Chapter 1: Preparativos
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Marinette suspiró en alivio cuando avanzó por los pasillos del Le Grand Paris sin toparse a Chloé.
Con un poco de suerte, la rubia ni siquiera estaría en el hotel y no tendría que cuidar de toparse con ella al momento de irse.
La chica apretó el portafolio entre sus brazos con un poco más de fuerza contra su pecho mientras seguía al trabajador que la estaba guiando a la habitación que le habían indicado previamente. Una sonrisa se deslizó en sus labios mientras su corazón latía cada vez más fuerte. Finalmente, el hombre se detuvo al lado de una puerta en el quinto piso y le hizo un gesto con la mano antes de retirarse.
La adolescente cruzó miradas con su kwami, desde el bolsito colgando junto a su cadera, quien le dedicó una sonrisa alentadora.
Marinette respiró profundo y golpeó.
Una mujer joven, de cortos cabellos magentas la recibió con una sonrisa, en su mano libre una tableta y un lápiz digital —Hola Marinette, pasa, llegas justo a tiempo.
—Buenos días, Señorita Penny —saludó de vuelta la menor, entrando en la habitación solo para saltar hacia atrás cuando Fang se abalanzó a sus pies —ho-hola a ti también, Fang —saludó con voz nerviosa y tiesa. Nunca dejaría de sorprenderle estar frente a un cocodrilo, sin importar con cuántos akumas lidiara Ladybug.
—Pero si es mi chica favorita —Jagged se animó desde el sofá, dónde estaba afinando su guitarra —ven, linda, siéntate ¿Cómo estás? —el rockero dejó la guitarra a un lado para palmear el sofá a su derecha, como una invitación. Fang corrió hasta colocar su alargada cabeza sobre el regazo de Jagged mientras que Marinette se dirigió, menos nerviosa, a su lado.
—He estado bien, Sr. Stone —respondió Marinette, la acostumbrada respuesta, no necesariamente real, rodando con facilidad en su boca —haciendo malabares con la escuela y los encargos, como de costumbre — "por no mencionar las peleas con Akumas"
—La escuela puede ser un suplicio a veces ¿Verdad? —se rió el hombre, rasguñando distraídamente la mandíbula de su mascota —definitivamente no extraño esos días. Oh, pero ¡Muéstrame, muéstrame! ¿Qué increíbles ideas traes hoy para mí?
Jagged parecía un niño en la mañana de navidad, decidió Marinette.
—Bueno, se me ocurrieron estos tres diseños con las indicaciones que me dio —si es que se le podía llamar indicaciones a "quiero algo rockanrolesco, con personalidad y absolutamente Jagged Stone" pero Marinette trabajó con ello —dígame si algo le gusta o si prefiere hacer cambios —extendió la carpeta.
Jagged la tomó, con su gran sonrisa, y le hizo señas a Penny para que las viera con él. La mujer se colocó tras el sofá y se inclinó para ver.
La primera hoja tenía el dibujo muy detallado de un par de guantes, sin dedos, de cuero. Las especificaciones en la hoja señalaban cadenas delgadas desde la base de los dedos, hasta la muñeca, dónde se sostenían con baches dorados.
La segunda era un juego de cinturón y una tira para su guitarra. Ambos artículos compartían el estilo de teclado de un piano que a Penny en particular le gustó bastante.
La última página enseñaba una chaqueta de rockero. Las hombreras parecían relámpagos que bajaban por los brazos y tenía un par de correas decorando la parte baja. Las solapas tenían notas musicales y estarían bordeadas con hilo dorado. Además, había un collar con colmillos como accesorio.
— ¡Rock and Roll, Marinette! ¡Son fantásticos! —Jagged abrazó las hojas, y Marinette estaba muy contenta de tener los diseños en su computadora —los quiero todos —exclamó.
Ella se tensó en su lugar —Ugh… ¿Todos? ¿Para el concierto del Día de los Héroes?
—Claro, los tres son fantásticos ¿Puedes hacerlos para mí, verdad?
Marinette estaba empezando a sudar frío cuando Penny intervino para salvarla —Jagged, falta casi un mes, y recuerda que Marinette está en la escuela ¿Podrías ser un poco más razonable con ella? —sugirió suavemente.
—Oh, claro. Lo siento, Netti —se disculpó la estrella del rock — ¿Debo elegir uno para el Día de los Héroes y puedes hacer los demás después?
La aspirante a diseñadora suspiró disimuladamente, dándole una rápida sonrisa de agradecimiento a Penny —por supuesto, Sr. Stone. Solo dígame cuál quiere primero.
—Definitivamente la chaqueta —levantó la tercera hoja con entusiasmo —dime ¿De qué estará hecho el collar?
Marinette se animó —Oh, es cierto. Escuché en un documental que los cocodrilos cambian mucho de dientes a lo largo de su vida ¿Fang ha cambiado dientes recientemente? —preguntó esperanzada —pensé que le gustaría un collar con los dientes de cocodrilo.
Jagged se rió, levantándose para abrir una cajonera cercana — ¿Bromeas? Los guardo como si fueran sus dientes de leche —Marinette observó asombrada la gran cantidad de dientes afilados allí —puedes tomar los que gustes.
— ¡Eso sería perfecto! —exclamó la chica, mientras Penny se acercaba a llenar una bolsa con los dientes.
—Rock and Roll, Penny ¿Podemos adoptarla? —Jagged juntó sus manos en súplica, mirando a su representante con sus grandes ojos azules.
La aludida se ruborizó, con una risilla. Penny negó con la cabeza con una sonrisa cariñosa y resignada —no creo que Tom y Sabine estén de acuerdo con eso, Jagged —argumentó —dime Marinette ¿Cuándo crees que estará lista la chaqueta?
—Si puedo tomar las medidas del Sr. Stone ahora, creo que estaría lista en dos semanas y media a más tardar —consideró la chica, sacando una cinta métrica enrrollada, un pequeño cuaderno y un lápiz de su bolso —después de eso puedo traerla para que se le pruebe y vea si debo arreglar algo o no.
Penny lo consideró, mirando la agenda en su tablet —eso sería a dos semanas del evento. Podemos trabajar con eso —asintió convencida.
—Bien —Jagged se quitó su chaqueta habitual para que Marinette pudiera tomarle las medidas —listo para el trabajo.
Las dos féminas se rieron mientras Marinette dejaba en el sofá todo excepto los materiales que necesitaba y se acercaba a la súper estrella, para empezar su labor.
—Cuéntanos ¿Tienes planes para el Día de los Héroes, Netti? —preguntó Jagged, para retomar la conversación mientras Marinette apuntaba notas y medidas.
—Nuestra escuela en conjunto está preparando un evento de caridad —explicó la chica, distraídamente —soy la representante de mi clase, así que me he estado reuniendo con el director y los representantes de otras clases para definir qué sería. Concluimos en un baile.
—No sabía que eras representante de la clase, debe ser mucho trabajo —comentó Penny.
Marinette se encogió de hombros —a veces, pero tengo a mi mejor amiga como respaldo —sonrió al pensar en Alya.
— ¿Tendrán DJ o música en vivo? —preguntó Jagged esta vez.
—Ambos —Marinette giró alrededor de Jagged para terminar de tomar las medidas —uno de los chicos de mi clase será el DJ, con respaldo de otro par de chicos. Pero también tendremos a una banda en vivo, si todo va bien.
— ¿Quiénes son? —indagó el hombre.
—Kitty Section, la banda donde tocan los hijos de Madame Couffaine —explicó ella con una sonrisa.
—Oh, los niños de Anarki —Jagged se rió con nostalgia —Juls y Luka eran un encanto de bebés… ¿Sabes a qué hora será el evento de tu escuela?
Marinette volvió a enrrollar la cinta métrica y recuperó su cuaderno, habiendo terminado —empezará alrededor de las cuatro de la tarde.
—Hmm —Jagged se rascó la barba, pensativo — ¿Tenemos algo en la agenda para las cinco ese día, Penny?
—No. Tu cita con peinado y maquillaje es a las seis y media, y sales a escena a las siete con diez minutos.
El hombre aplaudió —tiempo suficiente ¿Crees que tu director estará de acuerdo con que pase a tocar una o dos canciones en su baile? —preguntó a Marinette.
— ¿Qu-quiere tocar en nuestro evento? —chilló Marinette.
— ¿Por qué no? El día de los héroes es para hacer buenas acciones ¿No?
Penny lo consideró —siempre que no se haga un escándalo al respecto. Jagged ya está comprometido para el concierto en la Torre Eiffel ¿Crees que tu escuela puede manejar esto en un bajo perfil?
— ¡Claro! Sería estupendo, si pueden darme una carta para el director Damocles, diciendo que está dispuesto a tocar, definitivamente podemos acordarlo —se entusiasmó Marinette. Ese sería un evento increíble, prácticamente todos en su clase -por no decir, la escuela- eran fans de Jagged Stone.
—Dalo por hecho, te la enviaré a tu correo en unos minutos, y si hay alguna duda o inconveniente, tienes nuestros teléfonos, puedes llamarnos —convino la morena.
Marinette recogió sus cosas con entusiasmo — ¡Muchas, muchas gracias a los dos!
Jagged se rió entre dientes mientras se re-colocaba la chaqueta —cualquier cosa por mi sobrina honoraria.
— ¿Sobrina? —repitieron Marinette y Penny, una sorprendida y la otra divertida.
El hombre se apuntó el pecho con el dedo pulgar —Ya que no puedo adoptarte, te tomo como sobrina oficialmente. Olvídate de 'Señor Stone' y mejor dime 'Tío Jagged'
—Oh… Uh… sí, señor- quiero decir, Tío Jagged —logró decir Marinette, aún sorprendida.
Penny negó con la cabeza y se dirigió a la chica, viendo que se movía vacilante hacia la puerta —gracias por venir, Marinette.
—Sí, yo… estaré enviando fotos del progreso de la chaqueta.
—Lo esperaré con ansías. Ve con cuidado a casa, Netti —despidió alegremente Jagged, recuperando su guitarra.
Marinette se despidió y salió de la habitación, aún sorprendida con todo lo que acababa de pasar.
De forma absolutamente distraída, agradeció mentalmente a Tikki por la buena suerte de no cruzarse con Chloé en ningún momento, y de llegar a su casa en una sola pieza porque, honestamente, apenas estaba consciente de lo que la rodeaba. La memoria muscular la llevó de vuelta a casa.
Entró por la puerta del edificio en lugar de la panadería, porque podía ver la fila de gente desde la calle contraria y no quería distraer a sus padres. Todavía en automático entró en su habitación y se sentó en el diván antes de que Tikki saliera de su bolsito.
—Tikki —llamó la chica — ¿Eso acaba de pasar?
La pequeña kwami se cubrió la boca con las manos, pero fue insuficiente para acallar su risilla — ¿Te refieres a que Jagged Stone eligió tus tres diseños? ¿O a que quiere adoptarte y en cambio te eligió como su sobrina? Porque sí, Marinette, ambos sucedieron.
La chica se fue de espaldas en el diván, agarrando un cojín para enterrar su rostro allí y ahogar un grito de emoción que bien hubiera podido poner a ladrar a todos los perros de la cuadra.
—Y además de todo, se ofreció a participar del evento en la escuela ¿No es una locura? ¡A la clase le va a encantar!
—Marinette, recuerda que el Señor Stone pidió discreción al respecto. No sé si sea buena idea que lo comentes con tus compañeros —ofreció la catarina kwami.
—Oh, pero creo que Alya podría… —Marinette se detuvo en seco. Claro, ella había compartido muchas cosas con Alya desde que se hicieron mejores amigas y, aunque no siempre era muy sutil con algunas cosas, ella había estado para apoyarla.
Pero Marinette ya no estaba tan segura de tenerle la misma confianza a Alya… No desde que Lila había entrado en la ecuación.
No era que la reportera fuese contando sus intimidades y secretos a la mentirosa, pero con Alya negándose completamente a la mínima posibilidad de que Lila fuese una mentirosa, como Marinette había estado intentando hacerle ver, ella podría soltar indiscriminadamente información que Lila podría volver en su contra o usar para dejarla peor con sus amigos, como la había amenazado.
Definitivamente tenía que tener mucho cuidado al respecto de lo que le contaba a Alya.
—Tienes razón, Tikki. Yo mejor que nadie debería saber que no hay secreto más seguro que aquel que no se cuenta —reflexionó laxamente, ganándose un asentimiento orgulloso de su compañera mágica.
—Así se habla Marinette, esa es una de las cosas que te hacen una gran Ladybug y Guardiana —ofreció la kwami.
La palabra Guardiana aún hacía estragos en la mente de la pobre adolescente. Recordar que ella era la actual guardiana significaba recordar que el Maestro Fu ya no estaba, recordar que era su culpa que así fuera… y recordar todo el peso que llevaba sobre sus hombros ahora.
La notificación de un nuevo correo electrónico salvó a Marinette de hundirse en un espiral de pensamiento deprimentes y/o desesperados sobre qué iba a hacer con los kwamis y la caja de los miraculous, que ahora yacía oculta en un cofre de su habitación, bajo capas y capas de telas.
Marinette se levantó del diván, eligiendo revisar su e-mail en la computadora en lugar de su teléfono, y se sentó en su cómoda silla frente al escritorio para encender el monitor.
El correo de Penny con su firma y la de Jagged haciendo oficial su ofrecimiento hacia la escuela le recordó de pronto la montaña de cosas que tenía por delante.
Tenía que ir a comprar la tela y demás materiales para el encargo del músico, así como las otras comisiones que había recibido en la escuela. Tenía dos atuendos femeninos por hacer -además del suyo propio- y un montón de accesorios.
Aparte de eso, debía reunirse con el director el Lunes lo más pronto posible para concretar sobre la aparición sorpresa de Jagged Stone. A mitad de semana tendrían otra junta con los representantes de cada clase.
Oh… y también estaba el asunto del nuevo estudiante.
El viernes, antes de que terminaran las clases, el director Damocles le había informado que tendrían un nuevo alumno integrándose a su clase.
Entre curiosa y asustada, Marinette había tratado de indagar sobre el nuevo alumno, pero no había sacado mucho en claro, más allá de que era un él y que venía de transferencia desde Inglaterra.
"Mientras no sea otro como Lila"
— ¿..ette? ¿Marinette?
La franco-china se obligó a espabilar cuando la voz de su kwami la sacó de sus pensamientos.
—Lo siento, Tikki, me distraje un segundo allí ¿Qué me decías?
La pequeña criatura negó cariñosamente con la cabeza — ¿Que si no te hacía falta hacer más recados? —señaló una carpeta en la computadora, dónde sabía que Marinette almacenaba sus diseños digitalizados.
La chica hizo los clics e introdujo la contraseña necesarios para abrir dicha carpeta, observando los cuatro atuendos en los que estaría trabajando a lo largo de las próximas semanas. Algunos de ellos ya un poco más avanzados.
—Sí, creo un viaje a la tienda de telas e insumos está a la orden —mencionó la oji-azul, decidida a aprovechar el día lo máximo que pudiera —Vámonos, Tikki —apagó el monitor y se puso en pie, esperando que Tikki tomara una galleta y se sumergiera en su bolsa para volver a salir.A Marinette sin duda le esperaba un mes laaaargo.
Chapter 2: Nuevo Alumno
Summary:
Marinette llega a la escuela con su propuesta para el director.
Pero resulta que la escuela le aguarda una sorpresa
¿Será agradable o no?
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El lunes por la mañana, el cielo estaba tan nublado como el ánimo de Marinette.
Habían tenido una situación de Akuma a las CINCO de la mañana. De nuevo el Señor Pichón. No había sido muy difícil de atender, pero con ella y Chat Noir aún medio adormilados, se había alargado más de lo que le gustaría.
Cuando volvió a su casa, ya no tenía sentido volver a dormir, así que la chica simplemente se había arreglado lentamente para la escuela y había bajado a tomar un desayuno normal y un buen café con leche, sorprendiendo a su madre en el proceso.
Sabine sabía que su hija podría dormir incluso a través de un ataque de akuma, siempre que no fuese en su entorno inmediato, pero aceptó la explicación de su hija y le recordó que llevara una sombrilla por si acaso, deseándole un buen día en la escuela.
Marinette llegó sorprendentemente temprano a la escuela, bebiendo pequeños sorbos de su café. No había nadie de su salón a la vista con excepción de Nathaniel, quien estaba sentado con Marc en una banca, probablemente discutiendo cosas sobre su cómic. Marc le había comentado recientemente que ellos habían acordado tener cierto número de volúmenes antes de siquiera pensar en hablar con editoriales para publicación, aunque Marinette estaba secretamente preocupada de que algo de eso tuviera que ver con Lila prometiendo a Nath que hablaría de ellos y su cómic con no-sé-cual-artista mangaka que había conocido en uno de sus muchos viajes completamente falsos.
La oji-azul decidió dejar su mochila en los casilleros antes de subir al despacho del director, ya que aún tenía unos veinte minutos antes de empezar la clase, y no se sentía cómoda dejando sus cosas solas en el salón de clase.
Se detuvo un momento para mirar a lado y lado del pasillo de casilleros cuando un escalofrío le erizó la piel completamente, no vio a nadie que conociera, y ninguno de los pocos estudiantes que estaban allí miraban en su dirección. Simplemente lo aquejó al clima templado y se dirigió a las escaleras.
Una vez frente al despacho, golpeó la puerta y esperó el permiso del hombre para entrar. Hubo algo de ruido y una voz, definitivamente electrónica, antes de que el Sr. Damocles permitiera la entrada.
—Buenos días, Director —ofreció Marinette, cerrando la puerta detrás de ella.
—Ah, Mademoiselle Dupain-Cheng —reconoció el hombre —Buenos días, adelante por favor —hizo un gesto hacia las sillas frente a él — ¿Puedo ayudarla en algo?
—Envié un correo ayer por la tarde, imagino que aún no lo ha visto —comentó la chica con una sonrisa —es una idea para el baile del día de los héroes, un nuevo aporte.
Interesado, el hombre encendió su computadora de escritorio y fue a revisar su correo — ¿Y para qué era necesario el correo si usted y los representantes de las otras clases tienen reunión conmigo en un par de días? —inquirió el hombre, mientras revisaba su bandeja de entrada, hallando el e-mail de Marinette. La adolescente se limitó a esperar con una sonrisa expectante a que el director, se rió entre dientes cuando las cejas del hombre se levantaron tanto como para llegar a dónde -en sus días mozos- habría estado la línea de su pelo — ¿Es esto una broma, señorita?
—No, señor. Verá que cuenta con la firma de la señorita Rolling y del mismísimo Jagged Stone —señaló el documento en la pantalla —verá, estoy haciendo una comisión para el Sr. Stone, y le comenté sobre el baile de la escuela cuando me preguntó qué planeaba hacer por el día de los héroes, cuando le mencioné que tendríamos tanto música en vivo como un DJ, se ofreció a hacer una aparición especial con una o dos canciones —Marinette sacó su teléfono —puedo llamarlos si no confía en mí palabra, pero puede confirmar que el correo es verídico si envía su consentimiento al correo adjunto… eso si está de acuerdo.
El hombre lo meditó un poco, peinando su barba con la mano derecha. Marinette era una de sus mejores estudiantes si pasaba por alto su tendencia a llegar en el último segundo a clases, y sus únicos problemas en la escuela se remontaban a un malentendido con una estudiante enferma, y la hija del alcalde.
—Indudablemente, la aparición de Jagged Stone sería una gran adición a nuestro evento… aunque leo aquí que su condición es no publicitar su aparición.
—Ofrecí mantenerlo como 'un invitado sorpresa' en la publicidad del baile y dijo que estaba bien. Me gustaría no comentarlo con los demás representantes por el bien de esta petición —explicó lo más gentil que pudo.
El hombre asintió —muy bien, me encargaré de los trámites correspondientes entonces. Le enviaré un correo respuesta con el resultado —decidió.
Marinette saltó de su lugar, con emoción —muchas gracias, director.
Damocles le sonrió a la niña cálidamente, poniéndose en pie de igual manera para extenderle una mano —no, gracias a ti por conseguir esto para la escuela, seguramente será un gran evento de caridad para el día de los héroes —Marinette estrechó la mano del director y se despidió para salir felizmente del despacho, pero el hombre la interrumpió, como una ocurrencia tardía —oh, casi lo olvidó —revisó algunas carpetas sobre su escritorio antes de encontrar la hoja correcta y extenderla a la franco-china —por favor, entrégale esto a Madame Bustier en cuanto la veas, es la información de tu nuevo compañero de clases.
—Uh, sí señor —obediente, la chica recibió la hoja y se giró para salir de la oficina, dando un vistazo a la hoja.
Y hasta ahí le llegó la felicidad.
Se congeló. Ni siquiera notó que la puerta del despacho no había estado completamente cerrada, simplemente se congeló en su lugar al ver la foto y el nombre del nuevo estudiante.
Y entonces, alguien chocó con ella.
—Ay Dios ¿No puedes ser más torpe? —siseó una voz desagradablemente conocida, que hizo a Marinette apretar las manos en puño por reflejo —oh, ¿Con quién estoy hablando? Por supuesto que puedes.
Lila.
La chica se sacudía la ropa como si el hecho de chocar con Marinette hubiera arrojado polvo sobre su 'precioso' atuendo, y la miraba con altivez y arrogancia en sus ojos oliváceos.
—Yo iba saliendo de una puerta, tú eres la que no estaba poniendo atención —resopló por lo bajo Marinette, incapaz de quedarse callada —aunque no sé que podrías estar haciendo aquí, la primera clase es en el piso de abajo —la miró de modo sospechoso, hasta que se dio cuenta de que algo le faltaba y ella lo tenía.
La hoja del estudiante transferido.
—Iba hacia la biblioteca, aunque no es tu asunto, MariTonta —se burló, estudiando descaradamente la hoja en su posición — ¿Qué es esto? ¿Un nuevo novio al que acosar, perdedora?
—Nuestro nuevo compañero de clases —recalcó —ahora, por favor, no hagas uno de tus numeritos y regrésamelo para que pueda dárselo a la maestra Bustier —extendió la mano.
Lila la miró con veneno en los ojos y, por un segundo allí, Marinette pensó que iba a hacer precisamente eso, montar una escena y hacerla quedar mal con todos sus compañeros… pero finalmente la italiana se encogió de hombros y le arrojó la hoja.
—Como si fuera cualquier cosa interesante. Un chico nuevo en la clase es solo otro idiota que caerá de rodillas ante mi y no pensará en dirigirte la mirada —se regodeó, y estaba a punto de decir algo más cuando un grito las interrumpió.
— ¡Chica, ahí estás! —Alya subió de dos en dos las escaleras, con su tablet en mano y su bandolera balanceándose tras ella —no puedo creer que llegaste temprano y hola Lila ¡Tienen que ver el vídeo de la batalla de esta mañana! ¡El Señor Ramier sigue rompiendo récords en re-akumatización! A ese hombre deberían meterlo en terapia —bromeó mientras empujaba su tablet, con su blog abierto en la última actualización en pantalla, y reproducía el vídeo.
Marinette sonrió al recordar haber visto a Alya, en pijama, entre la multitud. La gente había visto al Sr. Pichón en acción taaantas veces, que ya ni siquiera lo consideraban un peligro. Se quedaban alrededor simplemente cuidando de no estorbar a Ladybug y Chat Noir en la pelea.
—Honestamente, todo ese ruido me despertó y no vi mucho —resopló la italiana, antes de poner una sonrisa dulce en su rostro —pero Ladybug pasó por mi ventana y me saludó después de eso.
Marinette puso los ojos en blanco cuando otra mentira más empezó a salir de esa lengua viperina. Por suerte, Alya ni siquiera la notó, mirando con total entusiasmo a Lila.
— ¿De verdad? ¡Eso es genial, Lila! —exclamó entusiasmada — ¿Recordaste preguntarle por una entrevista para mí? —los ojos brillantes de la bloguera miraron con esperanza a la italiana.
Marinette solo esperó a ver qué inventaría ella esta vez —Oh, Alya, lo siento mucho. Cómo te dije, recién me había levantado con el alboroto de la pelea, y Ladybug también parecía tan cansada, que no me atreví a mencionarlo —la expresión de Lila se derritió en completa culpa y arrepentimiento cuando Alya se desinfló visiblemente —perdóname por favor. Soy una terrible amiga, prometo que la próxima vez…
Alya se mordió los labios, tratando de no parecer triste para no hacer sentir peor a Lila —No, no. Lo entiendo, está bien Lila, no te disculpes. La próxima será —suspiró resignada, pero abrazando a la castaña que parecía a punto de llorar.
Mientras planeaba la retirada, Marinette se preguntó si la italiana, al menos, había asistido a clases de actuación alguna vez y por eso veía la vida como un retorcido escenario.
— ¿Marinette? ¿A dónde vas? —preguntó Alya, cuando escuchó sus pasos en los escalones y apartó su mirada de Lila para encontrar a la más baja en medio de las escaleras.
—Voy por mis cosas, la campana no tarda en sonar. Te veo en el salón, Alya —explicó, apenas girándose para verla antes de bajar al primer piso y volverse hacia la zona de los casilleros.
Alya se preguntó, no por primera vez ese mes, ¿Qué diablos estaba pasando con Marinette?
Félix era cualquier cosa menos feliz.
En realidad, si no tuviese una -ampliamente ensayada- poker face, cualquier persona que lo viera fácilmente podría catalogarlo como miserable.
A Félix le parecía un adjetivo aceptable.
Todavía no podía entender qué había hecho tan mal para que su madre pensara que inscribirlo en la misma escuela y clase que su primo Adrien -de todas las malditas escuelas de París- era una buena idea. A Félix le parecía más un castigo y, de nuevo, no podía entender qué había hecho mal. Pensó que su madre había estado feliz de que recuperara uno de los anillos de la familia.
Pero, supuso, eso no invalidaba completamente el haber puesto a su primo en peligro con premeditación y alevosía, más encima negociar con un terrorista (porque ahora lo sabía, Hawk Moth había sido declarado terrorista en París. Tal vez sí debió investigar más el asunto antes de viajar, pero había estado mucho más empeñado en planear cómo podría vengarse de Adrien por no asistir al funeral de su padre) Y, por suerte, su madre no sabía nada de su audaz movimiento hacia Ladybug, o habría estado horrorizada, ella y su padre lo habían criado para ser un caballero y planeaba mantener esa percepción de su dulce madre sobre él.
Aun así, Félix pensó que era muy cruel de parte de su madre ponerlo en la misma clase llena de adolescentes a los que había perjudicado e insultado en nombre de su rencor hacia Adrien.
Pero lo hecho, hecho estaba, y a Félix no le quedaba ninguna otra opción que afrontar este nuevo cambio como todo en la vida. Con la frente en alto, orgulloso y con el conocimiento de que podría poner cualquier situación a su favor, con los movimientos y la actuación correcta.
Entonces, Félix no era nada sino adaptable.
Años en la industria del cine junto a sus padres, de asistir a fiestas, premiaciones, pre-estrenos y demás, habían moldeado al rubio para ver a través de máscaras, leer el lenguaje corporal y adaptarse según la situación y lo que deseaba conseguir.
Y, en ese momento, Félix solo quería conseguir que el resto de su período escolar en el extranjero, fluyera con la mayor tranquilidad posible.
...Y, tal vez, el segundo anillo de su familia.
Respecto a eso, Félix sabía que debía jugar muy bien sus cartas y planear cada paso alrededor de su querido tío Gabriel.
Con todo eso en mente, el chico se dio cuenta vagamente que había llegado a su nueva escuela con unos quince minutos de antelación. Aceptando que estaba, esencialmente, entrando en territorio enemigo, tomó un sorbo de su termo de té y entró con la barbilla en alto, sacando de su bolsillo la hoja que contenía su horario, los nombres de sus profesores, y el número de su casillero.
Se acercó a buscar este último por el simple hecho de familiarizarse, pues aún no contaba con todos los libros requeridos por el establecimiento ni nada que necesitara guardar específicamente.
Un fingido carraspeo a su lado lo atrapó justo después de introducir la combinación, y Félix se volvió para ver a una chica de aspecto familiar a unos pocos pasos de él.
Genial… hora de que inicie el espectáculo.
Marinette caminó, perdida en sus pensamientos, hacia el salón de los casilleros. Aliviada a medias de que Lila estuviera ocupada con Alya mientras su mente debatía otro asunto igual de importante.
De algún modo, había conseguido hablar sola con Adrien poco después de la akumatización triple de Alya, Juleka y Rose. Marinette, por supuesto, no tenía nada que reclamarle a Adrien respecto a las acciones de su primo, pero el chico parecía querer hablar del asunto y ¿Cómo podría ella negarle eso?
Adrien había explicado la situación familiar de Félix, si bien no era una excusa para todo lo que hizo, podía entender cómo y por qué se habían acumulado los malos sentimientos del rubio británico. Y, proveniente de un lugar donde nadie tenía que preocuparse de reprimir sus emociones para no acabar como marioneta de un villano con un broche mágico, le sorprendía en realidad que no hubieran lidiado con el muchacho siendo akuma en cambio.
Marinette había escuchado pacientemente la explicación de Adrien, ofreciendo pequeños comentarios aquí y allá, como que no era de ninguna forma su culpa que su padre no le hubiera permitido viajar para apoyar a Félix en su momento de pérdida, y que eso no lo hacía mal primo, porque él había tenido toda la intención de hacerlo, simplemente no tuvo la oportunidad.
Maldita sea con Gabriel Agreste. Famoso diseñador y todo lo que quieran, pero realmente le hacía falta un buen golpe de sentido común… o de humanidad.
Aparentemente, Adrien se había reconfortado mucho en esa charla. Marinette también había asegurado que no sostendría ningún rencor contra Félix y, si alguna vez lo volvía a ver, podría darle una segunda oportunidad.
El modelo la había abrazado después de eso, haciendo que Marinette casi se derritiera en ese momento, pero…
El sentimiento no era tan intenso como antes.
Después de todo lo que había sucedido el día del aniversario de los Bourgeois, Marinette se había obligado a retroceder. No sabía si Adrien y Kagami habían decidido finalmente tener una relación, ninguno de los dos había comentado nada al respecto, pero ella sabía que había algo ahí. Entonces, ella tenía que retroceder. Asumir que Adrien y ella solo podían ser amigos.
Al menos el chico se lo estaba haciendo un poquito menos difícil con algunas… actitudes que estaba tomando últimamente.
La visión de cabello rubio cerca de ella en los casilleros la sacó de su espiral cada vez más profundo de pensamientos, sin embargo, negro y gris dónde debería haber blanco y mezclilla levantó una bandera en su mente.
¿Era hora de empezar, no?
Echando un vistazo rápido a su kwami mientras tomaba sus cosas del casillero, Marinette tomó aire para llenarse de determinación y asintió para sí misma.
.
—Ejem…
Ojos verdes se centraron en ella, sospechosos y alerta. Marinette se dio cuenta de que eran ligeramente más oscuros que los de Adrien, como un bosque espeso.
Casi la distraen por un momento allí —eh.. ¿Félix Graham de Vanily, si no me equivoco?
El rubio giró por completo hacia ella entonces —eso es correcto, y usted sería…
—Marinette. Marinette Dupain-Cheng —se presentó, levantando la hoja con su información —soy la representante de la clase a la que entrarás, así que, déjame darte la bienvenida al Françoise Dupont —le tendió la mano, ofreciendo una pequeña pero genuina sonrisa.
Félix mantuvo su poker face pero, internamente, estaba bastante contrariado. Recordaba a esta chica de los vídeos que había borrado del teléfono de Adrien, la que tenía sentimientos por su primo ¿O era su novia? No lo sabía, pero finalmente podía ponerle nombre. Marinette.
¿Por qué estaba ella sonriéndole? Se preguntó Félix mientras correspondía el apretón de manos, era sorprendente muy poco falsa, mejor de lo que esperaría, pero no podía ser genuina, Félix estaba seguro de ello, ella debía estar enojada con él igual que el resto de la clase.
—Un gusto, señorita Dupain-Cheng —respondió con un tono plano.
— ¿Estás listo para ir al salón? Y siéntete libre de preguntar si necesitas algo —ofreció, ligeramente nerviosa, mientras señalaba la puerta hacia el pasillo.
Félix contuvo un suspiro, ella era bastante profesional y él realmente ocupaba una guía, puesto que no sabía qué salón correspondía a cada clase —eso sería muy oportuno, Dupain-Cheng, tomaré tu ofrecimiento.
Marinette decidió que llamarse por los apellidos estaba bien por ahora. Ambos eran largos, sí, pero no había ningún tipo de confianza entre ellos y el rubio no parecía muy interesado en fomentarla. Tomó una carpeta de su casillero y lo cerró para caminar con el chico.
—Este es el salón de Madame Bustier —mencionó la chica mientras entraban. Se detuvo junto a la mesa de la profesora y sacó una hoja de su carpeta.
—Es la maestra de literatura.
—Sí, de literatura, poesía, e idiomas —ella confirmó —mira, esta es la disposición de asientos actuales, para que elijas tu asiento —le extendió la hoja.
Félix la tomó. La mayoría de asientos estaban ocupados a excepción de una de las mesas de atrás, la derecha, que estaba junto a la ventana del pasillo. La que daba al ventanal exterior tenía un ocupante. Y había un par de asientos diferentes desocupados en las mesas de la izquierda.
—Solo por curiosidad —empezó el rubio, viendo que la chica esperaba, aparentemente, a que él decidiera — ¿Dónde se sienta Adrien?
Marinette se movió hacia la derecha y colocó una palma sobre la punta del escritorio que daba al pasillo —este es el asiento de Adrien. A su lado se sienta Nino, su mejor amigo.
Cuando Félix asintió y volvió la mirada a la hoja, Marinette subió hasta el último escalón y dejó sus cosas en el asiento más próximo a la ventana exterior. Félix se sorprendió vagamente de que la presidenta de la clase se sentara hasta el fondo, pero no preguntó nada, y decidió que era una posición ventajosa para él también, si Dupain-Cheng seguía manteniendo esa profesionalidad.
Un muchacho pelirrojo, un poco más bajo que Félix, entró en ese momento; sostenía una carpeta contra su pecho y tenía un ojo cubierto por el flequillo. Le dio una mirada de reojo al rubio, pero siguió hasta su asiento, ofreciendo un rápido saludo a la pelinegra en el fondo.
La campana sonó en ese momento y todos los demás empezaron a entrar lentamente. Félix se quedó en silencio e ignorando a todos, a un lado de la mesa del profesor, esperando que la docente llegara y lo presentara, como sucedía en su anterior escuela en Inglaterra.
Y quizás… solo quizás, estaba rezando porque la mujer llegara antes de que su primo tuviera la ocasión de abordarlo.
Pero nadie lo sabría nunca.
Chapter 3: Primer día
Summary:
Adrien se entera que Félix ahora va a su salón.
Marinette está desconcertando a Félix.
Chapter Text
Félix no había estado exagerando al catalogar su nueva escuela como 'territorio enemigo'. La clase, evidentemente, lo recordaba por su actuación en el aniversario de la desaparición de su tía y no parecían tener intención alguna de encubrirlo ni remotamente.
Adrien le había dirigido una patética mirada de cachorro cuando había llegado, sin embargo, una mujer pelirroja había entrado y había puesto en orden la clase para presentarlo. Félix agradeció al cielo por ello.
Ignorando el ofrecimiento de 'compartir algo sobre él' con la clase, Félix caminó directamente a la mesa donde Dupain-Cheng estaba sentada y ocupó la silla libre. Ignoró estoicamente las miradas de Adrien y Chloe sobre él, y esquivó el pie de una chica que había sido deliberadamente extendido hacia él, dando una rápida mirada fría a la escuálida muchacha de extravagante cabello rosa.
Sabía que todos los ojos estaban vueltos hacia él cuando se sentó. La propia Dupain-Cheng lo miraba con asombro por su elección pero, de nuevo, le ofreció una sonrisa de 'bienvenida' supuso él.
Félix no entendía por qué se tomaba la molestia.
Para ser honestos, Félix estaba sorprendido de que las clases estuvieran a un nivel decente, considerando que esta era una escuela pública. No estaba tan lejos en comparación con su escuela anterior con excepción de la clase de literatura, puesto que estaban viendo autores ingleses que él había estado estudiando y leyendo desde hacía mucho tiempo, por lo cual, fue un buen momento para analizar la estructura de la clase.
Tenía entendido que Chloe era la abeja reina del salón, caprichosa, mimada y sin sentido común como era, no se esperaba nada menos, sin embargo, algo estaba mal con eso. Parecía que otra chica había llegado a ocupar su lugar. Una castaña sentada en la segunda fila, al lado de la chica Lady Wifi si no recordaba mal. Parecía ser el centro de atención cada vez que había cambio de clase o algunos minutos libres, todos parecían querer escucharla y estar cerca de ella.
Todos excepto, sorprendentemente, Adrien. Y Dupain-Cheng a su lado.
La campana para el almuerzo lo sacó de sus pensamientos, guardó rápidamente sus cosas, con la esperanza de que Adrien no lo interceptara.
— ¿Supongo que vas a almorzar con Adrien? —preguntó la chica a su lado, tan bajo, que tuvo que mirarla para comprobar que le había hablado en realidad.
—Como si mi tío me quisiera cerca de la mansión Agreste en un futuro cercano —resopló irónicamente —por cierto, ya hiciste tu trabajo como representante, puedes dejar la fachada —ofreció en voz baja, mientras cerraba su maleta.
Marinette le dio una mirada confusa, de nuevo, abrumadoramente genuina —no entiendo…
El rubio resopló —soy consciente de que todos en esta clase me odian, Dupain-Cheng, no tienes que fingir que no es así, no voy a acusarte con mi primo —rodó los ojos.
Marinette le dio una mirada herida que casi lo deja congelado en su lugar —no estoy mintiendo —aseguró, en voz baja pero decidida, y a Félix le pareció que había algo de desesperación ahí, pero no podía asegurarlo, porque ella rápidamente se aclaró la garganta y se puso en pie, tomando su mochila rosa, pero aun mirándolo a los ojos —lo que hiciste la última vez claramente fue desagradable, y sí estoy molesta por eso, pero no te odio, y puedo darte una oportunidad si es que tienes intención de demostrar que esas acciones no reflejan quién eres en realidad.
Y eso sí dejó paralizado a Félix, porque no podía seguir pensando que ella era solo una buena actriz. No cuando ella lo miraba con esos ojos abrumadoramente azules.
Ella era honesta.
Y, por su vida, Félix no podía entender por qué.
— ¡Félix! —Adrien lo sacó de sus pensamientos, abordándolo con un abrazo.
Su primo actuando como un cachorro hambriento -de afecto en lugar de comida- lo sacó abruptamente de su conmoción interna.
—No sabía nada de esto ¿Cómo…? ¿Qué estás-
Viendo que su primo no sería capaz de expresar correctamente sus pensamientos, lo suficientemente rápido, Feliz levantó una mano para callarlo —me sorprende, y a la vez no, que no estuvieras enterado. Nathalie debe saberlo, ya que mi madre le pidió la información de tu escuela —la expresión de Adrien se contrajo un par de segundos en tristeza y decepción, pero fue particularmente rápido para ocultarlo —mamá vino a dirigir una película aquí, y están tratando de convencerla para que dirija también algún tipo de mini-serie, no estoy seguro sobre eso último, pero aparentemente, estaremos aquí un tiempo y, por alguna razón, ella pensó que sería bueno inscribirme en tu clase —había sido la mayor cantidad de palabras que había soltado en todo el día y Félix ya quería terminar esta conversación.
Marinette los observó conversar, aparentemente concentrados, y decidió que debía dejarlos solos, por lo que empezó a bajar las escaleras del salón, sin embargo, su paso a un lado de Adrien coincidió con el final de la explicación de Félix, y el modelo la siguió con la mirada —Marinette —la llamó alegremente, hasta que se percató de que ella no lucía muy bien de ánimos. La chica se había detenido en seco, y apenas volvió la cabeza para mirarlo — ¿te encuentras bien?
—S-sí, por supuesto —Félix la miró también, la chica tímida pero decidida se había convertido en una tímida e insegura en, aparentemente, un parpadeo —yo, uh, debería irme ¡Nos vemos después del almuerzo, chicos!
— ¿Qué le ocurre? —murmuró para sí, pero Félix notó la preocupación absoluta en sus ojos, tan similares y diferentes a los propios a la vez —Félix ¿Le dijiste algo?
—Por el contrario, mi querido primo. Tu amiguita fue la que me dejó sin palabras —ofreció, sincero pero inseguro de qué hacer ahora respecto a la chica —fue… desconcertante y abrumadoramente gentil.
Adrien se rió ante la elección de palabras de Félix —Marinette es así, ella es tan gentil y bondadosa, siempre está dispuesta a ayudar a sus amigos y a defender a quienes quiere. Ella es nuestra Ladybug cotidiana.
Para Félix, la expresión de Adrien era abrumadoramente sacarina, pero notó que el modelo no lo había corregido cuando la llamó 'su amiguita' ¿No era su novia entonces? ¿El vídeo que había borrado de la chica junto con sus amigos era su intento de confesión?
El chico se llevó una mano a la frente. Ella estaba actuando tan gentil y reconfortante, y él ni siquiera había pensado en ofrecerle una disculpa.
—Bien, con tu permiso, me gustaría conseguir algo de comer antes de que se acabe el tiempo del receso —comentó antes de encaminarse fuera del salón.
—Espera Félix ¿No quieres venir a casa a comer? —ofreció Adrien, siguiéndolo.
Félix bufó, por supuesto que Adrien no sabría nada sobre los anillos — ¿Conociendo al tío? No creo que me acerque a tu casa hasta que él tenga ganas de volver a invitarnos.
—Pero Fé-
—Adrien, te recuerdo que deliberadamente te puse en peligro, y eres su único hijo. Dudo que esté contento de verme en su casa sin previo aviso —apeló por la lógica mientras caminaba hacia la salida de la escuela.
De ninguna forma iba a comer comida de la cafetería.
—Padre no come conmigo de todos modos —el dolido y decepcionado murmullo posiblemente no estaba destinado a que Félix lo escuchara, así que lo archivó en su mente para más tarde.
—De cualquier modo, creo que te están esperando —Félix asintió con la cabeza hacia Gorila, que estaba esperando fuera del sedán, aparcado justo frente a la escuela. El guardaespaldas/conductor lo saludó con el mismo gesto.
Adrien suspiró, acomodándose la tira de su bandolera —nos vemos de vuelta en clase entonces —antes de meterse en el auto, vio a Marinette en la esquina, esperando el cambio de semáforo para cruzar. Se le escapó una sonrisa y se subió al vehículo, cerrando la puerta tras de sí.
Félix siguió la mirada de su primo, encontrando de nuevo a su compañera de asiento. Se mordió el labio inferior, y dudó un segundo antes de avanzar a zancadas tras de ella, apenas alcanzándola antes de que cruzara.
— ¡Dupain-Cheng!
Marinette literalmente saltó en su lugar cuando Félix la llamó, giró para verlo y casi se va de espaldas a la calle -con el semáforo aún en verde, nada menos- hasta que el rubio alargó un brazo, envolviendo su espalda para sostenerla y evitar la caída.
—Uh… No era mi intención asustarte —ofreció débilmente, tirando de ella más hacia la acera antes de soltarla.
Marinette se tomó un momento para superar el escalofrío que la había recorrido de pies a cabeza, aunque no era para menos, la última vez que estuvo tan cerca de Félix había tenido que golpearlo para que no la besara en contra de su voluntad.
Claro que el chico no sabía que era ella.
—E-está bien —se las arregló para decir —no importa, soy naturalmente torpe… uh ¿Puedo ayudarte? —Marinette miró unos segundos sobre el hombro de Félix. Juleka, Rose y Alix los estaban mirando desde la puerta de la escuela con total extrañeza y desconfianza.
—Sí, bueno… —Félix se movió un poco, para mirar con disimulo lo que había provocado la mueca de incomodidad en su compañera de asiento, y reprimió una mueca el mismo. Solo medio día de clases y ya se estaba cansando de todos los ojos puestos sobre él —me preguntaba si puedes recomendarme algún lugar cercano y decente donde pueda almorzar.
La chica resopló una corta risa — ¿La comida de la cafetería escolar no llega a tus estándares de 'decencia'? —se burló antes de ser siquiera consciente de lo que había dicho.
Aunque a Félix le pareció divertido, si la inclinación de sus labios era algo que tomar en cuenta, y respondió antes de que ella pudiera retractarse — ¿Comida de una escuela pública? Por favor.
Marinette sonrió de lado, negando con la cabeza —la comida aquí no es tan mala.
—Oh, no estoy escuchando un "es buena" —devolvió Félix —hay un abismo que separa esos términos cuando se trata de comida y… veo que tú tampoco almuerzas allí.
La expresión divertida de la franco-china cambió nuevamente a una de incomodidad, y Félix seguía preguntándose ¿qué demonios estaba pasando en esa escuela? cuando ella le contestó con cinco palabras, aparentemente simples, pero escondiendo toda una historia detrás, por lo que el chico podía decir —No es por la comida.
El silencio entre ellos colgó, pesado, por algunos segundos, hasta que Marinette se mordió los labios, sacudió la cabeza y se obligó a dejar de pensar en ello.
—De todos modos, conozco el mejor lugar del vecindario —añadió, de vuelta en su tono suave y gentil — ¿Vamos? —ofreció ella mientras se daba vuelta nuevamente, para mirar el semáforo. Estaba a punto de darles el paso.
Félix se ajustó el tirante de su maletín sobre el hombro derecho mientras la seguía para cruzar la calle —Claro.
El joven británico se sorprendió cuando simplemente entraron en el primer local en la esquina contraria a la escuela. Alcanzó a leer que era una panadería cuando Marinette abrió la puerta y lo invitó a pasar.
Estaba por mencionar que, honestamente, preferiría un restaurante para un menú más variado, cuando tomó la primera bocanada de aire dentro del local.
Maldita sea. Olía fenomenal.
No era solo el olor a masa recién horneada. Tomándose un momento, Félix podía separar el olor del azúcar en polvo, del chocolate amargo, las finas hierbas y algunos otros añadidos flotando de forma delicada en el cálido local; los aromas no chocaban ni saturaban el aire, simplemente jugaban con el olfato y despertaban el hambre. Y, en honor a la verdad, Félix estaba repentinamente muy hambriento.
Marinette lo miró con esa pequeña sonrisa divertida, la misma que enseñó cuando bromeó descaradamente con él un minuto antes, seguramente divertida con lo que sea que su rostro estaba dejando ver, así que Félix se obligó a guardar la compostura.
—Realmente espero que la comida aquí sepa tan bien como huele —ofreció en voz baja, mientras Marinette desviaba la mirada para observar a la clienta en turno. Había una fila de, al menos, seis personas.
—Oh, no te decepcionarás —prometió ella, quitándose la mochila de los hombros.
Félix estaba por preguntar si ella tenía alguna sugerencia, antes de formarse en la fila, cuando la chica lo tomó de la muñeca y tiró de él hacia el mostrador. Parpadeó, desorientado, cuando la gente no hizo ningún comentario sobre ellos saltándose la fila y, en cambio, la mujer detrás del mostrador -que Félix adivinó, era asiática- se volteó y les dio una cálida sonrisa a ambos.
— Bienvenida, querida ¿Cómo fue la escuela? —preguntó amablemente mientras le entregaba una bonita caja con el pedido a la mujer mayor en fila.
Distraídamente, Félix se preguntó qué tan seguido venía Marinette a este local para obtener ese trato.
—Bien —respondió ella automáticamente —este es mi nuevo compañero de clases, lo estoy ayudando a ponerse al día con el plan de clases ¿Está bien que almuerce aquí, Mamá?
Bueno, ahora, eso explicaba mucho.
—Claro que sí, querida. Tus amigos son bienvenidos, adelante…
—Me llamo Félix, Madame Cheng —se presentó el rubio, con un tono más suave del que había usado en todo el día, pero formal, aun así —un gusto conocerla.
La mujer le dio una sonrisa —Soy Sabine, y el gusto es mío —contestó —adelante, pasen dentro. Y, Marinette, dile a tu padre que se están agotando los macarrons, por favor.
Marinette levantó un lado del mostrador y le hizo una señal a Félix para que pasara —Claro, mamá —luego guio al chico a la trastienda, deteniéndose para saludar a su padre -un hombre tan grande como un oso, que hizo que Félix tragara en seco a primera vista- y presentar nuevamente al británico, antes de entrar en la casa.
Chapter 4: Acostumbrarse
Summary:
Félix empieza a entender la dinámica de la clase.
O, al menos, la de Lila.
Adrien trata de calmar las aguas.
Chapter Text
Lo que Félix pensó, sería un almuerzo realmente incómodo, demostró ser una experiencia completamente diferente.
La comida en la casa Dupain-Cheng era realmente deliciosa, no solo los productos horneados de la panadería. Sabine había cocinado ese día y la influencia china estaba agradablemente presente en los alimentos.
Además, Marinette y él sí que repasaron el plan de estudios, determinando en qué áreas Félix estaba al corriente, dónde tenía alguna carencia y dónde estaba adelantando. El chico tomó notas de los temas que no había visto en su antigua escuela, dispuesto a ponerse al corriente lo más pronto posible.
Sin más, podía pedirle los apuntes a su primo. Sabía que Adrien no tendría ningún problema con ello.
— ¿Dupain-Cheng? —murmuró el chico, mientras recogían sus cosas para regresar a la escuela. Marinette hizo un sonido para que supiera que la estaba escuchando, mientras se aseguraba de tener todo en su mochila —comprenderás que este es un tema un poco incómodo, pero quiero salir de ello, así que… —Félix se volvió a mirarla, ya que Marinette había hecho lo mismo, intrigada por sus palabras —incluso si no comprendo tu, extrañamente gentil, voluntad de darme una segunda oportunidad después de mi primera impresión con tu clase —Félix se detuvo un momento, sus manos se abrieron y cerraron en puños detrás de su espalda. A Marinette le recordó tétricamente a Gabriel Agreste, pero la postura de Félix hablaba más de solemnidad que de imposición —siento que debo ofrecerte unas disculpas.
La franco-china se tomó un momento para repasar sus palabras, sintió la suave presión de Tikki en el bolsito junto a su cadera, y sabía que su kwami la estaba instando a aceptar la proverbial bandera blanca ofrecida por el británico. Sin embargo, conteniendo una sonrisa, se acercó un poco más a Félix, procurando que su rostro no delatara sus intenciones.
Félix solo le sostuvo la mirada — ¿Estás arrepentido por lo grosero que fuiste simulando ser Adrien?
El rubio asintió, sin dejar de mirar los ojos azules de la chica.
— ¿Ves? Estaba en lo correcto al darte otra oportunidad —Marinette finalmente le dio una sonrisa grande y genuina —puede que las palabras no enmienden lo que hiciste, pero sé que estás siendo sincero ahora mismo y acepto tus disculpas, Graham de Vanily.
La postura de Félix se relajó en respuesta. Marinette incluso pensó que él le estaba devolviendo una pequeña sonrisa, pero no podría asegurarlo.
Ambos tomaron sus cosas y salieron de la residencia.
La chica gritó una despedida a sus padres mientras salían por la puerta del edificio en lugar de la panadería.
Félix lanzó una mirada al cielo, más nublado que cuando llegó en la mañana a la escuela, e incluso parecía que una ligera niebla amenazaba con cubrir la ciudad, si intentaba mirar más lejos que la Place des Vosges.
Sacó una sombrilla negra de su maletín mientras Marinette cerraba la puerta. Cuando la chica se puso al día con él, justo fuera del techado, Félix extendió la sombrilla sobre ellos, al mismo tiempo que pequeñas gotas de agua empezaban a oscurecer el suelo a su alrededor.
Marinette le dio una mirada sorprendida. Hablando de un tiempo perfecto.
— ¿Vamos? —murmuró Félix, casi al mismo tiempo que un trueno rompía en la distancia.
La oji-zarca asintió y procuró igualar el paso de su compañero de asiento mientras regresaban el corto trayecto hasta la escuela. Había algunos estudiantes corriendo de vuelta para tratar de mojarse lo menos posible, y otros pocos -como ellos- se tomaban su tiempo bajo la protección de un paraguas o gabardinas impermeables.
El conocido sedán plateado se estacionó justo cuando Félix y Marinette estaban por llegar a las escaleras y Adrien se bajó apresurado, apenas logrando extender su sombrilla correctamente, antes de avanzar prácticamente a zancadas para alcanzarlos.
—Hola, chicos —saludó con una amplia sonrisa.
Félix simplemente le dio un asentimiento en respuesta a su primo, mientras Marinette balbuceaba un 'hola' de vuelta.
Los tres atravesaron el patio mientras la lluvia aumentaba en intensidad lentamente. En cuanto llegaron a su salón, Adrien subió a la parte de atrás del aula, para colgar su sombrilla en las perchas a un lado del librero y Félix lo imitó, mientras Marinette se dirigió inmediatamente a su asiento.
Rose y Juleka ya estaban en el salón, acurrucadas en su asiento con el teléfono de la menuda rubia, probablemente viendo algún vídeo.
Esta vez, Félix era mucho más consciente de su compañera de asiento. Por lo tanto, se dio cuenta de que Marinette parecía cambiar completamente cuando entraba al salón de clases.
Ella se sentaba en su lugar, colocando su mochila a su lado en la banca, y no levantaba la mirada para nada mientras sacaba lo que necesitaba para la siguiente clase; si se la miraba detalladamente, podrían adivinar que ella estaba tratando de ocupar el mínimo espacio posible, con los hombros un poco encorvados y la postura tensa.
Marinette lucía incómoda, lo cual no tenía sentido para Félix. Ella había estado en esta clase todo el año, como mínimo, y a juzgar por los vídeos que había visto y borrado un par de meses antes, la mayoría de la clase era diabéticamente dulce y unida.
Félix no podía entender como ella, incomprensiblemente gentil y amable, no encajaría en ese grupo, al punto de aparentar estar más cómoda caminando con un extraño que en su salón de clases.
Diciéndose a sí mismo que eso no era asunto suyo, Félix se sentó en su lado de la banca y sacó lo necesario para su próxima clase, además de un libro. Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde, ponía en la portada.
A medida que más de sus compañeros de salón iban entrando, más sentía la tensión en la chica a su lado. Especialmente cuando entró aquella castaña que aparentemente le había robado el trono a Chloe.
Estaba tratando de concentrarse en su libro, y la narrativa de Mister Utterson cuando los murmullos de la clase empezaron a ser molestos. Casi todos estaban alrededor de esa castaña, la cual hablaba sin parar, sosteniendo una de sus manos como si le doliera, pero tenía una sonrisa en sus labios y una mirada que el rubio solo podría definir cómo regocijo por la atención que obtenía.
Aún en su esfuerzo de ignorar las voces ajenas, Félix alcanzó a oír algo sobre una obra o película, el nombre pasó por su mente e hizo ondear una bandera, pero no pudo ubicar de dónde lo recordaba, así que simplemente resopló y trató de volver a su libro. El suave murmullo del grafito de un lápiz raspando contra papel a su lado fue un sonido para concentrarse, mucho más agradecido que las voces fluctuantes del resto de la clase.
Casi toda la clase estaba alrededor de Lila, aprovechando que el docente de turno aún no había llegado. Por supuesto que Alya estaba en primera fila, sentada a su lado, bebiendo ingenuamente feliz de cada palabra que pronunciaba la italiana.
En la fila de abajo, Nino estaba igual o más entusiasmado, mientras que Adrien simplemente se obligaba a colocar esa sonrisa gentil de siempre, fingiendo interés aun sabiendo que todo lo que salía de la boca de Lila era mentira tras mentira. Sin embargo, no iba a ser él quien llamara la atención sobre eso, no es que importara realmente, Lila solo estaba entreteniendo a todos con historias, así que no había nada de malo en eso.
Aun sabiendo ello, Adrien preferiría no estar en su asiento en ese momento. La palabrería de Lila y los murmullos asombrados e impresionados a su alrededor empezaban a volverse un poco molestos. Trató de concentrarse en el suave sonido de la lluvia cayendo afuera, pero era imposible.
En un momento, miró hacia el fondo del salón. Marinette y Félix eran los únicos que no estaban poniendo atención a Lila, es más, parecían totalmente ajenos y separados del resto de la clase, como si estuvieran en su propia burbuja de comodidad y tranquilidad. Adrien no pudo evitar envidiarlos un poco. Le gustaría tanto poder, simplemente, subir y unirse a ellos; tal vez echar un vistazo a lo que Marinette estuviese dibujando mientras el sonido de las hojas del libro de Félix se mezclaba con el arrullo de la lluvia. Pero eso sería grosero para con Lila y él no podía hacer eso. Él había hecho un trato con ella, por Marinette. Así que tenía que quedarse donde estaba. Él podía hacer eso, por su princesa…
—… Y mientras modelaba en Italia, me llamaron para el casting de una película. No estaba muy segura al respecto, pero el equipo de fotografía me animó y pensé ¿Por qué no?
— ¿Y para qué película era? —preguntó Nino con gran entusiasmo e interés.
—Se llama Ossessione —respondió de inmediato la morena —significa Obsesión. Fue dirigida por Luchino Visconti di Modrone —Lila sonrió al ver la mirada confundida de la mayoría a su alrededor —era un Conde en la provincia de Milán.
Lila podría jurar que, además de las expresiones de entendimiento y asombro de los ingenuos a su alrededor, había oído un resoplido burlón. Estaba por mirar a su alrededor para ver si se trataba de Chloe o MariTonta, cuando una voz tímida lanzó una pregunta.
—Perdón, Lila —los ojos oliváceos se centraron en Mylene —pensé que esa película era muy antigua. Mis padres la ven a veces, les gusta mucho.
Bien, ese era un problema menor —oh, esa debe ser la original. Yo participé en una versión más nueva, un tipo de remaster para nuevo público —respondió hábilmente, haciendo pequeños gestos con las manos antes de llevarse una al pecho —aunque, a fin de cuentas, solo participé como extra en unas pocas escenas. Nada relevante —inclinó ligeramente la cabeza, mientras bajaba el tono hacia lo último de sus palabras, dando una gran actuación como alguien avergonzada y/o desanimada.
—Vamos chica, solo eso ya es tan genial —Alya la codeó ligeramente, en un intento de animarla. Y Mylene, Rose y Nino la imitaron, adulándola y diciéndole que no tenía por qué ser tan modesta.
— ¿Dupain-Cheng? —murmuró Félix mientras colocaba un separador entre las primeras páginas de su libro. No le estaba dando la atención que merecía, así que mejor dejarlo para después.
Marinette detuvo sus trazos al oírlo — ¿Sí? —ofreció vacilante mientras fruncía el ceño a su cuaderno y tomaba una goma de borrar para corregir algo.
— ¿Qué ocurre con la chica de la segunda fila? —disimuladamente cabeceó hacia el tumulto de gente.
Marinette finalmente se desconectó de su dibujo y volteó a ver — ¿La de chaqueta naranja? —preguntó de vuelta, bastante segura. Resopló cuando el rubio lo confirmó — ¿Qué no pasa con Lila Rossi? sería una mejor pregunta —ironizó en voz baja, pero Félix oyó perfectamente el desdén y eso alimentó bastante su curiosidad — ¿Por qué lo preguntas?
—Sin mencionar que habla como un perico… —Félix hizo una ligera pausa, admirando como Marinette casi dejaba escapar una risa, pero se mordía el labio para evitarlo —sigue hablando de que participó en una película de los años cuarenta, de la cual estoy bastante seguro, no existe ninguna adaptación o remasterización, dada lo absolutamente polémica que fue en su momento.
Marinette no pudo evitar mirar a Félix con asombro en los ojos por unos cuantos segundos. ¿Era de verdad? ¿El chico había visto a través de las mentiras de Lila sin necesidad de una prueba sólida empujada en su cara?
Félix, por su parte, no entendió a qué venía la reacción de la chica a su lado.
—A decir verdad… esa chica miente tanto como respira —mencionó la oji-zarca, después de un ligero carraspeo —llegó a esta escuela hace unos pocos meses hablando sin parar sobre las conexiones que tenía y los viajes que había hecho —Marinette volvió la mirada a su cuaderno, pero no recogió su lápiz —se akumatizó el mismo día que llegó y desapareció como por dos meses, afirmando que estaba de viaje en Achú, y algo sobre caridad y campañas contra la contaminación.
Félix la vio lanzar una mirada cautelosa al resto del salón, también notó que había estado hablando más bajo de lo usual y que la tensión crecía en ella a cada palabra, ahogando el sentimiento de desprecio en pura autoconservación.
El rubio mostró una expresión que delataba lo poco impresionado que estaba con su compañera de clase —he oído la expresión 'miente hasta que se haga realidad' pero eso suena a delirios de grandeza si me lo preguntas —comentó casualmente mientras guardaba su libro en su maletín, habiendo escuchado un paraguas sacudirse fuera del aula, muy probablemente su siguiente profesor.
Y, efectivamente, la señora Mendeleiev entró en el aula, con un par de libros gruesos bajo un brazo. Todos los estudiantes se apresuraron a sus asientos mientras la mujer caminaba hacia su escritorio y encendía el proyector para dar inicio a su clase.
El resto de la clase fue bastante fácil para Félix. Con un dominio bastante fluido del francés no tenía problemas para seguir la corriente. Afortunadamente, su ventajoso puesto al final de la clase evitaba tener que lidiar con nada más que ocasionales miradas de sus compañeros que fácilmente ignoró.
Estaba guardando todo en su maletín cuando la chica Lady Wifi subió hasta su asiento. Afortunadamente, apenas le dirigió una mirada cautelosa antes de girar y dirigirse a su compañera de asiento.
—Hey, amiga.
—Hola Alya —la saludó de vuelta Dupain-Cheng, mientras también guardaba sus cosas en su mochila rosa.
— ¿Cómo van los preparativos del evento? ¿Algo que reportar?
Simplemente escuchando a medias, sin otro remedio, Félix se preguntó si se trataba de un evento escolar o algo personal mientras sacaba su celular y enviaba un mensaje a su madre.
Marinette parecía bastante aliviada con el interés de Alya —Sí, te recuerdo que tenemos reunión con los demás representantes y el director pasado mañana —mencionó —y los preparativos van bastante bie-
Lady Wifi, muy groseramente -añadiría Félix-, interrumpió a su compañera —oh, no sabes cuánto me alegra oír eso. Estoy tan ocupada preparando la próxima entrevista y nuevos posts para mi blog que a menudo siento que el día no me alcanza.
—Umm, Alya —la llamó tímidamente, de vuelta en su posición encogida y de autopreservación —también haces parte del grupo que publicita el evento ¿Verdad?
La morena meneó una mano, desestimando el asunto —Claro que sí, chica. Todos los miembros tenemos un chat grupal para mantenernos al día con lo que hay que hacer —señaló su teléfono con el encanto de catarina —Reunión. Miércoles. No se me olvida. Nos vemos mañana, Marinette.
—Nos… vemos mañana —murmuró de vuelta, aunque resultó evidente que Alya no la había escuchado. La chica de lentes corrió con Nino y ambos se apresuraron fuera del salón y de la escuela.
Félix recibió su contestación y se acomodó su maletín para irse también.
—Sin interés en parecer entrometido —inició el rubio, mientras Marinette también se levantaba de su sitio y ambos bajaban las escaleras en medio de los asientos —el evento del que hablaban ¿Es escolar?
—Por supuesto que lo es —respondió en cambio una voz empalagosamente dulce, hasta el punto de ser irritante para los dos nuevos compañeros de asientos. Marinette y Félix se voltearon para ver a Lila casi acorralando a Adrien en su asiento. De hecho, el modelo aprovechó la breve distracción de Rossi para levantarse y poner algo de distancia —representante de la clase ¿Y no le has explicado a Félix sobre nuestro evento escolar, Marinette? —la castaña fingió una mirada de suave comparecencia y negó con la cabeza, chasqueando la lengua — ¿Dónde tienes la cabeza?
Ignorando momentáneamente el uso descarado de su nombre, Félix notó que Marinette apretó los puños en las correas de su mochila. Por un instante allí, estaba de vuelta la chica que bromeó descaradamente con él, con una determinación renovada, de no dejarse por-de-bajear de otra persona. Félix se quedó un segundo atónito en sus fulgurantes ojos azules, encendidos y atemorizantes para alguien del común. Y de repente, estaba realmente curioso de saber qué iba a suceder allí. Ella parecía un volcán a punto de estallar.
Pero todo se esfumó en el momento en que las llamaradas de fuego azul se desviaron de Rossi. El fuego en Marinette se apagó decepcionantemente rápido, Félix notó después de un momento, cuando la chica miró a Adrien.
Félix podría jurar que su primo estaba haciéndole señales para que se tranquilizara.
—Lo primero era que nuestro compañero se pusiera al día con las clases ¿No lo crees, Lila? —se forzó a decir, con un tono tenso y medido —no está bien sobrecargar a un nuevo alumno.
—Hmm —Rossi se acomodó el pelo tras la espalda, casi dándole una bofetada a Adrien con el mismo, de no ser por los rápidos reflejos del rubio.
—Verás Fél, la escuela se prepara para un evento de caridad por el Día de los Héroes —entró Adrien, con voz suave y su sonrisa habitual.
— ¿Día de los Héroes? —Félix había escuchado eso en algún momento, pero no sabía con exactitud de qué se trataba.
—En el Día de los Héroes, todos hacen buenas acciones. Es una celebración nacional en París —suplió su familiar.
—Hasta el año pasado simplemente compartimos en clase lo que cada uno hacía, pero desde que Chat Noir y Ladybug aparecieron en la ciudad, todos buscan hacer cada vez cosas más significativas —continuó Marinette —Este año, el director decidió unificar los esfuerzos de los estudiantes en un gran evento. Todo lo recaudado irá a organizaciones benéficas, aunque aún se está por definir a cuál, pero probablemente la del Príncipe Ali-
Lila finalmente encontró una oportunidad en la conversación —esa debería ser la opción más evidente ¿No lo crees, Marinette? Después de todo el Príncipe y yo somos taaaaan~ buenos amigos —ahí estaba de nuevo, Félix notó, a la espera de obtener toda la atención posible. Lo miró a él y después a su primo — ¿Recuerdas que el año pasado no pude estar en París para esas fechas porque estaba trabajando con él contra la contaminación del aire?
Adrien simplemente colocó una mirada de desaprobación, mientras la castaña lo tomaba del brazo y se inclinaba hacia él —Lila… —ella lo apretó del brazo, obviamente para que se callara.
— ¿Que no era contaminación ambiental? —murmuró Marinette para sí, ganándose una mirada envenenada de Lila que no pasó desapercibida para Félix.
— ¿Y se espera que yo participe? —preguntó el británico a su compañera de asiento, eligiendo ignorar al par frente a ellos.
—No, si tú no quieres —advirtió Marinette —eres nuevo aquí después de todo, no estás obligado a sobrecargarte de responsabilidades solo por llegar a la escuela en un momento ocupado.
Viendo la forma en que los párpados de la chica caían, Félix estaba inclinado a pensar que estaban realmente ocupados con el evento.
—Si gustas, Félix, Adrien y yo podríamos contarte todo sobre el evento, ya que Marinette no tiene tiempo para informarte adecuadamente —ofreció una sonriente Lila, inclinando su cabeza hacia el hombro del modelo. Reprimiendo una mueca, Adrien trató de apartarse gentilmente, solo para descubrir que la italiana tenía un buen agarre en su brazo —Tal vez, al final, te interese participar con nosotros.
Marinette resopló, internamente molesta con la forma en que Lila estaba absolutamente pegada a Adrien… pero ahí estaba de nuevo. La actitud pasiva de Adrien sin siquiera pedirle que lo soltara, sin corregir sobre sus inexistentes viajes ni conexiones a pesar de saber que eran tan falsos como la amistad que la chica proclamaba con Ladybug. Adrien simplemente la estaba dejando jugar su juego como quisiera, tejiendo su telaraña alrededor de todos.
Marinette empezaba a decepcionarse de eso. Y dolía, porque había pensado que, sabiendo ambos lo que sabían de Lila, las cosas serían diferentes.
Pero no. Ni siquiera en presencia de su primo-
—En primer lugar, no nos conocemos de nada y no te he dado permiso de llamarme por mi nombre, Rossi —intervino Félix, realmente harto. Lila lo miró con una cara de conmoción y tristeza más falsa que la sonrisa incómoda de Adrien.
—Lo siento, y-yo solo quería-
—Tampoco tengo la intención de ser tu amigo —volvió a interrumpir, y antes de que Adrien pudiera decir nada tampoco, continuó —y, en segundo lugar, no deberías hablar en nombre de otras personas sin su permiso —se acomodó el tirante de su maletín y pasó a un lado de Adrien, lo que le dio una apertura al modelo para soltarse de Lila — ¿Dupain-Cheng?
Con un pequeño sobresalto, Marinette siguió los pasos de Félix hacia la salida del salón, negándose rotundamente a mirar a Rossi, la cual apenas pudo contener un gruñido de indignación al ver que Félix no caía en su juego y Adrien no tardaba en salir tras ellos.
— ¿S-sí? —Marinette no sabía si estaba más sorprendida o complacida con lo duro que Félix había sido con Lila.
—No tengo ninguna intención de socializar más de lo necesario con esa chica, sin embargo, siento que debería estar al menos informado del mentado evento escolar —decidió, con un suspiro. Todo el agotamiento del día empezaba a instalarse sobre sus hombros — ¿Estaría bien mañana en el almuerzo de nuevo?
La franco-china asintió, de vuelta en su pequeña pero gentil y genuina sonrisa —claro. Nos vemos mañana.
Félix asintió, acercándose a un auto negro, estacionado justo detrás del plateado que transportaba a Adrien. La puerta fue abierta para él desde el interior y estaba a punto de subir cuando una mano se posó en su hombro.
—Félix —Adrien, ¿cómo no? —No tenías que ser tan duro con Lila, ella-
—Conocemos muy bien su tipo de persona, Adrien —lo cortó Félix —trepadora social. Habla sin parar en busca de atención y no puede sostener ni un cuarto de lo que dice —se encogió de hombros —me doy cuenta de que lo sabes, lo que me hace preguntarme ¿Por qué molestarte en alguien como ella?
—Lila simplemente no sabe cómo relacionarse con las personas —abogó —y la entiendo, a mí también me costó trabajo la primera vez que vine a la escuela. Eventualmente aprenderá, y ella no hace daño a nadie, Félix.
Félix forzó su poker face justo donde estaba, para no lanzar un suspiro decepcionado —la última vez que estuve aquí, adopté la impresión de que tenías otros amigos más… genuinos —lanzó una mirada al otro lado de la calle, dónde Marinette justamente estaba entrando a la panadería —pero bien, suerte con tu "proyecto de caridad social" —se encogió de hombros y se subió al vehículo —oh, mamá dice 'hola'
—Saluda a la tía Amélie de mi parte —logró decir el portador del anillo miraculous antes de que la puerta se cerrara. No le quedó de otra que subirse a su propio vehículo y dejar que Gorila lo llevara a casa para sus lecciones de chino y piano.
Chapter 5: Establece el juego
Summary:
Gabriel habla con Adrien
Marinette revive un mal recuerdo
Y Lila prepara una declaración de guerra
Notes:
Yo debería estar en un hospital ahora mismo. Pero, como los odio y probablemente me dejen 6 horas esperando en urgencias de todos modos, estoy acurrucada en mi sofá publicando esto con 38.8 °C de fiebre.
Ugh. Odio estar enferma.
Como sea, disfruten el capítulo.
Chapter Text
Félix bajó del auto, agradeciendo al conductor, antes de entrar en el estudio dónde estaba su madre. Las oficinas de TVi.
Entró y fue directamente con la recepcionista de turno. La mujer joven, de cabello rubio recogido en un moño alto lo recibió amablemente.
—Buenas tardes ¿En qué puedo ayudarte jovencito?
Félix sacó su identificación y se la enseñó —busco la oficina del equipo cinematográfico.
Confundida, la mujer comparó su agenda con la identificación del rubio —Ah, sí. Su madre avisó que vendría —la recepcionista tomó un gafete y se lo extendió —puedes seguir por el ascensor al tercer piso, última puerta hasta el fondo.
Félix tomó la identificación de visitante y se la colgó en el chaleco mientras se dirigía al ascensor. Una vez dentro, se tomó un momento para beber lo último de té en su termo y pensar en qué, exactamente, le iba a decir a su madre; después de todo era evidente que ella querría sacar cualquier detalle que pudiera de su día escolar.
Las puertas del ascensor se abrieron en el piso indicado y Félix se dirigió a una amplia puerta roja que estaba al final del pasillo. Ni bien estuvo a cinco pasos de la puerta, su madre salió con el teléfono en la oreja y parloteando con entusiasmo.
Apenas lo vio, Amelie le dio un gran abrazo y un beso en la mejilla, la cual tuvo que limpiar con el pulgar cuando notó que una marca de su labial manchó la piel clara de su retoño.
Félix solo mostró una sonrisa resignada, claramente acostumbrado, y correspondió al abrazo de su madre. Se quedó con la oreja pegada a su pecho, escuchando el latido de su corazón mientras la mujer terminaba su conversación telefónica, acariciando el hombro del adolescente con su mano libre.
—Ya está, entonces ¿Cómo te fue hoy, mi pequeño? Cuéntame todo sobre tu nueva escuela —le dijo ella mientras guardaba su teléfono.
Félix se hizo para atrás, soltando finalmente el abrazo para mirar a su madre — ¿No estás ocupada ahora, mamá? Eso puede esperar hasta que volvamos a casa —ofreció. Su voz más suave y dulce de lo que había sido todo el día en la escuela.
Amelie desestimó eso con un gesto de su mano derecha mientras guardaba su celular con la izquierda —mi vida, no te preocupes por eso. Todo lo que tenía que aportar en esa reunión ya lo he dicho, solo queda ultimar detalles —le acomodó gentilmente el cabello a su hijo y volvió a preguntar — ¿Comiste bien? ¿Dónde almorzaste?
Ahora, eso era algo que Félix podía responder fácilmente sin ir a mucho detalle —cerca de la escuela hay un local muy agradable. La próxima vez te traeré algo —Félix había visto tarta de manzana en el menú, y sabía que era el favorito de su madre.
—Oh, querido ¿Y cómo está tu primo? —la mujer lo rodeó con un brazo y lo guió de vuelta a la amplia puerta.
El adolescente cruzó sus brazos detrás de la espalda —le transmití tus saludos. Pidió que te saludara de vuelta —ofreció, pensando solo unos segundos en el deplorable espectáculo que había dado con la chica Rossi —él está bien, se le nota a gusto en la escuela y me recibió cálidamente.
Amelie sonrió ampliamente, recordando lo unidos y juguetones que eran esos dos cuando más pequeños, pero guardándose el nostálgico comentario mientras entraban a la reunión.
Tenía muchas ganas de terminar para volver al departamento que había rentado con su hijo y tomar una agradable taza de té.
El recibimiento en la casa Agreste fue completamente diferente.
Adrien subió a su habitación como era habitual y, ni bien Plagg había salido de su sobre-camisa, sintió la puerta volver a abrirse. El kwami voló apresuradamente a sumergirse entre las almohadas para esconderse, y Adrien se volteó, esperando ver a Nathalie ahí para decirle algo sobre su horario. Vaya sorpresa encontrarse de frente con su padre
—Buenas tardes, Padre —logró decir, a través de la sorpresa.
—Adrien — ’saludó' de vuelta el hombre, completamente erguido frente a él, en su habitual postura con los brazos tras la espalda —Tengo entendido que Félix se integró a tu clase el día de hoy —lanzó, directo al punto.
El rubio se permitió una pequeña sonrisa —Sí, Padre —incluso con el desacuerdo respecto a Lila, Adrien estaba feliz de que su primo estuviera en su misma escuela y salón — ¿Tú y Nathalie lo sabían? ¿Por qué no me lo dijeron? —cuidó mucho que su tono no sonara a reproche, simplemente a curiosidad.
—No pensé que realmente fuera a entrar a tu clase después de lo que hizo en su última visita. Pero bueno, tu tía siempre ha sido… impulsiva —mencionó cuidadosamente, por mero respeto a su esposa.
Secretamente, Gabriel había estado esperando sacar provecho de esa situación. Tomando en cuenta los acontecimientos mencionados, se esperaba sacar algún akuma con un poderoso resentimiento hacia el inglés. Le había extrañado que ninguna emoción particularmente fuerte resaltara de la escuela ese día.
—Yo… hablé con mis compañeros después de eso. Les expliqué que Félix estaba pasando por un momento muy duro y ellos me prometieron que no guardarían resentimiento por eso —explicó el menor, llevándose una mano a la nuca inconscientemente —claro, había algo de tensión hoy, pero ¡Todo fue bien! —se apresuró en responder.
Gabriel lo miró unos segundos antes de asentir y girarse para salir de la habitación. Un par de pasos antes de alcanzar la puerta, miró a su hijo de lado —no está de más decirte que si tienes que hacer cualquier clase de trabajo escolar con Félix, debes avisar a Nathalie de antemano. No quiero ningún tipo de 'visita sorpresa' ¿Estamos claros, Adrien?
El niño miró hacia el suelo ante esta nueva imposición, sin ningún otro remedio que responder —Sí, padre.
Y con eso, el hombre salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.
Adrien se quedó en su lugar un poco más, dándole una mirada de decepción al suelo. Plagg salió de su escondite para flotar hasta el hombro de su portador, dándole una mirada suave y solo ofreciendo silenciosa compañía para variar.
Unos minutos después, Adrien estaba preparándose para su clase de chino.
Marinette estaba trabajando, muy concentrada, en los patrones para la chaqueta de Jagged Stone, mientras en su computadora se mostraba una transmisión en vivo, con Kitty Section practicando desde el Liberty, y varios de sus compañeros de clase viendo la transmisión.
La voz de Rose sonaba increíblemente bien junto con la batería de Iván, y las guitarras de Luka y Juleka. Marinette acostumbraba a oír la música de Jagged cuando trabajaba en algo para él, pero Luka le había escrito para avisar de su práctica y ella no podía decir que no.
La oji-zarca se tomaba un minuto, de vez en cuando, para levantar la vista del suelo -donde estaba trabajando en sus patrones- y mirar a sus amigos en la pantalla. Estaban usando las máscaras que ella había hecho para el vídeo musical que les habían intentado plagiar y ella no podía sentirse más feliz de que sus amigos apreciaran tanto su trabajo.
El resto de sus compañeros conectados a la transmisión tenían las cámaras y micrófonos apagados para que fuera más cómodo, pero Mari podía leer los nombres de Nino, Mylene, Kim, Alix, Nathaniel, e incluso Sabrina por ahí.
La diseñadora estaba de vuelta en su escritorio, trabajando en detalles más pequeños cuando la práctica acabó y los integrantes de la banda se despidieron con sus compañeros. Casi inmediatamente después de eso, recibió una solicitud para videollamada de Luka.
Marinette no dudó en aceptar.
—Hola, mélodie ¿Qué te pareció la práctica? —la saludó el guitarrista, desde la punta del barco.
—Hola Luka, estuvieron increíbles —le sonrió ella en respuesta —cada vez que los escucho, suenan mejor. De verdad.
El de puntas azules le correspondió con su propia sonrisa, suave y agradable —gracias, Marinette. Y ¿Qué estás haciendo?
La chica levantó su trabajo para que entrara en el rango de la cámara —trabajaba en patrones para una comisión que concreté ayer.
— ¿Otra más? Creí que ya habías acabado de recibir comisiones para el baile —mencionó Luka, ligeramente preocupado.
—Sin problemas, contaba con esta comisión junto a las demás —aseguró con confianza.
Luka le dio una mirada suave —Si estás segura. Procura no sobre-esforzarte, mélodie.
Marinette se ruborizó suavemente ante su apodo, pero le correspondió la sonrisa —lo prometo, Luka.
—Bueno. ¿Estaría bien si toco algo para ti un rato?
Ella asintió, emocionada, solo para detenerse un momento —Claro, digo, si no estás ocupado.
Luka simplemente negó con la cabeza y acomodó su teléfono no muy lejos de él antes de acomodar su guitarra y darle una mirada rápida a la hermosa chica en su pantalla, para luego empezar a tocar.
Las notas eran suaves y dulces, relajantes y llenas de buena energía al mismo tiempo. Marinette cerró los ojos unos segundos para dejarse llevar por la música, y pronto estaba trabajando de nuevo en su escritorio, inspirada por la hermosa tonada.
El martes llegó rápido. Para el final de la noche anterior, Marinette había terminado los patrones básicos para la chaqueta de Jagged, faltando solamente detalles que acomodar. De ese modo, para el fin de semana podría estar trabajando con el cuero para crear la base de la chaqueta sobre la cual trabajar.
Antes de dormir, había garabateado también algunos de los accesorios para sus otras comisiones, por lo cual llevaba en brazos su cuaderno de bocetos mientras se apresuraba a la escuela, esperando conseguir la opinión de quienes los habían encargado.
Segundo día que llegaba a tiempo, su madre estaba realmente asombrada. Si tan solo pudiera mantener ese ritmo a diario.
Marinette vio a Félix entrar en el salón de los casilleros apenas puso un pie dentro de la escuela. Tomó la misma dirección luego de echar un vistazo y no hallar a ninguna de las personas que necesitaba en el patio, pero entonces vio a Lila deslizarse tras Félix, con una mirada que no auguraba nada bueno.
Cuidadosamente, Marinette fue tras ella, procurando que nadie la escuchara ni notara. No fue problema, ella tenía mucha práctica escabulléndose.
Fue como ver una repetición de su propia historia… Más o menos.
Félix, sin duda, era mucho más calculador y calmado que ella. Pero Lila estaba jugando el mismo papel. Luciendo dulce y encantadora para atraer al rubio a su red, luego triste y dolida cuando él, muy secamente, insistió en que no tenía ninguna intención de ser su amigo; finalmente, ahí estaba la víbora maliciosa y manipuladora, carente de empatía, amenazando y dando una última oportunidad.
Era como ver una película por segunda vez. Ya sabías lo que pasaría, pero eso no hacía las emociones menos intensas.
Pero Félix, en lugar de enfurecerse, simplemente bufó y rodó los ojos al cielo. Cómo si lo sucedido hubiera sido un mero fastidio, un leve inconveniente, una molestia en lugar de una preocupación. El berrinche de un niño en vez de una declaración de guerra.
Claro. Félix no sabía el alcance de Lila. No lo había vivido -padecido- como lo había hecho Marinette.
¿Y bien? Ella tenía que hacer algo ¿Cierto?
Pero ¿Qué podía hacer ella cuando no podía defenderse a sí misma de las tretas de Lila?
—Buenos días —logró, después de al menos un minuto entero, segura de que Lila estaba lejos.
—Dupain-Cheng —reconoció el rubio mientras cerraba su casillero, con sus cosas para el primer período de clases listas —buen día —respondió de vuelta, educadamente, y con una expresión mucho más ligera.
— ¿Qué clase de mentira intentó venderte para tenerte de su lado? —logró preguntar ella, antes de moverse hacia su propio casillero.
— ¿Hablas de Rossi? —devolvió Félix, a sabiendas.
Marinette abrió su casillero y empezó a meter y sacar cosas —alcancé a verla arremeter contra ti cuando llegué —murmuró casualmente, dando una mirada de reojo a su alrededor.
Algunos alumnos de otras clases los estaban mirando, pero probablemente sólo porque Félix era la novedad en la escuela.
— 'Arremeter' es una palabra grande —bufó, no dispuesto a darle tanta importancia a la italiana —hizo un show "dulce" para intentar que nos amistáramos —enfatizó las comillas con sus manos antes de recostarse contra el casillero al lado de Marinette —cuando expresé mi nulo interés, aseguró que ella estaba en lo más alto de la clase, que si no me andaba con cuidado me convertiría en una paria o algo así, sin importar lo que Adrien les dijera a sus compañeros de mi —negó con la cabeza, realmente poco impresionado por los hechos previos.
—Si no estás de su lado, estás en su contra —murmuró Marinette, sintiendo ese déjà vu desagradable. Agachó ligeramente la cabeza mientras cerraba su casillero.
Félix no podía ver sus ojos, ahora detrás de su flequillo gracias a la posición de su cabeza -la cual, decidió, no le quedaba bien a Dupain-Cheng- pero el tono de su voz hablaba de muchas cosas, cosas alarmantes.
— ¿Hizo lo mismo contigo… verdad? —preguntó con tono de voz medido, mirándola fijamente.
La franco-china levantó la mirada, lo justo para verlo a los ojos, con su cuaderno de bocetos fuertemente apretado entre sus brazos. Esa mirada, Félix se dio cuenta, no buscaba compasión sobre sí misma, tampoco era una llamada de auxilio; Félix no podría señalar exactamente todo lo que decían esos impresionantes ojos de campanilla azul, pero había algo de complicidad allí, y resignación.
Félix sintió que, de algún modo, estaba compartiendo algo con Dupain-Cheng, algo en lo que nadie más podría inmiscuirse. Algo importante, pero no sabía el qué, y quería descubrirlo.
—Creo que la respuesta es evidente —contestó ella, su voz era suave y agradable, dónde cualquier otra persona expresaría desdén, ansiedad o incluso miedo.
Félix la entendía cada vez menos. Dupain-Cheng parecía tener una mente lo suficientemente aguda y astuta para contrarrestar manipulación y actuaciones de Rossi, siendo la presidenta de clase debía tener algún tipo de respeto o confianza del resto de la clase sobre ella, entonces ¿Por qué actuaba tan resignada? ¿Por qué se empeñaba en permitir que la situación fluyera?
Para Félix, Marinette Dupain-Cheng era cada vez más un misterio, un enigma. Uno que se encontró deseando comprender, aunque no sabía por qué, y eso no le gustaba.
Marinette, después de dar su respuesta, miró a su alrededor una vez más para distraerse. Notó a Marc y Alix entre otros estudiantes, un poco lejos de ellos. La pelirosa los miraba con el ceño fruncido, claramente disgustada, con las manos en la cintura; Marc por su parte, la estaba mirando directamente a ella, así que cuando sus miradas se encontraron, Marinette pudo leer la preocupación en los ojos verdes del escritor. La campana de aviso sonó en ese instante, así que la diseñadora simplemente le dio una sonrisa tranquilizante a Marc, para asegurarle que ella estaba bien, y luego se volvió hacia Félix.
— ¿Vamos al salón? —ofreció ella suavemente. La señorita Mendeleiev les había dicho que los quería a primera hora en el laboratorio para poner en práctica la clase de ayer, y sabía que Félix aún no se familiarizaba con el edificio entero.
Félix simplemente ajustó el tirante de su maletín sobre su hombro mientras le daba un asentimiento a la chica —sí, vamos.
Cuando ambos llegaron al laboratorio, Lila ya estaba ahí, sentada en el lugar habitual de Marinette junto a Alya.
La aspirante a diseñadora ni siquiera se sorprendió. Dirigió su vista a Alya, por mera costumbre, la cual le respondió con una mirada de disculpa, un encogimiento de hombros y un gesto hacia su celular.
Evitando poner los ojos en blanco y apenas ahogando un suspiro, guió a Félix a una mesa disponible y ambos se sentaron, esta vez con el británico cerca a la pared, y Marinette del lado del pasillo.
Mientras el rubio acomodaba sus cosas, Marinette tomó su teléfono, que zumbó con un mensaje nuevo.
"Lo siento, amiga. Ya sabes que la tinitus de Lila la está molestando de nuevo, necesitaba el asiento al frente"
Marinette resopló y guardó su teléfono, habiéndole respondido con un simple emoji de "ok", antes de preparar sus útiles para la clase. Marinette no se dio cuenta de que Lila y Alya voltearon a mirarla, la primera con más disimulo que la otra, y con una mirada mucho más desagradable, mientras que la de lentes era más desconcertada.
Pero Félix sí lo notó.
Chapter 6: Primer intento
Summary:
Félix y Marinette vuelven a almorzar juntos.
Más detalles sobre las comisiones que Marinette está haciendo por el día de los héroes.
Y lila hace su primer movimiento hacia Félix
Notes:
Nuevo capitulo expreso porque me estoy sintiendo un poco mejor y estoy súper inspirada con esta historia.
A los que se preocuparon por mi salud, muchas gracias. La fiebre a desaparecido, afortunadamente, pero mi sistema digestivo aun me baila la conga de vez en cuando. Al menos ahora no tengo que tomarme un coctel de pastillas para mantener todos los diferentes síntomas bajo control.
De nuevo, gracias a todos. Espero que les guste el caíitulo
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Las primeras clases del día transcurrieron tranquilamente, pero Marinette no esperaba nada diferente, a menos que surgiera un Akuma. Lila, muy a su pesar, no era la clase de persona que actuaba apresuradamente cuando tenía un plan. No. Lila iba a esperar su oportunidad.
La campana para el almuerzo, sin embargo, la llevó a soltar un suspiro que no sabía que estaba conteniendo, y a relajar los hombros, tampoco consciente de cuán tensa había estado todo el día.
Esta vez se apresuró a guardar todas sus cosas, igual que Félix, y ambos caminaron uno al lado del otro para salir de la escuela en un cómodo silencio.
Marinette hizo caso omiso a su alrededor, tratando de relajarse con los ejercicios de respiración que el maestro Fu le había enseñado hace tanto tiempo porque, maldita sea, le estaba doliendo el cuello.
Félix, todo lo contrario, estaba atento y alerta; Lila había salido del salón, encabezando un pequeño grupo de sus compañeros, con Lady Wifi y Princesa Fragancia a cada lado. La de ojos oliváceos lo había ubicado tan rápido que Félix no se explicaba cómo, y una vez lo encontró junto a Dupain-Cheng, su mirada se tornó algo desagradable y reprobatoria, dándole al rubio un claro mensaje de "esto no es lo que espero de ti".
A Félix no podría importarle menos. Aunque se preguntaba cómo la ingenua manada de ovejas alrededor de ella no se percataba de su fea y desagradable presencia bajo la máscara de dulzura y éxito que ella proyectaba.
Decidido a no jugar su juego, Félix simplemente le dio una mirada fría y carente de cualquier emoción en respuesta, antes de volver la mirada hacia su camino, él y su compañera de asiento bajaron las escaleras en el frente de la escuela.
Esta vez, Adrien no lo abordó, pero si cruzó miradas con su primo antes de subirse a su transporte. Félix le dedicó un asentimiento y una expresión mucho más agradable que a Lila, agitando la mano como despedida antes de cruzar la calle con Marinette.
Podría sentir los ojos de su primo sobre él todo el trayecto, hasta que abrió la puerta de la panadería para la chica y él mismo entró tras ella.
Aún con eso, escuchó el momento exacto en que el sedán se fue, un minuto después.
—Bienvenidos, chicos ¿Cómo estuvo la escuela esta mañana? —Sabine los recibió amablemente, luego de despachar al cliente en turno.
Marinette ahogó un bostezo antes de abrazar a su madre y dar una respuesta estándar. Félix sencillamente inclinó la cabeza en un saludo educado y contestó un "bien, gracias por preguntar" para responder a la cortesía.
Sabine le dio un pan de molde en una bolsa de la panadería y un beso en la mejilla a su hija —todo lo demás está listo arriba, cielo, tu padre y yo nos vamos en menos de diez minutos.
La chica asintió —bien, lamento no poder ayudarlos hoy.
La mujer le dio un par de palmadas en el cabello —tonterías, Marinette, es día de escuela. No te preocupes por eso. Nos vemos en la noche.
—Que les vaya muy bien, mamá —despidió la menor, guiando a Félix hacia las escaleras.
— ¿Tus padres van a salir? —preguntó Félix. Ni siquiera se había dado cuenta de que el letrero de la panadería decía 'cerrado' pero eso explicaría porque no había casi ningún cliente, a diferencia del día anterior.
Marinette afirmó, subiendo uno o dos escalones por delante del rubio —los contrataron para el cáterin de un evento el día de hoy —la franco-china abrió la puerta de su hogar e invitó a Félix a pasar.
Cómo el día anterior, el rubio dejó su maletín colgando de una silla y se sentó; en cambio, Marinette no buscó dos platos para servir la comida y sentarse con él. Ella se quitó la chaqueta negra, permitiéndole apreciar mejor la blusa blanca con el estampado de flores que parecía ser icónico en ella, y colocó el pan sobre la encimera de la cocina antes de abrir el refrigerador para empezar a sacar cosas.
—Espero que no te moleste un almuerzo ligero —ofreció la chica, conversacionalmente — ¿Te gustaría un poco de té mientras esto está listo?
Félix parpadeó un par de veces, congelado ante la realización de que Marinette iba a cocinar para ambos —apreciaría el té, sí —logró decir — ¿Tú… vas a hacer el almuerzo? —preguntó con precaución.
Marinette se burló —me manejo bien en la cocina, no temas —dejó lo que había sacado del refrigerador junto al pan antes de abrir una alacena y sacar una caja con diferentes tipos de té, de su madre. Se dio la vuelta hacia Félix para darle a elegir y el chico señaló el compartimiento con el sabor de su elección.
Marinette no era tan fanática del té como lo era su madre, ni ella ni el maestro Fu habían conseguido traspasarle el hábito, pero una vez cada tanto no sentaba mal, así que colocó la tetera y sirvió dos tazas de té Oolong, le dio una a Félix y colocó la suya a un lado, para ir tomando sorbos mientras cocinaba.
Félix se deleitó con su té mientras observaba a Marinette preparar una salsa bechamel que olía bastante bien. Después de eso, ella cortó cuidadosamente el pan de molde en rebanadas y montó cuatro sándwiches croque-monsieur con jamón de pavo y queso gruyere que metió al horno por unos diez minutos, durante los cuales, empezó a contarle cómo la escuela había elegido y empezado a preparar el evento para el día de los héroes.
Cuando el temporizador sonó, Marinette sacó los sándwiches del horno y los repartió en dos platos, después de cortarlos en triángulos, para luego rellenar sus tazas de té.
— ¿Entonces van a mezclar música en vivo y DJ's? —preguntó Félix, tomando un sorbo de su segunda taza mientras esperaba que su comida enfriara un poco.
Marinette se sentó justo frente a él —Sí. Nino, el mejor amigo de Adrien, está dirigiendo el grupo de sonido, mientras que la banda de algunos de nuestros compañeros, se presentará de forma intercalada.
Félix arqueó una ceja. ¿Sus compañeros de clase tenían una banda? A saber qué tipo de música habría en ese baile.
A Marinette se le escapó una risilla, probablemente adivinando sus pensamientos, y tomó el primer bocado de su 'almuerzo ligero'. Félix la imitó rápidamente, solo para quedarse pasmado un par de segundos.
Estaba absolutamente delicioso.
Los ojos zafiro estaban pendiente de él, se percató Félix, una vez que lavó los dos primeros bocados con un sorbo de su té — ¿Y bien…? ¿Qué opinas? —preguntó con voz suave la chica.
Félix se tomó un momento, como si meditara su respuesta, solo para molestarla un poco —saben bien —contestó sencillamente.
Marinette hizo un puchero ante la respuesta escueta, pero rápidamente cambió a una sonrisa bromista —bueno, me esperaba un 'no está mal' de ti. Supongo que lo tomaré como un cumplido.
El rubio resopló divertido en respuesta, y ambos terminaron su almuerzo antes de volver a la plática sobre el evento. O, al menos, Félix lo terminó; Marinette se comió tres de los cuatro pedazos de sándwich, y envolvió el sobrante en papel transparente para llevar.
Pronto les dio la hora de volver a la escuela. Ese día no estaba lloviendo pero, de nuevo, había bastante niebla alrededor, y nubes esponjosas cubriendo el sol, dándole a las calles un aspecto apagado, como en una película de suspenso; el escenario solo era roto por la cantidad de gente que iba y venía en las aceras y los autos en las calles.
Mientras Marinette se aseguraba de cerrar bien el acceso al edificio, Félix abrió su maletín y dejó una mano dentro, los dedos rozando el paraguas guardado allí por si en cualquier momento rompía a llover.
Sin embargo, eso no fue necesario. Pequeños y esporádicos rayos de sol se filtraron entre las nubes que el viento arrastraba, pero ni una gota cayó sobre ellos.
— ¡Marinette! —Félix escuchó una voz femenina apresurarse hacia ellos, llamando a la chica a su lado. Medio estaba esperando la, ya habitual, tensión en ella, por lo cual se sorprendió de verla girarse hacia la chica de pelo rubio-cenizo y ojos celestes que avanzaba hacia ella, junto a un joven pelinegro con capucha roja.
—Hola Aurore, Marc —Marinette los saludó a ambos con una dulce sonrisa, una que Félix muy poco había visto en ese par de días, pero lucía muy natural en ella — ¿Dónde está Mireille?
La rubia hizo un gesto de despedida con la mano —aún no regresa de almorzar, pero dinos ¿Podemos ver los accesorios?
Félix vio a la chica sacar un cuaderno rosa con diseño de espiral de su mochila, y pasar algunas hojas antes de abrirlo y enseñarlo.
Tanto Félix como Aurore y Marc pudieron ver el contenido.
En las dos páginas abiertas estaban, precisamente, los nombres de Marc y Aurore, debajo de los cuales, había varios bocetos de accesorios.
Bajo el nombre de la chica había tres broches para el pelo diferentes, una A y una B decorados con perlas, según las notas, mientras que el último tenía apariencia de nube. También había tres diseños de guantes, con diferentes largos, pensados para ser en encaje, y finalmente una tobillera de plata con dijes de sombrilla, nube, flor, tacón y una A.
Bajo el nombre de Marc había tres diseños diferentes de guantes sin dedos, destinados a tela de malla. Broches para el pelo más pequeños y discretos que los de Aurore, uno era el símbolo ying-yang, otro era de arcoiris, y otro con motivo de pluma y tinta. Finalmente, una gargantilla forrada con el mismo material de los guantes y que llevaría el mismo dije que se eligiera para el broche.
El británico estaba apreciando en silencio los suaves y cuidadosos trazos de los dibujos cuando otra exclamación de Aurore lo sacó de su mente, solo para ver cómo la chica se abalanzaba sobre Marinette —son increíbles, absolutamente los quiero.
La franco-china se rió, pasando su cuaderno a Marc para corresponder el abrazo de Aurore —bien, pero dime qué, exactamente, quieres.
—El broche de A, sin duda, y la tobillera es hermosa —decidió la rubia, soltando a la diseñadora —pero no sé de qué largo deberían ser los guantes.
Marinette le dio una sonrisa mientras Marc le devolvía su cuaderno de bocetos, y le pasaba un lápiz para que ella pudiera anotar el broche elegido —puedes elegirlo cuando vayas a probarte el vestido. No es muy difícil de hacer así que estarán más que a tiempo.
—Eso estaría bien, gracias Marinette —le dio un suave empujón de hombros antes de despedirse de ella y Marc.
Marinette negó suavemente con la cabeza, e invitó a los dos chicos que aún estaban con ella a seguir caminando hacia los salones — ¿Qué me dices tú, Marc?
—Umm —el tímido oji-esmeralda miró de nuevo los hermosos dibujos en el cuaderno —me gusta el símbolo ying-yang, pero… no puedo decidirme entre los guantes.
Marinette le dio un suave empujón — ¿Quieres que te envíe una foto de ellos para que tengas más tiempo de pensarlo?
Marc asintió, dándole una mirada agradecida —sí, por favor.
—De acuerdo —Marinette se detuvo frente al salón de clases, mientras que Félix ingresó —oh, y te traje esto también —sacó de su mochila la mitad del sándwich que había guardado —el croque-monsieur es tu favorito ¿Verdad?
Los ojos verdes de Marc se iluminaron ante el obsequio —Lo es. No tenías qué- Muchas gracias, Mari —le sonrió dulcemente.
Marinette le dio su propia sonrisa dulce de vuelta —no es problema, nos vemos después, Marc —le dio un suave apretón a la mano izquierda del chico antes de entrar al salón y que Marc se dirigiera al suyo.
— ¿Haces bisutería? —le preguntó Félix, una vez que ella se acomodó en su asiento.
— ¿Qué? —Marinette lo miró, solo para notar que los ojos verde-oscuro estaban posados en su cuaderno de bocetos —Oh, eso. En realidad, estoy más enfocada en la ropa, pero también hago accesorios a juego.
— ¿Diseñas, entonces? —el interés apenas y se dejaba entrever en el tono del rubio. Muy pocas personas podrían haberlo notado.
Marinette lo hizo, de hecho, y le ofreció una linda sonrisa mientras enseñaba bocetos de artículos que ya había hecho —bueno, he participado en algún que otro concurso y, una vez, hice estos lentes de sol para un cantante muy popular. He hecho pequeños trabajos para él desde entonces.
Félix observó los trazos en el cuaderno a detalle. Era un admirador silencioso del arte en múltiples formas y las creaciones de Marinette definitivamente contaban como tal. De repente, una forma familiar llamó su atención —he visto eso antes… —frunció el ceño hacia un sombrero en particular, hasta que su cabeza hizo clic — ¿Tú ganaste el concurso de sombreros del tío?
Marinette asintió, ligeramente apenada con el reconocimiento —Sí, Adrien lo usó en una de sus pasarelas hace un año —empezó a explicar la chica, pero una voz más fuerte la interrumpió.
— ¡Aléjate de Marinette!
Tanto el británico como la franco-china se congelaron un segundo antes de volver la mirada al frente. La mitad de la clase estaba ahí, mirándolos. Alix y Rose estaban rodeando a Lila, que abrazaba una carpeta horrorosamente garabateada y fingía lágrimas de cocodrilo como si alguien hubiese pateado a su cachorro.
Alya estaba a la mitad de los escalones, mirando con ferocidad a Félix, más atrás de ella Nino y Kim.
Félix sencillamente arqueó una ceja, deslizando con cuidado el libro de bocetos de vuelta a su dueña — ¿Te refieres a mí?
— ¿A quién más? —reclamó furiosa mientras terminaba de subir los escalones que le faltaban para golpear la mesa con sus palmas. Marinette se estremeció por el ruido —aceptamos dejarte en paz solo porque Adrien lo pidió, pero si pretendes continuar con tus estúpidas travesuras será mejor que te regreses por donde viniste —alargó una mano y tomó el brazo de Marinette, tirando de ella a través de la mesa para que se pusiera en pie —Vamos Mari-
— ¡Espera! ¡Alya! —la oji-zarca se apoyó en la mesa con la otra mano y balanceó su peso hacia atrás para hacer palanca — ¿Qué está pasando? ¿Por qué le hablas así? —aturdida, buscó la mirada de Félix, pero este solo observaba a Alya con una expresión ilegible, así que buscó los ojos pardos de su mejor amiga por una respuesta a la extraña escena.
—Lila dice que Félix abrió su casillero y dañó su carpeta favorita —Nino, detrás de Alya, los miró con el ceño fruncido, no tan furioso como su novia, pero evidentemente molesto.
— ¿Pero de qué están hablando? Eso es imposible.
—No lo es. Mira —Alix sacó la carpeta de las manos de Lila para enseñarla. La italiana se movió hacia el lado de Rose y sollozó un loco más fuerte en su hombro, a lo que la pequeña rubia le dio palmadas suaves en la espalda.
La carpeta era de cuero, tamaño oficio. Parecía tener un grabado de algún tipo, pero estaba sucio de tinta o pintura, con pedazos de papel picado, polvo y otras cosas adheridas.
—Lila nos dijo que le pareció ver a Félix saliendo de los casilleros hace unos minutos, muy cerca del suyo, así que fue a revisar y lo encontró abierto y con su carpeta así —amplió Alya, tirando más fuerte del brazo de Marinette.
Adrien entró en el momento justo para ver a las dos chicas forcejear, aunque más parecía que Alya intentaba arrastrar a Marinette por encima de la mesa. Inmediatamente se alarmó.
— ¡Alya, para! Te estoy diciendo que él no pudo haber hecho eso —Marinette declaró, mientras Adrien dejaba sus cosas en su asiento e intentaba pasar entre sus compañeros amontonados.
—Oh, Marinette. Sé que es duro creer que nuestro nuevo compañero hiciera algo tan feo —sollozó la manzana de la discordia actual —pero tú ya has visto de lo que es capaz ¿Por qué lo defiendes? ¿Acaso te desagrado tanto? —lanzó una mirada lastimera y luego se cubrió la cara con las manos, 'echándose a llorar'.
Alya reaccionó de inmediato —chica, no puedo creer que prefieras creer en este tipo sobre Lila —la regañó —de verdad, Marinette. Tus celos se están saliendo de control y te están nublando el juicio.
Eso fue todo lo que Marinette soportó. Sus mejillas estaban rojas, no sabía si por la ira o por la vergüenza de esa acusación, cuando tiró de su brazo hacia atrás, para forzar a que Alya la soltara definitivamente — ¡No! —exclamó, y casi todo el salón se quedó en silencio al oírla —Te estoy diciendo que él no pudo haber hecho eso porque ha estado conmigo desde que salimos al almuerzo. Ni siquiera pasamos por los casilleros al regresar —casi tropezó hacia atrás cuando hizo que Alya la soltara.
Afortunadamente, Félix se había puesto en pie también, harto del númerito que Rossi había orquestado, y reaccionó para estabilizarla.
—Tranquilízate —le susurró mientras soltaba sus hombros — ¿Están armando una caza de brujas hacia mí en base a un "le pareció verme", Lady Wifi? —Félix contraatacó, en absoluta calma. Marinette se obligó a recordar sus ejercicios de respiración.
— ¿Qu-? ¡No me llames así! —exigió Alya, regresando a su mirada feroz.
— ¿Por qué debería molestarme en aprender el nombre de alguien que viene a lanzar veneno y acusaciones contra mí, sin ningún tipo de pruebas? —Félix le regresó, cruzando los brazos frente a su pecho, sin apenas inmutarse.
—Lila dice que te vio, y ya que Adrien no había vuelto todavía, no hay posibilidades de que te confundiera con él —rechazó la de lentes.
—Alya, escúchame. Te estoy diciendo que él estuvo conmigo todo el tiempo. Almorzamos juntos —defendió Marinette, con voz clara y firme, pero sin gritar nuevamente.
Los sollozos fuertes de Lila volvieron a llamar la atención. La chica estaba sosteniendo un pañuelo contra sus mejillas (secas) —Oh Marinette, no pensé que me detestaras tanto como para encubrirlo —hipó, como si en verdad estuviese llorando —No entiendo ¿Por qué me odias? —y enterró su rostro en el pañuelo 'totalmente devastada'.
Miradas molestas de parte de Alya, Kim, Alix, Rose y Max fueron dirigidas hacia Marinette. Hicieron a la chica tambalearse bajo el peso de sus reproches silenciosos. Se sintió de vuelta en ese día en que la expulsaron. El pecho de Marinette se apretó, y de pronto, respirar era difícil.
—Y-yo no… A-aurore y Marc pueden confirmarles que entramos juntos a la escuela —trató de defenderse, pero la presión en su pecho le quitó resolución a su voz. Las manos le empezaron a temblar.
—Sin necesidad de ir más allá —pero Félix a su lado no titubeó ni decayó en firmeza al hablar —recuerdo bien que Adrien nos vio irnos juntos —Félix lanzó una mirada a Adrien, consciente de su presencia en el salón desde hacía un rato —dime, querido primo ¿Puedes contarles a tus amigos a dónde fuimos Dupain-Cheng y yo al salir de la escuela?
Los dos pares de ojos verdes, de diferentes tonalidades, se cruzaron en medio del salón de clases. Adrien estaba absolutamente reacio a ser parte del alboroto, pero Félix lo desafió a mentir, a darle la espalda a su familia en pro de una aparecida que ni siquiera era su amiga en realidad.
Al final, la presión de la mirada de Félix pudo más en Adrien que la de sus compañeros, incluso de la propia Lila —Ellos dicen la verdad, yo los vi entrar a la casa de Marinette antes de irme a almorzar —informó, renuente.
Todos empezaron a murmurar entre sí, sin saber qué rayos acababa de suceder entonces, ni qué hacer a continuación. Afortunadamente, el profesor de historia entró en ese momento y llamó a todos a volver a sus lugares para poder comenzar con la clase.
Alya intentó tocar el hombro de su amiga antes de bajar a su sitio —Mari-
—Ahora no, Alya —contestó sin mirarla, y se sentó de nuevo, guardando su libro de bocetos para sacar los útiles de clase.
Nino llevó a su novia de regreso a sus asientos, con el segundo llamado de atención del profesor.
Mientras el hombre al frente preparaba la presentación para su clase, Alya consoló a una Lila que parecía avergonzada, aunque alguien que observara con atención diría que estaba más frustrada que otra cosa.
—Tal vez te confundiste con otra persona, Lila. No te preocupes, lo resolveremos después —dijo para tranquilizar a la italiana.
Notes:
Estoy súper inspirada con esta historia. Llevo unos cuantos capítulos adelantados y recién ayer empezaron a fluir las mejores ideas sobre los momentos cúspides, y sobre cómo va terminar (porque, siendo honesta, usualmente subo un fic cuando tengo las ideas como por la mitad de la historia base y sin saber como terminará) así que compartan la emoción conmigo, este es el parteaguas de muchos momentos tensos y emocionantes (esper xD)
Chapter 7: Reflexiones
Summary:
Marinette tiene un momento para preocuparse por otras prioridades
Félix tiene una charla esclarecedora con su madre.
Notes:
Es posible que pronto establezca un horario para este fic. Finalmente encontré un trabajo, es a medio tiempo pero es un trabajo a fin de cuentas y estoy feliz.
Como sea, disfruten el cap.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
El resto de las clases estuvieron inusualmente silenciosas. Incluso Lila no estaba irrumpiendo cada tanto con anécdotas inexistentes, aunque eso no calmaba a Marinette, en realidad, la italiana probablemente estaba planeado la venganza por hacerla quedar mal en su reclamo contra Félix.
La tensión en sus hombros y cuello se estaba volviendo insoportable.
Estaba apuntando los deberes de la última clase y aún faltaban unos cinco minutos cuando divisó a Félix a su lado, ya guardando sus pertenencias. Era apenas evidente que se iría ni bien sonara la campana del final de clases y Marinette decidió que era una sabia elección.
Se apresuró a terminar de escribir y guardó todo. Apenas escuchó la campana, tanto ella como Félix estaban de pie.
El rubio apenas le dirigió una mirada rápida antes de descender hacia la puerta del salón, ignorando conscientemente las miradas de Alya, Nino, Adrien… y la desdeñosa de Lila.
—Lamento lo de Alya —murmuró la chica de coletas mientras salían del edificio —ella es… muy feroz para defender lo que considera que es justo.
Félix resopló, interrumpiendo el discurso de su compañera de asiento —no veo por qué debas disculparte en su nombre, Dupain-Cheng. Fueron sus acciones, no tuyas, y fue obviamente un truco de Rossi en mi contra —aclaró, cabeceando hacia la casa/panadería —sin embargo, si deseas evitar una confrontación con tu amiga, sugeriría que te apresuraras a tu casa y cerraras bien la puerta —carraspeó ligeramente, echando un vistazo hacia el interior de la escuela.
Marinette le dio una mirada con sus bonitos ojos azules ensanchados — ¿Vienen tras nosotros? —susurró, con la angustia deslizándose en su tono.
—Aun no, pero no dudo que ella o Adrien lo hagan pronto —desvió su mirada de la escuela, solo para tener que volver a apartarla cuando se encontró con su mirada azulina —Te acompaño a tu puerta.
—N-no es necesario.
Félix la ignoró, dándole el más ligero empujón para siguiera caminando mientras le hacía una señal al auto negro que lo esperaba —Tonterías, adelante.
Afortunadamente, el semáforo estaba en rojo y pudieron cruzar la calle de inmediato. Marinette se negó a mirar atrás y Félix lo hizo únicamente cuando llegaron a la puerta del edificio. Cómo había predicho, Adrien salió corriendo hasta la puerta de la escuela y estaba mirando alrededor, probablemente tratando de ubicar a Dupain-Cheng.
—Muchas gracias —escuchó a su compañera de asiento, justo cuando vio a Lady Wifi alcanzar a su primo.
—No es gran cosa —Félix la vio entrar en el edificio mientras su transporte se detenía en la calle justo frente a ellos —nos vemos mañana en clase —se despidió mientras se encaminaba al vehículo.
—Hasta mañana —la vio despedirse con una mano antes de cerrar la puerta mientras él entraba al auto y le indicaba al conductor que podían marcharse.
— ¿Marinette? —Adrien la llamó en voz alta, mirando toda la acera a su alrededor, sin encontrar rastro de ella, o de su primo, hasta que algo llamó su atención por el rabillo del ojo.
—A veces no puedo creer la facilidad que tiene esa chica para escabullirse, con lo torpe que suele ser —escuchó a Alya quejarse a su lado.
—Dude ¿No es ese el auto de tu primo? —le preguntó Nino al oído, viendo lo mismo que él.
¿Por qué el auto de Félix estaba saliendo desde el edificio de los Dupain-Cheng?
—Ella no contesta el teléfono —gruñó Alya, bajando su teléfono con la cara de Marinette en pantalla mientras presionaba el botón para colgar.
—Relájate nena —Nino le pasó un brazo por los hombros a su novia —puedes intentarlo más tarde, de todos modos, mañana tienen una reunión con los representantes de todas las clases ¿Cierto?
— ¡Casi lo olvido! —exclamó la morena, llevándose una mano a la frente.
Nino la observó con una sonrisa relajada y le acarició el hombro con suavidad —Bueno, tendrás tiempo de hablar con ella mañana, con calma—mencionó, conciliador.
Alya tomó un momento para respirar profundo y repasar las palabras del DJ —tienes razón, bebé.
Adrien los miró todo el tiempo en silencio, con una sonrisa enternecida, ante el comportamiento de la pareja. Casi dejó ir un suspiro, hasta que escuchó la bocina del sedán plateado. Gorila lo miró detrás de la ventana medio bajada.
El rubio lanzó un suspiro triste, acomodando el tirante de su bandolera —tengo que irme, nos vemos mañana, chicos.
La pareja de lentes lo despidió en coro, dándole idénticas miradas ligeramente tristes mientras lo veían dirigirse de vuelta a su jaula de oro.
—Marinette —Tikki flotó sobre la chica derrumbada en la cama. La oji-zarca abrazaba la almohada contra su cabeza mientras que el almohadón de gato se curvaba a su alrededor, más estrechamente de lo habitual.
—Nunca puedo tener un día de calma con Lila en la escuela ¿Eh, Tikki? —murmuró la adolescente, más para sí misma que para su kwami.
La criatura mágica suspiró tristemente, flotando sobre la cabeza de su elegida hasta reposar en su mejilla —no la dejes adueñarse de tus emociones, Marinette. No le des ese poder —aconsejó la pequeña diosa, acariciando a su niña.
—Pero ¿Qué puedo hacer? —sollozó ella —la escuela es el único lugar que me queda dónde puedo ser solo Marinette. Si Lila me quita eso… —Marinette definitivamente no era tan fuerte con el maestro Fu, ella no era capaz de salir corriendo, abandonar a sus padres y a todos los que conocía y amaba, para dedicarse por entero a ser La Guardiana, ella apenas iba a cumplir quince años, ella no podía cuidar de sí misma y dieciséis kwamis, ella no…
Los kwamis.
Marinette se levantó lentamente de la cama, dándole la oportunidad a Tikki de levantarse de su mejilla, antes de echar un vistazo a su cofre de telas.
En algún momento tenía que pasar ¿No? Bien podría…
— ¿Marinette? —Tikki preguntó, cautelosa al ver el repentino cambio en su portadora, que ahora estaba sentada en silencio, mirando algún punto en su habitación.
Ignorándola o, quizás, sin haberla oído realmente, Marinette se levantó de su cama y bajó despacio por las escaleras. Tikki la siguió. La franco-china se detuvo un momento frente al baúl antes de arrodillarse y escarbar entre los rollos y retazos de tela hasta encontrar en objeto en forma de ovalo rojo con las insignias de los kwamis y su propio patrón en la parte superior.
— ¿Marinette? —repitió la kwami.
La adolescencia resopló con pesadez mientras se dirigía a su escritorio, apartando cuidadosamente el teclado y el ratón para hacer espacio la re-diseñada caja.
—Ya que mis padres no están en casa pensé… que era un buen momento para enfocarme en ellos —comentó ella, con un tono que ni siquiera Tikki logró descifrar. Ella sonaba apagada, carente de emoción en la superficie, pero ocultando algo más. Desde luego, su pequeña catarina se había visto obligada a aprender cómo mantener sus emociones a raya, el conocimiento de que París estaría perdida si Ladybug/Marinette se akumatizara era solo otro peso más en los hombros de su dulce y pobre niña.
Wang Fu podría haber pensado que Marinette sería una maravillosa Guardiana, y Tikki no tenía duda de que ella lo sería, pero también odiaba ver como toda esa presión estaba quebrando lentamente a su pequeña elegida.
Ella había sido tan joven cuando recibió su miraculous, y había sido obligada a crecer y a madurar de golpe, cada vez más y más.
Tikki sabía que el portador de Plagg tampoco tenía una visa fácil. Cada vez que se escabullía para transformarse se arriesgaba más que Marinette a ser descubierto en su casa. Pero, incluso si Adrien había aprendido y admitido que ser Ladybug era más difícil que ser el gato negro, no había mucho que pudiera hacer para liberar un poco de la carga de su compañera.
Probablemente Marinette no lo permitiría, de todos modos.
No desde Chat Blanc.
Marinette, sin saber realmente lo que estaba haciendo, analizó la nueva apariencia de la caja detenidamente, hasta que decidió presionar el botón con su propio patrón de Ladybug en la parte superior. En su forma anterior, la caja exhibía los miraculous después de ser abierta la tapa superior, pero esta nueva versión no tenía nada que ver.
Y tanto que no tenía nada que ver pues, una vez presionó el botón, todas las líneas divisorias en la caja brillaron, antes de que las pequeñas compuertas con los símbolos de los kwamis se abrieran y un montón de haces de luz, de diferentes colores, se dispararon fuera de ella.
Por un segundo ahí, Marinette casi temió que fuegos artificiales estallaran en su habitación.
Gracias al cielo se le había ocurrido hacer esto cuando no estaban sus padres.
Los kwamis chillaron, excitados y animados, cuando se vieron todos libres en el mundo mortal. La habitación donde habían sido llamados por su nueva guardiana era amplia y tenía muchas cosas que la mayoría de ellos no conocía, así que todos ellos se lanzaron a investigar.
Marinette trató de seguirlos con los ojos, solo para asegurarse de que nadie rompiera nada. Tikki había explicado que ninguno de ellos podía salir de la caja (más como una dimensión de bolsillo que tenía la caja como portal) a no ser que se diera el miraculous a un portador y, conociendo al Maestro Fu, dudaba que cualquiera de ellos hubiera tenido tiempo de vagar a placer por el mundo humano en un par de siglos, más o menos.
Sin embargo, casi tiene un ataque al corazón cuando vio que Kaalki y Xuppu se dirigían, raudos y entusiasmados, hacia la ventana.
—Tikki, que no salgan, es pleno día —gritó, mientras ella misma se abalanzaba hacia la ventana.
Tikki se le adelantó, flotando entre la ventana y sus dos hermanos inquietos, y extendiendo las manos para hacer una barrera simbólica —Oh no, no pueden salir de la habitación de Marinette, recuerden que otros humanos no deben vernos —los regañó con seriedad.
El caballo y el mono en miniatura emitieron sonidos de queja, mientras la propia Marinette se cruzaba de brazos justo detrás de Tikki, como una confirmación de límites.
Por otro lado, Wayzz trataba de evitar que Stompp y Orikko dejaran caer el teléfono celular de Marinette.
Daizzi, Roaar y Mullo estaban jugando con los marcadores de colores de la chica y casi empiezan a dibujar en las paredes de no ser porque Tikki se apresuró a detenerlos.
Gracias al cielo que Plagg no estaba aquí. El caos era lo suyo y ya había suficiente en ese momento sin el kwami de la mala suerte.
Sintiendo que la cabeza le iba a estallar, Marinette se llevó dos dedos a la boca y lanzó un silbido potente.
Todos los kwamis se congelaron y voltearon a verla ante el sonido.
—Por favor, dejen todo dónde estaba y reúnanse —pidió con voz gentil pero firme. Ellos podían ser dioses miniatura, pero ella era su cuidadora a partir de ahora, y había que establecer algunas cosas.
Tikki, Wayzz y Sass tomaron la iniciativa e instaron a sus hermanos y hermanas a reunirse frente a su nueva guardiana.
Treinta pares de ojos parpadearon casi al mismo tiempo hacia ella, mientras Tikki flotaba a su lado. En ese momento, Marinette necesitaba que ambas fueran un frente unido si querían mantener el orden entre sus hermanos y hermanas.
Marinette carraspeó levemente, mientras organizaba sus pensamientos —Los conozco a cada uno de ustedes y sé que me conocen, sin embargo… —hizo una pausa, observando a los quince kwamis frente a ella, les dio una sonrisa, y se inclinó como su madre o el maestro Fu lo harían —soy Marinette Dupain-Cheng, la nueva guardiana de su caja. Cuidaré de ustedes y sus respectivos miraculous, así que espero poder llevarme bien con cada uno de ustedes.
Algunos de los kwamis arrullaron, otros se rieron entre dientes, pero todos, con excepción de Wayzz y Tikki, se abalanzaron sobre su nueva guardiana.
Marinette se sintió un poco mareada. Sus ojos trataron de seguir a las pequeñas criaturas mientras varios de ellos hablaban al mismo tiempo.
Daizzi, Roaar, Xuppu y Sass se dirigieron a su cabello. La pequeña serpiente se posó en lo alto de su cabeza mientras los otros tres jugaban con sus coletas.
Stompp, Kaalki y Orikko se sentaron sobre su hombro derecho, Ziggy, Barkk y Fluff sobre el izquierdo.
Trixx, Pollen, Mullo y Longg se abalanzaron hacia su pecho en un abrazo.
Con una sonrisa enternecida, Marinette colocó cuidadosamente una mano sobre los cuatro kwamis en su pecho, devolviendo el abrazo. La otra mano subió hacia donde flotaban Wayzz y Tikki, dejando que la catarina se asentara en ella mientras dos de sus dedos acariciaban a la tortuga.
Marinette sabía que, si a alguien le pesaba la pérdida de memoria del Maestro Fu tanto o más que ella, ese sin duda era Wayzz.
—Muy bien ¿Quieren comer? No creo que tenga los favoritos de todos en casa, pero- —no pudo terminar su ofrecimiento cuando catorce afirmaciones entusiastas la aturdieron —Muy bien, de acuerdo. La cocina está abajo, no quiero que ninguno se separe y si van a tocar algo, tengan cuidado.
Con las dieciséis deidades miniatura sentadas sobre ella o flotando a su alrededor, Marinette abrió la trampilla de su habitación y bajó las escaleras hacia la cocina.
Encargó a Tikki y Wayzz asegurarse que ninguno atravesara paredes o ventanas y reunió algunos diferentes bocadillos de la panadería y algunas cosas del refrigerador, las colocó en una pequeña bandeja que puso en la mesa del salón y ella sentó en el sofá. (Se alegró de que su madre hubiera guardado su viejo juego de té de juguete, las tazas pequeñas eran perfectas para los kwamis)
De inmediato, los kwami revolotearon hacia la bandeja.
Marinette le entregó personalmente un macaron rosa a Tikki, y una tacita de té a Wayzz mientras los otros kwamis elegían qué les gustaba más.
Una vez todos tuvieron algo que comer, Marinette carraspeó una vez más para llamar la atención.
—Quiero que sepan que no me molesta que estén fuera de la caja, pero tenemos que establecer algunas reglas si va a ser así —inició la chica, agradecida de tener la atención de todos.
La joven dejó muy claro como ninguno debía dejar su habitación si ella no estaba para decir que era seguro. Explicó que debían cuidar el ruido que hacían cuando sus padres no estaban en la panadería y que si bien, por lo general tenía mucha privacidad en su habitación, todos debían esconderse apenas escucharan que alguien subía por la trampilla, en caso de que no fuera ella.
A pesar de algunos sonidos de queja, los kwamis fueron comprensibles y prometieron que cumplirían sus reglas. Después de todo, Marinette era la primera guardiana en mucho tiempo que les permitía estar en el mundo humano sin que fuera necesario ayudar a los humanos en situaciones específicas. La Orden de Guardianes no era muy permisiva en ese sentido.
—Dicho todo esto, esta noche tengo patrulla con Chat Noir —añadió la chica, dando una suave palmada —pueden acompañarnos y ver la ciudad si prometen que no se separaran.
Los kwamis celebraron, rápidamente de acuerdo. Había sido divertido pasear con ella cuando Tikki y Plagg fueron robados por un akuma.
— ¿Estás segura de esto, Marinette? —preguntó Tikki, sobre su hombro.
—Estará bien siempre que se comporten. La gente no podrá verlos desde los tejados de noche y solo será por un rato —argumentó, antes de levantar a Wayzz en su mano —entiendo al Maestro Fu, pero no tengo el corazón de simplemente mandarlos a todos a la caja, todo el tiempo.
La pequeña tortuga negó con la cabeza —está bien, Guardiana. Tienes tu modo de hacer las cosas, gracias por ser tan gentil con todos nosotros.
—Les dije que mi chica era estupenda —se rió Tikki suavemente, haciendo que Marinette se ruborizara.
Una vez la bandeja y demás cosas utilizadas fueron limpiadas y guardadas, Marinette mencionó que tenía deberes de clase que hacer, así que los kwamis subieron con ella a su habitación, explorando y jugando mientras la chica trataba de concentrarse.
Félix entró en el departamento, aun pobremente decorado -honestamente, el rubio estaba temiendo el día que su madre decidiera ir de compras para el lugar. Seguramente habría tantas bolsas en la sala que tendría que navegar a través de ellas- para encontrar a su madre en el sofá de color marfil del salón, rodeada de guiones, carpetas, una pila de lo que parecían ¿Cómics?, el celular entre el hombro y la oreja, y una tablet proyectando en la tv una serie de fotografías de lo que, probablemente, era el elenco de la película que estaría dirigiendo.
El chico pensó que su madre no lo había notado entrar, así que trató de no interrumpirla mientras se dirigía a la cocina, sin embargo, -y muy como ella- la mujer giró la cabeza hacia él, y soltó lo que tuviera en la mano derecha para estirarla hacia su hijo, abriendo y cerrando la palma para indicar que se acercara.
Con una pequeña mueca, Félix se desvió hacia el espaldar del sofá y se inclinó para colocar un beso en la frente de su madre. La mujer le dio una dulce y amorosa sonrisa mientras acomodaba el flequillo perfectamente peinado con la mano derecha, antes de darle un suave toque con la yema del dedo índice en la nariz.
Félix no pudo evitar cruzar los ojos ni cerrarlos momentáneamente con el toque juguetón de su madre, provocando que esta se riera, solo para disculparse con quién estuviera al otro lado de la línea y asegurar que estaba poniendo atención.
El menor negó con la cabeza, una suave y pequeña sonrisa se deslizó en sus labios mientras se alejaba, nuevamente hacia la cocina, para lavar su termo de té y tomar un vaso con agua fría.
Entró en la habitación austera y poco personalizada, de todos modos, no es que su habitación de vuelta en Inglaterra fuese demasiado diferente. Había unas pocas fotografías en la mesita de noche: tres portarretratos de colores metalizados; un escritorio con una computadora de dos pantallas; justo por encima de los monitores una repisa contenía una variedad de libros literarios.
Estaba anotando en su cuaderno los puntos más importantes alrededor de la toma de la bastilla -y pensando que, probablemente, debería ponerse un poco más al corriente con la clase de historia- cuando su madre golpeó suavemente la puerta.
—Adelante —enunció lo suficientemente alto para que ella lo escuchara a través de la puerta.
Su madre entró, tomando asiento en el borde de la cama mientras él giraba su silla para verla — ¿Cómo estuvo la escuela hoy, corazón?
Félix se levantó para tomar asiento a un lado de su madre, considerándolo qué decirle ¿Debería contarle del altercado provocado por Rossi? ¿Explicarle sobre la víbora que Adrien estaba empeñado hacer pasar como si nada, que lo había intentado amenazar? Mientras miraba la expresión atenta de su madre decidió que ella no tenía necesidad de preocuparse por ese tipo de nimiedades, él podía manejarlo perfectamente.
—Igual que ayer, mayormente tranquilo —se decidió por una verdad a medias. Generalmente, no le gustaba mentirle a su madre si no era necesario para salvaguardar sus trucos y travesuras —mi clase está bien… excepto por esta chica que… —vaciló, como si apenas estuviera considerando contárselo.
Amelie colocó una mano sobre el antebrazo de su hijo — ¿Qué pasó? ¿Fue grosera contigo?
Félix tomó la mano de su madre, jugando con el anillo de bodas en su dedo. Ella nunca había dejado de usarlo, a él le gustaba eso —no, es solo… es ese tipo de persona, ya sabes, trata de llamar la atención parloteando sin parar y endiosándose con cosas que ni siquiera ha hecho.
—Entiendo, ese tipo de personas están en todas partes, pero ¿Estás seguro de que ella miente? —Félix le dio una mirada segura y asintió —bueno ¿Dijo algo sobre ti?
—No, al menos no todavía, sin embargo —esta vez dudó genuinamente, sobre si exponer más información —parece empeñada en tener a Adrien en la palma de su mano —los ojos verdes de Amélie mostraron sorpresa.
— ¿No me digas que tu primo le cree?
—Él sabe que ella miente, pero no hace nada para detenerla, desalentarla o alejarla —rodó los ojos —honestamente, a veces no reconozco a Adrien, mamá.
La mujer dejó escapar una pequeña risa — ¿Y por qué no le preguntas? —su hijo emitió un sonido de desconcierto y le dio una mirada interrogante —tal vez hay más de lo que puedes notar a simple vista ¿Por qué no le preguntas a tu primo su versión de la historia? Tal vez hay algo que no sabes.
Félix bajó la mirada hacia la mano de su madre entre las suyas, considerando lo que ella acababa de plantear ¿Podría haber algún motivo en Adrien más allá del hecho de que Gabriel lo había vuelto absolutamente sumiso a menos de que le diera una orden directa? ¿Había una excusa válida para ser el muñeco trofeo de Rossi de esa manera?
Suspiró. Ahora tenía la duda en su cabeza y solo había una forma de resolverla.
—Supongo que eso es justo. Tal vez le pregunte —decidió el adolescente.
Con una sonrisa, Amélie llevó su mano libre a la mejilla de su retoño y lo atrajo para colocar un beso en su sien —Bien, te dejo para que termines tus deberes, tengo que volver al trabajo —Félix sonrió breve pero genuinamente ante el afecto —y ves pensando dónde quieras ir a cenar esta noche.
El adolescente asintió antes de que su madre se retirara de su habitación, cerrando la puerta tras ella.
La expresión suave y ligera del rubio se quedó un poco más en su rostro antes de que volviera a su silla para retomar sus deberes. Suspiró. Pronto debería empezar a planear cómo diablos iba a recuperar el segundo anillo de su familia.
Notes:
Como siempre, gracias a todos los que leen esta historia y especialmente a aquellos que se toman un momento para dejar un comentario. De verdad, no saben lo feliz que me hacen.
Chapter 8: Todo está en los detalles
Summary:
Ladybug y Chat patrullan en compañia.
Marinette tiene asuntos del baile con Alya
y Félix descubre un pequeño detalle.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Plagg despertó de su quinta siesta del día -o algo así ¿Quién lleva la cuenta?- cuando escuchó a Adrien mover y lanzar cuadernos y otros útiles escolares en su mochila y escritorio. Bostezó y lo miró unos segundos. Seguro que el chico parecía inquieto.
Una de las pequeñas orejas del kwami gato dio un tirón, escuchando el familiar golpeteo de los tacones de Nathalie de camino a la habitación de su chico, así que se apresuró a esconderse.
La asistente entró para explicar un cambio en el horario de mañana. Una sesión de fotos con otros modelos de su edad había sido adelantada. Adrien hizo una pequeña mueca de simpatía, su padre odiaba cuando ese tipo de cosas se adelantaban o atrasaban.
— ¿Qué pasa con mi clase de esgrima? —preguntó, antes de que Nathalie se fuera.
La mujer apenas lo miró —podrás recuperar el tiempo en otro momento.
Adrien suspiró mientras Nathalie salía de su habitación, dándole las buenas noches. Kagami no iba a estar feliz con esto.
Escuchó a Plagg salir de dónde fuera que se había escondido mientras terminaba de alistar su maleta. Luego, se dejó caer en la cama con un laaaargo y pesado suspiro.
— ¿Qué rayos te sucede ahora? —el kwami de ojos verdes flotó directamente encima de su portador —pensé que te gustaban las sesiones en conjunto.
Adrien asintió. De hecho, le gustaban. Claro, los otros modelos de su edad no siempre eran gentiles, y algunas veces las chicas eran un poco agresivas tratando de ganarse su favor, pero era mucho más divertido que las habituales sesiones en solitario. Al menos había gente, no solo Vicent hablando de espaguetis y quién sabe qué más.
—No pasa nada, Plagg —negó suavemente, antes de que su voz se animara un poco — ¡Vamos, tenemos patrulla esta noche con M'Lady! —estiró la mano con su anillo para apagar las luces antes de llamar a su transformación, saltar por la ventana y empezar a correr por los tejados cercanos.
Imaginen su sorpresa cuando, llegando al tejado habitual con vista a la torre Eiffel, se topó con su Lady en compañía.
Compañía en miniatura, pero compañía a fin de cuentas.
—Buenas noches, Bugaboo, ¿Me perdí la notificación de la fiesta? —sacó su bastón y revisó la pantalla interna, aun sabiendo que no había ningún mensaje sin leer.
Ignorando deliberadamente el apodo, que se hacía menos molesto poco a poco, Ladybug se volvió hacia su compañero, viendo cómo la mayoría de los kwamis se abalanzaban hacia él. No pudo evitar reírse al ver cómo se movían las orejas de un lado al otro, probablemente tratando de seguir todos los comentarios superpuestos de los pequeños dioses —como teníamos patrulla de todos modos, les ofrecí acompañarnos para que tomaran un poco de aire fresco y conocieran el vecindario.
Chat la escuchó por encima de los kwamis, pero se tomó un momento para responder a algunos de ellos antes de ir y sentarse a un lado de su compañera.
—Me imagino que el maestro Fu no se sentía muy cómodo dándoles un tour parisino —cruzó las piernas sobre el tejado y apoyó las manos en sus tobillos cruzados.
Los hermosos ojos azules de la heroína se movieron hacia los kwamis, que revoloteaban de una lado al otro, tratando de ver todo a su alrededor, afortunadamente sin aventurarse lejos del tejado —antes de Kwami Buster, ninguno que no tuviera un portador temporal salía de la caja —negó con la cabeza —no quiero sonar pretenciosa cuestionando las reglas de los guardianes, pero incluso si sé que será difícil tenerlos en casa, con mi familia, no puedo obligarlos a estar encerrados todo el tiempo —ella desvió la mirada solo unos segundos para encontrar los felinos ojos verdes observándola con la mayor atención del mundo — ¿Te lo imaginas? ¿Solo ser capaz de ver mundo de vez en cuando, viendo cómo todo cambia cada vez más y más, al punto en que ya no entiendes qué es ni cómo funciona la mitad de lo que ves?
La mención de Kwami Buster encendió en la mente de Chat la imagen de su buena amiga enfundada en un ajustado traje gris, rosa y negro, con esos moños -oh, tan adorables- comandando a los kwamis y salvando a Tikki y Plagg eficientemente. Tuvo que sacudirse la cabeza para alejarla de su mente ¿Qué pasaba con él? Pensar en Rena Rouge o Ryuko, aun sabiendo que esta era Kagami, solo traía la percepción de que eran aptas para el trabajo de héroe, valientes y confiables, pero pensar en Multimouse… conducía a pensamientos ambivalentes de cómo toda ella gritaba habilidad, determinación, eficacia, deseo de ayudar, y ternura.
Estaba sobre-pensando las cosas. Deja eso para otro momento.
—Tienes un corazón de oro, Ladybug, y estoy seguro de que los kwamis están muy felices contigo —dijo, en su lugar, observando cómo ella le regalaba una mirada de apreciación por sus palabras, antes de darle una gran sonrisa felina —estoy seguro de que yo lo estaría, al menos, ¿No considerarías adoptar a un gato?
La de traje moteado puso los ojos en blanco, levantando un dedo para empujar levemente la frente del rubio hacia atrás —Lo siento Chatón, en casa tenemos una política estricta de no adoptar callejeros —escuchó a algunos kwamis reírse y un resoplido de Chat Noir. Ella se puso de pie y tomó el yo-yo de su cintura — ¿Cubres el sur y yo el norte? —sugirió, retomando el asunto de la patrulla.
Chat también se puso en pie —Como desees, M'Lady ¿Nos vemos aquí en una hora?
Ladybug estuvo de acuerdo, empezando a balancear su yoyo en un círculo brillante —vamos chicos, que nadie se separe, ya lo saben.
Hubo un largo coro de 'sí' casi cantado que hizo al gato negro reírse y comparar a su Lady con una maestra de École Maternelle*. Una vez que los kwamis y ella estuvieron fuera de su vista, Chat se lanzó al vacío también con su bastón.
Una hora y siete minutos más tarde, Chat observó atentamente a su alrededor, de vuelta en el tejado de antes. Ladybug no estaba aquí, pero tampoco le había enviado un mensaje diciendo que se iba primero así que, tenía que estar a punto de regresar ¿No?
—Un gatito en el tejado. Solo sin su- —un aterrizaje pesado detrás de él y unas risillas que poco a poco se iban haciendo familiares lo hicieron girarse, solo para ver a Ladybug guardando su yoyo con un suspiro pesado antes de mirar a cada uno de los kwamis ¿Contándolos, tal vez?
Una vez que ella pareció satisfecha, caminó hasta su lado y se dejó caer al borde del tejado con otro suspiro —definitivamente no volveré esto una costumbre —murmuró ella, rodando su cuello lentamente.
Chat la observó con ojos suaves, permitiéndole un minuto de tranquilo silencio antes de iniciar una pequeña conversación.
Se quedaron en ese tejado al menos media hora más antes de llamarlo una noche completa, y despedirse para ir a la cama.
Sabine Cheng no pudo evitar reírse entre dientes mientras colocaba una gran taza con una mezcla de café y chocolate en la barra frente a su hija, mientras ella terminaba de empacarle dos almuerzos.
La niña, aún en pijama, bostezó largamente antes de tomar un gran sorbo (gracias al cielo por su madre, la bebida no estaba demasiado caliente) y un mordisco a un croissant de queso —lo siento por ocuparte con esto, mamá —logró decir, antes de otro bostezo.
—No hay problema, querida —la mujer de origen chino le dio un beso en la coronilla y luego se dio la vuelta para recoger el pelo de su hija en las habituales coletas —pero si no te das prisa en arreglarte, vas a llegar tarde de nuevo.
Marinette miró la hora y casi se atora con su croissant a la mitad. Ahí va su récord, de dos días seguidos, de llegar a tiempo.
Subió las escaleras a su habitación a toda velocidad y casi se golpea con la trampilla en el proceso. Logró vestirse de manera correcta y agradeció mentalmente su hábito de preparar la mochila la noche anterior. Tomó sus cosas, les dio a los kwamis dispersos en su habitación un recordatorio de no salir y de esconderse si alguien subía mientras Tikki se adentraba en su pequeño bolso antes de volver corriendo escaleras abajo.
En, lo que debió ser, tiempo récord guardó los almuerzos, se acabó lo que quedaba en su taza, abrazó a su madre, se metió lo que quedaba de croissant en su boca y logró agarrar un termo que la mujer le ofreció ante de salir corriendo del apartamento y, finalmente, del edificio.
Tikki debió estar dándole un poco de buena suerte porque alcanzó el semáforo en rojo y cruzó la calle sin detenerse hasta llegar a la puerta de la escuela. Casi tropieza en las escaleras y casi se ahoga con el final de su croissant pero, afortunadamente, estaba totalmente acostumbrada y salió completamente ilesa.
Marinette tragó lo que quedaba de su desayuno y lo bajó con un sorbo a su termo, que en realidad tenía más de esa bendita mezcla de chocolate y café (más chocolate que café). Pasó rápidamente por los casilleros, para descargar un poco todo lo que traía y rápidamente se lanzó hacia su primera clase.
Llegó junto con la profesora, por lo que se salvó de un llamado de atención. Todos sus compañeros estaban ya en el aula, así que se ganó diversos tipos de miradas de todos hasta que subió a su lugar junto a Félix.
El rubio resopló ligeramente cuando ella se estrelló en su lugar, dejó sus cosas y lanzó un suspiro de alivio justo antes de que la señorita Bustier empezara a pasar lista.
— ¿Se te pegaron las sábanas, Dupain-Cheng? —murmuró Félix por lo bajo, inclinándose hacia su compañera de asiento.
Marinette ahogó un bostezo contra la mesa antes de voltear la cabeza para ver al británico —ugh, casi no termino de empacar el almuerzo a tiempo —contestó de la misma manera.
Félix arqueó una ceja — ¿Almuerzas aquí hoy?
La chica asintió, reprimiendo otro bostezo —Alya y yo tenemos reunión con los otros representantes de clase y el director durante el almuerzo —explicó, antes de sentarse correctamente.
—Lo cual me regresa a mi petición del primer día —decidió Félix, fingiendo un tono de tristeza.
Marinette lo pensó un momento antes de recordar que Félix había pedido recomendación para lugares donde almorzar. La llamada de Bustier la hizo volver hacia el frente primero —Aquí —respondió antes de inclinarse un poco hacia Félix —lo resolveremos para el descanso —aseguró rápidamente, sabiendo que Félix le seguía en la lista.
El rubio asintió, justo a tiempo para escuchar su nombre —Presente.
Los últimos minutos antes del almuerzo se estaban gastando en resolver una guía. Félix había terminado unos buenos quince minutos antes de la campana y miró a su compañera de asiento mientras ella misma terminaba sus últimas preguntas.
Marinette terminó su trabajo de clase y tomó un largo trago de su termo, que la había ayudado a mantenerse despierta toda la mañana. Finalmente empezó a guardar sus útiles en su mochila hasta que se percató de la mirada de Félix sobre ella.
Recordando su petición, sacó su teléfono y abrió la aplicación del mapa antes de acercarse para señalar algunos lugares de comida muy buenos en el vecindario.
Félix nunca lo admitiría, pero casi saltó en su lugar cuando Marinette se deslizó en el banco y su costado se presionó contra el suyo propio. Nunca había tenido un acercamiento así con nadie de su edad, excluyendo a su propio primo y fue… sorpresivo.
Mientras trataba de escuchar los susurros de la chica a su lado, resaltando un restaurante con un estilo de cabaña rústico y confortable, y otro de ambiente más mediterráneo, con una gran selección de comida marina y aún mejor cordero, no pudo evitar notar que ella olía… dulce. Lo cual no debería ser una sorpresa, pero no parecía exactamente un perfume, la chica olía un poco como a la panadería de su familia, a azúcar glass, a chocolate y crema, a… postre; sí, ella olía como un buen postre al final del día. No empalagosamente dulce, solo… agradable.
Sacudió mentalmente la cabeza cuando notó que los grandes ojos de campanilla azul estaban puestos en él, y que la dueña de los mismos había terminado de hablar.
Lanzó un vistazo para comprobar que no habían recibido -ni estaban en peligro de recibir- un llamado de atención y dedujo que ella estaba esperando su decisión.
— ¿Puedes enviar esas direcciones a mi teléfono?
—Seguro —la chica le ofreció la pantalla para guardar un nuevo contacto y Félix se sorprendió escribiendo su propio número con facilidad. Un minuto después, sintió los breves zumbidos de su propio teléfono, notificando de todas las direcciones compartidas del teléfono de su compañera de asiento —listo, espero que sean de tu agrado —añadió suavemente ella, antes de retirarse.
Y el agradable aroma dulce se hizo menos perceptible, pero ahora que lo había notado, permanecía flotando burlonamente a su alrededor, aunque fuese lo más mínimo perceptible a su nariz.
Félix observó a la franco-china terminar de guardar sus cosas para revisar el contenido de una carpeta. Tomando un sorbo de su propio termo de té, notó que había algo que parecían formularios, una lista de tres columnas en blanco y más hojas con anotaciones señaladas con resaltador de distintos colores.
Suponiendo que se trataba de asuntos para el evento del Día de los Héroes, Félix empujó a sus pensamientos lejos de la chica a su lado, y de la escuela, para el caso.
A pesar de saber que quedaba poco tiempo, la campana para el almuerzo sorprendió tanto a Félix como a Marinette con la guardia baja, cada uno perdido en sus pensamientos.
Ambos se pusieron de pie. Pero, mientras Félix se acomodaba el maletín, Marinette hizo malabares con sus cosas mientras bajaba al escalón junto a Alya.
— ¿Nos vamos, Alya? —inquirió la chica, luchando para sostener sus cosas sin interés en levantar la cabeza.
Félix la observó mientras bajaba la escalera del pasillo, adivinando que su compañera seguramente estaba evitando cualquier tipo de contacto visual con Rossi.
—Seguro chica ¿Vamos rápido a comprar algo de comer? —Alya se levantó más tranquila, colgando su bandolera de un hombro.
—No te preocupes, mamá me ayudó a empacar el almuerzo para las dos —corrigió Marinette.
Los ojos de Alya brillaron al oírla —en ese caso ¿Qué estamos esperando? ¡Vamos! —la morena logró, de alguna forma, enganchar su brazo con el de su mejor amiga y empezar a tirar de ella, casi haciendo que tropezara —nos vemos después del almuerzo, chicos —lanzó un guiño de ojo a Nino, despidiéndose de él, Adrien y Lila, mientras que el rubio también se levantaba de su asiento, casi topándose con Félix en el proceso.
Lila había observado al par de mejores amigas salir con una mirada calculadora. Félix lo notó. Rápidamente agarró el brazo de Adrien y le dio un pequeño tirón, una muda indicación de que lo siguiera.
Adrien, despistado como era, no entendió la indirecta de seguirlo en silencio, y lanzó una despedida a Nino mientras seguía a su familiar fuera del salón.
Nino correspondió su despedida haciendo que Lila volteara verlos pero, a pesar de que ella se levantó, no parecía tener interés en el par de rubios por el momento.
En cambio, mantuvo los ojos en las espaldas de Alya y Marinette.
— ¿Pasa algo, Félix? —Adrien observó atentamente a su primo mientras cruzaban el patio a paso lento.
—Hay algunas cosas que necesito preguntarte —asintió el de ojos ligeramente más oscuros —en privado —resaltó, con una mirada seria, antes de dejar que el más leve indicio de broma se deslizara en su expresión — ¿Necesitamos agendar una cita?
Adrien negó con una pequeña risa entre dientes —tengo una sesión de fotos después de la escuela en la Place des Vosges —señaló el parque cerca de la escuela —sin embargo, es una sesión conjunta, y no estoy seguro de cuánto tiempo tome, puedo enviarte un mensaje cuando esté por terminar, o si quieres venir, podríamos hablar durante los descansos.
Félix hizo una mueca, preguntándose -no por primera vez- cuál era la necesidad de su tío de mantener a Adrien ocupado en actividad tras actividad y clase tras clase. Tenía que haber algún motivo para rellenar su agenda de esa manera ¿Cierto? ¿Pensaba el hombre que, si no le dejaba tiempo libre, no tendría tiempo de lamentarse por su madre?
Sacudió su cabeza mentalmente, dejando el asunto para otro momento.
—Está bien, probablemente me quede cerca después de clase. Envíame un mensaje —le dio una palmada en el hombro, a modo de despedida, antes de saludar a Gorila con un moviendo de cabeza —nos vemos después del almuerzo, primo —se dio la vuelta y se encaminó al restaurante con ambiente mediterráneo que su compañera había sugerido antes.
Notes:
*École Maternelle, según lo que leí de la educación francesa, es como se llama al Jardín Infantil / KinderGarden. Dónde van los niños entre 3 y 6 años en Francia
Chapter 9: Inesperado
Summary:
Félix le cuenta algo a su madre.
Damocles habla sobre el invitado sorpresa.
Y una revelación inesperada surgen entre la clase.
Notes:
Sencillamente tenía que publicar esto el día de hoy, porque es el #MiraculousDay y los spoilers de MundoGloob me rompieron aun peor de cómo me dejó WishMaker.
Si ustedes, mis queridos lectores, no han visto nada sobre el directo de MundoGloob de hoy, y no se quieren spoilear cosas fuertes sobre lo que nos depara los últimos capítulos de la temporada, les recomiendo no buscarlo. De verdad, Gloob se pasó de lanza.
Sin más que decir ~Luka es el mejor personaje y el Lukanette la pareja más pura y sana~ disfruten el capítulo.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Después de hallar una mesa y hacer su pedido, Félix decidió que era un buen momento para llamar a su madre. Se colocó los auriculares inalámbricos e inició la videollamada.
Su madre solo tardó unos segundos en contestar —Félix, cariño ¿Está todo bien?
Félix resopló, cuenten con su madre para ser exagerada —No te preocupes, mamá, solo quería hablar un poco mientras espero el almuerzo —contestó suavemente, mirando con cariño a su progenitora en la pantalla.
—Oh, ya veo —ella soltó una suave risa mientras miraba su pantalla con más atención —parece un lugar agradable ¿Dónde estás?
—Se llama Andros —explicó el adolescente —está a unas pocas cuadras de la escuela, más tarde te confirmo que tan buena es la comida, pero el ambiente es aceptable.
Amélie se rió suavemente de las expresiones de su hijo — ¿Adrien te lo recomendó?
Félix dudó un poco antes de contestar —en realidad fue mi compañera de asiento. Ella me señaló un par de lugares.
Cuando los ojos verdes de Amelie se iluminaron, Félix ya se estaba arrepintiendo de su sinceridad —oh ¿Ya tienes una amiga, bebé?
El menor carraspeó ligeramente —yo no diría tanto, madre —la corrigió —es la representante de la clase, así que se ofreció a ponerme al corriente durante el almuerzo los días anteriores. Hoy simplemente estaba ocupada.
— ¿Ya almorzaron juntos? ¡Oh, qué lindo! —la mujer comenzó a arrullar y Félix solo quería desaparecer, a pesar de que nadie más estaba escuchando esto —no me vengas con que no son amigos ¿A qué estás esperando? ¡Quiero conocerla pronto!
Definitivamente no se le estaban calentando las mejillas, y Félix invertiría todas sus clases de artes marciales en quien se atreviera a decir lo contrario — ¡Mamá! —y, claramente, su voz tampoco subió una o dos octavas.
—Ejem —un camarero se acercó con su orden en mano.
Félix retiró el teléfono de la mesa, asintiendo para el hombre sin hacer contacto visual —mi comida llegó, tengo que irme, mamá.
—Oh, qué conveniente —se quejó la dama, haciendo un mohín.
Félix sonrió levemente ante esto —por cierto, quería avisar que llegaré más tarde hoy. Adrien tiene una sesión de fotos cerca de la escuela y voy a quedarme un rato con él.
Esto animó a su madre —está bien, cariño, deséale buena suerte a tu primo por mí. Te amo.
—Yo también a ti, mamá —susurró antes de colgar la llamada y centrarse en su comida.
—Tengo demasiada curiosidad —Alya estaba al borde de rebotar por la energía acumulada — ¿Quién crees que sea el invitado especial? ¡No es justo que el director nos lo esconda! ¿No se supone que todos juntos estamos a cargo del evento? —obviamente las nuevas noticias habían borrado completamente de su mente las intenciones de hablar con Marinette sobre el día de ayer.
Marinette se rió entre dientes por las quejas de su amiga, conociéndola como lo hacía, sabía que Alya no dejaría de darle vueltas al tema hasta que lo descubriera.
Aunque no había sido la única, había visto el interés encendido en todos los otros miembros de la reunión con el director. Mirelle y Aurore habían salido justo delante de ellas, cuchicheando sobre quién podría ser este invitado.
—Bueno, imagino que quiere darnos una sorpresa a todos —sugirió Marinette, intentando calmarla en vano —tal vez puedes verlo como un agradecimiento por el trabajo que todos estamos colocando en esto.
Alya cruzó los brazos —eso no me quita las ganas de descubrirlo.
Su amiga solo se rió más mientras entraban al salón de clases. Casi todos estaban allí y seguramente la señorita Bustier no tardaría en llegar, así que Marinette y Alya compartieron un choque de palmas antes de dirigirse cada una a su asiento.
Una pequeña bandera roja empezó a levantarse en la cabeza de Marinette al caer en cuenta de que Lila era la única que faltaba del salón.
Oh, cielos, no. Por favor, que no se haya akumatizado otra vez. Rogó internamente, mientras alcanzaba al rubio en su asiento.
—Dupain-Cheng —saludó en un murmullo, mirándola con la cabeza apoyada en una mano.
—Graham de Vanily —le regresó ella con humor, preguntándose cuánto tiempo iban a seguir en esa formalidad de llamarse por los apellidos. Con lo largos que eran, empezaba a volverse aburrido — ¿Cómo estuvo tu almuerzo? —su sonrisa se ensanchó ligeramente.
—Bastante bueno, tu recomendación fue… agradable —respondió el británico, exagerando ligeramente un aire aristocrático.
Félix empezaba a encontrar divertido estos pequeños intercambios astutos y bromistas con su compañera de asiento. Afortunadamente, la chica era lo suficientemente inteligente para seguirlo y contestar, algo que -muy seguramente- el resto de su ignorante clase no conseguiría.
La vio acomodarse y sentarse mientras pensaba en las palabras de su madre, pero las sacudió de su mente como una mosca molesta.
Félix no estaba en París para hacer amigos ¿Correcto? Era un hombre en una misión.
Movimiento en la parte frontal de la clase distrajo su atención, sin embargo, no escondió su desdén al ver que era solo Rossi entrando, en lugar de la maestra. ¿Dónde estaba esa mujer de todos modos? La campana de aviso había sonado hace tres minutos ahora.
Resopló, empujando la rodilla de la franco-china con la suya suavemente —prepárate —avisó en un susurró discreto, sintiendo los ojos de ella mientras no apartaba los suyos de Rossi —apuesto lo que sea a que está preparando un show ridículo.
Marinette siguió su mirada hacia Lila, no sabiendo si debía agradecer que no estuviera akumatizada o preocuparse de lo siguiente que saldría por su boca. Tragó en seco y se deslizó más cerca de su compañero en el asiento alargado, encogiéndose ligeramente en su sitio.
Félix sintió inmediatamente la tensión en la oji-azul. Entre más conocía a la chica, más estaba seguro de que esa actitud no le quedaba bien ¿Por qué se retiraba así? Él sabía que ella tenía mucho fuego dentro, lo suficiente para defenderse ¿Qué demonios había hecho Rossi que la había reducido a esto?
Al frente de la clase, la italiana miró a lado y lado de la puerta antes de cerrarla, con si quisiera cerciorarse de que nadie la había seguido. Félix bufó, pensando que se veía como una patética imitación de actriz en una escena de suspenso. Ella era tan exagerada cuando cerró las puertas con un poco de fuerza, para llamar la atención, y luego paseó sus ojos por todos los asientos, asegurándose de que su público estuviera completo y al pendiente de ella.
—Qué bueno que están todos aquí —ella dijo, con cierto toque de emoción.
Alya, por supuesto que Alya, se levantó primero — ¿Qué pasa contigo, amiga? ¿Por qué tanto misterio? —la reportera le dio una mirada astuta, percibiendo una historia interesante detrás de la italiana.
—Oh, mis amigos, tengo noticias maravillosas —exclamó la de ojos olivas, haciendo gestos con sus manos para que se acercaran.
La mayoría se movió hacia ella, con excepción de Chloé, Adrien, Marinette y Félix.
— ¿De qué se trata? —preguntó esta vez Alix.
—Primero, Alya —Lila miró a su lado, dónde la de lentes estaba observándola ansiosamente — ¿Puedes confirmar que el director les dijo hoy a los representantes de clase que tendremos un invitado sorpresa el día del baile?
Todos empezaron a murmurar sobre ello. Alya parpadeó un par de veces, curiosa sobre cómo Lila tenía esa información. Atrás, Marinette empezó a palidecer —Bueno, sí, es cierto, pero ¿Cómo lo…? —Lila disfrutó de ver el segundo exacto en que los ojos de Alya brillaron con reconocimiento y ambición a la vez — ¡¿Tú sabes quién es?! —Lila simplemente le dio una amplia sonrisa esperando que el otro zapato cayera por sí solo — ¿Tú conseguiste al invitado especial?
Blanco y en botella. Todo estaba listo para Lila.
—Así es, quiero decir, toda la escuela está trabajando para esto, pero debido a mi tinitus y mi muñeca no puedo hacer mucho —ella se lamentó sosteniendo una mano contra su pecho con la otra —así que pensé que podía contribuir de este modo.
Las chicas del salón arrullaron tras sus palabras —Oh, chica, no tenías que hacerlo, entendemos tu condición.
—Oh, pero quería ayudar de algún modo —insistió la italiana.
— ¿Entonces? ¿Quién es ese misterioso invitado? ¡Tienes que decirnos! —Alya preguntó rápidamente, entusiasmada.
—Pero tienen que prometer guardar el secreto —ella miró a todos a su alrededor con fingida preocupación —el director no quiere que esto se sepa hasta el gran día, y yo prometí guardar el secreto, pero como son mis grandes amigos, estoy segura de que puedo contar con ustedes.
Todos estuvieron de acuerdo de inmediato, ansiosos por saber el tan mentado secreto.
Atrás, en sus diferentes asientos, Adrien y Félix negaron con la cabeza de forma idéntica. El modelo miraba a Lila con decepción mientras que el de saco y corbata lo hacía con burla y desdén ¿Hasta dónde llegaba esa chica para llamar la atención?
Marinette, mientras, sentía cómo su estómago se revolvía a un ritmo peligroso. Se sentía enferma e inmóvil.
Lentamente, el aire a su alrededor parecía volverse más frío ¿O tal vez era ella misma?
Sabía lo que venía, solo quería escuchar a Tikki gritándole a través de su alarma y reiniciar el día para que, lo que estaba a punto de suceder, fuera solo una pesadilla demasiado realista.
Lamentablemente, eso no sucedió.
—Está bien. Confío en todos ustedes para que esto no salga de aquí —la italiana se rió entre dientes —resulta que estaba charlando con Jagged el otro día y le conté del baile. Se ofreció a abrir un hueco en su ocupada agenda por mí, para venir un rato al baile —exclamó emocionada.
—Increíble, dudette, pero ¿Qué no tiene un concierto frente a la torre Eiffel ese día? —Nino preguntó, rascando su cabeza sobre su gorra.
Lila se rió de forma suave y empalagosa —claro que sí, Nino. Vendrá un poco antes del concierto, dijo que no tenía problemas en hacer espacio por mí, ya saben lo agradecido que está conmigo por haber salvado a su gatito.
Todos los que estaban a su alrededor empezaron a halagarla por lo genial que era al haber conseguido eso para su evento, reiterando firmemente que no se lo dirían a nadie fuera del salón y repetir lo amable y valiente que había sido por Jagged.
Félix iba a compartir alguna burla desdeñosa hacia el espectáculo que Rossi obviamente estaba inventando, cuando finalmente tomó nota de su compañera de asiento.
La oji-zarca se había congelado a medio camino de sacar sus útiles escolares. Estaba mirando a Rossi con una expresión que Félix solo podría describir como incredulidad pura y una ambivalencia entre la ira cruda y las ganas de gritar, aunque esos detalles podrían avalarse más en la forma tan apretada de sus puños, que estaban palideciendo, la tensión en su mandíbula y el temblor en su pequeño cuerpo, como si ella estuviera conteniendo el poderoso estallido de un volcán, listo para arrasar con cualquier cosa que se interpusiera en su camino.
Era una visión sorprendente, y cualquier otra persona habría retrocedido con precaución… pero Félix estaba congelado. Cautivado.
Arriesgando una mirada al extremo receptor de su compañera de asiento, Lila Rossi estaba ahí, presumida, como si las palabras del resto de sus compañeros crearan un enorme trono donde ella y solo ella estaba destinada a sentarse. Estaba mirando a Marinette con altivez y victoria, retándola con la mirada para que osara intentar contradecirla o señalarla de mentirosa, sabiendo que ninguno de sus compañeros de clase iba a tomarla en serio, más allá de Félix y Adrien, pero ninguno tenía pruebas para desmentirla.
Yo gano. Estaba claramente escrito en sus maliciosos ojos oliváceos.
Félix despreció la vista de Rossi y volvió la mirada hacia su compañera de asiento, apenas lo suficientemente rápido para verla tomar sus cosas y volar hacia la puerta del aula, desapareciendo por ahí.
Sin decir una. sola. palabra.
…
¿Qué demonios acababa de pasar?
— ¡¿Marinette?! —el grito de Adrien lo sacó de su aparente parálisis. Su primo se había levantado y lanzado tras la franco-china, mientras que Lady Wifi simplemente se asomó por la puerta abierta, tratando de seguirlos con la mirada.
— ¡Marinette espera, por favor! —Adrien corrió tras ella, a través del patio, atrayendo algunos ojos sobre ellos, pero no le importó — ¡Marinette! —finalmente logró atraparla de un brazo, tratando de no usar demasiada fuerza, lo último que quería era lastimarla.
—Ahora no… suéltame, por favor —la voz de la chica sonó tan débil y quebrada, que a Adrien le dolió el pecho de solo escucharla.
—Marinette ¿Qué- —no pudo completar su pregunta. No cuando ella levantó la cabeza y vio sus ojos empapados en lágrimas. Esa fue la estocada a su corazón. Ella estaba llorando.
—Déjame ir —rogó la niña. Sin embargo, Adrien se sentía tan impactado con la vista de su amiga, que su agarre se volvió débil, y un simple tirón de ella le permitió liberar su brazo —No puedo- —y ahora, fue ella la que se congeló, porque justo detrás de la cabellera rubia que tantas veces la hizo distraerse en clase, una conocida mariposa púrpura se acercaba rápidamente — ¡Aléjate! —sin pensar, le dio un empujón, haciendo que tropezara hacia atrás.
— ¿Marinette? —balbuceó el modelo, aturdido por su acción, solo para sentirse absolutamente helado al oír su siguiente advertencia.
— ¡Akuma! —gritó Marinette, y volvió a echar a correr.
Adrien vio la mariposa pasar a su lado y perseguir a Marinette. Justo a un lado de su cabeza. Casi burlándose de él
No.
De ningún modo podía permitir eso.
Marinette. Su primera amiga de la escuela. La chica gentil que siempre tenía una sonrisa para todos. Su Ladybug de todos los días... ¿Akumatizada?
No. Impensable. París ardería.
Él no quería tener que luchar contra ella.
Su cuerpo actuó por él. Corrió hacia un lugar vacío lo más rápido que le dieron las piernas, hablando antes incluso de abrirse la sobre-camisa para que Plagg saliera —no puedo dejar que Marinette sea akumatizada, no puedo dejar que ese akuma la alcance —dijo acelerado.
— ¡Entonces date prisa, niño! —Plagg también estaba inquieto. Si Ladybug se akumatizaba: fin del juego.
— ¡Plagg, Garras fuera! —en el segundo que se transformó estaba deslizándose fuera del edificio escolar. No quería perderla de vista. Usó su bastón para elevarse más allá del techo y, gracias al cielo, al universo y a todos los kwamis, logró verla correr hacia un callejón no muy lejos de la panadería, seguramente para esconderse.
Sin un segundo que perder, se lanzó en esta dirección.
Notes:
Ya sé! Ya sé! ¿Cómo voy a dejar esto así a medias?
Lo siento! Soy fan de un poco de drama y suspenso de vez en cuando. Y necesito compartir mi sufrimiento por los spoilers de Gloob y de no saber cuando salen más capítulos.
Pero tampoco se me angustien. Capitulo 10 estará subido el viernes o el sábado como muy tarde.
¿Alguien recordó el pequeño detalle de la puerta al despacho del director no estaba bien cerrada antes de que Marinette tropezara con Lila? ;)
Chapter 10: Eres Asombrosa
Summary:
Hawk Moth lanza un akuma tras Marinette
Chat Noir entra en acción.
Lila tiene algo más que decir, pero Félix tambien.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
—Ah, una joven saturada de responsabilidades cuyo mérito ha sido robado por una impostora. Una presa perfecta. Vuela rápido, mi akuma, e infecta su corazón angustiado.
—No puedo dejar que Marinette sea akumatizada, no puedo dejar que ese akuma la alcance —dijo acelerado.
— ¡Entonces date prisa, niño! —Plagg también estaba inquieto. Si Ladybug se akumatizaba: fin del juego.
— ¡Plagg, Garras fuera! —en el segundo en que se transformó estaba deslizándose fuera del edificio escolar. No quería perderla de vista. Usó su bastón para elevarse más allá del techo y, gracias al cielo, logró verla correr hacia un callejón no muy lejos de la panadería, seguramente para esconderse.
Sin un segundo que perder, se lanzó en esta dirección.
—Marinette, necesitas calmarte. Tú sabes que eres capaz de luchar contra ellos —la alentó Tikki, asomándose por el bolsito.
Marinette tenía ganas de gritar '¡Ahora no!' No tenía el valor para repelerlo, ni la energía para impulsar sentimientos positivos por encima de sus emociones descarriadas ahora mismo.
Estaba a punto de quitarse los aretes. Tikki podría entregarlos a Chat. Al menos, Mister Bug tendría oportunidad.
"No. No puedo hacerle eso a Chat Noir" pensó mientras daba vuelta en un callejón — ¡No voy a huir más, no vas a atraparme! —una vez llegó al final del callejón sin salida, se dio la vuelta y enfrentó a la mariposa, que estaba a escasos cinco metros de ella — ¡No vas a utilizarme, no seré la marioneta de un monstruo! —no eran exactamente pensamientos felices, pero su determinación tendría que bastar por ahora —soy fuerte. Saldré adelante. Soy-
— ¡Cataclismo!
Un borrón negro aterrizó justo frente a ella. Una mano cargada de energía destructiva atrapando y disolviendo a la mariposa en cenizas.
— ¿Chat Noir?
El héroe la miró desde abajo, con ojos desorbitados —Eres asombrosa —enfatizó cada palabra, terminando su oración interrumpida.
Con un quejido de cansancio, Marinette se derrumbó sobre sus rodillas, solo para que Chat la atrapara en un abrazo —Chat…
—Tú, princesa, eres la única persona que conozco, capaz de rechazar un akuma por pura fuerza de voluntad. Eres asombrosa —insistió el rubio.
Marinette lanzó un suspiro tembloroso, sintiéndose más tranquila que en muchos días, a pesar de estar llorando todo el miedo y la ansiedad de hace un minuto. Se consoló en la forma en que Chat la acunaba, sentándola sobre sus rodillas y envolviéndola en sus brazos, en un fuerte abrazo —Gracias por salvarme.
Chat negó con la cabeza, pero no dijo una palabra, en cambio, la acomodó mejor entre sus brazos para poder levantarla — ¿Cómo te sientes? ¿Debería llevarte de regreso a tu escuela?
— ¡No! —exclamó ella, automáticamente, sorprendiéndolo —lo siento, solo… ¿Podrías, solo, dejarme en mi balcón? —pidió esta vez, con voz más suave.
—Si la princesa desea volver a su torre, este gato con gusto la llevará —bromeó suavemente, con la esperanza de animarla o distraerla al menos un poco. Con ella segura en sus brazos, saltó un par de veces hasta llegar a la parte posterior del balcón; echó un vistazo alrededor, para asegurarse de que nadie los estuviera viendo desde la calle y finalmente saltó al piso del balcón, tomándose un momento para abrir el acceso y colocarla con sumo cuidado en su cama, como si ella fuera una muñeca de porcelana frágil. Luego, se deslizó a un lado de la cama —ahí, una princesa a salvo en su hogar.
Marinette dejó sus cosas al pie de la cama antes de acostarse de lado, hacia él, dándole una pequeña sonrisa. Se sentía realmente agotada —Gracias gatito, pero… ¿Cómo te enteraste del akuma?
Chat se tensó, llevando una mano enguantada a su nuca —bueno, dio la casualidad de que estaba patrullando por aquí y te vi correr, luego al akuma detrás.
Marinette frunció el entrecejo, como Ladybug sabía que su compañero también tenía clases ¿Se había saltado el almuerzo para patrullar? Sin embargo, no era asunto de Marinette mencionar eso —supongo que, entre todo lo malo, tuve un poco de buena suerte —mencionó, en cambio.
— ¿Quieres hablar de eso? —el rubio cruzó los brazos sobre el edredón de la cama y colocó la barbilla sobre ellos, dejándolos cara a cara, tan solo a unos pocos centímetros mientras charlaban en voz baja.
La chica dudó —no estoy segura.
Adrien pensó en dejarlo allí, no le gustaba presionar a nadie… pero Marinette siempre aparecía más abierta con Chat que con Adrien, así que… valía la pena un último intento ¿No?
—Vamos, princesa, te hará bien sacarlo —intentó —aprovecha ahora que Hawk Moth debe estar preguntándose qué pasó con su mariposa en lugar de enviar otra.
Marinette suspiró, abrazando su almohada justo debajo de su barbilla. Chat tuvo el impulso más ridículo de sisear a la almohada con forma de gato mientras la chica le daba una mirada pensativa.
—Bueno… pero ¿Me prometes guardar un secreto? —ella lo miró, dudosa.
—No encontrarás a nadie más apto para guardar un secreto que un superhéroe, Marinette —Chat levantó una mano y se llevó la otra al pecho —nada de lo que me digas saldrá de aquí, palabra de gato.
Marinette asintió. Racionalmente, sabía que podía confiar en Chat Noir para guardar un secreto, sin embargo, la reciente experiencia con Lila la tenía bastante nerviosa.
—Bueno… no sé si sabes que yo diseñé la portada del álbum Rock Giant de Jagged Stone —Marinette señaló un póster en la parte baja de su habitación, autografiado por el rockero.
Chat dudó en responder ante la pequeña pausa de su amiga. Claro que lo sabía, como Adrien le había pedido el autógrafo para su álbum, pero como Chat… Entonces recordó el programa que hizo Jagged en la panadería, cuando subió inadvertidamente a la misma habitación en la que estaban, al principio del programa había señalado a Marinette como la diseñadora de su álbum, así que era de conocimiento público.
—Desde luego que lo sé, prrrincess, soy un gran fan —asintió rápidamente.
—Bueno, estoy trabajando en una chaqueta para él, para su concierto del Día de los Héroes —los ojos felinos se abrieron con sorpresa, sacándole una pequeña sonrisa a Marinette —para hacer corto el cuento, preguntó sobre mis planes para ese día y le mencioné el baile benéfico que mi escuela está preparando. Me dijo que tenía tiempo para aparecer en el evento y tocar un par de canciones antes de su concierto, pero me pidió que se mantuviera como un invitado sorpresa.
—Pero eso es genial, Marinette —Chat trató de mantener la sorpresa, a pesar de que ya tenía conocimiento de que Jagged estaría en la escuela, sin embargo, cómo había sido algo dicho por Lila no lo había creído de inmediato —a puesto que en tu escuela deben estar contentos.
—Sí, el director estaba muy emocionado cuando lo puse en contacto con la señorita Penny para los detalles.
—Entonces ¿Dónde comienza la parte mala?
Marinette tragó en seco —pues… ¿conoces a Lila Rossi?
Chat no pudo contener un siseo desdeñoso — ¿Volpina? ¿También conocida como Camaleón? ¿O la supuesta 'mejor amiga' de M'Lady? —Marinette asintió a cada una de sus descripciones —Sí, desgraciadamente, tengo la mala suerte de conocer a mademoiselle Rossi.
—Pues, no tengo ni idea de cómo, pero ¡ella se enteró de la participación de Jagged! —Marinette se llevó las manos al pecho, empezando a sentirse angustiada de nuevo, de solo recordarlo —Hoy el director les habló a los representantes de clase sobre el invitado especial, pero no dijo su nombre, sin embargo, justo después, Lila llegó al salón haciéndose la misteriosa y les dijo a todos que ella le había pedido a Jagged que viniera, y que él aceptó encantado ya que ella "salvó a su gato en una pista de aviones" —enmarcó la mentira en comillas con sus dedos.
Chat hizo una mueca, escuchando como el corazón y la respiración de Marinette se desbocaba rápidamente, gracias a su audición mejorada —entiendo, estás molesta porque ella se llevó el crédito de lo que tú lograste.
Pero el gato negro levantó la cabeza de golpe cuando Marinette se sentó sorpresivamente — ¡No es eso Chat Noir! —ella casi gritó. Las orejas negras del rubio se agitaron por el sobresalto —No es por el crédito, eso no me importa. Le prometí a Jagged y a Penny que esto se manejaría con discreción, que se mantendría como un secreto, les di mi palabra —los ojos azules estaban nuevamente cristalinos por las lágrimas y Chat tragó duro —si gracias a Lila se corre la noticia ¿Dónde queda mi ética profesional? ¿Mi responsabilidad? ¿Mi credibilidad? Y, sobre todo, la confianza que Jagged puso en mí —Marinette miró a su compañero a los ojos en cada palabra que dijo, derramando toda su preocupación y ansiedad en cada momento —No quiero… no puedo decepcionar a nadie más —acabó murmurando, pegando sus piernas contra su pecho, haciéndose 'bolita' y llevando las manos a su cabello —no quiero…
Chat sintió su propio corazón latirle en las orejas, y dolor en el pecho. Aquí estaba su amiga, su primera amiga en la escuela, la chica más dulce y amable que había conocido, desmoronándose, derramando sus angustias y preocupaciones con él… y él no tenía la más mínima idea de cómo podía ayudarla.
—Oh, princess —después de un momento, Chat se subió a la cama, cuidando de no pisar la colcha con sus botas, para abrazar otra vez a la oji-azul, pero primero la persuadió de sacar las manos de su cabello, para que no tirase de sus mechones —no mereces nada de eso.
—No sé cómo voy a lidiar con esto —sollozó la chica, más para ella misma pero, de nuevo, el súper oído de Chat lo recogió. Ella sonaba tan cansada, tan herida, tan harta de todo.
Un pequeño pitido lo sobresaltó. Con esto de que últimamente su tiempo de transformación se empezaba a extender poco a poco, casi había olvidado que había usado su cataclismo antes. Apenas había desaparecido una marca, pero también recordó que se supone que debía estar en la escuela.
—Necesitas descansar, Marinette —susurró contra su cabello, aun abrazándola — ¿Por qué no intentas dormir un poco? —él sugirió.
La chica se encogió un poco —no sé si pueda —tenía tantas cosas en su cabeza, tanto de lo que preocuparse.
—Toda esta experiencia ha sido agotadora para ti —Chat deslizó sus garras cuidadosamente por una de las coletas —inténtalo, seguro te vendrá bien.
A regañadientes, Marinette asintió —de acuerdo —soltando sus piernas, permitió que Chat la colocará nuevamente en una posición acostada
—Buena chica —susurró el héroe por lo bajo, retirándose de la cama para ponerse en pie —tengo que irme ahora, se me hace tarde, pero volveré a visitarte pronto ¿Está bien? —Marinette susurró un suave "sí" abrazando de nuevo su almohada —nos vemos después, Marinette —se inclinó y presionó un beso sobre su frente antes de saltar de vuelta al balcón —dulces sueños —añadió por último antes de cerrar el acceso y marcharse sigilosamente de vuelta a la escuela para destransformarse mientras pensaba en una excusa. Seguramente la señorita Bustier ya había empezado la clase.
Mientras tanto, Marinette no supo si Chat la escuchó despedirse, pero seguro esperaba que no haya escuchado a todos los kwamis que se acurrucaron con ella.
~∆~ Al mismo tiempo, en la escuela ~∆~
— ¡¿Marinette?! —el grito de Adrien sacó a Félix de su aparente parálisis. Su primo se había levantado y lanzado tras la franco-china, mientras que Lady Wifi simplemente se asomó por la puerta abierta, tratando de seguirlos con la mirada.
Félix se levantó, por mero impulso en realidad ¿Qué se supone que iba a hacer? ¿Perseguir a Dupain-Cheng y a su primo? ¿Por qué habría de? Seguro que Adrien podía lidiar mejor con lo que sea que la hubiera impulsado a correr así, y seguramente Marinette estaría mucho más feliz de que así fuera; después de todo, a ella le gustaba su primo ¿No?
Entonces ¿Por qué diablos de repente se sentía incómodo e inquieto? Parecía que una piedra se había asentado en su pecho mientras se obligaba a sentarse nuevamente.
Un llanto, audiblemente falso, lo sacó de sus cavilaciones esta vez.
—Amigos, simplemente no lo entiendo ¿Por qué ella me odia? —Rossi, por supuesto, estaba continuando con su show —incluso si hago algo bueno, a Marinette aún no le agrado —las manos de la morena estaban hechas puños contra su rostro porque, por supuesto, tenía que evitar que nadie viera que no estaba llorando realmente.
Félix sintió que su irritación solo aumentaba.
—Vamos Lila, no llores —Lady Wifi le palmeó la espalda suavemente, mientras todas las chicas del salón la envolvían —y no le hagas caso, Marinette solo está celosa.
—Fue muy grosero de su parte salir corriendo así cuando nos estabas contando algo tan genial. No le hagas caso —añadió Princesa fragancia antes de que su tono se volviera ligeramente confuso y más bajo —Marinette no suele ser así.
—No es genial —murmuró Reflekta después.
Alix, Mylene y algunos muchachos apoyaron a las chicas.
Nathaniel estaba de vuelta en su sitio, callado y cabizbajo, escribiendo en su teléfono. Sabrina, aunque estaba pendiente de lo que sucedía y asentía o negaba con la cabeza, aunque permanecía al lado de Chloé, quien felizmente ignoraba el 'drama de los plebeyos'.
Félix estaba dispuesto a bloquear el resto del patético show cuando oyó a Lady Wifi reclamar en voz alta.
—Marinette necesita disculparse.
Entonces, la irritación de Félix estalló.
Tomó el libro más pesado que tenía entre sus cosas y lo estrelló contra su mesa, haciendo que el ruido resonara por el salón, por encima del algarabío que se había vuelto, y todo el mundo volteara la mirada a él.
De verdad ¿Dónde diablos estaba la tonta maestra?
—Honestamente, han llegado a un punto en que no sé decir si todos ustedes comparten una sola neurona o es que son solo una panda de hipócritas interesados —declaró, alto, claro y conciso.
La mayoría del salón lo miró con ira e indignación. Nathaniel hizo una mueca, pero continuó en silencio, y Chloé parecía interesada en lo que él tenía que decir respecto a la situación.
Oh, Félix se iba a divertir jugando con sus estrechas mentecillas unidireccionales.
— ¿Qué tipo de derecho crees que tienes tú para opinar nada en este asunto? —Lady Wifi reclamó, llevándose ambas manos a las caderas
—Llegaste hace apenas tres días, y ni siquiera te molestas en integrarte a la clase —la pequeña pelirrosa continuó, cruzándose de brazos —no sabes nada, no te metas.
—Ahí está, su única neurona colmena funcionando a todo lo que da —señaló, altivo, con una sonrisa torcida en su rostro —ciertamente no conozco y no tengo interés en involucrarme en su estúpido drama —apoyó ambos codos en su mesa y reposó la cabeza entre sus manos, disfrutando de la altura que le daba estar en el último asiento —y sin embargo, a pesar de que tampoco conozco a Dupain-Cheng, ninguno de ustedes parece tener la más pequeña cortesía para con ella y considerar por un momento que pudo haber salido corriendo por una emergencia.
Hubo jadeos, exclamaciones de sorpresa ahogadas y posiciones repentinamente tensas en todo el salón. Félix se quedó en silencio unos instantes dejando que sus palabras se asentaran y la duda subiera como la espuma.
—Hasta dónde cualquiera de ustedes sabe, ella podría haber corrido a la enfermería, o a los servicios —empezó a enumerar —o a su casa, porque alguien cercano no se encuentra bien —notó que algunos, cuando menos, tenían la decencia de lucir arrepentidos y preocupados —o, si no quieren pensar lo peor, ella podría estar recibiendo una visita especial en casa… cualquiera que sea el motivo, todos ustedes están aquí, asumiendo inmediatamente que su amiga solo está siendo… ¿Qué escuché por ahí? ¿Celosa, inmadura? —negó con la cabeza luciendo dramáticamente decepcionado. Por supuesto que no lo estaba, no esperaba nada de estas ovejas ingenuas —es increíble que yo, que soy prácticamente un extraño entre ustedes, tenga que ser quien se los diga.
Y, gracias al cielo, Madame Bustier entró en ese momento al salón, haciendo que todos se dispersaran.
Ya era hora, bufó el rubio. Luego se dio cuenta de que Adrien no había regresado. Dupain-Cheng tampoco.
Rossi, por otra parte, estaba esforzándose en ocultar su ira y frustración. Todo había sido perfecto para que la clase se volviera contra Marinette y la elogiaran a ella, pero Félix lo había arruinado todo, llamando al sentido común del salón.
Una pequeña sonrisa de victoria se mantuvo en los labios de Félix por un rato. Trágate esa, Rossi. Se rió para sus adentros.
Hasta que Adrien volvió al salón.
Sin Dupain-Cheng.
Y la presión en su pecho, que había ignorado, regresó.
—Lo siento, señorita Bustier ¿Puedo entrar? —el modelo mostró una sonrisa nerviosa y de disculpa mientras se asomaba por la puerta.
Bustier miró entre Adrien y el asiento vacío al lado de Nino, notando que las cosas de Adrien estaban allí, así que le hizo un gesto al muchacho para que se acercara — ¿Por qué el retraso, Adrien?
—Me disculpo. Tuve que tomar una llamada del trabajo, es que, tengo una sesión de fotos después de clase que se programó al último minuto —era una mentira mezclada con verdad, y Adrien rodó con eso.
Caline le dio una mirada comprensiva —entiendo, pero trata de que no se repita, esto es tiempo de clase no de trabajo ¿de acuerdo?
El rubio sonrió por haber esquivado ileso esa bala —sí señorita Bustier, gracias —la maestra hizo un gesto y Adrien volvió a su lugar junto a Nino.
Sin embargo, podía sentir la mirada intensa y penetrante de Lila en su nuca, lo que le puso la piel de gallina.
Adrien se preguntó entonces, qué había pasado mientras él estaba con Marinette.
Notes:
Hoy tuve un día largo en el trabajo y los ojos me ruegan terminar e irme a la cama, pero aquí estoy con el cap.
Como siempre, gracias a todos los que me leen y se toman el tiempo de dejar un rw. No saben lo feliz que me hacen y lo motivada que me mantienen para continuar escribiendo.
Os amo mucho.
Chapter 11: Tenemos que hablar
Summary:
Félix quiere respuestas.
Marc necesita hablar con Marinette.
Y Kagami quiere saber qué está pasando.
Notes:
me tomo este pequeño espacio para quejarme sobre cómo es posible que haya tantos fanfics con Marc y Marinette como amigos de mucho tiempo ¡E incluso como primos! y no encuentre ni un solo fanarts de ellos dos >=(
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Marinette había logrado unos buenos y sólidos… 35 minutos de sueño ininterrumpido.
Después de eso, estuvo entrando y saliendo del sueño en tramos de unos pocos minutos, durante otros 45, hasta que finalmente se hartó y avisó a los kwamis antes de levantarse.
—Marinette ¿No deberías descansar un poco más? —Tikki se elevó frente a sus ojos primero, seguida de Mullo, Wayzz y Sass.
La niña negó con la cabeza —lo intenté, no puedo seguir durmiendo, Tikki —se levantó de la cama —mejor hacer algo productivo con mi tiempo.
De modo que, tomó sus patrones, sus telas e implementos de costura y los regó en el suelo para ponerse a trabajar. Antes de eso, sin embargo, decidió que necesitaba una ducha rápida y un cambio de ropa más cómodo, así que sacó algo de su guardarropa e hizo precisamente eso.
Félix estaba muy inclinado a pensar que había más magia, a parte de los miraculous, regada por París.
Porque la magia tenía que ser la única explicación a los impulsos más extraños que estaba teniendo, cada vez con más frecuencia.
¿Cuándo, en su vida, Félix se imaginaría tomándose la molestia de fotocopiar sus notas de clase para dárselas a una compañera de asiento?
…
Pero ahí estaba él, en la biblioteca de su nueva escuela, sacando copias a sus cuadernos.
Recogió las hojas de papel, aún tibias, y dejó rápidamente la biblioteca para volver por las escaleras hacia el primer piso. Mientras, se reprendió en silencio ¡Podría simplemente haber tomado fotos de su cuaderno y enviárselas a Dupain-Cheng! ¡Él había obtenido su número esa mañana, por amor a Dios!
Sacudió la cabeza para despejar el lío en su cabeza.
Si tenía que ser totalmente honesto, él solo quería una excusa para hablar con Dupain-Cheng, encontrar una respuesta a su abrupta huida y ver si podía arrojar alguna claridad sobre la nueva mentira de Rossi.
Con eso en mente, se encaminó fuera de la escuela con intenciones de dirigirse inmediatamente a la panadería en la esquina cuando la mención de su primo, seguido por la voz del mismo lo hizo desviar su atención instintivamente.
—No estoy contenta con esto, Adrien.
Félix observó caminar junto a su primo, a una chica del tamaño de Marinette, con el mismo tono de cabello, solo que más corto, y pequeños ojos cafés; era de ascendencia obviamente asiática, tal vez japonesa, si estaba escuchando bien el ligero acento escondido y el tono formal en su voz. Vestía un uniforme que gritaba prestigio y tenía el porte de alguien versado en la pelea.
Se le hacía familiar de algún modo.
—Me disculpo, Kagami —Ah, la heredera del Clan Tsurugi, proporcionó su mente, la rival esgrimista de Adrien —la sesión se adelantó inesperadamente, y no corre por cuenta de mi padre, estamos trabajando en conjunto con otras marcas.
La chica Tsurugi lanzó un suspiro que parecía más exasperado que resignado, pero simplemente asintió. Félix finalmente se aburrió y decidió volver a su plan original de sacarle información a Dupain-Cheng, hasta que…
—Ah, Félix, ahí estás —Oh, bendita suerte. Adrien lo había visto antes de salir por completo de la escuela —Kagami, te presento a mi primo, Félix. Fél, ella es Kagami Tsurugi —los presentó felizmente.
Félix se vio obligado a seguir su educación y saludó cortésmente —Tsurugi-san —dio la más breve inclinación, pero aun así notó el fugaz destello de sorpresa en los ojos de la chica ante el uso de los honoríficos de su lengua materna —un gusto conocerla.
Kagami correspondió debidamente su inclinación —igualmente.
— ¿Qué traes ahí, Félix? —curioseó el de ojos más claros.
Félix chasqueó ligeramente la lengua, antes de enseñar las hojas en su mano —las notas del último bloque de clases, tenía la intención de dárselas a Dupain-Cheng
La reacción inmediata de Kagami sorprendió al propio Adrien — ¿Marinette? ¿Dónde está ella? —la joven lanzó una mirada aguda entre los dos rubios antes de clavarla en Adrien, exigiendo respuestas — ¿No vino a clases? ¿Está enferma?
—Uh ¿Supongo que en su casa? —Adrien se tomó un momento para repasar las preguntas de Kagami —sí vino, pero se fue después del almuerzo, y no sé si está enferma, ella… no contesta mis mensajes —sabía que Marinette no estaba enferma, claro, pero eso era por Chat Noir así que fingió estar desinformado, sin embargo, ciertamente había enviado algunos mensajes a la chica durante las últimas horas y no había recibido respuesta alguna.
Félix le lanzó una mirada extraña. Adrien había salido corriendo tras ella ¿Cómo es que no sabía qué había pasado? ¿La pequeña Dupain-Cheng se las había arreglado para dejarlo atrás?
Kagami frunció el ceño antes de tomar su celular y llamar a uno de los pocos contactos en su teléfono. Esperó los cinco tonos, pero luego se fue al buzón —Marinette, soy Kagami. Escuché de tu comportamiento inusual hoy en la escuela, llámame cuando escuches este mensaje. Hasta entonces —directo y escueto, pero Kagami nunca había sido de muchas palabras.
Félix miró a su primo con más preguntas en sus ojos ¿Dupain-Cheng era amiga de la chica Tsurugi?
Adrien simplemente le dio una sonrisa nerviosa y un encogimiento de hombros. Nunca había recibido la historia completa de lo que había pasado en el Día de la Amistad, pero seguro había cambiado radicalmente la dinámica de las dos chicas.
—En fin —el británico se aclaró la garganta —si Dupain-Cheng está en su casa, estaré allí, avísame cómo va tu sesión —dejó dicho, como recordatorio de su charla pendiente, antes de dar un gesto de despedida y moverse hacia la panadería.
Adrien le dio una mirada nerviosa a Kagami, quien le daba una última mirada a su teléfono, con la preocupación bien escondida en su expresión. Al rubio le calentó el corazón saber que dos amigas tan importantes para él se llevaban tan bien.
— ¿Vamos? —Adrien señaló al patio —aún tengo que reportarme con el profesor D'Argencourt.
La japonesa resopló ligeramente, pero accedió, guardando su teléfono para seguirlo.
Cuando Félix cruzó la calle se dio cuenta de que, aparentemente, no era la única persona que había pensado visitar a Dupain-Cheng. Estaba bastante seguro de haber visto a ese chico pelinegro, de sudadera con capucha roja, cerca de la franco-china antes.
El pelinegro entró a la panadería y Félix se apresuró a sostener la puerta antes de que se cerrara, para entrar él mismo. Entonces, el pelinegro se volteó para verlo.
Félix notó el reconocimiento en sus ojos —oh, tú eres amigo de Marinette ¿Verdad?
—En realidad- —el rubio estaba por hacer la corrección, por segunda vez en el día, cuando una voz femenina lo interrumpió.
— ¿Marc? ¿Félix? —Sabine, detrás de la caja registradora, los había notado —Bienvenidos —los miró un momento más antes de recibir un pago y devolver el cambio. Los chicos notaron que la panadería estaba bastante llena.
Marc se dirigió a la mujer con una tímida sonrisa, no queriendo estorbar —hola Madame Cheng ¿Podría subir a ver a Marinette?
La mujer hizo un rápido gesto de sorpresa al notar que ambos llevaban sus maletines —Oh, cielos. Ni siquiera me di cuenta de la hora. Marinette debió haber visto la panadería llena y entrar por la otra puerta. Hoy ha estado bastante ajetreado.
Félix ya no estaba tan seguro de que la chica estuviera en casa, y dudó si decirle a la mujer que su hija se había salido de la escuela hacía un par de horas pero, aparentemente, el otro adolescente se puso nervioso y empezó a hablar rápido —uh, eso no es extraño, Madame Cheng, su pastelería es la mejor de la ciudad. Eh, entonces ¿Está bien si…? —nerviosamente, Marc señaló la trastienda.
Sabine cobró un nuevo pedido antes de hacerle un gesto a Marc y levantar una parte del mostrador —Claro, ustedes dos pueden subir. Marinette debe estar en su habitación.
Marc le dio las gracias y pasó rápidamente. Félix lo siguió, un poco más cauteloso. Sabine le dio a Marc una pequeña bandeja con aperitivos y los envió arriba.
—Uh… ¿Disculpa? —Félix miró al chico que iba dos escalones sobre él, dudando de haberlo escuchado con el tono tan bajo —n-no quisiera ser entrometido, pero… este, ¿Algo pasó en su salón después del almuerzo? —Marc luchó por preguntar. No era bueno hablando con extraños, pero estaba realmente preocupado por su amiga —es que… vi a Marinette y a Adrien pasar corriendo… algo parecía estar mal.
Ambos se detuvieron justo frente a la puerta del lugar —No estoy seguro de por qué ella salió corriendo, es una de las razones por las que estoy aquí —dijo sencillamente.
Marc asintió sencillamente, entonces, tendría que preguntarle directamente a Marinette. Realmente espero que no fuese nada grave, pensó mientras hacía malabarismos con la bandeja de bocadillos para abrir la puerta.
Ahora un poco curioso, Félix siguió al otro chico por la sala hasta otras escaleras, subieron hasta lo que parecía el acceso a un ático, y Marc golpeó con el puño — ¿Mari? Marinette, soy Marc ¿Se puede?
Félix escuchó un sonido ahogado, lo que haya sido, parecía ser suficiente para el criterio de Marc, porque el pelinegro empujó la 'puerta' de acceso y deslizó la bandeja de bocadillos a un lado antes de subir por completo.
Un poco fuera de lugar, Félix lo siguió, escuchando una exclamación ahogada —Dios mío, has estado ocupada ¿Eh, Marinette?
El rubio se detuvo en seco, justo detrás de Marc. Sus ojos verdes se ensancharon ante la vista.
Unos pocos metros delante de ellos, Marinette estaba arrodillada entre dos maniquíes: uno masculino y otro femenino, ambos exhibiendo prendas.
El masculino lucía una chaqueta oscura que claramente estaba en las primeras fases de creación. El femenino, por otra parte, al que Marinette le estaba prestando atención, ostentaba un vestido que, sin nada más, parecía listo para salir de allí a una pasarela.
Félix podía distinguir un vestido sencillo como base, largo hasta media pierna con escote corazón, todo de un suave azul celeste pálido; lo más llamativo, sin embargo, era la capa de tul, de un tono que parecía bailar entre un azul más pálido y el plateado, con apliques bordados de color blanco perlado (no parecían hacer alusión a nada en particular, pero Félix se encontró pensando en las nubes). La malla creaba un cuello ilusión y mangas holgadas hasta el codo, los apliques hacían una línea vertical por el brazo, un par de tirantes gruesos, y luego cubrían todo el corpiño del vestido hasta la cintura, de ahí simplemente bajan algunas líneas, pero dejaba la malla limpia en caída hasta unos cinco centímetros debajo de la falda interior, donde los apliques se curvaban para dar la sensación de una falda plisada.
Justo en ese momento, Marinette estaba trabajando en el vestido sencillo, asegurándose de que el dobladillo quede justo por encima de los apliques en la capa superior.
El británico no diría una palabra de esto en voz alta, pero ¿sinceramente? Se esperaba ver un vestido así en un evento social de alto estatus… no en la habitación de una chica de secundaria.
La mente de Félix empezó a colocar a la chica en ese vestido, entrando al mentado baile de la escuela.
¿Ella se soltaría el cabello? ¿Lo llevaría rizado? ¿Lo recogería en un moño?
"¿Por qué demonios me importaría?" Pensó, levemente frustrado, hasta que Marc habló de nuevo.
— ¿Ese es el vestido de Aurore? ¡Va a gritar de aquí a Burdeos! ¡Es precioso!
¿Ese vestido… ni siquiera es para ella? Bien, ahora Félix estaba infinitamente curioso sobre cómo se vería el vestido que la franco-china haría para ella misma, si lo que estaba viendo era para otra persona.
Escuchó una suave risa, y finalmente Dupain-Cheng habló —Sí lo es. Está casi listo —la niña, aún de rodillas, retrocedió un poco para comprobar su obra —los últimos arreglos y creo que mañana puede venir a probárselo —decidió ella.
Marc rebotó sobre las puntas de sus pies —Oh, tengo que estar aquí cuando lo vea ¡Ya quiero ver su cara!
Marinette se giró para mirar a su amigo y casi se fue de espaldas al ver al otro adolescente allí, en silencio —Oh, no sabía que estabas allí —la chica se puso de pie, torpemente.
Félix le dedicó un cabeceo al vestido —es una pieza hermosa —comentó, aparentemente ignorando sus palabras.
Marinette resopló ligeramente con una sonrisa —gracias a los dos. Lamento el desorden, por favor, pasen y pónganse cómodos —la chica se sacudió las rodillas del inexistente polvo antes de señalar a su diván, ofreciéndoles asiento.
Marc aceptó, recuperando la bandeja con la que Sabine lo había enviado.
Mientras los tres se movían, Félix se tomó la oportunidad de mirar por primera vez la habitación de su compañera. Rosa, fue lo primero que llenó su cabeza; mucho rosa, y blanco, en el escritorio, la computadora, la estructura del diván y otros detallitos. La madera de color claro en el suelo y el soporte de un pequeño piso superior hacían una muy buena combinación.
Todo parecía bastante ordenado, excepto por el pequeño desastre en el centro con almohadas y cojines, hojas grandes cortadas de forma que Félix supo que eran patrones, reglas, lápices y piezas de tela. Por lo demás estaba limpio y organizado. Las paredes tenían adornos pegados aquí y allá, pero parecía que fotos o posters habían sido retirados recientemente.
Félix se sentó al borde del diván, mientras que Marc se acomodó contra los cojines, cerca de una sombrilla decorativa. Marinette se inclinó sobre él para tomar un aperitivo de la bandeja, pero se quedó de pie frente a ellos.
—Entonces… ¿Qué los trae por aquí, chicos?
Marc, que se habían llenado la boca con un par de galletas, miró a Félix. El rubio no le devolvió la mirada, pero habló primero, mientras estiraba una mano para tenerle las hojas fotocopiadas a la chica —las notas y la tarea del segundo periodo.
Los ojos de Marinette se ensancharon, recogiendo los papeles —oh, gracias al cielo ¡Muchas gracias! —Marinette se movió para colocar las copias sobre su escritorio, junto a la computadora —no quería molestar a Adrien con esto, y no estoy segura de querer hablar con los demás —murmuró más para sí, frotando su brazo a través de la tela negra de su sudadera con capucha.
Félix resopló —hablando de Adrien, dijo que te envió mensajes, y había una chica con él que te llamó justo antes de que yo saliera de la escuela —comentó casualmente — ¿Le pasó algo a tu teléfono?
Marinette se detuvo en seco — ¿M-mi teléfono? —echó un rápido vistazo a su escritorio mientras palpaba los bolsillos de su sudadera y del short que llevaba debajo pero el aparato no estaba en su persona —un segundo, ya vuelvo —les hizo un gesto de espera antes de subir corriendo las escaleras a su cama, donde encontró lo que buscaba, cerca de sus cosas escolares y bolsito descartado. Al revisarlo encontró mensajes de Adrien, Alya, Rose y Juleka… y una llamada perdida de Kagami.
Oh, no. Marinette odiaba no contestar a Kagami cuando esta la llamaba. No sucedía a menudo, pero en algunas ocasiones dejó pasar sus llamadas por estar en tiempo de héroe o demasiado distraída con sus diseños. No le gustaba porque sabía que Kagami la consideraba una de sus muy pocos amigos y no quería, bajo ningún concepto, dar la impresión de que Kagami era una molestia.
Así que Marinette le envió un mensaje de voz diciendo que lamentaba no haber respondido su llamada, que había dejado su teléfono olvidado mientras trabajaba y que le avisara al terminar la clase de esgrima para que pudieran hablar.
—Lo siento. Gracias por avisar —Marinette le dio una suave mirada al rubio y este procedió a, simplemente, encogerse de hombros.
—Mari… —Marc la llamó, palmeando el espacio entre él y Félix en el diván —necesitamos hablar.
Marinette obviamente sabía por dónde iría Marc, y realmente no quería tener esa conversación.
De nuevo, se frotó un brazo, en un gesto evasivo y nervioso —Uh ¿Marc? No es ne-
—Mari, por favor —el escritor la miró con esos bonitos ojos esmeraldas, resaltados por el sutil maquillaje que usaba, en su mejor interpretación de cachorro pateado.
La diseñadora se mordió el labio inferior y trató de desviar la mirada, pero un vistazo a los ojos curiosos de Félix le dijo que, incluso si el rubio no estaba interesado en el aspecto emocional de esto, él también estaba ahí por respuestas; así que no, no tenía escapatoria de esto.
Lentamente, ella se sentó en el diván, entre ambos. Marc se sentó derecho y la atrajo más cerca, colocando un brazo sobre sus hombros.
Félix observó en silencio, leyendo su lenguaje corporal. Marinette se tensó ligeramente cuando Marc la abrazó, pero sus ojos hablaban de represión en lugar de incomodidad. La niña apretó y soltó repetidas veces las manos en puño, antes de dejar ir un suspiro, girar levemente el cuerpo y ceder, inclinándose en el abrazo que su amigo le ofrecía al ocultar su rostro en el hombro de Marc. Félix la vio aferrarse al otro chico, apretando -dudosamente al principio- la sudadera roja, antes de cambiar y abrazarlo por la cintura.
—Mari… ¿Qué te pasó? ¿Qué te hicieron? —preguntó despacio, en susurros, mientras acariciaba suavemente el cabello de la chica, ahora recogido en una sencilla coleta, en lugar de dos.
—Estoy cansada de tener que lidiar con ella, Marc —murmuró la oji-azul, después de unos segundos.
El pelinegro, desconcertado, miró entre su dulce amiga y el rubio un par de veces — ¿Ella? ¿Quién?
Félix, ligeramente incómodo, se arrastró más cerca de la espalda de Marinette, para poder escuchar mejor cualquier cosa que ella susurrara —Rossi, yo supongo —proporcionó al pelinegro.
Marc sintió a Marinette asentir a la voz del rubio, así que la abrazó un poco más fuerte — ¿Hablas de esa Lila Rossi? ¿Sigue inventando esas historias?
El escritor sintió a su amiga tensarse en su abrazo, sólo para que ella levantara bruscamente la cabeza para mirarlo con ojos ensanchados, como un ciervo ante los faros —T-tú… ¿Sabes que ella miente?
Félix bufó y Marc se rió entre dientes —escribo y leo muchas historias, Mari, sé reconocer un cuento cuando lo escucho —bromeó el chico —pero, hablando en serio, creo que tu clase es la única en la escuela, salvo por algunos estudiantes aquí y allá, que creen en los cuentos de Lila.
El suspiro de alivio de la chica hizo que el corazón de Marc doliera por alguna razón. Él necesitaba saber ¿Qué le había pasado a su amiga?
Notes:
Aquí pueden ver cómo es, más o menos, el vestido de Aurore
https://co.pinterest.com/pin/611152611919504644/
Chapter 12: No tan malo
Summary:
Marc y Félix hace que Marientte se sienta mejor
Entonces, los tres salen
Adrien está en sesión de fotos.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Hubo de una explicación ampliamente detallada sobre la aparición sorpresa de Jagged -que incluyó los correos electrónicos cruzados de Marinette y Penny, a pesar de que Marc le dijo que no necesitaba evidencia, que él la creía- y una repetición de lo que le explicó a Chat Noir, sobre que no le importaba que Lila tomara el crédito por ello -lo que Félix, audiblemente, desaprobó con un bufido- si no su compromiso con Jagged.
Marc estaba frotando círculos tranquilizantes en la espalda de Marinette cuando ella terminó, hecha un lío de nervios y ansiedad.
—No creo que necesites preocuparte de que la información salga del salón de clases —comentó Félix, cruzado de brazos, luego de analizar toda la información recibida.
Marinette parpadeó dos veces hacia él — ¿Por qué lo dices? —su voz era pequeña y tímida, pero ligeramente esperanzada.
—Recuerda el patético show que Rossi hizo, creando un gran alboroto sobre su secreto importante, y como estaba confiándoselo a los demás —señaló el británico —ella los tiene realmente comiendo de la palma de su mano, así que dudo que cualquiera de ellos vaya a difundir la información… la única persona a la que probablemente no le importa, sería Chloé.
Marinette lo pensó. Si Alya, de todas las personas, no se había apresurado a publicar dicha información, probablemente no lo harían después —supongo que, hablando de control de daños, no es tan malo —decidió ella.
Marc le sonrió —sé positiva, todo estará bien —trató de animarla.
Marinette no estaba muy segura de eso, pero apreciaba los intentos de Marc por hacerla sentir mejor. Con un poco de suerte, este asunto no volvería más tarde a morderla y… ¿tenía o no tenía ella a la encarnación de la buena suerte literalmente en su bolso?
Ayúdame, Tikki.
Respiró profundo, tratando de dejar ir todo el estrés junto con el aire al exhalar.
— ¿Te sientes mejor? —preguntó el escritor.
—Un poco mejor, sí —aceptó ella —muchas gracias a los dos por venir a verme —Marinette colocó un beso en la mejilla de Marc, luego le tendió una mano a Félix.
Mientras que Marc se ruborizó (sí, era un desastre gay, pero aun así era un poco vergonzoso cuando sus amigas eran cariñosas con él) Félix, un poco extrañado, tomó la mano de Marinette. En lugar de sacudirla, ella la tomó entre sus dos manos y la apretó suavemente, dándole una linda sonrisa de agradecimiento mientras lo miraba a los ojos.
Nuevamente, Félix se congeló bajo sus ojos de campanilla azul.
Y no. No se estaba ruborizando.
De ninguna. Maldita. Manera.
—Bien, con eso fuera ¿Quieres salir? —ofreció Marc.
Marinette lo miró, soltando la mano del británico — ¿Ir a dónde?
Marc se encogió de hombros —el helado siempre es bueno para subir el ánimo ¿Qué dices? Hay un buen lugar al otro lado del parque.
—Bueno… supongo que un poco de chocolate y cerezas no me caería mal —cedió ella, con una suave risa — ¿Quieres venir con nosotros? —se dirigió al rubio.
Félix estaba confundido respecto a por qué ella lo invitaría a salir junto con su amigo. Ellos no eran amigos ¿Correcto? Él no estaba allí porque estuviera preocupado por ella. No. Solo estaba ahí por información, ya la tenía y bien podría irse. Sin embargo, se encontró encogiéndose de hombros bajo su azulina mirada expectante — ¿Por qué no? —respondió vagamente, justo antes de que su teléfono zumbara. Un vistazo rápido le mostró un mensaje de Adrien diciendo que tendría su descanso en unos 20 minutos, aproximadamente. Eh, lo justo para matar el tiempo, supongo.
Lo próximo que lo sacó de sus pensamientos, fue Marc empujándolo suavemente a Marinette hacia la trampilla de acceso —no necesitas cambiarte, estás muy bonita así —le decía el pelinegro, como si hablara con una niña pequeña.
—Pero ¡Marc! —Marinette trató de discutir, ruborizada.
Félix hizo una doble toma, detallando el suave color rojizo esparciéndose por sus mejillas y resaltando sus pecas. ¿La había visto sonrojada en algún momento anterior?
—Pero nada, el clima está solo un poco fresco, esa sudadera bastará —Marc no cedió, empujándola suavemente por los hombros —hablando de eso ¿Haciendo honor a Chat Noir?
Marinette hizo un puchero mientras Marc la soltaba para volver a revisar su atuendo. Una sudadera con capucha totalmente negra, ligeramente grande, con ribetes de cinta verde brillante tanto en las mangas como en la cintura que llevaban un discreto lazo en cada una, tenía dos bolsillos a la altura del estómago, y el cierre de la corredera lucía idéntico al bastón de Chat Noir; debajo, unos shorts de mezclilla gris oscuro que llegaban un poco encima de la rodilla, las costuras también eran verdes y en los bolsillos traseros habían pequeñas huellas de gato que seguramente Marinette había bordado a mano.
Félix hizo una mueca al pensar en dicho héroe. Se llevó una mano al torso, recordando su primer y único encuentro con los superhéroes de París. Hablando de experiencias cercanas a la muerte.
—Uh, sí, esa es la idea, aunque aún no está completo. Quiero estampar algo en la espalda, tal vez la palabra Cataclismo, o una gran huella de gato —ella se encogió de hombros —aun no estoy segura.
Marc se rió entre dientes —bueno, te queda muy bien ¿Vamos?
Marinette se quejó cuando Marc la volvió a empujar de forma juguetona —déjame tomar mi bolso y mis zapatos, al menos —lo regañó, bromeando.
El pelinegro fingió pensarlo y luego la soltó —oh, está bien.
Ambos se rieron mientras Marinette subía a tomar su bolso -donde Tikki rápidamente se metió- con un par de macarons y su teléfono, luego bajó para recuperar un par de botines negros de su armario y se los colocó en el diván antes de salir con los dos jóvenes.
Salieron por la panadería, con Marinette avisando a sus padres que iba a tomar un helado con sus amigos cerca y que no tardaría.
Félix se colocó, inmediatamente, hacia el enrejado del parque, mientras rodeaban la Place des Vosges, tratando de distinguir si su primo estaba a la vista. Marinette estaba en medio de él y Marc, y la conversación fluía entre los dos pelinegros, sin darse cuenta de que su mente estaba en otra parte.
El británico no logró distinguir a su primo, sin embargo, había un equipo de fotografía en el lugar, y un pequeño tráiler aparcado no muy lejos, seguramente usado para los maquillistas y los atuendos para la sesión.
Media cuadra después de perder de vista el parque, entraron al garaje de una casa, que tenía puertas de vidrio para mostrar la heladería dentro.
Marc pidió un helado de Vainilla con chispas multicolor, Marinette pidió uno Selva negra (chocolate y cerezas, cómo había mencionado) y Félix eligió uno de Tiramisú con crema batida.
Unas pocas bromas de Marinette hacia Marc después (porque, el tipo que les entregó los helados definitivamente miró al escritor de arriba a abajo) y el trío regresó sus pasos hacia el parque.
—Entonces, el vestido de Aurore es precioso ¿Qué hay del de Mireille? —Marc trató de desviar el tema — ¿Y el tuyo?
— ¡Oh! —Marinette hizo malabares con su helado mientras sacaba su cuaderno de bocetos de su bolso. Félix pensó que acabaría por tirar el helado, pero la chica se las arregló —trabajar con Mireille fue divertido. Lo juro, cuando ella me dijo que quería su vestido inspirado en una película de Disney, pensé que ella vendría a mí con algo como 'Encantada' o 'La princesa y el sapo' en mente ¿Sabes? —la diseñadora estaba pasando las páginas con su pulgar mientras tomaba otro poco de su helado —imagina mi sorpresa cuando me enseñó una imagen de la madre de Mérida y dijo que absolutamente quería ese estilo —finalmente encontró la página que quería y se lo dio a Marc.
Félix se inclinó para observar también. El diseño era claramente un vestido medieval europeo, escote cuadrado, mangas largas, abombadas hasta el codo y realmente anchas a partir de ahí, forro interior de un color diferente y un patrón al pie de la falda larga que alguien podría señalar como un antiguo escudo de armas.
—Eso es de la película Brave ¿No es así? —trató de recordar el rubio.
—Aquí se tradujo Rebelle, pero sí —confirmó Marc —y es realmente bonito, Marinette. Mireille lo amará ¿Qué colores lleva?
—Las muestras están en mi habitación. Pero encontré una hermosa tela verde-azulado oscuro, y otra de color dorado opaco para el forro interior y detalles en las mangas —explicó la chica —realmente estoy deseando trabajar con en este diseño, es la primera vez que haré un vestido así.
Félix frunció ligeramente el ceño mientras preguntaba — ¿Es un baile de disfraces o algo así? —su expresión generalmente tosca se desvanecía con el helado frente a su boca.
—No es exactamente de disfraces, pero en cuanto se decidió un baile, Chloé empezó a hablar sobre cómo su vestido sería el más hermoso, brillante y 'fantástico, absolutamente fantástico' de todos —Marinette imitó burlonamente el tono pretencioso de la rubia aludida, haciendo reír a Marc, especialmente desde que ella llevaba el pelo en una coleta y podía replicar su gesto característico. Incluso Félix tuvo que reprimir una sonrisa —y las chicas en distintas clases empezaron a hablar sobre lo divertido que sería usar atuendos con algún tipo de temática en lugar de clásicos vestidos de fiesta.
— ¿Qué hay de los chicos? —volvió a preguntar el rubio.
Marinette inclinó ligeramente la cabeza —no estoy segura. No estoy trabajando en el atuendo completo de ningún chico, solo complementos para Marc aquí, y Luka —entonces se volvió a ver a su amigo, con ojos intrigados.
Marc se encogió de hombros nerviosamente —yo espero que estés preparada y consciente de que te voy a arrastrar conmigo de compras —aseguró el escritor, haciendo que su amiga se riera entre dientes —y no creas que no me di cuenta que no hablas de tu propio vestido.
Marinette estuvo tentada a enterrar su rostro entre sus manos, afortunadamente se acordó de que tenía helado en una de ellas, así que ahogó un quejido con otro bocado de su dulce frío —no lo sé aún.
El par de chicos la miraron como si le hubiera crecido una segunda cabeza.
— ¿Tienes todos estos hermosos diseños en marcha y por hacer, y no tienes nada para tí? Marinette Dupain-Cheng ¿Me estás tomando el pelo? —se quejó el pelinegro, llevándose una mano a la cadera mientras se inclinaba hacia ella.
Marinette ahogó otro quejido mientras se encogía en su sitio. Casi se estaba quedando sin helado —no es que no tenga nada. Tengo dos o tres bocetos por ahí pero… no estoy muy segura de cuál elegir —lanzó la mirada al cielo.
Félix casi se rió. Casi. Simplemente resopló.
Marc la miró entre resignado y divertido antes de que el ajetreo en el parque a un lado de ellos robara su atención —me pregunto qué está pasando por allí.
Marinette y Félix siguieron su mirada, la chica haciéndose la misma pregunta —sesión de fotos —reveló el rubio —Adrien está ahí, con otros modelos, para una campaña conjunta —dio otro bocado a su helado mientras revisaba la hora en su teléfono, antes de caminar hacia el interior del parque.
— ¿Sesión de fotos? —Marc se animó. ¡Eso sin duda alegraría a Marinette! — ¡Vamos, Mari! ¡Vamos a ver! —enganchó su brazo libre con el de la chica y tiró de ella tras el rubio.
— ¡¿Qu-qué?! ¿Sesión de fotos? ¡A-Adrien! —cacareó la pobre diseñadora, casi cayéndose un par de veces tras de Marc. Sacudió la cabeza mientras trataba de no tropezar con sus propios pies ni echarse lo que quedaba de su helado encima —e-espera, no, Marc. ¿Qué pasa si molestamos a los modelos? ¿O incomodamos al personal? ¡¿O nos echan y Adrien se enoja conmigo?!
Marinette estaba hablando tan rápido que Félix no fue capaz de seguirle el ritmo después de la primera pregunta. Marc la entendió un poco mejor, así que simplemente se rió y le empujó una cucharada de helado en la boca para que se detuviera.
— ¿Ella hace eso… a menudo? —Félix parpadeó un par de veces.
Marc se encogió de hombros, controlando su risilla — ¿Pensamientos catastróficos? Sí. Los dos, de hecho. Solo cuando estamos realmente nerviosos —explicó, encogiéndose de hombros.
Félix sacudió la cabeza, eligiendo ignorar lo que acababa de pasar —no importa. Adrien dijo que tenía un descanso en unos pocos minutos —se volvió hacia la fuente, dónde ya podía ver un grupo de diez adolescentes a la espera, mientras otros cinco, con Adrien incluido, estaban posando frente a las cámaras.
—Te gustan este tipo de cosas ¿No es así? —Marc le murmuró al oído —tal vez te ayude a inspirarte y/o a elegir tu vestido.
Marinette tragó nerviosamente, siguiéndolo con la cabeza gacha, pero mirando todo a través de sus pestañas.
Félix miró a su primo, rodeado de otro chico y tres chicas, mientras el fotógrafo exclamaba en una extraña mezcla de francés e italiano, y algo sobre… ¿Espaguetis?
Sus mechones bien peinados se sacudieron cuando negó con la cabeza. París tenía las personas más extrañas…
Adrien obviamente lo había visto, si el ligero cambio en sus ojos y postura era algo a tener en cuenta.
Y sí, puede que no sea tan cercano a su primo como años atrás, pero Adrien era demasiado fácil de leer.
Oh, el pobre chico estaba mirando su helado como si no hubiera comido desde el desayuno.
Félix mordisqueó su cono mientras se preguntaba, honestamente, cuán estricto era Gabriel sobre la dieta de modelo.
—Tomen un descanso, bambinos. El siguiente grupo, adelante —exclamó Vincent, haciendo movimientos exagerados con las manos mientras despedía al primer grupo y empezaba a acomodar al segundo.
—Félix, Marinette, Marc. Gracias por pasar —saludó el modelo mientras se acercaba, esta vez con una sonrisa real y sincera en los labios. Marc le regresó el saludo tímidamente, mientras que Marinette logró balbucear un saludo luego de -al menos- tres enredos de lengua. Félix simplemente asintió con la cabeza y extendió su brazo. Adrien no tardó en tomar un buen bocado del helado que sostenía su primo —Hmm. Gracias Félix... Marinette ¿T-te sientes mejor? —la pregunta empezó con incomodidad en la voz, sin embargo, terminó en un temblor cuando se dio cuenta de lo que ella estaba vistiendo.
Ella… Ella se puso eso… ¿Por mí?
Por supuesto que Marinette pasó por alto el efecto que tuvo en su crush —Uh, yo... sí —tartamudeó la diseñadora, llevándose una mano a la nuca —yo… logré evitarlo y descansé un poco —explicó vagamente, no queriendo mencionar el asunto del akuma —Marc y Félix pasaron a verme después de clase, fueron muy agradables.
Marc le dio una sonrisa a su amiga. El par de rubios, sin embargo, la miraron con extrañeza cuando incluyó al de ojos más oscuros en esa descripción.
Adrien miró a Félix con cierto asombro, su primo lucía extrañado por el comentario y simplemente empujó lo que quedaba de su helado en la mano de Adrien.
De repente, sentía un nudo en la garganta. No entendía por qué y era molesto.
Adrien no lo cuestionó y se terminó felizmente el postre, mientras continuaba la conversación con Marc y Marinette. Mientras tanto, Félix observó a la chica por el rabillo del ojo.
Cada día que pasaba, Marinette reafirmaba ser un enigma.
En un momento, el teléfono de la oji-azul interrumpió con música claramente de rock y ella se disculpó antes de alejarse un poco para atender. Marc y Adrien estaban charlando emocionados sobre un cómic mientras que Félix echó un vistazo alrededor.
Había otro grupo de tres modelos en espera. Dos chicos y una chica bajita que en realidad parecía recién salida de la primaria. La chica balanceaba las piernas, sentada en el respaldo de un banco, mientras que los dos muchachos miraban en su dirección y murmuraban entre ellos. Félix tomó un segundo vistazo de ambos, preguntándose si eran un problema.
Justo cuando Marinette regresó, el fotógrafo volvió a exclamar indicaciones.
—Lo siento chicos, debo volver allí —se disculpó Adrien, llevándose una mano a la nuca.
Marinette negó con la cabeza —está bien. Kagami acaba de llamarme, su clase terminó temprano porque un compañero se lesionó —Adrien hizo una mueca de simpatía ante el anuncio —me encontraré con ella fuera de la escuela para pasar el rato.
El modelo asintió —Me alegra oír eso. Kagami estaba preocupada por ti cuando supo que no habías estado en clase.
Marinette se encogió nerviosamente —yo también debo irme. Tengo tarea que hacer —Marc se acomodó la mochila en su espalda e hizo un gesto de despedida al grupo —nos vemos mañana en la escuela.
Adrien y Marinette contestaron su despedida mientras que Félix simplemente inclinó la cabeza en reconocimiento.
—Nos vemos mañana, chicos —Marinette también se despidió de ambos con una bonita sonrisa antes de encaminarse a su escuela, acomodando distraídamente las mangas de su sudadera.
Adrien agitó la mano en despedida, sonriendo también mientras la veía marcharse. Ella lucía tan linda con esa ropa de gato negro.
Félix también la siguió un poco con la mirada, solo para rodar los ojos cuando su primo suspiró.
— ¿Seguro que estás bien con esperarme? —quiso asegurarse el de ojos más claros.
Félix lo ahuyentó con un movimiento de mano —ve, anda, antes de que te regañen —se burló mientras caminaba hacia un banco para sacar su libro, asegurando que iba a esperar al otro.
Adrien sonrió en su dirección antes de reunirse con los otros modelos.
—Ni siquiera es para tanto —Félix escuchó a una de las modelos resoplar, justo antes de que pasara a un lado del banco.
De inmediato la siguieron los dos chicos que había notado antes — ¿Qué ella no tiene ojos? Esa chica era preciosa —se quejó uno de ellos.
El otro le dio un empujón con su hombro —ya sabes cómo son las modelos de vanidosas, no reconocerán que otra chica es más bonita que ellas —se burló.
El primero asintió, mirando en otra dirección —deberíamos preguntarle a Agreste de dónde conoce a esa muñeca. Sus ojos eran realmente bonitos.
— ¿Sus ojos? —resopló el segundo — ¿Le viste la boca? Está como para morderle esos labios.
Félix ahogó un gruñido cuando reconoció que estaban hablando de Mari de Dupain-Cheng y apretó con fuerza el libro en sus manos mientras miraban al par de reojo. Que desagradables.
Notes:
el vestido de Mireille
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Chapter 13: Charla familiar
Summary:
Marinette charla con Kagami
Luka se entera de cosas
Félix y Adrien tienen una muy esperada charla.
Notes:
Ya es domingo y decidí que el capitulo anterior se quedó muy corto, así que actualización express con la esperada charla entre primos.
Espero que les guste n-n
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Marinette se apresuró para alcanzar a Kagami al mismo tiempo que esta salía del Françoise Dupont con su bolsa de lona al hombro.
- ¡Kagami! —La de coletas levantó un brazo mientras saludaba a su más reciente amiga y extendía una sonrisa amigable.
El gesto era innecesario para Kagami, pero eso no evitó que las esquinas de sus labios se levantaran en una pequeña sonrisa, secretamente divertida con las exageraciones de Marinette.
—Es bueno ver que estás en buen estado, Marinette - 'saludó' de vuelta la esgrimista.
Marinette lanzó una sonrisa nerviosa —sí, me siento mejor. Aprecio tu preocupación, Kagami estuvo extendido sinceramente - ¿Cómo tu práctica?
Kagami se encogió de hombros mientras daba una respuesta escueta. El grupo de esgrima del señor D'Argencourt era decente, pero ninguno de ellos le había ganado nunca sin contar a Adrien. No eran el mejor desafío.
La de pelo corto volvió sobre sus palabras con un ligero asentimiento, ajustando la correa sobre su hombro - ¿Qué te hizo perder clases, entonces?
Marinette evitó hacer una mueca. Esa es Kagami para el mundo: directa y concisa —Yo, eh… es ¿Una larga historia? —Ofreció vacilante.
La oji-castaña sacó su celular del bolsillo en su falda, mirando la hora —tengo un poco de tiempo. Resúmela —instruyó.
Marinette suspiró en derrota, y comenzó a caminar con la otra pelinegra sin rumbo fijo mientras se obligaba a contar sus desgracias por tercera vez en el día, sin embargo, nada tan específico, simplemente mencionó sus problemas con Lila que parecían no hallar un punto muerto , y el extraño comportamiento de su clase. Para ser sincera, hablar del asunto comenzaba a ser molesto, y la hacía sentir como una niña débil que busca a alguien más para que pelee sus batallas por ella. De ningún modo era esa su intención, pero debería recordarse que sus amigos simplemente estaban preocupados por ella y tenían derecho a saber lo que sucedía a su alrededor.
Era difícil, pero Tikki siempre estaba dispuesta a insistir en que debía hablar de estas cosas con otros, desde que tenía el secreto de los milagros para guardar, no era sano aferrarse a más cargas que no era obligatorio cargar sola.
Marinette no sabía dónde estaría sin Tikki en este momento.
Luka estaba más que un poco confundido.
Su hermana había llegado al barco con la mitad del grupo de chicas. Es decir, sin Alya, sin Marinette.
Fue un poco decepcionante, en realidad. En cuanto escuchó el conjunto de voces femeninas acercarse por la pasarela del barco, había decidido salir a la cocina para obtener un bocadillo y tener la oportunidad de verla y saludarla.
Pero la hermosa melodía de Marinette no estaba a bordo del Liberty .
Lo que sí escuchó fueron menciones a ella, entre los susurros de las chicas y las canciones de confusión, mezcladas con destellos de indignación, o molestia.
No pudo recopilar mucho. Las chicas seguro eran cuidadosas, era o no por su cercanía en particular. Pero entendió que algo había pasado en la escuela, algo que involucraba a Marinette.
Regresó a su habitación con una bolsa de papas fritas, un refresco, y una ligera angustia en su pecho. Sin pensarlo mucho, tomó su celular y también su guitarra. Después de configurar el teléfono para grabar, hizo lo que mejor se le daba en la vida:
Convertir sus sentimientos y emociones en música.
Félix se puso de pie una vez que los modelos fueron despachados por el día. El separador puesto un poco más allá de la mitad de su libro. Su lectura había sido lo suficientemente interesante como para desconectarse de los delirios franco-italianos del fotógrafo sobre platos de pasta.
Adrien caminaba hacia él con alivio y algo de cansancio en sus ojos y postura. Félix lo recibió con una mirada serena y una postura relajada para mantener el buen estado de ánimo - ¿Todo listo?
—Sí, da gusto acabar la sesión —se sentó en la banca, a un lado de su primo - ¿No te aburriste?
Félix levantó su libro a medio terminar antes de guardarlo en su maletín —para nada… Adrien, tenía la intención de preguntar ¿Conoces a los otros modelos? —Félix decidió que empezar un tema antes de llevar a cabo la conversación hasta Rossi y, a juzgar por los murmullos y miradas de los dos que había oído hace un rato, este tema en particular Necesita ser tratado.
El modelo hizo una expresión de curiosidad — ¿Eh? solamente de eventos y pasarelas, en realidad —contestó fácilmente — ¿Por qué?
Félix se encogió de hombros casualmente — ¿Necesito una razón para ser un buen primo y asegurarme que no tengas amigos tan desagradables? —Devolvió una pregunta, claramente burlón.
Adrien lucía desconcertado — ¿Alguien fue grosero contigo?
—No realmente, pero estoy seguro de que tú también encontrarías desagradable la forma en que se refirieron a una chica.
—Oye, Agreste — Justo a tiempo, pensó Félix. Modelo Número uno se acercó con Número dos —no sabía que tenías un hermano.
—Somos primos, en realidad —Adrien contestó fácilmente, deslizándose en la sonrisa perfecta de modelo, haciéndole saber a Félix que no, Adrien no conocía particularmente a esos dos.
— ¿En serio? Parecen gemelos —ese fue Número dos.
—Si tuviéramos un euro por cada vez que oímos eso, uno de nosotros podría emanciparse y probablemente vivir tranquilo en algún lugar de Latinoamérica —se burló Félix, simplemente consiguiendo unas risas por cortesía de los otros.
—Como sea, Adrien, sobre los otros que estaban ustedes antes ¿Eran amigos tuyos? —Preguntó Número uno, en un pobre intento de ser casual mientras se acomodaba el flequillo naranja que resaltaba de su pelo castaño alborotado.
Adrien les dio una mirada curiosa y, a sorpresa de Félix, cautelosa —sí, son mis compañeros de clase —respondió lentamente, evaluándolos. De nuevo, Félix estaba levemente sorprendido.
—Eh ¿La chica no era modelo? Parecía estar usando merchandising de Chat Noir —mencionó Número dos, jugando con la punta de su corta trenza negra. Había un interés en su voz que hizo que el cabello en la nuca de Adrien se erizara.
—Uh, no, ella no es modelo —Adrien se mordió la lengua para evitar presumir sobre el diseño de ropa de Marinette, por alguna razón no quería darles más información de ella a los chicos. La agitación de Plagg en su bandolera parecía estar de acuerdo con él.
—Pero eres su amigo, entonces, debes tener su número de teléfono ¿Verdad? —Número uno, notó Félix, estaba sacando su propio celular del bolsillo, con el asomo de sonrisa del gato que atrapó al canario.
—Chicos, no entiendo a dónde va esto —Adrien se movió casualmente mientras se ponía hombro con hombro con su primo. Félix aún no había dicho nada respecto a la conversación sobre Marinette, pero Adrien había unido los puntos rápidamente y sospechaba que su primo se había referido a estos dos en particular sobre comentarios desagradables a una chica. El británico no se movió, pero su postura aburrida y cerrada ayudaría a dar la apariencia de un frente unido y su primo jugaría con ello.
Adrien ya había sido testigo más de una vez de sus coqueteos agresivos y egocéntricos alrededor de otras chicas, modelos o no. Él no iba a permitir nada de eso hacia Marinette.
—Danos su número. Esa cara bonita simplemente está pidiendo que la lleven a una cita —Número dos también acercó su teléfono, con una sonrisa engreída, sin notar el ceño fruncido de Adrien —hay una fiesta este fin de semana a la que asistiremos. La invitación debería ser suficiente, pero seguro que un bonito vestido la convencerá —Adrien simplemente iba a decir que no y despedirse, pero la insinuación de Marinette siendo una busca-fortuna o interesada lo irró bastante.
Realmente quería gritarles que cualquier atuendo o joya que Marinette hiciera sería mucho más hermoso que cualquier baratija que ellos eligieran. Adrien se obligó a detenerse, respirar profundo y recordar su educación —les dije que ella no es una modelo, chicos, e incluso si lo fuera, no puedo dar su número a otras personas sin su permiso. Eso sería realmente grosero de mi parte —explicó despacio, como su tratará de hacerle entender algo a unos niños pequeños.
Félix estaría de acuerdo con esa evaluación.
El regaño de Ladybug resonó en su cabeza tan fuerte como el golpe que ella le colocó en ese momento.
"¿Qué parte de la palabra 'no' no entiendes?"
Holly shit. Ese recuerdo iba a seguir atormentándolo por un tiempo ¿Verdad?
Aburrido de la situación, Félix agarró a su primo por el hombro y prácticamente lo arrastró para que se fueran de allí. Adrien sostuvo su respuesta cuando Número uno y Número dos se quejaron de su 'falta de compañerismo' y ... ¿eso fue una acusación de que Adrien quería mantenerla para él solo?
- ¿Ellos estaban hablando sobre Marinette antes? —Adrien preguntó directamente a su primo, casi en un siseo.
Félix se encogió de hombros, sin descifrar si eso eran celos o no —uno de ellos la llamó 'muñeca' y habló de sus 'bonitos ojos azules' el otro hizo un comentario acerca de sus labios que de ningún modo voy a repetir.
Adrien siseó con desdén —afortunadamente, Marinette no se quedó aquí para oír nada de esto —Félix miró con ojo clínico sus reacciones en el lugar de dar una respuesta propia —lo siento, Fél. Querías hablar ¿Verdad? —Adrien vio a Gorila por el rabillo del ojo, aún dentro del auto. Si padre no quería a Félix en la mansión sin previo aviso, entonces bien podía aprovechar ese agradable día en el parque.
Cuando Félix asintió, lo guio hasta un banco a la sombra, un poco más lejos de lo que quedaba de la sesión de fotos y se sentaron uno al lado del otro.
Adrien le hizo un gesto para que comenzara a hablar.
El tema empezó con la escuela en general. Adoren aprovechó para preguntarle a su primo cómo se sintió con el cambio y Félix se sorprendió teniendo un pequeño corazón a corazón con su primo por un momento. Si bien, no estaba particularmente encariñado con su antigua secundaria, el cambio había sido repentino (o al menos lo había sido el anuncio de su madre. La mujer había retirado su documentación del St. Paul y lo había inscrito en el Françoise DuPont probablemente en tiempo récord), pero era bueno para adaptarse así que no estaba teniendo problemas ni nostalgia para el caso.
