Chapter Text
Isak estaba sentado en la cafetería durante la hora de la comida con Jakob y Lynn, dibujando pequeños círculos con su dedo índice sobre la tapa de la botella de agua dispuesta frente a él.
—¿Podríamos preguntar a Mari? Ella es realmente agradable —dijo Lynn.
—No necesitamos lo agradable, Lynn. Necesitamos fiereza. ¡Necesitamos despiadado! Necesitamos a alguien candente y con carisma —dijo Jakob.
Isak se frotó los ojos y se hundió más en su silla. A quién le importa un carajo.
—¿Qué tal André? Él es talentoso. ¿Qué piensas, Isak? —dijo Lynn.
—Eh. Sí, André es genial. Como sea —Isak se encogió de hombros.
—¡¿Qué?! ¡André es un maldito sabelotodo! Nos costará todo este proyecto con ese gran ego suyo. Isak, ¿siquiera estás prestando atención? —dijo Jakob.
No realmente, no.
—Chicos, realmente no me importa al que elijan, honestamente —dijo Isak.
Y era en serio. A Isak no podía importarle menos quién iba a ser el cuarto miembro del equipo de practicantes.
—¿Qué tal el chico alto, el rubio? —dijo Lynn.
Isak de repente se sentó derecho.
—Oh, ¿te refieres al tipo locutor de verano? —dijo Jakob—. Son amigos. ¿Verdad, Isak? Aunque el otro día durante la planificación -
—¡Ni de broma! —Isak interrumpió.
—¿Ni de broma son amigos, o ni de broma lo quieres en nuestro equipo? —dijo Jakob.
—Ni de broma ambas cosas—dijo Isak.
—¿Por qué no lo quieres en el equipo? Escuché que Even es realmente bueno con lo que hace —dijo Lynn.
—¡Even! —Jakob chasqueó los dedos—. ¡Sí, así se llama! Even Bech algo.
Bech Næsheim. Maldito Bech Næsheim.
—Sí, ¡de ninguna manera voy a trabajar con ese chico! —dijo Isak.
—¿Por qué?
Porque al diablo con él. Esa es la razón.
Una semana antes
Isak se despertó veintitrés minutos antes que su alarma. Su estómago estaba hecho nudos y sus pensamientos en una maraña.
Día uno. Joder.
Salió tropezándose de su recámara con los ojos entrecerrados, ya temiendo la trivial conversación de la mañana.
—¡Buen día, compañero de piso! —dijo una ruidosa y animada Eva—. ¿Preparado para el día uno?
—No molestes, Eva.
—Buen día también para mí, supongo.
Isak se lavó, se quedó mirando su reflejo en el espejo por unos buenos treinta segundos, luego volvió a la cocina.
Eva estaba sentada a la mesa, luciendo preparada para salir por la puerta de enfrente. Incluso estaba maquillada.
—Cielos, ¿cuándo te despertaste? —dijo Isak.
—¿Hace como dos horas? —dijo Eva, sin alzar la vista del teléfono—. Podría requerirte dos segundos estar preparado porque no te importa tu apariencia, ¡pero a mí sí!
—¡Discúlpame! —Isak se burló.
—Lo que sea. Me voy en treinta minutos. No puedo llegar tarde en mi primer día. ¿Quieres que te espere?
—Eva, todavía tengo puestos los pantaloncillos y aún no he desayunado —dijo Isak.
—¡Tan gruñón! Puf. Bien. ¡Me voy! —Eva se echó la bolsa sobre el hombro, y se dirigió a la puerta principal—. ¡Y no te revuelques cuando te despidan por llegar tarde en el primer día!
Isak puso sus ojos en blanco.
Puf. Tan dramática.
Acaba de abrir el contenedor del café instantáneo cuando escuchó los rápidos pasos de Eva acercándose.
—¿Olvidaste algo? —preguntó sin darse la vuelta.
