El Loco Javier MILEI Juan Luis Gonzalez
El Loco Javier MILEI Juan Luis Gonzalez
El Loco Javier MILEI Juan Luis Gonzalez
El loco
Portadilla
Legales
Prólogo
1. El lado oscuro del Luna
2. El lado oscuro del Luna II: de barrabravas y asesinos
3. Abran paso: llegó Javier Milei
4. Hola a todos
5. “Hay que cortarle la cabeza”
6. “Dale una mano a Javier”
7. “La misión”
8. “La misión” II
9. Dios en el bolsillo
10. Rugió la bestia
11. 2021
12. ¿Avanza la libertad?
13. El rincón del vago
14. El negocio de la casta
15. ¿Por qué?
16. Los pecados del padre
Epílogo
Bonus track 100% barrani
Agradecimientos
González, Juan Luis
El loco / Juan Luis González. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires
: Planeta, 2023.
Libro digital, EPUB
ISBN 978-950-49-8289-0
Digitalización: Proyecto451
***
Este libro nació de una crisis. Parte de una idea que no fue, que
no pudo ser. Es que el libro había comenzado queriendo ser otro:
una radiografía de la nueva derecha, una búsqueda por entender
quiénes son, qué piensan, cómo se mueven, cómo se instruyen,
cómo se organizan, qué conexiones internacionales tienen, y qué
quieren hacer los referentes de esta gran familia argentina, que
hoy tiene como líder a Javier Milei. El plan era armar algo
parecido a lo que fue Mundo PRO —el trabajo de Alejandro
Belloti, Sergio Morresi y Gabriel Vommaro, en el que
desmenuzaban la arquitectura y la composición de ese partido—
o Los Herederos de Alfonsín —de José Antonio Díaz y Alfredo
Leuco, en donde en 1987 emprendieron una búsqueda similar
pero con los miembros de la juventud radical— pero de este
novedoso espacio, que había irrumpido en la política en 2021 y
terminó obteniendo un sorprendente 17% de votos en la Capital
Federal.
Pero ese libro se quedó en el camino. Con el correr de los
meses, de las entrevistas, de los encuentros off the record, de
seguir facturas, sellos y papeleríos, el trabajo pasó de ser uno de
campo con ribetes casi académicos a un thriller tragicómico, a
medio camino entre los policiales negros de Raymond Chandler y
La conjura de los necios de John Kennedy Toole. Es que los
secretos místicos de Milei fueron la primera pero no la única
revelación que obligaron a cambiar los planes.
La investigación se topó con la trama prohibida de un
movimiento que vende sus cargos, que entabló relaciones con
barrabravas involucrados en casos de asesinatos, que plagó sus
filas con miembros de larga data dentro del Estado y con
condenas por corrupción, que tiene en su interior una guerra
entre masones y el Opus Dei, que se dejó financiar por gobiernos
provinciales, que recibió ayudas técnicas, logísticas y monetarias
del peronismo que dice combatir, que amenazó a todos los que
quisieron abrir la boca, como le pasó a una de sus propias
legisladoras que tuvo que vivir medio año con custodia policial, y
que, montados sobre la ilusión de una “nueva política” que
esperanzó a jóvenes que habían perdido las esperanzas, oculta
la manera más vieja de hacer plata y negocios de Argentina. Y
que, además, comenzó cuando a una de las personas más
adineradas del país se le ocurrió crear y financiar, para cuidar sus
propios intereses, a un fenómeno mediático que luego se llamó
Milei.
Y el libro sin quererlo se transformó en una pregunta. ¿Qué
pasa si en una Argentina corroída por más de una década de
crisis económica y política, golpeada por una pandemia que dejó
130 mil muertos, agotada por años de inflación y de inseguridad,
enojada por vivir siempre con la soga al cuello, alguien empieza a
decir que la culpa de todo es de quienes la manejan y la
manejaron? ¿Qué pasa si ese discurso incendiario, que está
quemando también otras latitudes, prende?
¿Qué pasa si en un país inestable aparece un líder inestable?
La respuesta los sorprenderá.
“El caballo blanco nunca corre dos veces blanco.
***
Del evento en el Luna Park pasó más de un año. Ahora es el
verano de 2023, falta cada vez menos para las elecciones
presidenciales, y la Ciudad se derrite por el calor. En una estación
de servicio, alejada de la vista, espera una de las personas que
vio muy de cerca la cara oculta de La Libertad Avanza y que por
ese pecado fue expulsado del armado.
La fuente se revuelve en la silla más apartada de la entrada.
Tiene enfrente una lata de bebida energizante vacía, un anotador,
y unos ojos inquietos que siguen a cada persona que pasa la
puerta. No hace falta ser detective para notar los nervios que trae.
¿Qué tiene para decir que lo hace estar tan asustado? A poco de
empezar a hablar un hombre de unos cuarenta años entra al bar,
y la fuente se agita. “¿Este está con vos? Es del Partido
Demócrata”, dice, sin mirar al sospechoso para no llamar la
atención, pero señalando con el índice las siglas “PD” que lleva
en la remera. Ese espacio había sido uno de los primeros aliados
de Milei, aunque ahora estaban en una situación de tensión. Ante
la duda, la fuente pide levantarse y continuar la charla en la calle.
Al salir vemos de cerca al presunto espía: la leyenda era de la
banda de rock británica Deep Purple, que tiene la P más grande
que la D y de ahí la confusión. La fuente levanta los hombros y
pide disculpas. Vienen siendo meses difíciles, dice.
Caminamos unas diez cuadras y luego hacemos el camino
inverso. Para esta altura el calor es directamente insoportable,
pero lo que cuenta es una novela atrapante. Un policial que
incluye coimas, negociados, aprietes, peleas físicas entre
efectivos de la fuerza de seguridad más selecta del país y
punteros del peronismo, y, sobre todo, un estado de corrupción
generalizado dentro del espacio de Javier Milei.
***
Pero Lombardi está muy lejos de esa realidad. “Vos vas a ser
abogado y tenés que tener más criterio que yo”, le dijo William a
su amigo Sebastián, en una charla desde el penal que quedó
registrada en el juicio por Acro. Y “Lomba”, parece, lo escuchó.
Por tener más criterio, contactos, falta de pruebas o tal vez
suerte, zafó de la cárcel en al menos dos ocasiones. La primera
fue en el caso Sianzi, donde escuchó la sentencia a Alan sentado
a su lado, en el banquillo de los acusados. Los jueces
dictaminaron que, a pesar de lo que indicaban los testigos y la
lógica misma, no había pruebas suficientes para condenarlo y lo
dejaron libre. También tuvo esa fortuna cuando fue parte de la
investigación judicial durante el caso Acro, donde se llegó a tener
la firme sospecha de que había estado planeando una fuga para
los hermanos Schenkler.
Lombardi tuvo suerte. Mucha. Desde el 2011, año en que los
hermanos fueron condenados a perpetua, la vida del “Lomba”
mejoró notoriamente. En mayo del 2012 se convirtió en
presidente de Truck SA, una empresa de Ituzaingó que
comercializa al por mayor y al por menor la reparación de todo
tipo de vehículos. En junio de ese año llegó a ser accionista de
Estudio Niceto SR, un lugar en el corazón de Palermo donde se
graban y grabaron programas del canal América, como Animales
sueltos, el show de Alejandro Fantino donde Javier Milei se hizo
famoso. En el 2014 Lombardi probó que había hecho buenas
migas con algunos en ese canal, y se convirtió en accionista de
Biopass SA y en vicepresidente de Prosaco SA. Son dos
constructoras de edificios residenciales cuyo presidente es
Agustín Vila, el hijo de Daniel, uno de los dueños de América.
La lista es larga y sigue: en el 2016 fundó Jusoli SRL, una
productora de “actividades artísticas, recreativas y de
entretenimiento”, en el 2019 se convirtió en el accionista principal
de Empresa integral de Limpieza SA y en socio de Servicios y
Asistencias SRL, en el 2021 en socio de Smart Label SA, una
empresa de consultoría informática, y en 2022 hizo lo mismo con
Virtual PRO SA, especializada en telecomunicaciones.
Lombardi, diría su amigo barrabrava y asesino William
Schenkler, tuvo criterio, tanto que terminó metido en el medio de
una decena de empresas de las actividades más diversas. De
haber estado involucrado en resonantes causas policiales junto a
criminales temibles a figurar en los directorios de sociedades tan
disímiles como constructoras, artísticas, tecnológicas, de limpieza
o de eventos. Sin escalas.
Pero la que más interesa a esta historia es JLYS SRL. Esa fue
una empresa que “Lomba” fundó el 11 de enero del 2016 junto
con Yanina Smurra, y a la que luego se sumó como gerente
Patricio Parachu, hasta entonces el fotógrafo de los eventos que
organizaba. Hasta el 19 de octubre del 2017, esta compañía se
dedicaba al “transporte terrestre de pasajeros mediante
autobuses, automóviles y cualquier otra clase de vehículos”, lo
que en criollo podría llamarse una remisería. Sin embargo, aquel
día el emprendimiento de Lombardi daría un giro radical, y
empezaría a “producir, comercializar, organizar y representar
espectáculos de todo tipo”.
Una transformación total, a la que además se le agrega un
dato bastante llamativo: al día de hoy JLYS SRL no tiene ni tuvo
empleados. Debe ser una titánica tarea para el abogado
organizar eventos entre él y sus dos socios, aunque “Lomba”
parece estar acostumbrado. Sus firmas Smart Label SA, Virtual
PRO SA, y Jusoli SRL tampoco registran un solo empleado.
Pero la que se cruza con Milei es JLYS SRL. Esa es la
empresa que el libertario —o alguien de su espacio— contrató
para que a su vez alquilara el Luna Park para el acto del 14 de
noviembre del 2021. “01-11-2021, CUIT 30715280414, JLYS SRL,
ALQUILER SALA, $453.750,00”, dice la rendición de campaña
que presentó La Libertad Avanza, un informe de cuentas que
entregó demorado —fue el último partido de la Capital en hacerlo,
lo mismo que había sucedido con esta fuerza en las PASO—.
El mundo de interrogantes que se abre es infinito. La primera
duda es casi naif. ¿Por qué necesita el espacio de Milei que una
productora contrate el Luna Park? ¿No lo pueden hacer ellos
mismos, como habían hecho en las PASO, que se encargaron por
su propia cuenta de conseguir el subsuelo del Gran View, un hotel
cerca del Congreso? De cualquier manera, las grandes preguntas
van por otro lado. ¿Cuál es la relación de La Libertad Avanza, el
partido que juzga de inmorales al resto de los políticos, con el
hombre que se movía como uno más en el submundo de la
barrabrava de River? Y, teniendo en cuenta que el alquiler del
Luna Park cuesta más de ocho millones de pesos —cifra dieciséis
veces superior a la que se declaró—, está también la gran duda
de todas: ¿Cuál fue el valor real de esta transacción? ¿Quién
puso la plata? ¿Quién se la quedó?
Si esto es mentira, ¿qué más es mentira?
***
El Luna Park podría ser la mirilla desde la cual observar el
verdadero rostro de La Libertad Avanza y, como decía la fuente
en la estación de servicio, finalmente entenderlo. Por qué no solo
la historia sobre el alquiler del estadio y la promiscua relación con
“Lomba” no cierra. Hay más.
Por un lado, contrataron a empresas que pertenecían a
importantes dirigentes de su propio espacio. Es decir que usaron
la plata del Estado para pagarse entre ellos, la definición exacta
de lo que es “la casta” para Milei. Pero, además, para ese evento
contrataron a otra compañía totalmente irregular. Era Macro
Insumos y Soluciones S.A., a la que le pagaron —por lo menos—
$1.030.015 por “servicios empresariales no clasificados en otra
parte”. Es toda una rareza. Es que esa sociedad tiene como fin la
“comercialización, importación y exportación de insumos médicos
y accesorios para el diagnóstico y tratamiento”, por lo que no se
justifica que en la factura de La Libertad Avanza el gasto haya
aparecido como “servicios empresariales no clasificados en otra
parte”. La medicina y cualquiera de sus derivados están
clasificadas dentro del marco regulatorio de la AFIP, ¿por qué
eligieron esa categoría que es, justamente, para rubros que no
están inscriptos? Quizá sea porque esa noche, como figura entre
los gastos del espacio, ya habían contratado al Grupo Semec
S.R.L para los “servicios de coordinación general de ambulancias
y médicos”, tarea para la cual abonaron $484.000. De cualquier
manera, este es el menor de los interrogantes.
Es que esa empresa, que nació en octubre del 2020 de la
mano de Andreina Revenga y María Gabriela Terán, dos
venezolanas sin ningún título o formación (la primera es
cocinera), no solo no registra empleados sino que ni siquiera
tiene una web activa desde la cual ofrecer sus servicios. Curiosa
manera de venderse. Apenas tiene una página de Facebook, que
tiene una sola publicación de fines de diciembre de ese año, y ni
siquiera tiene un seguidor. Es decir, ni las propias creadoras de la
marca se molestaron en darle like a su emprendimiento. Y si esto
también es mentira, ¿qué de todo en el mundo Milei es verdad?
3
Abran paso: llegó Javier Milei
***
Esta era solo la cara visible de Milei y de La Libertad Avanza, la
que mostraban ante la sociedad y con la que habían sacudido el
escenario político. Para también había otra, tan lejos de la que
aparecía ante el público que era muy difícil distinguir cuál era la
real y cuál la fachada.
En el espacio anticasta se hacía exactamente lo contrario a lo
que se decía. En el 2021, en su debut político, el libertario y el
frente habían puesto a la venta los cargos legislativos de la lista.
No es un eufemismo: los lugares para la Legislatura porteña en la
boleta de La Libertad Avanza estuvieron disponibles para el mejor
postor. El que salió más caro costó U$S500 mil, una fortuna para
cualquier argentino promedio de la que se desconoce su
paradero. Lo único que está claro es que esos miles de dólares
no fueron destinados a hacer una “Argentina grande otra vez”,
como suelen decir los mileisistas, jugando con el slogan
trumpista.
A otros puestos en la lista Milei los canjeó por los sellos que le
habían permitido presentarse a las elecciones. Fue una acción
que fue devuelta a los prestadores (los dueños del partido Unite y
del MID), comerciantes de la política cuya única ideología son las
ganancias, con distintos negocios suculentos. Todo bien lejos de
la idea de la meritocracia y de los valores históricos del
liberalismo.
Esta trama oculta se manejó en extrema reserva durante la
campaña del 2021 (ver capítulo “2021”), y la conocieron
solamente los involucrados y los que se beneficiaron de ella. Pero
al año siguiente, luego de llegar a ser diputado, Milei dio un paso
en falso. Quizás mareado por el 17% y por el círculo de fanáticos
que le repetía que iba a ser el próximo presidente, hizo una
jugada de más. Aprobó una purga masiva de militantes y
dirigentes, una estudiada operación que comandaron su hermana
—apoyada en lo que las cartas de tarot le decían, que le
señalaban quién era “un traidor” y quién no— y el operador
Carlos Kikuchi, el entonces recién llegado monje negro que había
sido asesor de Domingo Cavallo en la etapa de este como
ministro de Economía.
A mitad del 2022 echaron o corrieron de cualquier lugar de
decisión a muchos que habían fundado el espacio y que tenían
voz propia, la espalda suficiente como para discutir con el líder o
a militantes que, sencillamente, creían en las “ideas de la
libertad”. Aunque eran muy distintos entre sí, todos los
expulsados tenían algo en común: no estaban dispuestos a estar
cerca de “la casta” y mucho menos a hacer negocios o alianzas
con ella, postulado que repetía Milei en los estudios de televisión
y que había sido precisamente lo que los había acercado en un
primer momento a La Libertad Avanza.
Fue en la brutal razzia donde el libertario empezó a mostrar la
hilacha. Es que ahí dejó en evidencia que estaba dispuesto a
hacer cualquier cosa con tal de llegar a encabezar una boleta
presidencial. Incluso si eso suponía poner una parte importante
de la lista, en cada provincia y en cada localidad, a la venta.
Kikuchi, en privado, era aún más crudo. “Es que con ustedes no
se puede negociar”, dijo en una de las reuniones en que
comunicó despidos, ante militantes que habían escuchado
decenas de veces a Milei decir que con “la casta” no había que
negociar nada. A Mila Zurbriggen, la presidenta de la juventud
libertaria que se fue del espacio con durísimas acusaciones, el
operador le fue aún más crudo: “Los lugares los van a ocupar los
que pongan más plata”.
Eso sucedió a mitad del año pasado. En el arranque del 2023,
a meses de las elecciones, la situación había escalado a otro
nivel. Milei estaba cerrando, a lo largo y a lo ancho del país, con
los históricos candidatos de las terceras fuerzas locales, hombres
y mujeres que pasaron por el peronismo y la oposición según qué
le conviniera al oficialismo de turno de cada lugar. En criollo: el
proclamado anarcocapitalista estaba en la cama con políticos que
hace décadas o generaciones vivían de eso, que siempre fueron
funcionales a las necesidades del momento, y que no tenían
absolutamente nada que ver con lo que el espacio decía ser —
con Ricardo Bussi, el hijo orgulloso del genocida tucumano para
el cual Milei trabajó, como caso estrella—. Y para lograr esto
estaban amenazando y echando a todos los liberales de cada
localidad, y lo hacían porque los nuevos candidatos aportaban
plata a la campaña —¿o a los bolsillos?— de Milei.
El economista, que había estado seis años con una
importante deuda ante la AFIP pesándole sobre la espalda, pasó
en el 2021 de vivir en un tres ambientes en una calle oscura en el
Abasto a una casa con patio en un coqueto country de
Benavídez, y de tener un solo traje con el que se paseaba en
todos los canales de televisión —uno viejo, gastado y a rayas,
que le quedaba grande— a varios de las marcas más exclusivas.
Había un abismo entre quien Milei decía ser y quién era en
realidad. ¿Cuál era, entonces, la verdad?
4
Hola a todos
***
Milei tuvo una infancia tortuosa, que alcanzó grados de horrores
difíciles de imaginar. Solo, con un padre que se ausentaba hasta
en la Navidad y en Año Nuevo, sin amigos, sin novias, sin
popularidad, y con un corte de pelo algo excéntrico —parecido al
que tiene ahora pero con un pelo más rubio y más lacio—, tenía
todos los números para ser el blanco del bullying más despiadado
de aquellos años.
Lo que lo salvó de ese destino triste fue exactamente lo
mismo que décadas después lo convertiría en un producto
irresistible para las cámaras de televisión, algo que ya de
adolescente tenía grabado en las venas y que hoy es su sello
inconfundible: sus raptos de ira y furia descontrolada, ataques
que serían el motivo del apodo que lo acompañaría en sus años
en el Copello.
—Es que era bravo, eh—, dice uno de sus compañeros del
colegio, que ahora ya peina canas—. Varios lo gastaban,
pero hasta ahí. Si te pasabas de vivo se plantaba Javier,
se iba a las manos. “El loco” era bravo.
5
“Hay que cortarle la cabeza”
***
Alejandro Fantino se acercó por atrás a Javier Milei y le puso las
manos sobre los hombros. No se podría decir que lo estaba
agarrando de sorpresa. Para el 2019 jugaban de memoria.
***
Milei todavía no hablaba de “la casta”. Ese concepto central hoy
en su plataforma, y que ahora usan miles de jóvenes, llegaría
recién a principios del 2021, cuando se lo sugiriera su estratega
de campaña, Mario Russo. En sus primeras pasos en la televisión
cargaba contra “la corporación política” y contra los males que
decía que traía.
Sin embargo, fue una prédica que en ese momento no prendió
demasiado. A pesar de que en su estreno en Animales Sueltos se
presentó con la misma fórmula de cruces y gritos que luego lo
llevaría a liderar el rating —se peleó fuerte con Bermúdez por la
supuesta ineficacia del Estado y lanzó insultos hasta para Keynes
— en el programa no lo volvieron a llamar en todo lo que quedaba
del 2016. Recién un año después, el 5 de julio, volvería a pisar el
estudio. Esa sería apenas una de las dos apariciones que tendría
en esa temporada del show.
Pero en el final del 2017, luego de una formidable victoria del
macrismo en las elecciones legislativas, algo cambió en la
relación de Milei con los medios. En los últimos tres meses de
aquel año tuvo más invitaciones a la televisión que las que había
tenido en su vida: el 30 de octubre estuvo con Pamela David en
América, al día siguiente volvió al mismo canal para ser
entrevistado en Polémica en el Bar —show al que regresaría el
22 de noviembre, el 12 y 28 de diciembre—, pasaría dos veces
por Buenos Días América de Antonio Laje —el 18 y 21 de
diciembre— y cerraría el año en el ciclo de Gerardo Young en
A24. A pesar de que estaba claro que su lugar en el mundo era
América, apareció en ese lapso en los ciclos de Santiago Cúneo y
de “Chiche” Gelblung en Crónica TV, y el 13 de diciembre pisaría
por primera vez el Grupo Clarín. En el histórico programa A Dos
Voces lo presentaron como “el punk de la economía”.
Para este momento, Milei ya había definido quién era su
máximo enemigo en la vida. No era Keynes, la corporación
política, la casta, los impuestos, el peronismo, Cristina Kirchner ni
el Estado. Era el jefe de Gabinete de Mauricio Macri.
***
***
Todo este raid mediático tuvo sus consecuencias. El auge del
“peluca”, como ya lo empezaban a llamar con cariño sus
seguidores, estaba iniciando su meteórico ascenso. En poco
tiempo su cara iba a estar en los celulares de jóvenes de todo el
país, que empezarían a copiar sus modos, sus palabras, su
discurso contra los políticos y a hablar de “la libertad”. De hecho,
el 1 de diciembre del 2017 nació la primer cuenta fan en Youtube,
que llevaba un nombre premonitorio: “Milei Presidente”, usuario
que creó un joven que en aquel momento ni siquiera conocía al
protagonista pero que hoy literalmente vive de lo que le paga ese
sitio de videos por los millones de reproducciones que tiene su
canal (de 630 mil seguidores, casi el triple que la cuenta oficial de
Cristina Kirchner).