Las habituales miradas desconfiadas y cautelosas de la mayoría de la clase no se mencionaron. A Félix no le importaba en lo más mínimo y Adrien no parecía pensar que fuera algo importante. Sus amigos solo tenían que acostumbrarse a la presencia de su primo en el salón.
—Respecto a Rossi —finalmente llegó al tema que quería y pudo ver fácilmente cómo Adrien se tensó ante la sola mención —no voy a disculparme por establecer límites ni a cambiar mi opinión sobre ella —le dijo clara y directamente que no iba a involucrarse en su estúpido juego de mantener a la italiana complacida —sin embargo, mamá dijo algunas cosas y me hizo pensar en que debes tener un motivo en particular para estar involucrado en este juego tonto —Félix estudió los cambios en el lenguaje corporal de su primo —honestamente , Adrien, espero que lo tengas.
Por un minuto entero, Adrien parecía renuente a decir ni una palabra. Félix simplemente se quedó sentado allí, mirándolo, hasta que su primo cedió.
—Unas semanas antes de que vinieras de visita, Félix, las cosas se pusieron ... muy mal en la escuela —Adrien suspiró y, de repente, parecía tan cansado como si hubiera estado en una sesión desde las cuatro de la mañana; levantó banderas rojas en la mente de Félix —Marinette fue acusada anónimamente de robar las respuestas de un examen del que obtuvieron una calificación perfecta, pusieron la hoja de respuestas en su mochila. Cuando ella sugirió que Lila la había inculpado, ambas fueron enviadas con el director, apenas dos minutos después de salir, Lila gritó y dijo que Marinette la había empujado por las escaleras. Y, para terminar, hubo un collar que supuestamente era una reliquia heredada de su abuela en el casillero de Marinette y la acusó de robarlo —Adrien le mostró el collar de la línea de joyería de su padre que imitaba el milagroso del zorro.
Félix arqueó una ceja ante el phone — ¿Eso no es de la última línea de joyería de Gabriel ?
Adrien le devolvió una mirada que gritaba "ves el punto aquí". Félix volvió a decir algunas cosas en inglés que Amelie probablemente no apreciaría.
Félix estaba empezando a entender la actitud de Dupain-Cheng sobre la amenaza de Lila hacia él. Ella no solo había recibido el mismo trato, sino que ya había lidiado con lo que la mentirosa era capaz de hacer; lo cual, Félix había descartado rápidamente, no debería ser mucho pero, aparentemente, no era así.
¿Ella estaba… preocupada de que Rossi le hiciera lo mismo a él?
- ¿Qué sucedió después de todo eso y cómo te involucra?
—Esa misma tarde llegué a una sesión de fotos solo para enterarme de que Padre contrató a Lila como una de sus modelos.
Incluso con su práctica en controlar sus mismas expresiones, los ojos ligeramente más oscuros de Félix se ensancharon al tiempo que su mandíbula caía. Félix no contuvo la maldición que pasó directamente de su cabeza a su boca - Are you fucking kidding me, Adrien? (¿Estás jodidamente bromeando?)
Adrien negó con la cabeza, eligiendo pasar por alto el lenguaje impropio de su primo —entonces, me acerqué a ella, le dije que tenía que encontrar otra mentira para deshacer lo que le había hecho a Marinette y parar de meter en problemas a los que me importan. A cambio actuaría bien con ella, sería su amigo como ella quería querer y no me metería con sus historias.
El británico cruzó los brazos sobre su pecho —básicamente, hiciste un trato con el diablo.
- ¡Félix! Eso fue innecesariamente grosero.
El otro presionó un dedo en el centro del pecho de su primo - Bullshit. Eso es precisamente lo que hiciste, Adrien —reclamó, mirándolo fijamente —solo espero que, cuando lo que hiciste vuelva para morderte, estés preparado para contraatacar… o para encontrar las lagunas del contrato —el británico suspiró —porque no lo dudes Adrien, esto te estallará en la cara.
Si Adrien no lo supiera mejor, diría que Félix lo estaba mirando con preocupación.
—Y asumiré que Dupain-Cheng no tiene idea de tu pequeño trato —ahora, ese era otro punto interesante.
Adrien lo miró confundido —No, claro que no. Eso se solucionó y ella volvió a la escuela.
Félix se abstuvo a negar con la cabeza de forma lamentable "y, mientras tanto, ella piensa que eres un cobarde sin agallas que sabe que Rossi miente y no hace nada al respecto" pensó, pero se abstuvo de señalarlo en voz alta, no sabía cómo Adrien no podía ver ese pequeño detalle, pero ¿quizás era esa la razón de que Dupain-Cheng estaba abierta a mantener una relación cordial con él? ¿El hecho de que veía a través de las mentiras de Rossi y, en realidad, hacía algo al respecto?
Algo en eso no sonaba del todo correcto, pero había decidido que una asociación con Dupain-Cheng era beneficiosa para él, y planeaba mantenerlo así.
Además ¿Cómo se supone que iba a entenderla si no se mantenía cerca?
Evidentemente, nada de eso tenía que ver su madre llamándola 'su amiga' y queriendo conocerla.
Notes:
Como siempre, gracias a todas las personas que leen, colocan sus corazones y se suscriben para saber cuando he publicado, especialmente a los que dejan un comentario.
No saben cuan feliz me hacen.
Que tengan un excelente domingo y una semana aun mejor. Os amo, mis bombones de chocolate.
Nos leemos.
Chapter 14: Primer paso
Summary:
Félix hace una inesperada invitación.
Adrien habla con Marinette.
Y Marinette peinsa en cómo calmar a sus amigos.
Chapter Text
Gorila finalmente alcanzó al par de primos. Le había dado a Adrien toda la soltura de tiempo que pudo, pero tenía que volver antes de que Gabriel o Nathalie se dieran cuenta de que tardaban más de lo apropiado.
Adrien soltó un suspiro decepcionado pero recogió sus cosas, obediente, y se despidió de su primo.
Félix se despidió igualmente y le envió un mensaje a su propio conductor para saber si no estaba ocupado con su madre. Después de un par de minutos, caminó hacia la acera del parque para esperarlo.
Desde allí, vio a Marinette caminando con la chica Tsurugi de regreso al frente de la escuela, donde un auto rojo brillante esperaba.
La japonesa empujó la bolsa deportiva dentro del vehículo y se volvió para decirle algo a Marinette. La mitad china le devolvió una expresión nerviosa o incómoda pero luego le dio una suave y linda sonrisa, la misma que Félix sentía que le quedaba mejor, antes de abrazarla.
La Tsurugi claramente no estaba acostumbrada a tal afecto, pero correspondió el abrazo y le devolvió su propia pequeña sonrisa a su amiga antes de abordar su transporte.
Marinette se quedó allí, despidiéndose con la mano hasta que el auto salió de la vista. Ella lucía menos ansiosa, más relajada, como cuando estaba con su amigo Marc y él antes.
De repente, como si sintiera su mirada, los ojos de campanilla azul se encontraron con los suyos verdes. Ella le sonrió y, mientras la miraba, Félix tuvo el más extraño impulso… y corrió con ello.
El rubio cruzó la calle y la alcanzó fuera de la escuela —Dupain-Cheng.
.
Marinette se había despedido de Kagami con cierta incomodidad. Apreciaba los consejos, aunque duros y mezclados con regaños, de la japonesa sobre enfrentar la raíz del problema, o sea, a Rossi.
Sabía que Kagami estaba preocupada por ella, y que sus recomendaciones venían con todas las mejores intenciones de ayudarla, pero ella no era como la esgrimista.
Kagami siempre iba de frente y no le importaba lo que pensaran las personas a su alrededor, a excepción de su madre.
Marinette era una criatura muy social, incluso si en su nuevo papel de Ladybug + Guardiana sentía que empezaba a alejarse poco a poco del resto del mundo, y sus amigos estaban en el fuego cruzado entre ella y Lila. Sabía que muchos de ellos estarían devastados y molestos si cuando se dieran cuenta que Lila no era más que palabrería y cuentos inventados, pero estaban tan aferrados a todas las promesas de conexiones que ella les había hecho, y a las historias que respaldaban esas conexiones, que se aferrarían a la niebla sobre sus ojos hasta que pruebas absolutas e irrefutables les cayeran encima como ladrillos.
Marinette ya había aprendido que, si iba a hacer algo al respecto, tendría que ser cuidadosa y estratégica. Su corazón dolía por ignorar el consejo de Adrien… pero no tanto como para ignorar a su cabeza e instintos.
Y, hablando de instintos… ¿Alguien la estaba mirando? Su piel y el cabello de su nuca se erizó en alerta. Lentamente se giró, sólo para ver a su compañero de asiento al otro lado de la calle.
Él encontró su mirada, así que le sonrió, y él caminó hacia ella —Dupain-Cheng.
—Hola ¿Terminó la sesión de fotos? —preguntó ella cuando Félix la alcanzó.
Félix asintió con la cabeza. Por supuesto que preguntaría por eso, a ella le gusta Adrien después de todo, pensó, conteniendo una mueca; ese detalle no debería ser importante para él —me preguntaba… —ella lo miró atentamente — ¿me acompañarías a almorzar mañana? —vio el momento exacto en que la sorpresa hizo que sus ojos brillaran suavemente. Un pensamiento fugaz la comparó con una niña a la que le acaban de prometer una sorpresa —corre por mi cuenta.
La sorpresa pasó a la cautela. Ella lo miró con curiosidad — ¿A qué se debe la invitación?
Félix se encogió de hombros —puedes verlo como el pago que tus padres no me recibieron por los almuerzos —Marinette resopló, claramente divertida al recordar lo incómodo y extrañado que Félix estaba al ser invitado a almorzar gratis —además, particularmente, hay algunas cosas sobre la escuela que quería preguntar.
Marinette siguió mirándolo con curiosidad unos segundos más, como si él fuera la persona más intrigante, en lugar de ella, (a opinión del rubio) pero terminó encogiéndose de hombros —bueno, si estás seguro. Le avisaré a mis padres —entonces, le lanzó una sonrisa traviesa junto a una mirada divertida — ¿A dónde exactamente quieres ir? No quiero tener que venir a clases en un vestido elegante.
Félix le regresó su propia sonrisa traviesa, inclinado ligeramente la cabeza hacia ella —dejémoslo como una sorpresa, Dupain-Cheng —de nuevo se llenó los pulmones de ese suave aroma a postre de ella —aunque admito que soy curioso en cuanto a tus habilidades para la moda después de ver el vestido en el que trabajas.
Marinette sintió ese escalofrío de nuevo, cuando Félix estaba demasiado cerca en su espacio personal, pero no fue tan intenso como el primer día. Tal vez se estaba acostumbrando a su cercanía, reflexionó, o quizás su cerebro empezaba a asimilar que él no iba a intentar besarla de nuevo, bien fuese porque ella no era Ladybug en ese momento, o porque aprendió su lección.
El auto negro que lo transportaba llegó en ese momento —tengo que irme, nos vemos mañana Dupain-Cheng.
—Hasta mañana, Graham de Vanily —su tono contenía algo de humor burlesco. Eso de llamarse por sus apellidos empezaba a hacerse aburrido para Marinette. Ella lo vio subirse al auto y se encaminó a su propia casa.
De vuelta al trabajo, pensó con humor. Necesitaba terminar los últimos detalles del vestido para que Aurore se lo probara mañana.
Marinette estaba honestamente sorprendida cuando, esa noche después de la cena, su teléfono se iluminó con la solicitud de una videollamada.
De Adrien.
— ¿No vas a contestar, Marinette? —Tikki se sentó en su hombro, con algunos otros kwamis cerca. Wayzz, Mullo y Sass, para ser exactos. Los demás estaban jugando en alguna parte de su habitación.
No le contestó a su kwami, simplemente tocó el ícono verde en la pantalla.
—¡Hola Marinette! —Adrien la saludó con una sonrisa.
Marinette tomó un respiro, tratando de reconfortarse en las auras tranquilas de los kwamis —buenas noches, Adrien ¿Cómo terminó de ir la sesión de esta tarde? —consiguió decir elocuentemente.
El rubio evitó hacer una mueca, recordando al par de chicos que habían hablado de ella. Negó internamente con la cabeza, Marinette no necesitaba saber al respecto —En su mayoría bien —respondió en cambio —Félix se quedó durante la sesión y luego pasamos el rato.
—Oh, lo vi fuera del parque cuando regresé de dar una vuelta con Kagami —mencionó en respuesta.
Adrien se animó ante esas palabras — ¿Pasaron un buen rato las dos?
Ahora, Marinette hizo una mueca —sí, aunque ella seguía diciendo que necesito ser más proactiva y que nuestra clase está llena de ciegos —soltó una risilla nerviosa, que Adrien replicó antes de poner una expresión seria.
—Marinette, sobre esta tarde… Cómo- ¿Cómo te encuentras? —Adrien tropezó un poco con sus palabras, sin saber bien qué decir al respecto —me quedé muy preocupado por lo del akuma pero… no quise mencionarlo frente a Marc y Félix.
Marinette se mordió el labio —yo… uh… pude calmarme lo suficiente y, gracias al cielo, Chat Noir estaba cerca así que, se encargó del akuma antes de que causara un desastre.
—No sabes cuánto me alivia. Estaba tan preocupado de que fueras akumatizada —le envió una suave sonrisa.
Marinette le sonrió de vuelta, pero los kwamis se dieron cuenta de que no era genuina. Un acusador "oh, ¿Ahora te preocupa?" Cruzó por su mente, pero se negó a dejarlo salir por su boca —Dormí un poco, y después estaba más tranquila.
—Marinette, qué… ¿Qué te hizo sentir tan mal?
La chica desvió los ojos, dándose cuenta de que más kwamis se habían acercado al oír la conversación —Adrien, de verdad no quiero hablar de eso.
Y esta vez Adrien no Chat Noir no tenía la confianza ni los argumentos para presionar eso.
—Marinette… solo quiero que sepas que llegará el momento en que las mentiras de Lila caigan por sí mismas. Ella está apuntando demasiado alto y terminará hundiéndose ella sola —Adrien le dio una sonrisa alentadora.
Esta vez, Marinette ni siquiera intentó corresponderla —por el bien de todos, ojalá sea más pronto que tarde, Adrien… Tengo que irme —añadió, antes de que el rubio pudiera decir nada más —aún tengo tarea que terminar. Nos vemos mañana.
—… Que pases buena noche, Marinette.
Más tarde esa noche, Marinette llamó a Tikki y se vistió para salir a recorrer los tejados parisinos.
A veces, la patrulla era un dolor de cabeza
A veces, era una bendición.
Ladybug no necesitaba pensar para salir a patrullar. En este punto, correr y columpiarse a través de París era pura memoria muscular. No necesitaba cuidar sus pasos, sabía de su fuerza y agilidad, y siempre aterrizaría en pie, u obtendría un nuevo amarre para el próximo balanceo.
No hubo un akuma. Ni una persecución de ladrones. Ni ancianas buscando gatos extraviados.
Pero tampoco hubo un gato negro uniéndose a ella a mitad de su paseo, instando a una carrera…
Aun así, fue una noche tranquila. Una de esas noches en que ser Ladybug no parecía tan agotador.
Marinette ya estaba resignada a que nunca se acostumbraría a llegar temprano a la escuela pero, supuso, no-tan-tarde era mejor que tropezar en el salón justo cuando suena la campana.
—Buenos días, Dupain-Cheng —se volvió para encontrar a Félix sentado en una de las bancas del patio. Un termo en una mano, y un libro en la otra.
—Buenos días —ella respondió, tomando un sorbo de su propio termo -bendita sea su madre por esa mezcla de café y chocolate- mientras lo veía guardar su libro y levantarse para caminar hacia el salón de clase.
Félix había tenido curiosidad sobre por qué ella casi no guardaba nada en su casillero. Después de su charla con Adrien, entendió la razón y empezó a hacer lo mismo.
El rubio se detuvo en seco y le dio una mirada de arriba a abajo cuando notó que la chica no estaba usando su estilo habitual. Su camiseta y jeans habían sido remplazados por una blusa de color rosa suave, de escote recto, con una tela fruncida en el área del busto, que luego se ensanchaba para caer suavemente hasta las caderas, y unos leggins gris-carbón. La chaqueta negra fue cambiada por una de color granate, con forro interno rosa pálido, casi blanco y tres botones medianos forrados con el mismo color; dejaba ver segmentos de un cordón negro, probablemente un collar cuyo dije se perdía bajo la blusa. Por último, llevaba zapatos planos a juego con la blusa, y con su flor característica en la parte delantera.
Félix arqueó una ceja — ¿Vestida para impresionar? No me digas ¿Adrien?
Marinette le devolvió una mirada molesta —Adrien no me invitó a almorzar hoy ¿O sí? —Félix la miró aún más curioso —dijiste que tenías curiosidad por mis habilidades ¿No?
— ¿Tu hiciste todo? —había genuino interés en sus palabras. La chaqueta especialmente parecía de alta calidad, aunque Félix no estaba tan sorprendido desde que vio el vestido de Aurore en su habitación el día anterior.
—Todo menos los zapatos —afirmó ella.
—Pero los modificaste —señaló, obteniendo una mirada curiosa de ella —empiezo a reconocer tu sello personal —señaló la flor en los zapatos y luego su bolsito.
—Es mi estampado favorito, pero no es mi sello —respondió Marinette antes de deslizar un lado de la chaqueta hacia abajo en su hombro, revelando que su blusa era sin tirantes. Félix estaba desconcertado por la acción hasta que Marinette le señaló un bordado particular en una parte del cuello de la chaqueta. El rubio notó hilo de un tono sutilmente diferente al forro que bordaba MDC en la prenda.
—MDC ¿Marinette Dupain-Cheng? —dedujo.
La chica asintió, acomodándose la prenda —síp —hizo estallar la 'p' con una sonrisa jovial —espero que sea el logo de mi marca algún día.
— ¡Marinette! —Aurore se acercó a ellos a zancadas, solo para llegar y darle una palmada en el brazo a la pelinegra — ¿Cómo pudiste?
Reconociendo la teatralidad de Aurore por lo que era, Marinette se sobó el brazo — ¡Ouch! ¿Cuál fue mi pecado?
—Marc me lo contó ¡Vio mi vestido! ¿Cómo pudiste mostrárselo antes que a mí? —la rubia se llevó una mano al pecho, como si le doliera el corazón.
Marinette se rió entre dientes —fue a visitarme después de clases, y dio la casualidad de que llegó cuando estaba ultimando detalles de la falda.
Aurore se llevó las manos a las caderas — ¿Y bien? ¿Cuándo podré verlo? —preguntó, claramente ansiosa.
—Hoy mismo, si no tienes nada que hacer después de clase —Marinette le sonrió —está listo para que te lo pruebes.
Félix entrecerró los ojos ante el chillido de la rubia —Oh Dios mío —ella enfatizó cada palabra —no puedo esperar —y abrazó a Marinette —te veré después de clase en la puerta de la escuela. Mireille y yo no tenemos trabajo hoy.
—Fantástico. Dile a ella y a Marc que pueden venir también, si quieres terceras opiniones.
— ¡Hecho! —asintió antes de despedirse con la mano.
Marinette se rió mientras ella y Félix entraban al aula.
—Las chicas y los vestidos —se burló Félix, subiendo los escalones
Marinette le dio un ligero empujón —Oh, calla. Es nuestro primer baile escolar, todo el mundo está emocionado.
—Dice la chica que aún no ha elegido su vestido —le regresó el inglés.
Marinette giró los ojos mientras ambos colocaban sus pertenencias en su mesa.
— ¿Marinette?
La chica se giró para ver a Nathaniel acercarse tímidamente —Buenos días, Nath ¿Pasa algo? —le preguntó con una pequeña sonrisa alentadora.
—Uh, pues, Marc mencionó que fue a visitarte después de clase y que estabas un poco decaída… y, después de lo que pasó ayer, yo… —el pelirrojo se acomodó nerviosamente el flequillo —me preguntaba ¿cómo estás?
Marinette colocó una mano en el hombro del pelirrojo. Se conocían como desde los diez años aproximadamente y, si bien las cosas se pusieron un poco incómodas después del incidente de Demoilustrador y de saber que él sentía algo por ella, ahora estaba claro que Nath y Marc estaban hechos el uno para el otro… al menos, todos menos ellos mismos, con la forma en que seguían dando vueltas alrededor del otro —gracias por preocuparte, Nathaniel. Me siento mejor ahora, pero ayer tuve un momento realmente difícil en la tarde… yo, bueno…
—Uh, no tienes que decírmelo si no quieres —se apresuró a calmarla el pelirrojo —me da gusto saber que estás mejor… Luces muy bonita, por cierto.
Ambos compartieron una sonrisa —gracias Nath —ella le apretó suavemente el hombro antes de soltarlo.
—Solo como advertencia —le dijo Félix en cuanto ella se sentó —deberías pensar en qué vas a decirle a tus amigos cuando te pregunten por qué saliste corriendo.
— ¿Uh?
Félix le explicó lo que Lila había dicho e intentado hacer cuando ella se fue corriendo del salón tras ‘su gran revelación’. Marinette estaba angustiada de que Lila realmente hubiera puesto a todos en su contra, pero Félix se apresuró a continuar con cuán harto estaba de su pequeño show y les arrojó a todos un poco de sentido común. Solo para arruinar el patético teatro de Rossi, por supuesto.
Marinette suspiró de alivio —Gracias, por el motivo que haya sido. Podría abrazarte ahora mismo —lo decía en serio, pero se contuvo sabiendo lo hermético y reservado que era su compañero de asiento, probablemente no le gustaba mucho el contacto físico.
No se dio cuenta de que Félix se congeló momentáneamente ante sus palabras.
Afortunadamente, la campana sonó para distraerlos a ambos.
Chapter 15: ¿Alianza o Amistad?
Summary:
Las cosas se calman un poco entre Marinette y su clase.
Lila no está contenta.
Félix lleva a Marinette a almorzar. Toma decisiones mientras está en ello.
Notes:
Este es uno de mis capítulos favoritos.
Espero lo disfruten tanto como yo.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Chloé, Sabrina, Iván y Max ya estaban en el salón igual que Nathaniel, cuando Félix y Marinette habían entrado. Adrien y Alix llegaron justo después, y no pasó mucho tiempo para que el resto se uniera.
Alya tardó apenas un minuto en subir hasta Marinette, con Lila un poco más atrás con una sonrisa maliciosa bien escondida. Todos sus compañeros se volvieron en su dirección o se levantaron para arremolinarse cuando la criolla empezó a preguntarle exigirle si le preguntan a Félix o a Nathaniel sobre su repentina 'huida' el día de ayer.
—Alya, por favor, baja el volumen. La cabeza me está matando —Marinette no estaba mintiendo, cuando Félix le dijo sobre el intento de Lila de hacerla quedar mal, las sienes le empezaron a palpitar.
¿Tal vez estaba tomando demasiado café con chocolate?
Nah, eso es elixir de la vida.
Alya retrocedió un poco ante sus palabras, y la mayoría de sus compañeros le puso más atención —espera, entonces ¿Estabas enferma? ¿Por eso te fuiste ayer?
Lila dejó escapar una mueca fugaz cuando todos empezaron a mostrar preocupación por la pelinegra.
Marinette suspiró —yo no diría enferma, pero sí me sentía realmente mal —ella odiaba mentir, lo hacía suficiente siendo Ladybug. Mentir más allá de lo estrictamente necesario para salvaguardar su doble vida la hacía sentir que no era mejor que Lila y odiaba profundamente ese pensamiento —sentí que estaba tocando fondo en ese momento y solo podía pensar en volver a casa —jugó con expresiones genéricas de malestar para no dar detalles —tras entrar a mi habitación, prácticamente me desmayé en mi cama.
Adrien reconoció su explicación esquiva por lo que era, sabiendo que ella no querría mencionar el akuma. Al menos, le alivió un poco la confirmación de que ella había dormido algo después de que él Chat Noir la dejó en su cama.
—La próxima vez, dinos para llevarte a la enfermería —sugirió suavemente Rose, a lo que Juleka asintió.
—Sí, chica. Un día de estos le darás un ataque cardíaco a alguien —bromeó Alya, palmeándole suavemente la espalda —y ¿Tiene algo que ver con el cambio de look?
—Oh ¿Sí? Realmente luces hermosa, Marinette —ofreció Mylene.
—Adoro tu blusa —Rose, por supuesto, amaría cualquier cosa rosada.
—La chaqueta está cool —añadió Juleka.
Marinette tarareó en respuesta —eh, pensé que una tarde de descanso, un baño caliente y probar un atuendo diferente me despejaría la cabeza… Les avisaré si funciona —bromeó antes de hundir la cabeza contra el escritorio cuando todos empezaron a reír y dispersarse.
—Un poco nerviosa, pero parece que lo hiciste bien —Marinette escuchó cerca de su oído, poniéndole la piel de gallina. Sin embargo, no se movió más que para ladear la cabeza hacia el rubio.
—Eso es porque les dije la verdad —murmuró, ganándose una ceja levantada —simplemente lo dije lo suficientemente vago y ellos no exigieron detalles —suspiró —afortunadamente, porque soy mala mintiendo. Y cuando estoy nerviosa, tiendo a desvariar o hablar de más.
Recordando, lo que Marc llamó 'sus pensamientos catastróficos' ayer de camino al parque, Félix supuso que era cierto y dejó el tema, acomodándose en su lugar cuando la profesora entró en el salón dando los buenos días.
~∆~
Tenían una hora de estudios justo antes del almuerzo.
Algunos estudiantes lo utilizaban para adelantar los deberes, otros fingían leer un libro para cubrir una historieta o el celular.
Algunos, como Félix, realmente leían. Otros, como Marinette, tomaban una siesta.
Félix apenas podía creerlo, y la tenía justo a su lado en la mesa. La chica había conseguido terminar el contenido completo de su termo antes del almuerzo y, aún con toda esa azúcar y cafeína en su sistema, se las había arreglado para quedarse dormida en la mesa de la biblioteca, ni bien colocó un libro de tapadera, un audífono en cada oreja y cruzó los brazos sobre la madera pulida para usarlos como almohada.
O el dolor de cabeza era peor de lo que la franco-china había admitido, o realmente estaba agotada.
O estaba escuchando música hipnótica. ¿Quién lo sabría?
Félix se dijo a sí mismo que no era su asunto, simplemente se quedó a su lado por el silencio, dado que algunos de sus compañeros tomaban la norma implícita de guardar silencio como un reto de 'quien podía murmurar más alto sin ser descubierto' y los susurros molestos corrían de un lado a otro del área de mesas en la biblioteca.
—Hola chicos —y… ahí se fue su tranquilo y apacible silencio. Adrien ¿cómo no? con un libro de chino bajo el brazo, se acercó a la mesa desde el otro lado de Marinette — ¿Les importa si me siento?
Félix soltó un disimulado suspiro y mentalmente contó hasta cinco mientras le dirigía un suave cabeceo a su familiar, con dirección a la pelinegra —no hagas ruido en la biblioteca, Adrien —se burló en voz baja.
Adrien le dio un buen vistazo a Marinette, notando su estado somnoliento y su expresión se derritió en ternura y afecto, igual que aquella vez en el Startrain. Félix lo miró con una ceja levantada.
Honestamente ¿Ella le gusta o no?
El rubio de ojos ligeramente más oscuros no pondría sus manos al fuego con ninguna respuesta, no podía obtener una lectura clara de los sentimientos de su primo.
Un destello de naranja contra caoba -no solo de las estanterías- llamó su atención. El cabello en su nuca se erizó en alerta y contuvo el impulso de levantarse y confrontar al espía.
—Adrien, si vas a sentarte, hazlo —siseó, despacio y en voz baja —y mientras estás en eso, levanta el bolso de Dupain-Cheng del suelo y no bajes el tuyo.
Félix no sabía si la chiquilla estaba simplemente observándolos o si planeaba una nueva jugada, pero se aseguró de cubrir lo esencial (las pertenencias de los tres) y Dupain-Cheng ahora estaba a cubierto entre ambos.
Adrien se tensó ante el tono de su primo. Lentamente hizo lo que dijo, colocando su bolso y la mochila de Marinette sobre la mesa, a su alcance. Notando la mirada aguda de Félix, sacó su teléfono y usó la pantalla ennegrecida para ver detrás de él, apenas notando la distintiva chaqueta naranja en el débil reflejo.
— ¿Qué está haciendo? —preguntó el modelo, del mismo modo que su primo.
—Nada por ahora, pero no bajes la guardia —contestó Félix, colocando un separador en su libro, sabiendo que no podría volver a concentrarse.
Adrien lanzó un suspiro cansado — ¿Cuánto tiempo lleva dormida? —levantó una mano, como si tuviera la intención de acomodarle o acariciarle el cabello a la oji-azul, pero se contuvo rápidamente.
—Un poco más de quince minutos, más o menos —respondió sencillamente Félix, tragándose un bufido cuando volvió la mirada a las estanterías y descubrió que Rossi se había movido.
Los diez minutos hasta que sonara la campana iban a ser una tortura ¿Verdad?
— ¿Ella hace mucho esto? —preguntó Félix después de unos tres o cuatro minutos en silencio.
— ¿Qué? ¿Quedarse dormida en la escuela? —Adrien recibió un asentimiento de su primo y lo meditó un poco —creo que sucede por épocas. Quiero decir, puede pasar semanas sin que haga esto pero, de pronto, a lo largo de un mes, la verás quedarse dormida en un momento aleatorio —Adrien ignoró su libro, apoyando un codo en la mesa y su barbilla sobre su mano para mirar a la chica en cuestión con una mezcla de diversión y cariño —Alya incluso empezó este "hashtag MarinetteChalenger" en Instagram para que, quien sea que tomara una foto de ella dormida, lo usara.
Aparentemente divertido por el asunto, Adrien sacó su teléfono y accedió a la mencionada red social para buscar el hashtag y enseñarle a su primo todas las fotos etiquetadas en su nombre.
Vio un par de ellas en el escritorio que actualmente pertenecía a Lady Wifi y Rossi, en una la pelinegra estaba rodeada del resto de chicas en el salón (con excepción de las dos morenas mencionadas) con libros y útiles regados, y en la otra estaba sola con Césaire y el cabello de su primo aparecía en una esquina.
Otra que llamó su atención parecía haber sido tomada en una sala de cine. De nuevo Césaire estaba allí pero, al otro lado de la oji-azul, había un chico que Félix apenas recordó haber visto en los vídeos. Tenía el pelo desteñido a azul, chamarra de jean con capucha y ojos azules que miraban a Marinette de modo similar a como Adrien lo hacía: con afecto y diversión.
Sin una sola mueca ni un comentario, Félix regresó el teléfono y miró a la chica entre ellos con curiosidad — ¿Ella es insomne o algo así?
Adrien frunció el ceño, pensativo, mientras guardaba su teléfono. Había descartado las acciones de Marinette como una más de sus peculiares, algo adorable y divertido, nunca consideró que fuera consecuencia de una enfermedad o un hábito poco saludable. Entonces, recordó las veces que Chat Noir había visto a la chica en su balcón a altas horas de la noche —bueno, en algunas ocasiones he notado que permanece despierta hasta muy tarde, pero no podría decirlo realmente.
Félix simplemente tarareó y procedió a guardar sus cosas. Un minuto después, la campana retumbó.
El rubio de saco y corbata tiró de uno de los auriculares de la chica y procedió a llamarla —Dupain-Cheng. Es hora del almuerzo.
Marinette balbuceó algo contra sus brazos, pero ninguno de ellos chicos entendió qué decía.
Adrien lo intentó. Colocó su mano en el hombro de Marinette y la sacudió suavemente — ¿Marinette? Marinette despierta, es hora de irnos.
La chica volvió a quejarse, pero finalmente pareció despertar. Se cubrió un bostezo con los brazos antes de empujarse fuera de la silla con algunos suaves estiramientos antes de murmurar algo más y mirar alrededor.
Gentilmente, Adrien le tendió su mochila, dándole una pequeña sonrisa —aquí tienes.
Aún adormilada, Marinette apenas y lo registró mientras aceptaba su mochila —gracias Adrien —luego se volvió hacia Félix — ¿Nos vamos?
¿Hace falta decir que ambos rubios se quedaron pasmados por unos segundos ante su inusual comportamiento?
Aunque Félix quiso reír cuando vio la cara de incredulidad de Adrien. Aguantando una sonrisa, le palmeó el hombro a su primo y se encaminó detrás de su compañera de asiento.
Pasaron por la panadería, ante la sugerencia de la ya-más-despierta oji-azul, para dejar sus maletines y no cargar con cosas innecesarias al restaurante que Félix había elegido.
Sabine estaba detrás de la caja, con una considerable fila de espera, pero los saludó con cariño y recibió sus bolsos con una sonrisa, deseándoles un almuerzo agradable antes de que se fueran.
Al final, resultó que Félix había elegido el restaurante al estilo cabaña rústica que ella le había recomendado el día anterior. Marinette sabía que se veía mucho más hermoso por la noche, con las lámparas de aspecto antiguo, los candelabros y las escondidas luces de hada brillando para darle una iluminación cálida y hogareña, sin embargo, la vista durante el día no era desmerecedora.
Las sillas estaban llenas de tallados hermosos y una música instrumental muy tenue ayudaba a dar un ambiente relajante y agradable.
—Tiene un buen ambiente —comentó Félix mientras le abría la silla, después de que un mesero los guío a una pequeña mesa, junto a las ventanas en forma de arco.
—Te dije que era un lugar agradable —Marinette se ruborizó ligeramente por el gesto, rodando los hombros para sacarse la chaqueta antes de sentarse. Su acción le permitió a Félix admirar el delicado ribete con lazo blanco que bordeaba el escote recto, combinaba muy bien con la tela fruncida del corpiño. También notó que llevaba algún tipo de collar, sin embargo, el dije estaba permanentemente escondido en su escote.
El rubio tarareó mientras tomaba asiento él mismo, directamente frente a ella —me reservaré mi juicio hasta que pruebe la comida.
Marinette resopló divertida —si no lo supiera mejor, pensaría que eres quisquilloso —comentó mientras se colocaba la servilleta en el regazo.
Félix arqueó una ceja — ¿Quién dice que no lo soy? —recibió los dos menús del mesero y le tendió uno a su compañera.
Marinette recibió el alargado cuadernillo con cubierta de cuero sintético, el logo del restaurante quemado en el material —bueno, te sentaste en mi cocina y comiste un par de sándwiches que yo misma hice, diría que ese es un buen argumento en contra.
—O, tal vez, fue una demostración de mis tendencias aventureras y un punto a favor de tus habilidades en la cocina.
Marinette fingió quedarse sin aliento —Mister Graham de Vanily ¿Fue eso un cumplido? —Félix luchó para contener una risa mientras pasaba por alto las entradas, hacia los platos fuertes… aparentemente, no tuvo mucho éxito —oh, así que sí puedes reír. Eso es nuevo —ella le sonrió, realmente divertida con su intercambio.
Félix rodó los ojos —no lo hago a menudo pero, de hecho, tengo la habilidad de reír, Dupain-Cheng.
Ahora fue Marinette la que se rió, mientras repasaba la lista de platillos. Félix se encontró relajándose con el sonido, mientras elegía su propio plato.
Un estofado de conejo y un pato a la naranja encargados más tarde…
—Muy bien, escúpelo, blondie.
— ¿Te ruego me disculpes, noirette? —Félix lanzó una mirada de indignación a su compañera, la cual tenía el rostro apoyado en ambas manos y lo miraba como si fuera la lista de ejercicios en la clase de física.
—No me invitaste aquí por cualquier sentido del honor que jures tener sobre pagar los almuerzos en mi casa —bufó la chica — ¿De qué quieres hablar tan importante que querías alejarte de la escuela?
Félix empezaba a admitir, al menos para sí mismo, que le había dado a la diseñadora menos crédito del que probablemente merecía. Ella era astuta, aunque no lo mostraba a primera vista, y Félix empezaba a creer que eso era a propósito.
La pregunta sería ¿Por qué?
Era una nueva pequeña pieza del rompecabezas que encontró, pero aún no sabía dónde encajarla.
El rubio apoyó su cabeza en una sola mano, con la palma hacia abajo, mirándola de modo similar —Cuando mi madre me inscribió en el DuPont, estoy bastante seguro de que simplemente le importaba que estudiara junto con Adrien y no investigó la escuela —empezó él, a modo de introducción. Marinette simplemente lo escuchó en atento silencio —yo, sin embargo, me he enterado de eventos potencialmente preocupantes.
Marinette bufó ligeramente — ¿Cómo qué? ¿Qué Chloé interrumpió una clase extracurricular, porque la atención no estaba en ella, llamando a los bomberos y al final consiguió que todos menos ella acabáramos limpiando la escuela? —rememoró ella, con ligero resentimiento muy bien escondido en su voz, y un pequeño ceño fruncido.
Félix se pellizcó el puente de la nariz al oír esto —lo peor es que ni siquiera me sorprende. Chloé siendo una irritante mocosa mimada como siempre.
—Entonces ¿Conoces a Chloé de antes también? —Marinette se irguió un poco más en la silla, cuando el mesero regresó con sus platos y bebidas. Tanto ella como Félix dieron un agradecimiento al joven hombre y tomaron los primeros bocados de sus respectivos almuerzos. Las mejillas de Marinette se colorearon ligeramente de gusto y Félix tarareó en aprobación.
—La tía Emilie y Audrey Burgeoise eran amigas desde la adolescencia. Tía Emilie tenía especial interés en que Adrien fuera amigo de Chloé, creo que por eso él aguanta todas sus tonterías —Félix se encogió de hombros antes de mostrar una pequeña sonrisa maliciosa —nunca estuve bajo esa expectativa. Adrien intentaba que yo jugara con ellos, en cambio siempre hacía algo para llamar toda su atención, simplemente porque eso irritaba mucho a Chloé.
Marinette lo intentó, de verdad que lo hizo, pero no pudo evitar reírse al imaginar a Félix irritando activamente a Chloé de pequeños. De nuevo, la expresión del rubio se relajó con el suave sonido.
—Pero no es el tipo de incidente al que me refiero —retomó Félix después de otra pequeña pausa —algo sobre… ¿Una expulsión mal investigada?
Cuando Marinette se congeló en mitad de un bocado, Félix supo que había golpeado un nervio. Despacio, la chica se acomodó nerviosamente el flequillo, simplemente logrando que oscureciera sus ojos, al igual que la mañana anterior frente a los casilleros.
Le tomó todo un minuto obtener una respuesta — ¿Ya escuchaste sobre eso, eh? —murmuró vacilante, luego de un suspiro particularmente profundo.
— ¿Es por eso que eres tan cautelosa con Rossi? —indagó él — ¿Por eso me advertiste sobre ella de inmediato? —Marinette asintió con la cabeza a ambas preguntas —cuéntame tu versión de la historia.
Pasó otro minuto en silencio, solo roto por el sonido de los cubiertos, hasta que Marinette volvió a encontrar su voz, y las palabras para empezar —La subestimé. Creí que solo eran palabras vacías y la emoción por la chica nueva… pero me equivoqué y me salió- me está saliendo caro —Marinette miró a su compañero por entre sus espesas y bonitas pestañas, con ojos grandes y cristalinos que ocultaban mucho dolor. Como en aquél primer día de clases, Félix se congeló bajo la intensidad de su mirada —cuando regresó de su supuesto viaje a Achú, me encontró en el baño y sacó su acto de chica buena, confundida y herida sobre por qué yo no quería ser su amiga, dijo que no tenía que estar celosa por Adrien, que no valía la pena pelear por un chico y que me ayudaría con él si quería… Le dejé en claro que no tenía ningún interés en ser amiga de un mentiroso —Marinette apretó nerviosamente la correa de su bolsito y el cubierto en su otra mano —si la hubieras visto… el modo en que cambió su rostro cuando le dije que no me pondría de su lado… —se estremeció y Félix lo notó claramente —de no ser por la forma en que habló, habría pensado que tenía doble personalidad o- o ¡algo! —ella hizo una pausa para tomar un sorbo de su bebida fría —me acorraló, me dijo que si no jugaba de su lado estaba en su contra, entonces me quitaría a todos mis amigos, los pondría en mi contra y… y que Adrien sería suyo… S-si la hubieras escuchado, hablaba de él como si fuera una cosa, un trofeo. Como si se estuviera peleando con otra chica por un bolso de edición limitada simplemente porque se verá bien de su brazo. Fue espeluznante. Adrien puede ser un modelo, pero no es solo la cara de una marca, es una persona.
Félix suspiró, ese era un punto en el que él y su madre estaban de acuerdo —es una de las razones por las que Adrien siempre fue educado en casa. Pensaron que, si no salía de la mansión más que a eventos controlados y con guardaespaldas, la gente sin escrúpulos y fans invasivos nunca llegarían a él.
Marinette tarareó, con el ceño fruncido, mientras terminaba lo último de su comida. Recordaba claramente aquella vez en que Adrien tuvo que huir de sus fans y de su guardaespaldas porque quería ver la película de su madre en el cine.
—Así que… ¿sobre esa expulsión?
Volviendo al tema, Marinette lucía resignada —Como dije, cometí el error de subestimarla. Conozco a casi toda la clase de años, algunos incluso desde el maternelle. No creí que unas historias bonitas de un recién llegado calaran en ellos más que los años de conocerme… claramente juzgué mal —ella comenzó a jugar con su vaso —y cada vez que Lila hace algo por lo que me culpa… es un poco más que mis amigos dejan de confiar en mí.
— ¿Cómo puedes llamar a esos incrédulos tus amigos? —Félix resopló.
—… Tenemos historia —Marinette quería decir algo más para defender a su clase, pero se encontró sin la energía para hacerlo. La verdad es que dolía, cada vez que veía la duda en sus ojos hacia ella, dolía en su corazón, y si se permitía hundirse más en esos pensamientos, podría tener un susto como el de ayer.
Repeler Akumas se estaba volviendo agotador.
—Como sea… me descuidé. Bajé la guardia porque pensé que ella no era peligrosa y metió las respuestas de un examen en mi mochila, un collar en mi casillero y fingió que la empujé por las escaleras ¡El mismo día que la enfermera no estaba! —Marinette apretó los puños —llamaron a mis padres, pero a los de ella no. El director me expulsó frente a casi toda la clase… al día siguiente fue y les lloró sobre una enfermedad que la hace decir mentiras en cualquier momento aleatorio ¿Puedes creerlo? ¡¿Cómo diablos aceptaron eso sin un soporte médico?!
Félix no sabía realmente cómo funcionaba una akumatización, nunca había visto una en vivo. Lo que sí sabía era que la chica frente a él lucía como una diosa de alguna mitología isleña, específicamente aquella a quién las personas rezarían y darían sacrificios para que la ira de los volcanes o las mareas no se derrame sobre ellos.
Con algunas joyas y flores en su cabello...
El rubio pensó, en el fondo de su mente, que si Hawk Moth no existiera, y Dupain-Cheng no tuviera tan firmemente reprimidas sus emociones, sería alguien de temer: inteligente, astuta, talentosa, con el don para manejar a las personas y capaz de ver a través de mentirosos y buscafamas/fortunas.
Definitivamente una asociación era más que conveniente. Félix no deseaba estar del lado malo de esta chica cuando todo explotara, porque explotaría, Félix lo sabía, él podía hacer que sucediera, podía acelerarlo. Y cuando todo explotara, él estaría al lado de la oji-azul, viendo como el caos sobrevenía a la mentirosa y a todos los idiotas que no pudieron ver más allá de palabras bonitas e historias fantasiosas, desde un metafórico trono.
Tal vez la escuela no sería tan aburrida e insufrible como había pensado.
Entonces, decidió que era el momento de firmar la alianza.
—Madre, Madre… ¿En dónde diablos me fuiste a meter? —se lamentó, dramáticamente, meneando la cabeza.
Su pequeño acto pareció hacer su trabajo de aligerar el ánimo de la diseñadora, porque escuchó la más tenue risa provenir de ella.
—Me siento en la obligación moral de decirte que en realidad no es tan malo, simplemente llegaste en un mal momento —mencionó Marinette, con voz un poco baja, pero ligeramente bromista.
Félix le dio una mirada plana, con las cejas levantadas, obviamente sin estar de acuerdo con su comentario, antes de suavizar su expresión —hablando de mi madre… cuando le hablé sobre cómo iba la escuela, pareció pensar que éramos amigos, y ahora quiere conocerte —él parecía incómodo de incluso admitir eso.
Y, bueno, Marinette estaba sorprendida — ¿Por qué no le explicaste que solo somos compañeros de asiento? —eso era todo lo que Félix parecía permitir entre ellos. Compañerismo, intercambiaban bromas y comentarios sarcásticos, y defenderían al otro si surgía la necesidad, pero no había amistad.
¿Cierto?
El chico jugueteó con su tenedor —traté de hacerlo, pero luego pensé que, si ella creía que éramos amigos, dejaría de preocuparse porque hiciera 'más amigos de mi edad en la escuela' —él resopló con leve molestia.
Marinette tomó un sorbo de su agua con limón, estudiándolo por un momento — ¿Puedo preguntar por qué eres tan renuente a hacer amigos? —indagó con cuidado, en tono de voz suave —quiero decir, entiendo que no te agrade nuestra clase desde que solo los conoces como los seguidores de Lila, pero hay más personas en la escuela, otras clases. Seguro hay otros con quienes puedes hablar y entablar una amistad —sugirió cuidadosamente, sin saber cómo tomaría sus palabras.
Félix la miró antes de apoyar la cabeza en una mano con el codo sobre la mesa —cuando vienes de una familia como la mía, aprendes que es mejor mantener a la gente a distancia. Las personas usualmente se acercan solo por interés, por lo que la asociación con mi apellido puede significar para ellos.
La expresión de Marinette se tornó gentil y suave. Félix quiso molestarse de que ella lo mirara con compasión, pero ese no parecía el caso exactamente —sé que hay personas así, claro, pero no todo el mundo lo es —empezó ella —Adrien es famoso y probablemente es una de las razones por las que Lila trata de clavarle las garras pero, por ejemplo, ¿Nino? Es su mejor amigo, y nunca le interesó la fama de Adrien ni cuánto dinero podía tener, ni siquiera la reputación de su familia. Se enfrentó al propio Gabriel Agreste, solo para intentar que a Adrien le permitieran celebrar su cumpleaños con sus amigos —los ojos de Félix se ensancharon ligeramente —Adrien fue invitado a tocar el piano en la banda de la clase, aun sabiendo que su padre nunca le permitiría ser parte oficial de algo como eso… Y, cuando lo conocí por primera vez, en realidad estaba molesta con él —ahora, eso atrapó la atención total de Félix —creí que era el responsable de una broma que Chloé me hizo, pero él se acercó después y me lo explicó, se disculpó y me contó que jamás había ido a la escuela o hecho amigos. Me hice su amiga porque fue honesto y gentil, no porque fuese modelo y yo quiera entrar al mundo de la moda como profesión.
—No sabía nada de eso —comentó Félix, cuando ella hizo una pausa.
—Ni siquiera nos importa que su padre casi no lo deje unirse a nosotros. Quiero decir, obviamente nos molesta porque él se siente atrapado, pero siempre tratamos de involucrarlo en las actividades, así sea a través de una videollamada… Mi punto con todo esto es que seguramente puedes encontrar personas que te apreciarán por quién eres, no por la ocupación de tu familia o la reputación de tu apellido.
Félix eligió mantener el silencio unos momentos después de eso. Ella le estaba dando la más dulce sonrisa y estaba haciéndole algo. No sabía el qué, pero su estómago era un nudo y se alegró de ya haber terminado su comida, porque no habría podido probar otro bocado de cualquier cosa.
Él no sabía nada de eso. Claro, los vídeos que había visto en su visita dejaban claro que la clase de Adrien lo quería, eso era lo que había irritado a Félix, no molesto, celoso de que Adrien recibiera todo ese apoyo y atenciones. Él había estado esperando que su primo, su compañero de juegos y travesuras desde los pañales, estuviera ahí para sostenerlo y apoyarlo cuando perdió a su padre; pero no lo estuvo, y eso le dolió más de lo que admitiría, incluso si ahora sabía redirigir ese rencor a dónde pertenecía: Gabriel Agreste.
En el fondo, aunque jamás lo admitiera, él quería algo de eso. Alguien, además de su madre, que se preocupara genuinamente por él. Alguien que lo conociera lo suficiente para entender el dolor y los sentimientos que él mismo tendía a dejar a un lado e ignorar.
Tal vez… ¿tal vez Dupain-Cheng le estaba ofreciendo algo de eso?
— ¿Debo inferir que estás… ofreciendo algo tú misma? —Félix era cauteloso.
Pero algo en su voz sonaba como un niño esperanzado o, al menos, así lo sintió Marinette. Hizo que su corazón se calentara —bueno, creo que eso de llamarnos por nuestros apellidos se está volviendo molesto —respondió ella, con una mirada divertida pero una sonrisa gentil —son muy largos ¿No crees? —Félix la miró a los ojos, como si necesitara que ella lo dijera claramente, entonces, Marinette extendió una mano —puedes decirme Marinette.
Félix miró su mano mientras, lentamente, la cubría con la suya propia —p-puedes decirme Félix —desvió ligeramente la mirada mientras lo decía, y allí, justo allí, Marinette se dio cuenta, había un asomo de rubor en sus mejillas. Fue fugaz y desapareció rápidamente, pero estaba segura y calentó aún más su corazón.
¿Era ella su primera amiga? Era difícil de creer, incluso con su actitud, pero… quizás era la primera persona que se acercaba con genuino interés en una amistad.
Seguro parecía que ella era su primera amiga en París. Por lo que Adrien había dicho, ella había pensado que Félix también era amigo de Chloé, pero él no había dado ningún indicio de ello en clase, apenas y la miró algunas veces.
— ¿Amigos? —preguntó ella, porque sentía que la situación ameritaba una confirmación directa y clara.
Félix apretó ligeramente su mano antes de soltarla —...amigos.
Ella le sonrió, justo para que una alarma del celular les avisara que tenían que irse si querían volver a tiempo a la escuela.
Félix llamó al mesero para pedir la cuenta. De reojo, se dio cuenta que Marinette estaba sacando una billetera blanca adornada con flores rosadas — ¿Qué crees que haces? —se burló, mientras sacaba una tarjeta de su propia billetera.
—Lo creas o no, puedo permitirme pagar mi propio plato —se burló ella de vuelta.
Félix negó con la cabeza, ingresando su clave para hacer el pago —no lo cuestiono, pero recuerdo claramente haber dicho que hoy iba por mi cuenta.
Marinette lo miró a los ojos, una vez el chico recibió su factura —siempre que tengas claro que no estoy interesada en tu dinero, Félix.
Ella usó su nombre por primera vez, y él sufrió un escalofrío, suave y agradable.
—Como el cristal, Marinette —ella le devolvió una sonrisa.
Félix se dio cuenta de que ella estaba sonriendo y riendo más en esta hora con él, de lo que había visto en el salón de clases a lo largo de la semana. También admitió muy dentro de sí mismo que le gustaba su sonrisa.
… o tal vez le gustaba ser quien provocaba esa sonrisa.
— ¿Nos vamos? —preguntó mientras se levantaba de la mesa.
—Sí, o vamos a llegar tarde —Marinette se levantó también, recogiendo su chaqueta antes de salir.
Para sorpresa de la chica, Félix flexionó su brazo hacia ella. Marinette se rió, pero aceptó igualmente el gesto 'caballeroso' al colocar su mano en el hueco del codo del rubio e igualó su paso mientras emprendían el camino de regreso. Distraídamente, le sorprendió notar que su cercanía ya no provocaba ese estremecimiento de alarma.
El propio Félix, en realidad, no sabía qué lo impulsó a hacer eso.
Tal vez fuese que Marinette ahora era la única mujer, aparte de su madre, con la que sentía suficiente confianza para extender sus atenciones.
Tal vez fuesen los recuerdos de su padre tratando con afecto y cariño a su madre, y enseñándole cómo tratar debidamente a una dama.
Tal vez fuese que en ese momento Félix admitió a sí mismo, por primera vez, que deseaba mantener a Marinette cerca, sin motivos ulteriores ni estrategias.
Sea lo que fuere, Félix decidió, lo hacía sentir bien.
Notes:
Se supone que el martes me tocaba la segunda vacuna. Pero como tenemos un presidente de mierda, me la reprogramaron hasta noviembre.
Estoy enojada.
Chapter 16: Momentos tranquilos
Summary:
Marinette y Félix charlan.
La clase tiene planes.
Marinette piensa en Luka y Félix en ella.
Aurore, Mireille, Marc, Nath, Adrien y Félix van a casa de Marinette.
Chapter Text
En el camino de regreso a la escuela parecían personas completamente diferentes.
No era solo el hecho de que no se soltaron en todo el trayecto. Marinette lucía tranquila y relajada, y hablaba con una suave sonrisa perpetua mientras platicaba amenamente con Félix sobre distintas cosas, por ejemplo, los materiales y detalles tras el vestido de Aurore.
A cambio, el inglés le platicó sobre el trabajo de su madre, como CEO de una productora cinematográfica.
—Suena muy ocupado —comentó Marinette.
—El inicio es lo más ocupado —coincidió el rubio —La planeación, los castings, decidir quiénes trabajan en la banda sonora, la distribución de presupuesto, la elección de escenarios y obtener los permisos… durante la grabación es mucho más suave para ella… Luego llega la postproducción y vuelve a estar muy ocupada —se encogió ligeramente de hombros.
Marinette tarareó en entendimiento —bueno, en ese caso, dile que ponga una fecha en que no esté tan ocupada y con gusto iré a presentarme.
Félix casi había olvidado el tema. Asintió con la cabeza mientras escuchaba la campanilla al abrir la puerta y la dejaba pasar primero —se lo haré saber.
Los entraron en la panadería para recuperar sus cosas. Afortunadamente, ya estaba más desocupada.
— ¿Madame Cheng? —Félix llamó la atención de la mujer mientras le pasaba a Marinette su mochila.
La mayor lo miró con su sonrisa habitual — ¿Sí, querido?
—Eh- —Félix titubeó, sin acostumbrarse a la gentileza perpetua de la mujer asiática —el otro día noté que hacen tarta de manzana ¿Cierto?
Sabine le dio una sonrisa divertida —desde luego ¿Quieres una rebanada para el postre?
Marinette se rió entre dientes cuando Félix carraspeó —Uh, no. En realidad, me preguntaba si podía encargar una completa para el final de las clases. Para llevar.
—Por supuesto que sí, querido. Estará lista cuando regresen —Sabine se acercó y colocó un beso en el cabello de su hija —ahora, dense prisa o llegarán tarde a clase —cariñosamente los empujó hacia la puerta.
Félix parpadeó como un búho, realmente inseguro de cómo tomar el comportamiento de la mujer. Marinette simplemente se rió mientras cruzaban la calle hacia la escuela — ¿Tarta de manzana para la hora del té? —se burló ella.
—Es la favorita de mi madre —respondió honestamente —cuando le mencioné dónde almorcé los primeros días, prometí llevarle algo.
Marinette sonrió, absolutamente enternecida —sin intención de sonar presumida, estoy segura que le va a encantar.
Félix resopló divertido y, Marinette notó, había una pequeña curva en sus labios.
Esta vez, cuando entraron de regreso en la escuela, Félix estaba un poco más cauteloso que días atrás. Echó un vistazo disimulado a su alrededor mientras Marinette volvía a colocarse la chaqueta encima.
Después del pequeño truco de Rossi sobre la estúpida carpeta y la vigilancia en la hora antes del almuerzo, Félix no iba a volver a ser tomado por sorpresa, muchas gracias.
La oji-azul saludó a Marc, Nathaniel y una chica de cabello corto que Félix no conocía, con un gesto de la mano, mientras caminaban hacia su salón.
Para cuando entraron, había alrededor de tres cuartos de sus compañeros ya ahí, rodeando a Rossi en su escritorio.
Adrien, notó Félix, lucía como una mezcla de frustración y resignación mientras apoyaba la cabeza en una mano, y tenía los párpados a medio caer.
Félix arqueó una ceja. ¿Qué diablos pasó ahora?
Lady Wifi fue la primera en notar a Marinette. Se acercó y enganchó sus brazos —hey, amiga ¿A dónde sigues desapareciendo durante el almuerzo, eh?
Marinette suspiró, rogando porque su mejor amiga no intentara tirar de ella había el círculo que muy probablemente estaba adorado las palabras de Lila —te dije hace unas semanas que, en su mayoría, estaría almorzando de vuelta en mi casa, Alya. Aprovecho el tiempo para trabajar en mis diseños —Marinette sabía que estaría atravesando un infierno de preguntas si Alya se enteraba de que estaba almorzando con Félix estos días.
Alya se ajustó las gafas mientras miraba a Marinette con atención. Hacía semanas que no había visto ninguna novedad respecto a los diseños de la pelinegra, de ningún tipo. Una parte de su mente, sin embargo, susurraba sobre la posibilidad de que ella estuviera diseñándole un vestido especial para el baile, como una sorpresa y apenas podía contener la sonrisa ante esos pensamientos.
—Como sea, chica. Justamente estábamos hablando sobre los planes para el fin de semana —y allí, Alya empezó a jalarla.
Marinette trató de soltarse o resistir lo más sutilmente posible pero no hubo caso — ¿Planes?
La sonrisa dulce, claramente falsa de Lila, hablaba de cuánto se estaba divirtiendo al verla en esa posición, acorralada bajo la presión social y cuidando cada palabra para no ser puesta bajo las miradas malas de la clase.
Oh, pobre idiota, pensó la italiana. Creyendo que pisar con cuidado la mantendrá a salvo. Ja, solo basta que diga yo unas pocas palabras, santurrona, estás completamente a mi merced.
Cuando Marinette fue abordada por la reportera, Félix se deslizó hasta el lado de Adrien, justo en los escalones. Le dirigió una disimulada mirada de curiosidad a su familiar, a lo que Adrien solo pudo suspirar y negar con la cabeza, antes de señalar disimuladamente a Rossi.
—Lila tuvo la idea más maravillosa de que toda la clase organicemos juntos un picnic —canturreó Rose, con las manos entrelazadas — ¿No crees que es una gran idea, Marinette?
Marinette parpadeó como un búho, tratando de encontrar la trampa en todo el asunto, pero tenía muy poca información —Uh… Seguro. Hace algún tiempo que no salimos todos como grupo —comentó Marinette, cuidadosamente. No tenía nada muy urgente que atender el sábado además de ayudar en ella panadería a sus padres; el vestido de Aurore estaba prácticamente terminado y, si necesitaba algún ajuste, podía hacerlo esa misma tarde, luego se tomaría un tiempo para avanzar en la chaqueta de Jagged antes de continuar con el vestido de Mireille.
—Oh, y podrías- —lo siguiente que iba a decir la de lentes quedó ahogado por la maestra entrando e indicándole a todos que ocuparan sus lugares.
Una vez en su asiento, Marinette se tomó un momento para revisar su teléfono y contestar un mensaje que había recibido mientras caminaban de regreso a la escuela.
Luka.
El chico le había enviado una hermosa melodía ayer por la tarde-noche. Marinette no tenía idea de cómo Luka había sabido que ella no se sentía bien, pero su tonada había llegado en el momento perfecto.
Era tan suave, un ritmo tranquilo, con unos pocos picos de agudos que la ayudaron a relajarse y olvidarse de su desastroso día al momento de irse a dormir.
Marinette le había agradecido ampliamente a Luka por mensajes, por su maravilloso presente. El chico simplemente había agradecido sus halagos y le deseó una noche tranquila y llena de sueños agradables.
Ahora, Marinette respondió con emojis tiernos al mensaje de Luka diciendo que la extraña y luego contestó la pregunta de cómo iba su día antes de preguntar lo mismo.
La chica apenas podía esperar a terminar los vestidos de Aurore y Mireille para poder volver a trabajar en los accesorios que Kitty Section usaría en el baile.
Luka se merecía tanto por ser un chico tan dulce, comprensivo e increíble.
A Marinette le habría encantado corresponder a sus afectos, aún hay días en que simplemente quiere arrojar la precaución al viento e intentar salir correctamente con Luka… pero no puede, ella- Ladybug no puede tener novio. Es demasiado arriesgado. Y es una responsabilidad que es solo de ella y nadie más.
Marinette realmente desea saber mantener la distancia suficiente en su amistad con Luka. No quiere tener que lastimarlo nunca. Lo quiere, pero no puede amarlo y, por primera vez admite, no es por Adrien que no puede amarlo.
Félix no admitiría nadie que la mayor parte del segundo bloque de clases se perdió en sus pensamientos. No diría que eran pensamientos desordenados, pero definitivamente estaba sobre-pensando las cosas.
¿Cómo diablos había ido a un 'almuerzo de negocios' en busca de información, que llevó a considerar establecer una alianza, y acabó consiguiendo una amiga?
Palabras reprochantes saltaban como respuesta automática: No había venido a hacer amigos. No necesitaba amigos. Nunca los necesitó antes y seguro que no ahora.
Mirando a su lado, sin embargo, todos esos pensamientos se desvanecían rápidamente en un ruido sordo. La pequeña oji-azul a su lado le transmitía algún tipo de aura relajante. Ella era realmente apacible cuando no estaba tratando de encogerse y desaparecer de la vista de Rossi y su séquito.
A Félix le gustaba sentirse así: tranquilo, relajado.
¿De verdad estaba ella ganándose su confianza tan rápidamente?
El oji-verde pensó en los días anteriores -era increíble que ni siquiera había terminado su primera semana de clases- con todas las cosas que habían sucedido, se sentía como más tiempo.
Pensó en los almuerzos en casa de Marinette.
Pensó en las tranquilas caminatas de vuelta a la escuela.
Pensó en cómo ella se había arrimado suavemente a él en un par de ocasiones.
Pensó en cómo su dulce aroma había acariciado su sentido del olfato.
Pensó en su intención de defenderlo frente a toda la clase (no importaba que él pudiera haberlo hecho por su cuenta. Ella había saltado inmediatamente a respaldarlo)
Pensó en la pequeña complicidad que iban desarrollando en contra de Rossi.
Pensó en su forma pequeña y acurrucada contra Marc.
Pensó en ella dormida a su lado en la biblioteca (ella era bonita, Félix no podía negar eso, no estaba ciego)
Y pensó en las profundas conversaciones que habían tenido hace solo un rato, ella se había abierto a él, con el corazón en la mano… y él no lo había tomado para estrujarlo. Podría haber dicho las verdades más crudas sobre sus supuestos amigos, podría haber dicho tantas cosas… pero simplemente no lo hizo por ¿qué? ¿consideración con ella?
Feliz sacudió la cabeza. Realmente estaba sobre-pensando mucho todo el asunto. No es que fuera para menos, esta era una situación sin precedentes.
El cuaderno de Marinette se deslizó hacia él, con algo escrito a lápiz en una esquina. ¿Estás bien?
Félix la miró de reojo y ella lo miró con curiosidad y preocupación.
Preocupación sincera. ¿Cuándo alguien fuera de su familia se había preocupado, en lo más mínimo, por él?
Se sacudió, mentalmente esta vez, para mantener la cabeza dónde debería. Tomó un lápiz, y escribió justo debajo de su pregunta. Bien, solo aburrido. Ocho segundos después se dio cuenta que lo había escrito en inglés (Fine. Just boring), frunció el ceño y fue a borrarlo para reescribirlo en francés cuando escuchó la risa ahogada de Marinette.
Ella volvió a escribir Just 5 minutes more. Cheer up!
Félix volvió a mirarla y ella le dedicó esa pequeña y bonita sonrisa.
¿Ya solo quedaban cinco minutos de clase?
¿Cómo se le había ido tanto el tiempo?
Mientras guardaba sus cosas, Félix decidió que le preguntaría más tarde si habían dejado tarea mientras él estaba en la luna.
También decidió que tener a Marinette cerca era algo que simplemente quería y al diablo con todo lo demás.
~∆~
Mientras caminaban hacia la salida, Aurore, Marc, el pelirrojo de su clase que se había acercado a Marinette en la mañana y la chica de cabello corto que había visto antes se acercaron, gravitando hacia la diseñadora con sonrisas y expresiones entusiasmadas, algunos más evidentes que otros.
Félix no podía culparlos, la chica tenía talento.
Nadie, excepto el pelirrojo reaccionó a su presencia en el pequeño grupo. Nathaniel simplemente le lanzó una mirada curiosa/cautelosa desde su lugar junto a Marc, pero fue fugaz y rápidamente se integró a la conversación.
Félix simplemente estaba caminando al lado izquierdo de Marinette cuando su primo lo alcanzó.
— ¿Crees que podamos hacer algo este fin de semana? —preguntó Adrien, con ojos esperanzados, después de un intercambio silencioso — ¿Tal vez podamos dar un paseo? Últimamente he conocido algunos lugares muy agradables de la ciudad que no son tan famosos —si eso se debía a sus labores como superhéroe o no, nadie lo sabría.
Félix arqueó una ceja — ¿No vas a estar en el dichoso picnic con tus amigos? ¿Tienes tanto tiempo libre? —mencionó, indiferente, mientras se acomodaba su maletín sobre el hombro de forma distraída.
El modelo hizo una mueca —no creo que Padre me de permiso de ir al picnic —suspiró —pero somos familia, no puede negarse a que los visite si estamos en la misma ciudad ¿Verdad? ¿Crees que la tía Amelie me cubra si le digo a Padre que pasaré el rato con ustedes?
—Madre estaría encantada —y eso no fue sarcasmo. Amelie arrebataría a Adrien de las garras de Gabriel cualquier día, y con una gran sonrisa mientras estaba en ello.
Un chillido de Aurore se superpuso con el agradecimiento de Adrien —Cielos ¿Dónde es el incendio? —bromeó el modelo.
Félix resopló, divertido —aparentemente ambas chicas están muy emocionadas por ver los diseños que le encargaron a Marinette para el baile —informó —uno de ellos está listo. Lo vi ayer en su habitación. Está muy bien hecho.
Adrien esbozó una sonrisa brillante —Marinette es realmente talentosa. No por nada mi padre y Audrey Burgeoise la aprueban.
Ahora, Félix estaba curioso. ¿Audrey Burgeoise había dado una crítica favorable a Marinette? Oh, Chloe tuvo que haber explotado en ese momento.
Entonces, Adrien se congeló un momento…
¿Félix acababa de llamar a Marinette por su nombre de pila?
¿Tal vez había oído mal? Iba a preguntarle a su primo sobre eso cuando, para fortuna de Félix, el resto del grupo lo notó.
—Hey / ¿Qué tal? / Hola Adrien —saludaron todos del pequeño grupo, mientras Marinette se sobresaltaba y balbuceaba algo.
Adrien reservó el tema en el fondo de su mente para otro momento —Hola chicos, parecen emocionados.
Aurore, claramente la más entusiasta, le respondió —vamos a casa de Marinette para una prueba de vestuario. Mireille y yo le encargamos nuestros vestidos para el baile y estoy segura de que serán maravillosos —Marinette se rió suavemente, ruborizada por la adulación de la rubia — ¿Quieres acompañarnos? Me encantaría tu opinión de modelo.
Adrien miró a la calle y les dio una sonrisa triste —me encantaría, pero mi transporte ya está aquí —Gorila estaba estacionado afuera, puntual como de costumbre.
Antes de que el pequeño grupo pudiera bañarlo con simpatías, Félix lo agarró del brazo con una mano —tengo una idea, ven —y lo arrastró hacia el sedán plateado. Su propio transporte aún no había llegado y se apresuró a enviar un mensaje rápido.
Una vez el par casi idéntico llegó frente al llamativo auto, Gorila bajó la ventana para verlos.
—Disculpa ¿Puedes darnos unos minutos? —el hombre frunció inmediatamente el ceño, pero Félix no vaciló —tenemos una tarea en grupos y vamos a reunirnos con nuestros compañeros ahora para dividir el trabajo y no tener que interrumpir el itinerario de Adrien más tarde —mintió fácilmente —estaremos justo allí, y serán sólo diez minutos. Lo prometo —Félix jugó su acto de niño encantador mientras señalaba la panadería de los Dupain-Cheng.
Gorila miró a su protegido, encontrando un asentimiento y grandes ojos de gatito cachorro. Tres segundos después, suspiró en derrota y asintió, haciendo un gesto junto con un gruñido de aceptación, indicando que esperaría.
— ¡Gracias! —ambos rubios exclamaron a coro, con sonrisas exageradas antes de volverse hacia el grupo alrededor de Marinette.
—Listo, lo tienen por un rato si no les importa que yo también vaya —Félix empujó ligeramente a su primo, en broma.
Aurore se rió —lo diré, fue un poco espeluznante verlos a ambos hablar al mismo tiempo.
—Pero eso también fue un espectáculo divertido de mirar —añadió Mireille.
Marc y Nathaniel se rieron entre dientes —démonos prisa entonces —sugirió el oji-verde.
El grupo de siete cruzó la calle, sin saberlo, bajo las miradas curiosas y extrañadas de Alya y Nino, y la irritada de Lila.
La panadería estaba más desocupada que a la hora del almuerzo, así que Marinette los llevó por allí y les explicó a sus padres lo que harían antes de que ambos adultos los enviaran arriba con sonrisas cálidas, bandejas con bocadillos y un aviso a Félix de que su orden estaba lista. El rubio prometió recogerla en cuanto terminaran arriba.
Mientras tanto, y dado que los chicos se habían ofrecido a llevar las bandejas, Marinette escribió una nota en su teléfono y lo guardó en su pequeño bolso con el mensaje a la vista.
Conociendo a Marinette como lo hacía, Tikki leyó la nota.
Ve arriba y asegúrate de que se escondan bien.
Los kwamis habían seguido obedientemente sus reglas. Estaban escondidos cuando ella subía a su habitación y solo se dejaban ver cuándo confirmaban que estaba sola, también habían sido rápidos para esconderse el día anterior cuando Marc golpeó a su puerta. Pero Marinette no era nada sino cautelosa con sus secretos mágicos, así que se aseguró de que nadie viera a Tikki traspasar su bolso ni las paredes antes de guiar a sus amigos al departamento encima de la panadería.
Chapter 17: Planes
Summary:
Hay prueba de vestuario en casa de Marinette.
Un pequeño corazón a corazón entre Adrien y Félix
y una charla entre los Graham de Vanily
Chapter Text
Marinette les indicó hacer una parada en la cocina para conseguir una botella de refresco y vasos antes de subir a su habitación.
Todo estaba en orden y absoluto silencio, para su placer y tranquilidad.
Anticipando este momento, había subido sus creaciones al piso de su cama, así que acomodó a sus amigos en el diván, les pidió a Nath y Marc que arrastraran el cofre más vacío que tenía (no el de la caja milagrosa, obviamente) para usarla como mesa para colocar la merienda y los dejó acomodarse mientras se sacaba el bolso, la chaqueta, dejaba a un lado su mochila y luego subía por el maniquí con el vestido de Aurore.
Fue un milagro de los kwamis que no se cayera por las escaleras con eso encima.
A la mitad del camino, Adrien corrió para ayudarla a estabilizarse, levemente sorprendido por el peso del maniquí y el hecho de que ella lo había bajado sola. Luego ella se rió al notar que Marc estaba cubriendo los ojos de Aurore y Mireille le sostenía las manos para que no se sacara al escritor de encima.
La diseñadora dio una palmada para llamar la atención —bien, damas y caballeros —Mireille la interrumpió sin querer con un chillido de asombro y Aurore estaba prácticamente amenazando para que la dejaran ver —Marc, déjala ver antes de que intente voltearte sobre su hombro —se rió ampliamente.
El pelinegro hizo lo pedido solo para llevarse las manos a las orejas. Nathaniel y Mireille lo imitaron inmediatamente y Marinette, Félix y Adrien justo después cuando la rubia chilló de felicidad.
"Va a gritar de aquí a Burdeos" Marinette y Félix recordaron la expresión de Marc. El rubio pensó que era muy acertado.
Cuando se quisieron dar cuenta, Aurore se lanzó en un abrazo que casi las arroja a ella y a Marinette al suelo. Afortunadamente, Félix y Adrien estaban lo suficientemente cerca como para sostener a las chicas a tiempo de evitar la coalición con el piso.
Mientras, Aurore seguía exclamando —Oh, es tan, tan hermoso. Me encanta, Marinette, sabía que lo harías fantástico. No encontraría nada más perfecto ni en las mejores boutiques… sin ofender a tu padre, Adrien —añadió después.
El rubio aludido se rió entre dientes —ninguna ofensa, Aurore. Incluso padre sabe lo talentosa que es Marinette.
La diseñadora se sonrojó y balbuceó torpemente ante la lluvia de elogios.
— ¿Y bien? ¿Qué esperas para probártelo? —exclamó Marc, en un muy agradecido intento de rescatar a su amiga pelinegra, que casi parecía a punto de entrar en un espiral de nervios.
Aurore bien pudo haber dejado una estela tras de sí cuando se lanzó hacia el maniquí, mirando por todos lados para ver cómo sacarlo y ponérselo.
Después de que Félix y Adrien la enderezaron e instaron a tomar aire y calmarse, Marinette fue y le indicó dónde estaba la cremallera escondida, sacaron el vestido del maniquí y luego extendió la pantalla shoji para que la rubia pudiera cambiarse sin tener que salir de la habitación.
—Realmente se veía hermoso, Marinette. Tenía tantos pequeños detalles —halagó Nathaniel, después de que el momentáneo alboroto terminó.
Marinette le dio una suave sonrisa —sí, gracias Nath.
— ¿Dónde conseguiste esos apliques? —preguntó Mireille —no recuerdo haberlos visto cuando fuimos a comprar los materiales.
Una vez que las comisiones de las dos presentadoras de televisión adolescentes estuvieron concretadas, Mireille y Aurora, junto con la madre de la rubia, habían ido con Marinette para escoger las telas de los vestidos, de ese modo, ambas partes estaban 100% seguras de que las chicas estarían cómodas con el producto final.
—No los compré —corrigió Marinette —los bordé en ese hermoso tul de seda que encontré para la capa superior.
Marinette había suspirado cuando encontró ese rollo de tela escondido entre los estantes, había jugado con ella a la luz, enamorada de como parecía cambiar del azul pálido al plateado.
— ¡¿Bordaste todo esto a mano?! —Aurore se asomó parcialmente fuera de la pantalla para mirar a su diseñadora con los ojos ensanchados. El vestido obviamente no estaba cerrado, ya que el escote estaba flojo, dejando los hombros y la parte superior del pecho de la rubia al descubierto.
Los cuatro chicos en la habitación tuvieron la delicadeza de voltear la mirada, mientras Mireille y Marinette se apresuraban para ayudarle a acomodar todo y cerrarlo.
Una vez todo estuvo en su lugar, Marinette empujó la pantalla para retraerla y le señaló a Aurore dónde estaba su espejo de cuerpo completo.
—Te ves encantadora, Auri —Mireille aplaudió, con una pequeña pero dulce sonrisa. La rubia se ruborizó ligeramente mientras se balanceaba sobre sus pies, tratando de apreciar su vestido desde todos los ángulos posibles.
—El color queda muy bien con tus ojos —aportó Nathaniel, quien había sacado su cuaderno de bocetos y estaba haciendo un bosquejo rápido de la chica en su nuevo atuendo.
—Y me queda como un guante —Aurore deslizó sus manos desde la parte alta de sus costillas hasta su cintura, donde la falda se ensanchaba.
—Hablando de guantes —Marinette murmuró para sí mientras caminaba hacia otro de sus cofres con materiales. Rebuscó un poco antes de sacar algo de encaje blanco, luego tomó un cuaderno de bocetos más grande y regreso junto a la rubia —gira un poco y muévete con él, para asegurarnos que todo se ajusta dónde debe ajustarse y que la falda fluye como debe hacerlo.
Aurore siguió sus instrucciones. Dio un pequeño salto, algunas rápidas zancadas y finalmente giró despacio sobre su propio eje, como una bailarina elegante. Todo con una gran sonrisa complacida.
— ¿Y bien? ¿Estás cómoda? ¿Todo en orden? —preguntó nerviosamente, aun cuando todos en la habitación podían ver que Aurore estaba más que fascinada y satisfecha con su encargo.
—Está perfecto, Marinette —le aseguró la rubia, con una sonrisa más suave.
La diseñadora exhaló de alivio, antes de dejar el cuaderno a un lado —Ahora, sobre los guantes —la pelinegra extendió la tela y cubrió con ella una mano de Aurore —sencillo, para que no choque con los detalles del vestido. Y recomendaría zapatos blancos también —añadió como última ocurrencia, a lo que Aurore asintió —pienso que cortos estaría bien —trazó un límite con sus dedos, unos centímetros más arriba de la muñeca ajena —con un pequeño botón a presión, en la parte interna de la muñeca… también se me ocurrió que sería mejor sin dedos.
Aurore frunció el ceño, extrañada — ¿Por qué eso, Mari?
La pelinegra le devolvió una sonrisa nerviosa —bueno, vamos a tener mesa de bocadillos. De ese modo no tendrás que estar quitando y poniéndote los guantes cada vez que quieras comer algo.
El escritor en la habitación, que se había distraído con los bocetos de su co-creador de cómics, levantó ambas manos, con sus propios guantes de cuero sin dedos —es realmente práctico, te lo aseguro —aportó.
—No chocará con el vestido y le dará un toque más casual —decidió comentar Adrien, después de todo, Aurore lo había invitado junto a una petición de opinión, aunque sabía que había sido más una broma amistosa que otra cosa.
Todos tenían algo bueno que decir sobre el trabajo de Marinette, mientras esta tomaba algunas medidas extra para los guantes. La hicieron sonrojar, pero ella misma estaba realmente contenta con sus resultados.
— ¿Y cómo piensas peinarte? —curioseó Marc, acercándose a las dos chicas junto al espejo.
Aurore tarareó —pensaba soltarlo, tal vez ¿rizado? —dudó ella.
Marc se rió entre dientes mientras se paraba detrás de la rubia y le quitaba las gomas para el pelo, deshaciendo las dos coletas — ¿Qué piensas de esto? —cuidadosamente, Marc peinó el cabello rubio cenizo hacia un lado, enrollándolo brevemente con sus dedos antes de dejarlo caer sobre un solo hombro, luego peinó también su flequillo, curvandolo justo sobre la oreja de la chica —podrías poner el broche justo aquí, sujetando tu flequillo.
Marinette y Mireille mostraron su aprobación haciendo sonreír a la rubia —sí, parece una buena idea. Gracias, Marc.
El pelinegro le dio una bonita sonrisa antes de soltarle el pelo y re-hacerle las coletas.
—De acuerdo. Tu atuendo completo con accesorios estará listo para recoger el lunes —aseguró la franco-china, volviéndose hacia su diván para recoger algo de comer, luego de guardar todo lo referente a sus diseños.
Aurore hizo un pequeño puchero mientras volvía tras la pantalla para cambiarse el vestido —mi madre va a amarlo.
— ¿Marinette? —Mireille le tocó suavemente el hombro —no creas que te estoy apresurado, solo me gustaría saber cómo va mi vestido —preguntó tímidamente.
Marinette la calmó con una suave sonrisa —sin problemas, Mireille. El lunes te diré cuándo puedes venir a probártelo —Marinette quería terminar los atuendos de Mireille y Jagged -si no había contratiempos- para el próximo fin de semana, antes de concentrarse en el suyo propio. Los accesorios combinados de Kitty Section serían más rápidos de hacer y entonces tendría todo más que listo antes del baile.
Cuando Aurore salió en su atuendo habitual, le regresó el vestido a Marinette, quien lo guardó cuidadosamente en una funda para ropa.
Unos pocos minutos de charla y de acabarse los bocadillos después, Adrien anunció que tenía que irse, así que él y Félix recogieron sus cosas y se despidieron. Marinette se ofreció a acompañarlos abajo, pero Adrien insistió en que conocía el camino y que ella se quedara con el resto de sus invitados.
El par de primos bajó de vuelta hacia la panadería y se despidieron educadamente de los padres de su amiga.
—Aquí tienes, querido —Sabine le entregó una caja mediana, con el bonito logo que Marinette había creado a la panadería, con el encargo de Félix dentro, tibio y oliendo delicioso.
Félix inclinó la cabeza en agradecimiento antes de pagar el producto —gracias Madame Cheng.
La mujer les sonrió y les deseó una agradable tarde antes de que salieran del local.
—Adrien —el modelo había abierto la boca, pero su primo se le adelantó — ¿Puedes enviarme fotos de los apuntes del segundo bloque de clases? Honestamente, me aburrí y me desconecté por un rato. Ni siquiera sé si dejaron tarea.
Adrien lo miró con incredulidad, pero asintió —Seguro, lo haré en cuanto llegue a casa. Por cierto ¿Qué compraste? —miró con curiosidad la caja, mientras Gorila daba la vuelta para estacionarse justo en frente, junto con el transporte de Félix.
—Tarta de manzana, es para mamá.
Esa corta respuesta fue suficiente para que el corazón de Adrien se apretara, sus hombros bajaron y el brillo habitual de sus ojos se nubló. A él le encantaría tanto saber que va a llegar a casa después de la escuela y su madre estaría ahí para recibirlo, poder llevarle una chuchería tal como Félix, presentarle a Marinette y a todos sus amigos de la escuela.
Félix se dio cuenta del evidente cambio y, silenciosamente, colocó una mano en el hombro de su primo, en un pequeño gesto de confort. Adrien sabía que era como agarrarle el brazo a alguien que simplemente le dio la mano, pero aun así se inclinó hacia el hombro de Félix y lo abrazó por el torso, permitiéndose un momento de dolor.
El inglés no lo apartó, tampoco lo miró con desprecio como todas esas semanas atrás. Adrien no lo merece, Gabriel Agreste sí. Simplemente lo dejó tener ese momento mientras le daba leves palmadas sobre el omóplato antes de frotar levemente su pulgar a través de la sobre-camisa blanca
Adrien respiró profundamente un par de veces antes de retirarse. Los ojos verdes estaban cristalinos pero ninguna lágrima cayó —Lo siento, Fél.
Félix se encogió levemente —no te disculpes —negó, dándole una última palmada en la espalda antes de dirigirse a su transporte.
Una sonrisa afectuosa se deslizó en los labios de Adrien mientras se subía en su respectivo transporte. Félix podía ser complicado a veces, pero es su familia y lo ama.
Después de charlar un poco más sobre los tres conjuntos de accesorios que Marinette haría para ellos, el cuarteto pasó a otro tema rápidamente.
—Oh, el invitado sorpresa es la comidilla de la escuela —Aurore se estremeció con una sonrisa animada —todo el mundo quiere saber quién es, todos están lanzando y contrastando teorías, creo que incluso hay apuestas clandestinas —se rió entre dientes.
Marinette se tensó ligeramente por el tema.
—Es cierto, es lo único de lo que se hablaba ayer —apoyó Mireille — ¿Qué opinan ustedes?
Marinette irguió la espalda instantáneamente — ¿Uh? ¿Yo? Yo no tengo idea, ni la más mínima idea —se rió nerviosamente.
—Ustedes dos son las celebridades aquí ¿cuál es su teoría? —Marc empezó — ¿Alec, quizás? Tal vez vayan a televisar sobre el baile.
Mireille hizo una mueca y Aurore negó insistentemente con la cabeza —yo espero que no —Marinette suspiró cuando su opinión estuvo fuera de la mira —respeto a Alec como compañero de trabajo, pero es demasiado rápido y crudo para juzgar y burlarse de otros. No voy a culparlo por mi akumatización, porque fui una mocosa en ese momento, pero ¿Vieron cuando la maestra Mendeleiev fue a ese programa de Verdadero o Falso?
— ¿Ustedes también estaban viendo el programa? —curioseó Nathaniel.
Los tres afirmaron —aunque también hay que ver en qué clase de programa se fue a meter la maestra. Ese show tiene siempre tres chistes de jueces ¿Cuál era el punto? —comentó Mireille.
Marc se encogió de hombros — ¿Tal vez solo quería la difusión televisiva? ¿Ver si encontraba apoyo para su investigación? Lo que sea que fuere.
—Pero ¿Qué era de todos modos? —Aurore ladeó la cabeza de un lado a otro —primero estaba muy entusiasmada y luego lo dejó así sin más.
Mireille lanzó una tímida sonrisa —a mí, sus dibujos me hicieron pensar en hadas —mencionó.
Aurore resopló ante esa respuesta, pero le lanzó una mirada amistosa a la de pelo corto.
— ¿Tal vez era algún tipo de insecto poco común? —señaló Marc.
— ¿Un insecto poco común que no aparece en cámara? —la rubia se cruzó de brazos.
Marinette se rió entre dientes y tomó un vaso de refresco mientras sus amigos seguían el debate. Ella necesitaba esto, pasar el rato con amigos y solo relajarse.
Félix llegó a casa con un plan ya formado y detallándose en su mente.
Sabía que, si jugaba bien sus cartas, esto beneficiaría tanto a su primo como a él.
— ¿Mamá? Ya llegué —Félix miró a su alrededor. El sofá, de nuevo, estaba ocupado con libretos, carpetas, la tablet, pero su madre no estaba a la vista.
—Bienvenido a casa, bebé —la mujer apareció por el pasillo, con su teléfono en una mano. Envolvió a su hijo en un abrazo y le dio un beso en la frente — ¿Cómo estuvo la escuela hoy?
—De hecho, quería hablar contigo sobre algo mamá ¿Tienes unos minutos?
Amelie dijo un paso atrás y se cruzó de brazos con una mirada astuta — ¿Estás en problemas, Félix?
El muchacho mantuvo su postura con los brazos tras la espalda —tu suposición me ofende, querida madre.
La mujer se rió entre dientes y le colocó una mano en la mejilla —bien, tengo que hacer una llamada muy rápido, pero después podemos sentarnos y hablar ¿Está bien, bebé?
Félix asintió —por supuesto. También, traje algo para ti —dejó caer sus manos y le enseñó la caja de la panadería. Su madre tarareó con curiosidad hasta que abrió la caja y el agradable olor acarició su nariz.
—Oh, tarta de manzana. Mi favorito —la mujer le dio un beso en la otra mejilla antes de tomar la caja para llevarla a la cocina — ¿No eres un encanto?
Félix se rió entre dientes a la vez que su madre se apresuraba a hacer su llamada mientras buscaba un cuchillo para cortar unas generosas rebanadas.
Mientras tanto, él fue a su habitación a dejar sus cosas y cambiarse el saco por un suéter gris con cuello verde oscuro. Afuera se juntaban nubes grises y empezaba a hacer un poco de viento frío.
Quizás llovería esa noche.
Para cuando salió de su habitación, su madre ya estaba terminando su conversación telefónica y tenía dos porciones de tarta en cada plato.
El adolescente sonrió y colocó la tetera sobre la estufa mientras su madre llevaba el postre a la mesa frente al sofá.
—Muy bien, cariño —Amelie se sentó casualmente en el sofá, mientras su hijo servía dos tazas de té, y con su plato y tenedor en mano —cuéntame de qué querías hablar.
Félix tomó un primer sorbo de su taza mientras terminaba de organizar sus pensamientos —Bien, en primer lugar, sobre mi compañera de asiento —el rubio reprimió un suspiro de mortificación cuando vio a su madre animarse inmediatamente —le transmití tu interés en conocerla y ella estuvo de acuerdo —ignoró deliberadamente la sonrisa de victoria de su madre —me dijo que elijas una fecha en que no estés ocupada con el trabajo y ella se acomodará a eso.
— ¿Le has hablado de mi trabajo? —no pudo evitar preguntar la mujer.
—Ella reconoció la empresa familiar como la productora de la película de la tía Emilie —explicó él. Uno de los temas que habían tratado en el camino de vuelta a la escuela fue sobre el día que Adrien se había escabullido -y la había arrastrado con él- a ver Solitud. Félix casi había perdido la compostura para reírse de la foto de ellos dos en la fuente del parque. Casi —y le platiqué un poco sobre tus responsabilidades.
Amelie estaba cada vez más curiosa hacia esta chica. Su bebé jamás había sido particularmente conversador, fuera de ella y su marido. Incluso en los eventos sociales el niño prefería mantenerse cerca de ellos, dónde los demás adultos poco lo notaban, o cerca de Adrien si se daba la oportunidad, tolerando a la hija de Audrey solo porque su presencia generalmente apartaba a otras niñas.
—Bueno, tenemos que concretar esa reunión pronto —declaró, feliz de que su niño, de hecho, hiciera una amiga. Tomó un buen trozo de su tarta y el dulce sabor se derritió en su lengua. Estaba fantástico — ¿Y? ¿De qué más querías hablar?
Félix también picoteo su plato antes de continuar —tiene que ver con Adrien —ahora, Amelie se reacomodó en el sofá mientras levantaba una ceja —al parecer, nuestra clase tiene un pequeño evento planeado para este fin de semana.
—Oh ¿Como un paseo escolar? —Amelie recordaba con cariño las salidas del internado en Londres. Planetarios, visitas al Big Ben, los mercados cerca del Tamesis. Las excursiones a Cambridge y Oxford, y el paseo de fin de año al Parque Nacional South Downs y sus famosos acantilados blancos.
Pero Félix negó con la cabeza —no es un evento escolar. Simplemente la clase poniéndose de acuerdo para hacer un picnic en el parque frente a la escuela —Amelie asintió en comprensión —para ser concreto, Adrien no cree que su padre le de permiso de asistir, en cambio me preguntó si podíamos hacer algo juntos el fin de semana, aunque es evidente que quiere ir al dichoso picnic.
Amelie resopló molesta, no por primera vez, con la elección de marido de su hermana gemela. Adrien no se merecía vivir como si estuviera bajo arresto domiciliario. Ni tendría qué, si Gabriel no lo hubiera convertido en, prácticamente, la única cara de su marca.
—Pretendes que le diga a Gabriel que me robaré a su niño por un día para un poco de tiempo en familia mientras ustedes dos van a ese evento —adivinó la dama.
— ¿Los dos? —Félix arqueó una ceja, simplemente había pensado en darle una tapadera a su primo y reconstruir un puente de él y su madre hacia Gabriel.
Amelie reflejó su gesto — ¿No pensabas ir con tu primo?
—Realmente preferiría evitar cualquier convivencia, más allá de la necesaria, con mis compañeros de clase faltos de neuronas o sentido común —estableció —ya te he contado como parecen todos caer bajo las palabras de una mentirosa —Félix había ido soltando pequeñas cantidades de información al respecto a su madre. Aunque no había referido su charla de ayer con Adrien, sí le dijo que había escuchado su versión y Amelie no había presionado al respecto.
—Pero tu primo estará ahí y ¿Tu amiguita también? —insistió, con una sonrisa traviesa.
Félix ladeó su cabeza de un lado a otro un par de veces —creo que sí, ella no pareció negarse a la idea y, de todos modos, vive literalmente enfrente.
Amelie se animó de nuevo — ¿Has estado en su casa?
Un poco distraído con la intención de su madre de que participara en el picnic, Félix respondió sin pensar —fue dónde almorzamos los primeros días. Ella vive sobre una panadería muy famosa que manejan sus padres —hizo un gesto hacia su tarta casi terminada —fue dónde te compré esta tarta.
Amelie parecía una niña pequeña tratando de reprimir su emoción. Apenas podía contener su sonrisa.
—Bien, hablaré con tu tío. Luego del picnic podemos realmente pasar un poco de tiempo los tres juntos —suspiró suavemente — ¿Es sábado o domingo?
Félix se encogió de hombros —te lo haré saber mañana.
Amelie asintió antes de que Félix desviara la conversación a su trabajo.
Chapter 18: Preocupaciones
Summary:
Marinette pasa un rato agradable con sus amigos. Vaya que le hacia falta
Ladybug y Chat Noir tienen una charla un poco accidentada pero necesaria
Sobrevienen pesadillas
Chapter Text
A fin de cuentas, los cinco adolescentes se habían puesto a trabajar en sus deberes de clase y casi habían terminado todo antes de irse. Entre todo, Marinette notó que su clase vecina estaba ligeramente adelantada en algunas materias; se preguntó vagamente si la señorita Mendeleiev ponía tanta presión en sus alumnos, sin embargo, nunca había tenido un akuma por presión escolar de su clase.
Antes de irse, Nath les había enseñado el boceto detallado de Aurore en su nuevo vestido, con el peinado que Marc había sugerido. La rubia estaba extasiada y había agradecido animadamente al artista mientras abrazaba su dibujo, asegurando que lo tendría en su pared apenas llegara a casa.
En realidad, Marinette admitió para sí mientras despedía a los chicos fuera de la panadería, que había sido un día agradable.
Una vez regresó a su habitación, una manada de kwamis la abordó.
—Tus amigos son agradables, Guardiana.
—Sí, como, el niño de pelo rojo ¡Tan rojo! Y dibuja increíble.
— ¿Vieron cómo se acurrucaba con el niño de pelo negro? ¡Tan lindos!
—Y son muy amables con nuestra Guardiana.
Marinette se rió entre dientes mientras los quince kwamis -sin contar a Tikki- charlaban sobre sus amigos. Hasta que...
—Serían muy buenos portadores.
Ese comentario en particular, Marinette ni siquiera trató de identificar quién lo dijo, la envío por un espiral de pensamientos.
El asunto de los héroes temporales.
Desde Miracle Queen, era un tema delicado que no había vuelto a repasar.
Lógicamente, lo ideal sería prescindir de todos los héroes comprometidos.
Sin embargo, era mucho más fácil decirlo que hacerlo.
Viperion y Ryuko eran los dos nombres que primero saltaban a su mente.
Kagami y Luka eran los dos compañeros que más le dolería dar de baja. Eran sencillamente un match perfecto con los poderes que les había encargado.
Kagami era una esgrimista intachable que sabía ocupar a la perfección su arma, también era astuta e inteligente para usar sus elementos incluso si ella no estuviera para guiarla.
Luka era paciente y estratégico. Marinette sabía que, dada la naturaleza de los poderes de Sass, las serpientes eran susceptibles a descubrir laa identidades de sus compañeros y Luka era alguien en quien Marinette estaba segura de confiar su identidad si no había más opciones.
Pegase y Roi Singe solo habían sido llamados a una o dos misiones hasta ahora y dolía saber que no tendrían más oportunidades de demostrar su potencial.
En cuanto a Rena Rouge y Carapace…
Marinette sabía que se había arriesgado el pasado Día de los Héroes al llamarlos juntos, y los resultados eran apenas evidentes, no habían estado en su mejor momento. Aunque, contra Miraculer habían demostrado ser miembros valiosos del equipo. Sin embargo, en cuanto a sus vidas civiles… Marinette sentía que se estaba alejando cada vez más de ellos. Lila había impuesto una pared entre ella y sus amigos más cercanos que la hacía sentir que debía caminar sobre cáscaras de huevo a su alrededor.
¿Cómo iba a funcionar con compañeros en los que no confiaba completamente? Claro que estaba la opción de separar lo personal del trabajo heroico, pero… no parecía tan fácil.
Bunnyx era punto y aparte.
El as bajo la manga. La heroína de la última oportunidad.
Alix no parecía haberle contado a nadie más el secreto del futuro que le esperaba.
Serás la líder de un gran equipo de superhéroes, había implicado ella.
¿Y cuándo sería eso? A veces quería gritarle al cielo -o a Fluff, aunque no era justo con el kwami- Alix ciertamente parecía mayor ¿a los 20 años, quizás? Cuando fuesen adultos que no necesitaban parar y recargar a sus kwamis en medio de una batalla.
¿Y cuánto tiempo estarían peleando por sus vidas?
Demasiadas preguntas que necesitaban respuestas, pero que Marinette no sabía si las quería ahora… o en un futuro inmediato, a decir verdad.
Ella suspiró profundamente —tal vez… pueda considerar a algunos de ellos en algún momento —musitó, más para sí misma que para los kwamis, y luego empezó a organizar su habitación para volver al trabajo.
Tenía patrulla después de la cena.
~∆~
—Encantado de verte, M'lady ¿No es esta una miauravillosa noche? —Chat Noir la saludó con su habitual ánimo cuando la escuchó aterrizar a su espalda. Ladybug se sentó a su lado, un poco inquieta, no había tenido la intención de terminar la patrulla en la torre Montparnasse, no le traía los mejores recuerdos.
—Suenas animado, gatito —ella trató de responder con su mejor ánimo — ¿Encontraste hierba gatera de camino aquí?
Chat se quejó mientras ella dejaba una bolsa de papel entre ellos — ¿Y qué podría ser eso, M'lady? ¿Un regalo de un fan? —Chat ya podía oler el quiché de jamón y queso.
—Eh, me dio un poco de hambre en el camino, y pensé en traerte algo —mencionó despreocupadamente.
Chat casi ronroneó mientras tomaba el contenido de la bolsa —ciertamente pareces de buen humor. A tu salud, bugaboo —levantó la rebanada de quiché, medio envuelta en una servilleta, como si fuera una copa, antes de empezar a comer.
—Bon appétit, gatito —susurró ella.
Esa noche en particular, Chat había tardado un poco más en llegar a la patrulla, así que Ladybug empezó por su cuenta, dejándole un mensaje para que se encontraran al terminar.
— ¿Sabes, LB? Este parece el momento perfecto —comentó el héroe gato después de unos minutos.
— ¿El momento para qué, minou?
Chat se volvió hacia ella con una mirada seria, muy poco usual en ella —he tenido la intención de tener esta conversación contigo por un tiempo, pero… nunca sé cómo iniciarla.
Esas palabras terminaron de atraer la atención de Ladybug, así que se movió para que estuvieran sentados frente —eso es nuevo ¿Acerca de qué quieres hablar, Chat Noir?
El rubio suspiró profundamente mientras trataba de elegir las palabras para empezar, esas que siempre lo eludían, hasta ahora —han pasado algunas semanas y… no creo que hayamos tenido una charla adecuada sobre lo que… lo que le pasó al maestro Fu.
La cara de Ladybug se contrajo en una mueca que hablaba de incomodidad. Iba a preguntar qué tenían que hablar sobre ese tema, pero Chat se le adelantó.
—Solo escúchame primero ¿está bien? —el gato esperó a obtener un asentimiento antes de seguir —sé que París no es exactamente el lugar más seguro para hablar sobre las emociones pero… Ladybug, tú eras mucho más cercana al guardián que yo ¡Y no te lo estoy reprochando! —exclamó en cuanto notó su gesto culpable —ahora entiendo que no era tu secreto para contar, eso no quita que hayas pasado más tiempo con él que yo, y entiendo lo que es perder a alguien importante, así que… lo que estoy tratando de decir es… ¿Habla conmigo, Ladybug? La semana siguiente a la batalla siempre te veías tan abatida, o no venías a las patrullas, sólo… ¿Sácalo de tu pecho?
Cuando Chat volvió sus ojos verdes a su compañera, ella estaba cubriendo sus bellos ojos azules con una mano, si estaba llorando, enojada o disgustada no lo sabía, y lo estaba poniendo más nervioso a cada milisegundo.
—A veces, gatito, eres la cosa más dulce —murmuró después de un momento.
Las orejas negras se animaron y tomó la oportunidad —bueno, es parte de mi encanto natural- ¡Oye! ¿Cómo qué solo a veces? —se burló.
Ladybug deslizó sus dedos pulgar e índice sobre sus párpados cerrados antes de elevar la mirada al cielo y las pocas estrellas que se veían, dada la contaminación lumínica de la ciudad, asegurándose de limpiar cualquier pequeño rastro de lágrimas que quisieron escaparse.
—Aun hoy sigo tratando de luchar contra el pensamiento de que todo eso fue mi culpa —soltó, después de otro minuto de silencio y Chat quería apresurarse a contradecirla —sí, es fácil decir que Hawk Moth planeó el ataque meticulosamente por quién sabe cuánto tiempo o que Chloé es impredecible, pero… la verdad es que su plan no hubiera funcionado si yo hubiera sido más cuidadosa. No cuidé destransformarme antes de buscar el miraculous del dragón y puse al maestro en peligro.
—Te estaban siguiendo cuidadosamente —contra-argumentó Chat — ¿Y si en cambio hubieran descubierto tu identidad?
Ella lo ignoró y continuó exponiendo sus pecados —y yo fui la idiota que le regresó a Chloé el miraculous de la abeja a pesar de que nunca debió tenerlo en primer lugar y de que su identidad estaba comprometida.
Adrien quería encogerse ante la mención de su primera amiga, en cambio, Chat continuó —tú misma me lo dijiste el año pasado, eran los únicos con experiencia de campo, además de nosotros, en ese momento. Y estoy de acuerdo, llevar nuevos héroes a la batalla entre tantos Akumas era arriesgar los miraculous, por no hablar de darte un equipo más grande del que estabas acostumbrada a dirigir... Además, ignorando su primer fiasco, Chloé fue competente en la pelea y… parecía que ser Queen B la estaba ayudando a ser mejor persona.
—Los miraculous no se reparten para ayudar a la gente a encontrar su camino, Chat, son para luchar contra el mal y proteger a las personas —ella regañó. Si era a él, o a sí misma, ninguno de los dos estaba seguro.
El gato suspiró y colocó una mano en el hombro de su compañera antes de que ella cayera en un espiral de autoflagelación —Ladybug, mirarme —colocó su mano libre bajo el mentón de la chica, levantando para que sus ojos se encontraran, de repente ella lucía tan cansada y abatida —No eres una máquina, eres un ser humano, per se, no eres a prueba de fallas.
—Pero se supone que debo-
—Pero nada —la interrumpió el chico, levantando solo un poco la voz —ningún héroe es a prueba de fallas. Estoy seguro de que podría encontrar una lista de los mejores superhéroes alrededor del mundo que fallaron en momentos precarios, pero ¿Sabes qué nos hace a todos buenos héroes? —esperó una respuesta, ella negó con la cabeza —que incluso cuando cometemos errores, aprendemos de ello y seguimos adelante hasta solucionarlo.
Ladybug se tomó un momento para respirar profundamente y asentir —supongo que tienes razón.
Chat se animó al escucharla más ligera —oye, también hay algo de cerebro bajo todo el encanto y la buena apariencia —presumió, su cola se balanceaba ligeramente detrás de él.
Entonces, Ladybug se echó a reír —lo que tú digas, gatito.
~∆~
Se separaron un rato después, sintiéndose cada quien, a su modo, un poco más ligeros después de la plática.
Adrien saltó a través de su ventana antes de destransformarse en silencio, quitándose la ropa mientras Plagg iba por su queso. Luego, con una sonrisa en los labios, se dejó caer en su cama.
No había dicho todo lo que quería hablar con Ladybug, pero era un comienzo, y sentía que había podido ayudarla, al menos un poco.
En general, estaba satisfecho.
Habría más momentos.
Con eso en mente, se vistió el pijama y se metió en la cama, listo para una buena noche de sueño.
~∆~
Marinette se deslizó cuidadosamente hasta su balcón antes de dejar caer su transformación, le dio a Tikki una galleta y se metió silenciosamente a su habitación.
Unos pocos kwamis aún seguían despiertos, viendo algún vídeo en su tablet. La mayoría de ellos había encontrado un lugar cómodo en la habitación para recostarse a descansar.
La franco-china, que había estado vistiendo su pijama antes de salir a patrullar, simplemente se dejó caer en su cama y se estiró junto con un gemido perezoso.
Los kwamis que permanecían despiertos se arremolinaron a su alrededor, preguntando cómo estuvo la patrulla y algunas otras cosas.
Marinette les respondió gentilmente hasta que un bostezo la interrumpió y Tikki les recordó que era tarde y Marinette debía dormir si quería sobrevivir a sus clases mañana. La niña estuvo de acuerdo y se acurrucó en su cama, con Tikki, Mullo, Barkk, Trixx y Daizzi eligiendo un lugar sobre la almohada de gato. Wayzz y Ziggy apagaron la lámpara que aún iluminaba tenuemente la habitación antes de unirse a ellos.
…
De un momento a otro hace frío…mucho frío… tanto frío.
Marinette se mueve a tientas, buscando cubrirse mejor, sin embargo, el frío solo aumenta gradualmente.
Lo siguiente que Marinette sabe, es que está bajo el agua. No se está ahogando, así que probablemente es AquaLadybug en este momento, no puede comprobarlo porque todo está un poco oscuro alrededor, como si estuviera realmente profundo en el agua o si fuera de noche.
Sin saber qué más hacer, empieza a nadar.
Grandes cosas oscuras se atraviesan en su visión de vez en cuando. Al nadar cerca, puede distinguir enormes rocas o escombros quizás, también hay troncos de árboles y... ¿eso era el Liberty?
Recién entonces se da cuenta que estaba nadando en horizontal, no hacia la superficie, así que cambia de rumbo.
El agua parece cada vez más fría. Pero, al menos, su alrededor empezaba a hacerse ligeramente más y más claro.
De verdad ¿Qué tan profundo está ella?
Se siente como una eternidad, pero finalmente distingue la superficie. El cielo encima se ve un poco gris, probablemente iba a llover pronto.
Genial. Más agua fría.
Cuando finalmente impulsa su mitad superior fuera del agua y puede llenar sus pulmones con oxígeno limpio, le recibe la vista de una ciudad inundada, donde solo los edificios más altos se mantienen en pie, y algunos vehículos de transporte, acuáticos o no, flotan a la deriva.
Marinette siente incluso más frío que cuando estaba bajo el agua.
Todo su cuerpo hormiguea en alerta y su corazón parece latir más rápido de lo que probablemente sea saludable.
Se da la vuelta en busca de una referencia segura para determinar dónde está…
Y se encuentra con un frío y desolado par de ojos azules.
—M'Lady… Marinette.
Marinette se despertó con el pecho adolorido por el latido incesante de su corazón, casi sin aliento y un poco mareada.
De inmediato aprieta los ojos y trata de regular su respiración.
—Marinette —casi saltó de su lecho antes de que su cerebro, gentilmente, reconociera la voz de Tikki —hace mucho frío.
La heroína finalmente abrió los ojos llorosos e irritados, encontrándose con su kwami, que trataba de acurrucarse más en su almohada.
—Tikki tiene razón, Guardiana —siseó Sass, flotando para unirse a la kwami roja —parece una baja de temperatura algo brusca.
—Muy brusca si me lo preguntan —Mullo también se unió a ellos, seguido de Wayzz.
Marinette se movió para sentarse, pero un escalofrío la hizo estremecer. Los kwamis no estaban exagerando, se sentía como si fuera estuviese nevando afuera, pero eso no era ni remotamente posible, apenas era otoño.
Se movió para envolverse en su manta y luego trajo a los kwamis con ella, los cuales arrullaron ante su calor corporal.
—Chicos, vengan todos aquí, está haciendo mucho frío —los otros kwamis, todos despiertos a estas alturas, se apresuraron hacia su guardiana para unirse al confortable abrazo.
Una vez tuvo a todos los kwamis envueltos en la manta, cómodos y tibios, Marinette miró a su alrededor.
Consiguió una hora: las 2:25 AM.
La niña echó la cabeza hacia atrás en un quejido. Esto definitivamente le iba a pasar factura mañana en la escuela.
De repente, uno de los kwamis se movió contra su vientre. Otro par hizo lo mismo medio minuto después.
— ¿Alguien más escuchó eso? —Trixx se asomó levemente a la altura de su pecho.
Luego, las orejas de Fluff se levantaron antes de que el propio kwami lo hiciera —sí, yo también lo oigo.
—Disculpen, pero ¿Qué están escuchando exactamente? —Marinette preguntó, confundida. Ella no podía distinguir ningún sonido más allá del viento soplando fuera.
Roarr se asomó el siguiente —hay alboroto ahí afuera, mi Guardiana.
—Creí que la mayoría de humanos dormía en estos momentos ¿Qué es ese escándalo? —Kalkki fue la siguiente en protestar.
Marinette quería golpear su cabeza contra la pared. Todo menos un akuma ahora, por favor —saldré al balcón a echar un vistazo, ustedes quédense aquí.
—Pero ponte algo más abrigado, Marinette —pidió Tikki inmediatamente.
Tomando el consejo, Marinette agarró la chaqueta color granate que había usado ese mismo día y se la colocó encima del pijama. Dejó a los kwamis bien cubiertos en la manta, con excepción de Tikki, quien se coló en el cuello de la prenda.
Con cuidado, se puso de pie y abrió la trampilla, solo para ser recibida con una ráfaga de aire helado, prácticamente invernal.
Demasiado pedir que no fuera un akuma.
Los kwamis volaron, llevando la manta entre todos, y envolvieron a Marinette con ella, de modo que salieron todos juntos, y cubiertos, al balcón.
—Bendígame… ¡Alguien debería darle a Hawk Moth pastillas para dormir! —se quejó Marinette, observando la calle, el parque y la escuela desde su balcón.
Chapter 19: Sí. Otro akuma nocturno
Summary:
Sí, Marinette, es un akuma
y sí, alguien necesita darle un horario para dormir a ShadowMothOh, y se produce un encuentro inesperado
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
—Bendígame… ¡Alguien debería darle a Hawk Moth pastillas para dormir! —se quejó Marinette, observando la calle, el parque y la escuela desde su balcón.
Aún con todo, se frotó los ojos para asegurarse que no seguía dormida.
La calle, el parque y los tejados circundantes estaban espolvoreados de nieve, y se extendía por lo que parecía ser varias calles más allá. Todo el distrito quizás, pero había una división dónde no había más nieve, si no que había pequeñas flamas azuladas -o, al menos, Marinette pensó que eran pequeñas, estaban algo lejos- y, desde otro lado alcanzaba a oír… ¿Aullidos de lobo?
— ¡¿Qué rayos está pasando?! —Marinette se llevó las manos a la cabeza.
—Creo que tenemos una situación akuma, Marinette —le respondió Tikki.
—Lo sé, pero los akumas generalmente se apegan a un solo tema —algunos de los kwamis regresaron a la habitación para conseguir el bolsito donde Marinette guardaba los magicarons —ojalá que no sea otra situación de akumas rojos de nuevo. En marcha Tikki —la niña se despojó de la manta, asegurándose de que todos los kwamis siguieran cubiertos y abrigados, luego tomó su bolso antes de transformarse —regresen todos adentro, chicos —ahora Ladybug, esperó a que los pequeños dioses regresaran a su cama antes de cerrar la trampilla y lanzar su yoyo a otro edificio para columpiarse.
Adrien se quejó cuando pequeños parches de luz se filtraron a través de sus párpados. ¿No podía ser de mañana tan pronto, verdad? Él y su lady no se habían quedado demasiado tarde ¿No?
Suspirando y quejándose, el modelo se dio la vuelta y jaló de las sábanas sobre su cara, para intentar volver a la inconsciencia, hasta que su alarma -o Nathalie- lo levantaran para ir a la escuela.
—Chico —esta vez hubo un llamado junto con el parche de luz.
Adrien jaló una almohada sobre su rostro —sabes dónde está tu queso, Plagg —logró decir, a través del sueño —cinco minutos más.
—Adrien, necesitas ver esto. Ahora —la almohada fue jalada fuera de su rostro.
Adrien bufó, cansado, pero se frotó los ojos y asomó la cabeza — ¿Qué es lo que-? —se calló abruptamente cuando abrió los ojos y se encontró rodeado de pequeñas llamas en tonos azulados — ¡¿Plagg?!
El pequeño gato se asomó desde el cabello rubio de su portador —estoy aquí, gatito. Respira.
— ¡¿Qué es eso?!
Plagg se balanceó —estoy bastante seguro de que son fuegos fatuos, niño.
Adrien puso los ojos en blanco —déjame reformular, Plagg, ¿Qué hacen aquí en mi habitación? —se arrastró a una posición sentada, tratando de alejarse de las llamas.
Plagg se encogió de hombros —me gana.
Mientras se hacía para atrás, su mano aplastó accidentalmente el mando de la televisión, encendiéndola sin querer.
"¡No se vayan, son las noticias! En vivo desde las calles de París donde distintos fenómenos sacuden los diferentes distritos de la ciudad" Nadja estaba reportando desde un helicóptero, en pijama, y Adrien estaba bastante seguro de que Manon estaba en alguna parte porque su coleta castaña se asomaba por una esquina.
De repente, el familiar sonido de un yoyo cortando el aire irrumpió sobre el ruido del helicóptero, y Ladybug se deslizó dentro del vehículo.
"¡Ladybug!" Exclamaron todos los presentes en el helicóptero, Incluso el piloto.
"Por favor, eviten que los helicópteros se muevan hacia el cuarto distrito" señaló la dirección de la que aparentemente venía "las corrientes de aire son impredecibles y frías, también cae granizo por momentos"
"Ladybug ¿Qué puedes decirnos sobre la situación actual?" Nadja acercó un micrófono a la heroína.
"Nada concreto, pero les pido a todos los parisinos que se mantengan a salvo en sus hogares o en los refugios cercanos. Chat Noir y yo nos encargaremos de esto" fue todo lo que la chica dijo antes de lanzarse fuera del helicóptero.
—Esa es nuestra llamada ¡Plagg, garras fuera!
Una vez vestido para el trabajo, Chat Noir saltó hasta su ventana, esquivando cuidadosamente las llamas azules que aparecían y desaparecían en su habitación. Extendió su bastón y se lanzó hacia el horizonte.
En su camino, pudo ver cómo cientos de esas llamas, fuegos fatuos, aparecían y desaparecían en las edificaciones aledañas a su casa. Gente, incluso, saliendo despavorida de sus departamentos/casas/hoteles en pijama y gritando por los bomberos.
Estaba en camino a la torre Eiffel, para obtener una mejor vista general, cuando el distintivo traje rojo de su compañera entró en su visión periférica. De inmediato, cambió de rumbo.
—Es una pena que nos hayan interrumpido el sueño de belleza, bugaboo —lanzó a modo de saludo, cuando ambos se detuvieron en un mismo tejado.
Ladybug, que no lo había visto venir en la oscuridad de la noche, casi saltó al oír su voz. La heroína adolescente soltó un suspiro cuando negro y verde llenaron su visión, en lugar de blanco y azul.
—Démonos prisa en encontrar al akumatizado, Chat. Es día de escuela —resopló la chica, a lo que el gato hizo una mueca, pasando por alto el pequeño momento de tensión en su compañera. Levantarse para la escuela iba a ser un dolor de cabeza monumental, sin importar qué tanto o tan poco tardaran esta vez.
— ¿Tenemos algún avistamiento del sospechoso? —él preguntó en cambio, apoyándose en su bastón.
Ladybug dio algunos toques en la pantalla de su yoyo —no todavía, pero parece que hay diferentes situaciones en diferentes partes de la ciudad.
—Bueno, en las inmediaciones tenemos, lo que Plagg confirmó, fuegos fatuos —señaló justo debajo —parece que no queman, pero están sacando a todos de sus casas… Ladybug, atención —Chat se lanzó a la calle cuando vio algunos autos fuera de control.
Ladybug lo siguió rápidamente, tejiendo una red entre dos faroles para detener los autos mientras Chat recogía a unas cuantas personas.
— ¡Mamá, retrocede! —ambos superhéroes se giraron al oír una voz familiar. Félix y Amelie también habían salido de su departamento, agobiados por las llamas espectrales, sin embargo, ahora se encontraban, junto con probables vecinos, en la mira de lobeznos, no más grandes que un Samoyedo.
Chat Noir saltó apenas dos metros en frente de Félix -quién parecía honestamente dispuesto a patear a los lobos- y empezó a girar su bastón como un escudo. Ladybug estaba junto a él en dos segundos, lanzando repetidas veces su yoyo a los pies de los animales, como el látigo de un domador de leones, mientras le gritaba a los civiles que evacuaran.
Los lobos huyeron en otra dirección… casi todos, al menos.
Un par se abalanzó hacia Félix, el rubio logró darle la vuelta a uno de ellos contra una pared cercana, el otro alcanzó el chal que Amelie llevaba sobre su pijama y se lo quitó, solo para empezar a jugar con él.
—Chat, recoge al chico —Ladybug tomó a la mujer rubia, que había gritado por el repentino ataque, y saltó hacia el tejado más próximo.
Chat Noir hizo lo propio con Félix.
—Mamá ¿Estás bien? —Félix comprobó a su madre con preocupación en cuanto los superhéroes los dejaron a ambos sobre sus propios pies.
—Estoy bien, mi vida —Amelie abrazó a su hijo antes de ver a sus salvadores —Ladybug, Chat Noir, muchas gracias.
"No fue así como me imaginé conocer a su madre" pensó distraídamente la chica de traje moteado mientras ella y Chat respondían a su agradecimiento.
— ¿Esto es obra de esos Akumas? —preguntó la mujer.
—De hecho —Chat asintió con la cabeza, mientras Ladybug volvía a trabajar en su yoyo — ¿Nuevos en la ciudad, madame? —preguntó con una falsa curiosidad. Cómo esperaba, su tía afirmó.
—Mira esto, Chat —repentinamente, Ladybug le enseñó en la pantalla de su yoyo el Ladyblog, en la pestaña de las publicaciones de usuarios —diferentes personas reportan diferentes cosas. Lobos pequeños corriendo por las calles del octavo distrito —señaló al suelo dónde los dos lobeznos jugaban a destrozar la prenda de Amelie —Niños de piel verde en el tercero. Es invierno en el cuarto distrito. ¡Y los Couffaine dicen haber visto al monstruo del Lago Ness en el Sena!
Chat hizo una mueca — ¿Niños de piel verde?
—Los niños verdes de Woolpit —mencionó Félix, atrayendo nuevamente la atención de los superhéroes —es una vieja leyenda de Inglaterra, que se dice sucedió hace como mil años.
—Son todas leyendas europeas —exclamó Chat Noir en reconocimiento. Había escuchado la leyenda a la que se refirió su primo hace años, pero no volvió a su mente hasta que él lo mencionó. A la tía Amelie le encantan las leyendas.
—Empiezo a creer que encontraremos a Hawk Moth junto con la mismísima Biblioteca de Alejandría —murmuró más para sí misma, molesta más que bromista. Chat dejó escapar una risa nerviosa ante su tono —llevémoslos a un refugio akuma y veamos si podemos encontrar el origen de todo esto, Chat —suspiró.
Dicho y hecho, dejaron a los dos Graham de Vanily en el refugio del Le Grand París -¿Dónde construiría el alcalde el primer refugio sino?- y se lanzaron nuevamente a las calles.
—París es demasiado grande, saldrá el sol antes de que encontremos nada M'lady —renegó Chat, después de unos largos e infructuosos 20 minutos de búsqueda.
Ladybug suspiró, igual de cansada. Había esperado evitar por completo una situación como esta, pero parecía que no tenían más opción.
—Conseguiré un poco de apoyo. Reunámonos frente al Louvre en siete minutos —transmitió a su compañero a través del yoyo.
—Entendido.
Ladybug respiró profundamente antes de cambiar de dirección. Se balanceó de vuelta a su barrio y pasó de largo la panadería hasta los edificios residenciales.
Se tomó un momento para sacar un collar del yoyo y luego lo sujetó para bajar en rapel hasta el balcón familiar.
— ¡Ladybug! —Alya jadeó cuando un golpe en su ventana la hizo apartar la vista de su computadora -donde estaba trabajando furiosamente en el Ladyblog sobre la avalancha de reportes de los parisinos- para encontrarse a la propia Ladybug. Apresuradamente le abrió —adelante, el frío es tenaz.
—Gracias Alya, tengo un favor que pedirte-
— ¡He estado casi una hora revisando las publicaciones en el Ladyblog! Están pasando tantas cosas ¡Pero aún no encuentro nada que luzca como el akuma! —la interrumpió la reportera, cuidando la voz pero evidentemente emocionada —quiero decir, supongo que es un akuma porque las criaturas no son rojas como en el Día de los Héroes del año pasado, así que-
—Alya, concéntrate —Ladybug chasqueó los dedos frente a la de lentes para centrar su atención.
La morena en abrigo se ruborizó ligeramente —claro, lo siento.
—Tienes razón en algo. No hay un akuma a la vista y peinar la ciudad nos tomará una eternidad a Chat y a mi ¿Nos ayudas? —extendió el collar.
A Alya se le hizo extraña la ausencia del pequeño joyero de madera con el símbolo de los miraculous, pero escuchó a Ladybug y reafirmó su promesa de ayudar y regresarle el miraculous al final antes de poder saludar a Trixx y llamar a su transformación.
Rena Rouge se estremeció de gusto luego de salir de su casa —Mmm~ ya no tengo frío —siempre se sentía tan cómoda en su el traje de zorro. Como si pudiera hacer cualquier cosa. Ser una superheroína era tan increíble.
No viajaron mucho más lejos. Nino fue el siguiente en ser reclutado. Rena Rouge y Carapace se juntaron y recibieron la indicación de dirigirse al Louvre mientras ella conseguía más apoyo.
Viperion era el siguiente. Fue un poco difícil separarlo de su hermana sin que esta se diera cuenta, pero la presencia de un legendario monstruo marino en el agua, quizás incluso bajo su bote, tenía a toda la familia en la cubierta.
Al igual que la tortuga y el zorro, fue enviado al Louvre.
Después fue a por Ryuko. Kagami, su madre y un hombre mayor del que Marinette no sabía nada, estaban en diferentes puntos de acceso a la hermosa mansión Tsurugi, con bokkens en mano. Marinette nunca había estado allí en persona, pero Kagami había mencionado en algunas ocasiones que había sido remodelado y decorado antes de su mudanza para parecer lo más oriental posible. Un poco de su lugar de nacimiento en medio de París. Reclutar a la chica no fue difícil y, juntas, se reunieron con el resto del equipo frente a la pirámide del Louvre.
—Muy bien, esta es la situación —ignoró deliberadamente los aullidos de fondo —tenemos diferentes leyendas europeas corriendo libremente por los distritos y ninguna idea de quién es o dónde está el akuma responsable. Tenemos 20 distritos y ustedes son cinco. Recorrerán cuarto, cada uno —Ladybug los enlistó a todos con los distritos correspondientes —yo bajaré a las alcantarillas y revisaré las catacumbas. Todos usen un comunicador —ella y Chat sacaron los pequeños dispositivos de sus armas, a los demás les tomó un momento, pero los consiguieron también —si alguien ve al akuma no lo confronte directamente. Den aviso ¿Quedó claro?
— ¡Sí Ladybug/Ladydude/LB! —exclamaron todos a coro.
—Bien, démonos prisa si queremos volver a dormir un poco esta noche —todos hicieron una mueca, sabiendo que era poco probable -pasaban de las 3:15 am- pero se lanzaron a los tejados rápidamente.
Ladybug buscó la tapa de alcantarilla más cercana.
Minutos más tarde, Ryuko y Viperion estaban llamando al resto del equipo para reunirse en el séptimo distrito. La dragona finalmente había encontrado el rastro del akuma hasta el teatro La ópera de la Bastilla.
La ópera de la Bastilla era un edificio enorme, curvo y acristalado, tenía muros de granito y un impresionante techo de vidrio que funcionó muy bien para que Kagami ubicará al akuma en el auditorio central.
—Buen trabajo, Ryuko —felicitó Ladybug una vez que aterrizó cuidadosamente sobre el techo, junto al resto de ellos — ¿Qué tenemos?
—Parece algún tipo de bufón —reportó Rena —tiene esta capa que parece un cielo estrellado. Carapace notó que las estrellas en ella titilan y se mueven, quizás es donde se encuentra el akuma.
—También está el flautín y los extraños zapatos —añadió Ryuko con severidad —podría estar en cualquiera de esos objetos.
—Si vamos a ir con el factor sorpresa, deberíamos intentar romper todos los artículos sospechosos a la vez —propuso Carapace, antes de que su novia pudiera discutir las observaciones de Ryuko.
El akuma que estaba saltando de un lado a otro en el auditorio era un poco más grande que ellos, probablemente un adulto. Tenía el cabello peinado en cuatro mechones curvos que se asemejanban al gorro de un bufón, todos de un color diferente: verde, rojo, amarillo y azul, cada uno culminaba en una perla grande del mismo color, mientras que el flequillo era violeta, casi negro, y caía parcialmente sobre una máscara solida de color hueso que solo dejaba ver gruesas pestañas del mismo color de su flequillo.
La piel era de un lila muy pálido, tenía brazaletes color fucsia, a juego con una correa al cuello y una cinta que aseguraba una capa sobre un traje de payaso de color púrpura pálido. El interior de la capa se asemejaba al cielo nocturno, con estrellas incluidas, como mencionó Rena Rouge. Los pantalones anchos tenían diseño de rombos y círculos de los mismos colores de su pelo, y finalmente usaba zapatos de tacón alto de color violeta oscuro.
Cómo señaló Ryuko, portaba un flautín de acero y plata, decorado con joyas del mismo color de su pelo. Era una de las apuestas más llamativas para ser el objeto akumatizado, pero no debían descartar otras opciones.
—Carapace tiene razón. Vamos con el factor sorpresa —decidió Ladybug —Está en medio del escenario y es un blanco fácil, nos dividiremos en tres pares y lo abordaremos desde diferentes direcciones. Chat y yo iremos por el instrumento, Rena y Carapace por la capa, Ryuko y Viperion por los zapatos.
—Tengan mucho cuidado, todos —inmediatamente añadió Viperion, con la vista fija en el techo —hay varios elevadores y plataformas alrededor, que se usan para mover la escenografía y la plataforma puede rotar.
Algunos lo miraron con sorpresa por la información detallada. Solo Chat y Viperion habían estado antes en el teatro de ópera.
—Muy bien. Entremos —todos asintieron y bajaron al suelo, para buscar cómo entrar en silencio.
Notes:
*Según Wikipedia, la Place des Vosges, se encuentra en el cuarto distrito (También llamado: Hôtel-de-Ville), al igual que Notre Dame y el ayuntamiento, por lo tanto, también lo estaría la casa de Marinette.
Mientras que la Torre Eiffel se encuentra en el séptimo distrito (Palais-Bourbon) y, según la mayoría de capítulos, la mansión Agreste y el Le Grand París están a un par de cuadras de dicha torre.
Chapter 20: La Corte de los Milagros
Summary:
Sí, es otro akuma nocturno.
Ladybug ha decido que ella y Chat necesitan ayuda así que reune un equipo del que no está del todo segura.
Sobrevinen Segundas oportunidades.
Y un trabajo en equipo un poco incomodo pero efectivo.
Notes:
El titulo de este capitulo es una referencia que se relaciona con el nombre del akuma
Comenten si la reconocen, por favor. Me gustaría saberlo n_n(pueden volver al cap anterior para ver la apariencia del akuma)
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Les tomó un poco de tiempo resolver cómo colarse, y tuvieron que destruir algunos candados con la espada de Ryuko, pero nada que el amuleto encantado no repararía después.
En los pares designados se deslizaron entre los asientos para rodear al supervillano desde tres flancos diferentes.
Dos minutos después, y una señal silenciosa dada por Ladybug, los seis superhéroes se abalanzaron.
Ryuko iba a la ofensiva con su espada, Viperion justo detrás.
Carapace con el escudo como frisbee y Rena lista para respaldarlo.
Chat separó su bastón en dos para lanzar uno directamente a la apertura del flautín, mientras Ladybug estaba lista para atar al akuma con su yoyo si era necesario.
Cuando todos saltaron, la melodía se la flauta tomó un pico más agudo y juguetón, justo al momento en que el escenario rotó, dejando a Ryuko, Chat y Carapace en un montón enredado, a Ladybug y Rena tropezando entre sí, y a un desorientado Viperion que se apresuró a sostener a la líder del equipo mientras los demás se ponían en pie torpemente.
—Bueno, bueno, bueno. Les tomó un buen tiempo —para sorpresa de todos, el akuma no dejó su instrumento en ningún momento. Su voz cantarina salía del flautín, cosa que envió un escalofrío por la espalda de todos los adolescentes —y hay tantos de ustedes. Es sorprendente.
Ladybug, flanqueada a la derecha por Chat y a la izquierda por Ryuko, se enfrentó al akuma sin identificar, una vez que el auditorio dejó de girar -no sin antes dejarle una pequeña indicación a Viperion- —eso solo significa que esto será breve.
—Danos tu akuma y te ahorrarás una paliza legendaria, Clopín —secundó Chat Noir, juntando su bastón en una pieza nuevamente.
—Tu intento de burla es un halago para mí, minino —respondió la voz cantarina —pero pueden llamarme Troubadour —la mano que no sostenía el flautín se pegó a su pecho e hizo una reverencia. Ladybug y Ryuko se tensaron mientras la de coletas hacía un gesto a sus espaldas—me quitaría el sombrero, pero- —la mano libre ahora se dirigió a su pelo, tirando de la perla verde —verán que no tengo, es solo mi cabello.
La joya verde fue puesta rápidamente en el extremo más grande del flautín. Cuando la música sopló la impulsó directamente contra el piso del auditorio, un montón de pequeños hombrecitos enfurecidos, Elfos aparentemente. Eran al menos veinte o treinta y se abalanzaron contra los héroes, tratando de inmovilizarlos.
— ¡Adelante Ryuko!
— ¡Dragón de Agua!
La suelta de la dragona se derritió en un charco de agua, lo cual le permitió zafarse del agarre de los elfos y reformarse detrás de Troubadour. El akumatizado, sin embargo, se abalanzó directamente hacia Ladybug para tomar uno de sus aretes. La chica fluyó con el movimiento, dejándose caer de espaldas y usando sus pies para evitar que el bufón alcanzara sus orejas.
La distracción fue bien aprovechada.
— ¡Segunda oportunidad!
-
—Me quitaría el sombrero, pero- —el akumatizado se vio impedido de tomar una de sus perlas cuando una lira lo golpeó justo en la muñeca, antes de rebotar de vuelta al héroe serpiente.
—No dejen que rompa las perlas de su cabello, es así como invoca a las leyendas —advirtió Viperion.
— ¡Ryuko, Chat! —gruñó Ladybug como indicación mientras lanzaba su yoyo para tratar de atrapar el flautín.
El gato negro y la dragona se lanzaron a la ofensiva, con espada y bastón respectivamente en manos. Troubadour volvió a hacer girar la plataforma para desequilibrarlos.
—Rena, Carapace. Encuentren el mecanismo de rotación de la plataforma y deténganlo. Viperion, vamos a respaldarlos —señaló con la cabeza a la pareja que continuaba a la ofensiva.
El zorro y la tortuga se lanzaron al suelo lejos de la plataforma para cumplir su tarea mientras la serpiente y la catarina se aseguraban de acercarse sigilosamente mientras Chat Noir y Ryuko trataban de conseguir un golpe directo.
Luego de unos rápidos intercambios, pudieron escuchar como Carapace insertaba su caparazón en medio de la maquinaria, provocando un movimiento brusco. Viperion y Ladybug saltaron hacia los asientos para evitarlo, Ryuko sin embargo, lo tomó como una oportunidad y se abalanzó con su espada por delante.
Troubadour, sin embargo, fue más veloz en colocar una de sus perlas en el flautín, y soplarla directamente contra el abdomen de Ryuko.
La perla azul se quebró contra su vientre y la envolvió en un humo azul, solo para convertirla en una selkie*, envuelta en una piel de foca y todo.
— ¡Ryuko! —gritó Chat al verla.
Ladybug le dio un asentimiento a Viperion —lo mejor va a ser sacarlo del teatro.
El héroe de ojos ambarinos afirmó con la cabeza y tiró una vez más de la cabeza de serpiente en su brazalete — ¡Segunda oportunidad!
-
—Me quitaría el sombrero, pero-
Bla, bla, bla…
— ¡Segunda oportunidad!
-
—Me quitaría el sombrero, pero- —el akumatizado se vio impedido de tomar una de sus perlas cuando una lira lo golpeó justo en la muñeca, antes de rebotar de vuelta al héroe serpiente.
—No dejen que rompa las perlas de su cabello, es así como invoca a las leyendas o te convierte en una —advirtió Viperion —hay que sacarlo del auditorio.
Ladybug asintió, asimilando la información de los anteriores enfrentamientos que Viperion había descartado —Ryuko, saquémosle fuera.
— ¡Dragón de viento! —esta vez, la dragona se transformó en un poderoso huracán que se elevó hasta romper el techo de vidrio.
— ¡Protección! —Carapace los cubrió a todos de la lluvia de cristales rotos con su poder especial, mientras el huracán atrapaba a Troubadour y lo elevaba en espiral.
— ¡Amuleto encantado! —Ladybug fue la cuarta en activar su poder especial. La magia de Tikki le entregó una lata de serpentinas en spray — ¿Ugh? ¿Y qué hago con esto? —apretó un poco la tapa de la lata, lo cual arrojó unas pocas serpentinas rojas y negras. Ladybug le dio a Viperion una mirada cansada — ¿No lo has visto ya, por casualidad?
Viperion se rió entre dientes —es la primera vez que convocas tu amuleto encantado —aseguró.
Luego de un suspiro, la heroína moteada miró a su alrededor. El huracán que era Ryuko estaba perdiendo lentamente su agarre sobre el akuma, necesitaban actuar rápido. Le dio un segundo vistazo a la lata en su mano, a Rena Rouge, el escudo de Carapace y a Chat Noir.
Era un plan simple, pero estaba cansada y quería volver a su cama más que nada.
—Necesitamos ayudar a Ryuko. Rena usa tu poder para cubrirla y distraer a Troubadour. Carapace, lanza tu escudo a mi señal. Chat, Viperion, atentos.
Rena saltó a lo quedaba del techo justo cuando el akuma se zafaba del huracán y Ryuko retomaba su forma física. Se colocó frente a la dragona e invocó su poder para ocultarlas a la vez que establecía ilusiones de los seis héroes acechando lentamente al supervillano.
El visor con forma de mariposa apareció en el rostro del akumatizado por primera vez en la noche, sin embargo, era diferente de algún modo, más amplio y estilizado, y de un tono más índigo que púrpura.
—Tendré sus miraculous muy pronto, Shadow Moth, no apures un gran show.
— ¡¿Shadow Moth?! —Ladybug y Chat Noir intercambiaron miradas preocupadas ¿Un cambio de nombre? ¿A razón de qué?
Sin darles tiempo a analizar nada, Troubadour tomó su perla amarilla y la sopló desde su flautín con dirección a la ilusión de Ladybug, atravesando y disipando el poder de Rena.
Justo entonces, Ladybug lanzó la lata de spray hacia arriba y le dio la señal a Carapace. El héroe tortuga lanzó su escudo de modo que averió la tapa de la lata e hizo que esparciera su contenido justo en la cara del supervillano.
Cuando intentó decir algo, lo único que salió del flautín fueron serpentinas y un ruido que hizo que Viperion se encogiera desde su lugar.
Rápidamente, Ladybug lanzó su yoyo contra él. Una vez atado, Rena y Ryuko le colocaron dos buenas patadas para hacerlo caer a través de otro hueco en el medio-destrozado techo. El bufón quedó colgado de cabeza, justo frente a los cuatro héroes que seguían en el suelo.
— ¿Harías los honores, Chat?
—Con gusto, M'lady ¡Cataclismo!
El flautín se deshizo en cenizas y la mariposa púrpura salió volando, como era habitual.
Chat Noir y Viperion bajaron al hombre una vez la bruma morada se desvaneció, dejando a un confundido joven de unos veintipocos años con ropa de hospital, para permitir que Ladybug usara su yoyo.
—No más maldades para ti pequeño akuma. Yo te libero del mal —la heroína atrapó a la mariposa antes de indicarles a todos subir a lo que quedaba de techo —adiós mariposita.
—Aquí —Carapace recogió la lata de spray y se la entregó a la chica, quien suspiró de alivio, sabiendo que finalmente había terminado esta larga noche.
— ¡Miraculous Ladybug!
Todos miraron con fascinación la oleada de catarinas mágicas que reparó el auditorio, el techo, el objeto dónde había estado el akuma, y luego se dispersó por toda la ciudad.
Satisfechos con el resultado, todos se juntaron para una merecida celebración — ¡Bien hecho!
El toque del joven sobre su hombro sacó a Ladybug de su pequeño momento con sus compañeros. Los ojos castaños claros del joven la miraron con absoluta tristeza y una petición de perdón, lo que hizo que la chica le devolviera una sonrisa tranquilizante.
— ¿Se encuentra usted bien?
El hombre sacó del bolsillo de su ropa un cuaderno argollado, dónde enganchó el llavero que previamente había recogido: un juego de pequeñas canicas coloridas y un pequeño flautín plateado, con un lápiz, escribió algo y luego se lo entregó a la heroína moteada.
—Dice que en la noche le dijeron que sus cuerdas vocales estaban comprometidas por una infección y por eso no puede participar en una obra en la que llevaba semanas trabajando —leyó en voz alta para todos —y que lo siente mucho por lo que haya hecho.
Los cinco héroes se miraron entre sí con miradas suaves y comprensivas.
—Está bien, hombre. Es molesto cuando las cosas no salen como lo planeas —ofreció Carapace.
—Y duele cuando algo te impide hacer lo que te apasiona —añadió Viperion.
—Los tropiezos en la vida están para hacerte más fuerte, siempre que sepas volver a levantarte —Ryuko se cruzó de brazos, recitando algo que había escuchado alguna vez de sus maestros.
—Vamos a llevarte de vuelta al hospital. Necesitas descansar bien para sanar adecuadamente —le sonrió Ladybug.
—Yo me encargo, bichito. A nuestros amigos se les acaba el tiempo —señaló especialmente al brazalete de serpiente que pitó, seguido por el de la tortuga.
—Gracias Chat. Vamos Viperion —Ladybug balanceó su yoyo, lista para terminar esa noche —Ryuko, Rena, Carapace, vayan a casa, en unos minutos pasaré a recoger sus miraculous —disimuladamente, le hizo un gesto a Rena hacia Carapace, para que la esperaran juntos.
Todos asintieron a sus indicaciones y se fueron por sus respectivos caminos, después de que el joven le escribiera a Chat Noir el nombre del hospital en que estaba registrado.
-
Ladybug y Viperion se deslizaron por la vela principal del Liberty en silencio, justo a tiempo para que Sass saliera del brazalete, agotado. Ladybug le dio uno de los bocadillos de Tikki para que se recuperara, después de todo, tenía tiempo para recoger las joyas y volver a casa.
—Gracias por la ayuda, Luka.
—Siempre es un placer, Ladybug —respondió suavemente el chico, acariciando suavemente la cabeza de su kwami antes de despedirse y regresar el brazalete —sabes dónde encontrarme siempre que me necesites —una vez fuera de su transformación, el sueño golpeó a Luka y le hizo soltar un bostezo que cubrió con una mano —lo siento, debo irme a la cama. Que tengas un buen resto de noche, Ladybug.
—Igualmente Luka. Descansa un poco —la chica puso el brazalete en su yoyo y se aseguró de que Luka se deslizara dentro del barco antes de lanzarse en dirección a la mansión Tsurugi.
-
Kagami la esperaba en una terraza apenas iluminada débilmente, compartiendo una galleta de arroz con Longg, quien reposaba en su hombro.
—Me honra tu confianza, Ladybug —saludó en voz baja.
—Eres valiente y digna de confianza, Kagami. Por no mencionar que haces un par perfecto con Longg —kwami y portadora temporal compartieron una mirada de complicidad —gracias por tu ayuda esta noche. Te dejaré dormir lo que quede de ella.
La japonesa resopló ante el comentario, mientras se quitaba la gargantilla luego de despedirse cortésmente del kwami dragón —hasta la próxima vez, Ladybug.
—Buena noche, joven espadachina —la heroína recibió una inclinación de cabeza antes de que la esgrimista entrara en silencio a su hogar —solo quedan dos —murmuró para sí, después de poner la joya en su yoyo.
-
Rena y Carapace estaban en el tejado del lugar de Nino cuando Ladybug los alcanzó. La tortuga miraba a su novia con cara de enamorado mientras esta susurraba apasionadamente sobre algo.
—Gracias por su ayuda esta noche, chicos.
Ambos se espabilaron y la miraron con sonrisas.
—Trixx, a descansar.
—Wayzz, caparazón fuera.
La oji-azul agradeció a ambos antes de usar su yoyo para bajar a Nino en rapel hasta la ventana que, sabía, pertenecía a su habitación. Luego de eso, tomó a Alya de costado y se balanceó un par de veces hasta su pequeño balcón.
—Larga noche ¿Eh, Ladybug? —Alya bostezó —es la segunda vez esta semana que hay una akuma muy tarde en la noche o muy pronto en la mañana. Oh, pero ¿Qué fue eso de 'Shadow Moth'? Tú también lo oíste ¿Verdad?
Ladybug suspiró con cansancio —Sí, lo escuché. No sé a qué se deba el cambio de nombre pero, Alya, asegúrate de que este cambio no se te escape en el Ladyblog.
La bloguera miró a su ídolo con ojos ensanchados a pesar del sueño — ¿Qué? Pero ¡Ladybug! París merece saber cualquier cosa que pase con los supervillanos.
La de coletas le frunció el ceño en regaño —Tal vez, pero ¿cómo vas a justificar que conseguiste esta nueva información? Rena Rouge estuvo en la pelea, no Alya. Recuerda que debes mantener separadas tus identidades para mantener a salvo a la gente a tu alrededor.
Alya se desinfló ante el recordatorio/regañó —… tienes razón. Lo siento.
Ladybug asintió, esperó un poco más porque sabía que Alya quería una nueva entrevista, pero le sorprendió que la chica simplemente le deseara buenas noches.
—Nos vemos.
Con todos los miraculous a salvo, la superheroína se dirigió de vuelta a su hogar, libre del frío atroz que la despertó. Se dejó caer a través de la trampilla al mismo tiempo que liberaba su transformación.
—Bienvenida de vuelta.
—Otro buen trabajo, guardiana.
—Lo hiciste muy bien, Marinette.
La chica gimió de cansancio mientras se acurrucaba en su cama —Trixx, Wayzz, Tikki, saben dónde están los bocadillos. Lo siento chicos, pero tengo mucho sueño. Buenas noches a todos —concluyó en medio de un bostezo.
Algunos kwamis se rieron y otros arrullaron en consideración con la agotada adolescente, así que se aseguraron de cerrar la trampilla y cubrirla con su manta antes de elegir un lugar cerca de ella para descansar también.
El reloj marcaba las 4:52 AM.
~∆~
La mañana siguiente… o, mejor dicho, unas horas después, encontró a los kwamis apresurándose a esconderse entre las almohadas y peluches de Marinette, cuando Sabine entró en la habitación, después de golpear por casi un minuto entero, para despertar a su agotada hija.
Antes de dejarla, Sabine se aseguró de que su hija no estuviera resfriada. Su habitación no había estado tan fría desde que el calor residual de los hornos mantenía confortable el segundo piso, pero con la habitación de su hija tan arriba, no podía estar segura.
Marinette descartó sus preocupaciones, pero se movió para tomar una ducha tibia muy rápida antes de vestirse.
Cuando la adolescente volvió a su habitación y vio la pequeña pila de ropa deportiva que los kwamis habían colocado amablemente junto a su mochila, no pudo evitar quejarse.
Por supuesto. Los viernes tenía educación física.
¿Acaso este día podría ser peor?
Notes:
*Clopín, por si alguien no lo sabe, es el nombre del bufón en El Jorobado de Notre Dame. El líder de los Gitanos y voz principal en 'La Corte de los Milagros'
No podía dejar pasar esta referencia.*Las selkies son criaturas de la mitología escocesa y nórdica. Se trata de focas que pueden quitarse la piel y transformarse en mujeres atractivas.
Cuentas las leyendas que los pescadores solitarios a veces robaban y escondían sus pieles para mantenerlas en forma humana y desposarlas.
También se dice que hay selkies masculinos que seducen a las mujeres infelices con sus matrimonios.*Honestamente, en el doblaje latino parece que no pueden decirse en cómo nombrar el poder de Carapace, en Anansi lo invoca como "caparazón" pero esa es su frase de transformación también, luego en Miraculer lo llaman "escudo". Así que yo me quedo con una traducción directa del inglés 'shelter' que como verbo significa dar amparo, resguardar o proteger.
Chapter 21: Mañanas dificiles
Chapter Text
Adrien no estaba teniendo su mejor mañana.
El tiempo de su anillo había alcanzado para dejar a la última víctima de Hawk- es decir, Shadow Moth, devuelta en el hospital, dónde el grupo de enfermería en turno de noche lo recibió agradablemente (asegurando que tendría una sesión terapéutica con el psicólogo del hospital a primera hora de la mañana para ayudarlo a procesar su situación) y luego volver a casa.
Mentalmente agotado, Adrien se dejó caer en su cama mientras Plagg asaltaba la mini nevera por unos pedazos de queso, y se preparó para dormir la hora que le quedaba antes de que saliera el sol.
…
No pudo pegar el ojo.
Y Plagg se dio cuenta.
— ¿Qué te pasa, chico? —Adrien solo hizo una mueca cuando su kwami se acercó a él con medio trozo de camembert en sus manitas, pero no dijo nada al respecto.
—Creo que tengo demasiadas cosas en la cabeza de las que no puedo desconectarme —musitó el modelo.
Plagg se zampó el resto de su queso de un bocado y luego revoloteó sobre la cabeza de su portador — ¿Por ejemplo…?
Adrien tarareó un segundo, escogiendo algo en la parte superior de su lista de preocupaciones —Hawk Moth… ¿Por qué de repente cambiaría de nombre a ShadowMoth? ¿Crees que haya adquirido un nuevo poder? ¿Tal vez intercambio miraculous con Mayura y ambos cambiaron de identidad? ¿Tal vez-?
Plagg interrumpió a su chico dándole un ligero coletazo en la nariz —detente ahí, chico. ¿De qué te sirve especular nada al respecto? En mi experiencia, eso solo lleva a los humanos a la paranoia. No lo sabrás con certeza hasta que el anciano decida volver a mostrar su fea cara por la ciudad. No tiene caso sobrepensarlo.
Adrien admitió a regañadientes que Plagg hablaba con la verdad… no es que fuera muy reconfortante.
— ¿Qué más hay? —insistió la pequeña deidad.
El rubio se llevó las manos tras la cabeza —tenía intención de hablar con Ladybug sobre los héroes temporales después del último gran ataque de Hawk Moth pero… la situación me ganó… —suspiró —y también… sobre las cosas en la escuela.
Esta vez, Plagg flotó delante de su portador con todas sus extremidades cruzadas y la cola erguida. Adrien se estremeció cuando los ojos verde brillante se entrecerraron en rendijas — ¿Finalmente te diste cuenta que la situación es más grande de lo que crees?
Ahora, a Plagg generalmente no le interesaba involucrarse en los asuntos humanos, excepto si lastiman directamente a sus gatitos -como Gabriel tengo-un-palo-en-el-trasero Agreste- … pero resulta que su nueva guardiana también era una de sus gatitas, y Adrien podría acabar perdiendo más que solo una amistad si no se quitaba los lentes color de rosa con los que veía la vida.
Adrien suspiró —Plagg, las cosas no son así. Li-
Plagg le volvió a dar un coletazo en la nariz, esta vez con un poco más de dureza —no quiero escucharlo, niño. No sé cuántas veces debo decirte que esa niña no tiene un gramo de buenas intenciones en todo el cuerpo —le dio la espalda y se acostó en la otra almohada.
—Plagg, todo el mundo puede ser una mejor persona. Solo hay que darles la oportunidad —lo regañó, pero Plagg lo ignoró por completo, simplemente ondeando su cola.
"¿En serio? Me pregunto ¿cuántas oportunidades le dio Coletitas antes de aprender que ella podría ser tan mala como el mismo Hawk Moth?"
Finalmente, Adrien resopló e intentó dormir.
—Espero que puedas ver la imagen completa más pronto que tarde, niño —susurró para sí el dios de la destrucción.
— ¿Estás absolutamente seguro de que quieres asistir hoy, bebé? —Amelie preguntó, sentada al lado de su hijo en el sedán negro —Podrías quedarte en casa y dormir un tiempo decente —ofreció suavemente.
Félix suspiró por enésima vez esa mañana, luego de tomar otro sorbo de su termo. El té de ginseng tibio deslizándose por su garganta en un intento de mantener un nivel aceptable de energía —estaré bien, mamá. De verdad —repitió por… honestamente, ya había perdido la cuenta —no necesitas preocuparte.
—Pero-
—Me saltaré la clase de deportes si me siento muy cansado, promesa —volvió a suspirar.
Amelie frunció el ceño cuando el auto se detuvo fuera del Françoise DuPont —de acuerdo.
Félix le dio una sonrisa suave y se movió para darle un beso en la mejilla —que tengas un buen día en el trabajo, mamá.
Amelie le dio un rápido abrazo, antes de que su hijo pudiera agarrar la manija del auto —ten un buen día tú mismo, mi príncipe. Te amo.
Félix agarró su maletín con una mano y la manija con la otra —yo también te amo, mamá —y el rubio finalmente bajó del vehículo, cerrando cuidadosamente la puerta detrás de él.
Amelie suspiró mientras veía a su único hijo caminar hacia el edificio —Jeeves, ya podemos irnos al estudio —el hombre al volante afirmó con un tarareo y puso en marcha el auto nuevamente.
.
Félix se quedó mirando el auto hasta que desapareció calle arriba. Ama a su madre y sabe lo afortunado que es de tenerla, sin embargo, a veces era un poco invasiva, especialmente después de la desaparición de su gemela y luego la muerte de su marido.
El rubio dedicó un rápido pensamiento y un suspiro de añoranza a la memoria de su padre antes de sacudir la cabeza y poner la mente en el presente.
Muchos estudiantes entraban a la escuela con cabezas bajas, ojos somnolientos, tazas de café o bebidas energéticas en mano. Ciertamente el akuma de anoche había afectado el sueño de gran parte de la ciudad y los resultados eran evidentes.
—Buenos días —una chica que pasó junto a él lo llamó. Era la rubia para la que Marinette hizo el vestido. Aurore, recordó.
—Buen día —regresó, internamente curioso sobre por qué ella se detendría a saludarlo.
—Te llamas Félix ¿Verdad? ¿Eres familiar de Adrien? —inició la chica.
—Sí, somos primos —confirmó con cautela.
—Genial. Te hemos visto con Marinette estos días, pero no creo que nos hayamos presentado correctamente, incluso ayer —ella extendió una mano —soy Aurore Boréale.
Después de un segundo de consideración, Félix tomó su mano y la estrechó —Félix Graham de Vanily.
Aurore lo miró con interés —No es un apellido usual ¿no tendrás algo que ver con Graham Films o sí?
Félix se tragó un suspiro. Este era un escenario tan típico —sí, es la empresa de mi familia —y ahora ella trataría de-
—Wow, eso es genial. Mi madre siempre ha amado sus películas —sonrió Aurore —bueno, iré a mi salón. Nos vemos por ahí.
Félix parpadeó, confundido, sobre lo que acababa de pasar. ¿La chica simplemente hizo un comentario agradable y se marchó? ¿No trató de coquetear, o encantarlo, ni hablar sobre cualquier absurdo talento que pensara tener para llegar ante las cámaras?
Ella simplemente... fue amable.
"Mi punto con todo esto es que seguramente puedes encontrar personas que te apreciarán por quién eres, no por la ocupación de tu familia o la reputación de tu apellido" recordó las palabras de Marinette.
Y esta chica era amiga de Marinette ¿verdad? Cómo, verdaderamente amiga, desde que no parecía haberle dado la espalda por Rossi, como los demás que estuvieron ayer en su habitación (aunque no estaba muy claro sobre el dibujante pelirrojo) entonces, probablemente tenía más de una neurona funcionando en su cabeza y, a pesar de ser claramente enérgica, tenía una personalidad vibrante.
Félix todavía tenía que reflexionar mucho sobre el asunto de "hacer amigos".
Iba a entrar a la escuela él mismo cuando el sonido, ya familiar, de la campanilla en la puerta de la panadería llamó su atención. Lanzó una mirada de reojo solo para ver a Marinette caminando hacia la escuela con dos cajas rectangulares apiladas en manos, y su padre al lado, con otro par de cajas. La chica vestía jeans azules de cintura alta y un suéter de manga larga rosa claro, con una bufanda ligera alrededor del cuello. La vista era intrigante, así que los esperó.
—Buenos días —saludó él, esta vez.
—Hola Félix —Marinette saludó, demasiado animada para alguien que no había dormido ni cinco horas completas anoche.
—Buenos días, muchacho —saludó también Tom, mientras entraba en la escuela junto con su hija. Se detuvo al ver a Fred Hapréle y le ofreció una taza de cartón antes de seguir adelante.
— ¿Qué traen ahí? —preguntó el rubio al ver al padre de su amiga.
Marinette le sonrió —Chocolate para la clase y capuchinos para los adultos —levantó ligeramente las cajas en sus manos — ¿Quieres uno?
Félix se sorprendió sintiendo la más ligera punzada en su pecho al tener que declinar —me encantaría, pero ya estoy tomando té —levantó su termo.
—Está bien —Marinette se encogió de hombros antes de divisar a Mireille que estaba parada junto a Marc y Nathaniel —chicos, vengan —Nathaniel y Marc se acercaron, curiosos, mientras Mireille buscaba a Aurore y la traía también —traje chocolate. No podía traer para toda su clase, pero-
—No te preocupes Marinette. Eres muy considerada con nosotros —Marc se apresuró a ayudarla, abriendo la caja superior para que Marinette no tuviera que sostener todo con una mano. Le pasó una taza a cada chica antes de tomar otro par para él y Nathaniel. Las chicas arrullaron de gratitud antes de tomar un largo y apreciado sorbo cada una.
—Déjame ayudarte —el pelirrojo tomó la caja que ya estaba abierta de manos de su compañera —ya iba para el salón de todos modos. Marc, lo siento ¿puedes ponerla en mochila? —preguntó tímidamente a su compañero artista.
—Claro Nath —el pelinegro aseguró la taza en el bolsillo lateral de la mochila escolar del pelirrojo.
— ¿Vamos, Marinette? —la llamó Tom, después de entregar otro par de capuchinos al profesor del aula 33 y al señor D'Argencourt.
— ¡Ya vamos papá!
Nathaniel, Marinette y Félix se dirigieron a su salón junto con el mayor. Félix se adelantó y sostuvo la puerta abierta para que todos pasaran.
—Gracias, muchacho —agradeció Tom mientras dejaba la caja en el escritorio, después de notar que la profesora no estaba allí todavía.
Félix tarareó e inclinó la cabeza en reconocimiento. Cuando Nathaniel y Marinette dejaron sus respectivas cajas en la mesa también, se acercó a la chica — ¿Llevo tu mochila a nuestra mesa? —ofreció en voz baja, notando como todos los que ya estaban en el salón empezaban a reunirse alrededor.
Marinette le dio una expresión apenada, pero asintió, permitiéndole a Félix que deslizara la mochila rosa de su espalda y subiera a su mesa compartida para evitar el cúmulo creciente de estudiantes.
Hubo un coro de saludos a Tom mientras todos miraban con curiosidad y ansias las cajas. Todos en el salón sabían lo deliciosos que eran los productos de su panadería/pastelería.
Adrien, Max, Lila y la maestra iban entrando justo cuando Tom se dirigió a los compañeros de su hija —sé que todos tuvimos una mala noche con el akuma de ayer y, seguramente, no todos estén en su mejor mañana, así que mi familia y yo pensamos que esto podría ayudar —Nathaniel y Marinette empezaron a repartir las tazas de chocolate para todos. Tom abrió otra caja para terminar de repartirlas, hasta que notó a la mujer pelirroja y le ofreció una taza de café.
—Muy bien, clase ¿Qué le diremos a Marinette y a su padre? —incitó la mujer, con una sonrisa.
Hubo un alegre coro de "Muchas gracias Señor Dupain y Marinette" de casi toda la clase.
Claramente, la voz de Lila no estaba entre ellos. No es que nadie lo notara de todos modos.
—Muchas gracias a ambos —repitió la docente.
—Es un placer ayudar —aseguró el hombre —si me disculpan, llevaré el resto de capuchinos a la sala de maestros.
Caline se rió suavemente —estoy segura de que todos allí lo aparecieran mucho.
Tom asintió —ten un buen día, mi pequeña.
Marinette le sonrió de vuelta a su padre y saltó para darle un beso en la mejilla —tú también, papá. Te veo en el almuerzo —la chica compartió una sonrisa con Nathaniel antes de que ambos tomarán sus respectivos asientos en la parte de atrás.
— ¿Por qué? —fue el murmullo con el que Félix la recibió. Marinette le devolvió una mirada interrogante —estoy seguro de que la mayor parte de las ganancias de su local provienen de los productos horneados, aún así, regalar todo eso —hizo un gesto vago con la mano hacia el resto del salón —no puede ser una buena estrategia de ventas, entonces ¿Por qué?
Cuando entendió su duda, Marinette le sonrió —olvida la visión empresarial un momento y escucha —le pidió suavemente —Hawk Moth es, claramente, una desgracia para París, sin embargo, creo que la única cosa buena que nos deja esta situación, es que ha enseñado a la mayor parte de la ciudad a ser más gentil, proactiva y empática con quienes los rodean. No tienes idea de lo que un pequeño gesto como este —levantó su propio termo con chocolate y café en leche —puede hacer por el ánimo de una persona. Aquí, eso puede marcar la diferencia entre un día tranquilo y un akuma destruyendo la ciudad. Nunca subestimes el poder de la amabilidad, Félix.
El rubio la escuchó en silencio y simplemente asintió, desviando la mirada para analizar sus palabras mientras tomaba un poco más de té. Unos minutos más tarde, Bustier empezó a pasar lista.
Lila Rossi no estaba teniendo un buen día. Y ni siquiera se molestaba en disimularlo.
La gente que la veía pasar en la calle prácticamente podía sentir la negatividad emanando de ella, y volteaban hacia el cielo, advirtiendo la llegada de una mariposa mágica.
Sorprendentemente, no hubo ninguna.
Tal vez a Hawk Moth también le estaba pasando factura el akuma de anoche. Le vendría bien, al anciano idiota. ¿Es que no entiende el concepto del buen sueño? Una chica como ella necesitaba su sueño de belleza, con un demonio.
Oh, pero la verdadera imbécil aquí era nadie menos que Ladybug.
El patético bicho asqueroso seguro se había tardado su dulce tiempo para hacer algo. Y, mientras tanto, Lila se estaba congelando el culo en casa.
¡Su madre incluso había ido a buscarla para dormir juntas, para que ninguna pasara demasiado frío! ¿Tienen alguna idea de lo incómodo que es eso para una adolescente?
Simplemente una noche de fiasco absoluto.
Ya tenía en su cabeza todos los lamentos que soltaría sobre la terrible noche que pasó y lo mal que se siente. Le importaba un carajo si todos los idiotas de su salón habían pasado una mala noche también.
Tal vez incluso pudiera aprovechar para comentar anónimamente en algunos blogs sobre lo terriblemente ineficiente que era Lazybug en realidad. Desprestigiar a esa idiota siempre era una buena forma de levantarse los ánimos.
Estaba educando sus rasgos de molestia e ira a malestar cuando entró en la escuela, y vio a Adrien subir hasta su salón. Perfecto. Iba a asegurarse de que todos vieran como estaba tan mal que necesitaba a Adrien para apoyarse y ayudarla durante las clases, si tenía suerte, incluso podría cambiar de asiento permanente con Nino.
Imagínense su sorpresa cuando iba a aferrarse al brazo de Adrien solo para toparse con la visión de una Maritonta sonriendo estúpidamente mientras repartía tazas a todo el salón junto con la mole de padre que tenía.
¿Por qué esa idiota estaba actuando como una mesera alegre en lugar de malhumorada igual que Lila se sentía? ¿Por qué todos en el salón parecían animados?
¡¿Qué diablos estaba pasando aquí?!
En algún momento, Nathaniel empujó una de las tazas en su mano, al mismo tiempo que Adrien se reunían con Nino en mesa y brindaban con las estúpidas tazas desechables antes de beberlas. Una rápida inspección cautelosa reveló chocolate caliente.
Por supuesto, la maldita mocosa estaría desesperada por cualquier cosa que la pusiera de nuevo en las buenas gracias de su clase.
Bueno. Lila no iba a permitir nada de eso.
Tenía un plan para el picnic de ese fin de semana que era sencillamente perfecto. Y esa patética panadera santurrona aprendería su lugar.
Si le preguntaran a cualquier alumno del Françoise DuPont ese día, te diría que las clases se sentían particularmente eternas ese viernes.
Incluso algún que otro profesor estaría de acuerdo.
Marinette atravesó el primer bloque de clases aferrándose a su termo y contando con los ligeros empujones de rodilla de Félix para poner atención cuando los profesores dejaban tarea o decían algo importante.
No era que el rubio británico estuviera mucho mejor. Llevaba la mitad de las clases con los párpados a medio camino de cerrarse y la cabeza apoyada en una mano, ligeramente encorvado sobre su mesa. La presencia somnolienta, junto al agradable y relajante aroma dulce de Marinette a su lado, no lo estaba haciendo mejor.
Entonces, sonó la campana.
La última clase antes del almuerzo. Educación física.
Maravilloso.
Marinette se estremeció a su lado cuando el ruido de la campana evitó que cerrara completamente los ojos. La pelinegra se levantó mientras ahogaba un bostezo contra su bufanda y recogía su maletín rápidamente —No puedo esperar a que sea la hora del almuerzo —murmuró ella, mientras bajaban las escaleras del salón.
—De hecho, el sentimiento es compartido —Félix respiró profundo para reprimir el bostezo que quiso salir.
No habían llegado al final de los escalones cuando escucharon algunos sonidos ahogados y, lo siguiente que Félix supo, era que tenía que equilibrarse mientras una chica se apoyaba contra su cuerpo.
Rossi, nada menos.
Félix tuvo que recordarse mentalmente que era un caballero y que no debía empujarla de regreso a su mesa.
—Oh, Félix, lo siento mucho. Creo que me levanté demasiado rápido y me mareé —el rubio contó hasta cinco mentalmente para no expresar verbalmente su desdén porque ella se agarró a su brazo —es que, con el akuma, no pase una buena noche y no desayuné para llegar a tiempo. Me siento un poco débil.
¿Y todo eso me importa por qué…? se abstuvo de decir. Realmente se estaba esforzando para no ser la causa de otra akumatización.
—Te he dicho que no me llames por mi nombre. No somos amigos —le recordó, forzando su mejor poker face en sus facciones, sin embargo, lanzó unas miradas agudas a Marinette y a Adrien. "¿Un poco de ayuda?" claramente decía.
Adrien se levantó, nervioso e indeciso de llamar la atención de Lila sobre sí. Marinette miró a su alrededor, sus compañeros se estaban acercando —Alya, Nino ¿Pueden ayudarla a sentarse? —antes de que pudieran cuestionarla sobre por qué ella no ofrecía ayuda, se volvió hacia la maestra, que no había abandonado el salón todavía — ¿Madame Bustier? Creo que Lila necesita ir a la enfermería.
— ¿Qué es lo que sucede? —preguntó la mujer, acercándose.
—Lila no se siente bien, maestra —aseguró Alya, preocupada, mientras intentaba que la italiana se apoyara en ella.
—Oh, no es necesario que se preocupen tanto. Fue solo un mareo —la morena explicó dulcemente, aunque se tambaleó nuevamente y se aferró más al brazo de Félix, quien obviamente estaba perdiendo la paciencia.
—Lila ambos se van a caer —Adrien finalmente se movió para hacer algo, parándose detrás de Marinette para sujetar a su primo. Aunque más parecía que estaba listo para retenerlo si intentaba cualquier cosa.
Félix apretó los dientes —yo diría que sí es necesario. Tenemos Educación física ahora y en tu estado —trató de no parecer sarcástico, porque ella claramente estaba actuando esto —simplemente acabarás desmayada.
—Alya —presionó Marinette.
—Alya, por favor, acompaña a Lila a la enfermería —dictaminó Caline —su compañero tiene razón, no puede asistir así a la siguiente clase —la pelirroja se acercó para colocar una mano en el hombro de Lila —y procura tomar un buen almuerzo —Félix aprovechó para sacar su brazo de un tirón, lo cual le ganó una mirada molesta de Alya y una decepcionante de la maestra, pero no podía importarle menos.
Alya y Nino se movieron para ayudar a Lila a ponerse en pie, mientras Adrien soltaba a Félix, quien procedió a acomodarse la ropa con una mirada de desagrado y apresuró el paso fuera del salón, con Marinette justo detrás de él.
Adrien les dio una mirada nerviosa a Nino y Alya cuando Lila pidió en un lamento que también los acompañara, pero se excusó asegurando que el profesor le había pedido que estuviera temprano en la siguiente clase desde que había faltado a su última práctica de esgrima, y se apresuró tras su primo.
Chapter 22: Demostraciones e invitaciones
Summary:
Todos están cansados, pero aun falta la clase de deportes.
Más personas se unen al picnic.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Cuando Adrien alcanzó a Félix, cerca de los baños, encontró al chico con sus manos cubiertas entre las más pequeñas de Marinette y sintió un repentino vuelco en el estómago ante la vista, que realmente no se esperaría.
¿Qué está pasando con esos dos?
Cuando se acercó un poco más, se dio cuenta de que Marinette estaba guiando a Félix a través de ejercicios de respiración. Su primo simplemente estaba de pie, con los ojos cerrados y los hombros cada vez menos tensos mientras la oji-azul le hablaba suavemente.
—Lo estás haciendo muy bien, Félix —ella decía, suave y despacio, como una canción de cuna —suelta el aire despacio y mantén en tu mente cosas que te hacen sentir tranquilo y relajado… Respira profundo de nuevo, eso es. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete. Suelta el aire.
Después de eso, Félix abrió los ojos. Le dedicó a Marinette una de las miradas más suaves que Adrien había visto en su rostro, como agradecimiento, y asintió levemente mientras Marinette le soltaba las manos, correspondiendo con su propia hermosa sonrisa.
De repente, Adrien sintió que no había visto a Marinette sonreír así en mucho tiempo.
Cuando se acercó a ellos, fue recibido con una mirada plana de su primo y con Marinette dándole nada más que una mirada rápida antes de mirar a otro lado —hay que apresurarnos o se nos hará tarde —murmuró la chica, antes de dirigirse al baño.
Sintiéndose incómodo con toda la tensión, incluso después de que Marinette se fuera, Adrien guio en silencio a su primo hacia los vestidores, y ambos se cambiaron por ropa deportiva antes de unirse al resto de la clase en el patio. Marinette los alcanzó un minuto después, con una sudadera rosa, pantalones jogger negros y tenis blanco con rosa; su cabello había sido recogido en una sola coleta y aún parecía luchar con la somnolencia.
El profesor D'Argencourt usualmente los llevaba al Parc des Princesses para hacer ejercicios. Hoy, sin embargo, había muchos tapetes de yoga cubriendo una parte del patio de la escuela; el resto estaba configurado en un circuito de carreras cuadrado, con un cajón de salto piramidal justo antes de la marca de salida/meta, tres vallas con una distancia aproximada de un metro y medio y un par de colchonetas, dónde seguramente tendrían que hacer vueltas de carro o alguna pirueta.
No hace falta decir que la mayor parte de la clase se quejó en cuanto vio la configuración para la clase.
El profesor esgrimista aplaudió con fuerza para llamar la atención, ignorando deliberadamente las quejas de los adolescentes —reúnanse en parejas para trabajar en los calentamientos.
Juleka y Rosita se tomaron de las manos instantáneamente. Mylene y Alix se juntaron, desde que tenían una altura similar, igual que Kim e Iván, Nathaniel y Max. Chloé y Sabrina habían desaparecido a Dios sabe dónde.
D'Argencourt frunció el ceño al ver a la presidenta de la clase entre uno de sus esgrimistas más destacados y el alumno nuevo — ¿Faltan estudiantes?
Marinette afirmó con la cabeza —Lila Rossi está en la enfermería. Madame Bustier le pidió a Nino Lahiffe y a Alya Césaire que la llevaran, señor.
El hombre frunció el ceño al escuchar el primer nombre. Esa muchacha había estado ausente durante meses y casi siempre tenía una excusa para no presentar su clase. Se lo había mencionado al director en una reunión, pero el hombre no le había dado mayor importancia, citando alguna discapacidad de la chica, por la que no podían reprenderla.
—Trabajen los tres. Ahora, calentamiento.
Marinette miró nerviosamente a lado y lado, sintiendo los remanentes de incomodidad entre los dos primos. Sin tener idea de qué más hacer, se sentó sobre los tapetes de yoga y extendió las piernas frente a ella para concentrarse en sus estiramientos.
Adrien y Félix pronto se pusieron a trabajar ellos mismos.
Félix hacía calentamientos regulares por las mañanas, practicando katas de las artes marciales que conocía.
De vuelta en Londres, Félix entrenaría dos o tres días a la semana, sin embargo, desde que se trasladó a París, había estado practicando cada mañana -uno no podía ser demasiado precavido en una ciudad dónde había al menos tres supervillanos a la semana- pero, con lo poco que durmió anoche debido al akuma, se saltó este día.
Dónde Adrien había aprendido Karate y Capoeira, Félix había sido entrenado en Taekwondo y Artes Marciales Mixtas además de Esgrima.
Después de un minuto, dónde el profesor había pasado entre los demás adolescentes, haciendo correcciones o indicando que intercambiaran lugares, Félix lanzó una mirada a su amiga, justo para ver a Marinette estirando completamente las piernas a ambos lados.
Wow. Ella era realmente flexible ¿Eh?
Cuando la vio empezar a estirarse hacia lado y lado, decidió hincarse detrás de ella y ayudarla, colocando sus manos en el centro de su espalda con cuidado y haciéndole precisión.
— ¿Félix? —murmuró la chica, sorprendida por su toque.
—Empieza despacio o vas a tirar de un músculo, noirette —instruyó con un tono burlón.
Marinette resopló divertida, reconociendo el apodo por el intercambio de ayer en el almuerzo —empuja sin miedo, soy muy flexible.
—Eso veo —murmuró Félix, mientras Adrien se sentaba al lado de Marinette para hacer sus propios estiramientos — ¿Prácticas algún deporte o algo así?
Marinette pensó en su respuesta por un momento. Puede que el miraculous le diera un empuje mágico a su fuerza, resistencia, reflejos y demás, pero todo ese esfuerzo que ocupaba en las batallas no se iba junto con el traje mágico. Meses después de aceptar convertirse en Ladybug, Marinette se había dado cuenta de que los sacos de harina y azúcar no pesaban tanto como antes, que era mucho más ágil y reaccionaba mejor a sus caídas, y que su resistencia y velocidad habían superado a Kim en cuestión de días; desde entonces, tenía que concentrarse para no dejar ver estos cambios en sus clases de deportes.
—Solo hago yoga con mamá los fines de semana —respondió en cambio, dejando que el británico la presionara hasta que su mano sobrepasó su zapato —también me ha estado enseñando algunas cosas de artes marciales, pero es un trabajo lento y en progreso.
Félix asintió, ligeramente sorprendido. Marinette era una artista, eso lo sabía, y no pensó que estuviera inclinada a cosas como el yoga o la pelea… pero supuso que, con supervillanos aleatorios en la ciudad, los parisinos estarían más inclinados a aprender esas cosas.
Después de otro minuto, Marinette se levantó para empezar con saltos laterales. Adrien le preguntó suavemente a Félix si podían hacer ese ejercicio donde se sentaban espalda con espalda y se empujaban el uno al otro. Su primo estuvo de acuerdo.
Marinette no pudo evitar suavemente sonreír al verlos…
Hasta que, un minuto y medio más tarde, cuando el profesor les indicó cambiar de ejercicio, Marinette se vio en medio de una competencia entre primos, dónde Félix y Adrien se habían retado a ver quién podía hacer más abdominales.
Adrien se había reído con confianza en su victoria y ambos se tendieron sobre los tapetes de yoga, con las piernas flexionadas, lo suficientemente cerca uno del otro para que Marinette pudiera poner una mano sobre las rodillas de ambos y asegurarse de que solo levantaban el torso en cada movimiento.
La chica pensó que sus mejillas iban a estallar.
Cuando ambos iban por treinta y dos, el profesor D'Argencourt llamó la atención de todos —Vamos a empezar con el circuito ¿Alguien se ofrece a ir primero?
Marinette no dudó en levantarse, con una mano arriba y chillando un "yo" un poco más agudo de lo que pretendía; fue más rápida que el propio Kim en ofrecerse y caminó hasta su maestro cuando este asintió.
Adrien y Félix se habían detenido en seco cuando la chica se levantó en medio de ambos. Félix se dio cuenta, mientras ella caminaba tensa como un robot hacia el maestro, que su rostro estaba completamente rojo. Y tuvo que cubrirse la boca con una mano para que nadie viera su sonrisa divertida; casi se había reído.
La pobre chica seguramente era un desastre nervioso en ese momento.
Oh, gezz. Esto de ser amigo de Marinette lo estaba haciendo comportarse e incluso pensar de una manera que nunca antes había experimentado. Era extraño, no estaba acostumbrado a que sus pensamientos se dirigieran repetidamente a una persona. Y los remanentes de molestia que sentía al darse cuenta de esto probablemente eran los resquicios de su yo-niño que no apreciaba los cambios porque, Félix se dio cuenta, en realidad había una sensación burbujeante y cálida que se asentaba en su pecho.
Y le gustaba un poco sentirse así.
En los rincones más profundos y escondidos de su propio ser, siempre había anhelado tener ese sentimiento de comodidad y pertenencia con alguien fuera de su pequeña familia.
Marinette, sin saberlo, le había dado eso. En solo una semana de conocerla.
Holly crap. Realmente solo había pasado una semana ¿Verdad?
Se sentía como más tiempo.
Para cuando Félix salió de sus pensamientos suaves y cálidos, vio a Marinette inclinándose ligeramente justo detrás de la línea de salida en el pequeño circuito del patio. El profesor analizó su postura un par de segundos antes de darle el visto bueno.
Félix observó a la oji-azul trotar por el circuito, derrapar en la primera curva antes de empezar a saltar las vallas perfectamente, sin rozar ninguna; luego de pasar la segunda curva tomó un poco más de velocidad en su paso mientras levantaba los brazos antes de dejarse caer sobre sus manos.
El chico tuvo que admitir que estaba un poco más impresionado cuando Marinette hizo tres volteretas perfectas y seguidas, aterrizó sobre sus pies y continuó su trote para saltar el cajón y caer en el punto de partida pulcramente.
Sus compañeros silbaron y le aplaudieron hasta que el profesor les indicó que guardaran silencio.
¿Era esa la misma chica que apenas podía decir dos palabras coherentes frente a su primo? ¿La que no parecía encontrar modo de ponerle un alto a una tonta niña con delirios de grandeza?
A veces, solo por unos segundos, Félix detestaba todas las incongruencias en esa chica. El resto del tiempo, sin embargo, la admiraba como a un complejo rompecabezas que deseaba resolver.
Cuando Kim tomó posición en el punto de partida, Félix se levantó y caminó hacia el profesor, encontrándose con Marinette a mitad de camino. Le dio a la chica una mirada divertida —no estuvo mal.
Marinette le regresó una sonrisa descarada —¿Oh? ¿Crees poder hacerlo mejor?
Félix se cruzó de brazos mientras se inclinaba hacia ella, disfrutando el hecho de que le sacaba una cabeza de altura —hm, sé que puedo hacerlo mejor.
Para su crédito, Marinette no retrocedió; en cambio, se puso en puntillas para reducir esa diferencia de alturas —bueno, veámoslo —con una suave risilla, pasó a un lado de su nuevo amigo, chocando suavemente sus hombros.
Félix la siguió con la mirada, mientras que Marinette solo le dio un último vistazo por sobre el hombro antes de volver a sentarse sobre las esterillas de yoga, dejando el espacio suficiente para otra persona entre ella y Adrien.
—Eso fue impresionante Marinette, no sabía que eras tan buena en la gimnasia —el modelo se movió hacia ella, después de que la chica lanzó un largo suspiro.
Adrien siempre había pensado que la habitual torpeza de Marinette era un pequeño rasgo adorable de ella. Sin embargo, frecuentemente olvidaba que ella había sido Multimouse, incluso si fue solo una vez, esa habilidad era parte de ella.
Marinette se ruborizó levemente por el cumplido, pero no miró al chico, en cambio se dejó caer de espaldas y se cubrió el rostro con la mano derecha —gracias, aunque creo que dejé atrás lo último que me quedaba de energía —se quejó.
Adrien se rió bajito —te entiendo. Yo tampoco dormí mucho anoche —Marinette se mordió el labio inferior, internamente mortificada. Tantas personas que estaban funcionando con unas pocas horas de sueño porque ella se tardó tanto en detectar el akuma… —oh, ya va Fél.
Eso la hizo luchar por levantarse. Con un quejido cansado y un poco de esfuerzo, se sentó con las piernas cruzadas y apoyó las manos hacia atrás para sostenerse un poco.
Después de que Kim hiciera su ronda, Félix se posicionó en la línea de salida, con el pie derecho ligeramente más adelante y el cuerpo inclinado. Cuando el profesor le dio la señal, se lanzó hacia adelante como una flecha. Era rápido, aunque Marinette se dio cuenta que no estaba poniendo todo su empeño en ello, saltó las vallas como si no fueran nada y dios tres vueltas de carro sobre las colchonetas, tal como Marinette, excepto que añadió una voltereta a la última*. Finalmente saltó sobre el cajón, usándolo como apoyo para una última voltereta, aterrizando de espaldas justo con los pies sobre la línea de meta.
Hubo uno o dos segundos de silencio antes de que el resto de sus compañeros estallaran en aplausos. Félix parpadeó repetidamente, sin esperar el reconocimiento de los otros adolescentes mientras caminaba de regreso con Marinette y Adrien, incluso el profesor D'Argencourt parecía entusiasmado con su rutina.
— ¿Tengo que decir 'te lo dije'? —mencionó casualmente, mientras se sentaba entre ambos.
—Presumido —Marinette y Adrien se miraron, ligeramente sorprendidos, cuando hablaron al mismo tiempo.
Esta vez, Félix hizo un trabajo pobre en ahogar sus risas, provocando que Adrien lo mirara como si le hubiera crecido una segunda cabeza mientras Marinette simplemente hacía un puchero.
Justo cuando Alix terminó su ronda, Félix empujó a su primo, desafiándolo nuevamente sobre si era capaz de igualar su recorrido.
Adrien, por supuesto, fue y lo hizo. Perfectamente, además.
—Mari, dinos la verdad ¿Tienes una doble vida como gimnasta artística secreta? —Marinette y Félix giraron sus cabezas cuando Aurore, Mirelle y Marc se sentaron alrededor de la diseñadora.
Marinette se rió nerviosamente —Vamos, Aurore. Tampoco exageres.
—No exagera —apoyó Mireille con entusiasmo —ambos hicieron una rutina excelente.
—Igual que Adrien —añadió Marc, viendo como el modelo hacía el mismo salto con voltereta sobre el cajón antes de la línea de meta —no sabía que eras tan hábil, Marinette.
La de coletas se encogió ligeramente de hombros —no tienes idea de lo que pesan los sacos de harina y otros ingredientes en la panadería. Soy más fuerte de lo que aparento —a modo de broma, flexionó los brazos, como si fuera a enseñar algo de músculo lo cual, con su sudadera, no era posible. Marc y las chicas se rieron.
Adrien y Félix compartieron miradas y sonrisas competitivas cuando el modelo volvió a sentarse con ellos —hola chicos ¿Tienen hora libre? —saludó gentilmente.
—Oh, sí —Aurore estiró los brazos al cielo. Llevaba una chaqueta corta, hasta la cintura, sobre su vestido —el profesor de historia no vino hoy.
—Íbamos a la biblioteca, pero está llena con las clases del año superior —suspiró Marc —Y entonces vimos la rutina de Nettie y nos quedamos enganchados.
— ¿Nettie? Eso suena bonito —mencionó Mireille a la vez que Marinette se reía cariñosamente.
—No había escuchado ese apodo en años —Marinette empujó suavemente su hombro contra el de Marc, quien se balanceó con el movimiento —últimamente es solo 'Mari'.
—Tenía la intención de preguntar esto hace un tiempo ¿Ustedes son familia de algún modo? —indagó Aurore, inclinándose hacia los dos pelinegros —quiero decir, ambos tienen el cabello negro, ojos claros y esta complexión delgada y bonita.
Marinette y Marc se miraron con sonrisas cariñosas antes de que la oji-azul abrazara al chico con un solo brazo —no somos familia de sangre, pero mi madre y la madre de Marc se conocieron casi desde que Maman se mudó aquí de Shangai y son grandes amigas. Se reúnen de vez en cuando, así que Marc y yo nos conocimos desde que éramos pequeños.
Como un pequeño gesto cariñoso, Marc inclinó su cabeza hacia la de Marinette, dejando que sus frentes se juntaran suavemente antes de disolver el abrazo.
—Marinette se aseguró de ser la primera en recibirme cuando me trasladé a esta escuela, incluso si no estaríamos en la misma clase —añadió el escritor —y de intentar llevarme al club de arte.
Marinette se llevó una mano a la nuca —un poco accidentado, pero finalmente lo conseguí.
—Hola ¿P-puedo unirme? —Marc se irguió notablemente cuando la voz de Nathaniel sonó justo detrás de él.
—Claro Nath. Siéntate —lo invitó Marinette.
El pelirrojo se sentó a un lado de Marc, dándole una pequeña sonrisa antes de unirse a la conversación.
—Tendremos un picnic este fin de semana ¿No quieren venir?
Marinette, Félix y Adrien se tensaron ligeramente cuando Nathaniel llegó a ese tema.
— ¿Ya fijaron la fecha, Nath? —preguntó Marinette.
El pelirrojo la miró, confundido —Ah, sí. ¿Lila no te lo dijo?
Marinette resopló mientras que Aurore puso los ojos en blanco —no, seguramente lo olvidó con su malestar de hoy —respondió simplemente la oji-azul.
Nathaniel se acomodó nerviosamente el flequillo —uh, claro.
— ¿Seguros que está bien si vamos? —preguntó Mireille, un poco tímida.
Marinette hizo un gesto con las manos — ¡Claro! Marc vino a nuestro picnic del día de los héroes el año pasado, además, somos todos compañeros. No es como si hubiera algún tipo de rivalidad entre salones.
Aurore y Mireille intercambiaron una mirada antes de encogerse de hombros —supongo ¿Por qué no? ¿Cuándo es?
—Este domingo —respondió el artista —a mediodía, para el almuerzo. Todos traen algo para el picnic.
— ¿Tú vas a ir, Adrien? —preguntó Aurore con curiosidad.
Adrien se encogió ligeramente ante la pregunta, antes de que Félix hablara —Mamá dijo que te cubrirá con el tío. Le dirá que estarás con nosotros todo el día, para que puedas venir al apartamento después del picnic y pasar el rato.
Los ojos verdes de Adrien brillaron al oír a su primo — ¡Gracias Félix! —exclamó suavemente mientras lo jalaba en un abrazo.
Félix simplemente resopló, pero no hizo nada por apartarse, mientras que las tres chicas presentes arrullaban de ternura, Marc y Nathaniel se limitaron a sonreír.
Se quedaron así un rato más, simplemente conversando, hasta que la campana para el almuerzo sonó.
— ¡Finalmente! —exclamó Marinette. Sueño y felicidad mezcladas en su voz.
Muchos otros adolescentes, desde diferentes puntos de la escuela, la acompañaron en su expresión de alivio.
Notes:
*¿Han visto ese capítulo de Sakura CardCaptor dónde Meilling y Sakura hacen volteretas en la clase de deporte? Bueno, justo así. Quién no sepa de qué hablo, es el capítulo 20, entre el minuto 9 al 10, por si quieren una mejor referencia.
Chapter 23: De momentos suaves y planes
Summary:
Marinette y Félix tienen su tiempo de almuerzo
Lila tiene en marcha algunos planes
Notes:
Antes de empezar, solo tengo una cosa que decir. Hayan visto, o no, Glaciator 2.
Marinette llamando la atención de Chat, diciendo "¡Chat Noir! ¡Gatito, gatito, gatito!" (minou, minou, minou) me da la vida entera, absolutamente. Apuesto a que en el doblaje lo pondrán "aquí gatito, gatito"
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Chapter Text
Muchos estudiantes salieron a ríos de la escuela, mientras que otros se apresuraban a la cafetería para conseguir algo de comer antes de retirarse a los rincones más tranquilos para tomar una siesta incómoda pero necesaria.
— ¿Vienes? —Marinette le preguntó a Félix, después de que Adrien fuera recogido por su guardaespaldas y el resto de su pequeño grupo se marchara también.
—Tú oferta es especialmente agradecida hoy —respondió el otro, luchando por reprimir un bostezo.
Marinette se hubiera reído si hubiera tenido la energía. Tal como estaba, a duras penas se acordó de comprobar el semáforo antes de cruzar la calle.
La panadería ya estaba a reventar, con todos los clientes, sin excepción, pidiendo la taza más grande de cualquier tipo de café que prefirieran, como acompañante de su compra.
Marinette, muy sabiamente, decidió entrar por la puerta del edificio y enviar un mensaje al teléfono de sus padres, para hacerles saber que ya estaba en casa.
Ambos colgaron sus mochilas en una silla y Marinette sacó un solo plato, antes de revisar que había preparado su madre para el almuerzo.
Sopa de wonton y, por el aroma, parecían rellenos de mariscos.
Gracias Maman.
— ¿Tú no piensas comer? —Félix frunció el ceño cuando ella colocó un plato base frente a él, dónde probablemente colocaría el tazón de sopa.
La cual, por cierto, olía celestial.
—Pensaba darme un baño antes, para cambiarme la ropa de deportes —explicó la chica, revolviendo suavemente la sopa con un par de palillos.
—Te espero, entonces.
Marinette se giró para darle una mirada exasperada pero cariñosa —de verdad no tienes que hacerlo Félix. Comeré en cuanto me haya cambiado.
El rubio se cruzó de brazos —sería descortés no hacerlo —insistió, antes de desviar la mirada y murmurar —por no hablar de incómodo.
Marinette rodó los ojos, pero se rió entre dientes —si te vas a poner así… ¿No quieres tomar un baño también?
Félix se sintió como en esos programas de televisión donde una escena inesperada era acompañada por el infaltable sonido de un disco rayado. Él la miró con sus ojos verde-oscuro ensanchados, como un ciervo atrapado ante los faros —uh, lo siento ¿Qué?
Marinette apagó la estufa para que la sopa no se secara y luego empezó a soltarse la coleta —me das la impresión de ser el tipo de persona que no le gusta cambiarse de ropa sin tomar un baño —explicó. Ella misma era así.
—...No estarías equivocada —concedió el chico, hablando despacio y cauteloso.
—Bueno, en ese caso, si quieres —enfatizó —puedes usar el baño del pasillo mientras yo ocupo el de mis padres —Marinette salió de la cocina mientras deslizaba distraídamente sus dedos por entre su cabello.
Félix no pudo evitar seguir el movimiento de sus dedos. Los mechones densos y oscuros se curvaban alrededor del rostro y sobre los hombros de Marinette con delicadeza.
El rubio recordó haberse preguntado cómo lucirá ella con diferentes peinados cuando vio el vestido de Aurore.
Damn, she is pretty.
(Maldita sea, ella es bonita)
Con esos pensamientos, apenas se dio cuenta de que había aceptado, y Marinette lo estaba guiando por un pasillo con varias puertas. Ella sacó una toalla de color beige de un pequeño armario empotrado en la parte, bajo una ventana y se la dio, señalando una puerta en específico.
—Todo lo que necesitas está ahí —señaló, antes de subir por la escalera para subir a su habitación y conseguir sus propias cosas.
Félix dio un respiro profundo, preguntándose distraídamente en qué punto exacto empezó a sentirse tan cómodo con Marinette mientras abría la puerta.
Entonces se paralizó.
Era apenas evidente que la franco-china había sido la última en ocupar este baño.
La habitación mediana -nada comparable con los baños en su departamento, pero aun así funcional- olía completamente como ella.
Olía dulce y reconfortante.
Olía como un buen postre después de un día duro.
Félix sacudió la cabeza como si pudiera sacar todos esos pensamientos inusuales de su mente con ello, y se apresuró a desvestirse para colocarse bajo el agua tibia de la ducha.
Es la falta de sueño, se dijo a sí mismo.
Alrededor de diez minutos más tarde, el par de adolescentes se encontraron de vuelta en la cocina, de regreso en sus ropas de la mañana.
Las únicas diferencias eran el chaleco gris que el rubio aún no se había puesto, dejándolo en una camisa de botones gris pálido con la corbata floja, y el cabello rubio aún húmedo que Félix intentaba peinar, mientras que el de Marinette que seguía suelto, y su bufanda esperaban junto a su mochila escolar.
Marinette se rió entre dientes mientras servía los dos platos de sopa. Félix le envió una mirada plana.
La oji-azul lo convenció de moverse a la sala de estar, así que tomó asiento en un sillón reclinable de dos plazas mientras que el rubio se sentó en el extremo del sofá más cercano a ella. Comieron con un documental random de fondo en la tv.
Era un momento agradablemente tranquilo.
Cuando ambos terminaron el almuerzo y apilaron los trastes en la mesita baja frente a los sillones, Marinette ahogó un bostezo que contagió a Félix mientras configuraba una alarma rápidamente en su teléfono. Luego de dejar el celular en la mesa, tomó el mando de la tv y se lo dio al rubio, quien la miró interrogante.
—Me disculpo si esto es descortés o lo que sea, pero voy a tomar una siesta porque no puedo ni con mi alma en este momento —comentó, mientras reclinaba el sillón —puedes ver lo que gustes, siempre que mantengas el volumen moderado.
Félix rodó los ojos mientras Marinette se acomodaba en el sillón y permitía que sus cansados párpados cayeran. El chico bajó el volumen de la tv hasta que no fue más que un sutil ruido de fondo y dejó el mando junto con el celular de Marinette en la mesa antes de decidir '¿Por qué no?' y cerrar los ojos el mismo, para un leve pero necesario descanso.
Su mente, sin embargo, no parecía dispuesta a colaborar. Pensamientos sobre 'cuándo' y 'cómo' exactamente, había llegado a sentirse lo suficientemente cómodo con Marinette para bajar la guardia en un lugar que no era suyo.
Félix podía admitir que la casa era agradable. Gritaba hogareño por todas partes, y estaba agradablemente cálida por los hornos funcionando en el piso de abajo, pero…
Pequeños sonidos lo instaron a abrir los ojos de nuevo.
A su derecha, Marinette cabeceaba ligeramente, y repetidas veces, demostrando que se había quedado dormida, pero en una posición que seguramente le generaría un desagradable dolor en el cuello al despertar.
Félix suspiró al verla. La pequeña descuidada. ¿No pudo simplemente recostarse?
Con una expresión entre mortificación y resignación, Félix se levantó del sofá, tomando una manta que estaba doblada en el respaldo del mismo, caminó hasta el sillón y se sentó al lado de la oji-azul durmiente antes de extender la manta sobre ambos "Solo espero que tú no me golpees por esto" pensó distraídamente mientras, con sumo cuidado, guío a la chica para que reposara la cabeza en su hombro.
Una vez lo mejor acomodados que ambos podrían estar en el sillón reclinable, Félix respiró profundo, relajando la tensión de su cuerpo… y muy pronto se encontró seducido por el cansancio y la falta de sueño, arrullado por la suave tibieza de Marinette a su lado, la sensación del sedoso cabello negro justo contra su mejilla, y su dulce aroma.
Cuando menos, tendían media hora para descansar.
Sabine tenía un ligero dolor de cabeza cuando el furor del almuerzo menguó lo suficiente para dejar a su esposo un momento solo en la tienda y subir para comprobar a su hija.
Quería saber cómo había pasado la mañana.
Por supuesto, Sabine se imaginaba que no era la primera vez que Marinette funcionaba con escasas horas de sueño. Era una adolescente después de todo, pero había una diferencia entre hacerlo por elección (por terquedad o lo que fuera) a tener que hacerlo por haber pasado una mala noche.
Entonces, entró en la sala de estar y, ni bien dio cinco pasos, se detuvo e hizo una doble toma.
Oh, cielos. Que lindo.
Marinette estaba en el sillón reclinable con el nuevo amigo que había estado trayendo a la panadería esa semana. A Sabine y a Tom nunca les molestó que su hija trajera amigos de la escuela, su casa estaba absurdamente cerca de todos modos, y estaban felices de conocer a las personas que rodeaban a su hija.
Por eso había sido dolorosamente obvio cuando Alya, de todas las personas, había dejado de venir, semanas atrás. Pocos días después, Marinette decidió dejar de almorzar en la escuela.
Sabine había tratado de indagar suavemente en el asunto, pero Marinette simplemente había dicho que necesitaba aprovechar todo el tiempo libre que pudiera para sus diseños y la planificación del baile escolar. No quería que una cosa atrasara la otra, ni dejar nada para el último momento.
Sus padres sabían que no era toda la verdad, pero no presionaron más en el tema. Marinette siempre había sido abierta con sus problemas, pero también era una chica muy independiente. Pensaron que, si algo estuviera realmente mal, ella se los diría.
Sabine esperaba no equivocarse.
Ahora, sin embargo, estaba tan contenta de ver a su hija. La niña estaba tan relajada con el rubio, que este chico bien pudo haber tomado el puesto de Alya en su vida, y con mucha rapidez también.
Él parecía muy respetuoso también, aún bajo la manta Sabine podía distinguir las manos del joven en su propio regazo. No hacían nada más que descansar apoyando la cabeza contra el otro.
Sabine decidió que le gustaba mucho ese muchacho, si podía hacer que su hija descansara con esa pequeña y linda sonrisa en sus labios.
La mujer no pudo evitar sacar su teléfono y tomarles una foto.
Eran simplemente adorables.
Con mucho cuidado, recogió los platos y los llevó al fregadero. Tomó de la nevera dos vasos de limonada para ella y su marido, y regresó nuevamente a la panadería.
Los adolescentes aún deberían tener unos quince minutos de descanso antes de prepararse para volver a la escuela por las próximas tres horas.
Lila sonrió para sí misma, una sonrisa dulce y gentil para todos los que la rodeaban, pero destilaba orgullo y malicia para sí misma.
Era casi un chiste lo fácil que tenía a sus compañeros, incluso chicos de otro salón, escuchando cada una de sus palabras con atención y alabándola como si ella colgara las estrellas en el cielo. Especialmente desde que Marinette, esa pequeña mocosa santurrona, huyó con la cola entre las patas del almuerzo escolar.
Era tan divertido verla apresurarse fuera de la escuela después de la campana e imaginarla almorzando sola en su casa, suspirando de tristeza y sintiéndose miserablemente sola. Tal como debía ser. La estúpida mosquita muerta se lo había buscado.
Y esto apenas era el comienzo. Ya le había permitido el suficiente tiempo con Félix. Casi desde el principio había sido su plan dejarles algo de holgura, deja a Marinette ilusionarse acerca de tener un nuevo amigo, déjala encariñarse y tener esperanza, entonces, sería más divertido cuando le arrancara a Félix directamente bajo sus narices.
Finalmente la rompería.
Y, si jugaba bien sus cartas -cosa que era su especialidad en este punto- obtendría un accesorio mucho mejor presentable e incluso más rico que Adrien, uno que le daría la oportunidad de hacer realidad sus mentiras sobre ser parte de la industria del cine.
La anticipación burbujeó en su pecho a medida que se acercaba a su casillero, mientras le aseguraba a uno de sus seguidores que sí, había comido lo suficiente, y ya no se sentía tan débil, aunque aún estaba tan cansada.
Bostezó mientras colocaba una palma sobre la manija de su casillero correspondiente y su pecho se infló ligeramente. Abrió la delgada lámina de metal y miró la clave de su próximo éxito.
Una sencilla nota de papel puesta descuidadamente en el interior.
Lila se aseguró de hacer una mueca confusa, acompañada de un tarareo interrogante mientras levantaba la nota.
— ¿Qué es eso, amiga? —Alya, por supuesto que Alya, le preguntó mientras se ajustaba las gafas, decidiendo que la nota no pertenecía a Lila por su expresión.
— ¡Oh! ¿Podría ser la nota de un admirador? —chilló Rose, reclinándose hacia Juleka con ambas manos sobre el corazón.
Lila fingió una risilla mientras archivaba la idea para más adelante en su mente —oh ¿Lo crees? Qué vergüenza sería… —fingió modestia mientras deslizaba sus ojos por la nota impresa en esa tipografía específica que hacía parecer que provenía de una antigua máquina de escribir, se la sabía de memoria por supuesto —oh —empezó a agitar su respiración y a ensanchar los ojos gradualmente mientras se llevaba una mano sobre su corazón y fingía tambalearse sobre sus propios pies. Finalmente, soltó la nota como si le quemara y se abalanzó contra uno de los cuerpos más próximos, quien resultó ser Kim, exclamando horrorizada — ¡O mio Dio! (Oh mi Dios) —se deslizó conscientemente en su natal italiano mientras temblaba contra el pecho del atleta.
Todos inmediatamente estaban en estado de alerta. Rose, Mylene y Alya estaban a su alrededor preguntando si estaba bien y qué le pasaba. Nino recogió la nota del suelo y Max se posicionó a su lado, ajustándose los anteojos mientras leían las notas y exhalaban exclamaciones gemelas de desagrado.
Alya le arrebató la nota a su novio para descubrir qué diablos estaba pasando.
Te crees una reina ¿no es así? No eres más que una habladora mentirosa, zorra.
Deberías cerrar la boca de una vez antes de que pierda la paciencia y te la cierre por mi cuenta. Sería divertido cosértela, así dejarás de ser una molestia.
Considérate advertida.
Todo impresa en impecable papel blanco, pulcramente cortado, sin manchas de tinta.
Absolutamente impersonal…
Excepto por una 'M' cursiva y estilizada, con espirales al principio y al final, escrita en tinta rosa con escarcha, como única firma.
Félix se despertó con el sonido de un teléfono interrumpiendo groseramente su fantástica siesta.
Espera… esa no era su alarma. Lo estaban llamando.
El rubio gimió un lamento. Solo había dos personas que podrían estarlo llamando.
Nunca había preferido tanto hablar con Adrien en lugar de su madre como en este momento.
Pero, claro. Solo su suerte. Una fotografía de su madre estaba en el identificador cuando alcanzó su celular a tientas.
Félix pensó por dos segundos enteros en no contestar.
Acabó presionando el botón verde.
— ¿Mamá? —se quejó, más que contestar, deslizándose en su lengua y acento natal.
—Hola, mi vida ¿Cómo estás? Te he estado pensando todo el día —lo saludó ella, siendo una mamá gallina.
Félix la ama, por supuesto, pero aún le quedaban otros seis o siete minutos antes de que sonara la alarma que Marinette había puesto…
Marinette.
El británico miró hacia su hombro, viendo a la chica todavía pacíficamente dormida. Sus tupidas pestañas descansaban suavemente sobre sus mejillas, salpicadas por pequeñas y bonitas pecas, y la respiración acompasada de ella caía en su brazo, podía sentirla a través de la tela ligera de su camisa gris pálido.
— ¿-lix? Bebé ¿Me estás escuchando?
Félix volvió su mirada a la pantalla de su teléfono —Ah- Sí. Lo siento, mamá. Estoy bien, te dije que no necesitabas preocuparte —resistió el impulso de sacar la otra mano de entre la manta y frotarse los ojos. No quería despertar a Marinette, ella podía tener sus cinco minutos más de sueño.
—Tonterías, no tienes buena cara —la mujer resopló — ¿Quieres que llame a la escuela y pase a recogerte? Yo puedo-
—Te aseguro que no es necesario, mamá. Tu llamada simplemente me despertó de una siesta —el rubio trató de calmarla —eso es todo. En serio.
Amelie se detuvo al oírlo — ¿Una siesta? ¿Volviste al departamento, bebé?
Félix resopló ante la idea —eso sería realmente infructuoso, mamá. Con el tráfico del mediodía, podría demorarme lo mismo o más que caminando, sin contar la parada a comprar el almuerzo o la espera de un pedido, no habría tenido tiempo para descansar antes de marcharme de nuevo a la escuela.
Amelie asintió a sus palabras — ¿Dónde estás entonces, Félix?
El adolescente suspiró. No iba a salir de esto impune ¿verdad?
—Estoy en casa de mi… amiga, mamá —Félix literalmente podría señalar el segundo en que sus palabras fueron asimiladas, los ojos de su madre brillaron, igual que su sonrisa —como mencioné antes, ella vive realmente cerca de la escuela. Almorzamos y ambos nos dormimos pronto. Ella tiene una alarma en cinco minutos para que volvamos a clase.
— ¿Ella está cerca? ¿Es por eso que has estado murmurando? —Félix ni siquiera se dio cuenta que había estado hablando bajo, pero era solo sentido común cuando alguien dormía cerca ¿no?
—Yo- eh, sí —Félix sabía que se iba a arrepentir de esto, solo lo sabía. El sol sale por el este, el agua moja, y él iba a arrepentirse de esto porque su madre no lo dejaría olvidarlo nunca. Aun así, movió su teléfono y dejó que la chica dormida contra su hombro entrara en el enfoque de la cámara —Marinette está justo aquí.
Su madre parecía estar tratando de no chillar — ¡Oh! ¿Es ella? ¿Marinette, dijiste? ¡Tiene un rostro tan bonito! ¿Están durmiendo juntos?
— ¡Mamá! —él siseó. Habría gritado, pero ahora realmente no quería despertar a Marinette, y su madre lo estaba haciendo difícil por su propia cuenta —lo estás haciendo sonar escandaloso —ahí está, sabía que se iba a arrepentir, pero no, fue como un niño de primaria a enseñarle orgullosamente a sus padres su primer marco hecho con palitos de paleta —estamos en un sillón reclinable de dos plazas, simplemente acabamos apoyados uno en el otro. No hagas un escándalo de esto. Por favor.
—Oh, definitivamente tengo que sacar un tiempo libre pronto para que puedas traerla. Si ella te hace sentir tan cómodo simplemente tengo que conocerla-
—Mamá —trató de interrumpir.
— ¿Vas a traerla al departamento o tal vez deberíamos invitarla a cenar? ¿No? ¿Muy pretencioso? ¿Mejor a almorzar, tal vez?
— ¡Mamá! —volvió a sisear para detenerla. La alarma estaba a punto de sonar y no quería que Marinette despertara con su madre al teléfono —tengo la fecha del picnic para que puedas ir a molestar- quise decir, avisar al tío —lanzó para llamar su atención —domingo a mediodía, para el almuerzo.
—Oh, lo tengo. Estará resuelto hoy mismo —ella guiñó un ojo —como decía-
—Oh, la alarma está sonando. Tenemos que prepararnos para volver a la escuela —volvió a interrumpir —tengo que colgar. Te veo más tarde mamá, te amo.
— ¡Féli-! —él colgó y suspiró.
Justo para que realmente sonara la alarma de Marinette.
Notes:
Solo tengo que hablar de Glaciator porque no había disfrutado de nada del cuadro amoroso en muuuucho tiempo, así que si no lo has leído, puedes saltarte esto.
Literalmente repetí como cinco veces sus besos en la mejilla ¡Hasta lo puse en cámara lenta! Casi había olvidado lo lindo que es el marichat- ahhhh.
Y luego ¿Alguien quiere decirme en serio cuándo carajos Adrien aprendió a conducir? Porque en ‘Zombecito’ a duras penas podía mover un autobús un metro por minuto xD a menos que el auto del lucky charm no tuviera cambios, eso sí es más fácil ¡Pero aún así! Tiene como quince, creo que ni siquiera con permiso de los padres puede tomar clases de manejo a esa edad!
Chapter 24: Pequeños detalles
Summary:
Félix, Marinette y Adrien llegan a la escuela después del almuerzo solo para encontrarse con el lío que ha creado Lila.
Notes:
Solo vengo a decir que he visto Ephimeral esta madrugada justo en el estreno. Que no he podido dormir hasta unas tres horas después de eso y que no sé cómo me las arregle para no gritar, quejarme y fanguirlear.
Para aquellos que no lo han visto ¡¿Qué carajos esperan?!
Pd: Luka: rey, ídolo, dios, magnifico, apoteósico. En este perfil te amamos y te adoramos.Ala. Disfruten el cap xD
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Chapter Text
—Oh, la alarma está sonando. Tenemos que prepararnos para volver a la escuela —volvió a interrumpir —tengo que colgar. Te veo más tarde mamá, te amo.
— ¡Féli-! —él colgó y suspiró.
Justo para que realmente sonara la alarma de Marinette.
Era la misma melodía de guitarra agradable que los había sacado del restaurante ayer y, solo entonces, Félix recordó que quería preguntarle a Marinette qué canción era.
Entonces, ella se movió sobre su hombro. Un sobresalto, como si algo más que la alarma la hubiera despertado.
Félix no tuvo tiempo para analizar eso porque se congeló en un pequeño momento de pánico.
¿Debería levantarse antes de que ella volviera completamente en sus sentidos y fingir que no se había recostado arbitrariamente a su lado? ¿Tal vez podría bromear con ella lo suficiente como para terminar en uno de sus juegos de intercambios sarcásticos y evitar un reproche? ¿O debería ir con un enfoque más gentil?
Empezaba a odiar no saber cómo ser un amigo en momentos como este.
Sintió a Marinette bostezar contra su hombro antes de retirar la cabeza y sacar un brazo de la manta para frotarse los ojos — ¿Hn? —ella zumbó, claramente desorientada, somnolienta y disgustada por su sueño interrumpida — ¿qué…? ¿Adrien?
Y ahora, Félix se congeló por una razón diferente.
Por supuesto que sí. Ya tardaba en confundirnos.
Apretó los puños, listo para frenar el balbuceo nervioso, o las muestras de afecto romántico, o lo que sea que Marinette lanzaría pensando que estaba con su primo.
Definitivamente no estaba preparado para que ella se lanzara hacia atrás como si él le prefiera fuego, con una cara de que preferiría estar en CUALQUIER otro lugar del mundo, excepto a su lado.
Félix no pudo hacer nada más que mirarla con los ojos ensanchados y la confusión impresa en su cara tan claramente, que si estuvieran en una caricatura, decenas de signos de interrogación saltarían sobre su cabeza.
—Uh-Eh… ¿Marinette? —ni siquiera sabía qué decirle.
Ella le dio una segunda mirada reticente y Félix definitivamente ya no sabía qué pensar
Ella lo miró bien, Félix pudo ver la comprensión en sus ojos, y luego suspiró en claro alivio antes de apoyar su brazo contra el de él —eres tú, Félix —murmuró contra su hombro.
Se podría haber escuchado caer un alfiler en esa sala de estar durante casi un minuto completo.
— ¿Está bien? —Félix alargó las letras, absurda y absolutamente confundido —no esperaba algo como eso —dijo sinceramente. Cuando Marinette no se movió, Félix levantó la mano del brazo contrario al que ella usaba como apoyo, y tocó ligeramente su barbilla con dos dedos, pidiendo silenciosamente que lo mirara. Se tardó un momento, pero ella levantó la mirada, ojos azules aún adormecidos pero aliviados — ¿Pasó algo con Adrien que yo no sepa? —preguntó suavemente, no necesitaba hablar alto con lo cerca que estaban uno del otro.
Marinette apoyó un costado de su mentón contra el hombro de Félix, mientras las dos yemas de los dedos seguían en el centro. Ella parpadeó lentamente y le dio a Félix una mirada llena de un cansancio que no era precisamente por falta de sueño.
—No lo sé… creo que los lentes color rosa se están rompiendo —murmuró, críptica.
Félix la miró a los ojos por varios segundos más, absorbiendo la profundidad del trasfondo en esas palabras.
Ella realmente tiene ¿tenía? sentimientos profundos por Adrien ¿No es así? Se contuvo de hacer una mueca al pensar en su primo. Yo se lo advertí, no es mucho más que un cobarde para ella ahora. Pequeño idiota ingenuo. No había desdén real detrás de ese pensamiento, era más resignación. Bueno, es tu pérdida, querido primo.
—Lo siento mucho. No soy la persona más racional cuando tengo mucho sueño —se disculpó ella, repentinamente abatida —odiaría hacerte pensar que te veo como su reemplazo o una grosería así. Lo juro, Félix, quiero ser tu amiga porque me agradas tú, y quiero conocerte mejor.
Félix respiró profundamente, llenándose los pulmones de su dulce aroma mientras sus ojos danzaban en los de ella. Sabía que ella lo decía en serio. No podría explicarlo por completo, pero todo en ella: su tono, su postura, sus ojos y muchos pequeños detalles más le decían que ella era sincera, y Félix sabía que ella no estaba actuando. Escuchar sus palabras, sin embargo, lo hizo sentir cálido por dentro.
—Está bien. Lo sé —sin ser consciente de lo que hacía su mano, él le acarició el mentón con el dedo pulgar mientras sus ojos seguían enganchados. Los brillantes zafiros de ella se llenaron de alivio una vez más y él sonrió levemente —nuestros propios padres nos confundieron casi un fin de semana entero. No podría sostener esto contra ti —bromeó ligeramente.
Marinette parpadeó ante la vaga anécdota y luego se rió entre dientes — ¿Crees que un día puedas contarme bien esa historia?
El rubio se encogió de hombros levemente —puede —comentó, indiferente. Ella se rió un poco más fuerte.
Entonces, Marinette se sentó erguida antes de estirar los brazos. Félix se vio obligado a retirar sus dedos del rostro femenino, ni siquiera había notado que seguía tocándola.
De repente, ella lo miró con sospecha —por cierto ¿Cómo rayos acabamos así? —señaló con el índice derecho entre ellos y la manta un par de veces.
Félix volvió a congelarse.
Rápidamente levantó las manos a la altura de su pecho, en defensa, y procedió a explicarle que se estaba quedando dormido también cuando notó como ella cabeceaba y se movió junto a ella para evitar que se agarrotara el cuello.
Marinette parpadeó rápidamente mientras él hablaba. Casi se rió en su cara cuando se dio cuenta de porque estaba nervioso de su reacción. Una parte de ella quería decirle que no necesitaba preocuparse por un golpe, pues Ladybug no estaba de servicio, era solo Marinette por ahora. En cambio, simplemente le palmeó el hombro antes de darle un juguetón golpe en la punta de la nariz, asegurándole que no había problema mientras se levantaba y estiraba ambos brazos al cielo.
Su alarma previamente ignorada volvió a sonar.
—Rayos, se nos va a hacer tarde —se quejó la oji-zarca, apagando la alarma antes de apresurarse dónde había dejado sus coleteros junto a su mochila y bufanda.
Félix se puso en pie del mismo modo y la siguió hasta sus cosas —Por cierto, quería preguntar ¿Qué canción era esa? —Félix cabeceó hasta el teléfono, ahora silencioso, que ella guardaba en su pequeño bolso cruzado.
Marinette lo miró con una dulce sonrisa —oh ¿Mi alarma? Es hermosa ¿verdad? —ella parecía un poco orgullosa de eso mientras peinaba su cabello con las manos —creo que es original. Mi amigo Luka la grabó para mí el miércoles por la tarde, para hacerme sentir mejor. Hace eso de vez en cuando, tiene un gran talento ¿No crees?
Félix repasó la melodía en su cabeza, era agradable, suave y limpia, y Félix siempre había sido alguien que admiraba la música netamente instrumental —es agradable —respondió, abrochándose el chaleco.
Marinette le sonrió un poco más mientras volvía a atarse sus clásicas coletas antes de acercarse para enderezarle la corbata —démonos prisa —se lanzó la mochila sobre un hombro y caminó hasta la puerta con su bufanda en mano.
Félix la siguió después de un momento.
¿Desde cuándo diablos ella tenía la facilidad para congelarlo con pequeñas acciones?
Tras salir por la puerta del edificio, Marinette se estremeció con un poco de fuerza. Había nubes cubriendo el sol, aunque eran blancas y esponjosas, no parecía que fuese a llover, pero un viento fuerte y frío corría por las calles parisinas.
No era nada como el frío invernal de anoche con el akuma, pero hacía un poco de frío. Ella se apresuró a envolverse la bufanda alrededor del cuello.
Cómo ayer, después del almuerzo, Félix extendió su brazo hacia ella y Marinette deslizó su mano cómodamente en su brazo antes de cruzar la calle hacia la escuela.
—Por cierto, nunca te pregunté...
— ¿Sobre qué? —Marinette cuestionó mientras subían las escaleras a la escuela. Un conocido sedán plateado se detuvo detrás de ellos.
—Por el akuma de anoche ¿Qué sucedió por aquí? —preguntó Félix. Mientras, Adrien se bajó de su transporte, despidiéndose de su guardaespaldas antes de volverse hacia la escuela, casi en shock cuando vio la forma en que caminaban su primo y Marinette —Mamá y yo tuvimos que salir del departamento por un montón de fuegos fatuos.
La voz de Marinette sacó a Adrien de su sorpresa —Oh, escuché sobre eso. Acá nos tocó la Dama de las Nieves —ella de estremeció brevemente mientras se ajustaba la bufanda —granizo, nieve, corrientes de viento como si esto fuera los Alpes Suizos o algo así —ella hizo una mueca —juraría que estábamos llegando a los 5 grados cuando me desperté, como a las dos de la madrugada… aunque no sabría decir si me despertó el frío o la horrible pesadilla —murmuró más para ella.
Ambos se detuvieron justo en las puertas de la escuela.
— ¿Una pesadilla? —preguntó suavemente.
Marinette se encogió ligeramente —Sí, es eh- sobre el akuma que más me ha asustado —explicó cortante.
Félix podía sentir que había bastante más detrás de sus escuetas palabras, pero no pudo preguntar antes de que Adrien los alcanzara —hola, chicos —saludó con su habitual sonrisa.
Marinette le devolvió el saludo, sin embargo, lo hizo sin mirar en su dirección, volviendo la vista al interior de la escuela. Félix correspondió chocando suavemente su brazo con el de su primo a modo de saludo.
— ¿Qué está- ? —el murmullo confuso y ahogado de Marinette hizo que los rubios idénticos volvieran la vista hacia ella y luego siguieran su línea de mirada.
Prácticamente toda su clase, con excepción de Nathaniel, Alix y Chloé estaban rodeando algo o alguien. Marinette casi podía ver las emociones destilar de ellos sin la necesidad de un miraculous como la mariposa o el pavo real, el grupo de adolescentes exudaba cansancio, molestia y angustia.
Marinette automáticamente estaba rezando para que Scarlett Moth -o como quiera hacerse llamar ahora- no hiciera una aparición estelar. Ella estaba demasiado cansada para lidiar con eso, y no tenía un equipo de respaldo preparado, y-
—Siento que estamos entrando al Pandemonium —murmuró Félix con desagrado, tirando suavemente de ella a través de sus brazos, aún entrelazados, con dirección a las escaleras más cercanas para que pudieran llegar al salón de Bustier.
Marinette lo dejó moverla.
—Marinette ¿No crees que deberíamos ir a ver qué pasa? —Adrien preguntó vacilante, sin saber si seguirlos o ir hacia sus compañeros.
—Tú puedes hacer eso sí quieres, primo, pero estoy bastante seguro que este es solo otro de los shows patéticos de Rossi —le contestó Félix, antes de que la oji-azul pudiera hablar.
—Deberías soltarme —murmuró Marinette, un tono de voz tan pequeño que Félix dudó haberla oído.
— ¿Qué?
—Lila ya ha apuntado contra ti y ella me odia… si se da cuenta de que nos estamos acercando… —Marinette intentó sacar su mano del brazo de Félix, pero este no se lo permitió, sujetándola con su mano libre.
—Dijiste que somos amigos ahora ¿No? —Félix inclinó su cabeza para mirarla directamente a los ojos, aunque no esperó que ella respondiera —Bueno, no pienso actuar como si eso no fuera cierto, especialmente no para mantener apaciguada a una mocosa con delirios de grandeza que se cree la siguiente Al Capone.
Marinette se estremeció bajo su mirada y sus ojos se humedecieron, pero le obsequió una hermosa sonrisa.
Félix sabía que el trasfondo de sus palabras había sido recibido. No soy como mi primo. Te tengo y no te dejaré caer.
Dicho primo los alcanzó en la cima de las escaleras cuando Marinette deslizó un dedo índice por sus ojos, limpiando las pocas gotas que se acumularon en sus frondosas pestañas.
— ¿No te lo dije? —Félix miró hacia su primo desde el otro lado de Marinette, burlón, cabeceando hacia su grupo de clases.
Desde su posición de altura, Lila era fácilmente reconocible como el centro de atención entre ellos.
Adrien suspiró con cansancio.
Ninguno de los tres se dio cuenta del momento en que Lila levantó la mirada y los vio. Veneno e ira puros se deslizaron en su mirada cuando vio a Marinette en medio de Félix y Adrien. Enfatizó su actuación de miedo y angustia, tratando de atrapar la mirada de Adrien con la suya. Félix, sin embargo, guío a su primo y a la diseñadora hacia el salón.
Félix y Marinette se acomodaron fácilmente en su asiento. La chica inmediatamente puso su cabeza contra la mesa.
Adrien se quedó junto a su asiento al frente, mirando entre su mesa y la de ellos. Dudó por un momento, pero subió — ¿Te encuentras bien, Marinette?
La chica murmuró contra la mesa, lo suficientemente alto para ser escuchada —Bien, solo cansada.
Félix se deslizó más cerca de ella dándole espacio a Adrien para que se sentara —cierra los ojos hasta que llegue Bustier. Nuestra siesta de treinta minutos no ayuda mucho precisamente —mencionó, mientras sacaba un libro delgado de su maleta, una antología de poemas.
Escucharon un bostezo de ella antes de que levantara la cabeza, los ojos apenas entreabiertos mientras asentía a las palabras de su compañero de mesa —aunque es mejor que nada —murmuró, antes de recostarse contra el hombro de Félix.
Adrien se preguntó por un momento si esto era genuino, o si Félix había convencido a Marinette de jugarle una broma, porque sentía que su cabeza iba a estallar de un momento a otro ¿Félix estaba dejando que Marinette se acercara y lo tocara por un tiempo prolongado? ¿'NUESTRA siesta' había dicho? ¿Y antes, cuando caminaban con los brazos entrelazados?
El modelo se preguntó, honestamente, si se había quedado dormido sobre su escritorio en casa y unos momentos se despertaría para realmente volver a la escuela.
El ruido del resto de sus compañeros de clase entrando disipó esa idea de su cabeza rápidamente.
Como reacción instintiva, Marinette se tensó, pero Félix le dirigió un suave "Shhh" e inclinó ligeramente su cabeza contra la de ella para indicarle que se quedara como estaba. Adrien, en cambio, se giró a mirar el desfile de adolescentes entrando al salón.
Nino estaba llevando el bolso de Lila. Alya y Rose estaban a cada lado de la italiana, con la pequeña rubia sosteniendo un paquete de pañuelos. Juleka, Mylene y Sabrina estaban justo detrás, mientras que Max, Kim e Iván parecían molestos.
Segundos después, Chloé entró también, ignorando la tensión exclamó para que 'los plebeyos se apartaran de su camino' y luego le gritó a Sabrina para que saliera de entre 'el resto de la gentuza'.
La pelirroja vaciló pero al final le hizo caso.
Por último, Alix, Nathaniel y Marc se despidieron en la puerta del salón, con el pelinegro casi huyendo cuando sintió el ambiente pesado dentro, y el par de artistas casi tan somnolientos como lucía Marinette, Nathaniel más que Alix, así que el pelirrojo subió rápidamente a su mesa para desmoronarse allí, mientras que Alix se quedó atrás con sus amigas.
—Wow, wow. Más despacio Alya —exclamó la pequeña patinadora, después de que una simple pregunta le valiera un galimatías incomprensible — ¿De qué rayos estás hablando?
— ¡Lila fue amenazada! —el grito de la bloguera resonó por todo el salón de clase, llamando la atención de todos los que estaban apartados, incluso Chloé.
— ¿Qué? —el tono desconcertado e incrédulo proveniente de Adrien fue lo siguiente que se escuchó en el silencio tenso y espeso del aula.
Lila rompió a 'llorar' más fuerte y Félix hizo una mueca, previendo un dolor de cabeza por el desagradable sonido — ¡Oh, Adrien! —lloriqueó —fue tan horrible. Encontré esta fea nota en mi casillero después del almuerzo —tropezó con algunas palabras, usando una voz temblorosa —fue… apenas puedo creer que alguien en la escuela me haría algo así —se inclinó en el abrazo de Alya cuando las chicas intentaron consolarla.
—Lo juro por Dios. Si ella intenta subir y echarse sobre ti, los patearé a los dos fuera del asiento —siseó Félix, apenas lo suficientemente alto para ser escuchado por Adrien y Marinette.
Adrien le dirigió una mirada reprochante mientras que Félix pudo sentir a Marinette temblar contra él, luchando por mantener una risa silenciosa, casi lo hizo sonreír él mismo, pero mantuvo su poker face inmóvil.
— ¿Qué nota? —Nathaniel no pudo evitar que eso saliera en un bostezo. Tenía sueño, maldita sea.
Indignada ante la tranquilidad del resto de sus compañeros, Alya dejó a Lila en manos de Rose y subió las gradas en el medio del salón con una fuerte pisada. Marinette reconoció el sonido como molestia e indignación. Ella levantó una mano para frotar sus ojos y lucir como que el ruido acababa de despertarla, porque sabía que fingir dormir a través de la conmoción sólo sería peor para ella en corto plazo.
Alya se detuvo junto a la mesa vacía de Juleka y Rose, y extendió la nota impresa frente a los ojos de todos -aunque demasiado cerca para ver nada-, antes de estrellar la mano con dicho papel sobre la mesa de Marinette y Félix.
La oji-azul y el modelo saltaron ante el sonido. Incluso Nathaniel, que estaba en la mesa de al lado.
Por el contrario, y en evidente calma, Félix recogió el papel medio arrugado y lo levantó a una distancia prudente para leerlo.
Marinette y Adrien se inclinaron sobre sus hombros para leer también.
Adrien mostró una expresión extraña. Probablemente dudando entre creer o descartar a Lila sobre esto.
Félix simplemente mantuvo su perfecta poker face, a pesar de saber lo que la italiana estaba intentando con esa 'M' llamativa al final de la nota. Sintió a Marinette tensarse nuevamente contra él, pero esta vez podía sentir como intentaba encogerse y no llamar la atención por ningún medio posible.
Al diablo la incógnita sobre por qué una chica tan astuta e inteligente se encogía así ante alguien que claramente estaba por debajo de sus habilidades. Félix decidió que odiaba el hecho de que Rossi lograra que su amiga se sintiera así.
Simplemente tarareó y le pasó la nota al artista pelirrojo, que se había inclinado al borde de su asiento para ver a qué se debía todo el alboroto.
Félix se dio cuenta, también, que la respiración de Marinette se estaba agitando rápidamente. Y tuvo el impulso más extraño -seguro estaba teniendo muchos de esos últimamente- de tranquilizarla y decirle que Rossi no se saldría con la suya de nuevo.
— ¡Marinette! —Alya exclamó, y la chica literalmente saltó en su asiento, retirándose del hombro de Félix como si Alya la hubiera regañado por eso.
—Al ¿Es realmente necesario gritar? —la diseñadora empezó a sentir como la cabeza le latía justo detrás de sus ojos. Un preludio a un dolor de cabeza más intenso.
— ¿No vas a decir nada al respecto? —reclamó la blogera —eres la presidenta de la clase ¿No vas a hacer algo?
Marinette parpadeó un par de veces cuando Mylene, Iván y Kim respaldaron las palabras de la morena. Lila escondió una sonrisa maliciosa contra el hombro de Rose —Alya… no sé qué esperas que yo haga al respecto. No soy detective y mucho menos vidente para averiguar quién le dejó esa nota —no es que se necesite ninguna de esas habilidades para saberlo, pensaron tanto ella como Félix —lo único que puedo recomendar es que Lila lleve este asunto con el director, si se siente tan preocupada al respecto.
Alya casi se ahogó con el 'si' condicional que Marinette usó en su respuesta. Fue a regañarla, por ser tan indolente ¡Claro que era preocupante! Pero Lila habló primero.
—Oh, pero el director está tan ocupado con la organización del baile —sollozó la italiana —no quisiera ser una molestia.
Sus compañeros de clase estuvieron sobre ella en un momento, consolándola.
—Lila, esto es por tu seguridad.
—Sí, se supone que debes sentirte segura en la escuela.
—Nadie tiene derecho a molestarte así.
—Cuando descubramos quién fue, va a responder ante nosotros.
Esas y más afirmaciones llovieron sobre la italiana, intentando reconfortarla.
—Esto se va a convertir en una bola de nieve —murmuró Marinette.
Félix asintió —yo diría que ya echó a rodar —rodó los ojos, antes de mirar a la oji-azul —tan poco creativa ¿No crees? —ella intentó sonreír a su broma, pero salió más como una mueca — ¿Marinette?
La chica se abrazó a sí misma, mientras trataba de seguir los ejercicios de respiración que había usado con Félix más temprano —esto es de nuevo como cuando hizo que me expulsaran, Félix —ella tembló, tratando de mantenerse unida. Incluso con la voz pequeña que logró salir de sus labios, Adrien consiguió oírla, y cambió su atención del resto de la clase a ella —solo que esta vez se está tomando el tiempo para reunir más acusaciones en mi contra.
Adrien se sentía fuera de lugar — ¿De qué estás hablando?
Félix, en cambio, la empujó suavemente con su hombro, para centrar su atención antes de que ella comenzara a divagar por el nerviosismo —no es que pueda señalarte por una mísera 'M' rosada al final de una nota, Marinette —afirmó —hay centenares de nombres, apellidos, apodos y demás con esa letra.
Marinette negó con la cabeza, ajustando sus brazos más firmemente a su alrededor, luchando por mantenerse unida —son pequeños detalles sobre los que ella volverá más adelante. "Coserte los labios" y la firma en rosado son solo los más evidentes. "Habladora mentirosa", soy la única que la ha señalado en voz alta como una mentirosa en la escuela. Y el insulto…
— ¿"Zorra"? —preguntó fácilmente el chico, aunque no estaba acostumbrado a usar ese tipo de palabras para insultar a una mujer — ¿Qué pasa con eso?
—El collar que usó para afirmar que yo le había robado… es una cola de zorro, ella afirma que es una antigüedad, herencia de su abuela, pero en su primer día aquí… —ella le lanzó una mirada a un absolutamente desconcertado Adrien —yo, bueno, y-yo estaba en el parque frente a mi casa cuando Lila trató de mentirle a Adrien sobre que el collar era el miraculous del zorro, que su familia había estado cuidando por generaciones o algo así —el rubio se sorprendió al oírla. No había notado a Marinette alrededor ese día, pero bueno, Lila estaba haciendo todo lo posible por robar su atención —justo entonces llegó Ladybug a regañarla por mentir sobre que eran mejores amigas y entonces ella… ella se akumatizó para parecer una heroína zorro.
Tanto Félix como Adrien la observaron con ojos ensanchados mientras que ella solo mantenía la mirada gacha.
El modelo sacudió la cabeza después de sentir a Plagg agitarse en el bolsillo de su camisa y trató de decirle a Marinette que, Incluso si Lila había planeado todo eso, no podía echarle la culpa a ella sin pruebas que obviamente no obtendría, porque Marinette no la amenazó.
Félix le dirigió una mirada molesta que le gritaba claramente que eso no fue lo correcto para decir.
—Creyeron que la empujé por las escaleras y le robé, Adrien —ella se quejó, con voz rota y ligeramente angustiada, que hizo doler el pecho de ambos rubios.
Adrien tuvo el impulso de abrazarla y asegurarle que todo estaría bien, pero Félix estaba en medio de ambos y, justo en ese momento, la señorita Bustier entró al salón, por lo que el modelo tuvo que levantarse y volver a su asiento al frente. Le dirigió una última mirada a Marinette, pero ella mantuvo la mirada en el suelo mientras sacaba sus materiales para la clase.
El chico suspiró y se deslizó en su asiento junto a Nino.
Notes:
Solo tengo que decir que esta madrugada me vi Efímero y…
¡¡¡¡PUTA MADRE FÉLIX VUELVE EN EL EPISODIO GABRIEL AGRESTE!!!!! ¡MI NIÑO CONSENTIDO! ¡Y SE VE COMO LADYBUG LO AGARRA CON SU YOYO! ¡AHHHHHH!
...
Ejem, además de eso. Luka, rey y Dios absoluto. Eres lo mejor y más maravilloso de Miraculous y nadie me va a hacer cambiar de opinión.
Chapter 25: Un invitado más
Summary:
Luka entra a escena.
Amelie y Gabriel han tenido algo de platica.
Notes:
No he podido esperarme al domingo para ver Gabriel Agreste. Sorry.
Pero me lo veré en estreno así que pueden comentar sus opiniones, que no serán spoliers para mí, y les daré mi propia opinión la próxima semana.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Las clases terminaron sin pena ni gloria. Al menos, pensó Marinette, no hubo más menciones a la supuesta amenaza hacia Lila, no dirigidas contra ella, al menos.
Mientras ella se dirigía a las escaleras hacia el patio, se despidió de Aurore y Mireille, quienes se apresuraron fuera de la escuela para llegar a la televisora, pues tenían trabajo esa tarde.
Justo antes de bajar, Rose preguntó si no iba a pasar por el club de arte, ya que ella y Juleka parecían dirigirse hacia allá, pero Marinette negó con la cabeza.
—Hoy no, chicas, estoy muy cansada —explicó, con un intento de sonrisa.
La pequeña rubia se acercó y la abrazó —asegúrate de relajarte y descansar entonces —le dijo antes de soltarla para tomar el brazo de Juleka y volverse hacia su salón de destino. La gótica se despidió con la mano y una suave sonrisa.
— ¿Estás en un club? —le preguntó Félix a su lado.
Marinette le explicó que el aula 33 era, como, el mejor lugar de la escuela. El profesor Montalain aceptaba a sus alumnos en cualquier momento antes y después del horario de clase, y cuando tenían tiempo libre entre ellas. Siempre cuidaba tener un ambiente agradable y sano, y los alentaba a todos a trabajar en cualquier tipo de habilidad artística que tuvieran.
También era una ventaja que Lila no pueda entrar allí. Marinette no tenía ninguna constancia de las habilidades -o falta de ellas- artísticas de Lila pero, tomando en cuenta cómo hacia lo posible porque otros hicieran sus deberes por ella, o salir impune con los profesores, Marinette no cree que Lila se dedicaría a un proyecto artístico ni para salvar su vida.
Félix asintió a su explicación justo cuando Adrien pasó corriendo, probablemente huyendo de las garras de Rossi, si le preguntaban a su primo.
—Cuanta prisa. ¿Te viene persiguiendo el diablo, primo? —se burló el británico, haciendo referencia a su charla de hace dos días.
Adrien lo reconoció y le frunció el ceño pero, antes de que pudiera decir una palabra, los tres se detuvieron en seco y se estremecieron cuando la fría brisa los golpeó.
No lo habían notado dentro del salón de clase, pero el viento corría con algo de fuerza y en corrientes un poco más frías de lo que uno esperaría del inicio de otoño.
—Vaya clima —Marinette, se estremeció con más fuerza que los chicos, más lenta en adaptarse al frío repentino, y se abrazó a sí misma después de acomodar su bufanda.
De la nada, una suave y cómoda calidez se asentó sobre su cabeza, hombros y espalda, además de un agradable aroma muy tenue —deberías empezar a traer una chaqueta, por si acaso —le dijo una voz a sus espaldas. Vio, frente a ella, a Félix lanzar una mirada indiferente y a Adrien animarse ligeramente —no queremos que te enfermes ¿Cierto, ma-ma-marinette?