Pero entonces los dedos de Eva lo cogieron de la quijada y repentinamente los labios de ella estaban sobre su mejilla.
—¡¿Qué diablos?!
—¡Es para la buena suerte! Oh, y te prepararé el almuerzo. ¡Está en un contenedor por allá! ¡Adiós! ¡Tú puedes, Isak!
Eva salió corriendo del apartamento e Isak esperó a escuchar el elevador cerrarse para sonreír.
Tú también puedes, Eva.
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El verano estaba a la vuelta de la esquina e Isak se las había arreglado para hacer lo inimaginable: conseguirse una pasantía.
—¡De ninguna manera! —dijo Magnus—. ¡Tú! ¿Una pasantía? ¿Qué diablos? ¿Cómo? Eres el chico más perezoso que conozco.
—¡Cierra la boca, Mags! —dijo Isak.
—Oh, espera Has ya que diga dónde es la pasantía —dijo Jonas.
—Eh ¿dónde? —Magnus frunció las cejas.
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—¿Maldita NRK? ¿Lo dices en serio? ¿Siquiera ofrecen pasantías? ¿Qué? ¿Cómo?
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La mayoría de las personas que conocía de la universidad estaban ya sea viajando, tomando clases de verano, o trabajando en una tienda o en un restaurante. Sin embargo, Eva además se las había arreglado para conseguir una pasantía mediante las conexiones de su madre.
Isak sabía que ella se sentía mal al respecto. Estaba consciente de que algunas personas pensaban que ella no había trabajado lo suficiente para conseguirlo, y que se lo habían dado en bandeja de plata. Pero, además, Isak sabía lo poco que ella había dormido durante todo un mes preparando entrevistas.
Así que cuando un montón de desagradables chicos del programa de Eva comenzaron a sacarlo sarcásticamente en esa estúpida fiesta a la que Vilde lo había manipulado para asistir, Isak no pudo evitar enfrentarlos. Eva se volvió incluso más amable con él luego de esa noche. Se aseguraba de que comiera regularmente e incluso a veces le hacía la colada. Además, que utilizó la culpa para hacerlo visitar a su madre y se ofreció a ir con él.
En realidad, Isak nunca planeó volverse compañero de piso de Eva. Simplemente acabaron en la misma casa exactamente al mismo tiempo, luego de días de Eva hostigándolo hasta que aceptó. Tenían un tercer compañero de piso, Nils, que mayormente era reservado. Era bueno. Las coas estaban bien.
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Isak casi se quedó dormido en el autobús.
Recomponte. Maldición.
Estaba nervioso pero ansioso al mismo tiempo. No tenía idea de cómo resultaría el día. No tenía idea de cómo se estaría sintiendo durante el trayecto de regreso a casa al final del día. Era tanto aterrador como emocionante.
Isak llegó a Marienlyst diez minutos antes de orientación y entró al edificio por su correo electrónico.
Hasta ahora, todo bien.
Ya había gente de su edad esperando junto al vestíbulo, e Isak supuso que eran los otros practicantes. Rápidamente se dirigió a un lugar vacío y se quedó ahí incómodamente mientras evitaba hacer contacto visual.
Las cosas fueron bastante adecuadamente, y se las arregló para permanecer despierto durante las genéricas presentaciones de orientación. De repente se sintió estúpido por quedarse despierto hasta las dos de la mañana la noche previa. Pero algunos hábitos son difíciles de superar.
Para el mediodía, había conocido a practicantes al azar y ya sabía algunos de sus nombres. Jakob, el chico que se sentó a la derecha de Isak durante el cierre de la presentación era particularmente extrovertido, y únicamente le requirió una hora para sacarse un nombre.
Isak estaba casi aliviado de acabar sentado junto a él porque ahora la gente se le estaba acercando sin tener que esforzarse.
Bueno, eso fue fácil. Al menos este verano no seré un solitario.
—Entonces, ¿alguien que haya atrapado tu vista? —dijo Jakob.
