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linda sonrisa •GUSTONI•

Summary:

Toni Gambino tenía al joven Gustabo García en la parte trasera del patrulla, con esposas en la manos y una linda pero arrogante sonrisa.

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Notes:

Pueden encontrar la portada de este fanfic siguiéndome en Wattpad como @SarciarSam

(See the end of the work for more notes.)

Work Text:

Toni Gambino tenía al joven Gustabo García en la parte trasera del patrulla, con esposas en la manos y una linda pero arrogante sonrisa.

Mirándolo por el retrovisor, el otro le guiñó un ojo causando que no estuviera seguro de que hacer con el cosquilleo entre sus piernas. Fingió ignorancia, volvió su atención a la carretera y siguió el protocolo.

—Tiene usted derecho a...

Mientras técnicamente dictaba los derechos, el rubio a sus espaldas borró por completo su sonrisa y rodó los ojos para después mirar por la ventana. Toni se dio cuenta que el guiño era una distracción y se esfumó el cosquilleo.

'Che poco interessante'.

Terminó de dictar justo antes de entrar a comisaría. Estacionó por la parte trasera y sacó al detenido de la misma forma que lo hacía habitualmente.

—Mire hacia la pared y ponga las piernas en V. — Pidió.

—¿Entraras en ellas? — Contestó jugando. —Invítame un café antes. — No podía creer como un comentario podría encenderlo. Tal vez era por su cara bonita.

—No creo que tengas suficiente espacio y... Podemos saltar lo del café... — No pudo evitar responder provocador.

Gustabo miro estupefacto al oficial, soltó una sonora carcajada —No sabía que la pasma era tan traviesa. En el patrulla parecía aburrido.

Toni pasó de responder y, en vez de eso, sacó su porra para dar golpecitos en las piernas del otro para que las separara. Gustabo pensó que el juego seguía y abrió satisfecho las piernas pensando que los golpeteos subirían por su entrepierna.

Para su decepción, Toni de verdad empezó a cacharlo; Pero para su satisfacción, Toni acercó su pelvis a su trasero y por cada parte que revisaba pasaba lentamente, como saboreándolo, y rozando casi su polla.

—¿De dónde sacarte la navaja? — Preguntó el policía al otro, poniendo el arma delante de sus ojos.

Gustabo se sorprendió por no sentir en ningún momento que la sacase y pensó de forma rápida que responder. —Alguien debió ponerla ahí, hay mucho loco en la ciudad.

Toni entendió que tenía que ser nuevo en Londres como para no saber el bajo nivel de delincuencia que había.

—¿Tú crees? — Pasó la navaja a su otra mano para guardarla en su uniforme. Al mismo tiempo, usaba su ahora mano libre para dejar los retozos y comenzar a ser un poco más serio. Se acercó al rubio un poco más y bloqueo la vista de la cámara del estacionamiento con su espalda, sujetó la cubierta polla de Gustabo con la mano y masajeo la zona por encima del pantalón. —Debiste pasarla muy mal.

Gustabo gimió por la inesperada iniciativa y no fue capaz de responder. Toni sonrió por la reacción.

—Soy un buen poli, todos tendrán un trato justo bajo mi cargo.

—¿Todos tendrán uno así de justo?

—Tus ojos me gustan, así que eres una excepción para un trato VIP.

Personalmente, a Gustabo le importaba tres cojones si el oficial trataba así a otros detenidos. El movimiento de la mano era hipnotizante y la lascivia de sus gemidos podría atravesar las paredes. Cualquier pensamiento se fue a un tercer plano.

Toni pensó que en una cama o un motel cada jadeo sería música para sus oídos, sobre todo con ese tono de voz tan grueso pero delicado que tenía; considerando que estaban en comisaria, no era adecuado hacer tanto ruido y le incomodaba, independientemente de la cámara, hacerlo en un lugar tan público.

Paró de mover su mano y lo sujetó de la cintura.

—Comienza a caminar, guarra. — El insulto era muy agresivo, pero picante y seductor. Gustabo terminó noqueado mentalmente y obedeció cada palabra.

Fue escoltado a una habitación donde, al ver la cámara y la pared con rayas negras que marcaban medidas, claramente comenzarían a procesarlo. Toni lo soltó al instante y fue rápidamente a mover un millón de cosas de un escritorio. Se sintió tan engañado que resoplo, a punto de reclamar escucho un sonido de un botón y escuchó estupefacto.

—Quítate la ropa. — Ahora no fue duro, autoritario ni dominante. Sonaba suplicante, como si lo necesitará. Gustabo pensó que era mucho más excitante así y su dureza se volvió más evidente.

Toni miro su entrepierna y sonrió. Le gustaba lo que veía y, ahora que las cámaras estaban desactivadas, quería aprovecharlo al máximo.