Para el 2018 el libertario ya era un fenómeno en toda regla y
hasta se había animado a hacer funciones en el teatro, donde
mezclaba humor con economía. La consultora Ejes midió la
presencia en la televisión de los economistas en aquel año, y la
ventaja de Milei era asombrosa: estaba primero con 235
entrevistas y 193.547 segundos al aire, casi cincuenta mil
segundos arriba del que iba segundo. Por esa época apareció por
primera vez en la histórica encuesta de la revista Noticias sobre
“los 100 argentinos más influyentes”. Estaba en el puesto 43,
mejor posicionado que, por ejemplo, la entonces vicepresidenta
Gabriela Michetti. El 12 de julio llegaría por primera vez a la tapa
de ese medio, el mismo que años después revelaría su rostro
oculto y con el que el libertario pasaría del amor al odio más
profundo. “Efecto Milei y la Argentina freak: son extravagantes y
fascinan a un país que también vive al borde. Rozan la patología
psicológica, pero tienen éxito y poder”, era el título, que estaba
acompañado por una imagen del fotógrafo Juan Ferrari. Milei
aparecía sosteniendo un caño gigante, en posición de ataque, y
gritándole a la cámara.
***
Milei es un fenómeno político porque antes fue un fenómeno
mediático y de las redes. Es imposible separar uno de otro,
entender a uno sin entender al otro. El público al que conquistó
con sus modos y con su personalidad es el mismo que después
se transformó en su votante. Las encuestas que hace La Libertad
Avanza, de hecho, indican que el atributo que más le valoran sus
electores es que “dice lo que piensa”, aspecto que mostró primero
en la televisión.
La versión oficial, la que tanto a Milei como Fantino les gusta
repetir, es que el romance del libertario con el rating arrancó en
su programa, en América, y de pura casualidad. El conductor un
día se cruzó con el economista Guillermo Nielsen, cercano al
libertario, y este le sugirió llevarlo a su programa.
Pero también hay otra historia. Es una que está oculta, y que
involucra a uno de los hombres más poderosos del país, al que
un día el macrismo le quiso arrebatar uno de sus grandes
negocios. Y que desde entonces les declaró la guerra.
6
“Dale una mano a Javier”
***
Esa tensa reunión fue más que una amenaza: fue un adelanto
perfecto de lo que le esperaba a Eurnekian durante el mandato
de Macri. Su gobierno eligió al gigante del Norte de socio político
y comercial, mientras que le dio la espalda a Rusia y a China, los
países que tanto Franco como su amigo veían como el futuro de
sus emprendimientos. Y para el armenio, Mauricio tenía
guardadas algunas sorpresas más. Le quería demostrar que no
era ningún “boludito”.
Ya desde el cónclave en Aeropuertos Argentina 2000 (la
compañía de Eurnekian que opera 35 terminales aéreas en todo
el país) había un elefante en la habitación. Era el temor de que
***
Eurnekian vive para el trabajo, y es extremadamente metódico.
Tanto que, por ejemplo, no le gusta levantarse sin saber dónde
está. El hombre tiene tres casas —una en la zona norte del Gran
Buenos Aires, otra en Estados Unidos y la última en Armenia—,
que por adentro son exactamente iguales, indistinguibles a nivel
arquitectónico, con las mismas piezas y las mismas habitaciones.
Cada vez que abre los ojos en alguna de ellas el megaempresario
sabe que está en su hogar.
Esa disciplina para su vida profesional se traslada a su
personalidad. Cuando está trabajando es una máquina, un robot
que puede pensar soluciones e ideas para los problemas de una
sequía en Armenia, de un aeropuerto en Italia, de una inversión
en la frontera argentina o programar la visita pendiente que tiene
al Vaticano. Todo en simultáneo. Es un todoterreno que se mueve
a escala global. En una época su oficina se comunicaba con una
antesala que tenía ocho puertas: la leyenda dice que en cada una
de las habitaciones sucedía una reunión distinta, y que él se iba
moviendo de una a otra como un maestro ajedrecista que juega a
la vez partidas paralelas.
Cuando está en ese trajín, abocado por completo a la tarea,
es prácticamente imposible sacarlo de eje, lograr que su cabeza
se relaje y piense en temas más banales. Hacerlo perder la
concentración es una tarea titánica para cualquiera. Salvo para
Javier Milei: él lo hacía descostillar de la risa. “Es que es un loco
este, es un loco”, decía Eurnekian, atragantado por las
carcajadas, cuando el economista le hacía alguna broma. Su jefe
no lo sabía, pero estaba repitiendo el apodo que le habían puesto
en el Copello.
Milei comenzó a trabajar para Eurnekian en 2008. Llegó a ser
economista en jefe de Aeropuertos 2000, calculando los riesgos
que tenían las grandes inversiones que hacía el armenio en el
país. Aunque para el último tramo de su estadía en esa empresa
sería respetado por sus compañeros y por su jefe —aunque no se
llevó de ahí ningún amigo—, la relación del libertario con la
compañía tuvo altibajos. Hasta 2016, de hecho, el libertario no se
presentaba en público como parte del staff, sino como miembro
de la Fundación Acordar de Daniel Scioli. Una curiosidad: a esa
institución la comandaba Guillermo Francos, histórico hombre de
Eurnekian (desde el año 2000 trabaja para él), al punto tal de que
cuando Francos se convirtió en director del Banco Provincia
durante toda la segunda gestión de Scioli lo llamaban, puertas
para adentro del gobierno bonaerense, el “infiltrado del armenio”.
Quizás Milei tuviera otra razón para no presentarse como
parte del grupo de Eurnekian. Uno de los pocos amigos de Milei
aquella época asegura que, hasta que el empresario no entró en
guerra con el macrismo, el libertario no era tenido seriamente en
cuenta en la compañía. Y que durante años le tuvieron congelado
el sueldo nominal, como invitándolo a retirarse. Sin embargo, a la
par del conflicto por la concesión de los aeropuertos, algo cambió
en la relación entre el armenio y el león, que llegaría a ser el
bromista preferido del jefe. Esta nueva afinidad llegaría al punto
tal de que Milei renunciaría a su trabajo recién el 9 de diciembre
del 2021, horas antes de asumir como diputado de la Nación.
Además de Fantino, de su innegable histrionismo y de su look
rockero, Eurnekian tuvo muchísimo que ver en su éxito mediático.
Fue su sponsor.
***
Entre los tantos negocios de Eurnekian, los medios siempre
ocuparon un lugar de importancia. Fue dueño de Cablevisión,
Fibertel, del diario el Cronista Comercial, de la Radio Aspen,
Metro y Del Plata, del canal Magic Kids, y del canal Á, entre otros,
emprendimientos que compró barato y vendió caro. Además de
ser buen comerciante, el armenio tiene olfato para lo que la
sociedad espera de un medio en determinado momento histórico.
Entiende el juego, conoce a todos los actores y tiene audacia y
creatividad.
Quizá sea por eso que nunca se desprendió de América. Lo
compró en 1990 y, aunque fue vendiendo la mayoría de las
acciones, sigue controlando el 17,5%. No solo eso: tiene el
derecho a poner dos personas en su directorio y, sobre todo,
tiene el poder que le da la cláusula 3.2 del acuerdo de
accionistas. Ese inciso le da la potestad a incidir sobre los
programas periodísticos que se emiten en el canal cuya mayoría
la tienen los empresarios Daniel Vila, José Luis Manzano y
Claudio Belocopitt. Es la misma emisora que vería crecer a su
empleado.
Es verdad que esto en sí no encierra absolutamente nada
extraño. Que Milei se haya hecho famoso en el canal del que
Eurnekian controla una parte importante no es una prueba
suficiente. El empresario tiene alrededor de 10 mil empleados en
el mundo, y en el canal América pasan cientos de invitados por
día. No hay por qué suponer que una cosa tenga que ver con la
otra.
Salvo por el relato que hace un hombre que trabajó durante un
largo tiempo en la Corporación América y que ahora, café en
mano en el Alto Palermo, revela el backstage del arribo de Milei a
los medios. Es un consultor en comunicación, experto en el lobby
y en el roce con periodistas, empresarios y políticos. Con
Eurnekian compartió mesa en decenas de ocasiones. Tiene una
agenda nutrida, trabajó para las grandes figuras del círculo rojo, y
conoce el paño.
Cuenta que, ya alejado del grupo del armenio, recibió un
llamado de parte de su gente en el último tramo de 2017. Tiene el
recuerdo bien presente, porque le sorprendió la cantidad de plata
que le ofrecieron, no solo para él sino para la tarea.
***
Para Marcos Peña todo esto es historia antigua, un pasado del
que no se arrepiente pero que quiere dejar atrás, como quien da
vuelta la página luego de salir de una relación compleja. Aunque
pueda sonar sorprendente, la realidad lo ayuda: cuando sale a
correr por los bosques de Palermo, varias veces a la semana, o
cuando se sienta en los café de moda de Avenida Libertador,
nadie lo reconoce. Nadie se le acerca, ni para saludarlo o
criticarlo, lo que no deja de ser llamativo. Hasta finales de 2019
era él, para una gran parte de la población e incluso para su
propia coalición, el culpable de los males del país y de, sobre
todo, la derrota electoral.
Es verdad que está cambiado. Más flaco, de buen humor y
con movimientos ágiles, parece como si hubiera rejuvenecido.
Quizás simplemente se sacó una tonelada de peso de la espalda
y se reencontró con el Peña previo al 2003, cuando se convirtió
en legislador porteño y comenzó su meteórica carrera política. De
cualquier manera, está claro que hoy es mucho más feliz que
cuando era el jefe de Gabinete que concentró más poder en toda
la historia argentina. Hasta se animó, en uno de los viajes por el
mundo que ahora volvió a emprender con bastante regularidad, a
tatuarse el gemelo. Es una rosa de los vientos, un símbolo típico
de los mochileros de todo el globo, que se sumó a las letras
chinas que tiene dibujadas en el antebrazo derecho y que
significan “armonía”.
Ahora está totalmente alejado de la política local. Tuvo un
pequeño paso en el último tramo de la campaña porteña de María
Eugenia Vidal en el 2021, que solo confirmó sus sospechas de
que esa arena ya no era para él. Ahora asesora a figuras de
distintos oficios —desde empresarios a deportistas—, explora la
posibilidad de abrir un novedoso emprendimiento turístico y hasta
lanzó su propio podcast de entrevistas en Spotify. Su cabeza, sin
embargo, no se oxidó ni un poco, y sigue moviéndose a
velocidades supersónicas.
De hecho, no tiene que pensar demasiado. Cuando le
nombran a Milei su mente vuelve rápido a la época en la que el
libertario hizo su volcánica irrupción en los medios, y a la
campaña que hizo para ubicarlo a él como el gran enemigo de la
salud del país.
Lo tiene muy presente. A pesar de que Milei surgió como
figura en la misma época en la que el Gobierno que
coprotagonizaba empezaba a enfrentar las consecuencias de la
crisis económica, hubo una parte de la atención de Peña que
siguió al liberal. Es que a él también le sorprendían la constante
andanada de críticas y ataques virulentos que le hacía en cada
entrevista. De hecho, Milei y sus dardos envenenados lograron
algo que casi nadie: un día lo sacaron de eje a él, el hombre robot
que soportaba los dardos de gran parte de su partido sin siquiera
inmutarse. “En economía hay plateístas que se especializan en
soluciones mágicas”, tuiteó Peña el 4 de marzo del 2018,
acompañado de una nota en la que se criticaba a los “liberalotes”
que difundían sus recetas por los medios. Fue un error producto
de una calentura, pero además fue un mal cálculo político. Situó a
Milei —entonces apenas una incipiente figura mediática— a la par
que el entonces todopoderoso jefe de Gabinete, pifie que el
libertario aprovechó para contestar desde cada micrófono que se
le puso en frente y que le sumó musculatura a su histriónico
personaje.
Por supuesto, la historia de que Eurnekian empujó a Milei
contra el jefe de Gabinete como una manera de devolverle al
Gobierno las gentilezas por el conflicto en los aeropuertos llegó
hasta los oídos de Peña. No podía ser de otra manera.
***
¿Cuál fue, entonces, el verdadero responsable del desembarco
mediático de Milei? ¿Fue Fantino, fue la crisis económica y
política del macrismo, fue el rechazo que producía Peña, fueron
los gritos e insultos, fue su pelo largo y su look rockero? ¿Fue la
sociedad que quería escuchar a alguien que criticara a todo lo
que pareciera progresista y que atacara al Estado y al tamaño de
los impuestos? ¿O fue un peón dentro del ajedrez bélico de
Eurnekian contra aquel Gobierno, una necesidad del armenio que
precisaba engrosar su ejército y dar la batalla también desde la
televisión?
Quizá fueron todas esas razones, que se complementaron
entre sí gracias al momento histórico, a la viveza del libertario y a
la necesidad de rating de la televisión. Pero también está la otra
historia, la del megaempresario que dio el visto bueno para que el
economista que lo hacía reír tuviera minutos en su canal y en
otros medios amigos. Eduardo Eurnekian es una de las piezas
importantes en el surgimiento y consolidación de la figura de
Javier Milei, por el empuje que le dio y que le seguiría dando.
Y sospecho que hay piezas de este rompecabezas que
todavía quedan por descubrir, como por ejemplo por qué el
Wilobank, el banco digital de Eurnekian, compraba regularmente
—y de a varias decenas— entradas para las obras de teatro de
Milei. Y por qué, hasta hoy, el diputado de la Nación sigue
teniendo el mismo teléfono y el mismo número que le dio la
Corporación América.
Tiene algún sentido que el libertario nunca promocionara esta
realidad. Es más cómoda su tesis, la de que triunfó en la
televisión gracias a la suerte y al empuje de Fantino y de sus
fans: si los enemigos de Milei no son sus verdaderos enemigos
sino los de su jefe, ¿qué hay de cierto en todo lo que dice el
economista?
El empuje que Eurnekian fue importante para su desembarco
mediático. Y también sería esa misma mano, la que le daba de
comer, la que lo ayudaría a entrar en la arena política.
***
José Luis Espert quedó atónito. No terminaba de entender si
Eurnekian le estaba queriendo hacer una broma o si lo estaba
poniendo a prueba. Sabía que alguien relacionado a los medios
como el empresario no podía no estar al tanto. Todos los que
transitaban este mundo conocían la profunda tirria, casi rayando
la enemistad, una mezcla de pelea de egos con discrepancias
políticas y personales profundas, que lo unían con el otro
economista del momento. Por eso no terminaba de entender el
juego del hombre al que estaba yendo a visitar para anunciarle
que tenía intenciones, el año entrante, de competir por la
Presidencia.
***
Como cualquier cambio importante en la vida de una persona, es
difícil hallar una explicación única. Milei, de hecho, tiene dos.
La primera es hija de un análisis suyo. Dice que en algún
tramo de ese 2020, mientras seguía los canales y los medios,
comprendió que había una “censura” ocurriendo contra los
liberales como él, y que su posibilidad de dar la “batalla cultural”
contra el “socialismo” y contra la “corporación política” estaba
encontrando un límite por esta vil campaña. Era un argumento
extraño. Milei, una figura que surgió al calor del rating y de los
clics, era la prueba viviente de que ese veto no existía. De hecho,
este razonamiento él lo contaba desde los estudios de televisión.
La otra razón oficial sobre por qué dio el salto nació de una
cena con el secretario general del sindicato de Farmacéuticos y
Bioquímicos, Marcelo Peretta, un hombre alineado con Patricia
Bullrich y que luego sería el nexo entre ambos dirigentes. A él lo
conocía de los sets y tenía una particularidad: su esposa, a la que
tiene tatuada en el brazo izquierdo, tenía buen trato con Karina.
Más de una vez le había comprado las tortas de cumpleaños que
ella hacía (Sol Sweet, se llamaba su pastelería) y que eran una
de sus fuentes de ingresos hasta el redituable salto de su
hermano.
La comida entre los cuatro sucedió a mitad del 2020, en lo que
fue una violación a las restricciones que imponía la cuarentena.
Peretta, de hecho, tuvo que charlar un largo rato con el
encargado de seguridad del coqueto edificio en el que vive, para
que dejara pasar a los invitados sin hacer una denuncia ni llamar
la atención. Eran días en los que el miedo ante el virus estaba en
un pico máximo. El sindicalista logró convencer al trabajador,
mientras que sabía que para los otros comensales el factor
sanitario no sería un problema. Milei estaba entre los que
minimizaban el impacto del Covid-19, y de hecho se negó a
vacunarse hasta el final del 2021, cuando finalmente terminaría
cediendo solo para poder “viajar y facturar” por las charlas que
daba en el exterior.
La cena transcurrió de la misma forma en que suelen suceder
todos los encuentros privados con el libertario. Más allá de los
formalismos y los protocolos, con él nunca hay un diálogo real ni
una conversación de ida y vuelta, sino que suelen ser monólogos
y exposiciones ante la audiencia de turno. Los tópicos suelen
girar, casi con exclusividad, entre su amor por los perros y por el
fallecido Conan —aunque se cuida en no aclarar la verdad—, por
la economía y la historia del liberalismo, y ahora también por la
política y sus vericuetos. Aunque los años pasaron, sigue siendo
“el loco” del Copello, el niño que no es capaz de establecer un
vínculo con los que lo rodean más allá de los momentos en los
que aparece como el centro de la escena.
A Peretta y su esposa les tocó la charla económica. Milei
descubrió que el sindicalista tenía un proyector en la pared frente
a la mesa, que se conectaba a los celulares. Se pasó la comida
poniendo videos de clases y discursos de liberales de todos los
tiempos. Pero para la hora de los postres apareció el hijo
pequeño de Peretta, fan de Milei. Traía un regalo: todas las
boletas de las elecciones 2019, que puso entre los platos. Era
una puesta en escena, que incluía el remate del sindicalista.
***
Aunque con algunos detalles de más, estas son las dos historias
que da el libertario cuando le preguntan sobre su trascendental
decisión. Pero hay aristas desconocidas sin las que no se puede
entender la jugada que terminaría poniendo en jaque el empate
hegemónico entre el kirchnerismo y el macrismo y que haría que
miles de personas por todo el país descubrieran a un nuevo líder.
Quizás la respuesta esté en la anatomía de ese instante, en
desarmar los segundos en los que Milei dijo que sí, que iba a
meterse en política por primera vez. Es que esa llamativa
decisión es mucho menos sorprendente que el contexto.
Es que el odio a los políticos, el motor de su arquitectura
discursiva, estuvo precedido en su biografía por otro, mucho más
elemental, más terrorífico, más inexplicable y, sobre todo, más
doloroso: la terrible relación que tuvo desde niño con sus dos
padres, que con los años decantó en años de silencio entre ellos.
Si hay algo cierto sobre el libertario, mucho más que su pasión
por el fundador de esa ideología, Murray Rothbard, o sus sueños
sobre quemar el Banco Central y luego a todo el Estado, es que
Norberto y Alicia habían hecho un infierno con su vida. Es esa y
no otra su verdadera marca identitaria.
Por eso lo que rodeaba a la llamada con Espert era más
llamativo que el hecho en sí. Y ese alrededor no era otro que la
casa de sus padres, a quienes durante casi toda su vida Milei no
llamó por sus nombres, ni “papá” ni “mamá”, sino “progenitores”.
Es decir, que el libertario, cuya bandera es el odio y la rabia
contra “la casta”, confirmó su entrada a la política desde el hogar
de las dos personas con las que más enojado estuvo a lo largo de
su vida. Era la ira al cuadrado.
***
Había dejado su hogar en el Abasto cuando comenzó la
pandemia. Desde entonces y hasta poco antes de jurar como
diputado, Milei vivió en el departamento que tienen sus padres en
una lujosa torre de Vicente López, con vista al río. También se
solía sumar Karina, que vive en el mismo complejo pero en otro
edificio.
Era un regreso a la vida familiar bastante atípico. Primero por
el hecho de que él tenía 50 y ella 48, una edad en donde no se
suele ver a los vástagos regresar al nido, y segundo porque Milei
se había pasado la vida entera hablando pestes de ellos. Incluso
lo hizo ya en su etapa como figura mediática, lo que le había
generado a Norberto muchas conversaciones incómodas.
La bronca del libertario estaba más que justificada. A las
golpizas rutinarias de la juventud, y a la ausencia de “Beto”, como
llaman a su papá, en el hogar, se le sumó en los años siguientes
una nueva forma de tortura psicológica. Cuando Milei dejó el arco
de Chacarita para dedicarse de lleno al estudio de la economía,
Norberto le pagó la carrera y todos sus gastos personales, pero
era un apoyo bastante retorcido: su padre le hacía sentir la
dependencia que tenía de él y de su bolsillo, ya agrandado
porque había pasado de chofer a dueño de líneas de colectivos, a
cada paso del camino. “Siempre fue despectivo para mí y para mi
carrera, siempre me dijo que era una basura, que me iba a morir
de hambre, que iba a ser toda la vida un inútil, un incompetente, y
me exponía a situaciones muy complicadas en la época de los
exámenes para que me fuera mal”, contó el propio Milei. El último
año, quizás para evitar que pudiera al fin recibirse, el padre dejó
de pagarle la carrera. El futuro diputado, de manera curiosa, logró
hacer frente al tramo final de sus estudios gracias a lo que
cobraba de una pasantía en el Banco Central. “Es parte de la
lógica perversa de él. Vos entrás porque dice que te va a
respaldar y cuando estás en el medio del proceso, te lo quita.
Entonces, si fracasás te dice que sos un inútil y esas cosas”.
En sus primeros años como profesional la situación no mejoró.
Cuando su hijo cumplió treinta años, en el 2000, Norberto le
regaló el departamento del Abasto en el que vivió hasta la
cuarentena. Era un lugar cómodo, de 100 metros cuadrados, en
las Torres de la calle Gallo, una zona no demasiado elegante del
Abasto. Pero Norberto, un hombre complicado, no se lo regaló
pensando en hacer un favor, sino en todo lo contrario. La idea era
hacerle sentir la presión, la dependencia que tenía de la billetera
paterna, ajustar un poco más el nudo de los tormentos. “¿Ves que
sos un inútil? Ni comprarte un lugar para vivir podés hacer vos”, le
decía el padre al hijo. Fue una lógica que se trasladó al auto que
le dio años después, un Peugot RCZ gris que todavía sigue sin
poder manejar bien. “¿Ves que no servís para nada? Hasta el
auto te tengo que dar”.
