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Ambos soltaron un fuerte y pesado suspiro, sus ropas no ayudaban mucho por lo ajustadas que eran, sentían el pecho apretado, asfixiante era la palabra adecuada en ese momento, se deshicieron poco a poco de las prendas de arriba, con el objetivo de recuperar ambos su respiración, encontrándose en una posición comprometedora.
Era una exquisitez para el inventor mirar a su amigo debajo de él, con las prendas un poco abiertas visualizando su hermoso pecho, acaricio cada parte de su cuerpo expuesto, pensando en varias situaciones eróticas con la única persona que aprecio en este miserable mundo.
Pero la pregunta es... ¿Cómo empezó toda esta situación?
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Ese día era uno normal como cualquiera, todos hacían sus deberes en la gran mansión que los protegían de los cazadores andantes del lugar.
Lo más curioso de todos los que vivían en ese lugar abandonado, se hallaba un gran inventor ideando un experimento por aburrimiento, pues su mejor amigo Andrew, no se encontraba en ningún sitio de la casa, se le hizo algo extraño estar solo en esa habitación sin que el contrario preguntara lo que estaba inventando.
Obviamente tenía a tantos amigos y compañeros, pero no les tuvo la confianza para que entraran a su habitación, por desconfianza a que le robaran sus siguientes investigaciones. Aunque había algo que le preocupaba y era pensar tanto en ese lindo color de ojos morados como el vino, embriagando todo de él, haciéndolo sentir más vulnerable al tenerlo cerca y observar sus expresiones tímidas, hacían su corazón brincara de la emoción.
Para muchos no era un secreto que Luca Balsa sintiera algo más allá de amistad por Andrew, solo que el prisionero no lo aceptaba.
Al verse otra vez perdido en sus pensamientos, soltó un gruñido molesto, empezando a mezclar sustancias sin sentido en ese pequeño frasco, provocando una explosión que se escuchó en todo el lugar y despertando la preocupación de su amigo.
El sepultador se adentró a la habitación con mucho cuidado sin molestar a su compañero, temía lo peor, había mucho humo con olores extraños que lo hacían marearse tanto que perdía el equilibrio, intento caminar si tambalearse sus piernas no respondían solo temblaban.
Desde muy lejos pudo visualizar a su compañero en el suelo, trato de levantarlo sin marearlo por las sustancias, actuando rápido le puso un pañuelo en su nariz y boca para que no respirara esos químicos peligroso.
De nuevo se levantó con piernas temblorosas, no le agradaba la sensación de pesadez en sus hombros por cada paso que daba para abrir la puerta, aferrándose en las paredes fuertemente en donde solo pudo dar pisadas hasta desvanecerse en el suelo.
Las horas pasaron para ambos, sintiendo el calor de sus cuerpos que se ahogaban con su ropa y en su piel en general, les picaba el cuerpo y también la nariz, el humo se había esfumado en ese tiempo.
El inventor observaba a su amigo que estaba sonrojado quitándose poco a poco de su túnica negra dejándolo con su camisa blanca, desabrochando cada botón, era una imagen tortuosa para él quería ver más de su cuerpo delgado y grabar por cada parte de él.
No perdió el tiempo y empezó a quitarse la única camisa que poseía, su cuerpo sentía esa necesidad de querer estar cerca del sepultador, poniéndose arriba de él, juntando aún más la poca distancia que los separaba.
- L- Luca... ¿porque me siento extraño? – murmuro al ver tan cerca al castaño que lo miraba con unos ojos que lo hacían temblar tanto, por alguna razón quería que lo tocara o lo sujetara tan fuerte de su cintura, se acercó agarrando su cuello con sus brazos para susurrarle al oído con vergüenza- Quiero que me agarres con más fuerza, eso me alivia.