Gustabo pensó que era aún más tierno cuando recordó un detalle casi olvidado entre lo sucedido.

—Tengo las esposas. — Toni se creyó torpe y fue casi corriendo a quitárselas.

Después perdió la razón. En cuanto tuvo libres sus manos, Gustabo sujetó su rostro y lo beso; la sorpresa solo logró algo superficial, cuando se fue, las lenguas empezaron a jugar. Aunque le gustó el aura dominante, Gustabo prefería mil veces dominar.

En el ajetreo Gustabo empezó a quitarle el chaleco a Toni, Toni empezó a quitarle la chaqueta roja a Gustabo. Siguieron a las camisas.

Toni quedó fascinado, un pecho pequeño, abdominales marcados, músculos gruesos y algunas cicatrices que, aunque era evidente que procedían por navajazos del oficio criminal, quería besarlos.

Si, su hombre soñado era el mismo que el de cualquier hombre gay. Es normal, lo es.

—¿Te gusta lo que vez? — La broma tuvo una respuesta inesperada.

—Eres perfecto. — Los ojos de Toni miraron fijamente su rostro, supo que la respuesta no era broma. Se sonrojo avergonzado y, cuando intento mirar a otra parte, sintió unos labios en los suyos.

Volvió a entender la situación y avanzo, hizo retroceder a Toni hasta llegar al escritorio y hacerlo sentarse ahí. Pensó que todo era un estorbo, aun besándolo, se inclinó hacia los lados para tirar todo lo que tuviera.

Con un escritorio vacío, sentó completamente a Toni, le quito las botas, el pantalón y el bóxer y, separándose, salto encima de él. Sus piernas estaban de rodillas a los costados de Toni. Se dio cuenta de la reacción que causaba cuando, solo encima de él, podía sentir su erección con claridad.

Empezó a mover la cadera y rozar, Toni jadeó con el movimiento y lo besó, recorriendo sus manos en la espalda de Gustabo y descendiendo sus labios hasta el cuello, el pecho y luego alternando en los pezones para lamerlos y chuparlos.

Gustabo gimió satisfecho y pensando que ahora realmente estaba siendo el mejor polvo que ha tenido. Estaba deseoso de tenerlo dentro.

Toni quería estar dentro.

Por algo no dudo en cargar al hombre que estaba encima suyo, levantarse y voltearlo para cambiar posiciones. Gustabo estaba ahora acostado boca arriba en el escritorio, Toni parado delante suyo. Sintió los dedos de otro en su boca, dos para ser exactos, entrando y saliendo, lubricándose.

Con su mano ocupada, Toni le quitó el cinturón con una mano, bajó la cremallera, y le quitó el pantalón y bóxer al mismo tiempo. Gustabo sintió su piel y sus piernas siendo acariciadas mientras tanto, se sentía tan descubierto que la calidez de la mano era vigorizante.

Sintió como Toni peleaba con quitarle su ropa y, cuando terminó, entendió. Lo había dejado solo en zapatos.

Toni reaccionó una vez más a su estupidez al ver el ceño fruncido del otro y regresó su completa atención, quitó los dedos de su boca, lo besó, abrió más las piernas del hombre tenía debajo y metió el primer dedo. Gustabo se sobresaltó por la rapidez.

Empezó a meter y sacar ese mismo dedo al mismo tiempo que lo besaba y, con la otra mano, le quitaba al fin los zapatos y calcetines.

Ahora realmente estaba totalmente descubierto y vulnerable, sorprendentemente, le parecía maravilloso.

Toni metió su otro dedo y masajeó el trasero de Gustabo. Un dedo era pan comido, dos dedos eran preciosos.

Gustabo gimió en alto al instante y después de un minuto, Toni salió por completo. Falsa alarma, pensó Gustabo, Toni escupió con rudeza hacia abajo, la esparció en sí mismo y metió la enorme polla en su agujero.

Gustabo se dio cuenta que eso era un poco más de dos dedos y que había metido bastante sin pensarlo. Dolió, gimió de ese dolor de forma aguda y un portazo se escuchó fuera.

—¿Qué cojones fue eso? — La pregunta era ruda y la voz gruesa. Alguien estaba fuera.

Toni usó sus manos para cubrir la boca del otro. Los ojos asustados le dejaron en claro que era mejor callarse cualquier broma.

—Tenemos un gato rondando en comisaría. Parece que un alumno lo alimenta. — Otra voz mucho menos amenazante se escuchó. —No te pongas tan nervioso.

—¿Qué no me ponga nervioso? ¿Cómo coño lo hago cuando no sé dónde está ese gilipollas?

—Ese gilipollas se llama Toni, y que lo llames así no quita que te guste. — Escucharlo hizo que el oficial que tenía Gustabo encima rodará los ojos y, aunque él le parecía divertido, el hombre de afuera era todo lo contrario.

