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Trastornado

Chapter 26: TAEYONG (epilogo)

Notes:

NOTA IMPORTANTE AL FINAL.

Y una mini advertencia de que este capítulo es un montón 🫡

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

En toda la vida de Taeyong, nunca había imaginado que llegaría a vivir esta particular fantasía. Ten estaba ante él, con un corsé negro, panties de seda y botas de tacón de aguja que deberían haber sido registradas como verdaderas armas. Estaban en la mazmorra del sexo, Taeyong boca arriba, desnudo, anclado a los cuatro puntos de la cama con la presión justa para inclinar sus caderas si Ten lo exigía.

Cuando Ten se acercó a los pies de la cama, Taeyong apretó la cara contra la seda, recorriendo con la nariz la cresta de su pene.

—Mierda, qué bien hueles.

Ten le dedicó una sonrisa de complicidad.

—Lo sé.

Pasó los dedos por el pelo de Taeyong, sujetando su cabeza en su sitio mientras trabajaba su longitud contra los labios de Taeyong a través del trozo de tela que apenas se veía, antes de agacharse para besarlo profundamente.

—Mírame.

Taeyong se obligó a abrir los ojos, gimiendo cuando miró a Ten. Era tan jodidamente hermoso.

—¿A quién le perteneces? —canturreó.

—A tí —dijo Taeyong como una oración. Ten lamió la orilla de los labios de Taeyong.

—Dime que me amas.

—Te amo —juró Taeyong, sin aliento.

Ten le dedicó esa sonrisa suave y lenta antes de inclinarse para morderle el labio con la suficiente fuerza como para hacerlo sangrar.

—Dilo otra vez.

—Te amo.

Ten forzó dos dedos entre los labios de Taeyong.

—Chupa.

Taeyong lo hizo, empujando su lengua entre los dedos, chupándolos con el mismo entusiasmo que le daría a cualquier otra cosa que Ten le presentara.

Ten pasó su lengua por la concha de la oreja de Taeyong.

—Dime que harías cualquier cosa por mí.

—Sabes que mataría por tí —dijo Taeyong ronco, sus caderas elevándose y agitándose por la excitación.

Ten sacó sus dedos y le dio una bofetada lo suficientemente fuerte como para hacer palpitar la verga de Taeyong.

—Deja de hacer eso.

Taeyong gimió pero obedeció, calentándose cuando Ten dijo:—Buen chico.

—Tu buen chico —se oyó decir Taeyong. Ten peinó con sus dedos el pelo de Taeyong.

—Mi buen chico —canturreó—. Abre tus piernas para mí, chico bueno.

Taeyong hizo lo que Ten le pidió, sintiéndose completamente indefenso, todo abierto. No es que hubiera ninguna parte del cuerpo del otro con la que no estuvieran íntimamente familiarizados en ese momento.

Sin embargo, esto era lo único que no habían hecho. La única línea que habían esperado a cruzar, no porque pensaran que cambiaría algo, sino porque a Ten le encantaba usar a Taeyong con fuerza, le encantaba ladrarle órdenes mientras Taeyong lo embestía.

Pero esto era todo lo que Taeyong había querido para su primer aniversario. Ten dentro de él. Hasta ese momento, Ten se había mostrado inseguro, preocupado por si hacía algo mal o por si se acababa en un instante. Pero la verdad era que nada de eso importaba. Taeyong sólo quería ser poseído por Ten. Quería saber qué se sentía al ser poseído tan profundamente por él que dejaba parte de sí mismo dentro.

Esperaba el dolor. Eso era lo que había pedido. El fuego recorrió su piel cuando Ten le abofeteó el culo y luego lo calmó con una caricia. Taeyong gimió cuando Ten le dio otra bofetada en el otro lado.

—Más.

—Tú no haces las reglas —murmuró Ten, pero le recompensó con una dura bofetada que rozó sus pelotas, provocando el más exquisito dolor en él.

—Si, así.

Las uñas de Ten recorrieron su culo, afiladas como garras. La piel de gallina recorrió todo el cuerpo de Taeyong. Su culo tenía que estar cubierto de huellas de manos y arañazos. Su verga palpitaba al pensarlo, pero no había nada que pudiera hacer con el culo al aire, ni siquiera molerse contra la cama.

—Más. Tócame.