—¿Qué quieres decir? —dijo Isak.
—Ya sabes. Chicas. O chicos. Yo no juzgo. ¿Alguien con quien quieras enrollarte?
Qué diablos.
Isak lo miró por un momento.
—No estoy aquí para eso —dijo.
Jakob mostró una enorme sonrisa luego le palmeó el hombro.
—¡Sí, joder! ¡Ese es el espíritu! Literalmente cada chico al que pregunté me respondió con algo como ‘sí Me follaría a esa ’. ¡Me agradas, Isak! —dijo Jakob.
—¿Estás poniendo a prueba a la gente?
—Bueno, estoy aquí para eventualmente conseguir una oferta de tiempo completo. Necesito saber quién es un desperdicio de mi tiempo y con quién puedo de verdad trabajar.
Genial.
A Isak le agradaba Jakob.
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Isak estaba almorzando con Jakob y otras cinco personas en la cafetería cuando lo vio por primera vez.
Él. Un ridículamente alto rubio que vestía una chaqueta de mezclilla, una camisa blanca, y pantalones negros. Unos Ray-Ban estaban encima del perfecto cabello, y las largas piernas estaban encima de una de las mesas.
Le estaba sonriendo a alguien, y el rostro era perfecto, perfecto. Isak casi se ahoga con su pan.
Continuó mirando hasta que los ojos del chico se cruzaron con los suyos.
Mierda.
Isak rápidamente apartó la mirada y rio con las otras personas de la mesa ante una broma que ni siquiera había escuchado.
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Para las dos de la tarde, Isak había encontrado su escritorio y hubo sido presentado a su equipo.
Pasó un par de horas reajustando su contraseña, asegurándose de que su correo de voz funcionaba, revisando cómo funcionaba el sistema de correo, leyendo el material que su mentor le había dado, y simplemente viendo la computadora.
Cerca de las cuatro de la tarde, decidió tomar un buen merecido descanso.
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Isak pasó cinco minutos en la taza del excusado revisando su teléfono, respondiendo mensajes de texto, y los de Facebook.
Cuando finalmente salió del cubículo para lavarse las manos, no había más toallas de papel en el dispensador.
Estaba buscando algo con lo que secarse las manos cuando alguien habló detrás de él.
—Aquí —dijo el chico de la cafetería, ofreciéndole lo que parecían toallas de papel usadas—. Culpa mía. Entré en pánico y las cogí todas.
Su voz era muy profunda. Isak estaba sorprendido.
—¿Qué?
El chico sonrió, luego buscó en los bolsillos de la chaqueta de mezclilla. Un porro.
Qué diablos.
—¿Vienes? —dijo el chico.
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—Imaginé ser despedido en algún momento este verano, pero no fumar un porro en el trabajo —dijo Isak.
Estaban sentados afuera en una banca, a tres edificios del principal, y el chico seguía riendo de sus lamentables bromas. Isak se sentía con ganas de golpear algo cada que los ojos del chico se entrecerraban.
—Relájate. No creo que a NRK le importaría. Ya sabes, siendo los valores ‘apertura, valor, y credibilidad’ —dijo el chico—. Ahora mismo estamos siendo abiertos y valientes.
—¡Diablos! ¿Memorizaste los valores de NRK? —Isak se burló—. No lo sé, pero estoy bastante seguro de que consumir drogas en el lugar de trabajo es una gran negativa.
—Bueno si ese es el caso, nunca lo mencionaron en las treinta y ocho filminas de la presentación que tuvimos que ver hoy.
—¿Estabas en orientación? ¿Eres un practicante? —dijo Isak.
—Sí. Algo así. Summer Host.
—Oh caray, entonces ¿eres un rostro público? ¿Estás en radio o televisión? —dijo Isak.
—Radio, pero puedes ver mi rostro en la página web. ¿Qué hay de ti?
—Eh, estoy en IT —dijo Isak.