La oji-azul hizo un sonido de queja y un puchero ante el desafortunado apodo. Eso no le impidió girarse y saludar con una hermosa sonrisa al chico que le había puesto su sudadera con capucha —Hola, Luka —inmediatamente se movió para abrazarlo. Luka era cálido y ella tomaría cualquier fuente de calor que pudiera obtener ahora mismo.
Luka la recibió de buen agrado, rodeándole la espalda con sus brazos, con una mirada suave.
—Es bueno verte, Luka —saludó también Adrien.
Luka le regresó una sonrisa —también es bueno verte, Adrien —retiró una mano de la espalda de Marinette para chocar puños con el modelo, luego miró al origen del retumbante y grave ritmo desconocido que había estado oyendo.
Marinette le había contado a Luka, muy vagamente, lo que había pasado con Adrien y su primo aquella vez que le enviaron los video-mensajes de apoyo. Hace una semana le habló sobre que el mismo chico estaría yendo a la escuela con ella y también sobre cómo se había disculpado sinceramente.
Luka aún estaba un poco molesto porque su hermana había sido akumatizada a causa de este "primo revoltoso" de Adrien. Pero si Marinette había aceptado sus disculpas, Luka también podría darle una segunda oportunidad. No era una persona rencorosa de todos modos.
Marinette pareció darse cuenta del pequeño silencio tenso —Oh, sí. Luka, este es Félix, el primo de Adrien —se separó un poco del guitarrista, aunque sin romper por completo el abrazo -piedad, ella tenía frío- para presentarlos… ya que Adrien no lo estaba haciendo —Félix, este es Luka. El hermano mayor de Juleka y uno de mis mejores amigos —los presentó a ambos con una sonrisa.
Luka y Félix se analizaron mutuamente unos segundos más, hasta que el músico extendió una mano —hola.
Felix, bajo la mirada atenta de Marinette y Adrien, aceptó el apretón de manos y asintió mientras murmuraba un 'hola' de vuelta.
Adrien ahogó un suspiro de alivio.
— ¿Qué haces aquí, Luka? Juleka se fue al salón de arte con Rose, no creo que salgan por ahora —habló Marinette, todavía medio abrazada a él.
Luka regresó ambos brazos alrededor de su espalda —en realidad, vine a ver si querías pasar el rato. Hace días que no pasas por el Liberty —Luka se inclinó y colocó un beso en su pelo —como dije, te echo de menos.
Marinette se ruborizó muy suavemente, por una vez, agradeciendo el calor en sus mejillas. Luka era tan dulce —seguro. Iré a dejar mi mochila en casa y le avisaré a mis padres —aceptó ella. Sí, había querido llegar a su cama y enterrarse bajo un par de mantas a dormir antes de ponerse a trabajar en sus encargos, pero pasar el tiempo con Luka sonaba igual de tentador —realmente necesito un tiempo de relajación de todos modos.
Luka la miró con preocupación al escuchar un pico ansioso y discordante en su melodía — ¿Pasó algo malo? —miró entre ella y Adrien con ojos interrogantes. El rubio simplemente se encogió en su lugar, sin querer mencionar nada del 'superfluo drama' de su clase. Luka no tenía por qué ser arrastrado a esa situación, no era algo tan importante.
Marinette, sin embargo, tarareó con evidente cansancio — ¿Te lo contaré más tarde? —era una bendición que Juleka y Rose hubieran decidido quedarse en la escuela después de clase. Marinette necesitaba poder hablar sin tener que cuidar sus palabras y, con Luka, ella nunca necesitaba hacer eso, él sabía leerla como nadie más —Nos vemos la próxima semana, chicos.
Adrien se tensó al oírla — ¿No querrás decir el domingo? —la corrigió, con la esperanza de que simplemente hubiera sido un pequeño error de la oji-azul. Marinette no iba a faltar al picnic solo porque Lila propuso la idea ¿verdad? Ella era más madura que eso ¿cierto?
—Oh, um. Correcto. El picnic este domingo. Nos vemos entonces —respondió ella, con un inusual tono superficial antes de volver a mirar a Luka — ¿Vamos?
El guitarrista soltó su abrazo sólo para pasar un brazo sobre sus hombros —Por supuesto, mélodie —él sonrió al sentirla relajarse contra su costado antes de volver a mirar a los primos —nos vemos luego, Adrien. Un gusto conocerte, Félix. Adiós —y, con eso, guío a su temblorosa y cansada musa a través de la calle hacia la panadería.
Adrien los despidió con la mano mientras que Félix sacó su teléfono del bolsillo de su pantalón para atender una llamada entrante. Después de ver la identificación de su madre, contestó, mientras miraba a Marinette entrar con el chico de mechones azules a la panadería.
— ¿Sí, mamá? —Adrien se volvió hacia su primo, viendo sus pequeñas expresiones mientras tarareaba para hacerle saber a Amelie que la estaba escuchando. Finalmente, el de ropa oscura esbozó una pequeña sonrisa maliciosa —perfecto, mamá. Estaremos allí en unos minutos —tarareó una vez más antes de colgar —vámonos, Adrien.
— ¿Qué? —el modelo miró entre su transporte estacionado y su primo —u-uh ¿Vienes a casa? Es que Padre dijo-
—Ya me imagino lo que te dijo —la interrumpió, burlándose —descuida. Mamá está hablando con él en este momento, dijo que nos fuéramos juntos —explicó.
Adrien sabía que su dulce tía probablemente estaba haciendo pasar a su padre por un momento incómodo. No encontró en sí mismo compadecerse de su padre, especialmente si eso le valía una tarde libre con sus amigos —vamos entonces —casi igualó la expresión de su primo con su propia sonrisa de Chat Noir, y los dos se deslizaron dentro del sedán plateado. Adrien le dio un asentimiento a la mirada interrogante de su guardaespaldas y el hombre puso el auto en movimiento.
Luka saludó alegremente a Tom y Sabine una vez que él y Marinette entraron en la panadería. La pequeña pelinegra pidió permiso para salir y le pidió a Luka que la esperara un momento mientras dejaba sus cosas de la escuela y conseguía una chaqueta propia. Mientras tanto, Sabine y Tom llenaron los brazos del chico con una bolsa de muffins para ambos y la orden habitual de Anarka.
El chico se rió entre dientes cuando Marinette bajó corriendo, con una chaqueta sobre el brazo y su sudadera aún puesta, y se despidió rápidamente de sus padres para arrastrarlo fuera de la panadería, probablemente queriendo evitar que sus padres la avergonzaran.
Luka se las arregló para sostener los bocadillos con un brazo para tomar la mano de Marinette con la suya propia. La pelinegra se tensó ligeramente por esto, pero rápidamente se derritió en el suave contacto.
—Lo que estabas hablando con Adrien antes —inició el mayor — ¿Es esta reunión de la que han estado hablando Rose y Juls?
Marinette tarareó suavemente —imagino que sí. No creo que la clase tenga otra actividad planeada pronto —Luka escuchó en sus palabras como si Marinette no se sintiera realmente parte de la clase, fue algo inusual, algo para analizar más tarde — ¿Ellas no te han invitado?
—No realmente, solo las he oído hablar sobre eso aquí y allá.
Ella apretó suavemente sus manos unidas. Luka sintió un pequeño destello de ligereza y suavidad en su canción — ¿Te gustaría venir al picnic este domingo a mediodía? —lo invitó. Ella tenía un inquietante peso en su pecho cuando pensaba en el domingo, un presentimiento, si era malo o bueno no lo sabía, pero quería -necesitaba- a personas de su total confianza cerca.
¿Kagami estaría libre para almorzar ese día?
Tal vez ella podría convencer a Madame Tsurugi…
— ¿Tú quieres que yo vaya? —preguntó Luka a cambio, deteniéndose en la calle frente a la pasarela del barco para mirarla a los ojos.
Marinette encontró y sostuvo su mirada. Ella no podía amar a este maravilloso chico, pero no significa que ella no lo quisiera en su vida, y si su amistad era lo único que podía ofrecerle, se lo daría en una bandeja de oro y rezaría por qué él estuviera satisfecho con solo eso.
—Me alegraría que fueras —respondió honestamente.
Luka le regresó una suave sonrisa y apretó ligeramente su mano —bueno, me gusta verte alegre, así que ya sabes mi respuesta —miró a ambos lados de la calle antes de llevarla hacia su hogar.
Recién entonces, Marinette se dio cuenta de que ella todavía estaba usando la sudadera con capucha de Luka, y se disculpó torpemente por no regresársela en cuanto agarró su propia chaqueta. Luka la tranquilizó diciendo que no era tan susceptible al frío y luego consiguió un par de vasos y una botella de refresco para acompañar los bocadillos que Sabine y Tom les habían dado, antes de llevar a Marinette a su habitación.
Félix miró por la ventana del auto mientras este se dirigía a la mansión de su tío, lamentando perderse el espectáculo que seguramente era su madre acorralando a Gabriel sobre cómo le estaría faltando el respeto a su hermana si no dejaba que Adrien pasara tiempo con su tía y primo.
Estaba ansioso por llegar y ver qué había pasado. Decidió mantener eso en la parte superior de su mente en lugar de analizar la interacción de Marinette con el chico de puntas teñidas que pasó a recogerla.
Félix sabía que Marinette era una persona cariñosa y físicamente afectuosa, la había visto interactuando de ese modo con Aurore y Marc por igual, por no hablar de la facilidad con que se había recostado hacia él una vez que el propio Félix permitió el acercamiento -era una de las cosas que a Félix le gustaban de Marinette, ella respetaba claramente sus límites y esperaba a que él dejara claro con qué cosas estaba cómodo y dónde estaban sus límites- pero había algo ligeramente diferente en su interacción con el chico Couffaine.
Félix no sabía qué era lo diferente, pero volvería sobre ello más tarde.
.
Adrien por su parte tenía la mente de vuelta en la escuela con el asunto de la supuesta amenaza hacia Lila.
Una parte de él habría estado dispuesto a creer que era genuino si no hubiera sido por la descarada firma. Adrien sabía que era una mentira, pero ¿Qué iba a hacer Lila a partir de eso? ¿Realmente estaba intentando perjudicar de nuevo a Marinette? Pero ellos habían hecho un acuerdo. Lila seguramente no esperaba que él cumpliera su palabra si ella no lo hacía, entonces ¿Qué es lo que iba a suceder con todo esto?
Sin ser del todo consciente, se llevó la mano al bolsillo y empezó a jugar con el amuleto de la suerte que Marinette le había obsequiado hace tanto tiempo.
Entonces, las rejas de la mansión Agreste se abrieron para dejar pasar el auto.
.
El guardaespaldas los condujo a ambos dentro de casa. Adrien ya ni siquiera preguntaba dónde estaba Nathalie. La veía muy poco últimamente, y su padre simplemente respondía que estaba ocupada con cosas de la empresa.
No había nadie en el recibidor, pero la voz de Amelie se escuchaba claramente desde el costado, Adrien reconoció, que daba a la oficina de su padre.
Lanzando una mirada incómoda a Félix, quien estaba evidentemente divertido, Adrien se dirigió a la puerta de la oficina, golpeando ligeramente mientras Félix educaba sus rasgos de vuelta a su habitual póker face.
La voz de Amelie se detuvo, pero sus tacones resonaron antes de que ella les abriera la puerta, dándoles una gran sonrisa —Bienvenidos, mis amores —les dio un gran abrazo a cada uno y besos en las mejillas, haciendo que Adrien se riera suave pero genuinamente — ¿Cómo les fue a ambos en la escuela?
—Estuvo bien, tía Amelie / Mamá —ambos respondieron al tiempo, haciendo que la dama se riera mientras que Gabriel hacía una mueca de desagrado y apretaba sus manos, detrás de su espalda.
Félix fue a lanzarle una mirada de superioridad al hombre, pero se quedó de piedra al ver la pintura que había justo detrás de él.
Un cuadro de su tía Emilie…
Una repentina punzada de dolor y nostalgia en el pecho casi lo desequilibró. Pensamientos de su tía y su padre casi arruinan su expresión en blanco.
Afortunadamente, la voz de su madre lo sacó de sus pensamientos —Bueno, me alegra oír eso. Justo estaba teniendo una plática con Gabriel —hizo un gesto al hombre tenso que estaba en su lugar habitual detrás de su pantalla táctil —Ahora que Félix y yo nos instalamos en París, es simplemente necesario que tengamos un poco de tiempo en familia ¿No estás de acuerdo, Adrien querido? —pellizcó suavemente la mejilla de su sobrino.
Adrien la miró con entusiasmo genuino —me encantaría, tía Amelie — sin embargo, inmediatamente dirigió una mirada expectante a su padre, sin saber qué clase de acuerdo estaba tratando de conseguir -o si lo había conseguido- su tía.
Gabriel carraspeó antes de hablar, tenso y rígido —Justamente estaba explicándole a tu tía que deberemos acomodar tu horario si quiere-
—Y eso no será ningún problema ¿Verdad, Gabe? —el hombre casi desarrolló un tic en el ojo derecho cuando su cuñada lo interrumpió, llamándolo por ese viejo apodo —después de todo, la familia es lo más importante ¿No es así? Emilie siempre lo decía.
Gabriel apretó más las manos en puño, luchando consigo mismo para no echar de su casa a la irritante mujer y al pequeño ladrón con los que su amada esposa estaba emparentada. Oró por paciencia mientras respiraba profundamente —Nathalie despejará algunos días —estableció simplemente, volviendo la vista a su trabajo sin notar el guiño que Amelie le dedicó a su hijo —tal vez, cada dos fines de semana —mencionó.
—Lo iremos resolviendo —agregó Amelie, como si realmente no necesitara -más bien, no le importaba- el permiso de Gabriel — ¿Por qué ustedes dos no van al cuatro de Adrien y pasan el rato mientras Gabe y yo hablamos de cosas aburridas del trabajo? —ella los espantó dulcemente, palmeando sus espaldas con suavidad.
Félix resopló mientras su madre cerraba la puerta detrás de ellos.
— ¿Vamos? —sugirió Adrien, caminando hacia las escaleras.
Félix se acomodó el tirante de su maletín sobre su hombro y asintió para seguirlo —claro.
.
Al entrar en su habitación, Adrien dejó su bolso cuidadosamente a un lado de su cama, para que Plagg pudiera escabullirse fácilmente sin ser visto.
—Gracias —murmuró el modelo.
Félix se sentó, sin miramientos, en la cama de su primo, dejando también su maletín a parte —no es nada. Te dije que mamá estaría feliz de hacer esto… Te extraña —añadió más bajo, desviando la mirada.
Adrien se sentó a su lado, reconociendo lo que su primo no decía —yo también los extraño, a ambos, Félix.
Félix le dio un ligero empujón a su primo con el hombro, con una expresión suave y un pequeño atisbo de sonrisa en sus labios, luego se dejó caer en la cama. Adrien lo imitó después de un momento.
Ambos estaban tan cansados, que se durmieron después de sólo unos minutos de platicar cosas sin importancia. Félix parecía realmente relajado, y Adrien tenía una pequeña sonrisa en sus labios.
Plagg los miró desde su escondite, con un trozo de queso en sus manos. Su chico se merecía un poco de tranquilidad al menos.
Notes:
Okay, tengo un par de cosas que decir hoy.
Primero, me puse la segunda dosis de la vacuna el jueves. Jueves por la noche estaba malita. El viernes (momento en que estoy revisando y corrigiendo este cap), estaba destrozada con dolor en todo el cuerpo y fiebre, dos de mis amigos incluso vinieron a consentirme xD … Pero finalmente estoy vacunada por completo.
Número dos. Estoy trabajando en el picnic. Quiero decirles que lo considero una de las bombas de esta historia. La primera bomba habría sido el cap 15 donde Fél y Nette se hacen amigos.Realmente espero que les guste cuando llegue el momento de publicarlo.
Pd: es sábado y estoy un poco mejor. La fiebre parece haber desaparecido pero el dolor general persiste un poco, y el brazo aun duele.
Pd2: Faltan 3 horas para Gabriel Agreste. Lo estaré viendo en directo así que pueden comentar sus pensamientos sin miedo de spoilearme.
Chapter 26: Un gatito en la noche
Summary:
Luka y Marinette pasan una tarde agradable.
Marinette recibe otra visita después de eso.
Ella empieza a prepararse para el picnic.
Notes:
Pensé que no llegaría a subir este capítulo hoy n-nU
Estoy muerta de cansancio, me pesan los parpados, pero seguro que apenas suba esto y me meta en la cama se me escapa en sueño, porque el insomnio es una perra absoluta.Bueno, disfruten el cap.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
La tarde del viernes, Marinette reflexionó distraídamente mientras trabajaba en la chaqueta de Jagged, más tarde ese mismo día, no había ido tan mal cómo había esperado en la escuela.
Después de que Luka la había recogido para ir al barco, habían pasado el rato escuchando música, jugando a adivinar canciones de sus artistas favoritos, Marinette incluso se ofreció a ayudar con la cena, a pesar de que no podía quedarse hasta la hora de comer. Ambos se habían divertido, bromeando y jugueteando mientras cocinaban, y el pecho de Marinette acabó por sentirse mucho más ligero que en toda la semana.
Incluso había diseñado un nuevo atuendo completo mientras Luka tocaba su guitarra. Le daba pena no poder enseñárselo -pues estaba basado en Viperion-, pero le agradeció por inspirarla. Tal vez podría darle vida cuando se desocupara de sus encargos.
Agradeció a Luka con un abrazo cuando este la dejó en la panadería alrededor de las cinco y media.
Luka la tomó de las manos y la miró a los ojos, diciéndole que nunca dudara en escribirle o llamarlo, sin importar si solo quería pasar el rato o se sentía triste. Le recordó que ella era importante para él y le aseguró que la vería el domingo para el picnic, sin falta.
Ella había subido a su habitación para organizar sus libros y hacer un conteo de cuántos deberes tenía por realizar antes de bajar y pasar un poco de tiempo con sus padres alrededor de la cena. Platicaron sobre las comisiones de Marinette y tuvieron un pequeño torneo de Ultimate Mecha Strike III antes de que Marinette se retirara a su habitación, de vuelta al trabajo.
Algunos kwamis revoloteaban alrededor de ella y sus creaciones, cuidando no estorbar pero admirando y comentando sobre el proceso creativo de Marinette.
Ella nunca había tenido a nadie más que Tikki para platicar a través de su trabajo, pero fue agradable y productivo tener algunos comentarios extra de parte de las pequeñas deidades.
Todo estaba bastante tranquilo, hasta que un suave golpe se sintió el techo sobre su cabeza. Fue tan débil, que si no fuera paranoica por ser Ladybug y la guardiana, Marinette probablemente lo habría pasado por alto.
Pero ella lo notó, y les hizo señas a los kwamis para guardar silencio.
Las pequeñas deidades siguieron su mirada hasta el techo y se agruparon cerca de ella.
El golpe se convirtió en pasos sigilosos y un segundo golpe, esta vez en su balcón.
Marinette casi sintió que se desmayaba o que iba a tener un ataque al corazón cuando se dio cuenta que su trampilla no estaba asegurada, y una cabeza rubia con orejas negras se asomó después de un pequeño tirón.
Marinette les hizo gestos desesperados a los kwamis, que se habían posicionado a su espalda casi en su mayoría. Tikki los espantó hacia la caja mientras ella misma desaparecía hacia el escritorio de Marinette.
—Buenas noches, prrrrrincesa ¿Se puede? —ante su pregunta, Marinette volvió su vista al techo -después de haberse asegurado que los kwamis se escondieran- y se dio cuenta que el chico solo había asomado las orejas.
Al menos tiene un poco de decencia. Se burló mentalmente.
—Sí, Chat. Estoy visible —le respondió, con cierto punto de crudeza en la voz.
El chico se inclinó un poco más dentro, dándole una mirada apenada — ¿Debí preguntar antes de abrir, verdad? —le dio una mirada de disculpa —lo siento. No volverá a pasar.
Marinette resopló mientras le hacía señas para que entrara —espero que no, pero consideraré tener un atomizador con agua a la mano.
Chat emitió un sonido de queja mientras se abalanzaba a un lado de la cama, luego se lanzó escaleras abajo, con las manos por delante, quedando en su habitual pose felina a un lado de la chica —hola —saludó, un poco nervioso por haberla molestado realmente.
Marinette simplemente sonrió de lado y le acarició el cabello con una mano, un poco detrás de las orejas, haciendo que Chat inmediatamente se inclinara hacia su toque, cerrando los ojos en dicha.
Bien, ella no estaba molesta. Esa era una gran noticia.
Con la forma tan inusual en que se había estado dirigiendo a él, como Adrien, los últimos días, odiaría hacer algo que afectara su amistad con Chat Noir.
Le encantaba pasar el rato con ella de esta forma.
—Hola a ti también —respondió ella suavemente — ¿Se te antojan bocadillos?
Los ojos verdes de Chat se iluminaron —bueno, siempre tengo espacio para algo de la mejor panadería de París —contestó, en lo que creía que sonaba casual, finalmente levantándose sobre sus pies.
Marinette puso los ojos en blanco mientras se giraba hacia la trampilla de su habitación —vuelvo en un momento. Si te encuentro enredado en mis hilos, no pienso ayudarte —amenazó, bromista, bajando antes de que el rubio pudiera devolverle el comentario.
Chat resopló con cariño, echando un vistazo alrededor de la habitación mientras daba algunos pasos silenciosos. Había hojas con diseños intrincados en las paredes, aunque su increíble vista pudo notar que todos ellos parecían puestos en lugares donde antes habían carteles más grandes. Había una leve diferencia en la pintura de la pared en esas zonas.
Finalmente, dos maniquíes llamaron su atención.
En uno había un vestido largo, de color azul oscuro con un reborde dorado que se asomaba desde la parte interna. Las mangas estaban fijadas con alfileres y la parte de abajo tenía dibujada un patrón complejo con tiza blanca.
En el otro había una chaqueta que se veía increíblemente compleja. Chat agarró una de las solapas y la movió un poco, viendo los detalles en forma de notas musicales que solo se veían cuando la luz les daba de cierta forma; no tenía idea con qué tipo de hilo Marinette las había bordado, pero parecía oro de verdad.
"Ella es tan talentosa" sonrió suavemente, soltando la solapa para girar alrededor del maniquí, admirando los pequeños detalles que iban dando forma a la exquisita prenda.
Hasta que otra prenda robó su atención.
...
Cuando Marinette regresó a su habitación, con una bandeja de croissants de queso y jamón, macarons de fresa y chocolate, y dos grandes vasos de leche, ciertamente no se esperaba encontrar a Chat Noir en su diván, jugueteando con su sudadera de gato negro.
Las mejillas le quemaron un poco — ¿Qué estás haciendo? —siseó.
El superhéroe levantó la mirada hacia ella con ojos brillantes y enternecidos. Marinette se estremeció internamente.
—Tú hiciste esto ¿Verdad, prrrrrincesa? —indagó él, apenas consiguiendo un asentimiento de la oji-azul —es tan lindo ¡Incluso le pusiste orejas en la capucha! —Marinette caminó despacio hacia él, un poco aturdida. Había esperado un poco de arrogancia u orgullo, no que luciera como si le hubiera dado un regalo — ¿Dónde conseguiste un encanto que se pareciera a mi bastón? He visto muchos como el yoyo de Ladybug pero nada como el mío.
Marinette se sentó junto a él, apoyando la bandeja en su regazo —compré el pequeño cilindro plateado y le hice los detalles a mano —ella explicó, viendo cómo los felinos ojos verdes la miraban con atención y algún tipo de sentimiento que no podía nombrar —yo, eh… lo recordaba un poco de, ya sabes, mi momento como Multimouse —añadió, un poco más nerviosa.
Chat dejó escapar un fugaz ronroneó —Oh, Souris —parecía absolutamente conmovido, y Marinette no podía entender cómo una simple prenda lo hacía tan feliz. Había visto playeras, mochilas e incluso bañadores con la versión de la película de Chat ¿Eso contaba como su merchandising, no? —estoy seguro de que te ves adorable con esto.
Marinette rodó los ojos, negándose a sonrojarse por sus palabras y le tendió la bandeja de bocadillos para distraerlo, recuperando su sudadera cuando Chat la tomó.
—Ya que lo mencionas, quería poner algo en la parte de la espalda —recordó, frotando la suave tela negra entre sus dedos — ¿Tienes sugerencias? —regresó la mirada a él, viéndolo lanzar al aire un macaron de fresa para atraparlo con la boca —no creo que andar por la calle con algo que diga Chat Noir's Princess sea del agrado de tus fangirls —añadió en broma.
Riéndose entre dientes, Chat dejó la bandeja a un lado y se acurrucó contra el costado de Marinette — ¿"mi" princesa? —movió las cejas arriba y abajo, juguetón.
—Quiero decir, a menos que llames 'princesa' a todas las chicas que conoces —le regresó ella, con una sonrisa ladina y una ceja levantada. Incluso golpeó juguetonamente su cascabel dorado.
—Oh, ma petit souris, no necesitas estar celosa —le aseguró, en tono coqueto —eres la única princesa cuya torre vista este gato de negra armadura —sin pensar, frotó su cabeza contra el hombro de Marinette.
La chica solo se rió, sintiendo la breve vibración de un ronroneo —bien, bien. Lo que tú digas, minino —tomó un macaron de chocolate y lo mordió a la mitad —oye, Chat.
— ¿Hm? —el gato tarareó en pregunta.
— ¿Cómo suena una película?
Una mirada brillante y entusiasmada fue toda la respuesta que necesitó.
La siguiente hora y media la pasaron acurrucados en el diván de la chica, mirando una película y llenándose de bocadillos y leche. Volaron comentarios de parte y parte sobre el film, aunque ambos cuidaron el tono de voz para no llamar la atención de los padres de la oji-azul.
Eran cerca de las once cuando Chat Noir decidió que era tiempo de despedirse. Marinette, de hecho, estaba cabeceando sobre su hombro, lo cual lo hizo sonreír de ternura.
—Vamos, princesa. Hora de ir a la cama —murmuró para ella, mientras la levantaba en brazos.
Marinette se quejó vagamente, diciéndole que podía caminar por su propia cuenta perfectamente, pero el rubio la ignoró por completo, subiendo de dos en dos los escalones hacia su cama. La depositó cuidadosamente sobre el colchón, con un "no tardo" y bajó para agarrar la bandeja y los vasos, que llevó hasta la cocina para limpiarlos -haciendo uso de su maravillosa vista nocturna para no encender ni una bombilla-
Cuando regresó a la habitación rosada, Marinette estaba medio acurrucada en sus sábanas.
—Me alegra mucho verte mejor que el otro día —murmuró el superhéroe, sentándose a un lado de la cama.
Marinette se frotó los ojos al oírlo, casi se quedó dormida en los cuatro o seis minutos que estuvo fuera de su vista — ¿Qué otra cosa puedo hacer además de afrontarlo con una buena cara? —murmuró, reprimiendo un bostezo —si me pongo a llorar por cada cosa que está mal en mi vida últimamente, no haría nada más que atraer akumas —razonó, sin ser realmente consciente de lo que decía —y odiaría que pensaras que lo hago a propósito —suspiró pesadamente.
Las orejas de gato se plegaron hacia el cráneo de Chat cuando se dio cuenta que Marinette, no es que se sintiera mejor, sino que se esforzaba por poner una buena cara por encima de todo lo malo.
Él podía entender ese sentimiento.
—Jamás pensaría eso de ti, Mari —le aseguró. A lo que Marinette solo tarareó, sin comprometerse. Parpadeaba lentamente por el sueño —lo prometo. Sé que eres una chica maravillosa y buena. Nada ni nadie me haría pensar lo contrario de ti.
Marinette se acurrucó, permitiendo que sus ojos se cerraran esta vez —hablas como si me conocieras mucho —se burló.
Algunos de sus amigos de la escuela la conocían desde el maternelle y todos ellos habían creído a Lila sobre ella en un santiamén ¿Qué posibilidades había de que Chat Noir confiara en ella, Marinette, más que todos los demás, si sucedía algo similar?
—Lo suficiente —declaró el rubio, con total seguridad y confianza en la voz —después de todo, somos amigos ¿No?
Marinette resopló una sonrisa —por supuesto que sí, Minou.
La cola negra se balanceó suavemente mientras el rubio se inclinaba hacia adelante —bueno, te dejaré dormir. Se hace tarde de todos modos —presionó un beso en la frente de Marinette, tal como lo había hecho días atrás, después de su rechazo al akuma —dulces sueños, ma prrrrincess. Que tengas un lindo fin de semana —roneoneó bajito, notando como ella se acomodaba entre las mantas antes de saltar hacia el balcón y asegurarse de cerrar muy bien la trampilla.
—Dulces sueños, Chat —murmuró ella, prácticamente dormida, mientras giraba suavemente en su lecho, en busca de acomodo.
Los kwamis no tardaron en unirse a ella, una vez se aseguraron de que la costa estaba despejada.
Por su parte, Chat Noir se dirigió de vuelta a su casa y a su propia cama para hacer lo mismo. La noche parecía tranquila en París, así que se permitió recostarse y tratar de recuperar un poco de sueño.
El sábado fue un día muy ajetreado para Marinette.
Desde hacía unos meses, su madre la despertaba temprano para una sesión de meditación y yoga juntas. Marinette juraría cada día de su vida que no servía para ser una persona mañanera, pero así mismo, amaba esos momentos con su madre.
Últimamente, eso parecía ser el único espacio verdaderamente tranquilo que tenía en su vida.
Además, meditar era fantástico para regular sus emociones.
Luego de eso, ayudaba por algunas horas en la panadería, tras la caja registradora.
Debajo del mostrador, guardaba uno o dos cuadernos, para adelantar sus tareas más sencillas en los espacios en que no había clientes en el local.
Luego, se tomaba el almuerzo con sus padres y subía a su habitación para terminar con todos sus deberes.
Por la tarde, estaba libre para continuar con sus encargos.
Los guantes de Aurore estaban listos. Las mangas del vestido de Mireille estaban siendo un reto divertido en sí mismo, pero Marinette lo afrontó y solucionó con una sonrisa en los labios. Una vez que las mangas estuvieran cosidas al vestido, se dedicaría a avanzar en la chaqueta de Jagged todo lo que pudiera.
Quería la chaqueta lista para el próximo fin de semana. Sin embargo, aún tenía que dejar un poco de tiempo en la noche para preparar los tentempiés que llevaría mañana al picnic… los cuales, por cierto, aún no había decidido. Solo sabía que quería llevar algo diferente a los macarons habituales.
Al final, estaba entre dos opciones: rosas de manzana y pasteles de luna. Siendo estos últimos, una receta que su madre había decidido enseñarle recientemente; al parecer, era un producto tradicionalmente otoñal, allá en China, algo sobre un Festival del Medio Otoño.
— ¿Qué opinas, Tikki? —Marinette murmuró esa noche, mirando la receta de las rosas de manzana en su teléfono, y la receta de los pasteles se luna escrita a mano por su madre. Sus padres ya se habían retirado a descansar y ella estaba sola en la cocina con su kwami.
—Creo que, lo que sea que elijas hacer, quedará delicioso —aseguró la criatura roja, con una sonrisa para su portadora.
Marinette resopló una sonrisa, agradeciendo la confianza de Tikki pero sin saber aún qué preparar.
—Creo que iré por las rosas —decidió después de meditarlo un poco, tenía muchas manzanas rojas frescas disponibles y, ciertamente, era algo menos laborioso que los pasteles de luna.
Ya tendría otro momento para hacerlos.
—Esa es una buena elección —la animó Tikki, leyendo brevemente la receta antes de volar hacia donde estaban los envases de azúcar, sal y levadura, queriendo ser de ayuda para Marinette.
Al franco-china le sonrió a su kwami, antes de empezar a sacar cuentas sobre cuántas rosas debería hacer. No solo estaba su clase -lo cuál, ya eran 16 personas- Luka, Marc, Aurore y Mireille estaban invitados -lo que subía el conteo a veinte-, Kagami aún no había confirmado si podría asistir, pero de ser así, quería tener algunos de reserva para enviarlos a su familia, también a la Capitana Anarka, la familia de Alya… y también quería enviarle alguna a la madre de Félix, después de todo, aún estaba pendiente esa reunión para conocerla.
—Creo que unas sesenta deberían bastar —murmuró para sí, después de algunos cálculos rápidos —bien ¡Empecemos con el hojaldre! —exclamó suavemente para sí misma mientras se levantaba de la silla en la que había estado para colocarse un delantal, lavarse las manos, y reunir los ingredientes que necesitaría.
Planeaba hacer todo el hojaldre que necesitaba esa noche y trabajar en las rosas de manzana por la mañana.
De ese modo, aún estarían tibias para la hora del picnic.
Notes:
Uffff. Estoy re-muerta.
Maldita sea la vida adulta y las responsabilidades de trabajar :v
Quiero acostarme y dormir un día entero ToTAhora que se ha estrenado Gabriel Agreste solo quiero con MUCHAS mas ganas un cap de flashbacks sobre la familia Graham y Gabriel más joven ¡Tengo tantas dudas! Ni siquiera quiero ver todas las teorías que salen y saldrán después de ese episodio ¡la gente puede ser muy siniestra y nooooo quiero!
Mi Félix bebé! ToT ahora solo quiero más y lo quiero feliz.
¡Y quiero matar aun más a Gabriel Agreste
Chapter 27: Su corazón sangrante
Summary:
Félix reflexiona sobre el inminente picnic.
Marinette y Félix intercambian mensajes.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Félix se concentró en su respiración, lenta y pausada, mientras su cuerpo fluía en movimientos practicados que hablaban de poder y control, velocidad y precisión.
Equilibrar el peso de su cuerpo.
Sentir la quemadura en sus músculos.
Moverse con la fluidez del viento.
Ser consciente de todo a su alrededor.
Regular la respiración.
Está alternando en lanzar puñetazos al aire cuando alguien golpea su puerta.
—Adelante, Mamá —responde automáticamente. Su voz apenas está agitada, alguien que no lo conociera bien ni siquiera podría notarlo.
Amelie entra en la habitación de su retoño con una suave sonrisa. Félix toma una profunda respiración cuando detiene su práctica.
—Buenos días, mi pequeño príncipe ¿Dormiste bien?
Félix le da una sonrisa a su madre mientras pasa una mano por su cabello, levemente desordenado —Sí, mamá. Buenos días. ¿Cómo dormiste tu?
La mujer de cabello rubio pálido levanta una mano para acariciar por sí misma el pelo claro de su hijo —descansé bien. Tu primo debería estar llegando pronto, Jeeves ya salió por él.
Félix asiente, dirigiéndose a su armario para tomar una toalla —iré a ducharme y vestirme entonces.
—Te veo en el comedor para desayunar, cariño.
Félix desayunó con su madre, compartiendo un agradable momento, mientras la mujer platicaba sobre el progreso de su trabajo -dado que el adolescente se negaba a decir más que un par de frases sobre su primera semana de escuela-. Félix sabía cuánto le gustaba su trabajo a su madre, sin embargo, era un poco molesto ver cuan ocupada estaba en las semanas inmediatas, especialmente considerando el hecho de que no faltaba mucho para su cumpleaños.
Tenía que empezar a buscar un regalo para ella, si es que no tenía la oportunidad de recuperar el segundo anillo para entonces.
— ¿Es idea mía o están retrasados? —comentó él, después de un momento de silencio.
—Oh, le dije a Jeeves que pararan de camino aquí para comprar lo que tú y tu primo llevarán al picnic.
Félix tarareó y asintió en reconocimiento mientras recogía sus platos. Él y Adrien habían acordado -después de que el modelo preguntara a Nino- llevar bebidas y vasos desechables como su aporte al mentado picnic.
Suspiró, preguntándose no por primera vez, ¿Qué diablos estaba haciendo al aceptar ser parte de esa tontería?
El interfono lo sacó de sus pensamientos.
—Ah, parece que finalmente han llegado —se animó su madre, levantándose de la mesa mientras Félix llevaba los trastes al lavavajillas.
Mientras esperaba que su primo entrara, se sacudió distraídamente el pecho de su suéter verde oscuro, por cualquier migaja de tostadas que pudiera haber caído en la prenda durante el desayuno. Adrien seguía insistiendo en que sería un evento agradable, pero Félix no podía estar más lejos de ese pensamiento. Algo en él simplemente sabía que ese picnic acabaría en desastre, de un modo y otro.
— ¡Buenos días, Adrien, querido! —escuchó a su madre exclamar feliz, a lo que no pudo evitar suspirar y poner los ojos en blanco con cariño.
Se encaminó hacia el recibidor para encontrar al modelo abrazando a su madre con una sonrisa nostálgica en los labios. La mirada de Félix se suavizó ante eso. Siempre estaría agradecido con la vida por el hecho de que sus madres eran hermanas y no sus padres, jamás se encontraría a sí mismo buscando un consuelo como ese en su tío Gabriel.
El simple pensamiento era desagradable y lo hizo hacer una mueca.
—Buenos días, Fél —Adrien lo saludó una vez que soltó a su tía, pasando un brazo alrededor de la parte alta de su espalda en un abrazo de lado.
Félix no le devolvió el gesto, pero tampoco lo apartó, simplemente respondió con un suave empujón de hombros y un 'buenos días' propio.
Amelie sonrió al verlos — ¿Por qué no ponen esto a enfriar y luego pueden pasar el rato hasta su picnic? —señaló las bolsas con las botellas de refresco que Adrien había traído.
— ¿Segura que estás bien con que vayamos al picnic, Tía Amelie? —Adrien preguntó, con un poco de nervios o pena, Félix no sabría señalar qué.
Adrien obviamente quería ir y pasar el rato con su clase, pero también estaría feliz de pasar tiempo con su familia.
Amelie se rió entre dientes, antes de inclinarse y presionar un beso en la frente de Adrien —oh, no te preocupes, querido —también le dio un beso a su hijo —de todos modos, tengo una reunión en un par de horas.
Félix frunció el ceño, mientras Adrien lo soltaba — ¿Reunión de trabajo? ¿Hoy, domingo?
—Sí, es una reunión de almuerzo —Amelie desestimó con un movimiento de su mano —escuché que iremos a un lindo bistró cerca de la Torre Eiffel —sonaba curiosa al respecto —Tal vez podamos dar un paseo por Champ de Mars más tarde, los tres —sugirió.
Adrien aceptó, feliz, mientras que su primo simplemente asintió, aún un poco molesto de que estuvieran acaparando el día de descanso de su madre.
El modelo llevó las botellas de refresco al refrigerador y se aseguró de dejar los vasos en un lugar visible, para que no los dejaran por accidente más tarde, mientras su tía le preguntaba por su semana de clases. Adrien claramente era más conversador al respecto que su primo, pero evitó absolutamente cualquier problema, discusión o drama que hubiera sucedido.
Le hizo preguntarse a Félix si todo lo que había soportado esa semana era habitual en su clase o simplemente Adrien estaba programado para ignorar los problemas.
—Y dime, Félix, querido —el chico salió de sus pensamientos cuando su madre le habló directamente — ¿Sabes qué va a llevar tu amiguita al picnic?
Los ojos verdes, ligeramente oscuros, de Félix se estrecharon sobre su madre, ante su tono un poco demasiado feliz y cantarín. Adrien inclinó la cabeza, como una mascota curiosa, ante las palabras de su tía.
—No, madre —respondió, con un tono plano —en realidad, no le he preguntado a Marinette qué piensa llevar hoy.
Adrien estaba sorprendido de que su tía se refiriera a Marinette como la amiga de Félix, claramente los dos lucían así últimamente, pero aún era sorprendente que Félix le hubiera hablado a su madre sobre ella —Me pregunto qué llevará. Marinette es muy buena en la cocina —añadió a la plática —sus macarons son deliciosos —internamente estaba babeando de solo pensar en probar cualquier cosa que su princesa eligiera llevar al picnic.
Sus comentarios llamaron la atención de Amelie — ¿También es amiga tuya, Adrien? —preguntó, curiosa de aprender sobre la chica que había logrado acercarse tanto a su bebé.
Adrien asintió, procediendo a explicar un poco de cómo fueron sus dos desastrosos primeros días de escuela.
Mientras tanto, Félix jugueteó con su teléfono celular en una mano, sentado, con la vista en la mesa, mientras su madre y su primo hablaban. Las palabras pasaban por sus orejas, pero no se interpretaban en su cerebro. Estaba dándole vueltas a una idea, del mismo modo que sus dedos daban vuelta a su celular.
De un momento a otro, se detuvo. Desbloqueó la pantalla de su celular. Y comenzó a escribir.
—Lo siento, Tikki ¿Pueden encender el horno por mí? —la adolescente franco-china preguntó, mientras colocaba rodajas de manzana, que parecían espolvoreadas con canela, sobre una tira de masa de hojaldre. Mullo y Sass observaron atentamente como lo hacía antes de recoger más rodajas de manzana de un gran tazón y hacer lo mismo con otras tiras de hojaldre.
—Sin problemas, Marinette —su kwami respondió diligente. Tikki, Longg y Stompp se movieron para cumplir con la petición de su guardiana. Wayzz se aseguró que estuviera en la temperatura que Marinette indicó.
—Gracias por toda su ayuda, chicos —concentrada como estaba en enrollar los trozos de manzana para formar la rosa que daba nombre al platillo, Marinette se aseguró de hacerles saber a sus pequeños ayudantes lo agradecida que estaba por su asistencia.
—Es un placer Marinette / Guardiana / Mistress —respondieron, en coro, todos los kwamis que estaban con ella.
Los que estaban ayudando, al menos.
Kaalki, por ejemplo, estaba recostada en algún lugar del mesón, mordisqueando un cubo de azúcar. Orikko y Daizzy no estaban muy lejos, comiendo nueces y la piel pelada de las manzanas.
Marinette sonrió suavemente, seguido de una risilla, mientras continuaba enrollando y colocando cada rosa en los espacios de las cinco bandejas para cupcakes que había preparado previamente, esparciéndoles un poco de mantequilla con una brocha.
Había tenido que hacer mucha masa de hojaldre, y pelar alrededor de quince manzanas, pero estaba satisfecha con la cantidad que había conseguido. Incluso sobraría un poco para rosas más pequeñas que dejaría a los kwamis y a sus padres.
Un sonido suave y corto de tintineo resonó en la cocina, sobre el murmullo de los pequeños dioses.
Tikki flotó hacia el teléfono de Marinette, que descansaba lejos de los ingredientes —Marinette, tienes un mensaje —llamó la atención de su portadora sobre el aparato —es de Félix.
Algunos de los kwamis se acercaron, con interés, mientras Marinette limpiaba sus manos para poder sostener su teléfono. Félix, aparentemente, estaba considerado entre los "buenos amigos que podrían ser potenciales portadores"
Se preguntó, por un momento, si Félix le diría que no iba a asistir al picnic -no es que él se lo hubiera confirmado ni nada- y sintió un destello de presión en su pecho.
Buenos días, Noirette.
Quiero decir, asumiendo que estés despierta, claro.
Marinette puso los ojos en blanco, con una sonrisa tensa. Ese tonto, pensó, con cierto cariño, y escribió una respuesta.
~∆~
He estado despierta y en marcha desde hace un rato ya, Blondie.
Foto adjunta.
Y buenos días, para ti también.
Félix se mordió el labio inferior para contener una pequeña sonrisa que quería apoderarse de su boca, mientras leía la respuesta de Marinette. Venía acompañada de una fotografía del horno en la cocina del apartamento, una de las manos de la chica se asomaba en la foto, enseñando dos dedos en una 'v'. Había un poco de canela espolvoreada en su mano.
Félix miró hacia arriba, para ver a su madre y primo enfrascados en una plática.
Contestó.
~∆~
¿Qué la frase no es "despierta y brillando"?
¿Descansaste bien este fin de semana?
La sonrisa de Marinette se derritió en una expresión suave. Respondió con una risilla en los labios y dejó el teléfono a un lado, nuevamente, para terminar las rosas de las primeras bandejas que pondría en el horno.
~∆~
Dudo mucho que cualquier persona que me vea levantarme temprano me describa como "brillante".
No soy una chica mañanera. Así que no.
Félix tuvo que contenerse de reír por eso. Había oído cosas aquí y allá sobre que Marinette en realidad tendía a llegar tarde a clases. Solo había visto un destello de eso un par de veces, pero era divertido pensar en sus momentos de nervios y torpeza entrando en acción porque se había quedado dormida y llegaba tarde.
Descansé mucho mejor que el viernes, eso es seguro.
Ayuda que no haya habido más akumas nocturnos alrededor.
¿Qué hay de ti? ¿Qué tal tu mañana?
Félix volvió a mirar hacia arriba, sólo para asegurarse de que no le estaban prestando atención -que así era- y continuó con su plática.
~∆~
He descansado bien, se aprecia tu interés.
Mi mañana es menos tranquila ahora que Adrien está aquí.
Marinette se dio cuenta, en el fondo de su mente, que su corazón ya no se alocaba como antes, ni sus mejillas se sonrojaban automáticamente, ante la más mínima mención de Adrien.
Si bien, dolía un poco ver hasta dónde habían llegado sus sentimientos, también le generaba un poco de alivio. Su mente ya no se volvía una papilla hiperactiva, trazando planes extremadamente complejos e ideando futuros de cuento de hadas.
También sentía un vacío en su pecho. Dónde antes su corazón romántico estaba tan dedicado a Adrien, e incluso un poco confundido por Luka, ahora había un vacío creciente, sabiendo que el amor y el romance debía ser lo último en su lista de prioridades… al menos, mientras ShadowMoth existiera.
— ¿Marinette? —Tikki, sentándose en su hombro, la sacó de su pequeño pero profundo momento de reflexión — ¿No vas a responder? —la pequeña kwami no fue la única en mirar a su guardiana con cierta preocupación, por la forma en que sus ojos cerúleos se habían oscurecido levemente por un momento allí.
—Oh —ella murmuró, volviendo su atención a la pantalla de su teléfono.
Por cierto, mi madre tiene curiosidad y me la contagió un poco ¿Puedo preguntar qué llevarás al dichoso picnic?
Marinette sonrió suavemente, antes de moverse para hacer un par de fotos más.
~∆~
Estaba indecisa sobre probar una nueva receta que me enseñó mamá, pero terminé haciendo estas.
Félix observó a detalle y con curiosidad las dos fotografías adjuntas.
Una de ellas mostraba un par de bandejas sobre la encimera, bandejas para cupcakes, tenían algo con forma de capullos o flores en los espacios dónde deberían ir los pastelillos. Eran del color de la masa cruda, pero Félix podía ver toques de rojo y marrón en algunas partes.
Son rosas de manzana.
Ella explicó junto a la segunda foto: el horno abierto y su pequeña mano colocando una segunda bandeja en su interior.
Todas estarán listas en, aproximadamente, una hora.
¡Espero que a todo el mundo les gusten!
Repasé los registros de la clase y me aseguré de que todos pudieran comerlas.
Félix resopla ligeramente al leerla, sin darse cuenta. Presidenta de la clase, por supuesto, tendría acceso a los registros de alegrías o intolerancias del salón de clase, pero ¿Molestarse en revisar todos y cada uno de ellos para asegurarse de elegir algo que todos pudieran probar?
La mayoría de las personas simplemente elegirían algo y, si resulta que alguno de sus compañeros no puede comerlo, bueno, habrá más cosas en el picnic que seguramente pueda comer, no es un gran problema.
Pero Marinette, como Félix ya sabe muy bien, no es como la mayoría de la gente.
Marinette es ridículamente gentil y considerada. Se esfuerza y pone su corazón en todo lo que hace para otros… incluso si esos otros no lo merecen y/o la han lastimado antes.
— ¿Pasa algo, cariño? —su madre arrulla suavemente. Félix se pregunta si se perdió un llamado de atención previo, o si su poker face se deslizó.
Dando un toque a su teléfono, responde simplemente —rosas de manzana —y gira su teléfono hacia ellos.
—… ¿Qué? —Adrien parpadea un par de veces, sin entender la, aparentemente, aleatoria respuesta.
Amelie, en cambio, agarró el teléfono de su hijo, viendo la fotografía que Marinette le envió.
—Rosas de manzana —repite —es lo que Marinette estará llevando al picnic.
Inmediatamente, Adrien se vuelve hacia su tía para ver la pantalla. La boca se le hizo agua tan solo de ver los delicados y bonitos bocadillos en la bandeja, listos para ser horneados.
— ¿Le preguntaste? —curioseó Amelie, devolviendo el teléfono.
Félix se encogió de hombros después de comprobar que Marinette no había enviado otro mensaje —estábamos intercambiando 'buenos días'. Ella fue la que sacó el tema —respondió sencillamente, escribiendo una respuesta mientras su madre lo veía con una sonrisa y Adrien con una mezcla de sorpresa y confusión.
~∆~
Tú y tu corazón sangrante,
Dupain-Cheng
Cuando menos, habrá algo decente que probar hoy.
Por cierto ¿Cuál era tu otra opción?
~∆~
¿Eso de "corazón sangrante" es una expresión en inglés, cierto? Estoy bastante segura de que lo es, pero no sé exactamente a qué se refiere.
Y estuve pensando en pasteles de luna.
Mamá me ha estado enseñando a hacerlos
~∆~
La expresión "bleeding heart" se usa para describir a alguien que muestra una simpatía excesiva y/o una efusión emocional desmedida.
…
¿Sabes hacer pasteles de luna?
~∆~
Oh, ahora entiendo.
¡Sí! Bueno, más o menos. Aún no he hecho unos yo sola ¡Son complicados de preparar! Pero estoy segura de que lo resolveré.
El intercambio de mensajes continuó por largos minutos más, teniendo solo como testigos de sus pequeñas expresiones a Amelie, Adrien y los kwamis respectivamente.
Notes:
¿Ya vieron el spoiler de mundo Gloob con los dos nuevos heroes?
¡Ahí está el gallo!
Quiero taaaaanto que sea Nath, pero no podría asegurarlo.
Chapter 28: Picnic a dos bandos
Summary:
Todo se sale de control muy rápido
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Marc estaba revisando su flequillo frente al espejo en su habitación por, quizás, quinta vez cuando escuchó la puerta principal abrirse.
Esa debía ser su madre, sin embargo, alcanzó a oír el murmullo de otra voz junto a la de ella, así que se dirigió escaleras abajo.
Casi tropezó en los últimos escalones cuando vio un cabello rojo muy familiar sobre un par de bolsas de papel.
—Ah, cariño, ahí estás ¿Puedes ayudar a guardar las compras antes de que se vayan? —su madre le dijo, las varias bolsas se colocaban en la encimera de la cocina, ajena al pequeño colapso interno que estaba teniendo su único hijo —me encontré con Nathaniel dos cuadras atrás y muy gentil me ayudó a cargarlas —siguió diciendo mientras se sacudía las manos antes de acomodar su cabello gris oscuro en el recogido medio deshecho que llevaba atado con un listón verde neón.
El pelirrojo mencionado se ruborizó ligeramente, llevándose una mano a la parte posterior de su cabello. Sus ojos aguamarina miraron a Marc de reojo antes de apartar la vista —no fue nada, en verdad, señora Anciel.
—Ya te he dicho que puedes llamarme Bernadette, Nathaniel, querido —lo regañó suavemente la mujer de ojos pardos y pelo gris oscuro, dándole una palmada distraída al pelirrojo. De nuevo, ignorando el cortocircuito que estaba dándole a su hijo.
Marc abrió y cerró la boca un par de veces, su mano izquierda apretando el barandal de la escalera tanto que sus dedos palidecieron —tú- eh… N-no dijiste que ibas a comprar tantas cosas —logró decir, después de unos segundos de parecer un pez fuera del agua —t-te hubiera acompañado, mamá.
—Oh, no pensaba hacerlo —explicó la mujer, moviéndose por la cocina. Nathaniel se hizo a un lado para no estorbar y Marc finalmente logró coordinar sus dos pies con su cerebro para acercarse y ayudar a ordenar todo —pero encontré este pequeño mercado al aire libre y no pude resistirme.
Marc sonrió con cariño a su madre mientras sacaba cosas de las bolsas para luego guardarlas, luego le dirigió una mirada agradecida a su compañero creativo y deletreó un gracias mudo, haciendo que Nathaniel se sonrojara levemente al devolverle la sonrisa.
—Lamento haberte hecho venir hasta acá, Aurore —Mireille se disculpó con su amiga mientras ambas caminaban por los pasillos del edificio TVi, la más baja tenía algunas carpetas en mano —fui una despistada.
—A veces tienes tus momentos atolondrada —se rió la rubia, sin burla real detrás de sus palabras, mientras le daba un suave empujón a su amiga —pero, oye, cualquier cosa por esas notas. Realmente necesito subir mi promedio en historia —suspiró dramáticamente, llevándose el dorso de la mano, que no sostenía su inseparable sombrilla, a la frente —es la única cosa que me falta este fin de semana. Terminaré con eso después del picnic.
Mireille le sonrió a su compañera, luego de dejar escapar una risilla entre dientes, antes de que algunas exclamaciones llamaran la atención de ambas presentadoras adolescentes.
Justo en el lobby había un grupo de adolescentes, no mucho mayores que ellas, pasantes en diferentes dependencias que estaban viendo un video en una laptop.
El par de chicas notaron fácilmente el diseño del Ladyblog.
— ¿Hay una batalla akuma? —Mireille preguntó, preocupada.
Aurore inmediatamente estaba comprobando su teléfono —Imposible, tu alarma tampoco sonó ¿No?
Mireille sacó su celular también, comprobando la alarma, la sección de noticias y, por último, el Ladyblog. Todo parecía en orden —no parece que haya nada.
Aurore suspiró de alivio, guardando su teléfono —deben estar viendo videos pasados. Falsa alarma —murmuró mientras se acercaba, curiosa.
Mireille la siguió después de un momento, menos cómoda con respecto a acercarse a un grupo de desconocidos.
La chica del clima se detuvo en seco cuando su amiga lo hizo.
—Que idiotas.
— ¡Auri! —Mireille chilló, ante el repentino desprecio de su amiga.
—Están viendo las entrevistas de Lila Rossi, Mireille —ella rodó los ojos —y parece que estuvieran viendo al príncipe Ali en persona.
—Oh —la de pelo oscuro se movió incómodamente en su lugar, agradecida de que el grupo aún era totalmente ajeno a ellas.
Aurore estudió a su amiga por un momento. En realidad, nunca había escuchado la opinión de Mireille sobre Rossi, siempre era ella soltando comentarios al respecto a su alrededor, pero Mireille nunca acotaba nada — ¿Mireille?
—Oh, eh… —la más baja jugó con sus dedos nerviosamente —yo, quiero decir, no entiendo cómo Alya tiene esas entrevistas en su blog… Ella parecía tan comprometida y realmente buena reportera cuando comenzó con el blog.
Aurore sonrió suavemente al oírla. Se dio cuenta, en ese momento, que realmente no le gustaría discutir con Mireille por el asunto de Rossi. Lo habían hecho lo suficientemente mal con el asunto de la chica del clima y habían recorrido mucho camino después de eso.
—Es cierto. Supongo que no todo el mundo está hecho para este trabajo ¿Eh, Mimi? —la rubia giró suavemente su sombrilla cerrada mientras pasaba su brazo libre sobre los hombros de Mireille —démonos prisa, ya quiero ver qué bocadillos llevarán los demás al picnic.
Mireille compartió una sonrisa con Aurore y ambas salieron del edificio.
Luka exhaló un pequeño suspiro satisfecho, relajándose bajo los rayos de sol en la cubierta del Liberty. Había sido una mañana nublada y un poco fría al principio, así que el calor era bien agradecido.
Sus dedos se deslizaron suavemente por las cuerdas de su guitarra acústica, tocando acordes al azar. Todo era suave y armonioso, con pequeños picos agudos. No estaba trabajando en una canción realmente, solo fluía; cualquier sonido que evocara la luz del sol, el vaivén tranquilo del agua y la serenidad de una playa.
Se preguntó distraídamente si a Marinette le gustaría oírlo, mientras el ruido de fondo en el barco iba en crescendo y decrescendo. Rose y Juleka estaban en la cocina, dando los toques finales a los bocadillos saludables que llevarían al picnic, de los que Rose y Mylene habían estado hablando durante días.
-
—Es una pena que Marinette no haya podido venir —Rosita suspiró, anotando los pasos de una receta en su cuaderno de notas rosado, lleno de stickers y escarcha —siempre se le ocurren cosas interesantes o ingredientes especiales.
Mylene estuvo de acuerdo —sí, últimamente parece estar muy ocupada. Es un poco triste.
La rubia afirmó con un sonido también triste.
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Luka frunció con el recuerdo. Era inusual que Marinette se mantuviera alejada de las reuniones de chicas por mucho tiempo. La chica siempre hacía espacio para ellas, sin importar si luego se retrasaba con sus diseños o incluso los deberes escolares o quehaceres.
— ¿Luka? ¡Estamos listas para irnos! —el músico se levantó, guitarra en mano, cuando Rose y Juleka lo llamaron. Aparentemente listas para irse.
Se acomodó distraídamente su sudadera con capucha cuando unas corrientes particularmente fuertes lograron que el agua del Sena se meciera contra los muros laterales que la contenía.
Esperaba que Marinette tomara su consejo del viernes y llevara un abrigo.
Honestamente, lo último que quería era verla enferma.
—Listo. Todo quedó perfecto —Marinette se pasó un brazo por la frente, luciendo una sonrisa satisfecha, una vez que terminó de colocar las hermosas rosas de manzana en las cajas de la panadería que su mamá le había dado para ellas.
Estaban todas espolvoreadas con brillantina comestible roja y azúcar glass teñida de rojo. Había sido una adición de último momento, pero la adolescente estaba realmente satisfecha.
—Sí, quedaron muy bien, Marinette —Tikki estuvo de acuerdo. Ella y los otros kwamis compartiendo las pequeñas delicias que Marinette hizo especialmente para ellos —pero si no te das prisa y te arreglas, no vas a llegar a tiempo.
Marinette se miró en cuanto Tikki la señaló. Estaba usando su pijama bajo el delantal, el cual estaba manchado de colorante comestible rojo y algo de canela, cosas que también habían llegado a su cabello… por la razón que fuera.
La superheroína adolescente chilló mientras se deshacía del delantal y lo arrojaba a un cesto para lavar — ¡Voy a darme un baño! ¡Suban todos a la habitación!
Tikki negó con la cabeza mientras el resto de los kwamis reían levemente, pero todos hicieron caso y tomaron el resto de las rosas que les correspondían para los kwamis que todavía estaban en la habitación.
El agua de la ducha empezó a correr… afortunadamente, no se escuchó ningún resbalón o caída. Tikki ya contaba eso como una victoria.
De repente, Pillen y Kaalki tiraron de sus manos para llevarla hasta el armario de su portadora.
Félix y Adrien fueron despedidos con besos en la frente y buenos deseos de parte de su tía/madre para irse rumbo al picnic.
Aún era un poco temprano para irse, considerando que iban en auto, pero Adrien parecía estar lleno de energía y tener problemas para ser paciente, lo cual era un poco inusual. Félix solo podía resoplar y seguir a su primo famélico de interacción social.
.
Como el británico había predicho, no había mucha gente en el parque cuando llegaron. Lo cual, en realidad, no estaba tan mal, cuando se dio cuenta de que Rossi tampoco había llegado. La pequeña chica Hapréle estaba tendiendo y asegurando las mantas de picnic sobre el césped, a la sombra, con ayuda de su novio, del chico Kanté y el robot con hélice que lo acompañaba.
Adrien se movió inmediatamente para saludar, presentar su aporte al picnic y ayudar a acomodar.
Félix, por el contrario, dirigió su mirada hacia la panadería en la esquina. Había una cantidad decente de personas entrando y saliendo, con grandes bolsas de pan o cajas sobre cajas de productos horneados y tazas de café. Todo eso, pensó Félix, y aún no los inunda la fiebre del almuerzo. Realmente esperaba que Marinette tuviera la prevención de salir por la puerta del departamento, incluso si desde la panadería salía directamente al parque, porque intentar navegar entre el tumulto de gente con los bocadillos encima sería mucho peor que la carrera de obstáculos del profesor D'Argencourt de hace dos días.
Estaba a punto de sacar su teléfono y enviarle un nuevo mensaje cuando más gente empezó a llegar. Gente indeseable entre ellos.
— ¡Hola, Félix! —chilló la voz asquerosa y falsamente dulce de la chica italiana —no estaba segura de verte en el picnic, esta es una grata sorpresa —la morena se acercó, contoneándose, con el mejor amigo de Adrien y Lady Wifi detrás, llevando bolsas. Sus ojos olivas pasaron de Félix a Adrien con ambición —Oh, Adrien~
— ¡Hermano, sí viniste! —aparentemente sin querer, Nino interrumpió a la italiana en sus intenciones de abalanzarse sobre Adrien y pegarse como una lapa a él, dejando su carga sobre la manta de picnic y yendo a chocar puños con su mejor amigo —debo admitir que tenía mis dudas.
—Exactamente mis pensamientos —añadió la dueña del Ladyblog.
Adrien se rió entre dientes, perdiendo la tensión que Lila le había generado al hacerlo su foco de atención —mi padre piensa que estoy pasando tiempo con mi Tía y Félix —le respondió a la pareja en voz baja —lo que, en realidad, no es completamente una mentira.
Nino y Alya se rieron, el DJ pasó un brazo sobre los hombros de su mejor amigo —ese es mi amigo.
— ¡Hola a todos! —Rose entró saludando con una mano en alto y una canasta de picnic sujeta entre su brazo libre y el de Juleka. Luka venía un par de pasos detrás de ellas —hace un día maravilloso para el picnic.
Félix miró el panorama, unos cuantos pasos lejos de los demás, con una expresión en blanco y preguntándose de nuevo qué demonios estaba haciendo él allí.
Empezaba a haber demasiado ruido para él. Las chicas se habían reunido en torno a Rossi, que estaba hablando quién-sabe-qué sobre sabrá Dios qué diseñador mientras lucía su chaqueta de mezclilla mientras que los dos deportistas de la clase se habían unido a Max hacía solo unos instantes.
De repente, la única presencia tranquila en medio de todo, se posicionó a solo unos pasos de él, a su derecha. Logró que Félix hiciera una pausa en sus pensamientos despectivos y mirara al chico a su lado. Luka Couffaine.
El adolescente de pelo azulado mostraba un semblante sereno, también mirando el panorama a su alrededor, no obstante, Félix era bastante observador, y se dio cuenta que el chico apretaba ligeramente el tirante de su guitarra cuando se quedó mirando en dirección a las chicas.
Específicamente a Rossi.
Félix trató de evaluarlo. ¿Era una oveja más de esa niña o tenía algo de cerebro?
Luka debió darse cuenta de su mirada, y volteó a verlo.
—Hola —saludó sencillamente, esperando al vacilante asentimiento de Félix antes de volver a hablar —Supongo que Marinette aún no ha salido de casa.
A Félix le extrañó que le preguntara directamente por Marinette, pero sus palabras lo hicieron consciente de que la mayor parte de su cuerpo aún seguía en dirección a la panadería. Aparentemente no era el único observador por allí.
—No, parece que aún no —respondió de forma ecuánime.
Luka echó un vistazo a su hermana y amigos, luego a la panadería, y sonrió levemente —iré a ver si necesita ayuda para traer sus cosas —Félix no sabía si Luka había pensado en voz alta o si había sentido la necesidad -por cualquier extraña razón- de informarle sus acciones — ¿Vienes? —Félix tampoco se había dado cuenta de que estaba dudando inconscientemente sobre hacer eso mismo hasta que Luka lo mencionó; entonces, se encontró caminando hacia la panadería, sin siquiera una mirada atrás ni hacia su primo.
Luka no dijo nada al respecto, solo sonrió, y ambos cruzaron la calle.
Ambos sintieron, también, unos ojos sobre ellos.
.
— ¿Quién era ese con la guitarra? No creo haberlo visto en la escuela —preguntó Lila, entre sus amigas.
—Es mi hermano, Luka —respondió Juleka, en su habitual voz baja.
—Es el guitarrista de nuestra banda —añadió Rose con emoción —tocará con nosotros en el baile.
Lila fingió una exclamación de asombro y emoción antes de volver la mirada al susodicho, solo para entrecerrar los ojos al ver que se unía con Félix hacia la esquina contraría.
No importaba. Que fueran a buscar a la tonta esa. Pronto todos verían a Marinette Dupain-Cheng de la forma en que Lila la desvelaría. Como una rencorosa, maliciosa y desagradable chica, con la cual nadie más en la clase querría asociarse; luego de eso, solo sería cuestión de horas para que se esparciera por la escuela.
.
—Tikki ¿Estás segura de esto? —Marinette preguntó por, quizás, tercera vez, mientras se miraba en el espejo de su habitación, repasando la blusa que llevaba puesta desde todos los ángulos posibles.
—Positivo —afirmó la kwami roja, mientras ella y varios otros levantaban el secador de pelo hacia la chica.
Aun así, Marinette repasó su elección de ropa mientras pasaba una toalla por su cabello empapado, tratando de absorber la mayor cantidad de agua posible. Llevaba sus jeans rosados habituales, sin embargo, estaba usando un blusón tipo suéter, de color rojo-rosado, con mangas debajo del codo y cuello en 'v' ancho, que caía sobre sus hombros, tenía tres tiras de encaje dorado, separas, que subían hasta otra tira que se ajustaba alrededor de su cuello con un pequeño broche oculto; la base tenía un poco de escarcha dorada y caía más allá de la pretina de sus jeans de forma holgada y cómoda.
Era una de tantas prendas que había diseñado, pensando en tener más material que publicitar en su sitio web. Se preguntó distraídamente si Juleka querría volver a modelar con ella después de lo que pasó con Reflekdoll. Era un color más intenso de los que solía vestir, pero le gustaba la combinación con el encaje y la escarcha dorada. Tikki y Pollen le habían sugerido usarla y bueno…
Se estremeció ligeramente cuando los kwamis lograron encender la secadora y la apuntaron correctamente a su cabello. Sonriendo por lo dulce que eran sus pequeños compañeros -siempre que no estaban haciendo un desastre en su habitación- empezó a mover los dedos por su pelo, para que el aire tibio ayudara a secar las raíces de su pelo.
— ¿Cómo debería peinarme? —murmuró en voz alta.
Pollen se deslizó hacia una de las cestas de accesorios en el tocador de Marinette y regresó con una cinta dorada escarchada entre sus manitas — ¿cómo suena una coleta hacia un lado, mi reina? —se acercó al hombro del lado contrario hacia el que Marinette primaba su flequillo.
La oji-azul le sonrió a la pequeña abeja, acariciándola con el dedo índice antes de tomar la cinta.
Y entonces, golpearon a su puerta.
.
Luka caminó delante de Félix mientras atravesaban la casa Dupain-Cheng, después de saludar muy rápidamente a Sabine y a Tom, ambos muy gentiles con ellos, preguntando a Luka por su madre incluso.
Fue en ese momento que el término "mejores amigos", que Marinette había usado para referirse a Luka, se asentó. El chico estaba claramente cómodo con la familia de Marinette, a un nivel que Félix no podía verse llegando, evidentemente ha estado antes en la casa y se mueve con una familiaridad que una semana aún no le da al rubio.
Félix puede recordar la forma en que Marinette lucía relajada y feliz el viernes, cuando este chico llegó. Era casi equivalente a la felicidad en el rostro del propio Luka, y ambos parecían muy cómodos en su cercanía física; había confianza entre ellos, y un entendimiento mutuo.
Félix entrecerró los ojos duramente, sin querer, en la espalda de Luka, mientras esta nueva realización era procesada.
Él también quería eso.
Quería lo que Luka tenía con Marinette.
Quería que la confianza entre ellos creciera, quería que ella fuera feliz cuando estaban juntos, porque ella sin duda lo hacía sentirse bien (ya había admitido que le gustaba su sonrisa y el alegre sonido de su risa, después de todo).
Incluso, y a pesar de su eterno rechazo al contacto físico con otros fuera de su familia, Félix también quería que la comodidad física entre ellos creciera. Quería seguir llevándola del brazo y que ella se recostara en su hombro. Quería apoyar su cabeza en la de ella y que su aroma a postre lo envolviera, en cualquier momento. Quería… que ella lo abrazara.
Había tantas cosas que Félix nunca pensó que anhelaría tener en algún momento de su vida. Pero ahí estaban. Marinette había despertado todos esos deseos, cuando demostró que quería ser su amiga honestamente. La pequeña niña había despertado un hambre que Félix nunca había tenido, que ahora exigía más y más. Y si Marinette estaba tan dispuesta a darle todo eso, como parecía, Félix iba a tomarlo sin pensarlo dos veces… solo preguntándose si sería capaz de hacer lo mismo por ella equitativamente.
Luka se detuvo unos segundos en la trampilla que hacía las veces de puerta a la habitación de Marinette, escuchando los picos ansiosos, y a la vez determinados, en la melodía del chico a su espalda. Era... intrigante.
Sacudió la cabeza y golpeó.
Escuchó un pequeño estruendo, nada inusual cuando se trataba de Marinette, seguido de una exclamación — ¡Ya voy! —así que retrocedió un peldaño.
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Marinette chocó con su silla de escritorio cuando el golpe en su puerta la tomó desprevenida. De inmediato, se abalanzó para atrapar su secadora de pelo mientras los kwamis se ocultaban — ¡Ya voy! —apagó el aparato, aún con su cabello medio húmedo, y lo dejó sobre el escritorio antes de ir a abrir.
Casi tropieza cuando ve de primeras los ojos celestes de Luka.
—Hn ¡Oh! —se quejó en voz baja mientras recuperaba su equilibrio — ¡Luka, Félix! ¿Qué hacen aquí, chicos? —los miró a ambos con ojos ensanchados por la sorpresa.
—Pensé que te vendría bien un poco de ayuda para llevar las cosas al parque —comentó el músico. Marinette lanzó inmediatamente una mirada a la cocina, no podía verse del todo desde su posición en las escaleras, pero en la encimera estaban las cinco cajas con las rosas de manzana. Empezó a bajar las escaleras, guiando a los chicos de vuelta al piso principal.
— ¿Interrumpimos algo? —finalmente habló Félix, mirándola de arriba a abajo
— ¿Qué? ¡Uh, no! —ella chilló, pasando una mano por su pelo —estaba tratando de peinarme, pero lo dejaré como un caso perdido. ¿Ya está todo el mundo en el parque? ¡Déjenme tomar mi bolso y podemos ir! —ella empezó a hablar un poco más rápido.
—Mélodie —Luka la llamó, con voz suave pero firme, haciéndola callar —está bien. No todos habían llegado aún y no necesitas apresurarte, hay mucho tiempo para el picnic —él la tranquilizó.
Marinette miró entre los dos antes de detenerse a tomar una respiración profunda —tienes razón. Lo siento. ¡No tardó! —les dio una sonrisa y volvió escaleras arriba para recuperar su bolsita habitual, a Tikki, y despedirse silenciosamente de los kwamis.
—Ella no necesitaba disculparse por nada —Félix murmuró, como pensando en voz alta.
—Lo sabes, y yo también, pero ella no —respondió Luka, igualmente en voz baja. Los ojos puestos en la puerta de la chica.
Félix hizo un sonido en el fondo de su garganta, como un zumbido, mientras repasaba un pensamiento que había tenido de vez en cuando, durante los últimos días —eso es… quiero decir ¿Ella tiene ansiedad? No justo ahora, en general, me refiero —preguntó vacilante. Si Luka era un amigo cercano, tal vez lo sabría ¿No?
Félix había tenido esa idea en la cabeza por un tiempo. No es que Marinette fuera 'naturalmente torpe' o que tuviera un espiral de 'pensamientos catastróficos' aleatoriamente, como Marc lo había llamado. Tal vez ella sufría de ansiedad.
El músico movió suavemente la cabeza —creo que sí. A veces necesita que alguien más la centre, una vez comienza con ese... ¿Torrente de pensamientos? —Luka no estaba seguro de cómo llamarlo, pero Félix pareció entender.
—Me preguntó qué lo detona —murmuró de nuevo, pensando en voz alta.
Luka podía pensar en una persona en particular que lo hiciera. Adrien. Pero no es algo que fuera compartir con nadie más —no estoy seguro.
Félix, por otro lado, también podía pensar en una persona. Lila Rossi.
No es que ninguno de ellos pudiera empezar a imaginar que, más allá de un enamoramiento masivo o una abusona de colegio, la ansiedad de Marinette hubiera nacido el mismo día que apareció Hawk Moth, cuando ella tuvo que convertirse en la salvadora de París.
— ¡Estoy lista! —Marinette bajó rápidamente las escaleras, con su dulce sonrisa en los labios. Había atado una sudadera negra a su cintura y añadido unas zapatillas negras con un lazo dorado de la misma tela dorada que Pollen le había dado para el pelo, la cual aún tenía en una mano.
— ¿No vas a recogerlo? —Luka se tomó el atrevimiento de acomodarle unos pocos mechones desordenados. No recordaba haberla visto con el pelo suelto antes, pero ella era bonita de cualquier modo.
Marinette se ruborizó muy suavemente —aún no se seca por completo —explicó, mostrando la cinta dorada.
Luka tomó el artículo y lo ató a su muñeca, para que no lo perdiera hasta que quisiera usarlo, ni se enredara al llevar algo —entonces ¿En qué ayudamos?
Marinette se volvió hacia la cocina —en verdad no tenían que molestarse —susurró ella, recogiendo dos cajas.
—No es molestia —aseguró Luka, apilando las dos cajas para cargarlas.
—Conociéndote, Dupain-Cheng, habrías intentado llevarlas todas de una vez y probablemente tendrías un accidente en el camino —se burló el rubio, recogiendo otras dos cajas.
La aludida infló las mejillas — ¿Qué sabrías, Graham de Vanily? —le reprochó ella, aun obteniendo una mirada burlona mientras recogía la última caja destinada al picnic.
Luka se rió entre dientes ante la extrañamente juguetona interacción — ¿Vamos?
—Uh, sí. Lo siento —Marinette se apresuró hacia la puerta, para abrirla y dejar que ellos salieran. Félix resopló cuando ella, nuevamente, se disculpó sin necesidad.
—Entonces ¿Qué hay aquí? Todavía está tibio —Luka preguntó, mientras Marinette cerraba la puerta del edificio.
Marinette giró sus llaves antes de guardarlas en su pequeña bolsa —Saqué las últimas del horno hace poco más de media hora —recordó —son rosas de manzana.
Luka tarareó —nunca las he probado, pero suena delicioso.
Ella le regresó una sonrisa —espero que te gusten —dijo sinceramente, mientras los tres se movían hacia el parque.
—Solo una advertencia —Félix se inclinó hacia su oído, sin descuidar las dos cajas en su agarre —Rossi ya está allí.
Luka alcanzó a oírlo y, aunque no entendió a qué venían esas palabras, tanto él como Luka vieron a Marinette estremecerse y tensar los hombros de inmediato. La niña tragó duro y apretó ligeramente la caja en sus manos, sin embargo, sus ojos brillaron con determinación en ellos.
Marinette estaba decidida a no permitir que la presencia de Lila arruinara su tiempo de diversión con sus amigos.
— ¡Hola, Marinette! —Rose fue la primera en verlos llegar, y levantó una mano en alto, sacudiéndola desde su lugar en la manta, junto a Juleka.
—Hey, chica —Alya se levantó de su lugar entre Nino y Lila para dirigirse a su mejor amiga —ya estaba pensando en llamarte y ver si te habías quedado dormida —bromeó la morena.
Marinette se encogió ligeramente de hombros —bueno, recibí un poco de ayuda —miró dulcemente a los dos chicos con ella.
Si bien Alya le dio una mirada desconfiada a Félix, no dijo nada al respecto, en favor de abrir la caja en manos de su amiga, para averiguar qué había traído.
— ¡Oh! Son tan bonitas —Rose exclamó, viendo la caja abierta mientras Luka y Félix dejaban las suyas en la manta de picnic para poder tomar asiento.
Luka se situó entre su hermana y el lugar donde Marinette se arrodilló para poner la caja abierta. Félix se sentó, renuente, al otro lado de Marinette, mirando a Adrien quien le lanzaba una mirada interrogante.
—Marinette es una artista, en la ropa y en la comida —comentó Marc, anunciando su arribo junto con Nathaniel.
— ¡Viniste, Marc! —Marinette se animó un poco. Se levantó de inmediato para abrazar a su amigo pelinegro con un solo brazo, dándoles a la co-autores de cómic una gran sonrisa —me alegra que ambos estén aquí —no era simplemente una exageración de cariño.
Marinette estaba especialmente feliz de tener personas como Marc y Félix, que creían en ella, cerca.
Marc le devolvió el afecto con una sonrisa cariñosa, pero Nathaniel no pudo evitar mirarlos por unos segundos de más. Si bien ya había desaparecido ese crush infantil por Marinette, eso no quitaba que había llegado a conocerla mucho -primer amor de la infancia y todo eso- y había algo en ella, no sabría señalar qué, que parecía gritar alivio en ese momento… y Nathaniel no podía entender por qué.
— ¿Nosotras también recibimos una bienvenida? —Aurore bromeó, caminando junto con Mireille desde el otro lado del parque.
Marinette se animó aún más al oírlas, así que soltó a Marc para saludarlas, lo que dejó al par de artistas para acomodar su aporte en la manta: una ensalada fría.
Algunos de la clase akuma parecían sorprendidos por las adicciones inesperadas. Alix, por ejemplo, estaba casi segura sobre la asistencia de Marc incluso sin que Nathaniel se lo dijera, pero no sé esperaba al par de presentadoras adolescentes.
Lila también estaba extrañada. Pensó que había tenido todo sobre el picnic controlado y en conocimiento, sin embargo, esta nueva situación no era más que beneficiosa para ella. Estudiantes de otro salón solo significaban más personas para adorarla a ella y que esparcirán las verdades sobre Marinette Dupain-Cheng.
Todos se acomodaron en la manta, empezando a elegir bocadillos y bebidas de todas las cosas que se habían traído al picnic.
Lila atrajo fácilmente la atención hacia sí, platicando sobre una maravillosa comida en el jardín que había tenido en el palacio del príncipe Ali en su última visita al palacio de Achú. Rose le preguntó, emocionada, si había tantas rosas en el jardín cómo había escuchado; Lila, sin embargo, la desestimó, diciendo que había visto más lirios, lilas y azucenas que cualquier otra flor.
Aurore no pudo evitar molestarse con la clase vecina cuando los vio centrados en Lila con la mayor atención del mundo —tiene más carisma un Wonderoo —resopló la rubia, llamando la atención del pequeño grupo a su alrededor.
— ¿Un qué? —Féiix frunció el ceño.
—Es un juguete cuentacuentos que además reproduce canciones —explicó Marc -después de controlar una pequeña risa, que hizo que Nathaniel lo mirara con sorpresa- mientras Marinette buscaba una imagen de dicho juguete en internet y se lo enseñaba.
Félix lo miró, era una extraña criatura que parecía una mezcla de un osito de peluche y un ave. Incluso reprodujo la propaganda para escuchar la voz del aparato. Tenía que estar de acuerdo con Aurore, era más carismático —y mejor apariencia —añadió mientras le regresaba su teléfono a Marinette, está vez haciendo reír a Aurore.
Adrien se aclaró la garganta, feliz de que Nino estuviera un poco más a atento a Lila que a él en ese momento —chicos —murmuró, en un tono que sonaba como regaño o advertencia —eso no es agradable —en un momento, enganchó su mirada con la de Marinette y le frunció el ceño reprobatoriamente.
Félix se dio cuenta de eso cuando Marinette se encogió levemente a su lado, cosa que igual notó Luka. El británico le envió su propio ceño fruncido, más severo, a su primo mientras tanto él como Luka se arrimaron más a Marinette, tratando de brindar confort, cosa que sorprendió al modelo.
—Lo que no es agradable, Adrien, es que ella vaya por la vida actuando como si fuera Sherezade pero creyéndose cada palabra —le regresó Aurore.
Nathaniel los miró de un lado al otro, confundido —no entiendo ¿Qué tendría que ver la protagonista de Mil y una noches? ¿Y por qué hablan así de Lila? —Nathaniel no era realmente fanático de estar oyendo las vivencias de Lila, tendía a desconectarse con facilidad cuando algo hacia click con su inspiración creativa y empezaba a dibujar, como le sucedía mucho en clases, eso no quitaba que había sido muy gentil de su parte ofrecerse a presentar su cómic con algunos mangakas o productoras de cómics de renombre.
No es que él y Marc fueran a quedarse con una sola opción. Estaban trabajando muy duro para tener una base considerable de volúmenes que presentar y, particularmente, con el anuncio de la segunda película de Ladybug y Chat Noir dirigida por Astruc, pensaban que tenían una buena oportunidad si lograban concretar una cita para presentar su trabajo.
El pelirrojo, sin embargo, estaba realmente fuera de juego cuando Marc le dio una mirada de cachorro con sus, oh, tan hermosos ojos esmeralda —Nath ¿Realmente has escuchado lo que dice? —el pelirrojo se ruborizó levemente, tuvo que esforzarse para mantener su mente en la conversación y no permitir que sus ojos vagaran por el lindo rostro de Marc hasta sus rosados labios.
—Por favor, Nathaniel, no tú también —gimió Aurore.
—Yo, ugh.. ¿Qué? —el artista meneó la cabeza, honestamente desconcertado.
Marc colocó una mano sobre su hombro — ¿Sabes cómo ella llegó diciendo que había salvado al gatito mascota de Jagged Stone de una pista de aterrizaje? —Nathaniel asintió —bien, ignorando lo ilógico que suena ¿Recuerdas cuando Marinette hizo la portada de su álbum? —cabeceó hacia la chica que los había unido, disculpándose mentalmente con ella cuando la vio encogerse un poco más —Jagged le dio crédito públicamente y Marinette pasó como un mes, si no más, firmando álbumes de personas tanto de la escuela como fuera.
— ¡Marc! —la diseñadora se quejó en un gemido cuando Luka la miró con ojos ligeramente ensanchados por la sorpresa, pero llenos de orgullo y Félix arqueó una ceja hacia ella.
—Lo siento Nette —la miró de reojo antes de continuar con su compañero — ¿Ves las diferencias entre ambas cosas? ¿En dónde, sin contar a Lila, has visto cualquier noticia referente a eso?
Adrien ahogó un quejido silencioso mientras Nathaniel parpadeaba varias veces, repasando la pregunta —yo… supongo que en ninguna parte… no es que lo haya buscado realmente.
—Te haré fácil el trabajo, Nathaniel —Aurore le extendió su teléfono con el buscador abierto, las palabras clave "mascotas" y "Jagged Stone" resaltaban en la parte superior. Por más que Nathaniel bajó entre bloggs, noticias, paparazzis y revistas, no encontró nada sobre Jagged con un gato, y menos de una niña salvando a su mascota.
Marc incluso presionó el link de una entrevista con un famoso presentador de programas sobre vida silvestre, dónde él y Jagged estaban hablando sobre los cocodrilos y el cuidado que requieren. Jagged decía específicamente que no tenía ninguna otra mascota ni planes para adquirirla, y está entrevista tenía menos de un año.
Sacudiendo la cabeza muy levemente, Nathaniel le regresó el teléfono a Aurore — ¿Lo entiendes ahora?
—Aurore, deja que lo procese —pidió suavemente Marinette, quien había comenzado a mirar su teléfono de reojo desde hacía unos segundos.
La rubia rodó los ojos —es una farsante ¿Qué es tan difícil?
—Chicas- —volvió a quejarse Adrien, mirando hacia el grupo alrededor de Lila con precaución. No sabía lo que Lila estaba diciendo, pero se dio cuenta que la chica miraba al grupo más pequeño de vez en cuando. Adrien solo esperaba no ver una mariposa negra pronto.
¿Tanto era pedir un día tranquilo?
— ¿Estás esperando a alguien más? —preguntó Luka a Marinette.
—Oh, lo siento. Es que Kagami me dijo que iba a intentar venir pero nunca me confirmó si podía o no —explicó la pequeña franco-china.
Eso atrajo la atención de Adrien — ¿Invitaste también a Kagami? —preguntó él.
—Uh, yo ¿Sí? —se sobresaltó la aludida —después de decirle a Marc y a las chicas, y más tarde a Luka pensé en decirle a ella también —explicó, agachando un poco la cabeza. Félix, a su lado, pudo ver el momento exacto en que sus pensamientos empezaron a trabajar a toda marcha — ¿Tú también la invitaste? ¡Oh! ¿La invitaste después que yo y fue extraño? ¡Lo siento! No quise incomodar. Yo no-
—Marinette. Para. Respira —Félix la detuvo, colocando una mano sobre la de ella para centrarla. Su voz fue firme, pero no demasiado alta, y la oji-azul obedeció unos segundos después, respirando profundamente.
— ¡No, no! No es nada como eso, Marinette —Adrien aseguró, tratando de que su amiga no se sintiera mal —tenía entendido que tenía su agenda ocupada hoy así que no le hablé sobre el picnic —al menos, esa era una parte de la razón.
Después de su escapada en la fiesta aniversario de los Bourgois, Adrien realmente ya no sabía estar a solas con Kagami, le ponía nervioso que ella preguntara de nuevo sobre llevar su amistad un paso más allá. No podía decir que Kagami no le gustara al menos un poco, eso sería mentir, pero no podía verse abrazándola o, Dios no lo quiera, besándola, sin que la imagen de su Lady ocupara completamente su mente.
No era justo para Kagami que él cediera si aún amaba con locura a otra chica y, aunque lo estaba intentando, olvidar sus sentimientos por Ladybug era realmente muy difícil.
—No tienes qué disculparte por invitarla, Marinette, ella es tu amiga ¿No? —la calmó de nuevo el rubio británico, apretando ligeramente su mano una vez más.
Marinette respiró profundo y asintió, tratando de ordenar su cabeza de nuevo.
Eso es, hasta un conocido auto rojo se detuvo a un lado del parque, y el pulcro blanco de la ropa de Kagami apareció cuando la puerta fue abierta.
— ¡Kagami! —Marinette se animó visiblemente cuando la esgrimista despachó su transporte. Tanto así que se levantó de su sitio y fue a encontrarla a mitad de camino — ¡Me alegra mucho que hayas podido venir!
Kagami mostró un asomo de sonrisa después de que Marinette la abrazó fugazmente —me las arreglé para sacar algo de tiempo. No puedo quedarme demasiado —explicó, levantando la caja que traía en una mano —traje onigiris —añadió.
Marinette la encaminó hacia el grupo —me alegra que estés aquí. Espero que pases un buen rato.
Los dos grupos que se habían formado en el picnic se tomaron un momento para darle la bienvenida a Kagami. Lila se contuvo de exteriorizar cualquier emoción mientras se enfurecía internamente, recordando su treta con la foto besando la mejilla de Adrien y como no fue suficiente para alejar a esa molestia de él. Kagami, por su parte, ni siquiera le dio una mirada, mientras elegía su lugar en el grupo que parecía formarse alrededor de Marinette.
Aunque había una pequeña e invisible división en el grupo, no era suficiente para que no interactuaran unos con otros. Mientras comían de los diversos platos que todos habían traído, Alix y Kim tocaron llevaron el tema de los juegos olímpicos, lo que atrajo a Kagami y Adrien a la plática, en el tema de la esgrima.
-
Lila se detuvo un momento, revisando los platos y cajas de bocadillos hasta elegir el que necesitaba. Le dio una mirada analítica a Marinette, quien parecía bastante relajada. Ella, Marc y Félix estaban mirando a Luka, quien les platicaba de algo mientras señalaba su guitarra desenfundada.
Momento perfecto.
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—Lila ¿Estás bien? —Alix le palmeó la espalda mientras Rose se apresuraba a darle un vaso con refresco, cuando la castaña empezó a toser de forma insistente.
—Sí, yo- —un nuevo ataque de tos la interrumpió, pero recibió el vaso —lo siento… empiezo a sentirme... un poco mal —bebió parte de su vaso, pero se tambaleó y lo dejó caer en un nuevo ataque de tos.
—No luces bien, chica. Trata de respirar despacio —Alya se apresuró a sostenerla de un lado.
—Me siento mareada.
— ¡Chicos, Lila no se siente bien! —Rose exclamó, haciendo que todos volvieran en su dirección.
Félix, Aurore y Kagami fruncieron el ceño — ¿Qué se supone que le pasa? —preguntó el rubio.
Alya gruñó de molestia por la forma en que lo dijo —parece que Lila se fuera a desmayar.
La morena de ojos olivas recogió el bocadillo que había mordido a medias —no será…
— ¿Qué cosa, Lila? —preguntó Rose.
—No lo creo, pero… Marinette —tosió un poco más — ¿Qué le pusiste a estas cosas?
La aludida se tensó —no llevan demasiados ingredientes. Masa de hojaldre, manzanas rojas —se detuvo un momento cuando Lila volvió a toser —canela, azúcar glass…
— ¡Marinette ¿cómo pusiste?! —ella jadeó de pronto.
La diseñadora frunció el ceño — ¿Qué?
— ¡Soy alérgica a las manzanas rojas y aun así las usaste! ¡Ni siquiera me advertiste! —Lila se llevó una mano a la garganta, actuando como si le faltara la respiración, mientras pequeñas lágrimas empezaron a formarse en sus ojos.
— ¿Marinette? —Alix miró en su dirección, confundida. Marinette siempre se aseguraba que todo el mundo pudiera comer sus postres cuando los compraría con el grupo.
— ¡Chica! ¿No me dijiste que habías revisado las alergias de todos? —exclamó Alya.
—Y-yo, sí, lo hice.
Lila empezó a llorar de forma entrecortada — ¡No puedo creer que lo sabías y aun así lo hiciste! —sollozó la italiana — ¿Por qué? —ella volvió a toser —Necesito irme a casa. Mi medicina…
Alya y Mylene la ayudaron a levantarse — ¡Marinette, no puedo creerte! Esto va mucho más allá de una broma de mal gusto.
— ¡Alya, espera! No sabía que era alergi-
Pero Alya ni siquiera parecía oírla — ¡Esto no tiene excusa! Lila necesita atención médica.
Marinette retrocedió algunos pasos, sintiendo la necesidad de alejarse, porque de repente había mucha presión en su pecho y no podía respirar correctamente —yo- yo le prometo que ella no tenía- —intentó hablar.
—Marinette, escúchame, necesito que respires profundo —Kagami se levantó y la sujetó por los antebrazos de manera firme, pero sin llegar a lastimarla. Marinette balbuceó un poco más, aun mirando por dónde Alya y algunos otros se habían llevado a Lila miente que el resto de la clase los miraba -a ella, la miraban específicamente a ella- de mala manera.
Félix se colocó rápidamente a un lado de la esgrimista para bloquear la visión de la oji-azul —oye, miramos ¿De acuerdo? No mires a ninguna otra parte. Estamos aquí, Marinette.
—Les juro que no lo sabía —repitió ella.
—Marinette, lo sabemos —Luka se aseguró, levantándose también.
La diseñadora, sin embargo, cometió el error de mirar a Adrien. El rubio se había levantado también, tenía el cuerpo ligeramente inclinado hacia el otro grupo, pero volvió la mirada a Marinette —Adrien… no lo hice —suplicó, solo quería que él confiara en ella, que le creyera por sobre Lila.
Adrien abrió la boca, pero realmente no sabía qué decir, así que la cerró de nuevo, sin darle siquiera una palabra de aliento o un mísero asentimiento.
Marinette cerró los ojos con fuerza, sintiendo que su corazón dolía. Adrien sabía que Lila mentía con cada respiración ¿Por qué no creía en ella? ¿Por qué no confiaba en ella? No estaba pidiendo que hiciera nada, solo quería oír un 'te creo' ¿Era demasiado pedir?
Se apoyó en Kagami, sintiendo que todo era demasiado, pero una alarma más fuerte retumbó en su cabeza.
Ella no podía permitirse sentir tanto. En cualquier momento aparecería una maldita mariposa, o una pluma, y ella no podía estar en esta situación.
Ella era Ladybug.
Ella no podía permitirse sentir.
—Marinette —Félix y Kagami exclamaron a la vez, cuando la oji-azul casi se desmoronó sobre la japonesa. Marc, Nathaniel, Aurore y Mireille se acercaron un poco.
—Marinette, sabemos que ese fue solo un teatro más de Rossi. No dejes que eso te afecte —Félix le dijo con firmeza —nadie puede probar que intentaste dañarla.
Kagami sintió directamente contra su cuerpo como Marinette se estremecía, probablemente conteniendo un sollozó.
Luka, por su parte, sintió un hueco en su pecho cuando pudo escuchar como la melodía de Marinette se convertía en un ruido blanco, como el de una radio sin señal, por unos instantes, antes de tornarse en una melodía plana y sin emociones.
El músico jamás había escuchado a una persona hacer eso en todos sus años de vida… y que precisamente fuera Marinette quien se reprimiera de una manera tan antinatural.
— ¡Cuidado, Akuma!
Todos se quedaron en silencio después del grito.
"Truth. Líes. Yo soy ShadowMoth…"
Notes:
Oh. Mis. Dioses.
Empecemos por decir que lamento MUCHO haberlos dejado una semana sin cap. Se me juntaron días duros en el trabajo con la decoración navideña, que mi madre no quería hacerla sin mí, el primer día de fiesta (aquí en Colombia el 8 de Diciembre tenemos Noche de velitas/faroles) y con la planeación de un viaje (Ni siquiera he podido ir a verme Encanto ¡y soy colombiana!). Es la primera vez que me voy de viaje con mis amigos, sin ningún familiar y lo llevamos planeando muchas semanas, pero apenas estas ultimas dos se sintió como algo real. No vamos hoy viernes a medio día ¡Deséenme mucha suerte!
Como decía, lamento el retraso, y muchas gracias por su paciencia. Aquí estoy con un cap más largo, el esperado picnic y, con un poco de suerte, estas mini-vacaciones me servirán para tener le próximo cap a tiempo.
Chapter 29: Entre Mentiras y Verdades
Summary:
Hay dos supervillanos que vencer.
Ladybug se topará con algunas dificultades para conseguir la ayuda que necesita.
Notes:
¡Hola! Hay muchas cosas para decir.
Lamento los retrasos de los últimos dos caps. Aparentemente, diciembre no es un buen mes para mantenerme al día con un fic semanal. Espero que para Enero ya pueda retomar el ritmo. Por ahora, aspiro a poder subir el sgt para el 30 en la madrugada, que es mi cumpleaños.
Pd: ya mañana es navidad ¡Feliz Navidad!
Pd: ¿vieron la troleada que nos pegó el canal ucraniano ayer? Yo estaba super emocionada cuando vi que se estrenaba Kuro Neko y luego quedamos de payasos porque no, sacaron Lies (esos bastardos me mintieron-jpg)Ya sin más. Disfruten el cap.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
"Truth. Líes. Yo soy ShadowMoth. Una valiosa persona ha sido herida por la lengua plateada de alguien más. Yo les daré el poder de detener a los mentirosos y exponer sus verdades. Todo lo que pido a cambio, son los miraculous de Ladybug y Chat Noir ¿Tenemos un trato?"
—Cuenta con nosotros, ShadowMoth.
.
Marinette ni siquiera fue capaz de reaccionar cuando escuchó el grito de aviso y, precisamente por eso, fue capaz de sentir contra su propio cuerpo cómo el miasma púrpura se expandía y cambiaba lentamente el cuerpo de Kagami.
No se dio cuenta de que la cinta dorada que Luka había atado en su muñeca había desaparecido tampoco. Ni de que el propio Luka, a su lado, estaba sufriendo la misma transformación que la japonesa.
— ¡Marinette, cuidado! —los gritos gemelos de Félix y Adrien -quien, aparentemente, al fin había recuperado la capacidad de hablar- la hicieron temblar y saltar hacia atrás, justo para que dos pares de brazos la arrastraran aún más lejos, a una distancia relativamente prudente.
— ¿Félix? —la diseñadora murmuró, confundida, cuando el chico se colocó justo frente a ella, como bloqueándola de la vista de alguien más, mientras Marc la envolvía en un medio abrazo tembloroso.
— ¿Estás bien? —preguntó el pelinegro, honesta preocupación en su voz.
—Yo… —Marinette tuvo que obligarse a tomar una inspiración profunda. Su garganta se sentía seca —sí, bien… ¿Qué-? —No pudo terminar su pregunta, sin embargo, cuando Félix los empujó a ambos más hacia atrás.
Fue entonces cuando pudo verlos. A ambos.
Una figura masculina, muy entallada en un traje negro con acentos turquesa apagados. Era muy similar al diseño minimalista de Silencer -sin la horrible combinación de colores, por fortuna para los ojos- el rostro estaba completamente cubierto, dejando sólo tres ojos brillantes que Marinette realmente no querría ver en medio de la noche.
A su lado había una figura femenina. Ella era completamente blanca y daba una sensación austera y etérea. El cabello peinado hacia atrás e inflado se curvaba en punta alrededor de sus orejas y, si se prestaba la suficiente atención, notarían diseños circulares en su pecho.
Luego, había una bufanda amarilla-dorado que se teletransportaba constantemente del uno al otro, en un intervalo de apenas unos segundos.
—Quédense atrás —siseó Félix, y Marinette no sabía si les estaba hablando a ellos o a los akumas.
Solo sabía que necesitaba escapar y transformarse.
—Todo aquel que mienta… —un orbe blanco brillante se formó en las manos del akuma femenino. La bufanda se mantuvo quieta alrededor de su cuello —será atrapado por mis poderes.
— ¡Kagami! —Marinette trató de llamarla.
—Es Líes ahora, mi querida amiga —le contestó el ser blanco —lidiaré con los mentirosos de este mundo y nadie más hará daño con palabras falsas.
—Luka —Juleka y Rose gritaron desde el otro lado —mantén pensamientos positivos ¡No necesitas a Hawk Moth! —le chilló Rose, con una mano sobre el pecho y la otra agarrando una mano de Juleka.
—Lo siento, chicas —susurró el akuma masculino, un punto de luz, similar al de Líes, pero más pequeño, acumulándose en su frente —Truth está aquí para que sepan la verdad que los mentirosos ocultan —la bufanda permaneció en su persona mientras se presentaba.
— ¡Vamos! —Marc y Nathaniel jalaron a Marinette con ellos, mientras instaban a los demás a correr. El resto de las personas que habían estado en el parque también huían luego de ver la akumatización.
Una tarde estándar en París, a estas alturas.
—Sé que eres nuevo en París, Graham —Aurore agarró la muñeca del rubio —pero cuando ves un supervillano, aquí, en Londres y en Achú, corres —lo jaló con ella y Mireille.
Félix no pudo evitar voltear hacia la dirección en que Marinette era igualmente arrastrada por el par de artistas, al darse cuenta que la rubia lo arrastraba en una dirección diferente. Su corazón latió de una forma dolorosa. Se dio cuenta de que quería quedarse cerca de ella, y asegurarse de que estuviera a salvo. Dos segundos después se dio cuenta de que no tenía idea de a dónde había ido su primo.
Escabullirse de Marc y Nathaniel fue un poco más difícil de lo esperado, y probablemente le valdría algún tipo de regaño y muchos abrazos después -no es que se fuera a quejar de lo último- pero era necesario.
Marinette encontró un callejón cercano y abrió su bolsito para que Tikki saliera.
—No puedo creer que Luka y Kagami se hallan akumatizado a la vez —se lamentó la niña, tomándose un momento para mirar a su alrededor.
—No es tu culpa, Marinette —Tikki trató de calmar su mente —ellos se molestaron por lo que te hicieron a ti, no contigo.
Pero la chica negó con la cabeza —sigue siendo sobre mí. Debí esperar que Lila hiciera algo como esto. Si yo no los hubiera invitado… —de repente se sentía tan egoísta. Ella los había hecho venir para poder sentirse, al menos un poco, segura; incluso si fue un acto inconsciente. Ella había expuesto a sus valiosos amigos a esta situación y ahora tenía que lidiar con las consecuencias.
—Personalmente, estoy feliz de que hubieran estado ahí para ti —Tikki tocó el rostro de Marinette — ¿Y si hubieras sido tú akumatizada?
La portadora de la creación negó con la cabeza —estoy acostumbrada a evitarlas y controlarme. Ladybug no puede ser akumatizada ¡Tikki, puntos fuera!
Truth y Líes eran un dúo aterrador y eficiente.
Ella paralizaba a cualquier persona que hubiera dicho una mentira en su vida y él los obligaba a confesar la verdad.
En unos pocos minutos de haber sido dotados de sus poderes, habían paralizado un distrito entero.
Afortunadamente, Chat Noir les seguía silenciosamente la pista desde los tejados, y Ladybug lo encontró aún sin tener la atención de los akumas sobre ellos.
—M'Lady, que forrrrrtuna encontrarnos —saludó el gato negro, en su habitual parafernalia, solo que un poco más callado de lo habitual —Parece que el día de hoy tenemos 2x1 en supervillanos.
Ladybug simplemente lo reconoció con un asentimiento de cabeza —Creo que el objeto akumatizado es esa bufanda que comparten —se interrumpió para dar un par de saltos más y no perderlos de vista. Iban avanzando en paralelo al Sena —sin embargo, conseguirla va a ser un dolor de cabeza.
— ¿Plan habitual: yo los distraigo y tú lo consigues? —sugirió el rubio.
— ¡De ningún modo! Acercarse es demasiado peligroso, si cualquiera de ellos nos apunta con éxito, muestras identidades secretas estarán en peligro —ella enfatizó.
— ¡¿Dónde está Lila Rossi?! —exclamó Líes con furia. Truth parecía preferir mantenerse en silencio hasta que exigía la verdad a alguna víctima —Obligaremos a esa pequeña mentirosa a escupir la verdad.
—Ugh, se ve que tenemos nuevos villanos empecinados en nuestra vieja conocida Lila —suspiró el gato negro.
Ladybug hizo una mueca —sería una mentira decir que me sorprende.
Chat se ahogó un poco — ¿M'Lady… acaba de hacer un juego de palabras? —él la miró con los ojos felinos muy abiertos.
Al oírlo, Ladybug falló al intentar enganchar su yoyo en un edificio, por lo que tuvo que recogerlo y volver a lanzar —Chat… concéntrate en los akumas —ella regañó, saltando rápidamente para evitar que su compañero viera el pequeño sonrojo que nació en sus mejillas.
—Meowww~ cada día es más y más miauravillosa —suspiró enamorado antes de saltar tras ella.
.
Líes gruñó a su compañero villano cuando lo vio tomar un camino diferente al que estaban siguiendo, en busca de Rossi —Tenemos que hallar a esa mentirosa —regañó.
Truth estaba mirando hacia el Sena, a la orilla donde el Liberty estaba atado —Aquí hay una verdad que necesito saber.
La chica akumatizada resopló, pero le siguió igualmente.
.
— ¡Luka, reacciona! —Ladybug y Chat Noir llegaron a las inmediaciones del barco, justo a tiempo para ver a Rose y Juleka a cubierto, en el barco, (aparentemente habían huido hacia allí inmediatamente aparecieron los akumatizados) mientras Anarka se apresuraba a ponerlo en movimiento.
— ¿Luka? —fue lo único que Anarka pudo pronunciar, nada más desatar el barco, antes de que Líes la atacara con una luz paralizante, la villana entonces se hizo a un lado, dejando que Truth hiciera su parte.
—Dime la verdad que has estado ocultando tantos años —exigió. Una agresividad inusual en su tono, que hizo que Ladybug se estremeciera, incluso si no estaba dirigido a ella — ¿Quién es mi padre? —los puños estaban tensos a los costados de su cuerpo, ligeramente inclinado hacia adelante.
Anarka no pudo evitar que las palabras salieran de su boca —Tu padre es… Jagged Stone.
Los ojos de todos los presentes -sin contar a Lies- se ensancharon — ¿Qué? —murmuró Ladybug, aturdida.
— ¡Juleka! —Rose chilló, cuando la gótica cayó de rodillas, completamente conmocionada con la revelación. La pequeña rubia se apresuró a abrazarla.
—Este mundo está lleno de mentirosos sin honor —murmuró Lies, apuntando ahora a las dos chicas. Truth parecía casi petrificado a su lado.
Chat hizo una mueca cuando Rose y Juleka fueron igualmente congeladas en su lugar por la luz de Lies. Truth, sin embargo, no le hizo ninguna pregunta —Entonces ¿Qué propones, Ladybug?
Ladybug se volvió detrás del muro por el que estaban observando todo y tomó su yoyo entre sus manos, solo levantándolo un poco mientras susurraba —Amuleto encantado —fue un murmullo bajo, pero activó su poder sin llamar la atención.
El objeto moteado cayó en su mano.
— ¿Una flauta? —mencionó Chat inmediatamente.
Ladybug hizo una mueca, sabiendo perfectamente lo que su amuleto encantado le exigía para superar esta batalla —Creo que necesitaremos algo más que suerte para derrotar a esos dos —suspiró —Síguelos y mantenme informada —le dirigió una mirada severa —y, lo más importante, no dejes que te vean.
Chat se llevó dos dedos a la frente, en un saludo muy casual —Sigilo es mi segundo nombre, Bugginette.
—No. Me llames. Así —lo regañó, molesta, mientras despegaba en otra dirección.
.
Ladybug no tuvo que ir muy lejos para encontrar a Alya. Se había quedado atascada unas calles abajo con Lila y Nino, con los otros dos tratando de evitar que corriera directamente hacia los supervillanos.
La vista hizo que Ladybug se detuviera en seco y dudara, especialmente al oír cómo Lila seguía usando la excusa de su supuesta intoxicación por manzanas para que Alya se quedara.
Había dolido, y mucho, que Alya ni siquiera la escuchara, su supuesta mejor amiga simple había tomado la actuación y los reclamos de Lila al pie de la letra y no le había dado ni la más mínima oportunidad de hablar.
Dolía mucho.
¿No se suponía que las mejores amigas podían hablar de todo? ¿Que incluso si peleaban, ambas pondrían de su parte para solucionar lo que fuera?
Marinette lo había intentado. Intentó hablar con ella, pero… ¿Alya también estaba poniendo de su parte?
No pudo evitar pensar en Kagami, Luka, Marc, e incluso en Félix. Ellos la escuchaban, la hacían hablar sobre lo que sucedía y de verdad la escuchaban, y consideraban toda la situación.
¿Podía ser capaz ella de hacer a un lado todo ese dolor y traer a Rena Rouge a la batalla?
Ella no podía fusionar los miraculous para llevar a cabo su plan. Ella necesitaba ayuda. Pero…
Se dejó caer en un callejón cercano y canceló su transformación con tres puntos negros aún en sus pendientes. La flauta moteada desapareció con su des-transformación.
— ¿Marinette? —Tikki preguntó con cautela, cuando Marinette simplemente le dio una galleta para recargar.
La adolescente se apoyó contra la pared de ladrillos a su espalda, cruzó los brazos y miró hacia el suelo.
—Yo… no sé si puedo confiar en Alya esta vez —en todo caso, necesitaría una excusa para apartar a Alya de Lila. Los Dioses sabían que Lila no debía tener ningún tipo de conocimiento extra ni contacto con los miraculous —pero necesito los poderes de Trixx —frunció el ceño.
Tikki masticó su galleta, mientras consideraba las cosas con cuidado —los otros kwamis ya han comentado que consideran a tus amigos dignos portadores —la pequeña diosa le recordó, provocando que los ojos azules de su chica se ensancharan —has tomado buenas decisiones antes con tus aliados Marinette, tal vez en momento de dar un nuevo salto de fe.
—Un nuevo salto de fe… —ella repitió. Entonces, cerró los ojos y repasó mentalmente las personas en las que sabía que podía confiar ciegamente. Dos de ellas estaban de baja en este momento, precisamente a quienes tenía que salvar —conozco a la persona adecuada —le sonrió a su kwami — ¡Tikki, puntos fuera!
De todas las cosas que Nathaniel esperaría, mientras se escondía de los akumatizados del día -e intentaba reencontrarse con Marc y Marinette después de una accidentada separación- que Ladybug prácticamente aterrizara un metro delante de él, no era una de ellas.
No pudo evitar ruborizarse cuando ella se irguió y lo miró. Era Ladybug por amor de Dios, y él hacía arte sobre ella prácticamente todas las semanas.
— ¡Nathaniel! Justo a quien estaba buscando.
Nathaniel podría decir que estaba al borde de entrar en shock ¿Él? ¿Qué podría necesitar Ladybug de él?
— ¿Y-yo? —chilló, con un tono un poco demasiado agudo, quizás — ¿Qu-qué podría hacer por ti, Ladybug? —y gracias al cielo que Marc no lo estaba viendo actuando como un tonto.
No pudo evitar contemplar como Ladybug sacaba algo del interior de su yoyo, que brillaba y parecía mucho como una dimensión de bolsillo… o el bolsillo de Doraemon.
—Nathaniel Kurtzberg —ella centró su atención, llamándolo por su nombre completo… ¿Cómo sabía Ladybug su apellido? —este es el miraculous del zorro, que te dará el poder de las ilusiones —le enseñó un collar con una cola de zorro curvada y… de-ninguna-maldita-manera ¿un miraculous de verdad? —si aceptas mi petición, lo usarás para el bien común y me ayudarás a derrotar a Líes y Truth. Una vez terminada la misión, deberás regresarme el miraculous ¿Puedo confiar en ti?
De acuerdo. Ahora Nathaniel estaba en shock.
—Uh, yo ¡Por supuesto que sí, Ladybug! —él exclamó, extendiendo una mano —pero, uh ¿Esto no es de Rena Rouge?
Casi se arrepintió de preguntar cuando una sombra triste cubrió los brillantes ojos azules de la superheroína —Rena Rouge… no está para el servicio por el momento. Pero Chat y yo necesitamos ayuda.
—Entonces haré lo mejor que pueda —exclamó el pelirrojo, a lo que Ladybug le sonrió y colocó el collar en su mano. Cualquier cosa que hubiera pensado en añadir murió en su cerebro cuando una bolita de luz surgió desde el collar y bailó a su alrededor, obligándolo a cubrir sus ojos momentáneamente — ¿Qué-?
— ¡Uhhhh! ¡Tan rojo! —Nathaniel cerró la boca de golpe cuando sintió algo aterrizar en su cabello y acurrucarse allí — ¡Y tan suave!
— ¿Qué-? —el chico volvió a intentar preguntar, pero las palabras no parecían querer colaborar exactamente.
Vio a Ladybug rodar los ojos con cariño —Trixx, por favor.
La vocecita de antes carraspeó, y lo que sea que estaba en su cabello se bajó, permitiéndole ver un… ¿una?... ¿Hada, tal vez? ¿Un familiar como los de los magos? Parecía un zorro, eso era lo único que Nathaniel sabía con certeza.
— ¡Hola! Soy Trixx, y seré tu kwami — ¿Un qué, perdón? Pensó el chico, mientras se enganchaba el collar alrededor del cuello. La cadena dorada pasó a ser negro obsidiana y el dije mantuvo el degradado de rojo-anaranjado hasta el color crema —te daré poderes para ser un superhéroe, como Ladybug. Solo tienes que decir "Trixx, a saltar"
— ¿Trixx, a saltar? —repitió él, un poco sin creerse todo lo que estaba pasando todavía — ¡Wow! —no había otra cosa que decir cuando Trixx volvió a ser una bola de luz que se fundió con el collar y una energía inexplicable envolvió el cuerpo del artista.
El outfit de negro, rojo y morado dio paso a un traje completo de color anaranjado calabaza con el centro color crema que nacía debajo del collar, por el centro del pecho, y bajaba hasta la cintura; en el cuello tenía una pelusa del mismo color crema, que ocultaba la cadena del miraculous; tenía una línea gris oscura que bajaba por cada hombro y se perdía en las mangas, del mismo color, que solo dejaban los dedos de color naranja. El cabello rojo se había peinado, en su mayoría, hacia un lado, lo cual dejaban los brillantes ojos turquesa al descubierto, bajo el antifaz de color naranja más brillante, también ostentaba dos orejas de zorro que iban del rojizo de su cabello hasta el naranja de su traje. El cinturón asimétrico parecía un trozo de tela rasgada, bordeado en gris oscuro, y se anudaba en la espalda, dejando diferentes capas que simulaban tres colas de zorro.
—Impresionante —Nathaniel no pudo evitar mirarse a sí mismo, desde todos los ángulos que podía sin un espejo, hasta que Ladybug volvió a hablar — ¿Supongo que está un poco inspirado en los kitsune? —señaló la cola en capas.
Nathaniel miró tras de sí, las tres colas fluían con el viento, pero casi se sentía como si pudiera moverlas a voluntad, cada una de ellas —sí, yo… leí hace poco de ellos en la mitología japonesa. Se supone que, a medida que se hacen más sabios, poderosos y mayores, aumenta el número de colas.
Ladybug asintió —bueno, será mejor que nos demos prisa y encontremos a Truth y Líes antes que ellos encuentren a Chat Noir, eh… ¿Cómo debería llamarte?
Nathaniel analizó la flauta, que parecía imantarse a su espalda de alguna mágica manera, de forma distraída —yo… umm ¿Cómo suena Renart? —preguntó tímidamente.
La heroína le sonrió, entendiendo la combinación de palabras —lindo. Bueno, Renart, sígueme entonces.
Renart colocó la flauta en su lugar y se preparó para seguir a su ídola superhéroe.
El único pensamiento que rebotaba en su cabeza mientras se preparaba para saltar -ignorando el hecho de que, por cualquier razón, sabía instintivamente que podía llegar al techo de uno o dos saltos- era: No puedo creer que esto me esté pasando de verdad.
Notes:
De nuevo ¡Feliz Navidad para todos, pasen una linda noche buena!
Chapter 30: Ese ruido blanco
Summary:
Renart entra en escena
El akuma es purificado
Sobrevienen momentos estresantes
Notes:
Bueno, que diablos ¡Es mi cumpleaños! 30 de diciembre, capitulo 30 ¿no es una divertida coincidencia.
Mañana termina el año ¿pueden creerlo?
Cuéntenme ¿cómo celebran el año nuevo en su país/ciudad/familia?
¡Y FELIZ AÑO NUEVO A TODOS!
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Ladybug usó su yoyo para ubicar a Chat Noir, notando que su compañero había cambiado de dirección, en vez de seguir el río se había internado hacia la zona con menores hoteles, en la que resaltaba el Le Grand París.
Mientras tanto, aprovechó de ir contándole a Nath lo que necesitaba de él para su plan… y vigilaba que el chico no se estrellara contra una chimenea por accidente.
—Espero poder hacerlo bien —murmuró el chico, todavía un poco tímido.
Ladybug alcanzó a oírlo —estarás bien, Renart, eres muy creativo. Tus poderes fluirán, confía en mí.
Renart no pudo hacer otra cosa que asentir.
Y de repente, tuvo que detenerse en seco.
— ¡Ah!
Chat Noir apareció desde los tejados más bajos como una bala y prácticamente chocó contra Ladybug a mitad de camino.
El gato negro cayó en un montón deshuesado sobre las tejas color terracota del tejado, y solo la prisa de Renart por sostener a Ladybug de un hombro y la cintura impidió que la chica lo siguiera.
—Uf, gracias Renart. Buenos reflejos —agradeció Ladybug, mientras se re-orientaba.
Al oír el nombre extraño, Chat levantó la cabeza, solo para que su cola y orejas se erizaran al ver al nuevo chico sosteniendo a su compañera —ah ¿Y quién podría ser este, M'Lady? —siseó inconscientemente, levantándose de un salto, sin olvidar recuperar su bastón en el proceso.
En respuesta automática, las orejas, colas e incluso el pelaje alrededor del cuello de Renart se erizaron de forma similar. Nath se obligó a no retroceder luego de soltar a Ladybug —S-soy Renart.
—Saluda a nuestro nuevo zorro ilusionista, Chat Noir —añadió distraídamente la chica de traje moteado, mientras trataba de ubicar a los akumatizados.
—Uh... ¿Ladybug? —Chat no estaba seguro qué tan educado era preguntar por Rena Rouge frente a su 'nuevo compañero' pero estaba honestamente confundido.
—Explicaciones luego. Ahora ¿Dónde están Truth y Lí-? —Ladybug no pudo terminar su pregunta cuando un grito se superpuso a su voz.
— ¡En un mundo sin mentiras, no hay necesidad de súper héroes! —esa era, sin duda, Líes.
Ladybug le dirigió una mirada plana al rubio — ¿Te vieron?
Una mano enguantada en negro voló hasta la parte posterior de la melena rubia —digamos que fue… El mal menor en lo que podría haber sido una gatástrofe automovilística.
La heroína suspiró —vamos. Con cuidado —enfatizó antes de saltar, sin usar su yoyo para evitar el sonido característico.
El gato y el zorro intercambiaron una mirada antes de seguirla, obedientemente.
Consiguieron tener a Truth y Líes a la vista en solo unos minutos, después de haber rodeado la zona por la que había venido huyendo Chat Noir.
Truth parecía haber perdido los papeles, estaba gritando mientras Líes observaba unos pasos detrás. La bufanda dorada se sacudía con los bruscos movimientos del villano.
—Mi nombre es Luka Couffaine y merezco saber la verdad ¡¿Eres o no eres mi padre?!
Jagged, bajo la influencia de ambos villanos, no pudo más que contar toda la verdad. Sobre cómo nunca se había sentido lo suficiente maduro para ser el padre de una criatura, ni menos de dos hijos, y mucho menos quería someterlos al constante, invasivo y crítico ojo de los medios, después de todo, su carrera había estado despuntando cuando Anarka descubrió que estaba embarazada.
Marinette se mordió los labios, agradeciendo a su buena suerte porque no había nadie alrededor que pudiera oír está información y llevarla a la prensa, e ignorando la imperiosa necesidad de ir a gritarle cuatro cosas bien dichas a 'su tío' y consolar a Luka.
Ella consolaría a su amigo, en cuanto lo tuviera de vuelta, libre del embrujo de ShadowMoth.
—Amuleto Encantado —invocó una vez más con cautela. En esta ocasión, un gran rollo de papel de burbujas cayó en sus manos.
— ¿Plástico de burbujas? —preguntó Nathaniel. Claramente, la parte más difícil de sus cómics con Marc siempre era decidir qué objeto conseguía Ladybug y cómo usarlo en una batalla. Verlo en vivo y en directo era un poco emocionante.
Ladybug repasó más indicaciones que le había dado a Nathaniel, miró el plástico de burbujas, a Chat y a los akumatizados, concentrándose en la bufanda que debían romper.
—Es todo lo que necesitamos. ¿Recuerdas lo que tienes que hacer, Renart?
Endureciendo su expresión en algo serio, Renart asintió con la cabeza —Sí, Ladybug.
—Bueno, es hora de poner el espectáculo en marcha —la chica le dio una palmada en la espalda y señaló un edificio cercano.
Renart se dirigió hacia el sitio indicado con el mayor sigilo posible, evitando la mirada de los supervillanos que buscaban y gritaban por los héroes y sus miraculous.
— ¿Listo, Chat?
— ¡Siempre!
Deslizando la flauta por una mano, Nath se llevó la boquilla a los labios y sopló, vagamente se sorprendió de la dulce melodía, porque nunca en su vida había tocado ningún tipo de flauta. Una bolita de luz se formó en la otra punta de la flauta, la cual lanzó hacia el callejón debajo de él, dando forma a tres ilusiones.
Dos de ellas eran Ladybug y Chat Noir. La tercera: Lila Rossi.
Nathaniel no estaba seguro de por qué, particularmente, Ladybug necesitaría a Lila Rossi en el plan, pero siguió sus indicaciones sin rechistar.
Hizo que la falsa Lila apareciera en el campo de visión de los akumatizados como si hubiera llegado por error mientras huía. Líes obligó a Truth a dejar ir al rockero para perseguirla de inmediato, ambos exclamando cosas sobre castigar sus mentiras y obligarla a decir la verdad, cosa que inevitablemente regresó la mente de Nathaniel a las palabras de Marc, más temprano en el picnic.
"¿Realmente todo lo que ha dicho no son más que mentiras? ¿Por qué ella tendría que mentir?" Renart tuvo que sacudirse la cabeza para centrar su atención en lo que estaba haciendo. Mantener sus ilusiones requería concentración.
La falsa Lila corrió por las calles, evadiendo los disparos de Lies y gritando por los héroes, guiando a los akumatizados hacia las ilusiones de Ladybug y Chat Noir mientras los verdaderos se colocaban en una posición estratégica, detrás de ellos.
Hizo que los héroes falsos saltarán frente a Lila, exclamando frases típicas contra los villanos que Marc había usado en los diálogos algunas veces. Y así, cuando ambos villanos estuvieron completamente concentrados en sus ilusiones, los verdaderos Ladybug y Chat Noir saltaron a la acción.
Renart estaba feliz de tener una vista de primera mano de la acción y no estar directamente involucrado.
Vio como Ladybug y Chat Noir usaban el plástico de burbujas y el yoyo para atar en un ajuste apretado a los dos supervillanos, espalda con espalda, de modo que Líes no pudiera usar sus poderes y, por tanto, los de Truth fueran inútiles. Finalmente, Chat usó su cataclismo en la bufanda, cuando Lies estaba hablando -o soltando improperios hacia ellos- y la mariposa oscura salió de la misma, dejando a Luka y Kagami espalda con espalda.
Renart deshizo sus ilusiones, escuchando un pitido provenir de su collar; vio como una de las secciones de la cola se volvía oscura y sabía que dentro de poco perdería su transformación.
Ladybug se apresuró a desenvolver a los confundidos adolescentes y atrapar la mariposa en su yoyo —No más maldades para ti, pequeño akuma —murmuró su frase habitual mientras el akuma era purificado, luego lanzó el rollo de plástico de burbujas al aire — ¡Miraculous Ladybug! —la ola de catarinas mágicas se deslizó por una gran parte de la ciudad, liberando a las personas que habían sido afectadas por los poderes de los akumas, y reparando cualquier daño que hubiera derivado de eso.
— ¿Ladybug? ¿Chat Noir? —murmuró Kagami, llevándose una mano a la cabeza. En ella tenía una cinta dorada.
— ¿Sucedió de nuevo? —preguntó Luka, ligeramente avergonzado.
—Sí, ambos fueron akumatizados —respondió la heroína con delicadeza —por favor, no se sientan mal. No fue su culpa.
Chat asintió, apoyándose casualmente en su bastón —Sí, toda la culpa es para el mariposón.
Kagami resopló —yo pondría parte de esa culpa en esa mocosa Rossi —murmuró con un poco de molestia reprimida.
Luka colocó una mano en su hombro de forma tentativa —no sirve de nada pensar en ella, mejor deberíamos volver y ver cómo está Marinette —sugirió.
Los pequeños ojos castaños de Kagami se ensancharon ligeramente —Marinette —miró la cinta dorada que aún estaba en su mano, sabiendo que pertenecía a ella —yo… espero no haberla asustado.
El músico le dio una suave sonrisa —por supuesto que no. Eres su amiga, seguramente está más preocupada por ti que cualquier cosa.
—Creo que tu amigo tiene razón. Deberían reunirse con sus seres queridos —no pudo evitar decir Ladybug.
Kagami se tensó un poco cuando Ladybug llamó a Luka 'su amigo' pero asintió, reconociendo las palabras de ambos —es cierto, deberíamos buscarlos.
—Tengan mucho cuidado —se despidió la heroína —Ladybug fuera.
—Nos vemos por ahí, chicos —Chat siguió su ejemplo, subiendo al techo dónde Renart los esperaba.
— ¿Bien hecho? —la chica ofreció una mano en puño con una sonrisa.
Los chicos correspondieron su gesto, chocando puños de a tres — ¡Bien hecho! —justo para que sonara el siguiente aviso del collar zorro.
—Será mejor que nos vayamos, Renart. Nos vemos esta noche en la patrulla, Chat —sin dejar espacio a qué nadie más dijera algo, Ladybug corrió a lo largo del techo y saltó hacia el callejón siguiente
Renart le dio una incómoda despedida a Chat y la siguió. El gato suspiró antes de usar su bastón para impulsarse en otra dirección.
—Trixx, a descansar —murmuró Nathaniel, cuando Ladybug le indicó las palabras para destransformarse a voluntad.
—Gracias por tu ayuda, Nathaniel —sonrió Ladybug.
— ¡Nada mal! ¡Me gusta el chico! —Trixx exclamó en tono divertido, aunque un poco cansado, reposando sobre el cabello rojo.
Nathaniel no pudo evitar reír —fue asombroso, Ladybug. Gracias por contar conmigo. Y fue un placer, Trixx —no pudo evitar subir una mano y acariciar las orejas del cansado kwami.
—Por cierto. Sé que haces un cómic sobre los héroes, así que, por favor ¿Podrías guardar el secreto de los kwamis? —ella pidió.
—Oh, sí, por supuesto, Ladybug —respondió de inmediato —de todos modos, no podría explicarle a Marc de dónde saqué la idea sin decirle lo que pasó hoy… cosa que no haré. Promesa —añadió al ver que ella lo seguía mirando. Se despidió de Trixx y se quitó el collar para regresárselo.
—Bien, ve con cuidado ¡Nos vemos luego! —exclamó ella en despedida, mientras lanzaba su yoyo para impulsarse.
Nathaniel suspiró, viéndola irse, antes de mirar a su alrededor para tratar de encontrar la ruta más corta de vuelta al parque.
Se reunieron casi todos de vuelta en el parque, con excepción de Lila, Alya, Nino, Mylene e Iván, una vez que se corrió la noticia de que los supervillanos habían sido derrotados.
—Siento mucho lo que pasó —Kagami inclinó la cabeza frente a Marinette, quien había sido rodeada por todos sus amigos cuando llegó. Aparentemente, Mireille y Aurore se habían escondido en la escuela, llevándose a Félix con ellas. Adrien había llegado tan solo un minuto antes que ella. Y Nathaniel no mucho después.
Marinette abrazó a su amiga en respuesta. Luka había sido interceptado por Juleka nada más llegar, y Marinette se imaginaba lo que su hermana le estaba diciendo. Ya después hablaría con él —no tienes que disculparte en absoluto, Kagami. Lamento que hayas estado tan enojada por mí —aseguró fervientemente.
Kagami solo pudo suspirar en el abrazo de Marinette, correspondiendo después de unos segundos —no es tu culpa de ninguna manera, Marinette —aseguró, en un tono ligeramente severo.
—Bueno, es un alivio que todos estén bien —sonrió Adrien —aunque es una pena lo del picnic.
Félix negó con la cabeza después de darle una fea mirada. Adrien hablaba como si el picnic se hubiera interrumpido por el akuma en vez de por el descarado truco de Rossi.
Marinette se obligó a ignorar y poner una sonrisa —Bueno, no tiene caso desperdiciar —recogió la caja aún cerrada que había quedado sobre la manta —hice extras para que lleven a casa y las compartan con su familia —expresó de manera cantarina, intentando levantar los ánimos.
Los demás no pudieron evitar animarse. La sonrisa de Marinette tenía la particularidad de ser contagiosa, después de todo.
—Dale estás a tu madre ¿De acuerdo, Félix? —le sonrió después de haber repartido todas las demás. Solo faltaban los Couffaine.
Félix resopló divertido. Su corazón había vuelto a un ritmo saludable solo hasta que Marinette había vuelto a salvo al parque, y podía ignorar ese hecho por ahora —seguramente se pondrá contenta. No puede esperar para conocerte —se quejó, bromista.
Marinette solo se rió entre dientes. Pronto dos autos aparecieron a un lado del parque. Uno de los Graham y el otro era para Aurore, quien se ofreció a llevar a Marc y Nathaniel, además de Mireille.
— ¿Estás segura que está todo bien? —Marc le preguntó antes de subirse al auto.
Marinette le guiñó un ojo para calmarlo —segura, descuida. Y aún tengo que hablar con Luka.
Marc asintió, intercambiando besos de despedida con su amiga antes de dejarla sola.
Sin embargo, apenas los autos desaparecieron de la vista, la expresión alegre de Marinette cayó.
Había estado sintiendo su teléfono zumbar en silencio desde su pequeño bolso casi desde que se destransformó. Al abrirlo un poco, Tikki le enseñó la pantalla con el nombre de Alya en la mayoría de los mensajes que había recibido, el resto de las notificaciones eran del Ladyblog, explotando por el nuevo superhéroe zorro. Marinette estaba bastante segura que, juntando todo, Alya debía estar colérica.
—Será mejor que no le conteste por ahora —murmuró para sí. Tikki, con mucho gusto, puso el teléfono en silencio por ella.
Despacio, tratando de no parecer invasiva, Marinette se acercó hacia los hermanos Couffaine. Incluso Rose estaba unos pasos atrás, dándoles espacio.
Marinette intercambió miradas con Rose. La pequeña rubia lucía evidentemente preocupada, pero desvío los ojos y bajó la cabeza, claramente incómoda. A Marinette le dolió la vista.
Miró entonces hacia los mellizos. Luka tenía la cabeza entre las manos y Juleka parecía realmente incómoda, frotaba sus manos de forma ansiosa y sus ojos estaban casi completamente cubiertos por su cabello.
Después de considerarlo un momento, Marinette se sentó en la banca, junto a Luka, y colocó una mano en su hombro suavemente. No sabía si Luka la había notado antes o no, pero el chico simplemente levantó la cabeza y la miró, claramente estaba consternado, pero intentando no hundirse —Luka…
El guitarrista se movió para abrazarla y Marinette le devolvió el abrazo de inmediato, ansiosa por darle el mismo consuelo que él le había dado en sus malos momentos —lo lamento. Necesitabas a tus amigos, no a un supervillano que te asustara.
Marinette negó con la cabeza mientras le acariciaba la espalda. Por el rabillo del ojo, vio a las chicas abrazarse —no hay nada que perdonar. Está bien, Luka, estoy aquí —y pudo sentir cómo él la abrazaba un poco más fuerte — ¿Tú estás bien?
—Estoy un poco...aturdido —decidió —acabo de… descubrir la respuesta a una pregunta que me he estado haciendo casi toda mi vida.
Sabiendo a qué se refería, Marinette fingió sorpresa — ¿Y fue una respuesta buena o desagradable?
Pasaron algunos latidos en silencio —fue bueno saberlo, pero… no lo sé, yo… —se detuvo ahí y cerró la boca, apoyándose más en la pequeña chica.
Marinette tarareó suavemente —no tienes que hablar de ello si no quieres —le hizo saber.
—Pero… quiero hablar de eso —confesó el mayor —es solo… ya sabes que no soy bueno con las palabras.
Marinette frotó su pulgar derecho sobre el hombro del chico —tengo tiempo —ella aseguró — ¿Tal vez un chocolate caliente ayude? Podemos subir a mi casa, incluso a mi balcón, si quieres.
Luka la abrazó con una pizca más de fuerza antes de soltarla —sí, eso suena bien. Gracias, Melodíe.
Ella le sonrió de vuelta —en cualquier momento, Luka.
— ¿Luka? —Juleka murmuró, atrapada en un abrazo con Rose.
—Iré a casa más tarde, Juls —respondió él, levantándose de la banca y acomodando la funda de su guitarra en su espalda —Rose, te la encargo mucho.
—No te preocupes, Luka —la pequeña rubia abrazó más cerca a la gótica, haciendo que esta se ruborice y arrancando una pequeña sonrisa del chico.
—Las veré más tarde —se despidió, tomando la mano de Marinette para caminar hacia su casa.
Aun así, Marinette notó las miradas incómodas que le dieron Rose y Juleka, dándole una pequeña punzada de dolor en el corazón.
No pienses en ello. Luka te necesita.
Y Luka se dio cuenta del instante en que reprimió un asomo de algo.
.
Tom y Sabine estaban felices de verlos sanos y salvos. Habían escuchado el alboroto del parque y un pequeño grupo de personas había entrado disparado, preguntando si podían refugiarse de los akumatizados allí.
Luka estaba un poco avergonzado de admitir que había sido uno de ellos, pero Sabine lo envolvió en un gran abrazo tranquilizante, asegurándole que no debía sentirse mal por sentir.
Finalmente, enviaron a los dos adolescentes arriba con tazas de chocolate caliente y galletas de avena.
Luka había decidido que prefería quedarse en la habitación de Marinette, sentado en el diván. No había estado muchas veces ahí, menos a solas con ella, pero la habitación en general transmitía una sensación hogareña, cálida y relajante.
Tomó la mano de la oji-azul y la llevó hasta el diván en una muda petición de lo que quería, -lo cual, Marinette cumplió con gusto- y tomó un par de sorbos de su chocolate antes de pensar en cómo empezar.
Marinette estaba desatando su abrigo de su cintura cuando Luka soltó la bomba de que su padre era Jagged Stone. Obviamente no lo recordaba de su tiempo como akuma pero Juleka se encargó de repetir la respuesta que había sacado a la fuerza de su madre.
Luka confesó que, muchas veces, a lo largo de su vida, había deseado exigir y obtener una respuesta de su madre, pero nunca había querido molestarla.
—Tu conmoción es perfectamente entendible, Luka —Marinette apretó su mano entre las suyas, después de haber dejado su pequeño bolso a un lado —y no es necesario que decidas lo que vas a hacer con este nuevo conocimiento de inmediato. Tómate tu tiempo para decidir qué es lo que quieres hacer.
Luka frotó su pulgar contra la piel de Marinette — ¿Y si resuelvo que quiero ir a hablar con él?
Marinette le sonrió ampliamente —entonces yo misma te llevaré con él. Sin pedir citas, ni preguntas incómodas, ni paparazzis.
El peliazul no pudo evitar una carcajada —eres increíble, Marinette… ¿Y si pensara que no puedo confrontarlo por un tiempo? —preguntó, con genuina curiosidad.
La sonrisa de Marinette no vaciló —entonces me aseguraría de que tuvieras tiempo suficiente y un camino libre en el baile, mientras él se presenta.
Luka volvió a reír brevemente, porque estaba seguro de que Marinette era capaz de cada una de esas cosas y mucho más.
—No tienes que hacer nada que no quieras, Luka. Manténlo en mente —ella insistió.
Luka asintió con la cabeza —lo recordaré y la abrazó de nuevo —y tú… ¿Quieres hablar de lo que pasó hoy?
Marinette enterró la cabeza en su cuello —no.
—Melodíe…
—Es enserio, Luka. No puedo ni quiero hablar sobre eso —ahuecó su cabeza debajo del cuello del guitarrista, ocultándose del mundo, de sus propios sentimientos, de todo, aunque fuese por un momento.
Luka no la apartó, nunca tendría el corazón para hacerlo.
Se quedaron así unos momentos, permitiendo que ambos se tranquilizaran en la presencia consoladora del otro.
Luka, sin embargo, ya no podía ignorar el continuo brillo del celular de Marinette; obviamente estaba silenciado, pero la pantalla se iluminaba cada vez que una notificación nueva llegaba.
—Creo que alguien te está enviando mensajes —mencionó el chico, sin querer que, quien fuese que intentaba contactarla, se preocupe por su falta de respuesta. Quizás Kagami, Marc o Félix intentaban hacer un seguimiento de su estado.
Marinette hizo una mueca —probablemente sea Alya —se mordió el labio inferior, tomándose unos segundos más antes de salir de su abrazo para comprobar, sin querer realmente, su teléfono.
Cómo sospechó, todo eran notificaciones del Ladyblog y mensajes de Alya. Decenas de mensajes, en realidad. Marinette trató de solo ver por encima de qué se trataban. La criolla estaba despotricando sobre cómo ella se había pasado de la raya, que su 'último truco' había sido realmente malo, que si debía dejar esos celos estúpidos y de repente todo pasó a la irá escondida sobre el nuevo superhéroe zorro, preguntando si ella lo había visto en persona, que si qué pasaba con Ladybug para reemplazar a Rena Rouge, etc.
Luka fue capaz de ver el momento exacto en Marinette empezó a temblar, ella empalideció gradualmente, casi pareciendo una hoja de papel. La mano con el celular se apretaba fuertemente y temblaba a partes iguales. Los ojos azules se aguaron, pero ni una sola gota conseguía bajar.
— ¿Marinette? —preguntó, cauteloso, después de un momento.
—Lo siento, Luka, creo que yo… —se le quebró la voz, tratando de pedirle que la dejara sola un momento, para lidiar con eso.
Pero Luka no iba a aceptar nada de eso.
—Marinette, eres una de las personas más importantes en mi vida —Luka la tomó de los hombros, tratando de que ella lo mirara —no hay nada que no haría por ti, al igual que por Juleka, y mi mamá.
—Esto es… es solo… es demasiado, Luka. Es más grande que tú y yo —ella negó con la cabeza, aún baja, y los hombros en tensión. Dejó caer su celular sobre el diván.
Pero Luka también era persistente —Incluso sólo dos instrumentos pueden crear una melodía fuerte y hermosa, Marinette, si trabajan juntos y en sincronía —insistió — ¿Esto tiene que ver con los problemas en tu clase? ¿O cómo te derrumbaste hace unas semanas en el parque?
—No es… es un poco de ambos y de muchas otras cosas —lo estaba intentando, de verdad que sí, pero las lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas.
Escuchando de nuevo ese ruido blanco, Luka limpió algunas con su dedo índice, las gotas resbalaron por su anillo negro —deja de reprimirte. Me duele oírte bloquear tus sentimientos. No es sano, melodíe.
—Tengo qué. No puedo dejar que ShadowMoth me akumatice. No puedo permitirme sentir estas emociones por mucho tiempo —renegó ella.
—Marinette, eres un ser humano. Un magnífico ser humano con un corazón maravilloso, pero hasta tú tienes que desahogarte de vez en cuando —limpió las lágrimas de la mejilla contraria.
—Yo no, Luka, es lo que trato de decirte. Yo no puedo —Marinette insistió. Luka no sabía decir si ella estaba respirando profundo para calmarse o si estaba empezando a hiperventilar.
—Marinette…
Y Marinette se rompió —no me negué a seguir oyendo tu canción porque no me gustes, Luka, eres un chico maravilloso y muy importante para mí —Marinette se llevó las manos al pelo, sorprendiendo a Luka con el movimiento repentino —Pero me he estado alejando de todos, incluso de ti, Kagami, Marc y los demás ¡Y a veces me siento tan sola! Pero tengo que hacerlo, tengo que soportarlo, tengo qué-
— ¡Marinette! Mírame —esta vez, Luka le tomó el rostro y la obligó a mirarlo —sé que te estás alejando, pero sigo aquí. Nunca voy a dejarte sola, no importa qué y nada me haría cambiar de opinión. No tienes que alejarme.
—Es que yo… —Marinette se mordió los labios, pero Luka tiró del labio inferior con su pulgar para evitar que se hiciera daño en la delicada piel. La chica no pudo evitarlo, así como no podía contener sus lágrimas, no fue capaz de contener las siguientes palabras —yo soy Ladybug.
Luka se congeló. Fue solo un instante, y en ese instante, varios recuerdos pasaron por su mente.
La primera vez que vio a Ladybug, justo después de conocer a Marinette, cuando su madre fue akumatizada.
El akuma en la pista de hielo y la forma en que Marinette parecía cansada incluso después de eso.
Después de haber sido akumatizado por primera vez, la mirada de complicidad que intercambió con Ladybug mientras Chat Noir grababa a Bob Roth escupiendo la verdad.
Luka se congeló. Fue solo un instante. Al siguiente, estaba abrazando a Marinette, con su corazón en la mano. Y ella no abrazó como a un salvavidas en medio de un mar tormentoso.
Notes:
Pregunta seria. ¿Creen que Marinette haría de Luka un portador permanente desde el principio, ahora que sabe su secreto? O se esperaría, como con Alya? Aun no lo he decidido y apreciaría leer sus pensamientos al respecto
Chapter 31: Rota y hermosa
Summary:
Marinette y Luka charlan.
Nath y Marc charlan.
Félix y Adrien... ¿charlan?
Y Alya parece a punto de estallar.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
—Yo soy Ladybug.
Luka se congeló. Fue solo un instante. Al siguiente, estaba abrazando a Marinette, con su corazón en la mano. Y ella no abrazó como a un salvavidas en medio de un mar tormentoso.
Cuando Luka abrió los ojos, después de unos segundos. Sass fue lo primero que entró en su visión, junto con, quien solo podría ser el kwami de Ladybug.
El kwami de Marinette.
También vio asomos de otros kwamis alrededor de la habitación.
No hizo ninguna pregunta. Solo la abrazó.
— ¿Lo entiendes ahora? Yo no puedo equivocarme. Ladybug no puede caer —Marinette murmuró, su voz un poco ahogada contra el pecho de Luka.
Lo que el músico escuchó fue un mantra arraigado. Algo que ella se había repetido tantas veces, una meta autoimpuesta. Una muy poco realista, en eso. Prácticamente imposible.
Porque ella seguía siendo solo una humana. Una niña herida, en realidad.
Estaba reflexionando eso cuando un peso ligero se posó en su hombro.
—Es bueno verte de nuevo, Luka —murmuró Sass suavemente, deslizando su cola por el hombro de su portador.
—También es bueno verte, Sass —él correspondió, sin descuidar el movimiento de su mano en la espalda de Marinette —lástima que nunca sea en las mejores situaciones.
La serpiente siseó en un sonido inconforme —pero siempre es en las situaciones necesarias —corrigió, mirando el cabello oscuro de su guardiana antes de levantar la mirada con ojos un poco más duros. Luka siguió la mirada de su kwami para encontrar a su compañera roja moteada, flotaba hacia ellos despacio, con una mirada cautelosa en sus ojos ligeramente caídos —Tikki.
Eso hizo que Marinette reaccionara — ¿Tikki? —ella levantó la cabeza, casi soltando el abrazo. Tenía los ojos hinchados y el rostro levemente enrojecido. Luka pensó que aún así se veía adorable —Tikki ¡Lo siento! Sé que no debí-
—No, Marinette —la kwami roja interrumpió, luciendo triste —esto es… ha sido demasiado para ti, desde hace un tiempo. Lo siento si parecía indolente contigo, pero no quiero que esto quiebre tu voluntad —Tikki se movió para abrazar la mejilla de su dueña como clara disculpa —no quiero perderte.
Marinette, en respuesta, llevó de sus manos a su kwami, correspondiendo su abrazo al acunarla contra su mejilla.
Sass sonrió de lado, intercambiando miradas con Luka.
Marc lideró el camino a su habitación, después de que él y Nathaniel saludaran a su madre y le aseguraran que se habían mantenido escondidos durante el ataque de los supervillanos de hace un rato -y darle las rosas de manzana que Marinette había enviado-.
El pelinegro se había sorprendido un poco cuando Nathaniel había preguntado si podía quedarse un rato con él, pero obviamente había accedido.
Nathaniel se sentó en la silla del escritorio del pelinegro y Marc se dirigió a su cama, tomando un almohadón con forma de estrella y diseño de arcoíris, solo para tener algo en qué ocupar sus manos.
— ¿Estás seguro de que estás bien, Nath? —Marc preguntó de nuevo, con evidente preocupación.
Había abordado a Nathaniel en cuánto regresó al parque, preguntando qué había sucedido cuando se separaron y si había podido mantenerse lejos de los akumas o lo habían afectado.
Nathaniel había odiado mentirle, pero sabía lo importante que era para Ladybug las identidades secretas, tanto suya como de sus compañeros -solo había que recordar el fiasco de Queen B- así que se vio obligado a hacerlo, diciendo que había oído los gritos de Lies y simplemente había echado a correr un par de calles en la dirección opuesta, hasta que se escondió en una tienda de conveniencia.
—Sí, estoy bien —le aseguró, enternecido por la preocupación de su compañero —yo solo… Aún estoy tratando de entender lo que sucedió hoy en el picnic.
Marc esbozó una sonrisa resignada antes de atraer la atención del pelirrojo, palmeando la cama a su lado.
Nathaniel se sonrojó ligeramente, pero se levantó de la silla para sentarse al lado de Marc. El oji-verde se mordió ligeramente el labio izquierdo cuando sintió sus hombros rozar ante la cercanía. Era lindo que Nathaniel se sintiera tan cómodo con él, y le gustaba saber que tenían esa confianza entre ellos.
El escritor reclinó su cabeza contra la de Nathaniel —conoces a Marinette desde que eran niños, por lo que sé —empezó él —yo también, pero tú has ido a la escuela con ella por años, sabes cómo se comporta con sus compañeros, se lleven mejor o peor —reflexionó —teniendo todo eso en cuenta, dime entonces, qué crees que pasó en el picnic.
Nathaniel pensó cuidadosamente en las palabras de Marc. Él y Marinette habían estado en el mismo salón de clases desde que tenían ocho años, antes incluso de que Chloé se sumara la mezcla. Marinette ya era amiga de Kim y Nino en ese entonces y él era amigo de Alix.
A primera vista, uno pensaría que Kim era el que cuidaba a Nino y Marinette de otros niños molestos, pero si ponías atención, podías ver a Kim y a Marinette en pie de igualdad, mientras que Nino era el más pacifista. No es que Marinette fuese una buscapleitos, pero siempre había sabido qué decir para lograr que los demás se arrepintieran de sus malos comportamientos. Cuando eso no funcionaba, Kim entraba a intimidar o crear competencias con apuestas.
Chloé era un punto y aparte. Nathaniel no recuerda exactamente cuándo empezó a enamorarse de Marinette, pero cuando se dio cuenta, también notó que Kim lo estaba de Chloé, eso había separado al trío de la infancia. Sin embargo, las amenazas de Chloé junto a la posición de su padre en la política fueron lo que hicieron que Marinette retrocediera por un tiempo.
Incluso siendo una niña, Marinette entendía que presionar los botones de Chloé de la manera incorrecta podría acarrearles problemas serios a sus padres.
Pero, de nuevo, Marinette había crecido para ser una chica astuta. Lidiaba con los problemas tratando de mantener los conflictos al mínimo, con astucia y creatividad. Marinette no hacía bromas pesadas como Kim. No era ásperamente directa como Alix. No era cruel como Chloé.
Marinette nunca haría lo que Lila la había acusado de hacer.
Y Luka como Kagami lo sabían, y se habían akumatizado por querer exponer la verdad en justicia para Marinette.
Marc esperó en silencio mientras Nathaniel analizaba todo, observando su rostro y cómo sus facciones cambiaban junto con sus pensamientos, viendo cómo sus ojos se endurecían o se nublaban de nostalgia de un momento a otro. Esperó en silencio a qué su compañero obtuviera su propia respuesta.
—Marinette no pudo haber hecho nada como eso —enunció Nathaniel, con voz segura y clara —yo la creo.
Marc le sonrió, deslizando un brazo alrededor de Nathaniel en su medio abrazo —me alegro que estemos en la misma página aquí —Nathaniel se ruborizó levemente de nuevo, pero se apoyó contra Marc en respuesta.
Solo necesitaba un momento tranquilo junto a la persona que le gustaba después de una tarde de locos.
— ¿Has estado sola en esto desde el principio? —Luka se aventuró a preguntar, después de un rato. Cuando todo estuvo más en calma. Marinette y él se habían movido en el diván, ahora recostando la espalda en un lateral; era un ajuste apretado entre los dos, pero a Luka no le importaba la forma en que ella se acurrucaba en su costado, incluso la rodeó con un brazo mientras ambos terminaban sus tazas de chocolate, ahora apenas tibias.
Tikki y Sass ahora descansaban cerca, mirando a sus respectivos portadores platicar y compartiendo un turrón como bocadillo.
Marinette meneó la cabeza en negación —al principio… no sabía por qué me habían dado el miraculous, mucho menos quién. Solo sabía que alguien debía hacer el trabajo de Ladybug y, aparentemente, esa debía ser yo. Y eso fue lo que hice —Marinette frotó su vaso casi vacío con ambos pulgares mientras inclinaba más su cabeza contra el hombro de Luka, la tela suave de su capucha le rozaba la mejilla —no tenía ningún conocimiento en pelea, ni artes marciales, ni tan siquiera gimnasia, y me costó adaptarme, pero tenía que hacerse. Chat tampoco parecía tener experiencia en eso, pero era entusiasta. Me quedó claro muy rápido que ambos estamos en el mismo rango de edad.
El brazo de Luka a su alrededor se apretó ligeramente unos segundos —tenías trece años cuando todo comenzó —mencionó, con voz ligeramente quebrada.
Marinette afirmó —y apenas comenzaba el año escolar —durante mucho tiempo, Marinette se había negado a quejarse de muchas cosas, claro a veces surgía el tema con Tikki, inevitablemente, pero Marinette sentía que no estaba bien quejarse/desahogarse sobre los problemas que conllevaba su doble vida secreta. Ahora mismo, no tenía esos reparos. No con Luka —fue difícil acostumbrarme. A escabullirme de clases, de mis… amigos —hizo una mueca, dolía la forma en que ahora dudaba decir esa palabra —de mis padres. Cuidar cada transformación. Equilibrar las responsabilidades del collège, encontrar tiempo para trabajar en mis diseños y dormir —esta vez, Luka hizo una mueca. Todos sus retrasos, todas las veces que tenía que irse pronto, todas las excusas obvias, por supuesto que ahora tenían sentido —y de repente, era una figura pública. La gente empezó a hacer canciones y estatuas y camisetas ¡y juguetes! sobre mí… Es tan extraño ser el centro de atención.
Luego de unos segundos, Marinette pudo sentir a Luka ahogar una risa contra su cabello — ¡Luka! —ella reclamó, dándole un empujón con su hombro ¡Ella estaba derramando su corazón aquí ¿y él se reía?
El músico se tomó un momento antes de explicarse —Lo siento. Lo siento. Acabo de recordar el vídeo musical de la señorita Nightingale —trató de evitar otra risa —por supuesto que elegirías la máscara de Chat Noir para despistar.
Marinette no pudo evitar soltar una risa nerviosa ante el recuerdo "menos mal que no me vio usar el traje de Ladybug al principio" suspiró mentalmente.
Adrien se estaba sintiendo cada vez más incómodo en el auto. Félix se había deslizado hacia la ventana contraria, dejando mucho espacio entre ellos, y Adrien sentía como si el aire dentro del auto se volviera cada vez más y más espeso, difícil de respirar.
El modelo miraba de reojo a su primo cada pocos segundos. Félix mantenía su vista estrictamente a través de la ventana; estaba usando su poker face de nuevo, por lo que Adrien podía decir.
Era como un golpe bajo. Recibir un hombro frío de su primo después de pensar que finalmente habían vuelto a reconectarse. Sí, reconocía que era un trabajo en progreso, y Félix tendía a ser muy cuidadoso en sus elecciones, pero ¿Lo había hecho tan mal? Solo estaba tratando de mantener un equilibrio entre la clase ¿Por qué nadie parecía entender eso?
Adrien tragó duro, tratando de aligerar su garganta repentinamente seca, luego carraspeó débilmente. El chófer de su tía y primo lo miró a través del retrovisor brevemente, pero esa no era la atención que buscaba — ¿Félix?
Todo lo que obtuvo, después de unos seis segundos -los cuáles contó mentalmente- fue un sencillo tarareó de "¿Hm?" y nada más. Ni un movimiento, ni un vistazo.
Adrien no pudo evitar una mueca de malestar en su expresión. Esperó un minuto entero y luego lo intentó nuevamente —uh… ¿Félix?
— ¿Qué quieres, Adrien? —respondió, esta vez, después de cuatro segundos —estoy oyendo.
Oír, no escuchar.
El de ojos más claros frunció el ceño — ¿al menos podrías voltear a verme?
Con un sonido irritado, Félix ladeó su cuerpo, cruzando los brazos sobre su pecho y colocando una pierna sobre la otra; luego le dio a su primo una ceja arqueada, esperando.
Adrien se estaba irritado con su comportamiento. La postura de Félix parecía tan… cerrada. Tan… como su padre cuando intentaba hablar con él.
— ¿Un céntimo por tus pensamientos? Pareces en la luna —habló suavemente, con el semblante inocente y la sonrisa amistosa que tantas veces le habían válido el apodo de 'el ángel se París' —puedes hablar conmigo.
Félix resopló en rechazo — ¿Para qué gastar mi tiempo y palabras, si lo que te digo no parece asentarse de ninguna forma? —ironizó. A pesar de que tenían la misma estatura, Félix parecía estar dándole una mirada hacia abajo.
Adrien presionó sus labios en una línea fina por unos segundos — ¿Te importaría especificar?
Félix le frunció el ceño, en reprobación — ¿De verdad quieres que señale el maldito elefante en la habitación? Porque no tengo problemas en decirte que ese picnic era un desastre esperando a suceder desde el inicio y, efectivamente, lo fue.
Adrien trató de suavizar su expresión para con su primo —Oh, Félix, sé que no es fácil acostumbrarse a los akumas, pero-
—Oh, Shut it, Adrien —siseó y el modelo cerró la boca inmediatamente cuando su primo lo mandó a callar, un poco sorprendido por la aspereza en su voz cuando se deslizó al inglés —te dije que todo el asunto te estallaría en la cara, pero ignoraste mis advertencias y ha empezado. Es una reacción en cadena, tonto. Empezó y solo irá a peor desde aquí.
Bien, quizás Félix se estaba pasando un poquito en su reprimenda a su primo, realmente no estaba siendo intencionadamente cruel -no es que Adrien no se lo mereciera- pero no podían culparlo ¡estaba inquieto!
Si no fuera por el compromiso previamente hecho con su madre, se habría quedado con Marinette y ella era todo en lo que podía pensar ahora. Estaba realmente preocupado por su estado. Quería haberse quedado con ella y asegurarse de que estuviera bien, emocional y mentalmente, después de la terrible actuación de Rossi y las reacciones de sus idiotas compañeros de clase.
'Alergia a las manzanas' Sí, claro. Había que ser idiota para creerla.
—Félix, estás creando una tormenta en un vaso de agua. No es tan-
—No te atrevas a decir que no es tan malo con creo —lo cortó el británico —tienes alergia a las palomas, Adrien, sabes lo malo que es un ataque de alergia —continuó, frunciendo el ceño —y aun así te quedaste como una estatua ahí, sin decir una palabra, cuando Rossi reclamó que la habían intoxicado adrede.
Félix no estaba seguro si llamar a Marinette era buena idea, oír su voz probablemente calmaría un poco su preocupación, pero ¿Ella le contestaría? ¿Tal vez debería enviar un mensaje de texto primero?
Adrien, aparentemente, ya había tenido suficiente — ¡Estaba tratando de que no añadieran más leña al fuego! —trató de argumentar, sin darse cuenta de que había levantado la voz.
Félix aterrizó sus pensamientos fácilmente de regreso a la discusión —y entonces tú noviecita y uno de tus amigos resultaron akumatizados ¿Cómo es eso un fuego sin leña para ti?
— ¡Kagami no es mi novia!
— ¡¿Es eso lo importante aquí?!
—Ejem —un carraspeó los detuvo cuando empezaron a gritarse uno al otro —hemos llegado. La torre Eiffel —anunció el conductor.
Adrien se sonrojó de vergüenza por la escena. Félix colocó su poker face y agradeció a Jeeves por llevarlos, mientras abría su puerta para salir.
—Honestamente, necesitas re-evaluar tus prioridades —fue lo último que le dijo a Adrien del asunto, antes de llamar a su madre.
—Varios meses después del primer ataque de HawkMoth, Tikki se enfermó —Luka volteó a ver con sorpresa y preocupación a los kwamis ¿Ellos se enfermaban? ¿Alguna vez Sass estuvo enfermo? ¿Tuvo a alguien que lo cuidara entonces? —ella me guio a un hombre mayor, quien resultó ser el guardián de los miraculous.
— ¿Guardián? —murmuró Luka.
—Sí. Hace mucho tiempo, había una comunidad entera que se dedicaba al cuidado, uso y entrega de los miraculous, cuando sus poderes eran necesarios en el mundo —ella resumió —el guardián que conocí, mi maestro, era el único que quedaba después de un aparatoso incidente… fue el único que logró escapar, y era solo un niño entonces. En ese momento, se perdieron los miraculous de la mariposa y el pavo real —Luka asintió en comprensión —después de presentarnos, el maestro empezó a enseñarme y entrenarme, me habló sobre los miraculous y sus kwamis, los conceptos que encarnan y sus poderes.
—Lo siento, ¿a qué te refieres con conceptos?
Marinette le dio una suave sonrisa —mi forma de definir a un kwami es: una pequeña deidad que encarna un concepto abstracto —empezó a explicar —verás, hace eones, cuando el universo se formó, Tikki y Plagg nacieron —los ojos de Luka se ensancharon —del desorden y el caos nació Plagg, de la creación resultante nació Tikki. Son opuestos e iguales en todo el sentido de la palabra.
—Son… ¿Equilibrio?
—Exactamente… con la evolución de ese universo, muchos más kwamis fueron apareciendo. Mi maestro, y ahora yo, cuidamos una caja con diecinueve de ellos, pero existen muchos más —Marinette levantó una mano, y Tikki y Sass volaron para posarse en ella —cuando el tiempo empezó a fluir —despacio, Fluff voló hacia ellos —la necesidad de protección —Wayzz se unió también —las ilusiones, la intuición… —Marinette suspiró —vengan todos chicos, es de confianza, y ya lo sabe.
Luka pronto se vio rodeado de más de una docena de kwamis, todos únicos y distinguibles entre sí. Todos emitiendo sonidos tan antiguos y místicos. Era casi abrumador.
—...Entonces, mélodie, ¿Qué cambió? —preguntó el músico después de saludar y presentarse.
Los ojos de Marinette se ensombrecieron de tristeza, dolor y culpa, igual que su canción, desvío su mirada lejos de Luka y de cualquiera de los kwamis —fui… fui descuidada. Ese día, el del aniversario de los Bourgois, no fui cuidadosa al buscar un miraculous para ayudarnos en la batalla… por mi culpa, HawkMoth descubrió al maestro —ella cerró los ojos con fuerza, y Luka se sintió de vuelta en aquel día, con ella desmoronándose en sus brazos justo afuera del parque, tan agotada, tan rota.
Ella no había sanado nada de eso. Simplemente lo ocultó, lo enterró para poner buena cara a lo que vendría.
—HawkMoth consiguió la caja con todos los miraculous. Le dio el de la abeja a Chloé y la akumarizó para poner bajo su hechizo a toda París, de ese modo, reunió a todos los que había elegido como aliados y les dio los miraculous para hacerlos su ejército.
Luka se estremeció. Recuerda bien haber cubierto a Marinette cuando vio las avispas acercarse, sabía lo que eso significaba, ella y Chat habían tenido que pelear contra él como Viperion.
"Lo siento" se disculpó mentalmente, porque sabía que ella lo negaría si se lo decía directamente.
—Para evitar que HawkMoth tuviera acceso a todos los miraculous, el maestro me transfirió la tutela sobre la caja y renunció todos sus recuerdos relacionados a ellos, convirtiéndome en la única guardiana de los miraculous, allí, en medio de la batalla, cuando pensé que ya no había nada que pudiera hacer.
Luka dejó su vaso vacío a un lado y la abrazó con fuerza —Oh, mélodie, has estado lidiando con esto al menos un mes —Marinette sollozó en su abrazo, absorbiendo todo el consuelo y el apoyo —eres la persona más increíble que conozco. Cada vez lo creo más y más.
—No soy increíble —ella apretó las mangas de Luka entre sus manos —Estoy rota.
—Y es hermoso.—él contestó inmediatamente, y Marinette respondió con una risa acuosa, porque entendió la referencia de la canción.
— ¿Ahora entiendes? Por qué no puedo permitirme tropezar, ni equivocarme… —ella suspiró, de tristeza y cansancio.
Luka podía sentir cuán cansada estaba, casi una muñeca de trapo entre sus brazos —pero no puedes ser Ladybug todo el tiempo. A veces tienes que ser solo Marinette, y Marinette es un ser humano que puede equivocarse, tropezar y caer, que se levantará y volverá a intentarlo —Luka se inclinó para presionar sus labios contra la frente de la oji-azul —y, si me lo permites, estaré ahí, a tu lado, para darte todas las oportunidades que necesites.
Marinette lo abrazó más fuerte —Lu… —murmuró, demasiado bajo para ser escuchada.
—Has estado trabajando tan duro, todo este tiempo —el chico continuó —no tienes que hacerlo sola… Ahora, solo relájate y deja que te cuide.
Y Marinette no pudo evitarlo. Se quedó dormida en su abrazo.
Si Alya presionara su pobre teclado solo un poco más fuerte y rápido, probablemente estaría echando humo.
Ella era una chica en una misión.
¿La misión? Descubrir de dónde diablos había salido ese otro zorro y por qué estaba usando a Trixx y su miraculous.
No había muchas fotografías de él, dado que casi toda París había sido congelada por Líes para cuando los héroes aparecieron. Sin embargo, no eran precisamente de mala calidad, ya que el chico no se había involucrado realmente en la pelea y por ende, no se había movido demasiado.
"¿Qué diablos le pasa? ¡Y ese traje! ¡El mío es mucho mejor! ¿Qué rayos con esas tres colas? ¿De dónde vino este tipo?"
Nino observó a su novia trabajar desde la cama. Después de que Ladybug había lanzado su cura milagrosa al final de la batalla, Lila les había asegurado que se sentía mejor, así que él y Alya la dejaron en la puerta de su casa. En pocos segundos tenía a una bola de fuego e ira por novia, quien lo arrastró para hacer un poco de investigación.
Toda la sección de comentarios abiertos al público del Ladyblog estaba llena de menciones al nuevo superhéroe zorro.
"¿No es el tercer zorro que hemos visto ya?"
--"La primera fue un akuma, no cuenta. Este chico estaba colaborando con Ladybug y Chat Noir. En mi opinión, es auténtico."
"Entonces ¿Es el reemplazo de Rena Rouge?"
"¿Rena Rouge se retiró? Quiero decir, es una pena, pero el nuevo zorro es LINDO."
--"Es SUPERLINDO. Ladybug debería traerlo más."
---"Absolutamente. ¿Vieron su cabello? ¡Quiero que me envuelva en esas colas! Su traje es mucho más lindo que el de Rena Rouge."
-"¿Vieron que está inspirado en los zorros de las mitologías asiáticas? Cómo los Kitsune de Japón, los Kumiho de Korea, y Huli Jing de China. Es súper interesante."
-"Dicen que su nombre es Renart. Entiendo que una parte viene de Renard pero… ¿Qué?"
Tanto chicas como chicos estaban comentando sobre el nuevo héroe tanto en los blogs como en las redes sociales.
Nino hizo una mueca cuando su novia alcanzó un lápiz negro solo para romperlo en dos.
Solo podía rezar para que tuvieran una oportunidad de ver a Ladybug pronto y preguntar sobre todo este asunto, antes de que Alya perdiera la cabeza.
Notes:
Collège: nivel de educación que usualmente comprende de los 11 a los 14 años.
Shut it: una forma de decir ‘cierra la boca’
La referencia musical de Luka es de la canción Broken & Beautiful de Kelly Clarkson.
“Can someone just know me? Cuz underneath, I’m broken and it’s beautiful” = “¿Puede alguien solo conocerme? Porque debajo estoy rota y es hermoso”¡Empezamos el año! Feliz 2022. Ojala que no sea tan mierda como los dos anteriores y por fin superemos este maldito virus.
Mis mejores deseos en este nuevo año para cada uno de ustedes.
Chapter 32: Gotas de sueños
Summary:
Amélie se da cuenta de cosas.
Habla con su hijo.
Adrien está harto.
Y Luka está decidido.
Notes:
*se asoma* …Wenas?
Hola a todos.
Sí, ya sé, he estado desaparecida desde la primera semana del año, y el capítulo que traigo hoy no es muy largo. Lo lamento por eso y prometo que trataré de hacer el siguiente más extenso. No vengo a traerles una excusa, pero quiero contarles lo que me pasó, porque no he podido hablar mucho sobre esto y aun me genera bastante angustia en momentos aleatorios del día.
Unos tres o cuatro días después de la última actualización, salí con mi grupo de amigos. Pasadas las 7 pm, mi expareja nos trajo a mí y a mi mejoramigo a mi casa (él tiene auto y a mi mejoramigo le sale mejor tomar el autobús desde la mí casa que desde donde pasamos el rato) ellos saludaron a mis padres y a los 10 minutos, más o menos, mi mejoramigo toma su transporte. Mi ex y yo nos quedamos en la terraza de mi casa charlando más de media hora. Poco antes de las nueve, dos motos se acercan. Me di cuenta de que venían muy cerca, lo cual suele ser una bandera de alerta y le di un empujón al chico, queria decirle que entraramos rápido (estábamos a un metro de la puerta, abierta, con mis padres en el salón) pero no me dio la voz cuando el primer tipo en moto se baja, nos saca una pistola grande, se sube a la terraza de mi casa y nos dice: no griten….
Me quitó mi celular y luego el de mi ex. Ahí yo solo pude agachar la cabeza contra su hombro mientras temblaba. El del arma le exigió la cartera también (el tipo simplemente asumió) lo amenazó con dispararme a mí y luego entraron a mi casa, apuntaron a mi padre para amenazar a mi madre y quitarle el celular a ella también. Nos gritaron que entraramos a la casa y se dieron a la fuga.
Apenas iban a dar las 9 de la noche…
Me han asaltado antes, sí. Vivo en Latinoamérica, no es que me sintiera inmune a este tipo de situaciones. Ya me habían asaltado una vez, hace como cinco años o así, pero es la primera vez que estoy cerca de una pistola y menos en el extremo de una.
Todo esto para decirles a todos y cada uno de ustedes que tengan mucho cuidado, incluso en los lugares que usualmente son ‘seguros’. Todas esas ratas que salieron, sin miedo a nada, a aprovecharse de las personas vulnerables que recién están recuperándose de la cuarentena y se salen con la suya porque la policía está más haciendo retenes ilícitos para sacarle dinero a la gente.
Y que me retrasé con el fic porque lo escribo todo en el celular. Trataré de ponerme al día con mi programación de un cap a la semana, pero ténganme paciencia.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Amelie estaba ciertamente desconcertada.
Cuando su hijo y sobrino se reunieron con ella en los Campos de Marte, unas horas después del almuerzo, no había que ser Sherlock Holmes para deducir que algo había pasado entre ellos. Había tensión y evidentes intenciones de no acercarse al otro, dejándola a ella en medio casi en cada momento.
Las conversaciones eran un poco forzadas, incluso si los dos adolescentes rubios intentaban no demostrarlo a ella. Amelie no era ninguna despistada.
Oh, y estaban tan renuentes a hablar sobre el picnic.
Por eso, en cuanto Gorilla se llevó a Adrien de regreso a la mansión Agreste, no se le hizo extraño que su hijo se dirigiera a su habitación, a hacer calentamiento y entrenamiento. Esa era la forma en que Félix se desahogaba y quemaba energía, decía que lo ayudaba a centrar sus pensamientos o a dejar la mente en blanco, según necesitara.
Tomó un baño, se puso un pijama cómodo y agradable, y fue a la cocina a preparar una tetera, también sirvió lo que quedaba de la tarta de manzana que Félix le había traído el jueves.
Cuando tuvo todo arreglado en la sala, se acercó a la puerta de su hijo y golpeó… Nada. Golpeó de nuevo — ¿Félix?
—En el baño —escuchó la exclamación ahogada a través de las paredes —ya casi salgo.
— ¿Puedes venir a la sala en cuanto termines, cariño?
—Por supuesto, Mamá.
La mujer se sentó en el sofá a esperar mientras trataba de pensar en la mejor manera de abordar el tema. Se había tomado la mitad de su taza de té cuando Félix salió de su habitación, en un suéter color canela y pantalones verde oscuro. El adolescente se sentó igualmente en el sofá después de ver el panorama general, dejando algunos centímetros de espacio con su madre y agarrando casi de inmediato su taza, aún tibia.
—Félix, cariño mío —lo llamó suavemente, viendo como su niño trataba de contener una mueca — ¿Cómo fue el picnic? —preguntó, con una suave sonrisa —y espero una respuesta con más de una palabra —especificó en cuanto le vio abrir la boca.
Félix evitó por muy poco un sonido de descontento —de acuerdo. No fue tan malo, al principio —remarcó esas palabras —con otro chico, fuimos a recoger a Marinette para ayudarla a traer sus cosas- —Félix hizo una pausa, recordando las rosas de manzana que Marinette había enviado para su madre —dame un segundo, Mamá —antes de que la mujer pudiera decir nada, el adolescente recogió la pequeña caja de su habitación y regresó para ponerla en la esa junto a las tazas y la tarta —estas las envió Marinette para ti.
Los ojos verdes de Amélie se ensancharon ligeramente —se ven tan bonitas —tomó una y la probó —Oh, esta amiguita tuya me parece cada vez más encantadora… y talentosa. Están deliciosas —no pudo evitar llevarse una mano a la mejilla mientras el azúcar y la canela se derretían en su lengua.
Una pequeña sonrisa se deslizó en los labios de Félix sin que el chico fuese consciente —y no has visto lo que diseña —murmuró para sí.
— ¿Mm? —Amélie ciertamente no lo oyó.
El adolescente carraspeó —cómo decía, me senté con ella y su grupo de amigos más cercanos, y unos pocos chicos de la otra clase —Amélie lo miró todo el tiempo mientras hablaba, asegurándose de que su niño supiera que le ponía toda su atención —solo estábamos platicando cuando… —esta vez, Félix hizo una mueca. Realmente no quería contarle a su madre mucho sobre Rossi, ella no valía la pena, sabía que podía ocuparse de ella él mismo. Sin embargo, su madre lo miraba tan atenta a su relato —bueno ¿recuerdas esa estudiante de la que te hablé? ¿La que solo dice mentiras? —Amelie asintió, un destello de cautela se encendió en sus ojos —mintió sobre la persona incorrecta y todo se fue en picada desde allí. Dos chicos se akumatizaron.
—Oh, Santo Cielo —exclamó ella, mirando a su hijo con preocupación.
—No fue tan malo como el de la otra noche. Todo el mundo se alejó rápido y no tardó más de una hora en solucionarse —Félix intentó calmarla —por supuesto, después de eso, el picnic básicamente se acabó —él sólo podía especular cómo sería la escuela mañana.
Si su salón de clases le parecía 'territorio enemigo' cuando llegó, estaba bastante dispuesto a apostar que se volvería zona de guerra para la mañana siguiente.
— ¿Hablaste con tu primo sobre ese asunto?
Félix quiso resoplar ante la mención de Adrien —sí, algunas de las pláticas más infructuosas de mi vida —se quejó rápidamente, rodando los ojos —el tío realmente no le hace ningún favor en cuanto al desarrollo de carácter.
Amélie resopló ante la mención de su cuñado —bueno, ya que estamos aquí, veamos cuánto podemos sacar a Adrien de entre las manos de su padre —mencionó ella, tomando otra rosa de manzana. Era difícil mantenerse molesto comiendo un bocadillo tan sabroso —mañana envíale a Marinette mi agradecimiento por los dulces, querido.
Félix sonrió suavemente —me aseguraré de hacerlo, Mamá.
— ¡Mejor aún! —la mujer dejó su taza y dio una palmada — ¡Llévale un obsequio!
Su hijo resopló, resistiendo el impulso de estrellar su cara contra su palma. A saber qué se le ocurriría a su madre ahora.
No obstante, añadió su mente unos segundos después, no estaría mal darle algo.
Mañana probablemente sería un día duro para ella en la escuela y Félix en realidad quería verla sonreír. Su sonrisa tendía a hacer más llevadero el día de clases.
Pero… ¿Qué se le regalaba a una amiga?
Quizá sí debería poner atención a los desvaríos de su madre, tal vez acabara por darle una buena sugerencia y no algo con lo que pareciera que quería cortejar a Marinette.
Adrien no sabía si estaba más desconcertado o molesto cuando, para el tercer trozo de queso ofrecido, Plagg aún no le había dirigido una sola palabra.
El kwami de la destrucción había estado así desde el picnic.
El modelo ya no sabía qué hacer para arreglar las cosas con el gato negro.
—Plagg… —intentó el chico — ¿Vas a decirme qué está mal? —pero nada, sin respuesta. Adrien frunció el ceño levemente. ¿Qué diablos estaba ocurriendo el día de hoy? "Tengo suficiente de que me ignoren en mi propia casa" —bien. Sé así —resopló, un poco herido por la actitud de su kwami.
Plagg se obligó a no responder. Había tratado de decirle a Adrien las cosas que había hecho mal pero, al igual que con Félix, Adrien no parecía ver el problema y sólo lo dejaba pasar como exageraciones.
"Lo siento, niño. Esto se está saliendo de control. Necesitas entenderlo" suspiró mentalmente.
—Tengo otro lugar al que puedo ir, donde no harán como si no existiera —terminó de decir el modelo adolescente, apretando un poco las manos en puño.
Eso hizo que las orejas de Plagg se levantaran —no vayas a-
Adrien ni siquiera se detuvo a escucharlo antes de llamar a su transformación —Plagg, garras fuera —la magia se disparó alrededor de su cuerpo, cubriéndolo con su traje negro. Usualmente, era algo que lo hacía sentir un poco mejor de forma inmediata; no fue así en este caso, pero lo hizo a un lado —tengo una princesa para visitar —se animó a sí mismo con el pensamiento de una noche con bocadillos y videojuegos o películas junto a Marinette. La franco-china siempre había recibido de buen agrado la compañía del héroe felino de París.
Adrien apagó las luces de su habitación y tomó su bastón para saltar a través de su ventana, asegurándose de dejarla solo un poco abierta para el momento en que regresara. Luego de eso, se lanzó a la noche, con un punto fijo en su mente.
El hogar de los Dupain-Cheng.
-
Chat se mordió la lengua, frenando en seco antes de que pudiera pasar corriendo a través de la trampilla en el techo de Marinette. Su cola se agitó en el aire mientras se recordaba que era un ser humano con modales, y no una mascota mimada que podía entrar en la habitación de la chica cuando quisiera.
Caminó los centímetros que lo separaban de la trampilla y golpeó suavemente.
Apenas empezaba a oscurecer y había podido ver algunas personas saliendo del local todavía, esperaba que su amiga no estuviera allí ayudando a sus padres en el momento.
No hubo respuesta.
Pero sus orejas detectaron sutiles movimientos dentro de la habitación. La trampilla no estaba asegurada y la luz de la habitación se filtraba por ella.
Golpeó una vez más.
De nuevo, sin respuesta.
Chat frunció el ceño, preguntándose qué hacer. Tal vez, al final, ella sí estaba en la tienda. O tal vez estaba trabajando en sus diseños con auriculares puestos. Quizás incluso se había quedado dormida pronto y olvidó apagar las luces.
El gato decidió morder la bala y entrar con cuidado. Si Marinette llegara a molestarse por su intromisión, le explicaría que había golpeado más de una vez y esperado un rato. Su princesa podía llegar a ser una persona muy dulce y comprensible, no solía molestarse por mucho tiempo con sus amigos y Chat sabía que esto no era la gran cosa.
Empujó la trampilla despacio y asomó la cabeza con cuidado. Los movimientos suaves se habían detenido, pero rápidamente se dio cuenta de que no habían sido causa de una Marinette que se había quedado dormida, al menos, no en la cama, el lecho debajo de él estaba perfectamente arreglado.
Chat frunció el ceño ante esto, y metió un poco más la cabeza, girando para tener una mejor vista del amplio ático hecho habitación.
Y vaya mejor vista que tuvo.
Chat estaba en medio del impulso de huir y estar congelado en su sitio, al darse cuenta de que Marinette ya tenía otra visita.
En el diván rosa de la chica estaba Luka con la franco-china. Con ella en brazos, Chat se dio cuenta después de unos segundos, dormida.
La cola-cinturon se quedó plana en el suelo del techo y las pupilas negras se dilataron, ahogando el verde natural de sus ojos felinos, las orejas tensas y atentas, porque Luka aún no se había dado cuenta de que estaba allí, y Chat realmente no quería que lo notara.
Luka estaba recostado en el diván, su funda de guitarra apoyada a un lado, tenía el cabello un poco revuelto y no vestía su sudadera con capucha.
Marinette estaba recostada entre sus piernas separadas, con la espalda apoyada en el pecho del guitarrista, los ojos cerrados, y su torso estaba cubierto bajo la prenda de mezclilla que le faltaba al oji-azul.
La vista más aguda del gato negro recogió los cables que iban a la oreja de Luka y a la de Marinette. Aparentemente ella se había dormido escuchando música. También notó los caminos secos de lágrimas en las mejillas pecosas y sonrojadas de la chica.
¿Marinette había estado llorando?
El corazón de Chat tembló al darse cuenta. Sin embargo, un escalofrío lo recorrió por completo, desde la cabeza hasta la cola, cuando nuevas gotas frescas se deslizaron de sus parpados cerrados y renovaron los caminos húmedos.
—Oh, Marinette —Luka arrulló, preocupación total en su voz cuando una gota calló de la mejilla de Marinette hasta su brazo. El músico tenía los brazos alrededor del cuerpo femenino, no completamente abrazándola, más como un soporte para la forma dormida, como si la acunara —no es justo que tengas que sufrir incluso en tus sueños, no mereces esto —los ojos de Luka no hablaban de lastima, si no de impotencia y preocupación. Retiró momentáneamente su brazo izquierdo para llevarse la mano al caballo, el cual revolvió levemente entre sus dedos, un gesto que el rubio nunca había visto en él, y que desordenó un poco más su cabello —de verdad espero que me permitas ayudarte a aligerar ese peso —fue lo último que Chat escuchó, pues Luka puso su cabeza contra el cabello de la chica.
Y un minuto después, Sabine llamó a la puerta de la habitación y entró para buscar a los adolescentes para la cena. Chat sacó apresuradamente su cabeza de la trampilla y la dejó como estaba, lo más sigilosamente posible, mientras escuchaba a Sabine preguntar con preocupación si su hija estaba enferma.
Luka solo respondió que la chica estaba exhausta.
Con una sensación de opresión en el pecho, Chat se encaramó en el barandal del balcón, y luego se lanzó hacia el tejado de enfrente, en el que una vez preparó una velada romántica para su Lady… mismo lugar donde trajo primero a Marinette y ella lo animó.
—Princesa…
Sabine y Tom resolvieron dejar un par de sándwiches en un plato cubierto, en la mesita de noche de Marinette, por si se despertaba en algún momento de la noche.
Dejaron que Luka subiera a la chica a su cama y la cubriera antes de irse. El músico lanzó una despedida susurrado a los kwamis, viendo a Tikki y Saas escabullirse hasta la almohada de Marinette. Colocó un beso en el cabello de la chica y sonrió antes de salir.
Tenía tantas cosas sobre las qué pensar.
Notes:
De nuevo, sé que el capítulo no fue la gran cosa, pero prometo intentar que el próximo sea más interesante.
Mañana, sábado, tengo una boda a la que asistir y el lunes regreso al trabajo, veamos si salir de casa me da algo más de inspiración para seguir.
Chapter 33: Cuenta conmigo
Summary:
A Marinette le cuesta dormir en horas razonables.
También le cuesta ir al colegio.
Pero no se preocupen, hay personas listas para animarla.
Notes:
Gracias a cada uno de los que se tomaron un momento para dejarme un lindo mensaje sobre lo que me sucedió. Lamento si no respondí o si fui escueta. No estoy bien en este momento, pero lo estaré, es solo un camino cuesta arriba y lo recorreré.
Gracias de nuevo, los llevo en el corazón.Por ahora, disfruten de este cap un poquito más largo.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Marinette, de hecho, despertó un poco antes de la media noche.
No por cuenta propia, en realidad, Tikki y otros kwamis habían tenido que despertarla, porque la niña había vuelto a llorar dormida.
La kwami de la creación también se había dado cuenta de una mariposa corrupta en camino a casa, que había sido interceptada por un gato en el tejado cercano. Los otros kwamis empezaron a murmurar si acaso Chat se había quedado cerca desde todas esas horas atrás en que casi había entrado mientras Luka estaba ahí.
A muchos de ellos les pareció un gesto lindo, pero Tikki lo sabía mejor. Adrien ha estado haciendo, y no haciendo, tantas cosas en su vida civil que esto ni siquiera empezaba a compensarlo.
Marinette apenas se estaba espabilando, entre varias preguntas de los kwamis sobre sí estaba bien o si había había que pudieran hacer para ayudarla a sentirse mejor.
—Marinette, tus padres te dejaron la cena, deberías comer algo —intervino Tikki, un poco más alto.
Aun ligeramente aturdida, Marinette volteó a ver el plato cubierto y esbozó una pequeña sonrisa —sí, gracias por el aviso, Tikki —despacio, se sentó en su cama, retiró la manta y colocó el plato en su regazo.
La niña empezó a comer despacio, pequeños bocados que compartió con sus pequeñas compañías.
— ¡Marinette! —la kwami roja reclamó a su portadora en tono de regaño cuando la vio dirigirse a su escritorio, en lugar de volver a la cama, después de llevar su plato a la cocina para limpiarlo y conseguir algo de beber.
—Lo siento, Tikki —respondió la niña automáticamente, obviamente sin sentirlo en realidad —pero dormí mucho y ahora no tengo sueño. Necesito ocuparme en algo.
—Podrías ocuparte en intentar poner tu mente en blanco y dormir más —se quejó la kwami mientras ella y el resto se dirigían hacia su guardián, sabiendo ya que era un caso perdido.
Marinette le dio una sonrisa de disculpa —tú ya sabes que no funciono así, Tikki —dicho eso, tomó lo que necesitaba para bordar los diseños en el vestido de Mireille, estaba casi listo, como se había propuesto. Un día más de trabajar en él y la chica podría venir a probárselo.
La franco-china esperaba de todo corazón que a Mireille le gustará el resultado final tanto como a Aurore.
Ver a las personas completamente cómodas y felices con las prendas y accesorios que ella hacía era algo que le daba una felicidad difícil de describir. Era su pasión. Tan sencillo como eso. Algo que quería seguir haciendo por mucho tiempo.
Cuando menos, suspiró la diosa de la creación, mientras tomaba su lugar en la almohada, solo trabajó un par de horas más antes de volver a la cama.
Alya caminaba como si alguien le hubiera dicho que su blog iba a ser cerrado.
Enfurruñada, y con la mirada pegada a su celular, Nino a su lado era lo único que evitaba un encuentro desagradable con un poste de luz, o un anuncio publicitario, y le indicaba cuando parar y cuando cruzar la calle.
Bendito el novio tan maravilloso que tenía. La próxima cita que ella planeara debía asegurarse que fuera fantástica para él.
Por el momento, su mente estaba completamente ocupada en otro tema.
El nuevo zorro.
La fiebre por el nuevo superhéroe no había disminuido ni un poco. La gente ya estaba deseando y teorizando sobre la próxima aparición que hiciera.
Era un gran tráfico positivo en su blog, por lo que Alya debería estar feliz… su Rena Rouge interior, sin embargo, estaba de todo menos de buen humor.
Y Nino realmente no estaba en la mejor posición. Entendía que él no era nadie para estar cuestionando las decisiones de Ladybug, habiendo usado el miraculous de la protección, Nino sentía una inexplicable empatía con la superheroína y su deber de mantener París a salvo prácticamente cada día. No toda la gente sería capaz de dimensionar el peso sobre los hombros que debía crean en ella.
Nino ciertamente la admiraba.
Eso no quería decir que no se sentiría incómodo de saber que había la posibilidad de que su hermosa e increíble novia haya sido reemplazada por otro héroe.
Nino tampoco quería pensar tan lejos. Le había sugerido a Alya diferentes escenarios sobre la aparición del nuevo zorro que se le habían ocurrido:
Que si Ladybug no había tenido tiempo para encontrarla y llamarla aparte.
Que si se había dado cuenta que ellos estaban cuidando de Lila y no quiso separarlos.
Que si no había estado cerca cuando Luka y Kagami se akumatizaron y tuvo que conseguir alguien que estaba más a la mano.
Tantas posibilidades que quizás ni se le habían ocurrido.
Pero incluso si Alya se reconfortó en sus intentos, la chica también descartó muchos de sus argumentos.
"Lila es su mejor amiga, seguramente no le habría importado".
Nino dejó el tema desde allí.
— ¡Marinette, cariño, tu alarma lleva sonando como diez minutos! —exclamó Sabine desde las escaleras que llevaban a la habitación de su hija —vas a llegar tarde si no te levantas ya.
Marinette se retorció en su cama, tirando de sus sábanas sobre su cabeza mientras balbuceaba algo para su madre.
—Marinette, ya oíste a tu madre, necesitas levantarte, ahora —Tikki insistió, agarrando un pliego de la manta entre sus manitas y tirando hacia atrás — ¡Marineeeeette!
—Mgh. No quiero ir a la escuela —se quejó la adolescente, dando vuelta en su cama.
La kwami roja resopló mientras los otros kwamis se reunían con ella —esto pasa por ponerte a trabajar a esas horas de la noche.
Marinette finalmente se destapó y volteó para encarar a los pequeños dioses —no se trata de eso Tikki… no quiero ir a la escuela —ella insistió. Ojos ligeramente hinchados y leves ojeras bajo estos.
— ¿Acaso la guardiana está enferma?
— ¡No se siente bien! ¿Qué debemos hacer?
—Una taza de té siempre le sentaba bien al maestro Fu.
Los kwamis empezaron a revolotear a su alrededor, lanzando esos y más comentarios.
Tikki se posó a unos pocos centímetros de su rostro, con sus grandes ojos preocupados — ¿Esto es por el picnic, Marinette?
La pobre niña angustiada simplemente asintió.
—Pero, Marinette, no puedes evitarlo para siempre —señaló Tikki —tienes que ir a clases.
—Tienes que ir, con determinación y los ánimos en alto —apoyó Trixx.
— ¡Sí! —rugió Roaar en animó — ¡Enséñales quién manda!
Incluso Wayzz se animó a aportar —demuestra todas esas cualidades que te hacen una gran Ladybug y Guardiana —ofreció más gentilmente.
—Y hazlo con la cabeza en alto, como una buena reina —complementó Pollen.
—Puedes hacerlo —Mullo se sentó en su hombro y se frotó contra la mejilla a su alcance.
Marinette los miró a todos con ojos aguados, brillando con gratitud y aprecio por todo su apoyo.
Sass se acercó, con la plumilla que Luka le regaló el día que se conocieron entre sus pequeñas manos —no olvides que aún tienes muy buenos amigos de tu lado.
Marinette se llevó ambas manos a los ojos, limpiando las lágrimas acumuladas en ellas. Lágrimas de agradecimiento —Gracias a todos, chicos. Tienen razón. Puedo hacer esto. Tengo que hacerlo.
Todos los kwamis vitorearon junto a su ánimo recién levantado. Tikki se abrazó a la mejilla contraria de donde estaba Mullo —esa es mi chica.
—Bien, será mejor que me prepare.
Dicho eso, Marinette fue a darse una ducha rápida. Cuando regresó a su habitación, los kwamis tenían algunas prendas en su diván para que eligiera su atuendo para el día.
Marinette sonrió y agarró una sudadera con capucha negra.
~∆~
Marc caminó a paso ligeramente rápido hacia la casa de su amiga. Faltaban unos quince minutos para la hora de entrada, pero la experiencia le decía que ella aún no estaría en la escuela.
Marinette era un poco predecible en ese sentido, pensó el escritor, con una pequeña sonrisa en sus labios.
Al dar la vuelta en la esquina de la panadería, chocó con alguien más. Alguien bastante sólido. Lo hizo tropezar hacia atrás.
—Ouh, lo siento muchísimo. No quise- —empezó a disculparse, sintiendo que lo agarraban del brazo para estabilizarlo.
—No hay daño, no hay falta —le respondió rápidamente una voz conocida.
Marc levantó su mirada esmeralda para encontrarse con ojos de color similar y cabello rubio bien peinado: Félix, quien se aseguró que estuviera estable antes de soltar su brazo, no parecía molesto, por lo que Marc se alegró.
—Um, me disculpo, de todos modos —ofreció el pelinegro con una pequeña sonrisa tímida —Buenos días, Graham ¿verdad? ¿También viniste a buscar a Nettie?
Félix fue a responder, pero se detuvo un segundo. Se había cruzado con Marc varias de veces desde que llegó a la escuela, por supuesto, a causa de estar cerca de Marinette. Y, a pesar de que era dolorosamente evidente lo tímido que era, no había sido más que amable con él.
No dolía el intento ¿no? Igual que con Aurore. Su madre seguramente estaría feliz si lo intentara.
—Puedes decirme Félix —lo corrigió suavemente —y, de hecho, pensé que sería conveniente que ella no entrara sola en la escuela.
Marc resopló, lanzando una mirada de reojo al parque que estaba al otro lado de la calle —sé lo que quieres decir —Marc no tenía ni una pizca de buenos sentimientos hacia Rossi. Una cosa es que invente historias que nunca le sucedieron, pero acusar a Marinette como lo hizo ayer, eso era otro nivel, completamente imperdonable e irremediable —uh, de-deberíamos entrar entonces, o se hará tarde —añadió el escritor, después de que un transeúnte que entraba a la panadería los miró de reojo.
—Uh, sí —Félix se apresuró a sostener la puerta antes de que se cerrara tras el último cliente que ingresó, e hizo señas para que Marc pasara antes de entrar él mismo y cerrar la puerta.
—Buenos días, Madame Cheng —Marc saludó gentilmente a la mujer detrás del mostrador.
—Marc, Félix. Buenos días para ambos —ella les sonrió, mientras entregaba el cambio a un cliente. Félix inclinó la cabeza hacia ella, murmurando un 'Buenos días' también — ¿vienen por un desayuno rápido? —ella bromeó.
Marc se rió suavemente —no me vendría mal un mocachino, en realidad. Pero vinimos por Mari.
Sabine se rió suavemente, mientras les cedía el paso a la trastienda —suban, ella debería estar casi lista. Tendré tu moka cuando bajes, Marc. ¿Tú quieres algo, Félix?
El rubio levantó su termo de té desde el bolsillo lateral de su maletín —estoy bien, gracias.
Como la vez anterior, Marc lideró mientras ingresaban al departamento y subían las escaleras hacía la habitación de Marinette, golpeando a la 'puerta'.
— ¡Nettie! ¿Ya estás lista? —llamó en voz alta. Cuando no obtuvo respuesta, intercambió miradas extrañadas con el rubio — ¿Marinette?... ¿se habrá quedado dormida? —murmuró para sí mismo mientras empujaba despacio la trampilla.
Lentamente, el pelinegro se asomó, echando vistazos a su alrededor para ubicar a su amiga. Afortunadamente, la chica estaba vestida y arreglada, sentada en su diván con el celular en una mano y la otra sobre su boca.
Marc suspiró —Oye ¿Dónde tienes la cabeza? Estaba golpeando —bromeó en saludó, abriendo completamente la puerta para que él y Félix pudieran terminar de subir los escalones.
Marinette parpadeó hacia el escritor una vez, dos veces, luego hizo una doble toma cuando Félix se añadió a la imagen — ¿Uh? —murmuró, dispersa, después de retirar una mano de su boca —Oh, lo siento chicos. No estaba poniendo atención.
—Eso resulta bastante evidente —respondió Félix, mientras ambos se acercaban a la chica. Algo dentro de él finalmente se tranquilizó al verla.
— ¿Estás bien, Nettie? —Marc se acercó lo suficiente para colocar una mano en su hombro.
El contacto físico pareció hacer el truco para que Marinette centrara un poco más su mente —Eh, sí. Lo siento, creo que estoy un poco… aturdida aún.
Marc se movió más cerca, retirando su mano en favor de presionar su hombro contra el de ella — ¿es por lo que sucedió ayer? —preguntó con voz muy suave.
Marinette asintió —Sí, yo… realmente tenía cero intenciones de ir a la escuela cuando desperté, pero… —se mordió el labio antes de esbozar una pequeña sonrisa temblorosa —me recordaron que, a pesar de todo, todavía tengo amigos que están ahí para mí, gente que aprecio y quiero muchísimo —levantó la cabeza, desde de un suspiro mudo —como ustedes dos.
Marc arrulló un "aww" honestamente conmovido, y envolvió sin pensar sus brazos alrededor de la chica, que en ese momento llevaba el pelo en una sola trenza francesa.
Félix sintió su corazón acelerarse, y una sonrisa formándose en sus labios, sin que él pudiera evitarlo. Marinette, la única chica que había llamado lo suficiente su atención y que había sido lo suficientemente paciente para traspasar su aversión a la interacción social, acababa de decirle que era, de alguna forma, especial para ella. Félix se resistió al -para él- ridículo impulso de buscar contacto físico de la misma forma que Marc y se limitó a sentarse al otro lado de ella, sus hombros y muslos haciendo contacto a través de las capas de ropa.
Cuando salió de esa pequeña inmersión sentimental, Marc había hecho una pregunta y, en respuesta, Marinette había recuperado su celular -el cual había puesto en un bolsillo de su sudadera con capucha al momento del abrazo- y dio play a un archivo de audio.
La melodía rápidamente se identificó como una guitarra.
Félix podía decir que se trataba de una canción que alguna vez había escuchado, pero simplemente no podía recordar su nombre o con qué artista estaba asociada.
Marc se balanceó al ritmo de la música unos segundos, aún Marinette en brazos.
We'll find out what we're made of
When we are called to help our friends in need
Félix estaba un poco sorprendido cuando el pelinegro empezó a cantar en inglés, en voz baja, solo lo suficiente como para que él y Marinette pudieran escucharlo. Aún no podía señalar el nombre de la canción, pero se quedó en silencio, escuchando, sorprendido de no sentir que se estaba entrometiendo en una escena ajena a él.
No. Él estaba donde debería estar, donde era aceptado, e incluso querido.
You can count on me like one, two, three
I'll be there
El rubio pudo ver la sonrisa temblorosa que se formó y creció en los labios de Marinette mientras Marc seguía cantando.
Su sonrisa era hermosa, especialmente acompañada de ese particular brillo en los ojos azulados.
And I know when I need it, I can count on you like four, three, two
And you'll be there
Por supuesto, Félix de ningún modo estaba preparado para escuchar a Marinette unirse a la canción.
Su voz estaba un poco temblorosa, en honor a la verdad, pero por la misma causa era realmente eficaz para transmitir el sentimiento de alivio y afecto que la chica debía estar sintiendo. No cantaba mucho más alto que Marc, seguramente sin intención de opacado, pero era muy suave y dulce a pesar de la irregularidad. Félix consideró que, en otras circunstancias, la chica podría tener un rango vocal sorprendente.
'Cause that's what friends are supposed to do, oh, yeah
Ambos pelinegros apoyaron su cabeza contra la del otro mientras tarareaba al unísono con la melodía.
Ooh-ooh-ooh-ooh
Ooh-ooh-ooh-ooh, ooh, yeah, yeah
—Count on me —dijo Marc después de un momento — ¿Luka te lo envió?
Marinette asintió, aun con esa bonita sonrisa en los labios —Luka la grabó para mí, para animarme. Y llegó en el momento perfecto.
Marc asintió — ¿Lista, entonces?
Marinette respiró profundo, reteniendo el aire en sus pulmones por varios segundos antes de exhalar despacio, tratando de expulsar toda su inseguridad e inquietud al mismo tiempo —Lista.
Félix podía ver la determinación brillando en sus impresionantes ojos azules. Un mar embravecido alzándose lentamente desde las profundidades. Había visto esa mirada deslumbrante anteriormente y, como entonces, lo hizo admirarla un poco más.
—En ese caso, vamos —Félix recogió la mochila rosa que esperaba a los pies del diván y se levantó, tendiéndole una mano a la chica.
Marinette aceptó el gesto sin vacilar y se puso en pie. Apretó suavemente la mano de Félix mientras Marc se levantaba también y luego los tres salieron de la habitación.
.
Sabine y Tom los despidieron a los tres con el moka de Marc y la mezcla especial de chocolate y café de Marinette, ambos sonriendo felizmente al ver a su hija sonreír de la forma en que lo hacía.
En el corto trayecto a la escuela, Marc empezó a juguetear con Marinette, bajo la mirada de curiosidad disimulada de Félix, hasta que logró subirle la capucha negra, dejando a la vista dos orejas de gato, que mantenían su forma presumiblemente por algún tipo de relleno o estructura interna.
— ¡Marc! —ella le chilló en broma, pasando completamente por alto el sedán plateado que se detuvo justo detrás de ellos. No así Félix.
El escritor se rió suavemente —no me disculpo, te ves adorable —afirmó su amigo — ¿Cómo es que nunca te he visto nada se ropa referente a Ladybug?
Atrás, Adrien se bajó de su transporte y fijó sus ojos inmediatamente en los tres.
Marinette se puso ligeramente nerviosa ante la pregunta —yo- ugh… no creo que… ¿el rojo moteado me quedé bien? —intentó sobre la marcha.
Honestamente, había empezado a evadir el rojo y negro como combinación desde su primera semana como Ladybug, siempre estaba ese miedo a ser reconocida que, incluso después de su ridícula y arriesgada actuación en los ensayos del video de Clara, persistía en su ser.
Marc la miró con cara de no creerse ni una palabra y Félix igual. El rubio se preguntó qué punto de la conversación la había puesto nerviosa, pero no podía resolverlo.
—Entonces ¿No es porque te gusta Chat Noir?
Ahora, Marinette se rió — ¿Qué dices? ¡No! —Marinette lo empujó con su hombro —quiero decir, obviamente lo admiro, como el 99% de la ciudad y, supongo que es genial y eso, pero —se obligó a hacer una pausa antes de que se le enredaran más la lengua y las ideas — ¿no puede existir la simple y sencilla razón de que me queda bien el negro? —sacó la lengua, de forma intencionalmente infantil, haciendo que Marc se riera y que Félix negara con la cabeza, con una expresión -muy- sutilmente cariñosa en el rostro.
Adrien no sabía bien qué pensar o sentir después de oír esa platica, por lo tanto, se quedó quieto como una estatua justo al inicio de las escaleras, mientras los otros tres adolescentes entraban en el edificio sin siquiera reconocer su presencia.
¡Claro! Su parte de héroe estaba feliz de que Marinette cuidara el secreto de su amistad y reuniones esporádicas en su balcón o habitación, pero… ¿Qué tanto de lo que dijo era cierto o una forma de encubrir su amistad? ¿Cómo se sentía realmente Marinette por -él- Chat Noir?
Y ¡¿por qué de repente eso era tan importante?!
Ambos habían acordado una amistad aquella mañana después de que el señor Dupain había sido akumatizado en WereDad.
¿Había la posibilidad de que Marinette aún sintiera cosas por -él- Chat Noir?
— ¿Por qué de repente mi corazón late más rápido? —murmuró, sin darse cuenta, en voz baja.
Para su fortuna, Plagg aún estaba dormido en su bolso y no salió con ninguna respuesta astuta, sarcástica o que involucrara quesos… No es que Adrien estuviera seguro de sí una respuesta como esas eran más factibles a que continuara en silencio.
.
La escuela ya estaba medio llena cuando entraron, bastante normal al tomar en cuenta que solo faltaban siete minutos para el inicio de clases.
Marc y Marinette saludaron con la mano a Mireille, la cual se encontraba en un pasillo del segundo piso, platicando con otros compañeros.
Lo siguiente que atrajo la atención de Marc, fue el -ya muy familiar- pelo rojo de Nathaniel, sentado en el tercer escalón de una de las escaleras.
Lo extraño fue verlo completamente absorto y concentrado en su teléfono en lugar de su cuaderno de bocetos o su tableta.
—Buenos días, Nathaniel —Marc lo saludó de primeras, adelantándose unos pasos a Marinette y Félix.
La chica arrulló un suave 'aww' por lo bajo, haciendo que Félix le diera una mirada entre extrañeza y curiosidad.
La segunda cosa extraña en Nathaniel fue que no prestó atención al saludó de Marc, parecía haberlo pasado completamente por alto.
Marc y Marinette intercambiaron miradas extrañadas.
— ¿Nathaniel? —preguntó esta vez la chica, también acercándose, luego de recuperar su bolso de manos de Félix con un susurrado 'gracias'.
Pensó que el rubio preferiría entrar directamente al aula de clases pero, para su sorpresa, se quedó con ellos.
— ¿Nath? ¿Estás bien? —ahora preocupado de que el pelirrojo no les hiciera caso ni a él ni a su amiga, Marc puso una mano en su hombro.
Nathaniel por poco no saltó del escalón —Ah ¿Qué? ¿Marc? —el artista parpadeó como búho, incluso peinando su flequillo hacia un lado por unos segundos.
—Parece que no eres la única en la luna hoy, Noirette —se burló Félix, obteniendo un empujón juguetón de la aludida.
—Lo siento, umm, no me di cuenta que estaban aquí —se disculpó apenado, bajando levemente su celular mientras Marc se sentaba a su lado, sin importarle bloquear la escalera.
—No importa —Marc le dio una sonrisa, aliviado de ver que no parecía estar particularmente molesto o triste por nada.
— ¿Qué estabas viendo que te atrapó tanto? —Marinette inclinó levemente la cabeza, viendo el Ladyblog abierto en la pantalla del teléfono. Se mordió el labio para reprimir una sonrisa — ¿es ese el nuevo superhéroe zorro?
—Uh, sí, yo… eh, estaba viendo algunos comentarios sobre él en el blog de Alya. Es… asombroso cuanta gente está hablando sobre él.
—Normal, es la primera vez que Ladybug cambia de héroe para un miraculous. Seguro todos los noticieros están tras la información de fondo —mencionó Marc.
Marinette asintió, pensando en algo que decir para animar un poquito más a Nathaniel —y es normal que la gente lo esté apoyando, quiero decir, Ladybug lo escogió por una razón y los ayudó con los akumas de ayer.
La heroína secreta observó con una sonrisa como Nathaniel se tomaba un momento para procesar sus palabras y luego levantaba levemente la cabeza con su propia pequeña sonrisa y un sutil brillo en los ojos —supongo que tienes razón, Marinette.
—Empezaré a creer que tienes un punto débil por los superhéroes con temática de mamíferos —Marc vio la oportunidad para retomar su broma previa hacia Marinette.
La niña se llevó las manos a las caderas —sabes qué, de hecho, creo que tengo algunas ideas para ropa inspirada en Renart —sonrió ampliamente viendo a Marc reírse y los ojos de Nath engancharse — ¡Iré a trabajar en eso antes de que se me escape la inspiración! —exclamó más animada — ¡Nos vemos chicos! —sujetó con más fuerza su mochila antes de salir corriendo hacia el salón de Bustier.
Félix se tomó un segundo para darle al par de chicos un gesto de despedida antes de caminar detrás de ella.
En el camino, el británico abrió un poco su maletín, echando un vistazo al obsequio envuelto y cuidadosamente colocado dentro de este.
Notes:
Quería meter la escena de Félix dándole el regalo a Mari en este cap, pero viene acompañada de una charla importante y se me estaba haciendo muy largo el cap (largo para mí, aun no me siento completamente bien y realmente estaba siendo cuidadosa para que eso no se refleje en mi escritura y estropee la historia) pero ¡hey! Ya tienen algo para teorizar y esperar al próximo cap ¿qué piensan que Félix decidió regalarle a Mari? Los leo.
Hablemos de Psycomedian: El tipo ya me atrapó con el simple hecho de llamar a Gabriel “Gabi” xDDDD se los juro, me morí. Y pensé que ‘Gabe’ era lo suficientemente bueno xD no me imaginaba la cara de Gabriel si alguien lo llamara así (y no lo mostraron, perros) y luego su imitación de Shadow Moth! Ja! Sí el pobre hombre supiera!
La actuación de Marinette intentando hacer una rutina de cómico… solo tengo una cosa que decir: ¿De verdad a Astruc y su equipo creativo nos les ocurre otra forma de hacer que la niña no parezca una Marie-Su que no sea hacerla super-tóxica o que de cringe? Quiero decir, la Titiritera 2 ya fue bastante malo. Y vieron cómo Adrien se encoge cuando Marinette hace el ‘Yijah’? ¡Y luego le tira agua a la cara! Ruego a los cielos paciencia.
Pd: Tikki enojada comiendo su macaron me da años de vida xD
Pd2: ¡Fue tan lindo ver a Chat haciendo cosas productivas y carrileando la batalla mientras Ladybug estaba bajo los efectos del akuma! ¡Llevaba queriendo algo de esto desde la segunda temporada!
Chapter 34: ¿Puedo abrazarte?
Summary:
La clase es como la calma antes de la tormenta.
Félix tiene muchas cosas que hablar con Marinette.
Notes:
No mamen. Se adelanta Risk. Sale Qilin. Y también se filtra Penaltime.
¿Qué diablos pretenden? ¿Romper nuestra cordura?
Bueno, quería protagonismo para Marc, toma protagonismo ¡el bebo es un as de futbol! ¡Y su viene Félix-bebé con miraculous en el final de temporada! NO PUEDO ESPERAR AHHHHHH!
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Cuando Félix entró al salón, Marinette ya estaba en su asiento compartido, su cuaderno de bocetos sobre la mesa y ella trabajando enérgicamente en él.
El rubio se detuvo justo frente a la mesa de la maestra y la miró; sus ojos verdes, como vidrio tintado, se suavizaron en algo más parecido a un prado bajo el sol de verano mientras una parte de su mente señalaba que no pudo hacer una mejor elección en ese primer día de clases, hace justamente una semana, que decidir siéntate junto a Marinette en la parte de atrás del salón.
¿Quién le aseguró que había llegado al punto en que estaban hoy si no lo hubiera hecho?
Félix no quiere pensar en eso. Le gusta como estan las cosas ahora entre ellos y solo puede esperar con curiosidad y anticipacion cuanto y como pueden evolucionar y mejorar.
Pasos y murmullos pasando por el pasillo justo fuera del aula lo sacaron de sus pensamientos lo suficiente para subir los escalones hasta su propio asiento.
Si deliberadamente se sentó más cerca de Marinette en cuanto escuchó pasos ingresar al salón, bien, era sólo una reacción natural después del desastre del día anterior.
Afortunadamente era solo Nathaniel, quien se despidió de Marc en la puerta del salón antes de subir a la mesa del lado. El pelirrojo miró con curiosidad a Marinette (y, solo quizás, un leve sonrojo) y estuvo muy tentado de ir a echar un vistazo, pero se contuvo adecuadamente y subió a su propia silla.
Félix, en cambio, no se contuvo de mirar hacia la diseñadora a su lado. Marinette estaba dibujando el cinturón ancho de un vestido sobre una silueta femenina, tenía todos estos pequeños detalles parecidos a colas de zorros en diferentes posiciones. En cuanto ella lo terminó, pasó a dibujar una gargantilla, cuyo dije era una cabeza de zorro hecha solo de líneas rectas (a Félix le recordó las máscaras japonesas para los festivales) una mitad sería de color naranja y la otra mitad de color crema, Según las anotaciones de la chica, cada ojo sería del color contrario, hechos con trozos de cuarzo.
Cuarzo.
Félix comprobó de nuevo el regalo en su maletín.
Alix, Mylene e Iván entraron en el salón. La pareja se dio un cariñoso apretón de manos antes de ir a sentarse en sus respectivos lugares. Alix lanzó una mirada cruda a Marinette y Félix -que fue absolutamente ignorada- mientras subía a saludar a Nathaniel.
En la hoja adjunta, Félix pudo ver que Marinette había boceteado el atuendo masculino. Una camiseta de cuello redondo, con mangas que llegan un poco encima de los codos; las combinaciones eran gris oscuro con borde del cuello y mangas naranja o camiseta naranja con cuello y mangas color crema.
Ella parecía estar debatiendo qué hacer con los pantalones cuando Félix sabía que podía hablar sin interrumpir groseramente su trabajo.
—Mamá quería qué te diera las gracias por los bocadillos —le dijo en voz baja, para no sobresaltarla. Marinette, de hecho, parpadeó un par de veces, como recordando donde estaba antes de mirarlo —le encantaron tus rosas de manzana.
—Oh ¡Me alegra saberlo! —ella le sonrió mientras dejaba su lápiz sobre la mesa, Félix se sintió extrañamente ligero al notar que no había nada de la angustia de unos minutos antes en ella, incluso estando dentro de su salón —esperaba que le gustarán, después de que dijiste que su postre favorito era la tarta de manzana —Félix trató de no pensar mucho de esas palabras, no había manera de que Marinette hubiera elegido ese bocadillo por esa razón — ¿Cómo está tu madre, por cierto? Imagino que el adaptado a la mudanza no es un proceso rápido.
A Félix le sorprendió un poco la pregunta hecha de forma casual —lo está llevando bastante bien, yo diría —desvió ligeramente la mirada hacia la ventana detrás de Marinette mientras reflexionaba algo —creo que, a pesar de que ninguno lo dijo en voz alta, ambos sentimos que necesitábamos salir de Londres desde… hace unos meses.
Marinette entendió lo que Félix no estaba diciendo, recordando su plática con Adrien acerca del chico y como había perdido a su padre recientemente.
No había pasado tanto tiempo para Félix y, realmente, ¿alguna vez sería suficiente tiempo para que dejara de doler algo como eso?
Olvidando su cuaderno de bocetos, Marinette se giró hacia el rubio y colocó, despacio, una mano sobre la de él, que estaba sobre la mesa —Lo entendiendo —susurró simplemente. Una sonrisa suave y empática en sus labios que era para él, y sólo para él en ese momento.
Esas pequeñas palabras, la forma en que lo dijo, tal vez la forma en que ella lo miró, junto con esa sonrisa, hicieron que a Félix se le atorara el aliento y su garganta se cerrara probablemente, forzándolo a tragar en seco.
Dudoso, casi tímido, giró su mano debajo de la de Marinette, esperando que ella no la retirará mientras aún hacían contacto visual, hasta que sintió su palma contra la de ella. Los pequeños dedos descansaban ahora sobre su muñeca, justo sobre su pulso - un poco - acelerado y los de él rozaban la piel sedosa de ella; detectó un ritmo ligeramente más rápido de lo que se percibió habitual, lo que hizo que las comisuras de sus labios se levantaran suavemente, en una ínfima sonrisa.
Marinette no pareció entender lo que estaba haciendo, o qué lo llevó a eso, simplemente inclinó su cabeza un poco hacia la derecha pero, al ver ese asomo de sonrisa, pensó que no importaba realmente, y envolvió suavemente sus dedos alrededor de la mano de Félix, en el más suave apretón.
— Anyway —retomó él, después de unos segundos, todavía en voz baja —casi es el cumpleaños de mi madre. El domingo, en dos semanas y como, evidentemente, no tenemos intenciones de regresar a Londres, pensé que sería el momento adecuado para presentarte, como ella tanto quiere.
Los ojos de Marinette se ensancharon inmediatamente — ¡¿Qué?! —fue un milagro que no lo chillara a un volumen en que toda la escuela pudiera escucharla. No evitó que los estudiantes que ya estaban en el salón (a los que se habían sumado Max, Sabrina y Chloé) voltearan a verlos.
De hecho, lo único que evitaba que Marinette empezara a hacer los movimientos exagerados que normalmente acompañaban su histeria, era precisamente el agarre de aún manos vigente con Félix, sirviendo como un polo a tierra, impidiendo que su mente enloqueciera por completo.
El rubio pudo sentir cómo el pulso de ella se disparaba y su sonrisa se volvió un poco más evidente —vamos, lo prometiste ¿recuerdas, Marinette? —bisbiseó su nombre, casi como un ronroneo, y alargando las últimas sílabas.
De hecho, una parte de la mente de Marinette lo comparó, distraídamente, con la forma en que Chat exageraba el 'princesa'.
La chica no pudo contener una mueca avergonzada, incluso un poco de calor se aguantó por su cara. Félix no pudo evitar admirar la forma en que el sonrojo se derramaba sobre sus mejillas, cubriendo casi completamente sus adorables pecas.
—Sí, lo hice, pero… ¿Su cumpleaños, Félix? ¿No sería… invasiva? —ella le dio esa mirada desde abajo, por entre las pestañas, obviamente avergonzada, que la hacía lucir como una niña.
El chico negó con la cabeza —para nada. Ni siquiera estoy seguro de que Adrien vaya, después de todo, también será el cumpleaños de… la tía Emilie.
Distraídamente, se preguntó cómo es que su primo aún no estaba a la vista, después de todo, lo había visto llegar justo después de ellos. Supuso que se había quedado atrás hablando con alguno de sus otros compañeros.
—Bueno… si tú lo dices —cedió ella, volvió una mirada aún dudosa, pero sonriendo de nuevo.
Félix, una vez más, no podía negar que su sonrisa lo hacía sentir tan tranquilo.
El británico estaba pensando en cómo continuar la conversación, porque, sinceramente, tenía muchas más cosas que quería hablar con ella, cuando el resto de sus compañeros entraron, seguidos de Bustier.
Renuente, Félix disuelve el toque de sus manos, para que ambos puedan vestirse apropiadamente, aún cerca de uno del otro, especialmente cuando Alya y Lila entran justo detrás de Nino y Adrien.
La italiana dispara una mirada calculadora inmediatamente hacia el par en la última mesa. En cuanto Alya sigue su mirada, la de ojos olivas se aferra a su brazo y finge estar asustada. Alya parece dispuesta a decir algo pero, afortunadamente, está cortada por su maestra comenzando el primer bloque de clases.
Afortunadamente para ella, porque Félix está más dispuesto a entrar en el juego de agitar el nido de avispas.
Adrien tenía todas las intenciones de entrar al salón de clases detrás de su primo y de Marinette. Quería hablar con ella, después de que no pudo hacerlo ayer porque estaba con Luka y Félix simplemente no podía acapararla (de por sí, empezaba a parecer un poco extraño el apego que su primo estaba desarrollando hacia la oji-azul).
Fue entonces cuando escuchó el saludo de su mejor amigo quien, sin faltar, vino acompañado de su novia…
Y de Lila.
Adrien sintió un Plagg removerse cuando las chicas secundaron el saludo de Nino. Alya se escuchaba apática pero Lila era su habitual dulzura excesiva de cuando estaba a punto de colgarse de su brazo.
Fingió revisar su teléfono para comprobar al kwami antes de que ellos lo alcanzaran.
Plagg aún se vio parcialmente molesto, pero por sobretodo estaba erizado como un gato a punto de defenderse —haz algo útil y no dejes que se acerque a Coletitas —le siseó a su portador —al menos hasta que iniciaron sus clases.
Era un poco indignante que, lo primero que le dijera después de laaargas horas de silencio sea una orden, pero Adrien reconocía lo apremiante de su voz. No apremiante nivel "desfallezco, dame camembert" apremiante en serio, así que Adrien se encontró y reteniendo al pequeño grupo de entrar al aula con una plática improvisada, que perfeccionó hasta que Bustier apareció a la vista.
Sorprendentemente, las clases del primer bloque pasaron sin pena ni gloria. Para Marinette, e incluso para Adrien, se sintió como la calma antes de la tormenta. El aire tenía cierto espesor, como si algo fuera a suceder de un momento a otro.
Félix todavía estaba ligeramente por delante de la clase en la mayoría de asignaturas, por lo que se centraba más en perfeccionar su francés.
En cambio, Marinette a su lado estaba tomando notas de las cosas importantes de la clase, sin embargo, Félix también notó que tenía una carpeta extra donde apuntaba cosas que, al parecer se le ocurrían de un momento a otro, o luego de mirar muy disimuladamente algo en su celular. Tenía curiosidad, aunque no sé atrevió a preguntar durante las clases y desconcentrarla.
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Tomando nota de la hora, Félix había recogido sus cosas unos minutos antes que sonara la campana para el almuerzo, pero Marinette tardó en darse cuenta y empezó a tratar de recoger todo a la vez en sus brazos solo un minuto antes. El rubio no pudo evitar resoplar y recoger la carpeta que se había deslizado por su brazo derecho. Entendía que ella quisiera salir de prisa del salón, pero iba a hacerlo todo peor de esa forma nerviosa o, el cielo no lo permita, tropezando en los escalones al tratar de salir.
"Evento Escolar: Baile benéfico" estaba escrito en la solapa de la carpeta, con letra cursiva, negra sobre la carpeta rosa brillante, las mayúsculas estaban decoradas con escarcha plateada.
Félix no pudo evitar recordar la 'M' de firma en la supuesta nota amenazante que mostró a Rossi, era algo cercano, pero no exactamente la forma de escribir de Marinette.
—Respira profunda —le susurró mientras le regresaba la carpeta, una vez ella estuvo organizada. Marinette la aceptó, haciendo que sus dedos se rozaban quizás una vez más. La campana sonó en ese momento —Vámonos, mantén la cabeza en alto —le dijo, a través del ruido, antes de deslizarse fuera de la mesa.
Marinette lo siguió, haciendo caso a sus palabras, aunque sin poder evitar colocar una mano en el brazo del chico cuando pasó a un lado de la mesa de Alya y Lila, y después por la de Nino y Adrien, incluso si Félix caminaba a su izquierda y se interponía en su visión periférica de ellos.
La diseñadora soltó un suspiro que no sabía que estaba conteniendo en cuanto puso unos centímetros de distancia con el aula. Sin embargo, justo en ese momento, su nombre resonó de dos voces diferentes, desde direcciones contrarias.
— ¡Marinette! —una, la reconoció rápidamente como Alya, quién probablemente solo vio su espalda salir por la puerta. La otra voz provenía de Aurore, que estaba junto con Mireille en el piso inferior, a un lado de las escaleras.
La oji-azul tuvo el impulso de mirar hacia atrás, por el reclamo de Alya, pero Félix fue más rápido y golpeó una mano en su espalda baja, guiándola hacia las escaleras para atender al llamado menos agresivo.
— ¡Mari! —las chicas saludaron a coro, llevando a la diseñadora a un abrazo de grupo.
—Nos preguntábamos si vendrías hoy a clase —le dijo la rubia primero.
—Luces tan bonita, me alegra ver que estas bien —añadió Mireille, con una sonrisa suave. Todos sabían que se refería al desastre de ayer, pero nadie lo dijo en voz alta.
—Gracias chicas —Marinette les respondió con su dulce sonrisa — ¿están ocupadas hoy después de clases?
Las presentadoras adolescentes se miraron entre sí un momento —no inmediatamente después —aseguró Aurore —tenemos un par de horas libres ¿por qué?
Marinette sonrió aún más —necesito que Mireille se probara su vestido antes de avanzar en el bordado ¿quieren venir?
Las chicas se emocionaron — ¡Por supuesto! —exclamó Mireille, antes de darle una mirada suplicante a Aurore.
La cual, obviamente, no era necesaria. Aurore amaba ver las creaciones de Marinette en este punto — ¿Todos en tu casa como el jueves pasado?
— ¡Claro! Díganle a Marc y yo le avisaré a Nathaniel —afirmó la franco-china, mientras salían de la escuela.
—Nos vemos más tarde entonces ¡Bon appétit! —se despidieron las dos chicas.
Marinette se despidió del mismo modo, agitando una mano mientras las veía alejarse. De la nada, una mano se cerró sobre la suya y tiró de ella en dirección a la calle. Marinette se volvió para ver a Félix apresurándola —Césaire —le dijo simplemente, y Marinette dejó que tirase de ella sin rechistar, tratando de agarrar sus llaves con la mano libre.
Le toma un momento lograr que su mano sea lo suficientemente estable para insertar la llave en la puerta del edificio, pero lo logra, y justo a tiempo también. Alya se paró en las escaleras de la escuela, viéndolos entrar juntos al edificio y gruñó molesta —esa niña se está volviendo ridícula ¿una semana y ya se está escabullendo con el primo molesto de Adrien.
Lila tomó del brazo a la aspirante a reportera —Alya, tal vez deberías tomar distancia… ¿y si Félix la está manipulando para que actúe de esa forma tan atroz? —ella insinuó, con preocupación falsa en su voz, la cual mantuvo baja, como si estuviera asustada.
Por supuesto que Alya no detectó la falsedad de su acto — ¿Sabes una cosa, chica? Podrías tener razones — respondió después de un momento, ajustándose las gafas —Marinette ha sido irracional un par de veces antes, pero todo ha ido creciendo exponencialmente desde que ese chico llegó —Alya frunció el ceño, segura de sus palabras y su 'nueva revelación '. "Hay que separarlos de alguna forma. Entonces todo será más sencillo" .
Lila, por su parte, escondió una sonrisa, mientras se volvían para ir a la cafetería. Todos sus pequeños aviones en marcha estaban dando frutos, era momento de subir el nivel alguno de ellos.
Una vez tranquilos y cómodos en el apartamento de los Dupain-Cheng, lejos de adolescentes sin neuronas funcionales y mentirosas manipuladoras, Félix y Marinette se relajaron un poco.
Félix se ofreció a colocar los platos mientras Marinette calentaba el estofado en la cocina. Se movieron en silencio durante algunos minutos, ella perdida en sus pensamientos, y Félix tratando de organizar los suyos para retomar su charla de la mañana.
Cuando estaba eligiendo que tema tocar primero, Marinette lo sorprendió con una pregunta propia —Oye Félix… ¿podrías darme algunas ideas sobre qué regalarle a tu madre para su cumpleaños?
El rubio la miró mientras ella colocaba la olla caliente en un soporte a prueba de calor, en el centro de la mesa. Instantáneamente, le pasó un plato —Marinette, no necesitas llevarle un regalo. Ella estará contenta con que las presentes finalmente —frunció los labios y rodó los ojos —es probable que el simple hecho de presentarle una amiga sea como un regalo para ella. No sé porque ha sido tan insistente en ese asunto —y puede que no esté siendo del todo honesto con eso. Gracias, parcialmente, al interés de su madre pensado en darle una oportunidad a ella y eso era algo de lo que no podría arrepentirse, si era sincero.
Marinette no parecía conforme con esa explicación, mientras colocaba los dos platos de estofado en la mesa, y luego tapaba la olla —eso es… lindo— "y, para la mayoría, un poco triste" —pero-
—Pero, ya que hablas de regalos —él la interrumpió, antes de que pudiera insistir — ¿sería correcto suponer que no estás recibiendo más comisiones?
La chica se mordió el labio inferior, contemplativa —depende ¿Qué tenías en mente? —se sentó a su lado, mirándolo con curiosidad.
Félix agarró una cuchara —es como su pequeño secreto… a Mamá le encantan las chaquetas americanas deportivas ¿Sabes a lo que me refiero?
Marinette ladeó ligeramente la cabeza —como las clásicas chaquetas de los deportistas en las películas americanas? —sugirió ella.
El rubio asintió — ¡Exactamente! —él concedió mientras la oji-azul se inclinaba para alcanzar la mochila, que colgaba de la silla —He estado buscando algo en negro y gris para ella, pero no he encontrado nada que me convenza en las tiendas en línea, la mayoría tienen estampados poco agradables.
— ¿Qué piensas de esto? —Marinette le enseñó el boceto que había hecho el viernes pasado, mientras pasaba el rato con Luka en su barco, un atuendo inspirado en Viperion.
A pesar de estar especificado específicamente en la chaqueta, Félix no pudo evitar apreciar el atuendo completamente. Jeans de un color aguamarina, no totalmente ajustados y con algunos desgarros; un top negro de cuello tortuga con dos tiras cruzadas alrededor de la cintura y un estampado de serpiente, también aguamarina, en el elástico debajo del pecho; un colgante con el símbolo del infinito, y finalmente la chaqueta deportiva: era de un verde-azulado oscuro, el cuello, la parte baja y los puños eran de ese peculiar color entre amarillo y verde neón que Félix nunca ha sabido nombrar, con una franja negra, y en la parte posterior estaba dibujada una gran cobra que parecía deslizarse por la espalda. Estaba hecho para combinar con converse y cadenas para el pantalón del mismo color que el colgante.
—Impresionante —murmuró, no lo suficientemente bajo para que Marinette no pudiera oírlo — ¿Cómo se te ocurrió ese diseño? — preguntó, realmente interesado.
Marinette le cedió su cuaderno para tomar su celular y buscar fotos de Viperion en el Ladyblog —está inspirado en uno de los superhéroes temporales, se llama Viperion y su miraculous es de la serpiente —explicó vagamente, girando su teléfono para que Félix pudiera ver la imagen
El rubio analizó la fotografía del héroe, chocando puños con Ladybug y Chat Noir, notando fácilmente la referencia a su estilo en el diseño. No era una copia ni un cosplay, Marinette realmente había tomado rasgos puntuales y los había usado para inspirar su trabajo.
—Puedo rediseñarlo sin la serpiente y cambiar el color a negro, los puños y demás podrían ser de un color neutro, si te parece bien, o simplemente blanco o gris —ella continuó, dejando su teléfono de lado para empezar a comer, ahora que su plato no estaba tan caliente —y, por supuesto, necesitaré las medidas de tu madre.
Félix asintió con la cabeza, un poco distraído, mientras pasaba su pulgar por el borde de la hoja, cuidadoso de hacer ningún tipo de manchón — ¿Has pensado en crear una línea basada en los superhéroes? —mencionó, dejando el cuaderno a salvo, lejos de sus platos antes de empezar a comer él mismo.
Marinette se ató un poco — ¿disculpa?
—Quiero decir, ya has hecho algunas cosas —miró de arriba a abajo su atuendo, puede que no fuera particularmente fan de Chat Noir o Ladybug pero era indiscutible que el conjunto estaba bien hecho, por no mencionar lo bonita que ella lucía —creo que Sería algo innovador entre todos los disfraces y cosplays que se hacen de los superhéroes.
Marinette tarareó por lo bajo —supongo que… podría considerarlo.
Satisfecho con eso Félix después comiendo.
-
Una vez terminaron de almorzar y pasaron por el baño para lavarse los dientes y retocar su apariencia, los dos adolescentes se florecieron en el sofá de dos plazas, donde se habían quedado dormidos hacía tan solo unos días.
Félix no pudo evitar que su pecho se calentara de forma agradable ante el recuerdo. Y le hizo pensar que era el momento perfecto.
— ¿Marinette? —susurró su nombre mientras revolvía el interior de su maletín con una mano.
Marinette, quien simplemente se había recostado y cerrado los ojos unos segundos, se volvió para ponerle atención — ¿sí?
—Hay… hay algo que quería darte, pero ya no dio tiempo antes de clase —mencionó lo más casualmente que pudo. Solo en ese momento se asentó lo extraño de la situación para él, nunca había dado un regalo a nadie fuera de su familia.
Marinette lo miró, completamente a ciegas sobre la situación ¿Qué tenía Félix para darle? ¿Se había olvidado de algo durante el picnic y él lo recogió?
Los ojos azul marino se ensancharon en absoluta e inesperada sorpresa cuando una forma rectangular, envuelta en papel de regalo rosa con pétalos dorados fue presentada ante ella.
Félix mantuvo la caja a la altura de sus clavículas, esperando pacientemente hasta que Marinette se sacudió la sorpresa y tomó el obsequio.
—Yo… no entiendo —lo miró con absoluta confusión y el objeto cuidadosamente sostenido entre sus manos.
Sin saber muy bien cómo manejar la situación, Félix se deslizó automáticamente en su poker face habitual —es un regalo —dijo, más inexpresivo de lo que hubiera querido en realidad, quizás un poco tosco. Marinette hizo una breve mueca, pero lo dejó pasar y elevó una ceja en silencio, porque Félix no era tonto de ninguna manera, y ambos sabían que ese no era el punto. El británico renunció a un suspiro de incomodidad —tengo entendido que los amigos se regalan cosas como ¿no es así?
Marinette notó algo en los ojos de Félix que solo podía definir como expectación, quizás un poco de esperanza. El chico estaba en lo correcto, claro, los amigos se dieron regalos a veces, ella seguramente había hecho muchos regalos para sus amigos de la clase, desde bocadillos hasta baratijas e incluso prendas; no pudo evitar pensar también en el baúl lleno de regalos que tenía para Adrien, aún tenía que resolver qué hacer con eso.
—Muchas gracias —ella dijo, dándose cuenta que se había quedado en silencio demasiado tiempo —no tenías que molestarte.
Félix se encogió ligeramente de hombros, sin saber bien cómo responde al tono tan suave y dulce que Marinette había usado para agradecerle —ábrelo —indicó simplemente. Necesitaba ver su reacción, saber si el regalo había sido adecuado, si a ella le gustaba.
Esperaba que sí, había pensado en ella al verlo. En ella y en su sonrisa que le traía sentimientos agradables. En que nunca más quería que ella tuviera que sentirse de la misma forma en que sus compañeros, orquestados por Rossi, la hicieron sentir.
El chico la desperto atentamente. Marinette abrió cuidadosamente el papel de regalo, dejándolo a un lado, casi intacto, con suavidad y miró la pequeña caja gris oscuro, tal vez poco más de 15 centímetros por ocho, no le dio pista ninguna de lo que había dentro, así que simplemente levantó la tapa.
Para ser honesta, Marinette no sabía qué esperar, pero seguramente no lo que estaba viendo.
Reposando en el interior aterciopelado de la cajita, había un hermoso adorno para el cabello. Algún material trenzado simulaba ramas de color plateado, tenía tres flores medianas, dos más pequeñas, y un montón de brotes, todos hechos en algún tipo de piedra suave y perfectamente pulida, de un delicado rosa pastel.
Era simplemente una belleza.
Era… demasiado para ella.
—Félix, yo… no sé qué decir —logró murmurar.
Félix no estaba seguro de qué responderle, la sorpresa era evidente en su rostro, y parecía positivo así que debía haberle gustado, al menos eso podía decir de su lenguaje corporal, pero ¿por qué ella no lo estaba aceptando simplemente? Era confuso. Tal vez ella no quería adornos como regalo, después de todo, ella era capaz de hacer sus propios accesorios.
— ¿No te gusta? —se le ocurrirá preguntar, a pesar de estar casi seguro de que no era así.
- ¿What? Félix, es hermoso —ella exclamó con la voz ligeramente cortada. Los hombros de Félix se relajaron al oírlo —es-es… demasiado para mí —la franco-china negó ligeramente con la cabeza.
Ah, comprendió el rubio, es solo modestia entonces, por supuesto. Era algo refrescante, de hecho, la mayoría del tiempo - por no decir siempre - cuando las chicas sabían a qué familia pertenecía, intentaban ser lindas, coquetas e 'interesantes' y esperaban ser bañadas en joyas, regalos caros e invitaciones a restaurantes elegantes. Marinette era todo lo contrario y tal vez por eso hacía sentir tan cómodo a Félix.
El rubio puso su mano sobre las de Marinette, donde acunaba el obsequio —ni pensabas en regresármelo. No lo aceptaré. Es para ti y punto —declaró, quizás un poco altanero, pero ¡hey! había elegido un buen regalo para su amiga, estaba un poco orgulloso, especialmente con el suave sonrojo que brotó en las mejillas de la chica.
— ¿Estás seguro? —vaciló ella, todavía insegura de aceptar el adorno. Félix asintió. Y estaba pensando en cómo explicar que los cuarzos rosas de las flores le habían hecho pensar en ella cuando notó que sus ojos se humedecieron — ¿Félix? —el rubio se tensó de nuevo, pero no fue capaz de decir una palabra antes de que Marinette continuara — ¿Puedo darte un abrazo?
Félix se congeló por un momento, porque, una vez más, era tan considerada la forma en que Marinette cuidaba no presionar sus límites, a pesar de que Félix sabía que ella era muy física al momento de mostrar afecto o agradecimiento. Marc, Luka y las chicas del otro salón eran prueba de ello.
Pero, demonios, SÍ. Félix quería que ella lo abrazara. Así que, en lugar de contestar, él simplemente giró su cuerpo más hacia ella y abrió levemente los brazos.
Marinette dejó su obsequio sobre su pierna y se metió entre los brazos del rubio, enredando los suyos en su torso medio.
