Chapter Text
A veces, la vida parece ir en piloto automático, como si todo estuviera predeterminado y nuestras decisiones no fueran realmente nuestras, como si viviéramos para cumplir las expectativas de los demás sin detenernos a pensar si eso nos hace felices, si realmente es lo que queremos... y cuando nos damos cuenta de que todo lo que hemos hecho ha sido por otros, es demasiado tarde.
Mi nombre es Carolina y, bueno, estoy muerta. Nací el 6 de octubre de 2001 y morí el 6 de octubre de 2019. Irónico, ¿no? Nacer y morir el mismo día. Toda mi vida fui la hija perfecta: sacaba buenas notas en la escuela, me portaba bien, siempre hacía lo correcto. Pero, si soy sincera, lo único de lo que me arrepiento es de no haber vivido mi vida como yo quería. Todo lo que hice fue por mi madre, no por mí.
Nunca fui a fiestas con mis amigas, nunca tuve una pijamada, ni siquiera asistí a los cumpleaños que me invitaban. Mi vida se limitó a estudiar y ser la hija que mi madre esperaba. Y, al final, morí siendo exactamente eso: la hija perfecta, cumpliendo con lo que ella quería. Ni siquiera quería estar en esta universidad, pero lo hice por ella. Morí a los 18 años, y ni siquiera pude celebrarlo.
Odio mi vida, o más bien, lo que fue de ella. Pero al menos pensé que descansaría en paz. Sin embargo, si existiera otra vida, me gustaría ser diferente: ser feliz, ser libre, ser amada... y ser yo misma. Vivir por mí, y no por alguien más.
Chapter 2: Renacacer no es facil
Notes:
Esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💖
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Chapter Text
La muerte le pregunta a la vida: «¿Por qué a mí todos me odian y a ti todos te aman?» La vida responde: «Porque yo soy una bella mentira, y tú, una triste verdad».
Todo es oscuridad. Siento como si estuviera flotando en un vacío profundo y silencioso, y de repente, todo se ilumina.
—Dios mío, mira qué hermosa es —escucho una voz femenina llena de emoción. No puede ser... ¿he renacido?
—Sí, nuestra pequeña Caroline —responde una voz masculina, suave pero orgullosa.
¿Caroline? Qué lindo nombre. Una sensación de alegría inesperada se apodera de mí. ¡Mi nombre es Caroline! Igual que mi personaje favorito de Diarios de Vampiros. Siento un calor en el pecho. De todas las posibles vidas que podría haber tenido, esta parece ser una bendición disfrazada.
—Nuestra hermosa Caroline Forbes —añade la mujer con ternura.
¿Qué? Espera... ¿Forbes? No puede ser... De repente, mi felicidad empieza a desmoronarse. Esto no tiene sentido. No es posible que haya renacido como Caroline Forbes... ¿o sí? Tal vez este es solo un bebé cualquiera que comparte el nombre de mi personaje favorito. Hay muchos Forbes en el mundo, y puede que esta solo sea una coincidencia. Sí, debe ser eso. Estoy exagerando. No soy esa Caroline.
Trato de calmarme, pero antes de que pueda continuar racionalizando la situación, la puerta de la habitación se abre y entra una enfermera con una sonrisa radiante.
—Buenas tardes Liz, veo que la pequeña Caroline está despierta —dice la enfermera con voz suave mientras revisa unos documentos—. Felicitaciones a ti Liz y a Bill por la llegada de su hermosa hija.
No, no, no, no, no... Esto no puede estar pasando. Mi corazón comienza a latir con fuerza. Estoy en Diarios de Vampiros. Mi madre es Elizabeth Forbes... y mi padre... Bill Forbes. Esto es real.
—Gracias, estamos tan felices —responde mi madre... Elizabeth, mientras acaricia suavemente mi cabeza.
En ese momento, todas mis negaciones se rompen. No hay ninguna confusión posible. He renacido como Caroline Forbes, mi personaje favorito... pero también una de las personas que más sufrirá en el futuro.
De repente, me siento abrumada. Las lágrimas empiezan a caer de mis pequeños ojos. Mi madre intenta consolarme, pero el miedo y la confusión me ahogan. ¿Cómo voy a sobrevivir a todo esto?
Lloré hasta el cansancio y me quedé dormida.
---
En medio de la oscuridad de mis sueños, una luz suave me envuelve. Estoy en un lugar extraño, flotando, pero no estoy sola. De pronto, una voz, cálida y tranquila, rompe el silencio.
—Hola, Carolina.
Me giro, buscando el origen de la voz, pero no veo a nadie.
—¿Quién está ahí? —pregunto, aunque mi voz suena extraña en este vacío.
—Es un placer conocerte. A lo largo de mi existencia he tenido muchos nombres, pero puedes llamarme Sonia. Es una nueva era, un nuevo comienzo, así que pensé que debía tener un nuevo nombre también.
—¿Sonia? —repito, confusa—. Está bien, pero... ¿por qué estoy aquí? ¿Por qué renací? ¿Estoy soñando? ¿O de verdad morí?
—Estás aquí porque quería hablar contigo. Escuché tus últimos pensamientos antes de morir, y decidí darte una nueva oportunidad. Un nuevo comienzo, una nueva vida. Esta vez, tienes la posibilidad de vivir como siempre deseaste. —Hace una pausa, como si estuviera esperando que lo asimilara—. Es hora de que regreses. Y hay algo más: serás un sifón en esta vida. Buena suerte, Carolina. Estaré vigilándote.
La luz que me rodea empieza a desvanecerse, y siento que mi conciencia es arrastrada de vuelta al cuerpo diminuto de un bebé. No tengo tiempo para procesar todo lo que acaba de decirme. Antes de que pueda hacer más preguntas, me encuentro otra vez en la realidad, atrapada en el cuerpo de Caroline Forbes.
---
Ser un bebé apesta. Y ni hablemos de tener que alimentarme del pecho de mi madre. Estoy traumatizada de por vida. ¿Quién dijo que renacer era una bendición? Esta parte del proceso definitivamente no lo es.
Cada vez que estoy cerca de mi padre, me invade una rabia irracional, y empiezo a llorar inconsolablemente. Seguro te preguntarás por qué hago esto. Bueno, déjame contarte un pequeño secreto: odio a Bill Forbes. En mi vida pasada, él torturó a la pobre Caroline, a su propia hija. La abandonó a ella y a su madre por su amor por otra persona, y aunque entiendo que amaba a otro, eso no justifica haber dejado de cuidar a su hija. Podría haber estado presente, pero decidió apartarse.
Mi madre siempre me toma en brazos cuando empiezo a llorar cerca de él, y veo la preocupación en sus ojos. Me siento mal por ella, pero no puedo evitarlo. Mi llanto es mi pequeña venganza personal.
---
10 de octubre de 1993
Hoy es mi primer cumpleaños. Yay. No puedo decir que ha sido particularmente emocionante ser un bebé. De hecho, es increíblemente aburrido. No hay mucho que pueda hacer más allá de dormir, comer y llorar cuando me frustro. Aunque, en momentos de tranquilidad, me permito reflexionar sobre mi situación.
Aún no he conocido a la pandilla, pero es probable que eso no suceda hasta dentro de unos años. Pensar en el futuro es lo que me mantiene cuerda en este cuerpo diminuto. Pronto comenzaré a vivir las aventuras que antes solo veía desde la pantalla. Me pregunto si todo será igual que en la serie o si algo cambiará debido a mi presencia. Después de todo, ahora soy Caroline Forbes...
Mientras divago en mis pensamientos, mi madre entra a la habitación con una sonrisa radiante.
—Feliz cumpleaños, mi pequeña —dice, besándome en la frente. Me ofrece un pequeño pastel de cumpleaños, uno que obviamente no podré comer, pero el gesto me hace sentir... querida.
Me pregunto si este es el comienzo de la vida que siempre quise, una vida en la que seré libre, amada y, por fin, yo misma.
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Desde lo alto, Sonia observaba a la pequeña Caroline mientras dormía plácidamente en los brazos de su madre. Carolina, o mejor dicho, Caroline Forbes, pensó con una sonrisa suave en sus labios. Sabía lo duro que había sido su vida pasada, cómo había anhelado libertad y felicidad. Ahora, le había dado la oportunidad de empezar de nuevo, de tomar su propio camino.
—Espero que seas feliz —murmuró en voz baja, aunque sabía que no podía ser escuchada—. Siempre te estaré vigilando, esperando con ansias ver qué camino eliges. Esta vida es tuya, Caroline, y aunque será difícil, sé que eres fuerte.
Con una última mirada, Sonia se desvaneció en el aire, dejando tras de sí la promesa silenciosa de que, pase lo que pase, nunca estaría sola.
Notes:
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Chapter 3: "Bonnie Bennett: Una bruja que merece más"
Notes:
Buenas tardes, buenas noches, buenos días 🤗
Aquí les traigo otro capitulo de esta historia, espero que les guste.
Si les gusta pueden dejar su kudos y comentar 🥰
Muchas gracias a los que leen esta historia 🥰
Y un millón de gracias a quienes dan kudos y comentan.Como en mi otra historia, les recuerdo que pueden comentar y dar su opinión e idea constructiva para la historia💕💖
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋
Esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💖
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Siempre subo el capitulo primero a wattpad, por si les interesa.
Feliz lectura 🤗
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Chapter Text
"En la travesía de la vida, aprendemos que el dolor puede ser un maestro implacable que nos enseña a levantarnos de nuestras caídas, a abrazar nuestras cicatrices como símbolos de fortaleza y a aceptar que, aunque la pérdida y el sufrimiento son inevitables, cada paso hacia adelante es una declaración de nuestra resiliencia y un testimonio de nuestra capacidad para encontrar la luz incluso en los momentos más oscuros."
Tengo cinco años. Gracias a Dios y a todos los dioses de todas las religiones, ya no tengo que tomar leche del seno. Solo duré cuatro meses en eso; cuando mi madre se dio cuenta de que no iba a seguir, empezó a darme fórmula. Si hubiera tenido que seguir tomando del seno, me habría tirado de la cuna, lo juro.
Hoy es un día especial: voy a empezar el jardín de infantes. Lo más seguro es que conozca a la pandilla de Scooby-Doo, como los llamaban los Mikaelson. Durante estos cinco años, traté de relajarme y vivir mi infancia. Sabía que tendría que hacer planes, pero por primera vez en mi vida quiero ser una niña, poder jugar, correr, caer y ser feliz. Por ahora, soy libre.
Amo a mi mami; es la mejor que hay. Mi relación con Bill no está mal, aunque aún le guardo rencor. Dejar de llorar cuando él me cargaba fue un pequeño triunfo, pero no quise acercarme demasiado, ya que sé que se va a terminar yendo. Es una herida que, aunque pequeña, sigue abierta en mi corazón.
Ya estoy lista para mi primer día de clase. Me preparé mentalmente para conocer a todos, y estoy súper feliz de poder conocer a Bonnie Bennett. Después de Caroline, ella es uno de mis personajes favoritos y también es una de las que más ha sufrido. Lo perdió todo. Cuando dijo "todo es todo". La única familia que le quedó fue su madre, y ella no merecía ese título. Así que mi meta es hacerme la mejor amiga de Bonnie y patear a cualquiera que le quiera hacer daño. Le enseñaré que no todos los vampiros son malos, pero que no debe hacer nada gratis. Si vampiros, humanos o cualquier ser sobrenatural quiere algo, tendrán que dar algo a cambio.
Con Elena Gilbert tengo sentimientos encontrados. Ella fue una víctima; solo tenía 17 años cuando sus padres murieron, y se sentía muy culpable por sobrevivir. Perdió a su tía, la última figura materna que le quedaba, y vio morir a su hermano muchas veces. La persiguieron solo por su sangre. Lo único que no me gustó fue su relación con Damon; creo que Elena merecía algo mucho mejor, y ninguno de los Salvatore era eso.
Stefan era mi favorito de los hermanos, pero hacerse siempre como si fuera el bueno, ocultando que también era un monstruo, me enojaba muchísimo. Creo que merece algo mejor. Ni Elena ni Katherine eran las personas correctas para él. El hecho de que exista la maldición de los doppelgängers, que los obliga a enamorarse, dice mucho.
Y luego está Damon... lo odio muchísimo por todo lo que le hizo a Caroline. Lo odio con el alma. Cada vez que Elena no hacía lo que él quería, mataba a Jeremy o torturaba a alguien. Eso me cabrea.
-Caroline, cariño, ya es hora de ir a la escuela -escucho gritar a mi mami desde la planta baja.
Me veo por última vez en el espejo. Estoy emocionada y un poco nerviosa. Tomo mi mochila de la cama y salgo de mi habitación. Bajo las escaleras y me encuentro con mi mami.
-Ya estoy lista, mami. ¿Cómo me veo? -le pregunto con una voz tierna, mientras giro sobre mí misma para mostrarle mi atuendo.
-Te ves hermosa, mi niña -me dice mi mami, mientras me da un beso en la frente. Su sonrisa me llena de confianza.
Hoy es un nuevo comienzo, pienso, sintiendo que la emoción me recorre. Estoy lista para enfrentar lo que venga.
Mientras salimos de la casa, el sol brilla en el cielo, y una parte de mí siente que, por fin, estoy empezando a vivir la vida que siempre quise. La aventura apenas comienza.
---
Después de salir de casa, nos montamos en el auto del sheriff y vamos directo al jardín de infantes. Mientras tanto, miro por la ventana, observando cómo el paisaje pasa velozmente. El sol brilla sobre los árboles, y cada vez que pasamos junto a un parque, me imagino jugando en esos columpios.
-Ya hemos llegado -me dice mi mami, mientras se desmonta y me abre la puerta.
El aire fresco de la mañana me llena de energía mientras camino hacia la escuela a su lado. A medida que avanzamos, veo a varios niños correr y jugar, sus risas resuenan en mis oídos como una melodía alegre. Cuando llegamos a la puerta, una señora que debe tener más o menos 50 años me saluda con una sonrisa dulce que transmite paz y alegría.
-¡Liz! Cuánto tiempo sin verte -dice la señora, dirigiéndose a mi madre con familiaridad-. Esta debe ser la hermosa Caroline.
-Así es, me da mucho gusto verte, Margarita -responde mi mami con una sonrisa.
La señora, que ahora sé que se llama Margarita, le devuelve la sonrisa a mi mami.
-Saluda, Caroline -me dice mi mamá, instándome a presentarme.
-Buenos días, mi nombre es Caroline Forbes y espero que nos llevemos bien -le digo de manera tierna, haciendo una pequeña reverencia.
-¡Pero qué niña tan educada y tierna! -exclama Margarita, sus ojos brillando con admiración.
Mientras mi madre me observa con una sonrisa orgullosa, siento que mi corazón se llena de felicidad. Es un momento simple, pero me hace sentir especial.
-¿Por qué no vas entrando al aula, Caroline, y conoces a tus compañeros? -sugiere Margarita.
-Está bien. Adiós, mami, te amo -le digo, sintiendo un nudo en la garganta.
-Adiós, mi amor, yo también te amo -me responde mi mami, dándome un cálido abrazo antes de que entre al aula.
Al entrar, me siento un poco nerviosa. Hay muchos niños, y el bullicio de sus risas y conversaciones me envuelve. Reconozco a dos de ellos: Matt Donovan y Tyler Lockwood. Me gustaría hablar con ellos, pero no tengo el valor aún. Busco a Elena, pero parece que no ha llegado.
Mientras sigo observando, me encuentro con una niña morena hermosa. Me doy cuenta al instante de quién es: Bonnie Bennett. Decido acercarme a ella, sintiendo una conexión especial.
-Hola, me llamo Caroline -digo una vez que llego a su lado, sonriendo de manera amigable.
-Hola, soy Bonnie -me responde tímidamente, un poco insegura.
En ese momento, me dan ganas de abrazarla,. Reuniendo valor, digo:
-A partir de ahora, eres mi mejor amiga.
Bonnie me mira sorprendida, pero su expresión se suaviza y una sonrisa se dibuja en su rostro.
-Está bien, ahora somos mejores amigas por siempre -me dice, devolviéndome la sonrisa con calidez.
Un sentimiento de felicidad me invade. Mientras nos sentamos juntas, puedo sentir que este es solo el comienzo de una hermosa amistad. Quiero protegerla y asegurarme de que siempre esté a salvo.
Notes:
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Chapter 4: El Doppelengänger que Merece Paz
Notes:
Buenos días, buenas tardes, buenas noches
Aquí les traigo un nuevo capítulo, muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia 💜Un millón de gracias a quienes le han dado kudos y han comentado 💖💞
Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰
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Holaa, gracias a todos por leer mi historia. 💐
Y un millón de gracias a quienes dejan su like y comentan 💖💕
Hubo una frase que Caroline pensó, que la puse porque me recuerda a mi personaje favorito de animé: El futuro rey de los piratas Monkey D. Luffy
Qué es "Tendré mi libertad, aunque sea por la fuerza"
Qué es algo muy característico de este personaje, siempre buscando la libertad y liberando a quienes los necesiten 💖🥰👒
Les recomiendo muchísimo el animé de One Piece es un poco largo, pero vale muchísimo la pena🥰💖
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Los niños deben tener la libertad de soñar, jugar y explorar el mundo con la inocencia y curiosidad que caracteriza su infancia, sin las presiones y responsabilidades que el mundo adulto intenta imponerles demasiado pronto, para que puedan crecer y desarrollarse de manera saludable y plena.
Me la pasé muy a gusto hablando con Bonnie, incluso la invité a mi casa para que tengamos una pijamada. Nunca en mi vida he tenido una, así que estoy muy emocionada. Además, Bonnie es la primera amiga que he tenido, y eso es algo que me hace sentir feliz y un poco triste al mismo tiempo.
De repente, escucho el timbre sonar y veo cómo la mayoría de los niños se sienta. La puerta se abre y entra Margarita con Elena. La veo hablarle a Elena para que se siente, y no puedo evitar notar que es una niña muy bonita. La observo mientras se sienta nerviosamente; nuestras miradas se cruzan y le envío una sonrisa dulce. Ella me la devuelve con timidez.
Decido llevar mi mirada al frente y tratar de concentrarme en lo que está sucediendo en la clase.
-Buenos días, niños. Es un gusto para mí tenerlos a todos aquí -dice Margarita con una sonrisa cálida que irradia paz.
-¡Buenos días! -respondemos todos al unísono, llenos de energía.
-Espero que nos llevemos muy bien -añade Margarita, y su voz suena reconfortante, como un suave abrazo.
La clase transcurre con tranquilidad. Margarita nos anima a presentarnos, y a medida que compartimos nuestros nombres, siento que la emoción crece dentro de mí. Cantamos canciones infantiles, repetimos las vocales y dibujamos con entusiasmo. Al poco tiempo, suena el timbre que indica el recreo.
-Muy bien, niños, hagan dos filas: una de niños y otra de niñas. Tomen sus loncheras y en orden, vayan al patio de recreo -nos indica Margarita con una sonrisa.
-Vamos juntas, Bon -le digo a mi mejor amiga. Hemos decidido ponerle apodos y estoy tan feliz; sé que mentalmente tengo 23 años, pero es la primera vez que tengo un amigo de esta manera y es la primera vez que puedo ser un niño sin que me estén obligando hacer el mejor y solo a estudiar, así que voy a disfrutar todo lo que pueda.
-Está bien, Line -responde Bonnie, mientras salimos en orden. Cuando llegamos al patio, tomó una de las manos de Bon y nos sentamos en un banco.
Mientras me acomodo, veo a Elena salir sola del aula y me da un poco de pena.
-Bon, ¿qué pasa si invitamos a Elena a que se siente con nosotras? -sugiero con un tono esperanzador.
-Por mí está bien, siempre y cuando sigas siendo mi mejor amiga -me dice Bon, con un toque de posesividad que me hace sonreír.
Le doy un abrazo fuerte.
-Siempre y para siempre, tu mejor amiga -le prometo, aunque en el fondo me pregunto si los Mikaelson me demandarían por derechos de autor.
-¡Elena! -le grito, y veo cómo levanta la cabeza, buscando entre los niños hasta que nos encuentra. Una sonrisa ilumina su rostro mientras se acerca a nosotras.
-Hola -dice tiernamente, su voz suena como un suave susurro.
-¡Hola! -le respondemos Bon y yo al mismo tiempo, llenas de alegría.
-Puedes sentarte -le ofrezco, moviendo un poco mi lonchera para hacerle espacio en el banco.
Comenzamos a hablar de los juegos que nos gustan y de nuestros dulces favoritos. Mientras conversamos, me doy cuenta de que a Bon le empieza a agradar Elena, aunque todavía sostiene mi mano de manera posesiva, como si temiera perderme.
Observando a Elena, noto que es una niña dulce y tímida, y en ese momento, me prometo que haré todo lo posible para que sea feliz. El deseo de que las tres seamos amigas me llena de alegría.
-¿Cuál es tu juego favorito, Elena? -le pregunto
-Me gusta mucho jugar a las escondidas -responde, su voz suave y tímida, pero su expresión se ilumina al hablar de su juego favorito.
-¡A mí también! - decimos Bon y yo al mismo tiempo, nos empezamos a reír ya que es la segunda vez que Bon y yo hablamos a la misma vez.
-Podríamos jugar juntas después de la escuela -sugiere Bonnie, su mano sigue entrelazada con la mía, pero sin la misma tensión de antes.
-Sí, eso suena genial -asiento, emocionada ante la idea de compartir más momentos juntas.
Mientras las risas y las conversaciones llenan el aire del patio, siento que, por primera vez, tengo algo especial: no solo una amiga, sino dos.
---
Las clases por fin terminaron. Salgo tomada de la mano de Bon, buscando a mi mamá. Después de un rato, la encuentro. Hay muchos padres buscando a sus hijos, incluso vi a los padres de Elena.
-¡Mami, aquí! -le grito.
Mi madre me ve y sonríe.
-Hola, cariño, ¿cómo te fue en la escuela? -me pregunta mi mamá, y luego su mirada se fija en Bon-. ¿Y tú, corazón, quién eres?
-Ella es Bonnie, y es mi mejor amiga -respondo rápidamente.
-Hola -dice Bon tímidamente.
-Hola, Bonnie, es un placer conocerte -dice mi mamá dulcemente. Bon le sonríe suavemente.
-Mami, ¿Bonnie y yo podemos hacer una pijamada? Por favor... -le pido poniendo ojos de cachorrito.
Sé que para alguien con 23 años, mentalmente hablando, esto sería una vergüenza, pero jamás tuve algo así. Mi anterior madre -si es que se le puede llamar madre- nunca me dejó tener este tipo de experiencias. Desde que tengo memoria, lo único que hacía era estudiar, estudiar y más estudiar. Así que seré una niña todo el tiempo que pueda y disfrutaré mi libertad, aunque tenga que luchar y destruir a todos los seres sobrenaturales de este mundo. Tendré mi libertad, aunque sea por la fuerza.
-Tenemos que hablar con los padres de Bonnie primero -dice mi mamá.
-¡Liz! ¡Cuánto tiempo! -escucho decir a alguien detrás de mi madre. Me doy cuenta de inmediato de quién es: Abby Bennett. Mi quinto padre menos favorito de Diarios de vampiros.
La lista es así:
1. Bill Forbes (Nunca superaré que torturara a Caroline. ¡NUNCA!)
2. Esther Mikaelson (Era una bruja poderosa, podía hacer un hechizo de obediencia a Mikael o darle algo. ¡No dejar que tratara tan mal a sus hijos!)
3. Mikael Mikaelson (Nada que decir, lo odiamos).
4. Lillian "Lily" Salvatore (Pésima madre, lo que le dijo a Damon me hizo odiarla. No soy fan de Damon, pero en ese momento me dio pena).
5. Abby Bennett (Abandonó a su hija y adoptó a otro... ¡Venganza es lo que quiero!).
Y si sigo buscando, la mayoría de los padres en Diarios de vampiros entran en la lista.
-Así es, Abby, ha pasado mucho tiempo -responde mi mamá, algo tensa. ¿Por qué será?
-Hola, Bonnie, ¿cómo te fue en tu primer día? -pregunta Abby con una sonrisa.
-Muy bien, hice una amiga -responde Bon.
Abby me mira.
-¿Y tú quién eres, preciosa? -pregunta. Qué te importa...
-Soy Caroline Forbes -respondo, mostrándole mi mejor sonrisa, aunque es lo último que quiero hacer.
Mi mamá y Abby empiezan a hablar sobre la pijamada. Abby acepta que sea en su casa, ya que mi mamá tiene que trabajar.
Estoy cansada. Ah, se me olvidó que quedamos con Elena para jugar. Parece que Elena ya se fue, porque no la veo. Será mañana, entonces. Mi mamá y Abby dejan de hablar.
-Despídete, Caroline -me dice mi mamá.
-Adiós, Abby. Adiós, Bonnie -le doy un abrazo a Bonnie.
Notes:
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Y un millón de gracias a quienes dejan su like y comentan 💖💕
Hubo una frase que Caroline pensó, que la puse porque me recuerda a mi personaje favorito de animé: El futuro rey de los piratas Monkey D. Luffy
Qué es "Tendré mi libertad, aunque sea por la fuerza"
Qué es algo muy característico de este personaje, siempre buscando la libertad y liberando a quienes los necesiten 💖🥰👒
Les recomiendo muchísimo el animé de One Piece es un poco largo, pero vale muchísimo la pena🥰💖
Chapter 5: El híbrido original, Niklaus Mikaelson
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕
Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑
Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰
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Chapter Text
"La libertad no es solo la ausencia de restricciones externas, sino un estado de ser en el que cada individuo puede explorar su identidad, tomar decisiones auténticas y perseguir sus sueños sin miedo a ser juzgado o reprimido, permitiéndonos vivir plenamente en un mundo donde la diversidad de pensamientos y experiencias es celebrada."
Estoy feliz. Nunca en mi vida había estado tan feliz; poder ser una niña es lo mejor. Lo único que extraño es la tecnología y mi teléfono moderno... y poder ver mi anime favorito, One Piece. Quiero llorar. Estamos en 1993, y el manga se estrena en 1997, el anime en 1999. ¡Quiero morir! Ya iba tan lejos... Bueno, supongo que veré todo de nuevo.
Voy observando los árboles y las casas mientras regresamos a casa.
-Hemos llegado-dice mi madre, abriendo la puerta para que entre.
-Muchas gracias, mami -le digo mientras paso al interior. La casa está en completo silencio. ¿Dónde está papá? -pregunto.
-Me dijo que llegaría tarde porque está haciendo negocios con su amigo Steven.
Me quedé paralizada. ¿Steven? ¿El futuro esposo de Bill? Él será la razón por la que Bill nos abandona... No tengo nada en contra de que a Bill le gusten los hombres; el amor es amor. Pero el hecho de que haya abandonado a Caroline... eso es lo que no puedo aceptar.
-Está bien -digo sin emoción. Mi mamá me mira, pero no dice nada.
-¿Qué vamos a cenar, mami? -pregunto, cambiando de tema.
-Pasta, corazón.
Oh, pasta. ¡Me gusta!
-¡Siiiii! -exclamo, emocionada.
Fue muy divertido. Ayudé a mami a preparar la comida, y luego comimos juntas, hablando de cómo me fue en la escuela y de cómo estuvo su trabajo. Me contó que la pijamada en la casa de Bonnie será el sábado. Hoy apenas es lunes... falta mucho.
Más tarde, estoy viendo Sailor Moon. No sabía que este anime era tan antiguo, pero mejor para mí.
-Caroline, es hora de dormir -dice mi mamá desde la puerta.
-Pero apenas son las 8:30... -pongo mi mejor cara de perrito, esperando que funcione.
-No va a funcionar otra vez, así que a dormir, Caroline -me dice, aunque veo una sonrisa en su rostro-. Mañana tienes escuela.
Es cierto, la escuela... Suspiro resignada.
-Está bien. Buenas noches, mami.
-Buenas noches, mi corazón -dice, Ilevándome a mi habitación.
Meto en la cama, ya con mi pijama rosa puesta. Me da un beso en la frente antes de apagar la luz y cerrar la puerta.
Me sorprende lo rápido que me estoy acostumbrando a esta vida... aunque, de una vez en cuando, el pasado vuelve a mi mente. Esto de tener una mamá amorosa y un hogar tan cálido es algo que jamás había experimentado. Tal vez pueda aferrarme a este momento y ser feliz, al menos por ahora.
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Debo empezar a notar todo lo que recuerda de Diarios de vampiros, Los originales y Legacies. Gracias a todos los dioses por haber visto también Legacies. Necesito hacer una lista de todo lo que quiero lograr, a quiénes quiero conocer... ya quiénes preferiría ver muertos.
También tengo que empezar a buscar cómo aprender a hacer magia. Según Sonia, mi magia o mi poder sifón aparecerá cuando cumpla ocho años. Recuerdo la conversación que tuve con ella en mis sueños...
-Caroline, escúchame bien -me dijo Sonia, sentándome frente a ella con una expresión seria-. Cuando cumplas ocho años, tu magia empezará a manifestarse. Hasta entonces, tendrás que ser paciente.
-¿Ocho años? -le preguntó, decepcionada-. Eso es mucho tiempo...
-Lo sé, corazón, pero tu poder sifonear es especial.
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Que mi poder sifonear sea especial me está matando de curiosidad. No puedo esperar, ¡solo son tres años! ¿Qué es lo que tendrá de especial este poder? Me imagino un sinfin de posibilidades. Tal vez pueda absorber la magia de otros brujos de una manera que nadie más puede. O tenga un tipo de magia que me permita quizás crear hechizos más potentes.
Cada día que pasa, siento que la emoción crece dentro de mí. Quiero descubrir todo lo que puedo hacer, y la idea de ser diferente de los demás me llena de energía. Esto podría cambiar mi vida para siempre.
Quizás podría convencer a Sheila Bennett de que me enseñe. Podría decirle algunas cosas sobre el futuro, lo suficiente como para motivarla a tomarme como su aprendiz. Si supiera todo lo que Bon va a sufrir... Tal vez, así, tanto Bon como yo podríamos aprender magia juntas y protegernos mejor.
Después de tanto pensar, me quedé dormida. Hoy ha sido un día largo y lleno de acontecimientos. Lo amé.
Haré todo lo que esté en mis manos para aprovechar cada oportunidad... y proteger a las personas que quiero, esta vez.
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Cuando mis ojos se abren, estoy en un lugar extraño. Me pongo alerta de inmediato y me levanto de la cama en la que estaba acostada. Abro la puerta y veo el pasillo; no hay nadie. La casa es bonita, al menos por lo que he visto hasta ahora. Las paredes están pintadas de un hermoso azul marino, y hay muchos cuadros de edificios y personas. Es realmente encantador.
Voy bajando las escaleras.
-¡Sonia! -grito-. ¿Estás aquí?- Esto nunca ha pasado. La primera vez que me encontré con Sonia estaba todo en la oscuridad, y la segunda vez fue en un campo-¡Sonia, ¿estás aquí?- Vuelvo a gritar
Escucho un ruido detrás de mí y tomó el florero que hay a mi lado. Cuando me doy la vuelta, me quedo paralizada. Frente a mí está Niklaus Mikaelson, mejor conocido como Klaus, el híbrido original. Uno de mis personajes y villanos favoritos. Quiero desmayarme.
-Hola -es lo único que sale de mi boca luego de salir de mi estupefacción. Mi voz suena temblorosa-. ¿Quién eres? -pregunto haciéndome la tonta. Obviamente sé quién es, pero soy una niña. Espero que eso me haga creíble.
-Eso mismo te pregunto yo, amor -dice Klaus, y casi me derrito aquí mismo-. ¿Quién eres?
-Mi mami dice que no puedo decirle mi nombre a un extraño porque pueden ser pervertidos -digo, tratando de sonar entre asustada y decidida.
Klaus levanta una ceja, pero esboza una sonrisa que me hace querer sonrojarme.
-Tu madre es una mujer inteligente. ¿Qué pasa si yo te digo mi nombre y tú me dices el tuyo? -me propone, su voz suave y envolvente.
Asiento, y Klaus suelta una risa baja.
-Mi nombre es Niklaus, aunque tú puedes llamarme Nik -me dice, y tengo que contener un grito de emoción. ¡Solo las personas más cercanas al gran Niklaus Mikaelson pueden llamarlo así!
-Mi nombre es Caroline -respondo, dándole una sonrisa brillante.
-¿Sabes dónde estás, Caroline? -me pregunta con curiosidad en su mirada.
-No... Me quedé dormida en mi cama, en mi casa, y luego desperté aquí -le digo. Prefiero decirle la verdad.
-Oh... -comenta, observándome con interés-. Antes estabas llamando a alguien.
-Ah, sí. Sonia. Ella a veces aparece en mis sueños -le digo, intentando mezclar un poco de verdad con mentira.
Klaus me mira intrigado.
-Entonces no sabes dónde estás -dice, y yo niego con la cabeza-. Estás en mi casa, en Italia.
-¿Qué? Eso es imposible... -susurro, mientras un escalofrío recorre mi espalda. ¿Qué diablos está pasando?
Klaus se acerca y coloca una mano en mi cabeza, acariciándola suavemente.
-Está bien, no llores -me dice, mirándome con una expresión tranquilizadora.
--------------
-Caroline, despierta, que ya es tarde -escucho la voz de mi mamá. Veo cómo Nik comienza a desvanecerse poco a poco y me mira con extrañeza antes de desaparecer.
-Ya estoy despierta, mami -respondo.
Mientras me baño y me alisto para ir a la escuela, no puedo dejar de pensar en Nik. Por todo lo que ha visto en las series, Niklaus Mikaelson suele ser mucho menos amable con los desconocidos. Entonces, ¿por qué fue tan amable conmigo? Dudo que haya sido un sueño normal.
Todo mi mente sigue confundida por los acontecimientos de anoche y la duda de por qué terminó en Italia, en la casa de Niklaus Mikaelson. Bueno, Nik, algo mágico tiene que estar involucrado.
-Caroline, ¿estás bien, mi corazón? -me pregunta mi mamá.
-Sí, mami -le respondo, pero ella me lanza una mirada que dice que no está muy convencida de lo que acabo de decir.
-¿Estás segura, mi corazón? Te noto distraído -me dice, escuchando la preocupación en su voz.
-Estoy bien, mami. Solo estoy emocionada por encontrarme con Bon -le digo, dándome una sonrisa, aunque mi madre aún no parece convencida. Me da un beso en la frente.
-Ya hemos llegado. ¿Te acompaña? -me pregunta.
-Está bien, mami, pero yo voy sola. Te amo -le digo.
-Yo también te amo -me dice mientras me abraza-. Que te vaya bien, mi corazón.
-Igual, mami -le respondo.
Nunca le hubiera dicho "te amo" a nadie, y estoy segura de que nadie nunca me lo dijo a mí. Mi otra madre siempre fue fría; Solo le importaba la apariencia y lo que dirían. Amo esta nueva vida y haré lo que sea para conservarla.
Estoy perdido en mis pensamientos cuando escucho a alguien llamarme.
-¡Carolino! -grita a alguien. Al voltearme, me encontré con Bonnie.
-Hola, Bon -digo mientras me acerco a ella y la abrazo.
-Te he estado llamando desde hace rato -me dice, haciendo un puchero que me hace reír.
-Lo siento, estaba distraída -le respondió.
-Está bien. Ven, quiero presentarte a alguien -dice mientras toma mi mano para guiarme.
-¡Abuelas! -Bonnie llama a alguien, y cuando levante la vista, me encuentro con Sheila Bennett-. Te presento a Caroline, es mi mejor amiga por y para siempre. En serio, espero que los Mikaelson no nos demanden por derechos de autor.
Siento la mirada de Sheila Bennett sobre mí, una mirada calculadora de alguien que ha visto muchas cosas en su vida. Siento como si estuviera viendo mi alma.
-Un alma vieja -susurra Sheila mientras me observa, y me quedó paralizada. Parece que Bonnie no escuchó.
-Es un placer conocerte, Caroline Forbes -dice Sheila con una mirada astuta.
Narrada en tercera persona
En un lugar desconocido
-¿Cómo te sientes con todo esto? -preguntó Claudia, esperando una expresión de duelo que nunca llegó.
Edith soltó un suspiro breve, casi aburrido.
-¿Sabes? Siempre pensé que cuando pasara algo así, me afectaría... pero, francamente, no siento mucho. -Su voz era calmada, casi despreocupada.
Claudia alzó las cejas, claramente sorprendida.
-¿De verdad? Era tu hija, después de todo.
-¿Mi hija? -repitió Edith con un toque de amargura en su tono-. Carolina nunca fue lo que esperaba. Siempre tan ansiosa por complacer, por demostrarme que podía llegar a ser suficiente. Estudió sin descanso, sacrificó tanto... pero jamás llegó a ser lo que yo quería.
-Aun así, hizo todo lo posible por complacerte -insistió Claudia con suavidad-. Parecía una niña dedicada, hizo todo para tener tu aprobación.
Edith se encogió de hombros, indiferente.
-Puede ser. Pero eso no cambia nada, Claudia. No era suficiente, nunca lo fue. Ahora que ya no está, para ser sincera, siento una carga menos. Por fin puedo concentrarme en mí misma y en lo que realmente importa.
Claudia la miró, incrédula.
-¿Y no te queda al menos un poco de tristeza?
Edith rió suavemente, aunque sin alegría.
-Si acaso... por el dinero. Todo lo que invertí en sus estudios, en sus caprichos... ¡Qué desperdicio! Y al final, para nada. Pero, de resto, no siento ninguna pérdida.
Claudia se quedó en silencio, mirando a su amiga y tratando de entender cómo una madre podía ser tan fría.
-Es increíble -murmuró al final, sin saber qué más decir.
Edith simplemente se encogió de hombros, como si el asunto fuera trivial, y tomó otro sorbo de vino con una sonrisa satisfecha en los labios.
Notes:
No puedo evitar sentir una profunda ira hacia la madre de Carolina. Después de todo lo que su hija hizo por ella y de los sacrificios que realizó, es como si ni siquiera le importara su pérdida. No muestra el más mínimo dolor ni remordimiento por la muerte de su propia hija, y eso me resulta desgarrador. ¿Cómo puede alguien ser tan frío e indiferente?
Espero que esta parte les haga sentir la misma frustración que siento al escribirlo.
Hasta ahora de las dos historias que tengo es el personaje que más odio y más adelante de la historia verán, porque la odio tanto.
Para dejar ir un poco el coraje que tengo a ese personaje, les dejo la siguiente imagen

Un Niklaus Mikaelson con una pequeña Caroline Forbes.
Los adoro💕💖
Alguien adivina ¿quienes serán?

Lamentablemente no puedo poner las imágenes 😭😭😭
Pero en wattpad, pueden ir a verlas.
Chapter 6: Las brujas Bennett
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕
Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑
Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰
Aquí les dejo el enlace: https://www.wattpad.com/story/294183157?utm_source=android&utm_medium=link&utm_content=story_info&wp_page=story_details_button&wp_uname=Darle06001
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
"La verdadera amistad no se basa en la frecuencia con la que uno se comunica, sino en la fortaleza de la lealtad y el compromiso que ambos mantienen. Es en los momentos difíciles, cuando las sombras parecen interminables, que se revela quién está dispuesto a caminar a nuestro lado, sin importar la distancia o los sacrificios que deba hacer. La lealtad en una amistad verdadera es como una brújula que nunca pierde el norte, incluso en los mares más turbulentos de la vida."
Siento que mi alma ha abandonado mi cuerpo. Obligo a mi cerebro a reaccionar, tratando de parecer calmada.
-Es un placer conocerla, señora Sheila -digo, esforzándome por sonar lo más tranquila y dulce posible.
Por dentro, estoy muriéndome de los nervios. Claro, quería conocer a Sheila Bennett, pero no sabía qué iba a descubrir mi secreto a la primera. Cuando dijo "alma vieja", tuve el horrible presentimiento de que lo sabe. Que conoce mi secreto, que sabe que soy una reencarnación.
Bon sigue sujetando mi mano, sin percatarse del caos en mi mente ni de la forma en que su abuela me mira, como si estuviera viendo a través de mí. Me observa con una intensidad casi aterradora, como si estuviera descifrando cada uno de mis secretos.
-Nada de "señora", llámame Grams -dice Sheila con una leve sonrisa.
Respiro aliviada al escuchar eso, sintiendo que mi alma, que antes parecía estar flotando fuera de mí, regresa a su lugar. Trato de devolverle la sonrisa.
-Gracias... Grams.
El rostro de Bon se ilumina y me aprieta la mano, como si estuviera emocionada de que su abuela y yo nos llevemos bien. La veo sonreírle a Sheila con orgullo.
-Caroline es mi mejor amiga. Por siempre, Grams.
Sheila asiente, observándome un segundo más, aunque esta vez su mirada parece más amable.
-Es bueno tener amigas leales -comenta.
Siento un ligero escalofrío, y sonrío, aunque me esfuerzo en no dejar que se note lo asustada que estoy. Bon me da un pequeño empujón para que comencemos a caminar hacia la entrada de la escuela.
-Vamos, Line. No queremos llegar tarde.
Asiento, intentando disimular mi desconcierto.
-Claro, Bon.
Mientras entramos, siento que Sheila sigue observándome, y me cuesta alejar la sensación de que sabe más de lo que dice. Tal vez, con el tiempo, podría confiar en ella... aunque eso todavía me aterra.
Me duele la cabeza; quiero irme a casa, llegar a mi habitación y dormir una larga siesta. Sin embargo, no puedo deshacerme de la sensación de que Sheila Bennett sabe más de lo que aparenta. Y, si ella sabe algo, puedo apostar mi vida a que las demás brujas Bennett también lo sabrán.
Bon y yo entramos al aula y nos encontramos con la maestra Margarita.
-Buenos días, niñas -dice ella con una sonrisa.
-¡Buenos días, maestra! -contestamos Bon y yo al unísono. El vernos sincronizadas me saca una sonrisa, aliviando un poco el estrés.
Miro alrededor del salón y veo a Elena sentada junto a otra niña que no reconozco. Cuando me ve, me dedica una sonrisa, y yo se la devuelvo.
La mañana transcurre rápidamente, gracias a los dioses. Me paso la mayoría del tiempo jugando con Bon, y durante el recreo se nos une Elena. La semana sigue su curso de manera similar, y antes de darme cuenta, ya es sábado. Hoy tengo una pijamada en la casa de Bon, y aunque me agrada Elena -es una niña dulce y amable-, agradezco que esta vez solo estemos Bonnie y yo. Tener a Elena allí habría sido una buena excusa para evitar acercarme a Grams, pero creo que podré manejarlo.
Termino de empacar mi mochila para la pijamada, estoy un poco nerviosa es la primera vez que voy a una pijamada y la primera vez que tengo una amiga, espero que todo salga bien.
Mi madre me llama desde la planta baja, interrumpiendo mis pensamientos:
-¡Caroline, apúrate o llegarás tarde a la pijamada!
-¡Ya voy, mamá! -le grito, cerrando la mochila rápidamente y corriendo escaleras abajo.
Llego a la casa de Bon poco después, con una mezcla de entusiasmo y nervios. Sé que esta noche va a ser especial, como siempre lo es cuando estamos juntas, aunque esta vez una parte de mí no puede evitar sentirse un poquito más cautelosa.
Las brujas Bennett
Las brujas Bennett estaban reunidas en un círculo, en un ambiente cargado de tensión y misticismo. Sheila Bennett, con una mirada grave, les había contado la inquietante revelación que había descubierto. El grupo estaba dividido entre la incredulidad y el temor ante lo que esto significaba.
Qetsiyah, la bruja más anciana del grupo, levantó la mirada, claramente sorprendida.
-¿Estás segura de esto, Sheila? -preguntó Qetsiyah con voz temblorosa, una mezcla de sorpresa y miedo reflejándose en su rostro.
Sheila asintió, con una expresión decidida.
-Estoy completamente segura -afirmó Sheila, sin titubear.
El grupo entero permanecía en silencio, procesando las palabras de Sheila. Algunas de las brujas no podían ocultar el temor en sus miradas.
-Sabemos lo que esto significa, ¿verdad? -preguntó Ayanna Bennett en un susurro, casi como si temiera darle voz a sus pensamientos.
-Sí... -respondió Emily Bennett-. Algo muy poderoso está ocurriendo. Y el "Coven of Fate" tiene que ver con esto, lo presiento.
Beatrice Bennett, con el ceño fruncido, miró alrededor buscando respuestas.
-¿Pero por qué ahora? La última vez que hicieron algo así fue hace más de tres mil años. ¿Qué podría haber cambiado? -preguntó, tratando de encontrar lógica en un evento que parecía desafiar toda comprensión.
Sheila suspiró profundamente, mirando al fuego en el centro del círculo.
-No lo sé, pero una cosa es segura: nada volverá a ser igual -dijo Sheila, con voz solemne-. El regreso de un alma vieja solo significa que algo se avecina. Algo grande y peligroso, que podría cambiarlo todo.
El silencio en la habitación era abrumador. Cada una de las Bennett sentía el peso de esa revelación, entendiendo que este suceso no era casualidad, sino el inicio de algo que podría afectar tanto el mundo sobrenatural como el mundo de los humanos.
Qetsiyah, quien parecía recuperar su compostura, miró a Sheila con una mezcla de preocupación y respeto.
-Entonces, si es cierto que el "Coven of Fate" está detrás de esto, debemos prepararnos. Nosotras somos las guardianas de esta verdad, y debemos proteger a nuestras descendientes -declaró Qetsiyah, con un tono que no permitía objeción.
Sheila le dedicó una mirada firme.
-Haré todo lo necesario para protegerlas. Bonnie y Caroline y si es necesario las entrenaremos, estaremos aquí para guiarlas.
Ayanna tomó la mano de Sheila en un gesto de apoyo.
-Que el destino nos guíe, hermanas. Las futuras generaciones de las Bennett dependerán de nuestra fortaleza -afirmó Ayanna, con una convicción renovada.
Las demás brujas asintieron, cada una dispuesta a enfrentar lo que viniera. Y así, en ese momento de unión, sellaron un pacto silencioso, prometiendo hacer lo necesario para proteger el linaje de las Bennett y a Caroline (Alma vieja).
Notes:
Aquí tienen otro capítulo de esta historia. Pobre Carolina, quiere tener una vida relajada y ahora resulta que tiene un destino poderoso. Aunque ella tendrá su felicidad y su libertad, las brujas Bennett se asegurarán de protegerla y guiarla en este camino.
Les recuerdo que tengo una cuenta de TikTok, donde he subido varios videos por si les interesa
Dentro de dos capítulos más o menos habrá un salto de tiempo de 5 años.
https://www.tiktok.com/@caroline_06289?_t=8qzGgE4UREc&_r=1
Aquí tenemos una imagen de nuestra pobre Carolina, la niña que merecía algo mejor.

TE ODIAMOS EDITH

Nuestras protegidas💖

Chapter 7: Carolina: La niña de la vida trágica
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰
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Chapter Text
El dolor se había vuelto un susurro constante, una sombra persistente en cada rincón de su alma, algo que no se veía pero que ardía en silencio; era el peso de una esperanza que se negaba a morir, la cicatriz de un anhelo que nunca se cumplía, y la soledad que la envolvía en un abrazo frío, como un océano oscuro en el que, aun sabiendo nadar, sus fuerzas parecían agotarse cada vez que intentaba salir a la superficie.
Carolina Santelmo era una niña alegre y llena de vida, o al menos, eso deseaba creer. Desde que tenía memoria, solo estaban su madre, Edith Santelmo, y ella. Según le había contado Edith, su padre había muerto en un accidente de avión cuando Carolina era apenas una bebé. Jamás llegó a conocerlo, y la única imagen que tenía de él era una vieja foto que guardaba con cuidado bajo su almohada.
Nunca conoció a los padres de su madre. Por lo poco que había logrado escuchar, los abuelos maternos la echaron de casa, aunque Carolina no sabía el motivo. Su madre siempre evitaba el tema. Los padres de su padre habían fallecido cuando él tenía cinco años, y fue criado por su tío Alejandro, quien lo cuidó como a un hijo. Alejandro nunca se casó ni tuvo hijos propios.
Las únicas personas que alguna vez le brindaron muestras de cariño fueron su nana y su tío Alejandro. Lamentablemente, él murió cuando Carolina tenía tres años. Desde entonces, su nana había sido su único apoyo, la persona que siempre trataba de ayudarla, aunque sus posibilidades fueran limitadas.
La vida de Carolina parecía marcada por la tragedia. Después de la muerte de Alejandro, su madre comenzó a tratarla con una frialdad creciente. La obligaba a estudiar sin descanso y, si por alguna razón Carolina no lograba una calificación perfecta, Edith la castigaba, ya fuera con palabras duras, castigos físicos o largos silencios que le desgarraban el corazón. Algunos días, incluso llegaba al extremo de negarle comida, dejándola sola en su habitación. Carolina agradecía a su nana, quien le llevaba algo de comer a escondidas, arriesgándose a enfrentar la ira de Edith.
Carolina solía preguntarse, en sus momentos de soledad, si alguna vez su madre había sentido amor hacia ella. Pero cuando Edith la miraba, parecía ver solo a alguien que debía ser perfecta en todo. "Debes esforzarte, Carolina, ser la mejor. No hay lugar para la mediocridad," solía decirle con voz fría.
Y así, Carolina aprendió a callar sus emociones, a esconder su tristeza y a fingir que todo estaba bien, mientras su alma buscaba en silencio el cariño que tanto anhelaba.
¿Quién era realmente Carolina Santelmo?
¿Era la niña de ojos verdes brillantes, siempre opacados por el dolor y las lágrimas? ¿O era la chica que amaba leer mangas y perderse en mundos lejanos, que encontraba paz pintando en silencio? Tal vez era la chica que soñaba con ser perfecta, solo para ver si su madre algún día le mostraba una pizca de amor o si, al menos una vez, se sentía orgullosa de ella.
O quizás, en el fondo, era la chica cansada de la vida, que solo quería descansar y ser libre. Aquella que vivía encadenada, y que, aun cuando tenía las llaves de su propia libertad frente a ella, no se atrevía a tomarlas. Porque, a pesar de todo, mantenía la esperanza de que si continuaba esforzándose, si lograba ser perfecta, algún día su madre la amaría.
Cada día, Carolina lidiaba con esas preguntas, esas dudas que la atormentaban. Sentía que era varias personas a la vez, cada una luchando por salir a la superficie, aunque solo lograban sumergirse de nuevo en el silencio.
Dos días antes de la muerte de Carolina Santelmo
-Buenos días, mi niña -saludó la nana de Carolina con una sonrisa cálida mientras la veía bajar las escaleras.
-Buenos días, nana -respondió Carolina con una leve sonrisa que no alcanzaba a borrar el dolor y el cansancio en su mirada.
-Aquí está el desayuno. Estoy preparando tu comida favorita -dijo la nana, acercándole un plato lleno de los sabores que sabía que a Carolina le gustaban.
-Muchísimas gracias, nana -respondió Carolina, agradecida, y tomó una bocanada del delicioso aroma.
-Siempre, mi niña -murmuró la nana mientras le daba un abrazo, sintiendo un nudo en la garganta. Por dentro, Regina experimentaba una mezcla de tristeza y alegría; tristeza porque la pequeña a la que había visto crecer se iba a la universidad, y alegría porque, al fin, Carolina podría ser libre de esas paredes que nunca lograron ser un verdadero hogar.
Carolina, sin darse cuenta de las emociones de su nana, disfrutaba el abrazo, deseando que ese momento pudiera durar un poco más.
-Voy a extrañarte tanto, nana -susurró Carolina, sintiendo la nostalgia anticipada que la invadía.
-Yo también, mi niña. Pero recuerda que este es el comienzo de tu libertad, algo que siempre has merecido -le dijo la nana, acariciándole el cabello con cariño.
Lamentablemente, Regina no sabía que esa sería la última vez que estaría cocinando y estando pasando tiempo con Carolina.
Un día antes de la muerte de Carolina
Hoy era el día en que, finalmente, Carolina sería libre. Quizá no iba a estudiar arte, como siempre había deseado, y tampoco asistiría a la universidad de sus sueños, pero al menos se alejaría un poco de su madre y de las exigencias constantes. Con el paso de los años, Carolina se había cansado de intentar ser la hija perfecta; sin embargo, continuaba esforzándose, con la esperanza de que algún día su madre le demostrara un poco de cariño. Algo que nunca ocurrió.
Incluso hoy, mientras Carolina partía hacia la universidad para estudiar lo que Edith había elegido para ella, su madre no se dignó a bajar a despedirse. Prefirió quedarse en su habitación, ignorando la partida de su hija. La única que vino a desearle buena suerte fue Regina, su nana de toda la vida.
-Te deseo lo mejor, mi niña -le dijo Regina, sosteniéndole las manos con cariño-. Que puedas tener la libertad que tanto mereces. Sé que encontrarás personas que te amen y valoren tal y como eres.
-Muchísimas gracias, nana. Te amo -respondió Carolina, con lágrimas en los ojos, mientras abrazaba a Regina con fuerza. Era la primera vez en su vida que pronunciaba esas palabras.
-Yo también te amo, mi niña de ojos verdes -susurró Regina, envolviéndola en un abrazo lleno de nostalgia y cariño.
El chófer llegó entonces para llevar a Carolina al aeropuerto. Con el corazón dividido, Carolina se separó del abrazo de su nana, y se subió al auto. Mientras el coche arrancaba, sintió una mezcla de emociones: por un lado, la felicidad de por fin alejarse y, por otro, la tristeza de dejar atrás a la única persona que siempre la había amado.
La muerte de Carolina
Cuando Carolina llegó a Londres, respiró el aire fresco y sintió el cambio en el ambiente. Estaba feliz y experimentaba una sensación de libertad, aunque no estaba en el lugar que deseaba y no estudiaría lo que realmente amaba. Aun así, al menos por ahora, podía sentirse libre.
"Voy a llamar a nana cuando llegue al departamento", pensó, sabiendo que, aunque marcara el número de su madre, ella nunca contestaría.
Era su cumpleaños y, en el fondo, se sentía miserable. Estaba sola en una ciudad desconocida, sin amigos y sin nadie a quien le importara realmente. Al menos, cuando estaba en casa, tenía a su nana; ahora, estaba completamente sola. Pero intentó consolarse con la idea de que, cuando empezaran las clases, podría hacer nuevos amigos.
Lamentablemente, ese sueño nunca se cumpliría. Antes de que Carolina pudiera reaccionar, un auto la atropelló, acabando con su vida.
Sin embargo, después de todo, aquel final sería, de alguna forma, el comienzo de algo nuevo.
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
Lo prometido es deuda. Aquí les traigo un nuevo capítulo de esta historia. El capítulo de hoy trata sobre Carolina, antes de renacer y descubrir la verdadera felicidad. Lo único que me duele es que la pobre Regina nunca pudo volver a ver a Carolina.
Carolina siempre pensará en su nana y, más adelante, verán que la sigue recordando. En algún momento del futuro, la honrará de una manera especial.
El próximo capítulo sale el lunes 4: Siempre y para siempre.
"Santelmo" se refiere a las luces de San Telmo, un fenómeno natural extraño que simboliza misterio y rareza, con una belleza efímera.
Les recuerdo que tengo una cuanta de Ao3: Darleny062001 y una cuenta de TikTok donde he subido varios videos: https://www.tiktok.com/@caroline_06289?_t=8r2B9KUEaNq&_r=1
Una adulta Caroline abrazando a una adulta Carolina

Una Bonnie más adulta abrazando a la dulce Carolina.