—¿De verdad? Entonces ¿eres un programador? No lo habría adivinado —dijo el chico.
—Eh, sí, digo, estoy en el programa de biociencia en la uni, pero puedo codificar así que pensé, al diablo —dijo Isak—. ¿Qué habrías supuesto?
—Puf. Televisión o algo donde la gente viera tu rostro —dijo el chico.
—Vale, ¿mi rostro? ¿Por qué?
El chico volvió la cabeza para mirar a Isak, y casi podía sentir esos ojos atravesarle la piel.
—Porque es jodidamente precioso.
Los ojos de Isak se ensancharon un poco, y estaba de repente teniendo dificultades para mantener su acto de ‘colega’ genial. Casi se ahoga con el porro entre sus labios.
El chico rio.
—¿Estás bien? —preguntó con una sonrisa.
—Sí, sí. Di una larga calada.
—Sabes que se supone des caladas y no succiones el porro, ¿verdad?
—¡Oh piérdete! No hice eso —dijo Isak. Estaba ruborizado y el chico se la estaba pasando genial.
Se rio e Isak lo sintió reverberarle por el pecho.
Mierda. No estás aquí para esto.
—¡Isak! —la voz de Jakob repentinamente salió de la nada—. ¡¿Qué estás haciendo?!
Joder joder joder.
Rápidamente tiró el porro al piso, saltó de la banca, y se puso de pie.
—Eh, ¡oye hombre! Simplemente tomo un descanso —dijo Isak, muy incómodamente.
—Veo que has hecho un amigo —dijo Jakob, mirando al chico que todavía estaba apoyado en la banca.
—Eh sí, eh, este es, eh -
—Even —dijo el rubio mientras extendía la mano a Jakob—. Presentador de verano. Un placer conocerte.
Los dos chicos estrecharon las manos mientras Isak grababa ese nombre en su cerebro, Even.
—Esperen, ¡¿estaban fumando maldita marihuana?!
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Isak estaba de pie en la parada del autobús cuando Even se le unió.
—Nos volvemos a encontrar —dijo.
—Así es.
—¿Vas a casa?
—Sí.
Even se puso demasiado cerca de él en el autobús y seguía mirando fijo y sonriendo. Isak estaba demasiado ruborizado.
Contrólate.
Echando la vista a tras a todos los escenarios que había pensado de camino al trabajo esta mañana, esto ni siquiera le había cruzado la mente.
—Está es mi parada. Adiós —dijo Isak.
—Deberíamos hacer esto más seguido —dijo Even, sonriendo.
—Eh, sí —Isak sonrió, pero fue demasiado incómodo—. Luego te veo.
—Oh, me verás. Confía en mí.
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—¿Por qué estás sonriendo? ¿Qué diablos ocurrió en NRK? —dijo Eva al otro lado del sofá.
—Piérdete —dijo Isak.
—¿Tu supervisor es atractivo? ¿De eso se trata?
—Me voy a mi recámara.
—¡Vamos! Cuéntame cosas. Por qué no me cuentas nada.
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Isak se sentó sobre su cama y buscó a ‘Even’ en Facebook y LinkedIn. Entonces se sintió estúpido y rápidamente cerró su laptop.
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Qué diablos.
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Isak estaba caminando por la alacena para conseguir café la mañana siguiente cuando escuchó esa voz.
—Déjame adivinar. No revisad tus mensajes de LinkedIn —dijo Even, sonriendo.
—No puedo creer que me enviaras mensajes por LinkedIn —dijo Isak, correspondiendo a la sonrisa—. Digo, ¿quién lo hace?
—Por cierto, espero que sepas que LinkedIn te dice quien ve tu perfil. Sólo un consejo para tus futuras actividades de acecho —dijo Even.
—¡Discúlpame! Sólo estaba intentando ver a la competencia. Busqué a toda la clase de practicantes —dijo Isak.
Even caminó un poco más cerca e Isak se sintió ruborizar.