Ahora era Félix al que el corazón le latía a un ritmo lejos de lo habitual.
Notes:
¡A ver! ¿Cuántos vieron la parte uno del final de temporada? Los que no pueden pasar directamente a los comentarios si gustan dejar uno, porque voy a empezar a despotricar aquí.
¡AHHHHHHHHHH! SUPER CONFIRMADO LOS BEBÉS RUBIOS SON PLUMAS, MALDITA SEA, QUEDAMOS PAYASOS LOS QUE SEGUIAMOS DEFENDIENDO ARGUMENTOS PARA QUE ADRIEN NO FUERA SENTIMONSTRUO.
Por otra parte CARAJOOOOO. AMO, AMO, AMO A FÉLIX. No más que llega Adrien a su cuarto y lo ve vestido como él y jugando con la pelota de básquet como si fuera lo más normal del mundo y yo he gritado señores, amo a ese niño y lo seguiré consintiendo en este fic tanto como mi inspiración me lo permita. Me vale madres los motivos personales que tenía para hacer todo eso, su introducción en el capítulo fue maravillosa, como le habla a Adrien ¡TODO!
Encima COMO ME TRAUMAN AL NENÉ. CARAJO. Y CON TODO Y VER A SU TIA EN UNA SUERTE DE ATAUD EN LA GUARIDA SECRETA DEL MAL DE SU TIO AUN TIENE CABEZA PARA ACTUAR COMO SI NADA Y CONFRONTARLO. FÉLIX, MI REY.
No tengo más que decir. Excepto que no sé cómo sobrevivir hasta que salga el capitulo final y que, oh, POR AMOR A TODOS LOS DIOSES DE TODAS LAS CREENCIAS ¡¡¡¡¡ASTRUC, NO ME EMPAREJES A FÉLIX CON LILA!!! EL NIÑO ES DEMASIADO BUENO POR SU CUENTA COMO PARA REBAJARSE Y ASOCIARSE CON ELLA, MUCHO MENOS EMPAREJARSE. NO ME HAGAN ESO PORQUE NO RESPONDO DE MI.
Chapter 35: Fuego azul
Summary:
Marinette y Félix están muy cómodos uno con el otro
Pero hay que volver a clases.
Donde Lila y sus seguidores los esperan.
Oh, y llegará un akuma, pero eso no es nada nuevo ¿verdad?
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
El abrazó se sintió como una eternidad y como un instante al mismo tiempo, para ambos.
Félix podía decir que esto era diferente a los abrazos de su madre, de su padre, e incluso a los de Adrien, pero no podría comenzar a explicar cómo era diferente.
La pequeña forma de Marinette en sus brazos no se sentía como una molestia de ningún modo, ella tenía una complexión tan… suave, pero Félix sabía la clase de fuego y determinación que se escondía bajo de su apariencia delicada, era una combinación que resultaba interesante… atractiva incluso.
El dulce aroma de ella ya era algo a lo que se había acostumbrado, pero no lo hacía menos agradable. En realidad, se dio cuenta de que cada día había una sutileza diferente en ella, como si un día oliera más a azúcar, otro más a vainilla, otro a una fruta en particular, y así sucesivamente.
El cabello sedoso que se asentaba ahora contra su mejilla le hacía picar los dedos con el deseo de colocar el regalo recién ofrecido en él, y sentir con la yema de sus dedos los mechones de medianoche.
No iba a detallar el modo en que su forma femenina se presionaba contra su torso. No. Era un caballero. Adolescencia, hormonas o lo que fuera, a un lado, Félix era un caballero ante todo. Sin embargo, eso no le impedía disfrutar del tenue calor de ella contra su cuerpo. Félix no tenía la más remota idea de dónde salió el pensamiento de querer recostarse y acurrucarse con ella así, abrazados, así que lo sacudió inmediatamente, e hizo como si nunca hubiera existido en primer momento.
Félix no era consciente de cómo frotaba su mejilla muy sutilmente contra la sien de Marinette, ni de sus pulgares haciendo pequeños círculos en el centro de su espalda baja, donde había colocado sus manos al momento de abrazarla.
Cualquier persona que lo viera, sin embargo, podría comparar al chico con un gato tendido bajo un parche de luz, viendo lo cómodo que estaba con Marinette en sus brazos.
En cuanto a Marinette, no podría decir que era una experiencia completamente diferente. Era similar a los abrazos de Marc, tal vez más a los de Luka incluso, lo cual podría ser un poco desconcertante, porque Luka tenía un deseo muy fuerte de cuidarla y apoyarla, que era evidente en la forma de sostenerla.
La chica no quiso profundizar en ese pensamiento, porque no había una razón que explicara porque Félix sentía, hacia ella, lo mismo que un chico con quien había tenido sentimientos de por medio, que conocía todos sus secretos y cuan rota y agotada estaba. Simplemente no había lógica detrás de eso, así que lo dejó a un lado.
Eso no quitaba que era agradable.
No es que estuviera ansiosa por recibir afecto, Incluso si era una chica muy afectiva, que prosperaba entre la interacción social y el afecto físico, Marinette no se sentía completamente abandonada con la situación con sus… sus compañeros de clase, ella aún tenía a sus padres amorosos, tenía a Marc, Aurore y Mireille en la escuela, tenía a Luka y a Kagami, así como a Félix. Incluso si dolía, ella no dependía emocionalmente de ellos. Tal como se lo habían dicho los kwamis, aún tenía muchas personas valiosas de su lado. Félix era una de ellas y Marinette estaba feliz de que el chico le permitiera este gesto, porque comprendía lo incómodo que era para él abrirse con las personas, y eso hacía del momento aún más importante.
Ninguno está seguro de quien disolvió el abrazo primero, tal vez fue un mutuo acuerdo sin palabras de soltarse lentamente. Los dedos se deslizaron sobre la ropa en inocentes caricias mientras volvían a estar sentados uno junto al otro.
Y la sonrisa dulce que Marinette le dio cuando sus ojos se volvieron a encontrar, Félix no pudo evitar devolverla. Él le sonrió con una expresión suave y los párpados ligeramente caídos.
Un rostro que habría hecho a su madre chillar y empezar a planear una boda, si lo hubiera visto.
— ¿Puedo… ponértelo? —preguntó en voz baja, se sentía como si fuera a romper tan cómodo y agradable si solo levantaba un poco la voz.
Marinette recogió el adorno de su pierna y se lo entregó, antes de girarse para darle la espalda, de modo que el rubio tuviera acceso completo a su cabello.
Antes que nada, Félix hizo caso a un breve impulso anterior y deslizó sus dedos por el cabello de medianoche, sintiendo los sedosos mechones resbalar bajo las yemas de sus dedos. Acomodó unos cuantos cabellos fuera de lugar antes de recoger su obsequio y colocarlo justo donde nacía la trenza de la chica, asegurándose de que las flores y brotes resaltaran en su pelo, y al mismo tiempo que estuviera bien enganchado, para evitar que se desacomodara.
—Ya está —murmuró, después de cerciorarse de que estuviera lo mejor sujeto posible —perfecto.
Marinette se levantó despacio y se acercó al espejo en una de las paredes, colocándose de medio lado para poder ver la mitad del adoro. Las flores grandes descansaban justo sobre su trenza y los brotes se extendían hasta detrás de sus orejas. Tan hermoso. No pudo evitar sonrojarse. ¿Por qué Félix habría pensado qué ella merecía algo como esto?
—De verdad te lo agradezco, Félix, no tenías que hacerlo —ella insistió, regresando a su lado en el sillón.
Félix simplemente resopló, negando con la cabeza antes de reclinarse en el sillón. Marinette lo siguió pronto. En sólo unos segundos, ambos estaban cabeceando hacia el otro, para finalmente apoyar sus cabezas entre sí y relajarse por completo.
Caminaron de vuelta a la escuela, una vez más bajo la sombrilla de Félix. Una suave llovizna había empezado justo cuando se habían despertado de su mini-siesta. Lluvia con sol, nada menos, Marinette tenía los ojos en el cielo por si un arcoíris aparecía, mientras su mano estaba enganchada en el brazo del rubio.
Como que empezaba a acostumbrarse a eso de caminar del brazo con él. Era un gesto bonito, si tenía que ser sincera. Félix podía parecer tosco y frío, pero era un perfecto caballero cuando quería serlo… y la trataba como a una doncella, de vez en cuando.
Encontraron a Marc y Nathaniel en una banca nada más llegar, estaban mirando uno de los cuadernos del pelinegro, probablemente definiendo los diálogos de su cómic. Marinette se acercó para invitarlos a la prueba de vestuario de Mireille después de clases mientras Félix sacudía y cerraba el paraguas. Nathaniel aceptó y Marc confirmó que la chica del clima ya le había enviado un mensaje al respecto.
Con solo cinco minutos antes de que se reanudarán las clases, Marc los acompañó al salón de Madame Bustier, platicando con Marinette sobre el progreso del baile. La chica explicó que en la reunión de esa semana se definiría la decoración de la escuela y que justo después de eso les avisarían al resto de estudiantes en qué áreas podían colaborar para repartir las labores.
Nada más subir las escaleras, se instaló un silencio pesado.
Afuera del aula de Bustier estaban Alya, Nino, Kim, Alix y, por supuesto, Lila. Todos ellos parecían estar en pie de guerra a excepción, por supuesto, de la italiana. Lila actuaba completamente decaída y temerosa, ocultándose detrás de Alya y Nino mientras se abrazaba a sí misma.
Alarmas sonaron en la cabeza de Marinette de inmediato. Félix se deslizó en su poker face, analizando inmediatamente su entorno, tratando de evaluar la situación y hasta donde podría escalar antes de que la maestra llegara, especialmente porque los cuatro estaban en una posición desventajosa, en lo alto de las escaleras.
— ¿Alix? ¿Qué está pasando? —Nathaniel preguntó al final, sin poder soportar la tensión — ¿Algo está mal?
Alix apenas iba a abrir la boca para contestar cuando Alya se adelantó —Sí, algo está muy mal: Marinette —declaró con firmeza y sin el más mínimo remordimiento —y tiene que disculparse con Lila.
Los adolescentes a su alrededor asintieron en acuerdo. Lila solo se asomó detrás de la espalda de Nino para observar el espectáculo que había dirigido sin apenas mover un músculo.
— ¿Que qué? —Marinette preguntó, casi sin aliento. Un poco de indignación empezó a hervir en su pecho.
Dicha indignación estaba más claramente reflejada en las caras de Marc y Nathaniel.
—Me escuchaste, Marinette. Tu pequeño truco de ayer simplemente se pasó de la raya —continuó reclamando Alya.
—No es propio de ti, Marinette. Y más importante, es inaceptable —añadió Alix, con una expresión severa que le provocó escalofríos a Nathaniel, siendo el que mejor la conocía.
— ¿Qué está sucediendo?
— ¿Qué tonterías estoy oyendo?
Adrien y Aurore hablaron a la vez, el modelo caminando desde otro lado del pasillo y la oji-azul subiendo por la escalera con Mireille, hasta llegar detrás de los creadores de cómic. La rubia no parecía contenta de ver a sus amigos en la posición que estaban.
—Pasa que Marinette tiene que asumir la responsabilidad de sus acciones, Lila pudo estar en verdadero peligro por lo que hizo en el picnic y tiene que disculparse-
— ¿Estás loca, Césaire? —le espetó Aurore —Mari no tiene nada de lo que disculparse. Ella ni siquiera estuvo cerca de Rossi ayer, y en ningún momento le dijo que comiera de sus bocadillos.
—Aurore —Marinette susurró, tenía que detenerla, no quería que nadie más se involucrara en esta ridícula guerra que ella tenía con Lila. Nadie más tenía que involucrarse y salir perjudicado, ella sólita se metió en ese lío.
"Tú, princesa, eres la única persona que conozco, capaz de rechazar un akuma por pura fuerza de voluntad. Eres asombrosa."
"A veces tienes que ser solo Marinette, y Marinette es un ser humano que puede equivocarse, tropezar y caer, que se levantará y volverá a intentarlo."
"Hazlo con la cabeza en alto, como una buena reina"
Los recuerdos de las personas que creían y confiaban en ella empezaron a mezclarse con la discusión a su alrededor.
Marinette sintió dos tirones dentro de ella. Una parte quería encontrar la forma de calmar la pelea pacíficamente, esa parte implicaba darle a Lila lo que quería, verla de rodillas. La otra parte gritaba para que se defendiera a sí misma, que no se dejara pisotear y defendiera su propio valor.
Marinette no sabía qué hacer.
Una mano tomando la suya empezó a centrar sus pensamientos.
—Marinette, respira —era la voz preocupada de Félix. La oji-azul no se había dado cuenta en qué momento había empezado a contener el aliento, pero lo soltó para poder llenar sus pulmones con oxígeno limpio, esperando que eso la ayudara a pensar mejor.
Sin embargo, lo que aterrizó una decisión fue el rubio a su lado que había tomado su mano.
"Respira profundo. Mantén la cabeza en alto"
Félix tenía razón.
—No. No voy a disculparme —enunció claramente, con voz alta, y una mirada determinada.
Los ojos azules ardían, al igual que las llamas que llegaban a la temperatura suficiente para obtener ese color.
Félix, a su lado, lo vio. La piel se le puso de gallina, emocionado de ver nuevamente esa determinación en ella. Apretó un poco más su mano y su corazón casi saltó fuera de su pecho cuando Marinette entrelazó sus dedos en respuesta.
— ¿Qué dijiste? —gruñó Alya, audiblemente indignada.
—Dije —Marinette empezó, despacio, como si le explicara algo a una niña —que no. No me voy a disculpar, porque no tengo la culpa de nada, Alya —le respondió directamente, apretando sus dedos con los de Félix. Sintió también las manos de Marc y Aurore en su espalda. El apoyo de sus amigos, verdaderos amigos, parecía el combustible que alimentaba su repentino valor para defenderse a sí misma.
— ¿E-estás diciendo que lo hiciste… apropósito, Marinette? —Lila fingió empezar a llorar. Interiormente estaba extasiada por cómo Marinette había caído en su truco, al defenderse tan ferozmente sólo iba a quedar peor.
—Estoy diciendo —retomó la franco-china —que yo no hice nada para perjudicar a nadie y por lo tanto no me voy a disculpar. Y estoy diciendo que mientes sobre tu alergia o sobre el hecho de que estaba en tus registros, pero más allá de eso, estoy diciendo que nunca te obligue a comer nada ayer y que, si realmente tienes alergias, eres tú quien debe cuidar lo que se lleva a la boca. No yo.
—Marinette —susurró Nathaniel, completamente asombrado. En contraposición, Marc se veía orgulloso.
—Así se habla, chica —Aurore, por otro lado, celebró.
—Marinette… — y ese era el tono reprochante de Adrien.
Ahora, Félix no iba a permitir que el pequeño cobarde que tenía por primo viniera a echar tierra sobre las llamas de su amiga, no cuando finalmente se estaba defendiendo —Cierra la boca, Adrien. No te metas en esto —le siseó en una rápida reprimenda.
—No puedes hablarle así a mi amigo —Nino saltó en defensa de Adrien cuando el chico en cuestión jadeó por las palabras de su primo.
—Nino, espera-
—No puede hablarle así a nadie —añadió Alya, realmente harta de todo —y tú eres el que no debería meterse en esto. No has causado nada más que problemas desde que llegaste a nuestra clase.
Félix arqueó una ceja, completamente impasible — ¿Ah sí? Menciona uno solo de esos supuestos problemas, que no tenga que ver con esa habladora de pacotilla que se esconde tras de ti y tu novio ahora mismo, Lady WiFi —la retó, sin moverse ni un centímetro cuando Alya avanzó hacia él y Marinette. Sus dedos aún entrelazados.
Ahora, Alya estaba iracunda — ¡No eres más que un mocoso malcriado, rico y presumido! ¡Eres igual que Chloé! —todo el mundo ignoró el "¡Hey!" de reclamó, que vino desde el interior del salón, donde Chloe y Sabrina observaban el espectáculo sin participar — ¡Y no vuelvas a llamarme así!
Alya levantó su mano derecha y la balanceó, lista para conectarla con la cara de Félix, con toda la furia que estaba acumulando. Sus mejillas estaban rojas de ira y sus ojos temblando.
Félix estaba perfectamente listo para inclinar su cabeza hacia atrás y esquivar el patético intento de agredirlo. No contaba con que Marinette actuaría incluso más rápido, e interpondría su mochila en la trayectoria de Alya, ocasionado que esta golpeara el cúmulo de libros y cuadernos en su interior, provocando que la mano de la morena estallara en un dolor agudo.
— ¡No puedo creerte, Alya! ¿Ibas a abofetear a Félix? ¡Él nunca te ha puesto ni un dedo encima! —reclamó Marinette, ahora realmente indignada.
¿Y Félix? Félix estaba, honestamente, un poco aturdido. Era la segunda vez que Marinette se lanzaba a defenderlo, incluso si no era necesario, de la que había sido su mejor amiga, ¡y de un ataque físico, nada menos!
— ¡Marinette! —Alya gritó de vuelta, indignada e iracunda, pero sin saber exactamente qué decirle.
Y, en realidad, no hubo tiempo de que nadie dijera nada más. Múltiples alarmas se encendieron a la vez en la escuela, interrumpiendo todo con el ruido al unísono.
Una alerta de akuma.
"Por supuesto que sí" pensó Marinette, con la adrenalina ya corriendo por sus venas "era extraño que ninguno aquí atrajera un akuma, ya había otra víctima. Tengo que irme pronto"
Entonces, un golpe a la pared de la escuela los sacudió a todos como un mini-terremoto.
"Y ahora ¿cómo rayos salgo de aquí?" Se quejó internamente, mirando a su alrededor.
Notes:
Algo que tenía intención de mencionar en el cap pasado y que no metí porque se me hizo muy largo con las menciones a los episodios estrenados, es que me percaté de algo mientras escribía estos últimos capítulos.
Verán, cuando me pongo música de fondo para escribir, generalmente son soundtracks de animes o serie, o música en inglés, porque si me pongo música en español, me distraigo con la letra y empiezo a escribir de una forma muy básica o cosas sin sentido incluso. El caso es que un buen día me puse un video con la música de fondo de Sakura Card Captor (anime al que ya he hecho referencia antes en este fic) y recién en ese momento me di cuenta de que mi forma de describir y desarrollar a Félix-bebé en este fic me recuerda mucho a Shaoran Lee. Especialmente con lo tosco, directo y frio que intentaba parecer al principio, y la forma en que se va ablandando cuando le gusta Yukito y, más tarde, Sakura, y trata de que no se le note, pero es evidente para todo el resto del mundo xDEs una tontería, pero quería compartir esa realización que tuve con ustedes… especialmente desde que aún no se ha estrenado Strike Back ToT
La espera me mata.
Chapter 36: Pensamientos Profundos
Summary:
Pelea con el akuma que interrumpe la batalla de la clase.
Marinette tiene que escabullirse.
Y Félix reflexiona sobre algunas cosas.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
El supervillano del día se reveló rápidamente como un jugador de béisbol, tenía el clásico atuendo blanco con líneas negras verticales, la gorra y un bate casi el triple de lo que debería ser. El akuma, de por sí, medía unos dos metros. Y las pelotas de béisbol que lanzaba eran básicamente mini-bombas.
Y todavía estaba lloviznando.
Simplemente fantástico.
Striker, aparentemente, estaba gritando el nombre de un estudiante de curso superior, por lo que escuchó Marinette, pero fue todo lo que pudo reunir antes de que el akumatizado bateara otra pelota.
La escuela se sacudió.
— ¡Hay que salir de aquí antes de que se derrumbe! —Félix les indicó a los cuatro que estaban detrás de ellos en las escaleras. Aurore, Mirelle, Marc y Nathaniel echaron a correr escalones abajo inmediatamente y Marinette sintió a Félix tirar de ella a través de sus manos aún entrelazadas —no te caigas —le susurró.
Espera… ¿En qué momento habían entrelazado sus dedos? Lo último que recordaba era que él había apretado su mano para centrarla ¿Había sido cosa de él o de ella?
Hay cosas más importantes en qué pensar ahora mismo. Se regañó mentalmente.
Algo le decía que no iba a ser tan fácil escabullirse del británico como de Nathaniel y Marc el día anterior.
Antes de que se diera cuenta, estaban llegando a la salida de la escuela. Pero al mismo tiempo Striker bateó una pelota que destrozó las escaleras, un pedazo del pasillo en el segundo piso y una parte de la oficina del director.
La escuela se estremeció, y escombros empezaron a llover del segundo piso.
— ¡Cuidado! —Marinette no pensó dos veces antes de impulsarse sobre la punta de sus pies, lanzando el peso de cuerpo sobre Félix para apartarlos a ambos del aterrizaje de un bloque de concreto realmente denso que cayó del piso superior.
Podría haber caído justo en el hombro izquierdo al británico si ella no hubiera reaccionado a tiempo.
Ahora ella estaba literalmente tendida sobre él, porque Félix no había tenido tiempo suficiente para equilibrarse de su empujón y ambos terminaron en el suelo. Afortunadamente, él no se había golpeado la cabeza, y rápidamente se dio cuenta de por qué había sido empujado, al ver el gran trozo de escombro donde habría estado hace dos segundos.
Marinette, por su parte, se había raspado ligeramente la parte externa de los antebrazos al aterrizar, pero ignoró el dolor y trató de recomponerse rápidamente. Estaba a medio camino de erguirse, sin darse cuenta que eso la habría dejado sentada sobre el abdomen de Félix, cuando un par de familiares brazos fuertes y cubiertos por un traje negro, la levantaron y la pusieron en pie.
—Pensamiento rápido —la felicitó el dueño de dichos brazos, girando el cuerpo justo después de estabilizarla —buena salvada, prrrincesa —Chat empezó a girar su bastón como la hélice de un helicóptero para bloquear cualquier otro escombro.
— ¡Chat Noir! —jadeó la chica, aliviada de que hubiese llegado tan pronto, pero tratando de regañarlo por llamarla "princesa" en un lugar público.
—Toma a tu amigo y vayan a un lugar seguro. M'lady y yo nos ocuparemos de este mal perdedor pronto —le indicó justo cuando el akumatizado notó su presencia.
— ¡Chat Noir! —gritó — ¡Tu miraculous y el de Ladybug serán mi trofeo!
—No lo creo, amigo ¿Estás un poco lejos del Stade de Baseball Pershing*, no? Y la temporada aún no ha comenzado —bromeó, apoyándose casualmente en su bastón.
Mientras, Marinette se volvió para darle la mano a Félix, pero este ya se había levantado — ¿Estás bien?
El londinense no la miró mientras se sacudía el chaleco —bien, descuida. Sugiero irnos, ya.
—Me parece una sugerencia razonable —logró decir con un tono ligeramente divertido.
Sin embargo, apenas lograron dar un par de pasos cuando una nueva pelota impactó en las, ya maltrechas, paredes de la escuela y los sacudió.
— ¡Bienvenidos a mi propio estadio! —gritó el akumatizado, clavando su bate en el suelo con la fuerza suficiente para traspasarlo, y crear grietas que se dispersaron por el suelo.
— ¡¿Qué es esto?! —Chat se arriesgó a darse la vuelta para ver qué había hecho a varios estudiantes gritar.
Una cúpula semitransparente, de color verde césped, se alzó alrededor de la escuela, atravesando los escalones de la entrada principal. Chat notó de inmediato cómo Marinette y Félix quedaron en lados opuestos de la barrera, con su primo fuera de esta y Marinette dentro. Ambos parecían mirarse a través de la división, con las manos sobre la misma y, como otros estudiantes que quedaron en la misma situación, intentaron romperla, pero rápidamente demostró ser inútil.
"Es mágica, después de todo" suspiró dudando de usar su cataclismo para deshacerlo ¿y si el akumatizado podía recrearla y quedaba expuesto con su contador en marcha regresiva? Más importante aún ¿su Lady estaba dentro o fuera de la barrera? Chat no estaba seguro de cuánto más se extendía después de la escuela.
— ¡Vete de aquí! —le insistió Marinette a Félix, sabiendo que esta era su mejor oportunidad —iré por la salida de emergencias antes de que la escuela termine por derrumbarse.
Félix hizo una mueca de impotencia, ignorando el impulso de golpear inútilmente la estúpida barrera mágica —mantente a salvo —dijo entre orden y preocupación.
Marinette le dio esa dulce sonrisa que Félix no podía entender cómo ella podía formar en esa situación antes de susurrar un —tú también —y salir corriendo.
Apresuradamente se escondió detrás de unos escombros, asegurándose de no estar a la vista de nadie y abrió su bolso — ¿Estás bien, Tikki? —preguntó, sabiendo que su kwami debió pasar un mal momento cuando ella y Félix cayeron.
—Un poco sacudida, pero no es nada —aseguró la pequeña diosa. Al menos no se había mojado con la poca llovizna que había rociado a Marinette cuando estaban intentando salir de la escuela.
—Si estás segura… será mejor que nos demos prisa —suspiró, antes de activar su transformación.
Parte de la escuela se había convertido en un estadio de béisbol, primera base estaba justamente en medio del patio, incluso se dibujaron las líneas blancas que formaban el diamante. El resto de las bases probablemente se extendían más allá de la escuela y el akumatizado estaba apuntando otra de sus pelotas con el objetivo de derribar el edificio que le estorbaba.
—Bueno, M'lady ¿viniste a ver el juego? —la recibió el gato negro.
—Más parece que tendremos que ser jugadores aquí, Chat —respondió la chica, tomándose un momento para tratar de descifrar cuál era el objeto akumatizado. El bate se veía prometedor y demasiado obvio a la vez — ¿Alguna vez jugaste de cácher?
El rubio se mordió la lengua antes de decir que jamás en su vida había jugado el juego, ni tan siquiera tuvo una pelota o guante entre sus juguetes —en realidad, preferiría batear lejos esas pelotas, Bugaboo —bromeó de vuelta, con una risilla nerviosa en la voz.
— ¡Te he dicho que dejes de llamarme así! —se quejó ella de inmediato, atrayendo finalmente la atención del akumatizado — ¡Ush! ¡Manos a la obra, Chat Noir! —le indicó, haciendo girar su yoyo.
~∆~
Cerca de una hora y media, un bate incorrecto, un silbato de amuleto encantado y un akuma saliendo de una gorra, más tarde, el par de héroes finalmente podía llamarlo un trabajo bien hecho.
— ¡Ganamos! —chocaron puños mientras el torrente de catarinas mágicas reparaba todos los edificios y pisos que habían sido literalmente destrozados por Striker.
Aparentemente, un miembro de un equipo de béisbol local que había estado muy emocionado por ser nombrado capital del equipo desde el último juego, pero en cambio se lo dieron al estudiante del Françoise Dupont tras el que había venido. (Cosa curiosa, Ladybug ni siquiera sabía que había capitanes en los equipos de béisbol)
— ¿Qué dices, M'lady? Podríamos ir juntos al próximo gran juego —ofreció de forma coqueta el gato, dándole a la víctima un momento para platicar con el otro jugador.
Ladybug rodó los ojos —aun cuando estoy a favor de apoyar el deporte y la sana competitividad, te he dicho varias veces que yo no- —la heroína se detuvo en seco, en medio de su respuesta habitual. Siempre era "estoy enamorada de otro chico, no voy a salir contigo" sin embargo ¿eso era cierto ahora? Todavía no tenía intenciones de salir Chat pero ¿estar enamorada era una razón honesta? ¿Lo que sentía por Adrien podría seguir llamándose así? — n-no tengo tiempo para esas cosas —dijo finalmente, después de sacudir su cabeza para aclarar sus pensamientos "No es así, pero no quiero pensar en eso ahora" los estudiantes estaban regresando a la escuela después de que su cura milagrosa arreglara todos los daños y reconoció a Nath, Félix y sus amigos del otro salón buscando algo, probablemente a ella.
—Bueno, pero ¿cómo podrías decir que no a una encantadora cena a la luz de luna? —continuó el rubio en traje negro.
La oji-azul resopló, empezando a fastidiarle su insistencia, y lanzó su yoyo —tengo que correr, me necesitan en otro lugar. Nos vemos, Chat Noir —dijo, con un poco más dureza en la voz, antes de elevarse fuera del tejado abierto de la escuela.
—Un día de estos dirá que sí —suspiró para sí mismo el héroe, viéndola volar fuera de su vista antes de saludar a los muchos estudiantes -e incluso profesores- que los habían estado observando y usó su bastón para salir de allí también.
Lo último en lo que se centraron sus orejas felinas fue en la voz de su primo y otros compañeros llamando a Marinette y su corazón se saltó un latido. Ciertamente no había visto más a su princesa después de que esta saliera por otro lado de la escuela tras formarse la barrera.
Esperaba que no se hubiera lastimado ni nada, puede que no haya sido -ni de lejos- su batalla más larga, pero imaginar a la pequeña franco-china con dolor, y quizás sola, durante todo ese tiempo antes de que Ladybug pudiera usar su cura mágica lo hizo sentir enfermo por unos momentos. Así que se deslizó discretamente al primer rincón oculto que encontró y se des-transformó dándole un trozo de queso a su kwami.
—Aquí tienes, Plagg… Necesito ver cómo está Marinette —añadió después de un momento.
El pequeño dios como un gato negro resopló, pero no dijo nada más, comiendo rápidamente su bocadillo favorito.
Ladybug, por su parte, dio una vuelta a la escuela y se escabulló cuidadosamente por los baños en el primer piso, tras confirmar que estaba sola, dejó caer su transformación y le dio una galleta a Tikki.
—Descansa Tikki, tengo qué alcanzar a los demás —le susurró a su amiga mientras salía para mezclarse con el resto de estudiantes.
Tikki se acomodó en su bolsito, contenta de saber que su portadora aún tenía algunos amigos que genuinamente se preocupaban por ella.
— ¡Marinette! —escuchó las voces de Marc, Aurore y Félix, superpuestas entre sí, y se apresuró a seguirlas.
— ¡Por aquí! —exclamó, con una ligera sonrisa cuando entraron en su campo de visión.
Mireille y Aurore la encontraron a medio camino, atrapándola en un rápido abrazo con suspiros de alivio, mientras los chicos las alcanzaban.
—Nos preocupamos cuando la barrera cayó y te atrapó dentro —indicó Mireille, con alivio en su voz.
—Sí, la escuela literalmente se caía a pedazos —Marc tomó su turno de darle un abrazo a la franco-china, pasando un brazo sobre sus hombros y apoyando su cabeza en la de ella. Nathaniel palmeó torpemente su brazo libre, también aliviado de verla bien.
Félix, mientras tanto, la estaba mirando de arriba a abajo en busca de cualquier herida, no tan acostumbrado como los demás parisinos a la cura mágica de la superheroína local. Sus manos picaban por hacer lo mismo que el grupo y tomar su propio turno para abrazarla, pero se contuvo, decidiendo contentarse con verla tranquila y sonriendo. Ella estaba bien, y eso era todo lo que importaba.
~∆~
Como la mayoría de los estudiantes habían sido atrapados por la lluvia, gracias a la batalla contra el akuma, la escuela cerró temprano para enviar a un adolescente a casa por un baño y un cambio de ropa, tratando de prevenir una epidemia de resfriados.
Marinette fue acompañada hasta la puerta de su casa por sus cinco amigos, con Aurore afirmando que Alya -y quién sabe quién más de su salón- sería capaz de continuar su insulsa acusación de antes y Félix apoyaba esa evaluación.
Marc preguntó tímidamente si realmente quería quedarse sola o deseaba algún tipo de compañía, pero Marinette le dio una de sus dulces sonrisas y espantó su preocupación, afirmando que aprovecharía el tiempo libre para el trabajo del consejo escolar sobre el baile.
— ¿Ya lanzaron fecha para la reunión esta semana? —preguntó Aurora.
Marinette negó con la cabeza — no, pero nunca lo dejan para el viernes, por lo que debe hacerse en los próximos tres días —aseguró la chica — ahora, váyanse todos a casa a cambiarse y tomar algo caliente. No quiero que ninguno se resfríe — los despidió de forma juguetona, moviendo sus manos como si alejara una mascota.
Todos sonrieron con su buen humor y se despidieron de la franco-china. Félix subió a su transporte a casa y Aurore ofreció al resto un aventón en el suyo.
~∆~
No fue una sorpresa para Félix llegar al departamento y encontrar a su madre en la sala, rodeada de carpetas llenas de papeles, con la tableta proyectada en la televisión, mostrando un montón de fotografías de actores, mientras hablaba por celular. La pelea akuma no había estado ni cerca el edificio de TVi ni de su departamento.
Sigilosamente se acercó y le dio un beso en el cabello a su progenitora, antes de dirigirse a su habitación para dejar su maletín y recoger un cambio de ropa, inmediatamente después, entró a su baño. Era un verdadero fastidio llevar el pelo y el chaleco húmedos por más de una hora.
.
Estaba preparando un té de limón cuando su madre finalmente colgó la llamada y lo invitó a sentarse con ella.
—He terminado de contratar al personal —mencionó ella, después de acariciarle el pelo con afecto.
Félix se abstuvo de hacer una mueca cuando su primer pensamiento fue que eso significaba que obtendría almuerzos preparados muy pronto. Por una parte, era un alivio no seguir comiendo gratis de los padres de Marinette, era realmente incómodo que no le hayan dejado pagar por nada más que la tarta que había comprado para su madre; por otra parte ¿iba a tener alguna repercusión en su tiempo de almuerzo con ella? ¿Podría seguir pasando ese tiempo con ella en su casa? Seguramente su dulce amiga no lo abandonaría a su suerte en ese desagradable lugar llamado cafetería escolar ¿cierto?
Félix jugó inconscientemente con el anillo que había recuperado de su tío mientras se preguntaba si podría volver a invitar a Marinette a almorzar antes de eso.
Aparentemente, no solo se quedó en sus pensamientos, sino que lo murmuró en voz alta.
Amelie se animó inmediatamente cuando escuchó el nombre, cada vez más familiar, de la boca de su hijo.
—Félix Alexander Graham de Vanily ¿cuándo vas a presentarme a esa niña? —pellizco levemente su mejilla, con una gran sonrisa en sus labios.
—El segundo nombre no, Mamá —se quejó él con un gemido inconforme, sin embargo, rápidamente cambió a un suspiro resignado —ya te tengo una fecha. La invité para tu cumpleaños.
Amelie dio unas palmaditas, contenta. Luego se detuvo y miró a su hijo con sospecha — ¿Estás planeando algo para mi cumpleaños? Félix ¿qué te he dicho de las sorpresas?
Su hijo solo le ofreció una sonrisa traviesa, que habría puesto en alerta a cualquier otra persona que no fuera su madre —vas a amar esta, Mamá —aseguró, y fue todo lo que dijo al respecto.
Tenía que enviarle a Marinette las medidas necesarias lo más pronto posible, no quería ponerla a trabajar bajo presión.
~∆~
Félix se quedó mirando su teléfono por un rato, repasando los mensajes que le había enviado a Marinette con las medidas que necesitaría, el esquema de colores definitivo y un recordatorio de acordar el pago pronto, además de un agradecimiento por tomar su pedido con relativamente poca anticipación.
Los mensajes se habían enviado, pero no habían sido recibidos, lo que significaba que el teléfono de la euro-asiática estaba apagado o sin conexión a la red.
Tal vez está pasando tiempo con sus padres o se fue a dormir más temprano, reflexionó el rubio.
Después de dejar su teléfono en la mesita de noche a un lado de su cama, se extendió en el cómodo lecho de forma perezosa, sus dedos alcanzaron su anillo gemelo de forma casi automática y lo acarició.
Había estado indagando entre la prensa y los chismes desde que llegó a París, y los rumores parecían coincidir en la posibilidad de un gran anuncio próximo a salir de Gabriel, con la colección número cien del tío aproximándose. Félix sabía que una ocasión como esa requería un despliegue de publicidad, reunir a la prensa y élite social. La ocasión perfecta para que Félix se acercara al segundo anillo -que estaba cien por ciento seguro de que su tío también poseía, a pesar de que aún no lo había visto en sus manos- y formar un plan sólido para recuperarlo.
Con eso en mente, pero rápidamente siendo embargado por el suelo, Félix bostezó mientras sus dedos se deslizaban desde el anillo hasta su palma. Recordó la calidez y la suavidad, la firmeza del agarre y el perfecto ajuste de una mano más pequeña entre la suya, mientras trazaba las líneas en su piel con la punta de los dedos contrarios.
Nunca nadie había tomado su mano de ese modo antes y, podía parecer una tontería, pero la forma en que sus dedos y los de Marinette se habían deslizado unos entre otros y el modo en que parecían simplemente encajar como piezas de rompecabezas se había quedado tatuada en la parte superior de la memoria sensorial de Félix.
El británico giró en su cama, escuchando la tela crujir mientras se ajustaba en una posición de lado. El sueño lo encontró repasando y deseando nuevamente la sensación de la mano de Marinette tomando la suya. Su mano se cerró sobre uno de los cojines en su cama.
Notes:
*Stade de Baseball Pershing: estaba buscando el nombre del estadio de baseball en Paris y me salió esto, corríjanme si me equivoco.
Lamento haberme saltado la actualización de la semana pasada. Tuve un bloqueo de escritora terrible, en su mayoría respecto a la batalla con el akuma. Ya ven como terminé pasándolo por alto y siguiendo adelante n-nU
De nuevo, lo siento!
Ahora ¿podemos proceder a enloquecer por el tráiler de Mundo Gloob? ¡Super-Mega confirmado Félix perrito! ¡AHHHH! ¡LAS CARAS DE GABRIEL AL FINAL!!!! ¡¡¡¡NECESITO EL MALDITO CAPITULO YA!!!!!
Chapter 37: ¿Es demasiado?
Summary:
Otro rato de charlas entre un gato y "su" princesa
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Marinette enterró la cabeza entre sus brazos, cruzados sobre sus rodillas, causando que el aire caliente que provenía del secador de pelo que los kwamis sostenían hacia ella se regara momentáneamente por todo su cuello, mientras ahogaba un quejido.
Tikki, Kaalki, Mullo, Pollen y Wayzz, quienes habían insistido en ayudarla con su cabello después de un merecido baño caliente, se movieron para apagar el aparato y regresarlo a su lugar.
—Marinette ¿Qué sucede? —preguntó Tikki.
—Guardiana, el punto de tomar un baño caliente es que te mantengas abrigada y cálida —Kaalki señaló como la oji-azul aún vestía solamente una bata de baño rosa muy esponjosa y, aunque cómoda, poco abrigadora.
Marinette ahogó otro quejido mientras agarraba y se vestía un suéter de pijama otoñal de color gris y rosa, que había diseñado y creado inmediatamente después de su pelea con Kwami Buster, en honor a Mullo. Se vistió también con su pantalón de pijama rosa con su sello floral en la pierna izquierda.
Antes de darse cuenta, Mullo había chillado un galimatías enternecido, agarrado sus cintas para el pelo y empezó a dar vueltas a una velocidad sorprendente sobre su cabeza, recreando efectiva y precisamente sus dos moños altos de Multimouse.
—Acabas de hacer a Mullo realmente feliz —bromeó Roaar, haciendo que varios de los kwamis se rieron, mientras la deidad en forma de ratón descansaba sobre uno de los moños de su guardiana.
También arrancó una sonrisa de Marinette.
Tikki se aclaró la garganta y volvió la atención a su portadora — ¿Marinette?
Los ojos azules miraron a los índigo mientras la multitud de pequeños ojos se centraban en la chica —Estoy cansada, Tikki —murmuró, regresando a su posición acurrucada sobre su diván —Escuchaste a Alya hoy… y a los demás —su voz se quebró en un pequeño sollozo.
Trixx y Tikki compartieron una mirada antes de que el kwami anaranjado tomará lugar sobre el hombro de la chica, sintiéndose mal por la forma en que su antigua zorro se había comportado y el daño que le estaba haciendo a su guardiana, a pesar de no haber estado presente. Tikki había estado muy dispuesta a transmitirles a Trixx, Wayzz y Xuppu la forma en que se habían comportado sus portadores temporales. Decir que estaban decepcionados era ponerlo fácil.
—Los estoy perdiendo —la niña murmuró, absolutamente decaída —es como ella dijo… no creen en mí, no consigo entenderlo, han sido años con algunos de ellos, y Alya… la consideré mi mejor amiga —Marinette ignoró por completo como sus brazos empezaron a mojarse con sus propias lágrimas —pensé que éramos unidos —sollozó — ¿Cómo fue capaz de venir y romper todo eso en unos pocos días?
Marinette apretó sus manos en puño, hasta que su piel se puso pálida, sin embargo, una vez que más kwamis se acurrucaron en algún lugar sobre ella, se obligó a soltarlas y a respirar profundo. Incluso si eso no hizo nada por frenar sus lágrimas. Sabía que tenía que poner sus emociones más intensas bajo control rápidamente.
— ¿'Considerabas'? —Tikki realmente no quería perpetuar el tema por más tiempo, no obstante, la forma en que Marinette había hablado le daba esperanzas de que su niña diera un paso al frente en la dirección correcta.
—Quiero a Alya, la quiero mucho, pero… duele tanto ahora, verla, escucharla, saber que está arruinando su blog, la cosa más preciada que tiene, junto con su oportunidad de un futuro brillante como la periodista que tanto desea… por escuchar a Lila —Marinette des-cruzó sus brazos y se llevó las manos al pelo, aún tibio, aunque no logró enterrar sus dedos en él, gracias a los moños de Mullo —tantos de mis amigos que están desperdiciando su talento y oportunidades reales ¡por ella! Duele demasiado, Tikki. Y no puedo manejarlo… no en medio de esta guerra con ShadowMoth.
Las lágrimas siguieron cayendo. Llorando por sus amigos que estaban perdiendo el camino. Personas que quería salvar, pero no podía, por un hombre adulto, sin ningún pasatiempo más que disfrutar y aprovecharse del sufrimiento ajeno, con algunos tornillos zafados y un pésimo sentido de la moda, y con objetos mágicos que no debiera tener en su posesión.
Personas que quería salvar, pero no podía, porque fue elegida para ser Ladybug y la Guardiana, y proteger los miraculous y a París, y todo eso era mucho más importante que sus relaciones interpersonales con sus am- … con sus compañeros de clase.
Sus sollozos, los latidos arrítmicos de su corazón y el ruido blanco que empezaba a llenarle los oídos hicieron que Marinette pasará completamente por alto los golpes ansiosos en su tragaluz.
— ¿Princesa? Escuché so-… ¿Está todo bien ahí dentro? —apenas se sintonizó con las últimas palabras.
Pero eso bastó para enviarla a un espiral de ansiedad.
Los kwamis.
La caja.
Chat no debía ver nada que la identificara como Ladybug.
Chat Noir no podía saber quién era ella o…
Chat Blanc.
— ¡E-esp-pera un minuto! —le gritó al techo mientras movía sus manos, instando a los kwamis a esconderse pronto. Su voz cruda y temblorosa no ayudó, en realidad.
—Marinette ¿Estás bien? ¿Estás lastimada?
La chica balbuceó una negativa mientras se abalanzaba sobre el cofre de materiales donde se ocultaba la caja milagrosa, el cual había dejado abierto en un descuido. Revisó que no hubiera kwamis a la vista y dio su permiso al gato en su tejado.
Chat bajó presuroso a la habitación rosada, para encontrar a su amiga en el suelo, temblando levemente -gracias a todos los miraculous por su vista aguda- y con rastros de lágrimas en las mejillas. Una oreja se contrajo, y el párpado inferior de su ojo izquierdo hizo lo mismo. Se demoró tan sólo una fracción de segundo en abalanzarse a un lado de la chica. Los feos pensamientos de una Marinette herida durante la batalla en la escuela volvieron como moscas zumbando a su alrededor.
— ¡Princesa! ¿Qué pasó? ¿Te lastimaste el tobillo o algo así? —mientras preguntaba, ya estaba levantando a la chica del suelo, en brazos, al estilo nupcial, y se dispuso a subirla a su cama con mucho cuidado.
—N-no… No es-... estoy bien —aseguró después de superar unos segundos de aturdimiento. También notó que había llevado sus brazos, automáticamente, alrededor del cuello de Chat, en busca de un agarre mejor, aunque sabía que no era necesario; con Marinette o con Ladybug, Chat siempre había tenido un agarre sólido y reconfortante en ella, además, no había ningún obstáculo o situación externa que lo distrajera.
—No me vengas con eso —el joven superhéroe subió los escalones con parsimonia, uno a la vez, y finalmente la recostó en su cama, del mismo modo en que lo había hecho la semana anterior, después de ser perseguida por un akuma. Él mismo se agazapó a un lado, cruzando los brazos sobre el edredón rosa para acomodar allí su cara, y mirarla al mismo nivel —puedo ver que has estado llorando. Vamos, cuéntale a un gato qué sucede —las orejas negras se movieron, como si intentara asegurarle que le ponían toda su atención —te hará sentir mejor —canturreó con voz un poco cómica.
A través de las lágrimas retenidas entre sus pestañas, Marinette pudo ver la preocupación en los supernaturales ojos verdes. Sin saber por qué, eso solo la envió de nuevo a sollozar y derramar lágrimas.
Chat casi entra en pánico —ay, no ¿Qué dije mal? Espera ¡No! ¡No llores, princesa! —su cola se levantó en alerta, igual que sus orejas, aunque el apéndice más largo se lanzó hacia adelante sin que Chat siquiera lo pensara y la punta envolvió una de las piernas de Marinette.
El gato pensó frenéticamente en algo para hacer, que pudiera consolar y tranquilizar a su amiga, pero no estaba acostumbrado a recibir, mucho menos a dar, un trato así -con excepción de las breves interacciones para calmar a las víctimas de los akumas, eso es- así que no estaba para nada seguro de cómo ayudar.
Decidiendo guiarse por el instinto, hizo algo por lo que seguramente se reprendería más tarde: subió a la cama de su amiga, manteniendo sus botas fuera de la colcha como un recuerdo de último momento, y envolvió a la chica en sus brazos antes de empezar a moverse levemente de un lado al otro. Su cola se enroscó de mejor manera en su pierna -de nuevo, sin él pensarlo realmente- esta vez curvándose desde arriba de su rodilla hasta la pantorrilla.
Para sorpresa de sí mismo, un largo y tendido ronroneo no tardó en brotar desde lo más profundo de su pecho.
Notó a Marinette congelarse en su agarre, pero pronto estaba enterrando la cara en su pecho, haciendo sonar su campana sin querer y devolviéndole el abrazo con una fuerza que no se esperaría de alguien de su tamaño.
Decidió que era lo suficientemente bueno para comenzar.
—Shhh. Shhh. No llores, prrrrrincess —empezó a susurrar, entre ronroneos —lo hiciste muy bien antes, ma petit souris —alabó —eres una heroína con o sin disfraz. Es una pena para toda París que no pudieras seguir como Multimouse. Eres increíble —le aseguró, tratando de animarla o, por lo menos, desviar su mente fuera de lo que la tuviera tan triste.
Marinette, lentamente, dejó de sollozar. Su cuerpo temblaba aún y era sacudido por pequeños hipos aleatorios, lo cual hacía que Chat pensara en ella aún más como una ratoncita; su ropa y peinado no hacían nada por disuadirlo. Así que continuó meciéndola entre sus brazos y susurrándole al oído entre ronroneos afectuosos y profundos.
—Gracias —murmuró la niña después de un rato. Chat reconoció el tono adormilado en su voz —por quedarte conmigo.
—No hay nada que agradecer, princesa —él regresó, manteniendo su tono bajo para ayudarla a quedarse dormida.
—Sí lo hay —contradijo y Chat sonrió. Ella era terca incluso cuando tenía sueño —mucha gente hace lo contrario últimamente… así que… debe haber algo malo conmigo ¿no? ¿Algo que estoy haciendo mal?
El corazón de Chat se contrajo ante lo dolidas y rotas que salieron esas palabras. Por supuesto que no había nada de malo en ella, ella era genial ¡Era su Ladybug de todos los días! En cuanto a hacer algo mal… —tal vez solo estás haciendo demasiado. Tal vez sólo deberías dejar que las cosas fluyan, ma prrrrincess —ronroneó por lo bajo, frotando su mejilla contra su cabello oscuro. No sabía qué lo impulsó a hacer eso en particular, pero se sentía necesario, había algo que estaba interrumpiendo el olor dulce de la niña; su olfato levemente superior podía detectar un pequeño parche de un perfume vagamente familiar sobre ella y algo en él quería borrarlo.
— ¿Hacer demasiado? —murmuró Marinette, como si fuera un concepto difícil de entender. No era la primera vez que lo oía, Luka trataba de asegurarse que no se sobrecargara con comisiones y responsabilidades para con la escuela. Incluso Félix había mencionado vagamente una vez que ella parecía ir mucho más allá de lo necesario, pero Marinette creía que estaban exagerando, ella era la presidenta de la clase, después de todo, y estaba tratando de seguir adelante con sus sueños de diseñar —Luka y Félix han dicho algo como eso —murmuró vagamente, con un bostezo al final.
—Félix —Chat prácticamente siseó cuando se dio cuenta de que ese era el olor familiar sobre Marinette. Por supuesto, su primo había estado rondando mucho a Marinette prácticamente desde que llegó a la escuela. Marinette tarareó en pregunta al oírlo, moviéndose levemente, lo suficiente para sacar la cabeza de su pecho y apoyarla contra su hombro en cambio.
Chat fluyó con su movimiento, asegurándose de que ella estuviera cómoda —uh, ese era el chico con el que estabas en la escuela ¿verdad? Lo he conocido antes —se apresuró a corregir el héroe —son… ¿amigos?
—Sí —ella corroboró de inmediato. Una sonrisa dulce, aunque adormilada, se pintó en sus labios —fue… travieso y malicioso la primera vez que lo conocí, pero… hace poco se disculpó conmigo, así que le di otra oportunidad —Marinette parpadeó lentamente, sus ojos a medio camino de cerrarse —fue la mejor decisión —aseguró con toda la convicción que puso expresar en su estado somnoliento —se ha convertido en un gran amigo rápidamente. Es dulce conmigo, incluso se preocupa por mi, pero no duda en decirme la verdad sin importar cuán cruda sea.
Eso último sonaba mucho a su primo, pero ¿dulce? ¿Félix? Adrien no había visto a Félix ser dulce con nadie más que su tía Amelie desde que el niño tenía como 6 años o así. Dulce era una palabra que asociaría con Marinette sin dudar, no con Félix.
Sin embargo… lo había visto llevarla del brazo, compartir paraguas, y parecía que habían estado almorzando juntos toda la semana. Félix se veía diferente cuando estaba con Marinette, aunque eran diferencias muy sutiles que Adrien sólo reconocía por conocerlo de toda la vida.
Félix nunca había tratado así a nadie. No, al menos, que Adrien supiera. Era un espectáculo que ver en sí mismo… aunque Adrien no estaba muy seguro de que le gustara.
Cuando salió de sus pensamientos, Marinette yacía dormida en sus brazos, respirando profundamente, aún con caminos de lágrimas secas en sus mejillas. Chat las limpió tan suave y gentilmente como pudo antes de dejarla en la cama y cubrirla con la colcha.
La niña simplemente se movió para acomodarse, abrazando la almohada de gato que, una vez más, hizo a Chat sisear de forma automática e inconsciente.
Finalmente apagó las luces de la habitación y saltó por el tragaluz —buenas noches, ma princess —murmuró, cerrando el acceso antes de saltar de vuelta a su casa.
~∆~
Eran las cuatro y media de la mañana cuando la alerta akuma en el celular de Marinette despertó a los kwamis. La niña continuó durmiendo a través del ruido, simplemente se dio vuelta hacia la pared y tiró de la colcha sobre ella, enterrando la cara contra su almohada.
Tikki, Trixx y Wayzz miraron la pantalla del celular cuando la kwami roja lo tomó. Un reportero masculino apareció con una camioneta de fondo, después de unas cuantas palabras Rogercop fue enfocado, cerca del Jardín de Tullerías.
Tikki miró con lástima a su portadora y guardiana —Marinette merece más descanso —se lamentó.
— ¿Tal vez puedas convencerla de que tome una siesta durante el almuerzo o después de sus clases? —sugirió Wayzz —por ahora, la señorita debe ocuparse de esto.
Tikki suspiró —Sí. Yo me encargo —la kwami voló hacia la cabeza de su portadora y gritó — ¡MARINETTE, AKUMA!
La aludida prácticamente saltó en su cama, enredándose con la colcha mientras, como primer instinto, gritaba su frase de transformación. Luego de medio minuto, Ladybug se logró desenredar de la colcha y se arrodilló sobre la cama para mirar el reloj despertador.
4:47 AM
Ladybug gimió en protesta —chicos, esto no es divertido.
—Lo lamento, señorita, pero no es una broma —Wayzz respondió.
Con una queja desde desde fondo de su garganta, Marinette saltó hasta su computadora y abrió el Ladyblog para ver a la versión akumatizada del padre de su compañera Sabrina.
—Oh cielos —se quejó para sí misma antes de subir a su balcón y lanzarse a la refriega.
Los kwamis que se quedaron atrás se miraron entre sí y suspiraron, esperando que la batalla no fuera demasiado dura ni larga, o que su guardiana pudiera elegir una persona para ocupar la ayuda de alguno de ellos si lo necesitaba.
Notes:
El. Maldito. Final. Llegó.
…
OH MY JESUS-FUCKING-CRIST!!!!! ASFGFHGJDS
Vino a mi casa mi mejor amigo a verlo conmigo en directo el estreno y fue una puta locura. Hicimos un tazón enorme de palomitas, compramos dulces, gaseosa, lo pusimos en la TV, mejor dicho. No me preparé tanto ni para ir a ver la nueva de Batman al cine el domingo pasado.
FÉLIX-BEBÉ ¡ERES EL PERSONAJE MÁS JODIDAMENTE INCREIBLE! El cabronazo tiene una vena para la actuación abrumadoramente perfecta. Por no hablar que logró lo que un hombre adulto había estado intentado por tres temporadas, claro, fue un poco decepcionante su lado en todo esto, pero hay que apreciar que llevó la trama a un nuevo nivel y nos dejó a todos con el cristo en la boca.
Maldita sea, amo a este chico y quiero llenar el fandom con fics de apreciación sobre él, aunque no sea siguiendo el canon de la serie.
De hecho, tengo dos fics más planeados donde está entre los personajes principales, en ambos está emparejado con Mari. Uno apenas está en borrador la línea de tiempo base y el otro ya tengo el prólogo y tres capítulos más escritos, pero no quiero subir el prolgo aun por el siempre hecho de que soy un asco con los títulos, no sé cómo nombrarlo y no quiero luego tener que cambiarlo…
Pero bueeeeeno. Quiero leer sus impresiones sobre el final de temporada y de paso cuéntenme si van a ir a ver la película de Jeremy Zag cuando salga en sus respectivos hogares.Pueden pasar por este mismo capitulo en Wattpad si quieren leerme desahogarme y despotricar junto con capturas del episodio final :3
Chapter 38: Té y Canela
Summary:
Félix va a recoger a Marinette nuevamente.
Luka intenta cuidar de Marinette, pero Marinette es su yo habitual, queriendo cuidar de los demás.
Félix nota cosas.
Notes:
Lamento la tardanza, iba a subir esto el domingo, pero llegué del trabajo taaan cansada que hasta contracturado sentía el cuello ToT
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Chapter Text
Félix surgió a su transporte internarse de vuelta en el tráfico antes de cruzar la calle entre la escuela y la afamada panadería que se estaba volviendo muy familiar para él.
Faltaban unos veinte minutos para el inicio de clases aproximadamente pero, entre la variedad de cosas que Félix sabía con seguridad de Marinette en la casi semana y media que tenía de conocerla, era que no estaría en la escuela para ese momento, incluso si ya estaba lista para ir.
Abrió la puerta y se encontró, como ya era habitual, a la madre de su amiga tras la caja registradora —Buenos días, Madame Cheng.
La mujer le respondió con su eterna sonrisa gentil, que hizo a Félix relajarse un poco de forma inconsciente, le volvió el saludo y preguntó por su mañana antes de presentar un café o algo de la panadería.
—Aprecio la oferta, pero realmente no soy una persona de café —se disculpó, sin embargo, los dedos de su mano derecha se contrajeron de forma involuntaria, sintiendo la falta de su habitual termo con té — ¿Marinette aún no ha salido?
Sabine se rió, negando con la cabeza antes de que entrara una clienta —se levantó hace un tiempo, hubo un akuma unas calles más arriba y fue un poco ruidoso —explicó —pero ha estado dando vueltas en el departamento. Adelante, sube —empujó la compuerta en el mostrador para darle paso a la trastienda antes de tomar el orden habitual de la mujer que acababa de entrar y ofrecérselo con una sonrisa.
Bueno, eso hacía sentido al mensaje matutino que Félix había recibido de la chica, disculpándose por no responder anoche; ella le explicó que había tomado un baño cuando él le escribió y luego de eso se quedó dormida muy rápido.
Pensando en eso, Félix subió hasta el hogar de su amiga con el sentimiento de familiaridad extendiéndose. Esto se estaba convirtiendo en una rutina, probablemente, y no sabía muy bien cómo sentirse al respecto de ese conocimiento.
Al abrir la puerta fue recibido por el olor a masa horneada, mantequilla y canela, y un toque de limón, además del sonido como campanillas de la risa de Marinette, seguido por su voz. Provenía de la cocina, para sorpresa de nadie.
—Podrías haber intentado dormir un poco más, solo digo — escuchó una voz masculina, seguida por un resoplar.
—Imposible. E incluso si hubiera hecho eso, ahora estaría hecha un lío para no llegar tarde a clases —respondió Marinette a Luka, si Félix no se equivocaba.
— ¿Marinette? Buen día —saludó vagamente, anunciando su presencia.
— ¿Félix? ¡Hola, pasa! —ella lo invitó con más energía de la que él le había escuchado en la mayoría de mañanas —siéntate —ella le ofreció cuando entró completamente en la cocina.
Félix notó que su teléfono estaba puesto en una especie de soporte, a su izquierda, y ella estaba ¿plegando papel? más bien, cartón, sobre la encimera de la cocina. El rostro de Luka era visible en la pantalla del teléfono.
— ¿Qué estás haciendo? —no pudo evitar curiosear.
—Preparando té y esperando que el cronómetro del horno termine, mientras platico con Luka —señaló la olla de tamaño considerable sobre la estufa y al horno antes de tomar su teléfono del soporte y acercarse al rubio.
—Buenos días —el guitarrista saludó con su habitual serenidad.
—Igualmente —Félix movió la cabeza en reconocimiento — ¿por qué tanto té?
Marinette hizo un gesto con la mano —es té de limón y miel, con un poco de jengibre.
Félix sabía por qué era famosa esa receta — ¿Estás resfriada?
Pero la chica negó con la cabeza —yo no pero, después de ayer, es mejor prevenir que curar —colocó un termo grande sobre la barra de la cocina —hice suficiente para Marc, Nathaniel, Aurore y Mireille, y sobra —declaró con una sonrisa entusiasta, hasta que le dio una segunda mirada a su compañero de asiento —hablando de eso ¿Hoy no traes el tuyo?
Los dedos de Félix volvieron a contraerse, ante la mención de su termo faltante —esta mañana, Madre recibió varios implementos de cocina que hacían falta, básicamente dejó la cocina hecha un desastre y no podía encontrar mi termo —suspiró, recordando el revoltijo que era su cocina cuando salió de su habitación. Por pura suerte no habían tenido que encargar el desayuno.
Marinette y Luka no pudieron evitar reírse entre dientes —en ese caso ¿Quieres una taza?
Félix hizo un sonido afirmativo, mientras se recostaba un poco sobre la barra —sería muy apreciado —respondió, y Marinette se giró para servirle una taza, de una tetera tradicional que también estaba sobre la estufa — ¿Qué estás horneando?
— ¡Bollos de canela! —le ofreció su taza con una sonrisa.
Ambos oyeron un quejido proveniente del teléfono —Mélodie, no es justo. Antojas.
Marinette se rió de nuevo, justo cuando sonó el cronómetro, indicando que era tiempo de apagar el horno —lo siento, Lu ¿puedo enviarte algo con Juleka para después de la escuela?
Incluso si el puchero en sus labios era juguetón, Luka estaba claramente disconforme con ese arreglo. De repente, su rostro se iluminó — ¿y si paso ahora por ellos?
Marinette miró con cautela a la pantalla de su teléfono mientras recogía los guantes para horno y se los ponía — ¿tienes tiempo antes de tus clases? —preguntó, dudosa.
Luka se encogió de hombros con una sonrisa —si llevo a Juls ahora, me dará tiempo de llegar a mi escuela.
Marinette resopló —si tú lo dices. Tengan cuidado —le riñó con una sonrisa suave.
—Por supuesto. Nos vemos en siete u ocho minutos, mélodie, Félix —se despidió de ambos antes de colgar.
La franco-china negó con la cabeza mientras abría la puertecilla del horno y sacaba las dos bandejas con esponjosos bollos que olían magníficamente, si Félix tenía algo que decir.
No le extrañaba que Luka insistiera en pasar antes de ir a su propia escuela, incluso a él se le antojaban.
Félix se sentó en silencio a beber su taza de té mientras Marinette sacaba, uno por uno, los bollos esponjosos, perfectamente horneados y espolvoreamos con azúcar perlada. Metió la mayoría en dos cajas de pastelería que, el rubio descubrió, eran lo que había estado plegando cuando él llegó.
Ella estuvo tarareando la misma canción que había cantado junto con Marc la mañana anterior durante todo el rato.
— ¿Quieres uno, Félix? —ella ofreció, balanceando las pinzas con las que había acomodado los bollos hacia él. Félix asintió sin pensarlo y preguntó si podía tomar otra taza de té, ignorando conscientemente lo muy doméstico que debía parecer todo el asunto —seguro, como dije, hice mucho —la niña colocó el bollo sobre una servilleta y se lo dio antes de rellenar su taza y la propia.
Luego de eso, se sentó junto a Félix con su propio bollo y tomó su celular con la mano libre para enviar un par de mensajes.
—Son realmente buenos —él la felicitó, después de un par de mordiscos.
Y no estaba 'siendo gentil', los bollos estaban tibios, los sabores se mezclaban perfectamente y la textura… como una nube.
Marinette le sonrió en agradecimiento —Me alegra oírlo, espero que a los demás también les gusten —se levantó para servir el té en el termo grande que había dejado en la barra previamente —hazme un favor y no me dejes olvidar las tazas desechables —añadió como ocurrencia tardía.
Félix resopló, recogiendo sus cosas cuando vio que la chica se preparaba para salir —te ayudaré con las cajas. No vaya a ser que causes un desastre en las escaleras, Noirette.
Marinette le regresó una mirada en blanco, después de resoplar —necesitamos elegir mejores apodos que estos, Blon-die —ella remarcó las sílabas, antes de sacarle la lengua y asegurarse de tener su pequeño bolso y su mochila encima para, acto seguido, recoger el termo y las tazas.
Félix descartó completamente el pensamiento de que el gesto la hacía ver adorable. Era infantil… tolerable, pero innegable y objetivamente infantil. No adorable.
Él recogió las cajas —bien, piensa en algo —regresó con voz monótona, como si no fuera importante.
Marinette rodó los ojos con cariño, saliendo del departamento antes de cerrar y bajar las escaleras hasta la puerta del edificio.
La chica se dio cuenta de que sus mensajes habían sido recibidos al ver a su, ahora pequeño, -pero genuino- grupo de amigos, reunidos en la puerta de la escuela, esperándolos, mientras algunos estudiantes ya estaban entrando a la escuela.
Nathaniel, Marc, Aurore y Mireille se animaron al verlos —Nettie trajo el desayuno —bromeó Marc, moviendo las manos como si hiciera sonar una campana.
Nathaniel se rió entre dientes cuando el pelinegro saltó de su asiento improvisado en el lateral de las escaleras — ¿así que esta era la sorpresa? —preguntó, con un tono más suave mientras los cuatro se arremolinaban a su alrededor.
Una campanilla de bicicleta interrumpió justo cuando Marinette iba a abrir la boca para responder. Luka detuvo su bicicleta justo afuera de la escuela con Juleka sentada detrás de él y Rose viajando con una gran sonrisa en la parrilla delantera —Hola otra vez, Ma-ma-marinette.
La chica se rió, haciéndoles señas a los tres recién llegados para que se acercaran también —traje bollos de canela y té para todos —anunció felizmente.
—Aww, Marinette, eso es muy dulce —Rose arrulló, claramente habiendo dejado atrás todo el malentendido del picnic. Después de todo, era una chica muy emotiva que solo intentaba ver siempre lo mejor de los demás.
Juleka solo se acercó cuando su novia y su hermano tomaron una taza y un bollo cada uno, dándole a Marinette una incómoda sonrisa y un agradecimiento murmurado.
Todos agradecieron y libraron fácilmente la carga de manos de Félix y Marinette.
—Lamento comer y correr, pero tengo una clase a la que llegar —se disculpó Luka con una sonrisa amistosa, colocando un beso en el cabello de su hermana -a lo que esta se quejó avergonzada- y moviéndose para abrazar a Marinette, sin embargo, se detuvo abruptamente antes de lanzar un brazo alrededor de ella, y se quedó estático unos segundos, como si escuchara algo con mucha atención; luego de eso, colocó otro beso en el cabello de Marinette, murmurando algo que solo ella escuchó, antes de marcharse en su bici.
—No quiero sonar entrometida, Mari, pero él es muy atento contigo ¿Están saliendo o algo así? —Aurore preguntó en un susurro.
Marinette se ruborizó un poco, y Félix no pudo evitar poner atención a sus reacciones, especialmente después de notar las acciones del Couffaine mayor —no, no estamos saliendo —la chica respondió con honestidad —Luka y yo estuvimos de acuerdo en que, por ahora, estamos mejor siendo amigos, mejores amigos —ella sonrió —sobre el futuro ¿quién sabe? —bromeó con más ligereza, consiguiendo un suave empujón de Marc y palabras agradables de Aurore y Mireille, por sus decisiones maduras y su buena comunicación con el de puntas azules.
Era gran cambio. En otras circunstancias, Alya estaría presionando sobre que definitivamente había química entre ella y Luka, e insistiendo en desarrollar un plan para que tuvieran una cita y/o ella se le confesara, descartando las palabras de Marinette como nerviosismo o falta de confianza.
Era un cambio. Uno agradable. Ni Juleka ni Rose dijeron algo al respecto, simplemente observaron la dinámica del grupo en silencio.
Finalmente, todos se movieron para entrar a la escuela, mientras terminaban su cálida y confortable merienda. Todos proyectaban buen humor mientras platicaban entre sí.
Ánimo.
Buen humor.
Félix repasó esos términos y sinónimos de forma reflexiva, caminando despacio hasta el final del grupo para mirar a Marinette platicar animadamente con la chica del clima, seguramente sobre su vestido.
Marinette había estado actuando de ese modo desde que la vio. Toda sonrisas, buen ánimo y un excelente humor, aparentemente. No es que no quedara bien en ella, Félix sabe que los días parecen más soleados y ligeros cuando ella sonríe - no es que eso sea algo que diría en voz alta. nunca Ni bajo tortura - pero hay algo que simplemente no termina de encajar.
Ella no lo estaba fingiendo, pero… parecía como si ella se estuviera presionando para mantenerlo, para dar más y más.
¿Por qué? Era la pregunta.
El grupo hizo una parada en los casilleros antes de separarse en las escaleras del segundo piso. Marc y las presentadoras tenían hora de estudio en la biblioteca, mientras que los demás tenían clase teórica con la señorita Mendeleiev, por lo que se dirigieron a su salón de clases, vacío con excepción de Max.
Una vez en su asiento compartido, Marinette deslizó su cuaderno de bocetos frente a Félix, permitiéndole ver un rediseño de la chaqueta americana, ya coloreada con los tonos encargados y con las medidas necesarias anotadas.
El londinense la detalló y asintió en aceptación.
—Dependiendo de qué tan ocupado esté con los deberes iré a conseguir las telas que necesito esta tarde, después de la prueba de Mireille o mañana después de la escuela —ella le informó —estará listo a tiempo, lo promete —concluyó con una sonrisa confiada y una mano sobre su pecho.
Félix, deliberadamente, no siguió el movimiento de su mano, sino que buscó su mirada azulina — ¿Vas a añadir un patrón? — preguntó, señalando la parte inferior de una de las páginas, justo debajo de las medidas, donde era evidente que múltiples líneas habían sido borradas, tal vez más de una vez.
La diseñadora afirmó con la cabeza —sería una sorpresa… es decir, si confías en mí para añadir el detalle que elija —algo en su tono le dijo a Félix que ella ya sabía lo que sería, tal vez era una pizca de emoción en su tono
El modo en que formuló su pregunta, sin embargo, fue lo que puso en sobre-marcha la cabeza del rubio.
Si confías en mí…
Confiar.
Félix era cauteloso por una razón, una muy buena, la confianza era peligrosa, incluso en pequeños aspectos.
Pero Félix, de alguna manera, había empezado a confiar en Marinette.
Lo suficiente para decidir formar una alianza con ella. Lo que derivó en su amistad.
Lo suficiente para bajar la guardia en presencia de ella. En la casa de ella.
Lo suficiente para encargarle el regalo de su querida madre.
Lo suficiente para dejarla entrar cada vez más en su vida.
De nuevo, de alguna manera, Marinette se había ganado progresivamente toda esa confianza de su parte, sin tan siquiera intentarlo, y Félix aún no había detectado ni la más mínima señal de que ella fuera desmerecedora de eso.
Así que sí —está bien, confió en ti —accedió, mientras le regresaba su cuaderno, y recibió ojos brillantes y la sonrisa más dulce y genuina que había visto de ella en toda la mañana.
Lo que le recordaba de qué quería hablar con ella antes de que empezaran las clases…
Notes:
Nooooo me jodan! Ya se revelaron TODOS los nombres de los episodios de la T5 ¡TODOS! ¡Y LA MAYORIA SON LOS CONCEPTOS DE LOS KWAMIS! ¡Y HAY UN PINCHE EPISODIO EXTRA! ¡SON 27 ALV!
Si así estamos ni tan siquiera al mes de terminada la T4 ¿cómo va a ser esto? ¿Tendremos tráiler para el próximo mes? Ya se está hablando de la posibilidad ¡TAMBIEN QUIERO TRAILER OFICIAL DE LA PELICULA POR FAVOR! Y una fecha si puede ser :3 gracias.
Chapter 39: Inusual
Summary:
Félix nota cosas de Marinette,
Marinette puede, o no estar conscientes de eso.
Menciones a un ataque de ansiedad.
Y, porque uno al día no basta, otro ataque akuma.
Notes:
¿Qué locura se ha montado en el fandom angloparlante, no?
En un momento parecía que iban a tener que re-hacer la mitad del elenco de doblaje para la próxima temporada, luego estaba la mitad del fandom insultando y acribillando a Zag, lo cual personalmente no podía entender, porque en el caso de lo que estaba sucediendo (que no les pagan bien a los actores de doblaje y les negaron cuando pidieron aumento) no es culpa directa del dinero que destina Zag al doblaje, si no a la empresa que se encarga del doblaje.
Pero aparentemente ya se está trabajando en solucionarlo.
Y hablando de Zag ¿vieron el fragmento de la peli que publicó? Se ve hermoso! Quiero la peli YA.
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Chapter Text
Así que sí —está bien, confío en ti —accedió, mientras le regresaba su cuaderno, y recibió ojos brillantes y la sonrisa más dulce y genuina que había visto de ella en toda la mañana.
Lo que le recordaba de qué quería hablar con ella antes de que empezaran las clases.
La niña había tomado su cuaderno de regreso, y un lápiz, para regresar hasta las páginas donde tenía los diseños inspirados en Renart y continuar trabajando.
De lo que Félix podía ver, ahora parecía crear un atuendo formal masculino y trataba de hacer una corbata o un pañuelo con pliegues que recordaran a las tres colas del superhéroe.
Eso debía ser un reto complejo, hacer que no se viera demasiado abullonado, pero fijando los pliegues lo suficiente para dar la referencia deseada.
—Marine-
— ¿Sabes? Pensé en lo que dijiste.
Ambos se miraron a los ojos cuando la voz del otro chocó con la propia.
Marinette le ofreció una sonrisa de disculpa —perdóname ¿ibas a decir algo?
Félix abrió la boca ligeramente, pero luego negó con la cabeza —tú primero —concedió.
Ella dudó un poco pero asintió —Bueno, como decía, pensé en lo que me dijiste, sobre atuendos basados en los héroes —retomó —lo cierto es que ya tenía otro diseño aparte del de Viperion pero no había pensado mucho más allá de eso —ella detuvo su lápiz, dejándolo en el centro del cuaderno en favor de deslizar la yema de sus dedos sobre una parte de las páginas donde no corría ningún riesgo de manchar el grafito —pero después de tu sugerencia he estado pensando e imaginando… atuendos semi-formales y otros más casuales o deportivos, incluso unisex, basados en cada héroe que hemos tenido —Félix notó que los ojos de Marinette lucían desenfocados, como si estuviera viendo algo más allá que su cuaderno —son tan vistosos y… mágicos y…siempre he querido que la gente que use mis diseños pueda sentirse cómoda consigo mismo gracias a la ropa —cerró los ojos y dejó escapar un suspiro levemente tembloroso antes de volver a fijar sus ojos en los verdes de su compañero de mesa —lo que quería decir es… gracias, por darme el empujón que me hacía falta para intentarlo.
Félix se quedó realmente sin palabras durante unos segundos, algo que casi nunca le había sucedido. ¿Cómo se responde a un discurso como ese? Ella estaba siendo tan genuina, y cálida, y…
Marinette Dupain-Cheng, cada vez que siento que empiezo a comprender el extraño enigma que eres… solo me entregas un montón de piezas aún faltantes del rompecabezas. Se quejó y suspiró para sus adentros, pero era un suspiro de admiración.
—No veo por qué debas agradecerme, yo solo hice un comentario al respecto. El resto es solo tu talento y creatividad —logró decir, después de un momento, antes de disponerse a sacar los útiles para su primera clase. Y no, no estaba huyendo de la intensidad de su mirada, él jamás.
—Y… ¿Qué ibas a decirme?
Félix lo pensó un momento ¿valía la pena expresar lo que había notado de ella y, probablemente, incomodarla? ¿Borrar esa sonrisa?
—Tú… —realmente no sabía cómo conducir esa conversación, nunca antes había estado en esa posición — ¿Estás bien?
Marinette le dio una mirada completamente confundida —yo diría que lo estoy ¿a qué viene esa pregunta tan de repente?
—No estoy… muy seguro de cómo explicarlo, pero te has estado comportando de manera un poco inusual esta mañana —sí, Félix se daba cuenta de que podía ser muy presuntuoso de su parte hablar como si la conociera profundamente, pero se sentía incorrecto callarse al respecto.
Marinette ladeó ligeramente la cabeza, realmente sin entender las implicaciones del rubio, como si ella misma no se diera cuenta de lo que estaba fuera de lugar — ¿Inusual, cómo?
—Como si estuvieras a la defensiva —señaló el chico en voz baja —a pesar de que lucías genuinamente feliz en un par de ocasiones, como cuando hablabas por teléfono con Luka o cuando entregaste la merienda a tus amigos… en general, actúas como si estuvieras esperando que una metafórica hacha cayera a tus pies y la única forma de afrontarlo es mostrarte feliz y de buen humor todo el tiempo —Félix prácticamente estaba susurrando en este momento, había notado a su primo entrar por el rabillo del ojo en medio de su explicación —es… Como dije, no estoy muy seguro de cómo explicarlo, Marinette.
La chica en cuestión se quedó congelada, mirándolo como una temblorosa cierva ante los faros. Ambos estaban tan cerca, para favorecer su conversión susurrada, que Félix era capaz de ver vetas azul oscuro y celeste en sus iris.
Un segundo después, ya no estaba viendo sus ojos, sino su cabello, cuando ella inclinó la cabeza contra su hombro.
—Félix —la sintió murmurar contra su chaleco, y el impulso de abrazarla como ella lo había hecho ayer era abrumadoramente fuerte.
En cambio, preguntó — ¿Qué es lo que sucede? —la pierna izquierda de la oji-azul se había presionado contra la derecha de Félix, y le estaban proporcionando al británico escandalosas ideas sobre levantar las piernas de Marinette sobre las suyas para abrazarla de una forma más cercana.
Félix tuvo que sacudir mentalmente esas ideas de su cabeza, para no perturbar a su amiga.
—Ojalá lo supiera —volvió a oírla murmurar —he estado teniendo este… mal presentimiento todo el día —exhaló un suspiro tembloroso, que le puso a Félix la piel de gallina en la zona del respectivo hombro y cuello —casi como el domingo, con el picnic.
—Lo del domingo era un desastre esperando a suceder desde el minuto uno —resopló Félix — ¿hoy?
Marinette negó con la cabeza. Su cabello acarició el cuello de Félix —como dije, ojalá lo supiera.
Félix se quedó en silencio después de eso, sin tener nada de valor que añadir a su intercambio, simplemente permitiendo que Marinette se apoyara en él e ignorando fácilmente al resto de personas en el salón.
Un tenue zumbido sobre su mesa compartida los sacó a ambos del breve momento con esa extraña mezcla de tensión y tranquilidad.
Marinette medio giró su cabeza, mirando el aparato responsable sin saber realmente en qué momento había dejado su teléfono a un lado de su cuaderno de dibujos. Estirando la mano derecha, agarró su celular de funda rosada y lo acercó lo suficiente para leer el mensaje que acababa de recibir, en cuanto lo hizo, sus labios se fruncieron en un puchero y resopló, dejándolo de nuevo sobre la mesa.
Sin poder evitar su curiosidad, Félix ojeó la pantalla, ahora a su alcance; el mensaje era corto, lo que le permitió leerlo desde las notificaciones de la pantalla bloqueada, tal como probablemente acababa de hacerlo Marinette.
Era de Luka, diciendo algo sobre "ruido blanco" y cómo no era sano lo que ella estaba haciendo con sus emociones.
—Parece que tu mejor amigo vio lo mismo que yo —mencionó, sintiendo como ella parecía esconderse en su hombro ahora, en lugar de solo apoyarse.
—Más como que él lo escuchó —murmuró ella, bastante bajo, y a Félix le costó un triunfo no estremecerse al sentir el tibio aliento rodar por su piel. Tampoco tuvo un momento para tratar de concentrarse en descifrar sus palabras, porque ella continuó murmurando cosas, tan bajo y tan rápido, que le tomó varios segundos descifrar cada cosa —pensamientos positivos. Pensamientos positivos, Marinette, no atraigas otro akuma. Pensamientos positivos.
Ella estaba repitiendo como un mantra las mismas cosas y Félix resolvió archivar el "otro akuma" para volver sobre ello más tarde, preguntándose si debería llevarla a la enfermería o buscar a un profesor; el chico podía reconocer los indicios de un ataque de ansiedad, tan cerca como estaban.
—Oye, Marinette —en primera instancia, intentó centrar sus pensamientos fuera de su preocupación —ejercicios de respiración ¿recuerdas? Concéntrate en mí, respira conmigo ¿de acuerdo? —le susurró de vuelta, deslizando una mano sobre la de Marinette, que se crispaba sobre el muslo de la chica, y ella inmediatamente la apretó de vuelta; la chica tenía un agarre fuerte —soy yo ¿Está bien? —Félix jamás habría pensado que su presencia podría llegar a ser reconfortante para nadie, incluso para su madre, Félix sentía que él le recordaría a su padre en sus momentos de dolor, más que reconfortarla, así que este sentimiento era nuevo, y apretaba su pecho de un modo que no sabría explicar, aunque quisiera —Sé que es difícil, pero quiero que intentes respirar al mismo ritmo que yo ¿aprieta mi mano si lo necesitas?
Había añadido lo último más por obtener una respuesta de ella, ya que había dejado de murmurar cosas y ahora estaba en silencio, simplemente respirando de forma irregular. Marinette, de hecho, apretó su mano, su cabeza se enterró de vuelta en el hombro de Félix y estaba haciendo un esfuerzo por igualar su respiración.
El británico sintió sus pequeños dedos apretarse y aflojarse alrededor de su mano de forma rítmica durante varios segundos al mismo tiempo que la respiración de ella dejaba de ser errática y superficial.
Sintió la necesidad de decir algo más —lo estás haciendo bien, Marinette. Buena chica.
Dos segundos después, la sintió relajarse contra él, casi como si hubiera sido drenado de toda la energía que tenía para mantenerse sentada por su propia cuenta. Félix sabía que no podían mantener la posición mucho más, pues la maestra tendría que estar llegando en los próximos minutos, pero la dejó estar por el momento.
—Gracias, Félix —ella susurró, apenas con voz, y él solo asintió contra ella. No se dio cuenta de que Lila y algún que otro par de ojos en el salón estaban sobre los dos, hasta que llegó la profesora Mendeleiev y dio inicio a la lección.
Marinette casi saltó lejos de Félix cuando la señorita Mendeleiev entró y comenzó a soltar indicaciones. Ella miró a su amigo con ojos de disculpa y sus mejillas se sonrojaron levemente en vergüenza antes de mirar hacia el frente.
Félix no pudo evitar que las comisuras de sus labios se levantaran al ver las mejillas femeninas colorearse. No soltó la mano de la franco-china mientras la maestra llamaba a lista.
~
Marinette respondió de forma distraída a su maestra cuando esta llamó su nombre en la lista. Mendeleiev parecía un poco sorprendida de no verla entrando a último minuto, pero también complacida, asintió con la cabeza y continuó con la lista.
—Le Chien Kim —hubo unos segundos de silencio antes de que la maestra repitiera el nombre mientras levantaba la cabeza, solo para descubrir que Max estaba solo en la mesa que compartía con el deportista.
El joven genio se acomodó las gafas —Kim está ausente hoy por una competencia de natación entre escuelas, señorita Mendeleiev —explicó, acomodándose sus lentes —creo que su familia ya había hablado con el director.
La mujer asintió, resoplando para sí misma sobre escuelas que pensaban que los el reconocimiento y los premios deportivos eran más importantes que los académicos.
Algunos otros estudiantes preguntaron en voz baja a Max y Alix sobre la competencia, mientras, Marinette tomó su celular con la mano contraria a la que Félix aún sostenía, manteniéndola en un aparente estado de calma, y escribió un par de mensajes: respondió a Luka y envió mucho apoyo y ánimos a Kim. Ignoró conscientemente el hecho de que en él había estado en el grupo que la había confrontado ayer afuera del salón, la natación era una de las mayores pasiones de Kim y se merecía el apoyo.
Para la hora del almuerzo, Félix y Marinette se dirigieron a casa de esta última, como ya era costumbre. Sin embargo, antes de que siquiera pudiesen salir del establecimiento, escucharon algo de conmoción dentro de sus compañeros, que estaban en el salón de casilleros.
Marinette se encogió, con contó repentino pensamiento de que este era el momento que la había estado teniendo en guardia casi toda la mañana, mientras que Félix simplemente rodó los ojos y continuó caminando.
Justo cuando llegaban a los escalones de la entrada principal, vieron a Nathaniel caminando con prisa en su misma dirección, con Marc siguiéndolo.
—Nath ¿Estás bien? —Marinette llamó su atención, antes de que el par de creadores de cómics se fueran en otra dirección.
Los dos chicos se detuvieron antes de alcanzarlos —uh, sí, Marinette. El salón simplemente estaba haciendo mucho alboroto ahí atrás —suspiró.
— ¿Sabes de qué se trataba todo eso? —preguntó esta vez Félix.
El pelirrojo puso los ojos en blanco —aparentemente, a Lila le llegó otra nota de "amenaza" —hizo las comillas con sus dedos antes de acomodarse la mochila.
Marc miró al grupo con ojos confusos, por lo que Marinette le explicó lo que había pasado días atrás. El pelinegro rodó los ojos —la gente que no cree en sus invenciones va a empezar a pensar que ella está realmente mal de la cabeza.
Félix resopló en acuerdo —y eso ni siquiera estaría lejos de la verdad.
Marinette y Nathaniel no pudieron evitar reírse, por la forma tan seria en que los dos se expresaron al respecto.
— ¿Iban a almorzar fuera? —Marinette preguntó gentilmente, tratando de mantener su cabeza lejos del lío que, ahora sabía, se estaba suscitando en el salón de los casilleros.
—Oh, sí. Rose y Juleka han estado hablando de este café temático en la esquina de la 18 frente al Sena —le respondió Marc.
—Aparentemente cambian de temática cada tres o cuatro semanas, y esta vez tomaron la aparición del nuevo héroe zorro para hacer el tema de zorros en las mitologías orientales —añadió Marc. Nathaniel no pudo evitar una pequeña sonrisa al recordar el detalle.
Marinette se llevó las manos a las mejillas, imaginando el sitio —suena tan bonito. Asegúrense de decirme qué tal es y darme la dirección más tarde ¿de acuerdo? —tal vez, si fuera un lugar agradable, a Kagami le gustaría tener su próxima salida juntas allí.
Ambos le respondieron con un por supuesto amigable, y los cuatro estaban a punto de despedirse y separarse cuando alarmas muy familiares para los parisinos empezaron a resonar de todas partes de la ciudad.
Félix las reconoció de la noche en que aparecieron aquellos fuegos fatuos en su casa — ¿eso significa akuma, verdad? —se quejó más que preguntar. Dios, esto es lo malo de haberme mudado.
Ni Marinette, Marc o Nathaniel tuvieron tiempo de decir algo más cuando los zapatos de todos empezaron a mojarse, por una corriente de agua que cubrió el suelo en un abrir y cerrar de ojos.
— ¡Es Syren! —exclamaron los tres a la vez en reconocimiento.
— ¡De prisa, por la escalera de emergencia! ¡Hay que subir tan alto cómo podamos! —la mente de Marinette inmediatamente cambió el chip a modo estratégico y empujó a los chicos hacia la escalera para incendios que zigzagueaba a un costado de la escuela, ignorando que sus zapatos se empapaban rápidamente.
— ¡¿Y tú a dónde crees que vas?! —Marc la regañó mientras Nathaniel subía primero, notando que su amiga insistía en que ellos subieron primero.
Marinette se tensó, estrujándose la cabeza en busca de una excusa para esconderse y transformarse —tengo que ir a casa y asegurarme que mis padres suban al balcón —exclamó ella.
Pero Marc no estaba teniendo nada de eso, no después de la preocupación de ayer cuando quedó atrapada en la barrera de Striker —les avisarás más rápido por teléfono, sube con nosotros —la agarró de la muñeca y tiró de ella tras él, con Félix justo detrás.
Marinette apenas pudo balbucear varios 'pero' inútiles e ignorados. Mentalmente gimió en angustia mientras corría por los escalones, todas las personas que quedaban en la escuela probablemente intentarían llegar al techo también, transformarse esta vez iba a resultar un poco más desafiante.
Notes:
Buenas.
Simplemente no puedo no contarles esta ‘anécdota’ xD. El fin de semana hice una pijamada con mis amigos, ya que estábamos de carnavales en la ciudad, pero no nos queríamos arriesgar saliendo a los desfiles o a fiestas con tanta gente, así que hicimos ‘plan tranquilito en casa’, en fin, que tomé bastante licor y escribí como la mitad de este capítulo en estado de embriaguez xD, por supuesto estaba escrito del asco y había cosas exageradas o que no cuadraban, así que tuve que pasar un día o dos más corrigiendo, acomodando y re-editando todo lo que había escrito mientras me zampaba una botella y media de vino xD
Probablemente los próximos capítulos no sigan el orden exacto de una vez a la semana, ya que recibí una comisión para otro fic y, a pesar de que no me impusieron una fecha, me gustaría entregarlo en un mes o menos.
Ahora, antes de pasar a los comentarios, siempre que toco el tema me gusta dejar el consejito de que nunca tomen demasiado si no están del todo en confianza, nunca beban con extraños y preferiblemente háganlo cuando no tengan que movilizarse de un lugar a otro en ese estado. ¡Cuídense siempre!
Chapter 40: Cuidado con el agua
Summary:
Syren está de vuelta, según parece.
Lila tiene un plan, y no le importa nada más.
Y Félix nunca había sentido un vacío como ese antes.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Félix no sabía muy bien lo que estaba sucediendo, solo sabía que había otra de las monstruosas creaciones de HawkMoth o ShadowMoth -o cómo diablos se hiciera llamar el mentado lunático- que involucraba el agua y que, aparentemente, necesitaban llegar a lo alto muy rápido.
— ¿Qué es lo que pasa? —preguntó, una vez llegaron al tejado.
Marinette estaba al celular con sus padres, así que Nathaniel y Marc se encargaron de ponerlo al corriente. Aparentemente, Syren era una akuma que podía manipular los niveles de agua e inundar la ciudad en cuestión de minutos, solo los edificios de cierta altura se elevaban a salvo, por encima del nivel del agua.
Félix no entendía la logística de eso — ¿Cómo puede inundar solo la ciudad? —se preguntó en voz alta, con el ceño levemente fruncido.
Marc se encogió de hombros ante el cuestionamiento —Quiero decir, nadie se ha molestado en comprobarlo, pero tenemos la teoría de que se forma una barrera mágica alrededor de la ciudad que contiene su poder aquí —comentó el escritor, escuchando los pasos apresurados de las personas que intentaban subir desde el interior de la escuela. El primer piso ya estaba inundado hasta la mitad, había sillas e implementos de deporte flotando en el patio.
Félix miró de reojo a Marinette, quien apretaba la barandilla del tejado con una mano y sostenía su teléfono con la otra, mientras miraba hacia su balcón, al otro lado de la calle inundada. Félix tomó su propio teléfono y llamó a su madre, indicándole apresuradamente que dejara cualquier cosa que estuviese haciendo y subiera a un lugar alto, preferiblemente a 10 metros, o más, del piso. Amelie lo tranquilizó, explicando que ya los habían evacuado hacia el tejado del edificio de TVi, ya que el primer piso había emitido la alerta rápidamente. Cuando ella le preguntó si estaba a salvo, Félix le explicó que había subido con Marinette y otros compañeros al tejado de la escuela, lo que aparentemente era una altura suficiente. Se dijeron el uno al otro que se mantuvieran a salvo antes de colgar.
Muchos otros estudiantes y uno que otro docente habían llegado al techo mientras hablaba, así que Félix se movió más cerca Marinette y el grupo, a quienes Aurore y Mireille se habían unido, especialmente desde que las clases de Bustier y Mendeliev también habían subido y Lila parecía estar diciendo algo a todos los de su grupo.
— ¿Tú madre está bien? —Marinette le preguntó inmediatamente.
Félix sonrió internamente por la preocupación genuina de ella, exteriormente, solo suavizó su mirada —Sí, evacuaron el edificio rápidamente ¿Tus padres?
Marinette hizo un gesto hacia su casa y, al volver la mirada, Félix pudo ver a la pareja Dupain-Cheng en el balcón de Marinette, platicando gentilmente con algunas otras personas, probablemente clientes y/o vecinos, que también habían subido al techo por la escalera de emergencias a un lado del edificio. El rubio asintió, colocando una mano en el hombro de la chica al ver que todavía apretaba de forma realmente tensa el barandal de acero.
— ¿Esto es todo? Quiero decir, no es por menospreciar la experiencia de una inundación, pero ¿Debería esperar alguna otra sorpresa? —preguntó, escaneando el agua que ya estaba cubriendo la mitad del tercer piso.
—El agua puede parecer en calma ahora, pero las corrientes pueden llegar a ser peor que los rápidos de un río cuando Syren pasa nadando. Créeme, no querrás caer al agua con ella cerca —exhaló Marinette.
—Por no mencionar que, la última vez, los tiburones y otros animales de los acuarios y el zoológico escaparon, y estaban ¿campando? —Marc se detuvo un momento, dudando de la palabra adecuada para usar —nadando a sus anchas por la ciudad —añadió, y todos se estremecieron colectivamente.
De acuerdo, Félix podía ver el peligro en eso.
—Es aterrador —Mireille se estremeció, acurrucada con Aurore y Marinette. Ambas le acariciaron la espalda de forma reconfortante. La rubia, particularmente, sabía cuán profundo era el respeto que Mireille sentía por las criaturas del mar desde niña, al ver a un familiar pasarla realmente mal por la picadura de algún tipo de medusa en sus vacaciones familiares en la playa, una carabela portuguesa si no recordaba mal.
Fue entonces cuando el resto de la clase de Bustier se acercó a ellos.
—Chica, pensé que ya te habías ido a casa —notó Alya —que bien que todavía estás aquí.
Marinette respiró profundo, mientras se apartaba suavemente de las dos presentadoras de tv —estaba a punto de irme a casa cuando el agua empezó a subir —arriesgó una mirada hacia atrás desde su posición contra la barandilla, el agua parecía haber llegado a su tope finalmente, lo que significaba que Syren pronto estaría en movimiento.
Ella necesitaba irse.
—Te estábamos buscando antes, las cosas están empeorando —Marinette se volvió a mirarla, sin entender en qué dirección iba esta plática —Lila recibió otra nota amenazante ¡Necesitamos hacer algo, como representantes de la clase!
Marinette luchó por no poner los ojos en blanco y darle a los demás combustible para una discusión ¡Este asunto se estaba volviendo ridículo! Ya le había dicho a Alya lo que debería hacer y Lila se había negado porque obviamente era todo falso y solo los enviaría a una cacería sin sentido.
—Alya, de verdad, ya te dije lo que se puede en este caso, hay que llevar el asunto con el director —suspiró con cansancio. Alya no parecía contenta con su respuesta — ¿no sé qué otra cosa esperas hacer? No hay cámaras en los casilleros para "respetar la privacidad de los estudiantes" —volteó a ver a Chloé, quien estaba con Sabrina en otra parte del tejado, sabiendo que ella era la promotora de tal decisión. La rubia hizo caso completamente omiso a su mención —así que ¿Qué es lo que pretendes hacer? ¿Vigilar 24/7 el casillero de Lila para descubrir quién deja las notas? —se burló, cruzando los brazos.
Entonces escuchó el falso sollozo que ya se hacía demasiado familiar. Lila se asomó detrás de Alya con las manos en las mejillas y los ojos ensanchados.
—Oh, Marinette —la chica se estremeció de disgusto al escuchar su nombre en ese tono venoso que fingía ser dulce —a pesar de nuestras diferencias, sé que nunca harías menos un problema de un miembro de la clase —Alya le dirigió una mirada suave a la chica y se hizo a un lado para permitir que Lila llegara hasta Marinette. La oji-azul se puso alerta, cada centímetro de su cuerpo en tensión y podía sentir a Tikki apretarse contra su pierna a través del pequeño bolso; quiso retroceder cuando Lila estuvo a sólo tres pasos de ella, pero sintió la barandilla contra su espalda baja —yo solo-
Y todo se volvió un lío en cuestión de segundos.
Marinette vio a Lila "tropezar" con sus propios pies y tambalearse hacia adelante, sintió las manos de la italiana presionar su hombro izquierdo y su mano derecha, y colocar todo su peso contra ella, escuchó la voz de Marc y Aurora llamarla, Félix gritó su nombre por encima de cualquier otro sonido, Marinette sintió como el equilibrio de su cuerpo se volvía precario y se balanceaba sobre la barandilla.
Entonces, lo próximo que sintió fue la frialdad del agua envolver su cuerpo y entrar en sus pulmones antes de que pudiera reorientarse y entender lo que había pasado.
Lila la había empujado por la barandilla del tejado hacia el agua, algo más de un metro debajo de ellos.
Arriba, tanto Félix como Marc se habían lanzado hacia adelante, tratando de sostener a su amiga antes de que cayera por completo, pero ninguno fue lo suficientemente rápido o, en el caso de Félix, fue entorpecido por la italiana que ahora sollozaba en el suelo, agarrando su tobillo y lloriqueando sobre alguna lesión, jurando que no había sido su intención empujar a Marinette y que le dolía mucho su pie, o algo así. Félix no le estaba poniendo atención, ni tampoco Nathaniel, Marc, Aurore o Mireille, todos ellos se inclinaron sobre la barandilla, llamando a gritos de preocupación a la oji-azul. Incluso Juleka, Rose, Alix y la profesora Mendeleiev se unieron a la barandilla, las estudiantes gritando por la niña caída.
Félix había sentido un hueco formarse en su pecho cuando vio a Marinette irse de espaldas, el vacío solo creció exponencialmente cuando Lila tropezó hacia atrás, contra él, después de empujar a Marinette y le impidió alcanzarla a tiempo. El británico había empujado a la mentirosa hacia el piso del tejado sin ningún tipo de contemplaciones y se apresuró hacia la barandilla, al igual que el resto de los amigos de Marinette, pero ya era tarde. Vieron el chapoteo de su pequeño cuerpo hundirse y se estaba tardando más de lo razonable en salir a la superficie.
A Félix se le heló la sangre ¿Marinette incluso sabía nadar?
¿Dónde están esos estúpidos héroes? Pensó apretando con fuerza la barandilla en sus manos.
Su pregunta/reclamó fue contestada con la visión de una mancha negra que se lanzó desde alguna parte hacia el lugar en que Marinette había caído, al mismo tiempo que la voz de una mujer adulta gritaba "¡Hombre al agua!".
Félix siguió con sus ojos el trayecto desde donde Chat Noir se había lanzado al agua, viendo un barco de vela cruzar por la esquina; al timón estaba una mujer de largo cabello albino en trenza y llamativos lentes rojos.
Félix habría pensado que estaba enloqueciendo si esto no fuera París -¿Cómo diablos la gente en esta ciudad sigue viviendo con normalidad?- si su atención no hubiera sido atraída con mucha más fuerza por la tos ahogada de la chica que casi le había robado el alma del cuerpo durante el minuto que estuvo bajo el agua.
El británico exhaló en completo e inconmensurable alivio mientras obligaba a sus manos a soltar la barandilla de metal, le dolían los dedos y estaban realmente pálidos.
Un solo pensamiento se repetía en su cabeza, mientras veía a Luka correr desde alguna parte del barco y arrojar una escalera de cuerda sobre el costado de la nave más cercano a dónde estaba Marinette.
Está a salvo.
Ella está a salvo.
Marinette tosió el agua fuera de sus pulmones doloridos lo mejor que pudo, pero su cuerpo estaba temblando de forma incontrolable y no podía coordinar sus movimientos.
Se sentía tan pesada y tan fría.
—Marinette, necesito que dejes de moverte —ella escuchó justo a su lado, sus ojos entrecerrados solo podían ver negro —te tengo ¿de acuerdo? Solo concéntrate en respirar.
La niña siguió tosiendo, pero hizo el esfuerzo por recuperar aire en medio de las contracciones violentas de su pecho, sus extremidades colgaron flácidas en el agua al saber que alguien la sostenía.
—Eso es. Lo haces bien, princesa —la voz le habló de nuevo y está vez sintió que la movían. El agua era fría y abrumadora a su alrededor, no le hacía ningún favor a los temblores de su cuerpo —ma petit souris, ¿crees que puedes sujetarte a mí? Te sacaré del agua, pero necesito al menos una de mis manos.
Chat Noir, proporcionó su mente adormecida, antes de procesar su petición.
—Puedo —murmuró en respuesta, su voz ronca y casi inexistente por el agua invasiva la tos. Poco a poco, su mente reaccionaba y toda la situación estaba volviendo a ella; así que, como pudo, envolvió sus brazos alrededor del cuello de Chat sin siquiera mirar, balanceó su cuerpo como pudo hacia la ancha espalda del muchacho y finalmente enroscó sus piernas alrededor de la cintura masculina con la poca fuerza que fue capaz de reunir —Yo puedo —repitió una vez más, tratando de asegurarle que estaba sujeta.
—Bien, agárrate fuerte —él le advirtió antes de agarrar la escalera de cuerdas y trepar con ella. Subió con cuidado, usando solo un brazo mientras lanzaba el otro por su espalda, como un seguro en caso de que las fuerzas le fallaran a Marinette.
Finalmente subieron al barco a salvo. Chat Noir maniobró a la chica en su espalda para sostenerla entre sus brazos mientras Luka corría de nuevo hacia ellos, esta vez con un par de toallas en brazos —Oh, dioses, Marinette —el músico la llamó en completa preocupación.
—No está herida —anunció Chat Noir en voz alta, después de repasarla de pies a cabeza. Si lo decía para tranquilizar a Luka o a sí mismo, no lo sabía.
Luka retiró las cintas de su pelo, liberando las coletas gemelas antes de usar la toalla más pequeña para retirar el agua que goteaba por su pelo oscuro —Marinette —susurró de nuevo, con la voz un poco quebrada.
La chica apartó la cara, para toser un poco más de agua, antes de mirarlo —Luka... ayúdame.
Luka observó en los temblorosos ojos azules una mezcla de determinación y desesperación que lo hizo suspirar y sentirse inquieto, porque sabía que Marinette en realidad estaba pidiendo ayuda para escabullirse y transformarse, y Luka realmente no se sentía cómodo con la idea de que ella fuese a pelear en esas condiciones, no obstante, sabía que no podría hacer nada al respecto.
—Vamos, te conseguiré algo de ropa abrigada de Juleka mientras tú te das un baño, eso debería ayudar —mintió, aunque en realidad era lo que quería hacer.
Chat se mostró un poco renuente o dudoso en soltarla —dime... ¿cómo caíste al agua? —preguntó, bajándola cuidadosamente, sin quitar sus manos de ella hasta que viera que podía mantenerse en pie por sí sola.
Marinette tembló, sí de la ira o del frío, nadie lo sabría —ella... me empujó por la barandilla —dijo con voz ronca, antes de toser un poco más.
Chat la miró con ojos ensanchados mientras ella finalmente se erguía sobre sus propios pies, sus zapatillas empapadas hicieron un chapoteo contra el suelo de madera del barco — ¿empujarte? ¿Quién haría una cosa así? —aunque una voz en el fondo de su cabeza, preocupantemente similar a Plagg, estaba señalando una culpable.
—No me digas... —Luka inhaló profundo, con el ceño fruncido.
Marinette asintió con la cabeza —Lila Rossi.
Chat se quejó para sus adentros. La voz en su cabeza que sonaba como Plagg reclamó "¡Lo sabía!"
Notes:
Ahhh, vivo por los finales de cap angustiantes xD Nadie se la esperaba ¿eh? ¡Qué piensan!
Por cierto, acabo de subir el epilogo de un nuevo fanfic. Es un crossover con .... (redoble de tambores) ¡Pokémon!
Será de capítulos más largos que este, por lo que tardará un ritmo de actualización mucho más lento. Los personajes principales son Marinette, Luka, Kagami, Adrien y Félix. Si quieren saber cómo están emparejados, vayan a echar un vistazo. Espero que me apoyen en ese nuevo proyecto si les gusta o tienen nociones del anime pokémon.PD: ¡He vuelto de las vacaciones! Unas vacaciones que ni siquiera esperaba. Me fui a poner el refuerzo de la vacuna a principios de semana (además de hacerme exámenes de sangre, que me tuvieron que sacar de la muñeca en vez del brazo, lo cual fue horrible YoY) y acabé con el brazo destrozado por varios días ToT ni siquiera había dejado de doler cuando mi padre de repente nos dice una noche "empaquen para dos días, nos vamos mañana temprano a la playa" y mi madre y yo -_- ¿no podías decirlo ayer, carajo?
Así que, cuéntenme ¿Cómo estuvo su semana santa?
Chapter 41: Un compañero para una Sirena
Summary:
Síp. Syren está de vuelta.
Y no está sola.
La clase es un lío.
Luka es un apoyo. Y se da cuenta de cosas.
Marinette toma decisiones.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
—Ella… me empujó por la barandilla —dijo con voz ronca, antes de toser un poco más.
Chat la miró con ojos ensanchados mientras ella finalmente se erguía sobre sus propios pies — ¿empujarte? ¿Quién haría una cosa así? —aunque una voz en el fondo de su cabeza, preocupantemente similar a Plagg estaba señalando una culpable.
—No me digas… —Luka inhaló profundo, con el ceño fruncido.
Marinette asintió con la cabeza —Lila Rossi.
Chat se quejó para sus adentros. La voz en su cabeza que sonaba como Plagg reclamó "¡Lo sabía!"
~∆~
Luka era una persona sensata y serena. Lógicamente, podía entender cómo se vería la situación para alguien que no estaba al tanto de todo el contexto -él mismo no estaba enterado de todo, porque Marinette era testaruda y buena con sus secretos- pero incluso todo eso no hizo mucho por evitar la punzada de molestia cuando Chat Noir hizo la inocente pregunta a su dulce y lastimada musa.
"¿Estás segura que no fue un accidente?"
Un accidente, como no. Luka no necesitaba estar cerca de la italiana ni oír su canción para saber que había alevosía y malévola intencionalidad detrás de la caída de Marinette.
—Ni una oportunidad —respondió, en algo que sonó mucho como un siseo, antes que Marinette pudiera reunir sus palabras, aun atendiendo su cabello mientras ella envolvía la parte superior de su torso con la toalla más grande —ha hecho cosas contra ella antes, incriminándola, acusándola —Luka frunció el ceño —pero esto es inadmisible, mélodie. Hay que ponerle un alto a esa chica, quién sabe de lo que será capaz la próxima vez.
Luka estaba molesto y preocupado. Y tenía todas las razones para estarlo. Esa muchachita estaba dispuesta a cualquier cosa para lastimar a su mejor amiga, a la chica que lo inspiraba con su sola presencia y que mantenía a esta ciudad en pie; por no decir que estaba llenando la cabeza de su hermana y los amigos de ellas con falsedades y basura.
Marinette tembló de nuevo, de frío, al contrario de Chat Noir, quien se removió en su lugar, inquieto e incómodo por el rumbo de la conversación.
—Lo sé, Luka —Marinette suspiró con cansancio —lo sé ahora. He estado siguiendo a ciegas un consejo terrible de alguien que, al final del día, no parecen no importarle para nada mis sentimientos… pero ya no más —apretó los puños, a pesar de que sus manos se sentían hormigueantes por el frío y la humedad. No se dio cuenta de la mirada de gatito perdido en los ojos del héroe —debí ponerle un alto en el momento en qué me amenazó, pero ya no más —insistió, más para sí misma, no obstante, como había estado hablando bajo de todos modos, ambos chicos la escucharon.
— ¿Te amenazó? —ambos jóvenes exclamaron de incredulidad.
Su sobresaltó pareció sacar a Marinette de sus pensamientos reflexivos, justo para darse cuenta que madame Anarka estaba moviendo el Liberty lo más cerca posible del tejado de su escuela, probablemente para permitir que las personas abordarán. También recordó lo que se supone que debería estar haciendo.
—Luka —ella lo llamó, tirando de una manga de su sudadera, cambiando su expresión determinada a una petición de ayuda —sobre la ducha y… ese cambio de ropa —preguntó suavemente, esperando a que Chat también recordara que tenían un trabajo y se marchara, para que ella pudiera hacer lo mismo antes de que sus amigos la alcanzaran en el barco y no la dejaran fuera de su vista de nuevo.
El músico asintió, dejando la toalla ahora húmeda sobre su cabeza y pasando un brazo alrededor de su espalda para ayudarla a caminar —Sí, por aquí.
—Cui- —Marinette escuchó a Chat dudar, por lo que se detuvo en sus inestables pasos y se volvió hacia el rubio —cuídate, es decir, cuídense mucho, yo- eh- Tengo trabajo de superhéroes que hacer —trató de recomponer su confianza y charlatanería habitual, haciendo algunos gestos exagerados al despedirse. Lo último que vio Marinette, fue su traje cambiar al de agua, antes de que se lanzara al agua.
El agua fría.
El viento de otoño.
Marinette se estremeció ante el pensamiento de que ella tendría que hacer lo mismo en breve, incluso con el conocimiento de que su traje mágico la protegería de la temperatura indeseable.
—Vamos, por aquí —Luka la llevó a su camarote, mientras su madre desplegaba 'la plancha' para permitir que los estudiantes del François Dupont abordaran el Liberty — ¿estás segura de que puedes hacer esto, Marinette? Te estás helando.
Marinette sorbió su nariz y apretó la toalla grande alrededor de su cuerpo, deseando no tener que hacerlo, y en cambio poder darse un necesario y relajante baño caliente, pero los akumas no esperan a nadie —e-estaré bien, Luka. Tengo q-que hacer esto —sacudió intencionalmente su cuerpo, tratando de detener, al menos por unos instantes, el temblor involuntario.
Luka sabía que eso último era cierto e indiscutible, pero no lo hacía mejor de ningún modo — ¿Tikki?
La kwami se asomó desde el pequeño bolso empapado que, por un milagro, Marinette no había perdido en la caída —entre más rápido solucionemos esto, menos posibilidades habrá de que te resfríes —animó a su portadora, antes de volverse hacia Luka —estará bien, una vez que lancé la cura, estará seca y bien, igual que todas sus cosas.
Marinette hizo una mueca, sin querer ver su teléfono celular, ni imaginarse dónde había terminado su mochila escolar, la cual había perdido en la caída al agua —Démonos prisa —la joven invocó su transformación y luego sacó del espacio de almacenamiento en su yoyo el macaron adecuado para la situación.
Luka solo pudo observar en silencio como el traje moteado cambiaba su apariencia.
—Te lo agradezco mucho, Luka, por cubrirme — Aqua-Ladybug le dirigió una sonrisa. Sin la ropa empapada y con el cabello debidamente peinado no parecía en tan malas condiciones.
Si Luka no la hubiese visto hace solo un segundo, no podría haber dicho que había nada fuera de lugar —mélodie, prometí que te daría todas las oportunidades que necesites —le recordó suavemente.
Ladybug puso una mano enguantada contra la mejilla de Luka, en silencioso agradecimiento —odio pedirte que mientas, pero si alguien pregunta por mi ¿solo diles que no estoy en condiciones de ver a nadie? —pidió ella.
Luka asintió con la cabeza —por supuesto. Ten cuidado ahí fuera —esta vez, ella asintió y, sin cruzar más palabras, Aqua-Ladybug abrió la ventana del camarote y saltó fuera del barco —y por favor vuelve a salvo —susurró para sí, más como una plegaria, mirando a la ventana por unos segundos más antes de regresar a la cubierta del barco.
A Ladybug no le costó trabajo encontrar a su compañero felino, el chico estaba flotando detrás de una valla publicitaria del último perfume de la marca Gabriel y parecía honestamente… desconcertado.
— ¿Todo bien, Chat? —preguntó en voz baja, una vez que lo alcanzó.
El rubio casi le da un coletazo cuando se volvió hacia ella, obviamente sin haber notado su llegada antes —M'lady, me alegro de que hayas llegado —regresó, en el mismo tono bajo —he estado observando a esos dos como por cinco minutos y… bien, realmente no entiendo qué pretende ShadowMoth esta vez —sí, desconcertado era un buen adjetivo para el gato.
— ¿Esos dos? —la oji-azul repitió con extrañeza, antes de asomarse por el borde de la valla publicitaria, tal como lo había estado su compañero. Había esperado ver a Syren enfrascada en un civil, tal incluso a Kim de nuevo en una burbuja; no conocía personalmente a Ondine y no estaba segura de qué situaciones provocarían a la chica, pero seguro no estaba esperando ver una especie de… ¿ballet acuático? protagonizado por Syren y… ¿un tritón? ¿un cecaelia? ¿Cómo podía llamarse a eso?
— ¿Okay? —Ladybug parpadeó despacio, alargando la palabra con total desconcierto.
Syren era su yo habitual de piel rosa, con pecas negras, ojos y pelo corto de color rojo, con dos cuernos blancos y traje azul escamado, aunque a Ladybug le pareció ver que, esta vez, sus piernas se parecían más a la cola de la criatura mitológica de la cual tomaba el nombre, en vez de las aletas de un buzo; el reloj en su muñeca no estaba, la aleta dorsal se veía un poco más grande, y el escote de su traje, que normalmente parecía formar un símbolo, esta vez enmarcaba medio círculo dorado.
La sirena pelirroja estaba dando giros y volteretas alrededor de su nuevo compañero.
El chico tenía la piel de un azul profundo, algunas escamas aquí y allá salía al azar de sus brazos musculosos, un cinturón de algas cubría la división de su torso, dando paso a una… ¿cola? compuesta por varios tentáculos de color rojo vino, con ventosas de un color levemente más claro. También tenía ojos rojos, una diadema de color dorado en su cabeza daba paso a un cabello dorado, peinado hacia arriba, con puntas en enblanquecidas. Otro semicírculo dorado, como la mitad de una medalla, colgaba de su cuello con una tira de algas. Parecía tener algún tipo de símbolo, pero Ladybug no podía distinguirlo desde su posición.
Luka regresó a la cubierta solo para ser aturdido con una profunda discusión proveniente de la clase de su hermana y Marinette. El músico prácticamente podía oír los tambores y cuernos de guerra por encima de las acusaciones y rabietas. Los profesores todavía estaban en el tejado de la escuela, esperando a que todos los alumnos cruzaran la pasarela hacia el barco.
Aurore y Félix estaban encabezando uno de los bandos, respaldados por Mireille, Marc y Nathaniel, Juleka y Rose estaban a un lado, solo observando. El otro bando estaba liderado por Alya. Luka sintió la furia embargarlo y la bilis subir por su garganta cuando notó a Lila ser 'auxiliada' por Iván y Mylene detrás de la aspirante a periodista, también estaban Nino y Max, mientras Alix estaba a un lado, observando todo en silencio y de brazos cruzados.
También había un pequeño grupo de observadores de otras clases.
Entonces, Juleka lo notó, y de repente Luka tenía los brazos llenos con su hermana y Rose, preguntando por Marinette.
El nombre de la diseñadora oji-azul fue como una pequeña chispa saltando en un charco de gasolina. La mirada del grupo que respaldaba a Rossi se giraron a verlos con miradas pesadas cuando el grupo liderado por el par de rubios se volvió hacia los Couffaine con prisa, todos preguntando por su amiga.
El pecho de Luka se sintió un poco menos pesado cuando pudo escuchar la preocupación sincera de todas esas personas hacia Marinette, como una suave canción de cuna, incluso Alix se separó del otro grupo para saber sobre la condición de la franco-china.
Luka levantó ambas manos, tratando de apaciguar al grupo para dar su versión. Funcionó, en su mayor parte.
—Luka, por favor, dinos cómo está Nettie —Marc nunca había tenido interacciones directas con Luka, solo a través de un grupo, pero su timidez fue lanzada por la borda en su preocupación por su amiga.
— ¿Ella está bien? ¿Ese gato la sacó a tiempo, verdad? —Félix fue el siguiente en insistir.
El músico se aclaró la garganta —Marinette estaba muy fría, así que la envié a tomar una ducha caliente y le presté ropa seca —le dio una mirada a Juleka con esto último, a lo que su hermana asintió. Como precaución, Luka había tomado un conjunto abrigado del armario de su hermana y lo había dejado en el baño antes de salir.
Todos suspiraron, exhalando diversas frases de alivio.
Antes de que nadie pudiera sugerir ir a ver cómo estaba la chica, Luka continuó —Ahora ¿podrían explicarme cómo terminó Marinette en el agua? Mamá y Chat Noir apenas y la vieron caer al agua.
Félix gustosamente le respondió —Rossi fingió tropezar, mientras hablaba con ella, y la empujó por la barandilla.
— ¡Falso! —Alya chilló desde el otro lado —Lila se tropezó, se lastimó el tobillo. Luego este bruto —prácticamente escupió, mirando con ira a Félix —la empujó sin ningún cuidado y la lastimó más.
—Después de empujar a Marinette, 'se cayó' hacia él —Nathaniel añadió, para Luka, con evidente desdén en su voz mientras cabeceaba hacia el britanico —nadie más estaba lo suficientemente cerca para alcanzar a sujetar a Marinette.
La propia Alix jadeó ante la forma en que su mejor amigo se expresó — ¡Nath!
El único ojo visible del artista rodó —Oh, por favor, Alix. Estabas ahí, lo viste. No puedes decirme-
— ¿Cómo pueden ser tan crueles? Lila nunca haría una cosa así a propósito —gritó nuevamente Alya.
—Acusarla así, son calumnias —añadió Mylene, más bajo, mientras Lila lloraba en su hombro.
—L-les prometo q-que n-no fue mi int-tensión — "sollozó" —no quería que se cayera. Yo solo- —y continuó lamentándose por su dolor de tobillo.
— ¿Escucharon? —siseó molesta la de lentes, antes de volverse hacia su amiga herida.
—Solo escucho un llanto vacío —murmuró para sí mismo Luka, provocando que Juleka a su lado se tensara.
—Ni siquiera preguntó por Marinette ¿Qué clase de amiga es ella? —reprochó Aurore. Y Alix no pudo negar que tenía razón.
—Creo que no hemos tenido un akuma en parejas desde… Loveater —murmuró Chat — ¿No es cierto, M'lady?
Ladybug se estremeció, no de frío por primera vez en lo que parecía una eternidad. Los recuerdos horribles las abordaron. Loveater había sido el principio de uno de los peores días de su vida —eso parece.
—No parece que a Mariposita le haya salido muy bien —continuó el gato —quiero decir, la mayoría de sus villanos ya estarían gritando al cielo por nuestros miraculous, al menos recorriendo la ciudad en nuestra búsqueda —se encogió de hombros, sintiéndose un poco confiado y altanero —ellos solo están… bailando y coqueteando.
El… pulpo, a falta de una mejor descripción, usaba sus tentáculos para crear formas por donde Syren se deslizaba, tal como lo haría la sirena de un espectáculo submarino; luego girarían uno alrededor del otro, siempre mirándose a los ojos.
Ladybug estaba tratando de discernir si había algo sobre ellos que contuviera el akuma, o si tendría que buscarlo en otro lugar —podrían llevarse el oro el nado sincronizado ¿no lo crees? —Chat ciertamente no estaba ayudando, simplemente bromeando y diciendo tonterías al azar.
—Necesitamos descubrir dónde está su akuma —trató de centrar al gato rubio, mientras nadaba cuidadosamente en otra dirección, con la esperanza que el par de criaturas marinas no la vieran.
Chat, por supuesto, la siguió, hasta que ella se propulsó fuera del agua, al tejado de una floristería que estaba solo a 10 centímetros del nivel del agua.
— ¿Ya tienes una idea, Bugaboo?
La heroína resopló —Sí, dos. Número uno: deja de llamarme así —lo regañó, empezando a hartarse de que el asunto siempre cayera en oídos sordos. ¿Este gato tenía atención selectiva? ¿Por qué sólo a veces la escuchaba, como Marinette o como Ladybug, y otras veces no? —y número dos: ¡Amuleto encantado!
El yoyo se lanzó hacia arriba para crear el objeto que la ayudaría a solucionar la situación. No era muy grande, y Ladybug lo atrapó fácilmente con una mano.
—Uh, M'lady, no estoy seguro que el pegamento nos ayude con los drenajes tapados —Chat señaló en broma, mirando el tubo de súper-pegamento moteado en la mano de su compañera —ni que podamos unirlos más de lo que ya están.
—Estoy de acuerdo contigo en lo último —concedió la chica, aun con la mirada en el objeto moteado, mientras trazaba un plan —pero creo saber dónde está su akuma.
— ¿Tal vez deberíamos ir a ver cómo está? —Mireille ofreció suavemente.
Rosa se animó de inmediato — ¡Es cierto! Aún debe estar asustada.
Nathaniel asintió con la cabeza —Marinette puede ser una chica fuerte la mayor parte del tiempo, pero… una experiencia como esa… —el artista se estremeció.
Luka suspiró cuando se dio cuenta de que tenía que intervenir aunque, honestamente, fue una distracción bienvenida. A su lado, la canción de Félix era todo ira fría pero atronadora, bien podría ser el soundtrack de un antagonista de película, y no dejaba de ver a Rossi como un halcón. Luka sabía que ya estaba planeando algo contra la mentirosa que lastimó a su musa y ¿honestamente?...
Luka estaba a un segundo de acercarse y ofrecer ayuda.
—Lo siento, chicas. Marinette me pidió específicamente que no dejara pasar a nadie —Luka extendió suavemente sus brazos, frenando a Aurore y Rose, quienes ya se estaban dirigiendo al interior del barco —ella quiere estar sola por ahora.
—Pero, Luka, nadie debería estar solo después de lo que le pasó —insistió la rubia de pelo corto.
El músico negó con la cabeza, firme en su postura. Marinette contaba con él para esto —cada persona afronta las cosas de manera diferente, Rose. Marinette vendrá cuando necesite nuestra compañía.
La pequeña rubia se desanimó y fue a acurrucarse con Juleka. Aurore parecía dispuesta a renegar, pero Mireille y Marc la disuadieron, diciendo que Luka tenía razón. En cuanto a Félix, Luka no pudo pasar por alto la mirada que lanzó al interior del barco, la mayoría lo descartaría como una mirada plana fácilmente pero, junto con el cambio a un ritmo mucho más suave y retumbante de su canción, Luka podía decir que parecía desconsolado por el hecho de que Marinette no los quería cerca en este momento y… Oh.
Oh.
¿Él está…?
Tomarlos uno a uno demostró no ser la mejor estrategia para conseguir el medallón roto que los akumas submarinos compartían.
Syren fue, relativamente fácil, abordada por Ladybug ante el asalto sorpresa, pero el otro, Neptunus se hacía llamar, era mucho más brutal en sus reacciones y sus múltiples tentáculos le ayudaron a someter fácilmente a Chat Noir. El gato casi parecía una versión sórdida de una momia entre los tentáculos con ventosas y Ladybug tuvo que patear a Syren lejos para tener la oportunidad de liberar al rubio antes de que Neptunus pudiera deslizar el anillo de su mano.
— ¡Amado! — Syren se reunió con su pareja, previamente maltratado por el yoyo de Ladybug, ayudándolo a recuperarse mientras les enviaba miradas desagradables a los dos héroes.
El visor de color índigo se manifestó en las caras de los akumas —es un hecho, ShadowMoth —siseó a sirena antes de que la pareja se lanzara hacia los héroes como torpedos a propulsión.
—Plan B. Tenemos que llevarlos a otro lugar ¡Date prisa! —instruyó en silencio la heroína.
—Te seguiré a donde quieras, M'lady.
Los dos superhéroes también salieron disparados en otra dirección, con la sirena y el medio pulpo detrás.
La pasarela del barco había sido retraída una vez que todos los que estaban en el tejado del François Dupont abordaron.
Luka estaba considerando que tendría que disuadir también a Caline Bustier de 'comprobar cómo estaba Marinette' luego de verla revisar a Lila, cuando el barco se balanceó con algo de fuerza, tomando a todos por sorpresa.
Hubo varios gritos y quejas antes de que Anarka levantara la voz, anunciando que algo se acercaba al barco por el norte.
Luka y Juleka se abalanzaron hacia el costado izquierdo del barco, el lateral que estaba hacia el norte, y pronto la mayoría de los adolescentes se unieron a ellos. Alya ya tenía el teléfono en mano para grabar.
De la nada Ladybug y Chat Noir, en sus trajes de agua, se impulsaron fuera del agua, saltando por completo el barco para dirigirse a la escuela. Ambos rociaron brevemente a la tripulación del Liberty, provocando diversos jadeos y exclamaciones.
Un minuto después, los siguieron una sirena y ¿un chico mitad pulpo? saltando del mismo modo por encima del barco.
— ¡Oh Dios mío!
— ¿Ese otro Akuma era Kim?
—No jodas, Sherlock.
—Hay un 92,7% de probabilidades de que, de hecho, ese fuera Kim.
— ¿Tú crees?
— ¿Creen que perdió su competencia?
— ¡Eso no habría hecho que él y Ondine se akumatizaran! No son malos perdedores.
Alya fue la primera en correr al otro lado del barco para mantener un seguimiento de la persecución en video. De nuevo, los adolescentes siguieron el movimiento y vieron como Chat Noir se mofaba de la pareja akumatizada, desde el tejado de la escuela antes de sumergirse, probablemente hacia el interior del edificio. Syren y Neptunus lo siguieron. Ladybug no estaba a la vista.
El agua se agitó furiosamente frente a la escuela, y lo siguiente que todos a bordo en el Liberty ven, es a Ladybug y Chat Noir sacando al par de akumatizados fuera del agua, atrapados en una red de voleibol.
Ladybug tomó la mitad del medallón de Syren, y Chat arrancó el collar de Neptunus. Ladybug los unió con el pegamento de su amuleto encantado, revelando que tenía el símbolo del planeta neptuno grabado en el material dorado, luego lo dejó caer en la palma de su compañero felino mientras este invocaba su cataclismo.
La mariposa salió y Ladybug la publicó con su yoyo, al mismo tiempo que Kim y Ondine miraban a su alrededor con gran confusión.
— ¡Ganamos! —la pareja celebró con su habitual choque de puños, mientras una gran parte de los espectadores del Liberty, y otros pocos en los tejados aledaños los vitoreaban por la hazaña.
Chat bajó a la pareja liberada del poder del ShadowMoth antes de que Ladybug lanzara su amuleto al aire — ¡Miraculous Ladybug!
Las miles de catarinas mágicas se dispersaron por toda la ciudad, drenando el agua, devolviendo todas las cosas que habían ido flotando a su lugar, secando todo y regresando al Liberty de vuelta al río Sena.
— ¡Ladybug, Chat Noir! ¿Unas palabras para el Ladyblog? —Alya se apresuró hacia los héroes, mientras estos ayudaban a Kim y Ondine a recuperarse.
Ladybug movió a la nadadora pelirroja hacia Kim, sabiendo que su novio -aunque fuera un poco idiota algunas veces- sería un mejor consuelo para la chica que ella (Dios sabe que Ondine siempre se siente terrible después de ser akumatizada. Sabe lo peligroso que son los poderes de Syren) antes de volverse hacia Alya. Solo para que sus pendientes pitaran por segunda vez —Lo siento, el tiempo apremia. Ladybug fuera —lanzó su yoyo en una dirección aleatoria para despistar a los mirones -dejando atrás una Alya malhumorada al respecto- antes de darse la vuelta y escabullirse por la ventana de Luka.
La adolescente escuchó a Chat tontear un poco para la cámara de Alya y los parisinos presentes mientras se destransformaba. Con un suspiro, hizo un repaso de sí misma; estaba felizmente seca al igual que sus cosas recuperadas, no tenía tanto frío y no se sentía enferma — ¿Cómo te encuentras tú, Tikki? —preguntó a su amiga, dándole una galleta.
—Estoy bien, Marinette. Deberías ir a reunirte con tus amigos, deben estar preocupados por ti —la tranquilizó el kwami rojo, regresando a su bolsito.
Marinette asintió —supongo que tienes razón —aunque una amargura se instaló en su pecho, de solo pensar en la causante de su caída.
Se armó de valor con un suspiro, y empezó a cambiar hacia la cubierta del barco. A partir de ese momento, las cosas tenían que empezar a cambiar.
Lo sentía mucho por Adrien y su, probablemente bienintencionado, consejo… pero era un consejo -de mierda- terrible que darle a un amigo y ella iba a empezar a seguir su propio camino.
Notes:
*Cecaelia: es un ser mitológico que combina la cabeza, los brazos y el torso de una mujer (más raramente un hombre) y desde la parte inferior del torso hacia abajo, los tentáculos de un pulpo o calamar, al estilo de una sirena o demonio del mar.
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Un poco más de cuarenta capítulos para decir que hemos dado un salto de arcos en el ritmo de la historia. Finalmente, Marinette está tomando decisiones firmes, las cosas se ponen más tensas e intensas y los nuevos sentimientos empiezan a ser más evidentes. Yo diría que ya hemos pasado la mitad de lo que durará el fic o estamos justo en él n-n
Gracias por tanto apoyo.
Chapter 42: No dejes de sonreír
Summary:
Marinette aun tiene cosas que procesar.
Luka se preocupa.
Y Félix aun tiene que entender cómo se siente.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Cuando Marinette se asomó por la cubierta del barco, algunas personas apenas empezaban a irse, particularmente aquellos que no pertenecían a su clase, lo que probablemente indicaba que no eran parte de los seguidores de Lila, ya que la italiana estaba de vuelta en su parlanchina y altiva conducta habitual, asegurando a su rebaño que se sintió completamente bien después de la cura milagrosa y como ' su mejor amiga Ladybug' era tan genial y quién sabe qué más.
Marinette sintió la bilis subir por su garganta. Como si… ¡Estaba harta de oír esa ridícula mentira! pero más harta estaba de ver a Alya tragándola como agua ¿cuántas veces Ladybug había insistido en lo mucho que cuidaba su privacidad? ¿cuántas veces le había dicho lo importante que era mantener sus secretos lejos del conocimiento público y, obviamente, de HawkMoth y compañía?
— ¡Marinette! —la niña no se había dado cuenta de que sus manos se habían apretado en puños hasta que los abrazos envolventes de Marc y Nathaniel la atraparon y la hicieron saltar antes de relajarse, se sintió como una manta de alivio y preocupación sincera, y Marinette de se arrepiente como si no hubiera tenido nada de eso en mucho tiempo.
Sabía lógicamente que eso no era cierto, pero se sentía así . Parecía como una eternidad desde que se sintió como una niña que merecía el cuidado, la protección y la de otros sobre sí mismo.
Sus ojos picaron y no hubo nada que pudiera hacer para evitar que las lágrimas se acumularan en sus ojos y bajaran por sus mejillas.
— ¡Marinette ¿estás bien?! —Marc fue el primero en darse cuenta de que ella estaba llorando — ¿Qué es? ¿Te duele algo? —Marc y Nathaniel la soltaron para poder revisarla. Luka la miró con ojos angustiados a pesar de que su canción no sonaba a dolor, y Félix, Aurore y Mireille estaban revoloteando alrededor de ella y el par de artistas en un santiamén. Incluso Alix la estaba mirando desde su lugar junto a Max, ya que ambos habían ido inmediatamente para comprobar cómo estaban Kim y Ondine.
—No, no. Lo siento —Marinette se apresuró a calmarlos a todos, levantando sus manos para retirar las traidoras lágrimas que bajaron sin su consentimiento. Félix resopló cuando ella se disculpó —no estoy lastimada, lo prometo. Solo… —se tragó un sollozo, rezando porque la pequeña barrera que sus amigos habían hecho a su alrededor escondiera su estado de Lila; Realmente no necesitaba darle ese impulso al ego de la italiana, ni quería verla satisfecha de haber logrado herirla de algún modo —gracias por preocuparse por mi… no saben cuánto significa para mí —casi susurró lo último.
—Pequeña tonta, nos asustaste por un minuto ahí —reclamó juguetonamente Aurore, transmitió el más suave empujón de hombros —no tienes nada por qué agradecernos —aseguró.
—Por supuesto, los amigos se preocupan unos por otros —añadió Mireille, tomando una mano de Marinette con las suyas y mejorando un suave apretón.
—Los amigos genuinos, por supuesto —murmuró la rubia para sí mismo, lanzando una mirada ácida hacia el otro grupo. Alya se dirigía hacia ellos, unos pasos detrás de Juleka y Rose, que parecían recién decidido acercarse a Marinette.
Félix apenas había decidido extender su mano y tomar la de Marinette, en silencio, cuando Luka se acercó y enmarcó el pequeño rostro femenino entre sus manos, usando sus pulgares para limpiar las lágrimas restantes —Shhh, está bien, ma mélodie. Todo está bien ahora. Estamos contigo. No estás sola.
Félix sintió una inexplicable e incómoda presión en su pecho al ver cómo los dos pares de ojos azules se enganchaban unos en otros. Impulsivamente, fue a retirar su mano de Marinette, sintiendo que su pobre intento de consuelo sobraba, pero no pudo moverse ni un solo centímetro cuando la mano de Marinette le devolvió el apretón, así mismo hizo ella con Mirelle, cuando repasó las palabras de Luka —No estoy… sola.
—Por supuesto que no —esa era la mano de Marc en su cabello, peinando con suavidad los mechones de medianoche.
—Marinette, es tan bueno ver que estás bien —Rose exhaló con alivio en su tono. Juleka asintió después de mirarla de arriba a abajo, solo por precaución.
Alya los logró con una mirada crítica, especialmente cuando notó a quién tomó la mano de la oji-azul. Reservó el hecho para analizarlo más tarde y compuso una expresión más suave hacia Marinette — hey, chica, finalmente apareces — 'saludó' —ese fue un momento tenso, pero ya todo está bien ¿verdad? —Alya se acercó de acercarse un poco más, pero el grupo alrededor de Marinette no se movía ni un centímetro, apenas les dejaban verso la una a la otra. Que groseros, pensó la aspirante a reportera, conteniendo una mueca —después de todo, fue solo un accidente.
Casi todos en el pequeño grupo alrededor de Marinette resoplaron ante el comentario de la bloguera —Lo que tú dices, Alya —respondió la oji-azul, con una voz audiblemente plana, que no era nada habitual en ella. Incluso a la criolla la tomó por sorpresa —quiero irme ya ¿Aún hay clase esta tarde?
Nathaniel fue quien le respondió, antes de que Alya pudiera recobrar la compostura —extendieron el almuerzo durante la primera clase de la tarde, por la interrupción, así que solo nos restan dos lecciones hoy.
Marinette parpadeó despacio. Había olvidado que se supone que estaban en la hora del almuerzo, con toda la conmoción. Ni siquiera estaba segura de tener hambre o de poder comer algo — ya veo —susurró en el mismo tono.
Félix finalmente llamó la atención de su amiga, apretando suavemente sus manos aún unidas —le envié un mensaje a mi conductor hace un rato, mi transporte debería llegar en- —se interrumpió cuando un familiar auto negro se detuvo frente al barco —cualquier segundo. Ven, vamos a llevarte a casa —Marinette asintió en silencio, soltando las manos de Mireille para ajustar la correa de su mochila sobre uno de sus hombros — ¿Alguien quiere un aventón hasta la escuela? — dentro preguntó el pequeño grupo. Seguro como el infierno que no iba a ofrecer ayuda a Césaire ni el resto de los alumnos con déficit de neuronas y sentido común. Pero los verdaderos amigos de Marinette eran, al menos, tolerables.
Marc y Nathaniel se negaron, diciendo que la cafetería a la que habían planeado ir estaba a tan solo unas cuadras, de todos modos. Juleka y Rose parecían querer quedarse en el barco. Pero Mireille y Aurore estaban felices de tomar su ofrecimiento. Félix guio a las tres chicas al elegante auto negro, permitiendo al par de presentadoras televisivas subir antes de que él y Marinette entrarán, entonces le dijo a Jeeves que los llevarían a casa de su amiga, mientras él cerraba la puerta tras de sí.
—Ay, cielos. Es peor de lo que me había imaginado —Alya se sobresaltó cuando Lila susurró hacia ella. Mirando en silencio lo que había sucedido, no se dio cuenta de que su amiga y compañera de asiento se había acercado tanto a ella — ¿Te diste cuenta, verdad? —le susurró, como si estuviera preocupada.
— ¿Que se tomaron de las manos? — preguntó la morena de vuelta, aunque sin esperar realmente una respuesta —sí.
Claro, la vista de aquello había irritado a la italiana, pero no demasiado, no es que fuera algo que duraría, ella sabía que rompería esa relación, lo que sea que fuera, muy pronto; además, era algo que podía usar en su contra —y la forma en que ella habló, tan apática, tan desinteresada, como… —dejó que la patética intento de reportera llenara el final de su frase.
—Como Félix —Alya apretó los puños, recordando como Lila le había anunciado días atrás como Félix parecía estar influyendo mucho en Marinette. Por lo que se veía, estaba en completa razón —tienes razón, es peor de lo que creí.
Lila asintió con fingida contemplación —deberíamos pensar en algo, por el bien de ella —arrulló falsamente, no es que Alya se diera cuenta, y la italiana sonrió.
Era como un juego de niños.
— ¿Mireille? —Marinette llamó la atención de la chica del clima después de unos minutos de viaje en silencio.
La otra peli-oscura respondió de inmediato— ¿Si, Marinette?
— ¿Aún quieres que hagamos la prueba de tu vestido hoy después de clases o…? —la diseñadora dejó la pregunta al aire, transmitiendo a entender que podría elegir con lo que se sintiera cómoda.
Mireille parpadeó un par de veces —oh, um, quiero decir, siempre que te sientas cómoda con eso, me encantaría mantenerlo en pie.
Marinette simplemente asintió, de acuerdo con su decisión.
— ¿Estás segura de que deberías tomar las últimas clases, Marinette? —Aurore preguntó esta vez —tal vez deberías quedarte en casa, los chicos podrían darte los apuntes más tarde —sugirió ella, refiriéndose a Nathaniel, Adrien y Félix. Parecían ser los únicos chicos de la clase vecina que aún confiaban en Marinette.
Félix, internamente, estuvo de acuerdo con la evaluación de Aurore. Si, las últimas dos clases podrían ser un fastidio sin ella al otro lado de la mesa compartida para distraerlo de las partes más aburridas, pero probablemente ella necesite el descanso, con urgencia si su apariencia está desconectada e indiferente era algo por lo que guiarse.
Pero Marinette no parecía estar de acuerdo, para variar —no hace falta, en realidad, Alya tenía razón en algo: la cura de Ladybug lo arregla todo —dijo, aunque era evidente la poca energía en su voz.
—No todo —la corrigió tímidamente Mireille —no sanará el cansancio anímico, ni borrará las emociones que experimentaste, Marinette.
Mireille estaba dando argumentos para tratar que la diseñadira oji-azul se fuera a descansar, por supuesto, pero siendo la propia Ladybug de quién hablaban, Marinette no pudo evitar sentir el pinchazo en su pecho. Mireille tenía razón, por mucho que su arreglara los daños en la ciudad, ella nunca sería capaz de borrar todas esas experiencias cercanas a la muerte que centenares de parisinos deberían haber experimentado a lo largo de los meses, como ahogarse por no poder salir lo suficientemente rápido de una habitación, ser congelado o convertido en helado o en polvo de oro, estar atrapados en burbujas que suben infinitamente, o como el dibujo en un cuaderno o una foto en un marco, o ser perseguido por su peor pesadilla…
La presión en su mano la sacó de esa horrible espiral de pensamientos. Se había olvidado por completo de que Félix sostenía su mano hasta ahora, cuando pequeños círculos surgieron a ser trazados sobre su piel por un pulgar suave.
Marinette agradeció internamente el silencioso consuelo, y le tomó todo lo que tenía para no desplomarse contra el chico. Su mente dedicó un segundo de pensamientos a Chat Noir. Con lo aparentemente afectivo que era el chico gato, ella podría simplemente derrumbarse hacia él y él probablemente la atraparía en un abrazo, tal vez incluso ronronearía para tranquilizarla. Ella se negó a hacer nada como eso con Félix. Félix era muy cuidadoso con su espacio personal y reservado en el tacto con otras personas, y lo último que Marinette querría era incomodar a su amigo.
—Llegamos —anunció el rubio, justo antes de que el auto se detuviera frente a la panadería-pastelería de los Dupain-cheng.
—Gracias por el viaje —anunciaron las dos chicas de la otra clase a coro, mientras bajaban del vehículo.
Félix asintió para ellas mientras recogía su maletín —gracias Jeeves. Me quedaré un poco más después de clases. Te enviaré un mensaje.
—Entendido, joven Félix —respondió suavemente el hombre al volante, viendo a través del espejo retrovisor como Félix recogía la mochila de Marinette y la ayudaba a salir.
Afortunadamente, el joven británico no vio la expresión de su chófer. Una sonrisa suave que claramente decía "Ah, cómo crecen de rápido".
—El profesor de historia envió una tarea en casa a realizar para compensar la hora que estamos perdiendo —Marinette pensó, revisando su teléfono mientras esperaba que el almuerzo terminara de calentarse. Ese dia tenian pasta con pollo en salsa Alfredo.
Pasar a sus padres no había sido tan abrumador como Marinette esperaba. Aparentemente, ni siquiera se habían dado cuenta de su caída, por lo cual estaba profundamente agradecida a la buena suerte de Tikki, finalmente un poco tenían de funcionar en su propio beneficio.
— ¿Estás realmente seguro de que no quieres quedarte y descansar por el resto de las clases? —insistió cuidadosamente Félix, sentado junto a ella en la mesa. En su cabeza, la pregunta era "¿Harás caso a tu amiga o simplemente vas a ser terca?".
Pasó completamente por alto el hecho de que suavizó sus palabras por ella. Algo que solo hacia ocasionalmente por su madre.
Marinette no levantó la mirada para responder, en cambio, se movió hacia estufa para apagar la hornilla —oh, de verdad que no. Tenemos clase de física y luego estadística con la señorita Mendeleiev, y perderse una de sus clases es como perderse una semana entera de lecciones, al regresar no se entiende ni un tercio de lo que dice —explicó distraídamente, comenzando a servir los dos platos.
Serás una niña terca, entonces. Félix suspiró —bien, en ese caso ¿Tienes algo que hacer después de la prueba de vestido hoy?
Marinette lo miró con cierto brillo de curiosidad en sus ojos cuando colocó los platos en la mesa y volvió a sentarse —no particularmente. Hacer mis deberes y avanzar en mis comisiones —ella explicó — ¿Por qué preguntas?
—Pensé que podría llevarte a comprar los materiales que necesitarás para el regalo de mi madre.
Marinette lo miró con algo de sorpresa — ¿Quieres llevarme a hacer las compras?
Félix se encogió de hombros, tomando el primer bocado de pasta. Estaba realmente bueno —me parece adecuado, ya que te encargué en tan poco tiempo, y cuando ya estás ocupada —se explicó.
Marinette no puedo evitar que las comisuras de sus labios se levanten en una sonrisa, antes de comer el primer pequeño bocado de su plato. Félix estaba siendo realmente agradable, incluso dulce, pero actuaba tan indiferente, como si no le importara.
Pero, ahora, ella lo sabía mejor. Le importaba. Y si hubiera algo o alguien a quien Félix le importara abiertamente, esa era su madre.
—Eso suena bien, sin embargo, ¿No te molesta si aprovecho para conseguir algunas pequeñas cosas que me faltan para mis otros encargos? — Félix simplemente negó con la cabeza —está bien, tienes un trato.
Ella tenía un toque risueño en sus palabras al responderle y una sonrisa en sus labios, antes de empezar a comer; a lo que Félix no pudo evitar darse cuenta del ligero alivio que lo embargó.
Ni siquiera frunció el ceño al reconocer el sentimiento, ya había aceptado que le gustaba su sonrisa, y el sonido de su risa.
Venia en el paquete de tener amigos ¿No?
Notes:
Lamento muchísimo la prolongada espera. Me han sucedido, a nivel personal, varias cosas desagradables que han detonado mi ansiedad y el trauma del asalto a principios de año, y no he estado para nada en un buen lugar mental, de las que realmente no quiero hablar aquí. La semana anterior, la mitad del país estuvo en paro armado, los precios de la canasta familiar están aumentando, y en general, Colombia está atravesando por un mal momento. He estado tomando los días que me llamaron a trabajar para agotarme hasta el cansancio y llegar a la casa solo para derrumbarme, aunque no supera del todo mi insomio.
Por favor, todas las personas que leen esto, cuídense allá afuera. Tal vez estén en una situación mejor q la mía, tal vez en una peor, pero todos cuídense mucho.
Chapter 43: Me gusta
Summary:
Marinette recibe un mensaje.
Mireille tiene su prueba de vestuario.
Y Félix se da cuenta de cosas.
Notes:
¡En tan solo una semana, este fic va a cumplir un año! Cielos, apenas puedo creerlo. ¡Un año y poco más de cuarenta capítulos!
Chapter Text
Marinette intentó hacer la vista gorda a las miradas de preocupación y descontento que sus amigos le dirigieron una vez regresó a clases después del almuerzo aplazado. Sabía que todos ellos preferían que se hubiera quedado en casa a descansar, sin embargo, ella no podía hacer eso. Necesitaba cosas para ocupar su mente, y necesitaba mantener un promedio decente en sus clases.
Además ¡Ella estaba bien! Félix y ella se habían acurrucado, una vez más, en el sofá después del almuerzo. Eso contaba como un descanso.
También había tomado su sudadera con capucha de Chat, por si enfriaba el clima.
Ella confirmó con Marc y Nathaniel su participación en la prueba de vestuario de Mireille antes de que todos se dirigieran a los salones correspondientes.
Se cruzaron con Alix justo antes de entrar, quien compartió una mirada rápida con el pelirrojo antes de mirar a Marinette de arriba a abajo, hizo una mueca cuando vio el evidente cansancio en sus ojos y comentó un "me alegra ver que estés bien" antes de ocupar su silla, inclinando la visera de su gorra para ocultar la mayor parte de su rostro.
Marinette miró a Nathaniel, quien sólo pudo ofrecer un encogimiento de hombros antes de ir a su propio asiento. Félix y Marinette hicieron lo mismo. Aún quedaban unos 7 u 8 minutos para el inicio de la clase.
No se necesitó todo ese tiempo para que el resto de la clase llegara, con Kim entre ellos, explicando lo que había sucedido.
Félix se dispuso a ignorarlos y leer sobre la tarea de historia que les habían dejado, pero Marinette no pudo evitar poner atención.
—El tipo fue un idiota completo con Ondine —resopló el de ascendencia vietnamita —ella solo estaba leyéndome los mensajes de ánimo que había recibido mientras hacia el calentamiento —Marinette se dio cuenta de que Kim miró en su dirección, pero que desvío la mirada antes de que pudiera hacer contacto visual con ella. La chica no era capaz -ni estaba en posición de- señalar si la frustración en la voz de Kim se debía únicamente a su relato o había algo más —y el tal Brandon empezó a decir que la división femenina de natación era un chiste, que las niñas deberían quedarse solo en nado sincronizado y otras estupideces —escupió, sin miedo a una represalia ya que ningún profesor había llegado.
—Ugh, por amor al deporte y al arte, dime qué le pateaste el trasero —rumió Alix, evidentemente descontenta.
Eso fue lo que logró pintar una breve sonrisa en el rostro de Kim —le arrebaté el primer puesto justo debajo de sus narices —se enorgulleció, y la mayoría de sus compañeros le aplaudieron merecidamente —pero el muy imbécil se quedó y trató de sabotear la competencia de la división femenina. Fingió resbalar y caer justo en el carril de Ondine.
—Fue entonces cuando se akumatizaron —dedujo más que preguntar Max, empujando sus lentes sobre el puente de su nariz.
—Sí, mientras lo confrontábamos por su truco —confirmó el atleta, con un ceño fruncido.
—Bueno, al menos se habrá llevando el susto de su vida —vitoreó Alix, causando una ronda de risas.
No pasó mucho antes de que Lila 'recordara' que tenía un conocido/familiar que solía ser entrenador y jurado en competencias de natación y tomó las riendas de la conversación hasta que llegó la maestra.
A mitad de la clase, Marinette notó a Juleka deslizar un pequeño papel doblado sobre su escritorio. Trató de mirarla en busca de una explicación sobre el objeto, pero la joven gótica se negaba a hacer cualquier movimiento más evidente que atrajera sobre cualquiera de ellas la atención de la señorita Mendeleiev, así que a Marinette no le quedó más remedio que arrastrar la nota llegada debajo de su escritorio y comprobar de que se trataba.
La letra descuida no era en absoluto desconocida para ella.
Fuiste la única además de Max y Alix en enviarme ánimos para la competencia… así que, eh… gracias.
Kim.
Tan solo el más ligero atisbo de una sonrisa se asomó en sus labios. Una sonrisa triste en eso.
Ayer, algo como esto la habría alegrado. Rayos, hace tan solo unas horas, un mensaje como éste le habría dado esperanza en que sus compañeros de clase aún podían ser salvados de las manipulaciones de Rossi.
Pero ya no más.
Marinette se había cansado de nadar a contra corriente por ellos. No le quedaba más energía. Le había costado mucho pero finalmente entendió que no podía rescatar a quien no quería ser rescatado. Ella no iba a dejar que la marea terminara de destruirla cuando había otros que le arrojaban tan gentilmente algunos salvavidas.
Marinette miró a Félix por el rabillo del ojo, el chico estaba profundamente concentrado en resolver las fórmulas del taller de física. Una pequeña sonrisa sincera se formó esta vez en sus labios.
Dejó la nota dentro del pequeño cajón de la mesa y continuó estrujándose el cerebro para tratar de entender su asignación.
—Tu afirmación es completamente irrisoria, Noirette —Félix afirmó, mientras salían de la clase hacia el patio interno —la física, ciertamente, no es imposible.
Marinette le dedicó una mirada desagradable junto a un ceño fruncido que le dieron ganas de reírse al rubio; exteriormente, solo la comisura derecha de su boca se levantó un poco, generando una pequeña sonrisa ladina que logró aligerar rápidamente el ánimo de Marinette.
—Habla por ti mismo, Graham —resopló Aurore, uniéndose a ellos desde otro lugar de la escuela.
—La clase de física es una tortura —Nathaniel también se quejó, habiéndolos alcanzado después de recoger el cuaderno de bocetos que había estado usando a escondidas en la clase anterior.
Marinette quería llorar y abrazar tanto a la rubia como al artista, por comprenderla y apoyarla en el tema.
Félix simplemente resopló algo que sonó a "incultos" en inglés, pero nadie lo tomó particularmente en cuenta.
Marc y Mireille los alcanzaron un minuto después, saliendo de la biblioteca. Cuando el pequeño grupo se juntó, se movieron hacia la salida para dirigirse a la casa de la franco-china.
Al salir, vieron a Adrien caminando hacia su transporte mientras se despedía de Nino. Cuando el moreno salió de la vista del modelo, notó al grupo —hola, chicos. ¿Otra prueba de vestuario? —preguntó juguetonamente, al ver al mismo grupo alrededor de su primo y Marinette.
—De hecho, lo es —Aurore balanceó su sombrilla a un costado —hoy le toca a Mireille ¿Te unes?
Todos sabían la respuesta sin necesidad de palabras cuando el Gorila hizo sonar el claxon del auto y Adrien les dio una mirada anhelante —me encantaría chicos, pero tengo práctica de piano en unos minutos —suspiró el modelo.
Los miembros de la clase de Mendeleiev le dieron una mirada de simpatía, no obstante, Adrien se dio cuenta de que Marinette parecía renuente de hacer contacto visual con él. La chica solo estaba ahí, de pie al lado de Félix, y jugueteaba insistentemente con un cordón de su sudadera con capucha temática de Chat Noir.
Lastimosamente, ni siquiera eso fue un consuelo frente al hecho de que Marinette parecía no poder -o no querer- mirarlo.
—Está bien, te enviaremos algunas fotos para que veas lo genial que será —decidió Aurore.
Mireille balbuceó algo sobre eso, avergonzada, pero no dijo nada en concreto ni una negativa.
La oferta levantó ligeramente el ánimo de Adrien —sí por favor. Me encanta ver las creaciones de Marinette —la mencionada se congeló un poco, aun evitando el contacto visual. Marc la empujó suavemente con su codo, esperando que la oji-azul estuviera encantada con el cumplido, y muy sorprendido de ver que no era el caso. Adrien suspiró —nos vemos mañana.
El grupo avanzó mientras correspondían su despedida. Félix se tomó un momento para poner una mano en su hombro antes de caminar, una vez más, al lado de Marinette. Adrien los siguió con la mirada incluso mientras entraba al vehículo, viendo cómo Marc y Nathaniel abrían las puertas de la panadería para el grupo.
Lo último que vio por la ventana oscurecida, mientras Gorila conducía hacia el tráfico, fueron las espaldas de Félix y Marinette desapareciendo en el interior del local.
Una pequeña sonrisa estaba de vuelta en los labios de Marinette mientras abría la trampilla que hacía de puerta a su habitación, para dejar a sus visitas pasar. Nath y Marc llevaban bandejas de bocadillos y bebidas con los que Tom y Sabine habían enviado al grupo arriba, mientras que Aurore y Mireille parecían a punto de rebotar sobre la punta de sus pies por la anticipación.
La chica ayudó a acomodar los bocadillos y ofreció asiento a todos sus invitados antes de ir a buscar el maniquí con la prenda, el cual había sacado del camino durante su pausa para el almuerzo, inclinada a jugar con la sorpresa del mismo modo en que había hecho con Aurore.
Mientras ella bajaba el vestido, se perdió la mirada curiosa que Félix lanzó a las paredes de su habitación, ahora cubiertas por nada más que sus propios diseños, portadas de Jagged, y diferentes líneas de otoño de diferentes países. Nada de Adrien en sus paredes, y muy pocas cosas de la marca Gabriel para el caso.
La franco-china se rió cuando vio a Aurore cubrir los ojos de Mireille de la misma manera en que se lo habían hecho a ella la semana pasada.
—Lo que es justo, es justo —se burló la rubia, encogiéndose de hombros. El grupo a su alrededor, con excepción de Félix, se rió por lo bajo, antes de mirar la prenda en exhibición, mientras Marinette la acomodaba frente a ellos.
Aurore y Félix tararearon en aprobación, claramente impresionados por la vista. Marc silbó por lo bajo y Nathaniel se interesó en los patrones de hilo dorado.
Mireille se inquietó por los sonidos a su alrededor — ¿Qué? Oh, por favor ¿ya puedo mirar? —juntó las manos frente a su pecho, con emoción.
Marinette se rió entre dientes —Sí, ya déjala ver, Aurore.
Aurore levantó sus manos de los ojos de su mejor amiga, con una sonrisa expectante. Mireille parpadeó un par de veces ante el cambio de iluminación, pero se llevó las manos a la boca cuando vio su vestido frente a ella, expuesto en el maniquí femenino.
— ¿Y bien? —Marinette balanceó su peso de un pie al otro cuando no obtuvo una respuesta verbal de la chica del clima. Félix casi negó con la cabeza ante la inseguridad en su tono ¿Cómo ella no podía ver lo magnífico que era su trabajo?
—Marinette es… es… —la chica de pelo corto balbuceó.
— ¿Encantador? —ofreció Marc.
—¿Elegante? —añadió Aurore.
— ¿Hermoso? —Nathaniel les siguió el juego.
—Es… mágico —Marinette casi saltó ante la elección de palabras de Mireille. La chica en cuestión se levantó y rodeó el maniquí, admirando su vestido casi terminado —es… justo lo que tenía en mente cuando te lo pedí, pero aún mejor. Lo llevaste completamente a otro nivel.
Aurore sonrió ampliamente, caminando hacia un lado de Marinette y apoyándose casualmente en ella mientras apreciaba profundamente el brillo en los ojos de Mireille. Lucía como una niña abriendo los regalos la mañana de navidad.
— ¿Por qué no vas y te lo pruebas? —Marinette sugirió con voz suave, no queriendo romper el momento.
Solo por un instante, la mirada que Mireille le dedicó la hizo sentir como el hada madrina de Cenicienta. El corazón de Marinette se hinchó con un agradable calor. Era por este sentimiento que amaba diseñar y crear ropa.
Marinette deslizó la cremallera invisible en la espalda del vestido y Aurore la ayudó a sacarlo para colocarlo en manos de Mireille antes de ir a extender la pantalla para que ella pudiera cambiarse.
—He perdido la cuenta de las veces que arrastré a Mireille de compras conmigo —comentó Aurore a Marinette en voz baja —nunca la había visto realmente entusiasmada con los vestidos.
— ¿Por eso parecías sorprendida cuando me encargo uno? —supuso la diseñadora.
Aurore asintió —sí, pensé que preferiría un traje con pantalón… pero viéndola ahora… ella tiene razón, mágico es la definición perfecta —Aurore le sonrió.
Marinette le regresó la sonrisa, feliz —bueno, solo espero que se sienta cómoda en él.
—Estoy segura que lo amará tanto como yo amo el mío.
— ¡Lo que me recuerda! —Marinette saltó abruptamente lejos de Aurore y recogió algo de una caja adornada —aquí, pruébalos.
La rubia miró lo ofrecido, descubriendo los prístinos guantes de encaje que Marinette había hecho. Tomó cada uno y los deslizó por sus manos, fluyeron con suavidad, pero tenían el ajuste perfecto —hermosos, me quedan perfectamente —suspiró la chica. Apenas podía esperar al día del baile, quería lucir sus nuevas adquisiciones y divertirse con sus amigos.
—Entonces eso es todo —Marinette recuperó los guantes y los devolvió a la caja rellena de papel colorido —aquí están todos los accesorios que elegiste y… —se fue una vez más para recuperar una funda para vestidos.
Aurore chilló por lo bajo y abrazó su vestido cubierto —muchas gracias, Marinette. Mañana te traeré el dinero restante.
La franco-china agitó una mano, restándole importancia al tema —me alegra que estés contenta.
— ¿Pueden ayudarme a cerrar el vestido? —Mireille llamó, del otro lado de la pantalla.
—La ayuda va en camino —aseguró Aurore, dejando su vestido y la pequeña caja cuidadosamente a un lado.
Marinette tomó algo de su escritorio antes de unirse a las chicas —por cierto, Marc, atrapa —lanzó un objeto pequeño y oscuro hacia el pelinegro antes de unirse al par de amigas.
Marc lo atajó con ambas manos antes de que le golpeara el pecho — ¿Qué te dio? —Nathaniel preguntó, con medio pain au chocolat en una mano.
Félix también se inclinó ligeramente con curiosidad, a lo que Marc abrió las manos, dejando ver un objeto mayormente negro con un toque de blanco. A la mente de Marc le tomó un momento hacer click.
—Oh~ es uno de los accesorios que le encargué a Marinette para el baile —Marc lo sostuvo para que los tres pudieran verlo mejor.
La gargantilla era de cuero sintético, forrado en una suave tela de malla, con un dije del símbolo yin yang, y un par de delicadas cadenas negras iban desde la parte superior del dije hacia atrás, donde el accesorio tenía un cierre con hebilla de metal oscuro.
— ¿Puedo echarle un vistazo? —Félix preguntó en tono bajo.
Marc asintió fácilmente colocándola en su mano para que el británico la detallara mejor —deberías ver cómo te queda, Marc —sugirió suavemente el pelirrojo.
El escritor asintió, llevando sus manos a la nuca para desabrochar la sencilla tira de cuerina negra alrededor de su cuello. Félix trazó con su pulgar el dije perfectamente esmaltado antes de regresar el accesorio a su dueño.
Marc colocó el artículo contra su cuello y deslizó, a tientas, un extremo dentro de la hebilla. No fue difícil a pesar de que su habitual consistían en botones a presión. Lo ajustó lo suficiente y luego se levantó para poder ver su reflejo en el gran espejo de la habitación femenina.
—Creo que se ve muy bonito en ti, Marc —ofreció el pelirrojo después de un momento, habiendo terminado su bocadillo.
El pelinegro se ruborizó levemente. Miró a través del espejo para ver a Nathaniel dándole una suave sonrisa y a Félix asentir en acuerdo —yo, uh, muchas gracias —retorció sus dedos por la vergüenza
—Redoble de tambores por favor —Aurore exclamó, mientras ella y Marinette salían detrás de la pantalla, con la rubia recogiendo el artículo plegable.
Mireille avanzó unos pasos, vacilante. El vestido de un color verde-azulado oscuro coincidía bien con el cabello corto de la chica, a la vez que resaltaba su piel pálida, y se parecía un poco al terciopelo. La tela del forro interior y la parte superior de las mangas era satinada, entre dorado opaco y cobrizo, casi parecía coincidir con el castaño-amielado de los ojos femeninos. La falda se arrastraba por el suelo e impedía apreciar por completo el bordado aún por finalizar; el bordado en las mangas, sin embargo, ya estaba terminado, y se podía apreciar la forma en que el hilo dorado atrapaba la luz por el modo en que Mireille mantenía sus manos juntas a la altura de su vientre.
— ¡Wow! —Marc y Nathaniel no pudieron evitar acercarse a las chicas para apreciar más de cerca los detalles del vestido —Mireille, te ves como sacaba de Rebelle, es increíble —aduló el escritor.
—De verdad parece un vestido de época —Nathaniel murmuró asombrado.
—Que lo digas tú, que vas mucho al Louvre, me halaga, Nath —Marinette respondió medio en broma, mientras traía unas sandalias blancas de plataforma, como de unos siete centímetros —Mireille, creo que estos son del mismo tamaño que los tuyos. Pisa sobre ellos para comprobar que el largo de la falda esté bien —colocó los zapatos en el suelo frente a la otra pelioscura.
Mireille levantó la parte delantera de la falda con sus manos, mientras asentía, sus pies descalzos se acomodaron encima del calzado, sin ponérselo realmente. La falda quedó justamente a un centímetro y medio del suelo.
—Creo que está perfecto, Marinette.
La franco-china estudió la expresión de Mireille por un momento, absorbiendo el brillo en los ojos amielados y la gran sonrisa de emoción. Mireille prácticamente vibraba de felicidad, y lucía el vestido de una manera adorable y elegante a pesar de su postura levemente nerviosa. Viendo todo eso, Marinette decidió que sí, era perfecto para ella.
—Lo habré terminado en unos dos días —ofreció, justo antes de que Mireille se bajara de las sandalias y la abrazara.
Marinette se congeló por un segundo antes de devolver el abrazo de forma instintiva —muchas gracias —Mireille le dijo al oído, y Marinette igualó su gran sonrisa.
.
Después de que Aurore le tomara algunas fotos a Mireille, dejaron que la chica se cambiara devuelta en su ropa normal, y la rubia estaba compartiendo las fotos tanto con la propia Marinette, como con Adrien, cuando los teléfonos de las tres chicas sonaron al mismo tiempo.
Marinette y Aurore se quejaron a la vez.
— ¿Qué fue eso? —Félix preguntó, ante la evidente coincidencia.
— ¿Tenemos reunión del comité mañana? —adivinó Mireille, pasándose los dedos por el cabello para ordenarlo un poco.
—Si —las otras dos alargaron la respuesta en un quejido, haciendo pucheros —después de clase.
Nath y Marc les dieron palmaditas en la espalda, a modo de consuelo silencioso.
El grupo se quedó un poco más en la habitación de Marinette, terminándose los bocadillos y las bebidas mientras platicaban sobre el progreso en la planificación del baile, de qué iba a tratar la reunión del día siguiente, y sobre las clases en general; hasta que llegaron dos autos elegantes a la panadería.
Aurore subió a uno con extremo cuidado de su vestido y accesorios mientras Mireille le ofrecía a Nath y Marc un aventón. Marinette los despidió a todos antes de subir con Félix al transporte del chico, indicándole al chófer -no sin un poco de vergüenza- la dirección de sus bodegas y tiendas de tela habituales.
Félix estaba teniendo problemas para dormir esa noche.
No importa cuánto lo intentara, cada vez que cerraba los ojos, la imagen de Marinette cayendo desde el tejado de la escuela se reproducía en la oscuridad detrás de sus párpados como una película de autocinema. Podía ver su propia mano estirada en cada ocasión, siempre sin conseguir alcanzarla. Y su corazón daba un vuelco cada vez, mientras el agujero en su estómago amenazaba con volver.
Jamás se había sentido de esta forma.
Era nuevo.
Y extraño.
Quería que desapareciera.
Todo había estado bien cuando llevó a Marinette de compras esa tarde. No había preocupaciones, mientras ella lo conducía por pasillos de telas, señalando las opciones que había pensado para el regalo de su madre y pidiendo su opinión al respecto.
Habían estado de acuerdo con facilidad en los materiales y luego ella se fue muy rápidamente a otra área, recogiendo cintas, encajes, botones, moldes pequeños y otros instrumentos a los Félix, honestamente, no había podido seguir el ritmo.
Aunque, siendo honesto, fue incluso divertido verla enfurruñarse cuando se las arregló para pagar todo, y no solo lo correspondiente a su madre, sin que ella pudiera hacer nada al respecto.
¡Félix nunca antes había estado en una situación así! Nunca necesitado amigos, ni siquiera fingir ser amigo de alguien más. Estaba perfectamente bien por su cuenta, enfrentando al mundo y saliendo adelante con sus propias habilidades y destrezas, nunca necesitó confiar en nadie, así que no se preocupaba por nadie, excepto su familia.
Y todo eso había cambiado en cuestión de menos de dos semanas. Por una sola chica.
Una chica de ojos vivaces y emotivos, hermosa, inteligente y astuta, y con la sonrisa más deslumbrante que Félix había conocido.
—Marinette —susurró en el silencio de la noche.
Acurrucado en su cama, bajo la luz de la luna que se colaba por la ventana cuya cortina había olvidado cerrar, Félix sintió que su mano hormigueaba. La cerró y abrió una y otra vez, moviendo los dedos uno por uno, pero la sensación no se fue.
La misma mano que había sujetado la de Marinette en más de una ocasión, sentados en su mesa compartida, o caminando uno al lado del otro. Ella incluso había entrelazado sus dedos en una ocasión.
Los recuerdos hicieron que su mano hormigueara más, así que la cerró con fuerza, al igual que sus ojos, frustrado.
Pero... esta vez, detrás de sus párpados, la figura de Marinette no estaba cayendo hacia el agua fría.
No, ella estaba allí, a su lado, recostada cómodamente en el otro lado de su cama como si fuera lo más normal del mundo, dándole esa sonrisa genuina que ninguna actriz sería capaz de replicar. Ella lo mirada con tanta paz, deslizando una pequeña mano en la suya apretada, persuadiéndolo con sus delicados dedos para aflojar su agarre hasta que puedo entrelazar sus manos.
Solo entonces, su mano dejó de hormiguear un poco. Su corazón dio un vuelco, pero esta vez no hubo ningún vacío aprensivo.
Solo calidez.
Félix abrió los ojos de golpe y miró su mano con ojos verde oscuro ensanchados, y pupilas dilatadas.
Él podría no saber mucho sobre las amistades, pero estaba bastante seguro de que, lo que estaba sintiendo en ese momento, no tenía nada que ver con dicho término.
—Maldita sea, ella me gusta —murmuró en inglés, casi sin creer las palabras que salieron de su boca.
Chapter 44: Lo que puede conseguir un gato
Summary:
Marinette se organiza.
Tambien recibe una visita.
Y Alya tiene algunas cosas en la cabeza.
Notes:
Dos cosas. Numero uno: ¡Este fic está de cumpleaños! Su primer añito!
Numero dos: ¡Se viene la quinta temporada la próxima semana! ¡OMG!
Ah! Y pds: feliz mes del orgullo a toda la comunidad lgbtq+
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Después de que Félix la hubiera dejado de vuelta en casa, Marinette entró por la panadería para saludar a sus padres, e inmediatamente corrió hasta su habitación para dejar todos sus nuevos materiales.
Los kwamis salieron lentamente desde diferentes lugares de la habitación, observando en silencio a su guardiana.
Marinette hizo una pequeña pila en su escritorio, con cuadernos de las materias en las que tenía deberes; a un lado puso el material que usaba para los patrones y un cuaderno más pequeño, abierto en la página donde tenía las medidas que Félix le había proporcionado.
— ¿Qué estás haciendo, Marinette? —Tikki flotó hasta su hombro, sentándose allí con familiaridad.
La adolescente respondió medio en broma medio en contemplativa —Tratando de organizarme un poco —desvió la mirada a los dos maniquíes en su habitación —necesito terminar el vestido de Mireille y el traje de Jagged Stone para el fin de semana —asintió para sí misma.
—También necesitarás terminar tus deberes —añadió la kwami roja.
—Sí, y empezar con el regalo de Félix para su madre —añadió con una sonrisa. Era tan dulce ver cada desliz de afecto en el rubio, generalmente estoico, cuando se trataba de su madre. Le hizo saber a Marinette que, a pesar de lo que intentaba mostrar frente al resto del mundo, Félix tenía un gran y dulce corazón. Era un buen chico, tal como Adrien había sugerido.
"Al menos en eso tenía razón" pensó con amargura, antes de que pudiera controlar sus propios pensamientos. "Y hablando de Adrien…"
Marinette dirigió sus ojos azules a la cartelera enrollada en su habitación, donde aún estaba aquel completísimo -y espeluznante, ahora que podía pensar en ello con cierta madurez- horario del modelo.
Era la última cosa en su habitación, sin contar el baúl de regalos y la única foto de grupo que aún mantenía en su pizarra junto a la cama, que aún quedaba de su tonto enamoramiento.
"Realmente tonto, de hecho" una vez más criticó en sus profundos pensamientos, "siempre ha dicho que soy una buena amiga para él… pero no actúa ni siquiera como eso"
— ¿Marinette?/¿Señorita?/¿Guardiana? —algunos kwamis la llamaron mientras se movía hacia la pantalla enrollada con ojos nublados, pero Marinette realmente no los escuchó, pérdida en sus pensamientos.
"Yo debería saberlo" continuó, contemplativa "me hice amiga de Nino para enfrentar a los abusones del jardín de infantes. Nos hicimos amigos de Kim para que no fuera ese tipo de abusón" suspiró, recordando lo que se sentía como demasiado tiempo atrás "los amigos no se quedan a un lado cuando algo está mal. Los verdaderos amigos te respaldan y te apoyan, no esperan que sufras en silencio por el bien de alguien más o de una ilusión de paz en el grupo… debería saberlo mejor, Luka, Kagami, Marc, Aurore, Mireille, Nathaniel… y ahora Félix… todos ellos han estado para mí, incluso si solo me he acercado con algunos de ellos recientemente. Ellos son realmente buenos amigos"
— ¡Marinette! —esta vez, Tikki gritó junto a su oído.
Contrario a sus reacciones habituales, Marinette solo se sobresaltó ligeramente, y parpadeó hacia su kwami —lo siento Tikki ¿Estabas diciendo algo?
—Estaba un poco preocupada —admitió la diosa miniatura —te quedaste ahí en silencio por unos minutos.
—Lo siento, realmente tengo muchas cosas en qué pensar —murmuró la chica, antes de que su expresión contemplativa se disolviera en determinación —muy bien, manos a la obra.
Tikki observó, no sin cierta sorpresa, a su elegida conseguir una botella de alcohol y un trapo para proceder a limpiar cada fecha y actividad descritas en el horario, así como retirar las imágenes alusivas, para finalmente dejar una pantalla completamente en blanco, la cual fue rápidamente reemplazada por un calendario equivalente al mes en curso.
Marinette lo comprobó con el calendario en su teléfono, y luego empezó a hacer algunas anotaciones. Reunión escolar para mañana, la prueba de vestuario con Jagged Stone en algún momento del fin de semana, entrega de vestido a Mireille y accesorios de Marc, entrega de accesorios a Kitty Section, el cumpleaños de la madre de Félix el domingo siguiente, y algunas otras cosas.
Marinette se alejó unos pasos y comprobó reflexivamente su trabajo. Satisfecha, sonrió y cubrió el marcador que había estado usando —está listo.
Saas, Orikko y Pollen se acercaron a su guardiana, dando comentarios positivos sobre su elección para mantenerse al día con sus deberes cotidianos. Roaar preguntó si no debería hacer un seguimiento de sus patrullas como Ladybug, pero Marinette lo desestimó fácilmente como un riesgo que alguien podría leer por accidente.
Tikki observó en silencio a Marinette interactuando afablemente con el resto de sus hermanos y hermanas. Este era solo un ejemplo más de cuánto había estado madurando su chica en los últimos meses. Tikki había sabido casi desde el principio que Marinette era una chica responsable, a pesar de que a veces podía ser un poco atolondrada o torpe, o que no siempre tenía sus prioridades en orden (casi siempre en nombre de sus sentimientos por Adrien) Marinette solía ser confiable en las responsabilidades que adquiría.
En silencio, Tikki se lamentó solo un poco por el portador de Plagg. Adrien estaba camino a perder -si no lo había hecho ya- todo el afecto que Marinette alguna vez sintió por él… sin embargo, nadie podría decir que no se lo había ganado a pulso.
Con esto en mente, Tikki se reunió con el resto de los kwamis mientras Marinette se sentaba en su escritorio a hacer sus deberes escolares, decidida a sacar la tediosa labor del camino, antes de dedicarse a sus creaciones.
Adrien se lanzó a la noche como Chat Noir, aunque distaba mucho del sigilo y la elegancia que un verdadero gato negro tendría. Saltó por los tejados, dio volteretas, aterrizó sobre sus manos y pies, y usó su bastón para impulsarse a través del refrescante aire de la noche parisina.
El otoño sin duda estaba haciéndose notar.
Los ojos verdes no dejaron de buscar un punto rojo brillante en el cielo. Si bien, las patrullas en días de semana no eran estándar, por razones obvias que Ladybug prefería nunca tocar, Chat nunca salía de casa sin la esperanza de ver a su adorada Ladybug y unirse a ella a través de la ciudad que protegían juntos.
Incluso si hoy tenía un enfoque dividido, los ojos felinos seguían atentos. Deseaba tanto verla, pasar un poco de tiempo tranquilo con su dama siempre era una bendición, cuando la mayor parte de su tiempo juntos era básicamente luchar contra supervillanos o lidiar con diversos tipos de eventualidades en la ciudad.
Aun así, sabía que no sería beneficioso para su empresa de hoy. Dudaba completamente que Ladybug aprobara sus visitas a una civil, muchos menos con lo frecuentes que se habían vuelto estas visitas últimamente.
Una pequeña idea fue destrozada en su mente tan pronto como tuvo la osadía de asomarse. Ladybug ya había dicho en más de una ocasión que no sentiría celos por él, no por una chica sin rostro que él inventó de la nada, ni siquiera por Marinette Dupain-cheng, una de las chicas más increíbles que conocía.
Una que, aparentemente, ya no podía mirar a la cara a su yo civil.
Chat suspiró, después de una buena hora y quince minutos de recorrer la ciudad de norte a sur y de vuelta. La ciudad parecía tranquila. Había detenido una pelea callejera fuera de un restaurante-bar y ninguna mariposa oscura se había acercado a los hombres que se gritaban, había evitado que una persona borracha se tambalea y cayera por la orilla del Sena en traje y corbata (por amor al cielo, ¡apenas eran las nueve de la noche!) y había encontrado el conejo mascota de una adorable niña (¿Quién sabría que había gente con conejos mascota en la ciudad? Adrien definitivamente no) y ni un sentimonstruo o akumatizado a la vista.
Por fortuna de todos.
Troubadour había sido un problema para mantenerse despierto al día siguiente. Incluso preferiría al señor Pichón temprano en la mañana sobre los akumas de medianoche cualquier día.
Decidiendo que había terminado por esa noche, Chat hizo su camino por los tejados hasta la panadería más famosa de la ciudad.
Estaba un poco sorprendido de encontrar a Marinette en su balcón, la chica nunca había escondido lo poco que se llevaba con el frío. Pero allí estaba ella, sentada en su silla reclinable con tela entre sus manos, una brillante lámpara apuntado en su dirección, y las coloridas y más pequeñas luces de hada jugando con los tonos de su cabello, que estaba completamente recogido en un moño alto que, aunque un poco desordenado, cumplía su función de mantener los mechones de media noche fuera del rostro de la chica. Chat también notó que seguía usando la sudadera inspirada en él, junto con un pantalón deportivo rosa, estampado con muchas hojas de color verde a juego con los ribetes de la prenda superior.
Tan adorable.
El gato se tomó un minuto para apreciar la vista antes de saltar en su dirección, asegurándose de hacer algo de ruido en su paso para no asustarla, ciertamente no quería que se clavara con la aguja por accidente.
Y funcionó, Marinette miró en su dirección incluso antes de que él diera un último salto hacia la barandilla de su balcón — uh ¿Qué-?
—Buenas noches, Ma prrrrrincess —ronroneó.
La notó suspirar, bajando los hombros mientras alcanzaba su teléfono en una mesita a un lado de ella —Eres tú, Chat —la chica presionó uno de los botones laterales del teléfono y la suave música, a la que el rubio casi no le había puesto atención, disminuyó gradualmente — ¿Soy solo yo o esto se te está volviendo costumbre?
La oreja derecha del chico gato dio un tirón, mientras una gran sonrisa se dibujaba en sus labios —Oh ¿Qué es eso que escuché? La princesa estaba oyendo música de películas Disney.
Marinette frunció los labios en un puchero realmente adorable, si le preguntaran a Adrien, mientras cruzaba las piernas, dejando su trabajo de costura entre ellas —no te atrevas a burlarte —lo regañó, dejando pasar el hecho de que él había ignorado su pregunta —estoy trabajando en un vestido inspirado en Disney, así que… —su tono de voz disminuyó gradualmente, sin saber bien cómo explicar su proceso creativo al gato.
Aún con la sonrisa ancha y jovial en sus labios, Chat Noir se dejó caer sentado a un lado de la silla, cruzando los brazos sobre un lado de la misma, justo junto a los muslos de la chica — ¿Un vestido estilo Disney? ¿Ya estás preparándote para Halloween, ma petite souris? —bromeó a pesar de conocer la realidad, reconociendo los colores del vestido del que Aurore le había enviado fotos más temprano esa tarde.
Marinette resopló ante el apodo —no, en realidad es para el baile de mi escuela del que te hablé la semana pasada —ella explicó, pasando las manos por la tela —una amiga de otro salón me lo encargó —recuperó la aguja con su mano dominante y reinició su bordado de la parte inferior, sintiéndose cómoda con el gato a su lado —ahí hay bocadillos si quieres —añadió distraídamente, como una ocurrencia tardía, señalando la mesita donde había dejado su teléfono previamente.
Chat Noir volteó a ver para encontrarse con una bandeja que sostenía muffins de banana y nueces, junto a termo caliente —a tu salud, prrrrrincess —agradeció, con los ojos brillantes, estirando una mano sobre las piernas femeninas para alcanzar uno de los productos horneados.
Marinette no pudo evitar la sonrisa enternecida en sus labios ante el habitual entusiasmo de Chat por las golosinas. Muchas veces se ha preguntado porque Chat siempre parece que no se alimenta lo suficiente, cuando está en su casa, pero no puede indagar al respecto sin, posiblemente, romper la primera y más importante regla entre ellos. Identidades secretas.
—Entonces ¿Qué te trae a mi tejado? Además de las golosinas, quiero decir —bromeó la menor, los ojos de vuelta en su trabajo, pero aún atenta a su inesperada compañía.
Las orejas de Chat se levantaron mientras el chico se congelaba a medio camino de un último mordisco (las condenadas cosas estaban deliciosas), tomó un segundo para que su cola comenzara a golpear rítmicamente contra el suelo, aunque el ruido seco lo hacía sentir más como un azote. Hizo que un escalofrío escalara por la espalda de Marinette, y eso que ella ni siquiera estaba viendo la expresión de incredulidad del superhéroe gatuno.
—Marinette —él empezó, la incredulidad de su rostro perfectamente reflejada en su voz —seguramente no hay necesidad de esa pregunta ¿Verdad? —ella debía estar jugando y él simplemente había pasado por alto el tono bromista ¿no? Ella no estaba haciendo esa pregunta en serio ¿verdad? —Después de lo que pasó esta tarde, por supuesto que tenía que pasar a verte.
La chica se tensó visiblemente ante sus palabras, y sus pequeñas manos se detuvieron nuevamente de su trabajo. Chat la vio respirar profundamente antes de encontrar su mirada y él se congeló en ese instante.
La expresión de Marinette, la sonrisa, era tétricamente demasiado familiar para que Adrien se sintiera cómodo viéndola en ella. Era la misma sonrisa que el modelo le daba a todo el mundo cuando estaba tan cansado, tan harto de todo en su vida, pero sabía que simplemente tenía que seguir adelante y cumplir todo lo que su padre, y las personas a su alrededor, esperaban de él.
Esa sonrisa nunca se vería bien en el dulce rostro de Marinette. Hacía que el corazón del gato negro se encogiera y congelara a la vez. Lo hacía querer tomar una manta mullida, envolver a la niña en ella, y llevarla a la cama para obligarla a dormir, cuando menos a relajarse.
El hecho de que también quisiera acurrucarse con ella, acariciar su cabello y rostro hasta que durmiera pacíficamente, era completamente irrelevante en la situación, así que empujó esos pensamientos en particular hacia el fondo de su mente.
—Chat… estoy segura de que has salvado personas antes, de situaciones similares, o peores. Estoy bien —ella le dijo, con esa sonrisa que no encajaba en sus facciones, como si fuera un discurso ensayado —No hay de qué preocuparse.
—Marinette, te vi caer del tejado de una escuela de, al menos, tres pisos —estableció, despacio.
—Al agua —murmuró la chica, desviando la mirada.
—Al agua fría, con una gran variedad de animales nadando libremente en ella —continuó el gato, levantando la mano libre hacia la mejilla de la oji-azul para que ella volviera a mirarlo —te saqué del agua casi ahogándote, temblando, helada y débil —se detuvo un momento y suspiró —sí, probablemente he rescatado a cientos de parisinos de situaciones similares… pero tú eres mi amiga, Mari, te conozco como civil y como héroe —Marinette de tensó en su lugar un segundo antes de que la situación "multimouse" pasara por su cabeza —verte caer me subió el corazón a la garganta.
Marinette tragó en seco ante las palabras y la mirada tan intensa de su compañero. Él estaba tan preocupado por ella, Marinette-ella, porque él no sabía que ella era Ladybug, y eso lo hacía increíblemente dulce de su parte.
Marinette no pudo evitarlo — ¿Un abrazo? —preguntó suavemente, y Chat no tardó ni un segundo en complacerla. Se levantó y la movió con cuidado, sentándose detrás de ella en la silla para envolverla cuidadosamente entre sus brazos. Marinette colocó sus manos sobre los brazos cubiertos del traje mágico, ya que no podía devolverle el abrazo en esa posición —gracias por salvarme, Chat —le dijo de todo corazón, y también por todas esas veces en que Ladybug debió agradecerle y no lo hizo, más preocupada en detener un akuma o en no darle alas a sus coqueteos.
—En cualquier momento, Marinette —él susurró, inclinando la cabeza en el hombro de la chica. Su cola se deslizó lentamente alrededor la cintura y caderas femeninas, casi sin que el chico se diera cuenta.
Marinette se quedó allí, sorprendentemente cómoda en su abrazo, y siguió su bordado por un rato más. Fue un sentimiento agradable para ambos, aunque ninguno podría entender por completo la magnitud de lo que significaba para el otro.
Después de cómo ella había actuado hacia su yo civil esa tarde, Adrien simplemente no podía soportar soltarla ahora. No le importaba aprovecharse de que ella no supiera quién había detrás de la máscara y el traje de gato, detestaba el sentimiento de que Marinette se estaba alejando de él como Adrien, no quería perder a su amiga, su primera amiga en la escuela. Si podía recibir su afecto y amistad como Chat Noir entonces que así fuera, esta era su versión más libre de todos modos, y amaba que Marinette lo aceptara por completo de este modo.
Marinette, por su parte, se sentía segura en el abrazo de su compañero. Por ese pequeño momento, no era ella quien debía cuidar de una ciudad entera; por ese pequeño momento, ella era quién estaba siendo cuidada y protegida, y casi quería llorar de lo tranquila y feliz que este hecho podía hacerla sentir.
Se quedaron así por largos minutos, sabiendo, aún sin cruzar palabras, que ambos estaban perfectamente cómodos el uno con el otro.
—Ese es un adorno realmente bonito —Chat mencionó un rato después, habiendo levantado la cabeza del hombro de Marinette y notando el accesorio de cuarzos en forma de brotes y flores.
Marinette se tomó un momento para entender de qué estaba hablando, hasta que recordó que había decidido ponerse el adorno de Félix después de recoger su cabello —Gracias, un amigo me lo regaló recientemente —explicó con voz suave.
Chat tarareó, ahora acomodando el mentón sobre su hombro —Bueno, tu amigo parece tener buen gusto.
—Lo tiene ¿no es cierto? —ella no pudo evitar sonreír, haciendo una pausa en su trabajo para alcanzar otro muffin —No podía creerlo cuando me lo dio, pero me dijo que no aceptaría que se lo regresara —lo rodó un momento en sus manos, retirando el papel, antes de darle un mordisco —aunque no puedo entender por qué él pensaría que yo merecía un obsequio como éste —suspiró al final, acercando el muffin sobre su hombro para que Chat también mordiera un bocado.
—Porque lo mereces, princesa —Chat resopló con obviedad antes de aceptar el ofrecimiento —Y mucho más —añadió de forma distraída, recordando el amuleto que él le había dado en su cumpleaños y pensando en cómo desearía saber qué más regalarle —aunque deberías tener cuidado, tal vez tu enamorado misterioso se ponga celoso de que un amigo te haga obsequios así —añadió juguetonamente.
Marinette resopló — ¿Mi… enamorado? —dio otro mordisco al muffin.
Chat parpadeó por lo desconcertada que ella había sonado de repente — ¿El chico del que me hablaste la noche de Glaciator?
Marinette tarareó distraída, después de un segundo mordisco, le ofreció el resto al gato —Te hablé sobre él ¿no es así? Parece que fue hace tanto tiempo —Chat se acabó lo que quedaba de muffin de un bocado y miró a la chica con un poco de sorpresa, recordando lo acongojada que había sonado esa noche, seguro parecía tan enamorada como él mismo —supongo que tu sorpresa fue tan impactante que no recordaba mucho más de esa noche. Quién sabría que eres tan romántico —ella trató de desviar el tema.
Chat reconoció eso, pero lo pasó completamente por alto ¿Qué mejor momento para expresar emociones que en compañía de un superhéroe que podía detener un akuma en cuanto apareciera para que no la infectara? —Entonces ¿Qué pasó con el chico? —él pensó, por un tiempo, que se trataba de Luka, pero eso no tenía ningún sentido. Era evidente para todos los que tenían ojos que Luka y Marinette tenían una gran relación, si Luka era a quien Marinette quería, ella estaba en la posición perfecta para invitarlo a salir y Adrien dudaba que Luka se negara.
Entonces ¿Quién?
—Decidí olvidarme de él.
Ahora, esa declaración hizo que los pensamientos de Chat se detuvieran en seco, junto al sonido de un disco rayado —Oh ¿De verdad?
Marinette asintió, dejando caer la tela entre sus piernas y dirigiendo la mirada a la luna en el cielo. Algunos mechones rebeldes que se escapaban del moño le hicieron cosquillas en la mejilla a Chat —Sí. Entre que él nunca me notó y que yo no podía reunir el coraje suficiente para hablarle sobre mis sentimientos, pensé… pensé que no estaba destinado a suceder —ella suspiró, antes de apretar las manos en puño —además, a medida que trato de olvidar mis sentimientos hacia él, me he dado cuenta de algunas cosas que antes no veía y me siento un poco aliviada —soltó levemente las manos y volvió a colocarlas sobre los brazos de Chat, como para asegurarse que él la sostenía.
El gato se dio cuenta, y la abrazó un poco más fuerte, su cola también se ajustó a su alrededor — ¿A qué cosas te refieres? —preguntó suavemente.
Marinette jugó con sus dedos de forma nerviosa, trazando figuras sobre el traje mágico —Bueno, él seguía refiriéndose a mí como su amiga, pero me estoy dando cuenta de que, en realidad, no actuaba como tal —Chat vio, en primero plano, cómo ella se mordía la parte interna de la mejilla. Decidiendo hacer algo para tranquilizarla, frotó su mejilla contra la de ella, el ronroneo fue un añadió involuntario, pero hizo su trabajo rápidamente y ella estaba derritiéndose en su abrazo casi de forma instantánea —viendo hacia atrás ahora, hubo tantas ocasiones en que menospreció mis sentimientos, no cómo me sentía hacia él, por supuesto, pero en general, como si mis emociones importarán menos que las de otras personas —una vez sacó eso de su pecho, cerró los ojos y recostó la parte baja de su cabeza contra el hombro de Chat, con un pesado suspiro.
Chat quería saber, más que nunca, quién era el chico del que Marinette había estado enamorada ¿Quién podría haberla hecho sentir así? —Princesa, el cómo te sientes sí es importante —le aseguró, aumentando el volumen de su ronroneo se forma voluntaria.
Marinette sonrió. Chat lo sintió contra su propia mejilla —Gracias, gatito. Supongo que estoy volviendo a aprender eso —se detuvo, con una pequeña risilla cuando sintió la nariz del rubio, medio cubierta por la máscara, acariciar su mejilla, como si fuera un gatito doméstico —Alguien cercano me dijo que hay muchas personas en mi vida que me han estado dando por sentado, supongo que simplemente no quería verlo y ha estado afectando mi percepción de mi misma y mis relaciones —Marinette hizo una mueca, recordando algunas cosas que Tikki y otros kwamis le habían dicho, duras, pero no menos ciertas —pero mis amigos, mis verdaderos amigos están ayudando con eso —esbozó una pequeña sonrisa al pensar en Luka, Kagami, Félix, Nathaniel y sus tres amigos de la clase vecina.
— ¿Espero estar en ese grupo? —Chat preguntó tentativamente, aun acariciando su mejilla. Realmente no tenía idea de si lo que estaba haciendo era apropiado para una amiga, pero Marinette no lo estaba deteniendo ni alejando, ella parecía contenta con sus atenciones y él solo estaba siguiendo su instinto, además, ella olía maravillosamente dulce, como una galleta de chispas arcoíris.
Marinette volvió a reírse cuando su aliento le hizo cosquillas —Por supuesto que sí, Chaton. Eres un gatito muy dulce y un gran amigo —ella levantó una mano y le acarició detrás de una oreja negra. Chat se estremeció contra ella y ronroneó con fuerza por unos segundos. Sus palabras lo hicieron feliz. Ella era su amiga y él la cuidaría.
—Bueno, lamentó haber interrumpido tu trabajo, pero creo que se hace bastante tarde y mañana tienes escuela —decidió, pasando la nariz por su mejilla una última vez antes de soltar su prolongado abrazo. Su cola se deslizó, lentamente y de mala gana, fuera de su silueta curvilínea.
—Sí, supongo que tienes razón —Marinette hizo un puchero cuando Chat se levantó de la silla detrás de ella, y decidió jugar un poco con él —pero ahora no quiero moverme —se quejó, exagerando levemente un tono perezoso.
Chat se rió entre dientes —Eso se puede solucionar. Ven aquí —en un segundo ella fue levantada, con todo y el vestido, él la sostuvo con un brazo mientras recogía la bandeja vacía y el termo de la mesita y se los entregaba. Luego, apagó la lámpara, y saltó a través de la buhardilla hacia el altillo, justo al lado de su cama.
Marinette casi tuvo un ataque al corazón, al recordar que la caja de los miraculous estaba abajo. Un mal movimiento de Chat y la caja entraría en su rango de visión.
Para su buena suerte y tranquilidad, el gato se giró inmediatamente y la dejó recostada en la cama, quitándole el termo y la bandeja de sus manos para dejarla a un lado, en la estantería de la cabecera.
—Ahí, lista para descansar —le sonrió ampliamente.
Marinette, por supuesto, aún tenía que cambiarse de ropa y colocar el vestido de Mireille de vuelta en el maniquí, pero no iba a hacer nada de eso hasta que Chat se fuera sin delatar su identidad secreta —Yo, uh… ¡Muchas gracias! —ella lo atrajo impulsivamente a un abrazo —P-por venir esta noche, Chat Noir, realmente lo aprecio —añadió con una sonrisa que esperaba no ser viera tan nerviosa como se sentía.
—Siempre es un placer venir a verte, ma princess —él le acarició la mejilla con una mano enguantada brevemente antes de saltar de vuelta al balcón —ten dulces sueños.
—Tú también, Chat —le deseó ella, antes de que él cerrara el acceso y se lanzara de vuelta a la noche — ¡Realmente necesito esconder esa cosa de forma apropiada! —Marinette se quejó en un grito contenido, después de que estuvo segura que Chat se había ido.
Los kwamis flotaron a su alrededor, divertidos con su frustración, pero de acuerdo con ella.
Alya estaba tan concentrada en su computadora que se casi se perdió los golpes en su puerta antes de que su madre entrara —Alya, querida ¿Cómo estás?
La chica se detuvo un momento y giró en su silla para ver a su madre dejar una canasta de ropa limpia sobre su cama antes de sentarse allí para mirarla —Hola, mamá —ella le sonrió —Todo bien, estaba trabajando un poco en el Ladyblog —la vio abrir la boca, así que se apresuró a levantar una mano, ya sabiendo lo que diría —Y antes de que lo digas, terminé mis deberes hace horas —aseguró.
Marlene suspiró, sabiendo que había tenido esa conversación con su hija múltiples veces, pero nunca parecía ser suficiente, con lo centrada que estaba Alya en esa página suya —Me alegra saberlo ¿Cómo están las cosas en la escuela? —la mujer apoyó los brazos detrás de ella en una postura abierta. Era un poco difícil mantenerse al tanto de los entresijos de las vidas de sus hijas mayores con las gemelas constantemente inquietas y traviesas, pero criar cuatro hijas le había enseñado la importancia de la comunicación constante.
—Oh, bien —Alya presionó algunos comandos de atajos en el teclado, asegurándose de no darle la espalda a su madre, pero guardando y asegurando las cosas en las que había estado trabajando —Las cosas para el baile van muy bien, y gracias a Lila tendremos una genial sorpresa —añadió con emoción. Oh, como quería poder contarles a todos la cosa tan genial que Lila había hecho por ellos y su evento. Tenía una amiga tan genial.
Realmente no podía entender cómo Marinette no podía ver eso.
Marlene asintió brevemente, había estado escuchando mucho el nombre de esa chica nueva de Alya últimamente —Es tan maravilloso lo que su escuela está organizando. Los bailes escolares no son una costumbre francesa, estoy segura de que se divertirán mucho —no pudo evitar sonar emocionada. Un evento como ese ni siquiera habría sido una opción en sus tiempos de escuela, incluso en los de Nora, era magnífico que su hija pudiera disfrutar de algo así y tal vez las gemelas en el futuro.
—Claro, mamá. Lo único malo es estar involucrada en la planificación —Alya hizo una mueca que provocó que su madre de riera —Parece un trabajo interminable.
Marlene negó con la cabeza, Alya necesitaba aprender que todas las responsabilidades que tendría que afrontar en la vida no siempre serían tan emocionantes como su trabajo de investigación para su blog —Tú y Marinette deben estar tan ocupadas —añadió como ocurrencia. Hacía tiempo que no veía a Marinette por la casa, o la escuchaba nombrar a Alya.
—Sí. Ella en organización y yo en publicidad —la adolescente suspiró de alivio, sabiendo que se había llevado la parte menos estresante.
Después de todo, Marinette era muchísimo mejor con la organización de eventos, de cualquier tipo, eso era algo que todo el mundo podía ver.
Alya solo podía imaginar las cosas tan geniales que Marinette y Lila podrían lograr si trabajarán juntas, si tan solo Marinette dejará de ser tan terca al respecto.
—No debes olvidarte de conseguir tu vestido —su madre la sacó de sus pensamientos frustrante sobre dos de sus mejores amigas —Cómo siempre digo, nunca dejes las cosas para el último minuto ¿Irás con las chicas de compras?
Alya se encogió de hombros al respecto y lanzó una mirada a su pantalla, ansiosa por seguir trabajando y terminar su próxima publicación antes de tener que irse a la cama —Estoy segura de que Marinette está cubriendo eso, mamá.
Marlene se sorprendió de su respuesta, si bien Marinette era una niña muy querida y había regalado cosas como pijamas, accesorios para el pelo, bufandas y guantes para ella, Alya y sus hijas más pequeñas ¿Hacer vestidos de fiesta para todas sus amigas? Y con la planeación del evento encima ¡Eso debería ser demasiado trabajo! — ¿Marinette les dijo que les haría sus vestidos?
—Ya la conoces, mamá, le encanta hacer cosas para los demás —Alya respondió distraídamente, agarrando su celular para revisar un correo que acaba de llegar.
Marlene miró a su hija unos segundos más antes de levantarse —bien, no te quedes muy tarde en la computadora, Alya. Es noche de escuela.
—Lo sé, mamá. No te preocupes —le respondió distraídamente, volviendo al trabajo en su computadora.
—Y no olvides que necesito que vigiles a Etta y Ella este sábado. Tengo una reunión para concretar un catering —después de un último recordatorio, Marlene salió de la habitación de su segunda hija con un poco de inquietud. Tal vez se tomaría el tiempo de ir a la panadería ella misma uno de estos días y platicar un poco con Sabine.
Alya continuó tecleando con rapidez, antes incluso de que la puerta de su habitación se cerrará. Estaba dispuesta a terminar esto rápido y seguir tratando de resolver la manera de encontrar a Ladybug a solas para preguntarle sobre el tal Renart.
Seguramente su novio tenía razón y simplemente Ladybug tuvo que llamar a otra persona por el día porque no pudo ir a buscarla, pero la inquietud no la dejaría en paz hasta que la misma heroína le dijera que solo había sido algo temporal.
Después de eso, todo volvería a la normalidad
Notes:
Este cap se catapulta a ser el más largo, justo por encima de ‘alianza o amistad’ (5.101), y llega perfecto para celebrar el año de este fanfic!!!!!!
Hoy, hace un año, el 2 de junio del 2021 (cuando al cuarta temporada estaba apenas pasando los inicios) me atreví a lanzar el primer capítulo de este fic que, a pesar de tener planeado en capítulos cortos, no pensé que superaría los 50 cap. Ahora mismo, sigo sin una cifra establecida pero creo que llegaría a los 70 ¿tal vez cumplamos un segundo año?Quiero agradecer encarecidamente a todos los que han estado aquí desde el principio, los que se unieron a mitad del camino, y los nuevos que llegaron en los últimos meses. Cada uno de ustedes ha llevado a esta historia donde está y me ha acompañado en el camino, en momentos buenos y otro muy malos.
Agradezco a todos los que se preocupan por mí, preguntan cómo estoy y como están las cosas por aquí. Siguen siendo duras, si tengo que ser sincera, tengo pensamientos catastróficos con regularidad (¿saben esos momentos de ‘qué pasa si’ que Marinette tiene en su inseguridad de declararse, bueno, eso es real, y es un fastidio, porque estas esperando que cosas malas sucedan en cualquier momento, y quieres sacártelo de la cabeza pero no puedes), ansiedad que se dispara en cualquier momento, cada día, preocupación porque la gente de mi país parece que no se informa de las propuestas de los imbéciles que se lanzan a presidente y ha pasado a segunda vuelta un misógino, que admira a Hitler y que quiere destruir una reserva ecológica para hacer hoteles y centros comerciales y no sé qué más mierdas.
Como dije antes, escribir es lo único que me mantiene atada los pies a este mundo.
Chapter 45: Corazón en la manga
Summary:
Félix empieza descubrir hacia donde se dirigen sus pensamientos ahora que sabe lo que siente por Marinette.
Matinette reflexiona sobre lo cómoda que se siente con Félix.
Tambien sobre el paraguas de Adrien, bajo la lluvia.
Y Adrien no entiende del todo lo que está pasando... pero no le gusta.
Chapter Text
Félix atravesó la mañana del miércoles como cualquier otro día. Una realización sobre sus nuevos sentimientos no iba a afectar su comportamiento de ninguna manera. Sí, tal vez se sorprendía a sí mismo pensando en Marinette en momentos aleatorios pero, se dio cuenta, había estado haciendo eso casi desde el primer día de clases, así que no era nada realmente nuevo.
Su madre, al menos, no parecía notar nada diferente en él. Incluso durante su trayecto a la escuela, mientras ella hablaba por teléfono, concretando citas para repasar los lugares en los que se planeaba grabar algunas escenas.
Se despidieron con besos en la frente y Félix observó al SUV alejarse con dirección al edificio de TVi antes de cruzar la calle.
Faltaban casi veinte minutos aún para que dieran inicio las clases, y conocía lo suficiente a Marinette para saber que aún no habría salido de su casa.
Al entrar en la panadería-pastelería, se encontró con Tom tras la caja registradora, charlando afablemente con una mujer y su hijo pequeño en brazos mientras les entregaba su pedido en una caja. Eso era inusual, normalmente Sabine era quién estaba allí.
Félix esperó educadamente a que Tom terminara de atender a la madre antes de acercarse.
—Buenos días, muchacho —le sonrió amistosamente.
Lo curioso era que no se veía fuera de lugar en el hombre tan grande como un oso. Aun así, todavía era un poco ¿incómodo? para Félix la familiaridad que los padres de Marinette habían adoptado con él tan rápidamente… Sin embargo, reflexionó, Mamá probablemente sea de la misma manera con ella.
—Buenos día, señor Dupain —respondió cortésmente — ¿Marinette ya salió?
Tom se rió entre dientes —no, no lo ha hecho. Ella y Sabine están arriba. Pasa, pasa —le abrió el camino a la trastienda de buena gana, dándole una palmada en el hombro al pasar.
Si Félix fuera cualquier otro chico, habría dado un salto ante el gesto. Él simplemente parpadeó un par de veces, silenciosamente sorprendido, antes de expresar su agradecimiento y seguir su camino hasta las escaleras.
Allí se encontró a Sabine, viniendo de la dirección contraria.
—Oh, buenos días, querido —ella le saludó, como era habitual.
—Buen día, madame Cheng —contestó el rubio — ¿Marinette está?
Sabine le hizo señas hacia la puerta por la que acababa de salir —adelante, está preparándose para salir —le indicó, con un pequeño brillo nuevo en los ojos —yo solo estaba asegurándome de que desayunara apropiadamente, y ayudándola con su cabello. Quería ponerse un adorno muy bonito que parecía importante —añadió, casi haciéndolo sonar como si pensara en voz alta mientras pasaba a un lado de Félix para salir al local.
Félix la miró de reojo unos segundos más, sin saber muy qué acababa de suceder. Luego, se congeló justo antes de entrar al departamento familiar.
El adorno.
Y pensar que se había preocupado de buscar algo que no pareciera ofrecer intenciones románticas. Esa previsión era hilarante en este momento.
Pensar en demostrar su interés romántico en ella plantó una sonrisa en su rostro. Le hizo cuestionarse cómo sería cortejar a la hermosa chica. Iba a ser divertido, un nuevo reto. Después de todo, Marinette no era como ninguna otra chica que hubiera conocido antes, ella era única, y se merecía un cortejo del mismo calibre: único.
Dejando esos pensamientos momentáneamente a un lado, abrió la puerta sin asegurar y se adentró en la estancia familiar, reconociendo inmediatamente la voz de la franco-china.
¿Qué lograría si creciera el sentimiento del momento?
(¿Hacia dónde estás yendo?)
Lo que yo haría sin tener que ser la hermana perfecta
Lo que en mí va a surgir, nadie va a impedir.
Bien, esto no era como el lunes en la mañana, cuando escuchó su canto por debajo del de Marc. Esta era solamente ella, sin aparentes preocupaciones y de buen humor. Félix siguió su enérgica voz a través de la sala, girando para ver a Marinette de espaldas. La chica estaba de medio lado frente al espejo, acomodando el adorno de cuarzos rosados sobre un moño recogido en la base de su cabeza.
Un huracán de jacarandas
Por surgir
Y enredar.
—Alguien parece haber despertado de buen humor —no pudo evitar comentar, esbozando una sonrisa ladina cuando ella saltó en su sitio y se volvió para mirarle.
— ¡Félix! —ella lo llamó en reclamo, pero había una bonita sonrisa en sus labios, lo cual calentó el pecho del rubio —y ¿Qué piensas? ¿Quedó bien? —la chica señaló el adorno en su pelo.
Félix observó atentamente los cuarzos en forma de brotes y flores curvarse alrededor del moño recogido con una liga oscura que casi se camuflaba en el cabello de medianoche. No pudo evitar acercarse un poco más.
—Se ve perfectamente —respondió levantando una mano como si fuera a tomar su mejilla. Marinette se quedó quieta frente a él. Al final, tomó un pequeño mechón y lo peinó detrás de su oreja —como sabía que lo haría en tu cabello —añadió más en un susurro, pero no completamente inconsciente. Quería saber cómo reaccionaría ella a sus elogios.
Marinette lo miró con sorpresa unos instantes, pero luego volvió a sonreírle dulcemente, aunque una pincelada de rojo se extendió muy levemente por sus mejillas —gracias —susurró ella de vuelta, suavemente, antes de volver y quitar la música de su teléfono.
— ¿Qué estabas cantando? —preguntó el inglés, viéndola ahora recoger sus cosas para la escuela.
Marinette hizo un puchero, sin mirarlo, mientras seguía moviéndose por el salón, recordando las bromas de Chat anoche al respecto —canciones de Disney ¿Ok? Estaba escuchando algunas anoche mientras terminaba el vestido de Mireille y ahora no salen de mi cabeza —resopló.
Félix tarareó suavemente — ¿Lo terminaste?
Deslizándose la mochila por los hombros, esta vez Marinette sí se giró a verlo al responder —sip, está listo —Félix no puedo evitar admirar su sonrisa orgullosa —también están listos los patrones para la chaqueta de tu madre. La tendré lista a tiempo, promesa.
La comisura izquierda de Félix se levantó levemente mientras volvía a acercarse a ella —sé que así será. Cuento contigo.
Marinette asintió, aún con una pequeña sonrisa en labios —bien ¿Nos vamos? —preguntó echando un rápido vistazo al reloj en su sala de estar. Aún quedaba un poco de tiempo para el inicio de clases.
—Antes, tengo dos preguntas para ti —la interrumpió el rubio, haciendo que ella lo mirará con curiosidad.
Marinette lo miró a los ojos, sin tener ni una pista de lo que él podría querer saber de ella, pero asintió de cualquier modo —claro, suéltalas —permitió.
— ¿Puedo llamarte 'Nette' a veces? —Marinette parpadeó dos veces, sin esperar algo como eso. En especial cuando Félix le dio una pequeña sonrisa presuntuosa —aún tengo que encontrar algo para llamarte, que sea solo mío, noirette —él añadió, haciendo referencia a su comentario de que deberían encontrar otros apodos —pero mientras, veo que tus amigos lo usan, así que…
Marinette se rió entre dientes al oírlo —sí, seguro. Aún tengo que encontrar un apodo para ti yo misma —concedió felizmente. Le gustaba más 'Nette' y 'Nettie' que 'Mari' últimamente. 'Mari' estaba muy asociado con los viejos amigos que ya no la escuchan, que ya no la toman en cuenta — ¿Y qué es la segunda pregunta? —alentó, aún curiosa, sino más.
Para esto, la expresión de Félix se convirtió en algo más observador, incluso cauteloso, si le preguntaban a Marinette. El caminó unos pasos más cerca de la oji-azul, invadiendo su espacio personal, cosa que, ella notó, ya no le causaba ningún tipo de escalofríos de alerta.
Entonces, sintió la punta de sus dedos rozar su propia mano, como si él no estuviera muy seguro de hacer contacto.
Marinette se aseguró de darle una mirada alentadora, intuyendo ahora lo que su más reciente amigo preguntaría y tratando de hacerle saber que estaba bien.
Félix notó el incentivo en su mirada, no es que realmente lo necesitara — ¿Puedo abrazarte?
La sonrisa en los labios de Marinette se ensanchó —por supuesto que puedes —ella se quedó perfectamente quieta mientras los brazos de Félix se deslizaban alrededor de su cintura, despacio, como si no estuviera del todo seguro. Una vez se ajustó a su alrededor, ella le regresó el abrazo alrededor del cuello, reclinado la cabeza en su hombro —somos amigos, Félix. Puedes venir y abrazarme cuando gustes o necesites. Te lo pregunté antes porque puedo ver que valoras mucho tu espacio personal y nunca quiero hacer algo que te incomode —ella le explicó, al mismo tiempo que sintió los pulgares de él jugar en su espalda, frotando pequeños círculos.
—Lo sé —él respondió, un poco distraído. Hoy, ella olía un poco más a azúcar caramelizada, además del olor a postre habitual —y valoro eso, Marinette —cerró los ojos, apretándola un poco más cerca.
Maldita sea, ella encajaba tan bien con él.
Marinette permitió que Félix la abrazara por el tiempo que quisiera. Parecía que el chico estaba buscando algo en ese abrazo, no consuelo, más como una confirmación de algún tipo, y ella no tenía ningún problema con eso —y yo valoro mucho que quisieras ser mi amigo —respondió suavemente, alejando su cabeza lo suficiente para mirarlo, sin soltar su abrazo —a pesar de los problemas que pueda traerte en la escuela —se mordió los labios en una mueca de culpabilidad.
El gesto hizo que un nuevo nudo tenso se desarrollara en el pecho de Félix. De repente tenía tantos deseos de besarla.
El rubio respiró profundo y apartó los pensamientos de cómo se sentiría y si sabría tan dulce como su aroma a un lado, eligiendo disipar la culpa que ella no debería sentir.
—No digas tonterías. Cómo dije, Rossi es apenas una molestia, y cualquiera de sus crédulos igual —resopló, aflojando finalmente sus brazos alrededor de su pequeña silueta.
Marinette suspiró levemente, ahora siendo ella la que tomaba un poco de consuelo del abrazo. Miró a los ojos a Félix por unos momentos, tan cerca como estaban, podía distinguir veteados verde oscuro y unos pocos más claros, casi amarillos, que conformaban la totalidad tan particular de sus iris.
Los ojos de Félix eran más diferentes de los de Adrien, de lo que uno podría señalar a simple vista. No se dio cuenta cuando él se acercó a Ladybug, pero podía verlo perfectamente ahora.
Félix le regresó la mirada muy tranquilo, casi en paz, hasta que sintió las manos de Marinette deslizarse de su cuello hasta sus hombros, donde se cerraron en puños.
La chica sintió un súbito impulso y fue con ello. Se puso en puntillas y presionó sus labios en la mejilla de Félix.
Fue un sentimiento diferente de besar a Adrien en el picnic del año pasado, a pesar de que Félix también se paralizó unos segundos. Aquella vez, había sido un impulso apresurado, una sensación de "lo haces ahora o no lo haces nunca" y la había dejado sumamente avergonzada y llena de ansiedad, más allá del sentimiento de logro. ¿Ahora? era mucho más tranquilo, había una confianza entre ellos que nunca sintió con Adrien, y que la hacía sentirse cómoda de expresar su afecto.
¿Tal vez se debía a que ella no estaba enamorada de Félix? Aunque le gustaba considerar que nunca estuvo realmente enamorada de Adrien, que solo era una idealización, bastante alejada de quién era realmente él y de lo que podría haber entre ellos.
Félix la miró atónito, y ella casi quiso reírse de su expresión, pero él la estaba sosteniendo cerca de nuevo, y parecía tan asombrado por su gesto que era realmente tierno. Igual que él sentándose a su lado mientras dormía para que no se le agarrotara el cuello, o sosteniendo su mano cuando estaba angustiada, o invitándola al cumpleaños de su madre.
Félix hacia tanto por ella, que probablemente ni siquiera notaba o no le daba tanta importancia, que Marinette quería devolver algo de toda esa tranquilidad y bienestar que le brindaba.
Por eso se sintió avergonzada de tener que ser ella quien cortara el abrazo — ¿Vamos? —preguntó suavemente, dejando caer sus manos desde sus hombros hasta el pecho. Alcanzó a notar el latido de su corazón bajo sus dedos —tengo que pasar por el salón de artes antes de entrar a clase.
Félix parpadeó una, dos, tres veces antes de asentir con la cabeza —sí, vamos —la soltó despacio, deslizando sus dedos por la cintura del suave suéter rosa perlado que ella llevaba ese día, antes de aclararse la garganta y ajustar innecesariamente el tirante de su maletín.
Dejaron el departamento y bajaron las escaleras hasta la puerta del edificio, escuchando la voz de Sabine antes de salir —Marinette ¿Ya se van?
—Sí, mamá. Nos vemos en el almuerzo —exclamó de vuelta la chica, inclinándose a un lado para asomarse por la puerta que conducía a la trastienda.
—Toma tu paraguas, cariño. Acaba de empezar a llover —aconsejó la mujer mayor.
Marinette hizo una mueca —gracias por el aviso, mamá —cerró la puerta y alcanzó el familiar artículo negro del soporte para sombrillas a un lado de la puerta del edificio. Casi quiso agarrar otro, pero era el más grande que había a la mano.
El chico no pasó alto su gesto — ¿Hay algo mal con eso? Traigo el mío.
Marinette negó bruscamente con la cabeza, lo que hizo que Félix levantara una ceja —no, está en buen estado… esto solo me trae recuerdos de los primeros días de clase el año pasado —añadió como un murmullo, pero Félix la escuchó claramente, y podía decir que había más cosas detrás de la pequeña explicación.
Félix trató de tomar el paraguas una vez que salieron y ella lo abrió, pero Marinette lo sujetó en alto y se aseguró de que ambos estuvieran cubiertos mientras le dirigía una bromista mirada altiva. Félix resopló ¿Por qué ella no lo dejaba ser un caballero?
Se detuvieron en la esquina, con el semáforo en verde para los autos, cuando el teléfono de Marinette sonó con una enérgica canción de rock. Félix le respondió la mirada altiva al quitarle el paraguas para que ella pudiera atender la llamada.
— ¿Hola? … Penny, me da gusto escucharte… No te preocupes, apenas voy hacia allí —Félix mantuvo un ojo en el semáforo mientras ella hablaba en un tono moderado de voz. Había poca gente pasando por la calle, pero podía ver algunos estudiantes corriendo hacia el Françoise Dupont, tratando pobremente de cubrirse con su mochilas o carpetas —oh, sí. Está casi lista, solo estoy terminando detalles de decoración… por supuesto, solo dime un día y hora que le vaya bien al señor-, quise decir, al 'Tío Jagged' —ella exageró un poco de forma bromista, mientras colocaba su mano en el brazo de Félix, de forma distraída —y estaré allí… Hm. El sábado… ¿Tal vez como a las diez?... No, a las nueve y media está perfecto —sintió que Félix se movía y ella lo siguió, echando un vistazo a los lados de la calle mojada antes de cruzar—Estaré allí… por supuesto, saludos a él y a Fang de mi parte. Nos vemos.
— ¿Todo en orden? —preguntó suavemente el rubio, una vez llegaron a la acera de la escuela.
Marinette guardó su teléfono de vuelta en su pequeño bolso —sí, tengo prueba de vestuario con Jagged el sábado en la mañana —le explicó en voz baja.
— ¿Y lo tendrás listo? —Félix continuó preguntando, a pesar de haber oído su conversación. Le gustaba hablar con Marinette sobre sus creaciones, ella era muy apasionada al respecto, y hacía que sus ojos brillaran de una manera bastante bonita.
Marinette sonrió con confianza —por supuesto, trato de planificar con un día o dos de margen, por si, ya sabes, ataques akuma o cualquier cosa que pueda retrasarme —ella explicó.
Félix asintió, una previsión bastante inteligente —y con los vestidos por encargo listos, eso cerraría la mayor parte de tus comisiones ¿Estoy en lo correcto? —Marinette asintió en respuesta —bien, tal vez finalmente empieces a trabajar en tu propio vestido —comentó burlonamente —o te vas a quedar sin tiempo.
Marinette se quejó mientras finalmente entraban a la escuela. El agua empezaba a caer con un poco más de fuerza, y más abundante que cuando salieron de su casa hace un par de minutos. El clima iba en camino a convertirse en una tormenta de otoño en toda regla —no me lo recuerdes. Realmente quería hacer algo desde 0 pero, al ritmo que voy, probablemente sea más práctico volver sobre algo que haya diseñado antes —se mordisqueó el labio inferior, inquieta. También se acercaban los días de trabajo más difícil para el baile.
Félix tarareó en contemplación mientras sacudía un poco el paraguas, para poder cerrarlo y devolvérselo — ¿Tal vez alguno de tus diseños sobre los héroes?
Marinette suspiró ante la sugerencia —hay uno que tal vez… —empezó a murmurar antes de ser interrumpida por una voz más animada.
— ¡Buenos días, Fel, Marinette!
Y Marinette se congeló.
Adrien se bajó de su transporte, con una sombrilla unipersonal de color gris con líneas blancas. Plagg se había estado quejando en voz baja de la repentina lluvia y la humedad desde su bolsillo, así que estaba feliz de salir del auto; sin mencionar que antes de salir de casa, su padre le llamó simplemente para hablar sobre el próximo evento de la marca.
Nada más llegar, vio a su princesa entrando a la escuela del brazo de Félix. Un gesto que parecía volverse más y más común a medida que pasaban los días, aunque aún era alucinante ver a su primo ceder su espacio personal con tanta facilidad, incluso si se trataba de Marinette.
Lanzó un saludo, sonriendo. Esperaba que las cosas entre él y Marinette dejaran de ser tan tensas pronto. Por muy comprometido que estuviera con mantener más cosas tranquilas entre la clase, Marinette y Lila, estaba empezando a doler el hecho de que Marinette pareciera alejarse. Especialmente de él. Especialmente mientras se acercaba a su primo y parecía cada vez más cómoda en su amistad con su alterego heroico.
No pudo evitar sonreír aún más cuando vio su viejo paraguas en manos de Marinette. El recuerdo de cuando se hicieron amigos — ¿Aún la tienes? —le preguntó a la oji-azul, después de compartir un leve empujón de hombros con su primo a modo de saludo.
Félix levantó una ceja ante el comentario, viendo a Marinette tensarse en incomodidad —S-sí, supongo que, con el tiempo, me olvidé de devolvértela —ella respondió sin mirar a ninguno de los rubios, solo al paraguas en su mano —lo siento mucho —se disculpó, con bajando la mirada al suelo.
—No, está bien —Adrien sonrió, llevando una mano al hombro de la chica. Casi frunció el ceño al sentir la tensión en sus músculos, totalmente diferente a la forma en que se acomodaba contra Chat Noir con toda la confianza del mundo —me recuerda mis primeros días de clase, cuando nos hicimos amigos.
Félix deslizó su mirada analítica sobre ambos, siempre demorándose un poco más en las facciones y reacciones corporales de Marinette.
—Si eso es así, tenla —Marinette literalmente puso el mango en sus manos, como él había hecho con ella aquella tarde lluviosa. El acto impulsivo la sorprendió tanto a sí misma, a los kwamis que espiaban todo cuidadosamente desde las pertenencias de sus portadores, y a los dos rubios —es tuya, después de todo —aclaró rápidamente, tratando de no parecer grosera.
Algunos estudiantes se les demoraban mirando más de lo necesario al pasar, y Marinette se estaba sintiendo cada vez más incómoda.
Adrien miró del objeto en su mano a su inquieta amiga, y de vuelta, un par de veces —P-pero ¿Qué hay de ti? ¿Y si todavía llueve a la salida? —honestamente, el modelo no sabría explicar la sensación en su pecho, pero parecía como si Marinette estuviera renunciando a algo más que al paraguas, al devolvérselo.
Marinette se encogió de hombros —vivo cruzando la calle, Adrien. No es gran cosa —y, sin una palabra más que decir, se dio la vuelta —yo tengo que entregar algo en el aula de artes —anunció apresuradamente —los veo en el salón.
— ¡Mari-! —Adrien tenía toda la intención de detenerla e insistir en el tema ¿Qué había debajo de todo esto que parecía tan profundo e importante? ¿Por qué ella sonaba tan apática? ¡Adrien necesitaba entenderlo! Pero un brazo se interpuso efectivamente en su camino y lo detuvo; en un movimiento fluido, lo habían agarrado del brazo y tirado de él hacia atrás. Sus reflejos de Chat Noir casi lo hacen golpear al perpetrador de dicha interrupción.
Solo que ese perpetrador era Félix, y fácilmente hubiera bloqueado cualquier golpe que Adrien lanzara; siendo Adrien un civil, estaba bastante parejo con su primo en cuanto a fuerza física y habilidades marciales.
Félix había tenido suficiente al escuchar el leve tono de desesperación cuando Adrien intentó detener a Marinette, así que lo detuvo, viendo dicho sentimiento en sus ojos coincidir con su voz. A Félix no le importaba si este asunto no le concernía directamente, había terminado de ser solo un espectador ajeno, al menos, cuando se trataba de Marinette.
Su amiga, la chica que le gustaba, estaba terriblemente incómoda, y Félix no quería que la situación escalara; había visto más de una vez cuanto ella se esforzaba por controlar sus emociones.
—Eso es suficiente, Adrien. Déjala en paz —le dijo seriamente, reteniendo su brazo por unos segundos más, hasta que estuvo seguro de que no iba a salir corriendo tras ella —no es el momento, ni el lugar, para un escándalo.
Para sorpresa de Félix, Adrien siseó — ¿Te parece que me importa un escándalo? ¡Necesito hablar con Marinette, Félix! No lo entenderías.
Félix sintió su sangre espesarse con el sentimiento de ¿molestia? ¿irá? no sabía realmente lo que era y lo analizaría más tarde —Tú eres el que no entiende la situación, Adrien —le respondió, claro y firme, pero sin levantar la voz. No es como si fuera a rebajarse y discutir con su primo en medio de la entrada a la escuela —o tal vez lo haces, solo parcialmente, y es por eso que no quieres dejarla ir —reflexionó, dando un segundo vistazo a los ojos desesperados que se parecían tanto y tan poco a los suyos al mismo tiempo, y solo lo irritó más. Adrien había tenido más de un año para ver a Marinette y desaprovechó todo ese tiempo, ignorando felizmente el afecto que ella estaba dispuesta a darle, pero ¿Ahora que Félix la había descubierto, y había decidido que la quería, es cuando Adrien iba a darse cuenta de lo magnífica que era ella? —pero lamento decirte que no es tu decisión, en este momento, es la de ella —se acomodó el maletín distraídamente, antes de encaminarse tras Marinette, de todos modos estaba en la misma dirección que el salón de clases correspondiente a la primera hora—así que dale algo de espacio… no querrás exponerla a una peor posición con Rossi y el resto de la clase ¿Verdad? —entrecerró sus ojos en él, con el recuerdo de su advertencia.
'No lo dudes Adrien, esto te estallará en la cara'
Adrien se quedó estático en su lugar por los próximos largos segundos, solo pudo ver como su primo alcanzaba a su princesa en la mitad de las escaleras y caminaba tan tranquilamente a su lado por un momento ¡Incluso tomó su mano y la apretó suavemente antes de entrar al salón de clases! Mientras él se quedaba atrás, sólo, con la bilis subiendo por la garganta, aún sin saber exactamente qué había pasado entre ellos.
Sintió el anillo miraculous clavarse contra su piel cuando apretó fuertemente más manos, y se sentía más Chat Noir que Adrien, incluso sin estar transformado, cuando siseó por lo bajo, apretando los dientes —estoy harto de que Lila se meta con las personas que me importan —apenas registró el movimiento de Plagg mientras se dirigía a su salón de clase, con un semblante poco alegre.
En el bolsillo de su sobre-camisa, Plagg levantó sus bracitos al cielo y gritó en su mente "¡Por fin, carajo!"
Notes:
Cuatro palabras más:
Gabriel
Está
DEMASIADO
IMBÉCIL
Chapter 46: En guardia
Summary:
Marinette tiene una platica que no esperaba.
Y atrae más atención que definitivamente no esperaba.
Tiene que prepararse para la reunión y... ¿qué demonios están haciendo Félix y Adrien?
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Adrien se quedó estático en su lugar por los próximos largos segundos, solo pudo ver como su primo alcanzaba a su princesa en la mitad de las escaleras y caminaba tan tranquilamente a su lado por un momento ¡Incluso tomó su mano la apretó suavemente antes de entrar al salón de clases! Mientras él se quedaba atrás, sólo, con la bilis subiendo por la garganta, aún sin saber exactamente qué había pasado entre ellos.
Marinette se quedó mirando la espalda de Félix desaparecer en el salón de clases con una mirada suave, agradecida por su pequeño gesto tranquilizador de apretarle la mano, sin hacer preguntas sobre lo que había pasado con Adrien.
Fue por la misma razón que no vio a Nino salir del aula 33 y se chocó con él.
—Wow, cuidado amiga —Nino la sostuvo de la cintura, evitando que se cayera de sentón al suelo.
Ella exhaló un resoplido mientras se reorientaba —Uf, lo siento por eso, no te vi.
Nino le dio una sonrisa amistosa, encogiéndose de hombros mientras se acomodaba la gorra —No pasa nada, Marinette.
La chica suspiró, agarrando mejor su carpeta, que casi se le había caído —gracias, Nino —respondió, un poco incómoda.
Nino le echó un vistazo rápido de arriba a abajo —Oye ¿Estás bien, dudette?
Marinette parpadeó un par de veces, despacio, confundida por el cuestionamiento — ¿Yo? Estoy bien ¿Por qué lo preguntas?
Nino la miró a los ojos —Bueno, quiero decir, ayer fue una locura ¿Eh? —trató de sonreír pero se vio más como una mueca —Que cayeras del techo fue… —el chico no pudo contener el escalofrío, que pareció extenderse hacia Marinette, al recordar el momento —nada que tomarse a la ligera.
La oji-azul solo pudo darle una sonrisa tensa, no esperando que fuera Nino de todas las personas quien se acercara a ella sobre el tema. No había dicho nada ayer —Alya no parecía pensar lo mismo —Marinette se mordió los labios inmediatamente. No había tenido la intención de decir eso, simplemente salió de su mente directo a su boca.
Nino se rascó el cabello por encima de su gorra, en su gesto certificado de incomodidad —Oh, eso. No te lo tomes personal ¿De acuerdo? —esta vez su expresión era más condescendiente —Al solo… se ha insensibilizado bastante sobre lo que los akumas pueden causarle a los demás —él justificó —con lo cerca que está siempre de la acción… ¿Recuerdas cuando Nora fue akumatizada? Ella la puso en una telaraña enorme bajo el arco del triunfo.
Marinette resopló, vaya que lo recordaba. Técnicamente, había sido su culpa por ayudar a Nino con trampa —Sí, Alya me contó algo sobre eso.
La incomodidad del chico se desvaneció rápidamente en una sonrisa tranquila —Sí, y cuando Ladybug nos puso en una jaula del zoológico porque los animales escaparon —no puedo evitar suspirar, siendo ese el evento que desencadenó su relación —o esa vez que el Faraón la quería usar de sacrificio —apretó las manos como acto reflejo, y Marinette casi podía ver a Carapace frente a ella. Nino era realmente protector con su novia —creo que Alya es la persona en Paris con más encuentros directos con Akumas —él concluyó, riendo sin humor.
Marinette solo pudo asentir con la cabeza. Después de todo, ella podía dar fe de esa afirmación mejor que nadie más en la ciudad—Sí… ella ha sido así desde el primer día —no pudo evitar recordar. Parecía como si hubiera sucedido hace varios años y no solo uno.
Nino no pudo evitar mirarla con curiosidad sobre ese comentario — ¿Oh?
—Tú estabas en clase de deportes con los demás cuando Iván se akumatizó por primera vez ¿No? —recordó ella. Una sonrisa de nostalgia de apoderó de sus rasgos —Bueno, en cuanto nos dimos cuenta de StoneHeart, lo primero que Alya hizo fue comprobar la conexión y la batería de su teléfono, antes de salir corriendo en su dirección gritando algo como que dónde haya supervillanos seguro habría superhéroes, y que no se lo iba a perder.
El dj no evitó sacudir la cabeza con cariñosa exasperación —Esa es nuestra Alya.
Un toque de amargura subió por la garganta de Marinette —Esa es tu novia, Nino —corrigió, esperando que sonara más bromista que amargo.
El chico asintió con una sonrisa —En todo caso, aún con todas las veces que ha estado en la boca del lobo, Alya siempre está segura de que Ladybug y el resto de héroes estarán allí para acabar con el akuma y arreglar todo —se encogió de hombros —creo que simplemente ya no le asusta ni le preocupa nada que provenga de Shadow Moth.
—Supongo… —Marinette se congeló en el instante en que su cerebro procesó las palabras de su compañero —Nino ¿Cómo… cómo lo llamaste? —ella preguntó, con los ojos muy grandes.
Nino le devolvió la mirada, confuso — ¿Qué? Solo dije… ¡Oh! —en vez de ponerse nervioso, como Marinette esperaría, el chico se encogió de hombros — ¿No has visto la última publicación del Ladyblog? Alya ha estado recopilando testimonios de personas que han estado cerca de los akumas desde Kagami y Luka, algunas personas dicen que los oyeron decir 'Shadow Moth' en lugar de 'HawkMoth', y la gente ya está haciendo teorías al respecto.
Las manos de Marinette temblaron levemente, sin que ella pudiera controlar el movimiento involuntario —Oh, yo no… n-no lo había visto. Tendré que… ponerme al corriente con las nuevas publicaciones —se giró para entrar al salón de artes, pálida.
Nino frunció el ceño al notar su palidez, y la repentina rigidez en sus movimientos, así que decidió esperarla mientras intercambiaba algunas palabras con el profesor Montalain y luego caminar en silencio junto a ella hacia el salón de clases.
Marinette no protestó, ni pronunció ningún comentario al respecto, pero Nino continuó mirándola por el rabillo del ojo, preocupado de haber desencadenado un mal recuerdo por su mención al supervillano local.
Justo antes de entrar al salón, se cruzaron con Kim. Nino y Kim no pudieron evitar el sentimiento de nostalgia cuando cruzaron miradas; se sonrieron el uno al otro y chocan puños por encima de la cabeza de Marinette, lo que sorprendió particularmente a Nath y Alix.
—Vaya, esta es una vista de los viejos tiempos —Alix exclamó, llamando la atención de todos los que ya estaban en el salón de clase, que eran la mayoría en realidad.
Entre esos, Adrien — ¿Viejos tiempos? —miró de Nino, Marinette y Kim hacia Alix con alta curiosidad — ¿Qué quieres decir?
—Antes de que Chloe se uniera a la clase, Nino, Kim y Marinette solían ser mejores amigos, siempre estaban juntos —comentó Alix, con una sonrisa de lado —Nath y yo fuimos los siguientes en unirnos al grupo, luego llegaron Max, Juleka y Rose…
—Vaya, nunca había escuchado sobre eso —Adrien comentó, un poco más animado con la vista, ¿quizás Marinette se estaba reconciliando con sus amigos? ¡Tal vez así las cosas volverían a ser como antes! Marinette no tendría que sentir que solo contaba con los nuevos amigos, como le dijo anoche a Chat, y la clase volvería a ser tan unida como cuando él empezó a asistir.
—Yo tampoco, chica —añadió Alya, sentada en su mesa junto a Lila.
La cual, por supuesto, no había perdido detalle alguno del intercambio entre sus compañeros.
Marinette, quien no había dicho una sola palabra en todo el rato, se limitó a enviar sonrisas incómodas a Kim y Nino antes de subir el pasillo de gradas hasta su antigua mesa, se inclinó hacia Alya y le recordó de la reunión que tenían hoy.
La periodista admitió que acababa de ver el mensaje esa misma mañana, pero que por fortuna no tenía que vigilar a sus hermanas inmediatamente después de clases porque su padre estaba de descanso.
Luego de eso, Marinette continuó su camino hasta su propio asiento. Félix la observó deslizarse y prácticamente derrumbarse a su lado, en la banca, de una forma muy bien disimulada.
— ¿Todo en orden? —murmuró, deslizándose más cerca de ella.
—Eso creo —suspiró la oji-azul. Su cuello dolía por toda la tensión sufrida y apenas empezaba el día.
Marinette quería gritar.
Afortunadamente, Félix era una presencia tranquila a su lado. Cerrando los ojos y respirando profundamente, Marinette se concentró en la serena compañía a su lado para tratar de estabilizarse ella misma. No tenía tiempo para meditar, pero este pequeño ejercicio debería ayudar, al menos un poco.
Las clases vinieron y se fueron sin nada relevante, al igual que la hora del almuerzo.
El día se sintió tan tranquilo que Marinette casi no podía creerlo, pero no iba a decir ni tan siquiera pensar nada sobre eso. Un día sin akumas ni sentimonstruos sonaba tan perfecto que no iba a tentar su mala suerte.
