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Otro día de entrenamiento al cual Catra llega tarde. Probablemente esté dentro ya del simulador o simplemente no le dio ganas de presentarse hoy. Sea cual sea la razón, Adora y los demás estaban siendo afectados más que nunca por la ausencia de su compañera. Las supuestas princesas del simulador habían cambiado de apariencia hace unos días después de que varios de los soldados trataran de invadir un pueblo y resultaran desfavorecidos. Se rumoreaba que las Princesas habían hecho un pacto para mantener a la Horda a raya y el equipo de Adora sufría las consecuencias de la incompetencia de los otros soldados. Ya que Adora siendo parte de un rango mayor, y reconocida por su liderazgo, tiene la misión de escabullirse entre las princesas y confirmar o no si el supuesto pacto existe.
Shadow Weaver tiene el gran optimismo de que con Adora todo irá mejor y Adora, tan sedienta de cumplidos, empezaba a molestarse por la ineptitud de Catra.
Por eso después del entrenamiento no dudó en ir aún sin ducharse a buscar a Catra.
La encontró luego de bastante tiempo en otro de los contados lugares (incluido el balcón al que siempre asomaban) que sólo ellas conocían. La magicat estaba limpiando entre los dedos de su mano como todo un felino, mientras agitaba sus orejas a cada sonido que escuchaba.
"Apestas, Adora. ¿No se te ocurrió tomar una ducha antes de venir a retarme?" decía sin levantar la mirada.
"Catra tenemos una misión en menos de dos semanas y aún no podemos coordinar con el equipo ya que o llegas tarde o no llegas del todo" Catra rugió por lo bajo y una de sus garras apuntó a Adora en la frente.
"Siempre he hecho esto y recién ahora te molesta tanto. La misión la podría cumplir yo sola. ¿En serio crees que Rogelio siendo tan grande podría ocultarse de las princesas? ¿O que Kyle no tropezará antes de siquiera salir de la Horda? Ni siquiera tú con tu molesto olor podrían llegar hacia ellas antes de ser atrapados. No me necesitan en los entrenamientos hasta que no aprendan a superar todo eso".
"Estoy segura que tú puedes hacerlo Catra, pero y si a pesar de todo fallas no habrá nadie que cuide tu espalda" esta vez la felina tomó de la camisa de Adora y la jaló, completamente molesta.
"No necesito de ti y tus cuidados. No necesito a nadie. La única razón por la que Shadow Weaver no cree en mi potencial es porque está muy ocupada ayudándote a cada paso que des porque necesita ser lo suficientemente perfecto" dijo casi rugiendo mientras mostraba sus colmillos para resaltar lo enfadaba que estaba. Inclusive su cola estaba erizada al igual que su melena.
Adora acostumbrada al carácter de la magicat, no se inmutaba, pero sí empezaba a cansarse. Es cierto, Catra podría hacerlo todo sola pero su hambre de poder la haría un blanco fácil y sin la ayuda y coordinación de su equipo, Catra perdería. Y Catra perdiendo es casi tan peligroso como un ataque sorpresa de las Princesas.
No había forma de hacer que Catra entienda la profundidad del problema conversando. Así que era mejor hacérselo saber en el lenguaje que solo ella entendía: pelear por la dominancia de la situación.
Adora agarró las manos de la magicat con fuerza y las alzó haciendo que ambas caigan, Adora encima de Catra. Las muñecas de Catra ahora se encontraban en el suelo esposadas de las manos de Adora, mientras está última estaba sentada en su pelvis, haciéndola prisionera de su cuerpo.
Sí bien Catra es la más ágil que las dos, Adora es la que más fuerza posee. Su cuerpo, alto y fornido, le permitían que al pelear a corta distancia tenga más ventaja. Al contrario de Catra, que se le venía mejor pelear a gran distancia y confundir al enemigo al atacar y escabullirse para atacar otra vez con más fuerza.
Catra tardó en reaccionar a todo eso y parecía sorprendida. Al parecer dejar de ir a los entrenamientos habían hecho que pierda atención de Adora y toda la masa muscular que había ganado en su ausencia. Sus orejas se hicieron hacia abajo en nuestra de sumisión, lo cual la hizo enojar mucho. El cuerpo de la magicat hacía que sus emociones se mostrarán sin que ella pudiera hacer algo al respecto.
Por otro lado, Adora la miraba con firmeza y movió sus manos. Ahora una de ellas tomó por las muñecas a Catra y la otra la llevó al pecho de la felina, señalándole.
"Necesito que comprendas la importancia de la misión, Catra. Pero sobre todo necesito que entiendas que te protejo no por dudar de tu capacidad, sino porque me importas" eso último fue dicho en casi un murmullo que los hábiles oídos de Catra pudieron captar. Sintió su corazón latir un poco más rápido y tuvo que mirar a otro lado. Si se fijaba en los ojos azules de Adora seguro cedería y a ella no le gusta perder.
