Alemania no es solo el motor de Europa, sino que, además, es un destino capaz de ofrecerte una combinación equilibrada de historia, tradición y modernidad. Ya seas un amante de los espacios naturales, un curioso de la arqueología o un cultivador de la vida nocturna, el gigante germano tiene lo que necesitas.
El Oktoberfest es el festival anual de la cerveza que se celebra en Múnich entre septiembre y octubre. Los millones de personas que reúne el evento pueden probar la famosa lager bávara en una de las carpas, participar en los desfiles de trajes tradicionales y asistir a conciertos gratuitos.
Si deseas descubrir los vestigios de la presencia vikinga, el comercio naval y la piratería, puedes visitar la red de ciudades portuarias que coronan el norte alemán. Ciudades como Hamburgo o Lübeck te están esperando.
La capital alemana retiene en su geografía el recuerdo reciente del Muro. Centro indiscutible de la música electrónica, la cultura alternativa y el clubbing (ir a las discotecas), para las horas diurnas ofrece repertorios museísticos como los integrados en la Isla de los Museos, salas de arte contemporáneo y joyas arquitectónicas como el palacio de Charlottenburg.
Pueblos pintorescos, bosques encantados y castillos que ciñen las colinas: esto y más te ofrece el Rin, la inmensa arteria fluvial que atraviesa Alemania. Tanto si decides explorar el cauce fluvial del Rin Superior como si optas por los valles de su porción media, aprovecha que el Rin está abierto para la navegación y recorre en barca sus meandros hasta las bodegas que producen el típico vino renano.
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la ciudad de Colonia es sede del carnaval más famoso de Alemania. Alberga, además, una de las catedrales góticas más famosas y mejor conservadas de Europa.
Si quieres ir en verano, ten presente que la costa norte suele ser fría y ventosa. Si deseas unas vacaciones blancas, podrás visitar el mercadillo navideño de Núremberg, en el que comprar artesanía y dulces típicos, como el pan de jengibre, y asistir a conciertos del Adviento en Múnich.
Los ciudadanos de la Unión Europea solo necesitan un documento de identidad nacional o un pasaporte válido. Las personas procedentes de otros países pueden necesitar un visado Schengen.
Alemania cuenta con varios aeropuertos internacionales en Berlín, Fráncfort, Düsseldorf y Múnich, que conectan el país con las principales ciudades europeas. Compañías de solera como Lufthansa ofrecen vuelos regulares entre España y Alemania.
Hacia Alemania, resulta muy sencillo desplazarse desde ciudades como París, Bruselas o Londres gracias a los trenes EuroCity. En 5 h 30 min puedes ir de París a Múnich o de Varsovia a Berlín.
Aparte del permiso de conducción, la matrícula del vehículo y el seguro a terceros, no se requiere otro requisito para cruzar la frontera alemana en coche. Puede llegarse al país a través de Estrasburgo, en la frontera oeste, o hacerlo atravesando Suiza desde Italia, a través del paso de San Gotardo.
Existen compañías de autobuses que operan entre Alemania y ciudades como Viena, Ámsterdam y Milán. Un billete de Praga a Berlín puede costar 10 € con la compañía Eurolines, mientras Flixbus oferta billetes hacia muchas ciudades alemanas desde París o Venecia a partir de 5 €.
Desde Suiza, puede llegarse en barco a poblaciones alemanas del interior por el Rin. Los puertos marítimos del norte, como Kiel y Rostock también conectan el país con los territorios escandinavos.
Una litera en una habitación compartida de albergue es una de las opciones económicas con las que cuentas en este país. También puedes optar por alquilar una habitación en un Fremdenzimmer (bed & Breakfast, cama y desayuno). Si prefieres un hotel clásico, los alojamientos de tipo budget (o de bajo costo), como los de la cadena ibis, ofrecen buenas opciones.
Todos los núcleos de población alemanes disponen de servicios de transporte público (Metro, autobús, tranvía, tren) que los conectan con el territorio circundante. Un billete sencillo en Berlín cuesta 2,80 €, mientras que el abono diario en Múnich cuesta 6,70 €.
El sistema ferroviario nacional, gestionado por Deutsche Bahn, conecta entre sí la mayor parte de ciudades y pueblos. Un billete del aeropuerto de Fráncfort a Heidelberg, por ejemplo, tiene un precio de partida de 14,90 €.
Estos pueden ser útiles para ir a localidades situadas fuera de las rutas turísticas convencionales. Compañías como Flixbus conectan distintas ciudades alemanas, como Aquisgrán, Heidelberg o Berlín, por precios a partir de 5 €.
Compañías como Avis, Thrifty y Rentalcars ofrecen tarifas de alquiler a partir de 10 €. Deberás presentar un carné de conducir y, dependiendo de la compañía, un permiso de conducción internacional.
Tanto Lufthansa como Air Berlin y Germanwings conectan con vuelos regulares de bajo costo las principales ciudades germanas.
Es similar al español, aunque, en temporada alta o en zonas turísticas, los precios pueden subir. Por la competencia en el mercado y la profusión de supermercados con precios reducidos, hacer la compra puede incluso costar menos que en España. El precio de un café ronda los 2 € y en los imbiss puedes comer un plato de currywurst (salchicha) o un borek turco (una especie de empanada) por 4 €.