Padre e hijo tenían cada tanto agarradas y pasaban meses sin
hablar, distancia que empezó a crecer cuando el propio libertario
empezó a sospechar que la fortuna que estaba empezando a
amasar su padre era más bien irregular. También temió otra cosa.
En un momento le desapareció bastante plata que tenía ahorrada
para comprarse una casa, y siempre pensó que se la había
robado su “progenitor”.
—No quiero tener más nada que ver con él. Anda con
gente turbia—, le dijo un día a uno de sus amigos de
aquella época, cuando todavía estaba muy lejos de
lanzarse a la política y quería despegarse de él, no por un
cálculo sino por una cuestión “ética y moral”.
***
El economista dice que se metió a la política para “seguir dando”
la batalla cultural, y para defender ideas que no estaban
presentes en la oferta electoral. Es cierto, pero, como sucede
seguido en el planeta del libertario, esa es solo una parte de la
verdad.
Por un lado había una especie de revancha personal, si es
que se puede poner en esos términos. Decidir meterse en política
para liderar una boleta en la Capital Federal desde la casa del
hombre que durante toda su vida le había asegurado una y otra
vez que era un “inútil”, que no servía para nada, tenía un
mensaje. Como había hecho antes Mauricio con Franco Macri,
Milei fue a buscar en la política la validación ante los ojos
paternos que nunca había encontrado en los otros ámbitos en los
que se desempeñó. Quería demostrarle, igual que el calabrés al
hombre que lo volvió loco durante años, que no era un
incompetente que dependía de él para poder sobrevivir o para
prosperar en la vida. Que tenía algo, una marca, para dejar en
este mundo. Quizá también quería probárselo a sí mismo, y a
todos los que lo rodeaban.
Fue, a todas luces, una apuesta que funcionó. No solo por las
miles de personas que lo votaron sino, y sobre todo, por lo que
cambiaría la relación con sus padres. De pegarle, humillarlo y
destratarlo a sentarse en primera fila en sus actos y
presentaciones y a hablar maravillas de su hijo ante amigos y
conocidos. Incluso llegaron a sugerir ideas y acercar nombres
para el espacio. Milei, desde el cuarto de Norberto, dijo que sí
para lograr, de una vez y para siempre, el tan ansiado respeto
paterno.
Pero hay más razones atrás de la decisión del libertario. Una
es mucho más material que la batalla cultural y los fantasmas de
la infancia. Es el dinero. A mediados del 2020 Milei le contó a
varios de sus conocidos que empezaba a estar ajustado de
ingresos, como una gran parte de la población argentina en plena
pandemia.
El economista tenía una importante deuda con la AFIP que
arrastraba desde hacía años y que se le estaba empezando a
hacer difícil de pagar. Tenía que mantener a los cinco clones de
Conan, perros gigantescos que no son baratos de alimentar, y a
los que, en plena pandemia, había mandado a una guardería
animal que había que abonar. También estaba el acecho de los
juicios por sus exabruptos, peligro que le sacó el sueño varias
noches. La modelo Sol Pérez llevó la pelea mediática a
Tribunales, que terminó en una mediación, y la periodista Clara
Salguero estuvo a punto de hacerlo.
En esta época, además, empezó a tener algunos
cortocircuitos con Aeropuertos Argentina 2000. Es que la fumata
blanca entre Eurnekian y el gobierno macrista había sucedido
luego de que el armenio apartara a Rafael Bielsa de la
conducción de esa empresa. En su lugar puso a Martín, su
sobrino. El entorno de Milei cuenta que el joven, que venía de
vivir afuera de Argentina, no tenía la misma paciencia para con el
economista que tenía su tío, y que fue uno de los promotores de
que al libertario le congelaran el sueldo. A Milei no le sobraba el
dinero, y hasta tuvo que vender una moto que se había comprado
para trasladarse rápido de un estudio de televisión a otro.
Sin embargo, a toda esta película le falta un capítulo
elemental. Es que fue en esta época, viviendo con sus padres,
encerrado por la cuarentena y sin la contención de su histórico
psicólogo, al que dejó de visitar por la pandemia, que la
inestabilidad emocional de Milei llegó a su punto máximo.
En el transcurso del 2020, Dios, la filósofa liberal y el
mismísimo Rothbard se iban a comunicar con él para alentarlo a
dar el salto. O, como empezaba a llamarlo él, para que acepte “la
misión”.
8
“La misión” II
***
—Tuve varias etapas donde la comunicación con animales
fue saliendo a la luz. Cuando era adolescente había una
serie que se llamaba Daktari, que se trataba de un
guardaparques en África que se comunicaba con animales.
También hubo una película, Dr Dolittle, que vi de chica. Yo
las miraba y decía “ah, esto es lo que quiero ser”. Eran
como flashes. Más grande empecé a sentir que tenía una
conexión diferente, distinta, con los animales. Empecé a
investigar, porque me llamaba mucho la atención esta
conexión. Esto me llevó a hacer chamanismo y todo tipo
de cosas holísticas. Me pareció que iba por aquel lado y no
el de la ciencia. Así llegué—, dice la licenciada Celia
Melamed, en una charla que se puede ver en Youtube.
—¿Cómo te diste cuenta de que podías comunicarte con
los animales?–, le preguntan del otro lado de un Zoom que
tiene problemas de conectividad.
—Lo sentía en el corazón. Es una sensibilidad que fui
adquiriendo.
—¿Logras comunicarte con perros, conejos, gatos, y
puede ser también con los pájaros? ¿Hay diferencias en la
comunicación con cada uno de ellos?
—Sí, se puede. Las diferencias pueden surgir de la forma
de ser de cada animal, pero no por su especie. Hay
animales que no quieren comunicarse… acá me parecería
bien explicar un poco cómo yo siento la comunicación. Los
animales no hablan, no existe la palabra, pero sí tienen un
lenguaje físico, un lenguaje gestual. Bueno, yo no me fijo
en el lenguaje gestual. Es más, cuando yo me comunico
con ellos lo hago con los ojos cerrados, para poder sentir
mejor lo que siento. ¿Qué es lo que siento? Siento como si
el animal me estuviera enviando… no sé, no tengo otra
manera de explicarlo, es como si fuera un paquete de
información, una energía. No tengo otra manera de
explicarlo. Yo me abro a esa información y entonces recibo
lo que siento. Por eso no hay diferencias si es un perro, un
gato, un caballo, o cualquier animal de la naturaleza. Se
siente. Los seres sintientes somos un campo de
información y cuando estamos conectados intercambiamos
este campo de información. No sé si te contesté la
pregunta.
—¿Cuál vendría a ser la diferencia entre lo que vos
denominás comunicación animal con lo que sería la
telepatía?
—Okey, okey. La palabra telepatía tiene un montón de
bagaje cultural de las películas de ciencia ficción, donde el
que hace telepatía en la película se comunica desde la
cabeza. Bueno, esta comunicación yo la llamo… es de
corazón a corazón. Lo que se siente cuando uno conecta
con cualquier ser sintiente es que la conexión se siente
amorosa. En la conexión de corazón a corazón no se
siente miedo, ni tampoco una confianza tonta, uno puede
sentir quién es el otro y actuar en consecuencia. Ahí
estamos todos hermanados en una sensación diferente.
Cuando uno comienza a abrir el corazón ahí se produce la
comunicación. Ahí está la regla de oro, que siempre se la
digo a las personas a las que les enseño esto: una vez que
logré abrir el corazón, lo primero que siento del animal es
lo que vale. Eso puede ser un sentimiento, una emoción,
una sensación física, una sensación cognitiva, una imagen,
puede ser cualquiera cosa. Mucha gente es muy mental, y
piensa que no puede ser, que no está sucediendo la
comunicación con el animal, piensa que no está pasando
nada, no siente nada. Pero por eso ahí entra mi regla de
oro: lo primero que siento es lo que vale.
***
Melamed fue la que terminó de introducir a Milei en el campo de
la telepatía animal. Con un poco de esfuerzo hasta se puede
imaginar la escena. La licenciada, con sus rulos grises y los ojos
cerrados, frente al avejentado Conan en el departamento del
Abasto. El hogar, antes de la llegada de los clones, mantenía
todavía su formato original. Desde el living sucedía la
“comunicación”. Ella se “conectaba” con el mastín inglés, y lo
“procesaba en palabras” para que su dueño —su padre, en sus
términos— pudiera hablar con el perro.
Fue un antes y un después en la vida del libertario. A partir de
entonces empezaría a “hablar” con Conan, y Karina, su hermana,
terminaría entrenándose con Melamed hasta desarrollar la misma
habilidad y ser otra más de sus “alumnas comunicadoras” de las
que hablaba en la entrevista. A Milei el asunto le fascinó, y
empezó a recomendárselo a amigos y a conocidos cuando estos
tenían algún tema con sus mascotas.
Hay algo que no deja de ser impresionante, y que revela
mucho de lo que sucede por la cabeza del economista. Es que a
los que les pasaba el contacto de la licenciada, y les decía que se
presentasen de parte suya —a algunos hasta les pagaba la
primera sesión, a modo de cortesía—, les dejaba también una
advertencia tajante. “Te prohíbo contarlo, van a decir que estamos
locos”, le ordenó a un famoso mediático con el que sigue en
contacto, luego de hablarle maravillas de la telepatía con
animales. Es curioso porque es esta la misma lógica por la que
nunca reveló en público las tres visitas de Cristo que dice haber
recibido. “Yo lo vi, pero sé que si lo cuento van a decir que estoy
loco”.
Es difícil entender a fondo cómo se lleva Milei con ese
adjetivo. Lo cierto es que lo acompañó a lo largo de toda su vida.
En forma del apodo que le pusieron los compañeros del Copello,
que no lo podían terminar de entender, en boca de su padre,
cuando se quejaba con sus amigos de los comportamientos de su
hijo, en boca de su jefe, cuando lo hacía reír con sus
excentricidades, y, finalmente, en sus propios labios, que
temblaban ante lo que la sociedad podía llegar a pensar si
descubría la verdad.
Quizás sea todo parte de un mismo proceso, el corazón del
temor más profundo de Milei: que, como le pasó en su hogar y en
la escuela, lo vuelvan a considerar un paria, un raro, una
presencia que estorba, alguien a quien no hay que tomar en
serio. Que al “loco”, que tuvo que curtirse en años de soledad y
falta de amor, lo vuelvan a dejar solo.
Si esto último es cierto es lo que explica el porqué del impacto
que tuvo la muerte de Conan. Si el perro y la hermana eran lo que
lo separaba a él de la soledad, de ese agujero negro contra el
que luchó la vida entera, es perfectamente lógico que hiciera todo
lo que estaba a su alcance para impedirlo. Aun si eso suponía
contratar a una médium que le hiciera de telepata. Aun si eso
suponía mandar al animal a ser clonado a Estados Unidos. Aun si
eso suponía mentir en cada charla, en cada entrevista, en cada
comentario en las redes sociales, en cada posteo que hacía la
cuenta que le creó en Twitter (@conan_milei).
Aún si eso suponía estirar la mentira desde entonces hasta
hoy.
***
El 19 de agosto de 2018 Milei llevó a los clones por primera y
última vez a la televisión. Le había prometido a la producción de
América ir también con Conan, algo que no sucedió por obvias
razones. Para ese momento el mastín ya era una especie de
estrella mediática, igual que su dueño. En junio, casi un año
después de su muerte, Milei había creado el usuario de Twitter
(“el primer libertario en cuatro patas”) que se hacía pasar por el
can. El perro causaba sensación en las redes.
En aquel momento el libertario había empezado a salir con la
cantante Daniela, la única pareja que se le conoce, un romance
que duró poco más de seis meses. La conductora del programa,
Pía Shaw, quiso saber si ya le había presentado a Conan. Milei
fue esquivo en la respuesta, dijo que todavía no era el momento,
y cambió rápido de tema, igual que en la entrevista con Trebucq
años después. Es esa una constante del libertario sobre este
asunto, una gambeta que a esta altura tiene bien practicada y que
le permitió esconder siempre la verdad.
Es que cada vez que le preguntan un dato puntual sobre
Conan, sobre su edad, sobre si lo puede llevar tal día a un
estudio de televisión, o sobre si se lo puede presentar, Milei
intenta ser lo menos preciso posible e intenta desviar la
conversación hacia otro lado. Si no lo logra, siempre tiene un
arsenal de excusas a mano. Laura di Marco, por ejemplo, fue la
única periodista en entrar a su nueva casa, en un country en
Benavidez. A ella, en una entrevista para La Nación, le dijo que la
ausencia del perro era porque se lo habían llevado a una
guardería. En esa nota, Di Marco escribió: “El hombre del
momento parece un niño atrapado en el cuerpo de un adulto. Un
adulto-niño emocionalmente inestable y caprichoso. El hombre
del momento vive solo, y muy pocos entran a su casa”.
Sin embargo, pensar que Milei miente acerca de la muerte de
Conan es ver solo una parte del asunto. La realidad es aún más
compleja. Es que el economista aceptó, después de un proceso
largo y tortuoso que lo tuvo sumido en una profunda depresión,
que la mascota había fallecido. Incluso hizo un viaje, muy sentido,
a una playa famosa de Buenos Aires, en la que tiró sus cenizas.
Fue en esta época donde el libertario empezó a explorar
nuevos rincones de su cerebro. Sea por el brujo, por Melamed y
la telepatía con animales, por el tiempo y la importancia cada vez
mayor que le dedicaba Karina al tema —que hoy habla con
animales vivos y muertos con la misma facilidad que su mentora
—, Milei se fue convenciendo de una realidad alternativa.
Es la que dice que Conan no murió, sino que esa fue su
desaparición física, y que “reencarnó” en uno de los clones.
***
Todo lo que tiene que ver con Milei y su misticismo sobrenatural
es un tema tabú para su entorno, una trama delicada de la que
algunos no quieren hablar por pudor, por miedo o por
conveniencia política. Pero, llamativamente, no es para nada un
secreto.
Para los que están en su espacio es un asunto no solo del
comentario de radiopasillo sino que es una parte importante de la
estrategia a largo plazo. Hay quienes realmente están
convencidos de que el equilibro emocional del libertario no puede
aguantar mucho más, y traducen eso en una incógnita electoral:
¿puede haber mileísismo sin Milei? La mayoría de las respuestas
son afirmativas. El grueso de los popes de La Libertad Avanza, al
tanto del fenómeno que sucede en el mundo entero, creen que a
Argentina llegó para quedarse esta corriente política llamada
“nueva derecha”, y que, con su actual líder o sin él, va a durar al
menos una o dos elecciones más. Por eso la gran pregunta es
otra. ¿Quién será ese próximo Milei? Algunos la formulan con
codicia política en sus ojos.
Para todos los que conocían al libertario de antes de la
política, y estaban al tanto de sus conversaciones místicas, las
dudas son mucho más terrenales. Son personas sin ningún cargo
público ni mucho menos, ciudadanos de a pie totalmente
desconocidos a los que Milei llamaba amigos hasta hace no
tanto. No son demasiados. Ellos son, mucho antes que Larreta,
Alberto Fernández o cualquiera de sus pares, los que más
tiemblan ante el crecimiento del libertario en las encuestas. “Si
gana, me tengo que ir del país. Me van a venir a buscar, están
todos locos”, dicen en este grupo, un miedo genuino y real por lo
que saben y lo que vieron, que llevó a que convencerlos de
hablar para este libro fuera un trabajo de largos meses.
Los que también están al tanto de esta realidad son todos los
que pisaron la coqueta casa de Benavidez a la que se mudó Milei
a fines del 2021, mucho más exclusiva que su departamento en el
Abasto. Ahí tiene cuatro mastines, divididos en dos grupos. A
cada uno le toca un ambiente de la casa de dos plantas,
habitaciones en las que los deja con el equipo de aire
acondicionado frío-calor prendido, según la época. En el patio
grande también el jardín está dividido para cada uno.
El tema es que la matemática no cierra. En esa casa siempre
hay cuatro perros y no cinco, como sumarían entre el Conan
clonado y los otros cuatro “nietos”. Más de una vez alguien le
preguntó al dueño por esta aritmética extraña, y se sorprendió
con la respuesta. “Pero si acá están los cinco, no entiendo de qué
hablas”, dice Milei. Es una frase que hace juego con una
anécdota famosa dentro de La Libertad Avanza. En un acto, de
los primeros que hicieron, el economista pidió que le reservasen
cinco sillas en la primera fila. Cuando nadie llegaba a ese lugar y
el evento estaba por arrancar, el candidato a diputado avisó que
era para “los chicos”, que “ya estaban” acomodados en los
asientos vacíos.
Es que el diputado cree que los perros lo acompañan adonde
va. Y no solo eso, sino que cada uno lo ayuda en una tarea
particular. El nuevo Conan es quien le da ideas sobre la
“estrategia general”, Robert es el que le hace “ver el futuro” y
aprender “de los errores”, Milton se encarga del “análisis político”
y Murray, de la economía. No son las únicas presencias que
percibe el libertario.
También mantiene diálogos con todos los economistas que
inspiraron los nombres de sus perros, y con la filósofa Ayn Rand.
Amigos de otra época, colegas profesores, y compañeros de ruta
en la política tanto en la campaña de Espert como en la actual
fueron testigos de cómo Milei “habla” con estos muertos. El
economista, incluso en el transcurso de una conversación con
una persona, puede quedarse callado o hasta pedir silencio, y
rematar el incómodo momento con un “sí, hablé recién con
Rothbard y me dijo que eso está bien”. Rand y Rotbhard fueron
quienes lo encomendaron meterse en la política, en algún
momento de ese 2020 tan especial.
Pero era Conan, siempre Conan, el que se lo iba a confirmar.
Él se convirtió en el “canal de luz” que, sentado al lado de Dios, le
permitió “recibir información del UNO”. Acá fue donde el perro
empujó los límites de lo posible y lo aventuró “a lo imposible y
más allá también”, como escribió en la Introducción de uno de sus
artículos económicos.
El detalle de la comunicación es poco claro, pero lo que es
seguro es que de ese ida y vuelta el economista sacó la idea de
“la misión”. Eso fue algo que empezó a comentarle a sus
allegados con cada vez mayor insistencia. Según creía, este
trabajo divino incluía a varios de ellos. “Vos sos parte de ‘la
misión’. El UNO me dijo que tenés que venir conmigo”, les decía
a los que quería sumar a su aventura política.
Esa “misión” no era otra cosa que el plan que Dios le había
encomendado. Que, como en un texto bíblico, tenía que luchar
contra las fuerzas “del Maligno”, como el socialismo. Y que para
eso tenía un desafío clave. Tenía que llegar a ser Presidente.
Dios y Conan así se lo demandaban.
9
Dios en el bolsillo
***
***
El importante lugar que le da Milei a lo religioso no es un
fenómeno único de Argentina: las nuevas derechas, en general,
tienen vasos comunicantes con este mundo.
En agosto de 2019, el expresidente estadounidense Donald
Trump aseguró que él era “el elegido” para enfrentarse a China
en cuestiones comerciales. Buena parte de los votantes
evangélicos blancos que apoyan al extravagante empresario
también lo creyeron. En Chile el político José Antonio Kast, que
rivalizó con Gabriel Boric en las últimas elecciones, es miembro
del Movimiento Apostólico de Schoenstatt y fue apoyado durante
su campaña por el partido político evangélico Unidos Por la Fe.
Fiel a su estilo ultraconservador y religioso, Kast ha disparado
contra el derecho al aborto y en contra de diversas
reivindicaciones de la comunidad LGBTIQ. Caso similar el del
expresidente brasileño Jair Bolsonaro, que mantiene posiciones
parecidas en los mismos temas y es apoyado por buena parte del
sector evangélico de Brasil. También va en esta línea Giorgia
Meloni, primer ministra de Italia: “Sí a la universalidad de la Cruz,
no a la violencia islamista, sí a nuestra civilización, y no a quienes
quieren destruirla”. Lo dijo en un acto de Vox, el partido
nacionalista español, liderado por el católico Santiago Abascal y
hombre de diálogo con Milei.
Pero el fenómeno incluso se ve en los youtubers e influencers
que han surgido dentro de este movimiento. Agustín Laje y
Nicolás Márquez, autores de libros como “El libro negro de la
nueva izquierda”, muy cercanos a Milei —fue del primero de
quien copió el discurso de la “batalla cultural”—, tienen también
un mensaje que apela fuertemente a defender la religión cristiana
como un “valor de Occidente”.
Este es un tema de debate entre los intelectuales, ya que hay
una suposición histórica de entender al liberalismo como una
ideología enfrentada al mundo religioso. Para Gabriel Zanotti,
profesor y filósofo, no es verdad que liberalismo y religión sean
elementos contrapuestos. De hecho, él pone de ejemplo el
surgimiento del liberalismo en Estados Unidos, país que suele
tomarse como una de las mecas de las ideas de la libertad. “La
declaración de Independencia de 1776 y la Constitución de 1787
son documentos que están embebidos en fuentes judeo-
cristianas, que afirman la ley natural y los derechos que le
corresponden a la persona frente al poder político. Eso no tiene
ninguna oposición con el catolicismo, el protestantismo o con el
judaísmo”, opina. El intelectual liberal, especialista en el estudio
de la religión, sostiene que hay una “confluencia” entre
conservadores religiosos y libertarios para combatir al
“neomarxismo”, sector al que la nueva derecha postula como
enfrentando a la religión.
Felipe Schwember, filósofo chileno que se ha dedicado al
estudio de este campo político, sostiene que parte del éxito de
Milei tiene que ver con su condición de líder mesiánico.
***
Milei tiene, sin embargo, una sorpresa más. En su caso, no está
bajo la manga sino en su bolsillo. A quien lo quiera escuchar el
diputado le cuenta que jamás sale de su casa sin ese pedazo de
papel en su pantalón. Es un recorte de una página en blanco que
tiene solo dos palabras. “El jefe”.