¡Especialmente porque había quedado con Kagami después de su clase de esgrima! Después de todo, probablemente terminara al mismo tiempo que su reunión.
—Buena suerte en tu reunión —Félix le susurró, justo después de que la campana sonara, indicando el final de las clases.
Ambos tenían sus pertenencias recogidas y estaban listos para salir —gracias. Ten cuidado de camino a casa —ofreció de vuelta, con una pequeña sonrisa.
Félix asintió con la cabeza ante sus buenos deseos, pero se quedó sentado en la banca mientras Marinette se deslizaba fuera de esta y bajaba para reunirse con Alya.
El británico les siguió la pista hasta que desaparecieron por la puerta y luego su mirada se agudizó en Rossi, quien también las estaba observando hasta que se colgó del brazo de Adrien.
Con un suspiro de lamentó, Félix se levantó de su asiento y alcanzó a su cautivo primo.
—Vamos, Adrien, hace un día precioso ¿Por qué no vamos a tomar un helado? Escuché que ese famoso heladero André está cerca —intentaba sonar insinuante, pero Félix solo podía sentir lástima por su primo, era desagradablemente empalagosa.
—Lila, sabes que estoy ocupado, no puedo —Adrien estaba tratando de colgarse la bandolera y salir, pero Lila se aferró a su brazo.
La italiana hizo una mueca —oh, un día que te saltes las clases no hará daño a nadie —apretó sus dedos con un poco más de fuerza y Adrien pudo sentir el borde de sus uñas a través de su sobre-camisa blanca —además, después de lo maravillosa que fue nuestra última sesión conjunta ¿No sería maravilloso que la gente nos viera por la calle justos?
Adrien contuvo una mueca —Lila, te dije-
—Adrien, deja de jugar con tu amiguita —Félix intervino con un tono aburrido y plano, pasando a un lado del lamentable espectáculo —se te hace tarde para la clase de esgrima. Si sigues aflojando, ni siquiera será divertido darte una paliza la próxima vez que compitamos —añadió, más burlón.
Adrien lo miró como si fuera un ángel por su intervención —ya iba para allá, Fél —afirmó, tirando un poco más fuerte de su brazo, fuera de las manos de Lila, cuando ésta se distrajo.
La italiana lo miró con molestia, antes de dirigirse al otro extranjero —oh, no sabía que también hacías esgrima, Félix —añadió con un tono 'dulce' y 'curioso' obviamente falsos.
— ¿Quién crees que puso a Adrien a un nivel decente de campeonato local? —ironizó, dándole tiempo a su primo de alejarse de ella —seguramente no sus patéticos compañeros aquí.
—La clase del señor D'Argencourt es bastante buena, Félix —Adrien defendió a sus compañeros, alcanzando a su primo y caminando al mismo tiempo, mientras dejaban atrás a Lila, con la palabra en la boca.
—Juzgaré eso cuando lo vea —respondió Félix simplemente —eres exasperante —añadió en voz más tenue después de un minuto, con un ceño levemente fruncido.
Adrien sabía a qué se refería y no intentó contradecirlo, mientras se llevaba una mano a la zona del brazo que Lila había estado apretando, después de todo, Félix acaba de salvarlo de ella.
Siguieron caminando hacia el área de vestidores, Adrien sacó su maleta de gimnasio de la taquilla y tomó su uniforme correspondiente, dejando a Félix en una banca junto al arma correspondiente para ir a cambiarse. La mayoría de sus compañeros ya estaban saliendo hacia el patio y sospechaba que Kagami también estaría preparándose en el vestidor de las chicas.
Cuando salió, Félix era el único en el salón, fluía entre posición y estoques con una precisión perfecta y una expresión sin emociones. Adrien sabía que Félix siempre había sido mejor que él en esgrima, pero había mejorado mucho en sus prácticas con Kagami y ¿por qué no? aún estaba un poco molesto con él por alejarlo de Marinette más temprano.
Adrien agarró un florete de repuesto y dio un paso adelante, chocando su florete con el que sostenía su primo en un movimiento fluido.
Félix lo miró, la expresión dura y en blanco que ofrecía su rostro puso nervioso a Adrien por tan solo un segundo, antes de que la chispa competitiva encendiera sus ojos —no deberías empezar lo que no puedes terminar.
Adrien sonrió ampliamente, la adrenalina por la rivalidad empezando a bombear por su cuerpo — ¿Quieres apostarlo?
—Chica, me muero de sed ¿Puedes esperarme un minuto? —Alya se detuvo justo al borde de las escaleras, juntando sus manos para acompañar la petición —voy corriendo a la cafetería y regreso muy rápido.
Marinette asintió, con solo una leve inclinación en sus labios —claro, ve, aquí te espero.
—Genial, te traeré algo también —la bloguera dejó su mochila y carpeta en el suelo, justo a un lado de las escaleras y de los pies de Marinette antes de apresurarse escaleras abajo.
Marinette asintió, inclinándose para dejar sus carpetas junto con la de Alya, antes de inclinarse sobre el barandal.
Afortunadamente, el barandal esmaltado de verde oscuro era lo suficientemente alto como para que ella no cayera aparatosamente un piso por perder el equilibrio cuando vio a Félix y Adrien danzar elegantes, precisos y tal vez un poco agresivos, a través del patio escolar con floretes en mano.
"¿Qué están haciendo esos dos?" Gritó en su cabeza, observándolos con ojos muy abiertos "¡Félix ni siquiera está en el equipo de esgrima, se va a meter en problemas con el profesor!"
Sin embargo, no pudo evitar apreciar el espectáculo, porque los dos eran un espectáculo, avanzando, esquivando y moviéndose por el patio como actores profesionales en Broadway. Adrien era agresivo e impetuoso, buscando el toque rápidamente; Félix era metódico y muy consciente de su entorno, esquivando todo y avanzando tentativamente, notó Marinette, en busca de una apertura o el más mínimo desliz de Adrien.
"Es… asombroso"
.
L
amento el capitulo corto, pero espero que esto lo compense.
Si se lo preguntan, esto surgió a través de los comentarios de dos lectorxs muy habituales de este fic en la plataforma de wattpad, usando la canción de la sirenita para una posible escena romántica felinette, y luego a Adrien como el que interrumpiría la escena.
Simplemente tenía que dibujarlo/hacer el meme y este es el resultado xD Lindana, Cafeymariposas, esto es por ustedes xD
Notes:
‘Multiplicación’...
¡¿QUÉ DIABLOS SEÑORA TSURUGI?! Oh dioses benditos si Kagami se llega a enterar de esto ¿qué tiene la doña que ganar haciéndose aliada de Gabriel en esto? ¿saber que logró mezclar tecnología con magia y guardar ese logro personal? ¿incursionar en el mercado tecnológico de los supervillanos internacionales? Porque dudo MUCHISIMO que gente respetable o medianamente decente quiera asociarse con ella y su marca si se rebela que ES LA ALIADA DE UN SUPERVILLANO. De nuevo ¡¿QUÉ DIABLOS SEÑORA TSURUGI?!
PD: ¿Nathalie se quedó con el anillo que corresponde a Adrien? ¿y qué pasó con el lente de Félix que Adrien encontró? ¡diganme que simplemtne no se olvidarán de eso!PD2: ¡Félix tiene el primer apellido de su padre! ¡Y finalmente lo conocemos! Félix Fathom es su nombre canon y me gusta como suena. No lo incluiré aquí porque ya lo puse con el apellido de su madre pero le daré una explicación a eso que, de todos modos ya estaba planeada.
PD3: ¿QUIÉN FUE EL IMBECIL QUE DECIDIÓ QUE ERA UNA BUENA IDEA QUE ALIX FUERA REBLEADA PUBLICAMENTE COMO BUNIXX? BUENA ESA MARINETTE ¡LILA ESTÁ EN TU SALÓN! ¡LAS IDENTIDADES DEBEN PERMANECER EN SECRETO, MI TRASERO!
Y volviendo a 'Evolución'
PD4: Se me salieron las lagrimas y todo viendo al maestro Fú en el pasado junto a Ladybug! ToTPD5: Quiero decir que puedo entender las estupideces que hace Gabriel, la perdida de Emilie obviamente causó algo de trauma severo en él si no pudo hacer como la gente normal y conseguir un terapeuta para procesar un duelo, por lo tanto, no se le puede exigir comportamientos inteligentes…. Pero ¿qué diablos pasa con LB y CN? ¡extienden la mano hacia su enemigo, exigiendo los miraculous! IDIOTAS, ES EL MALO, aunque esté en la peor situación no va a regresarlos por obra y gracia del Espiritu Santo, Zeus, Polloman o quién sea! ¿No aprendieron nada del Día de los Heroes?
Creo que ya no tengo nada más que decir excepto, SU-HAN, CAES MAL Y ME ENCANTÓ VERTE DE RODILLAS SUPLICANDO PERDÓN A LOS NIÑOS ¡A VER SI HACES ALGO INTELIGENTE!
Chapter 47: Desacuerdo
Summary:
Adrien y Félix tienen su duelo.
Marientte y Alya les ven.
Alya tiene algo que decir, pero Marinette no parece estar de acuerdo.
Y luego, Alya tiene algunas cosas más que decir.
Chapter Text
Cuando Alya salió de la cafetería, con dos refrescos en mano, encontró a Marinette en el primer piso, en lugar de arriba junto a las escaleras, donde la había dejado.
Las pertenencias de ambas estaban en la banca a un lado de la franco-china, pero la chica en sí estaba completamente absorta en lo que sucedía frente a ella.
Alya siguió su mirada con curiosidad, esperando encontrar a Adrien en duelo con alguno de sus compañeros.
Fue algo como eso.
La vista hizo que Alya frunciera el ceño.
¿Por qué estaba Adrien teniendo un duelo con el gemelo malvado? ¿El grosero estaba intentando unirse al equipo de esgrima?
La bloguera se encogió de hombros después de un resoplido menos que impresionado, no obstante, se animó considerablemente cuando descubrió que podía usar esta situación a su favor.
Sin importar que Marinette haya decidido darle una oportunidad al gemelo malvado, como algunos compañeros en la clase habían empezado a llamarlo, Adrien era el talón de Aquiles de la niña. Estaría a favor de Adrien en cualquier momento o situación, y esa podría ser la solución perfecta para que su amiga dejara de perder el tiempo con tan mala influencia como era el británico.
¿Por qué no lo había pensado antes? Se felicitó a sí misma, caminando hacia su mejor amiga con una sonrisa mientras se profería palmaditas en la espalda mentalmente ante su idea.
—Estoy de vuelta, chica — se anunció, 'casualmente', antes de sentarse en la banca, a un lado de sus pertenencias.
Marinette no se movió ni un centímetro al oírla, sus ojos azules y brillantes seguían los movimientos del combate con la misma astucia que al intentar encontrar la debilidad de un akumatizado —hola Alya ¿Te importa si esperamos unos minutos? Aún queda tiempo para la reunión.
Alya cedió con facilidad, asumiendo que la concentración y el tono esperanzado de Marinette eran totalmente a causa del rubio del que había estado enamorada desde su segundo día de clase. Con una sonrisa divertida, puso la lata de refresco en la mano de la oji-azul y luego bebió un sorbo de la suya, antes de volver a echar un vistazo a los dos rubios.
—Ese parece un duelo un poco agresivo ¿No crees? —sugirió, conversacionalmente.
Marinette tarareó un sonido neutral —es como un espectáculo que ver. El profesor llegó y ni siquiera los detuvo —de nuevo, sin perder de vista a los dos chicos, Marinette señaló hacia la puerta del colegio.
El profesor D'Argencourt y Kagami estaban allí, ambos observando también el duelo con interés, y entusiasmo de parte del instructor, y curiosidad por parte de la japonesa.
Claro que solo Marinette o Adrien podrían haber notado eso último. Para Alya, la extranjera solo parecía apática, como si estuviera esperando a que los niños pequeños terminaran su juego para poder entrenar ella misma.
— ¿Cómo van? —preguntó a cambio. No había visto mucho las prácticas de Adrien, ni el resto del equipo, y realmente no sabía mucho de esgrima.
—Adrien consiguió el primer punto, pero Félix obtuvo dos casi seguidos —ella explicó —Adrien acaba de empatarlos a dos. Quien obtenga el siguiente punto ganará —explicó con entusiasmo.
—Genial. Espero que Adrien le dé una lección rápida a su primo —comentó la bloguera, recostándose casualmente en la banca —le vendría bien una rebanada de humildad.
Alya, quien esperaba una lluvia de halagos hacia las habilidades de Adrien, casi cae de su silla cuando Marinette respondió —no estoy muy segura de que Adrien vaya a ganar este partido —la morena casi se ahogó con su bebida, tosiendo levemente en medio de su sorbo.
— ¿De qué- ? —Alya no tuvo tiempo de expresar su sorpresa/reclamo, cuando una segunda voz dio su evaluación de la situación.
—Esa es una buena observación, Marinette. Adrien no parece estar llevando, en absoluto, las riendas de este combate —Kagami había dejado su lugar junto al instructor y se acercó a su amiga, cruzando un brazo por su cintura mientras sostenía su careta bajo el otro —No sabía que su primo esgrimía —añadió, mirando a la oji-azul a su lado.
—Hasta hace unos minutos, yo tampoco —Marinette contestó con un ligero tono divertido. En respuesta, la comisura derecha de los labios de la japonesa se levantaron levemente.
Alya casi quería tirarse del cabello ante el intercambio, y estuvo a punto de preguntar por qué ninguna de las dos estaba apoyando a Adrien, cuándo se suponía que ambas estaban enamoradas de él, cuando el profesor llamando al final del partido y señalando a Félix, A FÉLIX de hecho, como el ganador del encuentro, la interrumpió.
Los miembros del equipo de esgrima aplaudieron, incluida Kagami, al igual que Marinette. Ambas chicas se acercaron a los primos mientras el profesor prácticamente lloraba sobre el magnífico encuentro que ambos habían protagonizado.
—No estábamos buscando más miembros, pero-
Félix lo detuvo antes de que pudiera avanzar por ahí, levantando una mano para interrumpir —no estoy interesado en unirme a ninguna actividad extracurricular, al menos por ahora —dictaminó, serio pero cortés —solo estaba recordando viejos tiempos con Adrien, me disculpo si retrasamos su clase, profesor —el británico hizo un breve saludo, con el florete en mano, antes de entregarlo a un miembro del grupo al azar y retirarse.
Kagami inclinó la cabeza hacia Félix cuando paso a su lado, reconociendo su habilidad —esperaba tener una sesión contigo. Hasta ahora, Adrien había sido el mejor oponente en la clase.
Aunque Félix le regresó la inclinación de cabeza, contestó con un tono un tanto burlón —que decepción debe haber sido… quizás se dé la oportunidad, Tsurugi-san —añadió laxamente, siguiendo su camino mientras Kagami se unía a Adrien para repasar sus errores en el combate.
Marinette se quedó atrás de la japonesa y esperó a Félix con un pequeño salto a su paso —eso fue asombroso de ver —ella exclamó, con un poco de infantil asombro y admiración en su voz.
Félix no pudo evitar la más leve sonrisa en sus labios —si bien, aprecio el comentario, pensé que estarías en una reunión —comentó en voz baja, volviéndose hacia ella completamente.
Marinette se encogió de hombros —faltaban unos trece minutos cuando ustedes dos salieron a la cancha.
Félix tarareó con interés — ¿Cuál fue nuestro tiempo?
—Oh —la chica sacó su teléfono para comprobar la hora —unos 8 o 9 minutos, aproximadamente.
—Eso implica que tu reunión está por comenzar.
Ante el recordatorio, Alya finalmente volvió a entrar en acción —sí, y tenemos que irnos. Vamos, Marinette —agarró a su amiga del brazo y tiró levemente antes de entregarle sus cosas, que había recogido de la banca.
Félix le dio una mirada helada, pero Alya lo ignoró olímpicamente.
—Oh, sí. Estuviste muy bien allá ¡Nos vemos Félix! —Marinette se despidió agitando una mano mientras Alya la arrastraba del otro brazo hacia las escaleras.
Félix las siguió con la mirada hasta que desaparecieron en un salón del último piso.
La mayoría de los asistentes a la reunión dirían que no fue tan larga como estresante.
El baile estaba a solo dos semanas de distancia y la planificación debía ser perfecta para no tener inconvenientes al último momento, después de todo, cosas como la decoración del patio y la instalación de luces y sonido no podían hacerse con previsión, sino hasta que la fecha fuera inminente.
En las dos semanas que faltaban, las horas de estudio se despejarían para que los estudiantes trabajasen en las decoraciones manuales, y la escuela quedaría abierta hasta más tarde para aquellos que podían trabajar en eso después de clases.
Mientras Alya repasaba toques finales de la última ronda publicitaria para el baile con su correspondiente grupo, Marinette se puso de acuerdo con Aurore y Mireille sobre una tabla con las diferentes áreas en que los estudiantes se podían unir para ayudar; la harían rodar por sus respectivos compañeros y luego unirían las dos clases del mismo año para trabajar juntos, tal como habían sugerido los cursos mayores.
—Nos aseguraremos de que todos respondan pronto y podremos juntar los grupos —aseguró Mireille, repasando en su tablet la tabla que Marinette ya había creado en medio de la reunión antes de enviarla por el chat grupal de su salón con indicaciones claras.
Marinette asintió con la cabeza, tarareando para que la oji-castaña supiera que la había escuchado —tenemos que empezar a planificar donde se colocarán las cosas y asegurarnos de que nada choque ni se sature, y que el espacio se trate de manera uniforme —la franco-china mordisqueó distraídamente el borrador en el extremo de un lápiz negro, mientras repasaba algo en sus carpetas.
Aurore bostezó en su mano, tratando de disimular su cansancio —es un alivio que los de último curso se encarguen de los equipos prestados para el baile —mencionó la rubia.
—Sí, esa es una responsabilidad grande fuera de nuestros hombros —Mireille estuvo de acuerdo.
—Tienen toda la razón —añadió Marinette, finalmente guardando sus materiales cuando vio que Alya la alcanzaba.
—Mi cerebro está agotado —Alya dramatizó, con una media sonrisa, mientras apoyaba un brazo en el hombro de Marinette —solo quiero llegar a casa y dormir una siesta ¿No estás de acuerdo?
Marinette le regresó una pequeña sonrisa incómoda —ha sido un día largo, supongo, pero no me voy a casa todavía —nerviosamente, se acomodó un mechón de pelo, sus dedos encontraron uno de los brotes de cuarzo y se demoraron unos segundos allí, acariciando la textura con afecto.
Aurore no pasó por alto el gesto, girándose un poco para ver el adorno de flor por completo.
—Oh —Alya se llevó una mano a la parte posterior del cabello — ¿Tenías algo en mente? ¿Tal vez ir por un helado? No salimos las dos desde… —la morena se detuvo un momento, porque realmente no podía recordar la última vez que ambas habían quedado solo las dos —hace un buen tiempo —completó rápidamente.
Al notar el desliz, Aurore atrajo la mirada de Mireille e hizo gestos de desprecio que ninguna de las otras dos chicas notó. Mireille se mordió los labios para no reírse de sus expresiones antes de que la rubia rodara los ojos —bueno, nosotras nos vamos. Hasta mañana, Nettie —estiró su brazo sobre los hombros de la diseñadora en un rápido medio abrazo —Alya —se despidió por cortesía y giró su sombrilla en mano mientras retrocedía para esperar a Mireille.
La chica del clima se limitó a apretar suavemente el brazo de Marinette como gesto de despedida —hasta mañana, chicas —y luego se unió a su amiga.
Alya se acomodó los lentes luego de ver el despliegue amistoso —no sabía que se habían hecho tan amigas —comentó.
Marinette se encogió de hombros con una sonrisa suave —son geniales, y muy agradables —Alya tarareó un sonido neutro —oh, y, sobre lo que dijiste. No te preocupes por mí, sé que estás cansada. Ve a casa —Marinette apretó sus carpetas contra su pecho, mirando los ojos ambarinos solo un segundo antes de moverse para bajar las escaleras también.
— ¿Estás segura? —Alya insistió, aunque estaba bastante tentada a hacerle caso.
Marinette insistió —Sí, sí. Yo… ya tenía planes de todos modos —se encogió levemente de hombros y tensó, esperando la respuesta de la bloguera.
Alya casi siempre era impredecible para Marinette, pero últimamente sus reacciones hacia la criolla eran menos de expectativa y más defensivas.
Era un pensamiento triste.
— ¿Qué- ? ¿Planes? ¿Con quién? —Alya afiló la mirada en ella. Si dice Félix, que Dios me ayude. Yo-
La respuesta de Marinette interrumpió sus pensamientos —Kagami y yo quedamos en ir a tomar un jugo después de la reunión y su clase de esgrima.
Alya parpadeó una vez, dos veces — ¿Con Kagami? —repitió despacio, para estar segura.
Marinette asintió —sí, su práctica debe estar por terminar —iba a girar la cabeza para mirar la cancha, donde podía escuchar dos competidores chocar, pero las manos de Alya en sus hombros la detuvieron, causando un pequeño y fugaz destello de pánico en su pecho, que realmente no podría explicar, aunque le preguntaran.
Alya analizó el rostro de su amiga por unos segundos. Tal vez Lila y yo no contemplamos todas las posibilidades. Ella no solo ha estado pasado más tiempo con Félix, también con Kagami, y la llaman 'la reina del hielo' por una razón.
La bloguera se detuvo unos segundos para decidir cómo iniciar su interrogatorio al respecto —Oye Marinette, he estado preguntándome esto desde el fin de semana, pero… ¿Sabes qué hacían Luka y Kagami en nuestro picnic?
Marinette se inquietó por el, aparentemente repentino, cambio de tema —Ivan, Rose y Juleka son los compañeros de banda de Luka, por no decir que ella es su hermana —respondió sin comprometerse — ¿Por qué te extraña que él asistiera?
Alya tarareó, no del todo convencida — ¿y Kagami?
—Yo la invité, Alya —suspiró, sin poder decir otra cosa —Es mi amiga, y no siempre tiene tiempo para poder pasar el rato —Marinette miró a los ojos de la morena, confundida — ¿A qué vienen estás preguntas?
La aspirante a reportera retiró las manos de sus hombros para ajustarse las gafas, obviamente dudosa — ¿desde cuándo se llevan tanto ustedes dos? —volvió a preguntar, sin responder ella misma.
Marinette resopló, sintiéndose un poco ignorada —Desde el día de la amistad ¿recuerdas que te lo conté? —en su mayor parte, claro, nada que incluyera el incidente akuma con Tomoe Tsurugi —ella no es cómo parecía cuando llegó. Es una buena chica, con una educación estricta, por no hablar del choque cultural que resulta el mudarse desde Japón, aparentemente, las personas allá son mucho más reservadas en sus relaciones con otras personas, amigos o familia por igual.
Alya frunció el ceño, llevándose las manos a las caderas —no puedo entender cómo eres tan comprensiva con algunas personas y con otras tan…
Marinette no contuvo darle una mirada molesta. Alya había empezado a alzar la voz, pero ella se obligó a contener su propio tono — ¿Qué ibas a decir? ¿Molesta? ¿Insensible? ¿Agresiva? —rebatió —si esto es sobre Lila, no quiero escucharlo. No voy a discutir sobre esto, Alya, no de nuevo.
Estaba honestamente cansada del tema.
¿Por qué Alya no podía entender que ella y Lila nunca se llevarían bien?
¿Por qué no podía ver todas las mentiras? ¿Las manipulaciones?
Sólo ¿Por qué?
—Pues vas a tener que discutirlo ¡Y vas a tener que discutirlo de una buena vez! —Alya la picó en el pecho con el dedo índice, casi gritando —¿Qué demonios tienes en contra de ella? ¡Lila es genial! —Marinette hizo una mueca, sabiendo que acabarían llamando la atención de alguien. Muy probablemente, del equipo de esgrima que estaba a solo unos metros de ellas.
— ¡Creé lo que se te dé la gana de ella! —Marinette exclamó, apartando la mano ajena de su pecho de un manotazo, solo para respirar profundo de inmediato, repitiendo en su cabeza que no debía dejar que sus emociones se descontrolada —yo tengo mi propia opinión y ni tú ni nadie más que ella misma podrían cambiarla —concluyó, de vuelta en un tono bajo.
Ya no podía oír el sonido del combate de fondo.
—Chica, estás siendo ridícula —Alya rodó los ojos, odiando el hecho de que Chloé haya acaparado tanto esa palabra en particular, se sentía incómodo decirla, pero era el adjetivo más apropiado en su cabeza.
—No. Tú estás siendo inmadura —Marinette se frotó las sienes con una mano —Hemos tenido desacuerdos antes, Alya, ¿Por qué no puedes aceptar que no estaremos de acuerdo en esto, como en lo demás? —casi estaba suplicando para que dejaran el tema allí.
—Porque no estamos hablando de una banda musical, chica, o… o del color de temporada —Alya se exasperó, como si no fuera evidente — ¡Estamos hablando de una persona! ¡Nuestra compañera de clase!
La franco-china podía sentir un dolor de cabeza en ciernes — ¡Chloé también es nuestra compañera de clases, y te veo obligando a nadie a detestarla o aceptarla!
Alya le dio una mirada incrédula — ¡No me puedes comparar a Lila con Chloe! Marinette, por el amor de Dios, tú-
El sonido de un silbato las detuvo en seco, obligándolas a apartar la cabeza y cubrirse el oído más cercano al origen del ruido ofensivo.
—Señoritas ¿Debo recordarles que continúan en terreno de la escuela? Aunque sus clases hayan terminado, estoy en facultad y deber de llevarlas con el director si presencio comportamientos inadecuados o violentos —el profesor D'Argencourt se había acercado para interrumpir su discusión.
Marinette se ruborizó de vergüenza, mientras que Alya solo hizo una mueca.
—Lo siento muchísimo, profesor, no quisimos interrumpir su clase —Marinette agachó la cabeza, avergonzada de haberse permitido continuar toda esa discusión con Alya, aún más dentro de la escuela.
—No lo hiciste. Ya terminamos —Kagami aseguró, caminando hacia Marinette mientras se sacaba la carreta — ¿Estás bien? —colocó una mano en el hombro de su amiga, apretando el florete en la otra mano mientras le dirigía una mirada gélida a Alya.
Marinette asintió con la cabeza —sí, sí —Kagami solo le dio una mirada plana, lo que hizo que Marinette se mordiera el labio inferior —es solo un pequeño dolor de cabeza, pero por lo demás, estoy bien.
—Bueno, veo que tt reunión ha terminado, y mi entrenamiento también. Iré a cambiarme, vamos a conseguirte una pastilla para el dolor —dictaminó la Tsurugi — ¿Aún quieres ir por ese jugo?
Marinette le respondió con una suave sonrisa —por supuesto que sí, Kagami.
La japonesa la miró a los ojos por unos segundos antes de asentir, aparentemente convencida —bien, vuelvo en unos minutos —esperó un asentamiento de Marinette antes de dirigirse hacia los vestuarios, dirigiéndole una mirada y un cabeceo a Adrien al pasar.
No es que fuera necesario. Adrien y, para sorpresa de Marinette, Félix, se acercaron a ella en cuanto Kagami se alejó. El británico interponiéndose a propósito entre su amiga y la bloguera que había estado mirando desde un costado la interacción de las dos asiáticas.
—No te preocupes, Marinette. Realmente no interrumpieron nada —Adrien empezó, tratando de calmarla cuando notó la incomodidad en su postura y rostro —Kagami ya le había dado una paliza a Fél cuando el profesor las vio.
Marinette hizo una mueca antes de mirar con sorpresa al mencionado — ¿Tuviste un duelo con Kagami?
Félix asintió —hace honor al prestigio de su familia. Tendré mi revancha en otro momento —comentó sencillamente —Te escuché gritar ¿Cómo estás? —consultó en voz baja, poniendo una mano en su espalda baja.
—Yo… ¿Perdí la compostura? —mencionó, más como una pregunta que como una afirmación, mientras se inclinaba levemente para ver la espalda de Alya saliendo con pasos fuertes de la escuela, claramente molesta e inconforme —yo… no espere que esto llegará tan lejos… yo…
—No tienes que explicar nada —le aseguró en un susurro.
Marinette le agradeció, mientras inclinaba la cabeza para ocultar parcialmente su rostro.
Félix se movió más cerca y la guio para que apoyará la cabeza en su hombro, lo cual Marinette hizo con gusto, tomándose un momento para respirar profundo.
Adrien quiso preguntar el motivo tras la discusión entre las dos amigas, pero la mirada de Félix lo disuadió por una vez, en cambio, colocó una mano en el hombro de Marinette.
La chica se tensó, pero ninguno de los tres hizo o dijo nada al respecto.
Chapter 48: Un igual. Un compañero
Summary:
Félix pierde ante Kagami.
Marinette está emocionalmente cansada, pero Kagami está ahí para ella.
Kagami nota cosas.
Y Luka tiene que tomar una decisión.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Félix estaba concentrado en su duelo con Kagami, la había visto entrenando con Adrien durante la clase de esgrima, a la cual se había quedado como observador y tenía que admitir que ella era tan buena como se rumoreaba. Lo estaba obligando a dar su mejor juego y aun así parecían estar empatados.
Ella era hábil, rápida para analizar los movimientos del oponente y contraatacar en respuesta. Sin embargo, Félix se dio cuenta, era un poco repetitiva cuando ella iniciaba el ataque, parecía ceñirse a una rutina, y eso sería lo que le daría la ventaja sobre ella para obtener el último punto.
Estaba listo para conseguir su victoria sobre la japonesa cuando un tono de voz familiar llegó a sus oídos. No había estado poniendo mucha atención a su entorno, auditivamente hablando, con Adrien y algunos otros apoyando a la Tsurugi, pero esta voz en particular llegó a sus oídos con fuerza; incluso la japonesa pareció notarlo también.
—Cree lo que se te dé la gana de ella —Marinette, sin duda alguna.
Ambos esgrimistas se tensaron, apresurando un ataque después de que sus ojos se desviaron rápidamente a la fuente del sonido.
Lamentablemente, los de Félix se demoraron un segundo más en la escena, al darse cuenta de la mano de Lady Wifi presionando agresivamente el pecho de la oji-azul.
Ese pequeño segundo extra de distracción fue suficiente para que Kagami tomara el punto primero, haciendo que el profesor D'Argencourt la nombrara como ganadora del encuentro.
El hombre parecía querer repetir su oferta a Félix de ingresar al equipo, pero se desvió hacia las representantes de la clase de Bustier para hacer su trabajo como docente.
—Buen combate —Félix realizó a acostumbrada reverencia con el florete en mano.
Kagami le respondió de la misma manera antes de dirigirse hacia Marinette, con un suave —de hecho, lo fue —mientras se giraba hacia su amiga
Félix, nuevamente, dejó el equipo prestado en manos de algún integrante de la clase, y se dirigió hacia las chicas regañadas, con Adrien tras sus pasos.
Una vez más, había podido discernir esas magníficas e hipnotizantes llamas azules en los ojos de Marinette, solo para ser sofocadas rápidamente. Ella tenía tanta fuerza dentro, tanta voluntad. Félix solo quería verla, al menos una vez, desatando todo ese potencial sin restricciones.
Su comparación inicial con una diosa no parecía tan metafórica como en su almuerzo juntos la semana pasada.
Y esta vez, ella estaba adornada por flores enjoyadas.
Que él mismo había proporcionado.
El pensamiento desató un calor en su pecho que lo hizo estremecerse brevemente, antes de alcanzarla. Casi se pierde de vista la sutil seña de la Tsurugi para que él y Adrien se quedaran con ella.
Innecesario, pero agradable por parte de la japonesa.
Mientras Adrien hacía un patético intento por relajarla, Félix se permitió acercarla, ofreciéndose como polo a tierra mientras Marinette trataba de resolver sus sentimientos sobre lo que acababa de suceder entre ella y la bloguera
No estaba hablando demasiado ni balbuceando, por lo que parecía que no había riesgo de un episodio ansioso, pero sería mentira decir que Félix no disfrutó el hecho de que ella se inclinara hacia su toque y se apoyara en él.
Frotó círculos en la espalda baja femenina con su pulgar, disfrutando al mismo tiempo de su aroma dulce; finalmente, la Tsurugi no tardó mucho en regresar con su atuendo habitual y unirse a Marinette nuevamente.
Ambas chicas se excusaron, con Marinette dándole una sonrisa agradecida al británico antes de salir de la escuela. Dejando a Adrien y Félix uno al lado del otro, mientras el profesor y el resto de la clase de esgrima recogían todo y se preparaban para irse.
Félix miró a su primo de reojo — ¿Y tú no piensas cambiarte?
Adrien parpadeó como un búho, casi inseguro de que su primo hubiera hablado con él hasta que su cerebro procesó las palabras y bajó la mirada para encontrarse a sí mismo en el uniforme blanco —uh, sí. Sí, voy a… cambiarme —respondió un poco aturdido, aun mirando hacia donde las chicas se perdían lentamente de su vista.
Félix le palmeó el hombro antes de ir a recoger sus cosas —hasta mañana, Adrien —se despidió casualmente, saliendo de la escuela también.
Adrien se tardó medio minuto más en moverse hacia los vestuarios.
Kagami arqueó una ceja cuando vio a Félix alcanzarlas y pasar a su lado. Estaba por preguntar si había olvidado algo o pensaba decir algo más cuando notó que abrían la puerta de un auto negro y él deslizaba su maletín escolar dentro.
Marinette levantó su mano a la altura de su pecho y la movió levemente, en un gesto de despedida —hasta mañana, Félix —le murmuró suavemente.
El británico se detuvo de subir a su transporte y en cambio se inclinó hacia la franco-china —nos vemos mañana. Descansa un poco —le susurró, los labios apenas rozando el cabello de brillo azulado antes de subir a su transporte.
Marinette solo asintió con la cabeza, viéndolo entrar en el auto y marcharse antes de cruzar la calle con su amiga
De hecho, recogieron una pastilla para el dolor de cabeza en una droguería de camino a la tienda de jugos, donde eligieron una mesa bajo sombrilla al aire libre, porque hacía un día bonito pese al leve frío.
Era otoño, después de todo.
Kagami preguntó si estaba mejor después de unos minutos y Marinette le aseguró que su cabeza ya no latía. Por lo que pasaron a otros temas.
—Nunca he estado involucrada en la organización de un evento, parece complejo —Kagami mencionó, después de algunos sorbos a su bebida, mezcla de bayas, moras y fresas, mientras escuchaba a Marinette hablar sobre el baile.
—Es más complejo aún porque solo tenemos realmente un par de días para poner en marcha toda la decoración, que es básicamente la parte más pesada —Marinette suspiró —afortunadamente la mayor parte de la escuela está muy dedicada a esto. No nos hará falta mano de obra —razonó la mitad china, antes de beber su propia mezcla de frutos amarillos: piña, naranja y mango.
—Por lo que me dices, suena a que están trabajando de forma eficiente —comentó la oji-castaña —considero que, incluso si encuentran contratiempos, podrán resolverlos adecuadamente y a tiempo.
Marinette sonrió por el esfuerzo de Kagami en darle ánimos —gracias, sinceramente también lo espero —tomó una galleta de avena que habían pedido junto con sus bebidas — ¿Crees que podrás asistir? La próxima semana estamos programados para empezar con la venta de boletos físicos.
Los primeros boletos se estaban vendiendo de forma virtual, como una oferta limitada, ya que el director no estaba muy seguro a pesar de que Max y otros estudiantes sobresalientes en informática y programación se habían encargado de arreglarlo.
—Tengo otro evento en el que estar con mi madre durante el almuerzo y las primeras horas de la tarde, pero estoy casi segura de que puedo pasarme por allí un rato y apoyar a la causa —Kagami le dedicó una pequeña sonrisa.
Marinette le regresó una aún más grande, sabiendo lo mucho que Kagami se esforzaba por encontrar ese espacio para apoyarla, como la gran amiga que estaba siendo —significa mucho para mí —se aseguró de hacerle saber.
Kagami asintió en aceptación —Por cierto —continuó la japonesa, tomando también una galleta —no había notado que estabas interesada en ese chico Graham.
Marinette casi se atoró con su bebida cuando la escuchó —lo siento ¿Qué? —miró a Kagami con los ojos ensanchados, como un ciervo frente a los faros.
Kagami se detuvo un poco, re-evaluando su comentario y parpadeando rápidamente un par de veces — ¿No es así? Parecías aceptar su cortejo.
— ¿Cortejo? —Marinette repitió, aún anonadada, limpiándose la comisura de los labios con una servilleta —Kagami, honestamente, me estás perdiendo totalmente en esta conversación.
Kagami casi se rió por la expresión aún atónita de Marinette —lo siento, pero me parece suficientemente evidente su interés en ti. La forma en que se mantiene cerca, te toca e incluso te mira —Kagami la miró con cierta diversión, al notar un rubor incipiente en su rostro —pensé que lo sabías.
—Uh, no, no. No es así —Marinette se apresuró a negar con la cabeza, haciendo que el sonrojo del que no fue consciente desapareciera —Félix y yo somos amigos. Nos conocemos de tan solo un par de semanas y estamos resolviendo cómo llevar nuestra amistad —ella aseguró.
Kagami apoyó su rostro en una mano, dándole una mirada que le decía a Marinette que no estaba aceptando ni una palabra de su explicación —yo no estaría tan segura.
Marinette dejó escapar una risilla nerviosa, apretando las manos en puños sobre su regazo, escondidas de la vista por la mesa —de verdad, Kagami, Félix no está interesado en mí de esa manera ¿Y por qué lo estaría? —dijo, un poco rápido, y continuó antes de que Kagami pudiera regañarla por lo dicho —además, no puedo decir que esté interesada en formar una relación ahora. No soy… no es un buen momento.
Kagami colocó una mano en el hombro de su amiga y la sacudió brevemente para que se detuviera —Marinette, no entiendo lo que dices —aseguró —estás en edad de tener pretendientes ¿No? Eres una chica bonita, inteligente y sabes hacia dónde se dirige tu vida. Tienes metas y trabajas para llegar a ellas —Kagami explicó, como si fueran hechos de la vida que todo el mundo sabía.
Marinette balbuceó un poco antes de encontrar las palabras — ¿Qué pasa si no estoy emocionalmente preparada, entonces? —preguntó con voz muy débil y poco irregular, haciendo que su amiga pusiera aún más atención — ¿Qué pasa si no estoy lista para el romance y todos los sentimientos y compromisos que implica? —levantó levemente los ojos, mirando a la esgrimista a través de sus pestañas, daba la impresión de alguien que se esperaba una respuesta que, sabía, no le iba a gustar.
—Elegir una pareja no se trata solo de romance. Se supone que es sobre buscar un igual, un compañero de vida, alguien que esté a tu altura, que también esté haciendo su camino en el mundo para que ambos puedan apoyarse mutuamente y ser más juntos —Kagami explicó —seré la primera persona en decirte que los sentimientos son muy complicados —Kagami sacudió muy brevemente su cabeza, del recuerdo de Adrien rechazando su beso en el parque hace un tiempo — ¿Pero realmente vale la pena esconderse por eso? ¿Hay motivos suficientes?
Marinette volvió a agachar la cabeza, considerándolo. ¿Realmente se estaba escondiendo? Ella solo estaba intentando pensar más con la cabeza que con el corazón, porque su corazón parecía tomar las peores decisiones, según los resultados observables.
Y claro que tenía motivos suficientes, el primero y más alto en la lista tenía los ojos azules y un traje descolorido hasta el blanco más insípido… por supuesto que eso no era algo que pudiera decirle a Kagami.
Un compañero, un igual, acababa de decir la joven japonesa.
Chat Noir no era una opción, no siendo Ladybug, al menos.
Adrien nunca se había sentido realmente alcanzable para ella, porque lo había idealizado, ahora puede entender eso; lo puso en un pedestal y la caída había sido tremenda, una vez dejó de ver las cosas con los lentes rosas del primer amor.
Luka… con Luka había un profundo entendimiento, había conexión en sus espíritus creativos, pero era más como una afinidad del tipo platónico.
Y Félix… ¿Encajaba Félix aquí? ¿Era realmente una opción o Kagami solo estaba imaginando cosas?
—Yo… creo que tengo que pensar sobre esto —resolvió después de unos momentos.
Kagami asintió, aparentemente satisfecha con el resultado, antes de revisar su teléfono por una notificación —mí transporte ya viene —informó, alcanzando lo último en su vaso.
Marinette hizo lo mismo, tomando su teléfono para enviar un mensaje, del que obtuvo respuesta pronto.
— ¿Quieres que te lleve a casa? —ofreció la japonesa, una vez ambas pagaron su merienda y se acercaron al llamativo auto rojo.
Marinette negó con la cabeza — ¿Sería una molestia si me acercas al Sena?
Kagami afirmó con la cabeza y la invitó a subir. Hablaron un poco más sobre los planes de la familia Tsurugi para el día de los héroes antes de que el auto se detuviera en la avenida junto al río.
—Saluda a tu mamá de mi parte ¿De acuerdo?
Kagami aceptó con una pequeña sonrisa —ten un buen resto de día, nos vemos, Marinette.
—Igualmente, Kagami —se despidió antes de cerrar cuidadosamente la puerta y dirigirse hacia donde el Liberty estaba atracado.
Hay algo de lo que necesito hablar contigo, en persona.
¿Estás en casa? ¿Puedo ir?
M.
Por supuesto, Melodie.
Puedes venir ahora mismo si quieres.
¿Pasa algo malo?
L.
No diría malo, no te preocupes.
Voy en camino.
M.
Marinette le envió otro mensaje a Luka cuando llegó a la pasarela del barco, y el músico salió para encontrarla en la cubierta.
—Hola, Ma-ma-marinette —la saludó de primeras el chico, sonriendo para su amiga cuando la sintió un poco tensa y escuchó el conflicto en su melodía.
—Hola, Luka —Marinette se acercó para un rápido abrazo.
— ¿No quieres entrar? — ofreció él, señalando la puerta hacia el interior del barco con el pulgar, por encima de su hombro.
Marinette negó con la cabeza — ¿Está Juleka? —el mayor asintió —entonces mejor no —respondió, levemente avergonzada.
Luka se preocupó — ¿Pasó algo con mi hermana?
Marinette meneó las manos inmediatamente, negando —no, no. No se trata de eso —le aseguró —es… Bueno, es sobre el tema de Jagged.
—Oh —Luka asintió y la invitó a sentarse con él en uno de los tantos asientos variados que su madre tenía en la cubierta — ¿Qué sucede?
Marinette recostó la espalda, sin dejar de mirar al músico — ¿Recuerdas que dije que te apoyaría en la decisión que tomes al respecto? —Luka asintió en silencio —bien, tengo una reunión con él, es esté sábado —los ojos cerúleos del muchacho se ensancharon levemente ante la proximidad de la fecha, intuyendo lo que Marinette iba a decirle —quería que lo supieras por si eliges qué quieres hablar con él. Puedes ir conmigo si es lo que quieres. Será en su habitación de hotel, sin reporteros ni paparazzis.
Luka respiró profundamente, desviando la mirada al agua que mecía sutilmente el bote — ¿Necesitas una respuesta ahora?
—No —Marinette negó despacio, con la cabeza —puedes responder ahora, en una hora, esta noche, o el mismo sábado, si lo necesitas… siempre que sea antes de las nueve. La prueba de vestuario es a las nueve y media.
Luka asintió, apreciando la holgura que ella le daba —gracias, Marinette.
La chica colocó una mano sobre las del guitarrista —no es problema, para eso estamos los amigos —le aseguró, sintiendo las manos de Luka corresponder su toque —y también recuerda que te prometí una vía de escape efectivo en el baile si no quieres tener que cruzártelo en absoluto —añadió, con una sonrisa traviesa que se vería más comúnmente en Chat Noir.
Por lo cual, Luka no pudo evitar reírse —eres la mejor, melodie —no se contuvo en darle un abrazo de agradecimiento antes de recuperar su guitarra acústica y tocar algo para ella en agradecimiento.
Notes:
Dioses, siento que este capítulo me llevó una eternidad subirlo.
Lo lamento muchísimo. Al principio sucedió que mi jefa fue operada de un ojo y, además de mi trabajo regular, tenía que estar pendiente de ella, que no se moviera demasiado, que se aplicara las gotas, que si le dolía o no, y acababa llevándome algo de trabajo a casa, porque me pilló el 20 de julio (dia de la independencia de mi país) y no saben todas las actividades que hay que preparar en un colegio x-x. Y luego fue porque me enfermé.
Lo peor del asunto es que fue ridículo! El calor está agobiante, y me habían caído un par o tres lloviznas yendo o saliendo del trabajo.. pero no fue por eso que me enfermé! ¡No! ¡Fue porque mi madre se enfermó y luego yo me contagie! xD es casi risible, porque es muy raro que me enferme de la garganta, a pesar de que usualmente canto mucho en casa.
Chapter 49: Una historia de almas gemelas
Summary:
Luka invita a Marinette.
Hay anuncios por hacer en la escuela
Y Lila es su yo molesta de siempre.
Pero Félix no es ni una oveja ni una victima.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Marinette se quedó una hora más en el Liberty, ambos artistas aprovechando la presencia inspiradora, cálida y dulce del otro para trabajar en sus propias obras.
—Este domingo tendremos una práctica con canciones que tocaremos en el baile —Luka le dijo a Marinette, cuando la dejó frente a la panadería, mientras ella se quitaba el casco para bici — ¿Te gustaría venir? Puedes invitar también a tus amigos.
La diseñadora no dudó en aceptar, pidiéndole a Luka que la esperara un minuto mientras ella entraba y recogía algo de bollería para él y su familia.
Afortunadamente para Marinette, esa noche, la alerta akuma se mantuvo en silencio, permitiéndole hacer una revisión final de la chaqueta de Jagged y terminar todos los detalles.
Todo lo que quedaba era que el cantante se la probara y comprobar que todo estaba correcto.
La escuela se sentía un poco diferente esa mañana, si le preguntaban a Félix. Tal vez era el pequeño detalle de que ese día había llegado sobre el tiempo y no temprano, pero parecía algo más.
Todos los estudiantes parecían estarse reuniendo en pequeños grupos bastante marcados, murmurando entre sí.
Empezaba a fastidiarle no saber qué había cambiado. Y sólo llevaba cinco minutos en la escuela.
¿La cereza del pastel?
Marinette había llegado antes que él.
—Oye, buenos días —ella lo saludó, una vez se deslizó a su lado en el banco —empezaba a considerar enviarte un mensaje y preguntar si estabas enfermo.
Y parecía que estaba de buen humor, nada menos.
—Hm.
—Qu- ¿Qué estás haciendo? —Marinette lo miró como si le creciera una segunda cabeza cuando él colocó una mano sobre su frente como respuesta a su broma.
Félix se llevó la mano libre a su propia frente —llegaste temprano a clases, soy yo el que debería comprobar que no estés enferma —logró decir con una cara sería.
La franco-china resopló, apartando suavemente la mano de su frente —simplemente no puedes soportar que yo haya llegado antes que tú —se rió juguetonamente.
Al oír esa risa sincera provenir de ella, Félix no pudo mantener más su cara sería y sintió la comisura derecha de sus labios levantarse.
Al menos, hasta que Marinette desvío la mirada, y su expresión se transformó rápidamente, decayendo y luciendo como un cachorro que han sacado de la casa.
Levantando una ceja frente al cambio abrupto, Félix siguió la mirada de su compañera de mesa, solo para ver a Lady Wifi entrando en el salón. No parecía exactamente del mejor humor, y su novio mantenía un brazo alrededor de ella, tranquilizador. Pero a Félix no le importaba en lo más mínimo, excepto por el hecho de que la de lentes parecía haber mirado en su dirección y era, claramente, la razón del cambio de Marinette.
Félix resopló, un poco molesto por el hecho de que la chica a su lado no parecía ser capaz de evitar que los pánfilos que tenían por compañeros de clase afectaran su humor o sentimientos.
Tomó un sorbo del té en su termo que, bendita sea, había encontrado nuevamente, y se deslizó más cerca de Marinette, eligiendo quedarse en silencio con su costado presionado contra el de ella.
Se quedaron así unos minutos más, mientras el resto de los estudiantes y la profesora llegaban al salón.
—Buenos días, niños. Voy a pasar lista y podremos platicar sobre los escritores que les dejé de tarea la clase pasada —saludó la mujer pelirroja —pero, primero, Marinette y Alya ¿Creo que tienen noticias para la clase?
Félix miró a su amiga cuando la sintió tensarse justo antes de ponerse en pie. La oji-azul le regresó una rápida mirada angustiada antes de bajar las escaleras.
Alya, con mala cara poco disimulada y los brazos cruzados, se posicionó junto a Marinette, delante del escritorio de la profesora. Era evidente para Félix que pretendía dejar a Marinette decir toda la información.
—Estoy segura de que todos recibieron la tabla de áreas que se estableció ayer, sobre las actividades que necesitan voluntarios, para el baile —Marinette empezó, mirando a todos sus compañeros brevemente —necesito que todos respondan con la actividad en la que ayudaran durante el transcurso de este día. Aurore y yo estamos uniendo las dos clases para hacer un solo reporte, al igual que lo están haciendo todos los demás cursos —tomó una pausa, mirando a Alya por si quería añadir algo, pero la criolla solo asintió con la cabeza, lo cual la puso un poco inquieta.
En el fondo de la habitación, vio a Nathaniel haciéndole señas para que respirara profundo, probablemente notando su incipiente inquietud, así que eso hizo.
También vio a Félix escucharla con atención, tenía el rostro apoyado en una mano, y con esa misma mano le hizo señas para que continuara hablando, mientras vocalizaba algo.
"Talk to me" le pareció leer en sus labios, pero podría estarse equivocando.
Sin embargo, eso fue lo que hizo. Alternó la vista entre sus dos amigos, simulando que solo estaba conversando con ellos, y sin dar la apariencia de que estaba mirando a un punto en la pared solamente.
—Logística y decoración son dos de las áreas que más ocupan personal. Aquellos que se consideren aptos para las manualidades, por favor, pasen por el salón de artes hoy a la hora de estudios; el profesor Montalain y los estudiantes a cargo les indicarán los pasos a seguir para los faroles, banderines, papel picado y demás cosas que haremos en la escuela —explicó, antes de hacer un movimiento de mano hacia Alya —por otra parte, los de publicidad tienen preparados los volantes que se repartirán.
Al escuchar sobre su área, la de lentes decidió aportar —algunos estudiantes están imprimiendo y cortándolos ahora mismo, los primeros lotes deben estar listos en la próxima hora o así —informó.
—Podemos repartirlos fuera de la escuela y en el parque que está al otro lado de la calle durante la hora de estudios, con el acompañamiento de un profesor; sin embargo, en su mayoría se repartirán fuera del horario de clases, preferiblemente en parques, plazas y otros lugares públicos —Marinette hizo un recuento mental de todo lo que necesitaba decir, y decidió que estaba bien —claro que aquellos que participen en esta área, recibirán puntos extra en la materia de su elección —añadió con una pequeña sonrisa, escuchando a más de uno interesarse ante esa última información —creo que eso es todo, señorita Bustier.
La mujer asintió —de acuerdo, gracias a ambas por su buen trabajo. Pueden regresar a sus asientos y daremos inicio a la clase.
Las dos adolescentes obedecieron, apenas compartiendo una rápida mirada entre ellas, lo cual extrañó a los dos chicos de la primera banca, y colocó una sonrisa de suficiencia en el rostro de la italiana en la segunda mesa.
Cuando Marinette regresó a su asiento, susurró un callado "gracias" a su compañero. Félix sencillamente asintió con la cabeza.
"Así que esto era lo que tenía a la escuela alborotada" reflexionó brevemente el rubio.
—Marinette, Juleka y yo iremos a ayudar en el salón de artes —Rose expresó animadamente, justo después de que la campana marcara el cambio a su última hora antes del almuerzo.
Juleka se giró también en su silla y afirmó con la cabeza, con una bonita sonrisa en el rostro.
Marinette les regresó la sonrisa mientras se colocaba en pie —me da gusto saberlo, chicas —tomó su mochila entre sus brazos —tengo que ocuparme de más cosas, pero no duden en enviarme un mensaje si necesitan ayuda con cualquier cosa ¿De acuerdo?
— ¡Está bien! —confirmaron ambas chicas, levantándose también para salir del salón.
— ¿No vienes, Marinette? —Nathaniel preguntó, pasando a su lado.
Marinette negó con la cabeza —estará demasiado lleno. Me voy a la biblioteca por esta hora.
—Oh, bueno.
—Estás trabajando en una pancarta con Alix ¿no es cierto? —recordó ella, a lo que el pelirrojo asintió —genial, me encantaría saber cómo les va pronto.
Nathaniel asintió —seguro. Nos vemos después del almuerzo.
Marinette lo despidió con la mano y Félix con un movimiento de cabeza antes de que ambos salieran del salón, siendo los últimos.
— ¿Sales temprano a almorzar? —preguntó ella, conversacionalmente.
Félix la miró con curiosidad — ¿Por qué?
—Bueno, estás exento de los preparativos para el baile y la hora de estudio se despejó específicamente para eso —razonó Marinette —imaginé que la aprovecharías para ir a almorzar con tu madre o algo así.
Félix lo habría considerado si no supiera que su madre estaba con un equipo, revisando los lugares donde se filmarían las primeras escenas.
—Lamentablemente, mi madre no estará disponible por las próximas horas —respondió, acercándose a las escaleras —aunque sí pensaba salir a almorzar, solo que considerando una compañía diferente —se detuvo y la miró a los ojos, esperando que ella entendiera sus palabras.
Los ojos de Marinette se ensancharon levemente ante la indirecta —oh… ¿Planeas hacer esto algo de todos los jueves? —se mordió el labio inferior para detener una sonrisa, recordando que su 'almuerzo y charla' había sido exactamente hacía una semana —digo, solo para estar preparada —añadió, con un gesto hacia su ropa: una chamarra ancha de mezclilla, forrado con rosa pálido en el interior, sobre una blusa color champagne, pantalones de mezclilla y sus zapatillas rosadas.
Félix negó con la cabeza, un asomo de sonrisa en sus labios —no todos los jueves, pero, tal vez ¿Un par de veces al mes? —consideró, más para sí mismo que para ella, lo cual dejó a Marinette con una ceja en alto —de todos modos ¿Aún querías probar esa cafetería temática de la que hablaban los chicos el martes?
Los ojos de Marinette brillaron ante el recordatorio — ¡Oh sí! Casi me había olvidado de eso —no es que Félix ni nadie pudiera culparla, el día había sido… abrumador —Marc dijo que se veía increíble, que el servicio al cliente era genial y la comida estaba rica —ella recordó —realmente tengo ganas de probarlo ¿De verdad quieres ir?
Ella lo miró con ¿Cautela? ¿Curiosidad? Félix no sabía decir exactamente qué.
En respuesta, levantó una ceja hacia ella — ¿Crees que lo hubiera sugerido de no ser así?
Marinette renunció a una pequeña sonrisa ante su respuesta levemente exasperada —no, supongo que no… De acuerdo, me encantaría que fuéramos a almorzar —sacó su teléfono para enviar un mensaje a su madre al respecto de inmediato, antes de bajar las escaleras.
Félix se la quedó mirando unos segundos —estoy bastante seguro de que la biblioteca está en el piso superior —comentó.
Marinette resopló —lo sé. Tengo que recoger los materiales que usaré. Subo en un minuto.
Félix la vio bajar, decidiendo que podía ir buscando una mesa en la biblioteca.
O esos eran sus planes, hasta que una molesta voz lo interrumpió.
—Eres tan irritante como interesante ¿Te lo han dicho? —Lila, apreció detrás de una esquina cercana, con los brazos cruzados justo debajo del pecho y recostando la espalda en la pared, como si tuviera el control de cualquier cosa alrededor.
Félix arqueó una ceja, nada impresionado —dicen muchas cosas de mí, aunque la mayoría de las personas no se atreven a decírmelo en la cara —contestó laxamente, agarrando el tirante de su mochila con una mano mientras consideraba si seguir su camino, o entretenerla uno segundos para que no fuera tras Marinette.
—No entiendo por qué te empeñas en quedarte del lado de esa santurrona sin remedio —Lila le habló como a un niño pequeño que estaba empeñado en una afirmación errónea. Félix simplemente le regresó la mirada de póker —no te beneficia de ninguna manera.
— ¿Intentas insinuar que una asociación contigo sería más beneficiosa para mí? —aceleró el pequeño discurso que ella, con toda seguridad, planeaba soltarle —no me insultes, Rossi. Eres el tipo de persona que necesita escalar a través de pisotear a otros, mientras tanto, yo estoy en la cima por mi propia cuenta —Félix notó los ojos oliváceos de la mocosa entrecerrarse en su persona antes de que olvidara su postura de fingida superioridad para acercarse a él, balanceando las caderas de una forma exagerada que pretendía ser 'sensual' y, sin embargo, Félix tuvo que poner un poco esfuerzo en no hacer una mueca de desprecio. Desagradable, pensó —sin embargo, lo que yo no entiendo es tu aparente interés en mí. Creí que Adrien era el príncipe azul del infantil cuento de hadas que tratas de representar en esta escuela.
—Oh, es útil tener a Adrien de mi lado, pero es casi tan santurrón como esa pequeña mocosa —caminó unos pasos más. Félix juró mentalmente que, si ella se acercaba dos más, iba a empujarla, al diablo la caballerosidad; el perfume de esa chica era asquerosamente empalagoso —es apenas un muñeco, no tiene ambición… tú, por el contrario, estoy segura de que la tienes.
Félix casi resopló —tengo muchas ambiciones en la vida, Rossi, y ninguna tiene ni la más remota relación contigo. Así que ¿Podemos dar por terminada esta charla inútil y carente de sentido?
Lila le enseñó una sonrisa maliciosa y la piel de Félix se erizó, como advirtiéndole que su espacio personal, de hecho, estaba a punto de ser invadido. La mentirosa miró algo detrás de Félix, pero el rubio no tuvo tiempo de comprobarlo cuando ella trató de recargarse en su pecho y pasarle los brazos por el cuello —solo necesitas ver el gran equipo que haríamos, babe —susurró, sin embargo, en lugar de 'seductor' sonó más como el siseo de una víbora a punto de cazar un ratón.
Y Félix seguro no sería ese ratón.
En un movimiento fluido, el británico la detuvo, agarrando sus muñecas y haciendo palanca para evitar que sus cuerpos entraran en contacto, sin la necesidad de retroceder un solo paso.
Escuchó un jadeo sin aliento detrás de él, pero no podía importarle menos cualquiera de los seguidores sin sentido común de la italiana en este momento —escúchame muy bien, Rossi. No uses mi nombre, ni mucho menos ridículos apodos para referirte a mí. Puedes tener esta escuela y creerte su reina por todo lo que me importa, pero has cualquier movimiento en falso hacia mí, Marinette o Adrien y empezaré a tratarte como una amenaza —instantáneamente, giró sus talones y soltó las muñecas ajenas, dejando que la castaña tropezara hacia adelante por la brusquedad del cambio —y si vuelves a intentar tocarme, yo podría olvidar de que soy un caballero y que se supone que tú eres una mujer —sentenció.
Se sacudió las manos, como si hubiera tocado tierra, mientras giraba para hacer control de daños sobre el presunto espectador de su intercambio, solo para ver a Marinette en el escalón superior de la escalera, con una bolsa grande y medio llena en sus manos. Sus hermosos ojos azules, ensanchados y brillantes lo miraban, mientras que su boca estaba a medio camino de abrirse.
Félix no sabría definir qué emociones o pensamientos había tras la mirada que Marinette le estaba dando, pero maldita sea, realmente le hacía querer besarla.
— ¿Félix? —solo entonces, se dio cuenta de que Adrien estaba uno o dos escalones por debajo de la diseñadora, sosteniendo una bolsa similar, solo que más llena.
El modelo también le estaba dando a su primo una mirada de ojos ensanchados, pero Félix no reparó mucho en ello.
Lila, por otro lado, sonrió ampliamente. Esperó hasta que Adrien subiera los escalones que faltaban hasta el pasillo antes de intentar abalanzarse sobre él —Oh, Adrien ¿Viste eso? —ella se quejó — ¿Por qué tu primo es tan cruel?
Ninguno de los implicados, ni la propia Lila, supo muy bien lo que pasó, pero Adrien se encontró cayendo al suelo y dejando caer la bolsa que llevaba para sostener tanto a Lila como a Marinette, pues esta última sintió un tirón en su cabello, el cual desarmó la media coleta llevaba ese día y le arrancó su preciado accesorio de cuarzos.
— ¿Están bien, chicas? —balbuceó Adrien, después de la caída.
Lila apoyó una mano en el pecho de Adrien mientras Félix ya estaba ayudando a Marinette a levantarse.
—Estoy bien, Adrien, gracias —ronroneó con voz melosa —no sé qué pasó. Oh, creo que me rompí una uña y se enganchó con algo —bajó la vista para inspeccionar el delicado accesorio de brotes y flores que había terminado en su mano tras tirar de Marinette.
—Mi adorno —la escuchó murmurar.
Estaba obviamente bien hecho, y debía ser valioso, nada que una tonta panadera cómo ella debería tener.
Sin embargo, no tuvo tiempo de esconderlo cuando la mano de Félix se lo arrebató bruscamente.
Lila frunció el ceño —oh, Félix, me lastimas. No hay necesidad de ser brusco —lloriqueó, esperando que Adrien hiciera algo al respecto.
El modelo simplemente la ayudó a ponerse en pie.
—Eso no te pertenece —el británico siseó, con una voz dura como el hierro, mientras se lo mostraba a Marinette.
La chica asintió con la cabeza, pidiendo que los sostuviera un poco más, mientras ella se acomodaba el pelo con ambas manos.
—De acuerdo, ¿podemos todos calmarnos un momento? —suspiró Adrien —no hay necesidad de-
Lila resopló cuando vio que él no iba a regañar a su primo —oh, Adrien, se nos hace tarde —ella fingió escandalizarse —tenemos esa sesión de fotos pronto. Nathalie ya me envió un mensaje.
Adrien hizo una mueca, pero asintió —el auto acaba de llegar ¿Por qué no vas y te alcanzo en un minuto?
La morena no parecía de acuerdo con eso —pero, Adrien, tu padre no estará contento si llegamos tard-
—Dije en un minuto, Lila —insistió, solo un poco más fuerte. Aun así, sorprendió a la chica.
Lila entrecerró sus ojos en él —bien, un minuto, Adri-boo —se supone que debería sonar cariñoso, pero había una obvia amenaza en su voz antes de bajar, acomodándose innecesariamente el cabello tras la espalda.
Al verla bajar por las escaleras, Adrien suspiró, levantando la bolsa que había dejado caer previamente —Marinette, lo siento, yo-
Marinette, quien acababa de rehacerse la pequeña media coleta, simplemente tomó la bolsa de manos del chico —no importa, Adrien. No queremos que llegues tarde y te metas en problemas con tu padre —ella se apresuró a restarle importancia, sin mirarle a la cara.
El modelo suspiró — ¿Podemos hablar de esto después?
Marinette se mordió los labios —no estoy segura de querer hablar de esto, Adrien.
—Pero, Mari —Adrien colocó una mano en su hombro, y la sintió tensarse inmediatamente. Esa simple reacción le hizo sentir lo mismo que si ella hubiera retrocedido.
—Buena suerte en tu sesión —dijo ella antes de girarse para seguir hacia la biblioteca.
—La vas a necesitar —añadió Félix en un tono claramente irónico, pero dándole una mirada seria a su primo, antes de seguir a Marinette.
Tal vez lo que había dicho Félix a Lila hacía un par de minutos estaba jugando con su cabeza, pero Adrien pensó que había algo de preocupación en los ojos de Félix.
"Tal vez tengan razón. Necesito un poco de buena suerte" suspirando, se metió la mano en el bolsillo y apretó con fuerza el amuleto de Marinette antes de bajar las escaleras.
.
Marinette siguió caminando hacia las mesas más ocultas en la parte trasera de la biblioteca, dejó sus bolsas sobre la madera y se dejó caer en una silla, con la mirada algo perdida.
Félix se sentó a su lado, colocando su obsequio en la mesa, justo frente a ella; pensó que la chica no reaccionaría al movimiento, pero Marinette estiró sus manos hacia el accesorio y empezó a acariciarlo con los pulgares casi de inmediato.
Félix trató de pensar en algo que hiciera sentir mejor a la oji-azul, mientras sacaba el libro que actualmente estaba leyendo de su mochila.
Hasta ahora, el más pequeño contacto físico había servido para ayudar a estabilizar sus emociones, pero eso no era exactamente lo que él tenía en mente. Estar estable no era lo mismo que estar bien.
Trató de recordar cosas que su padre hacía para su madre cuando ella se sentía agobiada o similares, pero ellos habían sido una pareja amorosa y cariñosa, Félix no podía recordar algo que no delatara sus crecientes sentimientos hacia Marinette.
Frenó ese pensamiento en seco, con un ceño fruncido ¿Por qué estaba tratando de pensar en algo que no fuera ni remotamente romántico? Si bien, no era un momento adecuado para expresar sentimientos, su objetivo seguía siendo que Marinette sintiera lo mismo por él, de modo que ¿por qué limitarse?
Usó sus pies para tirar, silenciosamente, de la silla de Marinette más cerca de él, en diagonal; recordando un pensamiento que había tenido antes incluso de saber que la oji-azul le gustaba, deslizó sus piernas debajo de las femeninas, logrando que ella lo mirara con curiosidad. Manteniendo su mirada para asegurarse que no se estaba pasando de la raya en ningún momento, usó una mano para levantar las piernas de ella y re-colocarlas sobre sus muslos, lo que la dejó más cerca de él.
No estaba sentada exactamente sobre su regazo, pero era algo cercano y menos descarado, desde su perspectiva. Una vez estuvo hecho, retiró su mano de sus piernas y deslizó la otra hacia su espalda, en un abrazo lateral.
Al fin y al cabo, no había nadie cerca para señalarlos de indiscretos o exhibicionistas, así que ¿Cuál era el daño?
— ¿Félix? —Marinette no pudo evitar preguntar, cuando él la movió como si fuera una muñeca — ¿Qué estás haciendo?
El chico frotó círculos con su pulgar en la tela de la chaqueta —dijiste que ya no necesitaba preguntar para abrazarte —explicó.
La chica se quedó en silencio por unos segundos —... Gracias —murmuró después, respirando profundamente, lo cual esparció un escalofrío por el cuerpo de Félix, al sentir su aliento cálido tan cerca de su cuello.
Durante los siguientes cuatro o cinco minutos permanecieron así, Félix apoyó su libro con la mesa, usando una sola mano para sostenerlo y pasar las páginas cuando lo necesitaba, sin abandonar nunca el toque de su otra mano en la espalda de Marinette.
Eventualmente, la chica también se movió, irguiéndose lo suficiente para alcanzar sus materiales y empezar a dar forma a una farola de cartulina y papel crepé.
El movimiento provocó que la mano de Félix se deslizara desde su espalda hasta su cintura, pero como Marinette no mostró ningún rechazo al respecto, él la dejó allí.
Se quedaron allí, disfrutando del silencio, la compañía y el contacto del otro mientras se concentraban en sus propias actividades.
Pasaron al menos quince minutos cuando uno de ellos volvió a hablar.
— ¿Quieres oír una historia? —sorprendentemente, ese fue Félix, cerrando su libro y dejándolo sobre la mesa.
Marinette podía decir que había algo importante en las palabras de Félix, que el chico parecía querer minimizar —claro, siempre me gusta escuchar algo mientras ocupo mis manos ¿Por qué no una historia? —se reacomodó, innecesariamente, pero sin retirar sus piernas de donde estaban, y le sonrió de forma alentadora —Adelante.
—Hace alrededor de un siglo, allá por los comienzos de la primera guerra mundial, hubo una familia con hijos mellizos, un chico y una chica —Félix empezó —eran una familia de la clase media-alta, pero eso no evitó que su hijo fuera reclutado como soldado cuando la guerra estaba en su auge —Marinette trabajó despacio en las lámparas, confiando en su memoria muscular mientras miraba de tanto en tanto al rubio —antes de que se fuera, sus padres mandaron a hacer un par de anillos idénticos, grabados con un símbolo familiar. Le dieron uno a cada uno. El chico fue a la guerra y la chica fue enviada a un convento… hicieron los anillos con la esperanza de que, si sucedía lo peor, lo usarían para reconocer al chico —hubo una pequeña una pausa tensa —cuando la guerra terminó, casi cuatro años más tarde, el chico regresó a su casa, sorprendentemente bien sin contar, por supuesto, el estrés post-traumático y los horrores de todo lo que tuvo que ver y vivir… pero vivo, a fin de cuentas; se esforzó para encauzar su vida y se prometió con la hija de una familia ligeramente mejor posicionada. El giro de tuerca en esta historia es que, en lugar de ser llamados para reconocer al varón, la familia fue llamada a los últimos momentos de la mujer… aparentemente, había contraído una enfermedad sin cura en servicio a los pueblos devastados… en su despedida, le entregó su anillo a su hermano mellizo, le dijo que lo usara en su boda con su prometida siempre y cuando le jurara sobre su lecho de muerte que se los pasaría a sus hijos.
Félix deslizó el anillo con el que había estado jugando a través de su historia de su dedo anular izquierdo. Tomó la mano de Marinette, que se había detenido de su trabajo por un tiempo, completamente concentrada en la historia que estaba escuchando, y lo colocó en su palma, haciéndola cerrar sus dedos sobre él delicadamente.
Un poco aturdida, Marinette palpó el objeto con sus dedos, notando que había un grabado en la curva interna de la alianza —es un… ¿Símbolo del infinito?
—Casi —respondió Félix, con una mirada suave —son dos aros unidos —él la corrigió, viendo cómo Marinette inspeccionaba con curiosidad y asombro la pieza de joyería —El hermano cumplió la última voluntad de su melliza y, cuando tuvo hijos, les contó la historia detrás de los anillos. Los anillos gemelos. Sorprendentemente, el hijo mayor de ese hombre tuvo un par de gemelos más tarde… Así, los anillos han pasado de generación en generación dentro de mi familia materna, donde han habido varios gemelos y mellizos.
—Hasta llegar a tu madre y la madre de Adrien —supuso la niña, aun acariciando el anillo.
Félix asintió —mi tía y mi tío se juntaron mucho antes que mis padres. Gabriel apenas estaba consiguiendo que sus diseños fueran modelados cuando él y tía Emilie se comprometieron —hizo una mueca —mi tía le pidió el otro anillo a mamá para usarlos como anillos de compromiso; solo hasta la boda, ella le dijo. Gabriel aseguró que tendrían sus propios anillos para entonces… A mamá no le importó, sabía que mis abuelos no estaban muy de acuerdo con su relación, pero ella amaba a su hermana y la apoyó.
— ¿No les gustaba Gabriel? —preguntó cuidadosamente.
—No —aseguró Félix —aunque no sabría decirte la razón real. Una parte de eso, era que mi abuela solo pudo tener un parto, por lo que no hubo hijos varones que transmitieran el apellido, así que querían que al menos una de sus hijas encontrara un marido que cediera en ese aspecto.
La chica tarareó en comprensión —Por eso tienes el apellido de tu madre.
Félix asintió —Los Fathom son una familia británica-americana con su propio prestigio, pero a mí padre no le importó cuando mis abuelos preguntaron si dejaría que su hijo o hijos llevarán el apellido de la madre… Estaba completamente dedicado a ella.
Marinette observó la suave sonrisa cálida y evidentemente nostálgica que adorno el rostro de Félix, y no pudo evitar sonreír también —cuéntame sobre ellos —pidió, tenue.
—Se encontraron en eventos y fiestas al principio. Los Graham estaban representando actores tanto de cine como de teatro en ese entonces, el tío estaba incursionando en el vestuario de actores y mi padre estaba cazando un nuevo negocio —explicó, relajándose en su asiento con nostalgia nublando los ojos verdes —Papá solía decir que ver a Mamá había sido como la aparición de un ángel en su vida —Marinette suspiró ante la elección de palabras —solo se habían visto un puñado de veces en eventos cuando él se dio cuenta de que ella le gustaba. Y se propuso demostrarle que, juntos, podrían ser una pareja increíble. Se juntaron más rápido que mis tíos, por lo que ya estaban comprometidos para cuando mis tíos se casaron —el chico dejó escapar una pequeña risa entre dientes, a lo que Marinette tarareó con curiosidad —ellos solían referirse a sí mismos como almas gemelas, mis padres, quiero decir —Marinette no pudo evitar sorprenderse —dijeron que no tenía sentido alargar las cosas porque estaban seguros de que su relación era fuerte. En toda mi vida, nunca tuve duda de esas palabras, eran increíbles juntos; nunca he conocido a nadie que pudiera sostener una discusión con ellos dos, y siempre parecían tan enamorados… Muchas noches los vi, desde las escaleras, bailando en la sala, con o sin música, hablaban sobre experiencias que habían pasado y sobre las cosas que querían hacer.
Marinette no pudo evitar un suspiro soñador —Félix, eso suena maravilloso. Estoy segura de que eran una pareja magnífica —ella aseguró, alcanzando la mano del rubio para apretarla cariñosamente, regresándole el anillo en el proceso.
La oji-azul no podía evitar sentirse empática con la narración del chico, sus padres también eran una pareja increíble, sólida y amorosa. Había visto el amor y la dedicación del uno por el otro año largo de toda su vida.
Tener algo así algún día era su aspiración en lo profundo de su corazón romántico.
Se preguntó si Félix se sentía igual.
—Lo eran —él aseguró, reteniendo la mano de Marinette con la suya. El anillo entre ambos —sin embargo, en medio de todo eso, Mamá se olvidó por completo de que Gabriel y mi tía nunca regresaron los anillos —retomó —Mamá me dijo una vez que realmente no le molestaba. Mi padre le había regalado un magnífico anillo de compromiso y ambos eligieron juntos sus anillos de bodas, y más tarde, cuando Adrien y yo entramos en el cuadro familiar, a Mamá solo le importaba que los anillos pasaran a nosotros cuando fuéramos mayores… pero, cuando mi tía desapareció, tan solo medio año después de que papá falleciera… —Marinette sintió las manos de Félix apretarse en puños, con cuidado de no lastimarla, así que las tomó y envolvió con las suyas más pequeñas en una muestra de apoyo —Mamá estaba desolada… Tratamos de hablar con Gabriel sobre los anillos, eran lo único que le quedaba a mi madre de su hermana, pero Gabriel insinuó que ella tenía el suyo cuando desapareció y no dijo nada sobre el que le correspondía… Yo no le creí, no le creo —despacio, deslizó sus manos fuera de las de Marinette, sujetando el anillo entre las yemas de sus dedos —la última vez que vine de visita, recuperé este anillo. Aún no le he visto el otro, pero si lo tiene, y estoy casi seguro de que es así, lo conseguiré también. Por mi madre.
Marinette se mordió los labios, mirando la determinación inconmensurable en los ojos de Félix; su mirada era tan intensa que tuvo que apartarla, eligiendo mirar nuevamente el anillo mientras reflexionaba toda la información que acababa de obtener.
Por una parte, podía entender un poco a Gabriel sobre querer mantener el anillo que los unió a él y a su desaparecida esposa. No obstante, había incumplido un acuerdo que había hecho con la madre de Félix, y los anillos eran herencia importante de su familia para empezar, pero-
"Yo también busco una joya" había dicho Félix cuando las chicas habían sido akumatizadas en Punisher Trio.
—Lo entiendo, es muy importante para ustedes —aseguró suavemente, enfrentando una vez más la mirada del británico —pero, Félix, ¿Por qué me cuentas todo esto tan repentinamente?
El joven británico sacó su celular y jugueteó un poco con él antes de enseñarle la pantalla —aunque estoy seguro de que ya lo sabías… —anticipó.
Marinette observó la noticia en la revista virtual que Félix le estaba mostrando — ¿Que Gabriel lanza su centésima colección pronto? Si, lo sabía —concedió ella. La centésima colección de un diseñador era todo un hito, especialmente alguien como Gabriel, cuyo tiempo de carrera demuestra que ha tenido que lanzar cuatro colecciones por año (una cada estación) desde que fue reconocido.
—Lo que aún no es público, es la ante-fiesta que aparentemente dará, como preámbulo de la colección —añadió —los rumores están corriendo, pero eran solo eso, hasta que Adrien me lo confirmó —la noche pasada había sostenido una videollamada con su primo, con la excusa de platicar sobre su duelo mutuo y el suyo contra la Tsurugi, luego de eso, había guiado discretamente la conversación hacia las 'novedades' de la marca Gabriel.
Marinette ladeó ligeramente la cabeza, considerando los hechos recibidos y las posibilidades — ¿Y crees que será en la mansión Agreste? —inquirió —tu tío no es precisamente famoso por su hospitalidad —la cena de la navidad pasada había sido una enorme excepción a la regla, con Adrien habiéndose, prácticamente, escapado de casa y todo.
—Cierto, pero también es increíblemente fanático del control, por lo que prefiere manejar las cosas en su entorno —argumentó Félix, guardando su teléfono —no en balde apenas y ha salido de su casa en casi dos años.
Marinette cruzó los brazos sobre su cintura, pensativa y analítica —entonces se trata de su necesidad de control vs su actitud huraña… —sí, Marinette podía ver totalmente que el primer aspecto ganaría — ¿Pretendes husmear mientras tu tío juega al buen anfitrión?
Félix se rió entre dientes —algo como eso —admitió —tengo algunos planes en mente, sin embargo, para todos ellos, necesito asegurarme de que este anillo esté a salvo de su vista —lentamente, Félix regresó el anillo a su dedo anular
Marinette arqueó una ceja, con una pequeña sonrisa al resolver lo que su amigo tenía en mente —me estás contando todo esto porque quieres un cómplice —no preguntó, afirmó.
Félix igualó su sonrisa —Solo hay dos personas en esta ciudad en quienes lo confiaría —la mirada intensa estaba de vuelta en sus ojos, y Marinette se esforzó por sostenerla esta vez —pero realmente no quisiera poner a mi madre en esa posición, de modo qué…
—Lo cuidaré por ti cuando asistas a la fiesta de Gabriel —Marinette prometió —me sorprende un poco que me confíes algo tan valioso, pero me honra saber que es así. Prometo que estará a salvo. Entiendo el valor emocional puede tener un artículo como ese —inconscientemente, llevó una mano hacia el lóbulo de su oreja, rozando los pendientes mágicos, mientras el rostro del maestro Fu aparecía en su mente.
¿Tal vez podría llamar a Marianne en algún momento pronto? Solo para saber cómo les estaba yendo a la pareja.
Félix miró con curiosidad su gesto, observando los aretes. Eran sencillos, topos, con una piedra negra que no parecía especialmente llamativa. Mentalmente se anotó preguntar al respecto en otro momento —cuento contigo, Marinette… gracias.
Notes:
Capítulo de más de cinco mil palabras, lo que no pasaba hace tiempo, je. Espero que lo hayan disfrutado. Estaba feliz de llegar a este tema en el fic.
Curiosamente, otro capítulo del cual escribí una parte ligeramente alcoholizada xD (ojo, no borracha. Solo un par o tres cervezas encima) de nuevo, no soy hipócrita de decirle a la gente que no beba. Es decisión de cada uno. Lo que sí recalcó en cada ocasión, es que sepan dónde están sus límites, los respeten, y los rompan únicamente si están en completa confianza.
El próximo es el cap 50. Gracias a todos y cada uno de ustedes.
Tú, que lees esto ahora, si acabas de llegar hoy, hace semanas o meses o desde el principio; si lees cada que actualizo, o esperas unos cuantos para leer del tirón; si dejas o no comentario. A ti, muchas gracias.Ahora, voy a pasar a temas más serios, así que aviso si quieres seguir adelante y simplemente cerrar la pestaña ahora.
Esta semana, los últimos cuatro días o así, han sido… realmente tensos en mi ciudad. La mayoría de ustedes sabrá que soy Colombia porque lo he dicho en más de una ocasión, así que si quieren revisar las noticias por su propia cuenta pueden corroborar lo que quiero desahogarme aquí.
Recientemente se han extraditado a USA un par de cabecillas de grupos… ‘al margen de la ley’ les llaman comúnmente. Esto solo ha provocado que el resto de su organización se alborote. Hay jueces, fiscales y altos cargos de la policía sentenciados a muerte en todas partes del país. En mi ciudad, particularmente, hemos tenido 3 o más muertes de conductores de autobuses/camiones, como les digan, medios de transporte público urbano en menos de tres días seguidos. Lo cual ha llevado a un consecuente paro de trabajadores.
Esa gente cobra extorciones a cualquiera que trabaje en las calles, conductores de buses, tiendas, incluso puestos de fritos o comida rápida, y ahora que empezaron a encarcelar algunos, están tratando de paralizar y aterrorizar las ciudades.
Es horrible… tener miedo incluso de subirte a un bus… ver a tu padre salir en su taxi por las mañanas y pensar... ¿y si hoy empiezan a matar taxistas también?... temo incluso que me llamen a trabajar. Hoy tuve miedo incluso de salir y caminar tres calles de mi casa para pagar la factura de mi teléfono.
Es horrible ver a toda esa gente tan mal de la cabeza que se cree en un lugar superior desde donde puede decidir quien vive y quién no.
Es horrible el sentimiento de que te quien la paz.
Chapter 50: Citas
Summary:
Más momentos en la biblioteca.
Marinette tiene ideas, pero no todas las que le gustarian.
Pero Félix siempre tiene una opción para ella.
Chapter Text
Félix miró con curiosidad su gesto, observando los aretes. Eran sencillos, topos, con una piedra negra que no parecía especialmente llamativa. Mentalmente se anotó preguntar al respecto en otro momento —cuento contigo, Marinette… gracias.
Después del intercambio, ambos retomaron sus actividades. Ella con las linternas y él con su libro.
No pasó mucho tiempo cuando Marinette se detuvo para alcanzar un teléfono, tras recibir un mensaje de texto.
Nath:
Marinette! ¿Sigues en la biblioteca?
Mari:
Si, aquí estoy.
Por qué?
Nath:
Ocupo una pequeña consulta.
Mari:
Uh, seguro.
Qué necesitas?
Cuando pasaron varios segundos y no recibió un nuevo mensaje, Marinette se encogió de hombros y dejó su teléfono en la mesa, a un lado de su accesorio para el pelo que aún no había vuelto a ponerse.
No había una razón en particular. Simplemente voltear y verlo unos segundos, en medio de su trabajo de manualidades, le sacaba una sonrisa.
Félix vio sus movimientos de reojo, sin embargo, no preguntó nada al respecto, continuando su amena lectura, mientras su dedo pulgar frotaba patrones sin forma sobre la cintura femenina de vez en cuando.
Pasó otro minuto antes de que Marinette se tensara en el toque de Félix, atrayendo nuevamente su atención.
La diseñadora estaba mirando al frente con atención, como si estuviera intentando ver a través de los gruesos libreros.
— ¿Escuchaste? —murmuró ella, y Félix tuvo que negar con la cabeza, porque realmente no había estado poniendo mucha atención a su entorno.
Ambos miraron a su alrededor, con los oídos atentos, tratando de discernir algo sobre el silencio de ultratumba de la biblioteca.
Entonces… —pss, Marinette —alguien susurró, claramente tratando de pasar desapercibido por la bibliotecaria.
La tensión en el cuerpo de la niña desapareció en cuanto reconoció la voz —es Nath —estaba a punto de susurrar algo de vuelta cuando una segunda voz se sumó.
—Estoy seguro de que los vi pasar por aquí —y ese era Marc. Marinette se sorprendió de no haberlo visto antes, pero ciertamente tenía la mente en otra parte —deben estar-
—Pss. Por aquí, chicos —ella susurró un poco más alto, lo suficiente para que ellos la oyeran, porque no estaban realmente lejos, y rezando para que no llegara a oídos de la bibliotecaria. Mientras, retiró despacio sus piernas del regazo de Félix.
Unos segundos después, Marc y Nathaniel aparecieron por un pasillo de libreros, a la izquierda de Félix.
—Sabía que los había visto por aquí —sonrió Marc, acercándose.
— ¿Escondiéndote del resto del mundo un rato? —Nath bromeó a medias, sonriendo a Marinette, como si fuera algún tipo de chiste privado.
Marinette se rió entre dientes —oh, ya sabes, Nath. Incluso a los desastres creativos como nosotros nos gusta un poco de silencio y paz de vez en cuando —la diseñadora imitó su tono.
Antes de que sucediera todo el asunto de Demoilustrador, Marinette y Nathaniel habían trabajado como compañeros en muchas tareas y proyectos de arte. Sabían bastante del proceso creativo del otro.
Ambos compartieron pequeñas risas, provocando que Marc los mirara con cariño y Félix con una mirada suave.
—No me di cuenta de que también estabas por aquí cuando llegamos —añadió la chica, poniendo su atención en Marc también.
El chico en cuestión se encogió ligeramente de hombros —los vi pasar de reojo, pero parecían bastante concentrados así que pensé en mejor esperar a saludar hasta que saliéramos al almuerzo —explicó el escritor, quien tenía un portapapeles apretado contra su pecho.
— ¿Y qué tienes ahí?
Marc se ruborizó sutilmente —oh, eh, d-decidí ayudar también al equipo de decoración. Algunos estudiantes estamos reuniendo ci-citas literarias que aluden a los héroes, el heroísmo y… y las buenas acciones —el pelinegro explicó, un poco rápido, pero aún entendible —se planea pegarlas en las puertas y los muros. Vine a repasar algunos libros para apuntar las citas correctamente.
Marinette no había escuchado esa idea, pero le gustaba —oh ¿Algo como esa célebre frase de Spiderman de 'un gran poder conlleva una gran responsabilidad'?
Marc asintió, animado —de hecho, gracias por recordármelo —sacó un bolígrafo rojo de su bolsillo y apuntó la cita en la hoja de su portapapeles.
—Los héroes no son siempre lo que ganan. A veces, son los que pierden. Pero siguen luchando y aguantando —Félix sorprendió a todos —eso es lo que los convierte en héroes —concluyó, dejando su libro a un lado —es de una saga llamada Cazadores de Sombras.
Los ojos de Marc brillaron ante el aporte — ¿Sabes de qué libro es y el autor? —dudó unos segundos antes de tomar asiento frente a Félix, al otro lado de la mesa.
Félix lo pensó un poco antes de sacar su teléfono —Cassandra Clare, es el pseudónimo de la autora. Escritora estadounidense —comentó mientras usaba el buscador —Ciudad de fuego celestial. Ese es el libro.
Marc agradeció mientras lo anotaba en su hoja — ¿De casualidad se te ocurre alguna otra cita? —preguntó suavemente.
Félix tarareó sin comprometerse — ¿Puedo ver lo que llevas anotado?
—Por supuesto —Marc asintió y le pasó el portapapeles.
Nathaniel y Marinette los miraron interactuar con un poco de sorpresa y cariño a la vez. Nathaniel sabía lo incómodo social que era su co-autor, y lo difícil que se le daba iniciar una plática; mientras que Marinette conocía la firmeza con la que Félix se aferraba a los muros alrededor de su personalidad, y le encantaba verlo relacionándose con otras personas de forma fluida y natural.
Después de un momento, Marinette volvió su atención a Nathaniel —entonces ¿En que querías mi ayuda? —inquirió, dejando al par de aficionados a la lectura en su propia plática.
El pelirrojo sacudió la cabeza, centrándose en su amiga —oh, sí. Alix y yo finalmente resolvimos lo que haremos para la pancarta —el artista sacó, de su chaqueta, una hoja de papel doblada por la mitad, para enseñársela.
Marinette se congeló un segundo tras tocar el papel.
En él, claramente dibujados, estaban ella… es decir, Ladybug, y Chat Noir, tomados de una mano a la altura del pecho y las otras señalaban una evidente posición de baile.
— ¿Qué? —apenas logró murmurar, casi sin aliento.
—Muchos estudiantes estuvieron de acuerdo con la idea de Rose, de que nuestros héroes deberían estar en la pancarta principal que se colgará en la entrada de la escuela —Nathaniel explicó —así que, miré algunos vídeos de baile e hice este boceto pero… ya sabes, los dibujo mucho en sus trajes pero… no tengo idea sobre ropa de baile —explicó, avergonzado.
— ¿Quieres que te ayude con los atuendos? —quiso aclarar Marinette.
Nathaniel asintió vigorosamente con la cabeza —muchas chicas estaban hablando sobre Ladybug con un vestido pomposo y un traje como del siglo pasado —añadió, de nuevo, un poco avergonzado — ¿Crees que puedas ayudarme?
Marinette se tragó un gemido de queja.
No había diseñado su propio vestido para el baile ¡¿y ahora tenía que crear uno para su alter-ego?!
Claramente, no podía decir que no —claro Nathaniel, yo lo haré —respondió, y no podía evitar relajarse un poco ante el suspiro de alivio que su amigo exhaló — ¿Debería sacarle una copia a tu boceto…?
—Oh, no te preocupes, ya lo tengo en mi tableta de dibujo —le aseguró el dibujante.
Marinette asintió con la cabeza, ya sintiendo pulsar sus sienes en aviso a un futuro dolor de cabeza. Su sonrisa era un poco tensa, y sintió la mano de Félix alcanzar la suya debajo de la mesa, lo que le dio un poco de consuelo —de acuerdo. Déjame pensarlo un poco y podría tener algo para ti, después del almuerzo.
Nathaniel le apretó el hombro suavemente, dándole una sonrisa pequeña pero sincera —muchas gracias, Marinette.
El contacto suave y el tono sinceramente amigable de Nathaniel hizo que Marinette soltara la tensión y esta vez le respondiera al oji-turquesa con una sonrisa sincera —para eso estamos, Nath.
Cuando volvieron su atención a los dos oji-verdes, encontraron a Marc, con su teléfono en mano, aparentemente escribiendo un mensaje, antes de volver la vista a Félix —listo. Muchas gracias por tus aportes. Si… si recuerdas alguna otra ¿te importaría enviarme un mensaje?
Félix se encogió de hombros ante su agradecimiento —está bien.
El par de creadores de cómics agradecieron nuevamente y se despidieron para volver a sus respectivos trabajos, y dejar a Marinette regresar con el suyo propio.
— ¿Ladybug y Chat Noir? —Félix preguntó, echando un vistazo a la hoja en la mano de su pretendida, que parecía haberla puesto incómoda.
Marinette, ahora sin cautela, exhaló un sonido de queja mientras soltaba el boceto de Nathaniel, para buscar en el interior de su mochila, su cuaderno de bocetos.
—Serán la imagen de una pancarta que se colgará en la entrada de la escuela —comenzó a explicar, colocando su cuaderno sobre la mesa antes de volver a su mochila en busca de lápices y colores —como si no hubiera más héroes en el mundo —rumió para sí misma, lo más bajo que pudo. Casi de inmediato, sintió a Tikki presionar suavemente su costado a través del pequeño bolso —y Nath necesita ayuda para darles 'atuendos de baile'.
Marinette dejó todo lo que necesitaba en la mesa frente a ella y luego suspiró profundamente, tratando de tranquilizar su mente inquieta y alborotada. Intentó concentrarse en imaginar algún diseño de vestido adecuado.
—Mira el lado bueno. Es solo un dibujo, no van a venir los reales a encargarte ropa —Félix ironizó, esperando que la pequeña exageración minimizara la presión en ella.
Marinette no pudo evitar una risa al oírlo, y tuvo que llevarse una mano a la boca para acallarse.
"Bueno. Ladybug ciertamente no, pero si Chat se entera de esto…" no pudo evitar pensar con cariño en qué clase de reacción obtendría del superhéroe felino si viera un atuendo de baile diseñado especialmente para él, en especial después de la forma en que la había mirado cuando encontró su sudadera con capucha de gato negro.
—Eres terrible —ella le susurró a su compañero de mesa, inclinándose para empujar su hombro con el propio, con una sonrisa en los labios.
Había una pequeña punzada de molestia por no poder oír su risa sin obstáculos, pero Félix decidió que su sonrisa era suficiente y respondió al empuje juguetón del mismo modo.
—Así que ¿Tienes alguna idea para ellos o deberíamos salir a un almuerzo ligeramente temprano y quizás el cambio de escenario te ayude con eso? —Félix ofreció.
Marinette tarareó sin comprometerse, mirando por un momento el dibujo de ella y su compañero héroe mientras agarraba un lápiz y lo giraba entre sus dedos —tal vez algo… —los ojos azules brillaron, claramente con algo en mente, antes de que Marinette llevara la punta del lápiz negro a la hoja.
Obviamente eligiendo dejar el vestido para lo último, la chica se centró en la silueta masculina, jugando con un par de lápices, de diferentes tonos verdes, y otro de carboncillo más oscuro.
Empezó con una camisa estilo pirata, de color gris, con todo y los cordones entrelazados desde debajo del cuello hasta el final del esternón, y una en cada manga, en los costados externos; cordones verde brillante en las mangas, y más oscuros en el pecho.
Encima, un chaleco formal, gris muy oscuro, de corte inferior en pico y costuras verdes; con múltiples siluetas en negro, de gatos, sobre las solapas. Y finalmente un pañuelo de color verde brillante que se entrelazaria en los cordones del cuello.
Sin olvidar la rosa roja que solía ofrecerle a Ladybug, en un bolsillo del chaleco, justo sobre el corazón.
—A Chat Noir siempre le ha gustado exagerar esa- esos… la actitud y los gestos caballerosos —murmuró para sí, como explicando lo que había en su mente durante el proceso creativo, pero sin ser consciente de ello, y mucho menos de que Félix la estaba escuchando y observando con asombrada atención —un poco de la elegancia de un gato negro, junto a lo llamativo y coqueto de Chat.
Se detuvo un momento, y admiró el resultado con una sonrisa.
Si, ese look era perfecto para su gatito.
Ahora… con Ladybug…
…
Nada.
En blanco.
Ni un solo pliego o tipo de corte saltaba a su mente.
Ni una idea.
Feliz arqueó una ceja cuando Marinette dejó caer su lápiz contra la mesa, con un suspiro disconforme.
— ¿Qué estabas diciendo sobre un almuerzo temprano? —soltó en voz baja y claramente derrotada.
Félix negó cariñosamente con la cabeza, empezando a guardar su libro —tan temprano como que solo faltan siete minutos para la campana, pero ¿A quién le importa? —claramente a él no.
Marinette recogió sus materiales y las cosas que ya estaban terminadas, metiendo todo en las dos bolsas. Después del almuerzo, no había más horas destinadas a trabajar en cosas del baile, por lo que era mejor llevar todo eso a su casa que dejarlo en su casillero. Ya bastante había sobrevivido la mitad del día.
Tras levantarse, tomó su preciado accesorio de flores y lo regresó a su cabello, sobre su sencilla media coleta.
Félix, sin decir nada, tomó la bolsa más voluminosa de sus manos y la condujo hacia la salida de la biblioteca.
Se despidieron silenciosamente de Marc al pasar junto a él y salieron de la escuela, apenas atrayendo unas pocas miradas.
.
Después de una rápida parada en casa de Marinette para dejar las bolsas y las mochilas, -y que Marinette agarrara un cárdigan extra, ya que el sol se escondía tras las nubes, propiciando una baja en la temperatura- tomaron camino a la cafetería previamente acordada.
Estaba a poco más de unos 10 minutos a pie, y el paseo por la orilla del Sena resultó relajante, a pesar de que la brisa se sentía más fría, dada la proximidad del agua.
Marinette ajustó su cárdigan sobre su suéter tipo vestido. También notó que Félix se metía las manos en los bolsillos del pantalón de una forma casi casual, y se reprendió a sí misma por no ofrecerle algún abrigo antes de salir de su casa. Estaba segura de que había uno o dos que le quedarían perfectamente en ese baúl de regalos… con el cual aún debía decidir qué hacer.
La fachada era de ladrillos, pero se veía muy bien cuidada. El nombre, Bubble Cream, cumplía la función de llamar la atención y brindar color a la fachada, plasmado encima de la puerta doble de cristal con una tipografía elegante y pintado como el arcoíris.
Desde fuera, se podían ver cortinas anaranjadas, recogidas sobre las ventanas, que estaban decoradas con caras de zorros pegados en ellas, tanto realistas como caricaturescas.
Marinette y Félix compartieron una mirada antes de entrar.
El lugar estaba un poco lleno, pero aún habían mesas disponibles, y sillas individuales en una barra larga hacia la izquierda del local.
El papel tapiz era de un color marfil con trazos dorados que, a Marinette le pareció, estaban hechos con ese papel de oro que se había puesto de moda tanto en las manualidades como en la manicura.
Había candelabros-linterna, de apariencia antigua y pulida, colocados estratégicamente en lo alto de las paredes y todo el lugar tenía una iluminación cálida entre anaranjada y rojiza, como si estuvieran en un eterno atardecer.
Ciertamente era encantador y atractivo a la vista.
Los recibió una camarera, solo un poco mayor que ellos, con un vestido de punto color crema y un mandil atado a la cintura con la cara de zorro estampada en él; artículo que parecía compartir con todos los empleados del lugar. Tenía ojos avellana y el cabello rubio peinado como Rena Rouge, incluso tenía las puntas del cabello teñidas de naranja brillante.
Los saludo alegremente, con una reverencia oriental, e inmediatamente los guió a una mesa circular, hacia el lado derecho del local, antes de entregarles los menús.
—Ciertamente tiene encanto, me sorprende que no esté más lleno —Marinette mencionó, relajando su espalda contra el espaldar acolchado del alargado asiento circular.
Félix se deslizó junto a ella, echando un vistazo más analítico a su entorno —tengo que estar de acuerdo contigo. Probablemente no sea muy conocido y se basen en la publicidad de boca en boca.
La mente aguda de Félix no podía evitar considerar las posibilidades. Con un trabajo decente de publicidad, este lugar tenía un increíble potencial.
La mayoría de los comensales estaban en su rango de edad, escolares y universitarios; aunque había alguno que otro adulto joven, principalmente en la barra de la izquierda, trabajando en algún dispositivo electrónico o sólo disfrutando de una bebida muy cargada de dulces u otros añadidos.
Marinette tarareó suavemente, abriendo el cuaderno para revisar sus opciones.
Fue sorprendida gratamente al ver que estaba seccionado por ’países' demostrando que tenían una gran variedad de comida.
No pudo evitar revisar la sección china.
Al final, Marinette pidió unas Chicken kiev, del apartado de Ucrania, mientras que Félix se decantó por la comida griega y pidió un plato de moussaka.
Ambos encargaron sodas frutales mientras esperaban su comida.
—Entonces ¿Cuál con el problema de la pancarta? —Félix le consultó, después de un primer sorbo a su soda de piña y naranja —entiendo que te tomes tiempo con el diseño de ropa, pero ¿Para un dibujo? —consultó, con genuina incomprensión.
Marinette se encogió de hombros —supongo que desarrollas el hábito de ser meticuloso incluso si no vas a crearlo realmente… Por otra parte, se trata de Ladybug —Marinette odiaba hablar de sí misma en foco de la atención. Lógicamente, podía entender que los superhéroes eran queridos e idolatrados por el público, pero no le gustaba sentirse como una celebridad ¡No lo era! y la contradicción entre sus dos vidas a veces era abrumadora —casi todos en París la aman, se espera que haga algo que esté 'a la altura de una heroína'.
Félix movió la cabeza en respuesta. Tal vez no podía entender completamente el aspecto artístico del asunto, pero podía entender la costumbre de ser meticuloso o perfeccionista en cada cosa que haga.
Marinette reclinó ligeramente su cabeza, tratando de dejar su mente en blanco y olvidarse momentáneamente de la responsabilidad añadida.
Lentamente, se estaba dando cuenta de que la compañía de Félix era casi tan buena como la de Luka cuando trataba de distraerse de sus preocupaciones.
No podía agradecerles lo suficiente por ser la calma en su vida de locura mágica.
El cambio de perspectiva la llevó a notar algo que no había visto antes. El techo del local estaba cubierto con velos entrecruzados, como una telaraña de colores cálidos. Pero lo que más le llamó la atención era que había puntos de luz dispersos entre los velos, ayudando a la ambientación tipo atardecer.
—Wow… —al oirla, Félix siguió su mirada, detallando la decoración elevada con ligera curiosidad —me pregunto cómo hacen eso.
Los ojos azules brillaron sutilmente, recorriendo los pliegos de los velos semi-transparentes, los juegos de sombras que se formaban y los puntos de luz.
Félix ladeó la cabeza para verla, y no pudo evitar una pequeña sonrisa al ver su expresión.
Era evidente, al menos para él, que Marinette estaba teniendo una idea.
Notes:
Capítulo 50 y en realidad no es la gran cosa. Lo lamento mucho, mi computadora estuvo algunos días en mal funcionamiento y luego en mantenimiento, lo cual me tenía estresada, pensando si se iba a dañar, si iba a necesitar una nueva, si iba a perder varios archivos, pero finalmente la tengo de regreso funcionando bien en su mayoría, y me envió a un bloqueo de escritor terrible, sumando al hecho de que pasé un par de semanas sin tener trabajo en lo absoluto.
Lamento mucho la tardanza, siento que esta disculpa se está volviendo costumbre y no me gusta!
Sin embargo, agradezco mucho su paciencia y apoyo interminable. No saben cuánto me ayuda.Creo que ha llegado el momento de prepararme para recibir comisiones. Me abrí una cuenta en Ko-fi y estoy tratando de acondicionarla por si finalmente me decido.
Por supuesto, se los haré saber si es así.Gracias de nuevo.
Chapter 51: El estilo correcto
Summary:
Marinette tiene una idea ¿Será lo suficientemente buena?
Luego se encuntran con Luka
Y Lila tiene algo que decir... pero otras personas tambien.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
El almuerzo fue un momento ciertamente agradable y relajante.
Félix consiguió que Marinette hablara sobre los acuerdos que habían conseguido con diferentes empresas que aportarían equipo para el festival. Pero luego, Marinette preguntó por sus planes sobre el cumpleaños de su madre la siguiente semana.
Félix hizo una mueca —el año pasado no hicimos nada. Aún estábamos tratando de sobrellevar el duelo —añadió como un murmullo, desviando la mirada casi casualmente.
Pero Marinette detectó el rastro de dolor en su voz y, haciendo eco de las acciones de Félix, tomó su mano y la apretó suavemente con afecto.
En silencio, Félix giró su palma y atrapó la mano de Marinette con la suya, tal cómo ella había hecho días antes, en la escuela.
Está vez, no hubo pulsos acelerados, ni miradas curiosas, pero había familiaridad en el acto, como si fuera algo suyo… solo de ellos dos.
—Así que estaba pensando prepararle el desayuno, tocar algo para ella —hizo una pausa reflexiva antes de contener un suspiro —seguramente estará feliz si Adrien viene y me acompaña en eso… y luego pensaba tener una reservación para almorzar fuera.
Marinette asintió lentamente, sin poder evitar una pregunta — ¿Tocas un instrumento?
Félix afirmó, acariciando su muñeca con el pulgar inconscientemente —el piano, principalmente, y también el corno inglés.
La diseñadora ladeó la cabeza — ¿Eso es similar a una flauta, no?
—Más parecido a un oboe, pero tienes la idea correcta —confirmó.
Marinette tarareó en respuesta, dándole una pequeña sonrisa —eso es impresionante.
Félix correspondió con una mirada suave. Su pecho se infló un poco, subconscientemente contento de que Marinette estuviera impresionada incluso con sus más pequeñas e intrascendentes habilidades.
Poco después de terminar su comida, la camarera con peinado de Rena Rouge regresó y les preguntó si deseaban alguna otra cosa.
Marinette vio su oportunidad y la aprovechó. Preguntó por los velos en el techo y, después de una mirada extrañada, la chica le explicó amablemente que los puntos de luz era unas pequeñas pelotitas con luces LED, tenían bases metálicas, por lo que usaban pequeños imanes, ocultos entre los pliegues de tela, para distribuir las luces de manera uniforme.
—Los cambiamos según la temática que usemos, por ejemplo, añadiremos algunos negros y púrpuras para el próximo mes, en la temática de Halloween —continuó explicando la joven rubia, con una sonrisa, luego de que Marinette halagara la creatividad de los detalles —tambien tenemos 'reservas especiales' para los cumpleaños o celebraciones de parejas, por si están interesados —añadió, con una pizca de coquetería y guiñándoles un ojo.
A Marinette se le calentaron las mejillas cuando entendió la insinuación. Se irguió levemente, aunque Félix no soltó su mano, ella no fue capaz de verlo a la cara mientras la camarera continuaba explicando el trato único que se les daba a los que reservaban para ocasiones especiales.
—En fin, ¿Puedo ofrecerles algo más o desean la cuenta? —continuó amablemente.
Marinette no respondió, aún avergonzada de que la camarera los hubiera confundido con una pareja.
Félix, a su lado, tarareó brevemente, comprobando rápidamente la hora.
— ¿Quieres un postre, Nette?
La pregunta fue hecha tan casualmente, junto con el primer uso de ese apodo, que Marinette no podía creerle. Incluso levantó finalmente la cabeza, solo para mirarlo con incredulidad. ¿La chica acababa de insinuar, erróneamente, que eran novios, y Félix en lugar de negarlo actuaba como si nada?... De hecho, podría sonar como si realmente estuvieran en una cita.
El calor se regó con más fuerza en sus mejillas, sin que ella pudiera evitarlo.
—N-no, gracias —logró decir.
Félix simplemente asintió —la cuenta, entonces.
La camarera les sonrió suavemente y confirmó, retirándose para cumplir su indicación y suspirando en voz baja algo sobre el amor de colegio.
Marinette se dijo a sí misma que solo estaba exagerando. Era un simple malentendido de una persona que no conocían de nada y, por lo tanto, a Félix no le importaba corregir su percepción.
Nada más. Nada menos.
Su mano se agitó nerviosamente, debajo de la del rubio, por lo que Félix la soltó, despacio.
Ante esto, y con la energía nerviosa acumulada en su pecho, Marinette buscó algo con lo que distraerse hasta que se fueran de allí.
Agarró un lápiz, y el dibujo de Nathaniel.
Suspiró.
¿Por qué ella?
Era una pregunta demasiado frecuente en su vida.
Levantando la mirada al techo, repasó una vez más los velos iluminados… y eso fue todo lo que hizo falta.
Volvió la mirada al dibujo, apoyándolo en la mesa ya vacía, y empezó a trazar líneas, muchas líneas suaves, alargándolas y curvándolas alrededor del boceto femenino en el papel, antes de repasar los contornos con trazos más firmes.
Mangas plisadas que se envolvían alrededor de la parte alta de los brazos, cuello de ilusión con malla color rojo vino daba paso a un escote cruzado, adornado con varias perlas negras que harían las veces del patrón moteado. Se ajustaba debajo del pecho con un pequeño corsé negro, con dos hileras de cordones rojos en la parte delantera, y finalmente la falda plisada al estilo princesa. El vestido se degradaba desde un rojo vino hasta el rojo primario más brillante en la parte inferior.
Marinette dejó caer su mano sobre el asiento y respiró profundamente.
Bueno… lo había logrado, a fin de cuentas.
Y antes de su próxima clase, tal como había prometido.
¿Sería lo suficientemente bueno?
— ¿Nos vamos?
Marinette casi saltó cuando sintió la mano de Félix en su hombro. Al levantar la vista, ella notó que el rubio se estaba levantando del asiento y que la camarera se alejaba de la mesa.
La diseñadora parpadeó rápidamente, notando que se había distraído lo suficiente como para no darse cuenta de que la camarera había traído la cuenta y Félix, de hecho, había pagado por todo.
—Tienes que dejar de hacer eso —Marinette resopló.
La mirada que le dio Félix decía que no se arrepentia de nada.
La ojiazul suspiró, pero de todas formas tomó la mano que su acompañante le ofreció, poniéndose en pie y recuperando su abrigo para dirigirse a la salida de la cafetería.
— ¿Supongo que el diseño de la pancarta está listo? —Félix mencionó, metiéndose una vez más las manos a los bolsillos en cuánto salieron del local y empezaron a caminar al lado del río.
Marinete bajó la mirada hacia la hoja en su mano izquierda. No la había guardado de vuelta en su bolso, todavía considerando lo que había hecho, y si sería lo suficientemente bueno.
—E-eso creo… espero que les guste a los demás.
Félix resopló moderadamente, sin embargo, no ofreció ningún comentario al respecto. Lo apreciarán si tienen, al menos, un poco de buen gusto en ellos, pensó.
El viento volvió a soplar de manera casual permitiendo que parches de luz solar bailarán sobre las hojas que empezaban a cambiar de color en los árboles qué se veían ocasionalmente en su camino.
Ofreció una hermosa demostración de colores cálidos en un día se sentía tan frío. Y marinette no pudo evitar apreciar la vista de su ciudad en pleno cambio de estación, incluso si no era su clima preferido.
— ¡Mélodie!
Ese apodo y ese tono de voz… Marinette se detuvo en seco, ante la mirada extrañada de Félix, y se giró inmediatamente hacia el río.
Liberty navegaba en su dirección.
Con Luka al timón.
— ¡Luka! —exclamó y sonrió, levantando el brazo para saludarlo.
Luka de regreso la sonrisa y dirigió el banco más cerca de la orilla, haciendo gestos a su amiga para que se acercara.
Marinette le dirigió una mirada interrogante a Félix, recibiendo un aburrido encogimiento de hombros antes de volverse y caminar hacia el barco.
El músico detuvo el barco y extendió la pasarela para que ambos pudieran subir al navío.
—Bienvenidos —los recibió el guitarrista, abrazando a Marinette rápidamente.
—Hola, Luka —ella correspondió el abrazo y le sonrió suavemente.
Félix escaneó el lugar, viendo los diferentes muebles y la cubierta medio desordenada — ¿Es tuyo? —preguntó en tono plano, sin dejar ver su curiosidad.
—De mi madre, en realidad —Luka respondió —ella, mi hermana y yo vivimos aquí.
Félix parpadea con desconcierto. Había viajado mucho en su corta vida pero era la primera vez que veía una casa-barco —entiendo.
— ¿Se dirigen a la escuela? —preguntó el músico, recogiendo la pasarela.
Marinette afirmó —sí, estábamos almorzando cerca. ¿Qué estás haciendo tú? ¿No tienes clase hoy?
Luka hizo un gesto amplio hacia el barco —vine a almorzar en casa porque mi mamá quería que movieramos el barco —explicó —desde que Juleka y Rose se están involucrando más en el baile de su escuela, mamá pensó que sería mejor estacionar el barco más cerca.
—Ya veo. Eso es muy considerado —comentó la diseñadora, mientras ella y Félix seguían a Luka hacia la zona del timón — ¿Y tú madre?
—Está adentro, revisando que todo funcione como bien.
Félix tarareó —debe requerir mucho trabajo mantener este barco —él comentó.
Luka asintió con una sonrisa —Mamá puede parecer muy despreocupada, pero siempre se asegura de que el Liberty esté en las mejores condiciones.
Para cuando Luka los dejó lo más cerca de podía estar el barco de la escuela, habían logrado incluir a Félix en la práctica de banda del domingo.
Marinette había mencionado que planeaba invitar a Nathaniel y Marc, y Luka se aseguró que podía invitar a quien quisiera, solo para ver la mirada distraída de Félix y sugerir que él también podía venir.
La mirada dulce y brillante que le había dado Marinette había sido lo único que se necesitó para que aceptara. Y Luka casi no pudo evitar reír dulcemente ante su interacción.
Era obvio lo mucho que el británico había llegado a quererla.
.
Marinette y Félix subieron a tomar sus asientos. Como todos los días, el salón sólo estaba parcialmente ocupado, aproximadamente con la mitad de la clase, pero la persona que marinette necesitaba en ese momento estaba solo dos meses de distancia concentrado en una plática con Alix y Marc.
— ¡Nathaniel! —Marinette te llamó la atención de su compañero luego de haber dejado su mochila en la mesa junto a Félix.
—Hola, Marinette —era evidente que el pelirrojo estaba un poco emocionado, lo mismo pasaba con los otros dos, sin embargo, Nathaniel optó por empezar con las cortesías en lugar del tema que seguramente los tenía en ese estado — ¿Cómo estuvo el almuerzo?
Marinette le sonrió —oh, fue realmente agradable. Fuimos a comer a esa cafetería que ustedes dos mencionaron a principios de semana —miró al equipo tras el cómic con gratitud —y estaba estupendo.
Antes de que Nathaniel pudiera preguntar quién era el plural en ese 'fuimos', porque Marc lo suponía, Alix se sumó a la conversación — ¿Esa cafetería temática? Sí, realmente es genial, y se está haciendo popular rápidamente. Mi hermano me llevó la semana pasada
— ¿Jalil te llevó? —Nathaniel la interrumpió arqueando una ceja con bastante incredulidad en su expresión.
La cara de Alix hablaba de satisfacción, e hizo que Marc se cubriera la boca con una mano para encubrir una risita —así es —la chica se acomodó la gorra con cierta presunción —de nuevo está investigando leyendas poco fundamentadas, según papá. Encontré su material de investigación por accidente ¡y no puede decir una sola palabra cuando ya estaba intentando sobornarme para que no se lo contara nuestro padre —la chica se rió malvadamente.
—Y, por supuesto, no te negaste de ninguna manera —Nataniel concluyó, en lo que solo podía ser un suspiro de cariñosa exasperación.
—Cuando la vida te da limones… —se burló Alix, dejando el refrán a medias. Marinette y Marc no pudieron evitar reírse ante el intercambio —pero hablando en serio tienen una selección de batidos… —hizo una pausa para tararear como si hubiera probado algo muy delicioso —casi podía considerar comerciar material del museo para alguna de sus temáticas a cambio de recetas —bromeó.
Nataniel le dedicó una mirada ofendida, obviamente bromista. Para este punto, los dos pelinegros estaban apoyados hombro con hombro mientras trataban de controlar sus risas.
Todos en el salón los estaban mirando, incluso los que recién entraban.
Lo cual fue una gran fortuna para Félix, ya que nadie se daría cuenta de la pequeña pero dulce sonrisa que se le escapó al escuchar a Marinette reír tan libremente.
"Érase una vez, un niño que amaba a una niña, y la risa de ella, era como una pregunta que él quería pasar la vida contestando" la frase le vino a la cabeza, probablemente de alguno de los tantos libros que había leído, aunque no podía recordar el nombre en ese momento.
—Por cierto… —Marinette sacó de su bolsillo la hoja cuidadosamente plegada y la colocó sobre la mesa —aquí tienes.
Nathaniel miró el pequeño pliego en blanco y luego aa diseñadora — ¿Realmente lo terminaste ya? —había matrices de asombro y emoción en su voz. Evidentemente, estaba comprometido con ese proyecto.
Marinette asintió lentamente.
Marc alcanzó la hoja y la desdobló cuidadosamente antes de regresarla a la mesa, con el dibujo expuesto.
—Marinette. Es tan bonito —aduló suavemente Marc.
— ¡Oh! —de escucharon unos pequeños aplausos — ¿Ese es el diseño que tendrán Ladybug y Chat Noir en la pancarta? —Rose preguntó, recién entrando junto con Juleka.
Marinette solo miró un segundo en su dirección, incapaz de no desviar la mirada cuando notó a Alya y Lila entrando también y acercándose justo detrás de las dos miembros de Kitty Section.
Alix confirmó las palabras de Rose y, pronto, las cuatro chicas estaban alrededor de la mesa para observar.
—Quiero ver eso —Lila pidió, con un tono innecesariamente muy dulce mientras extendía la mano.
Afortunadamente para Marinette, Marc tuvo la veloz reacción de agarrar la hoja de la mesa y girarla para que Lila y las otras chicas pudieran ver el dibujo sin que la italiana tuviera que agarrar la hoja.
El dibujo ya estaba a salvo en los teléfonos de Marinette, Alix y Nathaniel, pero la oji-azul realmente agradeció el pequeño gesto de su amigo.
—Wow. Luce maravilloso, Marinette —Rose aduló, encantada —parecen un príncipe y su princesa.
La ironía de que Chat la llamaba princesa, al menos en su versión civil, no pasó por alto en la mente de Marinette. Casi se rió. Casi.
—Bueno, son una gran pareja —Alya añadió, con una media sonrisa. Puede que aún esté un poco resentida por, lo que había empezado a llamar, el incidente que fue Renart, pero eso no quitaba el hecho de que el LadyNoir era su shipp favorito, sin importar cuanto tratarán de esconderlo los dos héroes.
Marinette puso los ojos en blanco con cansancio ¿Por qué la gente nunca la escuchaba cuando afirmaba que ella y Chat Noir no eran pareja? ¿Cuántas veces tendría que decirlo al público? ¿Por qué no podían simplemente escucharla?
—Pero es cierto, chica. Se ve bien —la bloguera añadió, a regañadientes, pero sincera. Obviamente aún no había superado la discusión del día anterior —ya quiero ver lo que diseñaste para el baile.
Marinette solo asintió ante sus palabras, igualmente incómoda.
Oh, pero Lila no estaba teniendo nada de eso.
Claramente, no estaba contenta con el hecho de que Marinette estuviera recibiendo todos esos cumplidos y halagos. Ni siquiera tanto. La estúpida insecto esa no se vería bien ni aunque la mismísima Audry Burgeoise a la vistiera.
—Hm… bueno —la italiana murmuró, inclinándose hacia el dibujo para llamar la atención de todos a su alrededor.
— ¿Qué pasa, Lila? ¿En qué piensas? —Alya preguntó, estudiando su expresión evidentemente inconforme.
—No es que quiera quejarme del trabajo de Marinette —mintió con la voz más inocente y dulce, como un ángel —pero…oh, no lo sé… no se siente como el estilo de Ladybug.
Una parte de Marinette gritó "¡¿Y qué diablos sabrás tú de mi estilo?!" Mientras que otra parte le recordó que no debía darle importancia a las mentiras de Lila sobre ella.
No iba a intentar exponerla más.
No con solo palabras, por ahora.
Mientras trataba de respirar profundo y mantener su mente en paz, Lila les contó a los demás como su mejor amiga prefería la pedrería y el brillo, cortes a un lado en la falda y escotes atrevidos, completamente lejos de volantes y faldas pomposas.
Ugh. Marinette casi quería vomitar.
Lila prácticamente la estaba pintando como una exhibicionista.
¡Apenas iba a cumplir quince, por amor a todos los kwamis! Puede que la gente no supiera qué edad tenía pero su estatura debía darles una idea de que no era exactamente adulta.
—Está bien, está a tiempo de re-hacerlo —eso fue dicho por Alya y… esperen ¡¿Qué?!
— ¿Disculpen? —pensó que se las había arreglado para no chillar, pero la fugaz mirada de petulante victoria de Rossi la hizo dudar.
Marc colocó una mano en su hombro cuando Alya volvió a hablar — ¿Qué? Es solo un dibujo, puedes rehacerlo con las indicaciones de Lila ¿No? — 'sugirió' (presionó) con los brazos cruzados sobre su pecho.
—Marinette, no tienes qué- —Marc le empezó a decir suavemente a su lado, pero fue interrumpido por una voz más alta.
Sorprendentemente para todos, provenía de Nathaniel —no te preocupes, Marinette —dijo claramente —yo le envié el dibujo al señor Montalain y se queda como el diseño de la pancarta —Nathaniel dio una pequeña sonrisa nerviosa cuando Marinette, Marc, e incluso Alix lo miraron con sorpresa —después de todo esa la temática que el grupo eligió para los héroes. Oh, y el profesor dijo "muy buen trabajo" —el pelirrojo enseñó la pantalla de su teléfono para mostrar los mensajes.
Marinette miró a su alrededor, las caras inconformes de Alya y Lila, la confusa de Rose, las contrariadas de Juleka y Alix, y el apoyo en los rostros de Marc y Nathaniel.
—De acuerdo, gracias —les sonrió dulcemente antes de regresar a su mesa y relajarse con un suspiro.
Félix se deslizó un poco más cerca, y Marinette se permitió el minuto entero que le tomó a Bustier entrar en el salón, para apoyarse en el hombro de su compañero de asiento.
Después de que terminaron las clases, Marinette se acercó a Mireille y Aurore para decirle a la pelinegra que su encargo para el baile estaba completo y listo para recoger, así que las tres chicas salieron de la escuela hacia el departamento sobre la panadería de los Dupain-Cheng.
— ¿Cómo es que no he visto o escuchado nada sobre los accesorios de Mireille? —Aurore preguntó, curiosa.
—No le di a Marinette ninguna indicación sobre eso —la chica del clima explicó, antes de encogerse de hombros con ligero nerviosismo —le dije que los decidiera ella misma… en realidad no tenía idea sobre eso.
Marinette asintió con la cabeza, subiendo a su habitación después de cerrar la puerta —con un vestido de mangas y falda larga, es difícil lucir brazaletes o tobilleras —empezó a explicar, ofreciéndoles asiento antes de ir a buscar el vestido de Mireille, cuidadosamente guardado en una bolsa para vestidos, y una bolsa de papel llena de papel crepé y los accesorios —así que fui con un choker y algo para el cabello. Espero que te gusten, Mireille.
Mireille dejó su vestido cuidadosamente a un lado y tomó la bolsa de papel para comprobar los complementos.
El choker era bastante sencillo, una banda dorada del grosor de un dedo, con una cadena muy fina que caería un poco más abajo.
El segundo accesorio hacía juego, pero era evidente que estaba hecho para llamar la atención en contraposición a la gargantilla. Era una corona estilo diadema, parecía seguir el patrón de hilos dorados en el vestido, porque estaba conformado por alambres de oro, retorcidos y entrelazados, además de una joya redonda, del mismo tono azul-verdoso oscuro del vestido, en el centro.
—Wow, son geniales, Marinette —mientras Aurore adulaba, tomó la corona y la colocó en el cabello de Mireille, causando que la chica se sonrojara de vergüenza —mira eso, quedará fantástico con el vestido —la joven presentadora rubia sacó un espejo compacto de su mochila escolar y lo abrió frente a su amiga para que pudiera ver su reflejo.
Mireille admiró la artesanía con ojos brillantes, adorando el contraste que hacía con su cabello oscuro.
—Marinette… muchas gracias —logró decir, con la voz un poco cortada de la emoción.
Marinette, por su parte, le respondió con una gran sonrisa brillante. Feliz de ver que su trabajo era apreciado por las chicas.
—Un placer —ella aseguró.
Notes:
¡Feliz fin de mes!
Chapter 52: Momento y lugar adecuado
Summary:
Chat pasa de visita... otra vez.
Marientte tiene pesadillas... otra vez.
Y Luka sigue siendo un chico increible.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
—De verdad, Chat ¿Esto se va a volver una costumbre?
Marinette ya ni siquiera se sorprendió cuando vio a Chat llegar a su balcón, un rato después de que ella misma lo hiciera.
Habían tenido que lidiar con el sentimonstruo de piruletas de August hacia una escasa media hora.
Al parecer, Shadow Moth había aprendido que era más fácil controlar al sentimonstruo de un bebé que a un akuma bebé.
—Supongo que no puedo alejarme mucho de ti —bromeó el rubio, agradeciendo que la chica no supiera quién estaba diciéndole eso detrás de la máscara —es lo que pasa cuando alimentas a un gato callejero, seguirá regresando —bromeó, aún encaramado en la barandilla de su balcón, justo a la izquierda de donde la ojiazul estaba de pie.
Marinette solamente se rió mientras el chico empezaba a frotar su rostro enmascarado contra su hombro, tal como una mascota.
"A veces, es un poco adorable" ella pensó, levantando una mano para darle algunos rasguños bajo el mentón, haciendo que él se inclinara hacia ella con facilidad, ronroneando "Solo un poco"
— ¿Ves lo que me haces, princess? —el rubio pretendió sonar acusador, pero no había más que deleite en su voz, cosa que casi hizo reír a Marinette, pero algo en su tono general parecía estar mal. No concordaba con su humor de siempre.
— ¿Hay algo mal, Chaton? ¿Algo que quieras decirme? —literalmente lo sintió congelarse junto a ella, así que se giró para mirarlo, descubriendo un poco de sorpresa en su mirada y algo de reserva en su postura, como si se estuviera preparando para ponerse la defensiva —puedo decir que hay algo diferente en ti, solo… si quieres hablar, sabes que estoy aquí para escucharte —ella le recordó suavemente.
El héroe felino se mordió el labio inferior, con una mirada un poco indecisa. Finalmente, abrió la boca —Yo- supongo… solo fue uno de esos malos días. Pero no es la gran cosa —se apresuró a minimizarlo, y ciertamente era la subestimación del siglo, tomando en cuenta que casi todo su almuerzo había consistido en una sesión con una Lila que parecía estar enojada con él por no haberla 'defendido' de su primo.
De hecho, su brazo todavía dolía, tras todo el tiempo que ella estuvo aferrándose a él como una boa constrictora y enterrándole ocasionalmente sus uñas.
Lo cual había atrasado la sesión más allá de lo planeado, puesto que la chica a veces ignoraba las indicaciones del fotógrafo para las fotografías, solo para estar más cerca de él. Lo que, sinceramente, lo traía físicamente incómodo y con los pelos de punta todo el tiempo.
El toque mucho más gentil y cariñoso de las uñas cortas y redondeadas de Marinette rascando en la línea de su mandíbula lo distrajo de los incómodos recuerdos y el dolor fantasma.
—Todos tenemos un mal día de vez en cuando —la oji-azul suspiró, claramente con-doliente con el chico — ¿Es algo de lo que quieras hablar? ¿o es demasiado personal para contarlo bajo la máscara? —indagó suavemente. Subió la mano desde el mentón del héroe hasta su rostro, acariciando la mejilla, por el borde del antifaz.
Chat solo respondió negando con la cabeza —no te preocupes por mí, ma petit souris —le sonrió, apoyado la cabeza en la mano de su amiga —tu compañía es más que suficiente para hacerme sentir mejor —había un toque de coqueteo bromista, pero era mayormente honesto.
Cuando era Adrien, no podía evitar extrañar esta confianza y comodidad. Especialmente con lo lejos que Marinette parecía de él cada vez más.
Claramente no era lo mismo, pero su cabeza empezó a hacer un paralelismo con la situación de Nathalie.
Desde que la mujer empezó a mostrar signos de enfermedad, Adrien la había estado viendo cada vez menos. Lo cual, no hacía más que amplificar el sentimiento de soledad en su enorme casa.
Y cada vez que Adrien preguntaba, su padre solamente le decía que Nathalie estaba ocupada en el trabajo de la empresa. O tomando tratamiento, por lo que no debía preocuparse de su estado.
De cualquier modo, era un sentimiento terrible.
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"Gatito tonto" Marinette no pudo evitar el pensamiento cariñoso, después de oír a Chat. No obstante, era evidente en su rostro que, lo que sea que hubiera hecho de este un mal día, lo seguía agobiando.
Los ojos felinos no mostraban la alegría picaresca habitual, solo pequeños destellos aquí y allá, casi forzosos, para acompañar su palabrería.
Ni siquiera se detuvo a pensar en lo inadecuado y peligroso de que Chat estuviera llegando a su balcón casi cada dos días en las últimas semanas. El chico claramente necesitaba compañía y apoyo… que aparentemente no podía recibir en su vida civil.
Una razón más… un peso más en su corazón ante el hecho de que no estaba haciendo lo suficiente para recuperar los miraculous de la mariposa y el pavo real.
Tal vez, si esta guerra mágica tan prolongada finalmente se detuviera, Chat estaría mejor.
Cuando menos, no tendría que preocuparse de experimentar malos días y permitirse sentir las emociones que eso conllevaba.
Tal vez… podrían compartir sus identidades sin miedos, y así, ella podría estar ahí para él como civiles. Sin temor a que periodistas o supervillanos supieran de su amistad.
Solo, tal vez…
Marinette no quiso pensar en eso activamente, pero las palabras de Kagami reaparecieron en su mente mientras seguía acariciando al desanimado chico gato.
"Se supone que es buscar un igual, alguien que esté a tu altura, que también esté haciendo su camino en el mundo para que ambos puedan apoyarse mutuamente y ser más juntos"
"Un compañero…" repasó distraídamente, junto con sus propios pensamientos sobre ello. "Chat Noir no era una opción, no siendo Ladybug, al menos"... Pero ¿Y si no se trataba de Ladybug? ¿Si se trataba solo de Marinette, por una vez?
Chat aún creía que ella estuvo enamorada de él, por su tonta excusa que llevó a su papá a ser akumatizado y, después de Demoilustrador, Marinette sabía que incluso si no tenías interés romántico en una persona, saber que le gustabas a alguien no te dejaba indiferente.
¿Tal vez ella y Chat podrían intentar…?
"¿Y qué hay de Félix?" Reclamó un pensamiento fugaz, casi alarmado, que la hizo sorprenderse a sí misma "Félix…" ¿Era realmente una opción? ¿Sus atenciones con ella realmente tenían un trasfondo romántico o solo eran las insinuaciones de Kagami jugando con su cabeza?
"No dijo nada al respecto cuando alguien pensó que eran novios" recordó su dilema de esa misma tarde.
Sacudió la cabeza para evitar que esos pensamientos pintaran su rostro de rojo. No. Eso no había significado nada. A Félix simplemente no le importaba lo que la mayoría de la gente pensara.
— ¿Sabes algo, gatito? —Marinette comenzó, imprimiendo algo de ánimo en su tono de voz. Logró que las orejas de Chat se levantaran de un tirón —parece que tanto tú como yo podríamos ocupar un poco de distracción ¿Cómo suena una ronda videojuegos? ¿Tienes tiempo?
Los ojos verdes brillando y la gran sonrisa que se extendió por los labios del joven héroe le dieron la respuesta antes de que el chico incluso pronunciara una palabra —absolutamente ¡Me apunto!
Fueron largas horas de peleas y disputas, cuidando el tono de voz para no despertar a los padres de Marinette, entre Ultimate Mecha Strike, Mario Kart y Yoshi Woolly World.
Era casi media noche cuando Chat se dio cuenta y dijo que debería irse.
Marinette solo podía estar de acuerdo. El combustible de la competitividad solo podía durar tanto, y mañana tenía clase de deportes.
Ugh. Ojalá el destino se apiadara de ella.
Una noche sin pesadillas y sin akumas no era tanto pedir ¿O sí?
Afortunadamente, el universo escuchó sus plegarias.
Sin Akumas ni Sentimonstruos.
En días así, a Marinette le gustaba pensar que Shadow Moth estaba hasta la coronilla de pendientes y cosas que hacer.
Le vendría bien, con los horarios, si es que se le puede llamar así, locos que tenía para akumatizar personas.
O, al menos, escuchó la mitad de sus plegarias.
Las pesadillas no parecían dispuestas a darle una tregua.
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Era bastante temprano en la mañana cuando Luka llegó, en su bicicleta, frente al local de Tom y Sabine.
Lo habían llamado por la noche para ver si podía cubrir una entrega programada temprano, ya que el repartidor de ese turno había llamado para reportarse enfermo.
A Luka no le importó. Mucho menos cuando el pedido resultó ser un pastel y cuatro docenas de macarons de la panadería-pastelería de Tom y Sabine.
La única molestia fue que su jefe parecía tener un cruce de horarios, ya que Sabine le dijo, un poco confundida, que su tiempo de entrega había sido acordado para una hora y media después.
Afortunadamente lo resolvieron sin problemas, por lo que Sabine envió a Luka arriba, con un par de croissants y una taza de café con leche, diciéndole que despertara a Marinette para que le hiciera compañía.
Por lo que ahí estaba Luka, habiendo dejado la comida ofrecida en una bandeja, esperando acompañar a Marinette a desayunar, para ir y golpear la trampilla que conducía a la habitación de su amiga.
—Marinette ¿Estás despierta? —llamó en voz alta.
Pero la voz que le respondió, no era de Marinette.
— ¿Luka?
— ¿Sass? —respondió, con un leve toque de sorpresa —está bien, solo estoy yo —aseguró.
Su amiguito con apariencia de serpiente atravesó la trampilla como si fuera un espíritu, dándole una mirada levemente preocupada a su portador temporal —llegas en un buen momento —aseguró, sentándose en su hombro y haciéndole una señal con su pequeño brazo para que siguiera adelante.
Luka lo miró preocupado — ¿Marinette está bien? —abrió despacio la trampilla, por si acaso.
—La guardiana parece estar teniendo, lo que llaman, pesadillas —Sass respondió, con su habitual siseó alargando sonidos como la 'c' y la 's' —Tikki no ha podido despertarla.
El músico cerró con cuidado la trampilla detrás de sí, no queriendo sobresaltar a su amiga.
Algunos kwamis estaban ahí, mirándolo con cautela y esperanza a partes iguales. Luka subió, despacio, por los peldaños que subían al altillo en la habitación de Marinette, aunque no pudo evitar apresurarse los últimos pasos cuando la escuchó quejarse en un lamento, claramente sollozante.
— ¿Marinette? —susurró, una vez que estuvo junto a su cama.
Tikki y el resto de los kwamis estaban alrededor de la franco-china, varios de ellos mirando en diferentes direcciones: Luka adivinó que estaban tratando de detectar a tiempo y akuma. Recordaba un akuma que hacia realidad las pesadillas y no había falta pensar mucho para saber cómo había sido akumatizado.
Tikki estaba sobre el cabello revuelto de su portadora, ya habiendo tratado de empujar sus mejillas, tirar de sus orejas y pellizcar el entrecejo, pero nada había funcionado, y realmente no deseaba recurrir a maniobras más toscas que probablemente la despertarían, pero con los sentimientos de dolor o miedo que este experimentando al límite y en la superficie.
Luka se arrodilló a un lado de la cama, buscando una de las manos de Marinette para apretarla entre las suyas, esperando que el calor humano ayudara a sacarla de su sueño.
El chico tenía un poco de experiencia en pesadillas. Después de que él y Juleka obtuvieron su primera computadora, el interés de su hermana por las cosas extrañas la llevaron a películas thriller que a veces eran demasiado para ella y terminaban en sueños angustiosos.
Durante un minuto o dos, Luka fue capaz de distinguir los nombres de Alya, entre otros miembros de esa clase, junto con las súplicas desgarradoras de Marinette. "Escúchame" rogaba ella, claramente angustiada.
—Ma mélodie… Está bien… no estás sola. No luchas sola —Luka le dijo despacio, apretando la pequeña mano entre las suyas cada vez que hablaba.
La niña continuó balbuceando algunas cosas. Cosas sobre esforzarse, hacerlo mejor, resolverlo, pero dejó de revolverse en la cama, lo que Luka tomó como una buena señal.
Luka se tomó el atrevimiento de apartar algunos mechones de cabello de la frente de Marinette, solo para sentir como la mano de la niña apretaba la suya ante el cambio, por lo que el músico volvió a apretarla entre las suyas.
Después de unos segundos, Luka empezó a tararear, ya que había dejado su guitarra en la sala de estar y, de todos modos, no quería soltar la mano de Marinette para tocar. Ella parecía necesitar más el contacto físico.
Je remue le ciel, le jour, la nuit
Je danse avec le vent, la pluie
Un peu d'amour, un brin de miel
Et je danse, danse, danse, danse, danse, danse, danse"
Luka repasó la cabeza en su mente mientras tarareaba la melodía para Marinette.
Pareció ser lo correcto cuando la niña dejó de lamentarse y sollozar, y Tikki lo miró con gratitud en sus enormes ojos color índigo.
Et dans le bruit, je cours et j'ai peur
Est-ce mon tour? Vient la douleur
Dans tout Paris, je m'abandonne
Et je m'envole, vole, vole, vole, vole, vole, vole.
Era una canción que la misma Marinette había confesado que le gustaba, teniéndola en su lista de reproducción habitual para sus momentos de diseño o costura.
Luka podía entender mejor ahora por qué le gustaba. Puede que ser Ladybug se haya vuelto una carga cada vez más pensada en los hombros de su preciada amiga, pero sería una mentira decir que hubo veces en las que la niña se sintió… libre y feliz, volando a través de los edificios parisinos con su yoyo mágico.
Finalmente, los ojos azules tan somnolientos y aturdidos como tormentosos, se abrieron al mundo.
Marinette se sentó de forma apresurada, llevándose las manos a la cara. O, una de ellas, al menos.
El agarrare aprisionando su otra mano la hizo dirigir sus ojos a la persona con ella ahí.
—Luka —ella murmuró y, tanto los kwamis como Luka, sintieron el pecho apretarse cuando escucharon su voz rota y dolorosa.
Luka la abrazó, despacio, contra su pecho, sin querer sobresaltarla.
Marinette se dejó mover contra su pecho, sin ser aun completamente consciente de qué estaba sucediendo.
—No tienes por qué luchar tú sola —Luka susurró a su oído —me tienes a mí y a otros de tu lado.
Esas palabras parecieron hacer conexión con la pesadilla que la mente consciente de Marinette había apartado al despertar.
La niña se abrazó a Luka, con sus dos manos ahora libres y exhaló un suspiro tembloroso.
Su pesadilla no fue lo único con lo que resonaron las palabras de Luka.
.
Después se un breve momento de que Marinette enloqueciera por el hecho de que Luka había tenido que subir a su habitación a despertarla y que ella estaba en pijama, Luka se disculpó por entrometerse sin permiso y le explicó por qué estaba en su casa tan temprano.
El músico la esperó en la sala de estar mientras la niña se arreglaba para el día. Estaba un poco avergonzada cuando se vio en el espejo: ojos hinchados, cabello revuelto, sombras bajo los ojos y la piel ligeramente pálida aun; pero finalmente se unió a Luka en la sala de estar y compartieron el desayuno.
Gentilmente, Luka no preguntó sobre su pesadilla.
Y Marinette apreciaba eso, podía recordar de qué se trataba, en rasgos generales, pero no recordaba específicamente lo que había escuchado, visto o dicho ella misma a través de la angustiosa experiencia.
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—Bueno, ya que tienes una hora y media para matar, y yo quince minutos después se eso para mis clases ¿Quieres hacer algo? —Marinette ofreció, tratando de llenar el silencio después de que ella y Luka llevaron bocadillos a los kwamis para desayunar.
Generalmente, ella habría ido a ayudar a sus padres con el pedido o el local, pero Luka había subido a verla y se había tomado la delicadeza de despertarla de su pesadilla. No había modo de que Marinette fuera a ocuparse por su cuenta y lo dejara solo tanto tiempo; ella sería muchas cosas, pero nunca una mala anfitriona.
Luka le dio una sonrisa suave. La vista habitualmente tranquilizante tenía como añadido a Sass posado en el cabello del chico, habiendo elegido quedarse cerca del chico mientras estaba en casa de su guardiana.
Marinette no pudo evitar sonreír ante la vista de los dos.
— ¿Tienes alguna idea en mente? —Luka ofreció. Honestamente, él estaría bien si ella quisiera hablar de su sueño, o de la escuela, o si preferiría que él tocará algo para ella.
—Hmm —Marinette sabía que su amigo estaba siendo cuidadoso con ella, así que trató de pensar en algo que los distrajera a ambos de su atropellado inicio de día. Un vistazo a la cocina le dio una idea — ¿Alguna vez has hecho galletas?
Luka se rió suavemente entre dientes —no realmente. No estoy seguro de que la capitana sepa cómo, y a Juls le enseñó Rose.
Ahora, esa era una imagen adorable. Marinette no pudo evitar recordar la primera vez que se ofreció a enseñarle a Alya cómo hacer galletas, poco después de que ella y Nino se juntaran (sorprendentemente, a pesar de que su madre era una gran chef, Alya no tenía mucha idea de manejarse en una cocina. Pero parecía que no estaba entre las prioridades de Marlene transmitir su oficio a sus hijas ¡Nora no sabía ni cocer un huevo!)
El pensamiento atrajo recuerdos de su discusión con Alya, así que Marinette se obligó a apartarlo.
— ¿Te gustaría intentarlo? —preguntó.
Luka accedió fácilmente —seguro, Marinette.
Con una sonrisa más grande, Marinette tomó la muñeca de Luka y tiró de él, juguetonamente, hacia la cocina, donde empezó a enumerar y sacar los ingredientes y los implementos que necesitarían.
Luka se aseguró de escucharla atentamente, y seguir al pie de la letra cada indicación que ella le daba.
Antes de empezar, Marinette tomó el control remoto se la televisión y lo entendió, sabiendo que ella y Luka tendían a trabajar constantemente con ruido de fondo.
Encontró rápidamente una vieja película familiar de Disney que hizo a los dos reír y estar de acuerdo con dejarla de fondo mientras trabajan.
La película había terminado, las galletas estaban listas y empaquetadas en cajas de la panadería, y Marinette había recogido su maleta para la clase de deportes para cuándo fue la hora correcta en que Luka podría llevarse el pedido.
Tom lo colocó cuidadosamente en la canasta de la bicicleta de Luka, viendo a los niños con las manos llenas de galletas y las cosas escolares de su hija.
—Ve con cuidado —dijo Sabine.
—Sí, señora. Gracias por el desayuno —Luka respondió.
La mujer lo despidió con un "no es nada, querido"
Luka tomó su bici por el manubrio y cruzó la calle con Marinette, quien seguía cantando en voz baja una canción, hacia el Françoise Dupont. Dio la casualidad de que Juleka y Rose acaban de encontrarse en la entrada de la escuela también.
— ¿A dónde fuiste tan temprano? —Juleka preguntó después de saludar. Luka no había tenido tiempo de avisarle anoche el cambio de planes.
Mientras Luka explicaba lo que había pasado, Aurore, Mireille y Félix también arribaron al edificio escolar y se reunieron con ellos en la entrada.
—Oh, galletas por la mañana. Linda forma de motivar para el día de clases —Aurore se rió, balanceando su sombrilla.
—Hicimos las clásicas con chispas de chocolate y estas son de avena con trozos de almendras ¿Alguien quiere? —la niña ofreció.
Viéndola en ese buen humor, nadie imaginaría el mal sueño que había sufrido.
— ¿Así que ustedes dos pasaron la mañana haciendo galletas? —Rose arrulló inocentemente —eso es tan lindo.
—También vimos una película —añadió Luka, siempre divertido con la forma en que Rose tomaba cada pequeña cosa como el gesto más romántico o amistoso del mundo.
Aunque era igual de divertido ver a Félix poner su rostro en blanco, probablemente tratando de convencerse a sí mismo de que no estaba celoso, mientras comía una de las galletas de avena y se deslizaba sutilmente más cerca de Marinette.
— ¿Algo interesante? —preguntó Juleka.
—Clasico, en realidad. 'Goofy, la película' —el guitarrista respondió.
Mireille arrulló —ow, siempre que veíamos esa película en casa, mis padres empezaban a programar el próximo viaje de vacaciones —sonrió.
— ¿Era eso lo que venías cantando? —Aurore preguntó a Marinette.
La franco-china se ruborizó un poco —eh, sí. Eye to eye se que me quedó pegada después de ver la película.
If we listen to each other's heart
we'll find we're never too far apart
And maybe love is the reason why
For the first time ever we're seeing it eye to eye.
Aurore fue quien empezó a cantar, pero Marinette la siguió rápidamente, ya que no dejaba de resonar en su cabeza. Al final, Rose se unió y ambas rubias acompañaron la voz de Marinette.
—Debería irme, si quiero cumplir con la entrega y llegar a tiempo a clases —Luka mencionó, entregando a Marinette la mochila, que había estado cargando por ella antes de subir a su bicicleta —que tengan todos un buen día.
Marinette, Juleka y Rose le desearon un viaje seguro mientras el chico empezó a pedalear calle arriba.
—Y nosotros deberíamos entrar —Rose añadió.
No obstante, fueron interrumpidos por la llegada de Nathaniel y Marc, quienes parecían un par de zombies, con tazas desechables de café en mano, bolsas oscuras bajo los ojos y miradas aturdidas, obviamente somnolientos.
Conociéndolos, muy seguramente se habían desvelado en una ronda creativa, si eso era sobre su propio cómic o sobre los preparativos del baile, nadie estaba seguro.
—Ahí están ustedes dos —Aurore los apuntó con su sombrilla, como si fuera un florete —casi se pierden el segundo desayuno, cortesía de Marinette y Luka —añadió, teatralmente.
Marinette se rió mientras abría la caja con las galletas que habían quedado.
Fue lindo ver cómo los dos pares de ojos nublados por el sueño, se iluminaron ante la vista y el olor de las golosinas.
Si. Marinette decidió que su día estaba progresando mejor de lo que había iniciado.
Notes:
La canción que Luka tararea para Marinette es "Dernière danse de Indila"
Chapter 53: Nunca te dejaré caer
Summary:
Lila está haciendo de las suyas.
Marinette toma una decisión.
Luka tiene una conversación.
Oh, y hay un nuevo héroe en camino.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Félix se sorprendió a medias cuando su transporte llegó a la escuela y vio a Marinette ya en la entrada. Luka, su hermana y la pequeña rubia del salón ya estaban con ella, mientras que las dos chicas de la clase de Mendeleiev caminaban en su dirección.
Agradeciendo distraídamente a su chófer, el rubio se bajó del vehículo para unirse al creciente grupo.
Escuchar que Luka había estado en la casa de Marinette el tiempo suficiente para ver una película y hacer galletas, casi logra poner una mueca en sus labios.
Sí, Marinette se había referido a ellos como mejores amigos, pero ¿Y si Luka estaba interesado en algo más? No es que eso cambiara los planes de Félix (no se detenía por su primo, de quien Marinette realmente estuvo interesada, no iba a hacerlo por quién ella consideraba un amigo), la competencia siempre era bienvenida, sólo tendría que ajustar su estrategia en consecuencia.
No mucho después, estaban caminando hacia el interior de la escuela, acabando los bocadillos que Marinette les había ofrecido.
Félix disfrutaba especialmente de las galletas de avena y almendras. Y las chicas se aseguraban de que Nathaniel y Marc caminaran derechos y hacia su salón correspondiente en lugar de hacia una columna o un muro.
—Oh, oh. Merde —el siseo grosero de Aurore llamó la atención de todos.
— ¡Aurore! —Mireille fue a regañarla, cuando notó el ceño fruncido y la expresión serie de su amiga y compañera — ¿Qué-?
—Miren allá. La pastorcita mentirosa está haciendo una gran entrada —señaló disimuladamente con un movimiento brusco de sus ojos.
Lila estaba entrando a la escuela, abrazando su mochila como a un osito de peluche, con la cabeza gacha, el cabello mal arreglado, un agujero en sus mallas grises y, si se la miraba más de cerca, un maquillaje que parecía sacado de una mala película serie B de acción y peleas, tratando de pasar por moretones y rasguños.
La niña fue inmediatamente rodeada por todos sus seguidores, tanto de la clase de Bustier, como de otros grupos.
Félix escuchó el suspiro de resignación de Marinette.
—Vamos, vamos. Antes de que quedemos atrapados en la marea de estudiantes —presionó la diseñadora.
Aurore y Mireille la miraron con preocupación, recordando como la mocosa la había acusado de intoxicación premeditada. Sin nada más que hacer, entrelazaron brazos con Marc y lo llevaron a su salón después de que el medio dormido escritor colocara un beso en la mejilla de Nathaniel, probablemente sin darse cuenta.
Al menos, pareció servir para despertar un poco más al pelirrojo.
Cuando Félix le puso una mano en la espalda baja, empujándola sutilmente hacia su propio salón de clases, Marinette agarró la muñeca del paralizado artista, tratando de llevarlo con ellos —vamos Nath, puedes perder la cabeza cuando estemos dentro —trató de bromear para ocultar su inquietud.
El joven dibujante no dijo nada mientras se dejaba arrastrar por su amiga, pero el rojo de su cabello parecía haberse derramado hasta sus mejillas.
Una vez Marinette dejó a su amigo sentado y a salvo en su mesa, para que pudiera empezar a perder la cabeza sobre el lindo chico de cabello negro y ojos verdes que acababa de besarlo en la mejilla, se unió a Félix en su propia mesa y trató de parecer tranquila.
Cosa que no se sentía. Como, en lo absoluto.
Solo estaba esperando a que el hacha proverbial cayera sobre ella.
— ¿Nette? —Félix murmuró a su lado, mirándola con atención. Buscó señales de que ella estaba por tener un ataque de ansiedad o algún tipo de colapso, pero no parecía estar a ese nivel.
Sin embargo, incluso sin eso, Félix estaba disgustado con la inquietud y presión que Rossi creaba en su pretendida. Esperaba que su amenaza del día anterior hubiera taladrado su denso y terco cráneo, por lo que solo quedaba esperar y oír cuál sería la nueva mentira de la mocosa megalómana.
Si hacía tan solo una insinuación hacia Marinette, bueno, Félix ya tenía más planes en mente que los destinados al evento de su tío.
La forma en que su compañera hundió la cabeza entre sus brazos, sobre la mesa, no hablaba solamente de inquietud. Félix, de repente, notó indicios de maquillaje en la zona bajo sus ojos.
Claramente ocultando ojeras de una mala noche de sueño.
Esta vez no hubo ningún akuma al que aquejar una mala noche.
En solo unos segundos, el pacífico silencio del aula fue interrumpido por los falsos sollozos irritantes de Rossi, y las preguntas preocupadas de sus ovejas.
— ¿Qué más desearía? Pero les juro que no pude ver nada —la mocosa 'sollozó' —me detuve en medio de la acera para sacar mi teléfono de mi bolso, así que tenía la vista gacha cuando me patearon en la pierna izquierda —hizo coincidir su narración con el desgarro en su ropa —me caí hacia adelante, así que puse las manos para tratar de amortiguador el golpe, y fue cuando sentí el tirón en mi cabello —continuó sollozando, esperando un momento en que los adolescentes a su alrededor arrullaron en su preparación por ella —oh ¿Por qué tenía que ser precisamente hoy que traje el hermoso broche de flores que me regalaron? Ahora está perdido para siempre —ella lloró en voz alta.
Y Félix casi gruñó en voz alta, al mismo tiempo que Marinette se tensó. Ninguno de ellos pasó por alto la mención a un accesorio para el pelo, con temática de flores.
~∆~
Para la paz y tranquilidad de Marinette, no se hizo mucho revuelo sobre la nueva historia de Lila en la escuela. Al menos en voz alta. Más de una vez vio a muchos de sus compañeros reunidos y hablando en voz baja, con expresiones muy serias.
Marinette, no obstante, decidió que no le importaba y trató de atravesar todas sus clases como mejor pudo.
Gracias al cielo tenía un agradable y cálido compañero de siestas-durante-el-almuerzo en Félix.
Se anotó mentalmente que realmente debería decidir algo que hacer para regalarle a Félix. El chico se lo merecía totalmente.
~∆~
Era relativamente temprano en la mañana del sábado, y Alya ya se había asegurado de que sus hermanas pequeñas estuvieran bañadas, vestidas y desayunando, cuando su teléfono sonó con la canción que tenía especialmente programada para su novio.
—Buenos días, hermosa ¿Te desperté?
—Hola, guapo —la bloguera sonrió inmediatamente —no, ya llevo un rato levantada ¿Qué pasa?
— ¿Recuerdas esa nueva película de superhéroes que querías ver? —Nino empezó, con voz tentadora, a lo que Alya asintió con ilusión; la premisa de la película iba sobre múltiples héroes de todas partes del mundo reuniéndose para establecer una alianza y una base secreta —bueno, ¿adivina quién es un novio genial y consiguió entradas para la matiné?
Alya se cubrió la boca para no chillar y alertar a las niñas —no es cierto ¿Cómo lo hiciste? —aunque preguntó, Alya no le dio tiempo a Nino de contarle cómo había escuchado en una estación de radio que estaban dando boletas dobles por contestar algunas preguntas, así que llamó de inmediato; ventajas de estar al tanto de la radio para mantenerse al día con los nuevos éxitos musicales —no importa, eres el mejor, bebé —ella arrulló.
— ¿Quieres que pase por ti o nos vemos en el metro? —Nino preguntó, feliz por la perspectiva de una cita temprana.
Las miradas gemelas curiosas, dirigidas hacia su persona, hicieron que Alya se detuviera en seco —oh, en realidad, aunque realmente quisiera ir, Nino, tengo que cuidar a Etta y Ella hoy —Alya se quejó —mamá me lo pidió desde hace días. No hay nadie más en casa.
Nino hizo una mueca de simpatía, sabiendo lo dudo que era ser el hermano mayor —oh, nena, lo siento… supongo que preguntaré a los demás sí alguien quiere boletos para hoy-
— ¡No, espera! —Alya lo detuvo en seco, cuando una idea se le ocurrió —tengo una solución, no regales las boletas todavía.
Nino tarareó con interés, invitando a su novia a explicar su repentina solución.
~∆~
El sábado por la mañana resultó bastante ocupado para Marinette.
Los kwamis la ayudaron a despertar relativamente temprano, cómo ella lo había solicitado la noche anterior.
Se unió a su madre en una sesión de yoga, y un poco de artes marciales chinas antes de tomar un sólido desayuno.
Reunió el encargo de Jagged en una caja, tomo sus artículos para medición y un kit de costura portátil por si había cualquier arreglo que hacer y, finalmente, después de un poco de deliberación mental, guardó un brazalete en su bolso.
Con cuidado, salió del edificio, evitando efectivamente cualquier tropiezo en las escaleras, y sacó su teléfono; estaba por enviarle un mensaje a Luka sobre dónde quería reunirse cuando una bicicleta se detuvo justo frente a ella, haciendo repicar una campanilla.
—Buenos días, Ma-ma-marinette —Luka la saludó, apoyándose con una pierna en la acera para equilibrar la bicicleta. Su guitarra acústica estaba en la canasta delantera.
La niña suspiró ante el apodo, con una pequeña sonrisa de buen humor —buenos días, Luka. Estaba a punto de enviarte un mensaje —se inclinó para colocar un beso rápido en su mejilla —no tenías que venir por mí —cuidadosamente, colocó su caja en la canasta de la bici, muy consciente del preciado instrumento.
—No es molestia —el chico aseguró —para ser honesto, he estado pensando demasiado sobre esta reunión y me tiene nervioso —con una expresión apenada, le tendió la mano a su mejor amiga y la ayudó a subir tras él —sabía que me ayudarías a calmar mi cabeza.
Marinette resopló, aferrándose a él —Luka, generalmente soy yo la que pierde la cabeza por todo —le recordó, antes de convertir su agarre en un abrazo —aún puedes decidir que no quieres hacer esto ahora, nadie te lo reprochará.
Luka se tomó un momento para absorber el apoyo incondicional de Marinette, escuchando la canción tranquilizadora de flautas y tamboras muy sutiles que su corazón estaba cantando específicamente para él. Y no pudo evitar sonreír. Si ella supiera lo buena que era para calmarlo… no tenía palabras para explicarlo, pero Luka lo apreciaba enormemente.
—Está bien, necesito hacer esto —él la tranquilizó, cuando las tamboras empezaron a ser cada vez más fuertes, en convicción protectora —han sido muchos años en los que me pregunté sobre él y mamá nunca respondió. Después de hablar con él, lo haré con ella. Y Juleka también merece saber.
Marinette asintió contra su espalda —bien, hagamos esto entonces —ella sonrió, aunque Luka no pudiera verla.
Pero él podía sentirlo en su voz. Sonrió también, estaba a punto de empezar a pedalear cuando una voz familiar llamando a Marinette los detuvo en seco.
Ambos oji-azules giraron sus cabezas en dirección al parque al otro lado de la calle. Marinette sintió un vacío en su estómago cuando vio a Nino y Alya caminar hacia ellos, con Etta y Ella de sus manos, ¡Y Nadja y Manon a un lado!
Marinette ahogó un quejido. Ya podía sentir los problemas llegar.
Escena retrospectiva.
Alya y Nino llevaban a las gemelas en dirección de la panadería-pastelería de Tom y Sabine, cuando las niñas pusieron su atención en alguien más.
— ¡Manon! —la pequeña castaña con coletas llegó corriendo y abrazó a las gemelas antes de empezar a platicar de algo.
Alya no les prestó mucha atención cuando vio a Nadja Chamack caminar en su dirección, con una sonrisa resignada.
—Buenos días —saludó educadamente.
—Oh, Alya, buenos días, ha pasado un tiempo —la mujer saludó de vuelta — ¿Marinette está con ustedes? —miró alrededor.
—No, en realidad, íbamos a verla —Alya explicó que la necesitaban para cuidar a las gemelas unas horas.
—Oh, yo iba a pedirle lo mismo. Me llamaron para cubrir a un compañero y necesito que alguien se quede con Manon —la presentadora explicó —aunque si ya estará ocupada…
Alya le restó importancia —oh, no se preocupe, de hecho, será mejor si las niñas juegan entre ellas y Marinette solo tiene que vigilarlas.
Nadja no parecía muy segura sobre dejar a una adolescente a cargo de tres niñas llenas de energía, pero siguió adelante hacia la panadería. Vieron a Marinette justo afuera, en la bicicleta de un chico.
Nadja rezó mentalmente para que estuviera llegando a casa y no saliendo.
Fin.
— ¡Marinette!
La franco-china le hizo un gesto de disculpa a Luka mientras se bajaba de la bici, solo para encontrarse con los brazos llenos de Manon. Marinette no pudo evitar sonreír y abrazarla con fuerza.
— ¡Marinette! ¿Vas a jugar con nosotras hoy? —la niña preguntó, llena de energía y una sonrisa con un diente faltante.
Marinette parpadeó hacia ella — ¿Qué?
Nadja juntó sus manos debajo de su mentón —hola, Marinette. Me llamaron de emergencia para cubrir un evento, sé que no pude llamarte con antelación, pero esperaba que pudieras cuidar a Manon hasta la hora del almuerzo —se explicó — ¿Puedes?
Sin dejar a la chica responder, Alya añadió su propia petición —y necesito que cuides a las gemelas un par de horas ¿Por favor?
Marinette sintió un nudo de angustia en su pecho mientras Manon soltaba sus brazos para unirse a Etta y Ella —y-yo, uh, realmente lo siento Madame Chamack, Alya, pero no puedo.
Nadja suspiró en decepción, sabía que era una posibilidad sin un acuerdo previo, pero tenía esperanza; por supuesto que lo entendía.
— ¿No quieres jugar con nosotras, Marinette? —Manon preguntó, tristemente.
Marinette se mordió la lengua ante sus ojos de muñeca. Oh, cuán difícil era decirles que no —No es eso, Manon —ella se inclinó a su altura —es que ya tengo un compromiso hoy que no puedo posponer —ella señaló la caja en la bici de Luka. El chico saludó con una mano cuando las tres niñas miraron en su dirección, pero por lo demás, se mantuvo en silencio, dejando que Marinette atendiera su situación.
—Está bien, Marinette. Lo entiendo.
Marinette hizo una mueca de pena —le prometo que la próxima vez lo haré.
Nadja lo entendía, por supuesto, pero Alya no parecía estar en la misma posición, incluso cuando Nino sí.
—Chica ¿Qué es? ¿Una entrega? —teorizó — ¿No debería tomarte mucho tiempo, no? Podemos esperar unos minutos —sugirió. Aún quedaba media hora hasta la función matutina, después de todo.
Marinette se obligó a tragar el nudo en su garganta y responder —no es solo una entrega, Alya. Podría tomar un tiempo —respondió, sin mirar a su amiga ¿Seguía siendo su amiga? mientras acomodaba un moño de Manon —y ya tengo que irme —se despidió de las niñas con la mano y se levantó para volver a subir a la bici, donde Luka la recibió con una mirada suave y una sonrisa, esperando tranquilizarla tal y como ella y había logrado con él.
Alya parecía totalmente dispuesta a seguir discutiendo el tema hasta que llegaran a un acuerdo que los 'beneficiará a todos'.
Afortunadamente, Nadja pareció darse cuenta de su inconformidad.
—Está bien, Marinette. No podemos disponer de tu tiempo sin previo aviso —aseguró, dándole a Alya la mirada patentada de toda madre —no te retrasamos más. Suerte en tu compromiso.
—Gracias, Madame Chamack. Nos vemos, todos —Marinette se despidió, y Luka se puso en marcha, escuchando el suspiro de alivio que exhaló su musa.
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—Es… ¿Solo mi impresión? O Alya parece un poco… explosiva estos días —Luka sugirió, sin saber bien cómo tocar el tema o si debía hacerlo en absoluto.
Marinette apretó levemente sus brazos alrededor del chico —nosotras… tuvimos una discusión después de clases el otro día.
Luka tarareó — ¿Y cómo te sientes al respecto?
El chico prácticamente podía sentir el temblor en su voz —creo que perdí a mi amiga —ella dijo, con un hilo de voz, tan débil, que Luka casi no la escuchó.
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Encadenaron la bici en el parque cerca del hotel. Se detuvieron un momento para ver a Chloe y su madre, Audrey, saliendo del hotel hacia una limusina, hablando de compras, al parecer.
Marinette suspiró de alivio cuando la rubia ni siquiera los vio y renovó su paso al interior del lujoso edificio. Penny ya había avisado de su visita así que le indicaron el elevador sin problemas.
Durante todo el camino, Luka estuvo agarrando la mano de Marinette, tamborileando el pulgar sobre su palma a un ritmo constante y suave. Sin saber cómo ayudarlo, Marinette simplemente lo dejó hacer.
Luka había tomado su guitarra de la canasta y ahora descansaba contra su espalda; también le había arrebatado la caja y la llevaba en el otro brazo.
—Never gonna give you up —Marinette cantó suavemente, mientras miraba los números del elevador —Never gonna let you down —sintió que Luka le apretaba suavemente la mano en gratitud. Las puertas del elevador se abrieron y ellos salieron al pasillo con múltiples puertas —Never gonna run around and desert you.
—Gracias, mélodie —él le susurró, dejándose guiar por ella hasta la puerta adecuada.
Se sintió como una eternidad esperar luego de que Marinette golpeara a la puerta.
—Marinette, bienvenida —Penny fue quien los recibió. Fue bastante evidente la forma en que se congeló cuando vio a Luka a un lado de la niña.
Si ella estaba al tanto de la situación o no, Marinette realmente no podría decirlo con solo mirarla ahora mismo.
— ¡Penny! ¿Qué pasa? ¿Es Marinette? —la voz entusiasta de Jagged no tardó en oírse desde dentro de la habitación. La mano de Luka se cerró con un poco más de fuerza alrededor de la de Marinette — ¿Qué hacen en la puerta? ¡Adelante, adelante!
Marinette miró a Penny, quien parecía un poco dudosa, pero de todos modos los dejó entrar en la habitación —Buenos días —la niña saludó, tratando de mantener alguna apariencia de tranquilidad.
Honestamente, también estaba un poco nerviosa con todo esto. Nunca dudaría ni se arrepentiría de hacer esto por Luka, pero ciertamente se estaba tomando más libertades de las que debía, y podría poner al fuego su relación laboral con Jagged y Penny.
Aun así, sin importar el resultado, no elegiría otro modo de hacer las cosas.
—Netti, pequeña, llegas justo a… tiempo —Marinette pudo notar el segundo exacto en el que Jagged posó sus ojos en Luka. Su habitual emoción se convirtió en una expresión seria, pero suave, mientras miraba de su joven diseñadora a su hijo, y las manos apretadas de los dos; incluso él podía percibir el nerviosismo en ambos —Luka.
El joven, que había mantenido sus ojos bajos desde la reacción incómoda de Penny, levantó lentamente la mirada, componiendo una expresión valiente —padre —regresó.
El hombre pareció perder el aliento por un momento, solo por esa simple palabra. Fue a dar un paso adelante, pero Fang se le adelantó, rodeando a los dos adolescentes.
Marinette ya estaba medio acostumbrada, no creía que alguna vez lo estaría del todo, pero había aprendido a relajarse alrededor del cocodrilo.
Luka, por otro lado, se tensó. Obviamente sabía de Fang, pero nunca pensó tener a un cocodrilo adulto frente a él.
El enorme lagarto meneó la cola, como un cachorro frente a ambos, y empujó suavemente sus piernas en busca de afecto. Aparentemente, decidiendo que le gustaba el nuevo chico.
Tímidamente, ambos jóvenes cedieron a las demandas del animal y rasguñaron suavemente su lomo escamado.
Jagged no pudo evitar reírse —Marinette, linda, ¿Por qué no te quedas aquí con Penny un momento? Queremos tu opinión sobre la escenografía para la sesión de fotos con la chaqueta —ofreció suavemente.
Marinette apenas contuvo un suspiro de alivio, recuperando la caja de manos de Luka, después de soltarlo —por supuesto, tío Jagged —Penny se acercó a ella con su inseparable tablet en manos, y la guío a un sofá.
Fang las siguió.
Jagged se acercó a su hijo, un poco dudoso, le puso una mano en el hombro. Luka le dio una mirada llena de tantas emociones que ni él mismo podría enlistar. En silencio, caminaron hacia una de las habitaciones, dejando la puerta abierta.
Penny y Marinette los siguieron con la mirada, dejando escapar un suspiro al mismo tiempo cuando los varones se perdieron de su vista, pero pudieron escuchar el sonido de sus voces.
Penny miró a Marinette con cariño —estoy segura de que Jagged estará agradecido por esto contigo.
Marinette le devolvió la sonrisa —solo espero que todo resulte bien para esos dos.
—Yo también, linda, yo también —tarareó la mayor, antes de pasar a lo que Jagged había sugerido —ahora ¿Qué piensas de esto? Queremos jugar con algunos colores intensos, pero sin opacar la atención con respecto a la chaqueta…
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Luka ciertamente no era bueno con las palabras, o eso es lo que generalmente se decía a sí mismo, así que permitió que su padre condujera la conversación.
Jagged básicamente contó una versión más extendida y detallada de lo que había dicho cuando Truth y Líes lo habían puesto bajo su poder.
Explicó que Anarka había decidido abandonar la banda una vez que supo que estaba embarazada, diciendo que podía seguir amando la música, pero el bienestar y la tranquilidad de sus futuros hijos era más importante. Jagged mantuvo el resentimiento fuera de su voz bastante bien (tanto que incluso Luka no lo sabría si no lo estuviera escuchando directamente de su canción) cuando le explicó que su madre le había dado un ultimátum sobre dejar el espectáculo o mantenerse alejado de los bebés.
— ¿Por qué mamá haría algo como eso? —Luka no podía entenderlo, su madre amaba la música, y cualquier persona con ojos podía ver que Jagged vivía para el escenario y el espectáculo.
El hombre se frotó el rostro, con aparente cansancio —tienes que entender, hijo, que hay algunos reporteros darían cualquier cosa por conseguir una exclusiva. No todos aceptan un no por respuesta o respetan el derecho a la privacidad de las personas —explicó —tu madre y yo… realmente nunca fuimos una pareja formal. Nosotros solo… bueno…
Luka lo detuvo ahí —Está bien. Soy lo suficiente mayor para entender lo que tratas de decir. No necesito detalles, papá —le respondió, un poco incómodo.
Jagged se frotó la nuca —claro, como te decía, no éramos una pareja como tal, pero ya sabes cómo es la prensa, trataban de conseguir una declaración de que sí estábamos juntos… en una ocasión en particular, una periodista hostigó tanto a tu madre que… casi la induce a atropellar a una persona —los ojos de Luka se abrieron ampliamente —después de eso, ella estaba tan ansiosa e inquieta. Tuvo que ir al médico, y así supimos que estaba encinta…
El silencio se mantuvo por un momento tensó —tratamos de hacerlo funcionar. Me disfrazaba meticulosamente cada vez que iba a visitarla: sudaderas grandes, gorras, lentes oscuros ¡incluso pelucas! Te lo juro… fue así durante el embarazo, su nacimiento, su primer año… pero estuvimos bastante cerca de ser descubiertos un par de veces, y tu madre estaba realmente harta, así que volvió a darme un ultimátum —Luka tragó en seco, sintiendo apretada su garganta —si de algo sirve, todos estos años he estado al pendiente de que nunca les falte nada a ti y a tu hermana. Sé que no lo compensa, pero traté de persuadir a Anarka varias veces, a medida que crecían… pero nunca cedió.
Luka asintió —a veces mamá es… muy orgullosa —él ofreció —pero, papá, creo que Juleka y yo somos lo suficientemente mayores para tomar parte en esta decisión… Juls merece saber todo eso también. De ti no de mí —Jagged asintió — ¿Vendrías a casa, por favor?
Jagged suspiró —lo intentaré, hijo, pero no puedo prometer que tu madre no me lanzará por la borda —Jagged se rió —creo que recuerdas la forma en que me trató la última vez que me acerqué al Liberty.
Luka asintió con la cabeza en silencio, recordaba ese día. Vivica, su akumatización, la primera vez que Marinette confío en él para ser Viperion…
—Gracias por contarme todo, papá.
Jagged negó —merecías saberlo, hijo. Y tu hermana también.
Así que Jagged le dio su teléfono a Luka para que grabara su número en él, y pudieran hablar mejor sobre esa reunión.
Después de eso, se pusieron en pie y regresaron a la sala de estar, viendo a Marinette diciéndole algo a Penny, usando sus manos para añadir gestos amplios y exagerados. Fang hacía pereza a los pies de ambas.
—Por cierto, Luka ¿Cómo conseguiste que Marinette te trajera? —Jagged recordó, preguntando en voz baja.
Luka no pudo evitar resoplar una risa — ¿Conseguirlo? Ella fue quien lo planeó —Luka le explicó a su padre las dos opciones que Marinette le había ofrecido cuando él le contó sobre su relación familiar.
Jagged no pudo evitar reírse cuando Luka le dijo lo segura que estaba Marinette al ofrecerle cubrirlo durante el baile si era necesario —sabía que había una razón por la que me cae tan bien esa pequeña artista. Sé bueno con ella ¿De acuerdo?
—Por supuesto. Ella es mi mejor amiga.
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Después de eso, la prueba de vestuario fue bastante bien y rápida.
La chaqueta le quedaba a Jagged a la perfección, y estaba lista para la sesión de fotos, que Marinette había ayudado a mejorar a Penny, y esta ya había enviado los arreglos necesarios al equipo de escenografía.
Lo único que Marinette tuvo que hacer, fue recortar un poco la cadena con los colmillos de Fang, ya que quedaba un poco más abajo de lo que a Jagged le gustaría. Pero, para las diez y media, todo estaba listo y finiquitado.
Penny hizo la transferencia del resto del dinero acordado a Marinette y Jagged les ofreció un transporte, antes de irse para una reunión con su reciente discográfica (por supuesto que había mandado al diablo a Bob Roth. De hecho, les contó que su equipo legal estaba trabajando en una fuerte demanda al desagradable hombre, lo cual sorprendió gratamente a los dos adolescentes), pero el dúo se negó y se despidieron felizmente.
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—Gracias por todo, ma mélodie —Luka la abrazó, una vez estuvieron fuera del hotel.
Marinette correspondió el gesto con gusto, riéndose por lo sorpresivo que fue —no hay nada que agradecer —ella aseguró —estoy feliz de que todo saliera bien para ambos.
Luka negó con la cabeza, separándose un poco, para colocar sus manos en los hombros de la chica —no, de verdad. ¿Te gustaría ir por un jugo o algo? Yo invito.
Marinette negó, sonriendo. Estaba feliz de ver que el peso en los hombros de Luka se resbalaba —no necesito nada, lo juro, pero… quería preguntarte algo.
Luka la miró con atención, soltando sus hombros —dime.
Pero Marinette volvió a negar con la cabeza, esta vez con más firmeza —aquí no, ven —lo tomó de la mano y lo guío de vuelta al parque donde habían dejado su bicicleta.
El parque era bastante grande, así que la niña los condujo hacia una zona oculta entre arbustos densos y árboles. Después de mirar alrededor y lucir satisfecha con su ubicación oculta, se sentó sobre el césped e invitó al músico a hacer lo mismo.
Luka se sentó a su lado, altamente curioso.
—Yo… quería saber —despacio, soltó su mano para meterla en su inseparable bolsito, sacando algo —tu… ¿Tu oferta sigue en pie?
Allí, en la palma abierta de su mano, estaba el brazalete de la serpiente.
Luka sintió un segundo golpe de alivio en lo que iba del día —por supuesto que sí, Marinette —respondió inmediatamente, pero sin hacer ningún movimiento hacia el brazalete —sin embargo, me pregunto ¿Qué cambió?
La chica se mordió los labios, echando vistazos a su alrededor nuevamente —me di cuenta de algo que he estado pasando por alto durante semanas —ella empezó, con un poco de autocrítica en su voz — ¿Recuerdas cuando ese fan de Adrien fue akumatizado en Party Crasher? —Luka asintió y Marinette frunció el ceño, recordando una de sus últimas pesadillas —yo… fallé ese día. Fui atrapada por el akuma. El maestro fue quien repartió los miraculous para ayudarme —una pausa, un suspiro pesado —yo… no tengo ese respaldo nunca más; si caigo de nuevo, será el final del juego… y necesito ayuda —esa fue la parte más difícil de admitir, y Luka estaba silenciosamente orgulloso de ella —necesito tu ayuda, para que yo pueda ser humana, para que pueda equivocarme sabiendo que tendré la oportunidad de hacerlo mejor.
Luka se inclinó hacia adelante y apoyó su frente contra la de Marinette. Sintió su respiración pesada, y supo lo difícil que era para ella tener que compartir sus cargas, admitir que no podía manejarlo todo por su cuenta y buscar ayuda en otros.
No había nada romántico en su interacción. Luka solo quería asegurarle a su preciada musa y mejor amiga que él estaba ahí para ella, para lo que fuese. Luka nunca más quería tener que ver a Marinette derrumbarse bajo el peso del mundo; ella necesitaba respaldo, y él sería su primer pilar.
—Gracias por dejarme ayudarte —Luka suspiró de alivio.
Marinette tomó su cercanía y la usó para tranquilizarse —Luka Couffaine, este es el miraculous de la serpiente, que te dará el poder de la intuición —ella susurró —lo usarás para un bien mayor. Ayudarme a proteger Paris, y encontrar una manera de recuperar los miraculous de la mariposa y el pavo real.
Luka asintió contra ella, finalmente tomando el brazalete —cualquier cosa por ti, Marinette.
Se separaron despacio, para que Luka pusiera deslizar el brazalete en su muñeca. Sass parecía ya estar consciente del cambio, ya que saludó a Luka y se instaló en uno de los bolsillos internos de su chaqueta.
—Hice un cofre trampa para la caja de los miraculous —Marinette murmuró, después de unos momentos —te mostraré cómo abrirla, por si se da la ocasión en que no pueda transformarme y tú y Chat necesiten respaldo —le explicó —necesito anticipar cualquier eventualidad.
Luka asintió, poniéndose en pie —está bien, hagamos eso después de ir por unas malteadas —declaró, tendiéndole la mano para ayudarla a levantarse —estás un poco pálida, mélodie. Algo dulce te caerá bien.
Marinette se rió entre dientes mientras permitía que Luka la pusiera en pie —de acuerdo, tú ganas... Pero yo pago esta vez ¿Viste cuánto me pagó tu padre? —ella gimió.
Luka solo pudo reírse, tanto por la inquietud de la chica ante el dinero recibido como por el hecho de que ella lo llamaba fácilmente su padre —lo hace porque reconoce lo valioso que es tu arte, Marinette —él defendió.
La niña solo hizo un puchero.
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Recuperaron la bici y, ayudados por la aplicación de mapas en el teléfono de Marinette, Luka los condujo a una agradable cafetería, no muy lejos.
Era un edificio de dos pisos, no muy ancho, con fachada de ladrillos y marcos de ventanas hechos de madera oscura, lo que daba una apariencia un poco antigua.
El primer piso tenía ventanas más grandes que el primero, desde la que se podía apreciar algunas vitrinas y muchos estantes, todos llenos de libros. El primer piso albergaba una librería.
En el segundo piso estaba la cafetería, a la que se podía acceder desde la librería, por una escalera interna, o a través de la escalera de incendios, que estaba adornada con enredaderas decorativas, y algunas flores de otoño como gladiolos, crisantemos y begonias.
Marinette apenas iba a bajarse de la bici cuando vio a una persona familiar saliendo de la librería.
— ¡Félix! —el rubio levantó la mirada, después de salir por la puerta de la librería, solo para encontrar los ojos azules más bonitos, iluminarse en su dirección.
Su corazón se calentó un poco por lo alegre que parecía Marinette al llamarlo.
Luego notó quién la acompañaba.
—Buenos días, Marinette —de acercó, pensando en darle un abrazo, pero fue sorprendido por un beso en la mejilla. La chica parecía estar de buen humor —Luka —distraídamente, inclinó la cabeza para reconocer al otro chico.
Luka le devolvió el saludo, apenas logrando contener una sonrisa divertida, mientras se quitaba el casco, aún sobre su bici.
— ¿Qué haces aquí? —Marinette le preguntó, con evidente curiosidad.
—Había encargado unos cuantos libros aquí —Félix señaló una bolsa de tela bajo su brazo —pero estaban teniendo problemas con el mensajero, así que decidí venir a buscarlos yo mismo —explicó — ¿Y ustedes? ¿No tenías una prueba de vestuario hoy?
La franco-china asintió, con una gran sonrisa en su rostro. Definitivamente de buen humor, reflexionó el rubio.
—Sí, acabamos de terminar hace unos minutos y todo fue perfecto —ella contestó de vuelta —a Jagged le gustó el resultado y todo estaba bien —Félix asintió para ella, no es que hubiera tenido dudas sobre eso; ninguna celebridad, incluso una tan excéntrica como podría ser Jagged Stone, encargaría a una diseñadora en ciernes y tan joven si no tuviera el talento para estar a la altura. Y Félix conocía el talento de Marinette —estábamos buscando un lugar para tomar una malteada —señaló con la cabeza a la cafetería del piso superior.
— ¿Quieres unirte a nosotros? —Luka ofreció, con los brazos apoyados en el manubrio de su bici,
Una mirada al rostro de Marinette decidió la resolución del británico —está bien —se encogió de hombros, ligeramente.
Solo un latido de corazón después, el suelo bajo sus pies empezó a temblar y retumbar, como si algo muy pesado estuviera caminando cerca, o una carrera de caballos estuviera a la vuelta de la esquina y en camino a ellos.
— ¿Qué rayos-? —Félix no tuvo tiempo de terminar su expresión, cuando un río de criaturas rojas se apoderó de la calle, desde la dirección opuesta en que venían Marinette y Luka, corriendo como si los persiguiera el mismísimo Satanás y chillando como murciélagos; mientras, la alerta akuma empezó a resonar por todo el sector.
— ¡Luka, sal de ahí! —el músico ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar, cuando él desfile de criaturas pequeñas lo alcanzó. Su bici fue, literalmente levantada sobre la multitud de cabezas, y el chico tuvo que abandonarla para agarrarse de las manos que los otros dos estiraron en su dirección, y saltar a la acera. Sin embargo, no hubo un momento para respirar —Félix, cuidado, detrás de ti —la chica advirtió rápidamente.
El rubio no se molestó en voltear a ver. Tomando en cuenta la dirección en que miraba Marinette sobre su hombro, bajó el cuerpo, apoyando una mano en el suelo, y lanzó una patada circular, barriendo efectivamente al par de criaturas que venía corriendo de su dirección, las cuales volaron con el impacto hacia un tejado próximo.
— ¿Qué, en el infierno, son esas cosas? —Félix exclamó, viendo las pequeñas siluetas de piel roja, ¿falda? y accesorios dorados.
— ¡Sapotis! —Marinette chilló en respuesta, mientras los tres adolescentes se colocaban espalda con espalda, para cubrir sus puntos ciegos —criaturas que hacen travesuras.
— ¿Se trata de leyendas otra vez?
—No, son las hermanas menores de Alya. Suelen usar el cuento de las Sapotis para tratar de encubrir sus travesuras —la cabeza de Marinette empezó a trabajar a toda marcha para descubrir cómo alejarse de Félix para poder transformarse, hasta que otro detalle hizo click en su cabeza —Ugh, tenemos encima una cafetería ¿No es cierto?
—Eh ¿Sí? —Luka respondió primero, confundido por lo que parecía una pregunta fuera de lugar.
— ¿Por qué eso es relevante? —Félix cuestionó.
Marinette gimió —porque se multiplican como ratas al comer cualquier cosa —la chica volvió sus ojos a la cafetería del segundo piso, justo a tiempo para ver como, las dos Sapotis que Félix había pateado, se convertían en un torrente, acabando con cualquier alimento que se pusiera en su camino.
"Bueno, mierda" maldijo la niña en su mente.
Las bulliciosas cositas casi les llovieron encima, pero le dieron a Marinette y a Luka la excusa perfecta para separarse de Félix.
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Dos minutos después, Ladybug corría a través de los tejados parisinos, tratando de descifrar que hacer con la multitud de monstruitos está vez.
Intentó llamar a Chat, pero al parecer aún no estaba transformado. Entonces, llamó a Luka.
"Eh ¿Mélodie?" le contestó torpemente.
—Sí ¿Veo que conseguiste transformarte? —ella respondió con una media sonrisa.
"Sí… ¿Esto tiene un teléfono integrado?"
Ladybug se rió entre dientes —comunicador directo entre portadores, sí, pero también se conecta con tu teléfono, así que recuerda mirar quien te llama antes de responder.
"Anotado, ma muse. Así qué ¿Qué necesitas que haga?" Viperion respondió.
—Para vencer a los Sapotis hay que romper los objetos akumatizados de las dos originales, sin embargo, es imposible distinguirlas del resto de clones —ella informó —Tenemos que encontrar a Alya o a Nino, y averiguar por qué se akumatizaron, de ese modo, sabremos cómo atraerlas; para eso también tengo que encontrar a Renart. Si ves a Chat, hazle saber esto.
"Entendido"
La chica de coletas sonrió suavemente. Se sentía bien contar con más apoyo —Ladybug, fuera.
~∆~
Ladybug encontró a Alya antes que a Nathaniel, así que, tomando un profundo suspiro, se balanceó y la levantó, llevándolas a ambas a un tejado alto.
—Alya, justo te estaba buscando.
Ladybug no esperaba la sonrisa orgullosa de la chica como respuesta, pero le hizo temer cómo iría la conversación —por supuesto, Ladybug —la miró expectante.
Esperando el miraculous del zorro, desde luego.
— ¿Qué sucedió con tus hermanas esta vez? —la heroína preguntó rápidamente.
La postura de Alya se desinfló un poco —se molestaron porque Nino y yo les dijimos que no íbamos a llevarlas al cine —resopló —nosotros íbamos a ir al cine, pero Marinette no quiso cuidar a las gemelas mientras tanto — ¿No quiso? La heroína repitió mentalmente, irritada por la elección de palabras —así que estábamos en el parque, con la hija de Nadja Chamack, y empezaron a exigirnos ir al cine —haber ganado sus dos boletos era una cosa ¿Pero tener que pagar los de tres niñas más, sin contar los dulces y palomitas? Sí, eso era un completo NO.
Aunque Alya no admitió en voz alta que podría haber estado un poco fuera de su paciencia cuando les dijo que no por segunda vez. Cuando las niñas trataron de insistir una tercera, todo se fue al sur.
Especialmente porque hubo una familia de picnic a tan solo metros de donde ellos estaban, así que las Sapotis habían empezado a multiplicarse rápidamente. Alya se había separado de Nino y Manon demasiado rápido.
Ladybug asintió —el cine, bien, eso servirá. Gracias Alya —se preparó para lanzar su yo-yo en dirección al museo Louvre, si no le fallaba la memoria, Nathaniel dijo que estaría allí ese día.
—Uh ¿Ladybug? ¿No estás olvidando algo? —Alya la detuvo, agarrando su brazo izquierdo.
Ladybug levantó una ceja en su dirección — ¿Olvidar qué?
Alya resopló — ¡Vamos! Entiendo que la última vez tuvieras que recurrir a un suplente, no pasa nada —la bloguera exclamó —pero ahora estoy aquí, lista para ayudar, como la primera vez —Alya extendió la mano, con su palma hacia arriba, claramente esperando el collar.
Ladybug negó con la cabeza. Al mal paso darle prisa ¿No? —Alya, Renart no fue un suplente. No tuve la oportunidad de hablar sobre esto con aquel akuma trovador, pero algunos de ustedes no volverán a ser portadores —Ladybug exhaló. Ahí, lo había dicho.
— ¡¿Qué dices?! —Alya gritó y, gracias a los dioses que Shadow Moth sólo puede akumatizar a una persona a la vez — ¡¿Por qué?!
—Sus identidades fueron comprometidas ante Hawk Moth la última vez que Chloe fue akumatizada —estaría eternamente agradecida de que casi todo Paris estaba bajo los efectos de Chloe al mismo tiempo y nadie sabe con exactitud lo que sucedió.
La mirada en el rostro de Alya era la definición de devastación. Algo dentro de Marinette aún se alzaba con la intención de consolar a su amiga, pero era mucho más pequeña de lo que solía ser —pero…
—Escucha Alya, esto es por tú bien y el de tu familia. Si Rena Rouge apareciera cuando tus hermanas están akumatizadas, podrías darle a Shadow Moth el impulso de apuntar a tu familia más que a cualquier otra persona en la ciudad para tratar de conseguir el miraculous del zorro, o de llegar a Chat y a mí —dudosa, colocó una mano en el hombro de la chica con lentes —no quieres someter a los que amas a eso ¿Verdad Alya?
Abrazando sus propios brazos, Alya ahogó un sollozó —no… claro que no —bruscamente, se limpió una lágrima que trató de bajar más allá de sus lentes, antes de forzar una sonrisa falsa en sus labios —al menos sé que tenía razón. Nino dijo que no me habías dado el miraculous la última vez porque estábamos con Lila en ese momento. Pero eso no importa ¿verdad? Ya que son mejores amigas.
Ahora, Marinette podría haber prescindido de esta parte. Llevaba semanas esperando que Alya preguntara sobre este tema, pero ella lo decía como si fuera un hecho, del mismo modo en que lo publicó en su blog sin dudar.
Ladybug apretó los puños, luego de retirar la mano del hombro de Alya —no tengo idea de qué estás hablando, Alya —su voz había salido más fría de lo que esperaba.
La sonrisa de Alya se volvió más genuina —vamos, Ladybug, no tienes que esconderlo. Lila me lo contó. La salvaste y se volvieron mejores amigas, eso es realmente genial.
Ladybug frunció el ceño —te repito, Alya, que no tengo idea de lo que estás hablando —ugh, Marinette pensó que Félix estaría orgullosa de ella si la escuchara en ese momento, bien podría estar emulando su tono cuando trataba con Lila —no tengo amigos civiles. Eso solo pondría en peligro a la gente —le frunció el ceño reprobatoriamente.
Alya se soltó los brazos, solo para hacer un gesto exasperado —vamos, chica, no tienes que mentirme para cubrir a Lila. Nuestra clase ya sabe lo genial que es… bueno, excepto Marinette, sigue diciendo que Lila miente o exagera —Alya resopló en su diatriba.
Ladybug arrojó su yo-yo rápidamente —no estoy haciendo tal cosa como 'cubrir a Lila'. Tal vez deberías empezar a escuchar un poco más a tu amiga Marinette —dicho eso, se fue.
— ¡Pero Ladybug-! —Alya se quedó con la palabra en la boca, viéndola irse.
Ladybug suspiró. Una última oportunidad. Si Alya no escuchaba a Ladybug sobre Lila, no escucharía a nadie.
Por favor, comprueba sus mentiras. Por favor, Alya.
Suplicó la heroína mientras se columpiaba hacia el museo. Una solitaria lágrima de ruego y esperanza rodando por su mejilla hasta perderse en la calle bajo ella.
~∆~
Afortunadamente, encontrar a Nathaniel no fue difícil. Una vez que Renart se unió a ella, corrieron para reunirse con Chat y Viperion. En el proceso, trataron de acorralar a todas las Sapotis en una sola área, pero eran realmente inquietas y se estaban volviendo un gran problema.
— ¿Cuál es el gran plan, M'Lady? —Chat preguntó, sintiéndose un poco abrumado.
Ladybug no estaba en mejor situación, parecían haber muchas más que la última vez, quizás el doble —necesitamos mantenerlas en un solo lugar para terminar con esto.
—Vamos a necesitar más que un poco de suerte para eso —Renart sugirió, mirando el mar rojo en el que se habían convertido las criaturas.
Ladybug asintió — ¡Amuleto encantado! —su amiga le arrojó un escudo moteado, aparentemente similar al del Capitán América, cuando exhibió un pequeño mecanismo lanza dardos nerf — ¡Por supuesto! —los tres chicos la miraron con alivio cuando fue evidente que tenía un plan sólido —necesitaremos una mano extra. Regresaré muy rápido, pero Renart, necesito que empieces a atraerlas —señaló el centro comercial del que estaban cerca —necesitamos una gran ilusión de un trailer de película para niños, lo que sea, pero hazlo llamativo y brillante ¿Puedes hacerlo?
Renart asintió ya imaginando lo que se le había encargado —a tu orden.
—Chat, y Viperion, asegúrense de que todas, sin excepción, vengan hacia Renart.
El gato y la serpiente expresaron su acuerdo.
Ladybug se ajustó el amuleto encantado a un lado de su cadera antes de lanzar su yoyo en una dirección familiar —muy bien, en marcha, ¡Ya!
Los tres héroes siguieron sus indicaciones al pie de la letra. En cuanto ella se fue, una explosión de colores y sonidos fuertes estallaron a su espalda, mientras que Chat y Viperion estaba gritando en altavoces que sacaron de Dios-sabe-dónde sobre la película llena de bromas y travesuras.
Cuidadosamente, Marinette aterrizó en el estrecho balcón junto a la ventana del tercer piso de un edificio de apartamentos, y golpeó.
Un joven muy sorprendido le abrió la ventana. Sus ojos verdes la miraron como evaluando si verdaderamente estaba allí.
Ladybug sacó un collar de su yoyo por segunda vez en el día —Marc Anciel, este es el miraculous del ratón, que te dará el poder de la multiplicación…
Notes:
¡No me maten por dejarlo hasta allí! Esto se estaba haciendo eterno y conseguía terminarlo xD
Con más de siete mil cuatrocientas palabras, este es el cap más largo de este fic. (Literalmente el triple de un cap promedio)
Así que dejaré esto por aquí y me dedicaré a descansar el resto del sábado. Llevó todo el mes estudiando para un examen que debo presentar mañana 25 (un examen acargo de la gobernación que pretende hacer ver que la gente en este país puede conseguir trabajo sin importar a quién conozca ni el nepotismo. Vamos, que no se lo creen ni ellos, pero aún tengo un poco de esperanza en conseguir un trabajo fijo QnQ)
A partir de octubre empezaré a hacer comisiones. Les dejaré el enlace a mi Ko-fi, por si les interesa o gustan recomendarme.
Chapter 54: El nuevo ratón
Summary:
El nuevo ratón entra en acción.
¿Luka, Marinette y Félix podrán tomar sus malteadas?
Y tenemos una necesaria sesión de platica entre los heroés.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Marc no estaba muy seguro de qué era lo que estaba sucediendo afuera.
Había estado terminando sus deberes a lo largo de la mañana, ya que su madre le tenía la regla de hacer primero las tareas escolares antes de sumergirse en el cómic o sus historias durante los fines de semana, y después de eso se había derrumbado en la cama, tratando de darle un descanso a su cerebro hasta la hora del almuerzo, cuando empezó a escuchar ruidos.
Al principio no le dio mucha importancia. Habían algunas familias con niños en su edificio, así que no era algo realmente inusual; pero, con el pasar de los minutos, el ruido ocasional se convirtió en una cacofonía de sonidos, lo cual atrajo a Marc a su ventana, solo para ver múltiples criaturas enanas y rojas corriendo por la calle y haciendo destrozos.
Rápidamente, Marc había asegurado su ventana, y la puerta de su habitación. El ruido fuerte lo estaba poniendo un poco nervioso, así que tomó sus audífonos y regresó a su cama, esperando hasta que la situación pasara.
Se le hizo raro tener dificultades para encontrar una transmisión sobre la situación akuma del día, hasta que rojo brillante entró en su visión periférica.
El pelinegro se asustó por un momento, hasta que sus ojos encontraron una silueta femenina en rojo y puntos negros.
Su cuerpo se movió por sí sólo, yendo a abrir la ventana previamente asegurada, mientras los ojos azules enmarcados en un antifaz lo miraron con un brillo que Marc no podría descifrar.
—Marc Anciel, este es el miraculous del ratón, que te dará el poder de la multiplicación.
Marc miró el collar en la mano de la superheroína como un búho por unos cuantos segundos — ¿Yo? —se autoseñaló con el índice derecho, y una uña pulcramente pintada de negro.
Pacientemente, la dama moteada asintió —sí, necesitamos tu ayuda. Una vez que la misión haya terminado, me regresarás el miraculous ¿Puedo contar contigo?
—Pero… pero fui un akuma una vez —Marc balbuceó, su mente aún tratando de procesar la situación.
La mirada azulina se dulcificó en él —sí ¿Y? —ella respondió —tal vez Shadow Moth hace ver las emociones fuertes como una debilidad, pero no lo son, pueden darte mucha fuerza.
Tragando en seco, y con una mano temblorosa, Marc alcanzó tímidamente el colgante en su mano —yo… haré lo mejor que pueda, Ladybug —nada más terminar sus palabras, una borla de luz gravitó alrededor de él, antes de revelar una figura pequeña y gris, con grandes orejas, una cola larga y fina, dientes frontales de roedor y ojos color cereza.
— ¡Uh! El niño adorable —la criatura chilló, rodeando a Marc una vez más — ¡Un buen portador, Ladybug! ¡Me gusta!
— ¿Adorable? —Marc repitió por lo bajo, completamente desconcertado.
— ¡Soy Mullo y seré tu kwami! ¡Te ayudaré a ser un superhéroe! —declaró, antes de que Ladybug pudiera decir nada más.
Los ojos verdes de Marc brillaron ¿Literalmente estaba frente a frente y hablando con un ser mágico? ¡Había leído y visto historias cómo está cientos de veces! Pero ahora le estaba sucediendo a él ¡A él! — ¡Increíble! ¡Es un placer, Mullo!
Ladybug no pudo evitar reírse —me encantaría darles más tiempo para conocerse, pero Renart está a contra reloj, y necesitamos ir a ayudar.
Las mejillas de Marc se ruborizaron levemente, mientras se colocaba el collar —sí, por supuesto, lo siento —el collar se convirtió en una banda negra de dos dedos de grosor, alrededor de la garganta de Marc, adicional, la cuerda se convirtió en una fina cadena negra, y el encanto pasó a ser gris con una línea rosada y otra roja, cerca del centro — ¿Cómo debo…?
—Todo lo que necesitas decir es ¡Mullo, a chillar! —explicó la deidad como un ratón.
Marc apretó ambos puños, reuniendo coraje antes de repetir —Mullo, a chillar.
La sensación de magia recorriendo su cuerpo y cambiando su ropa era algo que Marc no sabría definir. Era simplemente indescriptible. Raro. Pero una rareza genial y estimulante.
Apenas tuvo tiempo de revisarse a sí mismo cuando Ladybug lo arrastró fuera de su ventana y en camino hacia la acción, donde los necesitaban. En el camino, le entregó el amuleto encantado y le explicó lo que necesitaba que hiciera para el plan.
Marc absorbió toda la información, determinado a hacer un buen trabajo y honrar la confianza que, por la razón que fuera, Ladybug había elegido brindarle.
El segundo aviso del collar de Renart ya había soñado cuando Chat y Viperion vieron llegar a su líder y al segundo refuerzo del día.
Chat Noir, particularmente, sintió un horrible golpe en su estómago cuando sus agudos ojos verdes determinaron las características del nuevo héroe temporal. El impulso de derribar al impostor y regañar a su Lady lo sorprendió incluso a él mismo.
"¡No necesitamos un nuevo ratón!" se quejó en su mente, sin darse cuenta de que estaba gruñendo en voz baja "Tenemos a Marinette. Mi princesa es genial y astuta"
El nuevo héroe, de género indefinido porque su atuendo no revelaba mucho, tenía un traje mayormente en tonos grises, un poco más oscuros de lo que había sido Multimouse. Botas altas, aparentemente de plataforma, y oscuras, terminaban a mitad de sus muslos, en forma de pico, con una línea de color rosa y otra color rojo en cada una. Otro par de líneas, en sentido invertido, atravesaban su cintura y abdomen. La cuerda de saltar se entrecruzaba en sus caderas, haciendo parecer que tenía una cola bífida. Tenía una capucha sujeta por un broche rojo en forma de ratón, de la cual salían grandes orejas, aunque estas parecían plegadas contra su cabeza. Tenía el cabello negro, algo corto y rebelde, con puntas enrojecidas. Finalmente, el antifaz en su rostro era gris, con el borde inferior rojo muy fino y 'sombras' rosadas sobre los ojos verde esmeralda.
En cuanto Ladybug y el/la nuevo ratón llegaron con ellos, la chica continuó con el plan. Abrió su yo-yo y sacó algo —démonos prisa, antes de que a Renart se le acabe el tiempo. Chat, toma esto —para su sorpresa, Ladybug le arrojó el brazalete de la tortuga. Rápidamente, fusionó a Plagg y Wayzz, entendiendo que Ladybug ocupaba el escudo para contener a las Soportis dentro.
— ¡Protección!
—Muy bien, adentro. Ya sabes lo que debes hacer, mouse —Ladybug se dirigió al ratón en cuanto un domo irrompible verde se formó alrededor del edificio.
Asegurando el escudo en una muñeca, el ratón asintió y saltó al interior del centro comercial mientras invocaba su poder por primera vez — ¡Multitud!
Centenares de ratoncitos se desplegaron por el área, igualando rápidamente a las Sapotis. Chat y Viperion lo siguieron, mirando en todas las direcciones posibles, mientras el nuevo héroe empezaba a arrebatar y romper los sombreritos de las Sapotis, con los dardos sorprendentemente contundentes del escudo de mano.
Ladybug se detuvo a un lado de Renart para decirle que podía terminar con la ilusión. Como solo le quedaba dos minutos, lo hizo destransformarse y alimentar a Trixx antes de seguir al resto de los chicos dentro.
Se iban a necesitar todos los ojos posibles para detectar la mariposa entre todos los ratones y las Sapotis.
De hecho, se necesitó un minuto y medio para que el ratón encontrara a las Sapotis originales y la mariposa saliera volando hacia el techo abierto, tratando de escapar — ¡Por aquí, Ladybug! —Renart le avisó, era quien más cerca estaba de la mariposa corrupta.
—Oh, no. No más maldades para tí —Ladybug murmuró, lanzando su yoyo para capturar y purificar a la mariposa.
Afortunadamente, con eso, las gemelas regresaron a la normalidad y el resto de clones desaparecieron por completo.
Los pequeños ratones se reunieron todos de vuelta en su tamaño original, y saltó de regreso con el resto de héroes, regresándole a Ladybug el amuleto encantado — ¡Miraculous Ladybug! —la chica lanzó al cielo el escudo, y dejó que sus catarinas mágicas hicieran lo suyo, reparando la ciudad.
—Hey, buen trabajo —Renart felicitó a su nuevo compañero, mientras Chat recogía a las dos niñas.
—Sí, bienvenido al equipo… —Viperion añadió, dando pie a que su nuevo colega se presentara.
—Oh, um, gracias. Pu-pueden decirme… Mouseketeer —proporcionó, un poco inseguro.
Chat se mordió el interior de la mejilla. ¡El chico hizo un juego de palabras para su nombre! No es justo ¿No podían dejarlo enojarse y ser gruñón porque su buena amiga había sido reemplazada como héroe?
—Es genial / Mucho gusto —lo saludaron los otros dos héroes.
Ladybug sonrió —bien. ¿Uno para todos y todos para uno? —bromeó, estirando el puño cerrado.
Los cuatro chicos se miraron entre sí antes de responder al gesto en la clásica celebración de victoria — ¡Bien hecho! —aunque Chat sonaba un poco más apagado.
— ¡Ladybug! —Etta y Ella corrieron desde detrás de Chat para saltar sobre la heroína y empezar a llorar sobre sentirlo mucho y demás.
—Está bien, niñas —las calmó, con un poco de dolor en su corazón —vamos a llevarlas con su hermana mayor ¿De acuerdo? —esperó a que las niñas asintieran, pasándole una a Viperion, ya que no podía llevarlas a las dos y usar su yoyo al mismo tiempo —Renart, Mouseketeer, recogeré sus miraculous en unos minutos. Chat-
— ¿Sí, M'Lady?
Ladybug extendió su yoyo abierto en su dirección mientras preguntaba —Necesitamos hablar. ¿Puedes patrullar esta noche?
El gato asintió, quitándose el brazalete de la tortuga para regresarlo —por supuesto.
— ¡Nos vemos!
Afortunadamente, no fue muy difícil encontrar a Alya, Nino y Manon. La niña se abrazó a sus amigas, asegurándoles que estaba bien y que no les tenía miedo.
Nino agradeció a Ladybug con un gesto, sujetando la visera de su gorra, mientras que Alya solo miraba a Viperion con un mal humor muy pobremente escondido, si es que tan siquiera lo estaba intentando.
Los héroes se despidieron amablemente de las niñas y luego regresaron a los tejados, corriendo uno al lado del otro —adelántate a la cafetería y ve si Félix está por allí todavía ¿Sí? Yo aún tengo que recoger los miraculous.
Viperion asintió, aunque no pudo evitar comentar —se va a preocupar si aparezco sin tí —con una pequeña sonrisa divertida.
Ladybug lo pasó completamente por alto —trataré de tardar lo menos posible —prometió y le hizo un gesto con la mano antes de dirigirse de nuevo a la ventana de Marc.
Viperion buscó un callejón solitario y cubierto para transformarse.
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—Marc, muchas gracias por tu ayuda —la heroína sonrió, guardando el collar de Mullo de vuelta en su yo-yo.
Marc negó con la cabeza, las mejillas un tanto rojas —gracias por darme esta confianza. Fue… una experiencia increíble.
Ladybug se enganchó el yoyo a la cadera, con una expresión amistosa y suave — ¿Eso significa que estarías dispuesto a unirte a nosotros en otras misiones?
Los ojos verdes de Marc se ensancharon, como un ciervo ante los faros —yo… yo, quiero decir ¡Claro! Si-si puedo ayudar…
Ladybug se rió entre dientes —es bueno saberlo. Contamos contigo, entonces ¡Ladybug fuera! —un gesto y saltó lejos de la ventana para seguir su camino y recuperar el collar del zorro.
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Y, si esa tarde, cuando Nathaniel y Marc se reunieron en casa del primero para una cita- tarde entre amigos, Marc sugirió ver 'Mickey, Donald y Goofy: Los tres mosqueteros' mientras que Nath agregó 'Robin Hood' también de Disney… bueno, a ninguno le pareció extraño.
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Mientras buscaba un lugar cerca de la cafetería para destransformarse, su yo-yo sonó con la advertencia de una llamada.
Félix.
— ¡Hola! ¿Estás bien? —ella contestó de inmediato.
”Yo… sí. Eso iba a preguntarte ¿Dónde estás?” sonaba un poco aturdido "tu amigo ya está aquí también"
—Oh, solo a un par de cuadras —respondió con facilidad —terminé más calles al este de lo que imaginé con todo el desastre ¡No se muevan! ¡Estaré allí en un minuto! —y, antes de que el británico pudiera formular otra pregunta, colgó.
Encontró un lugar adecuado a la vuelta de la esquina y rápidamente corrió hacia el par de chicos que la esperaban fuera de la librería/cafetería. Fingió estar falta de aliento apoyándose en las rodillas.
—Respira profundo, mélodie —Luka le aconsejó, claramente luchando por contener una sonrisa.
Félix, sin notar ese detalle, frunció el ceño hacia la forma inclinada de Marinette. Su respiración rápida sonaba un poco fuera de lugar, sino forzada, y no mostraba otros signos de repentina actividad física. Podría deberse a un óptimo estado físico, así que eligió descartar la inquietud y simplemente le ofreció el brazo para que se apoyara en él.
—Estoy bien, de verdad —ella dijo —solo fue el estar yendo de un lado al otro. Me alegro de que haya terminado.
Los chicos estuvieron de acuerdo en su último comentario —entonces… ¿Malteadas? —Luka retomó, señalando la cafetería sobre ellos —insisto en que ocupas y mereces algo dulce y fresco, Ma-ma-marinette.
La niña puso los ojos en blanco, suspirando juguetonamente exasperada —algún día te olvidarás de ese apodo —juró, haciendo reír a Luka.
—Yo no contaría los días —el músico le regresó.
Luego, ambos oji-azules miraron a Félix con curiosidad, preguntando en silencio si aún quería unirse a ellos.
En respuesta, el rubio hizo un gesto hacia las escaleras que subían hasta el mencionado local. De todos modos, ya había enviado un mensaje a su madre sobre cómo y dónde estaba, a raíz del ataque akuma.
Los tres adolescentes estuvieron en la cafetería alrededor de una hora. Fue bastante ameno, incluso si Félix no podía evitar sentirse ligeramente irritado cuando Luka llamaba a Marinette 'mélodie' o 'ma muse'.
Si bien no era evidente ninguna connotación romántica en el tono tras esas palabras, si irritaba al rubio el hecho de que aún no tenía un apodo propio para Marinette.
Los temas de conversación fluyeron desde el baile del Françoise Dupont, a la cantidad de canciones que la banda estaba preparando para ello, a las clases de cada de uno, hasta la película en la que la madre de Félix estaba trabajando y la línea de atuendos inspirados en los héroes parisinos que Marinette estaba determinada a diseñar y posteriormente crear.
Más tarde, esa noche, Ladybug y Chat Noir se encontraron en un tejado desde donde podían ver la torre Eiffel.
Chat parecía un poco ansioso, pero no era algo que Ladybug no hubiera previsto. Sacó de su yo-yo una baraja de cartas y se la tendió a su compañero con una sonrisa.
El efecto fue inmediato. Los hombros cubiertos por el traje negro cayeron unos centímetros y la sonrisa en sus labios se tornó más casual mientras empezaba a barajar las cartas.
Empezaron a jugar en silencio, agarrando y descartando cartas. Después de unos minutos, Ladybug decidió iniciar la conversación.
—Entonces ¿Qué piensas de los nuevos portadores? —la chica preguntó, descartando una carta.
Chat tomó una del mazo y la descartó inmediatamente también —no estoy seguro de tener una opinión de ellos todavía —rumió, un poco renuente.
—Eso no puede ser cierto, ya sabes, la gente se forma opiniones de los demás en el primer minuto de interacción —ella comentó, ocultando una sonrisa mientras reorganizaba las cartas en su mano —lo que sigue es aprender si estabas en lo correcto o no, sobre la persona.
—En ese caso, no he tenido tiempo de discernir si estoy en lo correcto o no —volvió a quejarse del gato.
—Chat~ —Ladybug alargó su nombre, con solo un toque de regaño en su voz.
El gato negro suspiró en rendición —bien, si insistes, M'Lady —la punta de su cola se levantó y balanceó con cierta irritación, como una serpiente de cascabel —Renart es… supongo que adecuado. Maneja bien sus poderes, aunque no parece querer involucrarse en las batallas como tal —compartió.
Ladybug asintió, tomando una carta y volviendo a descartarla. Su mano estaba lista —creo que es su mejor enfoque, a menos de que realmente necesitemos la fuerza extra. Es más fácil que un oponente caiga en las ilusiones si no sabe que hay un ilusionista cerca —ella explicó.
Chat tuvo que admitir que la dama de la buena suerte tenía razón. Ambos enseñaron sus manos, y Ladybug tenía una clara ventaja.
Reunieron las cartas y volvieron a barajar.
— ¿Algo que decir sobre Mouseketeer? —Ladybug ciertamente no se esperaba el siseó que respondió a su pregunta — ¡¿Chat? ¿Qué rayos?! —ella lo miró incrédula, deteniéndose en su movimiento de repartir las cartas.
—Lo siento, Ladybug, es solo… —garras negras revolvieron bruscamente el cabello rubio, de por sí desordenado — ¿Por qué cambiaste a Marinette? ¿Realmente hay tanto problema en que yo sepa su identidad? ¡Ella ni siquiera fue expuesta a Hawk Moth por Chloe! —se quejó —ella fue realmente buena, sacándonos las castañas del fuego cuando Kwami Buster nos quitó a Plagg y Tikki —argumentó.
Ladybug hizo todo lo posible por no reaccionar como Marinette en ese momento. La forma en que Chat la defendía era simplemente adorable, y si hubiera sido solo Marinette ella podría haberlo abrazado y decirle que estaba bien con que Multimouse fuera cosa de un solo acto. Sin embargo, ella no era solo Marinette ahora, y algo en el tono de voz de Chat la hacía sentir devuelta en los momentos en que quería convencerse a sí misma de que haberle dado los miraculous a Alya y Nino en presencia del otro no traería consecuencias negativas.
Había una amistad de por medio, que nublaba el juicio.
Y, por supuesto, el hecho de que Chat no sabía que Marinette ya era Ladybug y, por lo tanto, Multimouse no podía volver a escena.
—Chat, también tienes que considerar la situación de los posibles portadores —ella le empezó a explicar, con voz suave —hasta donde tengo entendido, el colegio donde ella asiste está preparando un baile y ¿No es ella una representante de clase? Eso es mucha más responsabilidad que las de un estudiante promedio —argumentó —adicional a eso, ella hace comisiones de ropa ¿No? ¿De verdad quieres añadirle más estrés teniendo que guardar una identidad secreta?
Las orejas y cola del gato bajaron al oír y procesar los contra-argumentos de Ladybug. Inconscientemente, quería quejarse y no estar de acuerdo, pero el recuerdo de una Marinette triste, llorosa y agotada en sus brazos lo mantuvo callado, especialmente cuando desencadenó el recuerdo de ella siendo perseguida por un akuma.
—Supongo que tienes razón, M'Lady —Chat suspiró, un poco renuente, antes de que otra cosa llamara su atención —pareces saber mucho sobre Marinette… ¿Son amigas?
Ladybug se rió entre dientes, mientras continuaban con el juego —solo me aseguro de conocer bien a quienes les doy un miraculous ¿De qué otra manera tendré la certeza de que puedo confiar en que me lo regresarán al final de la batalla? —ella argumentó, bailando con la verdad.
Chat asintió a sus palabras.
Continuaron la siguiente ronda, mayormente en silencio, hasta que Ladybug recordó una última cosa que quería reportar —también, hice de Viperion un portador a tiempo completo, como nosotros.
Los ojos verdes parecían que podrían salir de sus cuencas — ¡¿Hiciste qué?!
Ladybug no pudo evitar reírse en voz alta, al haberlo tomado por sorpresa.
Después de un momento de calma, y de decidir dejar el juego a un lado, Ladybug le explicó pacientemente a Chat Noir sus razones para traer a Viperion como héroe permanente.
—El maestro ya no está para cubrirnos las espaldas si algo se nos sale de las manos, Chat, y ese es un factor que debo tener en cuenta en cada batalla —ella razonó —simplemente no puedo esperar que Bunnyx venga y retroceda el tiempo si cometo un pequeño fallo. Tener un punto de reinicio y a alguien que nos diga lo que salió mal, es nuestra mejor apuesta.
Después de una larga y esclarecedora conversación, cada uno de fue por su lado para una patrulla rápida, y luego irse a descansar.
Chat Noir consideró, brevemente, pasar por casa de Marinette y comprobar cómo estaba ella; seguramente ya se había enterado del nuevo héroe ratón por las noticias, sin embargo, reconoció que era bastante tarde en la noche y tuvo que poner marcha a su casa.
Notes:
Oh. Arecus. Bendito.
Este subir este capítulo se me atrasó como dos o tres días u-u
Mi computadora está fallando de nuevo y esta vez ya parece que no se puede arreglar manualmente. Algunas teclas están fallando y he probado con todos los tutoriales que he encontrado en YT sin suerte.
Las flechas hacia arriba e izquierda, la ‘L’, el punto y el botón para pausar el audio no responden y es infinitamente más demorado editar/corregir los caps y responder a los rws teniendo que usar el teclado en pantalla para usar dichas teclas.Sé que este cap parecerá muy corto en comparación con el anterior, pero hay fanart de Marc-ratón! y en el próximo se viene fluff Felinette, así que espero que eso sea suficiente.
Por cierto, el nombre de heroé de Marc tiene dos referencias en él. Una, probablemente la sepan, pero ¿conocen ambas? ¡Hazmelo saber!
Además ¡Se abren oficialmente mis comisiones! Pásate por mi perfil de Ko-fi " ko-fi.com/izzydany_neko " si estas interesado, o compártelo si conoces a alguien que podría estarlo. Me ayudaría muchísimo en mi meta de comprar una laptop nueva.
Chapter 55: A ritmo de vals
Summary:
Marinette se trasnocha.
Marc tiene una pequeña crisis, pero tiene amigos también.
¡Fiesta en el barco! Tiempo de musica y baile.
Y Marinette tiene una razón para trasnocharse.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
El domingo por la mañana encontró a Marinette aferrándose a un termo con su mezcla habitual de café y chocolate, después de una ronda de yoga y entrenamiento con su madre y desayuno completo con sus dos padres.
Tras la breve patrulla, posterior a la plática con Chat, la chica había vuelto a su habitación, solo para ser atacada con un golpe de inspiración.
En menos de un minuto, estaba rebuscando una tela entre su baúl, de un hermoso color verde manzana. Luego, sacó un patrón que ya tenía hecho y comenzó a cortar la tela, agregó alfileres donde se necesitaban y en poco más de una hora tenía su obra lista para bordar su firma, usando un verde levemente más oscuro y un amarillo miel para contrastar.
Un par de compresas frías para las ojeras y un toque de maquillaje después de arreglarse esa mañana, y nadie podría decir que se había desvelado.
.
Por su parte, Félix ya estaba estacionado afuera de la panadería Dupain-Cheng, y estaba a punto de llamar a Marinette para preguntarle si estaba lista para bajar o necesitaba ayuda con algo, cuando vio a Marc entrar a la panadería con paso veloz.
Claramente estaba angustiado por algo, y Félix se quedó un momento dentro del auto esperando para ver si un akuma, un sentimonstruo, o algo por el estilo que venía tras él… cuando no vio nada sospechoso, le pidió a su chofer que lo esperara y salió del auto para entrar a la panaderia tambien.
Sabine lo recibió con los restos de una risilla en sus labios. El furor del desayuno dominical ya había pasado y las bandejas de baguettes, brioches, eclairs, pan au chocolat estaban más seguramente vacías que otras.
La mujer lo saludó amablemente y lo envió escaleras arriba, seguramente al igual que acababa de hacer con Marc.
En el apartamento encontré a Marinette sentada en una esquina del sofá, con una sonrisa dulce y ojos brillando de diversión, mientras que Marc estaba derrumbado a lo largo del resto del mueble, enterrando la cabeza en el regazo de la niña y hablando a un ritmo rapido
La chica se dio cuenta rápidamente de su presencia, y le hizo señales para que cerrara la puerta y se uniera a ellos en el sillón más pequeño que estaba a un lado del sofá.
—Por favor, dime qué las chicas sólo están llevando demasiado lejos una broma —Félix escuchó a Marc balbucear, una vez se acercó, ocupando el lugar que le habían ofrecido.
—Odio decepcionarte, Marc, pero Aurore y Mireille no están inventando ni exagerando nada —Marinette estaba decididamente tratando de ocultar su diversión y de sonar gentil y empática, mientras empezaba a peinar delicadamente el cabello negro y corto con sus dedos —aquí tienes dos testigos más. Besaste a Nath en la mejilla el viernes antes de clase —mientras decía eso, levantó la mirada hacia la de Félix y le guiñó un ojo en complicidad.
Félix tuvo que morderse los labios para no reírse.
¿Eso era todo?
Un poco de drama sobre romance adolescente.
Lo que le sorprendió de sí mismo fue que había una diversión infantil en el descubrimiento, y no una burla sardónica al respecto, ni mucho menos la indiferencia que, en cualquier otro momento de su vida, hubiera sentido.
abía algún tipo de complicidad en la situación, y eso era un sentimiento nuevo para él.
¿Era es otra consecuencia de la amistad?
En respuesta a lo dicho por Marinette, Marc volvió a su balbuceó mortificado; parecía que le hubiera dicho que lo besó en los labios en lugar de la mejilla y, de nuevo, Félix casi se ríe.
Hasta que Marc se dio cuenta que Marinette se había referido a dos testigos. Recién entonces, levantó la cabeza de sus muslos cubiertos por leggins horripilantes de color gris claro con espirales en blanco y rosa claro, y se volvió para ver que Felix se había unido a ellos.
El rubio inclinó la cabeza en saludo y las mejillas de Marc se calentaron antes de que volviera a dejar caer su cabeza en el regazo de su amiga.
Está vez, ni Marinette ni Félix podrán evitar reírse entre dientes.
—Vamos, Marc, no puede ser tan malo —Marinette arrulló dulcemente, volviendo a peinar sus cabellos rebeldes —fue solo un beso en la mejilla. Esto es París, la bise es una cosa habitual.
— ¡Esto no es lo mismo, Nettie! —gimió, está vez girando para mover la cabeza hacia el vientre de la chica y poder acurrucarse en posición fetal.
Marinette se mordió los labios, porque le empezaron a doler las mejillas por las risas y sonrisas — ¿Y por qué no es lo mismo, mon titou* ? —ella le apareció, sorprendentemente maternal.
Marc la miró desde abajo, apenas moviendo la cabeza, solo lo suficiente para que su amiga viera el puchero en sus labios —Neeeeetteeeee —se quejó.
Marinette siguió jugando con su pelo —Marc, soy yo, no me voy a burlar ni nada como eso, lo sabes —ella le seguro.
Sí había alguien que entendía los sentimientos de Marc era Marinette.
Y el pelinegro parecía recordar eso después de un momento. suspiró.
—Porque estoy enamorado de Nathaniel —susurró contra el vientre de la diseñadora, sintiendo que el calor quemaba sus mejillas y orejas.
Lo cual, no era una sorpresa para nadie en la habitación. Marinette lo sabía desde hace mucho ya Félix no le había tomado muchas interacciones para resolverlo.
Marinette le sonrió en aliento —ustedes dos son un par increíble, Marc. Se entienden tan bien, trabajan fantásticamente juntos, y se hacen tanto bien el uno al otro.
— ¡Eso lo hace peor! ¡No quiero arruinar mi amistad con Nath! —sollozó —no lo soportaría —añadió muy bajo, envolviendo la cintura de Marinette con una mano, como si ella fuera su almohada.
En silencio, Félix envidió la cercanía.
Se pudo soñar despierto con él recostándose en las piernas de Marinette con la misma confianza que Marc mostró.
Lo cual era muchísimo mejor para su cordura que pensar en Marinette siendo tan dulce y maternal , y en Marinette con niños, y… Sí, mejor no seguir esa tendencia de pensamientos.
— ¿Puedes decirme con honestidad que no has pensado, soñado, cuánto mejor sería si ustedes encontraran una pareja?
El rubor intensificado en la cara del oji-esmeralda fue respuesta suficiente. Por supuesto que había imaginado y soñado con eso, una relación con Nath; demonios, incluso tenía una carpeta bajo candado con historias de sus versiones heroicas como Reverser y Mightillustrator como una pareja, teniendo citas sobre los tejados de París, besándose bajo fuegos artificiales y… otras cosas que harían a Marc dejar pálido al cabello de su amado.
—También he tenido pesadillas sobre cómo todo se va al garete porque Nath no se siente como yo —contrarrestós.
Marinette tarareó suavemente — ¿Y qué te hace pensar que Nath no siente lo mismo que tú? —compuso una sonrisa traviesa —déjame decirte, y Félix aquí no me dejó mentir, que Nathaniel pareció en la quinta nube después de que lo besaste esa mañana —Marc levantó la cabeza lo suficiente para que Félix entrara en su línea de visión. El rubio simplemente asintió —estaba sonrojado y tenía una mirada… —tarareó un 'aww' como si fuera la cosa más tierna que hubiera visto.
—Él estuvo enamorado de ti antes —argumentó débilmente.
Marinette rodó los ojos, mientras que Félix arqueaba una ceja ante la nueva información —un amor de infancia, éramos verdaderamente preadolescentes —ella respondió —y hay algo llamado 'ser bisexual', por si no lo sabías.
—Pero…
—Escúchame Marc, no te estoy diciendo que vayas y le pidas ser novios en cuanto lo veas en el barco —ella dijo, medio en broma medio en serio —he tenido suficiente de parte de Alya cómo para imponer ese tipo de presión sobre alguien más —añadió, más para sí mismo, pero fue escuchada por los dos chicos de todos modos —pero, como amiga tuya y de Nath, te ofrezco un consejo… necesitas quitarle importancia al asunto del beso o hablarlo directamente con él porque, de otro modo , va a causar tensión necesaria entre ustedes, y eso los va a lastimar a ambos —Marinette pasó sus dedos del cabello negro al hombro de Marc, dando un apretón cariñoso.
Marc desearía las palabras de su amiga. Ella tenía mucha razón, Nathaniel se volvió bastante identificando cuando Marc estaba ansioso o estresado por algo, el pelirrojo rápidamente se daría cuenta de que él estaba nervioso por asunto del beso y eso podría levantar un muro entre ellos.
básicamente, Marc estaría haciendo algo que lo alejaría de Nathaniel: el mismo resultado que estaba intentando evitar al no pensar si quisiera en confesar sus sentimientos.
—Tienes razón, Marinette —suspiró después de un largo minuto de consideración.
La oji-azul le sonrió con suavidad, apartando su mano para permitirle sentarse por su cuenta. Una vez que lo vio más tranquilo, no pudo evitar darle una sonrisa pícara —También te sugiero, y esto quedó totalmente en tus manos, que invites a salir a Nath — eso hizo que Marc saltara en su sitio, mirándola como un ciervo ante los faros —tal vez podrías pedirle ir juntos al baile —le guiñó un ojo —considéralo, y si decide hacerlo, avísame, tengo una o dos cosas en mente que podría regalarle cuando diga que sí.
Rojo como un tomate, Marc solo atinó a balbucear — ¿N-no te r-refieres a 'si dice que s-sí'?
Marinette se levantó del sofá de un salto, con una enorme sonrisa e inclinándose levemente hacia Marc mientras se sujetaba las manos tras la espalda —quise decir lo que dije —enfatizó cada palabra, haciendo reír a Félix entre dientes, por su actuación de niña traviesa pero inocente —apostaría mi máquina de coser a que Nath ni se lo pensará dos veces para decir que sí —un último guiño y se enderezó —como dije, es solo una sugerencia, considéralo. Mientras tanto, deberíamos irnos ya ¿Uno de ustedes puede recoger la caja de macarons que está sobre la isla de la cocina? Tengo que recoger algo de mi habitación muy rápido — preguntó, mientras subía las escaleras hacia su habitación.
Marc tomó un almohadón del sofá y enterró su cara en él. Mientras tanto, Félix cumplió con el pedido de Marinette y recogió la caja llena de dulces, que olían tremendamente bien.
Marinette salió de nuevo tan solo un minuto después, con un bolso a un lado de la cadera diferente al habitual: era más grande, tenía un tirante horrible de color rosa pálido y el bolso en sí estaba completamente forrado en tela afelpada, bordado en él había una catarina posada sobre los pétalos de una flor.
— ¿Nos vamos?
Los dos chicos la siguieron escaleras abajo, se detuvieron a despedirse de los padres de ella. Tom estaba amasando un nuevo lote de pan y Sabine preparaba una nueva cafetera. Ambos adultos les desearon una tarde agradable y pidieron que se mantuvieran a salvo, mientras despedían a su hija con besos en la frente.
Finalmente, los tres adolescentes salieron por la puerta de la panadería-pastelería y abordaron el transporte de Félix. Este último le dio a su chófer la dirección donde Luka había dejado atado en Liberty la última vez.
Cuando llegó la banda ya estaba allí, al igual que Nino, quien se había unido para trabajar juntos en las canciones que cada quien interpretaría o reproduciría, para no repetir nada. Mireille también estaba allí, al igual que Mylene.
La chica del clima fue la primera en recibirlos, se vio un poco fuera de lugar en el grupo sin nadie de su clase, así que se animó al ver a Marc ya Marinette bajar del vehículo. Gentilmente, no dijo nada cuando vio a Marc revisar el barco con la mirada, y suspirar cuando no encontró a Nathaniel a la vista, en cambio, entabló una conversación con Marinette, diciendo cómo Luka le había comentado que Marinette había hecho accesorios para la banda , para el día del baile.
Esa pequeña conversación, de hecho, hizo que los saludos resultaron pasados por alto mientras la banda se arremolinaba alrededor de Marinette, esperando ver lo que ella había hecho.
Aurore llegó justo un tiempo para unirse a ver.
Rose y Juleka fueron las primeras:
Brazaletes en espiral para la parte alta del brazo. El de Rose era rosado y negro, daba la apariencia de enredaderas y ostentaba una flor rosada, cuyo centro era un diamante de imitación. El de Juleka era de plata, más parecido a una serpiente enroscándose, con dos perlas negras.
También tenían brazaletes con cadenas que iban conectados a un anillo. El de Juleka era un brazalete negro, grueso con una rosa morada, la cadena iba hasta un anillo para el dedo medio, con la misma flor en él. El de Rose tenía forma de hélice alrededor de la muñeca, todo cubierto de mucha pedrería brillante, cinco líneas de más pedrería se unían en un anillo en su dedo medio, donde también había una perla.
Luka tenía un brazalete con cadenas semejante a los de las chicas, de color negro, sin embargo, tenía un anillo para cada dedo, los cuales se extendían en cubiertas que simulaban garras, no muy largas ni afiladas para que no interrumpieran al tocar las cuerdas . Era todo negro reluciente con piedras aguamarinas en cada anillo y en la banda alrededor de la muñeca.
El de Iván era un brazalete esquelético, de color plateado, cuyas articulaciones iban falsas desde la muñeca hasta los anillos en los dedos.
— ¡Dios mío, Marinette! ¡Son asombrosos! —Rose exclamó, totalmente enamorada de la bisutería —mira Juleka, son tan únicos y aun así parece que combinan —la pequeña rubia colocó sus accesorios junto a los de la gótica. Las similitudes eran sutiles, pero estaban ahí.
Levemente sonrojada, Juleka balbuceó su gratitud a Marinette.
—Eso es… mucha pedrería —Félix comentó un poco más apartado, pero aun apreciando el talento de su pretendida.
—Exactamente mis pensamientos —la voz de Nathaniel siguió a la de Félix, anunciando su presencia y la de Alix con él.
Marinette se rió entre dientes, observando de reojo como Marc se tensó —es la idea. Así, cuando los reflectores caen sobre ellos, la luz rebotará en las joyas y por todas partes —Rose chilló ante la perspectiva de eso —Iván, Luka, vengan aquí. Tengo más cosas para ustedes.
Ambos chicos tienen también algún tipo de cadenas para los hombros. El de Iván tenía una cadena de collar, que soportaba una gran argolla, de la que salían dos cadenas más que iban hacia los hombros, de estás colgaban pinchos como dijes. El de Luka tenía múltiples cadenas de diferentes largos alrededor de los hombros y los brazos, todas unidas en dos gruesas argollas que se unían por otra cadena atravesando el pecho por debajo de las clavículas.
—Gracias, Marinette. Son geniales —Iván le dijo, antes de ir con su novia para examinarlos más de cerca.
Luka, en cambio, pasó un brazo sobre los hombros de Marinette —eres asombroso, nunca me cansaré de decírtelo —le sonrió —Ma-ma-marinette.
La chica se quejó en voz alta, sin embargo, se relajó en el toque de Luka — ¿Puedes tocar algo? Necesito asegurarme de que no rozan las cuerdas.
—A tu orden —dicho eso, se apartó para conseguir su guitarra eléctrica.
En cuanto Luka la soltó, Marinette se vio flanqueada por Félix y Marc. Alix, Nathaniel y Nino se acercaron a ellos.
—No sabía que estaba haciendo cosas para la banda, Marinette —Nino empezó —se vieron geniales.
Marinette le sonrió incómodamente mientras Nathaniel y Alix llevaban a Marc en su propia conversación —gracias Nino. La música de Luka suele darme muchas ideas y trabajar con joyería se hace cada vez más divertido para mí —comentó —um, por cierto ¿Cómo les fue al final ayer con las gemelas? Vi… las Sapotis —Marinette había querido llamar a Alya sobre el asunto, pero el sentido común le rogó que no lo hiciera.
Nino se llevó una mano a la cabeza, rascándose el cabello a través de la gorra, lo cual la arrugó —uh, no fue cool. La señora Cesaire las llamó después de que Ladybug y Viperion trajeran a las niñas, y las regañó a las tres. Le dijo a Alya que no podía salir hoy.
Marinette compuso una mueca de simpatía. Justo un tiempo, Luka volvió con su guitarra y tocó algunos acordes suaves y arrulladores.
Cuando Marinette lo miró con curiosidad, Luka dijo discretamente hacia Marc, quien estaba charlando animadamente con Nathaniel y Alix, antes de confirmarle a Marinette que su accesorio no lo molestaba al tocar.
—Bueno, propongo que empecemos con la práctica —Rose llamó la atención, levantando la mano con su nuevo brazalete en puño — ¡A rockear!
Mientras los cuatro miembros de la banda se dirigían a tomar sus instrumentos separados y lugares, Marinette tomó la mano de Félix para lograr la variedad de asientos dispuestos por la cubierta, uniéndose a Aurore y Mireille en el proceso.
Mientras la música y la voz de Rose llenaban el lugar de buen ánimo, Aurore le preguntó a Marinette algunas cosas sobre las joyas. Félix agregó sus propias preguntas al respecto y la oji-azul respondió felizmente, mientras ella y Mireille se balanceaban hombro con hombro al ritmo de Caraluna.
.
Hubo una ronda de cinco canciones antes de que la banda se tomara un descanso y dejaran que Nino se hiciera cargo del equipo de sonido para poner su playlist.
Los Backstreet Boys llenaron el silencio con I want it that way mientras los miembros de la banda se unían a los espectadores para obtener opiniones y sugerencias.
Todos tienen algo bueno que decir, incluso Félix.
— ¡Dime por qué! — Marinette, Aurore, Marc y Alix cantaron en voz alta junto a los altoparlantes.
— No es nada más que un dolor de corazón —respondieron Rose, Mireille y Nathaniel.
Algunos se rieron.
— ¡Dime por qué!
- No es nada más que un error
— ¡Dime por qué!
Todos los que cantaban se unieron para el final — I never want you say… I want it that way
Marinette, Luka y Juleka se movieron para servir vasos de refresco y los macarons que la franco-china había traído. Ha-Ash y Juanes sonando de fondo en las siguientes dos canciones.
— ¡Oye, Nino! —Ross llamó después de un rato — ¿Tienes canciones lentas y románticas en esa lista? — preguntó sin vergüenza, en voz alta.
Nino solo se rió entre dientes —tengo novia, Rose, no se me ocurriría dejar ese tipo de canciones fuera.
— ¿Qué tienes por ahí, entonces? — preguntó esta vez Aurore.
—Sí, enséñanos —continuó Rose.
Nino empezó a mirar a través de su lista —tengo tres o cuatro aquí. Esperaba recibir alguna sugerencia también… Perfect .
Encontré un amor, para mí
Cariño, simplemente sumérgete y sigue mi ejemplo
Bueno, encontré una chica, hermosa y dulce
Oh, nunca supe que eras la persona que me esperaba.
