Chapter Text
Hubo de una explicación ampliamente detallada sobre la aparición sorpresa de Jagged -que incluyó los correos electrónicos cruzados de Marinette y Penny, a pesar de que Marc le dijo que no necesitaba evidencia, que él la creía- y una repetición de lo que le explicó a Chat Noir, sobre que no le importaba que Lila tomara el crédito por ello -lo que Félix, audiblemente, desaprobó con un bufido- si no su compromiso con Jagged.
Marc estaba frotando círculos tranquilizantes en la espalda de Marinette cuando ella terminó, hecha un lío de nervios y ansiedad.
—No creo que necesites preocuparte de que la información salga del salón de clases —comentó Félix, cruzado de brazos, luego de analizar toda la información recibida.
Marinette parpadeó dos veces hacia él — ¿Por qué lo dices? —su voz era pequeña y tímida, pero ligeramente esperanzada.
—Recuerda el patético show que Rossi hizo, creando un gran alboroto sobre su secreto importante, y como estaba confiándoselo a los demás —señaló el británico —ella los tiene realmente comiendo de la palma de su mano, así que dudo que cualquiera de ellos vaya a difundir la información… la única persona a la que probablemente no le importa, sería Chloé.
Marinette lo pensó. Si Alya, de todas las personas, no se había apresurado a publicar dicha información, probablemente no lo harían después —supongo que, hablando de control de daños, no es tan malo —decidió ella.
Marc le sonrió —sé positiva, todo estará bien —trató de animarla.
Marinette no estaba muy segura de eso, pero apreciaba los intentos de Marc por hacerla sentir mejor. Con un poco de suerte, este asunto no volvería más tarde a morderla y… ¿tenía o no tenía ella a la encarnación de la buena suerte literalmente en su bolso?
Ayúdame, Tikki.
Respiró profundo, tratando de dejar ir todo el estrés junto con el aire al exhalar.
— ¿Te sientes mejor? —preguntó el escritor.
—Un poco mejor, sí —aceptó ella —muchas gracias a los dos por venir a verme —Marinette colocó un beso en la mejilla de Marc, luego le tendió una mano a Félix.
Mientras que Marc se ruborizó (sí, era un desastre gay, pero aun así era un poco vergonzoso cuando sus amigas eran cariñosas con él) Félix, un poco extrañado, tomó la mano de Marinette. En lugar de sacudirla, ella la tomó entre sus dos manos y la apretó suavemente, dándole una linda sonrisa de agradecimiento mientras lo miraba a los ojos.
Nuevamente, Félix se congeló bajo sus ojos de campanilla azul.
Y no. No se estaba ruborizando.
De ninguna. Maldita. Manera.
—Bien, con eso fuera ¿Quieres salir? —ofreció Marc.
Marinette lo miró, soltando la mano del británico — ¿Ir a dónde?
Marc se encogió de hombros —el helado siempre es bueno para subir el ánimo ¿Qué dices? Hay un buen lugar al otro lado del parque.
—Bueno… supongo que un poco de chocolate y cerezas no me caería mal —cedió ella, con una suave risa — ¿Quieres venir con nosotros? —se dirigió al rubio.
Félix estaba confundido respecto a por qué ella lo invitaría a salir junto con su amigo. Ellos no eran amigos ¿Correcto? Él no estaba allí porque estuviera preocupado por ella. No. Solo estaba ahí por información, ya la tenía y bien podría irse. Sin embargo, se encontró encogiéndose de hombros bajo su azulina mirada expectante — ¿Por qué no? —respondió vagamente, justo antes de que su teléfono zumbara. Un vistazo rápido le mostró un mensaje de Adrien diciendo que tendría su descanso en unos 20 minutos, aproximadamente. Eh, lo justo para matar el tiempo, supongo.
Lo próximo que lo sacó de sus pensamientos, fue Marc empujándolo suavemente a Marinette hacia la trampilla de acceso —no necesitas cambiarte, estás muy bonita así —le decía el pelinegro, como si hablara con una niña pequeña.
—Pero ¡Marc! —Marinette trató de discutir, ruborizada.
Félix hizo una doble toma, detallando el suave color rojizo esparciéndose por sus mejillas y resaltando sus pecas. ¿La había visto sonrojada en algún momento anterior?
—Pero nada, el clima está solo un poco fresco, esa sudadera bastará —Marc no cedió, empujándola suavemente por los hombros —hablando de eso ¿Haciendo honor a Chat Noir?
Marinette hizo un puchero mientras Marc la soltaba para volver a revisar su atuendo. Una sudadera con capucha totalmente negra, ligeramente grande, con ribetes de cinta verde brillante tanto en las mangas como en la cintura que llevaban un discreto lazo en cada una, tenía dos bolsillos a la altura del estómago, y el cierre de la corredera lucía idéntico al bastón de Chat Noir; debajo, unos shorts de mezclilla gris oscuro que llegaban un poco encima de la rodilla, las costuras también eran verdes y en los bolsillos traseros habían pequeñas huellas de gato que seguramente Marinette había bordado a mano.