—Ay. Pensaba que era especial —dijo Even.
Está este chico coqueteando conmigo, qué diablos.
—Sí lo siento —Isak murmuró—. Me tengo que ir. Voy tarde.
Isak cogió su café de la repisa y estaba por irse cuando Even lo detuvo.
—Oye, espera.
—¿Hm?
—¿Quieres almorzar hoy conmigo? —dijo Even.
—Eh, sí claro, colega.
¿Colega? ¿Colega?
—Aunque, olvídalo si vas a llamarse así —dijo Even.
—¿Cómo?
—Pasaré por tu escritorio al mediodía —dijo Even antes de pasar al lado de él.
—Ni siquiera sabes dónde está mi escritorio.
Even se giró y sonrió.
—Oh, sí lo sé, Isak. Lo sé.
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Isak estaba intentando concentrarse en instalar su entorno y lograr que Visual Studio compilara, pero en todo lo que podía pensar era su cita de almuerzo con Even.
No es una maldita cita de almuerzo. No estás aquí para esto.
Cerca de las 11:47, Jakob pasó por su escritorio.
—¡Hola amigo! ¿Almuerzo? ¿Cafetería? —dijo Jakob.
Puf. Joder.
—Eh. Tengo planes, más o menos —dijo Isak.
—¿Qué? ¿Es el día 2 y ya tienes a alguien con quien almorzar? Estoy impresionado.
—No es la gran cosa. Además, ahora mismo todavía estoy trabajando en algunas cosas.
—Está genial. Tenía que alejarme de mi escritorio. Mi equipo está trabajando en algo sobre enfermedades mentales, así que pasé la mañana leyendo al respecto. Mi cabeza se siente que va a explotar —dijo Jakob.
Isak no pudo evitar estremecerse al escuchar las palabras ‘enfermedades mentales’.
—Oh genial —dijo Isak.
—Colega, esas cosas son intensas. Por ejemplo, mi mentora, ha estado entrevistando personas que cuidan de gente mentalmente enferma, como maridos y esposas que cuidan a sus cónyuges. De hecho, lloré viendo la versión inédita. ¡Y yo nunca lloro! —Jakob divagó.
—Suena interesante —dijo Isak.
—¿Por qué estás tan escéptico?
—No lo estoy. Sólo que tengo una opinión sobre ese asunto —dijo Isak.
—¿Qué quieres decir?
—No lo sé. Pero no me meto con eso. Sé que las entrevistas son inspiradoras y eso. Pero honestamente, no te involucres con gente mentalmente enferma si puedes elegirlo. Si te preocupas por ti mismo un poco, correrás en la dirección opuesta —dijo Isak.
—Eso es bastante retorcido, Isak —dijo Jakob—. ¿Por qué dirías eso?
—Bueno, digamos que tengo experiencia de primera mano con eso.
—¿De qué clase? Espera, ¿estuviste en una relación con una persona mentalmente enferma? —Jakob ahora estaba sentado sobre el escritorio de Isak.
—No. Pero mi papá lo estuvo —dijo Isak.
—¿Qué? ¿La novia de tu papá? —Jakob pareció confundido.
—Uf, no. Me refiero a mi mamá.
—¿Qué con tu mamá?
—Está loca —dijo Isak—. Y básicamente arruinó todo en mi familia.
Por qué le estoy contando a este tipo mi vida.
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Even nunca apareció por su escritorio, e Isak únicamente estuvo molesto por cerca de cuarenta y cinco minutos antes de rendirse y comer su almuerzo frente a la pantalla del computador.
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Isak no supo de Even por un par de días, y eventualmente comenzó a pensar que lo atraparon fumando marihuana y lo despidieron.
Pero entonces escuchó a algunas chicas hablar de él, así que dedujo que el chico alto simplemente había perdido el interés o estaba aburrido de hacer a Isak retorcerse.
Como sea. Cretino.