—Oh, esa canción es tan hermosa —Rose se derritió en los brazos de Juleka, llevándose las manos al pecho, sobre su corazón. La gótica se sonrojó, pero la sostuvo inmediatamente.
—Esta se llama Aquí —muchos miraron a Nino con extrañeza —es de Disney.
— ¿De Disney? —Marinette, Marc, Aurore, Nathaniel surgió a mirarse unos a otros, tratando de ver si alguien sabía qué canción era.
—Ponla, ¿quieres? —Aurore se rió —nos está matando la duda.
Conmigo estas y el mundo se esfumó
La música al sonar nos envolvió.
Un coro de — ¡Ah! —en entendimiento llenó el barco —eso es de 'Encantada' —exclamaron la mayoría de las chicas.
Aquí, muy juntos, si contigo
voy
—De hecho, es de un baile —añadió Mylene.
La vida va, los sueños morirán
Al mío digo adiós y sin saber…
—Juleka, bailemos —Rose se levantó, tirando de Juleka al área justo frente a los instrumentos.
Que aquí tú estabas, mi sueño te encontraste
Y hoy por siempre ya sé…
Que solo quiero… tenerte aquí
Iván tomó la mano de Mylene y la llevó junto a las chicas para unirse al baile con la música de vals.
Aquí soñando con un feliz final
Creer que esto, en verdad es real
Y este sueño también nos separó
Tú allá y yo aquí.
— ¿No son adorables? —Marinette suspiró, justo al momento en que Mireille se llevó a Aurore para unirse también —los vals son tan hermosos —susurró, con los párpados a media asta.
Y cómo enfrentar la realidad
Si hoy te pierdo aquí, hoy.
— ¿Quieres unirte, mélodie? —Luka ofreció, sentándose al lado de la chica.
Marinette se mordió el labio inferior, viendo a Aurore y Mireille bailando magníficamente, como se supone que se baila un vals, en lugar de las otras parejas que simplemente se balanceaban.
—No lo sé, Luka, sabes lo torpe que puedo ser —se escaqueó, no queriendo pasar una vergüenza —tengo dos pies izquierdos.
— ¿No bailaste con Adrien en esa desastrosa fiesta de Chloé? —Alix le recordó, arqueando una ceja en su dirección.
Marinette frunció los labios en un mohín —simplemente nos balanceamos en un lugar, difícilmente puedes llamar a eso bailar.
—El vals no es tan difícil. Solo sigues los mismos tres pasos con el ritmo de la música —Félix agregó, empujando suavemente el hombro de Marinette con el suyo. Una idea dando vueltas en su cabeza.
Aquí soñando con un feliz final
Creer que esto, en verdad es real
Soñar que el sueño en los dos está
Yo aquí… yo aquí y tú allá.
—Félix, no me has visto en mis peores momentos —Marinette medio se quejó, medio bromeó.
Alix se rió —escúchala, se ha caído tropezando con sus propios pies.
—Tonterías —Félix se levantó y le tendió una mano a Marinette, mientras la canción terminaba y se cambiaba por la siguiente —te enseñaré. Ven.
Aún dudosa, Marinette accedió, tomando su mano y permitiéndole llevarla junto al resto de bailarines. Luka los miró con una sonrisa, preparando su teléfono para grabar; en algún momento, su musa lo amaría por inmortalizar este momento para ella y Félix. Alix, por su parte, los miró con las cejas casi en la línea de su cabello por la sorpresa.
Toma mi mano, respira
. Acércame y da un paso.
Félix llevó a Marinette a la posición de baile, juntando sus manos y sujetándola por encima de su cintura con la mano libre. Marinette colocó su mano en el hombro de Félix y se sonrojó sutilmente cuando la mano en su cintura la atrajo más cerca.
Mantén tus ojos fijos en los míos,
y deja que la música sea tu guía.
Félix empezó a susurrarle instrucciones al oído, asegurándose de que ella captara los tiempos de la melodía antes de empezar a dar pasos.
Marinette estaba un poco nerviosa, y falló los dos o tres primeros pasos, incluso mirando todo el tiempo a sus pies. Félix, sin embargo, se detuvo y continuó con sus instrucciones como si nada.
¿No me prometes
(ahora no me prometes,
que nunca olvidarás)
— Uno. Dos. Tres... Uno. Dos. Three —murmuró el rubio, guiando sus pasos — look at me, Marinette —le susurró, apenas dándose cuenta de que había vuelto a su primer idioma, persuadido por la música —deja de preocuparte.
Seguiremos bailando
(para seguir bailando)
donde sea que vayamos.
Aún dudosa, Marinette levantó la cabeza para mirarlo. Félix estaba a escasos centímetros de apoyar su frente en la de ella. Los ojos verdes, habitualmente duros, eran lo más suave que había visto en todo el tiempo de conocerlo y, junto a la pequeña sonrisa en sus labios, le dijeron a Marinette que realmente se estaba divirtiendo al hacer esto, aunque sabía que era una compañera de baile menos que estelar.
Solo por eso, una chispa de decisión incendió su pecho. Ella podria aprender a hacer bien esto. Especialmente con él ayudándola.
Es como captar un rayo las posibilidades de encontrar a alguien como tú.
Es una en un millón, las posibilidades de sentirnos como nos sentimos.
Mientras se miraban a los ojos, y feliz seguían murmurando los pasos que iba a dar, para que Marinette pudiera igualarlos, finalmente encontraron el ritmo apropiado.
Félix dejó de contar, y Marinette siguió su paso sin problemas.
Y con cada paso juntos, seguimos mejorando.
—Voy a hacerte girar —le avisó —suelta mi hombro y déjame moverte, apóyate en un solo pie.
Los ojos de Marinette se ensancharon levemente en una breve angustia, pero hizo lo que él le perjudicó y le permitió moverla.
Entonces, ¿puedo tener este baile
? ¿Puedo tener este baile
? ¿Puedo tener este baile?
Para su propia sorpresa, giró con el movimiento de sus manos, por encima de su cabeza, sin perder el equilibrio o marearse.
Toma mi mano, tomaré la iniciativa
Y cada giro estará a salvo conmigo.
Félix la recibió de vuelta en la posición de inicio, aunque esta vez, su mano estaba justo sobre su cintura. La sonrisa del chico se había vuelto un poco más evidente, y Marinette la reflejó, sonriendo con la emoción del momento.
No tengas miedo, miedo de caer
Sabes que te atraparé lo tiraste todo
Después de eso, consiguió girar junto con sus pasos, como si estuvieran en un verdadero salón de baile; Félix siempre cuidando no tomar mucho espacio para no chocar con las otras parejas.
—Vaya. Ustedes fueron geniales —Marc les dijo a sus compañeras de clase ya Marinette y Félix cuando todos los bailarines volvieron a los asientos.
Vals de Chayanne sonó a continuación.
—Parecía que te estabas divirtiendo, Marinette —Luka agregó, cuando Aurore le respondió a Marc con entusiasmo.
— ¡Lo hice! —la franco-china respondió, con una risilla en su tono y abanicando su rostro con ambos manos mientras se dejaba caer en su silla —jamás había bailado así. Me divertí mucho.
Félix la miró con cariño —yo también, Nette.
Después de discurrir un par de más canciones para la lista de Nino, la banda volvió a sus instrumentos para afinarlos, preparándose para otra ronda de práctica.
Cuando el último vals terminó, Jesse & Joy continuaron con Tanto.
Tú dices que soy imposible de descifrar
Callada, reservada y temperamental
Que te encantaría que me expresara un poco más
— Y hablar de sentimientos a mí no se me da —Marc empezó a cantar por lo bajo, aunque Aurore lo escuchó y se juntaron — Pero lo voy a intentar.
Sus voces llamaron la atención de Rose, sus ojos azules se iluminaron cuando tomaron el micrófono de su soporte y se acercaron a ellos para cantar juntos.
Te amo tanto
Tanto que me siento tonta
Tonta que me duela tanto cuando tú no estás .
Aurore le hizo señas a Marinette para que se uniera a ellos y, con una sonrisa, la diseñadora lo hizo — Te amo tanto… Y para que imagines cuánto… Cuenta todas las estrellas y súmale una más.
Todos ellos se turnaron cantando partes de la canción. Luka los estaba grabando con una sonrisa, especialmente cuando notó que Juleka se unió parcialmente.
Félix, por su parte, no pudo evitar ruborizarse ligeramente cuando escuchó a Marinette en la última parte.
Tanto…
Y para que imagines cuánto
Cuenta todas las estrellas,
Súmale todas mis pecas,
Y cuando creas que ya se acerca,
súmale una más…
Y súmale una más…
Era un poco tarde para el almuerzo cuando el grupo se esfumó dar por terminada la reunión. Casi todos hicieron aviones para almorzar en lugares cercanos, pero Marinette había prometido a sus padres almorzar con ellos, así que Félix llamó a Jeeves para que los recogiera a ambos.
—Envíame un mensaje o llámame cuando llegues a casa ¿De acuerdo? —Luka pidió, despedir un abrazo de despedida —y, si pudieras enviarme los vídeos y fotos que tomaste…
Marinette asintió cuando se separó de sus brazos —cuenta con eso. Nos vemos —presionó un rápido beso en su mejilla antes de dirigirse a la pasarela para salir del barco.
Félix le abrió la puerta de su transporte y esperó a que ella se subiera para seguirla. El rubio ni siquiera necesitó decir una dirección, Jeeves puso marcha hacia el hogar de los Dupain-Cheng.
— ¿Félix?
El rubio la miró atentamente cuando su nombre salió en un tono ligeramente vacilante — ¿Sí? —ella ni siquiera lo estaba mirando. Rebuscaba nerviosamente algo en su bolso.
—Yo… umm —papel regalo de color canela con pequeños triángulos bancos emergió de la bolsa, entre las manos de ella —yo… hice esto para ti —cuando finalmente lo miró, Félix no supo si lo aturdió más sus palabras o su mirada.
¿Cómo podía ser ella tan hermosa?
En silencio, Félix recibió el paquete. El auto se detuvo en una pequeña línea de tráfico, así que se tomó el tiempo de retirar las pequeñas tiras de cinta adhesiva, cuidando el papel de regalo.
Una vez desenvuelto, lo saludó una bufanda de color verde manzana, ridículamente suave y perfectamente hecha, ni un solo hilo fuera de lugar.
Félix frotó sus pulgares por la tela con reverencia, no solo era realmente suave, sino que tenía un agradable aroma a suavizante de telas que en realidad olía ligeramente a manzanas.
Sintiendo algo arrugarse bajo su tacto, Félix desdobló la bufanda para encontrar una sencilla tarjeta con la elegante letra cursiva de Marinette. Mientras la recogía, vio de reojo el bordado con su marca cerca de un extremo de la prenda. La tarjeta decía simplemente 'gracias'
—Gracias por qué —logró preguntar, después de largos momentos de silenciosa observación.
Un poco nerviosa aún, Marinette deslizó una mano en su brazo —por escucharme, por preocuparte por mí, por decirme las cosas aún si no quiero oírlas, por tu amistad… y porque un regalo maravilloso merece otro, aunque no estoy seguro de que sea equivalente —añadió, llevando su mano libre al adorno de cuarzos en su pelo.
Al escuchar sus palabras, Félix se sintió de nuevo como esa noche en que se dio cuenta de que ella le gustaba, con la -muy agradecida- excepción de que ella no había estado en peligro, por supuesto.
Despacio, tomó la mano que estaba en su brazo y la levantó hasta su rostro, asegurándose de que ella lo mirará mientras besaba el dorso de su mano —Marinette, es magnífica y me encanta —pronunció claramente.
Sintiendo el calor quemar en sus mejillas, Marinette se cuestionó porque toda ella se sintió tan cálida.
No es como si Chat no hubiera hecho ese gesto casi desde que salieron a ser héroes. Claro, se podía alegar que el traje mágico no dejaba sentir el tacto sobre su piel, pero había algo mucho más… especial, ahora que Félix lo hacía. Algo que no tenía tanto que ver con el tacto, y todo que ver con su tono de voz bajo y ligeramente ronco, con la forma intensa y cálida en que la miraba a los ojos, y con el corazón retumbando salvajemente en su propio pecho.
—M-me da gusto saberlo —logró responder, casi en un susurro.
— ¿Puedo abrazarte? —el aliento y los labios de Félix todavía acariciaban el dorso de su mano cuando volvió a hablar.
Estaba haciendo una locura en la temperatura corporal de Marinette, o al menos en lo que ella misma podía percibir, pero la franco-china descubrió reunir el ingenio suficiente para responder a su pregunta.
—Pensé que ya no ibas a pedir permiso para eso —ella le recordó, pensando en cómo la había casi sentada en su regazo en la biblioteca hace unos días.
Félix sonrió de lado, recién alejándose de su mano, pero sin soltarla completamente —tienes razón— y llevó su brazo libre a su alrededor, guiándola suavemente contra su pecho.
Marinette cerró los ojos y se pudo relajarse contra él. La mano que no estaba en la de Félix reposó contra el pecho masculino, motivó a Marinette el consuelo y la alegría de saber que el corazón del chico latía tan rápido como el suyo propio.
Diez minutos después, cuando el auto paró frente al hogar de la chica, Félix sintió que soltarla era lo más difícil que había tenido que hacer en mucho tiempo, incluso si ella le obsequió un beso en la mejilla antes de bajarse.
No sólo fueron otros siete y ocho minutos solitarios en el camino a su hogar temporal, sino que fue ridículamente incómodo tras darse cuenta de la mirada que Jeeves le estaba dando esporádicamente.
—Es una jovencita realmente encantadora, joven Félix. Su madre estará feliz de conocerla —comentó el hombre 'casualmente', antes de que Félix se bajara.
Félix casi quería mandarlo a callar mientras cerraba la puerta tras de sí, pero tenía mucho más autocontrol que eso, así que simplemente lo ignoró mientras se dirigía a su habitación.
Solo una semana más y, de hecho, así sería. Félix no tenía ninguna duda. Su madre ya era partidaria de Marinette y ni siquiera la había conocido en persona.
Extra:
Más tarde, esa noche, Luka estaba recostado en su cama. Sass se paseaba por el lugar, asimilando un poco más de su nuevo hogar temporal. Mientras, su portador enviaba algunos mensajes a su padre.
Luka envió fotografías y vídeos de su sesión de práctica, ya que Jagged había despertado interés en estabilizar al día con los pasatiempos musicales de sus hijos.
El hombre respondió con algunos audios, elogiando la habilidad de Juleka con el bajo y dando pequeños consejos aquí y allá. Luka se dio cuenta de que estaba cuidando no parecer invasivo y tuvo que apreciar el esfuerzo.
El último audio, sin embargo, le dio al chico un pequeño escalofrío, y lo dejó con la sensación de que había hecho algo por lo que su musa no estaría precisamente contenta con él.
"No sabía que la pequeña Nette cantaba. Ella tiene algo de talento en bruto ahí"
Luka suspiró, esperaba que sólo fuera un comentario al azar y no significara nada más.
Notes:
*Mon Titou: mi pequeño niño.
Oh benditos kwamis.
No sé por qué sentí que me estaba retrasando un montón con este cap, y sí, fueron un par de días más de lo que me gustaría, pero tampoco demasiado xD. Se supone que estaría listo para la mitad de la semana, pero me agarró un bloqueo de escritor terrible cuando me di cuenta que había perdido la lista de canciones que quería usar para el tiempo en el barco. Luego estuve mirando varios vídeos de baile, tratando de darle diálogos decentes a Félix en su escena de baile con Marinette pero personalmente no tengo mucha experiencia de baile desde hace años y sentí que me iba a quedar del culo, así que lo dejé más vago. Espero que haya sido lo suficientemente fluido para todos.
Gracias por todo su apoyo.PD. ¡Están oficialmente mis comisiones! Pásate por mi perfil de Ko-fi " ko-fi.com/izzydany_neko " si estas interesado, o compártelo si conoces a alguien que podría estarlo. Me ayudaría muchísimo en mi meta de comprar una laptop nueva.
Chapter 56: Predecible
Summary:
Marinette tiene TANTAS cosas en la cabeza, la pobre niña
Podrá a visita de un gato ayudarla con eso o solo le dará más en qué pensar.
Y Lila no se cansa de inventar cosas... pero eso ya lo sabíamos.
Notes:
Pueden visitar mi pagina de Ko-Fi si están interesados en comisionarme.
https://ko-fi.com/izzydany_neko
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Un almuerzo con sus padres, un par de horas tras la caja registradora en la panadería y una cena de pizza más tarde, y Marinette estaba de vuelta en su habitación.
La mayoría de los kwamis vagaban a su alrededor, jugando con sus cosas y robándose unos a otros los pequeños sombreros, moños y corbatines que la chica había hecho a medida de Tikki.
En otro momento, Marinette podría haberlos observado con toda diversión.
En este momento, sin embargo, Marinette tenía la cabeza terriblemente ocupada.
El baile… el baile con Félix repitiéndose una y otra vez en su mente. La forma paciente en que la instruyó. Cómo se sentía al ser sujetada con él, y la facilidad con la que le permitió mover su cuerpo a voluntad.
Era un conjunto de sensaciones que había quedado tatuadas en todos sus sentidos, porque no parecían desvanecerse de ningún modo.
Estaba tan ensimismada que casi se le olvida enviar un mensaje a Luka. El chico pidió las fotos y los vídeos que había tomado antes de lanzar la pregunta que, aparentemente, no había querido hacer en persona.
¿Puedo ayudarte con las patrullas?
Dioses. Luka era realmente una cosita magnífica y considerada.
El mejor amigo que el universo podría haber puesto en su camino.
Le tomó toda su fuerza de voluntad decir que sí.
Estaba casi arraigado en ella tomar todas las responsabilidades en sus hombros y hacerse cargo, especialmente cuando podía evitar que sus amigos cargaran con cosas que no deberían.
Marinette no podía señalar cuándo había empezado esa tendencia, incluso si la adición de Luka en sus deberes como Ladybug había hecho inevitable percatarse de este hecho como algo fuera de lo normal e insalubre.
Su cabeza decía que Luka no debería sacrificar su horario de sueño o tiempo de ocio para hacer el trabajo que les correspondía a ella y a Chat. Mientras que el resto de ella rogaba por un indulto.
Estaba cansada, pero lo estaba ignorando lo mejor que podía.
Pero, tan cansada como estaba, su cabeza (y corazón) iban a 100 por hora, y se negaban a simplemente disminuir el ritmo de permitirse relajarse.
Marinette se preguntó, ciertamente no por primera vez, qué habría sido su vida si nunca hubiera sido la elegida para el miraculous de la creación… o si Hawk Moth nunca hubiera asomado su feo rostro en París.
Exhalando un suspiro, se recordó a sí misma que los 'y si' y los 'hubiera' nunca valían la pena.
Decidiendo sacudirse el abatimiento por completo, tomó las telas cortadas, los rebordes tejidos que había hecho a mano, material de bordado y una hoja con el diseño elegido antes de moverse a su área de costura.
Tenía una chaqueta importante que terminar.
Marinette pasó la siguiente hora inclinada sobre su mesa. La lámpara apuntando al trabajo en sus manos mientras bordaba cuidadosa y meticulosamente, punto por punto, una hermosa golondrina posada en una rama con flores sedum amarillas.
Inicialmente, Marinette había pensado en hacer el diseño en una escala de grises, pero Félix le había confiado que su madre había empezado a usar destellos de colores aquí y allá en sus ropas de luto, por lo que esperaba que añadir algo de color en su regalo fuera bienvenido. Algo así como una indicación silenciosa de que ambos estaban intentando avanzar.
Marinette, por supuesto, lo encontró entrañable, y se dispuso a crear lo mejor que pudiera.
La golondrina simbolizaba persistencia, según había leído, mientras que las flores sedum representaban cura para los corazones rotos y heridos.
Pensó que era perfecto, un mensaje suave y no invasivo, si llegaban a reconocer o investigar los simbolismos. Al menos, eso esperaba la franco-china.
.
Una vez estuvo satisfecha con el bordado, Marinette despejó su área y llevó la tela a su máquina de coser.
Una vez bordada la parte externa de la chaqueta, solo tenía que unir todas las piezas con el forro interior. Algo térmico, pero no demasiado cálido, ya que el invierno aún estaba lejos, y siguiendo con los colores neutros de la mayor parte de la prenda.
.
Fue al menos otra hora de trabajo, durante la cual, los kwamis se aseguraron de que la niña hiciera pausas para estirar e hidratarse.
Ziggy, Mullo, Trixx, Wayzz, Pollen y Tikki permanecieron cerca, sin estorbar, pero viendo como el trabajo de su guardiana cobraba vida.
El resto todavía jugaba alrededor, pero también cuidaban de no desconcentrar a su cuidadora.
Finalmente, la prenda estaba ensamblada y terminada.
Marinette la levantó entre sus manos, mientras se ponía en pie para revisar su trabajo una última vez.
Las plumas azules de las alas de la golondrina se acoplaban bastante bien en la tela negra, dejando que el vientre anaranjado y las flores amarillas tomarán el protagonismo. El reborde de las mangas, la base y el cuello de color champagne, con una delgada línea negra, hacían juego con el forro interior.
— ¡Está lista! —la niña exclamó, complacida, mientras colocaba la prenda en su maniquí femenino con mucho cuidado.
Los kwamis aplaudieron para ella, haciéndola reír y darles una reverencia juguetona.
—Es magnífica, Marinette —Tikki añadió —estoy segura de a Félix le encantará, igual que la bufanda —la kwami sugirió entre risillas.
Las mejillas de Marinette quemaron ante el recuerdo. Su mano hormigueó con el sentimiento fantasma de los labios de Félix besándola. Lo cual conllevó al recuerdo del baile. De nuevo.
Marinette quería gritar —Uh, no puedo sacármelo de la cabeza —se lamentó, llevándose las manos al cabello.
— ¿A Félix? —Tikki decidió liderar la conversación, mientras los otros kwamis se juntaban cerca.
— ¡No!... ¿Sí? —Marinette empezó a hacer movimientos exagerados —al- ¡Al baile, me refiero! Ugh —se dejó caer al suelo, cubriéndose el rostro con las manos. Sintió a algunos kwamis posarse en ella, dándose pequeños abrazos —Tikki ¿Qué está pasando conmigo?
Sabiendo un poco lo delicado que era el tema para Marinette, Tikki buscó una manera de responder, que no dijera las palabras exactas. Probablemente eso llevaría a su portadora a un espiral descendente y lo último que quería era tentar al destino.
Shadow Moth aún no había enviado un akuma/sentimonstruo hoy.
De modo que, asegurándose de flotar dentro del rango de visión de su portadora, Tikki la miró a los ojos —podría… tener una idea —hizo eco de sus palabras, en aquel segundo día de clases lluvioso, cuando la franco-china se cubrió con el paraguas negro que había devuelto no hace mucho tiempo.
Y Marinette claramente sabía a lo que su kwami se refería.
La oji-azul respiró profundamente. Algunos kwamis balanceándose con la subida y bajada de su pecho y vientre. Ella les dio una rápida advertencia antes de ponerse en pie con movimientos rápidos y toscos.
Ella no iba a reflexionar sobre eso en este momento.
En lo absoluto.
De modo que, queriendo aferrarse a lo que quedaba de su tiempo creativo, la joven heroína agarró su cuaderno de bocetos, algunos lápices, y se dirigió rápidamente a su cama alta, trepando por la buhardilla y saliendo a su balcón.
Ninguno de los kwamis la siguió, ni siquiera Tikki.
El aire frío de la noche otoñal la recibió con suavidad, como si la naturaleza misma estuviera tratando de ayudarle a despejar su mente y centrarse.
Centrarse era lo que necesitaba.
Porque aún tenía un vestido que diseñar, del cual ni siquiera tenía una idea clara.
Así que, marcándose la meta de solucionar ese problema en particular, encendió todas las luces de hada en su balcón, se sentó en su asoleadera, y dejó su teléfono en la pequeña mesa a un lado. Mentalizada para trabajar.
Cuando Chat Noir se acercó al balcón de Marinette, desde la dirección contraria al espacio abierto, lo último que se esperaba, era ser recibido con una bola de papel en toda la cara.
—Ay —se detuvo justo en el muro alto y desdobló el papel arrugado para ver de qué se trataba.
Encontrar algunas líneas dispersas con lápices de colores rosado, rojo y algo que parecía burdeos, pero la mayor parte de eso estaba cubierta por rayones de carboncillo negro, por lo que no podía darle sentido a lo que había debajo.
De modo que se asomó por el muro y encontró a su pequeña princesa bastante frustrada, sentada en la asoldadera y murmurando en voz baja algo que ni siquiera él, con sus súper-sentidos, podía comprender mientras arrancaba otra hoja de su cuaderno y la arrojaba en una dirección al azar.
Al parecer, llevaba un tiempo en eso, porque había unas cuántas bolas de papel arrugado a su alrededor, en la mesa y el piso.
—Miauch, alguien parece de no-tan-buen-humor —decidió anunciarse antes de bajar a su balcón, no fuese a asustarla y que lo siguiente en su cara no fuera una hoja sino el cuaderno entero.
—Algo como eso —Marinette refunfuñó, como respuesta inmediata, hasta que se dio cuenta de quién le está hablando y suspiró —Ah, hola gatito.
—Buenas noches, ma prrrrincess —respondió con su exagerada reverencia — ¿Sabías que hay estudios científicos que demuestran que acariciar un gato reduce el estrés de las personas? —se dejó caer, sentado a su lado, en el suelo mientras subía y bajaba las cejas con picardía.
Marinette resopló una risa —creo haber leído que era el ronroneo de un gato.
Chat se rio cuando, a pesar de su respuesta igualmente bromista, la mano de su amiga encontró su camino hasta su cabello, lo revolvió un poco, y luego se movió particularmente cerca de una de sus orejas —a efectos prácticos, es lo mismo —el héroe se inclinó hacia su toque y, de hecho, ronroneó un poco —ahora ¿Por qué no le cuentas un gato qué estabas haciendo?
Marinette resopló de nuevo, está vez sonando frustrada en lugar de divertida —estoy tratando de diseñar mi vestido para el baile. Énfasis en 'tratando'. Es pronto ¡y aún no tengo la más mínima idea de lo que voy a hacer! —se lamentó.
Chat tarareó en respuesta — ¿Y por qué no dejas pasar esta vez y te compras un bonito vestido? —sugirió —quiero decir, sé que tienes un gran talento, pero debe haber algo en esta gran ciudad que esté a tu altura.
Marinette tiró distraídamente de su oreja —gatito tonto —lo reprendió, antes de agachar la cabeza, recogiendo sus piernas contra su cuerpo para poder apoyar el mentón sobre sus rodillas —no lo sé, creo que esa debería ser mi última opción.
Con el espacio disponible en la silla alargada, Chat se levantó del suelo y se sentó frente a ella —entonces, generalmente ¿Qué te inspira? —como Adrien, nunca había sabido mucho sobre el proceso de trabajo de su padre en cuanto a diseños. Así que no tenía mucha idea sobre cómo ayudar a su amiga ahora.
Marinette reflexionó sobre eso —hay algunos lugares a los que suelo ir… la música también ayuda, como Jagged o Kitty Sect- ¡! —Marinette detuvo en seco sus palabras cuando los recuerdos aturdieron de nuevo a su mente. Exhaló un sonido ahogado y enterró la cara contra sus piernas.
Chat se sobresaltó con el repentino cambio — ¿Marinette? —preguntó extrañado, sino un poco preocupado.
—Ugh, lo siento Chat, no es solo falta de inspiración. Hay algo que sigue regresando a mi mente y no me deja concentrarme en nada más —se llevó las manos a los lados de la cabeza y la movió de un lado al otro, como si tratará de sacudirse los recuerdos del baile.
Chat vigiló sus manos como un halcón, pero al menos no se estaba tirando del cabello — ¿Tienes algún problema? ¿Algo que te preocupa? —preguntó, inclinándose más hacia ella.
—Yo… no… o, algo así, yo —Marinette hizo una mueca, molesta con su incapacidad de comunicarse. Chat, sin embargo, estaba bastante acostumbrado a sus balbuceos y esperó hasta que organizara sus palabras —creo que me estoy… enamorando —susurró muy bajo, y cerró los ojos con fuerza, como si decir las palabras en voz alta desataría alguna clase de desastre.
Las orejas de Chat se contrajeron ante su bajo volumen, luchando por captar correctamente sus palabras.
Ahora, eso era una sorpresa.
—Uh… y por- ¿Por qué eso sería… un problema? —trató de entender, ignorando el ligero pinchazo en su pecho.
Marinette se acurrucó más en su posición, como si tratará de hacerse lo más pequeña posible. En ningún momento levantó la cabeza, ni miró a su compañero —te dijo hace poco que había decidido olvidarme del chico que me gustaba —ella le recordó, con una rápida mueca —fue… pasaron demasiadas cosas cuando pensé que estaba enamorada de ese chico y yo… trato de decir que no es un buen momento para… yo… no quiero enamorarme otra vez —finalmente exhaló.
Y sonaba tan agotada de todo, que Chat simplemente tuvo que abrazarla.
— ¿Qué fue lo que desencadenó el pensamiento justo ahora? —preguntó el gato negro, aparentemente de forma casual.
Marinette suspiró, recostando la cabeza contra su pecho —estuvimos hoy en la práctica de Kitty Section y nosotros… estábamos bailando… él me enseñaba cómo bailar un vals —le explicó, y Chat tarareó en entendimiento —fue tan… y él me regaló este adorno tan bonito, ¡quiero decir que pensó que yo merecía algo tan lindo! y… yo sólo ¡Ugh! —apartó la cabeza solo para volver a dejarla caer contra el pecho cubierto por el traje mágico, el golpe hizo rebotar la campana —soy un desastre, Chaton.
El aludido no pudo evitar reírse entre dientes —el desastre más adorable que existe.
Marinette emitió un gemido de queja en el fondo de su garganta, mientras le profería un golpe en el bíceps más cercano, a pesar de saber que probablemente no lo sentiría.
— ¿Quieres que te diga algo? —ofreció el rubio.
—Si es uno de tus chistes, Chat Noir, te echaré de aquí ahora mismo. Sin ningún tipo de golosina —ella lo amenazó.
Chat sonrió como el gato que atrapó al canario cuando ella confesó que ya estaba planeando darle comida antes de irse.
Envolviendo sus brazos más estrechamente en su pequeña figura, Chat se inclinó a su oído —me encantaría poder decirte que, con el tiempo, podrás poner esos sentimientos bajo control… pero somos amigos, ma petit souris, y no voy a mentirte. El corazón elige a quien elige, y no hay nada que se pueda hacer al respecto.
Marinette volvió a quejarse en el fondo de su garganta. Y Chat continuó abrazándola por un rato más.
Después de un tiempo, Marinette se desenredó del gato y le dijo que la esperara mientras ella recogía bocadillos, su tablet y una manta.
Se quedaron en el balcón al menos otra hora, comiendo y viendo los primeros capítulos de una serie corta que eligieron entre los dos.
Alrededor de media noche, y con la promesa de no avanzar con la serie hasta su próxima reunión nocturna, se despidieron para irse a la cama. Chat, con algunas bolitas de queso fritas para su kwami, y Marinette, con la cabeza un poco menos abarrotada.
Incluso se tomó el tiempo de elegir su atuendo para mañana. Una nueva combinación para su sudadera de Chat.
Tenía esta falda plisada verde neón que una de sus amigas le regaló como una broma hace algún tiempo, ya que ella no solía trabajar con colores tan brillantes, sin embargo, la sudadera era lo suficientemente larga como para cubrirla parcialmente, por lo que se vería muy poco. Unas mallas para el frío, también negras y un listón verde a juego para atarse una trenza.
Puede que su cabello no fuera ni un tercio del largo de Lady Noir, pero seguía siendo ella.
¿Llegarás pronto?
Conduélete de mí.
Siento que pierdo neuronas solo escuchándola.
Marinette repasó los mensajes de Félix en su teléfono mientras atravesaba la entrada de la escuela.
Aparentemente, el rubio había llegado temprano a la escuela para entregar un libro en la biblioteca. Por el mismo momento, Marinette había estado sirviendo un par de capuchinos a Mireille y Aurore, quienes habían pasado por la panadería-pastelería antes de clase para una necesaria dosis extra de cafeína.
Según le explicaron entre ambas, a las pobres chicas se les había juntado el trabajo de la televisora con la fecha de entrega de un ensayo realmente largo y complejo para una de sus clases.
Marinette les entregó sus bebidas, y una galleta con chispas de chocolate a cada una antes de despedirse de sus padres e ir con ellas a la escuela.
Acababa de despedirse de ellas y de Marc mientras estos se dirigían a su clase de matemáticas, cuando el mensaje de Félix llegó.
—Uff, pensé que iba a llegar más tarde —una voz familiar llamó la atención mientras le respondía el mensaje a Félix, asegurando que acababa de entrar y estaría allí en un minuto.
— ¿Nath? —Marinette se volvió para ver a su amigo pelirrojo entrando tras ella a paso apresurado — ¿Todo en orden?
Nathaniel levantó un dedo, pidiendo que esperara mientras recuperaba el aliento —estaban haciendo reparaciones en la calle, cerca de mi casa —explicó, enderezándose y retomando el paso a través del patio —el autobús se topó con más tráfico del habitual.
La chica tarareó en respuesta — ¿Seguro que estás bien? —volvió a preguntar, mientras Nathaniel carraspeó, tratando de pasar saliva por su garganta seguramente seca. Marinette tomó su termo con café, chocolate, y un toque de caramelo, y se lo ofreció —aquí, bebé algo —ofreció, sabiendo que no tenían tiempo de pasar a la cafetería.
Agradecido, Nathaniel se detuvo justo al inicio de las escaleras y desenroscó la tapa del termo para tomar un par de sorbos —gracias, Ladybug cotidiana —Nathaniel bromeó, usando el apodo que Adrien le había dado a Marinette casi un año antes. Se ganó una mirada con ojos entrecerrados y una palmada en el hombro por la broma — ¿o debería llamarte Kitty Noir hoy? —continuó, repasando su atuendo de hoy.
Marinette resopló, recuperando su termo y dando un giro sobre sus talones antes de subir los escalones de dos en dos —cuidado en las escaleras, Nath —no se molestó en reconocerlo. Su falda brillante de balanceó con su movimiento, pero entre sus mallas oscuras y la sudadera cubriéndola parcialmente, parecía más un movimiento bromista en lugar de coqueto, aunque el atuendo podría insinuar eso último, conociendo la personalidad del héroe felino.
Nathaniel se rió, apresurándose a alcanzarla.
Incluso desde fuera del salón pudieron escuchar un poco de ruido. Nathaniel levantó las cejas — ¿Qué estará pasando ahí dentro?
Marinette respondió simplemente mostrándole el mensaje de Félix.
— ¿Lila? —Nathaniel sugirió, lo que ambos probablemente sabían con certeza.
La niña se encogió de hombros —tal vez Chloe decidió hacer uno de sus berrinches —añadió, aunque sin mucha esperanza, guardando su teléfono.
Nathaniel resopló en respuesta, pasándose una mano por el cabello —no estoy seguro de cuál sería mejor opción. Vamos —cabeceó hacia su salón antes de abrir la puerta despacio.
Rápidamente se dieron cuenta de que eran los únicos que faltaban en el salón, a excepción de Chloe y Sabrina. Especialmente porque casi todos sus compañeros revoloteaban alrededor del antiguo asiento de Marinette. Adrien lucía como qué prefería estar en cualquier otro lugar, mientras el resto le prestaba atención a una Lila que parecía estarse lamentando, por la razón que fuera.
Encogiéndose de hombros mutuamente, Nathaniel y Marinette trataron de rodear la masa de personas y llegar a sus asientos.
Los ojos de Félix se aligeraron cuando los vio. Estaba sentado con el rostro apoyado en una mano y sobre su lado de la mesa, había un libro cerrado 'Cartas a un joven poeta' se leía en el título, y Marinette apostaría a que el chico renunció a intentar leer cualquier cosa con el ruido que estaban haciendo sus compañeros.
Marinette no lo había visto así desde el viernes después del akuma nocturno.
— ¿Qué está pasando? —Marinette susurró en pregunta, antes de que Nathaniel se moviera a su asiento.
Félix se encogió de hombros —no estoy seguro, ha estado quejándose y 'lloriqueando' por algo durante más de cinco minutos ahora —contestó, dando la apariencia de desinterés y aburrimiento —cuando te envié el mensaje, estaba considerando ir a la enfermería y reportarme con jaqueca para ahorrarme todo esto.
Nathaniel tarareó — ¿Aún es una opción? —las múltiples voces superpuestas lo estaban haciendo sentir incómodo.
Marinette suspiró, dejando su mochila en la mesa. Estaba a punto de sentarse cuando llamaron su nombre.
— ¡Marinette!
La chica gimió para sus adentros antes de darse la vuelta. Alya, Kim, y tal vez Mylene la habían llamado, no estaba segura de la última, los otros dos hablaban muy alto.
—Chica, esto se está volviendo realmente urgente —Alya presionó, mientras Marinette bajaba de mala gana los escalones en el centro del salón.
—Alya, si esto es otra vez sobre esas notas, no sé cómo más decirles-
Sus palabras fueron interrumpidas por un quejido de Lila, que parecía estar a medio camino entre otro sollozo y quedarse sin aliento.
Era solo un poco sorprendente el hecho de que no se hubiera atragantado y conseguido un ataque de tos con ese sonido.
—Lila ¿Estás bien? —Rose preguntó inmediatamente.
Lila les dio una mirada con ojos de cachorro apaleado, luego miró a Marinette, quien enarcó una ceja silenciosamente, y volvió hacia el resto del salón —y-yo lo siento mucho. Es… es solo que —se interrumpió a sí misma con un hipido —el broche que lleva Marinette se parece tanto a mí amado broche robado que… —más sollozos. Marinette se tensó cuando muchas miradas se dirigieron a ella, a su cabello, específicamente —por un momento pensé… ¡Oh! —y continuó 'llorando' entre sus manos.
— ¿Marinette? —Mylene preguntó, sonando aturdida.
Alya avanzó rápidamente hacia el espacio personal de la franco-china, tomando su hombro para poder inclinarse y obtener un vistazo completo del accesorio sobre su trenza —Chica ¿De dónde salió eso? —Alya extendió la otra mano, aparentemente decidida a alcanzar el artículo y observarlo mejor, pero Marinette retrocedió un escalón, sacando su hombro del agarre de Alya con una fluidez impecable.
—Es un regalo —Marinette respondió, seria —un amigo me lo obsequió.
Los ojos de Alya brillaron con astucia, como si acabara de resolver un rompecabezas — ¿Sí? ¿Y qué amigo sería ese?
Y, mientras que Adrien estaba mirando entre el par de (ex)mejores amigas con cautela, una parte de su cabeza gritó que también quería saberlo.
Marinette prácticamente podía escuchar los pensamientos de Alya. Apostaría sus mejores telas a que la morena pensaba que la persona que le "robó" el broche a Lila se lo había dado a ella.
Le frunció el ceño en reprobación —no veo por qué deba decírtelo.
—Chica ¿No entiendes que la persona que te dio eso podría ser el acosador de Lila? ¿O al menos conocerlo?
Ahí estaba. Marinette casi quería reírse.
—Alya, espera. Eso no es justo —la mayor parte del salón se sorprendió cuando Nathaniel habló, poniéndose en pie, aún tras de su mesa.
La bloguera resopló — ¿De qué hablas?
—Marinette ha estado usando ese adorno por varios días, desde la semana pasada. Y a Lila apenas la asaltaron el viernes —el pelirrojo argumentó, haciendo que algunos de sus compañeros murmuraban entre sí, preguntándose si alguien más lo había notado —así que las fechas no coinciden. Ese no puede ser el broche de Lila.
La aludida apretó los dientes con frustración. Contaba con que todos en la clase, salvo Félix, le prestaban la suficientemente poca atención a la mocosa para que nadie tomara su palabra de tener el artículo por más tiempo sobre la de ella.
— ¿Estás seguro, Nath? —Alya hizo una mueca, molesta de volver al punto de partida.
—Es cierto, Alya —Adrien añadió, moviéndose antes que Lila pudiera alcanzar su brazo y clavarle las uñas —lo vi de cerca el jueves, pero ella lo había estado usando un par de días antes, creo —fingió estar dudoso, cuando recordó que la primera vez lo notó cómo Chat Noir.
—Desde el lunes, de hecho —Marinette se giró a mirar a Félix, con sorpresa, cuando lo escuchó. No pensó que él querría involucrarse en esto, cuando era relativamente fácil para ella defenderse de las acusaciones indirectas de Lila.
—Oh, ¿Ahora quieres involucrarte en los asuntos de la clase? —Alya le regresó con ironía, cruzando los brazos.
Félix ni siquiera se inmutó ante su tono, mientras sacaba algo de su billetera y bajaba por los escalones —por supuesto, cuando me involucra —respondió con un tono suave, bastante destacado entre toda la irritación que bullía en la mayoría del salón —aquí está el tiquete de compra, puedes comprobar la fecha del lunes pasado por la mañana.
A Alya, Lila y Adrien casi se les va la mandíbula al piso cuando Félix dijo esto.
"¿Félix?... ¡¿Félix le regaló eso?!... ¡Espera! ¡¿A Marinette le gusta Félix?! ¡Esto no es posible!" Adrien pensó, con su cabeza a toda marcha.
Para cuando Adrien pudo volver a sintonizar con la situación a su alrededor, Félix había hecho que Markov escaneara el código de referencia para el accesorio en una búsqueda junto con el nombre de la joyería —positivo, la imagen coincide con el artículo de Marinette. Es conocido como el ramillete de Perséfone
—Y una cosa más —Marinette añadió, antes de que su mente fuera arrastrada por la nueva información —Lila dijo que le robaron un broche para el pelo ¿No es cierto, Alya?
—Sí ¿Qué tiene eso que ver? —respondió la de lentes.
Cuidadosamente, Marinette sacó su adorno de la parte superior de su trenza, y lo enseñó —que esto no es un broche —señaló —es joyería con alambres trenzados, se sujeta al cabello con horquillas o alrededor de los peinados, como lo he estado usando —le dio la espalda, confiada con Félix aun observándolos, y volvió a acomodarlo en su trenza —así que no, de ninguna forma este es el accesorio que le robaron a Lila.
Satisfecha, Marinette regresó a su mesa junto con Félix, y se sentaron, justo a tiempo para que Bustier llegara y enviara al resto a sus lugares.
Marinette solo puso atención el tiempo suficiente para decir 'presente' cuando la llamaron a lista antes de que su mente se perdiera en un espiral.
Félix le había obsequiado una pieza de joyería lo suficientemente importante para tener un nombre propio. Uno que, además, hacía referencia a una diosa griega y la reina del inframundo.
Notes:
Luka es, literalmente, el lugar seguro de Marinette, y les reto a hacerme pensar lo contrario.
¡El niño es un ángel! ¡Es demasiado bueno para el mundo y, tal como digo en este capítulo, el mejor amigo que la vida pudo darle a Marinette!
Chapter 57: Anticipación
Summary:
La cabeza de Marinette va a toda marcha en diferentes direcciones.
Mientras, varias cosas están sucediendo... o se están preparando para suceder.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
A medida que pasaban las primeras horas de escuela, fue muy fácil para Félix darse cuenta que la mente de Marinette estaba en cualquier lugar menos en las clases.
Por momentos, parecía muy concentrada en su cuaderno. Luego, de la nada, volteaba a ver por la ventana con una expresión nublada. A veces, simplemente tenía la mirada al frente, pero claramente su atención no estaba en el mismo lugar. Y, en algún que otro momento, revisaba su teléfono por unos instantes.
Lo tortuoso de todo el asunto era cuando se mordía el labio inferior junto con cualquiera de las acciones anteriores.
Ese día estaba llevando un labial matizado, apenas unos pocos tonos más oscuros que el color natural de sus labios, que Félix se encontró admirando un par o dos veces.
Y no es que Marinette fuera la única que no estaba prestando atención en clase. No es que Bustier se diera cuenta.
Félix podía aceptar que la mujer era decente en la enseñanza, no obstante, su manejo de grupo dejaba muchísimo que desear.
El británico ya había visto a su primo volteando, en repetidas ocasiones, para mirar a su mesa. Más específicamente a Marinette, pero también a él, cuando pensaba que el otro no se daba cuenta, de forma casi… ¿Cautelosa? Félix no estaba seguro de cómo describirlo aún. Lo que sí sabía era que estaban pasando varias cosas pequeñas a su alrededor y quería resolver cómo encajaban unas con otras.
Rossi, obviamente, se había dado cuenta de la atención de Adrien hacia la mesa posterior del salón, y estaba haciendo lo posible por cambiar eso; murmurando quién sabe qué tonterías por debajo de la voz de Bustier y estirando la mano para tocarle el pelo y los hombros.
Félix sentiría pena por su primo si él mismo no hubiera buscado estar en esa posición. Adrien no sabía poner límites, ni ser firme, y ahí estaban las consecuencias claras como el sol de verano.
Casi terminando la segunda clase, Félix decidió arriesgarse y echar un vistazo a lo que tenía a su pretendida tan distraída y concentrada a la vez.
El cuaderno de ella estaba abierto de par en par sobre la mesa, y se sentaban lo suficientemente juntos como para que no se viera entrometido.
Sus ojos se abrieron ligeramente por la impresión.
Entre las dos páginas exhibidas habían, al menos cinco vestidos diferentes, y un sexto en el que Marinette estaba trabajando actualmente.
Todos tenían cortes, siluetas, largos y accesorios diferentes, no obstante, todos parecían armonizar en un solo tema.
Flores en primavera.
Múltiples tonalidades de rojo y rosa, incluso coral y algunos destellos de amarillo y naranja, resaltando sobre verdes brillantes y vivaces. Enredaderas, espinas y hojas. Toques de oro. Parches de blanco puro.
Todo gritaba vida y naturaleza.
El último vestido, sin embargo, era completamente diferente, y aun así conservaba un toque de similitud.
Este último vestido estaba hecho con telares negros y azules, índigos y toques de púrpura. Una corona oscura y exagerada llevaba enredaderas y flores de granada en colores oscuros.
Félix observó, ligeramente aturdido, a la chica que le gustaba.
¿Todo eso había brotado de ella… por su obsequio?
Casi como si leyera su mente, la mano izquierda de Marinette se dirigió a la parte posterior de su cabeza y acarició las flores de su adorno, mientras detallaba un poco más las flores en la corona que dibujaba.
Conteniendo un suspiro tembloroso, Félix se preguntó si ella elegiría alguno de esos para el baile escolar.
Estaban a una clase del almuerzo cuando Adrien sintió que habían llegado al límite de su paciencia.
Sí, estaba bastante acostumbrado al tacto por todas las sesiones conjuntas que había tenía que hacer como modelo, pero el toque repetitivo e intrusivo de Lila estaba empezando a hacerlo sentir enfermo.
Incluso Plagg parecía alterado, desde el interior de su sobre-camisa.
—Lila, por favor, estoy tratando de poner atención —le siseó, cuidadosamente bajo, cuando se giró para pasarle un lápiz que ella había pedido. Quién sabe para qué, ni siquiera estaba tomando apuntes de la clase.
Lila le frunció el ceño, aunque rápidamente lo cambió por una expresión triste y decepcionada cuando Alya los volteó a ver —oh, sí, parece que tratas de poner atención en ese par de allí atrás —sus palabras sonaban heridas, pero Adrien podía sentir el veneno y la advertencia detrás de su actuación.
Alya se quejó en voz baja inmediatamente. Estaba cada vez más harta con la terquedad de Marinette: se negaba a disculparse y hacer las paces con Lila, se negaba a escuchar a sus amigos y ahora pasaba todo su tiempo con el pequeño imbécil alborotador que Adrien -lastimosamente- tenía por primo, alejándose aún más de la clase.
Alya había intentado hacerle ver el error de sus repentinas decisiones, pero esa chica no parecía querer escuchar a nadie más.
—Esa chica requiere medidas drásticas —murmuró en voz alta, sin darse cuenta, mientras apretaba el bolígrafo en su mano derecha. Quería de vuelta a la Marinette de siempre, y si para eso Félix, o Kagami, o quien fuera que la empujó a cambiar en un primer momento necesitaban ser extirpados de su vida, pues simplemente tendría que hacerse.
Nadie notó la sonrisa viciosa en los labios de Lila después de escuchar a Alya.
Finalmente, Marinette Dupain-Cheng iba a romperse. Por nadie menos que la que solía ser su mejor amiga. Seguramente esa sería la estocada final para la mocosa. La amistad de Alya y Marinette había sido una de las más fuertes de la clase, y por eso mismo había sido la más divertida de romper para la italiana.
En fin, la pequeña insulsa aprendería su lugar al final de esto, o se quebraría en una muñequita sin esperanza.
Cualquiera que fuera el final de la confrontación venidera, Lila esperaba con ansias verlo.
La campana para el almuerzo tomó por sorpresa a Marinette. Prácticamente no había estado presente en ninguna de sus clases.
Después de crear todos los vestidos que se le ocurrieron, inspirados en la primavera y la historia de Perséfone, había vuelto a la sección donde estaban los atuendos basados en Renart y añadió un par más, para luego empezar con otros inspirados en Mouseketeer y Multimouse.
Todo ese flujo creativo la había ayudado a no perderse en sus pensamientos. Acababa de enfrentarse a su clase, quienes prácticamente la acusaban por las insinuaciones de Alya, sin dudar ni lamentarse por ellos. El respaldo de Félix y Nathaniel la había ayudado a mantenerse en un solo carril, pensando primero en su integridad antes que en sacar a los demás de las garras de Lila.
Además, como no trató de presionar y exponer sus mentiras para que todos las vieran, Lila no tuvo oportunidad de voltear la situación y dejarla como la mala del cuento.
El cambio en la dinámica le permitió un respiro. Claro, una parte de ella aún estaba angustiada de que toda la tensión entre la clase provocara un akuma. Sin embargo, cada vez que sentía el impulso de agachar la cabeza y hacer lo posible por contentar a los demás, se recordó a sí misma que eso no era saludable para ella, y que ella necesitaba estar bien para ser Ladybug y vencer a cualquier akuma que pareciera.
También le recordó que necesitaba esforzarse más en encontrar formas de llevar la pelea hasta ShadowMoth.
Ella y Chat habían pasado demasiado tiempo luchando contra los síntomas en lugar de atacar la enfermedad misma.
Quizás, ahora con Luka abordo, podría obtener nuevas perspectivas e ideas sobre eso. Así que se hizo una nota mental para hablar con él sobre el tema pronto.
Mientras pensaba en ello, ni siquiera se dio cuenta de que había guardado sus cosas en automático y Félix la estaba llevando del brazo hacia su casa.
— ¿Marinette? —Félix no pudo evitar intentar llamar su atención cuando, incluso dentro de su casa, la niña aún parecía espaciada.
La aludida parpadeó un par de veces, dándose cuenta de que estaban en el departamento. Apenas había estado lo suficientemente para saludar a sus padres al entrar —uh, lo siento. Creo que estoy un poco distraída —comentó, quitándose la mochila.
Félix la miró con una expresión en blanco, que claramente gritaba un irónico 'no me digas' —sí, me di cuenta cuando no tomaste apuntes para el ensayo de seis páginas que nos dejaron para la clase de historia.
Los ojos de Marinette se ampliaron, y tropezó mientras se dirigía a la cocina — ¡¿Seis páginas?!
Félix sostuvo su expresión un poco más hasta que no pudo evitar la inclinación en la comisura de sus labios —caíste.
Marinette entrecerró los ojos en él — ¡Eres terrible! —ella le chilló alcanzando a darle una palmada en el brazo —casi me das un ataque, blondie.
Félix se rió abiertamente de su reacción, dejando su almuerzo empacado sobre la barra de la cocina —te lo mereces por despistarte durante todas las clases, señorita presidenta de clase —él le regresó, antes de matarla con una ceja levantada —y pensé que habíamos quedado en encontrar mejores apodos que eso.
Marinette lo apuntó con una cuchara de madera — ¿Sí? Pues no te veo dando ideas sobre eso… 'Lix —la franco-china continuó con su amistosa discusión, con la misma sonrisa ladina, equiparando el acortamiento de su nombre en Nette con uno propio.
Ahora, eso es nuevo. Adrien generalmente usa las primeras letras de mi nombre, Félix pensó mientras se movía más cerca de ella, atrapando fácilmente la mano libre de la oji-azul, tirando suavemente para que se acercara, casi del mismo modo que cuando estuvieron bailando — ¿Qué te parece Bluebell?
Marinette parpadeó como un búho, aturdida por la repentina cercanía — ¿B-b-blue bell? —repitió, incapaz de hacer otra cosa que mirar los increíbles ojos verdes a centímetros de ella.
Félix tarareó, complacido con la forma en que ella parecía afectada por su cercanía —sí, las flores de campanilla azul. Creo que la variedad de California, en particular, es de un tono bastante concordante con el de tus ojos, Nette —explicó, acariciando con su pulgar la mano que sostenía.
-—Y-yo su-supongo que está… bien —casi exhaló su respuesta en un suspiro. No podía pensar correctamente ¡Félix estaba demasiado cerca! ¡Y…¡
¿Acababa de dar, ella, un par más cerca?
Oh, bendito universo.
La mano de Félix, que no sujetaba la suya, subió lentamente hasta su rostro. Los dedos acariciaron el pequeño mechón que caía por delante de su oreja antes de alcanzar su mejilla.
Solo para que la puerta principal, abriéndose de un portazo, hiciera que Marinette saltara de sorpresa. Especialmente cuando fue acompañado por un grito de su nombre.
Alya vio salir a Marinette y a Félix del salón. Frunció el ceño y rápidamente empezó a guardar sus cosas, determinada a alcanzarlos y darle un poco de sentido común a su amiga.
—Oye, nena ¿Apartas la mesa y yo- ? —Nino fue detenido por un dedo en sus labios, antes de recibir un beso en la mejilla.
—Lo siento, bebé. Tengo que ir muy rápido y hablar de algo importante con Marinette ¿Te importaría guardarme el almuerzo? —pidió apresuradamente, colgándose la mochila por los hombros.
Eso llamó la atención de Adrien, quien estaba recogiendo sus cosas un poco más lento.
—Oh, uh, seguro preciosa —Nino accedió fácilmente — ¿Algo va mal con el baile? —preguntó con preocupación.
Lila se puso en pie con sus propias cosas cuando Alya respondió a su novio —no, no. Esto es personal. Te veo al rato —se despidió apresuradamente.
Lila la alcanzó mientras salían del salón —Alya, espera. Vas a hablar con Marinette ¿sobre Félix? —la niña preguntó, asegurándose de sonar inquieta, sino un poco temerosa al mencionar a Marinette.
Alya frunció el ceño —sí, entre otras cosas —rumió, aligerando el paso para caminar junto a su compañera de asiento.
Lila colocó una mano en su hombro —muy ánimo. Marinette necesita una amiga como tú ahora mismo, que la ayude a ver lo que sucede de una forma más clara —ella fingió preocupación, dándole una pequeña sonrisa de apoyo.
Alya suspiró suavemente —no entiendo cómo Marinette sigue empeñada en antagonizar contigo, te preocupas por ella a pesar de que ha sido tan grosera contigo.
Lila se rió entre dientes, desestimando las palabras de Alya con un movimiento de mano —solo quiero que toda clase podamos llevarnos bien. Sería mucho más tranquilo para mí con… ya sabes, esa situación de las notas.
La bloguera frunció el ceño —sí, aún tenemos que resolver algo sobre eso ¡No te preocupes, niña! Definitivamente lo solucionaremos.
Lila sonrió pacíficamente —sé que cuento contigo, Alya. Adelante, no te retendré más tiempo. Marinette cuenta contigo —y, con un sutil empujón hacia la salida de la escuela, Lila despidió a Alya para dirigirse a la cafetería.
Una sonrisa complacida se deslizó en las facciones de la italiana.
Esto era tan divertido y tan fácil.
Mientras tanto, Adrien salió al último de su clase. Caminó hacia la salida justo a tiempo para ver a Alya marchar furiosamente hacia la panadería-pastelería, ignorando la entrada del local para acceder por un costado, con toda la confianza que haber estado allí cientos de veces le otorgó.
—No sé tú, pero yo huelo algo malo por venir —Plagg le susurró desde el bolso de su camisa.
Adrien estaba inclinado a estar de acuerdo —sorprendentemente, no tu queso —añadió, con creciente preocupación.
Gorila ya lo esperaba, aparcado fuera de la escuela, así que Adrien tuvo que pensar rápidamente en una excusa —perdona, la maestra me dio unos formularios que necesita que Marinette complete para el siguiente bloque de clases, pero ella salió muy rápido ¿Puedes darme cinco minutos para entregárselos? —pidió, los más convincente que pudo, señalando una carpeta bajo su brazo y al edificio al otro lado de la calle.
Gorila solo suspiró y asintió, recostándose contra el auto.
Adrien trató de no parecer apurado mientras seguía los pasos de Alya, casi congelando se cuándo pudo escuchar los gritos en el piso de arriba.
Mientras tanto, una motocicleta se aparcó justo afuera del local.
Notes:
Bien, escribí la mayor parte de esto muriendo con dolores de cabeza casi perpetuos a causa de una congestión nasal que no parece querer soltarme. Por eso, y porque es solo un parteaguas para una situación muy importante, es corto pero conciso.
Ahora ¿Qué piensan? Alya terminará de cavar su tumba? ¿O finalmente algo de lo que Marinette dice atravesará su grueso y terco cerebro?
Lo veremos en el siguiente capítulo xDSobre los nuevos episodios de la serie:
-Sobre pasión:
Este capítulo se resume en ¡Nathalie empoderada! Y en Marinette solo sabe dar cringe cuando se enamora.
Literalmente, la serie me da la razón en cuanto a por qué nunca me gustó el LadyNoir. Marinette ya cometía deslices a causa de su amor por Adrien, respecto a su papel como Ladybug, pero ¿Enamorada de Chat? Esto es, como bien dijo Plagg, catástrofico.
También ¡Thomas ¿Cuándo putas vas a explicarme bien la historia de esta gente?! ¡¿Por qué diablos una aristócrata de Londres y un diseñador (o aspirante a diseñador) jugaban a Indiana Jones buscando tesoros y/o objetos mágicos?!
¡¿Me lo vas a explicar en algún puto momento?!
-Sobre Reunión:
Buen capítulo, no mucho que decir, me encantó la participación de Juana de Arco, y los momentos que tuvo con Marinette. Me dio especialmente risa cuando la misma Juana le pregunta qué rayos va a hacer con el amuleto encantado xD
-Finalmente Ilusión:
Si algo me dio este capítulo fueron ganas de seguir hundiendo a Alya en mi fic ¡Cómo es posible que aún simpatice con Lila después de saber que mintió sobre ser mejor amiga de Ladybug! ¿No debiera haber investigado todo lo que dijo después de saber que SU mejor amiga ES Ladybug y que NO SOPORTA A ESA CHICA!
¡LO SIENTO PERO ESTO EN PARTICULAR ME ENOJA!Dejemos lo demás para el siguiente.
Chapter 58: Más allá del arreglo
Summary:
Alya entra a la casa de Marinette
Sobrevienen discuciones
Oigan... ¿Y Adrien?
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
— ¡Marinette Dupain-Cheng! —el gritó hizo que Marinette saltara en su lugar, dejando caer la cuchara de madera que, había olvidado, aún estaba en la mano que Félix no sostenía.
Afortunadamente saltó hacia atrás y no hacía adelante, porque estaban tan cerca, que eso habría ocasionado un choque de frentes seguramente doloroso.
Oh, dioses. Habían estado realmente cerca ¿No es cierto? ¿Qué es lo que estuvo a punto de suceder?
No. Espera. El grito.
Sí, mejor concentrarse en Alya.
—Alya ¿Por qué entras aquí gritando de ese modo? —Marinette preguntó, tratando de guardar la calma mientras se inclinaba y recogía el utensilio caído para dejarlo en el fregadero. Se aseguró de apagar la hornilla en la que había empezado a calentar su porción de tallarines con espinaca, champiñones y pollo.
—Tú y yo necesitamos hablar seriamente, chica —Alya se paró firmemente, a un metro de la entrada. Los pies separados al ancho de los hombros y los brazos cruzados.
Una postura que gritaba hostilidad, si Félix había visto alguna. Pero también decía que no estaba segura de ser la persona dominante en la habitación. De eso, al menos, es consciente, se burló para sus adentros, enderezándose y manteniendo los ojos en la intrusa, mientras que el resto de sus sentidos se centraron en Marinette.
En ese momento, Cesaire era una potencial amenaza.
— ¿Esto va a ser de nuevo como después de la reunión escolar, Alya? —Marinette suspiró con cansancio —porque si es así yo no-
— ¡No me vengas con que 'no vas a discutir sobre esto'! —Alya la interrumpió groseramente, antes de fruncir el ceño hacia la mano de Félix que aún sostenía la de Marinette — 'almuerzo en casa para trabajar en mis diseños' ¡Claro! ¿A esto llamas trabajar en tus diseños ahora? ¡¿Ponerte cariñosa con el primo de Adrien?! —prácticamente escupió con desdén.
Marinette le regresó el ceño fruncido —oh, detente ahí, Alya. Estuve almorzando en casa antes incluso de que Félix llegara a la escuela —ella le recordó, insistiendo sutilmente en que el chico tenía un nombre y no era solo 'el primo de Adeien'
—Y el cómo pasa Marinette su tiempo de almuerzo, o cualquier otro momento libre, no es de tu incumbencia, Cesaire, ni te debe ningún tipo de explicación —Félix continuó, con el tono de voz más tranquilo en toda la habitación —además, voy a pedirte que bajes tu tono. Estás en una casa residencial, no en el mercadillo de algún pueblo. Es francamente infantil de tu parte que vengas a exigirle cualquier cosa, a gritos, a Marinette.
Alya gruñó —oh, tú cierra la boca. Niño mimado y remilgado. Esto es entre Marinette y yo.
—No, ciertamente no lo es, cuando continúas involucrándome —Félix rebatió con facilidad.
— ¡Tú eres el que se involucra! —ella acompañó con un pisotón molesto —No entiendo por qué tuviste que mudarte aquí y a nuestra escuela. Seguramente estabas mucho mejor en tu estúpido colegio caro y prestigioso para otros idiotas prepotentes y mimados como tú en Londres.
Ante eso, Félix simplemente arqueó una ceja. ¿Esa niña de verdad pensaba que iba a irritarlo con acusaciones tan infantiles, si es que se podían llamar tanto?
—Alya, no voy a permitir que le hables de ese modo en mí casa —Marinette la regañó, aun manteniendo el tono lo más sereno posible. La tranquilidad de Félix a su lado era muy útil en este momento, y ella se aferró a eso lo más que pudo —o te tranquilizas, o te vas de aquí.
— ¡No me voy a ir hasta que te haga entrar en razón, niña!
—Esta conversación no tiene sentido y no va a ninguna parte, Alya —Marinette se llevó la mano libre a la cabeza, sintiendo el dolor en ciernes.
Félix tarareó, acariciándole la mano con el pulgar —llamar a esto conversación, Nette, me parece excesivo —comentó, dando casualmente un paso hacia ella, hasta que sus cuerpos hicieron contacto, ofreciéndose silenciosamente como un apoyo para ella.
Alya estaba furiosa por su intercambio tan tranquilo — ¡Lo que no va a ninguna parte es tu actitud, niña! ¿Cómo no puedes verlo? ¡Llegó aquí y decidió que quería tenerte de su lado! ¡Seguramente se dio cuenta de que estás loca por Adrien y se aprovechó del parecido para engatusarte! ¡No ha hecho más que alejarte del resto de la clase desde que llegó! ¡Y tú no lo haces mejor cayendo en su red y continuando con tu ridícula enemistad hacia Lila!
Ahora, Alya había golpeado un punto terriblemente sensible — ¡Si te molestaras en pasar cinco minutos conmigo o tan siquiera escucharme, te habrías dado cuenta que ya no estoy enamorada de Adrien! —Marinette perdió las formas, gritando con las mejillas rojas por la vergüenza de la acusación, y por sentir que le echaban en cara todos esos malos momentos en que actuó como una idiota cuando tenía al modelo en un pedestal imaginario.
Inmediatamente, Félix apretó un poco más su mano y exageró una respiración profunda y lenta, indicándole silenciosamente que lo imitara y se tranquilizara.
Marinette se detuvo e hizo lo que el chico le pidió sin palabras, tratando de mantener el control.
—Eres ridícula, niña. Has estado enamorada del chico desde el segundo día de clases —Alya rodó los ojos, descartando las palabras de Marinette como una hoja de periódico viejo. Marinette sintió una punzada en su corazón ¿Cuántas veces Alya simplemente hizo de menos la promesa de guardar ese 'secreto', independientemente de que otras personas se dieran cuenta por sí mismas de sus sentimientos? — ¿Y quieres que te crea que simplemente ya no lo estás? ¡Ja! ¿Qué vas a decirme a continuación? ¿Qué ahora te gusta este payaso? ¡Ya sé que todo este estúpido desdén hacia Lila no es más que tú celos porque ella ahora modela con Adrien! —Félix eligió ese momento para inclinarse hacia su oído y murmurarle algo —¡Simplemente tienes que superarlo! ¡Lila-
—Alya —empezó Marinette, una vez que se empapó en la confianza de Félix. El rubio sugirió que hiciera un último intento de decirle a la morena lo que estaba sucediendo con Rossi. Félix estaba bastante seguro de que la otra seguiría descartando sus palabras, pero al menos sería un cierre para Marinette —Lila me ha estado molestando públicamente, lanzando acusaciones sobre mí; en privado ha sido cruel y amenazante conmigo desde que llegó a nuestra clase —respiró profundamente, soltando finalmente la mano de Félix para caminar unos pasos hacia la bloguera. El británico se mantuvo un par de pasos por detrás de ella, por si acaso —He tratado de demostrarles esto y sus mentiras, a ti y a la clase, incontables veces durante los últimos meses… pero mi evidencia nunca es lo suficientemente buena para ti —negó con la cabeza —estoy cansada… Estoy cansada de la presión, estoy cansada de tener que mantenerme bajo control todo el tiempo, estoy cansada de no tener su apoyo y estoy cansada de que me critiquen constantemente, mientras todavía esperan que sea una idiota, haciendo todo tipo de cosas pos ustedes.
Las lágrimas picaron los ojos de Marinette, pero ella se negó a permitirles formarse por completo. Ignoró el intento grosero de rebatir de Alya y continuó derramando lo que se había acumulado en su pecho.
Era ahora o nunca.
Esto se acababa aquí y no iba a tocar el tema de nuevo.
Después de esto, vendrían las acciones drásticas.
—¿No ves cómo te ha cambiado Lila? —preguntó, genuinamente agotada —recientemente, casi todo lo que haces gira en torno a ella: Está en todas las conversaciones, es el factor decisivo en casi todas las decisiones que tomas sobre tu blog… Luego vienes y me regañas por lo digo o hago, pero ¿cuándo fue la última vez que pasamos el rato juntas fuera de mí ayudándote a cuidar a los niños o tú tratando de darme un sermón sobre algo que dijo Lila? —le reclamó —que, por cierto, ¡nunca escuchas o preguntas por mi lado de la historia! —volvió a tomar un suspiro y trató de controlar su voz —esto… no es saludable, Alya. No es saludable entre tú y yo y no es saludable entre tú y Lila. ¿Es así como realmente quieres vivir tu vida?
— ¡Como si fueras nadie para hablar de conductas tóxicas, con tu loco enamoramiento por Adrien! ¡No tienes un solo pie en el que parte, niña! —Alya le gritó de vuelta, pisoteando en suelo con fuerza una vez más.
No hace falta decir que el resto de esa "conversación" no fue agradable.
El discurso de Marinette fue recibido y "contrarrestado" con negación y hostilidad. Alya afirmó que estaba siendo injustamente cruel con Lila y que hasta que superara su mezquindad no quería que fueran amigas.
Hizo doler un poco el corazón de Marinette, pero ya no estaba sorprendida. De hecho, sintió cierta sensación de alivio porque la confrontación finalmente había terminado y ya no tenía el estrés de tratar su amistad con guantes.
—Antes ya era malo, pero desde que ÉL apareció en la clase has estado empeorando ¡Chica, no puedes ser tan manipulable!
— ¿Manipulable? —casi se rió de la ironía en todo el asunto — ¿Quieres saber cuándo fui manipulable? Fue cuando escuché y atendí al estúpido consejo de un chico sin idea de la vida, porque solía pensar que era increíble y maravilloso —se lamentó, apretando sus manos en puños —Si no quieres escucharme está bien, Alya, haz lo que quieras, toma tus decisiones, yo he tomado las mías. Ahora, te pido que salgas de mi casa y no vuelvas a menos que se te invite directamente.
— ¡¿Qué?! —Alya chilló, en el mismo momento en que Tom, Sabine y Gina aparecieron por la puerta, preguntando qué sucedía.
—Lo que he dicho. Nuestra amistad se ha ido más allá de la reparación, como acabas de dejar muy en claro. Tengo suficientes cosas con las que lidiar como para seguir con el desastre que hay entre nosotras —decidió con firmeza, a pesar de las lágrimas que picaban sus ojos y no pudo evitar que la voz de le quebrara con su siguiente declaración —traté de arreglarlo, pero a ti no te importa.
— ¡Estoy tratando de ayudarte, Marinette!
— ¡Casi todo lo que he escuchado de ti estas últimas semanas son insultos y denigración, Alya! —ella sollozó con fuerza, sorprendiendo a sus padres y abuela, de quienes parecía ni haberse dado cuenta — "¡Marinette eres tan celosa, Marinette estás siendo irracional y desagradable, Marinette tienes que cambiar!" ¡No tengo porque soportar todo eso!
—Alya, creo que deberías irte.
La aludida se volteó con sorpresa, aparentemente había pasado por alto la llegada de los tres adultos —pero, Sabine, Tom. Marinette-
—Es señor Dupain y señora Cheng para ti, si no puedes tratar a nuestra hija con el mínimo respeto que merece cualquier persona —declaró firmemente el hombre, cruzándose de brazos, lo que le daba la apariencia de ser más ancho de lo que era
—Esta, ciertamente no es la manera de solucionar las diferencias entre dos personas, mucho menos entre dos amigas —Gina añadió. A pesar de no tener la contextura de su hijo, su altura le daba el toque de respetable.
—Ahora, se te ha pedido que te retires, no me hagas repetirme —concluyó Sabine.
— ¡No lo entienden! Desde que Marinette se junta con Félix ha sido cada vez más desagradable con nuestra amiga Lila ¡Es claramente una mala influencia para ella! —Alya renegó, apuntando al rubio que seguía apoyando silenciosamente a la franco-china —y ahora está inventado que Lila la trató mal o la amenazó ¡Eso no está bien!
—Hemos recibido a este joven en nuestra casa casi cada día desde que se integró a su clase, y no le he visto hacer otra cosa que tratar bien a nuestra hija y ser educado con nosotros —Sabine refutó, conteniéndose de sonreír al ver, en su periferia, como Marinette se apoyaba en dicho joven y este la sostenía, sin dejar de dar la apariencia de un frente unido que Félix parecía haber mantenido todo el tiempo.
—Cesaire —Félix finalmente habló de nuevo —se te ha dicho que no eres bienvenida dos veces ahora, por dos miembros de la familia, deberías hacer caso, porque los Dupain-Cheng están en la facultad de llamar a la policía y reportarte como una intrusa.
Alya rabió — ¿Sabes qué? Bien ¡Haz lo que quieras! ¡Quédate y acurrúcate con tu sustituto! Cuando finalmente te des cuenta de todo lo mal que estás haciendo, solo espero que no sea demasiado tarde para ti —pasó por en medio de Sabine y Tom, envalentonada por la adrenalina y la ira que corrían por su sangre, y cerró la puerta tras de sí con un portazo.
—Eso es todo lo que espero para ustedes —si Félix no hubiera estado tan cerca y en contacto con ella, Marinette probablemente habría caído de rodillas al piso, antes de que sus padres pudieran llegar a ella, mientras murmuraba esas palabras.
La mujer que nunca antes había visto, fue la primera en llegar a ellos —Marinetta, mi pequeña ¿Estás bien?
Marinette solo puso exhalar un sollozo.
—Ah, el dolor de una amistad rota en los peores términos. Lila Rossi puede ser impredecible, pero siempre es un buen punto de inflexión para emociones intensas. Vuela mi malvado akuma y ve detrás, Amok. Denle forma a mi creación más poderosa.
— ¿Abuela? —la oji-azul logró murmurar, después de unos instantes tratando de respirar despacio y calmarse.
Félix estaba justo detrás de ella, sujetándola gentilmente contra su pecho para que ella pudiera tomar su respiración como un ritmo a seguir.
—Sí, mi hada —Gina observó cautelosamente la dinámica de los dos adolescentes, puesto que no conocía al chico, pero Sabine acaba de defenderlo frente a Alya, así que suponía que estaba bien — ¿Cómo te sientes? Esa fue una… situación muy intensa.
Un par de gruesas lágrimas cayeron de las mejillas de Marinette al suelo, pero la niña ni siquiera se dio cuenta, su mente asimilando lo que acaba de suceder.
—Saint ciel, acabo de pelearme con Alya… Acabo de romper nuestra amistad —ella sollozó. Sus padres se miraron, de pie detrás de Gina. Tikki estaba empujando contra la cadera de Marinette, desde la bolsita, pero la franco-china no se dio cuenta.
—Nette, ella vino aquí a pelear —Félix intentó aligerar la culpa o el dolor que estuviera sintiendo —lo hiciste bastante bien mantenido la calma y razonando con ella, pero Cesaire simplemente no está dispuesta a escuchar —torpemente, frotó sus pulgares sobre los hombros de ella. No estaba hecho para consolar personas, pero todo lo que quería era sentarla en su regazo y abrazarla hasta que ella se sintiera mejor, sin embargo, no quería dar una impresión equivocada a su familia —ella desechó tu amistad.
—Aunque no sé los detalles, Marinetta, me parece que tu amigo tiene razón. Ella rompió su amistad, no tú —Gina añadió, tomando las manos de su amada nieta entre la suya, mientras limpiaba un camino de lágrimas con la otra —ahora ¿Por qué no te conseguimos una taza de té para esos nervios? —sugirió levantándose.
Tratando de limpiar sus lágrimas, Marinette asintió y dejó que su abuela la ayudara a levantarse, lo que también hizo Félix volviéndose para verla de frente.
Nadie se dio cuenta de la mariposa púrpura y la pluma azul oscuro que flotaron hasta el adorno de cuarzos en su cabello, hasta que fue demasiado tarde.
"Princess Justice, yo soy ShadowMoth…"
— ¡No! —Marinette gritó de repente, asustando a su familia cuando se sujetó la cabeza como si una terrible jaqueca la golpeara de repente.
— ¿Marinette? —preguntaron sus padres a coro, con angustia.
Félix inmediatamente trató de persuadirla para que levantara la cabeza.
"Has perdido a tantos amigos por una víbora de lengua plateada que esparce mentiras y calumnias sobre tí" la voz del hombre en su cabeza continuó "bueno, te daré el poder para exponer cada una de las mentiras y pecados que otros cometieron, para que el mundo vea la verdad"
— ¡No! ¡No quiero tu poder! ¡No haré daño a las personas! —Marinette se resistió, enterrando las uñas en su pelo, como un modo de mantenerse unida, y negar la influencia del villano — ¡Sal de mi cabeza!
—Dios mío —Gina jadeó, retrocediendo cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, al igual que los padres de Marinette.
Félix, en cambio, puso sus manos sobre las de Marinette.
—Marinette, escúchame, no lo necesitas. Lo que sea que diga, no lo necesitas —le dijo contundente.
"Pero no harás daño, niña. Te estoy ayudando a luchar contra la injusticia. De hecho, te otorgaré un protector, te ayudará a retener a aquellos que merecen ser juzgados y los obligarán a decir la verdad"
—Yo…
"Todo lo que pido a cambio, son los miraculous de Ladybug y Chat Noir. ¿Tenemos un trato, Princess Justice?"
Cuan hermoso sonaba, que las mentiras de Lila fueran reveladas. Todos aquellos que la creyeron, los que señalaron a Marinette como una horrible persona después de unas lágrimas de cocodrilo se enfrentarían a la verdad.
El miasma empezó a cubrir los pies de la niña cuando su voluntad empezó a ceder.
Marinette abrió los ojos, para encontrar a los de Félix justo frente a ella, mirándola con desesperación.
—Lo siento —apenas logró susurrar, sacando las manos de su cabello para dirigirlos a sus orejas. A sus aretes, se dio cuenta Félix, cuando ella empezó a quitar uno.
Pero eso era algo para pensar en otro momento — ¡Marinette, eres más fuerte que esto! —Félix la regañó, deteniendo sus manos con firmeza, pero sin lastimarla —no lo necesitas para lograr lo que quieres, my dear, escúchame. Lo que sea que él te ofrezca puedes conseguirlo tú misma, y si no, te ayudaré —Marinette se detuvo y lo miró fijamente, aturdida, luchando por centrar sus pensamientos. El pecho de Félix se apretó al ver el puro dolor y la vulnerabilidad en sus ojos —expondremos a esa mocosa farsante con toda la escuela, con la ciudad entera si lo deseas. No lo escuches.
ShadowMoth gruñó de impaciencia en su mente, pero Marinette ya había tomado su decisión — ¿Sabes qué, ShadowMoth? Akumatízame si quieres —la niña se enderezó, con firmeza, sorprendiendo a su familia —pero te lo advierto, la primera persona que llevaré a juicio serán tú y Mayura. ¡Es tu culpa que no pueda procesar mis emociones! ¡Es tu culpa que todos en esta ciudad tengan miedo de sentir! ¡Si me das el poder para exhibir los pecados e impartir justicia, prepárate para ser juzgado frente a todo París!
ShadowMoth se detuvo al escucharla y reconsideró su posición. La niña tenía una voluntad fuerte, mucha si acababa de voltearle el tablero de ajedrez, lo que podría darle la victoria… pero también podría ser capaz de mantener esa convicción incluso después de transformarse. Por supuesto que podría intentar forzarla, pero no pareciera que eso le conseguiría ningún resultado.
Maldiciendo para sus adentros la terquedad de la niña y la inesperada intrusión de su sobrino, Gabriel tomó la decisión de retirar el akuma y el amok de su víctima.
Entonces, para sorpresa de todos en la residencia Dupain-Cheng, el visor brillante en forma de mariposa sobre el rostro de la menor se quebró, y tanto la mariposa como la pluma salieron del adorno en su cabello.
Inmediatamente, Marinette se desmoronó, presa de un intenso dolor de cabeza.
Félix, por supuesto, la atrapó antes de que golpeara el suelo.
—Dios mío, my dear, no me des estos sustos —Félix murmuró contra su cabello, mientras sus familiares se reunían en torno a ella.
Marinette trató de seguir con la mirada a la mariposa y la pluma, pero su padre levantándola en brazos lo impidió.
—Necesitas descansar, Marinette, lo hiciste muy bien —una nueva voz en la habitación tomó a todos por sorpresa. Chat Noir se deslizaba dentro de la sala de estar por una de las ventanas.
—Gatito… ¿Cómo-? —Marinette intentó preguntar, pero el dolor de cabeza se convertía rápidamente en mareo.
Chat se acercó a Tom y le acarició el cabello a la chica —vi al akuma en la calle, pero tuve que esconderme para transformarme, lo siento por no llegar antes de que te alcanzara —se disculpó genuinamente arrepentido.
—Alya… seguro irán tras ella. Tienes que evitarlo, se fue realmente molesta —trató de explicar apresuradamente.
Si ShadowMoth llegaba a ella, Marinette no estaba segura que pudiera transformarse y pelear, no con lo mal que se sentía, y menos con su familia vigilándola de cerca.
—Lo haré, tú despreocúpate y descansa, ma prrrrincess —le guiñó un ojo, haciendo un gesto al resto de los presentes mientras se apresuraba por la dirección que siguieron la pluma y la mariposa.
"¿Su princesa?" Félix repasó mentalmente, extrañado por la interacción que acababa de presenciar, hasta que la abuela de Marinette habló.
—Será mejor llevarla a su cama, Tom. La pobre está tan pálida —apuró la mujer, adelantándose para abrir la trampilla y el enorme hombre la siguió con su hija en brazos.
Félix no sabía qué hacer, pero Sabine lo invitó suavemente a subir con ella, sabiendo que estaba tan preocupado por su hija como ellos.
Notes:
Okay, entonces… Exaltación… sí.
No voy a negar que me removió los restos de fan Marichat. La forma en que se besaron en la isla de los cisnes fue preciosa, especialmente con Marinette besándole la naricita a Chat. Siempre he sentido que la chica es realmente cariñosa y afectiva con quién le importa, y esto solo lo demuestra.
Una lastima que haya sido apresurado y ¡Andre, mamón, eres un pinshi shipper tóxico, nmms! :V
Chapter 59: Choque con la realidad
Summary:
Adrien finalmente se entera de muchas cosas.
Y Marinette está en una situación dificil.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Félix no sabía qué hacer, pero Sabine lo invitó suavemente a subir con ella, sabiendo que estaba tan preocupado por su hija como ellos.
Minutos antes…
Adrien se congeló en la parte superior de las escaleras, justo a fuera del hogar de los Dupain-Cheng. Los gritos de Alya eran claros y potentes, incluso a través de la pared y la puerta. La morena acusaba a su mejor amiga por ¿Ponerse cariñosa con su primo?
No tenía idea de que escena había visto Alya cuando entró para tener esa impresión, porque Félix nunca había sido una persona demasiado táctil, mientras que Marinette era todo lo contrario.
Sin embargo, se recordó, Félix había estado muy cerca de Marinette casi desde la primera semana. La llevaba del brazo e incluso tomaba su mano a veces, lo cual era todo un hito tratándose de su primo que era casi alérgico a la interacción social.
Así que era una posibilidad.
Y una preocupación para él, también. Si Marinette realmente estaba enamorada de su primo y malinterpretaba su inusual aceptación a su cercanía como una señal que él podría devolver sus afectos, definitivamente iba a salir lastimada.
Adrien realmente detestaba está situación. Ambos eran importantes para él y no quería que ninguno de ellos saliera herido por este inusual desarrollo.
Escuchó parcialmente la voz de Marinette respondiendo, pero no era lo suficientemente fuerte como para que él entendiera lo que ella estaba diciendo. Lo cual, en sí mismo, era una buena señal. Marinette parecía estar manejando bien la explosividad de Alya.
Lo siguiente fue una voz aún más tenue, que Adrien solo notó porque el uso prolongado del miraculous del gato había agudizado un poco más sus sentidos como civil. Era Félix, sin lugar a dudas.
El siguiente intercambio fue entre Alya y su primo de nuevo. Con la morena regañándolo por 'entrometerse'.
También añadió algo que hizo doler su pecho, sugiriendo que sería mejor si Félix nunca hubiera salido de Londres. Eso lo hizo fruncir el ceño. Incluso si él y su primo no estaban de acuerdo en muchas cosas, y su relación a veces parecía estar en la cuerda floja, Adrien estaba muy feliz de que su familia materna estuviera cerca. Alya no tenía derecho a decirle eso a su primo.
A continuación, Marinette volvió a hablar. Aparentemente diciéndole a Alya que se fuera, porque la morena gritó que no lo haría. De nuevo, una intervención más silenciosa de Félix y…
¡¿Qué?!
"¡Seguramente se dio cuenta de que estás loca por Adrien y se aprovechó del parecido para engatusarte!"
Las palabras resonaron en su cabeza como un gong.
Alya simplemente tenía que estar en algún tipo de malentendido ¿Verdad?
Él seguramente no era la persona de la que Marinette había estado enamorada ¡La chica ni siquiera parecía sentirse cómoda a su alrededor la mitad del tiempo!
"¡Si te molestaras en pasar cinco minutos conmigo o tan siquiera escucharme, te habrías dado cuenta que ya no estoy enamorada de Adrien!"
—Oh, Dios mío —Adrien se dejó caer en el suelo, con los ojos muy abiertos.
Miles de momentos pasaron por su cabeza en un segundo: Marinette balbuceando frente a él y no con nadie más. La vez que casi se besaron en la película escolar, antes de que Mylene se akumatizara. Cuando ella le regaló su amuleto para jugar. La forma en que ella lo miró cuando regaño a Chloe por sabotear a su tío-abuelo. Su baile en la fiesta de Chloé. El cumpleaños de ella, cuando él le dio un amuleto a cambio. Cuando actuaron juntos para el vídeo de Clara. Todas las fotos que ella tenía en su habitación. Cuando él modeló su sombrero. ¡Cuando ella lo ayudó con la cita en la pista de hielo! Cuando se ofreció a modelar sus diseños. ¡Cuando se quedaron dormidos en el Startrain y, Dios santo, cuando ella casi lo besa en el museo de cera!
"Eres ridícula, niña. Has estado enamorada del chico desde el segundo día de clases ¿Y quieres que te crea que simplemente ya no lo estás? ¡Ja! ¿Qué vas a decirme a continuación? ¿Qué ahora te gusta este payaso? ¡Ya sé que todo este estúpido desdén hacia Lila no es más que tú celos porque ella ahora modela con Adrien!"
¿Desde el segundo día de clases? ¿Ella lo quería desde hacía más de un año?
Su cerebro trabajó frenéticamente, tratando de entender en qué momento, dónde y cómo.
"Primer día de clase y ya tenemos dos tortolitos" el recuerdo de Plagg molestándolo le golpeó como un trueno, junto con el reciente recuerdo de Marinette regresándole… —la sombrilla.
¡Por supuesto que el momento se había sentido tan extraño! ¡Sí que había algo profundo e importante debajo de toda la situación!
Y Félix…
Félix lo había detenido de ir tras ella en ese momento… ¿Félix lo sabía?
Que Marinette… Marinette había estado enamorada de él…
Marinette había decidido que no quería estar enamorada de él… porque él la hacía sentir que sus sentimientos no eran válidos, y que los de Lila importaban más.
— ¿Qué he hecho? —hundió sus dedos entre su cabello, inclinando la cabeza en total desasosiego. Ni siquiera se dio cuenta de Plagg mirándolo con ojos preocupados.
No sabía qué hacer ahora, ni siquiera sabía qué pensar.
"¿Manipulable? ¿Quieres saber cuándo fui manipulable? Fue cuando escuché y atendí al estúpido consejo de un chico sin idea de la vida, porque solía pensar que era increíble y maravilloso" fue lo siguiente que escuchó, tras volver a sintonizarse con la pelea.
Ella piensa que soy increíble y maravilloso, repitió, absolutamente aturdido. Lo pensaba, le recordó/criticó una parte de su mente.
Y no tuvo tiempo de procesar nada de eso, ni de escuchar nada más, cuando varios pasos apresurados vinieron desde el inicio de las escaleras, en el primer piso.
Probablemente, el tono de Alya se había elevado tanto que los padres de Marinette la habían escuchado.
Adrien no podía darles la cara a ellos, ni a Marinette en este momento.
—Plagg, las garras —susurró rápidamente, mientras abría una ventana en el pasillo y se deslizaba fuera, ya vestido con su traje mágico. Se balanceó hacia la escalera de incendios y se tomó un minuto ahí para recuperar el aliento — ¡No puedo creer nada de lo que acaba de pasar!
Para su fortuna, ahora podía escuchar todo con claridad, y la intervención de Tom, Sabine y Gina -para su sorpresa- lo distrajeron del remolino que había en su cabeza.
Toda la discusión lo distrajo tanto, que tampoco se percató del akuma y el amok hasta que fue demasiado tarde.
Ver el visor de Shadow Moth sobre el lindo rostro de su princesa, lleno de angustia y dolor, le terminó de romper el corazón.
Se sintió paralizado cuando ella renegó del poder que le ofrecían. Quería alcanzarla y ayudarla, pero su cuerpo no le respondió.
Y cuando ella casi cedió… Félix estaba ahí para hacer lo que él debería estar haciendo.
—Maldita sea. Eres increíble —el gato murmuró para sí, en cuanto ella le gritó a Shadow Moth y se liberó por sí misma de su influencia. Solo entonces, logró encontrar en sí mismo fuerza para moverse.
Se puso en marcha. Sin saber de dónde sacó el valor para hablarle normalmente a la chica agotada. La felicitó, le acarició el cabello y prometió que no dejaría que Alya fuera akumatizada antes de salir nuevamente fuera de la casa.
Se lanzó como una bala hacia donde vio al bicho y a la pluma cargados de magia flotar. De hecho, estaban tras Alya.
— ¡Oye, Ladyblogger, cuidado! —gritó, esperando que la sorpresa cubriera su enojo el tiempo suficiente para que el atravesara la calle y la alcanzara.
Alya, de hecho, se volteó con sorpresa, en la acera de la escuela. Miró a la mariposa y la pluma oscuras a solo un palmo de distancia, antes de que una mano enguantada en negro y cargada de magia destructiva se cerrara sobre ellas. Haciéndolas cenizas que, rápidamente, se perdieron en el viento.
Alya se dejó caer de rodillas, aturdida por la impresión, antes de que algunos estudiantes que aún estaban en el patio salieran a ver de qué se trataba el momentáneo alboroto.
Antes de que Chat pudiera decir o hacer nada más, escuchó algo de Alya que lo dejó frío —maldita sea, Marinette, todo esto es tú culpa.
Olvidándose rápidamente de la idea de llevarla con Nino, Chat tomó su bastón y se lanzó lejos de ahí sin decir una sola palabra más. Apresurándose, especialmente cuando vio a su chófer que aún esperaba por él.
Tenía demasiadas cosas en las qué pensar y reflexionar. Al menos, había cumplido su trabajo y evitado que Marinette tuviera que pasar por una ex-amiga furiosa y akumatizada tras ella, encima de todo lo que ya había aguantado ese día.
Una vez que Tom colocó a su hija sobre el diván (mucho más accesible que su cama y menos probabilidades de que ella se hiciera daño si intentaba levantarse) los tres adultos empezaron a intercambiar miradas entre sí, intercaladas con miradas de preocupación hacia la niña.
—Realmente, realmente no quiero hablar de lo que sucedió ahora mismo —la joven oji-azul gimoteó, sintiéndose terriblemente mal y abrumada entre el conocimiento de que casi fue akumatizada y el hecho de que Alya podría serlo en ese instante y ella estaba bajo el escrutinio de su familia y Félix.
— ¿Necesitas algo, Marinetta? —su abuela preguntó, sentándose a sus pies para quitarle las zapatillas converse negras con líneas blancas que estaba usando, y dejarlas a un lado en el suelo.
—Lo que sea para la migraña —pidió nuevamente con voz de lamento, usando un brazo para cubrir sus ojos. No sabía si el intenso dolor entre sus sienes era causado por su rechazo al akuma, su discusión con Alya, la preocupación, o una mezcla de todo eso.
Sabine dijo que le traería una pastilla y salió de la habitación, con preocupación escrita en su cara. Solo entonces, Marinette se preguntó por el estado de la panadería, si sus dos padres estaban arriba. Tom le dijo que habían cerrado cuando escucharon los gritos arriba y fueron a ver, lo cual solo se sumó a la culpabilidad de Marinette.
—Está bien, Tom, puedes volver al local. Cuidaremos de Marinetta —Gina le indicó a su hijo, entendiendo lo que pasaba por la mente de su nieta, al menos en ese aspecto.
—Pero, Mamá, n-
Marinette lo interrumpió, asomando un poco su rostro por debajo de su brazo —está bien, papá. Solo es un dolor de cabeza, estaré bien —prometió dulcemente, cuando su madre volvió con una pastilla y una botella con agua.
Pero Tom no se veía muy convencido.
—Nos aseguraremos de que Marinette descanse —Félix añadió, para sorpresa de Marinette. Se preguntó si él había notado cuán inquieta se sentía ella con todos alrededor, o algo así.
Tom y Sabine se miraron preocupados. Aún no entendían del todo qué era lo que había sucedido con Alya hace unos minutos, pero lo más alarmante era que no se habían dado cuenta de que la más importante amistad de su hija se estaba deteriorando lo suficiente como para llegar a dicha situación. La mirada expectante de Gina los animó a hacer caso y retirarse por el momento.
Quizás la mujer mayor sería capaz de descubrir lo que había estado sucediendo, que ellos habían pasado por alto.
Marinette suspiró, un poco más aliviada cuando sus padres dejaron la habitación y Félix la ayudó gentilmente a sentarse para que pudiera tomar la medicina.
Gina le pasó la pastilla, y luego la botella. No fue hasta que ella la tragó, haciendo una adorable mueca de desagrado, que Félix se dio cuenta de un detalle.
—No habías almorzado —hizo notar.
Marinette hizo otra mueca, previendo el dolor de estómago que le causaría tomar la pastilla sin haber comido nada desde el desayuno —he perdido el apetito —dijo simplemente, cerrando los ojos por lo inusualmente brillante que se le hacía su habitación en ese momento. Su cabeza encontró apoyo en el hombro de Félix.
Gina no pudo evitar sonreír al verlos. Parecía como si esta fuera una dinámica habitual con lo tranquilos que parecían el uno con el otro. Un detalle sobre el que volver en un momento posterior —realmente deberías comer algo, mi hada.
— ¿Hada? —repitió Félix, en un susurro muy bajo y divertido que solo Marinette escuchó.
La chica le habría dado un codazo en las costillas si hubiera tenido la energía para hacerlo —no creo que pueda, abuela. Lo siento.
Gina suspiró, sabiendo que esta era una batalla perdida —deberías descansar un poco entonces —sugirió a cambio. Marinette lanzó una mirada de preocupación hacia su ventana, mientras Félix se movía para que ella volviera a recostarse. La situación de Alya, el akuma y amok sueltos, la estaba volviendo loca. No se escuchaba ruido o histeria colectiva desde afuera, pero esa no era una certeza de nada — ¿Por qué no intentas soltarte el pelo?
Obedeciendo, Marinette buscó a ciegas la punta de su trenza con la mano libre, tirando del listón para desatarlo. Pasó sus dedos por el cabello para que los mechones entretejidos se separaran y finalmente retiró su adorno, que ya no se sostenía en su cabello suelto. Colocó ambos artículos a un lado de su cintura, antes de mirar por la ventana nuevamente, acariciando los brotes de cuarzo con su pulgar de forma distraída.
—De verdad, Nette, necesitas dejar de preocuparte por Cesaire —Félix la reprendió en un resoplido, adivinando a medias sus pensamientos —si se akumatiza o no, ya es trabajo de los superhéroes locales. Tú no tienes nada que hacer en eso ¿cierto?
Marinette hizo una mueca, sabiendo que no había modo en que se escapara de su abuela y su… su ¿?... ¡De Félix! Sin revelar su identidad secreta. Luego de un segundo, se tensó y giró la cabeza para mirar al rubio con mucha cautela.
¿Había sido solo su paranoia o Félix había dicho lo último con una entonación inusual?
Los ojos verdes le devolvieron una mirada inquebrantable, pero había algo ahí, un destello… ¿La estaba retando a contradecirlo? ¿O estaba buscando algún tipo de respuesta a una pregunta no del todo formulada en ella?
De acuerdo. Detente. Estás viendo cosas donde no las hay, Marinette. Se regañó a sí misma, negando con la cabeza, solo para recordar que no era una buena idea cuando sus sienes palpitaron en protesta por el movimiento.
—Tu amigo tiene razón, Marinetta —su abuela, ajena a toda la tensión escondida entre ellos, añadió —necesitas vaciar tu mente y descansar, después de lo que sucedió.
Marinette suspiró, agobiada por todo lo que estaba sucediendo fuera de su control. Rezó internamente porque Chat hubiera alcanzado al akuma y al amok a tiempo —no lo entienden —murmuró, sin darse cuenta.
— ¿Y por qué no lo explicas? —Félix arqueó una ceja hacia ella, retándola totalmente.
Marinette casi quería gritar de frustración, en cambio, buscó un argumento lógico —si Alya se akumatiza, claramente vendrá por mí enseguida. Está a una calle de distancia, Lix, y ciertamente no estoy en condiciones de salir corriendo y huir de ella —ella razonó —una cosa más en este momento y mi cabeza estallará, o yo me desmayaré ¿Es esa una razón suficiente para que yo esté preocupada? —ella levantó una ceja de vuelta, retándolo a contradecirle eso.
Los labios de Félix se presionaron en una línea fina y sus ojos se suavizaron con un toque de preocupación en ellos.
Si había algo en lo que, Marinette había descubierto, ella y Félix se parecían, era que ambos trataban de tener al menos un poco de control en cada situación. Si estaba usando eso en su contra ahora para desviar cualquier sospecha, que el universo la expiara, pero era necesario. Era completamente necesario. Félix era mucho más astuto y observador que la mayoría de personas con las que Marinette se relacionaba habitualmente.
Gina, una vez más ignorante de la tensión furtiva entre los adolescentes, se inclinó hacia adelante y presionó un beso amoroso sobre la coronilla de su nieta, lo cual hizo que Marinette inmediatamente dirigiera una mirada más suave a su abuela —Esperemos que Chat Noir y Ladybug se encarguen de eso. Tú, mi hada, necesitas dormir un poco.
La palabra 'dormir' pareció causar un efecto inmediato en la niña. Sus párpados pesaban y casi todo en ella gritaba positivamente ante la idea de un descanso adecuado. El día había sido emocionalmente agotador… y tan solo estaban en la hora del almuerzo.
Marinette murmuró un tenue —lo sé —en respuesta a su abuela, pero aún parecía dispuesta a luchar contra el sueño.
— ¿Quieres que llame a Marc por tí? —Félix ofreció, recordando cómo Marinette había tranquilizado y consolado al pelinegro la mañana anterior, suponía que el escritor estaría dispuesto a hacer lo mismo por ella, y sabiendo cuanto prosperaba Marinette en la compañía adecuada… Puede que la niña no quisiera a sus padres cerca e indagando en esta situación, pero sus compañeros de escuela sabían mejor lo que sucedía con Rossi — ¿Tal vez decirle que traiga a Nathaniel y las chicas antes de que termine la hora del almuerzo? —la vio parpadear lentamente, emitiendo un tarareo dudoso y evasivo. Félix contuvo una mueca ante su siguiente pensamiento — ¿O prefieres llamar a Luka? —aunque aún era extraño para él, Félix no podía negar que el músico siempre parecía tener una comprensión de las emociones de Marinette mucho más empática y primaria que cualquier otra persona.
En respuesta, Marinette emitió un sonido de negación. Tenía los párpados cerrados y tardó unos instantes en volver a abrirlos, solo hasta medio camino —Luka es… demasiado empático, no quiero- —se detuvo, girando un poco su cuerpo para acomodarse —no quiero abrumarlo —cuando terminó de susurrar esas palabras, tanto Gina como Félix la vieron quedarse rápidamente dormida.
Con una sonrisa satisfecha, Gina se levantó y caminó silenciosamente hasta la cama de su nieta, recogió una sábana y regresó para cubrirla. La niña simplemente suspiró y se acomodó otro poco.
Solo entonces, la mujer dirigió su vista nuevamente a Félix —dejemos que duerma un poco, imagino que tú tampoco has almorzado, jovencito.
Félix negó con la cabeza, haciendo una mueca mientras ambos se ponían en pie y procedían a salir en silencio de la habitación femenina.
Haciendo eco de las palabras de Marinette, en realidad no tenía apetito en este momento.
Notes:
Deliberé mucho entre las posibilidades de hacer que Alya fuera infectada por el akuma y el amok, de que Chat destruyera uno pero el otro si la alcanzara, y que no sucediera en absoluto. Este último ganó en favor de un desarrollo más adecuado de las sospechas de Félix, y un pequeño descanso muy necesario para Marinette.
¡Nonna Gina entra en el caso! Los que leen mi crossover con pokémon sabrán que le tengo cariño a esta mujer. Simplemente me encanta su personaje. Y es hora de conozca al pretendiente de su nieta ¿Creen que lo aprobará o no?
Ahora, Adrien ha tenido un estrellón contra la realidad aquí ¿Si eso lo empujara a un mejor camino, o a uno peor? ¿O si las cosas para él empeorarán más antes de mejorar? Solo el tiempo lo dirá.Pd: les juro que lucho por quedarme a ver la serie hasta el final (al menos de la temporada 5) pero es que me lo ponen DIFÍCIL. Entre Marinette colándose a un baile porque se entera que Adrien no le dijo nada (en serio Astruc? Quieres explicarnos porque disfrutas haciendo de Marinette una persona tan tóxica?) Y entre las filtraciones del guión del cap 18 (donde vuelve Félix) que hacen parecer al niño completamente diferente ¡ES QUE ME LO PONEN DIFÍCIL!
Pd2: Recuerden que hago comisiones y pueden solicitarlas a través de mi página de Ko-fi!
Nos estamos acercando a fin de año ya! ¿Empezaron a decorar para navidad?Saludos a todos.
Chapter 60: ¿Envidia?
Summary:
Félix tiene muchas cosas que analizar
Y Marinette recibe varias visitas
Notes:
https://www.youtube.com/watch?v=Lp7WEN71HYI
:3 estoy obsesionada con esta canción xD
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
—Creo que aún no nos hemos presentado —Gina comentó, una vez ella y el amigo de su nieta regresaron al comedor.
Para crédito del chico, no parecía ni un poco incómodo de hablar con ella sin Marinette presente —está en lo correcto. Mi nombre es Félix Graham, madame —el adolescente inclinó brevemente la cabeza hacia la mujer.
Gina, en cambio, estiró su mano hacia él —Gina Dupain. Como ya habrás escuchado, soy la madre de Tom —Félix tomó y sacudió suavemente la mano ofrecida —es un gusto conocerte ¿Tú y Marinetta se hicieron amigos recientemente?
—Aproximadamente dos semanas —Félix contestó fácilmente, sentándose en la barra de la cocina, justo donde había dejado su caja de almuerzo, la cual seguía cerrada.
Gina hizo un sonido de sorpresa mientras se quitaba la chamarra roja y la colgaba en el respaldo de una silla, antes de moverse hacia la cocina también —bueno, eso es un poco sorprendente —comentó en voz alta.
Félix arqueó una ceja ante esa respuesta, y se giró para ver a la mujer abriendo una alacena — ¿Qué es sorprendente? —preguntó, honestamente curioso.
Gina sacó una pequeña caja de la alacena antes de buscar la tetera —lo cercanos que parecen. Por la confianza que muestran el uno en el otro pensaría que se conocen de más tiempo.
Félix tarareó para sí mismo. Nunca había considerado realmente como se veía su relación desde fuera, excepto hace unos minutos cuando tuvo que contenerse de abrazarla en su regazo frente a su familia.
El hecho de que alguien que conocía a Marinette de toda la vida señalara la fuerza de su relación era un poco agradable; aún cuando Félix no necesitaba la aprobación de nadie más que su madre, por supuesto que le importaba que Marinette recibiera la de su familia.
—Aprecio que lo diga. Valoro mucho mi conexión con Marinette.
Gina se rió entre dientes —debes hacerlo si fuiste capaz de persuadirla para que rechazara un akuma —Gina estuvo de acuerdo, sin evitar sentir un poco de diversión. La manera tan formal en que hablaba este chico le recordaba mucho a su marido. Estaba bastante convencida de que a Roland le caería bien de inmediato.
Félix continuó observando a la mujer mientras preparaba una tetera y sacaba cinco tazas de un juego de té. Olía agradable, con naranja y flores de azahar siendo lo más distintivo.
Gina estaba evidentemente cómoda en la casa, a pesar de que claramente no vivía ahí. Félix observó la pequeña sonrisa que permanecía en sus labios mientras hacía cosas, incluso tarareaba de vez en cuando, y ciertamente podía notar el parentesco familiar con Marinette. Parecía que la mujer no se dejaba derrumbar por cualquier cosa, y hacía frente a las situaciones con una sonrisa y perseverancia.
Una vez la tetera silbó, Gina sirvió solo tres tazas. Luego consiguió una bandeja y colocó dos en ella, tomando la última y colocándola frente a Félix —deberías comer algo antes de que acabe su hora del almuerzo. Marinetta se preocupará si despierta y ve que no has comido —sugirió de modo muy casual mientras recogía la bandeja, con claras intenciones de llevar ambas tazas a su hijo y nuera en el piso inferior.
Félix miró la taza puesta frente a él, la recogió con sus manos e inhaló el vapor aromatizado. Lo sopló un poco antes de tomar un sorbo y luego miró su caja de almuerzo.
Conociendo a Marinette, Félix no podía estar en desacuerdo con el comentario de la mujer mayor.
Cuando Gina regresó al departamento, Félix estaba sentado en el mismo lugar donde lo dejó. La taza de té está vacía y él estaba comiendo, muy despacio, algunos bocados de su plato de salmón y verduras al vapor. También tenía su teléfono celular en la mano libre y parecía estar leyendo atentamente algo, así que Gina simplemente rellenó su taza y se sirvió una a sí misma, antes de volver a salir, probablemente a ayudar con el local o tratar de tranquilizar a su hijo y nuera.
Al británico le tomó un minuto entero darse cuenta de la taza nuevamente tibia y continuar con su distraído almuerzo.
En su teléfono estaba abierto el blog de Cesaire. Muchas de las mentiras de Rossi estaban documentadas allí: mentiras y calumnias hacia figuras públicas y famosas totalmente de uso público y con el inherente consentimiento de la pequeña tonta. Félix archivó los links de las entrevistas en una carpeta antes de inmiscuirse en publicaciones más antiguas.
Al parecer, antes de la llegada de Rossi a la escuela, Cesaire era un poco prometedora, cuando menos, tenía mucha información, fotografías y análisis sobre los héroes locales, que Félix necesitaba estudiar.
Ladybug, la heroína con el poder de la creación, leyó mentalmente, sus aretes, junto con el anillo de Chat Noir…
Había pasado un poco más de la mitad de la hora para el almuerzo escolar cuando Félix se consideró satisfecho con su lectura inicial sobre los héroes, antes de buscar en su lista de contactos y llamar al número más recientemente agregado.
A fin de cuentas, Marinette nunca dijo explícitamente 'no' cuando Félix preguntó si debía llamar a sus amigos.
Una voz familiar respondió tímidamente del otro lado — ¿H-hola?
—Marc, soy Félix, necesito hablarte de algo sobre Marinette ¿Sigues en la escuela?
Hubo un par de segundos en que solo se escuchaba ruido de fondo —y-yo, sí, estamos almorzando en la escuela, y… espera un segundo.
Félix hizo una mueca ante un poco de ruido, pero cuando los sonidos empezaron a desaparecer rápidamente, por lo que intuyó que el pelinegro estaba saliendo de la cafetería a un lugar más silencioso. Mucho mejor.
—Ahora. Estamos en un salón vacío. Voy a poner el altavoz porque Nathaniel empezó a preguntar si estás con Marinette y si ella está bien —el escritor explicó, a lo que Félix solo hizo un sonido de afirmación —ya está.
Inmediatamente, la voz de Nathaniel se hizo cargo — ¿Marinette está bien? Vi a Alya salir tras ustedes y luego Nino les dijo a las chicas que ella había ido a hablar con Marinette, pero hace unos minutos se formó un alboroto en la puerta de la escuela ¡y están diciendo que Alya casi fue akumatizada! —era un poco sorprendente que Nathaniel hubiera podido decir todo eso sin detenerse a respirar.
Al menos, Félix pensó distraídamente, el gato hizo bien su trabajo.
—En efecto. Cesaire vino e irrumpió groseramente en el departamento, gritándole a Marinette y reclamándole por una cantidad de tonterías y cosas de las que no tiene derecho a exigir —resopló —por supuesto, Rossi no podía no ser mencionada en la discusión. Marinette trató de decirle la verdad sobre ella, pero Cesaire no escuchó una palabra y rompió su amistad —escuchó inhalaciones bruscas en el teléfono —sus padres y abuela tuvieron que venir e irrumpir para que se marchara.
— ¿La señora Dupain está aquí? —uno de ellos murmuró, Félix no estaba seguro de quién.
—Al fin que se marchó echa una fiera y tan groseramente como entró… y un minuto después teníamos a Marinette gritando y sosteniéndose la cabeza.
—Oh, Dios mío —ahora, ese fue claramente Marc.
—Dime que no —y le siguió Nathaniel.
—Ella le gritó a Shadow Moth que no quería hacer daño a nadie y que saliera de su cabeza —les confirmó.
— ¡¿Ella rechazó a Shadow Moth?! —ambos gritaron, atónitos. Hubo un sonido de fondo que Félix no supo ubicar.
—Fue un poco complicado, pero al final ella lo rechazó y, aparentemente, fue tras la siguiente persona más emocional en ese momento.
— ¡¿Marinette casi fue akumatizada pero lo rechazó?! ¡¿Eso es siquiera posible?! —los dos exclamaron, aún aturdidos. Ambos habían pasado por la experiencia de ser akumatizados, y sabían lo difícil que era luchar contra la influencia del villano.
— ¡¿Marinette qué?! —ahora, esa era una nueva voz.
— ¡Alix! —Nathaniel exclamó de vuelta y, justo después, Félix notó un pequeño cambio que le hizo saber que ya no estaba en altavoz.
—Lo siento, no pensé que Alix estuviera escuchando. Nath la está conteniendo ¿Qué necesitas que hagamos? —Marc preguntó y Félix agradeció internamente que el chico supiera que no estaba llamando solo para transmitir el suceso.
— ¿Ustedes dos pueden venir antes de que termine la hora del almuerzo, con las chicas de tu clase? Marinette tuvo una gran jaqueca después de lo que pasó y ahora está descansando un poco, pero estoy seguro de que le vendría bien estar rodeada de sus verdaderos amigos.
Marc tarareó positivamente en respuesta —desde luego. Avisaremos a Mireille y Aurore e iremos para allá. Gracias por llamarme.
Si estuvieran en video-llamada, Félix se habría encogido de hombros —no hay nada que agradecer, quiero que Marinette esté bien.
Marc no pudo evitar que una sonrisa curvara sus labios —lo sé —era bastante evidente, al menos para él, lo mucho que Félix se preocupaba por Marinette y lo rápido que ella llegó a importarle —nos vemos allí.
Félix afirmó vocalmente antes de cortar. Solo para que un golpe en el piso de arriba robara su atención.
Frunció el ceño automáticamente, porque Marinette no debería estar despierta ya ¿cierto?
Guardó su teléfono en su bolsillo y se encaminó hacia la escalera. Tocó la trampilla con sus nudillos, pero Marinette no respondió, así que, inquieto por el ruido, Félix empujó la 'puerta' y entró.
Rápidamente se encontró mirando otro par de ojos verdes.
La vista inesperada hizo que frunciera el ceño.
— ¿Tienes la costumbre de entrar en las habitaciones de las chicas sin permiso? —Félix preguntó duramente al personaje en traje de cuero, orejas y cola.
Dicha cola se movió de un lado a otro, con aparente molestia. No es que a Félix le importara —solo para tu tranquilidad, no. Conozco a la familia, y a Marinette no le importa que yo pase a saludar —Félix arqueó una ceja hacia él, escéptico —solo quería asegurarme de que ella estaba bien.
—Mantenlo bajo, o vas a-
— ¿Chaton? —Marinette murmuró mientras se acomodaba en su diván, apenas entreabriendo los ojos.
Félix lo miró con molestia. Para su indignación, el gato ni siquiera se dio cuenta cuando atendió al llamado somnoliento, arrodillándose frente a la niña medio dormida.
—Shh, sh. Soy yo, princess —él la arrulló de inmediato —todo está despejado. Alya está bien y tú estás a salvo —le explicó.
Marinette parpadeó un par de veces, probablemente procesando sus palabras — Gracias, minou.
—Siempre y felizmente a tus órdenes, ma petit souris… ¿O debería decir minette hoy? —ronroneó —te ves miausolutamente adorable.
Cerrando los ojos, Marinette resopló una risa, adormilada, pero una risa, a fin de cuentas —gatito tonto.
Chat no pudo evitar sonreír —tengo que irme ahora. Descansa —se puso en pie, apenas escuchando su tarareó de respuesta, mientras claramente caía de nuevo en el sueño. Luego, se giró a mirar a su primo, sorprendiéndose un poco por la apariencia hosca y cautelosa del mismo. Estaba acostumbrado al mal humor o la reprobación de su parte, pero ¿Cautela? Nunca. Este hecho, por alguna razón, lo obligó a contener una sonrisa —no te ofendas, pero ¿no debería su familia estarla cuidando?
Félix caminó más cerca de ellos, casi interponiéndose entre Chat y el diván —debería ser, pero si la conocieras, sabrías lo terca que es y lo poco que se deja cuidar por otros.
Chat resopló ¿Qué clase de juego intentaba jugar su primo ahora? ¿Y por qué parecía tan molesto de que él estuviera cerca de Marinette? —ciertamente la conozco, y ciertamente es terca, pero incluso eso tiene un límite —se movió, ignorando a su primo para mirarla de nuevo con preocupación. Marinette podía ser testaruda, pero casi nunca se había negado a un abrazo y atenciones cuando estaba triste… al menos no de Chat Noir —cuídala.
Con ese último aviso, Chat saltó ágilmente hasta las escaleras de la habitación y luego salió por el tragaluz, cerrándolo silenciosamente tras de sí.
Félix lo vio salir, sin saber realmente qué pensar de este inusual encuentro.
¿No se supone que los héroes no deberían acercarse a los civiles? ¿En verdad era cercano a los Dupain-Cheng o era solo un altanero hablador?
—Cada vez que pienso que tengo todas las piezas para entenderte, encuentro más que necesitan encajar, my dear —Félix murmuró para sí mismo, observando a Marinette antes de regresar a la sala. El apodo cariñoso había salido de él sin apenas darse cuenta, cuando estaba angustiado por ella, pero ahora parecía surgir con toda facilidad cuando pensaba en ella.
Dios, estaba realmente enamorándose cada día más de ella.
.
Unos quince minutos más tarde, Marc, Nathaniel, Aurore y Mireille estaban entrando al local de Tom y Sabine. A los co-creadores de comics les costó un poco de tiempo dejar atrás a Alix, pero estaban bastante seguros de que habían dejado a la chica con una buena cantidad de dudas por analizar. Con un poco de suerte, encontraría la verdad por sí misma.
Encontraron a Gina ayudando a entregar los pedidos, así que los dos chicos presentaron a la mujer con las chicas.
Tom y Sabine estaban claramente preocupados por su hija, pero les animó ver que sus amigos habían llegado a visitarla y comprobar cómo estaba.
Sabine les mencionó que ella debería estar dormida, pero los adolescentes le aseguraron que no iban a despertarla si ella misma no lo hacía, pero que al menos querían escuchar la historia completa de Félix y ver con sus propios ojos que ella estaba bien.
Conmovidos y alegres por sus palabras, los tres adultos los enviaron arriba, aunque los bocadillos fueron amablemente rechazados, ya que todos acababan de almorzar.
El cuarteto encontró a Félix de vuelta en la barra de la cocina. Parecía estar transcribiendo algo de su teléfono a un folio en blanco, aunque se detuvo y lo guardó cuando ellos entraron, saludando tranquilamente.
Aurore no perdió el tiempo en ir y tomar asiento en la barra de la cocina, preguntando por lo que había sucedido.
Mientras el resto encontraba una silla a su alrededor, Félix suspiró antes de contar más detalladamente lo que había sucedido.
Marc y Nathaniel se estremecieron cuando Félix contó los reclamos de Alya sobre el enamoramiento de Marinette. Si bien, era bastante claro a los ojos de casi cualquier persona que los viera, el hecho de que lanzaran sus sentimientos a la cara de alguien, hablando de la forma en que Alya lo hizo, era insensible y cruelmente desalmado.
—Cesaire se está volviendo cada día más insoportable —Aurora gruñó, honestamente indignada en nombre de Marinette. ¿Cómo puede tratar así a quien una vez consideró su mejor amiga? ¡No sabía cómo iba a verme la cara y mucho menos hablar con ella en la próxima reunión de los delegados de clase!
—Marinette es realmente fuerte para soportar todo eso, y aun así luchar para no ser akumatizada —Mireille añadió, aún asombrada por el logro de su amiga. Ella misma no había sido akumatizada aún, pero había estado ahí para Aurore cuando ella lo había sido, se hacía una buena idea de la horrible experiencia que era.
Como si fuera una señal, un poco de ruido provino de arriba. Los cinco adolescentes se miraron entre sí antes de levantarse y dirigirse a la escalera. Marc a la cabeza, llamó a la trampilla y tras escuchar un ahogado 'adelante' todos subieron en fila india, solo para encontrar a una Marinette de aspecto aturdido, sentada al borde de su diván. Una fina manta se arrugaba en su regazo, y su cabello suelto estaba regado y despeinado. Todo eso, junto con sus ojos aturdidos y adormilados, hicieron que cada uno de los presentes, sin excepción, quisieran abrazarla y decirle que todo estaría bien.
Marc fue y se sentó a los pies del diván, colocando sus manos en los hombros de Marinette cuando vio que ella tenía intenciones de levantarse —Ah, ah. ¿A dónde crees que vas, señorita? —le bromeó amistosamente.
Aurore aprovecho para agarrar un cepillo de pelo y luego siguió a Marc, sentándose detrás de Marinette en la cabecera del diván —Marc está en lo correcto. Apenas has descansado nada. Quédate tranquila —y con eso, empezó a peinar su cabello.
Nathaniel, Mireille y Félix llevaron sillas alrededor del diván y se unieron a ellos en un círculo confortable para la, aún aturdida, Marinette.
Una vez que la niña entendió lo que estaba sucediendo, lanzó una mirada con el ceño fruncido a Félix.
El británico le respondió con una mirada de 'inocencia' y una pequeña sonrisa de superioridad en sus labios.
Marinette prácticamente podía sentir la respuesta de Félix en su cabeza 'en realidad, nunca dijiste que no'. Ignorando voluntariamente el hecho de que acababan de tener una discusión silenciosa, en la que ambos sabían lo que el otro quería decir y que habían sido entendidos. Una sincronización mutua que no era nada fácil de construir.
Exhalando un suspiro de derrota, la franco-china eligió concentrarse en el resto de sus visitantes. Todos ellos al menos a quienes podía ver, la miraban con expectativa, no con pena o lástima, sino con afecto amistoso.
Pero, aunque estaba agradecida, ella no sabía cómo romper el silencio.
Entiendo, Aurore lo hizo por ella —no puedo creer que esa pequeña bruja intentara, esencialmente, robarte tu bonito adorno —comentó de la nada, deshaciendo algunos nudos en su cabello con cuidado.
— ¿En serio no puedes? —Félix preguntó, irónicamente.
La rubia tarareó por lo bajo —Cierto, retira eso, puedo creerlo de ella. Si es que la envidia… —dejó al aire el resto de la oración, negando con la cabeza, sin descuidar su trabajo.
— ¿Envidia? —Marinette parecía sorprendida por el comentario.
— ¡Seguro! Esa pequeña farisea, está claro que quiere lo que tú tienes y está tratando de quitártelo —afirmó vigorosamente — ¿Y el cómo Félix le cortó totalmente la estrategia? Nathaniel nos lo contó con lujo de detalles. Y se lo merecía totalmente —exclamó.
Ninguno tenía una objeción que ofrecer.
Y Marinette no pudo evitar sonreír enamorada cuando vio a Félix hacer una ligera inclinación, como un artista que absorbe la aclamación del público que había venido a verlo en su escenario. ¿Cómo podía ser irónico y/o sarcástico al mismo tiempo que elegante? No tenía ni idea, pero era ridículamente atractivo.
—Oh, ¿Sabes una cosa, Marinette? Mireille y yo aún no hemos preguntado cómo va tu propio vestido para el baile —Aurore comentó, justo mientras terminaba de cepillarle el pelo.
La mención hizo que Mireille juntara sus palmas justo bajo su mentón —Aurore tiene razón, realmente tengo curiosidad de ver lo que has creado para ti misma —la chica del clima añadió.
Marinette dejó escapar una risilla nerviosa ante la mención. Sin saber por qué, buscó la mirada de Félix y éste se le regresó una ceja levantada y una pequeña sonrisa sardónica.
—Yo, eh… aún no estoy segura de lo que será —reveló, encogiéndose sobre sí misma, a la espera de la respuesta que sabía que vendría.
Tanto Nathaniel como las dos presentadoras de televisión fueron sorprendidos por su respuesta. Las chicas, de hecho, chillaron un '¡¿Qué?!' a coro, bastante sorprendente.
—Yo… uh… ¿La idea correcta no ha llegado? —ofreció, insegura, mientras se encogía de hombros.
Mireille la miró confundida sobre cómo una persona tan talentosa en la ropa como ella estaba tan insegura respecto a su propio atuendo —pero, Marinette, te estás quedando sin tiempo.
La aludida recogió sus piernas y apoyó la cabeza en ella con cansancio —lo sé, lo sé. De hecho, estaba pensando en rendirme con la idea de hacer un nuevo vestido y ajustar uno que hice hace poco tiempo —todos en la habitación la miraron con curiosidad por esta revelación —Estaba pensado para alguien que tiene una complexión similar a mi, pero luego de montarlo, decidí que podía hacerlo mejor, así que aún está por ahí sin terminar del todo —ella explicó.
Aurore se levantó de detrás suyo —oh, por favor, ¿Podemos verlo? ¡Ahora me muero de curiosidad! —la rubia exclamó, dándole a Marinette sus mejores ojos de muñeca.
—También me gustaría verlo —Marc añadió, con sus propios ojos verde-esmeralda derrochando curiosidad.
Marinette se encogió de hombros —seguro ¿Por qué no? Está en mi armario… —iba a levantarse cuando Aurore y Mireille ya se estaban dirigiendo a la puerta de dicho mueble. Marinette suspiró una pequeña risa y se quedó donde estaba —de las fundas para vestidos es la tercera de derecha a izquierda —instruyó.
Aurore alcanzó el gancho con el artículo indicado y lo sacó cuidadosamente del armario antes de regresar con el grupo. Deslizó la cremallera del porta-vestidos gris y Mireille la ayudó a retirarlo para que Aurore pudiera sostener el vestido en alto.
Hubo varios jadeos.
Marinette miró a su alrededor, asimilando las expresiones de sorpresa, aprecio y curiosidad de todos sus amigos presentes. Sintió una sonrisa formarse en sus labios, sin poder evitarlo.
Estaba bastante orgullosa de este vestido, a pesar de que quería hacerlo mejor.
Era un vestido sencillo de terciopelo rojo granate, sin mangas ni tirantes, de escote recto. Sobre el pecho había un círculo negro con los tres elementos del dragón en él: un relámpago, una nube y una gota de agua. Los símbolos también estaban bordados en la parte final de la falda plisada del vestido.
Como accesorios había una pequeña capa para los hombros, de terciopelo rojo mucho más oscuro, que casi se vería negro con la iluminación adecuada, bordeado con hilo dorado, y unido en el cuello con una perla roja, haciendo alusión al miraculous del dragón. También contaba con guantes largos, de malla negra, que se aferraban a la mitad del brazo con una cinta dorada. Finalmente, y el artículo que más la enorgullecía, un cinturón ancho, un poco parecido a un obi, de color negro con bordes dorados, y pequeñas crestas corriendo a cada lado, de forma similar al diseño de una cola enrollándose que había en el traje de Ryuko.
—Marinette ¡esto es increíble! —Aurore exclamó, absolutamente impresionada con el vestido.
¿Cómo Marinette pensaba que podía hacerlo mejor? Estaba más allá de la rubia. Pero, del mismo modo, estaba segura de que si alguien podía hacerlo, era la misma Marinette.
—Es un vestido inspirado en Ryuko ¿Verdad? —Nathaniel comentó. Habiendo dibujado a cada héroe parisino conocido, el pelirrojo notó rápidamente las referencias en el diseño.
Marinette respondió afirmativamente antes de que Félix preguntara, confundido, quién era Ryuko.
—Es una de los héroes de apoyo que llaman Ladybug y Chat Noir a veces —Mireille explicó, buscando en su teléfono fotografías de ella para enseñárselas a Félix.
El rubio recibió el teléfono y analizó las fotos antes de volver la mirada al vestido. Al igual que con los atuendos diseñados en base a Viperion y Renart, estaba muy clara la inspiración detrás de la prenda, sin ser exactamente un cosplay.
Tras devolver el teléfono de la chica, Félix miró a Marinette con una pequeña sonrisa y claro orgullo en sus ojos, lo que hizo que la franco-china se sonrojara un poco.
Afortunadamente para ella, Aurore la distrajo rápidamente —Marinette ¿Qué- ¿Cómo hiciste este cinto? —la rubia parecía no saber bien cómo formular su pregunta, lo que atrajo las miradas de vuelta a ella. Marc se había levantado para mirar más de cerca y ahora sostenía el vestido mientras Aurore tenía entre sus manos la tira gris y dorada — ¡Es rígido! ¡Pero es de tela!
Marinette se rió entre dientes cuanto la curiosidad de todos se disparó nuevamente. Félix se levantó de su lugar y se acercó a Aurore para confirmar sus palabras y analizar el artículo.
La franco-china, mientras tanto, se inclinó para conseguir algo, pero Nathaniel rápidamente le alcanzó su cuaderno de bocetos, intuyendo fácilmente qué era lo ella quería. Llámenlo un sexto sentido de artistas.
—Usé el alambre dulce más fino y maleable que pude encontrar. Y lo envolví muy bien en relleno dentro del cinturón —la chica explicó —la idea es que luzca de este modo y mantenga la forma.
La chica les enseñó el diseño en papel del vestido. El cinturón se curvaba alrededor de la cintura una vez y luego caía delicadamente en diagonal hacia abajo, hasta curvarse justo debajo del dobladillo de la falda.
Además de eso, Félix se dio cuenta de que la silueta femenina que estaba usando el vestido en el dibujo, tenía un peinado corto y esponjado bastante familiar.
Le tomó unos segundos, pero se dio cuenta: Marinette había creado el vestido pensando en Kagami.
El resto del grupo lanzó sus comentarios y halagos había la prenda un poco más, hasta que las chicas lo devolvieron a su funda, y al armario de Marinette.
—Creo que te verías muy bien con ese vestido, Marinette —Aurore ofreció, cuando todos regresaron a acomodarse junto a la chica o alrededor.
Marinette les sonrió con agradecimiento —gracias, pero sigo sin estar del todo convencida… quiero decir que probablemente sea la opción más segura —balbuceó un poco. Generalmente, en este punto, Alya y la mayoría de las chicas simplemente la estarían escuchando por compromiso, sin atender profundamente a sus palabras; no es que Marinette pudiera culparlas realmente, excepto Juleka, ninguna de las chicas estaba particularmente interesada en la moda, por lo que cuando ella profundizaba en esas cosas, la gente no solía seguirle el ritmo.
O eso es lo que solía pensar, pero aquí estaban todos, observándola con atención, e instándole a seguir hablando al respecto.
Era… un poco reconfortante, de algún modo.
Una sonrisa cariñosa se asomó en sus labios antes de continuar —y hoy… cielos, tuve un gran golpe de inspiración. Apenas puedo creer que me desconecté de casi todas las clases —no pudo evitar reírse entre dientes.
Nathaniel se rió también — ¿Era eso lo que te pasaba? Giré un par de veces a mirar por la ventana y siempre lucías o muy en la luna o muy concentrada en tu cuaderno —comentó, haciendo que Marc mirara a su amiga con gran curiosidad.
Marinette pasó varias páginas rápidamente para enseñarles las que Félix ya había visto, más temprano en la escuela.
—Wow, esto quedaría perfecto en una colección de alta costura femenina —Aurore exhaló. Había uno o dos que, la niña estaba segura, su madre amaría tener.
—Se ven tan llenos de vida y… naturaleza. Hacen que el último realmente destaque —Mireille continuó.
Marinette sonrió suavemente —están… están inspirados en la primavera y el mito griego de Perséfone —explicó, tomando su adorno de cuarzos en mano y acariciándolo con reverencia.
Nathaniel se iluminó ante eso —oh, ¿fue por la encerrona que Félix le hizo a Lila? Porque realmente fue lo mejor de la mañana —se rió el pelirrojo.
Marc, Mireille y Aurore no pudieron evitar reírse al recordar la entusiasta narrativa del pelirrojo sobre ese momento. Las palabras de Nathaniel causaron un leve sonrojo en Marinette, y una pequeña sonrisa arrogante de Félix.
—Entonces, Nettie ¿Estás más inclinada a usar el vestido de Ryuko o uno de estos? —Marc preguntó, después de que dejaron de reírse a costillas de las dos castañas insoportables.
Marinette abrió la boca, pero en realidad no tenía una respuesta clara a eso. Para su suerte, Nathaniel añadió algo más —al principio pensé que usarías el vestido que diseñaste para Ladybug ¿Sabes?
La diseñadora frunció el ceño levemente — ¿Para Ladybug?
La cabeza pelirroja asintió —Sí, para la pancarta ¿Recuerdas?
Las cejas de Marinette se elevaron —casi me había olvidado de eso —inmediatamente tarareó mientras se regañaba a sí misma. El vestido inspirado en las telas de aquella cafetería era un trabajo que realmente le gustaba. Recordó los velos en el techo, como se entrecruzaban, y la forma en que las pelotitas de luces LED creaban juegos de luces y sombras. También recordó lo increíblemente tranquila y contenta que se sintió compartiendo ese momento con Félix.
Aún con dicho vestido en mente, Marinette regresó su mirada a uno de los tantos vestidos que había hecho esa mañana.
De repente, su mente empezó a llenarse con pliegos de tela, cuevas suaves envueltas alrededor de los hombros, sedas y cuentas brillantes.
Todo empezó a tomar forma y a encajar. Marinette jadeó, como si perdiera el aliento, y rápidamente alcanzó un lápiz y pasó una página en su cuaderno de bocetos. En un instante estaba trazando una silueta femenina con curvas sutiles, y al siguiente estaba cubriendo dicha forma con la forma de un vestido nuevo.
Todos a su alrededor se quedaron en silencio después de su jadeo. Nadie se atrevió a interrumpir lo que claramente era un golpe de inspiración, ni tan siquiera a asomarse sobre su hombro y espiar la creación. Los ojos de la chica brillaban con alegría y, lo que solo podrían definir como creación, en su más puro estado.
Nathaniel incluso alcanzó su propio cuaderno de bocetos y empezó a dibujar como se veía Marinette en ese momento.
Y Félix… si alguien lo hubiera visto, podría haberlo catalogado como un cachorro enfermo de amor, con la forma en que estaba mirando a Marinette. Y si el chico se hubiera visto en un espejo en ese instante, podría haber pensado que estaba viendo a su padre mirar a su madre absolutamente deslumbrado.
Félix nunca había entendido del todo la expresión de su padre cuando le decía a su madre que le pondría el mundo a sus pies si ella lo pidiera
Tal vez… estaba empezando a entender.
Su mente corría a toda velocidad en ese instante. Con su talento, su personalidad y su corazón, Marinette estaba obviamente destinada a grandes cosas. Él podría abrirle las puertas a grandes cosas. Tantas cosas que Félix solo podía imaginar que les esperaban en el futuro… mientras hacía rodar el anillo en su dedo.
Realmente necesitaba recuperar el segundo anillo pronto.
Notes:
Oh, dioses benditos, ¡Emotion!
Estuve un día entero tratando de procesar ese capítulo. Le dieron a Félix una vuelta de 180 y, a pesar de que unos detalles aquí y allá parecen exagerados, gracias a los dioses que no fue tan malo como temía.
Me encanta saber que tenía razón sobre su relación con Adrien ¡Intenten decirme ahora que Félix no ama a su primo! ¡Félix quiere mucho a Adrien, pero tiene su propia versión de 'inadaptado social' y hace las cosas a su loca manera, sin importar las consecuencias, pero siempre buscando ganar algo para sí mismo.
¡Amo a ese niño! ¡Siempre supe que tenía un don actoral, pero nunca me lo imaginé como un artista de Broadway hasta ahora! xD no se cuántas veces he escuchado la canción de Argos (alguien tiene idea de por qué ese mombre?) Y sólo espero que lo hagan genial en los doblajes al español.
Número 2. ¡No puedo creer que escribí un baile Felinette y semanas después me saquen un capítulo con baile Felinette, aunque sea encubierto! Amo ver a Félix sosteniendo a Marinette por la cintura, y luego llevándola en brazos.
Número 3. ¿Podemos hablar de la confianza que pone Ladybug en Félix cuando decide dejar de luchar? Su plan no funcionaría en absoluto si Félix fuese realmente malvado o un sin corazón. Ella confío en que él, al final, haría lo correcto y regresaría a la gente, y Félix lo hizo cuando vio que había lastimado a su primo, que Marinette no estaba!
Ya está, no necesito nada más de esta temporada.
Lo único de lo que quiero quejarme es ¡¿POR QUÉ CARAJOS INSISTEN EN PONERLE COLORES INSANOS DE PIEL Y PELO?! Dussu y su miraculous ya están bien, no me molestan los ojos, pero la piel azulada y el lo verde? Ni siquiera me quedaría de la capucha si no lo hubieran dado ese feo colorido. El resto del traje es genial una vez que te acostumbras.
Chapter 61: Astucia
Summary:
Los chicos necesitan volver a clases.
Pero Marinette todavía tiene algo que decirle a Félix
Y Adrien también, al parecer
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Cuando fue obvio que Marinette había terminado de plasmar su momento de inspiración en su cuaderno, Mireille y Aurore rogaron por la oportunidad de ver lo que ella había creado. Cosa en lo que Félix parecía igualmente interesado, a pesar de no decir una palabra al respecto.
Marinette no pudo evitar reírse entre dientes cuando ellas utilizaron los ojos de muñeca ¡Incluso Marc las apoyó! Pero la franco-china se mantuvo firme en decir que sería una sorpresa.
Había tardado tanto en finalmente crearlo, y había pasado tantas horas pensando y rompiéndose la cabeza por ello, que seguramente se merecía guardarlo como un secreto hasta el día del baile, y sorprender a sus amigos.
—Al menos una pequeña pista —Aurore rogó, haciendo un puchero exagerado. Estaba claramente jugando y se detendría si Marinette lo pedía, pero no había nada de malo en su curiosidad ¿Cierto?
—Sé exactamente las telas que quiero usar. Mi carpeta de nuestras está junto a mi computadora —la niña señaló, sabiendo que ellos no querían que se moviera mucho.
Marc recuperó el artículo mencionado y se lo entregó. Marinette empezó a pasar las hojas gruesas que contenían pequeños retazos en una configuración de tres por tres en cada hoja, con nombre del color y material, el lugar donde comprarlo y el precio por metro, anotados debajo de cada muestra individual.
—Estos dos —finalmente dio vuelta a la carpeta, sosteniéndola contra su pecho y señalado con sus dedos las dos muestras que deseaba utilizar.
Una de ellas era un suave lino de color rojo cereza, nada brillante, más bien un poco oscuro. El otro era un terciopelo de algodón, rosa claro con manchas más oscuras que daba una sensación de marmoleado.
Las chicas se inclinaron para tocar las texturas de las muestras, sonriendo con satisfacción y aprobación. Mientras.
Félix se aseguró de leer y memorizar la información debajo de cada una.
No mucho tiempo después, las alarmas de sus teléfonos les recordaron que debían volver pronto a la escuela. Marinette parecía un poco dudosa sobre qué hacer, solo para que Gina entrara en la habitación.
—Tus padres y yo estamos de acuerdo en que deberías quedarte y descansar el resto del día, Marinetta —la mujer le informó, sentándose a su lado en el diván mientras el resto de los estudiantes recuperaban sus mochilas y se preparaban para irse.
Marinette hizo una mueca. Descansar un poco más sonaba bien y necesario, pero no quería saltarse las clases, especialmente porque significaba darle a Lila la satisfacción de que ella estaba lastimada y vulnerable. Porque, por supuesto que Alya iría corriendo a contarle lo que sucedió en su confrontación… si es que no había sido orquestado por la misma italiana… aunque eso podría ser darle demasiado crédito a esa mocosa.
Por no hablar de que seguramente sería sometida a preguntas sobre lo que había pasado con Alya en su hogar.
Marinette se sentía en un dilema, y sabía que su abuela estaba esperando una respuesta —como ustedes digan, Nonna —respondió, con la voz un poco más quebrada de lo habitual, lo que causó que Gina frunciera el ceño.
—Te traeremos las notas de lo que te pierdas después de clase —Nathaniel ofreció, después de que la mayoría exhalara un suspiro. Habían temido que fuera más difícil convencerla para que se quedara en casa, al igual que la semana pasada después del ataque akuma.
Marinette les dedicó a todos una sonrisa —muchas gracias —las chicas y los dos artistas le regresaron la sonrisa mientras su abuela se levantaba para acompañarlos y ofrecerles algunos dulces como agradecimiento. Cuando los ojos de Marinette pasaron a Félix, intentó decir algo más, pero su voz le falló y solo se le escapó un murmullo antes de volver a cerrar la boca.
Félix, por supuesto, se dio cuenta de esto.
—Casi olvido algo. Adelántense —mencionó tranquilamente. Ni un solo gesto inusual en su rostro ante su excusa.
Aurore, por su parte, arqueó una ceja hacia él. Luego miró a Marinette. Y de vuelta al oji-verde —de acuerdo. Te esperaremos abajo —determinó, apenas conteniéndose una sonrisa pícara.
Félix arqueó una ceja en reflejo, ante el 'inusual' ofrecimiento —no tienen que hacerlo —determinó.
—Lo sé —Aurore le respondió con un encogimiento de hombros —lo haremos igual —y, antes de permitirle responder, continuó bajando las escaleras.
Félix resopló, sin ser consciente de ello.
Y Marinette sonrió afablemente.
—Le agradas a Aurore —la franco-china comentó, su mano derecha encontrando un pequeño hilo zafado en la sabana que antes la cubrió, y empezando a jugar con él, sin importarle que eso agravara el desperfecto.
Félix le dirigió una mirada plana en respuesta, mientras regresaba hacia ella y se sentaba en el diván, cerca de sus piernas —no puedo entender de dónde proviene el sentimiento —comentó, ligeramente sarcástico.
Marinette no pudo evitar resoplar una risa —cuánta humildad —rodó exageradamente los ojos, cruzándose de brazos debajo del busto —puedes ser encantador una vez que les permites a los demás conocerte —añadió. Su tono evidentemente burlón usado para enmascarar la densa verdad en su declaración.
Declaración que puso una pequeña sonrisa en los labios del británico. ¿Así que 'encantador', Nette? — ¿Necesitas algo? —preguntó en cambio, refiriéndose su clara intención de decir algo antes, sabiendo que no tenía mucho tiempo hasta que la campana de la escuela dictara el inicio de las clases vespertinas.
Marinette negó suavemente con la cabeza, volviendo a jugar con el pequeño hilo suelto —Solo que me escuches —respondió, visiblemente inquieta, y Félix aun no entendía el por qué, pero le hizo un pequeño gesto para que continuara — 'gracias' no es suficiente que decir para lo que hiciste por mí hoy, pero es lo único en que puedo pensar y ofrecer por el momento… así que gracias.
Félix no pensó que sería capaz de ver el hermoso y vivaz fuego azul en sus ojos fuera de los extraños momentos en que ella se enojaba o era lo suficientemente presionada, pero lo estaba viendo ahora, y le robó el aliento —No es necesario nada más logró decir después de un momento, agradeciendo mentalmente el haber estado sentado. Sentía un inexplicable impulso para caer de rodillas y besarla con reverencia.
My Queen, susurró una parte de su mente.
Marinette continuó, totalmente inocente y ajena de lo que provocaba en él… lo cual era dolorosamente injusto si le preguntaban al británico en ese mismo instante —Pero significa más para mí de lo que podría explicar —ella insistió, colocando tímidamente una de sus manos sobre la de Félix.
¿Cómo podía ella ser tan hermosa, fuerte y frágil al mismo tiempo?
Solo se necesitó un pequeño rubor floreciente en sus mejillas, del cual ella misma no parecía ser consciente, para que un poco del impresionante autocontrol de Félix se rompiera.
Bueno, era un momento tan bueno como cualquier otro para dar un paso más en su plan de cortejo.
—Escucha, Marinette —tomó la mano que había tocado la suya y la sostuvo —en toda mi vida ha habido muy pocas personas que me importan —levantó un poco más sus manos —mis padres, mi primo, mi tía… y recientemente te has integrado a esa pequeña lista.
El pequeño rubor fue acompañado por una sonrisa ligeramente nerviosa, pero divertida — ¿Qué puedo decirte? Parece que tengo una tendencia a tropezar en lugares y/o situaciones en las que nunca pensé estar —ella bromeó, encogiéndose de hombros, pero sin retirar su mano.
Félix negó cariñosamente con la cabeza —Y yo también… perdí a alguien una vez —pudo sentir como ella se tensó inmediatamente, así que acercó la mano a su boca y besó suavemente el dorso de la piel suave muy tenuemente, haciendo eco de sus acciones de ayer, después de que ella le regalase la bufanda —le vi sufrir y desvanecerse de mi vida… y odié cada momento —permitió que sus labios rozaran la piel ajena en cada palabra, y pudo sentirla erizarse casi de inmediato, lo cual casi planta una sonrisa en su boca, casi, en cambio, levantó la mirada para verla directamente a los ojos —por eso sé que me importas, porque he llegado a odiar verte sufrir.
Los ojos azules ahora estaban cristalinos, y se parecían más a un océano indomable que al fuego, pero era una visita igualmente hermosa cuando se combinaba con el sonrojo más intenso que antes y los labios ligeramente separados —Félix… —ella susurró casi sin aliento.
Félix, nunca en su vida, se había visto más tentado a saltarse un plan que ya había trazado.
No quería nada más que besarla, decirle cuán loco ella lo volvía.
Pero no podía hacer algo como eso todavía. Félix necesitaba estar seguro de que ella lo quería tanto como él la quería, que ella desearía y planearía un futuro juntos. Félix no quería que esto fuera un amor de colegio, que culminaría con su noche de graduación y que luego recordarían como una relación bonita pero infantil y pasajera.
Él lo quería todo con ella.
Así que se tragó sus imperiosos anhelos y retomó su conversación, ya que ella parecía no saber qué decirle —La desesperación en tu rostro… la forma en que me miraste —continuó, recordándose que había una nueva carta sobre la mesa, que necesitaba saber cómo encajar en su mano —Marinette ¿Hay alguna razón en particular por la que temas tanto ser akumatizada?
Ella lo miró con aprehensión, tal vez un poco de angustia —He visto… a muchos a mi alrededor serlo —ella inició, recuperando su voz luego de la inesperada confesión del rubio. Félix puso mucha atención a su tono de voz y a sus gestos. Incluso si ella no le decía toda la verdad, había mucha información en el modo en que una persona trata de desviar un tema o encubrir otras cosas —mis compañeros de clase que una vez pensé como amigos, mi tío-abuelo, mi abuelo y abuela, y mi padre, mis verdaderos amigos —se detuvo un momento e hizo una pausa. Ya no lo estaba mirando, sino que tenía los ojos puestos en otra parte. Un vistazo rápido en la dirección de su mirada reveló una caja de costura rosa que estaba sobre su escritorio, pero no cerca de su máquina de coser —Sé el daño que causan, y sé que hay muchas personas allá afuera que aún no entienden que los akumatizados también son las víctimas… o no les importa —ella frunció el ceño, y la mano que aún estaba en la de Félix le dio un ligero apretón inconsciente —solo quieren alguien a quien señalar como culpable y ShadowMoth no es particularmente accesible… yo solo —ella se tomó un momento para respirar profundamente, y solo entonces volvió a mirarlo a los ojos —yo… odio la idea de causar dolor o miedo o quién sabe qué más a las personas que amo y que me importan —terminó, con una exhalación temblorosa y, por Dios, parecía casi tan cansada como después de rechazar al akuma.
Félix decidió que había indagado suficiente por el momento —Demasiadas emociones para ti, Bluebell. Vuelve a descansar —él la ayudó a recostarse antes de soltar su mano. Como un pensamiento rápido y travieso, colocó un beso en su frente antes de levantarse y dirigirse a la trampilla que hacía las veces se puerta —Te veré después de clase.
Marinette se quedó congelada después de su beso, y solo pudo verlo irse, aturdida —...Te quiero —ella murmuró, justo mientras la trampilla se cerraba tras la cabellera rubia. El pequeño rechinar y la madera acomodándose en el marco cubrieron sus palabras que, de todos modos, no estaban destinadas a ser escuchadas por el objeto de sus afectos.
Pero que bien se sentía poder decirlo, al menos para sí misma.
—Oh, bendito universo, ¡Tikki! ¿Qué acaba de pasar? —chilló en voz baja, solo un minuto después e, inmediatamente, estuvo rodeada de todos los kwamis, quienes estaban ansiosos de comentar lo encantador que había sido el chico y lo agradables del resto de sus amigos, con su guardiana; insistiendo también en que se merecía totalmente sus afectos y preocupación.
~∆~
Félix, efectivamente, se encontró con el cuarteto de estudiantes abajo en la cafetería, y con un macaron de tiramisú ofrecido por Sabine.
Aurore lo miró con una sonrisa traviesa en los labios, pero no dijo nada. En cambio, se despidieron de los padres y abuela de Marinette, los cuales les agradecieron nuevamente por venir y les desearon un buen resto de clases.
Ingresaron al patio justo cuando la primera campana de advertencia sonó, avisando a los estudiantes que estaban en la cafetería, la biblioteca u otras partes de la escuela que la siguiente clase iniciaría en cinco minutos.
Los tres estudiantes de la clase de Mendeleiev se despidieron de Félix y Nathaniel antes de que cada grupo se moviera a su respectivo salón.
Terminaban de subir las escaleras hacia el segundo piso cuando Adrien los alcanzó corriendo y subiendo las escaleras de dos en dos —Lo siento, Nathaniel. Necesito a Félix un momento — 'saludó' al pelirrojo con prisas, el cual -para sorpresa de Félix- lo miró con una pregunta en sus ojos, esperando hasta que él asintió para entrar al salón —hola Fél.
—Adrien —devolvió simplemente, esperando a que su primo recuperase el aliento.
Una vez el modelo lo hizo, miró a su primo con cierta aprehensión —Parece que sucedieron muchas cosas en el descanso, yo… escuché que Alya casi se akumatizó y que estuvo en casa de Marinette antes de eso.
—Bueno, no puedo confirmar lo primero, pero sí tu última afirmación—respondió tranquilamente.
—Oh… ¿Tú estás bien? —le dio una mirada evaluativa — ¿Y Marinette?
Si bien Félix estaba un poco sorprendido por la preocupación de su primo hacía su persona, no lo demostró —yo estoy bien. No necesitas preocuparte.
Adrien exhaló un pequeño suspiro y le dio una sonrisa temblorosa antes de volver a preguntar — ¿Y Marinette? —insistió.
Félix se encogió de hombros —Tendrás que preguntarle eso tú mismo.
El parisino parpadeó dos veces, desorientado por la respuesta tajante —Pero...tú estabas con ella ¿No?
El de atuendo formal asintió —En efecto, lo estaba —luego, le dirigió el más ligero ceño fruncido —pero no soy un recadero, querido primo —levantó la mano derecha y le dio un tenue empujón en el centro de su pecho —ni me compete estar compartiendo los sentimientos o emociones de Marinette —él sentenció, inclinándose ligeramente hacia su pariente, enfatizando la seriedad del momento —si quieres saberlo, deberás preguntárselo personalmente… si es que ella te permite acercarte tanto, por supuesto —finalizó con un toque ligeramente burlón, cruzándose de brazos de una forma un poco floja, no tan cerrada como era habitual.
Su último comentario hizo que Adrien reflexionara. Había descubierto tantas cosas en tan poco tiempo que ya ni siquiera podría adivinar si Marinette lo había alejado de ella porque su inacción hacia Lila, porque ya no lo amaba y estaba incómoda cerca de él, o porque ahora le gustaba Félix en cambio.
Lo cual, por cierto, aún era un pensamiento sorprendente y no le cabía en la cabeza.
Como si leyera una parte de sus pensamientos, Félix le recordó, en un susurro, algo que le había dicho anteriormente —Como te dije antes, Adrien, es una reacción en cadena… —casi entonó con una ligera musicalidad en su tono, pasando a su lado para entrar en su salón.
Medio minuto después, la campana para el inicio de las clases sonó.
Notes:
Okay, sé que fue corto y tardó más de lo habitual, pero por eso lo publiqué así. En cuanto empieza diciembre todo está más ocupado y apenas he tenido tiempo de escribir esto después de terminar el capítulo anterior.
Justamente hoy es la primera fiesta aquí en Colombia. La noche de velitas (o Faroles) que algunos probablemente podrán recordar del momento musical "Dos orugitas" cuando Alma y Pedro se conocen en Encanto (¿Hay alguien leyendo esto que es de Colombia también? Si es así, reportense en los comentarios!) Por eso también lo estoy publicando más temprano que de costumbrePlaneaba añadir en este capítulo una continuación de la intervención de Alix en la llamada de Félix y Marc, pero ya se pospone para el siguiente. Mis disculpas.
Un agradecimiento especial a mi amigo Vic por ayudarme a estructurar la mitad de los diálogos de este capítulo. Me salvas la vida~
No sé cuándo llegará el próximo capítulo pero espero poder lograr dos más para navidad.Nos estamos leyendo.
Chapter 62: Espiral decadente
Summary:
Tenemos un vistazo de lo que sucedió con Alix durante la llamada entre Marc y Félix.
La mente de Marinette va hacia lugares muy oscuros ¿logrará salir de ahí?
Y Lila, como no, planea más cosas.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Cuando Félix se abrió camino a su asiento, sabiendo que había dejado a un Adrien reflexivo -aunque sea un poco- atrás, Nathaniel le llamó suavemente la atención.
—Olvidé preguntar antes —explicó el pelirrojo — ¿Marinette le dijo a Luka lo que pasó?
Félix negó con la cabeza —le pregunté si quería hablarle. Ella dijo que no quería abrumarlo.
Nathaniel suspiró, medio se lo esperaba. Sin embargo, sabía cuánto Luka se preocupaba mucho por Marinette. Puede que no fueran amigos muy cercanos pero la música de Luka lo decía todo. Y si había una forma en que Nathaniel entendía las emociones, era a través del arte.
—Le enviaré un mensaje al respecto. Entiendo a Marinette, pero no debería esconder esto de quienes se preocupan por ella —era algo que Alix solía repetirle constantemente, por lo que Nathaniel tenía esa lección bastante grabada en la cabeza.
Félix simplemente asintió y se sentó en su silla antes de sacar un libro.
Nathaniel también se dirigió a su propia mesa, sacando su teléfono y buscando el contacto de Luka en el grupo que usaban para escuchar las prácticas de la banda cuando no podían ir en persona. Se aseguró de resumir lo que había pasado y asegurarle a Luka que Marinette estaba en casa y descansando en este momento.
El salón empezó a llenarse lentamente. Mientras tanto, el artista pelirrojo no pudo evitar que su mente regresara al momento en que Marc tomó la llamada de Félix en la cafetería.
Flashback
Marc y Nathaniel acababan de terminar sus respectivos almuerzos y estaban, junto a Mireille y otros estudiantes de la clase de Mendeleiev, escuchando a Aurore explicarles algo sobre las decoraciones para el baile, cuando Marc recibió la llamada de Félix.
El pelinegro se disculpó y se levantó a un lado de la mesa para tomar la llamada. A Nathaniel le llamó la atención que respondió de modo vacilante, ya que la timidez de Marc generalmente se perdía por teléfono. A menos que fuera un número desconocido.
—Y-yo, sí, estamos almorzando en la escuela y… —Nathaniel le hizo pequeñas señas en silencio, curioso sobre quién se trataba. Marc puso una mano sobre entre su boca y el teléfono, y le susurró la respuesta. La mirada de Nathaniel se dirigió inmediatamente a la mesa de sus compañeros, donde Lila y Nino estaban alrededor de una aturdida y molesta Alya, con el chico tratando de apoyarla mientras Lila hablaba Dios sabe que cosas. Tras seguir su mirada, Marc decidió que debería encontrar un mejor lugar para hablar —espera un segundo.
Nathaniel se disculpó también con el grupo cuando vio a Marc dirigirse a la salida de la cafetería, y se apresuró a alcanzarlo, pidiendo a su compañero que preguntara por Marinette en un susurro. Entraron al primer salón vacío que vieron y Marc volvió a hablar —Ahora. Estamos en un salón vacío —el pelinegro no pudo evitar sonrojarse cuando Nathaniel se acercó mucho y miró con expectación —voy a poner el altavoz porque Nathaniel empezó a preguntar si estás con Marinette y si ella está bien —el escritor esperó la aceptación del otro antes de hacer lo dicho —ya está.
Inmediatamente, la voz de Nathaniel se hizo cargo — ¿Marinette está bien? Vi a Alya salir tras ustedes y luego Nino le dijo a las chicas que ella había ido a hablar con Marinette, pero hace unos minutos se formó un alboroto en la puerta de la escuela ¡y están diciendo que Alya casi fue akumatizada! —Marc estaba un poco sorprendido de que Nathaniel hubiera podido decir todo eso sin detenerse a respirar.
La clase akuma definitivamente había formado un alboroto sobre eso.
—En efecto. Cesaire vino e irrumpió groseramente en el departamento, gritándole a Marinette y reclamándole por una cantidad de tonterías y cosas de las que no tiene derecho a exigir —Félix resopló —por supuesto, Rossi no podía no ser mencionada en la discusión. Marinette trató de decirle la verdad sobre ella, pero Cesaire no escuchó una palabra y rompió su amistad —los ojos verdes y los aguamarina se ensancharon al oír eso. Por un lado, era una buena noticia para Marinette en general, pero la conmoción que eso debía traer… no podían ni imaginarlo —sus padres y abuela tuvieron que venir e irrumpir para que se marchara.
— ¿La señora Dupain está aquí? —Nathaniel murmuró. La mujer no había estado en Paris desde el último cumpleaños de Marinette. Era difícil de pasar por alto, con su llamativa y genial moto en el frente de la panadería.
—Al fin que se marchó echa una fiera y tan groseramente como entró —ambos co-autores hicieron muecas de simpatía durante la tensa pausa del británico. Alya podía ser muy alborotadora cuando quería. Lady Wifi era un gran ejemplo de ello — … y un minuto después teníamos a Marinette gritando y sosteniéndose la cabeza.
Ahora… se esperaban muchas cosas… pero no eso.
Marc sintió que perdía el aliento como si le acabaran de golpear el estómago —Oh… Dios… Mío.
Al mismo tiempo, Nathaniel negó con la cabeza. Los dedos deslizándose bajo el flequillo, hasta que se enredaron en las raíces de su pelo —Dime que no.
—Ella le gritó a Shadow Moth que no quería hacer daño a nadie y que saliera de su cabeza —les confirmó, y solo… wow.
¿No estaba llena de sorpresas esta llamada?
— ¡¿Ella rechazó a Shadow Moth?! —ambos gritaron, atónitos, para luego mirarse a los ojos ¿eso era siquiera posible? ¡Jamás se había sabido de alguien rechazando a ShadowMoth!
Su conmoción les impidió notar un sonido fuera del aula.
—Fue un poco complicado, pero al final ella lo rechazó y, aparentemente, fue tras la siguiente persona más emocional en ese momento —la cual, por supuesto, había sido Alya.
Pero el dúo de artistas estaba demasiado aturdido aún para dejar ir el tema — ¡¿Marinette casi fue akumatizada pero lo rechazó?! ¡¿Eso es siquiera posible?! —de nuevo, preguntaron a la vez.
Ambos habían pasado por la experiencia de ser akumatizados, y sabían lo difícil que era luchar contra la influencia del villano. Objetivamente, sabían que no querían hacer un daño real, pero una vez que la voz de ese hombre se metía en tu cabeza, y jugaba con el dolor, la tristeza, la ira o cualquiera que fuese la emoción negativa, simplemente tus convicciones se iban deteriorando hasta que ya no eras dueño de tu propia mente o voluntad.
Lo más cerca que podían pensar sobre lo que Félix acababa de decirles fue el Día de los Héroes del año pasado, justamente después del almuerzo, cuando HawkMoth les hizo pensar que había logrado akumatizar a Ladybug, y una lluvia de mariposas rojas había caído sobre la escuela (y la ciudad en general)
Algunos de sus compañeros habían logrado no ser re-akumatizados con pura fuerza de voluntad, anteponiendo la esperanza de que no todo estaba perdido por encima del miedo y la desolación.
Y ambos sabían que Marinette podía ser muy terca pero también era muy emocional. Esto hablaba de una voluntad muy fuerte.
— ¡¿Marinette qué?! —ahora, esa era una nueva voz. Y, en retrospectiva, alguno de ellos debería haber puesto más atención a la puerta del salón. Pero, en su defensa, Félix les había soltado una bomba.
— ¡Alix! —Nathaniel exclamó primero, dándose la vuelta hacia ella. Marc tuvo el pensamiento rápido de quitar el altavoz mientras hacía lo mismo.
Alix caminaba hacia ellos con pisadas fuertes, las manos hechas puños y un ceño fruncido, como la pequeña furia de pelo rosa, y metro cuarenta y cinco que era.
Marc la superaba por casi veinte centímetros de estatura. Aun así, se encogió detrás de Nathaniel, como reacción instintiva.
—Alix… —el pelirrojo bajó la voz, esperando que su mejor amiga lo imitara por reflejo y empezara a calmarse.
Sus esperanzas fueron en vano.
—Empieza a explicar —la niña exigió, con una sorprendente mezcla de molestia y desolación. Como si nada de lo que escuchó, o de lo que sabía, tuviera sentido en este momento.
Solo por eso, Marc se alegró de que fuera ella y no Alya —Lo siento, no pensé que Alix estuviera escuchando. Nath la está conteniendo ¿Qué necesitas que hagamos? —preguntó en voz baja, retrocediendo un par de pasos, para no llamar la atención de Alix sobre el resto de su conversación.
Félix les pidió que pasaran por la casa de Marinette con Aurore y Mireille antes de que terminara el almuerzo, a lo que Marc no dudó en responder afirmativamente. ¡Por supuesto que Marc quería ver a Marinette y cerciorarse de que estaba bien! ¡La pobre chica seguramente necesitaba un abrazo! Y que lo condenen sí él no estaría ahí para ella después del mal momento que seguramente pasó con quién ella había considerado su mejor amiga. Marinette siempre había sido muy dulce y comprensiva con Marc, y él quería hacer lo mismo por ella.
"Solo quiero que Marinette esté bien" fue la respuesta que Félix le dio ante su agradecimiento por notificarles lo sucedido.
Fue un poco sorprendente, y a la vez no, para Marc. Obviamente entendía el tipo de persona reservada y poco cálida con los demás que era Félix.
El británico no era inherentemente cruel de una forma malvada, más como cruelmente honesto sin importar lo que los demás pensaran. Y aún con eso, tenía una clara debilidad por Marinette. Se acercaba a ella de un modo que no hacía con nadie más. Marc había visto todo eso casi desde el principio y se preguntaba constantemente en qué derivaría, especialmente con la forma en que Marinette parecía haber superado a Adrien recientemente.
—Lo sé. Nos vemos allí —respondió con una sonrisa suave. A fin de cuentas, Félix no era el único que parecía contento en esa nueva amistad. Marinette ciertamente tenía un aprecio especial por él.
Después de colgar, Marc se volvió a sintonizar con Nathaniel y Alix —Alya y Lila siguen diciendo lo mal que ha influenciado ese tipo en Marinette —se quejaba la chica — ¡Y Marinette con Alya nunca habían discutido hasta ahora! ¡No a esa escala!
— ¿Y por qué automáticamente la culpa es de Marinette? —Nathaniel contraatacó —solo has escuchado la versión de Alya. Pero ella misma admitió colarse en la casa de Marinette y empezar a regañarla ¡Eso no está bien, Alix! Ni siquiera entre mejores amigos —el pelirrojo se detuvo y respiró profundamente tras darse cuenta que, en lugar de calmar a su mejor amiga, él estaba empezando a alzar la voz.
—Alya es la más cercana a Marinette. Y se ha visto que ella ha estado actuando extraño el último mes —Alix argumentó.
— ¿De verdad? ¿Se ha visto? —Nathaniel insistió —porque lo que yo he visto es a Marinette siendo acusada de intoxicar a alguien injustamente, siendo empujada al agua desde un tejado ¡Y casi acusada de tener un objeto robado de Lila! —enlistó — ¡Y tú también lo has visto!
Eso pareció hacer el truco para que Alix bajara sus humos y se detuviera. Recordó ver a Marinette cayendo del tejado de la escuela cuando Kim y Ondine estaban akumatizados y la piel se le erizó con un desagradable escalofrío. Recordar ese suceso se sentía como cuando fallaba una pirueta y sabía que estaba a punto de golpearse contra el suelo.
Marc colocó una mano en el hombro de Nathaniel —Félix preguntó si podíamos ir a ver a Marinette. Deberíamos ir por Aurore y Mireille, contarles e irnos —le explicó en un susurro, ignorando que su cercanía y aliento contra la oreja del pelirrojo lo hizo enrojecer y luchar contra un estremecimiento —Nettie merece mucho apoyo y cariño en este momento —añadió.
Y Nathaniel tenía que estar de acuerdo —tenemos que irnos. Solo… piénsalo ¿Está bien, Alix? —pidió, con un tono mucho más suave del que cualquiera de ellos había usado en los últimos minutos.
La pequeña pelirrosa no se opuso. Dejando que el dúo de artistas saliera del salón mientras ella se sacaba la gorra y se revolvía el cabello con frustración.
Había demasiadas cosas corriendo por su cabeza. Entre lo que sabía, o creía que sabía, lo que había escuchado y lo que había visto.
Después de un minuto, decidió irse a la sala de arte.
Tenía mucho en que pensar.
Fin del flashback
Nathaniel salió de sus pensamientos cuando su celular zumbó con la respuesta de Luka, siendo un mensaje de agradecimiento por el aviso.
Justo a tiempo para ver a Bustier entrando. Y, tras de ella, Lila y Alya. La primera disparó su mirada automáticamente a la banca de Félix y sonrió con malicia muy mal disimulada cuando lo vio solo, sin Marinette.
Nathaniel sintió un pequeño vacío en su estómago ante el deleite casi malvado en ella, por lo que bajo la mirada y se concentró en los bocetos que estaba haciendo para el próximo volumen de su cómic.
Gracias a eso, se perdió el hecho de que la mirada de Lila pasó de Félix a él, con un ceño fruncido.
Marinette escuchó en silencio cada comentario que los kwamis en su habitación decidieron compartir, hasta que algunos de ellos se distrajeron y empezaron a jugar por la habitación.
Cada uno tenía cosas agradables que decir. Mullo y Trixx sobretodo, estaban contentos con sus portadores actuales, mientras que el resto de ellos mencionaba sin recato cuál sería elegido para las dos chicas, algo que ni siquiera la misma Marinette se había planteado.
También tenían cosas que decir de Félix. Wayzz, Longg, Stomop, Barkk y Pollen parecían estar de acuerdo en que era 'un protector adecuado para su guardiana' lo que sea que eso significara.
Marinette frunció el ceño, mientras Pollen y Mullo se sentaban en sus hombros —no necesito protección. Soy Ladybug, se supone que es mi trabajo proteger a las personas —declaró, lo que ella suponía que era una verdad evidente.
En lugar de estar de acuerdo, Tikki flotó delante de ella, dándole una mirada de preocupación —todas las personas necesitan protección en su vida Marinette. Sin importar la edad, las responsabilidades, o los poderes que tengan —ella le dijo —Luka te ayudó a entender que está bien pedir ayuda. Ahora, necesitas entender que mereces ser protegida.
La palabra enfatizada hizo eco en la mente de Marinette.
Merecer.
¿Ella realmente lo merecía?
Dos años atrás ella no habría cuestionado una declaración como esa. Diablos, hace dos años atrás Marinette ni siquiera se habría cuestionado el hecho. Pero su vida había cambiado mucho después de recibir los pendientes de Tikki. Ella había cambiado mucho.
Se había convertido en una de las cosas que más odiaba: una mentirosa.
Ella mentía a su familia, a sus amigos, a sus maestros. Casi cada día de su vida. Por supuesto, había una razón válida y altruista detrás de eso, pero ¿era una justificación suficiente?
¿Cómo tenía ella la audacia de querer exponer a Lila cuando ella tenía su propio armario lleno de secretos y mentiras a su espalda?
Una voz débil en su cabeza protestó débilmente, o quizás ella había pensado en voz alta sin darse cuenta y esa era Tikki. Marinette no lo sabía. Su cabeza se sentía llena de algodón.
"Nunca has mentido para hacer daño a las personas" fue el argumento.
Los pensamientos catastróficos de Marinette tenían algo que decir sobre eso.
Tal vez no con intención, pero aun así había hecho daño de todos modos.
Había causado varias akumatizaciones, ni siquiera quería contarlas.
Había dejado atrás a conocidos y seres queridos, en medio de la multitud o el pánico, para poder transformarse.
Había preocupado a tantas personas por desaparecer durante los ataques, y ser casi imposible de contactar.
Había propiciado que el Maestro Fu perdiera décadas y décadas de recuerdos.
Llevaba más de un año dejando que HawkMoth/ShadowMoth perpetuara su reinado de terrorismo emocional y aún no había encontrado una forma de detenerlo.
Incluso, en alguna línea de tiempo, había sido la causa de que su compañero fuera akumatizado y perdiera toda cordura.
Era una terrible persona.
Ella no merecía nada. Ni protección. Ni amor.
Nada.
—Marinetta ¿Estás despierta, mi hada?
Marinette ni siquiera escuchó a su abuela llamar a la puerta. El correr de su sangre ensordecía su audición y se sentía como inmersa debajo del agua fría de Syren nuevamente. Su pecho dolía, y casi no podía respirar.
Algunos kwamis empezaron a llamarla por su nombre en voz baja, mientras que la mayoría volaban a ocultarse —Marinette respira —Tikki suplicó con preocupación, antes de tener que arrastrar a Mullo y Pollen para esconderse también, a la vez que Gina abría la trampilla para entrar.
— ¿Marinetta? —Gina subió para encontrarse a su nieta hecha una bolita sobre su diván. Estaba pálida y parecía tener problemas para respirar mientras se enterraban los dedos en el cuero cabelludo desordenando su pelo — ¡¿Marinette?! —aturdida y preocupada llena corrió rápidamente a su lado y la envolvió sus brazos —mi pequeña ¿estás bien? —empezó, angustiada — ¿qué tienes? —la niña apenas pudo balbucear algunas cosas, aunque nada tenía sentido, incluso si las hubiera dicho lo suficientemente alto para que su abuela la escuchara —está bien, mi pequeña hada. Todo estará bien. La abuela está aquí. Respira conmigo ¿De acuerdo? —ella empezó a hablar con firmeza, pero amor. Sacó cuidadosamente una mano de la niña de entre su pelo y la colocó sobre su corazón —lo haces bien, Marinette, continua así.
La mujer se aseguró de continuar hablando de forma pausada pero firme, sabiendo que su nieta necesitaba un pilar firme para apoyarse.
Gina podía arriesgarse a suponer lo que pasaba con ella. Había tenido pesadillas con La Befana después de verse a sí misma en las noticias parisinas. Quizás la voz de ShadowMoth le había causado pesadillas a su nieta también, o el recuerdo pudo desencadenar el ataque de pánico.
Mientras Marinette se calmaba paulatinamente en su agarre, sin embargo, Gina sabía que el problema no estaba tanto en ese desagradable monstruo como en la situación que condujo a Marinette hacia una discusión tan acalorada con su mejor amiga.
—Marinetta, mi ángel ¿Qué ha estado sucediendo por aquí? —Gina preguntó al aire, pensando que la niña se había vuelto a quedar dormida.
—Cosas horribles, Nonna —Marinette, sin embargo, respondió. Perfectamente quieta y acurrucada en el abrazo protector de su abuela.
Solo otra persona que amaba, a la que debía mentir y a la que había preocupar.
Que horrible era ella, de hecho.
Lila ignoró felizmente lo que sea que la profesora Bustier estaba balbuceando sobre una poesía dramática-romántica mientras usaba el libro como tapadera para su teléfono celular.
Cuando supo de la escuela a la que entraría, había investigado a las dos clases de su año. Ambas eran unidas entre sí, por lo que conocer a un solo estudiante ya profería un hilo a seguir para conocer a los demás, con la facilidad de las redes sociales.
La, impopularmente llamada, clase akuma lo era aún más. Tantos eventos, tantos talentos en bruto, y una maestra blanda. Había sido un blanco perfecto. Un castillo con una supuesta reina caprichosa y altiva, muy fácil de derribar. Convencer al blandengue director panzón de que ella pertenecía totalmente a esa clase, hija de diplomáticos importantes y con conexiones famosas, había sido pan comido.
Una vez que estuvo inscrita, se le dio acceso al blog privado de la escuela. Lo cual era aún más información que aprovechar.
Una búsqueda rápida sobre Nathaniel había revelado bastante. Claramente tímido e introvertido que no sobresalía en el ámbito académico ya que prefería pasar el mayor tiempo posible en sus dibujos: cómics de superhéroes que había empezado a publicar en el apartado del club de arte en dicho blog.
Lila no veía el revuelo en ello. Eran sólo dibujos tontos. Especialmente despreciables cuando el niño había empezado a centrarse -obsesionarse, en su opinión- en la estúpida de Ladybug.
Hace unos pocos meses atrás había disminuido la cantidad de sus publicaciones, cambiando a ser carátulas de cómics que aparentemente estaba haciendo en conjunto con otro estudiante.
Entonces, el niño era claramente un pequeño inadaptado, que se refugiaba en pasar desaparecido al fondo del grupo, siendo protegido por la unión de la clase, pero sin llamar la atención.
Sin embargo, eso no iba acorde con lo que había pasado antes de iniciar las clases. El pequeño mocoso había desarrollado agallas de la nada y alzado la voz en favor de Mari-tonta.
Lila sí había notado que el pelirrojo constantemente se unía al grupo de la otra clase que generalmente gravitaba hacia la santurrona, pero no le había dado mucha importancia.
Ella iba a corregir ese error ahora.
Notes:
Pues… Bueno… ¿Qué les puedo decir? Feliz navidad, I guess.
🤷🏻♀️Son fiestas. El tiempo puede pasar demasiado lento o demasiado rápido. Y no estoy segura de retomar el ritmo hasta entrado enero.
Sé que no es un capítulo muy largo, tomando en cuenta el tiempo desde la última actualización, pero bueno… Son fiestas. El tiempo puede pasar demasiado lento o demasiado rápido. Y no estoy segura de retomar el ritmo hasta entrado enero.
No estoy segura de si habrá otro antes de finalizar el año. El diciembre pasado publiqué para mi cumpleaños, el 30, pero los animos de escribir no me acompañan últimamente. Espero que el 2023 traiga un aire más despejado para mí.
Pase una terrible noche de Velitas gracias a una persona en mi familia que simplemente es un feliz ignorante de las complejidades de la salud mental y de lo que significa un trauma. Me hizo llorar gran parte de la noche, casi tener un ataque de pánico (por eso el de Marinette está tan detallado aquí) y luego me condujo a zamparme un sixpac de cerveza casi uno tras otro. Recuerdo haberle enviado un mensaje a mi mejor amigo sobre eso, preguntándole si la ingesta de alcohol tan rápida me ayudaría a morir, porque eso era lo que quería en ese momento.
Chapter 63: Quien lleva la batuta
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Félix recogió sus cosas lentamente, justo cuando sonó la campana escolar que indicaba el fin de la jornada. Las clases de la tarde habían pasado completamente intrascendentes para su persona.
Sentarse en esa mesa solo, en total contraposición a la habitual presencia de Marinette, había sido una experiencia nueva. No se había dado cuenta de cuan habituado estaba a ella hasta que no la tuvo a su lado en una situación cotidiana.
Extrañó su dulce aroma a un lado, la sensación ocasional de sus rodillas chocando accidentalmente a lo largo del día, el tenue calor corporal de ella cuando sus hombros se apoyaban entre sí. Algo tan minimalista como los cambios en su respiración dependiendo de cuan interesante fuera la clase para ella. Incluso el ocasional toque de chocolate y café cuando ella traía su termo.
Había añorado todos esos pequeños detalles que nunca hubiera considerado lo suficientemente relevantes. Del mismo modo en que había echado de menos verla usando con orgullo y afecto el adorno de cuarzos que había elegido para ella, o la pequeña y hermosa sonrisa que ella le daría si sus miradas se cruzaban en medio de la clase, por la razón que fuera.
Damn. Los sentimientos son demasiado intensos a veces.
Sin embargo, extrañarla no era lo que lo estaba haciendo lento en su partida de la escuela. En todo caso, lo estaba presionando en lo profundo de su consciencia para que se apresurara a verla. Sino porque estaba viendo, con ojos entrecerrados, a su primo ser abordado por la castaña farsante.
Solo quería que su primo dijera "no" de manera firme y tajante por una vez en su vida. Maldito seas, Gabriel Agreste. ¿No era demasiado pedir o sí?
Incluso si se divertía viendo a su familiar en aprietos, el abuso no encajaba en eso.
Félix le había dicho a la pequeña mocosa claramente que cuidara lo que hacía con Adrien, al igual que con Marinette, pero la idiota probablemente no había tomado esa advertencia tan enserio dado el desapego que Félix mostraba hacia su primo la mayor parte del tiempo, aunque no fuera realmente cierto.
Solo quería saber que aún había una persona íntegra que rescatar de las garras de esa bruja.
Quería saber que su primo favorito aún existía debajo del perfecto muñeco de porcelana que se vende a todo el país, y más allá, bajo la marca de su padre.
—Ya programaron nuestra próxima sesión juntos —Rossi presumía. Y ¿Qué había poseído a su tío para contratar a esa mocosa como modelo? Estaba mucho más allá de Félix… pero lo hizo detenerse y considerar más ese pensamiento. Bastardo o no, las mentiras de Rossi no podrían atravesar la investigación de antecedentes y experiencia de una empresa como Gabriel; muchos menos a la minuciosa Nathalie, así que… ¿Qué ganaba Gabriel contratando a esa mocosa? Claramente había un motivo oculto ahí que Félix no había considerado — ¿No es fantástico? ¡Me alegra tanto que este año no tenga que estar lejos para coordinar los proyectos de caridad durante el Día de los Héroes! —y, por supuesto, la mayoría de la clase estaba rodeándola en un santiamén.
Chloe salió del salón, burlándose con clara ira mal ocultada, y Sabrina a rastras. Kubdel parecía estar esperando a que Nathaniel se uniera a ella para salir; lo cual, era un nuevo desarrollo en sí mismo.
—... Así que ¿Por qué no vamos con Alya y Nino a este café que mencionaron? Parece bastante bueno.
Adrien se colgó la bandolera al hombro, haciendo una mueca cuando se dio cuenta que Nino lo miró con entusiasmo —no puedo ahora. Los equipos deportivos tienen reunión con el profesor D'Argencourt en diez minutos.
Félix casi frunció la nariz cuando vio a la morena poner ojos de cachorro increíblemente exagerados y, prácticamente, recostarse contra el lado izquierdo de Adrien —oh, vamos. estoy segura de que no pasará nada por faltar a una pequeña reunión. Y a Alya le vendría bien un poco de tiempo entre amigos para sentirse mejor.
Encubrir su capricho con la necesidad de otra persona. Esa mocosa era predecible. Félix casi podía oír el suspiro de derrota de su primo, así que aprovechó para bajar y salir del salón mientras los ojos estaban en el modelo.
—No se puede, Lila. Lo siento, Alya, Nino. En otro momento quizás.
Ahora, eso fue un nuevo desarrollo. Casi se podría señalar la irritación de Adrien, puesta en el nombre de la mentirosa.
Mirando de reojo, observó la molestia en los ojos de la italiana, mientras fingía consolar a Cesaire. El aspirante a DJ solo le dedicó unas palmadas en la espalda con una sonrisa triste antes de que Adrien se moviera para salir del aula también.
— ¿De verdad tienes una reunión ahora? —Félix preguntó en voz baja, una vez que ambos estuvieron en el pasillo.
Adrien sonrió de lado. Y había una lejana familiaridad en esa sonrisa —algo así. Será una cosa rápida, son un par de minutos —el modelo respondió el mismo tono bajo —pero Lila no tiene por qué saberlo ¿Verdad? Ni tampoco Padre —añadió, sonando demasiado casual.
Félix se rió entre dientes. No era exactamente lo que estaba pidiendo, pero era una pequeña mejoría.
A mitad del patio interno, Adrien se detuvo, mirando con preocupación hacia un lado.
Siguiendo la mirada casi idéntica de su primo, Félix encontró a Rossi con una nueva víctima en manos. Esta vez, Nathaniel. La vista hizo que Félix también se detuviera y observará con cautela.
.
Nathaniel escuchó a medias a Lila. Ella había llamado su atención, mencionando su cómic y algo sobre el creador de una serie animada de magical girls italiana al que supuestamente le había mostrado su trabajo, y quien supuestamente había creado un personaje totalmente en base a ella, porque era un gran amigo de su padre y quién sabe qué más. Solo escuchó un poco para mantener la apariencia de estar interesado y porque el nombre le sonó un poco familiar, era dueño de un estudio de televisión si no se equivocaba.
Alix estaba detrás de él, mirando la interacción (si es que podía llamarse tanto, en lugar de 'monólogo de Lila') con escudriño. Lamentablemente, Nathaniel sabía que ella no estaba lo suficientemente enterada de la verdad como para intervenir a menos que él se lo pidiera directamente.
Lo cual, por supuesto, solo lo expondría aún más al ser rastrero y malintencionado que era esa muchachita.
Así que sí. Nathaniel solo podía rezar porque Marc lo buscara pronto y lo salvara de esta tortura, dándole una excusa para irse sin ser sospechoso ni desviar la atención hacia Marinette.
Tal vez incluso Aurore. O Mireille.
…Aunque preferiblemente Marc.
Repentinamente, su cabeza fue bombardeada por ideas de Reverser (la versión buena, de su cómic) rescatándolo de Lila y otras diversas situaciones. Y sus dedos picaron por dibujar lo que se formaba en su mente.
Más material para su carpeta escondida de dibujos de Marc/Reverser solo y con él/MigthIlustrator.
Por favor, alguien simplemente sáquelo de aq-
—...pero creemos que los diálogos aún tienen un gran margen de mejoría, y están opacando un poco tus dibujos.
En la cabeza de Nathaniel, inmediatamente luego de captar y procesar esas palabras, sonó un enorme disco rayándose en su gramófono.
El sentimiento de querer gritar '¿Qué demonios?' fue tan fuerte en sacarlo de su pequeño momento de disociación, que a Nathaniel le parecía que todo el patio se había quedado en silencio momentáneamente y la tensión llenaba el aire de la misma forma en que le heló la sangre.
¿Qué blasfemia acababa de decir esa niña?
¿Simplemente acababa de denigrar el trabajo de Marc?
¡Cuánta osadía!
—Lo siento ¿Qué? —espetó duramente, aunque trató de encubrirlo. Sus ojos se entrecerraron en la morena frente a él.
La mentirosa tuvo el descaro de sonreír mientras asentía, continuando su ultraje hacia el trabajo de Marc. Nathaniel ni siquiera se dio cuenta de que ella había sacado su celular en algún momento, especialmente cuando ella sugirió tomar el lugar de Marc como guionista del cómic.
Un grito de ira/indignación que, sorprendentemente no salió de él, fue lo que interrumpió el momento.
Marinette no entendía muy bien cómo terminó acurrucada con su abuela, recibiendo caricias en el cabello y un balanceo suave, como si fuera una bebé; mientras Luka estaba sentado a sus pies, la cabeza reposando contra las piernas de ella mientras tocaba un canción lenta y relajante en su guitarra.
Durante la última hora, o así (en realidad no estaba haciendo un seguimiento del tiempo adecuado) se había estado sintiendo como la muñeca de un marionetista. Simplemente moviéndose por impulso, respondiendo automáticamente frases cortas y con una baja de energía en general. Incluso cuando él llegó, hacía cosa de unos diez minutos o así.
Sabía que Luka estaba angustiado por ella y lo odiaba. Sabía que estaba preocupando a su familia y lo odiaba aún más.
Quería hacer algo. Demostrarles que estaba bien, aunque no fuera del todo cierto, al menos para dejar de preocuparlos. Dejar de ser una carga.
En un momento, la tonada de un teléfono interrumpió a Luka. Gina dejó de mecer a su nieta para sacar su teléfono del bolsillo de sus jeans —tengo que tomar esto, Marinetta. Regreso en un momento —se disculpó la mujer mayor, dándole un suave toque en la nariz a la oji-azul mientras se desenredaba de su abrazo.
Marinette asintió —por supuesto, abuela.
Ni bien la mujer abrió la trampilla para bajar a la sala, Luka ya estaba dejando su guitarra a un lado para tomar su lugar junto a Marinette. El músico abrió los brazos ligeramente y ella respondió acurrucándose en su pecho, sus pequeñas manos se dirigieron a la espalda del chico y, aunque pensó que no tenía casi energía, se aferró con fuerza a la tela.
—Habla conmigo, ma mélodie, por favor —murmuró el chico, viendo a Sass salir de su ropa para reposar sobre la cabeza de la guardiana.
—Solo cansada —la niña murmuró de vuelta, apoyando la mejilla en el pecho de Luka. Quería escuchar su corazón latir —muy cansada.
Luka la apretó cuidadosamente con un brazo alrededor de su espalda baja, la otra mano —No suena como solo eso.
En silencio, Tikki se unió a Sass. Los otros kwamis observaban desde distintos lugares de la habitación.
—Estoy cansada de fallar.
— ¿Fallar? Mélodie, te negaste a ser convertida en un akuma —él señaló.
Marinette negó con la cabeza, tan débilmente, que los kwamis sobre ella apenas se inmutaron —casi cedo. Casi no lo cuento. Casi le doy la victoria a Shadow Moth —apretó sus manos con más fuerza en la ropa de Luka.
—Pero no lo hiciste —él rebatió —lo rechazaste. Te mantuviste fiel a ti misma y a tu sonido. No a la de él.
— ¡Casi lo hago! —ella renegó, sin sentir ni una pizca del orgullo que Luka tenía por ella, por sí misma —si hubiera estado sola… si Félix no hubiera estado allí para hablarme…
—Pero no estás sola, Marinette ¿No lo ves? —Luka inclinó su cabeza, presionando su mejilla contra la frente de la niña en sus brazos —como Marinette o como Ladybug, nunca tienes que estar sola —aseguró —en ambos lados de la máscara, siempre habrá alguien ahí para ti. No necesitas ser perfecta. No tienes que cargar todo el peso del mundo.
Marinette se encogió en su lugar más, si es que era posible. Recogiendo las piernas y haciéndose lo más pequeña posible contra el pecho de Luka —estoy cansada de esta guerra sin fin. ShadowMoth es el que lleva la batuta siempre, dirigiendo cada paso. Nosotros no hacemos nada más que arreglar los desastres que él crea, sin una forma de quitarle los miraculous —ella se quejó y, aunque sonó como un sollozo, no había lágrimas picando sus ojos —cada vez que se digna a salir y a dar la cara… nunca podemos… estoy cansada de fallarle a mi gente —empezó a bajar la voz gradualmente, tanto que casi era solo un murmullo muy tenue.
—Entonces encontraremos una manera —él le prometió —eres mucho más fuerte que él, aunque no puedas verlo, Marinette —Luka no sólo estaba hablando por hablar, ni para hacerla sentir mejor. Ella tenía muchos más miraculous a su disposición, gente que estaría dispuesta a luchar a su lado, y luchaba por una causa justa, anteponía a su ciudad antes que ella.
Ella vencería, sin importar lo que ShadowMoth pueda intentar.
Luka no tenía ninguna duda de ello.
Pero antes de que Marinette pudiera responder cualquier cosa sobre eso, los kwamis estaban escondiéndose de nuevo antes el sonido de Gina regresando —oh, Marinetta, mira quienes han vuelto.
La mujer dio paso al quinteto que habían acompañado a la niña hasta que terminó la hora del almuerzo. Gina y los padres de Marinette estaban felices y conmovidos por la preocupación y el cariño que estos niños guardaban hacia su hija. Y esperaban que la ayudara a sentirse mejor de lo que fuere que había sucedido con Alya.
Marinette les ofreció a todos una sonrisa, cansada pero cariñosa, y subió sus manos desde la espalda de Luka hasta los hombros, usándolos como apoyo para sentarse derecha y erguida. Gina se excusó, dejando al grupo de adolescentes solos —Hola, chicos. Bienvenidos de vuelta —trató de organizarse el cabello, suponiendo que estaría hecho un nido de pájaros — ¿Cómo estuvieron las clases?
El grupo volvió a acomodarse a su alrededor, con Félix tomando automáticamente el espacio al otro lado de ella, mientras Luka estiraba una mano (sin dejar de ser el apoyo de la oji-azul) para recuperar su guitarra y que no estorbara a los demás.
Aurore, Mireille y Marc dieron respuestas similares, encogiéndose de hombros, antes de mirar a Nathaniel. Marinette y Luka estaban curiosos por esto, especialmente por la tensión que el pelirrojo parecía empeñado en esconder.
Marinette miró a su izquierda, a Félix, con una pregunta en sus ojos medio nublados.
—Tal y como todos los días —respondió, respecto a las clases —hasta que terminaron, y Rossi decidió que era un buen momento para otro de sus pequeños teatros.
La oji-azul hizo una mueca, apenas conteniendo un quejido de hartazgo — ¿Qué dijo esta vez?
—Empezó a hablar sobre un productor de series animadas italiano y nuestro cómic —Nathaniel empezó, apretando lentamente las manos en puños tensos —dijo que eran conocidos cercanos, que él había basado algún tipo de personaje famoso en ella y que le había mostrado nuestro cómic… Dijo… —hubo un sonido de desdén, cuando Nathaniel chasqueó la lengua contra su paladar. Molesto solo de recordar.
Marc puso una mano sobre la de Nathaniel, con un rostro preocupado, mientras intentaba que aflojara su agarre. Viendo esto, Aurore decidió completar la narración por el pelirrojo —básicamente, la mocosa halagó los dibujos de Nathaniel antes de, y perdonen mi vocabulario, hablar mierda sobre los diálogos e ideas de Marc de forma pasivo-agresiva —escupió la rubia, de forma desdeñosa. Inclinándose hacia adelante mientras apoyaba un codo sobre su rodilla, y su mentón en la palma de su mano.
—Marc —Marinette miró a su amigo de la infancia con ojos preocupados. Sabía lo ansioso que ponía a Marc compartir sus escritos con otras personas, y muchas más recibir comentarios o críticas al respecto. Esperaba con fervor que el oji-esmeralda no hubiera tomado en cuenta ni una sola palabra de Lila; que esta que fuera capaz de sembrar ni la más pequeña duda en el chico y su pasión por escribir.
—Oigan. Está bien, de verdad —Marc tuvo que levantar la voz, para que sus amigos dejarán de estar tan molestos y preocupados en su nombre —nunca he tomado lo que dice esa chica en serio. No comenzaría ahora, especialmente cuando pondría mi cuaderno favorito al fuego diciendo que seguramente no ha visto más allá de una o dos páginas de nuestro cómic —Marc le dio una sonrisa a las chicas, mientras su otra mano atrapaba el puño de Nathaniel, juntándolos entre sus dedos por completo, y los frotó para que aflojara la presión —sé que ninguno de ustedes la tomará en cuenta tampoco y eso es lo que me importa —todos los demás asintieron a sus palabras, algunos más alusivos que otros. Mireille colocó una mano en el hombro de Marc como apoyo silencioso mientras Aurore le palmeó el cabello, como a un niño —y jamás dejaría nuestro cómic ni discutiría contigo por algo que ella diga —le aseguró a Nathaniel, un poco más bajo, pero eso no impidió que los demás pudieran oírlo.
El pelirrojo finalmente relajó sus manos, permitiendo que sus dedos fueran acunados por los de Marc. La sensación del cuero sintético de sus guantes era reconfortante de alguna manera, familiar — ¿Lo prometes? —el artista susurró, mirándolo a los ojos. La molestia hacia Lila retirada a un segundo plano, no olvidada ni perdonada, pero superada por la inquietud de perder lo que más lo unía con Marc, su creación conjunta.
—Lo prometo —Marc susurró de vuelta con una dulce sonrisa. Tenía el impulso de apartar el flequillo de Nath para poder mirar libremente ambos ojos aguamarina, pero lo contuvo, contentándose con sostener sus manos.
El silencio, después de ese intercambio, apenas duró unos segundos. Lo suficiente para que alguien tomara una foto de ellos, sin que se dieran cuenta —pronunciados sus votos y, por el poder conferido a mí, por mí, yo los declaró: esposos —Aurore enunció, guardando su celular antes de que se dieran cuenta que los había fotografiado. Guardaría esa imagen hasta el día de su boda real —pueden besarse.
Mientras los dos implicados sentían el calor ascender rápidamente por sus cuellos hasta cubrir sus rostros, al punto en que parecía que empezarían a echar humo por las orejas, Mireille y Luka se rieron suavemente de sus apresurados balbuceos de queja y negación hacia Aurore, la cual ostentaba una gran sonrisa astuta en sus labios.
Marinette luchó por no reírse también, cubriendo su boca con ambas manos, mientras sus hombros temblaban de forma incontenible. Félix, por su parte, simplemente permitió que una pequeña sonrisa levantara la comisura de su boca mientras se relajaba en su sitio.
Una vez se tranquilizó un poco, Marinette se levantó del diván, se apoyó en una rodilla frente a Nathaniel y Marc, lo cual llamó su atención, e inmediatamente los atrajo a ambos en un abrazo.
Aturdidos, Marc y Nathaniel se miraron el uno al otro detrás de los hombros de la niña con confusión. Brevemente, ella los acarició con afecto, frotando su mejilla con las de ellos por unos instantes, luego les susurró dos palabras que los dejó más confundidos aún.
—Lo siento.
Intercambiando una mirada todavía más confusa y algo preocupada, tanto Marc como Nathaniel se inclinaron en el abrazo ya flojo de la chica para darle un beso en cada mejilla. Luego de eso, fue Marc quien la cuestionó — ¿De qué te estás disculpando, Nette?
Ellos los miró con una disculpa en sus ojos —ella hizo esto porque Nath habló a mi favor esta mañana —explicó —los está incordiando ahora por mi culpa, porque son mis amigos. Y no es justo para ustedes. Lo siento.
Antes de que cualquiera de ellos pudiera negar sus palabras, o asegurarle que eso no era su culpa, y que su decisión de estar de su lado era sólo suya, Aurore soltó un resoplido —ahora no sé si deberíamos contarte el resto —ella comentó, inquieta por la facilidad con la que Marinette se atribuía toda la culpa y el peso de lo que sucedía a los demás.
Lila era el problema. No Marinette.
La aludida miró a la rubia — ¿El resto? ¿Pasó algo más? —ella pasó su mirada por sus cuatro compañeros de escuela, mientras Luka la ayudaba a volver al diván.
Aurore volvió a quejarse —oh sí. Antes de que pudiera entrar ahí y decirle lo que pensaba de su 'opinión' sobre el trabajo de Marc, un chillido de banshee nos lastimó los oídos a todos —ella exclamó, sonando dramática con una sonrisa todo el tiempo.
—Chloe llegó entonces, reclamándole algo a Nathaniel sobre unos dibujos y luego le tiró un vaso de refresco en su carpeta de dibujos —Mireille resumió, no queriendo darle más largas al asunto, sabiendo que Marinette estaba angustiada y en un estado emocional probablemente precario.
Luka ladeó la cabeza ligeramente — ¿Cómo se conecta una cosa con la otra? —preguntó sin entender.
— ¿Y por qué Chloé, de todas las personas, te reclamaría sobre un dibujo? —continuó Marinette, igualmente sin entender.
Nathaniel suspiró — ¿Recuerdas… un tiempo después de la primera vez que me akumatizaron? —preguntó, con un toque de vergüenza. Marinette asintió —Alix me sugirió que dibujara cosas sobre ella como, siendo humillada por otros akumas, para canalizar todo lo que ella hacía para molestarme. Y en un principio lo hice en privado, pero Alix me convenció para compartirlo con otros de la escuela en un grupo privado dentro del blog escolar. Ya que Chloe nunca usa eso —Aurore se rió entre dientes, había visto y guardado algunos de esos dibujos en su momento —eso fue lo que vino a reclamarme. No tengo idea de cómo llegaron a ella después de tantos meses. Solo dibujé menos de diez.
Marinette tarareó, poco impresionada —creo saber quién se los envió a Chloe —Marinette se quejó con una mueca —nadie del salón, ni siquiera Kim cuando estuvo… interesado en ella, se los enseñó. Y ahora…
—Provocar a otros para que hagan el trabajo sucio —Aurore resopló —no me sorprende. Esa muchacha cada vez se parece más a ShadowMoth.
Y esa comparación, hecha por Aurore, inició una avalancha de pensamientos en la cabeza de Marinette.
Notes:
Hola! Ha pasado un largo tiempo desdd el último capítulo. Fue un fin de año inquieto para mí, y tristemente, poco inspirador.
Quería tomar un poco más de tiempo y ver si podía adelantar un capítulo entero más antes de subir este, pero parece que diosa de la inspiración no está de mi lado y además mi familia ha programado un viaje exprés para este fin de semana, así que vengo a dejarles esto y a ver cómo me las arreglo.
Si quieren leer mis impresiones (quejas de uno de los capítulos que salieron, pueden dirigirse a este mismo capítulo en Wattpad. Donde ilustro mis puntos con capturas xD)
Nos leemos.
Chapter 64: El regalo perfecto
Summary:
Marinette tiene buenos amigos
Marinette es un desastre enamorado
Marinette tiene mucho por hacer... y Félix tambien.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Marinette no estaba muy segura de cómo terminó en el distrito comercial con sus amigos. Sus verdaderos amigos. Después del día loco que había tenido.
Fue una mezcla de Mireille y Aurore sugiriendo que probablemente querría conseguir los materiales para su vestido pronto. Marc recordándole que había prometido acompañarlo a elegir su ropa para el baile. Y una mezcla de comentarios alentadores.
En un principio, Marinette estaba preocupada. No tenía idea de qué motivo había traído su abuela de vuelta a casa, ni cuánto tiempo se quedaría esta vez, y lo último que quería era que se repitiera lo de su cumpleaños.
Entonces, Luka, Aurore y Marc habían sido los que preguntaron a sus padres si estaba bien que se la llevarán un rato al centro comercial.
Marinette le dio una mirada de cachorro a su abuela, la cual, probablemente entendió su predicamento, y le aseguro que se quedaría un par de días más antes de viajar a Lyon, y luego regresaría para pasar el día de los héroes con su familia. Esa noche cenarían juntos.
De modo que, a fin de cuentas, Marinette obtuvo permiso de salir, y todo el grupo se dirigió a la zona comercial.
Para la alegría de todos, la diseñadora entró en ambiente muy rápido. Se unió con Aurore y Mireille al frente del viaje, las tres tratando de señalar diversas opciones a Nathaniel y Marc, sobre sus vestimentas para el baile.
—El próximo año, recuérdame encargarte con antelación —Nathaniel se quejó juguetonamente con Marinette, antes de que su atención fuese atraída por una chaqueta de cola larga, color café.
Marinette se rió entre dientes —te haré espacio en mi agenda —le regresó el mismo tono, antes de mostrar su aprobación hacia la prenda, apreciando los acentos en diferentes tonos cálidos como dorado y terracota.
Durante el trayecto, Marinette también noto que Marc parecía estar inclinándose hacia la apariencia clásica del héroe forajido: pantalones ajustados y de tiro muy alto, camisa holgada de manga larga, y quizás un chaleco para complementar.
En algún momento, la oji-azul se encontró escabulléndose hacia una bodega de telas, solo con Marc y Luka.
Cuando el músico fue a conseguirle una canasta para ella, Marc tomó su mano para llamar su atención.
— ¿Sabes? ¡Voy a hacerlo! —susurró, pero con determinación.
Marinette lo miró sin entender —eh… ¿Hacer qué?
Las mejillas del escritor empezaron a ponerse rojas —voy a… v-voy a i-invitar a Nath —tartamudeó un poco —tú sabes… al baile.
Solo por pura fuerza de voluntad, Marinette contuvo el chillido de emoción que estuvo a punto de salir por su garganta —oh, Marc, eso es fantástico. Sabes que te apoyo al cien por ciento —ella lo tomó de ambas manos — ¿Y? ¿Cuándo se lo dirás?
El pelinegro se mordió los labios con nerviosismo —uh, planteamos almorzar fuera mañana… así que, tal vez…
Marinette frunció los labios en un puchero reflexivo —para el almuerzo ¿Eh? —Marc la miró, confundido sobre por qué ella parecía estar haciendo cálculos en su cabeza —sí creo que puedo lograrlo esa noche.
—Lo siento ¿Qué? —el escrito no estaba muy seguro de la dirección en que se había movido la conversación.
—Te dije que tendría algo para que le dieras a Nath junto con la invitación ¿recuerdas? —Marinette le hizo memoria, con una gran sonrisa.
Marc le dio una sonrisa nerviosa de regreso —no tienes que hacer nada como eso, Marinette.
—Oh, tonterías —ella lo desestimó. Y, en cuanto Luka regresó, tiró de ambos hacia los estantes que contenían los rollos de seda y buscó por un momento hasta encontrar lo que quería, seda degradada, de naranja a crema.
—Nettie ¿Qué es lo que piensas hacer? —Marc preguntó, sin poder evitar su curiosidad.
Mientras colocaba el rollo de tela en la canasta para llevarla a cortar, Marinette sacó su cuaderno de bocetos con una mano y la abrió en la página que necesitaba, pasándoselo a Marc antes de señalar con el índice el artículo que planeaba hacer.
Marc y Luka miraron con curiosidad. Al pelinegro se le iluminaron los ojos, recordando el interés que Nathaniel había expresado en estos diseños en particular de Marinette.
Honestamente, Marc tenía una amiga increíble.
Después de una hora y media, Nathaniel y Marc estaban bastante seguros de cómo serían sus atuendos para el baile. Aurore había adquirido una nueva paleta de sombras escarchada. Y Marinette tenía una gran bolsa con telas, un paquete de cuentas y unos cuantos hielos nuevos.
El grupo hizo una parada en un adorable local bohemio, con una gran variedad de tés de burbujas, donde todos consiguieron uno para sí mismos, y finalmente decidieron despedirse por la tarde.
Luka se despidió con un abrazo de Marinette, aprovechando para susurrarle una pregunta que nadie más escuchó, a lo que Marinette asintió suavemente. Después de eso, subió al auto que transportaba a Aurore, quien se había ofrecido a llevarlos a él y a Nathaniel. Marc se iba con ella y Félix, ya que vivía más cerca de la panadería que de sus compañeras de clase.
.
Minutos más tarde, cuando el SUV de Félix se detuvo fuera de la panadería, Marinette presionó suavemente su hombro contra el de Félix — ¿Puedes subir un momento? Te prometo que no tomará mucho tiempo.
Félix negó con la cabeza —no me importa en absoluto ¿Necesitas ayuda? —señaló con la cabeza las bolsas que descansaban en el suelo del auto, ya alcanzando una de ellas.
Marinette hizo una pequeña mueca —no pregunté por eso, no es pesado. Es que tengo algo que mostrarte —sin embargo, tomaron sus compras entre los dos antes de que Félix abriera la puerta.
—Regresaré en cinco minutos —el rubio le hizo saber a su conductor.
Jeeves asintió hacia el hijo de su empleadora con una pequeña sonrisa, en total silencio.
Entraron por la puerta del edificio y subieron de inmediato al departamento. Marinette dejó sus bolsas sobre el escritorio, cerca de su máquina de coser, y Félix la imitó. Justo después, ella lo tomó de la mano y tiró de él hacia la pequeña escalera que subía hasta su cama.
Félix estaba confundido.
Ella estaba un poco nerviosa, y caminaba delante de él, cubriendo la mayor parte de su vista del altillo en su habitación. Félix arqueó una ceja, preguntando en silencio, hasta que ella se apartó.
El maniquí femenino estaba allí, a un costado de la cama. Sobre él reposaba la chaqueta que Félix había encargado para su madre.
Cuando Marinette soltó su mano, Félix caminó hacia la prenda para poder apreciarla adecuadamente.
Estudió las costuras, la simetría de las piezas y el estado impecable de la tela.
Todo estaba perfecto, como sabía que lo sería.
—Mira la parte de atrás, espero que te guste —Marinette instruyó en voz baja, antes de que Félix pudiera decir cualquier cosa.
Haciendo girar el maniquí con mucho cuidado, Félix observó el elaborado bordado en la espalda. Sus ojos se deslizaron por la figura, al igual que la yema de sus dedos trazó con sutileza el ave y las flores.
—Esto es una golondrina ¿Verdad? —el rubio preguntó, ya sabiendo la respuesta, y el significado detrás de la criatura — ¿Qué pasa con las flores?
—Sedum amarillas, creo que también las llaman crespinells —ella informó, mirándolo hacia arriba, entre sus frondosas pestañas.
Félix se tomó un momento para sacar su teléfono y hacer una rápida búsqueda al respecto. Mientras tanto, el ritmo cardíaco de Marinette estaba tan acelerado que la chica sintió que iba a tener un ataque solamente por la anticipación de su opinión.
Una vez que Félix terminó su pequeña búsqueda, se guardó el teléfono en el bolsillo del pantalón y tomó una de las manos de Marinette. Un suave tirón y ella estaba envuelta entre sus brazos, con una familiaridad envidiable, como si fuera la posición perfecta para ellos.
Félix envolvió un brazo alrededor de su cintura y ella se apoyó en su hombro, exhalando un suspiro de alivio.
— ¿Si-significa que te gusta cómo quedó? —ella balbuceó después de un momento.
Félix respiró despacio, relajándose con el toque de coco que matizaba el aroma a postre de la chica ese día —estoy seguro que mamá lo va a adorar —le aseguró.
Y solo entonces, Marinette pudo relajarse completamente en su abrazo.
Parecía que, cada vez que se abrazaban, les costaba un poco más dejarse ir.
Antes de que Félix encontrara la voluntad de retirar su brazo, Marinette apretó suavemente sus manos justo debajo de sus hombros, llamando su atención.
— ¿Félix?
El rubio tarareó en respuesta — ¿Sí? —preguntó en voz baja. Estaban a tan solo un palmo de distancia, solo lo suficiente para mirarse, y ella aún se encontraba envuelta en su abrazo.
Dios. El autocontrol que hacía falta para no besarla ahora.
Félix no sabía cuánto tiempo más iba a poder resistirse a ella.
La boca femenina se abrió y cerró un par de veces. Ella estaba claramente nerviosa por lo que sea que iba a decir, lo cual no ayudaba mucho a su voluntad, pero también elevó su curiosidad.
Sí, mejor concentrarse en la curiosidad que en sus hipnotizantes y rosados labios.
—Y-yo… me preguntaba… tal vez podría- quiero decir, podríamos… —los ojos de ella saltaron por su rostro durante un segundo, o menos, para luego tratar de mirar otras partes de su habitación.
Félix levantó una mano, afianzando al mismo tiempo su otro brazo alrededor de ella, y tomó el mentón femenino entre sus dedos, aplicando una presión ligera —Marinette. Para —él le dijo, firme pero suavemente, igual que su toque, centrando su atención. Ella se calló, apretando los labios con vergüenza —respira despacio y profundo… otra vez —él hizo el mismo ejercicio con ella, sintiendo como se tranquilizaba bajo su toque —ahora ¿Qué era lo que querías decirme?
Marinette se obligó a tragarse el pequeño nudo que aún se atoraba en su garganta, e intentarlo de nuevo —quería… saber si no te importaba-
Félix la detuvo con un ligero apretón en su barbilla cuando los ojos de ella empezaron a desviarse de nuevo —No —ella se tensó —Mírame a los ojos e inténtalo de nuevo, Bluebell —finalizó con una pequeña sonrisa ladina en sus labios.
Marinette vio eso. Sus mejillas se calentaron, pero ella lo ignoró en favor de mirarlo con ojos entrecerrados, segura de que él se estaba divirtiendo con esto —cruel —ella le susurró, a lo que Félix simplemente ensanchó un poco su sonrisa. Marinette tomó un respiro profundo, sin dejar de mirar sus ojos —me preguntaba si estarías de acuerdo en ayudarme más con mi baile —ella logró decir, claramente, sin balbuceos ni enredos de lengua.
Aunque su corazón estaba yendo a un kilómetro por segundo.
La sonrisa de Félix se suavizó hacia ella, y el agarre en su mentón se convirtió en una suave caricia de su dedo pulgar.
¿Ella quería volver a bailar de nuevo con él? Porque la respuesta era sí. Un millón de veces sí.
No es que no estuviera planeando invitarla al baile de la escuela como una cita, pero esto era incluso mejor.
—Por supuesto, Nettie ¿Cómo suena practicar aquí, un rato, durante las horas de almuerzo? —él respondió.
Marinette bien podría haberse derretido contra él, asintiendo a su sugerencia. Volvieron a abrazarse por unos segundos, mientras el corazón de ella volvía a latir a un ritmo saludable.
—Déjame poner la chaqueta en una bolsa para ti —ella suspiró, separándose sin querer de su abrazo —tu conductor te está esperando.
Él asintió, igual de reticente a soltarla, pero haciéndolo de todos modos.
Marinette encontró una bolsa de papel resistente, con un bonito diseño de ramas y flores rosadas. Ella misma había hecho un montón de esas hacía un año o dos, como participación en una de las actividades ecológicas de las que Mylene siempre estaba hablando.
Dobló cuidadosamente la prenda y la guardó en la bolsa, ambos bajaron las escaleras antes de que le entregara el artículo a Félix.
Recibiendo la bolsa, Félix aprovechó para tomar su mano nuevamente. Está vez, en lugar de tirar de ella en un abrazo, levantó su mano y besó suavemente sus nudillos, del mismo modo en que lo hizo cuando ella le regaló la bufanda.
Ella, en respuesta, se puso de puntillas y lo besó en la mejilla.
Inmediatamente después, Félix le regresó el beso en la otra mejilla.
—Nos vemos mañana.
—Ha-hasta mañana —ella lo despidió en la puerta del departamento, sintiendo que era muy probable que se tropezara y cayera aparatosamente por las escaleras, si intentaba bajarlas, en el estado soñador y aturdido en el que se hallaba.
Tikki salió de su bolsito y la miró, después de que ella cerrara la puerta.
—Ese chico va a hacer estallar mi corazón un día de estos, Tikki —la niña suspiró, recostándose contra la puerta antes de dejarse caer al suelo.
La kwami le sonrió dulcemente a su portadora —a mí me parece que, lo que realmente quiere, es cuidarlo, Marinette —Tikki respondió. Estaba honestamente sorprendida con la forma en que Félix había manejado el nerviosismo de Marinette, y la había ayudado a decir claramente lo que quería, sin burlarse de ella o hacerla sentir avergonzada por eso.
—Ojalá fuera así, Tikki —la niña suspiró.
La kwami roja revoloteó un momento a su alrededor, antes de sentarse en su hombro —vamos, Marinette. Tienes que ponerte al día con las lecciones que te perdiste ¿Recuerdas?
La heroína adolescente suspiró profundamente antes de ponerse en pie —Sí, tienes razón —para su fortuna, Félix y Nathaniel le habían pasado los apuntes de las clases que se perdió, tanto esa tarde después del almuerzo, como en la mañana por estar poniéndome más atención a sus diseños.
Por ahora tenía que ponerse al corriente, trabajar en el regalo de Marc para Nathaniel… y comenzar a pensar qué diablos iba a decir a sus padres y a su abuela sobre lo que había pasado con Alya durante el almuerzo.
Félix jugueteó con la chaqueta de camino a casa, tratando de encontrar la escurridiza firma de diseñadora de Marinette en la prenda.
Finalmente la halló, después de dos minutos completos, justo bajo el cuello de la chaqueta, bordada en el forro interno de la prenda.
Félix no estaba exagerando por ella. Sabía que su madre amaría el regalo.
Una vez devolvió el artículo a la bolsa, se relajó contra los asientos de su transporte, cerrando los ojos mientras rememoraba el abrazo de hacía unos minutos, y la petición de Marinette.
Honestamente ¿Cómo esa chica había puesto su mundo de cabeza en tan poco tiempo?
Félix solo tenía una respuesta para eso. Ella era increíble.
Solo un poco más, se animó a sí mismo, recordando el anhelo de besarla que lo atropelló más de una vez ese mismo día. Estaba prácticamente seguro de que Marinette había desarrollado sentimientos románticos por él.
La forma en que ella se sentía cómoda en su cercanía, en su toque; la forma en que ella se aferraba en sus abrazos, tanto como él mismo; la forma en que ella lo miraba. No era solo exageraciones de su anhelo por ella, o su deseo de que ella sintiera lo mismo. Eran hechos. Estaban ahí y Félix lo sabía.
Solo había una última barrera que superar, para demostrarle a ella que podían compartir cualquier cosa uno con el otro. Que podían confiarse cualquier cosa el uno al otro. Cómo ella se lo había demostrado entendiendo y cuidando de su desagrado por la invasión a su espacio personal.
Solo un poco más. Solo quedaba que Félix encajara las últimas piezas del rompecabezas y confirmara completamente el vínculo entre Marinette y los héroes de París.
—Buenas noches, Viperion —Ladybug saludó con una sonrisa al joven en traje de serpiente que la esperaba en el tejado de su escuela.
El chico rasgueó las cuerdas de su lira suavemente mientras le devolvía el saludo —buenas noches a todos —Viperion sonrió suavemente cuando vio a la multitud de kwamis revoloteando alegremente alrededor de la heroína en rojo y negro — ¿Tenemos compañía esta noche?
La chica se paró junto a él mientras se encogía de hombros —les prometí que los dejaría acompañarme de vez en cuando, en la patrulla —explicó — ¿Quieres llevar algunos contigo?
—No me importa, si todos están de acuerdo —asintió. Roaar, Daizzi, Barkk, Ziggy, Orikko y Fluff volaron alrededor de sus hombros cuando Ladybug asintió — ¿Dónde necesitas que vaya? —el músico preguntó, a lo que Ladybug le dio un rápido resumen de cómo se dividirían el patrullaje —entendido, por cierto ¿Cómo te fue en casa, después de…? —Viperion dejó la pregunta en el aire.
Ladybug suspiró, apoyándose en un barandal —traté de darles la menor cantidad de detalles posibles respecto a la ruptura de mi amistad con Alya. Ya sabes, el clásico 'las personas a veces simplemente crecen y cambian, y las amistades se separan'... Pero Alya y yo dijimos algunas cosas realmente duras y fuertes hoy… y me di cuenta de que no estaban del todo satisfechos con lo que dije.
— ¿Por qué no les cuentas todo, Bug? —Viperion se apoyó a su lado, y le dio un suave empujón de hombros en consuelo.
Los ojos azules se lanzaron al cielo, donde casi no se podían ver las estrellas, gracias a las muchas luces de la ciudad —Cuando Lila logró que me expulsaran… ellos le creyeron —sus ojos se humedecieron levemente —cuando ella se retractó, y dijo que tenía esta 'enfermedad' que la hacía exagerar las cosas sin control… ellos, mi maestra y el director la creyeron… Entonces ¿Qué se supone que les diga, Vip? —terminó, sonando casi como un sollozo.
Era difícil para Luka asimilar que los padres de Marinette pudieran pensar que su hija cometería las cosas de las que Rossi la acusó, o que no la escucharan por sobre la italiana, pero obviamente ningunos padres eran perfectos, Y Tom y Sabine habían caído en la misma telaraña que la mayoría de la clase de Marinette.
Pero Marinette no era más que un alma bondadosa, que no duda en ofrecer segundas oportunidades a las personas… incluso a aquellos que no lo merecían.
—Aun pienso que deberías intentar hablar con ellos nuevamente. Explicarle las cosas que sucedieron… además, tu abuela no estuvo aquí cuando sucedió ¿No es cierto? —Marinette asintió en silencio —bien, solo piénsalo, mélodie ¿Te veo en un rato? —le sonrió.
—Sí. Gracias, mon serpant —ella le sonrió de vuelta, antes de lanzar su yoyo en una dirección, y llevarse a una parte de los kwamis por ella.
Viperion la observó alejarse antes de tomar la dirección opuesta, asegurándose de que ningún kwami con él se quedara atrás.
Yo, INMEDIATAMENTE despues de ver que Gabriel baila la canción de Félix.
Notes:
Pues, Feliz San Valentín, supongo.
No sé si lo he mencionado antes, pero no es una festividad que celebremos en mi país. Pero espero que hayan pasado un lindo día todos aquellos que si lo celebran.
No tengo mucho que decir sobre el retraso en este capítulo además de: lo siento, y gracias a todos los que se preocuparon por mí y por mi bienestar.
No trato de excusarme, sino de responder a aquellos que preguntaron por mi estado. En casa tuvimos un percance. Parte del techo del garaje se nos desmoronó en medio de la noche hace algunas semanas. Fue un susto terrible en el momento (yo estaba en la sala, que se separa del garaje por solo media pared. Literalmente salté del sófa donde estaba hasta la otra punta de la sala del susto) luego vino el repararlo, las obras, y aún nos falta remplazar todo el cielo raso del garaje y la sala.
Gracias a todos por su preocupación.
Aparte de todo eso, solo tengo una cosa decir acerca de ‘la elección de los kwamis 2’ y es: ¡CALLATE GABRIEL, A TI NO TE SALE! Ugh. Quiero borrar su estúpido baile de mis ojos y mi memoria. Es, a riesgo de sonar como Chloe ¡RIDICULO!
Con su permiso, me voy a escuchar la versión de Félix en portugués que le sale muchísimo mejor. Que, por cierto, me gusta más la canción en portugués, luego en francés, y la de inglés en último lugar. Si no han escuchado los diferentes doblajes vayan a hacerlo en YT y me cuentan cuales les gustan más.
Chapter 65: Ocupada. Cansada
Summary:
Marinette está cansada. Muy cansada.
Pero ella también es terca, y prefiere estar ocupada.
Gina es observadora.
Félix también lo es, pero eso no es una novedad.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
La patrulla había sido un buen momento.
Ningún kwami se había desviado o extraviado, lo cual, en sí mismo, Marinette contaba como una victoria.
Chat no había aparecido en ningún momento, pero los parisinos recibieron de buen agrado a Viperion.
La mayoría de ellos, al menos.
El insecto y la serpiente se reunieron una vez más en el techo donde habían empezado. Los kwamis se juntaron nuevamente alrededor de su guardiana, y los dos héroes se despidieron con suaves abrazos y deseos de buenos sueños antes de dirigirse, cada quien, a su habitación.
Los kwamis habían gastado una buena cantidad de energía, así que simplemente buscaron sus bocadillos favoritos y luego se movieron a sus lugares preferidos para dormir, mientras Marinette se daba una agradable ducha caliente, lavando su pelo en el proceso, y se cambiaba a un pijama cómodo y abrigado.
Las nubes se veían densas esa noche. Probablemente llovería en algún momento, o quizás por la mañana.
Regresar a su habitación la hizo mirar las bolsas que ella y Félix habían llevado a su estación de costura, pero también la hizo ver el pequeño desastre que habían alrededor de su diván, de cuando sus amigos estuvieron ahí con ella.
Había estado evitando mirar esa zona durante la tarde, mientras se ponía al día con sus deberes. Mirar hacia allí desencadenaba recuerdos, lágrimas, dolor, auto-desprecio.
Ocupada. Marinette necesitaba mantenerse ocupada para no pensar en eso.
No quería pensar en Alya, ni en su pelea. Mucho menos en lo que le esperaría de la clase a la mañana siguiente.
Sí. Definitivamente necesitaba mantenerse ocupada.
Y tenía la forma perfecta.
Ya había cortado la hermosa seda degradada que había comprado para el regalo de Nathaniel. Y el patrón que necesitaba ya lo tenía hecho.
Así que tomó las piezas y se dirigió a su silla de escritorio, rodando en ella hasta la zona de su mesa que estaba directamente bajo una lámpara; consiguió una aguja, los hilos adecuados y empezó a trabajar, después de colocar música de fondo, cuidando el volumen, por supuesto, para no alertar a sus padres.
Tikki y algunos otros se reunieron a su alrededor, observando su proceso.
Alguien, en algún momento, preguntó si no debería irse a la cama pronto.
Marinette respondió que no tardaría más de una hora en completar la pieza y que, de todos modos, no tenía sueño.
Mentirosa. Ella era una mentirosa.
Casi finalizando el artículo se pinchó el dedo. Los ojos se le nublaban por momentos de cansancio, pero Marinette era terca.
Irse a la cama significaba tener tiempo para pensar. Pensar la conduciría al mismo camino oscuro que había tomado su mente más temprano ese día.
Marinette no quería caer por ese camino oscuro otra vez.
Entonces, necesitaba hacer cosas que la mantuvieran ocupada.
Bajó a la cocina y se preparó una taza de café doble con leche, azúcar, canela y caramelo. Afortunadamente nadie estaba despierto ya.
Volvió a su habitación con su bebida en un termo, tomando un largo sorbo para recargar sus pilas.
La mezcla de cafeína y azúcar no tardó en calentar sus venas y avivar su cerebro.
Marinette terminó su trabajo pocos minutos después de eso.
Una hermosa corbata inspirada en Renart para Nathaniel.
Incluso se tomó el trabajo de envolverlo para dárselo mañana a Marc.
Pero ahora no tenía nada más que hacer.
Las fotos de Adrien habían sido removidas de sus paredes. El horario había sido limpiado y cambiado para reflejar su propia agenda. Incluso la pizarra de corcho junto a su cama había sido alterada para retirar la mayoría de las fotos. Y la caja de los miraculous estaba camuflada a salvo en una caja de costura bajo clave.
Marinette decidió que a sus electrodomésticos les hacía falta un poco de limpieza.
Desconectó su computadora y la limpió, parte por parte, usando un pequeño pincel para limpiar entre las teclas del teclado y un paño para dejar la pantalla reluciente.
Luego pasó a su consola de videojuegos.
Y después, decidió que a su escritorio le vendría bien una reorganización.
Las sugerencias de Tikki y los otros kwamis sobre irse a la cama fueron fácilmente desestimadas e ignoradas por la niña, mientras buscaba más cosas que hacer y se acababa su café. Su cabello aún no estaba seco, después de todo, y nunca era una buena idea quedarse dormida con el cabello mojado.
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Eran, aproximadamente, las 3:20 de la madrugada cuando la diseñadora tropezó en su diván y se quedó dormida allí.
Los kwamis, que habían hecho rondas entre ellos para que un pequeño grupo siempre estuviera al tanto de su guardiana, agarraron la manta de su cama y la cubrieron con ella, mirándola con un poco de tristeza antes de acurrucarse cerca.
Fue irónico y ridículo lo fácil que resultó a Marinette levantarse por la mañana.
Incluso con la alarma del despertador sonando desde el altillo de su habitación, mientras que ella estaba abajo en el diván.
Hacía un poco de frío, y el sonido característico de la lluvia golpeando contra el techo llenaba el silencio de la habitación.
La franco-china se levantó en silencio estirando su cuerpo mientras agradecía a los kwamis por haberla cubierto. Ni siquiera podía recordar a qué hora se había quedado dormida, pero no le importó. No hubo pensamientos descendentes, ni sueños que pudiera recordar.
Se aseó y trató de domar el nido de pájaros que era su cabello mientras decidía su atuendo.
No se había visto al espejo desde anoche, nada más que de reojo, cuando fue a bañarse.
Cuando lo hizo ahora, se topó con grandes bolsas oscuras debajo de sus ojos.
Bien, nada que un poco de maquillaje no pudiera encubrir.
Al menos sus ojos no estaban hinchados. La piel sensible sería molesta de maquillar.
Una vez que aplicó y difuminó el corrector lo mejor que pudo, pasó a su cabello, peinándolo hacia atrás y simplemente dejándolo caer sobre sus hombros. Había formado pequeños bucles durante la noche y supuso que no se veía tan mal una vez que lo repasó con el cepilló. Finalmente tomó su amado Ramillete de Perséfone y lo extendió sobre la línea que separaba su flequillo, usando pequeñas horquillas oscuras para asegurarlo en su lugar. También encontró un labial de tono rosa parecido a los cuarzos y lo dejó al alcance para cuando regresara a lavarse los dientes.
Una vez regresó a su habitación, vio que los kwamis habían trabajado nuevamente en su atuendo para el día. Habían jugado con el rosa y el verde para que pudiera combinar nuevamente con su sudadera de Chat, probablemente tomando en cuenta el clima lluvioso y frío.
Se colocó los leggins verde pálido con forro térmico y un vestido de lana gruesa color rosado que le llegaba a la mitad del muslo, las mangas eran rectas y le llegaban justo a la muñeca. No por primera vez, se felicitó mentalmente por hacer la sudadera más grande que su talla habitual.
Realmente necesitaba decidir el estampado en la espalda si iba a seguir usando la prenda tan frecuentemente… ya tenía una buena idea de lo que sería.
Marinette sonrió por primera vez esa mañana ante el pensamiento, mientras se calzaba unas botas rosadas con flores negras pintadas. Bien, algo más en lo que ocuparse.
Repasó los libros y cuadernos que necesitaba llevar hoy y se aseguró de guardar el regalo para Nath. Finalmente, ella y Tikki se despidieron de los demás kwamis antes de que pudiera bajar por las escaleras hacia la cocina.
Su abuela estaba junto a la mesa, poniendo dos platos de panqueques con miel y mermelada de mora.
—Mi hada, buenos días —la mujer extendió un brazo hacia la niña, claramente esperando un abrazo.
Marinette dejó su mochila en el espaldar de una silla y luego complació a su abuela, abrazándola por la cintura y enterrando su rostro bajo su cuello —buenos días, Nonna —ella arrulló suavemente, con una pequeña, pero genuina sonrisa.
Gina pasó una mano por el cabello oscuro de su única nieta, cuidando no desacomodar el adorable accesorio en él —oh, mira nada más. Alguien ha estado creciendo un poco —ella celebró, haciendo que Marinette se separara para mirarla confundida —la última vez que estuve por aquí apenas me llegabas al pecho —la mujer trotamundos puso su mano plana, con la palma hacia el suelo, a la altura de la mitad de sus pechos; luego la movió hacia arriba, justo bajo su barbilla, para señalar la diferencia de estatura.
Eso serían, al menos, cuatro centímetros, Marinette notó con sorpresa.
¿Tal vez por eso se sentía cada vez más cómoda en la ropa que ella misma se hacía a medida, que en las cosas que había comprado el último año?
Era una sorpresa, Marinette estaba empezando a resignarse de haber sacado su estatura del lado de su madre en lugar de su padre, ya que las niñas comenzaban y terminaban de estirarse antes que los niños. El hecho de que estuviera creciendo aún a los quince era una buena señal.
—Ni siquiera lo había notado, creo que tienes razón abuela —ella sonrió un poco más, recibiendo un beso amoroso en su frente.
Gina miró un poco más a su nieta, obligándose a no fruncir el ceño cuando notó los ojos un poco apagados la piel pálida y el maquillaje centrado en el área de sus ojos. Era más que evidente para ella que su niña no había dormido muy bien anoche.
Sabiendo que Marinette solo se cerraría si intentara mencionarlo, en cambio, sugirió que desayunaran para que no se le hiciera tarde para la escuela. Marinette estuvo de acuerdo antes de poner la cafetera a funcionar.
Había estado lloviendo al menos dos horas y las calles estaban realmente empapadas. La panadería estaba un poco más tranquila que de costumbre por el mismo hecho, por lo que su madre subió en algún momento mientras ambas desayunaban y abrazó suavemente a su hija, preguntándole cómo había dormido.
Marinette compuso una sonrisa falsa en su rostro y dijo que había estado lo suficientemente abrigada para que el clima no molestara su sueño.
No había sido una respuesta directa, pero al menos no había mentido otra vez.
La niña bajó su último bocado de panqueques con un vaso de leche y se disculpó para subir a lavarse los dientes. Una vez hecho eso, y aplicado el labial previamente escogido para tratar de no lucir tan pálida como su espejo sugería, Marinette regresó a la cocina para llenar su termo con la misma mezcla de la noche anterior.
Besó la mejilla de su abuela y la de su madre antes de salir del departamento.
— ¿No está tomando mucha cafeína? —Gina preguntó, una vez que la escucharon bajar se escaleras.
Sabine suspiró, apoyando su mejilla en una mano mientras ladeaba su cabeza —he intentado que lo sustituya, al menos parcialmente, con algo de té… pero es un proceso.
Gina tarareó en respuesta.
Marinette estaba a un lado de la puerta del edificio, a punto de tomar su sombrilla, cuando escuchó a su papá llamarla desde la panadería.
La adolescente exhaló un suspiro mudo y atravesó el pequeño espacio que separaba la puerta lateral del mostrador.
— ¿Sí, papá?
Marinette fue recibida con la familiar mano grande de su padre sobre su hombro, probablemente habiendo notado el adorno en su cabello y no queriendo estropearlo. Los dedos acariciaron su hombro con amoroso cuidado antes de darle un suave apretón y soltarla, girándola con el mismo cuidado hacia el área de la tienda.
De nuevo, la sonrisa forzada que Marinette pintó en sus labios se derritió algo más sincero y genuino cuando vio que Félix, Marc y Mireille estaban allí. Esperándola.
—Buenos días a todos —saludó suavemente, pasando debajo de la división del mostrador después de darle un abrazo a su padre.
Los dos miembros de la otra clase la saludaron con un abrazo conjunto, regresándole los buenos días junto con pequeños cumplidos por su atuendo.
Félix esperó hasta que los pelinegros la soltaran para darle su propio saludo, levantando su mano para presionar un beso sobre sus nudillos.
No pudo evitarlo. Ella se veía tan hermosa, y usaba de nuevo su obsequio con orgullo.
Además, casi parecía que iban a juego. Él estaba usando una chaqueta negra, a juego con su habitual conjunto elegante. Y la bufanda que ella le había hecho.
—Buenos días, Bluebell —él le susurró, mientras ella deslizaba la yema de sus dedos sobre la tela que ella misma había cortado, cosido y bordado. Casi como si no creyera que él realmente estaba usándola.
Para su buena suerte, ella estaba de espaldas a su padre mientras todo esto sucedía. Lo último que necesitaba era a su padre emocionado sobre su nuevo enamoramiento, como lo estuvo con Chat Noir.
Hablando de Tom, el hombre los llamó antes de que salieran para entregarle a Marinette una cajita de la panadería para ella y sus amigos.
—Aún está tibia —se dio cuenta la adolescente — ¿Qué hay dentro, papá? —el hombre sólo le dio un guiño de ojos y le indicó que le abriera — ¡Cannoli! ¿Los hiciste para la abuela?
Tom se rió entre dientes —que va. Mamá se despertó temprano y los hizo ella misma.
Marinette levantó la cabeza de la caja llena de bocadillos justo al momento en que su abuela y su madre entraron en el local — ¿La abuela? —miró hacia la mujer mayor con una sonrisa bromista —y aquí crecí pensando que lo de hornear venía de parte del abuelo.
Gina se rió jovialmente —oh, Marinetta ¿Quién crees que le enseñó la receta original de cannoli a tu abuelo? —se llevó las manos a las caderas —ahora, personalmente, esta es mi variante favorita. Por favor, pruébenlo y díganme qué piensan.
Marinette les ofreció uno a Mireille y Marc, quienes miraban la caja con curiosidad, a cada lado de la chica. Ambos agradecieron tanto a nieta como a abuela. Luego le ofreció otro a Félix, y finalmente tomó uno para sí misma.
Todos zumbaron de placer.
Marc se cubrió parcialmente la boca con una mano —están realmente deliciosos, señora Dupain ¿Tiene chocolate además de la ricotta?
Gina asintió —un toque de crema de avellanas en la masa antes de poner la ricotta, que tiene algunas chispas de chocolate también, pero no demasiado —guiñó un ojo.
—Y aún están tibios. Perfectos para este clima frío y lluvioso —Mireille añadió, aun deleitándose con la consistencia de la masa.
—Abuela, ¡están increíbles! —Marinette arrulló, haciendo que tanto sus padres, como su abuela sonrieran por su genuina e inocente emoción.
—Estoy de acuerdo, son realmente agradables —el mismo Félix añadió, relamiendo sus labios de forma discreta.
—Aprecio los halagos. Tomen más, si quieren. Y llévales al resto de tus amigos, mi Marinetta —la matriarca ofreció, de buen humor.
Marinette asintió mientras Mireille y Marc tomaban su segundo bocadillo —lo haré, gracias abuela. Tenemos que irnos.
— ¡Tengan un buen día en la escuela! —los tres adultos ofrecieron, casi en sintonía.
Félix, Mireille y Marc agradecieron sus buenos deseos, mientras que Marinette les sonrió —nos vemos en el almuerzo.
Saliendo del local, con la campanilla sonando sobre ellos, Mireille y Marc recuperaron sus sombrillas, que habían dejado colgando en un pasamanos justo afuera del local. Solo entonces, Marinette se dio cuenta de que había olvidado tomar la suya cuando su papá la llamó.
—Oh, olvidé mi sombrilla —ella se llevó una mano a la nuca, avergonzada —sigan adelante, iré en un momento.
Casi se había girado de vuelta al interior cuando Félix puso una mano en su hombro para detenerla, habiendo recuperado su propia sombrilla —no es necesario. Ven conmigo —extendió su brazo libre para ella y Marinette no tardó en tomarlo, equilibrando la caja de cannoli en su otro brazo para permitir que ambos se resguardaran de la lluvia bajo la capa impermeable.
El pequeño grupo cruzó la calle despacio. Mireille y Marc se quedaron detrás de los compañeros de asiento. La chica del clima murmuró algo en el oído de Marc que le pintó una sonrisa suave en los labios del oji-esmeralda y lo hizo asentir.
"¿No crees que se ven muy bien juntos?"
El escritor estaba cien por ciento de acuerdo.
Una vez pasaron los escalones hacia el interior de la escuela, y los tres empezaron a recoger sus sombrillas, Marinette jadeó sin aliento, recordando otra cosa.
Le pidió a Mireille que sostuviera la caja mientras buscaba en su bolso un paquete mediano.
—Aquí, Marc, justo como lo prometí —ella susurró a su amigo de la infancia, poniendo el regalo envuelto en sus manos antes de darle una sonrisa suave —tú puedes —ella lo animó en voz baja.
Marc se sonrojó un poco, pero aceptó el paquete con un suave apretón a las manos de su amiga —gracias Marinette. Te haré saber qué dice Nath… si es que acepta —añadió, nervioso.
Marinette le dio una palmada de ánimo en el brazo —lo hará, confía en mí.
Una bicicleta familiar frenó justo afuera de la escuela, llamando la atención de Marinette: Los gemelos Couffaine.
Juleka se bajó de la bicicleta de su hermano, agradeciéndole con un beso en la mejilla. Ambos llevaban chubasqueros impermeables, de color aguamarina y violeta respectivamente.
Luka sonrió y le dijo algo en respuesta, antes de notar a sus amigos cerca de la entrada. Los saludó con la mano, recibiendo respuestas similares, aunque su curiosidad despertó cuando su mejor amiga le hizo señas para que se acercara.