Regina(La nana) abrazando a una pequeña Carolina

Carolina Santelmo: La chica que merecía algo mejor

Lamentablemente no puedo poner las imágenes 😭😭😭, pero pueden ir a verlas a Wattpad, he tratado de poner imágenes, pero no me funciona.
Si alguien sabe como hacer que las imágenes se puedan poner, me avisan. Lo he tratado pero no me sale.
Chapter 8: Siempre y para siempre
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰
Aquí les dejo el enlace: https://www.wattpad.com/story/294183157?utm_source=android&utm_medium=link&utm_content=story_info&wp_page=story_details_button&wp_uname=Darle06001
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Chapter Text
A veces las hermanas no comparten la misma sangre, sino secretos y sueños, risas y lágrimas; se encuentran y se eligen en el camino, y sus lazos son tejidos con confianza y comprensión, creándose una conexión que no necesita de lazos biológicos, sino de momentos compartidos y de una lealtad que perdura, un amor tan profundo que nace desde el alma y permanece, porque la verdadera hermandad no entiende de apellidos, sino de corazones que se acompañan siempre, incluso en los silencios.
Hemos llegado a la casa de Bonnie, y siento que mis nervios están a mil por hora. Una parte de mí está emocionada; la otra, me grita que corra.
Llegamos al porche, y mi madre toca la puerta. Enseguida la abren, y Sheila Bennett aparece en la entrada.
-¡Liz, qué gusto me da verte! -saluda Sheila con una sonrisa.
-A mí también me da gusto verla, señora Sheila -responde mi madre, educada como siempre, aunque un poco nerviosa.
-Nada de "señora". Llámame solo Sheila -dice ella, con amabilidad.
-Está bien, Sheila -responde mi madre con una leve sonrisa. Luego se agacha hasta mi altura, me da un beso en la frente y me susurra-: Te amo. Pórtate bien, ¿sí? Mañana en la tarde vendré por ti. Te amo muchísimo, mi amor.
-Yo también te amo, mami -le digo, abrazándola con fuerza-. Hasta mañana.
Sheila nos observa con una mirada astuta y serena, como si viera más de lo que cualquiera pudiera imaginar.
Miro a mi madre subir al auto y alejarse, mientras me saluda con la mano.
-Puedes pasar, Caroline -dice Sheila. Siento como si estuviera entrando en la guarida de los lobos.
-Gracias, abuela. ¿Y dónde está Bon? -pregunto, mirando a mi alrededor en busca de mi amiga. Bonnie... Bon, ¿dónde estás cuando más te necesito?
-Ella está en su habitación, bajará en unos momentos. No tienes que tenerme miedo, niña; no voy a hacer nada -dice Sheila, como si supiera perfectamente que le tengo algo de miedo.
-No tengo miedo, ¿por qué habría de tenerlo, abuela? -respondo con mi tono más dulce, tratando de sonar como una niña de cinco años y no como una adulta de veintitrés atrapada en este cuerpo.
Sheila solo levanta una ceja, incrédula.
-Bueno... tal vez un poquito -admite, sabiendo que no puedo mentirle.
-No tienes por qué temerme. No has hecho nada malo... ¿o sí? -me pregunta con una sonrisa enigmática.
Niego con la cabeza, intentando aparentar tranquilidad. De repente, escucho pasos en la escalera, y siento un alivio inmenso al saber que, por fin, mis plegarias han sido escuchadas.
-¡Linea, ¿estás aquí?! -grita Bon mientras corre hacia mí y me envuelve en un abrazo que le devuelvo con mucho cariño-. Gramos, ¿por qué no me llamas? -protesta, haciendo un puchero.
-Ella acaba de llegar ahora mismo -responde Sheila con calma. Bon me mira, buscando confirmación, y yo asiento.
-Sí, acabo de llegar ahora -le digo, tomando su mano y sonriéndole.
-¡Vamos a mi habitación! Quiero que la veas -dice emocionada, tirando de mí para llevarme escaleras arriba-. ¡Corre, Línea!
-¡Ya voy, Bon! -respondo, riéndome. Antes de subir, volteo y veo a Sheila observándome con una sonrisa.
La habitación de Bon es preciosa. Las paredes están pintadas de un azul claro, decoradas con nubes esponjosas que le dan un toque suave y acogedor. Hay varios estantes y cajones llenos de juegos y muñecos, todos organizados cuidadosamente, y también veo una pequeña colección de cuentos ilustrados. Realmente es un lugar hermoso, perfecto para una niña tan alegre como Bon.
Me doy la vuelta y veo a Bon mirándome con expectación, nerviosa y ligeramente sonrojada, esperando a que diga algo.
-Es muy hermosa, Bon -le digo, y veo cómo su rostro se ilumina de felicidad.
-¡Chicas, quiero que vengan por unos bocadillos! -escuchamos gritar a Grams desde abajo.
-¡Bocadillos! -digo con una sonrisa.
-¡Bocadillos! -exclama Bon, emocionada, y ambas soltamos una risita antes de correr escaleras abajo.
Nos lo pasamos increíble. Después de unos minutos, mi miedo a Grams desaparece por completo. Bon y yo jugamos a montones de juegos distintos, leímos cuentos con dibujos divertidos y vimos un poco de televisión. También comimos tantos dulces que no recuerdo haber estado tan feliz en mucho tiempo. El día parece mágico, lleno de risas y de una alegría que no había sentido en mi otra vida.
Mientras me acurruco en el sofá junto a Bon, mi mente vuela brevemente hacia mi pasado. Extraño a mi nana. Una parte de mí desearía haber tenido la oportunidad de despedirme de ella, de agradecerle por todo el amor y el cuidado que me dio. Ella fue la única persona que realmente me amaba en esa vida.
-Ya es hora de dormir, chicas -dice Grams desde la puerta.
-Pero aún no tenemos sueño -protesta Bon, haciendo un puchero.
-Ya es tarde, niñas. Son las diez. Si sus padres se enteran de que las déjé quedarse despiertas hasta ahora, me matarán -responde Grams, riéndose suavemente.
-Está bien, abuela -digo mientras bostezo-. Vamos a dormir, Bon.
-Está bien... -suspira Bon, rindiéndose.
-Buenas noches, niñas -nos dice abuela, con una sonrisa.
-Buenas noches, abuela -respondemos Bon y yo al unísono.
Cuando nos acostamos en la cama de Bon, ella toma mi mano suavemente.
-Line... -me llama en voz baja.
-Dime, Bon -le respondo, mirándola.
-¿Seremos siempre amigas? -me pregunta con un tono que suena esperanzado.
La miro y sonrío, apretando su mano.
-Más que amigas, Bon. Seremos hermanas, siempre y para siempre, por los siglos de los siglos -le digo con firmeza.
Buena sonrisa y repite conmigo:
-Siempre y para siempre, por los siglos de los siglos.
Nos quedamos así, tomadas de la mano y sintiendo una calidez reconfortante, hasta que poco a poco el sueño nos envuelve y nos quedamos dormidas, con la promesa de una amistad que durará toda la vida.
Narrado en tercera persona
En otro lugar, una anciana lloraba en silencio, recordando a la niña a la que había amado como a una nieta, una niña que ahora estaba lejos, demasiado lejos para volver. Regina, la nana de Carolina, sollozaba cada noche por su ausencia, esperando que, donde quiera que estuviera, pudiera finalmente encontrar el amor y la libertad que siempre había anhelado y que esta vida le había negado.
Todas las noches, entre oraciones susurradas, Regina rogaba por la felicidad de su niña. Sabía que nunca volvería a verla, pero siempre la llevaría en el corazón, sintiendo cada latido como un eco del amor que nunca dejó de ofrecerle, incluso cuando las circunstancias la obligaron a despedirse.
-Espero que donde estés, mi niña hermosa, encuentres el amor de una familia que te valore como siempre mereciste -murmuró, y sus palabras quedaron atrapadas entre las lágrimas que corrían por su rostro.
Regina se aferraba a esos recuerdos como un náufrago a una tabla en el mar. Recordaba el primer abrazo, las noches en que la acunaba para que pudiera dormir en paz, las veces en que secaba sus lágrimas tras los regaños de su madre. Era un amor que, aunque ahora estuviera marcado por la ausencia, siempre seguiría siendo su guía.
Notes:
Buenos días, buenas tardes o buenas noches 🤗
Como lo prometido es deuda aquí les tengo el capítulo que les prometí.
El próximo capítulo sale el miércoles 6: Hermanas del alma
En el próximo capítulo habrá un salto de tiempo de 5 años, Caroline y Bonnie tendrán 10 años.
Otro anuncio es que logré convencer a mi hermana para que subiera una historia. Ella me ha ayudado mucho en esta historia y el pasado trágico de Carolina es su culpa, algo irónico ya que el nombre de mi hermana también es Carolina 🤣🤣
Ella prefirió que no mencionara nada porque le gusta ayudar sin llamar la atención, pero después de insistirle bastante, logré que aceptara. Pronto podrán leer su historia 🥰
Aún no la ha publicado, pues prefiere tener varios capítulos listos antes de subirla. Les dejaré la sinopsis y la imagen oficial
Reflejo de una Forbes

Una joven apasionada por Diarios de Vampiros sufre un accidente y, al despertar, descubre que ha renacido en el mundo de su serie favorita. Ahora es la hermana melliza de Caroline Forbes, su personaje predilecto, quien además desconoce completamente la verdadera identidad de la chica. Adaptarse a su nueva vida como Forbes en Mystic Falls no es sencillo; su corazón está dividido entre proteger a su hermana y disfrutar la emoción de interactuar con personajes que antes solo conocía desde su pantalla.
Mientras vive intensas aventuras, se enfrenta a los mismos peligros y misterios que siempre amó ver, pero con la incertidumbre de cómo su presencia afectará los eventos conocidos. ¿Podrá cambiar el destino de Caroline y los suyos, o se verá arrastrada por las oscuras fuerzas que acechan en este peligroso mundo sobrenatural?
Cuando mi hermana suba la historia les avisaré. ¡Muchísimas gracias por todo!🥰
Mis protegidas

Chapter 9: Hermanas del alma
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕Aquí les traigo otro capítulo de esta historia.
Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰
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(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
"Hermanos no son solo aquellos unidos por la sangre, sino también quienes, sin importar las diferencias o la distancia, eligen acompañarse, cuidarse y sostenerse, compartiendo sus almas en cada paso del camino."
Han pasado diez años desde que renací en el mundo de Diarios de Vampiros. Muchas cosas han cambiado y otras, bueno, siguen exactamente igual.
Una de las cosas que no cambió fue que mi "padre" nos abandonó a mi mami y a mí. Aunque estaba preparada mentalmente para este momento, realmente no me dolió. Lo que me enfurece es saber que la única razón por la que se fue fue porque mi mami lo descubrió en una relación con su "amigo" Steven. Bueno, más que amigo. Si ella no lo hubiera descubierto, probablemente nunca habría dicho nada. No me molesta que le gusten los hombres; el amor es amor y todos deberían ser libres de amar a quien quieran. Lo que me duele es que nos haya usado para ocultar sus preferencias y esconderse tras una fachada de familia.
La madre de Bon también la abandono. Después de lo que sucedió con Mikael, todo fue un desastre. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer.
Recuerdo:
Hoy es un día increíble. Estoy jugando con Elena y Bon en el patio de la escuela cuando de repente siento que alguien nos observa. Alzo la cabeza buscando con la mirada, pero no veo a nadie. Sin embargo, al mirar hacia el otro lado de la calle, noto la figura de Mikael Mikaelson, observando a Elena de una manera perturbadora. Me quedo congelada cuando su mirada se posa en mí. No sé qué hacer, así que comienzo a llorar y señalo hacia la calle.
-¡Un pervertido! -grito entre lágrimas. Bon y Elena, al verme tan alterada, comienzan a llorar también. Los demás niños, al notar nuestro estado y hacia dónde señalo, empiezan a asustarse y llorar.
La maestra Margarita y otros profesores, junto con el guardia de seguridad de la escuela, vienen corriendo al escuchar nuestros llantos.
-Niños, ¿qué pasa? -pregunta la maestra Margarita, claramente preocupada, mientras los demás profesores tratan de calmar al grupo.
-¡Un pervertido! -digo entre sollozos-. Estaba mirando raro a Elena, tenía los ojos rojos... Quiero a mi mami -sollozo, mientras Bon, Elena y yo nos abrazamos temblorosas. La verdad es que me estoy volviendo una buena actriz, aunque debo admitir que la situación me asustó. Mikael tenía una expresión extraña, como la de un depredador acechando.
Después de ese incidente, los maestros llamaron a nuestros padres. Mikael desapareció del vecindario por un tiempo, pero el impacto ya estaba hecho. Varias semanas después, Abby Bennett, la madre de Bonnie, se había marchado de Mystic Falls, dejando a su hija atrás.
Recuerdo ir a casa de Bonnie después de que su madre se fue. Estaba sola en su habitación, llorando bajo las cobijas. Entré en silencio y la abracé, mientras ella, entre lágrimas, me decía que su madre no la quería y que nunca sería especial para nadie. Yo negaba con fuerza, tratando de consolarla y susurrándole que era especial, única y amada. Esa tarde, me juré a mí misma que nunca la dejaría sola.
Desde la puerta, Grams y mi madre nos observaban, con miradas llenas de tristeza y orgullo. Sabían que, aunque éramos niñas, había en nosotras una fortaleza que nadie podía quebrar.
Fin del recuerdo.
Bueno, algo feliz que ha cambiado es que ahora soy un siphoner, y Grams nos contó sobre la magia. Al principio, Bonnie no le creía, pero luego de una demostración se convenció por completo. Ver cómo tu Grams decía solo unas palabras y todas las velas y la chimenea de tu casa se encendían fue muy convincente.
Recuerdo
Grams nos hizo sentarnos a Bon y a mí en el salón. Ella parecía calmada, pero sus ojos brillaban con emoción y un leve misterio.
-Chicas, quiero contarles algo importante -comenzó Grams, entrelazando sus manos y mirándonos con esa mezcla de seriedad y cariño que siempre nos hacía escucharla atentamente-. La magia es real. Ha existido en por siglos, la familia Bennett pertenece a ese legado de magia, brujas es lo que somos, Bonnie eres una bruja Bennett y Caroline también posees magia-. Grams me da una mirada que dice que no lo niegue.
Bon soltó una pequeña risa nerviosa y le lanzó una mirada escéptica.
-¿Magia, Grams? Eso suena como un cuento de hadas -dijo Bon, tratando de sonar segura, aunque yo podía notar la curiosidad en su voz.
Sin decir una palabra más, Grams alzó la mano y murmuró unas palabras en latín. De repente, todas las velas de la sala se encendieron al unísono y la chimenea comenzó a arder sin que nadie la hubiera tocado.
Bon se quedó sin aliento y me miró sorprendida. Yo simplemente sonreí, ya que, aunque lo sabía, ver la magia en acción siempre resultaba fascinante.
-¿Lo ves, Bonnie? -dijo Grams con una sonrisa satisfecha-. La magia es algo real, algo poderoso, y tú también podrás hacer esto con el tiempo.
Bonnie miraba las velas encendidas, aún en shock.
-Grams... ¿yo también puedo hacer eso? -preguntó, con la voz temblorosa pero llena de emoción.
-Sí, cariño. Con práctica, paciencia y respeto hacia el poder que tienes dentro de ti. Y tú también, Caroline. Hay algo especial en ti, algo que debe ser manejado con cuidado. Eres una siphoner, alguien que puede absorber magia de otros. Es un don raro y valioso, aunque algunos lo pueden considerar una aberración nunca debes bajar la cara-. Dice Grams seriamente aunque eso ya lo se
A Bon no le gusto mucho esa última frase y me dio una mirada preocupada, pero solamente le di una sonrisa y tome su mano, para que no se preocupara.
Fin del recuerdo.
---
Pasó un tiempo antes de que me sintiera lista para contarle la verdad a Bon. Un día, mientras estábamos en su habitación, jugando con unos libros de magia que nos había dado Grams, me armé de valor.
-Bonnie, hay algo que tengo que decirte... algo que probablemente te va a sonar extraño -comencé, tomando un profundo respiro. Bon se sorprendió de que dijera su nombre completo, porque desde que teníamos cinco años la llamó Bon.
Ella me miró, algo confundida, pero asintió para que continuara.
-Yo... yo no soy como tú, al menos no del todo. Tengo recuerdos de otra vida, de una vida pasada. En esa vida, yo era alguien llamada Carolina.
Bon parpadeó varias veces, tratando de asimilar lo que le acababa de decir.
-¿Recuerdos de otra vida? ¿Cómo... cómo es eso posible?
-No estoy segura -admití-, pero recuerdo todo claramente. Recuerdo cómo era, cómo vivía, y cómo fui tratada por alguien que se suponía debía ser mi madre. Edith... ella nunca fue una madre de verdad.
Le cuento todo lo que viví en mi otra vida como Carolina Santelmo y como era mi relación con mi "madre" Edith.
-Esa mujer... No merece que la llames madre. No merece ni siquiera que la recuerdes, Line -dijo con una furia que no había visto en ella antes-. Tú eres increíble, especial, y nadie tiene derecho a tratarte así.
Sentí cómo se me humedecen los ojos al ver la pasión con la que Bon defendía mi vida pasada
-Gracias, Bon -susurré, tomando su mano-. Me alegra haberte conocido en esta vida. Lo único que realmente extraño de esa vida o bueno la única persona es a mi Nana.
Nos abrazamos en silencio, sellando nuestra amistad de por vida.
---
Una tarde, cuando estaba a solas con Grams en la cocina, sentí que era el momento de decirle todo. Había algo en la forma en la que ella me miraba que me decía que ya sabía más de lo que dejaba ver.
-Grams, necesito contarte algo... -dije, tratando de poner en palabras el gran secreto que había guardado hasta entonces-. No soy solo una niña normal. Recuerdo mi vida pasada, y hay cosas de este mundo que conozco, cosas que van a pasar en el futuro.
Grams dejó de batir el té y me miró con una calma que me sorprendió.
-¿Tú también recuerdas? -me preguntó, y sus palabras me dejaron perpleja.
Recordar... Se suponía que no debía recordar. Me quedé callada por un momento, y mi silencio hizo que Grams continuará.
-Caroline, hay cosas en la magia que van más allá de la comprensión humana. Las vidas pasadas, los recuerdos, las conexiones que persisten... nada de esto es casualidad.
---
Días después, en la casa Forbes
-¿Qué piensas tanto, Bon? -pregunté, levantando la vista desde mi libro de hechizos.
Bonnie suspiró, mirando a la ventana con expresión melancólica antes de volverse hacia mí.
-Ojalá fuéramos hermanas de verdad -me dijo, con una mirada triste y haciendo un puchero.
La idea me hizo detenerme, sorprendida por lo fuerte que sonaba su deseo. Yo también había sentido alguna vez esa necesidad de tener a alguien que me entendiera así de bien, como una hermana verdadera. Entonces recordé algo. Había un hechizo que había visto hace poco en uno de los grimorios que nos dejó Grams. Era un hechizo de almas. Con algunas modificaciones... quizás podría funcionar.
-Creo que tengo una idea -dije, levantándome de la cama con un súbito entusiasmo y buscando el grimorio entre mis cosas-. ¡Aquí está! Debe estar en alguna parte...
-¿Qué buscas? -preguntó Bonnie, acercándose mientras yo hojeaba frenéticamente las páginas.
-Vi un hechizo para vincular almas -expliqué-. Con algunas mejoras, podríamos convertirlo en un hechizo para hacernos hermanas del alma.
Mis palabras hicieron que los ojos de Bonnie brillaran de emoción, y ambos nos concentramos en el libro, discutiendo cómo podríamos modificarlo.
-Podemos ajustar el hechizo original -murmuré-. En lugar de solo unir nuestras almas, lo haremos un vínculo de hermandad del alma. Según esto, el hechizo requeriría ingredientes específicos y... una luna llena.
-La luna llena es en dos semanas, eso nos da tiempo para reunir todo lo que necesitamos -dijo Bonnie, sonriéndome con esa chispa de emoción que tanto me gustaba ver en ella.
---
Dos semanas después
Bonnie y yo nos encontramos en un claro en el bosque de Mystic Falls. Era un lugar tranquilo y hermoso, rodeado de árboles altos que parecían protegernos del mundo exterior, con un lago en el centro que reflejaba la luz de la luna llena.
-Aquí está todo. El círculo está listo y los ingredientes están colocados en su lugar -me informó Bonnie, con una mezcla de nervios y entusiasmo en la voz.
Asentí, tratando de calmar mi propio nerviosismo. Había soñado con este momento durante días, imaginando cómo sería finalmente tener a Bonnie como una hermana verdadera, no solo en espíritu, sino en alma.
-De acuerdo, pongamos todos los ingredientes en el recipiente -le dije-. Y luego añadimos una gota de sangre de ambas antes de recitar el hechizo.
Con cuidado, seguimos los pasos. El aire se sentía cargado, como si el bosque mismo supiera lo que estábamos a punto de hacer. Luego, ambas repetimos el hechizo al unísono, nuestras voces susurrando palabras antiguas mientras un escalofrío se deslizaba por mi piel.
"Ut animae nostrae uniantur et sustententur, sorores corde et spiritu, inseparabiles, infrangibiles, vitae ac mortis nexu coniunctae."
"Que nuestras almas se unan y se sostengan, hermanas de corazón y espíritu, inseparables, inquebrantables, ligadas en vida y en muerte."
Sentí cómo el ambiente cambiaba a nuestro alrededor. Una brisa fría nos envolvió y, al terminar el último verso, el silencio se hizo absoluto. Era como si el bosque hubiera contenido el aliento.
-¿Sientes algo diferente? -pregunté, mirando a Bonnie.
-No... ¿y tú? -respondió, mirándome con la misma incertidumbre.
Estaba a punto de decirle que yo tampoco sentía nada, cuando un repentino dolor en mi muñeca me hizo soltar un jadeo. Miré y vi un dibujo que aparecía en mi piel: un fénix de color azul, con la palabra "Valiente" debajo.
-¡Duele! -exclamó Bonnie, llevándose una mano a la muñeca.
-Déjame ver -le pedí, y ella extendió su brazo. En su muñeca también había un fénix, pero era rojo, y debajo decía "Sobreviviente".
-Mira el mío -le mostré mi muñeca, aún asombrada-. Parece que funcionó.
Bonnie observó nuestros tatuajes recién marcados, pensativa.
-¿Por qué un fénix? -preguntó, tocando suavemente el símbolo en su piel.
-Porque los fénix son criaturas que renacen de sus cenizas. No importa cuántas veces los destruyan, siempre vuelven, más fuertes que antes. Eso es lo que somos tú y yo -dije, sin poder ocultar la sonrisa en mi rostro.
Bonnie me miró por un instante y luego me abrazó con fuerza.
-Hermanas siempre y para siempre y por los siglos de los siglos -dijo en voz baja, su sonrisa reflejando el mismo alivio y felicidad que yo sentía.
-Hermanas siempre y para siempre y por los siglos de los siglos -repetí, abrazándola de vuelta mientras una calidez profunda se instalaba en mi pecho.
Por primera vez en mucho tiempo, sentí que ya no estaba sola, que había alguien que siempre estaría conmigo, sin importar qué sucediera.
Notes:
¡Buenos días, buenas tardes y buenas noches! 🤗
¡Hola! Aquí está el capítulo. Disculpen que no lo subí ayer, pero tuve que hacer algunas diligencias con un familiar, y terminé tarde. Cuando llegué a casa estaba muy cansada, pero finalmente aquí está el capítulo.
El próximo capítulo lo subiré el martes 12, ya que habrá una reunión familiar y toda la familia se va a una casa que se alquiló cerca de una playa. No podré escribir durante esos días porque nos vamos hoy viernes en la mañana y regresamos el domingo por la noche. Quiese subir el capítulo antes de irme.
Muchísimas gracias por todo los quiero🥰🥰
Hermanas del alma
Caroline Forbes y Bonnie Bennett
Siempre y para siempre
Por los siglos de los siglos

Más o menos así son los tatuajes

Chapter 10: Rescatando a Enzo
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕Aquí les traigo otro capítulo de esta historia.
Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰
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(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
"Los humanos, temerosos de lo desconocido, a menudo recurren a la ignorancia y el rechazo, buscando destruir lo que no comprenden en lugar de intentar entenderlo."
Mi madre prácticamente nos miraba con los ojos entrecerrados y la mandíbula apretada, mientras Grams simplemente observaba, en ese silencio que siempre usaba cuando sabía algo antes de que nosotras lo dijéramos.
-¿Cómo demonios...? -mi madre se interrumpió, respiró hondo y luego dijo-. Perdón por el lenguaje, pero, ¿cómo demonios tienen un tatuaje?
-Bueeeno... -comencé alargando la palabra, intentando encontrar la mejor forma de explicarlo-. Fue un accidente, en serio. No sabíamos que íbamos a terminar con un tatuaje.
Desde la esquina, escuché a Grams soltar una risita, aunque intentaba disimularla.
-No es momento para risas, Sheila -dijo mi madre, lanzándole una mirada severa a Grams-. Ahora quiero una explicación completa.
Bon y yo intercambiamos una mirada, y, al ver que yo no iba a hablar, Bon se apresuró a explicar.
-Vale, en resumen... yo solo deseé que fuéramos hermanas de verdad -dijo Bonnie, alzando los hombros y mirando al suelo
Lancé el último vistazo a mi madre y continué-. Y, bueno, yo había visto un hechizo en uno de los grimorios que Grams nos dio, uno de esos hechizos de unión de almas. Así que le hice unos ajustes para que el hechizo fuera de unir dos almas como si fueran hermanas.
La expresión de incredulidad de mi madre se mezcló con una pizca de resignación mientras Grams comenzaba a reír de nuevo, esta vez sin poder contenerse.
-Dios mío... -dijo ella entre risas-. Solo ustedes dos podrían intentar algo así. Han tomado uno de los hechizos de unión de almas más complejos, uno que normalmente requiere la energía de al menos tres aquelarres, y lo lograron hacer funcionar solas. Y no solo eso, ¡lo hicieron con éxito!
Mi madre trataba de mantenerse seria, pero finalmente, también dejó escapar una sonrisa. Aunque seguía enojada, algo de orgullo asomaba en su mirada.
-Aun así, esos tatuajes deben cubrirse. No quiero que todos los vean -dijo.
-Está bien, mamá. Hay un hechizo para ocultarlos, ¿verdad? -Bon, habló, con una sonrisa traviesa. Bon empezó a llamar mamá a mi madre, lo cual no parece molestar y ella empezó a tratar a Bon como una hija más.
Suspiré con alivio. Al menos estábamos vivas y, aunque había sido una locura, el hechizo funcionó. Además, descubrí que ahora podía usar un poco de magia sin necesidad de extraerla de una fuente externa. Seguía siendo una siphoner, pero la unión con Bon parecía haberme otorgado una pequeña chispa mágica.
---
1 años antes del hechizo de unión de almas
Hoy es el día que Grams y yo decidimos contarle a mi madre la verdad. Sabía que era algo importante, que ella debía saberlo, aunque yo no tenía idea de cómo iba a reaccionar.
-Liz, querida -dijo Grams mientras nos sentábamos en el salón-, Caroline tiene algo que contarte. Algo... especial sobre ella.
Mi madre me miró con curiosidad y un leve nerviosismo, aunque intentaba ocultarlo.
-¿Qué sucede, cariño? -preguntó, tomándome de la mano.
Tomé aire y, con una sonrisa temblorosa, comencé a hablar.
-Mami... resulta que... soy una bruja. Tengo habilidades mágicas, como Grams y Bon. Sé que es difícil de entender, pero quería que lo supieras.
Mi madre parpadeó, como si tratara de procesar lo que acababa de decir. Se rió ligeramente, pero era una risa nerviosa, que no encajaba con el momento.
-¿Una bruja? -murmuró, sin soltar mi mano-. Es decir... ¿de verdad puedes hacer magia?
-Sí -le respondí, asintiendo con seriedad-. Grams me está enseñando. Sé que suena extraño, pero no tienes nada de qué preocuparte.
Grams se adelantó y le puso una mano en el hombro a mi madre.
-Liz, lo que Caroline dice es cierto. Ella tiene el don de la magia, y yo estoy aquí para guiarla y asegurarme de que lo use sabiamente. No tienes que preocuparte.
Mi madre miraba a Grams y luego a mí, y aunque intentaba mantenerse calmada, noté que sus manos temblaban ligeramente.
-Sí... claro. No estoy preocupada, solo... esto es mucho para procesar -respondió, con una sonrisa forzada.
Ni Grams ni yo lo notamos en ese momento, su voz sonaba ligeramente temblorosa, como si estuviera asustada, aunque intentara aparentar lo contrario.
Finalmente, me miró con una sonrisa suave y dijo:
-Bueno, mientras estés a salvo... y Grams esté contigo... confío en ustedes.
---------
Presente
-Estamos vivas -dice Bonnie, recostándose en la cama con una sonrisa de alivio.
-No pensé que íbamos a salir de esta. Mamá nos miraba como si quisiera matarnos, y Grams no ayudaba para nada -respondo, dejándome caer a su lado en la cama. Bonnie solo se ríe, y su risa resulta contagiosa.
Después de un momento, recuerdo algo y me giro hacia ella.
-Bon, ¿te acuerdas de mi lista de cosas por hacer? -le pregunto con una sonrisa traviesa.
-¡Claro que sí! -me responde, rodando los ojos con cariño.
Miro al techo, repasando mentalmente la lista que había creado cuando entendí los peligros y oportunidades de este mundo, mi mundo.
Mi lista
1. Ser libre y feliz.
2. Mantenerme con vida.
3. Proteger a mi familia.
4. Salvar a Enzo y asegurarme de que sea feliz; se lo merece y es un amigo leal.
5. Convertirme en una bruja poderosa.
6. Encontrar a Sage, el amor verdadero de Finn Mikaelson.
7. Salvar a Jenna. No se merecía morir, y Elena y Jeremy la necesitan.
8. Quemar a los vampiros de la tumba, pero dejar salir a la madre de Anna y a Harper. Anna merece respeto por el amor incondicional que le tiene a su madre; después de eso, ellos tres me deberán un favor y deberán irse de Mystic Falls.
9. Lidiar con Damon Salvatore. Si se porta bien, vive; si lastima a alguien que amo, muere.
10. Volver a ver a Klaus Mikaelson.
11. Conocer a los Mikaelson.
12. Salvar a Vicki. Estoy trabajando en eso y mamá está ayudando.
13. Salvar a los herejes, especialmente a Valerie. No se merecía todo lo que le pasó.
14. Destruir a Silas.
15. Ver qué pasa y añadir lo necesario a la lista.
16. Mantener cuerda a "Line". (Agregado por Bonnie Bennett).
Fin de la lista
-Voy a hacer el número tres de la lista -le digo a Bonnie, mirándola con una mezcla de desafío y expectativa-. ¿Te apuntas?
Bonnie sonríe y asiente, sin dudar un segundo.
-Siempre -responde, mirándome con esa lealtad que sé que nunca me fallará.
-------
Dos días después
-Está bien, necesitamos un plan -digo mientras Bon y yo estamos sentadas en mi cama, rodeadas de grimorios abiertos.
-Bueno, solo tenemos diez años, pero ambas somos brujas inteligentes y poderosas -respondo con confianza, aunque mentalmente tengo casi treinta años. Poco importa-. Con un plan bien ejecutado, todo saldrá bien.
Bonnie asiente y repasa un grimorio que tiene en las manos.
-Vale, aquí hay un hechizo de invisibilidad. Podemos usarlo para hacernos invisibles, así podemos entrar sin que nadie nos vea y liberar a Enzo -dice, aunque luego su rostro se ensombrece un poco-. El asunto es... ¿qué haremos si hay personas ahí?
Yo alzo una ceja, pensativa. En mi mente, deshacerme de cualquier obstáculo suena simple, pero sé que Bon aún es muy joven para soportar esa carga. Así que busco otra alternativa.
-Mira, aquí hay un hechizo de ensueño -digo, señalando otro grimorio abierto a mi lado-. Podemos usarlo para dormir a cualquiera que esté con Enzo cuando lo rescatemos. Benditas sean las brujas Bennett, siempre tan brillantes.
Bon se relaja un poco y sigue ojeando el grimorio conmigo.
-Y aquí está el hechizo para hacer un anillo de día o lapislázuli. Deberíamos hacer un negocio de esto -le comento, sonriendo divertida.
Bon me mira con una mezcla de paciencia y desaprobación.
-No podemos darle un anillo a todos los vampiros, Line -responde. Aunque es tolerante con los vampiros, sigue siendo una bruja Bennett, y las Bennett tienen sus reservas naturales respecto a los vampiros. Pero, claro, hay excepciones.
Me inclino hacia ella, con una chispa de entusiasmo en los ojos.
-Podríamos ponerle un hechizo. Si algún vampiro nos traiciona o hace algo que nos afecte, el anillo dejará de funcionar y ellos olvidarán cómo y dónde lo consiguieron -propongo.
Bonnie se queda pensativa, evaluando la idea, y luego asiente con una leve sonrisa.
-Podría funcionar. Pero primero, lidiemos con lo de Enzo -dice con determinación.
Le devuelvo la sonrisa y asiento. Ambas sabemos que este es solo el comienzo, pero, mientras estemos juntas, estamos listas para enfrentar lo que venga.
--------
Un mes después
Hoy es el día en que vamos a salvar a Enzo. Bueno, somos dos niñas de diez años... O, más bien, una niña de diez años y otra con el cuerpo de una niña de diez, pero mentalmente de casi treinta. Pero tenemos un plan de respaldo, y un plan para el plan de respaldo, y así sucesivamente. Katherine estaría orgullosa de nosotras.
Estoy nerviosa y puedo sentir la ansiedad de Bon. Desde que hicimos el hechizo, adquirimos la habilidad de sentir las emociones de la otra.
-Tranquila, Bon, todo saldrá bien -le digo con una sonrisa-. Si no quieres hacerlo hoy, está bien. Podemos intentarlo en otro momento o... puedo hacerlo sola.
-Jamás te dejaría sola -me responde con firmeza-. Lo haremos hoy. Juntas.
Le devuelvo una sonrisa de complicidad y respiro profundo, tratando de calmarme también.
La pregunta es: ¿cómo llegamos al laboratorio de Whitmore? Bueno, nos vamos con Grams. Hoy hay una feria en la Universidad Whitmore y fue muy fácil convencer a mamá de dejarnos ir. Bonn y yo somos niñas impecables en nuestro comportamiento y rara vez pedimos nada, así que mamá está feliz de que podamos salir de Mystic Falls por un rato. Aunque ella no puede acompañarnos, Grams se ofreció a llevarnos.
Mientras vamos en el auto, no puedo evitar la sensación de que Grams sabe más de lo que aparenta. Grams siempre parece saberlo todo, y aunque no me ha preguntado directamente, hay algo en su mirada que me hace sospechar.
Bonn y yo intercambiamos una rápida mirada de nerviosismo cuando llegamos a la universidad. Grams sonríe, aparentemente relajada, pero yo noto la mirada de advertencia en sus ojos.
-Diviértanse, niñas -nos dice mientras nos baja del auto-. Recuerden, en tres horas nos encontraremos en la entrada de la biblioteca. No se alejen demasiado y... compórtense.
Asentimos rápidamente, tratando de disimular nuestro entusiasmo y nerviosismo.
-¡Gracias, Grams! -dice Bonnie con una sonrisa.
Una vez que Grams se aleja, Bonnie me agarra del brazo y murmura en voz baja:
-Bien, ahora sí. ¿Lista para salvar a Enzo?
Asiento, tratando de mantener mi respiración bajo control.
-Lista.
--------
Caminamos por el campo, mirando los diferentes puestos de la feria universitaria. Tenemos que mezclarnos con la multitud, sin llamar la atención. Después de unos minutos, encontramos un rincón apartado y tranquilo donde podemos realizar el hechizo de invisibilidad sin que nadie nos vea.
Nos miramos, asentimos y empezamos a recitar juntas:
Escondo mi presencia, aparto mi ser, que los ojos no me vean y los oídos no me escuchen. Que la sombra me cubra y el silencio me guíe, hasta que yo decida volver.
Abscondo praesentiam meam, a sensibus abscedo. Non videant oculi, non audiant aures. Umbra me tegat, silentium me ducat, donec ego redeam.
Bonnie frunce el ceño y me observa de arriba abajo.
-Yo te sigo viendo igual -dice, algo preocupada.
-Y yo a ti -respondo, pensando en voz alta-. Tal vez porque las dos hicimos el hechizo, entonces podemos vernos entre nosotras.
Para asegurarnos, decido ponerlo a prueba. Me acerco a una persona que está de pie cerca de nosotros y la toco ligeramente en el hombro. Cuando se da vuelta, mira hacia todas partes, buscando el origen de ese contacto, pero no ve a nadie. Contengo la risa y murmuro:
-¡Hola! -La persona, confundida, sigue mirando alrededor pero no ve a nadie y tampoco me escucha.
Sonrío, emocionada, y me vuelvo hacia Bon.
-Parece que funcionó.
Puedo ver la misma emoción reflejada en su rostro. Es una sensación increíble.
-Vamos -me dice Bon, susurrando con una mezcla de emoción y nervios.
Ambas caminamos en silencio hasta llegar a los laboratorios. Nos detenemos al ver una puerta cerrada con un panel de contraseña.
-Mierda, hay contraseña -murmuro, sintiendo cómo mi corazón empieza a latir más rápido.
Pero parece que la suerte está de nuestro lado. Justo en ese momento, un científico sale del laboratorio, permitiéndonos entrar sin problema. Bon y yo aprovechamos la oportunidad y nos deslizamos rápidamente dentro, sosteniendo la respiración.
-Esto es casi demasiado fácil -susurra Bon con una pequeña sonrisa.
Me doy cuenta de que también estoy sonriendo. Estamos tan cerca de nuestro objetivo.
---
Vimos a varios científicos juntos, y tanto Bon como yo nos quedamos paralizadas al reconocer que uno de los doctores era Grayson Gilbert, el padre de Elena. Sentí cómo mi corazón latía con mucha fuerza.
-Dios mío -escuché a Bon murmurar.
-Hagamos el hechizo, Bon-le dije, sacándonos a ambas del shock.
Pronunciamos las palabras en voz baja:
Que el sueño los envuelva, que el descanso los encuentre,bajo la luna silente y el viento que susurra.Cierro los ojos, se apaga la luz, y en la calma, el sueño los consume.Que la quietud los cubra, que la mente se libere, y en el reino del descanso, su espíritu se pierda.
Somnus eos involvat, quies eos inveniat,sub luna tacita et vento susurrante.Oculos claudo, lux extinguitur, et in silentio, somnus eos consumat.Quies eos tegat, mens liberetur,et in regno quietis, spiritus eorum pereat.
Vimos cómo todos caían en un sueño profundo.
-¿Qué haremos cuando se despierten y no vean a Enzo? -dijo Bon, su voz llena de preocupación.
-Bueno, no importa -le respondí con firmeza-. Ellos no pueden vincular lo sucedido con nosotras.
Nos acercamos hasta donde estaba Enzo, en una camilla, cubierto de sangre. Me quedé congelada, sintiendo una fuerte necesidad de vomitar. Volteé a ver a Bon y vi que ella estaba en la misma condición que yo.
-Hagamos que solo Enzo pueda vernos -dije, respirando profundamente para calmarme.
Con un gesto, activamos el hechizo para hacer que solo Enzo pudiera vernos. Me agaché cerca de él, mientras Bonnie se mantenía en silencio.
-Hola -dije tímidamente, con voz suave.
-¿Son... ángeles? -preguntó Enzo, mirando alrededor con ojos atónitos. Bon y yo nos reímos suavemente.
-No, venimos a liberarte -respondí, con una sonrisa.
Tomamos nuestras varitas y, con un murmullo, comenzamos a conjurar el hechizo para liberarlo. La energía mágica empezó a envolverlo y, lentamente, la sangre comenzó a disiparse de su piel.
-Listo -dije al fin, al ver que el hechizo había funcionado.
Bon me miró con una expresión preocupada.
-¿Ahora cómo salimos? -preguntó, mirando alrededor.
-Hacemos el hechizo de invisibilidad para Enzo también -le dije, concentrándome de nuevo. Murmuré las palabras y, de inmediato, Enzo desapareció de la vista de cualquiera que pudiera estar mirando.
Bon y yo nos miramos por un momento, respirando aliviadas.
Antes de irnos fui a la cámara de seguridad y elimine todo, también hice que sea imposible recuperar esa información, le hice seña a Bon para que quemara la investigación.
-Ahora sí, estamos listas -dije, con una mezcla de cansancio y determinación.
Notes:
Nota:
¡Buenos días, buenas tardes y buenas noches! 🤗
He regresado de mi fin de semana familiar en la playa. Era mañana cuando debía subir el capítulo, pero logré terminarlo hoy, así que aquí lo tienen.



Chapter 11: La historia de Enzo. Maratón(1/3)
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕Aquí les traigo otro capítulo de esta historia.
Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰
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(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
"Un alma herida que, en su eterna lucha contra la oscuridad, se convierte en fuego: ardiente, implacable y, a veces, inesperadamente cálido."
Todo salió bien, pero aún estoy temblando. Bon y yo caminamos con Enzo, ayudándolo a salir de los laboratorios. Aunque no nos vean, siento que cada paso resuena demasiado fuerte en el pasillo vacío. El aire fresco de la tarde nos recibe cuando finalmente cruzamos las puertas principales.
Caminamos en silencio hasta llegar a unas bancas apartadas, lejos de toda la actividad de la feria. Nos sentamos, tratando de recuperar el aliento y procesar lo que acabamos de hacer. Enzo, visiblemente débil, abre una de las bolsas de sangre que robamos del laboratorio y empieza a beber.
-Bueno, ¿qué le diremos a Grams? -pregunto en voz alta, más para mí que para nadie. Bon suspira y se recuesta contra el respaldo del banco.
-Honestamente, no creía que íbamos a llegar tan lejos. -Se gira para mirarme, su expresión una mezcla de alivio y cansancio.
Enzo, quien parece recuperar algo de fuerza, se ríe suavemente mientras deja caer la bolsa vacía en un contenedor cercano.
-La verdad sea dicha, pequeños ángeles, tampoco lo creí. Pero aquí estamos.
Bon y yo solo no reímos, luego de unos minutos Bon habla.
-¿La verdad? -Bon me lanza una mirada inquisitiva.
-La verdad... a medias. -Sonrío traviesa y comienzo a reír.
Bon niega con la cabeza, aunque sus labios dibujan una pequeña sonrisa.
-Eso no funcionará por mucho tiempo con Grams. Ella siempre sabe todo.
Enzo nos observa, divertido.
-Bueno, ángeles, les debo mi vida. No sé cómo agradecerles lo que han hecho por mí.
Su acento británico hace que cada palabra suene más elegante.
-Tal vez no mencionarlo por ahora sería un buen comienzo -dice Bon, cruzando los brazos. Aunque su tono es serio, puedo sentir la calidez detrás de sus palabras.
Lo miro de reojo, todavía procesando todo lo que ha sucedido. Salvamos a Enzo. Dos niñas de diez años (bueno, técnicamente una de diez y otra mentalmente de casi treinta), enfrentándonos a un laboratorio de locos y saliendo ilesas.
-¿Qué haremos ahora? -pregunta Bon, mirándome directamente.
Pienso en ello por un momento.
-Por ahora, asegurarnos de que Enzo esté a salvo. Después... ya veremos.
Enzo nos observa detenidamente y asiente.
-Cualquiera que sea el plan, estoy dentro.
Es extraño cómo, en tan poco tiempo, siento que ya somos un equipo. Bon y yo compartimos una sonrisa. Esto es solo el comienzo.
---------
El momento que temíamos había llegado: encontrarnos con Grams. Mientras nos acercamos a ella, puedo sentir la tensión en el aire. Grams está de pie, con los brazos cruzados, mirándonos fijamente. Su expresión es seria, pero sus ojos están llenos de esa mirada que parece ver a través de nosotras.
-¿Qué hicieron? -pregunta, su tono es tranquilo, pero firme.
Bon y yo intercambiamos miradas rápidas, cada una intentando pasarle la responsabilidad a la otra con los ojos. Al final, el silencio es peor que cualquier confesión, así que me armo de valor y digo lo primero que se me ocurre.
-Nada. Solo caminamos y vimos los puestos. -Intento parecer convincente, pero la mirada de Grams es como un láser, atravesándome como si pudiera leer mi alma.
-Caroline Elaine Forbes y Bonnie Sheila Bennett, ¿qué hicieron? -La forma en que pronuncia mi nombre completo me hace estremecer. Bon baja la cabeza como si intentara volverse invisible. No la culpo.
Suspiro, sintiendo que ya no hay escapatoria.
-Bueno... liberamos a alguien que estaba siendo torturado por unos científicos locos. -Miro al suelo, esperando el regaño, o peor. Grams entrecierra los ojos, pero su expresión no cambia demasiado.
-Díganme que no fue a un vampiro. -Su voz es más baja ahora, casi como un susurro lleno de preocupación. Bon levanta la cabeza, arqueando una ceja con un toque de rebeldía.
-¿Quieres que te digamos la verdad o que te mintamos? -replica, su tono desafiante pero con un toque de humor nervioso.
Grams suspira y se lleva una mano a la frente, masajeándola con los dedos como si intentara calmar un dolor de cabeza repentino.
-Vamos a ir a un lugar más privado, y allí me van a contar absolutamente todo.
Bon y yo nos miramos de nuevo, esta vez resignadas. No hay escapatoria cuando Grams usa ese tono. Asentimos al unísono y la seguimos, mientras una pequeña voz en mi cabeza me recuerda que Grams siempre sabe todo... aunque no lo diga al principio.
----------
Grams nos llevó a una sala vacía de la universidad, cerró la puerta con un hechizo y se cruzó de brazos, más seria de lo que jamás la había visto. Bon y yo nos sentamos frente a ella, incapaces de mantener su mirada.
-Ahora cuenten todo -ordenó. Su tono era grave.
Tragué saliva, compartí una mirada con Bon y finalmente me armé de valor para hablar.
-Liberamos a un vampiro. Se llama Lorenzo St. John, aunque sus amigos lo llaman Enzo.
Grams alzó una ceja, claramente esperando más, así que tomé aire y comencé a contarle todo lo que sabía, como si estuviera narrando la vida de Enzo desde el principio.
-Enzo nació en Inglaterra, a principios del siglo XX. Su infancia no fue fácil. Perdió a toda su familia por una epidemia y, aunque intentó buscar una vida mejor emigrando a Estados Unidos, le negaron la entrada porque estaba enfermo de tuberculosis. Terminó en un hospital para enfermos terminales, solo, esperando morir... hasta que conoció a Lillian Salvatore.
Grams frunció el ceño al escuchar el nombre, pero no interrumpió.
-Lillian lo transformó en vampiro. Lo hizo para salvarlo, pero lo condenó a una eternidad que Enzo nunca pidió. Durante un tiempo, todo pareció mejorar, pero entonces... lo capturaron.
Bon tomó mi mano, apretándola con fuerza mientras continuaba.
-Fue un grupo llamado Augustine. Lo llevaron a un laboratorio aquí, en Whitmore, donde lo sometieron a experimentos horribles durante décadas. Lo diseccionaban, lo quemaban, lo destrozaban una y otra vez solo para verlo sanar. Nunca lo dejaron en paz.
Grams suspiró profundamente, como si pudiera sentir el peso de las palabras.
-¿Y qué pasó después? -preguntó, su voz algo más suave, pero aún firme.
-En los años 50, otro vampiro cayó en manos de Augustine: Damon Salvatore. Enzo y Damon se hicieron amigos; eran como hermanos, unidos por el odio hacia los científicos. Juntos, planearon escapar. Pero cuando el plan se puso en marcha, todo salió mal. Damon... -mi voz se quebró ligeramente, y Bon terminó la frase por mí.
-Damon lo dejó atrás. Lo abandonó cuando el laboratorio estaba en llamas.
Grams dejó escapar un suspiro, negando con la cabeza.
-Así que liberaron a un vampiro con un pasado lleno de traumas y resentimientos.
Asentí lentamente.
-Sí, pero no es malo, Grams. No lo es. Ha sufrido tanto... no podía dejarlo allí. Y es un amigo Enzo jamás nos traicionaria- digo con firmeza
Grams nos miró detenidamente, primero a mí y luego a Bon.
-¿Y qué piensan hacer ahora? ¿Cómo planean manejar las consecuencias?
Bon y yo intercambiamos una mirada. Habíamos planeado tanto para el rescate que no habíamos pensado mucho en el "después".
-Lo ayudaremos a mantenerse alejado de problemas. Enzo nos lo agradeció y prometió que no causará daño... -dije, con la esperanza de que eso fuera suficiente.
Grams suspiró profundamente, llevándose una mano a la frente.
-Niñas, han hecho algo increíblemente arriesgado. Pero también algo... noble. Sin embargo, les advierto: nada es gratis en este mundo, y menos cuando se trata de vampiros. Mantengan los ojos abiertos.
Bon y yo asentimos solemnemente. Sabía que Enzo jamás nos traicionaria, Enzo es un amigo leal, puede que uno de los amigos más leales de Diarios de Vampiros.
Notes:
Aquí les traigo un nuevo capítulo. Solo falta dos capítulos más para que comience el principio del fin, es decir, la llegada de los hermanos Salvatore.
Este es el primer capítulo de un maratón que les voy a subir (1/3).
El siguiente capítulo traerá a una persona muy poderosa. Aquellos que hayan visto la serie Los Originales y leído mi otra historia tendrán una idea de quién se trata.
Enzo es libre, y se lo merece. Es uno de los personajes más leales y un buen amigo en toda la serie.
Les recuerdo que tengo una cuanta de TikTok, donde subo videos de mis historias: https://www.tiktok.com/@caroline_06289?_t=8rSPQn03wQB&_r=1
Espero que disfruten este capítulo. ¡Nos vamos mañana! 🥰💐

El anillo de luz diurna (azul) y anillo de la familia Forbes-Bennett (verde).
Chapter 12: Lorenzo "Enzo" St. John y Davina Claire. Maratón(2/3)
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕Aquí les traigo otro capítulo de esta historia.
Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰
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(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Una fuerza imparable envuelta en fragilidad aparente, capaz de desafiar su destino con un poder que intimida tanto como inspira. Davina Claire
En casa de Sheila Bennett
Nos encontramos en la sala de estar de la casa de Grams. Enzo está sentado en uno de los sillones, con su porte relajado y ese aire encantador que siempre parece rodearlo. Después de tomar sangre y limpiarse se ve mejor.
Bon y yo estamos en el sofá, todavía recuperándonos de la adrenalina de la misión. Grams entra con una taza de té en las manos y nos mira con una mezcla de curiosidad y orgullo.
—Entonces, ¿ustedes dos pequeñas genios modificaron no uno, sino varios hechizos para liberar a un vampiro prisionero? —dice Grams, sentándose frente a nosotras con una ceja arqueada.
Bon y yo intercambiamos miradas nerviosas antes de asentir.
—Lo hicimos juntas —dice Bon con una pequeña sonrisa, claramente buscando la aprobación de Grams.
—Primero hicimos un hechizo de invisibilidad para entrar sin ser vistas —explico yo, sintiendo que mi corazón late rápido. Si bien sé que Grams no está realmente molesta, siempre es un poco intimidante cuando te analiza con esos ojos penetrantes.
—Y luego usamos un hechizo de ensueño para dormir a cualquiera que pudiera estar vigilando —añade Bon rápidamente.
—Y luego eliminamos cualquier evidencia— termino yo.
Grams deja la taza de té en la mesa con cuidado, su expresión cambiando de calculadora a algo que no esperaba: orgullo puro.
—¿Saben, niñas? He vivido muchos años y he visto brujas con habilidades increíbles. Pero moldear hechizos tan complejos a su edad y hacerlo con éxito... Eso no es algo que cualquiera pueda hacer.
Bon sonríe, y yo me siento más ligera al escuchar sus palabras.
—Gracias, Grams —dice Bon, sus ojos brillando con alegría.
—Y no solo eso —continúa Grams, dirigiendo su mirada hacia mí—. Caroline, haber tenido la visión y la valentía de modificar un hechizo que originalmente no estaba destinado para eso... Eso demuestra un entendimiento de la magia que pocas brujas tienen.
Me sonrojo un poco bajo su mirada, pero no puedo evitar sentirme orgullosa.
—Solo quería ayudar a Enzo. Nadie merece pasar por lo que él pasó.
Grams asiente lentamente y luego se gira hacia Enzo.
—¿Y tú? ¿Qué tienes que decir sobre todo esto, Lorenzo?
Enzo, que ha estado observando la conversación con una pequeña sonrisa, se inclina hacia adelante.
—Bueno, Señora Bennett, déjeme decirle que si no fuera por estas dos ángeles, seguiría atrapado en esa pesadilla. No solo me salvaron, sino que lo hicieron con una brillantez que nunca había visto. Son excepcionales.
Grams deja escapar una risa breve, pero se puede notar que sus palabras la han complacido.
—Es un buen cumplido, viniendo de alguien que ha vivido tanto como tú, Lorenzo. Pero recuerda, jóvenes, con grandes habilidades vienen grandes responsabilidades. No quiero que vayan por ahí jugando con magia poderosa sin pensar en las consecuencias. Y puedes llamarme Sheila.
Enzo solo le da una sonrisa y asiente.
—Lo prometemos, Grams —respondemos Bon y yo al unísono.
Ella nos mira con una sonrisa indulgente antes de volver a tomar su té.
—Eso espero, porque si algo sale mal, soy yo quien tendrá que arreglarlo.
Enzo ríe suavemente, y Bon y yo nos relajamos por fin. Aunque sé que Grams se preocupa por nosotras, también sé que está orgullosa de lo que logramos. Y eso, al menos por ahora, hace que todo el esfuerzo haya valido la pena.
31 de enero del 2004
Han pasado algunos meses desde que ayudamos a Enzo a escapar de los laboratorios de Augustine. Durante ese tiempo, Bon, Grams y yo nos hemos asegurado de que se adapte a este nuevo mundo lleno de cambios, avances tecnológicos y una sociedad que no tiene nada que ver con la que conoció cuando fue capturado.
Para ser honesta, me sorprende lo rápido que Enzo ha aprendido a manejarse. Claro, hubo momentos divertidos, como cuando descubrió el uso de los teléfonos y se quedó fascinado con las llamadas a larga distancia, que se pueden hacer. Pero más allá de eso, su capacidad para adaptarse demuestra su resiliencia.
Una tarde, mientras le contaba más sobre el mundo actual, surgió un tema delicado: Maggie, la mujer que había amado profundamente. Con mucho cuidado, le expliqué lo que había sucedido con ella y cómo Damon, su antiguo amigo, había sido responsable de su muerte.
—No puedes apagar tu humanidad por esto, Enzo —le dije, mirándolo directamente a los ojos, con más seriedad de la que suelo usar. Él necesitaba escuchar esas palabras, y yo necesitaba decirlas.
Por un momento, pensé que se cerraría, que se dejaría consumir por el dolor y el rencor. Pero en lugar de eso, suspiró profundamente, asintió y me prometió que no perdería su esencia.
Mamá, aunque no estaba feliz con lo que habíamos hecho, terminó ayudándonos de una manera que nunca habría esperado. Con sus contactos, consiguió los documentos necesarios para que Enzo pudiera tener una nueva identidad. Así nació Enzo Forbes, algo que, según él, lo hacía sentir parte de nuestra pequeña familia.
Hace un tiempo, Enzo decidió que era hora de explorar el mundo. Quería encontrar un nuevo propósito, algo que le diera sentido a su existencia después de tantos años de sufrimiento. Desde entonces, nos envía postales desde cada lugar que visita, asegurándonos que está bien y compartiendo un pedazo de su viaje con nosotras.
Hoy recibimos una nueva postal. La imagen muestra playas de arena blanca, palmeras y un mar azul turquesa. En el reverso, con su elegante caligrafía, había escrito:
"Mis queridas angeles y compañeras de aventuras,
Espero que estén bien. Ahora me encuentro en una isla tropical llamada República Dominicana. El sol es abrasador, pero el ron es excelente. Este lugar tiene un aire de libertad que nunca había sentido antes. Tal vez algún día podamos reunirnos aquí y compartir una botella de ron bajo las estrellas.
Con cariño,
Enzo."
Bon y yo nos miramos y sonreímos al leer sus palabras. Saber que está bien y disfrutando de su nueva libertad es todo lo que podríamos desear para él.
-----
Ya tengo 11 años y en unas dos semanas será el cumpleaños número 11 de Bon. Estoy tratando de encontrar el regalo perfecto para mi mejor amiga, algo que sea especial y único, como lo es ella.
Mientras bajo las escaleras, escucho a mamá hablando por teléfono en la sala. No suelo espiar, pero algo en el tono de su voz me llama la atención.
—No, Marie, no puedo —dice mamá con firmeza, aunque su tono tiene una nota de duda. Marie… ¿quién será?—. Sé que es hija de Elaine, y que Elaine fue mi mejor amiga. Lo sé, lo sé. Lo pensaré, ¿vale?
Cuando termina la llamada, me quedo de pie al final de las escaleras, mirándola fijamente. Mamá parece preocupada, casi perdida en sus pensamientos. Nunca antes había oído ese nombre, Elaine. Pero algo en cómo lo dijo me deja intrigada. ¿Quién es Marie? ¿Y por qué parece un tema tan complicado?
—¿Todo bien, mamá? —pregunto, fingiendo que acabo de bajar y no que llevaba unos segundos escuchando.
Ella parpadea, como si no se hubiera dado cuenta de que estoy ahí, y rápidamente me sonríe.
—Sí, cariño, todo está bien. ¿Por qué no te preparas para desayunar?
No le insisto, pero sé que hay algo que no me está diciendo. Mientras voy a la cocina, mi mente no deja de dar vueltas. ¿Quién es Elaine? ¿Y por qué parece tan importante para mamá? Decido que, por ahora, es mejor no preguntar más, pero algo me dice que esto no va a quedarse en un simple misterio.
--------
Perspectiva de Elizabeth Forbes
Han pasado 20 años desde que dejé Nueva Orleans sin mirar atrás. Elaine, una de mis mejores amigas, nunca entendió mi decisión de marcharme, de dejar la familia y todo lo que representaba atrás. Ahora me entero de que ha fallecido, y con su partida ha dejado algo que jamás imaginé: la custodia de su hija, Davina Elizabeth Claire.
—¿Por qué? ¿Por qué me elegiste a mí? —murmuro en voz alta, aunque sé que no obtendré respuesta.
Una parte de mí quiere rechazarlo. Si esto hubiera pasado hace cinco años, ni siquiera habría dudado en decir que no. Me mantuve alejada de la magia por tanto tiempo que aprendí a vivir como si esa parte de mí no existiera. Pero todo cambió cuando Caroline, mi hermosa niña, me confesó que era una bruja.
Sentí como si mi alma abandonara mi cuerpo ese día. Fue un golpe inesperado, una puerta que creí cerrada para siempre, abriéndose de nuevo. Pero con el tiempo, me adapté. Sheila y Bonnie fueron de gran ayuda y una de las razones por la cual volví a aceptar la magia, aunque yo jams volvería a poder usar magia, ella se aseguró de eso.
Es por eso que, ahora, estoy considerando adoptar a Davina. Porque si Caroline no hubiera sido bruja, si no hubiera tenido ese vínculo con Sheila y no considerara a Bonnie como otra hija, jamás me habría planteado esto.
Tomo el teléfono y marco el número de Marie. Apenas suena una vez cuando responde.
—¿Qué decidiste hacer, Lizzie? —pregunta, y siento una punzada en el pecho al escuchar ese apodo. Hace tanto que nadie lo usaba.
—La adoptaré. Pasado mañana iré por ella —digo con firmeza—. Pero necesito que nadie sepa que he regresado. No quiero ver a nadie.
—Está bien, Lizzie, y gracias. Realmente no creo que Davina tuviera un buen futuro si se quedara aquí en Nueva Orleans —responde Marie, y puedo escuchar la preocupación en su voz.
—Nos veremos en dos días, Marie —respondo antes de colgar.
El teléfono cae de mis manos a la mesa, y siento cómo mi corazón late con fuerza, como si intentara escapar de mi pecho. Respiro hondo, tratando de calmarme, pero la sensación no desaparece. Espero, con toda mi alma, no estar cometiendo un error.
Perspectiva de Caroline
—¡Mamá, hemos regresado! —grito mientras Bon y yo cruzamos la puerta principal.
—Bienvenidas, mis niñas —responde mamá desde la sala, pero noto algo extraño en su tono. Se ve nerviosa, cansada, como si estuviera lidiando con algo pesado.
—¿Estás bien, mamá? —pregunta Bon con preocupación. Desde que empezó a llamarla "mamá" y a considerarla como suya, mi corazón se llena de alegría. Mamá sonríe a Bon con ternura antes de indicarnos que nos sentemos en la sala.
—Hoy recibí una llamada de una vieja conocida —comienza mamá, con un aire pensativo que me pone en alerta—. Me avisó que mi mejor amiga de la adolescencia falleció, y en su testamento me dejó la custodia de su hija de 8 años.
Me quedo paralizada, procesando lo que acaba de decir. Esto es… inesperado.
—Oh, ¿y qué va a pasar ahora? —pregunto, todavía en shock. ¿Cómo puede ser que esto nunca se mencionara en la serie? Ni siquiera recuerdo que hablaran de la familia de mamá.
—Su nombre es Davina Claire, y está en Nueva Orleans —añade, y en ese momento siento que mi corazón se detiene por un segundo. Davina Claire. Esto no puede ser real. ¿Cómo es posible? La Davina de la serie, una de las brujas más poderosas de Nueva Orleans… ¿es ahora mi hermana adoptiva? No puedo evitar pensar en la Cosecha y en todo lo que sufrirá. Tengo que investigar más sobre la familia de mamá. Tal vez Nueva Orleans tenga respuestas.
—He decidido adoptarla —continúa mamá con firmeza, aunque su voz tiembla ligeramente.
—¡Eso es increíble! —exclama Bon, emocionada. Yo intento sonreír, aunque por dentro estoy en una tormenta de pensamientos. Esto cambia todo.
—¿Y cuándo vendrá ella? —pregunto, tratando de sonar casual mientras mi mente sigue enredada en planes para proteger a Davina.
—Iré por ella pasado mañana —responde mamá.
Bon y yo nos miramos por un instante, y casi al unísono decimos:
—¡Podemos ir!
La sincronización nos hace reír, y mamá sonríe, aunque parece pensativa por un momento antes de responder.
—Está bien, pueden venir —dice finalmente, y su sonrisa nos llena de calidez.
Mientras hablamos sobre los detalles, no puedo evitar pensar en Davina. Esto es una oportunidad para salvarla, para darle la vida que merece. Tal vez incluso, para entender mejor los secretos que mamá ha guardado durante tantos años. Nueva Orleans tiene respuestas, y pronto, estaremos allí para encontrarlas.
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
Aquí les traigo el segundo capítulo del maratón, donde se nos menciona a Davina Claire, quien próximamente será conocida como Davina Forbes. (2/3)
¡Me emociona mucho esto! Estoy muy feliz de poder compartir con ustedes todo lo que tengo preparado. Como la serie nunca especificó (o al menos no recuerdo que se haya mencionado o dado importancia) la familia de Elizabeth Forbes, me encanta la idea de crear mi propia versión.
Caroline debe estar preparada, porque nada es lo que parece.
Muchísimas gracias a todos los que leen esta historia y le dan "like". ¡Se los agradezco muchísimo!💖💖
Nos vemos mañana 🥰💐
Una imagen donde se encuentra Enzo, mi amada República Dominicana 🇩🇴🥰

Los dos miembros más recientes de la "Familia Forbes". La futura familia más poderosa del mundo sobrenatural.

