MI RINCÓN ÚNICO
En mi caso ese puesto se encuentra en Sobradiel, donde he podido disfrutar de muchas horas de sesiones, en todas las estaciones del año y en condiciones muy distintas. En esta zona, las filtraciones y las riadas crearon un canal lleno de juncos, el cual se abre, uniéndose nuevamente al río. Deja un remanso tranquilo con una profundidad estándar de unos 2 metros y medio.
Esta franja de juncos ha dado lugar a un verdadero espectáculo en época de freza, donde la carpa se encuentra tranquila, con poca profundidad y gran protección para desovar y encontrar alimento después de tantísimo esfuerzo. Esas ocasiones de post-freza se aprovechaban midiendo al milímetro el lance, ya que alejarte un poco significaba trabar en las raíces y arriesgarte a perder el aparejo. Pero posar la postura en el sitio adecuado te garantizaba una recompensa casi segura.
Ese tipo de pesca fina cerca de la vegetación me atraía muchísimo y me daba muchas capturas de mediano porte que me hicieron amar esa complicada zona, pero como nos pasa a todos, buscaba superarme e intentar subir el rango de mis capturas, así que cambié, cambié mi manera de pensar y de actuar ante este pesquil que no me dejaba de rondar en la mente. ¿Dónde estarían las carpas más grandes?
BUSCANDO LOS PECES MÁS GRANDES
Fui cambiando de zona, buscando la parte más abierta casi en la unión con el río y donde la pesca ya era distinta. Cebos más grandes me ofrecían la posibilidad de seleccionar talla, pero reducían mis posibilidades de conseguir mayor número de capturas. Con la corriente más cerca de mi postura, entraban también en combate los siluros, que sin ser de dimensiones monstruosas, arrasaban con las líneas y echaban por tierra la oportunidad de que entraran las carpas; por otro lado, comprensible, ya que todo ese rincón repleto de pez pasto, llamaba la atención de los siluros, armando un gran alboroto.
Cuando llega la época de lluvias, y siempre que el nivel del río no inundara toda la orilla, este remanso ofrecía el lugar de descanso y alimento que la carpa busca cuando el resto del río es un torrente de barro y ramas bajando a toda velocidad. En este momento, entraban en acción detalles como cebos más atractivos a la vista, o buscar la zona central del remanso donde la profundidad se acerca a los 3 metros.
En definitiva, un sinfín de posibilidades dentro del mismo puesto, que poco a poco, consiguió obsesionarme con buscar la zona clave en cada estación del año para encontrar esa preciosa carpa tan añorada. Horas y horas disfrutando y sufriendo a la vez, han dado como fruto, unas cuantas capturas por encima de los 10 kilos que saben a gloria después de tanto darle al coco.
EL PEOR DEPREDADOR DEL RÍO
Lamentablemente, este puesto también ha sufrido mucho, como viene siendo costumbre a lo ancho y largo de todo el río Ebro. El ataque de peor depredador que hay, los llamados matapeces, que con sus destrozos, basuras, hogueras y demás atentados a la naturaleza, han conseguido hacer de esta zona, un claro reflejo de todo lo que te puedes encontrar en nuestras orillas, con un significativo bajón de la población de todas las especies en general. Este hecho es el que actualmente me tiene algo alejada de este puesto que tantas alegrías me ha dado durante años, pero la convivencia con estos indeseables, se ha convertido en algo imposible, porque no tienen respeto ni por la naturaleza, ni por la gente que sí que la respeta.
En cualquier caso, seguiré disfrutando de este puesto cuando sea posible, y sobretodo, defendiéndolo a capa y espada, ante cualquiera que intente menospreciar los lugares que nos obsesionan.
Un saludo a todo y buena pesca
llevo poco tiempo viviendo por aqui y he pescado por toda esta zona buscando siluros y no hay manera , algun consejo ??
Muy bonito