—¿Tengo cara de qué me guste cualquiera? — El comentario de respuesta molestó a Gustabo. Era claro que ese de voz gruesa gustaba de Toni, el oficial que tenía encima suya según la placa que tenía en el pecho antes de rasgarle la ropa; y que tenia que ser muy idiota como para llamarlo cualquiera.

No le gustaba mucho las amenazas y, como parecía que Toni estaba también algo molesto con la conversación ajena, Gustabo aprovechó haberse acostumbrado a la posición para deslizarse un poco hacia abajo y meterlo más profundo.

Toni gruñó.

—¡Alguien llévese a ese puto gato de los cojones! — Se escucho molesto. —Si ves al puto Gambino de mierda, dile que he llegado y que no vuelva a patrullar sin mí. — La puerta volvió a azotarse, segundos después se abrió y cerró con calma y en silencio. Su fueron.

El día había sido tan bueno que el viejo de fuera fue un grano en el culo insoportable. Tener aun a Toni dentro le quitó la sensación molesta, pero, internamente inició una competencia con el otro hombre.

'No sé quién coño eres, pero veamos quien se lo queda primero'.

Toni quitó la mano de su boca y dio una dura estocada. El gemido de Gustabo fue alucinador y embriagador, contagiosos.

'Y entre tú y yo, viejo de mierda, yo tengo la  ventaja'.

Toni también gimió y dándose cuenta que Gustabo estaba más que acostumbrado a su talla, salió y entró sin precedentes, con gemidos sonoros y lascivos.

El oficial puso la mano en la polla de Gustabo y lo masturbó al mismo tiempo.

Gustabo se sintió en el cielo y, aunque no quería acabar tan pronto, Toni era tan excitante que no pudo evitarlo. Se vino en su mano. Toni paró de a poco.

Sintió decepción, no porque Gustabo haya acabado tan rápido, más bien porque se levantó en cuanto salió. Toni empezó a sentirse mal de pensar que se iría y no lo volvería a ver. No quería dejarlo ir tan pronto.

Pensaba demasiado.

Gustabo se había molestado consigo mismo y no quería dejarlo así. Se levantó cuando dejó de sentirlo dentro y se acercó a su ropa para acomodarla en el suelo. Para Toni parecía obvio el final. Para Gustabo, el final apenas empezaba.

Gustabo lo besó de vuelta y, como si volvieran a empezar, lo hizo retroceder y sentarse. Los besos bajaron y Gustabo descendió hasta agacharse.

Tenía esa enorme polla delante.

No dudo en meterla en su boca.

Toni gimió por la sorpresa y siguió haciéndolo gracias a la sensación. Gustabo no paraba de lamer cada parte y sentirlo palpitar en su lengua, podría volver a correrse solo por tenerlo así, pero le gustaba que fuera equitativo.

Toni se corrió casi al minuto en la boca de Gustabo. Aun cuando jadeó tan en alto como Gustabo lo había hecho antes, no paró de preocuparse.

—Mierda, lo siento. — Su rostro inocente era encantador.

—¿Porqué? me gustó mucho... era delicioso. — Abrió su boca sin vergüenza y mostró que no había quedado ni una gota, se lo había tragado.

Toni se sonrojo, lo tomó del mentón, lo alzó y lo beso.

Procesar a alguien nunca había sido tan interesante.

Se sintieron en la nube, pero sabían que tenían que parar.

Aun así, mientras se vestían no paraban de besarse. Como una prueba, seguían, el primero en perder el control perdía. Los dos eran tan orgullosos que ninguno perdió, pero les hubiera gustado.

—Tengo que acomodar toda esta mierda. — Toni miró todos los objetos que habían estado en el escritorio, ahora en el suelo.

—Yo los tire, lo haré yo. — Gustabo dijo sabiamente ha sabiendas de que realmente había sido él y recordando el momento.

—No, que va, si tú ya cumpliste tu condena. — Toni lo miró de frente y le rodeó la cintura entre sus brazos.

—Vale, pero ya que no vas a pedirme el DNI... me llamo Gustabo. — Toni escuchó atento. —Gustabo García.

Pensó que era bueno ser reciproco. —Yo Toni Gambino.

El problema era que Gustabo era muy observador y le gustaba ser un sabelotodo cuando tenía oportunidad. Alzó su mano para jugar con la placa que Toni tenía en el pecho. —Lo sé, es imposible no notarlo cuando te estoy quitando la camisa. — Toni sacó una carcajada. —Mejor dame tu número.

Agrandó los ojos de inmediato y luego lo besó casi tirándolo y teniendo que sostenerlo. Gustabo empezó a reír entre los besos y, solo cuando pararon, Toni sonrió y respondió —Por supuesto. 

Notes:

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