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Que el amigo de su padre hubiese pedido verla después de todo este tiempo fue una sorpresa. Si las palabras "Político turbio" tuviesen descripción gráfica esa sería Hino Masato, un político sin escrúpulos en toda la palabra, quizás por eso se llevaba tan bien con su padre. En ese momento la jovencita se encontraba esperando en una lujosa sala de esperas perteneciente al hombre.
—¡Hola! Tengo una cita. — Un hombre sonriente se acercó a la secretaria del político, el hombre traía ropas bohemia y coloridas, el cabello algo largo y desaliñado, junto a él venía un hombre rubio con una chamarra de cuero negra, una camisa blanca por debajo y pantalones rojos, estas apariencias solo lograron qué la secretaria los barriera con la mirada.
—No creo que usted tenga una cita. — La secretaría dijo de forma altanera.
—Si, la tengo, digo, se supone que solo me iba a entregar algo… Ay No me he presentado ¿Cierto? Soy Eiji Hino, su hijo. — Le dio la mano de forma casual.
—Claro… — La mujer se dio la vuelta y llamó a su jefe para darle la descripción.
—Eiji, no se porque debemos perder el tiempo aquí.— Le reclamo el rubio.
—Ya te dije, este documento lo necesito para el pasaporte y solo queda la copia qué tiene mi padre.— Le respondió Eiji con una sonrisa.
—Tch. — El rubio chasqueo lo boca a forma de queja.
—El señor Hino me ha confirmado que lo va atender terminando su junta en línea. — La secretaría le dijo después de terminar su llamada, su semblante había cambiado totalmente a uno amable con sonrisa. —Si gusta esperarlo.
—Muchas gracias señorita. — Agradeció mientras se unían a Haru en la sala de esperas.
Eiji en el sillón qué estaba frente del de Haru, el hombre rubio hizo lo mismo pero subió una de sus piernas para recargarse en ella.
El padre de Haru conocía al político desde hace ya bastante tiempo, pero de todas las veces que conversó con el hombre, nunca había mencionado qué tuviera un hijo, bueno, viéndolo bien tenía mucho sentido, Eiji se veía como como totalmente lo opuesto a padre, una persona de espíritu libre, alguien que no le seguiría el juego a su familia.
—Perdona ¿Eres Haru, cierto? — Eiji llamó la atención de la Chica, esta asintió. —Mi pésame por lo de tu padre, si necesitas algo estoy para ayudar. — Le dijo con una sonrisa cálida, el hombre debió haber sentido la confusión de Haru ya qué le dedicó una sonrisa aún más grande y cálida, la joven sentía una sensación que solo se podía comparar a la de hablar con Ren, un "Todo estará bien" no dicho. —¿No me recuerdas, cierto?
—Lo siento, pero no. — Respondió Haru.
—Lo entiendo, eras así de pequeña la última vez que te vi. — Comentó manteniendo su cálida sonrisa mientras señalaba una altura, la de un niño.
—¿Entonces ya me conoces? — Preguntó curiosa Haru.
—Si, de cuando mi padre insistía en llevarme a las reuniones cada vez que podía porque quería que también fuese politico. Eras realmente pequeña, tenias como 7 años, qué rápido pasa el tiempo. — Comentó Eiji. —La verdad es que te debo una, una vez lograste escabullir dulces y nos lo terminamos comiendo entre tres, la comida de esas reuniones realmente no tiene sabor así que me salvaste.
Haru intentó hacer toda la memoria qué podía, recordaba algo así, esa vez había llorado y uno de los sirvientes había decidido darle una bolsa entera de dulces para así salir rápido a fiesta. De alguna forma termino comiendo los dulces con otra niña y un joven ya mayor en un pequeño rincón, haru no recordaba mucho de la otra niña, lo que recordaba vívidamente de la ocasión eran las historias de los viajes del joven mayor y su abuelo las cuales probablemente contó para que las niñas no se aburrieran; por primera vez en mucho tiempo, Haru no se había sentido sola en mucho tiempo, pero eso poco importó porque ya nunca más los volvió a ver.
—Oh, creo que lo recuerdo. — Le afirmó Haru Haru. —Aunque no recuerdo bien a la otra niña.
