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Críticas 600
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
3 de mayo de 2021
3 de mayo de 2021
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta cinta de Sommers, espectacular y cargada de sentido del humor, reinventa el mito de la momia para el siglo veintiuno, redescubre a John Hannah como actor cómico, eleva a Fraser a la categoría de estrella, descubre a Weisz, y nos devuelve al cine de aventura de toda la vida; haciéndolo con un sabio empleo de la tecnología más actual. Desplegando unos efectos especiales excepcionales; donde se nota que el dinero fue bien aprovechado.

A su modo es una continuación de Indiana Jones; al menos nos devuelve la intrepidez, y la cara amable del afamado salteador de tumbas creado por Spielberg. Nos devuelve al héroe capaz de resolver cualquier situación, por desesperada que sea, sin perder el sombrero; en el caso de Fraser, sin despeinarse, y siempre, con la camisa limpia y bien planchada.

Es divertida, entretenida, graciosa, visual, innovadora, con un guión bastante bueno y aún mejor desarrollado. Le faltan, para mi gusto, más planos abiertos en exteriores, alguno de esos planos inmensos como en “Lawrence de Arabia”, en el desierto. Pero con el cine de hoy, ya se sabe; pudiéndose rodar las escenas en grandes decorados, y en grandes espacios, creados por ordenador; hace imposible, y antieconómico, realizar tales planos de forma real. Pero esto no deja de ser más que una nostalgia, a lo mejor, absurda; cuando algo está bien hecho, nos debe importar menos el cómo está hecho.

Volviendo a la película; ésta está realizada con maestría, digna de haber sido firmada por afamados maestros en la dirección del cine de entretenimiento, aunque la rubrique un artesano como Stephen Sommers. Tiene una excelente fotografía (Adrian Biddle) tanto a plena luz del día, a plena luz de la noche, y a la luz de las antorchas.

Seguramente tendrá defectos; pero no puedo, o no quiero, recordarlos. Una película recomendada para todos los públicos; pero sobre todo a los que siempre guardan al niño que fueron, dentro de su corazón.
7 de julio de 2021
7 de julio de 2021
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Excalibur” es la obra cinematográfica basada en las leyendas artúricas que mayor huella me ha dejado, y creo que es la que más se aproxima al espíritu de éstas; relatando la agonía del viejo mundo, la transición entre aquel mundo de antiguos dioses del bosque y arcanas diosas de las aguas -el mundo de los antiguos celtas- hacia la era del único Dios, hacia la edad cristiana enmarcada en la herencia romana de la isla de Britania. “Excalibur” enraíza con las viejas sagas sajonas donde se narra el fin de la designación de reyes electos, en la vieja tradición germánica, por el encumbramiento de la sangre y la transmisión del designio divino a través de ella. De ahí que sea la espada -como prueba de sangre- quien elija al rey y no los hombres. Tal vez así los hombres no guerreasen cada vez que muriese un rey.

Pero “Excalibur” es mucho más que la mejor versión que el cine nos ha dado sobre esta afamada leyenda inglesa, es una magnífica película donde la wagneriana música se eleva por encima de dioses y gentes, donde el relato es entretenido y vivaz dentro de un guión con algunos buenos diálogos en ocasiones no carentes de sentido del humor, una narración que define sus espacios y separa a la perfección las cinco partes que son su suma, y son; el principio: el nacimiento de Excálibur y su leyenda, la segunda: el nacimiento de un rey y de un reino, la tercera: conspiraciones y traiciones, cima y decadencia del reino, la cuarta: la búsqueda del Santo Grial, el final: (ver spoiler). Además la cinta es un prodigio visual posee una fotografía donde los brillos y los reflejos embellecen los ya bellos paisajes y los rostros de los intérpretes, las escenas de acción sin llegar a ser colosales son en todo momento correctas y bien rodadas.

Por último resaltaré que alcanza la mitificación en el séptimo arte, al menos a mi juicio, al poseer lo que toda obra mítica debe poseer que es una escena que siempre sea recordada y yo siempre recordaré aquella cabalgada de Arturo al frente de sus caballeros de resplandeciente armadura entre cerezos en flor bajo el melódico sonido de una marcha enaltecedora.

Sinopsis:

Son tiempos de valor, de caballeros,
de alientos de dragón y de aguerridos
montando entre cerezos florecidos
junto a Arturo hacia siglos venideros.

Galván, hoy Camelot es el lar de Eros;
y la reina Ginebra escucha aullidos,
gritos, de “Lancelotes” mal heridos,
con Merlín y Morgana de hechiceros.

Por lujuria el rey Uther la tierra ha dado,
y cuan sufre la tierra sin monarca,
sin espada que abone su legado.

Justo donde del mar llegó la marca,
un “Pendragón” hundiese su cayado,
y dio a Excálibur, piedra en la comarca.