Viendo el silencio de Catra, Adora tomó su mandíbula para que pudiera verla. Las pupilas de la magicat estaban dilatadas tanto así que parecía asustada y eso la preocupó.
"Oye" tenía ahora su pulgar debajo de los labios de Carta y lamió los suyos casi de manera inconsciente. Tragó saliva al escuchar cómo se cortó la respiración de la magicat ante su reacción. "Di algo, por favor".
Catra aún lucía entre asustada y asombrada. No sabía qué decir. Su cola, que serpenteaba en el suelo un poco incómoda por ser presionada al suelo, se dirigió a las caderas de la rubia trabado de sostenerse de algo ante todas las emociones que en ella surgían.
"Adora" siseó entre dientes, mostrando sus colmillos una vez más.
Estando tan cerca, Adora podía apreciar la dentadura de la felina. Siempre encontró fascinación por esta, por ser tan distinta a la de ella. Era un arma. Eran filosos y de buen tamaño. Cuando eran pequeñas, Catra la solía morder sin lastimarla a modo de juego. Justo ahora, se preguntaba cuánto control debía tener Catra para no haberla lastimado. Incluso de grande y en medio de peleas sin sentido, la felina nunca se atrevió a ejercer presión más de lo debido. Se preguntaba cómo era posible que a pesar de su carácter no los haya usado para lastimarla.
"Catra" uno de sus dedos no soportó la curiosidad y fue hasta uno de sus caninos. Catra intentó ir para atrás pero el piso se lo impedía. Tener un intruso en su boca debería hacerla sentir asco y enojo, pero era Adora. Se sorprendió a sí misma cuando en vez de sentir repulsión sintió algo más misterioso.
Quería sentir a Adora explorándola.
Despacio, abrió un poco más su boca y dejó que Adora entrara en ella y pasara sus dedos en sus muelas.
Descansó su lengua en la parte baja y su saliva iba poco a poco amontonándose cerca.
Adora no sentía disgusto absoluto. Posaba sus dedos en cada diente a su alcance y cuando, sin querer, tocó la punta de su colmillo y lastimó su dedo, sintió una calidez que se desplazó como un rayo desde su nuca hasta su parte más baja.
Catra ronroneaba por lo bajo y al sentir el sabor de la sangre de la rubia abrió los ojos y movió sus caderas hacia arriba, juntando su pelvis con ella. Cerró los ojos con fuerza y su lengua actuó por sí sola lamiendo el dedo de Adora.
Adora están en trance. Se dejó acariciar por la lengua rasposa de la felina, notando como se humedece en la calidez de su saliva.
Estuvo un rato así hasta que dirigió sus otros dedos para que sean tratados de la misma manera. Catra tenía los ojos entrecerrados y nublados. Adora de inmediato creyó que era la mejor de las vistas. Incluso mejor que las del balcón.
Sus dedos fueron lamidos uno a uno y la espesa saliva de la magicat los adornaba. Haciéndole caso a su curiosidad nuevamente, llevó sus dedos a su propia boca y los succionó. Catra la miró, asombrada por décima vez en tan poco tiempo, y su cola apretó más la cintura de Adora, haciendo que sus pelvis colapsen nuevamente.
Catra soltó un gemido que las sorprendió a ambas. Necesitando algo que aún no comprenden. Catra movió sus muñecas buscando liberación ya que se estaban empezando a dormir. Adora las había estado apretando cada vez más. La rubia entendió y las soltó, sentándose por completo sobre Catra para que esta pueda sentarse también, quedando cara a cara.
Después de mirarse por lo que parecía una eternidad, Catra decidió romper el hielo con algo que llevaba en su cabeza desde que empezaron:
"¿Qué fue eso?"
“No lo sé” confiesa Adora con un murmullo. A pesar de que la voz de Catra parece demasiado calmada para la situación en la que se encontraban, sentía que se había pasado de la línea. “Pero…”
No necesita seguir con la conversación ya que Catra sabe en lo que está pensando. Toma la mejilla de la rubia y acerca su boca sin que sus labios toquen y pasa su rasposa lengua por el labio inferior de Adora.
Adora da un pequeño salto y una de sus manos pasa a esconderse en la espesa melena, acariciando. Catra ronronea gustosa del tacto y se anima a mover su cintura hacia arriba para provocar una reacción en Adora.
La rubia pronto abre la boca soltando un suspiro ante la acción de Catra y la felina aprovecha a topar los dientes de Adora con su lengua, imitando los movimientos que hacía Adora con su dedo minutos antes. El calor que siente Adora en sus pantalones se extiende con rapidez. La lengua rasposa pronto hace contacto con la suave lengua de Adora y ambas sueltan un suspiro, caderas acoplándose en un exquisito vaivén. Catra toma a Adora y la deposita con suavidad en el piso, cambiando sus posiciones. La magicat se encuentra ahora en medio de las piernas de Adora y al momento de mover sus piernas una de ellas se desplaza cerca de la zona de Adora que tanta atención necesita, provocando que esta suelte un gran gemido y arquee su espalda.