Luca no se podía creer lo que escucho, su amigo le pedía que lo sujetara con fuerza, sonrió levemente acatando la petición del hombre, apretó su cintura hundiendo más sus cuerpos, escuchando los sonidos entrecortados de la voz jadeante de su amante y la tentación de querer agarrar esa pequeña cintura del hombre lo volvía completamente loco ¿Acaso el experimento ocasiono este tipo de reacción en sus cuerpos? ¿O es que simplemente eran sus deseos de tomar al contrario para aprovechar la situación? Quizás un poco de ambas, quizás solo quería juntarlas justificando su capricho de querer tomar con más fuerza al peliblanco y reclamar cada espacio de él que taladraba fuerte en su cerebro.
- ¿Qué más quieres de mí, Andrew? – pregunto cerca del oído ajeno, rio perversamente al verlo temblar, los abrazos del sepultador lo rodearon con fuerzas, pudo sentir como las manos del contrario acariciaban su cuello con delicadeza debajo de su cadena, eso no lo iba a detener, pero sentir esas manos suaves tocando su garganta lastimada fue un momento lindo para el inventor.
- Quiero... que me toques más- susurro pegando su frente aún más con al cuerpo del castaño, se sentía extrañamente avergonzado al no entender del todo lo que necesitaba.
- ¿Donde?
- En todas partes... - murmuro con dificultad y el inventor sintió su cordura romperse un poco más.
- ¿En todas partes? ¿Cómo aquí?- pregunto bajando sus manos hasta agarrar la cadera del peliblanco y presionar con fuerza - ¿Qué tal aquí? – esta vez bajo hasta el trasero del hombre y una vez más apretó, esta vez sacándole un jadeo de sorpresa al más bajo, no le dio tiempo de decir algo cuando sus manos bajaron hasta los lados de los muslos del sepultador y los apretó mientras abría sus piernas levemente dejando pasar su cuerpo entre ellas. - ¿Y qué hay de aquí?
- Luca...- susurro el nombre del castaño en una súplica, sus piernas estaban temblando bajo el agarre del inventor. Se sentía extrañamente delicado en ese momento, sensible y con la necesidad de que el contrario lo cuidaría y a la vez quería que lo tocara... que lo tomara en sus manos con fuerza y firmeza y no le dejara moverse ¿Cómo podía pedir eso sin morir de la vergüenza?
- Oh vaya, parece que tenemos un problema aquí- murmuro con una sonrisa maliciosa y los ojos puesto en la entrepierna del más alto.
Andrew confundido bajo la mirada desde su lugar, logrando asomar un ojo perdido sin entender del todo lo que hacía el de tez canela, el agarre sorpresivo en su adolorido miembro hizo saltar con un chillido vergonzoso que dejo su rostro rojo.
- Ahora que lo recuerdo, algunas de las sustancias que puse en el contenedor era Bremelanotida – empezó a explicar mientras acariciaba la erección del peliblanco por encima de la ropa- Los efectos secundarios son excitación de los cuerpos, calentura y deseo sexual en poca palabras es lo que estamos experimentando en este momento... ¿No te parecería interesante saber que tan lejos llegamos? – claro que lo estaba hablando de forma burla, pero la verdad es que estaba buscando la aprobación del sepultador para seguir con esta situación a algo más... lujurioso.
Andrew no podía responder por lo avergonzado que se encontraba por esconder sus jadeos entrecortados, su sorpresa fue al sentir como le quitaban sus últimos botones de su camisa blanca dando paso a que el castaño lamiera sus pezones rosados con delicadeza y algo de rudeza al morderlos.
- Ahhh... Luca quiero más...- comento apenado el ver como su amigo mordía con algo de brusquedad su pecho, por alguna razón acaricio su cabello era muy suave como lo había pensado desde hace mucho, le dio seguridad al dejar salir sus gemidos por el ambiente de sus cuerpos necesitados.
Subió poco a poco con besos y mordidas hasta su cuello, dejando pequeños moretones en la piel del azabache, cada gemido que daba su compañero más se excitaba, mientras observaba al castaño jugar con sus botones rosados escapando gemidos de placer, en eso dejo de sentir esas acaricias abriendo sus ojos lentamente con lágrimas de placer, poniéndose más nervioso al tener que ser acorralado por el inventor de nuevo escuchando el susurro que le otorgo en su oído.