Mas sólo la Sangre Real obtendrá su aprobación,
sólo la mano de un rey la alzará del suelo aterido,
tan sólo un hombre puro; atrapará su corazón.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final: la redención de una reina y de una amistad, el fin de los últimos magos, el último aliento del dragón, la última batalla donde se dan muerte padre e hijo en un cruel abrazo, el retorno de Excálibur a las aguas en una soberbia secuencia casi final y el último viaje de Arturo, en una nao que quizá navegue hasta Ávalon.
14 de junio de 2021
14 de junio de 2021
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conocía ya esta película que sin lugar a dudas es la mejor de las que han indagado en la figura del rey Atila. Tenía un recuerdo bastante bueno de ella, pero hacia tanto de aquello que creía que era una simple admiración infantil. Pero tuve la ocasión de volver a verla recientemente y quede sumamente sorprendido, sorpresivamente encantado. Descubrí un guión impresionante, de los buenos de verdad, donde la narración es de una simpleza majestuosa y sus diálogos son esos diálogos mayestáticos donde las frases parecen ser dichas para la Historia, para la Historia de las naciones y de los reyes.

Una historia melodramáticamente realizada por uno de los grandes maestros del género, me refiero al melodrama no al histórico, Douglas Sirk, un director con una gran habilidad para conducir al espectador al borde de la lágrima.

Encontramos a un Jack Palance excelso al que se le nota que creyó en su personaje, poniéndole una pasión que tal vez en ocasiones parezca sobreactuación, aunque creo que eso tiene algo más que ver con que la vieja guardia de actores, actuaba así; lo de buscar la naturalidad vino más tarde.

No, no es una más de romanos; es quizá tras “Espartaco”, “Barrabas”, “Gladiator”, y tal vez “Quo Vadis”; lo mejor que se ha rodado de este largo y prolífico subgénero.

Y cómo no resaltar la fastuosidad de su banda sonora, digna de las grandes superproducciones pero que tanto brilla en esta modesta producción.

En un mundo en el que convicciones están cada vez más enconadas, que no le disuada para apreciarla su claro posicionamiento a favor del cristianismo. Eso sería como despreciar el cine de Kubrick o de Tarantino por todo lo contrarío. Cuando nuestras convicciones son fuertes podemos disfrutar sin miedo de obras de calidad por muy alejadas que se encuentren éstas de ellas.

Aunque fue rodada en cinemascope le faltan esos grandes planos abiertos que tanto lucen en este formato tan empleado en los años cincuenta. Aunque esto quizá se deba al ni poseer el gran presupuesto de una superproducción.

He de decir que visualmente se conserva en forma, al menos en la copia que yo vi, sin que haya perdido texturas o sufrido desperfectos de sonido; también es verdad que la vi en una emisión televisiva; pero me imagino que si existe en DVD será igual de buena. No creo que haya sido editada para Blu-ray.

En cuanto al rigor histórico, no tiene demasiado; y no le haga el menor caso si quiere aprobar la asignatura de historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La muerte de Atila, aunque evidentemente antihistórica, a mi juicio es el perfecto colofón de la película, de hecho debió acabar así con la sombra en el suelo en forma de cruz proyectada por la daga clavada en su pecho, y con la última frase: "Estaba escrito en las estrellas, persa. Enterradme my hondo... muy hondo". Y quizá, sólo quizá, le sobre la última escena para el reconocimiento de los héroes.
15 de abril de 2021
15 de abril de 2021
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es ésta, una de esas películas que abandonaron el mundo de los mortales para trasladarse a El Olimpo en el que moran los mitos de la ciencia ficción. Y lo hace no sólo por sus grandes innovaciones en técnicas de filmación o en efectos especiales sino por su originalidad y porque sabe cómo narrar una buena historia entre imágenes en movimiento.

Y lo vemos; cuando sus continuaciones o secuelas, e incluso las versiones realizadas muchos años más tarde, donde los avances tecnológicos se hacen evidentes, jamás ninguna de ellas llegaría siquiera a aproximarse a la original.

De su argumento poco puedo decir. Nada a quienes ya la conozcan, y a quienes no; contra menos sepan mejor. De todos modos hablaré sobre como yo lo veo; es sumamente interesante y absorbente hasta mitad del metraje, aproximadamente, luego bajá algo el ritmo y la intensidad para volverla a recuperar en el último cuarto; en el que nos conduce hasta un sorprendente final (que contaré en el spoiler a los espectadores impacientes).

Sin querer menospreciar a su protagonista (Charlton Heston); el mérito interpretativo está en los actores con papeles de simio y sus maquilladores. Algo que en el año de su estreno resultó ser revolucionario y novedoso. A los monstruos, en este caso a los monos humanizados, por fin no se les notaba la cremallera de los trajes; pudiendo sus intérpretes gesticular y mostrar sus emociones a través de las muecas de su rostro.