Eiji se rasco la cabeza, también intentando recordar. —Creo que se apellidaba Kurawa… No era Kurama creo…
—Tch ¿A quien le importa? — El rubio los interrumpió enojado.
El hombre de ropajes bohemios lo volteo a ver sonriente. — Y este es ankh. — Lo acercó a él en señal de amistad mientras rubio lo veía enojado. —Es mi mejor amigo, no te dejes intimidar, tiene un buen corazón en el fondo.
—Tch. — Ankh chasqueó la boca enojado.
Eiji soltó una risa y Haru le siguió, no era como que le importara o encontrarse graciosa la actitud del rubio pero la risa de Eiji era contagiosa.
—¿Entonces sigues viajando? — Preguntó haru curiosa.
El viajero asintió con la cabeza. —¿Qué hay de ti?
—Bueno, como papá murió ahora tengo que hacerme cargo de sus negocios.
—Entiendo, eres una chica muy responsable. — Le afirmó sin dejar de sonreír.
—Muchas gracias. — Haru Agradeció desde lo más profundo el cumplido.
—Mira, es más… — Se paró y se dirigió a la secretaria. —¿Me podría dar algo en que anotar? — Pidió Eiji, la mujer le dio una pluma y una nota adhesiva, el viajero Agradeció en voz baja y se dirigió a Haru. —Si tienes algún problema o quieres hablar, este es el número donde me estoy quedando, la burocracia tarda mucho así que creo que me voy a tener que quedar por unos meses.
—Hino… No creo que deba molestarlo.
El hombre le negó de nuevo con la cabeza en otra sonrisa cálida. —Creo en ayudar a todos a mi alcance, así que no es un problema para mi. Además el cous coussier es un muy buen restaurante, le ayudó a la dueña de vez en cuando.
La puerta de la oficina se abrió dejando ver al político. —Eiji, Hijo, que gusto verte. — Dijo, Haru conocía bien a los del tipo, era una felicidad fingida. El hombre vio de reojo a ankh y por una fracción de segundos arrugó su nariz. —Tengo lo que me pediste.
—Gracias, padre. — Dijo Eiji, un poco más sobrio con su actitud.
—De nada, hijo. — Se podía notar el desdén detrás de las palabras. —Dime ¿No vas a necesitar nada más? ¿Cuanto más vas a quedarte en Japón.
—Es todo lo que necesito, el abuelo guardo lo demás. — Afirmó Eiji. —Y me quedaré posiblemente unos meses en lo que termino de tramitar el pasaporte.
—Vaya, eso es mucho para ti. — El hombre volvió a torcer su cara a una de asco para después volver a su fachada falsa, "Te quiero lo más lejos de mi vista." era lo que de seguro pensaba.
—Bueno, muchas gracias padre, nos vemos. — Se despidió, parece que Eiji también entendió rápido el mensaje.
El político espero que su hijo se fuese y en eso Haru podía ver como dejaba caer un poco más la fachada.
—Bueno Haru, qué gusto verte. — Saludo, aun era falso pero su tono no era tan condescendiente. —Perdón si mi hijo te molesto, siempre ha sido una bala perdida.
—No se preocupe, creo que es agradable. — Contestó Haru.
Se pudo ver otra pequeña mueca inconsciente. —Bueno, pasa. — Invito a Haru a su oficina, abriéndole la puerta. —Como tu sabrás, yo y tu padre fuimos grandes amigos y aunque en los últimos días tuvimos algunos desacuerdos debido a su postulación, yo aun lo aprecio. — Comentó con una sonrisa falsa, lo más opuesta a la de su hijo. —Quería saber si podrías darme algunas cosas de la campaña de Kanikazu…
Haru sabía a dónde iba, el político intentaría usar la muerte de su "gran amigo" para sobresalir como siempre lo hacía, después de todo era conocido por ser un carroñero de primera. La chica suspiro profundo y guardó en su bolsillo la nota con el número y el lugar donde Eiji se estaba quedando, después de todo no iba a dañar a alguien si buscaba en Internet las reseñas del lugar e invitaba a los otros a comer ahí.