Félix hizo una mueca al pensar en dicho héroe. Se llevó una mano al torso, recordando su primer y único encuentro con los superhéroes de París. Hablando de experiencias cercanas a la muerte.
—Uh, sí, esa es la idea, aunque aún no está completo. Quiero estampar algo en la espalda, tal vez la palabra Cataclismo, o una gran huella de gato —ella se encogió de hombros —aun no estoy segura.
Marc se rió entre dientes —bueno, te queda muy bien ¿Vamos?
Marinette se quejó cuando Marc la volvió a empujar de forma juguetona —déjame tomar mi bolso y mis zapatos, al menos —lo regañó, bromeando.
El pelinegro fingió pensarlo y luego la soltó —oh, está bien.
Ambos se rieron mientras Marinette subía a tomar su bolso -donde Tikki rápidamente se metió- con un par de macarons y su teléfono, luego bajó para recuperar un par de botines negros de su armario y se los colocó en el diván antes de salir con los dos jóvenes.
Salieron por la panadería, con Marinette avisando a sus padres que iba a tomar un helado con sus amigos cerca y que no tardaría.
Félix se colocó, inmediatamente, hacia el enrejado del parque, mientras rodeaban la Place des Vosges, tratando de distinguir si su primo estaba a la vista. Marinette estaba en medio de él y Marc, y la conversación fluía entre los dos pelinegros, sin darse cuenta de que su mente estaba en otra parte.
El británico no logró distinguir a su primo, sin embargo, había un equipo de fotografía en el lugar, y un pequeño tráiler aparcado no muy lejos, seguramente usado para los maquillistas y los atuendos para la sesión.
Media cuadra después de perder de vista el parque, entraron al garaje de una casa, que tenía puertas de vidrio para mostrar la heladería dentro.
Marc pidió un helado de Vainilla con chispas multicolor, Marinette pidió uno Selva negra (chocolate y cerezas, cómo había mencionado) y Félix eligió uno de Tiramisú con crema batida.
Unas pocas bromas de Marinette hacia Marc después (porque, el tipo que les entregó los helados definitivamente miró al escritor de arriba a abajo) y el trío regresó sus pasos hacia el parque.
—Entonces, el vestido de Aurore es precioso ¿Qué hay del de Mireille? —Marc trató de desviar el tema — ¿Y el tuyo?
— ¡Oh! —Marinette hizo malabares con su helado mientras sacaba su cuaderno de bocetos de su bolso. Félix pensó que acabaría por tirar el helado, pero la chica se las arregló —trabajar con Mireille fue divertido. Lo juro, cuando ella me dijo que quería su vestido inspirado en una película de Disney, pensé que ella vendría a mí con algo como 'Encantada' o 'La princesa y el sapo' en mente ¿Sabes? —la diseñadora estaba pasando las páginas con su pulgar mientras tomaba otro poco de su helado —imagina mi sorpresa cuando me enseñó una imagen de la madre de Mérida y dijo que absolutamente quería ese estilo —finalmente encontró la página que quería y se lo dio a Marc.
Félix se inclinó para observar también. El diseño era claramente un vestido medieval europeo, escote cuadrado, mangas largas, abombadas hasta el codo y realmente anchas a partir de ahí, forro interior de un color diferente y un patrón al pie de la falda larga que alguien podría señalar como un antiguo escudo de armas.
—Eso es de la película Brave ¿No es así? —trató de recordar el rubio.
—Aquí se tradujo Rebelle, pero sí —confirmó Marc —y es realmente bonito, Marinette. Mireille lo amará ¿Qué colores lleva?
—Las muestras están en mi habitación. Pero encontré una hermosa tela verde-azulado oscuro, y otra de color dorado opaco para el forro interior y detalles en las mangas —explicó la chica —realmente estoy deseando trabajar con en este diseño, es la primera vez que haré un vestido así.
Félix frunció ligeramente el ceño mientras preguntaba — ¿Es un baile de disfraces o algo así? —su expresión generalmente tosca se desvanecía con el helado frente a su boca.
—No es exactamente de disfraces, pero en cuanto se decidió un baile, Chloé empezó a hablar sobre cómo su vestido sería el más hermoso, brillante y 'fantástico, absolutamente fantástico' de todos —Marinette imitó burlonamente el tono pretencioso de la rubia aludida, haciendo reír a Marc, especialmente desde que ella llevaba el pelo en una coleta y podía replicar su gesto característico. Incluso Félix tuvo que reprimir una sonrisa —y las chicas en distintas clases empezaron a hablar sobre lo divertido que sería usar atuendos con algún tipo de temática en lugar de clásicos vestidos de fiesta.