Asintiendo, Luka bajó de su bicicleta, asegurándose de seguir cubriendo el asiento bajo su chubasquero, y la subió al andén, dejándola bajo techo antes de acercarse.
—Aquí. Mi abuela hizo estos. Quería que lo compartiera con mis amigos —la oji-azul ofreció, cuando Luka la miró interrogante.
El músico sonrió con gratitud, tomando uno para él y otro para su hermana, a instancias de Marinette. Explicando que las botas para el agua de Juleka se habían dañado recientemente, y aún no las había reemplazado, por lo que la trajo para evitar que se empapara los zapatos en el camino a la escuela, cuando le preguntaron por qué había traído a su hermana a pesar de que muy probablemente llegaría tarde a su propia escuela.
—Dale las gracias a tu abuela de mi parte, mélodie —Luka le acarició el cabello mientras se despedía —Y que tengan un buen día todos, tengo que irme ahora. Nos vemos —se inclinó hacia su hermana para darle un beso en la frente antes de recuperar su bicicleta e irse.
— ¡Ve con cuidado! —tanto Marinette como Juleka le dijeron antes de que se alejara mucho, aunque la voz de la mayor se perdió un poco bajo la de Marinette, Luka la escuchó a ambas y les hizo un gesto con la mano antes de empezar a pedalear.
Juleka se volvió hacia Marinette con una expresión un poco incómoda, pero tratando de darle una sonrisa —g-gracias por el bocadillo, Marinette —le dijo en voz baja, pero lo suficiente como para que su compañera de salón la escuchara —y… te ves bien —añadió, señalando su sudadera.
Marinette le regresó una sonrisa incómoda, pero agradecida —gracias, Juleka.
La más alta asintió y empezó a sacarse el chubasquero mientras se dirigía a los casilleros.
Casi de inmediato, Aurore y Nathaniel llegaron, bajo sus respectivas sombrillas. La rubia sonreía de buen humor, casi pareciendo que bailaba bajo la lluvia con su caminar rítmico y su eterna sombrilla extendida, usando una gabardina tipo vestido de color azul hielo con burbujas y rombos en la parte baja de la falda, y mallas blancas gruesas.
El pelirrojo, por su lado, estaba enfundado en una cazadora de cuello alto, color gris claro y llevaba botas en lugar de zapatillas.
Los dos recién llegados se unieron al grupo mientras caminaban a través de la escuela y agradecieron a Marinette por los bocadillos, añadiendo sus propios halagos a la lista que la niña tendría que transmitir a su abuela.
Hablando de ella, Marinette sentía que las pocas horas de sueño, con las que había estado funcionando hasta ahora, se acababan. Necesitaba llegar a su asiento y tomar un largo trago de su termo si quería durar al menos las primeras clases.
El grupo se dividió frente al salón de Bustier, dejando que Félix y Marinette entraran mientras Nathaniel reafirmaba, con Marc, su almuerzo juntos.
Las tres chicas tuvieron que obligarse a no mirarlos fijamente y ahogar sus arrullos de ternura.
Félix simplemente negó con la cabeza antes de volver su atención al salón solo para darse cuenta de que Adrien ya estaba allí.
El chico estaba repasando alguno de los libros de texto. Matemáticas, notó después de una inspección más cercana, y había cambiado su sobre-camisa blanca por una americana del mismo color, con el logo de Gabriel, esas líneas en forma de mariposa, en la solapa, con hilo plateado.
Y una bufanda azul… un poco familiar.
—Buenos días, primo. ¿Madrugaste hoy? —saludó, sin contener una pequeña sonrisa sarcástica.
Adrien levantó la mirada de su libro, respondiendo con una suave sonrisa, en absoluto afectado por su tono —Hola, Fél. Tenía unas grabaciones al aire libre esta mañana, pero se reprogramaron por el clima, así que llegué temprano —explicó. Sus ojos bajaron hasta la tela verde envuelta alrededor del cuello de su familiar —linda bufanda ¿Es nueva?
Félix asintió —sí, lo es —respondió vagamente deslizando sus dedos reverencialmente por la prenda que aún conservaba ligeramente el aroma a manzanas —un regalo, en realidad —añadió, intencionalmente casual.
La cabeza de Adrien cayó ligeramente hacia un lado ante ese pedazo de información, y volvió los ojos de nuevo a la prenda, acariciando la suya por reflejo — ¿La tía Amelie te la compró?
La sonrisa de Félix se amplió ligeramente, dejando entrever sus perfectos dientes blancos —no mamá… ¿Qué hay de la tuya?
Adrien se animó ante la pregunta —Padre me la regaló en mi último cumpleaños.
Eso sorprendió a Félix bastante, aunque procuró que su rostro no lo demostrara. Había escuchado a su primo no-quejarse-solo-comentar por años de los regalos idénticos de su padre, mientras que la tía Emilie era la de las sorpresas decentes (honestamente, las gemelas Graham de Vanily tenían una habilidad para sorprender incluso a sus más cercanos) por lo tanto, se inclinó e inspeccionó la prenda con curiosidad —no parece una pieza de Gabriel —sugirió curiosamente.
—Jamás ha sacado una bufanda así, hasta donde sé —el modelo confirmó.
Los dedos y ojos de Félix inspeccionaron la parte de la bufanda que colgaba por el pecho de Adrien. Dentro del pliegue, encontró algo que se sentía como un bordado en lugar de una costura, y lo trazó con sus dedos. Definitivamente no era el logo de Gabriel, era más alargado, pero comenzaba con una forma similar a-
—Oh, buenos días, Marinette —Félix fue interrumpido por el entusiasmo con el que su primo saludó a la franco-china, quien acababa de despedirse de las otras dos chicas y ahora se dirigía, junto con Nathaniel, a las escaleras en el centro del aula.
La chica apretó los labios en una línea por solo unos segundos —B-buenos días, Adrien —ella se detuvo para tratar de darle una sonrisa, pero había una ligera tensión en sus labios y, un poco más notable, cansancio en su postura. Y ambos rubios podían verlo — ¿Quieres?
— ¿Uh? —Adrien dijo, inteligentemente, cuando ella le ofreció la caja que aún tenía en mano, un único cannoli reposaba allí.
—Cannoli. Mi abuela los hizo esta mañana —ella explicó, parpadeando rápidamente un par de veces cuando sintió su vista nublarse por un segundo.
Adrien no se dio cuenta, pero se sonrojó al verla. Ella se veía tan bonita en colores de primavera, pero aún más envuelta en la sudadera de Chat Noir, eso era lo que quería decirle cuando la saludó, pero su mente parecía haberse vuelto papilla por un momento.
Félix arqueó una ceja ante su falta de respuesta, y sus reacciones físicas, dándole un tirón en la bufanda para que reaccionara.
—Yo- uh. Gracias —logró decir, recibiendo la pequeña caja de cartón.
Marinette simplemente se encogió de hombros, sintiéndose un poco aturdida cuando se dio cuenta de la bufanda que Adrien estaba usando.
Estando uno al lado del otro, las bufandas de Félix y Adrien parecían casi un reflejo de la otra, a excepción del color y algunos pequeños detalles que se veían más precisos en la de color verde, demostrando el progreso de sus habilidades. La diseñadora se preguntó, distraídamente, si Félix se daría cuenta.
Echando un vistazo a su compañero de asiento, continuó su camino hacia su asiento, solo para congelarse en el segundo escalón cuando Adrien finalmente añadió — ¡Te ves muy bonita, por cierto! —se giró hacia ella, por alguna razón queriendo ver su reacción a sus palabras.
Félix también la miró, igualmente esperando su reacción. Un nudo aprehensivo, que no había sentido desde que Marinette lo confundió con su primo por unos segundos tras su siesta durante el almuerzo de aquel viernes, le apretó el estómago y le secó la boca.
Marinette apretó entre sus manos la parte baja de su sudadera, jugando con el encanto en forma de bastón que hacía las veces de cierre haciendo una rápida verificación de si misma:
Su corazón no latía como loco.
Su estómago no estaba lleno de mariposas.
Sus mejillas no ardían como una caldera.
Su lengua no se sentía enredada.
Y su mente no era una sopa de letras a punto de escupir tonterías inconexas.
Ella ya no estaba enamorada de ese chico.
Ella lo miró por encima del hombro, dejando de luchar para enmascarar su cansancio y le dio una pequeña sonrisa —gracias, Adrien. Es muy dulce que lo digas —sonaba somnolienta, pero genuina, y se dio la vuelta para, finalmente, poder desplomarse sobre su mesa.
Adrien parpadeó despacio, aturdido.
Félix exhaló en silencio, sintiendo una extraña maraña de emociones revueltas, las cuales tendría que separar y analizar antes de poder entender y nombrar con certeza.
Si Adrien hubiera estado mirando a su primo, en ese momento, habría podido distinguir la mirada de un chico absolutamente enfermo de amor que se deslizó en los ojos de su primo por un fugaz instante.
El británico le dio un suave apretón al hombro de su primo antes de subir los escalones y reunirse con su pretendida en su banca compartida.
Ella le dio una mirada suave antes de abrir su termo y tomar un trago largo en silencio.
El olor a café rodeó a Félix de inmediato, con intensidad. No era exactamente un fanático, y tuvo que tomar un sorbo de su propio termo de té para disipar el olor, sin embargo, lo hizo darse cuenta de que café era, de hecho, el pequeño toque adicional en el aroma de Marinette hoy.
Y ella lucía tal cansancio. Como si no hubiera dormido lo suficiente, a pesar de que ayer casi fue obligada a saltarse las clases para que pudiera descansar adecuadamente.
Ignorando el creciente ruido de los otros estudiantes ingresando al salón, Félix demoró su mirada unos instantes en los artes de Marinette.
Los mismos sencillos topos negros poco llamativos.
Los mismos artes que, ella había insinuado, eran tan valiosos para ella como los anillos gemelos para él.
Los mismos aretes que ella había intentado quitarse cuando casi fue akumatizada.
Fue sacado de sus pensamientos cuando su vista fue obstruida por el balanceo del cabello negro, tan negro que brillaba en azul, a causa de un pequeño bostezo cubierto; acto seguido, la chica se inclinó hacia adelante y apoyó la cabeza sobre sus brazos, en la mesa. Sus ojos azules, que generalmente emulaban la profundidad del océano, estaban nublados.
Félix tarareó para sí mismo mientras apoyaba la cabeza en su mano, y el codo en la mesa.
Hoy tenía varias preguntas para las que necesitaba encontrar respuestas.
Notes:
Iba a subir esto ayer, pero una persona muy cercana para mi está pasando por un muy mal momento, he estado preocupadísima porque no ha estado comiendo ni descansando bien estos últimos días y no he podido ir a verle, pero si todo sale bien mañana ya sí que podré.
El próximo capítulo se viene con extra dulzura, entre el MarcNath y Félix y Marinette. También se acerca un nuevo héroe en el horizonte, así que vayan haciendo sus apuestas. Y acto seguido el cumpleaños de Amelie, que se me ha retrazado más de lo que pretendía.
Por otro lado, ¡estoy preparado un nuevo fic! Este será más o menos episódico, pero con un poco de trama subyacente. Aún estoy decidiendo si será Lukanette, Felinette o LukaFeliNette, aunque no puedo mentirles, me inclino muchísimo por este último xD
Pueden pasar a Wattpad, a los comentarios finales de este capítulo, si quieren leer el resumen y la inspiración detrás de la historia. Probablemente sea publicado en algún momento del próximo mes.
Chapter 66: Regalos y preguntas
Summary:
Marinette tiene frio. Mucho frio.
Felix está tan enamorado.
Marc y Nath son tan incomodos, pero todo el mundo sabe que se gustan.
Y Marinette y Félix aman bailar juntos.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Si bien, Félix entendía bastante bien el lenguaje corporal y sabía leer las pequeñas cosas que la gente revelaba sin darse cuenta solo en su postura, tics nerviosos o donde estaba su mirada, no era necesariamente empático con la amplia mayoría de las personas.
Dicho eso, incluso él sintió la tensión que hirvió de un momento a otro dentro del salón de clases, en el momento en que Cesaire y Rossi entraron.
Marinette, a su lado, se puso tensa de inmediato; mirando a su ex-mejor amiga apenas por encima de sus brazos, donde apoyaba la cabeza.
La mirada de ira fría y disgusto que la ladyblogger le regresó fue como un rasguño en el pecho de la franco-china. Doloroso, pero no grave.
Lila parecía disfrutar de esa tensión. Chloe trataba de lucir indiferente, pero fallaba espectacularmente, mirando de reojo entre Alya y Marinette con maliciosa curiosidad.
Otros, como Nathaniel y Alix evaluaban a Alya con ojos analíticos.
Para sorpresa de Félix, Adrien le envió a Rossi una mirada de advertencia mientras respondía a sus 'buenos días' de forma apática y desinteresada.
Marinette, mientras tanto, siguió con ojos casi ocultos tras su flequillo a Alya, quien colocó una carpeta en la mesa de Madame Bustier y luego se movió hacia su mesa junto con Lila.
La oji-azul se estrujó el cerebro, tratando de recordar si había algo en particular que ella y/o Alya tenían que entregar a su profesora, mientras que, inconscientemente, se arrimaba hacia Félix
El británico se mantuvo relajado en su lugar, permitiendo que Marinette se contagiara paulatinamente de su tranquilidad, mientras que una mano masculina ocasionalmente se encontró jugando con los delicados mechones que se derramaban más allá de los brazos de la diseñadora.
Una vez que Bustier, y los alumnos faltantes llegaron al salón, se pasó a lista, mientras que la carpeta que Alya había puesto sobre la mesa, quedó parcialmente cubierta por los libros que la maestra pelirroja colocó allí al llegar.
La mañana continuó. Mientras, la lluvia no parecía tener intenciones de parar en algún momento pronto.
Afuera de los salones el viento aullaba, de vez en cuando estremeciendo las ventanas con la intensidad de sus corrientes.
Las copas de los árboles, vestidas de colores otoñales, se estremecían y dejaban caer pequeñas hojas y ramas, que eran arrastradas por el viento.
El frío de la temporada y la humedad del clima empezaron a mezclarse en una neblina, que cubría a los parisinos como una manta.
Hacía parecer que todo transcurría más lento.
Y las clases en el françoise dupont no eran una excepción a eso.
Marinette sentía que al reloj le tomaba una eternidad avanzar, en comparación a su propio ritmo.
Estaba vaciando su termo de café a una velocidad preocupante. Dependiendo de la inyección de cafeína y azúcar para poner atención a las palabras de Bustier, y tomar las notas necesarias.
Cuando algo parecía poco importante, se distraía dibujando en las orillas de las páginas, tratando de mantener sus manos en movimiento para ignorar el frío que, lentamente, se le colaba hasta los huesos y la hacía sentir más lenta y somnolienta.
Un vistazo disimulado a su pequeño bolso demostró que Tikki estaba en un estado similar, totalmente envuelta en un pañuelo y plácidamente dormida.
Marinette envidió su capacidad de acurrucarse y dormir, mientras subía el cierre de su sudadera con capucha hasta el tope, y tiraba de la manga de su mano izquierda para asegurarse de cubrir completamente sus dedos.
Ella no quería nada más que poder hacer lo mismo.
Y solo estaba a la mitad de la segunda clase.
Marinette, honestamente, no sabía cómo iba a sobrevivir hasta el almuerzo.
Rezó porque el clima cambiara pronto y el sol saliera a calentar la ciudad.
Félix tomó algunas notas, a través de la clase de literatura y poesía que Bustier estaba dando esa mañana. Usaba como referencia un libro que él ya había leído, solo que la versión en francés, por supuesto, por lo que no había necesidad de nada muy elaborado.
Agradeció mentalmente y de forma distraída a su previsión de tomar la bufanda esa mañana. A pesar de que las puertas y ventanas del aula estaban cerradas, el frío parecía filtrarse de todos modos.
No era insoportable, especialmente para alguien que estaba acostumbrado al clima casi eternamente nublado de Inglaterra y las lluvias que abarcaban alrededor de un tercio del año, si no es que más; pero no dejaba de ser incómodo y, de vez en cuando, enviaba un escalofrío por su columna o erizaba su piel. Afortunadamente, la bufanda mantenía el área de su cuello y garganta confortables.
Dios bendiga el té caliente, los termos con aislamiento y las bufandas.
Evidentemente, no era el único del salón que resentía de algún modo la temperatura, ni tampoco el que más.
Justo frente a él, Couffaine y Lavillant parecían unidas por la cadera, acurrucadas una contra la otra y compartiendo el calor corporal.
Kubdel había cambiado de asiento junto a Nathaniel y también estaban metidos en el espacio personal del otro, dejando a la pareja más antigua del salón para acurrucarse de igual modo.
Incluso Chloe estaba más cerca de Sabrina, tomando su propio té caliente mientras dejaba a la pelirroja para prestar atención y tomar las notas de la clase.
Lady WiFi y su novio estaban intercambiando miraditas anhelantes cuando creían que nadie los veía. Eran tan evidentes que, si Rossi no fuera la última variable en esa ecuación, Félix estaba bastante seguro de que Adrien le habría cedido el asiento a la blogguera.
Con esos pensamientos en mente, Félix miró de reojo a la chica que olía como dulce de café a su lado.
Ellos mismos estaban cerca uno del otro en la mesa, aunque no tanto como le habría gustado, si tenía que ser honesto.
Ella estaba pálida, bastante notorio con el frío enrojeciendo su nariz y mejillas. Probablemente sus labios también estaban pálidos debajo del labial que los coloreaba. Su mano izquierda estaba inquieta bajo la manga de la sudadera de gato y el cansancio parecía emanar de ella.
Félix se dio cuenta de que la atención femenina se alternaba entre los puntos importantes de la clase y garabatear en su cuaderno.
Mariposas, notó el británico, despertando una chispa de curiosidad. Ella estaba dibujando mariposas en cada esquina de las hojas que llenaba con apuntes y recordatorios, con un ligero ceño fruncido además, como si las malditas cosas fueran ofensivas para ella, pero aún necesitara detallarlas para entenderlas.
Después de pensar un momento, pasó su propio cuaderno hasta la última página y escribió algo allí. Lo deslizó hacia ella y luego tomó su mano izquierda con la suya propia, para llamar su atención.
Marinette volteó a verlo interrogante, con sus bonitos ojos somnolientos. Félix miró deliberadamente a su cuaderno y Marinette siguió la mirada, agradeciendo la tibieza de su mano en la de ella.
> ¿Estás bien?
Un pequeño deja vu de su primera semana aquí se apoderó de él. Se recordó a sí mismo desconcertado por la preocupación sincera en los ojos zafiros cuando ella le preguntó lo mismo, de la misma forma.
> Bien. Solo es el frío.
Ella contestó, estirando su diestra sobre sus manos unidas para responder en su cuaderno.
Ella pareció considerar algo más, después de que él leyera su respuesta, así que añadió una segunda línea.
> Tengo muchas ganas de esconderme bajo un montón de mantas cálidas.
Félix nunca había sido de los que permitía que su imaginación se apoderara de su mente, excepto al momento de planear estrategias. En este momento, sin embargo, no pudo detener a su mente de presentarle una imagen de ella haciendo exactamente lo que había dicho, junto con él.
Un estremecimiento, que no tenía nada que ver con el clima, le recorrió la espalda, imaginando que tan bien se sentiría acurrucarse, quizás en el diván de su habitación, envueltos en mantas cómodas y con ella descansando contra su pecho, enredando las piernas juntos y arrullándose en el calor del otro.
Dios, cuán fuerte deseaba Félix que Marinette quisiera lo mismo.
> Puedes hacer eso después de almorzar. Podemos dejar la práctica de baile para otro momento.
Fue lo que escribió en cambio. Acariciando, con su pulgar, la mano que sostenía entre la suya.
Si tan solo él fuese capaz de leer los pensamientos de ella en ese mismo instante.
Sin saberlo, Marinette se imaginó un escenario muy similar. Ella había sido abrazada y acurrucada por Luka y Marc en su diván, y por Chat Noir en su balcón, ella de ningún modo era ajena a ese tipo de cercanía, pero una sensación de calidez en su corazón le dijo que sería muy diferente si fuera Félix quién la sostuviera para darle la comodidad y el calor que ella tanto necesitaba en ese momento.
Ella no sabía si su corazón lo soportaría, pero lo deseaba de todos modos.
El calor que estalló en sus mejillas fue agradecido, en contraposición al frío que sentía y, afortunadamente, pasó desapercibido por el hecho de que su piel ya había estado enrojecida por el frío.
> Oh, no, por favor. Creo que bailar es una buena manera de entrar en calor.
Merde, ¿Eso último no sonaba extraño? Se mordió el labio inferior y trató de no pensar en ello, devolviendo la pequeña caricia de sus manos.
Félix la miró con ojos suaves antes de escribir algo más.
> ¿Te importaría que me acerque más?
Ella levantó la mirada del cuaderno, asintiendo tímidamente con la cabeza en lugar de escribir.
Félix se deslizó más a su lado de la silla y rápidamente se encontraron pegados desde las piernas hasta la cadera.
El rubio abandonó su lapicera sobre el cuaderno en favor de deslizar su mano por la espalda femenina, hasta descansar en su cintura, de modo que la cabeza de Marinette quedó en el hombro del británico.
Marinette inhaló profundo, el sutil aroma de su colonia a sándalo y algo más que no sabría definir la hizo querer ocultarse en su cuello, pero se resistió — ¿Cómo se supone que vas a escribir así? —ella preguntó en voz muy baja, no queriendo llamar la atención de nadie sobre ellos.
Estaban tan cerca que Félix la escuchó sin problemas —puedo escribir con la mano izquierda, si lo necesito —el rubio explicó, apretando su mano izquierda con la de ella suavemente, y coincidiendo con su tono bajo.
Técnicamente no era ambidiestro de nacimiento, pero había practicado mucho para adquirir la habilidad. Por supuesto, su diestra tenía una mejor caligrafía que la zurda, pero esta última aún era legible y fluida.
—No debería sorprenderme —ella se burló con un resoplido, todavía en voz baja.
¿Qué tenían los rubios guapos de familias ricas que parecían tratar de ser nada menos que perfectos?
En respuesta a su sarcasmo, Félix le acarició la cintura con un suave masaje de su mano derecha. La caricia hizo que Marinette temblara y Félix claramente lo notó, disfrutando del efecto que él tenía en ella.
—Félix, para —ella exhaló, casi sin aliento, después de unos diez segundos.
— ¿Demasiado? —inquirió, dejando quieta su mano, pero inclinando levemente la cabeza sobre la de ella.
Geez. Si fuera por él, la sentaría directamente sobre su regazo para que ninguno de ellos pasara frío. Él empezaba a aclimatarse, pero ella estaba claramente cada vez más afectada.
—No es eso —ella susurró, apoyando la mejilla en su hombro. Mentiría si dijera que no lo disfrutó —harás que me duerma —su cercanía le estaba ofreciendo un poco del calor que tanto necesitaba, él la hacía sentir segura, y si empezaba a mimarla además de todo eso, ella no iba a poder mantener sus ojos abiertos.
Félix luchó contra una sonrisa orgullosa cuando ella reconoció por sí misma los efectos que su cercanía le proporcionaba.
—Está bien, Nette —cedió suavemente.
.
Para cuando la segunda clase terminó, Marinette ya había vaciado su termo de café.
Félix estaba relativamente cómodo con el clima, ahora que ella estaba cerca. En cambio, Marinette no parecía ser capaz de aclimatarse.
Ella estaba cabeceando hacia el cambio a la tercera clase. Seguía inglés, por lo que Félix no tenía ninguna necesidad de prestar atención.
Se separaron un poco para intercambiar los materiales de estudio en cuanto se anunció el cambio de hora.
Marinette trató de ahogar un bostezo tras su mano mientras dejaba su cuaderno de inglés sobre la mesa, pero sus párpados le pesaban y rogaban por cerrarse.
Félix estaba colocando la novela que actualmente leía frente a él en la mesa cuando sintió la cabeza de Marinette caer torpemente en su hombro. Resopló y se movió un poco para volver a acomodarla cerca de su cuerpo, sin embargo, el movimiento permitió que ella se deslizara hasta que su cabeza aterrizó en su regazo.
El tiempo pareció detenerse por completo para Félix.
El británico la miró con absoluta incredulidad.
¿Ella realmente acababa de quedarse dormida sobre él?
Miró despacio y con disimulo a su alrededor, pero nadie más parecía haber notado el repentino movimiento ni la 'desaparición' de Marinette de su asiento. Ni siquiera los que estaban en la mesa de al lado. Así que volvió sus ojos verdes a ella.
Estaba absoluta e incuestionablemente dormida. El cabello oscuro se había derramado contra su vientre bajo y la mejilla izquierda, ruborizada por el frío, se apoyaba en sus muslos. Su adorno de cuarzo le regresaba la mirada desde su lugar en la línea de su cabello, era una fortuna que no estuviera del otro lado o ambos se habrían llevado un golpe doloroso.
Aturdido más allá de las palabras, Félix movió su mano lentamente hasta presionar sus nudillos contra la mejilla expuesta. Su mano estaba un poco fría pero la piel de Marinette estaba aún más fría.
Acto seguido, deslizó sus dedos hasta su oreja, trazando el borde de la misa. Estaba incluso más fría.
Jugueteó con el lóbulo de su oreja, perfilando el arete en ella por unos segundos, hasta que un pensamiento presionó su estómago de forma desagradable. Rápidamente deslizó sus dedos hasta el cuello femenino para encontrar su pulso y controlarlo.
Una vez localizó su yugular, Félix cerró los ojos, contando mentalmente mientras se concentraba en su ritmo en lugar del propio. Descubrió un pulso regular y, para su alivio, nada suficientemente lento como para ser preocupante.
Exhaló un poco, aliviado, mientras que Marinette no reaccionó más que para mover un poco la cabeza y exponer más de su cuello a él.
La vista hizo que sus labios hormiguearan con el deseo de encontrarse con esa porción de piel y proporcionarle calor a base de besos. Muchos besos. Y si alguna que otra marca rojiza quedara allí no sería nada menos que bienvenido.
Exhalando esta vez por paciencia, Félix peinó suavemente los mechones relativamente cortos con sus dedos, lo suficientemente como para acomodarle la capucha —dulces sueños, my dear —dijo casi en silencio, sabiendo que ni ella ni nadie más lo escucharía.
Marinette fue bruscamente sacada de su sueño por un sonido fuerte y desagradable, y una sacudida en su almohada perfumada.
Frunció el rostro con molestia y trató de esconder su rostro en la almohada, con la esperanza de escapar del ruido ofensivo.
Pero su almohada volvió a sacudirse, y a eso se le unió una mano en su hombro que trataba de despertarla también.
Espera. Sus almohadas nunca olían a sándalo. Su madre siempre las lavaba con aroma a lavanda.
Marinette abrió los ojos mientras se erguía torpemente. Sus manos no encontraron ropa de cama bajo ella sino madera dura y lisa.
—Por fin despiertas, Bluebell —una voz familiar acarició sus oídos —empezaba a considerar decir que te desmayaste y sacarte de aquí en brazos —bromeó, Félix claramente, mientras ella enfocaba sus ojos
Oh, por amor a todo lo que es mágico.
Ella… ¿Había estado durmiendo en su regazo?
Se sintió como si toda su sangre subiera para agruparse en su rostro. Casi deja escapar un chillido de vergüenza antes de que Félix la callara, aparentemente prediciendo su reacción, con un dedo sobre sus labios. Luego, fingió acomodarle la capucha mientras se inclinaba y le susurraba.
—Aún estamos en el salón, Marinette. Acaba de sonar la campana para el almuerzo. Guarda la calma —él le dijo. Claro y contundente, haciendo que ella se desinflara.
Aún estaba mortalmente avergonzada, pero al menos no estaba enloqueciendo en voz alta.
Asintió y se giró bruscamente para recoger sus cosas.
¡Había dormido la mitad de las clases de la mañana en el regazo de Felix!
Por favor, que la tierra se abriera y la tragara de una buena vez.
Félix recogió sus propias cosas con rapidez y en silencio. Podía ver que ella estaba nerviosa por lo que había hecho inconscientemente (nunca mejor dicho) pero realmente no estaban en el mejor lugar para tranquilizarla al respecto, al menos no sin llamar la atención de sus compañeros de clase. Así que simplemente tiró de su mano para indicarle que lo siguiera y se apresuró a salir del salón.
Fue una fortuna, también, porque solo un minuto después Bustier finalmente encontró la carpeta que Alya le había dejado desde la mañana y leyó rápidamente el contenido. De inmediato levantó la cabeza para llamar tanto a Marinette como a Alya, pero una de ellas ya había abandonado el salón y la otra estaba saliendo por la puerta.
La docente pelirroja se resignó a abordar el asunto después del almuerzo.
Marinette se mordió el labio inferior mientras seguía al rubio fuera de la escuela.
En algún momento de la mañana, la lluvia se había convertido en una llovizna muy ligera y las nubes comenzaban a disiparse. Sin embargo, el sol aún no había salido, por lo que aún estaba relativamente frío.
Ella lo había molestado. Simplemente lo sabía. Había hecho algo demasiado íntimo y cercano sin su permiso y lo había molestado.
Abrazó su mochila contra su pecho mientras caminaba detrás de él, pensando frenéticamente en cómo disculparse y compensarlo. Ella necesitaba arreglar esto.
Ambos se detuvieron en la puerta, justo antes de los escalones. Y, mientras Félix extendía su sombrilla, Marinette derramó sus pensamientos.
—Félix, yo no… no quise- ¡Lo siento mucho! —ella empezó, tratando de ordenar lo suficiente sus pensamientos para disculparse adecuadamente.
—Yo no —él la detuvo con sólo dos palabras. Y solo eso bastó para que ella cerrara la boca, se detuviera y lo mirara con ojos ensanchados. Félix dio medio paso hacia adelante, saliendo parcialmente del resguardo del tejado escolar —ven aquí, Noirette. O vas a empaparte —le dio una mirada traviesa, junto con la más sutil inclinación de sus labios, mientras extendía su brazo a ella.
Marinette parecía una cierva ante los faros. Sus grandes ojos azules miraron a Félix con incredulidad antes de que sus pies la llevaran tímidamente a su lado, permitiendo que él la acercara lo suficiente como para que ambos se resguardaran bajo su paraguas.
—Tú… ¿Realmente no estás molesto? —ella preguntó, cabizbaja.
—Si estuviera molesto, créeme que lo sabrías, Marinette —él le respondió con ligereza, mientras se paraban a esperar el cambio de semáforo —no creo que entiendas lo cómodo que me siento contigo —añadió en voz baja, disfrutando del floreciente rubor en sus mejillas, que ahora podía ver —sin embargo, si tranquiliza tu mente, puedes devolverme el favor en otro momento.
El añadido, de vuelta en su tono travieso y altivo, la hizo mirarlo con sorpresa.
¿Él quería recostarse en su regazo?
Bueno… no es como si ella se opusiera a la idea. En realidad, ni siquiera tendría que verlo como una compensación. Marinette no se creía capaz de negarse a Félix si este alguna vez le pidiera descansar en sus piernas, incluso si lo de hoy no hubiese ocurrido.
Por el rabillo del ojo vio pasar a Marc y Nathaniel en otra dirección. Agradeciendo la distracción de sus pensamientos, ella le deseó buena suerte a su amigo pelinegro mientras cruzaba la calle y entraban al edificio.
—Marinette ¿Eres tú? —Sabine llamó desde la panadería, mientras Félix dejaba su sombrilla en el lugar adecuado.
—Sí, mamá. Félix y yo estamos aquí —la niña respondió, asomándose por la puerta divisoria.
—Bien. El almuerzo está listo arriba, bāo bèi*—la mujer avisó.
Marinette tarareó — ¿La abuela está arriba también?
—No, ella fue a casa de tu abuelo para almorzar —eso pareció animar a Marinette —dijo que si mejoraba el clima esperaba que salieran ustedes dos, después de la escuela.
— ¡Entendido! Gracias, Mamam. Estaremos arriba —ella respondió apresurándose por las escaleras con Félix.
Nath y Marc corrieron con la suerte de encontrar un lugar con mesas disponibles no tan lejos de la escuela, a pesar de la llovizna persistente.
Era agradable, de aspecto moderno con posters y merchandising de músicos y bandas famosas. Y parecía que lo frecuentaban muchos estudiantes de diferentes escuelas.
Consiguieron una mesa pequeña para los dos cerca de una ventana bien cerrada e hicieron sus pedidos rápidamente.
Después de eso, la conversación fluyó bastante rápido, ambos intercambiando comentarios sobre lo que estaba haciendo para el baile.
La pancarta de la que Alix y Nathaniel estaban a cargo estaba casi lista. Y el grupo de Marc había conseguido suficientes citas y refranes para empapelar una pared de arriba abajo, en palabras del pelinegro.
Todo ese trabajo, además de sus quehaceres escolares habituales, los había obligado a dejar un poco de lado su cómic, pero ambos estaban bien con tomarse un tiempo en eso. Aunque aún tenían que discutir la posibilidad de incluir a los nuevos héroes que habían surgido recientemente.
Ese tema hizo que Marc se mordiera los labios nerviosamente, al pensar en el artículo que llevaba celosamente guardado en su mochila.
Nathaniel notó que su compañero estaba nervioso cuando este desvío la mirada a la mesa y luego a la ventana, luciendo como si prefiera estar ahí fuera bajo la lluvia.
Un mesero los interrumpió, trayendo sus platos antes de que el pelirrojo pudiera preguntar.
Ambos agradecieron y recibieron su respectivo plato y bebida, antes de que Nathaniel se centrara de nuevo en el pelinegro — ¿Marc? ¿Está todo bien?
El pelinegro apenas levantó la cabeza, removiendo las alubias blancas que hacían parte de su plato con la cuchara —S-sí. Estoy bien —le contestó, mirándolo hacia arriba, a pesar de que era el más alto de los dos —solo me… me distraje un momento.
Nathaniel frunció el ceño en consideración, tomando un sorbo de su jugo de piña y naranja — ¿Estás seguro? Me pareces más bien… nervioso —comentó con cuidado, antes de masticar un bocado de su propio plato.
Marc se mordió el interior de la mejilla en medio de un bocado, pero lo ignoró —yo… uh. Es que hay… hay algo que quiero… preguntarte —concluyó en baja, de nuevo desviando la mirada.
Nathaniel se animó ante eso, ladeando ligeramente la cabeza, lo que apartó un poco su flequillo de su ojo —claro, Marc. Dime —el pelinegro intentó, abriendo la boca y cerrándola un par de veces, cuando no encontró las palabras. Nathaniel notó su creciente inquietud — ¿Tiene… tiene algo que ver con lo de Lila ayer? —se preocupó.
—No, no. Nada de eso —Marc tosió levemente, e hizo una pausa para tomar un sorbo de su jugo de manzana —no es… nada malo, per se —inclinó levemente la cabeza, el calor se le empezó a subir a las mejillas.
Nathaniel soltó su tenedor y extendió la mano para colocarla sobre la de Marc —entonces dime. Lo que sea, lo solucionaremos —le aseguró —somos un equipo ¿Recuerdas? Cómo Ladybug y Chat Noir.
Usualmente, eso ayudaría a Marc a relajarse y soltarse un poco, pero ahora mismo, la comparación no era exactamente un consuelo, sabiendo lo que quería decir y el historial de rechazos que había dado a los 'avances' de Chat Noir.
En acuerdo mudo, decidieron terminar su comida antes de continuar con ese asunto.
De modo que, una vez ambos acabaron sus respectivos platos, Nathaniel se inclinó sobre la mesa y le preguntó a Marc si quería irse de inmediato, considerando que tal vez el lugar lleno de gente no lo estaba ayudando a expresarse.
Marc negó con la cabeza —no, está bien. Aún nos queda un rato para volver a la escuela —comentó, un poco más tranquilo. Respiró profundo y despacio y luego se movió hacia adelante, acercándose más al pelirrojo —yo quería… quería saber —sus mejillas volvieron a sentirse muy cálidas. Marc quería levantar su capucha y esconderse en un lugar oscuro, pero ya había llegado tan lejos. Dejar el asunto así haría que Nathaniel se preocupara innecesariamente por él. Así que se obligó a terminar — ¡Quería saber si te gustaría que fuéramos juntos al baile! —cerró los ojos, tímidamente, mientras lograba verbalizar sus intenciones.
Nathaniel estaba un poco confundido al principio —yo… eh ¿Pensé que habíamos acordado ir con los- ? —sin embargo, a medio camino, todo hizo click para él. El nerviosismo de Marc, su sonrojo, lo que acababa de preguntar —… ¡Oh! —ahora él también estaba sonrojado. Su vacilación instó a Marc a abrir los ojos. Nathaniel lo miraba como un ciervo ante los faros.
— ¿Nathaniel? —Marc susurró —por favor… di algo.
El artista se pasó una mano por el cabello, peinando parcialmente su flequillo hacia atrás —tú… te refieres a ir juntos… juntos… como una… ¿Cita? —trató de aclarar. Marc asintió con la cabeza en silencio —Mon Dieu, Marc, eres increíble, yo… no había podido reunir el coraje para preguntarte lo mismo —reveló con vergüenza, sorprendiendo al pelinegro.
— ¿Qué?
Nathaniel encontró su mano en medio de la mesa —me encantaría que fuéramos al baile juntos.
Ambos estaban sonrojados hasta las orejas, pero se sonrieron el uno al otro mientras entrelazaban sus dedos, sintiendo como un peso se les resbalaba de los hombros.
Entonces, Marc recordó —oh, es cierto —su mano libre pescó a ciegas el paquete en su mochila —quiero que veas esto.
Nathaniel tomó el paquete, también con su mano libre, y lo observó con curiosidad — ¿Qué es esto? ¿Alguien te lo regaló?
Marc se rió entre dientes —podríamos decir que es un regalo para ambos. Quiero que lo abras.
Sin entender del todo, Nathaniel se encogió de hombros y liberó su mano para poder desenvolver el paquete. Lo hizo con cuidado, y encontró una hermosa tela degradada, formando una corbata debajo del envoltorio.
Le tomó un momento, pero reconoció la inspiración detrás del artículo. Entre la sorpresa, miró a Marc con un poco de cautela ¿Marc se habría dado cuenta…? —es… es increíble.
Marc sonrió dulcemente —a Marinette le encantará escucharlo. Mencionó que iría muy bien con la chaqueta que estabas viendo ayer cuando fuimos al centro comercial.
Ahora, eso tenía sentido. Recuerda el entusiasmo de Marinette la semana anterior sobre diseñar cosas inspiradas en el nuevo héroe zorro. Se preguntó distraídamente si también había hecho cosas sobre Mouseketeer, mientras acariciaba la tela entre sus dedos. Luego pensó en algo más — ¿Cuando tuvo tiempo de hacer esto?
Marc tarareó —compró la tela ayer junto con las cosas para su vestido, así que debió ser anoche.
Nathaniel supuso que un artículo de ese tamaño no tendría por qué demorar mucho en hacerse, aun así… —Marinette es demasiado amable.
Marc estaba muy de acuerdo —Lo es. No entiendo cómo el resto de tu clase olvida eso —resopló.
—Gracias por recordármelo cuando yo mismo estuve a punto de olvidarlo —añadió más suavemente —y… gracias por el regalo.
Marc simplemente le respondió con una sonrisa. Un momento más tarde, Nath estaba guardando su regalo y ambos se levantaron para pagar su almuerzo y volver a la escuela.
El aroma a estofado de cordero llenó la residencia Dupain-Cheng una vez que Marinette puso a calentar la cacerola que contenía el almuerzo.
Marinette cuestionó la lógica de traer su propio almuerzo, por parte de Félix, si al final del día iba casi siempre preferiría la comida casera. Esto, mientras ponía dos cuencos de estofado en la barra y se sentaba junto a él.
Félix insistió en que era incómodo para él comer su comida sin que le permitieran, al menos, pagarlo. Mientras empujaba su caja de almuerzo hacia ella, para que pudiera tomar un puñado de las verduras salteadas que había dentro.
Marinette se burló, centrándose en su cálido estofado que la hizo sentir mucho mejor, y robando pequeños bocados del almuerzo empacado de Félix, que ambos terminaron compartiendo.
.
—Tengo una pregunta para ti —Félix sugirió, una vez que ambos tomaron lugar en el sofá.
Marinette tiró de la manta que reposaba en el espaldar del mueble, sobre el regazo de ambos —puede, o no, que tenga una respuesta para ti —ella bromeó con una sonrisa, mirándolo con atención.
Hubo un pequeño levantamiento en los labios del chico — ¿Siempre has utilizado tus iniciales como firma en tus diseños? —inquirió, permitiendo que su curiosidad se drenara en su voz.
Con ella, no le importaba mostrar sus emociones.
Marinette arqueó una ceja —en realidad no —pronunció despacio —lo cambié hace casi un año. Solía ser más largo, me gusta más así —explicó.
Félix zumbó en respuesta, inclinándose ligeramente hacia ella — ¿Qué usabas antes?
Marinette cerró brevemente los ojos, sabiendo hacia dónde se dirigía la conversación —solía usar solo mi nombre —explicó, viendo la chispa de reconocimiento en los ojos verdes —Lix, sé a dónde estás yendo aquí. Solo pregunta directamente —ella se agarró los codos con las manos, un gesto a medio camino entre abrazarse a sí misma y cruzarse de brazos.
Félix levantó una mano, dirigiéndola al costado de su rostro. Los dedos acariciaron su mejilla y más allá, casi llegando a su oreja —me gusta estar seguro de mis suposiciones y teorías antes de compartirlas ¿sabes? —él dijo suavemente. Su dedo anular y meñique le rozaron el lóbulo de la oreja, y la piel de Marinette se erizó en respuesta, distrayéndola por completo de la insinuación sutil del británico —la bufanda de Adrien es obra tuya ¿No es cierto, Bluebell?
Marinette asintió con la cabeza, apoyándose un poco más en el tacto del rubio —sí. Yo la hice para su último cumpleaños —ella exhaló en respuesta. Los dedos de Félix se deslizaron suavemente por la línea de su mandíbula.
Si este hubiera sido Adrien, hace dos meses o más, Marinette sería un desastre humeante y balbuceante.
Ahora, aquí, con Félix, ella simplemente extrañó su toque en el momento en que se retiró. Amaba que él se sintiera lo suficientemente cómodo con ella como para experimentar en el tacto afectivo y, en el fondo de su corazón, quemaba la esperanza de que eso pudiera significar que él se sentía de una forma especial por ella, como Kagami había insinuado.
—Lo que lleva a mi siguiente pregunta —Félix sonrió un poco más, permitiéndose disfrutar de la mirada que Marinette le dio cuando él retiró su mano — ¿Por qué, en el mundo, Adrien pensaría que Gabriel le dio esa bufanda?
"Cuando mires a los ojos a otra persona, a quien sea, y veas tu propia alma reflejada, te darás cuenta de que has alcanzado otro nivel de conciencia"
Marinette suspiró —nunca lo sabré. No pude dársela en la escuela, así que se lo llevé a casa, y Nathalie me dijo que la dejara en la bandeja de correo. Pero entonces, Nino fue akumatizado, y hubo un gran revuelo en la mansión Agreste —ella respondió vagamente —él llegó al día siguiente, feliz con la bufanda. Le dijo a Nino que su padre se lo había dado —Marinette compuso una mirada nostálgica.
— ¿Por qué no decirle la verdad? —Félix adoptó una mirada más seria.
Marinette suspiró, su apariencia nostálgica volviéndose un poco amarga —Alya me preguntó lo mismo en ese momento —su boca se contrajo en una mueca —como dije, estaba tan feliz de que 'su padre se la diera', que no quería entristecerlo —un rastro de dolor brilló en sus ojos antes de cerrarlos, recordando la respuesta de Alya.
Su entonces mejor amiga la había abrazado por sorpresa, y le había dicho lo maravillosa que era, jurando que Adrien también lo vería algún día.
El recuerdo dolía como una espina en su pecho.
—Escucha, Nette. Hay cosas de Adrien con las que nunca estaré de acuerdo, y que pueden molestarme —Félix colocó la mano que antes estuvo en el rostro femenino, sobre su hombro, llamando su atención hacia su expresión severa —pero él es mi familia y me importa… Proteger sus esperanzas sobre algo que no va a suceder puede parecer un gesto noble en el momento, pero a la larga, lo va a lastimar más.
Marinette tragó en seco, mirando sus facciones tensas — ¿Qué quieres decir?
—A día de hoy, Gabriel Agreste apenas y se preocupa por su hijo —Félix dijo claramente —le importa más la cara de su marca que su hijo como persona.
Los hombros de la diseñadora se tensaron bajo el toque de Félix —eso… eso no puede ser —rebatir fue su primer impulso —Sé que es un hombre muy reservado y que la desaparición de su esposa fue muy dura para toda su familia, pero… pero él no… —Marinette miró desesperadamente entre los ojos de Félix, esperando encontrar una chispa de vacilación en la que apoyarse —Adrien es su único hijo, él no… ¿O sí? —susurró lo último, casi sin voz.
—Gabriel ni siquiera hace un esfuerzo por coincidir en sus horarios de comer con él, Marinette —Félix argumentó —no reconoce ni felicita nada de lo que hace. Solo exige y espera que sea perfecto en todo lo que le impone y lo poco que Adrien hace por elección.
Marinette lo miró con dolor en los ojos. Gabriel Agreste ciertamente no era santo de su devoción después de conocer a Adrien, pero… un padre no podría ser tan visceralmente cruel con su propio hijo…
¿O sí?
—Él… ha amenazado con sacarlo de la escuela… una vez lo hizo —recordó con dolor.
Ella había ido a casa de Adrien y le había mentido en la cara a Gabriel Agreste para que Adrien pudiera regresar a la escuela.
Por algo que Lila había hecho.
— ¿Lo ves? Adrien atesora ese poco de libertad más que nada. Sospecho que Gabriel le permitió asistir a la escuela solo para tener ese chantaje extra sobre él —respondió con desprecio. Sin embargo, educó un poco sus expresiones cuando vio la desolación en los ojos oceánicos.
Por supuesto, la naturaleza cruel y negligente de Gabriel era todo lo opuesto a la de Marinette: brillante, generosa y desinteresada. Era natural que se sintiera descompensada al saber el alcance de lo que ese hombre podía hacer.
—Lo siento, Bluebell —Félix deslizó su mano por el brazo de Marinette hasta alcanzar su mano, rozando la palma con sus dedos de forma tentativa —no era mi intención afectar tu estado de ánimo —no se arrepentía de decir la verdad, pero sí de que sus ojos ahora lucieran tan tristes. No era una mirada que le quedará bien y le causaba un piquete en su pecho saber que él la puso ahí.
Marinette negó con la cabeza, entrelazando sus dedos lentamente, un poco insegura —no, yo… agradezco que me lo digas —Marinette no había mentido al decirle que apreciaba su honestidad sin importar cuan duras fueran las cosas que le dijera.
Félix terminó de entrelazar sus dedos con confianza, y les dio un suave apretón en respuesta —dame un momento —susurró mientras alcanzaba su teléfono con la mano libre.
Marinette simplemente asintió, a la espera.
Mientras tanto, observó sus manos unidas. El anillo de Félix brillaba de forma muy sutil, y se sentía ligeramente frío contra su piel, pero valía totalmente la pena por tener sus dedos entrelazados. Le daba una sensación de calma que pocas veces había experimentado.
Si fuera un poco arriesgada, podría compararlo con la primera vez en que lanzó su cura mágica.
Una melodía familiar irrumpió el silencio. Hizo que Marinette trasladara sus ojos desde sus manos unidas de vuelta a Félix.
El británico estaba colocando su teléfono, la fuente de la música, sobre la mesa cercana.
Era la misma canción que habían bailado en el Liberty.
— ¿Todavía quieres practicar? —él preguntó, asegurándose de que su teléfono estaba bien posicionado antes de mirarla a los ojos.
Marinette sintió que una chispa de calidez se encendió en su pecho —desde luego —retiró la manta de ambos y dejó que él la pusiera en pie, tirando cuidadosamente de ella a través de sus manos unidas.
Take my hand,
Take a breath.
Se colocaron en posición. Félix soltó su mano en favor de tomar su cintura. Ella tocó su hombro a cambio.
Pull me close
and take one step
Está vez, Félix no la dejó mirar sus pies. Usó su mano libre para levantarle el mentón justo antes de dar el primer paso.
—Remember, look at me —él susurró, a través del segundo paso.
Keep your eyes
Locked on mine,
Marinette suspiró al oírlo en su lengua y acento natal, dando el tercer paso y volviendo a la posición inicial— I'll do. I'll do —ella le respondió entre risitas avergonzadas, por su inglés completamente ahogado en acento parisino.
And let the music
Be your guide.
Continuaron en sintonía durante tres repeticiones más. Entonces, Félix sujetó a Marinette un poco más cerca de él, y empezó a girarlos levemente. Ella se adaptó a su paso con facilidad.
It's like catching lightning
the chances of finding
someone like you
Félix apretó ligeramente su cintura al mismo tiempo que le murmuró —voy a hacerte girar —Marinette asintió con la cabeza y soltó su hombro a tiempo para que él levantara sus manos por encima de su cabeza y le hiciera girar, tal como dijo. Tuvo un pequeño desbalanceo, pero regresó a su posición original y volvió a tomar su hombro. Félix esperó unos segundos antes de volver a apretar su cintura —otra vez.
El siguiente giro, Marinette lo tomó mejor. Así que Félix se esperó un poco antes de volver a hacerlo.
Cada vez, apretaba suavemente su cintura cuando le avisaba que la haría girar, hasta que las palabras ya no fueron necesarias.
Marinette entendió que, cada vez que Félix le apretaba suavemente la cintura, la haría girar a continuación.
It's one in a million,
the chances of feeling the way we do
And with every step together,
we just keep on getting better
Hubo un momento en que Félix la hizo girar dos veces seguidas. Y no fue el único cambio. El británico giró junto con ella. Marinette no estaba segura de lo que pasó hasta que se encontró con su espalda presionada contra el pecho de Félix y sus dos manos reposando sobre las de él, palma con palma.
— ¿Sabes? Aún tengo otra pregunta para ti —continuó guiándola para moverse desde esa posición.
Marinette giró su cabeza para verle el rostro, encima de su hombro —bueno, puede que tenga otra respuesta para ti —le sonrió suavemente, tratando de no tropezar por el repentino cambio.
Félix inclinó ligeramente la cabeza, para que pudieran mirarse a los ojos. Sus flequillos se rozaron. El sol de la mañana y el cielo sin luna.
Félix entreabrió los labios, y cuando Marinette desvío su mirada hacia ellos un segundo antes de volver a sus ojos, él casi se olvida de la pregunta que quería hacerle.
Casi.
—Me preguntaba… —apretó sus manos un poco más. Repentinamente, la hizo girar. El movimiento inesperado sacó una pequeña risa vertiginosa de la oji-azul mientras volvía a la posición anterior, ambos mirándose por encima de su hombro, solo que ahora estaban incluso más cerca. Casi podía sentir la frente de Félix contra la suya. Su sonrisa no menguó. Ella lo miró a los ojos: felicidad, diversión y cariño los hacían brillar como dos zafiros. Y Félix se enamoró un poco más de ella —si te gustaría que fuéramos juntos a ese baile.
Los ojos de Marinette se ensancharon de golpe, justo cuando el chico terminó su proposición. Sus pies se enredaron entre sí y casi cae. Pero Félix la maniobró con una facilidad envidiable, sosteniéndola en su inclinación hacia un lado, haciendo parecer como si solo fuera una inmersión totalmente acorde con su baile. Y la sostuvo ahí, con su rostro sobre el de ella.
Tan cerca, Félix alcanzó a ver vetas de color gris acero entre los ojos azules, que Marinette probablemente había heredado de su madre.
So can I have this dance.
—Me encantaría —ella respondió, casi sin aliento, tan rápido como su mente procesó sus palabras y antes de que pudiera seguir a sus pies al convertirse en un desastre. Su corazón latiendo a mil por hora, como si quisiera salir de su pecho y llegar a él.
Félix descansó su frente en la de ella, extasiado. Solo sus ojos reflejándolo, con una mirada desatada y brillante — ¿Sí?
—Sí —sus narices se rozaron brevemente, mientras él la llevaba de vuelta a una posición vertical —yo no… no pensé que querrías asistir, para ser honesta —añadió, en voz muy baja.
Félix tarareó, como si lo estuviera considerando —no estoy seguro de que mi madre y primo me dejen otra opción —respondió con honestidad —además, nada puede ser peor que ese desastre de picnic.
Marinette se rió de forma nerviosa, mientras ambos regresaban a la postura inicial de baile —nunca digas nunca —la canción ya casi terminaba.
It's like catching lightning
the chances of finding
someone like you
—Además —Félix susurró a su oído, envolviendo toda su espalda baja con su brazo —pienso que sería el escenario perfecto para desvelar algunas verdades que esa clase nuestra, de mente colmena y falta de neuronas, ha estado ignorando a propósito.
Marinette buscó sus ojos — ¿Te refieres a…?
—Cuando ese monstruo cobarde intentó utilizarte, prometí que te ayudaría a exponerla frente a todos cuanto quisieras —Félix le recordó —si eso era lo que querías —hizo una pausa, mientras su explicación se asentaba —y no pretendo faltar a mi palabra, my dear. Así que ¿Es eso lo que quieres?
Sus palabras. Ese apodo. Desencadenaron un shock en la oji-azul, como si una descarga eléctrica bajara y subiera por su columna.
El recuerdo del momento en que ShadowMoth intentó akumatizarla había sido débil en el mejor de los casos, pero, ahora… esas dos palabras…
"¡Marinette, eres más fuerte que esto! No lo necesitas para lograr lo que quieres, my dear, escúchame. Lo que sea que él te ofrezca puedes conseguirlo tú misma, y si no, te ayudaré. Expondremos a esa mocosa farsante con toda la escuela, con la ciudad entera si lo deseas. No lo escuches"
Él… él la había llamado 'su cariño'.
Había usado una expresión tan dulce para referirse a ella.
Marinette sintió que su corazón podía estallar. Hizo que ignorara completamente sus reservas, sus alarmas, sus convicciones de que ser heroína estaba por encima de todo lo demás en su vida y la hizo sentir… solamente una jovencita. Una joven absolutamente enamorada.
—Como digas, mon cher.
Félix sintió como si acabaran de golpearlo directamente en el pecho.
It's one in a million,
the chances of feeling
the way we do.
Marinette se puso de puntillas y presionó un beso suave en la mejilla de Félix, demorándose un poco más de lo habitual.
Cuando ella se retiró, Félix inmediatamente movió su cabeza hacia ella, a punto de devolver el afecto.
And with every step together,
we just keep on getting better
Una música diferente los sobresaltó al punto de que casi los hace saltar en sus lugares.
El teléfono de Marinette cobró vida con su alarma habitual para el fin de la hora para almorzar.
—Yo… ugh… parece que es hora de regresar —Félix solo asintió, soltándola despacio. Todo lo que había pasado en los últimos tres minutos se estrelló en ella como un martillo y el nerviosismo y la vergüenza empezaban a devorarla, pintando su rostro de rojo —v-voy a subir, un segundo, por una bufanda… por si acaso el clima no mejora —dijo como pudo y se apresuró a las escaleras hacia su habitación.
Milagrosamente, no tropezó en su camino.
So can I have this dance
(can I have this dance)
Can I have this dance
Félix recuperó su teléfono y su chaqueta, que se había quitado para almorzar. El salón del departamento estaba más cálido y confortable que el exterior o su aula de clase, probablemente por los hornos funcionando abajo.
Marinette regresó un momento después, con su bufanda rosa alrededor de los hombros y dos pares de guantes negros, tejidos en dralón. Un par era levemente más grande que el otro. Ella le tendió los más grandes ofreciendo un susurrado —creo que te quedan.
Félix se los probó, comprobando que sí, le quedaban bien; luego se los quitó y los guardó en el bolsillo de su abrigo. Marinette hizo lo mismo antes de acomodarse correctamente la bufanda. Cada uno tomó su maletín y salieron del departamento. Félix recuperó su sombrilla mientras Marinette avisaba a sus padres que ya se iban.
Marinette dejó su paraguas una vez más, ahora intencionalmente, en favor de caminar tomada del brazo con Félix a la escuela de nuevo.
Todavía se sentía un poco nerviosa por su invitación y lo que podía haber tras ello, y qué cambios significarían para ambos, pero eso no le impedía disfrutar de su calor y de qué él mismo quisiera tenerla cerca.
Mientras subían los escalones, algo más llamó la atención de la diseñadora. Vio al dúo de artista y escritor caminando por delante de ellos, ¿Lo más llamativo? Iban tomados de la mano.
A la oji-azul se le escapó un pequeño chillido de emoción antes de que pudiera cubrirse la boca con una mano.
— ¿Marinette? —Félix la miró con una ceja levantada.
La aludida cabeceó hacia la pareja, susurrando —Mira, a Marc y Nath.
Félix volvió su vista a ellos, notando rápidamente el detalle que había emocionado a su pretendida. Su mirada se suavizó —parece que Marc al final lo hizo.
— ¡Estoy tan feliz por los dos! Fue evidente que eran el uno para el otro casi desde que se conocieron —ella exclamó en un grito susurrado.
Félix resopló, divertido por la emoción de la chica respecto a los artistas.
Se movieron para alcanzarlos cuando un repiqueteo hizo eco en todo el colegio.
La alerta akuma se encendió.
Notes:
*bāo bèi: cariño/tesoro
¡Creo que este se ha convertido en el capítulo más largo hasta ahora! Pero tenía tanto que encajar aquí. Marinette quedándose dormida, Félix descubriendo lo de la bufanda de Adrien, el MarcNath, y más amor felinette.
Ahora. Ahora. Casi puedo leerlos incluso antes de publicar. “¿y el beso?” se preguntarán… pues en el próximo capítulo (imagínenme con una sonrisa del gato Cheshire xD) se viene junto con el/la nuevo/a héroe. Casi tengo listo el fanart de este nuevo akuma tambien.Por cierto ¿vieron que se filtró el capítulo ‘especial’ contra la contaminación por plástico en versión storyboard?
Gracias por todo y nos vemos en el siguiente capítulo… o en el prólogo del nuevo fic. Lo que pase primero ;)
Chapter 67: Corazones
Summary:
Hay un akuma, porque ¿por qué no?
Marinette necesita ayuda para escaparse y transformarse
...pero ¿realmente quiere salir de dónde está?
Félix tiene teorias, y le gusta comprobarlas.
Second Chance!
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Todos en la escuela empezaron a tomar sus teléfonos para buscar las noticias. No podían ver nada fuera de lo normal aún, pero se suponía que el nuevo villano estaba en las cercanías.
— ¡Marc! Llama a Aurore y Mireille y diles que se queden dónde están —Marinette le indicó a su amigo, mientras los cuatro se juntaban —parece que viene calle abajo —vio un punto morado que se movía en un mapa de la ciudad que ocupaba la pantalla de su teléfono.
Todavía no había cobertura directa en las noticias, pero fotos borrosas, tomadas por los parisinos en las calles y edificios ya estaban siendo compartidas.
— ¡Nena, espera! —escucharon la voz de Nino al mismo tiempo que Alya pasó junto a ellos como un borrón, saliendo de la escuela con un chubasquero y el teléfono asegurado en una funda contra el agua.
— ¡Viene de camino aquí, Nino! ¡Obtendré las primeras tomas! —la de lentes respondió mientras bajaba los escalones, ignorando a cualquier otra persona.
—Alya no tiene sentido de la auto-preservación ¿No es así? —Nathaniel comentó por lo bajo.
—Nunca la ha tenido, ni cuando el primer akuma que apareció casi hace que un auto la aplaste —Marinette suspiró con resignación mientras accedía al Ladyblog —ni cuando un akuma aspirante a dios egipcio casi la sacrifica para un ritual extraño.
De repente, empezaron a escucharse gritos cerca, al mismo tiempo que la transmisión de Alya empezaba.
—Tal vez deberíamos alejarnos de aquí, mientras aún no pasa el nuevo akumatizado —Félix sugirió, girándose hacia la salida.
—Muy tarde —Marc hizo una mueca, observando la pantalla de Marinette —está justo afuera.
Ellos, junto con un grupo de otros estudiantes, se acercaron a la salida para ver qué estaba pasando.
El akumatizado tenía la estatura promedio de un adolescente, quizás un poco mayor que ellos. Tenía un traje principesco compuesto por colores rojo, blanco y negro, con algunos detalles en dorado aquí y allá; llevaba el pelo medio negro y medio rojo, con dos llamativos mechones que se curvaban sobre su frente, como formando un corazón. Su piel era rosa pálida y los ojos rojos tenían pupilas negras en forma de corazón. Llevaba una rosa blanca que parecía salpicada de alguna sustancia roja en el saco cruzado, botas negras y altas con un símbolo de corazón doble debajo de las rodillas, una corona dorada sobre el lado negro de su cabello, similar al dije en su corbata de lazo y al arete en la oreja izquierda. Para completar, llevaba un cetro, en cada extremo lucía una rosa blanca salpicada de rojo encerrada en una corona; de nuevo, una mitad era roja y la otra negra.
Marinette se preguntó, no sin un poco de angustia, cómo es que últimamente estaba teniendo la mala suerte de que los akumas aparecían cuando ella estaba en una situación donde debía esforzarse mucho para escabullirse.
Marc se sintió un poco aturdido cuando finalmente pudo ver al nuevo akumatizado.
Había algo en sus rasgos que le resultaba abrumadoramente familiar al escritor, pero la coloración extraña y la media máscara dorada sobre el rostro le impedían ponerlo todo junto en su cabeza.
“Conozco a esta persona, pero… ¿Quién es?”
—Ah, este es el Françoise Dupont —el villano suspiró, balanceando su cetro como si fuese un bastón de porrista —otra escuela a la que seguramente no le interesan sus alumnos más que para las notas altas y trofeos.
Antes de que dijera o hiciera nada más, Alya llamó su atención, cuestionando su motivación y su nombre, carente de instintos de auto-preservación como de costumbre.
—Mi nombre es Roi Coeur, moza ¡Y París va a convertirse en mi nuevo reino! —un barrido del lado rojo de su cetro y todas las personas a su alcance (véase Alya y algunos otros transeúntes que no habían evacuado el área a tiempo) fueron convertidos en… ¿soldados vestidos como naipes?
—Alice in Wonderland —Félix susurró de pronto, descubriendo la inspiración tras este akumatizado —está basado en la Reina de Corazones.
La cabeza de Marinette, y algunos otros a su alrededor, se vio inmediatamente transportada a la vieja película animada de esa obra.
La línea: ¡Rodará la cabeza del culpable! no era lo más alentador que recordar en este momento.
Al mismo tiempo, Roi Coeur apuntó con su cetro a la escuela, continuando con la perorata a la que Alya le había dado pie — ¡Y mi reino no necesita escuelas llenas de abusones y maestros incompetentes!
Marinette se dio cuenta de que estaba a punto de hacer algo —Todo el mundo adentro ¡Busquen refugio! —gritó de inmediato, girando y escabulléndose de la pequeña multitud que había estado observando, junto con sus amigos.
Félix, Nathaniel y Marc estaban más que contentos de seguir su ejemplo. La mayoría de los estudiantes que ya habían regresado de almorzar también. Solo un pequeño grupo fue demasiado lento y se vio convertido en otro pelotón de soldados naipes.
Marinette trató de trazar un plan mientras corrían. Si pudieran llegar a la biblioteca, podrían llegar a las escaleras para incendios por la salida de emergencias, sin tener que subir hasta el tejado. Todavía había una cantidad decente de estudiantes intentando escapar, por lo que podría darle la oportunidad de escabullirse para transformarse.
Una sacudida repentina la sacó de sus cavilaciones. Roi Coeur estaba usando el lado negro de su cetro para golpear una de las escaleras con la fuerza de una bola de demolición.
Bueno. Mierda. Cambio de planes.
La franco-china observó, por el rabillo del ojo, a algunos estudiantes escabulléndose a la sala de calderas en el sótano de la escuela. Era un buen escondite, pero no le permitiría escapar ni transformarse lo suficientemente rápido.
Los cuatro, y otro par de estudiantes de primer año, lograron meterse en el aula 33.
El salón de artes contaba con cuatro armarios de suministros. Félix, Nathaniel, Marc, y uno de los chicos de primer año movieron algunas mesas contra la puerta para formar una barricada. Mientras, Marinette y la otra alumna de primer año se arrastraron bajo las ventanas del salón hacia los armarios, haciendo un trabajo rápido con horquillas para el pelo y los candados.
Se escuchó otro estruendo en el otro extremo del pasillo. Las paredes consiguieron grietas y el techo crujió, lo cual todos tomaron como un sonido de advertencia —de prisa, chicos, por aquí —las dos niñas sisearon por lo bajo, haciendo gestos para que se acercaran.
El suelo vibró por otro golpe mientras los estudiantes se resguardaban, por pares, dentro de los armarios de suministros.
—Creo que vi a Chat Noir pasar por la ventana —Marc avisó, justo antes de que sonara otro estruendo. Muy agradecidamente, al otro lado de la escuela esta vez.
—Espero que al gato se le ocurra sacar al aspirante a realeza de aquí lo suficientemente rápido —Félix siseó, cerrando la puerta del armario con fuerza cuando el siguiente estruendo hizo que las ventanas entre el salón y el pasillo de la escuela estallaran.
Marinette pudo escuchar a los dos estudiantes de primer año gritar de miedo. Apretó las manos sintiéndose impotente y frustrada antes de que una idea la golpeara.
Sacó su celular, agradeciendo a la buena suerte de Tikki por no haberlo perdido entre todo el caos previo, y le envió un mensaje a Luka, rezando porque aún no hubiera empezado sus propias clases.
>Akuma. En mi escuela.
Estoy atrapada en el aula de arte con otros estudiantes. Armario de suministros.
No puedo transformarme. Por favor, ayúdame.
—Nette ¿Qué estás haciendo? —la pregunta de Félix hizo que Marinette se tensara. Había poco espacio en el armario, por lo que solo tenía que rezar para que Félix no hubiera tenido la capacidad de leer su mensaje mientras sus dedos volaban por la pantalla para abrir otra aplicación.
—Trato de encontrar otra transmisión de lo que está pasando allá fuera —ella respondió nerviosamente, hasta que finalmente encontró el en-vivo de las noticias.
Al parecer tenían un cámara en un helicóptero justo por encima de su escuela. Hacían un seguimiento de Roi Coeur y Chat Noir, quien parecía estar haciendo todo lo posible por irritar al akumatizado, saltando de un lado al otro mientras soltaba bromas (al menos, eso sugerían sus expresiones, el audio no era muy nítido dada la distancia) y trataba de golpear el cetro lejos de sus manos.
Roi Coeur gritó algo. Corrió hacia Chat Noir y, cuando este lo esquivo y el cetro golpeó un muro de la escuela en cambio, el salón de artes sufrió otra sacudida intensa.
Marinette casi perdió el equilibrio, pero Félix los movió a ambos para apoyarse contra una de las paredes del armario. Por el ruido, parecía que las ventanas restantes (que daban hacia el exterior) estallaron, y un montón de cosas en el aula cayeron en un estropicio.
Como cereza del pastel, la lluvia y el frío estaban cobrando fuerza otra vez.
— ¿Están todos bien? —Marinette alzó la voz, solo lo suficiente para ser escuchada, mientras le entregaba su celular a Félix para poder frotarse las manos.
—Sí /Todo bien /Nada cayó sobre el armario —recibió como respuestas.
—Deberías ponerte los guantes. Con las ventanas rotas, toda la lluvia y el viento están entrando al salón —Félix murmuró, viéndola frotarse las manos y atrayéndola más cerca con un brazo alrededor. No es que no estuvieran un poco apretados el uno contra el otro ya.
Un poco de ruido desde su teléfono volvió a llamar la atención de ambos. De repente, el patio de la escuela no era solo el campo de batalla de Roi Coeur y Chat Noir, sino que estaba medio lleno con un montón de soldados naipes que, a saber de dónde habían llegado; y estaban entorpeciendo a Chat, tratando de atraparlo.
Marinette se llevó una mano a la oreja, jugando con el pendiente, olvidándose momentáneamente del frío y de los guantes. Necesitaba salir y ayudar a Chat antes de que consiguieran atraparlo y quitarle el anillo. No estar aquí, encerrada como una cobarde, con Félix consolándola.
—Dame tu anillo, gato faldero, o derribaré este lugar hasta los cimientos —el grito del akuma fue tan fuerte que se escuchó a través de los armarios.
Mientras todo se sacudía de nuevo, tan fuerte que las puertas del armario crujieron, Marinette solo pudo pensar “espero que Luka logre llegar”.
La sacudida le hizo golpearse el hombro contra una de las paredes y un calambre de dolor bajó por su brazo. También provocó que algunas latas de pintura cayeran al suelo y les dificultara aún más recuperar el equilibrio a ella y Félix.
Marinette cayó de sentón, escuchando de fondo a sus amigos y los otros estudiantes quejarse también; y sabía que Félix también cayó porque la luz que proporcionaba su teléfono vaciló antes de caer con la pantalla bocabajo.
Sin embargo, había esperado un golpe doloroso, con artículos variados debajo de su trasero y piernas. En cambio, algo había amortiguado su caída.
— ¿Estás bien, Marinette? —la voz de Félix susurró en su oído y, Dios ¿cómo, de repente, estaban tan cerca?
—Y-yo, eh, sí —respondió un poco aturdida. Su mano izquierda encontró su teléfono a pocos centímetros y lo levantó. La pantalla estaba ligeramente agrietada, pero aun funcionaba bien, proporcionando un poco de luz dentro del armario.
Marinette tuvo que cubrirse la boca para contener un chillido cuando se dio cuenta de que estaba sentada sobre el regazo de Félix.
—Oh, dioses. Félix, lo siento mucho. Y-yo no pretendía-
El rubio la hizo callar en seco, colocando un dedo sobre sus labios con suavidad —honestamente, noirette, tienes que dejar de disculparte por cosas que no haces o que están fuera de tu control —él la regañó suavemente, un poco distraído por lo cerca que estaban —yo te moví, no quería que te hicieras daño. Así que, si quieres ser técnica, soy yo quién debería disculparse por tomar tal atrevimiento —Félix retiró despacio su dedo de los labios rosados, sus ojos dejaron los de Marinette para fijarse en su boca, sutilmente entreabierta —sin embargo… no creo que pudiera darte una disculpa sincera —en su limitada visión periférica, Félix notó la luz vacilar, cuando las manos de Marinette temblaron —realmente, no lamento ni un poco la situación en la que estamos.
Muy vagamente, Marinette se dio cuenta de que su respiración se hacía más profunda, como si necesitara más aire del que estaba obteniendo. Su pecho palpitaba, con el corazón debajo latiendo como un caballo de carreras.
Estaban tan cerca, pero se sentía como un océano de distancia, porque de repente parecía que su cuerpo no la obedecía. Una pequeña parte de ella gritaba que este no era el momento para… para… ¡lo que sea que estaba pasando entre ella y Félix! ¡Había un akuma afuera, en nombre de todo lo bueno!
Sin embargo, el resto de ella le gritaba que se inclinara los centímetros hacia adelante que la separaban del chico. Él ya había deshecho la mayor parte de la distancia, y claramente estaba esperando a que ella tomara su decisión. La mano de Félix había pasado de su boca hacia algún punto indeterminado en su cabello, pero no estaba ejerciendo ni la más mínima presión para moverla.
Félix había puesto la pelota en su cancha. Lo que sucediera aquí dependía de ella.
Marinette descubrió que no podía mantenerse alejada de él ni un minuto más.
Sus manos, ligeramente entumecidas, dejaron caer una vez más su teléfono (bocarriba esta vez, afortunadamente) y se aferraron a las solapas de la elegante chaqueta que el británico estaba vistiendo mientas, de forma mucho más tímida e insegura, pero anhelante, a partes iguales, rozaba sus labios con los de él.
Era un toque sutil, apenas existente. Los labios de ambos estaban fríos, pero eso no tardaría en cambiar.
Fue como si el débil contacto fuese todo lo que se necesitaba para romper algún tipo de cadenas que los sujetaban a los dos, manteniéndolos siempre a un palmo de distancia.
El brazo libre de Félix la envolvió por completo, atrayéndola más a su pecho de forma que la persuadió a arquear ligeramente la espalda, para que sus labios pudieran seguir en contacto. La mano en su cabello se había deslizado hasta la raíz del mismo, haciéndola estremecer suavemente por lo bien que se sentía.
Todo el frío había desaparecido de forma repentina.
Los labios de Félix tomaron la iniciativa y ella lo siguió, sin preocuparse ni por un segundo de su escasa experiencia. Dejó que él hiciera lo que quisiera y ella simplemente siguió adelante con lo que se sentía bien.
Se sintió un poco como cuando él la sacó a bailar por primera vez.
Sus dientes pueden haber chocado por un segundo ahí, cuando ambos separaron ligeramente los labios para el otro, pero a ninguno le importó. El torrente de sensaciones tan largamente esperadas los embriagó, dejándolos aturdidos y mareados por la necesidad de más.
Más.
Un solo beso no iba a curar todas las horas en que se anhelaron. Las horas que pasaron tratando de resolver o de aceptar lo que sentían.
Se separaron solo por la necesidad de respirar. El aire a su alrededor se sentía gélido en comparación con el calor del otro.
A la luz del celular olvidado de Marinette, se miraron a los ojos.
Félix jadeó en voz baja cuando encontró esos hermosos ojos ardiendo como llamas azules, hechizándolo y atrayéndolo como fuegos fatuos. Era esta mirada, intensa y poderosa; esta chica increíble y apasionada, envuelta en delicadeza y autenticidad la que lo había cautivado sin dejarle espacio a quejas o huidas.
Marinette lo miró de vuelta, sintiendo que su mente se derretía como helado (¿no lo había hecho ya?) bajo la intensidad de su mirada. La mayor parte del tiempo, Félix era bastante reservado con sus emociones; incluso cuando las demostraba, siempre parecía tener un hábil control sobre ellas y sobre cuanto exteriorizaba… No era así ahora. Él le estaba dando una mirada tan intensa, que Marinette no estaba segura de cómo catalogar. Solo sabía que le erizaba la piel, hacía que un calor se instalara en su plexo solar y se extendiera a todo su cuerpo a partir de ahí. Se sentía como si se hubiera sumergido en un océano interminable y agitado, pero ella se había convertido en una sirena, y el océano entero ahora era su patio de juegos para explorar.
Todo ese análisis se llevó a cabo en cuestión de segundos.
—Marinette… —Félix susurró su nombre de forma temblorosa.
Ella suspiró en respuesta. Su aliento acariciando los labios sensibles de Félix. Honestamente, él la estaba mirando como si ella colgara las estrellas en el firmamento, cuando era él quien la estaba haciendo sentir como si estuviera realmente viva y fuese libre por primera vez.
Y Marinette quería esto. Quería la libertad, las sensaciones. Vivir. Al diablo con ShadowMoth.
Así que soltó una de las solapas de Félix para que su mano pudiera subir y alcanzar la parte inferior de su cabello, lo que no estaba presionado contras la pared del fondo del armario, y cerró sus dedos allí, tirando suavemente mientras volvía a juntar sus labios.
Y Félix respondió obediente a sus demandas. La besó con gula, adorando y ahogándose gustosamente en la sensación de ellos dos encajando, acoplándose y perteneciendo.
La abrazó como si sus brazos fueran su nuevo hogar y la besó con suavidad, acariciando sus labios como si le rindiera pleitesía a una diosa.
La necesidad de aire los obligó a separarse demasiado rápido para el gusto de ambos, pero estaba bien, porque mirarse a los ojos era casi igual de magnífico e inmersivo.
Se movieron para apoyar su frente en la del otro con delicadeza. Marinette envolvió sus brazos alrededor de los hombros de Félix de forma suave, y él soltó su cabello para abrazarla por la cintura.
—Tú, my dear, no estarás feliz hasta volverme completamente loco por ti ¿no es cierto?
La adoración haciendo brillar sus ojos hicieron que Marinette se sonrojara de un modo que su sesión de besos no había conseguido. Sin embargo y para su sorpresa, la vergüenza no estaba en ninguna parte dentro del cúmulo de sentimientos y emociones que la inundaban.
Marinette se rió suavemente entre dientes. El sonido, suave como campanillas, hizo que Félix recordara la primera vez que admitió que disfrutaba el sonido, hacia el final de su primera semana en la escuela, cuando la había invitado a almorzar, pensando en establecer algún tipo de alianza; casi quería reírse del pobre idiota que había sido todos esos días atrás, había empezado a caer por ella entonces y ni siquiera se había dado cuenta.
—Pero, no estoy segura de lo que quieres decir, Lix —ella lo miró con ojos traviesos, un toque de picardía en su voz y toneladas de afecto que casi lo ahogan.
Casi.
Una nueva sacudida les recordó, al menos a Marinette, la situación en la que se encontraban. Sin embargo, se sentía mucho más lejos que cualquier otro estruendo. Lo cual, debía ser una buena señal en sí mismo ¿no es así?
Marinette recuperó, una vez más, su olvidado teléfono, y se ayudaron mutuamente a ponerse en pie para que ninguno volviera al suelo.
Entonces, Félix la miró con curiosidad. Había estado vigilando sus reacciones, sabiendo que estaría inquieta y ansiosa por una salida si sus sospechas eran correctas. Sin embargo, un siseo de su parte atrajo su atención sobre algo diferente.
— ¿Qué te duele? —preguntó de inmediato.
Marinette llevó un mano al costado del hombro que se había golpeado, justo por encima del bíceps —me golpeé el hombro en la sacudida de antes —se lamentó, tratando de mantener toda incomodidad fuera de su voz —no te preocupes, solo duele cuando me apoyo en él.
—La cura de Ladybug lo arreglará ¿cierto? —él preguntó, una ligera intencionalidad oculta en su tono.
Marinette lo notó, y lo miró atentamente antes de responder despacio —si —si ella lograba salir de aquí, eso es. Completó su mente por ella.
— ¿Hay alguien aquí? —se escuchó de forma ahogada, a través del armario, una voz profunda que Marinette reconoció fácilmente.
Oh, gracias, universo.
— ¡Por aquí! —alguno de sus compañeros respondió antes de que ella tuviera la oportunidad.
Escuchó las puertas de los otros armarios abrirse y los agradecimientos de los otros adolescentes, antes de ser momentáneamente cegada cuando su escondite temporal fue abierto.
— ¡Viperion, gracias! —en otro momento, Marinette podría haberlo abrazado.
Manteniendo su papel, el chico en traje de serpiente solo asintió con una pequeña sonrisa, del mismo modo en que lo hizo con los demás. Les hizo saber que él y Chat Noir habían logrado sacar al akumatizado de la escuela, pero era necesario que todos evacuaran rápido, y así lo hicieron.
Los estudiantes que se habían escondido en el sótano también estaban siendo evacuados, por lo que Marinette tuvo la oportunidad perfecta para escabullirse entre la multitud, aun cuando Félix la estaba llevando de la mano. Tropezó un poco y fingió que su tobillo estaba lastimado, dándole a Viperion la excusa para levantarla y llevarla a casa.
Una vez el héroe serpiente la llevó al techo de su edificio y se escondieron detrás de un muro alto, Marinette pudo tomar una respiración profunda y activar su transformación —te debo mucho por lo de hoy —Ladybug sonrió a su compañero.
Viperion le dio una sonrisa divertida —siempre estoy feliz de ayudarte, pero no diré que no a un postre después de esta pelea.
Ladybug se rió suavemente —hecho —una segunda inhalación profunda y sus facciones se deslizaron a algo más centrado —vamos, necesito alcanzar a Chat. Cuento contigo para cubrirnos si es necesario.
Ambos se pusieron comunicadores en la oreja antes de salir del techo hacia la dirección en la que se escuchaban golpes intensos contra el suelo.
—Por cierto ¿Quiero saber cómo terminaste encerrada en un armario de suministros con Félix? —Viperion preguntó, en el tono más casual, aunque no pudo mantener la sonrisa divertida fuera de su rostro.
Ladybug casi falla en balancearse con su yoyo mientras el rojo de su traje se le subía por completo a la cara — ¡No es momento, Viper! —ella reclamó, simplemente obteniendo risas a cambio.
Félix se separó del grupo de estudiantes también, e hizo su camino hasta un sitio alto y fuera del camino del akumatizado y el gato charlatán, pero aun manteniéndolos en su rango de vista.
Probablemente era más inteligente ir a casa de Marinette, si ella no estaba en su habitación 'descansando su tobillo' sería prueba más que suficiente para comprobar su teoría, pero todavía prefería ver el espectáculo completo.
Si él estaba en lo cierto, Ladybug debería aparecer de un momento a otro con Viperion.
El hecho de que la serpiente llegara especialmente a sacarla era interesante en sí mismo. Significaba que él sabía su identidad civil o que ella tenía una forma de contactarlo cuando no era Ladybug, a pesar de que la evidencia en internet y otros medios sugería que ella solo podía contactar al gato y a los demás héroes a través de su yoyo.
Dicho y hecho, Ladybug se balanceó en dirección a su compañero de negro y al villano de turno. Pero Viperion no estaba con ella.
Félix frunció el ceño. ¿Se había equivocado en algo?
Echando un vistazo alrededor, encontró a Viperion rezagado, observando desde la altura de los tejados, pero cuidando no llamar la atención del akuma sobre sí mismo.
Ah, eso lo explica.
Félix pasó de un edificio a otro para tener una mejor visión, sin importarle si atraía la atención del héroe serpiente o no.
Observó a la amada heroína de Paris unirse al gato con un paso seguro y elegante, deteniéndose a su lado para apoyar un brazo sobre el hombro de su compañero mientras incitaba al akumatizado a hablar sobre lo que quería (además de los miraculous, por supuesto) o lo que había desencadenado la akumatización.
Observándola ahora, Félix casi se sentía idiota por tardar tanto en resolverlo.
Por supuesto, el spandex o cualquiera que fuese el material de su traje no era comparable a nada que ella vistiera habitualmente ¡pero ni siquiera cambiaba de peinado! Antes de que él le regalara el ramillete de Perséfone, las coletas gemelas habían sido prácticamente diarias para ella.
Y el antifaz redondeado hacía más bien poco para encubrir sus facciones. Es más, resaltaba sutilmente el azul de sus ojos. El color intenso, como pozos de llamas azules, alimentados por su determinación de vencer y proteger.
Félix se conformó con echar la culpa de sus dudas previas en la magia que la convertían en una superheroína y dejó el asunto en paz, porque ahora estaba más que claro en su mente.
Marinette era Ladybug.
Y, en ese momento, el akumatizado pareció decir algo que la sacó de balance, porque su postura fuerte y confiada vaciló por un momento, antes de que ella y el gato se abalanzaran sobre el villano, tratando de abrumarlo con una ráfaga de ataques en equipo.
Al parecer, Chat Noir no había aprendido nada sobre el akumatizado que Marinette no supiera ya. Parecía tener algún tipo de rencor contra las escuelas, a causa de abusones y profesores que no los manejan adecuadamente.
Eh, ella podía empatizar un poco.
No, espera. Ese era un pensamiento peligroso.
Haciendo una doble toma del akumatizado, la oji-azul se estremeció al pensar que esto era un vistazo de lo que ella podría haber sido, en cada una de esas ocasiones en las que Lila o Chloé la habían presionado lo suficiente como para atraer un akuma.
"Princess Justice…"
Ella sacudió la cabeza. No era un buen momento para que los recuerdos de su casi akumatización regresaran. Necesitaba concentrarse en el villano frente a ella.
—Ah, Ladybug, veo que finalmente decidiste unirte a tu gato bufón —Roi Coeur la recibió, provocando una réplica del catboy rubio.
—Sí, ahora que estoy aquí ¿No podemos intentar resolver esto por las buenas? Estoy segura de que ya descargaste algo de frustración allá atrás —señaló con su pulgar, por sobre su hombro, en dirección a su escuela medio destruida.
Ahora, hablar no solía ser un buen método para resolver este tipo de peleas… pero uno o dos akumatizados la habían sorprendido en el pasado, así que, nunca estaba demás intentar.
— ¿Resolverlo por las buenas? Suenas como mi estúpida directora —sus palabras parecieron hacer enojar aún más al villano —es lo que siempre dice cuando esos brutos molestan a otros estudiantes, bueno ¿Sabes algo? ¡'Por las buenas' no funciona con esos idiotas.
—Si no lo hace, hay otras formas —ella replicó, levantando la voz ella misma para hacerse oír —debe haber otros profesores. Y si no hacen su trabajo, para eso está el consejo académico, la junta escolar, el ministerio de educación —tienes otras opciones.
Roi Coeur pareció considerarlo por la brevedad de un momento, pero finalmente se encogió de hombros y apuntó su cetro hacia el dúo heroico —quizás las haya. Pero esto es más fácil —el de vestiduras reales entrecerró los ojos en la chica —sin embargo, tienes el corazón y la cabeza de una reina. Dame esos aretes, Ladybug, y te convertiré en la reina que mi nuevo reino merecerá.
Su repentino ofrecimiento, de intenciones dudosas, hizo que Ladybug tropezara un poco. ¿Qué estaba diciendo ese chico? No estaba muy segura de cómo funcionaba su proceso de pensamiento en este momento, ni mucho menos de querer averiguarlo.
—Creo que voy a tener que declinar esa oferta, su real majestad —si hizo, o no, una referencia a Alicia, acompañando esta respuesta con una burlona inclinación… bueno, solo Chat y Viperion estaban para ver eso.
Rápidamente se lanzaron a la batalla física. El cetro del akuma era su principal preocupación, con un lado golpeando con súper fuerza y el otro capaz de convertirlos en esbirros con lavado de cerebro.
Hablando de eso último, las cosas empezaron a verse bastante desbalanceadas, y no a su favor, cuando los soldados naipes se unieron a la refriega, tratando de sujetarlos para su líder.
—Si empiezo a escuchar la canción de Peígnons le roses en rouge, M’Lady, usaré mi cataclismo en el suelo bajo todos ellos —Chat se burló, usando su bastón para impulsarlos a ambos unos cuantos metros por encima del suelo. Ladybug rápidamente lanzó su yoyo para sacarlos de allí, antes de que los soldados naipes derribaran el otro extremo del arma.
La oji-azul resopló —no lo descarto, Chat. Hay demasiado de ellos, no nos dejaran acercarnos —ella murmuró, analizando la situación para tratar de encontrar un modo de atrapar al akumatizado.
Simplemente atarlo con su yoyo no serviría a menos que lograran quitarle el cetro de las manos.
— ¿Dónde hay bocadillos cambia estaturas cuando se los necesita? —el gato se rió de su propia broma, claramente disfrutando la temática del día para sus chistes y juegos de palabras —o pintura roja. Tal vez, si su rosa ya no está a medio pintar, mejore su humor.
Ladybug movió la cabeza, reconociendo solo la mitad de lo que el chico decía, mientras escuchaba el resoplar de Viperion en su comunicador —la rosa en su chaqueta ¿crees que ahí pueda estar el akuma?
Sin embargo, la referencia quedó resonando en su cabeza. Claramente un niño de 10 metros no iba a servir aquí, pero ¿quizás algún tipo de ilusión lo haría bajar la guardia…?
—Tu suposición es tan buena como la mía, Bugaboo —Ladybug tensó la mandíbula. Roi Coeur exclamó algo en su dirección y luego golpeó la calle con el extremo negro de su cetro, dejando un cráter allí.
—Un grupo de policías se dirige hacia ustedes —la voz de Viperion le aviso —eso son un montón de soldados naipes si los transforma a todos —advirtió con preocupación.
Ladybug resistió el impulso de aplastar su mano contra su cara.
Por supuesto que sí. Confía en Roger Raincoprix para aparecer con las patrullas de policía cuando el supervillano es capaz de controlar a otros.
—Oye, M’Lady, tal vez quieras revisar el Ladyblog —Chat le dijo de repente, su bastón en mano, con la pantalla al descubierto —algunos, aparentes, compañeros de escuela del principito allí están comentando al respecto.
La oji-azul hizo exactamente eso. La información estaba desordenada, pero decía algo sobre una obra escolar, y un chico, que muchos otros de la escuela estaban de acuerdo en que era un idiota, apareciendo simplemente para despreciar a los participantes de la obra.
No era mucho, pero daba un poco más de contexto al akumatizado.
Entonces, al mismo tiempo que Roger y los demás policías llegaban a escena, otros soldados naipes aparecieron con un trío de adolescentes, rústicamente atados de muñecas y tobillos con ¿cuerdas de saltar?
Mientras Roger exigía al akuma que se rindiera y dejara ir a los rehenes, Roi Coeur le no hizo el más mínimo caso, prefiriendo burlarse de uno de los chicos atados, el cual lo miró con furia y le regresó palabras como fenómeno, nerd y otras, mucho más desagradables, exigiendo que lo desataran.
—Creo que ya sabemos quién es el tal abusón —Chat Noir silbó por lo bajo. Había escuchado algunas cosas crueles de Chloé en la escuela, claro, pero era… bueno, Chloé. Y Kim a veces cruzaba palabras un poco toscas con Alix o Iván, pero al final del día todo eran bromas entre amigos.
—Esto es lo que obtienes cuando dejas que los niños malcriados hagan lo que quieran, y crean que tienen el derecho para hacer sentir mal a otros —Ladybug resopló, cruzándose de brazos. A Chat Noir le pareció que su voz contenía un poco más de enojo que lo habitual frente a una injusticia, así que ¿tal vez este era un tema sensible para ella?
Sin embargo, Chat no podía imaginar que nadie pudiera tratar a su dama de esa manera. Ella era tan dulce y genial. Seguramente todos en su vida civil podían verlo, al igual que él, y la adoraban. Sin mencionar su fuerte carácter.
— ¿Ese cataclismo al suelo todavía está sobre la mesa? —Chat sugirió, aunque sonó más como una pregunta, cuando Roi Coeur se distrajo un poco de su abusón y convirtió a todos los policías en más soldados naipes, aludiendo que eran demasiado molestos y no adecuados para su reino.
El abusón se burló de él, nuevamente.
Hablando de un deseo de muerte.
—Preferiría tener un plan primero, para ser honesta —ella suspiró, antes de agarrar su yoyo y lanzarlo hacia arriba —amuleto encantado.
Lo que cayó en su mano fue, de hecho, un amuleto. El hilo sostenía tres cuentas en él, todas con forma ovalada y el infaltable diseño rojo con manchas negras.
Ya bastante acostumbrado a la rutina, Chat la miró con atención, esperando el -locamente magnífico- plan que ella sugeriría a continuación.
Ladybug miró al akumatizado, a sus soldados y toda la calle alrededor. El muchacho abusivo y las cuerdas de saltar que lo ataban a él y a los que, muy probablemente, eran sus secuaces, llamaron su atención, al igual que una tienda en la misma calle. Sin embargo, no eran todo lo que necesitaba y ella lo sabía bien cuando vio las cuentas del amuleto mágico, tan similares a la nueva caja de los miraculous.
—Vamos a necesitar algunas habilidades extra, Chat —ella le advirtió, recogiendo su yoyo nuevamente alrededor de su cadera —mantente fuera de su vista, y si se mueven de aquí, avísame.
El gato hizo un puchero, pero asintió y se cruzó de piernas antes de dejarse caer sobre su trasero.
Está bien, admitiría que amaba el liderazgo de su Lady cada día de su vida… pero no tanto cuando eso venía acompañado de indicaciones para quedarse y solo vigilar como si fuera… una suricata o algo así.
— ¿Está despejado en tu lugar? —Ladybug preguntó a través del comunicador, tras alejarse de Chat.
—Sí, sigue una calle a la izquierda. Hay un callejón justo detrás de dónde estoy —Viperion respondió.
En un minuto, Marinette se encontró a cubierto en dicho callejón, mientras le daba un bocadillo a Tikki para reponer sus fuerzas. Sus aretes aun no le habían dado su primer aviso, pero prefería no tener un contador en marcha — ¿Ya tienes un plan, melodie? —Viperion preguntó, bajando desde el techo a su lado.
La franco-china asintió mientras la kwami roja masticaba un macaron —sí. Necesito a Renart para distraerlo. A Mousketeer, Chat y a ti para abrirnos camino entre todos esos soldados, probablemente, y… —su voz decayó mientras explicaba su plan de acción, haciendo una mueca, sabiendo que necesitaba un tercer miraculous para esto, y que probablemente tendría que fusionarse con el kwami necesario. Ni Aurore y Mireille estaban cerca, hasta donde sabía, y eran de las pocas personas a las que consideraría confiar los miraculous.
Viperion notó su silencio, pero no dijo nada al respecto, esperando que ella ordenara sus pensamientos.
— ¿Lista para irnos, Tikki? —Marinette reaccionó cuando vio a su kwami terminar de comer. Su brazo empezó a doler muy levemente incluso sin nada que le hiciera presión, probablemente había algún moretón en su piel a estas alturas.
—Lista, Marinette.
Mientras se dirigía de regreso a la escuela, rogando no tardar mucho en ubicar a sus amigos, Marinette consideró el tercer miraculous que necesitaba para esta misión.
Seguro, usar dos miraculous no era ni de lejos tan cansado como la locura que se echó a los hombros cuando fue Multimouse, pero había pasado una mala noche, hacía frío en general y ya se había dormido la mayor parte del primer bloque de clases. Simplemente sonaba como la receta para el desastre.
Entonces, se le vino a la mente la otra persona a quien le tenía la confianza suficiente como para confiarle un miraculous. Los ojos verdes, como un prado en primavera llenaron su mente y se vio obligada a sacudir la cabeza cuando un nudo se formó en su estómago.
El peso de las malas decisiones tomadas con los sentimientos en lugar de la cabeza hizo que sus ojos picaran.
¿Cuándo iba ella a aprender?
Claro, ella sentía que podía confiar en él, pero mientras más lo consideraba, menos podía entender en absoluto dónde estaban los límites de esta confianza. ¡Y cómo puede siquiera pensar en eso cuando no puede confiar en sí misma para este tipo de cosas!
Afortunadamente, ni Nathaniel ni Marc fueron particularmente difíciles de encontrar.
Ladybug corrió de vuelta hacia Chat, con Renart y Mouseketeer en su estela. Ambos completamente emocionados de poder ayudarla nuevamente y, aunque ninguno de ellos los diría en voz alta, empuñar su respectivo miraculous, después de la experiencia de estar atrapado en un edificio que no sabían si caería sobre sus cabezas o no, era bastante reconfortante.
Ladybug les explicó lo que necesitaba que hicieran mientras Viperion se unía a ellos. Acordaron que Renart y Viperion se quedarían atrás para activar sus poderes, mientras que Chat, Ladybug y Mouseketeer iban de frente contra los soldados para abrirse paso hasta Roi Coeur. Viperion podía unirse si parecía que necesitaban la fuerza extra, pero Renart necesitaba quedarse atrás y mantener su ilusión.
Todo aclarado, se pusieron en marcha.
Al parecer, mientras Ladybug había estado reclutando a su equipo, algunos adultos se habían unido al abusón y sus tres secuaces entre los rehenes de Roi Coeur. Una mujer en traje de sastre, con lentes y un aspecto severo que Ladybug simplemente adivinó que era la directora de la que Roi se quejaba. Los otros dos eran probablemente profesores.
— ¿Están todos listos? ¡En marcha!
~
Ladybug estaba explicando que Renart y Viperion necesitaban quedarse atrás para usar sus poderes cuando el héroe serpiente la detuvo, colocando su mano en el hombro que ella no se había golpeado —necesitas tener en cuenta que los soldados naipes van a atacar incluso si el akumatizado está distraído y no lo ordena.
Renart y Mouseketeer intercambiaron miradas, sin entender del todo lo que acababa de pasar. Ladybug y Chat Noir, en cambio, miraron la cabeza del uroboros en el brazalete de Viperion, que había sido movida y dejaba ver los cinco segmentos que marcaba la cuenta atrás.
— ¿Viperion? —Ladybug lo miró, esperando todas las correcciones que necesitaría para arreglar su plan.
—Usa tu poder ahora —él explicó y ella lo siguió sin dudar. Un bote de algo cayó en sus manos, al abrirlo, descubrió que se trataba de slime rojo —la tienda —Ladybug sabía a lo que se refería, así que envió a los tres chicos a entrar sigilosamente en la tienda y conseguir tanto slime como pudieran, cuando se dio cuenta de que Viperion aún no la soltaba, lo que significaba que aún tenía algo que decirle… o que algo le había pasado a ella antes de que rebobinara el tiempo. Viperion la miró seriamente a los ojos —no servirá si no entregas el miraculous a alguien más. No es seguro que lo hagas por tu cuenta. No con tu brazo lastimado.
Ladybug hizo una mueca, pero asintió en reconocimiento, tratando de decidir quién tendría la mejor oportunidad —de acuerdo ¿qué pasa con Mouse-?
Viperion la interrumpió, negando con la cabeza —por allá —señaló con sus ojos, para no alertar a la persona que estaba señalando.
Reconociendo el gesto disimulado, Ladybug miró de reojo en la dirección que el oji-ámbar le enseñó. Al principio no distinguió nada, hasta que una silueta en gris, con un toque de amarillo se destacó contra los tejados. No estaba escondiéndose completamente, pero tampoco llamaba la atención.
—Luka —ella susurró sin aliento, sabiendo que no había nadie para oírla —no… no debería…
—Confía en mí, melodie —él susurró de vuelta —necesitas su ayuda, y él te la dará.
Ladybug tragó en seco, tratando de poner sus pensamientos en orden —escóndete y dale algo de comer a Sass. Luego vuelve a poner en marcha la segunda oportunidad, por si acaso —ella le instruyó, con la garganta un tanto seca.
Por supuesto, Marinette le tenía confianza porque ella y Félix habían desarrollado y trabajado esa confianza. Eso no aplicaba cuando ella era Ladybug, quien poco y menos había interactuado con el británico. Ese era el límite que ella debía trazar en su confianza.
Viperion asintió a sus indicaciones y le apretó cariñosamente el hombro sano antes de dejarse caer en el callejón de nuevo. Ladybug echó un vistazo a las ventanas de la tienda desde su posición, los chicos aún estaban reuniendo suministros. Tomó un respiro profundo y procuró dejar sus emociones y sus preocupaciones a un lado, antes de dar un largo salto hasta el tejado que Viperino le había señalado.
—Félix.
—Ladybug.
Félix fue tomado por sorpresa cuando Ladybug repentinamente saltó en su dirección. Simplemente dio un par de pasos hacia atrás para permitir que bajara al piso nivelado del tejado en el que él había estado observando.
Ella parecía tratar de esconder todas sus emociones bajo una máscara de desapego y profesionalismo que, en opinión del rubio, no le quedaba nada bien. Se preguntó en silencio si ella iba a decirle que se fuera del lugar mientras esperaba que ella hablara.
—Félix —ella simplemente dijo su nombre.
El británico correspondió, levantando una ceja —Ladybug.
Entonces ella lo sorprendió, sacando algo de su yoyo y presentándoselo.
Notes:
Otro capítulo medianamente largo. Aunque se alargó más que nada por el momento felinette. Por eso el momento en que Luka usa el second chance puede sentirse un poco raro. No tenía ganas ni la creatividad para explicar la línea de tiempo que no sirvió y se borró n-nU
Está bien, si el capítulo pasado enloquecieron porque no hubo beso, no quiero leer saber qué dirán ahora que saben que Félix será el siguiente héroe, pero aún no lo presento como tal xD (nah, eso una vil mentira. Quiero leer sus comentarios :3 )
Ahora sí, lo próximo que subiré será el epilogo del nuevo fic. Espérenlo en algún momento de aquí al fin de semana probablemente.
Por cierto, pueden ver el fanart del akumatizado en wattpad o ao3.
Abrazos para todos.
Chapter 68: Equipo
Summary:
Félix se une al equipo de los heroes
¿Ha sido la decisión correcta?
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Ahora, Félix pensó que estaba preparado para varias cosas mágicas-extrañas.
No estaba preparado para pequeñas hadas con cabezas más grandes que sus cuerpos y formas de animales.
No estaba preparado para Pollen, bendita sea la pequeña y adorable cosita.
Cuando recibió la peineta, dedicando el más leve pensamiento a ‘¿de verdad tengo que usar esto?’ ciertamente no esperaba que una abeja-hada le hablara, se diera cuenta de que era británico, consecuentemente le hablara en un inglés perfecto y lo llamara el equivalente a ‘su alteza’ mientras le explicaba cómo usar su magia.
Y su pretendida, la pequeña bribona, seguro se había dado cuenta de su aturdimiento. Estaba luchando, y fallando miserablemente en contener unas risitas. Félix conocía bien ese sonido.
Después de asimilar las instrucciones, miró de nuevo la supuesta peineta mágica en su mano, solo para encontrar que los dientes de la peineta habían desaparecido para dejar solo un clip de corbata, las alas de la abeja ahora eran trozos de ámbar en forma de prisma y la silueta de la abeja en sí estaba hecha con dos cuarzos opalescentes circulares — ¿se supone que eso pase?
Ladybug asintió —se adaptan a cada nuevo portador —ella aseguró, mientras Félix aseguraba la joya a la mitad de su corbata —bien, hay que volver con el equipo, si pudieras…
Félix le dio una nueva mirada a Pollen. Sus ojos dorados sobre azul eran realmente una rara visión, pero extrañamente cautivadora. La pequeña criatura parecía estar esperándolo.
—Pollen, buzz on —Félix ordenó, tal como el kwami le había explicado.
Pollen se convirtió de nuevo en una borla de luz que fue absorbida por la joya, inmediatamente desató una oleada de mágica que envolvió a Félix de pies a cabeza en un traje enterizo de color amarillo intenso, tenía dos franjas negras sobre los hombros, que se sentían levemente diferentes, como hombreras blindadas; un triángulo negro invertido caía desde su cuello hasta el centro de su pecho; su cuello en sí, estaba protegido por una cubierta afelpada de color miel, similar a la que lucía Pollen, seguramente haciendo alusión al cepillo de polen que tenían las abejas reales; mas franjas negras se envolvían alrededor de sus muslos hasta que el traje se volvía negro justo por encima de las rodillas; en sus pies llevaba botines cómodos de color dorado, con una correa negra. Finalmente, un cinturón cruzado se envolvía alrededor de sus caderas, permitiendo que un trompo se asentara a un lado, bastante similar al yoyo de Ladybug; y su máscara era negra, con un reborde en oro.
Oh, y antenas.
Tenía jodidas antenas negras en su cabello, que parecía un poco más pálido y había ganado un par de mechones negros ahumados.
Félix, honestamente, no sabía cómo sentirse al respecto de su nueva apariencia. Una mirada curiosa, dirigida a Ladybug, reveló ojos azules levemente ensanchados y un asomo muy sutil de rubor bajo la máscara moteada. Las cintas arqueadas de sus coletas, que probablemente hacían las veces de antenas para ella, atrajeron su vista de forma instintiva, y sintió las antenas en la parte superior de su cabello moverse en consecuencia.
Curioso, pensó de forma distraída, tal vez tenía que ver con los ojos compuestos de las abejas reales. Recordaba haber leído que los ojos compuestos hacian que los insectos respondieran mejor a los objetos en movimientos que a los estáticos.
—Ne-necesitas pensar en un nombre —le hizo saber Ladybug. centrando sus pensamientos mientras esta sacudía brevemente la cabeza, aclarando los propios.
¿Un nombre de héroe con temática de abeja? Queen B había sido su única predecesora, si su investigación era correcta (y, con lo que sabía ahora, tenía muchas preguntas al respecto) y ciertamente no quería nada que lo vinculara a Chloe en esto.
Ladybug dio un salto de regreso a la azotea en la que los esperaba su grupo, y Félix se encontró siguiéndola de forma automática.
No estaba acostumbrado a la nueva fuerza y habilidades que no eran suyos, pero si Marnette había tenido que adaptarse a eso, él también lo haría.
Los cuatro chicos parecían estar discutiendo sobre algo. No, espera, solo tres; Chat, Renart y Viperion hablaban entre sí, aparentemente sin haber notado nada lo que había sucedido entre su líder y el nuevo héroe; Mouseketeer regresó en ese instante, usando su cuerda de saltar como un látigo para impulsarse desde donde sea que estaba en el suelo, se dirigió a Viperion y este se giró, justo cuando Ladybug aterrizaba a su espalda.
—Parece que ahora estamos completos —Viperion los recibió con una sonrisa ligera. Félix no pudo evitar mirarlo con ojos entrecerrados, reclinándose sobre el borde elevado del techo.
— ¿Una nueva abeja, M’Lady? —Chat analizó al nuevo rubio de arriba abajo, cabello más claro y ojos verdes con algunas vetas amarillas, en comparación con sí mismo. Parecía contento de estar callado y al margen, pero tenía un toque de altivez — ¿es ‘rey abeja’ ahora? —bromeó.
Félix resopló —no existe tal cosa, es Mieli-Feral —balanceó su peso de un pie al otro, ignorando al gato para poner su atención en Ladybug.
— ¿Qué sucede? —ella le preguntó a Viperion.
La serpiente señaló hacia abajo —conocidos de la víctima akumatizada —explicó, un pequeño grupo de adolescentes estaban al pie del edificio, mirando hacia arriba, hacia ellos —Mouseketeer fue a hablar con ellos, los convenció de que se quedaran al margen... Creo que sabemos dónde, exactamente, está el akuma.
Ladybug dirigió su mirada hacia el pelinegro. La cuerda de saltar, como una cola doble, se balanceó ante su atención. Mouseketeer le dio un discreto cabeceo, a lo que ella se acercó —yo… umm, los conozco —el oji-verde susurró —solía ir a la misma escuela que ellos hace un par de años —explicó, cuando Ladybug arqueó una ceja con curiosidad —la chica de cabello castaño claro es la hermana de akumatizado. Dice que vio la mariposa posarse en una hoja del libro de Alicia que se le quedó en mano cuando ese chico grosero, Archie, se lo tiró de las manos —hizo una mueca de simpatía —la hoja se convirtió en una rosa y él la puso en su chaqueta.
Ladybug asintió, echando un vistazo a todas las latas de slime que los chicos habían reunido —bien, pongamos esto en marcha —como si fuera una señal, los cinco chicos se movieron para formar un semicírculo frente a ella —Renart, usa tu poder, necesitamos alejarlo de los rehenes.
Renar asintió, separándose del grupo para no golpear a nadie accidentalmente con su flauta mientras la sacaba de su espalda. Ya tenía en mente lo que haría. Se llevó la flauta a los labios y sopló una melodía que puso una sonrisa inevitable en los labios de todos sus compañeros.
—Feliz, feliz no-cumpleaños —se rió Chat.
— ¿Para mí? —Mouseketeer bromeó, detrás de su puño cerrado contra su boca.
Viperion le dio un suave empujón con la cadera —para tú.
Los tres chicos se rieron de su pequeña tontería, mientras una imposiblemente larga y curva mesa se presentaba alrededor de Roi Coeur, llena de pasteles desafiantes de la gravedad y cajas de regalo, que explotaban aleatoriamente en fuegos artificiales.
—Rápido. Viperion, Mouseketeer, Chat Noir —Ladybug procedió con la siguiente parte —los soldados naipe son suyos.
Los tres chicos asintieron, recogiendo los botes de slime. Chat se llevó consigo el amuleto encantado de la chica, pero se detuvo en el borde del tejado — ¿y tú, Bugaboo?
La chica resopló — ¿qué he dicho de ese apodo, Chat? —se quejó —le daré a Mieliferal una apertura para que pueda paralizarlo.
— ¿Pero y si te conviertes en naipe?
Esta vez, fue Félix el que resopló, moviéndose al lado de la heroína —yo no dejaré que eso suceda —aseguró, mirándola — ¿vamos?
Ladybug asintió —vamos —ambos saltaron del tejado, en dirección a donde estaba Roi Coeur.
Chat Noir no contuvo el siseo que se deslizó por su garganta, mientras se unía a la serpiente y a los múltiples ratones en los que se había dividido Mouseketeer “se supone que protegerla es mi trabajo”
—Lo mantendré ocupado para que no use su cetro —Ladybug le informó en voz baja, mientras corría a través de la calle.
Mieliferal no estaba de acuerdo —demasiado arriesgado. Recomiendo abrumarlo con ataques rápidos —sugirió —uno lo golpea y retrocede para que el otro ataque, de ese modo puedo usar mi poder en él, en el segundo en que su atención está en tí, sin que ninguno de los dos esté demasiado expuesto.
Ladybug solo tuvo unos segundos para considerarlo, pero le dio el visto bueno, mientras saltaban para esquivar el desastre pegajoso en que se estaba convirtiendo el suelo alrededor de los soldados naipes.
Roi Coeur acababa de deshacerse de la ilusión de Renart, dejando una tenue neblina a su alrededor, cuando ambos lo abordaron; Ladybug con un gancho derecho y Mieliferal con una patada baja.
Lo enviaron derrapando un par de metros.
Determinados a no darle ni un segundo para recuperarse, Ladybug enredó la mano en la que sostenía el cetro con el hilo de su yoyo para lanzarlo hacia el británico, quien lo recibió con un aluvión de puñetazos en el abdomen.
Cuando Roi Coeur trató de interponer su cetro para detener el ataque de Mieliferal, éste lo rechazó con una fuerte patada doble, apoyándose en el suelo con ambas manos para que el impacto de sus dos pies lo enviara hacia arriba.
Y vaya que arriba. Félix calculó rápidamente que iba subiendo el equivalente a cinco pisos de un edificio grande.
Vaya con la súper-fuerza mágica.
— ¡Ahora! —Ladybug le indicó, mientras ella usaba una lámpara como impulso para alcanzar al akumatizado y golpearlo de vuelta al suelo.
Félix desenganchó el trompo de su cadera y tensó la cuerda que lo envolvía, haciéndolo bailar sobre la misma antes de empuñarlo con la mano dominante — ¡Venom! —clavó la punta de la peonza cargada con magia en la espalda del akumatizado mientras caía, deslizándose un paso atrás para permitir que aterrizara como un saco de arena en el pavimento.
Ladybug le dio una mirada de desaprobación, que en realidad no tenía mucha fuerza, mientras aterrizaba a su lado. Especialmente porque fue seguido de un siseo de dolor, lo que puso en alerta a Félix, y a Chat, quien saltó hacia ellos una vez que vio a Roi Coeur neutralizado.
— ¿Estás bien, Ladybug? —preguntaron en coro ambos rubios, mirándola.
Chat hizo una pausa para mirarlo, después de la coincidencia, pero Mielíferal no le devolvió la mirada, atento a la heroína.
—Todo en orden, muchachos—Ladybug evitó activamente llevar sus dedos al hombro que se había golpeado para no levantar sospechas en Félix —me golpeé un poco un brazo antes de transformarme, pero estaré bien en un momento.
Mieliferal se inclinó para recoger la rosa blanca y roja del bolsillo en la chaqueta del akumatizado, para entregársela a su pretendida —aquí.
—Gracias —ella la recibió, dándose cuenta rápidamente que no se sentía como papel cuando intentó aplastarlo en su puño —si no te importa, Chat —se lo lanzó.
—Cataclismo —el de traje negro lo atrapó con su mano ya cargada de magia destructiva. La rosa se volvió cenizas y la mariposa oscura voló de allí. Ladybug la atrapó con su yoyo, siguiendo la rutina de siempre —aquí, M’Lady —una vez que la mariposa purificada se fue, Chat le pasó el bote rojo moteado que había creado su poder para que ella lo lanzara con su brazo bueno, y volviera todo a la normalidad.
— ¡Miraculous Ladybug! —ella exclamó. Las oleadas de catarinas mágicas envolvieron a los soldados naipes. convirtiéndolos de nuevo en personas, y limpiando el desastre de slime que los chicos habían hecho, mientras el resto de los héroes se reunía en torno a los dos con temática de insecto —bien hecho, todo el mundo —los felicitó con una sonrisa, extendiendo la mano — ¡ganamos!
Los cinco chicos la acompañaron en su celebración, aunque Mieliferal simplemente unió su puño en silencio.
— ¿Nosotros? ¡Ustedes dos estuvieron increíbles! —el ratón exclamó, señalándolos a ella y a Mieliferal ni bien terminaron de celebrar.
—Mouseketeer tiene razón, fue un trabajo en equipo impecable —Renart añadió, completamente de acuerdo. Había tenido una vista magnífica y de primera mano de la batalla, una vez que terminó su ilusión.
Un poco avergonzada por los halagos, Ladybug miró a Félix con una sonrisa ligeramente nerviosa. Él le devolvió una sonrisa ladina, tomando su mano —es solo el resultado obvio cuando juntas a dos buenos estrategas —acercó la mano a su rostro al mismo tiempo que se inclinaba, como una reverencia real — ¿no está de acuerdo, my Queen?
Viperion encubrió una risa apretando los labios y cubriéndolos con una mano.
Mouseketeer y Renart intercambiaron miradas y mudos “¡ohhh!”
Los ojos azules de Ladybug se ensancharon ante la inesperada actuación, insegura de cómo responder…
No es que Chat le diera tiempo, tampoco. Antes de que su Lady empujara al atrevido como solía hacerle a él por besar su mano (estaba seguro de que ella lo haría. Ella totalmente lo rechazaría ¿verdad?) se deslizó entre ellos, obligando al otro rubio a soltar su mano.
—Cuida donde pones las manos, zángano —el gato siseó.
— ¡Chat, por favor! —Ladybug tiró de su cola para alejarlo hacia un lado —puedo hablar por mí misma, muchas gracias.
Chat recuperó su cola y la miró, con orejas gachas cuando ella no apreció su defensa —pero, M’Lady, él-
— ¡Muchas gracias Ladybug! —la heroína de la creación se encontró con los brazos llenos de una joven castaña con ojos azul oscuro —muchas, muchas gracias —insistió mientras la abrazaba.
La franco-china parpadeó un instante antes de reaccionar y abrazar a la chica de vuelta —por nada.
Más atrás de ella, un chico un poco más alto, con el cabello castaño rojizo y un mechón rojo brillante en medio del flequillo la miraba con vergüenza en sus ojos celestes, a través de sus pestañas, mientras abrazaba fuertemente un libro de Alicia en el país de las maravillas —y-yo, yo lamento mucho todo… todo lo que haya hecho —se disculpó.
—No —Ladybug negó con la cabeza, soltándose del abrazo para colocar una mano en el hombro del chico —eso no fue tu culpa —ella le aseguró cálidamente.
— ¡Ladybug tiene razón, hermano. Todo es culpa de Archie —la de ojos azul oscuro resopló con ira protectora. Otros dos chicos y una chica asintieron en acuerdo unánime.
—Gracias, Camille —el chico abrazó a su hermana con un brazo sobre sus hombros, haciendo que los otros tres adolescentes con ella sonrieran.
— ¿No creo haber escuchado tu nombre antes? —Ladybug mencionó con una sonrisa después de un momento.
—Soy Gerald, señorita Ladybug —el oji-celeste respondió de inmediato.
Ladybug asintió —bien ¿qué les parece si hablamos con sus maestros antes de irnos? —sugirió, con un borde afilado en su tono. Decidida a no dejar pasar este asunto.
Chat conocía ese tono. Instintivamente flanqueó su izquierda, mientras ella se dirigía al pequeño grupo de ex-rehenes al otro lado de la calle. Félix hizo lo mismo a su derecha. Viperion, Renart y Mouseketeer los siguieron unos pasos detrás, como una unidad.
Como en raras ocasiones, a Ladybug no le importó si la prensa llegaba.
Estaba preparada para golpear un poco de sentido común en la cabeza del tal Archie, y otro poco en sus maestros y directora, pero el muchacho se encogió en sí mismo, temblando como una maraca y enrojeciendo de pies a cabeza, en cuanto Ladybug se inclinó levemente hacia él para empezar a regañarlo. No estaba segura de sí él le tenía miedo, un crush o una mezcla de ambas cosas pero lo dejó en paz cuando este gritó una disculpa para Gerald, Camille y sus amigos antes de salir corriendo, justo cuando los reporteros empezaban a rodearlos.
Los maestros nos tuvieron tanta suerte. Ladybug los regañó por su falta de correctivos adecuados para las situaciones de matoneo/acoso escolar frente a las cámaras antes de irse con sus compañeros.
Se despidió de Chat y Viperion, pidiéndole a Félix que la esperara en el tejado en que ella le había dado el miraculous antes de decirle a Renart y Mouseketeer donde esconderse para que ella recuperara sus respectivas joyas, ya que habían sido los primeros en activar sus poderes. Ella les agradeció a cada uno por su ayuda antes de volver con Félix.
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—Necesito estar en otro lugar muy pronto —el rubio balanceó su peso de un pie al otro, viéndola saltar a un lado suyo — ¿Te importaría si nos detenemos más cerca antes de devolvértelo?
Ladybug lo miró con un toque de dureza en sus ojos y Félix se preguntó si ella estaba considerando que él planeaba alguna travesura o un truco para quedarse con la joya.
Era completamente lógico que esa fuera su reacción en este momento, porque Félix nunca había mostrado ninguna lealtad a la heroína. Pero, sabiendo ya quién había bajo la máscara, no podía evitar que doliera un poco, emocionalmente hablando, y ninguna cantidad de razonamiento lógico podía anestesiar ese pequeño pinchazo por la desconfianza de su pretendida.
Su pretendida… o su novia.
Félix no estaba seguro de cómo referirse a ella en ese momento. ¿Para Marinette eran oficialmente una pareja? Porque había leído sobre el hecho de que en Francia la gente no hace un gran alboroto sobre ennoviarse. Generalmente ni siquiera hacen una pregunta, simplemente se demuestran afecto de forma romántica y lo llaman una relación.
Félix no estaba seguro de que pudiera manejar ese tipo de acuerdo silencioso. Él quería decírselo, hacer la pregunta, pedirle que compartiera su camino en la vida con él.
¿Parecería un poco anticuado? Tal vez.
¿Sus padres lo habían criado en esa dirección? Seguro.
¿Félix quería hacer eso? Dios, absolutamente sí.
Él necesitaba verla a los ojos cuando tuvieran esa conversación. Eso sellaría el cortejo. La reacción de ella le haría saber si ambos estaban en la misma página sobre sus sentimientos y planes a futuro.
—Que sea rápido —la respuesta de Ladybug lo sacó de sus pensamientos. Ella tenía los brazos cruzados de forma suelta frente a su cintura. Una posición defensiva poco obvia, pero lista para tomar su yoyo y atarlo si él hacía un movimiento equivocado.
Félix parpadeó dos veces y tuvo que darse la vuelta para sacar su rostro de la línea de visión de ella, cuando sintió sus mejillas quemar. ¿El pensamiento de que no le importaría que ella lo atara y sometiera contra cualquier superficie lo suficientemente estable, solo para decirle a la cara que él era suyo? Sí, eso no acababa de nublar su mente. De ninguna, jodida, manera.
—Por supuesto, no está tan lejos —Félix desenganchó su peonza y la arrojó a un punto indeterminado por el camino que el akumatizado había seguido hasta allí. En un instante, escuchó el yoyo de Ladybug hacer lo mismo.
Él la guió hasta su propio techo. Aún no habían muchas personas regresando a la escuela, así que no era probable que alguien mirara hacia arriba y los viera.
Félix asintió para sí mismo y se apoyó ligeramente en una pared, más cerca del balcón que la misma Ladybug.
Ella lo miró, luego a la escuela, y luego al edificio bajo sus pies. Probablemente preguntándose si él se había referido a la escuela o a su casa cuando dijo que tenía un lugar al que llegar.
—Gracias por tu ayuda en la pelea —ella empezó, a modo de introducción para recuperar el miraculous.
Félix simplemente asintió, aún hacer ningún otro movimiento —creo que hacemos un buen equipo ¿No está de acuerdo, my Queen? —sus antenas se movieron hacia ella con ligereza.
La oji-azul suspiró —escucha, no me importan los apodos, pero tengo suficiente de Chat Noir haciendo bromas de galanteo y coqueteando conmigo, así que ¿Por favor…? —ella le dio una mirada que podría evocar lástima en la mayoría de las personas.
No sólo porque Chat se volvía agotador con sus insistencias. Nunca pensó en Félix cómo el tipo coqueto; con ella-Marinette, él era un caballero, y bastante directo la mayor parte del tiempo.
Sin mencionar que acababan de besarse en un armario, no hace más de media hora, pero aquí estaba él ¿coqueteando? con Ladybug. Sí, eso dolía. Y era una madriguera de conejo en la que no quería sumergirse ahora mismo.
— ¿Has considerado decirle que no estás interesada? —su respuesta fue repentinamente sería, sino un poco seca, y la sacó efectivamente de sus pensamientos dolorosos.
Él la estaba mirando de una forma bastante hosca y con un ceño fruncido.
Ella le devolvió una mirada plana —no tienes idea de la cantidad de veces que lo he hecho. Incluso antes de saber que iba en serio, cuando pensaba que solo estaba bromeando —ella rodó los ojos. Entonces, un pitido volvió a centrar su atención —de cualquier modo, necesito irme ¿El miraculous? —ella extendió la mano hacia él.
Félix se llevó su propia mano al pecho, donde la joya se escondía debajo del cuello hinchado y afelpado de su traje —oh, desde luego —una sonrisa astuta se dibujó lentamente en sus labios, lo cual puso en alerta a la heroína de inmediato —te lo daré, en cuanto puedas atraparme —él le guiñó un ojo mientras le respondía y, ni bien terminó la última palabra, saltó el muro.
Marinette maldijo para sus adentros. Entonces lo siguió.
Para su sorpresa, Félix simplemente se había detenido junto al tragaluz de su habitación. Él le dirigió esa misma sonrisa astuta mientras lo abría, y luego se deslizó dentro, antes de que ella pudiera llegar a él.
Ahora, entrar a su habitación se sentía como entrar a la cueva del lobo. Especialmente porque se suponía que ella-Marinette debería estar ahí, después de que Viperion la ‘ayudara con su tobillo’.
Claro que ella podría decir que salió de su habitación en cuanto las catarinas mágicas sanaron su tobillo y brazo, pero aún persistía el sentimiento.
¿Por qué Félix la habría guiado a ella-Ladybug a la habitación de Marinette?
Una vez que entró, no le encontró muy lejos. Estaba cerca de su diván, en una posición que debería ser ofensiva, pero que estaba totalmente fuera de balance, lo cual era muy extraño en él.
Ella no tuvo tiempo de analizar esto último.
—Félix, no hagas esto —ella lo reprendió, tratando de no alzar mucho la voz. Se abalanzó sobre él y, en lugar de esquivarla y seguir huyendo, o pelear, él fluyó con su movimiento, permitiendo que ella los derribará sobre el diván. Ladybug trató de contener sus manos para poder alcanzar la joya, pero Félix atrapó sus manos con las de él, dejándolos a ambos conteniendo al otro —confié en ti.
Mieliferal zumbó, completamente tranquilo con el hecho de que ella estaba acorralándolo con su cuerpo —sí, y el hecho de que dudes de tu confianza en mí, aunque lógico y válido, dada la situación, aún me lástima,
— ¿Disculpa? —ella se indignó —tú huiste cuando te pedí que me devolvieras el miraculous —enfatizó, renovando sus esfuerzos para someterlo y conseguir la joya de vuelta.
Mieliferal simplemente sonrió, enredando sus piernas con las de ella hasta que solo pudieran mover sus torsos —me disculparía, pero consideré que estaba en tu mejor interés tener esta conversación en un entorno más privado y seguro.
Los aretes de Ladybug dieron su segunda advertencia. Y, aunque aún le quedaba un tiempo considerable, la hizo empezar a angustiarse.
— ¿Seguro y privado? ¡Estamos en la casa de un civil al azar! —ella le siseó —estoy bastante segura de que no vives aquí —dijo amargamente.
Félix solo se rió entre dientes. Su propia joya pitando en alerta —yo no, pero alguien muy importante para mí sí —la sintió congelarse sobre él y su sonrisa se hizo más evidente.
—Eso sigue siendo irrelevante —ella trató de decir con una voz plana.
Félix resopló —my Queen, por favor, puedes parar de una vez —apretó suavemente sus manos entre las suyas, suavizando la tensión en sus brazos para que ella cayera más cerca de él.
El rostro de Ladybug cayó a escasos diez centímetros del de Mieliferal antes de que ella reaccionara y tensara sus propios brazos para mantener la distancia — ¿Qué cosa crees que estás haciendo? —ella lo regañó, de forma sombría — ¿un puñetazo en la cara. la primera vez. no fue suficiente para establecer un punto?
Félix se estremeció ligeramente ante el recordatorio —deberás disculparme, pero, después de nuestro beso en la escuela, me resulta muy difícil luchar contra el deseo de repetirlo, my dear —Félix dejó caer su férreo control sobre sus emociones y la miró con absoluta necesidad y adoración, del mismo modo en que lo hizo dentro de aquel estrecho armario.
A Ladybug se le secó la garganta. Tuvo que luchar unos segundos para encontrar su voz —no tengo ni la más mínima idea de lo que estás hablando —un pequeño pozo de pánico empezó a crecer en su estómago —creo que me confundes con tu novia —está bien, eso no fue exactamente lo que ella pensaba decir. Necesitaba recuperar el control de sus ideas y pensamientos antes de que la ansiedad se apoderara de ella.
La sonrisa de Mieliferal era absolutamente una sonrisa enamorada — ¿Mi novia, eh? Eso suena maravilloso —su voz era prácticamente un ronroneo, y Ladybug no pudo evitar estremecerse al oírlo —aunque no lo es. Aún no se lo he pedido —respondió casualmente.
Ladybug se obligó a resoplar, mientras sus mejillas se calentaban, y agradeció al cielo por su máscara. "aún" él dijo y eso fue directo a su corazón —sí, bueno, suerte con eso. Si es que a ella no le importa que trataras de besar a otra chica.
Él tuvo el descaro de reírse en respuesta. Marinette no estaba segura de haberlo escuchado así antes —oh, pero ella no tiene necesidad de estar celosa —en unos pocos movimientos, Mileiferal les dio la vuelta, para que la espalda de ella estuviera sobre el diván y él era quien la acorralaba ahora, sus manos reteniendo las de ella aún. Ladybug jadeó sin aliento, reprendiéndose a sí misma por bajar la guardia —porque ella es la única a la que miro y sé que quiero a mi lado —él la miró directamente a los ojos, y ella no pudo hacer otra cosa que dejar de luchar.
— ¿Por qué me dices esto? —la oji-azul protestó débilmente, aun peleando por disuadirlo y proteger su identidad secreta.
El británico resopló —honestamente, my dear, ¿hace falta que sigas con este teatro? tengo completa seguridad en que eres tú —después de todo ¿no le había dicho hacía solo unas horas que prefería estar seguro de sus suposiciones antes de compartirlas? —¿Puedes parar de intentar fingir lo contrario y no insultar mi inteligencia? —él apretó un poco sus piernas en reprimenda, dándole una mirada aburrida.
La mente de Marinette estaba a un solo paso de caer en un espiral de ansiedad y desesperación. Una cosa era que ella le confiara su identidad a alguien, en un momento de debilidad y necesidad, pero ¿Félix? ¿Cómo lo había descubierto él? ¿Dónde había fallado ella y cómo podía hacerlo mejor para que nadie más pudiera hacer la conexión? ¡Ella necesitaba arreglar eso!
Lo único que evitaba que su mente se deslizara en las preocupaciones y empezara a descender a lugares cada vez más oscuros y profundos era, irónicamente, el chico sobre ella. Él la mantenía centrada: su agarre firme en sus manos evitaba que sus propios pensamientos la abrumaran, el calor de su cuerpo envolviendo el suyo ayudaba a bloquear la necesidad de salir corriendo para encontrar un lugar aislado y oscuro que generalmente acompañaba estos momentos, su respiración uniforme junto a la actitud serena y confiada la persuadían suavemente a imitarlo y compartir la tranquilidad.
Félix era ridículamente bueno para ella, y no era justo, porque él ni siquiera sabía lo que hacía por ella.
No era justo, porque nada de esto debería estar sucediendo, para empezar.
Las lágrimas picaron en sus ojos, y empezaron a deslizarse demasiado rápido para que ella pudiera contenerla.
—Shhh, shhh. Now, my dear —Mieliferal se tensó, preocupado por sus reacciones. Esto no era como se suponía que debía funcionar, en lo absoluto —No es tan malo ¿o sí? —él inclinó la cabeza, un poco vacilante, y acarició la mejilla húmeda con la punta de su nariz, con la esperanza de brindarle consuelo. No estaba realmente seguro de lo que hacía, era más como algún tipo de instinto; sus antenas se movieron por cuenta propia sobre el rostro femenino, trazando los bordes de la máscara —Marinette.
Que dijera su nombre fue como la gota que colmó el vaso. Ella lo miró con ojos llenos de lágrimas, y Félix sintió que su corazón dolía un poco más… Hasta que ella cedió su agarre, justo como él lo había hecho antes. Y lo besó.
Mieliferal zumbó en confusión, mirándola con ojos muy abiertos, pero los de ella se cerraron, dejando que dos gruesas lágrimas bajaran por sus mejillas.
Ella lo besó con furia y frenesí, como si fuera la última vez que pudieran compartir eso. Y, a pesar de que algo no se sentía del todo correcto, Félix no podía negarse a sus labios. Cerró los ojos y la siguió a esa marea de sensaciones que los había arrastrado la última vez. Ladybug mordió suavemente su labio inferior, tirando de él entre sus dientes, lo que le valió un jadeo del británico; luego aplacó su piel con un trazo sensual de su lengua.
La heroína se separó un poco, para recuperar el aliento, pero Mieliferal persiguió sus labios, totalmente consumido por la necesidad de sentirla, que ella había encendido con ese beso repentino. Él la besó suavemente, esperanzado en que ella quisiera continuar con ese ritmo insolente y devastador, pero todo lo que obtuvo fueron las piernas de ella, que nunca se dio cuenta que se habían desenredado de las suyas, subiendo hasta sus caderas y anclándose allí para girarlos una vez más, permitiéndole a la oji-azul recuperar su posición inicial.
A Félix no le importaba ni un poco. Especialmente cuando el quinto y último aviso del miraculous sonó, y la magia se desvaneció fuera de él en un barrido, dejando a una Pollen de aspecto agotado manifestándose fuera de la vista, en el escritorio de Marinette.
Ella se veía increíble, sentada a horcajadas de sus caderas, con los labios rojos e hinchados y los ojos brillantes, casi salvajes. Félix estaba más seguro que nunca que estaba absolutamente enamorado de esta chica.
El agarre de manos se disolvió en favor de que él pudiera llevar las suyas a su cintura, trazando sus costados con reverencia, nunca subiendo ni bajando más de lo que era apropiado, mientras la miraba con ojos expectantes y aun llenos de deseo.
Ella se apiadó de él, porque sus manos enguantadas encontraron asidero en las solapas de su chaqueta y se inclinó para volver a juntar sus labios con fuerza e intensidad, iniciando una danza entre sus labios, ahora que se sentían cada vez más cómodos con las íntimas caricias. Sus bocas lucharon, atrapando los labios del otro mientras se tentaban mutuamente, con suaves muestras del calor ajeno, aunque sin atreverse a explorarse a fondo todavía.
Ella mordió suavemente su labio una vez más, mientras las manos de Félix ahora recorrían su espalda, como si no pudiera tenerla lo suficientemente cerca.
El tercer aviso de los pendientes los encontró con las manos del rubio amasando la curva de las caderas que cercaban las suyas —Marinette, my dear. déjame verte —él le rogó suavemente.
Ladybug se congeló por un momento, como si recién recordara en cuál de sus personajes se encontraba en ese momento. Con la garganta apretada y seca en contraposición a sus labios hinchado y húmedos, susurró su frase de destransformación, permitiéndole a una aprensiva Tikki unirse a Pollen en silencio.
Félix la miró con ojos suaves y cariñosos cuando el destello de luz y magia pasó —ahí estás —susurró muy bajo, subiendo una mano a su mejilla. Marinette cerró los ojos y apoyó en su toque como una gatita —tan increíble, tan única —continuó con el tono bajo, como si estuviera tarareando una canción de cuna en el silencio de la noche. Los ojos con llamas azules ardiendo en su interior se abrieron de golpe para mirarlo por sus halagos —finalmente siento que puedo mirar la imagen completa de ti, my dear, y puedo decir esto con plena confianza —Félix hizo una pausa muy necesaria para humedecerse los labios y centrar sus pensamientos. Marinette lo miraba con absoluta y completa atención, sus apetecibles labios hinchados brillaban por la humedad residual de sus besos y estaban ligeramente separados, siendo una dura prueba para su concentración, la cereza sobre el pastel es que podía verla nuevamente usando su adorno para el cabello —Marinette, has despertado sentimientos en mí que jamás había experimentado antes, y la única conclusión a la que he llegado sobre ellos es que estoy absoluta y perdidamente enamorado de ti —el aliento de ella se deslizó entre sus labios en un jadeo ahogado, a medida que él avanzaba en sus palabras. Félix tomó una de sus manos fuera de su chaqueta para llevársela a los labios, rozando sus nudillos cuando continuó hablando —deseo cortejarte —besó el dorso de su mano y luego la giró para poder besar su palma —compartir nuestro día a día de una forma mucho más íntima de lo que hemos estado construyendo —guió su mano hasta su propio rostro. Marinette reaccionó automáticamente acariciándole el pómulo con su pulgar —y, si me aceptas, anhelo poder llamarte mi novia, y que me llames tuyo, my dear.
Los dos pares de ojos, azules y verdes, estaban enganchados unos con otros, como si no pudieran moverse sin romper el momento y la atmósfera.
Se decía que los ojos son las ventanas al alma ¿cierto?
Marinette, que había estado callada durante los últimos minutos, tuvo la extraña sensación de que Félix le estaba desnudando el alma. Permitiéndole residir allí y convertirlo en su nuevo hogar. Su hermosa confesión no hizo nada por disuadir sus pensamientos.
Escuchar su declaración, tan directa y honesta, justo como él, trajo nuevas lágrimas a los ojos cerúleos. Esto era simplemente demasiado para su corazón, y no era malditamente justo que Félix fuera tan… increíble, incluso en esta situación.
Si tenía que ser honesta, ella no podía poner en palabras la conexión que sentía con él, lo cual la asustaba un poco. Cada hueso racional en ella decía que no debería sentirse así. Sin embargo, cuando él decía y hacía cosas como esta, ella... ella no podía hacer otra cosa que perderse en él.
El corazón de Félix se saltó un latido cuando vio sus hermosos ojos humedecerse nuevamente, pero se obligó a no decir nada al respecto, esperando pacientemente por su respuesta.
—Tú… —Marinette inclinó su cabeza despacio, hasta que su frente reposó en la de Félix —eres tan… inteligente, astuto y talentoso… ¿Cómo podrías querer llamar a un desastre como yo, tu novia? —ni una lágrima más se deslizó de sus ojos al rostro masculino, pero era evidente que ella hablaba en serio. Como si dudara de su cordura por quererla, por elegirla a ella. Sin embargo, su mano seguía acariciando la mejilla de Félix suavemente, lo que él tomó como una buena señal.
—No es agradable oírte subestimarte tanto, my dear, pero trabajaremos en eso —él le respondió con solo un toque de dureza tras sus palabras —aprenderás a ver lo que yo veo de ti. Ciertamente eres inteligente, hábil e impresionantemente creativa. Trabajas bajo presión mejor que cualquier persona que haya visto, tienes un don con las personas y el corazón más bondadoso… solía pensar que esas dos cosas no eran más que tonterías, pero me has enseñado lo contrario —él acarició su espalda de arriba a abajo, hasta que sus manos se asentaron nuevamente en el oleaje de sus caderas — ¿no crees en mis palabras? —cuestionó, cuando ella no parecía más convencida que al preguntar.
Pero Marinette negó con la cabeza —te creo —ella aseguró, llevando su otra mano a la mejilla libre del rubio —no lo entiendo, pero te creo —ella sonrió con una mezcla de afecto e incredulidad bastante extraña de observar —dioses, creo que acabo de gastar toda la buena suerte que obtendré de ser Ladybug para toda una vida —ella se burló de sí misma en voz baja, pero Félix todavía la escuchó, aunque no pudo añadir nada cuando ella levantó ligeramente el rostro para mirarlo directamente a los ojos —yo también estoy enamorada de ti, Félix.
El británico jamás en su vida pensó que unas pocas palabras lo harían sentir del modo en que lo hicieron justo ahora. Como si le hubiesen inyectado algún tipo de estimulante directamente en las venas.
Se sentó derecho de golpe, sorprendiendo a Marinette al ponerlos de pie… al menos, él se puso de pie, no permitió que los pies de ella tocaran el suelo ni un segundo antes de empezar a girar con ella en brazos.
Marinette lo miró con sorpresa, antes de que no pudiera luchar contra la risa que burbujeó en su garganta, de pura felicidad, aferrándose al cuello masculino con ambos brazos. Pronto, Félix se encontró contagiado del sonido, y se rió junto con ella, como un niño al que acababan de darle la mejor sorpresa de cumpleaños.
Marinette se deleitó escuchándolo. Jamás lo había oído reír tan libremente. Era un sonido maravilloso, y probablemente plagaría sus sueños más dulces de ahora en adelante.
—No creo haberte escuchado reír así alguna vez —ella susurró, cuando Félix finalmente paró de darles vueltas. Aún embargo, aún no la bajaba. Parecía perfectamente contento con sostenerla, apretándola contra su cuerpo.
—No creo que lo haya hecho desde que era niño y Chloe manipuló a Adrien hasta poder vestirlo como una princesa —el recuerdo desató más risas en él, esta vez, contagiando a Marinette.
—Oh, dioses —exhaló, tratando de contener las risas. Apoyó su frente en la de él una vez más— ¿Hay fotos de eso?
Félix tarareó, divertido —estoy seguro que mi madre debe tener alguna. Quizá te las enseñe cuando vayas a casa para su cumpleaños.
El recordatorio hizo que Marinette se congelara en el acto —tú, uh, vas a… ¿Vas a decirle de…?
—De… ¿Nosotros? —completó por ella, su expresión divertida derritiéndose en una sonrisa suave —por supuesto, Marinette. Ella es la única persona a la que me importa contarle lo que sucede en mi vida — "hasta ahora, al menos " completó en su mente.
—Pero… pero ¿Qué pasa si yo no le agrado? ¿Si no le gusta que yo sea tu novia? Quiero decir, eres su único hijo y su familia es…
Félix la interrumpió con un beso suave antes de sentarse de vuelta en el diván, apoyando su espalda en un extremo y sentándola a ella nuevamente a horcajadas de su regazo —Marinette, ella va a adorarte. Y estaba seguro de eso antes incluso de entender lo que siento por ti, así que te prometo que no estoy siendo parcial en esto —él le dijo con certeza.
Marinette trató de empaparse en su seguridad, sabiendo que se volvería un desastre absoluto sobre el asunto una vez que Félix no estuviera cerca. Ella se derritió contra él y apoyó la cabeza en su hombro —bien, confiaré en ti.
—Hablando de confianza —una mano de Félix soltó su abrazo para deslizarse en medio de ellos. Agarró el clip en su corbata y lo sacó de allí —aquí tienes.
—Gracias —ella recuperó la joya, la cual retomó su apariencia de peineta. Luego le dio un ligero golpe en el bíceps al rubio —me diste un susto con esto.
Félix simplemente se rió entre dientes —parecía lo correcto, hacerte saber en cuanto estuve seguro.
Marinette asintió con la cabeza, irguiéndose para poder mirarlo cara a cara — ¿Cómo lo descubriste? ¿En qué fallé?
Félix contuvo una mueca al ver que el primer instinto de la chica era auto-flagelarse al respecto, pero respondió honestamente —no estoy seguro de que haya una razón más allá de que soy en extremo persistente y curioso sobre lo que llama mi atención, y el hecho de que me permitieras acercarme tanto a tu verdadera personalidad —él razonó —y, en esa misma línea, dime por favor que había alguna clase de magia encubriendo eso, porque si no, me veré obligado a reconsiderar el hecho de que compartir espacio vital con Rossi es suficiente para drenar neuronas —hizo una mueca, antes de sonreír satisfecho cuando ella se rió.
—Sí, hay un glamour mágico que protege la identidad de los usuarios de Miraculous —ella asintió, y Félix suspiró en alivio —es una de las razones por la que es tan difícil descubrir a ShadowMoth. Por lo que no entiendo cómo pasaste a través de eso —ella lo miró como si él fuera el rompecabezas que resolver ahora.
Feliz se encogió de hombros —no estoy seguro de poder decirte cómo superé algo que no sabía que se interponía en mi camino, my dear.
Un leve sonido hizo que Marinette levantara la cabeza. Antes de que Félix pudiera seguir su mirada, ella suspiró —ya no importa. Él lo sabe, y no hay nada que hacer al respecto. Vengan aquí ustedes dos.
Un segundo después, Pollen entró en el rango de vista de Félix junto con otro, el rubio supuso, kwami. Pollen estaba sosteniendo un dulce de jalea mientras se lo comía. El otro kwami, de color rojo con puntos negros dos antenas y ojos color índigo, sostenía un macarón de color rosa con puntos blancos.
—Como ya sabes, mi guardiana, toda magia tiene sus excepciones y reglas al margen —Pollen inició, después de aclararse la garganta —esta es una situación extremadamente inusual, pero ha habido uno que otro caso, aquí y allá, a través de los siglos.
— ¿A qué te refieres? —Félix vio a Marinette arquear una ceja antes de mirar al que, con toda probabilidad era su kwami.
—Incluso en situaciones donde los miraculous se mantienen activos durante un período de tiempo relativamente largo, es muy poco común que una persona pueda superar el encubrimiento mágico —el kwami rojo explicó —necesita condiciones bastante específicas y un vínculo muy profundo entre ambas partes —la kwami roja les dio una sonrisa a ambos.
Marinette miró a Félix antes de ruborizarse y volver la mirada a los kwamis.
— ¿Te importaría profundizar, Tikki? —insistió, después de aclararse la garganta ella misma. Sin embargo, Félix notó, ella aún no se había retirado de su regazo. Sonriendo, apretó ligeramente su agarre alrededor de ella, disfrutando cuando la única reacción visible fue el incremento de su sonrojo.
—Por supuesto, sin embargo ¿no necesitan, ustedes dos, regresar a la escuela? —la kwami roja, Tikki, se corrigió mentalmente Félix, les recordó, y parecía vacilante.
Marinette y Félix intercambiaron miradas ante el recordatorio. cuidadosamente, Marinette bajó de su regazo al suelo de su habitación y se asomó por la ventana redonda del nivel inferior de su habitación. El rubio caminó detrás de ella.
Había una mayor cantidad de estudiantes caminando hacia la escuela, en realidad. Justo entonces, el teléfono de Marinette anunció un nuevo mensaje, y un par de segundos después, el de Félix lo imitó.
—Probablemente de la escuela —Marinette adivinó, exhalando un suspiró —al menos el clima ha mejorado —añadió. más para sí antes de girarse nuevamente hacia su kwami. Las nubes se estaban dispersando nuevamente, dando paso al sol, y ya no hacía tanto frío —hablaremos sobre esto más tarde. Vámonos.
Tikki asintió, recuperando un macaron extra, por si acaso, antes de sumergirse en el bolso que colgaba por la cadera de Marinette, mientras esta le daba una pequeña caricia a Pollen, a modo de despedida.
Félix arqueó una ceja, curioso — ¿siempre va en tu bolso? —curioseo, inclinándose para abrir la trampilla hacia las escaleras.
Marinette asintió, bajando cuando él le hizo un gesto para que pasara primero —nunca se sabe cuándo atacará ShadowMoth. Lo más práctico es que vaya conmigo siempre.
Félix asintió en entendimiento, cerrando la portezuela sobre su cabeza —nosotros también necesitamos hablar más sobre esto ¿lo sabes, verdad? —aseguró, más que preguntar. Marinette se congeló con su mano en el pomo de la puerta principal. Félix ahora sabía la verdad y eso era un hecho inmutable, pero ¿era más seguro que estuviera lo más informado posible? ¿O era mejor mantener su intervención al mínimo? Al menos los otros kwamis no se habían presentado frente a él, entendieron cuando ella llamó solo a Tikki y Pollen —al menos yo tengo algunas preguntas.
Marinette abrió la puerta —estoy segura de que las tienes —ella susurró, su voz era repentinamente plana, lo que claramente llamó la atención del británico.
— ¿Marinette? —Félix cerró la puerta detrás de él.
Ella empezó a bajar las escaleras, exhalando un suspiró —lo siento, Félix, tengo que ordenar mis pensamientos.
—Creo que podríamos salirnos con la nuestra, saltándonos el resto de las clases, alegando haber estado atrapados dentro de un edificio que pudo haberse derrumbado sobre nosotros — ‘reflexionó’ en voz alta.
Marinette, a pesar de sí misma, se rió entre dientes de eso —supongo que podríamos —el ‘pero no lo voy a hacer’ quedó en el aire, mientras salían del edificio.
Félix resopló, aunque se esperaba esa respuesta. Él flexionó su brazo.
Marinette sonrió levemente, deslizando su mano en el hueco de su codo con familiaridad. Solo que esta vez colocó su otra mano en el antebrazo del rubio, y caminó un poco más cerca, casi apoyando la cabeza en su hombro, pero no del todo… y se permitió pensar que todo iba a estar bien.
Notes:
Otro capítulo bastante largo. Tenía la intención de terminar esto explicando lo de Alya y Bustier, pero ya se estaba alargando mucho, y sentí que era un buen momento para cortarlo donde lo hice.
Lamento que haya demorado más de lo habitual, me fui algunos días de viaje a visitar a mi familia en un pueblo a unas cuatro horas en carretera desde mi ciudad (yo vivo en la costa, pero esa parte de mi familia materna vive inmersa en las montañas ¿las curvas de la última media hora de trayecto? Hermosas vistas pero angustia terrorífica, literalmente están señaladas como ‘curvas peligrosas’) no había podido ir a visitarlos desde antes de la pandemia y extrañaba mucho ver a esos familiares y los vecinos que son casi parte de la familia. Fue hermoso volver después de tanto tiempo… aunque la señal de internet no era muy buena que se diga n-nU
Chapter 69: Confrontaciones
Summary:
¿Recuerdan la carpeta que Alya le había dejado a Bustier?
¿Y que ella pensaba que Marinette le estaba haciendo un vestido?Ay Alya... tonta e ingenua Alya
Notes:
Sí, es la una y media de la madrugada.
Y sí, estoy publicando esto ahora :v
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Chapter Text
Félix resopló, aunque se esperaba esa respuesta. Él flexionó su brazo.
Marinette sonrió levemente, deslizando su mano en el hueco de su codo con familiaridad. Solo que esta vez colocó su otra mano en el antebrazo del rubio, y caminó un poco más cerca, casi apoyando la cabeza en su hombro, pero no del todo… y se permitió pensar que todo iba a estar bien.
Marinette y Félix se detuvieron un momento, en la entrada de la escuela, para registrarse con Aurore y Mireille, ambas chicas preocupadas por lo que había sucedido en la escuela con el akumatizado de hacía unas horas.
La nueva pareja se aseguró de tranquilizarlas antes de dirigirse a sus respectivas clases. Nathaniel y Marc no estaban a la vista, pero a Marinette le pareció ver a los estudiantes de primer año que se habían escondido con ellos en el salón de arte, entre sus compañeros, y no pudo evitar sonreír levemente.
La mayoría de estudiantes recién estaban regresando.
Lo primero que Marinette notó en cuanto entró al salón de clases es que Alix ya estaba en su sitio, cruzada de brazos y luciendo profundamente reflexiva.
Lo siguiente que notó fue que su maestra, extrañamente, también estaba allí.
—Ah, Marientte, ahí estás —Bustier parecía aliviada de ver a la representante de clase llegar.
La aludida parpadeó hacia la mujer, mientras retiraba sus manos del brazo de su novio —aquí estoy —repitió, sin entender lo que sucedía ni por qué su maestra parecía agobiada — ¿sucede algo, señorita Bustier? —sintió las manos de Félix tomar su mochila y ella le permitió deslizarla por sus hombros para que él pudiera llevarla a su mesa mientras hablaba con su profesora.
Adrien entró al salón en ese momento.
—Sí ¿podrías explicarme esto, por favor? —Marinette observó la carpeta que su maestra levantó hacia ella. Recordó de repente que Alya la había dejado sobre la mesa esa misma mañana. Habían pasado tantas cosas esa mañana que olvidó el asunto por completo.
La oji-azul tomó la carpeta y la abrió. Félix, Adrien y Alix la miraron con curiosidad desde sus respectivas mesas, con los dos rubios apenas colocando sus pertenencias sobre sus escritorios.
Dentro de la carpeta había una única hoja. Tenía el encabezado de una carta formal y estaba dirigido tanto a Bustier como al consejo estudiantil. Marinette lo leyó despacio y en silencio, poniendo toda su atención en ello.
Una carta de renuncia.
Alya había renunciado como sub-representante.
Algo dentro de ella le dijo que debería haber esperado esta reacción después de su pelea de ayer. Una voz siniestra se inmiscuyó en su mar de pensamientos y le dijo que debería haberlo visto venir desde mucho antes. Su corazón se apretó en su pecho y cayó a peso de plomo hasta algún lugar cerca de su estómago.
El empujón de Tikki, desde su bolsito, contra su mano libre empuñada con fuerza, sacó a Marinette de sus pensamientos, y ella rápidamente endureció sus nervios. Su garganta se sentía seca y áspera, pero lo ignoró.
—Señorita Bustier, no entiendo por qué me pregunta a mí, en lugar de Alya —respondió la franco-china, cerrando la carpeta y colocándola de vuelta sobre la mesa de la maestra —esta carta es de ella, no mía —declaró lo evidente, levantando la cabeza para encontrar la mirada de su maestra con los ojos más serenos e ingenuos que pudo componer —es ella la que debería estar aquí, dando explicaciones.
Las cejas de la docente pelirroja se arquearon hacia abajo y los ojos turquesas adoptaron la mirada de decepción a la que, Marinette de repente se dio cuenta, estaba más que acostumbrada.
Siempre era lo mismo con Chloe: No la confrontes, no hagas un alboroto de esto, se gentil, tienes que ser el mejor ejemplo para que ella pueda aprender a ser mejor.
¿Es eso a lo que se reducía su vida? ¿Ser la alfombra en el camino de otros?
— ¿Sucede algo? —Adrien se acercó, vacilante, al lado de Marinette. Le costó mucha fuerza de voluntad no tocarla, cuando todo lo que quería hacer era cubrir sus hombros y atraerla contra su pecho para apaciguarla con un ronroneo, como solía hacerlo cuando la visitaba como su alter-ego. El fuerte impulso lo sorprendió. Nunca había sido tan imperioso cuando estaba a su alrededor como civil.
Sin embargo, la postura tensa y cerrada de la chica frente a él le hacía sentir que ella podría saltar ante el más mínimo toque.
Bustier empezó a descartar su pregunta con suavidad y gentileza, como quien le dice a un niño que no se entrometa en las charlas de los adultos, pero Marinette habló más claramente, sobre la voz baja y suave de Bustier —sucede que Alya renunció como suplente a representante de clase —respondió claramente, tomándose los brazos con las manos mientras se inclinaba hacia atrás para apoyar su espalda baja en la mesa vacía de Chloe y Sabrina con una mirada aburrida.
— ¿Qué? —Adrien y Alix respondieron al mismo tiempo. Sus cejas subiendo casi hasta la línea del cabello por la sorpresa.
Marinette continuó, sin un solo cambio visible en su rostro o postura, incluso mientras Bustier intentaba que no divulgara el asunto —como sabrán, es necesario que haya un suplente, de modo que pueda asumir las responsabilidades cuando el representante esté ausente y/o excusado de las clases por cualquier circunstancia —ella explicó.
—Sí, pero ¿por qué Alya dimitió? —Alix preguntó desde su silla.
—Eso es lo que me gustaría saber —la docente insistió, aun dándole a Marinette una mirada más intensa de “estoy decepcionada de ti”.
Marinette se obligó a ignorar la punzada en su estómago —sin embargo, aquí está, preguntándoselo a la persona equivocada —exhaló como un suspiró —ella no me dijo que estaba renunciando, como pueden ver, me acabo de enterar yo también.
—Marinette, tú y Alya son mejores amigas, y ambas son las representantes de esta clase —Bustier declaró con más firmeza, frunciendo el ceño hacia su ‘alumna estrella’.
Esta reacción hizo sentir incómodo a Adrien, raramente veía a su maestra en esta actitud, lo que finalmente lo empujó hasta estar hombro con hombro junto a Marinette, mientras ella respondía —como podrá comprobar usted misma, eso ya no es cierto —la oji-azul desvió la cabeza hacia los ventanales del salón que daban a la calle, sin explicar que ambos hechos eran falsos, y no solo el último.
—De cualquier modo, Marinette tiene razón —Félix intervino, sentado en su lugar y luciendo su poker face, como si simplemente hubiera decidido aportar a la discusión de forma espontánea y aburrida, en lugar de la irritación que sentía hacia la lastimera excusa de docente que estaba cuestionando a su novia —independiente de la relación que exista entre ella y Cesaire, ambas son individuos, responsables de sus propias decisiones y acciones. Es Cesaire a quien debería estarle pidiendo explicaciones —finalizó, apoyando la cabeza en la palma de su mano, con una mirada aburrida en sus ojos.
Él y Marinette cruzaron miradas brevemente a través del salón de clases. Ella le transmitió su gratitud con una mirada suave y él respondió con el más mínimo atisbo de una sonrisa fugaz, que incluso Adrien pasó por alto.
Pero Marinette no. Y eso calentó el corazón de la chica, haciendo que se relajara, al menos un poco.
— ¿Estás hablando de mí, mocoso mimado? —la manzana de la discordia actual entró en el salón de clases en ese momento, junto con Nino, Lila, Mylene e Iván —si tienes algo que decir, ven y dímelo a la cara —ella le frunció el ceño desde donde estaba, frente a la mesa de Adrien y Nino.
Félix simplemente apuntó con un dedo, de la mano en que no estaba apoyado, hacia el frente, donde estaban su primo y su amada —tu discurso poco argumentativo y carente de lógica es solicitado al frente, Cesaire.
Se estaba formando un pequeño tumulto en la puerta, con casi todos los estudiantes ingresando en ese momento. Chloe y Sabrina se abrieron paso hasta su mesa con indiferencia y Nathaniel se escabulló hacia su lugar al otro lado de Félix, intercambiando miradas interrogantes con Alix al pasar.
—La maestra quiere que expliques la carta de renuncia que pasaste esta mañana, Alya —Marinette resumió, sin importarte los múltiples jadeos que obtuvo del resto de su clase.
Alya desvió su atención de Félix para mirar a Marinette. Tanto ella como Lila fruncieron el ceño al ver como Adiren parecía inclinarse hacia la oji-azul, como si estuviera listo para sacarla de allí en un segundo.
Lo gracioso era que el mismo Adrien ni siquiera era consciente de que lo estaba haciendo.
—No actúes como si no supieras por qué me retiré —la bloggera le reclamó, cruzándose de brazos.
Marinette tarareó ligeramente —contrario a lo que parecen pensar múltiples personas el día de hoy, no soy capaz de leer mentes —respondió, con voz apática y ninguna emoción en su rostro —por favor, responde a la maestra para que podamos comenzar la clase. El akuma de hoy ya nos retrasó lo suficiente —miró a Adrien brevemente, mientras se giraba para subir a su asiento.
Alya extendió su mano para agarrar el brazo de Marinette y evitar que se fuera, sin embargo, la oji-azul fluyó con sus instintos de heroína y fue capaz de evadirla sin problemas, girando los talones e inclinando el cuerpo solo lo necesario.
Alya la miró con la boca entreabierta.
—Alya, si pudieras responder, por favor —Bustier replicó, llamando la atención de vuelta al asunto de la dimisión de Alya.
—Marinette y yo ya no trabajamos bien en equipo —Alya declaró, sin ningún atenuante. La mayor parte de la clase miró de una chica a la otra. Nadie jamás soñó con ver el día en el que el dúo dinámico de Marinette y Alya se derrumbaría.
Nadie, excepto Lila, quien en estos momentos estaba bailando y cantando victoria en su cabeza, apenas logrando esconder una sonrisa maliciosa, detrás de Alya.
Jaque Mate, Dupain-Cheng. Tengo a tu mejor amiga ahora. Ya no te quedan más que migajas. Se regodeó en su mente. Y muy pronto, ni siquiera eso tendrás.
—Alya, esa no es una explicación —Bustier empezó —si hay algún problema estoy segura de que se puede solucionar...
—En ninguna parte del reglamento escolar dice que necesito una causa que se apruebe para renunciar, maestra —la morena resopló —de todos modos, me viene bien. Volveré a tener más tiempo para dedicarlo al Ladyblog —añadió más para sí misma, mientras se dirigía a su asiento con Lila.
La italiana se aseguró de palmearle el hombro y decirle que había tomado la decisión correcta, y que era muy valiente por haberlo hecho. Mientras internamente se reía por lo ingenua y estúpida que era, ya planeando la próxima ‘primicia’ que inventaría para que ella la entrevistara.
Conteniendo un resoplido, Marinette subió hasta su lugar y se deslizó en la banca junto con Félix. El rubio apenas miró en su dirección, pero encontró su mano sobre la banca, en medio de ambos.
Marinette entrelazó sus dedos.
—De cualquier modo, todavía necesitas un suplente, Marinette —Caline suspiró, decidiendo dejar el tema por el momento, no necesitaba retrasarse más en el plan de clases —tienes hasta el final de la clase para presentarlo —con eso dicho, empezó a organizar el material de la lección que correspondía.
Marinette suspiró en silencio. La bocanada de aire despeinando levemente su flequillo mientras usaba su mano libre para sacar sus útiles de su mochila — ¿y en qué momento se supone que consulte con cualquiera de mis compañeros al respecto, señorita Bustier? ¿En medio de las clases? —ni siquiera estaba tratando de sonar irreverente, por lo que contuvo una mueca cuando se dio cuenta de lo que dijo.
Bustier le frunció el ceño ante la respuesta, pero luego se dio cuenta de que ella tenía razón —para mañana a primera hora —se corrigió, e inmediatamente empezó con la lección.
Marinette solo rodó los ojos cuando ella le dio la espalda, sintiéndose feliz por estar atrás, ya que nadie más que Félix se daría cuenta de su gesto exasperado.
Marinette podía sentir que se avecinaba un dolor de cabeza. Y uno de proporciones abismales, en eso.
Esta semana había sido una cosa tras otra, tras otra… y solo era martes.
No pintaba un panorama precisamente positivo.
—Siento que es uno de esos días en los que, simplemente, lo mejor era no salir de la cama —Marinette se quejó en voz baja, por debajo de las exclamaciones de Alya. Nathaniel y Félix estaban a cada lado de ella, desde que acababan de abandonar el salón de clases, y el pelirrojo lucía tan indignado como Félix a punto de perder su poker face; lo cual le confirmó a Marinette que esto era realmente malo.
Para ser honesta, se había desconectado mentalmente después de las primeras oraciones de la “aspirante a reportera”.
—De acuerdo, Alya, escucha —Marinette respiró profundo antes de interrumpirla, haciendo un gesto de ‘tiempo fuera’ con sus manos —tengo dolor de cabeza, no dormí bien anoche, pasé mucho frío esta mañana, y estuve atrapada en un salón de la escuela quién sabe cuánto tiempo sin saber si se derrumbaría sobre mí o no, a causa de un akuma —ella resumió, callando efectivamente cualquier ruido de sus compañeros alrededor —entonces, por favor, explícame de nuevo ¿de qué vestido estás hablando? Nunca me encargaste ningún vestido y menos para el baile de la escuela.
Todos a su alrededor, incluso estudiantes de otras clases que pasaban por el pasillo, estaban observando el momento como si estuvieran frente a la gran pantalla.
—Resumiendo, Lady Wifi aquí, parecía tener la idea de que estabas trabajando en un vestido como ‘regalo sorpresa’ para ella —Félix resumió, muy útilmente.
Marinette arqueó una ceja hacia la morena frente a ella, muy poco impresionada —nunca me pediste que hiciera tu vestido —insistió la oji-azul.
Alya farfulló un poco, con las mejillas empezando a calentarse de vergüenza — ¡Tú…! ¡Cuando dijiste que te ibas a almorzar en casa para trabajar en diseños-!
—Fue porque, de hecho, estaba trabajando en los atuendos que otras personas me encargaron, con antelación —le explicó, despacio y con énfasis en las palabras, como si tratara de explicarle algo a Manon.
—Entonces ¿estás diciendo que era más importante hacerles ropa a otras personas por encima de tu mejor amiga? —la italiana parafraseó a su conveniencia, ensanchando sus ojos para que todos la vieran dirigirse a Marinette con la mirada más inocente e ingenuamente sorprendida que pudo reunir.
—Estoy diciendo —Marinette apenas logró apretar los dientes al responder, en lugar de levantar la voz, solo por el toque tranquilizante de Félix en su espalda —que Alya nunca me pidió que hiciera su vestido. No pongas palabras en mi boca que no he dicho —le respondió, con el más controlado y tenue ceño fruncido.
—Siempre estás haciendo ese tipo de cosas y nunca te las pido —la de lentes contrarrestó, moviéndose ligeramente frente a Lila en defensa.
— ¿Con “ese tipo de cosas” no te referirás a: pañuelos, adornos para el pelo, brazaletes, pijamas de verano o cosas para el frío? —Marinette le rebatió —un vestido toma mucho más tiempo, medidas y materiales que ‘esas cosas’ las cuales, por cierto, sí pedías —continuó haciendo las comillas con sus dedos, ayudando al énfasis en su tono de voz.
—Pff ¿Quién te crees ahora? ¿Coco Chanel? —alguien, de la clase de Mendeleiev, resopló en la distancia. Consiguió un puñado de risas como respuesta, Lila entre esas.
—Aún mejor que eso. Todos en mi casa simplemente aman el vestido que Marinette hizo para mí —Aurore respondió tanto al comentario semioculto como a Rossi, abriéndose paso entre la pequeña muchedumbre que se había formado y asomándose felizmente sobre los hombros de Marinette y Félix. Mireille venía con ella, y Marc se posicionó al otro lado de Nathaniel —mi madre, de hecho, está considerando encargarte un vestido de cóctel, si se confirma un evento familiar que probablemente llegue pronto —la rubia añadió muy casualmente, guiñando un ojo a la franco-china cuando esta se giró para mirarla sobre su hombro con sorpresa.
—Aurore… —el pecho de Marinette se calentó suavemente ante el hecho de que una de sus nuevas amigas saliera tan fácilmente en su defensa.
—Y mi abuela empezó a hacer planes para contratar una sesión de fotos en un jardín, en cuanto vio el mío —Mireille añadió justo después.
— ¿Quieren decir que ella les hizo vestidos a las dos? —de nuevo, la pregunta vino de algún punto indeterminado entre la masa de gente.
—Desde luego —Aurore balanceó su sombrilla, cuidando no golpear a nadie, pero exigiendo espacio —unas semanas después de que se confirmó el baile nos acercamos a Marinette y hablamos de ideas, telas y precios. Me enamoré del primer boceto que me presentó y ya lo verán en el baile.
—También no hizo accesorios a juego —añadió Mireille.
—Sin mencionar que les hizo los accesorios a la banda que tocará en el baile —Marc finalmente aportó, buscando con la mirada a sus compañeras de la sala de arte — ¿no es cierto, chicos?
Las miradas se dirigieron entonces a Juleka, Rose e Iván.
El baterista y la gótica se encogieron un poco bajo la repentina atención, y Rose parecía angustiada por la situación en general, pero aun así saltó a responder.
— ¡Oh, sí! ¡Marinette hizo estos hermosos brazaletes para toda la banda! —la pequeña rubia exclamó, recordando con entusiasmo su nueva joyería, que absolutamente amaba.
Juleka asintió, murmurando algo por lo bajo, que nadie más que Rose entendió.
Marc estaba por añadir algo más, cuando Aurore le ganó la palabra —Marinette no es una tienda de souvenirs para su clase. Tiene talento y la gente lo reconoce —rodeó a Félix para mirar directamente a Alya —si querías un vestido de ella, debiste encargárselo ¿Ahora? Te deseo buena suerte en el centro comercial —finalizó con una sonrisa burlesca, dándole una rápida mirada despectiva a Rossi mientras se giraba — ¿Qué están mirando todos ustedes? Las clases terminaron por hoy ¡Hora de irse! —se encargó de dispersar a los de su clase, después de todo, ella era la representante.
Marinette tenía muchas ganas de abrazar a sus amigos.
En realidad, aún tenía buenos y genuinos amigos.
Y un, oh, aun no podía creerlo, novio maravilloso. Quien se aseguró de que llegara sin inconvenientes ni ninguna otra confrontación innecesaria a su casa, donde su abuela ya la esperaba, antes de irse.
Notes:
Volvemos a la longitud estándar. Un capítulo más centrado ya hacía falta después de la explosividad de shipp que hubo en los dos últimos.
Esta también resuelve el asunto de qué le presentó Alya a Bustier y el asunto del vestido imaginario de Alya xD
Después de esto, y de un poco de tiempo nieta-abuelos que Marinette ocupa con urgencia. Por fin se viene el cumpleaños de Amelie.
Siéntanse libres de aportar ideas. Tengo un esquema general de lo que quiero que suceda, pero aún no está desarrollado y me gustaría saber que esperan de dicho evento.
Y no, sorprendentemente, aún no he visto Migración. Pero ¿quieren que les diga algo del capítulo anterior? ¡Tom y Sabine me cagan confiando en la palabra de CHLOE de todas las personas antes que preguntarle a su hija qué diablos pasó?
Fin del comunicado. Tengan un lindo domingo y una linda semana. Nos leemos en ‘Un poco tarde para decirlo ¿no crees?’
Chapter 70: Hora de hablar
Summary:
Alix necesita hablar con Nath y Marc.
Adrien intenta hablar con Lila... no sale bien, pero ¿a quién le sorprende eso?
Y Gina necesita que Marinette hable.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Marc estaba por añadir algo más, cuando Aurore le ganó la palabra —Marinette no es una tienda de souvenirs para su clase. Tiene talento y la gente lo reconoce —rodeó a Félix para mirar directamente a Alya —si querías un vestido de ella, debiste encargárselo ¿Ahora? Te deseo buena suerte en el centro comercial —finalizó con una sonrisa burlesca, dándole una rápida mirada despectiva a Rossi mientras se giraba — ¿Qué están mirando todos ustedes? Las clases terminaron por hoy ¡Hora de irse! —se encargó de dispersar a los de su clase, después de todo, ella era la representante.
Marinette tenía muchas ganas de abrazar a sus amigos.
En realidad, aún tenía buenos y genuinos amigos.
Y un, oh, aun no podía creerlo, novio maravilloso. Quien se aseguró de que llegara sin inconvenientes ni ninguna otra confrontación innecesaria a su casa, donde su abuela ya la esperaba, antes de irse.
~∆~
—Espero que ustedes dos no tengan nada que hacer ahora mismo —Alix refunfuñó, mientras agarraba las manos de Nathaniel y Marc, tirando de ellos fuera de la escuela, después del bizarro espectáculo que su clase y otros cuantos habían protagonizado.
Aurore y Mireille miraron a Marc, preguntando en silencio sí necesitaba ayuda. Pero el escritor negó con la cabeza y permitió que Alix los sacara hacia el parque que estaba cruzando la calle.
Nathaniel ya estaba bastante acostumbrado a dejarse llevar por Alix. Solo le dio una mirada de disculpa a su compañero, pero Marc lo descartó con una suave sonrisa.
El pelinegro tenía la esperanza de que esta intempestiva reunión resultara bien para Alix. Sabía que las cosas se habían estado tambaleando para ella desde que escuchó su conversación con Félix ayer.
~∆~
Adrien esperó pacientemente a que la maquillista terminara con el iluminador plateado en los ojos de Lila, educando sus expresiones lo mejor que pudo, aunque era difícil mantener un ceño fruncido fuera de su rostro.
La sesión de esa tarde consistía en las mejores prendas de la colección de otoño y algunos vistazos de la colección invernal que se lanzaría oficialmente tras la fiesta de su padre.
—Lila —él llamó su atención en cuanto la maquillista se retiró. Vincent los llamaría a posar en cualquier momento.
La morena lo miró con una sonrisa empalagosa y altiva, como si ya supiera lo que iba a decir.
Probablemente lo hacía.
— ¿Sí, Adrien? —ella pestañeó hacia él con fingida curiosidad.
El rubio frunció un poco más el ceño — ¿Tú le sugeriste a Alya que renunciara? —preguntó directamente.
La italiana se llevó una mano a la boca, cuidando no arruinar su labial color moka —pero, querido ¿Cómo puedes decir eso? —su apariencia pasó de sorprendida a herida —yo solo traté de ser una buena amiga y alentarla a tomar decisiones. Alya no estaba cómoda con esas responsabilidades —ella compuso una mirada de simpatía —y, bueno, todos hemos visto lo mal que van las cosas entre ella y Marinette.
Adrien apretó los dientes, reprimiendo un siseo por pura fuerza de voluntad.
Detestaba escuchar el nombre de su princesa en la voz de Lila incluso más que antes, y no lo habría creído posible.
¿De dónde venía toda esta furia protectora? ¿Saber que Marinette estuvo enamorada de él de verdad estaba cambiando tanto la forma en que reaccionaba a ella?
Pero él… él solo estaba enamorado de Ladybug… ¿Cierto?
—Teníamos un acuerdo —Adrien le recordó —no te metas con las personas que me importan. Marinette está incluida allí.
La mirada de Lila se entrecerró en él con una molestia que solo se vio fugazmente —oh, pero tú también tienes tu parte que cumplir ¿Qué clase de amigo deja que su primo trate de semejante manera a su amiga?
Adrien apretó las manos en puño —Félix nunca ha iniciado nada contra ti, solo responde cuando tú empiezas —él estableció —y si crees que tengo cualquier tipo de control o influencia sobre él, es que no has puesto mucha atención a nuestra dinámica, ni lo conoces en lo más mínimo —el modelo se reclinó en su silla, tratando de dejar la tensión que le hacía hormiguear los músculos de su espalda —a Félix no le importa la opinión de la gente. De hecho, hay muy pocas personas a las que responde.
Lila se puso de pie, saltando de su silla con la delicadeza de una bailarina, e inclinándose hacia Adrien —oh, eso puede ser cierto. Pero tampoco se le ven muchas intenciones de "cuidarte" —ella se burló —así que no te sientas valiente solo por cómo me amenazó la semana pasada —la castaña se irguió, colocando una mano en el cinturón de la gabardina que estaba usando para las primeras fotos —y dudo que a tu padre le guste saber sobre eso de todos modos —añadió en un siseo más bajo.
Vincent los llamó ante la cámara antes de que Adrien pudiera decir nada o tan siquiera procesar lo que ella había dicho.
~∆~
Marinette se aferró a la cintura de su abuela mientras sentía el viento empujar su cabello hacia atrás.
Probablemente acabaría un poco enredado.
A Marinette no podía importarle menos.
No estaba muy segura de a dónde las estaba llevando su abuela, pero tampoco le importaba, mientras apoyaba la cabeza contra la espalda de la mujer trotamundos. Marinette disfrutó del frío aire que helaba sus pulmones y la velocidad, permitiendo que su mente se quedara en blanco por unos minutos.
Su abuela podría llevarla de nuevo al zoo o a un carrusel y a Marinette no le importaría… siempre y cuando no trajera de nuevo aquellos caramelos incomibles. Puaj, Marinette no sabía cómo le habían gustado esas cosas a su yo de seis años.
Demasiado pronto, en su opinión, sintió a su abuela frenar hasta detenerse y aparcar la motocicleta. Marinette soltó su agarre mientras se preguntaba, como un pensamiento tardío, si acaso se habría estado aferrando demasiado fuerte a su Nonna.
Entonces, echó un vistazo a su alrededor.
— ¿La casa del abuelo? —preguntó por lo bajo. Observando la casa que parecía una pequeña burbuja de cinco décadas atrás en medio de las otras viviendas grandes y modernas.
Algunas veces, después de verse Up: una aventura de altura, Marinette se preguntaba cuántas ofertas habría escuchado y rechazado su abuelo sobre vender su casa.
Gina le desabrochó el casco y se lo quitó suavemente —durante el almuerzo mencionó que no te había visto en varios días.
Marinette mostró un gesto avergonzado, agachando la cabeza. Generalmente venía a visitar a su abuelo cada dos semanas, para charlar, hornear juntos, tomar un café y aprender nuevas (viejas) recetas de él —es cierto. No he venido desde que el asunto del baile escolar empezó a planearse. Lo siento mucho.
Gina le puso una mano en la base de la espalda y la empujó suavemente hasta la reja —oh, nada de eso, mi hada. No es culpa tuya —le aseguró cariñosamente —ese viejo amargado debería salir por su cuenta para más cosas que solo cumpleaños. Él también debería visitarlos de vez en cuando —se quejó, sacando un llavero de su bolsillo.
Gina abrió la reja, lo más silenciosa que pudo, e hizo lo mismo con la puerta.
Marinette sospechó que estaba tratando de sorprender a su abuelo, y no pudo contener una sonrisa, cuidando sus propios pasos para no hacer ningún ruido delator.
Entraron en la casa. Ni una sola cosa había cambiado o estaba fuera de lugar, como era de esperarse.
Gina se quitó su chaqueta de motociclista mientras anunciaba de forma cantarina —estoy de vuelta, Roland —colgó la prenda en el perchero junto a la puerta, mientras Marinette se retiraba su sudadera con capucha. El primer piso estaba maravillosamente cálido, probablemente a causa de los hornos funcionando al fondo. Y, junto con los colores ocre y marrones del interior de la casa, todo se sentía acogedor.
—Eso fue más rápido de lo usual —la voz gruñona de su abuelo se escuchó desde el otro extremo. Marinette y Gina caminaron en su dirección — ¿te estabas saltando las señales de tránsito de nuevo?
Marinette se detuvo y le lanzó a su abuela una mirada sospechosa. En respuesta, Gina le sonrió nerviosamente mientras se llevaba una mano detrás de la cabeza —sabes que no hago tal cosa —aseguró, frente a la acusadora ceja levantada de su nieta. Finalmente se giraron hacia la cocina.
Roland bufó a la respuesta de su esposa mientras sacaba tres panes del horno, con meticuloso cuidado, y los dejaba reposando en la encimera.
Sus bermudas cortas habían sido cambiadas por un pantalón de vestir color canela y llevaba una camisa gris claro con rayas verticales verde menta; las mangas subidas hasta la mitad del antebrazo para no estorbar.
— ¿De verdad esperas que crea…? —Roland se detuvo a mitad de su ‘respuesta ingeniosa’ cuando se giró y vio que su mujer no era la única que había llegado — ¿Marinette?
La adolescente le dio su mejor sonrisa y se adelantó para abrazar al hombre —hola abuelo, me da gusto verte.
Roland pasó sus ojos color aceituna desde la sonrisa dulce y conmovida de Gina, a la jovencita que ya empezaba a superarlo en altura mientras colocaba sus manos en los delicados hombros vestidos de rosa, devolviendo el abrazo —también me da gusto verte, pastelito —Roland luego se dirigió a la oji-verde —no tenías que ir y traer a la niña, solo porque dije-
—Está bien, de verdad —Marinette disolvió el abrazo para evitar una posible discusión —me alegra que me haya traído. No había podido venir las últimas semanas, y lo siento.
Roland cruzó sus manos —así no es como debe ser. Tom y Sabine dijeron que estabas ocupada con la escuela. Y tu educación es importante.
Marinette se rió suavemente mientras su abuela le pasaba un brazo por los hombros —en realidad estamos más ocupados por preparar el evento del Día de los Héroes —ella intentó tranquilizarlo —Pero me han dicho, repetidas veces, que necesito un descanso; así que…
Gina la besó en la sien mientras Marinette se encogía de hombros — ¿por qué no nos sentamos todos con una taza de té y una rebanada de pan? —sugirió —cuando estuve en China, tu tío Wang me regaló unos cuantos que están realmente deliciosos, Marinetta —la oji-azul asintió en acuerdo.
—Las baguettes están listas —anunció Roland.
—Ayudaré a servir —Marinette se subió las mangas del vestido y busco los platos.
~∆~
Marc estaba jugando con los dedos de la mano izquierda de Nathaniel, mientras ambos observaban a Alix.
La niña estaba sentada de piernas y brazos cruzados, en profunda reflexión. Incluso había dejado su gorra de lado, en algún momento entre sus preguntas y las respuestas que el dúo de artistas le proporcionaron o las preguntas que le regresaron. También tenía este pequeño tic nervioso, golpeteando su índice izquierdo sobre el reloj que su padre le había regalado en su cumpleaños pasado con delicadeza, pero sin perder el ritmo.
Después de uno o dos minutos de inquietante silencio, Alix se quejó, mientras enterraba su rostro entre sus manos —metí la pata ¿no es cierto, Nath? —ella miró a su amigo de la infancia por entre sus dedos, sin levantar mucho la cabeza.
El pelirrojo se estiró para palmearle la espalda consoladoramente —está bien, Alix. Todos le creímos al principio —el artista resopló —yo también necesité un poco de ayuda externa para ver la imagen completa y recordar dónde debían estar mis lealtades —miró a Marc con una sonrisa boba y atrapó los dedos del oji-esmeralda entre los suyos, con la mano que el pelinegro había estado sujetando.
Alix ni siquiera dijo nada sobre lo cursis y sacarinos que se volvían en unos míseros segundos. En el fondo, estaba feliz de que ambos finalmente se juntaran ¡De verdad! ¡Lo había estado esperando durante meses! ¡Pero había prioridades aquí! Como el hecho de que le habían visto la cara de idiota, y que pudo haber perdido una gran amistad si no se hubiera dado cuenta a tiempo.
Como Alya.
La pelirrosa tragó saliva con dificultad.
¿Qué diablos había pasado con todos ellos? ¿Y con Alya en especial?
¿Cómo todo se había ido tanto a la basura en unas pocas semanas?
—Entonces ¿qué diablos pasó esa vez en que Marinette fue expulsada y luego reintegrada? —Alix preguntó, tirando de algunos de sus mechones con frustración.
Nathaniel hizo una mueca, pero negó con la cabeza, sin conocer la totalidad de dicha historia. Miró a Marc en busca de respuestas también, pero el pelinegro no estaba en posesión de mejor información —yo tampoco estoy muy seguro. Nunca he hablado directamente de eso con Marinette —el escritor temía reabrir heridas muy profundas en su amiga de la infancia si preguntaba al respecto.
Alix emitió otro gruñido inquieto desde el fondo de su garganta, mientras hacía rebotar su pierna derecha constantemente; sus ojos vagaron por todo el parque mientras trataba de enfocarse en soluciones. De repente, una idea se estrelló con fuerza en su mente —bueno, hay un par de personas que lo saben —su cabeza giró hacia la escuela.
Marc y Nathaniel siguieron su mirada, como si eso pudiera darles la respuesta que Alix había encontrado. Solo vieron algunos estudiantes que apenas salían de sus actividades extra-curriculares o clubes, así que volvieron a la pelirrosa.
—Damocles y Bustier —ella les dijo con seriedad.
La dupla de artistas asintió lentamente, aun sin entender del todo cómo planeaba Alix obtener información de un caso disciplinario que no la involucraba directamente.
~∆~
Marinette miró incómodamente de su abuela a su abuelo y viceversa.
Su abuela había sacado el tema de la discusión de ayer con Alya y su abuelo había respondido alarmado por el hecho de que alguien se había dirigido a su nieta de la manera en que Gina lo estaba relatando.
La mujer de ojos verde-oscuro insistió en que solo estaba obteniendo una parte de la historia, y que necesitaban entender todo el contexto.
—Yo no… abuela, realmente no quiero hablar de eso —Marinette apretó la taza de té, aun tibia, entre sus manos.
— ¡Así no es como debe ser! —Roland exclamó —en una familia, los adultos protegen a los niños. Debes decir lo que está mal para que tus padres puedan hacer algo al respecto.
Gina hizo a un lado su taza y plato vacíos para colocar su mano sobre la muñeca de Marinette, a través de la mesa —estoy de acuerdo con tu abuelo aquí, mi hada —la mujer le dio una mirada preocupada —sé que estás creciendo para convertirte en una joven independiente, pero cuando las cosas son demasiado grandes, no hay vergüenza en acudir a tu familia.
Marinette se encogió en su lugar. Recordó a Luka sugiriendo que su abuela podría traer perspectivas y reacciones diferentes a la de sus padres sobre la situación. Y realmente quería contarles, y sentir que algunos adultos en su vida la escuchaban de verdad y confiaban en su palabra sobre la de Lila, aunque fuese solo por el hecho de que no conocían a esta última.
Pero también estaba preocupada de que sus emociones se salieran de control, de nuevo.
Cuando expresó su preocupación, Gina sugirió hablar en otro lugar.
Una popular teoría en internet sugería que tal vez la magia de Shadow Moth solo se limitaba a París. Marinette sabía que eso era cierto, siempre que el villano no se moviera de donde fuera que se ocultaba, pero no podía decirlo, por supuesto.
De todos modos, Gina mencionó esta hermosa feria en una granja de calabazas que había visto de camino a París desde Reims, por la autopista 4.
—Pero, uh, no podemos ir todos en tu motocicleta —Marinette hizo notar con una pequeña mueca, sabiendo que su abuelo debía estar a pocos segundos de un aneurisma por solo pensar en ir tan lejos de su hogar.
—Oh, eso no es un problema, mia bella ragazza —Gina la arrastró de regreso al frente de la casa, dando la vuelta por el jardín delantero hasta el lado izquierdo —ahí está.
La mandíbula de Marinette casi se le va al suelo. Su abuela estaba señalando un sidecar para moto en muy buenas condiciones, pintado de rojo con llamas negras en la parte inferior, coincidiendo por completo con el estilo de su abuela — ¿Qué…? ¿Pero cómo? ¡¿Cuándo?! —Marinette balbuceo por la cantidad de preguntas que se arremolinaban en su cabeza.
Su abuelo, detrás de ella, resopló en clara inconformidad mientras Gina le explicaba que había adquirido el sidecar y lo había guardado en casa de Roland por si un día surgía la oportunidad de usarlo —y me parece el momento perfecto. Vamos, Roland, prepárate para salir de estas paredes por primera vez en décadas —la mujer se burló.
Marinette miró a su abuelo, solo para encontrar que él ya la estaba mirando. Solo pudo darle una sonrisa de disculpa, porque ella estaba tan emocionada como su abuela por la perspectiva de salir de la ciudad con ambos.
Roland solo se quejó en silencio y, muy a pesar de sí misma, Marinette no pudo evitar reírse, mientras veía a su abuelo ceder ante las exigencias de su abuela.
Notes:
Escribir esto fue un quebradero de cabeza. Llevo desde el lunes pasado, más o menos, con un bloqueo creativo realmente deprimente. Culpó totalmete a esta persona, que una vez amé mucho, y que se sentó conmigo durante horas a tener una plática que, honestamente, si hubiéramos tenido hace varios años, nuestra relación hubiera sido mucho mejor. En finnnnn…
Pasé una semana entera sin escribir ni una palabra. Ni siquiera mi pequeña escapada de fin de semana a visitar a mi madrina (e ir a nadar al río) me ayudó con eso. Y luego, solo podía escribir pequeñas cosas para el fic Un poco tarde para decirlo. ¡Y ya me estaba desesperando! ¡Encima ha llegado una ola de calor insoportable que no me trae precisamente del mejor humor!
Quería terminar de cubrir la plática de Marinette con sus abuelos en este mismo capítulo para que el siguiente se centrara por completo en el cumpleaños de Amelie, pero no estoy segura de cuánto tiempo me tomaría y prefiero darles un capitulo corto que no traer nada por tantos días.Pd: Una cosa que no mencioné en el capítulo anterior es que, aparentemente, el salón de Bustier es el de último año y el de Mendeliev es de segundo año. Lo cual es gracioso, viendo que solo Marc y Aurore son más altos que la mitad de la clase de Marinette xD, sin embargo, eso no es algo que usaré en ninguno de mis fics. Me quedo con que son dos grupos del mismo año y nadie me hará escribir lo contrario (?
Recuerden que comentar hace felices a los autores.
Chapter 71: Resoluciones
Summary:
Marinette tiene una MUY necesaria charla con sus abuelos.
Ladybug plática con Viperion.
Félix ofrece soluciones.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Marinette se tomó un momento para apreciar su entorno mientras sus manos se calentaban con la bebida entre sus dedos.
Habían conducido alrededor de media hora, dejando París detrás y las vistas eran nada menos que hermosas. La vegetación salvaje pintada con los colores cálidos del otoño era simplemente un espectáculo a la vista.
Roland se había sentado en la motocicleta, aferrándose a su esposa por su vida, a pesar de que Gina iba por debajo de la velocidad máxima permitida en las autopistas. Mientras tanto, Marinette y Tikki disfrutaron del paseo desde la comodidad del asiento acolchado del sidecar.
Cómo sugirió, Gina los condujo hasta un enorme huerto de calabazas, que se preparaba para las ferias de otoño. Aún no había mucha gente rondando, ya que recién empezaban los concursos de animales de granja, y los puestos que se llenarían de juegos de feria aún estaban en proceso de ser montados. Sin embargo, las estaciones de comida estaban totalmente en marcha, seduciendo a todas las personas con vapores cálidos y aromas apetecibles.
Justo ahora, de hecho, estaban sentados en una mesa de picnic, justo afuera de un local de comida.
Marinette y Gina estaban escuchando a Roland destrozar la selección de galletas que habían comprado, riéndose de su apasionado discurso sobre cómo debía ser la textura ideal de las galletas.
Gina tenía una taza de London fog, Marinette había elegido un golden milk, y Roland se había quedado con un café sencillo.
La mayor pasó sus dedos por el cabello suelto de su nieta con delicadeza mientras esta ocultaba la cabeza en su hombro, tratando de ahogar una carcajada particularmente intensa.
La hizo sonreír el hecho de que Marinette podía disfrutar de este pequeño momento relajado después del día que había tenido ayer (y sin saber aún cómo le había ido el día de hoy). Aunque, del mismo modo, le mortificaba saber que tendría que arruinar este pequeño rato de buen ánimo, pero era muy necesario.
Gina necesitaba saber qué estaba pasando con su adorada nieta.
Entonces, cuando Roland terminó su diatriba, Gina entró a indagar.
—De acuerdo, Marinetta, cuéntale al abuelo y a la abuela qué ha estado pasando últimamente en la escuela —Gina preguntó suavemente, sin dejar de acariciarle el pelo.
La adolescente exhaló profundo y despacio, apretando la taza tibia entre sus manos y mordiéndose el labio inferior con nerviosismo —y-yo… —ella hizo una pausa para tomar un sorbo y mirarlos por entre sus pestañas. Ambos estaban completamente atentos a ella, y expectantes por lo que iba a decir. Y Marinette estaba asustada de que simplemente le dijeran que estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua, o que era solo una riña entre niños, o que simplemente le palmearan los hombros y no dijeran nada más. Estaba asustada, porque los adultos en su vida generalmente no hacían mucho (o nada, para el caso) ante los problemas en su escuela, y ella estaba tan cansada de eso —bien… e-es una historia un poco larga —advirtió —todo comenzó el año pasado, cuando esta chica nueva se transfirió a mi clase…
Gina alcanzó la mano de Roland, a través de la mesa, y usó su pequeño agarre como una advertencia para que no interrumpiera a su nieta con quejas.
La escucharon con atención e hicieron algunas preguntas cuando ella tomaba una pausa para respirar profundo, tomar un sorbo de su leche o limpiarse lágrimas furtivas de las esquinas de los ojos.
Marinette les contó de la llegada de Lila, les explicó cómo la vio robarle a Adrien y luego deshacerse del libro en la basura, lo cual metió en problemas al niño con su padre. Les contó cómo empezó a investigar sus afirmaciones después de eso, y descubrió que ninguna era verídica. Fue tan lejos como para mostrarles algunas de las entrevistas en el blog de Alya y luego mostrarles artículos con fuentes que demostraban los engaños: haber salvado al “gatito de Jagged”, enseñarle pasos de baile a Clara, trabajar con el Príncipe Alí en una campaña benéfica por la contaminación ambiental, los viajes que había hecho y las personas famosas que la adoraban.
Les contó de cada vez que trató de mostrarles la verdad a sus compañeros, pero ninguno la tomaba en cuenta; especialmente Alya. Y explicó cómo empezaron las discusiones con ella.
No pudo seguir luchando contras las lágrimas que inundaban sus ojos cuando empezó a explicar cómo Lila la había acorralado en el baño y la había amenazado con llevarse a todos sus amigos. Les contó cómo casi fue akumatizada en ese momento, y sus abuelos ya estaban absolutamente escandalizados.
Afortunadamente, ninguna mariposa negra apareció en las cercanías.
Entonces… llegó la parte de la expulsión.
Las respuestas en su mochila. La supuesta caída. ¡El maldito collar en el casillero!
— ¡Juró que era el collar de su abuela! Pero Gabriel sacó esa colección de joyas a inicios del año pasado —Marinette colocó una mano contra su ojo derecho, tratando de esconder las lágrimas que caían sin control, pero era un esfuerzo inútil —y los casilleros ni siquiera tienen buena seguridad, cualquiera puede ver tu combinación y abrirlo. Desde el primer día nos advierten que no guardemos nada de valor en ellos —su mano derecha subió hasta su cabello y apretó un puñado entre sus dedos —me trataron como una delincuente, me expulsaron en el salón de casilleros frente a mis compañeros y otros alumnos ¡No soy una ladrona, abuelos, y nunca empujaría a nadie por ninguna escalera! ¡No soy una mala persona! —sus ojos ardían por las lágrimas, y no se sentía capaz de mirar a sus abuelos para saber lo que estaban pensando de ella. Simplemente enterró la cabeza contra sus rodillas, que había levantado más cerca de su cuerpo en un intento inconsciente de hacerse más pequeña.
—Mi hada —Gina tomó su rostro entre sus manos y, gentilmente, la guio para que levantara la cabeza. Marinette permaneció con los ojos cerrados, pero se encontró con el toque suave de un pañuelo limpiando sus mejillas y nariz —nunca pensaríamos que seas capaz de hacer cosas como esas, te lo juro —el pañuelo fue reemplazado por un par de labios salpicando besos a un costado de su rostro —no necesitas mostrarnos cada pequeña evidencia. Nosotros te creemos —Marinette se dio cuenta que la voz de su abuela era acuosa y ligeramente entrecortada, como la suya.
—No. Lo hizo bien —su abuelo contradijo a la oji-verde —si solo escuchamos la versión de Marinette, y sin pruebas, ella pensará que solo le creemos porque no conocemos a la otra parte —explicó con calma mientras se ajustaba los lentes, antes de que su esposa pudiera reclamarle algo —pero Gina tiene razón, pastelito, puede que no hayamos estado presentes durante tu crianza… yo, mucho menos que tu abuela… pero sabemos los valores que le enseñamos a nuestro hijo, y sabemos los valores que nos has demostrado que tienes. Sabemos que eres una buena niña- eh, jovencita —concluyó, quitándose los lentes para presionar sus dedos índice y pulgar sobre el tabique, sospechosamente cerca de los lagrimales, diría Gina.
—Abuelo… Abuela…
Marinette, honestamente, no sabría describir cómo se sentía en ese momento. La respuesta de su abuela y la certeza de su abuelo hicieron que una chispa de calidez se encendiera en su pecho, al mismo tiempo que una sensación de mareo la dejaba un poco desorientada, quizás aturdida.
Todo lo que fue capaz de hacer, fue enterrar el rostro contra el pecho de su abuela y abrazarla con fuerza, tratando de transmitirle toda su gratitud en ese gesto, porque su garganta empezaba a sentirse un poco irritada por el llanto y, de todos modos, probablemente le fallarían las palabras.
Gina abrazó de regreso a su nieta tan fuerte como pudo, apoyando su cabeza sobre la de ella, y permitiendo que unas pocas lágrimas propias se derramaran hacia el brillante cabello negro-azulado.
Pensar en todo lo que su pequeño angelito había estado pasando, sintiendo que no había ninguna figura adulta a la que acudir y que le brindara la ayuda que claramente necesitaba… la ponía fúrica.
Esto no era solo una tontería de niños. Esa mocosa, Lila, era malvada de una forma que era terroríficamente preocupante, arremetiendo sin miramientos ni remordimientos contra otros.
Su Marinetta, su pequeña hada, era tan fuerte. A Gina se le helaba el cuerpo entero de solo pensar… ¿Qué habría pasado si Marinette no fuese tan valiente y firme en sus convicciones? ¿Hasta dónde era capaz de presionar esa cruel mocosa? ¿Y si ella y Roland no hubieran presionado en este momento? ¿Cuánto más habría soportado su niña?
Gina la abrazó un poco más fuerte.
— ¿Qué hicieron tus padres? —Roland preguntó, después de un rato.
Y eso destapó otra lata de gusanos.
Marinette recordaba ese día con un dolor fantasma en su pecho. La desconfianza de sus amigos por sí mismo fue un gran golpe, pero ¿el hecho de que sus padres no creyeran en ella tampoco? ¡Alya le creyó más que sus padres esa vez! Y, viendo cómo habían resultado las cosas con su ex-mejor amiga, no era exactamente un buen augurio para Marinette.
Su madre se había escondido en el pecho de su padre como si no soportara verla, después de que el collar cayó de su casillero.
Y luego ¡Ella les dijo que necesitaba probar su inocencia y ellos solo pensaban en buscarle otra escuela! ¡No le creyeron para nada y la colocaron a trabajar en la panadería como si ella simplemente hubiera renunciado a su educación por lo que, en cambio, debía ponerse a trabajar!
¿Qué clase de reacción era esa?
Y luego trataron de cubrirlo con un pastel y un: “yo siempre supe que mi hija era inocente”.
A Marinette aún le dolía.
Y Gina y Roland estaban claramente molestos con sus padres al enterarse de eso.
— ¿Qué patrañas tiene Tom en la cabeza? —se quejó Gina.
Roland se cruzó de brazos —así no se hacen las cosas. Ciertamente no lo criamos así.
—Y esperaría algo mejor de Sabine —la mujer resopló. Lógicamente, sabía que ella no era una madre perfecta. A nadie le enseñaban cómo ser padres y cometer errores era humano… pero estos errores le estaban costando muy caro a la salud mental y el bienestar emocional de Marinette. Y quién sabría si hasta físico, si su hada aun no terminaba de contarles todo.
Hasta ahora, solo habían escuchado el principio.
—Podemos… uh ¿Caminar un poco? —Marinette preguntó en voz baja.
Gina asintió. Estirar el cuerpo sonaba como una buena idea —por supuesto, mi pequeña, ¿por qué no vamos a echar un vistazo a los animales y nos sigues contando?
Marinette sonrió en agradecimiento. Nieta y abuela se desenredaron del abrazo y, junto con Roland, recogieron la basura y la desecharon en una papelera antes de empezar a caminar.
~∆~
—Crees… ¿Crees que va a estar bien? —Marc preguntó torpemente, mientras ambos veían a Alix alejarse patinando de forma un poco distraída, errática incluso.
Nathaniel suspiró tan profundamente que fue casi cómico —cuando algo se le mete en la cabeza es… —se detuvo, tratando de encontrar las palabras, pero Alix era tan compleja cuando se adentraba en su mente —si la conozco bien, diría que tratará de probarse a sí misma, haciendo algo en beneficio de Marinette, antes de acercarse y hablar con ella… —ambos hicieron una mueca cuando vieron a Alix casi tropezar con alguien —será mejor que me asegure de que llegue a casa en una sola pieza —añadió.
Marc asintió, totalmente de acuerdo —sí. Haz eso. Yo también tengo que llegar a casa —Marc se inclinó hacia Nathaniel y presionó un beso en su mejilla. Esta vez no estaba medio dormido, y su rostro se calentó de inmediato, pero se obligó a ignorarlo —envíame un mensaje cuando estés en casa, para saber que ambos están bien ¿d-de acuerdo? —susurró.
Nathaniel reprimió el impulso de tocar la zona besada con sus dedos por algún milagro, pero se giró y miró a Marc sorprendido, probablemente dándole el equivalente real a ojos de estrella —y-yo… eh.. ¡Sí! —respondió, aturdido —te-te escribiré, uh, más tarde.
El escritor no pudo evitar reírse entre dientes al ver la reacción de Nathaniel. Marinette tenía razón. Era adorable —nos vemos mañana, Nath —se acomodó la mochila en la espalda y compartió un suave empujón de hombros con el más bajo antes de separarse.
Aunque Marc aún estaba un poco preocupado sobre qué planes tendría Alix a partir de su nueva resolución sobre Marinette y Rossi… también estaba algo emocionado.
Era como esperar a ver qué plan se le ocurría a Ladybug para usar el amuleto encantado.
~∆~
Luka se arrojó a su cama, boca arriba, exhalando una buena bocanada de aire que había estado conteniendo sin darse cuenta.
Él amaba a su madre, nunca habría una sola duda de eso, pero su terquedad era una barrera tan difícil de superar como las olas en medio de un tsunami.
Jagged- es decir, su padre había estado intercambiando con él posibles fechas para acercarse al Liberty y poder hablar con Juleka, como había hecho con él, además de llegar a un nuevo acuerdo con Anarka.
La capitana estuvo completamente a la defensiva en cuanto Luka inició el tema, pero no podía luchar contra la verdad. Él y Juleka tenían edad más que suficiente para decidir, por sí mismos, si querían tener algo que ver con su padre o no. Especialmente si el hombre estaba poniendo de su parte.
Fueron largos momentos de discusión que Luka luchó por mantener controlada. Juleka estaba claramente estresada por el desacuerdo entre su madre y su hermano, se encogió sobre sí misma, en la esquina de la cocina, mientras los dos intercambiaban palabras y argumentos, hasta que fue superada.
La adolescente cerró los ojos y exclamó claramente que quería ver a su padre, que él hablara frente a frente con ellos, y entonces decidiría lo que querría de ahora en adelante respecto a él.
Luka estaba tan orgulloso de su hermana por ponerse en firme y alzar su voz.
Anarka finalmente tuvo que ceder y permitir que Jagged viniera, poniendo como condición nada de alborotos al respecto y nada de su caravana aparcada fuera del barco. Lo cual, Luka transmitió a su padre, y el hombre aceptó.
— ¿Te encuentras bien, Luka? —Sass flotó a un lado del rostro masculino. La punta de su cola tocando la mejilla izquierda de su portador — ¿deberíamos llamar a la guardiana?
Luka se frotó los ojos con el dorso de la mano suavemente —estoy bien, Sass. No necesitas preocuparte —lo tranquilizó, usando su dedo meñique para frotar cariñosamente la cabeza de la serpiente —iremos a ver a Marinette más tarde —añadió con una sonrisa, anotándose mentalmente enviarle un mensaje dentro de un rato —por ahora, estoy un poco cansado —ahogó un bostezo contra su brazo izquierdo, mientras la mano derecha palpaba ciegamente a su alrededor, hasta que enganchó una almohada, y tiró de ella hasta su cabeza —voy a tomar… una siesta.
Sass se quedó inmóvil hasta que la respiración de Luka se niveló, entonces, buscó un lugar cerca de su pecho que no pudiera ser visto si alguien más entraba en la habitación y se enroscó para descansar él mismo.
~∆~
Marinette encontró que estar en contacto con un animalito pequeño, esponjoso y tranquilo ayudaba mucho para mantenerse unida mientras contaba su historia; así que se encontró a sí misma alimentando a las cabras bebés, esparciendo alimento a los pollitos y cargando conejitos en la granja interactiva mientras continuaba hablando con sus abuelos.
Gina estaba en lo cierto, después de todo. Marinette solo les había contado el inicio. Había todo un año en medio que explicar, después de que llegara la mocosa mentirosa.
Para fortuna y alivio de la pareja mayor, la mocosa no pasaba mucho tiempo en la escuela, aparentemente. Siempre mencionando viajes con su madre embajadora o trabajos de caridad 'ineludibles' que tenía que hacer por periodos de varios meses a la vez.
Marinette les explicó vagamente las cosas que hacía cuando sí estaba en la escuela, las mentiras que contaba para que sus compañeros la ayudaran con los deberes o llevaran sus cosas por ella, los elaborados planes para dejar a la oji-azul en una mala posición frente a sus compañeros; hasta que llegó a los eventos más recientes: las notas, el picnic, los señalamientos hacia Félix y… el empujón al agua durante la situación de Syren y Neptunus.
Gina casi destrozó un pedazo de cerca que tenía aferrado entre sus manos. Apenas dando crédito a lo que escuchaba.
—Mi hada, lo que no entiendo es ¿Cómo dejaste que la situación escalara tanto? —Gina preguntó, desolada por toda la información que estaba recibiendo.
Marinette agachó la cabeza con vergüenza mientras acariciaba la cabeza de un caballo que se había detenido junto ellos, del otro lado de la cerca —yo… supongo que, al principio, seguí un consejo… un mal consejo, que me dio alguien en quien solía creer que podía confiar —el caballo relinchó suavemente mientras empujaba su hocico entre las manos de Marinette.
La niña se trepó a la cerca para poder alcanzar la melena color chocolate del hermoso animal.
— ¿Y qué consejo fue ese? —su abuelo preguntó, de brazos cruzados.
Marinette respiró profundamente —exponerla sería igual a humillarla, y tratar mal a los malos nunca los vuelve buenos…. Él dijo que sus mentiras se caerían por sí mismas en algún momento —apartó las manos del caballo para poder apretarlas en puños —me hizo pensar que no sería un problema siempre que nosotros supiéramos la verdad… Fui una tonta.
Gina le colocó las manos sobre los hombros —lo que hizo esa persona fue decirte una pequeña verdad para que creyeras en el resto de sus palabras —la mujer explicó, ganándose una mirada curiosa de su nieta —si bien es cierto que tratar mal a las malas personas, generalmente no conduce a ningún tipo de solución. Lo de dejar a esa niña engañar a otros y esperar que sus mentiras se desmonten por si solas es, como dijiste, un mal consejo —Gina deslizó sus manos hasta las manos de su nieta, tratando de persuadirla para que aflojara su agarre —ya hizo daño a tu clase, rompiendo vínculos y amistades.
—Esa niña es un problema —Roland asintió en acuerdo —es un problema porque le está haciendo daño a tu clase. Es un problema porque te está haciendo daño a ti. Y es un problema porque está aprendiendo que puede hacer lo que le venga en gana, y lastimar a quien quiera, sin sufrir ningún tipo de repercusiones. Se convertirá en un peligro para la sociedad—Marinette no pudo evitar el pensamiento de que Lila ya era un peligro público —necesitas entender, Marinette, que cuando se puede evitar el mal, aceptarlo no es más que necedad.
Marinette parpadeó hacia su abuelo, asintiendo despacio mientras asimilaba sus palabras. Luego, levantó la mirada y observó el cielo — ¿Podemos dar una vuelta más antes de irnos?
—Por supuesto que sí, mi hada.
~∆~
Más tarde esa noche, Viperion y Ladybug se encontraron sentados en un tejado al azar del séptimo distrito, con la torre Eiffel de fondo.
—...Acabé llorando —la heroína acabó su resumen del día, con una confesión avergonzada, mientras jugueteaba con su yoyo —pero, en realidad, me siento un poco mejor.
Viperion sonrió para ella, aunque no lo estuviera mirando —es un alivio, a decir verdad. Y tu canción suena más ligera —él empujó su hombro con el de ella —me alegra que hayas decidido hablar con tus abuelos sobre Rossi y la escuela.
Ladybug asintió —sí, a mí también —apoyó la cabeza en el hombro más cercano del músico, quién estaba tocando una melodía suave en su lira para ella —gracias por tus consejos.
—Siempre estoy feliz de escucharte y ayudarte como pueda —Viperion añadió algunos siseos juguetones a sus palabras, solo para escucharla reír —eres muy importante para mí, y siempre haces lo mismo por mí —de hecho, en cuanto se reunieron, ella lo instó a hablar de lo que había sucedido en casa con respecto a Jagged antes de hablar de su propio día — ¿Qué hay sobre el nuevo sub-representante? ¿Tienes a alguien en mente?
Ladybug exhaló con fuerza en un resoplido — ¿Qué se supone que haga? La mayor parte de mi clase apenas me dirige la palabra en estos días, y eso es solo para quejarse de lo que le hago o digo a Lila —ella planteó —Solo tengo dos personas en las que realmente confío. No quiero poner esa presión sobre Nathaniel, sin mencionar que él y Marc tienen su cómic sobre el que ocuparse —levantó el dedo índice mientras explicaba —Félix acaba de llegar a la escuela, y le dije que no tenía necesidad de involucrarse en el baile por lo mismo —extendió un segundo dedo —pedirle que me ayude con esto es empujarlo, no solo a la planeación del baile con solo dos semanas restantes, sino a todas las responsabilidades que implica ser representante de clase por el resto del año escolar.
Viperion tarareó suavemente — ¿Qué pasa con Adrien?
Ladybug resopló otra vez —dos palabras: Gabriel Agreste —respondió sencillamente —además, su horario lo mantiene ocupado casi todos los días después de clase, por lo que no podría funcionar con las reuniones del consejo estudiantil.
El héroe serpiente asintió con la cabeza. Finalmente dejó a un lado su instrumento, y le dio a su amiga una mirada que decía que ambos sabían cuál era la respuesta. Ladybug hizo una mueca cuando lo miró de vuelta.
—Mélodie, no importa cómo lo mires, Félix es tu mejor oportunidad en esto.
La joven se movió, solo para dejarse caer sobre de espaldas sobre el tejado. Los mechones derramándose de sus coletas a los lados de su rostro mientras cerraba los ojos — ¿sabes? a una parte de mi le gustaría aparecer mañana en la escuela sin un suplente y ver qué es lo que hace la señorita Bustier al respecto —se burló, con el más leve toque de desprecio en su voz que la sorprendió a sí misma, y a su compañero.
Viperion pareció meditar su respuesta unos minutos —si es realmente lo que quieres hacer-
Un pequeño pitido lo interrumpió. Ladybug hizo una mueca como disculpándose mientras recogía su yoyo y lo llevaba a la altura de sus ojos, suponiendo que se trataba de un mensaje de Chat Noir.
Nada más lejos de la realidad.
La notificación provenía del apartado de su teléfono personal.
Y era un mensaje de Félix.
El corazón de la Dama de Paris se aceleró un poco.
“Buenas noches, my dear. Espero no haberte despertado.
Hay algo que quería preguntarte.”
“¡No te preocupes!
Estaba tomando un descanso de la patrulla, a decir verdad
¿Qué querías preguntarme?”
Ladybug se mordió el labio inferior y arriesgó un pequeño vistazo al chico a su lado. Viperion la esperaba con tranquila paciencia, y una pequeña sonrisa que le decía a la superheroína que, muy seguramente, sabía con quién se estaba mensajeando.
“Es sobre el asunto del sub-representante de clase.
Me gustaría saber si encontraste una solución a las exigencias de la profesora o si sigue siendo un problema para ti”
La adolescente casi quería reírse por la coincidencia. De hecho, le mostró los mensajes a Viperion.
“Divertida coincidencia.
Luka también me estaba preguntando qué haría al respecto”
— ¿Necesitas alguna otra ‘señal del destino’? —el chico se burló, sonriéndole como diciendo “te lo dije”.
Ladybug le dio la, muy madura respuesta, de sacarle la lengua. A lo que Viperion se rió.
“¿Estás patrullando cerca del Sena?”
La oji-azul arqueó una ceja ante la pregunta ¿Félix le estaba preguntando si estaba visitando a Luka en ese momento? ¿O estaba tratando de resolver si Luka estaba implicado en el asunto de los miraculous? Era realmente difícil leer a su astuto novio con sus formales mensajes de texto.
Ella decidió dar un rodeo a su pregunta abierta.
“No. De hecho, estoy cerca de tu casa”
Ella respondió, esperado que eso le diera la idea de que ella y Luka estaban hablando por mensaje de texto simplemente, igual que ellos en ese momento, y no tener que mentir si le preguntaba directamente.
“¿No recuerdo haberte dado mi dirección aun?”
Mordió el anzuelo.
“No lo has hecho.
Estoy en el área donde Chat y yo los encontramos a ti y a tu madre durante aquel ataque akuma de medianoche.
Asumí que su lugar no debía estar muy lejos”
Para su total sorpresa, Félix le respondió con una dirección completa.
Seguramente su dirección.
Ladybug se sentó de forma brusca, e inmediatamente se quedó congelada.
¿Era eso… algún tipo de invitación?
Al verla pasmada, Viperion se inclinó hacia ella, curioso, pero despacio. Cuando ella no apartó la pantalla, él echó un vistazo sobre su hombro.
Esta vez, el chico fue quien terminó de espaldas en el techo, sujetándose el estómago con una mano y tratando de cubrir su risa con la otra.
Ladybug solo reaccionó para ponerse roja al principio, esperando que su amigo no malinterpretara nada. Luego se indignó por su risa, así que empezó a quejarse, lo que provocó una nueva ronda de risas de parte del joven serpiente.
— ¡Viperion! —ella se quejó, avergonzada, y dándole un golpe en el brazo.
El chico aprovechó de tomar su mano y usarla como apoyo para volver a sentarse —anda. Ve —le dijo simplemente.
— ¡Él no-! ¡Yo no-! —la heroína tartamudeó.
Afortunadamente para ella, Viperion la interrumpió, antes de que su mente y/o su boca empezaran a trabajar a sobre marcha — ¿no acabo de decirte que él es tu mejor oportunidad? —le recordó en voz baja, alcanzando su lira una vez más. Ladybug cerró la boca y lo miró, aún avergonzada. Viperion le ofreció un suave empujón de hombros antes de ponerse en pie, tendiéndole una mano para que ella hiciera lo mismo —ve —le insistió, inclinándose para presionar un beso en su mejilla —yo daré una última vuelta de camino a casa.
La más joven compuso un puchero, pero asintió de todos modos. Le dio un abrazo y se desearon buenas noches.
Ladybug se dijo a sí misma que Chat nunca debería saber que ella tenía novio. Si Viperion, que era muchísimo más tranquilo, era una indicación por la que pasar, el gato nunca la dejaría vivir con ello.
~∆~
Ladybug comprobó la dirección por segunda vez.
El pensamiento de “así no es como esperaba conocer su casa” le generó cierta sensación de dejavú.
El lugar era precioso. La mansión Agreste nunca le pareció más frívola y sosa que ahora, cuando su mente inevitablemente comparó los dos hogares.
El departamento (¿se le podía llamar departamento? Parecía más una casona para vacacionar) tenía un magnífico jardín delantero, con arbustos llenos de flores de otoño y caminos adoquinados desde la puerta hasta la reja exterior, y también desde el garaje.
La vegetación perfectamente cuidada se extendía por los callejones que se formaban entre la edificación y las rejas que la separaban de las casas vecinas, conduciendo al patio interior.
Ladybug se movió cuidadosamente hasta las ramas del gran árbol de castaño que daría sombra a gran parte del patio trasero durante el día.
No fue tan silenciosa como pretendía, o Félix había estado esperándola y poniendo mucha atención al exterior, porque rápidamente un ventanal corredizo fue abierto, en uno de los balcones de balaustre del último piso, y dicho rubio se asomó por allí, invitándola a acercarse con un gesto de la mano.
Un solo salto bastó para llegar a la barandilla de piedra tallada. Estaba perfectamente equilibrada y no había sido ni de lejos su mejor acrobacia, sin embargo, tomó inmediatamente la mano que Félix le ofreció, solo por deleitarse en el contacto, y se dejó caer a su lado con la misma gracia.
—Buenas noches —el rubio la saludó, levantando sus manos unidas para colocar un beso en sus nudillos, dándole a ella una sensación fantasmal de su tacto.
Una repentina ambivalencia hizo que Ladybug se tensara y moviera su mano de forma errática, como si fuera a retirarse, pero se arrepintiera de inmediato, mientras que un fugaz pensamiento reclamó lo molesto de que el traje ahogara la sensación.
Félix, claramente, se dio cuenta de su reacción. No soltó su mano, pero las dejó caer suavemente y la miró con ojos curiosos — ¿qué sucede? —preguntó suavemente.
—Fue, eh, un reflejo. Lo siento —las mejillas de la heroína se calentaron —generalmente, Chat hace eso, y tengo que apartarlo —se excusó.
Félix reconoció su explicación con un zumbido, mientras componía una expresión pensativa. Su dedo pulgar empezó a frotar la mano enguantada, lo que la oji-azul encontró casi instantáneamente relajante —sin embargo, he hecho eso antes, y nunca has reaccionado así.
Inmediatamente, su cabeza se llenó de los momentos en que Félix, precisamente, había besado su mano: Cuando ella le regaló la bufanda. Después de su casi akumatización, cuando le dijo que ella era importante para él. Cuando ella le entregó el regalo para su madre. Esa misma mañana cuando se saludaron en la panadería.
Sus mejillas se volvieron más rojas, tanto que fue claramente visible a pesar de la máscara, lo cual arrancó una sonrisa complacida del británico.
—Hay… r-reacciones, que son más… inherentes a los momentos en que ocupo el traje —ella intentó explicar, tropezando brevemente con una sílaba o dos.
—Eso es interesante —comentó casi casualmente — ¿te gustaría entrar o eso sería demasiado? —preguntó directamente.
Ladybug se rió entre dientes —has estado en mi casa y mi habitación varias veces. Creo que está bien —ella aceptó, sonriendo mientras Félix pasaba a través del ventanal corredizo, apenas tirando de ella por sus manos aun unidas.
—Bienvenida.
—Nunca imaginé que acabaría conociendo tu casa de este modo —ella comentó, en voz ligeramente más baja, observando el pasillo por el que Félix los dirigía hacia una puerta de madera blanca.
—Yo tampoco —el rubio abrió la puerta y se hizo a un lado para que ella pasara primero —pero me alegra que hayas venido.
Félix le ofreció tomar asiento donde quisiera, mientras soltaba su mano para dejarla explorar a gusto.
La habitación era, aproximadamente, la mitad de grande que la de Adrien; pintada de gris-metalizado claro, el suelo vinílico estaba pulcro y daba la ilusión de madera blanca, a juego con la puerta. La cama de doble plaza estaba sobre una alfombra circular negra, y lucía un edredón que se veía suave y esponjoso, color azul oscuro, tenía dos almohadas blancas y un par de almohadones extra; una mesita de noche a cada lado, ambas de madera blanca, una contenía fotografías enmarcadas, un llavero, y un pequeño pero moderno reloj despertador, la otra tenía un libro y la bufanda verde pulcramente doblada y estaba junto a un espejo de cuerpo completo. El escritorio blanco se extendía a lo largo de una pared y ostentaba una computadora con dos pantallas de buen tamaño, a un lado estaban un par de cuadernos, artículos variados de papelería y su maletín, sobre todo eso, estanterías llenas de libros.
La pared más alejada de la puerta estaba casi cubierta por un alféizar de ventana interior ancho, estaba acolchado y tenía varios pequeños almohadones, había una lámpara en lo alto de la pared; justo detrás un gran ventanal que daba una vista parcial al patio trasero. El resto de esa pared estaba ocupada por una puerta que, probablemente, conducía a un baño con vestidor.
—Este debe ser un lugar agradable para sentarse y leer —Ladybug comentó, después de examinar la habitación en silencio por un minuto o dos, cruzando la habitación hasta el alféizar acolchado.
—Lo es —Félix esperó a que ella tomara asiento y lo invitara a su lado para seguirla. Mientras él se sentaba, ella murmuró su frase de destransformación. Félix entrecerró los ojos durante los dos segundos en que la luz llenó su visión periférica, pero en cuanto la magia se desvaneció, alcanzó nuevamente la mano de su novia y entrelazó sus dedos, un poco fascinado de ver como sus coletas desaparecieron para dejar paso a su cabello suelto — ¿quieres hablar sobre el asunto de la clase?
Marinette asintió, sintiendo a Tikki deslizarse en silencio dentro de su bolso, y le agradeció en silencio; no quería que nada dirigiera el tema de conversación hacia los miraculous. Aún no estaba lista para hablar de eso con Félix.
La oji-azul procedió a contarle lo mismo que habló con Luka. Félix estaba perfectamente de acuerdo, con traviesa diversión, en que sería interesante ver cómo reaccionaría su incompetente maestra (sus palabras, no las de Marinette) si ella se presentara sin un suplente para remplazar a Cesaire.
Aun así, Félix se ofreció para cubrir el puesto.
—Realmente no quiero imponer toda esa responsabilidad sobre ti —ella suspiró tristemente —especialmente después de que te dije que no necesitabas tomar parte en el baile.
Félix tiró silenciosamente de sus manos en su dirección, pidiéndole sin palabras, que se acercara más. Marinette se arrastró cuidadosamente sobre la superficie acolchonada, y lo miró expectante.
El rubio levantó su mano libre, despacio, hacia su rostro. Marinette asintió muy levemente, dándole permiso. Solo entonces, Félix usó sus dedos para acomodar algunos mechones de medianoche, antes de abarcar la suave mejilla con su palma, acariciando la piel salpicada de pecas casi imperceptibles con su pulgar — ¿no te dije hoy que hacemos un gran equipo, my Queen? —él le susurró, disfrutando de la tenue sombra rosada que se esparció por sus mejillas. Hacerla sonrojar era simplemente un placer en este punto —además, he estado tratando de que mi madre me deje ayudarla más en la compañía últimamente. Quizás ver los resultados de este cargo le convenza —añadió con más ligereza, encogiéndose de hombros —es un ganar-ganar, Nette.
Marinette se apoyó un poco en su toque, maravillándose en lo feliz que la hacía ese pequeño y sencillo contacto. El silencio de la noche, apenas roto por el silbido del viento otoñal, y lo clandestino de su pequeña reunión era sencillamente romántico —siempre que estés seguro de esto… —ella finalmente cedió.
—Por supuesto —Félix se inclinó más cerca de ella, apretando ligeramente sus manos unidas. La distancia y lo hermosa que se veía ella en ese momento, tan cómoda con la nueva cercanía y confianza entre ambos, lo estaba torturando — ¿Puedo besarte, my dear? —susurró, bajo y ligeramente ronco. Sus ojos atraídos a los suaves labios que, sabía por experiencia, podrían borrar cualquier pensamiento de su mente.
Los ojos, como pozos de llamas azules, brillaron al oírlo. La luz de luna estaba casi sobre ellos, a través de la ventana, y le prestaba al ambiente un toque celestial, como un escenario de cuento de hadas —por favor, hazlo —ella le susurró de vuelta.
Con el permiso expreso, Félix terminó por cerrar la distancia entre sus rostros. Marinette cerró los ojos mientras inclinaba levemente la cabeza para recibirlo.
La sensación de reconocerse dentro de este nuevo nivel de intimidad era como un: oh, aquí estás, hola, en el momento en que sus labios se encontraron. Se sentía correcto, cómodo y familiar de una manera que debería ser imposible después de solo un día, pero existía, estaba ahí y se sentía como en casa para ambos.
Marinette llevó su mano libre al hombro de Félix para equilibrarse mientras sus labios se acariciaban en un baile lento y seductor. Su cabeza se sentía nublada y todo lo que quería hacer era quedarse en sus brazos, besarlo, hablar de cualquier cosa, besarlo de nuevo, observar juntos el cielo nocturno, y besarlo más, hasta que el amanecer los sorprendiera.
Félix solo había probado champagne una o dos veces en su vida, en algunos eventos, sin embargo, diría con total convicción que se sentía borracho de dicha y beatitud. El aroma dulce de su novia, y la calidez de su boca contra la suya, la sensación de ella perfectamente cómoda en su habitación y con su nivel de cercanía era suficiente para aturdirlo.
Se detuvieron para mirarse a los ojos cuando tuvieron que separarse para tomar aire. Las mejillas rosadas y los labios hinchados por igual, los ojos brillantes y felices.
Félix retiró su mano del rostro de Marinette para envolver parcialmente su cintura, y ella se inclinó más en su toque.
Sus manos entrelazadas nunca se habían soltado.
—Es tarde, y mañana hay clases —Félix exhaló pesadamente. No quería que ella se fuera, pero sabía que era lo necesario.
—Sí, así es —Marinette respondió simplemente, apoyando su frente en la de él.
Félix resopló ¿simplemente tenía que ponerlo más difícil, no? —tienes que volver a casa —él murmuró.
Marinette asintió —tienes razón —dijo de la misma manera. Sonriendo cuando sintió el ceño del rubio fruncirse —te quiero —ella soltó de repente, acariciando su nariz contra la de su novio antes de alejarse hacia la ventana para abrirla — ¡Dulces sueños, mon cher! —ella se despidió, invocando inmediatamente su transformación y arrojando su yoyo fuera de la habitación.
Félix se había quedado completamente estático bajo la combinación de la nueva muestra de afecto y el ‘te quiero’ que ella le soltó como una bomba. Parpadeó un par de veces, aturdido, moviéndose hacia el borde de la ventana por puro instinto.
Ladybug estaba perfectamente equilibrada sobre la cerca que dividía la propiedad de la siguiente, ella le sonreía, luciendo como una diosa bajo la luz plateada de la luna; le lanzó un beso con un movimiento de mano y luego se dio la vuelta para saltar en dirección al cuarto distrito.
Félix esperó a que ella se perdiera de su vista para cerrar la ventana y luego dejarse caer en el alféizar acolchado.
Estaba absoluta e irremediablemente enamorado de una chica increíble.
Notes:
Hay un easter egg/referencia al canon de la serie en uno de los fragmentos de Marinette con sus abuelos ¿lo notaron?
Lo gracioso del asunto es que yo misma no me di cuenta cuando lo escribí, sino hasta ahora que lo estoy revisando para publicar xDPd: los que siguen las publicaciones en mi perfil de wattpad ya lo saben, pero lloré escribiendo el momento en que Marinette le cuenta a sus abuelos lo que está pasando. Me gustaría que me digan lo que sintieron al leer.
Pd: Se viene la película en dos meses! Y diez días! :D
Pd2: Trataré de que el sgt capítulo coincida con el cumpleaños del fic! Dos años ya!
Chapter 72: Planeación
Summary:
Se acerca el cumpleaños de Amelie, pero algo no tiene precisamente contento a Félix
¿Qué será? Y lo importate ¿se puede solucionar?
Chapter Text
El resto de la semana no había sido como Marinette esperaba.
Tomando en cuenta el desastre de lío tras lío que había sido el lunes y el martes, la franco-china pensó que la tendencia continuaría. Sin embargo, las cosas no fueron así en absoluto. Todo parecía haberse aplacado.
Marinette no podía evitar sentir que esta era la calma antes de la tormenta.
Bustier había aceptado a Félix como su nuevo sub-delegado bastante fácil, gracias al cielo, aunque no dejó ir a Marinette sin algunas insinuaciones (presiones) respecto a arreglar las cosas con Alya. Las cuales, para su propio crédito, Marinette había desviado y cortado efectivamente y con educación.
Alya no había dicho ni una sola palabra durante el ajuste. Ni Lila.
Aurore y Mireille, por su lado, estaban encantadas con la integración de Félix al equipo. Las tres chicas lo pusieron al día sobre sus responsabilidades y lo que necesitaba hacer respecto a la organización del baile.
El británico se adaptó rápidamente, y era eficiente también. Rápidamente se organizaron para el resto de la semana, incluyendo la reunión semanal que estaba programada para ese mismo día, después de clase.
Después de la reunión, Marinette se despidió de todos para unirse a Kagami, justo cuando esta terminaba su clase de esgrima.
La japonesa extendió una invitación para que tuvieran su tiempo de amigas en su propia casa esta vez, ya que su madre tendría invitados más tarde y le resultaría más eficiente para prepararse. También puso a disposición su vehículo para enviar a Marinette a casa cuando terminaran.
Marinette había aceptado con entusiasmo. Mientras trabajaba en los patrones para su vestido, había empezado a trabajar en un nuevo diseño del vestido inspirado en Ryuko, así que aprovechó el entorno privado para tomar las medidas extra que necesitaba de su amiga. Puede que no tuviera tiempo para hacerlo pronto, ¡pero sería un increíble regalo de cumpleaños para dentro de un mes y medio!
Kagami también fue la primera en enterarse de la nueva relación de su amiga.
La japonesa simplemente había mencionado que Marinette parecía más contenta y la frecuencia con que mencionaba a Félix en su discurso (ni siquiera de forma relacionada) y la franco-china, sonrojada, se sumergió en un resumen de la declaración de Félix.
Por supuesto, ignorando el contexto de Ladybug y Mieliferal en ello.
Una sonrisa complacida y manos envolviendo suavemente las manos ajenas fueron la respuesta de la esgrimista.
—Él parece digno de ti —Kagami comentó, con voz suave y mirando a los ojos a Marinette —sin embargo, si alguna vez se comporta de forma desagradable contigo, no dudes en decírmelo. Se enfrentará a mi shinai.
Marinette se rió y le agradeció de corazón su preocupación.
El jueves y el viernes siguieron el mismo patrón relativamente tranquilo. Solo hubo un akuma el jueves por la tarde, pero se trataba del Señor Pichón, de nuevo, por lo que ella y Chat no tardaron más que veinte minutos en encontrarlo y derrotarlo por su cuenta.
Marinette también había llegado a un acuerdo con su abuela. Gina y Roland habían querido ir y llevar el asunto de su escuela y Rossi a sus padres inmediatamente, pero Marinette los convenció de darle un par de días de holgura y manejarlo con calma.
No quería que sus padres fueran akumatizados juntos. Incluso contemplaron la idea de llevarlos fuera de la ciudad para hablar sobre el asunto, como con ella, pero la panadería lo hacía difícil.
Hablando de la escuela, Lila estuvo llorando sobre otra nota amenazante. Seguía el mismo patrón de la firma y palabras o frases que hacían referencia a ella. Marinette decidió que simplemente lo ignoraría hasta que realmente decidiera hacer algo sobre eso, porque estaba lo suficientemente ocupada entre la escuela, el baile, su vestido, su nueva relación y tratar de descifrar el grimorio o encontrar alguna solución más efectiva para los akumas.
Luka estaba de su lado en esto. Habían llegado a la conclusión de que necesitaban hacer salir a ShadowMoth de su guarida si querían tener alguna oportunidad. Y solo habían dos circunstancias que llevarían a eso. O que el hombre planeara un nuevo ataque masivo como el año anterior (lo cual solo podían especular) o que hubiera un desbalance en su dinámica de lucha.
Todo se reducía a la suerte o a encontrar una forma de alterar los akumas.
Luka también fue el siguiente en enterarse de su relación, después de una práctica de banda. Simplemente le había guiñado un ojo mientras comentaba "por fin". Y cuando ella, sonrojada, le preguntó qué significaba eso, Luka simplemente se rió y la abrazó, felicitándola.
—Ustedes dos complementan la canción del otro tan bien, Mélodie —fue todo lo que dijo al respecto.
También se sentaron y tuvieron un corazón a corazón al respecto. Luka le aseguró a Marinette que la amaba y siempre lo haría: la amaba como su mejor amiga. La amaba como a Juleka, como una hermana, lo cual jugaba muy bien con Jagged llamándose su tío. La amaba como a su musa inspiradora que siempre sería, y no, ella no estaba lastimándolo.
Con una sugerencia de los kwamis, acabaron por conseguir un nombre a su relación: ágape.
Según los kwamis, los griegos usaban ese término para referirse a un amor incondicional, que implicaba compromiso y fidelidad, pero no necesariamente romance, y no atracción física.
Luka y Marinette estaban satisfechos con eso.
~
Hablando de relaciones, nadie en su clase se había dado cuenta de su nueva relación con Félix tampoco. Y ambos estaban perfectamente bien con eso.
Marinette no necesitaba su relación en el foco de atención de nadie, especialmente de Lila. Y a Félix solo le importaba presentarla formalmente a su madre.
Era sábado por la mañana y Marinette estaba en pijama, luchando por contener diversos bostezos, mientras seguía el ejemplo de su madre en las posturas de yoga.
—Levanta un poco más la parte superior de tu cuerpo para la postura de la cobra —la voz suave y calmante de Sabine se mezcló con el sonido de campanillas en la música de fondo que la mujer había puesto —sostenlo un poco más y pasamos a la postura del sauce.
Marinette solo asintió, contando hasta diez en su mente antes de cambiar a una posición sentada. Su madre hizo lo mismo, quedando las dos frente a frente sobre las esterillas de yoga que habían extendido en la sala. Cada una flexionó la pierna izquierda, llevando el pie hasta la zona de las ingles, luego estiraron la pierna derecha, rectas, y empezaron a inclinar sus torsos sobre ellas, rodeando la planta del pie con los dedos de las manos.
La franco-china continuó la rutina, respirando profundo, asegurándose de retirar bien los músculos y pasando por diferentes posturas.
Estaba equilibrando su cuerpo sobre una mano y sus pies para la postura de la plancha lateral cuando la puerta de su casa se abrió, y pasos, que claramente no pertenecían a su papá, avanzaron hacia ellas.
Madre e hija levantaron la mirada. Marinette parpadeó dos veces, aturdida, cuando encontró a Félix mirándolas con un rostro completamente en blanco, y los brazos cruzados a su alrededor.
—Buenos días, querido —Sabine saludó, mientras Marinette aún estaba registrando que su novio acababa de aparecer en su casa sin previo aviso.
—Buenos días —su voz era tan plana como su expresión, y las banderas rojas que se levantaron en la mente de Marinette, finalmente la sacaron de su sorpresa —me disculpo por interrumpirlas… El señor Dupain me dijo que podía subir.
Las dos féminas cambiaron a una posición sentada. Mientras Marinette le dirigió una mirada preocupada, Sabine extendió una sonrisa alentadora —no te preocupes ¿Te sucede algo?
Félix dirigió la mirada al suelo. Aún no había mirado a Marinette a los ojos, y eso la preocupó más —mi madre no está en casa —empezó a explicar, en una voz sorprendentemente baja —estoy… enojado. Y no importa con qué trate de distraerme, yo… —finalmente, sus ojos verdes encontraron los azules de Marinette. La niña casi pierde el aliento. Toda esa fachada inexpresiva se derrumbaba si lo mirabas a los ojos por más de dos segundos… al menos para ella —yo esperaba…
— ¿Te gustaría unirte a nosotras? —Sabine ofreció, sorprendiendo a los dos adolescentes. Marinette la miró con gratitud y Félix asintió —bien, quítate los zapatos y siéntate.
El chico hizo lo que se le pidió. Dejó sus mocasines donde estaba y avanzó, en calcetines blancos, hacia el espacio vacío a la derecha de las mujeres.
Marinette se tomó ese momento para asimilar su apariencia. Había cambiado su camisa y chaleco por un suéter de cuello alto color canela que le quedaba bastante bien, si tenía que ser honesta.
— ¿Alguna vez has hecho yoga, Félix? —Sabin preguntó suavemente.
El rubio inclinó la cabeza, pareciendo un poco distraído —brevemente, pero conozco varias posturas.
Sabine asintió —bien, te guiaré. Pon atención.