- Sabes Andrew quisiera probar con algo que siempre quise hacer, pero me lo permitirías – se lo comento obteniendo una acción afirmativa del otro – Bueno si algo te incomoda me dices, quiero que disfrutes esta maravilla que acaba de empezar – exclamo con voz gruesa y maliciosa al tener la respuesta que quiso.
Se deshizo de los pantalones del azabache junto con su ropa interior, alejándose un poco para visualizar la obra de arte que poseía ante sus ojos, se veía indefenso y vulnerable en sus abrazos, dejando con más ansias al inventor deshaciéndose las prendas que quedaban de él.
- ¿Q- que vas hacer? – entre gemidos pregunto el azabache para mirar como su miembro se unían con el del contrario.
- Algo que nos hará disfrutar a ambos – musito divertido en su oído, dejando un beso en sus labios antes de subir y abajar con sus manos los ritmos de ambos miembros, obteniendo como respuesta gemidos entremezclados, besando el cuello del sepultador sin querer soltar aun su cuerpo con el suyo, subiendo aún más la velocidad de su mano deleitándose el sentir como sus fricción se hacía más cercanas al orgasmo.
- AHHHHH, OH DIOS, LUCA – soltó un grito de sorpresa al sentir como aumentaba la velocidad de las embestidas de su miembro, sintiendo como el pulgar del contrario acariciaba su glande impidiendo que su orgasmo saliera y con la otra seguía masturbando ambos miembro.
- Ahhh... ¿acaso te gusta lo que hago Andrew? – con un tono burlón siguió masturbando sin dejar que se viniera haciéndolo torturar un poco más.
- P- por favor... deja que me venga ahhh – con una de sus manos quiso quitar la mano de su glande que tenía el de tez canela, recibiendo como respuesta un simple no.
Escuchaba sus suplicas y gozo ante su nombre varias veces, era un deleite ver temblar las piernas del azabache intentado cerrarlas por la éxtasis del momento, aunque debía admitir también el casi llegaba a su orgasmo, acelerando más la velocidad.
Toda una belleza solo para él.
Andrew finalmente llego a su límite, da igual si intentaba otra vez contenerse para avisar, simplemente su cuerpo no podía detenerse en ese nivel de éxtasis, asi que, gimiendo fuerte el nombre del inventor, para que este liberara su mano de su glande corriéndose ambos en la mano de este mismo. Jamás había tenido un orgasmo tan potente como este, jamás estuvo en la cama con alguien, y cuando lo hacía solo era... tan distinto, el solo tenía un límite que lo hacía no poder gozar mucho de hacerlo por la misma vergüenza de escucharse a sí mismo, jamás se llevó a un límite como este, y ahora estaba allí, jadeando con la cara completamente roja de vergüenza y calentura. El mayor éxtasis que haya probado, y le encanto, fue fascinante, como una corriente eléctrica golpeándolo de manera placentera moviéndose dentro de él, hasta salir sin poder tomar el control real de toda la situación, dejándolo sin fuerzas por unos cuantos minutos que su cerebro aun no podía reaccionar. Al menos hasta que se percató de las acciones del tez canela.
- Adorable – canturreo limpiando el desastre que había dejado ambos, no se percató de cuantos segundos se quedó con la mente perdida pero había sido suficiente para que el inventor haya lamido hasta la ultima gota de semen de Andrew. Pasaba su lengua por su abdomen mientras sus manos sostenían su cintura y dejaba besos, de ves en cuando rozaba su único colmillo por la tierna piel del azabache. Era extrañamente atrayente, incluso le parecía atractivo.
Sus brazos tuvieron que separarse del sepultador cuando este bajaba más y lo tiraba hacia atrás, dejando ahora sus manos temblorosas en el suelo para sostenerse de no caer por completo su cuerpo. Las manos de Luca fueron por camino diferentes, una subiendo hasta su pecho y la otra hasta uno de sus muslos.
- ¿A- aún hay más? – pregunto ansioso temblando con impaciencia. El de tez canela solo sonríe como respuesta ante esa duda, alzándose tras dejar una última mordida en el cuello del contrario.
