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Voto de Maldito Bastardo:
6
2011 
6,5
3.907
Animación. Comedia. Infantil
Santa Claus cree que su reinado está llegando a su fin y que se acerca ya la hora de jubilarse. Confía en que su hijo Steven, que es muy eficiente y responsable, aunque no muy alegre, esté preparado para tomar el relevo inmediatamente. Sin embargo, esa Navidad surge un problema: uno de los 600 millones de niños a los que había que visitar se queda sin su regalo. (FILMAFFINITY)
12 de enero de 2012
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El militarismo, el sistema frío inquebrantable que rige nuestras normas y vidas y la mecanización global de un mundo cambiante, sin apenas sentimientos, frente a la inocencia perroflautil de las nuevas juventudes idealistas es el resumen de “Arthur Christmas: Operación Regalo”. Cuando todo está automatizado precisamente la magia que podría albergar se pierde pasado el tiempo. No sé si la película preténdele leerse a sí misma y releer esa magia de la antigua animación. Pero también parte de lo que quiere comunicar se ha evaporado al confirmar, después de “Ratónpolis”, que Aardman se pasa al 3D en formato largo… aunque “¡Piratas!” puede proponer un nuevo orden y coherencia.
Si los niños se convierten en números, objetivos y porcentajes, si Santa Claus & CIA se convierten en una empresa con departamentos totalmente corporativizada… si, en definitiva, ya nada importa… ¿qué sentido tiene emocionarse por la Navidad? «Todas las preguntas tendrán respuestas», se nos anuncia y la nueva producción de Aardman pretende dar ‘coherencia y credibilidad’ al misticismo mediante la tecnología. Renovarse o morir, despedir lo viejo y dar bienvenida a lo nuevo… son los síntomas que acompañan tanto al cine de animación como al presente de nuestras vidas. Las Navidades ya no son lo que era ni lo que fueron, si es que llegaron a ser algo alguna vez. Ni tampoco el perfeccionista y tridimensional cine de animación. Se necesita ese 0,000000015148% de error para que volvamos a creer, para que lo imperfecto se haga perfecto. Para que esos números y variables se hagan seres de carne, dibujo, plastelina y hueso.
Es cierto que si uno se pone quisquilloso le sacará pegas a “Arthur Christmas: Operación Regalo” y la tildará de película misógina, anclada en el siglo re-pasado y con explotación chino-élifca-medieval… No habrá una Santa Claus mujer, salvo abolición de la Ley Sálica en el Polo Norte. Frases que ubican a la mujer como seres ignorantes condenados a servir al macho dominante puede levantar ciertas ofensas. Aunque, ¿qué puede salir de la boca de una persona que tiene más de 130 años sino palabras retrógradas? La apología del poder militar operacional establece una de las mayores amenazas ocultas del planeta. Los elfos, si cambiaran los juguetes por misiles y con semejante tecnología, podrían dominar el mundo en menos de un par de milisegundos. Pero el filme de Sarah Smith y Barry Cook se ubica dentro de los filmes animados navideños de buenos sentimientos pero con notable melancolía por el tiempo perdido y pasado. Ya nada es lo que era pero las vicisitudes familiares de Santa Claus son carne de sitcom o de culebrón venezolano. Está claro que como un anuncio de juguetes todo puede resultar aparentemente artificial y con ánimo de lucro. Pero la verdadera felicidad está en proporcionarla a otros, aunque sea una vez al año. No hay que fijarse en el envoltorio sino en el regalo, porque “Arthur Christmas” lo es y uno de los más dignos animados de la cosecha del 2011.
Si los niños se convierten en números, objetivos y porcentajes, si Santa Claus & CIA se convierten en una empresa con departamentos totalmente corporativizada… si, en definitiva, ya nada importa… ¿qué sentido tiene emocionarse por la Navidad? «Todas las preguntas tendrán respuestas», se nos anuncia y la nueva producción de Aardman pretende dar ‘coherencia y credibilidad’ al misticismo mediante la tecnología. Renovarse o morir, despedir lo viejo y dar bienvenida a lo nuevo… son los síntomas que acompañan tanto al cine de animación como al presente de nuestras vidas. Las Navidades ya no son lo que era ni lo que fueron, si es que llegaron a ser algo alguna vez. Ni tampoco el perfeccionista y tridimensional cine de animación. Se necesita ese 0,000000015148% de error para que volvamos a creer, para que lo imperfecto se haga perfecto. Para que esos números y variables se hagan seres de carne, dibujo, plastelina y hueso.
Es cierto que si uno se pone quisquilloso le sacará pegas a “Arthur Christmas: Operación Regalo” y la tildará de película misógina, anclada en el siglo re-pasado y con explotación chino-élifca-medieval… No habrá una Santa Claus mujer, salvo abolición de la Ley Sálica en el Polo Norte. Frases que ubican a la mujer como seres ignorantes condenados a servir al macho dominante puede levantar ciertas ofensas. Aunque, ¿qué puede salir de la boca de una persona que tiene más de 130 años sino palabras retrógradas? La apología del poder militar operacional establece una de las mayores amenazas ocultas del planeta. Los elfos, si cambiaran los juguetes por misiles y con semejante tecnología, podrían dominar el mundo en menos de un par de milisegundos. Pero el filme de Sarah Smith y Barry Cook se ubica dentro de los filmes animados navideños de buenos sentimientos pero con notable melancolía por el tiempo perdido y pasado. Ya nada es lo que era pero las vicisitudes familiares de Santa Claus son carne de sitcom o de culebrón venezolano. Está claro que como un anuncio de juguetes todo puede resultar aparentemente artificial y con ánimo de lucro. Pero la verdadera felicidad está en proporcionarla a otros, aunque sea una vez al año. No hay que fijarse en el envoltorio sino en el regalo, porque “Arthur Christmas” lo es y uno de los más dignos animados de la cosecha del 2011.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La película obviamente es ciencia ficción. Al final se hace con el 'cetro de poder' el idealismo y el movimiento 15-M navideño. ¡Gana un perroflauta! Y todos sabemos que en un mundo corporativo, frío y artificial la navidad fue un lucrativo negocio hace mucho tiempo y ya nada ni nadie puede cambiarlo. Bueno, sólo una invasión élfica-alienigena...