Chapter 13: Davina Claire: la bruja que merecía una mejor infancia. Maratón (3/3)
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí les traigo otro capítulo de esta historia. ¡Espero que lo disfruten! ✍️💕Aquí les traigo otro capítulo de esta historia.
Les recuerdo que pueden dejar sus opiniones e ideas constructivas✍️😊
Cualquier comentario negativo se puede ir por donde vino 👋🗑Muchísimas gracias a todos los que han leído esta historia💐
Millones de gracias a todos los que han comentado y dejado su kudos 🥰💜💕🤗Les recuerdo que esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💕💐😘🥰
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Les recuerdo que tengo una cuenta de TikTok donde he subido varios videos, por si les interesa:
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(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
"El dolor nos transforma, nos desgarra y nos moldea, sacando lo mejor o lo peor de nosotros; no somos los mismos después de enfrentarlo, porque cada herida deja una marca indeleble en nuestra alma." - Anónimo
Estaba frente a mi cama, doblando con cuidado la última prenda antes de meterla en la maleta. Mis manos trabajaban de forma automática, mientras mi mente repasaba cada detalle de la situación.
Davina Claire... Una bruja con una vida marcada por la tragedia, igual que Bon, igual que la mayoría de las brujas de Diarios de vampiros. Davina también fue usada por su magia, tratada como un objeto y no como una persona.
Suspiré profundamente. Pero esto es diferente. En las series, en ninguna de las tres, jamás se mencionó una conexión entre mamá y Davina Claire. De hecho, nunca se mencionó nada sobre la familia de mamá más allá de lo básico. Este cambio lo cambia todo.
Me detuve un momento, mirando el suelo como si ahí pudiera encontrar respuestas. Si mamá adopta a Davina, ella nunca será una de las niñas de la Cosecha. Eso significa que Marcel nunca la conocerá, nunca será su protector ni su debilidad. Cambiará su destino por completo. Pero también me deja con preguntas: ¿esto significa que mamá es una bruja? ¿O solo tiene conexiones con ellas?
Negué con la cabeza. Las preguntas no dejaban de acumularse, y no tenía ninguna respuesta.
-Esto es un caos... -susurré, frustrada, mientras cerraba la maleta con un poco más de fuerza de la necesaria.
Y luego está ese algo más... Algo en Nueva Orleans que debo hacer, pero no recuerdo qué. Hay algo importante, algo que no puedo ignorar.
De repente, me quedé inmóvil, sintiendo cómo una pieza clave del rompecabezas encajaba en mi mente.
¡Eso es! Freya Mikaelson.
Recordé los fragmentos de información: Freya está en Nueva Orleans, en Fauline Cottage, ese antiguo hospital psiquiátrico. No podía creer que casi lo olvido.
-Bien, ahora hay que hacer un plan -murmuré, empezando a caminar de un lado a otro en mi habitación.
Mi cabeza bullía con ideas. Rescatarla o, más bien, robarla. Pero no puedo simplemente aparecer ahí sin un plan sólido. Hay demasiados riesgos, demasiadas variables. Y lo peor es que esto significa que no tendré un día de descanso.
Cerré los ojos por un momento, tratando de calmarme. Primero lo primero. Enfocarme en Davina. Después, concentrarme en Freya.
------
-¿Lista? -pregunta Bon, asomándose por la puerta de mi habitación.
-Sí... -respondo, dejando escapar un suspiro.
-¿Qué pasa? -me pregunta, entrecerrando los ojos mientras me observa con atención.
Dudo un momento. Bon siempre ha sido buena leyendo mis expresiones, y sé que no se conformará con una respuesta vaga. Finalmente, decido ser honesta.
-Recordé que hay alguien en Nueva Orleans a quien necesito rescatar.
Bon parpadea, intrigada. Su tono refleja curiosidad cuando pregunta:
-¿Quién?
La miro fijamente por unos segundos, tratando de ordenar mis pensamientos antes de responder.
-¿Te he hablado alguna vez sobre la familia Original?
-No. -Bon niega con la cabeza rápidamente, inclinándose hacia mí como si temiera perderse algo importante.
Tomo aire profundamente y comienzo a explicar:
-Hace más de mil años había dos hermanas, Dahlia y Esther. Ambas eran brujas muy poderosas, aunque Dahlia era aún más fuerte. Las hermanas prometieron estar juntas siempre y para siempre, pero todo cambió cuando Esther conoció a un hombre llamado Mikael. Se enamoró de él y olvidó su promesa a Dahlia.
Hago una pausa, observando cómo Bon frunce el ceño, completamente concentrada en lo que estoy diciendo. Continúo:
-La traición de Esther rompió a Dahlia, que se sintió profundamente herida y enojada. Pasaron los años sin hablarse, hasta que Esther buscó a Dahlia porque no podía tener hijos. A pesar de ser una bruja poderosa, todos sus hechizos fallaban. Desesperada, acudió a su hermana en busca de ayuda.
Bon abre los ojos con incredulidad y murmura:
-Mierda.
Asiento lentamente, compartiendo su sentimiento.
-Al principio, Dahlia no quería ayudarla, pero terminó accediendo con una condición: el primogénito de cada generación de la familia de Esther sería suyo. Eso incluía al primer hijo de cada uno de los descendientes de Esther también.
El silencio de Bon me impulsa a seguir.
-Esther aceptó. Pasaron los años y tuvo dos hijos, Freya, la mayor, y Finn. En ese momento, estaba embarazada de su tercer hijo, Elijah, cuando Dahlia vino a cobrar lo que le correspondía. Se llevó a Freya. Esther trató de impedirlo, pero Dahlia era más poderosa.
Hago una pausa, notando cómo Bon está completamente absorta en la historia, sus ojos abiertos como platos.
-Cuando Mikael regresó, después de semanas trabajando, Esther le mintió. Le dijo que la peste se había llevado a Freya.
-Madre de Dios... -susurra Bon, claramente impactada e indignada.
Quiero continuar, pero la voz de mamá interrumpe nuestra conversación.
-¡Niñas, bajen! Tenemos que irnos.
Resoplo, frustrada por no poder terminar la historia, y me dirijo a Bon con una leve sonrisa.
-Te contaré el resto luego.
-Más te vale -responde Bon, haciendo un puchero. Sé que está completamente enganchada con la historia, y eso me hace sonreír aún más mientras bajamos juntas las escaleras.
--------
-¿Grams, qué haces aquí? -pregunta Bon, antes de que yo pueda hacer la misma pregunta.
-Iré con ustedes -responde Grams, como si fuera lo más obvio del mundo. Yo solo puedo reírme ante la situación.
-Vamos al auto -dice mamá con tono firme, y tanto Bon como yo nos sentamos en los asientos traseros mientras nos ajustamos los cinturones de seguridad.
Mamá y Grams comienzan a hablar sobre cosas triviales: el trabajo, la comida, y los diferentes tipos de té y café que cada una prefiere. Bon se queda dormida tan pronto como salimos de Mystic Falls, mientras yo, mirando por la ventana, observo cómo el paisaje cambia lentamente.
Las horas pasan, y después de un rato, yo también caigo en un sueño ligero. Sin embargo, al despertar, veo el letrero que indica: Nuevo Orleans.

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Llegamos frente a una casa pintoresca, rodeada de un jardín cuidado con esmero. Es hermosa, con un aire cálido y acogedor. Frente a la puerta, una mujer de piel morena, cabello negro rizado que cae sobre sus hombros, y ojos deslumbrantes, uno azul y el otro verde, nos espera. Parece tener poco más de treinta años, aunque su porte refleja experiencia y sabiduría.
-Buenas noches a todas -dice la mujer con una voz formal, aunque acogedora-. Soy Marie, para quienes no me conocen.
-Un gusto volver a verte, Marie -responde Grams con seriedad, aunque su tono revela sinceridad.
-Marie... -mi mamá la saluda escuetamente, su tono casi impasible.
Marie inclina la cabeza hacia nosotras, deteniéndose un momento.
-¿Y ustedes son? -pregunta, con curiosidad en la mirada.
-Soy Caroline Elaine Forbes, y ella es mi hermana Bonnie Bennett-Forbes -respondo con confianza.
Un destello de emoción cruza por los ojos de Marie al escuchar mi nombre completo, pero cuando mira a Bon, su expresión cambia a una mezcla de intriga y aprecio.
-Es un placer conocerlas. Pasen. -Nos abre la puerta y nos hace un gesto para entrar.
El interior de la casa es tan hermoso como el exterior. Las paredes están pintadas de un verde claro, y las habitaciones tienen una decoración cálida y nostálgica. Me detengo a observar las fotografías que adornan los muebles. Hay una en particular que llama mi atención: una imagen de mamá, Marie y otra mujer increíblemente parecida a Davina Claire.
-Si tienen hambre, preparé algo de cena. -Marie nos sonríe amablemente.
Antes de que pueda responder, mi estómago ruge, y un segundo después el de Bon también lo hace. Las risas de mamá, Grams y Marie llenan el espacio, aliviando un poco la tensión del momento.
La cena está deliciosa, pero estoy agotada. El viaje ha sido largo y mi magia se siente extraña, como si algo en Nueva Orleans estuviera afectándola. Bon me comentó que sentía lo mismo, lo que me inquieta aún más.
-Les preparé una habitación para ambas, pero si lo desean, hay otra disponible. -Marie nos observa con amabilidad.
-Está bien, podemos compartir -respondo rápidamente, agradeciendo con una sonrisa que ella me devuelve.
Después de alistarme para dormir, me acomodo en el lado derecho de la cama. Bon ocupa el lado izquierdo, y pronto caemos ambas en un sueño profundo.
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Perspectiva de Elizabeth Forbes
La casa está en silencio, lo que significa que las niñas ya están dormidas. Marie se sienta en una de las sillas del estudio, mientras yo y Sheila la seguimos.
-Ya podemos hablar más tranquilas -dice Marie, cruzando las manos sobre su regazo-. Las niñas están descansando.
No pierdo tiempo.
-¿Qué está pasando? ¿Por qué Elaine me dejó a su hija? -pregunto, tratando de ocultar mi frustración.
Marie suspira, bajando la mirada antes de responder.
-Realmente no lo sé, Lizzie. Elaine estuvo rara las últimas semanas antes de... -Marie hace una pausa, su voz cargada de tristeza y culpa-. Antes de que muriera.
Sheila se adelanta, sus ojos oscuros reflejan su preocupación.
-¿Qué quieres decir con "rara"? -pregunta.
-Elaine tenía la costumbre de leer las cartas del tarot. Una semana antes de que todo cambiara, leyó algo en las cartas... No sé qué fue, pero la dejó aterrada. Quemó las cartas y no volvió a hablar del tema.
El peso de las palabras de Marie me golpea como un mazo. Elaine era conocida por su habilidad para prever el futuro. Lo que sea que vio debió de ser terriblemente malo para reaccionar así.
-¿Qué más? -insiste Sheila, su tono más severo que el mío.
-Después de eso, Elaine contrató a un abogado y cambió el testamento. No le dijo a nadie que tú serías la encargada de cuidar a Davina si algo le pasaba.
Frunzo el ceño, procesando la información.
-¿Quién era el cuidador antes de mí? -pregunto, aunque ya tengo una sospecha desagradable.
-Nadie. Si moría, Davina quedaría al cuidado del aquelarre. -Marie hace una mueca, sabiendo perfectamente lo que eso significa para mí.
Sheila y yo compartimos una mirada cargada de historia y resentimientos pasados. Mis relaciones con las brujas de Nueva Orleans, y especialmente con los ancestros, son complicadas.
Marie parece darse cuenta de mis pensamientos.
-No te preocupes, Lizzie. Me encargué de que ni las brujas ni los ancestros puedan sentirte a ti ni a tus hijas. -Su voz es firme, pero su mirada refleja algo más: miedo.
Suspiro aliviada, aunque mi mente sigue girando.
-¿Dónde está Davina ahora? -pregunta Sheila.
-En la casa de una amiga. No te preocupes, no es una bruja. Mañana temprano, su madre la traerá aquí. -Marie hace una pausa, como si dudara de sus propias palabras-. Le hablé a Davina sobre ti, Lizzie, y sobre que ahora vas a cuidarla. Pero...
-¿Pero? -Sheila arquea una ceja.
-Davina está muy apegada a la magia. Sabe que si se va de Nueva Orleans, perderá el vínculo con ella. Por eso no quiere irse.
Sheila asiente lentamente, como si ya hubiera esperado esa respuesta.
-No te preocupes. Yo y las niñas nos encargaremos de eso. -Su voz no deja lugar a dudas.
Marie nos mira con confusión, pero yo simplemente suspiro, agotada por la conversación y todo lo que implica.
-Vamos a dormir. -Declaro, y las tres nos dirigimos a nuestras habitaciones, conscientes de que mañana será un día aún más complicado.
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En la mañana
Las niñas aún siguen dormidas. Yo, en cambio, no he podido conciliar el sueño. Me siento inquieta, como si algo estuviera fuera de lugar. Estar de nuevo aquí, en Nueva Orleans, me trae demasiados recuerdos dolorosos. Jamás pensé que volvería después de todo lo que pasó... después de su muerte.
-Estás pensando demasiado -me dice una voz detrás de mí. Me sobresalto y, al girarme, veo a Sheila observándome con preocupación.
-Jamás pensé que volvería aquí -le digo con honestidad, mi voz cargada de emociones.
-Bueno, después de lo que pasó, ni siquiera yo creía eso -admite Sheila, colocando una mano reconfortante en mi hombro-. Nueva Orleans es un lugar mágico, pero también puede ser cruel.
Asiento en silencio. Su presencia me da algo de calma, pero el peso del pasado sigue oprimiendo mi pecho.
De repente, escucho el sonido de un auto deteniéndose frente a la casa. Voces llegan desde afuera. Es Marie, agradeciendo y despidiéndose de alguien. Mi corazón se acelera cuando la puerta se abre y entra una niña.
Davina Claire.
Es pequeña, de aproximadamente ocho años, con cabello castaño oscuro que cae en suaves ondas hasta sus hombros. Su piel es clara y tiene rasgos delicados, casi etéreos. Pero lo que más me impacta son sus ojos: un verde profundo e hipnótico, idéntico al de Elaine.
Por un instante, siento que el mundo se detiene. Davina también me observa, inmóvil, con una mezcla de curiosidad y cautela en su mirada. Es como si ambas supiéramos que este momento cambiará nuestras vidas para siempre.
-¿Tú eres Elizabeth? -pregunta con voz suave, rompiendo el silencio.
Trago saliva antes de responder.
-Sí, y tú debes ser Davina.
Ella asiente despacio, sin apartar sus ojos de los míos. En ese instante, siento una conexión inexplicable, un lazo que va más allá de las palabras, como si Elaine estuviera presente.
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
¡Llegamos al tercer y último capítulo del maratón! 🎉 Después de este capítulo, tenía planeado arrancar con la primera temporada, es decir, la llegada de los hermanos Salvatore. Sin embargo, hay algo que no podemos dejar pasar: nuestra amada Freya Mikaelson.
Así que, los próximos capítulos girarán en torno a:
La conversación sobre la adopción de Davina.
El encuentro de Davina con Caroline y Bonnie, además de cómo Davina seguirá conservando su magia.
Caroline finalmente termina de contarle a Bonnie la historia de los Mikaelson.
Se diseña el plan para rescatar a Freya Mikaelson.
Y, como sorpresa, Caroline y Bonnie conocerán a alguien nuevo. Aunque para nosotros no es nuevo 😉😉
Conoceremos a alguien del pasado de Elizabeth y conoceremos más de Elaine Claire.
¡Nos esperan momentos emocionantes, secretos revelados y muchos giros inesperados! Espero que disfruten este capítulo tanto como yo disfruté escribirlo.
Algo más subí unos videos a TikTok y en ellos hay algunas cosas interesantes que pasaran en el futuro, por si desean ir haber y dejar su comentario o like:
https://www.tiktok.com/@caroline_06289?_t=8rVEYZjQ4vK&_r=1
Siempre y para siempre, y por los siglos de los siglos...
Los quiero 💖🥰
Davina Claire
Mejor conocida en el futuro como
Davina Forbes


Marie

Chapter 14: The Original Family "Mikaelson"
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
Aquí les traigo un nuevo capítulo. Espero que lo disfruten mucho; pueden dejar su like y comentario, lo que me haría muy feliz.
Las parejas que ya están formadas:
Klaroline= Caroline y Klaus
Kennett= Kol y Bonnie
Kalijah= Katherine y Elijah
Sage y Finn MikaelsonNecesito ayudaaa, para elegir las parejas de los siguientes personajes:
Rebekah Mikaelson
Stefan Salvatore
Damon Salvatore
Elena Gilbert
Jeremy Gilbert
Enzo
Freya Mikaelson
Les recuerdo que tengo otra historia Klaroline, para quien desee ir a leerla, y que también tengo una cuenta de TikTok donde subo varios videos, algunos de los cuales contienen información sobre lo que se avecina.
https://www.tiktok.com/@caroline_06289?_t=8rhl6EuUZK3&_r=1
¡Feliz noche! Espero que duerman muy bien 🌃😴💤
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
"Los lazos entre hermanos y hermanas son como raíces profundas de un árbol fuerte: aunque la vida los lleve por caminos diferentes, siempre están conectados por un amor inquebrantable, una complicidad silenciosa y una lealtad que trasciende el tiempo y la distancia."
Dormí excelentemente, fue un buen sueño, uno de esos sin interrupciones. Bon aún sigue profundamente dormida a mi lado. Aunque deseo quedarme acurrucada con ella un rato más, las voces que escucho abajo me hacen levantarme.
-Bon, Bon, despierta -le digo, intentando que abra los ojos.
-Cinco minutos más -responde dándome la espalda, su tono quejumbroso y somnoliento.
-¡Bonnie BENNETT! -le grito al oído con fuerza. Bon da un salto del susto y termina cayendo de la cama, lo que me hace reír a carcajadas.
-¡No es gracioso, Caroline! -dice Bon, claramente enojada, mientras hace un adorable puchero.
-Vamos, creo que los demás ya están despiertos. Escucho voces abajo -le digo, tratando de contener mi risa. Eso parece disipar su enojo casi de inmediato.
-¿Qué estamos esperando entonces? -dice ella, con energía renovada, mientras se pone de pie rápidamente.
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Bon abre la puerta y sale corriendo de la habitación. Yo la sigo, porque, sinceramente, no tengo otra opción. Al llegar a las escaleras, noto que Bon se detiene en el último escalón, mirando algo... o alguien. Me acerco a donde está y finalmente veo lo que la tiene tan sorprendida: una niña pequeña.
Es una niña de no más de ocho años, con cabello castaño oscuro que cae en suaves ondas hasta sus hombros. Su piel es clara y sus rasgos son delicados, casi etéreos. Pero lo que más me impacta son sus ojos: un verde profundo e hipnótico. Son tan hermosos que, por un momento, siento que el mundo se detiene.
-Buenos días -digo tímidamente, rompiendo el silencio.
-Hola -responde la niña con una voz tierna, casi musical.
Con el codo, toco suavemente a Bon para que diga algo. La siento reaccionar al instante.
-Hola, soy Bonnie Bennett-Forbes, es un placer conocerte -dice Bon con una energía que no parece propia de alguien que hace minutos rogaba por cinco minutos más en la cama. Una sonrisa se me escapa; siempre me hace feliz escucharla presentarse como Forbes.
-Yo soy Caroline Forbes. Es un placer -añado, sonriéndole de manera amistosa, intentando transmitir confianza.
Puedo notar cierta duda en Davina, pero, tras unos segundos, reúne el valor suficiente para hablar:
-Me llamo Davina Claire. Es un placer -dice finalmente con voz suave, aunque su postura sigue siendo algo cautelosa.
-Veo que por fin se han despertado estas dormilonas -dice alguien detrás de Davina. Al mirar, veo a Marie, nuestra madre y Grams observándonos desde el pie de la escalera. Es Grams quien habló.
-Buenos días -decimos Bon y yo al unísono.
-Terminen de bajar y vamos a desayunar -dice Marie, regalándonos una cálida sonrisa.
Nos dirigimos al comedor, donde la mesa está repleta de comida: tostadas, empanadas, pan, jugos de naranja, manzana y frutas. Todo se ve delicioso.
-Buen provecho -dice Bon primero.
-Buen provecho -repetimos todas antes de empezar a comer. Por unos minutos, nos concentramos en la comida, disfrutando del silencio, hasta que Grams toma la palabra.
-Chicas, necesitaré su ayuda con algo importante: la pérdida de poder de Davina. Como saben, si una bruja está ligada a Nueva Orleans, a los ancestros y al aquelarre, al salir de la ciudad puede perder su magia o, como mínimo, esta se debilitará. En el caso de Davina, siendo tan joven y teniendo una conexión tan fuerte con los ancestros debido a su familia, su magia se perderá automáticamente. Por eso, necesitamos encontrar un hechizo que la desvincule de los ancestros -explica Grams, con un tono serio pero esperanzador. Luego nos mira a Bon y a mí directamente-. Ustedes tienen un talento especial para reescribir hechizos y adaptarlos a sus necesidades. Lo han hecho más de una vez, y confío en que podrán lograrlo también esta vez.
Siento una oleada de emoción. Bon y yo siempre hemos sido buenas trabajando juntas en temas de magia, pero esto es un reto mucho mayor. Sin embargo, nuestro vínculo me permite percibir que Bon está igual de emocionada que yo.
-Lo haremos, Grams. Puedes confiar en nosotras -responde Bon con una voz llena de determinación y un brillo de emoción en sus ojos.
-Lo haremos -añado, con la misma seguridad.
Grams nos observa con orgullo, mientras Marie nos mira con una mezcla de cálculo y calidez. Mamá simplemente nos sonríe con ternura, y Davina nos observa con los ojos brillando como si acabáramos de prometerle el mundo.
---
Horas después
Ya han pasado varias horas desde el desayuno. Bonnie y yo nos hemos bañado y cambiado, y ahora estamos rodeadas de libros que Marie nos prestó. Estos libros hablan principalmente sobre la magia ancestral, algo diferente a la magia de los Bennett, que se centra en la naturaleza y los antepasados. Por eso, Marie nos sugirió consultar estas obras para buscar más información sobre cómo desvincular la magia de Davina.
Bon y yo estamos sentadas en el suelo, con libros abiertos a nuestro alrededor, intentando absorber toda la información posible.
-Line -me llama Bon de repente, rompiendo el silencio.
-Dígamelo -respondo sin apartar la vista de las páginas.
-Aún no has terminado de contarme la historia de la familia Original -dice Bon, y cuando levanto la cabeza para mirarla, veo la emoción brillando en sus ojos.
-Cierto, ¿por dónde quedé? -pregunto, tratando de recordar exactamente en qué parte nos quedamos.
-Cuando Mikael regresó y Esther mintió sobre la muerte de Freya -responde Bon rápidamente, con evidente entusiasmo. Realmente parece que esta historia le encanta.
Le sonrío, cerrando el libro que tenía frente a mí. No puedo evitar sentirme feliz de compartir algo que tanto le interesa a mi mejor amiga.
-Está bien, prepárate, porque las cosas se pondrán más intensas -le advierto antes de continuar.
Bon se acomoda, lista para escuchar cada detalle con atención.
Caroline se acomodó en el suelo junto a Bon, preparándose para continuar con la historia que tanto había captado la atención de su hermana.
-Después de la supuesta muerte de Freya, la familia Mikaelson dejó su hogar original y se mudó al Nuevo Mundo, a una aldea que, con el tiempo, se convertiría en Mystic Falls. -Caroline hizo una pausa para ver si Bon estaba prestando atención. Su expresión de sorpresa indicaba que sí, así que siguió hablando-. Al otro lado de esa aldea había otra tribu, y algo extraño pasaba allí: varios de sus miembros se volvían... diferentes durante la luna llena.
-¿Diferentes? ¿Qué quieres decir? -preguntó Bon con curiosidad, inclinándose hacia adelante.
-Hombres lobo -respondió Caroline, con un tono grave.
Los ojos de Bon se abrieron como platos.
-¿Estás diciendo que los hombres lobo existen?
Caroline asintió con una sonrisa.
-Sí, existen. Es una maldición. Se activa cuando alguien mata a otra persona ya sea una muerte a propósito o sin querer. Una vez activada, la persona se transforma en lobo bajo la luna llena, perdiendo el control por completo. Pero esa historia te la contaré más adelante.
Bon asintió lentamente, procesando la información, mientras Caroline continuaba.
-Después de mudarse a esa aldea, Esther y Mikael tuvieron más hijos:Niklaus, Kol, Rebekah y Henrik, el menor de todos.
Bon frunció el ceño, pero luego soltó un comentario que rompió la tensión.
-Debo decir que Esther tiene mis respetos por haber dado a luz siete veces en esa época.
Caroline no pudo evitar reírse.
-Sí, eso es bastante impresionante, ¿no? Pero después de la "muerte" de Freya, Mikael cambió. Se volvió cruel, especialmente con Niklaus. Sus abusos eran psicológicos, verbales y, a veces, físicos.
Bon apretó los puños, claramente enfadada.
-Eso no lo justifica. Que Mikael creyera que Freya estaba muerta no le da derecho a tratar así a sus hijos. ¿Esther no hizo nada al respecto?
Caroline negó con la cabeza.
-No, no hizo nada.
La respuesta hizo que Bon frunciera aún más el ceño, pero no interrumpió. Caroline prosiguió con la parte más trágica de la historia.
-Durante las noches de luna llena, los habitantes de la aldea se refugiaban en cuevas para protegerse de los hombres lobo. Pero una noche, el menor de los Mikaelson, Henrik, le pidió a Niklaus que lo llevara a ver cómo se transformaban los lobos.
Bon soltó un suspiro, su mirada reflejando una mezcla de preocupación y tristeza.
-Oh no... -murmuró, ya imaginando lo que vendría.
Caroline asintió con pesar.
-Lamentablemente, los lobos atacaron y mataron a Henrik. A la mañana siguiente, Niklaus regresó con el cuerpo de Henrik, cubierto de heridas y sangre. Esther intentó hacer algo para salvarlo, pero ya era demasiado tarde. Henrik estaba muerto.
Bon tragó saliva, visiblemente afectada por el relato.
-Eso es horrible...
-Lo fue. Esther y Mikael estaban devastados. Ya habían perdido dos hijos, y Mikael estaba lleno de rabia. Sabiendo que Esther era una bruja, le pidió que realizara un hechizo para hacer a sus hijos más rápidos, más fuertes y más poderosos.
La tensión en el aire era palpable, y Bon miró a Caroline con una mezcla de fascinación y horror.
-¿Y qué pasó después?
Caroline dejó escapar un suspiro, sabiendo que lo que venía era aún más impactante.
-Eso es una historia para después -dijo con una pequeña sonrisa, dejando a Bon con la intriga.
Caroline observó a Bon, quien la miraba con incredulidad, su boca ligeramente abierta mientras procesaba lo que acababa de escuchar. Caroline no pudo evitar soltar una carcajada.
-¡Es broma! -exclamó, riendo al ver el rostro confundido de Bon.
-¡Caroline! -protestó Bon, cruzándose de brazos-. No juegues con estas cosas.
Caroline, aún divertida, continuó.
-Está bien, está bien, pero ahora sí es en serio. Después de la muerte de Henrik, Esther estaba desesperada por proteger a su familia, así que buscó ayuda en una amiga que vivía en la aldea... Ayanna Bennett.
Bon abrió los ojos con sorpresa, su rostro iluminándose.
-¿Una Bennett? -preguntó emocionada, casi olvidándose de su enojo.
Caroline asintió, disfrutando de la reacción de su amiga.
-Exactamente, una bruja Bennett. Ayanna era muy poderosa, pero también muy sabia. No quería involucrarse en lo que Esther planeaba, le advirtió que jugar con la naturaleza tendría consecuencias graves. Pero, aun así, le dio un libro muy antiguo que había pasado de generación en generación en el linaje Bennett. Le dijo que en ese libro podría encontrar lo que buscaba.
Bon estaba completamente absorta, con la boca entreabierta.
-Así que... los vampiros existen por un hechizo de una Bennett. ¡No lo puedo creer!
Caroline se rió al ver la expresión de Bon.
-Bueno, no fue directamente Ayanna, pero sí. En el libro, Esther encontró un hechizo de inmortalidad creado hace siglos por una bruja Bennett.
Bon se llevó una mano a la boca, claramente impactada.
-Entonces, ¿ese hechizo es el origen de los vampiros?
Caroline asintió.
-Exactamente. Cuando Esther encontró el hechizo, comenzó a prepararlo. El ritual requería la sangre de cada uno de sus hijos y de Mikael, además de ciertos ingredientes mágicos difíciles de conseguir. Finalmente, cuando todo estuvo listo, les dio a sus hijos un elixir que contenía sangre humana y luego... Mikael los mató.
Bon jadeó, horrorizada.
-¡¿Los mató?!
-Sí, Bonn. Fue parte del ritual. Cuando despertaron, ya no eran humanos, pero tampoco del todo inmortales. Para completar la transición, tuvieron que alimentarse de sangre humana. Cuando lo hicieron, se convirtieron en los primeros vampiros.
Bon negó con la cabeza, todavía procesando lo que acababa de escuchar.
-Espera, ¿y Ayanna no dijo nada sobre las consecuencias?
Caroline suspiró.
-Ayanna les advirtió que no jugaran con la magia de la naturaleza, pero Mikael y Esther no la escucharon. El hechizo funcionó, pero trajo consigo grandes debilidades: el sol los quemaba, necesitaban alimentarse constantemente de sangre para sobrevivir y ciertos elementos, como el roble blanco, podían matarlos.
Bon se quedó pensativa por un momento.
-Entonces, básicamente Esther condenó a sus hijos para protegerlos de los hombres lobo.
Caroline asintió con seriedad.
-Sí, pero eso no fue todo. Después de que se convirtieron en vampiros, Esther comenzó a lamentar lo que había hecho. Y cuando se descubrió un secreto que había ocultado toda su vida... las cosas se complicaron aún más.
Bon la miró con curiosidad.
-¿Un secreto?
Caroline sonrió de manera misteriosa.
-Sí, pero eso te lo contaré más tarde. Por ahora, tenemos que seguir investigando cómo ayudar a Davina.
Bon bufó, pero no pudo ocultar su interés por la historia.
-De acuerdo, pero no te escaparás de contarme lo que sigue, Caroline. Esta historia es demasiado interesante como para dejarla incompleta.
Caroline rió mientras ambas volvían a concentrarse en los libros que las rodeaban. La historia de los Mikaelson quedaría en pausa... por ahora.
-------
El día pasó lleno de acontecimientos. Se habló sobre la adopción de Davina, el abogado vino a la casa y todo quedó resuelto. Elaine Claire dejó todo arreglado, solo faltaba la firma de mamá, y Davina ya era oficialmente una Forbes.
Bon y yo encontramos un hechizo de separación. El hechizo realmente funciona para separar objetos o cosas indeseadas, lo que Bon y yo creemos que es perfecto para el caso de Davina. Grams también lo aprobó, y solo falta hacer las modificaciones necesarias.
Después de una cena muy relajada y llena de risas, Bon y yo nos encontramos en nuestra habitación, tratando de hacer un plan para rescatar a Freya Mikaelson.
-Ok, necesitamos un plan para poder salir de la casa sin que nadie nos vea, llegar a un psiquiátrico que está encantado, pasar por pacientes locos, llegar a Freya Mikaelson que está en un ataúd... y somos niñas de 10 años. -dijo Bon con escepticismo y cansada.
-Este plan es muy arriesgado, pero tampoco quiero dejar a Freya. -respondí, con la mirada fija en el plano de acción.
-¿Y si le pedimos ayuda a la abuela? -dije de repente, mientras Bonnie me miraba sorprendida.
-Estás bien... -me dice preocupada, tomándome la frente
-No quiero abandonar a Freya. -respondí con determinación.
-Dijiste que Freya está vinculada a Dahlia por su magia y el trato con Esther, ¿cierto? -dijo Bon
-Sí. -respondí con firmeza.
-¿Y si usamos el hechizo que usaríamos con Davina para Freya? -sugirió Bon
-¡Eso es, Bonnie! Eres un genio. -dije muy feliz mientras veía cómo las mejillas de Bon se sonrojaban por el halago.
En ese momento, alguien tocó la puerta.
-Pase. -dije.
-¿Niñas aún no están dormidas? -preguntó Grams desde el umbral.
-Ya vamos a dormir, Grams. -respondió Bon.
-Grams, necesitamos un favor. -dije mientras Bon y yo nos mirábamos.
Y así, nos preparamos para lo que parecía ser la misión más peligrosa hasta el momento.
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
Aquí les traigo un nuevo capítulo. Espero que lo disfruten mucho; pueden dejar su like y comentario, lo que me haría muy feliz.
Las parejas que ya están formadas:
Klaroline= Caroline y Klaus
Kennett= Kol y Bonnie
Kalijah= Katherine y Elijah
Sage y Finn MikaelsonNecesito ayudaaa, para elegir las parejas de los siguientes personajes:
Rebekah Mikaelson
Stefan Salvatore
Damon Salvatore
Elena Gilbert
Jeremy Gilbert
Enzo
Freya Mikaelson
Les recuerdo que tengo otra historia Klaroline, para quien desee ir a leerla, y que también tengo una cuenta de TikTok donde subo varios videos, algunos de los cuales contienen información sobre lo que se avecina.
https://www.tiktok.com/@caroline_06289?_t=8rhl6EuUZK3&_r=1
¡Feliz noche! Espero que duerman muy bien 🌃😴💤
Chapter 15: Freya Mikaelson
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
Aquí les traigo un nuevo capítulo. Espero que lo disfruten mucho; pueden dejar su like y comentario, lo que me haría muy feliz.
Las parejas que ya están formadas:
Klaroline= Caroline y Klaus
Kennett= Kol y Bonnie
Kalijah= Katherine y Elijah
Sage y Finn MikaelsonNecesito ayudaaa, para elegir las parejas de los siguientes personajes:
Rebekah Mikaelson
Stefan Salvatore
Damon Salvatore
Elena Gilbert
Jeremy Gilbert
Enzo
Freya Mikaelson
Les recuerdo que tengo otra historia Klaroline, para quien desee ir a leerla, y que también tengo una cuenta de TikTok donde subo varios videos, algunos de los cuales contienen información sobre lo que se avecina.
https://www.tiktok.com/@caroline_06289?_t=8rhl6EuUZK3&_r=1
¡Feliz noche! Espero que duerman muy bien 🌃😴💤
Esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💖
Aquí les dejo el enlace: https://www.wattpad.com/story/294183157?utm_source=android&utm_medium=link&utm_content=story_info&wp_page=story_details_button&wp_uname=Darle06001
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
"Hay quienes han conocido el dolor más profundo y la traición de quienes deberían haber sido su refugio, como una madre o una tía, pero, en lugar de dejarse consumir, se han levantado como un fénix de entre las cenizas, transformando su sufrimiento en fortaleza y demostrando que el espíritu humano puede renacer incluso de las heridas más profundas."
Hoy es el día en que vamos a liberar a Freya. Grams no estaba muy feliz con lo que planeamos hacer, pero decidió ayudarnos de todas formas. A pesar de ello, Dahlia seguía siendo un problema, y, de mala gana, Grams nos dio una idea. Nos dejó claro que no estaba de acuerdo con lo que íbamos a hacer, pero confía en mi criterio, ya que, hasta el momento, no le he fallado. Tal vez sea porque siento que Grams sabe más de lo que dice, como siempre.
La idea que nos dio fue unir a Freya a las brujas Bennett, o más específicamente, a nuestro aquelarre. Según Grams, Bon y yo ya hemos comenzado a formar un aquelarre, aunque no está completo todavía; le faltan miembros. Y, por lo que puedo ver, Grams cree que Freya podría ser una de ellas.
-------
—Aún no estoy de acuerdo con lo que están haciendo. Ustedes dos han hecho demasiadas cosas peligrosas, niñas, ya hasta perdí la cuenta —declara Grams, mirándonos fijamente a Bon y a mí.
Bon y yo intercambiamos una mirada y luego nos volvemos hacia Grams con expresiones de inocencia, como si eso fuera a funcionar.
—No me pongan esa cara —gruñe—. ¿Tienen todo listo?
—Lo tenemos todo preparado —respondo emocionada—. Aquí está el hechizo para entrar y salir del lugar donde está Freya, el hechizo para localizarla y, por supuesto, el que la unirá a nuestro aquelarre.
—También preparamos algunos encantamientos de protección, además del hechizo de invisibilidad que usaremos para pasar desapercibidas —añade Bon con entusiasmo—. Definitivamente, lo mejor que hemos hecho hasta ahora es ese hechizo.
—Está bien —acepta Grams con un suspiro, aunque su expresión sigue siendo severa—. Le dije a Liz que las llevaría a conocer Nueva Orleans, así que tienen cuatro horas antes de que debamos regresar.
—De acuerdo —respondemos Bon y yo al unísono.
—Pero recuerden algo muy importante —advierte Grams, mirándonos fijamente—: pidan permiso antes de unir a Freya a su aquelarre.
Bon y yo asentimos rápidamente, aunque sabemos que eso podría complicar un poco las cosas. Grams no bromea cuando pone esa expresión tan seria, así que no hay margen para errores.
---
Ya hemos llegado al lugar, parece que Marcel aún no tiene mucho poder. Puedo sentir vampiros, y veo que tanto Grams como Bon también lo perciben, pero al no tener a Davina, Marcel no tiene la capacidad de detectar que somos brujas. Simplemente parecemos una abuela llevando a sus dos nietas a conocer Nueva Orleans y su ambiente de música y magia.
Después de recorrer varios lugares, hemos llegado al Fauline Cottage.
—Esta horrible —comenta Bon con asco en la voz.
—Sí, puedo sentir muchísima magia negra emanando de este lugar —digo mientras un escalofrío recorre mi cuerpo—. Hay demasiada oscuridad para mi gusto.
—¿Grams, vienes con nosotras? —pregunto con cautela.
—Aunque me gustaría, no puedo. Este lugar no me deja entrar —responde Grams, dejándome desconcertada. Entonces añade mientras nos entrega un collar en forma de prisma a Bon y a mí—: Pero estaré aquí cerca. Si algo pasa y están en peligro, solo toquen el collar.
—De acuerdo, Grams, pero ¿por qué no puedes entrar? —pregunta Bon con algo de nerviosismo.
—Si entro, las brujas de Nueva Orleans reconocerán mi firma mágica y la magia de el lugar no me permite entrar, si deseo entrar sería por la fuerza. En cambio, ustedes dos no serán detectadas. Aunque, Bonnie, eres una Bennett, al formar un aquelarre con Caroline tu firma mágica cambió. Además, el hecho de que ambas sean tan jóvenes las beneficia, incluso con los poderes que tienen. También está el hechizo de ocultación de Marie, que les brinda mayor protección. En mi caso, el hechizo me ayuda, pero las brujas igual me sentirían. —Grams hace una pausa, su expresión es seria—. Pero si están en peligro, solo toquen el collar. Me importa un carajo lo que piensen las brujas de Nueva Orleans.
Bon y yo sonreímos ante su actitud.
—Entendido, Grams, lo haremos —responde Bon con determinación.
Antes de entrar al Fauline Cottage, hacemos el hechizo.
—Escondo mi presencia, aparto mi ser, que los ojos no me vean y los oídos no me escuchen. Que la sombra me cubra y el silencio me guíe, hasta que yo decida volver.
—Abscondo praesentiam meam, a sensibus abscedo. Non videant oculi, non audiant aures. Umbra me tegat, silentium me ducat, donec ego redeam.
Tomo la mano de Bon mientras nos adentramos al lugar. Las paredes están sucias y lúgubres; este es, sin duda, un sitio sacado directamente de una película de terror o el escenario perfecto para lo paranormal. Todos mis instintos latinos me gritan que salga corriendo y no mire atrás.
Pero no puedo. Debemos seguir adelante. Siento que Bon aprieta mi mano con fuerza, probablemente sintiendo el mismo escalofrío que yo.
—No volveremos a hacer esto por un tiempo, Caroline Elaine Forbes —murmura Bon, y su voz tiembla un poco, aunque intenta sonar firme.
—Podemos hacerlo en otro momento —bromeo, aunque incluso para mí la broma suena forzada. Sin embargo, Bon se ríe, y el agarre en mi mano se afloja un poco, suficiente para que ambas respiremos.
—Conociéndote como te conozco, apuesto a que tendremos que hacer esto otra vez —dice Bon con una pequeña sonrisa que me contagia.
—Ahora el hechizo de localización —me instruye, mientras avanzamos por un pasillo que desemboca en una habitación. Dentro hay mujeres, muchas de ellas. Están sentadas, sus ojos vacíos y sus cuerpos inmóviles, como si estuvieran atrapadas en un trance profundo.
El miedo se instala en mi pecho, pero no podemos detenernos ahora. Hay que hacerlo.
Hechizo de localización en voz alta, juntas:
—Espíritus de guía, revelen lo que está oculto,
Llévennos hacia donde yace la verdad.
Que las sombras se disipen,
Y los velos se levanten.
Freya Mikaelson, muestra tu lugar escondido.
—Spiritus ductores, revelate quod latet,
Adducite nos ad veritatem latentem.
Umbrae cedant,
Et vela auferantur.
Freya Mikaelson, locum tuum absconditum ostende.
La energía a nuestro alrededor se siente densa, como si todo el lugar respirara magia oscura. Bon y yo intercambiamos una mirada, la determinación brillando en sus ojos y reflejándose en los míos.
Después de recorrer varios pasillos realmente aterradores, decido que dormiré con las luces encendidas por un tiempo. Pienso en eso mientras trato de controlar el temblor en mi cuerpo. A lo largo del camino, pasamos por muchas pacientes que no parecen estar en buen estado. Sus movimientos son sonámbulos, y una mirada perdida llena sus ojos.
Bon todavía sostiene mi mano con firmeza, como si quisiera asegurarse de que ambas seguimos avanzando, incluso si el miedo nos acompaña. Seguimos un rastro de luz, suave pero persistente, que parece guiarnos hacia Freya. Finalmente, el rastro se detiene frente a una puerta vieja y desgastada.
—Parece que es aquí —dice Bon, su voz temblando ligeramente, aunque intenta mantener la compostura.
—Entonces, vamos a abrirla —respondo, acercándome rápidamente para girar el pomo. Sin embargo, la puerta no cede. Está cerrada, como si se burlara de nuestros intentos.
—Mierda —murmuro con frustración.
Bon me aparta suavemente, colocándose frente a la puerta. Sus manos se posan sobre la superficie de madera mientras comienza a susurrar algo en voz baja, un hechizo que no alcanzo a entender del todo. Después de unos segundos, la puerta se abre con un crujido que parece resonar por todo el lugar.
Bon me mira con los ojos brillantes de alegría y orgullo, y no puedo evitar sonreírle.
—Eso fue increíble, Bon. Tienes que enseñarme cómo hacerlo —le digo, tratando de relajar un poco el ambiente con mi entusiasmo.
—Cuando salgamos de aquí, te lo prometo —responde Bon, devolviéndome la sonrisa antes de dar un paso hacia adelante.
Cuando entramos en la habitación, el miedo se intensifica como nunca antes. Este lugar tiene una energía abrumadora que parece apoderarse de todo. Puedo sentir a Bon temblar a mi lado, y ella aprieta mi mano con fuerza, un gesto que yo misma imito instintivamente.
En el centro de la habitación, un ataúd de cristal brilla tenuemente bajo la escasa luz. Dentro de él, está Freya Mikaelson, profundamente dormida, con una expresión tranquila que contrasta por completo con el ambiente oscuro y opresivo que nos rodea.
—Parece la Bella Durmiente —me susurra Bon, y no puedo evitar asentir, completamente de acuerdo. El cabello rubio de Freya solo refuerza la comparación.
—Estoy de acuerdo contigo —le respondo, aunque no puedo quitar mis ojos del ataúd. Suspiro antes de preguntar, frustrada—: Entonces, ¿qué hacemos ahora? Grams dejó muy claro que debemos pedir permiso antes de unirla a nuestro aquelarre, pero está dormida. ¿Cómo se supone que lo hagamos?
—No tengo idea —responde Bon mientras ambas nos acercamos al ataúd con cautela.
Con cierta duda, posamos nuestras manos sobre el cristal frío y transparente. Una sensación extraña y poderosa nos invade de inmediato.
Y de repente, Bon y yo ya no estamos en la habitación con el ataúd de Freya. Ahora nos encontramos en un campo hermoso, lleno de flores de todos los colores que se mecen suavemente con el viento. Aves de plumajes brillantes vuelan por el cielo despejado, y todo parece sacado de un cuento de hadas.
—¡Wow, esto es hermosísimo! —suspira Bon con asombro.
—Lo es... es realmente mágico —murmuro, completamente embelesada por el paisaje. Es todo lo contrario al lugar sombrío y aterrador donde estábamos hace unos momentos.
De repente, una voz firme nos saca de nuestro ensueño.
—¿Quiénes son ustedes? —dice alguien detrás de nosotras.
Bon y yo nos giramos lentamente, como si estuviéramos en una escena de una película de terror. Frente a nosotras está Freya fucking Mikaelson. Pero no es la Freya que vimos en el ataúd. Esta Freya luce radiante, sana, y llena de vida. Su cabello suelto brilla como si atrapara la luz del sol, y lleva un vestido morado claro que resalta aún más su belleza. Se ve impresionante, casi irreal.
—Lo repetiré una vez más: ¿quiénes son y cómo llegaron aquí? —pregunta Freya, esta vez con un tono más autoritario.
Antes de que pueda responder, Bon lo hace por ambas.
—Somos Caroline Forbes y Bonnie Bennett-Forbes. Es un placer conocerte —dice Bon con una voz firme pero respetuosa.
Freya entrecierra los ojos y levanta una ceja, claramente intrigada.
—¿Una bruja Bennett? —susurra Freya, y su tono denota una mezcla de sorpresa y reconocimiento.
Después de unos minutos Freya habla
—¿Entonces qué hacen aquí? —pregunta Freya, esta vez con un tono más calmado, aunque sus ojos todavía reflejan cautela.
Bon me lanza una mirada, indicándome que debo tomar la palabra.
—Vinimos a ofrecerte tu libertad —respondo con determinación, tratando de transmitir la seriedad de nuestra intención.
Freya arquea una ceja, su expresión pasando rápidamente de la sorpresa a la incredulidad. Luego suelta una risa amarga, llena de escepticismo.
—¿Libertad? —repite, como si la palabra fuera una broma cruel—. No puedes darme mi libertad. Si me despiertan, también despertarán a.....
Su voz se quiebra un poco al final de la frase. Hace una pausa, como si sopesara si debería continuar hablando, pero Bon la interrumpe.
—Lo hará Dahlia —dice con un tono firme, terminando la frase por ella.
Freya gira su mirada hacia Bon, su expresión incrédula ahora teñida de curiosidad.
—¿Qué saben ustedes? —pregunta, su voz cargada de intriga.
Respiro profundamente, comienzo a resumir algunas de las cosas sobre Freya que sé.
—Freya Mikaelson, hija de Esther y Mikael Mikaelson. Hermana mayor de Finn, Elijah, Niklaus, Kol, Rebekah y Henrik. La primogénita de la familia Mikaelson. —Mis palabras son claras y firmes, mientras Freya nos observa atentamente—. Tu madre, Esther, tenía problemas de fertilidad. Por lo cual, acudió a su hermana Dahlia para que la ayudara a concebir. Dahlia aceptó, pero con una condición: el primogénito de cada Mikaelson le pertenecería. Y, cuando tenías seis o siete años, Dahlia vino a reclamar lo que se le prometido: a ti.
Observo cómo las palabras la afectan. Sus ojos reflejan una mezcla de emociones: ira, dolor, odio y, en un rincón oculto, esperanza. Por unos segundos, Freya parece viajar a otro tiempo, sumida en recuerdos que no desea revivir.
—¿Qué quieren de mí? —pregunta finalmente, su tono agotado pero curioso.
Bon da un paso adelante y, con una voz suave, responde.
—Darte tu libertad. Te la mereces, Freya.
Ella niega con la cabeza, su rostro cargado de cansancio.
—No puedo. Si me despierto, Dahlia también lo hará.
Es mi turno de hablar, y no pierdo tiempo en plantearle nuestra propuesta.
—Por eso te ofrecemos un trato.
Freya levanta la mirada, interesada pero cautelosa.
—¿Qué clase de trato? —pregunta, su tono dejando entrever un atisbo de curiosidad.
Bon toma la iniciativa.
—Únete a nuestro aquelarre. Cuando Caroline y yo nos unimos como hermanas del alma, creamos, sin darnos cuenta, nuestro propio aquelarre. Pero necesitamos más miembros. Si te unes a nosotras, el vínculo con Dahlia se romperá, porque ya no serás una bruja Mikaelson como tal; serás una de nosotras.
Freya nos mira fijamente, como si tratara de desentrañar cada palabra que acabamos de decir. Tras unos segundos de silencio, entrecierra los ojos.
—¿Cómo saben tanto ustedes dos? —inquiere, su voz cargada de intriga.
Su pregunta nos toma por sorpresa. Antes de que podamos responder, Freya parece recordar algo, y una ligera sonrisa asoma en sus labios.
—Oh... Al principio no lo noté, pero ahora es claro. Caroline, tú eres "Gamall Sál".
Bon y yo intercambiamos miradas confusas.
—¿Qué significa eso? —pregunto finalmente, desconcertada.
Freya suelta una leve risa, sincera y cálida.
—"Alma vieja" —explica ella, su sonrisa cargada de una inesperada ternura.
De repente, su rostro adopta una expresión serena, como si finalmente hubiera tomado una decisión importante.
—Acepto —declara Freya, con una firmeza que no deja lugar a dudas—. Me uniré a vuestro aquelarre. Después de todo, alguien debe vigilarlas para asegurarse de que no hagan locuras.
Bon y yo sonreímos, aliviadas y emocionadas.
—¿Entonces qué sigue? —pregunta Freya, con una mezcla de curiosidad y determinación en su mirada.
Respiro profundamente, reuniendo mis pensamientos antes de hablar.
—Debemos salir de aquí. Bon y yo tenemos un hechizo que te separará de los Mikaelson… bueno, no exactamente de ellos, sino de la magia que compartes con Esther y Dahlia. Con este hechizo te unirás a nosotras. Como yo no tengo una familia mágica en sí —hago una pausa, asegurándome de que me siga—, tu magia se conectará a las Bennett, pero quedará ligada tanto a Bon como a mí.
Bon toma la palabra, con un tono seguro y calculador.
—Cuando el hechizo termine, despertarás, y ya no estarás vinculada a Dahlia. No te preocupes, ella no sabrá que el vínculo está roto hasta que despierte. Sin embargo, debemos preparar un plan para cuando eso pase. Pero, por ahora, lo primero es el hechizo.
Freya nos mira detenidamente, sus ojos analizando cada palabra, pero luego sonríe con algo que parece admiración.
—Son demasiado inteligentes y poderosas —dice en un tono calmado—. Pero, ¿cómo es que tienen un hechizo de tal magnitud?
Intervengo nuevamente, con una sonrisa ligera.
—Bueno, tengo una hermana… bueno, una hermana adoptiva, que también es bruja, pero ella vive aquí, en Nueva Orleans. No quiere perder su conexión con la magia, así que Bon y yo encontramos un hechizo para separar cosas. Lo modificamos para desconectarla de los ancestros y, cuando nos vayamos de Nueva Orleans, ella podrá conservar su magia.
Bon, emocionada, añade más detalles.
—Para ti, combinamos dos hechizos: el primero es el que nos convirtió en hermanas del alma a Line y a mí, y el segundo es el que usaremos para separar a Davina de los ancestros. Lo hemos trabajado cuidadosamente para asegurarnos de que funcione.
Freya asiente lentamente, procesando nuestras palabras. Una sonrisa suave aparece en su rostro, acompañada de una mirada indescriptible, mezcla de gratitud y orgullo.
—Son increíbles —comenta con admiración—. Tan jóvenes, pero tan talentosas y poderosas. Estoy impresionada.
Nos miramos entre nosotras, ligeramente avergonzadas por sus palabras, pero orgullosas de lo que hemos logrado.
—Cierren los ojos y piensen en el lugar donde estaban antes de llegar aquí —nos indica Freya con serenidad—. Así regresarán a la habitación.
Asiento, pero antes de cerrar los ojos, le dedico una última sonrisa.
—Nos vemos en unos minutos —le digo con confianza.
Freya responde con una sonrisa cálida, que me asegura que todo saldrá bien. Bon y yo cerramos los ojos, concentrándonos en el lúgubre espacio que dejamos atrás, listas para dar el siguiente paso en nuestro plan.
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Bonnie colocó las velas en los puntos estratégicos del círculo mientras yo terminaba de dibujar el último de los fénix que nos representaban. El diseño brillaba tenuemente con la luz de las velas, como si reconociera la importancia del momento. Bon se giró hacia mí, su expresión una mezcla de concentración y leve nerviosismo.
—Sabes, olvidamos mencionar algo —comentó, mientras se aseguraba de que las velas estuvieran bien colocadas.
—¿El qué? —pregunté mientras revisaba el círculo por última vez.
—El tatuaje del fénix que Freya tendrá cuando se una a nuestro aquelarre —respondió con un tono casual, pero sus ojos delataban cierta inquietud.
Solté una risa suave. —Mierda, tienes razón. Bueno, no creo que le importe. Seguro que lo tomará como un bonito detalle.
Bon sonrió ligeramente, pero no dejó que el momento nos distrajera. Extendió su mano hacia las velas. —¿Lista?
Asentí con firmeza. —Lista.
Bon cerró los ojos y murmuró suavemente. —Incendia.
De inmediato, las velas se encendieron al unísono, bañando el círculo en un resplandor cálido y mágico. Nos miramos por un momento, conscientes de la magnitud de lo que estábamos a punto de hacer. Las palabras del hechizo fluían en nuestras mentes, y ambas comenzamos a recitarlo con voces firmes y claras.
Purificatio ignis, vires connectas solvantur, A vinculis vetustis te liberamus. Antiqua magia te dimittat, Ad viam tuam solam te dirigimus. Fiat voluntas nostra, Vires novae floreant in te. Ut animae nostrae uniantur et sustententur, Sorores corde et spiritu, inseparabiles, infrangibiles, Vitae ac mortis nexu coniunctae. Te recipimus, Freya Mikaelson, in hoc circulo nostro, Fiat voluntas nostra, magica tua nunc ad nostrum pertineat. Libera sis, et soror nostra es nunc et in aeternum.
Fuego purificador, que los vínculos mágicos se disuelvan, Te liberamos de las ataduras del pasado. Que la antigua magia te deje ir. Y te guiemos hacia tu propio camino. Que se cumpla nuestra voluntad, Que florezca en ti un nuevo poder. Que nuestras almas se unan y se sostengan, Hermanas de corazón y espíritu, inseparables, inquebrantables. Ligadas en vida y en muerte. Te recibimos, Freya Mikaelson, en este nuestro círculo. Que se cumpla nuestra voluntad, y que tu magia ahora nos pertenezca. Sé libre, y ahora eres nuestra hermana por siempre.
El aire a nuestro alrededor vibró con energía mientras las palabras finales resonaban en el círculo. Una luz dorada emergió del suelo, cubriendo a Freya en un resplandor cálido. Por un instante, sus ojos brillaron y se cierran, y un tenue tatuaje en forma de fénix apareció en su muñeca izquierda.
El aire en la habitación se sentía diferente, cargado de energía y, a la vez, renovado, como si algo antiguo y opresivo hubiera desaparecido. De repente, todas las velas se apagaron al unísono, sumiendo el lugar en un silencio que parecía contener la respiración misma del universo.
Freya Mikaelson abrió los ojos lentamente, sus pupilas brillando con un nuevo fulgor. De un movimiento rápido, se sentó de golpe en el ataúd que Bon y yo habíamos abierto antes.
Nos quedamos quietas, expectantes, evaluando cualquier señal de que algo hubiera salido mal. Sin embargo, cuando Freya giró la cabeza hacia nosotras, sus labios se curvaron en una sonrisa radiante que nos desarmó por completo.
—Funcionó —dijo, su voz cargada de incredulidad y emoción contenida. Miró primero a Bon y luego a mí, su expresión llena de gratitud y una chispa de esperanza que parecía haber estado perdida por siglos.
Bon soltó un suspiro de alivio y sonrió con orgullo. Yo, por mi parte, me permití reír suavemente, sintiendo cómo la tensión se desvanecía de mis hombros.
—Por supuesto que funcionó —respondí, tratando de sonar segura, aunque mi corazón todavía latía con fuerza por la emoción.
—Bienvenida a tu nueva libertad, Freya Mikaelson —añadió Bon con una sonrisa triunfal.
Freya asintió lentamente, como si todavía estuviera procesando lo que acababa de suceder. Luego bajó la mirada hacia su muñeca, donde el tatuaje del fénix brillaba tenuemente. Lo tocó con reverencia, y una lágrima solitaria rodó por su mejilla.
—Gracias... de verdad, gracias. No sé cómo podré devolverles esto —dijo, su voz cargada de sinceridad.
—Eres parte de nuestra familia ahora. Eso es todo lo que importa —afirmó Bon, cruzando los brazos con una expresión decidida.
Yo asentí, acercándome para ofrecerle una mano. —Y en nuestra familia, siempre nos cuidamos unas a otras.
Freya tomó mi mano con fuerza.
El tatuaje de fénix de Freya.
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
Aquí está el nuevo capítulo de este historia. Freya Mikaelson está despierta y se ha convertido en la nueva miembro de nuestro aquelarre en crecimiento. Freya será la mamá del grupo y tratará de evitar que Caroline haga tantas locuras.
¿Quiénes creen que serán los otros miembros del aquelarre? Un dato: no todos serán brujos. Los leo☀️
Muchísimas gracias por leer este capítulo. Nos vemos en el próximo, que se titulará: El hijo pródigo Marcel Gerard.
¡Ese será el último capítulo en Nueva Orleans! Los Salvatore están casi llegando, ¡estoy súper emocionada!🥰
Necesito ayudaaa, para elegir las parejas de los siguientes personajes:
Rebekah Mikaelson
Stefan Salvatore
Damon Salvatore
Elena Gilbert
Jeremy Gilbert
Enzo
Freya Mikaelson
El tatuaje de fénix de Freya.