Así es como el libertario se refiere a su hermana y,
curiosamente, también a Dios. Dice que es por él que lleva esa
hoja encima. Para no olvidarse que está ahí. Vigilándolo.
Hablándole. Recordándole que tiene que cumplir una “misión”.
10
Rugió la bestia
***
La ruptura de Giacomini y Milei sucedió sobre el final del 2020.
Fue tan terrible y dolorosa para ambos que ninguno de los dos
dio jamás ninguna precisión sobre el tema. El primero, de hecho,
se negó en varias oportunidades a hablar para este libro.
Hay que entender que, si bien Giacomini no grita ni patalea,
es un libertario anarcocapitalista muy extremista. Vive para esa
causa, a la que le dedica tiempo y esfuerzo desde hace décadas.
Sueña con ver al Estado desaparecer y se desgañita en cada
charla intentado explicar por qué ese mundo sería el mejor de
todos los posibles.
Giacomini es, de hecho, bastante más radical que el líder de
La Libertad Avanza. Tanto que no pudo superar lo que en aquella
tarde pandémica le contó su socio. No se lo pudo perdonar.
En el mundo liberal cuentan que la pelea fue una sorpresa
total, y que terminó con una relación que hasta entonces no había
tenido saltos ni altibajos. Dicen que ese día, mientras pasaba la
cuarentena en lo de sus padres, Milei lo citó a Vicente López. Y
que, de entre todas las cosas que se pueden decir, dijo la única
que su amigo no podía dejar pasar. Le dijo algo que venía
planeando hace un tiempo, algo que había empezado a tramar
desde el cuarto paterno gracias a su conexión mística, pero que
hasta entonces no se había atrevido a confesárselo a quien era
su sombra.
Le habló de su decisión de aliarse con Espert. De su salto a la
política.
El economista calvo era alguien a quien ambos detestaban.
Alguien a quien habían pasado noches enteras insultando,
porque pensaban que prostituía a la causa liberal por su propio
beneficio material. Alguien a quien, como firmaron juntos en un
comunicado de marzo de 2019, habían decidido no apoyar en su
aventura presidencial porque tenía “ideas contrarias a la libertad”.
El final estaba cantado. De hecho, Giacomini lo había dicho en
aquel evento del Partido Libertario: aliarse con “conservadores”
—y para él Espert entraba en ese grupo— era la máxima afrenta
que se le puede hacer al libertarismo. Según su óptica, su amigo
estaba colaborando a “matar a las ideas de la libertad”, algo que
para Giacomini era casi como intentar matarlo a él. Era un ataque
directo a una causa que ama tanto que si lo hacen elegir entre
ella y una amistad, por más profunda que sea, no tiene que
pensarlo demasiado.
Los detalles de esa charla son desconocidos. Los que
hablaron con alguno de los dos por aquellos días dicen que fue
una pelea demoledora. A tal punto que “el dúo dinámico de la
economía” jamás volvió a dirigirse ni una palabra.
En aquella tarde del 2020, encerrado por la cuarentena, sin
las sesiones de terapia y cuando sus charlas con el “Uno” se
estaban empezando a profundizar, el libertario perdió al único
amigo real que alguna vez tuvo. Perdió a la única persona que lo
podía bajar a tierra.
Desde entonces Milei no sería igual.
***
Hay una anécdota que el economista contó una decena de veces,
no solo en confianza sino en algunas ocasiones, incluso en
eventos y sets de televisión. Es sobre el día en que rompió
relaciones con Espert.
Fue a mediados del 2021, poco antes de su formal debut
político. Para ese momento la relación Milei–Espert estaba
explotada.
Las primeras chispas habían aparecido en el verano, cuando
salieron a caminar juntos en la costa bonaerense, la provincia en
la que el economista calvo iba a competir. Aquello había sido toda
una proeza. No solo por la animadversión que ellos dos siempre
se tuvieron, sino porque el libertario detesta el calor y el sol y se
irritaba con esos paseos por la rambla que lo hacían transpirar.
Con el diario del lunes es hasta casi divertido repasar esos
meses donde mantuvieron la ficción de que eran mejores amigos
unidos en una causa común: uno iba a competir en Buenos Aires
y otro en la Capital Federal, una dupla que se presentaba en
conjunto ante la sociedad bajo la bandera de hacer crecer “las
ideas de la libertad”. “El profe”, lo llamaba Milei con un cariño
impostado, y el otro devolvía las falsas gentilezas destacando la
falta que hacía “gente como Javier” en la política.
Tiempo después apenas si se dirigían la palabra. La última
vez que hablaron fue en una reunión mano a mano. Según el
relato de Milei, cuando Espert llegó estaba agitado y traía una
valija: eran 300 mil dólares, a cambio de que aceptara bajar su
candidatura a diputado. De acuerdo a la versión del libertario, su
viejo aliado lo quería convencer de correrse de la contienda
porque había crecido demasiado en las encuestas, y le estaba
empezando a sacar votos a la lista del PRO en la Capital Federal.
“El profe” había hecho una alianza táctica con Larreta en el 2019,
y Milei veía la mano del “siniestro”, como llama al intendente
porteño, atrás de esa fortuna. Si esta versión fuera real, ¿habrá
pensando en ese instante, mirando a la valija abierta de par en
par, en Giacomini? ¿En lo que le dijo su mejor amigo sobre el
político con el que se había aliado?
***
29 de agosto del 2021. Mientras camina por San Juan y Boedo,
Javier Milei cuenta que el cálculo que hace para entender el
alcance del fenómeno es en metros.
El candidato a diputado es una sensación en el barrio que vio
nacer al club del Papa Francisco. Mozos, kioskeras, policías, y
decenas de transeúntes se paran para saludarlo, para pedirle una
selfie, para tocarlo. Las doscientas personas que se convocaron
mediante las redes para apoyar al economista —en su mayoría
jóvenes y en su mayoría hombres— están en la misma sintonía.
Y a todo lo que está pasando Milei, fiel a su formación, lo explica
en números.
***
¿Cómo hace alguien que nunca hizo política para hacer política?
¿Cómo hace un outsider para encabezar una lista en una
elección en Argentina?
Hay dos maneras. Una es evidente: armar un partido y
presentarse, como dijo alguna vez Cristina Kirchner. Es esta la
opción más lógica, la que asegura tener una plataforma propia
desde la cual competir. Es también la alternativa que puede
contener a un núcleo militante leal y predispuesto a caminar las
calles, pegar carteles, distribuir flyers, hablar con los vecinos y
fiscalizar cuando llega la hora de contar los votos, que a fin de
cuentas es lo que más importa.
Se podría decir que es la mejor elección para quien pretenda
ser un líder de masas, aunque tiene una desventaja: toma tiempo
y, sobre todo, mucho trabajo. Para que la Justicia electoral
reconozca a un partido como válido se exigen desde 581
afiliaciones en Tierra del Fuego a 4000 en provincias como
Buenos Aires, Capital Federal, Salta, Córdoba o Mendoza.
También se necesita contactos, abogados que conozcan del
paño, y la paciencia suficiente para afrontar un largo tramiterío,
que suele incluir el toma y daca típico de la política.
Se necesitan ganas. Eso era, precisamente, lo que no le
faltaba al Partido Libertario.
Este espacio nació a fines de 2018, cuando el gobierno
macrista empezaba a languidecer. Lo armaron jóvenes que
soñaban con un país con menos impuestos y menos Estado y
que se habían desilusionado con la promesa de Cambiemos de
poder cumplir estas consignas. Ellos seguían, además, la figura
televisiva de Milei, a quien solo conocían de la pantalla.
Pensaban que este, si lo lograban convencer, podía ocupar un
vacío que tenían: el armado estaba creciendo, pero no se veía en
el horizonte ninguna figura carismática que pudiera ser algún día
un candidato. Y tampoco sobraban los libertarios conocidos en
este país.
Desde el minuto cero pensaron en tentar a Milei para que en
el futuro los representara. La presidencia honorifica que le dio el
PL Capital —cada distrito cuenta con completa autonomía— fue
parte de ese proceso, seducirlo para que aceptara llevar su
bandera. Pero en 2019 —año en que el partido apareció también
en Córdoba y en Buenos Aires— el economista no quiso
competir. Todavía no había llegado su momento.
Para cuando el mediático decidiera dar el salto a la política el
partido también estaría presente en Santa Fe (con militantes
como Gastón), Tierra del Fuego y San Juan. Para 2022 el
Libertario tendría una “junta organizadora”, como llama la Justicia
electoral al paso previo a reconocer a un partido político formal,
en 18 provincias.
El PL es, al día de hoy, desconocido para el gran público. Es
chico comparado a otros como La Cámpora o la UCR: según los
últimos datos de la Cámara Nacional Electoral tiene 3868
afiliados en Córdoba y 2319 en San Juan, por citar algunas
provincias. Pero, a pesar de su tamaño, ocupa un lugar
importante en esta historia. Tiene un rol central para entender la
aventura de Milei.
Es que, a pesar de tener esta herramienta a mano, de tener a
disposición el espacio militante que ya lo había entronizado como
su líder, el economista hizo algo impensado. En cambio de ir con
ellos y de impulsar un partido propio, tomó el otro camino. Es el
que lleva derecho a los lugares más oscuros de la política
argentina.
Fue en esta curva inesperada donde lo que había de
novedoso dentro de La Libertad Avanza empezaría a crujir.
***
El promedio de los militantes del Partido Libertario son como el
santafesino Gastón: jóvenes, empleados en relación de
dependencia, salidos de familias que siempre la tuvieron que
pelear.
Mario Russo no encaja del todo en ese perfil. Él es un
profesional de la política, un consultor bahiense de 42 años que
viene desempeñándose en campañas electorales desde 2007.
Trabajó para distintos intendentes bonaerenses del kirchnerismo,
para diputados provinciales de Cambiemos, y también participó
de la aventura política del empresario Francisco de Narváez. En
2015 estuvo en el equipo de Marcos Peña y de Jaime Durán
Barba, el que lograría llevar a Macri a la Casa Rosada. El
ecuatoriano, a quien admira, es para Russo el modelo de
consultor a seguir.
En marzo de 2021 el bahiense tuvo una reunión con Milei.
Con un pizarrón y un marcador lo convenció de que tenía que ser
él y no otro su estratega. Ahí arrancó una relación que sería clave
para la profesionalización del libertario y de su espacio. Russo fue
quien comandó una campaña en la que nadie tenía experiencia
electoral, salvo por Marra, que en 2019 había competido por la
lista del peronista Roberto Lavagna, por Maslatón, que había sido
concejal porteño a fines de los 80, y por Marcos Urtubey, que
desde pequeño había mamado política en el hogar.
El consultor, entre otros aportes, fue quien introdujo el
concepto de “la casta”, que había sacado del Movimiento 5
Estrellas de Italia, quien comandó la creación de los sloganes
“ellos contra nosotros”—, de los spots, de la estrategia en las
redes, de los lugares para hacer las recorridas y los actos, y
quien se encargaba de armar encuestas e interpretarlas. Fue el
guía de Milei en sus primeros pasos en la política, el lazarillo que
lo ayudó en un mundo que desconocía por completo, el que lo
convenció de que había que apostar por el votante de entre 16 a
28 años. Fue, también, una especie de psicólogo suyo y del
espacio, que no entendía las formas y los tiempos de la política y
solía terminar enfrascado en insólitos debates y largas
discusiones.
Exagerando la comparación, se podría decir que Russo fue el
padre de toda La Libertad Avanza, el que desactivaba las peleas
domésticas y el que marcaba el rumbo a seguir. Entre todas las
piezas que conforman el rompecabezas que explican el éxito
electoral de Milei, el estratega es una elemental: sin su aporte el
recién nacido espacio hubiera chocado de frente ante el primer
contratiempo. Fue la columna vertebral sobre la que se montó el
libertario para lograr el 17% de los votos.
De hecho, fue tan importante para el economista que algunas
noches, cuentan en el espacio, en las que terminaban muy tarde
en algún canal de televisión, Milei invitaba a dormir a Russo a la
casa de sus padres en Vicente López, como si fuera el pijama
party entre compañeros que nunca tuvo de niño. O como si
quisiera llenar el hueco que la pelea con su mejor amigo le había
dejado.
Había algo que el consultor tuvo en claro desde la primera
reunión, e incluso desde antes. Algo que le repitió a Milei a lo
largo de toda la campaña. Era el camino a seguir.
—¿De qué vivo? Tengo una FM, una AM, una remisería y
un partido político—, suele explicar.
***
Con los sellos de goma hay un problema. Está inscripto en el
ADN de quienes lo controlan: si la oferta es suficiente pueden
traicionar, en el peor momento, a los candidatos con los que
tenían un pacto.
Es exactamente eso lo que le pasó a Espert en 2019. Alberto
Assef, titular de UNIR —un partido con personería nacional que
había arreglado darle la plataforma al economista— se unió al
PRO un día antes del cierre de listas. Miguel Ángel Pichetto,
entonces candidato a vicepresidente de Macri, le ofreció a Assef
un lugar en la lista de diputados, y el líder de ese sello de goma
no lo dudó ni un instante. Espert se hubiera quedado sin poder
competir en la elección, si no hubiera sido por, vueltas de la vida,
el “auxilio” que le prestó Bonacci y su partido cuando más lo
necesitaba.
Este ejemplo se ve que caló hondo entre los armadores de
LLA y en la psicología paranoide de Milei. Por eso es que en
2021, para evitar una jugarreta sucia sobre la hora, no confiaron
solo en Bonacci y en Unite para conformar su frente. También
sumaron al Movimiento de Jubilados y Juventud, un partido que
controla el abogado pichettista Rodrigo Balbuena y que viene
compitiendo en la Ciudad desde los 90 con nulo éxito electoral, y
al Movimiento de Integración y Desarrollo.
El caso del MID es interesante para analizar. Este histórico
espacio que fundó el exmandatario Arturo Frondizi en los sesenta
al día de hoy se desintegró hasta convertirse en un minúsculo
partido que tiene personería en 13 provincias. En 2019 apoyó a
nivel nacional a Cambiemos, y también a nivel distrital en Buenos
Aires, CABA, Formosa, Neuquén y La Pampa. Dos años después
el MID jugó con el PRO en Corrientes, Formosa, Jujuy, La
Pampa, Tierra del Fuego y Buenos Aires.
Pero en 2021 en Capital iba a convertirse en la tercera pata
del frente de Milei. A este partido lo manejan Edgardo Alifraco,
dirigente de Boca en la era macrista —donde era el nexo entre la
barrabrava y la dirigencia, e incluso llegó a ser procesado por la
Justicia por asociación ilícita con los barrabravas Rafael y
Fernando Di Zeo—, y el radical Oscar Zago.
Ellos son un dúo singular dentro del planeta del libertario. A
diferencia del grueso del espacio, que aprovecha cada
oportunidad que tiene para aparecer cerca del economista, a
ninguno de los dos le gusta mostrar el rostro. No se los suele ver
en casi ninguna recorrida, acto o evento. Son de perfil muy bajo,
al punto de que —jura uno de los grandes armadores del
economista— la negociación para que el MID le diera su apoyo a
Milei fue muy corta.
***
Así se fue conformando la primera lista de La Libertad Avanza, el
primer paso formal del camino que llevaría a Milei a competir por
la presidencia. No se privilegió el mérito, la trayectoria política, la
capacidad de juntar militantes o votos, el carisma o ningún otro de
los elementos por los cuales se suelen conformar las boletas en
la democracia. Se repartieron por arreglos electorales, acuerdos
que luego fueron pagados por un acceso a la redituable caja de la
Legislatura.
Quedan explorar, entonces, los perfiles de los otros dos que
tuvieron un lugar importante en la campaña de 2021: Ramiro
Marra y Victoria Villarruel.
Si Montenegro y Zago consiguieron su ticket para entrar en la
boleta como pago por el sello, ¿qué hizo Ramiro Marra para ser
el primer candidato a legislador?
Marra es un influencer de los negocios. Tiene casi 300 mil
seguidores en su canal de Youtube, que tiene una descripción
concisa: “Los que se suscriben aprenden a administrar y a ganar
dinero”. En Instagram lo siguen 400 mil personas y en Twitter casi
200 mil.
Esos conocimientos los aplica en Bull Market Group, una
financiera que dirige y que tiene dos pisos en el edificio Fortabat,
a dos cuadras del Luna Park, lugar que fue la sede de reuniones
de LLA durante esa campaña.
Marra tiene una formación peronista en su juventud, y en 2019
fue el primer candidato a senador por el espacio de Roberto
Lavagna. En las redes todavía se usa, como meme, una foto del
youtuber en una plaza, sentado en una mesa con una consigna
que decía “Lavagna es el mejor candidato a presidente, cambia
mi opinión”.
¿Cómo pasó, en dos años, de Lavagna a Milei? Y, sobre todo,
¿cómo consiguió el primer lugar en la lista? La versión oficial, la
que da él, es que conoció a Milei siendo su alumno en la
universidad: desde ahí quedó cautivado con sus gritos y sus
excentricidades, y cuando este se lanzó a la arena no dudó un
instante y lo fue a buscar hasta que lo convenció.
En el espacio, sin embargo, apuntan con el grabador apagado
a una historia que lo sitúa como el primer monje negro del
armado. Ahí se narran historias sobre la sociedad política que
conforma con Eugenio Casielles, legislador que entró en 2019 por
la lista de Lavagna —y que en esa campaña elogiaba no solo al
exministro sino también a Eduardo Duhalde— y que tiene
aceitadas relaciones con todas las tribus del círculo rojo.
Pero en off de lo que más se habla es de la plata que Marra y
su financiera manejan. De hecho, de todas las caras visibles de
esa primera campaña, solo él y Maslatón tenían un bolsillo
abultado. Los enemigos que tiene el youtuber en el espacio dicen
que es por esta razón que se explica su primer lugar en la lista de
legisladores.
Villarruel, en cambio, fue producto de la imaginación del
estratega Russo. Él, como contó en la nota con Maradeo,
buscaba una “novia de Recoleta” que pudiera matizar el costado
arrollador de Milei, que pudiera captar a un voto más
conservador, más oligárquico, el del elector que necesita de
alguien que le hable con calma pero con mordacidad, como si
estuvieran en un salón coqueto. Villarruel, que dice cosas como
“los senegaleses cortan calles, forman parte varios de ellos de
bandas asociadas al narcotráfico, no respetan la Policía, venden
mercadería ilegal” y “no niego que haya buenos inmigrantes”,
encajaba en ese perfil.
Era una jugada que tenía, además, un sentido electoral a
futuro: si en los grandes centros urbanos hay un público más
cercano al liberalismo de Milei, en el resto del país cotizan más y
se entienden mejor las ideas conservadoras.
Villarruel no fue la primera opción. Pero fue la que quedó.
Ella se había hecho famosa por su perfil de negacionista de
los crímenes de la dictadura cívico-militar, una especie de nueva
Cecilia Pando. La diputada, que preside la Asociación de
Víctimas del Terrorismo y publicó el libro “Los otros muertos:
víctimas civiles del terrorismo guerrillero de los ‘70”, entendió
mejor que sus predecesores el espíritu de los tiempos: ella dice
que los 30 mil desaparecidos son “mitología”, que “el 24 de marzo
solo se recuerda una parte de la historia” y que en “una guerra es
legal matar al enemigo”. Pero se cuida, al extremo, de hablar o de
justificar la dictadura. No la condena —habla de “gobierno de
facto” y no de “dictadura”— pero, con habilidad, evita defenderla.
***
Lo que sucedía con la cúpula del Partido Libertario no era un
caso aislado.
A un año de la asunción de Milei como diputado, La Libertad
Avanza había sufrido transformaciones profundas. No se
aceptaban discusiones y mucho menos planteos puritanos sobre
temas tan elementales para el libertarismo como el tamaño del
Estado.
Había llegado el momento de encarar la campaña de 2023.
Había llegado el momento de sacarse de encima a cualquiera
que tuviera una vara moral alta o que pudiera representar un
problema por tener voz propia. Las amenazas, que obligaron a
una de sus propias legisladoras a vivir con custodia policial,
estaban a la orden del día.
Este era el correlato de la irrupción en la LLA de un oxidado
operador noventoso, que había logrado conquistar la simpatía de
Karina, que se había hecho con el monopolio del armado a nivel
nacional y que había obligado a todo el resto de los actores a
adaptarse a su impronta y a sus mañas para sobrevivir.
Había llegado la hora de Carlos Kikuchi, el monje negro, la
cara más oscura de Javier Milei.
***
***
A Domingo Cavallo se lo suele dar como uno de los mentores de
Milei. La propia Cristina Kirchner lo dijo, cuando habló en un acto
en La Plata del libertario como el “discípulo de ojitos claros” del
ministro de la convertibilidad. En esa línea es que casi todos en
LLA insisten con la versión de que fue Cavallo quien envío a
Kikuchi al armado, como una especie de apoyo o bendición.
Pero Cavallo lo niega. Esa es una de las dos respuestas que
va a dar para este libro. El exministro rechazó la idea de una
entrevista en una decena de oportunidades. Pero la única vez
que contesta es cuando le pregunto sobre quien era su jefe de
prensa cuándo él era ministro, y sobre el rumor de que había sido
él quién lo había puesto en la campaña del libertario.
***
Kikuchi no fue parte del nacimiento de LLA.
Uno de los consultados para este libro, uno de los líderes de
la primera campaña, dice que a último momento Milei pidió
incluirlo en la lista de legisladores porteños, en la tanda del fondo,
casi como un gesto. Fue algo que al final no sucedió, y es esta la
única versión sobre la presencia del operador en la génesis del
armado. “El Chino” no estuvo en los actos, en las recorridas, en el
comando de decisiones, en los bunkers, en ningún lado.
El grueso del espacio vio por primera vez al operador en el
arranque del 2022. Fue una figura a la que tuvieron que
adaptarse rápido: para febrero ya había sido entronizado como el
armador oficial.
Acá hay que entender primero la compleja dinámica que tomó
el espacio.