La pequeña mujer china los guio a través del saludo al sol y el saludo a la luna. Estaba hablando más de lo habitual, y Marinette sabía que lo hacía para llenar la mente de Félix en vez de permitir que sus pensamientos se infestaran con lo que sea que lo había puesto tan molesto, como para buscarla sin previo aviso.
Estaba un poco preocupada sobre qué era ese algo, pero él no parecía molesto con ella, así que Marinette eligió pensar que podrían resolver cualquiera que fuese el problema, y permitió que la voz de su madre y el sonido de los instrumentos de viento llenaran su cabeza también.
… Hasta que Sabine empezó a indicarles posiciones de yoga en parejas.
Marinette se convirtió en un desastre sonrojado.
Sabine los instruyó para sentarse espalda con espalda y hacer solamente ejercicios de respiración por medio minuto antes de indicarles que levantaran los brazos y juntaran las manos.
A continuación, los hizo ponerse en pie, aún espalda con espalda, tomarse de las manos, y dejarse ir hacia adelante ligeramente y despacio.
—Lo hacen muy bien los dos. Vamos a terminar con el doble árbol —los alentó —colóquense uno junto del otro, mirando hacia mí —aun sintiendo un poco de ardor persistente en las mejillas, Marinette se paró derechita, pegada al costado de Félix —los brazos que están en medio, los levantan por completo. Junten las palmas de la otra mano —hicieron lo indicado, a la altura del pecho de Marinette, sin embargo, Félix no pudo resistirse a deslizar sus dedos entre los de su novia. Marinette le dio un suave apretón en reconocimiento —finalmente doblen la rodilla de la pierna externa, hasta apoyar el pie en su muslo. Respiren profundo y traten de mantener el equilibrio.
Mantener el equilibrio no era un desafío para ninguno de los dos. Se estabilizaban perfectamente el uno al otro, así que continuaron con las respiraciones profundas hasta que Sabine les dijo que podían dejarlo. Y los tres se sentaron en la posición del loto.
— ¿Te sientes mejor? —Marinette preguntó, empujando su hombro contra el de él con suavidad.
Félix dio una nueva respiración profunda —creo que sí. Gracias —dirigió su agradecimiento tanto a su futura suegra como a su novia.
Ambas le dieron sonrisas a juego — ¿Te gustaría un poco de té? —Sabine ofreció.
—Sí, por favor —el rubio respondió, cerrando los ojos y tomando otra inhalación. A Marinette le sonó un poco… desinflado.
Mientras su mamá entraba a la cocina para preparar el té, Marinette deslizó sus dedos entre los de Félix de nuevo, atrayendo su atención — ¿Dijiste que tu mamá no estaba en casa? —su pregunta susurrada solo recibió un asentimiento y un poco de tensión — ¿Quieres decirme qué te molestó? —mantuvo su tono suave.
Félix había estado haciendo tanto, tanto por ella, prácticamente desde que entró a su vida. Y que el universo la condene si ella no estaba lista para hacer lo mismo por él.
Hubo un suspiro pesado —la llamaron temprano, de la compañía —él empezó a explicar al tono normal, en lugar de susurros, por lo que sus palabras llegaron hasta Sabine, pero esta no dio ninguna indicación sobre ello —algunos vejestorios incompetentes metieron la pata en un acuerdo con otra empresa, y ella tuvo que salir corriendo para arreglarlo —Félix frunció el ceño, y apretó un poco más la mano de la oji-azul. No lo suficientemente como para doler, y Marinette le devolvió el apretón con la misma fuerza, siendo su ancla y recordándole que respirara profundo y despacio mientras hablaba —me llamó hace poco. No está segura si podrá tomar el último tren o, tendrá que conseguir un vuelo de último momento… o si tendrá que esperar hasta mañana para regresar —lo último era básicamente un gruñido. Marinette se encontró frotando su mano con el dedo pulgar de forma instintiva.
—Y es su cumpleaños —Marinette añadió, con tono comprensivo —que falta de consideración. Entiendo que estés tan molesto, Lix. Has estado planeando tanto ese día —ella se aseguró de validar sus emociones mientras se movía para ofrecerle un abrazo. No era lástima lo que había en su voz y esperaba que su pareja lo supiera.
Félix se movió para aceptar su abrazo, enterrando la cara en su cabello, y apreciando su característico aroma dulce. Hoy tenía un toque de lavanda.
Cuando se soltaron y se pusieron de pie, Félix la ayudó a recoger las esterillas —me siento mejor ahora. Lamento haber venido sin avisar.
Sabine se giró hacia ellos con una tetera china en manos —no hay necesidad de disculparse, querido, nuestra puerta siempre está abierta para cualquier amigo o familiar que necesite una mano, o un oído atento ¿No es cierto, hija?
Marinette asintió con una brillante sonrisa —por supuesto, Maman.
Los dos adolescentes se unieron a Sabine en la barra de la cocina a disfrutar del té. Al menos, hasta que un gruñidito proveniente del estómago de Marinette le recordó que aún no había tomado su primera comida del día.
Sabine se rió entre dientes — ¿Ya desayunaste, querido? —preguntó maternalmente, mientras se giraba para cortar unas rebanadas de pan y ponerlas a tostar.
Félix abrió la boca para responder, sin embargo, se detuvo un segundo y repasó su mañana —yo… en realidad, no —se sorprendió a sí mismo. Había pasado un tiempo desde que una emoción fuerte lo había sacudido de su rutina.
Mientras él pensaba en eso, Marinette y Sabine compartieron una mirada. Para cuando Félix se quiso dar cuenta, Marinette estaba poniendo una bandeja con una variedad de frutas picadas en el mesón, y Sabine colocó una pila de tostadas y botes con mermelada y otras cosas para untar.
El chico parpadeó un segundo y resolvió ayudar, alcanzando la tetera para rellenar las tazas.
Se sentaron en silencio durante unos minutos. La pareja simplemente comiendo mientras Sabine los observaba, detrás de su taza de té.
Sin embargo, Marinette seguía dándole vueltas al asunto en su cabeza.
— ¿Te gustaría decorar la casa para sorprenderla? —salió de su boca prácticamente sin pensar. Algunas ideas aglomerándose y tomando forma en su cabeza.
Félix se detuvo en medio de masticar un trozo de melón. Parpadeó hacia ella mientras tragaba el bocado y solo entonces respondió — ¿cómo dices? —bastante desconcertado.
La risita de Sabine llegó hasta sus oídos, pero en ningún momento dejó de mirar a su novia, mientras ella se limpiaba las migajas de tostada con una servilleta —bueno, no parece que haya nada que se pueda hacer sobre la estancia de tu madre en Londres hoy —si ese fuera el caso, seguramente su novio ya estaría en ello y no en su casa para aplacar su enojo —entonces, ¿por qué no aprovechar que está fuera y decoramos el salón, por ejemplo? Podríamos colocar un cartel de ‘feliz cumpleaños’, globos, serpentinas, flores —su mente ya estaba trabajando en esquemas de colores que no fueran demasiado vibrantes, mientras enlistaba los artículos apropiados —y puedo hacer galletas glaseadas con ‘HBD’ en la cubierta… —cuando se detuvo para evaluar su planificación, finalmente tomó una mirada de Félix, y cerró la boca. El rubio la estaba mirando como si no pudiera descifrar algo de lo que ella había dicho —o… tal vez… a ti y a tu madre no les gusta ese tipo de cosas —desvió la mirada y su voz se iba haciendo más pequeña —l-lo siento. Y-yo no debí-
Félix la acalló, colocando dos dedos debajo de su barbilla para persuadirla de mirarlo de nuevo —no, Marinette, continúa —él le pidió suavemente —creo… que a mamá le encantará lo que estás describiendo.
El británico la miró con adoración apenas encubierta en sus ojos. Jamás se le hubiera ocurrido una idea tan… doméstica. No era algo habitual en su familia. Las fiestas importantes generalmente se dejaban a cargo de personas que las organizaban profesionalmente.
La idea de hacerlo personalmente… su madre seguro que lo amaría.
Sin embargo, lo que puso esa mirada en su rostro fue el hecho de escucharla planear todo eso para ambos. Ella usó “nosotros” todo el tiempo mientras le explicaba sus sugerencias. El hecho de que ella estuviera tan entusiasmada, planeando una sorpresa para su madre simplemente… le agitó el corazón.
El mañana no podía llegar lo suficientemente pronto. Quería presentarla oficialmente a ambas.
Simplemente sabía que su madre amaría a Marinette en el momento en que la conociera.
— ¿Estás seguro? —ella le preguntó, aún con voz vacilante.
—Desde luego. Dime lo que necesitas y dónde podemos conseguirlo. Jeeves nos llevará —aseguró inmediatamente, devolviendo la sonrisa entusiasta a su adorable rostro.
Recién entonces, Marinette se dio cuenta de que su madre seguía al otro lado de la barra y los estaba mirando con una sonrisa que decía que sabía muchas cosas.
Marinette no estaba lista para enfrentar eso.
—Maman ¿Puedo ir? —le dio su mejor sonrisa y ojos de muñeca, incluso haciendo un pequeño y disimulado puchero, y entrelazando las manos a la altura de su pecho.
Félix sintió que le daría cualquier cosa que ella pidiera en ese mismo instante.
Y ni siquiera lo estaba mirando a él.
Sabine los miró a ambos por un momento y luego se rió —por supuesto, bāo bèi —ella le acarició el cabello —solo asegúrate de enviarnos un mensaje para saber a qué hora regresas.
—Yo la traeré personalmente —Félix se apresuró a asegurar. No iba a dejar que la madre de su novia pensara que él era nada menos que un caballero adecuado con su hija.
Sabine asintió sin perder la sonrisa —Y envíame algunas fotos de lo que hagan. Me gusta ver las cosas que creas.
Marinette se levantó para abrazar a su madre — ¡Gracias!
Su madre le devolvió el abrazo —bien, si pretendes ir a alguna parte, deberías empezar por cambiarte —Marinette hizo una pausa, se miró a sí misma y ahogó un chillido. Ni siquiera había registrado el hecho de que estaba en pijama frente a Félix. Chilló y balbuceó una excusa mientras salía corriendo/tropezando escalones arriba hacia su habitación. El rubio no pudo evitar reírse por lo bajo, mientras que Sabine solo negó con la cabeza — ¿te importa ayudarme a recoger, Félix?
Félix se deslizó fuera del taburete —por supuesto, señora Cheng.
La mujer se movió hacia el fregadero —solo Sabine está bien, querido —ella lo corrigió gentilmente, mirándolo de reojo.
El británico hizo una pequeña pausa ante sus palabras. Una pequeña sonrisa se deslizó en sus labios por un momento, mientras recogía las tazas y la tetera vacía —entendido, señora Sabine —llevó los trastes al fregadero.
Sabine solo resopló suavemente en respuesta.
Diez minutos después, Marinette regresó, cómodamente envuelta con un vestido tipo jersey color rojo oscuro sobre leggins a cuadros en blanco y negro, botines de gamuza a juego con su vestido, el cabello recogido en una media coleta con un listón blanco y un bolsito a la cadera diseñado como una catarina.
Al llegar a la cocina, encontró a su madre sonriendo y a su novio confundido —yo no encargué un pastel aquí.
—La casa invita. Será un pastel volteado de manzana —Sabine lo descartó fácilmente —te lo enviaremos mañana a primera hora.
Félix se volvió hacia ella con una expresión inconforme — ¿Por qué tu familia es tan obstinada respecto a darme alimentos por los que no me permiten pagar? —él se quejó.
Marinette se rió sin molestarse en encubrirlo. Félix quería estar molesto por su burla, pero el sonido de su felicidad simplemente tenía el efecto secundario de ponerlo de buen humor. Lo cual, era justo lo que necesitaba en este momento — ¿Nos vamos? —ella preguntó, alcanzando su mano para tirar de él en dirección a la puerta.
La mirada de Félix se suavizó en ella —por supuesto. Hasta luego, Madame Sabine.
Sí Marinette se sorprendió por el cambio, no lo demostró —nos vemos más tarde, Maman.
— ¡Diviértanse y tengan cuidado ustedes dos! —ella los despidió, terminando de ordenar la sala antes de bajar al local, pensando en qué fecha sería mejor para su apuesta con Tom sobre cuando los dos chicos se presentarían oficialmente como pareja.
—Buen día, señor Jeeves —Marinette saludó alegremente mientras se subía al transporte —mi padre le envía esto. Esperamos que lo disfrute —le pasó al hombre tras el volante una taza con capuchino.
El hombre le dio una mirada sorprendida, debajo de unos lentes de sol habituales, pero recibió su oferta. Marinette no lo había observado bien hasta entonces, probablemente tendría la edad de su padre o un poco más, estaba más en el espectro de ser delgado, pero con un físico bien conservado, un asomo de calvicie en el cabello castaño claro con algunas canas aquí y allá, piel clara y ojos avellana claros —le agradezco mucho su consideración, joven señorita.
Marinette se rió nerviosamente ante el formalismo —uh, solo Marinette está bien.
Jeeves asintió hacia ella —gracias, señorita Marinette —la oji-azul parpadeó un par de veces, mientras que Félix frunció los labios en una sonrisa divertida — ¿A dónde nos dirigimos, joven Félix?
El rubio miró a su novia —tú nos diriges, Nettie ¿Cuál es un buen lugar para comprar los artículos que necesitas?
Jeeves arqueó una ceja, pero tomó un sorbo de la bebida ofrecida y no hizo ninguna pregunta mientras Marinette le daba una dirección específica dentro del distrito comercial. Mientras tanto, la niña sacó su teléfono y comenzó a escribir una lista en sus notas, para asegurarse de no olvidar nada.
Comprar artículos de fiesta fue toda una nueva experiencia para Félix. Aunque simplemente se limitó a empujar el carrito de compras y dar su opinión a Marinette sobre los colores y la cantidad de artículos, con referencia al espacio y la decoración de su sala.
Él la observó, en su concentrada eficiencia, navegar a través de los pasillos, recogiendo lo que necesitaba y tachándolo de su lista inmediatamente. Aunque tuvo que recordarle un par de veces que no se preocupara por el presupuesto, mientras la veía comparar precios de diferentes artículos.
Era realmente adorable. Y doméstico. Y Félix tuvo que sacudir la cabeza cuando la pregunta "¿Nos veremos así, en unos años, para el cumpleaños de nuestro hijo o hija?" monopolizó su mente por unos segundos.
Una afortunada distracción surgió cuando Félix se sorprendió al darse cuenta de que, en algún momento, Tikki había abandonado el bolso de Marinette para esconderse en el cuello de la chaqueta ligera que él se había puesto antes de abandonar el auto y, al igual que él, estaba admirando a la oji-azul con clara adoración.
— ¿En qué estás pensando? Sí puedo ser tan atrevido —Félix curioseó, susurrando lo más bajo posible y mirando aún hacia el frente, para no llamar la atención de nadie.
—Mi pequeña catarina. Es tan magnífica cuando se deja llevar por su creatividad —Tikki respondió en el mismo tono bajo. Sus grandes ojos color índigo centrados en su protegida —puedo ver la creación emanando en oleadas de ella. Es tan joven, y aun así, tan fuerte.
Félix estaba naturalmente curioso — ¿A qué te refieres con 'la creación emanando de ella'?
—El don de inspirar a las personas, es algo inherente en Marinette —Tikki susurró —sin embargo, gracias al uso de mi miraculous, esa característica se vuelve exponencial. Con solo estar alrededor, todos aquellos con una inclinación creativa sienten la necesidad de crear ¿Puedes notar cómo las personas que solo estaban mirando artículos en el pasillo ahora están buscando suministros?
Ampliamente intrigado, Félix echó un vistazo disimulado a su alrededor, y pudo ver las palabras de Tikki cobrar vida.
Personas que recién entraban al pasillo, o que solo habían estado mirando alrededor con aburrimiento, ahora estaban buscando y recogiendo materiales, con expresiones emocionadas o determinadas. Parecía como si un interruptor se encendiera dentro de ellos, solo por estar cerca de su novia.
—Eso es… impresionante —él murmuró, sin dejar de cuidar su tono, mientras avanzaba lentamente detrás de ella — ¿y ella lo hace inconscientemente?
Tikki respondió con un sonido positivo y una sonrisa.
Luego de un viaje de compras de cuarenta minutos, la pareja fue conducida por Jeeves a la casa temporal de los Graham de Vanily.
Marinette se tomó un momento para apreciar la decoración exterior a la luz de la mañana en lugar del amparo de la noche y las luces artificiales de la calle.
Era igual, si no más hermoso, de lo que pensó anoche.
Félix abrió la puerta principal mientras que Jeeves acarreó las bolsas de compras hasta la sala, dejándolos cuidadosamente sobre el sofá.
Marinette, mientras tanto, absorbió la imagen del interior de la casa.
Las paredes, en su mayoría, eran de color crema. Con uno o dos muros blancos, para maximizar la iluminación natural que provenía de las grandes ventanas.
El pasillo frente a la puerta empezaba con un recibidor que albergaba una mesita, un perchero de pie (donde Félix había dejado su chaqueta) y uno más pequeño, de pared, donde colgaban algunos llaveros; continuaba un par de metros hasta ser interrumpido por dos arcos con molduras blancas: el de la izquierda se dirigía a la amplia sala y el derecho a la cocina-comedor. Y más adelante seguía una escalera que se curvaba en dos direcciones para el piso superior, dejando bajo ellas paredes corredizas de cristal que daban paso al patio trasero.
—Gracias, Jeeves. Puedes tomarte el resto del día libre —Félix se dirigió a su chófer con los brazos detrás de su espalda —te llamaré en la tarde, para llevar a Marinette a casa.
— ¿Está seguro, joven Félix? —Jeeves recorrió el resto del primer piso en un barrido rápido, antes de volver a mirar al hijo de su empleadora. Solo entonces, Marinette cayó en cuenta de lo silencioso que estaba el lugar, con excepción de ellos.
El rubio arqueó una ceja —por supuesto.
El hombre castaño pareció dudar por un segundo, pero asintió. Luego dio una breve inclinación, susurrando algo al rubio, antes de retirarse.
Félix simplemente lo miró salir, con un pequeño ceño fruncido.
—Uh… ¿Pasa algo? —Marinette preguntó, dudosa.
Félix suspiró antes de volverse hacia ella, perdiendo la postura rígida —nada de qué preocuparse —rodó los ojos, dirigiéndose hacia las bolsas para empezar a sacar su contenido —solo el consejo habitual que se le da a los adolescentes cuando se quedan solos.
Marinette se tomó un momento para entender lo que estaba diciendo. El rubor se le subió a las mejillas, y dirigió su mirada a cualquier parte de la casa que no fuera Félix —y-yo, eh… quiero decir ¿N-no hay nadie más aquí? —tartamudeó —su-supuse que…
—Le di el día libre al personal de limpieza y cocina está mañana, justo después de que mamá se fuera —el rubio explicó — ¿Te sientes incómoda por eso?
Marinette abrió la boca, sin embargo, antes de seguir soltando balbuceos sin sentido, se detuvo y lo pensó. Habían estado solos en su casa durante varias horas, tomando en cuenta que sus padres pasaban la hora del almuerzo casi por entero en el local, y nunca había sido incómodo. Por supuesto, nunca había escuchado una insinuación de nada —yo… no, realmente no me incomoda estar sola contigo. Es solo… el hecho de que lo mencionara… —sus mejillas quemaron de nuevo —es vergonzoso —terminó, en voz bastante baja.
Félix se encontró junto a ella de inmediato, tomando una de sus manos para un apretón suave —entonces solo ignóralo, my dear —él le respondió —tú y yo sabemos cómo es nuestra relación y lo que queremos de esto. Siempre has respetado mis límites y yo los tuyos —Marinette asintió suavemente, y se permitió relajarse.
—Sí. Tienes razón —despacio, se puso en puntillas y besó la mejilla del oji-verde.
Félix le respondió con una suave sonrisa —ahora, dime ¿Qué ideas tienes?
Los ojos de Marinette brillaron con entusiasmo antes de empezar a explicar lo que tenía en mente.
*El shinai es la espada de bambú que se utiliza para la práctica de kendo.
Notes:
*Tengo un chingo de cosas que decir sobre Coalición. Voy a tratar de resumirlas sin dejar nada fuera:
1- Dioses! Llevaba esperando la caída de Rossi desde el capítulo de SentiLadybug! Finalmente, carajo!
Sin embargo, tengo que quejarme de que eliminarán la escena (no recuerdo si era desde la biblia o solo del animatic) en donde Alya, apodada por los lectores de este fic como La sin neuronas funcionales, y el resto de su clase, que comparten una única neurona colmena, LE PEDÍAN DISCULPAS A MARINETTE POR CREER EN LILA EN LUGAR DE ELLA. HONESTAMENTE! MARINETTE SE MERECE ESO, después de todo lo que le hicieron! (les dejo una imagen recopilatoria )
Sin embargo, al César lo que es del César, y creo que arreglaron bien lo de la trampa a Lila y Chloe, que (de nuevo, si no mal recuerdo) al principio era que CAVABAN un túnel en alguna parte de la escuela para el plan. Toda una locura los primeros conceptos de este capítulo.2- Ahhhh, Bustier, la misma vieja canción! Señora, por favor, usted está viendo cómo, literalmente, en sus narices, Lila y Chloe le están causando un ataque de pánico a Sabrina, y las deja ir tras ella después de que saliera corriendo ¿Quiere que se maten o qué? Encima que no dice nada mientras Lila acusa sin prueba alguna de que Marinette fue la que alteró los formularios de sus compañeros… SEÑORA, YA VÁYASE A SU CASA, CON SU MUJER, A PASAR SUS ULTIMOS DÍAS DE EMBARAZO!
3- Mendeleiev solía caerme bien, hasta que vimos el capítulo de los flashabacks de Marinette, y se ve que es la misma calaña que no le hace nada a Chloe. Así que de ella ya no me esperaba nada.
4- Lo siento. Lo siento mucho pero no puedo simpatizar NI UN POQUITO con Damocles. Mira que la escena en que lo están animando y aparece el escudo está muy bien hecha. La animación de este capítulo en general está muy hermosa y bien hecha. La trama es que no. Damocles en ningún momento ha sido un director tan bueno como lo están aclamando Juleka y los demás, así que no me uniré a la gente de la escuela para despedirlo con aplausos. Tenemos que recordar que castigó a TODOS los estudiantes, menos a Chloe, para limpiar la escuela, tras la llamada falsa a los bomberos? Tengo que contabilizar la CANTIDAD de veces que jodió a otras personas a causa de los berrinches de Chloe? Las ocasiones en que desestimó cualquier sentido de justicia porque el alcalde estaba involucrado? A mí perspectiva, su ambición de ser superhéroe nace de la importancia que le genera saber que hace las cosas MUY mal en su escuela, pero no hace nada por cambiarlo. Qué decida hacer UNA buena acción justo antes de retirarse, se reconoce que requiere MUCHO valor, saber que perderás tu empleo, pero pudo hacer un montón de cosas mucho mejor, y no lo hizo. Así que no. Adiós hombre. No se le extrañará.
5- No entendí un carajo de cómo derrotaron a Reflecta, no sé si fue por la barrera del idioma pero ¿Cómo sabían cuál era la Juleka original? Porque me imagino que solo esa tenía el akuma.
6- Y, hablando de Juleka, me gusta mucho su desarrollo final en este capítulo. Y saber que estaba repitiendo curso! Pobre niña. Se merece mucho amor.
7- Creo que eso es todo. Cómo dijo la arroz al final: de viene la guerra, hay que estar preparados.
8- Pasemos a Collusion de rapidez, porque solo tengo dos cosas que decir aquí: yo NECESITO hablar con alguien que viva o que haya vivido en París para que me diga si es real o no que el alcalde puede interferir de esta manera en las escuelas. Tipo, no hay un sistema como Secretaria de Educación o una wea así que regula esas cosas. El alcalde no tiene que tomar decisiones en conjunto con otros miembros de la rama judicial?
Y luego… yo entiendo que el París de Miraculous está como en una burbuja, aislado del resto de Francia, y del mundo entero. Básicamente porque no llegan superhéroes de otras partes a poner orden y decir que los niños no deberían estar liderando una guerra mágica…. Pero, No. Me. Jodan.
¿CÓMO UNA MOCOSA DE 14 AÑOS SE HACE A SÍ MISMA ALCALDESA DE LA NADA?
ASTRUC, DE CUÁL TE FUMAS, VIEJO?!
Chapter 73: Revelación
Summary:
Momento decoración se ve interrumpido.
Mieliferal está de vuelta
Adrien choca de frente con cosas que no esperaba descubrir.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Transcurrieron unos buenos treinta minutos mientras llenaban el techo con banderines de color champagne con letras doradas, y globos marmoleados en blanco y negro. Con lo cual, Tikki se divirtió mucho ayudando.
La línea de globos que estaba justo frente a los arcos que separaban el pasillo de la sala tenían serpentinas blancas atadas, creando una especie de cortina.
El próximo paso era extender, por la pared del fondo, una cortina con recortes en forma de estrellas y lunas menguantes, con luces LED. Todo en color dorado.
Sin embargo, una conocida alarma los obligó a hacer una pausa.
—Y estaba haciendo tan buen día —Marinette se quejó en voz baja, sacando su teléfono para comprobar el Ladyblog —la buena noticia es que, probablemente, no habrá un akuma durante el cumpleaños de tu madre.
Félix resopló por su humor, mientras se inclinaba junto a ella.
Alya estaba en el área circundante al Louvre. La icónica pirámide de cristal estaba destrozada por la mitad, y llena de lianas, helechos y arbustos espinosos de gran envergadura.
En realidad, cuando la bloggera se movió, dio un vistazo a toda el área antiguamente llamada el Palacio Real de Louvre enseñando como los tejados estaban completamente cubiertos por una amalgama de diferentes plantas, como si una selva estuviera creciendo sobre la construcción.
Marinette dejó escapar un jadeo cuando el akumatizado responsable entró en la toma. La constitución en general era como de una Naga: cola serpentina y torso de ser humano. Sin embargo, la cola parecía estar hecha de troncos y lianas trenzadas y fuertemente unidas. La parte superior de su cuerpo continuaba con los colores marrones y verdes, enredaderas llenas de espinas se envolvían alrededor de su cuello y brazos, cerrádose alrededor de sus muñecas como brazaletes; los ojos eran de color verde pálido, con pupilas alargadas de color dorado brillante y el cabello majestuosamente largo parecía hecho con hojas caducas de los arboles otoñales y estaba adornado por una corona triunfal (hecha de laureles)
Rápidamente, la mujer medio serpiente se encontró fuera de foco en la pantalla, mientras Alya tropezaba y retrocedía.
Marinette y Félix alcanzaron a escuchar a Nino susurrarle a Alya que se fueran, mientras se podía ver que el suelo empezaba a cubrirse de lianas y enredaderas también. La oji-azul solo pudo negar con su cabeza. ¿El sentido común y el miedo al peligro nunca alcanzarían a Alya Cesaire, o sí?
—Vámonos, Tikki. Tenemos trabajo que hacer —Marinette guardó su teléfono dentro de su pequeño bolso, encontrando que su pequeña compañera ya estaba flotando sobre su hombro.
—Lista cuando lo estés, Marinette.
La francho-china asintió, alejándose un poco de Félix mientras activaba su transformación, para que la luz no lo tomara por sorpresa —lo siento, mon cher. Continuaremos con la decoración después de que desakumatice a esa persona —levantó suavemente su hombro derecho.
No se dio cuenta de cuán automático fue el pensar que Félix estaría molesto con ella por la interrumpir sus planes.
El rubio, por su parte, resopló ante su disculpa innecesaria. La tomó de la mano y redujo la distancia entre ellos, de la forma en que solo se sentía cómodo con ella, para acariciar su rostro medio encubierto con la otra mano —Marinette, no necesitas disculparte —le aseguró —entiendo que esta ciudad cuenta contigo, aunque no desee verte en una posición en la puedan hacerte daño.
—Félix… —ella suspiró, entre la sorpresa por su negativa a la disculpa y el alivio.
El mencionado presionó un beso muy leve, como una suave caricia, sobre la mejilla que no estaba sosteniendo —por eso te pido, concédeme el ir contigo —susurró contra su piel, antes de presionar otro beso —permíteme devolver apropiadamente tu incondicional apoyo, my dear.
Marinette exhaló un gemido de protesta. ¡Seguramente no podía esperar que, hablándole en ese tono, y besándola de esa manera, ella pudiera decir que no a cualquier cosa! ¡Simplemente no era justo!
—Supongo que paralizarla podría ser un buen modo de terminar con este ataque rápido —ella cedió, después de un momento de considerarlo (realmente considerarlo. No, no estaba siendo una idiota enamorada de nuevo. Esto no sería como Ryuko y el Maestro Fu de nuevo) —aquí —se obligó a separarse de su novio para obtener la peineta de su yoyo.
La peineta se transformó de nuevo en un clip mientras Pollen aparecía, una vez que el miraculous estuvo en manos de Félix — ¡Me place verlo de nuevo, su Alteza! —lo saludó en inglés.
Félix no pudo evitar la pequeña sonrisa mientras le regresaba el saludo, y se prendía el clip en el cuello alto de su suéter —cuento contigo de nuevo. Pollen, Buzz on.
Un destello ámbar más tarde, y Mieliferal estaba listo para seguir a su amada a la batalla.
Se escabulleron de la casa, cuidando que no hubiera nadie para verlos salir de la residencia temporal de los Graham de Vanily, y se apresuraron a cortar camino para llegar rápidamente al museo.
Viajaron por los tejados hasta llegar al museo. Viperion ya estaba estratégicamente escondido entre las plantas que sufrían de súper-crecimiento mágico, así que los dos héroes con temática de insecto se unieron a él.
— ¿Hoy los refuerzos llegan temprano? —Viperion preguntó, apenas dejando que la burla tiñera su tono, y mirando de reojo a la pareja.
Mieliferal le dirigió un ceño fruncido, pero Ladybug simplemente se paró a su lado y le dio un juguetón empujón en las costillas con el codo — ¿Has podido descubrir algo sobre ella?
El mayor se encogió de hombros —solo que, aparentemente, está vinculada al Jardín de los invernaderos de Auteuil.
Mieliferal emitió un zumbido de pregunta —una mezcla de jardín botánico e invernadero —Ladybug respondió, tomando su yoyo para hacer un poco de zoom sobre la supervillana del día —está en el quinceavo distrito —añadió distraídamente.
—No ha dicho mucho sobre sí misma antes de empezar a exigirlos a ti y a Chat Noir —añadió el chico serpiente.
Y, hablando del gato, el héroe faltante aterrizó a unos metros de la naga arbórea con su bastón usado como garrocha, y soltando algún chiste sobre gusanos súper-desarrollados y el olor a polen.
Ladybug se llevó una mano a la frente, mientras Mieliferal resoplaba detrás de ella —será mejor que vayamos antes de que convierta a Chat en un arbusto de hierba gatera —Viperion se rió un poco del dúo original —ustedes dos, en contacto —instruyó, sacando el pequeño auricular del punto central en su yoyo y colocándolo en su oreja, antes de enseñarle a Mieliferal a sacar el suyo de la parte superior de su peonza. Viperion hizo lo mismo —Mieliferal, prepárate. Viperion, dirigirnos si es necesario.
Los dos chicos asintieron a sus instrucciones. Viperion se deslizó entre las sombras de su escondite para encontrar un mejor lugar de observación, mientras Ladybug y Mieliferal se lanzaban a la refriega.
—Hola, gatito ¿Te hace falta una pata? —la heroína no se resistió a su propia entrada, saltando sobre la cabeza de la akumatizada para usar su yoyo como escudo, desviando un aluvión de semillas disparadas como balas.
—M’Lady, siempre es miautastico verte- —el gato se detuvo en seco cuando el tercer héroe se unió a ellos —está bien ¿qué hace el abejorro de vuelta tan pronto? —rumió de mal humor.
—Oh, nos topamos de camino y estaba dispuesto a ayudar —la chica se encogió de hombros ante su media-mentira —y realmente preferiría terminar con esto rápido, estaba… ocupada con algo importante —la chica resistió el impulso de mirar a su novio de reojo, para no darle ni una pista al gato.
Mieliferal no escondió la sonrisa ante su respuesta. Afortunadamente, Chat estaba más al pendiente de la heroína moteada. Esta aprovechó eso para instruirle que se pusiera el comunicador.
— ¡Ladybug, Chat Noir! Obtendré sus miraculous el día de hoy. Y le enseñaré a París una gran lección sobre cuidar el medio ambiente que nos rodea y provee —la akumatizada aún sin nombre exclamó, los ojos ambarinos brillando con furia y magia.
—Y pensé que mi antigua profesora de botánica era intensa —Mieliferal se burló, con expresión aburrida.
Ladybug se mordió el labio inferior para contener una sonrisa —escucha, amo las flores y las plantas como cualquiera, pero esto es un poco exagerado.
—Te mostraré exageración —Venus atrapa-moscas del tamaño de ponis emergieron bajo los pies de los tres superhéroes, obligándolos a saltar y apartarse.
—Cuidado con su cola, chicos, algo me dice que es más rápida de lo que deja ver —Viperion advirtió a través de los comunicadores.
Justo a tiempo para que la cola de la akumatizada se abalanzara sobre Ladybug a una velocidad notable.
La chica saltó, pero el apéndice aparentemente interminable golpeó el suelo donde ella había estado e, inmediatamente cambió de ángulo para tratar de enredar su tobillo.
— ¡Atención, M’Lady! —Chat extendió su bastón para interponerlo y que la cola de serpiente no alcanzara a la heroína.
No obstante, la akumatizada redirigió su atención a él, usando el agarre en su arma para tirar del gato más cerca.
Afortunadamente, Mieliferal también había entrado en acción cuando vio a la villana ir tras Ladybug. Agarró fuertemente una sección de la cola y tiró de ella en dirección opuesta, desviando la trayectoria de Chat Noir, quien soltó su bastón en favor de derrapar por el suelo en lugar de estrellarse contra la pirámide de cristal… o los arbustos espinosos que cubrían lo quedaba de ella.
—Feral, vamos a atarla —Ladybug sugirió, haciendo girar su yoyo antes de lanzarlo como el lazo de un vaquero hacia la parte superior de la villana. El portador de Pollen siguió su ejemplo, usando la cuerda de su trompo del mismo modo. Chat Noir aprovechó para recuperar su bastón, mientras los dos héroes con temática de insecto luchaban por mantener el control de la alargada forma —Chat, ve si puedes conseguir la corona de laureles en su cabeza, tal vez el akuma esté allí.
—Niños ingenuos, no pueden detener a Deméter con sus pequeños juguetes —las enredaderas distribuidas por sus brazos y cola empezaron a gotear algo que parecía sabia, lo cual le permitió deslizarse entre las cuerdas ajustadas y liberarse fácilmente —entreguen sus miraculous y tal vez no los convierta en sauces llorones —hizo un barrido de su cola, tratando de golpearlos a los tres. Sin embargo, los héroes la evadieron saltando y se reagruparon en el tejado donde estaba Viperion, siguiendo el ejemplo de Ladybug.
—Entonces, el nombre es Deméter ¿uh? —el chico serpiente murmuró.
Chat se apoyó en su bastón, viéndola aun en su discurso de exigir los miraculous —si mis clases de mitología no me fallan ¿esa es una diosa griega? —aportó.
—La diosa de la agricultura, la tierra verde y fértil —asintió Mieliferal —La portadora de las estaciones y madre de Perséfone.
Ladybug llevó, inconscientemente, su mano hasta su cabello, pero se detuvo en seco al no sentir su adorno favorito para el pelo. Mieliferal no pasó por alto el gesto. Chat tampoco.
— ¿Todo bien, Ladybug? —el gato se inclinó hacia ella, curioso.
La chica se tensó por un segundo, bajando la mano de su cabello para tomar el yoyo en su cintura —no es nada. Solo recordé algo —ella murmuró en respuesta, esperando que su compañero no insistiera, y le hizo una señal a Viperion para que pusiera en marcha su segunda oportunidad —encontremos la manera de detenerla pronto ¡Amuleto encantado!
Después de un gran tanque extintor, un retroceso en el tiempo y poco de coordinación de parte de Viperion, Chat Noir y Ladybug le dieron a Mieliferal la apertura para inyectar su veneno paralizante en la akumatizada.
Resultó que el akuma no estaba en la corona triunfal, sino en una de las flores que colgaba de la enredadera de su cuello, que se convirtió en su gafete de acceso al jardín botánico/invernadero en el que trabajaba. Sus compañeros de trabajo la alcanzaron tan pronto como Ladybug lanzó su cura mágica e hizo desaparecer a todas esas plantas enormes que llenaban el área del museo.
—Bien hecho, muchachos ¡Ganamos! —los cuatro juntaron sus puños en la acostumbrada celebración.
A su alrededor, la gente que regresaba para continuar con su día los aplaudió por su éxito. Camarógrafos y reporteros estaban llegando, entre ellos Alya, con la esperanza de obtener algunas palabras.
Ladybug y Chat Noir sonrieron y saludaron silenciosamente a las personas, Viperion se limitó a mostrar una sonrisa mientras Mieliferal sólo se cruzó de brazos con la cara en blanco.
Los dos héroes principales se permitieron algunos segundos frente a las cámaras antes de que Ladybug usara el aviso de sus artes como una excusa para marcharse.
—Aún nos quedaban unos minutos, bugaboo —Chat reprochó de forma bromista, mientras los cuatro regresaban a los tejados.
—Te dije que estaba ocupada, Chat —ella le respondió, colocando ambas manos en su cintura — ¡Y para con este tonto apodo!
El gato simplemente se rió de su regaño, sin tomarlo en serio, como de costumbre — ¡Te veré está noche en la patrulla, M’Lady! —se despidió, tomando su mano para el acostumbrado beso de caballero.
El cual fue respondido con el usual alejamiento de la superheroína, quien le dio una mirada irritada.
Mieliferal se adelantó para tomar su mano — ¿nos vamos? —sugirió, señalando el miraculous que daba su segunda alerta.
Ladybug asintió —nos vemos, Viperion —ella le sonrió al pasar, caminando de la mano con el británico hasta el borde del tejado, donde ambos se soltaron solo para lanzar sus respectivas armas a otro tejado, en dirección a la casa del chico.
De vuelta en el salón de la casa de Félix, la pareja se destransformó y Marinette se ocupó de alimentar a ambos kwamis.
—Ambos hicieron un notable trabajo, mis Altezas —Pollen se explayó, con su habitual aire formal y elocuente, mientras mordisqueaba un macarrón, igual que Tikki.
Sus palabras le consiguieron una pequeña sonrisa de Félix, además de una risita y caricias de Marinette —gracias, Pollen.
—Tiene razón —la encarnación de la creación ofreció, dándole una sonrisa de aliento a su protegida —se están convirtiendo en un buen equipo.
Marinette se sorprendió un poco por el elogio, aunque Félix la distrajo rápidamente, tomando su mano y dándole un suave apretón antes de depositar el miraculous en su mano. Ella le regresó una sonrisa mientras guardaba la joya en su bolsito —Pollen ¿te gustaría unirte a nosotros para terminar de decorar aquí? —la chica ofreció.
La deidad con forma de abeja echó un vistazo a su alrededor, encontrando agradable y acogedor el entorno, antes de intercambiar una mirada con Tikki —eso me gustaría, mi guardiana.
La oji-azul asintió con una sonrisa. Mientras las dos deidades terminaban sus bocadillos, Marinette tiró juguetonamente de Félix para volver a lo que estaban haciendo antes de la interrupción del akumatizado.
Adrien se encontró frente a la casa de Félix. Se las arregló para convencer a Gorila de llevarlo después del ataque akuma, ya que el resto de su sesión fotográfica había sido cancelada puesto que el camarógrafo tenía otro compromiso.
Dudó un momento sobre llamar a la puerta, pero luego sacó un pequeño llavero. Su tía Amelie le había regalado una copia de las llaves principales para, citando sus palabras, cuando él necesitara escapar un rato de su padre o cualquier emergencia; asegurándole que siempre sería bienvenido.
El modelo podía escuchar ruido desde el interior de la casa. Casi parecía música, si ponía suficiente atención en agudizar el oído.
Se preguntó si tenía algo que ver con la película en la que estaba trabajando su tía, y finalmente decidió utilizar la llave para entrar sin interrumpir.
Introdujo la llave en la brillante cerradura pulida y la giró, el movimiento hizo sonar un débil chasquido y la puerta se abrió silenciosamente para él.
La simple vista del interior era completamente diferente, en contraposición a la Mansión Agreste. Y Adrien se encontraba cada vez más deseando pasar tiempo aquí, con sus familiares, que en casa; donde rara vez veía a su propio padre, incluso a Nathalie estos días. Especialmente ahora que estaba tan cerca el cumpleaños de su madre y tía.
Mientras entraba y se aseguraba de cerrar bien la puerta tras de sí, el ‘ruido’ se volvió mucho más claro. Y ciertamente era música, aunque se sorprendió al reconocerla.
— ¿Tía Amelie? —preguntó en voz baja, más para sí que haciendo un aviso real de su presencia.
Caminó por el pasillo, inconsciente del cuidado que estaba teniendo para no hacer ruido. Algo dentro de él simplemente le decía que lo mantuviera bajo. Incluso Plagg, asomándose por su chaqueta blanca con felina curiosidad, permaneció en silencio.
Y gracias al cielo que fue así. Casi se tropieza y cae vergonzosamente cuando llegó al arco en la pared que daba pasó a la sala. Lo cual, lo hizo pasar por alto un movimiento borroso y fugaz de algo rojo y amarillo, que Plagg no pasó por alto. La encarnación de la destrucción simplemente se burló en silencio y regresó a su escondite.
L'amour brille sous les étoiles
D'une étrange lumière
La terre entière, en parfaite harmonie
Vit un moment royal
(El amor brilla bajo las estrellas
De una extraña luz
Toda la tierra, en perfecta armonía
Vive un momento real)
Su mente apenas daba crédito a lo que sus ojos veían.
Félix estaba en medio de la sala, con un atuendo ligeramente menos formal que lo habitual, pero eso apenas era notable en el esquema de las cosas. No. Lo increíble de la escena era que Marinette, su amiga, su princesa, estaba ahí con él; tenía sus manos alrededor del cuello de Félix, mientras que este la envolvía por la cintura, sus manos descansando en la espalda baja del vestido tipo jersey color rojo oscuro que Marinette estaba vistiendo.
Ambos estaban tan cerca que Adrien apenas podía diferenciar sus piernas, mientras se balanceaban al ritmo de la canción. La cabeza de Marinette se apoyaba en un hombro de Félix mientras que él apoyaba su mentón contra la coronilla de ella, con los ojos cerrados y una de las expresiones más suaves y pacíficas que el modelo había visto nunca en el rostro de su primo.
L'amour brille sous les étoiles
Illuminant leurs coeurs
Sa lumière éclaire à l'infini
Un sublime espoir
(El amor brilla bajo las estrellas
iluminando sus corazones
Su luz ilumina el infinito
Una esperanza sublime)
—Plagg, pellízcame —el modelo murmuró por debajo de la música, sin poder apartar los ojos de la escena desarrollándose frente a él. Y tuvo que morderse la lengua para no gritar cuando el ser mágico como un gato decidió obedecer y pellizcarlo en el centro del pecho.
En ese momento, Marinette y Félix detuvieron su baile, justo cuando la canción terminaba para dejar paso a los añadidos dramáticos de Timón y Pumba.
Marinette se rió, abiertamente feliz y divertida, mientras Félix, sin apenas separarse, apoyaba su frente en la de ella.
—Si piensas que eso es lindo, tengo que enseñarte Can you feel the love tonight? —el chico sugirió, acariciando la espalda baja de su novia con parsimonia —la letra en inglés es notablemente diferente.
—Me gustaría escucharla —ella respondió, moviendo su rostro para acariciar su nariz con la del rubio mientras su teléfono cambiaba de canción. La sonrisa en su rostro era obviamente enamorada —Solo un tiempo más~ Para estar contigo hoy aquí —Marinette siguió la letra de la canción, empezando a balancearse sobre sus pies. Félix le siguió la corriente de inmediato —Solo un tiempo más~ Solo en algo nuevo que vendrá pensando estoy —ella cerró los ojos, prosiguiendo a tararear la canción unos segundos. Félix nunca dejó de mirarla —Solo un tiempo más~ Un poco de lo que me ata a ti~ Solo un poco más~ Crece un sentimiento inmenso que está en mi interior
Félix simplemente acarició el rostro de la chica con la punta de su nariz, zumbando con satisfacción.
Si ella estaba tratando de derretir su corazón, estaba haciendo un increíble trabajo en ello.
Adrien se sentía completamente perdido ante la vista. Como si hubiera entrado en una dimensión paralela y estuviera presenciando algo que no debería.
Es decir, sabía que su amiga y su primo se habían vuelto cercanos. Muy cercanos, para los estándares de Félix, pero… ¿Esto?
Así es como solía soñarse a sí mismo estando junto con Ladybug.
Oh, dioses.
Retrocedió un par de pasos y se apoyó contra la pared para pensar qué hacer.
Rápidamente, decidió fingir que no había visto nada y hacer un poco de ruido, simulando que acababa de entrar.
Hizo girar el llavero en su mano y caminó de regreso al arco de la sala — ¿Félix? ¿Tía? —giró hacia la pareja, que solo habían girado sus cabezas para mirar en su dirección, pero aún seguían abrazados en posición de baile. Adrien ni siquiera necesitó fingir quedarse boquiabierto, no estaba muy seguro de qué decir o cómo saludar — ¿Fél? ¿Marinette?
Las manos de Marinette se tensaron alrededor del cuello de Félix, sus ojos se ensancharon por la presencia inesperada del modelo. Por el contrario, las manos de Félix no abandonaron su espalda, aun frotando pequeñas caricias a través de la tela densa de su vestido para su tranquilidad —Adrien ¿cómo-? —el británico se detuvo a sí mismo, sacudiendo un poco su cabeza —por supuesto. Mamá te dio una copia de las llaves ¿cierto? —el modelo asintió en silencio, simplemente levantando la mano para mostrar el pequeño llavero —bien ¿emergencia o solo querías alejarte de tu padre un rato?
La insinuación de que algo malo pasaba con Adrien pareció sacar a Marinette de su sorpresa. Dio un paso a un lado, mientras retiraba sus brazos del cuello de Félix; no se alejó demasiado, permitiendo que una de las manos del chico permaneciera en su espalda mientras ella le dirigía una mirada preocupada a Adrien. Su preocupación evidente plasmó una pequeña sonrisa en el modelo —uh ¿supongo que lo segundo? —respondió, llevándose una mano a la nuca como gesto nervioso —mí, uh, sesión de fotos quedó suspendida por el ataque akuma y estaba cerca de aquí así que… pensé venir y… —se detuvo por completo después de un poco de vacilación, sin saber si mirar a su primo o a su amiga.
La franco-china pareció relajarse al saber que su compañero de clases estaba bien. Félix asintió con la cabeza, recién entonces soltando y alejándose de la oji-azul para caminar hacia su primo y colocar una mano en su hombro —adelante, entonces, y ¿qué piensas? —cabeceó hacia la decoración que la pareja había terminado, con ayuda de los ahora desaparecidos kwamis, antes de ponerse a bailar con la música que Marinette había puesto.
Adrien miró con más atención la decoración de la sala, mientras Marinette recuperaba y silenciaba su teléfono —todo se ve muy bien ¿Tú hiciste esto, Marinette? —el modelo se giró hacia su amiga, esto gritaba el estilo de la diseñadora por todas partes.
Marinette le devolvió una pequeña sonrisa nerviosa —bueno, lo planifiqué, pero esto fue todo trabajo en equipo —hizo un gesto hacia el británico.
Adrien miró con algo de asombro a su primo, quien solo resopló por la incredulidad de su pariente —bueno, les quedó muy bien. Apuesto que a la tía Amelie le encantará —aportó — ¿dónde está ella, por cierto?
Félix hizo una mueca. Sugirió tomar asiento en el sofá antes de explicarle a Adrien lo que había pasado más temprano, mientras Marinette mantuvo su mano sobre la de él como apoyo silencioso.
Adrien entendía y compartía el sentir de su primo, aunque en menor intensidad. A continuación, preguntó por los planes que tenía su familiar para mañana. Félix compartió su intención de sorprender a su madre con la decoración y el desayuno en casa, antes de llevarla a almorzar en un restaurante donde ya había hecho reservaciones. También preguntó a Adrien si estaba dispuesto a unirse a él en una interpretación de piano por la mañana, con lo que el modelo estuvo de acuerdo fácilmente.
—Es casi hora de almorzar —Félix comentó, después de un intercambio sobre qué canción deberían tocar para su madre —tenía la intención de preguntarte ¿estás de ánimos para salir o prefieres encargar algo para comer aquí? —preguntó suavemente, inclinando un poco la cabeza hacia la oji-azul a su lado.
Marinette se sonrojó suavemente bajo sus atenciones, sorprendiendo nuevamente a Adrien —uh, lo que gustes, Lix —ella respondió en voz baja, pero con una sonrisa.
El británico reprimió el impulso de negar con la cabeza, en cambio, miró a su familiar — ¿y tú, Adrien? ¿Quieres unirte a nosotros para almorzar?
La reacción inmediata del modelo fue animarse. Félix y Marinette no podían evitar compararlo con un cachorro que ve a su dueño acercarse con la correa para salir a pasear. Los ojos verde esmeralda brillando — ¡Me encantaría! —sin embargo, rápidamente se desinfló —pero… mi padre-
—Oh, no te preocupes —la oportunidad de molestar a su tío formó una sonrisa traviesa en los labios de Félix —algo podremos hacer al respecto.
Los dos parisinos lo miraron con una ceja elevada, aunque, en el caso de Marinette, esta no pudo evitar igualar su sonrisa —ya tienes una idea en mente —ella lo acusó, inclinándose hacia él juguetonamente.
Félix se encogió ligeramente de hombros — ¿puedes hacerme un favor? —cuando Marinette asintió, curiosa, el británico se inclinó hacia su oreja y le susurró algo. Su aliento en la piel sensible de la chica la hizo estremecerse suavemente, pero ella asintió y se puso en pie, disculpándose por un momento con Adrien.
El modelo miró a su primo con confusión — ¿a dónde va?
—A buscar algo en mi habitación —respondió Félix, reclinándose levemente en el sofá, en una postura más relajada.
Adrien se mostró sorprendido — ¿tu habitación? ¿ella conoce tu habitación?
Félix le sonrió —no luzcas tan escandalizado, querido primo, hemos estado aquí casi toda la mañana. Y sí, ella ya conoce mi habitación.
El héroe secreto miró a su primo con una mezcla de confusión y cautela — ¿y por qué no fuiste tú mismo a buscar lo que necesitas?
Ahora, Félix se inclinó hacia él, con un toque de seriedad en su rostro —porque prefiero ser yo el que responda la pregunta que obviamente te lleva dando vueltas la cabeza desde que llegaste, que dejarla a ella en esa posición.
La expresión de Adrien se convirtió en un ceño fruncido — ¿qué es lo que está pasando entre ustedes dos?
—Estamos saliendo —Félix respondió, directo y a la yugular. Adrien sintió que perdía el aliento —el martes le pedí que fuera mi novia y dijo que sí.
Adrien abrió y cerró la boca un par de veces antes de encontrar la coherencia para responder — ¿ustedes dos llevan saliendo casi toda la semana y nadie lo ha notado?
Félix arqueó una ceja — ¿quién se iba a dar cuenta? Más o menos la mitad del salón ignora a Marinette para complacer a Rossi y a su ex-mejor-amiga Cesaire. No están cerca lo suficiente para notar algún cambio en ella —Adrien hizo una mueca ante la crudeza de su primo… dándose cuenta de que era cierto —en cuanto a mí, nadie en la clase excepto tú me conoce —le dio una mirada plana —y algo en tu razonamiento simplemente descartó la posibilidad —Adrien frunció el ceño ante eso, puede que fuera cierto, pero nunca había visto a su primo… interesado en ninguna chica (se negaba a pensar en él como enamorado. Simplemente sonaba extraño incluso en su cabeza) —tampoco creas que eres el primero en saberlo. Nette ya se lo dijo a dos de sus amigos.
Adrien casi se ahoga cuando él la llamó ‘Nette’ pero optó por no mencionarlo — ¿en serio? ¿a quienes?
—El chico Couffaine y Tsurugi-san —Félix se encogió de hombros.
Adrien iba a responder cuando Marinette entró de regreso en el salón, con una tablet en manos —la encontré —avisó, sonriente.
—Thanks, my dear —Félix le agradeció, recibiendo el dispositivo mientras ella volvía a sentarse a su lado.
Marinette se sorprendió un poco por el deliberado uso del apodo cariñoso. Echó una rápido vistazo a, un igual de sorprendido, Adrien y volvió la mirada a su novio.
Félix la tranquilizó con un guiño de ojo. A lo que ella se relajó.
—Entonces… ¿Cuál es la gran idea? —Adrien preguntó, después de unos segundos de incomodo silencio.
Félix empezó a escribir algo en la tablet, con Marinette echando un vistazo desde su costado —Mamá deja su correo abierto en mi tablet. No le importará que le enviemos un correo a tu padre en su nombre —terminó de escribir y lo repasó un momento, antes de mostrárselo a su primo, sintiendo la risa contenida de su novia contra su costado.
— ¿”Gabe”? —Marinette preguntó, apenas evitando reír en voz alta.
—Mamá suele llamarlo así. Le molesta —Félix le explicó, con una pequeña sonrisa.
Adrien revisó el correo. Básicamente, Félix había interpretado a su tía diciéndole a su padre que se lo ‘robarían’ por un par de horas, para un poco de tiempo en familia, ya que había terminado con sus ‘responsabilidades’ por el día. Añadía que no se preocupara porque lo enviaron a casa dentro de un par de horas.
El modelo casi podía escuchar el tono picaresco y atrevido de su tía mientras leía.
—Suena como la tía Amelie —aceptó, regresando la tablet a su primo.
—Por supuesto que sí —Félix se burló, pasándole el dispositivo a su novia de nuevo —Nette ¿nos tomas una foto para adjuntarla al correo?
Marinette parpadeó, pero no cuestionó al británico, levantándose del sofá para poder tomarles la foto.
— ¿Por qué? —Adrien, en cambio, sí preguntó.
Félix adoptó una postura más relajada, inclinándose hacia su primo casi con camaradería. En acto reflejo, Adrien se inclinó hacia él —porque tomarnos una foto desprevenidos, para presumirle al tío que estás feliz con nosotros, es algo que mamá haría.
Adrien parpadeó dos veces, asimilando la explicación de su primo. No pudo evitar que se le escapara una corta risa.
Justo en ese momento, Marinette tomó la fotografía.
Ella giró la pantalla para enseñarla a los primos, a lo que Félix asintió en aprobación.
El correo fue enviado y Félix pasó a buscar un restaurante agradable en la zona —así que ¿salimos o hacemos un pedido? —repitió.
Marinette se encogió de hombros. Esta vez fue Adrien quien respondió —me gustaría salir un rato. Cuando se publicite la nueva colección de Padre probablemente no pueda salir libremente a la calle por un par de días —el modelo hizo una pequeña mueca.
—Cierto, a menos que estés de humor para otro juego de persecución como después del anuncio del perfume —Marinette bufó, recordando ese desastroso día.
Adrien juntó sus manos en forma de rezo —y si puede ser, que mi guardaespaldas no se akumatice, mejor —añadió, en tono bromista.
El modelo y la oji-azul compartieron una pequeña risa.
—Creo que me estoy perdiendo una historia aquí —Félix se quejó, con el rostro en blanco —como sea, pedí un taxi, ya que le di el día libre a Jeeves hasta más tarde. Debe estar llegando. Adrien ¿puedes adelantarte? ya debe estar llegando.
El rubio miró de su amiga a su primo por un segundo y asintió, levantándose de su lugar para salir de la casa.
En cuanto estuvo fuera de la vista, Félix le hizo una seña a Marinette, hacia sus aretes. La niña asintió, susurrando un agradecimiento.
—Tikki, Pollen, nos vamos —la franco-china susurró cuidadosamente.
Los kwamis volaron de donde se estaban escondiendo, entre la decoración, y se escondieron juntos en el bolsito de Marinette. Inmediatamente, Félix dejó la tablet a un lado y se levantó para extender su brazo a Marinette. Ella aceptó su gesto con una sonrisa, y ambos salieron para reunirse con Adrien.
Notes:
*L’amour brille sous les étoiles = Esta noche es para amar/Es la noche del amor, del Rey León.
*La canción que canta Marinette justo después es Solo humana, el outro/ending de Steven Universe Future.
Sí, paso del francés al español sin cuidado ninguno. Demándenme xD
Pd: Solo tengo que pasar y quejarme de que LLEVO UNA SEMANA ENTERA ENFERMA, MALDITA SEA.
Quiero arrancarme mi nariz y remplazarla por una nueva ToT no dormir bien de noche porque soy medio insomne es una cosa, pero no dormir bien porque no puedo respirar bien es un asco.Revolución y Representación. Sí~
Solo tenían que sacarlos en desorden ¿no? No tengo mucho que decir al respecto excepto que finalmente puedo ver algunos capítulos sin sentir cringe en algún momento del mismo.
Y, oh Dioses ¿podemos hablar de las implicaciones de Marinette y Adrien superando el límite de los cinco minutos? Solo tienen 14/15 años a lo sumo y ya son considerados “adultos” Por supuesto que en la serie esto implica un crecimiento y desarrollo de personaje, pero ¿podemos hablar de que son adolescente a los que obligaron a quemar etapas de su crecimiento, en medio de lo que básicamente es una guerra? Las implicaciones psicológicas de estos personajes podrían ser de estudio y todo.Ah, y finalmente al diablo con Chloe. Ya solo faltan el Gabi y la arroz.
Chapter 74: Planificaciones
Summary:
Félix, Marinette y Adrien tienen mucho de que hablar.
Sabine encuentra una pista que seguir.
Y ¿Qué es ese mensaje de Alix?
Notes:
Bueno... se terminó la quinta temporada...
¿Qué hacenos ahora?Okno xD
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
El restaurante estaba a solo unos pocos minutos en taxi desde la casa de Félix. Un lugar lo suficientemente agradable para sus estándares y donde Adrien no resaltaría demasiado, pero nada demasiado elegante para no incomodar a su novia.
Tomaron asiento en una mesa medianamente apartada, con vista a un pequeño jardín lateral bien decorado y con arbustos recortados en formas curiosas.
La pareja (a Adrien aún se le hacía mortalmente extraño referirse a su primo y a su amiga de ese modo, incluso en la privacidad de su mente) se sentó lado a lado, dejando al modelo frente a ellos.
Estudiaron el menú, hicieron sus pedidos y Marinette se disculpó para ir a los servicios. No había querido hacer esperar al taxi cuando salieron, pero quería asegurarse de que estaba presentable y su cabello no se había vuelto rebelde en algún momento de la mañana.
—Todavía no puedo creer que ustedes dos estén… —Adrien murmuró, en cuanto Marinette estuvo fuera de rango auditivo.
Félix apoyó su codo en la mesa, y su rostro contra la palma de su mano —como mi primo favorito y su amigo, si es que ella aun te considera tanto, esperaría que estuvieras feliz por nosotros —la voz del británico podía sonar herida y decepcionada, pero su rostro en blanco llevó a Adrien a cuestionarse si estaba bromeando o solo siendo irónico.
—Sí, bueno, conozco el calibre de tus travesuras —Adrien sacudió la cabeza levemente, aun desconcertado con toda la situación —Félix, sabes que me importas, pero si esto es solo una broma o un plan para algo… —las manos de Adrien se apretaron. Félix podía ver un destello de determinación en sus ojos, y la elevación de una vena en su cuello —si lastimas a Marinette-
—Y aquí tenía la impresión de que la charla amenazante se dirigía a la pareja de tu familiar, no a tu familiar —Félix lo interrumpió, con el mismo tono herido y la misma expresión en blanco. Adrien sintió que iba a perder la paciencia de un segundo a otro y solo iba a gritarle que se tomara esto en serio… cuando Félix cambió su postura a una más erguida y lo miró con seriedad —puedes ahorrártelo, querido primo. Esto no es una actuación, ni un plan a largo plazo. Y lastimar a Marinette es la última cosa que quiero hacer… tal y como están las cosas, apenas soporto ver cómo la lastiman nuestros compañeros de clase, y Rossi, sin hacer algo al respecto —esta vez fue Félix quien apretó las manos, tenso. En ese momento, ciertamente parecían un reflejo el uno del otro —al menos, no como me gustaría. Pero esta no es mi guerra para luchar, es la de ella — “al menos puedo estar a su lado, en sus batallas, para luchar junto a ella” pensó para sí mismo, sintiendo que ya había dicho suficiente. Sin mencionar que ese pensamiento había evolucionado a un nivel completamente nuevo desde que descubrió su identidad secreta, y ella le permitía ser uno de sus héroes de respaldo.
—Y estoy muy agradecida de que estés dispuesto a luchar conmigo sin intentar tomar las riendas —Marinette añadió, sorprendiendo al par de rubios. Ninguno de ellos se dio cuenta de su regreso, hasta que ella estuvo deslizándose en su asiento para poder presionar un beso en la mejilla de Félix.
La inesperada muestra de afecto tomó por sorpresa a los primos, sin embargo, Adrien se llevó una conmoción doble cuando la reacción de Félix solo fue darle una mirada tan suave, como cuando estaban bailando, a Marinette. Era como la versión en la vida real de los ojos de corazón.
—Hablando de luchas —Félix habló de nuevo, después de sacudirse mentalmente, para centrarse de nuevo —creo que es un tiempo prudente para empezar la planeación. Los preparativos restantes para el baile ya recaen casi exclusivamente sobre los estudiantes de último año y profesores, hasta que llegue el momento de decorar la escuela y montar el escenario.
El día de los héroes, este año, caía un lunes. Por lo que, hasta el viernes no darían inicio las adecuaciones físicas de la escuela.
Marinette pareció vacilante durante unos segundos allí, pero luego asintió. Dejando a Adrien con el sentimiento que estaba metido en algo que no comprendía, de nuevo.
—Lo siento, creo que me perdí en algún momento ¿De qué están hablando ustedes dos? —el modelo parpadeó hacia ellos, con la expresión de un niño pequeño.
—De la caída de Rossi, por supuesto —Félix resopló, como si fuera tan evidente como decir que afuera hacía viento. Adrien hizo una leve mueca, una reacción más instintiva que otra cosa, pero se mantuvo en silencio, dando apenas un vago asentimiento. Ante el silencio de su novia, Félix decidió exponer sus ideas —he estado guardando algunas de las declaraciones más inverosímiles y fácilmente desmontables que ha dicho en el blog de Cesaire-
—Oh, eso no era necesario, Lix —la oji-azul lo interrumpió con una pequeña sonrisa torcida, mientras sacaba su teléfono y buscaba algo en él para mostrárselo.
Al revisar la pantalla presentada, Félix se encontró con un archivo organizado con las mentiras que Rossi había dicho, tanto públicamente como solo entre sus compañeros, las personas famosas que involucraba, y hechos que contradecían sus afirmaciones, mucho más extenso y bien detallado que el listado que Félix había llevado —chica astuta —él la elogió, a lo que ella sonrió más ampliamente y con una chispa de confianza.
Las cejas de Adrien se elevaron al punto en que desaparecieron bajo su cabello, impresionado, después de inclinarse sobre la mesa y echar un vistazo también.
Nombres como Jagged Stone, el príncipe Alí, Clara Nightingale y otras celebridades locales o muy conocidas en París… entre ellos, el propio Gabriel Agreste.
— ¿Por qué Padre está en esa lista? —Adrien no pudo evitar preguntar —porque, para mi absoluta mala suerte, ella sí trabaja con la marca.
Mientras Félix leía la información recopilada en ese aspecto, Marinette se dirigió a su antiguo enamoramiento —puede que sea una de sus modelos, pero la última vez que repasé las entrevistas que tu padre ha dado, nunca se refiere a ella como ‘su nueva musa’ como ella misma se acredita —ella explicó severamente —tienes que tomar en cuenta que ella es una adolescente, menor de edad, que trabaja para él. ¿Puedes imaginar el escándalo que sucedería si las palabras de Lila llegaran a la prensa? especialmente a la prensa amarillista.
Félix se aclaró la garganta, mientras Adrien asimilaba las palabras de la franco-china —solo a base de especulaciones y chismes, la reputación del tío podría hundirse antes de que él y Nathalie siquiera sepan lo que está pasando.
Los ojos esmeralda de Adrien se abrieron al máximo de su capacidad cuando las implicaciones se asimilaron en su mente —pero… pero Padre apenas ha salido una vez de casa desde que Lila fue contratada ¡y eso fue para la semana de la moda en Tokio! Lila solo se entiende con Nathalie para sus sesiones —en la cabeza de Adrien, no había ninguna evidencia con la que pudieran señalar a su padre de una relación inadecuada con Lila.
Por supuesto, no estaba tomando en cuenta que Lila nunca mostraba una sola evidentemente de sus relatos y aun así, casi toda la clase la creía.
Félix arqueó una ceja — ¿y ella nunca ha estado en tu casa?
Adrien abrió la boca para responder, pero luego recordó cuando Lila mintió sobre sus calificaciones y logró que la dejaran pasar a su habitación para ‘estudiar juntos’ —uh, sí. Una vez —hizo una mueca, recordando la akumatización de Kagami en Onichan.
—He estado pensando en el hecho de que ella sea modelo del tío un par de veces —el británico mencionó, cruzándose de brazos con aire reflexivo, después de regresarle a Marinette su teléfono —puede no ser santo de mi devoción, pero no se llega a donde él está siendo idiota o crédulo —Adrien hizo una pequeña mueca, pero escuchó con atención —Y Nathalie tampoco lo es. Entonces, la pregunta de por qué la contrata precisamente a ella persiste. No tiene experiencia real y la representación de la población italiana no es un argumento muy sólido.
Adrien y Marinette intercambiaron miradas curiosas. Ambos se habían preguntado lo mismo en alguna ocasión, pero ninguno de ellos se sentía en la posición de cuestionar lo que Gabriel hacía, o no hacía, con su marca; por lo que simplemente lo dejaron pasar.
Félix no tenía tales reservas.
—Estás llegando a algo aquí, mor cher —Adrien casi se atoró con su propia saliva al escuchar el apodo cariñoso que utilizó para su primo. Medio se esperaba algo de despreció de parte de él hacia la naturaleza siempre cariñosa y afectiva de Marinette, pero Félix no reaccionó en absoluto — ¿qué es lo que tienes en mente al respecto?
El británico pareció meditarlo un poco antes de mirar directamente a su primo —si no entiendo mal la línea de tiempo, poco después de que empezaste a entrenar con Tsurugi, tu padre empezó a darte un poco más de holgura alrededor de la escuela y tus amiguitos —inició el chico.
Adrien no estaba muy seguro de qué tenía que ver esa pregunta con el tema, pero asintió de todos modos —empezó a negociar con Madame Tsurugi, y parecía que tenía más y más trabajo que hacer, había días en los que no supervisaba ni saturaba mi horario, y de vez en cuando podía pasar el rato con Nino y el resto de la clase —se permitió una pequeña sonrisa al recordar cuando su padre finalmente cedió a tocar el piano con él y dejarlo ir a ver a sus amigos el día del Festival de Música.
—Y, de repente, volvió a ser más estricto sobre tus actividades escolares fuera de la esgrima —Félix continuó — ¿Dirías que se alinea con la contratación de Rossi?
Marinette lucio sorprendida, mientras Adrien recordaba fechas y hechos — ¿tal vez un par de semanas después? —reflexionó, no del todo seguro.
Su primo asintió, aparentemente satisfecho —un margen de diferencia poco significativo —él descartó —esta es mi teoría: el tío se dio cuenta del tipo de persona que era e hizo un trato con ella, sería sus ojos en tu clase mientras que él le daba un camino hacia la fama que tan, claramente desesperada, intenta aparentar y conseguir.
Marinette miró con asombro a su novio. Sabía que no solía compartir sus teorías a menos que estuviera muy seguro de ellas, por lo que la revelación de sus pensamientos sobre la asociación de Rossi y el señor Agreste era impactante, e iba acorde con las presiones que el hombre ejercía sobre su hijo.
Adrien se quedó boquiabierto por enésima vez en las últimas horas. Instintivamente quería negarlo, protestar y quejarse de que su padre no haría tal cosa, pero… ¿No lo haría?
Adrien solía pensar que conocía a su padre, pero después de la desaparición de su madre las cosas ya nunca parecían ser iguales a lo que conocía o solía ser.
Y toda la tensión fue abruptamente cortada con la mesera trayendo sus platos y bebidas.
Sabine regresó al frente del local después de su pausa para almorzar, y estaba haciendo un conteo de los productos que aún quedaban en la vitrina, cuando una voz conocida llamó su atención, justo después de que la campanilla sonará, anunciando a un nuevo cliente.
—Hola, Sabine ¿Cómo te va? —el hombre recién llegado saludó, con una sonrisa gentil.
Sabine le regresó la mirada al padre de Alya, con un pequeño conflicto interno —buen día, Otis ¿Qué puedo ofrecerte? —ella respondió automáticamente.
El cuidador del zoológico le entregó una pequeña lista escrita, con los productos que necesitaba. Con tres hijas en crecimiento, una luchadora con gran apetito, una esposa chef y su propio gusto por los productos horneados, cada vez que compraban en el local de Tom y Sabine se llevaban un gran botín.
Mientras la mujer china reunía todos los productos, Otis mantuvo la conversación. Mencionó la intención de encargarles un pastel para el cumpleaños de las gemelas en noviembre, y lo ocupada que estaba su esposa en el hotel, con preparativos para el día de los héroes. Estaba programado un gran banquete para invitados internacionales.
—Demasiado ocupada para contestar un mensaje —Sabine no había querido responder eso en voz alta, pero se le escaparon sus pensamientos. Afortunadamente, fue tan suave que no se notó su desdén en la frase.
Después de que Gina había traído a Marinette de regreso de su paseo con ella y Roland, Sabine y Tom habían esperado conseguir la historia de fondo sobre la discusión entre Alya y Marinette.
En cambio, sólo habían recibido una mirada muy decepcionada de Gina y una promesa (que casi sonaba como una amenaza) respecto a una futura charla familiar… y nada más. Gina había pasado el día siguiente con Roland antes de marcharse a Lyon, donde se quedaría una semana y media antes de volver para las festividades.
Entonces, Sabine decidió encontrar otra fuente de información. Envío mensajes a Marlene Cesaire, con la esperanza de escuchar la versión de Alya, pero la mujer aún no le contestaba.
—Oh. No te lo tomes a mal, Sabine. Su celular se dañó a mediados de semana y aún no ha comprado uno nuevo —Otis explicó, gentilmente — ¿Quieres que le pase un mensaje?
Sabine lo pensó un momento —solo dile que me llame pronto, por favor —decidió, mientras entregaba la gran bolsa de papel con el pedido completo.
Otis le sonrió de buena gana, suponiendo que las mujeres estaban planeando algún tipo de sorpresa para sus hijas. Quizás un día de compras juntas o algo como eso, ya que el baile de su escuela estaba cerca —se lo haré saber. Gracias, Sabine. Nos vemos luego.
La campanilla volvió a sonar, mientras el hombre se marchaba con la gran bolsa entre sus manos.
Sabine suspiró.
La conversación se realentizó un poco mientras cada quien disfrutaba de su plato, sin embargo, después de un rato los tres adolescentes se encontraron de vuelta en el tema mientras terminaban sus respectivas bebidas.
—Entonces, uh, ¿Qué es lo que planean hacer respecto a Lila? —Adrien en un tono bajo, moviendo distraídamente su tenedor en un recipiente con pequeños entremeses que les habían traído con la comida.
Félix entrecerró levemente los ojos en su primo, un poco sospechoso — ¿Por qué? Vas a contárselo en su próxima sesión juntos —lo desafió el británico.
Inmediatamente, los hombros de Adrien se tensaron, su mirada se disparó hacia la de su primo mientras dejaba caer el tenedor en el plato —no. No. Te juro que no haría nada como eso —respondió alarmado, pero asegurándose de cuidar el tono bajo —yo solo ¿cómo decirlo?... ¿Quisiera estar preparado? —sugirió, no del todo seguro —es decir, lo que sea que quieran hacer, creo que sería prudente avisar a Ladybug. Es probable que la situación pueda salirse de control… mágicamente hablando —el rubio explicó su postura.
Félix miró la expresión levemente sorprendida de su novia, ante la sugerencia de Adrien —sí, había pensado en tratar de avisar a los héroes. Aunque, tomando en cuenta los sucesos del año anterior, supongo que Ladybug y el resto de los héroes estarían esperando un evento —comentó, jugueteando con el sorbete de su bebida, antes de tomar un sorbo.
Los ojos de Adrien se ensancharon un poco, regañándose mentalmente por no haber tenido en cuenta algo como eso. Se lo apuntó mentalmente para hablarlo con Ladybug en la próxima patrulla, justo antes de que Félix volviera a hablar.
—Y, para responder a tu pregunta, aunque creo que sería tan efectivo como gratificante exponer los hechos que contradicen las mentiras de Rossi en el escenario del baile —hizo una pequeña pausa mientras volvía la mirada a su novia — ¿Creo que te sentirías más cómoda llevando esto por la vía legal? —sugirió, asegurándose de que ella supiera que era su completa elección.
Marinette jugó con su propio sorbete por unos segundos, sabiendo que los dos pares de ojos verdes estaban sobre ella en ese momento, esperando su respuesta —en realidad, eso suena como una buena idea —se mordió el labio inferior por un momento, aunque la forma en que sus ojos bailaban por toda la mesa rápidamente sugería que aún tenía más por decir —hace unos días, cuando pase la tarde con mis abuelos, mi abuelo me dijo algo… que aún regresa a mi mente de vez en cuando —admitió —dijo que Lila es un problema porque sabe que está causando daño a las personas, y sin recibir ningún tipo de repercusiones, continuará haciéndolo más, y más y peor. Dijo que se convertirá en un peligro para la sociedad.
Adrien miró a Marinette con los ojos ensanchados, sintiendo el peso y la magnitud de las palabras que acababa de soltar.
Félix, en cambio solo resopló levemente —yo diría que ella ya es una delincuente —el británico musitó, sin saber, haciendo eco de los pensamientos que Marinette tuvo al escuchar a su abuelo. Luego, frunció el ceño reflexivamente, pero inmediatamente sacudió la cabeza, como apartando un pensamiento. Cosa que Adrien no pasó por alto —en todo caso, diría que el señor Stone es nuestra mejor apuesta, para este plan.
Adrien ladeó la cabeza hacia su primo — ¿Qué quieres decir?
—Rossi no solo ha reclamado el mérito por su futura aparición en el baile escolar, por lo que leí, también sugirió que él le escribió una canción, lo cual es equiparable a lo que dice respecto al tío —explicó, buscando la mirada de Marinette —por lo que he escuchado de ti, su manager es muy proactiva y muy protectora con él. Dudo que deje pasar una tentativa de escándalo como este.
Marinette lo pensó un momento antes de asentir —ellos ya están llevando un caso contra Bob Roth —ella murmuró, sin saber si contar eso como un pro o un contra —le expondré el caso a Penny tan pronto como pueda —se mordió el labio de nuevo, antes de mostrar una mirada preocupada — ¿Qué hay de Clara?
Félix parpadeó hacia ella — ¿La señorita Nightingale?
Marinette asintió con fuerza, irguiendo su postura —Lila dijo que Clara le había robado una coreografía una vez, solo que la perdonó y desde entonces la ayuda con sus bailes —explicó.
—También haría un caso sólido, como mínimo, para una orden de cese y desistimiento —su novio estuvo de acuerdo, antes de levantar una ceja hacia ella y su primo — ¿tienen algún contacto con ella?
Félix fue sorprendido con el resoplido de Adrien —Clara adora a Marinette —declaró abiertamente el modelo —Marinette salvó la grabación de su video musical sobre Ladybug y Chat Noir, después de todo.
La segunda ceja de Félix se elevó mientras su novia enrojecía por la declaración —Adrien y yo íbamos a ser parte de su video antes de que Chloe hiciera uno de sus berrinches y su padre prohibiera la filmación. Le sugerí a Clara hacer múltiples tomas en diferentes locaciones de París, en lugar del auditorio donde originalmente sería, después de todo, las calles son de uso público —se encogió de hombros —además… aunque Gabriel es su diseñador de atuendos, aun me encarga accesorios de vez en cuando —añadió en voz más baja y mientras jugaba con sus dedos nerviosamente.
Esta vez, Adrien se rió —así que era eso por lo que mi padre estaba rumiando sobre las ‘cosas extra’ que Clara ha estado llevando —acercó una mano a su boca, claramente tratando de ahogar sus risas. No fue del todo efectivo.
En un instante, Marinette pasó de ruborizada a palidez comparable a la nata. Félix se preguntó brevemente si debía preocuparse, mientras Marinette se inclinó sobre la mesa hacia Adrien — ¿Tu padre está molesto conmigo por eso? —se las arregló para sonar como si estuviera gritando mientras susurraba.
Adrien se obligó a calmar su risa para poder responderle, antes de que la chica sufriera alguna especie de quiebre mental —no es para tanto, Marinette. No creo que sepa que eres tú quien ha estado haciendo esas cosas para Clara. Sin mencionar que la nueva colección es lo único en lo que se concentra estos días.
—Es para tanto —Félix lo contradijo, sorprendiendo a su primo y logrando que su novia se viera más cerca de un colapso espontáneo —no sabía que estaba saliendo con la estilista favorita de múltiples celebridades —terminó su comentario, con una muy pequeña, pero no menos traviesa, sonrisa.
Marinette se quejó con un sonido ahogado en su garganta cuando registró la broma. Le dio un débil codazo en reprimenda, e inmediatamente escondió la cabeza en su hombro.
Adrien ya había perdido la cuenta de cuantas veces se había sorprendido con sus interacciones, pero anotó otra más en el marcador imaginario cuando vio que Félix simplemente se rió entre dientes mientras pasaba un brazo alrededor de la espalda de Marinette, para atraerla más cerca.
Removiéndose en su asiento, Adrien llamó discretamente a un mesero para pedir la cuenta, mientras pensaba en algo que decir para seguir la conversación. No es como si estuvieran coqueteando frente a mí, se regañó mentalmente, luchando contra el sentimiento de ser el sobrante ¡solo estaban sentado cerca y apoyados uno en el otro! No era nada que no hubiera visto en la escuela antes —supongo que le pasaré tus saludos a Clara en la fiesta de Padre, Marinette —lanzó de pronto, tratando de continuar con la plática.
Marinette lanzó otra queja, menos audible, pero fue Félix quién dirigió la mirada hacia él. Ojos similares a los suyos brillantes con interés. Adrien sintió un ligero escalofrío — ¿conoces la lista de invitados, primo? —preguntó, claramente interesado.
Adrien asintió, vacilante, y tomándose un segundo para intercambiar miradas con Marinette, quien había levantado su cabeza del hombro del británico al escuchar el tono en su voz —sí, yo… —carraspeó un poco —la he visto de reojo un par de veces. Y he escuchado algunos nombres de Nathalie aquí y allá.
Félix zumbó ligeramente en comprensión, luego recogió de nuevo el teléfono de Marinette —tienes una buena memoria, Adrien. ¿Crees que puedes decirme si más personas de esta lista están invitadas? —preguntó, mientras inclinaba la pantalla hacia él.
El modelo se animó ligeramente con el halago inicial, pero rápidamente frunció el ceño, sin entender por qué Félix estaba preguntando tal cosa. Sin embargo, hizo lo que se le pidió y empezó a escanear la lista de Marinette, soltando unos cuantos nombres.
— ¿Qué estás pensando? —Marinette preguntó directamente.
Félix apretó suavemente su brazo, que aún estaba a su alrededor —solo es una pequeña idea aún. Vuelve a preguntarme después, cuando haya tenido tiempo de considerar si es medianamente viable ¿de acuerdo? —se inclinó y presionó un beso en su coronilla.
El mesero llegó en ese momento con la cuenta. Y, después de una corta pero atropellada discusión sobre quién pagaba, los tres adolescentes encargaron otro taxi para ir de vuelta a la casa temporal de los británicos.
—Entonces… ¿Quién quiere ayudarme y aprender a hacer cupcakes? —Marinette sonrió ampliamente al dúo de primos, mientras se deslizaba en el abrigo de Félix.
Adrien la miró con ojos ensanchados de curiosidad y emoción, mientras que los ojos de Félix solo decían '¿De qué estás hablando?'
Marinette se rió mientras salían del restaurante.
Alix: Reunión. Mañana, a las 10:00 A.M. No acepto ninguna excusa que no sean emergencias familiares.
Nathaniel: ¿Al? ¿Qué pasa?
Marc: eh… ¿De qué se trata esto?
Alix: Nos vemos en la estación del metro de la Rue Sevres.
"En realidad no fue una mala tarde" Marinette consideró, mientras preparaba su cama para acostarse. La temperatura por las noches finalmente había llegado al punto de obligarla a sacar todas las cosas de invierno: cambió las sábanas y fundas de almohadas por otras más gruesas, de colores burdeos con un toque de rosa, y encima tendió un cobertor pesado y que retenía mucho mejor el calor; una vez más, negro con toques de rosado, en forma de pétalos estampados. Su diván haciendo juego con la cama.
Luego de regresar a casa de su novio, Marinette había colocado e instruido diligentemente a lo chicos para hacer cupcakes decentes.
Por supuesto, ella había hecho un fuerte control de calidad, y había hecho la mayor parte de la preparación, pero los primos habían sido muy atentos y dispuestos a aprender. No muy diferentes a Manon cuando ella le había enseñado a hacer galletas por primera vez… tal vez menos hiperactivos. Pero ambas situaciones dieron como resultado buenos postres.
Ahora, los cupcakes reposaban debidamente reservados en la cocina, y un par de mangas pasteleras esperaban en el refrigerador a ser usadas para decorar mañana por la mañana.
No mucho después de eso, Nathalie empezó a enviar mensajes, en nombre del padre de Adrien, exigiendo su regreso a casa, por lo que Félix había llamado a Jeeves. además, Marinette había dicho que también debía irse a casa; había enviado fotos a su madre, de las cosas que habían preparado, y no tenía excusa para retrasarse más.
—Sin mencionar —había añadido ella al oído de su novio, lejos de la atención de Adrien —tengo que pasar un poco de tiempo con mis padres antes de escabullirme para la patrulla con Chat.
Félix no se había negado ni quejado al respecto, pero claramente la había abrazado más fuerte contra él por uno o dos minutos, en lo que el conductor llegaba.
Los tres habían subido al auto y rápidamente dejaron a Adrien en la entrada de la mansión, sin que la pareja saliera del auto en ningún momento, para no llamar la atención sobre con quién, en realidad, Adrien había estado pasando el rato.
Luego, Jeeves condujo por el camino, cada vez más familiar, hacia la panadería/pastelería de Tom y Sabine.
Durante el camino, Félix recibió algunos mensajes de su madre; los que respondió rápidamente con preguntas de seguimiento sobre su día y su posible hora de llegada.
La mujer estimó que en algún momento alrededor de medianoche sería su mejor tiempo.
Félix se apoyó un poco más en Marinette mientras respondía a su madre, recordándole que cenara adecuadamente y no se sobre-exigiera.
Cuando llegaron a su destino, Marinette se despidió con un beso en la mejilla, y un fugaz beso en los labios mientras Jeeves no los veía; prometiendo verlo mañana temprano y deseando suerte para que su madre no viera la sorpresa antes de tiempo.
Después de eso, sus padres la recibieron cálidamente con preguntas sobre lo que habían preparado para la madre de Félix, el pastel de mañana, qué cenarían y algunas cosas más, entre lo que no podía faltar un sutil tanteo respecto a la escuela. Cosa que Marinette esquivó y desvío con maestría.
Aunque en su mente se preguntaba si su abuela estaba extendiendo los días antes a su regreso para dejar que sus padres se cocieran lentamente en su propia incertidumbre.
Lo cual, no le extrañaría para nada de su Nonna.
Después de la cena, se había excusado temprano para continuar con la creación de su vestido e irse a dormir temprano. Sabiendo que quería levantarse temprano por la mañana, sus padres le desearon buenas noches.
En cambio, ella había charlado un poco con lo kwamis y luego se había transformado.
Había hecho la mitad de su recorrido habitual antes de encontrarse con su compañero de traje negro. Ambos se persiguieron por algunos techos en un juego familiar antes de detenerse y reunirse en el tejado habitual frente a la torre Eiffel.
Chat la había sorprendido, preguntando sobre sus planes para el día de los héroes. Ella le recordó que no era prudente decir nada específico, solo hablando sobre un evento en el que estaba ayudando, pero también insinuó que se aseguraría de tener una vía de escape fácil, por si Shadow Moth intentaba sorprenderlos con un nuevo plan.
El gato asintió con la cabeza en acuerdo, considerando que debía hacer lo mismo.
No estuvo fuera mucho más que eso. Recorrieron un poco más juntos y ella se despidió temprano, asegurando que tenía un día ocupado mañana.
Chat lucía como un gatito malhumorado ante eso, pero no dijo nada al respecto, deseándole buenas noches y asegurando que se quedaría un poco más en las calles.
Y así, ella había vuelto a casa.
Mientras alizaba algunas arrugas rebeldes en el edredón, Marinette lanzó una mirada a su maniquí.
El vestido base estaba hecho, esperando una capa superior para complementarlo. Una simple gargantilla negra se asentaba en el cuello corto del maniquí, esperando a que la diseñadora eligiera el dije para complementarlo. Y un largo cordón con cuentas de color rojo oscuro se envolvía de forma desordenada sobre los hombros.
La segunda capa estaba en la estación de costura, en la máquina de coser, con solo alfileres e imperdibles dándole forma.
Marinette consideró, mientras se dejaba caer sobre su cama y veía a algunos kwamis flotar a su alrededor, que su vestido probablemente estaría listo para la mitad de la semana; más que a tiempo para el baile, y dejándola con el único pendiente de conseguir zapatos adecuados.
La franco-china echó un segundo vistazo a los kwamis, todos estaban flotando alrededor de Pollen, quien les contaban cómo ella y Tikki habían ayudado a sus portadores esa mañana, sentada en el marco de la pizarra de corcho que Marinette tenía medio vacía; solo algunas fotos de ella con Luka, Marc y/o Nathaniel, y las pruebas de vestuario de Aurore y Mireille.
Hmm. Ella realmente necesitaba más fotos con sus amigos.
Aunque eso probablemente se solucionaría el día del baile.
¡Y Félix!
Oh, dioses. ¡Ella no tenía ninguna foto de/con su novio! ¿Qué clase de novia era ella?
Estaba a punto de conseguir su celular para enviarle a Félix un mensaje sobre la, recientemente descubierta y muy seria, falencia en su relación, cuando simplemente se congeló.
¿Y si a Félix ni siquiera le gustaban las fotografías?
¿Y si se burlaba de ella por sugerirlo, como si fuera algo demasiado cursi o sin importancia para él?
Marinette miró hacia la buhardilla de su techo mientras sus pensamientos empezaban a caer en espiral.
Félix tampoco había sugerido nunca sacarse una fotografía juntos ¿Quizás realmente no le gustaban? Supuso que obtendría una respuesta a eso mañana, después de todo, siempre se tomaban fotografías en los cumpleaños ¿no?
Santos cielos. Ella estaría mañana en el cumpleaños de la madre de Félix.
¡La madre de su novio!
Había tantas cosas que podían salir mal mañana.
¿Y si Amelie decidía que ella no le agradaba? ¿Que no era digna de su hijo? ¿Y si no le gustaba la prenda que ella había hecho para el regalo de Félix? ¿O el regalo que ella misma iba a ofrecerle? ¡¿Y si Félix la odiaba después de eso?!
— ¡Marinette! —la voz de Tikki en su oído, susurrando con furia, como si lo que en realidad quisiera fuese gritarle, la sacó efectivamente de sus pensamientos.
Volvió sus ojos azules hacia su kwami, con una pregunta lista para salir de su boca, pero Tikki la interrumpió, tocando sus labios con una de sus pequeñas manos mientras hacía un gesto de silencio con la otra, y luego señalaba al techo.
Marinette la miró con extrañeza, hasta que escuchó pasos ahogados sobre ella. Alguien caminaba por su balcón y había una muy limitada lista de opciones al respecto. Así que Marinette simplemente asintió a su compañera y la vio retirarse a la parte inferior de su habitación con el resto de los kwamis.
Los suaves golpes en la escotilla sobre su cama no se hicieron esperar.
Ella abrió. De inmediato, felinos ojos verdes la saludaron, junto con una sonrisa familiar —buenas noches, prrrincesa ¿Tienes un poco de tiempo para un gato esta noche?
¿Y qué podía hacer Marinette ante eso, sino sonreír y empujarse a sí misma para salir al balcón, mientras le agradecía mentalmente a su compañero por salvarla de sus propios pensamientos?
Notes:
Okay. Se acabó la temporada cinco y el arco de los Agreste, según dicen. No voy a decir que estuvo muy bien o muy mal, en cambio, me quedaré bastante neutral y diré que… ¡Olvídenlo! No me gustó casi nada del jodido final de Gabriel. Ni lo que hicieron con Adrien. Ni la insulsa participación, si es que se le puede llamar tanto, de Fei y las heroínas de New York.
A parte de eso, bueno, veamos:
1. Si hay un personaje escrito y planificado únicamente para ser miserable, es el pobre Nooroo.
Al menos Dussu encontró un nuevo portador qud le trata bien ¿Pero Nooroo? La pobre cosita pasó de un viejo loco a una zorra sociópata, manipuladora y mitómana.2.Veo en Twitter a la gente muy dividida en sus opiniones de esto. Tengo que dar la mía. En general no me gusta el diseño de BugNoir. El peinado sobre todo. Y la mezcla de rojo y verde demasiado brillantes ambos. Y los ojos. Fuera de eso, el traje en general está bien... Pero esas dos trenzas más cortas, simplemente no, no puedo con ellas.
3. Miren... Su-Han realmente me parece un personaje que solo existe para darte rabia/impotencia y burlarse de él.
Me están diciendo... Qué se fue de París a saltitos "en busca de refuerzos"... Y en vez de volver al Tíbet para conseguir un montón de monjes que también son expertos en el Mira-Kun-Fú ese... DE PURITITA CASUALIDAD se encontró con la familia de Luka ¡Y DECIDIÓ ENSEÑARLES MIRA-KUN-FÚ DURANTE ¿QUÉ? ¿DOS O TRES MESES APROXIMADAMENTE?!
SE LOS JURO QUE ME DA UN CORAJE!
Pd: que Luka regresara a París es lo único bueno que acarrean las decisiones de Su-Han... Y ni siquiera, porque el crédito se lo lleva Bunnyx.4. Yo entiendo que se supone que la escena donde Gabriel y Emilie brillan y él la abraza debía ser dulce. La culminación de años de "esfuerzos y planes" del mariposon.... Pero les soy totalmente sincera, me dio vibras creepy, demasiado perturbadoras. >m<
5. ¿Cómo son tan hijos de su fruta vida de quitar la parte del storyborad/guión donde había un cruce de miradas entre Emilie y Adrien demasiado significativo! Es como la disculpa que Alya y la clase le daban a Marinette! ¡Y ahora la gente ni siquiera puede estar segura de que esa sea Emilie o Amelie!
6.La bebé de Bustier, Harmonía, si no escuché mal su nombre, se parece mucho a la otra madre.
En mi limitado conocimiento sobre tratamientos de fertilidad y concepción no natural... Yo deduzco que tomaron el óvulo de Giselle (así se llama su esposa, creo) y el esperma de un donante, y lo implantaron en Bustier.
7.Tómense un momento de apreciación, hacia el final del episodio, para ver al bebo Félix en traje de baño. Aunque me faltó que Luka también lo estuviera :c
8.Veo que mucha gente piensa que Lila ahora sabe la identidad de Ladybug por la última escena. Y tendría sentido, a no ser que el odio que le tiene a la misma Marinette sea tan profundo, sin embargo... ¿En qué momento lo habría resuelto? ¿De verdad fue capaz de verlos o escuchar toda la conversación de BugNoir y Gabriel desde el piso normal de casa hasta la caverna de abajo?
9.Finalmente ¿Me gustó el arco final? Sinceramente deja mucho que desear. No me gusta nada que Gabriel haya quedado como un héroe que ayudó a derrotar al villano, mientras Tomoe sigue libre y sin consecuencias. No me gusta que Adrien no sepa la verdad detrás de todo ¿Qué se supone que le dijo Ladybug la siguiente vez que se vieron? Qué Monarch era una persona cualquiera que no conocían? Qué el tipo se murió por el cataclismo? Que ella lo mató? Cómo diablos explica que Gabriel la ayudó, pero se mató en el intento y ahora Emilie está de regreso?
Dejan demasiado al aire, sumado al hecho de que Chat no hizo literalmente nada en esta batalla final. Pero ahora Marinette carga en su mente con haber visto morir a Nathalie, a Gabriel, guardar en secreto que fue el villano, y encima que aún no logra salvar a Nooroo... Y luego el fandom se queja de que algunos autores se enfoquen más en Marinette que Adrien e-e
En fin...
Chapter 75: Cómoda y cálida
Summary:
Chat aun no sabe que pensar
Y Marinette piensa demasiado... Como siempre xD
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Unos minutos más tarde, la noche encontró al superhéroe felino y a la franco-china envueltos en mantas y con tazas de chocolate caliente entre las manos.
La charla empezó ociosamente, hablando de los grandes eventos que se estaban preparando en la ciudad, y de uno u otro lugar interesante que Chat descubría corriendo por los tejados.
—Al final ¿qué pasó con tu vestido? —el gato preguntó, empujando su hombro contra el de su amiga.
Marinette le devolvió una sonrisa brillante —finalmente lo resolví. Estoy trabajando en él y pronto estará listo.
Ella parecía tan orgullosa de sí misma por esto que el rubio no pudo menos que sonreírle de vuelta — ¿puedo verlo?
Marinette llevó un dedo a su nariz y lo empujó débilmente, haciéndole notar al chico que se había ido acercando poco a poco a su rostro, sin darse cuenta —ah, ah, Chaton —ella negó, canturreando —nadie lo verá hasta que esté listo.
— ¿Purrrr favor? —Chat reunió sus mejores ojos de gatito, parpadeando incluso, para maximizar el efecto —soy bueno guardando secretos, lo prrrrometo.
Marinette se quejó, abandonando su taza para cubrirse los ojos con un quejido que delataba su dramatismo —nooo, no los ojos del gato con botas. No es justo, Chat —movió una mano en horizontal para cubrirse ambos ojos y con la otra golpeó ciegamente a su amigo, dándole un par de veces en el hombro y fallando otras en la campana.
El chico no pudo evitar reírse de sus reacciones. Era una fortuna que ya hubiera terminado su propia taza de chocolate, porque se tiró al suelo de espaldas, ‘escapando’ de los manoteos aleatorios de su amiga y se largó a reír.
Sus risas rápidamente contagiaron a Marinette, quién se descubrió los ojos para sonreírle, mientras recuperaba su taza para tomar el sorbo de chocolate que le quedaba antes de que enfriara.
—Supongo que tendré que esperar al gran día para verlo —el gato logró decir entre pequeñas risillas residuales, apoyándose en un codo como intento de incorporarse.
Cruzándose de brazos y mirándolo por sobre el hombro, Marinette lo descartó con un movimiento de mano que habría sido mucho más adecuado para alguien como Audry Bourgeois —supongo que podría tomar una foto para la próxima vez que me visites —mencionó, como si no fuera la gran cosa.
Alimentado por la chica que le seguía la corriente a sus bromas con una facilidad impresionante, Chat se reorientar en una posición felina, avanzando de nuevo hacia la oji-azul como si la estuviera acechando — ¿y puedo quedarme con la foto? No es mala idea ¡aunque tengo una mejor! —no le dio tiempo a ella de contestar, ni hacer otra cosa que mirarlo de forma inquisitiva… al menos, hasta que estuvo tan cerca que sus narices estaban a solo dos centímetros. Una pequeña voz dentro de él reclamó que el juego se le estaba yendo de las manos, pero la mayor parte de él solo quería seguir jugando con Marinette —podría hacer una aparición estelar en ese baile tuyo. No le negarías una pieza a tu héroe favorito ¿verdad, ma petit souris? —prácticamente estaba ronroneando al final de su pregunta, y la sonrisa traviesa que se apoderó de sus labios era imposible de poner bajo control, especialmente cuando los ojos azules de su amiga parpadearon hacia él, aturdidos, como si fuera una hermosa cierva atrapada frente a los faros.
Marinette balbuceó por un segundo allí, retrocediendo en cuanto la nariz de Chat tocó ligeramente la suya ¿Él se daba cuenta de lo cerca que estaba? ¿Estaba tratando de ponerla nerviosa o algo así? —se que puedes ser muy fortuito, pero no harías una cosa como esa ¿verdad, Chat? —ella hizo una mueca, abandonado las bromas. Chat volvió a avanzar — ¿no tienes cosas que hacer como, ya sabes, la persona bajo la máscara? ¿Y de dónde sacas que eres mi favorito? —añadió lo último con descaro, tratando de recuperar terreno al sentarse firme y cruzar los brazos.
—Puedo hacer espacio en mi agenda —él la desestimó, antes de darle una sonrisa más ancha —y ¿de dónde, dices? veamos —él se palmeó la barbilla con el dedo índice antes de empezar a contar, levantando un dedo por cada argumento —no he visto ningún otro héroe venir a tu balcón para pasar el rato. Tampoco he visto que lleves ropa de ningún otro héroe —su cola se balanceó al recordar lo adorable que ella se veía en su sudadera con capucha temática —y nunca he escuchado que te hayas enamorado de otro-
— ¡Chat Noir! —frunciendo el ceño, Marientte empujó sus manos contra el rostro ridículamente presumido del rubio — ¡acordamos dejar morir y enterrar ese tema! ¡Gato malo! Ese día nunca sucedió —hizo una buena interpretación de un gruñido animal, molesta de recordar la vergüenza que pasó por su estúpida tapadera de estar enamorada del gato y su padre tomándolo tan en serio.
—Oh, está bien —Chat se rió entre dientes, apartando su rostro de las manos de su amiga para, en su lugar, empujar su frente contra el hombro de la chica, permitiendo consciente y voluntariamente que un ronroneo lo atravesara y vibrara contra la piel de Marinette —pero eso no quita mis primeros puntos —la franco-china resopló e hizo un puchero, sabiendo que no tenía nada para contradecirlo —a menos que tengas miedo de que tu novio se ponga celoso si te robo para un baile.
Él la sintió tensarse levemente, por lo que movió su rostro, aún sin dejar de ronronear, hasta que apoyó la barbilla en el hombro femenino, y pudo ver su expresión pensativa — ¿celoso? —ella repitió, como si esa palabra no fuera compatible con la idea de su pareja —no lo sé. No creo que nunca lo haya visto celoso.
Una campana sonó en la cabeza de Chat ¡Perfecto! Había estado deliberando cómo llegar al tema desde que almorzó con ellos y decidió que un gato negro podía pasarse por el balcón de su amiga por un poco de información.
—Santas bolas de pelo, solo estaba bromeando aquí, Marinette ¿Realmente tienes un novio? —Chat hizo su mejor actuación de estar sorprendido —la princesa finalmente fue secuestrada de su torre. Y ni siquiera fui informado.
Marinette giró los ojos ante sus tontos chistes y su tono indignado hacia el final, sin embargo, sus mejillas se calentaron un poco — ¿a qué número, exactamente, iba a enviarte un mensaje o a llamarte para compartir ‘la noticia’? Nosotros… empezamos a salir esta semana —ella empezó a jugar con un mechón de su cabello, sin sentirse capaz de mantener contacto visual mientras su rostro quemaba.
Chat no estaba seguro de cómo se sentía ante la sugerencia de que Marinette le habría dicho sobre su nueva relación, como a Luka y Kagami, si hubiera tenido un método de contacto. En cambio, con Adrien, Félix había preferido decírselo él mismo para que ella no tuviera que hacerlo.
La ambivalencia de su relación con los dos lados de su persona era digna de un latigazo cervical.
No es que no te lo merezcas, reclamó una parte de su cerebro.
—Así que… ¿quién es el príncipe en este cuento de hadas? —él se inclinó hacia ella, actuando como un niño curioso.
Marinette se sonrojó un poco más si cabía — ¿recuerdas… que te conté sobre el chico que me regaló ese bonito adorno para el pelo?
—Sí~ —el gato empujó su memoria a las cosas que Marinette le había confesado durante sus visitas —me dijiste que te enseñó a bailar vals y te hiciste bolita sobre cómo no querías volver a enamorarte, desastre adorable —él le recordó.
Marinette se quejó con un sonido patético —nunca tuve oportunidad. Él es… increíble, Chat —el gato tenía que estar admirado de que una persona ajena a su familia hablara así de su primo. Era claro como el cristal que Marinette estaba realmente enamorada —esta mañana, por ejemplo, estaba ayudándolo a decorar para el cumpleaños de su madre y ¿sabes cómo suelo tener música mientras hago cualquier otra cosa? —Chat asintió —bueno, en cuanto terminamos él se acercó antes de que yo pudiera apagar la música y empezamos a bailar —ella suspiró.
—Entonces~ ¿le dijiste cómo te sentías por él? —Chat ladeó ligeramente la cabeza, curioso por cómo se habían juntado.
Para su sorpresa, la chica negó con la cabeza —no, yo- él… él fue quien se me confesó —tuvo que llevarse las manos a las mejillas, tratando de bajar la temperatura de su rostro con la piel que la brisa nocturna ya había enfriado, a pesar del pequeño capullo de mantas en el que se había acurrucado.
—Vaya —el gato murmuró, tomándose un momento para asimilar la información ¿Era más sospechoso que Marinette se hubiera confesado por lo que Félix podría aprovecharse de sus afectos, o que Félix fuera el que se acercó a ella con una confesión? Él no estaba seguro — ¿y cómo fue?
Marinette se puso nerviosa por un segundo allí, porque claramente no podía decirle que se le había declarado después de hacerle saber que había descubierto su secreto mágico —nosotros, eh… nos quedamos atrapados en un armario dentro de la escuela a causa de ese akuma Roi Coeur —ella explicó nerviosamente, moviendo sus manos mientras hablaba, señalando la escuela y haciendo una figura rectangular, entre otras cosas —y, nosotros, eh ¿nos besamos? —la mandíbula cayó graciosamente, como si hubiera desencajado en ese instante.
— ¿Besándote con un chico en un armario durante un ataque akuma? ¡Santos Miraculous, Princesa! ¡Escándalo!
Marinette parpadeó una vez. Dos veces. Y luego, no pudo contener las carcajadas —No puedes vivir sin juegos de palabras o referencias a caricaturas ¿no es así, Chaton? —ella resopló y se cubrió la boca con una mano, tratando de controlar su risa.
—Nunca lo habría creído de ti, ma petit souirs —el gato actuó dramáticamente indignado —¿Qué sigue? ¿Robar autos? ¿Nadar con vagabundos? —Marinette extendió un pie y pateó la bota del gato, en un intento de que parara y dejara de hacerla reír. Iban a llamar la atención de alguien si no lo mantenían bajo —está bien, está bien —Chat se encogió de hombros, entre sus propias risas —última pregunta ¿estás segura de eso?
Marinette respiró profundo antes de poder responder — ¿segura de qué, exactamente? ¿qué quieres decir?
“De él. De que realmente le gustes. De su sinceridad. De su relación” Tantas respuestas en su mente y ninguna por la que Marinette no lo echaría de su balcón a patadas —bueno, no puedo ir y darle las advertencias de rigor a tu pequeño príncipe escandaloso, entonces, tengo que fiarme de tu palabra ¿Te trata bien? ¿Te respeta? ¿Te sientes segura con tu relación? —no escondió su preocupación por ella mientras preguntaba.
Por fortuna, Marinette no se sintió indignada o atacada con sus cuestionamientos. Tomó su preocupación como la de cualquier buen amigo —no tienes nada de qué preocuparte, Chat. Te lo prometo. Él me hace muy feliz —la sonrisa enamorada de ella era ridículamente adorable, si le preguntaran al gato —me trata… como a una reina —ella no pudo evitar ruborizarse al recordar las veces que la llamaba ‘su reina’.
Chat suspiró. Una Marinette enamorada era una Marinette adorablemente nerviosa e igualmente dulce y atenta, por lo que parecía.
Pensar que nunca se dio cuenta de que ella sentía eso por él. Pensar que pudiste tener esto, esta chica maravillosa dándote todo su amor, atención y cuidados, reclamó una voz amargada en su cabeza, que él sacudió bruscamente. No. Él amaba a Ladybug, incluso si supiera de sus sentimientos, intentar cualquier acercamiento con ella probablemente hubiera estado condenado al mismo fracaso que con Kagami.
Solo espero que Félix esté diciendo la verdad. Marinette no merece que le hagan más daño, pensó, mientras la veía acurrucarse más en las mantas. Claramente rehuyendo del frío nocturno.
Marinette se despertó temprano en la mañana siguiente, con los kwamis prácticamente bailando sobre ella.
Aturdida, se quejó en voz baja, mientras trataba de reunir la energía suficiente para salir de su cómoda y cálida cama. Todo lo que quería hacer era rogar por silencio y volver a acurrucarse.
Pero ella no podía hacer eso.
—Marinette, nos pediste que te levantáramos a esta hora, sin excusas ni 'cinco minutos más' —Tikki le recordó, con su aguda e inocente voz, eternamente animada —tienes que ir a casa de Félix ¿Recuerdas?
Marinette se preguntó si había encontrado el primer inconveniente a esto de tener novio.
Pero ese podría ser su cerebro no-madrugador simplemente siendo gruñón.
—Está bien, está bien —ella gruñó, pateando con torpeza la manta fuera de su cuerpo. Ni siquiera podía molestarse y culpar a Chat, el gato no se había quedado demasiado tiempo en su tejado. Después del interrogatorio sobre su nueva relación, él había preguntado si podía volver la noche siguiente y luego de su aceptación la había enviado a la cama a descansar —estoy levantándome ahora—hizo un esfuerzo por sentarse y salir de su cama. Su muy cómoda y cálida cama.
Lo que hacía por amor.
La franco-china se apresuró a asearse y prepararse, asegurándose de que su maquillaje era lo suficientemente ligero y natural, pero aun encubría las pequeñas bolsas oscuras bajo sus ojos que, últimamente, parecían no querer marcharse, sin importar si ella lograba ocho horas sólidas de sueño o no.
También soltó su cabello del recogido que se había hecho antes de meterse en la cama, rezando interiormente para que el resultado fuera medianamente positivo. De hecho, se sorprendió cuando su cabello negro azulado cayó por su espalda y hombros en una bonita cascada de rizos, que consiguió sonidos apreciativos y un par de cumplidos de parte de los kwamis.
Marinette se pasó un cepillo por el cabello un par de veces, para asegurarse de que se veía bien, antes de recoger unos pocos mechones detrás de sus orejas con horquillas finas que se escondían en su cabello, y la ayudaron a sostener su preciado adorno de cuarzos al estilo corona de laureles. Luego, añadió dos pequeños broches triangulares de color rosa pálido al final de su flequillo.
Con su rostro listo, la oji-azul pasó a cambiarse el pijama por la ropa adecuada. Tomó el vestido de invierno rosado y las mallas térmicas blanco perlado que había elegido con antelación para este día y se aseguró de que todo estuviera en su lugar, bien estirado y sin un solo fallo, frente a su espejo.
Como toque final, roció un poco de perfume detrás de sus orejas y en su clavícula. Generalmente no usaba fragancias, pero su abuelo le había obsequiado ese frasco hacía unos meses (sus padres sugirieron que estaba tratando de compensar, sigilosamente, los 14 cumpleaños que se había perdido, dándole pequeños obsequios de vez en cuando)
Los kwamis se aseguraron de que agarrara el obsequio y su bolsito habitual con todas las cosas necesarias, véase su teléfono, llaves, billetera y bocadillos para Tikki.
Un repaso mental más tarde, y un poco de aliento de su kwami, y Marinette salió de su habitación.
Sabine estaba en la cocina y la recibió con una sonrisa nostálgica, pensando en lo mucho que estaba creciendo su pequeña. La envolvió en un abrazo y le ordenó que desayunara algo antes de irse, asegurándole que el pastel estaba abajo en la panadería, listo para que ella se lo llevara.
— ¿Te importa si echo un vistazo? —Sabine preguntó, señalando la bolsa de regalo que Marinette había bajado consigo.
La menor asintió, tomando un sorbo de leche junto con las tostadas cubiertas de mermelada de albaricoque. Realmente le vendría bien la opinión de su madre.
Sabine sacó el artículo de la bolsa con movimientos cuidadosos, inspeccionándolo durante largos segundos antes de formar una sonrisa orgullosa —es hermoso, querida.
Marinette exhaló, aliviada —lo decoré a juego con la prenda que Félix me encargó para ella. Realmente espero que le gusten —comentó con un poco de aprehensión mientras recogía sus platos, cuidadosa de no ensuciar su ropa, y los llevaba al lavavajillas que su madre había estado cargando previamente, con el resto de los trastes que se usaron para el desayuno de ella y Tom.
—Estoy segura de que sí —la mujer china aseguró, conociendo y confiando en el gran talento que tenía su hija —al igual que el pastel. Y tal vez, la próxima vez, podamos reunirnos todos; a Tom y a mí nos encantaría conocer un poco mejor a Félix, y a su madre también. Ya que ustedes dos se están volviendo tan cercanos —finalizó, con una sonrisa.
Los ojos de Marinette se ensancharon ante el tono de su madre. Ohhhh, no había duda de que ella sabía cosas. Seguramente sabía que estaba enamorada. Quizás incluso sabía que ella y Félix estaban saliendo y solo estaba esperando a que Marinette lo confesara por cuenta propia.
Marinette no tenía tiempo para pensar en eso ahora.
— ¡Mamá! —ella se quejó, como cada vez que cualquiera de sus padres la avergonzaba, prefiriendo dejar las cosas en el tintero, al menos por el momento, y salir corriendo —tengo que irme —agarró la bolsa de regalo y se apresuró a salir — ¡Nos vemos en la tarde!
—No te olvides de recoger el pastel abajo con tu padre, Marinette —Sabine le recordó, sacudiendo la cabeza suavemente con cariño.
Marinette hizo lo indicado. Dobló al finalizar las escalares para entrar en la trastienda y encontró una única caja de cartón sobre una de las mesas, decorada con el logo de la panadería-pastelería, y una nota adhesiva.
Echando un vistazo más de cerca, notó la fluida letra de su madre en las palabras: Felicidades en su día, atte.: Familia Dupain-Cheng.
La oji-azul no pudo evitar sonreír mientras recogía cuidadosamente la caja, gritaba una despedida para su padre y se marchaba por la puerta del edificio.
Estaba debatiéndose entre parar un taxi o tomar el autobús (era temprano en domingo, lo que, por norma general, significaba que no habría mucha gente) cuando una campanilla familiar llamó su atención, justo antes de que una bicicleta frenara frente a ella.
—Miren quién está despierta temprano. La primera nevada llegará hoy —Luka bromeó, inclinándose sobre el manubrio de su bici mientras le daba esa sonrisa afable y serena que lo caracterizaba.
Marinette resopló ante su broma, inclinándose como si fuera a besar su mejilla, en cambio, le dio un ligero cabezazo, haciendo que Luka se riera en voz alta —no eres quién para hablar. No sueles levantarte temprano los fines de semana ¿qué estás haciendo?
Los ojos celestes del músico se fijaron en ella, con buen humor brillando en ellos —pensé que tomaría el turno matutino y así tengo la tarde libre para practicar. Acabo de dejar un pedido unas calles atrás —él explicó —te ves muy bien, por cierto ¿a dónde te diriges?
—Gracias —Marinette respondió al halago con el más sutil rubor —voy a casa de Félix. Su madre está de cumpleaños y mis padres hicieron su pastel —levantó un poco la caja entre sus manos.
Luka levantó las cejas, tanto que alcanzaron su casco —vaya, seguro parece que ustedes dos van en serio —él silbó por lo bajo.
— ¡Luka! —la menor se quejó, esta vez bastante sonrojada. ¿Qué le pasaba a todos hoy que deseaban avergonzarla?
El aludido se rió de nuevo, divertido con el ritmo irregular y fuerte que se había vuelto su canción por la vergüenza — ¿te llevo? —sonó como pregunta, pero ya le estaba entregando el casco.
Marinette lo miró con un puchero en sus labios, aún molesta por ser avergonzada, pero lo miró con cautela —no quiero ocupar tu tiempo, Luka.
El mayor insistió, colocándole el casco a medias, antes de tomar la caja y la bolsa de regalo de sus manos para ponerla en su canasta —cualquier cosa por tí, ágape —le aseguró, sonriendo mientras usaba el apodo que los kwamis les habían dado recientemente —también tengo algo que necesito hablar contigo ¿está bien?
Marinette lo miró con curiosidad, abrochándose el casco antes de asentir y subirse cuidadosamente detrás de él, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de su mejor amigo —siempre puedes decirme lo que sea ¿qué sucede? —hizo una pausa para saludar a Sass, quien se asomó desde la capucha de Luka para darle los buenos días.
Después de unos diez minutos, Luka la dejó en la entrada de la residencia temporal de los dos británicos.
En el camino, le contó que su madre finalmente había cedido a dejar que Jagged fuera a casa y todos tuvieran una charla muy necesaria.
Marinette había estado feliz por él y Juleka, conociendo bien el temple de madame Anarka.
Entonces, Luka procedió a advertirle que esa, precisamente le preocupaba el carácter de su madre, y cómo podría resultar ese re-encuentro. Le preocupaba que cualquiera de su familia, incluyéndose a sí mismo, sucumbieran a emociones demasiado intensas, lo que seguramente conduciría a un resultado muy conocido.
—Avísame cuando será —Marinette le dijo, determinada —me aseguraré de patrullar el Liberty. No dejaré que un akuma se acerque. Tu familia merece manejar esta situación sin intervenciones externas.
Luka la miró con alivio en sus ojos, mientras ella bajaba de la bicicleta y se quitaba cuidadosamente el casco —te lo agradezco, Marinette.
— ¿Para qué están los amigos? —ella le sonrió de vuelta —por cierto, también estaba pensado en tener una pequeña reunión con los portadores temporales en las próximas noches. Creo que necesitamos hablar sobre lo que podría pasar el día de los héroes, pero aún no estoy muy segura de cómo manejar eso ¿qué piensas?
Luka tarareó, considerando sus palabras mientras echaba una mirada a Sass por sobre su hombro —si necesitas hablarlo, o hacer una lluvia de ideas, o algo así ¿podríamos reunirnos esta noche? pensaba hacer una corta patrulla temprano, ya que mañana hay clases.
Marinette asintió, colocando el casco en la canasta antes de recuperar sus artículos —eso suena genial. Gracias, Luka.
El mayor negó con la cabeza —no hay nada que agradecer, Ma-Marinette. Te veré esta noche, envíame un mensaje si algo cambia.
—Lo haré. Tengan un buen día ustedes dos —se despidió de portador y kwami, inclinándose para colocar un beso en la mejilla del chico —ten cuidado en la calle.
Luka asintió con una sonrisa y se marchó, pedaleando en dirección a la torre Eiffel.
Por su parte, Marinette giró hacia la entrada y caminó por el bonito sendero entre el jardín principal hasta la puerta, notando de inmediato que auto negro no estaba a la vista.
Equilibrando las cosas en una mano, golpeó la puerta una vez antes de arrepentirse y preguntarse si mejor debió pedirle a Tikki que le avisara por mensaje que estaba en la puerta ¿Y si Amelie era quién le abría? ¡Ella no estaba lista para eso, quería que Félix decidiera como quería presentarla frente a su madre, a pesar que él le había aseverado que la presentaría como su novia!
—Calma, Marinette, todo estará bien —Tikki se asomó por el bolso en cuanto notó lo tensa que se estaba poniendo su portadora.
Marinette hizo una mueca antes de tomar una respiración profunda, tratando de creer en las palabras de Tikki. Todo estaría bien. Solo se trataba de su madre, no es como si estuviera a punto de inmiscuirse en una cena con toda la familia.
Todo. Estaría. Bien.
Marinette desearía poder creer eso.
En ese instante, la puerta crujió levemente mientras alguien tomaba el picaporte desde el otro lado.
Para la buena fortuna de su cordura, Félix fue quién la recibió.
Sin embargo, el chico pareció sorprendido de verla por un segundo. Eso fue todo lo que se necesitó para que la mente de Marinette cayera en espiral.
¿Por qué parecía desconcertado? ¡Él la había invitado!
¿Quizás había llegado demasiado temprano? ¡Pero ella había prometido llegar temprano!
¿Tal vez debió enviarle un mensaje mientras se preparaba esta mañana para que él le diera una hora exacta? ¡Tal vez no estaba lo suficientemente bien presentada!
—Félix, piedad, dile algo antes de que enloquezca —Tikki se asomó nuevamente por el bolso tras haberse escondido cuando se abrió la puerta, segura de que no había nadie detrás del rubio.
La voz de la kwami sacó al británico de sus pensamientos sobre lo bonita que se veía su novia y cómo lo hacía sentir el solo hecho de que ella estuviera ahí.
—Discúlpame. Pasa, por favor —él se movió a un lado de la puerta, dejándola entrar.
Marinette, quien apenas había logrado sofocar un chillido cuando Tikki le habló a Félix, asintió con rigidez y caminó los tres pasos que la separaban del recibidor — ¿bu-buenos días? —ofreció, inquieta.
Cerrando la puerta tras ellos, Félix le dirigió una mirada más suave —buenos días, bluebell —él le respondió en voz baja, parándose justo frente a ella. Levemente, abrió los brazos, esperando su reacción.
Marinette se relajó considerablemente mientras se sumergía en el abrazo ofrecido, después de dejar su carga en la pequeña mesita cercana. Sus manos envolvieron el torso de Félix, sus dedos encontrando la textura suave y densa del suéter cuello tortuga color marfil que estaba usando; era el color más claro que lo había visto usar hasta ahora, sin contar su camisa de vestir gris pálido.
El rubio envolvió sus brazos de manera floja alrededor de los hombros de su novia, apoyando la cabeza contra la de ella. El aroma distintivo del perfume que estaba usando llegó a él casi de inmediato, resaltando más por el hecho de que no olía a postre, como era habitual, en cambio, tenía un toque floral.
—Yo, eh ¿vine demasiado temprano? —ella preguntó torpemente, con la cabeza reposando contra el hombro del más alto.
—No —Félix respondió de inmediato, disolviendo lentamente el abrazo, en favor de mirarla directamente, después de colocar un rápido beso en su coronilla, feliz de ver su obsequio adornando su cabello una vez más —esperaba que me llamaras o enviaras un mensaje cuando estuvieras lista. Hubiera enviado a Jeeves a recogerte —él explicó su confusión inicial.
—Oh —Marinette exhaló un suspiro de alivio al entender —no era necesario que se molestaran por mí ¿Noté que no está el auto? —añadió, con un toque de curiosidad. Sus manos pasaron de la espalda de Félix a apoyarse casualmente sobre su pecho.
A cambio, el oji-verde descansó una sola mano en su cintura, jugando con la tela sedosa pero cálida de su vestido —está recogiendo a Adrien. Podrían haberte recogido de camino.
Marinette se encogió de hombros simplemente —lo hecho, hecho está —descartó rápidamente el asunto — ¿Tu madre llegó?
Félix sonrió ante la ligera inclinación de cabeza que acompañó su pregunta —sí. Anoche… o, mejor dicho, esta madrugada. Pasaba de medianoche cuando llegó —explicó.
Haciendo una pequeña mueca de simpatía, Marinette cabeceó hacia la sala ligeramente — ¿lo vio ya?
—Creo que no —Félix negó con la cabeza —estaba bastante cansada cuando llegó. Me parece que solo encendió la luz de las escaleras para subir a su habitación —él narró. Se había despertado casi a las dos de la mañana con el movimiento inusual tan tarde en casa, y había salido de su habitación cautelosamente, solo para ver a su cansada madre casi arrastrar los pies hasta su recamara. La mujer apenas lo había reconocido lo suficiente como para disculparse por despertarlo. Félix tuvo que apagar las luces tras ella, sin estar seguro de que lo escuchara darle la bienvenida —Le llevé el desayuno a la cama. Se está arreglando ahora.
Las cejas de Marinette se arquearon hacia abajo con preocupación y simpatía —en ese caso ¿no sería mejor dejarla dormir un poco más?
Félix negó con la cabeza de nuevo —mi madre no suele levantarse muy tarde. Prefiere tomar una siesta en algún momento de la tarde si está cansada.
Marinette resopló. Claramente ella era todo lo contrario. Entre más tarde pudiera salir de la cama, más afortunada se sentía.
—Ahora —Félix la tomó por sorpresa, usando su mano libre para tomar una de las suyas, que aún reposaba en su pecho —aun no te he dicho lo maravillosa que te ves hoy —le dio una pequeña sonrisa traviesa, antes de apoyar sus labios contra el dorso de su mano, disfrutando del sonrojo que provocó su repentino acto — ¿Puedo ser tan atrevido de robarte un beso de buenos días, my Queen?
Marinette no pudo evitar reírse de su coqueteo, era casi fascinante cómo Félix podía hacerlo caballeroso, lo justo para que no pareciera dramático o demasiado teatral — ¿atrevido, tú, mon cher? —ella respondió, con una sonrisa completamente enamorada. Sí, definitivamente valía la pena renunciar a su cómoda y cálida cama por esto. Félix la hacía cómoda y cálida de maneras completamente nuevas, y a ella le fascinaba —impensable —añadió, en apenas un susurro, mientras se inclinaba hacia adelante para encontrarse con él en un beso.
La mano de Félix en la cintura femenina se estrechó en respuesta inmediata a la unión de labios. Con suavidad, tiró de ella más cerca, fascinado como siempre en lo bien que encajaban juntos.
El rubio soltó la mano que aún sostenía, en favor de llevarla hasta el cabello de su novia, hundiendo cuidadosamente sus dedos en los mechones de medianoche que estaban peinados en ondas, mientras sus labios atrapaban y tiraban juguetonamente de los de ella.
Mientras tanto, Marinette se deleitó con los latidos de su corazón justo bajo sus palmas. Frotando ligeramente sus pulgares contra la tela, ella inclinó ligeramente la cabeza, dándole a su beso un nuevo ángulo.
Las palabras 'te amo' bailaban en la punta de la lengua de Félix cuando se separaron para respirar, pero se contuvo rápidamente —ahora, esa es una buena manera de empezar el día —dijo en cambio, acariciándola suavemente con la mano que persistía en su cintura.
Distraídamente, se preguntó cómo sería empezar cada mañana con ella a su lado, con sus hermosos ojos de campanilla brillando, como lo hacían justo ahora, mirándolo como si fuera lo único en el mundo; y besándolo de esa manera en que disolvía toda su mente en blanco y paz.
Ella lo hacía sentir de formas que nunca antes había experimentado y seguro no quería que terminara nunca.
Marinette se ruborizó suavemente, feliz con sus palabras. Él la hacía sentirse tan querida y apreciada, de un modo que nadie más podía. Amaba la forma en que la miraba y todos esos no-tan-pequeños elogios que él soltaba tan alegremente en cualquier momento —estoy de acuerdo, lo es —se inclinó para presionar un beso sobre su mejilla, tratando de transmitir cuan feliz la hacía —te quiero —ella murmuró contra su oído.
—Y yo a ti —él le devolvió de la misma manera, acariciando su rostro con la punta de la nariz antes de convencerse a dejarla ir y dar un paso atrás — ¿Ya desayunaste?
Marinette asintió, moviéndose para recuperar la caja y la bolsa —mis padres no me dejarían salir sin haber comido algo —explicó — ¿Tú?
Félix negó con la cabeza antes de mirar la bolsa con curiosidad —estoy esperando a Adrien. No me importa lo que diga, las dietas de Gabriel son absurdas —explicó, apenas dejando entrever su disgusto hacia su tío.
Marinette resopló —estamos de acuerdo en eso —Adrien no solía hablar mucho sobre sus restricciones dietéticas, pero todos podían ver cómo el chico parecía casi famélico cuando le ofrecían hasta el más sencillo bocadillo. No hablaba muy bien de su nutrición. En ese momento, escucharon el auto aparcar —parece que está aquí. Voy a colocar el pastel en la base y a decorar los cupcakes —presionó un beso más en su mejilla y se dirigió a la sala para acomodar el pastel y dejar la bolsa de regalo en la mesa, donde ya estaba el regalo de Félix.
—Nos uniremos a ti en un momento —el chico prometió, antes de abrir la puerta nuevamente.
Marinette pasó a la cocina mientras la puerta aún estaba abierta, apenas escuchando la voz de Félix desde fuera.
Aún nerviosa de que Amelie bajara y la encontrara sola en su casa, empezó a decorar los cupcakes con el glaseado que había enseñado a los primos a hacer ayer.
Estaba a mitad de camino cuando dichos chicos entraron. Adrien estaba demasiado animado para la hora de la mañana que era.
— ¡Buenos días, Marinette!
La chica no pudo evitar responder con una sonrisa —buen día, Adrien —la niña se preguntó, internamente, si estaba tratando de parecer más animado de lo que realmente estaba. Este también era el día de cumpleaños de su madre desaparecida después de todo — ¿Todo bien en casa? —no pudo evitar preguntar.
—Padre no estaba del mejor humor… pero solo lo vi un par de minutos —el modelo se encogió de hombros, vacilante —Está encerrado en su estudio… como de costumbre —rumió más para sí mismo lo último.
Félix dio un paso adelante para estar lado a lado con su primo y, en silencio, empujó su hombro con el propio, dándole una expresión suave.
Marinette sonrió viéndolos.
Después de un momento, Adrien trató de sacudir el momento tenso preguntando si podía ayudarla de algún modo. La chica accedió a dejarlo cubrir los pastelillos con el glaseado blanco mientras ella delineaba las letras ‘HBD’ con dorado.
Mientras tanto, Félix trajo los platos ya listos del desayuno para él y su primo, además de una pequeña fuente con trozos de diferentes frutas, y una taza de té, para su novia; porque él era un caballero, ella una invitada en su casa, y de ninguna manera se iba a sentar a comer sin que ella tuviera algo para sí misma.
Entonces, el sonido de pequeños tacones se escuchó desde las escaleras.
El chillido nervioso de Marinette llamó la atención de los primos un segundo después.
Notes:
Buenas! Siento que ya no sé qué escribir en las notas, ahora que ya no hay capítulos por salir.
Sin embargo, la película llega en 4 días más, por lo que probablemente comentaré sobre ello en la próxima actualización.
Lamento la demora. Realmente la única causa ha sido un bloqueo. Literalmente solo podía sentarme y escribir un puñado de decenas de palabras antes de secarme el cerebro por completo y pasar a otro fic o simplemente cerrar los documentos.
Aunque también me senté y empecé una maratón de una vieja serie animada que solía amar de niña. Ginger o As Told by Ginger, es una serie que recordaba con mucho cariño y sorprendentemente bien tomando en cuenta que la vi hace mucho más de una década por tv. Volviendo a verla hoy, me sorprendo de lo mucho que influyó la protagonista en la adolescente y la adulta joven en las que me convertí. La forma en que se expresa cuando escribe en su diario, o cuando crea poemas, me siento muy identificada con eso.
Solo quería compartir esto. Abrazos para todos, mis bombones de chocolate.
Chapter Text
Entonces, el sonido de pequeños tacones se escuchó desde las escaleras.
El chillido nervioso de Marinette llamó la atención de los primos un segundo después.
Adrien, compadeciéndose de su amiga, se adelantó hacia el arco que separaba la cocina del pasillo, interceptando efectivamente a su tía.
— ¡Feliz cumpleaños, tía Amelie! —él la envolvió en un abrazo cuidadoso, pero emocionalmente cargado, girando levemente con la mujer para que Marinette no estuviera directamente en su línea de visión, ni tampoco la sala decorada.
Puede que su princesa no le hubiera mencionado nada sobre esta reunión anoche, pero era bastante evidente lo nerviosa que estaba y, Adrien o Chat, él era su caballero en cuero brillante.
Y tenía mucho que compensar como Adrien, de todos modos.
—Oh, bebé, muchas gracias —Amelie se rió suavemente de la efusividad de su sobrino, devolviéndole el abrazo y deslizando sus dedos, con uñas pulidas y pintadas con un patrón intrincado, por el cabello rubio medio desordenado —me alegra que estés aquí.
En respuesta, Adrien sonrió, hundiendo la cabeza bajo la clavícula de la mujer —a mí también —él susurró contra ella, abrazándola un poco más fuerte.
Marinette observó el intercambio en silencio, sintiéndose increíblemente fuera de lugar, aunque eso estaba un poco cubierto por la ternura de presenciar la escena.
—A veces, no estoy seguro de cómo me siento frente a momentos como este —Félix le confió, susurrando al oído lo más bajo posible, para no alertar a sus familiares. Él encontró su mano y la sujetó, entrelazando sus dedos después de un sutil apretón. Marinette tarareó en el mismo volumen, haciéndole saber que tenía su atención —me recuerda que también extraño mucho a mi tía y… a mi padre —hubo una ligera pausa ahí. Marinette apretó el agarre de sus manos mientras se deslizaba un paso más cerca de él. Sus movimientos deliberadamente lentos para no atraer la atención sobre ellos —pero me da gusto ver que Adrien encuentra consuelo en mi madre. Ciertamente, no creo que nunca lo obtuviera del tío —agregó, más amargamente. Y Marinette no pudo evitar estremecerse, no solo por su tono tosco, sino que su acercamiento había permitido que la boca de Félix estuviera casi pegada a su oreja, y su aliento la hizo estremecer.
— ¿Qué hay de ti? —Marinette preguntó, su voz delataba su preocupación por él — ¿No quieres ese tipo de consuelo de vez en cuando?
—A veces —Félix admite, en una inusual muestra de vulnerabilidad —no del tío, claramente. Y, por un tiempo, pensé que era suficiente con ser el apoyo de mi madre… —Marinette se movió lo suficiente como para mirarlo. Tenía tantas ganas de abrazarlo, sus ojos se veían tan… claros en ese instante, permitiendo que sus emociones se mostraran sin control o encubrimientos. Por eso, se sorprendió cuando él deslizó su brazo libre alrededor de la parte posterior de su cintura, apretándola cuidadosamente contra su cuerpo, como si le hubiera leído el pensamiento —pero, ahora… sé que no es lo mismo, pero… cuando me abrazas, ma Queen, se siente como si cualquier preocupación o dolor desapareciera durante esos instantes —Félix murmuró, esta vez no contra su oreja, sino contra su cabello y, por unos segundos, Marinette tuvo la impresión de que él estaba sonrojado, sintiendo una inusual cantidad de calor desde donde el rostro masculino hacía, parcialmente, contacto con su sien.
Los ojos de Marinette se aguaron cuando procesó sus palabras. ¿Cómo? ¿Cómo había tenido ella tanta suerte? ¿Cómo podía ser él tan romántico? ¿Era por los libros de poesías que a veces lo notaba leyendo? Tenía que serlo…
Oh~ Él realmente quería hacer estallar su corazón ¿Cierto? Porque era demasiado perfecto. Perfecto para su lastimado y, lentamente, reconstruido corazón.
—Félix —apenas fue capaz de exhalar su nombre en un susurro tembloroso. Ni siquiera tuvo la necesidad de cuidar su tono. No habría podido hablar más alto incluso si lo intentara. Él le había quitado el aliento con sus palabras.
—Por eso, no necesitas estar nerviosa, Marinette —él la abrazó un poco más fuerte, disfrutando de sentirla cerca. Nunca pensó que querría mantener tan cerca a ningún ser humano fuera de su madre, pero ella era simplemente única —Mamá te ve a adorar porque yo te adoro. Y va a estar feliz por nosotros.
—Félix, mon Cher, vas a hacerme llorar —ella le reclamó por lo bajo, honestamente preocupada de estropearse el maquillaje si él seguía hablando. Sus mejillas se sentían cálidas.
Sus palabras pusieron un ceño fruncido en el rostro de su novio. Félix inclinó ligeramente la cabeza, renuente a separarse de ella — ¿Estoy siendo…? ¿Es demasiado? —él preguntó, ligeramente inseguro de cómo verbalizar lo que quería preguntar.
Marinette le dio un apretón en sus manos unidas mientras murmuraba una negativa, no queriendo darle una impresión equivocada —no de mala manera, lo prometo —ella cerró los ojos y respiró profundamente. El aroma de su colonia la inundó y le dio un atisbo de tranquilidad —me haces muy feliz.
Sus palabras desencadenaron un pequeño flashback en el rubio. Félix podía recordar un momento al aire libre con sus padres, en medio de un viaje quizás, era bastante joven y no lo recordaba del todo. Pero la voz de su padre era clara, medio seria y medio en broma, diciéndole: a la mujer que realmente te importa, solo debes hacerla llorar de felicidad. En aquel momento, sus palabras le ganaron una suave risa de su madre y un amoroso beso en la mejilla.
Un pequeño calor se encendió en el pecho de Félix ante el recuerdo. Se sintió de nuevo como un niño mientras se preguntaba si su padre estaría orgulloso de él en este momento.
Sin luchar con la sonrisa que se apoderó de sus labios, el británico se inclinó hacia su amada y besó espontáneamente su mejilla, cálida por el sonrojo que apenas se disipaba. Despacio, retiró su brazo de su cintura mientras le daba un último apretón a su mano, sabiendo que la distracción de su primo no duraría mucho más — ¿Lista?
—Tan lista como puedo —ella asintió, soltando lentamente sus dedos para que Félix se dirigiera hacia su madre.
Marinette lo vio caminar hacia ella, con ojos suaves y una pequeña sonrisa cálida tirando de sus labios. La mujer era indiscutiblemente hermosa. Félix le había mostrado una foto de ella una vez, y Marinette había visto fotos de Emilie Agreste antes, pero verla en vivo era otra cosa.
El cabello rubio, ligeramente más platinado que el de su sobrino e hijo, estaba perfectamente recogido en una cola de caballo lateral que caía sobre su hombro, adornada por algunas pequeñas trenzas que se envolvían a los costados de su cabeza.
Caminaba sobre tacones con una facilidad y confianza que Marinette solo ha visto en alfombras rojas. Vestida con elegancia y refinamiento a pesar de que el luto aún limitaba la gama de colores que estaba dispuesta a usar.
Realmente hermosa.
Amelie colocó una mano, delicadamente, en la mejilla de su hijo, sin retirar su otro brazo de Adrien. Sin embargo, Félix abrió la boca antes de que ella pudiera decir nada —siempre cumplo mi palabra, Mamá. Hay alguien a quien quiero presentarte.
La sonrisa de la mujer se ensanchó después de unos segundos de pensamiento. Levantó la mirada, siguiendo los ojos de su sobrino, quién había reaccionado también a las palabras de Félix, para encontrar a la jovencita que había estado esperando conocer. La joven por la que, tanto su sobrino como su propio hijo, hablaban muy bien y sonreían.
La emoción contenida detrás de las palabras de Félix la alertaron de inmediato, avivando sus sospechas de que esta chica era más de lo que ya había escuchado.
Marinette caminó lentamente hacia ellos, dejando atrás la isla de la cocina para estar a la vista de la mujer. Jugueteaba nerviosamente con el tirante de su pequeño bolso, pero por lo demás se paraba derecha y sonriendo suavemente (aunque el nerviosismo era evidente en sus ojos inquietos, como si no estuviera realmente segura de dónde mirar)
Amelie sabía que, probablemente, no estaba ayudando a la pobre niña, pero no podía evitar mirarla de arriba abajo.
Pequeña, fue la primera palabra que le vino a la mente; al menos, más pequeña que cualquiera de ellos. Probablemente la parte superior de su cabeza no superaría la barbilla de Félix, de pie uno junto al otro. Acorde a su estatura, poseía una figura bonita, saludable pero no demasiado delgada, aun teniendo en cuenta sus rasgos claramente asiáticos. La ropa limpia y bonita, no ajustada, pero amoldada a su cuerpo con la calidad de prendas hechas a medida; los colores claros y femeninos resaltando el azul oceánico de sus ojos, con pequeños destellos de gris bien mezclados. El cabello bien peinado y… oh, puede reconocer el accesorio que lo adorna.
El mismo adorno por el que su hijo le pidió consejo.
—Bienvenida, sweetie —le sonrió, saludándola con un tono suave, en lugar del entusiasta que era su habitual —te llamas Marinette ¿verdad?
La chica intentó enderezar aún más su postura, si es que era posible —oui, Madame —Amelie tomó nota de su voz, nerviosa, pero suave. Parecía estar reuniendo valor lentamente —estoy feliz de conocerla finalmente, gracias por invitarme hoy.
Adrien estaba mirando la interacción con curiosidad, preguntándose si su tía era consciente del noviazgo. Félix, junto a ellas, se aclaró la garganta. Sus siguientes palabras respondieron la pregunta no pronunciada de su primo —déjenme hacer las presentaciones adecuadas. Mamá, ella es Marinette Dupain-Cheng, la primera amiga que hice en la escuela, y mi novia —Adrien parpadeó dos veces, aun en silencio expectante. Amelie, por su lado, no escondió su sorpresa y deleite; sus ojos verdes se iluminaron y Marinette se removió nerviosamente —Nettie, mi madre, Amelie Graham de Vanily —completó el intercambio, aunque fuese innecesario.
Marinette fue a decir algo, probablemente a repetirse nerviosamente con un “es un placer conocerla” o algo así, pero Amelie la interrumpió, inclinándose ligeramente hacia ella para tomar sus hombros y plantar un beso en cada mejilla, como dictaba la bise.
La adolescente procedió a quedarse aturdida mientras Amelie se regocijaba en como simplemente sabía que ella era especial para su pequeño príncipe, cada vez que se mencionaba en una conversación.
Incapaz de contener una risa, Adrien se deslizó al lado de su primo, dándole una mirada divertida. Félix ciertamente no iba a darle el gusto de burlarse de él, a costa de la efusividad de su madre, por lo que simplemente resopló y mantuvo una expresión neutral.
—...cuéntamente todo sobre ti, quiero conocerte bien.
Marinette, un poco sonrojada de vergüenza por tanta atención, asintió dócilmente a la solicitud de la mujer —por supuesto, madame. Sin embargo, tenemos una, eh ¿pequeña sorpresa para usted? ¿Tal vez le gustaría verla primero? —ofreció, un poco insegura, mientras enviaba una mirada que decía/exigía “un poco de apoyo aquí, chicos” a los primos.
Félix asintió hacia su novia, avanzando para colocar una mano en la espalda de su madre mientras esta repetía — ¿una sorpresa? —con evidente curiosidad.
El británico giró cuidadosamente a su madre para que mirara de frente al salón de la casa, encontrando la fina cortina de serpentinas como primera vista. Mientras, Marinette le dio un pequeño toque a Adrien en el hombro, señalando los cupcakes con la cabeza en cuanto obtuvo su atención.
El modelo asintió y recogió los postres mientras Amelie apartaba suavemente las tiras de papel colorido y ensortijado para encontrar la sala decorada y el pastel en una base a juego, junto con un trío de bolsas, claramente regalos.
—Oh, mi pequeño mago, ¿cuándo tuviste tiempo de encargar esto? —la mujer sonrió, apreciando la combinación de colores y todos los pequeños detalles que conformaban la decoración.
—En realidad, Madre, lo hicimos personalmente —Amelie se giró hacia su hijo, visiblemente sorprendida por la declaración. Félix estaba mirando a Marinette con una suave mezcla de afecto, orgullo y agradecimiento que era cautivadora de apreciar, especialmente en su hijo —Marinette propuso la idea. Fui a verla ayer después de que te marcharas. Ella lo pensó, planificó e hizo un listado de todo lo necesario. Adrien llegó más tarde y nos ayudó también.
El aludido miró a su primo con un poco de incredulidad. No había aportado nada en la decoración, simplemente siguió las instrucciones de Marinette para los cupcakes.
Amelie, por su parte, envolvió a los dos muchachos en un abrazo, colocando un beso en la frente de cada uno; lo que provocó que Adrien se riera entre dientes y Félix apenas ahogara un quejido, aunque Marinette no tuvo mucho tiempo para pensar en inmortalizar la escena con una foto, cuando la dama aristócrata la alcanzó con un brazo y la persuadió para unirse al abrazo —muchas gracias. Esto es… es hermoso —ella respondió, con la voz ligeramente temblorosa por las emociones.
Marinette se sonrojó ligeramente bajó el elogio, Adrien sonrió por ver a su tía feliz, mientras que Félix sonrió levemente, con orgullo. Supo, desde el momento en que escuchó la propuesta entusiasta de la oji-azul, que su madre adoraría la idea. Y obviamente no se equivocó.
Amelie finalmente los soltó para echar un vistazo alrededor. Apreció cada detalle y elemento de la decoración, y Marinette se permitió relajarse con los ojos aprobativos de Amelie.
Después de la ´inspección´, Félix tiró del brazo de su primo hacia el piano del salón, que estaba limpio y despejado, a excepción de un par de globos sueltos que reposaban en el extremo opuesto a las teclas, y algo de serpentina extendida por la superficie.
Amelie y Marinette se acercaron mientras los primos casi idénticos se acomodaban en la banca amueblada que hacía las veces de silla para el piano.
Pronto, River flows in you llenó la casa, inundándola con una sensación relajante que pintó una sonrisa en ambas féminas.
Marinette no pudo evitar tomarles una foto. Ambos lucían claramente diferentes tocando el instrumento. Adrien se movía ligeramente, su cuerpo fluyendo con el movimiento que sus dedos hacían para alcanzar la siguiente tecla, a veces también cerraba los ojos, dejándose llevar por la música. Félix parecía más centrado, manteniendo la vista fija en su digitación, pero su expresión era claramente más suave que su habitual rostro plano y había cierta suavidad en sus ojos entrecerrados.
Marinette se encontró balanceándose ligeramente sobre sus pies, dejándose llevar por la sensación relajante que la melodía transmitía.
Y no era la única.
Amelie tenía una mano sobre el pecho, sus ojos cerrados y su cabeza se mecía despacio, con el ritmo pausado y laxo de la composición musical.
—Hermoso —la oji-azul susurró bajito, en cuanto el tempo bajó al finalizar la melodía.
—Mis bebés, eso fue, sin duda… magnificent —la mujer aplaudió suavemente, mirándolos con una expresión de evidente amor maternal.
Adrien se animó claramente ante el elogio y afecto.
Marinette casi se ríe de la ternura al notarlo.
Un par de meses atrás, ella se habría derretido en charco al verlo así, ahora simplemente se alegraba de que Adrien recibiera el amor familiar y la atención que le negaban en casa.
—Así que, tienes alguna pista, ya sabes ¿de qué es lo que ella pretende? —Marc preguntó, casi sin poder contener un bostezo, cuando Nathaniel y él se encontraron en el metro, en camino a donde Alix los había citado.
El pelirrojo negó con la cabeza, pareciendo incluso más somnoliento que su compañero artista —no tengo ni la más remota idea.
—...Fantástico —esta vez, Marc escondió el bostezo tras su mano, solo para sobresaltarse cuando la cabeza pelirroja cayó en su hombro suavemente. Miró a Nathaniel un momento, pero este no mostró ningún signo de reconocimiento… ni vergüenza, así que el pelinegro simplemente sonrió y apoyó su cabeza en la del más bajo. Total, aún tenían unos siete minutos hasta su parada.
Una melodía de ‘El lago de los cisnes’ más tarde y los cuatro se encontraron sentados en la sala de estar, esperando a que la cumpleañera abriera sus regalos.
Marinette estaba nerviosa de nuevo. Para su fortuna, Adrien insistió en ir primero. Señaló su correspondiente bolsa de regalo y Amélie la abrió para encontrar una caja blanca y rectangular. Dentro, había un hermoso collar de perlas gris claro en torno a una única y reluciente perla negra.
—Es la pieza de joyería principal de la colección que está por salir —Adrien explicó, emocionado con la reacción sorpresa de su tía —logré que Nathalie me consiguiera una a tiempo.
—Oh, querido —Amelie arrulló, mientras trazaba las perlas con sus dedos, sintiendo la frialdad de las mismas —no tenías que conseguirme un regalo. El que hayas venido es más que suficiente —la mujer miró a su sobrino, sin poder evitar ver a su hermana reflejada en los ojos exuberantes y expresivos del modelo —gracias, Adrien.
El aludido respondió con una gran sonrisa.
—Mi turno ahora —Marinette se tensó en cuanto Félix entregó su correspondiente regalo a su madre.
Cómo antes, Amélie tomó la bolsa y la abrió cuidadosamente, encontrando la prenda envuelta en un papel ligero y semitransparente. Desdobló la tela y no pudo evitar una sonrisa cuando vió lo que era —no puedo creer que me consiguieras una de estas, hijo mío —se rió suavemente.
—Pruébatela, Mamá —respondió simplemente.
Amélie hizo lo que le pidieron y se puso en pie para deslizar los brazos dentro de las mangas, la chaqueta subió y envolvió su cuerpo con facilidad, como un capullo suave y cómodo.
—Oh, es preciosa, y me queda perfecta —Amelie arrulló, dando un pequeño giro para lucirla.
—Tiene un bordado en la espalda —Adrien señaló, viendo que Félix ni Marinette decían algo al respecto.
Con un sonido de curiosidad, Amelie se quitó la prenda para examinar la parte de atrás. Tal como Adrien señaló, encontró una golondrina reposando sobre una rama de flores. Amélie no era ajena al simbolismo del pájaro y le sonrió dulcemente a su hijo —me encanta ¿Dónde la conseguiste?
Tranquilamente, Félix guiñó un ojo y se llevó el índice a los labios, en señal de secreto —te lo contaré más tarde, Mamá —aseguró.
Finalmente llegó el turno de Marinette. Cuando Amélie abrió su obsequio, se encontró con un bolso de mano modificado por la propia adolescente: el cuero color champagne había sido trabajado para dar la impresión de ser elegantemente antiguo y la cadena estaba entretejida con cuentas relucientes de color blanco.
Cómo accesorio-llavero había un hermoso atrapa-sueños, tejido con los mismos colores de la chaqueta y adornado con plumas sintéticas de golondrina.
La oji-azul observó, con nervios, la reacción de Amélie, pasando por alto las expresiones de sorpresa y aprobación de Adrien y Félix.
Amélie, por su parte, se acercó a Marinette y tomó las manos de la más joven entre las suyas —cariño, realmente no tenías que molestarte —ofreció gentilmente —te lo agradezco mucho, es hermoso.
Marinette floreció con las palabras, así como el tono sincero y dulce de la mujer, después de haber estado revolcándose en la autocrítica y el nerviosismo durante eternos segundos —m-me alegro mucho de haber elegido algo que le gustara, madame.
La mujer le acarició el cabello, con la esperanza de tranquilizarla por completo, antes de reunir sus obsequios.
—Marinette ¿Los hiciste ambos, verdad? —Adrien no pudo contenerse a preguntar en voz baja, habiendo notado la similitud entre los dos regalos.
Las mejillas de la franco-china ardieron —e-el bolso es solo modificado, pero por lo demás, sí.
Sin embargo, Amélie no pasó por alto el intercambio — ¿Qué quieres decir, Adrien?
Con una sonrisa digna del gato Cheshire, Adrien empezó a explicarle a su tía, muy felizmente, el talento de su princesa.
Para mortificación de Marinette, Félix no dudó en unirse y explicarle el origen de su regalo.
Marinette se hundió en su asiento, completamente avergonzada, mientras Tikki simplemente ofrecía apoyo al presionarse contra su cadera desde el bolso.
Encontrar a Alix había sido lo suficientemente sencillo, una vez que llegaron a la parada. La patinadora tenía un brillo… inquietante, en los ojos, si le preguntabas a Marc, y ciertamente parecía una chica en una misión.
La pelirrosa arrastró a los artistas hacia el pequeño parque frente al hospital y empezó a explicarles el plan: Interceptar a su director y tenderle una trampa para que les dijera lo que necesitaban saber.
— ¿Pero por qué es tan importante hablar hoy con el señor Damocles? —Marc insistió, tratando de entender el proceso de pensamiento de Alix.
—Sí ¿No pudimos hacer esto mañana en la escuela? —Nathaniel bostezó.
Alix sacó su teléfono mientras respondía —Llámenlo una corazonada —el par de chicos se inclinó frente a la pantalla de Alix para leer la publicidad de “El Búho” asistiendo al evento voluntariado del hospital infantil —Quiero tomarlo desprevenido. Nuestro director nunca ha sido el tipo más sereno, aunque le guste creer lo contrario. Tengo la sensación de que, si hacemos las jugadas correctas, podríamos obtener un poco de… información privilegiada.
—Sobre la expulsión y reinserción de Marinette —Marc finalmente empezó a entender.
— ¿De verdad crees que suelte algo al respecto? —Nathaniel siguió preguntando, inseguro sobre los resultados que podrían obtener.
—Lila ha estado evitando que la clase lleve el asunto de sus ‘notas amenazantes’ con el director por una razón —Alix continuó —Damocles y la señorita Bustier son los únicos que saben lo que sucedió y, cómo sea que se haya resuelto, aún les da motivos para priorizar a Lila si saben sobre algún problema en torno a ella.
Marc se cruzó de brazos mientras analizaba las palabras de la patinadora —creo que entiendo a dónde quieres llegar. Sí insinuamos que Rossi está teniendo problemas en la escuela “de nuevo” y hacemos las preguntas correctas, con suerte, el señor Damocles cometerá un error y arrojará algo de luz sobre lo que pasó con Nettie.
Nathaniel miró de un lado al otro entre Marc y Alix. Entendía la esencia del plan de Alix, era un poco como cuando tenía que usar su poder especial como Renart: presentar una ilusión, un señuelo, para guiar o engañar al akuma hasta que pudiera ser acorralado.
En este momento, el pelirrojo esperaba que funcionara igual de bien como los planes de Ladybug.
—De acuerdo, entonces ¿Qué es lo que debemos decirle exactamente? —Nathaniel no negará que se estremeció cuando Alix sonrió de forma maliciosa, antes de desarrollar una línea estructural de conversación.
Notes:
¡Estoy de vuelta, perra!
Dioses! Que felicidad es poder publicar de nuevo.
Lo sé. Lo sé. Ha sido una eternidad. Creanme que lo sé de primera mano. Ni computadora finalmente se dañó a eso de Octubre del año pasado. La batería se dañó y el teclado también (el botón de encendido está en el teclado) y básicamente hasta la semana previa fue que reuní el dinero suficiente para pagar el cambio de batería y el teclado nuevo.
Gracias a todas las personas que seguían volviendo a leer mi fic. Los que dejaron comentarios preguntando cómo estaba.Gracias a todos los que esperaron y que están aquí a mi vuelta.
Esto es por ustedes.Volveré con mis impresiones de la Película y del especial de Londres la próxima semana con el próximo capítulo. Hoy solo quiero celebrar que puedo volver a publicar.
Pronto nuevo fic también.
Con amor…
Chapter 77: La verdad escondida
Summary:
La misión de Alix, Nath y Marc da frutos
¿Qué pueden hacer ahora con la información que han obtenido?
Por otra parte, se hacen planteamientos muy interesantes.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
—Y ahí está el objetivo —Alix señaló con la cabeza la figura de su director escolar, ya vestido con su ‘traje de héroe’ —de verdad, la mitad de eso parece una manta de abuela —añadió en voz baja.
—Dale un poco de holgura, Alix. No tiene trajes mágicos como los superhéroes —Marc bromeó, dándole una ligera palmada en el hombro a la deportista.
Los labios de la pelirrosa se inclinaron hacia arriba, cuando un toque de azul y blanco apareció en su memoria.
—Bien, pongamos este plan en marcha, muchachos —Alix apenas esperó el asentimiento del equipo creativo antes de patinar hacía Damocles — ¡Señor Dam- eh, Búho!
El directivo se detuvo ante sus estudiantes, parpadeando con extrañeza —Hola, jóvenes ¿En qué puedo ayudarles?
—Es, eh ¡Una gran coincidencia encontrarlo, señor! —Marc empezó, un poco nervioso por el acto —justo estábamos discutiendo sobre algo importante de lo que necesitábamos hablar.
Las cejas del hombre se levantaron en una expresión de alerta y más curiosidad — ¿Hay algún problema acaso?
Alix afirmó, contundente — ¡Ciertamente! La cosa es… creemos que debemos discutir con usted el hecho de que una amiga y compañera nuestra —casi se mordió la lengua, refiriéndose a Rossi como una amiga después de saber que la había tratado como una idiota —ha estado experimentando acoso por un tiempo —enfatizó.
—Ella dice que no quiere causar problemas, especialmente con todo el trabajo del baile benéfico en marcha ¿sabe? —Nathaniel continuó, justo donde Alix hizo una pausa dramática —pero sentimos que lo correcto es informarlo.
— ¡Ciertamente, jovencitos! El acoso es un asunto muy grave y delicado, especialmente teniendo a alguien como ShadowMoth en la ecuación —el hombre afirmó con seriedad. Aunque Alix se cuestionó si hablaba en serio o simplemente intentaba quedar bien respecto a su trabajo.
Sus respuestas hacia Chloe no ayudaban en el caso pero, fuera de eso, no solía ser tan mal hombre.
—Entonces, empezó hace unas semanas ¿Sí? Lila Rossi dijo-
— ¡Oh! —Marc se vio interrumpido por la exclamación del señor Damocles, cuya expresión se relajó instantáneamente para ofrecerles una sonrisa —¿La señorita Lila Rossi es la chica que está siendo acosada?
— ¿Sí? —Alix alargó su respuesta de forma curiosa, mientras intercambiaba miradas con los chicos. El cambio de actitud fue repentino e inusual.
El hombre arregló su capa de forma distraída —si ese es el caso, yo no me preocuparía —su tono relajado incluso fue acompañado por una pequeña y corta risa entre dientes. Las cejas de Alix se elevaron casi hasta la línea de su pelo —después de todo, ya saben cómo funciona su enfermedad.
Alix, Nathaniel y Marc parpadearon repetidamente con gran confusión.
¿Qué?
Marc se recuperó primero —uh, lo siento —levantó su mano, para centrar la atención del hombre —Tal vez se deba a que no estoy en su misma clase, pero ¿Dijo enfermedad?
—Sí, esa pobre niña —Damocles negó con la cabeza —tan joven… debe ser horrible para ella no poder evitar imaginar que le suceden cosas tan terribles ni controlar lo que dice —las mentes de los tres adolescentes trabajan a toda marcha en ese momento “¡¿Qué?!” —Afortunadamente, es fácil saber cuándo su enfermedad está actuando. Ella afirma que la señorita Marinette Dupain-Cheng la está acosando ¿O me equivoco?
—Ha ocurrido un par de veces —Alix afirmó, recordando el picnic —pero no todo-
— ¡Entonces eso lo explica! —el hombre exclamó, satisfecho, de nuevo interrumpiendo —no hay necesidad de preocuparse. Después de ese problema con la expulsión de Marinette hace unos meses, Lila se sentó conmigo, su maestra y los Dupain-Cheng para explicarnos todo. Su rara enfermedad significa que no siempre puede controlar lo que dice, aunque en su mayoría solo parece activarse en torno a Marinette —el hombre les explicó, como si se tratara de cualquier cosa —y Marinette es una chica inteligente y gentil, ella sabe sobre el problema de Lila y puede manejarla.
Otra vez ¡¿QUÉ?!
El director parecía estar demasiado distraído, mirando su reloj y dándose cuenta que se le hacía tarde para su aparición en el hospital, como para notar los conmocionados que había dejado a sus tres estudiantes —De todos modos, espero que esto haya aclarado las cosas. Me temo que tengo un compromiso y necesito estar en otro lugar pronto ¡Nos vemos mañana, niños! ¡Manténganse a salvo! ¡Ooh-Ooh!
Y así, sin más, se marchó.
Nathaniel y Marc se quedaron mirando a su director después incluso de que hubiera entrado al hospital, estupefactos. El pelirrojo incluso parecía un poco más pálido de lo usual mientras apoyaba la espalda contra un árbol cercano.
— ¡Esa perra! —Alix finalmente estalló.
— ¡Alix! —Nathaniel la regañó por su vocabulario de forma automática. Su mirada todavía estaba perdida en algún lugar más allá de ellos.
— ¡No me vengas con “Alix”! ¿No escucharon lo mismo que yo? ¡Esa víbora se las arregló para hacerles creer a los profesores que tiene algún tipo de enfermedad para excusar sus mentiras! —la pelirrosa señaló el espacio vacío donde había estado su director a modo de enfatizar — ¿Qué tan loco es eso? ¿Qué tan jodido es que realmente funcione?
—Alix, respira profundo, tienes que tranquilizarte —Marc alcanzó un hombro de la patinadora con su mano, tratando de mantenerse centrado a pesar de lo que acababan de descubrir.
Mientras que Alix tomó aire solo para responder a eso, Nathaniel finalmente levantó la cabeza, con una expresión devastada —y la señorita Bustier lo sabía… ella lo sabía y ni siquiera nos lo dijo. Ella… E-e-ella deja que Lila nos mienta a la cara y no hace nada.
Marc evitó hacer una mueca. Sabía que Bustier era la profesora favorita de Nathaniel… al menos hasta ahora, él la admiraba mucho.
—Marinette no se merecía nada de esto —el pelinegro se quejó, sin poder controlar del todo su propia tristeza y decepción, levantándose la capucha para cubrirse parcialmente el rostro.
Eso sacó a Alix y Nathaniel de sus visiones de túnel y les recordó por qué, o mejor dicho, quién, estaban haciendo esto.
Marinette.
Marinette pensó que su rostro no podía estar más rojo… hace unos cinco minutos atrás, y desde entonces solo se demostró que estaba equivocada.
Félix y Adrien parecían completamente felices de contarle a Amélie todo sobre su talento y los logros que había conseguido en su camino a convertirse en diseñadora.
Amélie lucía honestamente sorprendida cuando Adrien detalló los halagos que Marinette había recibido de parte de su padre y de Audrey durante la última semana de la moda, cuando él modeló su sombrero — ¿Audrey? ¿La misma Audrey Bourgeois? —las cejas de Amélie se elevaron con genuina sorpresa, mirando a Marinette —debes estar increíblemente orgullosa, mi querida niña. No es usual conseguir la aprobación de Audrey —Amelie no hablaba por hablar, su gemela había sido la mejor amiga de Audrey por años —entonces ¿Quieres hacer una carrera en la moda?
Marinette, quién había puesto sus manos en sus mejillas para tratar de enfriar la piel sonrojada, se regañó a sí misma para centrarse y asintió con convicción —sí, crear ropa ha sido mi sueño desde que era niña. Durante el último año he estado creando un portafolio profesional con mis encargos más destacados.
Amélie tarareó con una sonrisa —me encantaría ver eso en algún momento… ¿Alguna vez has considerado ser figurinista, me refiero a diseñadora de vestuario escénico? —los ojos verdes de la mujer brillaron con interés y curiosidad.
Marinette inclinó ligeramente la cabeza —el pensamiento ha surgido alguna vez, particularmente por lo divertido que es crear atuendos dramáticos para la banda de mis amigos —con una sonrisa entusiasta, Marinette sacó su cuaderno de bocetos y pasó las páginas hasta los diseños de Kitty Section, antes de pasarle el libro a la mujer.
Amélie analizó a profundidad los atuendos y las máscaras. Si bien el aspecto era un poco infantil, en general era evidente el talento y la creatividad detrás de todo. Con el tiempo y la guía adecuada, Marinette podría florecer maravillosamente en la rama de la moda que ella deseara, si sus obsequios de ese día eran una indicación de su talento… sin mencionar lo orgulloso que parecía su hijo de ella; hacía que Amelie quisiera sonreír, arrullar sobre ellos y preguntar cuando debería esperar planes de boda.
—Puedo verlo, ciertamente eres talentosa —comentó, devolviendo el libro con una sonrisa, que Marinette igualó —oh, por favor, discúlpenme —Amelie sacó su teléfono cuando una notificación de su correo electrónico llamó su atención. Ciertamente no estaba dispuesta a distraerse con algún asunto de trabajo ese día, menos después de haber tenido que viajar de imprevisto como le sucedió ayer, pero al menos tenía que estar al tanto de las cosas. Rápidamente descubrió, sin embargo, que el correo no era del trabajo en absoluto —Adrien, querido, ¿desde cuándo Gabriel procrastina de esta manera? —no pudo evitar levantar una ceja.
— ¿Qué? —Adrien parpadeó, ante la pregunta repentina —oh ¿Te refieres al evento pre-colección?
Félix miró a su madre — ¿Por qué? ¿Cuándo es?
—Pasado mañana —respondió, claramente nada impresionada.
Félix igualó la apariencia de su madre antes de mirar a Adrien en busca de alguna información. El modelo se encogió de hombros —Nathalie ha estado enferma un par de veces en el último mes, Padre probablemente ha estado más involucrado en la planificación del evento que nunca antes.
Amélie se burló, rodando los ojos —reservaré cita para peinado y maquillaje —dio algunos toques a la pantalla antes de detenerse, componiendo una mirada evaluativa que llamó la atención de los chicos.
— ¿Mamá? —Félix preguntó suavemente, casi cauteloso.
Los ojos de la mujer se dirigieron a su hijo y su expresión se iluminó repentinamente lo cual puso al joven en alerta ¿Qué estaba pensando ella?
—Marinette, querida, ¿Te gustaría acompañarnos al evento de Gabriel?
Félix se congeló. Marinette saltó en su sitio. Y Adrien le iluminó como un árbol de navidad, con una gran sonrisa emocionada, después de procesar lo que Amelie había sugerido.
Marinette, absolutamente tomada por sorpresa, se puso nerviosa y empezó a tartamudear — ¿Q-qu-ué? ¿Yo? ¿A-acampar, quiero decir, acompañarlos? ¿A un evento privado? ¿Yo? —sacudiendo la cabeza por la vergüenza, Marinette volvió la mirada hacia Félix en busca de ayuda.
La mano de Félix atrapó la suya, un pulgar le acarició la muñeca, justo sobre el pulso y la ayudó a cerrar la boca y calmarse.
Amélie se rió entre dientes, sin poder evitarlo, ante el arrebato de la niña —ciertamente. Ya que tú y mi bebé están saliendo, el evento de un miembro de la familia debería ser la oportunidad perfecta para que empiecen a ser vistos juntos.
La mano de Marinette, la que Félix estaba sosteniendo, se retorció lo suficiente como para que sus dedos encontraran los del chico —espero no estar siendo grosera, pero ¿Está bien si hablo de esto con Félix primero?
La sonrisa de Amélie le hizo pensar que su pregunta fue adecuada, de algún modo. La mujer lucía satisfecha —Desde luego, sweetie. Adelante.
Félix se excusó mientras se levantaba de su sitio, llevando a Marinette con él, con sus manos aún unidas. La oji-azul también murmuró una disculpa mientras se arreglaba innecesariamente la falda de su vestido y se dejaba guiar hasta la cocina.
Una vez ambos salieron de la sala, Adrien miró con curiosidad a su tía. El brillo divertido en sus ojos era tremendamente familiar — ¿Qué tienes en mente, tía?
Amélie le devolvió una sonrisa
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— ¿Un poco de agua? —Félix ofreció, en cuanto entraron a la cocina.
—Por favor —Marinette asintió, tomando el vaso de cristal que Félix le acercó unos segundos después. Lo vació en solo un par de sorbos antes de tomar una respiración profunda y centrar la mirada en su novio — ¿Qué quieres hacer sobre esto?
Félix mentiría si dijera que no se sorprendió con la pregunta —my dear, la decisión es exclusivamente tuya —él sentenció, reacio a tocarla de cualquier modo hasta que ella entendiera su postura al respecto, por lo cual permaneció a dos pasos de distancia —no eres una ‘pareja trofeo’, y no planeo presentarte de esa manera nunca. Si no te sientes cómoda siendo mi cita para este tipo de eventos, está completamente bien y mi madre respetará tú elección.
Marinette le ofreció una pequeña sonrisa, conmovida por el hecho de que Félix estaba anteponiendo su comodidad incluso sobre los deseos de su madre.
Despacio, alcanzó una de las manos de su novio, entrelazando sus dedos como una forma de mantenerse tranquila y centrada. Ella tomó una respiración profunda y luego compuso una expresión determinada.
—Conocía la posición de tu familia desde el principio y tenía en consideración que esto podría llegar a suceder tarde o temprano. Puedo hacerlo. Iré contigo si tú también quieres que lo haga —Marinette afirmó, con seguridad. Félix no pudo evitar sonreír al ver la determinación haciendo brillar sus ojos de una manera hermosa, ese poderoso fuego azul que le robó el corazón desde el principio —sin embargo, me habías pedido que cuidara tu anillo mientras tú y tu madre asistían al evento ¿Qué harás ahora? —Marinette levantó la mano que sostenía, llamando la atención sobre la pieza de joyería en el dedo anular.
—Supongo que lo único que queda es dejarlo en casa —Félix hizo una ligera mueca. No es que pensara que su tío sería capaz de enviar a alguien a colarse en su casa (aunque, últimamente, Félix tenía la sensación de que su tío era más y más impredecible) pero aún no le gustaba dejar su anillo gemelo. Entonces, Marinette hizo un pequeño sonido ahogado que volvió a atraer su atención — ¿Tienes una idea? —él consultó, mirándola nuevamente a los ojos.
Marinette pareció considerarlo unos segundos más antes de sonreír. Félix identificó la sonrisa como la misma que Ladybug tenía una vez que resolvía qué hacer con su amuleto, lo cual lo intrigó más —esconderlo a simple vista.
El británico arqueó una ceja —te escucho.
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Unos minutos después, la pareja dejó la cocina y regresó al salón con pequeñas sonrisas a juego. Adrien estaba muy curioso pero, al igual que su tía, se alegró cuando Marinette aceptó unirse a ellos en el evento de Gabriel.
La mujer rápidamente envió un correo de confirmación al evento y le hizo saber a Marinette que se uniría a ella en el salón donde se arreglaría para el evento y, aunque un poco avergonzada, Marinette aceptó con gratitud.
Después de eso, Félix anunció que necesitaban salir ya para la siguiente sorpresa que le tenía preparada a su madre, así que todos se subieron al auto donde Jeeves ya los esperaba, después de empacar los cupcakes en una canasta para picnic, junto con otras cosas.
— ¿Ni siquiera una pequeña pista? —Amelie trató de persuadir a su hijo con su voz más suave que pudo lograr.
Félix, fiel a su muy entrenada póker face, simplemente negó con la cabeza.
Amélie pasó entonces a su sobrino —no busques ayuda aquí, tía, yo tampoco tengo idea de a dónde vamos —Adrien le respondió con su sonrisa de ángel.
Formando un pequeño puchero, la mujer pasó a su última opción, su futura nuera — ¿Marinette?
La niña le sonrió y, para diversión de todos los presentes, hizo la mímica de cerrar su boca con una cremallera, con los ojos más inocentes y angelicales que pudo lograr.
De todos modos, en realidad tampoco tenía una respuesta.
Para fortuna de la curiosidad general, Jeeves se detuvo unos cinco minutos después, frente al Puente Royal, apagó el auto y abrió las puertas, permitiendo a sus pasajeros bajar mientras abría la cajuela y sacaba la canasta de picnic.
Félix lideró al pequeño grupo, caminando hacia las escaleras que bajaban a los muelles frente al puerto.
—Este es uno de los muelles de anclaje ¿Verdad? —Adrien se inclinó hacia Marinette para preguntar en un susurro.
La oji-azul asintió —sí, estoy bastante segura de que subí al Liberty aquí en algún momento —apenas terminó su respuesta cuando vio a Félix sacar unas llaves del bolsillo mientras se dirigía a una de las embarcaciones ancladas.
—Oh, Dios mío —ambos escucharon a Amélie exhalar detrás de ellos… y estaban bastante de acuerdo.
Oh, Dioses.
Con una sonrisa claramente muy satisfecha, Félix le indicó a Jeeves que subiera a bordo, luego ayudó a su madre y a Marinette, para finalmente tirar juguetonamente de su primo por el brazo. Una vez que todos estuvieron dentro, caminó hasta el tablero de control, insertó las llaves e hizo rugir el motor.
Su madre, su novia y su primo lo miraron como si hubiera perdido la cabeza. Jeeves se contentó con presenciar todo en silencio, apenas conteniendo una sonrisa.
— ¿Conseguiste un bote? —Adrien preguntó, despacio y audiblemente aturdido.
—Renté una lancha deportiva —Félix lo corrigió, felizmente —ahora, se supone que todos deben ponerse los salvavidas —se inclinó hacia atrás y abrió un baúl empotrado en la popa de la embarcación para empezar a sacar los cinco chalecos de flotación color blanco con el logotipo del barco en azul, sobre el pecho.
Dicha embarcación recreativa era una saxdor 320 GTO, blanca y reluciente, con un tejado color celeste para cubrir del sol a su conductor y algunos pasajeros, dejando más asientos descubiertos para los que deseen trabajar en un bronceado.
Félix se aseguró de que su pequeña tripulación estaba asegurada antes de levantar el ancla automática y poner en marcha la lancha a través del río Sena.
— ¡Estás conduciendo una lancha! —Adrien estaba justo al lado de su primo solo dos segundos después, mirándolo boquiabierto — ¿Cómo y cuándo aprendiste a conducir una lancha?
Félix lo miró de reojo, concentrado en alejarlos de las otras embarcaciones ancladas al muelle —tutoriales en Youtube.
Adrien miró a su primo, con los ojos a punto de escapar de sus cuencas. Félix lo miró de frente, solo un segundo, antes de volver su atención al canal de agua. Dos segundos más y Adrien estaba doblado por el estómago, con sus brazos alrededor de sí mismo, mientras, en esencia, aullaba de la risa —no puedo decir si estás bromeando o no —logró decir, inhalando aire con dificultad.
Félix se permitió una sonrisa ladina —lo descubrirás si no chocamos esta cosa.
Adrien se rió más fuerte. Félix no estaba seguro de cómo era posible.
Amélie también estaba riendo, sacudiendo la cabeza con incredulidad. Y Marinette miró todo con una sonrisa, disfrutando del momento inverosímil pero agradable, así como la brisa fresca que jugaba con los cabellos de todos.
Hacía un día precioso.
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Navegaron a través del Sena con tranquilidad. No era época de turistas, por lo que los ferris y cruceros de paseo no eran tan frecuentes. La conversación pasó del evento de Gabriel, a las sesiones de Adrien, a la escuela y el baile beneficio, del que Amelie estaba muy curiosa.
Después de media hora, Jeeves relevó a Félix de su puesto como conductor para que el joven pudiera unirse a los demás en los asientos bajo el sol y disfrutar de los cupcakes de Marinette, una copa de sidra de manzana y una tabla de quesos y uvas.
Compartieron un brindis silencioso y solemne, en nombre de ambas gemelas Graham De Vanily, y disfrutaron del buen clima y la vista de una París muy activa, con familias y grupos de amigos paseando por los puentes y andenes justo al lado del Sena.
— ¡Miren eso! —Marinette llamó la atención, arrullando dulcemente mientras miraba un crucero que iba en dirección opuesta.
Amélie la coreó con su propio tarareo dulce —es una boda —señaló en voz baja, observando la cubierta del barco donde una pareja, de pomposo vestido blanco y elegante smoking negro con corbata de moño, entrelazaban brazos para beber de sus copas, mientras decenas de personas los aplaudían.
Las dos mujeres caminaron hasta el borde de la lancha justo cuando él crucero pasaba lentamente frente a ellas. Félix y Adrien las siguieron un momento después, sorprendiéndose cuando la novia giró en su dirección por un momento, y saludó con una mano, casualmente. No había ningún tipo de reconocimiento en su expresión, pero sí felicidad y deleite puro.
Marinette se llevó las manos a los costados de su boca — ¡Muchas felicidades! —proyectó, con alegría contagiada.
La novia le dio una sonrisa aún más grande, tomando su ramo de lirios y dahlias antes de extraer uno de los primeros y arrojarlo por el borde del crucero.
Marinette reaccionó para inclinarse ligeramente hacia adelante, no tanto para ser peligroso, y atrapó la flor.
—La ciudad del Amor, tal como dicen —Amelie bromeó suavemente, mirando a la novia despedirse con otro movimiento de manos antes de volverse hacia sus invitados y, aparentemente, prepararse para lanzar el ramo. Luego, se giró hacia la oji-azul, viéndola sujetar el lirio blanco contra su pecho con una expresión que sólo podría definirse como ‘joven enamorada del amor’... Esa sería una frase hermosa para un libro o el tráiler de una película… —Dime, sweetie ¿Alguna vez has diseñado un vestido de novia? ¿O lo has considerado? —preguntó con curiosidad.
— ¿Hn? —Marinette parpadeó un par de veces antes de salir de su estado de ensoñación —oh, sí. Surgió una vez. De pequeña fui niña de las flores en la boda de una amiga de Mamá, hace un par de años me pidió ayuda para ajustar un vestido que usaría en una boda y durante la conversación preguntó si había diseñado algún vestido de novia o si me gustaría hacerlo —hubo unos segundos de silencio. Amélie inclinó ligeramente la cabeza, esperando el resto de la respuesta. Y Marinette se dio cuenta de que tanto Adrien como Félix también la estaban mirando con curiosidad —hasta ese momento, no lo había considerado. La respuesta que di en ese entonces, la sostengo hasta hoy, aunque no digo que no pueda cambiar en algún momento del futuro: decidí que el primer vestido de novia que diseñe sería el mío propio.
Amélie le sonrió con comprensión y un asentimiento de cabeza —por supuesto, estás en tu derecho. Esa es una decisión muy personal.
Nadie tuvo la oportunidad de ver la mirada pensativa que surgió, momentáneamente, en el rostro de Félix antes de que desapareciera.
— ¿Permiso para acompañarlo, capitán? —Marinette preguntó, con un tono cariñosamente bromista, mientras se acercaba a su novio, quién había recuperado el timón.
Amélie y Adrien estaban en sus asientos, disfrutando del suave sol y concentrados en su propia conversación. Jeeves simplemente se relajaba, apoyado contra la barandilla del costado izquierdo, con una copa de sidra.
Félix le hizo un gesto con la mano para invitarla a acercarse. Marinette lo tomó con gusto y se deslizó hasta acurrucarse en el costado del rubio, luego de asegurarse que no se estaba interponiendo o entorpeciendo de alguna manera su conducción.
— ¿Tienes frío? —el británico preguntó, sorprendido por su acción.
Marinette se sintió conmovida por su preocupación —no realmente. Solo quería abrazarte, Cher —admitió, apoyando la mejilla en su hombro —pero no quiero estorbarte.
—No lo haces —Félix le aseguró, besando su sien. Y Marinette sabía que no lo decía solo por contentarla, así que se relajó contra él, sintiendo cómo el rubio se apoyaba en ella del mismo modo — ¿La estás pasando bien?
Marinette asintió primero con la cabeza —los nervios nunca desaparecen del todo, realmente me preocupa darle una buena impresión a tu madre… pero todo ha ido maravillosamente hasta ahora —respondió con total honestidad.
—Tal y como te dije que sería —el británico no evitó la presunción en su voz.
Marinette simplemente se rió en voz baja —y siempre tienes razón ¿No es así, Lix?
Félix la apretó un poco más contra él —Generalmente la tengo, sí —Marinette negó con cariño —por cierto, hay algunas cosas que quería preguntarte.
La oji-azul tarareó un sonido de intriga — Dime ¿De qué se trata?
Félix se aseguró de tener una trayectoria despejada antes de mirar a su novia por más que unos segundos —Te he dicho cómo me siento por ti —la miró directamente a los ojos, sin su neutralidad habitual, nada más que franqueza —Esto es más que un “me gustas”. Estoy muy comprometido con nuestra relación y necesito que sepas que deseo hacer planes a futuro contigo.
Marinette sintió que su corazón se saltaba un latido o dos antes de iniciar un ritmo más rápido, pero se mordió los labios antes de que cualquier tontería sin filtro saliera de su boca.
“Una casa, tres hijos, un perro, un gato y un hámster” la última vez que había soñado planes a futuro con un chico la golpeó con fuerza. No había pensado en nada como eso sobre Félix todavía, pero… no cree que sea algo malo. Ella quiere construir sus planes junto con él, no fantasear con una vida de cuentos de hadas unilateral que no la conducirá a nada.
—Planeemos, entonces, Cher —ella le respondió a cambio, con una sonrisa descarada que Félix adoró — ¿Qué tienes en mente?
Félix igualó su sonrisa, complacido con su respuesta. Se detuvo un segundo a mirar el lirio blanco que ahora se apoyaba entre la oreja y el cabello de Marinette y zumbó con ligereza — ¿Tienes alguna preferencia sobre una boda?
Marinette se resignó a no poder atravesar esta conversación sin ruborizarse.
Notes:
*Figurinista: palabra corta para las personas que se dedican a crear los atuendos para los personajes de un espectáculo, llámese cine, teatro, ópera, etc.
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En unos días publicaré el primer capítulo de un nuevo fic.
No será tan largo como este. De 10 a 15 capítulos, como mucho, aunque cada cap si es un poquito más largo que el promedio de este.Ahora… hablemos de la película…
1. Ugh. Demasiadas canciones muy poco pegadizas. La primera de Marinette es insoportablemente larga. La de Chat, súper olvidable. La de Gabriel es ‘intentó ser Influencia en el más allá y no llegó ni a comercial’. Serás Ladybug es como lo mejorcito que hay, pero no me termina de encantar la parte ¿tipo rap? Eso sí, lo demás lo canto a viva voz xD Coraje en mí, es otra que se siente demasiado larga para el momento en que está metida, pero en inglés y francés sube muchísimos puntos. Por último, la canción del LadyNoir se lleva el premio. La escucho en latino, inglés y francés. Bien ahí.
¿Me faltó alguna?2. Respecto al cuadro amoroso… cambiar la escena del paraguas fue el peor desacierto de toda la película. Hace que el enamoramiento de Marinette por Adrien parezca demasiado superficial y sin ningún peso a comparación de la progresión del LadyNoir. Para el momento en que cantan juntos, Marinette tiene muchísima mejor química con Chat que con Adrien.
3. Punto importantísimo para señalar que, en este universo, Luka va a la misma escuela que la clase akuma.
4. Tanto Marinette como Chat Noir son mucho más soportables en sus momentos extraños/berrinchudos que en la serie habitual. Se agradece, Jeremy Zag.
Aunque la forma tan simplona en que Adrien obtiene el miraculous, no te la perdono. ¡Lo estabas haciendo bien, cabrón!5. El final de Gabriel, aunque ambiguo para efectos de la próxima película, fue 50 veces mejor que el final de la quinta temporada. Change my mind… aunque la escena en que el fantasma de Emilie los abraza está como mal animada, no sé, es incomoda de ver por alguna razón.
6. Hablemos de cosas extravagantes. Que los kwamis puedan transformar a sus portadores sin opinión de ellos es espeluznante y preocupante cuando menos.
El maestro Fu creo que está más pa’llá que pa’ca en cuanto a su mente. Como si le fueras a soltar el discursito que le dio a Marientte sin que cualquier persona cuerda salga corriendo en la dirección opuesta.7. ¿Qué espero para la segunda película?
-Ver que Gabriel acabó preso. O mínimo con algún tipo de consecuencia por ser HawkMoth (recordemos que solo hubo cura milagrosa al mero final. Todos los daños de las peleas previas corrían por cuenta de Paris, cof los impuestos de la gente, cof)
-Buen desempeño y papel importante de Nathalie.
-Ver si hay algún tipo de consecuencias a la revelación de identidades (sean buenas o malas) suponiendo que habrá otro villano.
-Que no haya tantas canciones… o que sean más pasables/pegadizas.Listo. En el próximo cap hablamos del especial de Londres.
Chapter 78: Sueña con lo que vendrá
Summary:
Félix y Marinette tienen planes para hacer.
Amelie tiene sus propios planes.
Y Ladybug también.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
— ¿Tienes alguna preferencia sobre una boda?
Marinette se resignó a no poder atravesar esta conversación sin ruborizarse.
—Empiezas fuerte —se quejó por lo bajo, pero en tono juguetón. Luego, se detuvo a considerarlo, dándose un momento para que su sonrojo bajara de intensidad —sí, me gustaría una boda a mediados de primavera. Lo suficientemente fresco para algunas telas por las que tengo preferencia, pero no demasiado frío.
Félix regresó la mirada al frente, con una sonrisa apacible —suena bien para mí. Aunque debo advertirte que, dada la posición de mi familia, nuestra boda probablemente sea un evento parcialmente público.
Nuestra boda. Félix lo había dicho con tanta certeza y propiedad, como si ya fuera un hecho establecido, que Marinette sintió que podría derretirse en un charco. Exteriormente, solo agitó una mano a modo de descartar sus palabras —no hay problema. Podríamos tener una ceremonia privada aquí en París, algo pequeño: tu madre, mis padres, Adrien… ¿Tu tío?... nuestros amigos más cercanos. Y luego podemos tener esa fiesta socialité de rigor en Londres.
Esta vez fue el pecho de Félix el que se inundó de calidez. Ver a Marinette planificar se había vuelto una de sus cosas favoritas de ella. Su novia era inteligente y astuta de un modo un tanto diferente a él, tenía un enfoque creativo completamente distinto, lo cual era cautivador, si le preguntaban al británico —puedes sacar a Gabriel de la lista de invitados. Nadie lo echará en falta, excepto Adrien… tal vez —respondió, frunciendo ligeramente la nariz.
Marinette sonrió, felizmente de acuerdo —perfecto —se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla.
En respuesta, Félix deslizó sus dedos debajo del flotador y le acarició la cintura. Fue recompensado con un rubor diferente coloreando el bonito rostro de Marinette, como una ligera niebla rosada que resaltaba las pecas de su cara y bajaba por su cuello — ¿Estudiarás diseño de moda?
—Ese es el plan, sí —ella le respondió, con una entonación curiosa hacia el final, alentándolo a continuar — ¿Qué carrera tienes tú en mente? ¿Negocios, cinematografía u otra cosa?
Félix asintió a sus suposiciones —negocios internacionales, principalmente. Planeo compaginarlos con cursos adicionales en cinematografía y finanzas.
Marinette asintió en comprensión, los tres enfoques eran esenciales para que Félix tuviera una comprensión completa de las áreas más importantes de la empresa familiar —yo también quiero tomar cursos de administración, por si decido crear mi propia casa de modas.
—Estudiar en el extranjero no solo se ve bien en los currículos, ayuda a la construcción de contactos y redes —comentó el británico —estaba pensando que podríamos estudiar la mitad de la carrera en Londres y la mitad en París —esta sugerencia sonaba un poco más cautelosa. Marinette pensó que estaba preocupado por hacerla sentir que le estaba imponiendo sus planes —no tengo una preferencia por el orden.
Ella tarareó suavemente, considerando este enfoque, antes de hacer una pausa para comprobar algo en su teléfono. Félix, aunque curioso, mantuvo la mirada en el río —La Université de París cuenta con un programa de administración de negocios internacionales y uno de diseño de modas —afirmó —aunque estaría feliz de dar un recorrido por la universidades de la ciudad contigo.
El suspiro de alivio de Félix fue bastante sutil —Kingston University se especializa en arte, diseño, moda, cinematografía, ciencia, ingeniería y negocios —respondió fácilmente —por supuesto que también podríamos tener un recorrido por otras opciones. Pero me gustaría añadir que mi familia tiene un departamento cerca del campus que estaría a nuestra total disposición —sonrió cuando Marinette lo miró boquiabierta —mi madre y tía vivieron allí durante sus estudios universitarios.
La niebla de rubor volvió al rostro de Marinette… pensar en vivir juntos era… ni siquiera podía ponerlo en palabras. La idea de despertarse cada día junto a su novio, él dándole esa mirada suave y llena de afecto que le dio esa mañana, preparar el desayuno, té y café juntos, salir juntos a clase y despedirse con un beso que no les duraría lo suficiente hasta que se encontraran para almorzar y compartir los sucesos del día…
Marinette pensó que tenía un nuevo sueño, una nueva meta que esperar y por la que esforzarse.
En vez de decirle todo lo que pasó por su mente, en cuestión de segundos, Marinette se acurrucó nuevamente en su costado, acariciándole el cuello con la nariz —suena maravilloso, mon cher.
Félix la abrazó más fuerte, tentando a pedirle a Jeeves que lo relevara solo para poder tenerla entre sus brazos adecuadamente. El problema con esa idea era que, muy seguramente, su madre y primo exigirían su atención en cuanto dejara el volante, y esta conversación no le competía a nadie más que a él y a su novia — ¿Ya tienes planes para el Lycée?
Marinette asintió —el director Damocles ha estado en negociaciones con el director del lycée Henrietta V, que está en la calle de atrás, para unir los edificios y crear un campus conjunto. Tomarán una decisión para finales de año y, si se llega a un acuerdo, los estudiantes tendremos tiempo suficiente para inscribirnos antes de las vacaciones de verano, que es cuando harán la remodelación.
—Eso es bastante conveniente.
Marinette se rió entre dientes, porque sí, era bastante conveniente para ella, que llegaba tarde incluso viviendo a una calle de su escuela —muchos collège y lycée independientes han estado haciendo esto desde que apareció HawkMoth. Quieren ayudar a mantener a los estudiantes con su red de apoyo ya establecida al disminuir la presión de elegir una nueva escuela y forjar nuevos grupos —Marinette disminuyó el tono de su voz hasta que se congeló en una pequeña pausa. Félix la miró por unos segundos emitiendo un zumbido de curiosidad —Félix yo… estoy encantada de hacer planes contigo, pero… en realidad, no puedo prometer… no puedo dejar París mientras ShadowMoth sea una amenaza.
Y eso era todo ¿No es cierto?
Su romance con Félix era tan maravilloso. Él la hacía feliz de un modo que ella jamás había soñado, la apoyaba, la ayudaba a enfrentar las cosas y salir adelante, la hacía sentir especial y querida. Félix era su pareja perfecta… pero ella no podía ser completamente recíproca con él. Ella estaba atada por las cadenas de su responsabilidad con París, con los kwamis, con la confianza del maestro Fu.
Ella no podía prometerle la vida de ensueño que él le estaba ofreciendo. Y eso iba a ser la piedra angular de su relación. Ella lo sabía desde el principio. Incluso con Félix sabiendo y aceptando su doble identidad, llegaría un momento dónde las cadenas que la restringen pesarían más que el afecto de Félix.
Y Félix se merecía una pareja tan perfecta como él lo era… pero Marinette no podía serlo.
—Shh~ no pienses en eso ahora, my Queen —él la arrulló suavemente, sacándola de sus oscuros pensamientos al colocar su mentón contra el flequillo oscuro —recuerda que ya no estás luchando sola, con ese gato mañoso. Cada problema tiene una solución y nosotros lo resolveremos —decretó, con una seguridad parecida a la que ella tuvo ese día en la Torre Eiffel, frente a la cara de HawkMoth hecha de akumas. Una seguridad que había ido perdiendo desde entonces —dejemos ese tema para cuando no tengamos más compañía. Volvamos a los planes de vida ¿Tienes alguna preferencia sobre viajes para las vacaciones?
Marinette se rió entre dientes, aunque no del todo apaciguada. Adoró la forma en que Félix la distraía de los pensamientos tristes y agobiantes —siempre he querido conocer Grecia y sus numerosas islas —mencionó a modo de broma.
Félix estuvo de acuerdo —creo que es un destino excelente para las vacaciones de verano ¿Qué piensas de Filipinas para las vacaciones de invierno? Tengo entendido que las temperaturas no bajan de los 21 o 20 grados centígrados.
La oji-azul parpadeó lentamente, como un búho, por unos segundos — ¿No es allí donde se puede nadar con tiburones ballena? —consultó con curiosidad. Sin mencionar que la idea de temperaturas tropicales y agradables justo ahora que el frío se estaba estableciendo era realmente tentadora.
El brillo ilusionado de los ojos azules alimentó el entusiasmo de Félix. El sureste asiático era uno de los pocos destinos que lo atraían lo suficiente como para querer ir tan lejos de casa por un tiempo significativo. Pensar que su novia podría compartir su interés volvía a inyectar calor en su pecho.
La idea de viajar con ella, llevarla a un hotel o un bungalow acogedor donde pudieran relajarse, despertar abrazados para ver el amanecer y luego pasar el día en las múltiples cascadas, cenotes o hermosas playas… Félix nunca antes había deseado que el tiempo avanzara más rápido.
—Llegamos —Félix desenvolvió su brazo de la cintura de Marinette, ignorando el ligero destello de decepción en su pecho e indicándole que necesitaba volver su completa atención a la conducción de la lancha.
Curiosa, Marinette volvió la vista al frente, comprobando que se habían dirigido directamente a la Isla de los Cisnes. Félix dirigió el bote hacia la izquierda y luego lo giró para ‘estacionarlo’ — ¿Es aquí donde hiciste reservación para almorzar? —Marinette jadeó sorprendida. La Isla de los Cisnes tenía muchos pequeños cafés y bistrós que compartían una terraza con mesas, pero los pocos restaurantes eran muy exclusivos y generalmente tenían listas de espera de semanas, sino meses.
Félix respondió afirmativamente como si no fuera nada, así que Marinette decidió dejarlo concentrarse, alejándose después de un rápido beso en la mejilla.
Toda esa charla sobre sus planes a futuro en conjunto la había puesto muy emocional y cariñosa ¿De acuerdo?
Sacudiendo la cabeza, se dirigió a la madre y primo de su novio, rezando porque el rubor se hubiera desvanecido por completo de su tez —el capitán informa que estamos a punto de desembarcar —informó, en tono bromista, mientras sus manos desabrochaban las correas del chaleco flotador.
Amélie y Adrien levantaron la mirada ante sus palabras, echando un vistazo a su alrededor. Aparentemente, habían estado realmente concentrados en lo que sea que hayan estado hablando, lo que le dio la tranquilidad a Marinette de que no hubieran escuchado nada por accidente.
Tan pronto como Félix apagó el motor, Jeeves estaba bajando de la lancha a la arena de la playa artificial para ayudar a las damas a desembarcar. Rápidamente, Félix los condujo hacia el interior de la isla, a un hermoso restaurante con temática de bungalow donde los recibieron con cócteles (sin alcohol para los tres adolescentes) y los llevaron a la mesa reservada, que tenía una preciosa vista de la arboleda y parte del río.
La comida lucía simplemente apetitosa, y el pastel fue entregado a la camarera para reservarlo hasta que todos hubieran terminado de comer, con una vela y la canción tradicional a cargo del pequeño grupo que estaba ofreciendo música en vivo.
Todos los comensales aplaudieron y felicitaron amistosamente a Amélie cuando ella apagó la vela en su pastel.
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Marinette se tiró de espaldas en la cama, absolutamente exhausta, pero con una sonrisa boba en los labios.
Había sido un día extremadamente largo y emocionalmente agotador… pero había sido un buen día.
Ella miró la pantalla de su teléfono y su sonrisa se ensanchó, luciendo absolutamente enamorada.
En la pantalla estaba Amélie en primera plana, seguida por su hijo, ella y finalmente Adrien, todos sentados en los asientos de la lancha, disfrutando del suave viento en el río Sena y sonriendo a la cámara.
Era una foto que solo los cuatro retratados en ella poseían.
La foto “oficial” estaba acumulando miles de comentarios, a cada segundo que pasaba, en el Instagram de Adrien.
En esta, Amélie estaba sentada con más garbo, dando la apariencia de una reina, con una sonrisa más reservada; Félix seguía su ejemplo, luciendo como un príncipe adusto y sereno, mientras que Adrien tenía la misma sonrisa angelical que ocupaba la mitad de los carteles en París.
Lo único que rompía la imagen era su mano, entrelazada con la de Félix, en una demostración inequívoca de afecto, y el rosado de su falda que se vislumbraba entre los regazos de Adrien y Félix… y, para las personas más detallistas, un par de ondas oscuras que se asomaban desde donde su cara estaba oculta tras el hombro de su novio.
La foto fue enfocada apropósito para que ella estuviera lo más escondida posible. Amélie había tomado la solicitud de Adrien, de una foto familiar, y la había convertido en una oportunidad, según sus palabras. Le darían a la prensa un par de días para teorizar antes de que ella y Félix aparecieran públicamente en la fiesta de Gabriel, donde la prensa regulada por invitación disminuiría la posibilidad de chismes y rumores entre los medios.
Félix había estado de acuerdo con el razonamiento de su madre y Jeeves había sido el encargado de fotografiarlos.
Marinette había estado nerviosa al principio, pero tener finalmente una foto de ella y su novio era maravilloso y la distrajo de los nervios.
Se atrevió a comprobar la publicación de Adrien y echar un vistazo a los comentarios. Un tercio de ellos, de parte de fans y amigos del modelo, estaban reiterando sus condolencias por la pérdida de su madre, otro tercio estaba lleno de preguntas y cuestionamientos sobre la “persona misteriosa” y el resto era de la prensa, tanto francesa como londinense, indagando también.
Amélie le había dado a Adrien un par de nombres aprobados de periodistas o revistas a los que podía contestar si quisiera.
Marinette bajó entre los comentarios hasta que encontró una respuesta.
“Es una maravillosa persona a la que mi primo y tía le han dado la bienvenida a la familia recientemente. Verán más de ella pronto, con toda seguridad. Es una querida amiga”
Siguieron una retahíla de cuestionamientos sobre posibilidades de entrevistas, sobre si Adrien había presentado a la “chica misteriosa” con su familia materna, qué tipo de relación tenía realmente con Félix y con él, entre muchas otras cosas.
Marinette se estaría volviendo loca por toda atención que estaba recibiendo, incluso anónimamente, de no ser por otra cosa que ya la tenía bastante aturdida.
“Han dado la bienvenida a la familia recientemente”
Marinette ni siquiera podía decir, o pensar, en algo que suavizara el impacto de esa implicación… no después de haber presentado oficialmente su relación con sus padres.
Era apenas evidente que Amélie no habría aceptado un ‘no’ por respuesta sobre acompañar a Marinette a casa, después de saber que los dos adolescentes aún tenían que comunicar su estado de pareja a los padres de la oji-azul (y de la invitación que Sabine había extendido a través de Marinette para conocerse), de modo que madre e hijo bajaron del auto frente a la famosa panadería, dejando que Jeeves llevara a Adrien de vuelta a la mansión Agreste, y acompañaron a Marinette a casa.
Tal y como la pareja esperaba(temía) Amélie se había llevado con Tom y Sabine como amigos de toda la vida. El matrimonio franco-chino estaba muy entusiasmado con la relación de su hija con Félix, incluso revelando la apuesta que tenían en marcha (lo cual avergonzó enormemente a su hija, pero divirtió aún más a Amélie)
También se habló de la invitación al evento de Gabriel, a lo cual Tom y Sabine estuvieron perfectamente de acuerdo siempre que su hija no volviera a casa muy tarde; sería una noche de escuela, después de todo.
Para el alivio de Marinette, Jeeves regresó por los Graham de Vanily no mucho después, y la noche se dio por terminada.
O no, realmente.
Marinette les dio las buenas noches a sus padres, después de una rápida charla propia. Realmente estaban felices por ella y su relación, aprobaban a Félix y confiaban en su sentido de la responsabilidad.
La chica no pasó por alto las preguntas sutiles sobre la situación en la escuela, cuando preguntaron cómo habían reaccionado sus amigos. Ella les explicó que solo unas pocas personas sabían de la relación antes de hoy, y que planeaba anunciarlo a sus amigos mañana.
Luego de eso, ella fue excusada para irse a la cama.
Por supuesto, solo se tomó unos minutos para procesar el día, y ahora debía irse a cumplir otras responsabilidades.
Envío un mensaje a Luka para asegurarle que iba a patrullar y, después de intercambiar algunas palabras con los kwamis, salió por su balcón.
Amélie dio las buenas noches a Jeeves antes de sentarse con su hijo en la sala. Podía ver parte de la decoración desde el sofá y no pudo evitar sonreír detrás de la taza de té que se había servido.
Cuando se trasladaron a París, nunca había esperado un resultado como este.
Interrogó a Félix sobre sus primeras interacciones con la encantadora jovencita y cómo había evolucionado su relación tan rápido.
Su maravilloso hijo no tuvo reparos en complacerla, resaltando cómo la pequeña oji-azul pareció entender y adaptarse a sus preferencias, límites y hábitos con una fluidez que jamás había experimentado. Habló de cómo sentía que ellos, simplemente, encajaban, y ella tuvo que emplear todo su decoro en no chillar y arrullar de emoción. Le platicó, un poco dudoso, de cómo se descubrió preocupándose por ella y anhelando tenerla cerca antes incluso de entender lo que estaba sintiendo y se cuestionó en voz alta el repentino deseo de contacto, ya que nunca antes se había sentido así.
—Oh, cariño, eso no es extraño —ella lo tranquilizó, invitándolo a acercarse para poder acunarlo contra su costado —Hay personas que no sienten deseo físico sin una confianza establecida. Y está claro para mí que tienes un vínculo fuerte con Marinette.
Félix se acurrucó con su madre, luego de terminar su propia taza de té, agradeciéndole por sus explicaciones.
Ocasionalmente le habían resultado abrumadores o confusos los anhelos que tenía hacia su novia, porque nunca antes los había experimentado.
Siempre pensó qué, si alguna vez encontraba una pareja adecuada, ambos serían poco propensos al contacto físico, pero no; al parecer necesitaba conocer bien y confiar en una persona para desearla romántica y físicamente… Quizás por eso nunca pudo entender a las personas que se acercaban directamente a coquetear.
Amélie siguió adelante, recordándole que podía acercarse a ella con cualquier tipo de pregunta o inquietud que tuviera, y por cualquier consejo que necesitara. Terminó insistiendo en que la invitara a casa pronto, para que ella pudiera pasar un tiempo mucho más tranquilo e informal con su futura nuera.
Félix aceptó con facilidad, y se despidió para preparar su maleta escolar e irse a la cama. Amélie le dio un gran beso en la mejilla mientras le deseaba buenas noches y, una vez más, le agradeció por las sorpresas de cumpleaños.
Cuando ella misma se instaló en su habitación, después de una rápida ducha y en pijama, se sentó junto a su nochero y levantó una fotografía enmarcada. Acarició la superficie cristalina que protegía la imagen y permitió que una lágrima cayera por su mejilla —está tan feliz, mi amor. No lo había visto así en mucho tiempo —le confío a la foto —fue una buena elección venir aquí… Se parece tanto a tí cuando me pediste salir —una pequeña risa húmeda se le escapó mientras apagaba la luz y se tendía de espaldas en su cama, aún con la foto apretada entre sus dedos —desearía que estuvieras aquí para verlo crecer y aconsejarlo tú mismo… Haré lo mejor que pueda, te lo prometo.
Cuando Amelie se quedó dormida, y sus dedos perdieron el agarre, la fotografía se deslizó hasta la cama, donde un fino rayo de luz lunar iluminó la imagen de un hombre de cabello castaño claro y ojos grises, vestido de esmoquin, junto ella misma en un elegante vestido blanco.
Ladybug disfrutó del viento fresco (benditos trajes mágicos aclimatados) mientras corría por los tejados.
La noche parecía tranquila. Algunas personas la habían saludado y otras la llamaban para pedirle una foto.
Estaba de tan buen humor que no le importó acceder.
Después de una patrulla relajada, se encontró en una especie de juego de persecución con sus dos compañeros. Parecía que Chat finalmente se había acostumbrado a Viperion y los dos jugaban y bromeaban como viejos amigos, lo cual le quitaba un peso de encima.
De repente, Chat la atrapó por un brazo. Y casi cae de espaldas sobre él, pero Viperion apareció en completo silencio y los derribó a ambos, terminando como una pila de superhéroes riéndose en el tejado con la mejor vista de la torre Eiffel.
Se reorganizaron de forma perezosa. Ladybug y Viperion estaban apoyados hombro con hombro. Los pies del héroe serpiente colgaban por el borde del tejado mientras los de la heroína estaban cruzados en posición de loto. Chat se tendió de espaldas, al otro lado de Ladybug, con la cabeza apoyada en su muslo, como si fuera a tomar una siesta.
—Hay algo importante de lo que quería hablar con ustedes —Ladybug les llamó la atención, después de unos minutos.
Las orejas de Chat Noir se agitaron en su dirección.
—Se trata del Día de los Héroes —Viperion afirmó, más que preguntar. Mientras el gato negro se acomodaba para sentarse.
—En efecto —la heroína asintió con la cabeza, su mirada fija en la torre iluminada frente a ellos —nada nos garantiza que ShadowMoth intentará un ataque a gran escala, como el año pasado. Pero, si sucede, no quiero dejar nada al azar —ambos muchachos pudieron ver la atención en su mandíbula y las manos hechas puño —tengo una idea y quiero oír sus opiniones.
Ella les contó su plan. Quería entregar los miraculous del zorro, el ratón y la abeja de forma permanente, durante la semana que faltaba hasta el día de fiesta. Quería que los tres héroes temporales se unieran a sus patrullas, pero también, que todos se tomaran una hora diaria, cuando menos, para entrenar juntos.
— ¿Qué hay de Ryuko? —Chat preguntó, con una pequeña mueca, aun considerando el plan.
Un largo suspiro precedió a la respuesta de la heroína —me encantaría que ella se uniera a esto, pero que sea vista tan seguido sería peligroso. Recuerda que ShadowMoth sabe su identidad. Es la misma razón por la que Viperion se mantiene fuera de la vista de los akumas a menos que necesitemos la ayuda extra.
El de ojos temporalmente dorados asintió en acuerdo mientras rasgaba, distraídamente, las cuerdas de su lira.
Antes de que Chat pudiera decir o preguntar algo más, las alarmas se encendieron en la ciudad y en sus dispositivos.
ShadowMoth tenía una nueva víctima corriendo por la ciudad.
— ¡Vamos!
Notes:
Si alguien se está haciendo la pregunta, sí, mi versión de Félix es demisexual.
Ahora, hablemos del especial de Londres… que de Londres tiene cinco minutos o así.
Tremenda decepción.
1. Empecemos con que dejaron en el olvido la escena final de Lila/Cerise siendo sorprendida por unos rayos blanco azulados y algo que aparece de espaldas a ella ¿Qué se supone que hagamos con esto? ¿Sigue siendo canon o qué? ¡Maldito seas, Astruc!
2. Y continuemos con la desgracia de Nooroo ¿por qué no? ¡Es divertidísimo! #LiberenANooroo
3. Podemos hablar de la intro? Ladybug está muerta en vida.
4. Alix actual. 15 años, ok. Alix del futuro, 25, demonios, pero ok. ¿y luego esta mujer tiene 70? ¿Cuánto tiempo pasará Marinette siendo la guardiana? ¿Llegará a los 186 como Fu? ¿Educará a una nueva generación de héroes de forma independiente?
5. Volvemos a la expresión de Marinette, esta pobre niña literalmente llevó el peso del mundo en sus hombros, está muerta en vida.
“Tu padre fue un héroe” ¡No chingada madre, NO! De toda la BASURA que fue el final, odio que Gabriel le haya dejado todo este peso para cargar a Marinette. Es una mentira más de la que nunca se podrá retractar porque destrozaría toda su trayectoria y credibilidad como heroína, por lo que sabemos ni siquiera se lo dice a Alya ni a Su-han.
Dicho todo eso, entiendo que Marinette decidiera no decirle a Adrien la verdad de su padre… seamos honestos, eso podría terminar de varias maneras, todas muy mal pero las principales serían que se vuelve loco, se vuelve un villano o se suicida.6. Por lo menos está Nathalie, supongo…
7. Ver a Tikki y Plagg yéndose a dormir junto a Nettie es simplemente hermoso.
8. "alguien pidió un deseo" No pueden darle ni una noche de descanso a esta pobre niña, no es cierto ¡recordemos que tiene solo 14!
9. ¿Alguien que me explique con sentido, dentro de la serie, por qué el traje de LB cambió a amarillo y ella se sorprende? Se supone que el disfraz se ve como lo que piensa o quiere el portador… de hecho, explíquenme por qué es necesario dentro de la serie, porque la otra Marinette es Bugnoir TODO el tiempo, no hay posibilidad de confundirlas.
Alix: es un fantasma? | Cronobug: no existen los fantasmas.
(repasando la construcción mágica de esta serie) ¡Perdóname si no te creo!10. Recapitulación… bla, bla, bla… recapitulación, bla, bla, bla… pelea con Lila, bla, bla, bla…
11. Recuerdo ver esto en estreno, ver como se le achicaban los ojos del miedo a Marinette y ese ‘Está aquí’, realmente me hizo sentir miedo. Esto es de lo único bueno que puedo decir del especial. Realmente transmite
“Cuando entré al edificio, la luz ya estaba encendida, significa que alguien más estuvo aquí, un par de segundos antes que yo… Está aquí, Bunnyx, siempre estuvo aquí” ¡La piel de gallina incluso viéndolo de nuevo! ¡El terror!11. La única otra cosa buena a destacar es la coreografía de la batalla en Londres, especialmente el momento en que Ladybug salta entre perfectamente entre los portales del tiempo. Simplemente hermoso.
12. Oh, me encanta ver a Plagg siendo lindo con Marinette.
Chapter 79: Completa el equipo
Summary:
Marinette tiene que actuar rápdio con su plan. El día que le preocupa se acerca.
Félix sabe cómo hacer que su novia se preocupe un poco menos.
Y Marc tiene preguntas.
Notes:
Este es mi regalo de Navidad adelantado para todos.
Sus comentarios son los míos
¡Feliz Nochebuena!
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
ShadowMoth tenía una nueva víctima corriendo por la ciudad.
— ¡Vamos!
MetaMorpho, el akumatizado de esa noche, no había sido tan fuerte como agotador.
Poseía la habilidad de cambiarse a sí mismo en cualquier material conocido (y, por lo tanto, cambiar de forma). Lo que dio lugar a una persecución por toda la ciudad y que requirió la ayuda de los tres héroes de respaldo.
Fue una batalla de horas. Pasaba de la medianoche cuando Ladybug fue capaz de lanzar su cura milagrosa. Y los cinco adolescentes se estaban lamentando mentalmente por las horas que les quedaban para dormir antes de levantarse para ir a clases, aún mientras celebraban la batalla ganada —Bien hecho —juntando puños, como de costumbre.
El collar de Renart sonó en su tercer aviso, mientras el pelirrojo se estiraba con un bostezo apenas cubierto, sus tres colas se balanceaban detrás de él hacia sus compañeros más cercanos, que eran Mouseketeer y Ladybug. Su bostezo contagió a Chat, haciendo que Viperion se riera entre dientes.
Mieliferal estaba justo a la izquierda de Ladybug, mirando, con un discreto toque de cariño en sus ojos, a su novia echar un vistazo a la ciudad debajo de ellos, como si tuviera que comprobar la efectividad de su cura mágica.
Gracias a esa observación, se dio cuenta del momento en que la resolución iluminó sus ojos nublados por el cansancio, como si acabara de tomar una decisión, lo cual le provocó curiosidad.
—Muy bien, todos, antes de dar por terminada la noche, necesito su atención un momento —la oji-azul dio una palmada suave, atrayendo la completa atención de su equipo —Sé que es tarde, y prometo no quitarles mucho más tiempo, pero necesito que alimenten a sus kwamis y vuelvan aquí en cinco minutos.
Mouseketeer y Renart se miraron entre sí con un poco de aprensión. Ladybug parecía nerviosa en su anuncio y a ambos les preocupaba que alguno de ellos hubiera hecho algo inadecuado o que algo malo hubiera sucedido, aunque Viperion y Chat parecían más tranquilos. Buscaron con la mirada a su otro compañero de equipo, pero Mieliferal se veía igual de calmado y simplemente asintió con la cabeza a las indicaciones de Ladybug.
La chica sacó, de su yoyo, pequeñas bolsas con botanas dentro y las repartió entre los tres muchachos antes de darles indicaciones para que ninguno se interceptara accidentalmente en sus escondites.
Después de un intercambio silencioso de miradas, los tres héroes permanentes se separaron para hacer lo mismo.
Mouseketeer se encontró siendo el primero en regresar, justo después de Ladybug, lo que se sintió como un pequeño golpe a favor de la idea que venía rondando su mente.
Se acercó a la heroína, que estaba sentada en posición de loto sobre el amplio techo, con la cuerda que hacía de cola ondeando en demostración de su indecisión.
— ¿Uhm? ¿Ladybug? —la dama, que había permanecido con los ojos cerrados hasta entonces, giró la cabeza hacia él con atención —uh ¿P-puedo hablar co-contigo?
La chica le regaló una sonrisa suave y palmeó el techo a su lado, claramente invitándolo a sentarse junto a ella.
Marc hizo caso, aunque no pudo evitar lucir y sentirse un poco rígido.
— ¿Está todo bien? ¿Puedo ayudarte en algo? —ella le dirigió una mirada familiar, la mirada de un amigo que se preocupa. Marc, decididamente, no profundizó mucho en eso. Ladybug era la líder del equipo, y ellos sus compañeros, eso significaba que todos ellos tenían un vínculo parecido a la amistad, incluso si no podían conocer sus identidades ¿cierto?
—Y-yo esperaba… poder pedirte un consejo —una de sus manos alcanzó el borde de su capucha y tiró suavemente de la tela mágica.
Ladybug parecía un poco sorprendida — ¿Un consejo?
Los pasos de otro héroe se escucharon desde los tejados cercanos.
—Algo sucedió hoy… en mi vida civil, por supuesto, y… no estoy muy seguro de qué hacer a partir de allí —Marc trató de ignorar los ansiosos y desagradables pensamientos en su cabeza que le decían que a una heroína como Ladybug no le interesarían sus tontos problemas.
Se recordó a sí mismo que Ladybug era una heroína compasiva que se preocupaba por su ciudad y todos en ella. Su amable respuesta reafirmó eso —por supuesto. En cuanto termine esta reunión podemos hablar de ello, ¿si te parece bien?
Mouseketeer asintió agradecido, mientras Mieliferal y Viperion se unían a ellos. Renart y Chat volvieron con solo medio minuto de diferencia.
Rápidamente, todos se encontraron sentados, formando un círculo.
Ladybug se aclaró la garganta para volver a llamar la atención, aunque realmente no era necesario, pues tenía los ojos de los tres héroes temporales sobre ella desde el principio.
—Estoy segura de que la mayoría puede recordar lo que sucedió el año pasado, durante el Día de los Héroes —ella inició, con voz suave pero determinada —no tenemos razones para asegurar que ShadowMoth intentará un ataque similar… pero tampoco para pensar que no lo haría. Dicho esto, si algo sucede quiero estar preparada- que todos estemos preparados —se corrigió con firmeza y luego miró a cada uno —Renart. Mouseketeer. Y Mieliferal. Les estoy ofreciendo la opción de conservar su miraculous de forma permanente desde hoy hasta el día en cuestión, con la implicación de convertirse en héroes permanentes que se unirán a mí, Chat y Viperion en las patrullas y sesiones de entrenamiento —los dos primeros la miraron con ojos ensanchados ante su declaración —no se espera que se presenten inmediatamente a todas las batallas que puedan suceder hasta entonces, si pueden transformarse sin llamar la atención, háganlo, pero no se sientan presionados a menos que realmente necesite de su habilidad, en dicho caso, los contactaré —ella hizo una pausa para tomar un respiro, pero era claro que aún no había terminado —por supuesto, son libres de decidir que esto choca con sus responsabilidades civiles y decir que no.
El peso de sus palabras pareció saturar el aire a su alrededor… aunque por un motivo diferente al que la heroína pretendía.
Era evidente, para casi todos, que este punto era delicado para la oji-azul porque ella y Chat fueron elegidos sin pedir opinión. Fueron los primeros héroes y han cargado con el peso y los sacrificios que sus responsabilidades seguramente acarrearon a sus vidas civiles.
Lejos de intimidarlos, los tres héroes ya-no-temporales asintieron con resolución. Ladybug los había elegido como miembros de su equipo y ellos habían jurado a sí mismos hacer lo mejor que pudieran. Y eso fue lo que le dijeron, tan pronto como Mieliferal rompió el tenso silencio.
—Quiero reafirmarte que estoy a tu servicio, Ladybug, y que te ayudaré como mejor pueda —el héroe abeja enunció con una confianza y tranquilidad que contagió a los otros dos. También le guiñó un ojo a la chica, cuando esta lo miró ligeramente sonrojada, lo cual se ganó un molesto siseo de Chat.
Mouseketeer tomó la palabra entonces, extendiendo una mano al frente —confiaste en nosotros con los miraculous, y haré lo que mejor que pueda para honrar tu confianza —declaró, en un inusual estallido de seguridad.
Antes de que pudiera avergonzarse de su movimiento, Renart colocó una mano sobre la suya —estoy dentro. Estamos aquí para respaldarte, Ladybug, cuando nos necesites.
Viperion colocó su mano sobre la de ellos, y pronto, los dos rubios se sumaron.
Su recompensa fue la sonrisa más conmovida y hermosa que habían visto nunca en la salvadora de París, mientras cerraba el gesto con su propia mano.
Después de un recordatorio de que los kwamis, aunque tenían sus favoritos, podían comer cualquier alimento, Ladybug despidió al grupo, con una hora y un lugar para reunirse mañana —no necesito recordarles que los kwamis deben ser un secreto para todos los demás ¿cierto?
Renart, Mouseketeer y Mieliferal asintieron en aceptación.
—Bien, será mejor que todos nos vayamos a dormir. Es realmente tarde —Viperion comentó, revolviendo cariñosamente el flequillo de Ladybug con una mano, a modo de despedida.
Su comentario pareció sobresaltar a Chat, quien comprobó la hora en su bastón y se quejó con un ruido sin palabras. A Ladybug le tomó unos segundos recordar que se suponía que Chat visitaría el balcón de Marinette esa noche y probablemente el gato acababa de darse cuenta que era muy tarde para eso… aunque su decepción no impidió que tratara de despedirse de ella con palabras coquetas y un beso en la mano, lo cual ella cortó, con el suave empujón de costumbre… el mismo baile y canción de siempre.
Renart se despidió rápidamente también antes de saltar del techo, dejándolos a ella, Mieliferal y Mouseketeer.
Ladybug se dio cuenta de que su novio también la esperaba, así que se inclinó hacia él para susurrarle que le enviaría un mensaje más tarde y le hizo un gesto de despedida.
Afortunadamente, Félix pareció entender que aún tenía un pendiente y se marchó también.
Una vez solos, Ladybug caminó hacia el borde del techo y se sentó, con las piernas colgando. Mouseketeer no necesitó una invitación para unirse a ella esta vez. Aunque miró con un poco de impresión el espacio que había hasta el suelo.
—Entonces ¿querías un consejo? —el oji-verde asintió con solemnidad, a lo que ella le ofreció una sonrisa alentadora —bien, escuchemos de qué se trata.
Marc trató de ser lo más genérico posible en su relato —hay una persona, muy querida para mí, que la ha estado pasando muy mal últimamente —empezó —a pesar de intentar apoyarle, nunca supe la historia completa de cómo había iniciado la situación, porque no quiso hablar de ello, pero… una amiga estaba decidida a hacer algo al respecto, así que indagó hasta descubrirlo por su propia cuenta y… es horrible, Ladybug —Marc hizo una pequeña pausa, recordando lo enfermo que se sintió esa mañana tras su plática con el director —me refiero a que es muy injusto y… y las personas con la autoridad para hacer algo son… simplemente negligentes. No sabemos… yo no sé qué hacer ahora… pero debe haber algo que pueda hacer para ayudar.
Ladybug colocó una mano consoladora en su hombro, y esperó unos segundos para asegurarse de que el ratoncito había terminado de hablar —creo que ya haces algo, respetando cuando esa persona no quiso hablar y ofreciéndole tu apoyo —ella ofreció suavemente, aunque no pudo evitar preguntarse de quién estaba hablando su amigo.
Mouseketeer negó con la cabeza — ¡Debe haber algo más que pueda hacer! ¡No es justo que deba aguantar lo que está sufriendo y que los responsables queden impunes! —él la miró desesperado y sus ojos verdes hicieron que el corazón de Ladybug doliera de simpatía.
No obstante, se tomó un momento para analizar sus palabras —esta persona ¿crees que está en peligro de ser lastimada? Físicamente, quiero decir.
Marc se detuvo en esa pregunta ¿’en peligro de’? ¡Marinette había sido lanzada al agua durante el último ataque de Syren! ¿eso debía contar, cierto? ¿Y si, la próxima vez, Lila intenta lastimar a Marinette cuando no hubiera un supervillano y, por lo tanto, una cura mágica al final? Su cara debió reflejar sus pensamientos, porque la mano de Ladybug pasó de su hombro a su espalda y empezó a frotarla de arriba a abajo, aplacándolo suavemente —sí, lo creo —se las arregló para decir.
Ladybug asintió suavemente, sin dejar de mover su mano —bien, si las personas que deberían hacer algo al respecto no lo hacen ¿tal vez le sugieras a esta persona ir con la policía? Si tienen algún tipo de prueba, podría pedir órdenes de restricción contra quienes le hacen sufrir.
— ¿Pruebas? —Marc susurró, más para sí mismo… Marinette había tratado de demostrarle a todos en su clase que Lila mentía. Nath y Alix apenas habían logrado ver la verdad con ayuda externa, pero el resto seguía aferrándose a la mentirosa ¿Si iban con la policía, les creerían? ¿O los tomarían como una simple riña adolescente?
Ladybug no pareció notar su nueva agitación, porque solo asintió con la cabeza —y, si creen que hay otras personas que puedan estar en la misma situación, actualmente o después, consideren advertirles también.
Marc tarareó un sonido de acuerdo en automático, aunque su cabeza se había quedado en el punto anterior. Sin embargo, rápidamente se puso al día ¿Advertir a otros? La mayor parte de la clase de Bustier estaba comprometida, y algunos más de otras clases, pero no la mayor parte de la escuela ¿Y si podían involucrarlos en esto? ¿Lograr que otros vieran la clase de amenaza que era Lila Rossi en lugar de lo ingenuos que eran aquellos que la escuchaban?
Marc asintió para sí mismo. Podía llevar esta idea con Nath y Alix, seguramente podrían hacer algo con eso, quizás Aurore y Mireille también se unirían después de comprobar que Alix había recuperado el sentido.
Con esta certeza, Marc giró para mirar a Ladybug, quién parecía contenta con darle el tiempo que necesitara para ordenar sus pensamientos.
Una oleada de agradecimiento corrió por las venas de Marc —creo que tengo algunas ideas sobre qué hacer desde aquí ¡Te lo agradezco mucho, Ladybug! —no pudo evitar inclinarse para abrazarla, y se sorprendió de que ella le respondiera con facilidad.
—No hay problema, Marc —ella le habló con dulzura, al chico detrás de la máscara, y Marc sintió una extraña familiaridad en su tono —Siempre puedes contar conmigo si lo necesitas.
Compartieron una última sonrisa antes de ponerse en pie —gracias de nuevo por escucharme. Duerme bien, Ladybug.
Ella le ofreció una sonrisa, antes de que un pequeño bostezo la interrumpiera, lo cual contagió al oji-verde —igualmente. Descansa lo más que puedas, Mousie ¡Hasta mañana!
Marc lanzó su cuerda en dirección a su casa, mientras escuchaba claramente el sonido del yoyo, con una sonrisa de alivio (y un toque de satisfacción).
Mañana se figuraba como un día lleno de acontecimientos.
Aun un poco preocupada por la situación de Marc, Ladybug se tomó un momento para elegir la ruta más rápida hasta su casa.
No se esperaba, ni un poco, que tan pronto como saltó al tejado más próximo en la dirección adecuada, un par de brazos la atraparan por la cintura, atrayendo su espalda contra el pecho masculino de alguien más alto que ella.
Su primer instinto fue llevar sus manos hacia atrás para agarrar los hombros de su atacante y voltearlo sobre su cabeza, pero él se movió al mismo tiempo, liberando su cintura para tomarla de los brazos y hacerla girar.
Ojos verdes, ligeramente ambarinos, le devolvieron la mirada a corta distancia con picardía, al mismo tiempo, unas suaves antenas acariciaron el borde superior de su máscara —la idea de entrenar contigo se vuelve cada vez más atractiva, my Queen.
Ladybug no pudo evitar exhalar un suspiro tembloroso — ¡Me asustaste! —le reclamó, dándole una palmada ligera en el pecho —pensé que ya te habías ido.
Mieliferal volvió a enrollarle la cintura con sus brazos, haciendo que ella quisiera inclinarse en su pecho y simplemente descansar — ¿Y permitir que mi preciosa novia se fuera sola a casa, en la mitad de la noche? Te haré saber que mi madre crió a un caballero, muchas gracias —ironizó, fingiendo estar indignado.
La oji-azul resopló ante su humor, aunque no pudo evitar sonrojarse por la forma en que él la llamó —no soy una damisela paseando por calles oscuras. Soy una superheroína y puedo defenderme muy bien —ella le recordó, aunque no hubo ninguna molestia en su tono. En realidad, le pasó los brazos por el cuello y se dejó acunar en la sensación de seguridad que él le transmitía.
—Lo sé bien, my Queen —él desenredó uno de sus brazos para tomarla de la mejilla, haciendo que ella lo mirara. Sus ojos somnolientos la hacían ver simplemente adorable —eso no aplaca mis deseos de tenerte sólo para mí —le respondió en un murmullo, inclinando ligeramente su cabeza hacia la de ella.
Puede que hayan pasado la mayor parte del día juntos, pero no tuvieron un momento solo para ellos desde que ella llegó a su casa en la mañana y, para ser honesto consigo mismo, Félix había reprimido mucho sus deseos de sentarla en su regazo y sólo besarla por largos minutos.
Y, a juzgar por la mirada en los ojos azules de su novia, que ahora lucían menos cansados y más cariñosos, Félix podía apostar a que ella tenía deseos similares.
¿Era esto lo que la gente llamaba ‘fase de luna de miel’ en una relación?
—Será mejor que te llevemos a casa antes de que un civil al azar decida salir al balcón y consiga una toma afortunada de la heroína local coqueteando en los tejados —murmuró Mieliferal, casi contra sus labios, y tuvo que reprimir una sonrisa cuando la sintió estremecerse. Haciendo gala de toda su fuerza de voluntad, se alejó de Ladybug lo justo para levantarla en brazos.
Aturdida como estaba por el repentino cambio, la oji-azul no luchó contra su agarre hasta que el héroe con temática de abeja saltó del tejado. Solo entonces recuperó su ingenio y utilizó su yoyo para escabullirse de entre sus brazos, convirtiendo el momento en una corta carrera de parkour hasta su balcón.
Ladybug dejó escapar un suspiro de alivio al comprobar que, de hecho, Chat no había venido a su balcón después de la pelea.
Se detuvo junto a la trampilla unos cuantos segundos antes que Mieliferal, quién había hecho un buen trabajo siguiéndole el ritmo, pero aún le faltaba acostumbrarse a correr por los tejados irregulares de la ciudad.
Marinette finalizó su transformación justo cuando Mieliferal aterrizaba junto a ella, aunque se arrepintió inmediatamente cuando el frío viento nocturno sacudió sin piedad su cuerpo, vestido con un pijama de pantalón gris claro y rosa, junto con una camiseta rosa cuyas mangas llegaban hasta sus codos, y la pequeña figura de Tikki.
—Bluebell, debiste hacer eso después de entrar —su novio la reprendió suavemente, levantando la portezuela antes de volver a tomarla en brazos y entrar a su habitación. La dejó en la cama preparada con edredones de invierno antes de cerrar el acceso al balcón, para evitar que el frío entrara —mejor.
Tikki se deslizó entre ellos, dándole una caricia en la mejilla a su portadora y un gesto de reconocimiento a Félix antes de dirigirse a la parte baja para conseguir una galleta.
Mieliferal desvió la mirada del kwami rojo al oír a Marinette ahogar un bostezo. La chica ahora estaba desatando su pelo de una cola de caballo lateral que probablemente se había hecho con prisas antes de transformarse — ¿estás muy cansada?
Marinette le dio una pequeña sonrisa mientras él volvía a acunar su mejilla con una mano enguantada —no realmente, pero sé que mañana, para la escuela, seré un zombi aferrada a un termo de café cargado —se lamentó con ligera gracia.
El rubio se inclinó para colocar un rápido beso en su frente —debería irme y dejarte dormir —estableció, más para sí mismo.
Marinette evitó que se alejara demasiado, colocando una mano sobre la que él tenía en su rostro —la adrenalina aun no desaparece por completo ¿puedes quedarte? ¿solo unos minutos más?
¿Qué otra cosa podía decirle a la chica que sostenía su corazón más que ‘sí’?
Especialmente cuando sus hermosos ojos, nublados por la somnolencia, relucían bajo el tenue resplandor dorado de la única lámpara que daba luz a la habitación, y ella palmeaba el edredón a su lado, invitándolo para que se uniera a ella en su cama.
—Como desees —él la miró directamente a los ojos mientras se sentaba a su lado, poniéndose cómodo, pero asegurándose de que sus botas no tocaran la colcha.
Mieliferal sintió el calor de ella en su costado derecho, y el toque ligero de unos dedos en su pecho, muy cerca de su corazón. Bajó la mirada y asintió rápidamente ante la pregunta silenciosa que encontró en los ojos azules. De inmediato, Marinette volvió a acurrucarse contra su pecho, inclinando la cabeza hacia él.
La encontró a mitad de camino, uniendo sus labios con un deleite que se volvía cada vez más familiar… y más adictivo.
Envolvió los hombros, medio cubiertos por el cabello azulado, con su brazo derecho. Su mano izquierda encontró la de Marinette en su pecho y entrelazó sus dedos lo más estrechamente posible, dándose cariñosos y tranquilizantes apretones el uno al otro; teniendo una conversación en silencio.
“Te quiero”
“Me gusta esto”
“Estoy cómodo aquí”
“Me haces sentir segura”
…
“Te amo”
Todas las cosas que no necesitaban decir, o que no estaban listos para pronunciar en voz alta, se transmitieron en el danzante ir y venir de sus labios, los tímidos mordisqueos de sus dientes, los latidos reverberantes de sus corazones y los tranquilizantes apretones de sus dedos.
Cada uno de ellos se olvidó de la hora, derramando pequeños besos en el rostro del otro cuando necesitaban recuperar el aliento, saboreando la calidez compartida y adorando la reciprocidad de su cariño.
Después de un beso particularmente largo, Marinette acomodó su cabeza entre el hombro y el cuello de Mieliferal, con los ojos cerrados en la más pura y sencilla dicha —si hay algo perfecto en el mundo, debe ser este sentimiento —murmuró, sintiéndose plena y satisfecha por la forma en que su novio simplemente la acurrucó más cerca, soltando su mano para moverla de modo que estuviera casi sentada en su regazo.
—Estoy de acuerdo —Félix respondió del mismo modo, con la mejilla presionada contra su cabello mientras su pulgar izquierdo trazaba círculos por encima de su rodilla.
—Creo que incluso podría dormirme así —Marinette tenía este salvaje deseo de abrazar a su novio y tirarlo sobre su cama. Simplemente quería saber cómo se sentiría quedarse dormida en el pequeño lugar seguro que eran los brazos de Félix, y estaba lo suficientemente somnolienta como para no censurar sus palabras.
Una especie de zumbido vibró contra ella, proveniente del pecho masculino —no tientes mi autocontrol, Marinette —él la regañó, aunque sonaba más suplicante que severo. Provocaba que Marinette quisiera hacer exactamente eso, si tenía que ser sincera —no soy tan mesurado como pareces pensar… al menos no en lo que respecta a ti, my Queen.
Marinette se estremeció tanto por la satisfacción como por el zumbido que retumbó una vez más. ¿Había algo más estimulante para el ego y la vanidad femenina que tu pareja admitiendo lo mucho que lo afectas?
Ella estaba en pijama, probablemente despeinada y seguramente desaliñada, pero Félix la besaba como si fuera la mujer más arrebatadora del mundo y la adoraba como a una reina.
Quería devolverle a Félix lo mismo que la hacía sentir.
Entonces, tomando un poco de valor, deslizó su mano libre casi al final la mandíbula de su novio, cerca de su oreja, y presionó suavemente sus uñas romas en la piel, al mismo tiempo que presionó un beso en el lado opuesto.
El zumbido se detuvo un momento antes de amplificarse. Parecía como si un enjambre completo retumbara desde una colmena instalada en el pecho de Félix. De un segundo al siguiente, Marinette se encontró con su espalda contra el edredón y sus manos atrapadas bajo las del rubio, quien la miraba con ojos ensanchados de adoración y exasperación. La combinación hizo que Marinette no pudiera contener una risilla, con las mejillas rojas de puro deleite —pequeña retrechera ¿qué acabo de decir sobre tentar mi autocontrol?
Marinette se rió nuevamente, apenas con la consciencia suficiente para recordar que no era una buena idea hacer mucho ruido —discúlpame, mon Cher, también haces que me sea difícil mantener la prudencia —ella le respondió con descaro, ni siquiera un poco intimidada por la forma en que él la sujetaba. Aún estaba transformado pero su agarre era lo suficientemente suave en torno a sus muñecas y solo la mitad superior de su cuerpo se elevaba sobre ella.
Félix apoyó su frente sobre la suya, resoplando con exasperación cariñosa, mientras sus labios flotaban a escasos milímetros de los femeninos —serás mi muerte —y la besó, antes de que ella tuviera una respuesta.
Ella sonrió en el beso. En silencio, estuvieron de acuerdo en que necesitaban parar y dar un paso atrás. Sin embargo, Marinette no permitió que él se alejara mucho, así que terminaron tendidos uno al lado del otro, de perfil, para seguir mirándose, y entrelazaron nuevamente sus dedos. Ambos sabían que lo resentirían por la mañana, pero ninguno quería despedirse por la noche.
—Propongo continuar con nuestra conversación de esta mañana —Félix sugirió, después de un momento de silencio tranquilo.
Marinette se sonrojó suavemente al recordar toda su charla sobre planes a futuro. Probablemente uno de los detonantes a su comportamiento tan atrevido de esta noche, pero accedió, pidiéndole a Félix que se destransformara primero, para que Pollen pudiera unirse a Tikki y los otro kwamis, al menos un rato antes de irse.
Después de un destello amarillo pálido, Marinette miró a su novio en un pijama de pantalón largo y camisa de botones, completamente en azul índigo y le dio una pequeña sonrisa —entonces… ¿Qué piensas sobre tener mascotas? —preguntó primero.
Notes:
Debería haber aprendido sobre cortar el capítulo justo cuando empiezan a tener una charla importante, después de los planes de boda, pero xP aquí voy de vuelta, como el perro arrepentido con el rabo entre las patas xD
¡Esta noche es Noche Buena y mañana es Navidad! La próxima actualización, la última del año, será de mi nuevo fic crossover, probablemente para mi cumpleaños. Así que si aún no le lo han leído, denle una oportunidad, es mi nuevo bebé consentido. Y me harían muy feliz.
¡Felices Fiestas a todos!