Chapter 16: Marcel Gerard "El hijo pródigo"
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
Aquí les traigo un nuevo capítulo. Espero que lo disfruten mucho; pueden dejar su like y comentario, lo que me haría muy feliz.
Las parejas que ya están formadas:
Klaroline= Caroline y Klaus
Kennett= Kol y Bonnie
Kalijah= Katherine y Elijah
Sage y Finn MikaelsonNecesito ayudaaa, para elegir las parejas de los siguientes personajes:
Rebekah Mikaelson
Stefan Salvatore
Damon Salvatore
Elena Gilbert
Jeremy Gilbert
Enzo
Freya Mikaelson
Les recuerdo que tengo otra historia Klaroline, para quien desee ir a leerla, y que también tengo una cuenta de TikTok donde subo varios videos, algunos de los cuales contienen información sobre lo que se avecina.
https://www.tiktok.com/@caroline_06289?_t=8rhl6EuUZK3&_r=1
Esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💖
Aquí les dejo el enlace: https://www.wattpad.com/story/294183157?utm_source=android&utm_medium=link&utm_content=story_info&wp_page=story_details_button&wp_uname=Darle06001
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
El hijo pródigo, criado entre los Mikaelson y marcado por un pasado de esclavitud que dejó cicatrices tanto en su cuerpo como en su espíritu, se convirtió en un líder carismático capaz de desafiar a quienes una vez consideró su familia, reclamando Nueva Orleans como su reino mientras lucha entre la lealtad, la ambición y el deseo de ser digno de un amor incondicional que siempre pareció esquivo.
Freya, Bon y yo estamos saliendo de este lugar infernal. Tanto luchar contra el impulso de salir corriendo y soportar el miedo constante me hizo recordar algo: el maldito roble blanco. Cosas hechas de roble blanco que existen actualmente... A ver, el puente, el cartel, la estaca que está con Mikael y el caballito. ¿Era un lobo? ¿O un caballo? Maldición, mi memoria me está fallando. Gracias a los dioses anoté todo lo que recordaba de la serie cuando por fin logré conseguir un lápiz y papel. Cuando regrese a Mystic Falls, me aseguraré de revisarlo.
-¡Por fin! -exclama Bon al llegar a la salida.
Freya se ríe, viéndose más relajada y feliz de lo que la había visto desde que despertó.
Miro a mi alrededor y noto a Grams acercándose a nosotras con paso firme.
-Por fin, ya me estaban preocupando. Han estado ahí dentro por más de tres horas -dice Grams mientras nos observa detenidamente, como si estuviera evaluando si estamos completas.
-¿Tres horas? -repito, incrédula-. Sentí que fueron apenas unos minutos.
La mirada de Grams se fija en Freya, analizándola de arriba abajo antes de dirigirse a ella directamente.
-Sheila Bennett, matriarca del aquelarre Bennett -se presenta Grams, extendiendo la mano hacia Freya.
Bon y yo nos quedamos boquiabiertas al escuchar esa presentación tan formal. No es algo que Grams haga habitualmente, pero Freya parece tomarlo con naturalidad.
-Freya Mikaelson. Es un placer conocerla, señora Sheila -responde Freya con cortesía, estrechando la mano de Grams.
Grams la observa durante un momento, como si estuviera evaluando algo en su interior, antes de suavizar su expresión y esbozar una leve sonrisa.
-Puedes llamarme Grams -dice con una calidez tranquilizadora.
Freya le devuelve la sonrisa, mostrándose agradecida.
-Debemos irnos. Y necesitamos conseguirle ropa a Freya -comenta Grams mientras comienza a caminar, indicándonos que la sigamos-. Ah, y tú, señorita -me señala con el dedo-, deberías ir pensando qué le dirás a tu madre. No creo que Liz esté muy feliz con ninguna de nosotras.
-¡Mierda! -exclamé mientras me daba un golpe en la frente-. Me olvidé de mamá.
-¿Hay un problema con eso? -preguntó Freya, claramente preocupada.
-Oh, no, mamá es increíble. Súper. Es lo mejor que existe -dije rápidamente, con orgullo desbordante.
Bon me miró con una mezcla de incredulidad y diversión antes de intervenir:
-El asunto con mamá Liz es que nos hizo prometer que, mientras estuviéramos en Nueva Orleans, no haríamos ninguna locura. Y, bueno... liberar a una bruja de mil años definitivamente cuenta como una locura.
Freya arqueó una ceja, sin decir nada, mientras yo intentaba encontrar las palabras adecuadas.
-Bueno, solo debemos contarle la historia de Freya. Seguro que se ablanda... si es que no nos mata primero -intenté sonar positiva, aunque mi tono traicionó mi nerviosismo.
-Muy alentador, Line -murmuró Bon con sarcasmo, cruzando los brazos.
Freya nos miró con una mezcla de curiosidad y algo de diversión.
Mientras caminábamos, empecé a notar cómo algunas personas nos miraban fijamente al pasar.
-Creo que estamos llamando demasiado la atención, especialmente con los vampiros rondando por aquí. -Miré a Bon, que ya entendía a dónde iba con esto-. ¿Por qué no hacemos el hechizo de invisibilidad para las cuatro? Así llegaremos más seguras a la casa de Marie.
-Buena idea -respondió Bon, asintiendo
-Hecho. -Le sonreí mientras ambas nos apartábamos un poco para concentrarnos en el hechizo.
Freya nos observaba con interés mientras comenzábamos a decir el hechizo.
-Esto debería bastar para evitar miradas no deseadas -dijo Bon una vez que el hechizo estuvo completo, y ambas sentimos cómo la magia se extendía a nuestro alrededor.
-Perfecto. -Sonreí mientras reanudábamos nuestro camino-. Ahora, vayamos a casa de Marie antes de que algo más salga mal.
Freya sonrió levemente, como si estuviera disfrutando de nuestra dinámica, mientras avanzábamos rápidamente por las calles de Nueva Orleans, invisibles para los ojos curiosos que habían comenzado a rodearnos.
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Cuando llegamos a la casa, ya habían pasado las cuatro horas. El tiempo se había ido volando en ese bendito lugar.
-Hemos llegado -anunció Grams con tono decidido-. Ahora quitaremos el hechizo.
-Se tardaron mucho. ¿Cómo les...? -mamá no terminó la frase. Su mirada estaba fija en Freya, evaluándola de arriba abajo. Luego, se detuvo en su ropa-. ¿Qué hicieron? -preguntó finalmente, resignada.
Bon y yo nos miramos y le sonreímos, tratando de restarle importancia.
Después de unos minutos tensos, fuimos a la sala. Bon y yo resumimos la historia de Freya, con su permiso, mientras mamá escuchaba en silencio.
-Pero qué clase de madre es esa. Entiendo que en esa época a las mujeres se les imponía tener hijos como si fuera su única función, pero lo que hizo tu madre es horrible -dijo mamá, mirándola con una mezcla de respeto y empatía que hizo que Freya le sonriera.
-Aun así, ustedes dos están en problemas, señoritas. Ahora, vayan a darse un baño y guíen a Freya hasta la habitación donde me estoy quedando para que también pueda arreglarse. Hablaré con Marie para conseguir algo de ropa para Freya.
-Muchísimas gracias por todo, señora Forbes -respondió Freya con una mirada agradecida.
-Llámame Liz -dijo mamá con una sonrisa.
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-¿Por qué permitiste que hicieran esa locura, Sheila? -pregunté tras unos minutos.
-No me mires así, Elizabeth. Sabes muy bien que, si no las ayudaba, igualmente se habrían ido solas -respondió Sheila. Resoplé, aunque sabía que tenía razón. Esas niñas van a acabar conmigo.
-Un aquelarre... Están formando un aquelarre -murmuré incrédula, llevándome las manos al rostro-. Un maldito aquelarre, y una de sus integrantes es una bruja de mil años y una Mikaelson.
-Así es -dijo Sheila, con serenidad-. Y algo me dice que no todos los miembros serán brujas.
-Eso es obvio. Conociéndolas como las conozco, cualquier ser sobrenatural con un pasado trágico será parte de su aquelarre. Mis hijas definitivamente tienen un "tipo": los traumados con historias tristes.
Sheila soltó una risa suave.
-Eso parece. Pero, viéndolo de manera profesional, por así decirlo, solo ellas tres ya son un aquelarre poderoso: una bruja Mikaelson con mil años de experiencia, la futura matriarca Bennett y la nieta de...
-No digas ese nombre aquí, y mucho menos frente a mí -la interrumpí, fulminándola con la mirada.
-Lo siento, Liz. Pero en algún momento tendrás que hablar con Caroline sobre su linaje -dijo Sheila con tono compasivo.
-Hoy no será ese día. Además, no son tres miembros del aquelarre, son cuatro... o seis, dependiendo de cómo lo veas.
Sheila me miró, intrigada.
-Los miembros son Caroline, Bonnie y Freya, pero dijiste que no todos serán brujas. Hay dos posibles miembros más que aún no se han unido del todo: Enzo, el vampiro que liberaron, y Elena. No olvidemos que Elena es una Doppelgänger, lo cual también la hace sobrenatural. Y algo me dice que Davina también será parte del aquelarre.
-Eso es cierto. Dios, cuánto dolor de cabeza nos espera -dijo Sheila, agotada.
-Bueno, al menos no sufriré sola -respondí con una sonrisa.
Escuchamos la puerta abrirse.
-¡Hemos regresado! -anunció Marie desde el recibidor.
-¿Consiguieron todo lo que necesitaban? -pregunté mientras les sonreía a Marie y a Davina.
-Sí, ya está todo listo. Solo falta realizar el hechizo para separar la magia de Davina de los Ancestros. ¿Y las chicas? -respondió Marie.
Respiré hondo y comencé a contarle todo lo que había sucedido mientras no estaba.
---
Más tarde, Bon y yo ya estábamos acostadas en la cama, sosteniéndonos las manos.
-Estoy agotada -murmuró Bon mientras se acurrucaba.
-Somos dos. Me duele hasta el alma -respondí riendo-. Y mañana tenemos que hacer el hechizo para separar la magia de Davina de los Ancestros.
Escuché a Bon quejarse.
-Dios, nooo...
-Siiii -me burlé, aunque estaba tan cansada como ella-. Mañana es nuestro último día en Nueva Orleans. Marie dijo que iremos todas al show que habrá y, luego, cuando regresemos, romperemos el vínculo de Davina y nos iremos corriendo de esta ciudad.
-Eso suena a cobardía.
-Quedarse es de valientes. Huir, de inteligentes. Y, a diferencia de Freya, cuyo vínculo con Dahlia no fue detectado, cuando hagamos la separación, los Ancestros y las brujas de Nueva Orleans lo sentirán. Davina es una bruja Claire, y su linaje ha estado atado a los Ancestros por siglos.
Poco después, el sueño nos venció.
La mañana siguiente
Escucho que alguien toca la puerta, pero no tengo deseos de responder, así que me acurruco aún más junto a Bon.
La puerta se abre, y la voz de Freya interrumpe el silencio.
-Buenos días, chicas. Es hora de despertar -dice mientras sacude la cama.
-Cinco minutos más... -murmuro con voz adormilada.
-Por favor -añade Bon, cubriéndose más con la sábana.
-Vamos, hoy es su último día en Nueva Orleans. -Freya nos quita las sábanas de un tirón, ignorando nuestras quejas-. Ya son las nueve y media de la mañana, así que tienen quince minutos para estar abajo desayunando. -Y con eso, se marcha cerrando la puerta tras de sí.
Suspiramos al unísono, pero no nos queda más remedio que levantarnos de mala gana. Nos arreglamos lo más rápido que podemos y bajamos directamente al comedor. Allí nos reciben las sonrisas de todos.
-Buenos días -saludamos Bon y yo al unísono.
-Buenos días -responden mamá y Marie mientras Freya y la abuela nos miran con una sonrisa amable.
-Hola -dice Davina con un tono dulce y cálido.
Después de sentarme, tomo unos panqueques, les echo miel y les agrego arándanos y fresas. También me sirvo un vaso de jugo de naranja.
Mientras desayunamos, mamá toma la palabra:
-Contacté a un amigo que me ayudó con la documentación de Enzo. Le pedí que hiciera lo mismo para Freya, y aceptó. Así que, oficialmente, Freya Mikaelson ahora es Freya Forbes.
Me detengo a mitad de un bocado, perpleja. Hace apenas unos meses solo éramos tres Forbes: Bill, mamá y yo. Ahora, somos siete: Bonnie, Enzo, Davina y Freya también forman parte de la familia.
-¿Por qué usar el apellido Forbes? -pregunto con curiosidad, dejando a un lado mi tenedor.
Mamá sonríe antes de responder:
-Tu padre tenía dos hermanos. Ambos dejaron Mystic Falls cuando eran jóvenes y nunca regresaron. Lamentablemente, fallecieron sin formar una familia. Nadie sabe esto, así que Enzo y Freya pueden ser los hijos de ellos.
Frunzo el ceño, preocupada.
-¿Qué pasará si papá se entera? -Bill odia a los vampiros, y aunque Freya no lo es, Enzo sí. Además, me imagino que padre sabe que sus hermanos no tuvieron descendencia.
-No te preocupes, yo me encargo si es necesario -responde mamá con una mirada que no logro descifrar.
-Está bien... -acepto, aunque sigo algo intranquila. Luego miro a Freya-. ¿Qué opinas tú?
Freya asiente con tranquilidad.
-Por mí, no hay problema. Según lo que me han contado, Liz y Marie, esta época es muy diferente desde la última vez que estuve despierta, hace varios siglo. Ahora necesito esta documentación, y ser una Forbes será más útil. El apellido Mikaelson llama demasiado la atención.
La observo mientras habla, reconociendo la lógica en sus palabras.
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Salimos de la casa, y Nueva Orleans se muestra en todo su esplendor. La ciudad parece estar viva. Hay música por todas partes, un desfile cruza las calles con personas cantando y bailando, y el jazz resuena en cada rincón. Artistas pintan y venden sus obras, mientras los colores y sonidos llenan el aire. Es un espectáculo increíble, y ahora entiendo por qué Klaus ama tanto este lugar.
-Es muy hermoso... y completamente diferente a la última vez que estuve aquí -comenta Freya con un toque de nostalgia-. Aunque la energía de la gente sigue siendo la misma.
-Lo es. Ahora entiendo por qué tus hermanos aman este lugar -respondo, dándole una mirada tranquila.
Bon, Davina y yo nos unimos al ambiente festivo, bailando juntas y riendo. Mamá estaba algo tensa al principio, pero ahora parece más relajada, conversando con Grams y Marie. Freya, por su parte, nos observa desde un costado, disfrutando de una bebida y del espectáculo.
Mientras bailamos, Davina sonríe y deja escapar una risa encantadora, lo que me hace sonreír también. Sin embargo, siento el cansancio acumulado y decido alejarme un poco para tomar un respiro. Caminando entre la multitud, me detengo para observar los alrededores y, sin darme cuenta, pierdo de vista a Bon y Davina.
-No puede ser... -murmuro mientras retrocedo distraída, intentando encontrarlas. Entonces, choco con alguien.
-Lo siento mucho, señor -digo rápidamente, sin mirar.
-Está bien, niña -responde una voz masculina. Al levantar la vista, me encuentro con Marcellus Gerard, mejor conocido como Marcel, el hijo adoptivo de Klaus y el actual rey de Nueva Orleans. Me quedo paralizada por un momento.
-¿Te encuentras bien? -me pregunta con preocupación al notar mi reacción.
-Sí, lo estoy, señor -le respondo con una voz seria, aunque por dentro estoy nerviosa.
-Llámame Marcel -me dice con una sonrisa amable-. ¿Cómo terminaste aquí sola?
-Estaba disfrutando con mis hermanas, pero me cansé y me detuve. Cuando volví a mirar, ya no estaban -digo rápidamente, sintiendo cómo el nerviosismo me invade.
-Vamos, te ayudaré a encontrarlas -responde Marcel con confianza-. ¿Recuerdas dónde estaban?
-Bueno, había personas tocando jazz y otras pintando. Aunque creo que eso no ayuda mucho, ¿verdad? -digo, tratando de contener una sonrisa.
Marcel suelta una risa que me contagia.
-¿Algo más que recuerdes?
-Sí, había una cafetería con un logo de un oso.
-Ya sé dónde es -responde Marcel con certeza-. ¿Tu familia es de aquí?
-No, vivimos en Virginia -le digo, pensando que no tiene sentido mentirle.
-¿Ah, vinieron a visitar Nueva Orleans? -pregunta con curiosidad.
-Se podría decir que sí. Una amiga de mi madre falleció, y su hija quedó huérfana. Mi madre la va a adoptar -le explico con sinceridad.
-Eso es muy noble de parte de tu madre -dice Marcel, sonriéndome cálidamente.
-¡Caroline! -escucho que alguien grita, y volteo para ver a Freya acercándose apresurada.
-¡Aquí, Freya! -le grito, y ella corre hacia mí, abrazándome fuertemente.
-Me preocupaste, corazón -dice Freya, soltándome finalmente. Luego, su mirada se posa en Marcel-. Muchísimas gracias por ayudarla.
-De nada, fue un placer -responde Marcel con una inclinación de cabeza.
-Debemos irnos, Liz está preocupada -le digo a Freya antes de dirigirle otra sonrisa a Marcel-. De nuevo, muchas gracias.
-Hasta luego, Marcel -me despido con un pequeño saludo.
-Hasta luego, pequeña -responde él, sonriendo mientras nos alejamos.
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Luego de que Freya me llevó hasta donde estaban todos los demás, mamá me abrazó y no quiso soltarme por un buen rato. Podía ver los rostros preocupados de todos, especialmente de Davina y Bon, quienes parecían estar al borde de las lágrimas.
Tras varios minutos, la tensión comenzó a disiparse, y poco a poco volvimos a un ambiente más relajado.
-Vamos, Bon, vamos a comprar unas paletas -le dije, intentando animarla.
Bon, aunque aún se veía un poco asustada por lo que había pasado, dudó antes de responder.
-Por favor -insistí, buscando su mirada.
-Está bien... -cedió finalmente.
Antes de salir, Bon miró a Freya.
-Freya, iremos a comprar un helado. ¿Nos acompañas?
-Sí, prefiero ir con ustedes. Así no se pierden... otra vez -respondió Freya, con una sonrisa que delataba diversión. Jamás dejarían que olvidara aquella vez en la que me perdí.
Llegamos al puesto de helados.
-Hola, nos gustaría un helado de chocolate, uno de vainilla y uno de fresa -pedí, volteándome hacia Freya-. ¿Quieres uno?
-No, está bien, gracias -respondió Freya, negando con la cabeza.
-Aquí tienen, que los disfruten -dijo la vendedora mientras nos entregaba los helados.
-Muchísimas gracias -dijimos Bon y yo al unísono.
De camino de regreso, chocó con alguien. De verdad debo dejar de hacer esto... Bon y Freya, que iban un poco más adelante, se detuvieron al verme.
-Lo siento mucho -dije, avergonzada mientras levantaba la mirada.
-Está bien, no pasa nada, niña -respondió una mujer con voz dulce.
Al verla, me quedé sorprendida. Era una mujer rubia, de piel blanca y ojos azul claro, como una muñeca de porcelana, hermosa e hipnótica. Sin embargo, ella también me miraba fijamente.
-Elizabeth... -murmuró casi en un susurro que apenas logré escuchar.
-Lo siento de nuevo. Me tengo que ir -dije apresuradamente, sintiéndome incómoda por su mirada fija. Me reuní rápidamente con Bon y Freya, tratando de no pensar demasiado en el incidente.
Aunque intenté ignorarlo, sentí que la mujer nos siguió con la mirada por un rato.
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Más tarde, ya en la casa, la mayoría decidió darse un baño antes de salir. Todas nuestras maletas estaban listas en el auto. Solo nos quedaba realizar el hechizo para liberar a Davina de los ancestros de Nueva Orleans. Una vez hecho esto, nos marcharíamos.
Freya estaba dibujando un círculo mágico en el suelo mientras Bon colocaba velas alrededor. Dentro del círculo trazamos varias líneas y símbolos. El más importante de ellos era el símbolo del Fénix, representando renacimiento y liberación.
-Todo está listo. Davina, ven al centro del círculo -indicó Freya con calma.
Davina obedeció, colocándose en el centro.
-Dame un dedo -pidió Freya mientras sacaba una aguja-. No te preocupes, no dolerá.
Davina asintió, confiando en ella.
-Ahora, tomémonos de las manos -dijo Bon, extendiéndola hacia Freya y hacia mí.
Formamos un círculo alrededor de Davina, conectadas por las manos. Empezamos a recitar el hechizo, nuestras voces uniéndose en un murmullo firme y poderoso:
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Purificatio ignis, vires connectas solvantur,A vinculis vetustis quae te cum antiquis nectunt te liberamus. Magia tua iam ad te pertineat, Ad viam tuam solam te dirigimus.Fiat voluntas nostra,Vires novae floreant in te. Ut animae nostrae uniantur et sustententur, Sorores corde et spiritu, inseparabiles, infrangibiles, Vitae ac mortis nexu coniunctae.Te recipimus, Davina Claire, in hoc circulo nostro, Fiat voluntas nostra, Magica tua nunc ad te pertineat. Libera sis, et soror nostra es nunc et in aeternum.
Fuego purificador, que los vínculos mágicos que te atan a los ancestros se disuelvan.
Te liberamos de las ataduras del pasado,
Para que tu magia finalmente te pertenezca.
Que la antigua magia te deje ir,Y te guiemos hacia tu propio camino.
Que se cumpla nuestra voluntad, Que florezca en ti un nuevo poder. Que nuestras almas se unan y se sostengan,Hermanas de corazón y espíritu, inseparables, inquebrantables, Ligadas en vida y en muerte.
Te recibimos, Davina Claire, en este nuestro círculo. Que se cumpla nuestra voluntad,
Y que tu magia sea completamente tuya.
Sé libre, y ahora eres nuestra hermana por siempre.
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A medida que recitábamos, el círculo se iluminó con una luz cálida y vibrante, mientras el símbolo del Fénix ardía con un fuego. Podíamos sentir cómo la magia de los ancestros se desvanecía, liberando a Davina.
Davina se tambaleó, y mamá tuvo que sostenerla.
-¿Cómo te sientes? -preguntó Bon, preocupada.
Davina la miró con una expresión de pura alegría y una sonrisa deslumbrante.
-Me siento increíble. Mi magia... jamás se sintió así antes -respondió, mientras su rostro se iluminaba con emoción.
Bon le devolvió la sonrisa, pero Davina, fascinada, bajó la vista hacia su mano. Entonces, todas nos detuvimos a observar lo que había aparecido allí.
-Oh... es muy hermoso -susurró Davina, maravillada.
Era un tatuaje de un fénix impresionante, con plumaje morado oscuro que brillaba con destellos de luz. Sus alas estaban extendidas, como si estuviera a punto de alzar el vuelo, llenas de energía y fuerza. Su cola, semejante a llamas danzantes, se curvaba hacia abajo, dando la impresión de que estaba renaciendo. Había algo majestuoso y poderoso en él. Sus ojos transmitían determinación, como si estuviera listo para enfrentar cualquier desafío con una voluntad inquebrantable.
-¡Ay, Dios mío! -exclamó mamá con un suspiro cansado-. No otro tatuaje. Espero que haya algún hechizo para ocultarlo. Ustedes tres son demasiado jóvenes para andar llenándose de tatuajes mágicos.
Davina no respondió, pero su sonrisa dejaba claro que no le preocupaba lo más mínimo.
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Después de eso, llegó el momento de despedirnos de Marie.
-Adiós, Marie. Cuídate y ven a visitarnos a Mystic Falls -le dije mientras la abrazo con fuerza.
-Adiós, mi niña. -Marie me devolvió el abrazo con una sonrisa cálida.
Cada una de nosotras se despidió de Marie. Incluso Freya, a pesar de haberla conocido solo dos días, la abrazó con sinceridad y le dijo que esperaba volver a verla pronto. Sin embargo, la despedida más emotiva fue la de mamá y Marie.
-Cuídate mucho, Marie -dijo mamá mientras la abrazaba, su voz cargada de nostalgia y cariño.
-Igual tú, Eli -respondió Marie con un tono suave.
Cuando finalmente nos subimos al auto, mamá se acomodó en el asiento del conductor y arrancó el vehículo. Las cuatro nos apretujamos en la parte trasera, observando cómo Nueva Orleans desaparecía poco a poco en el retrovisor. Sin embargo, algo en mi interior me decía que esta no sería la última vez que estaría aquí.
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-¿Qué fue lo que sucedió? -preguntó Josephine LaRue, líder del aquelarre de Nueva Orleans, mientras su voz retumbaba en la sala llena de brujas.
El ambiente estaba cargado de tensión. Todas las brujas habían sentido un cambio poderoso, como si algo fundamental se hubiese roto.
-Davina Claire ya no pertenece al aquelarre de Nueva Orleans -dijo Agnes, otra miembro destacada del aquelarre, con una mezcla de desconcierto y temor en su voz.
-¿Cómo es posible? -intervino Jane-Anne Deveraux, claramente nerviosa y preocupada por lo que eso significaba.
-No lo sé con certeza, pero hay algo que sí sé: quienes lo hicieron son extremadamente poderosas -respondió Agnes con firmeza, mientras sus palabras hacían eco en la habitación.
El miedo y el pánico se extendieron como un incendio entre las brujas. Era evidente que no se trataba de algo insignificante. Mientras tanto, los miembros de la familia Forbes-Bennett dejaban Nueva Orleans, regresando a su hogar en Mystic Falls. Pero lo que acababan de desatar cambiaría el destino de más de un aquelarre.
El tatuaje de Davina Forbes-Claire
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches🤗
VOTEN
Necesito ayudaaa, para elegir las parejas de los siguientes personajes:Rebekah Mikaelson
Stefan Salvatore
Damon Salvatore
Elena Gilbert
Jeremy Gilbert
Enzo
Freya Mikaelson
Este es el último capítulo en Nueva Orleans y el penúltimo del primer acto. Solo falta el último, que traerá consigo a Sage, el amor de Finn Mikaelson, y en el próximo capítulo volveremos haber a Elena y posiblemente Elena se una al aquelarre y con todo esto marcará el final del acto I.
Muchísimas gracias por leer. Nos vemos en un próximo capítulo, y recuerden visitar mi cuenta de TikTok, donde subo contenido relacionado con mis dos historias.
Chapter 17: El roble blanco
Notes:
¡Buenos días, buenas tardes y buenas noches! 🤗
Como les mencioné en el capítulo anterior, este sería el último del Acto I, pero mientras lo escribía, me di cuenta de que el capítulo se estaba haciendo más largo de lo que pensaba y aún no lo terminaba.
Así que decidí hacer una pequeña encuesta en TikTok para saber si preferían que lo dividiera en dos partes, y como la mayoría votó por esa opción, aquí tienen la primera parte de lo que será el cierre de este acto. La última parte, titulada "El principio del fin", está en proceso de edición y pronto estará disponible. ¡Espero que disfruten esta primera parte!
Les recuerdo que tengo otra historia Klaroline, para quien desee ir a leerla, y que también tengo una cuenta de TikTok donde subo varios videos, algunos de los cuales contienen información sobre lo que se avecina.
https://www.tiktok.com/@caroline_06289?_t=8rhl6EuUZK3&_r=1
Esta historia también la tengo en wattpad, para quien le interesa, pasarse por hay y leerla, comentar o darme gusta, su apoyo es muy importante 💖
Aquí les dejo el enlace: https://www.wattpad.com/story/294183157?utm_source=android&utm_medium=link&utm_content=story_info&wp_page=story_details_button&wp_uname=Darle06001
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
"Por más fuerte, poderoso o imponente que alguien pueda parecer, la naturaleza, en su sabiduría infinita, siempre encuentra el equilibrio, otorgándole una vulnerabilidad que, como un recordatorio silencioso, demuestra que nadie es invencible ante las leyes universales que rigen la existencia."
Han pasado varios días desde que llegamos de Nueva Orleans. Davina se ha estado adaptando sorprendentemente bien. Incluso ha hecho un nuevo amigo: Jeremy Gilbert. Son inseparables, y no puedo evitar sonreír al ver cómo han congeniado tan rápido. Ambos comparten un vínculo único, como si se entendieran en un nivel más profundo. Es reconfortante verla encontrar algo de normalidad en todo este caos.
Freya, por su parte, también parece estar adaptándose. Pasa mucho tiempo con Grams, y han formado una conexión especial. Incluso ha asistido con ella a varias clases de ocultismo en la universidad. Es un poco extraño verla en un entorno tan académico, pero al mismo tiempo, no podría pensar en alguien mejor que Grams para guiarla en ese aspecto de su vida. Es bueno verla interactuar con otras personas y encontrar su propio lugar aquí.
En cuanto a mamá, está buscando una nueva casa. La que tenemos ahora solo tiene tres habitaciones, y claramente no es suficiente para todos. Sé que está haciendo su mejor esfuerzo por encontrar algo que nos acomode mejor. Aunque no lo diga, puedo notar que está preocupada. Quiero ayudarla, pero no estoy segura de cómo. Lo único que puedo hacer es estar a su lado y recordarle que no está sola en esto.
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Estoy de camino con mamá y Davina para recoger a Bon en su casa antes de ir a la escuela. Mamá toca la bocina del auto, y no pasa mucho tiempo antes de que Bon salga corriendo de la casa con una sonrisa en el rostro.
—¡Buenos días! —saluda Bon al entrar al auto, con su energía habitual.
—Buenos días —respondemos las tres al unísono, mientras mamá arranca el auto. En menos de 25 minutos llegamos a la escuela.
—Nos vemos más tarde, cuídense y no hagan ninguna locura —dice mamá con una mezcla de seriedad y humor al detener el auto frente a la entrada—. Y si lo hacen, por favor no arrastren a su hermana en ello.
—No lo haremos —respondemos Bon y yo al mismo tiempo, pero mamá nos da una mirada que deja claro que no está del todo convencida.
—Adiós —decimos las tres mientras bajamos del auto.
Caminamos hacia la entrada de la escuela, saludando a algunos niños que nos reconocen por el camino. Todo parece tranquilo hasta que vemos a los hermanos Gilbert llegar.
—Hola, chicas —dice Elena con una sonrisa cálida.
—Hola, Lena —respondemos Bon y yo al mismo tiempo.
—Hola —susurra Davina, casi tímida.
Jeremy se acerca rápidamente y, sin perder tiempo, toma la mano de Davina con confianza.
—Vamos, Dav —dice Jeremy mientras la guía hacia la entrada—. Si llegamos temprano, podremos sentarnos juntos. ¡Adiós!
Lo único que podemos hacer es despedirnos con la mano mientras los vemos alejarse juntos. Bon y yo nos miramos, y luego empezamos a reír sin poder evitarlo. La escena es tan inesperada que no podemos contenernos.
—Definitivamente Davina se está adaptando bien —comenta Bon entre risas.
Y no puedo estar más de acuerdo.
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El día pasó volando. Bon, Lena y yo pasamos todo el tiempo juntas, disfrutando de las clases y charlando como siempre. Cuando las clases terminaron, mamá no pudo recogernos porque estaba viendo algunas casas nuevas, y Freya estaba en la universidad con Grams. Por suerte, los Gilbert se ofrecieron a llevarnos. Bon y yo estábamos nerviosas; aún recordábamos aquella vez que vimos a Grayson Gilbert torturar a Enzo. Sin embargo, todo salió bien, para nuestro alivio.
Antes de ir a la casa Gilbert, dejamos a Jeremy y Davina en su clase de arte. Ambos estaban emocionados, completamente inmersos en su nuevo pasatiempo. Verlos me recordó cuánto tiempo llevaba sin pintar. En mi vida pasada como Carolina Santelmo, pintar era una de las cosas que más paz y tranquilidad me daba. Debería retomarlo pronto.
Al llegar a la casa Gilbert, Lena tomó las manos de Bon y las mías, arrastrándonos hasta su habitación mientras sus padres reían con diversión ante el entusiasmo de su hija.
Nos pasamos la tarde entera en la casa Gilbert. Lena estaba ansiosa por saber más sobre nuestra visita a Nueva Orleans, ya que no habíamos tenido tiempo de hablar del tema.
—Era muy hermoso, Lena —le conté con una sonrisa mientras recordaba el viaje—. Se sentía mágico, la música, la comida, el arte en cada rincón, las personas… Fue increíble. Me encantaría volver alguna vez. Deberíamos hacerlo las tres juntas.
—Sí, fue increíble… menos cuando Caroline se perdió —añadió Bon riéndose.
Lena estalló en carcajadas, y yo, indignada, agarré una almohada y comencé a atacarlas con ella. Ambas se recuperaron rápidamente y devolvieron el golpe, desatando una épica pelea de almohadas. Minutos después, las tres estábamos agotadas, acostadas sobre la cama, riendo suavemente mientras tratábamos de recuperar el aliento.
—Me gustaría ir alguna vez a Nueva Orleans. Suena increíble cómo lo describen —dijo Lena con una sonrisa soñadora.
Tomé sus manos y las de Bon entre las mías, mirándolas con decisión.
—Lo haremos. Cuando seamos adultas, viajaremos por el mundo. Empezaremos en Nueva Orleans.
La tarde se nos pasó en un abrir y cerrar de ojos. Freya vino a recogernos y estaba hablando con los Gilbert educadamente.
—Buenas noches, señores Gilbert —dijo Freya con formalidad.
—Solo llámanos Miranda y Grayson —respondió Miranda con una sonrisa maternal.
—Está bien, Miranda —aceptó Freya con una ligera inclinación de cabeza—. ¿Listas, niñas?
—¡Lo estamos! —respondimos las tres a coro mientras nos dirigíamos al auto.
—Nos vemos mañana en la escuela, Lena, Jer —dije al despedirme.
—Hasta mañana — exclamaron Bon y Dav
—Adiós —añadieron ambos con una sonrisa
—Muchísimas gracias por cuidarlas —agradeció Freya mientras salíamos de la casa Gilbert.
—Siempre a la orden —respondió Miranda con calidez.
Subimos al auto, y Freya arrancó con la habilidad de quien lleva años conduciendo. Lo curioso era que mamá solo le había dado cuatro lecciones, y ya en la quinta vez Freya manejaba como una experta.
—¿Y mamá? —pregunté, extrañada de que no estuviera con nosotras.
—Ha estado ocupada buscando una casa nueva. De hecho, ya encontró una. Este fin de semana nos mudamos —respondió Freya, sin apartar la vista del camino—. Iba a venir a buscarlas, pero la llamaron de la oficina del sheriff. Hubo un accidente en la entrada de Mystic Falls.
Un accidente… Algo en esas palabras me dejó intranquila, pero decidí no decir nada. Ya habría tiempo para averiguarlo. Por ahora, solo quería disfrutar el resto de la noche con mi familia.
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Actualmente me encontraba leyendo mi diario, donde he anotado todo lo que recuerdo sobre Diarios de Vampiros, Los Originales y Legacies. Aquí he plasmado información importante, como la ubicación del roble blanco, una de las armas más letales contra los Originales. Según lo que sé, en Mystic Falls todavía queda un trozo de esta madera: está en el Puente Wickery (Wickery Bridge) y en el letrero que lleva su nombre.
Debo destruirlos. Quemar el puente y el letrero es la única manera de eliminar esta amenaza, pero hacerlo tendría consecuencias. Si destruyo el puente ahora, los padres de Elena sobrevivirán, y aunque siento una profunda ira hacia Grayson Gilbert por lo que le hizo a Enzo, no puedo negar que Miranda es una madre y persona excepcional.
Así que que los dioses decidan. Ese puente se va.
Mikael, por otro lado, actualmente se encuentra sepultado en un cementerio de la ciudad de Charlotte, Carolina del Norte. Según mis notas, él tiene otro trozo de madera de roble blanco. Luego está el caballo tallado de esta madera, aunque ahora mismo no sé dónde se encuentra.
Primero lo primero: debo encargarme del puente y el letrero. Luego, del cuerpo de Mikael. Sé que Freya ama profundamente a su padre, y eso complica las cosas. Aprecio mucho a Freya, y además es parte de mi aquelarre, así que no estoy segura de qué hacer en esa situación.
Finalmente, está Sage. Encontrarla es crucial, no solo porque fue el amor de Finn Mikaelson, sino porque como vampira de 900 años probablemente tiene conexiones valiosas en el mundo sobrenatural.
Lista de tareas:
1. Quemar el Puente Wickery y su letrero.
2. Encontrar a Mikael Mikaelson y esconder su cuerpo.
3. Encontrar a Sage.
Por ahora, me centraré en lo que está más cerca de mí. El puente y el letrero serán mi primer objetivo. Una vez que termine con eso, me ocuparé de Mikael.
—¿Qué tanto estás leyendo y escribiendo? —pregunta Bon mientras entra a la habitación. Levanto la cabeza y le hago una seña para que se acerque. Bon se aproxima, y cuando lo hace, le muestro lo que tengo entre manos.
—Oh, así que ahora no solo somos liberadoras, sino que también seremos asaltadoras de tumbas y pirómanas —dice, soltando un suspiro cansado.
—Puedo hacerlo yo sola —respondo, acompañando mis palabras con una sonrisa tranquila.
Bon me dedica una mirada llena de incredulidad, como si ni siquiera considerara esa posibilidad.
—Jamás. Estamos juntas en esto, como siempre —dice con firmeza mientras me toma de la mano—. Siempre y para siempre, por los siglos de los siglos.
Sonrío, reconfortada por sus palabras, y las repito con convicción.
—Siempre y para siempre, por los siglos de los siglos.
Me recuesto en su hombro, dejando que ese momento de calma y apoyo mutuo se grave en mi memoria. Con Bon a mi lado, no importa lo difícil que sea el camino, siempre encontraremos la manera de seguir adelante.
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Varios días después
Hoy es sábado, y estamos ultimando detalles para la mudanza. Todas mis cosas ya están empacadas y listas para que los empleados de la mudanza vengan por ellas.
—¿Ya tienes todo listo, Caroline? —me pregunta Freya desde la puerta de mi habitación.
—Lo tengo —respondo, echando un último vistazo a mis maletas perfectamente ordenadas.
—Perfecto, ya vienen por ellas —dice con una sonrisa antes de salir.
Cuando llegamos a la nueva casa, todos nos quedamos sin palabras. Es impresionante. Se trata de una casa de dos plantas, pero más bien parece una mansión. En la entrada hay un camino pavimentado flanqueado por flores y arbustos perfectamente cuidados. Las rosas de varios colores destacan entre los tonos verdes, mientras que un gran árbol se alza cerca de la entrada principal, proyectando una sombra agradable. La fachada de la casa es de un blanco brillante, con ventanales enormes y detalles de madera oscura que le dan un toque elegante.
—¡Vamos, niñas, entren! —nos anima mamá desde la puerta principal, claramente emocionada.
Davina, Bon, Freya y yo entramos juntas.
—¡Wow, es realmente hermoso! —dice Davina con asombro mientras sus ojos recorren cada detalle del lugar.
El recibidor es amplio y luminoso. Un candelabro de cristal cuelga en el techo alto, reflejando la luz del sol que entra por los ventanales. A la izquierda hay una sala de estar con un gran sofá beige, una mesa de centro de madera oscura y una chimenea que parece recién restaurada. A la derecha, una elegante escalera de caracol conduce al segundo piso, con una barandilla de hierro forjado que tiene intrincados diseños.
—Esto no es una casa, ¡es una mansión! —exclama Bon con los ojos abiertos como platos.
Todos nos reímos ante su reacción, pero no puedo evitar darle la razón. Este lugar parece sacado de una revista.
—Hay ocho habitaciones: cuatro en la planta baja y cuatro en la segunda planta —explica mamá mientras señala hacia arriba—. Las de la segunda planta son de ustedes: Bonnie, Caroline, Davina y Freya. Pueden elegir la habitación que más les guste. En la planta baja, una habitación será mía, otra será de Sheila, otra de Enzo... —Hace una pausa y me siento cálida al saber que mamá ha pensado en él, incluso dándole su propio espacio—. La última será para los invitados.
—¡El que suba último es una gallina! —grito de repente, rompiendo el momento solemne y saliendo disparada hacia las escaleras.
—¡Eso es trampa, Caroline Forbes! —me grita Bon mientras corre detrás de mí, con Davina siguiéndola de cerca.
Puedo escuchar las risas de mamá y Freya detrás de nosotras mientras competimos por llegar primero a nuestra nueva habitación. La casa, con su belleza y energía vibrante, ya empieza a sentirse como un hogar lleno de vida y posibilidades.
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Mientras termino de subir las escaleras, observo varias puertas alineadas en el pasillo. Corro y abro la segunda puerta a mi derecha, quedándome fascinada por lo que veo. La habitación es espaciosa, con las paredes pintadas en un azul claro que da una sensación de calma. Un balcón sobresale hacia la parte trasera de la casa, ofreciendo una vista encantadora de un jardín lleno de árboles frutales, rosales y arbustos perfectamente cuidados. Es realmente hermoso.
Entro al baño de la habitación y me quedo asombrada. Las paredes están revestidas con azulejos blancos que reflejan la luz, haciendo que el espacio parezca más amplio y luminoso. Hay una bañera grande con bordes de mármol, una ducha de vidrio en la esquina, y un elegante lavabo doble con espejos altos. Todo está impecable, como salido de una revista de diseño de interiores.
Después, reviso el clóset, que es enorme. Ya puedo imaginar cómo organizaré todas mis cosas aquí. Finalmente, me dejo caer sobre la cama grande que hay en la habitación y cierro los ojos, relajándome. Esta será mi habitación, sin duda alguna.
Entonces, escucho que alguien toca a la puerta.
—¡Pasa! —grito desde la cama.
La puerta se abre y aparece Bon, quien sonríe mientras entra y se lanza junto a mí en la cama.
—Guau, tu habitación es muy linda —dice, mirando a su alrededor.
—¿Y la tuya qué tal? —le pregunto, girándome hacia ella.
—Es preciosa. Está justo frente a la tuya, y su vista da a la parte delantera de la casa. Las paredes están pintadas de un verde claro. Me encanta —responde con una sonrisa amplia.
—¿Puedo pasar? —escuchamos la voz de Davina, quien asoma la cabeza por la puerta. Bonnie y yo levantamos la mirada al unísono.
—¡Claro, entra! —le digo mientras vuelvo a recostarme.
Davina camina hasta la cama, y le doy unas palmaditas en el espacio vacío a mi lado. Ella se acomoda junto a mí, y yo tomo su mano y la de Bon, entrelazándolas con la mía.
Nos quedamos en un cómodo silencio por unos minutos, hasta que Davina finalmente habla.
—Estoy tan feliz —dice con un suspiro emocionado—. Nunca antes había tenido una familia. Solo éramos mi mamá y yo... bueno, y la tía Marie, pero la mayor parte del tiempo estábamos solas. Mi mamá nunca se llevaba bien con los demás miembros del aquelarre, y yo tampoco tenía muchos amigos.
Bon aprieta suavemente su mano.
—No te preocupes. Ahora tienes una familia: mamá Liz, Grams, Freya, Caroline y yo. Siempre estaremos aquí para ti.
—Y también están Elena, Jeremy, y pronto conocerás a Enzo —añado, girándome para mirarla y darle una sonrisa tranquilizadora.
Davina sonríe tímidamente y asiente. Nos quedamos así, en esa cálida cercanía, hasta que escuchamos la voz de Freya llamándonos desde abajo para cenar.
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Al bajar al comedor, encontramos a Grams ya sentada, esperándonos.
—Buenas noches, niñas —dice Grams con una sonrisa cálida.
—Buenas noches, Grams —respondemos las tres al unísono mientras nos acomodamos en nuestros asientos.
De repente, suena el timbre de la puerta.
—¿Estamos esperando a alguien? —pregunta Freya con curiosidad.
—No —responde mamá de manera simple.
—Yo voy —digo mientras me levanto y camino hacia la puerta. Al abrirla, me quedo completamente paralizada.
En la entrada está Enzo, con una sonrisa deslumbrante y su marcado acento británico.
—¿Me extrañaste, pequeño ángel? —pregunta él con una sonrisa divertida.
Suelto un grito de emoción y lo abrazo con fuerza. Escucho los pasos apresurados de Bon y Davina acercándose. Parece que mi grito las alertó.
—¡Enzo! —grita Bon mientras corre hacia él y lo abraza también.
—Me alegra mucho que me hayan extrañado, pequeños ángeles —dice él, envolviéndonos a ambas en un cálido abrazo.
Después de unos minutos, nos separamos, y yo le hago señas para que entre.
—Es un placer volver a verlas, Liz, Sheila —dice, inclinando levemente la cabeza hacia mamá y Grams. Su mirada se posa en Freya y Davina, a quienes no reconoce—. Pero ustedes dos son caras nuevas.
Davina y Freya dan un paso al frente para presentarse.
—Es un placer. Mi nombre es Freya Mikaelson, y soy una bruja. Pero, por ahora, seré Freya Forbes. Legalmente, soy tu prima —dice Freya con una sonrisa, logrando que Enzo levante una ceja, sorprendido pero divertido.
Luego, la atención de Enzo se centra en Davina, quien toma aire antes de hablar.
—Mi nombre es Davina Claire, aunque ahora es Davina Forbes-Claire. También soy una bruja y la hija adoptiva de mamá Liz —dice con timidez, haciendo una leve reverencia que nos arranca sonrisas.
—Es un placer conocerlas a ambas —responde Enzo con amabilidad.
Grams interviene con un tono firme:
—Vamos todos al comedor. Íbamos a cenar antes de que llegaras, Enzo.
—Por supuesto, Sheila. Espero no haber interrumpido demasiado —dice él con una sonrisa encantadora mientras nos dirigimos a la mesa.
La noche promete ser animada, ahora que estamos todos juntos nuevamente.
—Entonces, ¿cómo estuvo tu viaje, Enzo? —pregunta mamá mientras todos comenzamos a cenar.
—Fue increíble, Liz. Conocí muchos lugares fascinantes y a personas muy interesantes también —responde Enzo, su tono reflejando genuina emoción. Luego, mira a Freya y Davina con curiosidad—. ¿Y ustedes? ¿Qué han hecho desde que me fui? Porque parece que han tenido un par de aventuras interesantes.
Bon y yo intercambiamos una mirada y decimos al unísono:
—Bueno... ¿qué te decimos?
Enzo arquea una ceja, claramente intrigado.
—Haciendo un resumen... —empiezo, pero Bon me interrumpe.
—¡No se puede resumir algo como esto!
Nos reímos, y mientras cenamos, comenzamos a contarle todo. Empezamos con nuestro viaje a Nueva Orleans y cómo la madre de Davina, que era amiga de mamá, falleció, dejando a Davina sola.
—Mis más sinceras condolencias —dice Enzo con suavidad, mirando a Davina con empatía. Ella le devuelve una sonrisa débil, agradecida por sus palabras.
Seguimos contando cómo descubrimos a Freya encerrada, la magia involucrada y los riesgos que tomamos para liberarla.
—Son increíbles —dice Enzo con admiración mientras nos mira a Bon y a mí. Luego su atención se dirige a Freya—. Bienvenida al club de los liberados por los pequeños ángeles —bromea, haciéndonos reír.
Freya se une a la diversión, levantando su copa.
—Por los dos primeros miembros. Y, como van las cosas, creo que no seremos los últimos.
Enzo levanta su copa también, chocándola con la de Freya. Bon y yo nos ruborizamos, nuestras mejillas ardiendo mientras mamá, Grams y Davina observan la escena con sonrisas divertidas.
—Es un brindis justo —dice mamá, rompiendo el silencio—. No puedo estar más orgullosa de mis hijas.
Grams se dirige a mamá con un tono tranquilo, pero que inevitablemente nos pone alerta:
—Liz, recuerda que debes darles una noticia a las chicas... y al chico —dice, mirando de reojo a Enzo.
Inmediatamente, todas las miradas se vuelven hacia mamá. Algo en la forma en que Grams lo dijo nos pone nerviosos, como si fuera algo importante.
—No se preocupen, no es nada malo —nos tranquiliza mamá con una sonrisa suave, aunque claramente se divierte por nuestra reacción. Al escucharla, me fijo en las caras de los demás; todos estamos tensos. Me reconforta no ser la única preocupada.
—Y Sheila, no debiste decirlo de esa forma —continúa mamá, mirando con leve reproche a Grams antes de regresar su atención hacia nosotros—. A partir de hoy, Bonnie y Sheila se mudarán aquí de manera permanente.
Por un segundo, siento que el tiempo se detiene. Cuando lo proceso, una sonrisa enorme aparece en mi rostro.
—¿¡En serio!? —pregunto emocionada.
—¡Esto es increíble! —exclama Davina, aplaudiendo junto a Bon, quien parece igual de feliz.
La alegría en la mesa se siente palpable, aunque Bon, de repente, se pone más seria y pregunta con cierta preocupación:
—¿Y mi papá?
—No te preocupes, querida —responde Grams con voz firme y serena—. Habla con él y está completamente de acuerdo con que vivamos aquí. Quiere lo mejor para ti, y eso incluye estar rodeada de personas que te quieren.
Las palabras de Grams parecen aliviar cualquier duda de Bon, quien vuelve a sonreír.
—Entonces, oficialmente somos una familia bajo el mismo techo —comenta Freya, alzando una ceja, divertida.
—¡Esto será grandioso! —añado yo, emocionada. Me giro hacia Bon y Davina, agarrando sus manos—. Es oficial: ¡siempre estaremos juntas!
Davina, que hasta ahora había estado algo callada, interviene con una sonrisa sincera:
—Nunca había tenido una familia tan grande, pero me encanta la idea. Estoy tan feliz...
Mientras las risas y los murmullos de alegría llenan el comedor, Enzo, que hasta ahora solo ha observado en silencio, decide hablar.
—Vaya, esto sí que se pone interesante —comenta con su inconfundible acento británico, alzando su copa—. Por esta familia tan peculiar y maravillosa.
Todos seguimos su gesto, levantando nuestras copas mientras el ambiente se vuelve aún más cálido. La alegría es palpable, y por primera vez en mucho tiempo, siento que todo está en su lugar.
La cena continúa en un ambiente relajado, lleno de risas y una sensación de unión que hacía mucho no sentíamos.
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—Bueno, Enzo, esta es tu habitación —dijo mamá mientras lo guiaba hasta la puerta.
—Muchísimas gracias, Liz —respondió él con una sonrisa amable, entrando al espacio que ahora sería suyo.
—Siempre —contestó mamá, devolviéndole la sonrisa antes de dirigirnos a todos con su típico tono organizador—. Ahora, todas a sus habitaciones. Necesitan descansar, porque mañana tenemos que organizar todo y desempacar esas cajas. Hay muchísimas cosas que poner en su lugar.
Su mirada recorrió el montón de cajas apiladas en el pasillo, y fue suficiente para que todos supiéramos que nos esperaba un día agotador.
—Buenas noches —dijimos todos al unísono, casi como un coro bien ensayado.
Bon decidió dormir en su habitación, diciendo que quería acostumbrarse a su nuevo espacio cuanto antes.
De vuelta en mi habitación, me dejé caer en la cama, dejando que la suave colcha me envolviera. El cansancio del día comenzaba a hacerse presente, pero mi mente no dejaba de repasar todo lo que había pasado. Enzo estaba de regreso con nosotras, Bon y Grams se habían mudado, y el ambiente en la casa se sentía más lleno de vida que nunca.
Mientras cerraba los ojos, una sonrisa tranquila se dibujó en mis labios. Por primera vez en mucho tiempo, todo parecía estar en su lugar. Y aunque sabía que el mañana traería su propio caos, no podía evitar sentirme agradecida por este pequeño momento de paz.
Mientras Caroline dormía profundamente, no percibió cómo la magia comenzaba a rodearla, envolviendo suavemente cada rincón de su ser como si fuera parte de un hechizo olvidado.
Al abrir los ojos, Caroline se encontró en un prado idílico. El cielo estaba completamente despejado, sin una sola nube en el horizonte. El sol proyectaba un calor suave y reconfortante mientras los pájaros llenaban el aire con sus melodiosos cantos. Ella se levantó lentamente, observando el paisaje con una mezcla de asombro y desconcierto.
—Qué increíble... —susurró para sí misma, mirando a su alrededor con curiosidad. Aquel lugar le recordaba vagamente el sueño donde había encontrado a Freya, dormida en su ataúd rodeado de magia antigua y poderosa.
—¿Freya? ¿Estás aquí? —llamó, pero no hubo respuesta.
De repente, un leve crujido detrás de ella la hizo girarse rápidamente. Su respiración se detuvo cuando lo vio. Frente a ella, con la misma aura imponente que siempre lo había caracterizado, estaba Klaus Mikaelson. Caroline lo observó, atónita, sin ser capaz de moverse. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que lo había visto, y aquella ocasión también había sido en un sueño. Nunca imaginó que volvería a encontrarse con él así.
—¿Hola? —susurró finalmente, su voz quebrándose un poco.
Klaus la miró fijamente, su expresión era indescifrable al principio, pero sus ojos pronto reflejaron reconocimiento. Su rostro se relajó ligeramente mientras una pequeña sonrisa curva apareció en sus labios.
—Hola, amor —dijo con aquel tono profundo y característico que lograba que cada palabra pareciera un secreto—. Ha pasado mucho tiempo, ¿no crees? Veo que has crecido un poco desde la última vez que nos vimos.
Caroline tragó saliva, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.
—Sí, ha pasado mucho tiempo, Nik.
—Sabes, llegué a preguntarle a varias brujas sobre lo que sucedió aquella vez —continuó Klaus, ladeando ligeramente la cabeza, su tono teñido de una burla helada—. Preguntar no es mi especialidad, lo sé, pero esperaba respuestas. Por desgracia, ninguna de esas brujas pudo darme algo concreto. De hecho, durante un tiempo, llegué a pensar que quizás te había soñado.
Caroline no dijo nada, pero sus ojos se mantuvieron fijos en los de él. Klaus hizo una pausa, sus facciones endureciéndose ligeramente mientras recordaba algo.
—Hasta que una bruja finalmente habló —añadió, con una mueca de disgusto—. Pero lo que dijo... digamos que no fue precisamente de mi agrado.
Caroline sintió un escalofrío recorrerle la espalda, pero decidió no preguntar. Sabía que, cuando se trataba de Klaus Mikaelson, la prudencia era su mejor aliada.
—Pero aquí estás, amor —continuó él, su tono más ligero ahora—. Así que cuéntame... ¿cómo has estado? ¿Qué ha sido de tu vida?
Caroline, todavía nerviosa, se sentó entre las flores. Mientras pensaba en qué decir, se obligó a recordar que, aunque Klaus era uno de sus personajes favoritos, este no era el momento para un encuentro en persona.
—Bueno... por dónde empiezo... —dijo, intentando sonar natural—. Mi padre nos dejó a mi mamá y a mí por otro hombre. No me molesta que se haya enamorado de alguien de su mismo género. Lo que realmente me dolió fue que nos usara como tapadera.
Klaus la observaba en silencio, sin interrumpirla, pero con aquella mirada intensa que parecía desentrañar cada uno de sus pensamientos.
—Aunque eso fue difícil, también han pasado cosas buenas —continuó ella, respirando hondo—. Tengo una mejor amiga, Bonnie. Su mamá la abandonó y su papá siempre está ocupado con el trabajo, así que vive con su abuela. Pero ahora se mudará con mi familia.
Caroline hizo una pausa antes de seguir hablando.
—Mi mamá adoptó a una niña llamada Davina. Su madre era la mejor amiga de mi mamá, pero falleció. Así que mamá decidió cuidarla. Y ahora también están mis primos, Enzo y Freya, que se mudaron con nosotras. De hecho, mamá tuvo que comprar una casa nueva para que pudiéramos estar todos cómodos.
Sin darse cuenta, Caroline empezó a divagar, pero rápidamente se detuvo, sintiéndose algo avergonzada.
—Lo siento, creo que estoy hablando demasiado...
Klaus dejó escapar una suave risa, una mezcla de diversión y ternura, mientras pasaba una mano por el cabello de Caroline.
—Está bien, amor, no tienes que disculparte —respondió él, su voz tan cálida como el sol que los rodeaba.