Lo que había pedido era dolor, pero lo que obtuvo fue el plano de la lengua de Ten lamiéndole desde los huevos hasta su agujero.

—Jesús.

—No todavía —se burló Ten, haciéndolo de nuevo, esta vez envolviendo su mano alrededor del pene de Taeyong para trabajarla al ritmo de su lengua exploradora.

Taeyong no iba a enfadarse por este giro de los acontecimientos. ¿Cómo podría hacerlo si se sentía tan bien? Pero entonces desapareció, sustituido por otra fuerte bofetada que lo dejó literalmente goteando en la mano de Ten.

—Realmente necesitas el dolor —susurró Ten.

—Sólo te necesito a tí —prometió Taeyong, con el corazón acelerado al oír el chasquido revelador del cuchillo de Ten.

Ten le agarró el culo, masajeándolo por un momento antes de decir:—Uno por cada año.

Le había hecho una promesa a Ten. Una vez al año, en su aniversario, lo marcaría, le haría un corte lo suficientemente profundo como para que le quedara una cicatriz, para que algún día tuviera un recuerdo táctil de sus años juntos.

—Por favor —susurró Taeyong.

Siseó cuando Ten arrastró la cuchilla por su mejilla, y luego se inclinó para lamer la sangre que brotaba del corte, con su saliva, que de alguna manera quemaba y calmaba al mismo tiempo. Taeyong gimió, con la verga goteando ante la idea de que Ten le lamiera las heridas.

Entonces el cuchillo desapareció, los dedos de Ten se movieron sobre su entrada, deslizando dos dedos resbaladizos dentro sin previo aviso, forzando el aire de sus pulmones.

—Mierda.

—Ya estamos casi ahí—bromeó Ten, aunque su voz temblaba un poco.

Ardía, luego dolía, luego se sentía como si no fuera suficiente, pero cuando Taeyong elevo su cabeza para observar a Ten, éste parecía paralizado, con los ojos fijos en el lugar donde sus cuerpos se unían, el labio inferior atrapado entre su labio mientras lo abría con los dedos.

—Estoy listo —dijo Taeyong.

—No te pregunté —respondió Ten, retorciendo sus dedos de una manera que hizo que los dedos de Taeyong se curvaran.

—Por favor —susurró Taeyong.

De repente, los dedos de Ten desaparecieron, sustituidos por su pene deslizándose contra el surco de su culo. Taeyong inclinó las caderas como si pudiera engañar de alguna manera a Ten para que entrara en él, pero éste se mostraba obstinadamente evasivo.

—Tennie —gimió.

Ten dejó escapar una respiración temblorosa, saliendo del personaje el tiempo suficiente para murmurar:—Esto va a terminar en segundos.

Taeyong se rió.

—Entonces podemos volver a hacerlo más tarde.

A Taeyong le gustaba ser todas las primeras veces de Ten. Si pudiera invertir el tiempo y volver atrás y ser su primer beso, probablemente también lo habría hecho. Diablos, podría haberse ofrecido para ser su primer asesinato. Siempre tenía tanta hambre de Ten, nunca podría tener suficiente de él. Era la perfección en todos los sentidos de la palabra.

Cuando Ten finalmente presionó dentro, Taeyong gimió, su cuerpo lo aceptó fácilmente, como si incluso supiera que todo él le pertenecía a Ten. Cuando estuvo dentro, se detuvo. Taeyong pudo sentir que respiraba con dificultad, como si estuviera luchando por el control. Taeyong lo consiguió. Cada vez que se deslizaba dentro de Ten, tenía que luchar para no correrse en el acto. Estaba tan apretado, agarrándolo con el calor de su cuerpo.

Ten rodeó las caderas de Taeyong con las manos, clavando las uñas en su piel, antes de sacar ambos casi por completo y volver a meterlas, gimiendo los dos a la vez.

—Lo estás haciendo jodidamente bien, Tennie.

—¿Estas tratando de ser amable? —preguntó Ten, chasqueando las caderas de nuevo, la cabeza de su pene rozando la próstata de Taeyong de una manera que le hizo oír el color.

—Mierda —jadeó Taeyong—. Has eso otra vez, por favor.

—¿Sí? —preguntó Ten, moviéndose un poco.