Quiero dar constancia de los principales personajes simios y los actores que los representaron: Doctor Zaius (Maurice Evans), Zira (Kim Hunter), Aurelio (Roddy McDowall).

Vista en perspectiva creo que resiste el paso del tiempo. Pero no me considero muy adecuado para juzgar esto pues es una de esas películas que me aficionaron a la ciencia ficción y la guardo en el estante donde levitan los himnos y habita la nostalgia.
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spoiler:
Cuando el Doctor Zaius (Maurice Evans) le dice a Taylor (Charlton Heston), “Quizá no le gusté lo que encuentre”; sabemos que nos aguarda un gran final. Entonces cambia el plano y seguimos a Taylor a caballo junto a Nova (Linda Harrison) por la orilla del mar mientras suavemente la música comienza a meternos en situación y se observa a lo lejos un gran obstáculo que les cortará el paso, éste es aún difuso y no logramos distinguirlo. El plano se va acercando al rostro de Taylor que nos muestra una gran sorpresa mientras Nova simplemente expresa extrañeza, Tayler desciende del corcel y se arrodilla frente a lo que adivinamos ya como una ruina; y cuando levanta los brazos al cielo, el plano se abre para descubrirnos a La Estatua de la Libertad medio enterrada en la arena en mitad de un paraje desolado, y mientras Heston maldice a la humanidad; la cinta nos despide con este sublime final. Entonces nos quedamos con ganas de más; y no podemos hacer otra cosa que volverla a ver.
12 de agosto de 2022
12 de agosto de 2022
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Evidentemente, Thorpe, no era nada torpe (lo siento, siempre quise contar este chiste tan malo) y esta cinta es una prueba de ello. Podría hablarles de su argumento y decirles que Sir Ivanhoe (creación de Walter Scott) es un personaje ambientado en la Inglaterra del siglo XII, y al igual que Robin Hood, es él un caballero sajón en disputa con los nobles normandos y opuesto a la regencia de Juan “sin tierra” (para unos, usurpador, para otros, gran gobernante). Podría ir concretando, diciendo: que la acción transcurre, en el año en que Ricardo I “Corazón de León” fuese apresado, y puesta a precio su cabeza, por Leopoldo de Austria, mientras el monarca inglés retornaba de la III cruzada, pero todo esto no es más que una excusa para enfrascarnos en una de esas películas de capa y espada, de lanza en ristre, de armaduras relucientes, de hazañas caballerescas, de damas bondadosas, de amores correspondidos y no, de buenos, de malos, de ambiciones, de abnegaciones, de “voto a bríos”, de juramentos solemnes, de combate a muerte ante el juicio de Dios, de por mi dama, de por mi honor, y de todas esas cosas que tanto nos gustan, aunque a veces sólo lo confesemos en presencia de nuestro abogado. Estamos ante una película de las de antes, de otros tiempos, seguramente peores, pero para mí… inolvidables. Me volví a ir por los cerros, que de vez en cuando se alzan en el gráfico de mi encefalograma plano, más comúnmente conocidos, cómo “cerros de Úbeda”; no me pregunten por qué.

Pero ya una vez tomada mi medicina, sigo por donde iba. Estamos ante una película donde destaca una fotografía de colores tan cálidos que casi asemeja un cuadro al pastel, donde en ella vemos un rodaje ágil, fluido y dinámico, para un relato muy bien narrado, y por momentos, romántico y poético, a lo que contribuye una buena banda sonora. Una filmación en la que se elaboraron excelentes secuencias de acción, algunas verdaderamente innovadoras, y que seguramente sean de las mejores de su tiempo. Una película sumamente divertida que a mí me encantó de tal manera que hasta me olvidé de que la protagonizaba, Robert Taylor. En cambio, como siempre, quedé encantado ante la presencia de George Sanders –uno de los mejores villanos en la historia del cine– y ante una encantadora, y bellísima, Elizabeth Taylor, que aunque aún jovencísima, ostentaba ya una gran veteranía en la gran pantalla. Y como en muchas producciones de aquella edad –para mí una de las edades de oro del cine– se alimenta de un excelente guion, al que destaco por sus diálogos. Un guion que no creo que defraude mucho al libro de Scott ni a la era romántica.

Y a esta película, “Invanhoe”, la tengo entre mis predilectas, no sólo, entre las inspiradas en este periodo de la historia inglesa sino de entre todas las que se ambientan en épocas medievales. Quizá sólo superada por “Excalibur” (John Boorman, 1981), igualada por “Los caballeros del rey Arturo” (Richard Thorpe, 1953), seguida muy de cerca por “Los vikingos” (Richard Fleischer, 1958) y por las algo más contemporáneas, “Braveheart” (Mel Gibson, 1995) y “Robin Hood, príncipe de los ladrones” (Kevin Reynolds, 1991); pese a que con esta última me suceda con Kevin Costner cómo con Robert Taylor; que algunas de sus pelis me gusten a pesar de ellos.
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