Ambos permanecieron en silencio mientras observaban el cielo teñirse de tonos anaranjados y rosados al atardecer. Aunque ninguno lo decía, ambos sentían que aquel momento, fugaz como era, quedaría grabado en sus memorias.
Después de despertar, me quedé acostada en la cama, aún recordando el sueño con Nik. Mi corazón latía con fuerza, como si quisiera escapar de mi pecho. Con una mezcla de pereza y resignación, finalmente me levanté y caminé hacia el baño. Una vez lista, bajé a desayunar.
La mesa estaba llena; todos comíamos juntos, lo cual se había vuelto una nueva costumbre desde que mi familia creció. Después del desayuno, cada uno tomó las cajas con su nombre para empezar a desempacar. Pasamos horas arreglando y acomodando todo en la casa nueva. Para cuando terminamos, el reloj marcaba las seis de la tarde y yo estaba exhausta. Me dolía todo el cuerpo.
Decidí salir al jardín para despejarme y, al verlo, quedé maravillada. Era enorme y estaba lleno de potencial.
—Debería plantar verbena... —murmuré mientras examinaba cada rincón con detenimiento.
Sin perder más tiempo, regresé a la casa. Al entrar en la cocina, encontré a Enzo, Freya, Davina y Bon sentados en la mesa.
—¿Y mamá y Grams? —pregunté, notando su ausencia.
—Salieron a comprar algunas cosas —respondió Enzo, girándose hacia mí con una expresión tranquila.
Me senté en una de las sillas vacías y respiré hondo. Necesitaba su ayuda, pero no sabía cómo abordar el tema. Finalmente, me animé.
—Necesito su ayuda con algo —dije, ganándome de inmediato su atención.
—¿En qué? —preguntó Freya, siempre directa.
—Quiero quemar un puente y un letrero hecho de roble blanco.
Pude notar cómo la comprensión se dibujaba en el rostro de Freya. Bon ya sabía de qué hablaba, pero Enzo y Davina parecían completamente desconcertados.
—Enzo, ¿alguna vez has escuchado sobre los vampiros Originales? —pregunté, mirando directamente a mi primo.
—Sí, claro. Es uno de los mitos más fuertes entre los vampiros —respondió, aunque su tono sugería cierta duda.
—No es un mito. Los vampiros Originales son reales. Son cinco hermanos: Finn, Elijah, Niklaus, Kol y Rebekah Mikaelson. Ellos fueron los primeros vampiros, y todos los demás descienden de ellos.
En cuanto mencioné el apellido Mikaelson, tanto Davina como Enzo giraron sus miradas hacia Freya. Antes de que pudiera seguir hablando, Freya intervino.
—Sí, ellos son mis hermanos. Pero no, no soy vampira. Mi madre hizo un trato con mi tía loca... —Freya empezó a contarles su historia, su voz cargada de una mezcla de resentimiento y melancolía.
Cuando terminó, Enzo solo pudo exclamar:
—Mierda.
Davina, por su parte, permanecía con la boca abierta, claramente procesando todo lo que acababa de escuchar.
—¿Entonces por qué el roble blanco? —preguntó finalmente Davina, rompiendo el silencio.
—El roble blanco es lo único que puede matar a un Original. Pero hay algo que nadie sabe: cuando matas a un vampiro Original, todos los vampiros que descienden de su línea de sangre mueren con él. Por ejemplo, Damon... —al mencionar su nombre, Enzo hizo una mueca evidente—. Damon fue convertido por Katherine, quien fue transformada con la sangre de Rose, quien a su vez fue convertida por Mary Porter, quien fue transformada por Klaus. Si Klaus muere, todos ellos morirán también.
El impacto fue evidente en sus rostros.
—Doble mierda —murmuró Enzo, llevándose una mano a la nuca—. Entonces, ¿cuándo vamos a quemar ese puente?
—Mañana —respondí, y todos asintieron con determinación.
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El lunes llegó rápidamente. Bon, Davina y yo fuimos a la escuela como cualquier otro día. Pasamos la jornada juntas, incluso Lena quiso que nos quedáramos a pasar la tarde con ella, pero Bon y yo le explicamos que nuestro primo, Enzo Forbes, estaba de visita y queríamos pasar tiempo con él. Lena aceptó sin problemas, prometiendo que podríamos reunirnos al día siguiente.
Freya y Enzo vinieron por nosotras al final del día. Después de despedirnos de Lena y Jeremy, subimos al auto y nos dirigimos a casa. Davina no tenía clases de arte ese día, ya que solo asistía martes, miércoles y viernes.
—¿Estamos listos? —preguntó Freya, mirándonos a través del retrovisor mientras estacionaba el auto cerca del puente.
—Lo estamos —respondimos al unísono.
Nos bajamos y caminamos hacia el puente y el letrero. El plan era simple: prender fuego al lugar y luego llamar a los bomberos.
—Quemamos el puente y el letrero, luego llamamos diciendo que vimos el incendio al pasar por aquí —explicó Freya, mirando el lugar con atención.
—Exacto. Diremos que íbamos de camino a casa cuando vimos el humo y que, al llegar, el fuego ya había comenzado —añadió.
—¿No sería mejor prender el fuego y simplemente irnos? —sugirió Enzo, como si fuera la opción más lógica.
—Funcionaría si no tuviéramos a una madre como la nuestra —intervino Bon, cruzándose de brazos.
—Mamá sabría que fuimos nosotras y nos meteríamos en problemas. Pero si hacemos esto bien, el castigo será menor —añadió Davina con confianza.
Nos posicionamos, y al mismo tiempo, las cuatro pronunciamos la palabra mágica:
—Incendia.
El fuego surgió de inmediato, envolviendo el puente y el letrero en llamas altas y brillantes. En cuestión de minutos, el lugar estaba completamente consumido.
—Ahora, a llamar a los bomberos —dijo Enzo, sacando su teléfono para hacer la llamada.
Cinco minutos después, llegaron los bomberos. Sin embargo, tanto el puente como el letrero ya estaban reducidos a cenizas. Una patrulla de la comisaría también llegó al lugar, y del vehículo policial salió mamá. Nos miró con una expresión que no necesitaba palabras: sabía que estábamos involucrados.
Esa mirada solo podía significar una cosa: hablaríamos de esto en casa.
Notes:
VOTEN
Necesito ayudaaa, para elegir las parejas de los siguientes personajes:
Rebekah Mikaelson
Stefan Salvatore
Damon Salvatore
Elena Gilbert
Jeremy Gilbert
Enzo
Freya Mikaelson
Chapter 18: El principio del fin
Notes:
¡Buenos días, buenas tardes y buenas noches! 🤗
Aquí está el capítulo final del Acto I. Estoy muy emocionada de anunciar que con este cierre damos paso al Acto II.
Y con él... ¡llegan los hermanos Salvatore! El caos de Mystic Falls está a punto de comenzar, así que prepárense para todo el drama, las emociones y las sorpresas que están por venir.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
"Para aquellos cuyos corazones laten en espera, el tiempo se convierte en un eterno guardián de esperanza. Amar a alguien que yace dormido, lejos de su alcance, es cargar con el peso de la ausencia y el anhelo de un reencuentro. Cada amanecer trae consigo la promesa de un despertar, y cada anochecer renueva la fe de que la distancia y el silencio no pueden quebrantar el vínculo que une dos almas destinadas. Porque aunque los cuerpos estén separados por el sueño, el amor permanece despierto, sosteniendo los días que parecen interminables y llenando el vacío con la certeza de que el regreso será tan inevitable como el sol que siempre vuelve a salir."
Bueno, seguimos vivos. Eso es lo importante. Aunque mamá nos dio una gran reprimenda por lo del puente, se suavizó un poco cuando le explicamos nuestras razones. Aun así, Bon, Davina y yo estamos oficialmente castigadas. No podemos hacer ninguna locura en el futuro cercano.
-Bueno, al menos estamos vivos -dijo Enzo, dejando escapar un suspiro al ver que mamá se retiraba a su habitación.
Nosotras solo nos reímos un poco, aunque todavía algo nerviosas. Mamá realmente estaba furiosa.
-Yo me voy a acostar. Buenas noches -dije mientras me levantaba.
-Buenas noches -respondieron los demás al unísono.
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A la mañana siguiente, me encontré a Enzo comiendo una manzana en la cocina. Aproveché la oportunidad.
-Necesito un favor -le dije mientras me sentaba frente a él.
Enzo levantó la vista, algo curioso.
-¿Qué necesitas?
-Quiero que me consigas el contacto de un vampiro llamado Slater. -Le expliqué rápidamente dónde podía encontrarlo y por qué era importante.
Enzo me miró unos segundos, evaluando mi petición, antes de asentir.
-Está bien, lo haré -respondió finalmente.
Le dediqué una sonrisa agradecida.
-Gracias, Enzo.
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La bruja blanca
Buenos días, mi amigo vampiro se encontró contigo y te habló de que me gustaría hacer negocios contigo.
Slater
Así es, me gustaría reunirnos para confirmar que todo sea verídico.
La bruja blanca
Perfecto, ¿dónde nos encontramos?
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-Hola -le digo a Bon con una sonrisa dulce e inocente mientras me acerco.
Ella me lanza una mirada de arriba hacia abajo, con los ojos entrecerrados y claramente cansada. A veces parece una anciana, y eso que solo tiene once años.
-¿Qué vas a hacer? -me pregunta con resignación, cruzándose de brazos.
-¿Qué vamos a hacer? -le corrijo con una gran sonrisa, enfatizando la palabra "vamos".
Bon suspira y me hace un gesto para que continúe.
-Le pedí a Enzo que me consiguiera el contacto de un vampiro llamado Slater. Es muy inteligente y puede conseguir casi cualquier información. -Sonrío orgullosa, emocionada por mi plan-. Él nos ayudará a encontrar a Sage.
Bon frunce el ceño, visiblemente confundida.
-¿Quién es Sage?
-Es el amor de Finn Mikaelson -le explico rápidamente-. Ella fue el primer vampiro que Finn convirtió, y lo ha estado esperando por 900 años.
Bon arquea una ceja, claramente sorprendida.
-Oh, eso sí es amor -comenta, aunque su tono suena más sarcástico que romántico. Luego, me mira fijamente-. ¿Y para qué la necesitamos?
-¡Excelente pregunta! -exclamo, entusiasmada por su interés-. Esther está loca y quiere matar a sus hijos. Finn es el hijo favorito de mamá, así que si logramos que Sage esté de nuestro lado, Finn también lo estará. Además, Freya siempre ha sido su hermana favorita, lo que suma puntos a nuestro favor. Es difícil que quiera aliarse con Esther si tiene a las dos personas que más ama de nuestro lado.
Bon suspira nuevamente, esta vez más profundamente, procesando toda la información.
-Sabes que debemos contarle a Freya sobre esto, ¿verdad?
-Sí, lo sé -le respondo con una sonrisa un poco más relajada.
-¿Quieres que vaya contigo al encuentro? -pregunta, aunque ya parece haber adivinado la respuesta.
-Por supuesto que sí. Enzo también aceptó ir. Bueno, en realidad no me dio otra opción. Dijo que iba y luego se fue antes de que tuviera tiempo de discutir. -Me encojo de hombros con una sonrisa traviesa.
Bon rueda los ojos, pero asiente.
-Está bien. Mañana iremos.
Gracias a Dios estamos de vacaciones, pienso con alivio. Al menos eso nos da algo de tiempo para planificar sin preocuparnos por tareas o clases. Ahora solo espero que este encuentro con Slater salga bien.
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La mañana siguiente
Todos estábamos listos para salir. Luego de hablar con Freya sobre Sage, ella decidió unirse al encuentro con Slater. Aunque, para ser sincera, estoy casi segura de haberla escuchado murmurar que solo venía para evitar que yo cometiera alguna locura. No la culpo, si los roles estuvieran invertidos, yo haría lo mismo.
Sin embargo, lo más complicado de todo fue convencer a mamá. Aunque habían pasado meses desde lo del puente, todavía seguía enojada con nosotras. Después de mucha persuasión y de que tanto Enzo como Freya prometieran solemnemente cuidarnos y aseguraran que yo no haría ninguna tontería, mamá cedió. Sheila, por otro lado, no dijo nada, pero su mirada dejaba claro que sabía que estábamos tramando algo.
Davina iba a venir con nosotros, pero Jeremy la invitó al parque, y ella aceptó sin pensarlo. Así que el equipo quedó reducido a Enzo, Freya, Bon y yo.
-Por favor, por amor a todo lo que más quieran, no hagan ninguna locura. No maten, no salten tumbas, no quemen nada, no hagan nada que pueda terminar con ustedes arrestados o muertos -dijo mamá, visiblemente agotada. Y luego, en un susurro cargado de resignación, añadió-: Y si lo hacen, que no los atrapen.
Sheila se rió tan fuerte que empezó a toser, y mamá se apresuró a darle palmadas en la espalda para calmarla.
-No deberías reírte, Sheila. La única razón por la que te ayudo es porque no quiero ser la única lidiando con estas cosas sola -dijo mamá.
Aprovechamos ese momento de distracción para salir de la casa con pasos rápidos y discretos.
-Pobre mamá Liz, necesita unas buenas vacaciones -comentó Bon con un tono ligeramente burlón.
Todos asentimos, completamente de acuerdo con ella. Incluso yo, que reconozco que suelo ser bastante tremenda.
-Yo conduzco -anunció Enzo, arrebatándole las llaves a Freya con un movimiento ágil.
Freya solo lo miró con una mezcla de resignación y burla, negando ligeramente con la cabeza.
-Si terminas perdiendo el auto, no me eches la culpa -dijo Freya, cruzándose de brazos mientras subíamos al vehículo.
Y así comenzó nuestro viaje hacia lo que, esperaba, sería un encuentro sin complicaciones... aunque, conociéndonos, eso era pedir demasiado.
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Después de varios minutos de camino, llegamos a la cafetería.
-No hagas ninguna locura -me dice Freya mirándome fijamente con ese tono de advertencia tan característico suyo.
-¿Yo? Nunca -respondo con falsa indignación, llevándome una mano al pecho como si estuviera ofendida. Freya solo se ríe mientras seguimos hacia nuestra mesa.
Elegimos sentarnos en una mesa al fondo de la cafetería, lejos del bullicio. Apenas nos acomodamos, una camarera de rostro dulce se acerca con una sonrisa.
-Buenos días, ¿qué les puedo ofrecer? -pregunta con voz amable.
-Dos cafés y dos jugos. ¿Algo más? -pregunta Enzo, mirando a Freya, Bon y a mí. Negamos con la cabeza.
-Eso sería todo, Danny -añade Enzo después de leer el nombre en el uniforme de la camarera. Ella se sonroja levemente y se retira rápidamente hacia la barra.
Bon no tarda en romper el silencio:
-¿Cuánto tiempo tendremos que esperar?
-Me imagino que debe estar vigilándonos, asegurándose de que no somos asesinos -bromeo, riendo tan fuerte que algunas personas voltean a mirarnos. Freya solo niega con una sonrisa, Enzo me observa con su típica expresión entre divertida y cansada, y Bon se burla de mi exagerada reacción.
Unos tres minutos después, Danny regresa con nuestro pedido, colocando cuidadosamente las tazas y los vasos sobre la mesa.
-Muchísimas gracias, Danny -decimos Bon y yo al unísono, arrancándole una sonrisa antes de que vuelva a atender a otros clientes.
El tiempo pasa lentamente hasta que finalmente lo veo. Un hombre entra a la cafetería y, aunque su apariencia discreta podría pasar desapercibida para cualquier otro, yo lo reconozco de inmediato: Slater.
Se acerca a nuestra mesa con paso seguro, sus ojos escaneando cuidadosamente a cada uno de nosotros.
-Buenos días -dice el hombre al llegar a nuestra mesa, captando de inmediato nuestra atención-. Soy Slater.
A pesar de su voz segura, al mirarlo más de cerca noto cierto nerviosismo en sus gestos.
-Es un placer -responde Freya con su característico aplomo-. Nosotros somos Enzo, Bonnie, Caroline y Freya -nos presenta de manera formal.
-Puedes sentarte -añade Bon, señalando la silla frente a nosotros.
Slater asiente y toma asiento.
-¿En qué puedo ayudarlos?
Decido tomar la iniciativa.
-Se dice que eres muy inteligente y bastante hábil para encontrar cosas y personas -comienzo, manteniendo un tono serio-. Por eso necesitamos tu ayuda. Obviamente, si nos ayudas, nosotros también te ayudaremos a ti.
Slater frunce el ceño, claramente confundido por mis palabras. Con un ligero toque en el brazo, le doy paso a Bon para que continúe.
-Freya, Caroline y yo somos brujas -dice Bon directamente, provocando que los ojos de Slater se abran ligeramente por la sorpresa-. Y si nos ayudas, estamos dispuestas a hacerte un anillo de luz diurna, como el que tiene Enzo.
Enzo, siempre encantador, le lanza una mirada coqueta a Slater y le guiña un ojo, esbozando una sonrisa juguetona.
El silencio que sigue dura unos minutos, pero finalmente Slater responde:
-¿Qué necesitan que haga?
Una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro. Este era el momento que estaba esperando.
-Necesitamos que encuentres a una vampiresa llamada Sage y que la pongas en contacto con nosotros. Cuando la encuentres y ella acepte reunirse con nosotros, tendrás tu anillo de luz diurna -explico con firmeza.
Slater me mira con cierta incredulidad. Probablemente le resulta extraño escuchar a una niña de 11 años hablando con tanta seriedad, pero no tarda en aceptar nuestra propuesta. Después de todo, somos brujas capaces de darle algo que muchos vampiros matarían por tener.
-De acuerdo -dice, con una chispa de esperanza en sus ojos.
-Para facilitarte las cosas, dile el nombre de Finn Mikaelson -interviene Freya con un tono serio-. Ella sabrá lo que significa.
Slater asiente lentamente, procesando toda la información.
-Espero obtener respuestas pronto. Hasta entonces, Slater -concluyo, poniéndome de pie.
Seguimos su ejemplo y nos levantamos de la mesa. Enzo deja el dinero para pagar nuestras bebidas junto con una generosa propina para Danny, quien nos lanza una última sonrisa amable desde detrás de la barra. Con todo listo, salimos de la cafetería para esperar el siguiente paso en nuestro plan.
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Actualmente me encuentro recostada en una de las sillas cama del patio trasero de la casa, disfrutando del aire fresco mientras observo lo que hacen los demás. Freya está ocupada arreglando un pequeño invernadero que mandó construir para plantar hierbas útiles para hechizos y pociones; Bon decidió ayudarla, porque, según ella, no puede dejarla sola con su perfeccionismo. Davina, por su parte, está en el salón tocando el piano. Esa niña es todo un prodigio artístico: pinta, toca el violín y ahora quiere dominar el piano. Y luego está Enzo, sentado a mi lado con un vaso de bourbon en una mano y el periódico en la otra, luciendo relajado como siempre.
Slater aún no nos ha contactado, pero hay que ser pacientes... una cualidad que, para ser honesta, no poseo. Sin embargo, estoy intentando aprender.
De repente, una idea cruza mi mente.
-Enzo.
-Dígamelo, querida -responde rápidamente sin siquiera apartar la vista del periódico.
-¿Te gustaría unirte a nuestro aquelarre? -le pregunto sin rodeos.
Él baja el periódico y me mira, visiblemente confundido.
-¿Aquelarre? ¿No es solo para brujas?
-Mayormente lo es, pero nosotras no somos un aquelarre tradicional. Bonnie es una bruja Bennett, Freya es una bruja con más de mil años de experiencia, Davina es una bruja Claire y antigua residente de Nueva Orleans, y yo soy una siphoner que, gracias a mi vínculo con Bonnie, puedo practicar magia si tener que tomarla de alguna fuente mágica. Así que no, no somos un aquelarre normal.
Enzo me observa en silencio por un momento, como si estuviera procesando todo lo que acabo de decir. Finalmente, una sonrisa divertida cruza su rostro.
-Me gustaría.
-Perfecto. Aunque hay algo más -añado con una sonrisa traviesa-. Si te unes a nuestro aquelarre, tendrás un bonito tatuaje de fénix.
Él arquea una ceja con interés antes de soltar una carcajada.
-Perfecto. Me gustan los tatuajes -responde mientras alza su vaso en un brindis improvisado y toma un trago de bourbon.
Sonrío. Enzo siempre es tan adaptable, pero es justamente eso lo que lo hace encajar perfectamente en nuestro pequeño y peculiar grupo.
---------
Habían pasado tres semanas antes de que Slater se pusiera en contacto conmigo.
Slater:
"Me puse en contacto con ella. Al principio no estaba convencida, pero cuando mencioné el nombre que me diste, cambió de parecer y aceptó de inmediato. Pregunta si están disponibles para el viernes a las 10 de la mañana, en la misma cafetería de la última vez."
La Bruja Blanca:
"Perfecto. Muchísimas gracias, Slater. Hiciste un excelente trabajo y serás recompensado por ello. Dile que el viernes estaremos allí."
Slater:
"De acuerdo. Los estaré esperando con ansias."
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-¡Buenas noticias, mis queridos hermanos! -anuncio, entrando a la sala donde todos están reunidos-. Slater se puso en contacto con Sage y aceptó hablar con nosotros. Bueno, según él, al principio no estaba muy convencida, pero cambió de opinión en cuanto mencionó a Finn.
-Perfecto. ¿Cuándo es la reunión? -pregunta Freya, mostrando un claro interés.
-Para el viernes a las 10 de la mañana, en la misma cafetería donde nos encontramos con Slater la última vez -respondo con entusiasmo.
-Muy bien, entonces iremos todos -dice Freya, asintiendo con seriedad-. También debemos preparar el anillo de luz diurna para Slater como parte del trato.
Los demás asienten en silencio, dejando claro que están de acuerdo.
-De paso, podríamos aprovechar para hacer algunas compras -propone Bon con una sonrisa-. Quiero comprarme algo nuevo para el festival que organizará Alcaldía.
-Yo necesito nuevos materiales de arte -añade Davina, visiblemente emocionada.
-Bueno, entonces salimos todos juntos de compras. Pero la pregunta más importante es: ¿quién le dirá a Liz? -pregunta Enzo, mirando a cada uno de nosotros con una ceja levantada.
El silencio inunda la sala mientras nos miramos entre nosotros. Luego, como si lo hubiéramos ensayado, Enzo, Bon, Davina y yo giramos la cabeza al mismo tiempo hacia Freya. Ella nos observa incrédula antes de soltar un suspiro y negar con la cabeza.
-Está bien, yo le diré -dice al final, resignada.
Las chicas y yo comenzamos a aplaudir en cuanto Freya acepta ser ella quien le diga a mamá.
-¡Sabía que podíamos contar contigo! -dice Bon con una sonrisa triunfante.
Davina asiente rápidamente, tratando de contener una risa.
Enzo, por su parte, se recuesta en el sofá con una expresión de puro alivio.
-Gracias al cielo, Freya. Pensé que me tocaría a mí otra vez -dice, con una gran sonrisa-. Ya sabes que Liz me tiene bajo vigilancia constante desde el último "accidente".
-¿Accidente? -responde Freya, arqueando una ceja.
-Nada importante, solo un pequeño incidente con... ¿cómo lo llamaste? Ah, sí, "fuegos artificiales improvisados". -Enzo se encoge de hombros con aire despreocupado.
Nosotras no podemos evitar reírnos. Incluso Freya termina rodando los ojos con una pequeña sonrisa antes de levantarse con determinación.
-De acuerdo, deséenme suerte. Y recuerden, si algo sale mal, el próximo permiso lo pide uno de ustedes.
-¡Que los dioses te acompañen, hermana! -digo dramáticamente, mientras Davina y Bon se ríen.
Freya se encamina hacia la cocina donde está mamá, mientras Enzo toma un sorbo de su bourbon, claramente disfrutando de su escape de esta responsabilidad.
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Hoy es el día de la reunión con Sage. Mamá terminó aceptando nuestra salida, aunque no sin condiciones. Freya le dijo que queríamos comprar ropa para el evento que organizará la alcaldía y que Davina necesitaba nuevos materiales para pintar. Después de que Freya prometiera vigilarnos muy bien a todas, incluido Enzo, mamá cedió. Claro, aún no está muy feliz con él después del incidente de los fuegos artificiales.
Estoy en mi habitación terminando de cambiarme. He elegido un vestido azul de mangas largas, ideal para el clima frío que hace hoy. Es sencillo, pero bonito, y me hace sentir cómoda. Al salir de mi habitación, veo que los demás ya están reunidos en la sala.
-¿Nos vamos? -pregunta Enzo con una sonrisa mientras juega con las llaves del coche en su mano.
-Sí, capitán -responden Bon y Davina al unísono, lo que nos hace reír.
-Pues vámonos -dice él, dando un paso hacia la puerta.
Sin embargo, antes de que pueda salir, Freya se adelanta y le arrebata las llaves de la mano.
-Esta vez yo manejo -dice con un tono firme.
La expresión de incredulidad de Enzo es tan graciosa que no puedo evitar echarme a reír. Bon y Davina se me unen, llenando la sala con nuestras carcajadas.
-¿Por qué siempre desconfían de mi excelente habilidad al volante? -protesta Enzo con fingido dramatismo mientras nos seguimos riendo.
-No es desconfianza, Enzo, es precaución -responde Freya, lanzándole una mirada divertida antes de salir hacia el coche.
Todavía riendo, lo seguimos todos, listos para enfrentar el día y lo que la reunión con Sage nos depare.
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Hemos llegado a la cafetería, como la última vez, y nos sentamos en una mesa del fondo. Pasan solo unos minutos antes de que la camarera, Danny, llegue a atendernos. Si no recuerdo mal, ese es su nombre.
-Buenos días, ¿qué les gustaría ordenar? -pregunta Danny con una sonrisa amable.
-Buenos días, Danny -responde Enzo con un tono descaradamente coqueto.
-Dos cafés, tres jugos y tres tostadas, por favor, Danny -interviene Freya, cortando a Enzo antes de que pudiera decir algo más. La pobre Danny se estaba poniendo roja como un tomate.
-Enseguida les traigo su orden -dice ella antes de marcharse rápidamente.
Davina y Bon apenas contienen sus risas, mientras Freya le da un codazo a Enzo. Él solo responde con una de esas sonrisas deslumbrantes que parecen su marca registrada. Pocos minutos después, Danny regresa con nuestra orden.
-Muchísimas gracias -decimos todos al unísono.
-Siempre a la orden -responde ella con su habitual amabilidad, antes de alejarse.
-Oh, miren, ahí está Slater -dice Bon, llamando mi atención.
Mis ojos no se detienen en él, sino en la mujer que viene caminando detrás. No necesito que me la presenten para saber que es Sage. Hay algo en su porte que exuda confianza y poder.
Su cabello es largo, de un tono rojizo cobrizo que parece reflejar la intensidad de su carácter. Sus ojos claros, casi hipnotizantes, oscilan entre un verde profundo y un tono más brillante que parece captar cada rayo de luz. Son ojos que no solo miran, sino que parecen desentrañar los secretos de tu alma.
Su rostro es anguloso y elegante, con rasgos definidos que combinan una belleza clásica con un aire audaz. Es alta, delgada y tiene una figura atlética, el tipo de complexión que grita independencia y fuerza. Su estilo es práctico pero con un toque seductor, usando ropa que realza su confianza sin perder comodidad. Todo en ella parece calculado y natural al mismo tiempo, como si hubiera nacido para ser el centro de atención sin siquiera intentarlo.
Y luego está su presencia. Esa energía magnética que emana, esa combinación única de valentía y encanto que la hace inolvidable. Cada paso que da parece resonar en el aire, marcando su lugar en el mundo con una autoridad que no puede ser ignorada.
Ahora lo entiendo. Entiendo perfectamente por qué Finn se enamoró de ella. Sage no es solo hermosa; es magnética, poderosa, y absolutamente inolvidable.
Slater y Sage se acercan a nuestra mesa, y trato de mantenerme impasible, aunque su presencia es casi abrumadora. Es el tipo de mujer que te inspira respeto, pero también un ligero temor, porque sabes que no es alguien con quien quisieras estar en desacuerdo.
-Buenos días -dice Sage con una voz firme y segura, mientras Slater nos sonríe nerviosamente.
El momento finalmente ha llegado.
Todos nos miramos entre nosotros, hasta que Freya, como siempre tomando el mando, se adelanta. Realmente la amo por eso.
-Buenos días -saluda Freya, mirando a Sage con una mezcla de firmeza y amabilidad, como si estuviera calmando a una loba salvaje que está evaluando a un nuevo territorio-. Puedes sentarte.
Señala una silla frente a nosotros. Luego, con su tono habitual, añade:
-Slater, si deseas, tú también puedes quedarte. Después de todo, eres un vampiro, y aunque te vayas, igual escucharás la conversación.
Slater, siempre obediente y ligeramente nervioso se sienta. Freya no pierde tiempo y comienza con las presentaciones.
-Soy Freya Mikaelson -declara, y no puedo evitar notar cómo el nombre Mikaelson transforma la expresión de Sage. Su mirada pasa de segura a una mezcla de incredulidad y curiosidad-. Soy una bruja. Él es Enzo, un vampiro -añade Freya, mientras Enzo no pierde la oportunidad de guiñarle un ojo. Freya continúa, señalándonos-. Ellas son Caroline, Bonnie y Davina. También son brujas. No te dejes engañar por sus apariencias; son increíblemente inteligentes y capaces.
-Es un placer. Soy Sage, aunque eso ya lo saben -responde ella, apartando finalmente su mirada de Freya y escaneando al resto de nosotros. Hay algo calculador en sus ojos, como si intentara descifrarnos antes de decidir si somos dignos de su atención.
Freya me lanza una mirada significativa, indicándome que continúe. Respiro hondo y tomo la palabra, consciente de la intensidad con la que Sage me observa.
-Queremos ofrecerte un trato -comienzo, manteniendo mi voz firme. Sus ojos se fijan en mí como si intentara leer mi alma, pero me obligo a no inmutarme-. Freya aquí presente es una Mikaelson, para ser específica, es la hermana mayor. Sabemos que conoces a los Mikaelson, especialmente a Finn.
El nombre de Finn provoca un destello de dolor en los ojos de Sage, tan breve como un suspiro, pero lo noto antes de que vuelva a componer su expresión impenetrable.
-¿Cómo es que nunca había oído hablar de ti? -pregunta Sage, fijando su mirada nuevamente en Freya.
-Mi madre me entregó a mi tía loca -responde Freya con un suspiro, como si estuviera acostumbrada a resumir su trágica historia. Ante la incredulidad de Sage, Freya suspira y cuenta una versión condensada de su pasado.
-Vaya madre increíble, aunque tu tía no se queda atrás -comenta Sage con un sarcasmo evidente. Después de una pausa, suspira y vuelve a hablar-. ¿Qué necesitan de mí?
Es la primera vez desde que llegó que su tono se suaviza, aunque su postura sigue siendo cautelosa.
-Queremos liberar a Finn -le digo, manteniendo el contacto visual-. Pero para eso necesitamos tiempo. Aproximadamente seis años, más o menos. Lo que puedo asegurarte es que Finn será libre. Sin embargo, mientras tanto, necesitamos tu ayuda en algunas cosas.
Sage nos observa en silencio, procesando cada palabra. Por primera vez, su rostro se relaja ligeramente y nos regala una leve sonrisa, una que tiene un matiz peligroso, como si estuviera decidiendo si jugar este juego.
-¿Qué cosas? -pregunta, con un brillo curioso en los ojos que no había mostrado antes.
Sage era una de las vampiresas más antiguas jamás engendradas, con una existencia que se extendía por más de 900 años. Su inmortalidad había comenzado gracias a Finn Mikaelson, de quien se había enamorado profundamente. Finn, cautivado por su amor, la convirtió en vampira para que pudieran estar juntos por toda la eternidad. Sin embargo, esa promesa de felicidad se desmoronó cuando Klaus, en su acostumbrada crueldad, apuñaló a Finn con una daga de roble blanco, condenándolo a un sueño perpetuo.
A partir de ese momento, Sage se vio forzada a enfrentar la inmortalidad en soledad. Durante siglos, soportó el dolor de estar separada de su gran amor, sobreviviendo en un mundo que le resultaba cada vez más hostil. Klaus y Rebekah nunca la aceptaron, tratándola con desprecio y viéndola como alguien inferior, una campesina que no merecía el lugar que Finn le había otorgado en su corazón.
En 1912, la vida de Sage adquirió un nuevo giro. Había encontrado en el boxeo profesional una manera de canalizar su fuerza y su rabia. Se movía con destreza en la arena, su figura atlética atrayendo miradas y respeto. Una noche, entre la multitud que presenciaba uno de sus combates, apareció Damon Salvatore, un vampiro más joven, aún inexperto en los placeres y las sombras de su naturaleza inmortal.
Más tarde, esa misma noche, Sage lo encontró alimentándose torpemente de una chica. Sin perder su característica confianza, le enseñó cómo debía alimentarse con estilo, combinando placer y control. Le habló del poder que podía ejercer sobre los mortales, mostrándole que las mujeres no solo eran una fuente de alimento, sino también de deleite. Con una sonrisa astuta, le señaló a una mujer entre la multitud, incitándolo a disfrutar de su existencia como vampiro.
En muchos sentidos, Sage moldeó a Damon. Lo transformó, guiándolo para que abrazara su naturaleza inmortal con desenfreno, al igual que Lexi lo había hecho con Stefan, pero en una dirección completamente opuesta. Mientras Lexi buscaba humanidad en Stefan, Sage alentaba a Damon a liberar el lado más oscuro y hedonista de su existencia.
Estoy agotada. El entrenamiento de hoy ha sido particularmente duro, pero necesario. Mi cuerpo se mueve casi por instinto, bloqueando el mundo exterior. Sin embargo, el sonido de la puerta al abrirse llama mi atención. Me detengo y volteo hacia el intruso. Es un hombre de estatura promedio, delgado, con un aire intelectual que resulta casi irritante. Tiene el cabello castaño oscuro, ligeramente desordenado, y unos ojos marrones que parecen analizarlo todo. Su estilo es relajado, aunque moderno, con un toque nerd: lleva una camisa de botones que, junto con su postura un tanto reservada, le da una apariencia juvenil e inofensiva. Pero no me engaña. Sé exactamente lo que es. Un vampiro.
Lo observo con cautela mientras se acerca lentamente, como si estuviera midiendo cada paso. Hay algo en su actitud que me irrita. ¿Es miedo? ¿Inseguridad? ¿O simplemente precaución?
-Buenas tardes. ¿Eres Sage? -pregunta finalmente con un tono vacilante.
Frunzo el ceño. No me gusta que un desconocido me interrumpa, menos aún uno que parece tan incómodo como él.
-Sí, yo soy Sage. ¿Y tú quién eres? -respondo, mi voz cargada de desdén y autoridad.
-Mi nombre es Slater. Me han contratado para encontrarte -dice, ahora con un poco más de confianza.
¿Contratarme? Esa palabra provoca que una risa amarga se escape de mis labios. ¿Buscarme? Claro, porque nadie tiene el valor de venir directamente. Pero al instante, una preocupación me invade.
-No me interesa lo que quieras ni lo que deseen tus empleadores -digo, cortante, dándole la espalda. No tengo tiempo para juegos, y mucho menos si tiene algo que ver con los Mikaelson.
-Ellas pensaron que dirías eso. Por eso me pidieron que te mencionara un nombre -continúa, su tono adquiriendo una seguridad que antes no tenía.
Me detengo en seco. ¿Ellas? ¿Un nombre? Me giro lentamente para mirarlo, intrigada por sus palabras. Su expresión cambia al notar mi reacción. Pero nada, absolutamente nada, me prepara para lo que dice a continuación.
-Finn Mikaelson.
El mundo se detiene. Mi cuerpo se queda paralizado, mi mente incapaz de procesar lo que acabo de escuchar. Por un instante, la habitación parece volverse más pequeña, como si el aire hubiera sido arrancado de ella. Finn. Su nombre golpea una herida que pensé haber sellado hace siglos.
La ira comienza a burbujear dentro de mí, densa y abrasadora. Avanzo hacia él con pasos lentos pero decididos, cada fibra de mi ser lista para atacarlo si está jugando conmigo. Slater lo nota. Da un paso atrás, pero no se atreve a apartar la mirada.
-Si me estás mintiendo, te mataré -le advierto, mi voz cargada de veneno, cada palabra una amenaza real.
Respirando profundamente, intento calmarme. No puedo perder el control. No ahora.
-¿Dónde y cuándo? -pregunto finalmente, mi tono frío, distante, pero decidido. Si lo que dice es cierto, no importa lo que tenga que hacer. Finn ha esperado demasiado tiempo.
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-Buenos días -digo con una voz firme y segura, dejando que mi mirada se deslice lentamente por cada uno de ellos. Estoy evaluando a las personas que tengo frente a mí, sin intención de mostrar debilidad. Slater, como de costumbre, se sienta nervioso a mi lado, aunque no puedo culparlo. Hay algo en esta habitación que incluso a mí me pone alerta.
Ellos, en cambio, se miran entre sí, como si estuvieran decidiendo quién será el primero en hablar. Mi paciencia no es infinita, pero no digo nada, aún. Finalmente, la rubia al frente toma la iniciativa.
-Buenos días -saluda con calma, mirándome con una mezcla de firmeza y un extraño toque de amabilidad. Parece intentar medirme, como si yo fuera un animal salvaje al que debe tratar con cuidado. No está muy lejos de la realidad-. Puedes sentarte.
No me muevo. Sus palabras no son una orden, pero tampoco una sugerencia. Es casi un desafío velado, y eso me intriga.
-Slater, si deseas, tú también puedes quedarte. Después de todo, eres un vampiro, y aunque te vayas, igual escucharás la conversación.
El hombre a mi lado se sienta casi al instante, como si tuviera miedo de desobedecer. Yo, en cambio, mantengo mi posición, evaluando. Luego de un momento, me acomodo lentamente en la silla frente a ellos, mostrando deliberadamente que no estoy aquí para obedecer órdenes.
Freya no pierde tiempo y se lanza de lleno. -Soy Freya Mikaelson.
Ahí está, el apellido que lo cambia todo. Mikaelson. Mi mente trabaja rápido, analizando. La incredulidad se mezcla con la curiosidad. ¿Otra Mikaelson? ¿Cómo es que nunca había oído hablar de ella?
-Soy una bruja -continúa con un aire casi casual, como si la revelación de su identidad no fuera un golpe directo a mi curiosidad-. Él es Enzo, un vampiro.
El tal Enzo sonríe y me guiña un ojo. Es atractivo, seguro de sí mismo, pero está claro que su actitud desenfadada no es más que una máscara.
-Ellas son Caroline, Bonnie y Davina. También son brujas. No te dejes engañar por sus apariencias; son increíblemente inteligentes y capaces.
Mis ojos pasan de una a otra, evaluándolas. La rubia, Caroline, parece la típica chica perfecta y brillante, pero puedo ver un fuego debajo de esa fachada pulida. La otra, Bonnie, tiene una calma peligrosa, como una tormenta contenida. Davina es joven, pero su mirada tiene un peso que no concuerda con su edad. Una bruja poderosa, sin duda.
-Es un placer. Soy Sage, aunque eso ya lo saben -respondo finalmente, mi tono igual de firme. Dejo que mis ojos recorran a todos los presentes, mostrando deliberadamente que no los temo, pero también asegurándome de que sepan que estoy evaluándolos a cada uno.
Freya me lanza una mirada significativa, indicándole a la rubia que continúe. Caroline toma aire, su postura cambia, como si intentara mostrarse tan segura como Freya.
-Queremos ofrecerte un trato -dice finalmente. Mi atención se centra en ella, observando su expresión. Es decidida, pero puedo ver que el peso de la conversación no le resulta fácil de llevar-. Freya aquí presente es una Mikaelson, para ser específica, es la hermana mayor. Sabemos que conoces a los Mikaelson, especialmente a Finn.
El sonido de ese nombre, su nombre, es como un golpe directo. Puedo sentir cómo mis barreras se tambalean por un instante. El dolor intenta asomarse, pero lo empujo de vuelta a las profundidades. No permitiré que vean lo que realmente siento.
-¿Cómo es que nunca había oído hablar de ti? -pregunto, mirando a Freya con una mezcla de incredulidad y desafío.
-Mi madre me entregó a mi tía loca -responde Freya, como si ya estuviera acostumbrada a justificar su historia.
La incredulidad vuelve a mí. ¿Esa es su excusa? Cruzo los brazos y espero, hasta que finalmente cuenta un resumen de su vida. Y debo admitirlo: la historia tiene sentido, por muy increíble que parezca.
-Vaya madre increíble, aunque tu tía no se queda atrás -respondo con sarcasmo, intentando recuperar mi equilibrio emocional.
Freya no reacciona. Esa mujer tiene un control impresionante, lo que la hace aún más peligrosa.
-¿Qué necesitan de mí? -pregunto finalmente, decidiendo que no perderé más tiempo en rodeos.
Caroline vuelve a tomar la palabra, y esta vez su voz suena más segura.
-Queremos liberar a Finn.
Mi cuerpo se tensa automáticamente. Solo su nombre es suficiente para traer recuerdos que intento enterrar. Pero Caroline no se detiene.
-Para eso necesitamos tiempo. Aproximadamente seis años, más o menos. Lo que puedo asegurarte es que Finn será libre. Sin embargo, mientras tanto, necesitamos tu ayuda en algunas cosas.
La observo en silencio, procesando cada palabra. Mi mente trabaja rápido, calculando, evaluando. Finn. ¿Podría ser posible después de todo este tiempo? La esperanza es una emoción peligrosa, pero no puedo evitar que se prenda una pequeña chispa en mi interior.
Finalmente, sonrío. Una sonrisa pequeña, peligrosa, pero que muestra que estoy interesada.
-¿Qué cosas? -pregunto, dejando que la curiosidad se filtre en mi tono. Quiero saber más antes de decidir si este juego vale la pena jugarlo.
Era un día espectacular en Grecia, con el sol bañando las antiguas ruinas en un resplandor dorado que parecía llevar consigo la gloria de épocas pasadas. El cielo era de un azul puro, sin una sola nube, y el mar Egeo, al fondo, reflejaba destellos de zafiro bajo la luz del mediodía. Las calles adoquinadas serpenteaban entre casas blancas con techos azules, y bugambilias en flor trepaban por las paredes, añadiendo salpicaduras de rosa vibrante al paisaje. El aire estaba impregnado de una fragancia única, una mezcla de sal marina, olivos y jazmín, que hacía que cada respiración se sintiera como un deleite.
En medio de esta escena idílica, una mujer caminaba con una elegancia que parecía fuera de este mundo. Su cabello castaño oscuro caía en ondas naturales que brillaban a la luz del sol, destacando su aire sofisticado y enigmático. Sus ojos, de un marrón profundo, eran como pozos de misterio, atrayendo las miradas de quienes se cruzaban en su camino. Su piel pálida, clara y perfecta, parecía hecha de porcelana, contrastando maravillosamente con el ambiente cálido y luminoso de Grecia.
Era delgada y de estatura promedio, pero cada movimiento suyo transmitía una gracia inigualable, como si flotara sobre los adoquines en lugar de caminar. Su estilo era impecable: un vestido de seda color marfil que caía con suavidad sobre su figura, y unas sandalias doradas que parecían un tributo a las diosas griegas. Mientras avanzaba por las calles, hombres y mujeres por igual no podían evitar voltear a verla, hipnotizados por su aura magnética. Ella, sin embargo, seguía adelante con la confianza de alguien que sabía que el mundo entero podía estar observándola, pero no le importaba.
Katherine Pierce, siempre calculadora, siempre consciente de su entorno, se dirigía al hotel donde se hospedaba. Al llegar a la puerta de su habitación, algo llamó su atención: un ramo de flores perfectamente colocado frente a la entrada. Por un momento, se quedó inmóvil, observándolo con una mezcla de curiosidad y cautela. Las flores no eran comunes; estaban cuidadosamente seleccionadas, cada una con un significado que parecía demasiado preciso para ser casual.
El ramo contenía tres tipos de flores:
Flor de loto, símbolo de pureza y resiliencia, una representación de la capacidad de florecer incluso en las circunstancias más adversas.
Girasoles, que irradiaban vitalidad y optimismo, siempre buscando la luz, siempre apuntando hacia el sol.
Edelweiss, una flor rara y resistente que solo crece en los terrenos más hostiles, simbolizando fuerza y supervivencia.
El mensaje detrás de la elección era claro: un homenaje a alguien que había superado mucho, que había resistido y sobrevivido a todo con gracia y fortaleza. Pero Katherine no era una mujer que se conmoviera fácilmente. La perfección de aquel gesto no la tranquilizó; al contrario, la puso en alerta.
Con movimientos deliberados, se inclinó para recoger el ramo, notando el delicado aroma que emanaba de las flores. Entre los tallos, había una tarjeta blanca. Al verla, su rostro, siempre tan seguro y sereno, perdió toda expresión. Las letras, escritas con una caligrafía elegante y precisa, parecían gritar desde el papel:
"Zdravei, Katerina."
El nombre, su verdadero nombre, era como una daga que cortaba a través del aire. Por un instante, Katherine se quedó completamente paralizada, incapaz de apartar los ojos de aquellas palabras. El miedo, un sentimiento que rara vez permitía invadir su ser, se apoderó de ella. Solo dos persona la llamaba así, y el simple recuerdo de sus voces hacía que un escalofrío recorriera su cuerpo.
Con la tarjeta en mano, Katherine giró lentamente la cabeza hacia el pasillo, como si esperara que la sombra de su pasado emergiera de las esquinas. El silencio la envolvía, pero la sensación de estar siendo observada era inconfundible. Apretó los labios y respiró hondo, intentando recuperar su compostura. No era una mujer fácil de intimidar, pero este encuentro, aunque indirecto, había removido algo profundo dentro de ella.
Las flores seguían en sus manos, un contraste entre su belleza y el mensaje aterrador que las acompañaba. Katherine Pierce, la mujer que había burlado a la muerte y a sus enemigos innumerables veces, se encontraba ahora enfrentándose a un recuerdo que no podía ignorar.
Notes:
Las parejas que ya están formadas:
Klaroline= Caroline y Klaus
Kennett= Kol y Bonnie
Kalijah= Katherine y Elijah
Sage y Finn Mikaelson
Necesito ayudaaa, para elegir las parejas de los siguientes personajes:
Rebekah Mikaelson
Stefan Salvatore
Damon Salvatore
Elena Gilbert
Jeremy Gilbert
Enzo
Freya MikaelsonAlgo que pregunte por TikTok y por Wattpad, es si les gustaría que empezemos el acto II con un maratón de 3 capítulos. Los leo🥰
Muchísimas gracias por leer y dejar su like, se los agradezco muchísimo 💕 🥰
Chapter 19: Acto II: El comienzo
Notes:
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¡Bienvenidos al Acto II, mis queridos lectores!
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
"Con la llegada de dos hermanos, la rueda del destino comenzará a girar, iluminando el camino con la luz del faro que marcará un nuevo comienzo".
Carolina Forbes
Carolina Santelmo
Alma antigua
Care-bear
La reina
-Bueno, quien tenga miedo a morir que no venga conmigo. ¿En serio? Aun así terminan viniendo... y luego la loca soy yo.
🌸🌸🌸🌸🌸🌸
-Mira, Damon Salvatore, Mystic Falls es mío, nadie entra a Mystic Falls sin que yo lo sepa. Así que si haces alguna locura, voy a romperte cada hueso de tu cuerpo. ¿Quedó claro?-.Damon asiente a regañadientes, adolorido, pues Caroline le está rompiendo las piernas con magia.
- Así me gusta que me entiendas. Y no intento ser listo, tengo ojos y oídos en todas partes- termina Caroline, regalándome una sonrisa de niña inocente y pura.
Bonnie Bennett-Forbes
La futura matriarca Bennett
Bon-Bon
La Emperatriz
-Por favor, diez centavos que no has quemado nada... o, peor aún, que no has matado a nadie -imploró Bonnie, con evidente desesperación, mientras miraba a su hermana, Caroline.
-¿Cómo que estás extorsionando a Katherine Pierce? ¡Caroline Elaine Forbes Bennett, estás completamente loca! -exclamó Bonnie, incrédula ante las acciones de su hermana.
🌸🌸🌸🌸🌸🌸
-Kol Mikaelson, necesito tu ayuda. Y no me pongas esa mirada, Kol, esto es realmente urgente. Necesito un hechizo que pueda destruir este amuleto, pero en los grimorios Bennett no hay nada al respecto. No voy a suplicar -dijo Bonnie, con un tono firme y marcado por la frustración.
Kol, tras unos instantes de silencio, esbozó una ligera sonrisa y se acercó a ella. Sin mediar palabra, ayudó a ayudarla y, con una dulzura inesperada, depositó un beso en su mejilla.
-Gracias, Kol -murmuró Bonnie, algo sorprendida, mientras él la observaba con ojos llenos de una devoción que apenas podía ocultar.
Elena Gilbert
Lena
Doppelgänger
Corazón valiente
-Entonces, resumiendo... Soy un doppelgänger, es decir, una copia de alguien que vivió hace dos mil años y que fue la primera inmortal. Mi sangre es mágica, por así decirlo. Y, además, hay un híbrido de mil años, que quiere usarme en un ritual para romper la maldición que su madre loca le impuso -dijo Elena, tratando de controlar su temblorosa respiración.
Hizo una pausa, mirando a sus amigos, como si necesitara confirmar que no estaba perdiendo la cabeza.
-Tú, Bonnie, Davina y Freya son brujas. Y Enzo es un vampiro. Vale... esto es demasiado para procesar -añadió, llevándose una mano a la frente, visiblemente abrumada.
🌸🌸🌸🌸🌸🌸
-Así que eres Katherine... No veo el parecido -dijo Elena con una sonrisa desafiante, respondiendo al comentario anterior de Katherine.
Hizo una pausa, alzando ligeramente el mentón, y agregó con seguridad:
-Soy más bonita.
Caroline y Bonnie no pudieron contener la risa, mientras miraban a Elena con orgullo, admirando cómo se enfrentaba a la siempre intimidante Katherine.
Freya Mikaelson
Freya Forbes
La primogénita Mikaelson
La bruja inmortal
La hermana mayor
-Caroline, por favor, diez centavos por qué hay dos ataúdes en nuestra sala -pregunta Freya, desesperada e incrédula, mientras se cruza de brazos, su alternando entre los ataúdes y la sonrisa dulcemente inocente que Caroline le dedica.
-¿Dos ataúdes? ¿De verdad? Pensé que eran decoración de Navidad adelantada -responde Caroline con sarcasmo, pero con un tono tan encantador que casi parece sincero.
Freya suspira, cerrando los ojos por un momento para intentar mantener la calma. Cuando los abre, su mirada se aguanta.
-No estoy de humor para tus bromas,
Carolina. ¿Quién está ahí dentro? -insiste Freya, claramente al borde de la frustración.
Caroline se encoge de hombros antes de responder con la misma dulzura con la que le hablaría a un niño.
-Relájate, Freya. Solo son dos invitados... especiales.
🌸🌸🌸🌸🌸🌸
-Es un placer conocerlos formalmente. Soy Freya Mikaelson, vuestra hermana mayor -dice Freya, dando un paso al frente mientras observa detenidamente a sus hermanos, Elijah y Kol, recién liberados de sus dagas.
Caroline, entretanto, observa la escena con los brazos cruzados, claramente satisfecha consigo misma.
-¿Ves? Siempre digo que las reuniones familiares son lo mejor para levantar el ánimo. ¿No me lo vas a agradecer, Freya? -bromea mientras la bruja lanza una mirada de pura exasperación.
Stefan Salvatore
El Destripador
El buen hermano
El amigo leal
-Dios, no, Caroline y yo no somos nada romántico- dijo Stefan riendo mientras miraba a Rebekah. -Caroline es hermosa y brillante, claro, pero la amo como a una hermana. Y sé que ella siente lo mismo por mí.
🌸🌸🌸🌸🌸🌸
-La verdad, solo tengo tres amigos. Bueno, amigas: Lexi, Caroline y Bonnie. Según Bonnie, debería empezar a salir más y socializar, pero hemos tenido esa conversación tantas veces que ya ni me esfuerzo en discutir.
Lorenzo San Juan
Enzo Forbes
El vampiro encantador
El superviviente
El hermano protector
-Bueno, bueno... Mira a quién tenemos aquí: a mi amigo traidor, Damon Salvatore -dijo Enzo con una sonrisa que estaba lejos de ser encantadora. Damon lo miró incrédulo, como si estuviera viendo a un fantasma.
🌸🌸🌸🌸🌸🌸
-No... -fue lo primero que Enzo respondió tras escuchar las palabras de Caroline-. Estás loca, ángel. No vamos a hacer eso. Haré lo que sea, ¿me escuchas? ¡Cualquier cosa, menos eso! -exclamó, su voz cargada de frustración y determinación.
Damon Salvatore
El hermano malo
El rey del sarcasmo
El vampiro de ojos azules
-¿Enzo? ¿Cómo... cómo es posible que estés aquí? -preguntó, su incredulidad evidente.
🌸🌸🌸🌸🌸🌸
-Entiendo, Katherine es una perra manipuladora, pero tú, rubia, no te quedas atrás. Eres igual de manipuladora que ella -afirmó Damon con una sonrisa irónica mientras apuntaba a Caroline con su vaso de bourbon.
Sage
Sage Forbes
La inmortal solitaria
La guerrera
La seductora
-¿Cómo es posible que Klaus esté en Mystic Falls y nadie me lo haya mencionado? -exclamó, exasperada, deteniéndose por un momento para tomar aire.
Enzo respondió algo al otro lado de la línea, pero no logró calmar su irritación. Sage presionó los labios, manteniendo su enojo.
-Está bien, ya tengo el libro en mis manos, pero eso no cambia el hecho de que estoy furiosa porque me ocultóon lo de Klaus -replicó con un tono cargado de reproche.
En su mano derecha sostenía un libro antiguo, cuya cubierta desgastada y páginas amarillentas no solo mostraban su edad, sino también el inmenso poder que contenía. El objeto parecía vibrar débilmente en respuesta a su agitación, como si percibiera las emociones de su portadora.
🌸🌸🌸🌸🌸🌸
-Te amo, Finn, más que a nada en este mundo. Te he esperado durante 900 años, pero tu madre quiere matarnos -declara Sage con la voz rota, mientras una lágrima solitaria recorre su mejilla. Su mirada se fija en él, suplicante y llena de dolor-. Y si estás de su lado, lo nuestro no puede continuar.
Se da la vuelta lentamente, alejándose de Finn, aunque cada paso parece pesarle como si llevara siglos de sufrimiento a cuestas.
Davina Claire
Davina Forbes-Claire
Dav
Pequeña bruja
La prodigio
-¿Jeremy, estás bien? -preguntó Davina con preocupación, mientras se inclinaba hacia su amigo, examinándolo rápidamente con la mirada.
De pronto, notó al vampiro acercándose peligrosamente. Su expresión cambió en un instante, endureciéndose con una mezcla de furia y determinación.
-¡Aléjate de él! -exclamó Davina, poniéndose de pie de un salto. Levantó una mano con firmeza, canalizando su magia, y antes de que el vampiro pudiera reaccionar, un torrente de energía salió disparado hacia él, obligándolo a retroceder violentamente.
Jeremy la miró, aturdido pero agradecido, mientras Davina permanecía frente a él como un escudo, con los ojos fijos en el enemigo, lista para lanzar otro ataque si era necesario.
🌸🌸🌸🌸🌸🌸
-¿Cómo que la madre biológica de Bonnie está aquí en Mystic Falls? -preguntó Davina, incrédula, mientras sus ojos se entrecerraban, mostrando una mezcla de sorpresa y suspicacia.
De pronto, su expresión cambió, como si una pieza clave hubiera encajado en su mente. Ladeó la cabeza y, con un destello de furia en sus ojos, añadió:
-Espera... ¿fue ella quien se robó el ataque de Esther Mikaelson? -Su voz se volvió más afilada, cargada de incredulidad y rabia-. ¡Pero qué maldita!
Katerina Petrova
Katherine Pierce
La Doppelgänger peligrosa
Señorita Manipulación
La sobreviviente
-¡Fuiste tú! ¡Tú me envidiaste esas flores! -gritó Katherine, completamente fuera de sí. Su rostro estaba rojo de ira y su mirada reflejaba un odio puro. No tienes idea de todo lo que pasó. Tuve que irme de Grecia y esconderme durante meses. ¿Sabes lo que es vivir así?
Su voz resonó por toda la casa Forbes, cada palabra cargada de frustración y enojo. Pero tras un momento, su tono comenzó a cambiar. Katherine exhaló lentamente, recuperando parte de su calma, y caminó hasta uno de los muebles del salón. Se sentó con la elegancia calculada que siempre la caracterizaba, una sonrisa fría curvando sus labios.
-Me equivoqué contigo. Te juzgué mal -continuó, ahora con un tono más suave, aunque igual de venenoso-. Eres más lista de lo que aparentes... y mucho más poderoso.
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-Elijah Mikaelson, mi Original favorito -susurró Katherine con una sonrisa coqueta, acercándose lentamente a él, cada movimiento suyo calculado para seducir.
Elijah no se movió, su postura impecable y tranquila como siempre, pero sus ojos seguían cada paso de Katherine con intensidad, una mirada que decía mucho más de lo que las palabras podían expresar.
-¿Qué puedo hacer por ti? -preguntó ella con dulzura fingida cuando finalmente estuvo lo suficientemente cerca, casi rozándolo.
Sin decir nada, Elijah tomó su cintura con firmeza y la atrajo hacia él, acortando la poca distancia que los separaba. Antes de que pudiera reaccionar, sus labios se encontraron en un beso apasionado, cargado de una tensión acumulada que ambos habían ignorado durante demasiado tiempo.
Sheila Bennett
La matriarca Bennett
La mentora
Grams
-Tarde o temprano tendrás que decirle la verdad a Caroline -dijo Sheila con un tono nostálgico, sus ojos llenos de recuerdos-. Liz, aún recuerdo como si fuera ayer cuando llegaste a mi puerta, completamente empapada por la lluvia, llorando desconsolada.
Liz bajó la mirada, atrapada entre la culpa y la tristeza, mientras jugaba nerviosamente con sus manos. Sheila la observó con ternura, pero también con la firmeza que siempre había caracterizado su guía.
-Mírate ahora... Una mujer adulta, fuerte, capaz de afrontar cualquier cosa. Pero sé que duele enfrentarse al pasado. -Sheila hizo una pausa, dándole tiempo a Liz para asimilar sus palabras-. Caroline necesita conocer su linaje, Liz. Es su derecho, y también su protección.
Liz levantó la cabeza, sus ojos brillando con una mezcla de temor y determinación.
-¿Y si no está lista? -susurró, como si temiera que el simple hecho de pronunciar esas palabras pudiera traer consecuencias irreparables.
Sheila negó suavemente con la cabeza.
-Puede que no lo esté, pero las brujas de Nueva Orleans tarde o temprano se enterarán de lo que es. Y cuando eso suceda, Caroline deberá estar preparada. Su linaje es poderoso, y esa clase de poder no pasa desapercibido.
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-¿Qué les puedo decir? Mis nietas son extremadamente poderosas -declaró Sheila con una mirada orgullosa mientras se dirigía a los antepasados Bennett, quienes la observaban desde las sombras etéreas del Otro Lado-. Ellas no están vinculadas a nadie. Son completamente libres. Ni los antepasados ni los ancestros tienen poder sobre ellas.
Su voz resonaba con firmeza, cada palabra cargada de orgullo y desafío. Sheila, como siempre, mantenía una postura digna, su porte irradiando autoridad y confianza.
Elizabeth Forbes
Elizabeth???
La madre
La reina que huyó
La bruja oculta
-Por favor, Caroline, mi niña, diez centavos que no mataste a nadie y los trajiste a la casa en unos ataúdes -suplicó Liz Forbes, con una mezcla de incredulidad y desesperación en la voz. Su mirada recorría a su hija, buscando respuestas que temía escuchar.
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-Siéntense todos -ordenó Liz con firmeza, su tono no dejaba espacio para discusiones.
Freya, Sage, Enzo, Caroline, Bonnie y Davina intercambiaron miradas rápidas, sorprendidos por la seriedad de su voz, pero no tardaron en obedecer. El grupo tomó asiento en el salón, formando un semicírculo frente a ella, expectantes.
Liz respiró hondo, como si intentara encontrar las palabras adecuadas antes de hablar. Se cruzó de brazos y recorrió con la mirada a cada uno de los presentes, asegurándose de captar su atención.
-Les debo contar una historia -comenzó, su voz más suave, pero aún cargada de gravedad-. No quiero que me interrumpan hasta que termine de contar todo.
Todos asintieron, en silencio, comprendiendo que lo que estaba a punto de decir era importante.
-Esto es sobre mi familia -continuó Liz, su mirada deteniéndose en Caroline, que la observaba con curiosidad y una pizca de inquietud-. Y quiero que prestes mucha atención, cariño, porque esto también te concierne a ti.
Caroline frunció ligeramente el ceño, sintiendo cómo algo pesado comenzaba a formarse en su pecho.
-La razón por la que los demás deben escuchar esto también -añadió Liz, echando una rápida mirada al resto de los presentes- es porque al haber sido reclamados como mis hijos, esto los involucra a todos ustedes.
Un silencio cargado de tensión cayó sobre la habitación. Los "hermanos" -Freya, Sage, Enzo, Bonnie y Davina- se miraron entre sí con confusión evidente, buscando respuestas en los ojos del otro sin éxito. Finalmente, sus miradas volvieron a Liz, que se mantenía de pie como una figura inquebrantable.
Notes:
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¡Bienvenidos al Acto II, mis queridos lectores!
Chapter 20: Los hermanos Salvatore. Maratón(1/3)
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
El primer capítulo del acto II, estoy muy feliz espero que les guste este capítulo.
Los hermanos Salvatore han llegado y con ellos todo el drama de Mystic Falls.
Muchísimas gracias por leer 💕❤️
Se que algunas personas no les gusta Elena y no la querían en el aquelarre, pero para lo que tengo planeado Elena debe ser parte del aquelarre.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
"Los Salvatore pueden pelear como perros, pero al final, morirían el uno por el otro. Al menos ellos saben lo que significa la familia. Tú nunca lo sabrás." Rebekah Mikaelson a Klaus Mikaelson
Ya han pasado diecisiete años desde que morí en mi cumpleaños como Carolina Santelmo y renací como Caroline Forbes. Durante este tiempo, han sucedido cosas buenas y malas, pero he aprendido a navegar entre ambas.
Hace unos 4 años
Hace poco, le contamos a Elena sobre el mundo sobrenatural y el hecho de que ella es un doppelgänger. Sorprendentemente, su reacción fue mejor de lo que esperaba.
-Entonces, resumiendo... -comenzó Elena, haciendo un esfuerzo visible por mantener la calma-. Soy un doppelgänger, es decir, una copia de alguien que vivió hace dos mil años y que fue la primera inmortal. Mi sangre es mágica, por así decirlo. Y, además, hay un híbrido de mil años, que resulta ser un vampiro, que quiere usarme en un ritual para romper la maldición que su madre loca le impuso.
Se detuvo por un momento, inhalando profundamente mientras sus ojos recorrían a cada uno de nosotros. Parecía buscar alguna señal que le indicara que no estaba perdiendo la cordura.
-Tú, Bonnie, Davina y Freya son brujas. Y Enzo es un vampiro. Vale... esto es demasiado para procesar -añadió finalmente, llevándose una mano a la frente con expresión abrumada.
Decidí intervenir con una sonrisa conciliadora.
-Exacto, Lena. Siento no habértelo dicho antes -murmuré, intentando que mi tono transmitiera arrepentimiento sincero.
Ella alzó la mirada hacia mí, evaluándome con detenimiento antes de esbozar una débil sonrisa.
-Está bien, Care. Lo entiendo... supongo.
Algo en su mirada delataba que aún había demasiadas preguntas en su mente, pero no quise presionarla. Antes de que pudiera continuar, Elena frunció el ceño y preguntó con curiosidad renovada:
-Y... ¿qué pueden hacer?
La pregunta fue dirigida a Bonnie, quien se limitó a soltar una pequeña risa mientras tomaba una de las almohadas de la cama de Elena. Sin previo aviso, susurró un hechizo, y el cojín se rompió en mil pedazos, haciendo que las plumas flotaran por toda la habitación como si fueran nieve.
-Bueno, muchas cosas en realidad. La magia es casi infinita -comentó Bonnie con una sonrisa tranquila mientras las plumas seguían bailando en el aire.
Elena observó la escena con los ojos completamente abiertos, fascinada por lo que acababa de presenciar.
-Es... increíble -susurró, sin poder contener su emoción.
Bonnie y yo nos miramos y, sin poder evitarlo, estallamos en una risa suave. Ver a Elena tan maravillada con algo que para nosotras era cotidiano tenía su encanto.
Tal vez esto no sea el caos que imaginé. Quizás, al final, decirle la verdad fue lo correcto. Después de todo, en un mundo tan lleno de oscuridad, todavía hay espacio para la magia, el asombro y la esperanza.
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Sage se unió a la familia de manera lenta y reticente. Al principio, solo nos ayudaba cuando realmente era necesario, manteniendo las distancias y mostrando cierta resistencia. Pero todo cambió después de una cena en casa, justo cuando mamá descubrió lo que estábamos tramando. Desde esa noche, Sage comenzó a formar parte de nuestras vidas de manera más cercana, hasta que finalmente se convirtió en Sage Forbes.
Cuando mamá la conoció y escuchó su historia, simplemente suspiró y murmuró:
-A mi hija realmente le gusta coleccionar personas con un pasado trágico o doloroso.
Grams, que también estaba presente, soltó una risa divertida ante el comentario.
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-Entonces, ¿por qué estamos aquí? -preguntó Sage con el ceño fruncido, observándonos con atención. Sus ojos se posaron en Elena antes de añadir-. Tú eres una doppelgänger Petrova, ¿cierto?
Elena solo asintió, un tanto incómoda por la mirada crítica de Sage.
-Debes tener unos catorce años, pero ya empiezas a parecerte a Katherine -terminó Sage, con tono seco.
-¿Quién es Katherine? -preguntó Elena confundida, girando la cabeza hacia mí.
Suspiré con frustración y me di una palmada en la frente. ¡Se me había olvidado mencionar a Katherine!
-¿No se lo has dicho? -me reclamó Sage, arqueando una ceja.
-Lo olvidé. Luego te cuento, Lena -respondí con rapidez, intentando esquivar la conversación.
-Está bien... -murmuró Elena, claramente confundida, pero decidiendo dejarlo pasar.
-Vale, Freya, da el discurso -dije con confianza, dándole un pequeño empujón a mi hermana. Freya me miró con una mezcla de cansancio y resignación, pero lo hizo porque, al final, me ama demasiado como para negarse.
-Nosotras cuatro formamos un aquelarre -comenzó Freya con firmeza-, y queremos que ustedes se unan al nuestro.
Sage frunció el ceño, aún más confundida.
-Pero los aquelarres son solo de brujas -intervino ella-. Enzo y yo somos vampiros, la niña -señaló a Elena- es un doppelgänger, y su hermano es un humano.
Jeremy, que estaba sentado en un rincón de la habitación junto a Davina, nos observaba en silencio. Desde que Davina le contó que era una bruja, se habían vuelto incluso más inseparables que antes.
-Bueno, no somos un aquelarre tradicional -respondió Bonnie con una sonrisa traviesa-. No estamos vinculadas a los ancestros ni a los antepasados, así que hacemos lo que queremos.
-Por eso queremos que se unan a nuestro aquelarre -añadió Davina, con voz firme pero amable-. Claro, solo si así lo desean.
-Freya, puedes continuar -le indiqué con una sonrisa, delegando la tarea.
Freya asintió y retomó la explicación.
-Algunas cosas que deben saber si se unen a nuestro aquelarre: podrán sentir las emociones de los demás miembros. No se preocupen, se puede "apagar" con práctica. Sin embargo, si alguien está en peligro, lo sentirán inevitablemente. Lo aprendimos a la mala -añadió Freya, recordando una experiencia poco grata.
-Otra cosa -continuó-. Tendrán un tatuaje de fénix, es como nuestra marca registrada.
Sin decir más, Freya, Bonnie, Davina y yo levantamos las mangas de nuestras prendas para mostrar nuestros tatuajes. El de Freya era de un intenso color morado, el de Davina dorado, el mío azul y el de Bonnie de un rojo vibrante.
-Así que, ¿qué dicen? -pregunté finalmente, mirando a Sage, Enzo, Elena y Jeremy con expectativa-. ¿Aceptan o no?
La habitación quedó en silencio, y las miradas de todos se centraron en los recién invitados. La respuesta estaba en sus manos.
-Bueno, mis pequeños ángeles y mi hermosa prima -dijo Enzo con alegría, rompiendo el silencio de la habitación-. Yo ya había aceptado cuando me lo propusiste hace un año, así que por mi parte, estoy dentro -añadió con una sonrisa satisfecha y su característico encanto.
Mi mirada se dirigió a los otros tres. La tensión en el aire era palpable mientras esperábamos sus respuestas. Finalmente, después de unos segundos que parecieron eternos, Sage habló:
-Acepto -dijo ella, con una sonrisa traviesa y ese brillo desafiante en sus ojos.
-Yo también -declaró Elena, con una valentía admirable, levantando el mentón como si quisiera probar que estaba preparada para lo que viniera.
Jeremy, que hasta ese momento había permanecido en silencio junto a Davina, finalmente tomó la palabra.
-Estoy dentro -dijo con determinación, entrelazando sus dedos con los de Davina en un gesto que hablaba más fuerte que cualquier palabra.
Una sonrisa de triunfo se dibujó en mi rostro. La familia seguía creciendo, y con ellos, nuestro aquelarre se fortalecía.
-Entonces, pasado mañana es luna llena. Haremos el ritual ese día -anunció Freya con firmeza.
Todos asentimos al unísono.
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Días después
Hoy era el día en que Elena, Jeremy, Sage y Enzo se unirían oficialmente a nuestro aquelarre. Solo estábamos nosotras en casa; mamá estaba trabajando y Grams había salido a visitar a algunos familiares. La casa tenía un aire solemne, como si entendiera la importancia de lo que estaba a punto de suceder.
-¿Estamos todos listos? -pregunté, recorriendo con la mirada a cada uno de los presentes.
Todos asintieron, serios y concentrados.
Bonnie terminaba de trazar el círculo y dibujar las distintas figuras en el suelo. La más prominente de todas era el fénix, símbolo de nuestro aquelarre. Freya, con su habitual precisión, preparaba los elementos necesarios: velas, hierbas y cristales cuidadosamente dispuestos alrededor. Mientras tanto, Davina repasaba en voz baja las modificaciones que le había hecho al hechizo, asegurándose de que todo saliera perfecto.
-Bueno, ¿y ahora qué? -preguntó Enzo, con su actitud relajada de siempre, aunque podía notar el interés detrás de su tono.
Sage negó con una sonrisa divertida.
Elena y Jeremy, por su parte, lucían nerviosos, pero mantenían una postura firme, decididos a seguir adelante.
-Bien, todos pónganse en los círculos que les señalé y tómense de las manos -indicó Davina con seriedad.
Los cuatro obedecieron sin titubear. Entraron en el círculo, colocándose en los lugares designados y enlazaron sus manos. La atmósfera se cargó de energía mágica, un zumbido casi imperceptible que hacía que el aire se sintiera más denso.
-Chicas, empezamos -nos avisó Freya, su voz firme y solemne.
Nosotras cuatro nos unimos alrededor del círculo, nuestras manos alzadas mientras empezábamos a recitar el hechizo en perfecta sincronía.
Ut animae nostrae uniantur et sustententur,
Sorores et Fratres corde et spiritu,
inseparabiles, infrangibiles,
Vitae ac mortis nexu coniuncti.
Vos recipimus, Lorenzo St. John, Sage, Elena Gilbert et Jeremy Gilbert,
in hoc circulo nostro.
Fiat voluntas nostra, magica vestra nunc ad nostrum pertineat.
Liberi sitis, et nunc Fratres et Sorores nostri estis in aeternum.
La magia envolvió la habitación con un resplandor brillante. Una luz dorada, cálida y poderosa, emergió del suelo, ascendiendo desde el círculo hacia el techo, como si el propio fénix que habíamos dibujado cobrara vida.
Que nuestras almas se unan y se sostengan,
Hermanas y Hermanos de corazón y espíritu,
inseparables, inquebrantables,
Ligados en vida y en muerte.
Les recibimos, Lorenzo St. John, Sage, Elena Gilbert y Jeremy Gilbert,
en este nuestro círculo.
Que se cumpla nuestra voluntad, y que su magia ahora nos pertenezca.
Sean libres, y ahora son nuestros Hermanos y Hermanas por siempre.
El eco de nuestras voces llenó el espacio, resonando incluso cuando las palabras habían terminado. Los tatuajes de fénix comenzaron a brillar en nuestras muñecas y aparecieron lentamente en los nuevos miembros del aquelarre: un tono plateado para Elena, verde para Jeremy, negro para Enzo y un rojo oscuro con negro para Sage.
Cuando la luz se disipó, todos respiramos aliviados. El ritual había sido un éxito. Freya sonrió, satisfecha, mientras Bonnie y Davina compartían una mirada orgullosa.
-Bienvenidos a la familia -dije con una sonrisa amplia, mi voz cargada de emoción.
-Ya no hay marcha atrás -añadió Freya, con una mezcla de solemnidad y cariño.
Enzo fue el primero en romper el momento tenso con su habitual carisma.
-Vaya, si lo sabía antes, habría pedido un tatuaje con un dragón o algo igual de impresionante -bromeó, observando su muñeca.
Las risas rompieron la tensión, y en ese instante supe que nuestro aquelarre, aunque peculiar y poco tradicional, era inquebrantable. Éramos familia, unidos más allá de la sangre, el tiempo y la muerte.
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La actualidad
Lamentablemente, los señores Gilbert fallecieron en un accidente automovilístico. Un conductor ebrio los embistió, haciendo que su auto se saliera del camino y cayera por un barranco. Cuando llegaron los paramédicos, el impacto había sido fatal en la parte delantera del vehículo. Solo Elena sobrevivió, aunque de forma misteriosa, ya que fue encontrada fuera del automóvil, como si alguien la hubiese sacado antes de que todo empeorara.
Han pasado varios días desde el accidente, y desde entonces Stefan Salvatore llegó al pueblo. Lo he estado vigilando de cerca.
Estoy acostada en mi cama, sumida en pensamientos. Desde la muerte de los Gilbert, mi familia ha pasado mucho tiempo con Elena, Jeremy y Jenna, apoyándolos de todas las formas posibles. Jenna y Freya han fortalecido su amistad, que empezó hace tres años en la fiesta navideña de los Gilbert. Enzo y Sage no están actualmente en Mystic Falls. Bonnie y yo hemos estado muy presentes para Elena, ayudándola a comprender que no es responsable de lo ocurrido, aunque ella sigue luchando con la culpa del sobreviviente.
Davina, por su parte, ha estado al lado de Jeremy durante todo su proceso de duelo. Cuando Vicki intentó acercarse a él con intenciones no del todo honorables, se topó con una Davina furiosa. Fue necesario que tres chicos intervinieran para que Davina la soltara, ya que la tenía agarrada por los cabellos. Desde entonces, Vicki no se ha atrevido a acercarse a Jeremy nuevamente. Gracias a Davina, Jeremy no ha recaído en las drogas. Ha probado hierbas, pero las usa de forma controlada y no ha ido más allá de eso.
Un golpe en la puerta me saca de mis pensamientos.
-Pasen -digo, sin siquiera levantarme de la cama.
La puerta se abre y puedo sentir que es Bonnie. Se acerca y se acuesta a mi lado izquierdo, apoyando su cabeza en mi cuello con un suspiro.
-¿En qué piensas, Line? -pregunta, acomodándose para estar más cómoda.
-En que mañana es el día -respondo, mirando al techo.
-Así que mañana conoceremos a Stefan Salvatore -murmura ella, con un tono somnoliento.
-Así es -confirmo.
-Enzo quiere que le avisemos cuando Damon Salvatore esté aquí -me recuerda Bonnie, con un dejo de cansancio en la voz.
-Tendremos que avisarles pronto. Puedo sentir que Damon ya está cerca, ahora que Stefan ha llegado. No tardará mucho más.
No obtengo respuesta. Cuando miro a mi lado, veo que Bonnie se ha quedado dormida. Sonrío.
-Buenas noches, Bon -susurro.
Me acomodo mejor en mi cama, permitiendo que el sueño me venza. Mañana será un día memorable; conoceré a los infames hermanos Salvatore.
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10 de septiembre de 2009
-Buenos días a todos -saludo, ya lista para ir al instituto.
-Buenos días -responden los demás.
Grams está leyendo unos ensayos de sus estudiantes universitarios, mientras mamá prepara unos panqueques con dedicación. Davina y Bonnie ayudan a poner la mesa. Miro a mi alrededor, pero no veo a Freya, lo cual es extraño.
-¿Dónde está Freya? -pregunto, frunciendo el ceño por la ausencia inusual.
-Tuvo que salir. Está muy ocupada terminando su tesis -me responde Davina, sin apartar la vista de los platos.
Ah, cierto. Freya, para sorpresa de muchos, decidió estudiar psicología y está en la etapa final de la creación de su tesis. Una parte de mí se siente orgullosa de ella, aunque lo oculte con un suspiro distraído.
-¿Quién viene conmigo? -pregunto tras terminar de desayunar y recoger mi plato.
-Yo -responde Bonnie con rapidez. Luego se vuelve hacia Davina-. ¿Y tú, Davina?
-No, iré a buscar a Jeremy -dice ella con seriedad.
Jeremy ha estado algo distante desde la muerte de sus padres, salvo con Davina, que es la única capaz de llegar a él últimamente.
-Está bien -asiento antes de dirigir mi atención a Bonnie-. Antes de irnos, debemos pasar por la casa de Elena.
-Claro, no me olvidé de eso -dice Bonnie, dándome una pequeña sonrisa mientras ambas recogemos nuestras mochilas.
-Nos vemos, mamá, Grams -me despido, caminando hacia la puerta con Bonnie.
-Cuídense -responde Grams, sin levantar la vista de sus papeles.
-Y no hagan ninguna locura -añade mamá desde la cocina, lanzándonos una mirada de advertencia.
-Nunca hacemos locuras -bromeo, aunque ambas sabemos que esa es una gran mentira.
Bonnie suelta una risa baja mientras salimos de la casa. Un nuevo día en Mystic Falls nos espera.
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Llegamos a la casa de los Gilbert y toco la bocina del auto. Pasan unos minutos hasta que Elena sale por la puerta principal. Aún se ve melancólica, aunque intenta disimularlo. Bonnie y yo hemos hecho todo lo posible para no dejarla sola durante su duelo.
-¿Cómo estás, Elena? -pregunta Bonnie suavemente mientras gira en su asiento para mirarla.
-Estamos mejor -responde ella, aunque su voz carece de convicción.
-Sabes que siempre estamos aquí para lo que necesites, y que las puertas de nuestra casa siempre estarán abiertas para ti -digo, mirando a Elena a través del retrovisor.
Ella me dedica una pequeña sonrisa, apenas perceptible, pero lo suficiente para saber que agradece nuestras palabras.
-¿Cómo creen que irá este año? -pregunta Elena, tratando de sonar casual, aunque la duda y el cansancio se perciben en su voz.
Bonnie y yo nos miramos por un segundo. Ambas sabemos que este año será cualquier cosa menos tranquilo, pero no es algo que podamos decirle en voz alta.
-Lo que pase, lo afrontaremos juntas -respondo con firmeza, buscando tranquilizarla.
-Por cierto, Elena -dice Bonnie, cambiando de tema-, hay vampiros nuevos en Mystic Falls. Hermanos, al parecer. Damon y Stefan Salvatore.
-Damon... ¿dónde he escuchado ese nombre antes? -pregunta Elena con el ceño fruncido, claramente confundida.
-Enzo -respondemos Bonnie y yo al unísono.
-Ah, cierto, el amigo que lo abandonado -dice Elena, recordando de golpe. Desde que formamos el aquelarre, algunos decidimos compartir nuestras historias con ella, y por eso sabe del vínculo entre Enzo y Damon.
-¿Ya le avisaste a Enzo? -pregunta Elena mientras se acomoda en el asiento trasero.
-Siiiií, ya lo hice -respondo, alargando el "sí" de forma dramática mientras arranco el auto.
Elena suelta una pequeña risa, algo que nos da esperanza de que, poco a poco, su duelo será más llevadero. Mientras nos alejamos de su casa, Bonnie y yo compartimos una mirada silenciosa. Sabemos que lo que está por venir será complicado, pero, como dije antes, lo enfrentaremos juntas.
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Hemos llegado al instituto. Estaciono el auto y me volteo hacia Elena, quien todavía parece algo nerviosa.
-Todo va a estar bien -le digo con firmeza y suavidad-. Si sientes que alguien te molesta demasiado, solo dínoslo y te sacamos de ahí.
Tomo su mano y Bonnie hace lo mismo. Elena nos mira con una sonrisa brillante, aunque algunas lágrimas traicioneras recorren sus mejillas.
-Muchísimas gracias, chicas. Me alegra que sean mis amigas -responde ella con sinceridad.
-Y no te preocupes por Jeremy -añade Bonnie para aliviar el ambiente-. Davina se está encargando de él. Todavía no supero lo de su pelea con Vicki Donovan.
Eso logra sacarle una pequeña risa a Elena, y yo sonrío también. Bonnie siempre sabe cómo romper la tensión.
Salimos del auto juntas. Tomo la mano de Bonnie y Elena, y la pongo a ella en el medio, enlazando mi brazo con el suyo mientras Bonnie hace lo mismo del otro lado. Avanzamos hacia la entrada con paso firme y decidido.
Puedo sentir las miradas de los demás estudiantes sobre nosotras, pero nadie dice nada. Me atrevo a mirar de reojo y, como siempre, veo una mezcla de sorpresa, respeto y un poco de miedo.
-Te dije que te temen un poco -murmura Bonnie con una sonrisa traviesa, solo para que yo la escuche.
-No es mi culpa que prefiera ser un poco intimidante antes que vulnerable -le contesto con naturalidad.
Elena nos observa con algo parecido a la tranquilidad, como si nuestra pequeña burbuja de apoyo pudiera protegerla del caos del día. Y puede hacerlo.
-Vamos, chicas. Otro día de gloria en Mystic Falls High -digo con un toque de ironía, mientras atravesamos la puerta principal.
Al menos, por ahora, estamos juntas. Y juntas, podemos con todo.
Cuando entramos a la escuela, nos dirigimos directamente a nuestros casilleros, que por suerte están juntos. Al principio, el mío iba a estar en otra parte del pasillo, pero con un poco de persuasión logramos convencer a la administración para que nos pusieran a las tres juntas.
Mientras abro mi casillero, mi mirada recorre distraídamente a todos los estudiantes que caminan por los pasillos. Sin embargo, mis ojos se detienen de inmediato en una figura que reconozco sin dudarlo: Stefan Salvatore. Su postura, su chaqueta y ese aire de misterio son inconfundibles.
Toco suavemente el brazo de Bonnie, quien me mira con una expresión interrogativa. Sin decir una palabra, le hago un gesto con la cabeza hacia Stefan. Bonnie sigue mi mirada y, con una simple conexión visual, entiende perfectamente lo que estoy pensando.
-Mira qué espalda tan sexy -dice Bonnie en tono de broma, lo suficientemente alto como para que Stefan nos escuche.
Veo cómo Stefan se tensa ligeramente cuando se da cuenta de que estamos hablando de él. Una sonrisa divertida se forma en mis labios.
-¿Cuál? -pregunta Elena, confundida, mientras busca con la mirada.
-El chico que está junto a Gabrielle -le señalo con discreción a Stefan.
-Oh... -murmura Elena con una pequeña sonrisa-. Se ve muy bien.
-Sí, tiene un aire a Edward Cullen -añado con inocencia fingida, mientras observo de reojo cómo Stefan se pone rígido ante el comentario. La sonrisa en mi rostro se ensancha.
-Definitivamente tiene ese estilo de vampiro melancólico -añade Bonnie con picardía, sumándose al juego.
Elena parpadea un par de veces hasta que cae en la cuenta de lo que estamos haciendo.
-Sí, pero creo que es más del tipo que ama a los animales -dice Elena con tono considerado, recordando lo que le explicamos sobre los Salvatore.
-Y también le gusta Bambi -añado con una sonrisa traviesa.
Las tres nos quedamos mirándonos por un segundo antes de estallar en carcajadas. La confusión en el rostro de Stefan solo hace que nos riamos más fuerte. Algunos estudiantes empiezan a mirarnos, pero no nos importa en lo absoluto.
-¿Tanto alboroto tan temprano en la mañana? -pregunta Bonnie entre risas.
-Es culpa de Edward... quiero decir, del chico nuevo -respondo, aún divertida, mientras cierro mi casillero de un golpe.
Stefan nos lanza una mirada de ligera confusión antes de alejarse por el pasillo. Lo observo con atención y sonrío con anticipación.
-Esto será interesante -murmuro para mí misma, pero Bonnie me escucha y asiente con una sonrisa cómplice.
Elena, aunque más callada, sonríe también. Después de todo, la vida en Mystic Falls nunca es aburrida.
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Llegamos temprano a la clase de historia con el profesor Tanner. No puedo evitarlo, odio a ese hombre con toda mi alma. No veo la hora de que Damon se encargue de él. Al principio, tampoco iba a estar en esta clase, pero soy muy persuasiva cuando me lo propongo. Logré convencer a la administración con mi mejor sonrisa y el argumento de que amo la historia -y que siempre he sido una de las mejores estudiantes de la escuela, con un promedio sobresaliente desde el jardín de infantes-. Como era de esperarse, no pudieron decirme que no.
Nos sentamos una detrás de la otra: Bonnie, Elena y yo. Los demás estudiantes comienzan a llegar poco a poco, entre ellos Stefan. Puedo ver cómo sus ojos buscan a Elena, y ella, tímidamente, le devuelve la mirada. Lo observo con curiosidad. Stefan Salvatore, el vampiro "vegetariano", finalmente ha hecho su entrada triunfal en Mystic Falls.
Al momento siguiente, Matt Donovan entra en el aula. Mis ojos lo siguen por instinto hasta que noto que mira a Elena de esa manera particular, como si estuviera hipnotizado. Sé lo que está pensando. Todos en Mystic Falls sabemos que Matt ha estado enamorado de Elena desde el jardín de infantes, pero Elena nunca sintió lo mismo. Siempre lo ha visto como un buen amigo y nada más. Es extraño, pero así es.
Pocos segundos después, el irritante profesor Tanner hace su entrada. Solo verlo me pone de mal humor.
-Buenos días, chicos -saluda Tanner con su tono petulante y aburrido, tan característico de él. Alza una ceja y suelta-: Hoy vamos a hablar sobre la batalla de Willow Creek.
Su voz es como una molesta gotera constante. Casi pongo los ojos en blanco.
-La batalla de Willow Creek tuvo lugar justo al final de la guerra, en nuestra propia Mystic Falls. ¿Cuántas bajas hubo en esta batalla? -pregunta, pero, como de costumbre, nadie responde. Yo sé la respuesta, claro, pero no me interesa dársela.
El silencio se prolonga y el señor Tanner decide incomodar a su próxima víctima.
-Señor Donovan, ¿le gustaría aprovechar esta oportunidad para superar su estereotipo de deportista?
¿Pero qué demonios le pasa a este hombre? Me tenso en mi asiento. Aunque Matt no es precisamente mi amigo cercano, todos sabemos lo difícil que es su situación. Mystic Falls entero sabe que sus padres lo abandonaron, que trabaja para poder mantenerse y que juega fútbol con la esperanza de ganar una beca universitaria. Pero claro, Tanner siempre tiene que ser un cretino.
-Está bien, señor Tanner, me parece justo -responde Matt con una sonrisa forzada.
El profesor Tanner, como si tuviera un radar para incomodar a la gente, se gira hacia Elena.
-¿Y usted, Elena? Seguramente pueda ilustrarnos sobre uno de los eventos históricos más importantes de la ciudad -comenta con ese tono suyo, lleno de falsa autoridad.
Mi mandíbula se aprieta con fuerza. Veo cómo Elena tartamudea nerviosa.
-Lo siento, no... no lo sé -admite ella, bajando la mirada.
-El año pasado estuve dispuesto a ser indulgente por razones obvias, Elena -dice Tanner con desdén-. Pero las excusas personales terminaron con las vacaciones de verano.
¿Pero qué diablos le pasa a este tipo? Quiero levantarme y darle un buen puñetazo, y por la expresión de Bonnie, sé que está pensando lo mismo.
-Qué grosero -masculla Bonnie entre dientes, lanzando una mirada llena de desagrado al profesor. Yo asiento, completamente de acuerdo.
Antes de que Tanner pueda continuar con su espectáculo de crueldad gratuita, una voz firme interrumpe la clase.
-Hubo 346 víctimas, a menos que cuente a los civiles locales -responde Stefan con calma desde su asiento.
El aula queda en silencio y Tanner se gira, un poco sorprendido.
-Eso es correcto -tartamudea Tanner, claramente irritado por haber sido interrumpido-. ¿Señor...?
-Salvatore -responde Stefan sin inmutarse, lanzando una mirada fugaz hacia nosotras tres.
-Salvatore... ¿Tiene alguna relación con los colonos originales de Mystic Falls? -pregunta Tanner con interés, intentando recuperar su aire de superioridad.
-Lejana -responde Stefan con rapidez y tono neutro.
Tanner asiente con la cabeza, aunque su incomodidad es evidente.
-Muy bien, salvo que, por supuesto, no hubo víctimas civiles en esta batalla.
Stefan sonríe ligeramente, como si estuviera esperando ese comentario.
-En realidad, fueron 27, señor. Los soldados confederados dispararon contra la iglesia, creyendo que albergaba armas. Estaban equivocados. Fue una noche de grandes pérdidas. Los archivos del fundador están almacenados en el salón civil, por si quiere repasar los datos -dice Stefan con una seguridad impecable.
La expresión de Tanner es digna de una foto. Está molesto, pero no puede refutarlo. Bonnie, Elena y yo nos echamos a reír en silencio, disfrutando el pequeño espectáculo.
La campana suena salvándonos a todos, y salimos del aula lo más rápido posible. Tanner apenas alcanza a despedirse.
-Ese fue un momento épico -susurra Bonnie mientras nos alejamos por el pasillo, tratando de contener su sonrisa.
-Stefan "Edward Cullen" Salvatore, señoras y señores -añado yo, disfrutando cada segundo del caos que está por venir.
Elena sonríe, aunque todavía parece pensativa.
-¿Creen que ese chico sea tan interesante como parece? -pregunta ella con curiosidad.
-Oh, créeme, Elena -respondo con una sonrisa traviesa-. Los hermanos Salvatore traerán mucho drama a Mystic Falls, pero lo afrontaremos juntas, como siempre.
Y en ese momento, mientras salimos al pasillo abarrotado, no puedo evitar sentir una chispa de emoción. Las cosas están a punto de ponerse muy interesantes.
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Mystic Grill
Nos encontramos en el Mystic Grill, solo estamos Bonnie y yo porque Elena tuvo que salir a llamar a Jenna. El lugar está algo tranquilo para ser una tarde en Mystic Falls; algunas personas juegan billar mientras otras charlan en las mesas. Bonnie tamborilea sus dedos sobre la mesa mientras su mirada se pierde en un punto fijo.
-Line -dice de repente, captando mi atención.
-¿Dime, Bon? -le respondo mientras sorbo mi bebida.
-¿Le hemos dicho a Elena sobre el hechizo de los doppelgängers? -pregunta en un tono bajo, casi conspirador.
-No, pero creo que no importa mucho -respondo con tranquilidad, encogiéndome de hombros-. Sabes que nuestro aquelarre no está atado a ese tipo de cosas. Somos libres, no seguimos las reglas de nadie más que las nuestras. Cuando Elena se unió a nuestro aquelarre, el vínculo se rompió. Dios bendiga la magia libre.
Bonnie asiente, pero no parece del todo convencida.
-Aun así, creo que sería mejor decírselo.
-Ya, lo sé -le digo con un suspiro.
Antes de que podamos seguir con la conversación, la puerta del Grill se abre y Elena entra, pero no lo hace sola. A su lado está Stefan Salvatore. Ambos caminan hacia nuestra mesa, y no puedo evitar pensar con sarcasmo, "Miren nada más, qué casualidad que lo 'encontró'."
-¡Miren, chicas! Me encontré con Stefan -dice Elena con su típica sonrisa amable.
-¡Holaa! -respondo alargando la última "a" con una sonrisa brillante.
-Pueden sentarse -dice Bonnie con tono neutral, aunque su mirada es inquisitiva. Luego, nos presenta como si fuéramos un dúo cómico-: Aún no nos hemos presentado. Soy Bonnie Bennett-Forbes, y ella es mi hermana Caroline Forbes-Bennett.
Bonnie sonríe, pero yo noto cómo Stefan se tensa ligeramente al escuchar el apellido Bennett. Parece reconocerlo, y eso me divierte.
-¿No se nota el parecido? -bromeo mientras miro a Bonnie con complicidad. Ambas estallamos en risas, y Elena nos sigue, contagiada por nuestro humor. Stefan solo sonríe de forma divertida, observándonos con cierta curiosidad.
-¿Y Stefan? -comienzo, inclinándome ligeramente hacia adelante-. ¿Qué nos puedes contar sobre ti?
Stefan se acomoda en su silla, relajando un poco su postura.
-Bueno, he viajado mucho, sin un rumbo fijo realmente. Decidí regresar a mi hogar, a las raíces de mi familia. Es bueno estar de vuelta.
-¿Tienes hermanos? -pregunta Elena con una mirada de mal, que Stefan no nota.
Stefan duda un momento antes de responder con voz calmada:
-No es importante.
-Lo que significa que sí tienes uno -intervengo con una sonrisa astuta.
-Sí, pero no hablo con él desde hace mucho tiempo -admite después de una pausa, su mirada perdida como si recordara algo distante.
Bonnie y yo intercambiamos una mirada rápida.
-Entonces, Stefan, como eres nuevo en el pueblo, no debes saber sobre la fiesta de bienvenida que habrá pronto -comento con tono casual, pero con una mirada intencionada hacia Elena, que se remueve en su asiento.
-¿Irás? -pregunta Stefan mirando a Elena antes de que Elena pueda responder.
-¡Claro que irá! -respondemos Bonnie y yo al unísono, interrumpiendo cualquier intento de negativa por parte de Elena.
-Supongo que ahora no tengo excusa para no asistir -dice Stefan con una pequeña sonrisa resignada.
Elena nos observa y sacude la cabeza con diversión, mientras Bonnie y yo compartimos otra mirada cómplice.
-Va a ser una noche interesante -añado con una sonrisa traviesa, y sé que Bonnie piensa exactamente lo mismo.
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Nos encontramos en la fiesta. Sinceramente, no entiendo por qué las fiestas de adolescentes siempre tienen que hacerse en el bosque, como si no existieran otros lugares donde no terminemos todos cubiertos de polvo y hojas secas.
Bonnie está a mi lado, impecable como siempre, con un vestido corto verde oscuro que le queda simplemente espectacular. Yo, por mi parte, llevo un vestido azul que resalta mis ojos y mi cabello rubio perfectamente ondulado. Ambas estamos observando el lugar como si estuviéramos haciendo una evaluación crítica de la noche.
-¿Por qué siempre es en el bosque? -murmuro con fastidio, más para mí misma que para Bonnie.
-Es lo que está de moda -responde ella encogiéndose de hombros, divertida-. Tal vez algún día alguien piense en hacer una fiesta en un lugar con calefacción.
Sonrío ligeramente, mientras mi mirada recorre el lugar lleno de adolescentes gritando y bailando. Es el caos típico: luces de colores, música estridente y personas haciendo cosas que probablemente lamentarán al día siguiente.
Veo a Elena, que está conversando con Stefan a unos metros de nosotras. Parece incómoda pero, al mismo tiempo, algo fascinada. Pobre Elena, siempre con su corazón tan abierto que le cuesta cerrarse ante cualquier cosa nueva.
-¿Qué está haciendo Davina? -pregunta Bonnie de repente, llamando mi atención.
Sigo su mirada y veo a Davina bailando con Jeremy. Es curioso verlos así de relajados, considerando que Jeremy sigue distanciado de todo el mundo desde la muerte de sus padres. Parece que Davina es lo único que logra sacarlo de esa burbuja.
-¿Y Vicki? -pregunto, frunciendo el ceño cuando noto que la chica acaba de desaparecer de la pista de baile. Miro hacia los árboles justo a tiempo para ver cómo Vicki se adentra en el bosque con pasos tambaleantes. ¿Por qué será que esta noche no puede simplemente terminar sin algún drama?
-Ya empezó el espectáculo -murmura Bonnie, cruzándose de brazos.
De repente, los gritos comienzan. Agudos, aterrados. Un frío recorre mi espalda cuando veo a Elena corriendo hacia el borde del bosque, seguida por Stefan. La multitud se vuelve un caos en cuestión de segundos.
-¡Vicki! -oigo la voz de Elena intentando calmar la situación, pero cuando nos acercamos, vemos algo mucho peor. Vicki está tirada en el suelo, con sangre manando de una herida en el cuello.
-¿Qué demonios...? -susurra Bonnie junto a mí, sus ojos muy abiertos.
-¡Alguien llame a emergencias! -grita una voz entre el grupo de personas que comienzan a reunirse alrededor.
-¡Yo lo haré! -dice Bonnie rápidamente, sacando su teléfono mientras yo trato de mantenerme calmada.
Pero, por dentro, sé que esto no es un simple accidente. Esto es algo más. Elena está arrodillada junto a Vicki, presionando la herida, su expresión tensa y preocupada. Mi mirada se desliza hacia los árboles oscuros, y entonces lo veo.
Una figura está de pie a lo lejos, entre las sombras. No puedo ver su rostro, pero algo en su postura arrogante y relajada me dice exactamente quién es.
Damon Salvatore.
-Sabe cómo hacer una entrada, ¿eh? -murmuro con amargura, cruzándome de brazos.
Bonnie me lanza una mirada fugaz mientras habla por teléfono, y sé que está pensando lo mismo que yo: la tranquilidad de Mystic Falls acaba de desaparecer.
Los Fénix del aquelarre
Notes:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗
El primer capítulo del acto II, estoy muy feliz espero que les guste este capítulo.
Los hermanos Salvatore han llegado y con ellos todo el drama de Mystic Falls.
Muchísimas gracias por leer 💕❤️
Se que algunas personas no les gusta Elena y no la querían en el aquelarre, pero para lo que tengo planeado Elena debe ser parte del aquelarre.
Chapter 21: La noche del cometa. Maratón (2/3)
Chapter Text
"Cada final, por más doloroso que sea, es el primer paso hacia un nuevo comienzo lleno de posibilidades."
Vicki está bien. Los paramédicos llegaron rápido y actualmente se encuentra en el hospital. Después de asegurarme de que Elena y Jeremy llegaran sanos y salvos a su casa, Bonnie, Davina y yo regresamos a la nuestra. El camino fue silencioso; cada una estaba sumergida en sus pensamientos, reflexionando sobre lo que acababa de ocurrir.
Cuando salimos del auto y entramos a la casa, me dirijo directamente a la sala, saco mi teléfono y le envío un mensaje a Enzo, a pesar de que le dije a Elena que lo había hecho realmente se me olvidó.
Pequeño ángel:
Damon Salvatore ya está aquí.
La respuesta no tarda en llegar.
Hermano mayor:
Llegaré pasado mañana.
Sonrío ligeramente.
-Reunión -anuncio mientras camino hacia la sala. Bonnie y Davina me siguen, y cuando entramos, Freya está sentada en el sofá, escribiendo algo en su cuaderno. Al vernos, levanta la mirada y frunce el ceño.
-¿Qué les pasó? -pregunta con preocupación, dejando el cuaderno a un lado.
-Damon Salvatore está aquí -es lo único que digo, sabiendo que eso será suficiente para explicarlo todo.
Me siento y les hago un resumen rápido de lo que va a ocurrir en los próximos meses: el regreso de Katherine, los doppelgänger, la llegada de los Originales, y, por supuesto, el caos que los hermanos Salvatore traerán consigo.
-Maldita sea... -murmura Davina, golpeando su frente contra la mesa con frustración.
-Grams... ella... -Bonnie no puede terminar la frase, y las lágrimas comienzan a correr por sus mejillas. Bonnie no suele llorar; en los años que llevo conociendo a Freya, nunca la había visto tan enojada como ahora.
-Eso no va a pasar, Bon -le digo con firmeza mientras me acerco a abrazarla-. En aquel momento, solo estaban tú y Grams, pero ahora estamos nosotras -digo, señalando a Freya, a Davina y a mí-. Además, recuerda que soy un sifón. Solo tengo que tocar esa roca y me llevaré toda su magia.
-Debemos hacer un plan -interviene Freya con seriedad, su voz resonando como la de una madre estricta.
-¿Quién diablos es Anna? -pregunta Davina con una mezcla de confusión y frustración mientras cruza los brazos y nos mira fijamente.
Tomo aire y me acomodo mejor en el sillón, sabiendo que es momento de contar la historia.
-Annabelle Zhu, o Anna, como la conocemos, no es solo "otra vampira" -empiezo, y todas me prestan atención-. En 1864, Anna vivía aquí, en Mystic Falls, con su madre, Pearl. Ellas estuvieron aquí incluso antes de que se fundara la ciudad. Pearl era una mujer respetable, una emprendedora muy admirada; tenía su propio boticario. Anna solía ayudarla, y las dos llevaban una vida bastante tranquila... hasta que todo se desmoronó.
Bonnie asiente, con una mirada seria. Freya, como siempre, está escuchando con ojos atentos, como si analizara cada palabra. Davina, en cambio, parece intrigada, pero mantiene su expresión dura.
-¿Qué pasó? -pregunta finalmente Bonnie, aunque parece que ya tiene una idea.
-Lo que siempre pasa -respondo con un deje de amargura-: el Consejo Fundador y los cazadores de vampiros. Cuando empezaron a descubrir la existencia de los vampiros en el pueblo, todo se volvió un caos. Anna y Pearl planearon irse junto a Katherine, pero no llegaron a tiempo.
-¿Las capturaron? -murmura Davina, y yo asiento.
-El Consejo capturó a Pearl. La llevaron a la Iglesia Fell, junto con otros vampiros. La madre de Anna fue encerrada allí, pero no murió. Emily Bennett le prometió a Anna que volvería a ver a su madre, porque antes de que la iglesia fuera incendiada, Emily enterró a Pearl y a los demás vampiros debajo de la iglesia.
-¿Emily Bennett? -repite Bonnie suavemente, procesando la información-. Mi ancestro...
-Sí, Bon -confirmo-. Anna pasó casi 145 años buscando una forma de liberar a su madre. Todo lo que hizo fue por ella. Vivió en las sombras, esperando, planeando.
-Pero, ¿por qué regresó a Mystic Falls? -pregunta Freya, siempre pragmática.
-Porque aquí es donde Pearl estaba atrapada -respondo-. Anna quería liberar a su madre y reconstruir su vida.
Un silencio se instala en la sala. Todas parecen estar asimilando la historia. Davina finalmente suspira.
-Vale ... yo haría lo mismo por mamá Liz -murmura Davina, cruzándose de brazos-. Pero aún así, puede que su historia sea trágica y lo que hizo por su madre sea admirable, pero si se le ocurre acercarse a Jeremy, le romperé todos los huesos del cuerpo.
-Davina... -empieza Bonnie, aunque su voz suena más suave ahora-. Anna no es el enemigo aquí.
-Puede que no, pero no me fío -responde Davina, cruzándose de brazos de nuevo.
Bonnie y yo intercambiamos una mirada, sorprendidas.
-Está bien... -decimos al unísono, intentando no reír ante la agresividad posesiva de Davina.
-Como decía -continúa Freya, ignorando la interrupción-, necesitamos hacer un plan. Si Damon está aquí, eso significa que se avecinan problemas, y no podemos permitir que nos tome por sorpresa.
Todas asentimos, porque sabemos que tiene razón. Freya siempre tiene razón.
-Vayan a bañarse y bajen para comer algo ligero. Necesitamos estar despejadas para lo que viene -nos ordena Freya con esa voz suya de mamá mandona. Ninguna de nosotras protesta. Simplemente obedecemos.
Mientras subo las escaleras hacia mi habitación, no puedo evitar pensar en todo lo que viene. Y esta vez, haremos las cosas a nuestra manera.
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Me encuentro acostada en mi cama, sin ganas de levantarme, pero finalmente lo hago. Con un suspiro, me obligo a salir de las sábanas, luego de darme un baño y arreglarme, bajo las escaleras hacia la sala. Solo están mamá y Grams sentadas, cada una con una taza de café.
-Buenos días -las saludo mientras me sirvo un vaso de jugo y me dejo caer en una silla.
Mamá me observa con curiosidad y frunce ligeramente el ceño.
-¿Qué pasó anoche? -pregunta, claramente refiriéndose al caos con Vicki.
-Los hermanos Salvatore -respondo con desgana, como si no fuera un asunto grande-. Ambos vampiros.
Grams detiene la taza a medio camino hacia sus labios y asiente lentamente, como si recordara algo lejano.
-Oh, Damon y Stefan Salvatore... -dice con tono pensativo antes de dar un sorbo a su café.
-Ellos mismos -le confirmo, tomando un poco de mi jugo.
Mamá, en cambio, luce incrédula. Abre la boca para decir algo y luego frunce más el ceño.
-Espera... ¿Damon? ¿De la historia de Enzo? ¿Y Stefan... el destripador de Monterrey? -pregunta, su voz teñida de sorpresa.
-Sí, esos mismos -digo con un tono despreocupado-. No te preocupes, mamá. A Damon nos lo arreglamos nosotras. Además, Enzo está en camino, y Stefan... bueno, está en "dieta Bambi".
Mamá suspira con alivio y se recarga en el respaldo del sofá, aunque todavía se ve algo nerviosa. La mención de "El destripador" nunca deja tranquila a nadie.
-¿Dieta Bambi? -murmura con confusión, pero decide no preguntar más al respecto.
Grams, por otro lado, parece mucho más calmada y serena, como si estuviera acostumbrada a escuchar este tipo de cosas.
-Tengan cuidado -advierte simplemente, mirando a mamá y luego a mí-. Los Salvatore nunca traen nada bueno.
-Lo sé, Grams -respondo con firmeza. Aunque me agrada Stefan, los Salvatore siempre traen problemas. Eso lo sabemos todas.
Davina y Bonnie bajan poco después, recién despiertas.
-Buenos días -saludan al unísono.
-Buenos días -respondemos mamá, Grams y yo.
-Qué rico -murmura Davina al tomar una uva del centro de la mesa.
Terminamos de desayunar en relativa tranquilidad, algo raro considerando la noche anterior.
-¿Pueden llevarme a la escuela y recoger a Jer por favor? -nos pide Davina de repente.
-¿Y tu auto? -pregunto, mirándola con curiosidad. No es que me moleste llevarla, pero desde que Sage le regaló su auto, rara vez deja que alguien más la transporte.
-Está en el taller. Tenía problemas con los frenos -explica con un encogimiento de hombros.
-Pues vámonos entonces -interviene Bonnie, poniéndose de pie.
La mañana se pasa rápidamente. Después de salir de casa, recogimos a los hermanos Gilbert y nos dirigimos a la escuela. Tanner seguía siendo un completo idiota en sus clases, y Elena y Stefan continuaban mirándose como si fueran los únicos en el mundo. Lo importante es que Elena ya sabe que Stefan es un vampiro, y todo lo que haga, lo hará con conocimiento de causa.
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Mystic Grill
Horas más tarde, nos encontramos en el Mystic Grill. Elena, Bonnie y yo estamos sentadas en una mesa apartada.
-Elena, tenemos que contarte algo -le digo, mirándola con seriedad.
Elena frunce el ceño con curiosidad y me mira con expectación. Le doy un pequeño golpecito en la pierna a Bonnie, indicándole que es su turno para hablar.
-¿Recuerdas cuando te contamos sobre los doppelgängers? -pregunta Bonnie con cautela.
Elena asiente lentamente.
-Te mencionamos que existen versiones masculina y femenina. La femenina incluye a Amara, el rostro original, Tatia, Katherine y tú. -Hace una pausa, observando a Elena, que comienza a tensarse-. Por otro lado, la versión masculina también existe. Hasta ahora conocemos tres nombres: Silas, Tom... y Stefan.
Elena parpadea y se queda en silencio unos segundos. La mención de Stefan la ha tomado completamente por sorpresa.
-Pero... ustedes dijeron que había un hechizo que hacía que los doppelgängers se enamoraran -dice finalmente, con un atisbo de dolor en la voz.
-No te preocupes. Ese hechizo se rompió cuando te convertiste en parte de nuestro aquelarre -le aseguro con calma. Elena me dedica una mirada tierna y asiente con un poco más de tranquilidad.
-Entonces, ¿qué pasó entre tú y Stefan anoche? -pregunta Bonnie con picardía, intentando aligerar el ambiente.
-Nada. Solo hablamos -responde Elena rápidamente, aunque un ligero rubor sube a sus mejillas.
Nos quedamos conversando un rato más hasta que Jenna la llamó y tuvo que irse. Antes de despedirse, le di unas palabras de ánimo. Luego recordé que la Caroline de la serie hizo que Elena fuera a la casa de los Salvatore la que la llevó a conocer a Damon, pero después de todo, no soy esa Caroline.
-Bon, vamos a hacerle una visita a los Salvatore -digo de repente, poniéndome de pie.
Bonnie me sigue riendo ligeramente. Tomo su mano y entrelazo mis dedos con los suyos mientras salimos del Grill.
Llegamos a la casa de los Salvatore. Bonnie y yo nos bajamos del auto y toco la puerta con confianza. Después de unos segundos, Damon abre con una sonrisa coqueta, claramente subestimándonos.
-¿Quiénes son ustedes? -pregunta con arrogancia.
Bonnie levanta la mano sin decir una palabra, y Damon sale disparado hacia la pared de la sala, estrellándose con fuerza. El estruendo alerta a Stefan, que baja las escaleras apresuradamente.
-Hola, Stefan. Es hora de hablar -anuncio con una sonrisa traviesa, entrando junto a Bonnie.
-¿Podemos sentarnos? -pregunta Bonnie, señalando los muebles.
-Pueden -responde Stefan, aún intentando asimilar lo que acaba de pasar.
-Y tú -le advierto a Damon-. Ni se te ocurra hacer nada estúpido. Somos dos brujas extremadamente poderosas. Si sabes lo que te conviene, quédate quieto.
-Ese anillo de luz diurna que tienes... Emily Bennett te lo hizo, ¿verdad? -añade Bonnie con tono frío-. Pues yo soy Bonnie Bennett-Forbes. Y si te pasas de listo, desactivaré ese hechizo y veré cómo te conviertes en polvo.
Damon nos mira con una mezcla de enojo y desconcierto, pero no dice nada.
-¿Qué quieren? -pregunta Stefan finalmente.
-Seré clara -empiezo, mirándolos fijamente-. Lo sé todo sobre ustedes: pasado, presente y futuro. Sé que Elena se parece a Katherine -añado, notando cómo ambos se tensan de inmediato-. Y si alguno de los dos la utiliza como excusa para su eterna discusión, yo misma me encargaré de ustedes.
Ambos nos observan con una mezcla de incredulidad y cautela, como si fuéramos cazadores y ellos la presa.
-Pueden quedarse en Mystic Falls si quieren -añade Bonnie con voz firme-, pero un solo paso en falso y los eliminaremos.
Damon sonríe con arrogancia.
-¿Y qué evitaría que yo las matara a ustedes y a su familia?
Mi paciencia se agota. Levanto la mano y comienzo a romper cada hueso del cuerpo de Damon lentamente.