- Por supuesto Andrew, nuestros cuerpos necesitan más que una simples acaricias para bajar la temperatura y el deseo sexual, podríamos hacer esto tantas veces con el objetivo de que baje el afrodisiaco- explico acariciando mas el cuerpo del contrario con deseo y amor, ver esas expresiones eróticas de la misma persona pura que tenia en sus brazos acercándose mas al sentir el suave trasero del azabache en su miembro acariciándolo lentamente sacando jadeos de ambos – ¿Entiendes a lo que me refiero, verdad Andrew?- alzo una ceja al no tener una respuesta, el peliblanco quito la mirada de vergüenza y rio nervioso.
- Quizás... si es... lo que creo que es... yo- yo jamás he hecho nada asi - murmuro su respuesta con mucha pena, gracias a la acción anterior su mente estaba limpia de todo calor, podía respirar y hablar con más tranquila.
- Ah... entonces ¿Seré el primero? – un entusiasmo se escuchó claro en la voz del inventor, el albino lo percibió y se sonrojo ante eso, asintió interesado en esa reacción de su compañero. Tomo el rostro del sepultador entre sus manos y paso su mirada por su cuerpo con cierta intriga.
- Vaya... ahora no entiendo como las personas no pueden amar a alguien como tú, tan lindo, tus expresiones tímidas y lo provocador que sueles ser – hablo mirando con más emoción al albino besando todo su rostro con cariño y aprecio – Creo que les debo una, no soy muy bueno compartiendo mis pertenencias con los demás – continuo con la misma acción por un momento mirando los ojos llorosos del contrario pues sus palabras le había llegado al corazón.
Luca siempre espero en el momento adecuado para decir sus verdaderos sentimientos a su amigo, pero no se atrevía por no querer asustarlo, pues quien le daría oportunidad a un loco prisionero que ¨asesino¨ una persona, tan solo sentir la preocupación del albino al salir lastimado en las partidas pudo mirar una luz de esperanza y ahora estaba besando con tanta pasión esos labios que tanto soñaba despierto en sus pensamientos.
Se miraron por un rato, el desastre que estaba en ese mismo instante era prueba de la sustancia que provoco todo esto al desatar sentimientos escondidos por ambos, el inventor se acercó para besar más apasionado a su ahora amante, cargo su cuerpo con algo de dificultad poniéndolo en la suave cama de su habitación era una visión enormemente extasiada y a pasional tener que mirar sus marcas y mordidas en el pecho del albino, sus labios hinchados, su cuerpo al descubierto solo para él y nadie más, no había dejado de besarle y acariciarle, quiera más, ambos lo deseaban.
Decidido el inventor de hacerlo gozar hasta que ese momento quede grabado en su mente y tenga que rogarle voluntariamente por otra noche a su lado.
- Necesito que te relajes si vamos a seguir – murmuro cerca del oído del peliblanco con una sonrisa lujuriosa, su aliento hizo erizarlo y asintiera con un suspiro de ojos cerrados, se separaron para mostrarle dos dedos los que acariciaron su boca con lentitud – lámelos como si fuera tu dulce preferido – río divertido al ver el rostro sonrojado su sepultador sintiendo su húmeda lengua pasando por sus dos dedos bien lubricados y seguir con lo siguiente, pero era un espectáculo tan excitante mirar la boca del albino con sus dedos llenos de saliva si seguía de esa forma perdería el autocontrol que mantenía en su cordura.
Al terminar saco sus dedos bien lubricados por parte de su amante, observo como el albino abrió sus piernas solo, pues en todo ese tiempo Luca no había dejado de acariciar ni besar, soltando varios suspiros acumulados por los nervios al momento de sentir los dedos húmedos que recorría la gran parte de sus muslos hasta su zona intima, bajando mas hasta llegar a sus nalgas y separarlas.
Mentiría si dijera que no le gustaba sentir el tacto del castaño. Y él nunca miente ante algo.
Poco a poco entro el primer dedo, era diferente a lo que esperaba, pero no malo, sentía incomodidad al tener algo dentro de él, empezando a calmar su respiración por la agitación que le provocaba por alguna razón era tan obvio ante sus expresiones, pues solo pudo sentir besos y acaricias por parte del tez canela comenzando a disfrutar de las embestidas del primer dedo mezclados entre una extraña y deliciosa, de un placer que crecía mediante los movimientos repentinos del inventor.
