Esta famosa ciudad de paz, la capital de Brandeburgo, es un lugar fascinante y seductor. En su día fue el centro del Imperio prusiano de Federico el Grande, motivo por el cual es una población con un pasado histórico muy interesante y grandes muestras arquitectónicas, gran número de ellas en su núcleo urbano protegido por la UNESCO.
Potsdam cuenta con magníficos parques, excelentes museos y construcciones tan espectaculares como el Palacio Cecilienhof, el Palacio de Babelsberg -rodeado de un fantástico jardín y que fue la casa de verano del káiser Guillermo I- o el Nuevo Palacio, un auténtico festival de adornos dorados, bellas artes y magníficos muebles, que acoge un teatro donde todavía se realizan actuaciones periódicas.
Callejear por su peculiar barrio holandés, visitar la iglesia de San Nicolás, situada en el centro de la ciudad, o atravesar el cinematográfico puente Glienicke, conocido también como "el puente de los espías", forman parte de los encantos imprescindibles de esta localidad.
En la década de 1920, Potsdam fue uno de los centros internacionales del cine. Explora esta parte de la historia local en el Museo del Cine de Potsdam, que rinde tributo al famoso estudio UFA, donde maestros de la talla de Fritz Lang aprendieron su oficio.
La conferencia de Potsdam, en 1945, determinó el orden mundial de la posguerra, cuando Stalin, Truman y Churchill pusieron punto final a la guerra contra Alemania. Estas negociaciones históricas se llevaron a cabo en el Palacio Cecilienhof, que puede visitarse.
Alemania es, por tradición, uno de los principales países consumidores y productores de cerveza del mundo. En Postdam puedes saborear una gran cantidad de marcas y variedades en un entorno histórico ideal.
Situado en el centro de Postdam, este museo participativo e interactivo despierta la pasión por la ciencia y acerca la tecnología a los más pequeños. Es una experiencia fantástica que permite construir células solares, provocar tornados y realizar extraordinarios experimentos en el laboratorio.
Aunque Potsdam tiene mucho que ofrecer, la vida nocturna, las compras y las atracciones de clase mundial de Berlín, que se encuentra a un corto viaje en coche o tren, obligan a visitar la capital de Alemania.
La gran obra de Federico el Grande, gobernante prusiano del siglo XVIII, es el Palacio de Sanssouci, uno de los más bellos del mundo. Su nombre significa "sin preocupaciones", lo que refleja el propósito de su construcción: crear un retiro para pensar, escribir y componer música. Actualmente, los exteriores rococós, las salas ornamentadas, los jardines deslumbrantes y el ritmo constructivo trasladan a un mundo de ocio, lujo y satisfacción. Sus impresionantes jardines y la espléndida Bildergalerie, que alberga piezas de arte de autores como Caravaggio, Rubens y Van Dyck, resultan también imprescindibles.
Entre las construcciones impulsadas por Federico el Grande en honor a la victoria prusiana en la Guerra de los Siete Años se incluye la puerta de Brandeburgo, anterior a la de Berlín, con la que nada tiene que ver.
Más allá del brillo de los palacios y de la historia cortesana de Postdam, esta colonia rusa es otro de sus encantos únicos. Se trata de un pequeño barrio construido, al estilo ruso, con casas de madera. Inicialmente se alojaban en él los cantantes rusos del primer regimiento de la Guardia Prusiana. Considerado actualmente Patrimonio de la Humanidad, incluye una casa museo, y el barrio cuenta con una atractiva iglesia ortodoxa.
Potsdam no solo ha acogido a emperadores y reyes, también a científicos de renombre mundial, especialmente Albert Einstein, que planteó la teoría la relatividad. Tenía su casa de verano en Caputh, a unos pocos kilómetros al sur de la ciudad, en una modesta vivienda, estilo cabaña de madera, en la que vivió entre 1929 y 1932. Déjate seducir por sus habitaciones en óptimo estado de conservación o por las exhibiciones informativas sobre su trabajo, y conoce las circunstancias que lo llevaron a marcharse cuando los nazis alcanzaron el poder.
De entre los edificios reconstruidos tras la Segunda Guerra Mundial, el Museo Barberini, levantado sobre el antiguo Palacio Barberini, supone la resurrección de un espacio artístico bellísimo, dedicado al arte durante la época de la República Democrática Alemana. Abierto desde enero de 2017, ha situado a Postdam en el mapa mundial del arte.
La gran obra de Federico el Grande, gobernante prusiano del siglo XVIII, es el Palacio de Sanssouci, uno de los más bellos del mundo. Su nombre significa "sin preocupaciones", lo que refleja el propósito de su construcción: crear un retiro para pensar, escribir y componer música. Actualmente, los exteriores rococós, las salas ornamentadas, los jardines deslumbrantes y el ritmo constructivo trasladan a un mundo de ocio, lujo y satisfacción. Sus impresionantes jardines y la espléndida Bildergalerie, que alberga piezas de arte de autores como Caravaggio, Rubens y Van Dyck, resultan también imprescindibles.
Entre las construcciones impulsadas por Federico el Grande en honor a la victoria prusiana en la Guerra de los Siete Años se incluye la puerta de Brandeburgo, anterior a la de Berlín, con la que nada tiene que ver.