LLA tiene una estructura profundamente caótica, sin lugares
asignados en el escalafón ni ningún tipo de orden jerárquico
como tienen otros partidos. Es zigzagueante, y el mejor amigo
mañana puede ser un traidor y viceversa.
Además, sufre de otro problema: se desarrolló demasiado
rápido. Por poner un ejemplo, el PRO compitió y perdió una
elección antes de ganar la votación que en el 2007 convirtió a
Macri en jefe de Gobierno. Recién dos mandatos después dio el
salto a nivel nacional.
Pero este caso es muy distinto. El crecimiento de LLA fue
brutal. Salió de su primer semestre de vida, en el que estuvo
completamente abocada a la campaña, con el propósito de llevar
a Milei a la presidencia en tan solo dos años.
Eso lo hizo sin tener algún tipo de orden interno, ningún
mecanismo de debate o de resolución de conflictos, ni tener
tampoco la intención de diseñarlos. Lo único claro para todos los
involucrados era que los que mandaban eran Javier y Karina, una
lógica ultraverticalista que encerraba un problema: ambos pueden
cambiar de opinión sobre un tema varias veces en una semana.
En un espacio que copió las formas y los vaivenes emocionales
del líder y de su hermana, el caos era inevitable.
Karina fue la que llenó todos los agujeros. Aunque su
hermano es la cara visible, aunque casi no se le conoce la voz,
aunque toda su vida estuvo aún más alejada de la política que
Javier, es “el jefe”, como la llama, la que lleva la voz cantante en
LLA. En algunos temas tiene el monopolio total, tópicos que en
cualquier otro partido suelen estar divido entre varias personas.
Pero a ella no quiere o no sabe delegar.
Uno es el manejo de la plata. Ella es la cajera, la que controla
el dinero que entra y sale, la que toma las decisiones sobre la
recaudación y la que se encarga del cobro. Los que la tratan
dicen que es mucho más rápida para estos trámites que su
hermano.
“Moisés”, como se refiere a ella el libertario, es también quien
maneja la estrategia. De hecho, a Javier las alternativas a seguir,
los nombres a los que apoyar o a los que expulsar, la agenda, las
entrevistas, los actos, la estética, y los lugares a visitar le llegan a
través de su hermana. “Eso hablalo con Kari”, es la frase más
escuchada dentro del frente, una lógica que saca de quicio a más
de uno y que a la larga termina siendo un freno a la resolución de
cualquier asunto.
Todos los que están dentro del armado —o los que quieren
pertenecer— saben que para hacer cualquier cosa necesitan
primero la bendición de Karina. Ella es la manera de llegar a
Milei, ella es quien lo convence de los pasos a dar. Ella es la
única persona en la que realmente confía. La danza de figuras
alrededor de la hermana se explica por esta realidad.
***
La biografía de Kikuchi es un misterio.
Se sabe que fue vocero de Cavallo en los noventa, aunque en
los últimos tiempos prefirió alterar la realidad y empezó a contar
en las entrevistas que había sido su “jefe de campaña”. De los
2000 en adelante “el Chino” se convirtió en un actor residual de la
política. Algunos en el círculo rojo lo sitúan dentro del amplio
mundo de los servicios de inteligencia.
Hijo de un embajador japonés y de “Malu” Kikuchi, la histórica
productora de Bernardo Neustadt —el periodista que fue la gran
voz publicitaria de la última dictadura— y luego asesora de María
Julia Alsogaray —la única condenada por corrupción del
menemismo, que pasó a la historia por su tapado de piel en la
tapa de la revista Noticias—, si habría que transformar la vida del
operador en un cuadro habría que pintarlo todo de gris.
Sin embargo, hay algo que es claro en la biografía de Kikuchi.
Él vio antes que nadie que para controlar a Milei había que
conquistar primero a la hermana. Y a pesar de que era un recién
llegado al espacio, de que no conocía al grueso de los actores de
LLA, de que no tenía la espalda, los contactos, la trayectoria ni el
currículum suficiente, en los primeros días del 2022 se ganó el
favor de Karina. Y con ello el control del armado.
Desde entonces nadie lo pudo parar.
La comparación de esta situación con lo que pasó en el último
peronismo es casi inevitable. Un arrastrado López Rega,
curiosamente también propenso a lo esotérico, consiguió la
bendición de Isabel, la esposa de Juan Domingo Perón, y así
logró manejar gran parte de los hilos del tercer gobierno del
General.
Es esta, de hecho, la metáfora que suele usar el influencer
Carlos Maslatón.
***
***
Fuerza Republicana sigue existiendo.
La preside el hijo menor de Bussi, Ricardo, secundado por su
hija Josefina, la tercera generación de la familia que vive del
Estado y que tiene en su despacho un cuadro de su abuelo
genocida.
Este partido ocupa el tercer lugar en la política tucumana. Esa
condición, en una provincia en la que un puñado de votos puede
definir una elección, hace que la performance de ese partido
termine de inclinar la balanza hacia alguna de las dos primeras
fuerzas: el peronismo o la oposición.
***
El viraje que mostró Milei en el 2022 no se daba solo en las
alianzas.
Junto al tren fantasma de candidatos Milei profundizó las
ideas más conservadoras de su discurso. Empezó a hablar de
armar a la población, de habilitar la venta de órganos (“Si quiero
disponer de una parte de mi cuerpo, ¿cuál es el problema?”) y de
niños, y defendió a la exprimera ministra británica Margaret
Thatcher.
También cometió errores de otro tipo. Promocionó CoinX, una
empresa de criptomonedas que terminó siendo un esquema
Ponzi —una causa que se abrió y en la que está imputado—, usó
dos pasajes del Congreso para viajar a actos partidarios (“si no
usas ese dinero le vuelve a la casta”) y se ausentó en votaciones
claves. Una fue la ley de Alivio Fiscal (“es que yo juego en las
grandes ligas”) y otra la que se conoció como “Tasa Milei”: este
proyecto aumentó los impuestos en los pasajes aéreos, una
política que beneficiaba a su histórico jefe Eduardo Eurnekian y a
la que el paladín contra el aumento del Estado no votó en contra.
Pero no solo cambiaba su discurso y sus alianzas. Había algo
en él, algo profundo, que había cambiado. Sin amigos, sin pareja,
sin Conan, pero con poder, dinero, seguidores en todo el país y el
apoyo del “UNO”, Milei cavó aún más hondo en lo más iracundo
de su personalidad.
Los exabruptos estaban a la orden del día. Dejó de ir a
entrevistas en la que le pudieran discutir, dejó de aceptar debates
públicos, mientras que veía encerronas, enemigos y traiciones
por doquier. El abogado especializado en finanzas, Martín Litwak,
contó en octubre de 2022 que Milei exigió que lo echaran de una
conferencia en la que ambos iban a participar. “Javi querido, pedir
que me bajen como condición para participar vos habla más de
vos que de mí. No sé a qué le tienes miedo”, dijo en Twitter.
La de Litwak era una buena pregunta. ¿A qué le temía Milei?
Seguramente a varias cosas, pero había una que empezaba a
repetir cada vez más, no solo en la intimidad sino también en las
entrevistas con medios amigos. “Larreta armó una Pyme para
perseguirme, buscan datos de mi historia clínica”, dijo en una
decena de oportunidades. ¿Por qué el libertario tenía tanto pánico
sobre este tema? En el arranque de 2023 en Diputados se aprobó
la digitalización de las historias clínicas. Tuvo 227 votos
afirmativos, y solo dos negativos: el del economista y el de
Villarruel.
***
El libertario tuvo, además, líos con la prensa. Demandó por cinco
millones de pesos a cinco periodistas, mientras que la revista
Noticias descubrió que el diputado mentía. Y no solo eso: además
de no decir la verdad, robaba.
El hombre que venía a barrer a los que vivían del trabajo
ajeno era, detrás de la máscara, otro ladrón.
13
El rincón del vago
***
La noche anterior a la presentación en la Feria del Libro el
diputado estaba hecho una furia. Caminaba por las paredes. No
había quien pudiera pararlo. Ni Karina ni su equipo de trabajo,
que le suplicaban hacer silencio para que el tema no escalara aún
más. Sabían que si libertario abría la boca la iba a embarrar. Pero
él quería salir a decir la verdad. O, mejor dicho, su verdad.
Milei piensa que lo que él hizo no es robo. Usando un
argumento extraño, le decía a quién lo quisiera escuchar que la
“propiedad intelectual” no existe para un libertario anárquico como
él, y que todos los escritores se basan en “trabajos previos”, por
lo cual es totalmente lícito usar lo que ya ha sido publicado.
Es una aritmética extraña. Primero porque el diputado
sostiene que la propiedad intelectual no existe pero sus libros se
venden caro, fondos que van a parar a su bolsillo y no a un
fideicomiso universal. Segundo porque Milei no se “basó” en
textos previos. Sino que los copió y pegó, un robo de decenas y
decenas de páginas.
***
El 6 de mayo había arrancado como cualquier otro día para Milei.
Hace poco había asumido su banca, y venía sacudiendo el
avispero mediático y político con una de sus insólitas
demostraciones de audacia, el “sorteo” de su sueldo como
legislador nacional. En aquellos días lo había hecho por segunda
vez, un premio de $347.157 para el que se anotaron más de dos
millones de personas. Pero a las 10:19 de la mañana le llegó un
mensaje a su celular: era de Tomás Rodríguez, periodista de la
revista Noticias. “Me comunico con usted por una tapa que va a
salir en estos días. En esa nota hay varios autores que declaran
que usted cometió plagio de sus trabajos en su libro
Pandenómics”, decía el texto.
La estrella de punk-rock de la política argentina, que
acostumbra a dejar callados a todos con sus gritos y diatribas, tal
vez sufrió en ese instante uno de sus poquísimos ataques de
mesura: decidió no contestar. Era un tema que le sacaba canas, y
que se sumaba, además, a una mancha del pasado.
Es que un año antes un bloguero llamado @marcotullius
había publicado en la plataforma “Medium” un artículo donde
revelaba que muchas de las columnas de Milei en Infobae y en El
Cronista tenían varios párrafos copiados. Y no se trataba de
autores debidamente citados, con entrecomillados o referencias
explícitas o implícitas a su trabajo. Nada de eso. Eran copias
exactas y textuales de trabajos de intelectuales canónicos de la
tradición liberal.
Entre los textos plagiados se encontraban “Anatomía del
Estado”, de Murray Rothbard, que Milei había copiado para su
columna “Sobre la naturaleza del Estado”, “El atavismo de la
justicia social”, de Frederik Hayek, reconvertido por el economista
para su columna “La justicia social es injusta”; o “Planificación
para la Libertad”, de Ludwig Von Mises, transformado en “El
castigo al exitoso nos hunde en la pobreza”. Además también
copiaba a autores como Henry Hazlitt y Walter Block.
En aquel momento, Milei apenas se defendió de la acusación,
que por otro lado (llamativamente) no alcanzó demasiada
relevancia pública. Argumentó que, al ser “notas de divulgación”,
no había necesidad de nombrar a los autores reales, por un tema
“de practicidad”. El tema no escaló demasiado. Tal vez porque a
nadie pareció llamarle la atención que el académico ni se
molestara en escribir tan solo unas líneas para aclarar de dónde
sacaba esos párrafos, o tal vez porque todos esos autores
(menos Block) habían muerto hacía varias décadas.
Pero esta vez era distinto. La nota de Noticias, una
investigación liderada por Rodríguez, denunciaba mucho más que
unas columnas copipasteadas de autores de antaño. En
septiembre de 2020, en plena pandemia del Covid-19, Milei había
publicado con Editorial Galerna, Pandenómics, una suerte de
análisis del libertario sobre las consecuencias económicas del
coronavirus en el mundo. Era un trabajo que se había pasado
meses publicitando en los canales de televisión y en las
entrevistas, y que había escrito desde el encierro pandémico en
el hogar de su padre en Vicente López.
El libro contenía, a lo largo de buena parte de sus páginas,
párrafos y párrafos copiados textualmente de trabajos
académicos de distintos autores.
El físico mexicano Salvador Galindo Uribarri, egresado en
Física por la Universidad de Oxford, en Inglaterra, fue uno de los
damnificados. En 2013, junto a los autores Alberto Rodríguez y
Jorge Cervantes, Uribarri había publicado Las matemáticas de las
epidemias: caso México 2009 y otros, en la revista Ciencia ergo
sum, dependiente de la Universidad Autónoma del Estado de
México. En dicho texto, los autores presentaban un modelo
matemático para estudiar distintos brotes epidémicos a lo largo
de la historia. Hasta que Uribarri fue contactado por Noticias, no
sabía que el libro de Milei contenía varios párrafos de su trabajo.
En la página 32 de Pandenomics, Milei comenzaba contando
el caso de George Vicars, un sastre de un pueblo inglés que en
1665 se contagió de la peste bubónica y luego expandió la
enfermedad a toda la aldea. “La epidemia no se extendió a las
poblaciones vecinas, pero murieron 250 personas de un total de
350. Aún hoy se pueden ver las lápidas de sus sepulturas. El ser
humano es gregario, una condición que ha hecho inevitable que a
lo largo de nuestra historia las epidemias sean recurrentes”, dice
el libro del libertario. Es una cita textual, palabra a palabra, del
trabajo de los mexicanos. Y ese era solo uno de los párrafos
plagiados.
Al enterarse, Uribarri avisó al editor de la revista, Eduardo
Loría, quien rápidamente le recomendó al físico hacer una
denuncia ante el abogado de la universidad. “Al principio el plagio
nos causó hilaridad pero después sorpresa: lo sorprendente es
que ni siquiera hizo el intento de parafrasear el texto. Pero, a
decir verdad, no nos preocupa mucho el plagio en sí, pero sí que
gente como Milei, que ya tiene un historial de plagios, llegue a
ocupar puestos de representación popular”, contó Uribarri.
El español Antonio Guirao Piñera, físico de la Universidad de
Murcia, presidente del Secretariado Permanente de la Olimpiada
Iberoamericana de Física (una competencia de primer nivel
internacional en la que participan más de veinte países de
América Latina y Europa) también fue afectado. “Entender una
epidemia: el coronavirus en España, situación y escenarios”,
publicado el 25 de marzo de 2020 en el Depósito Digital
Institucional de la Universidad de Murcia, fue otro de los textos
plagiados por el diputado.
“Mi primera sensación ha sido de gran tristeza. Por un lado,
está claro que supone un disgusto para cualquier autor ver que el
esfuerzo de uno es aprovechado por otras personas sin el
reconocimiento de la autoría y el crédito correspondiente. Pero no
solo eso: en el libro de Milei se realiza una interpretación
incorrecta de los resultados de mis ecuaciones, porque
precisamente lo que nos dicen las matemáticas es que el número
de personas afectadas por una epidemia de estas características
puede ser descomunal si no se controla”, contaba Píñera en la
nota, denunciando que Milei no solo lo copiaba, sino que además
no entendía ni siquiera el contenido original de la publicación. En
el libro/plagio de Milei, este minimizaba el impacto sanitario de la
epidemia, subvirtiendo el sentido de los datos escritos en la
investigación del español.
Pandenomics tenía copias literales, palabra por palabra, de su
trabajo, de las páginas 32 a 34 y de la 42 a la 49. Para ser claros:
nueve páginas, casi seguidas, del libro de Milei eran
reproducciones textuales de otro autor. De hecho, la página 32 de
Pandenomics, en la que el libertario roba el trabajo de Guirao
Piñera, es la misma en la que también copia a los mexicanos, con
el caso del inglés que se contagia de la peste. Dos plagios en una
sola carilla. Debe ser un récord.
Pero eso no era todo. El libro contenía incluso plagios de
textos escritos por Gita Gopinath, economista indio-
estadounidense jefa del Fondo Monetario Internacional. Eran
“¿Tenue estabilización, lenta recuperación?”, un artículo
publicado en abril del 2020 en la página del FMI, y también el
texto introducción del Informe WEO (World Economic Outlook).
A diferencia de los otros casos antes mencionados, en los que
omitía cualquier tipo de referencia, Milei arranca el primer capítulo
de la tercera parte de su libro aclarando que iba a “repasar las
perspectivas para la economía mundial en la previa a la llegada
del COVID-19” en base “a trabajos realizados por organismos
como el Fondo”. Es decir, menciona al organismo. Pero luego el
economista empieza a presentar esas conclusiones como
propias, sin aclarar que él no había sido el creador original de
esos razonamientos. “Por lo tanto, la materialización de
cualquiera de estos riesgos podría desencadenar en rápidos
cambios en la actitud frente al riesgo de los mercados financieros,
lo cual llevaría a reasignaciones de las carteras hacia activos
seguros y un aumento de los riesgos de refinanciamiento para los
deudores vulnerables, tanto a nivel de empresas como de
países”, dice el economista en la página 197, una reproducción
exacta —salvo por el “por lo tanto” que él agrega— del trabajo de
Gopinath.
Había más casos. También robó del artículo “El FMI prevé la
peor recesión desde la Gran Depresión”, publicado el 16 de abril
del 2020 en la página web de la “Foment del Treball Nacional”,
una confederación que representa desde 1771 a los empresarios
catalanes. “Es muy probable que este año la economía mundial
experimente la peor recesión desde la Gran Depresión, que
relegará a un segundo plano la recesión registrada durante la
crisis financiera mundial de hace una década. Según las
proyecciones, el Gran Confinamiento, como cabría denominarlo,
provocará una drástica contracción del crecimiento mundial”, dice
tanto en Pandenómics como en el trabajo mencionado.
Y más. En la página 241, Milei comenta una estimación de la
Organización Mundial del Trabajo (OIT), cuyo artículo no
menciona pero es “El COVID-19 y el mundo del trabajo,
estimaciones actualizadas y análisis”. En este caso Milei cita al
organismo, pero luego hay más de seis páginas en las que el
economista dice lo mismo, exacto, que en el artículo original, sin
volver a hacer ninguna referencia.
Pero eso no era todo. También había hasta un plagio de un
artículo llamado “Los medios de pago y la demanda de efectivo
en Venezuela”, publicado en la Universidad Católica Andrés Bello
de Caracas en octubre del 2008, cuyos autores son Mariola
Martínez y Susana Pardey. Y también transcripciones textuales
del comunicado de prensa de la ONU “Creciendo a un ritmo
menor”, donde se decía que “se espera que la población mundial
alcanzará 9.700 millones en 2050 y un máximo de casi 11.000
millones alrededor de 2100”.
***
“La casta tiene miedo” fue lo único que Milei y los suyos pudieron
contestar frente a la consulta por los plagios. En privado, el
entorno del diputado era aún más escueto ante las preguntas de
Noticias. “No tenemos nada para agregar”, decían.
De hecho, fue en este punto que el libertario tomó una
decisión llamativa, que se la transmitió directamente a Jorge
Fontevecchia, el fundador de Perfil. Nunca más habló, contestó
un mensaje ni dio un reportaje con ningún medio de esa editorial,
la misma razón por la que se negó a hablar para este libro.
Esto es curioso en dos sentidos. Primero porque el libertario
parece desconocer uno de los pilares de la ideología que dice
defender, el de la libertad de prensa, al elegir no hablar con
medios que pueden llegar a publicar una investigación certera y
precisa. Para Milei, quedó claro, solo existe el periodismo que le
hace preguntas cómodas y fáciles de contestar.
Por el otro lado demostró que sus creencias varían según la
conveniencia. Fontevecchia era el periodista al que más
respetaba a nivel intelectual. De las 350 páginas del libro que
presentó en la Feria con Canosa, 40 eran la transcripción textual
de la entrevista que le hizo este periodista en septiembre del
2021. A él, además, le demostró una confianza que no tenía para
con ningún otro de su gremio. Ni siquiera con su conductora
preferida o con Fantino.
Es que fue solo con la moderación de Fontevecchia que Milei
aceptó un debate, el único que dio en toda su era como político.
Fue con Juan Grabois, cruce que terminó con el brutal sincericidio
sobre el tráfico de órganos. Duró seis horas, pero solo porque el
dirigente social así lo quiso. Milei había aceptado la propuesta
original de Fontevecchia de hacer el debate en una provincia
como Salta, y que no fuese solo una tarde sino durante tres días,
incluyendo algún espacio para el ida y vuelta más personal y no
solo el mediático.
Pero todo se desvaneció apenas Noticias publicó la realidad
sobre sus plagios. Milei jamás volvió a hablar con Perfil, y de
hecho, en un programa de Canosa, sentenció a Fontevecchia
como parte de “la casta”. La conductora, de más está aclarar, no
le preguntó sobre las razones de ese giro tan sorpresivo.
Sin embargo, la autoritaria decisión del diputado, a quien
finalmente lograron convencer de no hablar sobre el tema, tenía
cierta lógica política. ¿Para qué lo iba a hacer? El curioso silencio
mediático sobre la denuncia, la cantidad de entrevistas que dio
desde entonces en canales amigos en las cuales ni una sola vez
le preguntaron por el tema, hablaba a favor de esta postura. Fue
un blanqueo de imagen a la que, incluso, contribuyó una
universidad.
El 12 de diciembre de 2022 la Escuela Superior de Economía
y Administración de Empresas (ESEADE) le otorgó a Milei el título
de Doctorado Honoris Causa y Profesor Visitante, distinciones
que suelen ser entregadas a personas destacadas en ámbitos
profesionales y académicos. El nombramiento fue tan polémico
que produjo la renuncia de otro economista de esa casa de
estudios: Roberto Cachanosky, quien venía dando clases en la
ESEADE desde 1981. “Considero que por esto la institución
pierde seriedad y nivel académico, y yo tengo que cuidar mi
nombre y mi prestigio. No pueden entregarle estos títulos a
alguien que está probado que hizo plagio. Yo escribo desde 1985.
Siempre se citan los autores: siempre. Si no, hacés plagio”,
declaró Cachanosky a Noticias, tajante, días después del acto
honorífico que se llevó a cabo en ESEADE.