La siguiente embestida hizo que los ojos de Taeyong se pusieran en blanco detrás de sus párpados, y empujó sus caderas hacia atrás, esperando atraer a Ten para que se moviera más rápido. Pero parecía que no necesitaba el incentivo. Cada vez que Ten empujaba sus caderas hacia delante, hacía sus propios ruidos de impotencia, como si ambos estuvieran recibiendo exactamente lo que necesitaban.

Menos mal que estaba atado, porque si Taeyong se hubiera salido con la suya, habría puesto a Ten de espaldas y lo habría montado de una manera que probablemente los habría llevado a ambos al hospital. Pero esto también era bueno. Tan bueno, jodidamente increíble. Mierda, por qué nunca había hecho esto antes a estos niveles de calor.

Podía sentir su descuidado pene palpitando, sus manos agarrando las sábanas con el mismo entusiasmo que las uñas de Ten mientras destrozaban cualquier piel con la que entraban en contacto. Ten gritó entonces, sus caderas rechinando contra el culo de Taeyong mientras se vaciaba dentro de él.

Antes de que Taeyong pudiera lamentar realmente la pérdida, el pegajoso puño de Ten lo envolvía, masturbándolo mientras seguía dentro de él: caricias firmes y seguras que sólo se obtienen cuando se conoce íntimamente el cuerpo de alguien tan bien como el suyo. Ten sabía exactamente lo que le gustaba a Taeyong, lo que necesitaba.

Cuando se liberó de Taeyong, le metió tres dedos en su lugar, presionando su próstata hasta que Taeyong emitió un sonido que ni siquiera estaba seguro de que fuera humano, corriéndose con más fuerza que nunca en toda su vida antes de desplomarse sobre la cama en el desastre que había hecho.

Ten cayó encima de él, respirando con dificultad.

—Eso fue divertido —consiguió decir —Pero creo estoy mejor recibiendo que dando.

Taeyong soltó una carcajada sin aliento.
—Na, no es cierto, Ten. No es cierto en absoluto. Tienes muchos, muchos talentos.

—¿De verdad? —preguntó Ten titubeando.

—¿Te mentí alguna vez?

—No —dijo Ten—. Nunca lo haces.

—Entonces créeme cuando te digo que sacudiste mi mundo.

Ten se rió.—Eres un idiota.

Ten desató las ataduras de Taeyong antes de caminar hacia el baño. Taeyong lo escuchó lavarse las manos y volver con el botiquín que tenían en la encimera para las curas rápidas después de los juegos. Winwin y Yuta lo necesitaban mucho más que Taeyong y Ten, pero cuando Ten usaba su cuchilla, como esta noche, era mejor ocuparse de la herida en el momento.

Ten limpió el corte de Taeyong con las luces encendidas. Taeyong lo vio hacer una mueca de dolor mientras miraba el corte en la mejilla del culo.

—Creo que fui demasiado profundo. Puede que necesites uno o dos puntos de sutura. Taeyong soltó una carcajada.
—No voy a llamar a mi hermano y pedirle que me cosa esto, así que o bien tienes que volverte muy bueno con los puntos de sutura o simplemente usamos las tiras de esterilización ahí para cerrarlo y esperar lo mejor —Cuando Ten dudó, Taeyong dijo:—¿Quieres tener esa conversación con tu hermano? ¿Quieres una charla para nuestro aniversario?

Ten suspiró.

—No. Definitivamente no. Usaré el pegamento quirúrgico en su lugar.

—Esa cosa arde como el carajo.

—Sé que te encanta, rarito —se burló Ten, manteniendo la herida cerrada hasta que el pegamento se secó. Luego utilizó el spray que guardaban en la estantería para limpiar la cama de cuero para que no pareciera una escena del crimen para la mucama por la mañana.

Cuando terminó, miró a Taeyong, recorriendo su cuerpo desnudo con renovado interés.

—¿Ducha?

Taeyong se levantó, agarrando a Ten por los muslos y levantándolo y llevándolo al baño como si nada.

—Cualquier excusa es buena para estar desnudo contigo.

Cuando entraron en el baño, Taeyong lo dejó en el suelo, mirándose en el espejo, viendo la sangre que le pintaba los muslos y la verga.

—¿Me masturbaste con mi propia sangre?

Ten metió la mano y abrió la ducha, probando el agua, arqueando una ceja imperiosa.

—Hice muchas cosas con tu sangre. Es orgánica. Métete en la ducha.