— ¿Qué hay de los chicos? —volvió a preguntar el rubio.
Marinette inclinó ligeramente la cabeza —no estoy segura. No estoy trabajando en el atuendo completo de ningún chico, solo complementos para Marc aquí, y Luka —entonces se volvió a ver a su amigo, con ojos intrigados.
Marc se encogió de hombros nerviosamente —yo espero que estés preparada y consciente de que te voy a arrastrar conmigo de compras —aseguró el escritor, haciendo que su amiga se riera entre dientes —y no creas que no me di cuenta que no hablas de tu propio vestido.
Marinette estuvo tentada a enterrar su rostro entre sus manos, afortunadamente se acordó de que tenía helado en una de ellas, así que ahogó un quejido con otro bocado de su dulce frío —no lo sé aún.
El par de chicos la miraron como si le hubiera crecido una segunda cabeza.
— ¿Tienes todos estos hermosos diseños en marcha y por hacer, y no tienes nada para tí? Marinette Dupain-Cheng ¿Me estás tomando el pelo? —se quejó el pelinegro, llevándose una mano a la cadera mientras se inclinaba hacia ella.
Marinette ahogó otro quejido mientras se encogía en su sitio. Casi se estaba quedando sin helado —no es que no tenga nada. Tengo dos o tres bocetos por ahí pero… no estoy muy segura de cuál elegir —lanzó la mirada al cielo.
Félix casi se rió. Casi. Simplemente resopló.
Marc la miró entre resignado y divertido antes de que el ajetreo en el parque a un lado de ellos robara su atención —me pregunto qué está pasando por allí.
Marinette y Félix siguieron su mirada, la chica haciéndose la misma pregunta —sesión de fotos —reveló el rubio —Adrien está ahí, con otros modelos, para una campaña conjunta —dio otro bocado a su helado mientras revisaba la hora en su teléfono, antes de caminar hacia el interior del parque.
— ¿Sesión de fotos? —Marc se animó. ¡Eso sin duda alegraría a Marinette! — ¡Vamos, Mari! ¡Vamos a ver! —enganchó su brazo libre con el de la chica y tiró de ella tras el rubio.
— ¡¿Qu-qué?! ¿Sesión de fotos? ¡A-Adrien! —cacareó la pobre diseñadora, casi cayéndose un par de veces tras de Marc. Sacudió la cabeza mientras trataba de no tropezar con sus propios pies ni echarse lo que quedaba de su helado encima —e-espera, no, Marc. ¿Qué pasa si molestamos a los modelos? ¿O incomodamos al personal? ¡¿O nos echan y Adrien se enoja conmigo?!
Marinette estaba hablando tan rápido que Félix no fue capaz de seguirle el ritmo después de la primera pregunta. Marc la entendió un poco mejor, así que simplemente se rió y le empujó una cucharada de helado en la boca para que se detuviera.
— ¿Ella hace eso… a menudo? —Félix parpadeó un par de veces.
Marc se encogió de hombros, controlando su risilla — ¿Pensamientos catastróficos? Sí. Los dos, de hecho. Solo cuando estamos realmente nerviosos —explicó, encogiéndose de hombros.
Félix sacudió la cabeza, eligiendo ignorar lo que acababa de pasar —no importa. Adrien dijo que tenía un descanso en unos pocos minutos —se volvió hacia la fuente, dónde ya podía ver un grupo de diez adolescentes a la espera, mientras otros cinco, con Adrien incluido, estaban posando frente a las cámaras.
—Te gustan este tipo de cosas ¿No es así? —Marc le murmuró al oído —tal vez te ayude a inspirarte y/o a elegir tu vestido.
Marinette tragó nerviosamente, siguiéndolo con la cabeza gacha, pero mirando todo a través de sus pestañas.
Félix miró a su primo, rodeado de otro chico y tres chicas, mientras el fotógrafo exclamaba en una extraña mezcla de francés e italiano, y algo sobre… ¿Espaguetis?
Sus mechones bien peinados se sacudieron cuando negó con la cabeza. París tenía las personas más extrañas…
Adrien obviamente lo había visto, si el ligero cambio en sus ojos y postura era algo a tener en cuenta.
Y sí, puede que no sea tan cercano a su primo como años atrás, pero Adrien era demasiado fácil de leer.
Oh, el pobre chico estaba mirando su helado como si no hubiera comido desde el desayuno.
Félix mordisqueó su cono mientras se preguntaba, honestamente, cuán estricto era Gabriel sobre la dieta de modelo.
—Tomen un descanso, bambinos. El siguiente grupo, adelante —exclamó Vincent, haciendo movimientos exagerados con las manos mientras despedía al primer grupo y empezaba a acomodar al segundo.