Sobre lo peculiar de premiar con semejantes distinciones a
una persona que incurrió en “el control c – control v”, la casa de
estudios no dio respuestas. Es decir, que repitió la metodología
de Milei. Quien le entregó el Doctorado a Milei fue Alberto
Benegas Lynch (h), gestor, docente, y primer rector de ESEADE,
uno de los intelectuales que más ha exaltado públicamente la
figura del diputado libertario, calificándolo como “el segundo
milagro argentino” después de Juan Bautista Alberdi. Los elogios
son mutuos: en la ceremonia de entrega, Milei calificó a Benegas
Lynch como “un prócer que sabe que es un prócer y actúa como
tal”. Por su parte, el presidente del Consejo de Administración de
la ESEADE, Ricardo Greco Guiñazú, dijo en el acto que Milei “es
el que mejor representa el ideario” de dicha institución.
Pero conteste o no el diputado liberal, el adalid de la defensa
de los frutos del propio trabajo, los casos de plagio siguen
brotando como flores que carecen de un perfume original. A
principios de este año, el periodista y escritor argentino José
Benegas reveló otros plagios perpetrados por el diputado. Esta
vez, se trataba de un prólogo a la última edición del libro “4000
años de controles de precios y salarios” de Robert L. Schuettinger
y Eamonn F. Butler (Unión Editorial). Milei había robado varios
párrafos del viejo prólogo de la edición original del libro, el cual
estaba a cargo de David Meiselman.
Lo realmente curioso es que tanto el prólogo original como el
que copia Milei pueden leerse uno detrás del otro en la última
edición del texto. Están literalmente pegados. Además, estos
párrafos copiados por el diputado suceden dentro de un prólogo
que tiene nada más que seis páginas. Es decir que Milei no se
pudo tomar la molestia de ni siquiera escribir un pequeño prólogo.
Quizás el hecho no hable solamente de la pereza o de la falta de
ética del diputado, sino del desequilibro emocional que viene
narrando este libro. Es difícil de entender como alguien que
quiere ser presidente deja un flanco abierto así por no crear —o
por no pedirle a alguien que lo haga por él, como un ghostwriter—
seis míseras páginas. El impacto que tuvo el plagio en la carrera
del médico y escritor Jorge Bucay habla por sí mismo de los
costos que trae hacerlo. En especial para un político en campaña.
Para Benegas el hecho de que la nota de Noticias no haya
tenido mayor repercusión es una prueba del cerco mediático
alrededor de Milei. “No se le hacen preguntas o repreguntas. En
el caso de la nota sobre el plagio de Pandenómics es evidente”.
Es todo parte de un fenómeno extraño, que ocurre en el cruce del
libertario (cuya presencia promete rating, repercusión en las
redes, nuevos seguidores, etc) con el periodismo con el que suele
interactuar. La prueba de que algo raro sucede ahí es lo que
sucedió con su libro/robo. Siendo el plagio del diputado algo tan
fácil de explicar y de mostrar —compáreselo, por ejemplo, a las
dificultades de ilustrar al aire la llamada “Ruta del dinero K” o el
funcionamiento de una offshore— ni una sola vez se lo hayan
preguntado.
Unión Editorial prefirió no responder sobre el último plagio.
Tampoco respondió Milei. El 17 de enero de 2023, a las 8:02 de la
mañana, otro mensaje le llegó a su celular. Era otra vez Tomás
Rodríguez. “Encontramos varios párrafos que copian textual el
prólogo original del libro. Quería hablar con usted esto, ¿es
posible?”. Dos tildes turquesa fueron la única respuesta.
***
Algún anarquista osado podrá argumentar que la propiedad
intelectual en realidad no existe, y que por tanto Milei no cometió
delito alguno. Otros, como muchos de los que salieron a
defenderlo en ese momento por las redes sociales —y que
insultaron a Rodríguez y al autor de este libro— podrán afirmar
hasta el cansancio que el libertario solo se “inspiró”, lo que solo
evidencia de que no leyeron la nota de Noticias.
Es verdad que los casos de plagio son complejos, y sus
procesos judiciales a menudo plagados de subjetividades. Más de
una vez pasó que seis peritos insistieran en que un trabajo no
está plagiado y el juez opinara lo contrario, y viceversa. Y por
supuesto que el debate filosófico, sobre si una idea puede o no
ser robada y hasta qué punto, admite una serie de suculentos
debates.
Pero todas esas consideraciones no son el eje del asunto. La
cuestión es que un diputado nacional, uno de los principales
referentes políticos del país, que construyó gran parte de su
capital simbólico y político sobre los ejes de ser “una persona que
sabe” en oposición a los “zurdos burros” y de ser “honesto”, frente
a “la casta que vive de lo ajeno, los políticos de mierda que roban
el fruto del trabajo del otro”, afirma ser alguien que no es. Afirma
haber escrito y elaborado algo que ni escribió ni elaboró,
apropiándose del trabajo de otras personas, mintiendo sobre sus
capacidades intelectuales y sobre su estatura ética. Afirma que
no roba, cuando robó. Afirma que sabe, cuando el hecho de no
poder escribir ni un pequeño prólogo lo pone en seria duda. El
hecho de que no haya dicho ni una sola palabra del tema desde
mayo de 2022 solo lo confirma. El hombre aclaró hasta sus
comentarios sobre temas tan insólitos como el tráfico de órganos
y la venta de niños, pero de este asunto jamás dijo ni una mísera
palabra.
Entonces, los que “tienen miedo”, más que la casta, son los
autores de textos académicos. El león anda al acecho. Y sabe
usar el control C y el control V.
14
El negocio de la casta
***
La alianza con Bussi en Tucumán en el arranque de 2022 no fue
un hecho aislado.
Con Kikuchi al control, La Libertad Avanza se expandió por el
país haciendo acuerdos con el tipo de dirigentes que Milei decía
haber venido a combatir. Muchos de ellos eran viejos conocidos
del “Chino” de los noventa, políticos residuales en sus provincias
que, de manera más que sorpresiva, conseguían el apoyo de un
candidato autoproclamado liberal y que crecía en todas las
encuestas.
En Chubut cerraron una alianza con el empresario César
Treffinger, que había dado el salto a la política por la suya en
2021. Esa era la época en la que surgió también el fenómeno
libertario, al que el patagónico criticaba con dureza. “No coincido
absolutamente en nada con Javier Milei, esa es la verdad,
nuestras bases están fundadas en la justicia social. No soy
libertario ni antiperonista. El Estado debe ser el impulsor del
desarrollo”, dijo en su primera campaña. Poco tiempo después se
ve que cambió sus ideas.
En Trelew, la segunda ciudad más grande de esa provincia,
Milei apoyó a Gustavo Mac Karthy. El padre de este, César, es un
histórico del peronismo del lugar: fue intendente, diputado,
senador y secretario de Energía durante la era de las
privatizaciones del menemismo.
Gustavo fue toda la vida del PJ, partido por el cual él también
llegó a ser intendente en dos oportunidades y luego
vicegobernador de la provincia. Esto ocurrió durante el segundo
mandato de Cristina Kirchner. Los elogios de Mac Karthy hijo
hacia la expresidenta y las fotos junto a ella están al alcance de
una búsqueda de Google. En internet también se pueden
encontrar sus ideas peronistas durante los primeros años del
Frente de Todos y las de su esposa, Florencia Papaiani. En 2021
ella fue la candidata de Alberto Fernández en Chubut.
En Río Negro apoyaron a Ariel Rivero, un político de larga
data en esos pagos. Fue diputado provincial por el kirchnerismo
en 2015, por el pichettismo en 2019 y por el peronismo en 2021.
“El PJ hoy tiene una conducción kirchnerista y eso está bien, no
es malo, pero yo soy peronista”, dijo en aquella campaña, en la
que solía usar citas del General en cada entrevista. Hoy es
intendente de Campo Grande, y en marzo de 2022 protagonizó
un pequeño escándalo: se escapó sin pagar de una YPF en
Viedma. El video de su huida ante los playeros que lo querían
detener se hizo viral en las redes.
En Neuquén el candidato de LLA fue el empresario mediático
Carlos Eguía, que en 2021 había competido por la Coalición
Cívica. De hecho, hasta octubre de 2022 era una de las voces
fuertes de Juntos por el Cambio en la provincia, aunque tenía sus
resistencias: sus adversarios internos apuntaban a la millonaria
pauta que recibían sus medios de parte del oficialismo local, el
Movimiento Popular Neuqino.
Eguía, de un día para el otro, pegó el portazo y se fue con
Milei. En el trajín de esa campaña sucedió algo insólito. En
febrero de 2023 anunció en su programa de radio que retiraba su
candidatura y dijo que la política “era una mierda”. Entre las
razones que expuso había una llamativa: la negativa que le
habían dado sus aliados provinciales a la idea de poner a su hijo
homónimo como candidato a diputado. “Y eso que a Carlitos no le
importan los cargos como me importan a mí”, contó. Eguía sacó
7,98% en las votaciones a gobernador, un resultado pobre pero
que en Neuquén capital significó conseguir cinco concejales.
Entre ellos estaba Joaquín Eguía, otro hijo de Carlos.
En Misiones Kikuchi y Milei cerraron con Ninfa Alvarenga. Ella
compitió en 2021 por su cuenta, campaña en la que se presentó
como una “evangélica cristiana, que pone a la familia en el
centro” que venía a combatir a los “progres culposos”. La
dirigente, de hecho, tiene aceitadas relaciones con la comunidad
evangélica. Algunos en LLA aseguran que ella acercó a varios
popes de ese mundo y a sus bolsillos.
Alvarenga trabaja para el ministerio de Coordinación General
de Gabinete de Misiones desde febrero de 2012. Por este empleo
es que en sus pagos la vinculan con el histórico mandamás de la
provincia, el exgobernador Carlos Rovira. Es una acusación que
Alvarenga niega, pero que alguna fibra toca. “Nos causa molestia
y vergüenza, porque nuestro nombre está afectado”, dijo sobre su
candidatura Guillermo Orsat, el presidente del Partido Libertario
de Misiones, espacio que no la apoyó. Juan Carlos Pacheco,
referente del PL en la ciudad de Oberá, fue aún más crudo. “Milei
acordó con Rovira a través de su mascarón de proa Alvarenga.
Es una enorme decepción para muchos liberales que habíamos
apoyado a Milei. No se puede ser libertario en un canal de TV en
Buenos Aires y luego en Tucumán estar con Bussi, en La Rioja
con Menem y en Misiones con Rovira”, dijo.
Hay dos episodios curiosos en el paso de Alvarenga por el
frente de Milei. Uno es el que reveló el influencer Maslatón, que
subió a su cuenta de Twitter captura de pantallas de
conversaciones donde aparecía la misionera pidiéndole dinero en
2021. Fue un guante que ella recogió y que abrió una larga
discusión. Ese debate terminó cuando el abogado le dijo que
estaba cansado de “la garronera crónica que invoca a Dios y que
me mandaba al hijo a buscar plata a casa”. La evangélica dejó de
contestar después de ese mensaje.
El otro dato llamativo es lo que sucedió el 8 de abril de 2023, a
menos de un mes de las votaciones en Misiones. Ese día
Alvarenga publicó un curioso comunicado donde “renunciaba” a
participar de las elecciones, algo que a nivel práctico era
imposible: el Tribunal Electoral de la provincia ya había dado por
válida su candidatura y el Estado ya le había girado la plata para
participar. Quizás tuviera que ver con el miedo a la pobre
performance electoral que le auguraban las encuestas y que se
terminó confirmando. Alvarenga consiguió 3315 votos, apenas el
0,5%.
No sería ella la única dirigente con “valores de la familia” que
Milei apoyaría a nivel nacional. En Entre Ríos el libertario fue con
otra política de trayectoria zigzagueante, Miriam Muller, una
“defensora pro vida” conocida en esos pagos. Ella salió del PRO,
hasta que en 2019 se sumó al NOS, el partido de Gómez
Centurión. Pero en 2023 Muller le soltaría la mano al carapintada
y se cambiaría de bando. Fue este traspaso uno de los motivos
de la ruptura entre Gómez Centurión y Milei.
En San Juan el economista cerró con una dirigente de
larguísima trayectoria en la política. Su alianza con Nancy Avelín,
de hecho, fue junto con la de Bussi los acuerdos que más ruido
generaron dentro de la militancia libertaria.
Es que ella perfectamente podría encajar en lo que Milei llama
“la casta”. Asumió por primera vez como diputada distrital en
1991 y después fue diputada nacional, senadora y dos veces
candidata a gobernadora por Cruzada Renovadora. Ese es el
partido que hace seis décadas fundó su padre Alfredo, que venía
del radicalismo y que, entre otros cargos, fue gobernador.
En esta provincia sucedió un hecho algo desagradable.
Apenas se conoció el acuerdo con Avelín el Partido Libertario
local se opuso al acuerdo. Su presidenta, Yolanda Agüero, fue la
que llevó la voz cantante contra la alianza. En noviembre de 2022
Milei y los suyos fueron a visitar la provincia para apoyar a su
candidata. Y en una recorrida la situación escaló. Lilia Lemoine, la
maquilladora del libertario, vio a Agüero en la marcha y explotó de
bronca. En el video que luego se viralizó se ve como la va a
buscar, la increpa, le grita, la empuja y hasta tira unos manotazos
al aire.
En San Luis Milei también cerró con otro exponente de “la
casta”. El candidato a gobernador fue Bartolomé Abdala, que fue
ministro de Rodriguéz Sáa. Luego se pasó al PRO. Llegó ser
presidente del partido amarillo en este suelo, legislador y
candidato a diputado nacional en 2019. La llegada de Abdala al
libertarismo no fue por un proceso interno de cambio o por la
lectura de los libros de Rotbhard: fue culpa de Patricia Bullrich. La
exmontonera que fue ministra de Seguridad en el gobierno de la
Alianza, luego de la entronización como presidenta del PRO,
intervino con fuerza en varias provincias. Una de ellas fue San
Luis, donde corrió a Abdala y puso a una persona de su confianza
como reemplazo. Este, huérfano de apoyos, buscó a Milei.
Ese acuerdo causó una dura reacción del Partido Libertario
puntano. “Lamentablemente, los asesores de Milei —que
evidentemente desconoce la realidad de la provincia y no
consultó con las bases libertarias locales— optaron por aliarse
con Abdala, un personaje de la política que lejos está de
representar las ideas de la libertad y muy cerca está de la forma
en la que se maneja ‘la casta’, el feudo que actualmente gobierna
la provincia. Los libertarios jamás estaremos con gente que apoyó
y que fue funcional a los Rodríguez Sáa”, dijeron en un
comunicado.
En Mendoza trabaron un acuerdo con el Partido Demócrata.
Ahí la cara visible es Mercedes Llano, la hija de Gabriel, uno de
los “dueños” del espacio que fue diputado nacional.
En 2010 ella se convirtió en concejala de Godoy Cruz por el
Partido Demócrata. En 2019 llegó a ser diputada provincial
colgada en la lista de Rodolfo Suárez, el candidato radical de
Cambiemos de aquel momento. En 2021 abandonó ese frente
para hacer una alianza con la Coalición Cívica, que duró hasta
que llegó el acuerdo con Milei.
Unión Popular es otro partido con el que LLA trabó un acuerdo
en Mendoza. Su líder es Jorge Difonso, un veterano de la política:
fue intendente de San Carlos durante doce años y en 2019
asumió como legislador provincial. Históricamente cercano a
Sergio Massa —“un saludo amigo, confío en tus cualidades y en
tu capacidad de sacar el país adelante”, subió a Twitter cuando el
tigrense se convirtió en ministro de Economía—, hoy aparece
dentro del armado del libertario.
En Salta Milei coqueteó con Alfredo Olmedo, a quien conoce
de los sets televisivos. De hecho, el episodio donde el economista
perdió la compostura y atacó con violencia a una periodista (ver
capítulo “Hay que cortarle la cabeza”) fue en una charla junto a él.
Este dirigente es famoso por su campera amarilla, por sus
frases reaccionarias del estilo “tengo la mente cerrada y la cola
también” y por su ondulante recorrido en la política. Fue aliado del
PRO, de Massa, del radicalismo y del cordobés Juan Manuel de
la Sota, acuerdos con los que logró ser senador provincial, dos
veces diputado nacional, candidato a vicegobernador y dos veces
a gobernador.
En La Rioja su candidato fue Martín Menem, el hijo de
Eduardo, quien fuera 22 años senador y sigue siendo un hombre
fuerte en esa provincia. El sobrino de Carlos Saúl, que nunca
había hecho política, sacó casi 16% en la provincia y logró colar 9
concejales. No fue lo único que consiguieron los Menem de la
mano de Milei.
Para la campaña de 2021, el libertario contrató a Tech
Security SRL, por “servicios de seguridad y vigilancia”. Fue un
trabajo por el que pagaron $211.750, con la plata que le dio el
Estado para la campaña. Esta empresa, fundada en 2005 y que
suele trabajar para el gobierno porteño, pertenece a Fernando
Nicolás Menem. Este es el hermano menor de Martín, con el que
comparten la sociedad de empresas como PGC SRL, Golf
Management SA y Mimada SA.
En Buenos Aires la trama política se pone más espesa. Acá
Kikuchi cuenta con un operador de larga data en la rosca
bonaerense. Es Sebastían Pareja, secretario de Menem en su
segundo mandato, funcionario de Cambiemos durante el gobierno
de Macri y armador histórico de Emilio Monzó.
Entre ambos cerraron los siguientes postulantes: Osvaldo
Marasco en Ituzaingó, que había sido candidato a intendente por
Cambiemos en 2015, Verónica Vidal en Tigre y Eduardo
Varela en Merlo, ambos concejales de Juntos por el Cambio
hasta que dieron el salto a comienzos de 2023, Ramón Vera en
Moreno, lugar en el que había sido candidato a intendente por el
Frente de Todos en 2019, Alejandro Carrancio en Mar del Plata,
un histórico del Frente Renovador que luego dio el salto al PRO,
Carolina Píparo, legisladora provincial por Cambiemos en 2017 y
diputada en 2021 con Espert, y Juan Osaba, exsecretario
municipal del intendente cambiemista Julio Garro, en La Plata, y
Alejandro Riveros en Pinamar, un hombre que se hizo famoso en
la costa bonaerense por su perfil agresivo: fue el que organizó la
“pueblada” de vecinos que impidió la entrada a cualquier persona
a la ciudad en los días en que llegó el Covid y un violento
escrache contra el intendente Martín Yeza.
A nivel nacional, LLA se alió con partidos de larga trayectoria.
Uno fue “Unión Celeste y Blanco”, un “sello de goma” que se
alquila al mejor postor. Este espacio estuvo siempre cerca del
peronismo. En 2009 llevó a Francisco de Narváez de candidato,
en 2015 fue con Massa y en 2019 con Lavagna. Su presidente,
Fabián Luaysa, trabaja para el gobierno bonaerense de Kicillof
desde enero de 2021.
También trabaron una alianza con el partido “Acción por una
democracia nueva, ADN”. Lo preside José Asad Peluc, de pasado
de diputado provincial y muy cercano a Sergio Massa. Fue parte
del Frente Renovador y en 2015 militó con fuerza para llevar al
tigrense a la presidencia. Peluc luego fue funcionario del
gobernador peronista Sergio Uñac.
***
¿Por qué Milei y Kikuchi abrazaron a candidatos que nada tenían
que ver con lo que La Libertad Avanza decía ser?
El libertario y sus armadores se justificaban diciendo que eran
el mal menor necesario. Que para un frente que no había
competido nunca a nivel nacional era inevitable tener que bajar
las pretensiones morales. Decían que necesitaban aliados en las
provincias que estuvieran capacitados para competir, que tuvieran
los medios, la personería y el dinero suficientes para afrontar las
campañas, que garantizaran un mínimo de votos y que fueran la
base territorial para la posterior elección nacional. Y que no había
otra opción.
Pero lo que ya se contó sobre el potencial electoral que tenía
el Partido Libertario prueban que esta tesis es una mentira lisa y
llana. Este espacio llegó a tener juntas promotoras —el paso
previo a ser reconocido como un partido oficial por la Justicia—
en 18 provincias para el arranque de 2022. Era, además, la
opción más lógica a nivel político, la que incluía a los militantes
convencidos que iban a fiscalizar hasta el último voto, la
alternativa que recomendaban seguir no solo los convencidos de
a pie sino también los estrategas profesionales como Mario
Russo.
No deja de ser curioso. Milei, que antes de lanzarse a la
política había aceptado ser el presidente honorífico del PL en
Capital, no hizo luego ni un gesto real para empujar su
crecimiento. De hecho, estuvo más cerca de hacer lo contrario,
casi como si a propósito quisiera frenar el desarrollo del único
espacio en el país que comparte su ideología. Adrede o no, fue
exactamente eso que pasó.
Al Partido Libertario se lo sacaron de encima. Los únicos que
quedaron dentro del armado fueron tres. Uno fue el de Capital,
que está siendo investigado por la Justicia por las afiliaciones
truchas y que controla Emma, el secretario de Milei en Diputados.
Los otros son el de La Rioja, que domina Menem, y el de San
Juan. Este último caso es singular: aunque originalmente había
criticado con mucha dureza la alianza con Avelín, por lo que
luego su presidenta Agüero terminó siendo linchada, sobre la
hora cedió a sus ideas, enrolló la bandera y arregló con Kikuchi.
El PL de algunos distritos se fue solo, cuando vieron las
alianzas que estaba haciendo Milei. En otros casos se lo sacaron
de encima de mala manera.
Eduardo Albo, que estaba al frente del PL en Tucumán,
recuerda la conversación y los modos de Kikuchi cuando este le
comunicó en el hall de un hotel que iban a arreglar con Bussi.
“Pero ese tipo es lo más casta que hay”, le retrucó Albo, un
comentario que al operador poco pareció importarle, a pesar de
que el libertario le había enviado antes de la reunión una carpeta
con el prontuario del nuevo aliado. De hecho, según narra, el
único motivo por el que se acercó el monje negro fue para exigirle
que el PL no asistiera al primer acto de Milei junto al hijo del
militar.