Se lavaron lentamente, besándose hasta que se olvidaron de la limpieza y se besaron bajo el chorro. Cuando finalmente salieron de la ducha, Ten preguntó:— ¿Nos vamos a la cama o vamos a buscar a Yuta y Winwin?

—¿Quieres ir a buscar a Yuta y Winwin en nuestro aniversario? —preguntó Taeyong.

—¿Tu no? —contraatacó Ten.

Taeyong sonrió.—Sí, definitivamente.

—¿Están...?

Taeyong cerró los ojos, buscando la conciencia de su hermano en la casa.

—No, ya terminaron de coger.

Cuando pasaron por su dormitorio, Ten gritó:—¿Quién quiere pastel de boda?

—Yo —dijo Winwin desde detrás de la puerta del dormitorio.

—Trae también el champán —dijo Yuta cuando la puerta se abrió, revelando a los dos. Echó una mirada a su hermano y se rió—. Olvidalo, yo lo traeré. Ya que mi hermano parece haber recibido el máximo daño esta noche.

—Deberíamos ver el vídeo de tu boda —dijo Winwin, tomando los tenedores—. Me muero de la risa cada vez que Wendy vomita en el cubo de hielo durante el discurso.

Ten lo empujó juguetonamente.

—No es su culpa. Estaba embarazada.

—Otra vez —dijeron juntos Yuta y Taeyong.

Pusieron el pastel en la mesa de centro y se repartieron tenedores, comiendo la capa superior mientras se pasaban una botella de champán y se burlaban de los invitados a la boda.

Había sido un acontecimiento mucho más lujoso que la boda de Yuta y Winwin, con Ten en un esmoquin blanco, con encaje y piedras bordadas y Taeyong en un traje color vino iguamenre con bordados de piedras negras, ambos diseñados por Ten. Habían asistido cientos de personas, desde las conexiones comerciales de Jungwoo hasta celebridades y fashionistas, incluyendo a la nueva socia de Ten, Valencia, y su gerente de relaciones públicas, Trixie, la hija del idol famoso.

Taeyong abrió la boca cuando Ten le dio un bocado de tarta y miró a los demás. No era la primera noche que se sentaban a comer alrededor de la mesa de café. Ni siquiera era su primera noche esta semana, pero la vida de los cuatro juntos era mucho más de lo que Taeyong había creído posible. Apenas recordaba una época en la que tuviera miedo de que Winwin le quitara a Yuta. Ahora, lo tenía todo.

—Oh, ahí va —dijo Winwin con una risa mientras Wendy se lanzaba al cubo de hielo.

—No puedo creer que Johnny y Mark tengan a tres de menos de tres años. Es una locura. Están locos —dijo Ten—. Y su locura se está extendiendo. Mi hermano y Doyoung están hablando de tener un bebé.

—¿Crees que tendremos hijos? —preguntó Winwin.

—¿Queremos... tener hijos? —preguntó Ten, mirando a los cuatro como si fuera una dicesión de grupo.

—¿Tal vez? —dijo Yuta—. Pero no ahora, ¿Verdad? O sea, los bebés significan no más noches de champán en nuestra ropa interior y no más tiempo de juego en el bosque o el ático de sexo.

—Tal vez. Digo que un sólido tal vez —dijo Taeyong, alimentando a Ten con más pastel.

—Puedo vivir con el tal vez —dijo Winwin.

—Con más champán, puedo vivir con cualquier cosa —dijo Ten, alcanzando la botella. Taeyong lo detuvo.

—Feliz aniversario. Te amo. Ten le sonrió.
—Sí, lo sé. Yo también te amo. Yuta resopló.
—Uff, ya está bueno de tanta sensiblería. Rebobina la escena del vómito — dijo, arrastrando a Winwin a su regazo.

Winwin puso los ojos en blanco.

—Ese es el “Feliz Aniversario” de Yuta. Ten y Taeyong miraron a Winwin.
—Lo sabemos —dijeron al unísono.

Notes:

Y aquiii acabamos mi gente.
Muchas gracias por leer y haber llegado hasta acá, en caso de haber leído toda la saga si ese es su caso xd 🫶🏻.
Como ya mencioné antes, me estaré tomando un breve descanso para luego continuar con las últimas dos adaptaciones.
Los quiero y muchas gracias 🩷🫂

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