullando todo el tiempo maldiciones que no se molesta en entender. Apoya su nariz bajo su mentón, en el punto dónde termina su oreja e inicia su cuello, cerca, muy cerca, de dónde planea vaya su marca pronto. Inspira lento, llenándose los pulmones del aroma natural de Kyle, aplicando una suave presión que hace estremecer al alfa, reacción que le hace sonreir. Y Kyle debe adivinar lo que pasa por su cabeza porque gruñe bajo y apoya sus manos contra sus hombros, empujándolo para poder mirarlo con reproche.

Mojigato.

—¿No será que es lo que realmente quieres, Khal? —pregunta con cautela, sus manos regresan a sus caderas, subiendo lento por encima de su ropa, bajando de nuevo a sus caderas, repitiendo los movimientos con cuidado, intentando mantenerlo tranquilo y no volver a alterarlo.

—No, por supuesto que no —responde con firmeza, pero su rostro debe reflejar algo porque rápidamente lleva sus manos a sus mejillas, tratando de darle para atrás—. No me refiero a eso. Quiero decir no… ahora. Aún no terminamos la escuela, tu ni siquiera has pensado que hacer con tu vida luego de graduarnos y yo…

—¿Pero no te gustaría? —pregunta con suavidad, interrumpiéndolo—. Suena como un buen sueño. Tu y yo juntos, un par de cachorros —inclina su cabeza para apoyar su mejilla contra su mano, sus propias manos se detienen en el borde de su camiseta, antes de moverse lentamente por debajo de ella hasta reclamar su lugar contra su piel—, te verías hermoso embarazado.

Apoya una de sus manos con firmeza sobre su cintura, la otra traza un camino lento y calculado hacia su vientre. La respiración de Kyle se quiebra, sus mejillas coloreándose de un adorable rojo y sus ojos se oscurecen ligeramente, un torbellino de emociones a penas contenidas en su interior. Cartman sonríe con suavidad, enternecido y encantado con la reacción que provoca en el alfa, extendiendo sus dedos sobre extendiendo sus dedos sobre su vientre, apoyando la palma en el centro, sobre su ombligo, deleitándose con el calor que desprende la piel de su novio, con la forma en que sus pupilas se dilatan y su olor se intensifica. Siente su boca hacerse agua, el deseo de alzarse y morderlo sin más ardiendo en su vientre, pero se debe forzar a esperar.

—Te verías tan bien llevando a mis cachorros —ronronea bajo, inclinándose para estar más cerca de su rostro, sus labios rozando con los del contrario—. Ese sueño debe ser una señal Khal, ¿vas a ignorarla? —deja una última caricia en su vientre antes de deslizar su mano por su cintura hasta su espalda, bajando lentamente hasta que sus dedos rozan con el borde de su pantalón.

—Eric… —Kyle aprieta sus manos contra sus hombros cerrando los ojos. Toma una bocanada de aire, estremeciéndose ligeramente, antes de golpear uno de sus hombros y empujarlo—. Tenemos 17, no vamos a tener cachorros ahora.

El castaño ahoga una maldición y deja que su cuerpo caiga hacia atrás, sus manos cayendo hasta sostener las caderas de Kyle para evitar que caiga hacia atrás. Tan cerca…

—Pero eso no es un no, ¿verdad? —pregunta mirando el techo por un segundo, antes de flexionar su cuello para poder ver a Kyle—. Es un no a que sea ahora, pero no un no en el futuro, ¿verdad?

Kyle muerde sus labios cruzándose de brazos. Aparta la vista y Cartman lo deja hacer, notando que la forma en que su ceño se frunce es la misma en que lo hace cuando el pelirrojo piensa detenidamente, no en la que lo hace cuando va a desmantelar sus palabras sin considerarlas. Lo va a contar como progreso, por ahora.

—Podemos hablar de eso luego, si quieres —propone cuando el silencio se extiende demasiado para su gusto—. Aún nos queda parte del periodo y el siguiente antes de la graduación. Y tienes razón al decir que aún no decido que haré con mi vida cuando terminemos la secundaria.

Kyle se encoje de hombros, tenso como una cuerda a punto de romperse. Por un momento, sus ojos se desvían a la puerta y Cartman está seguro de que en cualquier momento se logra zafar de su agarre y echa a correr. Con calma, se dice tratando de no sonreir por lo adorable que se le hace la manera en que Kyle se comporta cuando está incomodo, debe tomarse las cosas con calma. Lo que tiene ahora entre manos es un animal que aún no se ha dado cuenta que está enjaulado.