—Félix, Marinette, Marc. Gracias por pasar —saludó el modelo mientras se acercaba, esta vez con una sonrisa real y sincera en los labios. Marc le regresó el saludo tímidamente, mientras que Marinette logró balbucear un saludo luego de -al menos- tres enredos de lengua. Félix simplemente asintió con la cabeza y extendió su brazo. Adrien no tardó en tomar un buen bocado del helado que sostenía su primo —Hmm. Gracias Félix... Marinette ¿T-te sientes mejor? —la pregunta empezó con incomodidad en la voz, sin embargo, terminó en un temblor cuando se dio cuenta de lo que ella estaba vistiendo.
Ella… Ella se puso eso… ¿Por mí?
Por supuesto que Marinette pasó por alto el efecto que tuvo en su crush —Uh, yo... sí —tartamudeó la diseñadora, llevándose una mano a la nuca —yo… logré evitarlo y descansé un poco —explicó vagamente, no queriendo mencionar el asunto del akuma —Marc y Félix pasaron a verme después de clase, fueron muy agradables.
Marc le dio una sonrisa a su amiga. El par de rubios, sin embargo, la miraron con extrañeza cuando incluyó al de ojos más oscuros en esa descripción.
Adrien miró a Félix con cierto asombro, su primo lucía extrañado por el comentario y simplemente empujó lo que quedaba de su helado en la mano de Adrien.
De repente, sentía un nudo en la garganta. No entendía por qué y era molesto.
Adrien no lo cuestionó y se terminó felizmente el postre, mientras continuaba la conversación con Marc y Marinette. Mientras tanto, Félix observó a la chica por el rabillo del ojo.
Cada día que pasaba, Marinette reafirmaba ser un enigma.
En un momento, el teléfono de la oji-azul interrumpió con música claramente de rock y ella se disculpó antes de alejarse un poco para atender. Marc y Adrien estaban charlando emocionados sobre un cómic mientras que Félix echó un vistazo alrededor.
Había otro grupo de tres modelos en espera. Dos chicos y una chica bajita que en realidad parecía recién salida de la primaria. La chica balanceaba las piernas, sentada en el respaldo de un banco, mientras que los dos muchachos miraban en su dirección y murmuraban entre ellos. Félix tomó un segundo vistazo de ambos, preguntándose si eran un problema.
Justo cuando Marinette regresó, el fotógrafo volvió a exclamar indicaciones.
—Lo siento chicos, debo volver allí —se disculpó Adrien, llevándose una mano a la nuca.
Marinette negó con la cabeza —está bien. Kagami acaba de llamarme, su clase terminó temprano porque un compañero se lesionó —Adrien hizo una mueca de simpatía ante el anuncio —me encontraré con ella fuera de la escuela para pasar el rato.
El modelo asintió —Me alegra oír eso. Kagami estaba preocupada por ti cuando supo que no habías estado en clase.
Marinette se encogió nerviosamente —yo también debo irme. Tengo tarea que hacer —Marc se acomodó la mochila en su espalda e hizo un gesto de despedida al grupo —nos vemos mañana en la escuela.
Adrien y Marinette contestaron su despedida mientras que Félix simplemente inclinó la cabeza en reconocimiento.
—Nos vemos mañana, chicos —Marinette también se despidió de ambos con una bonita sonrisa antes de encaminarse a su escuela, acomodando distraídamente las mangas de su sudadera.
Adrien agitó la mano en despedida, sonriendo también mientras la veía marcharse. Ella lucía tan linda con esa ropa de gato negro.
Félix también la siguió un poco con la mirada, solo para rodar los ojos cuando su primo suspiró.
— ¿Seguro que estás bien con esperarme? —quiso asegurarse el de ojos más claros.
Félix lo ahuyentó con un movimiento de mano —ve, anda, antes de que te regañen —se burló mientras caminaba hacia un banco para sacar su libro, asegurando que iba a esperar al otro.
Adrien sonrió en su dirección antes de reunirse con los otros modelos.
—Ni siquiera es para tanto —Félix escuchó a una de las modelos resoplar, justo antes de que pasara a un lado del banco.
De inmediato la siguieron los dos chicos que había notado antes — ¿Qué ella no tiene ojos? Esa chica era preciosa —se quejó uno de ellos.
El otro le dio un empujón con su hombro —ya sabes cómo son las modelos de vanidosas, no reconocerán que otra chica es más bonita que ellas —se burló.
El primero asintió, mirando en otra dirección —deberíamos preguntarle a Agreste de dónde conoce a esa muñeca. Sus ojos eran realmente bonitos.
— ¿Sus ojos? —resopló el segundo — ¿Le viste la boca? Está como para morderle esos labios.
Félix ahogó un gruñido cuando reconoció que estaban hablando de Mari de Dupain-Cheng y apretó con fuerza el libro en sus manos mientras miraban al par de reojo. Que desagradables.