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Okita lleva un rato viendo a su hermano poner la casa patas abajo, buscando algo que parece importante.
—Está lloviendo mucho fuera, ¿seguro que quieres salir?—Le preguntó Soji a su hermano Simo, quien a pesar de ser uno de los más tranquilos de la casa estaba formando un caos que nunca había visto. Todos los cajones de la cocina estaban abiertos, y Simo estaba en proceso de hacer lo mismo con los armarios.
—¿Qué está pasando aquí?—Pregunta Raiden, quien entraba a la cocina acompañado de Qin. —Estoy buscando un paraguas, tengo una cita con Apolo en una hora.—Responde Simo con más calma de lo que todos se esperaban, yendo a buscar un banco para llegar a ver hasta la parte más alta de los armarios.
Raiden miró hacia el salón, que aún estaba ordenado, y se preguntó si su hermano ya había pasado por ahí. Después miró a Okita, quien parecía entretenido viendo al mayor sacar todas las cosas de los armarios. Por último, se giró para mirar a Qin, que parecía sorprendido por las acciones de el guerrero. Al final los tres se deciden por ayudar a Simo en su búsqueda.
—Buenos dí- vaya...—Dice Kojiro mientras entra a la cocina, —son las ocho y media de la mañana, ¿no tenéis nada mejor que hacer?—Pregunta el hombre, acercándose a sus hermanos. Simo sigue subido en el banco, mirando dentro de un armario diferente; Okita está revisando otra vez los cajones; Qin observa los armarios que hay por la zona baja con mucha atención; y Raiden mira por encima de los armarios más altos de puntillas.
—Estamos buscando un paraguas, a menos que tengas uno no nos interrumpas—Responde Okita desinteresado, sin levantar su mirada de ese armario. De repente Simo para lo que está haciendo y se gira para mirar al mayor de la sala. —¿Has dicho que son las ocho y media?— Cuestiona con sorpresa en su voz. El mayor solo afirma con su cabeza, mirando como los ojos de su hermano tienen pánico en ellos. —¡Paska*! ¡Solo tengo media hora!—Exclama el guerrero, bajándose del banco con una alta velocidad. —Voy al salón a seguir mirando.—
Soji le sigue, decidiendo que no merece la pena montar los cajones ahora. Kojiro, confundido, decide hacerse un té y preguntar a los demás si quieren algo para desayunar. Simo y Okita, que ya habían desayunado, le gritan un simple 'no' desde el salón. Raiden y Qin aceptan su propuesta, y el primero decide ayudarlo, pues ya ha terminado de mirar donde le habían pedido.
Unos pocos minutos después, Nikola, Buddha y Sakata bajan, viendo el desastre que hay en ambas salas. Deciden desayunar mientras preguntan qué rayos le había pasado a su casa, escuchando a Qin explicar lo sucecido mientras este sigue arrasando con los armarios.
La situación le resulta hilarante a Nostradamus cuando baja, pues se encuentra con Simo sentado en el suelo del salón mirando debajo de la mesa, que tiene una tabla llena de objetos; Okita está mirando en los armarios que tienen en el mueble que hay debajo de su televisión, sacando varias cosas en el proceso; Raiden de pie mirando en los armarios que hay justo encima de la tele, casi pisando a Okita cuando se mueve para ver el otro armario; Nikola revisando un pequeño baúl que hay justo a la derecha de la puerta, que impide que esta se abra por completo; Buddha mirando en el armario lleno de estantes que hay al lado de Nikola, revisando cada rincón; Sakata mirando en los cajones de un mueble un poco más bajo que se encuentra cerca del armario que Buddha revisa; Qin mirando en otro mueble con unos pocos estantes que hay al lado del sofá; y, finalmente, Kojiro haciendo el desayuno para los recién llegados.
—¿Acaso la tormenta se ha metido en la casa?—Pregunta el francés mientras se ríe, viendo el desastre que hay en la cocina. —Ayúdanos a buscar un paraguas, anda—Le pide Nikola, que acaba de cerrar el baúl después de ver que no está lo que buscan.
Nostradamus decide ayudarlos, yendo hacia el paragüero que hay al lado de la puerta principal. En él hay varias raquetas de lo que él supone que es bádminton, un par de bastones que no quiere ni preguntar a quién le pertenece y un paraguas. Lo lleva al salón, orgulloso de su encuentro. —Ojalá fuera así de fácil—Habla Qin, —ese paraguas tiene un agujero más grande que el culo de-— —Lo hemos entendido, Qin, no hace falta la comparación—Lo interrumpe Jack, que acaba de bajar y está dispuesto a ayudar a Simo a llegar a su cita a tiempo.
Leonidas y Lü Bu bajan a las nueve menos cuarto, poniéndose inmediatamente a buscar por los cajones que tenían en los pasillos. Jack vuelve a subir para rebuscar en las habitaciones de sus hermanos, con su explícito permiso, y así perder menos tiempo. Se habían dispersado aún más: algunos buscaban por el sótano, otros por las habitaciones, otros por el salón y un par por los pasillos. Solo había una cosa clara y era que en la cocina no se encontraba el dichoso objeto, pues estaba patas abajo.
A las nueve menos cinco bajó Eva, despertada por todo el ruido que sus hijos hacían. Algunos se disculparon y le explicaron la situación, así que la mujer subió para despertar a Adán. Simo se estaba agobiando y sus hermanos lo notaban, pero aún así siguieron con su búsqueda.
Ya habían dado las diez de la mañana cuando Adán bajó, confundido por el desastre pero recordando lo que le dijo su esposa. Simo, que estaba en la puerta con una chaqueta impermeable y una capucha, intentaba salir sin un paraguas, pero nadie se lo permitió.
Alguien llama a la puerta, y cuando Adán abre se encuentra a Apolo, que tiene un paraguas y una sonrisa. —Vi que estaba lloviendo mucho, así que pensé que lo mejor era venir a recoger a Simo...—Dice el griego con una sonrisa en la cara. Adán llama a su hijo quien, finalmente, se va con su novio sin un paraguas.
Después de todo el desastre, Jack se dirige a la cocina para sacar un par de frutas del frigorífico. Abre la puerta y se encuentra con ese objeto tan buscado dentro de la nevera, al lado de la leche. —What the... ¡HE ENCONTRADO EL PARAGUAS!—Grita el británico, atrayendo a todos a la cocina. Los presentes, confundidos, empiezan a preguntarse qué hacía el paraguas ahí. —¿Eso es un teléfono?—Pregunta Nostradamus, sacando el dispositivo de la nevera junto al paraguas.
Se miran entre ellos, y Qin ve a Nikola con una sonrisa y la cara muy roja mientras mira al suelo, parece avergonzado. —¿Has sido tú? ¿Estabas drogado o qué?—Le pregunta Qin, haciendo que todos se giren para ver al científico. —No, es que... Ayer venía muy cansado de estar con Beelzebub y me había llevado el paraguas por si acaso, entonces cuando volví probablemente dejé las cosas ahí sin darme cuenta...—Admite el hombre, con una sonrisa apenada y la cara roja de la vergüenza.
Entonces a todos les llega una notificación al teléfono:
Okita: Simo, adivina dónde estaba el paraguas JAJSJAJKDK
MadnessDan Tue 02 Apr 2024 11:31PM UTC
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Justasmileface2 Sun 16 Jun 2024 07:07PM UTC
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