Hay algo llamativo. En el Luna Park, en la campaña de 2021,
un reciclado puntero bonaerense de nombre Jorge Cusanelli
impidió a los libertarios entrar con sus banderas al estadio. Un
año después, era otro oxidado operador peronista el que quería
evitar que los libertarios fueran al acto en Tucumán. La historia se
repetía, pero ahora casi como una burla.
¿Hasta dónde podría haber llegado el Partido Libertario si el
economista y los suyos se lo hubieran propuesto? ¿Si Milei se
hubiera puesto a la cabeza del espacio que estaba listo para
seguirlo adonde fuera? ¿Si le hubieran dado un envión a las
ganas de miles de jóvenes como el santafesino Gastón? Son
dudas que, además, vale la pena compararlas con el caso del
propio economista. Si él crecía tanto en las encuestas, la prueba
de que había un fenómeno global con la nueva derecha
sucediendo, ¿por qué no podría haber tenido un correlato similar
el partido que llevaba su misma bandera?
Maslatón calcula que podría haber llegado hasta los 100 mil
militantes en toda Argentina, un número que suena exagerado
pero que habla del terreno fértil que había para el desarrollo.
***
—¿Vos le cobras a tus militantes para ir a un acto en el
interior?—, le preguntaron a Milei en A24.
—¿Vos querés que yo vaya a un lugar? Armá todo y yo
voy. Tenés que buscar la forma en que podamos ir.
***
Estos temas no eran, sin embargo, los únicos que llamaban la
atención en el mundo Milei en la previa de las elecciones
nacionales.
Otro era la seguridad. Aunque el libertario ya había hecho
parte de su rutina el uso de chaleco antibala para sus discursos,
dentro de su armado había varios interrogantes sobre las
capacidades de quienes velaban por él. Durante la campaña en
Córdoba, en el 2021, el cerco para protegerlo había salido mal y
una bengala casi le prende fuego el pelo y terminó quemando un
costado de su camisa.
En su círculo las miradas iban hacia su jefe de seguridad.
Jonathan Ezequiel Salerno es quien cuida al libertario desde su
primera elección y quien lo acompaña por todo el país. Se lo
puede ver en cada acto detrás del líder de LLA: alto, pelo de corte
militar, cara de pocos amigos y una barba candado. Tiene otra
particularidad: una condena en suspenso por pedir coimas. El
Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 17 lo encontró
culpable en el 2014 por un soborno cuando trabajaba como
inspector en la Dirección General Inspección de Higiene Urbana
del gobierno porteño. Según falló el jurado en primera instancia,
en el 2008 Salerno exigió una coima a cambio de no clausurar un
local de la empresa Plastifierro Tubos SA. por considerarlo
coautor del “delito de concusión agravada por el empleo de
intimidación” lo condenaron a un año y seis meses de prisión.
Y acá se abre otra duda. ¿Cómo es que Salerno, con una
condena encima, anda armado en los eventos que cuida a Milei?
Varios ojos en el armado se posan sobre él.
Otros interrogantes los abrió el propio Eduardo Eurnekian.
Sobre la relación de Milei con su histórico empleado ya había
cierto misterio desde que dio el salto a la política.
La campaña de 2021 agigantó el enigma. Varios empresarios
cuentan que era Nicolás Posse, Gerente General de toda la
región sur de AA2000, el nexo para llegar a ponerle dinero al
libertario. “Nicolás fue el fundraiser, el que pasaba la gorra para
Javier”, cuenta un hombre que participó de la operación. En la
campaña confirman haber visto a Posse en los actos. ¿Lo mandó
Eurnekian como gesto de apoyo? ¿O Posse, cercano a Milei, fue
por interés personal?
Luego del tremendo debut electoral de Milei el misterio
crecería. Y lo haría por boca del propio megaempresario. Un
célebre amigo suyo jura que almorzó con él a principios de 2023 y
que este le contó no solo que lo iba a votar sino que “lo sigue
bancando”, que le seguiría pagando un aporte económico a modo
de informal sueldo. Es una idea que sostiene también alguien que
estuvo en la primera campaña. “Por lo menos tres veces
acompañé a Javier a verlo a Eurnekian. Volvía al auto con
sobres”.
El dinero es un tema sensible en la órbita del libertario. Es que
hay un gran misterio acerca de cómo se mantiene. Él renunció a
su trabajo como gerente de Eurnekian el 9 de diciembre del 2021,
horas antes de asumir su banca. Desde entonces —como
publicita cada vez que lo hace— “dona” el sueldo que recibe
como diputado. Entonces, ¿de qué vive? ¿cómo paga el alquiler
del country en Benavídez? ¿Cómo le da de comer a los clones de
Conan, que pesan 100 kilos?
Una explicación es el dinero que recauda por cenas o
encuentros privados. Según su círculo, cuesta de tres a diez mil
dólares sentarse a escucharlo. ¿Milei vivirá de lo que recauda en
estas comidas? ¿“Regala” su salario gracias a lo que cobra por
estos encuentros? De cualquier manera, ninguno de estos
ingresos estaría declarado. Como muchas cosas en la órbita del
libertario, su patrimonio es todo menos transparente.
Fue desde este mundo gris, lleno de operadores oxidados y
dirigentes recauchutados, desde donde el economista llegó a la
elección presidencial de 2023. Lo que había de liberal o de
novedoso fue sistemáticamente barrido antes de que llegara el
momento de ir a las urnas.
Flota, entonces, una pregunta. La última de todas. ¿Será esta
la primera de muchas elecciones de Milei?
15
¿Por qué?
***
Javier Milei es muchas cosas. Y tiene muchas caras.
Es el niño que nunca recibió amor de sus padres. Es el
arquero temerario de Chacarita que se animaba hasta a salir
jugando del área con la pelota. Es el adolescente del Copello que
bailaba como Jagger en los recreos. Es el rockero frustrado que
nunca pudo ser. Es el economista que luego se convirtió en
profesor. Es el intelectual que plagia y roba trabajos de otros
autores. Es la estrella mediática que hizo estragos en el rating. Es
el que llegó a la televisión con al apoyo de su multimillonario jefe.
Es el que se hizo una fama tal que lo llevó a liderar un partido que
lo quiere de presidente. Es el que odia a la casta pero hace
arreglos con la casta. Es el que se llama libertario. Es el que le
abre la puerta a apologistas de la última dictadura. Es el fondo de
pantalla de teléfono de centenares de jóvenes. Es el que le quita
el sueño al PRO y al kirchnerismo. Es quien nunca supo tener
diálogos reales con los que lo rodeaban, y por eso es alguien al
que siempre le costó tener amigos y pareja. Es un hombre solo y
sin hijos. Es el padre dolido de Conan, que lo extraña tanto que lo
mandó a clonar. Es el confidente de la medium Melamed, que le
enseñó a hacer telepatía con los clones y con su perro muerto. Es
el que habla con el “número UNO”. Es el que está embarcado en
una “misión” divina.
Milei tiene decenas de rostros. Cuál de todos ellos es el
verdadero y cuál usa solo por conveniencia depende del cristal
con el que se lo mire. Quizás es todos a la vez, lo que podría
explicar el caos emocional en el que vive desde hace 52 años.
Pero todo esto no sería relevante si no fuera por un detalle
nada menor: miles y miles de personas lo votan. La duda no es
quién es, ni cuál de todas sus caras es la verdadera, sino que la
gran pregunta es la misma que se hacía Lula.
¿Por qué tiene éxito “el fenómeno Milei”? ¿Por qué funciona?
***
Joaquín de la Torre, que fue intendente de San Miguel y ministro
del gobierno bonaerense de Vidal, dice que fue en la calle donde
se dio cuenta de que algo estaba cambiando. Que una placa
tectónica de la política y de la sociedad argentina había
empezado a moverse. Fue en las primeras semanas del 2021. La
pandemia todavía azotaba al país y en el conurbano, a cargo de
la gestión de Axel Kicillof, había restricciones a la movilidad. La
Ciudad que comandaba Larreta estaba aún en una línea
parecida. La jefatura del gobierno porteño se debatía sobre si
volver con las clases o no.
De la Torre mantuvo en esos días veinte reuniones distintas
en casas de familias trabajadoras y humildes. La modalidad era la
misma en todas. Diez personas por hogar, cinco minutos de
charla para cada uno.
***
Sin embargo, la pandemia no termina de explicar por completo el
proceso. En todo caso, el encierro por el virus y los dramas que
trajo potenciaron algo que ya estaba dando vueltas en toda la
sociedad occidental: la pérdida de paciencia ante la falta de
respuestas positivas de parte de los que gobiernan.
El caso argentino tiene, sin embargo, varias particularidades.
El primero es la gravísima realidad económica, que tiene varias
aristas pero que se puede resumir en el 561,8% de inflación
acumulada desde el 2013 al 2021, según el INDEC, en el
aumento de la pobreza en ese período del 29 al 44%, de acuerdo
a los registros de la UCA, y en el correlato en la inseguridad que
estos números traen.
La segunda originalidad de este suelo es que tiene un punto
donde la pandemia y el hartazgo frente a la política se cruzan de
una manera difícil de igualar en otros países, en un capítulo que
quedará para la historia. Es la fiesta clandestina en Olivos de
Alberto Fernández y de su esposa Fabiola Yáñez.
Ante los ojos de una ciudadanía cansada y con el bolsillo
flaco, que en muchos casos no había podido ni siquiera enterrar a
sus propios muertos, el presidente apareció incumpliendo las
restricciones a la circulación que él mismo había impuesto. Esto,
además, tenía el agravante de que Fernández había dado
cátedras de moral, en decenas de entrevistas e intervenciones,
contra los que marchaban contra la cuarentena o los que rompían
las reglas. Incluso había llegado a criticar a un joven surfer
anónimo —las redes lo inmortalizaron bajo el apodo “el boludo”—
por haber intentado viajar desde Capital a su casa en Pinamar.
Era el pico máximo de la doble moral y la prueba definitiva, para
muchos, de que a cierta élite las reglas no la alcanzaban.
***
En los primeros días de julio del 2020 sonó el timbre de una casa
en Colegiales. Ahí vivía Iñaki Gutiérrez, un adolescente de 19
años, junto a sus padres. Los que estaban en la puerta eran dos
policías: al joven lo habían denunciado por romper la cuarentena.
“Un año después me vengo a enterar de que a los días de que
me denunciaran el presidente estaba festejando el cumpleaños
de Fabiola sin barbijo y con amigos. Es indignante”, dice hoy.
A los 21, Gutiérrez es uno de los grandes referentes de la
juventud que sigue a Milei. Tiene miles de seguidores en las
redes, desde donde apoya al libertario, critica al peronismo y
provoca la indignación de centenares de usuarios, como cuando
se muestra sosteniendo una metralladora y defendiendo la libre
portación de armas.
El joven ya dejó atrás su temprana militancia de Macri y de
Bullrich, para quien llegó a trabajar. Desde el 2021 apoya al
“león”. Y no solo eso: es quien maneja la cuenta de Milei en
Facebook, Instagram y Tik Tok.
***
¿Pero por qué la juventud, ante la agonía de los grandes relatos,
giró hacia esta nueva derecha y no para otro lado?
Quizás Mila Zurbriggen, en su momento la presidenta de la
juventud libertaria de Milei, tenga la respuesta en su propia
biografía.
Ella comenzó a estudiar en la Universidad de Corrientes
cuando tenía 18 años. Eso fue en el 2018, el momento de la
irrupción de la marea verde y del feminismo en Argentina.
Zurbriggen cuenta que en ese primer año de cursada, en el que
todavía no tenía las ideas políticas demasiado definidas —más
allá de venir de una familia muy religiosa—, acusaron a un amigo
suyo y compañero de clase de haber abusado de otra estudiante.
Según el relato de la joven esa denuncia carecía de sustento e
incluso de pruebas, pero a pesar de eso el centro de estudiantes
de la facultad la motorizó. Fue el mismo espacio juvenil que ese
mismo año la quiso convencer de sumarse a las manifestaciones
a favor de la legalización del aborto. Para fines del 2018
Zurbriggen sería la coordinadora de “La Juventud Provida” en
todo el país.
A principios de 2020 se mudó a la desconocida Capital
Federal. A los pocos meses de llegar el Gobierno dictó una
cuarentena que la dejó sola, sin casi nada para hacer y aislada de
sus amigos y familias. Su primer marcha en la ciudad fue contra
las medidas de encierro, donde empezaría a entrar en contacto
con Milei y con varios del espacio. El desenlace de ahí a dirigir
durante más de un año la juventud de La Libertad Avanza parece,
con el diario del lunes, casi natural.
Otra manera de responder la pregunta sobre el giro hacia la
nueva derecha de los jóvenes la puede dar la activista Marla. Ella
es una militante feminista que suele llamar a los programas de
radio del influencer Emmanuel Dannan para pelearlo.
Danann cuenta que fue en el 2018 que por primera vez uno de
sus videos llegó al millón de reproducciones. Como no podía ser
de otra manera, a medida que iba sumando visualizaciones
ganaba no solo aplausos sino insultos y críticas del ala
progresista de la sociedad. Y en uno de esos días, en donde le
llovían los comentarios mordaces por “facho”, el influencer decidió
llevar la apuesta a otro nivel. Se sacó una foto arriba de un
Falcón verde, con el epígrafe “subí que te llevo, bebe” y “subite a
la Dananneta”.
***
La sociedad sobre la que aparece este fenómeno está
atravesada, además, por grandes cambios. Argentina está lejos
de ser no la que era a mediados del siglo pasado, sino hace tan
solo veinte años.
Una transformación notable se da en los nuevos modos de
producción. Alejados de los tiempos en los que “trabajo”
significaba un lugar en una fábrica, donde los obreros se veían
entre sí y compartían sus días, sus sueños y sus quejas, hoy
muchas personas trabajan “solas”. Es ahí en donde este nuevo
gran relato adquiere un vector importante: si antes un trabajador
con ideas marxistas, o incluso un peronista de los años cuarenta
y cincuenta, podía agitar a sus compañeros obreros contra los
patrones, muchos de los que hoy se ganan el pan tienen otro tipo
de subjetividad, más individualizada y menos atravesada por la
perspectiva de clase.
***
Pero antes que todo el fenómeno vino el personaje. El rating, de
hecho, fue el primero que lo supo: Javier Milei es un producto
irresistible. El liberalismo en argentina no tendría tanto éxito —y
de hecho, no lo tenía— si no fuera específicamente por el
atractivo de su líder. Es algo que las primeras elecciones
provinciales del 2023 están empezando a demostrar: a La
Libertad Avanza no le va tan bien si no está el libertario en la
boleta.
El periodista que más a fondo lo ha entrevistado es Jorge
Fontevecchia. A pedido del fundador de la Editorial Perfil fue la
única ocasión en la que Milei aceptó un debate en su era como
político —con Juan Grabois, donde blanqueó su apoyo a la
creación de un mercado de órganos— y con él también mantuvo
una de las largas notas que hace. A ese reportaje, de tres horas,
el libertario lo incluyó como uno de sus capítulos en su libro El
camino del libertario, que ocupa 40 de las 350 páginas. Luego de
las revelaciones de la revista Noticias, una publicación de Perfil,
Milei no volvería a contestarle el teléfono al periodista (ver
capítulo “El rincón del vago”).
***
Está claro que el éxito de La Libertad Avanza no es un caso
aislado que sucede solamente en el suelo argentino. Se monta,
como un espejo o como una consecuencia, a espaldas de un
fantasma que recorre todo el planeta: la emergencia de líderes de
nueva derecha. Algunos historiadores, como Julia Rosemberg,
postulan que este proceso empezó a crecer a partir de la crisis
global del 2008. “Fue una crisis que empezó siendo económica
pero terminó pateando el tablero cultural, social y político de todo
Occidente”, afirma.
Bolsonaro en Brasil, Kast en Chile, López Aliaga y Fujimori en
Perú, Trump en Estados Unidos, Le Pen en Francia, Vox en
España, Ley y Justicia en Polonia, Fidesz en Hungría, Chega en
Portugal y Giorgia Meloni en Italia son los referentes
internacionales de esta gran familia. Hablan un idioma parecido y
se dirigen a un público similar. Excede al trabajo de este libro
analizar este fenómeno mundial, pero hay algo que no deja de ser
interesante: si se compara a Milei con varios de los otros
miembros las diferencias que aparecen son enormes.
Vox, por poner un caso, es un partido con el que el argentino
tiene bastante afinidad. Suele viajar hasta España para participar
de las grandes convenciones de la nueva derecha internacional
que se hacen en Madrid. Ambos comparten el mismo enemigo
ideológico. “El nuevo marxismo” lo llaman los españoles, y es
este el punto de encuentro que tienen con Milei.
Pero Santiago Abascal, el líder de Vox, se cortaría las dos
manos antes de cerrar el Banco Central. Es un partido
profundamente nacionalista, que ve al Estado no como un
enemigo sino como una herramienta, y que está más cerca de
Perón que de Milei. Está más cerca, también, del excombatiente
de Malvinas, excarapintada y líder del partido NOS, Juan José
Gómez Centurión.
***
La pregunta que más se hace, sin embargo, los que ven desde
afuera este fenómeno no es ni por qué sucedió ni dónde nació ni
por qué funciona. Es algo mucho más elemental, una duda que
se pronuncia con temor y rechazo en mismas proporciones. ¿Qué
tan nueva es esta nueva derecha? ¿Qué tanto se parece a los
viejos movimientos autoritarios del siglo pasado? O, en criollo,
¿qué tan “fachos” son?
En el caso argentino la pregunta está más que justificada.
Milei se presentó en sociedad acompañado de Victoria Villarruel,
una mujer que se hizo famosa en la televisión por su perfil
negacionista de los crímenes de Estado ocurridos durante los
setenta y que cuando llegó al Congreso contrató de asesor a
Marcelo Cinto Courtaux, el hijo homónimo —y orgulloso— de
quien fuera uno de los genocidas más temibles de la última
dictadura. Este fantasma, además, fue motorizado por el propio
libertario gracias a sus declaraciones negando los 30 mil
desaparecidos o por las notas que compartió desde su cuenta de
Twitter donde apoyaba las “masivas protestas reclamando que
frenen las medidas dictatoriales de Lula”, cuando en Brasil estaba
sucediendo el intento de golpe luego de las elecciones en las que
perdió Bolsonaro.
Fue una postura que además se rectificó por la alianza de
Milei con el orgulloso hijo de un genocida, el tucumano Ricardo
Bussi, o con el partido Unite, dirigido por José Bonacci, un
hombre que suele posar para las fotos con libros de Hitler. Y esto
remite solo a los políticos formalmente incluidos en La Libertad
Avanza. Si se agranda la lupa se podrían sumar a influencers
como “El Presto”, que se hizo famoso en las redes por su foto
sonriente junto al dictador Videla y por las amenazas que le hizo
a Cristina Kirchner —“vos no vas a salir viva, te queda poco
tiempo”—.
José Benegas estudió mucho la línea que une a las nuevas
derechas con los viejos movimientos autoritarios. Tanto que el
periodista y ensayista liberal publicó un libro titulado “Lo
impensable. El curioso caso de los liberales mutando al
fascismo”.
Si bien señala que entre todas las derechas que han ido
surgiendo en los últimos años hay diferencias y matices, hay algo
que los une: lo que Feierstein llama “la irradiación política del
odio”. “Es lo que caracterizó históricamente al fascismo. Por eso
en discusiones con otros académicos yo insisto mucho en la
caracterización de estos movimientos como fascistas o
neofascistas. Porque toman el corazón de lo que implican las
prácticas fascistas, que es esta capacidad de la irradiación capilar
del odio”.
Dentro de los que adscriben a esta corriente hay debates.
Mientras que algunos como Gutiérrez —“la derecha cambió y
cambió para bien”— y Rinaldi —“la nueva derecha se liberó del
karma de estar asociada al último proceso militar, se sacó la cosa
de que si sos de derecha sos la dictadura”— sostinen que este
campo está libre de los pecados del pasado, otros presentan
matices y discusiones.
Danann y Maslatón marcan que no solo el líder está
contaminado por estas ideas sino que en su base se replican.
***
Ansiedad por la recuperación de un gran relato que explique el
mundo. Frustración frente a un futuro incierto. Nostalgia por los
valores de épocas pasadas. Transformación de las formas de
producción y sus consecuentes modificaciones de la subjetividad.
Talento para canalizar un enojo que está más que justificado. Un
mundo entero que empieza a girar a otro compás. Todas estas
son un puñado de explicaciones que, a modo de pautas, pueden
ayudar a entender por qué el rugido del león es tan fuerte. Hay un
entusiasmo, una erotomanía, que este libertario enojado y un
poco chistoso, de pelos revueltos y discurso iracundo, despierta
en todos los cachorros de su manada.
Pero más allá de los debates hay una sola cosa clara: Milei
funciona, y es un fenómeno que llegó para quedarse.
16
Los pecados del padre
***
El cuarteto que se juntaba a cenar en La Calesita se completaba
con el abogado Eduardo Vacirca, el contador Eduardo Cunquero
y el dueño de la batuta, el empresario Ricardo Manzon.
“Tito” Manzon era el dueño una muy conocida concesionaria
de Vicente López. Llevaban 25 años vendiendo los autos
japoneses cero kilómetros —sin tener jamás una mancha en su
reputación— y controlando una parte sustancial del negocio
automotor: era distribuidor oficial de todos los repuestos de esa
marca en Argentina. El negocio andaba muy bien.
Los cuatro parroquianos tenía cita todos los meses. Era un
equipo que funcionaba de memoria. Cuquero —también asesor
del senador y luego gobernador de Santa Fe, Omar Perotti— se
encargaba de las cuentas. Vacirca—director de su propio estudio
jurídico y titular de tres cátedras en Derecho de la UBA—
mantenía los ojos abiertos ante cualquier agujero legal. Manzon
era el empleador de todos. En cambio, el rol de Norberto Milei era
más difuso, más oscuro, igual que él.
***
El ascenso de Norberto Milei en el escalafón económico fue tan
vertiginoso como llamativo. Cumplió el sueño de cualquier
trabajador de pasar de empleado a jefe, y encima en la propia
empresa para la que se desempeñaba.