-Escúchame bien, Damon Salvatore -le advierto con voz fría-. Mystic Falls es mío. Nadie entra sin que yo lo sepa, y si haces algo estúpido, voy a romperte cada hueso de tu cuerpo. ¿Quedó claro?
Damon asiente con dificultad, adolorido mientras sus piernas crujen bajo mi poder.
-Así me gusta -digo con una sonrisa inocente-. Y no intentes jugar al listo. Tengo ojos y oídos en todas partes.
-Y si vuelves a amenazar a nuestra familia -interviene Bonnie, mirándolos a ambos-, bueno... mataré a la tuya.Puede que finjas que no te importa nada con tu humanidad apagada, pero todos sabemos que, a pesar de todo, no hay nadie en este mundo que ames más que a tu hermano
-Me agradas, Stefan -añado finalmente, dirigiéndome a él-. Creo que podríamos ser grandes amigos, pero debes entender que nuestra familia siempre va primero.
-Nos vemos mañana en la escuela, Stefan- finalizo, dándome la vuelta para salir. Antes de cruzar la puerta, me detengo-. Ah, y casi lo olvido. Elena sabe que eres un vampiro.
Lo último que veo antes de salir es la mirada de sorpresa de Stefan y la expresión de odio en el rostro de Damon.
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En la noche
Estamos esperando pacientemente a que el cometa cruce el cielo. Stefan está hablando con Elena, aunque no puedo evitar notar que, varias veces, voltea para mirarnos a Bonnie y a mí. Nosotras simplemente le devolvemos la mirada con sonrisas brillantes, cargadas de intención.
-Buenas noches, chicas -saluda Elena mientras se acerca junto a Stefan, su sonrisa cálida iluminando la noche.
-Buenas noches -añade Stefan con una pequeña sonrisa, sincera pero teñida de melancolía. Esa sombra en sus ojos parece una constante en él.
Pasaron unos minutos en un cómodo silencio, hasta que Bonnie, como siempre, no pudo resistirse a romperlo.
-¿Saben? Grams cree que este cometa es un mal presagio -comentó con voz pausada, su tono sombrío atrayendo la atención de todos-. Dice que la última vez que pasó por Mystic Falls hubo muchas muertes, y la tierra se cubrió de sangre.
Elena frunció el ceño, claramente intrigada. Stefan, en cambio, permaneció en silencio, observándola con una intensidad que solo él podía proyectar.
-Pero bueno, son solo historias -agregó Bonnie rápidamente, intentando restarle importancia. Aunque las tres sabemos que no lo son.
-¿Historias? -murmuró Stefan, casi como si hablara consigo mismo. Su mirada se ensombreció un poco más, como si aquellas palabras hubieran removido recuerdos que preferiría dejar enterrados.
Antes de que el silencio pudiera volverse incómodo, giré la cabeza y vi a Jeremy y Davina acercándose hacia nosotros. Jeremy tenía una expresión relajada, aunque su mirada no podía ocultar que estaba evaluando a Stefan. Davina, por otro lado, parecía completamente despreocupada, con una sonrisa dulce mientras entrelazaba su mano con la de Jeremy.
-Hola a todos -saludó Davina con entusiasmo cuando llegaron junto a nosotros.
-Oh, un placer. Soy Davina Forbes-Claire -se presentó, extendiendo la mano hacia Stefan.
Stefan la estrechó con gentileza, inclinando ligeramente la cabeza en un gesto que parecía salido de otra época.
-Stefan Salvatore -respondió con su voz suave y calmada.
-Yo soy Jeremy Gilbert, el hermano menor de Elena -intervino Jeremy, fijando su mirada en Stefan, que estaba bastante cerca de su hermana. Apenas pude contener la risa ante su evidente actitud protectora.
Elena lanzó una mirada de advertencia hacia Jeremy, quien se encogió de hombros y desvió la mirada hacia el cielo. Al parecer, el cometa comenzaba a asomarse, robando la atención de todos.
Nos quedamos juntos, disfrutando de la calma que, por una vez, parecía envolver Mystic Falls. Podía ver a Damon en la distancia, observando desde las sombras, pero sorprendentemente manteniéndose al margen. Incluso Vicki parecía fuera de peligro por ahora, entretenida en su propio mundo junto a un grupo de amigos, hablando y fumando.
-Por una vez, Damon parece haber entendido la advertencia -murmuré a Bonnie, señalando discretamente hacia Vicki.
-Milagrosamente -respondió Bonnie con una sonrisa cómplice-. Aunque no apostaría por cuánto tiempo mantendrá el buen comportamiento.
Asentí, soltando una pequeña risa, aunque mi mirada pronto se desvió hacia Stefan. Seguía mirando el cielo, perdido en sus pensamientos. Había algo en su postura, en su eterna tristeza silenciosa, que me hacía querer saber más, entender qué era lo que lo mantenía tan atormentado.
Por ahora, decidí dejarlo pasar. El cometa cruzaba el cielo, dejando una brillante estela tras de sí. Era hermoso, y en ese instante, elegí concentrarme en la belleza del momento en lugar de en las sombras que inevitablemente regresarían.
Sin embargo, las palabras de Bonnie seguían resonando en mi mente: "La última vez que pasó por Mystic Falls, la tierra se cubrió de sangre."
Esta ciudad siempre está teñida de tragedias. Pero esta noche, solo quiero disfrutar del brillo de las estrellas.
La rueda, que había permanecido inmóvil, comenzó a girar de nuevo. Todo había comenzado. El cometa era la advertencia de lo que estaba por venir: dolor, muerte, vida, poder y pérdida. Al final, solo los más fuertes o aquellos bendecidos por el destino lograrían sobrevivir.
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En otro lugar
-¿Qué te sucede? -preguntó Sage con curiosidad, observando a Enzo, quien no podía disimular su nerviosismo.
-Caroline me escribió. Damon Salvatore está en Mystic Falls -respondió Enzo con un tono tenso, sin apartar la mirada de su teléfono.
Sage lo miró en silencio por un momento. Una chispa de reconocimiento y algo parecido a la preocupación cruzó por sus ojos, aunque rápidamente fue sustituida por su habitual actitud despreocupada.
-Pues buen viaje -comentó con un deje de burla, arqueando una ceja-. Cuídate, hermanito. Ah, y mándales saludos a las chicas, a Grams y a Liz.
La burla era clara en su voz, pero Enzo no le prestó demasiada atención. En lugar de responder, se acercó a ella y la envolvió en un abrazo fuerte, sincero, como si no estuviera seguro de cuándo volverían a verse.
Sage, sorprendida al principio, correspondió el abrazo con la misma intensidad.
-Cuídate -susurró Enzo cerca de su oído antes de soltarla.
Ella asintió con una pequeña sonrisa, aunque no tardó en darse la vuelta para mirar por la ventana del hotel. Desde su posición, podía ver la luna llena brillando con fuerza en el cielo despejado, proyectando su luz sobre el mundo que aguardaba el caos que se avecinaba.
Mientras contemplaba el paisaje, su expresión se volvió pensativa. Sage no necesitaba decirlo en voz alta, pero sabía que las cosas estaban a punto de complicarse.
Enzo, por su parte, salió de la habitación con pasos decididos. El tiempo de actuar había llegado, y se iba a reencontrarse con un viejo amigo, un traidor.
-Nos vemos pronto -murmuró Sage para sí misma, aún mirando la luna-. Que los dioses los protejan.
La noche permaneció en silencio, apenas rota por el susurro del viento que parecía llevar consigo los ecos de lo inevitable.
Chapter 22: Damon Vs Enzo. Maratón (3/3)
Notes:
✨ Querid@s lector@s, este es el último capítulo del maratón.
Quiero agradecerles muchísimo por leer y acompañarme en esta aventura. Espero de corazón que les haya gustado. 💕
Díganme:
¿Qué creen que Enzo está ocultando?
¿Y qué secretos de su pasado con Damon creen que nos quedan por descubrir?
Sé que no soy experta escribiendo escenas de pelea (aún 😅), pero estoy aprendiendo en el proceso. Les pido paciencia y fe; prometo mejorar cada vez más. 🙏
Gracias nuevamente por su apoyo y por formar parte de esta historia. ¡Nos leemos pronto! 🖤
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
"Para ser verdaderamente libre, uno debe enfrentarse al pasado con valentía, reconocer las heridas que dejó, aceptar las lecciones que enseñó y soltar el peso de los rencores que lo atan, porque solo al hacer las paces con lo que fue, se puede avanzar hacia lo que será."
He estado esperando este momento durante décadas, desde que Damon me abandonó en ese maldito lugar, eligiendo apagar su humanidad en lugar de ayudarme. Después, cuando aquellos pequeños ángeles me salvaron, lo único que podía pensar era en vengarme de Damon. Y cuando los ángeles me revelaron que él fue quien mató a Maggie, lo único que pude sentir fue un odio tan profundo que amenazaba con consumirlo todo.
Hubo un momento en el que deseé apagar mi humanidad, dejarme llevar por la oscuridad, pero no lo hice. Se lo prometí a los ángeles. Aunque, siendo honesto, dejando de lado mi rencor hacia Damon, debo admitir que, en cierto modo, le estoy agradecido. Si no me hubiera dejado en ese infierno, nunca habría conocido a mi verdadera familia.
Y por eso estoy agradecido. En todos los años que llevo con vida, jamás tuve un hogar, jamás tuve un lugar al que pertenecer... hasta que las conocí a ellas: Liz, Sheila, Freya, Caroline, Bonnie, Davina y Sage. Ellas son mi familia. Si tuviera que vivir todo ese sufrimiento otra vez solo para encontrarlas, lo haría sin dudarlo. Por ellas, todo vale la pena.
-Señor, ¿le gustaría un poco más de champán? -la voz suave de Danielle, una de las azafatas, me saca de mis pensamientos.
-Sí, por favor -respondo mientras le ofrezco una pequeña sonrisa-. Muchas gracias, Danielle.
Ella me devuelve la sonrisa antes de retirarse.
Miro por la ventana del jet privado, observando las nubes bajo la luz tenue de la luna. Estoy tan cerca. Damon Salvatore, ¿qué dirás cuando me veas? ¿Qué harás cuando el pasado vuelva para enfrentarte cara a cara?
Un lado de mí aún arde de rabia, pero otro, el lado que mi familia ha ayudado a sanar, solo espera que este encuentro cierre por fin la herida que llevamos abierta durante tanto tiempo.
Y así, el avión sigue avanzando, llevándome hacia Mystic Falls, hacia mi destino, y hacia un enfrentamiento que lleva décadas preparándose. Damon no tiene idea de lo que está por venir.
Damon parece que escuchó nuestra advertencia, pero no confío demasiado en ello. El Damon Salvatore que conozco de la serie no sigue advertencias, y menos cuando no tiene su humanidad encendida. Recuerdo cómo Damon enfrentó a seres sobrenaturales mucho más fuertes que él y salió vivo de esas situaciones; realmente me pregunto cómo es que ni los Mikaelson ni Silas simplemente le arrancaron el corazón para acabar con él de una vez por todas.
No es que Damon me haya hecho algo directamente, pero no pienso ser como los enemigos que enfrentó en la serie. Si comete una estupidez grande, no dudaré en arrancarle el corazón. Es más, lo reviviré solo para que entienda lo seria que soy.
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Después de las clases, Elena, Bonnie y yo caminamos juntas hacia una de las tiendas del pueblo.
-¡Fue increíble! -exclama Elena, claramente emocionada-. Estaba hablando con Stefan cuando Tyler le lanzó la pelota de fútbol, y él la atrapó como si nada. Luego se la devolvió con más fuerza, y ahora Stefan es parte del equipo. Aunque el profesor Tanner no parecía muy feliz... Dios, pagaría por ver su cara. Por cierto, haré una cena en mi casa; quiero que ustedes vayan, así pueden conocer mejor a Stefan.
-Elena, sabes que si dejas entrar a Stefan en tu casa, estás invitando a un vampiro a cruzar el umbral -le advierte Bonnie, con los brazos cruzados.
-Lo sé -responde Elena con una mueca-. Por eso hablé con Jeremy, y él me dijo que hiciera lo que quisiera. Pero tengo un plan: si las cosas se complican, cambiaré las escrituras de la casa para que solo estén a nombre de Jeremy. Y, si no, podemos hacer un hechizo que impida que los vampiros entren.
La observo en silencio. Debo admitir que tiene ideas bastante claras para enfrentar esto.
-Vale, iremos -respondo finalmente, esbozando una sonrisa.
Elena sonríe, visiblemente aliviada, mientras seguimos caminando hacia la tienda. A pesar de su aparente confianza, no puedo evitar mantenerme alerta. Mystic Falls siempre tiene sus giros inesperados, y sé que este es solo el comienzo de algo mucho más grande.
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Mystic Grill
Cuando entro al Grill, lamentablemente estoy sola. Bonnie tenía unas cosas que hacer, y Elena se fue a hablar con Jenna sobre la cena que hará mañana. Así que me encuentro sin compañía, hasta que mis ojos se posan en la persona que menos quiero ver: mi Salvatore menos favorito.
Camino directamente hacia él, con una sonrisa que no puedo evitar.
-Damon Salvatore, mi vampiro de ojos azules -comento mientras me siento a su lado.
Damon me lanza una mirada de fastidio, casi de muerte, lo que solo hace que mi sonrisa crezca aún más.
-¿Qué quieres, rubia? -gruñe, claramente irritado.
-Oye, pensé que te gustaría mi compañía -respondo, fingiendo un puchero.
-Pensaste mal -replica, cortante, mientras me ignora y toma un sorbo de su vaso.
-Qué cruel eres -digo, riendo suavemente-. Veo que no has hecho ninguna locura... aún. ¿Qué tal si te ofrezco un trato? -le propongo con una sonrisa dulce.
Damon alza una ceja, visiblemente intrigado, aunque intenta disimular su interés.
Pero antes de que pueda continuar, la puerta del Grill se abre. Mis palabras se quedan en mi garganta al ver a Enzo entrar. Damon no se gira, está demasiado ocupado esperando a que hable, pero yo ya no puedo concentrarme en él.
-¿Qué pasó, rubia? ¿Te quedaste sin palabras? -pregunta Damon con su habitual arrogancia.
Mis ojos, sin embargo, están fijos en Enzo.
Cuando Enzo nos ve, su rostro se endurece. Camina hacia nosotros con pasos firmes, y la tensión en el aire es casi palpable. Damon parece no darse cuenta hasta que Enzo habla, y jamás pensé que un vampiro pudiera palidecer tanto, como si acabara de ver a un fantasma.
-Damon Salvatore, mi viejo amigo -dice Enzo con una mezcla de sarcasmo y rabia en su voz.
Damon se congela, sus movimientos se vuelven lentos, casi robóticos, mientras gira la cabeza para mirar a Enzo. Sus ojos se llenan de incredulidad, y puedo ver claramente el shock en su rostro.
-Bueno, bueno... Mira a quién tenemos aquí: a mi amigo traidor, Damon Salvatore -añade Enzo, su sonrisa carente de cualquier calidez.
Damon parpadea, como si tratara de procesar lo que está viendo.
-¿Enzo? ¿Cómo... cómo es posible que estés aquí? -murmura, con un tono tembloroso que rara vez se escucha en él.
La atmósfera en el Grill cambia por completo. Enzo lo observa con la intensidad de un depredador acechando a su presa, mientras Damon parece clavado en su lugar, completamente vulnerable.
En ese momento, desearía tener palomitas. Bonnie se va a molestar tanto por haberse perdido esto.
Cuando salgo del aeropuerto, retiro lentamente mi equipaje y tomo el coche que he alquilado para ponerme en marcha hacia Mystic Falls.
El camino parece más largo de lo que debería. Cada kilómetro que avanzo, mi mente se llena con recuerdos que preferiría olvidar, pero que parecen haber sido grabados a fuego. Damon. Mi "amigo". El hombre que me abandonó a mi suerte en ese infierno. Mi mandíbula se tensa con solo pensarlo.
Cuando finalmente veo el letrero de bienvenida a Mystic Falls, un nudo se forma en mi estómago. El nerviosismo y la rabia se mezclan en mi interior como una tormenta. Sé que, en cuanto lo vea, lo único que querré hacer es golpearlo. Pero no vine hasta aquí para perder la cabeza... al menos no todavía.
Antes de ir a la casa, decido hacer una parada en el Mystic Grill. Necesito una bebida fuerte si voy a soportar todo esto.
Al entrar al Grill, el bullicio me envuelve, pero una voz en particular corta el ruido. Es la voz de Caroline.
La busco con la mirada hasta que la encuentro, sentada en una de las mesas. Está hablando con un hombre, y aunque de espaldas no puedo distinguirlo al principio, hay algo en su postura que me resulta inquietantemente familiar. Entonces ella me ve. Sus ojos se fijan en los míos, y su sorpresa es evidente.
Fue en ese instante que lo noté. El hombre con el que está no es otro que Damon Salvatore.
El aire en mis pulmones parece enfriarse mientras camino hacia ellos, con pasos firmes y deliberados. Cada fibra de mi ser se tensa, y mi mente grita recordándome todo lo que Damon me ha hecho. Todo lo que me quitó.
-Damon Salvatore, mi viejo amigo -digo con una sonrisa que está lejos de ser amigable. Mi voz rezuma sarcasmo y rabia contenida, y disfruto del leve temblor en los hombros de Damon antes de que siquiera se gire.
Lentamente, como si fuera un muñeco roto, Damon alza la vista hacia mí. Al principio, sus ojos están llenos de incredulidad, pero rápidamente se tornan pálidos, como si hubiera visto un fantasma.
-Bueno, bueno... Mira a quién tenemos aquí: a mi amigo traidor, Damon Salvatore -añado, mi sonrisa convirtiéndose en una mueca afilada.
Él tarda unos segundos en reaccionar. Sus labios se separan, pero las palabras parecen atrapadas en su garganta. Finalmente, con una voz que rara vez se le escucha, murmura:
-¿Enzo? ¿Cómo... cómo es posible que estés aquí?
Ahí está, esa chispa de miedo que buscaba. Mi "amigo" está paralizado, y por primera vez en mucho tiempo, me siento en control.
Mientras lo miro, una avalancha de emociones me invade: ira, resentimiento, satisfacción... pero también algo más. Un leve dolor, un vestigio de la traición que me rompió. La parte más humana de mí que sigue aferrándose a lo que fue nuestra amistad. Pero no hay espacio para la debilidad.
-Oh, Damon, deberías saber que el pasado nunca se queda enterrado -respondo, dejando que mi tono gélido lo alcance como un cuchillo.
Caroline, sentada a su lado, parece estar disfrutando del espectáculo. Su expresión contiene una mezcla de asombro y diversión. Sé que ella no tiene idea de la historia completa, pero no importa. Esto no es entre nosotros tres; es entre Damon y yo.
La atmósfera en el Grill cambia por completo. Ya no es un lugar de risas y relajación. Ahora es un campo de batalla silencioso. Damon me observa, y aunque intenta mantener su fachada indiferente, no puede ocultar el miedo que corre por sus venas.
En el fondo de mi mente, una parte de mí quiere gritarle, reclamarle, exigirle respuestas. Pero sé que no es el momento. El juego apenas ha comenzado.
-Espera un momento, Damon. No te preocupes... hay mucho tiempo para ponernos al día. -Mis palabras son suaves, pero el veneno en ellas es innegable.
Caroline se recuesta en su silla, claramente entretenida, mientras Damon sigue atrapado en mi mirada. Si Bonnie estuviera aquí, apuesto a que estaría igual de fascinada. Y yo... bueno, estoy disfrutando esto mucho más de lo que debería.
Luego de unos momentos, uno de los empleados del Grill se acerca. Creo que es Matt, si no recuerdo mal.
-Hola, Enzo. ¿Te gustaría una bebida? -pregunta, educado como siempre.
-Sí, un bourbon, por favor, Matt. -Respondo con una leve inclinación de cabeza.
Matt asiente y se dirige a servir la bebida mientras yo me dejo caer en la silla vacía junto a Damon. Ahora él está atrapado: a un lado estoy yo, y al otro está mi pequeño ángel, Caroline, con una sonrisa brillante en su rostro. Es evidente que está disfrutando de la incomodidad de Damon.
Damon, por su parte, está nervioso. Lo veo en la rigidez de sus hombros, en la forma en que evita mirarme directamente. Esto es nuevo para él, y lo sé. Después de todo, Damon Salvatore no suele ser el que se siente vulnerable en una habitación.
Cuando Matt regresa con mi bebida, le agradezco con una leve sonrisa antes de tomar un sorbo. El bourbon quema lo justo al deslizarse por mi garganta, pero mi atención sigue fija en Damon.
Finalmente, él parece recordar que tiene la capacidad de hablar.
-¿Cómo...? -es lo único que logra articular, y su voz suena como un murmullo perdido.
Apoyo mi vaso en la mesa con un leve golpe, mi mirada fija en la suya mientras una sonrisa cargada de sarcasmo se dibuja en mi rostro.
-Bueno, después de que me abandonaste a mi suerte, los científicos de Agustín apagaron el fuego y me "rescataron" -respondo, dejando claro con el tono ácido de mi voz que la palabra "rescataron" no podría ser más irónica.
Damon se tensa, y sé que está reviviendo aquel momento. No me detengo.
-Después de años de infierno, mis pequeños ángeles me salvaron. -Esta vez, mi sonrisa cambia. Es genuina, suave, cargada de algo que incluso yo no logro definir del todo. Gratitud, tal vez.
Damon parpadea, confundido por mis palabras. Su voz apenas es un susurro cuando finalmente pregunta:
-¿Pequeños ángeles?
Me permito una breve carcajada.
-Sí, creo que ya las has conocido -respondo con calma, disfrutando de la creciente confusión en su rostro.
Su mirada finalmente se desvía hacia Caroline, que sigue sentada del otro lado, observándonos con una expresión de puro deleite.
-Hola -dice ella, su sonrisa burlona iluminando su rostro.
Damon la mira por unos segundos antes de volver a mirarme, claramente descolocado. Está intentando armar el rompecabezas, pero no tengo prisa en ayudarlo. Dejo que se retuerza un poco más en su incomodidad mientras tomo otro sorbo de mi bourbon.
El silencio que sigue está cargado, pero para mí, no hay nada más satisfactorio que ver a Damon Salvatore enfrentándose a algo que no puede controlar: su propio pasado.
Cuando estoy a punto de hablar, mis palabras quedan atrapadas en mi garganta al ver llegar a Bonnie, Elena y un hombre que nunca había visto antes. Caminan con paso relajado hasta que Caroline les hace una seña. El hombre, el primero en notar nuestra pequeña reunión, se detiene en seco al ver a Damon. Su postura se vuelve rígida, y ya sea por la tensión o por el aura familiar que emana, no me toma mucho tiempo reconocerlo. Stefan Salvatore. El Destripador.
Una sonrisa burlona se dibuja en mis labios al instante.
-¡Enzo! -exclama Bonnie con una alegría desbordante mientras corre hacia mí y me envuelve en un abrazo. Sin dudarlo, le devuelvo el gesto con fuerza.
-Veo que alguien sí me extrañó, porque otras ni se molestaron en abrazarme -comento con una sonrisa juguetona, mirando de reojo a Caroline.
Ella, siempre dramática, lleva una mano al corazón con fingida ofensa.
-¡Hola, Enzo! -dice Elena con una sonrisa cálida antes de acercarse para darme un abrazo cuando Bonnie finalmente me suelta.
-Hola, Elenita -le respondo con una pizca de burla, aunque mi tono es amable.
Mi mirada se posa en el hombre que las acompaña, y decido fingir ignorancia.
-¿Y tú eres...? -pregunto, aunque ya sé perfectamente quién es.
-Stefan Salvatore -responde él, tendiéndome la mano con una expresión neutral.
Acepto su mano con una sonrisa que no alcanza mis ojos y la aprieto con fuerza, lo suficiente como para que haga una mueca de incomodidad. A mi lado, Damon emite un extraño sonido, algo entre un carraspeo y un gruñido, que hace que Stefan desvíe la mirada hacia él.
-Un placer, Enzo Forbes -me presento, enfatizando mi apellido mientras libero su mano.
Ambos hermanos Salvatore intercambian miradas antes de dirigir sus ojos a Caroline y Bonnie. Mis pequeños ángeles, los que cambiaron mi vida.
Caroline, siempre impecable, les sonríe como si no hubiera nada fuera de lo común en la escena. Bonnie, por su parte, parece encantada con la confusión que flota en el aire.
La tensión es palpable, pero para mí, este encuentro es simplemente el inicio de algo mucho más grande.Estoy más que listo para cobrar cada deuda pendiente.
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-¡Debiste ver su cara cuando Enzo lo saludó, Bon! Dios, desearía haberle tomado una foto -dice Caroline riendo mientras entramos en la casa.
Al cruzar la puerta, el ambiente cálido y familiar me envuelve. En la sala, Davina está sentada en el sofá, concentrada mientras dibuja lo que parece ser un retrato de nuestra familia. Freya, por su parte, está en el comedor, rodeada de papeles y escribiendo algo con la seriedad que siempre la caracteriza. No veo ni a Grams ni a mamá por ninguna parte.
-Buenas noches, familia -digo con una sonrisa amplia.
Ambas levantan la mirada, y sus rostros se iluminan al verme.
-¡Enzo, volviste! -exclama Davina con entusiasmo mientras deja sus lápices y corre hacia mí para darme un abrazo cálido.
-Te extrañamos -añade al soltarme, sus ojos brillando con alegría.
Freya se acerca enseguida, su abrazo es fuerte y reconfortante, como si quisiera asegurarse de que realmente estoy aquí.
-Bienvenido a casa -dice, su voz firme pero llena de cariño.
-Estoy feliz de estar en casa -le respondo, sintiendo una calidez que había extrañado durante mucho tiempo.
El resto de la noche la pasamos cenando juntos. Fue increíble compartir la mesa con ellas, reír y hablar como una verdadera familia. Solo faltaban Liz, Sheila y Sage para que el círculo estuviera completo, pero incluso así, la sensación de pertenecer a este lugar era inigualable. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que estaba donde debía estar.
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En la mañana
El bosque estaba tranquilo, el aire frío y las hojas crujían bajo mis botas mientras caminaba, intentando despejar mi mente. Pero la tranquilidad no duró mucho. Un sonido a mis espaldas me hizo detenerme, y cuando me giré, ahí estaba él: Damon Salvatore, de pie frente a mí con las manos en los bolsillos y la cabeza inclinada como si estuviera avergonzado.
-Enzo, por favor, hablemos -murmuró, su tono suave pero cansado.
Lo miré, y toda la ira que había estado guardando desde que lo vi en el Grill volvió a brotar con fuerza.
-¿Hablar? ¿Quieres hablar ahora? -repliqué con veneno en mi voz. Di un paso hacia él, cerrando la distancia entre nosotros-. ¿Después de todo lo que hiciste? ¿Después de dejarme a mi suerte en ese infierno?
Damon no se movió ni siquiera un centímetro. Su mirada se mantuvo fija en mí, apagada, como si no tuviera la energía para defenderse.
-Lo siento, amigo -respondió en voz baja, y eso solo me enfureció más.
-¡No me llames amigo! -grité, golpeándolo con toda mi fuerza. El impacto lo hizo tambalearse, pero no respondió al ataque. Mi puño volvió a conectar con su rostro, y luego con su abdomen. Damon cayó de rodillas, pero seguía sin moverse, sin siquiera alzar una mano para bloquear los golpes.
-¡Defiéndete, maldita sea! -le grité, perdiendo la poca paciencia que me quedaba. Lo levanté de la camisa y lo zarandeé, esperando que reaccionara, que hiciera algo. Pero él solo me miró con esos malditos ojos apagados.
-Haz lo que tengas que hacer, Enzo -fue todo lo que dijo.
La calma en su voz me sacó de quicio. Sentí cómo la rabia me consumía, cómo la sangre hervía en mis venas. Sin pensarlo dos veces, lo solté y le rompí el cuello con un movimiento rápido y limpio. Su cuerpo cayó pesadamente al suelo, inmóvil.
Me quedé ahí, respirando con dificultad mientras lo miraba. El bosque estaba en silencio, como si incluso la naturaleza estuviera reteniendo el aliento. Sabía que no lo había matado; era un vampiro, después de todo, pero esa pequeña victoria no me satisfacía.
-Eres un maldito cobarde -murmuré con desprecio, dándole la espalda.
Mientras me alejaba, dejé que la rabia se desvaneciera poco a poco. Quizá no lo admitiría en voz alta, pero lo que más me enfurecía no era su falta de defensa. Era la manera en que simplemente aceptó mi ira, como si pensara que merecía todo lo que le hacía.
Notes:
✨ Querid@s lector@s, este es el último capítulo del maratón.
Quiero agradecerles muchísimo por leer y acompañarme en esta aventura. Espero de corazón que les haya gustado. 💕
Díganme:
¿Qué creen que Enzo está ocultando?
¿Y qué secretos de su pasado con Damon creen que nos quedan por descubrir?
Sé que no soy experta escribiendo escenas de pelea (aún 😅), pero estoy aprendiendo en el proceso. Les pido paciencia y fe; prometo mejorar cada vez más. 🙏
Gracias nuevamente por su apoyo y por formar parte de esta historia. ¡Nos leemos pronto! 🖤
Chapter 23: Kol Mikaelson
Notes:
¡Buenos días, buenas tardes y buenas noches 🤗!
Aquí les traigo un nuevo capítulo, y tenemos nada más y nada menos que a Kol Mikaelson. Su relación con Bonnie será de amor y odio, aunque el odio será más por parte de Bonnie. Sin embargo, ella no odia realmente a Kol, tampoco se lo pondrá fácil.
Algo que quiero aclarar es que varios capítulos o eventos de la serie no sucederán de la misma forma, ya que Caroline ha cambiado ciertas cosas. Una de ellas es Enzo, quien, al estar libre y encontrarse con Damon, ha hecho que este último esté más tranquilo debido a la sorpresa de verlo. Otra cosa es el collar/medallón de Emily Bennett, que Caroline y Bonnie robaron cuando tenían 15 años. Así que varios eventos han sido alterados por Caroline.
Tengan en cuenta esta información para los próximos capítulos.
¡Muchísimas gracias por leer! Recuerden dar like y votar por la pareja que desean ver. Las parejas ya formadas son: Klaroline (Caroline y Klaus), Kennett (Kol y Bonnie), Finn y Sage, y Kalijah (Katherine y Elijah). Sin embargo, para los demás personajes aún pueden votar por sus parejas favoritas.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
A veces, el destino entrelaza los hilos de la vida de una mujer de tal manera que su alma gemela y el amor de su vida son una misma persona, esa conexión única que no solo entiende su esencia más profunda, sino que también comparte sus sueños, temores y anhelos, creando un vínculo tan poderoso que trasciende el tiempo, las adversidades y cualquier obstáculo que la vida pueda presentar.
Lo primero que quiero decir es que no fue mi culpa. Bueno, tal vez un poco, pero ¿cómo iba a saber que ese hechizo afectaría a Bonnie de esa manera? Ahora no me habla, y la verdad no la culpo. Sin embargo, para dar contexto de lo que ocurrió, tenemos que empezar desde el principio... hace tres días.
Tres días antes...
-¡Bonnieeeeeee! -la llamé alargando la letra "e" mientras bajaba corriendo las escaleras.
-¿Qué quieres ahora, Line? -preguntó, dejando a un lado el bolígrafo con el que estaba escribiendo. Su expresión era una mezcla de curiosidad y cansancio.
-Vamos a probar un hechizo -le propuse, una sonrisa traviesa iluminando mi rostro. Sabía que iba a resistirse al principio, pero también sabía que terminaría aceptando.
Bonnie me observó con desconfianza, arqueando una ceja. Sin embargo, después de unos segundos de reflexión, suspiró y accedió.
-¿De qué trata el hechizo? -quiso saber, mientras cruzaba los brazos en un gesto que dejaba claro que esperaba una explicación convincente.
-Es para revelar cosas que no sabemos que queremos, pero que en realidad sí deseamos... o algo así. No sé si me expliqué bien, eso sonó como un trabalenguas -admití, intentando no reírme de mi propio enredo.
Bonnie ladeó la cabeza, tratando de procesar lo que acababa de decir.
-Creo que entendí... -respondió finalmente, aunque no parecía del todo convencida-. Pero, ¿por qué quieres hacer ese hechizo?
-Estoy aburrida -contesté encogiéndome de hombros. No había otra razón, y ella lo sabía.
Bonnie me miró incrédula por un momento, como si no pudiera creer que esa fuera mi motivación. Luego, resignada, asintió. Supongo que ya estaba acostumbrada a mis ocurrencias.
-Gracias, eres la mejor -le dije con una enorme sonrisa.
-¿Dónde vamos a hacer esto? -preguntó mientras recogía sus cosas.
-En mi habitación -respondí, tomando su mano y arrastrándola escaleras arriba.
Una vez allí, me apresuré a buscar el libro de hechizos que estaba leyendo, se lo pasé a Bonnie y observé su reacción mientras lo revisaba.
-Line, este hechizo tiene que ver con almas gemelas -afirmó, mirándome como si estuviera loca.
-Bueno, no exactamente -intenté justificarme-. Es más como una manera de descubrir a la persona más compatible contigo a nivel espiritual, no necesariamente una "alma gemela". Ya sabes, alguien que encaje contigo perfectamente.
Bonnie me observó con una expresión mezcla de incredulidad y exasperación.
-Line, acabas de describir lo que significa un alma gemela. Es exactamente eso, tu otra mitad -dijo, cruzándose de brazos.
-Oh... bueno, está bien -respondí con cierto fastidio. Vale, no era mi culpa. Ni como Carolina Santelmo ni como Caroline Forbes había tenido experiencias románticas. En mi vida anterior, Edith, esa mujer a la que jamás volveré a llamar mi madre, no me permitió tener amistades ni mucho menos relaciones amorosas. Todo lo que hacía era para intentar ganarme su aprobación, y nunca funcionó. Como Caroline, aunque había conocido gente, nunca había experimentado algo real. Así que, sí, no sabía nada del tema.
Bonnie debió notar mi incomodidad porque me miró con cierta preocupación.
-¿Dije algo malo? -preguntó con cautela.
Sacudí la cabeza y le dediqué una sonrisa tranquilizadora.
-No, Bon. Solo recordé algo desagradable.
Ella me abrazó rápidamente, y después de soltarme, retomamos el tema.
-Entonces, ¿qué necesitamos para el hechizo? -preguntó con renovado interés.
-Bueno, según el libro, necesitamos cinco velas blancas, dos rojas, tres verdes, un círculo trazado en el suelo, un poco de jengibre y unas gotas de sangre, tanto tuya como mía -expliqué, enumerando los elementos.
-¿Jengibre? ¿Para qué sirve el jengibre? -preguntó, alzando una ceja.
-Ni idea -respondí encogiéndome de hombros.
Bonnie se llevó una mano a la frente, claramente frustrada, pero terminó aceptando.
-Bien, tenemos las velas y la tiza para trazar el círculo. Iré a buscar el jengibre y un cuchillo. Mientras tanto, tú haz el círculo y coloca las velas.
-¡A la orden, capitana! -respondí con un saludo militar, ganándome una mirada de diversión de su parte antes de que se marchara.
Mientras trazaba el círculo y colocaba las velas, pensaba en lo raro que era que Bonnie siempre terminara acompañándome en mis locuras. Cuando regresó, ya tenía todo listo.
-¿Alguien te vio? -pregunté.
-Sí, Grams. Me preguntó qué estaba haciendo y le dije que estabas aburrida. Solo asintió y siguió leyendo -respondió como si nada.
Suspiré. Eso era preocupante. Había hecho tantas locuras estando aburrida que ya ni siquiera les prestaban atención. Bueno, excepto mi mamá, que siempre estaba alerta.
-Bien, empecemos -anunció Bonnie, tomando el cuchillo. Se pinchó el dedo y dejó caer una gota de sangre en el cuenco. Yo hice lo mismo y luego añadimos el jengibre.
Nos sentamos dentro del círculo, sosteniendo las manos, y comenzamos a recitar el hechizo:
"Εκείνο που είναι κρυμμένο, εκείνο που βρίσκεται στα βάθη,
Αποκαλύψτε αυτό που αναζητά η ψυχή,
Συνδέστε τα νήματα που ένωσε η μοίρα.
Στο φως και στη σκιά, στην αλήθεια και στην επιθυμία,
Αφήστε τις ψυχές να συναντηθούν, και την καρδιά να γνωρίσει."
"Aquello que está escondido, aquello que yace en lo profundo,
Revelad lo que el alma busca,
Conectad los hilos que el destino unió.
En luz y sombra, en verdad y deseo,
Dejad que las almas se encuentren, y el corazón sepa."
Cuando terminamos, no sentí nada diferente.
-¿Sientes algo? -pregunté, mirándola con curiosidad.
-No, nada -respondió. Pero no terminó de hablar cuando soltó un grito y señaló detrás de mí.
Me giré rápidamente, pero no vi a nadie.
-¿Estás bien? -le pregunté, intentando calmarla.
-¿No lo ves? -susurró, aterrorizada.
-No hay nadie ahí, Bon. ¿Qué estás viendo? -insistí, sintiéndome cada vez más inquieta.
-Es... es un chico. ¡Calla! -gritó de repente.
-No estoy hablando -respondí, ofendida.
-¡No tú, él! -gritó nuevamente.
-Vale, pregúntale quién es -sugerí, mientras mi mente intentaba procesar lo que estaba ocurriendo.
-¿Quién eres? -le preguntó Bonnie al vacío. De repente, su expresión se transformó en puro enojo. -¡Me estás tomando el pelo! ¡Me estás tomando el pelo! -gritó.
-Bonnie Sheila, ¿quién demonios es? -pregunté, asustada.
Bonnie se giró hacia mí, con el rostro pálido.
-Es Kol Mikaelson.
Me quedé paralizada por unos segundos y luego grité.
Nuestros gritos fueron tan fuertes que Freya, Grams y Enzo entraron corriendo. Freya incluso tenía un cuchillo en la mano.
---
La actualidad
Y desde entonces, Bonnie no me habla. Grams estaba furiosa porque dijo que ese hechizo era peligroso. Lo más extraño es que Bonnie puede ver a Kol, mientras que yo solo sueño y veo un lobo negro.
-El Dios del amor me odia -murmuré. Si alguna vez lo veía, le daría un puñetazo en la cara.
Lo único bueno de todo esto es que Freya ahora podía estar cerca de su hermano, aunque fuera en espíritu.
Tres días antes
Ahora estábamos todos sentados en la sala. Bonnie seguía enojada conmigo, cruzada de brazos en un sillón, lo más lejos posible de mí. La tensión en el ambiente era palpable, especialmente porque Grams no dejaba de lanzarnos miradas fulminantes.
-¿Saben lo que hicieron? -comenzó Grams con tono severo, rompiendo el silencio-. Ese hechizo es extremadamente peligroso. Hay una razón por la cual los hechizos de almas gemelas están prohibidos. Requieren demasiada magia y, en algunos casos, la otra parte ya no está viva. El brujo o bruja que realiza el hechizo no puede soportar el vacío que siente al saberlo y, eventualmente... -Grams hizo una pausa, cerrando los ojos con tristeza-, terminan quitándose la vida.
Mientras ella hablaba, yo mantenía la mirada fija en el lobo negro que había aparecido hace unos minutos. Era grande, imponente, pero extrañamente no me daba miedo. Algo dentro de mí me decía que jamás me haría daño. Aun así, no podía evitar temblar un poco al pensar en lo que significaba su presencia.
-Caroline, estás pálida. ¿Estás bien? -preguntó Freya, tocándome la frente para comprobar si tenía fiebre.
-¿Nadie más puede ver al lobo? -pregunté, con un nudo en la garganta. Mi voz tembló ligeramente, y todos en la sala se quedaron paralizados.
Después de un largo silencio, Grams fue la primera en reaccionar.
-No es un lobo cualquiera -murmuró con seriedad-. Es un hombre lobo.
-¡Mi alma gemela es un lobo! -grité, frustrada-. ¡Esto tiene que ser una broma! Si algún día encuentro a Cupido, lo voy a golpear en la cara.
Freya soltó un suspiro antes de darme un suave golpe en la cabeza.
-Tu alma gemela es un hombre lobo, niña, no un lobo literal.
-¿Entonces por qué veo al lobo y no al hombre? -pregunté, cruzándome de brazos y sintiéndome aún más molesta.
Grams me observó con paciencia, como si la respuesta fuera obvia.
-Sabes la razón, Caroline.
De pronto, un pensamiento cruzó mi mente. Mi rostro se tornó de incredulidad, y mi voz salió en un susurro:
-Es una broma -digo incrédula, mirando a todos en la sala. Luego, mi voz sube de volumen mientras la realidad se asienta como un peso aplastante en mi pecho-. ¡Niklaus fucking Mikaelson es mi alma gemela!
La risa de Enzo rompió el silencio de la habitación. Estaba tan entretenido con mi reacción que tuvo que sujetarse el estómago.
-¡Dios mío! -exclamó entre risas-. Los Mikaelson, la maldita familia Original. Ambas tienen como almas gemelas a dos de los vampiros originales más peligrosos.
Bonnie y yo le lanzamos miradas asesinas.
-Eres un idiota -le dijo Bonnie con desdén.
-Lo siento -se disculpó Enzo, levantando las manos en señal de rendición.
Bonnie no le prestó atención y señaló un espacio vacío frente a ella.
-¡No me llames "querida"! Soy Bonnie Bennett-Forbes. Sí, una bruja Bennett. ¿Y qué? Deja de ser tan arrogante, imbécil. -Tomó un cojín y lo lanzó al aire, donde supuestamente estaba Kol.
-Esto se está volviendo muy extraño -murmuró Freya, frunciendo el ceño. Luego miró al lugar donde Bonnie decía que estaba Kol-. Soy Freya Mikaelson, tú hermana.
-Dice que eso es imposible -tradujo Bonnie, mirándolo fijamente.
Freya suspiró y, con un tono cansado, respondió:
-Bueno, nuestra querida madre tenía más secretos de los que imaginas.
Mientras Freya explicaba cómo conoció a Kol en 1919 y su historia.
-Él está sorprendido y dijo algo que no voy a repetir -comenta Bonnie, fulminando con la mirada al lugar donde se supone que está Kol. Luego, voltea hacia mí con una mezcla de enojo y frustración-. Y tú... estoy furiosa contigo por involucrarme en este desastre y, para colmo, unirme a este imbécil.
Bonnie se pone de pie con brusquedad, cruzándose de brazos mientras lanza una última mirada a Kol.
-¡No me sigas! -grita de repente, como si respondiera a algo que solo ella puede escuchar. Entonces, con el rostro rojo de rabia, da un paso hacia la puerta, pero se detiene en seco-. ¡Maldito Mikaelson!
Lo último que escuchamos es un grito frustrado y el sonido de sus pasos alejándose de la sala, dejando a todos en completo silencio.
Por un momento, nadie dice nada. Freya parpadea, confundida, mientras Enzo, sentado en el sofá, reprime otra carcajada, claramente disfrutando del caos. Grams simplemente suspira y sacude la cabeza, mientras yo intento procesar lo que acaba de pasar.
-Esto... no puede ser real -murmuro, sintiéndome como si estuviera en medio de una extraña pesadilla.
-Ya es de noche. Cada uno a su habitación. Los llamaré cuando la cena esté lista.
Suspiré y me levanté lentamente. Pero antes de salir de la sala, dirigí mi mirada al lobo que seguía ahí.
-Vamos, Nik. Sígueme -murmuré con resignación, y comencé a caminar hacia las escaleras.
---
Actualidad
-Bonnie, Bon, lo siento. Por favor, perdóname -dije mientras tocaba la puerta de su habitación, intentando que me escuchara.
Escucho cómo el pestillo se quita y Bonnie abre la puerta.
-Estoy enojada, pero aún te amo -dice, extendiendo los brazos. No dudo ni un segundo en lanzarme hacia ella y abrazarla con fuerza.
-Lo siento por haberte culpado. Al final de cuentas, yo también ayudé y acepté hacer el hechizo. Es solo que ese maldito Mikaelson es desesperante. Tiene un ego más grande que todo Mystic Falls -termina de decir mientras se separa de mí y me invita a entrar a su habitación.
Nos acomodamos juntas en la cama, como solíamos hacer cuando éramos niñas.
-Lo siento por dejarte de hablar por tres días -me dice después de un rato-. Pero Kol me está volviendo loca; no para de hablar, es como si no supiera quedarse callado.
-Está bien, Bon. En parte, es mi culpa por insistir en hacer el hechizo sin pensar en las consecuencias -le respondo, apoyando mi cabeza en su hombro.
-¿Cómo está eso de que ves un lobo? -pregunta, curiosa.
-¿Sabes sobre la maldición de Klaus? -ella asiente, concentrada-. Bueno, su parte de hombre lobo está sellada, y esa es la parte que estoy viendo. La razón por la que, en lugar de darnos una pista sobre quién es nuestra alma gemela o mostrarnos un sueño o una imagen, tú y yo los vemos directamente, es porque ambas partes de ellos están... dormidas. La parte lobo de Klaus que esta sellada y Kol, además, tiene una daga clavada, así que su esencia está en un limbo mágico.
-Dios... esto sí que es complicado -murmura Bonnie, dejando escapar un largo suspiro.
-¡Cállate! ¡Cállate! -le grité, cubriéndome los oídos-. Por todo lo que más quieras, cállate.
-Pero, Bon-Bon -replicó Kol con su característico tono burlón-, llevo más de dos o tres siglos dormido. Pierdes mucho tiempo cuando tienes una daga clavada en el pecho. -Comenzó a hablar con coquetería, pero su voz cambió, teñida de una ligera ira-. Ahora, en cambio, estoy unido a una bruja tan fascinante como tú, y resulta que somos almas gemelas. -Terminó con una sonrisa ladina mientras se dejaba caer sobre mi cama con total desfachatez.
Cualquier atisbo de lástima que pudiera haber sentido por él desapareció al instante.
-Eres un imbécil. -Le lancé una almohada directamente a la cara, lo cual apenas lo inmutó-. Tengo que ir a la escuela, Kol. Esperemos que no empieces a hablar como un loro mientras estoy en clase. ¿Quedó claro?
-Por supuesto, mi querida Bonnie. -Levantó ambas manos con fingida inocencia, pero esa sonrisa suya no prometía nada bueno.
Suspiré, rodando los ojos, y bajé las escaleras hasta llegar al comedor. La mayoría ya estaba sentada alrededor de la mesa.
-Buenos días -saludé mientras tomaba asiento.
-Buenos días -respondió Caroline con una sonrisa brillante.
Freya me saludó con un leve asentimiento, Enzo me lanzó un guiño descarado, y Davina me ofreció una sonrisa amable.
-Buenos días, mi niña -dijo mamá Liz mientras me servía un poco de café.
-Buenos días, mamá -respondí, sintiéndome un poco más tranquila-. ¿Y Grams?
-Salió temprano. Fue a visitar a unos familiares. -La respuesta de mi madre me dejó desconcertada.
-¿Familiares Bennett? -pregunté, frunciendo el ceño.
-Sí -confirmó mamá Liz con serenidad.
Por primera vez en toda la mañana, Kol permaneció en completo silencio mientras todos charlábamos y reíamos. Cuando giré para mirarlo, lo encontré observándome con una expresión que no pude descifrar del todo. ¿Era anhelo? ¿Melancolía? Sacudí la cabeza, apartando el pensamiento.
-Ahora a la escuela, niñas, y nada de locuras -nos advirtió mamá Liz mientras recogía los platos. Luego añadió en un susurro, lo suficientemente fuerte como para que todos la escucháramos-: Y si hacen alguna, que nadie sepa que fueron ustedes.
Las risas llenaron la habitación.
-Davina, ¿vendrás con nosotras? -preguntó Caroline, ajustándose el cabello frente al espejo del pasillo.
-No, gracias. Mi auto ya está arreglado, y pasaré por Jeremy. -Davina respondió con una sonrisa antes de tomar sus llaves.
-Cuídense -gritó Freya desde la sala, observándonos con ese aire protector que siempre tenía.
-¡Hagan que se note su presencia! -bromeó Enzo, divertido.
-¡Adiós! -gritamos al unísono mientras salíamos de la casa.
Al subir al auto y alejarnos de la casa, no podía quitarme de la cabeza la mirada de Kol. Había algo extraño en ella, algo que, por mucho que quisiera, no podía ignorar. ¿Por qué sentía que había mucho más detrás de su sonrisa descarada?
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-Estoy aburrido -susurra Kol cerca de mi oído, lo cual me hace estremecer ligeramente.
-Cállate -respondo en un intento de susurro, pero, para mi mala suerte, todos en el aula me escuchan.
El profesor Tanner se voltea inmediatamente hacia mí, con su característico semblante severo.
-¿Le molesta algo de mi clase, señorita Bennett? -pregunta con una ceja levantada, y todo mi ser quiere responderle con sarcasmo, pero me contengo, mordiéndome la lengua.
-No es usted, profesor -respondo en tono inocente, esbozando mi mejor sonrisa angelical.
El profesor me observa por un momento más, como si quisiera discutir, pero finalmente se da la vuelta y continúa con su monótona explicación. Puedo sentir las miradas de todos sobre mí: Elena y Stefan me observan con preocupación, mientras que Caroline, desde el fondo del aula, me dirige una sonrisa que mezcla disculpa y diversión.
Kol, por supuesto, sigue actuando como si nada hubiera pasado, entretenido en sus propios pensamientos.
Cuando por fin termina la clase, respiro aliviada, pero eso no significa que mi tormento haya acabado. Kol no ha dejado de hablarme en voz baja durante toda la lección, contando historias sobre sus aventuras pasadas con un entusiasmo que parece no agotarse.
-¿Sabías que una vez conocí a una bruja en París que pensó que podría encerrarme en un relicario? -dice mientras salimos del aula-. Era una pobre ilusa, pero bastante creativa. Intentó usar un hechizo que involucraba una daga hecha de huesos de dragón. Lamentablemente para ella, no funcionó y terminé convirtiendo su adorable taller en cenizas. Qué tiempos aquellos.
-Kol, ¿puedes callarte, por favor? -le digo, frotándome las sienes.
-Oh, Bon-Bon, estás siendo cruel. Solo intento hacer esto más entretenido para ti. No me digas que prefieres las aburridas historias de amor de tus amigos a mis fascinantes relatos de siglos de travesuras vampíricas.
Lo miro con exasperación mientras caminamos hacia los pasillos, donde Caroline nos está esperando.
-¿Todo bien? -pregunta ella, claramente refiriéndose al incidente en clase.
-Sí, solo que Kol no deja de hablar como un loro -respondo, lanzándole una mirada de advertencia al vampiro.
Kol simplemente sonríe con picardía y, como era de esperarse, ignora mi comentario.
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-¿Y cómo está tu lobo? -preguntó con curiosidad mientras caminamos.
-Nik se está portando muy bien -responde tranquilamente.
De repente, escucho a Kol atragantarse con su propia saliva antes de empezar a reír a carcajadas.
-¿Nik? ¡Oh, por Dios! Mi hermano se moriría si supiera esto -exclama Kol entre risas incontrolables.
-¿Pasa algo? -me pregunta Caroline al notar mi expresión de confusión.
-Kol no puede parar de reírse por el nombre que le pusiste al lobo -le explico, mientras Kol sigue riéndose como si no hubiera mañana.
Caroline me lanza una mirada divertida y termina uniéndose a las risas.
-Tú y yo nos llevaríamos muy bien, Caroline -comenta Kol con una sonrisa, aunque sabe que ella no puede escucharlo.
-Dice que ustedes dos se llevarían muy bien -le traslado el comentario, y ella simplemente se ríe y asiente con la cabeza.
-Bueno, tal vez. Pero escucha, Davina y yo encontramos tu salvación -me dice Caroline con una sonrisa misteriosa mientras llegamos a su auto. Elena está con Stefan, así que planeamos encontrarnos todos en el Mystic Grill.
-¿Y qué sería eso? -pregunto con emoción, intrigada por lo que pueda decir.
-Un hechizo para hacer visible a Kol -responde como si fuera la idea más brillante del mundo.
Me quedo mirándola incrédula, mientras Kol parece emocionarse más de lo que pensé que era posible.
-¿Y por qué eso sería una buena noticia? -pregunto, cruzando los brazos.
-No seas tan cruel, Bon-Bon -comenta Kol con una sonrisa divertida.
-Si Kol se hace visible, significa que los demás también podrán verlo. Y tú podrás estar en paz al no ser la única que lo soporta -me explica Caroline con una lógica impecable. Y, ahora que lo pienso, tiene toda la razón.
-No te preocupes, Freya y Grams ya le dieron el visto bueno al hechizo. Solo faltan dos ingredientes, y Freya y Enzo se encargaron de buscarlos. Por suerte, Freya está con nosotros, porque el hechizo necesita la sangre de un pariente directo, y Kol y Freya son hermanos completos -concluye Caroline mientras subimos al auto.
-Gracias a Dios -murmuro con alivio.
-No seas mala, Bon-Bon, sé que me amas -me susurra Kol al oído, logrando que me estremezca.
-Por favor, no empieces -digo en voz baja, rodando los ojos mientras Caroline arranca el auto con una sonrisa en los labios.
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Mystic Grill
Actualmente nos encontramos en el Grill, solo estamos Stefan, Caroline y yo. Elena tuvo que salir para hacer una llamada, algo relacionado con unos papeles que debía firmar junto a su tía Jenna y Jeremy.
-Entonces, ¿qué puedes contarnos, Stefan? -pregunta Caroline con curiosidad mientras lo mira.
Stefan le responde con una sonrisa tranquila.
-Bueno, creo que ya saben la mayoría de las cosas sobre mí -dice, apoyando los codos en la mesa.
Al principio, Stefan estaba nervioso de estar cerca de Caroline y de mí, pero estos días se ha ido relajando, y entre los tres hemos empezado a construir una amistad.
-Pero cuéntanos algo al azar -le digo con una sonrisa, intentando hacerlo hablar un poco más.
Stefan suelta una ligera risa antes de responder:
-Me gusta tocar el piano.
Caroline abre los ojos con entusiasmo.
-¡Dios, deberías hablar con Davina! Esa niña es todo un prodigio -comenta con evidente orgullo en la voz.
-Lo es -añado, sonriendo también-. Davina toca el violín, pinta, toca el piano, y creo que ahora está en un taller de cerámica.
-Ella suena increíble -dice Stefan, sorprendido.
-Podrían dar un espectáculo -sugiero mientras bebo un sorbo de mi vaso-. Davina toca el violín, tú el piano y Caroline canta. Tiene una voz hermosa.
Stefan arquea las cejas, mirando a Caroline, quien inmediatamente se sonroja y desvía la mirada.
De repente, escucho una voz que había olvidado por completo.
-Estoy aburrido. Hagamos algo divertido -exclama Kol, haciéndose presente de la forma más irritante posible.
Suspiro con frustración.
-Por un momento, haz silencio -murmuro en un tono bajo, esperando que nadie más lo note.
Stefan me lanza una mirada extraña.
-¿Bonnie, estás bien? -me pregunta, genuinamente preocupado.
Busco una excusa rápidamente, pero recurro a Caroline para que se encargue de explicar.
-Es tu culpa, resúmeselo tú -le digo, señalándola con la cabeza.
Caroline me mira de reojo, como si quisiera negarse, pero termina mirando a Stefan.
-Vale... Le pedí a Bonnie que hiciera un hechizo conmigo para encontrar cosas que necesitamos, pero que no sabemos. Más específicamente, sobre almas gemelas -comienza a explicar, mientras veo cómo la sorpresa se dibuja en el rostro de Stefan, acompañada de una ligera emoción. Caroline continúa-. Y, bueno, resulta que ahora Bonnie puede ver a su alma gemela porque este está en... un "coma mágico".
"Coma mágico". Vaya forma de llamarlo, pero es mucho mejor que decir que tiene una daga clavada en el pecho.
-Eso es increíble. ¿Y tú, Caroline? ¿No has podido ver a tu alma gemela? -pregunta Stefan, visiblemente intrigado.
-Sí, lo he visto. Es un lobo, y está sentado justo aquí, al lado mío -responde Caroline con total seriedad, señalando el espacio vacío junto a ella.
Stefan la mira, completamente confundido, pero al ver que no nos reímos, frunce el ceño, aún más desconcertado.
-¿Cómo? -es lo único que logra decir.
-Los hombres lobo son reales -le informo con naturalidad.
-Eso es increíble. ¿Por qué nunca he oído hablar de ellos? -pregunta Stefan, aún procesando la información.
-¿Por qué crees? -responde Kol con una sonrisa arrogante, aunque solo yo puedo escucharlo.
-Los hombres lobo y los vampiros son enemigos. Una mordedura de un hombre lobo es letal para los vampiros, así que los vampiros se encargaron de cazar a los hombres lobo cuando no había luna llena. Los exterminaron casi por completo, aunque todavía quedan algunos en la actualidad -le explico.
-Eso... no tengo palabras -murmura Stefan, claramente sorprendido.