“¡Catra!” tapa su boca con rapidez, asustada por el volumen de su propia voz. La mencionada gruñe y quita las manos de Adora.
“Adora” dice con seriedad para llamar su atención. Miradas chocan entre sí, ambas pidiendo más de lo que sus palabras podían. “Si vuelves a hacer un ruido así, no me podré controlar” enfatizó moviendo sus caderas, manos posándose entre Adora, acorralándola como una presa. Sentía que perdía el control y algo inexplicable quería surgir y apoderarse de la rubia con una fuerza brutal. No sabía exactamente cómo, pero necesitaba marcarla a como dé lugar.
Adora se acercó a la felina y sus frentes chocaron en ese extraño ritual que tenían desde hace años “Confío en ti” susurro. Catra soltó algo parecido a un rugido y volvió a poseer la boca de la rubia. No entendía como el pasar su lengua sobre la de ella la hacía sentir de ese modo, pero lo estaba disfrutando mucho. Nunca había hecho algo parecido con nadie, peor aún entre ellas. El beso era inexperto, con saliva por medio. La espesa saliva de Catra inundaba la boca de Adora y esto a la rubia le fascinaba. Catra se separó en busca de aire, con la lengua goteando mientras jadeaba como un animal. Adora pasó su lengua por la punta de la lengua de Catra y luego succionó la humedad que en ella posaba.
“Catra” Adora abrió la boca, esperando algo que, aunque no explicó verbalmente, sabía que Catra entendería.
Estaban rojas. Su cola meneando por la anticipación. Catra abrió un poco más la boca de Adora y escupió lentamente dentro de ella, disfrutando como Adora lo saboreaba con satisfacción. Su garganta trabaja rápido, queriendo tener hasta la última gota de la felina dentro de ella.
Adora subió una de sus rodillas para tocar a Catra de igual manera. Esta se escondió entre el cuello de la rubia. Era demasiado y nada a la vez. Aprovechó su posición para oler el cuello de Adora, llenándose de su esencia. Después de entrenamientos la esencia de Adora se presentaba con más fuerza y no, no era un olor desagradable, era un olor a Adora. Delicioso. Pero nunca lo admitiría. Por eso siempre le decía que fuera a ducharse, porque ese olor la hacía sentir demasiado vulnerable. Adora sentía como su piel se erizaba gracias a la respiración de Catra. No pudo evitar soltar otro gemido al sentir a la felina dar una lengüetada en su cuello, sin ningún aviso.
“Por favor” esta vez Catra no comprendió lo que Adora deseaba, era extraño. Parecían comprender mejor cuando se trataba de expresarse corporalmente, pero la comunicación entre ellas fuera de eso era muy débil.
“¿Qué necesitas, Adora?” se llenó de orgullo al notar el efecto que su voz, ahora rasposa y grave, tenía sobre la rubia.
“Tus dientes” eso era todo lo que necesitaba saber. Dio una mordida en la parte más sensible del cuello de Adora y esta sintió como algo dentro de ella fluyó entre sus pantalones. Había tenido un orgasmo tan solo por una mordida.
Catra no tardó en notarlo. El aire se llenó del olor de Adora y casi la enloquece por completo. Era aún más fuerte y le hacía sentir un palpitar entre sus pantalones.
“Adora” sin controlarse, sus garras fueron hacia los pantalones de la mencionada, dañándolos para liberar por fin la fuente de tan exquisito aroma.
Lo que Catra encontró debajo era más de lo que esperaba.
Adora se sentía vulnerable bajo la mirada de la contraria, quien parecía querer devorarla a como dé lugar.
Adora se encontraba abierta, húmeda, casi mojada, bajo Catra. Catra se acercó y respiró profundamente. El aroma que esta producía era gratificante y la elevaba hacia un estado lujurioso inexplicable.
No dudó en lamer lentamente desde abajo hacia arriba, disfrutando de los sonidos que la rubia hacia al encontrar por fin un alivio al recibir atención su parte más necesitada. Adora no paraba de aclamar el nombre de Catra como si se tratara de una deidad.
Catra introdujo su lengua y Adora juraba ver las estrellas que tanto las personas decían que alguna vez existieron en Etheria. Pronto se dio cuenta que, si su lengua tocaba cierto tejido nervioso y succionaba del mismo, Adora desconocía por completo cómo formular una palabra. Pronto no solo era su boca sino también sus dedos explorando. Uno de ellos ingresó donde antes su lengua se encontraba y un nuevo orgasmo dejó a Adora jadeante y complacida.
Catra bebía de Adora hasta la última gota, gustosa de hacer de Adora un desastre.
“Catra” la rubia llamó su atención.
“¿Sí?” dijo la felina lamiendo la esencia de Adora de sus labios.
“Si vas al entrenamiento de mañana, haré lo que me hiciste hoy”.
Catra no faltó a ningún otro entrenamiento después de ese día.