—Obviamente que tomaré una decisión, judío, porque no sé tú, pero yo sí quiero formar una familia contigo. Y soy consciente que debo prepararme para cuidar bien de ustedes en un futuro —agrega acariciando su cadera con suavidad.

Esas parecen ser las palabras adecuadas porque los hombros de Kyle se relajan, una pequeña sonrisa asomándose en sus labios.

—Bien, lo mejor es que discutamos esto luego. De preferencia luego de una buena noche de sueño —asiente, intentando levantarse, pero Cartman sostiene más fuerte sus caderas—. Debo regresar a casa antes de que alguien se de cuenta de que me escabullí —le advierte, tratando de zafarse de su agarre.

—Pero ya estás aquí —protesta con un tono quejumbroso, halándolo para que caiga contra su pecho antes de girarse, dejándolos de lado y atrapándolo entre sus brazos—, hay suficiente ropa tuya en la casa como para que vayamos a la escuela mañana desde aquí en lugar de juntarnos en la entrada de la tuya —deja un pequeño beso en su mejilla y otro en su coronilla.

—Si me descubren voy a estar castigado hasta que termine la universidad —Kyle intenta razonar, pero Cartman sabe que va a ganar porque la fuerza con la que trata de liberarse no es suficiente para conseguirlo.

—Tu mamá es una perra y deberías de ignorarla —dice con petulancia, gruñendo cuando, al no poder golpearlo, Kyle muerde su hombro por lo que se siente la milésima vez en la noche—. Con un carajo Kyle, deja de morderme. Ya pareces animal rabioso.

—Deja de llamar a mi mamá una perra y podría reconsiderarlo —gruñe el alfa de regreso y, como para reafirmar sus palabras, vuelve a morderlo.

—Con un… ¡ok! Ok me calló —pellizca lo que puede alcanzar de su espalda sin soltar su agarre—. Pero quédate esta noche, ¿sí?

—Bien —Kyle se detiene y, luego de un momento de duda, pasa sus brazos por su cintura para regresar el abrazo—. Pero si me castigan voy a argumentar que me secuestraste.

—Jaja eso… de hecho es bastante creíble —suspira resignado. Vuelve a dejar un beso en su cabeza antes de estirarse lo mejor que puede, sin aplastarlo, para apagar la lámpara—. Sólo promete que no tratarás de castrarme mientras duermo.

—No prometo nada —responde en medio de un bostezo, acurrucándose en sus brazos cuando vuelve a acomodarse en la cama.

—También te amo, judío estúpido de jersey —murmura, sonriendo cuando en respuesta recibe un gruñido satisfecho.

Kyle debe estar agotado porque casi de inmediato se queda dormido sin poner más resistencia, probablemente por el sueño y el forcejeo de hace rato. 'Mi pobre judío' piensa acariciando con suavidad su espalda, considerando los eventos de la última media hora con más calma. Nunca pensó que el pelirrojo realmente intentaría castrarlo. Bueno, en realidad, lo que no pensó que pasaría es que realmente lo intentara, porque conociéndolo como lo hace no le sorprende que esa haya sido su primera reacción lógica.

Debe tener más cuidado en el futuro, se regaña cerrando los ojos. De todas las personas Kyle siempre ha sido el único capaz de ponerle un alto a sus maquinaciones y oler los problemas a kilómetros de distancia; y esta es uno de sus planes más finos; mucho más fino y delicado que su exitosa misión de convertirlo en su pareja, no puede echar a perder su arduo trabajo luego de meses invertidos en él por un pequeño desliz. Quizá la sugestión fue demasiado fuerte, demasiado agresiva. Pero bueno, eso por el momento no importa, luego resolvería ese pequeño detalle en el plan.

Lo importante es que la semilla está plantada. Sonríe con satisfacción, ya imaginando cómo sus palabras echaran raíces dentro de Kyle; el sueño es sólo el primer paso. Solo queda esperar a que eche frutos y, espera, esa conversación en el futuro será más para hablar de 'cuando' y no de 'si deberían'.

Solo tiene que ser paciente. De todas formas, es una de sus mejores cualidades.

 

Notes:

[1] En inglés, el celo de un alfa se llama 'rut', mientras que el de un omega se llama 'heat' (que vendría siendo más como 'calor' en lugar de 'celo) pero la traducción literal de rut es celo so… solo quería aclararlo por si quedaba dudas.

No puedo creer que he hecho ya dos fics con Relación establecida pero para el tag de relación establecida empecé tres fics y no he podido terminar ninguno... envien ayuda