Ahora fueron dos dedos, siguiendo el mismo patrón de las embestidas rápidas volviéndose más extravagantes, fingiendo que sus dedos eran tijeras ahora Andrew se aferro al borde de la cama con un jadeo entrecortado, aguantando la necesidad de juntar sus piernas temblorosas.
Los dedos, demasiados delgados según el albino, ahora añadían algo nuevo, entraban y salían de su escondite con un ritmo calmado y rápido, no entrando ni saliendo de todo, sentía difícil el relajarse pero hacia su mejor esfuerzo dejándose llevar por la buena parte de las sensaciones que lo hacían gemir.
- Lo estas tomando muy bien, mi lindo conejito, no puedo esperar a ver tu rostro cuando tomes todo de mi – jugo con sus palabras dando estocadas un poco más bruscas solo para hacer gemir al peliblanco de forma ahogada.
- ¿M-mas? – pregunto con una ceja levantada o intentaba pues sus expresiones eran difíciles de controlar haciendo reír al inventor.
Tiro su cabeza en su almohada mirando borroso el techo por tanto placer que experimentaba, se sentía bien, muy jodidamente bien, Luca siguió asi por otros minutos más, ahora se sentía mucho más suelto, la relajación por culpa del placer lo hacía gemir sin tener la sensación de ocultarse por la pena. Y finalmente el tercer dedo que agrego de más, porque el encantaba observar las expresiones del albino, ocasionando jadeos por parte del contrario, ahora su entrada estaba más abierta que dejo de sentir la incomodidad, los movimientos se detuvieron por un momento, sacando sus tres dedos del sepultador escuchando una queja por parte de él.
- Te hare gemir mi nombre tantas veces que perderás la cordura como yo – exclamo con éxtasis agarrando fuertemente la cintura del mayor moviéndolo a su antojo en la cama separando sus piernas y posicionándolas en sus hombros adentrándose poco a poco en el interior del albino, era tan apretado ese lugar que suspiraba agitadamente – Relájate un poco Andrew – gruño Luca viendo como el mayor asentía pero comenzaba a llorar nuevamente de dolor – Aguanta un poco más, te hace sentir mejor - asi que sorpresivamente comenzó a masturbarlo de nuevo, Andrew abrió sus ojos cristalinos para ver a Luca, su rostro mostraba preocupación, esto hizo que el se sintiera amado por primera vez, nadie se había preocupado por el y la dedicada mirada del inventor lo hizo disfrutar más esta situación de pasión.
- ¿Puedo moverme? – pregunto con cariño al contrario aun inmóvil para que se acostumbrara a la intromisión. Andrew asintió y comenzó a mover las caderas, esto hizo reír a Luca que comenzó a moverse lentamente dentro de él. Salía casi por completo para volver entrar sintiendo menos presión rodear su miembro con cada estocada hasta que estas comenzaron a ser constantes como un bombeo rápido en el que ambos comenzaban a entregarse.
- Estas demasiado estrecho Andrew – murmuro Luca con los ojos cerrados, sentía que cualquier momento se correría – Se siente jodidamente bien que pierdo la cabeza nuevamente...
- L-Luca, mas, por favor dame más, te necesito - jadeo y rogo rápido entre medio de las embestidas, no tenía tiempo de hablar, de pedir, de clamar, solo repetía ¨mas, mas, mas¨ entre el poco tiempo que le tomaba al tez canela salir de su entrada, el cual cada vez se había más corto. Y se dio cuenta que sus palabras habían sido escuchadas, y con un fuerte gemido, agradeció en silencio.
Habían tomado ritmos más constantes, más acelerados, pero la fuerza con la que el inventor golpeaba su pene dentro del sepultador seguía siendo casi la misma, no podía subir la cabeza desde su punto abajo del albino, mirando al hombre de abajo como una pintura de arte más hermosa en toda la existencia, la sensación de su miembro en las paredes apretadas del mayor era una gloria.