-Así que, si un día te encuentras con un hombre lobo y es luna llena, corre. Y, por favor, no lo provoques -advierte Caroline, apuntándolo con un dedo.
-¿Entonces hay una cura? -pregunta Stefan, intrigado.
-Sí, hay dos -responde Caroline con una sonrisa ligera-. Una soy yo y la otra es mi alma gemela.
Stefan sonríe, relajado, mientras dice:
-Me alegro de ser tu amigo.
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Sonrío con emoción mientras Elena llega más tarde, y pasamos el rato hablando de diferentes temas. Desde la cena en la casa Gilbert, todos nos hemos vuelto más unidos. Sin embargo, hay algo que me parece extraño: Damon no ha aparecido desde entonces, y desde el incidente con Vicki no ha habido ningún ataque. Creo que esto tiene algo que ver con Enzo.
El día después de que Enzo llegó al pueblo, salió a caminar al bosque. Al principio nadie le dio importancia, pero cuando regresó, su expresión reflejaba una ira contenida. Aunque traté de no prestar atención, no pude evitar notarlo. Más tarde, mientras ayudaba a Bonnie con unos libros en la sala de la casa, escuché voces provenientes de la habitación contigua. Reconocí las de Freya y Enzo, y me acerqué silenciosamente.
-Es un cobarde, Freya -dijo Enzo con un tono cargado de desprecio.
Fue lo único que puede escuchar.
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Hemos llegado a casa después de un largo día. Me doy un baño rápido, dejando que el agua caliente relaje mis músculos, y me pongo ropa cómoda. Estoy a punto de meterme en la cama cuando un pensamiento me atraviesa como un rayo: Mikael Mikaelson.
-Mierda -murmuro en voz baja, agarrando mi teléfono como si necesitara aferrarme a algo. Esto no puede esperar.
Salgo de mi habitación y camino hasta la de Bonnie. Llamo suavemente a la puerta, pero con la suficiente insistencia para que sepa que es urgente.
-Adelante -dice su voz desde el otro lado, tranquila como siempre.
Abro la puerta y entro. Bonnie está sentada en su cama con un libro en las manos. Cierra el libro en cuanto me ve y me dedica una mirada curiosa.
-Tenemos algo urgente -le digo, cerrando la puerta tras de mí. Mis ojos recorren la habitación en busca de Kol, aunque sé que no puedo verlo. Bonnie nota mi mirada y señala una silla en el rincón.
-Está ahí.
-Perfecto -respondo con un tono que denota tanto cansancio como determinación. Sin pensarlo demasiado, me tumbo en la cama junto a Bonnie, quien me observa con atención.
-¿Qué sucede? -pregunta, dejando el libro a un lado para centrarse en mí.
-Tenemos que encargarnos de Mikael Mikaelson -respondo directamente.
Bonnie levanta la mirada hacia la silla donde está Kol. Su expresión se endurece y su voz se torna autoritaria.
-Kol, lenguaje.
No sé qué dijo, pero claramente no fue algo adecuado. Bonnie lo regaña como si fuera un niño pequeño, y no un vampiro de más de mil años. Ella suspira. Y continuó.
-Mikael está sepultado en un cementerio en Carolina del Norte, junto a una estaca de roble blanco. -Bonnie me mira fijamente. -Tenemos que ir por su cuerpo antes de que alguien más lo encuentre y lo libere.
La sola idea de Mikael libre me pone la piel de gallina.
-Está bien, mañana lo haremos -responde Bonnie tras una breve pausa, aunque hay un atisbo de cansancio en su tono. Luego añade: -¿Dónde vamos a guardar su cuerpo?
Me quedo pensativa un momento, dándole vueltas a la pregunta. Entonces, una idea se forma en mi mente.
-En la vieja Casa de las Brujas -digo con firmeza.
Bonnie parece considerar mi sugerencia por un momento antes de asentir.
-Es un buen lugar. Nadie pensaría en buscar ahí.
Por el rabillo del ojo, noto cómo ella mira de nuevo hacia la silla. Kol probablemente dijo algo, porque Bonnie suspira con una mezcla de frustración y resignación.
-Kol dice que es una idea aceptable, pero que prefiere que nos demos prisa -me informa, imitando el tono pomposo del vampiro con una sonrisa divertida.
Yo no puedo evitar soltar una pequeña risa, aunque mi mente sigue enfocada en lo que tenemos que hacer. Mañana será un día largo.
Notes:
¡Muchísimas gracias por leer! Recuerden dar like y votar por la pareja que desean ver. Las parejas ya formadas son: Klaroline (Caroline y Klaus), Kennett (Kol y Bonnie), Finn y Sage, y Kalijah (Katherine y Elijah). Sin embargo, para los demás personajes aún pueden votar por sus parejas favoritas.
Chapter 24: Mikael Mikaelson
Chapter Text
"Como hermana mayor, siempre supe que era la favorita de mi padre, su orgullo y su debilidad, pero cuando vi cómo esa misma persona que me amaba incondicionalmente lastimaba y humillaba a mis hermanos, no pude cerrar los ojos; elegí protegerlos a ellos, porque el amor verdadero no se mide por favoritismos, sino por la capacidad de defender a quienes más lo necesitan, incluso si eso significa enfrentarse a quien más amas."
Una parte de mí está atrapada en una encrucijada emocional respecto al destino de Mikael Mikaelson. Por un lado, sé que Freya siente un amor profundo y complicado hacia su padre; por otro, estoy segura de que los hermanos Mikaelson merecen justicia por todo lo que él les ha hecho.
Con un peso en el pecho, camino hasta la puerta de la habitación de Freya. Dudo por un segundo, pero finalmente toco con suavidad.
-Adelante -dice su voz desde adentro, tranquila y segura. Cuando entro, me recibe con una cálida sonrisa maternal. -Oh, Caroline, ¿necesitas algo?
-Freya, necesitamos hablar. -Mi tono es firme, directo. Lo suficientemente serio como para que su sonrisa se desvanezca y una ligera tensión cruce su rostro.
-¿Sucede algo? -pregunta, y puedo notar la preocupación creciente en su mirada.
Respiro profundamente antes de soltarlo.
-Es sobre tu padre. -Mi voz no tiembla, pero siento el nudo en mi garganta. Esto tiene que salir de mí antes de que me consuma.
Freya se pone alerta de inmediato, su cuerpo se tensa.
-¿Qué sucede con él?
-Sé dónde está. -Lo digo rápido, sin rodeos.
La incredulidad se refleja en su rostro mientras sus ojos se abren con sorpresa.
-¿Qué? -exclama en un susurro, casi como si no quisiera oír la respuesta.
-Mikael está sepultado en un cementerio en Carolina del Norte -continúo, tratando de mantenerme calmada. -Está junto a una estaca de roble blanco.
Freya se queda en silencio, procesando mis palabras. La mezcla de emociones en su rostro es desgarradora: amor, culpa, rabia y una tristeza que parece infinita.
-¿Quién más lo sabe? -pregunta finalmente, con una voz apenas audible.
-Bonnie, Kol y yo. Pero nadie más, al menos por ahora. -Hago una pausa, buscando sus ojos. -Freya, necesitamos actuar antes de que alguien lo encuentre. Si lo liberan... no sé si podremos detenerlo.
Ella baja la mirada, sus manos se tensan contra sus muslos. Parece debatirse consigo misma, dividida entre el amor filial y el peso de los hechos.
-Es mi padre, Caroline -murmura, como si tratara de justificarse a sí misma.
-Y sé que lo amas, Freya. No estoy aquí para juzgar eso. -Mi voz suaviza, pero no pierdo la determinación. -Pero también es un peligro para todos, especialmente para tus hermanos.
Freya asiente lentamente, sus ojos ahora fijos en mí con resolución.
-Mañana iremos por él. -Su tono es firme, aunque puedo notar el dolor escondido detrás de sus palabras. -Pero quiero ser yo quien lo maneje.
Asiento, sabiendo que esta decisión no fue fácil para ella.
-De acuerdo. Lo haremos juntas.
Freya me dedica una pequeña sonrisa, débil pero agradecida. Ambas sabemos que mañana no será sencillo, pero es un paso necesario para proteger a todos los que amamos.
Cuando Caroline me dijo que sabía dónde se encontraba mi padre, una tormenta de emociones me invadió. Amor, ira, desesperación... e incluso una chispa de esperanza. Pero aunque lo amo, aunque una parte de mí añora al hombre que una vez fue, sé que no puedo ser hipócrita. Del mismo modo que odio a mi madre Esther por todo lo que nos hizo, sé que mis hermanos odian a mi padre por las cicatrices que dejó en ellos. Y aunque me duela, aunque este peso parezca insoportable, debo elegir. Elijo a mis hermanos.
Con el corazón roto, cierro los ojos y dejo que los recuerdos de mi padre floten en mi mente. Siempre lo recordaré como el hombre bueno y alegre que solía ser, el que me enseñó a cazar, el que me protegió cuando era niña. Pero también sé que para mis hermanos, él es un monstruo, un villano en sus historias.
-Lo siento... -murmuro, sintiendo las lágrimas correr por mis mejillas.
El nudo en mi garganta se hace insoportable, así que conjuro un hechizo de silencio para que nadie escuche lo que está por venir. Y entonces dejo salir el grito que llevaba conteniendo, un alarido de puro dolor que rasga mi pecho. Me desplomo en el suelo, abrazando mis rodillas mientras las lágrimas caen sin cesar.
El eco de la soledad llena la habitación, hasta que escucho a alguien llamar a la puerta. Pero no tengo fuerzas para responder. No puedo hablar, no puedo moverme. Solo quiero desaparecer en este abismo de dolor.
La puerta se abre lentamente, y siento una presencia entrar.
-Freya, Dios, ¿qué te pasa? -La voz de Enzo atraviesa la niebla de mi mente.
Lo escucho cerrar la puerta y asegurarla con el pestillo antes de que se acerque a mí. Enzo se arrodilla a mi lado y me envuelve en sus brazos, fuertes y protectores.
-Ya está bien, Freya. Llora todo lo que necesites. Estoy aquí contigo -susurra, su voz cálida y reconfortante.
Un sollozo desgarrador escapa de mis labios, y siento que su abrazo se estrecha.
-Duele... duele tanto... -logro decir entre lágrimas, mi voz quebrada.
-Lo sé -responde con suavidad, mientras su mano acaricia mi cabello en un gesto tranquilizador. -Pero no estás sola. Estoy aquí.
Cierra los ojos y empieza a tararear una melodía suave, casi como si intentara calmar el caos que llevo dentro. Su voz es un ancla, un recordatorio de que, incluso en mi peor momento, hay alguien dispuesto a sostenerme.
Lloro hasta que siento que ya no tengo lágrimas, hasta que el dolor se convierte en un peso sordo que se instala en mi pecho. Enzo no dice nada más, solo se queda conmigo, como una constante, como un faro en medio de la tormenta. Y aunque sé que la herida tardará en sanar, en ese momento, me aferro a su presencia y permito que su apoyo sea suficiente para mantenerme en pie.
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Abro lentamente los ojos, pesados y adoloridos, como si hubiera llorado durante días enteros. La habitación está en silencio, salvo por la respiración constante de alguien más. Es entonces cuando noto que estoy acostada sobre el pecho de Enzo. Parece que, después de quedarme dormida, me llevó a la cama.
-¿Te sientes mejor? -escucho su voz profunda, cargada de suavidad.
Asiento débilmente, aunque sé que todavía queda un vacío dentro de mí.
-Me siento mejor... Gracias por todo, Enzo -murmuro con voz ronca por el llanto.
Él se mueve ligeramente, pero no me suelta.
-¿Qué sucede, Freya? -me pregunta con una preocupación palpable.
Sus palabras me hacen recordar el peso que llevo sobre los hombros, y siento una punzada en el pecho. Suspiro profundamente, tratando de encontrar la manera de explicarle todo.
-Es mi padre... -le digo, con el corazón en la garganta. Y entonces, poco a poco, le resumo lo que Caroline me contó, los recuerdos que me atormentan y la maraña de emociones que siento.
Hablar con Enzo siempre ha sido tan fácil. No hay juicios, solo escucha, paciencia y comprensión.
Cuando termino, él me mira con una expresión suave pero firme.
-Estoy aquí para lo que necesites, Freya. Siempre. Y sé que los demás también están de acuerdo conmigo: eres parte de nuestra familia. -Hace una pausa, y veo un destello de ternura en sus ojos antes de que continúe-. Lo que estás haciendo requiere muchísima valentía y fuerza, más de lo que la mayoría de las personas podrían reunir.
Sin decir nada más, Enzo se inclina y deposita un beso en mi frente. Es un gesto tan simple, pero lleno de consuelo, como si quisiera sellar sus palabras en mi alma.
-Estoy orgulloso de ti, Freya. Sé que harás lo correcto, porque hacer lo correcto nunca es lo más fácil.
Sus palabras calan hondo en mí, y por primera vez en lo que parecen días, siento una pequeña chispa de paz. Aunque mi corazón aún está roto, aunque la decisión que debo tomar pesa como una montaña, sé que no estoy sola. Y eso, al menos por ahora, es suficiente.
-Creo que hice algo terrible-. Entro a la habitación de Bonnie con las manos temblando y el corazón apretado. Ella me mira desde su cama, dejando el libro que estaba leyendo a un lado.
-¿Qué hiciste? -me pregunta con suavidad, como si supiera que cualquier palabra brusca me rompería más de lo que ya estoy.
-Le conté a Freya sobre Mikael -respondo al borde de las lágrimas, y cuando el primer sollozo se escapa de mis labios, siento las gotas calientes recorrer mis mejillas. Bonnie se levanta inmediatamente, cerrando la distancia entre nosotras. Sus manos cálidas se posan en mi rostro, limpiando mis lágrimas con delicadeza.
-Hiciste lo correcto al decírselo. Freya es parte de nuestra familia, Caroline. De nuestro aquelarre. Es una de nosotros, y tiene derecho a saber lo que vamos a hacer. Mikael es su padre, después de todo -susurra mientras me envuelve en un abrazo que no sabía cuánto necesitaba.
-¿Y si me odia? -pregunto con la voz rota, aferrándome a ella como si fuera mi salvavidas. Las palabras fluyen entre sollozos descontrolados-. Sé que Mikael fue un buen padre para ella. Pero también sé lo que vivieron Finn, Elijah, Kol, Rebekah y, sobre todo, Klaus. Sé cuánto daño les causó. Mikael no fue solo un mal padre para ellos, Bonnie, fue su peor pesadilla, y los ha cazado como si fueran animales durante siglos. Pero no quiero perder a Freya... No quiero que me odie por esto.
Bonnie acaricia mi cabello con ternura, y su voz es un ancla que me trae de vuelta del borde del abismo.
-No la vas a perder, Line. Freya entenderá. Ella sabe diferenciar entre el padre amoroso que recuerda y el hombre que lastimó a sus hermanos. Hasta Kol está de acuerdo conmigo en esto.
-¿Kol? -pregunto con un atisbo de incredulidad mientras me separo ligeramente para mirarla a los ojos.
-Sí. Kol está aquí conmigo y está de acuerdo. Dice que hiciste lo correcto -responde Bonnie, mostrándome una sonrisa tranquila que alivia un poco la carga en mi pecho.
-Pero... ¿y si Freya no lo ve de esa manera? -murmuro, secándome las lágrimas con la manga.
Bonnie sacude la cabeza con paciencia.
-Hiciste lo correcto, Caroline. Ahora lo único que queda es esperar la decisión de Freya. Ella es más fuerte de lo que crees y también más justa.
-Gracias, Bonnie -susurro después de un momento, dejándome caer en su abrazo otra vez-. Gracias por siempre estar cuando te necesito. Y gracias a ti también, Kol.
-Siempre y para siempre, por los siglos de los siglos -me susurra Bonnie al oído con voz suave y reconfortante.
-Siempre y para siempre, por los siglos de los siglos -repito, aferrándome a esas palabras como si fueran un juramento sagrado mientras abrazo a Bonnie con más fuerza.
-Kol dice que de nada -añade Bonnie, su tono adquiriendo un matiz divertido antes de continuar-. También dice que esperemos a matarlo hasta que esté libre de la daga, para que pueda unirse a la "reunión familiar".
No puedo evitar reírme entre lágrimas ante la ocurrencia de Kol.
-Está bien, Kol. Será una reunión familiar -respondo con una sonrisa temblorosa, sintiendo cómo, poco a poco, mi alma comienza a respirar de nuevo.
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Cuando abro los ojos, me doy cuenta de que no estoy en mi habitación. Estoy en la de Bonnie. Suspiro mientras me siento lentamente, tratando de no despertarla. La observo un momento; su expresión tranquila me reconforta un poco. Miro el reloj: son las seis de la mañana. Con cuidado, me levanto y salgo de la habitación sin hacer ruido.
Bajo a la cocina en busca de algo que calme el nudo en mi pecho. Pero, al llegar, me detengo de golpe al encontrarme cara a cara con Freya.
-Buenos días -murmuro tímidamente, desviando la mirada hacia cualquier punto de la habitación que no sean sus ojos.
-Buenos días, Caroline -responde Freya con suavidad. Entonces su tono cambia, volviéndose más maternal-. Caroline, cariño, mírame.
Dudo unos instantes. Mis manos tiemblan, y el miedo a lo que pueda ver en sus ojos me paraliza. Pero finalmente levanto la cabeza y la miro.
-Está bien, corazón. Sé que no es tu culpa, y te agradezco que me lo hayas dicho -me dice con una calma que me rompe por dentro.
Una lágrima silenciosa cae por mi mejilla, y cuando intento hablar, mi voz apenas sale como un susurro ahogado.
-Lo siento, Freya... Lo siento tanto.
Antes de que pueda derrumbarme del todo, ella cruza la distancia entre nosotras y me abraza con fuerza, sosteniéndome como si al hacerlo pudiera reconstruir las piezas rotas de mi alma.
-Está bien, cariño... Todo estará bien -me susurra. Su voz tiembla un poco, y en su abrazo siento que no solo intenta consolarme a mí, sino también a sí misma.
Estamos así, envueltas en nuestra propia tristeza, hasta que escuchamos pasos detrás de nosotras. Al voltear, Davina está en la puerta, observándonos con una mezcla de duda y preocupación.
-Buenos días... -dice con suavidad, aunque su tono se quiebra al final de la frase-. ¿Está todo bien?
Freya asiente, pero no me suelta.
-Ya está todo bien, pequeña. Más tarde te explicaremos todo -le dice con una sonrisa cansada. Luego abre los brazos hacia ella, y Davina, sin dudarlo, se une al abrazo.
-¿Hoy es día de abrazos grupales? -pregunta Bonnie desde la entrada, su voz algo adormilada. Sin esperar respuesta, se une al abrazo. Puedo sentir a Enzo detrás de ella, envolviendo a todos con su calidez silenciosa.
-Kol, no me abraces tan fuerte -se queja Bonnie de repente, mirando al vacío como si pudiera ver al Mikaelson que solo ella percibe.
El comentario nos toma por sorpresa, pero, poco a poco, las risas comienzan a llenar la cocina. Es un sonido pequeño, roto, pero es suficiente para recordarme que, a pesar del dolor, seguimos juntos. Y mientras me dejo llevar por ese instante de alivio, siento que tal vez, solo tal vez, todo estará bien.
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Tuvimos que dividirnos en dos vehículos, ya que olvidamos que Elena y Jeremy iban a pasar el día en nuestra casa. En el primer auto iban Enzo, Freya, Jeremy y Davina, mientras que en el segundo íbamos Elena, Bonnie, Kol, nik y yo.
-Wow, eso es mucho -dice Elena después de que le explicamos lo que íbamos a hacer-. En parte me siento mal por Freya, porque, al final, es su padre, y ella conoció una parte más humana de él. Pero también puedo entender a los otros hermanos. Ellos tienen derecho a sentir todo el odio que cargan y a buscar justicia.
-Kol, no llames así a Elena. Su nombre es Elena -dice Bonnie, remarcando con énfasis y fuerza el nombre, claramente frustrada.
-¿Qué dijo? -pregunta Elena con curiosidad, girando la cabeza hacia Bonnie.
-Que gracias, doppelgänger -le responde Bonnie con un toque de molestia.
Elena, en lugar de enojarse, sonríe. Gira un poco hacia atrás, donde debe estar Kol, y le dedica una mirada cómplice.
-De nada, Kol -dice, entre risas contenidas.
-Eres un ridículo -comenta Bonnie, aunque no puede evitar sonreír.
Un silencio breve se instala, pero Elena lo rompe rápidamente.
-¿Y qué ha pasado con Damon? -pregunta, cambiando el tono a uno más reflexivo.
-¿Por qué lo preguntas? -le contesto, algo curiosa.
-Bueno, nunca lo he visto, y desde lo de Vicki no ha vuelto a aparecer. Según lo que me han contado de él, eso no es normal en Damon. -Elena se ve pensativa, como si tratara de encajar las piezas de un rompecabezas invisible.
-Él y Enzo se encontraron, y creo que tuvieron una pelea -respondo, encogiéndome de hombros.
-Tal vez por eso ha estado en silencio. Y más considerando que Enzo parece estar instalándose permanentemente en Mystic Falls... por ahora, al menos -dice Bonnie, reflexiva. De repente, su atención cambia, y se dirige al aire, donde debe estar Kol-. Vale, te cuento, pero no interrumpas.
Bonnie comienza a relatar la historia entre Enzo y Damon, su complicada relación y los roces que inevitablemente han surgido entre ellos. Es como si estuviera compartiendo un chisme jugoso con Kol, quien, estoy segura, no deja de hacer comentarios sarcásticos que Bonnie ignora con maestría.
Elena y yo nos miramos, y sin necesidad de decir nada, una suave risa se nos escapa. Este grupo puede ser caótico, pero de alguna forma siempre encontramos pequeños momentos para reírnos, incluso en medio de los problemas más oscuros.
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Hicimos una parada para comer antes de continuar nuestro camino. Después de eso, comenzamos a caminar hacia los coches para seguir con nuestro plan. El trayecto fue tranquilo hasta que finalmente llegamos al cementerio donde se encontraba sepultado Mikael.
-¿Y cómo sabremos exactamente dónde está enterrado Mikael? -preguntó Jeremy mientras miraba a su alrededor, claramente incómodo con la idea de buscar un ataúd en un lugar tan lúgubre.
-Muy fácil -respondió Davina, calmada-. Hemos modificado el hechizo de localización para que sea más sencillo. Solo necesitamos la sangre de Freya. La sangre se transformará en un pequeño fénix que nos guiará hasta él.
Freya, sin decir nada, tomó una navaja y se cortó la palma de la mano con un movimiento decidido. Davina comenzó a recitar el hechizo,
"Sangre del lazo más fuerte, toma forma de guía ardiente.
Fénix eterno, muéstranos el camino hacia lo oculto.
Por la luz del fuego y la fuerza del espíritu, guía nuestros pasos a lo que deseamos encontrar."
"Sanguis vinculi fortissimi, formam ducis flammantis cape.
Phoenix aeternus, viam nobis ostende ad occultum.
Per lucem ignis et spiritus vires, nostros gressus ad id quod invenire desideramus duc."
Todos observamos en silencio cómo la sangre goteaba lentamente en el suelo, transformándose ante nuestros ojos en un pequeño fénix rojo que comenzó a batir sus alas.
-Pues, parece que ya tenemos nuestra guía -comentó Enzo con una sonrisa mientras el fénix empezaba a volar, llevándonos por el cementerio.
Seguimos al pequeño pájaro por los oscuros y serpenteantes caminos del cementerio hasta que nos llevó a una mausoleo antigua. Dentro, el mausoleo era frío y silencioso. En el centro, había un ataúd de piedra imponente, cubierto de inscripciones desgastadas por el tiempo.
-Enzo, ¿nos haces los honores? -preguntó Bonnie, rompiendo el silencio tenso con un ligero tono de humor.
Enzo solo sonrió y, con un movimiento fuerte, levantó la pesada tapa de piedra. El aire se llenó de un aroma antiguo y denso. Dentro del ataúd, allí estaba él: Mikael Mikaelson, el primer cazador de vampiros, el hombre que tanto había atormentado a sus hijos y que, de alguna manera, seguía sembrando caos incluso en su muerte.
-Kol, no voy a traducir eso -dijo Bonnie con un suspiro mientras negaba con la cabeza-. En serio, debemos hacer el hechizo para que puedas ser visible para los demás miembros de la familia. Me estoy perdiendo de tus comentarios.
-¿Qué dijo? -preguntó Elena, con una mezcla de curiosidad y nerviosismo.
-Está burlándose de Mikael, diciendo que ahora ya no parece tan poderoso. Aunque, para ser honesta, lo parafraseé mucho... y suavicé las cosas. Lo siento, Freya -admitió Bonnie con cierta culpabilidad, mientras pasaba una mano por su cabello.
Freya, sorprendentemente tranquila, sonrió con dulzura.
-Está bien, Bonnie. No tienes que disculparte.
El silencio fue interrumpido por los ladridos de Nik, quien comenzó a comportarse de manera agresiva, mirando el ataúd como si pudiera sentir la presencia de Mikael y no le gustara.
-Nik, por favor, tranquilízate -le pedí mientras acariciaba su pelaje para calmarlo.
-¿Está todo bien? -preguntó Elena con preocupación.
-No, Nik está muy alterado. Creo que percibe algo -respondí, aunque intenté mantener la calma en mi voz.
-Vale, ¿y ahora qué hacemos? -preguntó Jeremy, rompiendo el incómodo silencio.
-Nos llevaremos el cuerpo de mi padre -respondió Freya con firmeza, aunque cerró los ojos durante unos segundos como si intentara reunir fuerzas-. Lo llevaremos a la vieja casa de las brujas. Ellas prometieron cuidar el cuerpo y asegurarse de que nadie lo libere.
Sus palabras terminaron con un suspiro tembloroso, y todos nos quedamos en silencio, respetando el peso de su decisión. Enzo la miró por un momento antes de colocar una mano reconfortante en su hombro.
-Se ha decidido que esperaremos a que todos los Mikaelson estén reunidos para decidir qué hacer con él -añadió Enzo, abrazando ligeramente a Freya, mientras Davina le tomó la mano en señal de apoyo.
Elena y Jeremy estaban tomados de la mano, compartiendo el peso de la situación. Podía notar que Bonnie sostenía la mano de Kol, aunque él no era visible para el resto. Mientras tanto, yo acariciaba a Nik, intentando calmarlo y también a mí misma.
Después de unos momentos de introspección, Enzo levantó el cuerpo de Mikael, y justo antes de que lo colocara en el suelo, lo detuve.
-Espera -susurré. Con rapidez, recité un hechizo de invisibilidad para el cuerpo de Mikael, asegurándome de que solo nosotros pudiéramos verlo-. Ahora está mejor. No queremos que alguien nos vea y llame a la policía. Mamá se enfadaría mucho.
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Cuando llegamos a los vehículos, Enzo colocó cuidadosamente el cuerpo en la cajuela del coche. Antes de subir, se giró hacia Freya, le susurró algo al oído, y luego la abrazó con ternura.
-¿Volveremos a Mystic Falls? -preguntó Elena mientras abría la puerta del auto.
-¿Quieren salir un rato antes? -propuso Enzo, intentando aliviar la tensión que se había acumulado en el ambiente.
Todos asentimos, y aunque el momento era sombrío, una pequeña sonrisa apareció en nuestros rostros. Quizás, después de todo, necesitábamos un respiro antes de enfrentar lo que venía.
Chapter 25: Davina Forbes-Claire vs. Vicki Donovan
Chapter Text
"Los débiles morirán y los fuertes sobrevivirán. Esa es la ley de la naturaleza."
- Shere Khan (El Libro de la Selva).
La pasamos increible. Freya volvió a sonreír, no con el mismo brillo de antes, pero algo es algo. Enzo terminó comprándonos cosas a todos: varios vestidos nuevos, e incluso algunos detalles personalizados. Elena y Bonnie también aprovecharon para elegir vestidos y otras cosas. Jeremy y Davina se decidieron por materiales de arte, mientras que Freya, como era de esperar, se fue directa a los libros. Después de las compras, pasamos la tarde explorando Carolina del Norte, caminando y conociendo nuevos lugares. Fue un día agradable, un respiro entre tantas emociones.
El cuerpo de Mikael está ahora bajo la protección de las brujas. Mamá no estaba nada feliz por habernos ido sin avisarle. Aunque nos recordamos que ya éramos grandes, insistió en que seguíamos siendo menores de edad (excepto Enzo y Freya) y que, aunque confiaba su vida y la de todos nosotros a ellos dos, para la próxima debíamos informarle. Después de ese regaño, mamá tomó a Freya aparte. La vi abrazarla y susurrarle algo mientras la consolaba, hasta que ambas desaparecieron de mi vista.
Esta noche, Elena y Jeremy se quedarán aquí. Jenna tuvo que salir por asuntos personales, así que ellos estarán con nosotros. Tenemos una habitación oculta en la primera planta que descubrimos accidentalmente cuando, sin querer, provocó un pequeño incendio y la puerta quedó chamuscada. Mamá arregló el desastre, pero desde entonces Jeremy siempre termina durmiendo en esa habitación cuando viene. De alguna manera, ya se ha convertido en "suya".
Por otro lado, Elena, Bonnie y yo haremos una pijama. Davina a veces se une, aunque prefiere pasar el tiempo con Jeremy. Esos dos son como la uña y la mugre, siempre juntos, y no hay quien los separe.
-¡Tengo una idea! -exclamo de arrepentimiento, mientras termino de pintar mis uñas de los pies de un rojo intenso.
-¿Qué idea? -pregunta Bonnie con un tono que mezcla curiosidad y miedo, mientras Elena suelta una risita.
-Hacer el hechizo para que Kol sea visible para todos nosotros -respondo con entusiasmo, una sonrisa divertida iluminando mi rostro-. La única condición es que solo nosotros podremos verlo, nadie más.
-¡Algo es algo! -responde Bonnie, con una felicidad evidente en su voz-. Lo mejor es que ya no tendré que ser su traductora oficial. Y, por cierto, Kol está muy feliz con la idea.
-Vamos a hacerlo entonces -dice Elena entre risas, animada por el entusiasmo del momento.
Nos arreglamos rápidamente, listas para lo que viene, y bajamos las escaleras. Al llegar al salón, encontramos a Davina y Freya acostadas en los sofás junto a Jeremy, viendo una película.
-Davina, necesitamos tu ayuda y también la de Freya -anuncio, llamando su atención.
Davina levanta la cabeza perezosamente, mientras Jeremy pausa la película para prestarnos atención.
-¿Qué necesitas? -pregunta Davina, siempre dispuesta a colaborar, aunque con un toque de curiosidad.
-Ayuda con el hechizo para hacer visible a Kol -explica Bonnie rápidamente, adelantándose a mí con una emoción evidente en su voz. Es claro que ella realmente quiere que esto suceda cuanto antes.
Freya intercambia una mirada con Davina y luego asiente con una sonrisa tranquila.
-Está bien -responde Freya mientras se incorpora-. Vamos a hacerlo. Kol debe estar muy impaciente.
-Oh, lo está -añade Bonnie, rodando los ojos con una sonrisa divertida-. Y créeme, no me ha dejado de hablar sobre esto desde que Caroline tuvo la idea.
-Eso no me sorprende en absoluto -dice Elena, dejando escapar una risita.
Nos reunimos todas en el centro de la sala, listas para empezar, mientras Jeremy se sienta al borde del sofá, observando con interés. Esta será una noche interesante.
Lista de ingredientes
1. Sangre de Freya: Representa el vínculo familiar de Kol y su conexión con el mundo.
2. Una flor de lavanda seca: Simboliza la claridad y la manifestación, ayudando a canalizar la energía para hacer visible lo invisible.
3. Cenizas de madera de roble blanco: Refuerza el poder del hechizo con un lazo simbólico entre Kol cómo vampiro Original y el mundo físico.
Sabía que sería de utilidad tomar esas cenizas.
4. Un cristal de cuarzo ahumado: Actúa como un canalizador de energía, amplificando la fuerza del hechizo y asegurando que sea eficaz.
5. Salvia quemada: Limpia las energías del espacio para que el hechizo no tenga interferencias y asegure una conexión clara con Kol.
6. Unas gotas de aceite esencial de mirra: Este ingrediente es para reforzar la unión entre los vivos y los muertos, permitiendo que Kol sea visible sin romper la barrera que lo mantiene en su estado actual.
7. Vela blanca consagrada: Simboliza la pureza y la luz que hará visible a Kol en el mundo físico.
Davina se pone de pie y, con un leve movimiento de cabeza, nos indica que estamos listos para comenzar.
-Bien, ahora agregan todos los ingredientes -dice con calma mientras yo enciendo la vela blanca que había preparado con antelación.
El círculo se forma en silencio. Las miradas de todos están llenas de expectativa. Freya, Davina, Bonnie y yo nos tomamos de las manos primero, y luego los demás completan el enlace. La atmósfera se llena de tensión y una extraña energía comienza a fluir entre nosotros.
Freya, con su navaja, corta ligeramente la palma de su mano y deja caer unas gotas de su sangre en el recipiente con los demás ingredientes. Su expresión es serena, pero hay un brillo de emoción en sus ojos.
Bonnie asiente con firmeza, su voz resuena suave pero decidida.
-Es hora. Todos juntos.
Cerramos los ojos y comenzamos a cantar el hechizo, nuestras voces aumentando en intensidad y sincronía con cada repetición.
"Espíritu errante, invisible a los ojos,
te invocamos con sangre y lazos.
Cruza el velo, muestra tu forma,
sé visible solo a quienes te llamamos.
Por la conexión de sangre y magia,
revelamos tu esencia a este mundo.
Kol Mikaelson, muéstrate a nosotros."
Las palabras fluyen como un río, cada vez más rápido, más fuerte, hasta que nuestros cuerpos parecen vibrar con la magia que invocamos.
Entonces, Freya y Davina repiten el hechizo en griego antiguo. Sus voces resuenan como un eco místico, llenando la habitación:
"Πνεῦμα περιπλανώμενον, ἀόρατον τοῖς ὀφθαλμοῖς,
σε ἐπικαλοῦμεθα μετὰ αἵματος καὶ δεσμῶν.
Διάβηθι τὸ πέπλον, δείξον τὴν μορφήν σου,
ὀφθῆθι μόνον τοῖς σε καλούσιν.
Διὰ τὴν σύνδεσιν αἵματος καὶ μαγείας,
ἀποκαλύπτομεν τὴν οὐσίαν σου εἰς τὸν κόσμον τοῦτον.
Κολ Μιχαήλσον, φανερώθητι ἡμῖν."
El aire se siente más pesado, cargado de electricidad. Un destello de luz surge del recipiente con los ingredientes, seguido por una ráfaga de viento que apaga todas las velas, excepto la que había encendido al principio.
Abro los ojos con cautela y miro a mi alrededor. Allí, frente a nosotros, Kol Mikaelson está de pie, visible, tangible, con una expresión traviesa que le es tan característica.
-Bueno, vaya manera de llamarme -dice con una sonrisa burlona, su mirada recorriendo el círculo antes de detenerse en Bonnie.
Bonnie deja escapar un suspiro de alivio y suelta las manos del círculo.
-Funciona... finalmente funciona.
Kol se acerca un poco más y, con un tono jocoso, añade:
-Era hora. ¿Cuánto tiempo planeaban tenerme como un simple susurro?
Risas suaves llenan la habitación, aliviando la tensión. Pero en el fondo, todos sabemos que esto es solo el comienzo de algo más grande.
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Hoy es la fiesta anual de los Fundadores, y todos nos estamos preparando en mi casa. Desde que Elena mencionó la fiesta, hay algo que no puedo quitarme de la cabeza: Damon ha estado demasiado callado últimamente, y esa actitud no es típica de él.
Bajo las escaleras y encuentro a Enzo sentado en la terraza, mirando hacia el horizonte con una expresión de tranquilidad.
-Enzo -lo llamo, y él levanta la mirada para observarme con una ligera sonrisa.
-¿Qué necesitas, pequeño ángel? -me pregunta con su típico tono despreocupado.
-¿Has hablado con Damon? -le digo directamente, y su expresión cambia. Hace una mueca de incomodidad y algo de desagrado.
-No, desde hace una semana, cuando le rompí el cuello -responde con indiferencia, como si fuera lo más normal del mundo.
-¿Por qué hiciste eso? -pregunto, frunciendo el ceño. Y luego pienso el porqué, tengo ganas de darme un golpe.
-Digamos que se lo merecía -responde con una leve sonrisa burlona y luego se encoge de hombros-. ¿Por qué lo preguntas?
-Ha estado muy callado, y no sé si debería preocuparme -admito, inquieta.
Enzo me dedica una mirada tranquila y me dice:
-No te preocupes por Damon, todo está bajo control.
Sus palabras me tranquilizan un poco, aunque no completamente. Asiento sin decir nada más y me dirijo a mi habitación, donde ya están Elena, Bonnie, Davina y Freya, que decidieron unirse para ayudarnos a elegir vestidos para la fiesta.
Cuando entra, el cuarto está lleno de risas y comentarios sobre colores y estilos. Me esfuerzo por dejar de lado mi preocupación por Damon, al menos por ahora. Después de todo, esta noche se trata de celebrar, y no quiero arruinar el ánimo de nadie.
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En mi habitación, el ambiente estaba lleno de risas y emoción mientras todos nos arreglábamos para la gran noche. Cada una había elegido un vestido que reflejaba perfectamente su personalidad, y no podía evitar admirar lo hermosas que se veían mis amigas.
Bonnie se veía impresionante con su vestido gris plateado de corte princesa. El diseño tenía un escote bardot que dejaba sus hombros al descubierto, decorado con delicadas flores en relieve que parecían caer suavemente por el corsé y la falda. Era un vestido estructurado, elegante y absolutamente perfecto para ella.
Freya, por otro lado, parecía salida de un cuento de hadas con su vestido azul celeste. Las mangas de tul transparente le daban un aire etéreo, mientras que el escote bardot, adornado con flores brillantes, realzaba su elegancia natural. El cinturón floral ajustaba su figura, conectando la parte superior con la falda vaporosa que caía en capas suaves.
Elena eligió un vestido melocotón que reflejaba su personalidad dulce y soñadora. El escote en forma de V estaba decorado con flores tridimensionales en tonos cálidos, y las mangas largas de tul transparente añadían un toque romántico. La falda de tul con puntos brillantes tenía ese aire mágico que parecía hecho para ella.
Cuando miré mi propio vestido, me sentí encantada con mi elección. El mío era en tonos champán y rosa pálido, decorado con flores tridimensionales que parecían florecer desde el corsé hasta la falda. Los lazos en los hombros y el escote profundo en V le daban un toque juvenil y moderno, mientras que los detalles brillantes capturaban la luz de una manera deslumbrante.
Finalmente, Davina se veía absolutamente refinada con su vestido rosa pastel. Las mangas largas de tul transparente estaban adornadas con pequeñas perlas, creando un efecto delicado y cómodo. El escote en V y la falda fluida le daban un estilo romántico que realzaba su belleza natural.
Mientras observaba a mis hermanas y amiga, no pude evitar sonreír. Cada una de nosotras llevaba un vestido que no solo resaltaba lo mejor de nosotras, sino que también capturaba el espíritu de la noche. Estábamos listas para deslumbrar en la fiesta anual de los Fundadores, y no tenía duda de que sería una noche inolvidable.
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Cuando bajamos las escaleras entre risas, la escena que nos recibe es casi cómica: Enzo, Stefan, Kol y Jeremy nos observan boquiabiertos, completamente inmóviles. No puedo evitar sonreír con diversión ante sus expresiones.
-¿Qué tal? ¿Cómo nos vemos? -pregunto con una sonrisa traviesa, disfrutando del efecto que hemos causado.
Enzo es el primero en reaccionar, recuperando su puerta habitual. Nos regala una sonrisa encantadora y, como siempre, hace un comentario que parece salido de una película.
-Si la belleza pudiera eclipsar a las estrellas, creo que lo habrían logrado esta noche -dice, mirándonos a todas con admiración, pero especialmente a Freya, quien le devuelve una sonrisa encantada.
Jeremy, un poco menos poético pero igualmente sincero, balbucea mientras sus ojos permanecen fijos en Davina, quien no puede ocultar el rubor que sube por sus mejillas.
-Se ven... increíbles, realmente hermosas -logra articular, aunque su atención está claramente puesta en una sola persona.
Kol, siendo Kol, no pierde la oportunidad de añadir su propio toque. Su tono es despreocupado, pero hay algo en su mirada que lo traiciona cuando sus ojos se encuentran con los de Bonnie.
-Definitivamente serán las más deslumbrantes de la noche -comenta, y aunque lo dice para todas, es evidente a quién está realmente dirigido el halago. Bonnie desvía la mirada con una leve sonrisa, pero puedo ver que también está sonrojada.
Por último, Stefan parpadea, como si estuviera regresando al presente después de haber quedado aturdido. Su mirada recorre a cada una de nosotras con una mezcla de sorpresa y admiración antes de hablar con su característico tono calmado.
-Se ven espectaculares. Sin duda, las mujeres más hermosas que pisarán ese salón esta noche.
Nos miramos entre nosotras, compartiendo una sonrisa cómplice.
-Muchísimas gracias, caballeros -respondemos al unísono, disfrutando de sus halagos.
Enzo no tarda en acercarse a Freya y, con un gesto elegante, le ofrece su brazo. Ella lo acepta con una sonrisa tranquila. Jeremy sigue su ejemplo y, con más torpeza, le extiende el brazo a Davina, quien lo toma con timidez. Stefan, siempre el caballero, se acerca a Elena y le ofrece su brazo con una sonrisa que ella responde encantada.
Por último, Kol se queda mirándonos a Bonnie ya mí con una ceja alzada, claramente disfrutando del momento. Nos reímos al mismo tiempo y, entre bromas, lo tomamos cada una de un brazo. Aunque sabemos que nadie más puede verlo, para nosotras, eso no importa.
Con nuestros acompañantes a nuestro lado y sonrisas en los labios, descendemos hacia la noche que nos espera. La fiesta anual de los Fundadores promete ser inolvidable.
Mansión Lockwood
Llegamos a la mansión Lockwood, donde Carol Lockwood nos recibe con una sonrisa encantadora.
-Bienvenidos a este evento del Día Anual de los Fundadores de Mystic Falls -anuncia, irradiando amabilidad.
-Muchísimas gracias, Carol -respondo, saludándola con un beso en la mejilla.
-Se ven todas muy hermosas y, además, muy bien acompañadas -añade con un toque coqueto, esbozando una sonrisa.
-Gracias -respondo con cortesía, mientras nos invita a pasar.
Tomo una copa de champán que un camarero me ofrece con una sonrisa amable. La velada transcurre entre risas y conversaciones animadas. Sin embargo, mi atención y la de Enzo convergen en el mismo punto: Damon Salvatore, quien no veía desde hace tiempo.
-Si me disculpan, debo atender algo -digo, dirigiéndome hacia Damon. Enzo me lanza una mirada inquisitiva, a lo que le responde con un guiño.
-Damon, mi amigo, y mi Salvatore favorito -comienzo con evidente sarcasmo al llegar frente a él.
-Mi rubia favorita -réplica él, igual de irónico.
-Bailemos, Damon -ordeno, sin dar lugar a que se nigue. Aunque a regañadientes, acepta.
Mientras danzamos, aprovecho el momento para hablar en un tono bajo, pero lo suficientemente firme como para captar toda su atención.
-Voy a ser clara contigo, Damon. El collar de Emily Bennett no está aquí -digo, observando cómo su cuerpo se tensa al instante-. Bonnie y yo lo robamos cuando teníamos, ¿qué?, ¿catorce o quince años? No lo recuerdo bien.
Haz una pausa, disfrutando un poco del impacto que mis palabras tienen en él.
-Bonnie y yo abriremos la tumba en unos días. Y te lo advierto, más te vale no meter las manos donde no debes. Porque lo que Enzo te hizo, Damon, será un juego de niños comparado con lo que puedo hacerte yo. ¿Quedó claro?
Mis palabras caen como una amenaza directa. Damon asiente a regañadientes, con el ceño fruncido. Continúo con un tono más casual, pero no menos contundente:
-Por cierto, Katherine no está en la tumba.
Damon se detiene un segundo, paralizado por la sorpresa, pero pronto retoma el ritmo del baile.
-Está bien, no me creas -añado con indiferencia-. Cuando abramos la tumba, te avisaré para que lo veas con tus propios ojos.
La música llega a su fin, y me detengo, soltando suavemente su mano.
-Muchas gracias por el baile, Damon -concluyo con una reverencia burlona, dándome la vuelta antes de que pueda responder.
Mientras camino hacia donde se encuentran mis amigos, veo a Stefan y Elena hablando en un rincón, ya Freya, Bonnie y Kol charlando animadamente. Sin embargo, no veo a Davina ni a Jeremy por ningún lado. De pronto, siento una mirada fija sobre mí. Al buscar, descubro a Enzo observándome desde lejos, con una expresión enigmática que no logro descifrar.
Me acerco a él levantando las manos en señal de rendición, lo que hace que una sonrisa divertida curva sus labios. Niega con la cabeza y me ofrece su mano, que acepta sin dudar.
-¿Me concede este baile? -pregunta con ese encanto que siempre lo caracteriza.
-Por supuesto -respondo, dejándome guiar hacia la pista de baile.
La noche continúa entre risas, música y conversaciones. Bailo con todos, incluso con Stefan, quien al principio duda, pero finalmente acepta. Fue una velada maravillosa, aunque no puedo evitar sentir que la advertencia que le hice a Damon.
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Escuela secundaria Mystic Falls
Las chicas y yo nos encontramos en la escuela para el día del lavado de autos, organizadas con el propósito de recaudar fondos, y del cual yo, por supuesto, soy la encargada. Bonnie y Davina no tardan en señalarme que, según ellas, me encanta tener el control. Elena no dice nada, pero su mirada lo dice todo: está de acuerdo con mis hermanas.
-No lo soy -respondo, cruzándome de brazos, aunque en el fondo sé que tienen razón.
-Sí, lo eres -contestan Davina y Bonnie al unísono.
-Elena, diles que están mintiendo -insisto, mirándola con expectación. Pero ella solo me dedica una sonrisa de disculpa, confirmando lo que ya sospechaba.
En ese momento, Stefan llega al lugar.
-¡Steffy! Diles que no soy una controladora -le digo en cuanto se acerca.
Stefan me regala una sonrisa traviesa, como si ya conociera la respuesta que estaba a punto de darme.
-¿Quieres que te mienta o que te diga la verdad? -responde, divertido.
Las chicas se estalan en risas, y yo las miro fingiendo indignación.
-Todos están confabulados en mi contra -digo con dramatismo, llevándome una mano al pecho, lo que provoca aún más risas. Señalo a Stefan con el dedo y, cambiando rápidamente de tono, le ordeno: -Y tú, Stefan, ¡muestra músculos! Quítate esa camiseta y enséñales lo que tienes. A Elena le gustará.
Elena se sonroja intensamente, mientras Stefan me lanza una mirada incrédula.
-Y no olvidemos que tenemos que recaudar más dinero que el año pasado -añado con un toque competitivo que no puedo ocultar.
-Vale, vamos -dice Bonnie, negando con la cabeza y dándome una palmadita en el hombro antes de irse a trabajar.
El evento transcurrió mejor de lo que esperaba, aunque, como siempre, Damon tuvo que aparecer, esta vez acompañado por una chica llamada Lauren. Pero bueno, eso no es problema mío. Al final, logramos recaudar más dinero que el año pasado: nada menos que 45 mil dólares. Una parte de ese monto se lo conseguí a Damon.
La escena fue casi cómica: me acerqué, extendí la mano y dije que debía aportar. Damon puso los ojos en blanco, suspiro profundamente, y sin decir nada me entregó el dinero. Lo miro mientras me alejo, pensando que, aunque estemos a punto de abrir la tumba, eso no significa que no podamos sacar provecho de ciertas situaciones. Después de todo, nada en esta vida es gratis; si las cosas vienen fácil, las personas terminan acostumbrándose.
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Siento que estos días han sido una locura, con eventos sucediendo uno tras otro. Primero fue el Día del Fundador, luego el lavado de autos, y ahora, Halloween. Las chicas y yo nos estamos arreglando en la habitación de Bonnie. Incluso Elena está aquí, lo cual me sorprende, pero a la vez me alegra. Freya, Enzo y Jenna decidieron ir a una fiesta de Halloween para adultos. Me reconforta ver a Freya divirtiéndose de nuevo; Parece que, poco a poco, está recuperando algo de su chispa.
-¿Qué tal me veo? -pregunto mientras me giro frente al espejo, mostrando mi disfraz.
-Estás hermosa, Caroline -responde Elena con una sonrisa cálida, mientras Bonnie y Davina asienten en aprobación.
-Gracias. Ustedes también se ven espectaculares -añado sinceramente, observándolas una a una.
Elena irradiaba majestuosidad en su disfraz de Reina Egipcia. Llevaba un vestido de tonos marfil y turquesa, decorado con intrincados detalles dorados que parecían haber sido tomados directamente de las paredes de un templo antiguo. Los brazaletes dorados en sus brazos y el collar que rodeaba su cuello brillaban con intensidad bajo la luz, mientras una tiara coronaba su cabello perfectamente peinado. Si Cleopatra estuviera viva, sin duda estaría celosa.
Bonnie como Diosa de la Naturaleza: parecía haber surgido de un bosque encantado. Su vestido, de un profundo verde esmeralda, estaba decorado con hojas doradas y flores que parecían reales. Las alas translúcidas que llevaban destellaban con un brillo etéreo, como si estuvieran hechas de polvo de estrellas. Había algo mágico en su apariencia, como si encarnara a una hada guardiana de los secretos de la tierra.
Como Diosa del Sol: Davina era un verdadero espectáculo, como si el amanecer hubiera cobrado forma humana. Su vestido dorado, bordado con intrincados patrones que imitaban llamas, brillaba con cada movimiento. Una corona dorada, con rayos solares extendiéndose hacia todas direcciones, coronaba su cabello. Parecía irradiar luz propia, y su presencia llenaba el ambiente con una calidez reconfortante.
Yo, como Diosa de la Muerte: estaba, envuelta en un aura oscura y enigmática como la Diosa de la Muerte. Mi vestido negro, adornado con pequeños destellos plateados, recordaba un cielo estrellado en una noche sin luna. Las alas negras que parecían haber sido forjadas de sombras mismas, y los detalles plateados les daban un aspecto fantasmal. Mi maquillaje acentuaba mi rostro, resaltando mis ojos y creando un contraste con mi piel. La muerte nunca había sido tan glamorosa ni tan intimidante.
Cuando bajamos las escaleras, encontramos a Stefan, Jeremy y Kol en la sala, conversando animadamente sobre béisbol. Kol, para variar, estaba obsesionado con el deporte. Jeremy se había encargado de enseñarle todo lo que sabía, incluso organizando sesiones para ver partidos juntos. La abuela estaba en la cocina, mientras mamá había tenido que salir. Al parecer, Marie la llamó para entregarle unos álbumes de fotos y libros de magia que habían pertenecido a la madre de Davina, cosas que no habíamos recogido antes.
Jeremy estaba vestido como el Dios del Sol, lo que hacía que su disfraz combinara perfectamente con el de Davina. Elena y yo habíamos manipulado, con un poco de encanto y persistencia, a Stefan para que se disfrazara del Emperador Egipcio. Admito que nos tomó horas convencerlo, pero el esfuerzo valió la pena. El resultado fue impresionante.
A pesar de eso, mientras los veían interactuar, no podía evitar notar algo extraño entre Elena y Stefan. Parecían más amigos que pareja. Había una distancia, una desconexión, como si ambos estuvieran impidiendo algo que no querían enfrentar. Aunque mi lado entrometido quería preguntar, me contuve. Sé cuándo debo dar espacio, y este era uno de esos momentos. Cuando estén listos, hablarán, y yo estaré ahí para escuchar.
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Llegamos al evento, y todo luce increíble. Por supuesto, no esperaba menos; Después de todo, fui yo quien organizó cada detalle y me aseguré de que todo fuera perfecto. Mentalmente, me doy dos palmaditas en la espalda por lo fabuloso que ha quedado.
Me lo estoy pasando genial, disfrutando del ambiente y probando el ponche, aunque me sorprende el sabor. Uno sabe un ron y otro un bourbon. Frunciendo el ceño, me acerco a una de las chicas que está sirviendo y le pregunto:
-¿Qué le pusieron al ponche?
-Fue idea de Tyler -responde con una sonrisa nerviosa.
-Está bien -respondo, suspirando-. Pero si algún maestro pregunta, señala directamente a Tyler.
Lilian asiente, sonriendo más relajada, y yo regreso a la pista de baile. Todo parece estar bajo control hasta que noto un grupo de personas saliendo al exterior. Hay un murmullo creciente que indica que algo está sucediendo.
Me acerco al grupo donde están los chicos.
-¿Qué está pasando? -pregunto, tratando de averiguar qué ocurre.
-Unas chicas están peleando -responde Bonnie con preocupación.
Algo dentro de mí se enciende como una alarma.
-¿Y Davina? -pregunto rápidamente.
Tanto Elena como Bonnie se paralizan, mirándome con una mezcla de sorpresa y preocupación. Antes de que pueda insistir, Stefan sale corriendo hacia el exterior.
Cuando llegamos y logramos abrirnos paso entre la multitud, veo algo que me deja helada: Davina está agarrando por los pelos a Vicki Donovan, quien intenta zafarse desesperadamente. Antes de que pueda reaccionar, Davina la tira al suelo con fuerza y empieza a golpearla sin piedad. Sus puños caen con una furia que nunca había visto en ella.
Stefan llega rápidamente y, con cuidado, la toma por los brazos para separarla de Vicki, alejándola del caos. Matt Donovan corre hacia su hermana, ayudándola a levantarse mientras esta solloza.
-¡Jamás en tu vida vuelves a hablar de mi familia, maldita perra drogadicta! -grita Davina con una furia que hace eco en la noche.
Bonnie y yo intercambiamos una mirada, ambas tensas, mientras Vicki nos mira con miedo.
-Y si vuelves a ofrecerle drogas o algo más a Jer, te juro que te golpearé hasta dejarte grave, perra -añade Davina, aún forzando ligeramente contra Stefan, quien intenta calmarla con paciencia.
-¡Se acabó el espectáculo! ¡Todos fuera! -grito con autoridad, y como si fuera magia, la multitud empieza a dispersarse rápidamente.
Jeremy, quien había estado tratando de calmar a Davina antes de que llegáramos, se acerca a ella, preocupado. Stefan la ha sentado en un banco cercano, y yo me arrodillo frente a ella, suavizando mi voz como lo hacía cuando era más pequeña y necesitaba consuelo.
-Dav, cariño, dime qué fue lo que te dijo -pregunto con dulzura, tomando sus manos temblorosas.
Las lágrimas empiezan a correr por sus mejillas mientras habla entrecortadamente.
-Me llamó huérfana -confiesa, con la voz rota-. Dijo que nadie me amaba. Y luego intentó ofrecerle drogas a Jeremy... e insinuarse.
La furia que siento al escuchar sus palabras es difícil de contener, y no soy la única. Elena maldice en voz alta, dejando salir un torrente de insultos que nunca pensé escuchar de ella.
-Esa chica solo mente para hacerte sentir mal porque su vida está llena de miseria. A diferencia de ella, tú tienes una familia que te ama -afirma Bonnie con firmeza, abrazando a Davina y dándole un beso en la frente.
Después de unos minutos, todos decidimos que es hora de marcharnos. Jeremy toma la mano de Davina mientras caminamos hacia el auto, susurrándole algo que no logra escuchar pero que la hace reír entre lágrimas. Verla sonreír, incluso después de algo así, me da esperanza. Somos una familia, y no vamos a dejar que nadie la haga sentir menos que eso.