Más allá del brillo de los palacios y de la historia cortesana de Postdam, esta colonia rusa es otro de sus encantos únicos. Se trata de un pequeño barrio construido, al estilo ruso, con casas de madera. Inicialmente se alojaban en él los cantantes rusos del primer regimiento de la Guardia Prusiana. Considerado actualmente Patrimonio de la Humanidad, incluye una casa museo, y el barrio cuenta con una atractiva iglesia ortodoxa.
Potsdam no solo ha acogido a emperadores y reyes, también a científicos de renombre mundial, especialmente Albert Einstein, que planteó la teoría la relatividad. Tenía su casa de verano en Caputh, a unos pocos kilómetros al sur de la ciudad, en una modesta vivienda, estilo cabaña de madera, en la que vivió entre 1929 y 1932. Déjate seducir por sus habitaciones en óptimo estado de conservación o por las exhibiciones informativas sobre su trabajo, y conoce las circunstancias que lo llevaron a marcharse cuando los nazis alcanzaron el poder.
De entre los edificios reconstruidos tras la Segunda Guerra Mundial, el Museo Barberini, levantado sobre el antiguo Palacio Barberini, supone la resurrección de un espacio artístico bellísimo, dedicado al arte durante la época de la República Democrática Alemana. Abierto desde enero de 2017, ha situado a Postdam en el mapa mundial del arte.
La buena comida es fácil de encontrar en Potsdam. Si quieres saborear un incomparable festival de gastronomía alemana, no dejes de visitar Drachenhaus en Sanssouci Park ni Dreimaderlhaus. Además, existen muy buenas opciones de comida francesa, como Maison Charlotte o Restaurant Juliette, así como variadas alternativas económicas, entre ellas La Piadina, Herr Dang y Krümelfee Café & Catering. Una buena comida suele costar alrededor de 20 o 30 EUR por cada comensal.
Por regla general, el verano es el mejor momento para visitar Potsdam, especialmente entre los meses de junio y agosto. En cualquier caso, las atracciones históricas resultan igualmente mágicas fuera de temporada. El clima en esta ciudad es templado y frío, con abundantes precipitaciones. Su temperatura promedio es 10,4 ºC, pero durante las fechas estivales (julio es el mes más cálido), tiene una media de 23,1 ºC.
Los visitantes suelen volar hasta el aeropuerto de Berlín-Tegel (TXL) y, una vez allí, toman el autobús X9 a Zoologischer Garten y luego un tren a Potsdam. En total, el viaje dura alrededor de 90 minutos y no te costará más de 3,5 EUR. La otra posibilidad es coger un taxi, cuyo servicio cuesta alrededor de 60 EUR.
Los trenes S-Bahn van directamente desde Hackescher Markt, o desde otras paradas de Berlín, hasta la Hauptbahnhof de Potsdam, realizando un recorrido de 44 minutos y con un precio por billete, para todo el día, de 7,70 EUR. También es posible comprar un ticket para las zonas A-B-C por 3,40 EUR válido durante dos horas.
Las red de carreteras de Alemania se encuentra en perfecto estado, el tráfico es fluido y la conducción se realiza cómodamente. Para desplazarte en coche desde el centro de Berlín hasta Postdam, solo debes tomar la A1, que lleva directamente hasta ella.
1. Innenstadt es el hogar de tesoros como la iglesia de San Nicolás y el Mercado Viejo, una auténtica joya medieval protegida por la UNESCO.
2. Babelsberg se encuentra junto al impresionante Tiefer See y alberga el Studio Babelsberg, enclave mítico, pionero, para la historia del cine.
3. El barrio de Brandeburgo, situado al oeste de la ciudad vieja, es famoso porque en él se ubica el Palacio Sanssouci y la icónica puerta de Brandeburgo.
Los autobuses y los trenes en Potsdam son gestionados por la operadora VBB. Los precios de sus tarifas varían según los destinos y las fechas, pero el coste de un billete para adulto suele ser de 1,80 EUR.
Coger un taxi en Postdam es una opción fiable que está disponible a precios razonables. Lo habitual es abonar una bajada de bandera de unos 3,50 EUR y, seguidamente, 2,50 EUR por cada 1,6 kilómetros recorridos.
Dado que moverse en coche por las carreteras y las calles alemanas es sumamente plácido y sencillo, alquilar un vehículo en Potsdam es una posibilidad muy interesante. Puedes hacerlo desde 15 EUR diarios, aprovechando las ofertas de compañías como Europcar, Enterprise y Avis.
El Holländisches Viertel, al norte de Innenstadt, es un buen lugar para encontrar ropa de tiendas boutique y antigüedades; mientras que las principales tiendas y droguerías se encuentran en las calles principales, especialmente en Lindenstraße.
Los supermercados más habituales en Potsdam son REWE y Prima. En ellos, una docena de huevos te costarán alrededor de 1,80 EUR. Si te apetece tomarte un capuchino en un bar, te saldrá por unos 2,5 EUR, mientras que una cerveza de medio litro tiene un precio mínimo de 0,50 EUR en una tienda de alimentación, aunque después te reembolsarán una parte si devuelves el casco para poder reciclarlo.