Pasó de manejar un colectivo de la línea 21 a comprar esa
compañía. A fines de los 90 ya se había convertido en dueño de
Teniente General Roca SA, la empresa que controla la línea 108 y
la que lo tenía a él de chofer. Pero no se quedó ahí, sino que
también compró Rocaraza SA, que posee la 31 y la 146. Se había
convertido decididamente en un empresario del transporte.
Vivo, rápido y sin miedo a nada, Milei padre iba para adelante.
Y en 2004 volvió a dar un vuelco inesperado a su vida
empresarial.
Además de seguir manejando las líneas de colectivo, se
convirtió en presidente de Francisco Viedma SA. Una compañía
muy alejada del mundo por el que se había movido toda su vida
hasta entonces. Se trataba de una financiera. “Incluye también
actividades de inversión en acciones, títulos, la actividad de
corredores de bolsa, securitización, etc.”, según su inscripción
ante la AFIP.
No sería, sin embargo, su último giro empresario. Una vez
que, se ve, ya había dominado el arte de manejar una empresa
de transporte urbano y una financiera, “Beto” emprendería otro
desafío. Era el momento de ir al campo. En el 2007 adquirió
Buena Yunta SA, dedicada a la explotación ganadera y
agropecuaria, y en el 2008 Campo La Ponderosa SA, una firma
abocada al cultivo de algodón, trigo y maíz.
Pero Milei padre todavía tenía una sorpresa más en el tintero.
Quizás el mundo de los colectivos ya lo había aburrido, lo mismo
que tal vez le pasó con las tediosas finanzas y el difícil negocio
del campo.
En 2011 incursionó en otro universo más y constituyó la
inmobiliaria Graviar SRL. “Compra, venta, permuta, alquiler,
arrendamiento de propiedades inmuebles”, dice la inscripción.
¿Sería esta la inmobiliaria a través de la cual, según el relato de
Vacirca, Milei padre movía el dinero de la concesionaria de su
amigo Manzon?
***
Hay varias aristas interesantes que se desprenden de la biografía
profesional de “Beto” Milei. Una, que no deja de ser curiosa, es
que tanto Cristina Kirchner como Javier Milei tuvieron padres que
arrancaron como colectiveros y que terminaron como
empresarios del transporte.
Otro dato llamativo es que a pesar de que Norberto estuvo
históricamente alejado de su hijo, al resto de la familia la tuvo
siempre muy cerca. No solo en sus afectos, sino que hasta la
cobijó en sus negocios.
En el 2015 su hija se convirtió en directora suplente de Campo
La Ponderosa SA, y al año siguiente se sumaría al directorio su
esposa Alicia. La familia, salvo por Javier, estaba unida. Si esto
es cierto, ¿sería Norberto quien ayudó a Karina a montar su
primera empresa? En enero del 2007 la hija menor abrió
Neumáticos Acassuso SRL, una sociedad dedicada a la
compraventa de neumáticos y de “lubricantes de todo tipo, así
como los servicios de gomería y lubricentro”. ¿De dónde sacó la
hija menor el dinero para abrir este emprendimiento? ¿Dónde
obtuvo Karina el background para desempeñarse en este rubro?
¿Del padre? ¿Tendría Neumáticos Acassuso SRL alguna
conexión con el negocio de Manzon?
En la carrera de Milei padre hay también pinceladas de ese
“andar por el cordón” que contaba Vacirca. El 14 de agosto de
2008 la Justicia lo encontró culpable de no pagar impuestos. Fue
a raíz de una demanda que le inició la Dirección de Fiscalización
del Área Metropolitana, que dependía de la Dirección Provincial
de Rentas, la actual ARBA. Ese organismo descubrió que
Teniente General Roca SA, una de sus empresas de transporte,
no había pagado impuestos en 2002 y en el 2003. El monto que
se “olvidó” de abonar al Estado fue de $99.280,41, que sumados
a una “multa por omisión del 20%” de $19.280,41 daban un total
de $118.560,82 a pagar. Hoy serían 11 millones de pesos.
El otro dato llamativo es lo que surge de una búsqueda en
Open Corporate, la base de datos de empresas más grande,
completa y respetada del mundo. Ahí aparece el nombre de
Norberto Milei, pero no arriba de un colectivo, sino por su paso
como director de dos offshore radicadas en Miami. Alkary
Investments LLC fue creada el 14 de enero de 2015 y Alkanor
Investments LLC el 20 de septiembre de 2019. En ambas
figuraba en el directorio junto a su esposa y su hija. ¿Sería por
eso el nombre? “Alkary” es la suma de Alicia y Karina, y
“Alkanor”, de Alicia, Karina y Norberto. Sin embargo, más que la
denominación, las grandes dudas pasan por otro lado. ¿Para qué
necesitaba el otrora colectivero tener dos offshore? ¿Para qué las
usaba?
Además, el emporio Milei no se queda ahí. Según consta en el
sitio UniCourt —una reconocida base de datos que brinda
información y documentos de casos judiciales de todo Estados
Unidos—, “Alkary” tiene al menos una propiedad en el país del
norte. Y estaría en apuros legales, ya que le iniciaron por lo
menos dos demandas. Una la hizo el Italbank International Inc el
2 de agosto de 2021. El banco busca ejecutar una hipoteca por
un condominio en la dirección 4010 South Ocean, a nombre de
Alkary y de Horacio Norberto Milei. La causa quedó radicada en
el Palacio de Justicia de Broward, Florida, a cargo de la jueza
Andrea Ruth Gundersen.
La otra es del 30 de marzo de ese año, y por el mismo motivo.
Invictus Residencial Pooler LP demandó a Alkary por
“ejecuciones hipotecarias de bienes inmuebles”, un caso que
también transita en el juzgado de Miami. En esta denuncia, sin
embargo, figura la sociedad y no Milei padre en la lista de
imputados.
Lo recién narrado nace de dos grandes bases de datos, muy
reconocidas. Los voceros del libertario no respondieron las
consultas sobre el tema para este libro. Sin embargo hay una
prueba más sobre los vínculos de esas empresas con la familia
Milei.
En el registro de autoridades de Alkary, además de los Milei,
también está Javier Eduardo Guezikaraian, un financista
argentino radicado en Florida. Él no solo es el director de esa
sociedad, sino que desde el 25 de abril del 2022 es el único que
la preside. Tanto Norberto como su esposa y su hija abandonaron
la sociedad para esa fecha. Fue justo poco tiempo después de
que en Argentina el hijo mayor de los Milei se convirtiera en
diputado.
Está claro que Guezikaraian y los Milei se conocen. Y
bastante. “Muy feliz día a tu papá, Javi, besos”, le comentó Karina
Milei a un posteo en Instagram de Javier Guezikaraian del 20 de
junio del 2021. Era un saludo sentido al que le agregó emoticones
de corazón, y que el financista le devolvió con un “gracias,
igualmente para ‘Beto’”. La menor de los Milei, además, le puso
me gusta en la mayoría de las fotos, y Guezikaraian integra la
selecta lista de 207 amigos que tiene ella en su red social. Otra
que está dentro de ese exclusivo grupo es Celia Melamed, la
mujer que le enseñó a comunicarse con animales vivos y muertos
(ver capítulo “La misión”).
Hay más. Según @gonziver, el periodista de Twitter que
publicó la lista de invitados a la fiesta de cumpleaños de Fabiola
Yáñez en la Quinta de Olivos durante la cuarentena, Alkary
vendió el 18 de marzo de 2022 —días antes de que los Milei
dejaran de estar en su directorio— una casa en Miami a 620 mil
dólares.
***
Vacirca mira su reloj y avisa que se tiene que ir a dar su clase en
la facultad de Derecho. En los primeros días de marzo la cursada
acaba de empezar, y el profesor tiene un aula llena esperándolo.
Antes de levantarse de su asiento muestra de refilón una última
sorpresa. Es una conversación por Whatsapp con Norberto Milei,
de mediados del 2022. “Beto, ¿cómo te va? Soy Eduardo, el
amigo de Tito, tanto tiempo”.
Para aquel momento llevaban casi dos años sin verse. La
última vez había sido en el hospital, cuando fueron a despedirse
de Manzon. “Beto” estaba con Alicia, a quien el abogado recuerda
como una mujer callada.
Norberto le dijo que sí, que por supuesto se acordaba, y
cambiaron algunos mensajes. Vacirca, con pasado en la UCR y
con olfato político, le sugirió ideas y nombres para el armado del
libertario. Y le preguntó si se las podía transmitir al ahora
diputado.
Y esta vez, el padre de Javier Milei ya no le dijo que su hijo
estaba loco y que por eso lo tenía que fajar cuando era chico. No,
el hombre de la cachiporra en el colectivo, devenido en
empresario del transporte, del agro y del mundo de las finanzas,
con sociedades offshore, simplemente le dijo que sí, que le iba a
transmitir el mensaje a Javier.
Como si supiera que debía alejarse para siempre de la imagen
de aquel padre impiadoso y violento que fue.
Ahora sí hablaba con su hijo, que ya no era aquel pibe salvaje
que lo sacaba de quicio sino el prometedor líder de la nueva
derecha argentina.
Era Javier Milei, el fenómeno más revulsivo y popular de la
política argentina.
Epílogo
***
Una investigación periodística que pone el foco en un líder
político con máximas aspiraciones de poder no puede obviar las
particulares características del comportamiento de Milei.
No puede obviar quién realmente es, desde las golpizas que
recibía de su padre, el bullying escolar y la falta de amigos y de
parejas hasta su supuesta capacidad para comunicarse con
animales, con seres que están muertos -como le enseñó una
médium que dice poder hablar con mosquitos y con el Covid- y
con “el Uno”, el que le encomendó “la misión” de meterse en la
política para ser presidente.
Javier Milei es capaz de comprender que ese don, que está
seguro de poseer, es una cualidad que para los demás resultaría
delirante. De hecho, que hasta ahora no se conociera es solo
porque se cuida de mencionarlo únicamente entre sus allegados
de confianza, a los que les exige mantener la mayor
confidencialidad al respecto porque “dirían que estoy loco”.
Algunos, como su hermana Karina, están convencidos de que
tanto ella como él poseen esa habilidad. Otros se sonríen a
espaldas de ambos y le restan trascendencia al tema. Algunos lo
hacen porque prefieren creer que es una broma y otros, sobre
todo los que dependen de sus votos para subir peldaños en el
escalafón social o político, porque saben los riesgos que esa
afirmación conllevaría.
Sin embargo, llegado a este punto, a la última página de esta
investigación, lo importante no es lo que yo pienso, las
revelaciones informativas, las interpretaciones psicoanalíticas o
las opiniones que genera el mayor exponente de la nueva
derecha.
Ni siquiera importa tanto lo que Milei piense.
Lo verdaderamente trascendental es que miles de argentinos
están convencidos de que él es su salvador.
Y en el intento por conocerlo a él, este libro termina siendo
una radiografía involuntaria de esa parte de la sociedad quebrada
anímica, física y, sobre todo, económicamente. También del
círculo rojo que lo potenció, de los periodistas y medios que -por
adicción al rating- ayudaron a crear su fama y de cómo se
mueven las nuevas audiencias en tiempos de redes y clickbait.
Una prueba de la agonía de los dos grandes partidos políticos
que hace no tanto contenían al grueso de la población; de ese
fantasma llamado nueva derecha que recorre el mundo y que
llegó a Argentina con la suficiente fuerza como para instalarse en
sus 24 provincias y para empezar a crear dirigentes, militantes y
partidos.
Una radiografía de esta Argentina aterrorizada, sola y
agobiada de la que Javier Milei es apenas su mayor exponente.
Bonus track 100% barrani
***
Carlos abrió la puerta y sintió que algo andaba mal. La casa de
Villa Crespo, siempre alborotada por los gritos de los chicos y el
ruido del taller textil sirio-libanés, estaba en absoluto silencio. En
la cocina, el niño de trece años encontró a su madre sentada con
la mirada clavada en el piso. A su lado, un hombre largo y de
sobretodo —al que Carlos no había visto nunca— revisaba, una
por una, las cartas desparramadas sobre la mesa. El extraño
miraba con repugnancia los sellos impresos en los sobres:
Alemania Oriental, Unión Soviética, Cuba, Vietnam. Al verlo
entrar, el desconocido interrumpió su tarea y le extendió la mano.
Se presentó como un agente de Aduana. Le explicó que estaba
tras la pista de centenares de cartas provenientes de países
comunistas, todas con un mismo destinatario: Carlos Gustavo
Maslatón, Gutemberg 3270.
***
Para experimentar la pasión de Maslatón por joder e
incomodar hace falta poner un pie en el piso 18 del Kavanagh, el
lujoso edificio donde vive a metros de los empresarios más
poderosos del país, como Paolo Rocca y Benito Roggio. Apenas
se abre la puerta de rejas del ascensor, que comunica
directamente a su casa de 222 metros cuadrados, aparece Carlos
en toda su plenitud: una mano de dedos chicos, custodiada por
un reloj que parece caro, con la palma abierta invitando al pecado
sanitario. En ese gesto —podría decir el escritor español Javier
Cercas— se adivina su rasgo más profundo. Antes de la
pandemia Maslatón era de esos que preferían evitar el contacto
físico al saludar. Ahora, en esta entrevista de principios del 2021,
la primera de toda la saga, lo disfruta sin pudor. Y lo convirtió en
un transparente desafío a sus interlocutores.
***
Desde marzo de 2020 Maslatón le puso el cuerpo —a pesar de
entrar dentro del grupo de riesgo— a la lucha contra el encierro
sanitario que decretó el Gobierno. No respetó un solo día de
confinamiento. Se la pasó despotricando contra la “mentira” del
virus y criticó la “dictadura comunista” de Alberto Fernández y
Horacio “Sombrilla” Larreta, un apodo de su autoría en un irónico
homenaje por las falsas playas que construyó en la Ciudad en
2018.
Mientras en Argentina aumentaban los índices de pobreza,
Maslatón salía a comer a restaurantes clandestinos y compartía
en sus redes fotos de exuberantes facturas —que llegaban hasta
los 50 mil pesos— junto a una frase que acuñó y luego se
convirtió en uno de los emblemas —además de todo tipo de
merchandising— del movimiento anticuarentena: 100% barrani.
***
Maslatón dice que la borró de su memoria. Que de esa noche
afiebrada de noviembre de 1987 —y eso que él jura tener una
memoria perfecta— no le queda ningún recuerdo. Tiene sentido:
aquel día terminó inconsciente y en una cama de hospital.
Quien sí tiene presente aquella jornada es Hernán Lombardi.
El radical llegó a las cinco de la mañana a la Facultad de
Ingeniería a ayudar a un conteo de votos que parecía irreversible:
los últimos días del año anunciaban el fin del monopolio de la
Franja Morada en la Universidad de Buenos Aires y el principio de
la descomposición del gobierno de Alfonsín. El pesar que
arrastraba Lombardi era la contracara del éxtasis de Maslatón,
que ganaba con Unión para la Apertura Democrática, su
agrupación liberal, ese centro de estudiantes —y otros 59 en el
país—, y se convertía en la joven promesa de la política
argentina. Aquel era un éxito que los perdedores de las
elecciones no iban a perdonar.
Lombardi puso un pie en la sede de Paseo Colón en el
momento exacto en que una turba enfurecida sacaba a Maslatón
por la ventana rota de un taxi. Según la víctima eran 200; para
Lombardi, varias decenas; “más de 30”, dijo al día siguiente el
diario La Prensa. “Los agresores lo identificaron y comenzaron a
destruir el coche particular del taxista a golpe de puño. Otro
grupo, coordinadamente, lo retiró del automóvil y, arrojándolo al
piso, comenzó a golpearlo con puntapiés, palos y elementos
cortantes”, relató el diario.
Lombardi llamó a dos amigos y juntos se abalanzaron sobre
Maslatón, que para ese entonces ya había perdido la consciencia.
Mientras uno de los ocasionales ayudantes arrastraba, como
podía, al joven liberal desmayado y ensangrentado, Lombardi se
convirtió en el nuevo blanco de la bronca generalizada.
***
Aunque tiene más repercusión por sus estallidos mediáticos que
por su carrera como analista financiero, son pocos los miembros
del poder que no saben quién es Maslatón. Luego de recibirse de
abogado recibió la invitación del líder de la Ucedé, Álvaro
Alsogaray, para sumarse a sus filas. En 1985 el joven de 26 años
era la gran promesa del partido, como podrían dar fe las 65 mil
personas que fueron el último día de aquel octubre al cierre de
campaña en River Plate. Ese acto, el más numeroso de la historia
local para un movimiento liberal, lo abrió Maslatón.
***
A Maslatón se le asoma una sonrisa. Está en su lugar en el
mundo, su “casa-oficina”, el cuarto donde trabaja, desde donde
hace sus zooms y donde pasa casi veinte horas al día. Detrás
suyo hay un enorme escudo nacional hecho de plata que le
encargó al orfebre Juan Carlos Pallarols, el mismo artista que
hizo los bastones presidenciales de Alfonsín, Menem y los
Kirchner. El liberal colgó la pieza en marzo del 2020, días antes
de la pandemia, y para el evento hizo venir a un destacamento de
Granaderos.
A pesar de que para cuando comenzó este milenio Maslatón
ya había derrotado a una multinacional y era concejal con
mandato cumplido, además de una referencia dentro del campo
liberal, casi nadie fuera del círculo rojo lo conocía. Pero todo
cambió con el Covid-19.
***
En 1922 Fernando Pessoa publicó “El banquero anarquista”, un
cuento donde el protagonista, un adinerado banquero, se jacta de
que él, a diferencia de los que intentan derribar al sistema con
bombas, logró llegar al verdadero nirvana revolucionario: gracias
a su riqueza quedó liberado de la opresión del capitalismo.
“¿Cómo subyugar al dinero y a su tiranía? Adquirirlo bastante
como para no sentir su influencia”, dice el empresario.
Si el escritor pudiera ver a Maslatón probablemente se
asustaría, de la misma manera en que Víctor Frankenstein tembló
al ver caminar a su obra. El líder del movimiento barrani no es
banquero pero acumula criptomonedas, y no es anarquista pero
pertenece a esa gran tribu del liberalismo que suele rayar lo
antisistema. Su fortuna no solo le permite, igual que al
protagonista del cuento, pasarse por los sobacos las
convenciones sociales sino que le da a Maslatón aquello que más
ama en el mundo, mucho más que a su billetera virtual, sus
seguidores e incluso que a Mariquita Delvecchio, su esposa
desde 1993. Es su amor más antiguo, que nació cuando un libro
de Adam Smith llegó a sus manos a los 13 años. Una pasión por
la que él, como dejó claro desde que estalló la pandemia, jura
estar dispuesto a morir: la libertad.
***
La bomba explotó ocho metros atrás de Maslatón. Si no hubiese
estado sentado dentro de un Jeep Sufá del ejército de Israel este
perfil jamás hubiera sido escrito. El coche blindado aguantó la
mayoría de las esquirlas que lanzó la detonación, pero no todas.
Dieciocho años después, en su oficina, el liberal se arremanga
el pantalón y presume uno de sus grandes trofeos: tres pequeñas
pelotas que se le asoman en la tibia derecha, la pierna que en
aquel noviembre del 2003, en las afueras de la Franja de Gaza,
se salvó de milagro.
Dos décadas antes la historia casi se repite, y en forma de
tragedia. En 1984, año en que, según los números oficiales de
Perú, morían asesinadas 5,62 personas por día, Maslatón estuvo
a punto de sumarse a la estadística. El ejército del país vecino lo
secuestró en las afueras de Ayacucho, una ciudad al sur de Lima,
y lo tuvo una semana detenido: sospechaban que era miembro de
Sendero Luminoso, la organización armada que buscaba derribar
al gobierno. Si los soldados llegaban a convencerse de eso, el
liberal era hombre muerto.
***
Maslatón está molesto. “Esto es una ridiculez, una pavada”. Mira
al mozo, que se acercó para acompañarlo hasta la mesa, y
aprovecha la excusa para seguir destilando veneno. “Miren a este
pobre pibe, que para trabajar le hacen poner esta boludez”. Al
joven apenas se le ven los ojos pero se le nota que está
incómodo, sobre todo porque el liberal es uno de los clientes más
fieles del exclusivo restaurante Ozaka, en Puerto Madero, donde
las facturas no bajan de los diez mil pesos por persona. No quiere
meter la pata y soporta la larga perorata de Maslatón contra el
barbijo y el Covid. Para entrar lo obligaron a cumplir el protocolo y
lo siente como una derrota personal. “Qué bien que la hicieron los
comunistas, inventaron este virus y nos tienen a todos como
pelotudos”, dice antes de pedir de memoria 10 platos distintos.
***
Pasaron casi dos años desde la cena en Osaka, pero algo no
cambió: Maslatón, otra vez, está molesto. Ahora, en el arranque
de 2023, además se lo nota cansado.
Está despatarrado en un sillón del bar del Palacio Duhau, un
hotel de lujo en el corazón de Recoleta por el que se pasean
turistas extranjeros e integrantes del círculo rojo local. A él el
coqueto entorno no podría importarle menos. Con una soda vacía
en la mesa, no saca la vista de su celular.
La absorción total en la pantalla no es por la pronunciada
caída del precio del Bitcoin de los últimos meses, ni por el hecho
de que los seguidores de Milei no dejan pasar un día sin insultarlo
en las redes. Su fastidio es, igual que él, mucho más particular.
Índice
Portadilla 2
Legales 4
Prólogo 6
1. El lado oscuro del Luna 11
2. El lado oscuro del Luna II: de barrabravas y
17
asesinos
3. Abran paso: llegó Javier Milei 25
4. Hola a todos 34
5. “Hay que cortarle la cabeza” 39
6. “Dale una mano a Javier” 49
7. “La misión” 62
8. “La misión” II 72
9. Dios en el bolsillo 89
10. Rugió la bestia 99
11. 2021 113
12. ¿Avanza la libertad? 128
13. El rincón del vago 147
14. El negocio de la casta 159
15. ¿Por qué? 175
16. Los pecados del padre 217
Epílogo 228
Bonus track 100% barrani 233
Agradecimientos 256