Vamos a ver, en serio, ¿alguien en su sano juicio querría una muñeca como esta Annabelle? Yo no. Tú tampoco.

Spin off de una historia de «Expediente Warren», «Annabelle» nos cuenta los hechos paranormales en torno a una muñeca con una cara desagradable tremenda y que, por tanto, nadie pondría en la habitación de su hijo. Insisto en la idea porque me parece muy importante recalcar el hecho de por qué a todas estas muñecas le ponen unas caras así de feas y monstruosas. De esa manera el pobre ente maligno no haría ningún daño a nadie porque nadie compraría el muñeco y acabaría solo y abandonado por ahí. Un rostro bonito, una tamaño mono, un pelo coqueto, eso sí es un reclamo, pero no unos ojos que parece que te quieren asesinar, hombre.

Cierto es también que en «Annabelle» hay mucho más aparte de la muñeca de marras y es posible que su responsabilidad sea relativa. Que recuerde ahora mismo, la película tiene un momento de miedo bien conseguido aunque solo uno aislado y, como suele ser habitual, se explaya en la exageración y en el poco rigor paranormal: es decir, que sucesos como estos no se han registrado nunca en la fenomenología de este tipo.

Con todo, la película entretiene pese a la escasa credibilidad.