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Los practicantes se reunieron en una de las grandes salas para la planificación con uno de los coordinadores el viernes, e Isak no pudo evitar mirar a Even que nunca vio en su dirección. Ni siquiera una vez.
Como sea. Olvídalo.
—Entonces, ¿cómo estuvo su primera semana, chicos? ¿En qué está trabajando todo el mundo?
Fueron por la habitación y todo mundo dijo algunas palabras sobre la primera asignación.
—Isak, tu turno.
—Uhm. Estoy trabajando en el bloqueo geográfico esta serie en uno de los sitios de p3 —dijo Isak.
—Oh, ¿cuál serie? —dijo Lynn.
—Eh. SKAM —dijo Isak.
—Oh, ¿la gente todavía lo está sintonizando en todo el mundo? —dijo un chico.
—Sí, es un maldito infierno. Siguen encontrando maneras de verlo y descargar los videos —dijo Isak—. Y la próxima semana, trabajaré en un informe técnico para determinar todas las VPN que la gente utiliza para acceder al dominio.
Rápidamente avanzaron a otras personas. Y cuando llegaron a Even, Isak no pudo evitar mirar fijo y añorar. Se suponía que lo estaba ignorándolo y resistiéndolo por dejarlo plantado sin jamás explicar la razón. Pero no podía.
Even tenía su propia sección de radio en las noches. Y todo mundo quería oír la lista de reproducción, e ir a alguno de los programas, y visitar los estudios, y simplemente ser amigo suyo.
Igual.
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Por supuesto, Jakob habló durante diez minutos sobre su proyecto.
—Entonces sí, mi equipo está haciendo un segmento sobre enfermedades mentales. Si pudieran señalarme algo, realmente lo apreciaría —dijo Jakob.
—Puedo ayudar —dijo Even—. Podemos sentarnos a hablarlo más tarde o el lunes en la mañana, si quieres.
Puf.
—Oh, claro, colega. ¡Gracias! Eso sería genial —dijo Jakob—. Espero que no seas extraño con respecto a las enfermedades mentales como Isak.
—¡Oye, por qué me metes en esto! —Isak gruñó.
—¡Porque eres un cretino insensible, hombre!
—¡¿Por qué el decir que no quiero gente mentalmente enferma jodiendo mi vida me hace un cretino?! —dijo Isak—. ¿Qué diablos?
—De acuerdo, traigamos la conversación de regreso al tema principal —dijo el nervioso coordinador que no podía ser más de dos años mayor que Isak.
—Sí, mantengamos nuestros problemas paternales fuera del trabajo —dijo Even.
¿Problemas paternales? ¿Qué diablos?
—¿Discúlpame? —dijo Isak, sus mejillas ahora propiamente ruborizadas.
—Me escuchaste —dijo Even. Los ojos casi clavándose en los de Isak.
Oh, ¿ahora me estás mirando?
—¡Chico, ni siquiera me conoces! —dijo Isak, sintiéndose ligeramente avergonzado por ponerse nervioso frente a todo el grupo de practicantes.
—Oh, te conozco, Isak. Créeme.
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Isak estaba echando humo. Estaba furioso y agitado y difícilmente podía concentrarse en trabajar después de la reunión. Sus manos permanecieron agarrotadas en puños hasta que salió a por el autobús.
Estaba tan furioso que no había cenado.
—¿Qué pasa? ¿El proyecto de SKAM te está volviendo loco? —dijo Eva.
—¡No! ¡Piérdete!
—Puedes hablar contigo, Isak. Espero que lo sepas.
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—¿Qué? ¡Qué diablos, vaya cretino! —dijo Eva.
—Sí. Supongo que me escuchó hablar sobre mis padres con Jakob —dijo Isak.
—¿Qué diablos? Eso es tan cruel. Uno no dice esas cosas frente de todos.
Lo sé.
Así que cuando Isak recibió una notificación de LinkedIn unos minutos más tarde, furiosamente escribió una respuesta.
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