- Andrew... - gimió por primera vez en todo eso el nombre de su amado, empujando con más fuerza, quería escucharlo gritar su nombre por todos lados, tan apretado y resbaladizo que parecía perfectamente para él.
Andrew seguía gimiendo al compás de las embestidas dejando salir más suplicas y largos gemidos con el mismo objetivo que Luca no se detuviera. Se aferraba a las almohadas y tenía una pierna rodeando la cintura de aquel ex – convicto y la otra levantada para que el inventor pudiera entrar en su interior con profundidad, nunca pensó que se sentiría tan bien hacerlo por primera vez con un hombre y no cualquier hombre, sino con su mejor amigo, disfrutando su tacto, caricias y estocadas que le deba, besándolo con mayor calentura provocando que sus respiraciones sean agitadas al tener que separarse por falta de aire.
- Ahh... Luca no te detengas, por favor – pudo sentir como las embestidas iban más rápidas abrazando con tanta presión el cuerpo del castaño, pues se sentía protegido al tener su cercanía tan cerca de él, gritando de placer por ese mordida en su cuello mientras se corría dentro de su interior.
Andrew respiraba con la boca abierta, apretaba los ojos pues desde que empezaron el pobre no había parado de llorar por el mismo éxtasis, sentía los espasmos a flor de piel, su piel ardían, al sentir toda la esencia caliente del ex – convicto dentro de él lo hacía sentir tan lleno en ese momento, quiso mirar al castaño teniendo una imagen que nunca olvidaría, esa sonrisa torpe, esos ojos llenos de locura, pero también esos besos de aprecio y cariño que siempre le dedicaba cuando se sentía exhausto.
El inventor al recuperarse de su orgasmo y espasmos agarro la cintura algo fuerte del albino dando media vuelta levantando en el aire las caderas del sepultador entrando lentamente de nuevo en el para empezar a embestirlo por la espalda pues de nueva cuenta había crecido ese deseo de placer. Lo cegaron escuchando los gemidos del mayor aun suplicando por más de las estocadas rápidas que le proporcionaban, por alguna razón quería que toda la maldita mansión los escucharan con el simple deseo de posesividad de que por fin Andrew era suyo y de nadie más.
Comenzó a masturbar nuevamente el miembro del albino aun penetrándolo con velocidad mordiendo su hombro al brusco acabando dentro de el por las paredes apretadas que tanto le encantaba, dándose cuenta que ambos se corrieron al mismo tiempo lamiendo los fluidos de su amante gustoso.
El castaño besaba con delicadeza el cuerpo exhausto del sepultador acostándolo suavemente en su cama arropándolo con la única cobija que tenía por todo el cuerpo del albino, sentándose en la orilla de la cama admirando de nuevo la belleza de su compañero, acariciando los mechones del cabello blanco que poseía, se acercó a él para besarlo con delicadeza, se acostó de su lado para abrazarlo con tanto cariño enredando su cuerpo con el de Andrew quien dormía explícitamente tranquilo.
- Te amo, pero soy incapaz de expresar todo lo que siento por ti... tenía miedo de que me rechazaras por las cosas he hecho, pero no lo hiciste, solo me aceptaste en tu vida, me hiciste sentir tantas maravillas que sin el experimento fallido, probablemente te hubiera confesado mejor mis sentimientos hacia ti – al terminar de decir su confesión sintió como el cuerpo del contrario se daba la media vuelta para besarlo con delicadeza, dios, amaba lo delicado que era Andrew con él al expresarle tanto cariño, se separaron del beso obteniendo la respuesta menos esperado por el mismo nombrado que tanto amaba.
Yo... también te amo Luca – exclamo sinceramente mirando con timidez el rostro del contrario sorpresivamente se asustó al verlo llorar, pensaba que había dicho algo malo, pero otro beso lo interrumpió, pero lo que pudo identificar fue que ese beso era de un gran entusiasmo por parte deLuca, el nombrado separo sus labios para dedicarle una de esas sonrisas que pocos ven en su vida, durmiendo plácidamente en la cama ellos dos juntos siendo sincronizados por las mismas respiración del uno al otro.